Historia de EldaTomo I

HISTORIA DE ELDA PUBLICACIONES DE LA CAJA DE AHORROS PROVINCIAL Editorial Confederacin Espaola de Cajas de Ahorros. Registro de Empresas Editoriales, nmero 936, del Ministerio de Cultura 77 (Tomo I) Portada: Fragmento de Sarcfago del Siglo 111-1V d.J.C. con una escena de Jons arrojado al mar. (Museo de Elda). Ilustraciones: Dibujos de Alberto y Fotografas Archivo del Autor. Maqueta y Realizacin: Unidad de Publicidad y Relaciones Pblicas I. S. B. N. 84-7231-622-X Depsito Legal: A. 827-1981 ALBERTO NAVARRO PASTOR Historia de Elda Tomo I De la Prehistoria al Siglo XIX ALICANTE, 1981 Dedico esta obra a mi esposa, sin cu yo estmulo y apoyo difcilmente se hubiera terminado. Y a mis hijos, por su colaboracin, en especial a mi hija Maribel por su entusiasmo en esta ayuda. A MANERA DE IN TRODUCCION Esta obra, en la que he trabajado durante muchos aos y a la que ahora doy fin, no es la Historia de Elda, sino una historia de Elda. Quedan demasiadas zonas en sombra, demasiados espacios vacos entre unos hechos y otros, demasiadas interpretaciones posi bles a las que yo he dado a determinados hechos, para que se pueda considerar este trabajo como definitivo y bsico para toda futura in terpretacin de la historia eldense. Pero si no lo considero como definitivo s debo conszderarlo co mo til y, en la actualidad, imprescindible. Porque si bien no es la mejor historia que pudiera haberse hecho.s es la nica disponible. Hasta ahora, la historia de Elda ha sido un tema acuciante para los eldenses, un tema siempre frustrado. Los intentos de acometer esta empresa pueden contarse con los dedos de una mano y an nos sobran dedos. De escasa o nula trascendencia podemos considerar las Notas histricas de Elda que Miguel Tato y Amat public como folletn del semanario eldense El Vinalop en 1904, y muy escasos, aunque interesantes los Apuntes histricos, probablemente origina les de Domingo Toms Vera Maestre, publicados en El Centenario en 1903 y 1904, que no pueden ser considerados como una historia propiamente dicha. La nica aportacin seria, documentada y trascendente es la efectua da por Lamberto Amat y Sempere en el pasado siglo, con su obra Elda. Su antigedad, su historia, etc., escrita en 1873 y 1875 e indita en su casi totalidad, siendo merecedora, como ya hemos escrito y publicado en diferentes ocasiones, de que se acorneta la tarea de publicarla, con la doble finalidad de evitar su prdida, puesto que slo existe en manuscri crito de posesin particular, y de poner al alcance de todos los es tudiosos eldenses la enorme cantidad de interesantes datos sobre El da que el seor Amat incluy en su obra. Es justo declarar aqu que sin ella, muchos de los acontecimientos eldenses de los siglos XVIII y XIX de los que damos cuenta en estas pginas hubieran quedado 11 omitidos o incompletos, como se comprueba por las notas bibliogrfi cas en las que las referencias a los manuscritos de Amat son nume rosas. Pero an con su importancia e inters para los eldenses, la His toria de Lamberto Amat tampoco es la historia de Elda. Conscien te de ello, su autor la denomin, modestamente, Apuntes. Efecti vamente, falta en ella una ordenacin cronolgica y sistemtica del acontecer eldense y existen extensas lagunas en el relato que impiden conocer los perodos histricos eldenses y la evolucin de su pobla cin desde los comienzos en el Pen del Trinitario hasta nuestra Elda actual. Por ello, la historia de Elda era un tema y un trabajo que estaba por hacer. La presente Historia por todo lo expuesto, era necesaria, ya que si bien no puede tomarse como un corpus definitivo e inmodi ficable de la historia eldense, s es el primer intento de ordenacin cronolgica y sistemtica del desarrollo humano, urbano y social de la poblacin eldense, eficaz como punto de partida para trabajos ms concienzudos y con mayores posibilidades de investigacin de las que ha dispuesto quien esto escribe, sujeto a obligaciones que le han impedido dedicar a la investigacin y al estudio del tema el tiempo que hubiera sido preciso, pese a haber dedicado a esta historia el di latado perodo que va desde 1950 hasta hoy. En estas lneas iniciales deseo dejar constancia de dos puntos: Esta historia es una historia para eldenses. Aunque terminada en 1977 su bibliografa no alcanza a este ao. En cuanto al primero, esta dedicacin localista justifica amplia mente la inclusin de determinados datos, las referencias a asuntos locales que pudieran resultar ftiles para los no eldenses y que sin embargo a los que nacimos y vivimos en Elda nos resultan interesan tes y entraablemente familiares. Si hubiramos querido redactar una historia trascendente, con hechos importantes entroncados con las corrientes ms sobresalientes de la historia patria, hubiramos dejado el trabajo apenas comenzado. Esta historia no puede ser otra cosa que la pequea historia de un pueblo casi sin historia, pero que no por ello ha dejado de tener sus pocas crticas, sus perodos rele vantes, sus zonas de penumbra e incgnita e incluso sus momentos apasionantes. Para los verdaderos eldenses, todo nuestro acontecer lo es, y por ello este trabajo abunda en datos y detalles nuestros, de andar por casa, que consideramos como los que reflejan con mayor claridad los momentos de nuestra evolucin como pueblo. El segundo punto es tambin interesante de aclarar, ya que pa 12 re lo. estudiosos del tema resultar inexplicable que una obra fina lizada en 1977 haga omisin de importantes trabajos editados con an terioridad a esta fecha. Como ya he dicho, esta obra comenz a for marse aproximadamente en 1950, redactndose durante muchos aos despus del perodo inicial de recogida de datos. Se comenz la ta rea mecanogrfica de pasarlo en limpio en 1976, acuciado por el propsito de darle forma que la hiciera publicable en cualquier mo mento, evitando en lo posible la desaparicin del trabajo por haber quedado en notas y captulos deshilvanados. El incorporar los datos aportados por investigadores y publicados con posterioridad a la re daccin de los captulos hubiera significado la remodelacin de algu nos de ellos an sin variar fundamentalmente el contenido e interpre tacin de los mismos, por lo cual hemos preferido dejarlos como es taban y encomendar a los futuros historiadores eldenses la tarea de seleccin de los datos tiles a la crnica de hechos eldenses y su in corporacin a los trabajos que ellos realicen. Otro aspecto que deseo puntualizar es la diferencia de trata miento en la parte dedicada al perodo 1939-1975 respecto a la an terior; esquemtica y como mera sntesis de hechos en lugar de las consideraciones que se hacen en los perodos anteriores respecto a los temas tratados. Si a los citados aos hubiera dedicado la aten cin y la extensin que a los anteriores, esta obra hubiera aumenta do su volumen de forma desmesurada, haciendo prcticamente im posible su publicacin ya que son muchos e importantes los hechos e interesantes las consecuencias que podran extraerse de ellos para que no ocuparan por s solos ms que todo el conjunto de pginas de la obra. Por ello he preferido limitarme a aportar los datos ordenados en forma de crnica anual, facilitando as el tfa bajo de los que se in teresen por este perodo, tan fecundo, contradictorio y discutido, y se propongan su estudio, desarrollo y exposicin. Para terminar, quiero expresar mi deseo de que este trabajo sea de verdadera utilidad para los eldenses de hoy y de maana, al po ner en sus manos el compendio de los hechos realizados por los elden ses de ayer, los que convirtieron con su tenacidad y su trabajo la pe quea aldea de sus inicios en la esplndida realidad de la Elda de hoy. Alberto Navarro Pastor 13 ELDA PREHISTORICA 15 I. La antigedad de Elda en las crnicas locales Sin excepcin, todos los cronistas locales que han tratado los temas histricos eldenses han coincidido en atribuir a Elda una remota antigiie dad. Pero se observa en ellos que a medida que la fecha en que se publi caron sus trabajos se adelanta, atrasan la cronologa de las primeras eda des eldenses. As vemos como Lamberto Amat, en 1873, sustenta la creen cia de que Elda estaba poblada en la poca de la dominacin romana sin hacer mencin a anteriores pocas. (1) Tampoco profundiza ms Miguel Tato y Amat en sus Notas hist ricas de Elda publicadas en 1904 como folletn del semanario eldense El Vinalop, teniendo que llegar a 1933, ao en que con las investiga ciones del entusiasta eldense D. Antonio Sempere Rico cobra inters la arqueologa local y se cala ms hondo en la clasificacin de los objetos hallados, encajndolos con mayor rigorismo y exactitud en sus respectivas pocas histricas. Los dedicados a la investigacin prehistrica eldense debemos gratitud a Sempere Rico por sus trabajos de bsqueda en el Trinitario y en el Mo nastil y sus escritos sobre este tema, los que, dejando aparte algunas manifestaciones bastante discutibles, significan una aportacin fundamen tal al estudio de la historia de nuestro pueblo. (2) Sempere fue quien primero calific los hallazgos del Trinitario como pertenecientes al perodo neoltico y present la teora de la existencia de varios poblados sucesivos, primero en el pen del Trinitario, de Boln, (pen al que l mismo dio dicho nombre por recordarle, visto desde un I . . . I enemos la fundada creencia de que Elda estaba poblada en la poca en que los romanos dominaron en Espaa. Elda, su historia, su antigedad, etc. (Tomo I, cap. I, pg. 2). (2) Solamente conozco un trabajo publicado con su firma Antecedentes remotos de Elda que apareci en la revista eldense Albor nm. 1. Septiembre, 1933. Acompaaban al texto 7 fotografas de gran inters, las ms destacadas de las cuales figuran en este volumen de la Historia de Elda. 17 ngulo especial, la fi gura de un monje) despus en el barranco del Derra mador y finalmente en el Monastil. (3) Gonzlvez Vera da a Elda antiguedad faranica. Aunque esta afir macin pudiera parecer descabellada, realmente es casi cierta. (4) La I dinasta faranica data de los aos 5600 a 5300 antes de Jesucristo y, co mo ms adelante veremos, la cronologa de los primeros pobladores de Elda viene a ser alrededor del 4000 al 3000 a. de J.C. Sin embargo, este escritor, despus de citar, para desdearla seguidamente, la hiptesis de que uno de los nietos de Abraham, llamado Eldaa fuese el fundador de nuestra ciudad (5), incurre en ligereza histrica al escribir que los prime ros pobladores de Elda se reunieron en la falda de la Torreta, entre San ta Brbara y el Monastil, formando un pueblo. Habiendo sido ya publi cados los trabajos y observaciones de Sempere era ya imposible el soste ner otra teora sobre los primeros pobladores de Elda que no fuera la del Trinitario que este sustentaba, excepto en el caso de hallazgos que atra saran an ms las primeras pocas histricas eldenses. Jess Andrs Sinobas, conocedor de los trabajos de Sempere Rico, confirma en su artculo Por el campo de la prehistoria eldense el carc ter neoltico de los primeros pobladores de Elda, pero exponiendo su creencia de que habra muchas posibilidades de hallazgos pertenecientes a pocas ms remotas, como el paleoltico o de la piedra tallada, si se em prendiera una bsqueda ms concienzuda y sistemtica. (6) Pero hasta el momento presente nada se ha encontrado por tierras eldenses que pueda hacer sospechar la existencia de hombres anteriores a los que vivieron en el perodo tradicionalmente llamado Neoltico o de la piedra pulimentada. II. Los primeros hombres en Elda Con los ojos de la imaginacin podemos ver el impresionante aspecto que ofrecera nuestro valle en las pocas prehistricas. Nuestros familiares montes que nos sirven de horizonte, cubiertos de feraz vegetacin y arbo leda; transformado nuestro actual solar y vega en un salvaje bosque de (3) Probablemente fue abandonado este que pudiramos llamar primer pueblo de Elda para fundar el segundo, establecindose al finalizar el monte de la Torreta, en el Mo nastil. . . (A. Sempere. Antecedentes. . .). (4) Resumen histrico de Elda (El Cronista, revista eldense. Septiembre, 1933). (5) Ibid. (6) . . . si se investigara con elementos que posibilitaran la bsqueda, no sera improbable hallar otros restos ms antiguos, correspondientes al perodo de transicin o acaso al cuaternario (El Cronista, septiembre, 1933). 18 Vistas del Trinitario (Botn) El pen del Trinitario Antonio Sempere, investigador del pasado eldense. 20 milenarios y copudos rboles y arbustos de variadas especies entre los cuales se desarrollara la feroz lucha por la vida de los animales primiti vos que poblaban el territorio. Y fecundndolo todo y turbando con el rumor de su corriente el majestuoso silencio de la naturaleza, se desliza ban las aguas del entonces caudaloso Vinalop, proporcionando frescura y humedad a la vegetacin y saciando la sed de los seres que habitaban el valle. Un da, tal vez un amanecer simblico, las crestas solitarias de Boln vieron aparecer, viniendo por las mrgenes del ro y en direccin contra ria a la de su corriente, una turba astrosa y abigarrada. Avanzaran pri mero unos seres cubiertos por toscas pieles de animales, barbudos y con los cabellos enmaraados, la faz morena y curtida por el sol, el fro y los vientos. En sus rudas y musculosas manos sostenan unas rsticas armas de piedra como hachas, mazas, lanzas... Tras esta vanguardia recelosa y vigilante, llegaba el no menos andra joso cortejo de sus familias: las mujeres fuertes y robustas, llevando a cuestas a los pequeos y el reducido ajuar de cada hogar. Ajenos a las preocupaciones de los mayores, los nios casi desnudos juguetearan entre s, correteando por entre las piernas de los mayores. Los pasos de esta horda primitiva se dirigieron hacia la amplia y so leada ladera de Boln, en cuyo centro, protegido de los fros y cierzos norteos se alza el pen del Trinitario, y all encontrndolo de su satis faccin, se establecieron. As entr la vida humana en Elda. O as pudo entrar. Encumbrados en aquellos peascos es de suponer que su alimento estara compuesto por animales cazados a fuerza de habilidad, as como de peces pescados en el vecino ro. No les faltara tambin un rudimenta rio pan o tortas de maz o trigo, pues entre los objetos hallados de aque lla remota cultura hay numerosos molinos de mano, formados por piedras aplanadas por un lado y en forma de barca por el otro, sobre los cuales, con otra piedra especialmente trabajada para ello se molan los cereales que transformados despus en tortas cocidas les serviran de alimento. No debi ser muy numeroso este primer poblado eldense, a juzgar por las pocas cuevas que se observan en el pen y sus cercanas. Si esti pulramos que estas familias vivieron nicamente en las cavernas y luga res adecuados para ello que hoy se pueden ver deberamos calcular en no ms de un centenar de personas las que habitaran aquel agreste paraje. Sin embargo no es de desdear la posibilidad de que se construyeran viviendas adosadas a la rocosa pared como era costumbre entre algunas poblaciones de esta poca. La existencia de un poblado prehistrico en el Trinitario no ofrece lugar a dudas. La nica posible es referente a si realmente fue este el pri 21 Hallazgos diversos del Trinitario (Botn) 22 mer poblado eldense o lo fueron los del Monastil o terraza del Pantano, lugares donde tambin se han hallado vestigios de las mismas caracters ticas y el mismo perodo histrico, pero todas las probabilidades se incli nan a favor del Trinitario como cuna de la vida en el valle de Elda. La abundancia de restos, las posibilidades del lugar y el hallarse en lugar precedente en la ruta natural de penetracin de esta cultura, permi te asegurar con el mayor convencimiento que el primer lugar eldense ha bitado mientras nuevos descubrimientos no nos den otra versin ms legtimamente fundada fue el pen del Trinitario en la solana de Bo ln. Los hallazgos del Monastil y el Pantano, del perodo neoltico, debie ron de proceder de grupos reducidos y aislados, e incluso el del Panta no podra ser nicamente un enterramiento de algunos moradores del cer cano Monastil, sin debrsele conceder categora de poblado. III. A qu cultura pertenecieron los hombres del Trinitario Muy dificil es contestar a esta pregunta, dada la escasez de datos sig nificativos. D. Alberto del Castillo (7) a quien seguimos en esta ocasin, divide el largo perodo que comienza con el Neoltico en tres culturas dis tintas, a las que denomina de las Cuevas, almeriense y megaltica. Pres cindiendo de esta ltima cultura por haberse desarrollado exclusivamente en el norte, oeste y suroeste de la Pennsula, examinaremos las caracters ticas de las dos restantes para intentar encajar en una de ellas el poblado neoltico del Trinitario. La cultura almeriense se denomina as por aparecer en primer lugar en Almera, donde existen numerosos yacimientos, y su origen es general mente admitido como africano. Se extendi por las tres provincias de Murcia, Alicante y Valencia, mezclndose en algunos de estos lugares con elementos de la Cultura de las Cuevas que comienza por ser central y lue go se extiende a otras zonas empujada por las otras dos culturas, ms pu jantes y vigorosas. Las caractersticas de los objetos de la cultura son las siguientes: slex muy numeroso, presentndose en forma de hojas delga das como cuchillos. Abundan las puntas de fl echa fi namente trabajadas, as como las hachas de piedra pulimentada, los utensilios de hueso y los molinos para cereales. La cermica es lisa y sin decoracin, adoptando muy distintas formas, pero predominando las redondas. Lo ms caracte rstico de esta cultura es la aparicin de los metales desde sus primeros momentos. Los objetos de adorno que caracterizan este crculo son gene (7) El Neoeneoltico. Cap. IV del tomo I (Espaa Prehistrica) de la Historia de Espa a de Menndez Pidal. Pg. 505 y SS. 23 ralmente collares de conchas marinas perforadas, piedras de colores y otras materias raras y brillantes. La cultura de las Cuevas es de origen dudoso, aun cuando la autori dad de quien tomamos estos datos se inclina a considerarla como abori gen de la pennsula ms o menos relacionada con Africa. Su campo de accin se extiende por todo el centro de la pennsula desde el Sur hasta los Pirineos, aunque, como hemos dicho antes, esta cultura se va desdibu jando lentamente ante las intrusiones de las otras culturas que la arrinco nan en lugares montaosos, lugares en los cuales se desarrollan sus po blados. Las gentes de esta cultura vivan en cuevas y se dedicaban a la agri cultura y a la ganadera. Su cermica era basta y de paredes gruesas, con un espesor de dos o ms centmetros, con la pasta muy poco tamizada, en la que pueden verse piedrecillas. La superficie de estas vasijas es tosca y rugosa, vindose en algunos ejemplares huellas del paso de la mano que las model. La decoracin tpica es la de cordones de barro, pezones, etc. Se hallan igualmente utensilios de hueso, en largos y afilados punzones que conservan en la parte opuesta a la punta la articulacin. El silex es infrecuente, limitndose a hojas que se utilizaban, sin ser retocadas, como cuchillos. Son -bastante usuales las hachas de piedra pulimentada, as co mo los molinos de mano. Es curiosa en esta cultura la falta absoluta de armas tiles para la guerra como puntas de flecha, dardos, etc. lo que pudiera evidenciar la naturaleza pacfica de sus habitantes. (8) Y fi nalmente, al objeto de poder establecer comparaciones con los mximos elementos de juicio de que actualmente disponemos, vamos a efectuar una relacin de las caractersticas de los objetos hallados en el Trinitario procedentes del Neoltico. IV. Vestigios neolticos hallados en el Trinitario Los materiales neolticos que se pueden hallar con mayor abundancia en esta estacin, son, como ocurre en casi todas, la cermica y el slex. De la primera se pueden recoger grandes cantidades en toda la vertiente que desde el citado pen desciende hasta la carretera de Monvar. Toda ella, casi sin excepcin, es de barro negruzco, con numerosas impurezas en su pasta, de piedrecillas de mica y cuarzo, muy abundante en este tr mino. El tamizado del barro es de distinta calidad, pues mientras unos 24 fragmentos se presentan con la pasta fi namente mezclada y sin impure zas, en otros es el grano muy grueso y tosco. El espesor de sus paredes es generalmente de unos siete milmetros, alcanzando algunas pocas el grue so de algo ms de un centmetro. Todas las vasijas de las que se han hallado trozos son trabajadas a mano, sin intervencin del torno del alfarero, advirtindose en la rugosa superficie de muchas de ellas las huellas dejadas por la mano del artesa no que las cre. La misma tosquedad se advierte en el procedimiento de coccin empleado para su endurecimiento pues muchas de las vasijas aparecen ahumadas y con distinta coloracin en su superficie. Los fragmentos hallados y las reconstrucciones efectuadas a partir de aquellos evidencian que las formas adoptadas eran las simples y utilita rias del cuenco y de la olla, sin que haya base para la hiptesis de otras formas ms elaboradas y originales de las que se precisan para su utiliza cin en los usos domsticos para los que estaban destinadas. Los bordes de las vasijas son de formas variadas, pudiendo hallarse bordes salientes, hundidos, de bordn liso, en ngulo, etc. predominando el liso y recto. Vase la lmina en la que se reproducen diferentes perfi les de vasijas halladas en el Trinitario y por las cuales puede comprobar se la variedad de formas de bordes de vasijas. Todas ellas carecen de asas en arco, presentando en cambio el caracterstico mameln o pezn. Son rarsimas las piezas que presentan alguna decoracin en su su perficie y nicamente pudimos hallar un pequeo fragmento con orna mentacin incisa de puntos en grupos de cinco encerrados entre dos l neas formando cenefa. En la misma lmina podemos observar un curioso fragmento cermi co de pasta negra griscea en cuya superficie exterior se advierte clara mente que el procedimiento de moldeo de la vasija a que perteneci fue el primitivo y elemental de utilizar como molde un capazo o cuenco de es parto, fibra muy abundante en los montes de esta comarca, hasta el pun to de que hasta mediados del siglo XIX la principal industria eldense fue la transformacin del esparto en esteras, cojines, cordelera, etc. En orden a la abundancia de hallazgos sigue a la cermica el slex. Los fragmentos encontrados son pequeos, con una de sus partes denta da y probablemente utilizados, encajados en piezas de madera, como ho ces para faenas agrcolas o cuchillos. No se han hallado que nosotros sepamos puntas de flecha ni fragmentos que pudieran haber perteneci do a cuchillos o puntas de lanza. Mezclados con los restos cermicos se encontraron numerosas con chas marinas con una pequea perforacin en la parte de la unin con la otra valva, indudablemente utilizadas para formar collares o adornos fe meniles. 25 De los molinos de mano cuya descripcin hemos hecho anteriormen te se han hallado varios de distintos tamaos. Tambin se han encontrado varias hachas de piedra negra pulimen tada, de distintos tamaos y diferente cuidado en su pulimentado. En las Escuelas Padre Manjn, donde se form un pequeo Museo arqueolgico con las piezas halladas por Antonio Sempere y otros, parte del cual desa pareci durante la guerra, pudimos examinar tres de ellas, cuyas longitu des eran de 83, 110 y 150 milmetros, sin nada especial que las hiciera di ferentes a los ejemplares conocidos de esta clase de primitivas armas. Lo que resulta extraordinario es no haber hallado todava enterra miento alguno, intacto o no. Naturalmente que esto no demuestra nada sobre su existencia o no, puesto que si algo falta en el Trinitario es una bsqueda concienzuda y experimentada que sin duda sacara a la luz mu chas de las cosas que hasta ahora nos estn ocultas. Hace tiempo se me inform, por fuentes no muy autorizadas, que a fi nales del siglo pasado fueron hallados algunos crneos y hachas de piedra pulimentada y envia dos a Madrid, ignorando mi comunicante a qu persona, entidad o lugar fueron enviadas. Fuera de estos dudosos datos slo tenemos algunos me nudos fragmentos seos y parte de una mandbula con tres molares, en contrada en una pequea cavidad y publicada por el citado Sempere (9). Nada ms de positivo encierran las bsquedas referidas a vestigios huma nos o enterramientos en el Trinitario. (NOTA A LAS PRECEDENTES LINEAS.- Escrito lo anterior apro ximadamente en 1958, hemos de consignar que aos despus la Sec cin de Arqueologa del Centro Excursionista Eldense efectu el ha llazgo de un enterramiento, como se describe en la Carta arqueol gica del valle de Elda, 1972: En 1959 fue hallado el enterramiento de un nio, con su ajuar. El crneo se encontraba en perfectas con diciones; el ajuar estaba constituido por una hacha pulida, una afi ladora o pulidora, varias piedrecillas, un vaso completo y restos de otras vasijas mayores con mamelones (pg. 203). A la vista de estos hallazgos se comprende la dificultad de incluir el poblado eldense del Trinitario en cualquiera de las dos culturas neolti cas citadas, la almeriense o la de las cuevas, puesto que las caractersticas de los objetos hallados en Boln son similares ora a una ora a otra de di chas culturas. No puede pretenderse, de ningn modo, el que estas carac tersticas indicadoras hayan sido rgidamente seguidas por los individuos de cada uno de los crculos almeriense o de las cuevas, pues tambin ve mos que en muchos de sus aspectos sus manifestaciones son coincidentes como por ejemplo en la utilizacin del slex como cuchillos en hojas del gadas, la piedra pulimentada, los molinos de mano, etc. (9) Ibid. Ob. cit. 26 Utensilios de slex y curiosos fragmentos cermicos de Boln. 27 Por ello debemos sustentar la teora de que el poblado neoltico del Trinitario no es ms que una rama desgajada del poderoso tronco que lle- gando del sur y siguiendo la costa se introdujo en el interior por el curso del Vinalop y cre poblados a lo largo de sus orillas, desde Elche hasta Villena, pasando por el cerro de la Mola de Novelda, Serreta la Vella de Monvar, Trinitario y el Monastil en Elda, abriendo los caminos que si glos ms tarde seguiran sus sucesores, los iberos, que fueron fundando ciudades casi en los mismos lugares que los hombres del Neoltico. Con los materiales actualmente hallados no podemos manifestarnos a favor de la inclusin de este poblado neoltico bolonense en uno u otro de los cr culos de cultura citados y nos tendremos que contentar con saber que perteneca al dilatado perodo denominado, un poco vagamente, neoltico espaol, aun cuando el rea geogrfica de expansin de la cultura alme riense parezca favorecer ms la inclusin en esta cultura. V. El Monastil, el Pantano y el Cerro de las Sepulturas Como ya hemos dejado constancia anteriormente, en el trmino de Elda hay otros lugares de inters para el estudio de la prehistoria eldense por sus vestigios y objetos tpicamente neolticos. Como tales debemos mencionar trozos de hachas de piedra pulimentada y numerosos fragmen tos cermicos hallados en el Monastil, de las mismas caractersticas de los encontrados en el Trinitario, hallazgos que, sin embargo, no revisten la importancia de los de aquella estacin por ser escassimos y reducidos a un solo punto del extenso monte. En el lugar donde se halla enclavado el Pantano de Elda, enterrados en una cueva de escasa profundidad abierta en unos peascos de la ver tiente frente a la Torreta, se hallaron hace algunos aos unos restos hu manos con un modesto ajuar funerario. Los restos consistan en tres cr neos incompletos y en muy deficiente estado de conservacin, sin poder apreciar en ellos caractersticas anormales a pesar de que sus descubrido res quisieron sacar conclusiones sensacionales. (10) Los restos estaban acompaados de dos hachas de piedra negra pulimentada, de 75 y 85 mm. de longitud, recogindose tambin un punzn de hueso de 130 mm. de largo. Por no haberme sido posible examinar el lugar del encuentro no pu de comprobar si haba restos de cermica o algn otro material en el ajuar funerario. Sin embargo, por la zona que rodea el lugar se pueden hallar, muy esparcidos y escasos, pequeos restos de vasijas semejantes a las del Trinitario. 