Maximiliano García Soriano. Poeta del pueblo

MAXIMILIANO GARCA SORIANO POETA DEL PUEBLO BAZN LPEZ, Jos Luis Maximiliano Garca Soriano: Poeta del pueblo / Jos Luis Bazn Lpez; [prlogo Manuel Serrano Gonz lez; ilustraciones Teresa Gil Verd] . Petrer: Caja de Crdito; Elda: Ayuntamiento. Di, 1998 284 p.: il., fot.; 21 cm. ISBN: 84-922050-1-6 Garca Soriano. Maximiliano-Crtica e interpretacin I. Serrano Gonzlez, Manuel, pr. II. Gil Verd, Teresa. il. III. Caja de Crdito de Petrel, ed. IV. Elda. Ayuntamiento. ed. V. Ttulo 821. 134.2Garca Soriano. Maximilianol .07 EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ELDA CONCEJALA DE CULTURA t ~I CAJA DE CRDITO DE PETREL CAJA RURAL OBRAS SOCIALES MAXIMILIANO GARCA SORIANO POETA DEL PUEBLO JoS LuIs BAZN LOPEZ A todos aquellos que aman la tierra donde son felices, a los mecenas de la cultura y a las personas que son fieles a la amistad. Prlogo Jos Luis Bazn nos regala ahora este preciado libro sobre Maxi miliano Garca Soriano, precisamente este ao que se cumple el cente nario de esa importante generacin del 98, formada de un impresio nante ramillete de flores plumas de la literatura espaola, que en su momento aromatizaron el ambiente de entonces tan mediocre y deca dente de la sociedad de su tiempo, con sus posturas y obras inmortales. Un ptalo de ese ramillete sin duda fue Azorn, a quien de la mano de Pepe Pay, director de la magnfica Casa Museo Azorn de Monvar todos celebramos. Y por qu cito aqu a Azorn Porque Maximiliano Garca Soriano como persona y autor de poemas y narrativa al igual que Azorn, salvando las diferencias de un autor a otro, tena su corazn repartido entre Yecla donde naci, con Elda donde desarroll su vida adulta y donde mayoritariamente escribi, al igual que el autor mono yero que tambin en su inicio tuvo muchas vivencias yeclanas y ambos se educaron en los Escolapios, aun siendo monovero y en su madurez afin cado en Madrid. Quizs Maximiliano al igual que otros respecto a Yecla, haca suyo aquel fandango popular de Isidro que suena: aunque me voy, no me voy 113 / aunque me voy no me ausento / aunque me voy de palabra / no me voy de pensamiento. Sea como fuere, lo cierto es que Maximil iano, como Andrs Lloret, ambos poetas, si bien nacieron en Yecla, ambos se desarrol lan como per sonas y poetas en su querida Elda. Y es que Elda pese a quien pese, tuvo para Maximiliano Garca Soriano un ambiente cultural y literario, as como un grupo de intelec tuales locales de la poca que hace que se adapte perfectamente a sus cr culos, tertulias y publ icaciones, y fuese un enamorado apasionado de Elda. Esto unido a su profesin de Auxiliar de Farmacia de la farmacia de la Calle Coln, en la que luego tuvo participacin y en la que conoci a prcticamente todo el pbl ico de la poca, por lo tanto se desarrolla ra humanamente hasta el exterminio, en funcin de su gran personal i dad, su exquisita sensibilidad de poeta, su aficin literaria, as como su afn por ayudar a los dems como dejan claro las afirmaciones de su ahi jado Capilla, respecto de los prstamos adeudados, y su apoyo a los ms dbiles. Jos Luis Bazn el autor de este libro, por otra parte tambin tie ne concomitancias personales con el poeta, amigo de sus amigos, conver sador empedernido, amante de Elda y su entorno, intelectual local y estu dioso de todo lo eldense y eldensista, por eso ha habido un profundo y sutil acorde, con la vida y obra de Maximiliano, por eso siempre le ha admirado y ha simpatizado con este personaje, simpata que por qu no decirlo, yo personalmente tambin desde siempre, he compartido. Por ello me alegr soberanamente cuando Jos Luis Bazn me cont que estaba escribiendo el manuscrito antologa de la obra de Maxi miliano. Jos Luis desgrana su biografa y bibliografa yeclana en los pri meros captulos, donde se nota en los textos an la inmadurez del autor principiante, pero donde ya se vislumbra un gran calado potico en su canto a Yecla. Por su parte Bazn en estos primeros captulos hace gala de su aficin a la investigacin histrica y estudio de los documentos y fuentes, para lo que anal iza los archivos y documentos yeclanos en sus orgenes, demostrndonos su afn de concretar el rigor y mtodo hist rico en el estudio de estas fuentes escritas yeclanas, al mismo tiempo esta blece un paralel ismo de ese momento de la vida y obra de Maximiliano en el contexto de la historia cultural y poltica de la Espaa de finales del 141 Prlogo siglo XIX. Paralelismo que a nuestro juicio es tan certero como obligado, porque no se entiende la historia de los pueblos de Espaa, sin estudiar el contexto general del estado en que se encuentra el horizonte total de la denominada piel de toro, es decir, de Espaa. Que por ciento en aquel momento y desde nuestro personal y modesto criterio, estaba bastante erosionada por situacin internacional y la inestabilidad poltica y social interna. Un elemento constante en los escritos de Maximiliano en toda su obra es la dedicatoria a su Virgen, cosa que es curiosa porque hace poco un familiar eldense suyo me deca que l se autodefina persona laica. Maximiliano al igual que hoy Jos Luis Bazn le eclipsa el costum brismo y las tradiciones locales, que las hace suyas y las mejora con su exquisita sensibilidad. Otro elemento casi constante en sus poemas son los dedicados a las personas, que l quiere y aprecia. Esto se pone an ms de manifies to y con enorme fuerza en el caso de versos dedicados a mujeres. Se nota por otra parte en toda la obra de Maximiliano que hoy Bazn nos historia y comenta tan acertadamente, que era un lector de La Regenta de Leopoldo Alas Clarn, as como un entusiasta enferveci do de la obra de Unamuno, que junto con Azorn y Po Baroja, fueron los autores ms ledos y emulados por Maximiliano, por ello nos parece muy acertada la opinin de Jos Luis Bazn cuando afirma que el da que Maximiliano acompa a Unamuno en Elda al acto de inauguracin del Colegio Padre Manjn y al Teatro Castelar, sera sin duda uno de los das mejores de su vida y de sus recuerdos. Al igual que fue para Bazn el da que acompa a Gibson. Lo mismo que segn mi criterio no olvid nunca fue los das que tuvo invitado en su casa de Elda a Ferderico Garca Sanchiz. A nuestro juicio Jos Luis Bazn recupera aqu una memoria his trica para Elda actual, ya que mediante los textos de Maximiliano, se puede recomponer como si de un imaginario puzzle se tratara, todo el medio urbano de la Elda del XIX, mediante las concreciones de las calles, plazas, lugares, ermitas, lugares prximos o lejanos, cuyos topnimos y denominaciones Maximiliano conoca y nos da con todo lujo de detalles, a veces con profusin de datos en sus poemas y en sus escritos en narra tivas, as como, los nombres de las personas que conformaron Elda con 1 15 muchos nombres y con una especie de inventario de todas las profesiones y oficios que existan en Elda en ese momento, muchos de los cuales hoy han sido olvidados. Los nombres de las antiguas calles de Elda, hoy muchas desapare cidas y cuyas denominaciones habramos de recuperar. Sus colaboraciones en las revistas: El Centenario o Idella son fundamentales como sin duda fue la efmera vida de esta revista pero sin duda y a nuestro modo de ver, la de ms nivel literario de todas las publi caciones locales aparecidas en esa poca. Sus seudnimos sucesivos Graciano Soria, Mster Turpn, Magaso o Pepito Tafalera, son analizados por J. L. Bazn en los manuscritos corres pondientes, acompaando de una reproduccin de los textos con citas de donde en su momento se publicaron. El autor de esta obra al final inserta una resea y relacin con todas las publicaciones eldenses en que Maximiliano Garca Soriano escribi siendo estas: El Vinalap, El Centenario, La Bandera Radi cal, Heraldo de Elda, El Reformista, Liberal de Elda, Cultura y progreso, Amanecer, La Lucha, La fiesta de la poesa, Cultu ra, Idella, Horizonte, Elda Extraordinario, El Cronista y Albor, as como, un ndice de los poemas y escritos de Maximiliano que aparecen en su libro, con sus ttulos para mejor y ms cmodo uso del lector, citando tambin los ttulos y trabajos que no aparecen en la presente edicin. Finalmente establece el autor unos esclarecedores cuadros crono lgicos entre la biografa de Maximiliano, la historia de Elda, los aconte cimientos culturales y literarios ms importantes para Espaa, sus escritos y obras. En el ltimo captulo el autor con el ttulo de Eplogo con trage dia, analiza su muerte, su lamentable paseo junto a su mujer en la carre tera de Biar, por lo que Maximiliano amn de escritor costumbrista, poe ta, localista y gran persona, fue una vctima ms de nuestra guerra fratri cida. Creemos y pensamos que si bien Maximiliano milit en el partido Radical de Alejandro Lerroux y fue concejal de Elda por este grupo pol tico, la mentalidad de Maximiliano fue de formacin cristiana en su infancia y juventud y en su madurez de un liberalismo racionalista e inde pendencia de criterio como la mayora de los intelectuales de esa poca. 161 Prlogo Gracias Maximiliano por tu produccin literaria por y para Elda. Gracias Jos Luis Bazn por tu importante y nuevo libro. Gracias Elda por ser este jardn donde se pueden sembrar estas sil vestres flores llamadas libros de Maximiliano y de Jos Luis. Manuel Serrano Gonzlez Doctor en Farmacia y Concejal de Cultura, Sanidad y Medio Ambiente del Excmo. Ayuntamiento de Elda. 17 Introduccin Escribir sobre Maximiliano Garca Soriano constituye siempre una grata experiencia, ya que se condensa en su persona excepcional una multitud de evocaciones y sentimientos. Su figura e influencia se va ampliando a medida que pasa el tiempo, y todava contina presente en la vida cotidiana de muchos de nuestros mayores, los mismos que com partieron con l infinidad de vivencias y situaciones propias de la poca. Exista un vaco profundo en la poesa eldense de principios de siglo XX; faltaba la excelencia de Maximiliano, el cual ha pasado a la his toria literaria por sus estrofas y sus rimas, por sus obras teatrales y por las descripciones meticulosas de conocidos personajes. El lector de su obra puede y debe paladear los mensajes contenidos en ella uno por uno, como el catador de caldos saborea las muestras, sin que ello implique saturacin o empalago. Maximiliano padeca un mal que en l result incurable: su mili tancia en lo nuevo. Segua en sus ideas a Ramn Gmez de la Serna cuan do ste afirmaba que cada forma pasada de arte es como una noche usada. Quiz tal enfermedad concediera a la obra de Garca Soriano un vigor expresivo y un grado de madurez inusual, y por ende, cuando pona 19 su mente a trabajar, comenzaba a manar de el la una cascada de versos en la cual se iban destapando frustraciones y rebeldas cercenadas. Leer su poesa detenidamente es conocer un trozo irrepetible de la Historia de nuestra ciudad. Si abrimos nuestro espritu hacia la vida y la obra de Maximiliano nos adentramos en el apasionante universo eldense del primer tercio del siglo XX, esto es, en una poca dorada para Elda, que vivi entonces un renacimiento cultural propiciado por algunas figu ras seeras, entre las cuales nuestro poeta ocupa un lugar eminente. En lo ms profundo de su obra arraigaron con fuerza los temas eldenses. Su poesa es personal y popular, nutrida en la propia fuente de sus emociones y coloreada por una evocacin permanente de la ciudad que le haba dado tantas posibilidades de adquirir una armona testimo nial. Su arte era personal e intimista en el retrato de personajes, con una visin especial de la vida de un pueblo donde la industria empezaba a dejar de ser rudimentaria, donde los tallericos invadan con sus ruidos caractersticos el silencio limpio del valle. Una dimensin esencial de las muchas que posee del arte de Garca Soriano se inici con su compromiso personal de luchar desde su posicin contra cualquier movimiento ilgico. Su tarea estuvo marcada siempre por el carcter combativo y Maximiliano la desarroll con una expresividad satrica y acusadora. Sus apreciaciones sobre lo cotidiano y cuanto le rodeaba fueron audaces y enrgicas; sin alardes ni derroches tcnicos supo convertir su obras poticas en parlamentos llenos de sensibil idad y ternura. Pero algo que no puede ni debe pasar inadvertido a sus lectores es el espritu que siempre le anim a volcarse en los dems. Su adaptacin a la Elda de principios de siglo fue fcil, incorpo rndose con rapidez a la realidad circundante sin necesidad de forzar situaciones; y todo el lo gracias a su entrega incondicional hacia todos aquellos que le pidieron ayuda. Su fortaleza portadora de valores espi rituales, su cordialidad y estima hacia el prjimo, su sencil lez y su con cepcin de lo social forjaron un camino que ya no habra de abandonar hasta su triste muerte. Maximiliano tuvo la ilusin y la ambicin de luchar por establecer en nuestra ciudad un ambiente cultural digno: particip en los peridicos locales, intent llevar hasta la cal le sus poemas y obras teatrales, dirigi o colabor en la organizacin de actos y celebraciones de todo tipo tan 20 Int roduccin to civiles como religiosos, y con todo ello consigui rescatar de su mono tona el ambiente cultural existente en aquella poca. Desde la Yecla natal de su infancia hasta el da del ltimo viaje en la carretera de Biar, Garca Soriano vivi, am y escribi como una perso na de su poca, a semejanza de otro gran poeta, Antonio Machado, ambos ntimamente engarzados con el aqu y ahora; razn suficiente para reconocer que su voz y su obra tienen vigentes resonancias ms al l de su tiempo. Sentimos una honda adhesin emocional con quien fuera, ante todo, Maxi El bondadoso, apelativo con el cual nos atrevemos a bauti zarlo porque se lo gan en buena lid. Por todo esto intentaremos pro yectar sobre la triloga que constituye su vida, su obra y su tiempo, su impulso imparable de esa fecundidad que se reitera en su responsabili dad ante Elda y sus gentes. Muchos de nosotros, amigos suyos en la posteridad, amigos en la devocin y en el respeto, quisiramos que nuestras voces se alzaran en el recuerdo, ofrendndole una corona de buenos sentimientos desde esta poca, tan distinta a la suya, en la que todava prevalecen las dudas y anhelos de este eterno enamorado de todo lo eldense y sus circunstancias. Deseo concluir la presente introduccin agradeciendo la colabo racin recibida por Pedro Ban, paisano de Maxinniliano, el cual me ha facilitado unos documentos conseguidos en su Yecla natal y a Francisco AzornAlbiana y Fornet, por los datos que me ha aportado. Asimismo, mi ms efusivo reconocimiento a mi amigo Alberto Navarro por haberme asesorado en numerosas ocasiones; a Vicente Valero, por introducirme hace ya algunos aos en la vida de Maximiliano; a Pepita Anaya, Em rito Maestre y Conchita Porta, por facilitarme poseas y comentarios que me han servido para conocer un poco mejor a nuestro poeta a Jos Pay, director de la Casa Museo Azorn, por su aportacin bibliogrfica, a Tere sa Gil por sus magnficos dibujos, a Jos Luis Jacobo por su coordinacin, a Pedro Gras por su ayuda informtica y a Boke por su esplndida porta da y maquetacin. Deseo tambin poner de manifiesto mi hondo y cordial agradeci miento a mi buen amigo Manolo Serrano que, durante ms de dos dca das, ha sabido ayudarme con su aire fraternal, poniendo a mi disposicin, en innumerables ocasiones, su amistad y los valiosos materiales que for man su archivo. 21 Gracias tambin al Ayuntamiento de Elda, a travs de su Conceja la de Cultura, y a la Caja de Crdito de Petrel, por la deferencia que han tenido conmigo al no regatear ningn esfuerzo para que este libro viera la luz. Jos Luis Bazn Lpez. 22 (ff e/Yeda 8 7d 23 Captulo Primero Nacimiento y niez Yecla hermosa...! Pueblo amado...! En mi ausencia tan soado...! T que avivas mi entusiasmo, mi aoranza y mi ilusin! Hoy, al verte, de contento, Se desborda el sentimiento Y se ensancha a sus latidos mi yeclano corazn...! Encantado he de admirarte Y en sosiego contemplarte Como el hijo que a su madre tras de larga ausencia v. Para m tan slo el verte Es la ms dichosa suerte, Que me obliga en mi entusiasmo a cantarte con ms f. 25 Maximiliano Garca Soriano naci en Yecla una tarde (eran las cin co y media) de jul io de mil ochocientos setenta y cuatro, exactamente el da veintiuno. (Curiosamente, Antonio Machado vino al mundo en Sevi lla el mismo mes, pero al ao siguiente). Fue en el nmero setenta y sie te de la yeclansima calle de San Jos donde tuvo lugar este feliz aconte cimiento. Lo inscribieron en el Registro Civil con los nombres de Maximi l iano Jos Daniel. Sus padres, Salvador Garca Martnez y Florentina Soriano Izquierdo, regentaban un comercio situado en la calle San Jos, nmero 1, con vuelta a la calle de San Francisco. Toda la famil ia paterna descenda del pueblo murciano denominado Alberca de las Torres, por parte materna todos sus componentes eran yeclanos de pura cepa. Por la importancia del documento, creemos conveniente transcri bir parte de su partida de nacimiento: En la vi l la de Yecla a las nueve de la maana del da veinte y dos de Julio de mil ochocientos setenta y cuatro, ante D. Felipe Muoz y Muoz, Juez Municipal y D. Jos Palao y Palao, secretario, compareci Salvador Garcia Marti nez, casado, comerciante, mayor de edad, natural de Alberca de las Torres, termino municipal de la misma y provincia de Murcia, vecino de esta vil la, termino municipal y partido de la misma en dicha provincia, domiciliado en la calle de San Jos nmero setenta y siete, presentando para que se inscri ba en el Registro civil a un nio y al efecto como padre del mismo declar: Que el espresado nio ha nacido en la casa del decla rante a las cinco y media de la tarde de ayer Que es hijo legitimo del compareciente y de su muger Florentina Soriano Izquierdo, mayor de edad, natural y veci na de esta villa, domiciliada en el de su marido Que es nieto por l inea paterna de Antonio Garcia Gal vez y Josefa Martnez Zamora, naturales que fueron de la Alberca de las Torres; y por la materna de Jos Soriano y Ana Izquierdo Carpena, naturales que fueron de esta villa, todos difuntos Y que a dicho nio se le han puesto los nombres de Maximiliano, Jos, Daniel... 26 Captulo Primero. Yacimiento y niez Por aquella poca el pas que le vio nacer viva unos momentos en que la monarqua de los Borbones estaba recin restaurada gracias al pronunciamiento del general Martnez Campos. Don Antonio Cnovas del Castillo presida el primer gobierno del joven rey Alfonso XII, enviado a la Academia Militar britnica de Sandhurst para cursar estudios, aunque en realidad lo que pretenda los altos mandatarios espaoles es que el Borbn observara las prcticas polticas y el funcionamiento de la prerro gativa monrquica de la Corona britnica. Cnovas nombr ministro de Fomento a este departamento ministerial corresponda, entre otras parcelas, la referente a la instruccin pblica al marqus de Orovio, que se haba distinguido, en las postri meras del reinado de Isabel II, por la persecucin de catedrticos libera les y ms tarde haba extremado su rigor a favor de la corriente de into lerancia que naci como consecuencia de la crisis revolucionaria de 1868-1873. El 26 de febrero de 1875 se promulg un decreto, acompa ado de una circular, que constitua una intervencin partidista dentro de la labor de los profesores universitarios, pero verdaderamente lo que haca era anular la libertad de ctedra. Muchos profesores se negaron a acatar dichas disposiciones, siendo D. Augusto Gonzlez de Linares, pro fesor de Historia Natural de la Universidad de Santiago, el primero en promover un acto de rebelda. El ministro separ de sus puestos a nume rosos catedrticos, y como rplica nuestro tribuno, D. Emilio Castelar, renunci a su ctedra de Historia de Espaa en la Universidad Central. Yecla, ciudad adusta y sombra para Azorn, recibi a su ilustre paisano sumida en una serie de decisivas transformaciones. Se haba ter minado la construccin de la Baslica de la Pursima, el Colegio de las Escuelas Pas y la carretera de Caudete, y unos aos despus se inaugur el Convento de las Monjas Concepcionistas y el Asilo de Ancianos Desam parados. Entre 1884y 1888 se iniciaron y terminaron las obras de la Parro quia del Nio Jess, obras que promovieron el Obispo y D. Juan Ortuo Serrano, alcalde de la localidad. Otro alcalde, D. Epifanio Ibez Maestre consigui para Yecla el Teatro Concha Segura, la rasante de las calles, el alumbrado elctrico y el camino que conduca al castillo. 27 Yo recuerdo con cario Que en el templo, siendo nio, Recib la Hostia sagrada con uncin, ante el Altar. Mis paseos infantiles Fueron siempre en tus pensiles..., Por el Cao exuberante de magnfico verdor... En tus huertos, donde mora La esplendente y bella Flora, Que es la diosa de las fl ores, el emblema del amor. Yo recuerdo la Subida De mi Virgen tan querida A su Iglesia del Castillo, en un bello atardecer... En que el pueblo se congrega En la cspide..., y se anega En transportes de entusiasmo y gratsimo placer. Tus mujeres... Las yeclanas!! Son las bellas Circasianas..., Son las Griegas..., las Hures por su mucha perfeccin; Y en sus almas se adivina La pureza peregrina De la Virgen nuestra Madre, de la Pura Concepcin. 28 Captulo Primen,. Nacimiento N niez De tu campo los viedos Son atletas siempre ledos Que a la lucha se disponen, cual intrpido adalid Con vanguardias de Uveras Que pomposas y altaneras Les sealan el camino para entrar en noble lid. Tus trigales como el oro Son el TtlS rico tesoro Del labriego que los cuida con esmero y con afn, Y rogando a Dios..., espera..., Hasta ver limpio en la era El producto de sus luchas...: que es su sangre...: que es su pan. Yo distingo..., altivo y rgio, De Escolapios el Colegio, Donde dironme de nio... nio pobre!, educacin. En mi laten emociones De sus clicas funciones Con su tpica, solemne, y atrayente procesin. Patria chica! Lar querido...! Al que yo jams olvido Porque li vote en el alma con recuerdos del ayer. 29 En mis goces y pesares Las escenas de mis lares Con sus fi estas y costumbres dieron ms vida a mi ser. Maximiliano descubri en su niez una nueva dimensin de la vida, y su ciudad adquiere para l distintos matices y una riqueza insos pechada. Recorri jugando, paseando o corriendo las huertas y los pai sajes colindantes; vivi en el trajinar de Auroros por las noches o en las madrugadas con sus rosarios del alba. Vio a los Cofrades de las nimas pedir de puerta en puerta al son de las campanillas y oy sus sones que decan: A las nimas Benditas, no se les cierra la puerta, se les dice que perdonen, y el las se van tan contentas. Seguro que corri tras la Cabalgata de San Roque, patrn del Ayuntamiento, y salt las llamas de las hogueras de Santo Toms de Aqui no y las de San Juan. Fue a la Corredera, asisti a la fiesta de Santa Ana, a las Procesiones de los Panes de San Blas y a las de San Antn. En Navi dad ira por las calles cantando villancicos, acompaado por las clsicas zambombas y panderos. No se perdi el ver salir a los Pajes de la Virgen, asistidos por los Tos de las Punchas y acompaados por los Mayordomos del Bastn y de la Bandera, ni tampoco la bajada de la Inmaculada cada ocho de diciembre. En la Placeta de San Cayetano, cerca de su casa, oira el tronar de los arcabuces y los fuegos de artificio, y pasara muy buenos ratos durante los das de feria. Se empap en el hogar familiar de tradiciones e historias que ms tarde narrara el historiador local, D. Pascual Gimnez Rubio. Le debi alumbrar el pensamiento yeclano sus padres, y en especial su madre, quienes le educaron, sin duda alguna, para que pudiera abrirse paso en la atmsfera espiritual y social de aquellos tiempos. Le inculcaron, ade ms, el respecto al criterio ajeno y un gran sentido de la tolerancia. Durante la infancia fue alumno de los Escolapios (colegio que en la actualidad se reduce a una capilla), conviviendo con dos compaeros que ms tarde se convertiran en clebres personajes: el General Cabane Ilas y el insigne escritor Jos Martnez Ruiz, Azorn. Yo distingo..., altivo y rgio, De Escolapios el Colegio, Donde dironme de nio... nio pobre!, educacin. 30 Captulo Primero. Nacimiento y niez El sonido de la campana, junto al de grillos y chicharras, debieron quedar como visiones luminosas evocadoras de la primera infancia, visio nes que habran de desencadenar posteriormente la fiebre de su imagi nacin potica. Y todo ello unido al caudal de enseanzas que le trans mitieron aquellos competentes maestros que le proporcionaron una base cultural y humana duradera. La Yecla en que vivi nuestro poeta no tiene mucho que ver con la actual; las viejas casonas cuajadas de escudos han dado paso a grandes bloques de pisos con terrazas y miradores. Sin embargo, esta ciudad se podra recorrer con los textos de Maxinniliano, porque su impacto poti co est vigente y contina inalterable. Bien es verdad que, si las circuns tancias externas y el estilo de vida han cambiado, la personalidad del yeclano sigue siendo apasionada y contemplativa, como los versos de Garca Soriano. Siendo ya un adolescente, y segn D. Francisco Azorn-Albiana y Fornet: Y en el tiempo de San Marcos, te proveeran del Rollo tradicional con su huevo duro que estrel laras en la frente o en el cogote del compaero distraido. Y con la lechuga fres ca, iras tragando tan sabroso merendar. Cuando los albari coques se ponan gordos y an estaban verdes, o cuando los membrillos amarilleaban, o los higos y brevas se ponan en sazn, iras hacia ellos con algn amigo, subiendo las ramas de los rboles. Y si vena el guarda, correras. Y si te coga en el trance, diras que eran de tu to Toms o de tu to Quito, por dar una disculpa pcara. Ya mayorcillo, iras de inspector de obras viendo los nuevos edificios de la Iglesia Nueva, expl icada por tus padres, o la del Nio Jess, recien compuesta. De la mano de D. Fran cisco Castao, sacerdote ejemplar, visitaras los Conventos de las Concepcionistas, el del Asilo de Ancianos, el para ti viejo S. Cayetano, lindando casi con tu casa, o te escaparas a San ta Brbara, a San Juan o a San Roque. Y estaras al acecho de la salida de las Colegialas del Convento de Hurfanos, al que iban las nias bien de tus aos mozos. 31 En tus correras locas, cosa de mozalbetes, estrenaras las losas de arenisca que se haban puesto en las aceras de las calles, subiras al nuevo camino del Castillo, y por aquella pendiente casi lisa y esbarosa, a la que llamaban los chicos el esbaraor, sentndote en una tabla lisa o una lata de deshe cho, te dejaras resbalar y caer frenando la caida con los pies. Veras la Molineta en la Montaa o el Canal de Bermudes, en la Huerta, llenos de sortilegios y misterios. Dentro de su obra no hemos conseguido, por extrao que parez ca, hallar la triste ancdota de la prdida de su ojo derecho. General mente plasmaba en el papel sus vicisitudes; no era hombre de muchos secretos ni escritor en clave, le gustaba lo jocoso y divertido, aunque (como toda persona llena de sensibilidad) era un tmido optimista. Esta circunstancia slo la cita en el prefacio de su Romance de Apodos que ms tarde analizaremos con la siguiente estrofa: Y dejando el alabastro Surgi otro vate local Echando en cara al poetastro Su defecto visual. En la conferencia de D. Francisco Azorn (11 de marzo de 1988) en Yecla se coment el percance: En tus juegos, sufriste un accidente que te dej tuerto del ojo derecho, al darte la pcola del Tranco de modo tal, que no hubo remedio para l, y te tuvieron que poner uno de cristal. El dolor y el ay dejaron huella imperecedera. Desde los inicios de su vida l iteraria, Maximiliano se presenta como un autor sencillo y de una inmensa claridad. Se le conocen muy pocas contradicciones, no abusa de extraas frases y, como si fuera una inocente travesura literaria, parece querer indicarnos que nunca hay pro blema, incluso cuando escribe poesa l lena de protesta e inconformismo. Sin embargo, estuvo siempre al tanto de los problemas, no fue ajeno al reconocimiento de lo positivo y rechaz los inconvenientes sociolgicos 32 Cal)t /lb/ PrinIV7 . 0. ,NaCirnientO /I iiieZ que acuciaban a determinadas reas de la sociedad. Nunca le falt sensi bilidad ante las destrucciones radicales: su denuncia consista en defender con terca voluntad su compromiso social . Podemos comprobar su vehe mente respeto hacia la tierra y el paisaje a travs de su conjunto potico profundamente equilibrado. EL CIPRS DE LA MONTAA De aquel ciprs legendario Que se alzaba tan derecho Delante del Santuario, Patriarcas, qu habis !tecito Estaba junto a la puerta De la casa de la ermita, Como el buen soldado, alerta, Que vela y nunca dorntita. Quin tuvo la fi era saa Propia del mismo Satn, De quitar de la montaa Aquel arbol guardin Hcia los cielos se ergua Diciendo as a los mortales Que lucharon a porfia: i -Buscad nobles ideales...! Fu en la montaa el guin Del bello solar yeclano, Siendo en la tierra, la unin De lo divino y lo humano. 33 Y fi t el dedo que guiaba Al sufrido caminante, Que, absorto, le contemplaba En su retorno, anhelante. De aquel arbol tan enhiesto Que en la montaa fi heraldo Constante y fi el en su puesto, Acaso hicisteis run saldo... Quin cometi la vileza Al ensaarse con l... Quin, el hacha, con fi ereza, Asest en el arbol fi el... No sospech el malhadado Promotor de este despojo Que el pueblo, despus, airado, Le mostrara su enojo Es que es la crasa inconsciencia Nadie vi el arma homicida Impregnada con la esencia Que emanaba de la herida... Nadie lleg a, comprender Cuando al fi n, se derrumbaba Que pudo el alma perder En la esencia que exhalaba Pues en todo lo existente Hay algo grande, invisible... 3-1 Captulo Primero. Nacimiento y niez Alma... espritu latente... Para el hombre, indefinible...! Y el alma que presidiera Con severa magestad Desde la piedra primera De la villa, hoy gran ciudad, Al verse sin la envoltura, Sin las terrenales galas, Vol, aromosa, a la altura En sus invisibles alas... Cun triste es perder el gua En la cspide del monte Con el que se embelleca Al cerrarse, el horizonte...! Cmo recuerdo mi infancia En que embobado, a su pi, Su tersura y arrogancia Con arrojo contempl...! Y aquellos felices das Que tras la ascensin, cansado, Repasaba unas poesas, En su tronco, recostado... Las avecillas parleras Dando rienda a su albedro, Que revolaban ligeras Con su incesante po... po... 35 Citando el cfiro besaba Su cnica corpulencia Y el ciprs le contestaba Con un beso todo esencia... Cuando al extinguirse el da Y desde la poblacin Un rumor grato ascenda Como mstica oracin... Quin cometi la vileza Al ensaarse con l... Quin, el hacha, con fiereza. Asest en el arbol fiel... Creemos que fue Yecla el detonante que, con ansia juvenil, puso en marcha su capacidad para desarrollar el mecanismo potico. Era ms bien joven cuando se lanz al mundo l iterario, lleno de satisfacciones, pero tambin de desencantos. Todas las aventuras entraables que vivi le sirvieron de inspiracin testimonial para componer versos y prosa rima da. Este proceso, entre la stira y la i lusin, se inici en un peridico yecla no llamado El Correo Regional, y no poda ser de otra manera con un seudnimo: Mister Torpn o Turpn, segn le apeteciera al encargado de la imprenta. Garca Soriano aprovech en su labor potica los esquemas cono cidos por sus paisanos, pero dotndolos de una estructura distinta a la que venan usando otros autores. Tanto en sus pensamientos juveni les como en otros posteriores, dignos precursores de las gregueras, util iz recursos estilsticos que l lenan de gracia y soltura sus versos, y los hacen atractivos aun para el lector actual. Colabor en Alborada, La voz de Yecla y Yecla Moderna, conta giando con su ilusin a redactores de ideas superadas, los cuales le toma 36 Captulo Primero. Nacimiento y ninez ron bastante afecto por ser un adolescente pleno de creatividad, des pierto y eminentemente agudo. Como muchos otros, nuestro poeta no gozara de la Fiesta de la Resurreccin yeclana de 1898; Espaa estaba pasando por momentos tor mentosos. Duraba ya tres aos la guerra de Cuba, y lo que era peor, los gobernantes, tanto liberales como conservadores, segn tocara, declara ban abiertamente estar dispuestos a gastar en el la hasta el ltimo hom bre y la ltima peseta. Maximil iano no permanecera insensible ante la explosin del Maine en el puerto de La Habana ni ante la tensin cre ciente entre Espaa y los Estados Unidos. Poco tiempo despus, todo haba terminado. Espaa se qued sin sus ltimas colonias, desapareci el Imperio Espaol, los viejos valores de la nacin se haban hundido como sus barcos, y en tal situacin se vea el pas en la tesitura de plantar cara al presente y al porvenir. En el seno de aquella sociedad ya resonaba la voz ilustre de Benito Prez Galds y sur gieron otras como las de Miguel de Unamuno, Po Baroja, Val le Incln, los hermanos Machado y Azorn, entre otros; fue la llamada Generacin del 98. Maximiliano, por afinidad con Azorn, compaero suyo de colegio como ya se dijo, estaba de acuerdo en la necesidad de reconstruccin interna del pas, pero desde su posicin poco pudo hacer, si bien es ver dad que mantendra su actitud al respecto durante toda su vida. En 1900 publ ic su primer libro de Yeclaneras, obra de gran valor porque supuso su revelacin como escritor y porque resulta sumamente til para reconocer la Yecla de principios de siglo. Este trabajo ya estaba iniciado con el Romance de Apodos. Parece ser que no result del agra do de algunos paisanos suyos, que intentaron agredirlo al sentirse zahe ridos y humil lados. Sin embargo, la mayora vio bien que los graciosos apodos con los cuales eran identificados por todo el mundo aparecieran en aquel librito. Este romance le dio mucho prestigio, y en su prefacio comenta el poeta el hecho a que nos referimos: En m is juveniles das, La printera coleccin Del libro Yeelaneras, D a la pblica sancin. 37 Mis paisanos, casi todos, Se alborotaron sin lance, Solo porque unos apodos Intercal en un romance. Y tanta fue la protesta Y tantos los improperios, Que hasta pidieron mi testa Hombres sesudos y serios. Hubo una noche un detalle: Entr uno en casa en tropel Que me invitaba a la calle Para matarme con l. Que si sal... No, por cierto...! Si sent miedo profundo...! Pens, medroso, que un muerto Ms, qu le importa al mundo...! Nada, que aquello fue Troya... Y no qued una cocina En Campules, en la Hoya, El Arab y la Bronquina Donde no se comentara El romance y se leyera, Y que no se celebrara Y risas no produjera. 38 Captulo Primero. Nacimiento y niez Pasada la confusin Del inesperado trance, V agotada la edicin Del librico del Romance. Pareca leccin dura Rayana en la paradoja: Nadie sigui la lectura, Ni cort nadie una hoja. Los padres de Maximiliano no debieron de estar muy conformes con la vida y costumbres que estaba llevando su hijo, ni con la tertulias literarias (es lgico pensar que nuestro personaje fuera un asiduo cola borador de la tertulia del to Menchirn) ni con su vida contemplativa. Pronto le encontraron un puesto de trabajo como aprendiz y dependien te en la farmacia que regentaba D. Modesto Maestre, que estaba situada en la calle Corbaln. Pronto intim con la hija del patrn, Dolores, y en pocos meses estaban enamorados. Esta circunstancia no entraba dentro de los planes del farmacutico. Lolita Maestre lbaez haba recibido una educacin esmerada en el Colegio de las Hermanas de San Vicente. Francisco AzornAlbiana cuenta los conocimientos entonces fundamentales para las seoritas que Lolita pudo adquirir all: ...religin, msica, pintura, urbanidad y cortesa, nociones de cocina, bordado, gramtica, historia, matemticas elementales. Las enseanzas que aprendi en aquel la escuela y las reci bidas en el seno fami l iar, principalmente por su madre, la convirtieron en una buena ama de casa, una perfecta esposa y una persona que supo afrontar situaciones desfavorables, como fue acompaar a su marido has ta el ltimo sacrificio, como veremos ms adelante, en otro captulo. La presencia de Lolita cambi por completo la vida de Maximilia no: el poeta descubri el amor. Los ocasionales encuentros amorosos que haba mantenido hasta entonces fueron olvidados, y su familia, sus ami gos y su Yecla querida adquirieron para l nuevos matices y una riqueza insospechada. 