El mundo del agua, paisaje de vida. Patrimonio Histórico-Cultural del Vinalopó

Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop El mundo del agua, paisaje de vida Elda (Alicante) Juan Carlos Mrquez Villora,Rosario Navaln Garca yJ. Leonardo Soler Milla (editores cientficos) El mundo del agua, paisaje de vida Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop El mundo del agua, paisaje de vida Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop El mundo del agua, paisaje de vida Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop 10, 11 y 12 de noviembre de 2017Elda (Alicante) Juan Carlos Mrquez Villora,Rosario Navaln Garca yJ. Leonardo Soler Milla (editores cientfi cos) Centre dEstudis Locals del Vinalop Universitat dAlacant Universidad de Alicante los autores, 2018 de esta edicin: Ayuntamiento de Elda ISBN: 978-84-87962-28-8 Depsito legal: A 552-2018 Fotografa cubierta y contracubierta: Juan Miguel Martnez Lorenzo, Nstor Rico Campos Diseo y maquetacin: Marten Kwinkelenberg Impresin y encuadernacin: Quinta Impresin, S. L. El Ayuntamiento de Elda no se hace responsable de las opiniones expresadas por los autores de las contribuciones contenidas en esta publicacin ORGANIZA Ayuntamiento de Elda (Concejala de Patrimonio Histrico) COLABORAN Sede Universitaria de Elda (Universidad de Alicante) Museo del Calzado de Elda Fundacin Paurides Gonzlez Vidal Asociacin Mosaico. Amigos del Patrimonio Histrico y Cultural de Elda Centre dEstudis Locals del Vinalop EDICIN CIENTFICA Y COORDINACIN Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla COMIT CIENTFICO Jos Vicente Cabezuelo Pliego (Universidad de Alicante) Mara Hernndez Hernndez (Universidad de Alicante) Jos Antonio Lpez Mira (Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte) Enrique Matarredona Coll (Universidad de Alicante) Jaime Molina Vidal (Universidad de Alicante) ndice Presentacin .....................................................11 Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reflexiones y propuestas para la planificacin del agua en el contexto del cambio climtico .............................................23 Jorge Olcina Cantos Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv .........55 J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 ............................................81 Fernando Matallana Hervs La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (Siglos xviii-xix) ..............................................101 Francisco Fernando Tordera Guarinos Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) ..................................................133 Francisco Jos Carpena Chinchilla, Antonio Ortuo Madrona y Daniel Andrs Daz El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante ......................................................165 Carolina Fras Castillejo El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda ........179 Jos David Busquier Corb Arqueologa y socializacin del conocimiento en La Alcudia de Elche: las Termas Orientales ..................................197 Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) .................................209 Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de finales del siglo xix ....223 lvaro Francisco Morote Seguido Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica .......................249 Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda ........................................271 Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martnez y Sara Gil Oncina El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin ............................................283 Rosario Navaln Garca Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop ...............................................307 Toms Prez Medina La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) .......................329 Toms Palau Escarabajal Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados .....................................................351 Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all .............................375 Jos Javier Santa Hernndez 9 Un pueblo, una ciudad o una sociedad viven a travs de su cultura. El patrimonio histrico y cultural es memoria y tradicin que ha llegado a nuestro presente convertido en lugares, mtodos de trabajo, artesana e industria. Es decir, la herencia que recibimos de todos aquellos que pasaron por nuestra ciudad y la han convertido en lo que es hoy. Hablar de patrimonio es pensar en la cultura, costumbres y avances de nuestros antepasados, todo ello enmarcado en el presente en forma de memoria e identidad. Siempre que hablamos de pasado pensamos en las personas que construyen el patrimonio cultural con las experiencias y conocimientos que nos han ido dejando a lo largo de los siglos. Nuestra ciudad tiene mucho de ese testimonio con valor cultural que se engloba dentro del trmino patrimonio histrico. Todo esto viene de un proceso social permanente y complejo que ha ido construyendo sig nificados y sentido dentro de nuestra comunidad. En concreto, aqu se habla del patrimonio del agua, los espacios fluviales, la importancia de los recursos hdricos y las infraestructuras a nivel turstico. El mundo del agua posee un valor trascendental, natural, social, cultural y simblico que ha ido marcando el devenir histrico y tiene sus consecuencias en el presente y futuro de las sociedades. Sin embargo, la prudencia debe estar siempre presente y marcar toda iniciativa, sobre todo cuando hablamos de un bien natural como el agua. No todo vale, y ante todo cuando utilizamos el agua como recurso natural deben primar siempre las buenas prcticas en su gestin. Este elemento se puede utilizar, pero siempre teniendo en cuenta el respeto por el medio ambiente como premisa principal. El beneficio econmico o poltico nunca se debe anteponer al cuidado de la naturaleza. 10 Este planeta es de todos y en nuestras manos est el cuidarlo y utilizar todo lo que nos ofrece de la forma correcta, buscando siempre el equilibrio. Lo natural es todo, y las personas formamos parte de ello. Si no respetamos y cuidamos los recursos que la tierra nos ofrece, estamos destinados a fracasar. Por ello desde aqu animo a todos a pensar en el mundo que queremos, a enfocar nuestras prcticas siempre con el objetivo de cuidarlo y ensear a las futuras generaciones a vivir de forma sostenible, prestando atencin y aprendiendo de todo lo que la naturaleza nos ofrece. Es muy importante conocer nuestro patrimonio natural con el fin de utilizarlo en nuestro propio beneficio sin que suponga un coste negativo para el medio ambiente. En estas pginas se presentan muchas claves para conseguir esto y mucho ms. Invito a todo el mundo a que se sumerja en sus pginas y profundice en la materia del patrimonio del agua. Por ltimo, quiero agradecer a todos aquellos que han participado en la elaboracin de esta publicacin, regalando su sabidura y experiencias. Compartir conocimientos siempre suma y enriquece, no solo a nivel personal, tambin beneficia todo aquello que nos rodea. Gracias a cada palabra y enseanza que aqu se recoge avanzamos hacia un mundo mejor. Rubn Alfaro BernabAlcalde de Elda 11 Presentacin El mundo del agua, paisaje de vida. Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop es una monografa resultado de la actividad cientfica y cultural celebrada en Elda durante los das 10, 11 y 12 de noviembre de 2017. El congreso fue el momento ms importante dentro de un proceso que arranc a principios de 2016. En esas fechas, la Concejala de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento de Elda, la Sede Universitaria de Elda de la Universidad de Alicante y el profesor Leonardo Soler, en una serie de contactos y encuentros previos, haban compartido la necesidad de crear unas jornadas centradas en el patrimonio cultural de la ciudad y de su entorno, los valles del Vinalop. Un foro que fuera capaz de conciliar el enfoque cientfico habitual en este tipo de eventos acadmicos y profesionales con una proyeccin generalista. Asimismo, se valor que las jornadas deban ocuparse de asuntos y temticas de inters general con una perspectiva abierta y pluridisciplinar, contando con la presencia de especialistas en materias especficas, y tambin con la participacin de pblico general, ofreciendo una vocacin divulgativa que superara los riesgos de un loca lismo reduccionista. Para esta primera edicin se acord que el congreso se dedicara al agua, recurso vital e insustituible, generador de riqueza y a la vez problemtico y conflictivo, que ha sido indudable protagonista de nuestro pasado y de nuestro presente. Tambin de nuestro futuro, aprovechando su carcter transversal tanto desde la perspectiva diacrnica como temtica. El asunto del congreso, evidentemente, no era nuevo. Pero, veinte aos despus del 12 I Congreso de Estudios del Vinalopo. Agua y Territorio, celebrado en Petrer y Villena en 1997, pareca tiempo suficiente o el momento para examinar los cambios y transformaciones experimentadas en diversos mbitos, para acercarse al mundo del agua desde varias pticas y para comprender mejor la huella histrica y cultural del agua, visible en las numerosas y variadas manifestaciones del patrimonio cultural que se conservan, en ocasiones malogradas o en riesgo, en el entorno del Vinalop y en el terri torio aledao. Tras varios meses de trabajo se fueron sumando a esta propuesta enti dades como el Museo del Calzado, la Fundacin Paurides Gonzlez Vidal, la Asociacin Mosaico. Amigos del Patrimonio Histrico y Cultural de Elda, y el Centre dEstudis Locals del Vinalop, dando forma a una idea inicial que fue creciendo, no obstante, limitada por pequeas decepciones que acortaron el ambicioso objetivo inicial que inclua temticamente el agua tambin desde una perspectiva artstica y literaria, y constreida por una ardua gestin administrativa municipal de la iniciativa. Con esa gnesis y antecedentes se desarroll el trabajo de los directo res del congreso, Leonardo Soler Milla (Universidad de Alicante) y Juan Carlos Mrquez Villora (Ayuntamiento de Elda), y de la coordinadora de la sede universitaria (Rosario Navaln Garca, Universidad de Alicante). El comit cientfico, formado por especialistas en la temtica con un carcter asesor respecto a los contenidos y su adecuacin a los objeti vos del congreso, estuvo formado por Jos Vicente Cabezuelo Pliego (Universidad de Alicante), Mara Hernndez Hernndez (Universidad de Alicante), Enrique Matarredona Coll (Universidad de Alicante), Jaime Molina Vidal (Universidad de Alicante) y Jos Antonio Lpez Mira (Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana). El resultado fue un programa variado, arti culado en cuatro bloques temticos: Agua y dinmicas histricas; Agua y patrimonio cultural; Agua, desarrollo local y turismo; y Agua, medio natural y territorio. Cada bloque cont con ponencias-marco a cargo de reconocidos especialistas universitarios e instituciones acadmicas y de investigacin, as como las correspondientes comunicaciones selecciona das para la ocasin. Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla 13 Viernes 10 de noviembre Las dos primeras sesiones del congreso, correspondientes al viernes, tuvieron lugar en el saln de actos del Museo del Calzado. Por la maana, tras la recepcin y acreditacin de los participantes, tuvo lugar la presenta cin oficial, de la mano de Jos Vicente Cabezuelo Pliego (Universidad de Alicante), Rubn Alfaro Bernab (Alcalde de Elda), y los directores acadmicos del congreso, Leonardo Soler Milla y Juan Carlos Mrquez Villora. Bajo la presidencia de mesa del profesor Cabezuelo, se abri el bloque Agua y dinmicas histricas, con la ponencia inaugural, Agua y paisaje agrcola: usos milenarios, a cargo de Antonio Malpica Cuello (Universidad de Granada). Tras una pausa, Enric Guinot Rodrguez (Universidad de Valencia), presentado por Juan Antonio Barrio Barrio (Universidad de Alicante), imparti la ponencia Huertas mediterrneas en poca preindustrial: dinmicas y cambios histricos. Presentacion del congreso en el Museo del Calzado de Elda. De izquierda a derecha: Juan Carlos Mrquez Villora, Rubn Alfaro Bernab, Jos Vicente Cabezuelo Pliego y J. Leonardo Soler Milla. Presentacin 14 Tras el turno de preguntas y debate, se sucedieron las comunicaciones a las ponencias. Leonardo Soler Milla ofreci la comunicacin Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv , escrita con Miriam Parra Villaescusa. Fernando Matallana Hervs expuso la comunicacin Restitucin a Elda de las aguas de Caprala y Santa Brbara en 1758, a la que sigui la comu nicacin La molinera de picar esparto de Elda. El martinete del Monastil, presentada por Francisco F. Tordera Guarinos, y escrita en colaboracin con Emilio Gisbert Prez. A continuacin, Gabriel Segura Herrero present la comunicacin De riadas y avenidas fluviales histricas en el Vinalop. El congreso prosigui con la aportacin de Francisco Jos Carpena Chinchilla, Antonio Ortuo Madrona y Daniel Andrs Daz: Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla, Murcia), y la sesin matutina se cerr con la comunicacin Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla. Los minados, de la mano de Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin. La sesin de la tarde se dedic a la ponencia segunda, Agua y Patrimonio Cultural. Con una mesa presidida por Juan Carlos Mrquez Villora, abri el teln Luis Pablo Martnez Sanmartn (Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte), titulada Cultura del agua y patrimonio inmaterial: reflexiones en torno a proyectos de Patrimonio de la Humanidad en la UNESCO. Tras la ponencia, se relataron las comu nicaciones pertenecientes al primer bloque de la tarde. Carolina Fras Castillejo present la comunicacin El agua como recurso interpretativo en la museografa etnolgica de la provincia de Alicante. A continuacin, Jos David Busquier Corb expuso El aprovechamiento del agua para la obtencin de energa. Las fbricas de luz en Elda. La sesin continu con la comunicacin defendida por Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda Recientes excavaciones en las termas orientales de La Alcudia: aproximacin a los primeros resultados, escrita junto a Jaime Molina Vidal. Le siguieron Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral con la exposicin del Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar Tras una pausa, con la mesa presidida por Rosario Navaln Garca, Jos Antonio Marco Molina (Universidad de Alicante) abri la ponencia tercera del congreso, dedicada al Agua, Medio Natural y Territorio, con la Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla 15 conferencia titulada Vinalop, paisaje y patrimonio natural. A esta intervencin le siguieron las comunicaciones que cerraban la tarde. Tanto iban los cntaros a las fuentes, que hacerlos se convirti en un negocio. La indus tria alfarera en Agost durante la primera mitad del siglo xx fue presentada por Jess Peidro Blanes. Le sigui lvaro Francisco Morote Seguido con la comunicacin Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop a partir de la toponimia de finales del s. xix. A continuacin, Pedro Jos Saura Gil expuso la comunicacin Los aljibes del castillo de Petrer: nuevos estudios para su descripcin y determinacin cronolgica, escrita junto a Fernando E. Tendero Fernndez y Jaume Prez Alcaraz. Las comunica ciones del da se cerraron con la exposicin de La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda por parte de Ignacio Fierro Bandera y Mara Jos Garca de la Serrana Martnez, escrita en colaboracin con Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris y Sara Gil Oncina. Conferencia de Jorge Olcina Cantos en la Sede de la Fundacin Paurides Gonzlez Vidal. Presentacin 16 Sbado 11 de noviembre En la tercera y ltima sesin del congreso, dedicada a la ponencia cuarta (Agua, Desarrollo Local y Turismo) se sucedieron Leonardo Soler Milla, Rosario Navaln Garca y Juan Carlos Mrquez Villora en la presidencia de la mesa a lo largo de la maana. Inaugur la jornada Jorge Olcina Cantos (Universidad de Alicante) con la conferencia Agua y territorio en el rea mediterrnea. La planificacin del agua en el contexto del cambio cli mtico. Tras las preguntas, el debate y la oportuna pausa, Jorge Hermosilla Pla (Universidad de Valencia) cerr las ponencias del congreso con su conferencia Los regados histricos valencianos, patrimonio histrico y cul tural. Un nuevo ciclo de debate y preguntas del pblico dio paso a la comunicacin de Rosario Navaln Garca Potencial y uso turstico recrea tivo del ro Vinalop: retos y oportunidades. Continu la sesin Toms Prez Medina con su contribucin, Hidromitos y sustentabilidad en la historia del trasvase Xquer-Vinalop. Sigui Toms Palau Escarabajal con La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal del Pantano (Elda), y la maana concluy con la presentacin del proyecto Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin internacional que nacen aqu y desembocan all. Per y Rwanda, de la mano de Jos Javier Santa Hernndez, que dio paso al correspondiente turno de preguntas. Los asistentes quedaron emplazados al da siguiente para concluir el con greso con una actividad al aire libre. Domingo 12 de noviembre El domingo por la maana se reserv para la salida tcnica de campo. Bajo el ttulo Elda y el ro Vinalop. Dinmica histrica, patrimonio cul tural y medio natural tuvo lugar una ruta guiada a pie, abierta a todos los pblicos, remontando el curso del ro Vinalop. Cerca de setenta perso nas participaron en un recorrido que arranc en la ermita de San Antn y concluy en el tarayal del pantano de Elda, con paradas en hitos como el puente de la Estacin del ferrocarril de Elda, el entorno de la antigua fbrica Hormas Aguado, la Fbrica de la Luz de El Monastil, el Pozo del Canto Domingo, la Fbrica de Lonas, el Molino Nuevo, el yacimiento arqueolgico El Monastil y las presas histricas del pantano de Elda. Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla 17 A lo largo de este itinerario hbrido, que circul tanto por los Jardines del Vinalop como por tramos del ro sin canalizar, bordeando los lmites entre Elda y Petrer, se pudo disfrutar de patrimonio cultural, historia, naturaleza y ocio, y contemplar y valorar crticamente las luces y som bras de un espacio con un notable potencial cultural y natural. Raimundo Martnez Pastor, Jos David Busquier Corb, Francisco F. Tordera Guarinos, Toms Palau Escarabajal y Juan Carlos Mrquez Villora fueron desgranando comentarios, tradiciones, observaciones, relatos y, en defi nitiva, el conocimiento sobre los lugares que la ruta atravesaba, con una notable participacin del pblico asistente. Balance En sntesis, a lo largo de tres jornadas se presentaron seis ponencias, die cisiete comunicaciones y un proyecto de cooperacin internacional, y se celebr una salida de campo. Esta suma de aportaciones permiti visualizar Clausura del congreso. De izquierda a derecha: J. Leonardo Soler Milla, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y Amado Navaln Garca. Presentacin 18 un esfuerzo y un trabajo colectivos, con ms de un centenar de asistentes a las sesiones del congreso, a los que hay que sumar los participantes en la salida de campo. Por razones de diversa ndole, no todas las aportaciones se han podido publicar en el presente volumen, tal y como los promotores del congreso hubieran deseado. Con todo, el congreso cumpli con el objetivo de ofrecer un espacio abierto de reflexin, debate, investigacin y difusin para el conocimiento y la divulgacin del patrimonio histrico y cultural de las tierras del Vinalop, poniendo el acento en el valor trascendental del agua como uno de los elementos vertebradores de nuestro territorio y en la presencia constante del agua en la vida de las comuni dades que histricamente han vivido en torno al corredor del Vinalop. Desde luego, junto a la investigacin y la difusin, uno de los fines ltimos de la jornada fue la promocin de la conservacin del patrimonio material e inmaterial, poniendo sobre la mesa asuntos vinculados al mundo del agua para investigadores, asociaciones, ciudadanos, centros educativos y responsables polticos y acadmicos, con un formato de encuentro que pudiera continuar en aos sucesivos y ser un referente comarcal en el tra tamiento de temticas transversales que conciliaran intereses generales y especficos en materias propias del patrimonio cultural. El I Congreso de Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop El mundo del agua, paisaje de vida fue el resultado de un esfuerzo colectivo que es justo reconocer y agradecer. El Ayuntamiento de Elda, a travs de su alcalde, Rubn Alfaro Bernab, y de su concejal de Patrimonio Histrico, Amado Navaln Garca, apoyaron de manera continua y permanente este proyecto. Durante todas las sesiones, el C.E.L. (Centre dEstudis Locals del Vinalop) puso a disposicin de los asistentes un espacio con sus publicaciones, referentes desde hace dcadas en las comarcas del Vinalop. La Asociacin Mosaico aport su conocimiento y experiencia en el patrimonio cultural vinculado al ro en la salida tcnica del domingo. El Museo del Calzado y la Fundacin Paurides Gonzlez Vidal pusie ron a disposicin su personal y sus reconocidos espacios culturales. La Universidad de Alicante, a travs de su sede en Elda, reconoci acad micamente con un crdito ECTS la asistencia al congreso, y, junto a la Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte, proporcion Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla 19 Presentacin 20 Pgina anterior y actual: itinerario, paradas y resumen de la ficha correspondiente a la salida tcnica del congreso. Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln Garca y J. Leonardo Soler Milla 21 asesoramiento a travs de los gegrafos, historiadores y arquelogos presentes en el comit cientfico. La Concejala de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento de Elda aport el trabajo de Ivn Hernndez Oliv, Carmen Carreto Lpez-Tofio, Yolanda Carrasco Molina y Pedro Javier Snchez Castillo. Hay que sumar, adems, la colaboracin de Leyre Mara Garca Crespo en la edicin y publicacin de esta monografa. Y los asis tentes a las sesiones del congreso, de Elda y de numerosos lugares de la comarca, de la provincia de Alicante y de tierras murcianas vecinas, como Yecla y Jumilla, acogieron con inters y notable participacin este encuen tro. A todos ellos, a todos vosotros, personas, entidades e instituciones, desde los ms visibles hasta los que apenas tienen visibilidad, gracias. Juan Carlos Mrquez VilloraRosario Navaln GarcaJ. Leonardo Soler Milla En la imagen, detalle de la parada en la fbrica de la luz de El Monastil durante la salida tcnica del congreso. Presentacin 23 Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reflexiones y propuestas para la planificacin del agua en el contexto del cambio climtico Jorge Olcina Cantos1 Universidad de Alicante Resumen El paradigma de la gestin del agua en el mbito mediterrneo ha sufrido cambios. El auge de la agricultura, en un primer momento, y la aparicin del fenmeno urbano-turstico, ms recientemente, han favorecido la postura de la oferta de recursos hdricos. Han ido surgiendo posiciones que reclaman que el ser humano debe amoldarse a los recursos hdricos, no a la inversa. Por tanto, una gestin prudente del agua debe partir de la realidad existente. En la zona del Mediterrneo ya comienzan a sentirse los primeros efectos del cambio climtico, como las llamadas noches tropicales. Todos estos factores nos llevan a una cuestin fundamental: la tica del agua, la necesidad de aplicar unos principios de buenas prcticas en su uso y gestin. Hemos de pensar en el agua como vida, con necesidades que urge atender antes de poder servirnos ilimitadamente de ella. En nuestro pas existen recursos de 1. Departamento de Anlisis Geogrfico Regional y Geografa Fsica. Universidad de Alicante. Campus de San Vicente del Raspeig s/n. 03690 Alicante. Direccin electr nica: Jorge.olcina@ua.es El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 23-53. 24 agua, el problema es que se encuentran desigualmente repartidos, situacin que genera una necesaria planificacin del agua. Palabras clave: Mediterrneo, recursos hdricos, tica del agua, planificacin del agua. 1. Cuestiones previas: aspectos ticos del agua El agua es el elemento geogrfico ms importante del mundo mediterrneo. Es la razn principal de la accin civilizadora de los pueblos que han desarrollado aqu su historia. La convivencia de los pueblos medi terrneos con el agua ha pasado por etapas diversas. De la tradicional adaptacin de las ciudades y las actividades econmicas a las condiciones naturales existentes se ha pasado a una confianza irracional en las posi bilidades de desarrollo del ser humano que ha convertido el agua en una mercanca ms cuyo coste se asume en la cuenta de resultados de los pro yectos (urbansticos, agrarios) de transformacin acelerada del territorio. Se ha producido un cambio de paradigma en la gestin del agua en los territorios del mediterrneo, que tiene ahora ms en cuenta los aspectos ticos necesarios en la planificacin, gestin y uso del recurso. Se ha pasado de un paradigma tradicional donde el recurso es tra tado como simple mercanca, cuya cuanta no puede faltar all donde haga falta, a un nuevo paradigma que considera el agua como un bien ecolgico de funcin social, cuyo uso y gestin debe ser respetuoso con los valores de calidad inherentes al recurso. De la promocin de la oferta se ha pasado a la gestin de la demanda. Y este cambio, costoso en territorios acostumbrados a planificar desde la oferta, es un camino sin retorno en el marco del paradigma de sostenibilidad que debe presidir las acciones sobre el territorio. En efecto, el auge de la agricultura, en un primer estadio, y con pos terioridad del fenmeno urbano-turstico favoreci la postura de la oferta de recursos hdricos. All donde haca falta agua, se buscaba o se llevaba. Lo importante era el desarrollo econmico. La naturaleza no ocupaba lugar en los principios de planificacin territorial. Agua para todos, pero para beneficio de unos pocos y perjuicio del medio Jorge Olcina Cantos 25 ambiente. Y por supuesto, trasvases y desaladoras. Cuanta ms oferta de agua mejor. Aunque se dae el medio, aunque se malgaste agua, aunque se despilfarre dinero pblico en la construccin de las infraestructuras necesarias.El proceso de transformacin de tierras en regado y la urbanizacin masiva de muchos espacios de costa en las riberas del mar Mediterrneo iba mostrando su cara menos amable. De forma evidente en el medio natural: contaminacin de las aguas del propio mar, contaminacin de suelos por nitratos (abonos nitrogenados), contaminacin de aguas superficiales por deficiente o prctica ausencia en la ribera meridio nal tratamiento de depuracin. Y de forma inicialmente sutil, pero a la postre dramtica, en la economa y la sociedad: crisis econmica por crack inmobiliario, prdida de nivel de renta, pobreza en capas sociales desprotegidas. Afortunadamente, han ido surgiendo voces, discursos, que han puesto en cuestin, con mayor o menor radicalidad, esta manera ilgica, de neo liberalismo atroz, de hacer las cosas sobre el medio geogrfico. De este modo, el paradigma cambia radicalmente: el ser humano debe adaptarse a los recursos hdricos existentes en el territorio y no a la inversa. En todo caso, en regiones de natural escasez, las posibilidades de la ciencia y la tcnica pueden permitir aportar recursos, siempre y cuando este proceso no suponga una transformacin irreversible de las condiciones ambienta les del medio donde tenga lugar. Y siempre bajo el principio de cautela y prevencin de impactos. Y, por supuesto, desde el respeto a la naturaleza, al territorio. Nunca bajo principio alguno de autoridad o imposicin por razn econmica o poltica. Bajo estos supuestos, la planificacin racional, sensata, prudente del agua en los territorios mediterrneos debe partir de la realidad existente, de los recursos y demandas presentes y de sus estimaciones futuras. Sealar, por ley, en los documentos de planificacin territorial unos lmites al crecimiento de las actividades econmicas ms demandantes de agua (agricultura y crecimiento urbano-turstico). Mejorar la gestin del agua existente, esto es, aportar medidas de gestin de la demanda, que ya han dado buenos resultados en ciudades mediterrneas. Y a partir de ah, manejarse si es posible con el agua existente. O, en todo caso, Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 26 valorar como aportaciones suplementarias a las actuales las aguas procedentes de la reutilizacin de efluentes depurados. Y si son necesarias otras aportaciones acudir por este orden a las aguas de desalacin y, en situaciones muy excepcionales, a pequeas transferencias intrarregiona les, intracuenca hidrogrfica. El tiempo de los trasvases de agua debe ir quedando atrs. Los grandes trasvases no son solucin en territorios expuestos a sequas, como los mediterrneos, porque en aos de sequa no hay agua que se pueda transvasar y la pretendida solucin se trans forma en un problema. Son iniciativas que nos hablan del necesario cambio de paradigma en la gestin del agua que se han ido desarrollando en la ltima dcada en la regin mediterrnea. Y todo ello sin olvidar que las prximas dcadas van a estar condicionadas por un proceso natural de gran impacto en la regin mediterrnea: el cambio climtico. La cuenca del Mediterrneo es un laboratorio privilegiado para la experimentacin de los efectos del calentamiento trmico. De hecho, ya se estn notando sus primeras mani festaciones y no resultan favorables: prdida del confort climtico por incremento de calor nocturno, esto es, aumento de las llamadas noches tropicales (t.20C), disminucin de precipitaciones e incremento de irregularidad intraanual e interanual. Todo ello nos remite a una cuestin principal: la tica del agua. Esto es, la necesidad de aplicar unos principios de buenas prcticas en su uso y gestin que en esencia se resumen en los siguientes: El agua es propiedad de la Tierra, de los territorios por los que circula. El ser humano puede hacer uso de ella para cubrir sus necesidades bsicas. Debe primar el bien comn sobre el particular en la planificacin y gestin del agua. Un bien comn presidido por las necesidades ambientales en primer lugar luego por el resto de necesidades (sociales, econmicas). Un grupo humano debe contar bsicamente con el agua exis tente en su territorio (planificacin de escala prxima regional, comarcal, local). Jorge Olcina Cantos 27 Se puede solicitar agua de otros territorios para garantizar abastecimientos en el propio, desde la solidaridad compartida, nunca desde la imposicin. La figura 1 resume los estadios que siguen los procesos de planificacin del agua segn el paradigma (vid. supra) que se aplique y su mayor o menor vinculacin con los principios de la tica del agua. En puridad, la planificacin del agua bajo principios de tica ambien tal y territorial debera hacerse a partir de la contabilidad de la huella hdrica, que contabiliza no slo los recursos existentes y demandados en el territorio objeto de planificacin, sino el balance del agua importada y exportada a partir de su transformacin en producto. El dato de la huella hdrica en Espaa puede ser interesante para comprobar el peso real del recurso en la planificacin (tabla 1). Figura 1. Grado de tica en las prcticas de planificacin y gestin del agua en el siglo xxi. Elaboracin propia. GRADO DE TICA EN LAS PRCTICAS DE PLANIFICACIN Y GESTIN DEL AGUA en el s. XXI Planicacin desde la ofertaPlanicacin desde la gesn de la demanda 1 Recursos existentes (superciales y subterrneos 2 Transferencias de agua 3 Uso de recursos nuevos desalacin 2 Control del gasto 3 Uso de recursos nuevos Reulizacin de aguas depuradas Mala praxisBuena praxis -Enfrentamiento entre t erritorios. Imposicin de sde a rriba -Comuni cacin social interesada -Gasto energco elevado -Escenario a mbiental y t erritor ial poco sostenible-Gesn pr udente de lo inmediato existente -Mayo r respeto al medio ambiente -Escenario am biental y territorial m s sostenible Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 28 Tabla 1. Huella hdrica en Espaa To t a l92.688 hm3/ao Agua real (propia) 72.637 hm3/ao Agua virtual (importada) 20.051 hm3/ao Consumo medio per capita 300 litros/h/da Huella hdrica per capita 6.269 litros/h/da Fuente: Perfil Ambiental de Espaa. MTE. Elaboracin propia. La planificacin sostenible del agua en el Mediterrneo debe plantearse como un fin en s mismo. Para ello deben superarse los esquemas tradicio nales que siguen muy vigentes en los gobiernos y pensar en el agua como ser vivo que tiene, en primer lugar, necesidades metablicas que atender, antes de poder convertirse en un recursos de aprovechamiento limitado. Su gestin necesita el establecimiento de sistemas de seguimiento (indi cadores) que permitan una evaluacin continua de su perfecto estado en calidad y cuanta. Y precisa de transparencia en todos los procesos. Los ciudadanos usuarios no podemos ser meros agentes pagadores de servicios prestados. Necesitamos conocer con detalle esos servicios y participar en su diseo y gestin. La gobernanza del agua en el siglo xxi es un proceso de transparencia rigurosa. En definitiva, el agua en el Mediterrneo debe ser un bien pblico, gestionada bsicamente por lo pblico y al servicio del pblico, de todos nosotros. 2. Situacin de la planificacin del agua en Espaa: buenas y malas prcticas. Reflexiones En Espaa existen recursos de agua suficientes para abastecer los usos exis tentes, pero estos recursos estn desigualmente repartidos en el territorio y ello genera actitudes distintas sobre sus posibilidades de aprovechamiento. Espaa tiene numerosos ros en todo su territorio. Slo los ros principales (Duero, Ebro, Tajo, Guadalquivir,), suman ms de 11.000 kilmetros de cauces. Al ser un territorio con una extensin muy grande de montaas, los cauces aprovechan las fracturas, quebradas y valles para dibujar su tra zado. Hay diferentes tipos de ros segn la cantidad de agua que llevan a Jorge Olcina Cantos 29 lo largo del ao, del comportamiento mensual de sus aguas y del origen de las mismas (lluvia, nieve). En su conjunto, los recursos de agua existentes en Espaa son suficientes para abastecer las demandas (agrcolas, industriales, urbanas, energticas, ecolgicas) existentes (tabla 2). Tabla 2. Recursos de agua en Espaa (2017) RECURSOS TOTALES 112.000 hm3/ao RECURSOS DISPONIBLES 47.000 hm3/ao USO AGRARIO 15.800 hm3/ao USO URBANO 3.700 hm3/ao USO INDUSTRIAL 1.700 hm3/ao GASTO REFRIGERACIN 5.000 hm3/ao AGUAS DEPURADAS 4.450 hm3/ao AGUAS REUTILIZADAS 489 hm3/ao AGUAS DESALADAS 600 hm3/ao Fuente: Planes de Demarcacin Hidrogrfica. Perfil Ambiental de Espaa 2015. La cuestin es el desigual reparto territorial de estos recursos, en virtud de los rasgos climticos de las diferentes regiones espaolas y, asimismo, el diferente aprovechamiento del recurso que se lleva a cabo en cada territorio; estos dos factores son los que generan disparidades hdricas y conflictos por el uso del recurso. Esta situacin es la clave para entender las polticas hdricas desarrolladas en Espaa en los ltimos ciento cin cuenta aos, basadas en la oferta de recursos de agua all donde hicieran falta; medida poco respetuosa con el medio ambiente y en particular con los territorios y paisajes del agua, que ha experimentado cambios tras la aprobacin de la directiva europea del agua. Las aguas superficiales y subterrneas estn organizadas en Demarcaciones Hidrogrficas, que son los organismos encargados de la planificacin y gestin de los recursos. Los acuferos ocupan una superficie Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 30 equivalente al 40% del territorio; sus dimensiones son variables. Las aguas contenidas en los acuferos suponen una garanta de abastecimiento para el regado y los usos urbanos en muchas zonas. Un 30% de la poblacin tiene como nica fuente de abastecimiento las aguas subterrneas. A pesar de la abundancia de aguas subterrneas existentes en buena parte de Espaa, a favor de la constitucin geolgica y materiales que se dan en el territorio peninsular y en ambos archipilagos, algunos acuferos han experimentado un grado tan elevado de explotacin a lo largo del siglo xx y comienzos del actual, que se consideran sobreexplotados, puesto que la recarga natural (precipitaciones) es muy inferior a las extracciones que se llevan a cabo para el uso del agua en agricultura o reas urbanas. Un aspecto importante a tener en cuenta para la planificacin de recur sos de agua en Espaa es la reduccin de aportaciones naturales que se ha observado en los ros de nuestro pas en las dos ltimas dcadas (tabla 3). Fuente: Ministerio de Medio Ambiente. Libro Blanco del Agua y Planes de Demarcacin Hidrogrfica. Tabla 3. Reduccin de aportaciones medias anuales en la Demarcaciones Hidrogrficas de Espaa Jorge Olcina Cantos 31 En algunas cuencas esta disminucin supera el 20% respecto a los recursos existentes en la serie histrica de caudales 1940-1996. De manera que el ro Ebro, que fue protagonista en el ltimo Plan Hidrolgico Nacional aprobado en nuestro pas el ao 2001, no podra proporcionar agua sobrante para un hipottico trasvase en aos secos, debido al efecto doble de la tendencia sealada de descenso de caudales (estructural) y a la disminucin coyuntural generada por las secuencias de sequa. Y esta situacin puede agravarse, si se cumplen los escenarios de reduc cin de la precipitacin estimados para gran parte del territorio espaol hacia final del presente siglo. En efecto, los modelos de reduccin de esco rrenta elaborados por el CEDEX, para el ltimo tercio del presente siglo, dentro de escenarios de emisin de gases de efecto invernadero mode rados, sealan unas menguas significativas, diversas segn las cuencas hidrogrficas de que se trate, en el agua circulante de los ros espaoles. Y este aspecto debe incorporarse, como un dato importante, en los futuros procesos de planificacin del agua en nuestro pas. 2.1. Un recurso de futuro: aguas depuradas. Luces y sombras El cambio de paradigma en la planificacin del agua supone la apuesta decidida por la calidad del recurso. Y ello afecta tanto a los recursos superficiales y subterrneos existentes en los territorios como a aque llos no incluidos inicialmente en el ciclo hidrolgico, pero que tras un tratamiento especfico pueden incorporarse como recurso til para el con sumo. Nos referimos a las aguas residuales, procedentes del gasto urbano e industrial del agua que, tras su tratamiento en estaciones de depuracin y regeneracin del agua, se convierten en un recurso ms para su uso en el esquema de planificacin hidrolgica de un pas. Tradicionalmente se han calificado de no convencionales a estos recursos, al no ser recur sos primarios del ciclo hidrolgico. En la actualidad y, especialmente en reas con escasez natural de recursos, este tipo de efluentes han pasado a formar parte del esquema de planificacin hidrolgica como un recurso convencional ms. En Espaa las aguas depuradas son una apuesta de futuro para los abastecimientos, especialmente para los usos agra rios y urbano-tursticos. Pero su mayor uso depende de la calidad de la depuracin, para que el usuario final no sienta rechazo por estas aguas Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 32 regeneradas. Cuanto mejor sea la calidad del proceso de tratamiento y regeneracin de las aguas residuales, mayor ser su aceptacin por parte de los usuarios y las posibilidades de su uso.La calidad de las aguas en Espaa ha experimentado, en general, una importante mejora en las ltimas dos dcadas. Este aspecto ha sido favo recido, muy especialmente, por las exigencias de depuracin de aguas residuales y su posterior vertido al medio acutico (fluvial o costero). En ello han tenido un papel determinante la aplicacin de la Directiva 91/271 de depuracin de aguas residuales urbanas y la propia Directiva Marco del Agua (2000/60) que ha hecho una apuesta manifiesta por la calidad del agua y el buen estado ecolgico de los espacios de agua en Europa . La depuracin de aguas residuales era una prctica apenas desarro llada en Espaa, salvo en algunas grandes ciudades, hasta la dcada de los aos noventa del pasado siglo. Aunque el Cdigo Penal del 1983 (mod. en 1995) incluy por primera vez en nuestro ordenamiento jurdico el delito ecolgico, en esos aos era habitual el vertido de aguas conta minadas a los ros o el mar, debido a la falta de tradicin en la denuncia de este tipo de acciones en unos momentos de consolidacin de la demo cracia espaola. Adems, la Ley de Aguas de 1985 estableci la figura del canon de vertido que permita, previa autorizacin administrativa, la inyeccin de contaminantes a un curso fluvial satisfaciendo un canon econmico. El resultado fue la existencia de un estado ecolgico de las aguas continentales (fluviales y litorales) de nuestro pas muy mejorable. La Directiva de depuracin de aguas residuales (91/271) oblig a todos los pases de la Unin Europea a implantar estaciones de depura cin de agua residual en todos los ncleos de poblacin por encima de los 2.000 habitantes-equivalentes (unidad oficial de medicin de la carga con taminante de un ncleo de poblacin establecida en la Directiva 91/271). Esto ha supuesto una inversin muy importante para las administraciones (estatal y sobre todo autonmica) en los ltimos veinticinco aos, con el objeto de cumplir la obligacin establecida en la Directiva de alcanzar la depuracin de todos los efluentes urbanos e industriales generados en las poblaciones en el ao 2002. Aunque con algunos aos de retraso en el cumplimiento de la directiva, Espaa ha mejorado el estado ecolgico de Jorge Olcina Cantos 33 las aguas en cursos fluviales y en aguas litorales, debido a la implantacin de sistemas de depuracin en ciudades o mancomunidades, lo que supone que en la actualidad el 85 % de las aguas residuales generadas por los ncleos urbanos y polgonos industriales en nuestro pas tienen un grado de tratamiento adecuado a los estndares exigidos por la Unin Europea.Por su parte, la Directiva Marco de Agua (60/2000) ha supuesto la implantacin de una nueva filosofa en la manera de entender la planifica cin y gestin del agua en nuestro pas. La Directiva establece el objetivo principal de conseguir el buen estado ecolgico de las masas de agua en el territorio europeo, lo que significa una apuesta por la mejora de la cali dad de las aguas. La aplicacin de la Directiva del Agua en nuestro pas ha supuesto la revisin, a partir de 2010, de los Planes Hidrolgicos de Demarcacin Hidrogrfica (antiguas Cuencas Hidrogrficas) que se han tenido que adaptar a los principios y objetivos de dicha norma europea. Se prima ahora la calidad del agua en contraste con los principios que tra dicionalmente han regido la planificacin del agua en nuestro pas, donde prevaleca la cantidad de recurso y su distribucin entre cuencas con desigual presencia del mismo (trasvases). Debe recordarse que en 2001, el gobierno central aprob un Plan Hidrolgico Nacional que inclua como medida principal un trasvase desde la desembocadura del ro Ebro hacia las regiones del litoral mediterrneo espaol. En total una tubera de 175 km. de longitud hacia el norte (Barcelona) y de 845 km.. hacia el sur (C. Valenciana, Murcia y Almera), con objeto de satisfacer las demandas de agua en estos territorios, considerados deficitarios en recursos hdricos. El caudal de trasvase fijado en el PHN 2001 fue de 1.050 hm 3 anuales. Dicho trasvase levant intensa polmica en la cuenca cedente (Ebro) y en colectivos acadmicos y de defensa ambiental, puesto que los aspectos ambientales y econmicos de este proyecto no se ajustaban a los obje tivos de planificacin establecidos en la Directiva Marco del Agua y se pona en serio riesgo de conservacin el ecosistema del Delta del Ebro; e igualmente, el impacto del cambio climtico y la reduccin prevista de precipitaciones no haba sido analizado en toda su magnitud. En abril de 2005, el nuevo gobierno aprob un decreto-ley en el que se derogaba el artculo correspondiente al trasvase del Ebro del PHN. Dicho trasvase fue sustituido por un programa de aprovechamiento de aguas depuradas Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 34 y desaladas (programa AGUA), que prevea asegurar la disponibilidad de 928 hm 3/anuales en las provincias que iban a ser beneficiadas por el anterior proyecto de trasvase del Ebro. Este programa AGUA ms el resto de artculos del PHN de 2001 son los ejes bsicos de la poltica hidrulica en Espaa en materia de planificacin y gestin del agua. Desde el punto de vista de la sostenibilidad del recurso y la aplicacin de principios de calidad frente a cantidad en la planificacin hidrolgica, como indica la Directiva Marco de Agua, trasvases y desaladoras son polticas de oferta de agua y no de gestin de la demanda y aprovechamiento de recursos existentes, que deberan ser los ejes bsicos de un plan hidrolgico. En la actualidad, Espaa ha culminado la segunda fase en sus ins trumentos de planificacin hidrulica (2015-2021), como establece el calendario de adaptacin de la Directiva Marco de Agua. Una vez aproba dos estos nuevos Planes Hidrolgicos de Demarcacin debera comenzar la elaboracin de un nuevo Plan Hidrolgico Nacional que establezca el marco del agua de nuestro pas para las prximas dcadas, bajo criterios de sostenibilidad ambiental y econmica del recurso. Se da el hecho para djico de que en nuestro pas ha mejorado la calidad de sus aguas debido a la aplicacin de la Directiva de depuracin, pero sigue existiendo una corriente de opinin muy importante y con capacidad de influencia pol tica que sigue apostando por medidas de cantidad frente a calidad en la planificacin del recurso. Siguen existiendo sombras en la poltica de depuracin de aguas residuales en Espaa que ponen en cuestin la necesaria apuesta por estos recursos de agua como fuente importante para cubrir demandas, especial mente agrarias, en nuestro pas para las prximas dcadas. Bsicamente hay dos cuestiones, relacionadas, que preocupan en la gestin del agua depurada en nuestro pas: la transparencia de los procesos y el propio cum plimiento de la Directiva 91/271. En el primer aspecto sigue habiendo falta de informacin en los organismos regionales encargados de la depu racin de agua. Esa falta de informacin atae a las propias cifras reales de depuracin y reutilizacin. Resulta incomprensible que no existan datos anuales actualizados de estos dos parmetros en todas las regiones espaolas; y que el propio Ministerio no realice una labor de coordina cin en este sentido. Los datos que ofrece el anuario del Ministerio (Perfil Jorge Olcina Cantos 35 ambiental de Espaa) se refieren exclusivamente al grado de conformidad de la depuracin segn las exigencias de la Directiva europea, pero no se aportan datos reales de hectmetros depurados y reutilizados. Por su parte, sigue habiendo poca informacin sobre el destino de los recursos financieros que obtienen algunas Comunidades Autnomas, a travs de impuestos gravados a la depuracin (canon de depuracin). Se trata de un impuesto que, en esencia, tiene sentido finalista; esto es, el dinero recaudado debera emplearse para la gestin del sistema de depuracin y para las mejoras en estaciones de depuracin, que permitan obtener cada vez ms aguas de mejor calidad con tratamientos ms avanzados a los que obliga (tratamiento secundario) la propia Directiva. En ninguna Comunidad Autnoma de nuestro pas, que haya implantado esta tasa, se ofrece una rendicin anual de cuentas de este impuesto con detalle del destino de los fondos recaudados en los recibos del agua potable.Tan grave como ello resulta el propio incumplimiento de las obliga ciones incluidas en la Directiva 91/271. En julio de 2018 se ha hecho pblico un dictamen de la Comisin Europea por el que se impone una sancin econmica al Reino de Espaa por incumplimiento de la Directiva europea de depuracin de aguas. La Comisin Europea ha impuesto una multa de 50 millones solo por el incumplimiento en 17 aglomeraciones urbanas, la mayora en Andaluca; y 171.217,2 euros de multa ms al da mientras persista el deficiente tratamiento. Bruselas ase gura que en nueve de los 17 casos an no se depura correctamente, con lo que la factura seguir creciendo. No es un asunto nuevo. Espaa ya fue condenada en 2011 por el incumplimiento en 37 aglomeraciones de ms de 15.000 habitantes. Esta primera condena es slo un aviso, no conllev multa alguna. La Comisin dio a Espaa un nuevo plazo para que esos 37 municipios cumplieran con la directiva de 1991. El plazo expir el 31 de julio de 2013 y 17 aglomeraciones con una poblacin aproximada de 1,4 millones seguan sin depurar correctamente, explican fuentes de la Comisin. La Comisin esper an casi cuatro aos ms para llevar a Espaa ante la justicia. Pero, tras constatar el deficiente progreso registrado, demand a Espaa en abril de 2017. Y el fallo se ha producido en julio de 2018. Es un serio revs a la credibilidad de nuestro pas, puesto que la sancin deriva del incumplimiento de plazos bsicamente, adems Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 36 de la cuestin del deficiente grado de depuracin que existen en las localidades sealadas en la demanda. El futuro de la planificacin hidrolgica de nuestro pas pasa por la consideracin de las aguas depuradas como un recurso bsico e impor tante a la hora de atender demandas presentes y futuras. Si no se hace esta apuesta, que entra perfectamente en los principios de sostenibilidad hdrica y economa circular, y que supone una inversin constante en la mejora de los sistemas de depuracin de agua residual, no se podr culminar el trnsito hacia el sealado nuevo paradigma de planificacin del agua (vid. supra) que implica el decidido trnsito hacia la calidad del recurso frente a la cantidad. 2.2. Un ejemplo de despilfarro de dinero pblico en materia hdrica: el trasvase Jcar-Vinalop En 1998 se aprueba el trasvase desde el Jcar al Vinalop. La transferencia de aguas desde el Jcar a la provincia de Alicante ha sido una reivindica cin constante desde la Baja Edad Media, segn consta en un documento del archivo de Elche de 27 de mayo de 1420 en el que el Consejo de la Villa de Elche, actuando como justicia Gins Palau, acuerda hacer gestio nes para traer a Elche las aguas del ro Jcar. El trasvase Jcar-Vinalop que, finalmente, se aprueba en 1998, fue una de las actuaciones inclui das en el Plan Hidrolgico de la cuenca del Jcar. El trasvase del Jcar al Vinalop cont con informe ambiental favorable e informe favorable del Banco Europeo de Inversiones. El presupuesto inicial de este proyecto se elev a 240,4 millones de , financiado respectivamente por fondos FEDER (34,70%), Aguas del Jcar (32,77 %) y usuarios (32,53 %). La obra, declarada de inters general del Estado, supona la construccin de una conduccin de 66,8 km. desde Cortes de Palls (tramo medio del ro Jcar) hasta el depsito (embalse) de San Diego, en Villena, que tendra una capacidad de almacenamiento de agua trasvasada de 20,3 hm3. A partir del embalse de San Diego, la Junta Central de Usuarios del Vinalop, LAlacant y Consorcio de Aguas de la Marina Baja, que seran las entidades y territorios beneficiados por esta transferencia intracuenca, dise un esquema de distribucin de agua (post-trasvase) para atender las demandas en este espacio geogrfico alicantino. Jorge Olcina Cantos 37 El trasvase Jcar-Vinalop se incluy en el listado de inversiones del Plan Hidrolgico Nacional de 2001, como actuacin necesaria para resol ver el problema de escasez hdrica de la provincia de Alicante. En el texto definitivamente aprobado del Plan Hidrolgico de la Cuenca del Jcar se inclua, asimismo, el denominado Pacto del Agua entre los gobier nos regionales de Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana de 1997 (art. 32 del PHCJ) que recoga la reserva de 80 hm3/ao para paliar la sobreexplotacin de acuferos en el Vinalop y garantizar los abastecimientos urbanos en el Campo de Alicante y en la Marina Baja. Asimismo, quedaba manifiesto que estos caudales slo podran ser trasva sados tras garantizarse la satisfaccin de los usos tradicionales de la ribera del Jcar, la Albufera de Valencia y los nuevos regados previstos en La Mancha oriental (Lpez y Melgarejo, 2010). La transferencia contem plada en el proyecto inicial (890 hm3/ao) tendra el siguiente reparto, segn destino final: regado 45 hm3/ao y abastecimiento 35 hm3/ao. Asimismo, la comarca del Medio Vinalop sera la ms beneficiada por el agua a trasvasar (52,9 hm3/ao). Debe recordarse que el trasvase JcarVinalop se plante como solucin para resolver la sobreexplotacin de recursos acuferos del valle del Vinalop, especialmente del Alto y Medio Vinalop, con un nivel de explotacin anual de 150 hm3, procedentes en un 60% de reservas no renovables (Rico, 2002). Se trataba, pues, de un trasvase de sustitucin de recursos (subterrneos por superficiales), con objeto de disminuir y, a medio y largo plazo, restaurar el preocupante grado de sobrexplotacin de algunas unidades hidrogeolgicas en este espacio geogrfico. Los siete tramos en que se dividi la obra completa del primer trazado del trasvase Jcar-Vinalop, entre el embalse de Cortes de Palls ( Jcar medio) y el de San Diego en Villena estaban licitados en 2002 y hasta finales de 2005 se haba ejecutado cerca del 50% de la inversin prevista, completndose un porcentaje muy elevado de las obras de los tramos ini ciales. En conjunto, las obras realizadas de este primer trazado tuvieron un coste de casi 110 millones de euros. El Ministerio de Medio Ambiente, tras el cambio de Gobierno en Espaa ocurrido tras las elecciones de marzo de 2004, puso en marcha en agosto de ese ao una Comisin Tcnica para reevaluar el trasvase y Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 38 la viabilidad de la trasferencia inicial prevista (80 hm3/ao). Esta comisin seal que el volumen de trasvase anual inicialmente previsto no podra completarse casi ningn ao debido al descenso de recursos en los tramos alto y medio del ro Jcar durante las ltimas dcadas. Y en este sentido estableci que el caudal a trasvasar anualmente podra situarse en un intervalo entre 12 y 62 hm3/ao, con una media de 40 hm3/ao. Asimismo, se indicaba que para evitar la disminucin de caudales utili zables en la Ribera del Jcar y aminorar las crticas a este trasvase desde esta comarca de Valencia, en el tramo bajo del ro Jcar, se aprovecharan aguas del acufero de la plana de Valencia. Las dudas generadas sobre la viabilidad de trasvase Jcar-Vinalop y el aprovechamiento poltico que se hizo de este proyecto, por parte de los dos partidos polticos mayoritarios a nivel estatal y autonmico, puso en marcha un debate social y meditico que condujo a un ambiente de enfrentamiento entre entidades de regan tes, empresarios y polticos de las provincias de Valencia y Alicante. De manera que en este contexto se sucedern los debates y conflictos entre los regantes del Vinalop-Alacant-Marinas y los de la Ribera del Jcar, que van ganando intensidad entre la segunda mitad de 2004 y los primeros meses de 2005. Mientras tanto las obras del primer trazado se siguen desarrollando hasta julio de 2005. En este momento, bajo los prin cipios de una nueva poltica del agua impulsada por el nuevo gobierno, la Subdireccin General de Planificacin Hidrolgica de la Direccin General del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, elabora y entrega un documento a la Comisin Tcnica del trasvase bajo ttulo Propuesta de toma y trazado alternativo al actual proyecto de conduccin entre los ros Xquer y Vinalop. En dicho documento se fijaba ya de modo oficial el cambio de toma del trasvase y la apuesta por la denominada solu cin sur que consideraba el inicio del trasvase Jcar-Vinalop desde la desembocadura, desechando la toma desde Cortes de Palls. El principal argumento que sustentaba este importante cambio respecto al proyecto inicial del trasvase era la falta de disponibilidad de recursos hdricos en Cortes de Palls, frente a la existencia de recursos en la desembocadura, en Cullera. De manera que se planteaba un nuevo trazado para esta transfe rencia desde la desembocadura del ro Jcar (Azud de la Marquesa) hasta Jorge Olcina Cantos 39 Fuente la Higuera y de all al embalse de San Diego (Villena) recuperando los tramos finales del primer trazado de este trasvase.El cambio de toma qued definitivamente establecido en septiembre de 2005. Se adoptaba la solucin sur desde el Azud de la Marquesa (Cullera), por tanto, desde la desembocadura del Jcar. La nueva alter nativa super el procedimiento de impacto ambiental en mayo de 2006, permitiendo el inicio de licitacin y adjudicacin de obras de los 77 km. de la nueva conduccin, en diversos tramos y con tipologas de diseo dis tintas (tubera, impulsin, balsas de regulacin, sifones) hasta el embalse de San Diego. La calidad de las aguas desde la toma del trasvase en el Azud de la Marquesa slo permite el uso del agua trasvasada para regado. Este dato de la peor calidad del agua transferida junto al mayor precio del metro cbico de la misma debido al coste ms elevado que suponen los bombeos que deben aplicarse para subir el agua desde desembocadura hasta el embalse de San Diego en Villena con un desnivel total de 560 m. 0,22 /m3 en Cortes, 0,58 /m3 en Azud de la Marquesa, para un volumen anual transferido de 80 hm3 y una amortizacin de coste de obras a 50 aos (Lpez y Melgarejo, 2010), as como la falta de defini cin clara de la administracin en las medidas a aplicar para mejorar la calidad del agua a trasvasar, han sido argumentos que mantienen vivo el debate, en el momento actual, entre partidarios y detractores del nuevo trazado (tabla 4). En efecto, desde el momento en que el gobierno aprob el nuevo pro yecto de trasvase Jcar-Vinalop se plante un intenso debate acadmico, meditico y jurdico entre los partidarios de la toma inicial (Cortes de Palls) y los defensores de la nueva toma desde desembocadura. El presupuesto base de licitacin para los cinco tramos en que se divi di el nuevo trazado, incluido un 13% de gastos generales y un 6% de beneficio industrial, que se determin en 2006 para la nueva conduccin, fue de 213.608.275,13 . Se trataba de un presupuesto ex novo para una transferencia de 70 hm3/ao no de 80 hm3/ao, como consider el primer proyecto, que no inclua el coste de las obras ejecutadas y que se iban a aprovechar en el nuevo trazado (tramos a partir de Fuente la Higuera), y tampoco el de las obras ejecutadas en el primer trazado y Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 40 que no se iban a aprovechar. Ello eleva la cifra total del trasvase JcarVinalop, a 424,5 millones de (Melgarejo y Melgarejo, 2006).Entre 2006 y 2014 se llevaron a cabo las obras del Trasvase JcarVinalop adaptadas al nuevo trazado desde Cullera (Azud de la Marquesa) hasta Villena (Embalse de San Diego). Realmente en noviembre de 2010 llegaron las primeras aguas de esta transferencia al embalse de San Diego (20 hm3 de capacidad) para activar la fase de pruebas de trasvase. No obs tante, una rotura en el fondo de dicho embalse, detectada en 2012, oblig a paralizar, de nuevo, el proyecto hasta que se reparase dicha infraestruc tura. Esta reparacin no culminara en su totalidad hasta 2017, aunque la grieta principal detectada en su fondo qued reparada en 2015. Ello favoreci que, finalmente, en junio de 2015 el gobierno aprobara oficial mente el primer trasvase de 15 hm3. Sin embargo, la falta de culminacin en las infraestructuras del postrasvase 2 (presupuestadas en 46 millones 2. En 2014 se cre la Comisin de Seguimiento del Postrasvase Jcar-Vinalop, que es el organismo adscrito a la Direccin General de Agua del gobierno valenciano, Tabla 4. Fechas clave del trasvase Jcar-Vinalop 1998 Aprobacin del proyecto. Incluido en el PH de la Cuenca del Jcar 2001 Inclusin del proyecto en el Anexo de inversiones del Plan Hidrolgico Nacional de 2001 2002 Colocacin de la primera piedra del 1. trazado (Cortes de Palls-Villena) 2005 Cambio de trazado. El nuevo trazado se inicia en Cullera Azud de la Marquesa. Se pierde toda la inversin de obra ya realizada en el 1. trazado. 2006 Comienzan las obras del 2. trazado 2007 Fecha inicial prevista para la conclusin de las obras 2011 Finalizacin efectiva de las obras 2012 Problema de filtraciones en el embalse de San Diego. Reparacin 2014 Envo de las primeras aguas desde la desembocadura del Jcar 2017 Prevista finalizacin de obras del postrasvase. 2018 Embalse de San Diego sigue en reparacin. Trasvase an sin servicio. Elaboracin propia. Jorge Olcina Cantos 41 de ) slo ha permitido trasvasar 25 hm3 entre 2015 y 2017, cuando el volumen de agua a derivar anualmente por esta infraestructura hdrica est establecido en 50 hm3 anuales (tabla 5). Tabla 5. El despilfarro del trasvase Jcar-Vinalop Costes del primer trazado (obra terminada e inutilizada) 110 millones de Desfase presupuesto nuevo trazado *107 millones de Reparacin Embalse de San Diego (coste final de construccin 40 mill ) 38 millones de T O TA L 255.000.000 * Desfase entre presupuesto base de licitacin 2006 y el contenido en la Memoria de la Delegacin del Gobierno en la Comunidad Valenciana (2010)3. Fuente: Aguas del Jcar, Delegacin del Gobierno Comunidad Valenciana, Lpez y Melgarejo (2010). Desde 2016, la finalizacin y puesta en marcha de la desaladora de Mutxamel, as como la existencia de la segunda fase de la desaladora de Alicante (Agua Amarga), ambas con posibilidad de conexin con la con duccin Fenollar-Amadorio, por tanto, potencialmente utilizables para el abastecimiento de Alicante, Villajoyosa y Benidorm, ponen en cuestin la proporcin de agua del trasvase Jcar-Vinalop prevista desde el proyecto inicial de 1998 para el abastecimiento de estos ncleos urbanos. En sntesis, el trasvase Jcar-Vinalop es un ejemplo de despilfarro de dinero pblico motivado por una modificacin de criterio en la poltica del agua que justific un cambio en el trazado de una infraestructura encargado de velar por el buen funcionamiento del postrasvase de esta tranferencia de agua (Decreto 109/2014, de 11 de julio, del Consell). 3. Algunas informaciones indican que el coste total de inversin realizada en el nuevo trazado del trasvase Jcar-Vinalop desde el Azud de la Marquesa se elevara a 400 millones de , con lo cual el desfase entre el presupuesto base de licitacin y la cifra final de la obra se elevara a 187 millones de . http://www.lasprovincias.es/comuni tat/201702/20/jucar-vinalopo-solo-trasvasado-20170220001048-v.html (Consulta: abril de 2017). Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 42 hidrulica cuya toma pas del tramo medio del ro Jcar Cortes de Palls a la desembocadura en Cullera Azud de la Marquesa. Este hecho signific la prdida de toda la inversin que se haba realizado hasta 2005 en las obras del primer trazado del trasvase. A ello se ha unido el incremento de coste de las obras respecto al presupuesto inicial previsto del segundo trazado y la necesidad de reparacin del embalse de San Diego, pieza bsica para el reparto posterior (postrasvase) del agua a transferir. Veinte aos despus del planteamiento de esta infraestructura hidrulica que pretenda ser el primer trasvase de aguas, dentro de una misma cuenca hidrogrfica, con una finalidad de sustitucin de caudales (superficiales por subterrneos) que pondra fin a la sobreexplotacin de recursos acuferos en el valle del Vinalop, garantizando usos agrarios y de abastecimiento urbano en un amplio mbito geogrfico de la provincia de Alicante, los numerosos problemas entre los usuarios y las adminis traciones con competencias en materia de agua y agricultura (estatal y regional), el mayor coste del precio del agua del nuevo trazado y la utili zacin poltica del mismo, siguen poniendo en cuestin su viabilidad y su rentabilidad econmica. Despilfarro por infrautilizacin que se une al sealado por dinero pblico enterrado en unas obras de infraestructura que nunca se utilizarn. 2.3. Gestin municipal del agua: modelos Otro tema para la reflexin en la planificacin del agua en Espaa es el relativo a la gestin urbana del agua potable. En los ltimos aos ha surgido un debate interesante, aunque en ocasiones manipulado desde la poltica, sobre el modelo de gestin de agua potable en la ciudad. La diversidad de situaciones que se puede encontrar en nuestro pas se puede resumir en tres tipos bsicos: gestin totalmente pblica del abasteci miento urbano, gestin privada o gestin mixta. La primera supone la asuncin por parte de los servicios municipales del ciclo hdrico urbano en todas sus fases, desde la llegada del agua a los depsitos municipales a la distribucin en los domicilios y el posterior proceso de evacuacin de aguas en las redes de alcantarillado. El elevado coste econmico que ello supone, debido bsicamente a los gastos de gestin y de inversin para el mantenimiento y mejora de las infraestructuras, ha llevado a algunas Jorge Olcina Cantos 43 entidades municipales a derivar esta labor a compaas de capital privado que, tras la celebracin de un concurso pblico, se hacen cargo, por un perodo de tiempo establecido, de la concesin de la gestin del agua en un municipio. El proceso de concesin puede realizarse tambin bajo frmulas mixtas, donde el prestatario del servicio asume un porcentaje de la gestin mayor o menor. El modelo ms habitual en esta modalidad suele ser el que garantiza el control a la entidad pblica, mediante la creacin de empresas mixtas participadas al menos, en un 51%, por un ayunta miento. La llegada al poder de partidos progresistas a un ayuntamiento suele suponer la revisin de las concesiones municipales de agua potable y la apuesta por los modelos de gestin totalmente pblica, que se pien san ms eficientes para la prestacin de este servicio. Pero no siempre es as y, tras un proceso de municipalizacin del abastecimiento urbano del agua, no es infrecuente una prdida de la calidad del servicio ofrecido a los ciudadanos, cuyas demandas deben ser atendidas con la mxima exi gencia de rigor y transparencia como objetivo principal en una accin de este tipo. Hemos asistido tambin, en estos aos, al proceso contrario. Ayuntamientos que otorgan concesiones de larga duracin bajo el seuelo de ingresos millonarios por parte de las empresas concesionarias, que son muchas veces despilfarrados en poco tiempo, producindose tambin un deterioro en la prestacin del servicio por falta de control de las clusulas estipuladas en los contratos. El debate entre gestin publica o privada es, en mi opinin, estril. La gestin del agua en una ciudad debe regirse por criterios de eficacia y eficiencia, de calidad en el servicio ofrecido a los ciudadanos, en la transparencia de todos los procesos incluidos en el ciclo integral del agua urbana y en el control que peridicamente debe hacerse del servicio prestado, a travs de sistemas de auditora financiera y ambiental. Si esta labor la realiza una entidad pblica a satisfaccin, es la situacin ms ajustada a los requerimientos de cumplimiento de obligacin de abastecimiento de una entidad local y a la condicin de bien de dominio pblico del agua, como principio de actuacin general. Pero si esta labor la desarrolla una empresa privada con rigor y transparencia, est tan justificada como en el modelo de gestin totalmente municipal. Lo importante es que el ciudadano tenga un servicio adaptado a sus necesidades, que distribuya Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 44 agua en calidad y cantidad suficiente para el normal funcionamiento de una ciudad, y que pueda controlar, bajo diferentes frmulas, la propia gestin del abastecimiento municipal de agua potable. Seguramente las frmulas de tipo mixto, con control municipal de la gestin financiera, a la hora de establecer tarifas y cuotas y una participacin privada que garantice la eficacia de la gestin integral del ciclo hdrico, las mejoras continuas en las infraestructuras y la constante innovacin de procesos, es la que suele dar mejores resultados y un mayor grado de satisfaccin a los consumidores. 3. Nuevos retos: planificacin del agua en un contexto de cambio climtico El cambio climtico no es una creencia; es una realidad avalada en los datos de los principales elementos climticos en todo el mundo; tambin en Espaa. Las dudas que pudieran quedar a comienzos de los aos noventa del pasado siglo, cuando se public el primer informe de Cambio Climtico (IPCC, 1990) con tratamiento incompleto de series de datos y modelos climticos poco evolucionados, han quedado despejadas con forme se han mejorado las herramientas de anlisis y modelizacin en la ltima dcada, con la publicacin del quinto informe del IPCC (201314), ltimo aprobado hasta el momento presente. En estos aos se ha ido comprobando, a partir del anlisis de mediciones terrestres o desde satlite, que el balance energtico del planeta, verdadera clave del funcio namiento de la maquinaria atmosfrica terrestre, est desajustado (entre 0,6 y 1 w/m 2). Se queda confinada una parte de la radiacin terrestre, de onda larga, en los primeros kilmetros de la atmsfera terrestre, debido a la presencia de los gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fsiles. Y ello explicara el ascenso de temperaturas que viene registrando la troposfera a lo largo del siglo xx y que experiment una subida acelerada a partir de los aos ochenta. Esta es la base de la hiptesis de cambio climtico que se discute y cada vez tiene ms certezas y menos incertidumbres en su formulacin y en los efectos esperados en los elementos climticos. Jorge Olcina Cantos 45 En Espaa hay una serie de aspectos, comprobados en el anlisis de datos, que se manifiestan ya como indicios de un cambio en los rasgos climticos existentes en diversos territorios. Debe sealarse que el cambio climtico no se manifiesta de igual modo en todos los espacios geogrfi cos y esto es especialmente notable en Espaa debido a su diversidad de climas. Las alteraciones comprobadas en datos que ya se estaran manifes tando en los climas espaoles seran: Subida de temperaturas. La temperatura superficial global media, en una estimacin de la tendencia lineal en los ltimos 100 aos (1906-2005), presenta un aumento de 0.74 C 0.18 C. El ritmo de calentamiento en los ltimos 50 aos ha sido casi el doble que el de los ltimos 100 aos (0.13 C 0.03 C vs. 0.07 C 0.02 C por dcada). En los ltimos 25 aos, esta tendencia se ha incrementado a 0.19 C 0.05 C por dcada. Si se considera todo el siglo xx , la subida de temperatura ha afectado a todas las estaciones del ao por igual, pero en los ltimos 30 aos el calentamiento ha sido mucho ms pronunciado en primavera y en verano. Por lo que se refiere a las tendencias de los valores extre mos de las temperatura diarias (Tmax y Tmin diarias), el estudio a nivel peninsular de Brunet et al ., (2007) revela que, a lo largo del siglo xx , las temperaturas mximas promediadas anualmente han aumentado ms rpidamente que las mnimas (0.17 C/dcada vs. 0.09 C/dcada). No obstante, es notable el aumento de las noches tropicales (20 C) que se ha experimentado en los ltimos veinte aos en toda Espaa, pero especialmente en las ciudades del litoral mediterrneo y sur peninsular, lo que supone asimismo una alteracin en los rasgos de confort climtico de esos territorios. Cambios en los patrones estacionales de precipitacin. La pre cipitacin es un elemento climtico difcil de modelizar y, especialmente, en el territorio ibrico donde se dan influencias mltiples en el desarrollo de las lluvias. De forma que hasta el momento presente no se detectan tendencias claras en muchas regiones espaolas. Lo que parece cierto (Cortesi et al ., 2012) Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 46 es un cambio en los patrones estacionales de precipitacin, con influencias en la planificacin de recursos de agua, puesto que en la mitad este peninsular es complicado afirmar un descenso de lluvias en primavera y un aumento en otoo. Y estas lluvias de otoo caen de forma intensa o torrencial en la fachada este peninsular, con lo cual se convierten en precipitaciones menos aprovechables como recurso hdrico. Calentamiento en las aguas del Mediterrneo occidental. Se ha comprobado un calentamiento de las aguas del Mediterrneo occidental en los meses clidos del ao que ha experimentado un aumento en los ltimos aos prolongando, asimismo, el perodo de temperaturas elevadas ( 25 C) entre junio y sep tiembre. Como indica Mir Prez (2006), lo ms significativo de su anlisis es que la responsabilidad del calentamiento recae especialmente en los meses de primavera e inicio del verano (abril a junio) y, en menor medida, en octubre. De este modo se con firma la tendencia no slo al aumento de temperatura de las aguas del mar en los meses centrales del verano, sino a la prolongacin sealada del perodo anual con aguas clidas frente a las costas del litoral mediterrneo espaol. Este hecho tiene incidencia en el aumento del nmero anual de noches tropicales (20C) y en el incremento del riesgo de lluvias intensas en el rea mediterrnea. Manifestaciones de episodios extremos. Hay episodios atmos fricos de rango extraordinario que muestran una tendencia creciente en las ltimas dcadas. Los procesos de reajuste ms rpido y radical de energa, con movimientos de masas de aire ms enrgicos, parecen estar en su origen y por tanto son muestra de diferencias trmicas entre regiones climticas que la circulacin atmosfrica iguala de modo ms brusco. Esto supone el desarrollo ms frecuente de eventos meteorolgicos extremos, entre los que destacan, para el caso espaol, inundaciones, sequas y temporales de viento. Y los modelos de cambio climtico para nuestro pas sealan que hacia final del siglo xxi nuestros climas sern ms clidos, irregularmente Jorge Olcina Cantos 47 lluviosos y con reduccin de precipitaciones en las regiones del centro y sur peninsular, as como en Canarias, y con desarrollo ms frecuente de eventos extremos.La reduccin de precipitaciones, junto al incremento de su irregulari dad inter e intra anual es un aspecto muy importante a tener en cuenta en la planificacin hidrolgica. La Instruccin de Planificacin Hidrolgica (2008) seal esta cuestin como factor a tener en cuenta en la revisin de los planes de Demarcacin Hidrogrfica (horizonte 2027). Para un escenario con fecha en el ao 2027, la disminucin de la aportacin hdrica natural en Espaa, por reduccin de precipitaciones, vara entre el 2-3% en las demarcaciones septentrionales peninsulares y el 11% en las ms meridionales (Segura y Guadiana). En algunas regiones espaolas la reduccin de escorrenta prevista para finales de siglo alcanza valores superiores al 25%, lo que, de cumplirse, comprometera la satisfaccin de demandas en amplios territorios si se atiende a la aportacin natural exclusivamente. La tabla 6 refleja la disminucin de volmenes de agua en los dife rentes mbitos de planificacin hidrolgica de nuestro pas, calculada a partir de los porcentajes de disminucin de lluvia de la Instruccin de Planificacin Hidrolgica. Se puede apreciar como en muchos de estos mbitos los recursos quedarn por debajo de las demandas y no slo en aos de sequa. En efecto, la reduccin de precipitaciones prevista por los modelos de cambio climtico para Espaa compromete la satisfaccin de demandas de agua en las Demarcaciones Hidrogrficas de: Segura (incluso en aos de precipitaciones extraordinarias) Jcar (en aos de sequa y de normalidad) Cuencas Internas de Catalua (en aos de sequa)4 Sur (en aos de sequa) Guadalquivir (aos de sequa) Guadalete-Barbate (DHCAA) (aos de sequa) 4. En las Cuencas Internas de Catalua, los volmenes de agua en aos de sequa se cal culan en 1.138 hm3/ao y se elevan a 2.802 hm3/ao en aos de normalidad, para la satisfaccin de unas demandas de agua de 1.357 hm3/ao. Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 48 Guadiana (aos de sequa) Tajo (aos de sequa) Ebro (aos de sequa) Tabla 6. Disminucin de volmenes de agua debido a los efectos del cambio climtico y su relacin con las demandas existentes Fuente: Instruccin de Planificacin Hidrolgica, 2008. Demarcaciones Hidrogrficas. Ministerio de Agricultura, Alimentacin y Medio Ambiente. Ello habla de la importancia de tener en cuenta la modelizacin climtica en la planificacin del territorio y de los recursos naturales esenciales para el funcionamiento de un pas. En el marco de la planificacin sostenible de los recursos de agua donde las transferencias de agua entre cuencas hidrogrficas van a tener ms dificultad en desarrollarse, la garanta del abastecimiento futuro de reas tursticas del litoral mediterrneo espaol y de ambos archipilagos a partir del uso de aguas no convencionales (depuracin-reutilizacin y desalacin) ser, como se ha sealado, no slo una opcin, sino una necesidad. Conclusiones Suelo y agua son dos elementos bsicos para la planificacin de actividades en el territorio. Y ambos estn estrechamente relacionados. Son los dos elementos que mayores implicaciones ambientales y econmicas tienen para el desarrollo sostenible. Se trata de dos componentes del medio de alto valor, en el contexto de las economas de mercado, dado su carcter Jorge Olcina Cantos 49 finito. Por ello, es necesario que se apliquen criterios de sostenibilidad, exclusivamente ambiental, en los procesos de planificacin y gestin del suelo y el agua. En Espaa la planificacin sostenible del suelo, aplicando los principios de la Estrategia Territorial Europea (1999) slo ha sido posible a partir de la aprobacin de la Ley del Suelo de 2008 (texto refundido de 2015). Es cierto que en algunas Comunidades Autnomas se han aplicado principios, criterios e indicadores de sostenibilidad ambiental desde comienzos de la primera dcada del presente siglo, y en algunas de ellas, se han obtenido resultados notables (Navarra, Pas Vasco). Pero los aos de la burbuja inmobiliaria (2000-2008) dieron al traste con iniciativas interesantes como la elaboracin de Agendas 21 Locales y su implicacin en los procesos de planeamiento urbanstico municipal. De ah, que pasados los aos de expansin inmobiliaria descontrolada, sea necesario el desarrollo real de un uso sostenible del territorio, de manera que el desarrollo socio-econmico sea acorde con los rasgos y riesgos del medio natural donde tiene lugar. Este principio es de aplicacin a la planificacin del agua que, como se ha sealado, ha estado marcada en nuestro pas por los principios de garanta de la oferta en lugar de la mejora de la gestin de las demandas. Y ello ha tenido un coste ambiental, social y econmico elevado, amn de fomentar desencuentros territoriales. La Directiva Marco de Agua del ao 2000 ha resultado, al respecto, muy beneficiosa para la planificacin de los recursos hdricos en el mbito espaol al primar, como principio rector de las polticas del agua, la obtencin del buen estado ecolgico del agua (calidad) frente al criterio, hasta entonces dominante, de la cantidad de recurso existente o necesario en un territorio, en los procesos de pla nificacin. Eso supone la necesidad de elaborar planes hidrolgicos (de demarcacin hidrogrfica o nacional) teniendo en cuenta ese principio rector. De este modo, se evitan propuestas de planificacin hidrol gica basada en la construccin de grandes obras de infraestructura para la transferencia de recursos de agua que no suele ajustarse a la realidad hdrica existente en la cuenca hidrogrfica cedente, ni se acomoda al principio de recuperacin de costes exigido por la normativa europea, ni calcula deterioro ambiental que suponen actuaciones de esta naturaleza. Agua y territorio en el rea mediterrnea. Reexiones y propuestas para la planixcacin del agua en el contexto del cambio climtico 50 Se impone una apuesta por los recursos no convencionales, aguas depuradas en primera instancia y, si es necesario, aguas procedentes de desalacin, como principio de actuacin bsico en la futura planificacin hidrolgica de nuestro pas. Slo as podr producirse el trnsito efectivo al modelo sostenible de planificacin y gestin del agua en nuestro pas que pasa por la apuesta por los recursos existentes en el territorio, por el mantenimiento de su calidad, por el respeto al medio ambiente y por la ausencia de medidas impuestas desde arriba que generan conflicto entre usuarios. En sntesis, los retos bsicos, en el corto plazo, que debe afrontar la futura planificacin hidrolgica en nuestro pas se resumen a: Elaboracin de un marco del agua adaptado a los criterios de sos tenibilidad del agua de la Directiva Marco del Agua. Planificacin que tenga en cuenta el Cambio Climtico (reduc cin de precipitaciones y cambios en los patrones estacionales). Planificacin que apueste por las medidas blandas a la hora de establecer medidas de reduccin de sequas e inundaciones. Planificacin del agua que sea bsicamente cientfico-tcnica. Planificacin por unidades territoriales de gasto de agua (menos valor de la poltica en asuntos hdricos). Uso prudente de nuevos recursos (desalacin). Reduccin de la contaminacin del agua (depuracin). La apuesta por la sostenibilidad ambiental en la planificacin y gestin del agua es un principio irrenunciable, que encierra un componente tico de buen comportamiento con el medio natural. Bibliografa Aema (2012) Los impactos del cambio climtico en Europa: evaluacin basada en indi cadores . Informe conjunto de la AEMA, CCI y OMS. Oficina de Publicaciones de la CE y Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Madrid, 240 p. Aemet (2015): Proyecciones Climticas para el siglo xxi en Espaa. 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Uno de los frutos que ha dado este dina mismo historiogrfico y cientfico es que los espacios agrcolas, el cultivo de plantas, los procesos de roturacin y desecacin y la explotacin de recursos naturales han recibido una atencin que ha ido en ascenso, abordada desde un enfoque nuevo. La constatacin de los restos materiales que han permanecido hasta la actualidad o la observacin planimtrica son fases de trabajo que resultan fun damentales para apreciar la continuidad o la mutacin de los paisajes histricos y retrotraernos a su pasado medieval. Uno de los espacios que analizaremos es el Valle de Elda. Durante la baja Edad Media la base de la economa rural del 1. Grupo de investigacin de la Universidad de Alicante: Poder pblico, sociedad y cultura en el Reino de Valencia, ss. xiii-xv. Informacin: https://cvnet.cpd.ua.es/ GruposInvestigacion/DatosGrupo.aspxid=169493&tipo=A&idioma=es; Contactos: leonardo.soler@ua.es, miriam.parra@ua.es. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 55-79. 56 Vinalop medio fue la agricultura tanto de secano como de regado. El ncleo del regado se concretaba en los campos irrigados mediante canales de desviacin del agua del Vinalop y otros cursos secundarios. Factores como la falta de caudal de agua originaron conflictos intercomunales que comenzaran a hacerse visibles o, al menos, ms palpables a finales del siglo xiv. Palabras clave: Vinalop medio, Valle de Elda, andalus, paisaje histrico. 1. Introduccin: el estudio del paisaje y del agua como fuente de conocimiento histrico El patrimonio hidrulico se inserta en una dimensin ms amplia que engloba el patrimonio del paisaje histrico. Una riqueza histrico-cultural que caracteriza los paisajes que nos rodean y cuya lectura nos puede acercar a conocer su evolucin y, por ende, las trazas que en l hay fruto de la coexistencia de las sociedades con el medio que habitan, usan y apro vechan en beneficio propio. En este sentido, los procesos de colonizacin de un territorio por parte de una sociedad determinada conllevan la apro piacin de un espacio fsico y con ello el inicio de la configuracin de un paisaje, al organizar socialmente el medio que ocupan. Este paisaje es una realidad fsica sujeta a una evolucin histrica, y estudiarlo es aden trarse en la sociedad que particip en su creacin. Una realidad humana que es susceptible de ser interpretada desde el conocimiento cientfico multidisciplinar, que permite distinguir los elementos que lo integran y lo caracterizan. En los ltimos aos el estudio del paisaje histrico resulta uno de los temas ms innovadores en el campo de la Historia y la Arqueologa Medieval mediante el anlisis de fuentes de diversa ndole (Guilaine, 1991; Kirchner, 2010; Bols, 2010; Malpica, 2009). En este sentido, la historia medioambiental y la evolucin de los paisajes en la relacin ecologa-historia son los puntos que han recibido un notorio impulso en las ltimas dcadas. Se est abordando en el mbito de la historia medieval desde planteamientos que asumen cronologas amplias y exten sas en el espacio (Furi, 2001; Clemente, 2000; Malpica, 2015; Martn, 2014). Esta lnea de investigaciones desempea un papel creciente en el J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 57 desarrollo de la comprensin de las sociedades rurales en el mbito europeo, con la aproximacin de la historia social y econmica a la historia medioambiental o ecolgica (Thoen, 2011; Soens y Thoen, 2001; Van Bavel y Thoen, 2013; Campbell, 2016; Abb, 2006, Martn Civantos, 2007). En Espaa desde los 90 del siglo pasado se ha potenciado una fructfera tendencia de investigacin dirigida al anlisis del espacio, el hbitat y el paisaje andalus, as como del cristiano feudal, con una aten cin especial al momento de la conquista y la colonizacin feudal sobre al-Andalus. Trabajos que han esclarecido en muchos aspectos el proceso de organizacin del territorio y el cambio social con la implantacin del feudalismo hispnico y las transformaciones producidas sobre las prcti cas agrcolas andaluses (Clemente, 2008; Garca-Oliver, 2013; Kirchner, 2003, 2008, 2011; Guinot, 2008, 2009; Torr, 2010, 2012; Guinot y Esquilache, 2012; Torr, Guinot, Esquilache, 2014; Parra, 2013, 2017, en prensa). Como resultado de este dinamismo historiogrfico y cientfico, los espacios agrcolas, el cultivo de plantas, los procesos de roturacin y desecacin y la explotacin de recursos naturales han recibido una mayor atencin desde un enfoque cada vez ms renovado. Siguiendo esta lnea, la aparicin de trminos como ecolgico o medio ambiente en los ttulos de algunos estudios o reuniones cientficas han reflejado la nueva sensibilidad hacia el estudio del entorno y la configuracin y evolucin de los paisajes en la Historia Medieval 2. De este modo, el proceso de conquista cristiana sobre al-Andalus resulta un marco casi inigualable de inters cientfico para analizar la problemtica histrica que conllev los procesos de transformacin del medio con la llegada de los feudales a tierras musulmanas. Esta temtica 2. En ese contexto cientfico, entre otras, se han celebrado varias reuniones de espe cialistas en torno a esta temtica, como las jornadas El medio natural en la Espaa Medieval celebradas en Cceres en 2001, el II Encuentro Internacional sobre Historia y Medio Ambiente en Huesca en ese mismo ao, las I Jornadas de Historia Rural y Medio Ambiente de Ayamonte en 2003, las jornadas Natura i desenvolupament. El medi ambient a lEdat Mitjana de Balaguer en 2006 o el XII Congreso de Historia Agraria, organizado por la Sociedad Espaola de Historia Agraria (SEHA) y el Grupo de Historia Social Agraria (GHSA) de la Universidad de Crdoba celebrado en esa ciudad en 2008. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 58 es, sin duda, una lnea de investigacin que permite ahondar en el conocimiento de las sociedades medievales, de su sistema poltico, econmico y social, pudindonos aproximar a los usos de la tierra, del agua o la explo tacin de otros recursos naturales, resultado de la actividad productiva o socio-econmica implantada por los poderes feudales. Un proceso que en el caso de la Pennsula Ibrica revierte de una particularidad histri co-arqueolgica singular dentro del espacio europeo medieval, ya que los cristianos encontraron un paisaje ya construido: casas, campos, acequias, rboles y campos de cultivo intactos. A partir de la conquista cristiana, el interior de la actual provincia alicantina en el corredor del Vinalop qued estructurado en una serie de seoros nobiliarios con imponentes fortificaciones y mayora de pobla cin mudjar que se esparcan por los valles como Crevillente, Monvar, Xinosa, Petrer, Elda, Novelda (con la Mola) o Aspe. La poblacin musul mana era mayoritaria en el valle de Elda y de Novelda, con las moreras de estos lugares, de Aspe, Petrer, Monvar y Chinorla, ms dos peque os lugares de claro carcter defensivo como poblacin cristiana de la Mola junto a la poblacin noveldense y Salinas, cerca de la frontera caste llana. El territorio que nos ocupa, la villa medieval de Elda, se sita en la comarca de los valles del Medio Vinalop. Un pasadizo entre las tierras del campo de Elche y el altiplano de Villena, el Bajo y Alto Vinalop res pectivamente. Un rea caracterizada por un clima rido que cuenta con el ro Vinalop atravesando el fondo del valle. Este cauce fluvial presenta un agudizado estiaje que lo convierte ms que en un ro en una rambla (Gil Olcina, 1972). En l desembocan una serie de ramblas que aumentan su cauce en pocas de lluvias o crecidas estacionales como la rambla de Pua, Bateig , la Sarsa, la Cany, Avaiol, Catxuli y la Caldera. La confluencia entre el Vinalop y la rambla de Caprala y el barranco de To Bonif se produce en la terminacin meridional de la sierra del Caballo y el con junto de relieves de la alineacin Torreta-Monastil, para introducirse seguidamente como un nico cauce en el valle de Elda (Ballesta Leguey, 1986; Bru, 1992), donde encauzado en el punto en el que confluye con la rambla de Pusa, atraviesa la ciudad hasta la partida de Dos Puentes, continuando por los trminos de Monvar, Monforte, Aspe y Elche. J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 59 Figura 1. Espacio geogrfico del pleito. Fuente: Elaboracin propia. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 60 Este escenario geogrfico, el valle de Elda (como consta en la propia documentacin medieval vallis Etle, vall dElda), que comporta, grosso modo, las principales poblaciones del Vinalop medio, expe riment una cesura en su desarrollo histrico en los aos centrales del siglo xiii . Nos referimos al cambio poltico, social, econmico, religioso y cultural que sucedi con la apropiacin del dominio musulmn del reino hudita de Murcia con su integracin en un nuevo espacio pol tico y social, el feudal (Ferrer i Mallol, 2003-2004, Cabezuelo, 2006). Un proceso que no supuso la aniquilacin de los elementos andaluses constituidos durante cinco siglos, sino que se trat de una dinmica de transformacin gradual y tambin de pervivencia modificada de algunos de esos elementos, evidencia de la transcendencia que la sociedad islmica tuvo en el avance de la cristiano feudal. De esta manera, a pesar de que la conquista cristiana culmin con el proyecto poltico andalus, el mante nimiento durante algunos siglos de una cuantiosa poblacin musulmana propici que algunas estructuras familiares andaluses permanecieran con no muchas perturbaciones (Bernab, 2006), siendo ms los cambios si aplicamos una perspectiva global y a largo tempore de todo el proceso dominacin cristiana bajomedieval; y otras pautas con mutaciones feha cientes, sobre todo si atendemos a las relaciones sociales, econmicas y polticas entre comunidades cristianas, dominantes, y musulmanas, domi nadas (Torr, 2009, Cabezuelo, 2014). La conquista feudal produjo una serie de transformaciones, como se ha remarcado, sobre el espacio previamente andalus en cuanto a la organiza cin de los ncleos de asentamiento pero tambin en la direccionalidad y aprovechamiento econmico de los espacios susceptibles de explotacin agrcola u otros como aquellos que aportaran el uso de otros recursos naturales. Aproximarnos a la realidad de este proceso supone examinar los elementos que constituyeron el paisaje, entendiendo ste como la combinacin entre la naturaleza, los ncleos de poblamiento y las reas de produccin agrcola (u otro tipo de produccin). En este sentido, se plantea necesaria una puesta en prctica de un protocolo de trabajo que ane fuentes examinadas desde la disciplina histrica y arqueolgica. El recorrido del terreno, la constatacin de los restos materiales que hayan podido llegar hasta nuestros das o la observacin planimtrica son fases J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 61 de trabajo imprescindibles para apreciar la continuidad o la mutacin de los paisajes histricos y retrotraernos a su pasado medieval. A este protocolo de trabajo se adhiere un reconocimiento previo o a posteriori del terreno y un estudio arqueolgico de las reas de ocupacin y de las estructuras desarrolladas para la explotacin del medio ya fuere infraestructuras hidrulicas, molinos u otras, y, por supuesto, resulta de sumo inters la exhumacin y anlisis de fuentes de ndole poltico y norma tivo, como los fueros, las ordenanzas y sobre todo los repartimientos, como las concesiones y repartos especficos, fruto de la actividad de las instituciones regncola, seorial y municipal. Pero tambin los protocolos notariales, los procesos de justicia ordinaria, y los documentos emanados de la cancillera regia. Las presentes lneas descansan en la mera presentacin de un proceso documental, un pleito surgido por la delimitacin de los trminos de las diferentes seoras del lugar en 1381-1382, derivada de la cotidiana peti cin y queja por ordenar lmites entre entidades jurisdiccionales. Cabe sealar desde el punto de vista metodolgico la importancia de docu mentacin que viene a evidenciar la validez de este tipo de disputas fijadas por escrito para el estudio del paisaje, como una especie de cartografa histrica escrita que puede permitir evaluar los cambios en la organiza cin del mundo rural. Una fuente escrita que es testimonio de cmo era aquel paisaje medieval, pero tambin de la cosmovisin por parte de la sociedad medieval del espacio que habitaba y que explotaba para su supervivencia 3. 2. Un contexto histrico: coyuntura poltica, paisaje, agua y recursos natuales Este pleito se enmarca cronolgicamente en los aos finales del Trescientos. Horquilla cronolgica que se sita en los aos inmediatamente posterio res al conflicto blico de la Guerra de los dos Pedros entre la corona de Castilla y la corona de Aragn (1356-1366). Este enfrentamiento supuso 3. El presente trabajo forma parte de un monografa en curso de elaboracin por parte de los arriba firmantes: Paisaje, memoria e identidad en el sur de la Corona de Aragn. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 62 la concesin por parte de Pedro IV a Bertrand Duguesclin capitn mercenario por la ayudada prestada en la guerra, del seoro de los valles de Elda y Novelda (Cabezuelo, 2006, 153-155). Sin embargo, el disfrute de esta posesin por parte de Duguesclin fue breve, ya que en marzo de 1367 los valles pasaban de nuevo a la jurisdiccin regia de Aragn, pasando en agosto a poder de Hugh de Calviley, que se hizo tambin con La Mola y con Aspe, con lo que todo el valle Medio del Vinalop pas de nuevo a estar en manos de seores extranjeros. Tras seis aos y largas negociaciones en las que las comunidades locales islmicas desempea ron una importante colaboracin, ambos caballeros ingleses vendieron sus posesiones en el Vinalop regresando a la Corona septiembre de 1383 entrando a forma parte casi seguidamente, de los dominios de la reina Sibil.la de Forti, cuarta esposa de Pedro IV. Desde estas fechas, los territorios seguirn integrados en los dominios regios hasta 1391 con la llegada de los Maa de Liana (Cabezuelo, 2006). Por lo tanto, la nece sidad de esta puesta por escrito de la delimitacin del territorio de estos valles se insertan en estos momentos de negociaciones de compraventa de estos dominios feudales entre Hugh de Calviley y la monarqua. El valle de Elda, en relacin a las diferentes moreras de la Corona de Aragn, tuvo un carcter demogrfico que podramos considerar bajo-medio, que si comparamos con las diferentes moreras cercanas, es decir, con los principales lugares de la Gobernacin de Orihuela: la more ra de Elche y Crevillente, los musulmanes de la huerta de Alicante, la aljama de Orihuela o el nuevo espacio creado por poblamiento de mud jares en el siglo xv , es decir Monforte, podramos tildar de alto y denso. Imagen similar nos ofrece, adems de las propias estimaciones que se han hecho, el prisma y las palabras que destinaban las autoridades polticas reales cuando referan a este territorio. Aqu la variable fronteriza impreg nada por el temor a la colaboracin de la poblacin local con granadinos y almogvares en sus razzias y algaradas terrestres, causaba tales sensaciones o impresiones a los oficiales reales y municipales sobre los musulmanes autctonos; imagen que cabalga tambin, dependiendo de coyunturas, entre la realidad y el mito. M. T. Ferrer i Mallol a travs de diferentes fuentes (rentas reales, morabat, censos) ha trazado una amplio estudio sobre la poblacin J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 63 Figura 2. Minuta cartogrfica del trmino de Elda. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 64 musulmana de la Corona de Aragn en el siglo xv que, gracias a otros estudios de la misma autora para el siglo xiv y algunas otras estimacio nes para el valle de Elda, nos permiten obtener unas cifras relativamente aproximadas de la poblacin musulmana local. Estas comunidades esta ran integradas por 192 fuegos mudjares de un total de 315 para Aspe y 121 musulmanes de 206 para Elda; Monvar, la Mola y Chinorla com putando conjuntamente alcanzaran 99 casas, en el caso de Novelda y Petrer se estiman 230 y 99 unidades domsticas respectivamente segn el censo de 1510 (Ferrer i Mallol, 2002). De esta forma, la poblacin poda oscilar entre 700 y 1000 casas como estimabas las autoridades polticas de Orihuela y Alicante 4. Durante la baja Edad Media la base de la economa rural del las tierras del Vinalop medio fue la agricultura tanto de secano como de regado a la que la mayora de la poblacin dedicaba sus esfuerzos diarios. El ncleo del regado se concretaba en los campos irrigados mediante canales de des viacin del agua del Vinalop y otros cursos secundarios o captaciones de agua 5. No obstante, la falta de caudal de agua deriv en conflictos interco munales que comienzan a hacerse visibles o se acentan a finales del siglo xiv . De esta manera, son los constantes conflictos entre las comunidades del valle de Elda y Villena por el agua del Vinalop, en los que no slo participaban ambos ncleos sino tambin la jurisdiccin de dos coronas, la de Valencia y la de Castilla respectivamente (Barrio y Cabezuelo, 1997; Ortuo Molina, 2005-2006). Disputas surgidas en algunas ocasiones por 4. De todas formas, seguimos contando siempre con el handicap de analizar datos de carcter preestadstico y el desacuerdo en la aplicacin de coeficiente destinados a la cuantificar las unidades familiares, que puede oscilar entre tres personas y cinco respectivamente. Adems tener una visin muy reglamentaria y oficial de la realidad demogrfica como ofrece las fuentes de carcter poltico (registros fiscales y cancille rescos) puede oscurecer datos reales, de ah tambin la relevancia de la fuente notarial la cual nos puede revelar otros datos, quizs de poblacin ms densa, contabilizando los musulmanes en las concordias y censales emitidos por los seores de estos lugares. 5. En julio 1367, recin terminada la guerra de los Dos Pedros, Pedro IV de Aragn permiti a la aljama mudjar de Elda que del derecho de albaqua de 1366 se des viasen 2000 sueldos para la reparacin de las acequias y canales de la huerta de Elda (Cabezuelo, 1991, pp. 70-71, 152-153). J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 65 el agua derivada de la Fuente del Chopo, en trmino de Villena, que era encauzada para llevar el agua sobrante hasta Elda, desembocando sus aguas en el cauce del ro. Muestra en la problemtica del reparto del agua es el pleito surgido en 1380 entre sajeos y villeneneses cuando estos cegaron el paso de agua a Elda, daando a la poblacin de tal manera que en 1389 la reina Violante aluda a la despoblacin del lugar como consecuen cia de los problemas para irrigar las tierras 6. Del mismo modo, en 1392 los habitantes de Petrer cerraron el paso de la acequia que desde las fuentes de la localidad conducan el agua hasta Elda. Conflictos que devinieron en la estipulacin de la compraventa de agua para su uso a inicios del siglo xv, desvinculndose el agua de la tierra. Estos enfrentamientos nos muestran que adems del agua propia del caudal del ro eran aprovechadas las aguas de otros afloramientos acuferos fuentes o cursos espordi cos como pudiere ser ramblas o ramblizos que vertan sus aguas al cauce fluvial, cuyas aguas eran tambin canalizadas para emplearlas en el riego de las parcelas de cultivo en las tierras bajas y llanas del valle definindose espacios irrigados en las cercanas de la villa 7. El agua captada del ro se distribua por el espacio irrigado a travs de dos acequias principales: la acequia de arriba la acequia mayor de Elda, que riega la parte alta de la huerta y que proporcionaba tambin riego a los campos de cultivo de Petrer; y la acequia de abajo que riega la parte sur del espacio irrigado. La realidad productiva de las aljamas del valle medio del Vinalop estaba determinada por su actividad fundamentalmente agrcola domi nada por los cereales (trigo, cebada, alcanda, panizo, centeno), las leguminosas (destacando las habas), los olivos para la produccin de aceite destinada al autoconsumo, los almendros destinados claramente a la comercializacin, el azafrn y el azafrn borde alasfor con el mismo criterio que los ltimos, adems de la via que ocupa y concentra la mayor 6. En 1387 se refiere a la existencia de un canal para trasvasar el agua desde Villena al Vinalop, en concreto se alude a la reparacin y limpieza de una acequia que llevaba agua hasta el valle de Elda que atravesaba los trminos de esta villa (Ortuo Molina, 2005-2006, p. 138). 7. La poblacin de Petrer era irrigada de las aguas procedentes de una fuente cuya agua era captada por un qanat y conducida por el recorrido de la rambla de Pua hasta Petrer, en relacin a la existencia de asentamientos andaluses. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 66 parte de las tierras de esta comarca destinadas a la elaboracin de la uvapasa (Ferrer i Mallol, 1988, 89-108, Barrio y Cabezuelo, 1999). Tambin posteriormente, el cereal y sobre todo la via sobresala sobre el resto de cultivos, siendo transformados sus frutos en uva pasa por las comunidades locales, que fueron claro objeto de especulacin mercantil por parte de los seores locales, comerciantes de la gobernacin de Orihuela y compaas mercantiles, valencianas, italianas y francesas que penetraron bien pronto en las tierras de los valles de Elda y Novelda a inicios del siglo xv . Producciones que entroncan con otras comunidades musulmanas de la Gobernacin della Xixona como Elche, Crevillente y en menor medida Alicante y Orihuela, a las que se aaden la grana y la sosa, el esparto y las esteras de junco, el vino y el aceite y sobre todos los higos que completan la produccin que se comercializaba en mercados forneos (Soler Milla, 2007). 3. Una disputa, un pleito jurdico y una sentencia: descripcin de un itinerario medieval (1381-1382) La peticin por parte de Sibil.la de Forti, seora de Novelda, por escla recer la pertenencia de su trmino al ver daados sus intereses por las dificultades del paso del ganado en su seora 8, como se recoge especfi camente: pro parte dominum tam christianorm quam sarracenorum loci de Novetla qui es illustris Sibilie consortis nostre fuit nobis humiliter suplica tum ut cum dictus locus de Novetla qui situatus extitit inter villam dAlacant et loca dEtla, dAsp, de Petrer e de Monover habeant suos trminos mdi cos et angustos dicti homines possint eorum extrahere locum ipsum, ocasion el establecimiento de una comisin ad hoc para resolver tales hechos y, afortunadamente para nosotros, la gnesis de pleito, sentencia y 8. Tenamos constancia documental de la solicitud: Hinojosa Montalvo, J., Textos para la Historia de Alicante: Historia Medieval. Alicante. 1990, pp. 191-193. No del estableci miento de la comisin ni los hechos derivados aqu tratados. No conocemos la partida exacta del litigio, se intuye de la documentacin, la parte ms oriental de Novelda lindando con Monforte, trmino de Alicante, en la cronologa referida. J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 67 testimonios de la actividad de la misma. Los hechos transcurrieron entre otoo de 1381 e invierno de 1382.Se produjo un recorrido exhaustivo del valle medio del Vinalop por parte de las comitivas, alcad y consejo de viejos de las aljamas implica das en el pleito, que son acompaadas por notarios y oficiales cristianos para delimitar los trminos de las villas y lugares, esto es el rea compren dida entre las poblaciones medievales de Elda, Petrer, Monvar, Novelda y Aspe a travs de fitas y mojones. Una prctica histrica que retrotrae sus orgenes a la Antigedad y que mantiene ciertas reminiscencias en la actualidad, sobre todo cuando determinados municipios se disputan ciertos espacios de sus trminos municipales teniendo que recurrir a la documentacin histrica, medieval y moderna, como testimonio, prueba de pertenencia anterior. Del recorrido extraemos muchas lecturas que se pueden sintetizar en las siguientes ideas: Conocimiento exhaustivo de la geografa, orografa y edafologa de lugar. Los notarios realizan una descripcin minuciosa de todo tipo de detalles. La construccin oral de un relato a travs de sus declaraciones e impresiones, de un paisaje coetneo para ellos, ya histrico para nosotros, se materializa por escrito. Esta delimita cin fsica, social e institucional es consecuente de un verdadero proceso de domesticacin o antropizacin previa y simultnea del ecosistema. Enumeracin detallada de una serie de accidentes geogrficos: caminos, sendas, sierras, montaas, barrancos, collados, cueva, ramblas, ro; se precisan los diferentes tipos de rboles y cultivos: oliveras, higueras, pinos, y se mencionan las instalaciones hidru licas, caso de un molino, como el de Aspe en manos de la familia oriolana de los Masquefa, que retuvieron en los siglos xiv-xv , y de diversas acequias. Indican los lmites de todos los lugares, relevan tes y modestos, sancionando la pertenencia territorial a una u otra comunidad. Por tanto, se estn relatando vas de comunicacin y espacios productivos (tambin defensivos-no solo castillo viejo de Aspe donde hacen escoltes i talaies, guarda y defensa en caso de Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 68 guerra o violencia almogvar). Evidentemente de algunos de ellos desconocemos su emplazamiento. Estas palabras no hacen ms que reflejar una organizacin social y pol tica institucional del territorio, y por ende, econmico-poltica: asegurar la defensa del territorio y controlar todos los recursos productivos de su posesin territorial era sinnimo de controlar su uso y explotacin y el riesgo de ataque o deterioro por otros que los mismos pudieran sufrir. Y finalmente, Lo que es ms importante, en este marco, un familiarizacin con el ro, riu de Villena, riu dElda, como elemento, hito y espacio hdrico, cercano, no slo por su aprovechamiento en la irrigacin, claro est, si no por su recorrido, su fisonoma y su realidad, el ro que nos lleva, el ro que les llevaba, para marcar y determinar lugares pertenecientes a una y otra villa cristiana, antao institucin musulmana, tambin medieval, y siempre espacio de una comunidad rural campesina, musulmana en poca andalus y tambin en la feudal. Familiarizacin que es aprehensi ble en otros territorios medievales, como por ejemplo los vecinos del Vinalop en su parte norte, como bien se describe en la obra de Juan Manuel, conocido hombre de letras y de frontera en el medievalismo ibrico de fines del siglo xiii a mediados del siglo xiv , en su afamado El libro de la Caa cuando alude a ro de Villena. Por tanto, el ro vuelve a ser un rasgo identitario de cada comunidad. Imgenes que ejemplifican la simbiosis de la sociedad con el medio en el que vivan, con el paisaje que crearon y en el que ambos coexistieron, en una relacin recproca con el medioambiente, es definitiva, la convivencia con un ecosistema determinado. Por ejemplo: Dimarts III dies de deembre en lany dela nativitat de nostre senyor M CCCLXXXIlo noble mossen en Bernat Senesterra, cavaller conseller del nostre senyor Rey, governador e comissari damunt dit per seguir forma de la sua comissi per veure vull los limits dels termens dels lochs en la J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 69 dita sua comissi expressats ensemps ab son acessor e ab son scriv Et esser personalment en la rambla maior qui decorre de Bilena ad Etla, o s en dret dla serra o abeto apellat Zambo e en special per veure e ragonear los limits dels termens entre los lochs dEtla e de Novetla et esser aqu Taher Abenjafer, alcad de Novetla e Mahomat Abenatia, Abdalla Almur e Mahomat Alcoy, vells e jurats del dit loch de Novetla, en presencia de aat Abenadulhapelp, alcad del dit loch dEtla, Uzmen Abengalifa, Abdulaex Abenlorqua e Hamet Abenalema vells jurats del dit loch dEtla dixeren que la dita serra apellar Zambo pasant la dita rambla o riu ver sol ixent a fita cuberta es a terme de Novetla tro en lo terme de Petrer segons de loch en loch se mostreran. comensas los terme de Novetla en lo cap del barranch qui ve de bateig e de la canyada del Laheni alli on engrava o discorre en la dita rambla maior lo camp apellat dHambron e del dit barranch en pus vers Etla es terme dEtla e del dit barranch enjus es terme de Novetla. E continua la limitaci dels dits Figura 3. Espacio irrigado a grandes rasgos de la villa de Elda. Fuente: Elaboracin propia. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 70 termens dela boca del dit barranch on engrava la dita rambla tro al estret de les salines romanint lo stret desus dit al terme de Novetla. O las sucintas descripciones de espacios productivos que nos aporta infor macin de los recursos hdricos: e ax que los dits alcad, vells, jurats de Novetla dixeren quel dit engrava ment axi com va lo diu riu dAspe a amunt tro all on engraven les aygues del barranch apellar vet Alhandich e del dit engravament axi com puja lo dit barranch a ensus tros en les dites sinch oliveres desus dites procurador, alcad, vells, jurats dien, possen e declaren quel dit terme dAsp comena confrontar e esser limitat entre lo dit loch dAsp e de Novetla, es de la rambla del riu dEtla en lo loch os pass lo cam de Nompot e ve al mol de Jaume Masquefa a fita cuberta per lo pl qui es entre lo riu e rambla devallant dEtla e el riu dAsp, tro a I p gran qui es en lo dit pl tro a prop del riu en lo dit riu pren vol es gira vers lo dit mol Al fin y al cabo estamos acercndonos a prcticas y sistemas sociales rurales, formas de hacer campesinas, tradiciones y comportamientos que desprenden lecturas sociales del paisaje que incluyen todos los procesos y tcnicas hidrulicas, agrcolas y ganaderas, esto es, sistemas sociales y de comportamiento. En las comunidades musulmanas del Vinalop, como en el resto de territorios catalanoaragoneses, son las diferentes familias que ostentan el poder poltico de las aljamas, alcades, vells y otros ofi ciales, quienes atesoran estos conocimientos. Las palabras de los oficiales reales cristianos son muy elocuentes: e sia acostumada fer en molt major terme o termens majors en altra manera per le brevetat daquella o ser sino tolra e excloure el dit deles dites aljames lo qual de rah, bon jutge se pertany enertar majorment, la on sap qui dret de propietat principalmente lo qual se ha aprobar e saber per persones antigues ab les quals les ditas aljamas sent e deuen informar, com no sia cosaes deuen haver ab persones antigues deles dites aljames e daltres lochs circunvehins e altres Asimismo, slo por los extractos trados a colacin ms arriba, cabe sealar que hay mucha presencia de topnimos andaluses, nombres que en algn caso ya se han perdido y que tienen sus paralelos en tierras musulmanas de todo el Mediterrneo y otros que se han fosilizado y permanecido en poca J. Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 71 medieval cristiana y posteriormente moderna, habiendo llegado hasta nuestros das. Tambin se constata la importancia de la toponimia valenciana, mayoritaria en este proceso documental de finales del Trescientos, que contina hasta la actualidad en todas las localidades Vinalop. Son topnimos que requieren de un estudio exhaustivo, necesitan de inter pretacin y, si se pudiera, localizacin, al menos en cartografa histrica. Este artculo presenta un anlisis inicial de una documentacin escrita, que se inserta en un trabajo ms extenso de un examen profundo de la transformacin del paisaje agrario y productivo, de los espacios de trabajo estrechamente vinculados al patrn de asentamiento, de las comarcas del sur del reino de Valencia a partir de la conquista, colonizacin y formas de dominacin cristiana en el Doscientos y Trescientos. Consideraciones finales Nos hallamos ante nuevos caminos en el conocimiento histrico nacido del estudio de esa interrelacin entre la sociedad y el medio en el que habitan. La necesitad de estudiar el patrimonio hidrulico de esta zona, que se ha esbozado anteriormente, radica en la atencin de los procesos de cambio de las sociedades histricas. La transformacin de los paisajes rurales constituye una de las consecuencias de los sistemas de coloniza cin de las sociedades feudales sobre los espacios conquistados, en este caso andaluses, a travs de los intentos de domesticacin del espacio fsico, el establecimiento de diversos modos de aprovechamiento de los recursos naturales y la gestin de los espacios productivos que desemboca ron de un conocimiento previo y constante del dominio del territorio. El anlisis de este pequeo proceso documental y su insercin en un discurso histrico nos ha permitido constatar que, transcurrido siglo y medio de los inicios del dominio cristiano sobre unos valles de fuerte raigambre musulmana, precisamente son personas y expertos quienes realizaban el recorrido, describan los lugares y ofrecan la panormica a las autoridades cristianas, que lo llevaban por escrito 9. Un paisaje heredado, aprehendido 9. En este sentido, los repartimientos u otros libros cristianos son una fuente de gran riqueza para para reconstruir los paisajes perdidos de al-Andalus y evaluar los Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 72 y familiar, que les es propio a los musulmanes al vivir, cultivar y caminar por el mismo, y un lugar no tan cercano pero s propio de los feudales que buscan delimitar; un paisaje que, por tanto, quiere ser transformado, usado diferentemente y cambiado por las diversas autoridades cristianas, seoras del lugar.La relevancia de la existencia, estudio y sistematizacin de la infor macin pormenorizada de un proceso documental como el meramente presentado en este trabajo revela muchas cuestiones: en primer lugar, la necesidad de atender a las constantes peticiones y, en segundo lugar, la frecuencia de instancias a la cancillera regia, que denota el inters de las corporaciones locales por efectuar un correcto ordenamiento fsico y poltico de sus trminos, que es simplemente una sancin jurdica a las formas, bien efectuadas, bien esbozadas, bien perseguidas, de aprovechar los recursos naturales de un espacio. En efecto, la investigacin reciente, quiz tambin por la trascendencia actual que tienen los conflictos entre pueblos y estados en la gestin de recursos naturales, su canalizacin y la gnesis de riqueza en las sociedades capitalistas, vuelca su mirada de forma insistente en conocer cmo fueron los procesos de apropiacin de territorios y, por ende, de la transforma cin de los paisajes culturales. En el caso de las sociedades medievales, muy especialmente para la Corona de Aragn, existe una trayectoria subsiguientes cambios en la organizacin del mundo rural. A este respecto puede consultarse AA.VV. (1990). De al-Andalus a la sociedad feudal: los repartimientos bajo medievales , Consejo Superior de Investigaciones Cientficas (CSIC). Institucin Mil i Fontanals, Anuario de Estudios Medievales, anejo 25, Barcelona. Guichard, P. 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Leonardo Soler Milla y Miriam Parra Villaescusa 73 slida de investigacin sobre recursos como bosques, marjales, saladares, entre otros, que apunta en esta lnea. Por tanto, esta delimitacin jurdica camina a que cada aljama musulmana del valle, en definitiva, cada institucin de gobierno dominante, controlara esos espacios. An as existe otro interno que no podemos abordar en este momento y atae a la propia gestin que hacan las comunidades campesinas y los usos, injerencias y, finalmente, control de los distintos seores cristianos, rey, nobles y ciuda des, de los usos del campesinado. Creemos firmemente que un acercamiento profundo y un conoci miento global de la materia presentada, esto es, investigar los aspectos referentes a los paisajes rurales, del agua, del aprovechamiento hidrulico y de los sistemas agrcolas histricos, como tantos otros, no se puede rea lizar sin una correcta combinacin de los discursos procedentes de las diferentes fuentes, documentos y enfoques metodolgicos de los registros histricos, arqueolgicos, cartogrficos y otros, ms recientes, derivados de anlisis botnicos, suelos y etctera. De la documentacin y caso de estudio presentado se desprende una rica informacin relativa a vas de comunicacin (caminos, sendas), hitos geogrficos (barrancos, monta as, collados, cuevas), recursos hdricos (mencin reiterativa del ro y la rambla como ejes de delimitacin del territorio), cultivos (olivos, higueras y otros) y flora natural como pinos, as como instalaciones para el regado y la transformacin de productos del agro (acequias, molino). Esto no es sino una fotografa de la organizacin de un espacio natural y un espacio agrcola desde las miras de la bsqueda de su control y aprove chamiento, con la existencia de lugares de asentamiento limtrofes Elda, Aspe, Novelda y de enclaves de defensa para la proteccin del territorio definido. Por lo tanto, una documentacin de gran valor para conocer el paisaje andalus y feudal y calibrar los cambios ocasionados sobre el mismo con la conquista cristiana, entendiendo el paisaje como una reali dad social en la que se conjugan en l espacios de residencia y espacios de produccin. Su lectura nos lleva a entrever el paisaje bajamodieval desde la parcela a la seora; una carta de ruta del paisaje bajomedieval de la comarca. Paisaje, tierra y agua en los valles del Vinalop. Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 74 Referencias biliogrficas AA.VV. (2007). Contexto geogrfico y marco histrico de los regados tradicionales del Vinalop (Alto y Medio Vinalop). 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Imgenes e identidades a travs de un itinerario medieval del siglo xiv 81 Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 Fernando Matallana Hervs Archivo Histrico Municipal de Elda Son las aguas las que hacen la ciudad Plinio el Viejo, Historia Natural, XXXI, 4 Resumen El normal abastecimiento de agua potable al castillo y a las fuentes pblicas de Elda se vio interrumpido en el ao 1758 porque un grupo de propietarios de tierras en la partida de Caprala (Petrer), para beneficiar sus cultivos, desvi las aguas del nacimiento del mismo nombre que, de forma natural, bajaban por la rambla y, segn se crea en la poca, volvan a aparecer, de modo espontneo, en la zona de Santa Brbara. Ello motiv una reclamacin del Concejo, Justicia y Regimiento de Elda ante la Real Audiencia, solventada mediante el auto de 11 de agosto de dicho ao en el que se ordenaba el inmediato reintegro a la villa eldense en el uso y aprovechamiento de unas aguas que, segn argumentaba la parte actora, le pertenecan de inmemorial y sobre las que tena facultades prohibiti vas. El fallo invisti al alcalde mayor de Novelda, Francisco Sirera, en calidad de juez comisionado para hacer ejecutar la voluntad del tribunal y le encomend la restitucin de las cosas al estado anterior a la interrupcin del suministro. Sirera efectu in situ las diligencias precisas para dar cumplimiento al fallo judicial, desplazndose a Elda, Petrer, Caprala y Santa Brbara, notific a las personas implicadas y mand pregonar y fijar bandos al respecto en ambos municipios. Palabras clave: Elda, agua potable, Santa Brbara, Caprala El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 81-100. 82 En el verano de 1758 la villa de Elda sufri la privacin del suministro de agua potable en sus fuentes pblicas porque unos terratenientes del Valle de Caprala llamado significativamente tambin como el partido del Agua Buena, en trmino de Petrer, se apoderaron, para el riego de sus parcelas, de los caudales que nacan en el manantial y descendan por la rambla para aflorar, segn creencia del momento, junto a la ermita de Santa Brbara, Marquesado de Noguera, y desde aqu, por un canal formado por encaadas y arcaduzadas eran conducidas al castillo de Elda y a las fuentes urbanas para consumo de boca del vecindario (A.H.M.E., 1758; Rodrguez Campillo, 1993; Segura Herrero, 1998 y 1999). Ante tal usurpacin, el gobierno municipal eldense denunci los hechos a la Real Audiencia valenciana y, por medio del abogado Thoms Salelles (Tormo Camallonga, 2004, 77) 1 y del procurador Antonio de Luz y Soriano, present el 9 de agosto de 1758 una peticin para que se efectuara el rein tegro del uso y aprovechamiento de estas aguas a su legtima propietaria, recurso hdrico del que vena disfrutando la villa de Elda de inmemorial. Los trminos en que se plante la pretensin eldense, la resolucin de la corte de justicia y la posterior ejecucin del fallo judicial los conocemos a travs de una copia simple en papel sellado que se conserva en el Archivo Histrico Municipal de Elda. El Ayuntamiento compareci ante el tribu nal regional, como mejor procedi en derecho, por va de recurso, quexa, violencia, manifiesto atentado y, entre otras cosas, argument: 1. Que siempre, desde la fundacin de villa, haba estado en pose sin de las aguas de la Fuente de Caprala, que renacan en las proximidades de la capilla de Santa Brbara, estado de Noguera, y desde este punto hasta Elda se encaminaban bien por super ficie, bien subterrneamente, bien por pilares y canales en los barrancos, conducciones y estructuras que haban sido construidas y mantenidas a expensas de la administracin local eldense. 1. El letrado Thoms Salelles fue uno de los cofundadores del Colegio de Abogados de Valencia, resultando elegido como diputado cuarto en la reunin instauradora del Colegio, en 1759, celebrada en la iglesia de Calatrava de la capital valenciana. Fernando Matallana Hervs 83 Es la que Lamberto Amat denomina como caera del pueblo (Amat y Sempere, 1983, 281) 2. 2. De esta forma llegaba el agua a las fuentes pblicas para consumo de sus habitantes y demas que transitan por ella, puesto que se encontraba enclavada en camino real. 3. Elda dispona de facultad prohibitiva para evitar que abrevasen los ganados en el curso de estas aguas, as como para impedir que 2. Recoge varios documentos alusivos a este asunto. En primer lugar, una provisin de 10 de febrero de 1575 de Gaspar Remiro de Espejo, gobernador y baile del condado, publicada como crida por el pregonero de Petrer, Luis Alhadich, por la cual se decla raba coto cerrado la heredad de Noguera, propiedad del molt Ylltre. seor Don Juan Coloma , y prohiba acercarse a menos de 60 pasos de la font e de tota la alcadufada de Noguera deues Petrel e deues Elda. Una decisin del mismo Remiro de Espejo, de 20 de marzo de 1576, vedaba el riego con estas aguas en los pagos contiguos, bajo pena de 50 libras. Anterior a estas normas fue el amojonamiento de la arcaduzada o alcadufada, llevado a cabo el 19 de enero de 1565. Figura 1. Archivo Histrico Municipal de Elda. Detalle del conjunto documental relativo a las aguas de Caprala-Santa Brbara. Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 84 cualquiera las infectase o desviara a otros usos, con imposicin de penas a los transgresores. 4. La villa de Elda acompaaba testimonio de un caso anterior, de fecha no concretada, cuando unos sujetos quisieron amerar esparto en estas aguas, resuelto de forma favorable para los intere ses eldenses. Adjuntaba, igualmente, un decreto, de fecha tambin desconocida, del dueo territorial en que prohiba infectarlas o divertirlas hacia otras finalidades, ya que eran consideradas como alimentos de la villa, bajo pena de 25 libras, disposicin que en su da fue publicada en forma de bando tanto en Petrer como en Elda (Amat y Sempere, 1983; Gonzlez Simancas, 2010, 66-67) 3. 5. Entre otra documentacin que fundamentaba el pedimento de Elda, se adjuntaron algunas declaraciones de testigos que refor zaban lo expuesto. 6. Elda acusaba de aprovechamiento ilegal de sus aguas de beber a Juan Rico de Juan, vecino de Petrer, y a Severino (otra veces, Ceferino) Pellicer, vecino de Novelda, su cuado. 7. Se alude tambin en la argumentacin a la disputa mantenida entre Elda y Petrer por el aprovechamiento mancomunado de pastos, leas y dems utilidades forestales, en el transcurso del cual Petrer detuvo a un regidor de Elda, en los das de Semana Santa, cuando se encontraba alumbrando con varios hombres las aguas de la Fuente de Caprala y no fueron puestos en libertad hasta que lo orden la Audiencia, autos que estaban pendientes de resolu cin en la escribana de Cmara. Al margen de este caso concreto, recordemos que el litigio sobre la explotacin mancomunada de recursos forestales de ambas localidades pertenecientes a la jurisdiccin condal fue sentenciado, en grado de vista y revista, a favor de Elda en 1746 (Matallana Hervs, indito) 4. 3. El teniente coronel vio, a principios del siglo xx , algunos de estos arcaduces de la conduccin de agua potable a los que describi como enormes tubos barro coloca dos sobre cimiento de mampostera, atribuyndolos errneamente a poca romana. 4. El nico magistrado comn en las resoluciones judiciales de las aguas de Caprala-Santa Brbara y de la mancomunidad de rendimientos agrestes fue el jerezano Martn Dvila Fernando Matallana Hervs 85 8. Segn la parte eldense, la vecina Petrer no buscaba ms que mortificarla sin causa, ni justo motivo. 9. Las aguas de Caprala, renacidas en Santa Brbara, eran las nicas que Elda y los transentes del camino real tenan para beber, pero haba ocurrido que los citados Rico y Pellicer, con la finalidad de regar unos terrenos que tenan cerca de la fuente de echo y aten tadamente haban cortado el abastecimiento a Elda y desviado el curso de las aguas hacia sus pagos por medio de unas acequias que haban construido clandestinamente, dejando al vecindario eldense pereciendo por no tener otras [aguas] para vever y no poderse servir de las de los Barrancos, que sirven para el riego, por salobres y de mala calidad; el pueblo de Elda viva en la mayor consternacin y era de temer que acaecieran Desgracias entre los Vecinos de Petrel, y los de Elda, sobre dichas aguas. 10. De no ponerse pronto remedio y las aguas de Caprala volvieran a su tradicional uso, los habitantes de Elda estaban expuestos a morir por ser el alimento mas pressiso para el mantenimiento de la vida humana. Sigenza (1696-1764), siendo los dems firmantes en este ltimo pleito Ferrer, Borrull y Muoz, y en la revisin de sentencia el conde de Albalate, Ferrer y Martn de Gamio. Figura 2. Partida de Caprala (Petrer). Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 86 11. Por las razones expuestas, Elda solicitaba el reintegro sin perdida de tiempo , en evitacin de mayor ruina que, sin duda, se producira si se retardase la decisin judicial. Elda haba sido despojada de estas aguas y peda que se le repusieran in continenti y sin demora, dexandolas en el mismo ser y estado que tenan antes de practicar los expressados Juan Rico de Juan y Dn. Severino Pellicer el dicho atentado en la fabrica de las nominadas acequias. 12. Por ltimo, el apoderado de Elda peda al tribunal que se diera comisin a la persona que fuese de su agrado para personarse y practicar in situ las diligencias de reposicin del caudal, conforme al asunto descrito, adoptando para ello una real provisin. A esta peticin respondi la Audiencia territorial con el taxativo auto de 11 de agosto de 1758, acordado por los magistrados Martn Dvila, Miguel Eugenio Muoz, Francisco Locella y Sebastin del Castillo (Matallana Hervs, 2012, 19) 5, en el que comisionaron a Francisco Sirera, abogado de los Reales Consejos, teniente de corregidor y alcalde mayor de Novelda, para que pasando a la villa de Elda, y demas Partes donde convenga reintegre este villa en el uso y curso de las aguas de las fuentes de Caprala que renacen junto a la Hermita de Sta. Barbara. Su misin consista en restablecer las cosas a la situacin anterior a la interrup cin del suministro y, al mismo tiempo, notificar a Juan Rico de Juan, a Severino Pellicer y a quien conviniere que penda pena de 100 libras al que impidiese la normal circulacin de las aguas para el abasto y consumo en el municipio eldense. Por otra parte, los oidores dispusieron que si los mencionados Rico y Pellicer o cualquier otra persona se considerase con derecho alguno sobre dichas aguas deba alegarlo ante el tribunal. La determinacin judicial ordenaba expedir una real provisin que deba ser notificada al alcalde mayor de Novelda y con ella se le requiriese para hacer cumplir y ejecutar el auto acordado, disponiendo el comisionado de 5. Los citados Dvila, Muoz, Locella y Castillo fueron los mismos magistrados de sala que, en 1758, fallaron el asunto del eldense Pedro Vera, cosechero de trigo, sobre libre fabricacin y venta de pan frente al monopolio que ostentaba el horno del seor territorial. Fernando Matallana Hervs 87 facultad de translimitar y pasar a Elda, Petrer y dems lugares que fuera necesario para la puesta en prctica del encargo. Cualquier escribano le poda notificar y requerir al juez comisionado elegido, en cambio este ltimo tendra la posibilidad de nombrar al escribano que le asistira en todo el proceso y levantara testimonio de lo actuado. Una vez terminada su intervencin deba entregar al Concejo, Justicia y Regimiento de Elda el ejemplar de las diligencias originales llevadas a cabo, junto con la carta de la Audiencia y los derechos econmicos de juez y escribano seran abonados por la villa de Elda, con arreglo al arancel marcado por el tribunal regional. Si para el cumplimiento de su cometido el alcalde mayor Figura 3. Magistrados que acordaron el auto de 11 de agosto de 1758 sobre el acufero de Caprala-Santa Brbara (AHME). Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 88 de Novelda precisare del auxilio de las villas implicadas, estas vendran obligadas a prestrselo bajo las penas correspondientes.Francisco Sirera y Sigau (Sigaud o Sigraut) (Alicante, 1705-Novelda, 1767) era hijo de Juan Bautista Sirera y Aynat (natural de Bocairente) y de Bernarda Sigau y Samper (natural de Alicante). Doctor en Derecho, abogado de los Reales Consejos y alcalde mayor de Novelda entre 1729 y 1765 (A.M.N.; Cant Gmez, 2014, 82; Mira-Perceval; Martnez, 2011; Novelda digital, 2012) 6. Cavanilles atribuye a Francisco Sirera, la realiza cin de las obras (muro en arco, nuevo canal, minados, declive correcto, etc.) para el aprovechamiento de las aguas de La Jaud (Elda) en trmino de Novelda (Cavanilles, 1797). El auto, que vena refrendado por el escribano de la Corte y Audiencia del reino Pedro Thoms Febrer, con la anuencia del gobernador, capitn general, presidente, regente y oidores, lleg a Elda el 14 de agosto y ese da el Ayuntamiento encomend al escribano local, Pedro Len Vidal, que se desplazara a Novelda con objeto de notificar y requerir a Francisco Sirera. Esta diligencia tuvo lugar tres das ms tarde en la referida villa, cuyo alcalde mayor acept el real despacho como carta de su rey y acat el cumplimiento de cuanto en l se le ordenaba, nombrando como escribano de confianza a Francisco Corb, ejerciente en aquel municipio. Llegado a Elda el mismo da 17 de agosto, Sirera, investido como juez de comisin, dict un auto en el que manifestaba que, para llevar a cabo la ejecucin de lo ordenado por el rgano jurisdiccional, deba tomar cum plimiento a las justicias de Elda y Petrer. En primer lugar, se realiz en Elda, en la persona de su alcalde ordinario, Pedro Bernab, quien dijo que obedeca la real provisin en todo, y por todo como a carta de su Seor y Rey natural y para cuanto se ofresca esta pronto dar todo el auxilio, que se necesite . Sobre las cinco de la tarde partieron el comisionado y su 6. Francisco Sirera cas dos veces. En primer lugar con Mariana Vert y Gerons, en el ao 1736, fallecida al ao siguiente, y en segundas nupcias con Rosa Riera y Pastor en 1747, que morira en 1749. Fruto de su segundo matrimonio fue Francisco Antonio Sirera Riera, nacido en Novelda en 1748; este ltimo curs tambin estudios de Derecho, alcanzando el grado de doctor; abogado de los RR .CC., capitn de las Tropas Voluntarias y diputado en las Cortes de Cdiz. Fernando Matallana Hervs 89 escribano hacia Petrer, donde llegaron, aproximadamente, media hora ms tarde, segn queda reflejado en la fe de salida y en la fe de llegada. En la poblacin inmediata se dirigieron directamente a la casa particular Figura 5. Firma de Francisco Sirera (Archivo Municipal de Novelda). Figura 4. Fe de llegada al estado de Noguera, ermita de Santa Brbara, el 18 de agosto de 1758 (AHME). Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 90 y morada del alcalde ordinario, Baltasar Maestre. All les dijo su esposa, doa Clara Tancredi, que su marido se encontraba en el campo donde haba ido divertirse para algunos dias . Seguidamente, fueron a buscar a la persona que desempeaba la regencia de la vara de alcalde, Bartolom Pay y Galvis, a quien leyeron a la letra la resolucin judicial y notificaron convenientemente. Pay dijo, como lo haba hecho el alcalde de Elda, que la obedeca como carta de su Rey y Seor Natural y se prestaba a proporcionar la ayuda que el juez de comisin necesitase. Estando todava en Petrer, en la tarde del 17 de agosto de 1758, Francisco Sirera emiti un nuevo auto en el que daba a conocer que, para reponer y reintegrar la posesin de las aguas de la fuente de Caprala a Elda, deba pasar al lugar donde nacan, en jurisdiccin de Petrer, y al Marquesado de Noguera, donde reaparecan, por lo que citaba a la justicia de Petrer al da siguiente, a las seis de la maana, a la salida de su termino y entrada de el [sic] de Elda auxiliar a su Merced, para lo que convenir pueda. Del mismo modo, ordenaba notificar al alcalde y al sndico pro curador general de Elda para que les acompaaran y con sus asistencia, y su vista se practiquen las diligencias que correspondan. Sobre las nueve de la noche, escribano y juez mandatado, salieron de Petrer, no sin antes comunicar el auto que antecede a Bartolom Pay, regente de alcalde, y a las nueve y media de la misma noche ya se encon traban en Elda, donde dieron cuenta de la misma resolucin al alcalde ordinario y al sndico, Antonio Juan de Pedro. Tal y como estaba previsto al amanecer del da siguiente sali el grupo expedicionario hacia Caprala: Fe de salida. Doy fe Como aora que seran las seis de la maana del dia de oy diesyocho del presente mes sale su Merced dicho Seor Juez de Comicion, con mi asistencia, la de Pedro Bernab Alcalde y de Antonio Juan de Pedro Procurador Sindico General y comitiva para las fuentes de caprala [sic] y para que conste lo pongo por diligencia, que firmo = Joseph Corb. Siendo ms de las siete de la maana llegaron al partido de Caprala, donde el teniente de corregidor tuvo a bien expedir otro auto dirigido al sndico de Elda, con la finalidad de que indicase los sitios y parajes por donde se haban desviado las aguas de beber para el riego, apartndolas de su curso Fernando Matallana Hervs 91 libre y se rompan azequias, haciendose los portillos que convengan, a fin de que vayan las aguas a la Rambla que era su curso antiguo. El representante de Elda, enterado de lo que se le peda, seal la primera presa de la Fuente de Caprala donde nacen las aguas y ay unas junqueras y los del acompaamiento, provistos de legn y azada, practicaron en la pared tres huecos por los cuales sali el agua hacia el barranco, dejando seca la acequia que haban levantado los poseedores de tierras. A poca distancia encontraron dos bancales que se haban regado recientemente que, al parecer, eran de Joseph Montesinos y de Vicente Alcaraz, cuados, en donde tambin se rompi otra pared y se hizo un portillo. A continua cin de estos terrenos se encontraban otras dos parcelas con nogueras al principio y al final, propiedad de Juan Rico, donde se observ un riego antiguo y una nueva acequia de la que se inutiliz una porcin de quijero de forma que de ninguna manera puedan passar las aguas de la referida fuente . Siguiendo hacia abajo, como a unos 200 pasos, se hallaba una Figura 6. Bocamina del manantial de Santa Brbara. Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 92 senda directa a la casa de la viuda de Juan Rico, Mara Pay, por donde pasaba un tramo del conducto nuevo construido para llevar el agua que tambin fue desecho. Descubrieron otro pedazo de acequia de unos 12 palmos de longitud del que no se especifica si lleg a ser destruido.Preguntado el sndico procurador de Elda por el jefe de la expedi cin sobre si haba que realizar alguna otra diligencia en Caprala, segn lo ordenado por los magistrados de la Audiencia, en la materia que les haba llevado a aquel lugar, respondi que no havia que practicar en este asumpto mas de lo que quedaba executado. Permaneciendo todava en la zona, el alcalde mayor de Novelda, encargado por la curia para estos efectos, libr otra resolucin dirigida una vez ms al procurador sndico de Elda en el que le deca que, para inmutabilidad de lo ejecutado, sealase las personas que se haban apro vechado del riego con estas aguas, adems de Juan Rico de Juan y Severino Pellicer, para que les notificara el auto de la real sala y se les comunicasen las penas vigentes para quienes fueran contra la disposicin. El sndico eldense contest que, aparte de los dos mencionados expresamente, se deba hacer saber a Joseph Montesinos, Vicente Alcaraz y a la viuda Mara Pay. Sobre el mismo terreno se apercibi a estos tres ltimos (Asins Velis, 2010, 136) 7. Finalizadas sus gestiones en el rea de Caprala, el juez ejecutor diligen ci el siguiente auto: En el expresado citio [sic] de Caprala y dia referido hallandose concluydas las diligencias pertenecientes al mismo citio, dicho Seor Juez de comision devia mandar y mando se passe al de Santa Barbara donde renacen las aguas que se conducen las aguas [sic] para vever a la villa de Elda y se practiquen las Diligencias que convengan para cumplir con lo mandado, y por este su auto ass lo provey y firm doy fe = D. Francisco Sirera = Ante mi Josep Corb. 7. Estos labradores fueron quienes organizaron en 1766 el riego de arriba y de abajo en Caprala, construyeron la gran balsa que todava existe, as como una conduccin para llevar el agua a sus tierras e, incluso, suscribieron ante notario un convenio y captulos para regular estas utilidades. Fernando Matallana Hervs 93 Figuran igualmente las diligencias de salida del sitio y fuentes de Caprala, sobre las diez de la maana del 18 de agosto, del delegado judicial, escribano y justicias de Petrer y Elda, y de llegada, siendo ms de la once de la misma maana, al Marquesado de Noguera, Hermita de Santa Barbara donde renacen las fuentes de Caprala. Al poco de arribar y comprobar que el manantial realmente manaba, el comisionado promulg otro auto en el que inclua dos mandatos: 1.) El reconocimiento de los conductos por donde discurra el lquido elemento, con reparacin de los tramos necesa rios y taponamiento de portillos. 2.) Que el sndico de Elda indicase los nombres de los sujetos que presuntamente robaban o desviaban el agua de su curso y destino. El muncipe eldense, en su respuesta, expuso que eran muchos los individuos interesados en este riego fraudulento con las aguas renacientes en Santa Brbara, pero que solo tena constancia de uno de ellos llamado Juan Vera de Gernimo, vecino de Petrer, que fue inme diatamente notificado y apercibido. Del examen de las conducciones se desprendi que algunos portillos estaban descompuestos y un poco ms abajo se encontr una pila a la entrada de un canal de piedra de cantera Figura 7. Balsa y lavadero de Caprala (Foto de Elas Bernab en petreraldia.com). Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 94 por la cual se desviaban y perdan parte de las aguas, por lo que Francisco Sirera orden a Antonio Juan de Pedro que componga o mande componer las encaadas, acequia, Pila y curso de las aguas que renacen en dicho estado [de Noguera] para el uso y manutencion de la Villa de Elda de forma que vayan bien recoxidas sin extravo ni perdida de ellas, a lo cual el consisto rial de Elda respondi que estaba dispuesto a efectuar lo que se le mandaba. No consta la fe de salida del paraje de Santa Brbara, ni la de llegada a Elda, sin embargo una vez aqu el juez de referencia en el asunto apro vech para cursar una nueva determinacin, con fecha 18 de agosto, en la que manifestaba que, dado que el procurador eldense desconoca los nombres de quienes hurtaban las aguas potables de Santa Brbara para regar en sus inmediaciones (a excepcin del ya citado Vera de Gernimo) se serva ordenar la publicacin de un bando tanto en Petrer como en Elda para que ninguno se aproveche de dichas aguas divierta, ni extrave en manera alguna, si que vayan libremente por sus antiguos conductos enca adas y canales a dicha Villa de Elda, vaxo las penas a quien lo contrario hiciere de cien libras, bandos que adems de ser pregonados, seran fija dos en los sitios de costumbre. Empero, quedaban por notificar personalmente los dos presuntos cau santes del proceso judicial, seguido de su ejecucin sobre el terreno: Juan Rico de Juan, vecino de Petrer, hijo de Juan Rico y Mara Pay, y Severino Pellicer, morador en Novelda y cuado del anterior, y, en caso de no ser localizados, dejarles ceduln. Acto seguido, el escribano actuante se traslad a Petrer en busca del pregonero municipal y ocurri lo mismo que haba sucedido con el alcalde ordinario. Segn el escribano del Ayuntamiento, Gernimo Amat, menor, el subalterno se hallaba fuera de la localidad realizando ciertos cometidos y no volvera hasta pasadas unas jornadas, por lo que Joseph Corb entreg el bando al mencionado Amat para que lo hiciera publicar y fijar. El activo escribano noveldense se dirigi, a continuacin, a la casa habitacin de Juan Rico de Juan, encontrndola cerrada y solo pudo hablar con Rafaela Verd, vecina y doncella, quien le inform que la casa no se haba abierto en todo el da por encontrarse su duea, Mara Pay, en su heredad de la Fuente de Caprala y su hijo Juan en la ciudad de Valencia, por lo que dej la correspondiente nota. Fernando Matallana Hervs 95 El 19 de agosto de 1758, el pregonero de Elda, Manuel Jorge, public el bando que contena el auto del juez facultado y qued fijado en el Pilar de la Lonja puesto acostumbrado, es decir, en los soportales de la casa consistorial. Esa misma jornada el habilitado emiti una ltima resolucin en la que ordenaba al escribano de su confianza que se despla zase a Novelda al objeto de notificar a Severino Pellicer y, en caso de no poder ser encontrado, se le dejase el aviso de rigor a su mujer, hijos, criados o vecinos ms cercanos. Al mismo tiempo, encomendaba al amanuense la entrega de las diligencias originales del procedimiento al sndico pro curador general de Elda para su constancia, informe a la superioridad y pago de dietas. Personado el escribano en casa de Pellicer, su esposa, Josepha Mara Rico, le dijo que Severino se encontraba desde haca muchsimo tiempo en una finca que tenan en trmino de Monvar, por lo que notific y ley el auto a la mencionada Rico. Finalmente, como broche final a las diligencias de reposicin de las aguas de Caprala-Santa Brbara, el escribano present la liquidacin de Figura 8. Partida de Santa Brbara (Petrer). Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 96 la minuta correspondiente a tres dietas del juez comisionado, que importaron 99 reales, y las suyas propias, que supusieron 63 reales, cuanta total que fue abonada por Antonio Juan de Pedro, procurador sndico general de Elda, con lo que se dio por finalizado este primer captulo documen tado de usurpacin de aguas en 1758. Y decimos primer episodio de captacin fraudulenta del caudal, porque en noviembre del mismo ao se reprodujeron idnticos hechos. Rico, Pellicer y otros labradores del partido de Caprala volvieron a apo derarse de las aguas. Elda se qued sin suministro en sus fuentes y el 16 de diciembre de 1758 present una nueva peticin a la Audiencia valenciana por via de recurso, quexa y atentado en la que peda el restablecimiento de las cosas a su estado anterior, tal como las haba dejado Francisco Sirera en agosto, y aplicacin de la multa de 100 libras a Ana Mara Pay, su hijo Juan Rico y su yerno Severino Pellicer. El tribunal regional expidi un auto, firmado por los magistrados Dvila, Muoz y Locella, en el que ordenaba otra vez al alcalde mayor de Novelda que se trasladase a Elda y reintegrara in continenti el uso y disfrute de las aguas de Caprala y su Figura 9. Acueducto de San Rafael (Petrer), reedificado por Francisco Sempere y Amat en 1782, para el suministro de agua potable a Elda. Fernando Matallana Hervs 97 libre circulacin en esta partida rural petrerense, tal y como venan discurriendo con antelacin a la ltima infraccin. En este caso la ejecucin del auto se retras un poco por los das feria dos de Navidad y Ao Nuevo y Reyes y el 10 de enero de 1759 se puso manos a la obra el doctor Sirera. Lleg a Elda a las 4 de la tarde de esa jornada y tres das ms tarde, en compaa de su escribano de confianza, el procurador sndico general de Elda, el alguacil y cuatro hombres provistos con azadones, marcharon de nuevo a Caprala, donde otra vez destruyeron lo que haban construido los terratenientes, quitaron todas las paradas y las aguas bajaron a la rambla y continuaron el curso que seguan antes. Todo ello fue ejecutado a satisfaccin del sndico procurador de Elda. De nuevo se realizaron las notificaciones a las justicias de Elda y Petrer y a los particulares implicados con las advertencias legales para que no pudiesen alegar ignorancia. Figura 10. Antigua fuente pblica de Elda, empotrada en el muro de la Escuela de Monte Calvario. Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 98 Adems, en este caso, Elda quiso reforzar su posicin ante el juez ejecutante aportando las declaraciones de varios testigos de los sucesos ocurridos en noviembre de 1758 en el paraje de Caprala y depusieron prueba testifical: Pedro Len Vidal (escribano), Antonio Aravit (leador), Jos Oncina (carpintero), Jos Gregorio (albail) y Jos Sidraque (escribano). No obstante, la pregunta que nos debemos plantear a estas alturas es: eran las aguas de Caprala las mismas que renacan junto a la capilla de Santa Brbara, Marquesado de Noguera Para el Concejo, Justicia y Regimiento de Elda, para los magistrados de la Audiencia Real, para el rbitro ejecutor de las resoluciones y para Lamberto Amat, rotunda mente, s. En cambio, para los investigadores actuales, no, porque cuando los regantes de Caprala levantaron su gran embalse y se apoderaron efecti vamente de las aguas en 1766, el nacimiento de Santa Brbara, del que se surta Elda, sigui manando y, por ahora, no tenemos noticia de que este ltimo municipio interpusiera ms denuncias al respecto. Todava en 1937 el Consejo Municipal de Elda, en sesin ordina ria del 8 de julio, acordaba, de forma unnime, solicitar autorizacin al Ayuntamiento de Petrer para realizar obras conducentes al aumento del caudal de agua denominada Santa Brbara en el paraje del mismo nombre del trmino de Petrel, sin perjuicio de los supuestos derechos que asistan al vecino municipio sobre el manantial. Sin embargo, el 19 de agosto del mismo ao, en otra reunin del rgano de gobierno eldense, el consejero Luis Falc Pic esgrimi cierta escritura en la que, segn expuso, se con ceda a Aguas del Canto autorizacin para explorar y alumbrar aguas subterrneas en todo el paraje de Santa Brbara, prospecciones para las que sostena no era necesario el permiso de la autoridad local de Petrer, sino simplemente fijar la demarcacin concedida a Aguas del Canto y obrar en esos terrenos (Ayuntamiento de Elda, 1936-1937). Recordemos, para concluir, lo que escriba Rodolfo Guarinos en 1995 refirindose a las dcadas centrales del siglo xx a propsito de las fuentes pblicas de Elda, abastecidas del manantial de Santa Brbara: Estas fuentes cumplan una importante misin en la Elda de entonces, ya que eran de la llamada agua de Santa Brbara, de gran potabilidad y pureza, y aunque ya exista por entonces la instalacin de agua corriente en los domicilios, la que llegaba a estos grifos era agua del Canto, de no muy agradable sabor, aunque eran muchas las familias que la beban. Pero Fernando Matallana Hervs 99 la mayora prefera beber la de Santa Brbara. El manantial, en trmino de Petrer pero cerca de Elda, daba agua de gran calidad, que casi todo el mundo utilizaba, llenando los cntaros en esas fuentes que tanto abundaban en Elda por aquellos aos (Guarinos Amat, 1995). Apndice Auto ejecutorio de la Real Audiencia del Reino de Valencia, de 11 de agosto de 1758 (AHME, 118, f. 237r. y v.), relativo a la reposicin de las aguas potables de Elda. Autos. En la Ciudad de Valencia a los onse dias del mes de agosto del ao mil setecientos Seores. cinquenta y ocho. Vistos estos autos por los seores del marjen: Dixeron que por Davila. Ahora davan y diern comicion a Don Francisco Sirera Alcalde mayor de Novelda, Muoz. para que pasando a la Villa de Elda, y demas Partes donde con venga reintegre Locella. esta Villa en el uso, y curso de las aguas de las fuentes de Caprala, que renacen Castillo. junto a la Hermita de Santa Barbara, reponiendo al ser y estado, que tenian antes de haverlas cortado, y haga notificar a Juan Rico de Juan y Don Severino Pellicer, y demas a quien con venga, que pena de cien libras no diviertan, ni impidan el curso de dichas aguas para el abasto y consumo de la Expresada Villa, y que fecho y cumplido lo mandado, si en razon de su apro vechamiento entendieren tener Derecho lo dedusgan en este Tribunal para todo lo qual se libre Real Provicion con facul tad de translimitar. Y lo rubricaron, est rubricado = Pedro Thoms Febrer. Fuentes documentales Archivo Histrico Municipal de Elda (AHME), 118. Varios papeles interesantes al pueblo de Elda desde 1771 a 1772, f. 233r-251v. Archivo Municipal de Novelda (AMN). Libros de actas, 1728-1731 y 1759-1766. Ayuntamiento de Elda. Secretara. Libro de Actas, 1936-1937, f. 70, 79v.-80r. Restitucin a Elda de las aguas de las fuentes de Caprala y Santa Brbara en 1758 100 Referencias Amat y Sempere, L. (1983). Elda. Su antigedad, su historia Elda: Ayuntamiento de Elda-Universidad de Alicante. 2 v., tomo II. Asins Velis, S. (2010). El paisaje agrario aterrazado: dilogo entre el hombre y medio en Petrer (Alicante). Valncia: Universitat de Valncia [etc.]. Asins Velis, S. (et al .) (2014). El Marquesado de Noguera. Un seoro nobiliario en Petrer (Alicante). Petrer: Ajuntament, pp. 177-211. Cant Gmez, M.. (2014). Enciclopedia de los apellidos de Novelda (desde Abad a Vidal). CD-ROM obsequio de la revista Betania, 2014. Cavanilles, A. J. (1797). Observaciones sobre la Historia Natural del Reyno de Valencia . Madrid: En la Imprenta Real. Tomo II, p. 264. Gonzlez Simancas, M. (2010). 