1 10) A Navarro Pastor. Los hallazgos prehistricos del Pantano. Alborada, Elda, septiem bre, 1955. 28 No por considerarlos incluidos en este perodo neoltico aunque tampoco tengamos razones para negar la posibilidad de que s lo estn sino por haber sido hallados en otro lugar del monte de Boln del que nos estamos ocupando, nos vamos a referir ahora a los enterramientos in cista descubiertos en un cerro situado junto a la va del ferrocarril, muy cerca de la carretera de Monvar y en las mismas laderas de Boln. En este cerro, la erosin puso al descubierto, en diferentes pocas, tres tumbas, de las cuales no me fue posible examinar ms que la ltima. Esta estaba formada por un hoyo cavado en el suelo, capaz para un ser humano adulto extendido, con las paredes formadas por losas planas muy desiguales, y cubierto por otra losa alargada que lo tapaba completamen te. En su interior, depositado sobre el lecho de tierra que le serva de fon do, hallamos un esqueleto de persona adulta, en mal estado de conserva cin, pues los huesos se deshacan en polvo al excavar a su alrededor en busca de algn objeto metlico, cermico o de materia duradera que pu diera arrojar alguna luz sobre la cronologa del sepulcro y raza a la que perteneca el cadver. Desgraciadamente no se hall absolutamente nada, por lo que no podemos establecer una poca posible en la que fuera he cho este enterramiento. Por la superficie del cerro que bautizamos de las sepulturas pa ra poder identificarlo mejor pueden hallarse trozos cermicos de factu ra tosca, iguales a los hallados en el Trinitario, pero su reducido nmero, lo superficialmente que se encuentran y la circunstancia de sufrir este ce rro los arrastres de agua de la vertiente de Boln que da frente a Elda impide lanzar afirmaciones o hiptesis que podran resultar excesivamen te aventuradas. VI. Cronologa Sobre este interesantsimo punto no han logrado ponerse de acuerdo los ms reputados investigadores, pero ltimamente las diferencias entre las datas presentadas por unos y otros no son tan grandes que sobrepasen los 5000 arios antes de J.C. ni bajen del 3000. Entre ambas fechas, pues, debemos fijar los comienzos de la vida hu mana en Elda, varios milenios entre las crestas de Boln, unos mil en el Monastil y sus alrededores y casi dos milenios en el solar que actualmen te ocupamos junto al Vinalop, es el tiempo en que se han desarrollado las etapas de la poblacin eldense. 29 ELDA IBERICA Y ROMANA 31 I. Los iberos en el valle Durante muchos aos se mantuvo fi rme la teora de que los iberos pertenecan a un gran pueblo africano que cruz el estrecho, extendindo se por el Sur y Este de la pennsula, fundando ciudades, levantando mu rallas y formando comunidades que siglos ms tarde recibieron las in fl uencias culturales de los pueblos colonizadores. Estudios posteriores, realizados por personal relevante y con los m ximos elementos de investigacin, van desechando esa tesis e imponiendo la de la persistencia de los poblados neolticos, transformados cultural mente por una lenta y progresiva evolucin y asimilando las influencias exticas que peridicamente se les iban infiltrando hasta formar la cultu ra que conocemos actualmente con el nombre de ibrica. El profesor Maluquer de Motes (1) afirma el carcter netamente in dgena de la poblacin ibera prerromana, aun aceptando en sus remot simos origenes la posibilidad de que se tratara de un elemento africano occidental muy mestizado por aportaciones mediterrneas. Sin duda aade los orgenes de estas poblaciones se remontan a los lejanos tiempos neolticos y quiz ms anteriores. (2) Nuestra comarca se hallaba, al parecer, en el territorio dominado por el imperio de Tartessos, que abarcaba toda la Andaluca y llegaba hasta el Jcar. En la obra del profesor Schulten Tartessos, en el mapa nme ro 1, se observa que el valle de Elda est comprendido en el terreno suje to a dicho Imperio, designando el Vinalop6 con el nombre de Alebus, di vulgado por Avieno. Si efectivamente en esta poca existi un poblado en nuestro trmino municipal sujeto al dominio tartesio, no poseemos ningn vestigio de l I Los pueblos ibricos Torno 1-111 de la Historia de Espaa dirigida por Menndez (2) [bid. , pg. 306. 33 que lo confirme y las noticias histricas nada dicen sobre esto. En cambio s podemos afirmar que el poblado neoltico del Trinitario, del que nos hemos ocupado anteriormente, habra sido abandonado, posiblemente por la razn de lo alejado que se hallaba del ro y la sequedad natural del lugar, que hara muy penoso el abastecimiento de agua. El lugar escogido para el nuevo poblado, segn todos los indicios, fue la elevacin situada al extremo oriental del macizo montaoso de la Torreta, rodeado por tres de sus lados por las aguas del Vinalop6, entonces probablemente caudalo sas, que a la vez que la abastecan de agua abundante le servan de de fensa. Dato importante para fijar la cronologa del abandono del Trinitario es el hecho de que all no se ha hallado vestigio alguno de metales. En esta elevacin terminal de la Torreta creemos se desarroll la principal vida, organizada en comunidad, del valle de Elda en un extenso perodo cuyo comienzo, sin ms base que la teora, podemos fi jar en un millar de arios antes de Jesucristo y cuyo final tendra lugar poco antes de la llegada de los brbaros o como consecuencia de esta, all en los co mienzos del siglo V de nuestra Era. Para lo primero slo tenemos en cuenta la cronologa admitida sobre la presencia de los iberos en Espaa y para lo segundo, el hecho de que lo ms adelantado en el tiempo de los vestigios hallados en el Monastil corresponde a fragmentos de lucernas de los tiempos paleocristianos, posteriores al Edicto de Miln en el ao 331, (3) no encontrndose objeto o vestigio alguno que pueda ser adjudicado a otras culturas posteriores de los pueblos que dominaron en nuestro suelo. Como otro dato importante, la numismtica tambin coincide en no presentar moneda alguna de origen visigtico, por todo lo cual debemos suponer que la vida organizada en el Monastil debi extinguirse a fi nales del siglo IV de la Era Cristiana o primeros del V, prosiguiendo la vida humana en el valle, tal vez en el paraje de las Agualejas o en el mismo solar en que hoy se levanta Elda, ya que en ambos lugares se han encon trado vestigios de poblado romano. QUE HUBO EN EL MONASTIL La primera impresin que cau sa el examen de la parte llana del alto del Monastil, donde se han descu bierto restos de cimentacin y muros de piedras apiladas, es la imposibi lidad de que en esta estrecha cima viviera un pueblo numeroso. Los restos de edificacin indicados corresponden a la lnea norte de la elevacin, corriendo paralelos a este punto, como si en lugar de perte necer a algn edificio fuera nicamente una lnea amurallada. Sin embar go, lo escaso de estos vestigios y el no haber profundizado en ellos inten tando encontrar otros restos que pudieran manifestar ms claramente el trazado de las edificaciones, prohibe el hacer afirmaciones que tendran grandes posibilidades de resultar errneas. Hay, no obstante, una abun (3) Mlida. Arqueologa espaola. Barcelona, Labor, pg. 406. 34 dantsima cantidad de fragmentos cermicos de innumerables vasijas que presentan un indicio, aunque naturalmente sea esto muy discutible, sobre la existencia de un santuario monasterio en la cima. Sustentan esta teora varias razones. Tenemos, en primer lugar, dos exvotos de bronce recogidos sobre el terreno y de los cuales nos ocupare mos ms adelante. Es bien sabido que estos exvotos se utilizaban para hacer ofrendas en los santuarios, y muy parecidos a estos se han hallado en los santuarios ibricos de Despeaperros, Castellar de Santisteban, Se rreta de Alcoy, Cerro de los Santos, etc. Por otra parte, el mismo nombre del lugar, Monastil, es una defor macin o transformacin del que tena hasta hace algunas decenas de aos y que puede hallarse escrito en los libros del Archivo Municipal, que era el de Monastir o Monestir, lo que parece indicar la existencia de un monasterio en este lugar, lo que ya seal Lamberto Amat en sus Apun tes (4) para confirmar la creencia de que la ciudad Elo indicada en el iti nerario de Antonino era la Elda actual. Queda totalmente descartada la existencia de un monasterio cristiano en el Monastil, pues de haber exis tido indudablemente hubiera quedado algn rastro por pequeo que fue ra, y no estaran tan a flor de tierra los vestigios iberorromanos de aquel lugar. Por lo tanto, es admisible que existiera un santuario pagano en pri mer lugar y que posteriormente, con la introduccin del cristianismo se utilizara como santuario de la verdadera religin y, aun desapareciendo posteriormente, quedara el nombre de monasterio para designar el lugar, al igual que habiendo desaparecido hace siglo y medio el Convento de Pa dres Franciscanos que despus fue Manicomio Provincial, an es conoci do hoy el paraje donde estuvo instalado con ambos nombres indistinta mente. Manifestada la hiptesis de un santuario en la parte alta del Monas til, nos resta exponer nuestra suposicin sobre el lugar donde estuvo el poblado al cual el santuario y edificaciones anejas serva de acrpolis. El lugar ms conveniente para el emplazamiento de este poblado es, sin du da alguna, a orillas del Vinalop y en el llano que hay entre este y la ver tiente sur del Monastil, en el lugar en que hoy hay algunas casas y terre nos sembrados, cerca de la fbrica de cartn, y tal vez en el lugar que ocupa esta. Sin embargo, carecemos de toda fuente documental o arqueolgica que sustente esta teora, por cuya razn no profundizamos en ella dejn dola para mejor ocasin en que la posesin de mayores elementos de jui cio nos permita defenderla y ampliarla, ocasin que no creemos pueda llegar mas que cuando se proceda a una detenida excavacin en el te rreno. ( , I) Tomo I, pg. 2. 35 II. Los pueblos colonizadores Cuando las proas de las naves fenicias y focenses besan las arenas de las playas espaolas, nuestra nacin se encuentra poblada por numero sas gentes agrupadas en tribus o poblados que reciben distinta denomina cin y viven en diferente grado de cultura. Entre estas gentes se hallaban los contestanos, que ocupaban aproximadamente la regin que va desde Cartagena hasta Alicante, distribuidos a su vez en numerosos pueblos cu yas caractersticas ignoramos todava hoy, pero que la tenacidad de los investigadores locales est sacando progresivamente a la luz, como sucede con los antiguos poblados de Elche, Albufereta de Alicante, el Molar, Agost, Aspe, Monastil y Villena, en nuestra comarca. (5) En esta regin de Contestania, lmite al parecer del imperio de Tar tessos, pues el mapa indicado sita el Vinalop al lmite noreste de este imperio, vivan y se desarrollaban probablemente los antiguos eldenses, dedicados a las sencillas tareas propias de las gentes de su poca, o sea el pastoreo y la agricultura, alternadas con las obligaciones que la vida en comunidad les impona. La llegada de los fenicios a Espaa es fi jada aproximadamente en el siglo XII antes de Jesucristo, durando su presencia en las costas y su pe netracin al interior con fi nes mercantiles hasta el ao 654, en que el pre dominio de sus hermanos de raza, los cartagineses, va imponindose en todas las factoras fenicias y transformndolas en bases militares para la conquista de Espaa. Los fenicios, si estuvieron en nuestra comarca, no dejaron huella alguna de su paso, pues hasta ahora no se ha hallado en todo el trmino municipal de Elda ni un solo vestigio de procedencia p nica. En cambio, s los hay al parecer de la influencia del otro pueblo co lonizador, los griegos focenses que alrededor del siglo V fundaron en nuestras costas las factoras de Hemeroskopeion, Alonis y Akra Leuk, reducidas a Denia, Benidorm (o Guardamar) y Alicante (Albufereta). Se gn Garca y Bellido, (6) estas dos ltimas colonias griegas no fueron si no factoras que no llegaron a desarrollarse debidamente y que debemos fi gurrnoslas como puntos de escala, de reparacin, de avituallamiento y ocasionalmente como mercados de intercambio (emporia). En ellas deban habitar aventureros, explotadores, astutos negociantes e intermediarios entre los indgenas y sus compatriotas. De esta autorizada opinin se desprende que las posibles influencias griegas que segn toda probabilidad nos parece hallar en determinados objetos hallados en el Monastil, debieron llegar a este lugar desde la cer (5) El doctor Enrique Llobregat Conesa ha editado en 1972 un importante y extenso estu dio sobre este tema, titulado Contestania Ibrica. Alicante. Instituto de Estudios ali cantinos. (6) La Colonizacin griega. Tomo 1 -II de la Historia de Espaa de Menndez Pidal, pg. 642. 36 cana factora de Akra Leuk, tal vez penetrando en el valle por el Vina lop que entonces llevara caudal suficientepara poder ser surcado por embarcaciones ligeras y que est demostrad( s por los numerosos vesti gios arqueolgicos de distintas pocas hallados cerca de sus orillas ser la ms frecuentada va de penetracin de culturas en esta zona alicantina. Los frecuentes contactos con estos colonos griegos, de muy superior cultura, debieron ser beneficiosos en alto grado para los indgenas, que aprendieron de ellos muchos conocimientos tiles, especialmente en el trabajo de los metales, en la decoracin y manufactura de sus cermicas y en el arte. Los pueblos iberos formaban comunidades muy adelantadas y pro gresivas cuando la rivalidad entre cartagineses y romanos vino a convertir las pacficas tierras iberas en campo de batalla para sus legiones. III. Dominacin cartaginesa El catastrfico resultado para los cartagineses de la Primera Guerra Pnica oblig a estos a intentar rehacer su podero militar con la conquis ta efectiva de Espaa, en la cual ya estaban dominando largo tiempo. Anteriormente, en el siglo VI a. de J.C. los cartagineses haban pe netrado al interior, partiendo de las colonias fenicias, y sojuzgado gran des extensiones de terreno, pero sus procedimientos tirnicos, la explota cin despiadada que hacan de los pueblos sometidos y las continuas le vas de mercenarios y forzados para enrolarlos en sus ejrcitos combatien tes contra griegos y romanos, produjo un estado de rebelin casi perma nente, que tuvo su momento culminante con la debilidad militar de Car tago tras los desastres de Cerdea, Crcega y Sicilia. Garca Bellido (7) da la fecha del 240 a. de J.C. para el fi n del dominio cartagins en Espaa, arrojado por las rebeliones de los pueblos indgenas originadas por el desprestigio en que cay la poderosa Cartago, tras su perdida guerra con Roma, unido a la imposibilidad de atender debidamente a la defensa de sus intereses en Espaa, dado el catico estado en que la propia metrpo li se debata... En el ario 237 el general cartagins Amlcar Barca comenz la recon quista del imperio cartagins de Espaa atacando y dominando rpida mente las tierras de Andaluca, venciendo a los caudillos indgenas Indor tes e Istolacio y aadiendo a sus fuerzas los contingentes de enemigos vencidos. Dominada la Espaa Oriental tras nueve aos de lucha pas sus huestes al Sudeste, penetrando en la actual provincia de Alicante, (7) Ob. cit. , pg. 364. 37 donde fund una ciudad a la que llam Akra Leuk, debido al color blanco del Benacantil, ciudad que es la antecesora de la actual Alicante, despus llamada por los romanos Castrum Album. Esta ciudad, segn el citado profesor Garca y Bellido debi fundarse sobre la antigua y ex tinguida factora griega del mismo nombre y el lugar de su emplazamien to parece ser el paraje llamado El Tosal de Manises al norte de la ciudad. Akra Leuk sirvi de base de operaciones para las acciones militares de Amlcar sobre las tribus contestanas en la costa y el interior. En una de estas acciones guerreras, en la que sitiaba la ciudad de Helik, que los historiadores identifican con Elche aunque otros opinan que pudo ser El che de la Sierra, en Albacete, el caudillo cartagins fue sorprendido por el reyezuelo Orissn y vindose precisado a huir desapareci bajo la co rriente de un ro, que en el caso de ser la ciudad ilicitana en la que ocu rri este hecho, este ro sera nuestro Vinalop. Sucedi a Amlcar su yerno Asdrbal, que us de una acertada pol tica de atraccin de los belicosos iberos con los que fi rm tratados, reco nocindole todos por rey. Este caudillo cartagins fue el que fund Carta go Nova (Cartagena) que fue el principal baluarte del podero pnico en Espaa. La zona de accin de Asdrbal, circunscrita principalmente a nuestra comarca, hace indudable que el poblado ibero del Monastil sera uno de los que soportara su influencia y nutriera sus ejrcitos. A la muerte de Asdrbal, asesinado por un esclavo indgena el ario 221, asumi el mando de los cartagineses el hijo de Amlcar, Anbal, edu cado en la dura escuela de la guerra y propenso al empleo de la violencia en los asuntos que deba abordar. Se dice que Anbal, en su niez, haba jurado odio eterno a los ro manos. La verdad es que una vez hubo sometido extensas zonas del inte rior de la pennsula crey llegado el momento de devolver a Roma los de sastres que esta haba infligido a su patria en la primera guerra pnica. Al frente de un poderoso ejrcito con gran nmero de elefantes sali de su base de Cartago Nova en direccin a Sagunto, aliada de Roma, a la cual venci tras una herica resistencia de los saguntinos que dio lugar a una de las pginas ms gloriosas de nuestra historia. Domingo de Fuenmayor (8) al comentar el hecho de que tras esta victoria que tena como consecuencia inmediata la ruptura de hostilidades con Roma, Anbal volvi a Cartago Nova para reorganizar su ejrcito, di ce que, una vez conseguido esto y a principios del ao 218 a. de J.C. sa li de Cartago Nova (y) atraves las ciudades de Eloi (Elche), Adellum y Sagunto, en la que dej en rehenes a varios jefes de tribus no subyugadas totalmente. i8) Historia Poltica y Geogrfica de Espaa. Barcelona, Editorial Segu, pg. 40. Tam bin en el Mapa de Espaa bajo la dominacin romana (pg. 64) se lee en el punto correspondiente Adellum (Elda). 38 Esta es la primera vez que el nombre antiguo de nuestra ciudad apa rece en alguna historia general de Espaa, pero no podemos servirnos de esta cita por no indicar el autor la fuente de donde procede el dato. Mientras Anibal marchaba con su ejrcito hacia Roma por la costa, los romanos decidieron cortar sus lneas de aprovisionamiento enviando fuerzas a Espaa (218 a. de C.) al mando de los hermanos Escipiones, siendo esta accin el comienzo de la soberana de Roma sobre la Penn sula. Tras una serie de batallas de resultados alternos, libradas especial mente en la costa mediterrnea y de las que no dejamos constancia por fi gurar en todos los libros d historia y no afectar directamente a nuestra ciudad, los romanos expulsaron de la pennsula a los cartagineses y, apo yndose en las colonias griegas o helenizadas, procedieron a someter, por la persuasin o por las armas, a las tribus indgenas, pudiendo decirse que en el ario 210 ya estaba la mayor parte de Espaa ocupada por Roma. IV. La fundacin de Elda La dominacin romana en Espaa es un hecho histrico de trascen dental importancia, que dej profunda huella en toda la evolucin cultu ral y formativa de la raza hispana. En todos los pueblos en que estaba di vidida Espaa ibrica se sinti esta poderosa influencia, renovndose to talmente las costumbres e instituciones al ser incorporados los usos y mo dos romanos, en los cuales, por otra parte, influy tambin de forma des tacada el concepto ibrico de la vida. En Elda, como despus diremos, la presencia de los romanos tuvo una trascendencia total, pues en esta poca debemos fijar la fundacin de nuestra ciudad en el solar que hoy ocupa, a orillas del Vinalop y a poca distancia del cerro en el cual siglos despus se alz el castillo. En esta hiptesis sigo a mi distinguido amigo Juan Madrona que ya la apunt en su artculo titulado Elda hace dos mil aos (9) en oposi cin a la teora sobre la fundacin de nuestra ciudad lanzada por Antonio Sempere, diciendo que ... ms tarde obedeciendo a una imperiosa nece sidad de dominar el valle sin dejar el curso del Vinalop6, sobre una pe quea colina fundaron, probablemente los godos, el actual pueblo de El da, despus la gentil Dahellos o casa de regalo. (10) (9) Publicado en la revista eldense Dahellos, nm. 5, correspondiente a septiembre de 1950. (10) Antecedentes remotos de Elda. Revista Albor. Elda, septiembre de 1933. 39 Los frecuentes hallazgos de cermica berorromana en el subsuelo del casco antiguo de nuestra ciudad, as como algunas monedas de esta poca que se han encontrado, indican claramente que en los lugares don de hoy se alzan las casas de la placita de Santa Ana, San Roque, Indepen dencia y otras, hubo viviendas de la poca romana. Tambin la toponimia nos dice que el nombre de Ella, de origen indudablemente romano, con el cual todava en los pergaminos medievales se designaba a la ciudad, no puede ser asignado al poblado del Monastil, por estar excesivamente se parados uno de otro para ostentar el mismo nombre. A pesar de la fundacin de este poblado en el centro del valle, el existente junto al Monastil subsisti, posiblemente reducido al santuario de la cima, hasta alrededor del siglo V, y por este tiempo ya deba estar Ella en un grado destacable como urbe o agrupacin urbana. Nuestra visin sobre estos tiempos histricos es la que sigue: La dominacin de los romanos, victoriosos sobre los cartagineses, no fue bien acogida por los ferozmente independientes espaoles, que hubie ron de ser sojuzgados por la fuerza, no sin antes promover numerosas re beliones sofocadas duramente. La intervencin del poblado del Monastil en estas acciones belicosas es muy probable, y apoya esta teora el hallaz go de numerosos glandes de plomo entre las rocas del monte, pues segn Menndez Pidal (11), esta clase de pequeas armas, hechas en trozos de hierro o plomo para ser lanzadas con hondas o pequeas catapultas, se emplearon en la sublevacin del ao 197 a. de J.C. que iniciada por los turdetanos se propag a la provincia Citerior adquiriendo caracteres vio lentsimos. Catn, cnsul de la Citerior, hizo capitular a Emporion y des pus envi mensajeros a los pueblos sublevados, ordenndoles la demoli cin de sus murallas en un da determinado (12), lo que hicieron la mayo ra de los pueblos en guerra. Es indudable que el poblado de Elda, tanto si efectivamente partici p en este conflicto, como parecen indicar los proyectiles de plomo halla dos, como si estuvo al margen de la guerra, tendra que demoler sus mu rallas, como todos los dems pueblos espaoles. La vida en el Monastil continuara su marcha secular, suponindose la existencia de contactos comerciales con mercaderes de las ciudades de Sagunto y Ampurias en los siglos II y I antes de Cristo, por ser de estas cecas la mayora de las monedas halladas en el Monastil. Una de ellas, que fue publicada en la revista eldense Albor es del tiempo del empera dor Publio Elio Adrian, sucesor de Trajano, que dividi la pennsula en regiones y reedific Jerusaln con el nombre de Elia Capitolina. El inters de este emperador por las cosas de Espaa, la coinciden (11) Historia de Espaa Romana, pg. 82 (Nota 35). (12) Ibid. , pg. 60-61. 40 cia del nombre dado a la ciudad santa de Palestina Elia (proveniente del patronmico Elio), y la poca en que ocurri su mandato (117 al 138 despus de J.C.) inducen a pensar si no sera por esta poca cuando se fundara la nueva urbe y esta recibiera, como homenaje de los colonos fundadores al emperador, el nombre de Elia despus transformado por el ms fcilmente pronunciable de Ella, pronunciado El -la, al modo italia no). Pero no es ms que una sugestiva teora sin mayores alcances, por lo cual despus de dejarla apuntada, continuamos. (13) La existencia del poblado del Monastil en la poca paleocristiana es indudable, a juzgar por el encuentro de lucernas de asa picuda que figu ran en el Museo Arqueolgico Municipal, entre ellas un fragmento halla do por el autor de estas lneas y que se reproduce en lmina. Segn Mli da (14) pertenece a las tradas a Espaa despus del edicto de Miln, en el ao 331 despus de J.C. La vaguedad de los hallazgos del Monastil concede tanto lugar a la imaginacin que nada nos impide suponer que por este tiempo el pobla do ibrico al pie del Monastil, se encontraba prcticamente abandonado, mantenindose nicamente el santuario, decado su culto pagano por la creciente invasin de las ideas cristianas. Estas acabaron por hacerse tan intensamente populares que la mayora de los templos donde se renda culto a los dioses mitolgicos fueron asaltados y destruidos por la multi tud, a pesar de las rdenes del Emperador Honorio a Macrobio, prefecto de las Espaas, de que prohibiera el incendio de los templos, destinando los edificios a usos tiles. Esto era all a finales del siglo IV, y en esta misma fecha sita Ma drona Ibez (15) su visin literaria del dramtico fi nal del santuario del Monastil al escribir: ... De aquel lugar pagano, devastado, incendiado, regado con sal y maldecido por los sacerdotes cristianos en el ario 399 en cumplimiento de rdenes imperiales qu pocos vestigios quedan hoy! Abona la suposicin del incendio, accidental o provocado, el hallazgo de numerosos trozos informes de plomo, tal vez perteneciente al que se pona en las juntas de las piedras de columnas y muros a modo de agluti nante y cemento. Pero lo cierto, como he repetido varias veces, es que no sabemos ms que esto: Que en el Monastil hubo vida organizada desde varios siglos an tes de la Era Cristiana y que dur hasta cerca de la invasin de los br baros en el siglo V, floreciendo, mientras tanto una nueva poblacin en el llano donde hoy se levanta Elda y que tal vez era la legendaria Elo con sede episcopal durante la poca de la dominacin visigoda. (13) Esta teora ya la apunt en 1933 Antonio Gonzlvez Vera. (Vase pg. 31 y nota 30). (14) Vase nota 3. (15) De los tiempos remotos. Dahellos, 5, septiembre, 1950. 