Desalojan seis viviendas en Elda por peligro de derrumbe
Seis familias de Elda se han visto obligadas a abandonar casi con lo puesto sus viviendas, todas las de la primera planta del edificio número 20 de la calle Maximiliano García Soriano, por peligro de derrumbe del techo del local que se encuentra en los bajos. Su indignación es máxima, pues "desde verano hemos estado alertando de que algo así ocurriría, pues salía agua por debajo de la puerta y no nos han hecho caso", indica uno de los vecinos desalojados, Pedro Tecles.
En agosto detectaron que había una filtración de agua en el local abandonado del edificio, el líquido corría a sus anchas por la acera y el asfalto. Rápidamente dieron aviso al seguro de una de las viviendas y a la administradora de la finca, y se intentó localizar al propietario del local. Los meses pasaron y no encontraron al responsable, pues está en proceso de embargo y ni el banco ni el dueño se hacen cargo.
El tiempo pasó y en diciembre el miedo de los vecinos se acrecentó cuando la galería del primero D se hundió cinco centímetros. Desesperados acudieron al Ayuntamiento y desde Urbanismo emitieron un informe de ruina inminente para que se tomasen medidas urgentes, gracias a esto, un juez ordenó ayer mismo que la administradora de la finca entrase al local acompañada de Bomberos y Policía.
En el local se encontraron una tubería en el suelo, el agua cayendo a chorros y todo el techo caído, por ello, los Bomberos ordenaron el desalojo de todo el edificio. Tras un análisis más exhaustivo se comprobó que no había riesgo más allá del primer piso y los vecinos de la segunda y tercera planta pudieron volver a sus viviendas. Los seis hogares del primero sí tuvieron que ser abandonados por seguridad, estos se han marchado con familiares a la espera de una solución. Se espera que cuando se apuntalen los bajos los vecinos puedan volver. Incluso los músicos de la comparsa Moros Musulmanes no pudieron ensayar anoche hasta que se comprobase el estado del edificio.
Indignación
Los vecinos están indignados ante esta situación, critican que existe un problema de burocracia pues “no es normal que hayan pasado más de seis meses desde que empezamos a movernos, que haya tenido que hundirse parte de una vivienda para que se haya podido entrar a un local abandonado del que nadie se hace cargo”, afirma Tecles. Así, se sienten impotentes, pues “llevamos medio año peleando para que ahora nos echen de nuestros hogares”.
Ahora esperan a que se apuntalen los bajos y que un arquitecto realice catas en todo el edificio para saber cuándo podrán volver y después tomar las medidas para que el edificio sea seguro de nuevo.