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Las mrgenes eldenses del ro Vinalop albergaron hasta una treintena, la mayora en activo durante el tercer cuarto del siglo xix, dedicados a la molturacin de harina, a la fabricacin de papel y a una innova dora aplicacin hidrulica destinada al picado del esparto. Hasta un total de 13 martinetes esparteros surgieron desde 1785 hasta la dcada de 1850, creados como centros de manufactura independientes o bien como unidades de explo tacin anexas a molinos harineros o papeleros que generaron un valor aadido a la actividad principal al optimizar sus recursos hdricos y humanos. Como nico paradigma conservado de esta atpica aplicacin presentamos los datos ms relevantes deducidos del estudio de una vieja construccin, otrora marti nete, y posterior casa del guarda de lo que fue a principios del siglo xx la fbrica de la luz del Monastil. Palabras clave: Elda, Vinalop, molino, martinete, esparto, harina, papel 1. pacotordera@hotmail.com El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 101-132. 102 A lo largo del siglo xviii los mrgenes del ro Vinalop fueron alojando un significativo nmero de molinos. Poco a poco se fue gestando un pro gresivo crecimiento de instalaciones hasta alcanzar su pleno desarrollo hacia mediados del siglo xix , convirtindose en un sector econmico de primer orden. La suma de instalaciones en activo ocup tal proporcin y envergadura que debiere asombrar a cualquiera que tenga un mnimo cono cimiento de la naturaleza hidrolgica del cauce que las sustentaba. Cmo un ro, de las caractersticas del Vinalop, tildado en numerosas ocasiones de rambla en las diversas fuentes locales, estacional y con un msero caudal, sostuvo y dio servicio a un nmero tan elevado de artefactos hidrulicos! Por aquellas fechas y entre este nutrido conjunto molinero adquirie ron una precoz y singular relevancia los martinetes de picar esparto, una ingeniosa adaptacin en plena crisis del Antiguo Rgimen que jug un papel primordial y sin parangn en la mecanizacin de este proceso de agramado de fibras vegetales. Casi la mitad de estos artilugios formaban parte de la actividad molinera eldense, consecuencia de un repentino incremento en un corto espacio de tiempo. Aunque de orden menor, como as se interpreta de la lectura de los documentos custodiados por el Archivo Municipal de Elda, formaron parte esencial en la transformacin de una atvica actividad artesanal en complejos molineros que evolucio naban hacia una sistema productivo que persegua prolongar su actividad de modo ininterrumpido a lo largo de todo el ao, mediante la anexin de estas instalaciones. Supeditada a este principio finalista de optimizacin de recursos, el conjunto de este sector se iba adecuando y configurando a los nuevos tiempos con un marcado carcter industrial en los que deba primar la mejora del rendimiento y la productividad. La distribucin espacial de estos complejos molineros se estableci en dos reas muy determinadas: desde el ncleo urbano aguas arriba hasta el lmite con el vecino pueblo de Sax, y otra de menor relevancia, en el extremo sur del trmino, en la partidas de la Jaut y Zambo, quedando libre la zona central que acoga la histrica huerta eldense. Excepcin a esta dualidad espacial fue el establecimiento de molinos en la partida del Margen, en una pequea zona agrcola secundaria, cuya solicitud fue argumentada por una supuesta mejora en el aprovechamiento del agua para el uso agrcola frente al propio cauce del ro, pues la conduccin que Francisco Fernando Tordera Guarinos 103 haba de construirse para el suministro de los molinos reducira las prdidas por filtraciones del volumen hdrico portante del cauce. En este sentido, en el uso del agua prim siempre y hasta la implanta cin de la industria del calzado el abastecimiento agrcola sobre cualquier otra actividad: aquellas solicitudes que podran afectar a dicho riego bien por la merma de caudal o por un previsible dao a su infraestructura se denegaban. Son varios los testimonios documentales de denuncias de agricultores contra explotaciones molineras e incluso de litigios entre los propios molineros. 1. Fuentes documentales La consulta de cierta bibliografa que, bien directa o transversalmente, aluda a la actividad molinera local, desde los artculos de Rodrguez Campillo o Gisbert Prez hasta la tesis doctoral de Toms Prez Medina la cual marc un punto de inflexin en la investigacin, pasando por las citas de Cavanilles, Madoz o Lamberto Amat, despert nuestro inters dada la patente cantidad de referencias a nombres de molinos, a los de sus propietarios y/o arrendatarios. Y pese a que muchos de ellos deban referirse al mismo molino en diferentes periodos de explotacin, comen zbamos a tomar consciencia sobre su aparente trascendencia. Abordamos el estudio de modo casi innato, partiendo de la consulta de las fuentes locales ms accesibles, ampliando progresivamente a otros mbitos. La pretensin inicial pas de una simple curiosidad localista a un proyecto a largo plazo que pretende llegar a individualizar, posicio nar y documentar la gran mayora de las instalaciones molineras y sus infraestructuras anexas, as como desentraar cada una de las facetas socio-econmicas de esta actividad. 1. Fuentes documentales a. Archivo Municipal de Elda (AME). Solicitudes de licencias de construccin y litigios derivados de su explotacin los cuales son una fuente importante para corroborar que tal licencia se llev a efecto forman un importante corpus de expedientes fecha dos entre 1796 y 1865 que contienen una destacada informacin sobre la propiedad inicial, ubicacin, infraestructuras y uso. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 104 b. Para aquellas instalaciones construidas en plena crisis del Antiguo Rgimen, accedimos a ciertos documentos del Archivo del Reino de Valencia (ARV ) que en su da fueron citados por Toms Prez Medina. Litigios entre ciertos propietarios de diversas actividades, en su mayora molineros, y el arrendador de las regalas de su majestad. c. Los protocolos notariales en el Archivo Municipal de Monvar (AMM) y los datos del Registro de la Propiedad son otras fuentes primordiales que hemos sondeado, pero cuya consulta intensiva ha quedado postergada. En el caso de la primera, y relativa a los Protocolos Notariales, por la ingente cantidad de informacin todava pendiente de abordar minuciosa y sistemticamente. En cuanto a la segunda, obedece a las dificultades de acceso a la informacin segn parece en funcin de la estricta observancia de la ley de proteccin de datos, infranqueable siquiera para la investigacin histrica. d. Una fuente sectorial de cierta relevancia para el siglo xx es la con tenida en la Comunidad de Regantes de Elda, relativa a proyectos de mejora y construccin de riegos de la primera mitad de dicha centuria, as como sus actas de constitucin y reglamentos varios. 2 e. La cartografa histrica y actual es una fuente auxiliar e imprescin dible para analizar, cotejar y complementar los datos obtenidos de los anteriores archivos. Bosquejos planimtricos de finales del siglo xix junto a ellos los deslindes de trminos municipales gr ficos y literales que aportaban algunas referencias a molinos en sus descripciones. La cartografa del siglo xx del IGN y del ICV tambin conserva alguna cita toponmica de inters. As como la contenida en los proyectos citados de la Comunidad de Regantes y algn que otro plano del archivo condal. 2. Agradecemos a la Comunidad de Regantes de Elda, a Alicia Cerd Romero, del Archivo Municipal de Monvar, a Fernando Matallana y a Consuelo Poveda, del Archivo y Biblioteca Municipal de Elda por la cortesa y las facilidades dadas para la consulta de sus respectivos archivos. Francisco Fernando Tordera Guarinos 105 Procedimos pues a su estudio, apoyados en el anlisis espacial de la fotogrametra area de las imgenes de los vuelos americanos, series A y B, y los nacionales posteriores, as como algunas fuentes orales, 3 obteniendo una primera aproximacin a la localizacin de cada una de las instalaciones singularizadas. A travs del preceptivo trabajo de campo procuramos identificar algn resto que pudiera corroborar los resultados del estudio. 2. La molinera eldense. Siglos xviii-xix Tras una primera fase de desarrollo durante el siglo xviii, se adviene otra de mayor relevancia y notoriedad al franquear la mitad del siglo xix, favorecida por el desenlace de los ltimos procesos desamortizadores. Una treintena de artefactos de moler se alojaron en las mrgenes del ro, duplicando, cuando menos, su nmero, repartidos entre unos 25 centros de produccin pues algunas de estas instalaciones acrecentaron y diver sificaron su funcionalidad original, anexando al principal un martinete de majar esparto, dedicados a la atvica moltura de harina, a la elaboracin de papel estraza y al agramado del esparto; sin olvidar los precedentes relacionados con la fabricacin de plvora. Ni la limitada extensin de estas pginas ni el estado actual de la inves tigacin permite un estudio y anlisis pormenorizado e individualizado de estas instalaciones, en su defecto presentamos un primer compendio, sntesis de cada uno de ellos, que contiene unas breves anotaciones sobre la propiedad, uso y cronologa. Cuestiones de mayor calado como son los cambios de propiedad, el rgimen de tenencia y el proceso de cese de la actividad apenas se abordan, pues para ello resulta imprescindible la consulta de los archivos de protocolos notariales y del registro de la propiedad. 3. Agradecemos a Antonio Guerrero Gmez, hijo del ltimo molinero del molino Cavallero (entrevista de 07-02-2005), y a Isidro Aguado su desinteresada y amable colaboracin. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 106 1. Molinos Aguas Arriba del Pantano Molinos situados al norte de la presa de Elda, entre la cola del pantano y el lmite del trmino municipal de Sax.a. Molino papelero de Olcina. En el ao 2015, publicbamos los primeros datos sobre este molino, que actualmente deben ser revisados, aunque todava no exentos de confusin. Segn Castell (2008), los Olcina, vecinos de Elda y residentes en Sax, era una destacada familia propietaria de diversos molinos en la zona del Chorrillo de ambas poblaciones a partir de la dcada de 1840. A da de hoy los libros de Contribucin de Industria citan un molino papelero de un cilindro y un martinete, pero no un hari nero (este estaba situado en Sax junto a otro de papel). Segn este mismo autor, estaba dedicado a papel blanco de encigarrar, pero parece que elabor diversas manufacturas, papel comn para embalar y papel estraza. Las citas aparecen en dichos libros de industria a partir de 1842, siendo varios Olcinas los contribuyen tes: Gabriel, Venancio y Manuel que en 1877 todava aparecan contribuyendo al erario pblico eldense. Las fluctuaciones en la lnea de trmino durante el siglo xix pudieron acrecentar esta confusin. b. Martinete de Olcina. Segn este mismo autor (Castell, 2008), el molino de papel estraza fue reconvertido en martinete, pero en este caso tambin debe existir cierta confusin, pues en los libros de industria aparecen las primeras citas relativas a un martinete a partir de 1850, mantenindose tambin las del papelero, lo cual tambin avala Lamberto Amat (1875, II). El ltimo contribu yente de este martinete es Luciano Olcina en 1867. La acequia que daba servicio a esta propiedad parta del trmino de Sax, algunos tramos del canal todava se conservan, as como una pequea alberca de mortero hidrulico de cal y algunos fragmentos de muros de mampostera en la edificacin agropecuaria del siglo xx. (Fig. 1, nm.1). c. Molino del Barranquet o de Verd. A la altura del anterior molino se construy la presa de filotage cuyas aguas contenidas Francisco Fernando Tordera Guarinos 107 eran conducidas por un canal excavado en la tierra, an conservado, hasta esta instalacin harinera en la confluencia de la rambla del Barranquet con el ro Vinalop. Tenemos muy pocos datos sobre su fecha de construccin. En 1876 dispona de dos muelas y era propiedad de Francisco Manuel Verd y Rico que lo haba heredado de su madre Josefa Rico y Planelles. Estuvo en funciona miento hasta la dcada de 1960 y su construccin todava poda observarse hasta principios de los aos ochenta. La cartografa del Deslinde entre Elda y Petrer de 1703 cita la existencia de un molino de plvora en esta misma zona que fuera propiedad de Alonso Navarro 4 (Gisbert y Tordera, 2015) (Fig. 1, nm. 2). d. Martinete del Barranquet. En las anotaciones del Registro de la Propiedad de 1876 se cita la existencia de un martinete de majar esparto anexo a aquel de harina. Suponemos que su construccin debi acaecer hacia mediados de siglo, pues en el litigio de 1841 mantenido por Josefa Rico, viuda de Francisco Verd y Cerd, contra Antonio Mez, no se cita (Fig. 1, nm. 2). e. Molino de la Gorda. Instalacin harinera, cuya solicitud de J. Llorens data de 1815. A su fallecimiento pas a manos de su hija Isabel y de su yerno Antonio Mez y Prez. En 1879 la propie dad fue adquirida por Nivardo Pina, molinero y vecino de Yecla, quien en 1887 la enajena a favor de la Comunidad de Propietarios del Agua de Riego de la Huerta de la Villa de Elda 5. Es posible que todava se conserve el cubo del molino, embutido en el fondo de una de las viviendas en un recodo de la cola del Pantano. Su presa se situaba aguas abajo del Barranquet, supuestamente hacia el lugar en el que se estrecha el cauce del ro, a la altura del Canal de la Huerta de Alicante 6 (Fig. 1, nm. 3). 4. Su desaparicin debi acaecer hacia esas fechas o algunos aos antes. En cualquier caso, los molinos de plvora hacia 1713 fueron prohibidos como represalia de Felipe V al territorio valenciano por su apoyo a la causa austracista (Prez Medina, 1999, 73). 5. Junta de Aguas de Riego de la Huerta de Elda. Ao 1879, pp. 17-18. Registro de la Propiedad finca 741, p. 211. 6. AME, exptes. 133-18 y 133-23. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 108 Figura 1. Localizacin de molinos en la mitad norte del trmino municipal, desde la partida del Margen al lmite de trmino con Sax (elaboracin propia). Francisco Fernando Tordera Guarinos 109 f. Martinete de Mez. Anexo al anterior molino harinero, segn solicitud de Antonio Mez de 1849 (Fig. 1, nm. 3). 2. Molinos del Charco Domingo-El Monastil Entorno natural de ribera, aguas abajo de la presa del pantano, que se extiende hasta las proximidades del ncleo urbano, a la altura de la presa del Noveldero, donde se hallaba el martinete de Segura, en lo que fue la partida de las Almas. Acapara la mayor concentracin de instalaciones y, aunque identificados todos los molinos que fueron instalados, ignoramos la localizacin exacta de un buen nmero de ellos. a. Molino Nuevo. Molino harinero del Conde situado en la margen izquierda del cauce, previo a la confluencia con la rambla de Caprala, en la partida del Charco Domingo. Al parecer cons truido en el siglo xviii, al cual se le anexa en 1903 una gran fbrica de lonas, propiedad de Vicente Castello, ambas demolidas tras su abandono en la primera mitad del siglo xx . En 1802 ya apareca en los subarriendos de los tres molinos harineros del conde de Cervelln 7 (Fig. 1, nm. 4). b. Molino de Pablo Montesinos o del Canto. Construido en 1839, en periodos de abundancia hdrica tomaba las aguas del ro a la altura de la particin del riego de la Huerta Nueva y en pocas de caresta de la acequia de Abajo. 8 Separado del anterior por la desembocadura de la rambla de Caprala. Sus ruinas permanecie ron en pie hasta mediados del siglo xx . Fue objeto de excavacin arqueolgica en 2002 (Soler y Mrquez, 2003). En 1884 era propiedad de Juan Rampal. 9 Seis aos ms tarde, en 1890, el molino harinero estaba abandonado y en estado ruinoso, segn 7. AMM, Protocolos Notariales, notario Joseph Amat y Rico. 3.09.1802. Subarriendo de los tres molinos Arineros, llamados de arriba, de abajo y el nuevo del Pantano. 8. AME, exptes.133-21 y 135-22. 9. Diario El Graduador, 23-09-1884, nm. 4236, Estragos causados en Elda por las lluvias torrenciales la noche del 18 de septiembre de 1884. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 110 las Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de ese ao (Fig. 1, nm. 5). c. Martinete de Mximo del Val y Antonio Bernab. Solicitud de construccin de 1841 10, por la que el primero construye un martinete de tres mazos 11 sobre las tierras que aporta el segundo, repartindose la explotacin del molino alternativamente por semestres. Denunciado por los rebalses que ocasiona su partidor y que afectan al movimiento de la muela de Pablo Montesinos. 12 Probablemente propiedad de Juan Rampal en 1884, pues en la noticia de la devastadora inundacin de ese ao se cita un harinero y un martinete de esta propiedad. 13 Al parecer no se reconstruy, pues las Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de 1890 mencionan un martinete abandonado denominado del Distinguido junto al del Canto (Fig. 1, nm. 6). d. Molino de papel de blanco de Miguel Juan Tormo. Alguacil y familiar del Santo Oficio, posea un molino en la partida de Santa Brbara que deca ser de papel blanco afirmacin de dudosa credibilidad segn el cabildo, pues estos precisaban de aguas limpias, concesin seorial a su abuelo Vicente Tormo, situado junto a la desembocadura del barranquito de Santa Brbara (rambla del To Bonif). Qued destruido por las riadas de 17941795. Su reconstruccin le fue denegada por los daos que podra causar a la acequia del Riego de Arriba 14 (Fig. 1, nm. 7). e. Molino de papel estraza de Miguel Juan Tormo. Se localizaba aguas abajo del anterior, en la partida del Monastil. Tomaba sus aguas de la acequia de Abajo. 15 Probablemente el mismo que en 1844 perteneci al presbtero Andrs Sempere y Juan, quien dice 10. AME, expte. 133-13. 11. AMM, Protocolos Notariales, notario Jos Antonio Sanz. 17.08.1841. Contrato Antonio Amat Bernab con Mximo del Vall. 12. AME, expte.133-21. 13. Diario El Graduador, 23-09-1884, nm. 4236, Estragos causados 14. AME, expte. 133-16. 15. AME, expte. 133-16; (A)rchivo del (R)eino de (V )alencia. Baila PI legajos 4740 y Bailia PI legajos 4743. Francisco Fernando Tordera Guarinos 111 ser propietario de una fbrica antigua.16 Sabemos por los litigios que le enfrentaron con Pedro Juan que se encontraba aguas arriba de esas instalaciones. Su ubicacin podra situarse en el entorno rural de la casa de Emrito Maestre, pero sin ningn dato conclu yente que as lo avale. En 1890, el nico molino papelero citado en esta zona en las Ordenanzas de la Comunidad de Regantes era el denominado como de Garrigs (Fig . 1, nm. 8). f. Martinete de Miguel Juan Tormo. Solicitud de 1796, fruto de la alternativa planteada al veto del Cabildo a la reconstruccin del molino de papel blanco. Fue construido anexo al de papel estraza. 17 Desconocemos si a mediados del siglo xix segua funcionando y si era propiedad de Andrs Sempere como el de estraza. En este sentido, tenemos la intuicin de que fueron trans mitidos o vendidos por piezas separadas, correspondindose con uno de los dos martinetes de los que no nos consta solicitud ni tenemos referencia concreta de su fecha de construccin, bien el de la viuda de Vicente Maestre Verd, que se cita en la solicitud del molino de Pedro Juan de 1842 18, o en su defecto propiedad de este ltimo, pues ya aparece como poseedor de un martinete de 1836 19. Es posible que hacia 1884 fuera propiedad de Antonio Vidal (F ig. 1, nm. 8). g. Molino de Pedro Juan. Artefacto harinero que se solicita construir en 1842 unos cincuenta pasos a la parte de arriba de un martinete de su propiedad y a otros cincuenta de la acequia principal del Riego de Abajo, introducindola por medio de una acequia des cubierta hasta un terreno tambin de su propiedad, donde deba practicar una mina de longitud de unos cien pasos poco ms o menos 20 (Fig. 1, nm. 9). 16. AME, expte. 134-19. 17. AME, expte. 133-16. 18. AME, expte. 133-22. 19. AME, Libro de Contribuciones de Industria 1800-1859. 20. AME, expte. 133-22. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 112 h. Martinete de Pedro Juan. Situado en la partida de El Monastil, en 1836 ya se cita en los libros de Contribucin de Industria, cuya fuerza motriz procede del agua de la acequia del Riego de Abajo. Tanto este como su harinero podran haber estado construidos en el entorno de la que fue posteriormente fbrica de cartn de Emrito Maestre, las distancias citadas podran ser vlidas si situamos los molinos de Miguel Juan y Tormo en el lugar propuesto con anterioridad, aunque la hiptesis carece todava de evidencias materiales o fuentes documentales que lo avalen. Ambos, molino harinero y martinete, probablemente fueran propiedad en 1884 del que fue alcalde, Constantino Juan Guarinos (F ig. 1, nm. 9). i. Martinete de Antonio Amat Bernab. Situado en la partida del Monastil. Conocemos por la solicitud de autorizacin (1849) que distaba unos quinientos pasos del que haba construido anterior mente junto a Mximo del Val. 21 Distancia que se adecua bastante bien con el martinete sito junto a la fbrica de luz (Tordera y Gisbert, 2017), aunque carecemos de vnculos documentales que lo avalen (Fig. 1, nm. 10). j. Molino de la Lutgarda o del Gordo. Molino harinero situado en la margen derecha del ro, prximo a la confluencia de la rambla de Anchurieta con el Vinalop. Tena presa propia (antigua toma de la acequia de abajo) que daba servicio a travs de la acequia de las Almas a ste y al molino de Segura. No tenemos noticias de su fecha de construccin ni dato alguno que lo relacione con alguno de los mencionados en las fuentes consultadas. En 1890 ya aparece como derruido 22 (Fig. 1, nm. 11). k. Martinete de Jos Segura. Situado en la margen derecha del ro aguas abajo de la confluencia con la rambla de Anchurieta y junto a la presa de Boln o del Noveldero que daba servicio a los molinos de la Alfahuara a travs de la acequia del molino del Conde. Construido hacia la dcada de los aos de 1850 por Jos 21. AME, expte. 133-23. 22. Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Villa de Elda, 1890, p. 7. Francisco Fernando Tordera Guarinos 113 Segura, vecino de Novelda23. En la riada de 1884 el molino, en ese momento conocido por el de su viuda, sufre una importante inundacin, se cuartea y fenecen ahogadas una anciana con dos hijas jvenes de 20 y 25 aos de edad. Suponemos que nunca se puso de nuevo en movimiento, en 1917 est acreditado que estaba en desuso 24 (Fig. 1, nm. 12). 3. Molinos periurbanos rea localizada en el entorno de la vertiente norte del castillo, principal mente sobre la margen opuesta del ro. A diferencia de la zona anterior, la informacin relativa a cada una de estas instalaciones es mucho ms precisa, ya que existe mayor y ms diverso nmero de fuentes documen tales, favorecido por la circunstancia de que algunos de ellos estuvieron funcionando durante las primeras dcadas del siglo xx y en otros casos sus derechos sobre las aguas y su fuerza motriz fueron reutilizados para dotar de energa a las primeras fbricas relacionadas con el calzado que se iban instalando en esta zona de creciente desarrollo industrial. As, las fotografas de la primera mitad del siglo tomadas sobre esta zona son una fuente de informacin de primer orden. a. Martinete Tafalera. Uno de los pocos molinos que se levanta ron sobre la margen izquierda del ro, pues esta vertiente estuvo vedada por ser la principal y ancestral zona de cultivo de la huerta eldense. Se trata del segundo martinete construido en Elda en 1785 por Miguel Juan Tormo que enajen muy pocos aos des pus a favor de Joseph Quesada y Crespo 25, en 1806 ya era de esta propiedad, y en el litigio de 1863 estaba en manos del que fue alcalde de Elda, Manuel Tordera y Juan. No aparece citado en los desastres de 1884, pero dada su posicin suponemos que debi 23. AME, expte. 133-27. Comunidad de Regantes, Proyecto de Canalizacin de la Acequia de Abajo entre el Monastil y el partidor de Boln, Plano de 2 febrero de 1942. 24. Diario El Graduador, 23-09-1884, nm. 4236, Estragos causados 25. ARV, Bailia PI legajos 4740 y Bailia PI legajos 4743. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 114 ser afectado de igual modo. Ya fuere por la devastadora riada, ya por los problemas de abasto del agua, su actividad no sobrepasara el cambio de siglo, en 1913 no aparece en los planos del proyecto de Aguas del Canto (Tordera y Gisbert, 2015) (Fig. 1, nm. 13). b. Molino de Arriba. Ancestral molino harinero, propiedad del Conde y situado muy prximo al Castillo, en la margen izquierda y a una cota muy superior que el resto de molinos que se hallan en el mismo lecho del ro. nico caso en el que se toman las aguas de la acequia del Riego de Arriba. Situado en la partida de las Almazaras, o Costera que sube a la Ermita de San Miguel. Propiedad en 1917 de Tefilo Renato Bardn, mientras que en 1934 lo era de Luis Prez Sarri 26 (Fig. 1, nm. 14). c. Molino de la Casa de Arriva. Toma su nombre de la partida de la Casa de Arriva, actualmente conocida como Huerta Nueva. Estaba alimentado con el agua de la acequia de las Almas o del Riego de Abajo. Propiedad de Vicente Maestre Carreras y, a tenor de la denuncia interpuesta en 1863 por Manuel Tordera ante el cabildo, se podra interpretar que pudo ser construido entre 1845 y 1854, al parecer sin los correspondientes permisos. 27 Aunque su construccin fue algo anterior, pues en los libros de Contribucin de Industria consta una primera anotacin de 1836 en la que aparece como poseedor de un molino sobre el llamado de abajo, siendo declarado a partir de 1838 por su viuda 28 (Fig. 1, nm. 15). d. Martinete de Vicente Maestre Carreras. Construido en 1854 en la partida de la Casa de Arriva junto al molino harinero que ya posea y que pretenda aprovechar las aguas en aquellos periodos estacionales de caresta, en los que careca de capacidad hidru lica bastante para mover el harinero. 29 En las Ordenanzas de la 26. Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Ciudad de Elda, 1917, p. 4 y 1934, p. 7. 27. AME, expte. 133-27. 28. AME, Libro de Contribuciones de Industria 1800-1859. 29. AME, expte. 133-29. Francisco Fernando Tordera Guarinos 115 Comunidad de Regantes de 1890 aparece como propietario Jos Mara Prez, mientras que en las de 1917 haba sido transferido a Hiplito Juan, que lo transforma en una aserrera de maderas, utilizando hacia esa fecha los derechos de las aguas de los molinos de la Lutgarda y de la Viuda de Segura. Sin embargo, las ordenanzas slo citan un nico molino, y aunque tenemos la presuncin de que era este, no existe la certeza documental de que no fuese el harinero 30 (Fig. 1, nm. 16). e. Molino de Abajo. Ancestral molino harinero del Conde, situado en la partida de la Alfahuara y alimentado por las aguas de la ace quia del Conde que se derivaban a partir de la presa del Noveldero en la partida de las Almas. 31 A mediados del siglo xix se le aade una segunda muela. En las Ordenanzas de 1917 era ya propie dad de los Sres. Aguado, adquirido haca ya algunos aos para suministrar energa a las mquinas de tornear que se precisaban para la fabricacin de hormas de madera, funcionando as hasta despus de la Guerra Civil, cuando fue sustituido por motores de combustin 32 (Fig. 1, nm. 17). f. Martinete de Josef Juan y Anaya. Primer martinete construido en Elda en la partida de la Alfahuara en 1785 33, a quien Cavanilles en 1797 concede la autora del ingenio. En 1806, cuando acaece la denuncia ante el Juzgado del Patrimonio de Alicante del arrenda dor de la Baylia de Alicante de las regalas de su majestad, todava estaba a su nombre 34. Desconocemos cundo qued inoperativo, aunque suponemos que ces su funcionamiento a finales del siglo xix , cuando Isidro Aguado Aravid se traslada a la partida de la Alfahuara y levanta sus primeras instalaciones 35 (Fig. 1, nm. 19). 30. Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Villa de Elda, 1890, p. 6; Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Ciudad de Elda 1917, p. 4. 31. AME, expte. 133-27. 32. Ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Ciudad de Elda, 1917, p. 4. 33. AME, expte. 75-19. 34. ARV, Bailia PI legajos 4740. 35. Entrevista oral mantenida con Isidro Aguado el da 23-05-2018, a quien agradece mos la atencin prestada, remitindonos al Museo del Calzado, a la sala de Hormas La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 116 g. Molino de Papel Estraza de Daniel Juan. Alimentado por el agua del Riego de Abajo tras dar servicio al molino del Conde, apa rece citado en la solicitud de construccin de su martinete en 1841. Se vio afectado por las inundaciones de 1884, conocido en la prensa que narra el suceso como molino de papel de estraza de la Alfahuara, por lo que suponemos que para aquellas fechas an estaba en funcionamiento 36 (Fig. 1, nm. 18). h. Martinete de Daniel Juan y Navarro. De 1841 data la solicitud de un martinete en los ensanches del molino de papel de estraza que ya posea. 37 Fue el ltimo martinete que mantuvo su actividad hasta la dcada de los aos 30, siendo propiedad de los hermanos Vera Maestre. Las dimensiones que constan en escritura eran las de un edificio de planta rectangular de 24 m de frontera por 11 m de fondo, que en el estado actual de la investigacin no nos cabe duda que no tena relacin alguna con aquel de Josef Juan (Gisbert, 2008) (Fig. 1, nm. 18). 4. Molinos del Margen Espacio constreido a la zona de cultivo marginal entre el ro Vinalop y el Camino Viejo de Monvar (actual carretera de Monvar), perte neciente a la partida rural del Margen, as conocida en el siglo xix . A principios del siglo xx cambi su denominacin por la de los Molinos de Flix Juan. La rafa que alimentaba estas instalaciones fue levantada a la altura del actual barrio de Caliu, a unos 80 pasos aguas abajo del Camino de la Torreta y del puente que era llamado de San Antonio, dando lugar a Aguado en el que se conservan varios cuadros, obras de Gabriel Poveda sobre las instalaciones fabriles entre 1900 y 1940, que junto a las fotografas de la zona de la primera mitad de siglo permiten identificar claramente el molino del Conde. En estas obras no se observa el molino de Josef Juan, suponiendo que haba desaparecido ya; en nuestro artculo de la Revista del Vinalop, nm. 20, citbamos a Vicente Maestre Verd como propietario de este molino a mediados de siglo xix, cuestin que en el estado actual de la investigacin debemos descartar rotundamente. 36. Diario El Graduador, 23-09-1884, nm. 4236, Estragos causados 37. AME, expte. 133-28. Francisco Fernando Tordera Guarinos 117 partir de 1841 a la denominada acequia del Campo que regaba las tierras de esta partida del Margen, sustituyendo a la natural conduccin del ro (Tordera y Gisbert, 2016).a. Molino harinero de Antonio Vera y Nicols Mart. Solicitud con junta del ao 1839 de los Sres. Vera y Mart, traficantes de grano y vecinos de la villa, para la construccin de un primer molino en esta partida rural que tomara las aguas de la Alfahuara y de las sobrantes del Riego de Abajo. Dado que se precisaba la cons truccin de la infraestructura completa (rafa, acequia y molino), en 1841 todava estaba en construccin. En 1855, la propiedad pasa a manos de Gaspar Gil y Jover, quien haba sido arrendatario y contribuyente del molino nuevo del Conde. En 1866, cambia el propietario, pasando a Manuel Beltrn y Maestre. La posicin de la rafa produjo algn que otro litigio con la vecindad por el remanso generado que inundaba el camino de la Torreta 38 (Fig. 1, nm. 20). b. Martinete de Gaspar Gil y Jover. En 1855 recin adquirida la pro piedad del molino harinero de Vera y Mart, solicita permiso para la construccin de un martinete en los ensanches de su propio molino. 39 En 1884, la crnica de la devastadora riada cita los molinos de harina, esparto y borra en un solo edificio, supone mos que la infraestructura se haba ampliado generando un nico conjunto constructivo de produccin a partir de ambos molinos (Fig. 1, nm. 21). c. Martinete de Toms Guarinos y Casimiro Juan. Ambos aparecen como tratantes de la villa de Elda en la solicitud instruida en el ao 1841, en tierras que lindaban con el molino harinero en cons truccin. Es muy probable que este molino fuera el mismo que 38. AME, expte. 133-14; 133-37; 134-19; 75-24; 133-15; 133-24; Libro de Contribuciones de Industria 1800-1859. 39. AME, expte. 133-14. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 118 el Graduador citaba en 1884 convertido ahora en uno de papel estraza 40 (Fig. 1, nm. 22). 5. Molinos de la Jaud/Sambo mbito molinero cuya investigacin y estudio se halla en una fase prelimi nar, aunque la panormica ha cambiado notablemente. Hasta hace pocos aos tan slo se conoca un nico molino al que aludamos con diversos apelativos: Cavallero, Paraso o Sambo. A resultas de nuestra investiga cin tenemos la conviccin de que cada nombre se corresponde con un molino distinto, a los que se suman otros dos ms. a. Molino Ferrando. Molino de papel estraza de Jos Ferrando y Sempere vecino de la Villa de Elda. Por el pleito contenido con el molino Cavallero sabemos que su construccin fue anterior a 1813, de hecho Prez Medina (1996a, 222) cita tal suceso ante rior a 1795. En 1806, forma parte del elenco de denunciados por Manuel Ramn Martnez de la Raga, arrendador de las regalas de su majestad (Fig. 2, nm. 24). b. Molino Cavallero. Artefacto harinero construido por el vecino de la villa de Monvar, Juan Cavallero (sic ), segn licencia de autorizacin de 1813 en tierras de su propiedad, en la partida de la Jaud. Toma el agua de la rambla de la villa de Elda, bajo del molino de Jos Ferrando donde este la deja y derrama, por medio de azud o presa, mediante cauce o acequia hasta su molino, a partir del sillar que est bajo el molino de Ferrando. 41 Entre 1835 y 1849 aparece como propietario Francisco Ripoll, cuado de Mximo del Val, to de Emilio Castelar. 42 En el censo de 1856 residen en l Pedro Maestre y Manuela Ramn. En 1859, la propiedad es trasmitida a los Herederos de Francisco Ripoll (Fig. 2, nm. 25). Fue uno de los ltimos molinos harineros que estuvo en activo hasta despus de la Guerra Civil, por aquellas fechas ms recientes 40. AME, expte. 133-20. 41. ARV, Baila; Letra E. leg. 2956. 42. AME, Libro de Contribuciones de Industria 1800-1859. Francisco Fernando Tordera Guarinos 119 contaba con tres muelas, siendo sus ltimos propietarios la familia Gmez de Monvar, Joaqun Gmez. El molino estuvo funcio nando hasta principios de los aos sesenta en manos del yerno de este, Antonio Guerrero. 43 c. Molino Paraso. Durante muchos aos esta denominacin se ha asociado al antiguo molino del Sambo. Sin embargo, la carto grafa del bosquejo planimtrico de 1896 sita los restos de este molino en la derecha del cauce, aguas abajo del molino Cavallero, nica fuente que hace referencia a esta instalacin. Lo que no concuerda con la posicin sobre la margen izquierda del molino del Sambo, a menos que sea una errata del ingeniero redactor del bosquejo (Fig. 2, nm. 23). d. Molino del Sambo. En el Plano de Deslinde de 1748 ya aparece como molino derruido del Sambo. Quiz se trate del molino de plvora que los de Novelda derribaron a principios del siglo xviii (Prez Medina, 1996a, 226) (Fig. 2, nm. 26). e. Molino de los Hermanos Segura o Molino Nuevo. Hilario y Pascual, vecinos de Monvar, solicitan en 1842 la construccin de un molino harinero de dos muelas en la margen izquierda del ro Vinalop, en la partida de la Jaud. 44 En el deslinde de 1871 y en el bosquejo planimtrico de 1896 aparece citado un molino nuevo que tomaba las aguas a la altura del puente de hierro del Sambo, lugar en el que la cartografa del ICV sita el topnimo La Rafa, a algo ms de 200 m del Azud del Sambo, distancia que concuerda bastante bien con la medida de 160 pasos a que alude la solicitud y que mediaba de la rafa que llevaba el agua a la villa de Novelda. Adems, los nicos restos que podran ser contem porneos a esta solicitud y que radican en la margen izquierda del cauce son estos del molino Nuevo, actualmente en trmino 43. Entrevista de 07-02-2005 a Antonio Guerrero Gmez de 80 aos, hijo del ltimo molinero, Antonio Guerrero Belmonte natural de Murcia y de Consuelo Gmez Vicent de Monvar, hija de Joaqun Gmez. 44. AME, expte. 133-26. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 120 Figura 2. Localizacin de molinos en la mitad sur del trmino municipal, en la partida de La Jaud/Sambo hasta el lmite de trmino con Novelda (elaboracin propia). Francisco Fernando Tordera Guarinos 121 de Novelda, pero que en el siglo xix pertenecan a Elda (Fig. 2, nm. 27). En resumen, ms de una treintena de artefactos hidrulicos de harina, papel y esparto, construidos una buena parte de ellos durante el siglo xix, estuvieron, grosso modo, en activo en el tercer cuarto de dicha centuria. Lamberto Amat citaba once de los ltimos, cuatro de estraza y diez de majar esparto (1875, II, 36), en total 25, y sin embargo, nuestro recuento ofrece un nmero de molinos, supuestamente en activo, para aquella poca de 30 (trece de harina, cuatro de estraza y trece martinetes), tres ms de harina y dos martinetes ms; para estas fechas en los libros de Industria se contabilizan cinco contribuyentes de papel. Y sin embargo, la mayora de ellos no estuvieron exentos de paradas estacionales y/o eventuales. Entre las primeras, aquellas derivadas de la caresta de suministro de agua por el estiaje de los meses de verano. Es de sobra conocido que los molinos harineros funcionaban mximo 6 meses, cotizando en industria por periodos de 3 o 6 en los meses de mayor abundancia de agua. Tampoco fueron ajenos a estas limitaciones hdricas los molinos papeleros y a este modo de tributar, pues adems de la que precisaban con fines cinticos, el suministro era imprescindible en la preparacin de la materia prima y en diversos menesteres del proceso de fabricacin. Entre las segundas, aquellas de ndole principalmente administrativa, cuestiones de gestin, ceses de arrendamientos, ventas de propiedad e incluso litigios entre molineros o con el ayuntamiento, regantes y vecin dad en general. Un buen ejemplo de ello pudo ser la baja en la matricula de industria de una piedra del molino de los Herederos de Francisco Ripoll en 1851, propietarios de un molino harinero en la partida de la Jaud. Aunque Lamberto Amat generalizaba esta restriccin hdrica a cualquier tipo de molino, los martinetes de majar esparto supusieron un adecuado complemento para la molinera en general, prolongando su actividad durante gran parte de los meses de mayores dficits hdricos, aunque no exentos de denuncias y litigios con otras instalaciones molineras por rebalses y perjuicios al normal funcionamiento de terceros. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 122 3. Los molinos de majar esparto. El martinete del Monastil En 1796 y con motivo de la solicitud de reconstruccin de su molino de papel blanco, Miguel Juan y Tormo aluda a los pobres que se ocupaban en trabajar en cosa de esparto. En 1841, los solicitantes de martinetes tales como Toms Guarinos y Casimiro Juan, o Antonio Bernab y Mximo del Val hacan reiterada alusin al beneficio que iba a suponer su construccin a la clase ms necesitada de este pueblo por dedicarse a estos menesteres. Haba transcurrido casi medio siglo y la situacin no haba cambiado, la espartera era un oficio al que se dedicaban las clases socia les menos favorecidas y los grupos humanos secundarios en la economa productiva familiar de aquella poca: nios y mujeres. Segn Lamberto Amat, los diez martinetes daban trabajo a 40 mujeres que agramaban para las 400 personas entre mujeres y nios que lo elaboraban (1875, II: 338). En 1878 Orozco (1878, 183) citaba que se agramaba 533.000 kg que en 1884 se eleva a 540.000 kg (Fillol, 1984: 91), frente a 10.000 arrobas (unos 160.000 kg ) de un siglo antes que citaba Cavanilles (1797). Sin embargo, las anotaciones de industria respecto al esparto desaparecen a partir de 1870. Los sucesos tan dramticos y devastadores de 1884 vinieron a agra var la evidente decadencia de este sector, aunque tal crisis tampoco dejo indemne al resto de la molinera. Los efectos catastrficos y la incerti dumbre en las perspectivas de futuro fueron factores decisivos, aunque no nicos, en el abandono de instalaciones y en la consecuente desacele racin y declive del sector, al que se haban dedicado un gran nmero de habitantes durante gran parte del siglo xix , pues no fueron muchos los molinos que lograron prolongar su actividad en el siglo xx. La mayor aportacin de estos martinetes no fue aquella relativa a la indudable mejora fsica en las condiciones laborales. Sin duda fue el papel adquirido por la mecanizacin de este proceso, que no precisaba de mano de obra cualificada, convirtindose en una actividad pionera en la indus trializacin o protoindustrializacin de la sociedad eldense 45 y que sin 45. Autores contemporneos de aquel periodo, como Orozco o Amat, no tienen ningn reparo en tildar la manufactura del esparto como industria. Francisco Fernando Tordera Guarinos 123 Figura 3. 1 y 2. Plano del Proyecto de Canalizacin de la Acequia de Abajo entre el Monastil y la Alfahuara (Archivo Comunidad de Regantes de Elda); 3. Fotografa de la Tafalera tomada desde el Castillo de Elda. Propuesta de localizacin del molino Tafalera. Aos 50. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 124 duda alguna estaba en directa relacin con el objetivo de maximizar el aprovechamiento de los medios de produccin, del capital humano y de la fuente de energa incluso cuando el suministro de agua se reduca a mnimos.Desde las primeras lneas nos hemos referido a estos martinetes como un precoz y singular ingenio sin parangn. Precoz, pues todava no hemos hallado paralelos de mecanizacin tan temprana en el sureste peninsular, zona por excelencia en el cultivo y elaboracin del esparto. 46 Y singular porque no hallamos mecanismos de esta ndole. Los paralelos cronol gicos y funcionales ms cercanos son los batanes que se popularizan para este menester hacia mediados del siglo xix. 47 El relato de esta ingeniosa adaptacin es de A. J. Cavanilles (1797) quien en 1785 atribuye dicho artefacto en la partida de la Alfahuara a Josef Juan. Ese mismo ao se solicitara la construccin de un segundo martinete por parte de Miguel Juan y Tormo, que, una vez enajenado a favor de Joseph Quesada en la partida de la Tafalera, solicitara una nueva construccin en 1796 en la partida del Monastil (Tordera y Gisbert, 2017). Esta iniciativa se corresponde con una primera fase de liberali zacin de los usos del agua, pues a estos le acompaaron la construccin de los molinos harineros de J. Cavallero y J. Llorens, en 1813 y 1815, y quiz algn otro de papel estraza: el de Ferrando era anterior a 1795, quizs el de Daniel Juan y/o quizs el de Olcina, propiciados tambin por la legislacin borbnica, como la Real Cdula de 26 de octubre de 1780, concediendo por punto general diferentes gracias, y franquicias para fomento de todas las fabricas de papel de estos Reynos. La cifra permaneci estancada quiz por los aos convulsos del primer cuarto del siglo xix , excepcin 46. Segn los datos contenido en la prensa diaria de Murcia, y siempre con las debidas cautelas, el antiguo molino de plvora de Beniscornia fue transformado en 1802 en batan de picar esparto y en 1870 en molino de borra (consultado el 13-06-2018 http://www.europapress.es/murcia/noticia-murcia-recupera-antiguo-molino-pol vora-rincon-beniscornia-20170302152912.html). 47. En la publicacin de la Revista del Vinalop n. 20, p. 78 nos referamos a los batanes equvocamente como de rodezno horizontal, propio de los molinos harineros de esta zona. Siendo el mecanismo motor de los batanes ms propio el de rueda vertical y eje horizontal. Francisco Fernando Tordera Guarinos 125 Figura 4. Martinete del Monastil: 1 a 3. Fotografas generales y de detalles de los restos del sistema de alimentacin de agua; 4 y 5. Recreacin del molino, perfil transversal y seccin longitudinal. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 126 hecha de esos dos harineros, probablemente debido a una necesidad derivada de la caresta provocada por la Guerra de Independencia Espaola.Durante las siguientes dos dcadas la situacin se mantendr inalte rada a causa de la inestabilidad poltica fruto del devenir fluctuante entre liberalismo y absolutismo, que en poco o en nada propiciara iniciativas de esta naturaleza. La abolicin de los derechos seoriales, as como las medidas liberalizadoras del comercio y de la circulacin de productos, facilit y agiliz las relaciones mercantiles de materias primas y productos elaborados, acelerando el proceso industrializador de una sociedad prin cipalmente agraria. Entre 1939 y 1942, en tan slo cuatro aos, fueron construidos siete molinos, tres de esparto y cuatro de harina. A lo largo de estos aos se pondrn en funcionamiento 9 martinetes de majar esparto y 6 7 molinos harineros, al menos. Todos ellos son buena muestra del cambio radical que haba experimentado la actividad econmica e industrial, en escasos 25 aos la cifra de artefactos se haba casi duplicado, destacando como el principal artfice de ese cambio la manufactura del esparto. En total trece martinetes, tres ms de los diez que citaba Lamberto Amat (1875, II) aunque en la relacin de detalle cifra 11, la diferencia estriba en los ubicados en la cola del pantano que a mediados de siglo eran tres, cuando dicho autor slo contabilizaba uno. No slo fue Cavanilles, tambin los registros de solicitudes y litigios municipales denominaban ab origine a estos molinos esparteros como martinetes, en un claro smil funcional e inequvoco con aquellos que servan para batir metal, conscientes de que se trataba de una adaptacin. Sin embargo, hasta hace un par de aos no tenamos certeza alguna sobre su estructura funcional. Escasos y demasiado genricos eran los datos con tenidos en los documentos del archivo municipal relativos a las partes o componentes de un martinete: rueda, canalejo o canalizo son trmi nos que sin demasiado esfuerzo se podran extrapolar a cualquier tipo de molino. Fue la identificacin como tal de la antigua casa del guarda de la Fbrica de Luz del Monastil y su postrer estudio el que nos permiti articular una idea ms detallada. Su descripcin ha sido recientemente publicada en el artculo de la Revista del Vinalop, nm. 20 (Tordera y Gisbert, 2017), dejando para esta ocasin tan solo una sucinta descripcin Francisco Fernando Tordera Guarinos 127 Figura 5. 1. Cuadro de Gabriel Poveda que recrea las primeras instalaciones fabriles de Isidro Aguado en 1900, junto al molino de Abajo con el canal de evacuacin (Museo del Calzado); 2.Fotografa con la propuesta de localizacin de los molinos de la Huerta Nueva y de la Alfahuara. Aos 30 (Alborada, nm. 52). La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 128 de su estructura funcional como paradigma de lo que fueron aquellas instalaciones.El martinete del Monastil, as denominado hasta que tengamos datos incontestables sobre su propiedad, era de planta rectangular de 14,88 4,60 m, con la fachada y la cubierta a un agua orientada al cauce del ro. Estaba dividido en dos cuerpos: un recinto de tendencia cuadrada y hmedo, de menores dimensiones (4,97 3,28 m), que alojaba la rueda vertical que era alimentada por el agua derivada de la acequia de la Huerta Nueva, a unos 8 m de altura sobre la parte trasera del inmueble, a travs de un canalejo que atravesaba el muro de carga mediante un butrn. Y una segunda estancia contigua, cuadrilonga (8,75 3,28 m), hacia donde se prolonga el cigeal que, por comparacin con aquellos de batir metal, suponemos contena cada uno de los rodetes dentados que pinzaban los mazos de picar y que al rodar lo liberaban golpeando los haces de esparto dispuestos sobre un piln rematado por una placa metlica. Aunque tenamos la intuicin de que estos artefactos soportaban ms de un mazo de batir, ha sido recientemente cuando lo hemos podido veri ficar. As lo confirma un documento relativo al contrato entre Antonio Amat y Mximo del Val donde se lee: fabricar en dicha tierra, un molino o martinete de tres mazos para picar esparto. Es obvio que la inversin deba ser difcil de amortizar si tan slo dispona de un mazo, mxime si atendemos a la cita de Cavanilles, quien afirmaba que un solo muchacho haca al da la labor de cinco hombres (Tordera y Gisbert, 2017). Es posible que la merma de volumen hdrico supusiera una reduccin temporal de los brazos batientes. El edificio dispona de dos plantas cuya cubierta no se conserva, como tampoco el forjado de entreplantas. Albergara en su planta baja un meca nismo hidrulico convencional que combinaba la tipologa de molino de cubo con aquellos de rueda vertical de admisin de agua superior, precipitndola por una estrecha conduccin, cuya fuerza de choque la impulsara, transmitiendo el movimiento al eje horizontal. En cuanto a su propiedad, inicialmente apostbamos por ligarlo a Antonio Amat y Bernab, cuestin que cada vez se nos muestra con mayo res dudas (Tordera y Gisbert, 2017). Francisco Fernando Tordera Guarinos 129 Figura 6. Molinos de la Jaud/Sambo: 1. Rafa de las Aguas de Novelda y Molino Cavallero, en el margen izquierdo de la fotografa. Ao 1900. (Agenda , Azorn); 2. Vista desde el mismo lugar (puente de hierro del Sambo). Tras el muro de la balsa de riego de Novelda se hallaba el molino Cavallero; 3. Plano de deslinde de 1748 del Archivo Condal, vase cita de molino derruido del Sambo; 4.Plano del bosquejo planimtrico de 1896 (molinos: Cavallero, Paraso y Nuevo); 5. Plano de deslinde de 1871; 6. Fotografa actual de los restos del molino nuevo. La molinera hidrulica eldense. Los martinetes de picar esparto (siglos xivvv-xvx) 130 La mecanizacin del picado de esparto no fue un procedimiento improvisado, sino ms bien consecuencia de una lgica evolutiva en el que dos actividades convergen en un sincretismo manufacturero entre una secular ocupacin artesanal y el ancestral uso del agua como fuerza motriz. Una ingeniosa adaptacin mecnica de este menester de 1785, cuya pro liferacin se vio favorecida por los procesos polticos decimonnicos de ndole liberal. Suprimidos los monopolios seoriales, la liberalizacin de la industria y el comercio propici el ambiente socio-econmico ideal para el desarrollo a escala de una ancestral actividad eldense, como fue la manufactura artesanal del esparto. Conclusin Las mrgenes del cauce del Vinalop, albergaran entre 1850 y 1890 aproximadamente una treintena de establecimientos molineros de diversa funcionalidad, la mayora de ellos en uso durante el tercer cuarto del siglo xix . 48 Esta dinmica transmite una idea de la personalidad y el carcter emprendedor de aquella sociedad cuando la legislacin as lo permiti. Las reformas borbnicas, principalmente de Carlos III, sobre la propiedad y uso de las aguas superficiales o las de fomento del papel favo recieron, en un primer momento, un periodo incipiente de innovacin y crecimiento. La posterior desamortizacin y abolicin de los derechos seoriales oper, tras debelar los restrictivos lmites constreidos por la jurisdiccin del seoro, un segundo periodo de fulgurante eclosin, testimonio de una sociedad que intentaba, de este modo, adaptarse a los nuevos tiempos y a los cambios que se operaban en Europa. Acceder as a una economa liberal burguesa, en un fase proto-industrial, mediante la ancestral aplicacin de la energa hidrulica que con una modesta inver sin acercaba a esta sociedad a ese nuevo modelo econmico, a la espera de las nuevas fuentes de energa que se incorporaran hacia finales del siglo xix y la sustitucin de esta actividad por otra de carcter plenamente 48. En el estado actual de la investigacin no es posible cerrar el nmero definitivo, siendo conscientes de que, al menos para el caso de los molinos de la partida del Monastil, puede existir todava alguna duplicidad pendiente de resolucin. Francisco Fernando Tordera Guarinos 131 industrial dedicada a la fabricacin del calzado, sin que la presencia de la primera se pueda interpretar como causa o condicin de la aparicin de la segunda, ms all de la generacin de una mano de obra de base que, progresivamente alejada de las tareas agrcolas o alternando con ellas, estaba dispuesta a incorporarse a dicha industria. 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Investigacin que, desde una ptica ms completa, aborda lo que ha sido el uso de este recurso hdrico en la zona estudiada desde la Baja Edad Media hasta el abandono del complejo de captacin, almacenaje y distribucin de la misma, durante el ltimo tercio del siglo xx, aportando para ello abundante documen tacin archivstica de todo el proceso, en su mayor parte indita. Igualmente, y tras largos aos de trabajo de campo, se presenta la descripcin y ubicacin de las infraestructuras existentes. Palabras clave: Recursos hdricos. Captacin. Conduccin. Aprovechamiento. Tobarrillas. Yecla. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 133-164. * C/ Hospital, 39-1. / 30510 Yecla (Murcia) celyeclamurcia@hotmail.com 134 1. Situacin y descripcin del entorno La zona de estudio se localiza al norte del trmino municipal de Yecla. Limita con la provincia de Albacete y se constituye como la zona ms septentrional de la Regin de Murcia. Se trata de un paisaje agroforestal compuesto por una serie de cerros alomados de moderada pendiente y compartimentados por una serie de barrancos que por lo general desaguan en el cauce que forma la Rambla de Tobarrillas, autntico eje vertebrador del espacio estudiado. El valle por donde discurre dicha Rambla es el paso natural que se encuentra entre los Montes de Tobarrillas, facili tando el cruce de este accidente geogrfico; hecho que hace que en el mismo se localice tambin la carretera Yecla-Almansa, una va pecuaria y, como veremos ms adelante, las conducciones hidrulicas objeto de esta comunicacin. Actualmente, la Rambla se caracteriza por un rgimen hidrolgico espordico y de desage arreico, cuyo cauce de cabecera discurre enca jado, con direccin N-S, entre las calizas dolomticas de los Montes de Tobarrillas. Aguas abajo, diseca diversos sectores de brechas calizas y depsitos cuaternarios aluviales, configurando un sencillo sistema de terrazas fluviales, para posteriormente difuminarse en un amplio glacis de acumulacin desarrollado al pie de los relieves calizos. A partir de su inter seccin con la superficie de este glacis su trayecto es difuso y su desage arreico en medio de un terreno ms o menos llano (1% de pendiente), sometido a un intenso acondicionamiento agrcola (Lpez y Conesa, 1997). La alimentacin hdrica de la Rambla es de origen pluvial, aunque en su cabecera surgen dos fuentes de agua (Tobarrillas Alta y Tobarrillas Baja) procedentes de un pequeo acufero de aguas carbonatadas (IGME, 1987). El clima es mediterrneo continentalizado, de carcter semirido o seco. La temperatura media anual es de unos 15 o C, mientras que las pre cipitaciones se estiman que deben estar prximas a los 350 mm anuales. Los cultivos se circunscriben exclusivamente a las zonas de menor pendiente y mayor profundidad de los suelos, con predominio actual mente del cereal de secano y el olivo, antao, la vid. Los cerros presentan una masa forestal dominada por el pino carrasco (Pinushalepensis) y un F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 135 variado sotobosque. La Rambla presenta una vegetacin similar a los montes circundantes en su cauce superior, donde no afloran las aguas sublveas y una composicin de vegetacin freatofita en su curso inferior, en la que destacan el olmo (Ulmusminor), juncos (Scirpusholoschoenus), pastizales de Brachypodiumphoenicoides y setos de rosales (Rosa agrestis y R. canina). La fauna ligada a este paraje es de elevado inters y notable biodiversidad, destacando aves rapaces, anfibios, mamferos carnvoros y singularmente las importantes colonias de murcilagos y la presencia de topillo de Cabrera (Microtuscabrerae).Las primeras evidencias de homnidos en la zona se corresponden con el Musteriense (Paleoltico medio), localizando diversos puntos con abun dantes slex trabajados y ncleos de extraccin (Lpez y Conesa, 1997). La existencia de aguas en la zona no ha pasado desapercibida desde la antigedad, datando de poca ibero-romana, al menos, dos asentamientos con abundantes cermicas comunes y de importacin, junto a materiales de construccin. Documentando, por otra parte, materiales de cronologa bajomedieval en dicho paraje. Es probable que los aprovechamientos del Figura 1. Localizacin de la Rambla de Tobarrillas en el trmino municipal de Yecla (Murcia). Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 136 agua en Tobarrillas tuviesen su origen en la antigedad, dada la abundancia de indicios materiales, aunque la carencia de trabajos arqueolgicos sobre la zona, impiden actualmente afirmarlo categricamente, con el respaldo de las evidencias cientficas. 2. El aprovechamiento del agua Hasta hace relativamente poco tiempo, la existencia de un doble sis tema de captacin de aguas subterrneas del que forman parte un gran nmero de estructuras, no haban sido analizadas con la atencin que merecen. De hecho, en un trabajo publicado en 1993, sus autores ni siquiera conocan la existencia del sistema de galeras con lumbreras del mismo (Gil y Gmez, 1993). Durante el citado ao tambin se realiz una prospeccin arqueolgica en la Rambla de Tobarrillas, con objeto de localizar las viviendas en cuevas que existan sobre la cabecera de la misma, procediendo a la limpieza de dos de ellas. Los resultados, publicados en 1997, hablan sobre la posible excavacin de las casas a finales del siglo xviii, coincidiendo con las obras de construccin del minado cercano (Ruiz Molina, 1997). Un estudio parcial, centrado exclusivamente en las conducciones subterrneas para la captacin y conduccin de agua en Tobarrillas, con referencias a la Balsa, se public en 2006 (Gil Meseguer et al ., 2006). Recientemente, en el ao 2012 se edit un monogrfico sobre los valores ambientales e histricos de la Rambla de Tobarrillas, donde se expona, a grandes rasgos, la evolucin de las infraestructuras hidrulicas en dicho paraje, enmarcadas como uno de los valores culturales que ate sora el lugar (Ortuo y Carpena, 2012). La primera referencia sobre la existencia de la Fuente de Tobarrillas es la que menciona la de Tobarrillas Altas. Se trata de un documento fechado el 10 de octubre de 1428, en el que Juan de Altarriba, Alcaide entregador de las Mestas y Caadas en el Obispado de Cartagena del Reino de Murcia, otorg a los vecinos de Almansa una dehesa para pastos de ganados lanares y cabros, confirmando y amojonando de nuevo el Boyal llamado del Campo, comentando que al pozo del Fardal; et del dicho pozo, a la somera Fuente de Tovarrillas, donde parten trminos Yecla y F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 137 Almansa (Soler Garca, 1984). Esta Fuente deba resultar un elemento lo suficientemente destacable en el paisaje como para ser utilizado como hita natural, no slo de la dehesa de la que se habla en el texto, sino para delimitar los trminos de Yecla y Almansa.A partir de entonces hemos ido constatando los diversos usos que se le ha dado al agua en el paraje, dividindolos en tres apartados en funcin de su utilidad. 2.1. Uso ganadero Las primeras referencias conocidas del trasiego de ganados por Tobarrillas son las documentadas en las denominadas Ordenanzas para la recauda cin de las rentas de los almojarifazgos del Marquesado de Villena, hechas por D. Alfonso de Aragn, Marqus de Villena en abril de 1380. Por dos veces aparece repetido el topnimo de Tobarrillas en dicho documento, la primera cuando habla de la villa de Chinchilla, al establecer los caminos Figura 2. Localizacin de las principales infraestructuras hidrulicas. Elaboracin propia. Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 138 por donde circularn los ganados para su control fiscal, se dice otros, que ninguno nyn alguno non pueda yr por el camyno muriano nyn por los caminos de Touarrillas nyn por otro camyno nyn por fuera de camyno. Posteriormente, al hablar de Almansa, establece que para el pago del portazgo de los ganados pero que los que estos dichos ganados saca ren e troxieren, de la manera que dicha es, que los traygan por los caminos derechos, con ellos, real que viene de Chinchilla aquy Almansa e non sean osados de yr con ellos por otros camynos nyn por el de Alpera nyn por el de Touarrillas nyn por otro camino alguno nyn por fuera de camyno. E sy lo fizieren que sean pedidos por descaminados e que sean del almoxerifadgo de Almansa (Lpez Serrano, 1997). Es decir, resulta indisociable la existencia del citado camino de Tobarrillas y su uso para el movimiento de los ganados, que es precisamente lo que se prohbe por dos veces en esta Ordenanza, expresamente buscando un mayor control fiscal sobre los mismos por parte del primer Marqus de Villena. Unos aos despus, en 1457, y para evitar el saqueo de los ganados del sur del Marquesado de Villena, expuestos al pillaje de las correras de musulmanes granadinos y rebeldes murcianos, se tom entre otras medi das de carcter militar, la retirada de todos los ganados de las poblaciones afectadas a una lnea comprendida al norte de Balazote a San Pedro, a la Cueva de Juan Navarro, cerro de Don Vicente, Horna, Ptrola, camino de Montealegre, fuente de Marisparza hasta (so)Tobarrillas (Pretel Marn, 2011). La existencia de este camino ganadero sin duda estuvo ligado a la pre sencia de agua en la zona que permita a los trashumantes abrevar. Este hecho es reflejado en las Relaciones Topogrficas de Yecla elaboradas en 1575, pues en respuesta a la pregunta veintitrs comentan que ay en los trminos de la dicha Villa vna fuente que llaman del lamo y otra que llaman del Pulpillo y otra que llaman de Tovarrillas y otra que llaman la fuente del Pinar las quales dichas quatro fuentes sirven solamente para abrevaderos de ganados y de alguna poca ortaliza que se cra junto a ellas (Cebrin y Cano, 1992). Es decir, dejan evidenciado el papel prioritario del agua de estas cuatro fuentes para surtir a los ganados, aunque quizs aminora en exceso el uso de esa agua tambin para la agricultura, como veremos posteriormente. F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 139 Los desplazamientos de ganado rumiante, sobre todo ovino, constituyeron una actividad socioeconmica fundamental durante la Edad Media. La bsqueda de pastos de invierno para los ganados trashuman tes de las serranas de Cuenca, oblig al trazado de vas de paso y pasto desde el alto Jcar hasta las vegas de Valencia, Murcia y Cartagena. Es probable que el trasiego de los grandes rebaos se llevase a cabo incluso cuando las zonas comunicadas eran una cristiana y la otra musulmana en los largos perodos de paz que existieron. A pesar de ello, el mayor crecimiento debi coincidir con el avance y consolidacin de las fronteras a lo largo del siglo xiii (acle y Velasco, 2001). En esta centuria ya consta la trashumancia (rebaos castellano-manchegos de Cuenca (Huete, Jvega y Alarcn) y Albacete (Alcaraz) a tierras de Murcia. Sin embargo, mien tras en Castilla se establece el Honrado Concejo de la Mesta como una organizacin destinada a defender el ejercicio de la trashumancia, en el flanco sur de la Corona de Aragn, esta facultad permanecer vinculada a los poderes locales. Durante los siglos siguientes, y no sin diversos enfren tamientos entre los reinos de Castilla y Aragn, se continuar con los desplazamientos de ganados desde muy diversas procedencias, principal mente castellano-manchegas, hacia los pastos de las vegas del Segura en Murcia y Orihuela, quedando por tanto el territorio yeclano como zona de paso entre ambos territorios (Fernndez et al ., 1996). En cuanto a la zona objeto de estudio, siguiendo un recorrido paralelo a la Rambla de Tobarrillas, discurre un cordel con un ancho legal de 37,61 m. Al parecer, esta va pecuaria pone en contacto las caadas reales de los Valencianos a su paso por Helln (Albacete) con la Vereda de Alicante, en las proximidades de Almansa (Albacete), atravesando para ello el extremo norte del territorio de la comarca Jumilla-Yecla (Murcia) y cruzndose a su vez con otras dos caadas reales durante este recorrido. El cordel recibe en los municipios que atraviesa nombres diversos: Cordel de Helln a Yecla ( Jumilla), Cordel del Pozuelo o de Andaluca (Yecla) y Vereda de Granada (Almansa). Tras atravesar el trmino de Jumilla, entra al de Yecla por los parajes de los Cerrillares, Arab, Pajonares o Pulpillo, donde se cruza con la Caada Real de los Serranos. Desde all se dirige hacia el estanque concejil de Tobarrillas Baja, continuando su recorrido por trmino de Almansa. A Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 140 partir de aqu discurre por los parajes de Los Pozuelos, Altos de Jodar, Los Rosales y Rambla de los Molinos, donde se cruza con la Vereda de Alicante, cerca de Almansa.Los Montes de Tobarrillas estuvieron en ocasiones acotados como dehesas de arbitrios, las cuales se establecan con autorizacin expresa del Rey y del Consejo de Castilla, y,ocasionalmente, por el Superintendente General del Reino de Murcia, dedicando los ingresos que generaban exclusivamente a un fin especfico y determinado. Ya en el siglo xvii hay constancia del recurso a tales ingresos, as, Tobarrillas se acotara para dehesa en 1672 junto a otras y por la cual el Ayuntamiento de Yecla ingres 800 reales (AHPNY, 54/13). A modo de ejemplo especfico, en 1746 encontramos el siguiente documento hecho el 3 de julio de dicho ao y no encontrndose otro medio que es el de extender algunos quartos de dehesa de los baldos que se hallan en este trmino, como lo es uno desde los Altos de Tobarrillas bajando por la mojonera del trmino de la villa de Caudete hasta la ombra que dicen de Peas Blancas, cortando por el camino que cruza de Almansa hasta dicho paraje de las Lomas de Tobarrillas (AHMY. Lib. 5) En 1806 y para acometer el pago de la contribucin extraordinaria de los 24 millones de reales, se autoriz el acotamiento de dos dehesas nuevas por diez aos, una de ellas era en Tobarrillas y con los siguientes lmi tes,desde la Hoya Hermosa al norte a la mojonera de Montealegre, a levante, mojonera de Yecla Almansa y Montealegre, camino de abaxo de Tovarrillas, hasta el Collado ms alto de las Moratillas, hasta la dehesa del Pulpillo y Vereda Real, para 700 cabezas y con una tasacin de 1.250 reales (AHPNY, 281/10). Un ao despus y tras varios intentos segua sin ser adjudicada por ausencia de postores. En ocasiones, estos ingresos extraordinarios se convertan en habi tuales, pues en Yecla podemos documentar el uso ininterrumpido de las dehesas de arbitrios desde 1737 a 1756, entre las que se inclua una deno minada Marisparza y Hoya Hermosa, que acotaba parte de los montes de Tobarrillas, por la misma se pagaban anualmente 700 reales (Carpena, Castao y Andrs, 2016). Cuando Tobarrillas no estaba acotada, era libre para el pasto de los ganados locales como aprovechamiento comunal recogido en los F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 141 privilegios del Fuero que haba concedido a Yecla D. Manuel el 6 de agosto de 1280. Lgicamente, los que se beneficiaban de los mismos eran los propietarios de ganados estantes en las zonas colindantes a dicho paraje, especialmente los dueos del heredamiento de Tobarrillas. En este sentido, Antn Ortuo, propietario del Heredamiento en el primer tercio del siglo xvii, posea en 1627 unas cuatrocientas cabezas de ganado (Blzquez, 1988).En el siglo xviii mantuvieron importantes contingentes de animales domsticos. As, en 1748, el dueo de Tobarrillas, D. Jos Ortega Ortuo, confesaba tener 938 reses de lanar, 143 de cabro, 18 burros, 6 mulas, un caballo y 10 reses de vacuno (AHPNY, 183/10). La necesidad de abrevar de los ganados estantes y trashumantes, moti vara la construccin de abrevaderos y tornajos para ello. Actualmente se han localizado diversas estructuras, como es el caso del abrevadero de piedra existente en el paraje de Tobarrillas Altas, a unos doscientos metros de las ruinas de la Casa de labor homnima, y junto a un pozo artesiano del que se extraa el agua. Fbrica sta ltima compuesta por un brocal circular de mampostera, actualmente recrecido con otros materiales sin adobo y con sendas columnas desde las que cruzaba un travesao de madera del que penda la garrucha, cuerda y cubo para extraer el agua. Abrevadero de contorno alargado, labrado en arenisca, de una sola pieza, sobre el que se verta el agua para el ganado. A unos 320 metros de la citada Casa, pero al NO de la misma, se localiza la denominada Fuente de Tobarrillas Altas, donde hay una larga zanja excavada en el suelo que permanece llena de agua y facilita su uso por los ganados que recorren la zona. Antao hubo un abrevadero del que ignoramos su estructura y materiales de construccin, en 1849 la peticin de un vecino de Almansa para que sus ganados pudieran abrevar en l constata su existencia (AHMY. Lib. 40). El citado abrevadero fue destruido en 1870 como denunci, ante el Ayuntamiento de Yecla, en octubre de ese ao, el ganadero Fernando de los Ros. En el informe que realizaron los servicios municipales constataron que haba desaparecido el abrevadero existente al lado derecho del camino de Almansa, junto a las primeras lumbreras de la excavacin de las aguas acometidas en dicha labor de Tobarrillas, y que la citada infraestructura estaba en la visita Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 142 realizada el 3 de abril de 1832. Afirmaron que la desaparicin de dicho abrevadero estaba sujeta a las obras que D. Jos del Portillo haba realizado para llevar a la Balsa las aguas de Tobarrillas las Altas. Acordndose que, el 18 de febrero prximo, una comisin ira a Tobarrillas para sealar el lugar donde D. Jos del Portillo debera construir un nuevo abrevadero. El 1 de mayo de 1871, todava no se haba resuelto el problema, acordndose situar el nuevo abrevadero cerca de la Balsa de Tobarrillas (AHMY. Lib. 45). Con motivo del deslinde de las vas pecuarias de Yecla llevado a cabo en 1914, se hizo constar en el acta que, a su paso por el paraje, haba una balsa que nombran de Tobarrillas, la cual ocupa una extensin superficial de 22,25 reas y segn manifiestan los prcticos haba en este sitio unas pilas para abrevar el ganado no existiendo en la actualidad el menor vestigio de ellas. Por la confrontacin del mismo punto 84 y a la izquierda afluye otra vereda que llaman de Marisparza que viene a reunirse a la que estamos deslindando con el fin de abrevar el ganado, as como que dicha balsa, segn certificacin que obraba en poder de la Asociacin General de Ganaderos del Reino de 23 de mayo de 1911, era abrevadero concejil. El propietario, D. Jos del Portillo, protest el deslinde efectuado sobre la va pecuaria, no as la existencia del abrevadero concejil (AHMY. Leg. 858). El terrateniente que haba hecho desaparecer el citado abrevadero, recurrira el acuerdo municipal en marzo de 1880, peticin que le fue desestimada (AHMY. Lib. 47), pero finalmente aceptada en julio de 1881 (AHMY. Lib. 48). Las denuncias y quejas de los ganaderos locales se extenderan en el tiempo, pues en un documento de 1928, todava se sea laba a los herederos de este propietario como los responsables de haberse apropiado de dicho abrevadero concejil (AAGGR . Leg. 862, 16-B). Tras la cada de la dictadura de Primo de Rivera, se denunci en Yecla que el ex-alcalde Sr. Portillo se haba apropiado de unas veredas pblicas en Tobarrillas (Carpena y Andrs, 2014). Se conserva tambin un abrevadero para caballeras sito en el tramo de acequia asociado al Minado Viejo o de Tobarrillas Altas, en las proximida des de la balsa. Es una estructura de mampostera, con enlucido hidrulico en su interior, encastrada y ensanchada sobre la mencionada acequia y que aprovecha que el agua circulaba por la misma, formando un receptculo F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 143 de 3,94 m x 0,55 m, con una profundidad mnima de 0,90 m. Dado que el canal discurra en este punto elevado sobre el nivel del suelo, resultaba muy prctico para el tamao de las bestias.Otro pequeo abrevadero para ganado todava existente se localiza en la salida del Minado Nuevo o de Abajo, asociado a la salida de un aljibe, el cual consiste en una estructura rectangular de 2,80 m x 1,70 m y de 2,10 m de alto, con tejado a un agua y muros de mampostera con revoque externo de cal, que permita el acceso al Minado mediante una abertura de 1,05 x 0,55 m, cerrado por una puerta metlica. El agua que discurra por la gale ra quedaba represada en el interior de esta estructura y por rebose sala a otro compartimento exterior de estructura rectangular, cuyas dimensio nes son 1,40 x 0,44 m, permitiendo su uso al ganado, y desde la que parta un acueducto que canalizaba el agua sobrante hacia la Balsa. 