41 V. Icositania Estuvo situado en el valle de Elda el pueblo de los icositanos de los cuales tenemos noticia por la Naturalis Historia de Plinio el Viejo En el libro III, 20, escribe lo siguiente: En la costa que queda estn el ro Thader e Illici, colonia inmune, de la cual recibe nombre el Seno Ilicita no; los icositani estn adscritos a ella. (16) No hemos conseguido apenas datos sobre estas gentes, que algunos hacen pobladores de una ciudad romana y otros creen pertenecientes a una raza o tribu diseminada por varios pueblos. La tema de la existencia de esta poblacin o ciudad en nuestro valle la hallamos en un artculo publicado por don Benedicto Moll en la re vista ilicitana Ilustracin Popular, aparecida alrededor de 1879, en el que se inclina a creer, ignoramos con qu fundamento por no haber podi do leer el citado artculo, que los icositanos habitaban el valle de Elda y que este pueblo segn Plinio se hallaba sujeto a contribucin a Illici, (Elche). Por otra parte, Elas Abad Navarro, (17) apunta la posibilidad de que la antigua Icosium sea Agost, sin aportar dato alguno que permita suponer los fundamentos de tal aseveracin, diciendo solamente que ... en esta costa levantina espaola fundaron otro pueblo del mismo nombre, que se afirma con probabilidad es el de Agost, al que los roma nos llamaron Icosium, cabeza de la limitada regin icositana prxima a Lucentum (Alicante), Illici (Elche), Alone (Guardamar), Orceli (Orihuela), Aspis (Aspe)... Me parecen excesivamente aventuradas y faltas de base estas afirma ciones, pero careciendo como carecemos de todo dato sobre este enigmti co poblado, ms que la vaga frase de Plinio, creo ms acertado dejarlo co mo est, para que otros investigadores decidan con mayores elementos de juicio de los que actualmente poseemos. VI. El poema de Avieno, el Vinalop y Elda En el poema ora martima de Rufo Festo Avieno, escritor romano del ao 400 despus de Jesucristo y en su verso 456 hay un prrafo intere sante para nuestro trabajo en el que dice: (16) Tomo la cita de A. Garca y Bellido: La Espaa del siglo I de nuestra Era. Buenos Aires. Espasa Calpe, 1947. (Austral), pg. 130. (17) El castillo de la Mola de la ciudad de Noyelda, pg. 16/7. 42 et dui incolis carens sibi sonorus Alebus amnis effluit. (... y el sonoro ro Alebus (Vinalop) se desliza, carente en ambos la dos de vecinos. (18) La palabra latina incolis significa, mejor que la palabra vecinos traducida por Lafuente, habitantes, indgenas, por lo cual el significa do de este verso es que en las mrgenes del ro Vinalop no haba pue blos, estaba carente de habitantes, de indgenas. Los datos geogrficos que contiene este poema, basados en los peri plos de los navegantes massaliotas, cartagineses y griegos del siglo IV a. de J.C., han sido y son muy discutidos. Lafuente Vidal los cree fidedig nos. En cambio, Martn Almagro (19) considera que es exagerado dar una autoridad excesiva a este poema... y creerlo al pie de la letra pues .el algo pedante poeta Rufo Festo Avieno utiliz un texto antiguo ya mix tificado por tres refundiciones. Si hemos de dar crdito a la afirmacin contenida en estos versos, en en siglo VI a. de J.C. no exista el poblado del Monastil, ni siquiera la an tiqusima Ilici, que pocos aos despus iba a jugar tan importante papel contra el invasor cartagins. Aun con las dudas del profesor Martn Almagro sobre la veracidad del tan repetido poema de Avieno, me parece ms acertado suponer que al decir que el ro Alebus se hallaba carente de indgenas en ambas ori llas, el poeta se referira exclusivamente a su desembocadura, cerca de Santa Pola, puesto que la Oda martima es exclusivamente una des cripcin de las costas, sin penetrar en el interior. Tenemos, pues, la seguridad de que este importante documento, si bien no cita especialmente la existencia de un poblado en Elda, tampoco lo niega ni directa ni indirectamente, lo cual no deja de ser interesante para el conocimiento histrico del pasado de nuestra ciudad. VII. La Ello del itinerario de Antonino Este itinerario es un importante documento de carcter histrico geogrfico, pues detalla cada una de las vas del Imperio romano con las ciudades intermedias y las distancias entre unas y otras, expresadas en miles de pasos. Se atribuye a Antonino Augusto Caracalla y se cree fue redactado en el siglo III de nuestra era. (18) J. Lafuente Vidal. Alicante en la Edad Antigua (2. edicin), 1957, pg. 31. (19) Historia de Espaa de M. Pidal. Tomo 1 -II, pg. 243. 43 En el trecho de la Va Pretoria que va desde Jtiva hasta Elche se mencionan los siguientes puntos de parada: Sucronem XX mpm. Ad Statuas XXII mpm. Ad Turres VIIII mpm. Ad Ello XXIIII mpm. Aspis XXIIII mpm. ILICI XXIIII mpm. Dedicados muchos investigadores a identificar las poblaciones actua les a las que corresponden estos antiguos topnimos, han hallado gran des dificultades para situar la correspondiente a la mansin o ciudad Ello. En los estudios realizados sobre este famoso itinerario, las distancias indicadas han sido alargadas o acortadas a conveniencia de cada uno de los investigadores que, en general, no han hecho gran caso de ellas para fi jar a Ello en la ciudad actual que mejor les pareciera. (20) As vemos que el Padre Enrique Flrez (21) la reduce a Totana en la provincia de Murcia, simplemente porque este nombre tiene un cierto pa recido con Elotana que, segn el autor de Espaa Sagrada era la ciu dad visigoda, sede episcopal, continuadora de la Ello romana. Julin Zuazo y Palacios (22) la sita en el Llano de la Consolacin, en Montealegre, en las cercanas del famoso Cerro de los Santos. Aureliano Fernndez Guerra (23) la reduce a un lugar ignorado cer ca de Villena viniendo de Valencia por Fuentelahiguera a entrar en la cuenca del ro Vinalop. Por su parte, Fray Francisco Diago en sus Anales del Reyno de Va lencia, folio 55, dice sobre este mismo tema: ... lo que yo creo della es que responde a la poblacin de Adello que Antonino Pio, picando la buelta del mediodia asienta catorze leguas mas all de Xcar y seys antes de Aspe, lo qual teniendo entonces castillo como lo tiene ahora se llam Castro Adello, de donde vino a quedarse en Castalla. Con esta inaudita (20) En el Discurso de recepcin en la Academia de la Historia del Sr. Eduardo Saavedra se dan muchos detalles sobre este itinerario y sus mansiones, combatindose muchos errores en que han incurrido los diversos copistas, principalmente al redactar las dis tancias entre unas y otras. (21) Espaa Sagrada. Tomo VII, trat. XV. (22) La villa de Montealegre y su Cerro de los Santos Madrid, 1915. (23) Contestacin al discurso de ingreso en la Academia de la Historia de D Eduardo Saavedra. Madrid, 1914. Pg. 85. 44 forma de usar de la etimologa, el Padre Diago igual poda haber radica do Ello en Castelln y aun en cualquiera de los numerosos Castellares existentes en Espaa. El cannigo Lozano (24) cree que Adello era Elda basndose en la direccin del itinerario, pero hace separacin de Adello con Elotana, la cual reduce a Albatana y Ontur, en la provincia de Albacete, partido ju dicial de Helln, (25) sin manifestar en ninguno de los casos los funda mentos de su opinin. Juan Lpez, en el mismo ao 1795 (26) en que escriba Lozano, di ce, sin comprometerse, que: Segn algunos, (Adello) corresponde actual mente a Elda; y segn otros a Castalla. No cabe duda de que se haba documentado en sus contemporneos Lozano y Diago y, al no tener opi nin propia sobre el asunto, se limit a manifestar lo escrito por uno y otro. Este mismo autor reduce Elio-croca a Lorca y no se decide a bus carle reduccin a Elotana, que es dejada sin solucin. (27) El historiador alicantino Dr. Figueras Pacheco en su Resea His trico Geogrfica de la provincia de Alicante refleja algunas de estas opiniones sobre el emplazamiento de la antigua Ello y rompe una lanza a favor de su ubicacin en Elda basndose en la afinidad de nombre y la situacin de nuestra ciudad, enclavada en la comarca a que se refiere este estudio. El Dr. Mateu Llopis (28) aporta el peso de su autoridad a la balanza al sostener la candidatura de Elda a ser reconocida como la sucesora de la Ella romana de la Va Pretoria, basndose en el estudio de las posibili dades que arroja la identificacin de Ello o Elota a la luz de la toponi mia, la numismtica, la historia y la geografia. El topnimo Elda, cuya procedencia no ofrece dudas, las antigedades halladas en su trmino, su cercana a Elche en lo referente a la cuestin de las sedes Elotana e Ilici tana en la Espaa Visigoda, hacen a nuestra ciudad, con las mximas po sibilidades de acierto, sucesora de la Ello romana. La consecuencia de esta diversidad y disparidad de opiniones es que (24) Bastitania y Contestania del Reino de Murcia, con los vestigios de sus ciudades sub terrneas, por el Dr. D. Juan Lozano. Murcia, MDCCVIC, cap. III. Disert. II. Pg. 44. (25) Ibid. Disertacin III, pg. 83. (26) Disertacin o memoria geogrfica -histrica sobre la Bastitania y Contestania, escrita por D. Juan Lpez, gegrafo del Rey, para la inteligencia del mapa publicado por el mismo autor en el ao 1795. Madrid, Ibarra, MDCCXCV. (II. ADELLO a 24 millas de Aspis; es una mansin llamada EDELLE por el Ravenate. Segn algunos correspon de a Elda; y segn otros a Castalla) pg. 24. (27) bid , pg. 12-13. (28) Sobre la identificacin toponmica de Elota. Separata del homenaje a Mills-Valli crosa. Vol. II. Barcelona, 1956. 45 actualmente no podemos afirmar de forma absoluta que Elda sea la suce sora en el tiempo y en el lugar de la romana Ello, ni tampoco pueden de jarse a un lado fcilmente las numerosas condiciones favorables para ser lo. Aparte de su nombre que, como ya hemos escrito en otro lugar, se mantuvo como Ella incluso en documentos de los siglos XIII y XIV, tam bin la cercana a Aspe es favorable a la reduccin Ella -Elda, aunque pa ra poder situar a Ello en otros lugares han tenido algunos autores que forzar la cuestin suponiendo que el Aspis inmediato a Elche que fi gura en el itinerario no es tampoco el Aspe inmediato a Elche que hoy conoce mos. Por desgracia y pese a nuestras investigaciones, no hemos conseguido hallar vestigio alguno de la calzada romana que deba atravesar estas tie rras si efectivamente esta poblacin era una de las paradas mencionadas en el itinerario. Es muy posible que de haber cruzado nuestras tierras hubiera sido absorbida por la carretera de Madrid, pues este camino siempre ha sido camino real, desde los ms antiguos tiempos y su itinera rio ha sido bsicamente el mismo, por lo que podramos llegar a la supo sicin de que la sunima crusta que constitua la capa exterior de las calzadas romanas ha sido sustituida por el asfalto moderno. Es una posi bilidad, pero no poseemos la certeza de que haya ocurrido as. Sin embargo, de una cosa estamos seguros, sin duda de ninguna cla se; y es que Elda, con cualquiera de los nombres de Ello, Ella Ellum, Adello o cualquier otro que pudiera derivarse de Ello, exista en la poca romana. Los numerosos hallazgos de monedas, una pila de bao posible mente perteneciente a unas termas romanas hallada en las mrgenes del Vinalop junto al puente de Monvar, otras baeras con tuberas de cer mica y otros restos posiblemente tambin correspondientes a termas ha lladas en las Agualejas, igualmente inmediatas al ro; las dos fuertes co lumnas de piedra que hoy sirven para sustentar la galera de una casa de la plaza de Santa Ana y la cermica que se ha encontrado en sta, son testigos irrefutables de la existencia de gentes de aquellas lejanas pocas. Nada quita ni pone a esta afirmacin histrica el que la Ello nuestra sea la misma Ello del itinerario de Antonino o no, por lo que no proseguimos esta cuestin que posiblemente no nos llevara a ninguna parte en el es tado actual de los conocimientos sobre la antigedad de nuestro pueblo. VIII. De los nombres de Elda La absoluta carencia de fuentes bibliogrficas o epigrficas antiguas que nos pudieran ilustrar sobre el o los nombres que ha ostentado nues tra ciudad en sus primeros tiempos ha originado numerosas confusiones y que existan abundantes variantes del que se ha fi jado como raz, o sea, 46 cualquiera de los nombres que tienen como partcula inseparable el, como Ello, Elo, Ella, Adellum, Idella, Dahellos, etc. De esta forma podemos ver escritas opiniones tan peregrinas como la de Escolano (29) cuando dice: Los moros conquistadores de Espaa la llamaron Idella, de la palabra Dadlo, que en su lengua significa casa de regalo por el mucho que tiene esta villa... Los cristianos, corrompido el vocablo la llamaron Ella y nosotros Elda. Como despus veremos, resulta absurdo suponer origen rabe a la palabra Idella, genuinamente latina. A. Gonzlvez Vera apunta el nombre de Elia, de Elio Adriano, cam biando el viejo y primitivo nombre que ellos le pusieron de Adellum. (30) Sobre tan interesante tema escribi dos trabajos mi excelente amigo y escritor Juan Madrona Ibez (31), en los que demuestra, de forma con tundente, un conocimiento singular de la lingstica y una inteligente aplicacin de esta a la identificacin de los nombres antiguos de Elda. Su tesis podemos resumirla de este modo: Los nombres que ha podido hallar escritos son los diecisiete siguien tes: Elo, Ello, Ela, Ella, Ellum, Elda, Adellum, Adella, Idellum, Idella, Idaella, Dahlo, Dadlo, Dallo, Daellos, Dahlos y Dahellos. (A los que por nuestra parte aadimos Adello y Elota). El origen comn de esta variedad de nombres es la raz ibrica ili o eh que viene a significar algo parecido a finca de recreo. Segn Ma drona, las dieciseis voces indicadas no son ms que variantes de la pala bra ELLA, nombre de nuestra ciudad que ha permanecido a travs de los siglos con ligeras modificaciones motivadas por la aadidura de preposi ciones o artculos y la general transformacin sufrida por la lengua latina hasta convertirse en el castellano actual. Pertenecen a la poca romana todas las variantes que comienzan en e (excepto Elota, al parecer visigoda), a e i, y a la musulmana las que llevan la preposicin da o dah equivalente al tan extendido dar como Dar Riffien, Dar Drius, Dar Quebdan, etc. La palabra Ella se pronuncia El -la y su forma singular es Ellum, en romano El -lo. Las preposiciones Id y Ad, puestas delante de algunas de las formas que adopta el nombre de Elda, equivale a decir En Elda o A Elda respectivamente. Las formas rabes significan Lo de Elda y tambin Casas de Elda o Lugar de Elda. Finalmente la forma actual Elda fue apareciendo en el hablar del pueblo bajo obedeciendo a la ten (29) I listoria del Reino de Valencia Libro VI, cap X, 71. (30) Resumen histrico de Elda. El Cronista. Elda, 1933. (31) Ob. cit. y Orgenes y evolucin del nombre de Elda, artculo indito conservado por el autor de estas lneas. 47 dencia tan general entonces de hacer mettesis en las terminaciones er la, ella, edla, etc. Tal es la evolucin del nombre de nuestra ciudad, segn la autoriza da opinin de Juan Madrona, opinin que comparto plenamente. Los vi sigodos no hicieron ms que continuar la forma romana del nombre, de nominando al pueblo Elo o Elota. IX. Vestigios de la presencia de iberos y romanos en Elda El suelo de Elda no se muestra propicio a entregar los tesoros ar queolgicos que indudablemente tiene escondidos en sus entraas. Ape nas si de vez en cuando recompensa los sudores del afanoso investigador entregndole alguna minscula muestra de lo que en l se encierra. Por esta razn, estas muestras que para otros pueblos ms ricos arqueolgica mente tal vez fueran frusleras que ni siquiera merecieran el honor de ser mencionadas en inventarios o publicaciones, constituyen para nosotros, los eldenses, preciadas reliquias de nuestro pasado y las tenemos en gran estima, aunque desgraciadamente, la mayora hayan desaparecido, con servndolas nicamente en fotografas o dibujos. Los lugares de nuestro trmino municipal que mayor acopio de anti gedades han entregado, refirindonos a la poca de iberos y romanos, son el Monastil y, en menor importancia, la plaza de Santa Ana y el ya cimiento de Las Agualejas. Tambin en el montecillo que, formando par te de Boln se alza entre este y el ro, frente a la ciudad eldense, se han hallado algunos fragmentos minsculos de cermica barnizada, de la lla mada terra sigillata y arillos de hierro, que atribuimos a algn espor dico puesto militar romano, atalaya de los caminos de Monvar, Novelda y el Norte. El Monastil nos ofrece, sobre todo, grandes cantidades de cermica, muy fragmentada. No faltan entre ella los fragmentos que ostentan rica decoracin con fi guras pintadas como pjaros diversos, carniceros, caba llos alados e incluso nombres. Entre estos fragmentos, el que presenta una cabeza humana nos sor prende e intriga por su extraa posicin. El tocado que presenta es simi lar a los que llevan los guerreros pintados en vasos de San Miguel de Li ria y Elche, y el trazo simplista con que estn dibujados los ojos acenta las semejanzas con aquellos. Sin embargo en todas aquellas representa ciones aparece el guerrero completo, adoptando distintas actitudes, y en cambio, en el fragmento monastilense se observa claramente que no pre senta ms que la cabeza hasta el cuello, con unas manchas saliendo de este que parecen una gola picuda como la que usaban los bufones y lo 48 Ex -voto ibrico hallado en Boli7 49 cos de la poca medieval. La franja coloreada que hay poco ms abajo de la cabeza impide pensar que el resto del cuerpo se haya borrado por la accin del tiempo. Buscando soluciones a esta extraa posicin hemos llegado a pensar si acaso lo que nos parece una gola de picos no sea la representacin, en la tosca mano del artista ibrico, de los chorros de sangre que salen de una cabeza cortada. Observando atentamente el di bujo de dicho fragmento puede verse que esta suposicin es bastante ve rosmil. La rica decoracin de la cermica monastilense, de la cual incluimos muestras en diferentes lminas, responde a las caractersticas peculiares de todas las estaciones ibricas del Sudeste espaol en sus formas gene rales, predominando las formas cermicas de Archena y Elche, con las que presenta grandes analogas. Hemos dicho antes que la cermica del Monastil se presentan siem pre en menudos fragmentos. No obstante ello, la paciencia de los investi gadores de la Seccin de Arqueologa del Centro Excursionista ha conse guido reunir, y mostrar en su Museo Arqueolgico, varias vasijas recons truidas, de diferentes tamaos, forma y decoracin. Otras piezas anterio res dignas de mencin son un pequeo recipiente de cermica rojiza sin decorar, parecido a un lacrimatorio, de 125 mm. de altura, hallado en el Monastil por el pintor Gabriel Poveda Rico. En las Escuelas Graduadas fi gur una gran vasija panzuda, encon trada y reconstruida por Antonio Sempere Rico, tambin del Monastil, vasija que creemos pas al Museo Arqueolgico figurando en l. La lucerna de asa picuda de la que ya hemos hecho mencin fue ha llada por el autor en la cima del Monastil, a unos 30 cms. de profundi dad, no apareciendo el resto de ella a pesar de la intensa bsqueda en las cercanas del punto donde fue encontrada. Como se ve, en su centro fi gu ra una cabecita humana a la que no he podido hallar semejante en otras lucernas paleocristianas. A pesar de que en la provincia de Alicante son extraordinariamente raros los exvotos de bronce, en Elda se han encontrado dos de factura muy distinta. El primero fue hallado, segn manifest su poseedor, en Boln, pero esto no impide que lo cataloguemos como procedente y con temporneo del Monastil. Representa un guerrero vestido con el tpi co jubn ceido y corto y tocada su cabeza con un capacete con oreje ras. Los dos brazos podran haber estado al modo de otros exvotos pare cidos hallados en otros puntos de la pennsula, con el redondo escudo en una mano y la falcata o lanza en la otra. El segundo exvoto es de factura ms rudimentaria, tambin de bron ce, pero de modelado basto. El tocado puntiagudo, la cenefa que se adi vina a la altura de las piernas y los extraos signos sobre el pecho pare cen convenir ms a una representacin femenina que a una masculina, y 50 la semejanza que en lneas generales salvando las distancias de un tra bajo tosco a uno cuidadoso y artstico pueden observarse entre este ex voto y los que representan a sacerdotisas oferentes del Cerro de los San tos es notoria, lo que nos inclina a pensar en una similitud de represen tacin de una sacerdotisa, tal vez del probable santuario ibrico del Mo nastil. En la cima del monte y en su parte ms ancha fue hallado hace aos un sepulcro in cista, formado con losas planas toscamente trabajadas. En su interior haba un esqueleto de adulto, sin nada ms en su interior, y . sin detalle alguno que pudiera dar luz sobre su data y cultura. Aunque pocos, se han hallado diversas piedras labradas que eviden temente son partes de las construcciones existentes en el Monastil. Una gran piedra plana, probablemente parte del umbral de una puerta, con el caracterstico hueco redondo en un ngulo que serva para introducir el grueso pivote de madera que serva de gozne a las puertas antiguamente, no usndose las bisagras. Otra piedra es un cipo o pedestal, como base de fi guras o esculturas, de aproximadamente 150 metros de alto. Est em potrado en el muro de un antiguo molino, abandonado hace siglos, situa do en la margen del Vinalop6, frente al Monastil. Junto al cipo pueden verse, formando parte igualmente del muro, otras muchas piedras rectan gulares que contrastan con las piedras y cantos rodados de que estn compuestas las paredes de este derruido molino. Posiblemente provengan tambin de los edificios existentes en lo alto del Monastil y que, una vez demolido estos y dispersas sus piedras, hubieran sido recogidas algunas para construcciones cercanas. Son muy escasas las piezas metlicas halladas. Entre ellas fi gura un curioso adorno femenil, incompleto, tal vez parte de un broche o sujeta dor, a juzgar por el saliente de su reverso, que pudo servir, antes de es tropearse, para sujetar la aguja. Tambin es interesante la pieza en forma de guila explayada sin ca beza, al parecer una hebilla de cinturn, pero no visigoda como la hace Sempere Rico (32), sino ibrica sin lugar a dudas. Fusayolas, pesas de telar, muelas de alfarera, glandes y monedas de distintas pocas, han sido halladas en profusin en este lugar. En la placeta de Santa Ana, los hallazgos son debidos a excavaciones de zanjas para instalar el alcantarillado y consisten en algunos huesos hu manos y restos cermicos pertenecientes a distintas vasijas. Su decoracin es totalmente similar a la de las piezas del Monastil, llamndonos la aten cin la pequea asa en la que se ve pintada una cruz gamada o svastica, rematando una rama de hojas en ngulo. (:;21 En el artculo citado en la nota 9 y como pie de la fotografa publicada que dice 3) Hebilla de cinturn. Visigoda. 51 PLANO DE LAS EXCAVACIONES DEI. POBLADO !BERILO DEL MONASTIE 1 rr Mur. dr reta Mute. dr prrd. barre Mar. desaperroden 52 4111111111 11Now MCION DE M11E010614 011 ((NIRO EXCURSiONISIA ELDENSE Cermica de figuras pintadas de/poblado ibrico del Monastil , 00,Idg Cermica del Monas ti! con decoracin viviente. 53 Otros vestigios podemos presentar como originarios, al parecer, de la poca que motiva esta parte de mi trabajo, pero son de ms dudosa ad judicacin, como, por ejemplo, las dos columnas de piedra que sostiene la galera de una casa de la placeta de Santa Ana que, segn nuestro con cepto, son de la poca romana y procedentes de alguna finca de las que constituan la Ella de entonces, as como una baera hecha de mortero rosado, con el interior pulido, que fue descubierta en una explanacin de terrenos en la orilla derecha del Vinalop, a la salida del puente sobre es te ro por el que pasa la carretera de Monvar. En el lugar en que se ha ll esta baera se levant la fbrica de mosaicos hidrulicos de la viuda de Rafael Duyos. No obstante, creo que con los hallazgos que hemos reseado, de cuya autenticidad y atribucin no se puede dudar, hemos dejado bastante fun damentada la demostracin de la existencia de pobladores iberos y roma nos en nuestro suelo en los tiempos anteriores a nuestra Era y primeros siglos de esta. X. Las Agualejas Los trabajos de excavacin que realiz el Centro Excursionista El dense en diversas pocas, dio lugar al descubrimiento, entre otros, de un yacimiento del que anteriormente no se tena noticia, denominado de las Agualejas por el nombre del paraje en que se encuentra, en la margen iz quierda del Vinalop. Los hallazgos all realizados son varios trozos de vidrio, restos de te rn sigillata, un trozo de dolium con marcas, una base de columna de piedra, dos monedas de bronce de Majencio y una de Constantino, as co mo unos muros, en uno de los cuales se abre una acequia o alcantarilla con la bveda formada por grandes ladrillos de 60 por 35 centmetros aproximadamente. La Seccin de Arqueologa del citado Centro atribuy este yacimiento a un poblado romano que pudo haber alcanzado gran esplendor en una poca que situamos entre los siglos III y IV despus de Jesucristo. (33) En contraposicin a esto, y a nuestro parecer con mayor lgica en la Carta Arqueolgica de Elda apuntan que todos estos hallazgos parece que nos hablan de una villa romana... (34) (33) 1.a Seccin de Arqueologa en el X aniversario de la fundacin del Centro Excursio nista Eldense. IX Marcha regional, 1967. Pgs. 4-5. (34) Carta arqueolgica de Elda (separata de Archivo de Prehistoria Levantina XIII 1972, pg. 205. 