39 En la cuarta edicin de sus Yeclaneras hay un romance titulado Carta, donde pueden apreciarse, muy bien definidas, las caractersticas de su amada Lolita: Pero calla, que mi pluma Con estos razonamientos, Si,, darse cuenta. siquiera Se marcha por esos cerros... Y voy a concluir la carta Sin decirte lo que quiero. Y es que tengo aqul una novia Que es nuty hermosa por cierto, Con una cara (le luna Y unos ojos de luceros Y una garganta de nieve Y una voz que es un gorgeo Y una cintura flexible Como un tallito de espliego Que a cada paso, se mueve Con rebosantes cimbreos, Y unos pies como piones De menudos y pequeos Que al levantarse la falda Ensea... y me deja ciego. El los continuaron su noviazgo, consol idndolo, como inicialmente tenan previsto, pero suscitaron la indignacin del farmacutico, que no se mostraba favorable al enamoramiento. Ante la cabezonera de D. Modesto, la solucin que adopt la pareja fue que Maximiliano abando nase Yecla. En 1901, pues, dej su empleo y se traslad a Elda. Aunque estamos convencidos de que ocurri efectivamente de este modo, no poseemos pruebas fehacientes de tal extremo. Es muy posible que le ase 10 Captulo Primero. Nacimiento y niez sorara en su desplazamiento a la ciudad zapatera otro farmacutico yeclano, D. Juan Azorn Bautista, que haba sido titular de la nica far macia de Elda y conoca por tanto el ambiente, las costumbres y las tra diciones de una villa que por entonces estaba iniciando un esplndido desarrollo econmico basado en la industria del calzado. 43 Captulo Segundo Elda, moruna sultana... Resulta fcil hacerse una idea del impacto que recibi Maximilia no Garca Soriano a su llegada a Elda porque sus impresiones han queda do fijadas en su obra como una fotografa, sin sufrir alteracin alguna con el paso del tiempo; si el estilo y sus circunstancias vitales cambiaron, su personal idad continu siendo tan apasionada como siempre, nada conflictiva y volcada hacia el conocimiento de un entorno nuevo para l . Sin embargo, era de esperar que esta transformacin ambiental alterara en alguna forma su filosofa, ms en lo tocante a sus relaciones sociales que a su conducta externa. Garca Soriano no busc la ruptura con sus ra ces yeclanas; muy al contrario, se aferr a la huel la de su ciudad natal a la vez que ahond en el paralelismo entre ambas poblaciones, lo que result muy positivo. Maximiliano ingres en la farmacia eldense de D. Luis Juan Amat primero como mancebo y ms tarde como consocio, pero quiz lo ms importante es que uno y otro mantuvieron pronto una ntima amistad. Alberto Navarro sita este establecimiento sanitario en la cal le Coln, en el lugar que ocupara posteriormente la farmacia de D. Ramn Rico Prez de Sarri. La referencia histrica de nuestro pas indica una coyuntura de cri sis mltiple atestiguada por una cadena de sucesos como el Tratado de Pars, el dficit de Hacienda, la eterna inflacin, los ademanes polticos de los mil itares y ante todo el desarrol lo de un caciquismo ms negativo. La vida poltica continuaba agitada, la Liga de los Productores gan las elec ciones de 1901 y los primeros concejales socialistas son elegidos en Vizca ya. Manuel Tun de Lara en un libro sobre Antonio Machado nos des cribe la situacin de esta manera: Se avecina un nuevo perodo econmico; ms de 1000 millones de pesetas oro han sido repatriados de las Antillas; se crean el Banco His pano Americano, el de Vizcaya, el Espaol de Crdito; se van fusionan do las empresas siderrgicas controladas en parte por esos y otros bancos; se organizan las empresas elctricas, pero los grandes capitales extranje ros siguen dominando ferrocarriles, servicios y gran parte de la minera. El capitalismo est en los umbrales de su fase de desarrollo moderno y en ese fenmeno, en el mbito espaol, tropieza con la ya citada estructura agraria. No ser ste el menor de nuestros problemas durante el siglo XX. A nivel cultural, 1901 fue un ao donde podemos destacar: Benito Prez Galds estren Electra y fund la revista con el mis mo nombre. Muri Leopoldo Alas Clarn. Apareci La voluntad de Azorn. Se public La casa de Aizgorri de Po Baroja. Tenso debate en el Ateneo de Madrid sobre la oligarqua y el caciquismo. Primeras exposiciones de Picasso. El poeta Manuel Machado public Alma. Elda se estaba convirtiendo en una poblacin industrial gracias a que paulatinamente los pequeos talleres dieron paso a grandes empre sas. Atrs haban quedado los conflictos laborales y los problemas econ micos; los obreros ms cualificados pasaron a ser empresarios y evolucio n la mecanizacin y por tanto tambin la produccin. Las fbricas de Rafael Romero Utrilles, Vera Hermanos y Juan; la de hormas de Isidro Aguado e Hijo; la de Casto Pelez, Jos Tobar y otros, dieron a Elda un 46 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana. . . crecimiento vertiginoso lgicamente con la ayuda de muchos hombres y mujeres que marc una poca y permiti la incorporacin de nume rosa mano de obra proveniente de varios lugares de la geografa espa ola, principalmente de Almansa. Como consecuencia de este buen ambiente econmico en la vil la eldense todava no ciudad se inaugur el nuevo Cuartel de la Guar dia Civil, el nuevo cementerio, el Teatro Castelar y el renovado Casino Eldense, y empez a funcionar la Asamblea de la Cruz Roja; adems, se instal el alumbrado elctrico y el telfono (en un principio slo en el Ayuntamiento, en la sede de la Guardia Civil, en el Juzgado Municipal y en el domicilio particular del alcalde). Lgicamente la llegada a Elda de un buen nmero de inmigrantes produjo algunos problemas de servicios, principalmente de escuelas. Los centros de enseanza eran algo escasos, y como el Ayuntamiento no cre aba los necesarios, los propietarios de la fbrica Calzados Gimnez y Pel ez abrieron una escuela nocturna a la que acudan ms de doscientas per sonas, entre nios y adultos. En 1902 se puso de nuevo en marcha la Jun ta de Instruccin Pblica, institucin que haca ms de treinta aos que no funcionaba y en la que participara ms tarde Maximiliano Garca Soriano. Nuestro poeta pas del hogar paterno, donde tena asegurado su bienestar, a una vida incierta que, si bien no pensamos que estuviera l le na de obstculos y privaciones, s sera muy distinta. Si Yecla le dot de una sensibilidad innata y fue como un blsamo que le introdujo en la preocupacin social, Elda le aadi los ingredientes que le convirtieron en un autor querido y admirado. Rpidamente se integr de una forma definitiva en su nueva ciu dad, conectando con gran cantidad de personas que estaban principal mente dentro del mundo donde Maximiliano encontraba colmada sus ilu siones. Pocos meses despus de su l legada, empez a publicar sus traba jos y ya haba conocido las tradiciones y los personajes eldenses ms rele vantes. Esto nos lo demuestra en el peridico El Vinalap (fundado por Miguel Tato y Amat y cuyo primer nmero apareci el 14 de diciembre de 1902) cuando escribi Carta de ultratumba de Francisco Ganga El Ser fico. Nuestro poeta debi de tener un cario especial y una gran admi racin hacia este vate desaparecido ya en aquella poca puesto que le dedica varios poemas, de los cuales quiz el ms significativo sea el publicado en 1903 en la revista El Centenario: 47 DESPACHO DEL OTRO MUNDO (cablegrama de ultratumba) Hasta mi oscura mansin Donde el silencio es profundo Y de las cosas del mundo No llega la confusin, El murmullo, animacin, De la vida toda llega Y de entusiasmo me anega En este tiempo tan crudo Y es que viene, no lo dudo, Con las auras de esta vega. Me despojo del sudario Que me tiene tan cautivo, Tomo la pluma y escribo Al mensual Centenario Aunque yo fui estrafalario En la tentporada sta En que el sol calor no presta De mis Patronos cantor Quiere ser cual ruiseor De vuestra sin par floresta. Es nti fuerte improvisar, Mas rehso el escribir, Por eso deben venir Taqugrafos a escuchar. An no han podido olvidar Las lindas hijas de Apolo Cuando acongojado y solo El Serfico se acuesta Y lo que a luz d su testa Se leer de polo a polo. Caplulo Segundo. Elda. 11101 . 1111(1 y sultana. . . Ahora hincando la rodilla En un msero peludo Buscando fe santa acudo A la eterna maravilla A la Virgen que esa villa Festeja con tanto anhelo Porque ella presta consuelo Y transporta su memoria, Porque ha sido y es su gloria Porque es la reina del Cielo. El Serfico (Por la rbrica: Maximiliano Garca Sori(1no) Cabe destacar la rpida participacin y el deseo de hacer cultura de Maximiliano, ya que en el peridico El Vinalap intervino plenamen te. As nos lo especifica Alberto Navarro en su libro La prensa peridica en Elda: Equipo redaccional : Director: Miguel Tato y Amat. Durante algn corto tiempo debi desempear este puesto Maximil iano Garca Soriano, por la nota que aparece en la seccin Noticias del n 9 (8-Feb-03) que dice: Restablecido de la desgracia que le ocurri a nuestro director, se ha vuelta a hacer cargo del peridico, cesando por lo tanto D. Maximiliano G. Soriano. En nombre del director damos las gracias al seor Soriano y a quienes se han interesado por su salud (En ningn nme ro anterior se dice nada de la desgracia ocurrida al seor Tato.). Redactor Jefe: La nica mencin que hallamos a este puesto es la nota publicada en la seccin Noticias del n 33: Ha entrado a formar parte de esta redaccin, encargndose de la jefatura, el que hasta ahora fue nuestro colaborador D. Maximiliano G. Soriano. -19 En 1604, D. Antonio Coloma, Conde de Elda, dio por finalizado su virreinato en Cerdea, y cuando se dispona a embarcar para volver a Elda segn cuenta la tradicin popular se le acercaron dos jvenes y le rogaron que trasladase hasta Alicante dos cajas. A su llegada, pudieron comprobar que haba en ellas dos imgenes: una de la Virgen y la otra de un Cristo. Estas figuras iban destinadas a nuestra poblacin. Este aconte cimiento se conmemor tres siglos despus con unos actos de una rele vancia que pocas veces ha vuelto a verse en Elda. En una ciudad que por entonces contaba aproximadamente con seis mil habitantes, este tercer centenario despert un entusiasmo que marc un hito por la enorme participacin de los eldenses, que admira ban y estaban muy orgullosos de sus Patronos. En este sentido, no pode mos obviar las octavillas que fueron arrojadas desde las carrozas de la Gran Cabalgata Histrica de la Venida de los Patronos, donde aparecan versos sencillos de algunos poetas locales desconocidos junto a los de otros con mucho renombre como Francisco Laliga o Maximiliano Garca Soriano. Este ltimo escribi un Himno al cual puso msica el maestro D. Ramn Gorg Soler, que deca lo siguiente: Una carroza de la Gran Cabalgata Histrica de la Venida de los Patronos (1904). 501 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana... HIMNO AL STMO. CRISTO DEL BUEN SUCESO Y L4 STMA. VIRGEN DE LA SALUD CORO: Gloria, gloria, patronos amados Nuestras ansias de dulce fervor, Se calmaron al ser visitados Por vosotros que sois nuestro amor. Gloria, gloria, feliz bienvenida; Elda ansioso en la entrada triunfal Os ofrece en tributo su vida: Dadnos luego la vida eternal. ESTROFA I: Dulce consuelo De que te implora En la cruel hora De su afliccin, Pedimos Cristo Del Buen Suceso Con embeleso Tu proteccin. ESTROFA 2: Ntida perla Joya preciada Ejida amada De magnitud; Protege al pueblo Que en t se encanta Oh Vrgen Santa De la Salud! 151 Tambin debemos destacar la considerable produccin l iteraria aparecida en la revista El Centenario. Esta publ icacin catl ica dedicada por la Mayordoma a los Patronos consta de doce nmeros que aparecie ron entre 1903 y 1904; su propsito era transmitir a todos los eldenses el entusiasmo necesario para que los actos programados tuvieran un eleva do lucimiento. Entre los redactores y colaboradores estaban las mejores plumas eldenses de aquella poca, como la de Jos Coronel, Agustn Cavero, Miguel Tato y Amat, Francisco Maestre, Jos J. Gonzlez Amat y muchos otros. Lgicamente no poda faltar a este evento la de Maximi liano Garca Soriano, que aport un gran nmero de trabajos que a con tinuacin vamos a anal izar. En el nmero 1, publicado en septiembre de 1903, le dedica a la Virgen de la Salud unas estrofas llenas de amor y de fe. MADRE!... Madre de los eldenses, Virgen preciada, Por tus amantes hijos tan adorada, Bella y hermosa Corno una rosa De Alejandra; El anglico encanto, por tu belleza; Lo bello, lo sublime, por tu grandeza, An nts que los celajes del nuevo da. Mucho ms pura Que todas los suspiros de serafines, Gloria y ventural... Grata como el aroma de los jazmines; Con ms dulzura Que la rtmica lira de un gran poeta Y sencilla y humilde cual la violeta. Yo que perd mi ntadre siendo muy nio, Y al perderla, quedme sin su cario, 52 Captulo .Seg,undo. Elda, moruna y sultana. .. El nico que existe y nos d calma Porque brota torrentes de nuestra alma! A t, Reina del cielo, puesto de hinojos, Con acerbes dolores, llanto en los ojos, Ms con dulce esperanza, hoy me dirijo Para que t me acojas como buen hijo Tu amor imploro Porque te adoro; Por ser reina de reinas, la Soberana; Por la que yo, tu hijo, tanto se afana, Flgida estrella, Blanco lucero, Imagen bella, Te amo, te quiero Como la madre santa que hube perdido, Y pues y que no tengo la madre aquella, No me relegues nunca, madre al olvido... No me abandones, N... ni un momento! Que soy como una arista que lleva el viento En sus grandes, contnuas oscilaciones... Madre de los eldenses!... dulce consuelo. Inapreciable joya, luz y poesa, Encanto, paz, roco, mi gloria y cielo, S t mi inspiradora, mi faro, gua.. Y henchido de entusiasmo, con grato anhelo Exclamar gozoso: Ay! Madre ma. No es de extraar que Maximiliano manifestara su veneracin por la Virgen desde una perspectiva noble y limpia: fue un hombre sensibil i zado ante lo religioso que, ya con anterioridad, haba demostrado su pro fundidad espiritual con sus versos hacia la Virgen yeclana, y que ahora la demostraba paralelamente con los dedicados a la eldense. Podramos 53 enmarcar en trminos parecidos la ternura con que glosa su fervor. Si hacemos balance de su religiosidad observaremos que, a este respecto, nunca sufri los tpicos vaivenes tan caractersticos de personas de mayor hipocresa. Esta pasin demostrada que por otra parte nos resulta fcil de entender va ms all de lo meramente superficial, al igual que su cario por Elda, que reafirm una y otra vez a lo largo de su vida. Elda le recibi con afecto y l, fiel y agradecido, lo hizo patente a travs de su inagotable obra. SALUDO Elda, moruna sultana Que se levanta arrogante Y cuyos pis engalana Una vega exuberante... La que tiene por dosl Un puro y difano azul Y un Castillo por doncel Erguido cual abedul... La que tranquila y dichosa Siempre sumisa, escuch La corriente rumorosa Del rio Vinalap... La que tiene como lecho Extenso edredn de fl ores, Y el templo santo, es su pecho, Y la Vrgen, sus amores... Las fi bras del corazn Las forman hijos honrados, Y el alma, es la devocin sus patronos amados. .54 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana... Eldal... moruna sultana Que se levanta arrogante Y cuyos pis engalana Una vega exuberante, Orgulloso te saludo Por tu simblico emblema: Tienes la fi por escudo...! Trabajo y virtud por lema...! La exaltacin a los Patronos eldenses a travs de su creatividad fue amplsima, sin ningn perodo de relajamiento, como llevado por un ansia de sumar y sumar ms trabajos, incluso mediante frmulas estilsti cas renovadoras. Fue una faceta que nosotros, los estudiosos de su vida y obra, desconocamos durante su etapa yeclana; los Villancicos para el Centenario a los que, una vez ms, D. Ramn Gorg puso msica, son un ejemplo claro. Estos Villancicos retratan con resonancias muy personales la vibra cin espiritual de los eldenses hacia sus Patronos, llena de ternura y sen sibilidad, buscando siempre su deseada proteccin, mostrando siempre gratitud y sumisin. Maximiliano utiliz estos versos para que los senti mientos se empaparan de sencilla realidad y llegaran hasta el fondo del alma. Trescientos arios hace, Virgen bendita, De Cerdea vinisteis para solaz De Elda que tanto os quiere, y que palpita Por Vos que sois su encanto, su dicha y paz. Por eso en estas fi estas del centenario Quiere, como lo siente su corazn, El amor demostrarte este vecindario A la par que su santa veneracin. 55 Virgen amada, perla querida T eres la vida, salud y amor. Madre adorada, calma el anhelo Y el desconsuelo del pecador. Forman msica armoniosa Auras, trinos, arroyuelos, Que se elevan hasta los cielos Como arpegio celestial. Y nuestros sueos, Virgen pa, En que todo lo anhelamos, Son por Ti... Al tenernos por tus dueos, Madre ma, Te queremos y adoramos Con amor y frenes. Trescientos arios, Seora, Que vinisteis a esta villa, Donde sois la maravilla De este pueblo que os adora. Hace, pues, que nuestro duelo Se torna en dulce alegra, Y s amparo, faro y gua Desde tu mansin del cielo. Elda, fervorosa, llena de alegra A su templo hermoso viene por Mara, Virgen Santa, Virgen Pura, Es tanto nuestro fervor 561 1 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana... Que la ms grande ventura Es tenerte fe y amor. El Cristo del Buen Suceso Y Virgen de la Salud, Han sido nuestro embeleso Y nuestra solicitud. Hoy quiere este vecindario Demostrar su santo amor Celebrando el centenario Tercero, con esplendor. Siempre fuisteis nuestro encanto Y la ms grata ilusin, Y enjugsteis nuestro llanto En instantes de afliccin. Y todos los corazones Palpitan de amor henchidos Y sienten mil emociones Por sus Patronos queridos. Madre querida, luz de la aurora, Dulce consuelo del pecador, Con fe que alienta mi alma os adora Con el ms puro, sublime amor. En las crueldades de mis dolores Tu nombre imploro con ansiedad... Haz que se vuelvan mis das mejores, Que hacerlo puedes con tu bondad! 1 57 Madre ma, imagen tan bella, Virgen adorada, mi constante amor, S T nuestro gua, refulgente estrella, Pura, inmaculada, llena de candor. De las ms preciadas fl ores De esta tuerta que es vergel, Vamos a formar amantes Nuestra obra al realizar. El pueblo entero, de corazn Pide sincero tu proteccin. Todo lo damos, todo por Ti Y te adoramos con frenes. Ved a un pueblo fervoroso que os implora Madre ma, la celeste proteccin, Y a tus plantas, con sus males gime y llora Porque Vos sois su refugio y salvacin. No lo olvides, Madre ma, ni un instante, Pues que viene con gran solicitud A tus plantas a rendirse, tierno amante... No le olvides, puesto que eres la Salud! Es tan grande tu hermosura, Como las rosas de abril, Y an ms grata tu ternura Que la de querubes mil. Por eso en nuestra memoria Tu imagen grabada est; T constituyes la gloria En que Elda soar. .58 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana. . . Reflexionar sobre Elda y Garca Soriano siempre resulta una expe riencia sumamente agradable porque en estos dos nombres podemos apreciar multitud de evocaciones y sentimientos. Sabemos que el tema de Elda en la obra de Maximiliano es una constante, marcado por una con tinua fidelidad. Garca Soriano ha documentado para nosotros prctica mente todos los detalles de la Elda de entonces, su obra constituye un soporte histrico de primera magnitud. No podemos dejar de referirnos al famoso Dilogo callejero publicado en la revista El Centenario (1903) donde, con el entusiasmo que le caracterizaba, describe las calles elden ses ms significativas a travs de un dilogo acerca del vestuario que deban llevar durante las fiestas de la Llegada de los Patronos. Buenos das, calle Nueva. Adis, la de la Esperanza. Has descansado Muy poco, mejor dicho, casi nada. Y dime, por qu -El desprecio Que me hiciste fue la causa, Cuando ayer todos decan Que eras muy linda y muy guapa, Porque, no s quien, repuso Que era yo muy agraciada, Pusiste la faz adusta Y me volviste la espalda. Perdona mi ligereza, al fi n soy mujer, y basta. Te perdono, cara amiga. Mejor dijeras hermana. O gemelas, si se quiere Por la mucha semejanza. Mira, han tratado los hombres De ponernos distanciadas Y consentir no debemos 59 Nosotras esa patraa. Eso he pensado mil veces Y en verdad, sera lstima Que furamos el pretexto Para todos sus hazaas. Ciertamente. Y es preciso Ya que estamos enlazadas, Que no nos seduzca nadie Con lisonjeras palabras. Si en la unin est la fuerza, Aqu ya est demostrada... Se dan un abrazo fuerte Y enternecidas exclatnan: Tenemos dos corazones Impulsados por un alma. Voy a relatarte un sueo Que tuve noches pasadas. Figrate que las fi estas Del Centenario, ya estaban En su auge que era todo Entusiasmo y algazara. Pues bien; como soy curiosa Di una vuelta por las Plazas Y las calles de la villa, Sola y muy bien disfrazada. Vi que enrgico Topete La Constitucin hollaba, A Virtudes con pistola Contra Print y Santa Ana; A Coln con Val! bailando Con Fortaleza y Constancia Anta la Puerta del ngel E Independencia proclaman, 60 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana. . . Y de Casas de los Santos Salen Castelar, Sagasta, El Duque de la Victoria Y la Libertad enzalzan. Pero llegan a la Iglesia Que Clrigos engalanan Y est linda cual Jardines Con Morenas adornadas Altas como la Palmera Que en Pars gran nombre alcanza, Y al ver all a San Francisco Que con Pierrat re y charla, Y que Giles y Serrano Congenian y que se abrazan, Se disuelve pronto el grupo Y con San Jos se marchan Al Hospital que est hecho De bello y brillante un ascua. All estaba Caamona Sumisa y arrodillada Delante de San Antonio En aquella ermita santa Vi tambin a Canalejas Entusiasmando a las masas Desde los altos Pilares Del Huerto, parla que parla. Dos de los que all le escuchan Y a solventar el asunto Disputan y se maltratan, Hacia el Castillo se marchan Y uno le da un Estralazo Al otro y por fi n lo mata. A sto San Pascual se acerca 67 Alegre, Baila que baila, Y la Comadre afligida Derrama copiosas lgrimas Vi luego una comitiva Que a Linares visitaba, Al que, cual Cid de brioso De Marqus haca gala Despus Juan Rico, el poeta Dijo Que no se olvidara A Juan Semp ere Guarinos Que era honra de la Patria; Y tampoco al gran Serfico (Por nombre Francisco Ganga) Porque parece un desprecio Que se les hace en su casa, Y... despertme al instante Muy nerviosa y mareada Para evitar las rencillas Convengamos sin tardanza Los trajes que en estas fi estas Hemos de lucir, hermana. Ya est pensado. Tu traje Puede ser de circasiana... El mo de Venus griega... Conforme, mucho me agradan. Un abrazo, calle Nueva. Otro para ti, Esperanza. Podemos comprobar que este romance, centrado en la relacin de varios trozos de geografa eldense, se sustenta sobre un conjunto de im genes sensoriales muy logradas. De las calles citadas por Maximiliano en la actualidad todava existen las siguientes: 62 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana... El Castillo Los Clrigos Coln La Comadre La Esperanza Los Giles El Huerto San Jos San Pascual Santa Ana Jardines Juan Rico Juan Sempere Nueva Pilares San Antn San Francisco El Serfico Serrano Virtudes Nuestro escritor parece que se complace en proyectar sobre sus lectores parte de su pensamiento y sentir en determinadas parcelas. Se percibe la visin de un joven ilusionado por la transformacin industrial eldense que habra de proporcionar a las clases trabajadoras una felici dad y un bienestar tras unos aos de dificultades. Le gustaba repasar en sus versos la brillante historia de Elda, sus mujeres (cmo no!), sus Patro nos y su Castillo. Este protagonista ptreo aparece en sus escritos como un smbolo bsico en el panorama de la poblacin, si bien es cierto que en ocasiones las estrofas utilizadas son muy similares. En la revista El Cen tenario tantas veces citada aparecen dos trabajos en verso sobre el tema en los cuales alguna de sus expresiones y palabras son prctica mente las mismas. En la Carta del eldense ausente se lee: Este castillo famoso Que se levanta orgulloso Por su grande podero Y cuyos pies besa el ro Vinalop caudaloso. Y en la exaltacin a Elda escribi: Como heraldo, un Castillo tiene famoso Que tuvo en otros tiempos gran podero, Y cuyos pies besando va rumoroso El tranquilo, apacible, sumiso ro. 63 Curiosamente hemos comprobado que generalmente tras las estrofas referidas al castillo aparecen otras con el eterno tema de las mujeres eldenses. Entendemos perfectamente el autoplagio en el tema del castillo ya que Maximiliano, con su insistencia, pretenda que el antiguo alczar de los Condes, en una situacin de semi -ruina, no sufriera el lento derri bo a que poco a poco estaba siendo sometido. Nos parece muy relevante que encuadrara con claridad en muchos trabajos la temtica eldense. Ofrecemos a continuacin unas estrofas car gadas de emotividad sobre la realidad que viva nuestra poblacin a prin cipios de siglo: ELDA Como pueblo, es un pueblo de los mejores, Que tiene como pocos, brillante historia; l cont entre sus hijos, con trovadores, Con sabios que tuvieron fama notoria. Industria fl oreciente le di ms fama Al mandar sus productos al mundo entero; Por eso con orgullo Elda se aclama Por ser tan laborioso, por ser obrero!... Y pueblo que por lema tiene el trabajo, Es pueblo que resurge, que se enaltece... Sepan sus detractores que no ir abajo! Tienen f, tiene alientos y no perece! Circunda al pueblo todo, preciada vega, Por la que siempre cruzan mil arroyados, Y el agua cristalina su suelo riega Y retrata los tonos, fi el, de los cielos. 64 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana. . . Matizada la huerta con sus verdores, Se extiende hasta las breves, pendientes lomas Y su vista realzan hermosas fl ores Que el ambiente saturas con sus aromas. Corno heraldo, un Castillo tiene famoso Que tuvo en otros tiempos gran podero, Y cuyos pies besando va rumoroso El tranquilo, apacible, sumiso ro. Sus mujeres son lindas, bellas, hermosas, Con facciones de seres angelicales; Sus megillas son mezcla de nieve y rosas, Y son sus frescos labios, rojos corales. Sus ojos, al mirarnos, nos embelesan, Y al hombre ms sereno robas la calma... Y su acento, es tan dulce, que en l se expresan Los vivos sentimientos de toda el alma... El pueblo que es un pueblo de los mejores, Que tiene como pocos, brillante historia, Que cont entre sus hijos con trovadores, Con sabios que tuvieron fama notoria, La que tiene esa industria que le d fama, Con vega que es un trozo de Paraiso, Con mujeres divinas que el mundo aclama Por que en ellas las gracias poner Dios quiso... Es... s, porque le alienta la f legada Y que todo l la siente con gran exceso, Por su excelsa Patrona, la Madre amada! Y su Patrono, el Cristo del Buen Suceso! 65 Maximiliano senta nostalgia de Yecla; llevaba en Elda dos aos y lgicamente su nimo se vera dirigido en muchos momentos hacia su ciu dad natal, principalmente en los das de la fiesta patronal. Los recuerdos se pueden obviar, las vivencias nunca, y menos todava cuando pertene cen a la poca de la adolescencia (prueba contundente de ello es que siempre estn en nuestra memoria y nos proporcionan, en muchas oca siones, un alivio capaz de trascender los problemas cotidianos). En uno de sus poemas, Maximiliano aprovecha su coyuntura vital para trasladarse a Yecla como un eldense ausente que aora las fiestas septembrinas. CARTA Que escribe Melchor A su pariente Gaspar Desde el pueblo Manacor Y en la que logra expresar Su ms acendrado amor. Queriddimo Gaspar No te puedes fi gurar El servicio extraordinario Que nos prestaste al mandar La revista El Centenario. Con deleite la le Y a mi mujer se la d Quien gustosa la ley, Y el nio con frenes La Virgen Santa bes. Desde este feliz instante Mi mujer, yo y el infante En estas fi estas pensamos... Y te digo lo bastante Con decir que ahora, s vamos. 66 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana... Iremos solo por ver Las fi estas que en muchos arios No han de volverlas a hacer, Y que el orgullo han de ser De todos, propios y extraos. Ah...! qu soberbia Alborada! Qu solemne procesin Con su magnfica entrada, Con tanta iluminacin...! Y los mil arcos triunfales... Y los grandes pabellones De las plazas principales... Los fuegos artificiales Y otras muchas distracciones... Y las calles de la villa Transformadas en pensil, Con alegras mil... Ah! Ser una maravilla... Ser la fl ora de abril. Ese castillo famoso Que se levanta orgulloso Por su grande podero, Y cuyos pies besa el ro Vinalop caudaloso. Las eldenses hechiceras Hermosas como fl ores De las frondosas praderas, Conquistando almas enteras Con sus cndidos amores... 67 Esa iglesia bendecida, Con su torre tan erguida Que el sol besa desde oriente Y tambin desde occidente Le manda el de despedida... Esa huerta y sus verdores Con sus petjaros cantores, Con arroyos cristalinos Conto espejos argentinos Donde se miran las fl ores... Ver el pueblo, fervoroso, Lleno de solicitud Ante el solio esplendoroso Que tiene en el templo hermoso La Virgen de la Salud. Es todo encanto, poesa, Todo ah tiene grandeza; Elda hermosa.., patria ma... No verte a t, qu tristeza! Verte siempre, qu alegra...! No me tengas en olvido Ya que no tengo la suerte De vivir donde he nacido... Recibe un abrazo fuerte De tu pariente querido. Garca Soriano, en cierto modo, fue un innovador no slo en las ideas, sino tambin de los cnones literarios, ya que transform con un mero ejercicio de contemplacin las imgenes del paisaje, de las personas 68 Capt1110 Seg1111(10. P.11(1, 17101 Il1ill y S1111(11111 y cosas, dando lugar a unos versos susceptibles de adentrarnos en situa ciones cotidianas todava no descubiertas ni captadas por los dems. Sus vivencias en el entorno natural yeclano pudieron favorecer ese talante de observador clsico, amante de todo lo bel lo. Francisco AzornAlbiana y Fornet nos comenta sus correras por Yecla: ...cogiendo pjaros, membril los, peras, albaricoques verdes, o lechugas frescas en la huerta. Te pararas a inspec cionar esas maravillas de la naturaleza que son los ruiseores que cantaban en las ramas de los rboles, o te arrodillaras para ver al Ruegadios, o a la rana, al sapo o a la lagartija, a la vbora o a la serpiente cuando cambiaba de camisa. Y tus observaciones te serviran luego para tus experiencias cuan do buscabas el Taray en el Pantano de Elda. Junto a las bal sas del Colegio o en la del Parque, te recrearas con el deam bular por las aguas de los peces dorados, rojos, amarillos, que a cualquier movimiento se escondan en los verdines o en los fondos acuosos, surcando veloces las aguas. Las palomas mansas, que se acercaban a los nios para comer de las miga jas que les dbais y que agradecan con sus zureos y peque os vuelos. En Elda continu inquebrantablemente su amor por los graciosos animales y en especial por las plantas; debi patearse todos los parajes que rodeaban la poblacin y conocer su flora, hecho que ms tarde iba a servirle para solucionar los problemas fsicos de muchos eldenses. Estos conocimientos fueron el soporte potico de interesantes descripciones, como reflejamos a continuacin. UN BOUQUET ...Y todos se reunieron. El ensayo Comenz. Espectadores, solantente La Luna plateada y las estrellas... Obra de magnitud...! Los personajes 69 Los ir conociendo quien leyere. La msica, salmdia que formaba El hlito dulcsimo en las hojas, Con ese imperceptible bamboleo De sculos gratos, rumorosos tnues... Presentse La Jaud, exuberante, De primorosa Orqudea, y El Chorrillo, De Heliotropo aromtico, y Dolores, De Girasol, Los Cubos de Saco Puente nuevo vestido de Geraneo; Los pozos, de Azucena, Las Caadas, De Camelia sencilla, La Lobera De rnica melosa. Pozo Alonso, De Narciso sin par. Bateig, de Lirio, Los dos puentes, de fl ores del Almendro. La Sirmal, de tristona Margarita, Y Los Corrales, de nevosa Salvia. El Campo alto, de Botn de oro, Arco Sempere, de rosada Adelfa, Casa don Carlos, de dorado Tilo. Negret, de Torongina, y Tenera, De la Vara de oro cimbreadora Cuesta bodega, de la humilde Malva, Mafr, de Hierbabuena fl oreciente. Comunes, del impvido Don Pedro. El gran Derramador, de Adormidera. El Melic, de la Anglica ramosa, Y Monastil, de Peregil fl orido. Casa Sempere, de Jazmn fragrate. La horteta de Azahar. El Sapo umbro, 70 Captulo Segundo. Elda, moruna y sultana.. . De Madreselva trepadora y triste. Agualejas, de Nardo. La Alfahuara, De azulada Violeta que subyuga. Tafalera, de Albahaca muy perenne. El Chapitel, de Rosa alejandrina. Caada del conejo, de Gardenia, Y Botn, de aromtico tomillo. San Miguel, de Pensamiento hermoso. Las Barrancadas, del erguido Espliego, Y la Pat, de Campanilla blanca. Los alticos del gordo, de Jacinto. El Marn, de un Organo excelente. El Campico, de Tulipan preciado, Y Camara, de Lila. La Torreta, De hermosa Manzanilla y Almazaras De Clavel entreabierto; y tras de todos, Santa Brbara y de Siempreviva. Y termin el ensayo. Los reflejos De la Luna argentina, se velaron Por una nubecilla juguetona Que en el azul hermosos destacaba... Las auras, dulcemente, desde lejos, Con todos los aromas se besaron, Formando en esa unin una Corona, Que la Reina del Cielo se elevaba. Y la funcin, ser, segn infiero, En el mismo y artstico escenario En Septiembre del ao venidero Cuando aqu se celebre el Centenario. (21 Diciembre de 1903) 71 73 Captulo Tercero Graciano Soria, Magas, Pepito Tafalera... En 1904, Jos Martnez Ruiz adopt como seudnimo Azorn, apellido del personaje protagonista de alguna de sus obras, como Pri mera andanzas de Antonio Azorn o La infancia de Antonio Azorn; sobre este hecho y sus motivos se han vertido ros de tinta. Algunos estu diosos de este monovero universal estn convencidos de que hubo razo nes lgicas, entre ellas la brevedad, sonoridad del seudnimo y, sobre todo, el deseo de imitar a Leopoldo Alas, Clarn. Bien es verdad que Azo rn sola escoger para los personajes de sus obras nombres que estuvie ran relacionados directamente con su segunda patria chica, es decir, Yecla. Existen teoras que no coinciden con las de otras personas ms allegadas a Jos Martnez Ruiz, en el sentido de que afirman que tal seu dnimo se lo pudo sugerir un maestro yeclano, aunque este aspecto no est demostrado. De esta opinin son, por ejemplo, Inman Fox y Miguel Ortuo. Creemos que Maximiliano fue menos complicado que su compa ero de oficio y colegio a la hora de elegir seudnimos con que firmar sus trabajos; se limit a buscar, en algunos casos, nombres perfectamen te reconocibles, y nunca en trminos difciles. Sin embargo, el primero 75 que conocemos (Mister Torpn o Turpn), todava en su poca de adoles cente en Yecla, nos reta a intentar buscarle un significado. Puesto que Maximi liano no es una persona de contradicciones, ni parece abocado a la melancola, nos incl inamos a pensar que el motivo de elegir estos seu dnimos fue satrico o irnico; por eso nos atrevemos a ofrecer la siguiente posibilidad de expl icacin: Mister Torpn sugiere una deriva cin jocosa de Mister Torpe. Esta hiptesis no debe extraar a ningn lector, ya que encaja perfectamente con el carcter jovial y espontneo de nuestro poeta. Continuando con la relacin de sus seudnimos ms conocidos, por ser los ms usados, nos encontramos con Graciano Soria, Magaso (compuesto con las primeras slabas de su nombre y apell idos), Pepito Tafalera (haciendo referencia a un conocido barrio eldense). Sin embargo pudo haber otros; Alberto Navarro, en su libro La Prensa Peridica en Elda, nos da noticia de que en el peridico Cultura (semanario indepen diente de informacin local) aparece la firma Serafiquito, y en el Liberal de Elda (1915), exactamente en el nmero 1, se lee un trabajo titulado Lamentacin por los soldados que sufren y viven en Marruecos, firmado con unas iniciales G.M.S.; uno y otro podran perfectamente corresponder a este autor, por otra parte omnipresente en la prensa eldense. En un peridico denominado Lucha (rgano local del partido republicano radical), que inici su andadura en el ao 1920 (16 de mayo), Alberto Navarro nos descubre un posible seudnimo de Maximiliano: El romancero. Nosotros hemos encontrado en el nmero 38 de El Adalid (7 de marzo de 1915) el siguiente romance: ROMANCE DE LA SEMANA Estarnos de enhorabuena Queridsinto lector. La huelga de paradoras Y de obreros, termin, Y con el trabajo, ha vuelto La paz a la poblacin. 