2.2. Uso agrcola Pese a tener fundadas sospechas del aprovechamiento del agua para el riego de los predios agrcolas, como ya hemos citado, desde al menos principios de nuestra Era, las primeras noticias documentales recopiladas sobre este uso de las aguas para riego en Tobarrillas datan ya de las primeras dcadas del s. xvi , constatando las canalizaciones existentes en las inmediaciones de la actual Casa de Tobarrillas Baja. As, el 30 de abril de 1531, Francisco Olivares y su esposa Juana Puche, otorgaron su testamento en Yecla ante el escribano Gins de los Ros, por el que dispusieron se dijese una misa y vsperas cada ao perpetuamente en el da de la Cruz de mayo, un da antes o despus, y para ello vincularon y sealaron siete piezas de tierra de riego en la partida y heredamiento de Tobarrillas que, junto a una casa que estaba en la misma heredad, dejaron a Antn Olivares, su sobrino, con la mencionada carga, y que pasase despus al hermano o hermana mayor que tuviese (AHPNY, 263/8). En las citadas Relaciones Topogrficas mandadas hacer por el rey Felipe II en 1575, al hablar sobre la Fuente de Tobarrillas se seala su importan cia como abrevadero, pero aade que y de alguna poca ortaliza que se cra junto a ellas (Cebrin y Cano, 1992). A lo largo del tiempo se ir evidenciando un aumento paulatino de la superficie regable en Tobarrillas, lo que inexorablemente ir parejo al Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 144 hecho de la mejora de infraestructuras para la captacin y conduccin de aguas. As lo demuestra el testamento y ltima voluntad del que fuera dueo del Heredamiento de Tobarrillas, Antn Ortuo, quien, en 1636, asevera de la dicha mi legtima mil y quatrocientos reales en tierras que yo e comprado en el eredamiento de Tobarrillas durante el matrimonio con Catalina Ruiz, mi tercera mujer, assi en tierras de riego y secano y vias y en lo que gast en el aprobechamiento y aumento de agua de la dicha eredad (AHPNY, 7/12). Su hijo Francisco Ortuo Olivares, al fallecer en 1676 dej el heredamiento a un sobrino, Antonio Ortuo, citndose en el inventario de bienes la existencia de una balsa para acumular el agua de las Fuentes Yten se le entrega una piea de tierra en la huerta y riego de Tobarrillas de treinta y cinco (35) celemis de ebada de senbradura que es la terera piea contando desde la balsa hacia el ercado no esetuando la pieza que tienen libre los erederos de don Blas de los Rios, adems de dejar una importante superficie regable en dicho paraje, especialmente dedicada a la sembradura (AHPNY, 55/9).Las obras de excavacin de los minados de Tobarrillas Altas o Minado Viejo se iniciaron durante las ltimas dcadas del siglo xviii con el fin de aumentar la superficie regable en la Heredad. De ello ha quedado cons tancia en la peticin presentada en 1795 por Da. Juliana Ortega Llamas, como tutora del heredero de Tobarrillas, por la que solicit autorizacin superior para continuar con las obras que su padre haba dejado pendien tes a su muerte en dicha Labor indispensables para mantener y aun aumentar las aguas de dicho heredamiento en que tanto inters y atencin tena nuestro difunto padre ya adelantando en ellas, ya argamasando las acequias y cauces si fuere necesario para precaver su extravo Para valorar la necesidad de las obras, el Regente de la Real Jurisdiccin de la Villa, D. Juan Soriano y Rodrguez, hizo comparecer ante l a tres testigos que conocieran de la necesidad de dichas obras presentadas por Da. Juliana, el primero de ellos, el empleado de dicha Hacienda, Agustn Martnez de Lpez dijo que asimismo tiene conocimiento en dicho heredamiento de Tobarrillas y ha visto antes y despus del fallecimiento de D. Joseph las obras que ste estaba haciendo para ms descubrimiento y adelanto de las aguas con que se riega la huerta, y que en ello dicho difunto se gast crecidos caudales, y que contempla muy til al menor la continuacin de la obra de las aguas, F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 145 as en las precisas limpias que es forzoso hacer por la runa que se desmorolla en algunas acequias, como en acabar las excavaciones que estaba haciendo el difunto, pues a ms de la ms agua que se aumentar y beneficiar la huerta, evitar se pierda o extrave. El regente finalmente autoriz el gasto en las obras referidas el 13 de marzo del citado ao (AHPNY, 287/9).El cannigo Juan Lozano visit Tobarrillas en la ltima dcada del siglo xviii, haciendo de testigo de las obras que se realizaban a distan cia de dos leguas tiene Yecla su distrito de Tobarrillas. He visto las prolixas, y no menos profundas excavaciones, que buscando mayor caudal de agua, tiene abiertas D. Josef Ortega, dueo de aquellas florestas, arboledas, fruta les, y rico plantel de vias y olivos (Lozano Santa, 1794). Las obras continuaron durante aos, reconocindose que antes de contraer matrimonio D. Jos Julin Ortega en 1806 invirti crecidsi mos caudales en las mejoras de sus vinculaciones, quales son la construccin de la mayor parte de la Casa mortuoria, la del Cortijo de Tobarrillas, balsa, argamasa de acequias y otros aumentos de consideracin. El ao de su muerte, 1825, la huerta de Tobarrillas haba producido cuatrocientas sesenta y ocho fanegas de cebada (AHPNY, 319/2). Lo cierto es que en 1837, los minados ya se hallaban completados, pues en un contrato de arrendamiento para la explotacin del Heredamiento de Tobarrillas, suscrito entre el marido de la propietaria Da. Mara Virtudes Ortega y D. Antonio Lorenzo Garca se estableca, en su clusula quinta, que sern de cuenta del arrendatario las limpias de acequias que se crean necesarias para que el agua est siempre corriente, quedando de la del amo, el costear los gastos necesarios en las limpias del nacimiento y minados de la misma agua, cuando se enrunen o se vea ser preciso (AHPNY, 349/1). Veinte aos despus, en 1857, fallecera Da. Mara Virtudes Ortega, y en el inventario de bienes de la misma, se reconoca la posesin de cinco jornales de tierra que se riegan con un manantial que nace en la misma hacienda de ocho pulgadas de agua para recoger la cual hay dos balsas, tiene tambin una huertecita de unas dos cuartas de tierra en Tobarrillas las Altas, que est incluida en las tierras, que se riega con un pequeo manan tial (AHPNY, 399/10). Dentro de este proceso de modernizacin y aumento de la explotacin del agua, cabe destacar tambin la introduccin de bombas de succin Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 146 con motor de explosin a partir de los aos treinta del pasado siglo xx. La notificacin enviada por el ayuntamiento de Yecla a D. Jos del Portillo y del Portillo, entonces propietario de estos predios, en julio de 1933, le conminaba a la construccin de un brocal que evitase los peligros inherentes a tener un pozo de 40 metros de profundidad en Tobarrillas las Altas, donde haba instalado un motor para extraer el agua (AHMY. Lib. 79). Paralelamente al aumento y mejora de las infraestructuras hidrulicas en la zona, se produjo una concentracin de la propiedad regable en una sola familia, la propietaria del Heredamiento de Tobarrillas. El proceso de agrupacin de las citadas tierras se produjo de manera paulatina y en ocasiones con retrocesos, utilizando para ello la compra o la permuta con los dems dueos. Antn Ortuo, quien como ya hemos sealado fue propietario de Tobarrillas durante las primeras dcadas del siglo xvii, adquiri diversas tierras desde inicios de la citada centuria. A modo de ejemplo, el 18 de octubre de 1604 compr a Pedro de Olivares dos fanegas de tierra blanca de sembradura en la vega, bajo la huerta de Tobarrillas (AHPNY, 4/5). Un posterior heredero, Francisco Ortuo de Olivares, adquirir diversas tierras en la zona en 1641 y 1646 (AHPNY, 37/6 y 40/9). En 1657 falleci Benita de Olivares, hermana del anterior y hasta ese momento duea del Heredamiento, dejando dichas propiedades a su citado hermano, aunque desgaj de la herencia los bienes pertenecientes al vnculo que fundaron en 1531 Francisco Olivares y Juana Puche en Tobarrillas y se lo entreg a Blas de los Ros (AHPNY, 44/7). ste inclua 35 celemines de tierra de riego y huerta en el citado paraje dotado de cuatro das de riego de cada tanda de diez. As permanecera durante casi un siglo y medio, arrendando sus propietarios las tierras de regado con el agua y las de secano, como hemos comprobado en 1678, 1710, 1713, 1720, 1734 y 1772 (AHPNY, 56/3, 108/1, 108/15 y 111/9, 173/1, 230/6). Dicha propiedad sera integrada en el Heredamiento de Tobarrillas en 1789, merced a un complicado proceso de permuta, cuando el tutor y curador del menor Antonio Soriano Figuera, Juan Herrero Daz, obtuvo Real facultad del Supremo Consejo de Castilla para permutar las tierras y derechos del mismo con D. Jos Eugenio Ortega, dueo del F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 147 Heredamiento de Tobarrillas, se trataba entre otros bienes de dos jornales y dos tercios de tierra de sembradura de regado y que para su riego tiene cuatro das de agua de diez en tanda, con la que slo se riega la mitad en cada un ao, y que su principal valor en venta es de doce mil y ochenta reales de velln Por la citada autorizacin, se permutaron por otras tierras de regado y secano en el trmino municipal de Caudete que era donde viva el menor y dueo del vnculo (AHPNY, 263/8). En otras ocasiones, el acrecentamiento de la propiedad fue a travs de la apropiacin por las bravas de tierras comunales, como sucedi con los baldos a partir de 1739. Desde ese ao, la venta de algunos de estos, dirigida por el alcalde mayor de entonces, propici que otros propietarios ensancharan sus predios a costa de tierras comunales sin ningn tipo de cobertura legal. El escndalo suscitado oblig a regular ese despojo de los bienes comunales, exigiendo el pago de ciertas cantidades que final mente fueron irrisorias. El dueo del heredamiento de Tobarrillas, D. Jos Ortega, se vera obligado a pagar en 1744, 1.050 reales por 502 fanegas (unas 369 hectreas) de tierras de las que se haba apropiado, poco ms de 2 reales por fanega (AHPNY, 177/6). a) Acequia antigua (ss. xv-xvi ) Bajo nuestro punto de vista y basndonos en la evolucin histrica que hemos documentado, las primeras canalizaciones debieron de erigirse como mnimo a finales del siglo xv o principios del xvi, desconocindose su fbrica y trazado original, aunque sin duda de curso superficial y quizs de recorrido muy similar a los restos de acequias que actualmente son visibles en gran parte de su diseo. De este modo, el trazado debi contar con una longitud total de 2.562 m. Arrancaba a 816 msnm, entre las Fuentes que antao haba en Tobarrillas Altas, un espacio actualmente ocupado por cultivos de cereal secano, descendiendo por la ladera del monte y el lateral de la Rambla, ocupado por un pinar y matorral. En esta zona discurre siempre por su margen izquierdo, aguas abajo se aleja de la Rambla y de nuevo circula por la ladera del monte, evitando tambin una rambla lateral que procede del Barranco de los Malecones. Atraviesa entonces una parcela de cereal y, dirigindose hacia la Rambla, la cruza por un acueducto de mampostera Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 148 Figura 3. Vista de un tramo de la Acequia Antigua. Foto: Autores. Figura 4. Restos del acueducto bajomedieval ubicado en el tramo medio de la Rambla. Foto: Autores. F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 149 y sillares. A partir de aqu existen dudas acerca del recorrido que segua hasta llegar a la Balsa, a 782 msnm, aunque es probable que siguiese el mismo trazado que el del minado de Tobarrillas Baja que aos despus se construira, cuestin que adems quedara refrendada por las cartografas ms antiguas disponibles de la zona (IGN. Minutas cartogrficas. Yecla, 1897).Con ello se consegua llevar el agua desde Tobarrillas Altas a Tobarrillas Baja, con una conduccin que mantiene en todo momento una pendiente muy escasa (1,3% de media). La mayor parte de la acequia debi estar realizada de mampostera revocada en su interior por mor tero hidrulico, con un canal que oscilaba entre 35-50 cm de anchura, el cual probablemente se encontraba completamente cubierto por lajas de piedra o rocas irregulares. Ocasionalmente, y para evitar el deterioro de la acequia, los bordes de sta se cubrieron con teja de can. Algn tramo est excavado en la roca, con un cauce de 50 cm de anchura. Sin embargo, el elemento ms singular de este sistema es el acueducto construido para salvar el cauce de la Rambla. Presenta un machn central apuntado con tracorriente, constituido por rocas calizas trabadas con fuerte mortero de arena y cal. Sobre esta estructura se sitan diversos sillares formando un arco, hoy parcialmente derruido, junto a restos de un canal. Conduccin que debi abandonarse con la construccin de los minados a finales del s. xviii. b) Minado Viejo o de Tobarrillas Altas (ss. xviii-xix) Con el objeto de aumentar los caudales de agua que llegaban a Tobarrillas Baja en las ltimas dcadas del s. xviii, se iniciaron los trabajos de cons truccin de una galera subterrnea o qanat con un trazado ligeramente diferente al de la acequia preexistente, pero que igualmente segua el valle formado por la Rambla de Tobarrillas. Con una longitud aproximada hasta la Balsa de 2.870 m, el minado inicia su trayecto a una altitud similar a la acequia (817 msnm), aunque ligeramente ms al norte de la Fuente de Tobarrillas Altas. Un primer tramo de unos 700 m de longitud se dirige hacia el sur atravesando terre nos de cereal y monte hasta llegar al cauce de la Rambla, el cual consta de 12 lumbreras cuya profundidad oscila entre 12 y 3,40 m. En la lumbrera Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 150 n. 12 se inicia una galera de 1.270 m, que discurre a mayor profundidad que la anterior; el agua, por filtracin, aparece en un canal de la pared y se precipita 10 m hacia el fondo de la lumbrera, donde se inicia el segundo tramo de galera. Desde aqu contina a travs de otras 24 lumbreras; las primeras siguen el lecho de la Rambla y se alejan de sta durante un tramo de unos 320 m que contina por monte de pinar y matorral, para volver de nuevo a la Rambla y atravesar el muro de contencin desde donde se dirige hacia el oeste y cruza la carretera de Almansa-Yecla. La altura de este tramo es igualmente muy variable, perdiendo poco a poco altura las lumbreras desde los 14,65 m hasta poco ms de 1,7 m en el mencionado muro. El interior de la galera normalmente consta de un pasillo de escasa anchura, oscilando generalmente entre 0,6 y 1 metro; la altura tampoco es uniforme con tramos que normalmente no sobrepasan los 2-2,5 m. A partir de la lumbrera n. 36 la conduccin discurre a travs de un canal realizado en mampostera con revoque interno de mortero hidrulico, cubierto por planchas de mampostera. Este tramo tiene una longitud de 900 m y discurre prximo a la superficie, atravesando una zona de cultivo donde actualmente ha desaparecido. Poco antes de verter las aguas en la balsa, siguiendo un recorrido paralelo al Camino de Marisparza, y para salvar el paso de la vereda de ganados, hay un sifn que, de forma subte rrnea, conduce el agua durante un tramo de 6,40 m. La galera est excavada a pico y pala a travs de las calizas dolomticas del Cretcico, sobre todo en los primeros tramos, mientras que hacia el sur la escasa altura y su coincidencia con la rambla, con materiales de menos consistencia, oblig a la construccin de cimbras de mampostera para sostener la estructura. Se aprecian obras recientes de conservacin con materiales ms modernos (prefabricados de hormign), de mediados del s. xx y, en los ltimos aos, se han restaurado las bocas de algunas lumbreras imitando la obra original. En la cabecera de la Rambla todava son visibles los restos de las casas excavadas en el talud oeste de la misma. Se trata de 24 habitculos en variable estado de conservacin y de las que en su momento se efectu una actuacin de limpieza arqueolgica de las dos mejor conservadas. Las dos viviendas excavadas presentan una planta similar, con un pasillo central flanqueado por dos habitaciones a cada lado, de las cuales, la segunda de F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 151 la derecha se destinaba a cocina. Al fondo, un espacio de menor tamao se usara como almacn (Ruiz Molina, 1997). Espacios que estuvieron cronolgicamente vinculados a las obras de las galeras subterrneas, actuando como viviendas de los trabajadores. c) Minado Nuevo o de Tobarrillas Baja (s. xx) Todo indica que fue una de las ltimas obras de gran envergadura que se acometieron en el paraje estudiado para captar y conducir aguas a la Balsa de Tobarrillas, excavndose en 1916 para extraer las aguas de un pozo descubierto un ao antes (Juventud de Hoy. Alicante. 23 de julio de 1916). El objeto de esta galera es la captacin del agua de una veta que surge en la margen izquierda de la Rambla de Tobarrillas, arrancando la exca vacin junto a la rambla del Barranco de los Malecones, a una altitud de 800 msnm. En ese punto alcanza su profundidad mxima, con casi 20 metros bajo el nivel del terreno. Discurre la conduccin en direccin Figura 5. Galera interior del Minado Viejo. Foto: Autores. Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 152 NE-SO, pudindose observar externamente un total de 12 lumbreras que distan entre s entre 15 y 50 m (media: 28 m), aunque en el interior se contabilizan otras 6 lumbreras ms en los tramos superiores, totalmente cegadas. Debido a su abandono actualmente se encuentran casi todas sin proteccin y cubiertas con diversos objetos para evitar accidentes o con la parte superior con cierre casi completo de mampostera, de forma cnica, lo cual impide el acceso al interior desde ellas. Figura 6. Superposicin de arcos en el interior del Minado Nuevo. Foto: Autores. F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 153 Finaliza su recorrido en el talud este de la Rambla de Tobarrillas, tras recorrer unos 470 metros en un depsito-fuente o alcubilla que tena la funcin de facilitar la entrada al minado y el acceso al agua para hombres (en el interior de la misma) y bestias en el abrevadero exterior. Por dentro, el Minado es similar al de Tobarrillas Altas, es decir, excavado directamente sobre las rocas calizas dolomticas en el tramo que atraviesa el monte, alcanzando alturas de 3-4 m o ms, con cimbra de piedra seca sin mortero y algunas zonas con mampostera, obra esta ltima que se localiza sobre los materiales cuaternarios de menor resisten cia al atravesar una parcela de cereal que lo acerca a la Rambla. Para salvar la Rambla se construy un acueducto de ladrillos y cemento, sobre los que discurra un tubo de fibrocemento, conservndose las bases de cinco pilares que se intercalan a lo largo de 29 metros. Algunos de los restos todava son visibles en el lecho de la rambla y tan slo uno perma nece en su posicin, presentando una altura de unos 2 metros. En el talud oeste de la Rambla conectaba con la canalizacin subterrnea que descen da hacia la casa por dicha margen, a travs de un muro de mampostera en el que se introdujo el citado tubo. Se conserva un grafiti realizado con pintura negra en el inicio del minado donde se lee AO 1965, que probablemente se corresponde con las ltimas obras de conservacin y mantenimiento que se realizaron en el mismo. A partir de aqu, y hasta llegar a la Balsa, resta un recorrido de unos 630 m, que lo hace a travs de una conduccin al principio enterrada y cuya ltima parte del recorrido la realiza sobre un tapial o muro sobree levado. Este ltimo tramo, como ya se ha comentado, es casi coincidente en su traza con la ltima parte de la acequia antigua, si bien, al menos en la parte final, antes de llegar a su destino hubo de construirse ms elevado que el de la acequia antigua, ya que la altura de la Balsa fue recrecida en su ltima reforma. En concreto, todava es visible la acequia antigua a un nivel inferior y el muro sobreelevado por donde se conduca el tra zado nuevo, separados a unos 3 metros una de otra, resultando evidente la reutilizacin de materiales en la obra nueva, especialmente las piezas de canal de sillera. Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 154 El riego Evidentemente, la mayora de infraestructuras hidrulicas que han existido y existen en Tobarrillas han tenido por objeto la extraccin, conduccin, almacenaje y distribucin de las aguas existentes en dicho paraje para su uso agrcola. Todas estas conducciones se dirigan hacia una Balsa de forma prcticamente cuadrada. Sus lados miden 35,5 m, con una profundidad de hasta 4 m, lo que permitira dar cabida a un volumen de agua en torno a los 5.000 m 3. La anchura de los muros en la parte superior es de 65 cm, hallndose cubierta por losetas de barro cocido. En la esquina sureste se conserva una caseta de ladrillo y sillera, en cuyo interior se halla inscrita la fecha 1891, conservndose parte de las infraestructuras de distribu cin y regulacin del agua. Las vlvulas y tuberas son de hierro, fabricadas por Guest & Chrimes Manufacturers en Rotherham (South Yorkshire), en el centro de Inglaterra. Una vez acumuladas las aguas en la Balsa, stas se utilizaban para el riego de las tierras inmediatas, as como las situadas frente a la fachada principal de la Casa de Tobarrillas Baja, escalonadas en terrazas que lle gaban hasta el mismo cauce de la Rambla, al Este del citado inmueble. Como hemos sealado, al menos desde los albores del siglo xvi est documentada la existencia de regado en el Heredamiento de Tobarrillas. Entre los productos agrcolas, las hortalizas ya fueron citadas en las Relaciones de 1575 , evidenciando la permanencia de ese tipo de cultivos la denominacin de huerta que se hace en un documento fechado el 18 de octubre de 1604, constatando este mismo ao la existencia de viedos en el riego de Tobarrillas (AHPNY, 4/5 y 263/8). En el testamento de la ya citada Benita de Olivares de 1657, tambin se menciona la presencia de higueras, ciruelos y perales en dicha huerta, vias compuestas por unas 3.200 cepas, aunque la mayor parte del regado se dedicaba al cultivo de cebada (AHPNY, 44/7). En 1761, D. Jos Ortega Ortuo, posea en su Heredamiento 14 fanegas y media de tierra de medio regado, de ellas 4,5 con moreras, 10 fanegas de tierra de via y olivar regado en dicho sitio, cercadas de pare des y que comprenden la dehesa de lamos y 6 celemines de hortaliza en el cercado precedente (AGRM. FR , AGS, R-133/2, R-133/6). F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 155 El agua sala de la Balsa y se diriga en dos direcciones, una hacia el Norte, que facilitaba el riego de la mitad septentrional de las parcelas, y otra hacia la fachada principal de la Casa, desde donde se conduca el agua a la mitad Sur de estas parcelas. El riego que hemos podido documentar se realizaba mediante el tra dicional sistema de inundacin o riego a manta, este funcionamiento se hace especialmente palpable en las terrazas, donde se pueden observar los pasos del agua que, una vez inundada la superior por desbordamiento, el agua caa a la inferior hasta regar la superficie deseada. Hoy se pueden observar hasta cinco parcelas dispuestas de Oeste a Este en el lado Norte y otras tantas en el Sur. Posteriormente, la ampliacin de la capacidad de captacin de agua y su almacenaje, propici la expansin de los cultivos de regado, llegando hasta parcelas situadas al lado Este de la Rambla. Para salvar este escollo se procedi de dos formas diferentes, en el sector Norte, se construy un Figura 7. Antiguos restos de los sistemas de riego en Tobarrillas Baja. Foto: Autores. Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 156 sifn que permita el paso del lquido por debajo del lecho del cauce. En el sector ampliado al Sur se construy un acueducto, sustentado por sendos muros verticales en sus dos extremos, con dos columnas de mampostera que permanecen unidas por la base al muro Este con obra de la misma fbrica. Sobre esta base cruza la rambla un tubo metlico que desemboca en un cauce de sillera. 2.3 Uso para consumo humano Entre las infraestructuras destinadas a este fin se encuentran, en primer lugar, sendos aljibes situados sobre la cabecera de la Rambla de Tobarrillas, utilizando el agua de la acequia antigua. El mejor conservado consta de una pequea edificacin de mampostera usada como depsito o fuente, de forma rectangular de 3,1 x 2 m, junto al talud este de la Rambla, que aun ruinosa, permite apreciar perfectamente que tena una cubierta a un agua, con paramentos de cierre en todos sus lados, y en el lado oeste se encontraba el vano que permita el acceso al interior. La acequia citada lo atraviesa de norte a sur, remansndose el agua en un pequeo depsito de 2,3 x 1,2 m, de manera que deba encontrarse con agua en permanente circulacin. Peor conservado se encuentra otro aljibe, del que slo resulta visible el vaso, enlucido internamente con mortero hidrulico, cuyas dimensiones interiores tienen 2,2 x 1,1 m.Estas estructuras se encuentran ubicadas entre el conjunto de las citadas Casas-Cueva, probablemente construidas para el servicio de los mineros, por lo que debieron edificarse para el abastecimiento de esta pequea poblacin humana y las necesidades de las obras de construccin del minado. Adems de estos, hay que mencionar el ya referido aljibe existente en el cruce del Minado Nuevo con la Rambla, que tena la doble funcin de abastecer de agua a bestias y hombres. En la salida de agua desde la Balsa de Tobarrillas Baja exista un senci llo lavadero de ropa totalmente cubierto con tejado a dos aguas, de forma rectangular y con dos largas pilas de lavar a ambos lados, dejando un canal central para el agua. Frente a la fachada principal de la casa existi una zona ajardinada, actualmente muy degradada, en la que destacaban varios cedros de notable F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 157 tamao, as como otras especies vegetales, localizndose una pequea fuente rematada con una escultura dedicada al Corazn de Jess.El 17 de julio de 1925 se dio a conocer un hecho luctuoso ocurrido en la Balsa de Tobarrillas, cuando un joven de 22 aos se ahog, al arrojarse a la misma. El suceso lo recogi la prensa regional y achac la motivacin de sus actos a contrariedades amorosas, siendo unos vecinos que pasaron por el lugar los que descubrieron el drama (El Liberal de Murcia. Murcia, 17 julio de 1925). En la segunda mitad del siglo xix , la actividad vitivincola y olecola alcanz notable importancia con la creacin de la denominada Granja de las Delicias por D. Jos del Portillo y Ortega, bodega en la que en 1890 posea en sus departamentos dicha pieza de distribucin la fuente, a cuyo grifo atornillndose las mangas de la bomba, llevan el agua por la presin que ofrece, debida a la altura del depsito, a todos los puntos en donde haya que lavar en los departamentos (Navarro Soler, 1890). La almazara existente en esas fechas tambin era usuaria del agua para su limpieza y conservacin. 3. Obras de defensa de avenidas Debido a las caractersticas climticas del paraje estudiado, el rgimen de lluvias tiene episodios espordicos de torrencialidad, aconteciendo a lo largo de la historia numerosas riadas (Castao y Carpena, 2013). Especficamente en Tobarrillas acaeci una gravsima arrollada el 4 de septiembre de 1853 que, en palabras del apoderado del propietario destruy dos puentes, dos malecones, arrancando dos mil vides, ocho o diez olivos de los mayores y sumergido otras ocho o diez mil vides (AHMY. Lib. 40a). La necesidad de utilizar la propia depresin que forma el valle por el que discurre la Rambla para canalizar las aguas y conducirlas hacia la Balsa, hizo necesaria la construccin de infraestructuras de defensa contra las riadas. Estas instalaciones tenan dos funciones esenciales, la primera y la ms obvia era para evitar, en la medida de lo posible, la destruccin de las zonas de cultivos, sitas aguas abajo. En este sentido, en un docu mento de compra de tierras en este paraje, fechado en 1604, se cita un Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 158 pedao de tierra de unas diez fanegas de sembradura que est ms abajo del malacn (AHPNY, 4/5.), lo que nos evidencia su existencia desde, al menos, los inicios del siglo xvii . Asociada a esta funcin, en la margen izquierda del cauce principal, se localiza el denominado Barranco de los Malecones , en el que pudimos evidenciar la existencia de cuatro de estas estructuras, ubicadas sobre la zona de desage del mismo, para laminar las aguas de arrastre. La segunda funcin y quizs la ms interesante, es la relacionada con la defensa de las infraestructuras hidrulicas que, en su discurrir, cruzaban el cauce de la expresada Rambla. Como ya hemos visto, al describir la Acequia Antigua, sta atravesaba el citado cauce mediante un acueducto, cuyo machn principal presenta forma de quilla de barco,enfrentada a la direccin del agua, siendo adems de grandes dimensiones para el canal que sostena. Figura 8. Dique de contencin en el cauce de la Rambla. Foto: Autores. F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 159 Sin duda, el malecn existente en la actualidad en el cauce medio de esta cuenca, tiene la doble funcin de laminar el flujo del agua de arrollada y proteger el cruce el Minado Viejo por la citada vertiente. De hecho, la galera discurre seccionndola casi en su totalidad, asentada sobre una fuerte obra de mampostera con grandes piedras, sobre la que discurre el minado con bveda cimbrada, recubierta exteriormente con cemento, formando una pronunciada curva que facilita la evacuacin del agua por encima de la galera y que provoca poca resistencia al empuje de la misma. Este dique tiene una longitud total de 60,70 m, dividido en dos segmen tos. El primero, desde el talud Este de la Rambla, llega hasta un resalte de 0,80 metros de altura, con una longitud de 28,80 m. Este recrecimiento de la galera, creemos que tiene como funcin el canalizar las aguas de la arrollada hacia el citado sector, donde vierte a una zona de roca viva, sin posibilidad de daar la estructura. En el cauce es posible localizar otros restos de obras de similar funcio nalidad, aunque la mayora de ellas se hallan completamente arruinadas, siendo visibles apenas unos indicios que nos permiten aventurar su exis tencia. Unos metros ms abajo del antecedente, hemos localizado varios tramos de un grueso muro obrado en mampostera, de lo que debi ser otro dique contra las avenidas y del que se conserva un fragmento de forma irregular, con una altura de 1,25 m, una longitud de 2,85 m y una anchura mxima de 1,80 m. Alineados con estos restos afloran otros tantos vesti gios de la misma obra seccionando la Rambla que, en conjunto, alcanzan una longitud de 5,90 m. En la cabecera de la Rambla se localiza, en su margen Este, el arran que de un muro de mampostera del que apenas se conserva un pequeo fragmento. 4. Conclusiones 1. De la bibliografa y de los hallazgos casuales de restos arqueolgicos se desprende que el entorno de la Rambla de Tobarrillas ha estado ocupado por el hombre desde la Prehistoria. La abundancia de restos materiales hace pensar en asentamientos humanos que quizs aprovecharan el agua no slo para abastecimiento de la poblacin y sus animales, sino tambin Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 160 para el regado de sus cosechas. Aunque este hecho todava no ha sido ratificado por la arqueologa. 2. Desde la Baja Edad Media, el paraje ha servido como lugar de paso y abrevadero de ganados. Las Fuentes de Tobarrillas Altas fueron utilizadas, sobre todo, para fines pecuarios, siendo por ello una zona con menor o casi nula implementacin de la agricultura de regado, pese a la abundancia de agua en ese entorno. Quizs, esta fue una de las causas para que el agua se condujera hacia Tobarrillas Baja, a casi dos kilmetros y medio de las surgencias. 3. En este ltimo escenario es donde se ubica tanto el hbitat humano, desde al menos los albores del siglo xvi , como las parcelas de regado. La existencia de terrazas fluviales en los mrgenes de la Rambla, compuesta de suelos profundos y ricos, debi de ser tambin una de las razones que dieron prioridad a este lugar para establecer los terrenos regables. 4. Se constata un proceso creciente de concentracin de la propiedad desde 1531, hasta las ltimas dcadas del siglo xix , en manos de una nica familia, que bien por adquisicin, permuta e incluso por apropiacin, acrecentaron la propiedad de unas decenas de fanegas a varios cientos de hectreas, no slo de tierras cultivables, sino tambin de zonas forestales. A travs del vnculo y heredamiento, evitaron el desmembramiento de la propiedad que pasaba automticamente al heredero varn de mayor edad o, en ausencia de ste, a la heredera primognita. Como consecuencia de la creacin de este latifundio, el hbitat est muy concentrado, pues en ms de mil hectreas apenas existen unas pocas viviendas agrcolas, influ yendo decisivamente en la configuracin del paisaje. Este hecho resulta particularmente llamativo, pues otras zonas regables del SE ibrico han favorecido una mayor urbanizacin y minifundios. 5. Desde el siglo xvii, los propietarios realizaron inversiones ms o menos cuantiosas para tratar de aumentar el volumen de agua, su con duccin y almacenaje, con el fin de incrementar los predios regables en la Heredad. De estas, han quedado diferentes infraestructuras todava visi bles que atestiguan los diversos periodos por los que pas dicho proceso. F. J. Carpena Chinchilla, A. Ortuo Madrona y D. Andrs Daz 161 Se construyeron en total ms de 7 km de conducciones, desde las primigenias acequias, hasta la extensa red de galeras subterrneas, desde los canales excavados en la roca a la grandiosa Balsa. 6. El sistema se ha abocado actualmente al abandono, motivando el dete rioro del mismo. Durante ms de cuatrocientos aos se realizaron tareas de mantenimiento que hoy ya no se hacen. A lo largo de centenares de aos el agua descendi el valle por el que discurre la Rambla hasta la Balsa y saciando los cultivos, mientras los hombres cuidaban de que as sucediera. Hoy el agua ya ni siquiera llega a su destino, filtrndose en la tierra, pues su camino fue cegado. Agradecimientos Tenemos que dejar constancia de nuestro sincero agradecimiento a las siguientes personas, que nos han acompaado en las prospecciones de campo o el acceso a las infraestructuras durante las investigaciones realiza das. Estas son: Aniceto Lpez Serrano, Antonio Lpez Gil, Luis Andrs Martnez, Pedro Jos Soriano Molina, Jos Manuel Lpez Molina, Jos Villalba Gmez, scar Marco Muoz y Mario Carpena Moreno. Bibliografa Blzquez Miguel, J. 1988: Yecla en el siglo xvii. Concejala de Cultura de Yecla y Obra cultural de Cajamurcia. Yecla, 469 pp. Carpena Chinchilla, F.J. y Andrs Daz, D. 2014: Crnica negra de Yecla. Violencia poltica y sucesos luctuosos a travs de la prensa nacional (1792-1935). Germana. Alcira, 282 pp. Carpena Chinchilla, F.J.; Castao Soriano, J. y Andrs Daz, D. 2016: Aprovechamiento de los recursos naturales en una comarca histrica Villena-Yecla (1700-1850). Premio de Investigacin 2016 de la Fundacin municipal Jos Mara Soler de Villena. Modalidad cientfica y humanstica. Villena, 155 pp. Castao Soriano, J. y Carpena Chinchilla, F.J. 2013: Inclemencias meteorolgicas en la historia de Yecla (siglos xviii-xx). Athene. Revista de Naturaleza y Medio Ambiente de Yecla, 23. Yecla, pp. 97-132. Agua, infraestructuras y paisaje en el paraje de Tobarrillas (Yecla-Murcia) 162 Cebrin Abelln, A. y Cano Valero, J. 1992: Relaciones topogrficas de los pue-blos del Reino de Murcia. Servicio de Publicaciones de la universidad de Murcia. Murcia, 468 pp. Fernndez, C.; Farns, A.; Obiol, E.; Rodrguez, M.; Virgili, J. y Arasa , J. 1996: Cuadernos de la trashumancia n. 19. Mediterrneo. Publicaciones del Organismo Autnomo Parques Nacionales (Ministerio de Medio Ambiente). Madrid, 118 pp. Gil Meseguer, E. y Gmez Espn, J.M. 1993: Galeras con lumbreras en el sureste de Espaa. Papeles de Geografa, 19. Universidad de Murcia. Murcia, pp. 125-145. 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Andrs Daz 165 El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante Carolina Fras Castillejo* Ayuntamiento de lAlfs del Pi Resumen La provincia de Alicante posee un potente conjunto de bienes inmuebles relacio nados con la captacin, transporte y utilizacin del agua, la mayora situados en parajes de enorme belleza y valor paisajstico. A esta situacin de partida hemos de sumar un hecho simple, pero importante: el agua es un elemento cotidiano en nuestras vidas, todo el mundo entiende su importancia y su utilidad tanto en la actualidad como en pocas pasadas. Se trata, por tanto, de un territorio con un enorme potencial en cuanto a la valorizacin turstica del patrimonio hidrulico y, a la hora de disear estrategias de interpretacin del patrimonio, el agua tiene muchas posibilidades para conectar con el pblico. En este artculo analizaremos la manera en que la cultura del agua es tratada en museos de carcter etnolgico, al tiempo que realizaremos una reflexin sobre cmo el patrimonio hidrulico se est gestionando como producto turstico en la provincia de Alicante. Palabras clave: agua, patrimonio hidrulico, museografa, turismo, interpreta cin del patrimonio El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 165-178. * cfrias@lalfas.com 166 La provincia de Alicante es un territorio que combina una escassima presencia de corrientes de agua con precipitaciones irregulares. Este espacio seco, donde se alternan periodos de sequa con episodios de riadas, ha obligado a sus habitantes a multiplicar las iniciativas dirigidas a asegurar el abastecimiento de agua para mltiples usos, desde el consumo humano hasta el industrial. Esta situacin ha generado una riqusima cultura del agua que ha dejado una huella profunda en el paisaje, en el registro arqueolgico y etnolgico y en el patrimonio inmaterial: acueductos y termas romanas, tribunales de agua medievales, presas renacentistas, aljibes, acequias, balsas, molinos, neveros, costumbres y topnimos con forman un ingente patrimonio hidrulico que abarca un extenso intervalo de tiempo 1. Las diferentes estrategias para captar, almacenar y utilizar los escasos recursos hdricos existentes configuran la realidad socioecon mica actual de muchas poblaciones alicantinas. La investigacin cientfica ha dado respuesta a esta realidad patrimo nial. El conocimiento sobre los bienes culturales hidrulicos de Alicante es bastante completo, buena prueba de ello es el volumen en que se incluye el presente artculo. Sin pretensin de ser exhaustivas, en este sentido podemos citar los trabajos de los profesores de la Universidad de Alicante Armando Alberola sobre la huerta alicantina en poca Moderna (Alberola, 1996; 2010), de Gregorio Canales centrados en las huertas de la Vega Baja del Segura (Canales-Garca, 2015; Canales-Ponce 2016) o de Antonio Gil Olcina y Antonio Rico que analizan los sindicatos de riego de la Marina Baixa (Gil-Rico, 2015), los trabajos de Luis Pablo Martnez sobre el Palmeral de Elche y su inscripcin en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO o los volmenes 8, 13 y 14 de la coleccin diri gida por el profesor Jorge Hermosilla Pla de la Universidad de Valencia, Regados Histricos Valencianos, dedicados al Alto y Medio Vinalop, 1. Para tener un panorama completo de los sistemas y bienes hidrulicos de la provincia de Alicante, vide Marquiegui, 2013. Como ejemplos ms destacados podemos citar: termas de la Alcudia (Elche), Allon (la Vila Joiosa) y villa romana de lAlbir (lAlfs del Pi), acueducto romano de els Arcs (Altea), embalses de Tibi, Relleu y Elche, palmeral y regados histricos de Elche, huerta de Alicante, huerta del Bajo Segura, molinos papeleros de Banyeres, paisaje industrial de Alcoi, neveros de la Sierra de Mariola y Font Roja y lavadero de Penguila, entre otros. Carolina Fras Castillejo 167 Marina Alta y Marina Baixa (Hermosilla (dir), 2007; 2011; 2015). Hemos de resaltar la reciente publicacin del completo catlogo de la arquitecta y doctora en Geografa gata Marquiegui que recopila las obras hidrulicas de la provincia de Alicante, desde la cuenca del Serpis hasta la del Segura, una preciosa herramienta de trabajo para el conocimiento de los sistemas hidrulicos alicantinos (Marquiegui, 2013). A estos estudios podemos aadir foros como las jornadas en las que se enmarca este tra bajo, el Congreso Internacional sobre regados histricos celebrado en Valencia en 2014 en homenaje a Thomas Glick (Sanchs-Ibor et al. , 2014) o las Jornadas sobre huertas histricas valencianas que tuvieron lugar en Potres (Valencia) en junio de 2018 (http://www.fundaciouv.es/cig ). En estos encuentros no slo se alude al valor histrico y patrimonial de los regados, tambin ponen el acento en su relevancia natural, econmica y social y en la necesidad de dotar a estos paisajes culturales del agua de una perspectiva turstica y de divulgacin. En esta lnea de trabajo se encuadra la Fundaci Assut (http://fundacioassut.org ), una entidad que promueve iniciativas de difusin cultural, de estudio y de recuperacin de entornos litorales y zonas hmedas, especialmente en la provincia de Valencia, pro yectos que, es importante remarcarlo, integran regantes y agricultores, fomentando la participacin ciudadana. En la prctica de la interpretacin del patrimonio est asimilada la idea de que el diseo de un buen recurso didctico pasa por vincular lo que se muestra con las experiencias del pblico. Partiendo de esta premisa, promulgada por Tilden ya en el ao 1957 (Tilden, 2006), un proyecto de interpretacin basado en el agua resulta, a priori, una tarea sencilla ya que es un elemento que no solo est presente en la experiencia de los visitantes, sino que forma parte indispensable de su vida cotidiana. Este hecho hace factible que las propuestas museogrficas provoquen, hagan reflexionar y susciten preguntas sobre problemas actuales como agua y cambio cli mtico, perspectiva de gnero, salud o desarrollo rural. Por todo ello, es un elemento muy til para articular un discurso histrico que conecte el presente con el pasado a travs de las estrategias empleadas por los seres humanos a lo largo de los siglos para controlar su uso. Adems, el agua tiene fuertes connotaciones poticas y una gran capacidad evocadora en cuanto a sonidos e imgenes para transmitir sensaciones a partir de la El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante 168 msica, el cine y el arte. Como vemos, la llamada cultura del agua abarca innumerables temas de enorme vigencia que permiten a los gestores culturales anclar las narrativas en la ms absoluta actualidad y crear recursos museogrficos atractivos, experienciales y que favorezcan la reflexin entre los y las usuarias. Qu mensajes basados en el agua podemos emplear para fijar este nexo de unin entre el pblico y los bienes del patrimonio hidrulico Son mltiples y abarcan un amplio abanico de posibilidades, desde aspectos tcnicos de ingeniera, como el funcionamiento de un molino harinero hasta posturas ms emotivas que hablen del simbolismo del agua o posiciones reivindicativas que visibilicen el papel de las mujeres en la gestin del agua. A continuacin planteamos algunos de los temas que, en nuestra opinin, pueden desarrollarse en la puesta en valor de bienes patrimoniales hidrulicos: 1. Ausencia y presencia del agua: problemas y conflictos. 2. La importancia del agua en la creacin de un asentamiento urbano. 3. Los privilegios seoriales en torno al control del agua. 4. La domesticacin del agua: retos y estrategias. 5. El patrimonio inmueble en relacin con su entorno territorial. 6. El agua en una economa basada en el turismo. 7. Los cambios del uso del agua en la transformacin econmica del siglo xx: del regado a los usos recreativos. 8. El agua en el desarrollo industrial de las comarcas centrales de la provincia. 9. El abandono de los regados histricos y la mecanizacin de los riegos. 10. De las fuentes al grifo: cmo llega el agua a nuestras casas en la actualidad. 11. La necesidad de hacer un uso responsable del agua. 12. Agua y perspectiva de gnero: desigualdad en la gestin del agua. El agua est presente en la mayora de los museos etnolgicos alicantinos, ya sean de temtica agrcola o industrial. Desde una propuesta genera lista, el Museo del Agua de la ciudad de Alicante es una buena propuesta Carolina Fras Castillejo 169 musestica. Se trata de un espacio expositivo creado en 2009 en el barrio de San Antn, cuyo eje narrativo gira en torno al agua. La visita se inicia con un recorrido histrico sobre los usos del agua en la ciudad de Alicante desde la prehistoria hasta la actualidad. En la primera planta se ofrece una zona interactiva para conocer el ciclo del agua o los sistemas actuales de gestin. La segunda planta tiene un contenido ms tcnico dedicado a proyectos medioambientales. La visita finaliza en los Pozos de Garrigs, un sistema de aljibes que, con una capacidad de 800.000 litros, abastecan a la ciudad en el siglo xix. Esta parte del recorrido tiene un gran inters debido a la espectacularidad de los aljibes y a que los recursos audiovi suales instalados en su interior provocan una sensacin envolvente muy valorada por el pblico. Figura 1. Juego con realidad aumentada en el Museo del Agua de Alicante. El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante 170 Otra buena iniciativa, tambin de carcter generalista, fue el Museo del Agua de Callosa dEn Sarri, en la comarca de la Marina Baixa. Decimos que fue una buena iniciativa porque, a los pocos das de su inauguracin en abril de 1999, cerr sus puertas y en la actualidad no se tienen noticias de su reapertura. Se instal en una antigua central elctrica, cerca de una zona de gran afluencia turstica como son las fuentes del Algar, y preten da explicar los usos histricos y actuales del agua en el municipio y en la comarca. Es un proyecto fallido que hubiera dado proyeccin cultural y turstica al rico patrimonio hidrulico de una comarca tan vinculada con la gestin del agua como es la Marina Baixa, adems del destacado papel que hubiera tenido este museo en el desarrollo de las poblaciones del interior de la provincia. En la mayora de los museos de carcter etnolgico el agua es parte fundamental de los procesos en que se basa la exposicin, aunque sea de manera implcita. Tanto en temticas industriales como agrcolas se pone Figura 2. Efectos visuales en el interior de uno de los aljibes de los Pozos de Garrigs. Carolina Fras Castillejo 171 el foco en los resultados ms que en los procesos, cuando los procesos, dado su carcter experiencial, suelen suscitar un gran inters entre los visitantes. Como ejemplo, podemos citar el Museu de Canterera de Agost, ubicado en un antiguo alfar donde se producan cntaros y botijos para transportar, almacenar y consumir agua. El agua es un elemento clave en este museo, si bien los mecanismos necesarios para su captacin y uso en el alfar quedan un poco difusos dentro de la exposicin. Discursos expl citos relacionadas con el agua los podemos encontrar, por un lado, en la sala que explica el proceso de elaboracin de la arcilla y en las balsas de decantacin originales de la alfarera que todava se conservan y, por otro, en el inicio del recorrido donde se expone una fotografa con una fuente pblica con unas mujeres llenado cntaros de agua. Cmo se difunde esta riqueza patrimonial, qu medios se emplean en la valorizacin turstica del patrimonio hidrulico Desde mbitos pro fesionales y acadmicos est ms que asumida la necesidad de proyectar la dimensin turstica y recreativa del patrimonio, lo que ha derivado en el desarrollo de numerosas propuestas para impulsar el uso social de los bienes culturales (Rico, 2014). A pesar de ello, el patrimonio cultural Figura 3. Balsas para la decantacin de arcilla en el Museo de Cantereria de Agost. El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante 172 alicantino y, en concreto el hidrulico, no consigue pasar de tener un enorme potencial turstico a ser una realidad que conforme una oferta de productos tursticos especficos de naturaleza cultural (Rico-Navaln, 2016: 112). Uno de los problemas es que la mayora de las actuaciones tienen un marcado carcter local y no se promocionan ms all del municipio, a pesar de que todo recurso que vaya incluido en una oferta global se posiciona mucho mejor. En Alicante ha habido intentos de este tipo, pero no han funcionado: se ofertan a nivel promocional recursos, como la Ruta de los Castillos del Vinalop, que en realidad no existen como un producto turstico homogneo. Igualmente, desde el Patronato Provincial de Turismo Costa Blanca, a travs de Tu Plan Costa Blanca, se propo nen 12 rutas, en cuatro de las cuales parte importante de los puntos a visitar son bienes del patrimonio hidrulico. Tambin se promociona el patrimonio hidrogeolgico mediante diez recorridos, las Rutas Azules Figura 4. Fotograma del vdeo explicativo sobre la fabricacin de la arcilla en el Museo de Cantereria de Agost. Carolina Fras Castillejo 173 de la Diputacin de Alicante (http://rutasazulesalicante.es), pero con un planteamiento excursionista, con rutas de senderismo. El proyecto Paisajes Tursticos Valencianos, de la Universidad de Valencia en colaboracin con el INVATTUR , tambin incluye rutas y visitas a los paisajes hidrulicos,agrcolas e industriales de Alicante (http://paisajesturisticos valencianos.com). El problema de las rutas que se disean slo a nivel promocional es que crean unas expectativas que, una vez se llega al lugar, no se ven cumplidas. El acceso no es nada fcil, los recorridos no son accesibles, los recursos interpretativos son inexistentes o inadecuados e, incluso, los mismos bienes culturales estn en estado ruinoso o con restos de vandalismo. Esta situacin, por desgracia, produce un rechazo entre el pblico que puede y suele difundirse rpidamente mediante las redes sociales, provocando la mala reputacin del destino. Superar este pro blema requiere de un entendimiento entre las administraciones pblicas de diferentes mbitos y la implicacin del sector turstico privado, adems de la planificacin de los proyectos de recuperacin y valorizacin que incluya un plan de accesibilidad universal, la renovacin y mantenimiento de los elementos interpretativos, una buena promocin on y offline y la creacin de equipamientos y servicios que proporcionen una experiencia satisfactoria a los y las usuarias. En todo caso, la primera responsabilidad en la gestin de los bienes culturales recae en las administraciones locales. A este nivel la atencin que recibe el patrimonio hidrulico es bastante desigual y depende de las iniciativas de cada ayuntamiento, que pueden promocionarlo tanto desde el turismo activo, como el cultural o bien con una perspectiva paisajstica integradora. La ruta dels Molins y Museo Valenci del Paper en Banyeres, la ruta de los neveros y molinos de Ibi, el azud de Mutxamel y Sant Joan, el Palmeral urbano y Museo de Elche, el conjunto monumental hidrulico de Rojales o el CEM Captivador de la Nuca son algunas de las propuestas de carcter local que se ofrecen desde los municipios y que en absoluto responden al enorme potencial que tienen las comarcas alicantinas en cuanto a patrimonio hidrulico. Un ejemplo de la potencialidad que tiene este tipo de patrimonio y de cmo las administraciones locales pueden y deben promover su puesta en valor es el Reg Major de lAlfs y Benidorm. Se trata de un regado El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante 174 histrico construido en la segunda mitad del siglo xvii que llevaba agua desde Polop hasta Benidorm, pasando por la Nuca y lAlfs del Pi. Este regado permiti el desarrollo econmico y social de la Marina Baixa, marcando profundamente la evolucin histrica de estos municipios. En otro trabajo ya alertbamos de la necesidad de crear un producto turstico basado en este regado (Fras, 2014), ya que podra equilibrar la oferta turstica del municipio, conectando los recursos de la playa de lAlbir con el casco urbano y el interior del trmino municipal. Adems, permitira salvaguardar los valores materiales e inmateriales de un municipio que ha perdido casi por completo su identidad como comunidad agrcola. En la actualidad, este proyecto de recuperacin del Reg Major de lAlfs tiene grandes posibilidades de ejecutarse mediante la rehabilitacin del Figura 5. Noria del Conjunto Monumental Hidrulico de Rojales. Carolina Fras Castillejo 175 mol de Mnec, uno de los molinos harineros que usaban las aguas de la Squia Mare. Las obras comenzarn en 2019 cofinanciadas por el PO FEDER 2014-2020 con el objetivo de convertirlo en el punto de inicio de una actuacin global de valorizacin cultural y turstica del Reg Major de lAlfs. Figura 6. Recorrido del Reg Major con indicacin de los molinos. El agua como recurso interpretativo y turstico en la provincia de Alicante 176 Conclusiones El conocimiento cientfico sobre el patrimonio hidrulico alicantino y el uso social de esos bienes patrimoniales est descompensado. A pesar de la riqueza patrimonial de Alicante en bienes hidrulicos, este tipo de patrimonio se encuentra infrarrepresentado en la oferta museolgica provincial y la mayora estn mal promocionados tursticamente. Su potencialidad es enorme, los bienes se sitan en paisajes de gran belleza, abarcando un amplio objetivo de visitantes que incluye a los usuarios de turismo montaero y senderista, adems de los de turismo cultural. Para superar esta potencialidad y convertirse en realidad creemos que desde la administracin pblica se ha de apoyar y favorecer el desarrollo de la escasa red de empresas tursticas alicantinas, muchas de ellas forma das por personas competentes y conocedoras del territorio, adems de implementarse iniciativas comunes que trasciendan mbitos municipales, ofreciendo productos tursticos homogneos y de calidad. Figura 7. Cup del mol de Mnec. Carolina Fras Castillejo 177 Referencias Alberola Rom, A. (1996). El pantano de Tibi y el sistema de riegos en la Huerta de Alicante. Alicante: Instituto de Cultura Juan Gil Albert. Alberola Rom, A. (2010). Quan la pluja no sap ploure. Sequeres i riuades al Pas Valenci en l`edat moderna, Valencia: Publicacions de la Universitat de Valncia. 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Carolina Fras Castillejo 179 El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda Jos David Busquier Corb Arquelogo* Resumen El agua, elemento primordial para todas las civilizaciones, en mayor o menor medida a lo largo de los siglos, ha constituido fuente de riqueza y poder; ha generado vida, pero tambin ha engendrado disputas de considerable magnitud por el uso y disfrute de su curso natural. Nos referimos hoy a ese aprovechamiento de los cursos de agua para el abastecimiento y la produccin de energa. Un acontecimiento que, si bien es cercano en el tiempo, supuso para muchos una revolucin encomiable y reseable. La aparicin de las primeras centrales hidroelctricas trajo consigo una verdadera revolucin en la produccin de electricidad y el uso de esta. Fruto de esos avances queda hoy salpicado nuestro paisaje ms cercano, el de las tierras en las que nos gusta vivir, irrigadas por el ro Vinalop, en el que conocemos varios ejemplos de pequeas centrales pro ductoras, las denominadas Fbricas de Luz, a las que haremos breve homenaje. Palabras clave: agua, central hidroelctrica, Fbricas de Luz, produccin. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 179-195. * jdarqueologo@gmail.com 180 1. Consideraciones iniciales Arqueologa industrial, ese concepto que cada vez se hace ms latente a nuestro alrededor, define a una de las ramas ms recientes de la arqueologa, que se dedica al estudio de los sitios, los mtodos y la maquinaria utilizada por la industria. El trmino arqueologa industrial surge en 1955 a raz de un artculo publicado por Michael Rix de la Universidad de Birmingham en Inglaterra y va parejo al concepto de patrimonio industrial. Sirva este texto para enmarcar la exposicin que ahora presentamos. En las ltimas dcadas, muchas son las noticias en prensa o televisin que nos acercan a nuestro patrimonio cultural. En la mayora de los casos, noticias que tienen que ver con las excavaciones arqueolgicas en yaci mientos conocidos, nuevos hallazgos de gran inters que formarn parte de museos y colecciones museogrficas. Figura 1. El ro Vinalop en el norte de la provincia de Alicante. Motor natural de produccin. Jos David Busquier Corb 181 Sin embargo, otro tipo de patrimonio cultural que deja huella en las ciudades modernas, se va abriendo camino cada vez ms, siendo proceso de estudio e investigacin de profesionales que impulsan un nuevo con cepto en este campo tan enrarecido y distorsionado a veces por el cine o la televisin, la Arqueologa, cargada de mitos y leyendas que la alejan de lo que hoy viene siendo trabajo diario de muchos profesionales encarga dos de la gestin del patrimonio cultural a todos los niveles. Dentro de este concepto mucho ms amplio, con el que referimos a una ciencia que estudia el pasado para su comprensin, la Arqueologa Industrial se ha ido abriendo camino con trabajos fruto del estudio de construc ciones, edificios y otros elementos, que simbolizan lo que ha venido a ser el proceso de industrializacin de nuestro entorno, de nuestras ciuda des. Elementos que nos rodean a diario y que pasan desapercibidos, en la mayora de los casos, por la mal llamada modernidad de los mismos, pero que salpican entornos urbanos y periurbanos, en los que, a menudo, encontramos balsas, presas o azudes modernos, restos de fbricas, edi ficios industriales, centrales hidroelctricas, fbricas harineras, e incluso elementos relacionados con la contienda civil espaola, tan en boga de todos desde su recogida sistemtica en la nueva modificacin de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, 9/2017. En la actualidad, fruto de un cambio sustancial en la mentalidad de los ciudadanos, pero tambin de los investigadores, se han ido incorpo rado nuevas referencias histricas y culturales haciendo llegar una serie de elementos que mostrarn al observador un paisaje de smbolos y edifi caciones que antes slo eran identificados por unos pocos. A lo largo de los ltimos aos, se ha pasado a comprender, o por lo menos a apreciar, el paisaje industrial de nuestras ciudades adquiriendo nuevos valores, que desde el plano cientfico y profesional se han ido incorporando tambin como elementos integrantes del Patrimonio Cultural y que, cada da ms, son parte o todo de estudios y consideraciones cientficas o divulgativas. Estos elementos urbanos se dejan ver en ciudades, en sus plazas, en sus parajes rurales ms caractersticos, en zonas totalmente industrializadas o, en ocasiones, pobladas de viviendas, que se han ido adaptando a edificios singulares cuya funcionalidad original ha dejado de existir hace aos. El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 182 Muchos son los edificios de este tipo localizados a lo largo de la geografa alicantina, en la mayora de los casos pertenecientes a una horquilla cultural que los enmarca en torno a finales del siglo xix y la primera mitad del xx . Destacan las fbricas para todo tipo de actividad industrial, calzado, textil, etc; las centrales hidroelctricas; las construcciones rela cionadas con el transporte, caso de las estaciones de ferrocarril de finales del siglo xix; entre otras muchas construcciones que, por ser tan cerca nas, han pasado desapercibidas durante muchas dcadas, reflejadas en los ojos de nuestros parientes ms mayores. Resulta imposible para el marco de esta publicacin hacer referencia a muchas de las tipologas albergadas en este tipo de patrimonio cultural. El propio hilo conductor de los trabajos aqu presentados ha de ser por ello el agua, y de forma ms precisa el curso del agua, el ro, ese flujo en movimiento que nos genera vida desde la antigedad y que ha sido apro vechado por nuestros antepasados a lo largo de cientos de aos. El ro Vinalop, con caudal variable segn los diversos momentos del ao es, por ello, elemento primordial para entender el entramado de cons trucciones a las que haremos referencia a continuacin, siendo esta parte de la provincia, baada, o mejor si cabe, irrigada por sus aguas, un lugar paradisaco para la investigacin de este tipo de construcciones, salpicadas a lo largo de toda su cuenca desde nacimiento hasta desembocadura. Bien conocido por ello es el uso del agua en las antiguas civilizaciones que se asientan a lo largo de su cauce. Uso repartido en los quehaceres de la vida cotidiana, tanto como un elemento ms de la dieta de personas y anima les, como por su condicin de elemento o fluido que riega los campos, da vida a las cosechas y reparte riqueza a aquellos que tienen su control o se aprovechan de su paso. Sin embargo, en las centurias ms prximas, con un desarrollo de las ciudades que ahora nos rodean, son varios los usos del agua que nos hacen pensar en una distribucin y aprovechamiento, no tan solo destinada a la agricultura, sino a dar vida a otras formas de la industria que han pasado a formar parte de nuestra rutina ms cotidiana, hasta el punto de haberse perdido en nuestra memoria. Nos referimos al agua como fuente manifiesta de energa. Por supuesto, al agua en movimiento Jos David Busquier Corb 183 y su aprovechamiento a partir de la aplicacin de los usos variados de la ingeniera hidrulica.Las centrales hidroelctricas funcionan tradicionalmente en todo nuestro territorio cercano pasando en ocasiones desapercibidas ya en el siglo xxi . Sin embargo, no eran tan comunes a principios del siglo xx, concentrando en ellas un poder que todava se valoraba impensable para las gentes de 1900. Hoy en da, este acontecimiento histrico, la creacin de las primeras fbricas de luz o centrales hidroelctricas, forma parte de aquello que a mediados del siglo xx comenz a denominarse Arqueologa Industrial. Debemos pensar que, como en muchas de las ciudades de la provin cia de Alicante, y de todo el territorio espaol, la ciudad de Elda recoge multitud de edificios englobados en lo que se ha venido calificando desde no hace demasiadas dcadas como Patrimonio Industrial. Entre estos, hemos querido rendir homenaje con estas lneas a las Fbricas de la Luz. Figura 2. Fbrica de Luz de LOrxa (Alicante). El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 184 Fbricas asociadas al curso del ro como elemento primordial para su funcionamiento.El ro forma parte de nuestro entorno y, como tal, nos proporciona esta riqueza que puede ser transformada. Mediante la derivacin de sus aguas en determinados puntos, as como mediante el embalsamiento de la misma, podemos desarrollar, desde la antigedad, sistemas de encauza miento que nos llevan a derivar el agua para su aprovechamiento, bien a partir de una presa, bien a partir de un sistema complejo para reconducir el lquido elemento hacia un salto de agua para la creacin de energa. No somos ingenieros, sino arquelogos, pero presentamos un esquema de lo que sera este funcionamiento, gracias a la entidad de un trabajo interdisciplinar, basndonos en el estudio de las centrales actuales, asi miladas al funcionamiento anterior de la maquinaria de un molino, ubicado en la misma posicin o muy cerca de donde, posteriormente, con la intervencin de la ingeniera ms modernizada para la poca, se podr ubicar un salto de agua que, desembocando en una turbina de eje vertical, se transformar en una pequea central hidroelctrica. Las centrales hidroelctricas albergadas a lo largo de todo el territorio alicantino (conocemos ejemplos en Aspe, Novelda y LOrxa, entre otras), y relacionadas directamente con cauces de ros, constituyeron el influjo necesario para el desarrollo de ciudades y ciudadanos. Para entender estas palabras debemos acercarnos con la imaginacin a un periodo algo mejor conocido por nuestros mayores, en el que la iluminacin interior de las viviendas y lugares comunitarios no se realizaba, ni mucho menos, con electricidad, tal y como la conocemos hoy en da. Varias son las reconocidas en el Vinalop, algunas con ms o menos fortuna en lo que respecta a su conservacin, casi siempre en deterioro constante por tratarse de edificios que son cercanos a nuestros das y a veces, slo por ello, caen en el olvido, con referencias tan cotidianas como: Esto no es arqueologa, son ruinas; ah estuvo la fbrica de no s quin. Haciendo un primer balance aguas abajo de nuestra zona de estudio, ya conocemos una Fbrica de Luz en Novelda fechada en 1898, de la que apenas quedan restos. Otra en Aspe (1896), denominada Molino de la Caraseta, de la que su propio nombre indica el origen como molino hari nero, entre otras que, todava a da de hoy, permanecen ocultas a nuestros Jos David Busquier Corb 185 ojos esperando que alguien se interese por su historia o, simplemente, han desaparecido.Dos de estos edificios se encuentran localizados en el trmino municipal de Elda, al que hacemos ahora referencia, constituyendo las representaciones mejor conservadas en el valle, albergadas posiblemente en zonas donde antes hubo un molino, bien de harina, o un martinete de esparto. Uno de estos edificios se ubica en la partida del Monastil, a los pies del propio yacimiento arqueolgico, en la margen derecha, aguas abajo, del lveo del ro. Varias han sido las aproximaciones realizadas a este edifi cio, que han proporcionado una investigacin detallada del mismo, tanto cultural como arqueolgicamente. Investigacin que da muestra del patri monio menos conocido de la localidad y que ahora pretenden centrar el trabajo iniciado hace ya muchos aos con un estudio exhaustivo de fun cionamiento, plasmado en planos de su estructura y de las construcciones anexas a la misma. La Elctrica Eldense, como se denomin a la empresa instaurada en la zona descrita, se cre en torno al ao 1900, propiedad directa de la Sociedad Hidroelctrica Espaola, con concesin a varios empresarios eldenses entre los que reconocemos a D. Juan Velasco Palacios, como pre sidente; D. Juan Manuel Landecho, como director general; o D. Joaqun Coronel Rico, administrador en Elda de la Sociedad. Abasteca a varios pueblos del entorno, siempre teniendo presente que exista otra fbrica en Aspe y en Novelda, que debieron convivir durante algunos pocos aos. La industria eldense tendra poco fluido elctrico funcionando a partir de la conduccin del agua por una acequia situada en la margen derecha del ro aguas abajo, que abasteca por un lado a la industria, por otro a los huertos de cultivo de la denominada Huerta Nueva, ampliacin de la antigua huerta eldense en la margen derecha del ro. La central sufrir las inclemencias meteorolgias de un rayo que afec tar a su torre principal de distribucin, teniendo que cerrar en torno a los aos 60, habiendo sufrido, adems, como muchas otras industrias, durante el periodo de guerra civil. El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 186 La continuidad del impulso industrial de primeros de siglo, derivara en la construccin de otra de las industrias elctricas de nuestro trmino, localizada en la partida del Chorrillo, en la margen derecha de la carre tera que une las localidades de Elda y Sax. Su construccin y puesta en funcionamiento se realizara en el ao 1908, casi una dcada despus de la construccin de la industria de El Monastil. Conocemos menos datos de la nueva hidroelctrica a nivel corporativo. Su nombre, Luz Elda S. A., y su fecha de construccin. As como la competencia que ejerce con la anterior. Deba tener mayor capacidad de abastecimiento, con unas instalaciones algo ms modernizadas. Dos canales de vertido y mayor pro duccin y fiabilidad en el fluido, gracias a la presencia de dos generadores. Como en otros casos similares, la disposicin fsica de la captacin de aguas aprovecha la estructura establecida por un anterior molino hari nero, albergado en la partida del Chorrillo. Su explotacin se extendera hasta junio de 1930, momento en que tom la propiedad la compaa Riegos de Levante 1. Destaca en todo el conjunto la existencia de una acequia de grandes dimensiones, que marca la distribucin del espacio de la industria, as como la fisonoma constructiva de la misma. Soportada por grandes arcos construidos con sillera de enormes proporciones. La acequia que toma sus aguas de un punto indeterminado en la actualidad, se asienta sobre una construccin que llama mucho ms la atencin por su dedicacin y cuidado que la localizada en la fbrica vecina. Pocas son las referencias actuales a ambas industrias, cuyo rastro se pierde en los archivos. S conocemos, en cambio, las fuertes disputas entre ambas por la competencia en el suministro a la ciudad, siendo el ms rele vante el proporcionado por la industria ubicada en el Chorrillo. No es posible en la actualidad determinar la fecha exacta de cierre y por tanto abandono de la produccin elctrica, utilizando un recurso natural como es la fuerza del agua canalizada en la ciudad de Elda. 1. Actas del Excmo. Ayuntamiento de la ciudad de Elda, 11 de marzo de 1931. Jos David Busquier Corb 187 2. La Elctrica Eldense o Elctrica de Elda (Fbrica de Luz de El Monastil) Si nos acercramos a la central hidroelctrica albergada a los pies de El Monastil desde un punto de vista tcnico, debemos poder esbozar en estas lneas un acercamiento a su funcionamiento, que acompaaremos con un trabajo de campo.La Fbrica de Luz de El Monastil, o Elctrica Eldense, como se ha conocido a este edificio de mampostera, ladrillo y cal, erigido a los pies de la actual carretera de incorporacin a la Autova A 31, se aproxima en la actualidad a su estado de ruina ms inminente, por no decir que ya se encuentra en l. Responde en su totalidad a un compendio de construc ciones que debieron albergar la maquinaria constructiva que desencaden la produccin elctrica a partir de la fuerza del agua. Por ello, no debemos Figura 3. La Elctrica Eldense. El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 188 hablar nicamente de un edificio, pues el conjunto elctrico se compone de varias piezas. Por un lado, el propio edificio, con dos enormes naves en las que albergar por un lado el tubo de vertido, por el que era desprendido el caudal sobre la turbina, cuya produccin ira directamente relacionada con un generador cercano. Ambas naves conforman un espacio de considerables dimensiones que debi estar rematado por una cubierta a dos aguas perdida en la actualidad. Junto a l, la bajante del tubo que accede al salto del agua, de escasas dimensiones, apenas 5 metros de altura, nos da muestra de la escasa pro duccin con la que contara esta central, que adems nicamente tena espacio habilitado para una turbina y un generador. De esto se desprende la escasez de medios, por lo primigenio de su construccin, pionera a prin cipios del siglo xx . Escasez que debe reflejarse en la ciudad de Elda, para la que nicamente en origen, produjo electricidad para lugares pblicos, lase edificios como el teatro, plazas, entre otros, pero no viviendas par ticulares, para las que hubo que esperar algo ms de tiempo y una mayor evolucin tecnolgica. Elemento no menos importante es el canal de agua, indispensable en el funcionamiento de este tipo de edificios. Canal de considerables dimensiones, cuya proporcin se adapta al final de la sierra de la Torreta, discurriendo por la parte ms baja de la misma y bordeando, desde la salida en la presa aguas arriba, toda la ladera en la que se ubica el yaci miento arqueolgico de El Monastil. A los pies del edificio, muy cerca del ro encontramos cegado el alivia dero de la central. Canalizacin realizada con losas de piedra de grandes dimensiones por las que el agua sobrante, tras la produccin y paso por la turbina, pasara de nuevo a formar parte del cauce del ro ubicado a sus pies. Como elementos finales de este conjunto debemos aadir la torreta de luz, sobre el edificio principal de la industria, desde la que partira el tendido inicial, directamente relacionado con el generador albergado en el interior de una de las naves, y de cuya ubicacin exacta no tenemos constancia. Jos David Busquier Corb 189 Figura 4. Esquema de funcionamiento de la central. El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 190 Por otro lado, una construccin realizada con materiales similares se levanta a escasos metros de la central. Debemos tratar a este edificio anexo con algo ms de conciencia, pues si desde origen pensamos en una zona para las oficinas o para la estancia de los trabajadores de la central, recien tes estudios de otros compaeros investigadores, muestran la posibilidad de encontrarnos ante el molino originario albergado en la zona. Diversos anlisis de su estructura nos presentan un posible molino o martinete de majar esparto, anterior a la central, posiblemente utilizado con fines para la misma en aos posteriores. Si bien no entraremos en el anlisis de este edificio, por tratarse de un estudio paralelo realizado por otros compaeros. 3. Luz Elda S. A. Partida del Chorrillo Algo ms moderna tecnolgicamente, aunque cierto es, escasamente diez aos ms joven que la anterior, se presenta la industria albergada en la partida del Chorrillo. A priori, llama la atencin, en lo que a su fisonoma se refiere, la escasa presencia de edificios relacionados con la produccin, que a su vez desarrollan, como hemos ido comentando, un mayor poten cial productivo, fruto de la gran potencia del canal de agua, por un lado, y de la conjuncin de este con un salto de mayores dimensiones que el descrito con anterioridad. Aunque fuertemente deteriorado por el paso de los aos, en este caso concreto no contamos con un edificio fabril de grandes proporciones como en el caso anterior, sino con una estancia ubicada en pleno paso de una rambla, en la que se albergaran turbinas y generadores, en este caso en nmero de dos, duplicando ya de entrada la produccin con res pecto a la Elctrica Eldense . El edificio, de planta rectangular, no conserva, evidentemente, la maquinaria empleada para el proceso de salto de agua y conversin en electricidad, pero s da muestra de las dimensiones del mismo. Destaca en todo el conjunto la existencia de una acequia de gran des dimensiones que marca la distribucin del espacio de la industria, as como la fisonoma constructiva de la misma. Soportada por grandes arcos de medio punto construidos con sillera, la acequia se asienta sobre Jos David Busquier Corb 191 una construccin que llama mucho ms la atencin por su dedicacin y cuidado arquitectnico, creando un espacio de acueducto elevado bajo el que se ubicarn las zonas productivas, como veremos.Destacamos un edificio, que si bien no presenta unas dimensiones demasiado desproporcionadas a nivel constructivo, s evidencia un mejor control del caudal y, por ello, una mayor produccin y productividad. Adems, como hemos venido comentando, resulta de inters, por s misma, la obra arquitectnica, destacando, adems de las arcadas, los marcados y robustos contrafuertes localizados en la zona final, inmedia tamente antes del salto. Figura 5. Fbrica del Chorrillo. Toma de datos. El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 192 4. Consideraciones finales Si bien no entraremos mucho ms a fondo en el tratamiento tcnico de ambos edificios, s debemos profundizar en la medida de lo posible en las claves sociales y, sobre todo, industriales que ambos debieron aportar a la sociedad de su entorno ms inmediato. Resulta prcticamente impensable o casi tarea de visionarios, el imaginarse la verdadera repercusin que este tipo de edificios tendra en el valle en sus orgenes. La fuerza del agua, el caudal del ro y su reconduccin, siempre asociada a las acequias, a las balsas de riego, en definitiva a la agricultura, pasaba a formar parte directa del entramado industrial, casi de buenas a primeras. Y no tan solo eso. Su aprovechamiento pasaba a considerarse parte del tejido social ms cercano. Figura 6. Contrafuertes que sustentan parte de la acequia en su tramo final antes del salto (Fbrica de Luz del Chorrillo). Jos David Busquier Corb 193 Alejada, por supuesto, de los avances de las grandes centrales hidroelctricas contemporneas, aquellas ubicadas en el norte de Espaa, donde los saltos de agua y el aprovechamiento de los mismos forman hoy en da parte de los ms preciados recursos de las grandes compaas elctricas, la primera de las centrales de agua fluyente descrita, la Elctrica Eldense, debi significar el primer impulso industrial para la vida de los ciudadanos de las comarcas centrales del Vinalop, y ms si cabe para los vecinos de Elda. En un intento de conseguir un avance envidiable para el resto de la comarca, intento que segua los pasos de las localidades vecinas de Aspe o Novelda, Elda pagara muy pronto las inclemencias de un servicio de luz poco efectivo y con carencias. Servicio que en origen solamente abaste cera a lugares pblicos. La competencia iniciada casi una dcada despus de la construccin de la misma por la industria albergada en el Chorrillo, Luz Elda S. A., no tendra parangn, ni casi contestacin. De mayores dimensiones, esta empresa con aportaciones mecnicas mucho ms modernas haba sacrifi cado las dimensiones del edificio por la incorporacin de una maquinaria ms sofisticada y productiva, capaz de optimizar el trabajo para realizar una oferta mayor y de desbancar el monopolio de la anterior, y menos moderna, industria de El Monastil. Es conveniente tener presente las diversas aportaciones de este tipo de centrales, y sobre todo de su maquinaria, a la industrializacin y la modernizacin de su entorno ms inmediato, del mismo modo que otras construcciones de similar estructura, caso de los molinos, contribuiran a este proceso. Recordemos, si cabe, la adquisicin por parte del industrial Isidro Aguado de los terrenos en los que se ubicaba un molino, en la par tida de la Estacin o de la Alfaguara, utilizando esta maquinaria ancestral para dar movimiento a las poleas que articularan todo el sistema para la fabricacin de hormas. Sern estas primeras centrales las que intervendrn directamente en el cambio apreciado en la localidad, impulsando en la primera mitad del siglo xx edificios de ocio ubicados en Elda. Cines como el Coliseo y tea tros como el Castelar comenzaron, en aos posteriores al desarrollo de la primera fuente elctrica, a utilizar los tendidos elctricos ms modernos de la zona, si bien estos disponan adems de uno o varios generadores El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 194 con motores de gasolina que propiciaban el abastecimiento continuo en caso de fallo en el fluido, al igual que pasara con industrias como la de Aguado.El desarrollo, todava poco apreciado para las gentes de a pie, ser el influjo necesario que, junto con la estacin del ferrocarril (1858), permi tir una evolucin social, urbana y por supuesto industrial en la localidad eldense. Fruto de este desarrollo son los edificios que hemos querido pre sentar en estas lneas. Edificios de principios de siglo, que contribuyeron en algn momento de su existencia al beneficio de ciudadanos, y que hoy en da duermen a los pies de riberas de ros como el Vinalop, esperando su incorporacin y acercamiento a una sociedad contempornea cuyo ritmo de vida deja de lado este tipo de construcciones y lo que pudieron significar para las generaciones anteriores a la nuestra. No es tarea fcil, sin duda, pero su proteccin, puesta en valor, y por ende acercamiento a la sociedad, forman parte de un arduo trabajo que se inicia en escaparates como el que ahora aprovechamos para darlos a conocer. Jos David Busquier Corb 195 Bibliografa AA.VV., 2001. Diario Informacin. El Dominical. Patrimonio en ruinas (13-5-2001) AA.VV., 1988. Pequeas centrales Hidroelctricas. Madrid: Ministerio de Obras Pblicas y Urbanismo (M.O.P. U.). Busquier Corb, J. D., 2007. Arqueologa industrial, ese patrimonio descono cido. Las fbricas de luz. Alborada, 51, pp. 135-139. Elda. Castro Gil, M. y Snchez Naranjo, C., 1997. Energa Hidrulica. Monografas Tcnicas de Energas Renovables. Sevilla. Figueras Pacheco, F., 1920. Geografa General del Reino de Valencia. Provincia de Alicante. Barcelona. Navarro Pastor, A., 1981. Historia de Elda. 3 vols. Ayuntamiento de Elda. Navarro Pastor, A., Valero Escandell, J. R ., Martnez Navarro, F. y Amat Amer, J. M., 1992. Elda 1832-1980. Industria del Calzado y transformacin social. Elda. Fuentes Archivo Municipal de Elda, Libros de Actas Municipales. Sesiones: - 15 de octubre y 10 de noviembre de 1908 - 19 de agosto, 16 de octubre y 25 de noviembre de 1906 - 19 de enero de 1909 - 3 de abril y 7 de julio de 1907 El agua como fuente de energa: las Fbricas de Luz en Elda 197 Arqueologa y socializacin del conocimiento en La Alcudia de Elche: las Termas Orientales J. Molina Vidal, J. F. lvarez Tortosa y F. J. Muoz Ojeda Universidad de Alicante Resumen El espacio que nos ocupa es de las Termas Orientales de La Alcudia, ubicadas en el Sector 7-F del yacimiento. Partiendo desde los precedentes de su fortuito des cubrimiento y las excavaciones realizadas tras su adquisicin por la Universidad de Alicante (perodo entre 1963-2000), se plantea la campaa de excavacin arqueolgica de 2017 en las termas, con el fin de mejorar nuestra comprensin de la edificacin. Este proceso se engloba dentro del Proyecto de Patrimonio Virtual Astero. Se han obtenido datos con una buena perspectiva de futuro, que permitirn profundizar en el conocimiento de las incgnitas hasta ahora planteadas y una mejor comprensin de la relacin entre el recinto y el asentamiento de Ilici. Uno de los principales focos de atencin de la campaa de excavacin de 2017 fue el ajuste, en el plano cronolgico, de cada una de las fases de cons truccin, o de, al menos, las fases con mayor protagonismo en el conjunto del edificio. Palabras clave: termas orientales, Alcudia, natatio , hipocausto, Astero, Ilici. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 197-208. 198 1. Antecedentes El conjunto de estructuras que dan forma a las denominadas Termas Orientales de La Alcudia se encuentra ubicado en el Sector 7-F del yacimiento arqueolgico, zona que tradicionalmente se ha denominado como del Alcantarillado (Fig. 1). Su descubrimiento casual, fruto de unas obras de mantenimiento, provoc que las campaas 63, 64 y 65 en La Alcudia se centrasen en su excavacin y estudio, dejando a la vista durante esos aos gran parte de las estructuras que hoy da pueden visitarse. Precisamente la reciente Tesis Doctoral de A. M. Ronda, La Alcudia de Alejandro Ramos Folqus: 50 aos de estudios arqueolgicos, nos muestra en detalle los diarios de exca vacin y documentacin grfica producto de esas primeras excavaciones, as como las primeras interpretaciones sobre el uso de la zona en poca romana. Pero no ser hasta finales de la dcada de los 90 del siglo pasado y los primeros aos del s. xxi cuando se retomen las excavaciones en el Sector 7F. Producto de estas intervenciones son, por un lado, la publi cacin en el marco del Coloquio Internacional de Gijn del ao 2000 Termas romanas en el Occidente del Imperio de A. Ramos Molina y M. Tendero Porras y, por otro lado, la publicacin de R . Ramos Fernndez y A. Ramos Molina en la revista Caesaraugusta (n. 78, 2007). En ambas publicaciones se realiza una descripcin estructural del conjunto termal, adems de algunas indicaciones sobre materiales apa recidos y su adscripcin cronolgica, aunque dejando en todo momento claro que es una zona en estudio. Del mismo modo, se realiza una primera aproximacin cronolgica ajustando sus fases constructivas a las que tra dicionalmente se han documentado en el yacimiento arqueolgico de La Alcudia (Ramos Folqus, 1966). En las campaas de 1998 y 1999, tras la adquisicin del parque arqueolgico por la Universidad de Alicante, se sacar a la luz gran parte de la planta que hoy da puede visitarse en el yacimiento. A continuacin pasamos a describir brevemente cada una de las zonas identificadas por sus excavadores dentro del edificio (Fig. 2), que constituyen la base de estudio y de reformulacin de nuestras hiptesis: Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda 199 Figura 1. Ortofotografa General del yacimiento de La Alcudia de Elche (Patrimonio Virtual-UA). Arqueologa y socializacin del conocimiento en La Alcudia de Elche: las Termas Orientales 200 Desde que se realizaron los primeros sondeos en el sector, llama la atencin de los excavadores la presencia de un sistema complejo de alcantarillado, algo por otro lado lgico teniendo en cuenta la naturaleza del edificio. En cuanto a las cronologas que se baraja ron en ese momento, se seala que la construccin del edificio se realiza en la primera mitad del s. i d. C., adems de documentarse varios niveles de uso que oscilan entre el s. ii d.C. y en el s. iii d.C. El espacio que ocupa la gran natatio (estancia F) estara colapsado por gran cantidad de material constructivo, llamando la atencin el conjunto de enlucidos pintados que imitaba tipos marmreos, algo que por otro lado es tpico de los primeros estilos pictricos que se desarrollan durante poca altoimperial. Finalmente apun tan la presencia de dos monedas fechadas en el s. ii d.C. y s. iii d.C. Tambin se ampli el sector excavado en su extremo oeste y norte, en torno a la estancia F o natatio, dejando al descubierto una serie de ambientes de pequeo tamao que presentaban pilas de ladrillos besales, lo cual apunta a la presencia de varios hipocausta. La articulacin de estos ambientes en torno a la estancia F nos hace pensar en la presencia de un gran caldarium o zona caliente an por definir y comprender. Esta zona, al menos en su parte occidental, tambin se encuentra recorrida por el sistema de alcantarillado que viene desde el extremo oriental del conjunto termal. Vestbulo o estancia D, en la parte oriental, cuyo pavimento se encuentra decorado con un mosaico polcromo que ocupa todo el espacio, desde el cual se abren dos vanos al norte y un acceso mediante escaleras al oeste. Se apunta la aparicin de un nutrido conjunto de agujas de hueso (Tendero y Lara, 2003), plaquetas de mrmol, un urceus tardorromano, nforas y lo que podra ser un posible labrum , sin especificar en ningn momento asigna cin estratigrfica o fase constructiva con la que se asocia. S que cabe destacar la presencia de tres monedas, identificadas como ases altoimperiales, en el relleno de la canalizacin presente bajo el umbral del ambiente. Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda 201 La campaa del 2000 se centr en finalizar la excavacin de la conocida como estancia C, donde se haba dejado a modo de testigo un gran perfil en la parte norte del ambiente. A partir de esta excavacin se identificaron hasta cuatro fases vinculadas a un nivel de pavimentacin distinto. El primero de ellos, cuya cota coincide con el nivel de paso documentado en la estancia F de la natatio , se asocia a la denominada fase visigoda; el segundo nivel se vincula al s. iii d.C.; el tercer nivel se relaciona con la construccin de la estancia C y por tanto con el funcionamiento del conjunto termal en el s. ii d.C.; y finalmente, bajo el ltimo pavimento se documentaron una serie de estructuras que los excavadores relacionan con una primera distribucin del espacio termal en la primera mitad del s. i d.C. A lo largo de la campaa del 2000 la excavacin tambin se cen trara en el extremo oeste del vestbulo, donde se hallaron unas escaleras que ascendan hasta un ambiente que discurre de forma paralela a la estancia F, separada de esta por un muro con un banco corrido. En alguna fase, que desconocemos, este gran pasi llo se encontraba compartimentado por tabiques con orientacin Figura 2. Ortofotografa General del sector 7F-Termas Orientales, La Alcudia de Elche (Patrimonio Virtual-UA). Arqueologa y socializacin del conocimiento en La Alcudia de Elche: las Termas Orientales 202 norte-sur, que durante la consolidacin y puesta en valor fueron eliminados. 2. El proyecto de Patrimonio Virtual-Astero (Universidad de Alicante): campaa 2017 Partiendo de estos precedentes el equipo de Patrimonio Virtual de la Universidad de Alicante (Proyecto Astero) se plante la campaa de exca vacin arqueolgica en las termas orientales para tratar de resolver varias cuestiones que, sin duda alguna, resultaran fundamentales para entender tanto el edificio en s, como su relacin con el entramado urbano de la colonia de Ilici. Las interpretaciones hasta el momento planteadas ofre can problemas e hiptesis pendientes de confirmar. El propio edificio planteaba una serie de problemas que precisaban de un estudio en profun didad, como la propia evolucin estructural desde su construccin hasta su abandono definitivo, sus fases y funciones. Adems, tambin resultaba fundamental obtener la planta completa del conjunto termal, puesto que en ninguno de los lmites conservados previos a la campaa de 2017 que daba claro que nos encontrsemos en la zona perimetral del edificio. El anlisis de las distintas fases constructivas y la evolucin de las mismas durante el uso o funcionamiento del espacio arquitectnico lo iniciamos acudiendo tanto a la documentacin generada en campaas anteriores como a los restos conservados en el yacimiento. La lectura de paramentos y la relacin entre ellos nos proporcionaron gran cantidad de informacin a la hora de establecer fases constructivas, aunque algunas de ellas resultaba imposible situarlas cronolgicamente al no disponer de suficiente informacin arqueolgica para establecer cronologas relativas. De este modo, uno de los objetivos principales planteado durante la cam paa de excavacin de 2017 se centr en ajustar cronolgicamente cada una de las fases constructivas, o como mnimo aquellas realmente signi ficativas dentro de la articulacin del edificio (Molina-Muoz-lvarez, 2018). El segundo conjunto de sondeos, planteados en los extremos orien tal y occidental de las termas, tendran un doble objetivo: por un lado Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda 203 determinar los lmites del edificio y por otro analizar su relacin con el entramado urbano de la ciudad.De forma paralela a la propia intervencin arqueolgica articulamos una serie de proyectos relacionados con la divulgacin de los resultados a travs de una doble va: la difusin transmedia a travs de redes sociales, permitiendo seguir prcticamente da a da el trabajo que se llevaba en la excavacin, y la integracin de centros de enseanza primaria y secunda ria en el conocimiento de los trabajos que llevamos a cabo. Esta segunda lnea divulgativa ha tenido su desarrollo con la aplicacin de experiencias de Realidad Virtual en el CEIP San Fernando y el IES Sixto Marco de la ciudad de Elche, permitiendo al alumnado sumergirse en un espacio virtual con el aspecto que tendran las termas orientales en su momento de uso mediante el uso de gafas RV. 3. Resultados preliminares y perspectivas La excavacin realizada durante los meses de marzo y abril de 2017 en el sector 7F de La Alcudia revelaron datos que son realmente prometedores y que permitirn avanzar en el conocimiento de buena parte de las dudas planteadas (Molina-Muoz-lvarez, 2018). Aunque toda la informacin generada durante la excavacin est en fase de estudio, podemos adelantar que al menos en uno de los extremos del edificio hemos podido localizar un acceso, mientras que los otros sondeos nos han permitido definir la construccin y abandonos del edificio. El sondeo occidental revel la presencia de un gran umbral (Sondeo occidental, Fig. 2) que dara acceso desde el pasillo antes descrito a lo que parece una de las calles del entramado urbano, una zona abierta donde podran cruzarse dos calles (Molina-Muoz-lvarez, 2018, 96-123). Precisamente la red viaria nos ha mostrado una secuencia estratigrfica que va desde la ocupacin del entramado viario en poca tardoantigua, hasta la repavimentacin y mantenimiento de la calle y, posteriormente, su amortizacin. Tambin localizamos un momento de uso de la calle que supuso una transformacin del espacio en el que se anul el acceso al conjunto termal en su extremo occidental, elevando as al menos medio metro el nivel de la calle en esta zona. La excavacin de estos niveles ha Arqueologa y socializacin del conocimiento en La Alcudia de Elche: las Termas Orientales 204 ofrecido gran cantidad de datos cronolgicos, destacando el hallazgo de un gran panel de enlucido blanco con abundantes grafitos realizados con carbn vegetal (Fig. 3).El sondeo oriental ha mostrado, en cambio, nuevos espacios termales (Molina-Muoz-lvarez 2018, 24-84). Se trata de todo un nuevo circuito que inicia su recorrido en una gran sala cuadrangular, pavimentada con mortero hidrulico (Sondeo oriental, Fig. 2). En su ngulo noroeste se documentaron varios fragmentos de un labrum bajo el nivel de derrumbe que colmataba esa parte de la estancia. En esa misma zona hallamos la impronta sobre el pavimento que corresponda a la ubicacin original del labrum , as como unos pequeos canales que alimentaran esta fuente y facilitaran la evacuacin del agua que pudiese derramarse sobre el firme (Fig. 4). Inmediatamente al norte de esta sala se abre un vano que permite la comunicacin con otra nueva estancia (Fig. 4). Se trata de una pequea habitacin en la que su morfologa interior y exterior no es coincidente. Figura 3. Fragmento de enlucido blanco con grafitos en el sector occidental (Patrimonio Virtual-UA). Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda 205 Si bien est delimitada por cuatro muros que definen un espacio cuadrangular, en su interior dan lugar a un semicrculo rematado por un lbulo en su extremo suroeste. Su excavacin permiti documentar algunos restos de su nivel de pavimento original, consistente en un mosaico polcromo. En algn momento de uso de este espacio fue repavimentado hasta en dos ocasiones con sendos niveles de opus signinum. Posteriormente, todos estos pavimentos fueron recortados en una fase posterior, por lo que todos ellos pudieron ser documentados nicamente en el interior del lbulo de la estancia. La excavacin del recorte revel su uso como basurero en una fase posterior. Su vaciado revel que la sala contaba originalmente con un hipo causto y que, por tanto, era un espacio calefactado. En el muro norte se abre un vano que comunica con otra nueva estancia que las excavaciones en curso de 2018 han revelado con nuevos espacios calefactados de uso termal. Por todo ello, el anlisis de los resultados parciales e iniciales obtenidos hasta el momento, podemos concluir que nos encontramos ante un nuevo circuito termal, distinto al ya conocido anteriormente en las Termas Orientales. Figura 4. Sondeo oriental de las termas, estancia polilobulada pavimentada con mosaico polcromo (Patrimonio Virtual-UA). Arqueologa y socializacin del conocimiento en La Alcudia de Elche: las Termas Orientales 206 Figura 5. Fosa de expolio y basurero tardorromanos (Molina-Muoz-lvarez, 2018, 87). Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda 207 Finalmente, tambin se han realizado intervenciones en la zona interior del edificio (Amb. 24) que nos han permitido documentar los momentos finales del complejo termal (Molina-Muoz-lvarez, 2018, 85-95). La excavacin de una gran fosa de expolio y posterior basurero ha aportado gran cantidad de material arqueolgico que sita las fases finales de amortizacin y ocupacin al menos en los siglos vi-vii d.C. Por otro lado, tambin hemos recuperado la excavacin de la estancia C, donde se documentaron estructuras previas a la construccin de las termas, inclu yndolas as en la planimetra global y estableciendo un punto de partida para futuras intervenciones que nos permitan acotar con precisin el arco cronolgico que enmarque la fundacin y abandono, o destruccin, en el sector 7F (Fig. 5). 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Jaime Molina Vidal, Juan Francisco lvarez Tortosa y Francisco Javier Muoz Ojeda 209 Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) Jonatan Poveda Jover* Dpto. Humanidades Contemporneas Universidad de Alicante Jos Eusebio Mnguez Peral** Xinosa. Associaci damics del Patrimoni Cultural de Monver. Resumen Con este trabajo, Jos E. Mnguez, arquitecto tcnico y director del proyecto, y Jonatan Poveda, historiador; ambos miembros en activo de la Asociacin Xinosa, tratarn de exponer las caractersticas fundamentales del proyecto Llavador de la Canyaeta. Un proyecto que naci en 2014 gracias a la colaboracin de diversas asociaciones y voluntarios y que tiene como objetivo la recuperacin y rehabili tacin de un lavadero tradicional para convertirlo en un espacio de aprendizaje, memoria y gestin medioambiental. Palabras clave : Lavadero, Llavador , Canyaeta , patrimonio, rehabilitacin, patri monio, asociacionismo, medioambiental. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 209-221. * jonatanpoveda@ua.es ** jeminguezp@gmail.com 210 1. Xinosa: el patrimonio como legado de la comunidad Xinosa es una asociacin cultural que desde su fundacin en el 2011 trabaja para el estudio, proteccin, puesta en valor y divulgacin del patrimonio cultural de Monvar (Alicante). Desde su constitucin ha trabajado por la visualizacin y reivindicacin del patrimonio cultural ms sensible de la localidad. La filosofa que mueve a la asociacin es la reivindicacin del patrimonio olvidado a travs de una serie de actividades culturales que permitan crear conciencia de la singularidad e importancia del patrimonio local, al mismo tiempo que hacen partcipe a la ciudadana.De esta forma, son muchas las actividades desarrolladas por Xinosa desde su constitucin: hemos promovido el proyecto Salvem lexconvent con una serie de actividades culturales en torno a una iglesia conven tual monovera del siglo xviii, que se encuentra en estado de abandono. Promovemos y colaboramos en la organizacin de conferencias peri dicas, talleres, rutas culturales y medioambientales. En este sentido, en torno al mundo del agua y a su antropizacin, de acuerdo con el objeto principal de esta monografa, la asociacin ha organizado (junto con otras agrupaciones y entidades) diferentes rutas divulgativas y explicativas, lim pieza de parajes hdricos y protestas ante las autoridades civiles. Paralelamente al conjunto de actividades que desarrolla habitualmente la asociacin, se encuentra el proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta. Un proyecto que inici su andadura en 2014 gracias a la colaboracin y participacin altruista de diversos grupos, aso ciaciones y ciudadanos 1, y que tiene como fundamento la recuperacin de un lavadero de principios del siglo xx en riesgo de desaparicin. 1. La realizacin de este proyecto no habra sido posible sin la inestimable colaboracin de lAssociaci dAmics del Patrimoni de Monver, el Collectiu Amics de la Muntanya de Monver El Jabal, el Grup de Muntanya Monver y el Grupo Espeleolgico de Monvar. Asimismo, agradecemos la participacin desinteresada de todos aquellos ciudadanos que, sin formar parte de estos grupos, colaboraron a ttulo individual en el proyecto. Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral 211 2. Antecedentes histricos El origen del lavadero de la Canyaeta se remonta al ao 1908, cuando se abre el manantial de la Caada de la Iglesia para dar servicio a la poblacin de Monvar. Gracias al semanario local El Pueblo tenemos constancia documental de que el lavadero se inaugur el 15 de agosto de 1908, coin cidiendo con el afloramiento del manantial que prestaba servicio a la instalacin. La propia editorial nos ofrece una descripcin bastante precisa de las caractersticas espaciales y funcionales de las cuales gozaba el espacio: El lavadero: rene bastantes condiciones higinicas; tiene tres puertas de entrada y cuatro ventanas; dos grandes acequias con agua corriente y cmodas piedras para lavar; es capaz holgadamente para 64 personas y sus dimensiones son 16 metros de largo por 8 de ancho (El Pueblo, 15 de agosto de 1908). A esta descripcin, de las pocas existentes documentalmente, habra que aadirle la cubricin del espacio mediante una techumbre a doble agua de teja plana alicantina 2. Un patrn que se repite en gran parte de los lavaderos del valle del Vinalop, pues ofreca abrigo frente a los calurosos veranos y las inclemencias climatolgicas. El lavadero de la Canyaeta, situado en el paraje de Chinorla, al oeste del municipio, fue originalmente un lavadero extraurbano que comple taba la red de lavaderos de que dispona la localidad de Monvar. La distancia que lo separaba respecto del ncleo urbano, en torno a unos 3 kilmetros, y la existencia de otros lavaderos ms prximos a la localidad, nos permiten suponer que se construy con la vocacin de dar servicio a las gentes que vivan en torno al paraje de Chinorla, la Pedrera y la parte occidental de Monvar. 2. Modelo de estilo marsells que terminara por generalizarse durante el siglo xx en las comarcas alicantinas. Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) 212 2.1. Funcionalidad y significacin En torno a los lavaderos tradicionales existe un universo de elementos a tener en cuenta para su conservacin, estudio y divulgacin. En primer lugar, debido a que es un espacio que rene prcticas y usos tradicionales (etnolgicos) como son el lavado a mano y todo el conjunto de labores que le acompaan y han cado en el olvido. Porque los espacios, en s mismos, arquitectnica y funcionalmente, muestran tcnicas constructivas, de Figura 1. Mujeres en lavadero municipal. Fondo Coses del nostre poble Monver, s.f.. Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral 213 aprovechamiento del espacio, canalizacin de las aguas y reutilizacin de las mismas que suponen una gran aportacin educativa para las generaciones presentes y futuras. Fueron uno de los principales espacios de encuentro y socializacin femenina popular de las sociedades preindustriales o en vas de indus trializacin. Esto nos permite reivindicar el papel de las mujeres como agente histrico, ya que fueron espacios eminentemente femeninos. Nos permite hablar de los roles femeninos, de la pluri-empleabilidad de las mujeres populares frente a la imagen del ngel del hogar, contraponer la dureza de estas labores de limpieza frente a la sociedad del confort, etc. Pero fundamentalmente nos permite extraer un aprendizaje de lo social, de la vida cotidiana de nuestras abuelas, en torno a un espacio que se heredaba de madres a hijas. Por ltimo, estos puntos hmedos poseen un gran valor paisajs tico y medioambiental. Por un lado, porque muestran la transformacin humana del medio rural en pos de las necesidades sociales y porque dota a ste de un significado y un uso concreto. En el caso de la Canyaeta: el emplazamiento de un lavadero en un paraje rural con una amplia ocupa cin histrica debido a la presencia de aguas manantiales (Segura Herrero, 2001). Por otro lado, deberamos destacar la importancia medioambien tal de estos enclaves. La presencia de acequias abiertas, agua corriente y balsas de descarga converta a estos espacios en un punto de vida donde conflua una fauna y flora especfica. 2.2. Motivaciones de la actuacin El lavadero de la Canyaeta estuvo en uso hasta la segunda mitad del siglo xx . Tras 40 aos de abandono, en torno a 2014 (cuando dio inicio el proyecto), se encontraba en estado ruinoso y con alto riesgo de desapari cin. A la presumible prdida del espacio de lavado debido al desuso de esta prctica, deba de aadirse la desaparicin del agua corriente fruto de la moderna canalizacin de las aguas subterrneas. Esto nos situ ante una doble tesitura, actuar frente a la degradacin del espacio funcional, y, al mismo tiempo, evitar la prdida de la flora y la fauna asociada a estos puntos hmedos antropizados. Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) 214 Frente el riesgo de desaparicin y ante las posibilidades pedaggicas y medioambientales del espacio, en 2014 se dio inicio a un proyecto de recuperacin colectivo en el cual han participado multitud de asociacio nes y ciudadanos de forma desinteresada (vase nota 1). 3. Projecte Llavador de la Canyaeta El proyecto Llavador de la Canyaeta se propone restaurar lo ms fiel mente posible el conjunto del lavadero de la Canyaeta y la balsa de desage anexa al mismo. La finalidad del proyecto es rescatar el circuito hidrulico del lavadero, restableciendo a anfibios en la balsa de desage colindante mediante un sistema de pozas impermeables y fusionar el circuito de agua entre los dos espacios, el lavadero y la balsa, con el fin de que puedan Figura 2. Estado original de la estructura del lavadero previa a la actuacin (2014). Fondo de Asoc. Xinosa. Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral 215 ser utilizados para fines culturales y medioambientales en forma de aula etnolgica y de naturaleza.Para ello el proyecto consta de cuatro fases: 3.1. Fase I La primera fase se centra en la consolidacin y rehabilitacin del conjunto con tcnicas de albailera tradicional y armnicas con el espacio 3. En esta fase se incluye tambin la comunicacin del espacio del lavadero con la balsa adyacente mediante muros y escalera de acceso a la balsa. Los trabajos de la primera fase comenzaron con la limpieza, desbroce y acondicionamiento del espacio. Tras cuarenta aos de abandono la techumbre haba desaparecido, las acequias de lavado eran impercepti bles, los muros estaban seriamente deteriorados y la maleza y los restos de derrumbe ocupaban el espacio. Tras la limpieza y el acopio del material de derrumbe (para su reutilizacin), se procedi a la consolidacin de los muros laterales, alzado del muro sur y reconstruccin de la fachada prin cipal. Para ello se utiliz el sistema de tapia tradicional, encofrando por ambas caras, mediante mampostera de piedra y mortero de cal (acorde con los materiales originales de construccin, Figura 6). 3. Para ello utilizaremos materiales locales segn los usos de la arquitectura popular. Figura 3. Progresos en la rehabilitacin del conjunto. Fondo de Asoc. Xinosa. Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) 216 Finalizados esos trabajos se procedi a la nivelacin del suelo a ambos lados de las acequias con el objetivo de limpiar las acequias de lavado y conectar la zona del lavadero con la balsa adyacente. Fruto de los trabajos de limpieza y reparacin de la fachada suroeste se produjo un desprendi miento de su base izquierda que dej al descubierto la conexin original entre la acequia sur y la balsa de descarga. El material de remocin y limpieza del espacio del lavadero se acopi en el interior de la balsa para la realizacin de una rampa de acceso y su futura reutilizacin en el circuito de agua y en las balsas destinadas a los anfibios. 3.2. Fase II Finalizada la consolidacin y rehabilitacin del conjunto arquitectnico, la fase II se centra en la realizacin de las pozas de piedra impermeables, conectadas por vasos comunicantes con una circulacin de agua que sea elevada a la cota del lavadero por un sistema de noria elica. El objetivo es garantizar la circulacin del agua por las acequias y las pozas destinadas a los anfibios mediante un circuito hidrulico cerrado que salve el desnivel del terreno, irrigue ambos espacios, oxigene el agua circulante y evite su estancamiento. Figura 4. Balsa de descarga destinada a pozas (en obras). Fondo de Asoc. Xinosa. Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral 217 Para la realizacin de las pozas destinadas a anfibios y plantas palustres autctonas se utilizarn piedras del entorno. Se proyecta que la profundi dad de las mismas no supere los 50 cm, realizadas con lecho de materiales reciclados para la formacin de pendientes, sobre ella se extender una membrana impermeable tipo EPDM, cubierta por una capa de tierra tamizada de 5 cm de espesor. Sobre sta se terminar aplicando arcillas, arenas y piedras del entorno para recrear el medio natural. Esta fase proyecta asimismo la realizacin de un observatorio de madera, tipo cpula geodsica, destinado a la observacin de la flora y fauna. El observatorio se situar en la parte central de la balsa de descarga, en torno al cual discurrir el agua circundante mediante el sistema de pozas. 3.3. Fase III La tercera fase tiene como objetivo dar cabida a anfibios y plantas autctonas de los humedales locales, con el fin de recuperar la biodiversidad asociada a estos espacios y frenar su desaparicin, a modo de reserva de la biosfera (Figura 7). 3.4. Fase IV Convertir el espacio en un lugar de aprendizaje y experiencias. El pro psito de los promotores del proyecto es dotar al lugar de un carcter pedaggico, orientado a todas las edades, pero con especial dedicacin a la poblacin escolar. En torno al mismo se desarrollarn programas de actividades patrimoniales, etnolgicas, culturales y medioambientales. 4. Finalidad y objetivos Cuando se gest el proyecto Llavador de la Canyaeta se fundament sobre la base de unos objetivos concretos y un conjunto de valores que deba transmitir la materializacin del proyecto. Los objetivos del proyecto podran sintetizarse en los siguientes puntos: Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) 218 La recuperacin del patrimonio material e inmaterial asociado al lugar para ponerlo en valor y que sirva de recurso para las genera ciones presentes y futuras. Crear un espacio de vida y de aprendizaje. La utilizacin de los recursos naturales de forma responsable. El respeto por las tcnicas y materiales tradicionales de construccin, la reutilizacin de material de derrumbe y recursos prximos al espacio (como el uso de la piedra caliza de las antiguas canteras de la Pedrera) son una fuente de transmisin de valores como el desarrollo sostenible y el respeto intergeneracional. Estudio y divulgacin del patrimonio etnolgico: costumbres, hbitos, usos, historias, oficios, etc. Promover nuevas actividades que permitan la dinamizacin del valle del Vinalop: senderismo, rutas guiadas, espacios, aulas de naturaleza, etc. Impulso del turismo rural, cultural, ecolgico y sostenible. Mejorar y conservar la riqueza paisajstica y natural del municipio. Promover el asociacionismo y cooperativismo vecinal como una herramienta de dinamizacin local. Los objetivos expuestos se acompaan de una serie de valores implcitos que pueden transmitirse de la puesta en prctica y materializacin del pro yecto. Por un lado, la solidaridad y el altruismo, puesto que los voluntarios han invertido de forma desinteresada tiempo y dinero en el proyecto. El valor del asociacionismo y el cooperativismo, ya que este proyecto no habra sido posible sin la coordinacin y participacin de diversas asocia ciones y grupos. El respeto por el medio ambiente, por el patrimonio y el pasado. Por ltimo, el desarrollo sostenible, ya que se ha hecho uso de materiales reutilizados y no agresivos, y tcnicas de arquitectura popular respetuosas con el entorno y el conjunto arquitectnico. 5. Valoraciones generales: conclusin Transcurridos cuatro aos desde que diese inicio el proyecto, el conjunto del lavadero ha mejorado visiblemente, dejando de lado el estado de ruina inicial y situndonos actualmente en la fase II descrita arriba. Esto es, Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral 219 finalizada en gran parte la consolidacin y rehabilitacin del conjunto, se ha pasado al trabajo de confeccin de las pozas, paso previo a la rehabilitacin de la fauna y flora autctona y a la divulgacin del espacio. Debe sealarse en este apartado que el proyecto, aunque dilatado en el tiempo, se ha apoyado fundamentalmente en jornadas de trabajo irre gulares, puesto que dependan de la disponibilidad de los voluntarios y las condiciones climatolgicas. Asimismo, no siempre ha sido sencillo contar con fondos suficientes para los gastos del proyecto. Hasta el 2016 y 2017, que el proyecto recibi financiacin municipal por parte de los Presupuesto Participativos (Diario Informacin , 2 de agosto de 2016), los costes de obra y material corrieron a cargo de las aportaciones de las diversas asociaciones y grupos. Aunque el proyecto Llavador de la Canyaeta naci con unos objetivos y unas fases de desarrollo definidas, el propio trabajo de campo, la evo lucin de las obras y sus plazos ha hecho que se hayan cambiado algunas ideas previas para adaptarlas a la propia realidad del trabajo. A pesar de ello, desde los diversos colectivos creemos que se ha realizado un trabajo muy significativo por la conservacin y divulgacin de nuestro pasado Figura 5. Estado actual de las obras (2018). Fondo de Asoc. Xinosa. Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) 220 cotidiano reciente. Un claro ejemplo es la evidente mejora material del espacio, contando con limitados recursos y personal 4. Los autores de este trabajo hemos credo necesario poner en divul gacin el proyecto con el objetivo de que sea conocido en el ambiente patrimonialista y, de esta manera, el patrimonio se convierta en un ele mento pedaggico, de memoria y de integracin territorial. Referencias [Coses del nostre poble Monver] [Pgina de Facebook]. (s.f.). Recuperado 22 junio de 2008. Https://www.facebook.com/pvdemonovergmail.es/ Segura Herrero, G. (2001). La torre de Xinosa (Chinorla, Monvar, Medio Vinalop). G. Herrero Segura y J.L. Simn Garca (coord.). Castillos y torres en el Vinalop, pp. 139-144. Elda: Mancomunidad del Valle del Vinalop. (2 de agosto de 2016)Las asociaciones deciden el presupuesto de 40.000 euros de los presupuestos de Monvar. Diario Informacin. Recuperado de https:// www.diarioinformacion.com/elda/2016/08/02/asociaciones-deciden-destino-40000-euros/1791663.html. (15 de agosto de 1908). El Pueblo (Monvar), pp. 1-4. 4. Tras cuatro aos de trabajo, la ilusin por el proyecto contina intacta, ms si cabe, con la esperanza puesta en su pronta finalizacin. Jonatan Poveda Jover y Jos Eusebio Mnguez Peral 221 Figura 6. Encofrado con mortero de cal tipo tapia. Figura 7. Estado de las pozas en la seccin noreste de la balsa tras las lluvias primaverales. Proyecto de recuperacin y dinamizacin del lavadero de la Canyaeta en Monvar (Alicante) 223 Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de finales del siglo xix lvaro Francisco Morote Seguido* Departamento de Didctica de las Ciencias Experimentales y Sociales Universidad de Valencia Resumen La vinculacin con la sociedad, el territorio y los recursos hdricos ha dado como resultado la manifestacin y plasmacin de nombres y lugares relacionados con el agua que han sido heredados generacin tras generacin y cartografiados en mapas. La toponimia (nombre de los lugares), por tanto, se convierte en un patrimonio cultural de gran valor que merece ser conservado y puesto en valor, que permite conocer el pasado y entender el presente de un territorio. El obje tivo de este trabajo es analizar la hidrotoponimia (nombres relacionados con los recursos hdricos) de finales del s. xix en la comarca del Medio Vinalop (Alicante) y compararla con la actual toponimia para, de esta manera, poner de manifiesto si se han mantenido los nombres y lugares que se refieren al agua. Metodolgicamente se han consultado los Bosquejos Planimtricos por tr minos municipales mandados formar por la Ley de 24 de agosto de 1896 del Instituto Geogrfico y Estadstico, y la cartografa actual (visor del ICV ). Como conclusin cabe indicar que el rea de estudio seleccionada albergaba una rica y El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 223-248. * alvaro.morote@uv.es 224 numerosa hidrotoponimia. Sin embargo, actualmente, la gran mayora de estos nombres han desaparecido o bien se mantienen a pesar de desaparecer su funcionalidad tradicional. Palabras clave: Agua, toponimia, patrimonio hidrulico, Vinalop. Introduccin De manera general, los nombres de lugar se han utilizado como herra mienta auxiliar en la explicacin histrica de los territorios. La toponimia es la rama de la Onomstica que estudia los nombres propios de lugar, es decir, los nombres propios que sirven para distinguir un lugar preciso y nico en un contexto concreto (Moreu-Rey, 1982). El trmino topo nimia deriva etimolgicamente del griego tpos (lugar) y noma (nombre). El estudio de esta ciencia resulta complejo, dado que en los nombres de lugar, al igual que se ignora su significado frecuentemente, tan slo la va de la fontica puede conducir al origen del topnimo. Por lo tanto, cabe destacar que la evolucin de las palabras est sometida a unas leyes fonticas peculiares y caractersticas de cada lengua, ya que a veces son interferidas por la accin de diversos factores como cultismos, cruces, substratos, etimologa popular, etc. Ante la accin de estos factores, es necesario reconstruir en la medida de lo posible la historia del topnimo, reuniendo la mayor cantidad posible de sus variantes ortogrficas en los documentos medievales, sin olvidar que con frecuencia los escribas los han deformado por latinizacin arbitraria, por catalanizacin sistem tica o por castellanizacin, cuando no por etimologa popular (Morote, 2014). Como indican Rodrguez et al . (2017) en el anlisis geogrfico, la consideracin del valor de la toponimia como objeto de estudio por s mismo es un fenmeno reciente, por lo que no es de extraar que las expe riencias existentes en el desarrollo y aplicacin de metodologas empricas para su anlisis sean escasas y, con frecuencia, centradas exclusivamente en el anlisis etimolgico y semntico de los topnimos. La toponimia se basa en tres ciencias auxiliares principales: 1) La Lingstica; 2) La Historia; y 3) La Geografa. La primera averigua la etimologa del topnimo, que puede ser transparente (de contenido semntico claro) o no transparente o fsil, ya que no se corresponde con lvaro Francisco Morote Seguido 225 palabras usadas en el mbito geogrfico y lingstico estudiado (MoreuRey, 1982). Respecto a la Historia, esta ciencia ayuda a comprender un contexto concreto (religioso, blico, rural, urbano, etc.), en el que los nombres son testimonio de una forma determinada de relacin entre el hombre y el lugar. Para el caso de la Geografa, esta ciencia ha dado lugar a un gran nmero de topnimos en el que desde los inicios de la sociedad ha descrito y comparado los lugares que conoca, y les ha puesto nombre, y a raz de ello surgi la ciencia geogrfica, como respuesta a la necesidad de organizar este saber (Membrado, 2012). La formacin geogrfica es necesaria para entender los nombres de lugar, ya que los pobladores de un territorio, antes de explotarlo econmicamente, tienen la necesidad de crear nombres que describan todos sus rasgos fsicos (Rosell, 2004). Una vez creados los nombres que describen los rasgos fsicos de un rea, los pobladores que lo transforman y humanizan se encuentran con la necesidad de crear nueva toponimia, esta vez para designar los rasgos humanos del mismo. Estos topnimos de lugares humanizados testimonian una forma determinada de relacin entre las personas y el territorio, que es cambiante con el paso de los siglos (Morote, 2014). En relacin con la Geografa, la toponimia tiene inters en una triple dimensin (Rodrguez, 2012, 1) Los topnimos constituyen los identi ficadores espaciales de referencia para el conjunto de los ciudadanos; 2) Los nombres de lugar tienen una importancia capital como instrumentos para la conservacin y difusin de la informacin geogrfica; y 3) Cada topnimo contiene informacin sobre el lugar al que designa, tanto por su significado como por su contexto, su origen y su evolucin. Esta ltima cuestin supone que la toponimia tenga un indiscutible valor patrimonial inmaterial y un especial inters en el anlisis geogrfico, donde los nom bres de lugar pueden erigirse en instrumentos informativos del territorio tanto a travs de su anlisis lingstico como por la informacin que pro porcionan sobre cada lugar (Morote, 2014). Membrado (2012) considera que la toponimia no slo es identidad por el mero hecho de designar un paisaje o crear emociones ligadas al mismo, sino porque tambin, a menudo, debido a su capacidad de supervivencia (un paisaje, una cultura, una lengua etc.), describe las caractersticas de paisajes pretritos que ocuparon el mismo espacio que hoy designa un Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 226 topnimo determinado. Sauer (1956), ya en la dcada de los cincuenta del pasado siglo consideraba que los topnimos eran la cuarta dimensin de la Geografa (la expresin del tiempo), porque su estudio contribua a la reconstruccin de los paisajes histricos. Coromines (1965) afirma que si el ser humano siente tanta curiosidad por todo lo que ve y le rodea, es normal que se pregunte sobre el por qu de los topnimos con los que est familiarizado.La toponimia es capaz de rescatar los paisajes del pasado mediante las diferentes capas y estratos de nombres acumulados a lo largo de la historia (Georgiou, 2010). Los topnimos no funcionan como unidades lxicas normales y, como explican Membrado e Iranzo (2017a), stos poseen un significado referencial y por ello no necesitan evolucionar de acuerdo a la morfologa de la lengua ni ser sustituidos en caso de que dicha lengua sea suplantada por otra. Gracias a este mecanismo de fosilizacin los nombres de lugares se convierten en una fuente inagotable de informacin hist rica que posibilita la reconstruccin mental de un paisaje ya desaparecido. En el caso del Valle del Vinalop, uno de los testimonios que preserva la memoria de lo que fue este rico y codiciado territorio de paso y de frontera se encuentra en su toponimia. El Valle del Vinalop (sur de la Comunidad Valenciana) se compone de tres comarcas (Alto, Medio y Bajo Vinalop) caracterizadas por ser una regin industrial densamente poblada que ha sido habitada desde la antigedad. Respecto a los con dicionantes fsico-ecolgicos, ocupa en su mayor parte una cuenca que ha funcionado como corredor mediterrneo y de comunicacin entre el interior y la costa. Este valle forma parte del gran accidente tectnico que se extiende entre Caudete y Elche (direccin NNO-SSE), que ha seccionado transversalmente las alineaciones del Prebtico y ha generado un rea deprimida en forma de corredor que divide este sistema de orien tacin SO-NE, dejando al Este la denominada Montaa de Alicante, y al Oeste los amplios valles y corredores que conectan con el interior murciano (Ponce y Palazn, 1995; Hernndez, 1997). Entre las estriba ciones montaosas prebticas cabe destacar las sierras de Salinas (1.239 m), lOmbria (847 m) y el Reclot (1.053 m). La fractura trazada corta transversalmente esas alineaciones aprovechando la fosa tectnica por la lvaro Francisco Morote Seguido 227 que discurre, y es aprovechada por el ro Vinalop para encontrar una salida al mar (Membrado e Iranzo, 2017b).La toponimia resulta de vital importancia para el anlisis y evolucin de una regin o de reas, ya que se convierte en el ADN del territorio donde se desarrollan las actividades y relaciones socio-econmicas, da nombre, valor y significado, por tanto, a un territorio o espacio determi nado. El problema de investigacin de este trabajo es que se ha producido una prdida de la cultura del territorio y, ms concretamente, de la cultura del agua y patrimonio hidrulico desde mediados del pasado siglo xx , motivado por la mutacin y cambio de una sociedad rural a una sociedad meramente urbana. Por ello, los antiguos topnimos prcticamente han desaparecido o, en el mejor de los casos, se mantiene su nombre pero se ha perdido su significado. Por otro lado, tambin cabe poner de manifiesto que en el Valle del Vinalop la actividad rural an mantiene su impor tancia, y ello queda reflejado en la funcionalidad de un paisaje agrcola que, a su vez, puede dar lugar a una oportunidad de conservacin y sen tido, como ponen de manifiesto algunos de los topnimos. La toponimia, por tanto, constituye una herramienta de informacin geogrfica cuyo aprovechamiento en el anlisis urbano requiere de mtodos que permitan reconocer y valorar los distintos significados e ideas que contiene. Los objetivos de esta investigacin son: 1) Identificar la hidrotoponi mia de finales del s. xix (nombres de lugar que se refieren y se relacionan con el recurso agua) en la comarca del Medio Vinalop; 2) Comprobar si esta hidrotoponimia del finales del s. xix an se mantiene en la carto grafa actual; y 3) Establecer relaciones sobre los municipios analizados (actividad socio-econmica) y dar respuesta al por qu del nmero de topnimos que an se mantienen o no. 1. Fuentes y metodologa Metodolgicamente, para llevar a cabo la consecucin de los objetivos propuestos, en primer lugar se ha procedido a la identificacin de la hidrotoponimia de finales del s. xix . Para ello, como fuente de informacin se han utilizado los Bosquejos Planimtricos por trminos municipales mandados formar por la ley de 24 de agosto de 1896. Cabe Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 228 indicar que esta cartografa destaca por ser la primera referencia catastral que cubri por vez primera todo el territorio espaol por trminos municipales a escala 1:25.000, siendo los precedentes del actual Mapa Topogrfico Nacional (MTN) y, adems, destaca por la rica y numerosa toponimia, no slo donde se asentaba la poblacin, sino tambin de para jes naturales y agropecuarios. Dichos bosquejos fueron elaborados por el Instituto Geogrfico y Estadstico. Anteriormente, en 1853 se haban elaborado a escala 1/50.000, fecha en la que se puede decir que fue cuando empieza la car tografa oficial estrictamente hablando (Rosell, 2004). Hasta esa fecha se haban elaborado otros mapas catastrales en distintas regiones de Espaa sobre ciudades o comarcas, pero nunca se haba representado el catas tro de todo el territorio del pas a esta escala tan detallada. Con la Ley de 24 de agosto de 1896 se obligaba a la rectificacin de las llamadas cartillas evaluatorias de la riqueza rstica y pecuaria, la formacin del catastro de cultivos y el registro fiscal de predios rsticos y de la ganadera. De esta manera se iniciaba el catastro de cultivos a travs del Bosquejo Planimtrico de cada trmino municipal. Cada provincia se divida en varias regiones y en cada trmino municipal trabajaba una brigada. Figura 1. rea de estudio. Fuente: Instituto Cartogrfico Valenciano. Elaboracin propia. lvaro Francisco Morote Seguido 229 El rea de estudio corresponde a la comarca del Medio Vinalop y, concretamente, los municipios por donde discurre el ro Vinalop: Elda, Petrer, Monvar, Novelda, Monforte del Cid y Aspe (Figura 1). Respecto a la cartografa consultada, el nmero de mapas y fecha de finalizacin difiere entre unos municipios y otros: Elda (1 mapa; 1897), Petrer (3 mapas; uno en 1896, y dos en 1898); Monvar (4 mapas; uno en 1897 y tres en 1898), Novelda (3 mapas; uno en 1897 y dos en 1898), Monforte del Cid (2 mapas; 1897 y 1898) y Aspe (2 mapas de 1897). En segundo lugar, una vez se identificaron todos los topnimos que hacan referencia a los recursos hdricos se procedi a su clasificacin por tipologa: edificacin habitada (vivienda o grupos de viviendas), vas de comunicacin (caminos, veredas, coladas, etc.), cauces fluviales y fuentes (ros, ramblas, barrancos, fuentes, etc.), construcciones hidrulicas (moli nos, norias, pozos, acueductos, balsas, etc.), y parajes y montaas. En tercer lugar, una vez clasificada la hidrotoponimia de finales del s. xix (Anexo) se llev a cabo una revisin y consulta de la cartografa actual para, de esta manera, comparar si la hidrotoponimia del s. xix se man tiene en la actualidad o no. Para ello, se ha utilizado el visor cartogrfico del ICV (http://visor.g va.es/visor/), que destaca por la actualizacin de su base de datos y fuentes toponmicas. A la hora de comparar la hidroto ponimia entre estos dos periodos temporales cabe tener en cuenta cuatro consideraciones: 1. Puede darse el caso de que los Bosquejos Planimtricos del s. xix no recojan toda la hidrotoponimia de la poca y sin embargo, s en la cartografa actual. Por ejemplo, el caso del Pantano de Petrer (1680). 2. En la actualidad, a pesar de que oralmente (y en la cartografa del s. xix) se mantenga y recoja el topnimo, puede darse el caso de que en la cartografa actual no se describa. 3. En el presente, puede ser que no se mantenga el nombre de un lugar o construccin referente al agua, ni por la va oral ni en la cartografa. Se trata por tanto, de un hidrotopnimo que ha des aparecido y es desconocido por la sociedad actual. Esto sucede a menudo en la periferia de las ciudades donde se han expandido Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 230 usos urbanos y ha dado lugar a la desaparicin de topnimos de caminos, veredas, casas, etc. 4. Tambin puede suceder que en la cartografa actual se haya producido un cambio o mutacin del topnimo por la castella nizacin del nombre o por el cambio del propietario. Esto ltimo suele ocurrir en construcciones de viviendas o, como sucede en el rea de estudio, en molinos. Finalmente, a la hora de analizar el nmero, tipologa y mantenimiento en la actualidad de la hidrotoponimia en el rea de estudio cabe tener en cuenta los siguientes aspectos: 1. Superficie del trmino municipal (km2). Es decir, a mayor tamao del municipio, mayor probabilidad de que se obtenga un resul tado mayor de topnimos. 2. Territorio recorrido por el ro Vinalop dentro del trmino muni cipal. En este sentido, cabe poner de manifiesto que el cauce del Vinalop ha articulado y configurado el territorio, permitiendo el asentamiento de poblacin desde la antigedad y la construccin de determinadas construcciones hidrulicas (azudes, puentes, molinos, etc.). 3. Caractersticas fsico-ecolgicas del municipio. El nmero de hidrotopnimos estar condicionado por la existencia de zonas de secano o regado cercanas al ro Vinalop o incluso la presencia de ramblas y barrancos. 2. Resultados 2.1 La hidrotoponimia como herencia del paisaje y del patrimonio hdrico en el Medio Vinalop Gran parte de los topnimos que perduran y predominan en la actualidad provienen de la antigedad y del medievo. Aunque de apariencia asptica, no dejan de describir los elementos naturales y culturales de un paisaje que describe la ideologa imperante en el momento de su fundacin. La mayora de los paisajes que describen los topnimos actuales del Vinalop lvaro Francisco Morote Seguido 231 han desparecido en la actualidad (Membrado e Iranzo, 2017b). La ciencia toponmica, gracias a su conservadurismo lingstico, y con la ayuda de la observacin geogrfica y la exploracin histrica, se muestra como una potente herramienta para evocar aquellos paisajes extintos (Mallorqu, 2006). En otras palabras, si dichos paisajes no pueden recuperarse fsicamente, al menos s que pueden reconstruirse virtualmente con la ayuda del anlisis toponmico (Membrado e Iranzo, 2017b). En este sentido, Sauer (1956) ya consideraba que los topnimos son la cuarta dimensin de la Geografa (la expresin del tiempo), porque su estudio contribua a la recuperacin de la memoria de un paisaje histrico. Para Riesco (2010), el anlisis diacrnico de los nombres de lugar es la forma de comprender la evolucin de un paisaje secular que ya no existe. Esta breve reflexin acerca de la importancia de conocer, entender y preservar la toponimia de un territorio es de vital importancia, ya que, gracias a su conocimiento, se puede comprender el funcionamiento actual de un rea concreta, a pesar de la prdida de significado del topnimo. Ello se hace ms latente en territorios como el Valle del Vinalop, que se trata de una va natural histrica, uno de los principales caminos que comunicaba el interior del pas y la costa mediterrnea. En relacin con la hidrotoponimia de finales del s. xix en el rea de estudio, en total se han identificado 236 hidrotopnimos, sin embargo, cabe poner de manifiesto que ms de la mitad de los nombres ya no se recogen en la cartografa actual (103 hidrotopnimos; el 44%). Por tipologas, los ms abundantes del s. xix corresponden a construcciones hidrulicas (79 hidrotopnimos; el 33,19%) y cauces fluviales (69 hidrotopnimos; el 29,36%) (Figura 2). Respecto a los nombres relacionados con construcciones hidruli cas cabe indicar que slo se ha conservado el 26% de estos topnimos y que el 50% hacen referencia a molinos (39). En cuanto al porcentaje de topnimos que ms se conservan, estos corresponden a la tipologa de cauces fluviales y fuentes que conservan el 58% de ellos. Su carcter natural y que an perdura en el tiempo repercute en que an se conserven en la actualidad. No sucede lo mismo con las edificaciones habitadas o las construcciones hidrulicas, en las que prcticamente la mayora de esta hidrotoponimia ha desaparecido. Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 232lvaro Francisco Morote Seguido Figura 2. Tipologa de hidrotopnimos identificados de finales del s. xix y actuales en el Medio Vinalop. Elaboracin propia. Figura 3. Hidrotopnimos identificados por municipios de finales del s. y actuales en el Medio Vinalop. Elaboracin propia. 233 Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de fi nales del siglo xix 2.2 El agua y su impronta en la toponimia local Un anlisis pormenorizado de la hidrotoponimia en la escala local pone de manifiesto que la media de los nombres relacionados con el recurso del agua por localidad asciende a 39, destacando por su nmero Monvar, con 57 (Figura 3). Sin embargo, la media de los hidrotopnimos que se conservan en la cartografa actual es de tan slo 17. En este caso, si se tiene en cuenta el nmero de los nombres que an se mantienen, es Monvar, con 30 topnimos, el que destaca sobre el resto, a pesar de que, porcentualmente, es Novelda el que destaca, ya que el 58% de sus nombres referidos al agua en esta localidad an se mantienen. Tabla 1. Tipologa de hidrotopnimos por municipios (ss. xix-xxi) EldaPetrerMonvar NoveldaMonforte del Cid Aspe S. xix S. xxi S. xix S. xxi S. xix S. xxi S. xix S. xxi S. xix S. xxi S. xix S. xxi Edificacin habitada 2 1 1 0 10 8 4 1 6 2 0 0 Vas de comunicacin 3 0 3 1 6 1 5 1 6 1 5 4 Cauces fluviales y fuentes 8 5 13 10 15 7 8 7 9 4 16 7 Construcciones hidrulicas 14 2 14 2 10 3 16 10 11 2 14 1 Parajes y montaas 5 4 6 3 16 11 3 2 4 2 3 1 To t a l 32 12 37 16 57 30 36 21 36 11 38 13 Elaboracin propia. Para el caso de Elda, con un total de 32 hidrotopnimos identificados en los Bosquejos Planimtricos de finales del s. xix , en la actualidad se mantienen el 37,5%. Por tipologa, destacan los que se refieren a construcciones hidrulicas (14 topnimos) pero, sin embargo, tan slo 2 se mantienen en el presente (Tabla 1). Respecto a estos ltimos cabe indicar que se relacionan la mayora con molinos (un total de 9 que se levantaban en las orillas del ro Vinalop), y otros como el Pantano (pantano de Elda construido en 1698) o incluso un pozo de nieve. En relacin con este 234 ltimo, esta construccin se refiere al pozo de nieve que se encontraba en la zona conocida como El Chorrillo. Cabe indicar que en la localidad de Elda a finales del s. xix existan hasta 3 pozos de nieve. Al ya comentado se sumaba el Pozo de nieve de Franceso (o del Francs) (Figura 2) (el nico que se conserva) y el Pozo de nieve de la Finca de Lacy (actualmente soterrado y que destaca por ser de planta rectangular). Estos pozos de nieve no indican que en aquella poca hiciera ms fro o que nevara ms en esta parte del Vinalop, si no que se trataba de construcciones a modo de depsitos intermediarios donde se alma cenaba la nieve que se transportaba desde la montaa hasta la zona litoral y prelitoral. El hecho de que en Elda existieran hasta 3 pozos de nieve no es casualidad. Dichas construcciones se localizaban justo en la orilla del ro Vinalop, por donde discurran las principales vas de comunicacin entre la costa y el interior. En Elda tambin cabe poner de manifiesto que hay diferentes ramblas que han cambiado de nombre, como la Rambla de los Corrales (s. xix) por Rambla de la Melva (s. xxi ); hay norias que a Figura 4. Pozo de nieve de Francesco (o del Francs) (Elda). Fuente: http://patrimoniohistoricoelda.blogspot.com.es/2015/02/el-pozo-de-nieve- del-franceso-pe-030.html. lvaro Francisco Morote Seguido 235 finales del s. xix existan y que no aparecen en esa poca, como la Noria del Pantano o la Noria del Chopo, e incluso no estn descritos los azudes y boqueras de la Rambla del Derramador (existan hasta 4 azudes o peque as presas de derivacin de las escorrentas). En Petrer se han identificado en los bosquejos de finales del s. xix hasta 37 hidrotopnimos (se mantienen el 43,24% de ellos en la actua lidad). Al igual que suceda en Elda, destacan los relacionados con las construcciones hidrulicas (14 topnimos; se mantienen 2), de los cuales, 10 hacen referencia a molinos (destacando que tan slo se recoge en la cartografa actual 1 molino). La mayora de estos molinos se localizaban en la Rambla de Pua (tambin conocida como de los Molinos en los Bosquejos Planimtricos) (Figura 5). En este sentido, cabe indicar que, a diferencia de lo que sucede en Elda, en Petrer el ro Vinalop hace de frontera natural con Elda en una pequea parte del municipio, por lo tanto, los cauces fluviales que van a destacar son los que descienden de la Sierra del Maigm y del Cid. Ello ha condicionado que, por su elevada cifra, destaquen los hidrotopnimos relacionados con cauces fluviales (13 topnimos), de los cuales, adems, 10 de ellos an se conservan. Respecto a Petrer, tambin cabe poner de manifiesto que a finales del s. xix no se recoge el Pantano de Petrer (construido en 1680). Figura 5. Localizacin de diferentes molinos en el llamado Barranco de los Molinos (Petrer). Fuente: Bosquejos Planimtricos por trminos municipales mandados formar por la ley de 24 de agosto de 1896. Elaboracin propia. Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 236 Para el caso de Monvar, como se ha comentado previamente, se han identificado en los bosquejos de finales del s. xix hasta 57 hidrotop nimos (30 an se mantienen; el 52,63%). En esta localidad cabe indicar que el nmero de hidrotopnimos es muy similar para cada tipologa: edificacin habitada (10 topnimos), vas de comunicacin (6 top nimos), cauces fluviales y fuentes (15 topnimos), construcciones hidrulicas (10 topnimos) y parajes y montaas (16 topnimos). En Monvar cabe poner de manifiesto que es el nico municipio donde se repite el nombre de Derramador (hasta 2 veces). Este topnimo hace mencin al llamado sistema ancestral de aprovechamiento de turbias que consista en la derivacin de aguas pluviales de ramblas y barrancos (principalmente) coincidiendo con episodios de lluvias intensas y que, gracias a este sistema se laminaban las crecidas y se provocaba lo que se conoce como inundacin dirigida (Morote, 2013). Por tanto, lo que se consegua era derramar el agua de la rambla hacia los campos de cultivo de alrededor y en muchos casos se lograba desaparecer el cauce de la rambla con la puesta en cultivo del mismo cauce con la for macin de caadas. A diferencia de Elda o Petrer, con la articulacin del ro Vinalop (en el primer caso) y la cercana geogrfica a la Sierra del Maigm y del Cid (segundo caso), en Monvar la mayora de su trmino municipal se encuentra en una zona de secano (el ro Vinalop hace de frontera con Elda). Ello ha condicionado a la sociedad rural de este municipio, donde las fuentes de suministro prcticamente eran las aguas pluviales y surgencias subterrneas. Debido a estos condicionantes geogrficos, en Monvar destacan los hidrotopnimos que se relacionan con el aprove chamiento de turbias (derramador, boqueras, etc.), e incluso de fuentes subterrneas (lumbreras). Este sistema consista en la excavacin de gale ras subterrneas o minas con el objetivo de extraer las aguas, que en el mundo rabe se conocen como qanats. Algunas de las observaciones llevadas a cabo durante el proceso de anlisis y comparacin de la car tografa de finales del s. xix y la actual son, por ejemplo, que se recoge el topnimo de Acueducto (al antiguo acueducto que cruzaba la Rambla de Chinorla), el Barranco del Cabezo y el Lavadero de las Balsas no se mantienen en la actualidad (para el caso del segundo se mantiene lvaro Francisco Morote Seguido 237 como Balsas), la Caada de Garaya ha pasado a llamarse Caada de Gralla, y destacar que en ningn otro municipio del rea de estudio se recoge el topnimo de Lumbreras en los bosquejos del s. xix.En Novelda, con un total de 36 hidrotopnimos recogidos en el s. xix , se mantienen 21 (58,33%) destacando por su nmero los relacio nados con las construcciones hidrulicas (16 topnimos; el 44%). Una de las curiosidades de esta localidad es, al igual que suceda con Elda, que tambin existen pozos de nieve (orilla del ro Vinalop), destacando que en la actualidad an se conserva su nombre pero no, sin embargo, la construccin. Adems, destacan los nombres referidos a vas pecuarias como la Colada de la Fuente, Colada del Barranco de Salinetas, Colada del Saladar o la Colada de Fuentes de Aspe. Salvo esta ltima, ninguna se sigue manteniendo en la cartografa actual. Respecto a las vas pecua rias, se recoge tambin el topnimo de Descansadero de las Balsicas (no se mantiene en el presente) a su paso por el Cordel de la Perdiguera. Se trataba, por tanto, de un rea de descanso para el ganado a las afueras de la poblacin, donde el ganado poda descansar y reponer fuerzas gracias a la existencia de pequeas balsas. En el curso del ro Vinalop destacan algunos nombres que no se recogen en otras localidades, como es el caso de los Baos (Els Banys) (situado en las inmediaciones del Matadero), que se abasteca de agua procedente del Manantial de la Jaud o los conocidos Baos de Salinetas. Finalmente, los Bosquejos Planimtricos de finales del s. xix reflejan la evolucin de la cultura del agua en el Valle del Vinalop a lo largo de su historia, desde la ancestral construccin de azudes sobre el mismo ro (en este caso viene descrito como Presa) (Figura 6) hasta la llegada de caudales procedentes de aguas subterrneas que se intensifica ron a partir de la segunda mitad del s. xix , con la aprobacin de diferentes leyes sobre aguas (Ley de Aguas de 1866, Ley de Aguas de 1879, y Ley de Bases sobre minas de 1869). Ello posibilit, como se describe en las afueras de Novelda, la construccin del Depsito de Agua y las Casas del Depsito, garantizando y mejorando el suministro precario de agua a la poblacin noveldense. En Monforte del Cid, con un total de 36 hidrotopnimos identificados en el s. xix , los que destacan sobre el resto son los referidos a las construcciones hidrulicas (un total de 11 nombres). Sin embargo, Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 238 respecto a estos ltimos, tan slo 2 se recogen en la cartografa actual. Algunas de estas construcciones, que no aparecen en el resto de localidades, son las norias para la extraccin de aguas subterrneas. En este caso se recogen 3 hidrotopnimos que en la actualidad no se mantienen: Noria de Alejos, Noria de la Torre y Noria y Balsas de las Casas de las Espejeras (Espilleres). Otra de las curiosidades de Monforte del Cid es que en los Bosquejos Planimtricos de finales del s. xix aparecen dife rentes anotaciones en el recorrido de las ramblas, haciendo mencin a su desaparicin debido a la prctica de boqueras y aprovechamiento de turbias que provocaba el desvo y transformacin del curso fluvial para el aprovechamiento agrcola (caadas) como es el caso del Barranco del Lobo (o de la Fuente del Lobo) que an se mantiene en la cartografa actual. Finalmente, cabe destacar algunas construcciones hidrulicas que se construyeron fruto del paso del ferrocarril Madrid-Alicante (1856) a su paso por esta localidad, como la construccin del Depsito de agua y las Casas de la Cuba en las inmediaciones de la estacin, con la finalidad de Figura 6. Azud de Novelda. Foto del autor. lvaro Francisco Morote Seguido 239 poder abastecer a la estacin y a los ferrocarriles a su paso por Monforte del Cid.La ltima localidad analizada del rea de estudio es Aspe. En este municipio se han identificado un total de 38 hidrotopnimos, destacando los relacionados con los cauces fluviales (16 topnimos) y las construc ciones hidrulicas (14 topnimos). Sin embargo, a diferencia del resto de localidades, no se ha identificado ningn nombre referido a edificacin habitada. Una de las curiosidades de Aspe es que en el s. xix se recoge la existencia de una presa (azud) sobre el ro Vinalop, que actualmente se encuentra en ruinas, no mantenindose el topnimo en la cartogra fa actual. Tambin se destaca la importancia del ro Tarafa (afluente del Vinalop). En este caso, en el s. xix se describe como ro Terrafa. Terrafa hace mencin a la abertura (rafa) que se hace en un brazal (acequia) para derivar el agua para el riego de cultivos. En este sentido cabe poner de manifiesto que estas rafas tan slo se destacaron como lneas sobre este ro, sin incluir ningn topnimo. La importancia que tuvo y que an mantiene el agua en la localidad de Aspe se debe en gran parte al desarrollo del regado, gracias a la conduccin de aguas del Tarafa (zona de huerta), que posibilit la prctica de una agricultura de regado. Tambin esta cultura del agua consistente en la derivacin de caudales se desarroll en el territorio de secano de este municipio. Un ejemplo de ello se encuentra en el hidrotopnimo recogido en la zona conocida como El Alcan (El Alcanar) que significa conduccin de aguas del rabe hispano Alqan, y este del rabe clsico Qanh. 3. Conclusiones Con esta investigacin se ha podido comprobar la importancia del agua y su herencia en la toponimia de la comarca del Medio Vinalop. Desde una aproximacin a la hidrotoponimia del s. xix , se ha puesto de mani fiesto cmo hasta 236 topnimos hacen mencin al recurso del agua, y no slo gracias a la presencia del propio ro Vinalop, sino tambin a la influencia de otros cauces (ro Tarafa), barrancos o incluso la importan cia del aprovechamiento del agua pluvial (sistemas de boqueras) en gran parte del territorio. Sin embargo, con el paso de una sociedad agraria a Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 240 una sociedad urbana e industrial, la mayora de estos nombres o bien han desaparecido o carecen de significado en el contexto socio-econmico actual. En este sentido, tan slo 103 topnimos se siguen manteniendo en la cartografa actual.De media, la cifra asciende a 37 hidrotopnimos antiguos por muni cipio, destacando por su elevada cifra el municipio de Monvar (57 topnimos). Respecto a la tipologa de hidrotopnimos destacan espe cialmente los que se relacionan con las construcciones hidrulicas y, sobre todo, los molinos (39) que utilizaban la fuerza motriz del agua para los procesos industriales (fabricacin de papel y elaboracin de harina), levantados tanto en el ro Vinalop como en el Barranco de los Molinos (Petrer). Tambin cabe indicar el nmero de veces repetido (hasta 11 veces) el topnimo relacionado con Derramador, que pone de mani fiesto la importancia y necesidad en la sociedad agrcola del uso de las aguas pluviales como prcticamente nico recurso (y adems irregular) que disponan para aportar un volumen de agua extra a los cultivos de secano, a la par que se beneficiaban los campos con la aportacin de limos y arcillas que fertilizaban y creaban suelos. Con este estudio tambin se puede observar la importancia que an tiene la agricultura y el agua en su vinculacin con el territorio si se ana liza el porcentaje de topnimos que an se mantienen. Por ejemplo, en el rea de estudio, en Novelda y Monvar, el 58 y 52% de los hidroto pnimos an se mantienen. Finalmente, a pesar de que gran parte del patrimonio hidrulico (sea material o inmaterial) en el Medio Vinalop prcticamente ha desaparecido, cabra hacerse la pregunta, en relacin con la hidrotoponimia, de por qu es importante preservar el nombre de los lugares o patrimonio hidrulico (sean en la actualidad funcionales o no). La respuesta es bien sencilla. Si se preservan estos nombres (conocer el pasado) se puede entender el presente. Y ello sumado a los importantes cambios socio-econmicos y urbanos que ha sufrido el Valle del Vinalop en las ltimas dcadas, muchas veces, con una mala praxis urbana con la ocupacin de zonas inundables y cauces de barrancos. La hidrotoponi mia, en este caso, por ejemplo podra ser un recurso para convertir los territorios ms resilientes frente a los riegos de inundacin si la sociedad conociera el significado de las reas al que la toponimia da nombre. lvaro Francisco Morote Seguido 241 Anexo Elda Edificacin habitada (s. xix )Conservacin en la actualidad Casas del Chorillo Casa del Pantano de Elda S No Vas de comunicacin (s. xix )Conservacin en la actualidad Camino del Aljibe Camino de las Caadas Camino de los Molinos No No No Cauces fluviales y fuentes (s. xix ) Conservacin en la actualidad Rambla de Ancharito Rambla del Barranquet Rambla del Bateich (Bateig ) Rambla de los Corrales Barranco del Derramador Rambla del Gobernador Rambla del Sapo Ro Vinalop No (Rambla de Pusa o Pua) No S No (Rambla de la Melva) S S S S Construcciones hidrulicas (s. xix ) Conservacin en la actualidad Acequia Molino del Barranquet Molino Bugalda Molino de Caballero (No) Molino del Colador (No) Molino de Languera Molino Nuevo (I) Molino Nuevo (II) Molino del Paraso Molino del Pichiron Muro (del Pantano) Pozo Pozo de Juan Toms Pozo de Nieve No S No (Molino de Lutgarda) No No No No No No No S No No No Parajes y montaas (s. xix )Conservacin en la actualidad Altico del Chorrillo Las Barrancadas Las Caadas El Derramador Las Salinetas No S S S S (Salinetes) Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 242 Petrer Edificacin habitada (s. xix )Conservacin en la actualidad Casa del Pantano (se refiere al Pantano de Elda) No Vas de comunicacin (s. xix )Conservacin en la actualidad Camino de Aguas-Ros Camino del Derramador Camino de Salinetas No No S (actual Avenida de Salinetes) Cauces fluviales y fuentes (s. xix ) Conservacin en la actualidad Barranco de Cachul Barranco de Castilla Barranco de los Colegiales Barranco del Quijar (Quixal) Nacimiento (fuente) Rambla de Pusa (Pua) Rambla del Cochino Rambla del Barranquet Rambla del Bateich (Bateig ) Rambla de Caprara Rambla de los Molinos Rambla de la Zarza Ro Vinalop S No S S No S S (tambin como Barranquet) S S S No S S Construcciones hidrulicas (s. xix ) Conservacin en la actualidad Acueducto Balsa de Caprara Molino de Amat Molino del Conde Molino de Higinio Molino de Mahoma Molino de Maci Molino Nuevo Molino de Ponca Molino de Rico Molino del Sar (del Salt) Molino del Timoleo Pozo de la Casa de Castalla Pozo de Casa de la Gorda No (Acueducto de San Rafael) S (lAcevador) No (S (del Comte ) No No No No No No No No No No lvaro Francisco Morote Seguido 243 Parajes y montaas (s. xix)Conservacin en la actualidad Aguas-Ros Altico del Chorrillo El Barranquet Las Salinetas Loma de las Salinetas Los Molinos S (Aigua-rius) No No S S No Monvar Edificacin habitada (s. xix )Conservacin en la actualidad Casa de la Balsa Casas de la Caada Roja Casas de las Caadas Casas del Derramador (I) Casas del Derramador (II) Casas de la Fuente Casero del Hondn Casa del Molino Casas de la Rambleta Corral de las Caadas S S S S (Derramador Alt y Baix) S S S No S No Vas de comunicacin (s. xix )Conservacin en la actualidad Camino de la Balsa Camino del Derramador (I) Camino del Derramador (II) Camino del Molino Camino de la Rambleta Vereda de la Fuente del Pino No S No No ( cam del Secanet) No No Cauces fluviales y fuentes (s. xix ) Conservacin en la actualidad Barranco del Cabezo Barranco de la Cavarrasa Barranco del Collado Barranco del Derramador Barranco del Len Barrancico de Chocolate Fuente de Ignacio Fuente de Lamorqu Rambla de Catalina Rambla del Charco Rambla de Chinorla Rambla de Lamorqu Rambla de los Pradicos o Praes Rambla de la Rambleta Ro Vinalop No S No ( Rambla del Bull) S No No No No No No S S S (Rambla dels Pradets) S S Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 244 Construcciones hidrulicas (s. xix) Conservacin en la actualidad Acueducto Balsa Balsa del charco amargo Balsa de la Fuente del Pino Balsa de Pichot Balsas (I) Balsas (II) Molino Pozo de la Boticaria Pozo del Cercado No S (Balsa de la Pedrera y Lavadero) No No No S (La Balsa; en Chinorlet) No S (Els Molins) No No Parajes y montaas (s. xix )Conservacin en la actualidad Caada Roja Caada de Garaya El Charco El Derramador (I) El Derramador (II) El Hondn El Molino Fuente del Pino La Balsa (I) La Balsa (II) Las Caadas Las Lumbreras Los Molinos La Rambleta La Snia Nacimiento de la Rambla S No (Caada de Gralla) No S S S No S (La Font del P) S No S S S S S No Novelda Edificacin habitada (s. xix )Conservacin en la actualidad Casa del Azut (Azud) Casas del Depsito Casa del Fondonet Casero de la Fuente-Caudete S No No No Vas de comunicacin (s. xix )Conservacin en la actualidad Colada Fuentes de Aspe Colada de la Fuente Colada del Barranco de Salinetas Colada de los Molinos Colada del Saladar S (Vereda de las Fuentes de Aspe) No No No No lvaro Francisco Morote Seguido 245 Cauces fluviales y fuentes (s. xix) Conservacin en la actualidad Barranco de la Almorachel o Morachel Barranco de Baladres Barranco del Bateig Barranco de Cucuch Font del Gobernador La Rambleta Ro Vinalop No ( El Barranquet) S S S (Barranco de Cucut) S S (Rambleta de Pastor) S Construcciones hidrulicas (s. xix ) Conservacin en la actualidad Acequia del Marqus Acequia Mayor Baos Baos de Salinetas Depsito de Agua Molino de Boter Molino de Broquera Molino del Carabinero Molino de la Mola Molino Nuevo Molino del Pesetero Molino de la Rambla Molino de Rizo Molino del Sastre Pozo de nieve Presa (azud) No S S (Els Banys) S S No No (Molino Viejo) S S S No No No S S S Parajes y montaas (s. xix )Conservacin en la actualidad Descansadero de las Balsicas El Hondn La Font No S (El Fondonet ) S Monforte del Cid Edificacin habitada (s. xix )Conservacin en la actualidad Casas de los Baos Casas de la Cuba Casa de la Fuente del Lobo Casa del Hondo Casas del Pozo Blanco Casas de Pozos No S (Las Cubas de Monforte) No No S (Pozo-Blanco) No Exploracin del patrimonio hidrulico del Medio Vinalop (Alicante) a partir de la hidrotoponimia de xnales del siglo ifii 246 Vas de comunicacin (s. xix)Conservacin en la actualidad Camino de la Fuente del Lobo Camino Hondo Camino del Molino del Azud Camino del Pohuet Camino de Pozo Blanco Colada Loma del Ro No S No No No (Camino de la Casa del Lobo) No Cauces fluviales y fuentes (s. xix ) Conservacin en la actualidad Barranco de Benito Barranco de Bonitol Barranco de la Fuente del Lobo Barranco de las Majadas de las Vacas Barranco de la Mama Barranco de Orito Barranco del Tollo Fuente de San Pascual Ro Vinalop No (Barranc del Bess) S S No No (Barranc del Bess) S No No S Construcciones hidrulicas (s. xix ) Conservacin en la actualidad Balsa de las Casas de la Espejera (Espilleres) Balsa del Pohuet Baos (de Orito) Molino del Azud Molino del Conil Molino de la Rata Noria de Alejos Noria de las Casas de la Espejera (Espilleres) No No S No No No No No Parajes y montaas (s. xix )Conservacin en la actualidad Charco del Arrieao El Azut La Caada Lomas del Ro No S S No (El Ro) Aspe Vas de comunicacin (s. xix )Conservacin en la actualidad Camino del Alcan Camino Hondo Camino de los Molinos Vereda de la Fuente Vereda de la Fuente de los Hermanos No No No No No lvaro Francisco Morote Seguido 247 Cauces fluviales y fuentes (s. xix) Conservacin en la actualidad Barranco de Canacosa Barranco de Carmonero Barranco de la Fuente del Hermano Barranco de la Fuente del Lobo Barranco del Gitano Barranco del Huchel Barranco de las Monjas Barranco del Murn Barranco de los 4 ojos Barranco de los 5 ojos Fuente del Hermano Rambla de los Pocicos Rambla del Tolom Rambla de la Ofr Ro Tarafa Ro Vinalop No No S No No (Barranco dels Arcs) No S No No S No S (Barranco del Pozo) S No S S Construcciones hidrulicas (s. xix ) Conservacin en la actualidad Acequia de Broquera Balsa de Don Blas Fuentes (en el ro Tarafa) Molino de Broquera Molino del Carabinero Molino de Cremades Molino de Martnez Molino de Pavia Molino de la Rata Molino del Ro Pozo Rambla Pozo Real (I) Pozo Real (II) Presa No No No No (Molino Viejo) S No No No No No No No No No Parajes y montaas (s. xix )Conservacin en la actualidad Cola del Pantano El Alcan Lomas del Ro No S (El Alcanar) No (El Ro) Referencias Coromines, J. 