54 XI. El maestro del Monastil El eminente historiador alicantino don Francisco Figueras Pacheco apunt a quien esto escribe la muy posible existencia de un alfar en el Monastil en el perodo de su utilizacin por los iberos. Se basaba en la in gente cantidad de tiestos que cubre la ladera del monte orientada a me dioda y en la existencia de arcillas de gran calidad, aprovechadas ms tarde por las industrias alfareras y cermicas de Petrel y Elda. Como confirmacin de esta hiptesis del doctor Figueras Pacheco, se public aos despus en Estocolmo un folleto de la doctora Solweig Nordstrom (35) sobre la cermica pintada ibrica en la provincia de Ali cante, en la que sealaba la existencia en tierras de Elda del xido de hierro, usado para la decoracin de la cermica ibrica de fi guras rojas, presentndonos a un misterioso personaje, al que denomin el maestro del Monastil, situndolo cronolgicamente entre la mitad del siglo I de nuestra Era y la segunda mitad del primer siglo de J.C. Segn la doctora Nordstrom, este maestro del Monastil era un maestro libre del perodo IV de la Alcudia y que, aun siguiendo las nor mas decorativas caract-;rsticas de los vasos Elche-Archena, Liria y otros puntos, introdujo en sus elementos zoomorfos y antropomorfos un mundo de animales y hombres surgidos de su imaginacin, imprimindoles un sello caracterstico que slo ha podido descubrir esta arquelogo sueca, fuertemente interesada por la antigedad de nuestras tierras y sus gentes. AL TERMINAR ESTAS LINEAS Los captulos que forman esta parte de la Historia de Elda fueron escritos en 1958, sobre los datos obtenidos hasta dicha fecha. Desde este ao hasta 1975 en que terminado mi trabajo procedo a su puesta en lim pio para hacer posible su publicacin se ha adelantado mucho en el cono cimiento de la Elda ibrica, gracias en buena parte a la labor de la Sec cin de Arqueologa del Centro Excursionista Eldense, que ha desarrolla do una gran actividad y obtenido numerosos y valiosos hallazgos con los cuales ha podido constituir un muy estimable Museo Arqueolgico que ha adquirido carcter de municipal. Los trabajos de la doctora sueca Solweig Nordstrom y el doctor Enri que Llobregat Conesa, director del Museo Arqueolgico Provincial, sobre la cermica y la poca ibrica de nuestra provincia, ocupndose con dete nimiento del yacimiento del Monastil, as como la publicacin de la Car ta Arqueolgica de Elda de la citada Seccin del C.E.E., han situado el perodo ibrico de Elda fijndolo cronolgicamente, clasificando sus ha llazgos y relacionando sus perodos con los de las restantes zonas ibricas (35) La cermique peinte ibrique de la province dAlicante. Stockholm, 1969. 55 de la provincia, en especial de las situadas en la cuenca del Vinalop. La mayora de estos datos son ms bien de especializacin arqueolgica que de explicacin del desarrollo histrico de Elda por lo cual no he credo conveniente modificar lo que escrib en 1958, a excepcin de algunas leves rectificaciones y la inclusin de los captulos El maestro del Monastil, Las Agualejas y estas lneas, todo ello para mejor comprensin de la poca estudiada. La cronologa que apunta Llobregat Conesa para el Monastil com prende un perodo entre el IV siglo antes de nuestra Era y el V despus de J.C., suponiendo pues que el habitat del Monastil dur un milenio. (36). Por otra parte, las suposiciones hechas en el captulo IV de esta his toria respecto a la clase del poblado del Monastil han recibido una nueva luz como consecuencia del descubrimiento por la mencionada Seccin del C.E.E. de las lneas de edificacin del poblado o parte de l, con 15 habi taciones adosadas al muro de roca y orientadas al sur, alguna de ellas con comunicaciones interiores. (36, (:ontestania ibrica. Alicante. Instituto de Estudios Alicantinos, 1972. 56 Idolillo Ibrico de bronce hallado en el Monas/II (Elda) 57 Cermica de la Torreta 58 Hallazgos diversos del Monastil 59 Diversos hallazgos del Monas ti! 60 Diversos objetos hallados en los yacimientos de ,(E1 Monastil. Fragmento de sarcfago de/siglo 111 -IV despus de J.C. con una escena de Jons arro jado al mar (Museo Arqueolgico de Elda). 62 Excavacin del antiguo poblado del Monas ti!. Efectuada por los miembros de la Sec cin de Arqueologa del Centro Excursionista Eldense. Estado en 1964. Plato ibrico del Monastil. 63 ELDA VISIGODA 65 I. Elota y su sede episcopal La avalancha invasora de los brbaros del norte cae sobre la penn sula. Los alanos, originarios de la Europa Oriental, lindando con Asia, ocuparon la regin Cartaginense y sujetaron a su dominio nuestra comar ca. Las crnicas cristianas abundan en detalles horribles sobre la feroci dad con que procedieron las hordas invasoras al llegar a los pueblos his panorromanos. Lafuente Vidal (1) traduce esta terrible pgina de Idacio, obispo de Chaves, que vivi cuando se desarrollaron estos histricos acon tecimientos: Los Brbaros, que haban penetrado en Espaa (en las cin co provincias romanas) las arrasaban con matanza hostil. La peste no proceda con ms lenidad en sus regiones. Devastando los Brbaros las Espaas y, no obstante que la peste recrudeca el mal, el tirnico exactor y el soldado robaban y saqueaban las riquezas y los vveres existentes en las ciudades. Se desencaden un hambre funesta, de tal modo que las carnes humanas fueron devoradas por la misma especie humana por la fuerza del hambre. Hasta las madres tuvieron alimento en los cuerpos de sus hijos asesinados o (por lo menos) cocidos por ellas. Las fi eras, aficio nadas a los cadveres de los muertos por la espada, el hambre y la peste, atacaban hasta a los hombres ms fuertes y haciendo pasto por aqu y all en sus carnes, iban ocasionando el fin del gnero humano. Y as, de satadas por todo el Orbe las cuatro plagas, el hierro, el hambre, la peste y las fi eras, se cumplan las profecas anunciadas por el Seor por medio de sus profetas. Nos es actualmente imposible el saber en qu forma pudieron afectar estos pavorosos sucesos al pueblo de Elda, entonces el hispanorromano Ello a la orilla del Vinalop. Ni la numismtica ni la arqueologa nos han brindado datos que nos ( 1) Alicante en la Edad Antigua, 1957. Pg. 322. 67 puedan servir para montar una teora sobre lo que fue nuestro pueblo en aquel revuelto perodo. Pero s tenemos que pensar en que no ocurrira en Elda igual que en otros pueblos que al parecer fueron literalmente barri dos de la superficie de la tierra, por cuanto algunos aos despus, en el 610, leemos en las listas de dignatarios presentes en un Santo Snodo la fi rma de un obispo llamado Senabilis, de la iglesia de Elotana, gentilicio este del topnimo Elo. Resulta muy improbable que de haber sido des truido este pueblo hubiera despus nacido otro en el mismo lugar y con el mismo nombre. No dudo que para los iniciados en estas cuestiones de reducciones de ciudades antiguas, les parecer excesivamente aventurada la afirmacin de que la ciudad Ello que tuvo sede episcopal en la poca visigoda estaba situada en nuestro suelo y es la antecesora ilustre de la ciudad eldense. Creo, no obstante, que a pesar de las opiniones publicadas por ilustres in vestigadores sobre su adjudicacin a diversas poblaciones, estas no tienen tantas coincidencias a su favor como concurren en nuestra ciudad. Ya me he ocupado de este tema ms extensamente en la parte de esta obra dedi cada a la poca romana (2) aportando las razones geogrficas, arqueol gicas y sobre todo etimolgicas que apoyan la reduccin Ello -Elda, por lo que no insistir sobre ellas. La Ello con sede episcopal es mencionada tambin con los nombres de Elota y Elotana. Hay otras versiones en las que se lee Eiota y Eiotana, pero el mismo Padre Enrique Flrez que las presenta aade que la i y la 1 son comunmente confundidas en los cdigos gticos, por lo que no representa variacin alguna. (3) La derivacin Ello-Elota es lgica desde el punto de vista etimolgi co. La pronunciacin de Ello es El -lo, simplificada por el uso repetido en la forma Elo, de la cual fcilmente puede derivar en Elota o Elotha, como alguna vez se ha escrito. Tambin coincide en apuntar hacia Elda el hecho de que Elota o Elotha limitaba con la dicesis de hice (Elche) por cuanto esta absorbi a aquella y esto hubiera sido imposible de no ser colindantes ya que hubie ra sido absurdo que la sede ilicitana absorbiera a la elotana habiendo en tre una y otra dicesis un territorio dependiente de otra silla episcopal. El Padre Flrez deja bien sentada esta afirmacin en su obra al escribir: Lo nico que debemos afirmar es que confinaba con la dicesis de Elici, por lo que las unieron; pues guando una sede se traslada o se agrega al guna Cathedral a otro obispado, suprimiendo el antiguo no se saltan los lmites dejando en medio otra Silla, sino incorporando la una con la otra ms inmediata, para que sea ms cmodo su gobierno. (4) (2) Elda Romana; cap. VII. (3) Enrique Flrez. Espaa Sagrada. Madrid, 1751. T. VII, pg. 222. (4) Ibid. Cap. II, 7, pg. 219. 68 La dicesis de Ello aparece citada por primera vez en el Concilio de Toledo del ao 610, en el cual su obispo Senabilis o Sanable firm con tal nombre y ttulo suscribiendo en ltimo lugar, como obispo menos anti guo y fi rmando Senabilis Sanctor Eclesiae Elotanae Episcopus S.S.. (5) En el Concilio III no fi gura ya esta iglesia, y en el IV, celebrado en el ao 633 comienza a estar presente el obispo de Ilici, cesando definitiva mente las fi rmas de obispos elotanos sin dependencia a otra sede, posible mente seguimos al repetidamente mentado Flrez por haberse redu cido o agregado la Silla Elotana a la Ilicitana. Demuestra esto el hecho de que en varios concilios anteriores al XV los obispos ilicitanos fi rmaron como prelados de la Sanctae Ecclesiae Illicitanae qui et Elotanae epis copus. En el Concilio XV, celebrado el ao 688 cesa esta frmula firmando ya solamente como obispos de la Iglesia Ilicitana. La razn para esto puede ser muy bien la que apunta D. Aureliano Ibarra y Manzoni (6) al llamar la atencin sobre el largo perodo en que estas costas levantinas estuvieron dominadas por los bizantinos. En los tiempos en que gobernaba Espaa el godo Agila se produjo una sublevacin de los hispanorromanos de Andaluca, al mando de Ata nagildo, quien llam en su ayuda al Emperador de Oriente Justiniano. Este, a cambio de la ayuda prestada para sentar en el trono de Espaa a Atanagildo se posesion de una gran zona costera, desde el Guadalquivir hasta el Jcar, teniendo como capital o cabeza del territorio dominado a Cartagena. Una vez consolidado Atanagildo en su trono volvi sus armas contra los bizantinos, sin lograr arrojarlos de sus posesiones, y as mantuvieron estos su dominio sobre las zonas ocupadas durante setenta aos, desde el 554 hasta el 624 en que Suintilla remat la empresa de sus predecesores en la corona goda arrojando de la pennsula a los bizantinos, ya reduci dos en esta poca por Sisebuto al estrecho territorio de los Algarbes. En las tierras sometidas al dominio de Bizancio que en nuestra pro vincia era, segn Rafael Altamira los territorios de Villena, Monvar y Villajoyosa (7) adems de las costas, claro est, todas las ciudades nega ban sumisin a la iglesia visigoda, razn por la cual en el ao 589 no se presentaron al III concilio de Toledo los obispos de las dicesis de Ello, Illici, Cartagena Urci y Begastri, sujetas, con toda probabilidad, a la do minacin bizantina. (5) Ibid. Cap. II, 13, pg. 221. (6) A. Ibarra: Illici, su situacin y antigedades, 1879, pgs. 233 y ss. (7). R. Altamira: Historia de Espaa y de la Civilizacin Espaola, tomo I, pg. 184 69 Pero la insistente presin de las armas visigodas arrancando territo rios a los griegos de Oriente creca cada vez ms y las ciudades iban in corporndose, unas tras otras, a la monarqua gtica. En el ao 610 ya deba estar liberada Elota por cuanto su obispo asiste al concilio de este ao. Posiblemente la Silla de Elota se haba creado poco tiempo antes pa ra suplir la falta de la antigua Silla Ilicitana, todava en manos de los bi zantinos. Por esta razn, una vez conquistada Elche, el obispo de esta Se de se hace cargo tambin de la Elotana, que entonces ya no tena razn de existir. Durante muchos aos los obispos ilicitanos conservaron la fr mula antedicha de fi rmar como titulares de ambas sedes episcopales, has ta que se suprimi esta norma, desapareciendo de la historia el nombre de la Iglesia Elotana. La reduccin Elda-Elota no encuentra objecin en el hecho de que no se tenga memoria escrita ni sepamos de vestigio alguno de ningn edi fi cio con carcter de catedral. Por una parte hemos de tener en cuenta la general carencia de restos arquitectnicos visigodos. Segn Camps Cazor la (8) ... hay focos enteros, y de los de vida cultural ms intensa, como todo el meridional, en que los restos arquitectnicos son escassimos, ya que de los grandes monumentos que en Crdoba, Sevilla, Toledo, Mrida, etc. se levantaban, no les quedan ms que fragmentos insignificantes o el recuerdo literario lo que justificara el hecho de no haberse hallado en Elda vestigio alguno. Pero tampoco por esto vamos a creer en la existencia en Elota de un edificio de grandes proporciones, digno del nombre de catedral. Ya he mos observado la brevedad de la existencia del obispado elotano y la for tuita circunstancia de su creacin para cubrir la falta del ilicitano. Esta interinidad no justificaba la construccin de un edificio, y creemos que la pequea iglesia o ermita que desde la llegada del cristianismo al valle sirviera para los oficios sagrados, seguira sirviendo en tal ocasin y des pus, tanto cuando nuevamente los obispos se trasladaron a la cercana Ilici como cuando el alud musulmn invadi nuestra tierra. Mateu Llopis (9) introduce otro elemento favorable a la reduccin Elota-Elda que creemos muy interesante. Este autor subraya el que la ini cial de Elota es acentuada lota y esto da, por la prdida de la pos tnica interna, elta, de donde la sonorizacin castellana de la dental fuerte es lgica. Creemos haber dejadas bien sentadas las posibilidades que presenta Elda para ser reconocida como la sucesora de Elo, Ello o Elota visigoda, continuadora a su vez de la Ella o Ello romana. Ninguna de las razones (8) Espaa visigoda (Tomo III de la Historia de Espaa dirigida por Menndez Pidal, pg. 442). (9) Felipe Mateu y Llopis: Sobre la identificacin toponmica de Elota., Barcelona, 1956, pg. 38. 70 que aducen Zuazo y Palacios, Fernndez Guerra, el Padre Flrez y otros para reducir Elota a otro lugar que no sea Elda tiene ms fuerza que las presentadas a favor de sta. Incluso en algunos casos, aquellas razones son francamente caprichosas. Consideramos dificil el hallazgo de vestigio alguno de la poca visigo da de nuestra poblacin por el escaso tiempo en que esta se produjo, la poca personalidad propia de sus objetos, si exceptuamos las monedas, y el estar situado, probablemente, en el mismo solar actual de Elda, lo que hace prcticamente imposible la bsqueda, quedando reducidas las posi bilidades a hallazgos fortuitos al abrirse zanjas o excavaciones para ci mientos. 71 ELDA MUSULMANA 73 I. Ello en la tierra de Tudmir El poderoso empuje de las hordas musulmanas, fanatizadas y extrai das del marasmo de su desunin y apata seculares por la nueva religin de la cual Mahoma era profeta, abaten en el ao 711 la dividida y vaci lante fortaleza visigtica espaola. El torrente islmico se reparte por to dos los caminos de Espaa, aplastando toda resistencia, y las murallas de las ciudades visigodas se derrumban, como nuevas Jeric, a la primera embestida de las mesnadas de la Media Luna. Una tras otra, todas las plazas van cayendo en poder de los musul manes, hasta que el avance de estos es frenado entre los riscos de Coya donga y en los campos de Poitiers, cesando en estos puntos la expansin sarracena y dedicndose los nuevos dominadores de la pennsula a conso lidar su conquista y organizar su administracin de Espaa. Pero no todas las regiones y pueblos de la zona invadida de Espaa han quedado sojuzgados por el invasor. Entre los nobles que resistieron la marea musulmana hubo uno, el duque Teodomiro, gobernador del duca do de Aurariola, que supo resistir con su reducido ejrcito las acometidas agarenas hasta que estando reducido a sitio entre las murallas de Orihue la logr, segn la leyenda popular, engaar al caudillo moro Abdelaziz, mostrndole las almenas y torres de las murallas oriolanas llenas de ague rridos soldados, dispuestos a morir antes que entregar la ciudad, soldados que el astuto Teodomiro haba conseguido vistiendo a las mujeres de la ciudad con los atavos y armamento militar de sus guerreros muertos. El rabe se impresion o se dej engaar por este audaz gesto y entabl conversaciones de tregua con el Duque, concertando ambos en abril del 713 el tratado cuyo texto traducido es el siguiente: En el nombre de Alah clemente y misericordioso. Escrito dirigido por Abd el-Aziz Musa Ben Nusayr a Tudmir ben Abdush.- Este ltimo obtiene la paz y recibe el compromiso, bajo la garanta de Allah y la de su Profeta de que no ser alterada su situacin ni la de los suyos, de que 75 sus derechos de soberana no le sern discutidos; de que sus sbditos no sern asesinados, ni reducidos a cautividad ni separados de sus mujeres e hijos; de que no sern estorbados en el ejercicio de su religin; y de que sus iglesias no sern incendiadas ni despojadas de los objetos de culto que en ella existen; todo ello mientras cumpla las cargas que le imponemos. Le es concedida la paz mediante la entrega de las siete ciudades siguien tes: Orihuela, Baltana, Alicante, Mula, Villena, Lorca y Ello. Adems no deber dar asilo a nadie que huya de nosotros; ni hacer dao a quien go ce de nuestra amnista; ni mantener ocultas las noticias relativas a los enemigos que lleguen a su conocimiento. El y sus sbditos debern pagar al ao un tributo personal consistente en un dinar en metlico, cuatro al mudes de trigo y cuatro de cebada, cuatro medidas de mosto, cuatro de vinagre, dos de miel y dos de aceite. Esta tasa quedar reducida a la uni dad para los esclavos. Escrito en Rachab del ao 94 de la hjira. (1) Hemos copiado la traduccin del famoso arabista Levi-Proverwal, traducida por Emilio Garca Gmez al castellano y publicada por Menn dez Pidal, aunque difiere en poco de la versin de M. Gaspar Remiro. (2) La variacin ms destacada es la de sustituir algunas de las ciudades que Teodomiro habra de entregar por capitulacin y que segn Gaspar Remiro son, por este orden: Orihuela, Villena, Alicante, Mula, Begastro, Ojs y Lorca. Como se ve, Ello ha sido sustituida por Ojs, y Baltana por Begastro. Sobre la primera sustitucin dice Gaspar Remiro que escribi muchos arios antes que Levi-Provencal: La pa1abra . 4))Idel cdice es la que ha dado lugar a confusin pues to que varios historiadores han ledo Eyyo, Ello o Elo, la antigua ciudad romana y visigtica cuya fi jacin topogrfica actual est tan discutida... Simonet la interpret d. P. 1 dando lugar a que A. Fernndez Guerra la hi ciera igual a Elo, junto a Yecla (3). Yo aprovecho todos los puntos dia crticos y entiendo que dice &U 1 (Anaya) correspondiendo... Ya en anteriores ocasiones he manifestado las razones que tengo pa ra sostener el que Ello y Elda son una sola y la misma poblacin, por lo que no insistir sobre el tema. Tenemos, por lo tanto, que Elda fue una de las ciudades que formaban parte del ducado de Teodomiro y que por la capitulacin quedaron dentro del reino de Tudmir. Las frases conte nidas en el tratado que estipulan la entrega inmediata de estas ciudades no dejan lugar a dudas de que desde abril del 713 nuestro pueblo recibi una guarnicin musulmana. Es posible que ya existiera sobre la colina que dominaba el pueblo un castillo o reducto fortificado construido por (1) Historia de Espaa de Menndez Pidal. Tomo IV, pg. 21. (2) M. Gaspar Romiro: Historia de Murcia Musulmana, pg. 13. (3) Insistiendo en la teora de que Ello corresponde a la actual Montealegre, junto al Ce rro de los Santos. 76 los visigodos, el cual fue ampliado o aumentada su capacidad defensiva por sus nuevos dominadores, los musulmanes o moros. Esta suposicin se funda en que para que Abdelaziz exigiera la en trega de Elda entre las otras ciudades habra de tener nuestro pueblo al guna importancia y valor estratgico -militar. Para que la antigua Elda reuniera alguna de estas condiciones necesariamente deba poseer algn fuerte o castillo, y el lugar lgico para el mismo es donde ahora se en cuentran sus ruinas. Segn Lamberto Amat (4), en la poca de la reconquista, el castillo de Elda era apenas una torre y unas pequeas habitaciones, con sus en tonces consiguientes mazmorras subterrneas todo unido en una lnea que apenas pasara del largo de diez metros. El historiador local no da las fuentes en que ha bebido para hacer esta descripcin y slo dice que la indicada torre (sus restos, supongo) an pueden verse entre los escombros de la que sobre ella se construy. Como es lgico, esto no prueba nada y el castillo que se alzaba sobre la orilla del Vinalop poda haber tenido cualquier altura, fachada y ex tensin, datos que probablemente nunca sabremos, pues el pesado alczar de los Condes absorbi o elimin todo lo anteriormente edificado, dejn dolo irreconocible. Alrededor del ao 779 dej de tener valor el convenio de Tudmir pues todo cuanto se haba logrado en el pacto haba ido perdindose po co a poco hasta desaparecer el llamado reino. (5) II. Los musulmanes en Elda Una vez consolidada la ocupacin de Espaa, los moros iniciaron el perodo de colonizacin e islamizacin. Alminares y mezquitas se elevaron en las ciudades y pueblos espaoles, en las cuales los almuecines e imanes recitaban las plegarias del Alcorn. Las costas del sur y del sureste de la pennsula arrojaban al interior un aluvin de familias llegadas de los de siertos de Mauritania y Libia, de las riberas del Nilo y los vergeles argeli nos y tunecinos, de los pramos abrasados del Yemen y Palestina. Los ojos llenos de arena de estas gentes se asombran al llegar a los jardines levantino y murciano y se asientan en las ciudades conquistadas o levan tan pueblos que todava hoy conservan el nombre de sus fundadores. Ello recibe muchos colonizadores que se acomodan en el frtil valle, (4) Elda, su antigedad, etc.. Tomo 1, pg. 11. (5) G. Vidal Tur: Un obispado espaol. Tomo 1, pg. 25. 77 trabajndolo con la paciencia y el amor por la tierra, caractersticas de su raza, hasta convertirlo en una floresta donde los seguidores del Profeta creen hallar el Paraiso prometido. Como vestigios de aquellas laboriosas gentes que habitaron en nues tro solar, nos quedan algunos nombres con los cuales designaron algunos parajes de nuestro suelo, entre los cuales han sobrevivido a las mudanzas del tiempo los de Jaud, que en lengua arbiga significa abundante, Al fahuara, que quiere decir surtidor o manantial y efectivamente lo haba hasta hace pocos aos, Almafr, que no hemos conseguido tradu cir (6). Posiblemente son tambin voces musulmanas las de Tafalera y Camara, (monte). De la primera existen abundantes topnimos parecidos en el Marruecos actual y en Argelia, por ejemplo Tafilete, Tafaroui, Taf na, etc.; del segundo, sustituida la C inicial por la K, como hemos visto escrito alguna vez, podemos decir que presenta un aspecto netamen te de voz musulmana. El mismo pueblo conserv su primitivo nombre de Ello, anteponin dole la partcula dah o dar que significa lo de Ello, Casas de Ello, etc. quedando as fi jada la voz Dahellos. (7) III. Vicisitudes de Ello Si efectivamente Elda fue la legendaria Ello, como suponemos, nues tros antepasados, habitantes de aquella agitada poca. no tuvieron una existencia muy envidiable. Los viejos cronicones registran que sufri varios ataques devastado res, con incendio de sus viviendas, arrasamiento de sus muros y destruc cin total o parcial. La primera vez fue cuando Abderramn II decidi sofocar los distur bios que en el antiguo principado de Tudmir promovan las diferencias polticas entre mudares y yemenes. El califa de Crdoba dej que estos rabes se debilitaran mutuamente, y cuando lo crey oportuno mand una parte de su ejrcito que los aplast cerca de Lorca. Resolvi ocupar el pas de modo efectivo y pensando que la capital del antiguo principado godo de Teodomiro, Ello, segua siendo un foco de intrigas y de sorda oposicin a la corona, la hizo demoler en el ao 831, y levant para susti tuirla una nueva ciudad, en la que desde entonces fi j su residencia el go (6) Asn Palacios: Toponimia rabe de Espaa Voces citadas. (7) Vase el captulo De los nombres de Elda en la parte dedicada a Elda romana de este trabajo. 78 bernador enviado desde Crdoba para administrar la provincia de Tud mir. (8) Hemos de confesar que nos sorprende mucho esta nueva versin sobre Ello como capital del principado de Tudmir y como antecesora de Murcia, fundada para sustituirla segn la cita arriba copiada. Si tal fue ra, si efectivamente la Ello que repetidamente hemos defendido como El da fuera lo antedicho, sera totalmente imposible la reduccin de Ello a nuestra ciudad, pues lgicamente no iba a ser la capital de la vasta regin de Tudmir, con tan importantes ciudades, una ciudad tan apartada del centro geogrfico y poltico de la regin. Basta ver un mapa de esta para comprobar que Elda queda en un punto excntrico y totalmente apartado de la zona de Lorca, Mula, Orihuela, etc. donde se hallaba el centro pol tico de la regin. Es inconcebible que para suplir la falta de Elda destruida se edifica ra otra ciudad a cien kilmetros de distancia. Por ello debemos suponer que, de ser cierta esta afirmacin de la capitalidad de Ello debe referirse a otra ciudad llamada del mismo modo o parecido, lo que nos situara ante el ya corriente problema histrico de una dualidad de poblaciones con el mismo nombre. Por otra parte no podemos desdear la posibilidad de un error de transcripcin. Desde otro punto de vista, no nos convence la hiptesis de la Ello ro mana y visigoda, la que fi gura en el itinerario de Antonino, como capital de la Tierra de Tudmir. Cualquiera que sea la situacin en que se la colo que, siempre dentro de la lgica ms absoluta, es excntrica y alejada de la zona principal de esta importante regin, lo que invalida la teora de la capitalidad referida a la Ello romana de la que creemos sucesora a nues tra Elda. * * * En el ao 921, el rey Ordoo de Len, II de su nombre, furioso por las victorias de Abderralmn 1111 en sus tierras de Len yl Navarra, cay sobre lo que haba sido tierra de Tudmir y arras sus ciudades a sangre y fuego. Si hemos de creer lo que dice el Cronicn de Sampiro tenemos que en los primeros tiempos de su campaa arras los trminos, puso fuego a la antiqusima Elif (Ello) y despedaz y redujo a escombros su altiva fortaleza. (9) Esta Elif, cuyo Ello entre parntesis se debe a A. Fernndez Guerra, autor del que he extrado esta referencia, ms me parece Elche que Ello, por contar aquel con algunos topnimos antiguos Elig entre otros mucho ms parecidos al indicado en el Cronicn. (8) Espaa Musulmana (T. IV de la Historia de Espaa de Menndez Pidal, pg. 132). (9) Contestacin de D. Aureliano Fernndez Guerra a D. Juan de Dios de la Rada y Del gado, 1875, pg. 160. 