76 Captulo Drcero. Gro 10110 Soria, Magas, Pepito Tajitlera. .. El malestar, se senta, Y era cada vez mayor, Y hasta el pan ms necesario En algn hogar falt. Se dice que ya es un hecho Lo de la unificacin De precios en aparados, Y ello es muy consolador. Unificados los precios, Que a ellas no les falte unin, Que una unin, aun siendo una, Una es que vale por dos. Recomendemos a todos La prudencia y discrecin Y guardmonos respeto Y tengamos amor, Que todos somos hermanos Y somos hijos de Dios, Aunque a ratos, lo dudamos, Porque ay, Seor...! ay, Seor...! El Romancero. Es muy posible que el autor de estas estrofas sea Maximi l iano. Puede constatarse en ellas su estilo, en el cual destaca, como casi siempre, los consejos finales para que este tipo de confl ictos no volviera a produ cirse. Este romance fue escrito una vez finalizada la famosa huelga de aparadoras, en febrero de 1915. Vicente Fillol en su libro Elda hace cien aos (1884), cita un seu dnimo nuevo (Gracian Osorio) que no habamos encontrado en ningn otro estudio. Sin embargo, tras valorar este supuesto, hemos llegado a la conclusin de que poda tratarse de un error de imprenta, ya que Gracian 77 Osorio debe ser el conocido Graciano Soria. En todo caso, Fillol realiza un trabajo de investigacin muy riguroso en el libro comentado, de lo cual nos congratulamos. Puede resultar comprensible que las diversas firmas de Maxinnilia no Garca Soriano causaran sorpresa en distintos colectivos, aunque el autor era identificado con rapidez, ya que su fluidez de estilo potico estaba ampliamente acreditada, a pesar de sus numerosos seudnimos. Quiz esto haya influido en otros autores que, sin una finalidad concre ta, han tratado de emularle en cuanto a la prolijidad de seudnimos. En realidad, estimamos este aspecto de Garca Soriano, que no puede enten derse como una desconsideracin hacia los lectores, sino una variedad consciente de firmas encaminada a que no se reprodujera el mismo nom bre ante el elevado nmero de trabajos del autor. Este recurso, que no acrecienta en modo alguno un juego de engaosas apariencias, se limita en buena parte a propiciar una reconfortante armona que nos descubre una dimensin ms del boticario de Elda, apodo por el que fue conocido en todos los ambientes eldenses. Despus de compartir muchas veladas con personas que cono cieron a Maximiliano, que recordaban su sosegada existencia y que nos relataron con aoranza la indestructible forma de pensar de este yecla no residente en Elda, en ningn momento nos pareci que Garca Soria no pudiera declarar: ya no puedo ms. Su vida estuvo dedicada a su farmacia, a sus gentes y a sus trabajos literarios, sin olvidar el profundo cario que senta hacia la mujer que amaba. El estilo cotidiano de nues tro protagonista estaba dirigido en muchas ocasiones a ayudar a sus amigos, clientes y desconocidos. Era capaz de transformar estados de nimo negativos en horizontes placenteros apoyado, eso s, en una humildad elegante y en la asistencia econmica, bien monetaria o en medicamentos. Cuando tocaba, adems, aconsejar a alguna persona para solucionar los problemas que le planteaba, Maxinniliano, siempre ocurrente e imaginativo, buscaba las palabras adecuadas para no herir a nadie y llegar al necesitado con originalidad y audacia. En este senti do, nos remitimos a un hermoso poema que public en la revista El Cen tenario (1904), que nos puede servir para conocer los medios que empleaba: 78 Captulo Tercero. Craciano Soria, Magas, Pepito Tajalera... SIGUE, SIGUE... Marinero, marinero Que ansioso en la procesin Dirijes tan placentero La bonita embarcacin, No vayas, n, tan aprisa; Deja en sueive vaivn Al barco, y la leve brisa Ore tu frente tambin. No mires solo adelante Que presto al fi n llegars; V despacio... y un instante Vuelve los ojos atrs. Que escudrie tu mirada Entre tanta confusin, Alguna faz demudada Que le causas atencin. Que aquel hombre entristecido Que su vista pone en t, De nio, fi igual vestido Y al barco empujaba as... Tambin, con el mismo anhelo Que sientes, jams volvi Su vista al ajeno duelo... Y antes de tiempo lleg! Y es, que si las alegras En pos de nosotros vn, 79 Qu veloces son los das...! Cunto goce y cunto afn! Pero llegarnos al puerto Deseado, y qu dolor Al encontrarlo desierto, Sin albergue... sin amor...! Y van pasando los aos... Y viene la realidad impulsos de desengaos Con espantosa crueldad. Ms..., recobramos la calma, Y nos alienta la f Que renace en nuestra alma Y que siempre dice: Cre. Sigue, sigue, Marinero, Puedes las velas izar; Mas no vayas tan ligero, Que pudieras naufragar. Este trabajo explica muy bien su escala de valores y su quehacer, orientado siempre hacia los dems y al bien colectivo. Da idea de su for taleza moral este empeo. Desde la farmacia donde trabajaba (lo hemos constatado con familias que as lo vivieron) era frecuente ver cmo, con gran belleza de expresin y elegante humildad, desconcertaba a algn enfermo median te un acto de caridad abrumadora que aliviaba al destinatario. A quienes acudan a l no les importaba que algn envidioso le cal ificara de curan dero en el peor sentido de la palabra; Maximil iano pona toda su sabidu ra y todo su inters en mantener con temple sus consejos ante el nimo negativo que a menudo acarrea una enfermedad. l era as: una persona 80 Captulo Tercero. Graciano Soria, Magaso, Pepito sin egosmo, volcada al servicio de los dems, al margen de corruptelas que no le servan para ayudar a todos aquellos que a l acudan. Este aspecto le sirvi para ser querido, reconocido y elogiado. Maximiliano Garca Soriano envi un amplio abanico de colabora ciones a Yecla para los peridicos que al l se publicaban, manteniendo los seudnimos usados en Elda. Tenemos noticias de su participacin en unos Juegos Florales a los que concurri como Graciano Soria, ganando uno de los premios. Al parecer; el jurado de los Juegos qued desconcertado por que desconoca esta firma; imaginamos que esto sucedera antes de los envos de colaboraciones a Yecla, ya que en caso contrario lo hubieran reconocido. En su ciudad natal continuaba siendo ledo, admirado y comentado porque, al igual que consigui en Elda, haba sensibilizado a los lectores con sus apreciaciones colectivas y con el real ismo que impreg naba sus trabajos. Fue un mundo que no olvid y con el que mantena una completa famil iaridad: tierra, nacimiento, infancia, novia, familia... Durante los primeros aos del siglo XX, Elda estaba adquiriendo un notable esplendor en muchos aspectos. Veamos alguno: Debido a la continuada inmigracin, el casco urbano tuvo que ampliarse, por lo que fue necesario elaborar una nueva divisin del distrito municipal (11 de enero de 1903). El Rey don Alfonso XI II otorg a la villa de Elda el ttulo de ciu dad el 24 de agosto de 1904. El 27 de mayo de 1907 se coloc la primera piedra de lo que ms tarde ser el Hospital Municipal. Como consecuencia del auge que iba adquiriendo nuestra ciu dad, el Ayuntamiento no tuvo ms remedio que organizar la Guardia Municipal y Rural. Se real izaron distintas obras de mejora: se construy la escal ina ta de piedra entre las cal les Los Clrigos e Independencia; se levant el muro y la escalinata en la cal le de Las Virtudes; se extendi el alumbrado elctrico desde el ncleo urbano hasta la Estacin y se instal en la Plaza de Topete el conocido kiosco. En septiembre de 1906 el programa de fiestas fue elaborado por la primera imprenta eldense, denominada Tipografa moderna. De el la sal ieron la mayora de los peridicos y revistas locales. 8I Para el tema que nos ocupa, este ltimo punto (el nacimiento de Tipografa moderna) es decisivo para la actividad cultural de Elda en general, y especialmente para Maximiliano ya que esta imprenta le publi c una de sus ediciones de Yeclaneras, aparte de muchas publicaciones peridicas en las que participaba. Fue un logro para los eldenses no depender de otras imprentas forneas de la provincia alicantina. Por aquella poca, nuestro protagonista se lanz a una nueva rea de creacin artstica: la zarzuela. Imaginamos que esto pudo ser un pretexto para reflejar a travs de sus libretos la situacin laboral, social y econmica que viva en esos momentos la ciudad de Elda. Su primera zarzuela conocida fue Rosala, estrenada en el Teatro Castelar alrededor del ao 1907, con msica del maestro Ramn Gorg y que contaba en el papel protagonista con su hija Milagrito. Alberto Nava rro en el libro compartido titulado Elda 1832-1980 nos dice: Sin embargo, en el aspecto literario caa simptico el aprendiz de zapatero, y en los cuadros de costumbres que por aquellos aos de principios de siglo se representaron por com paas de aficionados en el Castelar no faltaban los clsicos tipos de la aparadora, como herona de la accin; el zapatero de silla, como caracterstico o cmico; el cortador o especialis ta, como galn; a veces el contable, como el rival del galn y, por fin, el aprendiz, personajillo avispado y travieso. La zar zuela de costumbres eldenses Rosala de Maximiliano Garca Soriano con msica del maestro Gorg, es un ejemplo de esto, y de ella han perdurado, transmitidos de madres a hijas, los coros famosos de las aparadoras y de los aprendices. En este ltimo hay una gran distancia entre la realidad social del nio explotado por el mundo de los mayores y la graciosa parodia representada en el Teatro Castelar, con nios ataviados con el clsico delantal zapatero y cantando a coro la pegadiza msi ca de don Ramn y la letra de don Maxi, el boticario de Elda: Somos los aprendices De esta gran poblacin Y vivimos felices Con nuestra situacin. 82 Captulo Tercero. Graciano Soria, Magaso, Pepito Tafalera... Hoy no hacernos zapatos, Ayudarnos a hacer. Trabajamos barato Slo para aprender... Sentaditos en la silla Nos ponemos a clavar, No cogemos la cuchilla Por no saber desvirar; Esto a m me desespera Pues de todo quiero hacer Y no encuentro la manera Para ms pronto aprender... Somos los aprendices, etc... A continuacin aparece el estribillo de las aparadoras: Somos las aparadoras Que venirnos del taller Tan lindas y seductoras Como ustedes pueden ver... Nuestra tarea es pesada Pues en ms de una ocasin Por estar siempre encerrada Se pierde una proporcin. Esta zarzuela en un acto pudo ser publicada por la imprenta eldense, aunque no se tiene constancia de la existencia de ningn ejem plar; por suerte, se conservan todava algunos de sus estribillos, recogidos en los trabajos de Alberto Navarro, como hemos podido comprobar. 1 83 Fue Maximiliano la persona eldense que ms notoriedad alcanz en este gnero, ya que los anteriores autores (Juan Rico y Amat o Emig dio Tato y Amat), aun siendo escritores de reconocida vala, no lograron que sus trabajos impactasen en el pblico; hemos de reconocer, sin embargo, que sus circunstancias fueron distintas. Estamos convencidos de que, ante el xito alcanzado con esta su primera aventura del gnero chico que tanto proliferaba en Espaa en las primera dcadas del siglo XX, Maximiliano continu inmutable, sin nin guna manifestacin externa de vanidad pero s animado a seguir con la experiencia, como as lo hizo poco tiempo despus con Pedrote. Fue sta, LA NOVICIA. SOCIEDAD DE AUTORES ESPAOLES NEZ E* BALBC , A. 12. mADRI 1 Captulo Dreero. Graeiano Soria, llagas, Pepito Tafalera.. . como la anterior, una zarzuela costumbrista en un acto y tres cuadros, a la que le puso msica Natalio Garrido. Desgraciadamente, de esta obra, como de otras de Maximiliano, se desconoce el libreto, y por tanto nos resulta imposible analizarlo. Al igual que su tercera zarzuela (Anica, la de la Salud, musicada por el maestro cataln Salvador Codiesa) fue estrena da nada menos que en el Teatro Principal de Alicante entre los aos 1932 y 1936. Observando el ttulo es fcil imaginar el tema: lgicamente esta ra, como las anteriores, ambientada en Elda y habra en ella toda una serie de situaciones dignas de conocer. En 1907 este polifactico escritor public en Elda La Novicia, un boceto de comedia, en prosa, que constaba de un acto y tres cuadros, obra de la cual Alberto Navarro comenta en la revista Alborada de 1980: Encierra un matiz autobiogrfico, pues la trama de La Novicia pudiera estimarse basada en una peripecia sentimen tal del autor, al poco de llegado a Elda, en que la oposicin de los padres de enamorada indujo a sta a encerrarse en un convento, no l legando a profesar con los votos definitivos pero siendo conocida durante el resto de su vida por el sobre nombre de La monja. Perteneca esta seora a una acomo dada familia de recia estirpe eldense, uno de cuyos miembros fue alcalde de Elda en 1844 y otro fue un escritor e historia dor local autor de importantes obras. La comedia tiene el final fel iz que Garca Soriano hubiera deseado y que no se produjo en la vida real, siempre con la salvedad de si este hecho ocurri realmente, ya que lo que ha llegado hasta m son versiones orales de personas no vinculadas directamente con los supuestos protagonistas. Puede ocurrir y en muchas ocasiones es inevitable que las per sonas dedicadas a la literatura, sin querer, proyecten en sus obras angus tiosas tensiones propias, sin facilitar clave explicativa alguna. Existen situaciones de trnsito, producto de la soledad y la meditacin, que desembocan en formas inslitas a tenor de los presuntos estados de ni mo en los que se est inmerso, por eso resulta extrao que Maximiliano, hombre sensible por encima de todo, tuviera ondulaciones poticas don de la sonoridad llenara con movimiento distinto la pgina de un l ibro. 85 TRISTE Mralo que triste... Mralo, no habla... A naide saluda ni n le distrae! paice ques un muerto que entre vivos anda! Los brazos cados, La cabeza baja, Mirando a tierra s como iciendo -Tparna asegua con tu tierra santa! Aquella viica Est destrozada, El fruto en el suelo dej enterregao El grande pedrisco de la otra maana. Ya no toma el pobre Tanta caminata... Ya no va al paraje como aquellos das En que su viica vea lozana. Pa qu, pa morirse De pena y de rabia Pa icir con su boca las cosas ms duras Que icir puede un hombre cuando sesfarata Toda aquella dicha Se troc en desgracia... Cumplir su promesa no puede ya hogao A Pea, su novia, como l lo pensaba! Por eso est triste... Por eso no habla, Y a nadie le ice siqui lo que sufre All en los adrentos, en toda su alma! Pa qu... si no entienden Sus penas... sus ansias! Pa qu... si el que tiene riquezas, tesoros, nunca ha comprendido las ajenas lgrimas! 86 Captulo Tercero. Gracia no Soria, Magas, Pepito Talnlera.. . Si de aquel que vive Cual fi era selvtica, Tambin en el pecho se anidan pasiones Que se desarrollan y dan vida o matan! Por eso est triste... Por eso no habla Y a nadie saluda ni na le distrae; Paice ques un muerto que entre vivos anda! Los brazos cados, La cabeza baja, Mirando a la tierra as como iciendo: Tpame asegua con tu tierra santa...! Maximiliano Garca Soriano (1908) Alberto Navarro en su afn investigador encontr estos versos que eran desconocidos para la mayora de los estudiosos de Maximiliano y los public en el Valle de Elda (1987), y nos ampla su descubrimiento: A este gnero pertenece la poesa que hemos hallado en un libro publicado en Madrid en 1908, titulado La Musa Nueva (Florilegio de rimas modernas) que el poeta Eduardo de Ory recopil. A esta poesa le puso el recopilador este encabezamiento: Maximiliano Garca Soriano.- Naci en Yecla (Murcia). Su poesa es puramente regional y recuerda la del poeta murciano Vicente Medina. Autor de Zarandajas, Yeclaneras, Mis ltimos versos y algunas obras teatrales. [...] Triste.., significa, en la extensa obra del autor yeclanoelden se, un ejemplo de la ductilidad del poeta para abordar gne ros diversos, emplendose con soltura y dominio en el toque sentimental. Estamos de acuerdo con Eduardo de Ory y con Alberto Navarro en lo que respecta al paralelismo con el poeta murciano, y por supuesto con 87 Gabriel y Galn; la relacin con estos autores es indudable y comprensi ble. Es lgico pensar que nuestro personaje actuara con el nimo de homenajear o mostrar su reconocimiento a la obra de estos poetas que tanto dieron a la literatura espaola popular. Tal afirmacin no es una novedad; se ha aplicado en numerosas ocasiones a determinados autores locales a lo largo y ancho de toda la geografa espaola, y en principio la aceptamos como vlida, ya que nos parece idnea. Para apoyar esta teora debemos referirnos a la relacin epistolar mantenida entre Maximiliano Garca Soriano y D. Justo Garca, eminente lingista, que escribi el Vocabulario del dialecto murciano. Este libro es un compendio de vocablos que nuestro protagonista utiliz en numero sas ocasiones. A continuacin transcribimos un ejemplo que forma parte de la cuarta coleccin de Yeclaneras: BANDO... ...Que dirige al pueblo En la forma ms corre (a El Alcalde -Presidente De Carnicera Vieja Con motivo de las grandes Y rimbontbeantes fi estas Que va a celebrar ogaio Este Barrio alto de Yecla Pa demostrar por su altura Lo elevo que sencuentra... Tanto quel que no va espacio, Los bofes echa en la cuesta, Pos tie, milenta de metros Encima el mar, pa que vas!... La Cruz essino de paz, (Lo contrario de la guerra) Y como tos stos stditos La paz es lo que desean, Captulo Tercero. Graciano Soria, Maga so, Pepito Tofolera. Y soy su representante Verd, como pan sin mezcla, Con el bastn bien cojo, As me desplico, ja! Honremos en estos das Del mes de Mayo, a la ensea, A la que seala el cielo Y su pi tiene en la tierra Y sus brazos los destiende Como la madre ms tierna Y dicindole as al mundo: -Amor... Carid... Grandeza...! Pos bin, a tossusinvito Pa que acudais a la fi esta; Lo mesmo a lasseoricas Que a las cass ya las viejas Que a las gordas, a las flacas Que a las hermosas y feas. Pos aqu, no mes llevamos Solo de las apariencias, Lo dadentro es lo que vale, Que son las acciones genas, Pos la guapura s entorcha Y, otro siempre se queda... El Programa deste ogao Desplicar a mi manera, Y los que seis desigentes, Dispensar mi mala letra Pos yo no soy perolista Ni percuraor siquiera (Que nunca ser mal sastre El que conozca la tela) Y sacar un decuntento 89 A gusto de tos en Yecla Es peor an que si sacas El agua bajo la tierra; Losunos, si, porque crece..! Los otros, no, porque mengua! Y yo, no quiero trifurcas Ni causar daos ni ofensas Sobre to, siendo elAlcalde De Carnicera Vieja. El 2 de Mayo, a las nueve De la noche, habr en la Ilsia Del Salvar un vorto De campanas... como suena!, Y sonarn tan refuerte Que se oirn, no en la Maneta, No en los altos de Caudete, Sino en el mesmo Villena, Y de tanto menearse Los badajos, sharn yesca Y de las chispas que caigan Daquella torre tan rta, Sencendern los faroles De la importante Retreta Que saldr tan reluciente Con su banda de cornetas Y tambores, yaristante, Comenzar la Verbena. El que no quiera acostarse Y se vaya a una taberna, Y coja alguna merluza, Que sufra las consecuencias... Yo, como Alcande, lo moro E inorar, aunque lo vea, 9() Captulo Tercero. Graciano Soria, Magas, Pepito Tafalera... Pos vendrn las elecciones Yhace farta jente desa...! En el 3, ques el siguiente Del 2, segn saco cuentas, As que suenen las ocho De la maana, (si arreglan Los badajos y campanas) stas, sonarn con juerza; Y Comitiva y vecinos Marcharn hacia la Ilesia Del Salvar, yoir la Misa, (ElAlcalde, atento, ruega a los del escutipo que un rato la tos detengan, porque la Junta dogao no quiera en Misa esa orquesta). A las doce, Pasacalle Por la Banda de trompetas Y tambores. Sus advierto Questeis tos en vuestras puertas (Quen las puertas de Consumos Estar la gente... esa...) Pa contemplarlos airosos Porel muncho aire que lechan Al soplar al destrumento Pa que resuene con fuerza. Luego, a las tres de la tarde, Con la barriga bien llena De pelotas de relleno U arroz y pollo o puchera, Ver la sartn, la cucaa Y de sacos las carreras, Y desternillarse a risa 91 Hasta quel cuerpo nus duela. A las nueve de la noche, Acudir a la Verbena, Que ser, con tantos ngeles, Un cielo... la gloria mesma...! Posestarn las yeclanas Guapicas y retrecheras Alumbrando con sus ojos Hasta lasalma,s en pena... Y por si juera sto poco, Habr luminria ltrica; Si se funde, no higa miedo, Porque no faltarn peras... La banda del Municipio Nus tocar manchas piezas, Pero no dar comienzo El bile hasta que no san Las doce o ms de la noche, Posiendo la callestrecha Va ser aquello unescndalo Conel bile apretao... etctera... As es, quest convenio Valsar, si la gente mengua All... por las doce y cuarto... All... por las doce y mdia... De la mdia pararriba Se tocar lo que quiera, Bien un Boston, Cake -valle, Pasodobles, habaneras, Polkas, mazurcas y marchas, Marchas forzadas de a lgua... Hasta que los pobre msicos... Dejen lo pitos sin fi terza... 92 Captulo Tercero. Graciano Soria, Magaso, Pepito Tafittera... Habrn, tambin, minchi rones, Vinos de claseseletas Que competirn sin duda, Con las marcasextrangeras Por ser ntar delOlimpio Estos vinicos de Yecla, Lo mesmo el de la Bronquina Del Ardal y Rabosera, U de cualquiera terreno Der campo don haya cepas. Tambin habr, como siempre, Judas colgaos de las cuerdas, Quen carites, a presonas Prencipalesasemejan... (A los de carne y de giieso Deben colgar a la juerza, Que son los Judas culpables De nuestro estado y miseria...) An queda ms: el da 4, Por la tarde, si no truena O se desgarran las nubes Y diluvia y caen centellas, Iremos en Romera Al Santuario, a la sierra, A ver a nuestra Patrona, Nuestra Madre, nuestra Rina, Y, all, dir un franciscano Con palabras de fi neza En un sermn, siendo intrpete De nztsotros, nuestras penas... Mientras questamos rendos Con muchsima reverencia. Ya me cr quest to dicho 93 Dende la Cruz a la fecha (Eneste pregn u Bando Que yo, elAlcalde susecha) Y si seis de mi ditmen Qui que las mujeres vengan, Sobre to si es por la noche Con mu gena vestimenta, Con las enaguas bien anchas Dabajo, y drriba, prietas, Conel peinao de zorongo Y m frescas de pechera... Posas, pasando el aire, Ha dicho un Dotor de ciencia, Queso del escutipao A los condutos no entra... Y por la sal, yo miro Ms que muchos de carrera Que mis hablan de mircobios Y no limpian su chaqueta...! Y no hablo ms, pos no quiero Que me se vaya la luenga, Y lautorid, unAlcalde, Ti que ser persona seria, Y por eso agora mesmo Me calo bin la montera, Pongo la cara de perro, Toso yescupo con juerza, Cierro la boca, yansina Nide me guipa la mella Por fartarme un dientarriba... Pero el que me farte, a, Lhe de mandar, pa castigo, Mesmamente a la Silberia. 94 Captulo Tercero. Graciano Soria, Magaso, Pepito Difitlera... Dado el primero de Mayo En Carnicera Vieja, Enelao decisiete, Fiesta de la Cruz, en Yecla (de la Provincia de Murcia) Firman, rubrican y sellan. En 1911, los eldenses estaban preocupados por los problemas que sufran como consecuencia de las avenidas del ro Vinalop: en 1884 murieron algunas personas, y en 1902 los daos perjudicaron a la mayo ra de las tierras cultivadas y a los frgiles puentes del ro, que servan de acceso a determinados lugares. Dicha preocupacin aument cuando se enteraron, en el verano de 1911, que en Villena estaban construyendo un canal que desviaba el cauce del Vinalop. El Ayuntamiento de Elda pidi al Ministerio de Fomento la canalizacin del ro a su paso por la ciudad, pero se deneg la peticin y la contestacin fue, como cabra esperar, que no haba fondos para esta construccin. Entre el problema que podran causar los villeneros y la solicitud anteriormente citada se celebr la boda de Maximiliano y Dolores. Fue el 1 de septiembre de 1911 cuando unieron sus vidas en Yecla, constituyendo un mbito espontneo de sentimientos positivos y profun do gozo, sin olvidar la solidaridad y la preocupacin por los dems. Admi nistr este sacramento Fabin, hermano de Maximiliano, y actu como juez Encargado del Registro Civil por sustitucin el farmacutico D. Juan Azorn Bautista, que se haba hecho cargo de la farmacia eldense entre los aos 1875 y 1878. Acta de transcripcin de matrimonio nmero 91 D. Maximiliano Garca Soriano con D. Mara Dolores Maestre Ibez En el da de la fecha se procede a transcribir el acta de matrimonio cannico convenido entre D. Maximiliano Garca Soriano y D. Mara Dolores Maestre Ibez, la que literal es como sigue: En la ciudad de Yecla a primero de Septiembre de mi l novecientos once, hal lndome yo el infrascripto D. Juan Azorn Bautista Juez municipal suplente del distrito de esta ciudad en la parroquia de la Pursima Concepcin a donde me traslad para asistir en cumpl imiento de lo dispuesto en el artculo 77 del Cdigo Civil a la celebracin del matrimo nio cannico convenido entre D. Maximil iano Garca Soriano y D. Mara Dolores Maestre Ibez en su virtud Declaro: Que a mi presencia ha procedido el presbtero D. Fabin Garca Soriano con permiso del Cura propio de la Iglesia dicha, a unir en matrimonio cannico a los referidos D. Maximiliano Garca Soriano de edad treinta y siete aos, de estado soltero, natural de Yecla y vecino de Elda, hijo legti mo de D. Salvador Garca Martnez y de D. Florentina Soria no Izquierdo difuntos, y a D a Mara Dolores Maestre Ibez de edad de treinta y cinco aos, de estado soltera, natural y vecina de Yecla, hija legtima de D. Modesto Maestre Ban y de Da Josefa Ibez Cortina, habiendo asistido a dicho acto los testigos Enrique Morales Garca y Gins Serna Martnez ambos mayores de edad y de esta vecindad Y para que conste, levanto la presenta acta de inscripcin del expresado matrimonio, la cual ser transcripta inmediatamente en la seccin de matrimonio del Registro civil del Juzgado munici pal, a los efectos del artculo 77 del Cdigo civil, firmndola conmigo los contrayentes y testigos de que certifico Juan Azorn Maximiliano Garca Soriano Dolores Maestre Ib ez - Gins Serna Enrique Morales rubricados Y para que conste levanto la presente acta de inscripcin que se autoriza con el de este Juzgado y firma del Sr. Juez, certifico Juan Azorn. Estamos ante un noviazgo muy largo (diez aos), lo cual indica la oposicin que exista en el ambiente famil iar de Dolores a dicho matri monio. Si nos zambul l imos en la poca, puede resultar raro la edad de los contrayentes l, treinta y siete aos; ella, dos menos, pero no lo es tan to si tenemos en cuenta determinadas circunstancias sociales y las dife rencias famil iares en el aspecto econmico. 96 Captulo Tercero. Gracicuto Soria, Magaso, Pepito Tafalera. .. Para Maximiliano sera un momento vivido con ardiente intensi dad, ya que se uni a la exaltacin romntica de tener a su Lo/a, la pre sencia de su hermano Fabin (que celebr el acto) su familia y sus amigos. Pero evocara sin lugar a dudas a su madre, fallecida entonces, a la que se refiere en una estrofa dedicada a la Virgen de la Salud de su poema publicado en la revista El Centenario, y que ya ha sido citado en otro cap tulo: Yo que perd mi madre siendo muy nio Y al perderla, quedme sin su cario, El nico que existe y nos d calma Porque brota a torrentes de nuestra alma! Pero nuestro personaje no se limit solamente a realizar un curio ssimo estudio de Elda y sus acontecimientos ms importantes, sino que en determinadas ocasiones ejerca la crtica sobre situaciones que prolife raban y no eran de su agrado. En 1915 la industria eldense estaba en un buen momento y era normal ver a fabricantes elegantemente vestidos que de nios no haban tenido posibilidad de ir a la escuela y que ahora dedicaban todo su tiempo al negocio. Tal vez Maximiliano conociera a alguno de estos personajes eldenses dados a la presuncin y a la prepo tencia, y el 1 de agosto de 1915 public en el peridico Cultura y Progre so unos versos con el ttulo ESE... Miradle... Por su arrogancia Parece todo un Marqus; Y viste con elegancia De la cabeza a los pies. Y lleva con gallarda Un sombreo blanco -plata, 97 Chaleco de fantasa Y caprichosa corbata. Americana elegante De un irreprochable corte Que por detrs y delante An realzan ms su porte. La cadena de oro toda; Los pantalones, doblados; Zapatos de ltima moda Y calcetines calados. Figense bien en el tipo Que es lo bueno que hay que ver: Ese que va dando el hipo, Ese... no sabe leer! Casi final izada la primera dcada del siglo XX, Maximiliano se estaba afianzando en su sensibilidad creadora y escribiendo pginas que cualquier crtico valorara altamente, si bien es verdad que algunas veces era muy reiterativo cuando se trataba de transmitir ciertos mensajes de cariz testimonial, por otra parte fciles de entender. El 15 de octubre de 1916 publ ic en Amanecer unas estrofas que apoyan la teora anterior mente citada, y las firm con su nombre y apellidos propios. AMIGOS: AMANECER V muy pronto a fenecer Si continuais as, Cosas alegres aqu A todos gusta leer. 08 Captulo Tercero. Graciano Soria, Magas, Pepito Tafctlera.. . Y yo no s lo que os pasa Que ni una nota festiva Se v y por vuestra casa... Yo creo que no os falta masa gris y tampoco inventiva! Gusta aqu la chirigota Y la gente se alborota Y su indolencia sacude Cuando un chiste local brota Y a nadie con gracia alude. Y la juventud que nace Debe mostrar su latir, Debe realzar cuanto hace Por que si n, su vivir Es un R.I.P. Dejad las melancolas Para los postreros das: Vivid gozosos no ms! Y que vuestras alegras Alegren a los dems. La obligacin que nos hemos impuesto de dar a conocer a los lec tores el mayor nmero de trabajos importantes de Maximiliano nos ha llevado a encontrar una poesa estamos convencidos que indita hasta ahora titulada Ante la tumba de Maestre Pay. En esta ocasin hizo un trabajo profundo, significativo y lleno de frases perceptibles sin ningn tipo de dificultad. Hemos estudiado la tradicin potica de Maxinniliano, hemos encontrado versos que se valoran por s solos, incluso hemos observado la belleza de su verso endecaslabo; el siguiente poema redun da en todo lo ya dicho: 99 ANTE L4 TUMBA DE MAESTRE PAY Todo partidario fi el, Exclama: Pobre Manuel...! Y yo, lleno de piedad Prorrumplo: Pobre ciudad Que se ha quedado sin l...! Que es un pueblo desgraciado El que, siempre abandonado, V, que un hombre que ha surgido Para luchar, denodado, Al instante lo ha perdido. Pueblo que en sus desventuras Igual que las criaturas, No tiene padre, en su anhelo, Padece las amarguras Como llovidas del cielo... Decidme todos a m: Qu hombre pudo alzarse aqu En nuestras luchas obreras Que a sus palabras sinceras Todos dijera que s... A quin acudir, seores, En demanda de favores En nuestra pobre orfandad... Quin escucha hoy los clamores de la industriosa ciudad Poltico de vala Hubiera sido algn da; Pruebas de talento di: Mas la Parca, artera y fra, Jven nos lo arrebat. Captulo Tercero. Gradan.) Soria, Magas, Pepito Tafalera... Por eso en nuestro quebranto Al que en vida amamos tanto Queremos rendirle honores Ofrendndole unas fl ores Que estn regadas con llanto. Ya sabes, amigo fi el; No digas Pobre Manuel...! Hoy, con dolor y piedad, Digamos: Pobre ciudad Que se ha quedado sin l...! Ir Anta la tumba de flaloatra Pay.. - - - - - - - Todo partidario fiel. egolomaf-IPobre Uonuel...1 y yO.11..no de piedad, prorrumpo1-1Pobre ciudad qua 44 ha gdadado din l...1 - - - Que ma un pueblo deegraeiado el que.siampre abandonado, , qua un hoolora qua ha surgido para luchar, denodado, al instante lo ha Perdido. - - Puablo 2. an sus desventuras igual que las criatura., no tia. padre,. 31.1 anhelo, e l . podase loa amoxIguras oomo llovidaw del cielo.... - rmoidme todos a m: -Qu hombre pudo alzara. aqu en nuestras luohma obrar. qua a ous palabrea sino.... todos dijaran que o..., A quin goudir.seMoreoa, en demanda de favor*, en ounstra pobre orfandad.... Quin aecuoha hoy loe clamoree de la industriosa ciudad - - - Poltico da vala hubiera alde algun da; pruabas de talento did: mos la Paroa,artara Y fre, Oven . no. lo arrebat.. - - - Por no 4n nuestro quebranto al que an vida OAMO3 tanto queremos rendirlo onoree ofrandndole unas floreo qde .ut.mn r.touaa non llanto. 1 Ya seffies,omi.go fiel; no 44g0.-IPobr. Manuel..1 ll Oy,Cen dolor y piedad, digiamos1-1Po0re oiudad que ea ha quaulado,ein l...1 . ck ris... El personaje fallecido era D. Manuel Maestre Pay, abogado y director del peridico El Reformista (semanario defensor de los intereses locales) (1915), que muri en octubre de 1918. Alberto Navarro nos ampla este tema con la informacin que a continuacin reflejamos: ...Lo que puede que significara la desaparicin del peridico. El ltimo nmero que hemos visto, el 144, apare ci el 20 de octubre de 1918 para dar cuenta de este falleci miento, y desde el 26 de mayo en que apareci el 142 sola mente haba aparecido un nmero ms, por lo que presumi mos que este nmero 144 fue un nmero especial, editado nicamente para honrar la memoria del jefe desaparecido. Tambin tuvo sus roces con el juzgado, provocando sesin extraordinaria del Ayuntamiento para tratar de artculos publicados denunciando entrega de propinas en el Gobierno Civil para que no vinieran las cuentas que el Ayuntamiento tena pedidas. 102 1 103 Captulo Cuarto Intensa actividad literaria La dcada de los veinte en Espaa fue una etapa de alternancia poltica y permanentes crisis. Esta valoracin vale tambin para Elda, don de existan profundas diferencias sociales. Nuestra ciudad, sin embargo, inici dicha dcada apuntndose un xito literario con la Fiesta de la Poe sa, que se repetira diez aos ms tarde. El golpe de estado del general Primo de Rivera, que tuvo lugar el 23 de septiembre de 1923, supuso toda una serie de consecuencias nega tivas para nuestra ciudad, principalmente en el mbito de la poltica municipal por los constantes ceses y nombramientos de los miembros del Concejo. Maximiliano, hombre preocupado por los vaivenes polticos, con serv su voluntad de escritor e inici una prolongada y lucida carrera. Su apasionamiento, vehemencia y tesn le resultaron fructferos a la hora de hacer literatura, gozando de plena autonoma y creando una obra cohe rente llena de matices. Empez a proyectar su luz en todos los frentes, aunque prevaleciendo su conocida tendencia hacia lo cultural, como resulta evidente por su gran participacin en la Fiesta de la Poesa, cita da anteriormente, donde multiplic sus desvelos para que este concurso literario musical propiciara un buen ambiente cultural en Elda. 105 Esta preocupacin es muy destacable, puesto que Maximiliano y un pequeo grupo de eldenses prepararon y desarrollaron los primeros Juegos Florales celebrados en nuestra ciudad los de septiembre de 1920, con un xito verdaderamente importante. Dicho xito fue debido, entre otras razones, a la amplia publicidad que se concedi al evento; en este sentido, se public un programa anunciador con destacados trabajos sobre Elda y sus personajes ms conocidos (Castelar, Sennpere y Guarinos, Rico y Amat, El Serfico...). El encargado de dirigir este certamen l iterario fue Maximiliano, que escribi adems un artculo titulado Vates que pul sis la lira... No podemos olvidar los quebraderos de cabeza que tuvo nuestro protagonista a la hora de organizar el concurso, elaborar sus bases, buscar los temas y asesorar a la Comisin de Fiestas del Ayunta miento sobre la cuanta econmica de los premios. Este mismo ao colabor, posiblemente tras el seudnimo Romancero, con el peridico eldense Lucha (rgano local del partido republicano radical, cuyo lder era Alejandro Lerroux). En l public unos versos titulados Guerra a la alpargata, y particip tambin en Cultura, fir mando como Serafiquito. El ambiente laboral de Maximiliano estaba marcado por la ince sante obsesin de expresar sus ideas sociales y profesionales a sus clien tes, manteniendo la fidelidad que se haba marcado desde su llegada a Elda. Lgicamente tuvo que hacer valer su peculiar manera de ser para montar un pequeo laboratorio donde preparaba pldoras, sellos y jara bes. Pero la crucial aportacin del boticario de Elda fue la tarayina, extra da del taray. Manuel Serrano, en su libro Monografas de plantas de Ali cante, lleva a cabo un estudio cientfico profundo sobre esta planta: Fue l lamado por los autores clsicos myrica, con esta referencia lo encontramos en Plinio el Viejo, en su Historia Natural y en Dioscrides Materia Mdica y venenos mortfe ros. Dioscrides (ob. Cit.) dice de el libro I captulo 96, que tiene una hoja semejante a la sabina, esto sin ser totalmente cierto, si en sus aspectos externos y apariencias ambos arbus tos se asemejan, pero mientras que el taray es la especie tamarix gallica, que pertenece a la familia de las tamaricace as, la sabina pertenece a otra familia botnica diferente de 1061 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria aquella. El autor clsico nos dice que en su poca se utiliz como curativo para las siguientes afecciones: dolor de dien tes, bazo, menstruacin, hinchazones, as como antiparasita rio (piojos y liendres). Andrs Laguna por su parte ya en el siglo XVI, nos dice que entonces se usaba para combatir la hidropesia, as como para las enfermedades del bazo e hgado. Aunque hoy se sabe que contiene gran cantidad de ci do glico y cido elgico, no se utiliza como curativo, sino como estrictamente planta ornamental, para cuyo fin se le sigue incluso cultivando de forma extensiva en otras zonas. ..A. J. , d tz s YIN del . , boticasTio , de., Eld . p. citil.niiile.. ..el . P...4(1NI Mlb. nlipedialtriente 01.CEISA (ea . ldo incipiente): Desiierra la Iiipereloriddrias. Sin rival . ea la gsstralslit, dispepsia dilataciones y acideces. .. Porosionm asombrosas c onesp+aadas como rordaros mikros. Del TARAY, (Tamarix gallica de L5 . . . Pida go farmacias. Centros de especialidades. Madrid, G. - El laborolorio de la TARA UNA , Elda (Aliconle):asniosa un bofe sertificado, rens tollo dr PESETAS SEIS : . macanas de todi t a las capitales de Unis. . . mi, Arenal, 2; Prez Idarilii, E. Diirtt : P . ... . ett.11 Y e9 k... 1 -- _ Tenemos que reconocer que este remedio estomacal tuvo mucho xito y adquiri una amplia difusin a nivel nacional, como lo demuestra esta frase de la publicidad anunciada en ldella: ...y en los almacenes de todas las capitales de Espaa. Desde Elda se poda mandar un bote cer tificado; precio envo de PESETAS SEIS. Inevitablemente debemos de volver al libro de Manuel Serrano para comprobar la asociacin de esta planta con la Fiesta de los Santos Patronos: Esta planta con el espliego est ntimamente vincula da a las fiestas de septiembre de Elda, sobre todo en los actos religiosos dedicados a sus Santos Patronos: El Cristo del Buen Suceso y Nuestra Seora la Virgen de la Salud. Ya que es pre cisamente a primeros de septiembre cuando esta planta est en plena floracin y ha servido siempre y sirve de ornato, en la Iglesia de Santa Ana, en los actos de culto, as como en las calles, donde se us como alfombrado y ornato de puertas y balcones otrora, para festejar y dar mayor esplendor a las 107 procesiones que se celebraban, y se celebran los das 8 y 9 de septiembre, de cada ao, tan vinculados a la cultura y tradi cin eldense. El peridico La Hora de Alicante dedic un monogrfico a Elda en vsperas de Fiestas Mayores (4 de septiembre de 1925); se haca en l un estudio sobre la situacin de la ciudad y cont, como no poda ser de otro modo, con la pluma de Maximiliano en una de las mejores poesas escri tas sobre la mujer eldense. A LA MUJER ELDENSE Mujer eldense: Quisiera Para poderte cantar, El nmen de Castelar De aquella sin par lumbrera! Decir entonces sabra De manera prodigiosa Con su potica prosa De no rimada poesa, Que eres la mujer que encanta Por candorosa y por bella; Que abismas siendo doncella, Y siendo madre, eres santa. Mujer eldense: Mujer De los encantos divinos; Un Juan Sempere Guarinos Quisiera un instante ser. Pues con una frase sola Tanto pudiera ensalzarte, 1081 Captulo Cuarto. Illtensa actividad literaria Y en un slio colocarte Corno belleza espaola. Y llamarte Venus griega, Y por Fidias modelada Con pasta dctil, formada Con las fl ores de esta vega. Mujer eldense: La nieta De la gloria escalara Teniendo la fantasa De Rico Amat, el poeta. Con su gracia y donosura Aquel eximio cantor, Ensalzara mejor Que nadie, tanta hermosura. Dira que el sol naciente Mand con suma largueza El beso de lapureza Que eternal, pos en tu frente. Mujer eldense: Te hara El retrato fi el y grfico Si tuviera del Serfico La expontnea picarda. Y sin decirte muy claras Las cosas, diralo todo, Pero de un modo... de un modo...! Que enseguida mal pensaras...! 