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En el presente artculo se ha realizado un estudio de los tres aljibes existen tes en el castillo de Petrer, realizando un repaso a las referencias previas de los El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 249-270. * museo@petrer.es 250 investigadores; la descripcin y la propuesta de datacin de los mismos a partir de sus caractersticas y ubicacin en el recinto fortificado. Palabras clave: Aljibe, calabozo, castillo, Bitrir, Petrer Introduccin Antes de comenzar la descripcin del poblado fortificado de Bitrir, debemos hacer una rpida referencia al origen del asentamiento humano del centro histrico de Petrer. Para ello hemos de hablar de un pequeo asen tamiento en lo alto del cerro de la Edad del Bronce ( Jover y Torregrosa, 2018: 68), documentado gracias a unos cuantos fragmentos cermicos de ese periodo que se recuperaron en las excavaciones arqueolgicas rea lizadas por Concepcin Navarro a finales de la dcada de los ochenta del siglo pasado. El siguiente periodo cultural corresponde a la impor tante villa romana que conocemos como Villa Petraria, un asentamiento rural dedicado a la produccin agrcola y a la produccin de material de construccin (Mrquez, 2018: 115) que ocupara un espacio estimado de 1,6 ha que corresponde con el entorno de la actual plaza de Baix, parte de la calle Constitucin (donde apareci el mosaico con decora cin geomtrica), y parte de las calles Iglesia, Julio Tortosa y Cnovas del Castillo. En el propio cerro del castillo, durante las obras de res tauracin del recinto fortificado, se recuperaron dos fragmentos de un sarcfago paleocristiano datado en el siglo v d.C. (Poveda, 2015: 148). Su existencia se datara desde el siglo i al vi d.C. Una vez desaparecida esta villa, se muestra un aparente despoblamiento en esta ubicacin hasta la llegada del mundo musulmn, cuando entre los siglos x y xi se establece un pequeo asentamiento estable que, atendiendo a las fuentes rabes y a los restos arqueolgicos aparecidos en varios inmuebles del ncleo tra dicional y en el cerro del castillo, denominamos Bitrir (Navarro, 2018a: 122). A partir de esta ocupacin se ir formando el entramado urbano cuyo crecimiento dar origen al centro histrico tal y como lo conocemos en la actualidad. Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 251 1. El castillo de Petrer Petrer est ubicado junto a una va que comunica el interior de la pennsula con la costa levantina desde tiempos remotos. El castillo se ubic en el punto ms alto del cerro donde se desarrollara Petrer, a 512 metros sobre el nivel del mar, lo que proporciona a la fortaleza una privilegiada visin del valle de Elda, visualizando los castillos de Sax, Elda, Monvar y La Mola de Novelda. Un emplazamiento que ha permitido consolidar la ocupacin del mismo desde la poca almohade comienzo de su edifica cin hasta principios del siglo xviii, cuando se abandona y comienza su paulatino deterioro (Navarro, 2018b). No ser hasta el ltimo tercio del siglo xx cuando las instituciones pblicas decidan comenzar un proceso de restauracin del complejo fortificado, adoptando la fisonoma actual (Figura 1). Figura 1. Vista general del castillo de Petrer (Archivo fotogrfico Museo Dmaso Navarro). Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 252 El castillo se compone de dos espacios diferenciados que durante su construccin se adaptaron a la orografa del cerro. Destaca en la zona infe rior la muralla que bordeaba el cerro, de la que slo ha quedado el lienzo orientado al suroeste. Est construida en poca almohade utilizando el tapial y reforzada por tres torres, de la cuales slo la central ha llegado a nuestros das. Reforzada con sillares y sillarejos en poca bajomedieval, en los primeros estn grabadas las marcas de los canteros. De las otras dos, desaparecidas en la actualidad, una tena la planta cuadrangular atendiendo a los restos del cimiento de la misma, y la otra, modificara su planta rectangular en poca bajomedieval para crear el acceso por el sur al barrio intramuros, con dos torres circulares flanqueando la puerta si atendemos a un plano existente en el Ministerio de Cultura del ao 1960. Asimismo, a finales del siglo xix y comienzos del siglo xx , algunas familias de Petrer construyeron sus viviendas como casas-cueva en el inte rior de la muralla, pagando un alquiler a la Parroquia de San Bartolom Apstol, que era la propietaria del cerro. En el ao 2008 se realiz un proyecto de rehabilitacin del castillo que incluy las casas-cueva de la muralla, con la finalidad de hacerlas una extensin de la seccin de etno loga del Museo Dmaso Navarro, integrando los objetos de la coleccin en este hbitat domstico tradicional. La intervencin arqueolgica ms importante llevada a cabo en el castillo de Petrer se remonta a finales de los aos ochenta, cuando se realizaron dos sondeos en la zona de la explanada que sirvieron para corroborar la riqueza arqueolgica que exista en el subsuelo. Ello origin la realizacin de dos campaas de excavacin arqueolgica entre los aos 1988 y 1989, dirigidas por la arqueloga petrerense Concepcin Navarro y apoyada por varios operarios, tcnicos y arquelogos. Los 350 m2 de superficie excavada pusieron al descubierto un conjunto de once habitaciones delimitadas por estructuras murarias, adems de elementos de uso cotidiano como platos, jarras, ollas, cazuelas, monedas o hebillas. El posterior an lisis de la distribucin de las once habitaciones descubiertas y de la ubicaci n de los materiales arqueolgicos ha permitido detectar cierto grado de urbanismo, as como la funcionalidad que podran tener ciertas dependencias. Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 253 Las conclusiones establecidas tras la finalizacin de las campaas arqueolgicas registraron dos niveles culturales: uno islmico datado entre mediados del siglo xii y la primera mitad del siglo xiii, gracias al registro material ataifores, jarras pintadas en manganeso, amuletos; y un nivel superior, correspondiente a finales del siglo xiii y el siglo xvi , cuando se produce el abandono de este barrio urbano (Navarro, 2001: 132). Coronando el cerro montaoso, hallamos el alczar, es decir, el recinto militar fortificado. La muralla que lo rodea tiene planta poligonal que se adapta al relieve del montculo. Es de mampostera y sillera en sus esqui nas, rematada por merlones y almenas. La puerta de entrada al recinto se sita en el lienzo de muralla suroeste. Es un arco de medio punto y destaca por su situacin en altura; sobre la misma se sita para su defensa un balcn amatacanado. En la zona norte se abre una poterna de iguales caractersticas que la principal pero de dimensiones ms reducidas. En el interior del castillo, tras cruzar el vano de entrada, a mano izquierda, se abre una gran sala abovedada, con tres pequeos vanos o aspilleras, orientados dos de ellos al suroeste y uno al norte, y un gran ventanal al oeste, antao puerta principal, que dara paso a dicho espacio. La construccin de la sala se fecha en los siglos xiv y xv , considerando los restos aparecidos en un sondeo realizado en su interior. Atendiendo a la documentacin histrica, en la planta superior de esta sala existira en el siglo xv una capilla dedicada a Santa Catalina (Richart, 2002: 197). En la actualidad esta sala se utiliza para actos socio-culturales y ceremonias nupciales civiles. Frente a la puerta principal de entrada al castillo, observamos uno de sus elementos ms singulares: la torre. Tiene planta rectangular y tres plantas a las que se accede a dos de ellas a travs de entradas voladas en altura. En la parte ms baja se sita el aljibe, que con los cambios lleva dos a cabo en poca bajomedieval pasara a ser un calabozo, en el cual se conservan grafitis en las capas de enlucido, datados en los siglos xv y xvi. En el patio al sur y oeste de la torre, todava se conservan restos del ltimo suelo del castillo, datado en poca moderna, concretamente entre los siglos xvi y xvii, siendo un pavimento enmorrillado compuesto por guijarros y fragmentos de teja que forman motivos geomtricos. Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 254 2. La importancia del agua en los castillos El sistema de abastecimiento de agua o aguada, es una necesidad fundamental de los castillos en todas las pocas histricas. Mora-Figueroa, en el Glosario de Arquitectura Defensiva Medieval, indica la importancia del mismo expresado en el siguiente aforismo: castillo sin aljibe, ene migo adentro (Mora-Figueroa, 2006: 30). Siempre se ha reseado la vital importancia de contar en las fortalezas con pozos o aljibes, entre otros sistemas, para el abastecimiento interno de agua, haciendo hincapi en los asedios y en los episodios blicos. Pero igual de importante es su uso en las actividades diarias de la guarnicin del castillo como es la alimentacin, aseo o limpieza. Si hacemos un recuento en las fortalezas ms prximas a Petrer, encontramos cmo todas ellas tienen uno o ms aljibes en uso mientras estuvieron ocupadas. El castillo de Elda tena dos aljibes: uno almohade consistente en una sala rectangular con bveda de can y realizado en tapial con mortero de cal, con unas dimensiones de 12,4 x 4,76 x 2,5 m, siendo reutilizado en poca bajomedieval como almacn; y una gran cisterna subterrnea en la parte central del patio de armas, consistente en una gran sala de 11,05 x 5,50 x 4,70 m, tambin abovedada, con una capacidad aproximada de 255,7 m3 y datada en poca condal (siglo xvi ). Se abasteca de las aguas procedentes de los techos de las habitaciones que rodeaban el patio segn escribi el cronista de la villa Lamberto Amat, quien visit el castillo a comienzos del siglo xix (Poveda, Mrquez y Snchez, 2003: 12). En Sax, la fortaleza tambin tiene dos fases muy bien identificadas: la andalus y la bajomedieval. Para la primera, la almohade del siglo xii, principios del siglo xiii , en el recinto oriental donde se sita la gran torre cristiana y la torre de tapial, entre ambas, muy transformado, se sita el aljibe del castillo sajeo, siendo de planta rectangular con bveda de can como cubierta (Vzquez, 2001). Con todo, como indica M. Snchez, la cronologa islmica de este aljibe no es definitiva, ya que la intensa res tauracin de la dcada de los sesenta del siglo xx imposibilit realizar una actuacin arqueolgica que precisara su datacin (Snchez, 2012: 102). En el periodo cristiano se dispona de un aljibe de planta rectangu lar fechado en torno a los siglos xiv-xv , realizado en tapial reforzado al Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 255 exterior por un gran muro contrafuerte de mampostera junto a la entrada principal y que actualmente se encuentra muy transformado, utilizndose de almacn (Snchez, 2012: 101; Vzquez, 2001).El castillo de La Mola de Novelda cuenta dentro de su recinto amu rallado con una torre cuadrada de tapial desmochada, conservando una altura de 11 m. Tiene el acceso en altura que da a una sala con cubierta abovedada. En el centro del suelo de la sala se abre un orificio que permite indicar que corresponde a un antiguo aljibe de cronologa almohade, que fue reutilizado como calabozo en poca bajomedieval, con unas dimen siones de 1,60 m de altura por 2,25 m de longitud (Navarro, 2001: 150; Navarro y Domnech, 1998: 94). Todo ello coincide con el doble uso del aljibe del castillo de Petrer existente en la torre: primero aljibe y, poste riormente, recinto carcelario. Por otro lado, seccionado por la carretera de acceso al santuario de La Magdalena, se observa otro aljibe doble de tapial. Por ltimo, hay otro aljibe en la zona central del patio que tiene planta rectangular dividida transversalmente por un muro (Azuar, Navarro y Benito, 1985: 17). Para finalizar este recorrido por los castillos prximos al de Petrer y que forman parte de la Ruta de los Castillos del Vinalop, nos centramos en el castillo de la Atalaya de Villena, que cuenta con dos aljibes, uno en el patio de armas junto a la torre del homenaje, de planta rectangular y bveda de can, cuya colmatacin se produjo en los siglos xvii y xviii (Hernndez, 2001: 81) y otro en la barbacana, con cubierta abovedada de ladrillo y situado junto a un pozo de forma rectangular que podra corresponder a una noria (Alcaraz, 2013). Junto a estos aljibes que son visibles en la actualidad, en los aos setenta, Jos M. Soler escribe en su diario de campo de las excavaciones que estaba dirigiendo en el interior del castillo que en el ngulo sureste se documentaron restos que l identifica como una noria para la extraccin de agua (Hernndez, 2001: 78). 3. Referencias a los aljibes del castillo En el interior del castillo de Petrer se han localizado tres aljibes diferentes, los cuales se usaran para el avituallamiento de agua tanto en momentos de asedio como durante la vida cotidiana en los distintos periodos histricos. Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 256 La primera referencia que tenemos es de forma indirecta, en el ao 1478, en la toma de posesin de la villa y castillo de Petrer por parte del nuevo conde de Cocentaina, Joan Roi de Corella y Moncada. En la rela cin de mobiliario del castillo de Petrer se indica la presencia de un pozal, una polea y un cntaro de agua, lo que evidencia la existencia de un pozo o cisterna de donde extraer el agua (Richart, 2002: 180). Ya ser a finales del siglo xviii, concretamente en 1794, cuando los aljibes sean citados por Josep Montesinos al reconocer diversos depsitos y pozos de agua cubiertos de ruinas, ya que en ese momento, segn el propio Montesinos, el castillo llevaba varias dcadas abandonado. El recinto interior contiene sus edificios casi todos derruidos especialmente en los altos, pero hasta ahora se mantiene en el primer piso una sala larga mas de 50 palmos con su latitud proporcionada, cubriendola una boveda fuerte de argamasa, y se aade esto algunos quartos con cisterna algibe y pozo de agua manantial que se reconocen llenos de ruinas; (Navarro, 1993: 41-42). Mucho ms reciente es el testimonio de Rafael Azuar, quien visit el castillo durante su primera restauracin e identific los tres aljibes que conocemos actualmente: Este patio [] comunica al norte con un aljibe alargado y de bveda apun tada, con aberturas en este lado y en el techo; en este aljibe se observan restos del enlucido interno. [] al NE del castillo se levanta la torre; [] presenta en la parte inferior una bveda de medio can, a la que se accede por una pequea apertura a Levante, y sobre ella se emplaza la bveda superior [] (Azuar, 1981: 160). [] a la derecha del ingreso principal, se puede observar una nave de posible bveda de medio can, segn muestra el arranque de la bveda existente en el muro del recinto y el paramento de ms de 1 m de altura enfrentado a la muralla. [] y una especie de aljibe en su planta inferior, de las mismas dimensiones que la sala superior, y al que es casi imposible el acceso (Azuar, 1981: 161). En la obra de Concepcin Navarro dedicada a los grafitos del castillo de Petrer y de La Mola de Novelda (1993), la arqueloga describe el casti llo petrerense centrndose en el aljibe de la torre donde estn incisos los Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 257 mismos. Es la descripcin ms completa que se ha hecho del mismo hasta la fecha: En la parte central del interior del castillo se construye un gran aljibe, quedando inutilizado el primitivo situado en la torre cuadrada, siendo, entonces, reutilizado como recinto carcelario, abrindose un vano o puerta en su cara este. Este recinto, al igual que la fortaleza, sufre un fuerte deterioro a partir de su abandono en el siglo xviii. Siendo recuperado tras su largo y costoso proceso de restauracin, que dej nuevamente al descubierto esta sala inferior de la torre, o antiguo recinto carcelario, afortunadamente no restaurado, en cuyos paramentos se localiza un conjunto, hermossimo, de figuras geomtricas, antropomorfas y epigrficas, cargadas de un gran simbolismo, que constituyen la base de nuestro estudio. Los graffitis, cierta mente muy deteriorados, se localizan en las paredes del piso inferior de la torre cuadrada, al que se accede por una pequea puerta abierta en el muro sudeste. Esta habitacin es abovedada y tiene 3,85 metros de longitud por 2,95 m de altura. La torre, muy restaurada, no deja ver la primitiva fbrica de sus muros, que son de tapial. En su origen tendra cuatro plantas, siendo la inferior utilizada como aljibe, elemento ste muy caracterstico de las cons trucciones almohades de finales del siglo xii. Tras la conquista cristiana de la fortaleza, a mediados del siglo xiii , se realizan una serie de reformas en la fortificacin, tanto bajo la tenencia de la familia Loaysa, como con los condes de Cocentaina, en el siglo xv . Las obras de este momento modifican la estructura funcional de la torre, abrindose un hueco en la parte inferior del muro sudeste. Tiene ms de dos metros, que es el grosor del muro de la torre, dejando un vano para la puerta de 0,54 metros de ancho por 0,90 m de alto. La quicialera y los huecos interiores para el travesao nos indican que la puerta construida era muy consistente y daba entrada a la sala inferior de la torre, que ahora hara las funciones de crcel (Navarro, 1993: 85-86). La siguiente referencia tambin es de C. Navarro y corresponde a la des cripcin del castillo de Petrer en la obra colectiva sobre castillos y torres del Vinalop, donde nicamente menciona el aljibe existente en la torre de la fortaleza donde se realizaron los grafitos: Al Noroeste se levanta la torre de planta cuadrangular de fbrica de tapial, con tres niveles de altura sin comunicacin directa entre ellas. La sala infe rior abovedada era el antiguo aljibe, con la reforma realizada en el siglo xiv se abre un ingreso por la parte del medioda, pasando a ser utilizada Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 258 como recinto carcelario, conservndose todava los grafitos dejados por los individuos all encerrados. (Navarro, 2001: 126). La misma historiadora, en el artculo de sntesis del castillo publicado en 2018 titulado El castillo. Protagonista de la historia medieval de Petrer, s que indica la existencia de los tres aljibes: [] A la derecha de la entrada existe un pequeo aljibe abovedado []. Situndose en la parte ms baja de la torre un pequeo aljibe. [] El tramo que est al norte de la torre est recubriendo un aljibe de grandes dimensiones con una cubierta abovedada construido durante las reformas bajomedievales. (Navarro, 2018b: 150-151). 4. Descripcin de los aljibes Tras la enumeracin de las referencias bibliogrficas que indican la existencia de los tres aljibes y donde se hace una descripcin ms o menos completa de los mismos centrndose sobre todo en el que contiene los grafitos, pasaremos a describir los mismos aportando los nuevos datos recopilados. Para ello, se accedi a los tres aljibes y se procedi a la medicin detallada de cada uno y al dibujo de la planta y la seccin, lo que nos ha permitido establecer la comparativa de los mismos. Tambin se llev a cabo un amplio reportaje fotogrfico para documentar el estado de con servacin de los aljibes y el tipo de relleno que contenan. Los aljibes se han numerado de la siguiente manera (Figura 2): Aljibe I: corresponde al existente en el interior de la torre del cas tillo y que fue reutilizado en poca bajomedieval y moderna como calabozo. Aljibe II: est situado a la derecha de la entrada principal del castillo. Aljibe III: est situado al norte de la torre y es el de mayores dimensiones. 4.1. Aljibe I El denominado aljibe I se localiza en la parte central del interior de la torre rectangular, concretamente en la parte inferior de la misma que est Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 259 construida en tapial con una argamasa formada por cal, tierra, guijarros y agua (Figura 3).Su orientacin es direccin norte-sur, tiene planta rectangular siguiendo la de la torre y cubierta abovedada, estando toda la parte central de la bveda rota de antiguo para acceder desde la primera planta al aljibe-calabozo, y restaurada en la dcada de los setenta del siglo xx. El hecho de esta rotura impide conocer la tubera o atanor por donde desaguaba el agua de lluvia que era almacenada en el depsito, as como el orificio en la parte superior por donde se recuperaba la misma con ayuda de un cubo y cuerda. El aljibe tiene las paredes y la bveda enlucidas con varias capas superpuestas claramente diferenciadas: la ms antigua de tonalidad azul-oscuro que correspondera a su momento de uso como depsito de agua; otra superpuesta de cal de color blanquecino tras su Figura 2. Planta del castillo con la localizacin de los aljibes numerados (Archivo Museo Dmaso Navarro). Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 260 conversin de aljibe a calabozo en poca bajomedieval. Para ello, se hizo una abertura de forma rectangular en el muro sur de la torre a modo de pasillo estrecho y bajo para perforar los 2,72 m de espesor hasta llegar al aljibe-calabozo. Y una ltima capa de yeso de color grisceo que cubrira a las otras dos y que sera la ltima que tendra el recinto carcelario antes Figura 3. Vista exterior y seccin de la torre, y planta y secciones del aljibe I (Archivo Museo Dmaso Navarro). Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 261 de su abandono, fechado con anterioridad a comienzos del siglo xviii (Navarro, 1993: 42). Sus dimensiones son 386 m de largo, 173 m de ancho y 296 m de alto, tomando la medida de la parte ms alta de la bveda y que est res taurada. Las paredes tienen una altura de 2,17 m desde donde arranca la Figura 4. Interior del aljibe I, convertido en calabozo en poca bajomedieval (Archivo fotogrfico Museo Dmaso Navarro), y calco de grafiti datado a mediados del siglo xvi (Navarro Poveda, 1993). Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 262 bveda. Atendiendo a estos datos, se le calcula una capacidad aproximada de 17 m3.Durante su uso como celda se realizaron una serie de grafitos que se conservan, sobre todo, en el enlucido ms reciente que cubre sus pare des. Como se ha indicado anteriormente, estos grafitis fueron estudiados por C. Navarro, quien los dat a mediados del siglo xvi (Navarro, 1993 y Navarro y Hernndez, 2018). Bajo la capa de enlucido de los grafitis Figura 5. Vista exterior de la boca del aljibe II y la planta y las secciones del mismo (Archivo Museo Dmaso Navarro). Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 263 de poca moderna, en la segunda capa tambin se aprecian trazos pintados en colores oscuros que corresponden a grafa rabe y a lo que podra corresponder a la parte inferior de una tnica. El interior del aljibe-calabozo se vaci durante la restauracin del casti llo en la dcada de los setenta y ochenta del siglo xx y se realizaron labores de rehabilitacin y conservacin tanto del espacio interno como de los grafitos existentes en los aos 2008 y 2009 (Figura 4). 4.2. Aljibe II El aljibe II se encuentra situado junto al lienzo de muralla oeste, a la dere cha de la puerta principal del castillo. En origen debera de estar en el interior de una habitacin, posiblemente las cocinas, para poder disponer de agua, aunque esta hiptesis no se puede confirmar debido a que la res tauracin efectuada en el castillo a finales del siglo pasado no ha dejado evidencias de este uso (Figura 5). Es subterrneo, sin que podamos concretar si se construy excavando en alguna parte la roca del cerro o todo es de obra aprovechando el desni vel del terreno y la muralla. El material con el que se edific es un mortero que contiene cal, guijarros y cantos de piedra de mediano tamao. La nica parte que se observa del mismo cuando se accede al castillo es la boca cubierta actualmente con una tapadera circular de hormign de 0,90 m que est localizada en el centro del aljibe, pero desplazada a un lateral, a lnea con la muralla oeste. La boca de acceso al aljibe, aunque tenga apariencia circular debido a la restauracin llevada a cabo de la misma, tiene una forma de tendencia elptica, de unos 0,60 m, lo necesa rio para que se pueda acceder al mismo para su limpieza. En esta abertura se colocara una cubierta de madera, para evitar caer dentro, o un brocal. Presenta una orientacin paralela a la muralla que se desarrolla direccin norte-sur, con una planta rectangular y unas dimensiones de 295 m de largo, 167 m de ancho y 327 m de altura estimada. La cubierta es above dada, teniendo una tendencia apuntada en la parte central de la bveda. Todava se observan las marcas de los tableros utilizados para la construc cin de la misma. A partir de estas medidas calculamos que su capacidad sera de unos 14 m3. En este caso s que se ha conservado la entrada de agua al aljibe, correspondiendo a un atanor o tubera cermica de 0,12 Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 264 m de boca situada en la parte sur del mismo, junto al centro de la bveda, por donde captara el agua de lluvia del tejado que por gravedad desaguara en la cisterna. En las paredes se conserva en mal estado una nica capa de enlucido, muy fino y de tonalidad gris oscura que se ha perdido en muchas partes del aljibe. Se observan en un par de zonas grafitis formando trazados geomtricos realizados con carboncillo. El interior del aljibe II se encuentra parcialmente relleno de escombros, siendo aparentemente restos de la restauracin realizada en el castillo en los setenta del siglo xx , sin que a priori tengan valor arqueolgico los observados a nivel superficial, lo que no descarta que en cotas inferio res los restos arqueolgicos conservados s que puedan informarnos del Figura 6. Vistas interiores del aljibe II con detalle de sus paredes, bveda apuntada y el borde del atanor (Archivo Museo Dmaso Navarro). Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 265 momento final del uso del aljibe, ya que consideramos un relleno mximo estimado de 0,90 m (Figura 6). 4.3. Aljibe III Por ltimo, el aljibe III se encuentra situado entre la pared norte de la torre y el actual gradero, que en el pasado correspondera a diversas estancias del castillo. Antes de la restauracin del castillo, se poda acceder al mismo por un agujero realizado en la parte superior de la pared oeste. Figura 7. Vista de la parte superior del aljibe III con su planta y secciones (Archivo Museo Dmaso Navarro). Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 266 Siempre se ha considerado que ste estara en un patio abierto, recogiendo las aguas de lluvia de las edificaciones perimetrales (Figura 7).Es subterrneo y, como ocurre con el aljibe II, no podemos indicar si est excavado parcial o totalmente en la roca o tambin tiene partes construidas adaptndose a la pendiente de la colina, aunque pensamos que esta ltima opcin podra ser ms acertada. nicamente se observa en superficie la abertura superior, de forma circular, con un dimetro de 0,90 m, cubierta con una tapadera de hormign, en donde se colocara un brocal por donde extraer el agua con un cubo, como hemos visto que se recoga en la relacin del mobiliario del castillo del ao 1478. El aljibe tiene planta rectangular y cubierta abovedada, con una orientacin esteoeste y unas dimensiones de 526 m de largo por 256 m de ancho y 410 m de altura estimada, superando su capacidad en mucho la de los dos aljibes anteriores, siendo de en torno a los 50 m3. Al igual que el aljibe II, se observa claramente cmo la bveda tiene una tendencia apuntada en su seccin. Las paredes del aljibe presentan dos capas de mortero: la ms antigua de cal, de color blanquecino y con marcas de piqueteado para aga rrar a la superpuesta, y la ms reciente, que recubre a la anterior, enlucida a la almagra (pigmento realizado con cal y xido de hierro) con un color rojo intenso, hasta prcticamente el punto de inicio de la bveda, con tonalidad ocre-amarillenta en la parte de la bveda. En las partes donde se ha perdido el enlucido se observa el mortero de obra formado por cal y guijarros, con algn canto de pequeo y mediano tamao. Se han loca lizado dos atanores para la recogida del agua de lluvia, ambos en la parte inferior de la bveda junto a la pared norte del aljibe, uno situado en el extremo este y el otro en el oeste. La comprobacin visual en las zonas accesibles de las paredes y bveda no ha permitido apreciar ningn grafito ni marcas en las mismas, pudiendo existir en otras zonas no visibles. El aljibe III presenta un importante relleno de tierra en su interior que colmata buena parte de la cisterna. En un lateral se observa una antigua cata arqueolgica realizada por el Grupo Arqueolgico Dmaso Navarro que permite comprobar buena parte del alzado del aljibe (comunicacin oral de C. Navarro). Observando la seccin dejada por la excavacin, se aprecia visualmente cmo la parte superior s que parece corresponder a vertidos realizados durante la restauracin del castillo en las dcadas de los setenta y Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 267 ochenta del siglo xx, pero en los niveles inferiores no se aprecia una altera cin de los mismos, por lo que podemos presuponer que una intervencin arqueolgica en este aljibe permitira conocer el momento en el que la fortaleza petrerense dejara de estar en uso, precisando mejor la referencia histrica de Josep Montesinos que escribe que se sabe comunmente que desde el ao 32 de esta centuria [siglo xviii ] empezaron poco poco desha cerle, llevandose sus despojos hasta las rexas y puertas que tenia aforradas con planchas de hierro (Navarro Villaplana, 1993: 42) (Figura 8). Figura 8. Vistas interiores del aljibe III con detalle del relleno y de uno de los atanores (Archivo Museo Dmaso Navarro). Los aljibes del Castillo de Petrer (Alicante). Nuevos datos para su descripcin y determinacin cronolgica 268 5. Valoraciones El abastecimiento de agua o aguada en las fortificaciones era una necesidad prioritaria tanto para el normal desarrollo de la vida cotidiana de la guarnicin como en los momentos excepcionales de asedio en los que no era posible salir del castillo para aprovisionarse, por lo que su carencia haca imposible la resistencia. Y el castillo de Petrer no era una excepcin. La mayora de las construcciones para el almacenamiento de agua corresponden a pozos y aljibes. En la fortaleza petrerense, no se ha evi denciado la existencia de ningn pozo, pero s la de tres aljibes, pudiendo corresponder a tres momentos distintos de la ocupacin del castillo. Con todo, este tema no est cerrado, ya que a pesar de la importante restau racin que se realiz en el castillo y que desvirtu bastante sus espacios y elementos, todava quedan zonas dentro de la fortaleza donde no se ha intervenido arqueolgicamente por estar cubiertas por pavimentos actua les, como son la sala noble o la parte sur de la torre. El primer aljibe es el existente en la parte baja de la torre de tapial, que se construy conforme se edificaba la misma para asegurar el abas tecimiento de agua a la poblacin de Bitrir, asentada en el cerro del castillo y protegida por la muralla de tapial donde a finales del siglo xix se construyeron las casas-cueva. Tanto la torre como el aljibe estn fecha dos en el periodo almohade (finales s. xii principios s. xiii ) (Navarro, 2018b: 150). Con el paso del tiempo y la conquista cristiana, se realizaron importantes obras en el castillo que cambiaron notablemente la imagen del mismo. As, se transform el espacio prximo a la torre demoliendo las viviendas islmicas existentes, como demuestra la aparicin en la excavacin arqueolgica de la explanada del castillo de yeseras y restos constructivos de este periodo en los rellenos bajomedievales ( Jimnez, 2018: 140) y se construy la muralla, la sala noble, los edificios perimetra les que actualmente no se conservan, y el aljibe de la torre se transform en calabozo, por lo que fue necesario construir otro aljibe al que hemos denominado aljibe II junto a la muralla, posiblemente en un espacio de cocina, que podramos fechar en los mismos siglos que todas estas cons trucciones: siglos xiv-xv . Tal vez, el pozal, la polea y el cntaro de agua que se mencionan en la relacin de mobiliario del castillo de 1478 pudiera corresponder a esta cisterna. Por ltimo, posiblemente a comienzos del Fernando E. Tendero Fernndez, Jaume Prez Alcaraz y Pedro J. Saura Gil 269 siglo xvi se llevaron a cabo las ltimas reformas en el castillo coincidiendo con el cambio de propietarios del castillo y villa de Petrer, pasando en 1513 de la familia Corella a la Coloma. Es en este momento cuando pode mos pensar que se construy la gran cisterna en el patio, cubrindola con el pavimento enmorrillado con decoracin geomtrica. En conclusin y a modo de hiptesis, podemos aventurar a falta de nuevos estudios y de una intervencin arqueolgica que pudiera recupe rar los materiales depositados en los aljibes II y III, que mientras estuvo en uso el castillo de Bitrir/Petrer, se utilizaron tres aljibes para abastecer de agua a la poblacin y a la guarnicin, pero cada uno en un periodo distinto: en poca almohade y primer momento cristiano, el aljibe de la torre (siglos xii-xiii ); en el periodo bajomedieval, el aljibe prximo a la puerta de acceso al castillo (siglos xiv-xv); y en el periodo moderno el gran aljibe del patio junto a la torre (siglos xvi principios xviii). Referencias Alcaraz, I. (25 de enero de 2013). Las obras en el castillo sacan a la luz los restos de una sala noble en el patio de armas. Informacin. Recuperado de https://www. diarioinformacion.com/elda/2013/01/25/obras-castillo-sacan-luz-restos-sala-noble-patio-armas/1337180.html. Azuar Ruiz, R . (1981). 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Plaza de San Juan n.3, 03203, Elche*** Resumen El trmino municipal de Elda presenta una gran diversidad geolgica. Toda una riqueza de materiales de distintas edades y origen que conforman hoy en da su paisaje y que la administracin local debe conocer para su adecuada gestin.A pesar de existir un marco legal que recoge la obligacin de delimitar las reas que puedan contener restos paleontolgicos por parte de los ayuntamien tos, son escasos los que han invertido recursos y disponen de un inventario de yacimientos dentro de sus catlogos. Adems de la paleontologa, el inventario del patrimonio geolgico a travs de los Lugares de Inters Geolgico es otra tarea a abordar por las administraciones locales, tal y como recomienda la ley de patrimonio natural. FOPALI es un proyecto que surge al amparo del Museo Paleontolgico de Elche con el objetivo de investigar, conservar y comunicar el patrimonio El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 271-282. * fierro@gealandpatrimonio.com ** ainara@cidarismpe.org *** info@cidarismpe.org 272 geolgico y paleontolgico de la provincia de Alicante. As, lleva ms de una dcada trabajando en diferentes trminos municipales de la provincia, desarrollando propuestas que en definitiva reviertan en toda la sociedad. Este trabajo justifica la necesidad del desarrollo de este proyecto en Elda y expone algunos de sus elementos clave. Palabras clave: Patrimonio, Geologa, Paleontologa, FOPALI, Elda Introduccin Todas las actividades humanas y el desarrollo cultural de un territorio tienen como punto de partida su estrecha relacin con la geologa que las sustenta. La ubicacin de nuestras ciudades, los recursos mineros que utiliza y los riesgos naturales a los que se enfrenta, dependen en gran medida del conocimiento geolgico del entorno. De igual forma, cmo podra mos entender el paisaje que nos rodea sin conocer en detalle los rasgos geolgicos que lo conforman Un simple vistazo al mapa geolgico del trmino municipal de Elda nos evidencia la gran diversidad geolgica que posee. Toda una riqueza de materiales de distintas edades y origen (millones de aos de historia) que la administracin local debe conocer para su adecuada gestin. La mayora de las rocas presentes se formaron en antiguas cuencas sedimentarias marinas, motivo por el cual poseen el registro de la vida del pasado (desde hace ms de 200 millones de aos hasta la actualidad), en forma de fsiles. Estas rocas han sufrido los avatares que desencadenaron la formacin de la Cordillera Btica, plegando, fracturando y verticalizando Figura 1. Paisaje eldense, fuente de recursos y elementos geolgicos muy variados. Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martinez y Sara Gil Oncina 273 los estratos de roca (y sus fsiles) que otrora se dispusieron horizontales. El resultado es el paisaje actual (con montaas y depresiones), cargado de las evidencias de vida ms sorprendentes (fig. 1).Quizs, debido a nuestra propia condicin humana, la historia ms reciente nos parece ms importante y vital que el resto de cosas que han ocurrido en nuestro planeta. Entre los procesos geolgicos ms recientes conviene destacar precisamente el que llev a la formacin del curso del Vinalop, sorteando relieves e historias del pasado, con un discurrir que responde a esa historia geolgica, generando depsitos cuaternarios y pro porcionando vida y desarrollo para el ser humano desde que se conoce su existencia en la zona. Este es el contexto y nuestro punto de partida, as que, los contenidos de este artculo pretenden divulgar nuestra forma de considerar el patri monio geolgico de cara a su gestin, estableciendo una propuesta vlida para su desarrollo en Elda. 1. Geologa del paisaje del Vinalop: antecedentes Como en otros trminos municipales, el paisaje de Elda y del Vinalop se sustenta y tiene, por tanto, una fuerte base geolgica. Depresiones y relieves, sobre los que el ser humano acta, tienen como base diferentes tipos de rocas y millones de aos de historia. La historia geolgica de Elda, al igual que el resto de la provincia de Alicante, ha de entenderse en el contexto de la Cordillera Btica, una cadena montaosa que se form durante la orogenia alpina cuando la placa africana colision con la euroasitica. El relieve actual est condi cionado por procesos tectnicos ocurridos fundamentalmente entre el Mioceno inferior y medio, as como en su evolucin reciente en los lti mos millones de aos. Desde un punto de vista geolgico, la Cordillera Btica se divide en diferentes zonas o grandes dominios. Dos de ellas, importantes por su cer cana al valle del Vinalop son la Zona Externa, al Norte de la Cordillera Btica, y la Zona Interna, al Sur. Pueden ser diferenciadas entre s porque sus rocas han sufrido una historia geolgica muy dispar. La Zona Externa est caracterizada por rocas sedimentarias que se formaron inicialmente en ambientes marinos y costeros del entorno del La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda 274 Ocano de Tetis, mientras que la Zona Interna incluye aquellos sedimentos que se depositaron tambin en el Ocano de Tetis pero en zonas ms alejadas de Iberia. Parte de los materiales de la Zona Interna estu vieron expuestos a altas temperaturas y presiones, dando lugar a rocas metamrficas. Relacionado con lo anterior, durante la orogenia se generaron un conjunto de cuencas interconectadas dispuestas entre pequeos huecos o cubetas situados en las Zonas Externas e Internas. Estas cuencas se relle naron desde el Mioceno superior, en la etapa neotectnica, recibiendo el nombre de Cuencas Negenas Postorognicas (Viseras et al ., 2004). La historia geolgica de Elda est ligada a la Zona Externa (ZE) y las rocas ms antiguas del trmino municipal corresponden a materiales del Trisico, estando representada toda la serie geolgica desde el Trisico a la actualidad (fig. 2). Elda, en este contexto de rocas de las ZE, presenta algunas singula ridades geolgicas de inters. En primer lugar es destacable la superficie ocupada por las rocas ms antiguas del Trisico que, atrapadas durante la orogenia en cuas o lminas ms o menos grandes, han servido para el despegue y movimiento de paquetes calizos ms modernos. As, a pesar de su antigedad, han llegado hasta la superficie, en ocasiones con la ayuda de un movimiento natural diaprico, simultneo o posterior. En segundo lugar, a pesar de estar representadas en el trmino, las rocas mesozoicas del Jursico y Cretcico no son las ms abundantes. Otras rocas de las ZE, de edad Cenozoica estn claramente ms representadas, perteneciendo a un dominio de cuencas sinorognicas, que debido a su antigedad y momento de formacin se encuentran deformadas. Por ltimo, es singular la abrupta disposicin de todos los materiales, con abundantes contactos mecnicos que producen lneas y cambios brus cos de coloracin. Adems, en este espacio, se abre paso el ro Vinalop, sorteando calizas, disolviendo evaporitas o arrastrando margas y arenas. As, toda esta geologa se plasma en un paisaje variopinto. La diferente competencia de las rocas genera paisajes diferentes, las rocas ms blandas dan lugar a valles y depresiones, mientras que las rocas ms competentes forman relieves. Un paisaje sobre el cual el ser humano construye, busca los recursos para sobrevivir (agua, rocas, minerales,) y, en definitiva vive. Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martinez y Sara Gil Oncina 275 2. Gestin del paisaje geolgico y cultural en un mundo de leyes: justificacin En base a este patrimonio geolgico proponemos una gestin acorde a sus valores, lo que es, en definitiva, una gestin del paisaje y sus recursos. Para ello, tanto la Comunidad Valenciana, en el caso del patrimonio cultural paleontolgico y cientfico, como el Estado espaol, en el caso del patrimonio natural geolgico, son administraciones pioneras en dictar Figura 2. Mapa geolgico del trmino municipal de Elda. Basado en la serie MAGNA del Instituto Geolgico y Minero de Espaa (IGME). La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda 276 normas para ordenar y gestionar los bienes. Por este motivo, proponemos un proyecto acorde a lo que dictan las normas desde finales de los aos 1990 y de inters general, pues se plantea la gestin de bienes que son considerados de dominio pblico.Desde el ao 1998 una parte del patrimonio geolgico, el patrimo nio paleontolgico, se encuentra regulado por la Ley del Patrimonio Cultural Valenciano (actualmente Ley 5/2007). Esta norma reconoce los fsiles (bienes muebles) y los yacimientos de los que proceden (bienes inmuebles) como candidatos a formar parte del Patrimonio Cultural de la Comunidad Valenciana. A este respecto, resulta elogiable el esfuerzo del legislador al proponer distintas figuras legales que permiten proteger este patrimonio: Zona Paleontolgica (dentro de un Bien de Inters Cultural) y Espacio de Proteccin Paleontolgica (dentro de un Bien de Relevancia Local). Adems, se articulan los Catlogos de Bienes y Espacios Protegidos como instrumentos en los que recoger el inventario de lugares de inters. A pesar de que la Comunidad Valenciana es pionera en disponer de una normativa que recoge el patrimonio paleontolgico y en la que contempla que los ayuntamientos, a travs de su planeamiento urba nstico, debern delimitar las reas existentes en su trmino municipal que puedan contener restos paleontolgicose incluirlos en el Catlogo de Bienes y Espacios Protegidos del municipio, cerca de 20 aos des pus, la mayora de los municipios del Medio y Alto Vinalop carecen de un inventario riguroso de su patrimonio paleontolgico. Esta situacin entorpece la ordenacin del territorio y dificulta el avance de la ciencia y el conocimiento. En el caso de Elda, tan solo un yacimiento paleontolgico aparece recogido en el trmino (El Chorrillo), a pesar de la gran diversidad geo lgica en cuanto a la abundancia, frecuencia y distribucin de unidades geolgicas de distintas edades y caractersticas (Segura et al ., 2014). Se trata de un yacimiento del Mioceno medio caracterizado fundamental mente por la presencia de dientes de tiburn (Martnez-Prez et al ., 2017) (fig. 3). Este yacimiento paleontolgico est recogido en un catlogo de patri monio elaborado por arquelogos y arquitectos, lo que supone, adems, Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martinez y Sara Gil Oncina 277 un claro ejemplo de intrusismo profesional que parece explicar, hasta la fecha, la existencia de un reducido nmero de yacimientos de este tipo en los catlogos de las administraciones locales.Respecto al patrimonio geolgico, recientemente nuestro equipo ha definido un Lugar de Inters Geolgico (LIG) en el trmino de Elda: el arenal de La Torreta (Fierro et al ., 2018) (fig. 4). Se trata del primero puesto que, hasta la fecha, se carece de inventario alguno que recoja este tipo de bienes. Sin lugar a dudas debe ser incorporado al resto de Figura 3. Panormica de las unidades geolgicas de El Chorrillo. Relieve con margas en la base y calcarenitas en el techo, parcialmente inclinadas hacia la izquierda de la imagen (hacia el Norte). Figura 4. Diferentes cuerpos arenosos de forma ondulada y color rosado-rojizo ocupan el primer plano de la imagen. Se trata del primer LIG en el trmino de Elda. La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda 278 elementos del patrimonio natural, favoreciendo su conservacin y comunicacin. Respecto a esto ltimo conviene plantear, de manera previa, una estrategia que optimice su gestin para el uso, con el fin de mantener su integridad a largo plazo. Estos elementos geolgicos (yacimiento paleontolgico de vertebra dos y afloramiento arenoso de inters geomorfolgico y sedimentolgico) son buenos puntos de partida en Elda para iniciar todo un trabajo patri monial que pretende repercutir en la poblacin local y en el turismo de la zona. 3. Fopali, nuestra propuesta para la gestin en el siglo xxi En el ao 2006, el Museo Paleontolgico de Elche (MUPE) y la Fundacin Cidaris pusieron en funcionamiento el Proyecto FOPALI (Fsiles y Patrimonio de Alicante), un proyecto amplio y ambicioso cuyo principal objetivo es el conocimiento y la adecuada gestin del patrimonio geol gico y paleontolgico de la provincia (Snchez et al ., 2008) (fig. 5). Este proyecto ya ha realizado importantes actividades en el Bajo Vinalop, especialmente en los trminos de Elche y Crevillent, algunas de ellas asociadas al mejor conocimiento paleontolgico dentro de Espacios Naturales Protegidos y en Alicante (Snchez et al ., 2010) (fig. 6). El Proyecto FOPALI ha sido concebido, en ltimo trmino, como una herramienta de gestin que genera productos y servicios que transfieren el conocimiento cientfico de los yacimientos a los ciudadanos. Figura 5. Logotipo del proyecto FOPALI. Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martinez y Sara Gil Oncina 279 Desde el ao 2013 el equipo del MUPE-Fundacin Cidaris, se ha visto reforzado gracias a la colaboracin de GeaLand Patrimonio S.L. (empresa especializada en el patrimonio geolgico), retomando FOPALI y trans formando la idea inicial en un Programa que aborda proyectos especficos en diferentes espacios geogrficos. En este sentido en el ao 2016 presen tamos FOPALI Elda: patrimonio geolgico, gestin y aprovechamiento social, que pretende prospectar y ampliar el conocimiento paleontol gico del trmino, desarrollando un inventario til para la gestin (Fierro et al ., 2016). Uno de los fines ltimos del proyecto pasa por aprovechar el potencial didctico, divulgativo y turstico del patrimonio ms antiguo que nos rodea. El esquema de trabajo toma como punto de partida el patrimonio geolgico y paleontolgico general de la provincia para posteriormente centrarse ya en un inventario exhaustivo del trmino municipal. La recuperacin de informacin para el desarrollo del inventario com prende una amplia variedad de fuentes. Entre ellas destacan las asociadas PATRIMONIO PALEONTOLGICOPATRIMONIO GEOLGICOPATRIMONIO MINERALGICO INVENTARIOBASE DE DATOS Informacin Instituciones cientficas Campaas investigacin Hallazgos casuales VALORACIN PATRIMONIAL Criterios cientficos Potencialidad de uso Riesgos de deterioro ANLISIS Y PUESTA EN VALOR Conocimiento patrimonial PROYECCIN SOCIAL Datos geogrficos Datos administrativos D. bibliogrficos y culturales Descripcin del yacimiento Documentacin grfica Fotografas Figura 6. Esquema de trabajo del proyecto FOPALI. La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda 280 a tesis doctorales, proyectos de investigacin y publicaciones cientficas, entre otras. La parte ms relevante, en cualquier caso, se basa en realizar un trabajo de campo con visitas a afloramientos y prospecciones de distintos enclaves en los que se sospecha cierta importancia patrimonial. Todo ello de la mano de gelogos y bilogos profesionales especializados en el patrimonio. El inventario presenta una serie de campos de datos que permiten recoger la informacin de manera ordenada (datos geogrficos, datos administrativos, datos bibliogrficos y culturales, descripcin del lugar o yacimiento, documentacin grfica y fotografas). Nuestras bases de datos se encuentran especficamente diseadas para recoger la informacin del patrimonio geolgico. Un paso ms all de la realizacin del inventario se basa en promover la valoracin patrimonial del rea objeto de estudio. A este respecto solemos utilizar una serie de criterios de valoracin que nos permiten ordenar los bienes inmuebles en base a su importancia (Fierro, 2015). Estos respon den a criterios cientficos, de potencialidad de uso y otros relacionados con el riesgo de deterioro. Una vez realizada la fase de valoracin patrimonial ser el momento de la proyeccin del patrimonio geolgico y paleontolgico. Con esta herramienta obtendremos un listado ordenado de lugares y sus priorida des de cara a la gestin, incluyendo aquellos con ms posibilidades desde el punto de vista turstico-recreativo o didctico. Un inventario no lleva asociado la proteccin legal del sitio, si bien, y gracias a ello, se pueden proponer los documentos tcnicos necesarios para aquellos lugares que as se considere. Conclusiones Considerar la geologa como una parte fundamental del paisaje tiene una triple perspectiva que permitira ordenar el territorio de una forma excelente: considerar sus recursos geolgicos, sus riesgos geolgicos y finalmente considerar su patrimonio geolgico, sealando y gestionando los lugares de mayor importancia cientfica, cultural y educativa. Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martinez y Sara Gil Oncina 281 A pesar de existir un marco normativo desde hace 20 aos, la mayora de los municipios del Medio y Alto Vinalop carecen de un inventario riguroso de su patrimonio paleontolgico, situacin que entorpece la ordenacin del territorio y dificulta el avance de la ciencia y el conoci miento. En el caso de Elda, tan solo se tiene reconocido un yacimiento paleontolgico en el trmino, a pesar de la gran diversidad geolgica en cuanto a la abundancia, frecuencia y distribucin de unidades geolgicas de distintas edades y caractersticas. Queda mucho trabajo por realizar existiendo herramientas legales para la gestin del patrimonio paleontolgico, siendo necesario dispo ner de una infraestructura bsica que pasara por disponer de un Servicio Municipal de Paleontologa y el Catlogo de Bienes y Espacios Protegidos. La puesta en marcha del Proyecto FOPALI, que establece un proto colo de actuaciones en el que se tiene como punto de partida la realizacin del inventario del patrimonio, permitira a la administracin local tener una herramienta de gestin adecuada. Referencias Fierro Bandera, I. (2008). FOPALI: fsiles y patrimonio de Alicante. En Navarro Pedreo, Jos (Ed.). Paleontologa y Medio Ambiente. CEE Limencop, S.L. (pp. 33-58). Fierro Bandera, I. (2015). Caracterizacin patrimonial de los depsitos laminados de la cuenca de Lorca. Tesis doctoral UMH. No publicada: 659 pp. Fierro I., Aberasturi, A. & Garca de la Serrama, M. J. (2016). FOPALI Elda: patrimonio geolgico, gestin y aprovechamiento social. Proyecto presentado por GeaLand Patrimonio S.L. y Fundacin Cidaris, 10 pags. Fierro, I., Soria, J.M., Aberasturi, A., Garca de la Serrana, M.J., Navarro, I. y Prez, J. (2018). Informe tcnico sobre el Arenal de la Torreta (Elda): resultados de anlisis sedimentolgicos. Ayuntamiento de Elda GeaLand Patrimonio Universidad de Alicante: 34 fig., 5 tablas, 53 pp. Martnez-Prez, C., Carrillo-Briceo, J.D., Esparza, C., Ferrn, H.G., Manzanares, E., Hammann, C. y Botella, H. (2017). A Serravallian (Middle Miocene) shark fauna from Southeastern Spain and its palaeoenviron ment significance. Historical Biolog y, https://doi.org/10.1080/08912963.201 7.1326111: pp. 1-11. La vida del pasado en el paisaje actual. Del mar de Tetis al ro Vinalop sin salir de Elda 282 Snchez Ferris, E. J., Fierro Bandera, I., Caracuel, J. y Marn, J. M. (2008). El modelo de valoracin patrimonial del Proyecto FOPALI (Fsiles y Patrimonio de Alicante). Pster presentado en las XXIV Jornadas de la Sociedad Espaola de Paleontologa, Museo del Jursico de Asturias (MUJA), Colunga, 15-18 octubre de 2008. Snchez Ferris, E. J., Fierro Bandera, I., Marn Ferrer, J. M. y Navarro Pedreo, J. (2010). Fopali Alicante (Phase I): the geological and paleontolo gical heritage of the municipality of Alicante (Spain). En: Lamolda, M. A. et al . (eds.). Geoevents, Geological Heritage and the Role of the IGCP, pp. 247-248. Segura, G., Tordera , F.F. y Rodrguez , J. (2014). Catlogo de Bienes y Espacios Protegidos de Elda. Arquealia, Ayuntamiento de Elda, 109 pp. Viseras, C., Soria, J.M. y Fernndez, J. (2004). Cuencas negenas postorognicas de la Cordillera Btica. En VERA, J.A. (Ed.): Geologa de Espaa. Sociedad Geolgica de Espaa-IGME, Madrid: pp. 576-581. Ley 5/2007, de 9 de febrero, de la Generalitat, de modificacin de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano. (2007/1870). Ignacio Fierro Bandera, Ainara Aberasturi Rodrguez, Esteban Jos Snchez Ferris, Mara Jos Garca de la Serrana Martinez y Sara Gil Oncina 283 El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin Rosario Navaln Garca Dpto. Anlisis Geogrfico Regional y Geografa Fsica Instituto Universitario de Investigaciones Tursticas Universidad de Alicante. Resumen El aprovechamiento del agua en el entorno del ro Vinalop a lo largo de la historia ha propiciado la existencia de numerosos recursos patrimoniales que pueden analizarse desde mltiples enfoques. Esta aportacin pretende abor dar el anlisis del potencial de los elementos patrimoniales vinculados a este curso fluvial desde la perspectiva de su posible aprovechamiento recreativo. Para lograrlo se abordar el anlisis de algunos de los factores territoriales, econmi cos y sociolgicos que justifican la idoneidad de actuar en la valorizacin turstica del patrimonio natural y cultural relacionado con el agua y que deberan ser contemplados para actuar sobre ellos. Tambin se estudiar el actual contexto turstico y las tendencias del mercado, segn las cuales la incorporacin de estos elementos puede contribuir al desarrollo de estas comarcas tanto desde el punto de vista del posible beneficio econmico como contribuyendo a la conservacin de los bienes patrimoniales. Adems, impulsar un uso racional de estos recursos tambin puede resultar de inters para la diversificacin de los destinos tursticos de proximidad, contribuyendo tambin a la diferenciacin competitiva de los municipios implicados. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 283-306. 284 Estudiar el sistema turstico en este entorno y conocer las diferentes propuestas recreativas en torno al agua en las comarcas del Vinalop permitir, asimismo, aportar un balance de la situacin actual con sus luces y sombras, como primer paso para impulsar nuevas propuestas de futuro, que promuevan la conservacin de elementos en riesgo y un mejor aprovechamiento del patri monio vinculado al agua. Palabras clave: patrimonio, agua, factores de localizacin, valorizacin turstica. Introduccin. El patrimonio del agua como activo turstico recreativo El valor del agua como recurso fundamental para la vida es un hecho indiscutible y se asume su importancia vital como elemento que a lo largo de la historia ha condicionado la ubicacin de la ocupacin humana, ha marcado las pautas del aprovechamiento del territorio y ha dejado su impronta en los rasgos del paisaje. Prueba de su relevancia tambin para la ciencia es la nutrida investigacin que desde muy distintos campos de las ciencias, naturales o sociales, se ha ocupado de analizar multitud de facetas del lquido elemento, de su contexto y de los efectos directos e indirectos que induce su presencia o ausencia en los ecosistemas y las sociedades. Adems del inters por su funcin ecolgica y social, el agua tambin se ha estudiado atendiendo a su valor de uso o de cambio, lo que comporta tambin un valor patrimonial en sentido econmico. El agua y los elementos que la rodean pueden considerarse un bien patrimonial, en su ms amplia acepcin, sea natural, como base de la riqueza de eco sistemas acuticos o anfibios, sea por su valor cultural, puesto que el uso del agua por el hombre ha favorecido el desarrollo de una importante cul tura material a partir de objetos, mecanismos y lugares generados para su obtencin, aprovechamiento, almacenamiento o uso como fuerza motriz. A ello puede aadirse que el modo en que se ha usado y el esfuerzo de la sociedad por dominar el agua ha sido catalizador de prcticas culturales que han generado manifestaciones de naturaleza inmaterial. Todo lo cual merece ser estudiado, conservado y puesto a disposicin de la sociedad como parte de su bagaje histrico y cultural, que debera conocerse para garantizar su permanencia. Rosario Navaln Garca 285 La valoracin del agua como bien que genera riqueza natural, econmica y social es evidente, pero en esta aportacin nos interesa la consideracin del agua y de los elementos naturales y culturales vincula dos a sta como un patrimonio que merece la pena recuperar, conservar y dar a conocer. Nos centraremos en esta ocasin en su consideracin como potencial recurso turstico, que puede llegar a ser el argumento principal de nuevas prcticas recreativas y constituir un eje de trabajo que, a travs del aprovechamiento ldico y de una mejor comprensin e interpretacin de sus cualidades y de los riesgos a los que se enfrenta, puede llevar a una mayor comprensin del valor y la fragilidad de este elemento fundamental. La tesis de partida es que el uso racional y consciente de la funcin recreativa en torno al agua puede contribuir a un uso ms sostenible y a una ms eficaz conservacin del patrimonio hidrolgico e hidrulico. En el intento de mostrar una realidad que podra resultar extrapolable a otros entornos, tanto por su complejidad como por su potencial, se ha elegido el entorno geogrfico baado por el ro Vinalop, y el contexto comarcal y funcional en el que se enmarcan. Esta propuesta partir de un anlisis del contexto turstico en el que se muestra que las tendencias generales del sector y de la demanda indican que resulta oportuno interesarse por los recursos tursticos situados en las comarcas como eje argumental para nuevas propuestas de futuro. Tras este estudio se mostrar la situacin actual de los factores de localizacin y el desarrollo de la actividad turstica en las comarcas del Vinalop en tr minos generales y, sobre todo, en lo relacionado con el agua y el ro, para as llegar a un diagnstico de situacin a partir del cual es posible plantear posibles lneas de trabajo sobre la activacin turstica del Vinalop. 1. El contexto que lleva a hablar del potencial turstico Desde hace ms de seis dcadas la actividad turstica no ha dejado de crecer, tanto en trminos de oferta como de demanda, ingresos, gastos e inversin, ampliando los pases, regiones y espacios en los que se desa rrolla, hasta convertirse en un sector que se percibe como estratgico para el desarrollo econmico de los lugares en que se produce. A pesar de El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 286 que predomina una clarsima concentracin en los destinos litorales y en algunas reas urbanas (Eurostat, 2018) el turismo tambin est presente en espacios de interior, sea en entornos patrimoniales de la cultura o de la naturaleza que se activan para un aprovechamiento recreativo, pero tambin en reas rurales, agrcolas o industriales. Su naturaleza transversal y su aptitud para adaptarse a las necesidades de una demanda cada vez ms numerosa, diversa, independiente y exigente favorece su expan sin en lugares a priori no tursticos. Adems, la capacidad de resistencia de este sector frente a situaciones adversas de todo tipo, incluso ante la crisis econmica y financiera global de finales de la primera dcada del siglo xxi, favorece la percepcin de que invertir en esta actividad resulta interesante tanto desde la iniciativa privada como desde instancias de la Administracion pblica. Se trata de una actividad econmica relevante ampliamente desarro llada en Europa, Espaa y en la Comunidad Valenciana desde la dcada de 1960 que, como se indicaba, sigue presentando unos ndices de desarrollo notables, por encima del 3% interanual (Eurostat, 2017). El turismo ha demostrado a lo largo del tiempo su capacidad para dinamizar las econo mas locales y el efecto multiplicador de las inversiones en este sector. Por ello, no extraa que se produzcan mayores incrementos porcentuales en la inversin para el desarrollo de propuestas tursticas, tanto tradicionales como con nuevos productos vinculados al patrimonio natural y cultural, as como nuevas propuestas especficas que incorporan la posibilidad de interaccin, actividades fsicas o sensoriales y experiencias. Es decir, el escenario para el desarrollo de nuevas propuestas no se ubica necesaria mente en las reas ya tursticas de sol y playa, sino en los lugares donde se identifican posibles elementos de atraccin turstica, sobre todo si stos se sitan prximos a mercados potenciales que pueden verse atrados por productos distintos. Estas nuevas propuestas, que valorizan el patrimo nio en su ms amplio concepto, son capaces de conectar las expectativas de la demanda con las nuevas tendencias de produccin turstica aleja das de la estandarizacin de productos, en busca de la diferenciacin y singularizacin de los destinos, en un contexto de fuerte competencia (Navaln Garca, 2017). Rosario Navaln Garca 287 En este contexto, la incorporacin de los recursos naturales y culturales vinculados al ro Vinalop supone una oportunidad con claro potencial de desarrollo desde distintas perspectivas. Su activacin puede resultar interesante tanto para los destinos tursticos litorales que se sitan en una iscrona no superior a 60 minutos como para los municipios no tursticos de las comarcas implicadas; y puede convertirse en un recurso de atrac cin turstica tanto para los turistas procedentes de los otros entornos geogrficos (internacionales o nacionales), como para los visitantes de proximidad, sean residentes de los propios municipios implicados, o del entorno industrial y agrcola de proximidad. As pues, el desarrollo de nuevas iniciativas recreativas y tursticas a partir de la activacin de recursos de inters como el ro Vinalop y su entorno puede responder a varios motivos: 1) Por una parte, a la necesidad de los destinos tursticos ya consolidados de mantener su competitividad en un mercado complejo, con la incorporacin de nuevos elementos de atraccin situados en los municipios de su traspas inmediato no turstico, como es caso del eje del Vinalop, con el fin de diversificar la cartera de productos, favoreciendo as un alargamiento de la estancia, un incre mento del gasto diario y una mejor experiencia en el destino tradicional. 2) Por otra parte, los municipios de estas comarcas de interior, funda mentalmente dedicados a la produccin industrial y agrcola, pueden entender que la apuesta por la activacin turstica de sus recursos naturales y culturales supone tambin una oportunidad para la diversificacin de su estructura productiva a travs del turismo, a partir de la recuperacin y reivindicacin de recursos con una clara capacidad diferenciadora. 3) Tambin puede vincularse a la necesidad de satisfacer a una demanda cre ciente, tanto internacional como interna, con capacidad de consumo, que busca diversidad de actividades recreativas para el disfrute de su tiempo de ocio y que, gracias a la mejora de los medios y redes de transporte, puede acceder de forma cmoda y asequible a nuevos entornos (prximos a los lugares de veraneo o de residencia) que quedaban hasta fechas recientes al margen del desarrollo turstico. El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 288 1.1. Tendencias en el comportamiento de la demanda Otros argumentos refuerzan la idea de la idoneidad de trabajar para el desarrollo del turismo en el entorno del ro Vinalop. Segn la ITB Wo r l d Travel Trends, diferentes circunstancias sociales, econmicas y culturales propician cambios en el comportamiento de los viajeros, que estn modificando sus hbitos de consumo. Tener en cuenta estas nuevas preferencias es fundamental para la pervivencia de los destinos tursticos tradicionales, pero tambin para las reas de desarrollo incipiente y las que desean poner en marcha nuevas iniciativas. As pues, conocer algunos de los cambios que se identifican puede resultar interesante en la argumentacin del potencial turstico y recreativo del Vinalop, pues su adecuada valorizacin debera responder a las necesidades de una potencial o incipiente demanda. Una de las cuestiones que viene producindose desde hace tiempo es el fraccionamiento de los periodos vacacionales, acortamiento de las estancias tursticas y su distribucin a lo largo del ao, con un peso creciente de viajes de fin de semana, puentes y vacaciones cortas. Este proceso afecta negativamente a los destinos de larga distancia, al tiempo que favorece el desarrollo de ofertas recreativas y tursticas situadas a corta y media distancia respecto a los mercados emisores, propiciando el incremento del turismo interno y el refuerzo de destinos intrarregionales situados en el rea de influencia de reas urbanas e industriales. Esta tendencia queda patente en el hecho de que los viajes cortos representan una de cada tres pernoctaciones y el 58% del total de viajes realizados (Eurostat, 2016). Lgicamente este hecho tambin se refleja en la Comunidad Valenciana y fortalece el argumento de la idoneidad de auspiciar el desarrollo de propuestas recreativas en el eje del Vinalop por su proximidad a las poblaciones de estas comarcas, as como a las reas urbanas e industriales de Alicante, Valencia o Murcia como potenciales emisores, adems de los cercanos destinos tursticos de la Costa Blanca alicantina. La inseguridad vinculada al terrorismo e inestabilidad sociopoltica hace que otro de los temas clave en las tendencias globales del sector sea la seguridad. Este hecho, junto a la percepcin de sobreturistificacin (over tourism), favorece la proliferacin de iniciativas de pequeo tamao que se desarrollan en reas menos tursticas. As ocurre en las comarcas que Rosario Navaln Garca 289 nos ocupan, donde la seguridad en todas sus acepciones (sanitaria, social, econmica o comercial) parece estar garantizada, y que adems quedan muy lejos de padecer situaciones de saturacin turstica.Se ha producido un cambio de rol en los turistas, con una notable reduccin de la intermediacin a travs de agencias de viajes tradicionales. El uso generalizado de la tecnologa favorece la independencia del viajero en la toma de decisiones y, por tanto, tambin la dispersin territorial de la oferta, que no necesariamente ha de estar sujeta a intermediarios. El uso de internet en todas las etapas del proceso de consumo turstico, desde la inspiracin, preparacin, experiencia y comunicacin hasta la evaluacin de los servicios durante y despus del viaje, hace posible que pequeas iniciativas puedan ser percibidas por el potencial visitante con la misma facilidad que las de grandes empresas. Su visibilidad es posible simple mente a travs de una pgina web o una aplicacin mvil, haciendo viable la presencia de nuevas ofertas de reducido tamao que pueden darse en multitud de entornos que no necesariamente han de ser tursticos a priori. Esto ha favorecido el consumo directo, el retraso en las reservas y la compra de paquetes parciales (slo viaje o slo alojamiento), dejando para el momento preciso la contratacin de las actividades a desarrollar en des tino que se van organizando en funcin de las condiciones climticas, del tiempo disponible, del nimo del viajero o simplemente de las propuestas de experiencias que se ofrezcan en ese destino en el momento. Esta cuestin conecta con otra de las tendencias actuales del turismo, como es la bsqueda de actividades que generen experiencia, interaccin y vivencia. Suelen estar vinculadas a los recursos patrimoniales de la naturaleza y la cultura, a la gastronoma, o a costumbres locales, y es importante que resulten autnticas o que propicien un mayor contacto con la cultura y sociedad receptora. Se busca la personalizacin del viaje, de ah que se tienda a elegir alojamientos flexibles, bien situados (aunque no necesa riamente en los destinos tursticos conocidos) que puedan ofrecer una experiencia singular, y se valora la posibilidad de intercambio y conexin con la poblacin del lugar. En trminos de organizacin de viaje se busca, adems, la posibilidad de combinacin de diferentes tipos de viajes. En suma, todas estas cuestiones vinculadas a las tendencias del turismo muestran que el desarrollo de iniciativas de pequeo tamao en entornos El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 290 no tursticos puede presentar un potencial que aprovechar para la valorizacin del patrimonio del agua. La proximidad a espacios urbanos e industriales, y tambin de los espacios tursticos de la Costa Blanca, que actan como posibles emisores de visitantes, permite que las posibles ini ciativas tursticas en las comarcas del Vinalop puedan ser objeto de una demanda variada (de residentes, turistas procedentes de entornos prxi mos, etc.) en busca de nuevas experiencias. Pero las nuevas orientaciones de la demanda, con distinta temporalidad, con otros valores respecto al patrimonio y la sociedad local, y con diversas preferencias respecto al tipo de servicio y uso, hace que los nuevos desarrollos recreativos no precisen de amplias estructuras de gestin turstica, ni de grandes infraestructuras para el servicio turstico bajo frmulas tradicionales de alojamiento, res tauracin, recreacin, sino de una atencin distinta al patrimonio natural y cultural, de una mayor atencin al valor de la autenticidad, a la cooperacin y participacin con la sociedad y loa gentes locales, y a otorgar un mayor peso a los detalles en la comunicacin y la gestin de la experiencia turstica y recreativa. 2. El desarrollo turstico en las comarcas del Vinalop Centraremos esta aportacin en las comarcas atravesadas por el ro Vinalop, con la intencin de analizar el grado de desarrollo de la actividad turstica y su potencial en relacin con el ro y el agua en los municipios por los que pasa y en su rea de influencia comarcal. Dado que el inters de este estudio se basa en la actividad turstica, no se trata tanto de hacer un estudio sobre las caractersticas del sistema hidrolgico del Vinalop, sino de conocer este entorno desde el punto de vista de los factores que explican el potencial turstico del patrimonio vinculado al agua en estas comarcas. Este anlisis presta especial atencin a los municipios del curso alto y medio del ro, en los que ste est ms presente y en los cuales, por su carcter interior, puede estudiarse el potencial de los recursos de un modo ms claro, sin las distorsiones del turismo litoral de carcter tradicional de Elche y Santa Pola. As pues, segn la actual comarcalizacin, el an lisis afecta a las comarcas del Alto, Medio y Bajo Vinalop, as como a la Rosario Navaln Garca 291 comarca de lAlcoi, donde se encuentra el nacimiento del curso fluvial en la Sierra de Mariola.Se trata de una territorio articulado en torno al cauce del Ro Vinalop y a una serie de valles transversales, con pendientes suaves tapizadas de suelos frtiles donde se sitan los espacios de cultivo y los ncleos de poblacin, rodeadas por una serie de sierras circundantes de enrgicos relieves como la Sierra de Cid, Maigm, Salinas, Alguea o el Reclot, que van ganando altitud hacia el interior, todas ellas de innegable inters pai sajstico. El aislamiento topogrfico en algunas reas favorece la aparicin de lagunas endorreicas ya colmatadas, de entre las que destacan la laguna de Villena y la laguna de Salinas, de enorme inters ecolgico y econmico (explotacin salinera). El carcter de la lnea tectnica del Vinalop a su paso por las comarcas del Alto y Medio Vinalop configura este espacio como un paso natural entre las tierras del interior de la Meseta y el litoral, Figura 1. rea de trabajo. Fuente: Elaboracin propia a partir del Instituto Cartogrfico Valenciano, Generalitat Valenciana. El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 292 que lo ha convertido en un corredor de transporte y en un espacio habitado y transitado de forma ininterrumpida a lo largo de la historia. As pues, a pesar del escaso caudal que el ro presenta en la actualidad, puede afirmarse que este curso fluvial, junto a sus dos afluentes (Marchal y Tarafa) y los manantiales que lo rodean, las ramblas (Pusa y Salinetas) y acequias (del Rey) ha sido capaz de articular un espacio densamente humanizado que a lo largo del tiempo ha sabido aprovechar los recur sos hdricos para su subsistencia, para hacer posible la agricultura de su entorno y ayudar al desarrollo de la industria en la que tuvo un papel fundamental en sus orgenes. Este aprovechamiento continuado ha gene rado un importante volumen de elementos patrimoniales vinculados al agua, sean parajes, infraestructuras, artefactos, utensilios, historias o cos tumbres, cuya relevancia, tanto histrica como etnolgica, econmica o natural queda fuera de toda duda. De forma generalizada se trata de municipios de interior dedicados a la industria y a la agricultura cuya vocacin exportadora las convierte en uno de los entornos subregionales ms dinmicos de la Comunidad Valenciana (Agncia Valenciana de Turisme, 2017). Es conocida la relevante produccin de estas tierras en actividades manufactureras del textil, papel, calzado, extraccin y trabajo del mrmol o la piedra y de una agricultura orientada al mercado exterior de uva de mesa, produccin vitivincola, uva de mesa, olivar y frutal. No obstante, a pesar del inters econmico de estas actividades, el hecho de que buena parte de ellas estn sujetas a los avatares de los mercados exteriores y a cclicas coyunturas desfavorables, como se vio durante la crisis econmica de 2008, ha hecho que los municipios deseen ampliar la base de su estructura econmica con propuestas de diversificacin capaces de generar rentas complementarias y nuevos nichos para la creacin de puestos de trabajo. Esta circunstancia, unida a los cambios en la demanda turstica y a la mayor sensibilidad de la propia sociedad hacia el patrimonio natural o cultural y su acercamiento hacia nuevas pautas de ocio activo en torno a los recursos locales, ha propiciado el paulatino desarrollo de iniciativas relacionadas con el turismo y el ocio de proximidad tanto en torno a la naturaleza como a la cultura. Rosario Navaln Garca 293 2.1. Factores de localizacin turstica El desarrollo de la actividad turstica es muy desigual en los municipios del rea de estudio, como podr comprobarse posteriormente, pero puede afirmarse que impulsar esta actividad es un objetivo comn para estas administraciones locales y que son numerosas las iniciativas particulares en este territorio. La razn de esta heterogeneidad en la incidencia del turismo, a pesar de poseer unos rasgos generales similares, se debe a que no todos los municipios cuentan con las mismas posibilidades para que su desarrollo sea viable y duradero. Son diversos los aspectos que influyen en el xito de las propuestas y, aunque no pueda hablarse de una estructura base infalible, los expertos coinciden en identificar una serie de factores de localizacin que favorecen el xito de la actividad turstica y una capacidad para competir en el mercado que puede otorgar continuidad a las propuestas. As pues, la situacin de partida previa al turismo constituye el con junto de ventajas comparativas de un espacio. Este concepto se refiere a aquellos factores propios del lugar que hacen posible el desarrollo de la actividad turstica y que justifican el inters por parte de la demanda. Aunque la diversidad de aspectos a tener en cuenta es amplia y de muy distinta naturaleza, para este trabajo intentaremos simplificar su descripcin, agrupando todas estas variables en tres grandes grupos: 1) Por una parte, los relacionados con los atributos del territorio en cuanto a su capacidad de resultar atractivos a la demanda, tanto por la naturaleza de los recursos (medioambientales, culturales o tcnicos) como su cantidad y singulari dad. 2) Son igualmente importantes los elementos que se vinculan con la accesibilidad respecto al mercado emisor que puede ser tanto fsica como perceptual o cultural. 