La Papelería Aguado cierra sus puertas para siempre
Uno de los establecimientos más emblemáticos de Elda, por los que han pasado generaciones desde hace casi 80 años, echa el cierre. Se trata de la Papelería Aguado, un comercio que abrió sus puertas en 1944 en la calle Ortega y Gasset, 25, antigua General Mola, en un tiempo en el que se encontraban en el corazón comercial de Elda.
Durante casi un siglo miles de eldenses han pasado por este negocio, sobre todo niños que acudían con ilusión cada más de septiembre para llenar sus mochilas para el nuevo curso y, durante el año, para reponer el material escolar.
Sus dueños se jubilan y cerrarán sus emblemáticas puertas verdes para siempre a lo largo de este mes o en julio, a más tardar. Estos son sus últimos días y sus históricas estanterías azules ya están casi vacías. Elda pierde así otro de sus negocios históricos, como ocurrió hace unos años con la Imprenta Vidal.
La Papelería Aguado abrió en 1944, cuando Marino Aguado Vera alquiló las antiguas cuadras de las Beltranas, reconvertidas en negocio para labrar un futuro a su familia. Este local estaba dedicado inicialmente a una empresa de tejido, por ello la familia Aguado reformó el local. Aún conservan la factura de la compra de las estanterías y el antiguo mostrador: por ellos pagaron en mayo de 1944 un total de 4.000 pesetas. Desde entonces solo han renovado el mostrador, pues tanto sus estanterías como su fachada se mantienen intactas.
Lamentablemente Marino falleció tan solo tres años después de la apertura del negocio, por lo que se quedó al frente del mismo su viuda, Julia Bernabé. Años después tomaron el relevo sus hijos, Marino, Julia y Andrés, aunque este último finalmente se dedicó al negocio de los cines.
Los hijos de Marino constituyen la tercera generación de este negocio. Ahora están al frente José Ramón y Juan Antonio, pero también pasaron por él sus hermanos Marino e Isabel. "Este negocio ha pasado de abuelos a nietos, hace años funcionaba muy bien, llegamos a estar incluso seis personas atendiendo y no dábamos abasto. Desde hace unos años los niños piden juegos digitales, ya no piden rotuladores o cuentos y ya hay sección de papelería en muchos negocios", explica José Ramón Aguado.
Hubo una época en la que incluso vendían juguetes, pero fue durante muy poco tiempo. Están especializados en el material de papelería de calidad: "Durante décadas este negocio fue muy bien, había tres negocios de papelería en Elda y era una maravilla, pero todo ha evolucionado; los ordenadores se han comido los libros de contabilidad; el papel se vende en muchos sitios; las grandes superficies han hecho mucho daño a los pequeños negocios, supongo que las franquicias siguen funcionando, pero nosotros cada vez tenemos menos clientela", detallan sus propietarios.
Siempre se han ido adaptando a los nuevos tiempos, de hecho, fueron la segunda empresa de Elda en contar con fotocopiadora, hace ya casi 40 años, poco después también encuadernaban y plastificaban. Pero el auge de nuevos negocios ha ido cercándolos. Los hijos de los dueños, cuarta generación, han optado por otros trabajos y carreras y no seguirán sus pasos, de ahí que cierren por jubilación.
Admiten sentir mucha pena por tener que cerrar, pero entienden que no hay otra opción. También lamentan haber visto cómo esta zona perdía su esplendor: "Hace años estas calles estaban llenas de vida, pero poco a poco han ido cerrando negocios y abriendo cuartelillos, este ya es un barrio antiguo en el que hay pocos niños, nunca se han preocupado de potenciar el comercio en esta zona, por ello la calle Nueva está perdida y Dahellos decae. Ya no es el centro neurálgico, ahora se ha trasladado a las zonas que sí se han cuidado, como Gran Avenida. No tenemos castillo ni centro histórico, eso nos hubiera ayudado, seguro", indican.
En unos días esas puertas verdes, por las que han pasado miles de eldenses, cerrarán para siempre, concluyendo así otro capítulo de la historia del comercio de la ciudad.