1109 Y te dira que Dios Te hizo hermosa para aqu, Y que al no tenerte a t, Pues... apaga y vmonos! Mujer eldense: Un coplero Soy de los de baja esfera, Pero decirte quisiera Que eres la que yo prefiero. Te prefiero porque eres Una mujer singular, Que hay, por sugestin, que amar, Entre todas las mujeres. Y eres por m preferida Adems del puro encanto, Y entono en tu honor mi canto, por qu eres fuente de vida! Te canto a t, aparadora; A t, preciada mujer, Que vas, airosa, al taller, Con el cesto, a toda hora. La que d con su presencia Al pueblo eldense, alegra: Sin t, mujer, qu sera De nuestra pobre existencia Laboras con gran primor Por los tuyos, con desvelo; Y es, despus, tu casa, un cielo Con los frutos de tu amor. 110 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Afable, dulce y serena, Pespuntea sin cesar... Ella merece un altar Por laboriosa y por buena! Todo el mundo acaso piense Como ha pensado el coplero: Merece el lugar primero, la bella mujer eldense! Firm este poema con su propio nombre y apellidos. Como puede comprobarse, en la primera parte va intercalando las cualidades de algu nos personajes muy conocidos (Castelar, Sempere y Guarinos, Rico y Annat y El Serfico), implicados con su visin de la mujer eldense. En la segunda parte no poda faltar la realidad laboral de las aparadoras, ni la imagen real que tena el poeta de nuestras antepasadas. A mediados de 1927 fal leci una persona que haba hecho mri tos suficientes para que el pueblo eldense se volcara en su entierro: se tra ta del sacerdote D. Jos Lorenzo Rodrguez. Haba nacido en Orihuela e inici su ministerio en algunos pueblos de la provincia alicantina (Daya Nueva, Daya Vieja y Cox), y lleg a nuestra ciudad investido de una enor me capacidad de solidaridad. Adems del apostolado, su vida se orient hacia la prctica de un periodismo l leno de verdad y justicia, respetando al adversario y dotado de una sensatez en sus crticas envidiable. El peri dico della nos ampla sus virtudes: Desempaando su del icado cargo eclesistico con todo velo y atencin, jams neg su valiosa ayuda a cuanto significase beneficio cultural o material para nuestra pobla cin, y as le vimos intervenir con gran acierto en la organi zacin de la Fiesta de la Poesa, celebrada hace algunos aos, como tambin prest su valioso apoyo en la fundacin de la empresa Aguas del Canto, sin ms miras que el benfico influjo para nuestra ciudad. Tambin, y quizs aqu fuera donde mejor se mostra ran sus dotes de imparcialidad y de amor al prjimo, intervi no ms de una vez en divergencias surgidas entre patronos y obreros, sin que su cargo le coaccionase para dar la sazn al obrero cuando as lo estim su conciencia de hombre y da consecuente discpulo de Cristo. Destac su participacin como organizador en la Fiesta de la Poe sa, comentada anteriormente. Este sacerdote fue un enamorado de Miguel de Cervantes y en unos Juegos Florales obtuvo un galardn con un romance inspirado en el Quijote titulado Flor de hidalgo. Con todos estos antecedentes era lgico que Maximiliano se sintiera unido a l, puesto que el paralelismo entre ambos era indudable: como amigos y compaeros en su eficacia literaria, como personas autnticas y expresi vas, vivieron un momento adecuado para actuar con sobriedad y claridad. Como consecuencia de su fructfera labor y diligente atencin a los dems, el entierro de D. Jos Lorenzo Rodrguez fue de aquellos que hacen poca. !della plasm las sensaciones y los ntimos sentimientos de muchos eldenses ante esa prdida: A las seis y media de la tarde, hora fijada para el entierro, se organiz el cortejo fnebre que recorri las calles de Castelar, Prim, Alfonso XIII, Mdico Beltrn, San Francisco, Iglesia, y Pablo Guarinos. Fu una manifestacin de duelo jams vista en nuestra ciudad, as por el nmero de acompa antes como por la sinceridad del sentimiento de los mismos. Abran el cortejo fnebre los nios de las escuelas pri vadas con sus respectivos profesores, don Enrique Valor, Don Pascual Borruel y don Eliseo Verd y los de las escuelas nacio nales con los suyos, don Jos Toms, don Jos Salvador y don Jos Orts. Seguan las congregaciones de Hijas de Mara, San Luis Gonzaga y Corazn de Jess con los coadjutores de esta parroquia don Narciso Cataln y don Ricardo Maestre. Tras estas comitivas, la Cruz con el clero revestido, inte grado por sacerdotes pertenecientes a las parroquiales de Novelda, Monvar, Petrel, Salinas y Elda. El fretro fue llevado a hombros por algunos amigos del finado, as como seis cintas que destacaban de la comitiva. Maximiliano llevaba 112 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria una, acompaado por Tefilo Romero Juan, Sebastin Rosas Bosque, Francisco Alonso Rico, Miguel Vera Laliga y Luis Beltrn Olcina. No pode mos obviar la presencia de la Banda Santa Cecilia, con su director Enrique Almiana al frente, escoltada por una seccin de la Cruz Roja, adems de la multitud de obreros, comerciantes, empleados y fabricantes que dese aban acompaar a un ser querido y mostrarle su reconocimiento. Maximiliano, abierta el alma y escuchando sus sentimientos, public uno de sus trabajos ms breves: LUCTUOSA Un beso puse en su frente Al extinguirse su vida Como ofrenda merecida Al sacerdote eminente. Y al darle el postrer adis, Sumido en cavilaciones, Musit unas oraciones Que se elevaban a Dios... Nuestro protagonista confiere a estos octoslabos un ritmo en el que se percibe el dolor experimentado ante la muerte de un amigo esti mado. No necesit escribir una larga poesa su brevedad no excluye los tensos pensamientos que le invadieron, no tuvo que rellenar con versos y versos el momento nefasto que le procur esta triste vivencia, hizo lo justo para transmitir a los dems sus emociones y convencerles con esta breve expresin. Resulta ciertamente significativo el hecho de que Maximiliano no abusara en su obra de aquellas palabras de carcter tradicional usadas en la vida cotidiana eldense y que destacaban en el vocabulario de la poca. Su explicacin tendr; tal vez Maximiliano, habiendo nacido en Yecla, no estaba imbuido en ese aspecto, adems de que Elda estaba recibiendo una ingente cantidad de inmigrantes que no practicaban un lenguaje tan particular. 113 Con ocasin de una reforma en la calle Castelar, mediante la cual se reconvirti una cuesta muy empinada en una escalera que, si bien inte rrumpa el trnsito de carros, facilitaba el paso de personas, Maximiliano bajo el seudnimo Pepito Tafalera escribi la siguiente poesa: Han hecho una escalerica Han hecho una escalerica En la calle Castelar En la antigua costerica De la casa de Don Blas: Los unos dicen que bien, Los otros dicen que mal; Que se es por patatn, Que si es por patatn. Ya conocemos cmo Garca Soriano penetraba en los aspectos ms carismticos de la Elda que le toc vivir; ya fuera positivo o negativo, siempre tena su mente dispuesta para ofrecernos, con sensibilidad y ter nura, una visin muy particular de cualquier acontecimiento. Nos viene a la cabeza, por ejemplo, la Feria de Diciembre. Esta feria tiene su origen en el ao 1466, cuando Juan II, rey de Aragn, concedi a nuestra villa la posibilidad de organizar tan interesante evento. En un principio se cele braba a primeros de octubre; sin embargo, Doa Juana, Reina de Castilla, cambi la fecha de la celebracin por decreto el 30 de julio de 1510, pasndola a los primeros das de diciembre. De nuevo bajo el seudnimo de Pepito Tafalera public el 10 de diciembre de 1927 en ldella la siguiente prosa rimada: La feria est en su apogeo; ya lo veo!; y hasta las diez de la noche hace la gente un derroche de... paseo dulce y gra to y as resulta barato el recreo hasta que abraza a Morfeo. Ciertamente que la gente tan discreta, no teniendo una peseta por la escasez de trabajo, no se inquieta y se pasea a destajo gastando... todo saliva por nuestra Plaza de Arriba y por la Plaza de Abajo. Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria No perdamos, no seor, ni un momento el buen humor, y no nos importa un mito el latente sinsabor.., por que teniendo apetito, re.., re... rozagante, que siempre habr un comerciante o tendero que nos fe con agrado, y... que espe re, ay!, su dinero en pi si quiere, o... sentado A la feria...! A pasear...! Hay que rer y gozar, hay que gozar y rer, que un ro es nuestro vivir que nos conduce a la mar, que es... morir...! Entre otras cosas Maximiliano nos dice que esta Feria se ubicaba en la plaza de Topete, o en la de Arriba y la de Abajo, sumndose a stas las calles colindantes. La animacin que nos describe nuestro poeta deba de ser menor unos aos atrs, porque en 1922 los miembros que ocupa ban el Ayuntamiento intentaron suprimir esta Feria. Tambin en Idella, y firmando ahora como Graciano Soria, escribi con motivo de esta celebracin algunos poemas muy curiosos que a con tinuacin transcribimos: DE ACTUALIDAD Chica, por la feria sola Sin llevar al lado al novio Tengo en el pecho un agobio Y en la garganta una bola...! Es que tu novio est malo Ms que eso. Hemos reido! Mejor dira que ha huido Para evitarse el regalo. A dnde v, doa Ins Con mis hijas; con las tres, Por si tengo la fortuna De que en la feria, un ingls Se me encapriche de alguna. Qu te ferias Un sombrero; Y t, qu Una cachiporra. Yo, nada: de enero a enero Mi costumbre es ir de gorra. Dime; qu turrn prefieres El de esa chica mona que es reina de las mujeres de Jijona. Te seduce su palique... Yo lo que s te aseguro Es que me gusta el de Enrique y... del Duro! La trayectoria de Maximiliano est llena de creatividad, de traba jos especficos y poesas costumbristas, sin embargo, asombr a los lecto res de ldella entre enero y abril de 1927 con unos Retratos consistentes en una serie de estrofas en versos octoslabos donde enumera las carac tersticas ms peculiares de algunos personajes muy conocidos en Elda. Los habituales a este peridico podan solucionar fcilmente el acertijo, ya que con una irona amable y cordial consigui retratar a la perfeccin a estas personas; adems el final del noveno verso rimaba con el apel l ido correspondiente, respetando por supuesto el esquema mtrico. Hemos extrado los seis retratos que pueden leerse a continua cin, con sus soluciones correspondientes, de un trabajo de Alberto Nava rro que lleva el ttulo de Personajes eldenses en los retratos de Maxi miliano G. Soriano en Idella, y que fue publ icado en la revista Fiestas Mayores de 1987. En el mismo trabajo, Alberto Navarro ampla este tema: De los veintisis Retratos publicados, faltan en mi coleccin de ldella nicamente ocho, los que aparecieron en los nmeros 48, 49, 50, 52 ( 53, ya que seguramente una semana no hubo). Del resto, dieciocho, slo me ha sido posible identificar a doce, y es probable que me decida a publ icar Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria los no identificados, por si alguna persona que los recuerde o tenga refe rencias de aquellas personas pueda localizarlos. La ltima estrofa es un autorretrato del propio Maximiliano: nue vamente nos asombra, ya que con su educacin y caballerosidad se apli c unas caractersticas fsicas exageradas y alejadas de la realidad, demos trando de esta manera su buena intencin hacia los dems y empleando consigo mismo una mayor irona. Pasemos a apreciar cmo plasm con gracia y acierto lo ms sig nificativo de cada uno de los retratados. Los comentarios a cada estrofa de Alberto Navarro, procedentes del artculo citado anteriormente, cons tituyen una referencia valiossima. Algo obeso y mofletudo Suele andar lento, pausado; El bigote acharlotado Y el acento, campanudo. Tiene un bonito jardn Y en las fi estas que organiza Truenos muy gordos desliza Desde el principio hasta el fi n. Fue alcalde y dironle un mico Al poco de inaugurar La Casa Capitular Don... Alcalde, fiestas muy sonadas, algo obeso... No puede ser otro que D. FRANCISCO ALONSO RICO, alcalde varias veces de Elda, cuyas fiestas de septiembre han quedado en las crnicas como las ms brillantes y sonadas que se recuer dan. El mico a que se refiera M.G.S. es que al poco de inau gurar una gran reforma en el edificio municipal, hacindolo prcticamente nuevo y de mayor categora y comodidad, fue cesado el alcalde por el Gobernador Civil. 17 Fabricante de calzado Es muy erguido al andar; Tiene de autos, un par, Y va siempre bien portado. Es taurfilo ferviente; Suele el bigote atusarse; Es correcto al expresarse Y muy jovial y ocurrente. En las reuniones, l corta El bacalao; si le oiste, De cada palabra, un chiste, Hace don... Los datos que presenta Graciano Soria (o Magaso, o Pepito Tafalera, o un largo rosario de seudnimos) inducirn a algunos a pensar en Antonio Porta Vera, alcalde que fue durante diecisiete aos de Elda. Pero el retrato no refleja totalmente la imagen, aunque tenga bastante parecido, no slo en los rasgos, sino en el nombre y apellido, ya que efec tivamente el retratado era D. ANTONIO PORTA... RAUSA, padre del que fue alcalde y tambin fabricante. Los que, aun que con gran diferencia de edad, le conocimos, podemos ase gurar que el retrato de D Antonio es muy ajustado a sus grandes cualidades, personalidad y gran humanidad. Es cantor, actor, poeta, Jocoso, serio, dramtico, Esdrjulo, epigramtico, De todo... segn le peta. Su parodia del Tenorio Fue un verdadero astracn; Qued muy bien su Don Juan, 118 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Como del mundo es notorio. Yo, la verdad, no me explico, Cmo se encerr en su celda Sin salir nunca de Elda, Es don... Este personaje es el que, como se dice, se sale del cua dro de lo bien pintado que est. Si es fcil localizarlo por su famosa parodia del Tenorio, no es menos fcil la identifica cin por lo de cantor, actor, poeta, jocoso, serio, dramtico, esdrjulo, epigramtico... y de todo lo que quiso hacer EMI LIO RICO, el genial autor del Don Juan Tenorio o dos tubos un real, de los versos quirrgicos, de las hilarantes actuacio nes teatrales y sus bien entonadas intervenciones como bar tono en zarzuelas, festivales o corales. Al hablar es muy vehemente, Quiere al pueblo con pasin, Y de una Federacin Es actual presidente. Es prodigo y a su lado Nadie respira estrechez: En Elda ms de una vez Al cado ha levantado. Sus calzados extrafinos, Lograron notoriedad Y es que llevan la bondad De don... Es posible que algunos recuerden an la afamada marca de calzados La Bondad, que llevaron los productos de una importante fbrica situada al final de la calle de la Pur 119 sima. Pero slo los que trabajaron all y le trataron recorda rn a D. RODOLFO GUARINOS, concejal que fue del Ayunta miento, presidente de la Federacin de Industrias de Calza do e importante fabricante, cuya empresa fue visitada en 1932 por el presidente de la Repblica, D. Niceto Alcal Zamora, y que falleci trgicamente en Alicante por los aos 40. Es delgado, va ligero; Un poco su cuerpo inclina, Y lleva con mucho esmero Una caja -estuche fi na. Ha dado aqu ms pinchazos Que los toreros de Espaa, Y da en la cara brochazos De jabn, con arte y maa. Tiene un chalet caprichoso A donde va con afn Buscando calma y reposo El don... Aunque fallecido hace bastantes aos, an recorda rn muchos eldenses a un buen practicante hoy se llaman A.T.S. que desempe esta abnegada profesin hasta casi el momento de su muerte y que realmente dio ms pinchazos que los toreros de Espaa. Como hacan todos los practican tes antes, su profesin era simultaneada con la de barbero, no sabemos por que razn o motivo, pero as era. Y el capri choso chalet que D. ENRIQUE ROMN (padre del actual Dr. Enrique Romn) tena para su descanso, su calma y reposo, ha desaparecido en nuestros das devorado por la construc cin de los elevados bloques de viviendas que se alzan fren te al primer bloque de San Francisco de Sales. 120 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Aspecto y cara de bruto, Barriga a lo Sancho Panza, Y durante su pitanza No habla el glotn, un minuto. Devora los macarrones; Engulle de Albo, conservas, En el campo coge hierbas, Esprrago y linsones. Subi una vez al Parnaso Y por ser mal retratista Lo suprimi de su litas, Apolo, y muri... Estos versos finales no son su retrato sino su autorre trato, pero visto con esos espejos cncavos o curvados de los parques de atracciones que deforman la figura y la hacen ridcula y casi irreconocible. D. Maximiliano extrem su vena humorstica adjudicndose a s mismo cualidades fsicas que no le correspondan, por lo que sabemos de l por sus foto grafas en el ltimo verso, es irreconocible en este retrato, lo que justifica el concepto de mal retratista por el que Apolo lo despidi del Parnaso. Terminando la dcada de los veinte, nuestro autor vivi unos momentos triunfales marcados por una actividad artstica temporalmen te abandonado: nos referimos a la zarzuela, un gnero donde ya haba destacado cosechando algunos xitos, como ya hemos comentado. La Cruz Roja local precisaba recursos para terminar las obras del nuevo Dispensario, por lo que era necesario preparar una funcin benfi ca que aportara medios econmicos. A principios del ao 1929 comenz la planificacin para obtener tales recursos, pidiendo la colaboracin de muchas personas que desinteresadamente prestaran su trabajo y cario a tal fin. Maximiliano no poda quedar al margen y empez a trabajar con 121 el msico Almiana para la creacin de una zarzuela que fuera la vedette de este acto. Nos los podemos imaginar, uno y otro, buscando junto a los organizadores cantantes para interpretar Sinforosa la orgullosa. A primeros de mayo comenzaron los ensayos. Quin mejor que un miembro de Idella para qu nos comente los preparativos Hemos presenciado uno de estos ensayos prel iminares y, por el principio, preveemos ya el fin: ser una cosa gran diosa. La impresin primera no ha podido ser para nosotros ms favorable, refirindonos a los elementos que van a tomar parte en la funcin. Alguno, vindolos ensayar, obser vando las facultades innatas que cada cual aporta al papel que le ha sido encomendado, no vacilara en quedarse la exclusiva para la explotacin de la excelente compaa que, casi sin pensar, se ha formado para, adems, contribuir al fin benfico base primordial, ofrecer al pblico el estreno de Sinforosa la orgullosa, zarzuela en un acto y tres cuadros, msica de don Enrique Almiana y letra de nuestro compa ero Maximiliano G. Soriano. Todo este gran trabajo culmin el martes 28 de mayo de 1929 en el Coliseo Espaa, donde muchos eldenses contribuyeron al xito de este acto benfico llenando las localidades en su totalidad y quedando an bastantes eldenses sin poder presenciar el evento, que, por otra parte, haba conseguido atraer a personas de Alicante, Monvar y Novelda y, como era de esperar, de Yecla. Dicho acto se inici con un concierto de la Banda Santa Cecilia; a continuacin Emilio Rico recit una poesa de Eloy Cataln dedicada a Maximiliano. En la noche luminosa Del veintiocho de Mayo Vas a estrenar Sinforosa, Sinforosa la orgullosa, (Sin orgullo y sin ensayo). 122 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria A pesar de que el orgullo Hoy en t no tiene pena, Pues el teatro se llena Al clamor del nombre tuyo. Yo vengo, seor poeta, A aplaudirte y a admirarte Y a ver el blasn del arte De tu musa, tan inquieta. Yo vengo porque esta noche, Para t tan intranquila, Cuando, absorta, tu pupila Ve de entusiasmo el derroche, Cuando vas a oir, tembloroso, Los murmullos de la escena Y al pblico, entre monstruoso, Que en su aplauso te encadena, Quiero cumplir un deber Que es grata satisfaccin: El de darte a conocer A la sensata opinin. No pretendo, alborozado, Hacer mencin de tu historia, Ni ensayo un canto a tu gloria De poeta laureado. Otro fi n ms alto gua Mi pluma, en la reverencia; (Que si es falta de experiencia, Tiene sobra de hidalgua). 12.3 Es un deber muy sagrado Que ahora cumplo satisfecho Y que escondido en el pecho Llevo hace tiempo guardado. Es el deber de rendirte Un homenaje sincero, Porque siendo forastero, No vacilaste al sentirte Entre nosotros, hermano, Eldense como el que ms Y no negaste jams A nadie en Elda la mano. Eres eldense, poeta, Ms que muchos que han nacido En este pueblo y han sido Azote de la terreta. Por eso pongo esta noche A tus plantas mi poesa Y a tu triunfo y tu alegra Har de versos un broche. Quin cant cual t has cantado La bondad de nuestro clima, Con versos que el Genio rima Por las musas inspirado Quin alab como t A nuestras bellas mujeres Capaces en sus quereres De hacer loco a Belceb 1241 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Quin bord de cortesa Un trono a la apuradora Como tu pluma cantora Lo bord en la Rosala T has sido siempre el cantor De este pueblo tan querido; Por eso el pueblo ha venido Aqu esta noche en tu honor. T has cantado nuestra vega Con versos que Espaa admira Mientras la vega suspira Porque ninguno la riega. T has cantado nuestro ro, Hoy el pobre sin caudal, Y el singular podero Del Castillo seorial. Has ensalzado a Botn, Los Corrales, la Torreta, Y tu pluma, que es piqueta, Derribar la Estacin. El Puente Nuevo y el Viejo Hablan contentos de t, Y conocen tu gracejo Caprala, El Chopo y Cat. Gervasia, El Cid, el Calvario, Hablan de t mil primores; Te estn haciendo un rosario En la Jaud, con cien mil fl ores. 1125 Los Teatros y el Casino, Hasta la plaza Sagasta, Tu humor que no se desgasta Ha puesto en verso con tino. Has alabado lo bueno Que encierra nuestra Ciudad; Fustigas con voz de trueno Cuanto es run o suciedad; Has dedicado tu acento A esta ciudad industriosa, Como ese canto de aliento, De tu inspiracin portento, Que habla de Villafrondosa. Por eso, seor, respeta Que de t tan alto piense; Eres caballero, eldense, Buen amigo y buen poeta. Hoy mi pueblo se engalana Para rendirte homenaje, Y yo te ofrezco el encaje De mi poesa, pobre y llana. Y con orgullo un abrazo Te enviamos desde aqu Cada ovacin, ser un lazo Que nos una ms a t! Eloy Cataln. 1261 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Creemos que nadie ha sabido homenajear a Maximiliano Garca Soriano con tanta delicadeza y encanto. Si tuviramos que definir la rela cin establecida entre Maximiliano y Elda no dudaramos un instante en elegir este poema de Cataln. Inmediatamente despus se represent Sin forosa la orgullosa. Hubo que repetir algunos de sus nmeros, como los cupls del vendedor de lotera. El peridico ldella nos detalla el momento: Extraordinariamente bien, hechos unos grandes artis tas zarzueleros, Carmen Martnez y Francisco Candelas que se vieron obligados a repetir su do cmico ante el insistente requerimiento del pblico, y sobre todo una gran tiple, de bonita y bien timbrada voz, Milagros Juan, que adems demostr ser una excelente actriz diciendo y accionando la parte hablada. Y si es Emilio Rico, con su romanza, que es la ms bella parte musical de la obra, dej maravil lado al audi torio que en su mayora ya conoca sus excepcionales facul tades de bartono. Como segundo cantante estaba Juan Fran cs, ms novel que los dems en estas lides, y sali muy airo so en sus intervenciones, siendo tambin muy aplaudido. Una encantadora damita ingenua, en su papel de Rosaura, Rosita Gonzlez, y una actriz de carcter completsi ma, Rosita Botella. Qu buenas cualidades renen una y otra para actrices de comedia! Para ella sera tambin poca toda alabanza y por eso nos limitamos a nombrarlas con los adjetivos de encantadora y completsima dejando aparte el que no se les puede negar de bellas. ngel Vera trabaja en escena con la misma facilidad que un actor profesional y el papel de Don Recaredo lo inter pret con su natural gracejo y desenfado, y lo mismo al actuar de speaker, donde demostr que, eso del temor que infunde el monstruo de las mil cabezas es un mito. El papel de Don Braulio estuvo a cargo del ya veterano actor, en la categora de aficionados, Antonio Cremades. La intervencin de este personaje, est llamada para dar accin al canto a Vil lafrondosa de la obra, y Antonio Cremades supo dar al verso toda su expresin hacindolo llegar al pbl ico 1 127 con toda su cadencia, con toda su armona. Arranc una estruendosa salva de aplausos que, a la vez que por la mara villosa forma de decirlo, sirvieron de premio a la bella pgi na de Maximiliano G. Soriano. Estos versos corresponden a la zarzuela: Esta maana he llegado, Y cuando el tren al salir Del tnel, lento, ha parado, Pens al instante decir: Sin duda es para el hombre Que sienta como un artista Ante ese Valle se asombre Y recree, absorto, la vista. Un soberbio panorama, Sublime, alucinador... Ante el cual arde la llama De la fe, para el Creador. Bajo, un vaho imperceptible Como extendido cendal; Tnue tul de algo invisible... Ninfa... Hada celestial Semeja el pueblo una Ondina; El Castillo, su almohada, Donde su cabeza inclina Risuea y enamorada. 1281 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Su lecho, la hermosa Vega, Y su cuerpo, hecho rubores Como el de una virgen griega, Lo cubre un tapiz de fl ores. Y los montes elevados, Los que circundan su huerta, Son valerosos soldados Que le dan la voz de alerta. Y la brisa embalsamada Por la esencia de las fl ores, Le enva, como a una amada Mil besos arrulladores... Al llegar a su regazo, Como una madre amorosa, Nos acoge con su abrazo Dulce, tierna, cariosa... La gente bulle y se afana Y aqu y all se encadena En su labor cotidiana Con rumores de colmena... Ellos son inteligentes, Laboriosos industriales, Activos y diligentes Y productores geniales. Que hay mil formas de probar El talento, si se quiere; Que de aqu fi t Castelar Y Rico, Ganga y Sempere. 129 Aqu el hombre es un portento: l, el bienestar les trajo Con su trabajo y talento, Con su talento y trabajo. Ellas son como las fl ores De su Vega, encantadoras; Con sus cuerpos seductores Y voces arrulladoras. II Mujer!... Divina mujer, Incomparable y sin par; Hacendosa en el taller Y abnegada en el hogar! Como obrera aparadora Lo tiene todo en su abono; Pues ella es merecedora Del ms refulgente trono. Ella la industria sostiene Con su aparicin tan rica, Y as mayor valor tiene Cuanto la industria fabrica. Y se merece un altar Y el respeto ms profundo Por el prodigio de dar Hijos preclaros al mundo. Tierra bendecida... Tierra Que el que pone en ti la planta 1301 Captulo Cuarto. Intensa actividad literaria Su encono y maldad destierra Y en el trabajo se encanta! Qu tiene este pueblo en s Qu imn tan fuerte su suelo Que todo el que viene aqu Se abisma como en un cielo Qu misterioso poder Que al que se va en su inconsciencia Tiene pronto que volver Enfermo de mal de ausencia Es su luz, su aire, su ambiente Lo que a adorarla convida Es que el espritu siente Nuevos alientos de vida... Es que el Hacedor les trajo Porque enaltecerlos quiso, Junto al templo del Trabajo Un trozo del Paraso. Hemos destacado la actuacin de los protagonistas, pero no pode mos olvidar al coro, que realiz una bella interpretacin musical, y que estuvo formado por: Elia Bellod, Ester Botella, Antonia Tamayo, Mara Teresa y Nelly Caldern, Ascensin Maestre, Anita Verd, Antonia Navarro, Pepita Sempere, Genoveva Villar, Candela ria Marhuenda, Aureliana Barcel, Carmencita Rico Sarri, ngeles Rodrguez, Vicentita Amat y Asuncin Amat, con ngel Snchez, Joaqun Tordera, Joaqun Vera, Jess Amat, Rodolfo Amat, Antonio Sirvent, Rafael Laliga, Jos Vidal, 131 Juan J. Garcs, Enrique Pay, Francisco Cerd, Jos Amat, Emilio Romero y Juan Solaun. Al final de este acontecimiento se celebr el tpico fin de fiesta en el que actuaron, entre otros, Vicente Garca Llobregat y Enrique Martnez Ibez, que demostraron sus facultades de tenores y a los que el pblico agradeci la entrega con numerosos aplausos. Una vez ms tenemos que remitirnos al peridico ldella para defi nir cmo fue el final de esta gala: Fu, en resumen y como presagibamos, una de las ms esplendorosas veladas que, con fines benficos deben haberse celebrado en Elda. Del xito artstico, orgullosos pueden estar cuantos tomaron parte en la representacin de Sin forosa la orgullosa y muy especialmente sus autores, seo res Almiana y Garca Soriano, cuya presencia en el procenio fu reclamada entre calurosos aplausos. El domingo 9 de febrero de 1930 fue un da importante para los eldenses: se inaugur el nuevo edificio de la Cruz Roja, se iniciaban las obras del Grupo Escolar con la colocacin de la primera piedra, se puso en funcionamiento el Parque de Bomberos y, en un anexo al Hospital Municipal, se ofreca servicio mdico y alimentacin gratuita a los nios y nias eldenses cuyo entorno familiar era econmicamente deficiente. El da de los Santos Inocentes de 1929, Maximiliano, con su peculiar estilo potico, colm de alabanzas al alcalde, D. Francisco Alonso, y nos dej una visin de esta inauguracin. LA GOTA DE LECHE Pronto se va a inaugurar La Proteccin de la infancia, Que todos han de admirar Dicho sea sin jactancia. 132 Caidtulo Cuarto. Intensa actividad literaria Pues la ciudad industriosa Que a diario se embellece, Cuando instituye una cosa Ms se eleva y engrandece. El edificio es vistoso Y est muy bien emplazado, Con un sol esplendoroso Y el ambiente saneado. Diversos departamentos Todos bien distribuidos Con tiles, elementos Y aparatos escogidos. Ni un detalle falta all Donde la vista se eche, Y nos decimos as: Esto s es Gota de Leche! Y despus exclamaremos Ante los propios y extraos: Esto es lo que aqu tenemos Porque nos sobran... reaos..! Hacemos las cosas bien O no las hacemos, ea; Y que es as, ya lo ven... Y el que est ciego... que vea! En estas obras, se sabe Que ha de haber un impulsor, 13,3 Un alma que sea la clave, Que aliente con f y amor. Y no he de decir en balde Que yo el milagro me explico Siendo ese alma el alcalde Don Francisco Alonso Rico. Que aunque otra cosa se piense Su esfuerzo y amor dedica Por el bien del pueblo eldense, Su adorada patria chica! Que la tierra en que se nace Constituye nuestro anhelo, Y al amarla, cuanto se hace, Es por convertirla en cielo. Hagamos patria, seores, Despreciando nimiedades, Que si ahora no, habr loores En las futuras edades. 1341 .135 Captulo Quinto El peridico Idella entra en escena Se estaba iniciando el ao 1926 y nuestra ciudad estaba sumergi da de lleno en los acontecimientos que iban a formar la historia de esta dcada. Dejando aparte los conocidos problemas, el Ayuntamiento, por Decreto del Ministerio de la Gobernacin, recibi el ttulo de Excelentsi mo y en febrero naca un peridico llamado ldella, consecuencia del entusiasmo de un reducido grupo de personas vinculadas al periodismo y a la literatura que se pusieron de acuerdo para iniciar la aventura. Curio samente, su primera sede se ubic en el mismo lugar donde D. Emilio Cas telar pas su infancia. A la mayora de estos valientes se les poda enmarcar en una lnea poltica cercana a lo republicano, prximos a Manuel Azaa y Marcelino Domingo, lo que demuestra su excelente visin de futuro. Este es el grupo: Jos Capilla, administrativo. Antonio Gonzlez Vera, abogado. Maximiliano Garca Soriano, encargado de farmacia. scar Porta, funcionario de telgrafos. Cndido Amat, fabricante de calzado. ngel Vera Coronel, industrial. 137 No podemos olvidar al fundador y mecenas: Manuel Maestre Gras. En el libro de Alberto Navarro sobre la prensa eldense se ampla este asunto: El grupo creador de de/la cont a su favor con un importante factor que debi ser determinante del inicio de la publicacin y de su relativamente larga existencia, como fue el patrocino econmico prestado por un importante fabricante de calzado, Manuel Maestre Gras, cuyo nombre figura en la cabe cera de todos los nmeros del semanario bajo el apelativo de Fundador. Ms adecuado que este ttulo creo hubiera sido el de Patrocinador, pues es indudable que su labor en Idella fue un verdadero mecenazgo, evitando al peridico los problemas eco nmicos, casi siempre angustiosos en la prensa eldense y deter minante en la mayora de las desapariciones de los mismos. Vera, Capilla y Garca Soriano en la redaccin de della. 