Jorge Bucay en Petrer: “Es necesario poner en marcha escuelas para enseñar a ser padres”
El escritor y médico Jorge Bucay asistió ayer en Petrer a la representación teatral de uno de sus cuentos, que preparó el colegio Santo Domingo Savio, con el que mantiene una estrecha relación desde que lo invitaran por primera vez en el año 2005. Los alumnos de Secundaria de este centro representaron en el Teatro Cervantes, como un regalo para el escritor, el cuento El flautista de Hamelin, que forma parte del último libro de Bucay, que acaba de editar Espasa titulado Cuentos clásicos para conocerte mejor, que se compone de quince cuentos tradicionales y una conclusión del autor al final de cada uno de ellos. A continuación, el autor salió emocionado al escenario por la excelente puesta en escena de los jóvenes y explicó la moraleja o enseñanza de este cuento, que resumió en que “cada uno debe responsabilizarse de sus actos y no exigir que nuestros problemas los resuelvan otros”. Tras el acto, se formó una larga cola para que Bucay firmara libros a los profesores, padres y alumnos que quisieron.
El escritor argentino es autor de numerosos libros, muchos de ellos traducidos a más de veinte idiomas. Bucay respondió a las preguntas de Valle de Elda con su habitual cortesía y amabilidad.
Regresa a Petrer invitado por el colegio Santo Domingo Savio, ¿por qué son tan importantes los colegios para usted?
Desde hace muchos años descubrí que todos los grandes problemas que tiene la humanidad como la corrupción, la delincuencia, la falta de valores, la inmoralidad, el crimen organizado, tienen una única solución eficaz, que es la educación, y obviamente los dos pilares de la educación fundamentales son la escuela y la familia. Cómo no preocuparme por estas dos cosas, que son las únicas de las cuales hablo en realidad.
¿Cree que las familias están preparadas para afrontar esta tarea?
Mi respuesta siempre es la misma: hace falta educación, hay que educar a los padres para que sean buenos padres, para que entiendan lo que esto significa. Tenemos que dedicarle tiempo y energía a esto. Creo muy en serio que debe haber escuelas para enseñar a los padres a manejar los problemas de sus hijos. Algún padre me dice que no tiene tiempo para esto porque tiene que trabajar y yo le contesto que cuando trabaja para que a sus hijos no les falte nada, les falta él.
¿La asignatura pendiente de los colegios en educar las emociones?
Está muy bien que hables educación emocional porque es lo que nos falta; la educación académica no deja de ser importante, como saber dónde está Bombay o cómo se llega al Taj Majal, pero también es importante saber dónde estamos nosotros y cómo se llega a ser feliz. Y para eso hace falta educar, no solo en el aspecto social en relación con los demás, sino con uno mismo.
Estamos aun conmocionados por el asesinato de violencia de género que vivimos la semana pasada. ¿Qué está ocurriendo en la sociedad para que se den estos casos entre gente joven?
Parece que hay una educación hacia la violencia muy subliminal y muy específica donde se supone que cualquier cosa vale con tal de ser exitoso y triunfador. La pérdida de valores ha transformado en virtud el hecho concreto de destacarse o de tener más cosas, y ha quitado el foco de la virtud del respeto al prójimo, de la virtud del trabajo para lograr lo que quiero, de la virtud de amar a los demás y de no hacer a los demás lo que no me gusta que me hagan a mí.
¿A qué se debe esta exhibición de la violencia en la televisión o en las redes sociales?
Si pregunta si creo que hay un plan establecido y malévolo para destruir la humanidad, no lo creo. Algunos creerán que es la mano del diablo (risas), pero no, yo no creo eso, sino que nos hemos descuidado y hemos perdido el camino. Y ahora estamos perdidos y, como siempre, cuando uno está perdido, debe de recuperar el rumbo y ver dónde erramos; y erramos cuando pusimos la economía por delante de la educación, cuando destinamos más dinero a la compra armas que al servicio de nuestras escuelas, o cuando el señor que aprende a disparar un cañón es más prestigioso para la sociedad que el maestro que le enseña a tu hijo cómo vivir la vida.
¿Los jóvenes son convidados de piedra en nuestra sociedad?, ¿les programamos el futuro?
Esperemos que no, al menos no en mi caso. Los jóvenes son el presente, no el futuro solamente, creo que los jóvenes tienen voz, voto, se hacen oír, y a veces nos hacen reflexionar sobre cosas a las que nosotros no prestamos importancia. Me parece que el mundo está empezando a darles su lugar o ellos lo están ocupando sin que se lo demos, pero el mundo les pertenece, con lo cual el presente también.