79 El pacfico valle sufre en 1073 otra acometida de las audaces mesnadas castellanas que da a da se van adentrando ms en los territorios ocu pados an por la morisma. Alfonso VI de Castilla y Len enva una expe dicin al mando del poderoso caballero Garca Gimnez, que cruza el rei no de Murcia de parte a parte, llevando la destruccin a su paso y aso lando ciudades y pueblos, quemando los bosques y llevndose numerosos prisioneros. (10) El territorio de Tudmir, entregado a guerras intestinas, excit la co dicia y rivalidad de los reyezuelos rabes y cambi de dueo varias veces, perteneciendo a los reinos de Murcia, Almera, Denla y Valencia bajo la frula de los monarcas almorvides y almohades, que ensangrentaron nues tro suelo y cooperaron involuntariamente con sus disensiones a la tarea reconquistadora de los guerreros cristianos. Por esta poca (siglo XI) sita Mateu y Llopis una posible ceca de Elota (Elda) donde se labr moneda a nombre de Hisam II (ao 1011 1012) y otros reyes musulmanes, tema sobre el que carecemos de conoci mientos suficientes para ocuparnos con mayor amplitud. (11) IV. El Cid en la comarca Pocos aos despus, en el mismo siglo XI, surgi la fi gura legenda ria, casi mtica, de Rodrigo Daz de Vivar, llamado el Cid Campeador, cuyas correras por tierras de infieles le trajeron a este territorio donde realiz innumerables proezas. La Crnica General de Ocampo (12) escribe que fue a guerrear al seor de Denia u de Xtiva; e embiaba cada di sus algaras a correr tierra e fizoles mucho mal e muchos quebrantos, de guisa que desde Origuela fasta Xtiva non fi nc pared enfiesta de puebra ninguna, que todo non lo astrag e tena y gran robo ayuntado de cativos e vacas. Abad Navarro (13) supone, fundado en esto, que el Cid hostig los castillos de la Mola, en Novelda, y los de Elda y Petrel, inmediatos a la sierra del Cid, as llamada por la creencia popular de que ste tena all su campamento para atalayar los valles de Elda y Novelda y extender sus miradas hacia los dilatados parajes que desde all se dominan. Bendicho, en su Crnica de Alicante, abunda en esta creencia, y (10) J. Zuazo y Palacios: Montealegre y el Cerro de los Santos, pg. 106. (11) Ob. cit., pg. 33. (12) Folio 321 v. (15) El Castillo de la Mola, pg. 30. 80 Malts, en su Illice ilustrada (14) llega a manifestar, reservndose sus dudas sobre tal suceso, que segn tradicin comn que se conserva en estas tierras, (el Cid) muri en el ao 1098 en una de las sierras de Agost, que hoy se llama sierra del Cid. El escritor Miguel Amat y Maestre, muy afincado en Petrel, tambin se hace eco de esta presencia cidiana en nuestras tierras, desde las pgi nas de su romance histrico Don Jaime el Conquistador e incluso en Petrel hemos hallado una extravagante leyenda totalmente fantstica e in verosmil en la que se dice que el Cid acab con el ominoso tributo de las doce doncellas que los oprimidos pobladores del valle tenan que en tregar a la vil concupiscencia de los moros dominadores. (15) La leyenda popular tambin se ha fijado en una roca situada al Nor te del macizo de Boln, roca que presenta una curiosa cavidad y a la que se llama la pat del caballo, que igualmente da nombre al paraje. La razn de esta extraa denominacin es que se ha querido ver en dicha ca vidad la huella del casco de Babieca, el caballo del Cid, del que asegura la leyenda que hallndose en la meseta que constituye la cima de la sierra de su nombre se vi acorralado por un numeroso ejrcito agareno. No siendo posible abrirse paso con su espada entre ellos por su gran nmero, pic espuelas a su caballo y se lanz en un fantstico e imposible salto al vaco. Babieca cruz como una fl echa los cielos del valle y tom tierra a muchos kilmetros de la sierra, dando tan fuerte golpe con uno de sus cascos en la roca que dej la huella que ha dado origen a esta leyenda. Una versin literaria de esta curiosa leyenda ha sido publicada por el es critor y poeta eldense Rodolfo Guarinos Amat. (16) Por el ao 1124 aproximadamente, nuestra comarca vi pasar a Al fonso el Batallador que regresaba de una incursin por el reino de Alme ra con unos diez mil mozrabes que se resolvieron a seguirlo y que se en camin hacia Alicante a la que puso cerco, conquistndola y teniendo que abandonarla ms tarde. (17) Por el primer cuarto del siglo XIII, Dahellos era una regin de her mosura sin igual, con el valle verdeante y rumoroso, arrullado por el son cantarino de las aguas que corran por las acequias que los laboriosos moros haban tendido por su huerta. El poeta Ibn-Hazn hall inspiracin en Ello, para sus versos de la Qasida Alfaya o Poema Milenario, en la que describiendo la ciudad y sus campias, la canta como deleite peligroso de los hombres, gozndo (14) Cap. XI, dec. 2., pg. 35. (15) Semanario juventud. de Petrel, nm. 6, 1927. Historia de unos montes por Jos Na varro. (16) Dahellos., nm. 13. Mayo, 1952. La leyenda de la pea del Cid. (17) N. Camilo jover: Resea histrica de Alicante., pg. 22. 81 se en presentarla como mansin de la hermosura, punto de reunin de todo cervatillo o mancebo enamorado y de todo pretendiente, y lugar don de ojos tiranos suspenden y extasan el corazn. Cuantas veces can ta Ibn-Hazn se encontraron all los hombres en opuestos caminos y desde aquella hora fueron amigos y camaradas; lo cual se ha hecho pro verbial...! Y qu de canciones, como sartas de perlas, compuso en estos sitios quien las compuso! Y qu de novelas, como lluvia de flores, cont en aquellos edificios quien las cont! (18) Pero hay que forzar la imaginacin para situar este hermoso paraje descrito por el poeta arbigo -andaluz de nuestro valle, cubiertos sus mon tes con frondosa vegetacin y convertido su suelo en un jardn de verdes profundos y suaves, aromado por la multitud de polcromas fl ores y sur cado por las cantarinas corrientes de sus acequias. En realidad, si Ibn-Hazn no tuvo en el pensamiento nuestro valle al escribir su Qasida Alfaya, s podemos asegurar que no desmerecera mucho del original. V. Inminencias de reconquista Al comenzar los primeros aos del siglo XIII ya tenan serios motivos para vivir temerosas las familias musulmanas que habitaban en el valle gozando de la riqueza y fecundidad de nuestro suelo. Los mismos motivos que tenan los viejos cristianos, los muzrabes que convivan con aquellos, para mirar con ojos agrandados por el jbilo el inmediato porvenir rosado. Fernando III de Castilla por un lado y Jaime I de Aragn por otro, continuaban asestando rudos golpes a los ya casi vencidos musulmanes. El podero sarraceno en la pennsula se tambaleaba y ya slo le quedaban algunas zonas del sur de Espaa sujetas a su dominio, en las que las riva lidades de reyezuelos, las intrigas de los jefes militares y la descomposi cin de la poblacin; desunida por las distintas creencias religiosas y por las banderas polticas imperantes, preparaban la total capitulacin de los ejrcitos de la Media Luna. La sangrienta escaramuza librada en Villena y Sax en 1239 por los guerreros catalanes de don Ramn Folch, vizconde de Cardona, y don Ar tal de Alagn, en la que este recibi la muerte al arrojarle un sarraceno de Sax una gruesa piedra en una lucha en las calles de dicha villa trajo el fragor de la guerra ms cerca de nuestro valle. (18) Cdice escurialense 380 del Cat. de Casiri, tomo II, pginas 112 y 113. Nm. 382 de la versin moderna, versos 208 a 222. 82 Los guardias situados en la atalaya de La Torreta, en la torrecilla fortificada de la que tom nombre el monte, y cuyas ruinas y paredones todava existen hoy, no se daran reposo en su vigilancia de los dilatados horizontes que desde all se descubren. Unos movimientos sospechosos en los accesos al valle que se abren por la planicie de Sax, por la accidenta da geometra petrelense o por la ruta que bordeando la sierra de Camara va a Salinas; un aviso lanzado desde el nido de guilas que es el castillo de Sax, y simultneamente las hogueras enviaran su mensaje de humo a los castillos de Elda, Monvar, Petrel y la Mola de Novelda para que se pusieran sobre las armas y alertas y dispuestos al combate. Pero esta formidable tensin se apaga y decrece. Por las callejas re torcidas de la Elda musulmana corre el rumor, pronto confirmado, de que el rey moro de Murcia, Aben Hudiel ha pactado la proteccin del rey de Castilla mediante tributos y vasallaje, y aunque este tratado ha si do repudiado por varias ciudades del reino como Lorca, Mula y Cartage na, ha sido acogido entre la morisma con satisfaccin, ya que sus trmi nos son honrosos y la protegen de sus poderosos enemigos, los temibles ejrcitos granadinos y las mesnadas aragonesas. Con la elevacin del pendn de los reyes de Castilla en la torre de homenaje del Castillo de Elda termina para nuestra ciudad su poca mu sulmana. 83 ELDA BAJO LOS REYES DE CASTILLA (1243-1305) 85 I. Diferentes versiones de la Reconquista de Elda. Bernardo Amat, El Fabuloso. Sobre el hecho magno que en el medievo constituye la ms importan te efemrides para Elda, como para tantos otros pueblos espaoles, que es el de la Reconquista, existe en nuestra ciudad una gran confusin, de bida sobre todo a cuanto de equivocado se ha escrito e impreso. No me molestara en impugnar tales errores si no fuera por la extensin que han adquirido, siendo todava hoy recogidos por plumas locales y aun provin ciales, que aunque excelentes, se demuestran poco conocedoras de la his toria eldense. Por ello creo necesario repetir los asertos que dediqu a es te tema en un artculo publicado hace varios arios. (1) Existen sobre este hecho dos versiones principales. La primera, que es la seguida por todos los historiadores locales y bastantes provinciales es la de que Elda fue tomada a los moros por don Jaime I de Aragn en 1265, con la variante de que fue conquistada tras dura lucha por Ber nardo Amat y sus dos hijos, caballeros de dicho rey en 1253, de lo cual podra deducirse, uniendo ambas tesis en una, que el rey aragons dirigi la conquista y Bernardo Amat la realiz. La versin opuesta, y que reune en s todas las garantas de veracidad y documentacin es la de que Elda se rindi, junto con la mayor parte del reino de Murcia, a Castilla en la persona del Infante don Alfonso, futuro Rey Sabio, siendo inmediatamen te estipulado el vasallaje y no saliendo ya del dominio de Castilla hasta 1296 en que la tom militarmente el Rey de Aragn y la mantuvo bajo su corona mientras esta existi. De la primera versin tenemos abundantes muestras que van desde Zurita en sus Anales y Escolano en sus Dcadas hasta la revista de fiestas de Moros y Cristianos de 1951 (2), pasando por diferentes articulis ( ) Alberto Navarro Pastor: La reconquista de Elda. Moros y Cristianos. Elda, 1954. (2) Nuestro saludo. Revista oficial de Moros y Cristianos. Elda, 1951. 87 tas locales. La variante indicada que hace intervenir a Bernardo Amat y sus hijos tiene su arranque en la obra Troves dels llinatges dels cavallers de la conquista del Regne de Valencia del supuesto mosn Febrer, edita da en Valencia en 1796 y que, segn investigaciones de eruditos es una falsificacin literaria, no existiendo por tanto el mencionado Febrer, pre tendido consejero y cronista del monarca aragons. El distinguido histo riador don Manuel de Montolu ha estudiado esta cuestin en su obra El seudo Febrer. Un caso de falsificacin literaria. La troba XLII del libro de Febrer dice lo siguiente: Bernat ab dos fi lls al moro arrincona estant sobre Elda; e el Rey galardona al pare e als fills, dantlos lo homenatge de Elx e de Elda, e tot son paratge. (3) Sobre esta troba, tal vez influido por el humano y lgico deseo de que su apellido Amat del que tan orgulloso se senta (4) estuviera presen te en tan importante hecho histrico local, mont Lamberto Amat en su manuscrito Elda (5) su versin de la vuelta de Elda a la dominacin cristiana, cometiendo as un yerro que desmejora notablemente su magna obra de historiografa local, pues no slo califica a don Jaime I como pri mer conquistador de Elda, junto con unos personajes de existencia ms que dudosa, sino que da como fecha de la reconquista el ao 1253 que no corresponde a ninguno de los hechos importantes de esta poca hist rica. Dominados por la autoridad incuestionable de este historiador lo cal, lo han seguido muchos otros, como don Miguel Tato y Amat que en sus Notas histricas de Elda (6) public lo siguiente: En 700 se apode raron de esta los moriscos, campando hasta que la conquist Bernardo Amat a nombre del rey Don Jaime I el Conquistador. Aseguro a mis lec tores que no he quitado ni he puesto una tilde al prrafo, siendo todo de l de responsabilidad de su autor. Yo mismo segu esta versin en mi relato La peor derrota (7) en el que narraba literalmente el asalto al castillo de Elda por los mencionados Amat, lo que cito solamente para reforzar lo anteriormente expuesto de la extensin y profundidad alcanzada por la errnea versin entre los escri tores locales. (3) Bernardo (Amat) con dos hijos al moro acorrala / estando sobre Elda; y el rey galar dona / al padre y los hijos dndoles el homenaje (el seoro) / de Elche y de Elda y de todo su paraje. (4) Lo demuestra sobre todo su manuscrito *Amat. Estudio histrico sobre la genealoga de los apellidos Amat y Sempere escrito en 1883. (5) Elda. Su antigedad, su historia, etc. Manuscrito, 1873. (6) Publicadas en folletn en el semanario eldense El Vinalop, 1903, publicando sola mente 96 pginas. (7) A. Navarro Pastor: La peor derrota. Dahellos nmero 1. Elda, 1949. 88 Aparte de estas versiones y mencionndolas tan solo para remarcar el clima de alegre irresponsabilidad con nuestra historia he de indicar otras fantsticas afirmaciones como la que escribi A. Gonzlvez Vera que de ca: Lo que s es cosa ciertsima es que Elda fue conquistada a los moros por las mesnadas del Cid Campeador. (8) Tambin soportamos resignadamente todos los aos otra disparatada versin histrica sobre la reconquista de Elda en la embajada de fi estas de Moros y Cristianos en la que, aunque sin pretensin de fi delidad his trica alguna, se repite que fue nada menos que la gloriosa reina doa Isabel la Catlica la que libr a Elda del yugo sarraceno. Y haca nada menos que doscientos cincuenta aos que era castellana o aragonesa cuando doa Isabel subi al trono! La realidad queda demostrada por los documentos de la capitula cin, por los cronistas rabes, historias locales de poblaciones cercanas a la nuestra y cuyas vicisitudes fueron casi las nuestras (9), as como otras fuentes de documentacin, cuyo conjunto requiere otro captulo para su debida descripcin. .4. -t.. , tri` ^1.1 f ; jt r7 :; ! , rel . 1 11. x 41 110 rar. .~..1- . rAry.M. `. - r- -4.-4 .....p. ,..... n . _.r.r. ,..... ,...... - -1=791:2 * .:1 ). #. .... f....41, -- ... ,...-,,....., .......... 11, , , ...:01,..... 9144, for r ly 4 -4). tr. - 7 A ., .,hc 7 ...... , .:...-sr, , - ; IV-, T... 11.1. - p. r .- ~11! 5 fi ~ VOr ,....14 ri;4 r Irl .. 44 ri li 1, 7~ 4... ....... 4 . rp......-4 .. ,1111.:12 it. vf... .1 , t.... r 0.1r.-.7 4 gP r 11.1...0, 0,E. ., -r; rajez 7.-,:, 1 .: ..11.131 . R .; - 1 -- , ,1 ,..., ,- r . 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A. ......: 1, ,...,-. ,..- $ lie mlio r ...s...... .4 m m- . g... 4 ,,, g ....5 ... v. ...rger la M 1 1.94.2 111, 1.. ogy Mof.,f. Y.....111.1 -N J... g.. :5e L a m y , .. , .,.... lb,. , Ir m g.,. SACA g loY1: Vg...a g. e ......11, . -.1........ , ....artow.,1.`:,....... . .5..... .. 1 1 lim lammme p...... c.i...a...-1.4 --. 1 , , p rh4.fyj. ww.a. 14 ....... ...... 40 .. 4~ +.1).....h.= 7 ...v..........-... 1 , ......S1.... ..arrye , . 4 , ....y.YZ. - ....... em Yatga: geil40 .. dm., gy _ g.... ........ 4 , 3. 2............,~ . .41....,.. 4,-..^. ,. 7 .0....,.., ...) p,...... .... e.. I.......4. Mmgy pi-. r e-,-.4ft, Ir -,.. ha sii 1. , _ ~ eSg.....1... p p . /17 , ,...4 -4...4. 9.:: u r,.. p.p.( ag......1 1.. ,, e.. .. 5.4, 4.4).-.4. 4.....,!...,r24r. it .Z .. 1 -elligy. eim, r ....1411 my. fmt NI. ilm r me:itag... 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Ohm 1. i , g , 0:1 7 ...r1 .4 7 : 11V j . e&;1 , , R. ^.1 gmal.y. ,1) 1.1.y . tj-gy.4 ...e 101.1-i ag c-ymm VeZ.y 1.4 y Y. , 4.4, ...m i :lee...my ,11, y, my-Re4 011 Ormi.....Ym , Zma e .57C -1.-4.: gy g ym m ee, 4 -mg 7 ..4.....5my. ola . * -dh-, iMg. tem emem. r 2111.4.0 Yme:. g.. donrS. .4 In. V. 7 edo..:14 MI -Je .14, m r vmo ~mur sam mma2.9 : Alfonso V de Aragn a Ximn Prez de Corella. . . Reg 2.749. Folios 227 a 228 v. (2). 90 - P ....... M.5.5111 7.1gy :y gmy...1 ..... ay ...mg ge igig g.. m 1J. .. m irme. -.Yes r . ayy/.512,... yrwm m ty....1 r C` , 1 . ...I... g r rok . . V. , es mr.!11. IN.. t+4., e. , ,r044. 1/7 Lb. + g amy. -M_y r ;Ylg . g 4. 1. e. , 4 .* , 14g . gym yym 4.1 ryam- m .... ba PMi.11 J.... gare...... 1 1... Pe, Rm k --^...4 yy..rt It 5.. yely m -e m eme. , 7..0 5.. mg. em. a m 1 , ..ST e .74 1- ye-Atir. W..401/.4 rv re..., oh... me 1 -re ^ 1 41 40 , r- , -$.4. 1,--r .9~ 4 . Nt.e. 15,.. r ..01. &IQ Alfonso Va D. Xirnn Prez de Corella... (3). Reg. 2.749. Folios 227 a 228 v. Teta ...II. ab LArws. `-, Wz t .1274enst . +7 1 JI - m r .vr. :17 int ft- - ...a.. br.1.4 .. sf,. ram RAA r . , 4-0... R A... t he.* 11. t 5. 144414 , yo 147 ). __-_z ( .. l.).11...._1114...., , 1,...,4 , U.~....P .......a..,,C E , a me Myr e . .* r. 5 . 7 ~.4 ... 1j . iru 2z , ~9. 1 ., 421 ,..! 1 , 4 1 *r fb 5 . )1;7 y4, 1s - ..01. -r pop Cr/ r .....0,Abt,. 1m . r .. f em.,. .., A:- fea y., tal O4Jt 1!r Venta de los alodios de Elda y Aspe hecha por la reina Doa Vio/ante a D. Ximen Prez de Corella. 20 octubre 1424. Archivo Corona Aragn. Reg. 2.920. Folios 102 a 110. (1). 91 - pAl o r r P :r . . 1 .1 1 tf..Z te ....... 4..1...:/. ..1i. . -...P. , ,..SA .. -. .-...w. ... 1 ...a...4G Va u...e...4 ...41,4 . j q i t . _ e r.. i ...... r .....o, $ -1 . _ w ... ,. ....s j i, .t.2., fe,,.,.....z . ./..-- ..r, .. z 4.c. o. .. 47 s- it...-r,r - - 4, f -7 4 4 - =hos, .I. .... ... 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Guillermo el alemn, primer Seor de Elda A mediados del siglo XIII ya estaba el antao poderoso dominio ra be en Espaa herido de muerte. El escaso territorio que todava continua ba sometido a los reyezuelos era incesantemente atacado por los reyes de Castilla y Aragn que, para no interferirse en sus conquistas y campaas haban fi rmado en 1179 un convenio en Cazorla; en cuya poblacin y es tando presentes los reyes Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragn dirimieron sus diferencias acordando que todo el reino de Valencia sin contradiccin alguna, fuese de la conquista y seoro del rey de Aragn, y la ciudad de Jtiva y Biar, con sus trminos, desde el puerto que est allende Biar a esta parte y con la ciudad y reino de Denia, dejando al rey de Castilla la otra tierra y seoro que est de la otra parte del puerto de Biar. (10) Quedaba con esta estipulacin anulado el pacto de Tudela, celebrado en 1150 por Alfonso VII y Ramn Berenguer IV, y por consiguiente reser vada la regin murciana, y con ella el valle de Elda, a la Corona de Cas tilla para que acometiera la empresa de arrancarlas de las manos musul manas. Este Reino, gobernado por Mohamed Abenhud, se hallaba sometido a fuertes ataques por los ejrcitos castellanos por el norte, los aragoneses por el este y los musulmanes granadinos por el sur, siendo estos ltimos, segn los antiguos cronistas, los que ms temor causaban al rey murcia no. Para evitar la prdida de su reino, Abenhud envi mensajeros al rey de Castilla ofrecindole vasallaje y la mitad de sus rentas, en una fecha que no he conseguido fi jar, pero probablemente situada entre 1241 y 1243. Gaspar Remiro dice (11) que llegado el 2 de abril de 1243 presen t6se en Murcia el hijo del rgulo de la ciudad, Ahmed, hijo de Mohamed, con muchos magnates cristianos, los que se establecieron en la ciudad mediante capitulacin. El infante don Alfonso, despus rey con el nom bre de Alfonso X, fue el encargado de recibir el vasallaje del reino de Murcia, por ausencia de su padre el rey don Fernando III. Llegado el prncipe a Murcia, junto con nutrida fuerza y acompaado de notables guerreros, entre los cuales fi guraba Pelayo Prez Correa, maestre de San tiago, a quien ms tarde se entregara el castillo de Elda, acept el jura mento de sumisin y vasallaje con ciertas condiciones impuestas por los moros murcianos. No todo el reino de Murcia acept este acto polticamente inevitable con el que Abenhud buscaba la paz y la seguridad que slo Castilla poda ( 10) Zurita, Lib. II, C. XXXVII. (Cito por L. Amat, Elda. y Ellas Abad, .El castillo de la Mola, pg. 38. (II) Mariano Gaspar Remiro: Historia de Murcia musulmana. Zaragoza, 1905, pg. 296. 96 darle. Las ciudades de Cartagena, Lorca y Mula se negaron a someterse a los castellanos, pero unos aos despus fueron obligadas por la fuerza de las armas a deponer su resistencia al reconocimiento del vasallaje. El res to del territorio, incluido el valle de Elda, vi ocupados sus castillos por la soldadesca castellana aunque a la poblacin musulmana se le recono cieron derechos muy amplios, como el de practicar su religin, conservar sus propiedades, formar sus aljamas sin intervencin de Castilla, etc. La rica documentacin del Archivo Histrico Nacional nos da el nombre de quien probablemente fue el primer seor castellano de Elda y su castillo. Por un documento de este archivo, publicado por el ilustre historigrafo alicantino don Vicente Martnez Morell (12), vemos que el 15 de abril de 1244, el infante don Alfonso, con el consentimiento de su padre, dona a Guillermo el Alemn, el castillo y villa de Elda, con todas sus pertenencias, haciendo este el pleito homenaje al rey y prometiendo hacer con l guerra y paz, moneda y que siempre pertenezca al seoro real. (13) Este documento es importantsimo por varias razones. Por indicar nos la fecha ms baja en la que existe la seguridad plena del seoro cas tellano sobre nuestro pueblo; por darnos el nombre de quien primera mente ocup el castillo recien abandonado por los musulmanes; y por re futar terminantemente la versin dada de que el infante don Alfonso en treg inmediatamente las tierras de Elda, Petrel, Novelda, Elche, Mon var, Aspe y otras a su hermano el infante don Manuel como juro de here dad, nombrndole igualmente administrador y adelantado mayor del rei no sometido a vasallaje. Ciertamente ocurri esto, tal como dicen Abad Navarro (14) y otros, pero debi ser ms tarde y por lo que se refiere a El da hasta 1257, como ms tarde explicaremos, no fue concedida en seoro al infante don Manuel. Creemos con esto totalmente debatidas las contradictorias versiones citadas en el captulo anterior. La documentacin archivstica aportada y los trabajos mencionados, afirman categricamente que Elda fue uno de los pueblos que entraron en el acto general de vasallaje del reino de Mur cia al rey de Castilla y que, aunque no se menciona expresamente ser una de las firmantes del tratado no hay lugar a duda sobre el hecho de que lo contenido en este oblig a Elda y su castillo en igual forma que a las dems poblaciones moras del reino, exceptuando las tres citadas que re pudiaron el acto de vasallaje a Castilla. * * * No creemos dur mucho tiempo el castillo de Elda bajo el seoro de Guillermo el Alemn, pues sabemos que la Orden de Santiago y su maes (12) V M.M. Castillos y fortalezas de la provincia de Alicantes. Alicante, 1951, doc. 205. (13) Archivo Histrico Nacional: Santiago: Ucles, 118-2, 15 abril 1244. (14) El castillo de la Mola, pg. 43. 97 tre don Pelayo Prez Correa la tuvo en seoro en una fecha indetermina da entre 1244 y 1257. Porque en fecha 14 de Abril de este ao 1257 Al fonso X extendi su privilegio rodado en el que hace donacin a la or den de Santiago y su maestre don Pelayo Prez, de las villas de Aledo y Totana con todos sus derechos, excepto moneda y justicia que se reserva para el, a cambio de Elda y Caloja, indicando este importante documen to que Elda la entreg al infante don Manuel, su hermano. (15) De l se desprende que la citada orden estaba en posesin de Elda y que le fue cambiada por las de Aledo y Totana para entregarla al infante don Ma nuel, lo que nos da la fecha en que comienza el seoro de este infante sobre nuestra villa. Los moros sometidos, a pesar de que los nuevos seores de quienes eran vasallos les haban dejado grandes libertades, sentan muy hondo su afn de independencia y su odio al cristiano, pasiones que se pusieron de manifiesto violentamente en el ao 1265 en que los moros de Murcia en tratos con los reyes de Granada y Marruecos, se alzaron contra las guar niciones cristianas, dominndolas y haciendo de nuevo alarde de su bra vura y su decisin de guerrear por el predominio de los de su raza y su religin. Don Alfonso X se hallaba lejos de su reino, por lo que pidi a su suegro, el rey de Aragn don Jaime I el Conquistador, que acudiera en auxilio de sus villas y castillos murcianos en manos del infiel. Muy agra viado estaba el rey aragons con su yerno por desavenencias familiares y polticas, pero la nobleza de su alma le hizo olvidar tales rencillas para no pensar ms que en la lucha contra el enemigo comn. En poco tiempo ar m un poderoso ejrcito con el que atac las poblaciones sublevadas do minndolas unas veces con el peso de sus armas y otras con la blandura de sus promesas y perdones. Desde Biar requiri a Villena a la rendicin que le fue ofrecida a condicin de que el infante don Manuel, a quien perteneca, les haba de perdonar y concederles algunas peticiones que le haran, a lo que en nom bre del infante accedi don Jaime. Si en nuestro valle haba habido al principio de la sublevacin un decidido afn de guerrear, este se haba extinguido ya cuando el ejrcito del rey aragons fuera avistado por la avanzada agreste de la torrecilla colocada en el monte que por ello tom el nombre de la Torreta. Por lo tanto no hubo precisin de que los mortferos medios de guerra del ejrcito de don Jaime se pusieran en accin para reducir la resistencia del castillo de Elda, cuya guarnicin prometi entregarse al infante don Manuel sin resistencia. De Elda pas don Jaime al vecino lugar de Petrel, alzado contra su seor don Joffre de Loaysa, privado del Rey, no oponiendo resistencia tampoco los dominado res del castillo, por lo que el monarca aragons sigui su marcha triunfal (15) A.H.N. Santiago: Ucles, 50-1-2. Cito por V. Martnez-Morella, ob. cit. , documento nm. 206. 