1381 Captulo Quinto. El peridico Idelht entra en escena Estamos obligados a destacar la gran independencia de la que haca gala, su calidad literaria y su criterio, mantenido hasta el final. Estas cualidades, sin duda bsicas para un semanario de la poca, le llevaron a tener verdaderos problemas con la censura, lo que incluso pudo acarrear su cierre definitivo. Del citado trabajo de Alberto Navarro hemos escogido un prrafo muy significativo: El semanario promovi iniciativas urbansticas y mejo ras para la poblacin, que en la mayora de los casos queda ron sin respuesta alguna por parte de los llamados a aten derlas, lo que no dej de provocar pasajeros desnimos a los redactores del semanario, manifestados en el editorial: Doli dos, pero sin desfallecimiento, publicado al cumplirse el segundo aniversario de su aparicin, y que entre otras cosas deca: Hemos huido de la informacin baja y rastrera, en sentido de censura descarnada o de lacayuna adulacin, que nada dice del alto concepto del periodismo ni beneficia el ambiente de que se nutre, del libelo que tantos confunden con a digna y santa funcin periodstica. Hay gentes para las cuales nada dice un peridico si no emplea el estilo taberna rio, la censura acre y soez. Mentes rudimentarias no alcanzan a comprender que unas veces el silencio y otras la observa cin seria y razonada tiene ms fuerza combativa que la dbil y cobarde forma libelista. El lector que guste de platos fuertes, mejor dicho, bazofias, har bien en no leer Idella. Aunque no caus sorpresa, los lectores valoraron la inclusin en el peridico de firmas de enorme categora internacional. Entre otros pode mos destacar los nombres de Jos Martnez Ruiz Azorn, Rafael Altamira, Po Baroja, Gabriel Mir, Marcelino Domingo, Gregorio Maran o Fer nando Valera. No podemos olvidar al artista que ilustraba con sus carica turas y dibujos este semanario; nos estamos refiriendo a scar Porta, que despleg una gran labor realizando esplndidas caricaturas de todos los personajes conocidos que aparecan en ldella. Nuestro poeta no slo trabaj como colaborador del citado peri dico, sino que, en su afn de servir a la cultura, se adentr en el compli 13) cado mundo de ser su director. Ocup este cargo durante los primeros veintisis nmeros publicados, e imaginamos que para l se trat de un reto importante que desde la distancia debemos valorar. Su diligencia le llev a desarrollar una actividad increble, rigurosamente acertada y pro pia de sus dimensiones. De todo esto nos vamos a ocupar a continuacin. Una intervencin destacable de Maximiliano en este peridico fue sin duda una columna singular, didctica y precisa. Se trata de ldelladas, unos cuidadosos trabajos donde aparece una crtica constante positiva y negativa a situaciones atpicas, as como alabanzas y censuras a perso najes conocidos. Estas reflexiones histricas fueron tiles por la capacidad del autor y por sus descripciones, generalmente de primera mano, que marcaron toda una poca. No deba resultar montono a los lectores puesto que la variedad, estructura y sinceridad impedan que Garca Soriano navegara fuera de tiempo y de lugar. En este sentido, poda haber empleado la crueldad y una carga perversa en su tarea, sin embargo opt por ser un apacible tes tigo de la realidad, y ofrecer su testimonio a travs de poesas o prosas rimadas cargadas de su personal encanto. A continuacin vamos a comprobar lo dicho, con la lectura de algunos fragmentos de esta seccin denominada ldelladas que Maximi liano sola firmar como Pepito Tafalera. El Puente Tiene un portillo En la frente Y es sin duda, -Esto es sencillo Por sufrir un coscorrn. Por cosa tan peliaguda Se par la construccin. La Estacin Sigue all, en el mismo estado De cuartucho Indecoroso, Que siempre al viajero irrita, 1401 Captulo Quinto. El peridico Mella entro en escena El cual, odioso, Pide pongan un cartucho De espantosa Dinamita Que solucione la cosa... (Pues la gente aqu, es calmosa No pide... se mueve y grita) Ay!, el Puente el nuevo Puente, Con este estigma en la frente Ya no tiene salvacin. (El viejo, sigue valiente) Y t, Estacin indecente, Eterna y pestosa plaga () Por el tnel, el correo, Tarda un minuto en pasar; El exprs, tres cuartas partes De minuto nada ms (Cuarenta y cinco segundos Segn se puede observar). El corto, minuto y cuarto S es que para arriba va (Quiero decir ascendente) Pues los descendentes, van Ms ligeros, y su pase No se puede bien fi jar. El andaluz, tren expreso Que corre como el que ms, No he podido hasta la fecha Por ms que hice, precisar, Y si a l se lo pregunto Como andaluz, mentir. Los mercancas son trenes 141 Que no me fi j jams Lo que tardan en sus cruces... () Es creencia general, Que el tnel, o sea la mina -Como aqu se denomina Tiene accin medicinal. Y no es exageracin Ni debe tomarse a broma Como un amigo lo toma Sin pizca de comprensin. Las mams, cuando un infante O infanta, empieza a toser, Sin poderse contener Lo llevan all, al instante. Pues el aire de la mina, Dicen, que despus de Dios, Es lo que cura la tos, La llamada tosferina. Y del tnel a la entrada Le tienen hora tras hora, Y aunque el nio a veces llora Por tanta corriente helada, Siguen la broma o la bulla; La cosa es que a sus pulmones Lleguen las emanaciones De impregnaciones de hulla. (--) 1421 Captulo Quinto. El peridico Mella entra en escena Han salido los viajantes con sus vistosas maletas a reco rrer, diligentes, toda la espaola tierra y exponer por todas partes la exquisitez de sus muestras de calzado, las que ponen muy alto el nombre de Elda, esta ciudad laboriosa que con su esfuerzo se eleva al nivel de otras ciudades industriales de potencia. Ellos son los gladiadores para la victoria nuestra y en ellos estn cifradas todas las ansias de Elda; as es, que al legar las notas (las que con fervor se esperan) se ensanchan los corazones, pues siempre son mensajeras del alimento pre ciado, el pan de nuestra existencia! == El Vinalap ha crecido y su corriente, serpea, por el anchuroso cauce despus de las Agualejas, donde desbordse antao con tal mpetu, tal fuerza, que devast en tres kilme tros muchas tahullas de tierra, dejando a muchas familias en la mayor indigencia. La nieve de los picachos de esas elevadas sierras, desli zndose suave convertida en agua, llega por las ramblas hasta el ro donde quiere tomar fuerza (...). == Todo el pueblo lo deca: Alonso, alcalde ser, acaso para ario nuevo, tal vez para Navidad, y se adelant la fecha, porque el tres, da de San Francisco Javier, (el santo del Obis po), la Ciudad recibi la grata nueva con agrado general. No s si felicitarle o no, porque la verdad es un cargo fastidioso que enorme trabajo d pero l, es joven, activo y tiene capaci dad, entusiasmo, arrestos, bros y por su Elda es capaz de sacrificios enormes. Por hacerla prosperar y colocarla a la altura de cualquier capital sin duda sin duda se jugara su paz 1143 y tranquilidad, pues un hombre independiente, para qu ese ajetrear... mas pienso que el ejercicio de perilla le vendr y muy conveniente y til y saludable adems, porque con tanto ajetreo tal vez logre adelgazar, aunque ser hombre de peso vale mucho, es la verdad, y la balanza ha cedido hacia el lado en que l est... En las fi estas septembrinas los eldense ya vern el pro grama rimbombante que don Paco nos har, pues las fi estas, como l, nadie sabe en Elda organizar dndole mil atractivos y vistosa amenidad con las verbenas, veladas, msicas aqu y all, fuegos, iluminaciones de grandes tracas, la mar, y sobre todo, lectores, las famosas desperts (...). Como es costumbre, se nota en esta prosa rimada la visin precisa y nada arbitraria del entorno, legndonos de este modo el contexto eldense de entonces con una caracterizacin muy cercana a la realidad. Hemos podido leer cmo describi a Francisco Alonso a travs de sus des velos por conseguir unas buenas fiestas de septiembre. Otra tarea creadora que debemos considerar, por transmitirnos detalles fundamentales, son sus Bosquejos. Se trata de poemas cortos generalmente de tres estrofas en octoslabos en los que, una vez ms, lo que destaca es la realidad objetiva. La escasa extensin de estos trabajos no supone, sin embargo, menos esmero en su detalle ni menos elaboracin. Resulta evidente que en estos textos seguimos disponiendo de una curiosa lectura y de la misma pauta que hallamos en otros ms extensos. BOSQUEJOS Haciendo la cata estn Por bajo del terrapln De la va, hasta que den Con pisofuerte... All harn 144 Captulo Quinto. El peridico Mella entra en escena El paso de carretera Para ir al otro lado Donde habrn edificado Una Estacin de primera. Cundo llegar ese da Tan venturoso... Sospecho Que estar entonces deshecho Bajo de la losa fra. .= Vuelve otra vez la aficin Por el juego de pelota: En los partidos, se nota Excesiva animacin. Si se celebran aqu, Los nuestros dan la batalla; Cuando se juega en Castalla Gana la gente de all. Por lo cual recordar quiero Aquel dicho popular Que suele el gallo cantar En su propio gallinero. Graciano Soria. En los dos Bosquejos anteriores expresa Maximiliano, por una par te, la necesidad de una nueva estacin de ferrocarril, y por otra, una cues tin deportiva que podemos resumir en la siguiente frase: quien juega en su casa, gana. 145 La enseanza pblica en Elda no destacaba por su solidez, debido al elevado nmero de colegios privados que absorban muchos alumnos y alumnas. En el libro Historia del Colegio Padre Manjn se especifica lo siguiente: La enseanza pblica estaba fracasando, no tena sol idez y adems estaba aislada por un gran nmero de escuelas privadas que invadan la ciudad. Estos colegios esta ban muy bien dotados porque eran potenciados por familias econmicamente fuertes que enviaban a sus hijos a recibir este tipo de enseanza. Ocupaban un lugar muy destacado y no estaban sometidos a los problemas y dificultades que acompaaban a las escuelas del Gobierno. Lgicamente esto estaba motivado por la estabil idad econmica de que gozaba Elda por entonces; los padres pudientes no eran indife rentes a la educacin de sus hijos, exaltando las caractersticas de la Aca demia Verd. Sin desmerecer a otras que perseguan el mismo fin, este centro educativo marc una poca por los buenos resultados obtenidos y su esplndida labor educativa. No es de extraar que Don Eliso invitara a su amigo Maxi a visitar dicha Academia, ya que les una una buena amistad y la consideracin era mutua. TRINIDAD Y TRINO Aunque la conoces t, No por eso he de callar Que la Academia Verd Acabo de visitar. Y decirte no es preciso Que no hallando a don Jos Me recibi don Eliso, A quien la mano estrech. 146 Captulo Quinto. El peri Mico Mella entra en escena Como el pueblo se engrandece Y en otras cosas ya es regio, Con ella no desmerece Esta Academia -Colegio. Airosa edificacin De anchurosos ventanales Donde, como bendicin, Va entrando el sol a raudales...! Departamentos, secciones Con selecto material, Que hacen, con sus actuaciones, Hoy, la Academia ideal. Todo bien higienizado; Todo bien distribuido: -Buenas manos -he pensado, Son las que la han dirigido...! La infancia y la juventud (Inocencia y esperanza) Conservando la salud Adquieren sabia enseanza. Bien por los seis profesores Emporio de la ciudad! Mas hoy, todos mis loores Dedico a la Trinidad. Trinidad merecedora De halagos y parabienes, Por ser la gran sembradora De los prolficos bienes. 147 (Sin dejar de comprender Que hay un Trino muy capaz Conqmesto por Puigcerver, Por Cataln y Alcaraz). Trinidad que ya se v Que en la enseanza arm un cisco, (Don Elisa, don Jos Y el correcto don Francisco). Trinidad que se desvela Con un fi n digno y loable, Logrando hacer de la escuela El punto ms adorable. Haciendo de lo ms ftil Sin machacar con exceso, Algo relevante y til Que en la mente quede impreso. Merecen la admiracin Los hombres que se dedican Tan de lleno a la instruccin, Porque, ay!, se santifican... Oh!, quin tornara a ser nio Lleno de fe y esperanzas Y con amor y cario Recibir sus enseanzas...! Nos explica Maximil iano en este poema la estructura ambiental (anchurosos ventanales), la buena distribucin de las aulas y la buena labor de los seis profesores, pasando con destreza a buscar la Trinidad y el Trino y terminar, imaginamos, recordando a sus maestros yeclanos. Captulo Quinto. El periMico della entra en escena Si hacernos una revisin minuciosa de las fiestas eldenses tradicio nales, tenemos que referirnos a la fuerza a las de San Antn por la impor tancia que tuvieron durante muchos aos. Ya en el sigo XIX Lamberto Amat, escondido en cierto anonimato (su descripcin es como si le con taran esta fiesta) public en el peridico alicantino El Graduador (1877) un trabajo en el que destacaba esta festividad: Me han asegurado que el festejo de este santo, es tradicional, habindose realizado siempre sen cil la y agradablemente en el inmediato da festivo con las populares carreras de hombres, de muchachos y de caballos que distinta y seguida mente tenan lugar por la tarde.... Llamamos la atencin sobre un detalle que aparece en este corto prrafo: ...carreras de hombres, muchachos y de cabal los. ..; aproxima damente unos cincuenta aos ms tarde este acto estaba perdiendo par ticipacin, y Maximiliano aprovech la ocasin para dar una solucin muy futurista al problema: LAS CARRERAS Aunque ayer fi t San Antn, Maana ser la fi esta, Que siempre para el domingo Ms inmediato se deja Y frente del Manicomio Celebrarn las carreras De caballos y jamelgos, Y si la tarde es esplndida Acudir a distraerse Con las cmicas escenas De improvisados jinetes Que apretando con la espuela Hacen que el jumento huya Por el Calvario, a la izquierda, Porque sabe que el Depsito Del agua est de all cerca. 119 A nadie se le ha ocurrido Variar esas carreras Viendo en los ltimos aos Que tan slo una pareja Se ha disputado los premios, Y yo digo, que debiera Sustituirse por coche, Por autos, puesto que en Elda Los tenemos en gran nmero (Los dueos los tienen, ea), Que adems de ser vistosa Ms sugestiva y moderna, Nadie, nadie negara Que de caballo no era... Porque todos esos coches Dentro los caballos llevan! El actual Patrono de la Fiesta de Moros y Cristianos ha consegui do, por advocacin eldense, fechada desde la poca visigoda, llenar de historia nuestra ciudad. En 1926, sin embargo, su ermita estaba tan dete riorada que tuvo que ser trasladado a otra ubicada en el actual Parque de la Concordia. Este suceso cre un pequeo problema social por parte de los vecinos del casco antiguo, que no entendan la dejadez demostrada por el Obispado de Orihuela al no restaurar la ermita ni destinar a ella aportacin econmica para su cuidado. Los pormenores de dicho traslado los reflej Maximiliano en el peridico de/la: Al llevarse a San Antn A la ermita de all arriba En rabiosa discusin Se gast mucha saliva. 150 Captulo Quinto. El periiidico Mella entra en escena Los del barrio de aqu abajo Enardecidos y serios, Y los otros, a destajo, Dedicaron mil dicterios. Y en esa lucha empeada De los de aqu y los de all Una vieja intencionada Dejo a los hombres as: Como se trata de un viejo Y todas sois muy cristianas Os suplico y aconsejo Que le llevis por semanas. Hay que hacer constar la devocin de los eldenses afectados, que participaron en todos los actos celebrados al ao siguiente: hoguera, bai les, entrada de carros de lea, procesin y bendicin de animales. Pocos aos antes de inaugurarse El Lido (16 de julio de 1931), Elda contaba con dos balnearios. Uno de ellos, llamado El Sapo, estuvo ubica do cerca de la Estacin y tuvo momentos de esplendor por la gama de ser vicios que aportaba. Mencionamos este lugar de recreo para introducir a nuestros lectores en una poesa de Maximiliano donde anima a los elden ses para que sigan acudiendo a este establecimiento a baarse. QU SER... QU SER... (En broma y en serio) Las cosas, grave sera; Grave sera la cosa, Pues la ciudad industriosa Toda, ay!, se conmova... 151 Iban de aqu para all Hombres, nios y mujeres, Y yo me dije: -No esperes; Indaga aqu y acull! Y deteniendo a un amigo En la calle, le pregunto: Dime, quin es el difunto; Y por qu muri le digo. Y se acerca una vecina, Y se aproxima un viandante, Y otro y otro... y al instante La gente se arremolina. Y en aquella confusin La gente bulle en exceso; Prosperidad y Progreso Se presenta de rondn. Tambin la Fraternidad Ante el estropicio, viene, Y apenas si se contiene La nueva y vieja ciudad. Pero Seor... qu pasaba Qu era lo que aconteca Qu Qu era aquello Qu ocurra era lo que se tramaba La revolucin, acaso Se unan los industriales Para evitar nuevos males Y de la industria el ocaso 152 Captulo Quinto. El periOdico Mella entra en escena Es que los alumbramientos De las aguas se llevaban A efecto y ya se regaban Nuestros campos tan sedientos Sera que las conciencias Escrpulos sentiran Y los precios bajaran De las altas subsistencias Qu indecisin.., qu mareo...! Y me dije de repente: Estar alegre la gente Al construirse el Paseo Era la aglomeracin Porque con ansia aguardaba Y de Elche no llegaba El reputado Orfen Se conmovi todo Elda Ante el noticin certero De que el gran doctor Asuero Pasaba para Novelda Pero, qu ocurre, seores, Grito en medio del bullicio Que ya estoy fuera de quicio Con tanto ruido y clamores Y de poco suelto el trapo Al decirme uno al odo: Todo, todo, todo ha sido Por inaugurarse El Sapo! 153 El Balneario sin par, El mejor del mundo... entero... Que an ms que el doctor Asuero Suele los males curar... As es que no hay que extraarse Que en tal aglomeracin Vaya nuestra poblacin A El Sapo, para baarse. Si el entusiasmo perdura En Elda, desde hoy le auguro El porvenir ms seguro Al dueo Gaspar Segura. Maximiliano aprovech esta coyuntura social para recordar algu nos de los problemas existentes (falta de agua, precios caros...) e incluso implic a los tres barrios tan conocidos (Prosperidad, Progreso y Fraterni dad) personificndolos como en otras ocasiones. Su participacin en ldella fue amplsima, puso al descubierto sus esencias permanentes y sus curiosidades ms trascendentales. Se aprecia su energa ntima y pblica, su satisfaccin y naturalismo. Este comporta miento, fuertemente arraigado en Maximiliano, nunca se vera coartado por nada ni nadie, y as se explica su actividad cultural . Sus trabajos publ i cados en este semanario son una amplia parcela de su legado, tan impor tante que parece como si se hubiera desprendido de un tiempo que am y que super, unas veces con optimismo y otras con pesimismo. 154 155 Captulo Sexto Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeclaneras No podemos obviar ni la realidad ni la utilidad que poseen los pre mios literarios. En los aos veinte proliferaban en determinadas pobla ciones una serie de instituciones pblicas y privadas que convocaban anualmente una serie de concursos en los que participaba buen nmero de escritores. En la actualidad las circunstancias han cambiado la situa cin y es muy difcil no encontrar ciudad donde est ausente este tipo de actividad. Lgicamente es por la cantidad de personas que se dedican a este arte y porque puede ser un buen trampoln para alcanzar otras metas. Maxinniliano no precisaba esta plataforma literaria para ser cono cido y reconocido; estamos convencidos de que su participacin en con cursos responde ms bien a la necesidad de produccin. Su tendencia a crear infinidad de poesas convierte su trayectoria en un intenso desarro llo de su capacidad, y por ende en un vasto cmulo de publicaciones. Esta creatividad le hizo mantener una lnea incesante de aporta ciones dirigidas a sus lectores, acostumbrados a la proliferacin de sus escritos, que, sin embargo, desmiente aquel dicho de mucha cantidad, 157 poca calidad. Maximiliano estaba lleno de voluntad, energa, decisin y audacia, adems de ser de esos hombres que odian la abulia. Debi de participar en numerosos concursos literarios con voca cin de ganador, y as lo comenta AzornAlbiana: ...y en otros pun tos de la regin, los galardones literarios eran fruto de tu buen hacer el fecundo y jocoso ingenio y el arte de versificar a bote pronto. Muchas veces al rememorar las vivencias, y sin querer, nos trans mite una gran carga emocional, consiguiendo que, en estos menesteres, nos identificamos con l y aproximarnos a su condicin de premiado poe ta en muchos Juegos Florales, con lo que esto conlleva de largas horas de trabajo y encierro. Uno de los ms destacados triunfos lo consigui en Novelda, en julio de 1928, resaltando los valores de las mujeres noveldenses. La noti cia la dio della: Nuestro querido amigo don Maximiliano Garca Soria no ha obtenido un nuevo triunfo en el concurso abierto por el Ayuntamiento de la vecina ciudad de Novelda con motivo de la fiesta de la Poesa organizada para el 24 del cte., habindosele concedido el premio correspondiente al segun do tema. Reciba el amigo nuestra cordial enhorabuena y no se olvida de celebrar entre sus antiguos camaradas del perio dismo pueblerino este xito de su musa reidora, espontnea, de franco lirismo y de llana expresin. En la composicin ganadora de este certamen ratific, una vez ms, su capacidad de compromiso potico y creativo. Bella mujer noveldense...! Vengo ex profeso a cantarte, Pues el hombre ha de admirarte Por poco que sienta y piense...! Mas, si es pobre mi cantar, El perdn he de pedir, 158 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeelaneras Pues hay quien sabe sentir Y no lo puede expresar. Este humilde caminante Te vi una tarde de esto Y tu gracia y podero Supo apreciar un instante. Te v graciosa y divina En apacible recreo En el vistoso paseo Llamado de Fern andina. Fu entre aromas y rumores Y rosas bellas, galanas, Marco fi el, pues sois hermanas Las mujeres y las fl ores. Y he vuelto a verte otra vez En una noche esplendente, Dulce, afable, sonriente, Admirando tu esbeltez: Era la solemne entrada, Con su radiante aureola Desde el monte de la Mola, De la Virgen adorada. El cielo, el arco triunfal...! El trono, preces y fl ores...! Y la fe de tus mayores Como digno pedestal...! 159 Y te v airosa y gentil En el jardn del Casino, Con tu rostro peregrino Y cimbreante y sutil... Entre luces y colores, Cadencias, ritmos, poesa, En bullidora alegra Inspiraste unos amores... Y te he visto en el taller, En la fbrica y hogar, Y en tu intenso laborar Eres la abeja mujer. Y dndonos santo ejemplo, Te v postrada de hinojos, Con humedecidos ojos, Ante el altar, en el Templo. De t la dicha va en pos, Me dije al verte humillada, Ahora ests ms elevada...! Ests ms cerca de Dios! Y te he visto convencida Con fruitiva devocin En la herntosa procesin Con la velita encendida. Luces semejando perlas En inacabables fi las, Que, ntovindose, intranquilas, Al contemplarlas, al verlas Captulo Sexto. ttraceicn hacia los premios literarios y sus Yeelaneras En la calle dilatada, Parece extenso collar Donde en su ureo cerrar Va la Imagen engarzada... Y vengo esta noche a verte Y a rendirte pleitesa... (Si un galardn mi poesa Lograse, qu mayor suerte) A tus plantas, prosternado, Absorto con tu beldad De clica majestad De pas idealizado, Tus dones ensalzara En concepciones difusas, Y a las nueve hermosas Musas, Galante, definira. Que si el conjunto es precioso Y, por igual, soberano, Con el traje valenciano Es ms brillante y vistoso. Y es porque el lazo (le unin No se desliga un instante Y es ms fuerte entre Alicante Y Valencia y Castelln. Hoy, al partir del Parnaso, Apolo les dijo as: Con tan buen tocado, all, Jams tendris un fracaso. .161 Y su madre Mnemosina Exclam al darles un beso: Sois, juntas un embeleso, Y, aisladas, cosa divina! Contempladlas...! Cosa igual No hicieron con sus cinceles Ni el mgico Praxiteles Ni ngel el mago, el genial...! Urania, emporio del cielo; Terpscore, airosa danza; Polimnia, dulce esperanza; Melpmene, grato anhelo; Euterpe, luz y alegra; Calope, la pica gloria; Clo, la plstica historia; Gracejo sumo, Tala, Y Erato, el romanticismo, Dan todas la inspiracin Remontando al Helicn Al genio, en fl bil lirismo... Bella mujer de Novelda Que entusiasma y maravilla Por modesta y por sencilla Como la fl or de consuelda...! De ojos bellos y rasgados Con fulgencias celestiales Que, a su influjo, los mortales Se rinden enamorados... 1621 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yechtneras De aliento como la brisa De una embalsamada fronda, Teniendo, como Gioconda; Una melosa sonrisa... Su boca, labios en fl or Que se entreabren rientes, Mostrando ntidos dientes Como polen procreador... Sedosas manos de armio, Como palomas aladas, Torcaces y enamoradas, Que se arrullan con cario... Y un nimbo resplandeciente Que realza su belleza Como signo de pureza En su inmaculada frente... Siendo nia nos encanta; Como hermana, es un dechado; Cuando esposa, es un sagrado, Y es, siendo madre, una santa. De nia, muestra su anhelo Al vestir sus nveas galas, Faltndole slo alas Para remontarse al cielo. De joven, es primorosa: Del jardn humano, orgullo; Un rebosante capullo Que va a convertirse en rosa. 163 De esposa, guarda su nido Como limpio santuario, Y su amor es un sagrario Para honor de su marido. De madre, su dicha y calma Las trueca por cruel cilicio, Llegando hasta el sacrificio Por los hijos de su alma... Y, qu ms... Mujer tan buena Colm la dicha y afn Dando al mundo a Jorge Juan Y al eminente Calpena. Por eso hay que bendecir A esta mujer singular, Y el hombre, al verla pasar, Ante ella se ha de rendir. Bella mujer noveldense...! Vine ex profeso a cantarte, Pues el hombre ha de admirarte Por poco que sienta y piense...! Si pobre fit n cantar El perdn vuelvo a pedir Pues hay quien sabe sentir Y no lo puede expresar...! El 24 de julio de 1928 el teatro noveldense Mara Guerrero se aba rrot de pblico vido y encantado que deseaba conocer el canto a la mujer noveldense de Garca Soriano, el cual, como hemos podido com Captulo Sexto. iltraccian hacia los premios literarios y sus leclaneras probar, realiz este canto con versos henchidos de exquisitez que equili braban ambiente popular y el espritu femenino. Una vez ms tenemos que destacar la modestia que enarbolaba nuestro poeta como significativa expresin ntima, ya que sta era fcil mente identificable en su comportamiento; por el lo comprendemos al peridico della cuando public: De su autor, nuestro querido amigo y compaero don Maximil iano Garca Soriano, nada diremos que pueda violen tar su modestia, adems de ser conocidos suficientemente en nuestra ciudad los dones poticos que le adornan. Ahora bien; esto no nos priva de mencionar la efusin con que fu recibida la lectura de este canto por el pblico que llenaba totalmente el teatro Mara Guerrero en la noche de tan her moso festival . Esta situacin la debi de vivir con redoblada intensidad un ao ms tarde, al conseguir dos galardones, uno en Alicante y el otro en Yecla, su ciudad natal. La capital de la provincia vena convocando desde haca tiempo un certamen anual que constaba de diversos apartados con el nombre de Concurso Literario de Alicante Atraccin. Nuestro poeta particip y gan en su categora con el trabajo titulado Un seor estram btico, presentado bajo el lema: Mscara y Espritu. 165 [10610 A 11111 por ANTONIO GONZLVEZ Dii8[11011 [811111MIIIIICO por MAXIMILIANO G. SORIANO Trabajos premiados en el Concurso Literara4 de Alicante Atraccin, en24 de Agosto de 1929 PROLOGO Don Escolstico Cspedes Es un seor estrambtico, Corpulento, pero fl cido, Con semejanzas de blido. Anda agitando sus msculos Con movimientos inslitos, Bebiendo los vientos, vido, Y echando los bofes, srdido. La gente, al verle tan pnfilo, Le toma por un estlido 1661 Captulo Sexto. AtracciMi hacia los premios literarios y sus Yeclaneras Por su aspecto tan ridculo Y extremadamente cmico. Empua en su diestra un bculo Con puo tan basto y slido, Que es un estorbo, una rmora Por lo grotesco y lo incmodo. NDICE Era su pap de Gnova Y era su mam del Cucaso, Y l naci una tarde lbrega Entre truenos y relmpagos, Los unos, dicen que en Jtiba, Y los otros, que entre pltanos En un almacn de Crdoba Entre sus dulzones hlitos... Por eso pensar es lcito, Sin incongruencias, tcito, Que de esos palos exticos Saliera esta astilla... o vstago. A su encuentro, los fotgrafos, Salan hbiles, vidos, Y el botn de su instantnea Funcionaba presto, rpido, Y su fi gura estrambtica Era burla, risa y pnico. La cabeza enorme y cnica; Los ojos, verdes y estrbicos, Saliendo uno de su rbita En un agitar impvido. Su nariz, dos grandes bvedas Donde entraran dos atlnticos; Sus cejas dos amplios prticos; 167 Bigote escurrido, esculido, Y las orejas sanguneas Corno blanduzcos tentculos, Completando el raro fi sico Un terno de punto elstico Que viendo el cuerpo traslcido Rezumaba como un cntaro... HORSCOPO De las obsesiones mltiples De los hombres, por lo ilgicas, (Y hay muchas en esta cinaga Do nada la gente hipcrita) Es la de don Escolstico Por lo estupenda y estica. Afirma, que los esdrjulos Tienen races prosdicas, Y responde a cada rplica Con una mueca espasmdica. l ley en el Mundo Grfico Una poesa buclica Con lindas vistas de Jvea Y al instante dej Crdoba, Y, a Alicante, en el tren rpido, Lleg, y con voz estentrea Grit irguindose con nfasis: 4 . 4 -Vivir aqu aunque haya clera ! HIPRBOLE Va al teatro porque hay cmicos; Pasea por ver los dtiles, Va a los Templos, por los cnticos, 168 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeclaneras Mira al Puerto, por los mstiles, Al Banco Espaol de Crdito Y a las nias como arcngeles; Viaja a gusto en los taxmetros; Quiere a las mujeres... fciles, Y nunca aborrece al prjimo Al que siempre le d plcemes; Le agradan los hombres msticos Y tambin los que son hbiles, Y sonre a los lunticos En los suburbios y alczares, Al hombre de vida prspera Y a los que talan los rboles, A los que hienden la atmsfera Y a los que graban en mrmoles; A Asuero, por el trigmino, Y a Cierva, Edissn y, atlteres... Servet, Marconi, Coprnicos Y otros que por todos sbense Y no sigo con la mtrica Pues... slo asuena ahora, cnones. DPTICOS Con personaje tan clebre, Yo, periodista con prctica Pero con muy pocos mritos, Una intervi de las clsicas Quise celebrar, y rgido, Con mi pluma estilogrfica Y varias cuartillas lmpidas, Con el fervor de mi nima, Recorr las calles cntricas Para hallarle y darle trgala... 169 Y no le hall por el Prtico Ni por la esquina del guila Que son los dos sitios nicos Donde se exhibe su lmina Ni le hall en el Caf Artstico Ni en la Estacin ferroviria De Madrid, ni en la estratgica Ni en la de Murcia, tan... rida. Le encontr al pi de los Mrtires; No s si su vista estrbica A ellos miraba con jbilo O al monte de Santa Brbara! Tras los saludos de rbrica Y una cariosa pltica, A mis preguntas lacnicas Daba sus respuestas rpidas. Por qu se encuentra ust clibe Ah!, mi vida es una lstima... Porque yo busco una Mnica, Una lida, una Cndida Sin cosmticos ni oxgeno Y no la encuentro aun con lmpara...! ... Hermosas como los ngeles, Sugestivas y simpticas, Y miran con ojos flgidos Como las Nyades, lnguidas... ... Paso las noches, romntico, Ante la playa fantstica, Viendo sus barcos -lucirnagas Bajo de un luna difana... ... 170 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarMs y sus Yeelaneras Ante el sol, que luce esplndido, Aspiro las dulces rfagas Que vienen del mar en sculos Bajo las palmeras ureas... ... De sus hombres... Ah!, son clebres: Espl, es el rey del pentgrama. Sells, vate, es rudo espritu. Bauls, la indeleble ptina. Altamira, el sabio omnmodo. Parrilla, destello y nfora. Milego, el enciclopdico, Verbo que brilla entre fcula. Es Gabriel Mir el mirfico; Salazar, fervor y lgirmas. Guardiola, el verbo clido. Arniches, la enjundia mxima. Guilln, el arte pursimo. Es Costa la prosa castica. Los Botella, el limpio espritu De una raza democrtica. Sansano, Quijote y Pndaro. Berncer, concepcin mgica. Es Mirete el ditirmbico. Elizaicin, visin lgida. Es Lozano un astro flgido. Es Nieves la pluma tica. Gorg, el singular, el nico, Astro -rey de la farndula. Colonia, con su pernclito. Cuc, la agradable stira; Y se elevan a la cspide En vuelo de excelsas guilas, 171 La Wagneriana tan rtmica Y nueva Orquesta de Cmara Le di el adis, y con jbilo, Fume a escribir esta pgina Grandiosa, en cuartillas ntidas, Que pregonarn, magnnimas, Las excelencias y mritos De nuestros hombres sin mcula. Eplogo Mirad: a don Escolstico No juzguemos por la mscara: El fondo, el alma, el espritu, Ser su incorprea ddiva. Que la Terreta, tan prdiga, Acepte su halago, plcida...! Sera interesante conocer a los integrantes del grupo de eldenses que se encargaron de publicar ambos trabajos ganadores en un l ibreto que afortunadamente se conserva; fue editado por la imprenta eldense Tipografa Moderna. Imaginamos quienes fueron, la mayora amigos y seguidores de Maximiliano, como lo demuestra la introduccin de esta publicacin: Un grupo de entusiastas eldenses que gozan con el triunfo de sus paisanos, por que Maximil iano es paisano nuestro, edita por su cuenta este fol leto que contiene los bellos trabajos, que han obtenido el premio en los temas noveno y diez y siete, en el Certamen Literario celebrado en Alicante el 24 de Agosto ltimo. 