3) El ltimo grupo viene determinado por factores que inciden en el desarrollo turstico, tales como la existencia de infraes tructuras y el grado de desarrollo de servicios de acogida, capacidad de la mano de obra, desarrollo econmico y grado de articulacin de los agentes locales implicados. El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 294 a) Los atributos del territorio Hacen referencia a las condiciones ambientales y elementos de atraccin que inciden en el potencial de atraccin de un territorio por parte de los visitantes. Para su estudio es tan importante conocer la cantidad y naturaleza de los elementos (ambientales y naturales o culturales, histricos, etnolgicos) como la calidad de stos. La aproximacin cualitativa es clave para comprender el potencial de un rea, pues a cada recurso se otorga una valoracin, dependiendo de sus rasgos definitorios, de su accesibili dad, singularidad o especificidad, as como del grado de estructuracin de servicios; de todo lo cual depender su potencial aprovechamiento y su consideracin como factores de atraccin de la demanda turstica. Trataremos esta cuestin de modo forzosamente somero pues, dado el alcance de este estudio, aunque nos interesan los recursos del rea (natura les y culturales) relacionados con el agua y su aprovechamiento a lo largo de la historia y en la actualidad, resulta totalmente imposible abordar el anlisis de todos los elementos que se incluiran en esta categora. El inters de muchos de ellos y su potencial para un uso turstico y recreativo queda fuera de toda duda. Baste indicar que, adems del propio cauce del ro cuyo trazado y comportamiento como ro rambla de por s ya jus tificara una investigacin sobre su potencial interpretativo y turstico. Adems en el entorno directamente vinculado a su cuenca hidrogrfica pueden encontrarse multitud de elementos de inters, tanto desde el punto de vista medioambiental y ecolgico como histrico o etnolgico, algunos de los cuales son objeto de trabajos monogrficos presentados a este mismo congreso. Sin nimo de ser exhaustivos citaremos algunos de los ms destacados, pero existen muchos ms. As por ejemplo, en los municipios de Elda y Elche pueden encontrarse en el curso del Vinalop dos embalses (ahora en desuso) construidos a finales del siglo xvii con peculiaridades cons tructivas muy destacables, que adems pueden incluirse entre los ms antiguos de Espaa. En ambos el inters por la relevancia de estas obras hidrulicas de contencin y almacenamiento se ve aumentado por la pre sencia de parajes naturales de innegable inters ecolgico, como el bosque de tarays de Elda. Rosario Navaln Garca 295 Cerca de su nacimiento, en Banyeres de Mariola, ofrece un evidente potencial para el desarrollo de productos tursticos el argumento de la gestin del agua y su aprovechamiento como fuerza motriz para la indus tria. En este entorno puede observarse un notable conjunto de molinos papeleros que son buena muestra de los primeros momentos de la indus trializacin del pas y que presentan un incipiente desarrollo de turismo industrial a partir del patrimonio. Tambin en otros lugares a lo largo del curso del Vinalop se encuentran otras muestras de este uso fabril. Tal es el caso de los municipios de Beneixama, Villena, Sax, Elda o Novelda, entre otros. En el rea inmediata al cauce del ro pueden encontrarse adems dos espacios lagunares en los municipios de Villena y Salinas que, aunque ya estn colmatados, presentan notable inters tanto desde el punto de vista natural, como histrico y cultural, destacando el aprovechamiento salinero e industrial que todava perdura en los saleros de Villena. A estos elementos pueden unirse adems los vinculados al comportamiento del agua sobre materiales salinos y yesos, como en el caso del Cabezo de la sal en Pinoso, entre muchos otros. La existencia de agua en superficie o subterrnea ha afectado a la vida de estos municipios de forma fundamental y por ello debera ser objeto de valorizacin. Conocer las fuentes y aguas subterrneas, el modo de aprovecharlas con pozos, minas y galeras excavadas bajo la ciudad (posi ble en el municipio de Villena), entender el funcionamiento de acequias de antao (Acequia del rey) y hoy, saber el porqu de balsas, canaliza ciones y artilugios vinculados al uso y aprovechamiento del agua, entre otros aspectos de inters, supone un claro potencial sobre el que trabajar para crear productos tursticos. A ello cabra aadir los lavaderos y fuen tes urbanas para el uso cotidiano, que todava se conservan en algunas localidades. Lo que parece evidente es que a los recursos naturales de parajes pro tegidos, a la densa red de senderos de estas comarcas y a los elementos monumentales ms conocidos, como castillos y fortalezas, iglesias, pala cios y dems edificios relacionados con la historia, puede aadirse un rico patrimonio vinculado al agua que puede ser considerado elemento de atraccin para visitantes del entorno inmediato y para turistas. Cuestin bien diferente es que estos recursos puedan ser considerados tursticos y El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 296 que lleguen a convertirse en verdaderos productos a disposicin de una potencial demanda. b) Factores espaciales de conexin Ms all de los elementos territoriales de atraccin, resulta fundamental analizar el espacio en el que se dan las relaciones entre oferta y demanda como factor de competitividad fundamental. Este estudio puede realizarse desde diversas perspectivas, pero consideramos clave su enfoque desde la distancia fsica existente entre el espacio de recepcin turstica respecto al potencial emisor de demanda. Obviamente se trata de un dato objetivo, pero el concepto distancia debe matizarse en trminos de coste temporal y/o coste econmico relativo del desplazamiento. Se trata de un aspecto que resulta especialmente sensible para la demanda, que suele optar por Figura 2. Recursos con potencial de uso turstico relacionados con el agua. Fuente: Elaboracin propia. Rutas azules por el patrimonio hidrogeolgico de Alicante. Rosario Navaln Garca 297 otros lugares ms cercanos o ms baratos debido al coste percibido que, si es favorable, constituye una ventaja comparativa clave para los destinos tursticos. No obstante, la importancia de esta renta de situacin puede verse modificada dependiendo de las posibilidades econmicas y tcnicas del rea de recepcin que pueden desarrollar infraestructuras y medios de transporte capaces de reducir la distancia en trminos de tiempo y coste.Tratndose de un espacio ampliamente transitado a lo largo de la historia y situado en un contexto altamente industrializado y dinmico, resulta evidente que los factores de accesibilidad exterior para los muni cipios del eje del Vinalop pueden calificarse de excelentes. La capacidad y densidad de las vas de trnsito en estas comarcas pueden calificarse muy positivamente, pues es capaz de conectar los municipios del rea entre s, y stos con los espacios potencialmente emisores de las reas tursticas de la Costa Blanca y de los espacios urbanos e industriales de las provincias limtrofes de una manera fluida, con distancias temporales de en torno a una hora de distancia respecto a los destinos tursticos de la pro vincia, y de un promedio de 30 minutos entre los municipios de estudio. La accesibilidad a los elementos de potencial aprovechamiento turs tico puede tambin concebirse desde el punto de vista del conocimiento y la percepcin y constituir tambin un factor de competitividad. La razn es evidente, puesto que si el posible visitante no conoce la existencia de determinado recurso, difcilmente puede generar un aprecio por ste, o un deseo de conservacin, de utilizacin y disfrute, y mucho menos un deseo de desplazarse hacia ste para conocerlo. Por esta razn, puede entenderse que el conocimiento que el mercado tiene de un rea y sus recursos resulta relevante de cara a su transformacin para el uso recreativo. Dado el carcter urbano, industrial y agrcola del rea que nos ocupa, el conocimiento de los elementos tradicionalmente haba quedado relegado al mbito cientfico que, tanto desde el cambio de la geografa, biologa, ecologa o historia, reconoce los valores patrimoniales del entorno del ro Vinalop. No ocurre lo mismo con la mayor parte de la sociedad que reside en estos lugares, ni con los posibles visitantes procedentes de otros lugares de la provincia de Alicante o de fuera de ella. Ms all de los recur sos ms relevantes y visibles vinculados a la historia, como los castillos, palacios o iglesias, o los senderos definidos para caminar, la mayor parte El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 298 de los recursos relacionados con el ro Vinalop, naturales o culturales, el resto de recursos son muy poco conocidos, lo que constituye una debilidad como factor de competitividad. Este aspecto no puede considerarse una ventaja comparativa por cuanto no se refiere al estado inicial de un entorno que condiciona el aprovechamiento recreativo, sino que implica una accin voluntaria, en este caso de conocer y difundir el conocimiento de los recursos, que puede variar a lo largo del tiempo y que, por tanto, es dinmica y modificable con inversin y decisin. Se tratara por tanto de un aspecto que puede considerarse una ventaja competitiva, que es el rasgo que define al grupo de factores que se trata a continuacin. c) Factores vinculados a la capacidad de servicio La existencia de recursos tursticos capaces de generar atraccin, de un contexto econmico y social favorable que proporcione seguridad y una adecuada accesibilidad respecto a los entornos emisores de visitantes constituyen una parte fundamental para la activacin del turismo, pero no es suficiente. Pero a todo ello ha de aadirse una mnima infraestruc tura de acogida y servicio, mano de obra preparada, as como un contexto institucional proclive para que se pueda crear y mantener una estructura favorable para el desarrollo de la actividad turstica. Nos referimos en este caso a un grupo de factores que pueden ser generados especficamente para impulsar la actividad turstica y que pueden ser objeto de modi ficaciones a lo largo del tiempo si existe voluntad por parte de agentes implicados, sean pblicos o privados. Para conocer el estado actual de desarrollo turstico y el alcance de la estructura de servicios ya existente en el rea se ha realizado un estudio de la oferta turstica de los municipios del Vinalop a travs de las cifras ofi ciales que proporciona la Agencia Valenciana de Turismo para el ao 2017. El anlisis de los datos ofrece un panorama muy heterogneo, teniendo en cuenta que dentro de las comarcas por las que discurre el Vinalop se encuentran municipios de la comarca de lAlcoi alejados del litoral y situados en entornos de montaa, junto a dos municipios litorales, como Santa Pola y Elche, que presentan una oferta propia de destinos dedicados al producto tradicional de sol y playa, con una consolidada Rosario Navaln Garca 299 trayectoria turstica y una abundante oferta. En el caso de Elche, adems, como ciudad que supera los 227.000 habitantes y con un carcter urbano e industrial que se incluye en el rea funcional metropolitana AlicanteElche, puede distorsionar el balance global. Dentro de esta misma rea de influencia turstica litoral, la localidad de Crevillente presenta una oferta de alojamiento turstico en plazas de camping cercano a las 4000 plazas que contribuye igualmente a un balance errneo para el conjunto de localidades tratadas. As pues, por las razones expuestas, convendra separar en este anlisis a los municipios de la comarca del Baix Vinalop. El resto de localidades puede calificarse segn Solsona y Lpez (2012) como rural intermedio, pues no se sitan en el rea prelitoral o de influen cia de la costa. Ha de tenerse en cuenta, no obstante, que su dedicacin econmica mayoritaria no es la agrcola sino la industrial, aunque la diver sidad en estas localidades es notable, tanto en la dimensin demogrfica como territorial y en la especializacin productiva. Teniendo en cuenta esta dispersin de los datos hemos credo intere sante calcular la tasa de funcin turstica de estos municipios en la que se pone en relacin el volumen de plazas de alojamiento de todo tipo (hoteles, hostales, pensiones, albergues, apartamentos y casas rurales) con la poblacin residente. Llama la atencin el hecho de que, de los municipios de la ribera del Vinalop, tan slo Banyeres de Mariola presenta una tasa de funcin turstica que supera el 1%, con 146 plazas de alojamiento, diversificado entre hotel, apartamentos, casas rurales y albergues, en una poblacin que apenas supera los 7.100 habitantes. Exceptuando los municipios del Baix Vinalop, el resto de municipios que superan esta tasa (bastante escasa, por cierto) se sitan en su entorno de influencia comarcal, pero sus recur sos tursticos no se relacionan directamente con el agua o el ro. Este es el caso del municipio de Biar, con una abultada tasa de funcin turstica que basa su atractivo turstico principalmente en el castillo y los recursos construidos del centro histrico, pero no en el agua. Puede resultar llamativo el hecho de que otros municipios que presen tan ms de 150 plazas de alojamiento no presenten una tasa de funcin turstica tan elevada. Ello se debe al hecho de que se trata de localida des con mayor volumen demogrfico, como Elda o Villena, en los que la El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 300 Tabla 2. Oferta y tasa de funcin turstica de los municipios ribereos del Vinalop MunicipioTasa funcin turstica Turismo activo Hoteles Hostales Aparts Campings Casas rurales Albergues Pensiones Plazas de alojamiento Nmero restaurantes Agencias viajes Banyeres de Mariola 2,05 0 3 0 8 0 1 1 0 146 10 3 Beneixama 0,76 0 0 0 0 0 2 0 0 13 1 0 Camp de Mirra 0,00 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Caada 0,00 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 Villena 0,47 1 1 0 5 0 3 0 1 159 58 8 Sax 0,76 0 1 0 4 0 0 0 1 74 10 2 Elda 0,46 0 2 1 1 0 0 0 2 242 58 18 Petrer 0,10 1 0 0 0 0 3 0 0 34 49 8 Monver 0,42 0 0 0 2 0 4 0 0 51 19 2 Novelda 0,45 1 1 2 1 0 2 1 0 117 25 9 Monforte del Cid 0,41 0 1 0 2 0 0 0 0 31 6 1 Aspe 0,33 0 1 1 1 0 1 0 0 67 21 1 Elche 1,90 6 11 8 253 1 0 0 1 4335 386 44 Santa Pola 19,35 8 3 1 1148 0 0 0 1 6057 186 7 Otros municipios del rea de influencia del Vinalop Biar 10,72 0 4 0 1 0 8 1 0 391 9 2 Salinas 0,96 1 0 0 1 0 0 0 0 15 3 0 Alguea 1,44 0 0 1 1 0 1 0 0 20 2 0 Pinoso 1,34 0 0 1 3 0 1 1 0 102 22 3 La Romana 1,58 0 1 0 1 0 1 0 0 38 7 0 Hondn de los Frailes 2,83 0 0 1 2 0 0 0 0 33 2 0 Hondn de las Nieves 0,68 0 0 0 2 0 2 0 0 17 5 0 Crevillente 14,12 0 1 1 5 2 1 0 1 4050 38 3 T O TA L 23 35 17 1455 3 37 4 7 12.072 920 120 Fuente: Elaboracin propia a partir de datos de la Agncia Valenciana de Turisme 2017. Rosario Navaln Garca 301 oferta suele vincularse a pernoctaciones relacionadas con los negocios y en menor medida al turismo. En el caso de Novelda o Pinoso la cifra de 100 plazas se alcanza por la existencia de albergues, una forma de alojamiento colectivo que, de forma generalizada no se reserva segn cauces de comercializacin turstica, sino vinculada a colectivos de diverso tipo, pero mayoritariamente juveniles. Es destacable el hecho de que municipios del Medio Vinalop como Alguea, La Romana u Hondn de los Frailes, que no poseen recursos turs ticos relevantes, presenten una tasa de funcin turstica notable an con una oferta escasa, pero sta se da en municipios de pequeo tamao, por lo que arroja ratios sensiblemente superiores. La respuesta a esta (relativamente) importante oferta se debe a que en estas localidades la presencia de pobla cin extranjera que llega a superar el 50% en Hondn de los Frailes, 35% en Hondn de las Nieves, el 30% en la Romana o el 13% en Pinoso, puede ser el factor diferencial que impulsa la creacin de estos alojamientos, en muchos casos en respuesta a una demanda de visita a familiares y amigos ya residentes en el rea (una de las motivaciones de viaje ms repetidas en la regin, por detrs del descanso y disfrute del ocio y recreacin). En suma, en trminos generales puede afirmarse que la capacidad de servicios tursticos como factor de localizacin no es muy favorable, pues a la oferta de alojamiento no muy abundante se une la debilidad en otros subsectores relacionados con la intermediacin, o la existen cia de empresas. En un repaso somero por ellos, tal y como muestra la tabla 2, el nmero de agencias de viajes no es numeroso, y stas adems son fundamentalmente de tipo minorista, es decir, que venden paquetes combinados generados por otras empresas mayoristas de viajes. As pues, si existe intermediacin turstica puede afirmarse que no es creadora de producto para plantear nuevas propuestas, sea a partir de los recursos del rea o no, pues tan slo el 7,5% son mayoristas/minoristas con capacidad para hacerlo. Tampoco es importante el nmero de empresas de turismo activo, que nicamente se encuentra en 6 municipios; aunque si se exclu yen los municipios litorales apenas queda reducida a un 1,8%. Tras todo lo expuesto, parece claro que la estructura de servicios turs ticos de los municipios de anlisis no muestra fortaleza suficiente para poder afirmar que el turismo es un sector implantado en el rea. El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 302 Tabla 3. Ejemplos de rutas y propuestas ya existentes en torno al agua RutaLocalizacin RecursosServicios /Fuente Ruta del agua Banyeres de Mariola. Parque Natural Sierra de Mariola Centro de interpret. Mas dUll de Canals la Borrera (Moli Campana) Fbrica de Blanes (Mol de dAlt i Baix) Font de la Coveta Toll Blau Rio Vinalop Autoguiado Centro interpretacin Mas dUll de Canals Sendero de la sal Municipio de Villena Salero nuevo Acequia del rey Puente delos espejos Santuario de las Virtudes Salero Penalva Autoguiado Sin servicios Rutas y senderos Diputacin Alicante Mas dUll de Canals Font de la Coveta Fuente El Sapo Mol LOmbra Font Salada Ullales del Vinalop Banyeres de Mariola Beneixama Villena Elda Monvar Mas dUll de Canals, Font de la Coveta Fuente El Sapo Azud Vinalop Minado de Candela Saleros de Villena Puente de los Cristales Font Salada Ullales del Vinalop Autoguiado Sin servicios Ruta 1: Rutas azules la provincia de Alicante Montaa de sal Ruta por las dolinas del Cabezo de la Sal Microrruta Villena Microrruta Cabezo de la Sal Villena Salinas Monvar Pinoso Cabezo de la sal Dolinas del Cabezo de la Sal Laguna de Villena Acufero Serral-Salinas (recarga) Laguna de Salinas (humedal) El Rodriguillo (humedal) Casco viejo de Villena (Museo Castillo de La Atalaya de Villena Fuente del Mercado o de los Burros Balsa Rubial Saleros de Villena (industria salinera) Pozo y mina Fisura (infraest. hidrulica) Pozo y mina Rosario (infra. hidrulica) Acequia del Rey El Zaricejo (sondeos agrcolas, viedos) Pozo Garrincho Balsa El Toscar Manantial salino rambla de 3 Fuentes Autoguiado Museo de Villena Castillo de La Atalaya Sealizacin urbana Ruta 8: Rutas azules por el patrimonio hidrogeolgico de Alicante II Persiguiendo manatiales Mananatial del Molinar Nacimiento del Vinalop Banyeres de Mariola Manantial del Molinar Manantiales de cabecera del ro Agres Acufero de Cabranta (recarga) Nacimiento y ro Vinalop Fuente de la Burra Font de La Coveta El Toll Blau Fbrica de Blanes Molinos de Baix y Dalt Fuente del Sapo Autoguiado Sin servicios Sealizacin ruta Molinos Ruta 9: Rutas azules por el patrimonio hidrogeolgico de Alicante II Rosario Navaln Garca 303 Ruta de los molinosBanyeres de Mariola Molino de LOmbria Partidor Molino Sol Autoguiado Sin servicios Sealizacin Ayto. Banyeres de Mariola PRCV 35 Banyeres de Mariola Biar Elda Font del Sapo Ro Vinalop Rambla dels Pinaters, Santuario de Ntra. Sra. de Gracia Autoguiado Sin servicios Fuente: Elaboracin propia a partir de diversas fuentes. En un rpido repaso a los productos ya implantados en el rea del inte rior se aprecia una tendencia al alza en las ofertas vinculadas a la Ruta del Vino de Alicante, que se desarrolla en los municipios del Vinalop Sur: Alguea, Monvar, Novelda, Petrer, Pinoso, Salinas, Villena y Elche, y que paulatinamente se va reforzando. Por otra parte, existen iniciativas muni cipales vinculadas a la denominada Ruta de los castillos del Vinalop, que como posible ruta que debera actuar de forma coordinada efectiva no acaba de funcionar, pero que se encuentra muy activa en varias propues tas individuales de varios municipios, sobre todo en el medio Vinalop y en lAlcoi. Tambin se encuentran propuestas de producto turstico, con xito desigual en la iniciativa AVE Villena y Levante interior, que aprovechando la estacin de Alta Velocidad de Villena, liderados por esta localidad plantea acciones conjuntas en las localidades de Alcoy, Banyeres de Mariola, Biar, Bocairent, Castalla, Elda, Ibi, Jumilla, Onil, Petrer, Sax, Villena y Yecla. Adems, es posible encontrar ofertas individuales para la activacin de los recursos de muy diversa naturaleza, bien del patrimonio construido en los centros histricos, del patrimonio natural a partir de senderos, o relacionados con las fiestas a lo largo del ao. Ciertamente el turismo es una actividad en crecimiento en todas estas localidades de un modo u otro, pero la mayor parte de las propuestas de productos tursticos no estn relacionadas con el ro, ni con el agua en sus diferentes manifestaciones. En lo relacionado estrictamente al patrimonio del agua puede afirmarse que el desarrollo de productos queda lejos del potencial que sin duda posee, tal y como muestra la columna de recursos que se incluye en la tabla 3. De forma muy sinttica se han recogido en este listado las escasas propuestas que en esta zona se vinculan directa mente con los atractivos del agua en forma de rutas o senderos. Somos El potencial recreativo del ro Vinalop: retos y oportunidades para su conservacin 304 conscientes de que en esta muestra faltan numerosos elementos relacionados con el aprovechamiento del agua para la industria, abastecimiento y uso del agua de las poblaciones, pero no se recogen porque no se han incluido en esos itinerarios. Adems, uno de los rasgos comunes de estas propuestas es que apenas incorporan servicios de atencin al visitante si stos no se encuentran en la trama urbana, con la excepcin de la ruta de los Molinos de Banyeres de Mariola. As pues, teniendo en cuenta que un producto turstico se define por la existencia de recursos tursticos capaces de generar desplazamientos, unidos a una estructura de servicios y a una estrategia de comunicacin (y posible comercializacin), parece claro que no existen productos tursticos o recreativos vinculados al agua en las comarcas del Vinalop. Cabe sealar el trabajo realizado a raz de la colaboracin entre la Diputacin de Alicante y el Instituto Geolgico y Minero de Espaa en la defini cin de propuestas recreativas en forma de senderos o rutas a partir del patrimonio hidrogeolgico del rea. No obstante, su orientacin como gua temtica no busca la creacin de productos tursticos, sino mejorar el conocimiento de este patrimonio y divulgar sus valores para propiciar la conservacin de estos recursos (muchos en riesgo) y facilitar la visita, fundamentalmente para residentes en la zona o visitantes del entorno, y no tanto para crear nuevos espacios de inters turstico, ni la voluntad de comunicar y comercializar a partir de intermediarios. 3. Balance de la situacin Si realizramos un diagnstico interno y externo de la situacin actual del patrimonio del agua en las comarcas del Vinalop, quedara claro que las ventajas comparativas que se vinculan a los factores naturales y de localizacin suponen la mayor fortaleza del rea, mientras que las ventajas competitivas que se relacionan con una actividad consciente de planificacin y desarrollo de propuestas tursticas no reciben la respuesta adecuada. Tras el anlisis realizado encontramos unos factores de localizacin favorables, como la existencia de recursos de calidad y con una densi dad importante, una adecuada renta de situacin por la proximidad a los mercados emisores de demanda (interno e internacional), unos rasgos Rosario Navaln Garca 305 climticos propicios y unas infraestructuras de acceso exterior, y servicios generales vinculados a los ncleos de poblacin que suponen una clara fortaleza para el desarrollo de una oferta recreativa y turstica no masiva. Pero, frente a estos aspectos positivos, la debilidad de una estructura de servicios tursticos insuficiente e inadecuada, con escasez de una oferta de alojamiento y restauracin diferenciada, la casi inexistencia de empresas de turismo activo, o de empresas que creen y dinamicen rutas o itinerarios a partir de los recursos, junto a la escasa informacin disponible en los canales de comunicacin municipales sobre estos elementos vinculados el agua supone una tarea en la que trabajar.A pesar de lo expuesto, el balance puede calificarse como positivo, pues es precisamente en los aspectos dinmicos de la competitividad turs tica en los que se habra de poner el acento. Es decir, existe una materia prima excelente, que es el punto de partida ms importante para desarro llar la actividad turstica. Sin embargo, queda mucho por hacer. Mejorar el conocimiento de los recursos vinculados al agua y al ro Vinalop, difun dir sus valores y contribuir a su conservacin ha de ser la primera tarea, y a partir de ella trabajar para definir una estrategia capaz de generar las estructuras necesarias para ofrecer servicios de calidad, sostenibles y atrac tivos a una demanda exigente y responsable. Bibliografa Agencia Valenciana de Turismo (2017): El turismo en la Comunidad Valenciana 2017. Evolucin de la actividad turstica de la provincia de Alicante 2017. Valencia. Disponible en: http://www.turisme.g va.es/tcv/tcv2017/2_Alicante_2017c.pdf (Fecha de consulta junio de 2018). Agencia Valenciana de Turismo (2018): Oferta turstica municipal y comarcal Comunidad Valenciana. Disponible en http://www.turisme.g va.es/turisme/ es/files/pdf/estadistiquesdeturisme/anuarios/OTMC_2017c.pdf (Fecha de la consulta mayo 2018). Agncia Valenciana de Turisme (2014): Plan de espacios tursticos de la Comunidad Valenciana. Directrices particulares. 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Rosario Navaln Garca 307 Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop Toms Prez Medina* Historiador Resum Des dmbits estatals, tcnics i empresarials fan propostes planificadores i legislatives davant la problemtica de laigua basades en suposicions convertides en axiomes: dficit, excedents, demandes, conques excedentries i deficitries, desequilibris naturals Sn conceptes clau de la noci estructuralista de lai gua basada en la construcci dinfraestructures a gran escala. La persistncia daquests hidromites ens ha portat a un atzucac dinsustentabilitat dels ecosis temes aqutics. Aix, a larticle es fa una revisi histrica de les propostes de transvasament del riu Xquer al Vinalop, per tenint en compte el context biofsic. Igualment, es destaca la imbricaci entre la gesti de laigua, els usos dels sls i lorganitzaci del territori, per la qual cosa es fa un reps a lestructura poltica histrica de la conca del Vinalop i llur relaci amb els drets, usos i gesti de laigua. Cal destacar el paper de loligarquia de la ciutat dElx per la seua funci de vigilant del riu Vinalop per a un aprofitament gaireb exclusiu de les seues aiges. En conseqncia, es presenta lexpansi del regadiu illicit, la seua especialitzaci oliera, la producci de sab i els conflictes intercomunitaris per la competncia El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 307-328. * t.perez@ua.es 308 hdrica com a factors histrics dels projectes de transvasament entre els segles xv i xvii . El context histric, social i ecolgic guia lanlisi de la histria del transvasament Xquer-Vinalop. Paraules clau: Vinalop, Xquer, hidromites, transvasament, sostenibilitat, horta dElx, oliveres, saboneries. Si vius dacord a la natura mai sers pobre, per si tatens al clcul mai tindrs suficientEpicur (341-270 ane). Aquestes pgines sn bsicament una anlisi histrica sobre el transva sament Xquer-Vinalop, deutores dels nous conceptes i paradigmes aportats per lagroecologia. Els estudis deconomia histrica, dhistria social o de geografia histrica, han tingut com a objectiu principal de la seua recerca el creixement econmic, els canvis a les forces productives que lhan fet possible, o les revolucions i conflictes de classe que cercaven el cam a una igualtat social. Per els canvis haguts durant les darreres dues centries a les nostres societats de base productivista, primodial ment capitalistes i seqencialment socialistes, han evidenciat una variable imprescindible que s el sustent de la vida i de tota lactivitat social: la base biofsica. Per aix, cal incorporar als estudis histrics el nou paradigma ecolgic. Hem de preguntar-nos si el creixement econmic, els canvis tec nolgics o els processos igualitaris shan fet sense posar en perill la seua supervivncia i la de la base biofsica al llarg del temps. s a dir, sense posar en perill la sustentabilitat ecolgica i social. Laigua, element natural bsic, imprescindible per a la vida a la Terra, est patint una greu crisi dinsustentabilitat. Per aix, tot seguit ens plan tegem dues qestions: la primera fa referncia a les nocions i postulats bsics que han guiat fins ara la visi patrimonialista de rius i aqfers, entre les quals destaquen els hidromites; la segona qesti s indagar lorigen histric dels primers clivells en la gesti hidrolgica ecointegradora de les comunitats preindustrials del Vinalop i laccs a la concepci de grans obres hidruliques que trenquen la sustentabilitat del cicle de laigua i Toms Prez Medina 309 dels seus ecosistemes. Aquest article, com ja he esmentat ads, es centra al transvasament Xquer-Vinalop incidint als segles xv-xvii. 1. Els hidromites. Idees i concepcions al voltant de laigua Un mite s un relat que desfigura el que realment s una cosa i li dna una aparena de ser ms valuosa o atractiva, li atorga un estatus devidn cia inqestionable. Un mite tamb s considerat com una cosa inventada per alg que intenta fer-la passar per verdica. El nostre llenguatge est carregat dhidromites, dun conjunt didees i concepcions inventades al voltant de laigua. Un hidromite o tpic de laigua no necessita una lgica explicativa i s acceptat socialment sense qestionar el plantejament que lo sustenta (Martnez Fernndez i Esteve Selma, 2002. Masip Curto, 2013). Els hidromites sn criterios de actuacin o valoracin que tienen poco que ver con la actual realidad cientfica y social. Estos hidromitos unas veces proceden de simples inercias mentales o institucionales, otras pueden estar promovidos o relacionados con grupos de inters o lobbies (Llamas Madurga, 2004: 33). Els tpics de laigua de la narrativa costista no shan construt nicament mitjanant obres, sin tamb amb prcti ques discursives que la institueixen a lespai simblic (Ramos Gorostiza, 2001). Aquest procs ha sigut fonamental per a naturalitzar els hidromi tes, ocultant que es tracta duna realitat social i polticament construda. La taula 1 s una llista daxiomes sobre laigua amb un vocabulari sim blic i uns emblemes identitaris. Sn hidromites que transmeten un model estructuralista de la gesti de laigua. Aquest paradigma mecanicista est basat en un pensament unidireccional i productivista que considera lai gua com a un simple factor de producci a explotar. s un paradigma basat en una visi utilitarista de la natura, considerada imperfecta, que cal dominar i corregir amb la tcnica industrial, que ens ha portat a un atzucac dinsustentabilitat dels ecosistemes aqutics. Per tant, sn models de pensament o paradigmes que urgeix canviar 1. Davant la crisi de sus tentabilitat dels ecosistemes aqutics, hem de revisar les nocions bsiques 1. Una interessant recopilaci sobre models, patrons i paradigmes de laigua en Mancisidor, 2008. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 310 per a canviar la visi patrimonialista de rius i aqfers. Aquestes revelen la planificaci i gesti de laigua basada en un carcter productiu de laigua. Primordialment, laigua es considera un input productiu imprescindible per al creixement econmic, b en un model doferta on laigua es considera un recurs abunds, b en un model de demanda on laigua es considera un recurs escs. Per al cas que ens concerneix, actualment el transvasament Xquer-Vinalop es considera una actuaci ms amb la qual sintenta resoldre el problema descassesa i dficit hdric (Lpez i Melgarejo, 2010: 217; Rico Amors, 2010). Tot sembla indicar que el paradigma estructuralista persisteix com un metarelat de solucions abso lutes a la crisi actual de laigua i resulta sorprenent la translaci dimpactes dun territori a daltre sense plantejar-se el principi de correcci en la font del problema (Ferrer, Estevan i La Roca, 2006). Als models ds sostenible laigua s considerada un actiu ecosocial. Aguilera Klink (1995) encuny el terme actiu ecosocial aplicat a laigua, advertint sobre la consideraci exclusiva de laigua com a factor de pro ducci que desemboca inexcusablement en la idea neoclssica de mercat. Aguilera Klink parla de la noci de laigua com a un actiu ecosocial, es decir, como un patrimonio econmico, ecolgico y social, en el sentido de que pertenece a la sociedad, facilita un estilo de vida determinado, forma parte fundamental de la riqueza de un pas aunque ni siquiera aparece en la contabilidad nacional y proporciona un conjunto de funciones ambi entales que, en definitiva, permiten el mantenimiento de la vida. De fet, cal recordar que lobjectiu central de la Directiva Marc de lAigua s la cerca dun equilibri hdric clarament ambiental (Arrojo, 2006). Alguns daquests tpics sobre laigua sn aplicats als perodes hist rics feudals, com si foren duna entitat invariable, immutable, permanent, ahistrica. No podem projectar lescassesa daigua i lestrs hdric actuals cap arrere parlant genricament de dficit, penria i manca daigua secu lars. Pretendre portar cap arrere els hidromites estructuralistes actuals s una errada, s incongruent pretendre presentar cap cosa com a prpia de lpoca preindustrial a la que no li correspon. El corpus dhidromites s un fenomen construt histricament, basat en idees i prctiques discursives inserides en un context especfic. Llamas Madurga (2004: 30) adverteix que generalizar los problemas del agua que pueden existir en Toms Prez Medina 311 una regin suele conducir con frecuencia a decisiones errneas, ya que los problemas del agua presentan facetas especficas de cada lugar y de cada tiempo. Cal ressaltar que el mode dapropiaci i s de materials i energia s diferent en un metabolisme social agrari de base orgnica al metabolisme industrial basat en energies fssils, investigaci qumica i mercats. Per aix, els processos metablics dapropiaci, circulaci, transformaci, consum i excreci tenen subjectivitats i rangs diversos a la relaci soci etat-natura (Gonzlez de Molina i Toledo, 2011). Hi ha un increment sense precedents de lexplotaci de la natura i una revoluci a les represen tacions de la natura a partir de la industrialitzaci. Al nostre cas, estudiem el riu Vinalop i la seua conca com si no haguera canviat res des de fa ms dun segle, com si els coeficients descorrentia, les aportacions pluvials o la qualitat de laigua foren invariables al llarg del temps, immunes a Taula 1. Tpics de laigua del paradigma estructuralista Hidromites La natura hostil cal dominar-la. La natura imperfecta ha de ser corregida. Hem de corregir les deformitats geogrfiques Les precipitacions estan mal distribudes. Laigua s un recurs natural mal repartit. Hi ha un desequilibri hdric en la natura. Vivim amb un dficit hdric estructural. Hi ha rius excedentaris i rius deficitaris. Les aiges dels rius es perden en la mar. Tenim un camp espanyol assedegat. La persistent sequera sallarga. Hem de realitzar una distribuci racional i equilibrada de laigua. Cal palliar el desequilibri entre lEspanya humida i la seca. Lobjectiu s aconseguir lequilibri hidrolgic nacional. Els transvasaments porten aigua don sobra fins on falta. Els transvasaments faciliten la solidaritat entre territoris. Amb els transvasaments vertebrem el territori. Els transvasaments pallien la sobreexplotaci dels aqfers. Elaboraci prpia. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 312 les mltiples actuacions humanes sobre el territori. Dos greus problemes actuals cal destacar: per un costat, el canvi climtic dorigen antrpic que est alterant els ritmes, elements i carcters climtics i, per altre costat, lespoli i contaminaci dels sistemes aqutics. Els valors sn lluny de ser equiparables entre el segle xiv i el nostre segle xxi.Per aix no significa que renunciem a plantejar el procs histric de creaci del problema socioecolgic basat en propostes estructuralistes, en grans obres hidruliques que trenquen la sustentabilitat del cicle de laigua i dels seus ecosistemes. Aqu abordem la primitiva formaci del marc conceptual i del model econmic vigent a lactualitat. Ens acostem a les argumentacions usades per a proposar transferncies hdriques inter conques al llarg del feudalisme, els grups socials promotors i el context histric i socioeconmic. Aix, lestudi histric del transvasament XquerVinalop cal enfocar-lo amb la perspectiva adequada i situar-lo al seu context poltic i fsic. 2. El transvasament Xquer-Vinalop al seu context histric Els cursos fluvials valencians presenten un doble origen. Els grans rius allctons, que solquen a les seus capaleres i cursos alts terres aragone ses, manxegues o murcianes: el riu Xquer (498 km) i el seu important afluent Cabriol (262 km), el riu Tria (280 km), el riu Millars (156 km) i el riu Segura que dels seus 324 km de longitud no arriben a 40 els que discorren per terres valencianes. Els rius autctons, amb cabals absoluts menors (cap supera els 3,5 m 3/s), sn aquells que es formen en gran part o totalment en terres valencianes. El riu Vinalop com el Snia, Palncia (tamb dit Morvedre), Serpis o Montnegre s un riu autcton que es distingeix dels grans rius per la petita dimensi de la seua llera, el dbit escs i les fortes pendents. El riu Vinalop t una longitud de 89 km entre el seu naixement a la serra Mariola i la seua desembocadura indecisa per les terres illicitanes. La conca exorreica drena 1.705 km 2, per si sumem els nombrosos sectors endorreics la conca ocupa 2.340 km 2. Aquesta petita bioregi del sud valenci pat durant el feudalisme una divisi en dues unitats poltiques. Lorganitzaci poltica i els poders jurisdic cionals de letapa medieval influren a la posterior gesti hidrulica de les viles Toms Prez Medina 313 i senyories. A la conca del Vinalop al llarg de les centries feudals distingim dos sectors per a la gesti de laigua: per un costat la capalera del riu, un sector de 274 km 2 amb viles reials cristianes (Bocairent, Banyeres de Mariola, Biar i la vall de Beneixama) que gaudeixen del privilegi reial ds exclusiu de les aiges del riu i formen part de la governaci de Valncia. Laltre sector de 2.066 km 2 comprn lespai de la conca entre Villena i Elx, forma part de la nova governaci dOriola, predominen les senyories baronials i hi ha un contrast social entre comunitats cristianes i les poblades aljames. A la conca mitjana i baixa del Vinalop la gesti i competncia per laigua t una protagonista destacada, la vila dElx. Tot el curs del riu, des de lrea palustre de Villena fins el con alluvial illicit, estigu media titzat, en part, pels interessos de loligarquia i els propietaris del regadiu dElx. El control, la propietat i la renda de laigua tenen un paper destacat a les transformacions econmiques i socials del mn urb dElx. Durant la Baixa Edat Mitjana, Elx control laigua de gran part daquesta conca per al desenvolupament dun sistema hidrulic periurb a la plana alluvial de la desembocadura. Aquesta centralitat es basava, per una banda, en lherncia andalusina de la madina Ily que vincul, com altres ciutats isl miques, el control de laigua de linterior de les comarques del Vinalop per a la creaci duna horta urbana. Daltra banda, la concessi entre 1256-1282 de molts i extensos senyorius a linfant don Manuel en tota la conca (Elx, Asp, Montfort, Novelda, Monver, Elda, Saix, Villena) origin una organitzaci feudal de lespai amb la finalitat doptimar la renda senyorial. Per Elx nicament mantingu el control hdric de la conca del Vinalop fins a la darreria del segle xiv per la progressiva senyorialitzaci de la comarca, fragmentada entre diverses cases nobiliries. Segons la taula 2, un ter de la superfcie regada a la conca del Vinalop formava lextensa horta dElx. El viatger alemany Hieronymus Mnzer, que visit el Baix Vinalop el 1494, diu de la ciutat dElx que s un lloc summament fecund en oli i en cap altre lloc no he vist tantes palme res com en aquest (Garca Mercadal, 1962: I, 346). Entre els conreus de lhorta elxana (blat, civada, ordi, melca, mill, pans, palmeres, vinya, oliveres, fruiters i hortalisses) el metge alemany destaca dos conreus caracterstics dElx que, alhora, permet dividir lhorta en dues rees: una primera central on domina el paisatge de palmeres i una segona rea Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 314 perifrica on destaca lolivera2. La importncia de loliverar augment al llarg de lpoca moderna fins arribar a 1.510 hectrees a finals del segle xviii (Gozlvez Prez, 1977: 101), majorment de regadiu. Serrano i Jan (2018) diferencia entre una agricultura illicitana de sec orientada als cereals (blat, ordi, sgol, pans, mill i melca) i una agricultura comercial relacionada amb la barrella, loli doliva i el sab. Aquest ltim fou una especialitzaci impulsada per laigua de lhorta, lexpansi de les oliveres 2. Verd Cano (2011: 138) especifica que el paisatge andalus seria diferent perqu la disposici de les palmeres podria ser ms oberta. El procs de concentraci de les pal meres voltant la ciutat s posterior al perode andalus, possiblement dpoca feudal. Ta u l a 2 . Superfcies irrigades a les hortes de les viles del Vinalop (en hectrees) Municipi ~1500 ~1800 Origen de laigua Bocairent 415 437 Riu Vinalop i brolladors Banyeres de Mariola 97 194 Riu Vinalop Vall de Beneixama 500 833 Riu Vinalop Biar 90 90 Font dels Capellans i dels Molins Cabdet 211 281 Brolladors i mines Villena 766 766 Brolladors periurbans Saix 80 199Fuente del Chopo i sobrants del riu Salines 30 30 Brolladors perilagunars Petrer 145 145 Mines de Pua i riu Elda 350 884Fuente del Chopo i riu Vinalop Monver 90 157 Font de Xinorla i riu Novelda 485 1.509 Font de la Xaut i riu Vinalop Monfort 60 60 Font del Cao i snies Asp 120 180 Riu Tarafa i brolladors Elx 1.800 2.859 Pant i riu Vinalop T O TA L 5.239 8.624 - Elaboraci prpia. Toms Prez Medina 315 i les demandes comercials. A partir duna mostra, Serrano i Jan calcula per a finals del segle xvi en un 45 % les parcelles irrigades amb oliveres. Els moriscos defenestrats el 1609 posseen unes 370 hectrees planta des doliveres. Mart de Viciana descriu Elx a la seua crnica de 1564: Por los campos de Elig cogen setenta y cinco mil arrovas de azeyte, cevada, sosa gruessa i prima, barrella, salicorn que es especie de barrella para hazer vidrio; de todo mucho y bueno (Blasco Garca et al ., 1999: 262). Viciana destaca la producci doli (13.500 hl), a ms de les plantes salabroses que per incineraci donen una cendra molt rica en carbonat sdic i carbonat potssic, que eren importants matries primeres per a elaborar sab i vidre. El 1739 ladministrador senyorial del marquesat dElx diu que s grande su huerta de olibos y tierras que produzen bien con el riego de agua viva, aunque salobre (Garca Blasco et al ., 1999: 284). La finalitat daquestes extensions doliveres s lobtenci doli per a la fabricaci de sab. El 1705 Salvador Perpiny, membre de loligarquia patrcia illicitana, confirma lampliaci de loliverar quan escriu que per fer sab es consumeixen anualment 158.400 arroves doli, aix s, 28.512 hl (Perpiny, 1705/1995). No es pot precisar una data, per al segle xiv ja est documentada la recollecci de barrella per a fer sab (Ferrer i Mallol, 1988: 114). Des del segle xv Elx es convert en un destacat centre productor i expor tador de sab cap a les terres castellanes i a travs de la via martima pel port dAlacant (Serrano i Jan, 2018). Aquesta activitat artesana es basava a lex pansi de lolivera, a ms a ms de lampliaci de les almsseres, les calderes de coure sab i la recollida de plantes barrelleres per la m dobra semipro letaritzada (Prez Medina, 2018). Un dels fonaments de la potenciaci de lexplotaci de la terra per loligarquia local illicitana i la noblesa comarcal fou lobtenci de majors cabals per al reg de les hortes mitjanant noves captacions, obres hidruliques, conflictes i negociacions intercomunitries. La histria del transvasament Xquer-Vinalop s la histria poltica i eco nmica de la planificaci al voltant de laigua de loligarquia dElx. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 316 3. Projectes de transvasament Xquer-Vinalop La senyorialitzaci de les comarques del Vinalop fu que Elx perds cabals per a la seua horta que provenien dels sobrants de Villena, de la cabalosa Fuente del Chopo, dels cabals que circulaven pel riu des de Novelda i dels brolladors dAsp. En aquest context de competncia pels cabals de la conca del Vinalop, es plantegen els primers projectes de transvasament daltres conques al riu Vinalop. Lany 1420 Elx planteja derivar aigua del riu Xquer. La data s simptomtica perqu la vila ha perdut lhegemonia sobre les aiges de Villena, de la copiosa Fuente del Chopo i de les aiges circulants pel riu Vinalop en favor dElda i Novelda. El 8 doctubre de 1386 el marqus de Villena, Alfons dArag, des del seu ducat de Gandia envi una carta als consells locals dels seus senyorius de Villena i Saix ordenant-les el lliurament a Elda de laigua sobrant (dedes la dicha agua cada que vos ayades avido asaz della para vuestras lavores e que non las ayade menester) i donen perms als regants mudjars elders per a netejar la squia (dexedes alimpiar e adobar la aequia por do va la dicha agua dentro en los dichos vuestros trminos). Passats sis anys, per rescripte del rei Joan I del 24 dagost de 1392, la font del Xop i les aiges sobrants de Villena sn lliurades a laljama dElda (Soler Garca, 1969: 264). Lexplicaci a aquesta donaci rau en el fet que la Vall dElda era patrimoni feudal de Violant de Bar, reina consort, per la qual cosa la corona actua per a garantir i augmentar les rendes senyorials a laljama eldera a travs de la intensificaci del regadiu. Durant el primers anys del segle xv Elx intent recuperar les aiges disputades del terme de Villena: per alcun cas o rah podria sser que la dita aygua [de la Font del Xop] vengus a la dita vila dElig (Ibarra Ruiz, 1914: 43). Aix, el problema de laigua a lhorta dElx no s una qesti exclusiva ment motivada per lescassesa climtica, prpia dels ambients mediterranis secs 3, sin que cal cercar les causes a la gesti hdrica de la conca fluvial pels poders feudals i oligrquics. Lescassesa no s absoluta, s una elaboraci 3. Al sud dels estreps btics valencians destaca la varietat climtica amb accentuada sequedat estiuenca, pluviometria inferior a 350 mm i elevades temperatures estiuen ques superiors a 22 C. Encara que utilitzem dades actuals per a classificar els tipus de climes, hem dincidir en un aspecte bsic de la climatologia i, en conseqncia, Toms Prez Medina 317 social creada a partir de la relaci entre la quantitat desitjada i la quantitat que pot ser satisfeta. Lescassesa obeeix a una construcci social i poltica. El paper de la noblesa i de loligarquia local illicitana cap a un creixement productiu basat a lexpansi de loliverar al regadiu, la recol - lecci de barrella a la marjal i saladars i lelaboraci de sab, sn els factors principals de la competncia per laigua del Vinalop i de les propostes de transvasament entre conques fluvials. Largument climatolgic basat a les reiterades sequeres, plantejat per a justificar les transferncies hdriques interconques, s un dels tpics de laigua del paradigma estructuralista que ignora la funci de les institucions poltiques i socioeconmiques. El 27 de maig de 1420 el consell municipal dElx acord fer gestions per a transvasar aigua del riu Xquer a lhorta illicitana (Ramos Fernndez, 1970: 260). Per aconseguir portar aigua del Xquer, els consellers dElx contacten amb els regidors de Saix, Villena i Chinchilla mitjanant cartes dirigides als molts honorables senyors alcaldes e offisials, per on tenien pre vist que circuls la canal. Cartes lliurades pels missatgers enviats des dElx 4. La iniciativa parteix de loligarquia local governant, amb una comunicaci entre instncies administratives municipals de diferents estats: Elx al mig jorn del regne valenci, Saix, Villena i Chinchilla a la corona castellana. nicament Chinchilla esmenta que ha de comunicar-lo al monarca cas tell 5, per desconeixem el paper que aquest tingu aix com els titulars feudals i el rei aragons. Els regidors de Chinchilla aproven el projecte de la canal que tra vessar el seu terme, per recomanen als illicitans negociar amb la vila dAlarcn que s por on circula el riu Xquer. Desprs de donar perms dels ecosistemes mediterranis: el canvi climtic actual. A ms de recordar lexplotaci i contaminaci dels ecosistemes aqutics. 4. Arxiu Histric Municipal dElx [AHME]: Actes de Consells, llibre a4: consells del 27 de maig , del 14 i 30 de juliol de 1420. 5. AHME: Actes de Consells, llibre a4: consell de l1 de setembre de 1420, full 25. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 318 per a que passen els tcnics anivelladors6 pel seu terme, Villena respongu mitjanant missiva datada el 24 dagost de 1420 7 que de presente nos no podemos contribuir ni dar cosa alguna por muchas dubdas que tenemos que la dicha agua non podr venir ac, pero si la dicha agua sallir poda e seyendo puesta en tales trminos que la espirencia de los omes conosciesen que podran venir a effecto, a la sasn faremos e pagaremos sueldo por libra lo razonable fuere de faser. Els consellers de Villena plantegen dues qestions en lo que toca al sacar agua del ro Chquer , s a dir, els obstacles fsics per a construir una canal dun centenar de quilmetres 8 per una topografia de terrenys amb elevacions i depressions, amb desnivells orogrfics insalvables per a laigua que circula per gravetat sin es fan llargs tnels, aqeductes o sifons 9. Ara, el principi fsic de circulaci per gravetat no s un requisit indispensable per a les obres hidruliques, els transvasaments i les transferncies daigua que es basen en un exagerat consum energtic fssil i elctric 10. Per a lpoca preindustrial era la gravetat un factor bsic que es tenia present en 6. Als acords municipals i als breus informes tcnics es parla danivellar els terrenys en el sentit topogrfic, aix s, trobar les diferncies dalada entre diversos punts dun terreny per on havia de construir-se la canal, i no en el sentit constructiu, s a dir, obrar i aplanar un terreny per aconseguir la seua horitzontalitat o subhoritzontalitat. 7. AHME: Actes de Consells, llibre a4: acta de l1 de setembre de 1420, fulls 24r i 24t. 8. La distncia aproximada de la canal del transvasament lhem calculada a partir de la resposta de la ciutat de Chinchilla que esmenta a la vila septentrional dAlarcn per on circula el riu Xquer. Els regidors de Chinchilla recomanen al consell dElx que es dirigisca a la villa de Alarcon para que vos diese licencia para que pudiese sallir por su termino non que por nuestro presente no puede sallir (AHME: Actes de Consells, llibre a4: consell de l1 de setembre de 1420). Cfr. sobre els termes municipals de les viles i llocs del senyoriu i marquesat de Villena, Pretel Marn, 2011. 9. Dcades desprs Leonardo da Vinci sinteress per la tecnologia i planificaci del medi fsic i escrigu que cualquier gran ro puede ser elevado hasta las ms altas montaas en virtud del pincipio del sifn (Glacken, 1996: 430). 10. Lobstacle rau als efectes econmics i ambientals de lalt consum energtic, per els oli gopolis energtics pressionen per a la realitzaci de les grans obres de transvasament pels beneficis crematstics que albiren. Un exemple del consum energtic en Arrojo Agudo, 2003: 68-69, daltre exemple sobre el lobby elctric en Prada, 2003 i una avaluaci sobre aquesta poltica hidrolgica tan perversa en Aguilera Klink, 2014. Toms Prez Medina 319 tota circulaci hdrica. Aquesta s una de les diferncies principals entre el metabolisme social agrari de base solar i el metabolisme industrial de base fssil (Gonzlez de Molina i Toledo, 2011). Cal afegir la manca dinformaci detallada que tenien els propietaris i regidors dElx sobre els cabals, el relleu i els sls per on havia de construir-se la canal del transvasament. Per a conixer les caracterstiques del terreny i de litinerari del riu Xquer i de la futura canal, des dels primers projectes de transvasament es realitza ren visites de reconeixement dels trajectes fluvials. En les breus memries es reconeixen els impediments orogrfics del transvasament. Un segon factor esmentat pel consell de Villena, que determin lajor nament permanent del transvasament, fou la despesa econmica de lobra hidrulica, excessiva per a les hisendes locals que havien dassumir-les. Els regants beneficiaris i les tresoreries municipals, a banda de redudes apor tacions senyorials, havien de fer clculs del cost i dels possibles beneficis perqu no tenien cap ajuda, subsidi, subvenci, crdit rebaixat o pressu post estatal que assums les elevades despeses daquestes immenses obres hidruliques. Censals, prstecs a canvi, repartiments i arbitris foren els recursos financers comuns dels govern locals per a pagar les despeses hidruliques. Per exemple, el 1628 la ciutat dAlacant particip en el pro jecte del transvasament Xquer-Vinalop, calculant la inversi necessria per a tot el projecte en 700.000 lliures, comprometent-se la ciutat alacan tina en aportar 150.000 lliures i la resta haurien daportar-les les altres viles i ciutats beneficiries del Vinalop (Glick, 1988: 161). Si comparem aquestes dades amb les despeses realitzades a daltres grans obres hidruli ques, observem lelevat preu del transvasament: el pant de Tibi finalitzat a la darreria del segle xvi cost 58.000 lliures i el pant dElx acabat el 1646 cost 21.000 lliures 11. Desprs dels nuls resultats del primer intent de transvasament del segle xv, al llarg del segle xvi reapareixen nous projectes. El 1528, en una conjuntura de cerca de noves dotacions per a lhorta dElx, el consell particular inici trmits pel transvasament i anivellaci de laigua del riu 11. Bernab Gil (1996) aporta exemples dobres hidruliques dels segles xvi i xvii amb pressupostos i despeses; cap arriba a la quantitat pressupostada per al transvasament Xquer-Vinalop. Sobre les preses del segle xvii, Prez Medina, 1997. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 320 Xquer i del riu Segura. El 1535 apareix una proposta del noble Joan Coloma, senyor feudal dElda i Petrer, per a realitzar el transvasament del Xquer i incrementar la dotaci del regadiu (Ramos Fernndez, 1970). El 1568 intervingu el marqus dElx i es feren anivellaments pels terrenys per on havia de circular la canal amb aigua del riu Xquer 12. El 1628 sinteress Alacant pel transvasament, per loposici de la ciutat de Valncia, que interpos un plet a la Real Audincia, fren els intents de derivar aiges de la conca del Xquer al Vinalop (Piqueras Haba, 1985: 129-130; Glick, 1988: 161; Br Ronda, 1992: 87; Gil Olcina, 1992). Aquest factor poltic, lenfrontament i la divergncia dinteressos entre els propietaris valencians i alacantins, dificult les intencions del trans vasament cap al sud. El 1668, en una fase de sequera i greu esterilitat segons els regidors illicitans, es reprn el projecte de portar aigua del Xquer a travs de la llera del riu Vinalop. Repassem amb detall aquest projecte. En la sitiada del 15 doctubre de 1668 13 es refereix un memorial de diversos vens lliurat a la instituci municipal dElx per la nesesitat que es patix per la nesesi tat del temps en no haver plogut y falta de aigua que hui es t y que Toms Bernabeu veh de la vila de Elda a fet relaci que es pot portar aigua del riu de Chcar. En la mateixa sessi de la sitiada es transcriu el breu memorial dels vens que padesen [necesidad] por la esterilidad y falta de agua pues de ordinario pasan huno y dos aos sin llover i utilitzen normalment el agua que salada pasa por esta villa de tan mala calidad [] pasando a azer la tierra que se riega infructfera y salobre, per la qual cosa proposen transvasar aigua dola del Xquer como segn relaciones antigas se puede traer el Ro de Jcar. 12. En agost de 1578, al plet de reducci a la corona de la vila dElx, declara Hierony Munys, cathedrtic de Matemtiques e Hebraich de la Universitat de Valncia, que el 1558 particip en el projecte del transvasament Xquer-Vinalop promo gut pel duc de Maqueda, marqus dElx, per recoman la transferncia daigua des del riu Segura per ser una obra ms barata i prxima (AHME: b110: folis 1.239, 1.258v-1.260v). Manifeste la meua gratitud a Carmina Verd Cano, cap de servei de lAHME, que mha informat i fornit la cpia del document. 13. AHME: Llibres de Sitiades, llibre b17. Toms Prez Medina 321 El tcnic elder Toms Bernabu present una relaci de que havia anivellat y que es poda portar dita aygua del riu Xquer al Vinalop. En la sitiada dElx del 2 de desembre de 1668 sacorda enviar a Francisco Verde per a que reconega el terreny, les possibilitats del transvasament i calcule el cost de les obres: Que vaja dit Francisco Verde y que anivelle desde la presa del Riu de Jcar que s al Vall de la Marmota o ms amunt si importara fins a la vertent y rambla de la present vila. Verde, junt a dos ajudants, estigu vint-i-tres dies realitzant els estudis danivellament a les riberes del riu de Jcar 14. A finals de 1668 es cre una comissi per al transvasament del Xquer al Vinalop i els sndics dElx presenten el pro jecte a les viles per on havia de circular laigua derivada 15. El mes de febrer de 1669 els consells generals de Novelda i Elda aproven el projecte amb les condicions que cadascuna de les viles estipula. La concrdia signada el 15 de febrer entre els procuradors dElx i dElda indica que laigua que es pretn trasnvasar s del riu Xquer, des de Balazote, a travs de Cabdet o Yecla, ajuntant-les amb les de la font del Xop que circulen per la squia del Comte. Elda consumir laigua que necessite, deixant passar la resta cap a Elx. Si la squia cal obrar-la i netejar-la, sencarregar Elx de tots els trmits i despeses. El comte dElda pot usar el cabal incrementat amb les aiges del Xquer als seus molins hidrulics i construir-ne de nou 16. Novelda, per seua part, desprs de reconixer la necessitat argumentada per Elx, condicion el pas de les aiges pel seu terme a qu Elx construsca dos assuts per a poder usar-les a lhorta noveldera, alce un pont sobre el riu, repare les squies i canals, indemnitze al venat si hi ha perjudicis per avingudes del Xquer, demana que laigua del riu Xquer no es barrege 14. AHME: Llibres de Sitiades, llibre b17: sitiades del 5 de novembre, 2 de desembre i 22 de desembre de 1668. Francisco Verde s qualificat a la darrera sitiada esmentada mestre de canteria y matemtic. Verde treballa per aquest temps a la Squia Major dElx i a la nova squia de Boniol de la partida de les Alqueries (AHME: Secci H: llig. H/57, nm. 39). 15. AHME: Llibres de Sitiades, llibre b17: sitiades del 27 de desembre de 1668, 7 de gener i 24 de febrer de 1669. 16. Arxiu Municipal dElda: Leg. 118, fol. 147-151. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 322 amb les de Villena i que la jurisdicci de Novelda s exclusiva en assumptes hidrulics dins del seu terme 17. El projecte no sexecut per les dificultats tcniques, la longitud i per qu se a considerat que lo gasto ha de ser exesiu i ques pasar de ent milia lliures y lo temps que se ha de gastar en portar dita aygua ha de ser molt 18. Davant aquestes evidncies imponderables, el consell illicit renuncia al projecte, substituint-lo per un ms barat, proper i de rpida execuci i derivaci. Francisco Verde proposa insistir de portar les aiges sobrants de Villena i del seu Carritxar, creant una canal que ser aprofitada per al posterior transvasament des del Xquer. Per a iniciar aquesta obra el comte de Paredes, virrei de Valncia, per delegaci reial, ja que el Consell General dElx no es pot reunir per expressa prohibici monrquica, con cedeix perms per a que la sitiada illicitana puga carregar un censal de 6.000 lliures 19. Aix, davant lelevada despesa del transvasament des del Xquer, que havia dafrontar en solitari la vila dElx sense aportacions reials ni senyorials, reorienten la captaci daigua per a lhorta en expansi del camp elx cap a les aiges romanents de Villena, centre de seculars disputes entre les comunitats sobiranes i lextensa horta urbana jussana. El 22 de juny de 1689 lajuntament de Villena aprova la definitiva cessi a Elx de les aiges acumulades al Carritxar des de l1 de novembre fins a finals de febrer, sense perjudicar els drets possets per Villena i Elda. Elx ha realitzat prospeccions i enllumenaments de majors cabals als brolladors que desaiguan a la llacuna de Villena, calculant el pedrapiquer i matemtic Francisco Verde que obrint el dic del Carritxar podrien arribar al pant dElx entre nou i deu fils daigua continua al dia. Per aquesta cessi Elx pagar 500 reals anuals a la tresoreria municipal de Villena 20. Els vint anys transcorreguts entre 1669 i la signatura de 1689 sn anys atapets de nego ciacions dElx amb les viles del Vinalop, dacords del marqus dElx i la 17. Arxiu Municipal de Novelda: Llibres de Consells, acta del Consell General del 7 de febrer de 1669. Saix i Montfort tamb concediren els seus permisos amb condicions (AHME: Secci H: llig. H/105, nm. 1). 18. AHME: Secci H: llig. H/105, nm. 1. 19. AHME: Llibres de Sitiades, llibre b17: sitiada del 10 de mar de 1669. AHME: Secci H: llig. H/105, nm. 1. 20. AHME: Secci H: llig. H/23, nm. 1. Toms Prez Medina 323 seua vila amb la ciutat de Villena, de plets entre les viles, de litigis entre Elx i el seu marqus i de realitzaci dobres hidruliques. Com declara el 22 de febrer de 1679 el sndic dElx en un plet de la Reial Audincia valenciana, an limpiat les fonts y sequies, enllumenant major quantitat daigua, conduint-la a un malec que an fet en lo terme de dita ciutat i assumint els elets dels regants dElx tota la despesa que ascendeix a 800 lliures 21. Aquestes lliures foren pagades mitjanant un arbitri directe aplicat entre 280 vens propietaris daigua del pant dElx. Els factors financers i geogrfics tornen a frenar el transvasament del Xquer. El primer argument fa referncia a la nesesitat del temps en no haver plogut y falta de aigua que hui es t, que s interpretada com a sequera persistent. s precs diferenciar laridesa, que s un estat habi tual deficitari del balan daigua que es dna durant part de lany a les terres meridionals del Vinalop, de la sequera com un perode atmosfric excepcionalment llarg amb precipitacions inferiors a les normals al terri tori referit. Els promotors del transvasament utilitzen aquest axioma de la sequera meteorolgica transformada en hidrolgica, encara que sabem que hi ha un retard temporal entre una i laltra pel emmagatzematge i la descrrega dels aqfers. La sequedat com a qesti climatolgica basada en la mesura de la pluviositat i la temperatura predomina, doncs, al Baix Vinalop. I la sequera s una carncia prolongada daigua, no nicament causada per la precipitaci i la temperatura, sin tamb cal introduir vari ables antrpiques, com s laugment de la demanda hdrica per lexpansi del regadiu. Segons Creus Novau i Saz Snchez (2005) la pluviometria del perode clid (primavera i estiu) del segle xvii a Elx s reduda durant la primera meitat del segle xvii i les dcades dels anys setanta i huitanta de la mateixa centria. Entre elles sintercalen dos perodes ms plujosos corresponents als anys 1650-1670 i 1688-1739. 4. Conca fluvial i sustentabilitat El transvasament Xquer-Vinalop novament fou plantejat un segle desprs, el 1776, per fou refusat per irrealitzable (Ramos Fernndez, 1970: 21. ARV: Escrivanies de Cambra: Any 1713, exp. 77. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 324 262). Al segle xix es reprn amb fora la idea del transvasament, per tampoc arrib la seua realitzaci (Daz Marn, 2000). Amb tots els projectes esmentats de transvasament daigua del riu Xquer al riu Vinalop, els promotors illicitans traspassaren la conca del Vinalop com a marc territorial de gesti. Trenquen la gesti integral daigua i territori al marc de la bioregi. Parlar sobre gesti de laigua significa debatre sobre les formes dordenaci del territori. Hi ha una imbricaci entre la gesti de laigua, els usos del sl i lorganitzaci del territori. Aix s una idea reeixida als estu dis hdrics. La planificaci, concepci i construcci dun sistema hidrulic ha de desenvolupar-se com un instrument imbricat amb una determinada poltica territorial. Cal una gesti integrada de laigua al territori, amb el seu valor natural, cultural, patrimonial o simblic. Labsncia daquesta visi integrada pot provocar desequilibris territorials. En conseqncia, parlar de poltica hidrulica significa parlar de les formes docupaci i organitzaci del territori. s imprescindible que laigua, per la seua pre sncia a les activitats de producci i reproducci social, per ser un element bsic dels ecosistemes, forme part duna gesti integrada del territori (Prat Fornells, 2002; Del Moral, 2009). Arrojo (2006: 61) planteja un enfocament ecosistmic que exigeix integrar i planificar la gesti de laigua a lmbit de les conques hidrogr fiques. Aix, la conca hidrogrfica s el marc de referncia territorial on la gesti conjunta daigua i espai siguen inseparables. Indubtablement, el riu Vinalop no compta amb una conca fluvial denvergadura, equiparable a daltres valencianes, per per a les comunitats camperoles dels senyorius era un marc de referncia indefugible pel carcter local i comarcal de leco nomia agrria preindustrial. Per al cas de les comarques del Vinalop als perodes medieval i modern, aquest plantejament de lestreta relaci entre aigua i territori sevidencia als regadius histrics, a ms de la divisi de la petita bioregi en dues unitats poltiques. Lorganitzaci sociopoltica del territori, els factors fsics i lherncia islmica incidiren en la separaci de la bioregi en dos sectors amb una autnoma gesti de laigua i del terri tori (Prez Medina, 2018). Amb la planificaci del transvasament Xquer-Vinalop els consellers dElx abandonen ladopci de la gesti hdrica dels recursos renovables disponibles a la bioregi, renuncien a la gesti de la demanda daigua de Toms Prez Medina 325 lagroecosistema adaptada al marc de la conca i incideixen ms a loferta daigua per a un regadiu en expansi. Mitjanant la tcnica es vol solucionar les creixents necessitats daigua, encara que fra un lmit insalvable fins a ls de les energies fssils i el vector elctric. El canal Xquer-Vinalop manifesta el trencament de ladequaci econmica i territorial a les carac terstiques prpies del Vinalop. A les darreries de la Edat Mitjana i al llarg de les centries modernes sha difs la idea de la capacitat humana per a operar canvis a la natura; les aspiracions humanes estimulen activitats tendents a planejar i canviar el paisatge (Glacken, 1996). Conceptualment, els promotors illicitans del transvasament canvien els hbits de pensament i de comportament davant la gesti de laigua. Amb els projectes duna gran obra hidrulica de transferncia intercon ques es planteja el cicle hidrolgic com un sistema obert, intervingut i interromput, que pot solucionar lescassesa social daigua mitjanant la tecnologia. Es concep ladministraci de laigua i les obres hidruliques des de la mecnica dels fluids. Des duna visi ecointegradora, els pro jectes de transvasament revelen que la vila dElx i el seu agroecosistema ha superat la capacitat de crrega del territori i dels seus ecosistemes, i els seus habitants augmenten la petjada hdrica (Llamas, 2005; Tello, 2005). Loligarquia volia traslladar la petjada hdrica fins al Xquer amb ms requeriments daigua consuntiva per al regadiu, les almsseres i les sabo neries. A ms, la quantitat daigua que demana la vila dElx fora de la conca del Vinalop podia tenir uns impactes qualitatius i quantitatius no mesu rats als projectes: amb la detracci de cabals del Xquer seliminen retorns al riu i als aqfers de la conca emissora i a la conca receptora del Vinalop shan de gestionar aiges de diferents qualitats que poden modificar llur composici fisicoqumica, la transferncia despcies biolgiques i els fluxos de slids i de nutrients (Arrojo Agudo, 2003). La sustentabilitat s lluny de la tpica visi duna natura desequilibrada i desordenada que cal dominar i reordenar a la mida de les necessitats humanes exosomtiques. Ramon Folch (2011) escriu que la sustentabilitat s un modest intent demular leficincia dels sistemes naturals. Als estudis histrics caldr tornar a omplir les paraules amb continguts capaos de connectar amb les sensibilitats actuals. Hidromites i sustentabilitat en la histria del transvasament Xquer-Vinalop 326 Bibliografia Aguilera Klink, A. 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La importancia local del paraje y la necesidad de su proteccin queda puesta de manifiesto tras el anlisis de su medio fsico, ya que alberga en su superficie una de las zonas hmedas catalogadas en la Comunidad Valenciana. Cuenta con numerosos txones vegetales, hbitats de inters comunitario y numerosas especies de fauna, as como numerosos recursos culturales, entre los que destacan las presas del pantano de Elda y diversos yacimientos arqueolgicos pertenecientes a la Edad del Bronce y a pocas ibrica y romana. Frente a otras figuras recogidas en la ley 11/1994, la de paraje natural munici pal, que permite a las corporaciones municipales proponer para su declaracin y gestionar aquellos espacios naturales de inters local presentes en su territorio, se muestra como la ms apropiada para la conservacin de este espacio natural. Palabras clave: conservacin, espacio natural protegido, paraje natural munici pal, Pantano, Elda, Petrer. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 329-350. * palau.t@gmail.com 330 Introduccin Los trabajos tienen su gnesis en el deseo por parte de las concejalas de medio ambiente de los ayuntamientos de Elda y Petrer de dotar al mencionado paraje de una herramienta legal apropiada para la proteccin y gestin del citado lugar, as como poner en valor dicho entorno, facilitar su disfrute ordenado y promocionar su visita. Para ello se ha optado por la figura de Paraje Natural Municipal (PNM). Se trata de una de las 7 categoras de espacios protegidos recogidas en la Ley de Espacios Naturales Protegidos de la Comunidad Valenciana y constituye una especificidad de la legislacin ambiental valenciana. El territorio integrado en la propuesta de delimitacin del Paraje Natural Municipal de El Pantano tiene una superficie de 908.240 m2, de los cuales 339.753 m2 son de titularidad pblica (Ayuntamiento de Elda, Ayuntamiento de Petrer, Generalitat Valenciana, Confederacin Hidrogrfica del Jcar y Ministerio de Fomento) y 500.796 m2 de titu laridad privada. Titularidad Superficie en metros cuadrados % Ayuntamiento de Elda 4.3510,48 Ayuntamiento de Petrer 1.3730,15 Confederacin Hidrogrfica del Jcar 250.242 27,55 Ministerio de Fomento 39.5294,35 Generalitat Valenciana 44.2584,87 Titularidad Privada 500.79655,14 Desconocido 67.6917,45 Total Paraje Natural Municipal 908.240100 Trmino Municipal Superficie en metros cuadrados % Elda 558.81761,53 Petrer 349.42338,47 Total Paraje Natural Municipal 908.240100 Tablas 1 y 2. Superficies y titularidad de los terrenos por trminos municipales del Paraje Natural Municipal El Pantano. Toms Palau Escarabajal 331 El Paraje de El Pantano se encuentra situado al norte de los trminos municipales de las poblaciones de Elda y Petrer, pertenecientes a la comarca del Medio Vinalop, en torno al ro Vinalop, llegando la zona propuesta para su catalogacin hasta lmite con el trmino municipal de Sax. Se trata de un lugar de gran importancia histrica para la primera de las poblaciones, pues en l se hallan enclavados los restos de las dos presas histricas (siglos xvii y xix) que abastecan de agua de riego a la poblacin de Elda. Desde el ao 2002, el Embalse de Elda se encuentra incluido en el Catlogo de Zonas Hmedas de la Comunidad Valenciana, aprobado mediante acuerdo de 10 de septiembre de 2002 por el Consell de la Generalitat. 1. Descripcin del medio fsico A continuacin se realiza una descripcin sinttica de las principales caractersticas del medio fsico del espacio. Figura 1. Delimitacin del Paraje Natural Municipal El Pantano. Elaboracin propia. La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 332 1.1. Fisiografa El rea del Pantano se localiza en una depresin natural por donde han discurrido las aguas del ro Vinalop con el transcurso del tiempo. Se puede considerar como una excavacin natural del terreno donde su altitud media original (considerada en la cumbre de la cuenca vertiente) equivale a 490 metros; la zona ms deprimida del valle est situada a 418 metros.El Paraje Natural Municipal se halla encajonado entre la sierra TorretaMonastil, en el trmino municipal de Elda y una pequea elevacin ya en el trmino de Petrer conocida como la Cuesta del Molino, que facilita el aislamiento del Paraje respecto a la autova A7. Tal y como se ha expuesto anteriormente, en el Paraje se diferencia una unidad topogrfica clara: la sierra Torrreta-Monastil, que presenta un relieve accidentado que asciende a ms de 500 m de altitud. 1.2. Geologa En el entorno del Pantano, las formaciones montaosas estn consti tuidas por calizas y margas del Secundario, cuya elevacin es fruto de la orognesis alpina. El fondo de los valles de la parte central de la depresin est constituida por materiales procedentes del cuaternario, que son los ms modernos y estn formados por rocas sedimentarias (gravas, arenas, arcillas y limos) procedentes de la actuacin de los agentes erosivos en cotas superiores. La sierra Torreta-Monastil y los montes circundantes fueron origina dos por el movimiento alpino de la Era Terciaria, con una orientacin SW-NE. Estas elevaciones sufrieron una falla perpendicular que sera aprovechada por el curso del ro Vinalop para constituir el presente paraje durante la era Cuaternaria. Su cauce, con el paso del tiempo, va pro fundizando hasta dejar a ambos lados un total de cuatro terrazas fluviales (la primera de ellas procede del Holoceno, la segunda del Wurmiense y de las otras dos se desconoce el origen). Los agentes erosivos originaron una amplia red de ramblas que por la zona norte excavaron los materiales ms dbiles (arcillas y calizas arenosas) Toms Palau Escarabajal 333 consiguiendo comunicar las dos cuencas. En esta fase las calizas terciarias que constituyen la sierra Torreta-Monastil fueron erosionndose por el agua y el viento, depositadas en las faldas del monte y/o transportadas por el ro aguas abajo.Cabe destacar que los cerros por los que discurre el ro estn com puestos por calizas gravelosas con intercalacin de margas arenosas y microconglomerados, mientras que el lecho del ro est constituido por aluviones y/o cantos rodados. 