Violación y tecnologías
Mari Cruz Pérez Icardo, veterinaria de profesión y escritora de vocación, ha creado el breve relato sonoro que acompaña a este artículo.
Hace unos días di una conferencia coloquio en el salón de actos del Hospital de Elda, titulada: “Lo que nadie te ha contado de las Adicciones”, patrocinada por la Unidad de Salud Mental del departamento.
En el trascurso de este evento ocurrió un hecho casual y enriquecedor:
Aunque era de libre acceso, sabía que la mayoría de los asistentes iban a ser alumnos de TCAE (Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería), mayoritariamente chicas con edades de 16 a 18 años.
Asistió también personal sanitario de diferentes servicios, al igual que una policía responsable del trabajo con adolescentes.
Pero mi sorpresa fue la presencia de unos diez chicos de 25-35 años, la mayoría con los brazos completamente tatuados, que intervinieron educada y positivamente en el desarrollo del coloquio.
Cuando acabó el evento vinieron a presentarse, pues son internos de la cárcel de Villena que habían venido acompañados de sus monitores.
Analizando lo que estuvo ocurriendo en ese acto, se produjo un curioso fenómeno:
Por una parte, las jóvenes, muchas de las cuales habían empezado a experimentar, y alguna, a tener ya problemas con el mundo de las drogas.
Por otro lado, estaba el grupo de los diez que contaban con amplios conocimientos vivenciales sobre el cultivo, consumo y tráfico de sustancias estupefacientes.
Y en el tercer lado de este triángulo estaba yo, como experto responsable del debate.
Era como ver una situación desde tres puntos distintos, lo que aportaba empatía y visión tridimensional del problema.
Presentaba una imagen y a continuación lanzaba constantemente preguntas al auditorio, las cuales eran contestadas por cualquiera de los asistentes, a veces con opiniones contrapuestas.
Recuerdo una en concreto: ¿Qué puede hacer desaparecer la droga de nuestro cuerpo, ante un inminente control?
Algunas respuestas de las estudiantes fueron:
- Hacer dos horas de ejercicio.
- Subir por las escaleras un edificio de ocho plantas.
- Beber mucha leche.
- Comer mucha hoja verde.
- Etc.
El grupo de los diez respondió acertadamente, que “no había nada que se pudiera hacer ante un control inminente de Alcohol o Drogas”. Ellos lo habían vivido en muchas ocasiones.
Mi objetivo con esta pregunta era aclarar la leyenda urbana de "Qué hacer para que no te pillen".
Era sorprendente la cantidad de información que aportaban las más jóvenes, que tenían respuestas para TODO. El problema eran sus centros de información.
Muchos de ellos comenzaban su respuesta con:
- He visto en TikTok…
- Un influencer dice que...
- La Instagramer… recomienda...
Habitualmente todas estas personas de INFLUENCIA que “saben de todo”, desde cómo hacer una comida equilibrada sin ser sanitarios o nutricionistas, o como ocultar una mancha rara de la piel sin ser dermatólogos, o que dan pautas de tratamiento de las adicciones sin ningún tipo de acreditación, son personas que viven de la publicidad de lo que muestran en sus vídeos, y entre anuncio y anuncio se inventan remedios milagrosos con el gancho de "El secreto mejor guardado de tu: nutricionista, sanitario, dermatólogo, etc."
Lanzan consejos sin ningún tipo de responsabilidad ni aval científico, sólo les importa aumentar el número de seguidores que es lo que les proporciona mensualidades de futbolista de 1ª.
Si queremos disminuir el número de radicales, negacionistas, agresores sexuales, violadores, adictos, etc.; se debería comenzar con los más jóvenes en los centros escolares donde aprenderían a enfrentarse a:
- Las Fake News (noticias falsas). Cómo detectarlas para desarrollar un pensamiento crítico.
- Las relaciones afectivo-sexuales, las mentiras de la pornografía.
- Las adicciones. ¿Qué son? ¿Cómo detectarlas? ¿Dónde tratarlas?...
Este artículo también lo podéis encontrar en el blog de
Mi próximo artículo se titulará:
Historia de un adolescente
Thanks to the translation done by Sara Cremades (teachers), you can read this article in English:
Rape and technologies
A few days ago, I gave a conference in the auditorium of Elda Hospital, titled: "What no one has told you about Addictions," sponsored by the Mental Health Unit of the department.
During this event, a casual and enriching incident occurred:
Although it was open to the public, I knew that the majority of the attendees would be TCAE students (Auxiliary Nursing Care Technicians), mostly girls aged 16 to 18.
Healthcare personnel from different services also attended, as well as a police officer responsible for working with adolescents.
But to my surprise, there were about 10 boys aged 25-35, most of them with fully tattooed arms, who politely and positively participated in the development of the colloquium.
When the event ended, they came to introduce themselves because they were inmates from Villena prison who had come accompanied by their monitors.
Analyzing what happened during that event, a curious phenomenon occurred:
On the one hand, there were the young girls, many of whom had started experimenting with drugs and some were already facing problems with them.
On the other hand, there was the group of 10 individuals who possessed extensive personal knowledge about the cultivation, consumption, and trafficking of narcotics.
And on the third side of this triangle was me, as the expert responsible for the debate.
It was like seeing a situation from three different perspectives, which provided empathy and a three-dimensional view of the problem.
I presented an image and then constantly asked questions to the audience, which were answered by any of the participants, sometimes with opposing opinions.
I remember one in particular: What can make drugs disappear from our bodies before an imminent drug test?
Some of the students' answers were:
- Doing 2 hours of exercise.
- Climbing stairs in an 8-story building.
- Drinking a lot of milk.
- Eating a lot of green leafy vegetables.
- Etc.
The group of 10 responded correctly, stating that "there was nothing that could be done in the face of an imminent Alcohol or Drug test." They had experienced it many times.
My goal with this question was to clarify the urban legend of "What to do to avoid getting caught."
It was surprising how much information the younger ones provided, they had answers for EVERYTHING. The problem was their sources of information.
Many of them began their answers with:
- "I saw on TikTok..."
- "An influencer says that..."
- "The Instagrammer... recommends..."
Usually, all these INFLUENTIAL people who "know everything," from how to make a balanced meal without being healthcare professionals or nutritionists, to how to hide a strange skin blemish without being dermatologists, or who provide guidelines for addiction treatment without any accreditation, are individuals who make a living from advertising what they show in their videos, and between advertisements, they come up with miraculous remedies with the hook of "The best-kept secret of your: nutritionist, healthcare professional, dermatologist, etc."
They give advice without any responsibility or scientific endorsement. They only care about increasing their number of followers, which provides them with first-class footballer monthly incomes.
If we want to reduce the number of radicals, deniers, sexual aggressors, rapists, addicts, etc... we should start with the youngest in schools, where they would learn to confront:
- Fake News. How to detect them to develop critical thinking.
- Affectionate and sexual relationships, the lies of pornography.
- Addictions. What are they? How to detect them? Where to treat them?...
The next article will be entitled:
“Story of a teenager”
Soy José José Gil (J.J.), Enfermero experto en las Adicciones de los Adolescentes (Alcohol, Porros, Móvil, etc…).
Trabajo tanto con las Familias como con los Adolescentes; y desde hace hace 12 años escribo el blog: www.adiccionesadolescentes.com