Todo listo para el inicio de curso más complicado
Los colegios y escuelas infantiles de Elda y Petrer, al igual que los institutos, han hecho los deberes para hacer frente a la pandemia de la COVID-19. A menos de una semana del inicio del curso el día 7 de septiembre, el profesorado ya ha vuelto a los centros, donde se han acondicionado las aulas y se ha creado un estricto protocolo para evitar al máximo el contacto entre los estudiantes. El riesgo cero no existe, pero desde las directivas envían un mensaje de calma a las familias para el que sin duda es el inicio del curso más difícil hasta ahora tanto para el profesorado como para los alumnos y sus padres.
Este inicio de curso conlleva un gran trabajo para las directivas, ya que cada centro ha tenido que realizar un plan de contingencia y crear las “Aulas COVID-19”, donde se quedarán los alumnos con síntomas a la espera de ser recogidos, explica el director del colegio Pintor Sorolla, Igor Pinteño.
Profesores y estudiantes tendrán que aprender una nueva forma de convivir en las aulas. Pinteño asegura que “la teoría está clara, veremos la práctica, esto es algo nuevo para todos y el día a día nos obligará a dar respuesta a nuevas situaciones; hay supuestos para los que no hay protocolo, pero con calma, sentido común, distancia e higiene podremos”. Su centro ha adaptado las aulas de psicomotricidad y música para dar cabida a todas las clases, pues en cursos como 6º hay tres líneas. Este centro también impartirá algunas clases como Música o Inglés en el patio, además de Educación Física.
En todos los centros se han creado horarios de entrada y salida escalonada con el objetivo de evitar las aglomeraciones, también se han distanciado las filas y se han creado turnos para ir al recreo, todo para que los pequeños puedan convivir con la máxima normalidad posible. Habrá dispensadores de gel hidroalcohólico en las clases, así como caminos diferenciados de entrada y salida. Los alumnos, que mantendrán la distancia física de 1,5 metros en las aulas de 5º y 6º, deberán tomarse la temperatura al salir de casa y al entrar al colegio, y a partir de 1º de Primaria no podrán quitarse la mascarilla salvo en Educación Física y para comer. Los padres no podrán acceder al interior de los centros y los alumnos solo entrarán en su horario y en la zona indicada.
Uno de los centros que ha tenido que trabajar más ha sido Padre Manjón, el colegio público más grande de la provincia con 900 alumnos y cuatro líneas por curso, que este año en muchos casos pasará a tener cinco. La jefa de estudios, Bárbara Sánchez, ha destacado que “el espacio es limitado y no todas las clases podrán ser de 20 alumnos, habrá algunas a partir de 4º curso de 25 por falta de aulas”. Precisamente el lunes irán los alumnos en dos turnos para que aprendan cómo será su nuevo día a día.
Los centros hacen lo que pueden, pero dependen de un condicionante externo, la COVID-19, lo que obliga a que las familias estén atentas para evitar la exposición a este enemigo invisible.
Hasta 4º de Primaria se van a crear las llamadas clases burbuja, cuyo objetivo es que los niños no estén en contacto con el resto del alumnado, solo con sus compañeros. En centros como Pintor Sorolla, en estos grupos los profesores especialistas entrarán junto al tutor para dar clase de Educación Física, Música o Inglés, mientras que en otros como Padre Manjón estas clases se harán de forma telemática y en el aula solo estará el tutor del curso.
Casos positivos
En caso de producirse algún positivo, su clase se cerrará 15 días y se pondrá a los pequeños en cuarentena. Será la Conselleria de Sanidad la que decida cuándo cerrar un centro en el que se produzca más de un caso.
Uno de los problemas que conllevará la COVID-19 es diferenciar su sintomatología de otras como gripe e incluso del momento en el que les salen los dientes a los más pequeños. Por ello, la directora de El Mirador, Gloria Jordá, hace un llamamiento a las familias: “En este centro hay 99 alumnos divididos en grupos de convivencia, al ser tan pequeños pedimos que se extreme la precaución, si algún pequeño tiene fiebre no debe acudir a clase”. Este centro tendrá 30 minutos para que las familias dejen a sus pequeños y cuenta con diez profesoras: “Tenemos que adaptarnos y aprender un nuevo funcionamiento. Además hay que recordar que aplicamos la limpieza constante, por lo que la escuela será lo más segura posible”.
Familias
El presidente de la Agrupación de AMPAS, Carlos Vicente, señala que las familias “afrontan este nuevo curso con inquietud, miedo y escepticismo. Es el curso más difícil al que se enfrenta el sistema educativo público desde que está en funcionamiento”. Tienen dudas respecto a las actividades extraescolares así como qué pasará en caso de que un menor sea positivo, “¿los padres podremos cogernos la baja? También debemos estar en cuarentena”, se pregunta.
Vicente recalca que esta agrupación es consciente de la importancia de la educación presencial pues “es la única forma de que todos aprendan por igual y no exista una brecha digital” y se muestra de acuerdo con la creación de grupos burbuja pues “en el resto de Europa parece que funcionan y es la mejor manera de poder reabrir las aulas”.
Desde los centros recalcan que no hay que tener miedo, pues la modalidad presencial es la mejor opción para que no pierdan el hilo. Así, piden prudencia y calma a las familias para hacer frente a una nueva situación que, esperan, solo dure un curso.