98 por los anchos campos del reino murciano hasta entregarlo sumiso y ate morizado a la soberana de su yerno el rey de Castilla. Al ario siguiente, 1266, el rey don Alfonso hizo reforzar los castillos del reino de Murcia con grandes obras de defensa para que cumplieran mejor su cometido de guardianes de la seguridad de las villas que se ex tendan a su sombra. (16) * * * La villa de Elda no deba estar exclusivamente poblada por musul manes y es probable la existencia de cristianos entre ellos. La conquista del reino de Tudmir por los rabes no supuso la expulsin masiva de los primitivos pobladores sino que produjo generalmente una doble comuni dad en la cual, naturalmente, los beneficios estaban de parte de los miem bros pertenecientes a la raza dominadora. Aunque no con slida argu mentacin, Lamberto Amat apoya esta hiptesis en su repetidamente ci tado manuscrito Elda (17) basndose en los libros de Hacienda del Ar chivo Municipal de Elda. Sin embargo estos pobladores cristianos deban de ser escasos y poco influyentes puesto que muchos aos despus de la reconquista todava los regidores de la aljama de Elda que haca las ve ces del ayuntamiento actual eran todos musulmanes. La presencia de Mupa Alazarch, sindic de la aljama de Elda en la ordenacin contra los almogvares celebrada en Orihuela en Diciembre de 1399 significa po siblemente un ayuntamiento o aljama moro, y esto solamente poda ocu rrir en una poblacin cuya mayora fuera de esta raza. (18) * * * Cul sera el casco urbano de Elda cuando la reconquista Poco o nada podemos aadir a la descripcin que de la Elda de la reconquista nos da el historiador Amat. Segn el lo formaran (el pueblo rabe de Elda) las calles del castillo y las dos plazas nombradas de Arriba y de Abajo; las calles de la Pistola, Estralazo, la Comadre, del Horno de San Antonio, de la Pursima, de la Iglesia, (donde estuvo la Mezquita mayor) y del Horno de Santa Ana... (16) Cascales: Historia del Reino de Murcia. discurso II, cap. IV. (Cito por E. Abad., ob. cit., pg. 60). (17) Durante la larga dominacin rabe en Espaa se permiti vivir en ella -a los pocos cristianos que quedaron, se les respetaron sus bienes y creencias religiosas...; si la his toria no atestiguara esta afirmacin creemos poder probarla respecto a Elda; acreditan que en esta villa habitaron cristianos durante aquel dilatado perodo los libros titula dos de Hacienda que existen en este archivo municipal (...) en que constan separada mente las tierras y aguas de riego con el ttulo de naturales las que posean dichos cristianos y estaban exentas de pagos, pechos y gabelas con que fueron gravadas las que en tiempo de la reconquista pertenecan a los moros... Elda, su antigedad, etc.. Cap. VII, I Parte. (18) Tambin en 1384 el pueblo de Elda estaba dirigido por un cadi y aljamas, como ve veremos en una concordia entre estos y la reina doa Sibilia de Fortia, seora de la villa. 99 Fuera de este breve casero habran, indudablemente, casas de labor aisladas como hoy las hay. Varios hallazgos de esta poca aunque esca sos nos confirman la existencia de algunas casas por lo que ahora es calle del maestro Juan Vidal, en una de cuyas casas, excavando en el sue lo, se encontraron varios platos de clara factura musulmana. Sin embargo el subsuelo de Elda no ha entregado todava los vestigios que alberga de la poca musulmana de nuestra ciudad por lo que no podemos profundi zar en este interesante tema como hubiramos deseado. III. Elda bajo el seoro de Don Manuel (1257-1284) y de su hija Doa Violante (1292-1305) Durante largos aos, el reino moro de Murcia, puesto bajo el seoro del infante don Manuel, estuvo tranquilo pese a las alteraciones que se produjeron en el reino de Valencia, como en 1276 con la rebelin de los musulmanes, sofocada tras sangrienta lucha por don Jaime I. En Elda todo qued igual que antes de la reconquista, con la sola excepcin de que ahora su castillo vea pasar por entre sus muros a los soldados que ostentaban los colores del infante don Manuel, hermano de Alfonso X, que haba recibido de este gran extensin de tierras en el recin incorporado reino, entre ellas Elche, Villena, Novelda, Aspe, etc. Por este tiempo Elda qued incorporada al obispado de Cartagena, segn se lee en el documento en que se fijaban los lmites territoriales del mismo, fechado en Sevilla el 11 de diciembre de 1266 y en el que se de ca: Sepan cuantos este privilegio vieren y oyeren, como Nos, don Alfon so, rey de Castilla, que por saber que hemos de hacer bien y merced a don Fray Pedro, por la gracia de Dios obispo de Cartagena, a su cabildo y a todos sus sucesores, le otorgamos tenga este obispado los trminos que tena antes de la guerra que contra Nos promovi el rey de Granada; o sea Alicante con su trmino, lindante con Aragn; Petrel, Sax, Villena y la tierra de don Manuel, nuestro hermano, hasta las lindes del reino de Aragn (19) El infante don Manuel contrajo matrimonio dos veces. Primero con doa Constanza de Aragn, de la cual hubo dos hijos, que fueron don Al fonso y doa Violante, ms tarde seora de Elda. Al enviudar de su pri mera esposa cas con doa Beatriz de Saboya que le dio otro hijo, don (19) P. Fita en Boletn de la Academia Real de la Historia, y G. Vidal Tur. Un obispado espaol. Tomo I, pg. 29/30. 100 Juan, que despus lleg a ser el seor de los estados de su padre por ha ber fallecido en temprana edad el primognito don Alfonso. Don Manuel muri en enero de 1284, dejando sus seoros y lugares a su esposa doa Beatriz, para regirlos hasta la mayora de edad de su hi jo don Juan Manuel, que no tuvo que esperar mucho, pues ocho aos ms tarde mora la seora viuda de don Manuel, hecho ocurrido en 1292. Entonces tom posesin plena de la herencia paterna, cediendo a su hermana, doa Violante Manuel, las villas y castillos que segn el testa mento de su padre le correspondan, esto es: Elda y Novelda, con sus cas tillos. El seoro de doa Violante sobre nuestra tierra fue breve, pues por la guerra que estall en 1296 entre Aragn y Castilla, los primeros ocupa ron la villa refrendando la conquista el convenio de Agosto de 1304, por el que pas definitivamente a posesin de la Corona de Aragn. Por aquel tiempo, l casero de Elda estara poco poblado, y su im portancia como entidad de poblacin no sera muy extensa. En los relati vo a la administracin de justicia dependa de Elche, como vemos por dos documentos del infante don Manuel, en uno de los cuales ordena que todos los cristianos de Elda sean juzgados por el fuero y los alcaldes de Elche dado en Burgos el jueves 5 de abril, era de 1306, (ario 1268) (20) y en el otro, incluido en su testamento que las alzadas de los pleitos en los pleitos de los pueblos de Elda y Novelda se vean en Elche dado en 20 de diciembre de 1283 (21). De ambos documentos se desprende la existencia de una lgica discriminacin en el trato a cristianos y moros, pues mien tras los primeros haban de ser sustrados a la autoridad de los justicias de la villa y juzgados por el fuero y justicia de Elche, los segundos sus tanciaran sus pleitos ante los justicias eldenses, con toda seguridad mo ros sometidos, llevando nicamente a Elche las apelaciones a los fallos dictados. Doa Violante, que haba contrado matrimonio con el infante don Alfonso de Portugal, vea deslizarse pacficamente los aos de su seoro sobre estas tierras, cobrando peridicamente las rentas que satisfacan los sarracenos hasta que, como una tormenta que va incubndose entre ne gros nubarrones, estall la guerra de 1296. En este ao, las disensiones y luchas intestinas que dividan Castilla, con el apoyo decidido del rey de Aragn a favor de uno de los bandos en pugna, se resolvieron en la guerra entre Castilla y Aragn, con el rpido avance de los caballeros aragoneses por estas tierras que ocuparon con ra pidez, aunque hallando fuerte resistencia en algunos lugares entre los que destacan Elche y Alicante. (20) Aureliano Ibarra. Illici. Alicante, 1879. Pg. 46. (21) Pedro Ibarra y Ruiz: Historia de Elche. Alicante, 1895, pg. 58. 101 El castillo de Elda tampoco opuso una denodada resistencia al inva sor aragons, por lo que pronto vi6 ondear sobre sus almenas la orgullosa bandera de las franjas rojas y gualdas de los reyes de Aragn, con lo que virtualmente acab para Elda el seoro de doa Violante y la soberana de Castilla. IV. De Castilla a Aragn (22) La muerte de don Alfonso de la Cerda, primognito de don Alfonso X, rey de Castilla, ocurrida en vida de este, vino a complicar an ms la ya confusa y agitada situacin del reino castellano. La legitimidad de la sucesin a la Corona fue desde entonces materia de discusin y de enco nadas luchas. Reclamaban sus derechos a heredar el trono los hijos del fallecido don Alfonso de la Cerda que segn costumbre del reino y estipu lacin del mismo rey Sabio en sus Partidas aunque no estaban en vi gor todava deban ser proclamados sucesores directos del reino. Por otra, el segundo hijo del rey, don Sancho, proclamaba ser mejor su dere cho que el de sus sobrinos. El rey Alfonso actu indeciso, vacilante, y fi nalmente hizo reconocer a su hijo don Sancho como heredero del trono de San Fernando. Los infantes de la Cerda, defraudados en su ambicin y temiendo re presalias contra ellos, se refugiaron en el reino de Aragn, que les prest cobijo y ayuda en sus pretensiones, como veremos ms adelante. Al morir el Rey Sabio en 1284, pocos meses ms tarde que su herma no el infante don Manuel, fue elevado al trono su hijo don Sancho que cas con la animosa y enrgica doa Mara de Molina, la que al quedar viuda en 1295, teniendo el nuevo rey, su hijo don Fernando IV, slo nue ve arios, hubo de resistir y desbaratar los manejos de sus levantiscos no bles, que no reconocan ms autoridad que su conveniencia y su capricho, as como las agresiones de los reinos de Francia y Aragn, puestos al lado de los infantes de la Cerda, que no haban abandonado sus pretensiones al reino de Castilla. (22) Todos los eldenses amantes de la historia de su pueblo debern quedar agradecidos a un distinguido comprovinciano, el M. I. Sr. Dr. D. Elas Abad Navarro por la magn fica labor realizada en beneficio de Elda al extraer del Archivo de la Corona de Ara gn y otros, interesantes documentos que a la vez que iluminan la historia de su pue blo, Novelda, aclara varias pocas de la de Elda, pocas que, sin la publicacin de es tos documentos en su obra El castillo de la Mola de la ciudad de Novelda hubiera si do excesivamente dificultoso el conserguirlos. Este captulo y el siguiente, estn basados en la documentacin publicada en dicha obra y la mayor parte de los documentos in cluidos en stos llevan la transcripcin o traduccin que figura en ella, dando siem pre la debida referencia. Creo justo y necesario este reconocimiento de la magnfica la bor realizada por este ilustre sacerdote noveldense. 102 El mayor de los hermanos, llamado tambin don Alfonso de la Cer da, como su padre, para estimular ms en su beneficio al nuevo rey ara gons, don Jaime II, form con l confederacin, otorgndole en sobera na como rey de Castilla que se titulaba todos cuantos pueblos, luga res y castillos pudiera conquistar en el reino de Murcia, de siempre dispu tado por castellanos y aragoneses. Don Jaime reuni entonces un podero so ejrcito, atacando por mar y por tierra a la ciudad de Alicante, en cu yo castillo se desarroll una herica batalla en la cual el mismo rey arago ns intervino valientemente, penetrando el primero en una brecha abierta en la muralla y peleando con el valeroso alcaide del castillo, que con las llaves en una mano y la espada en la otra dio su vida en defensa de la fortaleza cuya custodia le haba sido encomendada por su rey. (23) Una vez conquistado Alicante, el monarca aragons puso sitio a El che y mientras intentaba obtener la capitulacin de la plaza sitiada envi parte de su ejrcito a dominar a los castillos cercanos que an alentaran la resistencia. En estas operaciones conquist, entre otros, los castillos de La Mola, Petrel y Elda, aunque en estos, probablemente, no hubo de uti lizar la fuerza armada por los contactos que haba tenido con su prima doa Violante y que a continuacin explicaremos. Para mejor facilitar su obra conquistadora, en 20 de junio de 1296, durante el sitio de Elche, haba enviado cartas a don Alfonso de Portugal, seor de Portalegre y esposo de doa Violante Manuel, prima hermana de Jaime II y seora de Elda, Novelda y sus castillos, para que lo recono ciesen como rey de Murcia, dndoles la seguridad de que les respetara las posesiones que tuvieran en dicho reino. (24) Probablemente recibi de aquellos la aceptacin de sus condiciones y el reconocimiento pedido, por cuanto en el mismo sitio de Elche expidi un documento por el que haca saber a todos sus procuradores, alcaides, bailes, justicias, etc., que haba recibido bajo su proteccin a los sarrace nos de Petrel, Elda y Novelda y mandaba que no se les hiciera mal ni da o alguno (25). Sin embargo, esta proteccin no implicaba el que estos sa rracenos fueran a estar libres del pago de sus tributos ni de sus atrasos, pues en la misma fecha y en el mismo Real instalado en el sitio de Elche (23) Montaner. Crnica catalana. Cito por Zurita, Anales de Aragn, lib. V, XXI. (24) Archivo de la Corona de Aragn. Reg. 340, fols. 156 v. y 157. (Cito por Elas Abad Navarro: Ob. cit. , pg. 69). (25) Procuratoribus alcaidis baiulis iusticiis et universis aliis officialibus et subditis sois ad quos presente peruenerint, etc. Cum nos recepimus sub nostra proteccione et guidatico speciali Sarracenos de Petrer et de Elda et de Nouelda et bona eorum, mandamos et (lecimus vobis cmatimus Sarracenis eorum locorum aut boros corum no Iluni mal son sen dapnum aliquod inferatis, dum tamen ipsi Sarracenis nobis seu gentibus terre nostre malum seu dapnum non inferant consenciant seu procurent Datis ut supra (in obsi dione Elix XII calendas Julii anno domini M. CCXCVI. ACA, Reg. 340, fol. 122 (E. Abad, ob. cit. , Apndice, documento nm. 3). 103 expidi una Real Carta ordenando que como los sarracenos de Petrel, Elda y Novelda a quienes haba recibido bajo su proteccin y guitico es pecial hubiesen dejado de satisfacer a don Juan Garca de Loaysa, que era el alcaide de los castillos de aquellas poblaciones, lo que tenan por costumbre y le deban por razn de sus peytas o tributos, fueran compeli dos al pago por todos sus oficiales a quienes llegasen sus cartas, cada cual en su distrito, empleando para ello la coercin en el modo que fue ra procedente. (26) El 23 de julio de dicho ao se levant el sitio de Elche mediante un convenio entre el infante don Juan Manuel, seor de aquella villa, y el rey don Jaime II, por el que este mantena a aquel en el seoro de las villas de su pertenencia en el reino de Murcia, con la condicin de que al cum plir don Juan los veinte aos de edad reconociera al rey de Aragn como rey de Murcia. En el contrato fi rmado por ambos hay una referencia a Elda, aludiendo al seguro que el de Aragn haba dado a su prima doa Violante de mantenerla en el disfrute de las rentas y posesiones del seo ro si lo reconoca como rey, cuyo apartado dice as: E como nos ya ayamos assegurado por amor de don Johan e dona Yolant su ermana por razn de los buenos deudos que an con nos los lo gares de Elda e de Nouelda, aun los asseguramos assi como a toda la otra tierra del dicho don Johan que a en el regno de Murcia. Aun assegura mos a todos los cavalleros e dueynas e a todos los otros homens o perso nas de qual que condicion sean que son dentro de Elch, assi que send puedan yr salvos e seguros aquellos que yr send querran con todo lur, e aquellos que querran fi ncar aqu en la dicha villa que lo puedan fer sal vos e seguros con todo lur. (27) Este seguro fue prorrogado el 14 de Mayo de 1303 por carta del rey a don Juan, en la cual observamos que ya no se nombra a doa Violante, como si esta hubiera cesado en sus derechos, lo que no ocurra ciertamen te como se ve por la documentacin cruzada con motivo de la demora en la entrega del castillo de Elda a Aragn y de la que nos ocupamos ms adelante. (28) (26) Cniversis officialibus suis ad quos presentes pervenerint, etc. Mandamus et dicimus vo bis quatenus quilibet vestrum in districtu suo compellatis Sarracenos de Petrel et de Elda et de Novelda et bona eorun ad solvendum Johanni Garciae de Loaysa alcaydo dictorum Castrorum quidquid eidem alcaydo solito teneantur et debeant de peytis seu tributis psi alcaydo debitis per dictos Sarracenos de tempore preterito coherciciones debita et prout fuerit faciendum. Datis ut supra. ACA, Reg. 340, fol. 157 (E. Abad, ob. cit. Apndice, documento nm. 4). (27) ACA, Reg. 292, fols. 1 v. y 2. Conventionum et Dotum Reginarum jacobi II. (E, Abad, ob. cit. , pg. 69). (28) Sepan quantos esta carta vieren que noss don Jaime, etc. , por gracia e por honra de vos don Johan fijo del muy noble infant don Manuel que fue, e por el buen deudo de que vos avestedes con nos alongamos el tiempo de la seguridad que fiziemos de los lo gares de Elda e de Novelda contenido en las primeras posturas q. aviamos con vos, so 104 La guerra entre don Fernando IV, el Emplazado, (29) y Jaime II de Aragn continu con variada suerte hasta que en 1304 se reunieron en Campillo los dos reyes, junto con el de Portugal, constituyendo un tribu nal que dirimiera las cuestiones entre ambos monarcas sobre la posesin del Reino de Murcia. Este tribunal fue formado por don Dionis, rey de Portugal, el infan te don Juan, hijo del rey don Alfonso y el Arzobispo de Zaragoza, don Ji meno de Luna y la sentencia dictada por estos fue hecha pblica el 8 de Agosto de 1304. La parte de esta sentencia que ms interesa a nuestro propsito, por fijar el inmediato destino de Elda y su comarca, deca as: Que Cartagena, Alicante, Elche con su puerto de mar e con todos los lugares qui recuden a ell, Ella, e Novella, Oriolla con todos sus termi nos e pertinencias, quantas han e deben haber e asi como taja lagua de Segura enea el regno de Valencia entre el mas Susano cabe el termino de Villena, sacada la ciudad de Murcia e Molina con sus terminos, finquen e romangan al rey Daragon e a su propiedat e de los suyos pora siempre, asi como cosa suya propia, con pleno derecho a seniorio; salvo que Ville na quanto a la propiedat romanga e finque a don Johan Manuel. Tambin estipulaba que el rey de Castilla deba absolver a los seo res de las tierras que haban de pasar a jurisdiccin de Aragn, de toda obligacin con el, ya que en adelante dependeran de la autoridad del rey aragons. (30) Ratificada que fue la sentencia por ambos reyes, qued consumada la desmembracin de Elda del reino de Castilla al que perteneca desde la reconquista pasando a formar parte de la poderosa Corona de Aragn. Para que esta transmisin de dominio fuera cumplimentada y por lo tanto Elda y las otras poblaciones le fueran entregadas, el rey de Aragn expidi esta orden para que, leda por los alcaides de las fortalezas cita das, las entregaran a su apoderado don Gonzalo Garca: bu los logares que auedes en Regmo de Murcia en esta manera, que cuando vos dicho noble don Johan cobraredes Elche e los otros logares que avuedes en el regno sobredi tos cobredes el derecho que avuedes o auer devedes en los ditos logares de Elda e de Nouelda. E m testimonio desto fiziemos vos end esta carta siellada con nuestro siello colgado. Dada en Valencia, XIII das andados del mes de mayo, en el anyo de Nues tro Seor mil trescientos tres. A.C.A. , Reg. 292, fol. 17 v. (E. Abad, Ob. cit. Apndice, doc. nm. 2). (29) Este Rey llev este extrao sobrenombre por que mand despear a dos hermanos, lla mados los Carvajales en Martos (Jan); estos antes de morir hicieron protestas de ino cencia y emplazaron al rey a comparecer ante Dios dentro de treinta das para respon der de lo que con ellos haba hecho. El rey muri, en la fecha fijada por los senten ciados, en una expedicin contra los moros de Andaluca. (30) E. Abad, ob. cit. , pg. 74, y documento nm. 5 del apndice. (ACA, legajos de perga minos del ao 1304, mes de agosto, nm. 66). 105 Sepan quantos esta carta vieren como nos, don Jaime, por la gracia de Dios rey de Aragn, etc., con esta carta nuestra ordenamos e fazemos nuestro cierto mandadero e procurador a vos amado consejero e familiar nuestro don Gonzalo Garca a recibir por nos e en nome e en lugar nues tro del muy noble e muy honrado don Ferrando, rey de Castilla, e don Diego Garca, su cancellero del siello de la puridat, o de qual quiere otra persona o personas por parte suya o del infante de Portugal don Alfonso e dona Violant su muger, los castillos e lugares de Ella e de Novelda, los quales deven seer livrados a nos segunt el arbitrio o sentencia dada entre dicho Rey de Castiella e nos. E guando recebidos los havredes queremos que los livredes e los comendedes por nos al amado cavallero procurador nuestro Pero de Montagut que los tienga e los guarde por nos a costum bre de Spanya mientre a nos plazera a aquella retinencia que a vos seme liara, la qual le fagades pagar por Ferrer Dezcortell, batle nuestro qui de ve recibir las rendidas e los dreytos nuestros de los dichos lugares. Et ha vemos por bueno e por fi rme qualquier cosa que por vos sera fecha e or denada en las dichas cosas e en quis cada una dellas. Et por esto manda mos ende facer esta nuestra carta seellada con nuestro seello colgado. Da da en Zaragoza VIII das andados del mes de Marzo en el anyo de nues tro Senyor MCCC e quatro. (31) Pese a esta demanda, en Noviembre del mismo ao an no haban sido entregados los castillos reclamados por don Jaime, de Elda, Novelda, Elche y otros, por lo que con fecha del 15 de dicho mes se hizo esta de claracin protestando de la retencin indebida de dichos castillos por sus antiguos seores: Sepan quantos esta carta veyeren e oyeren que domingo XV dias de Noviembre anno domini M.CCC. quarto en presencia de mi Domingo Fraga notario pblico de Murcia, e de los testigos de yuso scriptos, el honrado e religioso don Artal Dorta, comendador de Montalvan del mol alto senyor rey de Aragon en el regno de Murcia por recebir los lugares quel rey de Castiella deve facer librar al dito senyor rey de Aragon e al dito Comendador por ell segun la sentencia e posturas que son entre ellos, protesto e dixo davant el muy honrado e religioso don Johan Osores, co mo el dito Comendador era aparellado de recebir en nombre e boc de lo dito senyor de Aragon los lugares de Ella, e de Novella e Elche, con sus terminos e pertinencias, los quales entre las otras se deven livrar al dito senyor rey de Aragon por la part de lo dito rey de Castiella. E porque non se livraron que non fi nca en el dito rey de Aragon nil dito comendador que aparellado era de recebirlos e que non sea peindito de aqui adelant en su derecho. E destas cosas mando a mi notario sobredicho que fi ciese ende carta publica fechada en Murcia en el dia e anyo sobre ditos presen tes, los ditos maestre e comendador, E fueron ende testigos lamados e ro Real Attdemia de la Historia. Biblioteca de Salazar, A.2, folio 177 t. (E. Abad, ob. tit pg. 77) 106 gados Pero de Montagut, procurador en el Reino de Murcia, Sanxo Fer nandep de Azagra, Garcia Diep Dornega, Diego Martinep comendador mayor de Castiella, Pero Lopez de Ruffes, alcayt de la Calahorra de El che, Garcia Gomep de Olaza, Bnt.Doliva, Miguel Garcia de Pertusa, jus ticia de Murcia e Guillen Mira. Senyal de mi Domingo Fraga notario pu blico de Murcia, quiaquesta carta de protestacion a instancia del dit co mendador screvi e a todas estas cosas presente fui en el lugar, dia e an yo sobredito e hohi. (32) En cuanto a Elda y Novelda la razn de este retraso no era imputa ble al rey de Castilla. Este deba compensar al infante don Alfonso de Portugal y a su mujer doa Violante, con otras posesiones equivalentes a las que perdan en el reino de Murcia, por haberlas de entregar el rey castellano al aragons en cumplimiento de lo pactado en Campillo. Para ello les ofreci Medelln con sus trminos y derechos y el arroyo del puer to. Probablemente al infante don Alfonso no le pareca compensacin bastante esta donacin por las rentas que dejaba de percibir de Elda y Novelda, pese a que el rey manifestaba que aquellas valan tanto y ms que estas, diferencia de opinin que dilataba excesivamente la solucin del problema. En Febrero de 1305, ya cansado de tanta negociacin y demora, el rey Fernando IV hizo pblica una declaracin de protesta, por la que en comendaba la solucin de la discordia al arbitraje del arzobispo de Tole do, ya con la exigencia de que si los lugares que el rey ofreca valan ms que las villas y castillos de Elda y de Novelda quedara esta diferencia a favor del rey. El documento dice as: Sepan quantos esta carta vieren como en presencia de mi, Pero Gonzalez, notario pblico de la corte del muy noble y mucho onrrado se or don Ferrando, rey de Castiella y de Leon, protesto el dicho seor Rey don Ferrando segund la forma que de suso se sigue: Yo don Ferrando por la gracia de Dios Rey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallicia, de Sevilla, de Cordova y de Murcia, de Jahen, del Algarve, Seor de Mo lina, en presencia de los testigos que en esta carta son escriptos digo y protesto a vos infante don Alfonso de Portugal que yo por la rrazon de la sentencia que fue dada por assossegamiento del pais y a servicio de Dios y a pro de toda Espaa entre el rey de Aragon y mi, por el Rey de Portu gal y el infant don Johan y el obispo de Zaragoza sea tenido entregar al dicho rey de Aragon los lugares de helda y de Novelda, por esto ofrezco de dar a vos y a doa Yolant uestra mujer en canvyo de los dichos luga res Medellin con sus terminos y derechos que yo y he y devo ayer y el arroyo del puerto, los cuales logares es cosa cierta que valen tanto y mas que los dichos logares de helda y novelda guardadas unas condiciones a otras y aun a mayor cumplimiento. Tengo por bien y ofrezco que el arzo bispo de Toledo conozca y vea si yo mayor enmienda vos debo fasser por (32) Real Academia Historia. Bibl. de Salazar, A.2, fol. 167. (E. Abad, ob. cit. , pg. 81 ) 107 ello y que vos la faga. Et si el arzobispo fallare que valen mas estos loga res que vos yo do por este canvyo que lo dems sea para mi. Et en otra manera yo mandar y far entregar al rey de aragn los dichos logares como yo no pueda ni deba falpear a la dicha sentencia. Et desto fueron testigos el infante don Joan, don Pedro Gonzalez () mayordomo mayor del rey y don Gonzalo Garcia, consejero del rey de aragn y domingo gar cia sacristn de Tarazona y ferrant gmez chanceller del Rey de Castiella y diego garcia chanceller mayor del sello de la puridad y sancho rroyz ca marero del rey de Castiella y Pero de Bonal vice chanceller y Bernab (...) y Pero Martinez escrivanos del dicho rey de Aragn. fecha la carta en el monasterio de Huesca viernes veinte y seis dias de febrero Era de mil tresciento quarenta y tres aos. Yo Pero Gonzlez notario supradicho a mandamiento del dicho seor rey de Castiella y de Leon fis fazer esta carta y en testimonio de verdad puse en ella este mio sig no. (33) Aunque a los acostumbrados a la interpretacin de documentos me dievales no extraar la fecha de 1343 que fi gura en el documento ante rior, probablemente induzca a error a los no iniciados. Hay que hacer constar que en Espaa se haca el cmputo del tiempo por la Era Hisp nica, que comenz 38 aos antes de la era cristiana por lo que toda la do cumentacin, hasta que en el siglo XIV Espaa adopt la era comn, lle va 38 aos de adelanto sobre la fecha contada desde el nacimiento de Je sucristo. Aragn adopt la era cristiana en 1350 y Castilla en 1383. El ao 1343 que fi gura en el documento arriba transcrito corresponde pues al ao 1305 de la era cristiana. Mientras se producan estos intentos de Fernando IV por cumplir el convenio de Campillo, el rey de Aragn se estaba ya irritando y tal vez lleg a amenazar con tomar estos castillos por la fuerza, por cuanto cono cemos esta carta fi rmada por el alcaide de estos castillos por doa Vio lante, don Juan Garca de Loaysa, seor de Petrel, y que dice as: Al muy alto e muy poderoso senyor don Jaime por la gracia de Dios rey de Aragon Yo, Johan de Loaysa beso vuestras manos e me comien do en vuestra gracia Senyor de quien espero mucho bien e mucha mer ced, al que Dios mantenga al su servicio por muchos anyos e buenos. Sey nor, fago vos a saber que yo que envie decir all infant don Alfonso de Portugal que pues el rey de Castiella le dava Carrio por Elda e Novelda que vos querades cercar los castiellos e que me mandase lo que y avia de fazer, e si no que los enviaria emplazar,, e el enviome decir que a tal pos tura avia con vusco, e que a tal recaudo tena de vos que non tomariades vos los sus logares ni verniades contra ellos fasta que el fuese entregado del Carrio que le avia de adar por ellos, e yo en vos segureme por esto tro agora. E agora llegaron don Gonzalo Garcia e Diago Garcia a Elche e de mandadieronme los castiellos de Elda e de Novelda, e yo rogueles que me diesen plazo a que yo pudiesse emplazar los castiellos a don Alfonso, e ACA, Pergaminos de Pedro IV, (Ver reproduccin fotogrfica en lmina II). 