Emotiva despedida de Isidro Juan Gallardo como Embajador Cristiano
El Embajador Cristiano Isidro Juan Gallardo ha tenido un protagonismo muy especial en la última mañana de las fiestas de Moros y Cristianos de Elda 2017. Se marcha tras nueve años de impecables representaciones defendiendo el Castillo de Embajadas del bando de la media luna y como portavoz del bando de la cruz. Tanto el público como los festeros han querido agradecerle sus años de esfuerzo y cariño por las fiestas en sus últimos momentos en el cargo al grito de "Isidro, Isidro", con los arcabuces al aire y entre un sinfín de aplausos. El Embajador Cristiano se ha despedido con lágrimas de emoción desde lo alto del Castillo.
Con una cuidadosa puesta en escena ha comenzado puntualmente la Embajada Cristiana a las 11:30 horas ante cientos de personas que han llenado la Plaza de la Constitución y parte de la calle Colón. La bandera con la media luna ondeaba en una de las torres del Castillo de Embajadas acompañada por los estandartes de las cuatro comparsas moras de Elda, que han sido retiradas poco antes de las 13 horas con la victoria del bando cristiano.
Las abanderadas moras han visto desde lo alto del castillo cómo sus capitanes protegían abajo la fortaleza. El presidente de la Junta Central, Pedro García, ha participado este año en ambas embajadas acompañando al capitán de los Contrabandistas, ya que su hija es la abanderada de esta comparsa.
Comenzaba el acto una voz en off para realizar un recorrido por el pasado desde 1243 con la firma del Pacto de Alcaraz hasta 1609 con el decreto de expulsión de los moriscos, dejando a Elda solo con unos 700 vecinos y obligando a marcharse a más de 2.000 personas, lo que supuso un traumático descenso poblacional.
La representación ha dado comienzo con la llegada a caballo de un cristiano pidiendo la rendición del bando moro. Cuando un soldado sarraceno, representado por Damián Varea, antiguo Embajador Moro, ha roto la misiva frente a él desde lo alto de castillo al grito de "Idella no se entrega" comenzaron a oírse los tambores y la música de guerra mientras se acercaban las tropas cristianas. A la llegada de Isidro Juan a la plaza, el público prorrumpió en aplausos de alabanza, un aperitivo de lo que se viviría al final con su emotiva y calurosa despedida.
El Embajador Cristiano pidió de parte del rey Jaime I de Aragón la rendición del castillo y evitar así el asalto. Los murmullos se levantaron en la plaza cuando Isidro Juan pronunció en su declaración de guerra las palabras "en mi última embajada" portando la cruz en su señera. Pero el Embajador Moro, interpretado por David Juan Monzó, no se ha acobardado y ha dicho que considera al cristiano un "soberbio" para recordarle una vez más que "la plaza no se entrega". Esto ha enfadado al Cristiano que ha llamado a las armas a sus tropas, dando comienzo así a la guerrilla en la que han participado unos 300 tiradores.
Metro a metro el bando de la cruz fue ganando la calle Colón hasta acorralar al de la media luna, ya replegado a las puertas del Castillo de Embajadas. La batalla acabó en un enfrentamiento directo entre los capitanes de ambos bandos. Tras la victoria cristiana, las tropas de este bando llegaron a la plaza y fue el momento del final de la guerra, una lucha a espada entre ambos embajadores que ha terminado en lo alto de la fortaleza con la derrota del moro.
Cuando Isidro Juan alzó el casco moro en señal de victoria la plaza ha comenzado a aplaudir no solo la representación y la gran interpretación de ambos embajadores, sino para despedir como se merece al que ha sido Embajador Cristiano durante los últimos nueve años. Tras acabar la representación el veterano embajador ha vuelto a salir al castillo ante los gritos de alabanza de "Isidro, Isidro" de todos los presentes, público y festeros. Los tiradores elevaron sus arcabuces hacia el cielo en señal de respeto y el público aplaudió con ganas al trabajo incansable durante casi una década de este festero.
Visiblemente emocionado se ha despedido al grito de "¡Vivan los Moros y Cristianos!" y "¡Viva Elda". Así se marchó en pasacalles acompañado por la escuadra de Contrabandistas Diego Corrientes que ha concluido en la calle Nueva.
Ahora la comisión de la Embajada debe buscar a un sustituto para las próximas fiestas.