172 Captulo Sexto. Atracci(M hacia los premios literarios y sus Yeelaneras En prueba de satisfaccin; para recordar este triunfo de los buenos amigos, y para que les sirva de estmulo, les ofrece este humilde homenaje. Un grupo de Eldenses. En dicho libreto aparece, adems del trabajo de Garca Soriano, otro titulado Elogio a Elda que, bajo el lema Alma fr, escribi Antonio Gonzlez. Est escrito en prosa potica llena de elegancia, y nos pasea por Elda y sus alrededores mediante unas sensaciones lricas muy afortu nadas y, con un tratamiento del paisaje apasionadamente descriptivo. El 8 de octubre de 1929 Maximiliano obtuvo en el Festival Litera rio celebrado en Yecla el primer premio con una composicin potica titulada Yo en persona. En este trabajo describe con sencillez y original i dad determinados aspectos tpicos del ambiente yeclano. ldella nos resu me este acontecimiento: En el acto del festival Fiesta de la Poesa result su extremo agradable. La lectura del trabajo del Sr. Garca Soriano, que dibuj magistralmente don Emilio Rico, consti tuy un resonante xito. La circunstancia de encontrarnos vinculados con el lau reado vate por estrechos lazos de amistad y compaerismo, nos impide exteriorizar en estas lneas las justas alabanzas, los merecidos encomios a que se ha hecho acreedor el popu lar poeta pueblerino. Nos limitamos, pues, a expresar nuestra efusiva felicitacin al amigo que nos honra. (Por cierto ldella publ ic el texto anterior en su nmero 174, de fecha 19 de octubre de 1929, despus de estar tres meses sin salir a la cal le por problemas con la censura.) En el comentario del semanario hemos apreciado que su amigo Emilio Rico volvi a declamar el trabajo ganador (recordemos su partici pacin en Novelda) y, conociendo la modestia de Maximi liano, prefiri seguramente evitarle los halagos y alabanzas. Desconocemos la naturaleza de estos premios: si se trataba de cantidades en metl ico o eran simbl icos. Lo importante es que nuestro I 173 personaje no precisaba de estos incentivos para seguir creando textos literarios y tener un contacto directo con sus lectores y amigos. Dentro del gran abanico de publicaciones en su evolucin litera ria, no podemos olvidar una serie de libretos que podamos considerar bsicos a la hora de analizar su obra dentro del contexto yeclano, alguno de los cuales, afortunadamente, integra nuestra biblioteca. Nos estamos refiriendo a sus Yeclaneras. Nos comenta Francisco AzornAlbiana: Pero no olvidabas Yecla, ni los yeclanos se olvidaban de ti. Seguistes escribiendo en tu laboratorio literario la segunda serie de tus Yeclaneras y la tercera, y la cuarta y la quinta y la sexta, con la que terminaste este empeo. Es sorprendente la perduracin del tema yeclano en la obra de Maximiliano a travs del tiempo, a modo de raz y conciencia literaria. El eplogo de la primera edicin de Yeclaneras se debe a Pascual Ban Serrano. En colaboracin con este buen amigo, que muri al poco de emigrar a Elda nuestro poeta, Maximiliano escribi Zarandajas. Deta llamos a continuacin el ndice de las cuatro primeras colecciones de Yeclaneras: DEL MISMO ZARANDAJAS rutina y verso) con P. Barn Serrano. YECLANERIAS (composiciones en Typo) cer pelogo de Pascual Amar Ellt..V19. REALIDADES. (ensayo dramtico en un acto y en proas) con Prtico de Pant..to Macet re. MIS ULTIMAS VERSOS. ROSALIA. (mozuela de costumbre,: on titt acto y en yerno) yen Intieica Reno LA NOVICIA. tli .cett de comedia ett un neto y t reo comino, etti pruno.) YECLANERIAS. (begunlia 9111fler,IO11.) LAS ONZAS. (juguete cmico.) YECL ANER I AS ltentorti coleccin 1 CASO DE CONCIENCIA. (Comedia relamottgo.1 ENTRE DOS AFANES. li b elo 11.9.9oniedia.) A LA FIESTA DE PETREL..I (juguete cmico.) ACERTIJOS ELOENGES. Ot1 un acto) YO QUIERO SER cmicr (Monlogo en verso.) PEDROTE Gamitele do coetumlit ea en un , acto y treta cuadros) (ton intleica de Netalio 1,4ariido. , Wats obra permanece indita por haber desaparecido, con la partitura y el libreto, el inspirado maestro, sin dejar rostro... Tal vez estn en el !dem aitilma cosas...) DOS PESETAS MAXIMILIANO G. SORIANO YECLANERIAS ,ci .gT A col D2CION) MAIDRIO VECLA Prel. J. 1,3reos Moce110 letnirRIPS 1741 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeclaneras PRIMERA COLECCIN: Prlogo Romance (de los apodos) Dos mundos Der casorio El enluco La novia der quinto Sucedido De gerta par pueblo Paisaje San Francisco er del ruido La despeda Cosas aguadas La gerta de San Antn Yeclanas Los tambores Los ignorantes Nica Eplogo SEGUNDA COLECCIN Dedicatoria Yeclanos Arenga Herencia Los auroros o despertaores Bosquejos La merguiza La mujer yeclana Triste... La copla del agua El remate de boda Los pasos Coma La Cueva de los sastres 1175 La protesta Lo mismo! La capa El cao El hogar triste Siempre igual! TERCERA COLECCIN Dedicatoria Zaplana El Rasillo Silencio que habla! La sabatina Quid pro quo Conchica Cansino Los panes de San Blas Besos de mi madre Las nimas La nube El esfaraor La medalla Los Reyes Magos Elegiacas Ilusin perdida Terruo CUARTA COLECCIN Dedicatoria Salutacin Carta del segundo Pastor de Marisparza Acomodo Otro esfaraor La coluna de la rampa La fiesta de los Reyes Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeclaneras Misticismo Carta del tercer Pastor de Marisparza El azufifo Mi zagalico Querencia El ciprs de la montaa Bando El retorno del poeta La misa del Castillo Maximiliano realiz otras dos ediciones de Yeclaneras. La quinta coleccin, que data de 1924, fue publicada por la imprenta eldense, al igual que haba ocurrido con la cuarta. De la sexta coleccin no hemos encontrado ningn ejemplar. En estas seis ediciones, Maximiliano nos ofrece una serie de im genes de su pueblo natal, plagadas de expresiones que rasgaban los aires como escribi Azorn en La voluntad y de imgenes cargadas de amor y desesperanza. Comprobamos los temas, el estilo, el mbito estti co y la calidad habituales en nuestro poeta. Lgicamente, no vivimos aquellos aos para poder vincularnos con el ambiente que exista; descu brimos a travs de sus Yeclaneras sin embargo un afn descriptivo, des carnado, de contenido fcil y leve, de propsito didctico y en ocasiones irnico; descubrimos tambin el gozo del autor al transmitirnos sus pen samientos. Existe en todo el conjunto una uniformidad que gravita en torno a las costumbres y los simbolismos. Presenta esta coleccin algunas com posiciones casi anecdticas, de un lenguaje popular que era exponente de la poca de los aos veinte. Aparece tambin en ciertos poemas un intinnismo caracterstico. Para entender en su toda su extensin a Maxi miliano y su obra, es necesario acercarse a la evocacin y a la nostalgia que desde el pasado de su infancia y su juventud en Yecla rememor (y en algunos momentos so) en estos trabajos. Estamos de acuerdo con estudiosos conocedores de su obra al lla mar la atencin sobre el carcter nostlgico y ante todo la reiteracin de temas en estos trabajos. Es lgico: se trata de su Yecla, de su familia y del ambiente que vivi hasta que se desplaz a Elda. 177 LA FIESTA DE LOS REYES Ya vienen los Reyes Por las Serratillas Y le traen al nio Sus ricas mantillas. Dichosos, felices Los nios y nias, Juegan en la calle Con suma alegra, Y saltan y corren Y ren y gritan, Y entre aquel bullicio De infantiles risas Que todo lo invade, Que todo lo anima, Se oye una voz dulce Que canta, argentina: Ya vienen los Reyes... En el limpio cielo Las estrellas brillan: Ya estn los pequeos Junto a la cocina Con caras de rosa, Con dulces sonrisas, Pero no se rinden Como en otros das Ni piden la cena Ni lcios, dormitan. Y en aquel silencio, En la paz tranquila, Del hogar, se escucha 178 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeclaneras En la lejana... Ya vienen los Reyes... Ya ha puesto las botas Junto a unas cestitas Con paja abundante Al balcn, que atisban Antes de acostarse Con cierta malicia. Duermen. Son sus sueos Una maravilla, Que luego relatan Al siguiente da Con infantil gracia Y gritos y risas, Mientras el presente De los Magos miran, Y, an parece, suena, En su odo, viva, La copla yeclana, La copla antiqusima: Ya vienen los Reyes... Comienza la fi esta... Es el pleno da... Sonaron las doce... Hora es de la misa... A la Iglesia, alegres, Van nios y nias Por ver a los Reyes Con nsia infinita. En el templo, absortos, Sin cesar los miran. Despus, cuando besan Al nio, se fi jan 179 Si el Monarca negro Con sus labios tizna Del angel preciado La cara divina. Y salen del templo Los Magos, en fi la, Montan en caballos Y, lentos, desfilan Mientras los contemplan Los nios y nias; La banda de msica Les sigue meliflua Y esa mascarada Un tanto ridcula, Recorre las calles Anchas, rectilneas, Hasta que el sol, lento, En la lejana, Cae como soldado Herido, sin vida... Y, an parece llega Despus, mortecina, La copla yeclana, La copla antiqusima: Ya vienen los Reyes Por las Serratillas Y le traen al nio Sus ricas mantillas... He aqu su nocin infantil y su pensamiento; todo surge de una reflexin muy original. Maximiliano valoriza la carga personal de sus vivencias y emprende la tarea de exaltar y cantar su tierra; desmiga, ade 180 Captulo Sexto. Atraccin hacia los premios literarios y sus leclaneras ms, con cario su conocimiento de hechos que le haban impactado y se queja de la desnaturalizacin que desprenden ciertas posturas conserva doras dominantes por entonces. Se plantea la realidad yeclana desde pre supuestos estticos, y al fondo de todo ello se cierne la incgnita de su soledad. En esta coleccin percibimos como ya hemos comentado en numerosas ocasiones una aproximacin a las personas sencillas y a todo aquello que ocupara un lugar preeminente en su obra; tambin Unamu no se preocup de los casos humildes de la vida. En las pginas de sus Yeclaneras se observa un paralelismo con la visin unamuniana de que la autntica patria se construye por todos aquellas personas que cotidiana mente trabajan, distancindose de quienes interpretan el patriotismo segn su propio beneficio. Maximiliano fue un poeta del pueblo, de su tiempo, que fue dife rencindose de aquellos sombros artfices que por entonces persevera ban en la bsqueda de coyunturas histrico polticas inconsistentes. Des de su optimismo, tuvo la fuerza para demostrar que era posible la reno vacin por parte de la juventud, para hallar a la mujer de su vida e inten tar evitar algunos desastres que ms tarde ocurrieron. Maximiliano explic sus ideas y se mantuvo coherente con ellas a lo largo de su vida. 181 10111 L, 183 Captulo Sptimo Su obligada participacin en la poltica Muchos estudiosos nacionales e internacionales de la poltica espaola de la poca estn de acuerdo en que la Dictadura de Primo de Rivera no poda tener una vida prolongada porque no erradic en modo alguno las perpetuas taras del pas (centralismo, concentracin de rique za, poder excesivo de la Iglesia y el Ejrcito...), lo que por otra parte oca sion que una gran cantidad de polticos y militares retirasen su apoyo al dictador y al Rey. El agotamiento que padecieron ciertas instituciones al intentar volver a la normalidad democrtica trajo como consecuencia la convocatoria de elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. En Elda las ideologas extremas supusieron una aportacin emi nentemente negativa, creando verdaderos problemas y situaciones inde seables. En relacin a estas elecciones municipales, nuestra ciudad ...tena que elegir 18 concejales, puesto que sus habitantes, segn el censo de 1928, eran 11.780 de hecho y 11.842 de derecho. Celebradas las elecciones se produjo el esperado resultado, con el triunfo de la coalicin republicanoradicalsocialista que consigui quince concejalas, mientras que los monrquicos obtenan slo tres. Los primeros obtuvieron 9.069 [votos] y los segundos 214. El texto anterior, al igual que los resultados 185 de dichas elecciones que a continuacin aparecen, estn extrados del libro de Alberto Navarro Historia de Elda: Candidato Nmero de votos D. Emrito Maestre Maestre 845 D. Jos Ruano Lpez 839 D. Joaqun Vera Prez 833 D. Aquilino Ban Sez 830 D. Martn Llopis Taltavull 820 D. Juan Lorenzo Calpena 776 D. Miguel Martnez Debs 775 D. Luis Arraz Martnez 774 D. Marciano Andrs Salgado Barbudo 768 D. Vicente Gil Navarro 768 D. Maximiliano Garca Soriano 282 D. Emiliano Vera Gonzlez 278 D. Luis Nieto Garca 273 D. Cndido Amat Casez 106 D. Jess Gil Ponce 102 D. Luis Requena Ortn 84 D. Juan de Dios Garca Vera 70 D. Francisco Alonso Rico 60 En el nmero once (resaltado en la tabla) aparece nuestro perso naje, con menos votos que otros compaeros; esto no debe de extraar nos, porque Maximiliano concurra a estas elecciones con su clsica humil dad y con menos posibilidades econmicas. Se present por la coalicin antes citada y se dedic a la accin cultural desde el Ayuntamiento. Su ahijado, Julio A. Capilla Bellot, nos comenta en la revista Fies tas Mayores lo siguiente: Maximiliano era de talante liberal y, al proclamarse la Repblica, militaba en el partido radical de Alejandro Lerroux; ms tarde pasara a formar parte de los indepen dientes el alicantino Joaqun Chapaprieta. Maximiliano figu r en la candidatura republicana en las famosas elecciones municipales de abril de 1931 y obtuvo un puesto de concejal 186 Captulo Sptimo. Su obligada participacin ea la poltica en el primer ayuntamiento republicano presidido por su veci no Emrito Maestre. Como el Boticario de Elda no era procli ve a ejercer en poltica, pronto cur de su sarampin repu blicano y su vida volvi a discurrir por los cauces de siempre. Maximiliano quedara desolado al comprobar el estado de agita cin que haba vivido y viva Elda como consecuencia del cambio de rgi men. l siempre fue fiel a sus convicciones de modo que, aun conside rndose republicano, criticaba a ciertos grupos que desconocan su misin poltica y desorbitaban sus acciones. Estas crticas iban especialmente diri gidas a los denominados reformistas. En algunos de sus escritos hemos comprobado un tono algo escp tico con relacin a sus creencias religiosas, aunque sin llegar a mostrar conflictos morales. Nos parece que en el fondo se acercaba mucho al pen samiento de Unamuno y de Machado, y estamos convencidos de que Maximiliano era irrenunciablennente cristiano, aunque tal vez no un cris tianismo ortodoxo. Creemos que Antonio Machado lo pudo definir (siem pre con matizaciones) en una frase que parece sacada de la boca y del pensamiento de nuestro poeta: ...lo esencialmente cristiano est en el alma de pueblo, quiero decir en la conciencia del hombre, impregnada de cristianismo. Este paralelismo con el pensamiento de Machado no fue bice a la hora de demostrar respeto y devocin hacia, por ejemplo, la Virgen (de Yecla o de Elda) y hacia todo su entorno. Recordemos su cons tante participacin en actos directamente ligados con lo religioso. De todas formas no es necesario buscar, como popularmente se dice, los tres pies al gato a la hora de enjuiciar su pensamiento religioso; a Maximiliano hay que valorarlo como persona: era de todos y para todos, y su obra constituye un terreno cultivado para creyentes y no cre yentes, algo que de nuevo nos lleva a destacar su peculiar escala de valo res. Pero volvamos a la actividad poltica. Al da siguiente de la pro clamacin de la Repblica se reuni con sus compaeros en el saln de la Casa Consistorial para constituir el nuevo Concejo y planificar las prime ras actuaciones. De dicha reunin y as consta en el Libro de Actas, sesin del 15 de abril de 1931 se form el nuevo Ayuntamiento presidido por Emrito Maestre y por cuatro Tenientes de Alcalde: Aquilino Ban, Joa qun Vera, Martn Llopis y Emiliano Vera. 187 Alberto Navarro en su Historia de Elda nos dice cules fueron sus primeras decisiones: ...las de cambiar los nombres de las calles y plazas de la ciudad. La plaza de Sagasta recibe el nombre de Mrtires de Jaca; la cal le de Alfonso XIII (popularmente l lamada Nue va) el de Fermn Galn y la de General Montero (hoy Legio nario) el de Garca Hernndez. La Plaza de la Constitucin (o de Abajo) se l lam de la Repblica y se rotularon con los nombres de Francisco Ferrer Guardia y Jos Nkens las cal les hoy de San Jos de Calasanz y Camino de la Estacin o prolongacin de la de Legionario, respectivamente. El 17 de abril se tom el acuerdo de incoar expediente administrativo sobre la gestin municipal a partir del 23 de septiembre de 1923, o sea, durante la dictadura del General Primo de Rivera. Tambin se tom el acuerdo de abrir otro de responsabil idades polticas, en audiencia pblica, para la mis ma gestin a partir del 15 de diciembre de 1930 en que ocu rri la sublevacin de Jaca. Desdichadamente las rival idades entre los miembros de la coali cin ganadora pronto salieron a la luz, y su primer efecto negativo fue la dimisin del alcalde Emrito Maestre (cuyo mandato se extendi desde el 16 de abril al 6 de julio). A esta dimisin seguira una extensa cadena de acontecimientos que sintetizamos a continuacin: a) Tras la dimisin de Emrito Maestre (con la que algunos concejales no estaban de acuerdo) se propuso la designacin de nuevo alcalde. En votacin, se eligi para el cargo a Vicente Gil, aunque de forma interina, ya que no hubo mayora absoluta. b) En julio dimitieron dos Tenientes de Alcalde: Aqui lino Ban y Emiliano Vera. c) En medio de este desbarajuste Maximil iano hizo la siguiente propuesta, recogida por Alberto Navarro: El Ayun tamiento deba dimitir para dejar paso a otros elementos ele 188 Captulo Sptimo. Sa obligada participaciM1 en la poltica gidos por le pueblo que respondan mejor a su mandato. Y contina comentando Alberto Navarro: La misma manifes tacin de dimisin en pleno del Ayuntamiento es hecha por el seor Vera Prez para que el pueblo elija a otros repre sentantes, producindose protestas y gritero entre el pbli co que asista a la sesin al ser elegido Depositario de los fon dos municipales (entonces cargo de carcter concejil) el socia lista Arrez Martnez. d) En noviembre se retir del gobierno municipal la minora socialista. e) Dimite nuevamente el Alcalde de la corporacin, en este caso Vicente Gil. f) En diciembre se nombra nuevo presidente, recayen do el nombramiento en Aquilino Ban, cuyo mandato, dadas las circunstancias, fue por cierto bastante prolongado (trece meses). Maximiliano, inmerso en sus responsabilidades polticas, se dedic a la parcela cultural, principalmente como representante del Ayunta miento en el Consejo Local de Primera Enseanza. En el libro Historia del Colegio Padre Manjn se dice: Este gran hombre cumpl i su cometido en las tareas municipales y en el Consejo Local, realizaba visitas al Colegio para poder comprobar si exista alguna deficiencia, como en el caso de los urinarios que eran defectuosos para que los nios los utilizaran, porque en muy poco tiempo empezaron a producir malos olores, y este concejal insisti en construir una canaleta con algo de desnivel para que los orines fueran a parar a un pozo, construido al efecto, con las debidas con diciones higinicas. Acompaaban a este edil, en sus tareas de potenciar las necesidades del Colegio, la mayora de sus compaeros del Ayuntamiento que seguan estando ilusionados con el nuevo Grupo. Era difcil que en cualquier Pleno no hubiera propuestas que hacer, para complementar las actividades. No estaba lejos de su pensamiento la idea de potenciar, dentro de sus posibilidades, la enseanza pblica, por lo que propuso: ...que anualmente, al terminar el curso, se organizaran exmenes pblicos en el Saln de Actos del Colegio para que sirvieran de estmulo a alumnos y profesores. Tambin propuso la organizacin de unos ciclos de conferen cias a cargo de personas capacitadas. La cita es del libro anteriormente mencionado. Aunque no aparece explcitamente en los distintos documentos que hemos utilizado, estamos seguros de su participacin incansable para conseguir que muchos nios y nias eldenses acudieran a Santa Pola, en turnos de quince das, a la Colonia Escolar. Las pretensiones de Maximi liano y sus compaeros de Corporacin estaban dirigidas a luchar contra algunas de las enfermedades (tuberculosis, anemia...) que estaban cau sando problemas fsicos a los pequeos ms necesitados. Un maestro muy conocido y reconocido de aquella poca, D. Segundo Salvador, escribi en la revista Elda Extraordinario de 1932: En nombre de estos nios que estn acumulando energa en esta hermosa playa, perla alicantina, doy las ms expresivas gracias al Ayuntamiento eldense que ha tenido el acierto de organizar esta Colonia. Tampoco tiene que extraarnos su intervencin en las clases noc turnas que se desarrollaban en las Escuelas Graduadas con una copiosa serie de actividades. Aparte de este tipo de enseanza para mayores de catorce aos, se cre una Sociedad Deportiva Escolar que foment el ft bol, una buena biblioteca y un pequeo, pero interesante, museo con piezas del neoltico y nforas romanas. Su participacin activa en poltica no le priv de continuar con sus pensamientos y sentimientos poticos. Es cierto que el peridico Ide //amedio de comunicacin donde public un buen porcentaje de traba jos ya haba desaparecido, pero el sopor inmutable que a muchas per sonas les sucede, no se dio en Maximiliano; su actividad cultural conti nuaba y siempre que le pedan alguna colaboracin estaba dispuesto a realizar, sin ir ms lejos, unas buenas prosas rimadas. 1901 Captulo Sptimo. Su obligada participacica en la poltica PROSA RIMADA (una cosa que puede resultar cierta) Frasquito Juan, que reside en un pueblo de Valencia, y que tiene la costumbre de venir a nuestras fi estas con su fami lia, (su esposa, cuatro hijos y la suegra), prepara, como otros aos, cuatro cajas, tres maletas, cinco saquitos de mano y una sola sombrerera, pues l est por la gorra, que el sombrero no se lleva... Estn bailando de gusto todos, y ya solo piensan en el 5 de Setiembre para el 6 estar en Elda y presenciar la Albo rada llevando la tripa llena de longaniza y morcillas en la mis ma tarde hechas por Casanova o por Pere-gazpacho o Manolo Vera. Ellos creen que ha de esperarles con ms gusto, su parienta, porque hogao le enviaron (le naranjas de la tierra, un cajn con nueve arrobas, regalo que representa... (como estaban tan baratas solo les cost... el cojerlas...) y como dijo Cervantes ddivas quebrantan peas... ellos estn persuadi dos que con afn les espera... II La prima busc otro piso: habita ya otra vivienda; y al marcharse del Progreso, no ha dado las nuevas seas (aunque sabemos reside yendo a Petrel, a la izquierda) y ha dado el paso, obligada, huyendo del anual pelma, y lo que ms le sul fura y lo que ms le subleva, es pensar en el regalo de las naranjas tan psimas, heladas, fofas, sin zumo, que eran, al partirlas, yesca. Fu su primer pensamiento el guardarlas en conserva, celebrando la llegada con la naranja pedrea... III Lleg al piso el auto Eldense: Noy, con su activa preste za, pone todo el equipaje alineado en la acera; y Franquito y la fanlia y en primer lugar la suegra, aguardan formando cola uno tras otro en la puerta, y despus de diez llamadas desde arriba le contestan: Quin llanta Somos nosotros, los de siempre, Filomena. No vive aqu esa seora; nosotros somos de Cuenca. Y pens, s, en otro crimen: en matar a la parienta. Y por ms indagaciones fueran fallidas sus cuentas, y otra vez el auto Eldense torna y carga las maletas que a la estacin ferroviaria con la familia se lleva... All esperan, cabizbajos, el primer convoy que llega ascendente; suben todos y alicados se sientan, pensando segu ramente en la Alborada, en la cena de longaniza y morcillas y... abren la boca y bostezan... Y al entrar el tren al tnel, entre su negrura inmensa, la luz del coche parece luz fatdica y siniestra, recordndole, oh!, sarcasmo! el ojo de la parienta (caramba, que no hemos dicho que la seora era tuerta...!) que tena una mirada mali ciosa y maquiavlica, y crey que le deca: Pariente, no me la pegas...! Puesto que estamos en el captulo de su intervencin en poltica, nos parece interesante comentar una curiosidad derivada de sus ocurren cias y de su condicin de persona divertida. Nos lo relata su ahijado, Julio A. Capilla Bellot, en la revista de Fiestas Mayores: El tiempo, corrosivo de la memoria, no borra las sensaciones percibidas en la niez. Asombrosamente ntida, recuerdo la imagen de mi padrino, su sonriente rostro y la mirada fija de su ojo de cristal. Sus ademanes y su sosegado 1921 Captulo Sptimo. Su obligada participacin en la poltica caminar. Maxi, siempre ocurrente y siempre divertido, excla maba al verme: Julio Antonio, o el mismsimo demonio! y, acto seguido, sacaba una moneda de cobre de diez cnti mos una perra gorda y la depositaba en la palma de mi mano. En la etapa precedente a la cada de la Monarqua, Maxi me condicionaba la entrega de la moneda a que lanza se, con toda la fuerza de mis pequeos pulmones, un Viva la Repblica! Y ese grito, subversivo en aquellos das, a Maxi le diverta enormemente. A mi abuelo materno, el farma cutico Ramn Bellot, alcalde de Monvar al trmino de la Dictadura del general Primo de Rivera, casi le da un sopon cio al lanzar yo, inocentemente, el grito en su presencia y con toda la familia sentada a la mesa del comedor de su casa el da de Navidad. Maximiliano se parta de risa al contarle mi padre lo sucedido en casa de su suegro. Imaginamos a Maximiliano celebrando sus propias ocurrencias y observando los rostros de los presentes, principalmente de aquellos con ideas distintas a las republicanas. Es un fiel reflejo de su originalidad y astucia. Ya hemos podido apreciar en distintas situaciones cmo nuestro poeta aplicaba una rica sinfona de sensaciones sobre las mujeres, para las que posea una especial capacidad de observacin; en bastantes casos comunicaba un luminoso efecto basado en palabras poco usuales, pero llenas de viveza y amistad. Tambin hay que destacar la forma en que articulaba las estrofas en concretos espacios mtricos para dar sensacin de acercamiento, como en el poema que a continuacin exponemos. Afortunadamente, se conserva el original escrito a mquina y firmado por el autor; se halla en poder de Pepita, una de las dos hermanas a las que alude el texto. Este poema ha sido publicado en varias ocasiones por distintas revistas locales: 1 9.3 Capricho potico EN UN JARDN FRONDOSO VIVAN DOS HERMANAS... Dedicado a Isabel y Pepita Anaya. Eran dos hermanas ms buenas que hermosas; Y era su hermosura an ms que las rosas Del jardn preciado, del verjel en fl or: Yo cruc el sendero y las vi entre ellas, Y all, confundidas, las hall ms bellas, Con su lozana y vivo esplendor. Y escuch con acento; sus voces de encanto! Que era los arpegios, el melfluo canto Del feliz alado, dulce ruiseor; Y vi fulgurantes luces en sus ojos Claveles rompientes en sus labios rojos, Y en sus frentes puras, de luna el fulgor. Y vi sus fi guras esbeltas, divinas, En un mar fl orido, con cuerpo de ondinas Mecindose grciles en grato vaivn En olas de fl ores de espumas y brisas, Formando chasquidos los besos y risas Como regias diosas de un clico Edn. Y al morir la tarde, cuando los reflejos El sol, como herido, enva de lejos Vivas llamaradas de un ureo color, Las vi entristecidas en lnguida calma... En la hora silente en que aspira el alma Los gratos efluvios del ms puro amor...! 194 Captulo Sptimo. Su obligarla participacin en la poltica Y las vi anhelantes postulando un da, Henchidas de gozo, con suma alegra Con otras bellezas por la amplia ciudad, Llevando en sus pechos, corno una diadema El smbolo hermoso, el ms santo emblema, El signo Cruz Roja, que es todo piedad. Y las vi en mis sueos... que en pausados giros Se iban transformando con leves suspiros En Hadas sutiles de cuerpo ideal... Y que se elevan hasta las estrellas, Y all, en lo infinito, formaba con ellas Los ricos diamantes de tul sideral... Yo aclamo a estas bellas. Acaso no haya Quien pueda igualarse con Pepita Ana ya Ni con la adorable sin par Isabel, Porque son dos Musas que honran el Parnaso Por eso el poeta derrama a su paso Las fl ores en ptalos del rico Verjel...! En este poema, Maximiliano pretendi abarcar el mximo de caractersticas de estas dos hermanas con fino lenguaje y mucha accin, adems de subrayar la relacin de amistad, que es la clave de este tra bajo. A travs de los poemas de Maximiliano que ya conocemos puede apreciarse su cualidad sonora, e incluso otra caracterstica muy peculiar: se trata de versos recitables. Con su bien articulada estructura nos incitan a declamarlos en voz alta; de hecho, parecen haber sido compuestos para leerlos pblicamente. Esto lo podemos apreciar en el siguiente soneto, firmado curiosamente con un seudnimo poco usual en este tipo de com posiciones: 195 A COMER FASIIIRAS (soneto) Hay que imitar a Joaquinico el sastre En estas grandes fi estas y apreturas Contiendo veinticuatro fasittras Echando as al estmago el gran lastre. Despus, corno temiendo algn desastre, Debers consumir muchas verduras, Y si a pesar de todo un mal auguras, Pon, como l, la cara de pillastre. Y si no puedes ya tenerte tieso, Y te dan los sudores de agona, Te tumbas en la cama con tu peso, Y si pasas la noche..., al otro da, Al Cristo has de rezar, del Buen Suceso, Y rendirle, por ello, pleitesa. Magas. En pocas ocasiones Maximil iano ha usado con tanto acierto las conjunciones copulativas a principio de verso, dando el soporte sonoro necesario para engarzarlos, uno tras otro, al ritmo que l deseaba. Si ana l izamos el contenido, encontramos un consejo culinario al respecto de lo que no haba que hacer durante las fiestas (darse el atracn), aunque hable de imitar. Nunca falt a Maximiliano el pretexto para reflejar en forma de publ icaciones diversas su presente sin disfraces, directamente, muy docu mentado en la realidad social, siempre con el nimo de transmitir situa ciones destacadas. En el poema siguiente, aparte de advertir a los pollos peras sobre la vala femenina, apunta un detalle, tan preocupante por entonces como en la actualidad: ...el abuso creciente de tanto estupefa ciente. Es increble la leccin magistral que nuestro poeta ofrece a todas aquellas personas que estn inmersas en el mundo de la droga. /96 Captulo Sptimo. Su obligada particpacin en la poltica LAS GOBERNANTES (en broma y en serio) Sellad los labios, seores, Los eternos detractores De lo divino y humano; Los que decs siempre horrores Del hermoso pueblo hispano. Censuris sin ton ni sn Como si vuestra opinin, Que imponis con tantos Peros, Marcase los derroteros Para salvar la nacin. A qu tanto maldecir Y criticar y decir Que est corrompido todo Y que no se encuentra el modo De encauzar nuestro vivir Seores... No exageremos Y las cosas abultemos Llegando hasta la estulticia...! Este vivir que tenemos Es una pura delicia...! Ved a la mujer hoy da Con qu noble bizarra Escalo todos los puestos Aunque cuente con denuestos Del hombre y su antipata. 197 Quin, tiene, acaso, razn La mujer seguramente! Pues ha visto que el varn Declina rpidamente, Y con l no hay salvacin. Si l se rasura el bigote Y usa chanchullo y trinchera, Transformando en pollo pera, Ella se afeita el cogote E, irguindose, le supera Y parece que le dice: Si te afeminas qu importa Qu te interesa, infelice, Que lleve la falda corta Si ya no hay quien te electrice... Si t claudicas sin fe, Valerosa me alzar, Y, antes que el pueblo sea escombros, Intrpida, entre mis hombros, Yo misma le sostendr. Y se indigna y siente agravios Si de masculinos labios Escucha la nueva trova Como sentencia de sabios De Vaya a coger la escoba! Hoy, la juventud, la ves Por todo el pueblo espaol Dndose de puntapis 198 Captulo Sptimo. Su obligada participacin en la poltica Con el juego de futbol... (Donde no hay cabeza... hay pies) Y, mientras ellos se pasan Con los exticos juegos, Viendo ellas que no se casan Aunque en amores se abrasan, Van a ir a ellos los ruegos No...! De ninguna manera...! Apuesta, al hombre se iguala, Y, mostrndose altanera, Todos sus puestos escala En nuestra social esfera. Y, es que la raza declina Por el abuso creciente De tanto estupefaciente: La cocana y la morfina La destruye lentamente. Y es cada generacin Muestrario de monigotes, Y si fi jis la atencin, De tal rama, hay unos brotes De espasmdica irrisin... En esta desesperanza Hay una sola esperanza Entre tanto desatino; Es la briosa pujanza Del vasco Uzcudum, (Paulino). 199 Pero es un solo ejemplar...! Al podrsele imitar Como valientes don Nuos Se podra conquistar La patria, a fuerza de puos... Mas es menguado el poder Y no es posible vencer Por la mezquindad del hombre, E.. triunfar la mujer Por ms que el mundo se asombre...! Que si quieres o no quieres Ya sabes lo que se te espera: Ha de ser la raza ibera Gobernada por mujeres Mientras haya pollos pera... 200 c97d 201 Captulo Octavo Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar La II Repblica sirvi para que se reagrupasen distintos partidos polticos y algunas organizaciones que se haban fragmentado durante la Dictadura de Primo de Rivera y en los ltimos momentos de Monarqua, aunque conservaron en su interior demasiadas tensiones y enfrentamien tos, y los cambios en sus alianzas fueron continuos. Elda, inequvocamente republicana ideologa poltica nacida como consecuencia de la imparable personalidad de Emilio Castelar tuvo en aquellos momentos la satisfaccin increble de ser visitada por el Pre sidente de la Repblica el 16 de enero de 1932. De entre los actos pro gramados debemos destacar la colocacin de la primera piedra del futu ro monumento a Castelar, con motivo del centenario de su nacimiento. Maximiliano vivi estos momentos desde su reflexin ideolgica y con los ingredientes necesarios para, demostrando su virtuosismo, intro ducirnos en la historia eldense de la poca. Previamente a estos aconte cimientos nacionales y locales, aunque muy cercanos, la ansiedad litera ria del poeta continuaba destacando en sus observaciones del tiempo. Existan algunas ocasiones que en nuestro autor se producan cier 203 tas transformaciones poticas. No lo entendemos como cambios triviales o frivolidades, sino como continuacin de su rigor estilstico, ya que sus com posiciones no pierden un pice de sentimiento y real idad. Las impresiones de su entorno que nos transmite Maximil iano pueden entenderse como normales en determinadas poblaciones, dada la incapacidad del ambien te y los problemas sociales; con su certero vocabulario, nuestro poeta des cribe la personalidad de una hermosa mujer convertida en fsil social. LA SOLTERONA PUEBLERINA La conocen en el pueblo por el mote de La Huraa Por aislarse de improviso en la forma ms extraa, Censurando a todo el mundo con malvola intencin. Para ella, nada es bueno; cuanto ve, tiene defectos, Y a los hombres los define con vocablos incorrectos Como sueltas alimaas de la mgica creacin. Es su hombre cadencioso, pues encierra en s poesa; Delicado y sutil nombre, dulce y grato: el de Mara; Y, aunque hoy es solterona como un sol al declinar, Fu un encanto siendo nia, de una clico belleza, De familia acrisolada por su estirpe y su nobleza, Por lo cual, altos y bajos la llegaron a admirar. En sus trenzas como el oro se anillaban sus cabellos; De sus ojos muy azules y rasgados, los destellos Fulguraban irradiatttes como un astro, como un sol; Sus mejillas, el conjunto del jazmn y de la rosa, La sonrisa, grata, dulce, expresiva y pudorosa. Y sus labios, encendidos, como el rojo de un crisol. Su fi gura regia, excelsa, de belleza soberana, Como Venus, como Ninfa, como virgen circasiana, 2041 Captulo Octavo. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar Exhibiendo el busto bello de su cuerpo tan gentil, A su paso todo el mundo se abismaba y la deca: Eres reina, eres princesa, eres t, sin par Mara Quien merece un trono, un solio entre fl ores del pensill Y en ensueos amorosos de ilusin y de ventura, Y extasiada ante el espejo con su clica hermosura, Esper, en vano, llegase, bien apuesto, su doncel... Y pasaron muchas fechas... transcurrieron muchos das... Y se fueron disipando las soadas alegras Percibiendo poco a poco la amargura de la hiel. Y, envidiaba a las humildes, que dichosas, sonrientes, Pululaban por las noches con felices pretendientes En idilios arrobantes expresndose su amor... Y despus, febril, insomne, en el llanto se arreglaba, Y su pena era ms grande si del bosque all llegaba La melosa meloda del amante ruiseor... Resurgiendo a la esperanza, transcurrironse los aos... Pero luego se impusieron los acerbos desengaos Destruyendo tanto ensueo la espantosa realidad; Y naci en su pecho el odio para todos los amantes, Y apartada del bullicio, si trat a sus semejantes, Fu en la forma despectiva, sin afecto y sin bondad, Y a los seres que felices, como a ligeros cantores, Al formar idealizados su nidal bello de amores Para ser dignos al mundo prosiguiendo la creacin, Con el mpetu y soberbia de una furia desmedida, Un torrente de dicterios, de su boca maldecida, Dedicaba desbordante, como infame maldicin... 1205 Que es muy triste, lacerante, de un amarga desconsuelo, Que una bella se consuma sin colmar su vivo anhelo, Sin haber nunca escuchado al odo, de un galn, Dulces frases amorosas, pasionales... incentivas... Y que muera lentamente, cual las fl ores sensitivas, Sin que lleguen a ofrendarla, ante el Ara, con afn...! Que las damas que se educan en los pueblos muy pequeos, Es dificil que realicen sus fantsticos ensueos, Pues es tanto lo que ansan en su innata pretensin, Que si no tienen riquezas, no se rinden los pudientes, E indecisos, temerosos, los modestos pretendientes Se retraen pesimistas, aun ahogando su pasin. Y la nia, aquella hermosa, la de blonda cabellera, De mejillas jazmn rosa, la de faz tan hechicera, La de seno exuberante, que del pueblo orgullo fit, Ha quedado en un ser dbil, decado, extenuado... Solamente por los nervios en tensin, alimentado... Sin aliento de esperanza, y sin vida, amor y fe...! La conocen en el pueblo por el mote de La Huraa Por aislarse de improviso en la forma ms extraa Censurando a todo el mundo con malvola intencin. Para ella nada es bueno; cuanto ve, tiene defectos, Y a los hombres los define con vocablos incorrectos Como sueltas alimaas de la mgica creacin. La sonoridad es firme y la construccin gramatical sencilla como siempre. Dos elementos del poema resultan significativos: el elevado nmero de slabas en cada verso diecisis y la conclusin con la misma estrofa del principio. Este ltimo recurso ya haba sido utilizado por Maxi miliano en composiciones con heptaslabos. 2061 Captulo Octavo. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar Elda estaba desprovista por entonces de una Biblioteca Municipal que diera servicio a los eldenses interesados en adquirir cultura. Era una necesidad apremiante que deseaban solucionar las personas que integra ban el Ayuntamiento. Ya en 1926 intentaron gestionar este compromiso, pero fracasaron; en 1930 volvieron a intentarlo, pero sin resultados, lo que supuso una enorme frustracin. Alberto Navarro nos lo explica: En julio de 1931 se propuso se organizase esta Biblio teca con los fondos adquiridos, bien al aire libre o en local adecuado, sugirindose por los concejales seores Amat Casez y Garca Soriano que en ella deberan figurar las obras de ilustres escritores hijos de Elda, en especial las de Castelar que deberan estar en una biblioteca especial en la plaza de su nombre. Se nombr una comisin para el esta blecimiento de estas bibliotecas, formadas por don Maximi liano Garca Soriano, don Emilio Vera Gonzlez y don Cndi do Amat Casez. Pese a todo, el Ayuntamiento, firme en su deseo, volvi a insistir, como lo demuestra el acta de la sesin del 21 de febrero de 1932. Tam poco prosper la idea de crear una Biblioteca en las Escuelas Graduadas, recientemente construidas. Sin embargo, Maximiliano, como de costumbre, no poda faltar a un evento de dicho Centro Escolar. El mundo infantil estaba muy arrai gado en su personalidad, quiz porque no tuvo hijos. Siempre sinti predileccin hacia las figuras ms pequeas, intentando proyectar sus pensamientos hacia lo que a l le faltaba. Por eso, en marzo de 1932, cuando se inaugur oficialmente la Cantina Escolar de las Escuela Gra duadas, entre los actos protocolarios se dio lectura a un poema de Maxi miliano. Pero esta participacin no debi de ser suficiente para l porque el 10 de febrero del ao siguiente (1933) se celebr en el Teatro Castelar una funcin a beneficio de la citada Cantina. Entre todas las representa ciones, la ms destacada fue la de Estampas Eldenses, pasatiempo infan til en cinco escenas y tres cuadros, escrito en verso, original de Maxinni liano. 