108 ellos no me lo quisieron dar, e yo luego envie emplazarlos castiellos a don Alfonso, e sea la vuestra merced, seynor, que vos non tomades peyna por esta razn e que me mandades dar vuestras cartas por a don Gonzalo Garcia e por a Diago Garcia que ellos no vengan sobre los castiellos fasta que yo aya entregado los castiellos a don Alfonso. E seynor en esto me fa redes merced e la mi verdad non valdr menos. E vos auredes los castie llos e seynor mi avuelo e mi padre e yo siempre nos fi zo merced la casa de Aragn, e yo senyor esta merced attender de vos siempre. (34) A esta carta contest seguidamente don Jaime con esta otra, negan do lo solicitado por el alcaide: Don Jaime, etc. Al noble e amado Johan Garcia de Loayssa, seynor de Petrel, etc. Recibiemos vuestra carta que nos enviaestes sobre fecho de los castiellos de Elda e de Novelda, entre las otras cosas enviavades pedir merced que nos enviasemos mandar a Diago Garcia e a Gonzalo Garcia que ellos no viniesen sobre los dichos castiellos fasta que vos los oviesse des entregado al infant don Alfonso de Portogal. Onde nos entendido esto e todas las otras cosas que en la dicha carta vuestra se contienen, vos res pondemos que bien sabis vos que los dichos castiellos prieta ha nos de vien seer entregados por el rey de Castiella e puesto por nos le fue com plido lo quel deviamos complir tenido nos es el de entregar luego o fazer entregar los castiellos sobredichos segunt la sentencia e el tratamiento de la paz. E ass nos no avemos por que fazer tal mandamiento como vos de mandades, ni es en nos dar y plazo ninguno antes es nuestro entendi miento que luego sea recibida la entrega por nos o por don Gonzalo Gar cia en nuestro lugar de los castiellos de suso dichos. Que si vos plazo aviades de ayer a la otra parte le auriades a demandar. Dada en Barcelo na XXVII dias andados del mes Mayo ario M.CCC V.. (35) Junto con esta, extendi don Jaime otra carta a su comisionado para la recepcin de los castillos, don Gonzalo Garca, en la que le inclua la que le haba mandado el alcaide de dichos castillos y le exhortaba a que no utilizase la fuerza para entrar en posesin de ellos. Dilecto consiliario nostro Gundisalvo Garcia, etc. Facemos vos sa ber que recibiemos una carta que Johan Garcia de Loayssa nos envi ago ra sobre el fecho de los castiellos de Elda e de Novelda, la qual carta nos enviamos dentro aquesta. E nos vista o leida la dita carta enviamos una carta nuestra de repuesta quel mandamiento que demandava fi ciesemos a vos e a Diago Garcia, non aviamos por qu facer ni era en nos dar y pla zo alguno mas de recibir o de facer recibir luego la entrega de los dichos castiellos. E vos don Gonzalo sabedes bien como estos castiellos nos de ven seer entregados por el Rey de Castiella e sobre esto es alba con vos Diago Garcia a fazerr la entrega e vos por recibirla, mas nunca fue nues (34) ACA. Reg. 235, fols. 222 v. y 233. (E. Abad, ob. cit. pgina 83). (35) ACA. Reg. 235, fol. 222 (Id. pg. 83). 109 tro entendimiento otorgar que sabiendo que nos sobre esto deviesemos fa zer destrecha ni fuerza mas que el Rey de Castiella e por el Diago Garcia sobredicho segunt puesto fue nos debia entregar los dichos Castiellos. E vos non debedes fazer destrecha ni forzar en otra manera, sino que dicho Diago Garcia vos lo liure e vos que los recibades como dito es. Dada en Barcelona XXVII dias andados del mes de mayor it. (36) Finalmente se realiz el cambio de soberana cesando en la alcaidia de los indicados castillos don Juan Garca de Loayssa que fue sustituido por don Pero de Montagut, procurador de Aragn en el Reino de Murcia. (36) ACA. Reg. 235, fol. 222 y 222 v. (Ibid. , pg. 83). 110 ELDA BAJO LA CORONA DE ARAGON (1305-1424) 111 I. Un seoro efmero: Doa Blanca de Aragn (1308-1312) Colocada Elda bajo el dominio del rey don Jaime II de Aragn por las circunstancias ya relatadas, podemos incluir en la lista de sus seores territoriales un nombre ms, el de Doa Blanca, esposa de don Jaime, a quien este haba entregado los rditos de Elda, Novelda y Aspe. (1) Damos el nombre de seoro a la intervencin de esta reina en nues tras tierras pese a que slo consta en el documento citado su derecho a percibir las rentas de las villas relacionadas, puesto que por otros docu mentos que a continuacin se transcriben, se comprueba que realmente ejerci soberana efectiva y directa. Este seoro dur pocos aos, pues la reina doa Blanca muri probablemente en 1312, tornando las villas de Elda, Novelda y Aspe a la dependencia directa del rey de Aragn. De esta etapa, slo conocemos gracias a la obra tantas veces cita da del M.I. Dr. D. Elas Abad varios interesantes documentos referentes a nuestra entonces villa y su castillo, documentos que copiamos a conti nuacin. En los idus de julio de 1308 la reina doa Blanca expidi una real carta ordenando a Berenguer de Granyana, baile de Elda y Novelda que, II) Fragmento de una carta de Jaime II, reformando el dodario que haba constituido por su otra carta del VII idus novembris anno Dimini MCCC en favor de doa Blanca, propter nupcias, y asignndole, entre otros, los pueblos de Elda, Novelda y Aspe, en estos trminos: dtern loca de Etla et de Mouella et de Asp, cum omnibus pertinen ciis et juribus omnium dictorum locorum et cuius livet sorumdem ita quod omnia et sing ula que nos nunc vobis asignamus constituimus concedimus et obligamus teneatis et posideatis pacifice et potenter toto tempore vite vestre pro dicto vestro dodario seu donaciones propter nupcias cum omnibus videlicet pertinenciis et iuribus ipsorum loco rum et recipiatis et habeatis toto tempore vita vestre omnesque reditus planus dicyorum locorum et rona cum cenis dictorum locorum ex predictis iuribus nos cenas recipere debemus et consuevinus. . . Archivo Corona Aragn. (ACA. Reg. 289, fol. 122 y 122 v. E. Abad Navarro: Ob. cit. , apndice, doc. nm. 6). 113 como sus castillos de Elda y la Mola de Novelda estaban necesitados de grandes reparaciones, invirtiera dos mil sueldos reales, moneda de Valen cia, en efectuar dichas reparaciones, de acuerdo con Pedro de Montagut (o de Monteagudo) alcaide de dichos castillos. (2) En la misma fecha y por otra carta al mismo baile Granyana, la rei na le orden que del trigo que por ella reciba de las rentas de las villas de Elda y Novelda entregara sesenta cahices al alcaide Montagut para la obra de dichos castillos. Dos arios ms tarde, en abril de 1310, doa Blanca se dirige al baile general de Valencia, Bernardo de las Cuevas, y a Pedro de Montagut, al caide de los castillos de Elda y La Mola, o a sus lugartenientes, ponde rndoles la gran importancia de la misin a ellos encomendada y man dndoles, sub pena de nostre gracie et amoris que tengan all suficien tes soldados, armas, vveres, vituallas y otros aparatos necesarios para su defensa y conservacin, sin permitirse comerciar ni reservarse nada del di nero de la tenencia de los castillos, el cual debe ser invertido en la custo dia de estos. (4) (2) Fideli suo Berengario Granyana Baiulo de Ella et de Noulla graciam, etc. , Cum Cas trum nostrum de Ella et fortitudo sive Mola de Nouella valde indigeant reparacione et ideo velimus duo milla solidus regalis, valencie per vos oni et converti in reparacione dictorum Castri et Mole mandamus vobie quatenus visis presentibus in reparations ip sius Castri et dicte Mole convertatis et penatis dicta duo milla solidorum prout petre de monteaccutto alcaydo dicti Castri et vobis visum fuerit ad melioramentum et utilitatem eiusdem Castri et Mole de redditibus et aliis iuribus dictorum locorum. Nos enim pre sentes mandamus fi deli Thesauririo Raimundo Galcerandi vel quicuimque alii a nobis compotum recipenti quod dicta duo milla solidorum a vobis in compotum recipiat et admittat. Datis Valencie idus julii anno que supra (1308). ACA. Varia 3 Reginae Blanchae Jacobi 11, reg. 289, fol. 176 v. (E. Abad. Ob. cit. Apndice, doc. nm. 7). (3) Nos Blancha, etc, fideli suo Bn. Granyans baiulo de Ella et de Nouella graciam etc. Mandamus vobis quatenus de tritico quod recipitis pro nobis in dictis locis tradatis di lecto nostro Petro de Monteacuto, alcaydo dictorum locorum sexaginta caficia tritici ad opus stabilimenti dictorum castrorum prout triticum valebi in festo sancti Michaelis mensis de septiembre. Datis Valencie idus julii anno que supra (1308), ACA. Varia 3 Reginae Blanchae jacobi II, Reg. 289, fol. 176 v. (E. Abad. Ob. cit. Apndice, docum. nm. 8). (4) Blancha Dei gratia, etc. , Fideli suo Bernardo Despelluncis baiulo regni Valencie ge nerali vel eius locum tenenti noe non Petro de Monteacuto tonenti pro nobis Castra de Ella et de Nouella vel eius locum tenenti in eodem loco salutem et graciam. Quan tum vobis vestreque fidei i custodia dictorum Castrorum per nos vobis commisorum honus incumbit quantucumque periculum inminent nobis referre non contigit cum hoc nimini su occultum sed pocius evidentem et publica voce cui libet manifestum. Cum igiur ex premissis et aliis vos deceat Castra predicta per nos vobis commisa diligenter et solicite custodire et armis et victualibus familiis et aliis destentibus apparatibus commu nire. ideo vobis districte et firmiter sub fide qua nobis esto astricti et sub pena nostre gracie et amoris dicimus et mandamus quatenus circa custodiam municionem ac tui cionem Castrorum predictorum summa diligencia intendatis tenendo inibi familia arma victualia et alios apparatus ad tuicionem et defensionem dictorum Castrorum edoneos et necesarios nec velitis modo aliquic de retinencia dict rum Castrorum penes ves ah 114 El fallecimiento de doa Blanca en 1312 cierra este breve captulo de nuestra historia. II. Donacin de Elda al infante Don Fernando. La invasin del moro Redun Al tomar posesin nuevamente el rey don Jaime II de los castillos y lugares que haba cedido en dote a su esposa doa Blanca, por falleci miento de sta, efectu cambios en las alcaidias de los castillos, separan do la alcaidia del castillo de Elda de la del de la Mola de Novelda. (5) Desgraciadamente, no me ha sido posible reunir datos que hagan luz en esta etapa de la vida eldense, pero estoy seguro de que una inteligente bsqueda en los legajos del archivo de la Corona de Aragn correspon dientes a esta poca dejara completo el panorama histrico del perodo 1312-29, que ahora se nos presenta en blanco hasta el ltimo ao citado de 1329 en que nuevamente cogemos el hilo. En 1327 haba muerto don Jaime II de Aragn, sucedindole Alfonso IV, su hijo segundo, por haber entrado en religin el hijo mayor y herede ro de la corona. Este rey, cuyo reinado abarca desde 1327 hasta 1336 y que recibi el sobrenombre de El Benigno, contrajo matrimonio por se gunda vez, ahora con doa Leonor de Castilla, con la cual tuvo varios hi jos. En 1329, y a instancias de doa Leonor, el rey concedi al hijo mayor de este segundo matrimonio, don Fernando, el ttulo de Marqus de Tor tosa y seor de Santa Mara de Albarracn, hacindole una generosa do nacin de numerosos seoros que comprendan, entre otros, los castillos y lugares de Orihuela, Callosa, Guardamar, Alicante, Monforte, Elda, la Mola, Novelda y Aspe. A estas donaciones aadi despus las villas y cas tillos de Jtiva, Alcira, Murviedro (Sagunto), Morella, Burriana y Caste lln. Estas donaciones provocaron el descontento e indignacin de los va lencianos que, dirigidos por el clebre Guillem de Vinatea, elevaron su quid retinere immo eandem in dictorum Castrorum custodiam integre convertatis cum vos de denariis ipsius retinencie modo aliquo merccari non deceat noe ipsos convertere in alios vestros usus. Datis Valencie kalendis aprilis anno domini M.CCC.X. ACA. Reg. 289, folio 143. (E. Abad, Ob. cit. Apndice, doc. nm. 10). (5) A Pedro de Montagut, que ostentaba la alcaida de los castillos de la Mola y Elda le sucedi en 1312 su hijo Pelegrn de Montag ut. En los documentos de donacin real nicamente se expresa pro retinencia Castri de Nouella sin mencionar expresamente el castillo de Elda. (Vide: E. Abad Navarro: El castillo de la Mola, pg. 86). 115 protesta personalmente al rey, en un gesto de noble arrogancia que la his toria ha recogido ampliamente. (6) Esta general protesta oblig al rey a revocar parte de las donaciones hechas a su hijo don Fernando, pero en las villas cuya donacin fue anu lada no quedaban incluidas las enclavadas en el reino de Murcia y cita das en primer lugar. Por consiguiente, el nuevo marqus de Tortosa for m un extenso seoro dentro del cual qued el castillo, y la villa de Elda. (7) Hallndose por este tiempo el infante don Fernando en minora de edad, en enero de 1329 fue expedida real carta por la que se designaba a su madre, doa Leonor, como tutora y administradora de los bienes otor gados a su hijo. (8) Por otro documento, expedido al da siguiente, se ordenaba a Ori huela, Alicante, Monforte, Guardamar, Elda, Novelda, Aspe y Albarracn que el da 21 del mismo mes de enero enviaran a comparecer ante el Rey tres o cuatro procuradores o sndicos, con poder y especial mandato, pa ra prestar juramento de fidelidad y homenaje al infante. (9) Tambin en la misma fecha se ordena a los alcaides hagan acto de presencia ante el rey para efectuar la inmediata entrega de los castillos a su cargo; actos de sometimiento y aceptacin del acto real de la dona cin, que indudablemente se efectuaran el indicado da 21 de enero de 1329. Durante este reinado de Alfonso IV, en el ao 1331, ocurri un grave suceso que caus conmocin y zozobra en las poblaciones del reino de Murcia, poniendo en grave peligro la situacin de los cristianos de guar nicin en los castillos del reino. El monarca musulmn de Granada rom (6) Del extenso documento de donacin real, cuyo original en latn se reproduce en el Apndice de las tantas veces citada obra de Aliad Navarro. copio a continuacin los prrafos citados ni e -I texto y referidos a nuestra ciudad: . . . damos perfecta pura et Irrevocabili donatione inter vivos per franchurn et liberum alminar) voliis b ru to Infiam ti Ferdinando Marchioni praedicto jam per Nos, ut Praedictur emancipate, civitatem nram. Derthuse in Catalonia necum civitatem nostrum Santae Mariae de Albarracino in Aragonum sImitas ruin Castris et fortaleciis earumdem. et etiam Castra et loca nra. de Oriola, Caylosa, Guardamar, Alacant, Noypot, Ecla, la Mola, Nouella, et Acp in Regno Valentiae situata. . . Aqu incurri Lamberto Amat en otra de las equivocaciones que atenan ligeramente el valor hiltrico de sus Apuntes. Siguiendo a Escolano y Zurita, Amat sita esta do nacin en el ao 1332 y al hacer referencia a la altivez de los valencianos que oblig al rey a revocar las donaciones de poblaciones situadas en el reino de Valencia, no ha ce distincin en el hecho de que las primeras poblaciones donadas al infante no fue ron incluidas en esta renovacin, pasando por tanto Elda al seoro de don Fernando. (Vide L. Amat Apuntes. Tomo 1, cap. II). (8) Archivo de la Corona de Aragn, Gratiarum 5 Alfonsi 111 Reg. 480, fol. 17 (Elas Abad, ob. cit. pg. 101 y apndice, documento nm. 17). (9) E. Abad, ob. cit. , pg. 101. ( 7 ) 116 pi la tregua que tena con los Reyes de Castilla y Aragn y mand un poderoso ejrcito de cinco mil caballos y 15.000 infantes, cinco mil de los cuales eran ballesteros, al mando de Redun. (10) Este ejrcito penetr por Orihuela, causando feroces estragos y lleg hasta Guardamar cuyo castillo domin, amenazando la ola invasora con llegar hasta el Valle de Elda pues, segn Zurita, Estuvieron a punto de perderse los castillos de Callosa, Abanilla, Crevillente, Monforte, Elda, la Mola de Novelda, Alicante, Orihuela y otros lugares de la comarca. (11) El Rey de Aragn mand un numeroso cuerpo de ejrcito a proteger las poblaciones del Reino y atajar el peligro de que nos da cuenta el mis mo Zurita: tambin se publicaba que el rey de Granada, con todo su po der por mar y por tierra vena sobre Alicante; y puso en aquel tiempo gran terror una nueva invencin de combate, que entre las otras mqui nas que el Rey de Granada tena para combatir los muros, llevaba pelotas de hierro que se lanzaban con fuego; y lo que pona mayor espanto, que los moros de Valle Ricote y de Elda y de Novelda y de los lugares de El che y Crevillente, y universalmente todos los del reino de Valencia, solici taban cada da al Rey de Granada que fuese con su poder, con muy gran des ofertas que le entregaran a Alicante y a Elche y Crevillente, y la Muela, con el Valle de Elda y que se alzaran todas las aljamas. (12) Afortunadamente no lleg a extenderse la temida invasin de los gra nadinos, y los moros de nuestro valle y los de las otras poblaciones hubie ron de reprimir sus impulsos de sacudirse el dominio de los cristianos. III. De don Pedro IV de Aragn y el seoro de don Fernando hasta la guerra entre Castilla y Aragn (1336-1356) En cuanto exhal el ltimo suspiro el rey Alfonso de Aragn, su hijo don Pedro, que ya siendo slo Prncipe haba asegurado que los castillos y villas entregados por su padre a su hermanastro don Fernando volveran a la corona de Aragn, intent prender a doa Leonor de Castilla, su ma drastra, y a los hijos de esta. Pero doa Leonor, que tena amplios moti vos para esperar la hostilidad de su hijastro, slo esper a que su marido dejara de existir para partir inmediatamente hacia Castilla, en compaa de sus hijos. Lo que no saba la desdichada reina doa Leonor era que en Castilla tampoco hallara la seguridad que buscaba, pues unos aos ( 10) Ibid. , pg. 96. (11) Zurita. Anales de la Corona de Aragn, lib VII, cap. XV. (12) Ibid. id. 117 ms tarde la mandara matar el rey castellano, el celebrrimo don Pe dro I, llamado el Cruel, para vengar agravios hechos por el hijo de aquella, don Fernando. Doa Leonor intent congraciarse con su hijastro, el monarca arago ns, consiguiendo del rey de Castilla enviara una embajada a don Pedro pidindole tratara bien a la Reina y a sus hijos, publicase el testamento del difunto rey don Alfonso y confirmase las donaciones, a lo que respon di don Pedro que su deseo era honrar a doa Leonor como madre y a sus hijos como hermanos. (13). Se excusaba de publicar el testamento alegando algunas ausencias de personajes interesados en l, y en cuanto a reconocer las donaciones hechas por don Alfonso a su hijo manifestaba que hara aquello que en derecho y en justicia fuese obligado a hacer (14). Lo cual llevaba implcito el que para Pedro IV, los castillos y villas de Elda y las dems poblaciones donadas eran en derecho de la corona de Aragn e injusta su donacin. Una nueva embajada castellana con las mismas pretensiones obtuvo la misma respuesta, marchndose el embajador castellano muy descon tento. (15) Diversos episodios guerreros que tuvieron como personaje principal a don Pedro de Xrica en pugna con el rey aragons, estando la villa del primero en seoro de don Fernando, adems de la amenaza de un rom pimiento con Castilla y una guerra con Marruecos, obligaron a Pedro IV a buscar una conciliacin con el rey castellano, reuniendo en 1338 un parlamento en Gandesa, que ms tarde se traslad a Daroca. All acudi el infante don Juan Manuel, seor de Villena, que llevaba encargo de don Alfonso XI, rey de Castilla, de arreglar las cuestiones habidas entre don Pedro y su madrastra doa Leonor. Finalmente se constituy un tribunal de arbitraje formado por don Juan Manuel y el infante don Pedro, hijo del rey castellano y futuro rey Pedro I el Cruel, tribunal que acord que el rey perdonase y absolviese a don Pedro de Xrica; que doa Leonor to mara las rentas y lugares que don Alfonso le haba dado, quedando del rey don Pedro las jurisdicciones de ellos.... (16) Con esto qued resuelto por algunos aos la situacin de nues tra entonces villa que hasta aquel momento haba sido dudosa e _inesta ble, pues su alcaide haba jurado obediencia y prestado homenaje a doa Leonor en representacin, por minora de edad, de don Fernando, pero en 1336 el rey don Pedro haba anulado este acto al no reconocer la le ( 13) Abad Navarro. Ob. cit. , pg. 105. (14) Conde de Castellanos. Crnica de la Corona de Aragn. Zaragoza, 1919. Pg. 202. (15) Ibid. , pg. 204. (16) 1bid. , pg. 209. 118 galidad de la donacin. Qued, pues, Elda en un rgimen mixto, en el que doa Leonor gozaba de las rentas, derechos y pechos de la villa, y don Pedro tena la jurisdiccin del territorio y subsiguiente mandato di recto. Pero este convenio cuyo fin era el de armonizar las divergencias en tre Castilla y Aragn slo pudo lograr su objetivo durante algunos aos, pues al fallecimiento del rey de Castilla, Alfonso XI, y el advenimiento del joven Pedro I, justamente llamado el Cruel, volvieron a enconarse los odios entre ambos monarcas, agravados por la posicin del infante don Fernando, duque de Tortosa y seor de Santa Mara de Albarracn, dueo de Elda y de las otras villas del reino de Murcia, cuyas diferencias con el rey aragons contaban con el valioso apoyo del rey de Castilla mientras que los que disputaban a este el trono, en especial don Enrique de Trastamara, reciba la ayuda y aliento de don Pedro de Aragn. Colm la indignacin del rey de Aragn el hecho de que don Fernan do, buscando afianzarse la ayuda del castellano, le puso en rehenes los castillos de Alicante, Orihuela, Elda y los otros que tena en el reino de Valencia, Pedro IV intent por todos los medios evitar esta accin que consideraba acto de traicin pero no pudo hacer nada para impedirlo. Por si estos motivos de discordia fueran pocos, sobrevino tambin el apresamiento de varias galeras genovesas aliadas de Castilla que hizo en aguas de Cdiz, a la vista del rey castellano, el corsario cataln Fran cs de Perell, lo que acumulados unos actos y otros originaron el desen cadenamiento de la guerra entre ambos reinos, hecho que tuvo lugar en 1356 y en la cual le toc a nuestra villa padecer repetidas incursiones de unos y otros ejrcitos, por hallarse en la zona fronteriza entre ambos. IV. De la guerra entre Castilla y Aragn a Doa Sibilia de Forti, pasando por Beltrn Duguesclin y Hugo de Calviley (1356-1384) La guerra entre ambas coronas comenz a manifestarse precisamen te en nuestro suelo. Desde las posiciones castellanas de Elda, Novelda y otras, las huestes de Pedro I, mandadas por don Diego Garca de Padilla, Maestre de Calatrava, atacaron a Chinosa y Monvar, dominndolas por la fuerza de las armas y talando y quemando todos sus trminos. Si multneamente los ejrcitos castellanos entraron en el reino de Valencia por Requena y en el de Aragn por Molina. Nos confirma lo antedicho de que Elda estaba en la lnea fronteriza y plena zona de operaciones la si guiente carta que el caballero don Juan Jimnez de Perentisa, baile gene ral de la comarca, mand al concejo de Orihuela, ciudad tambin perte 119 neciente al infante don Fernando, y por ello sujeta a las rdenes del rey de Castilla: Al noble e honrrado Justicia, jurados e hombres buenos de Orihuela. Johan Ximenez de Perentisa, bayle general, vos envio saludar. Sepades que he avido sabidura en como facen plega de cavallos en Biar. Otros que Pero Maza que viene a Chinosa e a Montnove, con hombres de cavallo. Et no se bien cierto si quieran dar danyo en la Vall o no por (lo) que vos ruego que vos apercibades que cuando vos lo faza saber aco rrades do fuesse menester. Otros he acordado de fazer las senyales de al menas e afumadas encima el collado que es entre Asp e Crevilln por que del castiello de Orihuela no las podrian veyer tenc por bien de mandar al alcayt de Callosa que las reciban queus las den segunt que las reciban. E por sabidura faran tres senyales e por Vista e de las cinco veades tener por bien de enviar luego acorro de compaa de cavallos. Fecha en Elda a XIII de Agosto. Otros enbio por III dotsenas de llanzas a tres de dardos tenet por bien de no cm bargar al portador de la present. (17) El Consejo de Orihuela acord considerando que sera servicio al infante don Fernando dar todo favor y ayuda al valle de Elda y de Novel da, que en cuanto se recibiera aviso del dicho baile Perentisa, ya por medio de mensajeros o por seales de humo fuesen al mencionado valle 20 hombres de caballo, a los cuales se dara 5 sueldos por da pagados de los propios de la villa. (18) Fatigoso sera para el lector relatar todas o las principales inciden cias de esta guerra, prdiga en ataques y contrataques, propuestas de tre gua y violaciones de esta, pero slo diremos que el infante don Fernando, cuando le convino, se reconcili con su hermanastro el rey de Aragn, re cibiendo de este el nombramiento de Procurador General del Reino de Valencia. En mayo de 1361 se logr un convenio de paz por el que ambos re yes se devolvan mutuamente los castillos y lugares conquistados durante la guerra. Esta paz fue efmera, pues fue rota poco despus, volviendo a encen derse la guerra por nuestra comarca, en la cual por diciembre de 1364 penetr como un alud el Rey de Castilla a la cabeza de sus tropas des pus de haber conquistado los castillos de Alicante, Elche y Crevillente, no pudiendo el infante don Fernando proteger a sus antiguas villas del ataque porque poco antes haba sido muerto por orden de su hermanas tro el rey aragons, que nunca le haba perdonado sus antiguas desave nencias. Para hacer frente a esta poderosa fuerza castellana, a la que el rey Pedro I haba aadido las compaas de mercenarios del Prncipe Ne (17) Archivo Municipal de Orihuela. Contestador de 1353 a 1355, folio 17 (Cito por E. Abad, ob. cit. , pg. 107). (18) Lo entrecomillado pertenece a la repetidamente citada obra de E. Abad Navarro. 