Los Realistas recrean en su boato la conquista mora de la península
La Entrada Mora comenzó el domingo a las 6 de la tarde, pero tras una mañana soleada, el cielo empezó a nublarse y una fina llovizna hizo su aparición una hora después. El público y los festeros miraban al cielo para comprobar su color gris o quizás pidiéndole a San Antón una tregua después de lo ocurrido con la Entrada Cristiana el día anterior, ya que se interrumpió por la lluvia, sin embargo, tras su reanudación, el agua comenzó a caer todavía más intensamente, lo que lejos de amedrentar a los festeros, les dio valor para seguir adelante con el apoyo del público y la profesionalidad de los músicos.
Finalmente no llovió y la Entrada Mora concluyó con éxito. Tras el Embajador Moro, su escuadra y los estandartes de las cuatro comparsas de este bando, comenzó el boato preparado por los Realistas que tuvo un carácter histórico, ya que recreó la conquista de la Península Ibérica en el 711 por los musulmanes y cómo ello trajo un cambio en las costumbres y en la forma de vida de sus habitantes. Los elementos más espectaculares del boato fueron un gran barco, que dada su altura se enganchó en la calle Antonino Vera con un cable de la luz, un problema que se solucionó rápidamente, así como la batalla de los soldados musulmanes contra los cristianos al sonoro ritmo de los tamborileros de Hellín-Moncada. En esta escena las huestes moras utilizaron incluso un original ariete para abrir las puertas de castillo cristiano. También fue muy aplaudida la coreografía de un grupo de jinetes. El siguiente cuadro representaba la villa islamizada con un zoco que mostraba telas de vistosos colores.
En el boato participaron además varios grupos de música y de baile: el Grupo de percusión Moros Realistas de Villena, la Agrupación Musical San Roque de Callosa de Segura, la agrupación Sotavento pirata y los grupos de baile de Adán Rubio, de Virginia Domenech y el Gimnasio En Forma. La comparsa "Veteranos" que cumple 50 años también acompañó al boato.
El desfile continuó su marcha demostrando su majestuosidad por las calles por donde pasaba, mientras los festeros y el público se iban tranquilizando al comprobar que finalmente no llovía.
Tras la capitanía Realista y sus cientos de festeros, llegaron las comparsas Huestes de Cadí, Musulmanes y Marroquíes, acompañados por sus capitanes y abanderadas a caballo quienes lucían su mejor traje. A continuación siguió el bando Cristiano con sus máximos representantes al frente por el siguiente orden: Zíngaros, Contrabandistas, Cristianos, Piratas y Estudiantes que imprimieron ritmo al desfile, el cual concluyó pasadas las 11 de la noche en la calle Padre Manjón.