1207 No queremos obviar, como curiosidad, el precio de las localidades: Localidad Precio Platea 500 ptas. Palco 500 ptas. Butaca numerada 075 ptas. Entrada general 040 ptas. Entrada general (nios) 020 ptas. No es ste el momento ni la ocasin de realizar un anlisis de la figura de Emilio Castelar en sus dos vertientes, la poltica y la literaria anlisis que, por otra parte, ya hemos llevado a cabo en numerosas estu dios anteriores; tampoco pretendemos volver a incidir en su laboriosa vida, en el magisterio de su ctedra ni en su abnegado patriotismo; slo pretendemos situar su nacimiento en unos momentos de persecucin y represalias y recordar a su padre, un liberal alicantino obligado a huir desde su ciudad natal hasta Cdiz, cuna del liberalismo y lugar donde naci nuestro tribuno. Siendo muy nio, y tras pasar por la provincia de Teruel, Castelar llega a Elda en compaa de su madre y de su hermana Concha, donde son acogidos con cario por parte de unos hermanos. Durante toda su carrera poltica, que se inici en el Ateneo Madri leo en la dcada de los cincuenta del pasado siglo y concluy slo con su fallecimiento en San Pedro del Pinatar, el 25 de mayo de 1899 (justo cuando estaba pensando en volver al ruedo poltico), pasando por su nombramiento como Presidente de la Repblica el 5 de septiembre de 1873, siempre estuvo en contacto con su Elda querida. Nuestra ciudad, que haba sentido en propias carnes todos los avatares personales de Cas telar, estaba lgicamente obligada a recordar con especial atencin y cario el centenario de su nacimiento en Cdiz. Era, pues, el momento de mostrar la adhesin al tribuno e identificarse con l. Ya en mayo de 1926, un republicano eldense plante durante una de las reuniones de la Sociedad El Progreso la necesidad de erigir un monumento a Castelar en los terrenos que haban adquirido. Se aprob sin oposicin por parte de todos los socios asistentes e incluso se cre una Comisin encargada del asunto. Esta iniciativa fue pronto secundada por un nmero elevado de eldenses, y culmin con el histrico monumento que actualmente disfrutamos. Tras la colocacin de la primera piedra por parte del entonces Presidente de la Repbl ica, Niceto Alcal Zamora, el 208 Cript ulo Ori o ro. xim o Garca Soriano en el Centenario de Castelar gran inters existente deriv en una actividad profundamente asumida por todos los eldenses que podemos cal ificar de excepcional. El 7 de septiembre de 1932 Elda vivi uno de los momentos ms importantes de su Historia, por las inauguraciones realizadas y por los personajes que a ellas asistieron. Dentro de estos actos tuvo lugar en el Teatro Castelar la concesin de unos premios l iterarios. Los ganadores del Certamen fueron autores de Madrid, Jumilla, Albacete, Valencia, Al ican te, Vigo, Villena y los eldenses Llorns Vila, Eloy Cataln y Juan Esteban. Maximiliano no particip en el apartado de poesa, posiblemente por dos razones: a) Que fuera miembro del Jurado Calificador y que tal condicin lo inhabil itara, como es lgico, para concurrir como partici pante. b) Que su modestia no le permitiera adentrarse en este Certamen, donde por otra parte tena perfectamente cabida. Esta postura tan coherente no le impidi, sin embargo, participar de una forma directa en el acontecimiento. En colaboracin con el maes tro Almiana, que la music, compuso una obra digna de mencin. POEMA LRICO En un valle frondoso De montes circundado, Est el pueblo industrioso Por todos envidiado. Elda, moruna Sultana i.e deseara Boabdil, Que se viste y engalana Co,,. fl ores de su pensil...! La de los frondosos huertos Que riega el Vinalap, 209 La de los brazos abiertos Para el que a su lar lleg...! En sus frondas pas Su niez Castelar: A sus montes subi En constante anhelar, Y en su altura admir La grandeza del mar. Con su madre aprendi Entre besos, a amar...! Fijo en el sol, bajo un cielo De esplendente excelsitud, Sinti su primer anhelo: Librar al hombre, en el suelo, De la odiosa esclavitud...! Por eso su elocuencia era un primor; Cada frase era un ptalo de fl or, Las que viera en su infancia, en el vergel, Plasmones, colorido, aromas, miel... Era siempre su verbo diamantino, Reflejo de arroyuelo cristalino. A veces, soberano, ptimo, intenso, Como el mar contemplando, altivo, inmenso. Otras, torrente de tonante bro, mpetu desbordante de su ro. Altura, elevacin, ansias extraas, La impoluta aleacin de las montaas, Mirada escrutadora de sus crestas Siempre erguidas y hacia lo azul, enhiestas... Infinito dulzor, himno que canta 210 i Captulo Ocio ro. Maximiliono Garca Soriano en el Centenario de Castelar El amor que inspir su madre santa... Elda, con sumo contento Y de todo corazn, Le dedica un Monumento Para eterna admiracin. Honor y gloria al Tribuno, Al orador singular, Porque solo ha sido uno Don Emilio Castelar. El Centenario impuls a los medios locales de comunicacin escrita a derrochar muchas energas en la exaltacin de los valores de Castelar; aparecieron incluso dos nuevas revistas Elda Extraordinario y El Cronis ta, en las cuales particip Maximiliano, como no poda ser de otro modo. En la primera de ellas public un trabajo preciso e indispensable, lleno de contenido eldense y con observaciones muy detalladas: EL MEJOR ITINERARIO PARA EL PRIMER CENTENARIO (Escrito en prosa rimada) Quin lo quiere A quin le agrada Eldenses que en un quinquenio no habis visitado Elda: venid, venid este ao a las septembrinas fi estas, que van a ser excelentes, si juzgamos por las muestras. As que crucis el tnel, saldris a una vida nueva, no solo por el ambiente, brisa dulce de la sierra, cielo azul, difa no y puro, y con frescor de la Vega, es por las transformacio nes logradas en vuestra ausencia. Encontraris terminada la espaciosa Estacin frrea, con perfectos subterrneos en forma de pasarelas; muelles termo 211 sos y amplios y marquesina soberbia, (aunque aqu, la ingenie ra sufri una enorme torpeza). Veris el bien construdo seca dero de maderas de Julio Beneit Navarro y su grande chime nea. La fbrica de calzado del afable Paco Vera, con un jar dn modernista y un cenador sper -extra. Un chalet de Paco Santos rodeado de gran verja; (no s si ha puesto el pentgra ma igual que en Lpez de Vega). Los barios de la Alfahuara de Paco Juan Amat, (vean que ya llevamos tres pacos y estamos en las afueras) y si a Botn va la vista, con otro Paco se encuentra. No son los pacos riffeos, mas alguno s da gue rra... Cuando pasis por el Puente, si penetris por la izquier da, veris una buena entrada, pero con pendiente o cuesta. Al entrar por otro lado, es decir por la derecha, por San Antn, por la ermita que se derrumb de vieja, veris un buen jardini llo. Calles de la Independencia y de Prim, adoquinadas y con venientes aceras. Un anuncio de Cirilo con cambios de trans parencia, que dice que a las seoras les arregla la cabeza... Y os encontris de improviso en la hermosa calle Nueva (de Galn lleva ahora el nombre), la calle archi-sper-regia...! con el Comercio, la Banca... all est el nervio de Eldal. Telgrafos, Telfonos y Correos; la Gran Pea (y dos muchachitas rubias y otras dos chicas morenas, que estn volviendo tarumbas a los que las ven de cerca). Una extensa Librera de viuda de Vidal Vera, los hijos, siguiendo al padre, nunca abandonan las letras. D. Juan Antonio Maestre, relojero a la moderna, donde todo es oro puro y hasta es oro su cabeza. Vidal, hijo, sastre, luce el toldo chic, de primera; que es un artista de sombra, nadie, de fi jo, lo niega. A la derecha, el Casino con su vida un poco anmica, con su jardn caprichoso donde las nias pasean luciendo airosos palmitos y su gracia retrechera, compitiendo de sus ojos la luz con la luz elctrica... y Rafael, entretanto, con los 2121 Captulo ()claro. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar chiquillos pelea, pues quieren pasar de bbilis y hecho una furia, los echa... El Crculo lerrouxista con una fachada esplndida; lumi nosa su terraza, con un gran toldo que ondea, como si fi tese un gran barco, siempre a merced de sus velas.., un jardn muy sugestivo que presiden tres palmeras como diciendo: -Sed grandes, remontarse con la idea...!- La casa de Chimo el Duque, se elev y est ms bella, siendo una esquina vistosa que a los viandantes alegra, y el Banco de Previsores an realza su grandeza. En su calle, est el Cervantes, el mejor Saln -Cinema que hay en toda la provincia (sin orgullo y sin modestia) pues ha puestos hermosos lienzos bien pintados por Poveda, el nio que a los diez aos pint con nuestra sorpresa, a Castelar y al Serfico dando de su ingenio, muestras. El caf Boyal, que tiene una radio buena... buena... con ruidosos altavoces que se escuchan de una legua. Tal vez los pobres vecinos con tanto rudo no duerman... Mirad los escaparates de Pepica la frute ra, y diris seguramente al ver la fruta selecta, que si el mari do es el Rico, la rica viene a ser ella. Otro, el Saln musical, donde actan las estrellas que visten con menos ropa que la primer madre, Eva; saln que fi inaugurado por la sin... par Cachavera... De Chap, por la Avenida, tomad la de Pablo Iglesias, -pues ya el tapn han quitado dndole mayor belleza- hasta llegar a enfrentaros con las hermosas Escuelas Nacionales, que es la obra que ms dignifica a Elda. De paso, vis la morada de Antonio Porta, a la izquier da, entre un jardn ampuloso con pinos que la sombrean. Lue go el Barrio del Progreso y Fraternidad, muy cerca, y entre uno y otro, la Plaza con su jardn que embelesa, con las fl ores ms hermosas en clases, color y esencias, y en medio, se yer gue, airoso, el Monumento que Elda, dedica al preclaro hijo 21:1 que en su cuna se meciera arrullado por la brisa juguetona de su vega, mientras velaban su sueo las canoras fi lomelas, (que a los ruiseores llaman de este modo los poetas). Venid, eldenses ausentes, a las septembrinas fi estas, a compartir con nosotros las emociones supremas, pues tienen doble atractivo por coincidir una fecha, la feliz del natalicio del mago de la elocuencia! Ya se escuchan los acordes de la msica primera... Un cohete asciende, rpido, y todo el espacio atruena... Conmovido, un pobre viejo, en llanto acerbo se anega... Ya me diris si os agrada El presente Itinerario Escrito en prosa rimada Para el primer Centenario. Elda, en fi estas, es la gloria. Elda, es pueblo extraordinario. Lo afirma, Graciano Soria. Debemos llamar la atencin sobre esta prosa rimada por la canti dad de detalles que nos aporta, no slo en cuanto a los distintos aspectos de aquella Elda, sino tambin por la serie de personajes conocidos que enumera. Al leerlo suponemos las personas que aparecen citadas y los lectores en general se identificaran por completo con este trabajo litera rio, que se cierra con una poesa espejo de su amor a Elda. En la revista El Cronista, aparte de los trabajos eminentemente republicanos ensalzando la figura de Castelar, se publicaron muchos art Captulo Oetai:o. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar culos relativos al contexto eldense. Maximiliano, sin embargo, opt por hacer algo distinto, quedndose en segundo plano: presten atencin a la poesa que public: VERSOS SOBRE EL TNEL: LA OBSESIN DE DON SENN Tiene la rara obsesin De ir mi amigo don Senn Al tnel, en la ocasin Crtica que pasa un tren. Y en la boca, alegremente, Porque as mucho le agrada, Espera, de un descendente, Jubiloso la llegada. Aguarda oyendo el rumor, Y as que v la silueta, Entra raudo al interior En busca de una caseta. Dice que un tren ascendente No tiene encanto ninguno, Porque al subir la pendiente Se cansa observando uno. Mas el que viene de arriba Produce enorme impresin; Nos estremece y cautiva Con tanta trepidacin. As espera placentero Hasta el instante preciso 215 En que el monstruo, al agujero, Entra infernal de improviso. Entonces corre hacia dentro Y, como cosa sencilla, Va oscilante por el centro Hasta dar con la casilla. Ya va llegando... llegando... Percibe ms el estruendo... Y ya no se asoma cuando Se acerca aquel monstruo horrendo... Si el tren es un mercancas El estrpito es mayor, Sintiendo rara alegra Entre el miedo y estupor. Semeja un antro letal, Algo de abismo profundo, Como un cicln infernal Que va a acabar con el mundo... Y pasa el tren... pasa el tren... Dejando gran humareda; Y al fi n sale don Senn, Y en la boca inmvil queda Exclamando: Bien, muy bien! En 1934, en la revista Albor, volvi a real izar un recorrido potico por Elda a travs de una excusa, como siempre amena y curiosa, segn la cual tres barrios eldenses (Fraternidad, Prosperidad y Progreso) hacen una visita al casco antiguo de la ciudad. 216 1 Captulo Octavo. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar LA VISITA A M VIEJA Fueron del brazo, ex profeso Los tres: la Fraternidad, Prosperidad y Progreso A ver la antigua ciudad. A la vieja del Castillo, Tafalera y Alfaguara, La que no pierde su brillo Aunque se arruga su cara. Cariosos la abrazaron: Al verles, mostrse esquiva: Con mucho amor la besaron Y entonces ya f expresiva. Sois muy ingratos, les dijo Y lo afirmo, aunque no os cuadre, Pues si el Progreso es mi hijo Soy de vosotras, la madre. Y me tenis olvidada Ha tiempo, en forma inaudita, Y me ha dejado abismada La inopinada visita. Ni un instante te olvidamos, Dijo la hermana mayor, (Prosperidad) y te amamos Los tres, con intenso amor. La Fraternidad, risuea, Exclam con gran ternura: 1217 Nadie, nadie te desdea; Por t, nuestro amor, perdura. Y prorrumpi as el Progreso: Aunque me tienes por nio, Con este acendrado beso Te muestro mi hondo cario. Agradezco, hijos hermosos, Estas manifestaciones, Pero no seais pretenciosos Como en varias ocasiones. Hijos, por qu blasonais De tan prodigioso avance, Y que a ese paso que vais Nadie os puede dar alcance Para qu tanta arrogancia Si los tres, despus de todo, Qu habis hecho de importancia Que os atabais de este modo Y diciendo a troche y moche Que en esas tres barriadas Hacen de lujo un derroche Las gentes acomodadas... Y que todo el mundo deja La que fi antigua Ciudad Por mal oliente y por vieja Y por hmeda oquedad. 2181 Captulo Octavo. Illaximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar Por sus calles tan estrechas Que al llover son lodazales, Por sus casas contrahechas Con escuetos ventanales. Fraternidad y Progreso Le replican a la par: Quin no v, con embeleso, El Jardn de Castelar Quin negar esa gran obra Que entre los Barrios se alza Quin, no la aplaude, de sobra, Y entusiasmado la ensalza Hijos; no enorgulleceros Por eso tan solo, n; Pues Elda, por complaceros, Fu todo... y al frente, yo! Pero nos daremos traza Y en esos terrenos vastos, Construiremos una Plaza, La nueva Plaza de abastos. Vosotros... No tanto pisto!... Y con qu cuentas galanas, Si los tres, por lo que he visto, Todo lo hacis por semanas... Os pierde la vanagloria Y ella despierta el recelo: El recato, es dicha y gloria, Y la modestia es un cielo! 219 Imitadme a m, hijos mos, Que alejada del barullo, Sin impetuosos bros, De todos voy siendo orgullo. Con sereno y sano juicio. Con las fi eerzas bien probadas. Se irgui un soberbio edificio: Las Escuelas Graduadas! Esta vieja poblacin, Vuestra madre!, silenciosa, El Puente de la Estacin Supo hacer, que es obra hermosa. Y qu pueblos mostrarn Corno aqu, una calle Nueva, (Hoy la de Fermn Galn) De su importancia la prueba Y esos Templos del Trabajo De severa majestad Que igual arriba que abajo Se yerguen por la Ciudad Y esos Centros de recreo Tan regios y deslumbrantes... El grandioso Coliseo, El Castelar y Cervantes... Y la Empresa Aguas del Canto Saliendo el pueblo en me auxilio, 220 (:0 (l ulo 0e1 u ro. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario le Castelar Llevando, con noble encanto Las aguas al domicilio Del pueblo la obra completa, Que diera, al verse sediento, Hasta la ltima peseta Por el lquido elemento! Madre...! Por Dios, no prosiga...! Se oy decir a los tres, Y en amor filial que obliga, Se rindieron a sus pies. Venid los tres a mis brazos: Estad en m siempre fijos, Pues con estos dulces lazos Son ms amantes los hijos. Y en paz y apacible calma No separarnos jams, Luchando con cuerpo y alma Por Elda, y realzarla ms! Se puede comprobar el estilo desenvuelto y espontneo del di logo. En esta poesa se recompensa a los protagonistas con firmes refle xiones e indentificaciones muy consideradas. Sabemos perfectamente que Maximil iano practicaba con asidui dad este tipo de trabajos y que le encantaba explicar para sus lectores los puntos bsicos de la ciudad con todas las caractersticas y detalles ele mentales. Creemos que en esta dimensin, el buen hacer del autor pue de resumirse en la penetrante afirmacin con la cual encabeza un traba jo en prosa rimada publicado en la revista Albor en 1935. 1221 EL VESTIDO DE ELDA De todo, como en botica, hay en el pueblo de Elda. Pida usted lo que le plazca, y ver como lo encuentra. Hay sociedad Colombfila que la que ms alto vuela; de Tennis, Ftbol, Ciclista, (las que estn a ras de tierra); de Cazadores, de Tiro, (que al unsono aletean...), Lrica, Amigos del Arte, Dramtica y de Zarzuela. Hay tres, de Socorros mutuos y Mutualidades mdicas, con infinitos servicios, y... al que se muere, lo entierran... Hay varios Clubs; el Gimnstico, de Boxeo, (el de la fuerza), y un grupo, el Espiritista, (bondad y delicadeza) y otro de Amor, cuyos brazos extiende sobre la tie rra. Hay la sociedad de Aguas del Canto, que con frecuencia se rompen las caeras y los cimientos blandean, y en verano, de improviso, de noche, el grifo nos cierra, y se te inunda la casa si es que abierto te lo dejas... Hay Sindicato de riesgos y quien puja, es el que riega; hay una empresa de Arbitrios, una sociedad Elctrica, que aunque tiene contadores que cuentan bien y recuentan, ciudadanos, con gran arte a diario se la pegan... De todo, como en botica, hay en el pueblo de Elda. Hay Fraternidad que marcha impulsora, y que fraterna, y pro greso exuberante que imperturbable, progresa, (aun habiendo fi ltraciones de muchsimas pesetas...). Hay Ciudad Vergel, que es una fi ligrana, digna muestra de lo que ser ms tarde, pues fi jense que ahora empieza y compitindole al da, ya con dos Auroras cuenta. Hay balneario del Sapo, del Lido, Alfahuara y Melva. Hay teatros con tres Cines sonoros (las tres empresas se han fundido en un abrazo tan fortsimo, que aprieta.., y si alguna Compaa acta, de aqu o de fiera, como el Gallo de Morn sin piel y plumaje queda, por los gastos, los impues tos, el tifus y bagatelas). 222 Captulo Ociar. Maximilia no Garca Soriano en el Centenario de Castelar Hay de msica dos Bandas las que son bastante buenas. (La frase de ingratitud yo escribo aqu en grandes letras). Hay atrayentes Farmacias que a Mutualidades mdicas, en facturas de especficos el diez por ciento descuentan, (Qu no haran en los tiempos del pozo y de la cisterna). Hay, de partidos polticos poco ms de una docena: yo les llamo divididos por... insanas apetencias, habiendo comisionistas fl oridos, de obras y piedras... Hay Telgrafo y Telfonos: los del Morse, siempre alerta; y las del Auricular a ratos, sufren sordera, protestando el abo nado sin soltar la manivela. De todo, como en botica, hay en el pueblo de Elda. Hay unos Bares lujosos con mostradores y mesas del gusto ms refinado y con luces tan esplndidas, que sus fulgores ocultan si alguien ve la cosa negra. (stas, son, nos dice Pere, modernizadas tabernas). Hay varias Peluqueras de seora, y muy bien puestas, donde a distinguidas damas les componen la cabeza, (la cosa que se compone es porque est descompuesta). Hay una buena Necrpolis de sepulturas reple ta: para ampliacin, adquiriose ha tiempo, contigua tierra: si se compr hace seis aos, el Municipio, a qu espera Ya ver, en las elecciones, qu muertos a votar llevan... Hay cua tro Bancos: (pilares que van sosteniendo a Elda, a la Ciudad laboriosa con su industria tan inmensa). Mas, ay!, que algn fabricante, ante su crdito, espera asido constantemente al banco de... la paciencia... Hay Estacin ferroviaria, mas solo tenemos media: se rotula Elda Petrel y la mitad solo es nuestra. Y por qu el pueblo vecino nunca se adopt la vieja Aquella que del via jero era el escarnio y vergenza...! De todo, como en botica, hay en el pueblo de Elda. Hay grupos de Desnudistas, que los domingos y fiestas, van, cuando despunta el alba, con la dicha ms completa, al Are 223 nal o al Pantano para hacer gimnasia sueca...; ellos, imitando a Adn; ella, imitando a Eva... Hay casa de la Cruz Roja, lim pia, clara, linda, bella, donde a pobres desvalidos gratuita mente se opera: (a Rico Jara y Salgado nuestra admiracin sincera). Y estos milagros se hacen aunque ustedes no lo cre an, sin que nuestro Municipio subvencione una peseta... Hay un viejo Manicomio Provincial, en las afueras, que trasladan a Alicante, pero nunca se lo llevan...! Hay un Hospital bonito con magnfica asistencia; hay una Gota de leche que al fi n se ha quedado seca. Hay Escuelas graduadas; bien montadas Academias; Colegios particulares donde se estudia y... se ense a, (hasta en el Monte Calvario hay levantada una Escuela), y an as, los mozalvetes de noche, en la calle Nueva, dan gran des apechugones a las nias que pasean. Hay tres regias Sastreras y ms de nueve, modestas: seis profesoras de Corte; veintitrs modistas buenas, (que le cortan a usted un traje con afiladas tijeras...). Hay una gran Librera y dos o tres ms pequeas: tres Despachos de peridicos e ins taladas tres Imprentas. Hay un valiente torero; el Gitanillo de Elda. Hay un Orfen sinfnico que de potente da pruebas por su constancia y sus mritos; hay tres nutridas Orquestas, que al decir verdad, la Gmpoly es la que ms fuerte suena... Hay Cuba Municipal que cntricas calles riega: en su aspecto, es cosa annima, pues ningn rtulo lleva: ser que el Ayunta miento le tiene horror a las letras Hay Comercios de tejidos en forma rica y esplndida, con amplios escaparates y muy caprichosas muestras, exhi biendo a todas horas desde el percal a la seda, en cuyas expo siciones las mujeres se embelesan. De todo, corno en botica, hay en el pueblo de Elda. Hay Garages excelentes: hay Hoteles de primera; hospedajes de segunda, de... chinchilla y correderas... (en algunos de ellos, sirven gazpachos estilo Yecla). Hay varias Confiteras 224 i 1 Captulo Octavo. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar con hermosas confiteras, que entre pasteles y frases nos endul zan la existencia: feliz, si entre caramelos, algn hombre, las camela...! Hay un Jardn primoroso donde la gente pasea, y aspira, de sus pinares y de sus fl ores, la esencia: Castelar, alzando el brazo en su pedestal de piedra, parece decir: Pai sanos, mirad la celeste esfera! Y en la piscina, los peces son rosados coletean, y en el cristal de sus aguas, se ven fulgir las estrellas... Hay un soberbio Cuartel con separadas viviendas, con patio central tan amplio, con alineacin tan bella, que parece estar pidiendo una noche de Verbena. Hay un Carica turista, (Porta) que dibuja y crea; y un pintor genial, muy joven y ya famoso; (Poveda) y tres notables Fotgrafos de exquisitez manifiesta. Hay donosos escritores, periodistas y poetas, a los que de nada sirven sus esforzadas empresas... De todo, como en botica, hay en el pueblo de Elda. Hay, lo diremos en breve, Plaza de abastos, soberbia, con diversos pabellones y naves anchas, extensas, donde car nes y pescados se exhiben ya con decencia, siendo, de todo el contorno, la Plaza ms... cara, sta. - Elda, crece, y crece tanto, que se expande, ensancha, eleva: a una nia adolescente que se estira, se asemejan, y asombra y turba a sus padres viendo tan largas sus piernas, tan dilatados sus brazos y faldas cortas y estrechas, siendo imperioso el vestirla para su buena presencia. Y el vestido en este caso para realzar su belleza, ha de ser, forzosamente de un tejido, de una tela, cuyo hilambre ha de formarse de... impuestos, reparto, etctera... Ruego que acepten el smil los habitantes de Elda! 1 225 227 Captulo Noveno Su realidad familiar y social Entramos en un terreno de anlisis un tanto especial: el ambiente familiar de Maximil iano y el entorno social que le rodeaba. En este aspec to existen algunas claves que le acompaaron durante toda su vida, como el deseo de paz y transcurrir los das junto a las personas que amaba. Este anhelo admirable era motivo suficiente para refugiarse apacible y sere namente en su mundo, algo que los destinatarios de esta faceta valora ron considerablemente, ya que nuestro poeta aceptaba ilusionado y sin renuencias la evolucin de su famil ia y sus amigos, sin escrutar recovecos superficiales. Su celo era el culto a la amistad. En este captulo nos vemos obligados a transcribir algunos prra fos escritos por Julio A. Capil la Bellot en la revista de Fiestas Mayores de 1997. Como es bien sabido, Julio fue ahijado del poeta; como expone a continuacin: Acristianado en la pila bautismal de Santa Ana, tuvo por padrino a Maxinniliano Garca Soriano, jovial persona de cultivado espri tu y sobrado ingenio. Por esta razn, desde su perspectiva de cario, puede ayudarnos a conocer ms a fondo la dimensin humana de Maxi miliano. Comencemos con esta primera apreciacin: 229 En el Elda de mi infancia, Maximiliano y su esposa Lola, gozaban de excelente reputacin como anfitriones. Lola era buena cocinera y mejor repostera y, adems, tena arte en la preparacin de una mesa. La educaron para per fecta ama de casa, al criterio de la poca, en un colegio de monjas en Yecla. El da del santo de Lola se llenaba su casa de amistades y el comedor ofreca un aspecto deslumbrante. Ese da, Lola, sorprenda a sus invitados con una mesa puesta con primor y abundancia de pastas y dulces de sabor irrepetible; todo elaborado con sus manos. Julio A. Capilla no pudo olvidar la casa de su padrino: En casa de Maxi, el orden y la limpieza rayaban en la exageracin; cada cosa estaba en su sitio y todo brillaba de limpio. Por esta circunstancia, cuando mi madre me llevaba de visita, Lola se estremeca al verme entrar en su casa. No era para menos, dada mi aureola de nio travieso. A Maxi le divertan mis travesuras: todo lo contrario de Lola. Su entorno social no estaba limitado a Elda; en muchas ocasiones visitaban e incluso se hospedaban en su casa persona de un reconocido nivel cultural. AzornAlbiana nos relata el siguiente ejemplo: Llegaste al culmen en la llamada que hiciste al mejor charlista lrico de ese tiempo, a Federico Garca Sanchiz, al que tuviste como ilustre huesped en tu domicilio durante unos das. El mago de la palabra, os dio una charla maravi llosa, y tu mujer, le preparaba cada da el ambiente ms aco gedor, llenando de flores y exquisiteces el ambiente familiar, la comida ms deliciosa, la mantelera ms artstica, el cari o y devocin ms clidos. Y Federico, haca del dilogo familiar una nueva charla. Y los amigos gozaban con vuestra invitacin. Y el charlista recordara vuestra amistad y aten ciones. 2301 Captulo Noveno. Su realidad familiar y social Maximiliano, hombre de conversacin fcil y amena, aprovechaba cualquier coyuntura para reunir a sus amigos en la farmacia o en su domi cilio. Capilla Bellot lo relata asi: Maxi traspas su farmacia, situada en la calle Coln, al licenciado D Ramn Rico. Dej el piso que habitaba en el mismo domicilio de la farmacia y se fue a vivir a una de las uniformes casitas, construidas en rgimen de cooperativa, en el barrio de El Progreso. El cambio de domicilio puso fin a las animadas tertulias en la rebotica: pero, durante el vera no, despus de cenar, congregaba a sus amistades en el fres co patio de su casa, decorado con azulejos y macetas. Si el calor era excesivo y no corra el aire, se sacaban sillas y sillo nes a la calle y, sentados los contertulios en semicrculo fren te a la puerta de su casa, se celebraba la reunin. La voz can tante la llevaba Maxinniliano, con su predisposicin al buen humor y a su amenidad, lograba que todos los asistentes pasasen una velada agradable. La tertulia duraba hasta pasada la media noche y en ella se tocaban todos los temas de actualidad, especialmente los locales. Entre los ms asi duos contertulios figuraban sus vecinos, conocidos industria les eldenses, Norberto Navarro y Emrito Maestre, y los anti guos compaeros de redaccin del fenecido semanario local Idella: Antonio Gonzlez, Cndido Amat, scar Porta, etc. Y mi padre. El ambiente que creaba cuando se hallaba entre amigos y no tan amigos nos lo describe AzornAlbiana: Dabas de lo que tenas a quien lo necesitaba. A unos cario, a otros, medicinas gratis, a los ms, ideas literarias, conversacin fluda y chispeantes ancdotas. Aquellos prs tamos en metlico que sabas no haban de volver a tu bolsi llo, o las donaciones de dinero a los que tenan necesidad. Y a las mujeres, versos primorosos en los que realzabas la belle za de sus encantos. 231 Sirva como ejemplo de esta ltima apreciacin la poesa que dedi c a Maruja, Filo y Consuelito, hijas de su amigo y vecino Emrito Maestre: LAS TRES ROSAS Son tres hermanitas y las fres hermosas: Si ahora son capullos luego sern rosas Que han de lucir mucho en el gran rosal Del que son el tronco Consuelo y Emrito, Y sern sus fl ores, las tres, de gran mrito, Formando reunidas un ramo ideal. Se yergue del tronco un vstago fuerte Que es de las tres rosas la completa suerte Por ser el Viga, Heraldo o Guardin, E igual de Maruja, Filo y Consuelito Su Adalid ferviente ser Emeritito, Y en jardn de dichas, las tres vivirn. Maximiliano firm este poema el 25 de junio de 1934, y afortuna damente lo conserva el hermano de las citadas, Emrito Maestre, que aparece en esta composicin como Emeritito. Ya nos hemos referido a la importancia que para Maximil iano tena el mundo infantil; era significativo apreciar cmo su espritu se l le naba de buenas iniciativas y buenos deseos cuando los destinatarios eran las generaciones futuras; este entusiasmo se cumpl i de forma definitiva en la relacin con su ahijado. Comprobamos el cario y la autenticidad de este vnculo: Mi padre y Maximiliano, en las tardes bonancibles de los domingos, me llevaban a tomar el sol por el campo de Elda. Paseaban por caminos de huerta, entre ol ivos, almen dros y tablares de verde alfalfa, junto a las acequias con rumores de agua de los regados. Otras veces, por la polvo 232 Captulo Noren. Su realidad familiar y social rienta carretera de Monvar, cogan un camino y el paseo terminaba en los aledaos de Boln. En ocasiones me lleva ban a la recin estrenada estacin del ferrocarril Elda Petrel a contemplar el espectculo del paso de los trenes. Me asom braba la llegada y partida del tren con su descomunal mqui na lanzando chorros de vapor y un penacho de humo negro, entre el estrpito de hierros y silbidos. Al regresar a casa, con las sillas del comedor, improvisara en el pasil lo el espectcu lo ferroviario para desesperacin de mi madre. Mi gran ilusin y alegra llegaban con la feria de la Pursima. Con Maximil iano, recorra las casetas de madera de los vendedores de juguetes instaladas en la plaza del Ayun tamiento, hasta dar con el juguete de mi preferencia. El ao anterior al estallido de la Guerra Civi l, Maxi me feri un pre cioso baln de cuero: esta fue la ltima vez, ya no habra oca sin de otra feria. Observamos en el texto anterior la vinculacin entre ambos. Maxi miliano estaba unido al mundo de la infancia a travs de Capilla Bel lot (as opinamos), y de esta diligente atencin surgieron algunos poemas con un estilo particular que ponan de relieve ciertas costumbres moralistas. BESOS (Soliloquio infantil) Monolito, me pidi Al salir de Clase, un beso, Y por decirlo que n, El tonto, se incomod Tan solamente por eso. Luego, a mi lado pasaba, Y hacindome el distrado Para otro lado miraba... Yo, entonces, me encocoraba Al verle tan presumido. 23.3 Mas esper la ocasin Para darle una leccin, Y dije: No tienes seso Cuando an ignoras que un beso Contagia insana afeccin. Si tan avispado eres Y saberlo todo quieres, Cmo ignoras que hombres sabios Han dicho que nuestros labios Dan el virus a otros seres Esta es la sola razn Por la que yo me negu A tu fi na pretensin: Si es que en algo te falt, Ahora te pido perdn. l, me cogi la cabeza Con sus manos, dulcemente, Y con gran delicadeza Me dio un sculo en la frente, Que es el beso de pureza. Le extend entonces mis brazos; Nos estrechamos los dos Con los ms fuertes abrazos, Y en aquellos dulces lazos Quien nos besaba, era Dios. En este monlogo vemos, con meticulosidad y abundancia de detalles, el relato de una imaginada accin poco usual y sanitariamente incorrecta, adems de reproducir claramente y con precisin la moralidad existente en Elda en la dcada de los treinta. 234 Captulo Noveno. Su realidad jantiliar y social En los aos noventa, desprovistos de ciertas limitaciones propias de otras pocas, han florecido, en permanente evolucin y desarrollo, algunas zonas de las costas donde el contacto con el mar se realiza sin ropa, en una actitud normal que, ciertamente, contrasta con algunas pos turas dogmticas. Este deporte ya se practicaba en Elda (en parajes como el Pantano) a principios de la dcada de los treinta. Maximiliano no poda quedar indiferente ante realidad tan atpica, y nos dej este esplndido poema: DESNUDISMO Con el desnudismo, estn Muchos ponindose a prueba: Ellos, imitando a Adn; Ellas, imitando a Eva. Por El chorrillo y El chopo, Discurre juvenil tropa; Los hombres, buscando el copo; Ellas, con escasa ropa. Y en estos y otros parajes A donde el domingo van Vistiendo lijeros trajes, Con el desnudismo estn. Se proclama a voz en grito El ejercicio y la higiene, Y que el vestido es un mito Que llevar hoy no conviene. Y ven cosa natural, Sin que nadie se conmueva 235 Dirigirse al Arenal Muchos ponindose a prueba. El entusiasmo de aqu Por momentos se propala, Y se extiende por Cut, Monte del Cid y Caprala. Y se hacen mil excursiones Con entusistico afn, Y en todas las ocasiones, Ellos imitan a Adn. Y en las frondas del Pantano, A bocanoche y maana, No teniendo ellas a mano La simblica ntanzana, Un tallito de Taray Cortan, cual divisa nueva, Y al decir. Poma, ay!, no hay...! Ellas imitan a Eva. Pensamos que es una prueba de su sensibilidad y su respeto hacia otras formas de pensar y actuar el habernos reflejado una prctica que se daba en la sociedad eldense de la poca y con la que no estaba de acuer do sin censurarla de manera injusta e indiscriminada. Todos los acontecimientos literarios ejercan sobre Maximil iano una influencia positiva y de importancia suficiente como para que l par ticipara en la medida de sus posibilidades. Tl lez Montero, redactor del peridico El Liberal, tuvo la feliz idea de rendir un merecido homenaje a los hermanos Quintero por la labor que haban desarrollado durante cuarenta aos y que se inici con el 236 Captulo Noreno. Su realidad familiar y social estreno en el Teatro del Duque de Sevilla casi en edad infantil de Esgri ma y amor. La movida de muchas personas del mundo artstico a escala nacio nal l leg a impactar en la mente de Maximiliano que, como homenaje personal, les dedic este gran trabajo: GLORIA PURA...! Hablar de los Quintero Los clebres autores, Es surgir al instante Un lindo pebetero, Un pensil muy fragante Con primorosas fl ores: Ver un sol deslumbrante; Aspirar dulces brisas, Percibir mil rumores, Escuchar gratas risas Y rapsodias (le amores... Resurgir de improviso Pomposos azahares, Mil rutilantes luces, Un nuevo Paraso, Cien patios andaluces, Donde entonan cantares... Sentir sana alegra Que ellos llevan en s De toda Andaluca, Pues son un alfol Plasmado en pedrera, La plstica poesa Que solo existe all...! I 2.37 Musa dulce, reidora, De gracia verdadera, Dctil y triunfadora; Musa cascabelera...! Placer y sentimiento, Ilusin y quimera, Pesares y contento... Es la fuerte sonora, Que en plata se desle Con lenguaje que llora, Con lenguaje que re Al alma arrulladora... Placidez y ventura; Encanto, Donosura, El ms melifluo canto...! Gloria pura...! Arrullos de palomas... Idilios de las aves... Auras, besos, aromas Con efluvios suaves... Amorosos halagos... Deslumbradoras galas... Arrobos... entbriagos... Dulce batir de alas... Musa de los Quintero...! Ardiente pebetero...! Encantadora harmona...! Talismn de ternura...! Os admiro y venero, Gloria pura 2381 Captulo Noueno. Su realidad fam ilia i- y social Tenemos que subrayar algunas caractersticas del comportamien to de Maximiliano a la hora de interesar a los lectores y definir su propio sentimiento. Esta faceta la mantuvo como tradicin y gua desde que se comprometi a sincerarse en sus escritos, y describir de forma responsa ble y con intensidad sus vivencias. Cuando falleci, en 1928, Mara Guerrero, excelsa actriz, el peri dico ldella (al enterarse de la luctuosa noticia por su corresponsal en Madrid) public unos versos de Maximiliano donde se evidenciaba la sen sibilidad del autor y el gran prestigio de la fallecida: A MARA GUERRERO (Ofrenda) De La Jaud traigo las fl ores. Son las fl ores ms preciadas De la vega exuberante que se extiende somnolienta... Bellas fl ores que en las frondas son por todos respetadas Porque tejen la corona de ms rica vestimenta Que ofrecer puede Natura a sus glorias ya pasadas... Son las fl ores que se miran en arroyos cristalinos, Las que emanan un aroma embriagante cual ninguno, Y el roco en sus corolas son brillantes diamantinos... Son aquellas que cieron Castelar, el gran tribuno, Y otro sabio tan ilustre, don Juan Sempere Guarinos! Son las fl ores ms selectas en aromas y colores, Y se honran nuevamente ofrecindolas a un genio. De sus frondas, traen las auras, y de arroyos los rumores... Yo, entusiasta, las arrojo a tus pies, en el proscenio, Como ofrenda delicada. De La Jaud traigo las fl ores!