Pero estos jóvenes son hijos nuestros y los que no lo son, como si lo fueran, y sería bueno empezar a cuidarlos. La única solución es, otra vez, la educación: no dejarlos en la calle, en manos de cualquiera, o de los mensajes que les dan los medios o les llegan por otras vías, no hacer oídos sordos. Una familia integradora y una escuela inteligente, con un programa educativo serio, puede preservarlos de perder el camino.
¿No cree que las redes sociales crean infelicidad entre los jóvenes, pues ven una imagen ideal de las vidas de otros y la comparan con la suya propia?
No quiero echar la culpa a la tecnología porque me parece que no la tiene, pero además, si pensamos que el enemigo son las redes sociales, la batalla está perdida porque es un camino sin retorno, es decir, la comunicación en las redes no va a desaparecer y yo no estoy por prohibirla. En todo caso, sí que podemos educar a nuestros hijos para que hagan uso de esta herramienta en su beneficio personal y de la humanidad, tenemos en las redes sociales una poderosísima alianza y ayuda para muchas cosas.
¿No está muy polarizada nuestra sociedad, como por ejemplo en Cataluña? Parece que no existe el punto medio.
Si tú ves pelearte a dos de tus hermanos, no te importa quién tiene razón o quién empezó, solo que la pelea te duele, te lastima. Yo soy español desde hace quince años y llegar a esto y ver a mis hermanos que se pelan y se insultan me duele, no importa quién tenga razón. Lo peor es que vengo de vivir esto en Argentina, donde hubo una grieta política multidisciplinar y me apena con la misma intensidad que aquí.
En los medios de comunicación solo se ven conflictos, sin embargo, la inmensa mayoría parece querer la paz.
Eso te puedo asegurar que es así tanto en España, como en Argentina y Medio Oriente. Yo estuve en Israel, en Egipto, en Jordania, y te puedo asegurar que los palestinos y los israelíes lo único que quieren es no seguir regando con la sangre de sus hijos la tierra por la que pelean. La inmensa mayoría de la población, el 99 por ciento de la gente del mundo quiere trabajar en paz y ganar dinero para darle de comer a sus hijos.
¿Acaso tenemos poco poder la mayoría?
No sé si tenemos poco poder, me parece que en todo caso a veces no tenemos conciencia del poder que tenemos; no puedo resistir la idea de pensar en Gandhi, que derrotó al imperio británico sin levantar un arma. Nosotros no somos Gandhi, pero tenemos que aprender de los Gandhis del mundo.
¿Sabes cuál es el problema? Que a esta gente que incita a la violencia, por ejemplo, en Argentina, en España o donde fuera, los hemos elegido nosotros, no somos tan inocentes de lo que sucede. No sé qué pasaría si todos los que somos pacíficos nos opusiéramos verdadera y literalmente a cualquier acto de violencia que signifique avasallar a los derechos de otros, aunque sea a los que no piensan como yo.
¿Se necesitarán soluciones imaginativas?
Para esto educación, otra vez, ¿cuál es el problema que tiene de esta solución que te planteo? El problema es que el resultado del cambio en las pautas educativas se ven al cabo de veinte años y no al año que viene, y entonces suceden dos cosas: primero deberíamos estar dispuestos para construir un futuro para nuestros hijos y no para nosotros; y segundo, nuestros dirigentes deberían empezar a tomar medidas que no les van a beneficiar de forma inmediata por lo que los resultados no se van a ver cuando se presenten a las elecciones, y a esto parecen no estar dispuestos.
¿Nos queda a las escuelas y a las familias mucho por avanzar?
Siempre hay mucho por avanzar, creo que la familia y la escuela siempre educan, para bien y para mal, ya sea por presencia o por defecto. Los países que más han avanzado, que tienen mejor índice, no en el aspecto económico, sino en el de Desarrollo Humano que marca la ONU (que es una combinación de buen vivir, salud, bienestar) no son los que tienen más dinero per cápita, sino los que han invertido más dinero en educación, aquellos cuyo presupuesto educativo es superior al 10 por ciento del Producto Interior Bruto. Si comparamos esto con nuestro país, cuyo presupuesto educativo es del 3 o 4 por ciento, como mucho el 5, entendemos por qué esos países viven mejor que nosotros y no tiene que ver con cómo va la economía.
Para finalizar, ¿por qué ha escrito un libro recogiendo cuentos tradicionales que todos conocemos?
En principio por mi pasión por los cuentos, no tengo ninguna excusa que no sea mi deseo de compartir los cuentos que todos conocemos. Investigué los cuentos clásicos y los fui rearmando hasta llegar a la historia original. Me parece que es una buena idea recuperar estos cuentos escritos hace 500 años, que son mágicos, traspasan el tiempo y la geografía, y siguen tocando las almas mágicamente. Aun están vigentes y es una manera de garantizar la pervivencia del género y compartir mi pasión.