1.3. Climatologa Entre los aspectos fsicos ms relevantes, por su determinante inci dencia en el medio, destaca el anlisis de las variables climatolgicas, principalmente precipitaciones y temperaturas. Estas van a interesar por su incidencia sobre las infraestructuras del paraje y sobre los elementos del medio natural. El mecanismo general del que participa el rea de estu dio corresponde al modelo Mediterrneo Occidental, matizado por la variedad comarcal de una zona que se encuentra entre la rigurosidad del Alto Vinalop y la suavidad del Bajo Vinalop. Este modelo presenta, como caractersticas fundamentales, una escasa precipitacin anual con una desigual distribucin estacional, lo que lleva a la aparicin de dos picos en los valores de precipitaciones, en otoo y primavera, este ltimo mximo secundario. Cabe destacar los episodios de precipitaciones de ele vada intensidad horaria que suelen producirse en otoo. Junto con esta, aparece una acusada sequa estival. El clima de la zona es mediterrneo semirido, con temperaturas que pueden alcanzar cerca de 40C en verano. Los inviernos son suaves y rara vez se alcanzan temperaturas por debajo de 0C. Por su parte, las preci pitaciones no superan los 300 mm anuales. La situacin orogrfica y la disposicin geogrfica frente a las cadenas montaosas colindantes hacen que la zona del pantano de Elda quede ligeramente protegida frente a los vientos desecantes procedentes del SW (lebeche-siroco). La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 334 1.4. Hidrologa El mbito del Paraje Natural Municipal forma parte del cauce del ro Vinalop, que atraviesa de norte a sur de la provincia de Alicante y con sus 81 km de longitud es el ro ms importante de la misma. Nace en la Sierra de Mariola, entre Bocairente y Banyeres de Mariola, dando nombre a las comarcas que atraviesa (Alto, Medio y Bajo Vinalop). Este ro tiene su desembocadura natural a la altura de las Salinas de Santa Pola.El Vinalop recibe varias aportaciones de caudal, entre las cuales, a la altura de Elda-Petrer tienen lugar la de algunas ramblas que realizan la funcin de drenaje de las sierras de interior; estas son las ramblas de Caprala, Pusa, Melva, Sapo o Bateig , si bien es la primera de ellas la nica que realiza su aportacin dentro del mbito del Paraje. La cuenca hidrolgica del ro Vinalop est caracterizada por la extrema irregularidad pluviomtrica, debido a la concentracin de las precipitaciones en grandes aguaceros. Se determina de este modo la cir culacin de importantes caudales de agua en un intervalo de tiempo muy Figura 2. Ro Vinalop a su paso por el Paraje Natural Municipal. Fotografa: Nstor Rico. Toms Palau Escarabajal 335 reducido, lo que precisa disponer de un cauce resistente a las avenidas, con una seccin muy amplia.En la actualidad en la mayor parte del ao, cuando las precipitacio nes presentan un carcter ms o menos moderado, el ro tiene un cauce permanente con aportaciones de aguas residuales. Las aguas circulantes presentan una mala calidad, con elevadas concentraciones de sales. El aumento de forma espordica del caudal de avenida en la zona aguas arriba de la presa provoca la inundacin temporal de los terre nos, permitiendo un mayor aporte de humedad y la formacin de detritus orgnicos que mejoran la calidad del terreno. En el extremo este de la sierra, junto al Monastil, el ro Vinalop forma un desfiladero con un meandro, que supone el paso ms angosto de todo el valle. Se aprovech su morfologa para situar el embalse de Elda, que aunque hoy en desuso, es una de las presas ms antiguas de Europa. Dicha presa fue construida a finales del siglo xvii . Fue destruida en una gran riada en 1793. En el siglo xix se levant otra ms moderna, pero de menor tamao y capacidad. Actualmente las compuertas permanecen abiertas, sin que haya almacenamiento de aguas. 2. Medio bitico 2.1. Flora y vegetacin Este componente asume una gran parte en la caracterizacin del paisaje visible, ya que constituye por lo general la cubierta del suelo, siendo en cualquier caso uno de los componentes perceptibles por el hombre con mayor trascendencia. La existencia de vegetacin y en mayor medida la presencia de agua, suponen una singularidad positiva con respecto al entorno, que debido a la falta de precipitaciones est caracterizado por presentar elevada aridez. Por lo que respecta a la cobertura vegetal, la zona hmeda es la que pre senta mayor valor natural donde abunda el bosque de galera formado por tarays (Tamarix sp.) incrementando la calidad del paisaje. En la zona del Paraje Natural Municipal El Pantano, hay dos tipos de vegetacin claramente diferenciados por la orografa del terreno: La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 336 a) En la depresin central se tiene una vegetacin palustre tpica de zonas hmedas En las inmediaciones del curso del ro Vinalop se da una acumulacin de humedad que favorece la presencia de Phragmites australis, a la que aparecen asociadas especies como Cynanchum acutum y Galium aparine. Su densidad y altura son tan elevadas que impiden la visin desde el curso de agua. La zona aluvial donde se acumulan los depsitos fluviales presenta una elevada salinidad que condiciona en gran medida la presencia vegetal. Las mejor adaptadas son las plantas halfilas capaces de excretar el exceso de sal a travs de sus hojas. En estas condiciones y debido a la formacin de grandes remansos de agua inundados temporalmente sobre zonas margo sas se permite la formacin de cerrados tarayares. El taray es una especie de porte arbreo bajo o arbustivo que se emplaza en suelos de elevada salinidad. La especie principal en este tarayar es Tamarix canariensis en Figura 3. Vista del paraje desde la solana de la Cuesta del Molino. Fotografa: Luis Villaplana. Toms Palau Escarabajal 337 asociacin con lianas como la rubia (Rubia peregrina subsp. longifolia) o la correhuela blanca (Cynanchum acutum) y especies crasas halflias como el cenizo blanco (Halimione portulacoides) o ms rara la sosa jabonera (Arthrocnemun macrotachyum).Debido a la elevada salinidad acumulada en tiempos anteriores, en las zonas hmedas no sometidas a frecuentes encharcamientos temporales (claros en el interior del tarayar) predomina un matorral tupido cons tituido por la comunidad Salicornetalia , representada por las especies: Salicornia italica, Salsola sp., Suaeda sp., Thymelaea sp., y Arthrocnemum macrostachyum como especies principales. Las zonas marginales con escasa humedad son superficies despobla das por la vegetacin y se caracterizan por la presencia de especies de los gneros Atriplex, Teucrium y Limonium, resaltando la presencia de gran des matas de Atriplex halimus dispersas sobre superficies ms o menos extensas. Tambin cabe destacar la presencia, aunque de forma muy puntual, de una alameda (Rubio tinctori-Populetum albae) en la zona de El Chorrillo. b) En las laderas predomina una vegetacin estpica de tipo xerfilo y degradada Las laderas que rodean el rea del pantano estn constituidas por suelos jvenes, con elevada presencia de piedra suelta. En zonas con elevada pen diente la roca madre aflora a la superficie impidiendo la presencia vegetal debido a la inexistencia de suelo. La masa arbrea dominante capaz de desarrollarse en el monte en estado natural sera principalmente un pinar de pino carrasco (Pinus halepensis), caracterizado por un bajo crecimiento. La mayor o menor adaptacin climtica y biolgica de la especie dominante variara osten siblemente en funcin del microclima donde se encuentre. El desarrollo de la masa forestal se lleva a cabo en funcin de la exposicin, del tipo de sustrato y del espesor edfico. Actualmente el pino carrasco en estado natural se encuentra en unas condiciones de vigor deficientes. Est distribuido sobre laderas con expo sicin de umbra y en vaguadas, protegido de la actuacin de los vientos dominantes, actualmente la superficie que ocupa es reducida. La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 338 La mayor parte de la superficie del monte natural est ocupada por vegetacin arbustiva y herbcea. En este aspecto destaca la presencia de Juniperus phoenicia, Rhamnus alaternus (aladierno), Rhamnus lycioides (espino negro), en los emplazamientos ms resguardados, y Ulex parvi florus (aliaga), Rosmarinus officinalis (romero), Cistus clusii (jaguarzo), Cistus albidus (estepa blanca), Helianthemum sp. Y Thymus vulga ris (tomillo) en las zonas de solana expuestas a la accin de los vientos desecantes. En la falda de las laderas, en las terrazas fluviales, se localizan espe cies arbreas objeto de cultivo y/u ornamentales tales como Prunus dulcis (almendro), Olea europaea (olivo), Ceratonia siliqua (algarrobo) y Eucaliptus camaldulensis. 2.2. Fauna Se debe tener en especial consideracin el elevado valor ecolgico de las ramblas, consideradas como cauces autctonos del SE semirido penin sular; en este caso particular caracterizadas por el transcurso de arroyos salinos. Resulta ser un ecosistema muy apropiado para la obtencin de refugio (por la densidad de la vegetacin existente y su inaccesibilidad) y facilitar alimento de la fauna silvestre (debido a la gran cantidad y varie dad de la fauna invertebrada existente). Las acusadas fluctuaciones temporales, tanto del caudal (alternancia de pocas secas y riadas) como de los componentes hidroqumicos (sali nidad), van a determinar el establecimiento de comunidades acuticas adaptadas a dichas fluctuaciones, como son la flora algal y la fauna de invertebrados. El principal valor ecolgico del rea del Pantano reside en el desarro llo de procesos dinmicos de carcter abitico (perturbaciones hdricas) como factor organizador de las comunidades acuticas, principalmente. Si tenemos en cuenta las inmediaciones del paraje nos encontramos con ecosistemas homogneos, alterados por la accin antrpica, pobres en asociaciones vegetales y animales. De este modo se puede determinar el rea del Pantano como una biocenosis aislada caracterizada por su riqueza faunstica y su capacidad de mantener la persistencia a lo largo del tiempo. Toms Palau Escarabajal 339 Parece obvio que el criterio de la representatividad debera emplearse para plantear la posible conservacin de este ecosistema acutico con carcter singular. La fauna ha sido inventariada a partir del Banco de Datos de Biodiversidad de la pgina web de la Consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climtico y Desarrollo Rural. En las tablas que se presentan seguidamente se recogen los listados de especies presentes en las cuadrculas UTM1X1: 30SXH9064, 30SXH9162, 30SXH9163, 30SXH9164, 30SXH9262, 30SXH9263, 30SXH9362, 30SXH9363 en la que se localiza el paraje del Pantano de Elda. Estas cuadrculas abar can una superficie ms amplia que el mbito del paraje, por lo que se concretan las especies presentes identificadas en el inventario faunstico del Estudio y Gestin de un ecosistema singular: El Pantano de Elda. A continuacin se muestran los datos recopilados por grupos: a) Herpetofauna En el Banco de Datos de Biodiversidad no se recoge ninguna especie dentro de esta categora. Las especies citadas en el Estudio y Gestin de un ecosistema singular: El Pantano de Elda, son las citas en la tabla siguiente, cuyo estado legal se recoge a continuacin: Nombre Cientfico Nombre Valenciano Nombre Castellano Estado legal Bufo bufo Gripau com, renoc comSapo comn Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Convenio de Berna Anexo III Rana perezi Granota verda Rana comn Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Convenio de Berna Anexo III Directiva de hbitatsAnexo V Hemidactylus turcicus Dragonet Salamanquesa rosada Catlogo nacional Inters especial Convenio de BernaAnexo III Lacerta lepida Fardatxo Lagarto ocelado Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Convenio de Berna Anexo II La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 340 Malpolon monspessulanusSerp verda Culebra bastarda Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Convenio de Berna Anexo III Podarcis hispanica Sargantana ibricaLagartija ibrica Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Psammodromus algirus Sargantana cuallargaLagartija colilarga Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Psammodromus hispanicus Sargantana cendrosaLagartija cenicienta Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Bufo calamita Gripau corredor, renoc corredorSapo corredor Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Directiva de hbitats Anexo IV Natrix natrix Serp de collar Culebra de collar Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Natrix maura Serp pudenta Culebra viperina Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Vipera latestei EscurVbora hocicuda Convenio de Berna Anexo II De todas las especies citadas, 2 de ellas se encuentran en el Catlogo Valenciano de fauna amenazada, en el anexo II, como especies protegidas, son el sapo comn y la rana comn. b) Ictiofauna En las cuadrculas estudiadas est presente el fartet, lo cual no se confirma en el Estudio y Gestin de un ecosistema singular: El Pantano de Elda. No obstante esta especie se da habitualmente en estos cauces tpicos del semirido espaol. Esta especie est considerada como en peligro de extin cin en el Catlogo Valenciano de Fauna, anexo I. Toms Palau Escarabajal 341 Nombre Cientfico Nombre Valenciano Nombre Castellano Estado legal Aphanius iberus Fartet Fartet Catlogo nacional En peligro de extincin Catlogo valenciano de fauna Anexo I En peligro de extincin Categora UICN En peligro Convenio de Barcelona Anexo II Convenio de Berna Anexo III Directiva de hbitats Anexo II c) Ornitofauna A continuacin se recoge el listado de especies presentes en las cuadrculas, contando con 2 especies, cuya presencia es probable en el mbito del paraje. Nombre Cientfico Nombre Valenciano Nombre Castellano Estado legal Upupa epops Puput, palput Abubilla Catlogo nacional Inters especial Convenio de BernaAnexo II Alectoris rufa PerdiuPerdiz Roja Categora UICN Datos insuficientes Convenio de Berna Anexo III Directiva de aves Anexo III.1 Anexo II.1 Las especies que se citan en el Estudio y Gestin de un ecosistema singular: El Pantano de Elda adems de las anteriores, estn incluidas en el listado siguiente: La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 342 Nombre Cientfico Nombre Valenciano Nombre Castellano Estado legal Acrocephalus arundinaceus Busquerot Carricero tordal Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Acrocephalus scirpaceus Xitxarra de canyarCarricero comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Alauda arvensis Alosa Alondra Comn Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Convenio de Berna Anexo III Directiva de aves Anexo II.2 Anthus campestris Titeta destiu Bisbita Campestre Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Directiva de aves Anexo I Apus apus Falcia Vencejo comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Athene noctua Mussol com Mochuelo Europeo Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Carduelis cannabina Paserell Pardillo comn Convenio de Berna Anexo II Carduelis carduelis Cadernera, cagarneraJilguero Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Cettia cetti Rossinyol bord Ruiseor bastardo Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Cisticola juncidis Tr i s tBuitrn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Anexo III Convenio de Bonn Anexo II Columba palumbus To d Paloma torcaz Convenio de Berna Anexo III Directiva de avesAnexo III.1Anexo II.1 Toms Palau Escarabajal 343 Cuculus canorusCucut Cuco Comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Delichon urbica Oroneta cuablanca, oronellAvin Comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Emberiza cia Sit negre Escribano Montesino Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Emberiza cirlus Sit golanegre Escribano Soteo Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Galerida cristata Cogullada vulgarCogujada Comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Hirundo rustica Oroneta, oronellaGolondrina Comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Luscinia megarhynchos Rossinyol Ruiseor Comn Catlogo nacionalInters especial Convenio de Berna Anexo II Motacilla alba Cueta blanca Lavandera blanca Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Muscicapa striata Papamosques gris, mastegatatxetsPapamoscas gris Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Oenanthe hispanica Clbia terrera, clbia rossaCollalba Rubia Catlogo nacional Inters especial Categora UICN Casi amenazada Convenio de Berna Anexo II Otus scops XotAutillo Europeo Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Parus ater Capellanet Carbonero garrapinos Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 344 Parus cristatusCapellanet de crestaHerrerillo capuchino Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Parus major Totestiu Carbonero comn Convenio de Berna Anexo II Passer domesticus TeuladGorrin Comn Catlogo valenciano de fauna Anexo III Tuteladas Petronia petronia Pardal roquerGorrin Chilln Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Anexo III Phylloscopus bonelli Mosquiter pl. lidMosquitero papialbo Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Pica pica Blanca Urraca Convenio de Berna Anexo III Saxicola torquata Bitx com Tarabilla Comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Serinus serinus Gafarr Verdecillo Convenio de Berna Anexo II Sturnus unicolor Estornell negreEstornino negro Catlogo valenciano de fauna Anexo III Tuteladas Convenio de Berna Anexo II Anexo III Sylvia melanocephala Busquereta capnegraCurruca cabecinegra Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Sylvia undata Busquereta cuallargaCurruca rabilarga Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de Bonn Anexo II Directiva de aves Anexo I Turdus merula Merla, esmerlaMirlo Comn Convenio de Berna Anexo III Directiva de aves Anexo II.2 Tyto alba liba, bila, moixaLechuza Comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Phylloscopus collybita Mosquiter comMosquitero comn Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo II Convenio de BonnAnexo II Toms Palau Escarabajal 345 d) Mastofauna Las especies de mamferos presentes en la zona, son las siguientes: Nombre Cientfico Nombre Valenciano Nombre Castellano Estado legal Lepus granatensis Llebre Liebre ibrica Categora UICN Preocupacin menor Oryctolagus cuniculus Conill Conejo comn Categora UICN Preocupacin menor Vulpes vulpes RabosaZorro rojoCategora UICN Preocupacin menor Apodemos sylvaticus Ratol de bosc Ratn de campoCategora UICN Preocupacin menor Rattus rattus Rata negra Rata negra Categora UICN Datos insuficientes Rattus norvegicus Rata comuna, rata albelloneraRata parda Categora UICN No evaluado Crocidura russula Musaranya comunaMusaraa gris Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Categora UICN Preocupacin menor Convenio de Berna Anexo II Anexo III Pipistrellus pipistrellus Rata penada pipistrel.la comunaMurcilago enano Catlogo nacional Inters especial Convenio de Berna Anexo III Directiva de hbitats Anexo IV Erinaceus europaeus Eri com Erizo europeo Catlogo valenciano de fauna Anexo II Protegidas Convenio de Berna Anexo III Las especies incluidas en el Catlogo Valenciano de Especies de Fauna Amenazadas son: el erizo comn y la musaraa gris, todas ellas en el anexo II de especies protegidas. La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 346 e) Invertebrados En cuanto a invertebrados es interesante mencionar la presencia de insectos con una elevada diversidad especfica, sobre todo de colepteros, dermpteros, dpteros, heterpteros, himenpteros, lepidpteros, odo natos y ortpteros principalmente. Finalmente, de las especies relacionadas anteriormente, se van a enumerar las incluidas en el Catlogo Valenciano de especies de fauna amenazadas en cada una de sus categoras: Especies en peligro de extincin: fartet. Especies protegidas: el sapo comn y la rana comn, el erizo comn y la musaraa gris, la alondra comn y el triguero. Especies tuteladas: gorrin comn y el estornino negro. Figura 4. Actividad de suelta de aves rapaces realizada en el Pantano. Fotografa: Patricia Verd. Toms Palau Escarabajal 347 3. Patrimonio histrico y cultural Con el fin de identificar el patrimonio cultural existente en el mbito del paraje se han consultado los apartados de Yacimientos Arqueolgicos, Bienes de Inters Cultural y Etnologa de la web de la Direccin General de Patrimonio Cultural Valenciano de la Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura. Igualmente se ha consultado El Catlogo de Bienes y Espacios Protegidos de Elda (2014) y se ha realizado consulta en el Museo Arqueolgico y Etnolgico Municipal Dmaso Navarro de Petrer. Los bienes incluidos dentro del mbito de proteccin son los siguientes: Presas del Pantano. Las presas del embalse de Elda constituyen bienes inmuebles patrimoniales con un singular valor en su con texto local y comarcal. Se trata de dos obras de ingeniera civil hidrulica. La primera de las presas data de fines del siglo xvii (1684-1698), con el objetivo de embalsar agua para riego, y se mantuvo en uso hasta su inutilizacin en 1793 a causa de una gran riada. Tras algn intento de recuperacin de la antigua presa (1824), ser en 1842, tras una fuerte sequa, cuando se aborde la construccin de una obra ms modesta, en el mismo lugar de la anterior. La construccin de esta nueva obra, la segunda presa, concluir en 1890. Tnel del ferrocarril de La Torreta. Cronologa: 1857. Viaducto del ferrocarril del Pantano. Cronologa: 1856-1857. Puente del ferrocarril del Barranquet. Cronologa: 1856-1857. Casero de la Muda. Cronologa: Edad Contempornea. Siglos xviii-xix. Mojn de trmino (Elda-Petrer-Sax). Cronologa: Edad Moderna Contempornea. Siglos xviii-xix. Alberca de El Chorrillo. Cronologa: siglos xviii-xix. Noria del Chopo. Cronologa: siglos xix y xx. Noria del Chorrillo. Cronologa: siglos xix y xx. Canal de riego de la huerta de Alicante. Cronologa: 1908-1910. Calera del Pantano. Cronologa: mediados del siglo xix. Molino del Barranquet. Cronologa: siglos xix-xx. La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 348 Acequias y canalizaciones del Pantano. Cronologa: finales del siglo xix y siglo xx. Molino Nuevo-Fbrica de Lonas. Molino (siglos xvii-xviii ); Fbrica de Lonas (1903-ca. 1920). Fbrica de la Luz del Monastil. Cronologa: Edad Contempor nea. Aos 1899-1900. Fbrica de la Luz del Chorrillo. Instalacin destinada a la pro duccin de energa elctrica. Cronologa: Edad Contempornea. Ao 1907. Yacimiento arqueolgico Terrazas del Pantano. Cronologa: Neoltico Final-perodo Campaniforme (iii-ii milenios a. C.). Yacimiento arqueolgico Cueva del Hacha. Cronologa: entre el iii y ii milenio a. C., fundamentalmente en el perodo Calcoltico. Yacimiento arqueolgico de El Chorrillo. Cronologa principal ibrica (ss. vi-iv a. C.). Cronologa secundaria: Neoltico, Edad del Bronce, Ibrico Pleno, Altoimperial, Tardoantiguo y Edad Media. Caada Real de Andaluca a Valencia. Vereda de La Torreta. 4. Consideraciones finales El paraje de El Pantano y su entorno posee mltiples mritos y valores para su declaracin como Paraje Natural Municipal. Estos valores son tanto de tipo ecolgico como paisajstico, de uso y esparcimiento y rela tivos a su patrimonio cultural, etnolgico e histrico. Los podramos resumir de la siguiente manera: Este espacio es atravesado por el Ro Vinalop, el cual cobra gran importancia ecolgica al actuar como corredor natural entre las diversas zonas naturales de Elda y Petrer. El Paraje Natural Municipal El Pantano forma parte del Catlogo de Zonas Hmedas de la Comunidad Valenciana dentro del grupo de embalses de fluctuacin escasa, siendo su mayor atractivo la formacin de tarays que se desarrolla dentro de su mbito. Toms Palau Escarabajal 349 El Paraje presenta un importante valor ecolgico y paisajstico debido a su singularidad respecto a un entorno rido y desertificado. Las zonas hmedas presentan inters por constituir reservas de flora y fauna; por su importancia para las aves migratorias, son elementos diversificadores del paisaje, presentan inters pedaggico y constituyen importantes enclaves naturales para el estudio especializado de fauna y flora. El mayor valor natural de la zona le viene dado por su condicin de zona hmeda que determina el ecosistema presente, dando lugar a una gran variedad de especies. Por lo que respecta a los valores faunsticos, la ornitofauna es un importante valor del paraje. Se destaca la presencia de la alondra comn por ser una especie protegida segn el Catlogo Valenciano de Fauna Amenazada. Asimismo, en la categora de especies protegidas tambin se encuentran el sapo comn y la culebra bastarda; y mamferos como el erizo europeo y la musaraa gris. Con respecto a la vegetacin, en el mbito del paraje se ha desarro llado una comunidad de tarays junto a otras especies como el carrizo ( Phragmites comunnis ), junto a lianas como la rubia (Rubia peregrina subsp. longifolia) o la correhuela blanca (Cynanchum acutum) y especies crasas halfilas como el cenizo blanco (Halimione portulacoides), ms rara la sosa jabonera (Arthrocnemun macrotachyum), que constituyen el hbitat idneo para un gran nmero de especies de peces, aves, reptiles, anfibios e invertebrados. Pese a las presiones antrpicas dada la proximidad de importantes vas de comunicacin, el vertido de aguas residuales, etc., la zona se mantiene como un reducto que conserva los procesos ecolgicos del humedal y se mantiene como un espacio de inters para la conservacin. Desde el punto de vista geomorfolgico , el Paraje est conformado por un conjunto complejo de relieves, diferencindose por una parte la sierra Torreta-Monastil con ms de 500 metros de altitud, siendo un hito paisajstico de relevancia en las poblaciones y desde la que se disponen unas panormicas de toda la comarca con gran calidad escnica, y por otra, zonas asociadas al recorrido del ro Vinalop. Cabe resear por tanto la elevada calidad visual de este espacio, a lo que se aade la singularidad que presenta con respecto a su entorno. La proteccin del espacio en torno al ro Vinalop. El paraje natural municipal El Pantano (Elda-Petrer) 350 En cuanto a los valores culturales, el Paraje presenta un extraordinario patrimonio histrico y cultural. En la zona se localizan varios yacimien tos arqueolgicos, entre los que destacan la Cueva del Hacha, de la Edad del Bronce o El Chorrillo, de poca ibrica. Adems se encuentran en el Paraje gran cantidad de bienes etnolgicos: presas y acequias del Pantano de Elda, dos antiguas centrales hidroelctricas (Fbricas de la Luz), varias norias, el tnel del ferrocarril que atraviesa el monte de La Torreta, hornos de cal, etc. Bibliografa Ayuntamiento de Elda (1985). Plan General de Ordenacin Urbana. Ayuntamiento de Elda. Ayuntamiento de Elda (2014). Catlogo de Bienes y Espacios Protegidos de Elda. Ayuntamiento de Elda. Ayuntamiento de Petrer (1997). Plan General de Ordenacin Urbana. Ayuntamiento de Petrer. Juan Gallardo, A. et al . (1996). Estudio y Gestin de un ecosistema singular: El Pantano de Elda. Ayuntamiento de Elda. Indito. Laguna Lumbreras, E. et al . (1998) Flora endmica, rara o amenazada de la Comunidad Valenciana. Generalitat Valenciana. Serra Laliga, L. (2016). El Patrimonio vegetal de Elda. Entre saladares y Estepas del Vinalop. Ayuntamiento de Elda. Toms Palau Escarabajal 351 Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados Estefana Ganda Cutillas1 Emiliano Hernndez Carrin2 Resumen En el presente artculo se hace un primer censo de los minados existentes en el trmino municipal de Jumilla, tanto de aquellos que tienen la misin de captar aguas subterrneas, como de aquellos que se utilizan para preservar el agua limpia hasta su uso. Es una primera aproximacin a la importancia que han tenido estos sistemas de captacin de aguas, tanto en la configuracin del paisaje como en su antropizacin, por la presencia, precisamente, del preciado lquido. Palabras clave: Qant, minado, agua, captacin subterrnea, Jumilla 1. Doctora en Arqueologa. Museo Municipal Jernimo Molina de Jumilla. 2. Director del Museo Municipal Jernimo Molina de Jumilla y Arquelogo Municipal. El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 351-374. 352 Introduccin El agua es la base de la existencia del ser humano. La crtica situacin a la que somete la climatologa al sureste de la Pennsula Ibrica hace que el preciado lquido constituya un bien muy valioso. La comarca de Jumilla, que forma una unidad geoestructural con Yecla y que el gegrafo A. Morales Gil bautiz como Altiplano, y que S. Fernndez Ardanaz ampla, por la homogeneidad econmica y cultural del territorio, denominndola la pre meseta murciano-alicantina, presenta una carencia de recursos hdricos permanentes que ha generado que a lo largo de la Historia se desarrolle una gestin compleja del agua que permita disponer de los recursos hdricos tan fundamentales para la vida y el desarrollo econ mico de las gentes que poblaron estas tierras. Junto al aprovechamiento de las aguas superficiales, va a ser funda mental la explotacin de las aguas subterrneas mediante la creacin de complejos sistemas de captacin como son los qants o minados, las norias de sangre, pozos artesianos, etc. En el caso concreto de los qants, palabra de origen rabe utilizada para denominar las galeras, tneles o minas, construidas para la captacin de aguas subterrneas por drenaje, se trata de construcciones hidrulicas compuestas por una galera excavada sobre un estrato geolgico impermeable que va captando agua del nivel fretico a lo largo de su recorrido, que en la comarca de Jumilla se les deno mina minados. Estas galeras estn jalonadas de una serie de pozos que los lugareos llaman espejuelos. Estas galeras suelen aparecer a los oripis de los relieves calizos o dolomticos, por lo que se excavan en los fondos de los depsitos de arenas y/o gravas que rellenan los cauces de colectores como las ramblas, barrancos, etc. (Gil Meseguer, 2007, 14). 1. Origen y evolucin de los minados El origen de estos minados, segn la mayora de los autores, se remonta al primer milenio a. C. en territorio persa. Hemos de decir que algunas de estas redes hdricas persas estn declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO. Este tipo de estructuras hidrulicas son conocidas en la Arabia preislmica, Armenia, Persia, etc. y fueron desarrollados por los agricultores de las mesetas iraques, como una respuesta a la falta de Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 353 agua producida por el cambio climtico que se est produciendo en esos momentos. A pesar de que algunos autores insisten en que la introduccin de estos qants en el Mediterrneo Occidental se debe a cartagineses y romanos, nosotros optamos por la teora ms aceptada hasta el momento, que defiende la transferencia e importacin de estos minados a la llegada de los musulmanes (Lpez Camacho, 2001: 123). Segn Kirchner y Moll (2006), estas estructuras llegan a la Pennsula Ibrica en los primeros aos de la formacin de al-Andalus de mano de agricultores que exportaron las tcnicas procedentes del norte de frica. Creemos que no se trata de una iniciativa del poder central, sino que este tipo de estructuras est Figura 1. Bocamina del minado del Barranco de la Vereda. Sierra del Buey. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 354 vinculada a la poblacin rural que habitaba las alqueras. Este hecho fue comprobado en Mallorca por H. Kirchner (1998) donde eran los propios campesinos los encargados de construir estas estructuras hidrulicas y de supervisar su distribucin.Los qanats presentan varias problemticas a la hora de poderlos fechar, o conocer la llegada de su tcnica a la Pennsula Ibrica. Por un lado y como acabamos de apuntar, son construcciones que se hacen a iniciativa y por necesidades de la propia poblacin, por lo tanto no son obras promo vidas por el poder central, por lo que no queda reflejada su construccin en la documentacin, solamente alguna vaga referencia. Por otro lado, tanto romanos como musulmanes lo conocan, pues ambos haban tra ducido el Tratado de la Agricultura Nabatea, donde se hace referencia a este sistema de captacin de aguas, aunque sin entrar en profundidades, y los haban visto funcionar, en algunos casos con una gran eficiencia (Mart, 1986). La mejor forma para fechar este tipo de construcciones es por medios arqueolgicos, pero volvemos a encontrarnos con dificulta des, en primer lugar la escasa atencin que se ha prestado a este tipo de construcciones, y cuando se han estudiado, siempre ha sido desde el punto de vista geogrfico o paisajstico, nunca arqueolgico, y en segundo lugar, los restos, que en el caso de haberlos, estn enterrados entre los limos que se extraen de los minados en las sucesivas limpiezas. Segn R . Mart (1989) hay minados documentados en la Pennsula Ibrica desde el siglo viii, e insiste en la ausencia de estudios sobre el tema, y su ausencia en la documentacin y la falta de referencias librescas, lo que dificulta considerablemente su estudio. Sea como fuere, es un hecho que la poblacin peninsular, al margen del poder central establecido, supo solucionar el problema de la falta de agua, y su dependencia, sobre todo para las labores agrcolas, con la construccin de los minados en aquellos lugares donde los necesit. 2. Aspectos metodolgicos La metodologa llevada a cabo para el anlisis y estudio de los minados comienza con un trabajo previo consistente en la bsqueda y anlisis bibliogrfico. Nuestro estudio se sustenta principalmente en los resultados Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 355 del reconocimiento arqueolgico y superficial del territorio circundante de la comarca de Jumilla, con el objetivo de localizar el mayor nmero posible de minados. Para ello, nuestra metodologa se ha basado bsicamente en la prospeccin arqueolgica de superficie. De manera previa se ha realizado un muestreo oral entre los vecinos del municipio, as como cualquier persona susceptible de aportar informacin al respecto, con intencin de recabar informacin sobre la posible localizacin de mina dos. Por otro lado, tambin ha sido fundamental la utilizacin de distintas fotografas areas, principalmente las antiguas del vuelo americano de 1945 comparadas en todo momento con las actuales de 2011 procedentes de Cartomur, el Portal Digital del Servicio de Cartografa de la Direccin General de Ordenacin del Territorio de la Regin de Murcia. Se ha con sultado tambin la cartografa de la zona a escalas 1: 25.000, 1: 50.000, 1:2.500 y 1:2.000, incluidas las primeras ediciones del mapa topogrfico 1: 50.000, que conservan la toponimia en mayor grado y en mejores con diciones, la microtoponimia local, tiles para la deteccin de estructuras y restos de posibles sistemas hidrulicos. Figura 2. Lumbrera espejuelo del minado de la Rambla del Gato Estanquicos. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 356 Durante la prospeccin arqueolgica, la localizacin de minados se plasma en fichas donde se recogen datos referentes a medidas, ubicacin de las estructuras, descripcin, croquis, etc. La ltima fase de la metodo loga llevada a cabo se centra en el trabajo de gabinete donde se recopila y analiza toda la informacin recogida en el campo para su posterior inter pretacin. Se han utilizado herramientas informticas actuales de anlisis e interpretacin territorial, permitiendo un estudio y tratamiento mucho ms preciso de estas estructuras hidrulicas, sobre todo en relacin con el territorio circundante. 3. Estudio de los minados En el trmino muncipal de Jumilla hemos localizado y documentado un total de 20 galeras. Aclarar que este trabajo consiste en un primer avance de un estudio de mayores dimensiones en el que se estn recogiendo la totalidad de los minados documentados en la comarca de Jumilla. Aunque la fase de recogida de datos de campo est muy avanzada, siempre quedan por ultimar aquellos detalles ms tcnicos como son la situacin de los niveles piezomtricos de cada una de estas galeras, as como su asignacin dentro de los grandes acuferos que recorren la comarca. Los minados localizados en el trmino municipal de Jumilla son: 1. El Cerco 2. Rambla del Gato. Los Estanquicos 3. La Alquera 4. Casa de Doa Pepita 5. Los Manadores 6. Montesinos 7. Puntillas 8. La Pedrera 9. Rambletas 10. Los lamos 11. Fuente de la Jarra 12. Cerrico del Oro 13. Barranco de Villana (Los Inques) 14. Sierra de la Cingla Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 357 15. La orica 16. Hondo del Prado 17. Casa de los Almendros 18. Casa del Abodado (Los Hermanillos) 19. Casa de los Muoces 20. Barranco de la Vereda Hemos de tener en cuenta que estos minados siempre llevan aparejados una serie de estructuras hidrulicas como son balsas, una red de acequias de riego y, en algunos casos muy concretos, de puentes que les dan un verdadero aspecto de acueducto, pues en definitiva, se trata de llevar el agua a regar las tierras ms frtiles, o para abastecimiento humano. El estudio de estos puntos nos va a permitir la localizacin de zonas de regado (huerta) en lugares donde la pluviosidad es inferior a 200 mm por ao, lo que ayuda a arquelogos e historiadores a entender mejor la ocupacin del territorio a lo largo de la historia, y la explotacin de los Figura 3. Distribucin de los minados de Jumilla. Elaboracin propia. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 358 recursos naturales del mismo, lo que a la larga desemboca en la ocupacin de la comarca por un hbitat disperso, a da de hoy pendiente de estudiar, lo que explica que en la comarca del Altiplano sean escasas las grandes aglomeraciones urbanas y proliferen los pequeos caseros, aldeas y casas de campo. Tanto es as, que la existencia de pedanas de cierta relevancia en el trmino municipal de Jumilla como son la Alquera o la Fuente del Pino han sobrevivido e, incluso, han aumentado su poblacin gracias a la existencia de estos minados; en el caso concreto de la Alquera, sirva de ejemplo la ancdota que el agua de la piscina pblica se llenaba con el agua recogida por el minado que lleva el nombre de la misma.Otro aspecto que queremos abordar en el presente trabajo es la posibi lidad de puesta en valor de estos histricos sistemas de captacin de agua que, en los momentos actuales, en los que se est produciendo un des censo de la pluviometra, puede ser una forma til de obtener agua para el riego. En este sentido, contaremos la experiencia de la Compaa de Agua Prado-Pinosa que est desarrollando una ingente labor de recupe racin de estos minados ponindolos en funcionamiento, con limpiezas Figura 4. Fuente Principal o del Cerco, junto a la Sierra de la Fuente. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 359 y reparaciones, recuperando las balsas en las que drenan los mismos, y aprovechando el agua para los sistemas de riego actuales, sin necesidad de nuevos sondeos. Esta Compaa de aguas utiliza la recuperacin de la red de minados, como un complemento a su sistema de riego.Otro tema que nos parece fundamental y que en esta ocasin no pode mos tratar con la profundidad que merece, es la repercusin que estas galeras tienen en la transformacin del paisaje y en su antropizacin. Lugares que a primera vista parecen inhspitos para el riego o el asenta miento humano, alejados de los ncleos importantes de poblacin, han sobrevivido y han prosperado gracias a estos minados. Los ejemplos ya citados de Alquera y Fuente del Pino, que en la actualidad drenan las aguas de las galeras a un depsito municipal (comunal) donde recibe el tratamiento necesario para hacerla factible para el consumo humano. Queremos reiterar la idea, son pedanas que han aumentado su poblacin. Tanta importancia llega a tener la captacin de aguas subterr neas mediante galeras en esta zona, que en el siglo xvi , se presenta en el Concejo de Jumilla, un proyecto de canalizacin de las aguas de la Fuente del Pino hasta el ncleo urbano de Jumilla, para abastecimiento de la poblacin (Hernndez y Ganda, 2017; 81). Proyecto que se volvi a retomar a principio del siglo xx (VV. AA. 1929 y ss.). La poblacin de Jumilla se ha abastecido de agua para consumo y para riego, del manantial denominado Fuente del Cerco o Fuente Principal. Manantial que, cuando a finales de la Edad Media comenzaron a bajar los niveles piezomtricos, se practic una galera de captacin de aguas, de escasa profundidad, y para preservar la limpieza y potabilidad de la misma, se canaliz por medio de otra galera con 17 lumbreras, hasta el inicio de la zona de riego, sobre todo y fundamentalmente para evitar el acceso de los ganados a las aguas. Como vemos, la tcnica ha tenido un doble uso, por un lado la captacin de aguas, con las consecuencias que ello implica, y por otro la proteccin y garanta de la potabilidad de esas mismas aguas. Un aspecto nada tratado y del que aqu hacemos un mnimo esbozo, es el de la geologa en la que se encuentran estas galeras y, aunque presenta mayor dificultad, conocer las capas impermeables sobre las que circu lan las mismas es importante, un aspecto ste que habra que abordar Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 360 desde la multidisciplinariedad. Consideramos que nos aportaran una informacin interesante y de fcil aplicacin sobre el campo, a la hora de localizar posibles minados fsiles o perdidos de la memoria colectiva. Este es un tema que los constructores hacan por el sistema de observacin del terreno, y que, suponemos, ayudados por un zahor, les permita alumbrar el agua.Otros temas que requieren ms espacio, como el de las tcnicas constructivas, el tipo de bveda utilizado, el revestimiento con piedras, en ocasiones, de algunos tramos de galera, incluso el enlosado del suelo, al menos en los metros iniciales, los caudales, el uso de algunos espejuelos Figura 5. Lavadero junto a la bocamina de la casa de los Almendros. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 361 para conservar alimentos al fresco, llegando a practicar unas escaleras en el mismo para descender y depositar las viandas, etc. Todo un sinfn de aspectos que trataremos de ir desarrollando con el tiempo. Conclusiones De todo lo expuesto anteriormente, podemos inferir varias ideas generales, que nos ayuden a iniciar nuevos estudios sobre estos sistemas hidrulicos y conocer mejor su repercusin en el paisaje o la toponimia. La primera conclusin es que estas construcciones generalmente han sido hechas por la poblacin, para cubrir las necesidades de falta de agua, rara vez ha sido el poder central o local el que ha tomado la determinacin de excavar estas galeras, ni para abastecimiento de la poblacin. Sigue abierta la discusin sobre la introduccin de esta tcnica en la Pennsula Ibrica. Ambos conocan su existencia a travs del Tratado de Agricultura Nabatea, pero no disponemos en la actualidad de los Figura 6. Bocamina del minado de Los Manadores Fuente del Pino. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 362 mecanismos de datacin que nos permitan hacer un recorrido por su introduccin y expansin por el Mediterrneo Occidental.La presencia de los qants ha permitido mantener un ncleo de pobla cin constante en determinados lugares, con un aprovechamiento integral del agua, como los casos aludidos de las pedanas de Alquera y Fuente del Pino, donde adems de abastecer a la poblacin, haban y hay lavaderos, una zona de huerta y riegos de ayuda para los viedos. Por ltimo consideramos que hace falta unificar los trminos con la elaboracin de una especie de tesauro con sinnimos que permita utilizar un lenguaje cientfico comn, y a la vez conservar la singularidad de cada regin, con su denominaciones particulares, puesto que la terminologa es Figura 7. Bocamina del minado de la Casa del Abogado. Sierra de los Hermanillos. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 363 algo intrnseco a estas construcciones y no podemos perderla, pudindose hacer incluso una zonificacin de trminos.TABLAS DE LOS MINADOS DE JUMILLA NOMBRE: Minado del Cerco o Fuente de la Villa LOCALIZACIN Monte: Sierra de la Fuente Paraje: El Cerco Coordenadas UTM Huso 30 X = 643.866 Y: = 42 63.399 DESCRIPCIN Longitud: 2.550 metros N. Lumbreras: 17 Posible cronologa: Moderna Rasgos del sistema: El minado se abre en las dolomas masivas negra del Turoniense, Cretcico superior. Estado de conservacin: Regular OBSERVACIONES Se trata de un sistema de conduccin de agua desde el afloramiento hasta el inicio de la zona de riego. No es un sistema de captacin de aguas como tal, aunque el agua s procede de un minado. NOMBRE: Los Estanquicos. Rambla del Gato LOCALIZACIN Monte : Paraje: La Alquera Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 647.882 Y = 42 65.232 DESCRIPCIN Longitud: 480 m N. Lumbreras: 8 Posible cronologa: Histrico Rasgos del sistema: El minado est hecho en los materiales coluviales cuaternarios cementados. Estado de conservacin: Malo OBSERVACIONES Las aguas desembocan en dos balsas o estanques de pequeo tamao, de aqu una de sus denominaciones. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 364 NOMBRE: La AlqueraLOCALIZACIN Monte : Paraje: La Alquera Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 647.063 Y = 42 65.212 DESCRIPCIN Longitud: 3.004 m N. Lumbreras: 29 Posible cronologa: Contempornea Rasgos del sistema: El minado est hecho en los materiales coluviales cuaternarios cementados. Estado de conservacin: Bueno OBSERVACIONES El minado principal desemboca en la actual fuente de la pedana de la Alquera. Tiene forma de Y griega. Existen otros dos minados dentro del casco urbano de la pedana de las Alquera, de los que tenemos la referencia oral de los vecinos. Todava por localizar. NOMBRE: Casa de doa Pepita LOCALIZACIN Monte : Paraje: La Jimena Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 651.379 Y= 42 66.445 DESCRIPCIN Longitud: 233 m N. Lumbreras: 4 Posible cronologa: Contempornea Rasgos del sistema: Los minados estn excavados en los conglomerados y areniscas del plioceno. Estado de conservacin: Restaurado. En uso OBSERVACIONES Hay otro minado paralelo al anterior, que se unen en el ltimo espejuelo, con una longitud de 213 m y tres lumbreras, paralelas al principal. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 365 NOMBRE: Los ManadoresLOCALIZACIN Monte : Paraje: Fuente del Pino Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 649.227 Y = 42 67.258 DESCRIPCIN Longitud: 67 m N. Lumbreras: 8, de las que se aprecian actualmente solamente 1 Posible cronologa: Romano Rasgos del sistema: El minado est hecho en los materiales coluviales cuaternarios cementados. Estado de conservacin: Malo OBSERVACIONES Las aguas eran retenidas aguas abajo en un gran embalse. NOMBRE: Montesinos LOCALIZACIN Monte : Paraje: Montesinos Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 631.885 Y = 42 64.098 DESCRIPCIN Longitud: 400 m N. Lumbreras: 12 Posible cronologa: Contempornea Rasgos del sistema: El minado est excavado en las margas arcillosas del Turoliense, Mioceno superior. Estado de conservacin: Malo. Abandonado OBSERVACIONES Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 366 NOMBRE: PuntillasLOCALIZACIN Monte: Sierra de la Pedrera Paraje: Puntal de la Librera Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 639.650 Y = 42 66.214 DESCRIPCIN Longitud: 1.300 m N. Lumbreras: 29 Posible cronologa: Histrico Rasgos del sistema: Los minados se abren en la dolomas masivas del Cenomaniense, Cretcico superior. Estado de conservacin: Regular OBSERVACIONES La profundidad es superior a los 50 m y es uno de los minados ms largos del Trmino Municipal de Jumilla. NOMBRE: Casa Manzano o de La Pedrera LOCALIZACIN Monte: Sierra de la Pedrera Paraje: Balsa de las Puntillas Coordenadas 30 UTM Huso 30 DESCRIPCIN Longitud: 3.460 metros N. Lumbreras: 64 Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado est excavado en la dolomas masivas del Cenomaniense, Cretcico superior. Estado de conservacin: OBSERVACIONES La profundidad de la galera alcanza los 50 metros. La antigua bocamina est destruida. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 367 NOMBRE: RambletasLOCALIZACIN Monte: Sierra de Santa Ana Paraje: Rambletas Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 645.590 Y = 42 53.704 DESCRIPCIN Longitud: N. Lumbreras: 0 Posible cronologa: Contempornea Rasgos del sistema: El minado se abre en las calizas arenosas del Albiense. Cretcico inferior. Estado de conservacin: En uso OBSERVACIONES El agua sale directamente del minado a un estanque. NOMBRE: Los lamos LOCALIZACIN Monte : Paraje: Los lamos Coordenadas 30 UTM Huso 30 X = 644.443 Y = 42 50.551 DESCRIPCIN Longitud: 510 m N. Lumbreras: 2 Posible cronologa: Romano Rasgos del sistema: El minado est hecho en las dolomas del Cenomaniense, Cretcico superior. Estado de conservacin: Malo OBSERVACIONES Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 368 NOMBRE: Fuente de la JarraLOCALIZACIN Monte: Sierra de Santa Ana Paraje: Fuente de la Jarra Huerto del Convento Coordenadas UTM Huso 30: X = 646.717 Y = 42 54.530 DESCRIPCIN Longitud: 123 m N. Lumbreras: 1 en direccin SSE Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado est excavado en las calizas del Albiense del Cretcico inferior. Estado de conservacin: En uso OBSERVACIONES Este minado es el que surte de agua al cercano Convento franciscano de Santa Ana del Monte de Jumilla. NOMBRE: Cerro del Oro LOCALIZACIN Monte: Cerro del Oro Paraje: La Jimena Coordenadas UTM Huso 30 X = DESCRIPCIN Longitud: N. Lumbreras: Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado est excavado en las dolomas masivas del Cenomaniense inferior, del Cretcico Superior. Estado de conservacin: OBSERVACIONES Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 369 NOMBRE: Barranco de Villena Los InquesLOCALIZACIN Monte: Cerro de los Inques Paraje: Barranco de Villena Coordenadas UTM Huso 30 X = 651.645 Y = 42 60.494 DESCRIPCIN Longitud: 1.330 m N. Lumbreras: 14 Las 8 primeras desde la bocamina direccin NE y el resto direccin N Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado est excavado en las biocalcarenitas del Burdigaliense, Mioceno inferior. Estado de conservacin: Bueno OBSERVACIONES NOMBRE: Sierra de la CinglaLOCALIZACIN Monte: Sierra de la Cingla Paraje: Casas de la Cingla Coordenadas UTM Huso 30 X = 646.859 Y = 42 69.333 DESCRIPCIN Longitud: 109 m N. Lumbreras: 2 en direccin O Posible cronologa: Rasgos del sistema: Minado excavado en las biocalcarenitas del Serravillense Tortoniense del Mioceno inferior y medio. Estado de conservacin: En uso OBSERVACIONES Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 370 NOMBRE: La oricaLOCALIZACIN Monte : Paraje: La orica Coordenadas UTM Huso 30 X = 647.608 Y = 42 58.864 DESCRIPCIN Longitud: 400 m N. Lumbreras: 8 la mayora de ellas desparecidas Posible cronologa: Posiblemente romana, S. ii Rasgos del sistema: Materiales arcillosos coluviales cuaternarios sobre margas del Langhiense, del Mioceno medio. Estado de conservacin: semiperdido OBSERVACIONES NOMBRE: Hondo del PradoLOCALIZACIN Monte : Paraje: Hondo del Prado Coordenadas UTM Huso 30 X = 646.713 Y = 42 57.446 DESCRIPCIN Longitud: N. Lumbreras: Posible cronologa: Rasgos del sistema: Estado de conservacin: Recientemente restaurado. En uso.OBSERVACIONES En el Hondo del Prado confluyen dos minados, que abastecan el Abrevadero Concejil. Uno de los minados llega en direccin oeste y el otro en direccin ESE. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 371 NOMBRE: Casa de los AlmendrosLOCALIZACIN Monte : Paraje: Casa de los Almendros Coordenadas UTM Huso 30 X = 636.779 Y = 42 57.446 DESCRIPCIN Longitud: 69 m N. Lumbreras: 2 en direccin N Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado est abierto en los conglomerados, arenas y arcillas de deposicin cuaternaria, cementados y depositados posiblemente sobre las margas con niveles de arenisca del Barreniense del Cretcico Inferior. Estado de conservacin: Regular OBSERVACIONES A 35 m en direccin S, hay un lavadero de cemento, que se abasteca de las aguas del minado. NOMBRE: Casa del Abogado LOCALIZACIN Monte: Sierra de los Hermanillos Paraje: Casa del Abogado Coordenadas UTM Huso 30 X = 648.145 Y = 42 57.446 DESCRIPCIN Longitud: 268 m N. Lumbreras: 10 Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado se abre en las calizas con orbitolinas del Aptiense, Cretcico inferior. Estado de conservacin: En uso OBSERVACIONES El agua se recoge en un embalse de grandes dimensiones. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 372 NOMBRE: HermanillosLOCALIZACIN Monte: Sierra de los Hermanillos Paraje: Hermanillos Coordenadas UTM Huso 30 X = 647.504 Y = 42 61.927 DESCRIPCIN Longitud: N. Lumbreras: Sin lumbreras Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado se abre en las calizas con orbitolinas del Aptiense, Cretcico inferior Estado de conservacin: Abandonado. OBSERVACIONES En las proximidades de la bocamina quedan restos del embalse que recoga las aguas. A pesar del estado de abandono, sigue manando agua. NOMBRE: Casa de los Muoces LOCALIZACIN Monte: Paraje de los Cerrillares Paraje: Casa de los Muoces Coordenadas UTM Huso 30 X = 6484153 Y = 42 76.680 DESCRIPCIN Longitud: 206 m N. Lumbreras: 5 Posible cronologa: Rasgos del sistema: Minado excavado en los materiales coluviales cuaternarios cementados, depositados sobre las margas y arcillas del Turoniense, Mioceno superior. Estado de conservacin: Muy deteriorado OBSERVACIONES Las aguas eran recogidas en un embalse. En cuyas proximidades se practic un sondeo de extraccin de agua. Estefana Ganda Cutillas y Emiliano Hernndez Carrin 373 NOMBRE: Barranco de la VeredaLOCALIZACIN Monte: Sierra del Buey Paraje: Umbra de la Vereda Coordenadas UTM Huso 30 X = 648.145 Y = 42 57.446 DESCRIPCIN Longitud: N. Lumbreras: Sin lumbreras Posible cronologa: Rasgos del sistema: El minado est excavado en las dolomas tableadas y limos dolomticos del Cenomaniense Tortoniense del Cretcico superior. Estado de conservacin: Abandonado OBSERVACIONES Las aguas recogidas por el minado, eran trasladadas mediante un acueducto de 2.130 m hasta la Casa de Dona Pepita, al norte del minado ya en pleno llano. Figura 8. Gran embalse donde llegan las aguas del minado de la Casa de los Muoces. Sistemas de captacin de agua subterrnea en Jumilla (Murcia): los minados 374 Bibliografa Gil Meseguer, E., coord. (2007): Sistemas locales de recursos propios de agua en la Regin de Murcia: Minados y galeras. Universidad de Murcia.(2009): Paisaje y patrimonio generados por galeras y minados en la Regin de Murcia. Universidad de Murcia. Real Academia Alfonso X el Sabio. Gmez Espn, J. M. et alii (2007): Las galeras, construcciones para alumbrar agua de freticos prximos en el NE de la Regin de Murcia: Minados con espe juelos en Jumilla. Investigaciones geogrficas n. 42, pp. 89-107. Hermosilla Pla, J. et alii (2006): Las galeras drenantes del sureste de la Pennsula Ibrica. Uso tradicional del agua y sostenibilidad en el Mediterrneo espaol. Estepa n. 1. Universidad de Valencia y Ministerio de Medio Ambiente, pp. 123-128. Hernndez Carrin, E. y Ganda Cutillas, E. (2017): Jumilla en el siglo xvi. A travs de las ordenanzas de 1599. Murcia. Real Academia Alfonso X el Sabio. Jimnez Castillo, P. y Simn Garca, J. L. (2017): El poblamiento anda lus en las tierras de secano: el rea sudoriental de la Mancha (ss. xi-xiii). Al- Qantara, n. XXXVIII 2, pp. 215-259. Kirchner , H. (1998) Husn y alqueras campesinas en las islas orientales de al-Andalus, en barcel, m; toubert, P. (dirs.): Lincastellamiento. Actes des rencontres de Grone. cole franaise de Rome y Escuela espaola de historia y arqueologa, Roma, pp. 249-269. Kirchner , H., Moll, B. (2006) Las islas Orientales de Al-Andalus: Las Baleares en poca Islmica. Historia de las Islas Baleares, El Mundo. Kirchner, H., Navarro, C. (1994) Objetivos, mtodos y prctica de la arqueo loga hidrulica Arqueologa y Territorio Medieval 1, pp. 159-182. Lpez Camacho, B. (2001): Galeras de captacin de agua en la Europa medi- terrnea, Revista de Obras Pblicas, n. 3414: Homenaje al Canal de Isabel II, pp. 121-126. M art , R . 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Sin embargo, aun siendo algo impres cindible para el ser humano, su acceso sigue siendo muy complicado para gran parte de la poblacin mundial. La ONGD KARIT Solidarios por la Paz, a travs de su delegacin de Elda, ha realizado estos ltimos aos varios proyectos relacionados con el agua y sanea miento en pases como Per, Repblica Dominicana o Rwanda. A travs de la experiencia del anlisis del proyecto realizado en Per, veremos cmo desde aqu es posible que el agua llegue tambin all. A diferencia de las ponencias y comunicaciones presentes en este Congreso, no pretende ser este un trabajo cientfico, ms bien quiere poner en valor la riqueza que proyectos de estas caractersticas tienen, y la importancia que el tra bajo conjunto coordinando mltiples reas y personas tiene para hacer posible un progreso constante en una determinada zona. Palabras clave: Agua, Desarrollo, Cooperacin, ODS, Karit, ONGD, Solidaridad El mundo del agua, paisaje de vida (Elda, 2018), pp. 375-387. 376 1. KARIT Solidarios por la Paz: ONGD de la Familia Carmelita con delegacin en Elda (Alicante) Karit, Solidarios por la Paz se crea en 1996 como ONGD de la Familia Carmelita. Es una entidad de mbito nacional que colabora en proyectos de cooperacin internacional al desarrollo, estando presente en 13 pases de Amrica Latina, Asia y frica, a travs de voluntarios y socios locales o contrapartes con los que se comparten proyectos de cooperacin, favoreciendo la transformacin de las estructuras sociales, polticas y eco nmicas que estn en el origen de la desigualdad y la injusticia mediante los Proyectos de Promocin del Desarrollo, Sensibilizacin y Educacin para el Desarrollo. Karit, Solidarios por la Paz est reconocida como Entidad de Utilidad Pblica desde el 30 de septiembre de 2008. Se encuentra inscrita en el Registro de ONGd de la Agencia Espaola de Cooperacin Internacional Figura 1. Campos de arroz en la Isla de Flores, Indonesia*. * Todas las fotografas de este artculo pertenecen al autor. Jos Javier Santa Hernndez 377 (AECID) del Ministerio de Asuntos Exteriores de Espaa desde el 27 de mayo de 2009. Forma parte activa de la organizacin REDES (Red Espaola de Entidades Solidarias). 2. Agua y desarrollo El mundo del agua posee un valor trascendental de todo tipo, natural, social, cultural y simblico tanto a lo largo de la historia como en el presente y futuro de las sociedades 1 y ese valor tan trascendental, seguramente, comienza en el propio individuo, en la medida en que el consumo de agua se hace indispensable para la propia vida y, por lo tanto, se hace indispen sable para al Desarrollo Humano. El acceso al agua es un derecho universal. Sin embargo, aun siendo algo imprescindible para el ser humano, su acceso sigue siendo muy complicado para gran parte de la poblacin mundial. Acercarnos hoy a muchos lugares del sur de nuestro planeta hace que podamos seguir afirmando que el mundo del agua a su alrededor sigue generando paisajes de vida. La ONGD KARIT 2 Solidarios por la paz, a travs de su delegacin en Elda, ha colaborado estos ltimos aos en varios proyectos relacionados con el agua y saneamiento en pases como Rwanda (Proyecto de R .S.C. con la participacin de la Empresa Cartonajes Salinas 3), Repblica Dominicana (apoyando un proyecto de Caritas Internacional) o en Per (Proyecto realizado por la propia ONGD con el apoyo tcnico de SEDAPAL 4). Estos han sido proyectos que han generado a su alrededor paisajes de vida y que han contribuido de manera inestimable al desarrollo de deter minadas zonas, haciendo posible que muchas familias puedan tener hoy unas condiciones de vida mejores. 1. Texto recogido en el dptico del I Congreso de Patrimonio Histrico Cultural del Vinalop. 2. www.karitsolidarios.org. 3. Proyecto apoyado por el rea de Responsabilidad Social Corporativa de la esta empresa http://www.boxesofdreams.com/ 4. Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima. Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all 378 Para entender, aunque de manera muy general, el problema que supone hoy en da el acceso al agua para millones de personas, podemos ver las cifras y metas que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en concreto el nmero 6: Agua limpia y Saneamiento, se han marcado conseguir antes del ao 2030. 3. Un punto de partida: los objetivos de desarrollo sostenible En el ao 2016 entraron en vigor los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que tienen la labor de continuar la inacabada tarea encomendada a los ODM. La meta para la consecucin de estos objetivos est puesta en el ao 2030. Figura 2. Dili, capital de Timor Leste. Unas nias llenan garrafas de agua de una fuente comunitaria. Jos Javier Santa Hernndez 379 Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all ODS 6: Agua limpia y saneamiento Algunas cifras 5 Desde 1990, 2.600 millones de personas han obtenido acceso a mejores fuentes de agua potable, aumentando del 76% al 91% la poblacin en esta situacin. Sin embargo, ms de 600 millones todava carecen de dicho acceso. Ms de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales donde el consumo de agua es superior a la recarga. Al menos 1.800 millones de personas en el mundo utilizan una fuente de agua potable que est contaminada con materia fecal. Actualmente, 2.400 millones de personas carecen de acceso a servicios bsicos de saneamiento, como retretes o letrinas. Ms del 80% de las aguas residuales resultantes de las actividades humanas se vierte en ros o el mar sin que se eliminen los contaminantes. 5. Datos obtenidos de la web de Naciones Unidas: http://www.un.org/sustainable development/es/water-and-sanitation/ Figura 3. Grfico elaborado por Naciones Unidas con los ODS. 380 Cada da, cerca de 1.000 nios mueren a causa de enfermedades diarreicas prevenibles relacionadas con el agua y el saneamiento. El 70% de las muertes causadas por desastres naturales se deben a las inundaciones y los desastres relacionados con el agua. Metas que se ha marcado Naciones Unidas a travs de los ODS De aqu a 2030, lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos. De aqu a 2030, lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecacin al aire libre, prestando especial atencin a las necesi dades de las mujeres y las nias y las personas en situaciones de vulnerabilidad. De aqu a 2030, mejorar la calidad del agua reduciendo la conta minacin, eliminando el vertimiento y minimizando la emisin de productos qumicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilizacin sin riesgos a nivel mundial. De aqu a 2030, aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hdricos en todos los sectores y asegurar la sostenibi lidad de la extraccin y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el nmero de personas que sufren falta de agua. De aqu a 2030, implementar la gestin integrada de los recur sos hdricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperacin transfronteriza, segn proceda. De aqu a 2030, proteger y restablecer los ecosistemas relacio nados con el agua, incluidos los bosques, las montaas, los humedales, los ros, los acuferos y los lagos. De aqu a 2030, ampliar la cooperacin internacional y el apoyo prestado a los pases en desarrollo para la creacin de capacidad en actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, como los de captacin de agua, desalinizacin, uso eficiente de Jos Javier Santa Hernndez 381 los recursos hdricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologas de reutilizacin Apoyar y fortalecer la participacin de las comunidades locales en la mejora de la gestin del agua y el saneamiento. 4. Un caso concreto: Per Entre 7 y 8 millones de peruanos no tienen acceso a agua potable 6 Per es uno de los 20 pases ms ricos del mundo en agua. Sin embargo, este recurso se encuentra distribuido de manera heterognea en el terri torio y no se ubica necesariamente en los lugares donde existe una mayor demanda. As, la costa peruana concentra ms del 70% de la poblacin, pero slo cuenta con el 1.8% del total de agua que se produce. En Per, entre 7 y 8 millones de peruanos/as an no tienen agua pota ble, siendo Lima la ciudad ms vulnerable: es la segunda capital en el mundo asentada en un desierto y slo llueve 9 milmetros al ao. El ro Rmac es el principal proveedor de luz y agua para la poblacin de Lima y Callao (74.5% de agua) y, al mismo tiempo, es la cuenca ms deteriorada en trminos ambientales. En el caso de Lima, 1.5 millones de ciudadanos no cuentan con acceso a agua potable ni alcantarillado. Existe un notorio contraste entre la zona urbana y periurbana, donde los pueblos jvenes y pequeos asentamien tos humanos no gozan del servicio de agua, ni desage. Estos ciudadanos son abastecidos de agua a travs de camiones cisterna que les venden el recurso a un costo elevado, pagando hasta el doble en comparacin con las personas que tienen conexin domiciliaria. Las personas que no acceden al servicio domiciliario tienen que usar el agua de manera racional; es decir, limitando el aseo personal, el aseo de sus viviendas y prendas de vestir, as como su consumo. El sistema de agua est estrechamente vinculado con el sistema de saneamiento. Los aniegos son un problema comn, debido, en parte, a 6. Datos obtenidos a travs de la web: https://peru.oxfam.org/qu%C3%A9-hacemos- ayuda-humanitaria/entre-7-y-8-millones-de-peruanos-no-tienen-acceso-agua-potable Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all 382 la antigedad de las instalaciones y, por otro lado, a las malas prcticas de uso por parte de la poblacin. 5. Presencia de la ONGD KARIT en el Pueblo Joven Jos Glvez, Lima , Per Desde la ONGD KARIT se colabor para realizar un proyecto con la finalidad de dotar de agua y desage a uno de esos cerros de la capital peruana, Lima. Esto ocurri en 2003, siendo en aquel entonces una experiencia pionera en esa zona y que ha sido continuada por medio de otras organizaciones y de la propia municipalidad de Lima. En estos ltimos aos, en Per, y en concreto en el Asentamiento Humano o Pueblo Joven Jos Glvez 7, KARIT ha venido reali zando proyectos relacionados con la educacin, la salud, la formacin de personas adultas en talleres de capacitacin apostando por un plan de desarrollo local para la reduccin de la pobreza desde un enfoque en DD.HH. Asentamientos humanos, una realidad llena de contrastes Los datos que revelan uno de los ltimos informes de Naciones Unidas sobre Per 8, nos hablan de un pas multicultural, con tres zonas (costa, sierra y selva) claramente diferenciadas, en el que las poblaciones rurales van poco a poco disminuyendo su nmero de habitantes, que pasan a formar parte de las estadsticas de las grandes ciudades, en especial de la capital, Lima, en donde ya residen casi la mitad de los habitantes de todo el pas. Lima es una ciudad de contrastes, con un centro histrico decla rado Patrimonio de la Humanidad y barrios de un alto poder adquisitivo. Sin embargo, esta realidad contrasta, a medida que se sale de la ciudad, con cerros repletos de casas construidas con esteras, cartones y chapa. Pueblos jvenes, algunos con varios cientos de miles de habitantes, se 7. Pueblo Joven o Asentamiento Humano situado al sur de Lima y perteneciente al Distrito de Villa Mara del Triunfo 8. Informe elaborado por la ONU (septiembre 2013) en el que habla del estado actual del pas, Per, y del nivel de cumplimiento de los objetivos del milenio. www.onu.org.pe Jos Javier Santa Hernndez 383 levantan rodeando la antiguamente denominada Ciudad de los Reyes. Esta es una realidad diferente, diferente a ciudades como Arequipa, Puno o Cuzco. Es una realidad diferente a los pueblos que podemos encontrar en la sierra o la selva, es incluso una realidad muy diferente a lo que podemos encontrar a unos kilmetros tan slo en la misma ciudad de Lima. Las necesidades bsicas como el agua son una quimera en la mayora de estos cerros; la alimentacin, en muchos casos, depende de los comedores populares, ejemplo de organizacin y participacin ciudadana que naci a finales de los ochenta; la sanidad, con la aparicin estos ltimos aos de los hospitales de la solidaridad, parece un poco ms accesible para la poblacin; y la educacin, que aunque se ha hecho mucho ms accesible, al mismo tiempo tambin se ha convertido, en demasiados casos, ms en un negocio que en un derecho universal. Sin embargo, como el propio informe de Naciones Unidas apunta, poco a poco Per y en concreto los pueblos jvenes, van mejorando sus condiciones de vida. Figura 4. Panormica de los cerros del asentamiento humano Jos Glvez, Lima, Per. Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all 384 El asentamiento humano o pueblo joven Jos Glvez pertenece al distrito de Villa Mara del Triunfo 9; este es uno de los ms grandes y ms poblados de los 43 que conforman la provincia de Lima. La capital del distrito es Villa Mara del Triunfo, con una altura de 158 m.s.n.m., unos 70,57 km2 de extensin y ms de 300 mil habitantes. Limita al norte con el distrito de San Juan de Miraflores; al este, con el distrito de La Molina; al sur, con los distritos de Pachacamac y Lurn; y al oeste, con el distrito de Villa El Salvador. La poblacin ms vulnerable, la que vive en los cerros sin tener cubier tas las necesidades bsicas de agua, desage y una vivienda digna, fue la que nos transmiti la posibilidad de realizar este proyecto. 6. Proyecto de la ONGD KARIT solidarios por la paz en Per: abastecimiento de agua potable y alcantarillado en el Sector Jose Galvez, Lima-Per Las fases para realizar este proyecto de desarrollo local con activos de la ciudadana fueron: Movilizacin. Sensibilizacin. Capacitacin de liderazgos y de la comunidad. Capacitacin para la elaboracin de diagnsticos participativos. Formacin para el diseo y gestin de planes y proyectos produc tivos y sociales. Fase de implementacin tcnica del proyecto. Se realizaron multitud de encuentros con los pobladores y los dirigentes de los diferentes sectores; tambin fue imprescindible la coordinacin con las instituciones pblicas, en este caso SEDAPAL, responsable del agua en Lima. Participaron en este proceso voluntarios de la ONGD KARIT y las responsables de la Comunidad de las Hermanas Carmelitas en Jos Glvez. 9. http://munivmt.gob.pe Jos Javier Santa Hernndez 385 Tras un periodo de elaboracin del proyecto, y tras conseguir la financiacin del mismo a travs de su presentacin a diferentes ayuntamientos de localidades espaolas (Elda entre ellos), se comenz en el ao 2004, interviniendo: ONGD KARIT: elaboracin y presentacin del proyecto para su financiacin; monitoreo y evaluacin (presentacin de cuentas). HH.CC: monitoreo, apoyo a la poblacin, evaluacin continua y relaciones con las instituciones pblicas. Pobladores: deteccin de las necesidades; aportaciones a la elabo racin tcnica del proyecto, ayuda en la construccin. Dirigentes: tramitacin de documentos, convocar a las reunio nes, monitoreo y presentacin de resultados (presentacin de cuentas). SEDAPAL: tcnicos municipales, seguimiento del proyecto y mantenimiento del mismo. El proyecto requiri la ayuda de TODOS y TODAS, ya que de no haber sido as, la financiacin hubiera sido mucho mayor, siendo muy difcil poder llevarlo a cabo; por este motivo, fueron los pobladores los que se comprometieron a poner parte de esa mano de obra necesaria para hacerlo realidad. Fue complicado al principio hacer creer a todas las familias que el pro yecto iba a realizarse (son demasiadas las promesas que las instituciones pblicas les han hecho y que luego no han sido realidad); fue una labor de HH.CC, KARIT y pobladores el concienciar a las familias de que era real, y de que su participacin era indispensable. Tras este primer paso, se crearon grupos de trabajo organizados para, junto con los tcnicos, comenzar a abrir zanjas para tubos y alcantarillado. Los voluntarios de KARIT junto a responsables de los diferentes sectores fueron los encargados de comprar todo el material y ponerlo a disposicin de los tcnicos y pobladores. La ejecucin del proyecto dur ao y medio aproximadamente. Debido a la dificultad del terreno (cerros en pendiente de roca), cost mucho trabajo y muchas horas de esfuerzo por parte de todos los impli cados, en especial de los pobladores, y dentro de estos, fue fundamental la Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all 386 presencia y el trabajo de muchas mujeres, madres solteras muchas de ellas; sin embargo, el tiempo de ejecucin del proyecto fue importante para toda esa poblacin, debido a las reuniones realizadas, trabajo cooperativo, relacin con la administracin pblica, etc.En KARIT pensamos que este ha sido uno de los proyectos ms importantes dentro del Plan de Desarrollo Local puesto en marcha en Jos Glvez; no slo por acercar agua y desage a la poblacin (ms de 20 aos viviendo all sin ese servicio bsico), sino tambin por lo bene ficioso que ha resultado para la zona en cuanto a organizacin, trabajo conjunto y coordinacin. Sirvi tambin para que la administracin pblica y SEDAPAL, con la ayuda de otras ONGD, continuaran el camino emprendido en otros cerros, ayudando a seguir creciendo dentro de este Plan de Desarrollo Local. En la comunicacin que realizamos en este I Congreso de Patrimonio Histrico Cultural del Vinalop, quisimos que fueran, por medio de vdeos grabados all, las mismas personas que viven en el Pueblo Joven Figura 5. Dos pobladoras del cerro participan en el proyecto de alcantarillado y agua potable. Jos Javier Santa Hernndez 387 Jos Glvez las que contaran cmo fue el proceso para la realizacin de todo ese proyecto que acab llevando el agua a sus casas, lo que para ellos signific y cmo ayud a cambiar sus vidas y las de sus hijos. Le llaman Tercer Mundo. Quizs sea porque sus montaas estn repletas de casas hechas de chapa y cartn, pero en las que me he encontrado con personas alegres, que siempre tenan una sonrisa para regalarte Quizs sea porque aunque son muchos los que viven con muy poco, siempre lo partirn contigo a eso, all, lo siguen llamando compartir- Quizs sea porque a pesar de que ms que vivir lo que hacen es sobrevivir, lo pueden seguir haciendo porque por encima del vivir eligieron el convivir Quizs sea porque all hay personas que un da decidieron dar su vida por los dems, sin pensar en enfermedades, sin pensar en vacaciones, sin pensar en todo lo que yo tengo, slo pensando en cmo hacer un poco mejor la vida de los que tienen al lado Quizs sea porque las mujeres son valientes, porque luchan por sus hijos rodeadas a veces de un mundo cobarde, que calla ante las injusticias Quizs mi cabeza y mi corazn siguen mirando hacia atrs porque all o all, me lo han dado todo sin pedir nada o casi nada, que no es lo mismo pero es igual Quizs sea porque me han enseado que una persona puede ser pobre pero ir con la cabeza bien alta, como el que camina sabiendo que no le debe nada a nadie, tan slo al de ah arriba Toda esa gente es la que se qued all detrs, donde todava estn las estrellas Y an me atrevo a llamar a ese lugar Tercer Mundo 10. Bibliografa Objetivos de Desarrollo Sostenible: Informacin y gua para las organizaciones de voluntariado. Naciones Unidas. 2015. Per: Tercer Informe Nacional de Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Per Naciones Unidas. 2013. 10. Texto publicado en la web de KARIT de uno de los voluntarios internacionales que participaron en el proyecto de abastecimiento de agua y saneamiento. Agua y desarrollo. Proyectos de cooperacin al desarrollo que nacen aqu y desembocan all Centre dEstudis Locals del Vinalop El mundo del agua, paisaje de vida Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop Universitat dAlacant Universidad de Alicante

El mundo del agua, paisaje de vida. Patrimonio Histórico-Cultural del Vinalopó

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