El artista Miguel Gracia "Zetika" pinta en dos meses un trampantojo de 400 m2 con 200 botes de espray
El pintor eldense Miguel Gracia Ruiz "Zetika" lleva casi dos meses trabajando en la fachada situada en la Plaza de la Constitución, junto al Ayuntamiento, en un trampantojo que recrea las antigua Casa Tienda y edificaciones de la llamada Plaza de Abajo, donde hace años existían comercios y tiendas. Desde hace unas semanas el "Zetika" recrea estas viviendas en un dibujo con perspectiva en la pared de un solar vacío de 400 metros cuadrados que consigue un efecto óptico que llama la atención de cuantos pasan por esta zona.
La gente hace todo tipo de comentarios que él escucha desde el andamio en el que está subido pintando sin parar, desde que "es muy bonito" lo que hace a "en qué se gasta el dinero el Ayuntamiento", pero la realidad es que a la mayoría de gente le gusta el cambio que ha experimentado esta esquina abandonada para crear un proyecto de decoración nuevo al tiempo que se le da un lavado de cara al casco antiguo.
Miguel Gracia es un pintor autodidacta que comenzó su trayectoria artística en 1993 dibujando grafitis, desde que vio hacerlos a un compañero de su colegio, y "tanto llamó mi atención que comencé a practicar realizando grafitis en el río Vinalopó". El artista con este proyecto siente que ha dado un paso más en su carrera y después de tres meses de trabajo ha conseguido imprimir vida a un espacio muerto en esta zona antigua de la ciudad: "Llevamos meses trabajando en esta idea, hemos tenido que ver fotos antiguas y adaptar lo que queríamos hacer en el mural, además se han tenido que rehabilitar los laterales de la casa colindante que estaban en muy mal estado".
"Zetika" también ha diseñado otras obras conocidas como el mural junto a la ermita de San Antón, además de grandes dibujos para comercios y cafeterías, decoración de habitaciones para niños, cuadros por encargo y, en los últimos cuatro años, pinta en la calle con ArtenBitrir, pues siempre "busco la innovación, probar cosas nuevas y mezclar técnicas", señala.
En su opinión "la ventaja del trampantojo frente a otras opciones urbanísticas es que da vida a la plaza, a la gente le llama la atención y permite a su vez crear una ilusión óptica mediante una técnica tan antigua como la pintura. Es complicado y lleva muchas horas de trabajo, pero ha sido un reto que me llena de satisfacción", dice.
Miguel Gracia ya tiene otros proyectos en marcha para seguir rehabilitando algunos espacios en mal estado de la ciudad: "Creo que es una buena idea para recuperar solares en desuso del casco antiguo u otras zonas".
En total ha empleado cincuenta litros de pintura y unos doscientos botes de espray, además del coste de alquilar una grúa para pintar la parte alta y de que haya tenido que intervenir una empresa de rehabilitación de fachadas. Después de un retraso respecto a la fecha prevista de inauguración a causa de las lluvias de la pasada semana, el trampantojo se inaugurará el próximo 27 de diciembre.
Arquitecto
Este proyecto urbanístico es obra del arquitecto eldense José Felipe Tomás, de ND10 Arquitectura, que ha contado con Miguel Gracia "Zetika", "porque es muy bueno", ha apuntado Tomás. Añade que "el proyecto surgió cuando me llamó la edil de Urbanismo, Pilar Calpena, para estudiar qué hacer con los vacíos urbanos y yo le propuse este trampantojo. Es una interpretación de una fachada antigua y de los locales comerciales de los bajos que hemos recreado a partir de imágenes que nos pasaron desde Mosaico. Estamos reinterpretando la fachada de la droguería, la tienda del zapatero, una tienda de ropa para bebés y una barbería, así como un panel cerámico decorado de finales del siglo XVIII que representaba la Santísima Trinidad".
Para José Felipe Tomás este sistema de decoración de espacios exteriores puede ser "un recurso más para intervenir los vacíos urbanos que quedan en la ciudad. Lo que llamamos micro cirugía urbanos, y que desde el punto de visto de los arquitectos permite ayudar a mejorar la imagen y el tejido urbano, además resulta atractivo a la vista". También se ha contado en este proyecto con la colaboración del arqueólogo municipal Juan Carlos Marquez, quien ha aportado su rigor histórico.