El grupo Aba Taano despierta los aplausos del público con su góspel africano en Elda
Con la iglesia de San Francisco de Sales completamente llena, ayer domingo a las 12 horas se celebró una misa góspel a cargo del grupo Aba Taano, de Uganda. El párroco Julio César Rioja ofició su misa dominical con un público de excepción, ya que no es habitual que se ocupen todos los asientos o que, incluso, permanecieran personas de pie durante toda la ceremonia.
El grupo Aba Taano, compuesto por cinco jóvenes, cuatro varones y una mujer, pusieron la música con sus cánticos a la misa y despertaron los aplausos de los asistentes en cada actuación. Tras la celebración, ofrecieron un pequeño concierto y, finalmente, pidieron una colaboración al público, además vendieron sus CD y montaron un puesto de artesanía ugandesa a las puertas del templo.
La formación Aba Taano es la principal fuente de financiación de la organización Música para salvar vidas, una pequeña ONG, creada en el 2005 en Kireka, Kampala, gracias al apoyo de unos cuantos socios y padrinos españoles, con el objetivo de ayudar a niños y jóvenes ugandeses a tener un futuro digno en su propio país. La ONG se hace cargo de su educación hasta que realmente puedan valerse por ellos mismos, por ello atienden desde niños pequeños, a chicos y chicas adolescentes y jóvenes. Abordan su educación de una manera integral y forman una gran familia para que los jóvenes reciban una formación que les permita salir adelante en un país muy empobrecido: “Estos chicos, que han tenido tan duros comienzos, tienen a menudo una fuerza sorprendente y son capaces de unos grandísimos sacrificios y una tremenda templanza, características que les permiten superar todas las dificultades que el propio país les inflige”, asegura Elisabeth Michot, presidenta de esta ONG.
Aba Taano es un quinteto de canto góspel africano, que también hace sus propias versiones de cantos pop. El grupo nació en 2008 del gran coro de Música para Salvar vidas y actúan en iglesias, teatros, auditorios y escenarios al aire libre.
A lo largo de sus 14 años de existencia, han realizado 1.500 conciertos, han grabado siete discos, y han ganado 11 premios internacionales, además tienen una librería virtual de Voces Africanas (Kyawa, de Eduardo Tarilonte), y han colaborado en la banda sonora de la película The House, compuesta por Roque Baños. Una de sus últimas actuaciones fue en septiembre 2021, cuando cantaron en el Vaticano, en un evento benéfico.
Su primera actuación como conjunto fue en agosto de 2008 en la Feria Internacional de Zaragoza, en el pabellón de África. A partir de ese momento, y en vista de la alegría y el talento que transmitieron esos primeros cinco miembros, fueron sucediéndose los conciertos. Desde entonces, suelen viajar desde Uganda y han actuado en España, Austria, Bélgica, Estonia, Francia, Hungría, Holanda, Letonia, Lituania, Portugal, República Checa, Finlandia, además de Ruanda y Uganda.
La presidenta de la ONG explica que “todo arrancó en el año 2005, cuando echaron a unos chavales de un orfanato en Uganda. Los expulsaron de forma violenta, hacha en mano, al volver de una gira por España”. Elisabeth Michot tenía una empresa que organizaba conciertos por toda España y el extranjero y había traído para el ayuntamiento de Madrid al grupo Africa Childen’s Choir, que también era de niños. “Al enterarme de la situación de los niños que vivían en aquel orfanato, decidí traerlos y organizar actuaciones”.
La historia de su expulsión fue muy dura: “Habían estado en España durante un mes entero, tanto en Madrid como en Segovia, Valladolid, etcétera. Me enamoré de todos ellos. Eran unos 22 niños y niñas de todas las edades. Algunos pequeños, pero también muchos de 14, 16, 18 e incluso uno de más de 20. Pero Dios mío, a la vuelta, los echaron a todos. ¡El dueño de aquel orfanato, un cobijo precario y poco saludable, los devolvía a la calle de donde los habían sacado! Era muy corrupto y ya no le valían aquellos niños necesitados que atraían a los patrocinadores. Por lo tanto, me sentí tan culpable y responsable de su nuevo destino que no pude ignorarles y acabé montando nuestro propio orfanato”, explica.
Hoy en día, muchos de ellos son profesionales de diferentes campos. “Han vivido una vida totalmente distinta, con estudios y experiencias. Algunos se han transformado en músicos profesionales y uno de nuestros grupos es el que está financiando parte del proyecto, con sus cantos. El resto, lo hacemos con socios y amigos y algunas aportaciones extra, como la última ayuda de la fundación de A.G Roemmers que nos ha ayudado a montar un centro de arte en Uganda, donde todos nuestros brillantes artistas pueden enseñar en África lo que hacen aquí en Europa”, afirma orgullosa.
Elisabeth Michot quiere agradecer su colaboración a todas las personas que les ayudan: “Han sido muchos durante todos estos años. Tenemos algunos socios que están con nosotros desde el día uno y ya hace 18 años. Gracias, gracias, gracias. Sin embargo, y a pesar de todo esto, sigue siendo muy duro. Y necesitamos muchos apoyos. En estos momentos tengo que cambiar los 35 colchones de la casa, tenemos que pagar, no sólo los estudios, la universidad…, los gastos que representa buscar trabajo allí, proporcionarles poder conseguir el carnet de conducir, tarjetas de identidad, pasaportes, cubrir los gastos médicos, vacunas, ópticos, dentistas y un largo etcétera. Es decir, conseguir transformarlos en personas preparadas para el mundo moderno. Y el mundo moderno es muy caro. Y más en Uganda donde absolutamente todo es privado”, concluye.
La presidenta de la ONG insiste en que cualquier ayuda es muy importante. Si alguna persona quiere conocer más de esta ONG, puede hacerlo en la web www.musicaparasalvarvidas.org.