-... 239 Esta gran dama de la escena haba interpretado en el Teatro Cas telar, ocho aos antes de su muerte, El caudal de los hijos, de Jos Lpez Pinillos, y Mam, de Gregorio Martnez Sierra. Hemos comprobado que Maximil iano no haca sino desarrol lar y perfilar su arte potica a comunicando sus sentimientos, que en la medi da que avanzaba en edad el autor, avanzaba en perfeccin formal y expresiva. Pretendemos resumir sus expresiones literarias en los siguien tes apartados: 1) Podemos considerar su sensibilidad como ntimamente vincula da a sus vivencias; en este sentido, la expresin de sus senti mientos era prioritaria en su escala de valores. 2) Todo su discurso potico principalmente lrico nos remite intuitivamente al crculo de lo emotivo. 3) Su poesa est dentro de su ciclo histrico. Quien dijo la poe sa es palabra del tiempo tena mucha razn; la emocin colectiva nunca es abstracta, siempre est ceida a los valores de las personas. 4) Lo que comunica nuestro poeta a los dems no pertenece a la esfera de lo privado, sino que se imbrica en una manera de sen tir las emociones comn a la generalidad. Creemos que es ste el porvenir de la poesa. Maximiliano expresa a la perfeccin todos estos conceptos en su obra porque su estado emocional as se lo dictaba, y pensamos que sera muy til a los nuevos poetas de lo cotidiano acercarse a su obra, com prender su profunda emotividad y aplicarla en sus poemas. Aunque ya nos hemos referido a la relacin de amistad que le una con Azorn, puede constituir una cierta novedad el saber que com partan un vnculo ms fraternal de lo que se podra imaginar: As nos lo ha dejado escrito Capilla Bel lot: En el colegio de los Escolapios de Yecla, Maximiliano y Azorn, fueron condiscpulos y compartieron aulas y profe sores Un amanecer en Yecla, Maximiliano acompa a Jos Martnez Ruiz a esperar al escritor Po Baroja que llegaba en dil igencia. Baroja, en su novela Camino de perfeccin, refle jara sus impresiones sobre su estancia en la ciudad adusta. 210 Captulo No reno. Sll realidrid fi liniliar y Noeial Maxi y Azorn a travs de los aos, conservaron su vieja amis tad yeclana. Maximi liano sinti gran admiracin por ciertos personajes alican tinos, y tuvo la suerte de estar en la nmina de amigos, por ejemplo, de Rafael Altamira o Gabriel Mir. Con este ltimo le una una estrecha amistad; de hecho, tenemos entendido que este autor, tan admirado y querido por muchos espaoles, visitaba ocasionalmente Elda, siendo acompaado por nuestro poeta cuando esto ocurra. Conocemos la aficin de Garca Soriano por la lectura de obras de figuras relevantes de la literatura espaola, pero gozaba especialmente con Unamuno. Nos consta (por versin oral) que muchos de los l ibros que publicaba Don Miguel fueron ledos con avidez por nuestro poeta. No hace falta forzar la imaginacin para concebir los grandes momentos de satisfaccin que Maximiliano conoci cuando nuestra ciudad fue visitada, el mircoles 7 de septiembre de 1932, por Don Miguel de Unamuno. Vamos a referirnos brevemente a los actos donde ambos Maxi miliano y Unamuno pudieron coincidir: En el Teatro Cervantes, durante el banquete con el cual la Comi sin organizadora del monumento a Castelar agasaj a los representantes del Gobierno y a otras autoridades provinciales y locales. En la inauguracin del monumento a D. Emilio Castelar en la plaza que lleva su nombre. En el Saln de Actos de las recin inauguradas Escuelas Gradua das, donde Unamuno, fuera de protocolo, dirigi un emociona do y corto discurso a los alumnos y alumnas de dicho centro. En el Teatro Castelar, donde se celebr la entrega de premios del Certamen l iterario sobre el natalicio de Castelar, y durante la cual Unamuno pronunci una hermosa conferencia en homena je al gran tribuno. (El texto ntegro de dicho discurso est publ i cado en el l ibro Historia del Colegio Padre Manjn.) Muchos ms personajes provinciales y locales gozaron de la admi racin de Maximiliano; admiracin que en algunos casos fue recproca, y deriv en una amistad duradera y sin grietas. 2.11 243 Captulo Dcimo Eplogo con tragedia Maximiliano no poda olvidar el influjo del pueblo del que tanto recibi y al que tanto tena que agradecer; de hecho, nunca desencant a sus amigos ni a las generaciones que hoy le estudiamos, porque estuvo estrechamente unido a todo lo elderico y supo fijar las vivencias locales en creaciones hondas e identificadas. Reflexionaba acerca del mundo que lo rodeaba y publicaba despus sus reflexiones; unas veces, como mares congelados, otras con cario y admiracin. Sirva como comprobante de esta ltima apreciacin el siguiente trabajo: ALELUYAS Este Programa oficial Es el del ao actual. Es, con ligeros amaos, Inferior al de otros arios. 24.5 Debes fi jarte que empieza Sin prefacio... sin cabeza. (Donde cabeza no ves, Dice el refrn, solo hay pies.) Mejor! Porque est probado Que para el pie es el calzado... (Por va de carretera Viene la Banda de fuera). Una y otra campanada, (Hasta doce...) es la Alborada, Que es el crtico momento Del jbilo y del contento. Salen tocando las Bandas Y va la gente en volandas Por calles de Ayala y Prim, Dndose algunos... postn. Pues los que el Poder ostentan Al pueblo no representan En estos tiempos simpticos Que se llaman democrticos... Van las Bandas: la primera, La segunda y la tercera, 246 Captulo Dcimo. Eplogo con tragedia (Que en este caso, pudiera Ser la tercera, primera.) Hallo ahora el mejor medio De ensalzar a la de enmedio. Es Alccer o Alcacer Con acento en la A ha de ser. Abajo, mil apreturas... Cohetes por las alturas; Los unos, atronadores; Otros de luz y colores, Y maaah!, se exclama a voz en grito, Mirando hacia el infinito... En la calle de Galn Ya ms desahogados van... Suben la vertiente calle, Nueva siempre en su detalle, Encontrndose algn fresco Al acercarse al Negresco. En la esquina, la frescura Baja la temperatura... En la plaza de Sagasta Plvora en truenos se gasta. 247 Prosiguen por Sabnern Donde es todo animacin, Llegando, con ansia viva. Multitud y Comitiva Al jardn de Castelar. Se pueden expansionar; Y entre pinadas y fl ores Hay mil promesas de amores... Luego, en la Prosperidad. En la traca hay variedad Por ruidosa y detonante, Y ltay quien exclama al instante: Tanto despilfarro hacer Y hay familias sin comer... E.. termina la Alborada En donde fit comenzada. Ay!, este ao, cualquiera A ver el fi nal se espera, Por si resulta el fi nal Como aquel ao, fatal. En que truenos y estampidos Dejaron muchos heridos 2.18 Captulo 1)1 , eituo. Epilo,L, , o con tragedia Corno aqu jams se viera; El pirotcnico, era El mismo que ahora lo es Fgite...! dale a los pies...! Se torna a elevar el globo Que dejaba al pueblo bobo, (Ahora todo ciudadano Aspira, s, al aeroplano). Tambin anuncia el Programa Que pondrn, de ilustre dama, A cntrica calle, el nombre, Mas aunque al lector le asombre, -Por la redaccin tan bella, El nombre va a llevar ella. De Veladas musicales, Nueve, justas y cabales. Y de Conciertos, no empete, Para que prometan siete. Pelota y Ftbol, -dispares Celebran partidos pares. De Tracas, se anuncian cinco; (Cunto salto y cunto brinco!) 249 -De salto, brinco y traspis De alguno el desastre ves-. Fuegos importantes, uno: (Menos sera ninguno) Aunque en cuestiones de fuego... Hay bastantes, desde luego. (No se incendia, est probado, Lo que no est asegurado...) Limosnas para el cado Con peculio recogido A la Industria y al Comercio Hacindoles un mal tercio, Pues tanto ya se le oprime Que si no protesta, gime... Una artstica velada Viene tambin anunciada. La organiza el Orfen. Llamar o no la atencin En Letras, una doctora, Ser la Mantenedora. Y aqu termina el Programa De los festejos de fama. 250 Captido Dcimo. Eplogo COIL tragedia Aleluyas es cualificado testigo de lo eldense en Fiestas, cuidado samente elaborado con la capacidad inconfundible del poeta, en un tono subjetivo y coloquial de amable consideracin y de regusto evocador. Es, sin duda, la fotografa de un momento y la estructura del contenido fes tero septembrino, retrato de una unidad histrica. El 17 de mayo de 1936 la ciudad de Elda rindi un considerable homenaje a la ilustre cantante Milagrito Gorg, acto recogido por dis tintos diarios de la capital (El Da y El Luchador) as como por Radio Ali cante. El local donde se celebr este homenaje (el del Orfen Eldense) estaba muy concurrido; el acto se inici con la presentacin de la diva, sentada en un trono de honor cubierto de flores, y contaba con la pre sencia de sus hijos, Milagrito y Ramn. La larga serie de sus premios y trofeos, ganados en varios escenarios europeos, formaban un decorado muy espectacular. Hubo actuaciones de conocidos personajes eldenses y tras ellas, como era lgico, Milagrito interpret una hermosa cancin. A continuacin, se recit un breve poema sobre Maximiliano que rezaba as: Maximiliano es el divino poeta Que retrata la faceta De la que mejor diva fue. Es buen pintor, y yo s Que con su pluma en la mano Es el pintor soberano De Milagrito Gorg. Acto seguido, tuvo lugar la declamacin de un precioso trabajo de nuestro poeta, en el que demuestra ya su madurez y el cario que senta hacia la homenajeada. 1251 LOORES Milagrito Gorg, la gran diva, La de esplndida voz que cautiva, De garganta que es vivo tesoro, La que fue por el ntundo admirada Y con jbilo inmenso aclamada, Hoy celebra sus Bodas de Oro. Y en sus bodas de oro en el Arte, Donde fue con airoso estandarte A escalar la alta cima, la meta, Y en la cspide ya, el dios Apolo, Proclam y divulg, polo a polo, Que era antorcha, era la luz, sol, corneta... Celebrando sus bodas de oro Vienen, llegan a formar un coro En que muestran su fe, amor y anhelo, Anfln, con su mgica lira, Orfeo el de Tracia, cantor que suspira Con llantos y lgrimas que fl uyen del cielo. Imitando su voz seductora El dios Pan, con su fl auta sonora Rodeado de Euterpe y Tala. Con su trompa Tritn, y a su lado Las Gorgonas en triduo admirado Con Erato, la musa Poesa. Y Feronia, de frescos vergeles Trae las ramas de mirto y laureles Y en ofrenda de armnico rito, 252 Captulo Weitno. Eplogo con tragedia Entretejen la regia corona Con las rosas de Flora y Pomona Que en la sien lucir Milagrito. Y habr lluvia de estrellas y fl ores, Porque Urania, con mil resplandores, Del Olimpo, bajando esplendente, Delegada del sol rubicundo, Con sus labios de gloria, ante el mundo, Posar sutil beso en la frente. Y siguiente las gratas estelas Llegarn, sin cesar, fl lontelas Y con otros alados cantores, Con arpegios ignotos, suaves, Con sutiles gorgeos, las aves Su concierto ser de Loores. Milagrito Gorg, la gran diva, La de esplndida voz que cautiva, De garganta que es vivo tesoro, La que fue por el mundo admirada Y con jbilo inmenso aclamada, Hoy celebra sus Bodas de Oro...! No consta en nuestro archivo que Maximiliano tuviera la oportu nidad de participar en algn otro homenaje posterior donde pudiera enriquecer las actitudes morales y profesionales de alguna persona que as lo mereciera. El rpido y negro panorama que se avecinaba, y los suce sos que ms tarde comentaremos, crearon un gran desconcierto en la figura yeclanaeldense. Incluso nos atrevemos a aventurar que la origi nalidad y la fuerza de esta brillante poesa fue la ltima plasmacin que de ellas nos leg el poeta. De cualquier forma, como Maximil iano no 25.3 saba en qu recodo del camino (de su vida) le aguardaban los aconteci mientos ms nefastos, continu con toda su plenitud desarrollando una labor magistral. Quiz por la influencia de las Fallas valencianas o de las Hogueras de San Juan, en el ao 1928 empezaron a celebrarse en Elda estas fiestas. Poco a poco se iba incrementando el sentir fallero y en junio de 1936: ...a casi 20 das del estallido de la guerra civil, ya hubo Bellezas falleras con su corte de honor y las fiestas fueron muy animadas en las distintas barriadas. La falla de la plaza era la mejor construida, con alusiones a cuestiones de la industria zapatera como la que representaba a los obreros que venan en bicicletas de Sax, Monvar y otras poblaciones a trabajar aqu y la que mostraba a un obrero con el dedo vendado, recurso abusivamente empleado cuando no haba trabajo y para no perder todo el sueldo eran muchos los tra bajadores que se daban un corte o un martillazo con el dedo y pasaban a cobrar el seguro, procurando por la cuenta que les tena, que la herida no curase demasiado pronto. As nos lo cuenta Alberto Navarro en su Historia de Elda, que nos ampla an ms este asunto: El eldense don ngel Vera Coronel, entonces gober nador civil de Zaragoza y fusilado poco despus de empeza da la guerra, haba enviado un telegrama diciendo que enterado de que el da 29 del actual (junio) se celebraran en Elda fiestas falleras concede los premios de 250, 150 y 100 pesetas para las clasificadas en los tres primeros lugares. El jurado calificador del certamen de aquel ao estaba compues to por tres concejales, uno de ellos Maximiliano, segn consta en el Libro de Actas del Ayuntamiento eldense. La Guerra Civil cre en Elda una atmsfera muy tensa, inequvo camente electrizada por las amenazas. El drama de las dos Espaas iba directamente encaminado hacia una tragedia de graves consecuencias, ya que primaba la subversin y la imposicin de valores a travs de la vio 2541 Captulo Dcimo. Eplogo con tragedia lencia. Podemos imaginar la tremenda tristeza de Maximiliano, preocu pado sin duda en su ms ntimo sentir por la posible detencin de aque llos a quienes admiraba. Nuestro poeta tuvo la desgracia de vivir algunos momentos que a continuacin sintetizamos: a) Las organizaciones sindicales movilizaron a sus afi liados. b) El mismo da del alzamiento (17 de julio) se repar tieron armas ente los obreros que pertenecan a la FAI. c) Al da siguiente (18 de julio) fueron saqueados dis tintos lugares de tendencia derechista. d) La Iglesia de Santa Ana fue destrozada completa mente. e) El 11 de agosto, el cura prroco D. Luis Abad fue hallado muerto en el camino viejo de Petrel. Durante los ltimos das del mes de septiembre de 1936, Maximi liano se encontraba muy inquieto y bastante preocupado, por lo que comunic a su amigo Capilla su inquietud, segn nos relata su ahijado: ...sentados frente a una mesa del Bar Negresco, Maxi le participaba a mi padre su preocupacin por la seguridad personal: haban ido a registrar su casa. No tardaron mucho tiempo los milicianos en ir a buscarlo: se presentaron en su domicilio (situado en la actual cal le Juan Carlos I, a la altura de la Plaza Castelar) y su esposa Lola les coment que Maximiliano estaba en la vivienda de enfrente, en casa de Emrito Maestre. Con una formidable memoria, nos relata su vivencia del momento Emrito Maes tre, hijo del anterior, al que Maximiliano en una poesa dedicada a sus hermanas reproducida en un captulo anterior llamaba Emeritito: All se presentaron los milicianos con Lola en mi casa para llevrselo, mi padre disconforme, intent impedir tal barbaridad, pero no lo consigui y se lo llevaron al Coliseo. Mi padre automticamente se fue a la sede de Izquierda Republicana y a la Pol ica para procurar evitar lo que todos temamos, pero no pudo hacer nada. 255 En el margen izquierdo de la partida de nacimiento del poeta, que ya fue citada en este trabajo, aparece una nota que dice: Nmero 250 Maximiliano, Jos, Daniel, Garca Soriano. Nota: El nacido a quien se refiere esta inscripcin falle ci en la carretera de Biar el da 29 de septiembre de 1936 segn consta en el Libro 151 al folio 7 de la anotacin corres pondiente de este Registro Civil. Yecla 5 Julio 1946 Sin embargo, el detal le ms impresionante se lo debemos a Jul io A. Capilla Bel lot: Un da del mes de septiembre de 1936, a mis padres les lleg la noticia del trgico fin de Maxi y Lola: sus cuerpos destrozados, sin vida, abrazados, fueron hallados en un viedo, al margen de la carre tera, en las inmediaciones de Biar. Adems nos hace otro comentario tan dramtico como el anterior referente a una conversacin que tuvo lugar entre su padre y Maximiliano en la calle Nueva: Mi padre trat de tranquilizarle con argumentos de que en Elda no tena enemigos, pero lo que mi progenitor ignoraba era que s los tena en su pueblo natal, en Yecla. No vamos a entrar en divagaciones histricas ni en sensibleras: lo triste, lo luctuoso e incomprensible fue su muerte: se tratara de quienes se tratara, lo cierto es que aniquilaron a un personaje vibrante, querido, sentimental y ecunime, privndonos de un hombre trascendente y representativo. Una vez terminada la confrontacin bl ica, se levant en Elda, como en tantas otras ciudades espaolas, un monumento a los Cados donde figuraba la lista de personas que fueron asesinadas durante esta guerra fratricida. La siguiente relacin nos la facilita Alberto Navarro: Luis Batlls Juan. Estudiante, jefe local de Falange y Consejero Nacional. 2561 Capialo Meimo. Eplo,l,q) ron ragerlia Jos Pay Santos. Secretario local de Falange. Antonio Gallardo Barcel. Industrial. Jos Mara Ban Amat. Industrial . Luis Batlls Gmez. Farmacutico. Emilio Romero Romero. Oficinista. Juan Antonio Herrero Juan. Droguero. Pedro Vera Vida. Procurador. Antonio Amat Ochoa. Arturo Rosas Gi l . Administrador de Correos. Jos Joaqun Ban Amat. Industrial Germn Castroviejo. Comerciante. Jos Cremades Vicedo. Oficinista. Vicente Luis Maestre Amat. Francisco Esp Tudela. Fabricante de calzado. Jos Maestre Vera. Narciso Juan Cataln. Comerciante. Maximiliano Garca Soriano. Farmacutico. Dolores Maestre Ibez. Esposa del anterior. Rafael Ferrer Moreno. Zapatero. Luis Ramn Prez. Hilario Amat Vera. Luis Abad Navarro. Cura prroco de Santa Ana. Mario Prez Marco. Ricardo Maestre Olcina. Sacerdote, vicario de La Alguea. Luis Maestre Olcina. Prroco de La Alguea. Isolina Maestre Amat. Jos Marcos Praes. Guardia Civil. Manuel Manresa Pamies. Guardia Civil. Jos Brotons Bernabeu. Manuel Morales Len. Guardia Civil. Miguel Bentez Cuenca. Guardia Civil. Manuel Moreno Luna. Guardia Civil. Debemos aprovechar esta triste nmina para comentar otra con secuencia nefasta de la contienda que indirectamente repercuti en nuestra ciudad: Manuel Manresa Pamies (padre de Josefina Manresa, novia de Miguel Hernndez) fue destinado a la Comandancia de la Guar 257 dia Civil de Elda, lo que supuso una cierta incomodidad para los encuen tros de los novios. Mara Gracia lfach, en su libro titulado Miguel Her nndez, rayo que no cesa, nos relata la nostalgia de ambos: Josefina Manresa escribe a su novio desde Elda. No le gusta el pueblo, las gentes hablan en valenciano, lengua que no entiende. Se lo cuenta desolada. Slo piensa en l y en Orihuela. Miguel le contesta animndola, llamando a Elda ese maldito pueblo, aunque no lo conoce. De saberla en el propio, la pena de la separacin sera menor. Reconoce que es una puerilidad, pero es as como lo siente. Estamos de acuerdo con el poeta oriolano, su queja es ms bien una puerilidad, porque estas formas de expresarse hubieran tenido mayor resonancia si hubiera estado al tanto de la muerte del padre de su novia y las circunstancias que acompaaron el trgico suceso. Mara Gra cia nos lo relata de la siguiente manera: Miguel ve casi a diario a Josefina. El 13 de agosto se encuentran en Cox, paseando por el campo. La enamorada muchacha le hace una foto sentado en el suelo, junto a unas piteras, en medio de un paisaje mitad levantino mitad afri cano. Se sienten felices, ajenos por completo a cuanto suce de en Elda. La familia de Josefina se dispone a trasladarse a Cox, donde se supone estar ms segura. El mismo da, el guardia civil Manuel Manresa ha resultado muerto, durante un tiroteo en el centro de la ciudad, junto a tres compaeros ms. La madre fue requerida a Monvar (a cuyo Juzgado per tenece Elda), para reconocer las ropas de su esposo: no hubiese podido identificarlo por l mismo, de tan desfigura do que estaba. Su documentacin se haba extraviado. Volviendo a nuestro protagonista, tenemos la obligacin de refle xionar ante la base irracional que permiti, sin razn, la ausencia de este gran hombre, al que algunos no quisieron entender. Esta situacin nos lleva a recordar una frase de Gregorio Maran, que l refera a Antonio Machado y que nosotros trasladamos a Maximiliano: Ha muerto con las 258 Captulo Dcimo. Eplogo con tragedia manos limpias de sangre y de trapisondas. Maximiliano fue un gran poe ta de lo cotidiano, un pensador profundo y un hombre recordado por su capacidad de amistad y por ser amigo de todos en cada uno de sus dos pueblos: Yecla y Elda. La poesa cotidiana no puede entenderse hoy del todo sin reco nocer su magisterio y sin evocar, por supuesto, su recuerdo. Este erudito de su generacin nos incita a alabar su imagen polifactica y agradecer le el habernos permitido conocer distintas vertientes de su amor por Elda, hacia la cual derram, a manos llenas, tanto cario y tantos aciertos po ticos en sus creaciones, plagadas de grandeza y armona. A las ocho de la tarde del da 19 de agosto de 1957 se celebr un pleno en el Ayuntamiento de Elda en el cual se aprob dar el nombre de una calle de la localidad a Maximiliano Garca Soriano. Es suficiente 259 Relacin de publicaciones eldenses donde colabor Maxirrtiliano Garca Soriano 1. El Vinalap Peridico (Semanario independiente). Primer nmero: 14 de diciembre de 1902. Posiblemente Maximiliano pudo ser director durante un corto espacio de tiempo. Fue colaborador habitual. Trabajo ms desatacado: Carta de ultratumba de Francisco Ganga El Serfico. 2. El Centenario Revista catlica. Primer nmero: septiembre de 1911 Redactor. Trabajos ms destacados: Madre!, Dilogo callejero, Villancicos del Centenario. 261 3. La Bandera radical Peridico (Semanario republicano). Primer nmero: noviembre de 1911. Colaborador. Trabajo ms destacado: Dos poetas (en referencia a Juan Rico y Amat y a Francisco Ganga El Serfico). En prosa no rimada, puede ser el nico trabajo en este estilo que se conoce. 4. Heraldo de Elda Peridico (Semanario independiente). Primer nmero: septiembre de 1913. Colaborador 5. El Reformista Peridico (Semanario defensor de los intereses locales). Primer nmero: marzo de 1915. Redactor y colaborador. Pudo utilizar el seudnimo El Romancero. 6. Liberal de Elda Peridico (Semanario poltico). Primer nmero: junio de 1915. Colaborador. Firmaba como G.M.S. 7. Cultura y Progreso Peridico (quincenal). Primer nmero: julio de 1915. Colaborador. 8. Amanecer Peridico (quincenal y literario). Primer nmero: julio de 1916. Colaborador habitual. 262 i Relacin de publicaciones eldenses donde colabor Maximiliano Garca Soriano. 9. La Lucha Peridico (poltico). Primer nmero: mayo de 1920. Colaborador. Pudo utilizar el seudnimo El Romancero. Trabajo ms destacado: La guerra de la alpargata. 10. La Fiesta de la poesa Concurso literario. Primer nmero: julio de 1920. Director. Trabajo ms destacado: Vates que pulsis la lira. 11. Cultura Peridico (Semanario independiente de informacin local). Primer nmero: marzo de 1925. Redactor y colaborador. Posiblemente escriba bajo el seudnimo de Serafiquito. 12. ldella Peridico (Semanario independiente). Primer nmero: febrero de 1926. Director de los nmeros 1 al 26. Redactor y colaborador. Usaba, adems de SU propio nombre y apellidos, los seudnimos Magaso, Pepito Tafalera y Graciano Soria. Destacan sus ldelladas. 13. Horizonte Peridico (Semanario republicano). Primer nmero: marzo de 1931. Colaborador. 263 14. Elda Extraordinario Revista. Septiembre de 1932. Colaborador, como Graciano Soria. Mejor trabajo: Mejor itinerario para el primer centenario. 15. El Cronista Revista. Septiembre de 1932. Colaborador. 16. Albor Revista. Septiembre de 1933. Colaborador. Trabajo ms destacado: El vestido de Elda. 264 ndice de trabajos que aparecen en el libro No pretendemos establecer una completa bibliografa de Maximi liano Garca Soriano, ya que resultara imposible debido, por una parte, a la gran cantidad de trabajos que escribi y public, y por otra, a que muchos de estos trabajos se encuentran en paradero desconocido. Este resumen slo intenta cumplir un objetivo: ofrecer un repertorio de poe sas y prosas rimadas para todos aquellos que estn interesados en su obra. Yecla hermosa...! Pueblo amado 25 Yo recuerdo con cario. 28 Yo distingo..., altivo y regio 30 Y dejando el alabastro 32 El ciprs de la Montaa 33 Romance de los Apodos 37 Pero calla, que mi pluma. 40 Despacho del otro mundo 48 I 265 Himno a los Patronos 51 Madre 52 Saludos 54 Trescientos aos hace, Virgen bendita 55 Dilogo callejero 59 Elda 64 Carta 66 Un bouquet 69 Romance de la semana 76 Sigue, sigue 79 Somos los aprendices 82 Somos las aparadoras 83 Triste 86 Bando , 88 Ese 97 Amigos 98 Ante la tumba de Maestre Pay 100 A la mujer eldense 108 Luctuosa 113 Han hecho una escalerica 114 De actualidad 115 Algo obeso y mofletudo 117 Fabricante de calzado 118 Es cantor, actor, poeta 118 Al hablar es muy vehemente 119 Es delgado, va ligero 120 Aspecto y cara de bruto 121 En la noche luminosa 122 Esta maana he llegado 128 La Gota de Leche 132 El puente tiene un portillo 140 266 I ndice de trabajo que aparecen en el libro. Por el tnel, el correo 141 Es creencia general 142 Han salido los viajantes 143 Todo el pueblo lo deca 143 Bosquejos 144 Bosquejos 144 Trinidad y Trino 146 Las carreras 149 Al llevarse a San Antn 150 Qu ser.. . Qu ser. . . 7 151 Bella mujer noveldensel 158 Un seor estrambtico 166 La Fiesta de los Reyes 178 Prosa rimada (Una cosa que puede resultar cierta) 191 Capricho potico 194 A comer fasiuras 196 Las gobernantes 197 La solterona pueblerina 204 Poema lrico 209 El mejor itinerario para el Primer Centenario 211 Versos sobre el tnel 215 La visita a la vieja 217 El vestido de Elda 222 Las tres rosas 232 Besos 233 Desnudismo 235 Gloria pura 237 A Mara Guerrero 239 Aleluyas 245 Loores 252 1 267 Otros trabajos de Maximiliano Garca Soriano que no figuran en esta publicacin EN IDELLA: Haciendo la cata estn... (poema); 4 de diciembre de 1926. Esta noche es Nochebuena. . . (prosa rimada); 24 de diciembre de 1927. Lector: ms que un almendro... (prosa rimada); 28 de enero de 1928. De actualidad (poema); 28 de enero de 1928. Con el nmero presente cumple dos aos (prosa rimada); 18 de febre ro de 1928. Rpida (poema); 18 de febrero de 1928. Quisicosas (poema); 18 de febrero de 1928. Tomaduras de pelo (poema); 18 de febrero de 1928. Los viudos casamenteros (poema); 15 de septiembre de 1928. Peleteando (poema); 6 de abril de 1929. Faltas, reparos y peros (poema); 13 de abril de 1929. Rpida (prosa); 13 de abril de 1929. 269 En el bar Mi casa... (poema); 20 de abril de 1929. Pasando el tnel (poema); 11 de mayo de 1929. Las mujeres son flores (poema); 1 de junio de 1929. Quisquil losas (poema); 8 de junio de 1929. Somos muy festeros (poema); 29 de junio de 1929. Cositas (poema); 6 de julio de 1929. Quisicosas (poema); 6 de julio de 1929. Imprevisin (poema); 9 de noviembre de 1929. Espinelas (poema); 23 de noviembre de 1929. Felicitacin (poema); 30 de noviembre de 1929. Tiquis Miquis (poema); 7 de diciembre de 1929. Zarandajas (poema); 14 de diciembre de 1929. Lotera (poema); 21 de diciembre de 1929. Perspectivas (poema); 11 de enero de 1930. Un ruego corts (poema); 1 de febrero de 1930. EN CENTENARIO (1904): Ritornel lo (poema). La corriente (poema). Cantares (poema). EN EL ADALID (7 de marzo de 1915): Romance de la semana (poema). Quisicosa (poema). EN EL REFORMISTA: Romance de la semana (poema); 9 de mayo de 1915. Rpida (poema); 28 de abril de 1918. EN EL DA (marzo de 1919): Los merecedores (poema). 2 70 Cronologa Pretendemos realizar una cronologa precisa y detallada con el fin de proporcionar al lector un esquema comparado de la vida y obra de Maximiliano Garca Soriano, con las circunstancias histricas eldenses y aquellos acontecimientos importantes dentro del mundo l iterario espaol. 1874 Naci en Yecla, el 21 de julio. Figuran en el Libro de Contribucin de Industrias (1860-1874) los siguien tes fabricantes de calzado: Antonio Bernab, Luis Castell, Eduardo Pas tor Juan, Juan Jos Carrasco. Galds planifica la segunda serie de los Episodios Nacionales. 1900 Publica su primer libro de Yeclaneras. Durante el mes de agosto, la Banda de Msica consigui ganar un impor tante Certamen Musical en Alicante. 271 Azorn publica El alma castellana; Po Baroja, Vidas sombras. Nace Vicente Aleixandre. Juan Ramn Jimnez publica Almas de violeta y Ninfeas. 1901 Se traslada de Yecla a Elda. Unos cuantos eldenses comprendieron la necesidad de crear el Casino. Muere Clarn. Manuel Machado publica Alma. 1903 Inicia sus esplndidas colaboraciones en la revista El Centenario. El 7 de octubre hay una huelga obrera bastante desafortunada, aunque sin que se produzcan desgracias que lamentar. Muere Nnez de Arce. Nacen Max Aub y Alejandro Casona. 1904 Participa en todos los actos con motivo del I II Centenario de la llegada de los Patronos. El 11 de septiembre se inaugura el Teatro Castelar. Jos de Echegaray recibe el Premio Nobel. Nace Luis Cernuda. 1907 Posible ao del estreno en el Teatro Castelar de la zarzuela Rosala. Publica la comeida La novicia. El director de las obras del Hospital aconseja demoler la ermita de San Antn. Se celebran los festejos pblicos por le nacimiento del Prncipe de Astu rias. 272 Cronologa. Benito Prez Galds es elegido diputado republicano por Madrid. Valle Incln publica guila de Blasn. Estreno de Los intereses creados de Jacinto Benavente. Rubn Daro publica El canto errante. 1911 Se casa con su novia Dolores, el 1 de septiembre. En enero visita Elda Alejandro Lerroux. El Ayuntamiento compra la primera mquina de escribir por 1.250 ptas., a pagar en plazos. Nace Gabriel y Galn. Unamuno publica Por tierras de Portugal y Espaa. 1924 Publica la quinta coleccin de Yeclaneras. Se constituye el primer Ayuntamiento de la Dictadura, nombrando alcal de a D. Francisco Lpez Lpez. Rafael Alberti publica Marinero en tierra. 1927 Publica en Idella la serie denominada Retratos. Los obreros de las fbricas de calzado de D. Antonio Porta y D. Joaqun Vera convocan una huelga general. El Deportivo Eldense cambia de Federacin para incorporarse a la Mur ciana. Lorca estrena Mariana Pineda. Es prohibida la obra de Valle Incln La hija del capitn. 1928 En julio gana el concurso literario convocado por el Ayuntamiento de Novel da. 273 Se conmemora el IV Centenario de la sia cristiana. El Ayuntamiento sol icita un prstamo Escuela Graduadas. Azorn publica Flix Vargas. Lorca publica Romancero gitano. 1929 conversin de la mezquita en igle de 350.000 ptas., para construir las Es galardonado en dos certmenes l iterarios: en Al icante (23 de agosto) y en Yecla (8 de octubre). Estrena en el Coliseo Espaa la zarzuela Sin forosa la orgullosa. Es nombrado cura ecnomo de la Parroquia de Santa Ana el noveldense D. Luis Abad Navarro. Alberti publica Sobre los ngeles. Pedro Salinas publica Seguro azar. Remarque publica Sin novedad en el frente. 1931 Es elegido concejal en las elecciones del 12 de abril, obteniendo 282 votos. En julio forma parte de una comisin para establecer en Elda una bibl io teca pblica. El Ayuntamiento republicano publ ica un boletn l lamado Labor munici pal. La Sociedad de El Progreso acuerda ceder unos locales para colegios. Se realizan gestiones para trasladar el antiguo cementerio a otro lugar. Se solicita la creacin de un Juzgado de Primera Instancia. Se publ ica la Antologa potica de Gerardo Diego. Lorca publica Poema del cante fondo. Alberti estrena El hombre deshabitado. 274 Croliologa. 1932 Colabora ampl iamente en distintos medios escritos con motivo del cente nario del nacimiento de Castelar. Asiste a todos los actos acompaando a distintas personal idades, entre otros a Miguel de Unamuno. Un grupo muy reducido funda el Orfen Sinfnico Eldense. D. Juan Santamara propicia la posibilidad de crear el Banco de Elda. Festival a beneficio de la Gota de Leche en el Teatro Castelar. 50 nios y nias eldenses acuden a Santa Pola a pasar quince das a la Colonia Escolar. Inicia su andadura el teatro universitario La Barraca, que dirige Federico Garca Lorca. Vicente Aleixandre publica Espadas como labios. Po Baroja concluye la triloga La selva oscura. 1936 Participa como miembro del jurado en las Fallas eldenses. El da 29 de septiembre aparece muerto en compaa de su esposa en unos viedos de las afueras de Biar. Se constituye una nueva Corporacin Municipal, tras las dimisiones acep tadas por Gobierno Civil de Alicante. Llega a Elda un grupo de nios asturianos, hurfanos de la revolucin de 1934. Se mantiene todava, de manera simblica, el Partido Radical . Elda tiene un censo de 13.286 habitantes. Miguel Hernndez publica El rayo que no cesa. Lorca acaba La casa de Bernarda Alba. En enero muere Valle Incln, y el ltimo da del ao, Miguel de Unamu no. 275 Bibliografia AzornAlbiana y Fornet, Francisco. Conferencia sobre Maximiliano Garca Soriano, pronunciada en Yecla, 10 de marzo de 1988. Bazn Lpez, Jos Luis. Historia del Colegio Padre Manjn. Club de Cam po, Elda, 1989. Capilla Bellot, Julio A. Maximiliano, mi padrino, en Fiestas Mayores. Cofrada de los Santos Patronos, Elda, 1997. Fillol Martnez, Vicente. Elda hace cien aos. 1884. Club de Campo, Elda, 1984. Garca Soriano, Maximiliano. Yeclaneras, 4 ed. Tipografa Moderna, Elda. Ifach, Mara de Gracia. Miguel Hernndez, rayo que no cesa. Plaza & Jans, Barcelona, 1975. Martnez Cuadrado, Miguel. La burguesa convervadora (1874-1931). Alfaguara, Madrid, 1978. Montoro Pina, Francisco. Remedios Pic la poetisa. Asociacin de Estudios Monoveros, Ayuntamiento de Monvar, 1993. Navarro Pastor, Alberto. Historia de Elda (3 tomos). Caja de Ahorros Pro vincial, Alicante, 1981. 277 - Elda, 1832-1980. Industria del calzado y transformacin social. Instituto de Cultura Juan Gil Albert y Ayuntamiento de Elda, 1992. - Vida y versos de El Serfico, 2 ed. Ayuntamiento de Elda, 1996. - La Prensa peridica de Elda (1886-1992). Instituto de Cultura Juan Gil Albert, 1997. - Unos versos desconocidos de Maximiliano Garca Soriano, en Valle de Elda, 1987. - Maximiliano Garca Soriano, un poeta eldense, en Alborada, Elda, 1980. Rioprez y Mil, Santiago. Vigencia literaria de Azorn, en Anales Azo rinianos, n 1. Caja de Ahorros de Al icante y Murcia, 1983. Serrano Gonzlez, Manuel. Monografas de plantas de Alicante. Instituto de Cultura Juan Gil Albert y Centro Excursionista Eldense, 1989. Tun de Lara, Manuel. Antonio Machado, poeta del pueblo. Nova Terra, 1976. Valero Bellot, Vicente. Las cosas de mi pueblo, en Alborada, Elda, 1983. 278 ndice Prlogo 13 Introduccin 19 CAPTULO PRIMERO. Nacimiento y niez 25 CAPTULO SEGUNDO. Elda, moruna y sultana. 45 CAPTULO TERCERO. Graciano Soria, Magaso, Pepito Tafalera 75 CAPTULO CUARTO. Intensa actividad literaria 105 CAPTULO QUINTO. El peridico della entra en escena 137 279 CAPTULO SEXTO. Atraccin hacia los premios literarios y sus Yeclaneras 157 CAPTULO SPTIMO. Su obligada participacin en la poltica 185 CAPTULO OCTAVO. Maximiliano Garca Soriano en el Centenario de Castelar 203 CAPTULO NOVENO. Su realidad familiar y social 229 CAPTULO DCIMO. Eplogo con tragedia 245 Relacin de publicaciones eldenses donde colabor Maximiliano Garca Soriano 261 ndice de trabajos que aparecen en el l ibro 265 Otros trabajos de Maximiliano Garca Soriano que no figuran en esta publicacin 269 Cronologa 271 Bibliografa 277 280 I Este libro se termin de imprimir en los talleres Grficas Arenal, s.l. el da 18 de junio de 1998, coincidiendo con la onomstica del autor. 28.3

Maximiliano García Soriano. Poeta del pueblo

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