120 gro o Prncipe de Gales, el rey de Aragn pidi la colaboracin de las temibles Compaas blancas, tropas de soldados tambin mercenarios, que vivan del botn de los asaltos y de las pagas que reciban de sus ca pitanes. Estos lo eran el francs Beltrn Du Guesclin, hombre enrgico y noble que fue una gran figura de su tiempo, junto con el ingls Hugo de Calviley. La intervencin de Beltrn Du Guesclin result funesta para el rey Pedro I el Cruel. Penetrando en Castilla al frente de sus compaas, pro clam en Calahorra como rey a don Enrique de Trastamara, coronndole en Burgos y decidiendo la suerte de la guerra en su tienda de campaa de los campos de Montiel, cuando dej para la posteridad una frase que cambi el curso de la historia de Espaa: ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi seor. Y as su seor pudo clavar su pual en el pecho de don Pedro de Castilla, terminando con este acto fratricida la guerra entre ambos reinos espaoles. * * * Don Pedro IV, como premio a sus grandes servicios, concedi a Bel trn Duguesclin grandes honores, y para engrandecerlo ms le otorg el Condado de Borja y Magalln y el seoro de los valles de Elda y de No velda, firmando la correspondiente escritura de donacin el 9 de enero de 1366. (19) No fue muy duradero este seoro sobre nuestro castillo, pues vemos que en agosto de 1367 se encuentra Elda nuevamente en poder de la Co rona, que la otorga, el da 12 de dicho mes y ario (20) al otro capitn de las Compaas blancas, sir Hugo de Calviley (o de Calversley), noble ingls casado con doa Constanza de Aragn, perteneciente esta a la fa milia reinante, aquel hombre de dientes que podan comer como los de dos y manos para luchar como las de diez, cuyo apetito devorador era ca paz de digerirlo todo menos una injuria. (21) El seoro del noble ingls fue relativamente bastante prolongado, al canzando hasta 1383; pero en este largo perodo se desarrollaron algunas incidencias que obligaron a Calviley a vender parte de sus posesiones, enajenando el castillo de la Mola de Novelda al tambin ingls Mateo de Gornay y quedndose solamente con los valles de Elda y Aspe. En 1382, (19) A.C.A. Cancillera, Reg. 913, fols. 57 a 60. En la obra de Abad, docum. n. 19 del Apndice, fi gura copia literal del extenso documento de donacin, resultando intere sante para Elda la condicin puesta por el rey al hacer las cesiones de que en el con dado de Borja deba reservar el Duguesclin la potestad al rey de los castillos de Borja y Magalln y en los valles de Elda y Novelda la del castillo de Elda. Es un indicador de la importancia que para el rey tena la posesin en caso necesario de nuestra ciudad. (20) ACA. Cancillera, Reg. 914, fol. 86 (Copia literal del original latn en el Apndice de la citada obra de Abad, documento nm. 20). (21) E. L. Miron. Reinas de Aragn. Valencia, pg. 217. 121 ya residiendo Hugo de Calviley en Londres, inici gestiones por medio de sus procuradores para vender al caballero Guillermo Marqus las po blaciones que le quedaban, pues un documento extendido con fecha 15 de septiembre de 1382 por el rey Pedro IV dispone que Guillermo Marqus pueda ejercer el mero y mixto imperio sobre los lugares de Elda y Aspe que posee en prenda hasta que se liquide a Hugo de Calviley el precio de la venta. (22) Esta transaccin debi llevarse a fi n definitivo un ao ms tarde, por cuanto el 28 de septiembre de 1383 era el mismo noble ingls Hugo de Calviley el que venda al rey Pedro los lugares de Elda y Aspe (23), lu gares que este don en venta pocos das despus, el 17 de octubre del mismo ao, a la reina doa Sibilia de Aragn, con quien pocos aos an tes haba contrado matrimonio, cuarto de los realizados por el monarca aragons y ltimo de su vida, pues dejara de existir tres aos ms tarde de la donacin de Elda sin poder evitar que se reprodujera en doa Sibi lia la misma persecucin, por parte de su hijastro y nuevo rey, que l mis mo haba hecho sufrir a su madrastra, la desdichada doa Leonor de Castilla. Durante el perodo en que Guillermo Marqus ejerci de procurador general por la Reina en Elda y Aspe tuvo lugar en la casa del obispo de Orihuela una reunin de representantes de los pueblos de la gobernacin de Orihuela, debido a. que los moros del reino de Granada haban roto la paz recibindose noticias en la ciudad orcelitana que muchos almocade nes y almogvares haban llegado a los Vlez con intenciones siniestras. El adelantado de Murcia, Alonso Yez Fajardo, propuso poner atajado res desde la costa del mar hasta Moratalla contribuyendo a este gasto to das las poblaciones de la gobernacin. En enero de 1383 se celebr la in dicada reunin, participando por el vall de Elda el referido procurador general don Guillermo Marqus, acordndose satisfacer la quinta parte del coste de los atajadores y si fuesen tantos que les tocase pagar diez hombres a caballo que se distribuyeran de la forma siguiente: Orihuela, 4; Elche y Alicante, 3; Elda, Novelda, Aspe, Petrel, Jijona, Monvar y Monforte, 3. V. Doa Sibilia de Forti, Seora de Elda (1384-86) Pocos personajes histricos han recibido una crtica tan injusta y ca lumniosa como la reina Sibilia de Forti, esposa de Pedro IV de Aragn. Se la acus de haberse valido de fi ltros y hechizos para introducirse en el (22) ACA. Reg. 974, fol. 100. (23) A.CA. Real Patrimonio. Cuentas de Juan Calloz, 1384. 122 corazn de don Pedro haciendo que la tomara por esposa; de practicar la brujera y realizar actividades perversas contra su marido y sus hijastros, de envenenar con discordias la vida de la familia real y de todas cuantas acciones malas puede ejecutar una bruja poseda por el demonio del odio. Revestida de esta espantosa y repulsiva apariencia lleg doa Sibilia in cluso hasta las letras eldenses, con el interesante trabajo de Juan Madro na en el que presenta a la reina en la plenitud de sus artes diablicas dul cificndose ante la calma sedaticia de nuestro paisaje... todo el negro peso de odios y brujeras que llevaba en su alma de reina analfabeta y de madrastra rencorosa. (24) A pesar de lo extendido de esta interpretacin de la personalidad de doa Sibilia, una crtica desapasionada y fundada en amplia documenta cin ha desvirtuado totalmente tales patraas, dejando a la reina con las caractersticas morales que indudablemente tuvo, que fueron las de una reina bondadosa con sus vasallos, respetuosa con su marido el Rey, pro tectora de las esposas de sus hijastros e intermediaria de estos en sus de savenencias con el Rey, pese a lo cual le tenan un odio irracional. (25) Doa Sibilia hizo mucho bien a Elda, pero hubo un tiempo en que su actuacin fue grandemente perjudicial para nuestro pueblo. Existe en su descargo el hecho de que entonces no era seora de Elda y s de Novel da, que fue la que se benefici a costa de nuestra ciudad, por lo que era muy lgico el que favoreciera a sus vasallos. En 1381 nuestro valle perteneca todava al noble sir Hugo de Calvi ley, como hemos escrito anteriormente. Doa Sibilia era seora del casti llo de la Mola de Novelda, que tena excesivamente cercanos los lmites de los trminos de Elda y Monvar, siendo deseo ardiente de los novel denses el ensanchar su trmino hacia el Norte. La reina insisti ante el Rey con su poderosa influencia para que se modificaran aquellos lmites y fi nalmente consigui que Pedro IV aprobara la sentencia de 10 de di ciembre de 1381 por la que se ampliaba el trmino de Novelda a costa de los de Elda y Monvar, desestimando la protesta de estos pueblos y acor tando de esta forma, todava ms, el ya reducido permetro del trmino eldense. (26) (24) Juan Madrona Ibez: Una Reina de Aragn en el alczar de Elda.. DAHELLOS. Elda, marzo, 1950. (25) Jos Mara Roca y Heras. La reina empordanesca donya Sibilia de Forti. Barcelo na, 1926. (26) E. Abad Navarro, ob. cit., pg. 149. Se interes mucho, tanto por la 4jama de los moros como por la villa de Novelda no slo en la reparacin de los muros que conte nan las avenidas furiosas del Vinalop sino tambin en otras cosas particulares, entre las que merece especial mencin su influencia con el rey para que, a pesar de la con tradiccin de los pueblos comarcanos, contra ello vivamente interesados, se ampliasen, como se ampliaron, los estrechos lmites de su territorio. Lamberto Amat en su ma nuscrito Elda hace referencia a esta divisin de lmites al escribir ... y menciona las dos sentencias que les exhibieron y fueron pronunciados en 10 de diciembre de 1381 123 Escaso fue el perodo en que la Reina doa Sibilia posey Elda y an son ms escasas las noticias que tenemos de su mandato en nuestra tierra desde octubre de 1383 en que parece que tom posesin de la misma. Lamberto Amat pretende que esta reina pas temporadas en el castillo, que ella misma transform de simple fortaleza militar en suntuoso alc zar digno de una reina, y que con ella habit en Elda su hija la infanta doa Isabel. (27) Madrona ampla esta hiptesis en forma ms literaria, imaginando ,m nuestro castillo suntuosos saraos palaciegos, juegos fl orales y otras fi estas que estaban introducindose en la Corte aragonesa y que alcanza ron su mximo esplendor durante el siguiente reinado de Juan I el Caza dor y su esposa, doa Violante de Bar, tambin seora de Elda desde 1387. (28) Carezco totalmente de documentacin o datos que me permitan dar estas versiones como comprobadas o rechazarlas por imaginarias, por lo que me limito a reproducirlas para ambientar esta breve resea del pe rodo del seoro de doa Sibilia en Elda. S es cierto que esta seora mand realizar obras en el castillo, pues as consta en una concordia en tre la reina y el Cad y aljamas de la villa, por la que se establecan las relaciones de los vasallos con su seora y se fijaban las rentas que sta deba percibir. En el ltimo captulo de esta concordia se estipulaba la obligacin de las aljamas de la villa d proporcionar a la reina peones pa ra las obras del castillo. Esta concordia, autorizada por el notario Berto mu Granyana en Elda, fi guraba copiada en el libro del Archivo Munici pal de Elda, titulado De diferentes escrituras ut intus del cual Lamber to Amat sac los datos referidos, pero actualmente ha desaparecido del Archivo no sabiendo donde puede hallarse, lo que resulta una verdadera desgracia para la documentacin histrica local de esta y otras pocas (29) Para paliar la necesidad de aguas de riego que tenan los vecinos de Elda, y a peticin del Rey de Aragn, el marqus de Villena, don Alfonso de Aragn expidi una carta, fechada en Ganda a 8 de octubre de 1386, por la que peda a los Concejos e oficiales e ornes buenos de sus villas de Villena y Sax dejasen pasar el agua que va desde dichos trminos al lugar de Elda, una vez que hubiesen servido de ella, as como se dejase a por el honorable Mosn Bernat de Sinesterra cavaller portant veus de Gobernador dels terlins de Monnover y Novella y la otra entre los de Novella y Ella. (Segunda parte, captulo VII). (27) . . . Que la reina Doa Sibilia y su hija la infanta doa Isabel habitaron tambin aqu como aparece en la concordia citada. (L. Amat, ob. cit. I parte, cap. III). (28) Nunca se vio en Elda tanto esplendor, tanto lujo y magnificencia como en los meses de enero y febrero de los aos 1385 y 1387. En esos aos y durante esos meses nuestro alczar se converta en residencia regia; y bajo sus altos artesonados se cobijaba, en un esplndido floreo de fi estas palaciegas, la corte aragonesa.. . (J. Madrona, ob. cit.) 129) 1. Amat. Ob. cit. Parte I, cap. II y Parte II, cap. VII. 124 los vecinos y moradores de Elda limpiar la acequia por donde circula di cha agua. Terminaba pidiendo a sus vasallos que hicieran buena vecin dad con los de Elda hacindoles todas las buenas obras que les fuera po sible. Estas aguas eran las de la Fuente del Chopo del trmino de Villena, por las que tantos pleitos deberan tener Elda y Villena durante largos arios. (30) La posicin de la reina ampurdanesa, pese a las buenas acciones rea lizadas con los hijastros, era precaria, basada slo en la continuidad de la autoridad del Rey, su esposo. En cuanto este enferm de la grave dolen cia que le causara la muerte, l mismo recomend a su esposa que huye ra y se pusiera a salvo de la persecucin que estaba seguro le hara sufrir el heredero de la Corona, el infante don Juan. Tal vez en la agona del rey moribundo se le representaran los momentos de la muerte de su pa dre y sus mismas intenciones contra su madrastra, doa Leonor, a la que tambin persigui en cuanto su padre comenz a agonizar. Sibilia huy con su hermano y otros nobles, pero fue capturada por don Juan, que mand decapitar a sus acompaantes y despoj a doa Si bilia de sus bienes y seoros, confinndola en el convento de francisca nos de Barcelona, en el que muri el 25 de noviembre de 1406. En el Mu seo Provincial de Barcelona se conserva su estatua yacente que nos da la impresin de bondad y serenidad que probablemente fueron las ms se aladas dotes morales de la reina de Aragn doa Sibilia de Forti, seo ra del valle de Elda desde 1383 a 1386. (30) De mi don Alffonso, fijo del infante don Pedro de Aragn que Dios perdone, Mar qus de Villena e Conde de Ribagorca o de Denia e Conestable de Castiella. A los Con ceios e oficiales e ornes buenos de las mis villas de Villena y Saz, mis vasallos. Salud commo aquellos que amo e de quien fio. Fago vos saber que Lop Ximenez de Perenci sa, procurador de la Reina dAragn en la Vall de Elda, es venido a m e a me traydo una carta de creencia del Rey dAragn; et por la dicha creencia, el dicho sennor Rey me embia rrogar que por su rreverencia e onrra yo mandase dar a los vezinos e mora dores de Elda el agua que va de vuestros terminos al dicho lugar de Elda e a su termino para que se aprovechen della para sus favores. El yo, por rruego e rreverencia del dicho sennor Rey dAragn embio vos a rogar e mandar por esta mi carta que a los dichos ve zinos o moradores del dicho lugar de Elda desde la dicha agua cada que vos ayades avi do asaz della para vuestras lavores e que non la ayades menester. Otros, vos mando que a los dichos vezinos e moradores del dicho lugar dElda, dexedes alimpiar o adobar el acequia por do va la dicha agua dentro en los dichos vuestros terminos, por tal ma nera que ellos se puedan aprovechar della, vos no la aviendo menester segunt dicho es. Otros, vosmmando que avezindedes bien con la dicha Val dElda o les fagades todas buenas obras que podades e seed ciertos que en todo esto que dicho es me faredes grant placer e cosa que yo vos torne en servicio. Et porque desto seades ciertos, mande dar vesta mi carta sellada con mi sello en que escrivi mi nombre, Dada en la mi villa de Ganda, ocho das de octubre de anno de Nuestro Sennor mille CCC L XXX e seys annos. El Marqus (Rubrica) En el indice se menciona el agua de la Fuente del Cho po corno la que Villena debe dejar pasar a Elda una vez utilizada por los vecinos de di cha ciudad. Documento existente en el Archivo de Villena. Copiado de: Jos Mara Soler Garca: La relacin de Villena de 1575. Pgina 264/5, documento XXVI. 125 VI. La Reina Doa Violante de Bar, seora de Elda (1387-1424) El primognito de Pedro IV, don Juan, no esper a que su padre de jara de existir y l fuera coronado rey, para despojar a doa Sibilia de sus bienes y seoros, sino que amparado en el hecho de que ya desde tiempo anterior desempeaba actos de gobierno, desposey a su madrastra de los seoros concedidos por el rey don Pedro. Seguidamente, el 31 de diciem bre de 1386, cinco das antes de fallecer el monarca, don Juan hizo cesin a su esposa, doa Violante de Bar, de la villa de Elda, Aspe, Novelda y otras poblaciones. (31) El seoro de esta reina fue, como el de la anterior, beneficioso para sus vasallos, pues doa Violante se cuid con gran inters del bienestar de los moradores de Elda. La jurisdiccin concedida a doa Violante, a perpetuidad, sobre el valle de Elda fue considerada por la Gobernacin de Orihuela como per judicial para la comarca, ignoramos por qu motivos. Lo cierto es que re clam contra ella, enviando cartas de protesta al rey y a su primognito, haciendo peticiones de Cortes por medio de los sndicos de las ciudades de Barcelona, Valencia, Jtiva y otras y encargando al procurador Beren guer Vimbad que obtuviese la anulacin sin reparar en gastos. Pero to das las gestiones oriolanas en este sentido fueron estriles y doa Violan te continu en plena posesin de su seoro de Elda. (32) Para mejorar el riego de la feraz y hermosa huerta en que estaba convertido el valle de Elda, gracias al esfuerzo de su poblacin dedicada al cultivo de sus tierras, doa Violante consigui que su marido don Juan I convirtiera en derecho pleno la autorizacin que tena Elda para usar los sobrantes de la Fuente del Chopo de Villena. Por rescripto de 24 de agosto de 1392, el rey don Juan I de Aragn concedi a la huerta de Elda la propiedad, uso y aprovechamiento de las aguas de la Fuente del Cho po o de las Virtudes y todas las aguas sobrantes de Villena. (33) Esta cesin fue confirmada en 1536 por el Rey Carlos I. (34) Garca Martnez (35) escribe que el rescripto significa la confirma cin de los derechos de Elda que esta localidad hara valer vigorosamente (31 ) Lamben() Amat y Sempere. Elda. (manuscrito) parte II, captulo V. (32) Gisbert. Historia de Orihuela. Tomo II, pg. 645. (33) L. Amat. Oh. cit. , II, V. (34) L. Amat. Ob. cit. II, V. (35) S. Garca Martnez. Geografa Agraria de Villena. Tesis de licenciatura en la Universi dad de Valencia, leda en el ao 1964. Indita (Cito por J.M. Soler Garca, Relacin b. 1575, pg. 173. 126 y en lneas generales con fortuna frente a los anteriores derechos de Elche y a las injerencias posteriores. Doa Violante qued viuda en 1395 por haber muerto su marido en el ejercicio de su distraccin favorita, la caza. La reina tuvo que sumar este dolor por la muerte del esposo al renovado suplicio que haba expe rimentado de ver morir en tierna edad y sucesivamente a los siete hijos va rones que haba dado a luz, sin quedar ninguno que pudiera heredar la corona de su padre. Por esto ascendi al trono su cuado, hijo tambin del rey ceremonioso, don Martn, llamado el Humano. Este Rey mantu vo a su cuada en el disfrute de los seoros cedidos por su marido, por lo cual doa Violante sigui poseyendo nuestro valle, al cual segn Lam berto Amat se retir al enviudar y permaneci residiendo en el alczar hasta 1424 en que lo vendi al noble Ximen Prez de Corella. (36) Durante el seoro de esta dama tuvo lugar la convencin de moros y cristianos para prevenir los desmanes que bandoleros sin control, fills de perdici apellats almugvers, los quals no tements deu ne la senyoria del dit senyor Rey guerrejants se cativen unas a altres axi xpians (cristia nos) com a moros a axi presos a cativats duhien e aportaven a vendre en les parts daquells que volen la reprovada secta de Mahomat serrasins apellats, cometan en todo el reino de Valencia. (37) Esta reunin se celebr el 3 de diciembre de 1399 en la iglesia de Santiago de Orihuela, bajo la presidencia de Guillm de Martorell, lega do especial del rey de Aragn don Martn. En la convencin se acord que las aljamas de moros seran responsables de cualquier secuestro de cristianos realizado en el reino de Valencia y aunque fuese llevado a Gra nada como esclavo, debera ser rescatado por la aportacin de dinero de todas las aljamas del reino. Tambin se incluan en el documento otros captulos que suavizaban la tensin existente en la coexistencia de moros y cristianos. (38) (36) I. . Ainat. Ob. cit. Parte I, cap. III. (37) . . . hijos de perdicin, vulgarmente llamados almogyares, los cuales no temiendo a Dios ni a la seora del dicho seor Rey, guerreando se cautivan los unos a los otros, as cristianos como moros y as presos y cautivados los llevan a vender en las partes aquellas que quieren la reprobable secta de Mahoma llamados sarracenos. (Aureliano Guerra y Manzoni. Illici, su situacin y antigedades. Alicante, 1879, pg. 48). Un curioso episodio de esta clase tuvo la intervencin de un vecino de Elda, llamado J. Tornero, cuyo castigo se pidi por la gobernacin de Orihuela, en 1415, al procurador general de la reina, Vida! de Blanes. Un distinguido oriolano, Pascual Crcoles fue se cuestrado en trmino de Alicante por cuatro moros que al parecer venan a apoderarse a la hija de un alicantino llamado Gil de Navarro. El Crcoles fue llevado cautivo a Granada teniendo que tratar de su rescate el Concejo de Orihuela, lo que consigui a cambio de liberar a dos moros cautivos. El eldense Tornero parece estuvo implicado en este lance, por lo cual se solicit su castigo. (Gisbert: Historia de Orihuela, tomo II, pg. 645). (38) Adems de las citas contenidas en la obra citada de Ibarra conocemos otro trabajo de Juan Sansano, titulado Monumentos gloriosos. La iglesia de Santiago en Orihuela, 127 4 Por parte de Elda y en representacin de la reina doa Violante fi r maron la concordia Vidal de Blanes, procurador de la seora de Elda y Aspe, y Muza Alazarch, sndico de la aljama de Elda. Por parte de Pe trel lo hicieron igualmente Sanxo de Camargo escuder e procurador del dit noble En Garcia Joffr de Loaysa, senyor de Petrer y por Mahomat Albezeyte, sindich de la aljama del dit lloch de Petrer. (39) La preocupacin de la egregia seora por las necesidades materiales de sus vasallos ya se haba demostrado en muchas ocasiones, entre ellas con la provisin de aguas para su huerta como ya se ha dicho. No poda faltar, en el ambiente extremadamente religioso de la poca la satisfac cin de las necesidades espirituales. Por ello nos consta que doa Violan te fund una capellana en la iglesia existente en Elda, como comproba mos en las aportaciones documentales contenidas en la interesante obra de don Elas Abad Navarro La Magdalena y Novelda (40). Citando los datos contenidos en la obra Fundamente de la Santa Iglesia y de toda la dicesis de Cartagena escrita por el Ilmo. Sr. Diego de Comontes, obis po que fue de dicha dicesis desde 1447 hasta 1458 en que muri, hace una relacin de los beneficios de que gozaban algunas iglesias de la di cesis y entre ellos leemos este prrafo: In Parroquiali Ecclesia de la Mo la. Unum curatum. In ecclesia seu Capella Villae de Elda: Una Capella na fundata per Dominam Reginam Violantem o sea En la iglesia o ca pilla de Elda: Una capellana fundada por la Reina doa Violante. La frase iglesia o capilla se presta a producir una confusin res pecto a la categora de la iglesia en la que se constituy la capellana pues estamos seguros de que el alczar no dejara de tener su capilla u orato ria privado, lo que podra inducir a la suposicin de la no existencia de la tl iglesia, con ms razn que nos consta que la Iglesia de Santa Ana se fund muchos aos ms tarde, en 1528. Pero creemos que esta duda so bre la existencia o no de una iglesia en Elda a principios del siglo XV es fcilmente rechazable a la luz de los documentos sobre este parti cular que a continuacin citamos. Ya Lamberto Amat haba indicado la posibilidad y probabilidad de la existencia de esta Iglesia, situndola en la ermita de San Antn (la antigua, naturalmente), lugar con mucha base de verosimilitud tanto por su antigedad como por su situacin respecto al castillo y el antiguo casco de la poblacin. (41) publicado en el diario Informacin de Alicante el 25 de julio de 1952, trabajo que ampla el contenido de la concordia celebrada en Orihuela. (39) Ibarra, ob. cit. Nota, 98. (40) E. Abad Navarro. Murcia, 1927, pg. 39. (41) . . . y la tradicin constante de que la actual ermita de San Antonio Abad fue en remo tos tiempos la iglesia de los cristianos, apoyada en que el nico altar que siempre tuvo hasta el ario 1837 en que fue sustituido por otro, figuraba pintada en tabla y en lugar preferente la imagen de Ntra. Sra. Santa Ana con las de San Joaqun y la Virgen Ni a, habiendo sido siempre la primera la patrona de esta villa... (L. Amat, ob. cit. Parte I, Cap. VII). 128 Pero lo que Lamberto Amat solamente nos indica como posibilidad ampliamente fundada, lo hallamos ms explcito en una declaracin de Diego de Aracil, notario de Monforte, en un proceso contra el seor de Novelda, promovido por la iglesia de Cartagena, a cuya dicesis pertene ca Elda y todos los pueblos de la comarca despus integrados en la de Orihuela. Este documento dice as: Interrogat si ans de la dita conversi en los dits llochs y hava sglies parrochials antigues en les quals se celebrauen los divinals officis e admi nistrauen los sagraments al poble e dts E lo Ej sap es q en la dita vila dAsp y havia una sglia chiqua sots invocaci de Sent Joa y en la vila de Nouelda y. havia altra sglia chiqua no es en recort sots quina invocaci y en la vila de Monnouer y havia altra sglia chiqua no es en recort sots quina invocaci y en la vila de Elda una sglia non sab sots quina invoca ci y en la Mola una sglia chiqua sots invocaci de la Magdalena y en Sa lines una sglia sots invocaci de sent Anthon. (42) Todas estas iglesias existan antes de la conversin de los moros del reino hecho que ocurri en el ao 1519 y siguientes y en estas fechas ya eran antiguas. Tambin es digno de notar que al referirse a la iglesia de Elda no aade la palabra chiqua con la cual da a las otras la cate gora de pequeas iglesias. No creemos, sin embargo, que esto signifi que preeminencia de ninguna clase pues si la antigua iglesia estaba situa da en lo que despus fue ermita de San Antn no mereca, ni por sus condiciones arquitectnicas ni por el espacio que ocupaba, la calificacin de iglesia grande. Tambin hallamos en la obra anteriormente citada Fundamentos de la Santa Iglesia y de toda la dicesis de Cartagena otra referencia confirmativa de esta suposicin de la existencia en Elda de una iglesia an terior a la fundada en 1528, referencia contenida en el prrafo que asegu ra haber comprobado que en las ciudades, villas, castillos y lugares de todo el obispado que antes ha designado, desde el principio de su adqui sicin o conquista, fueron erigidas iglesias despus de la predicha cate dral... (43). * * * El 20 de octubre de 1424 la reina doa Violante de Bar vendi los alodios de Elda y Aspe a Alfonso Ximeno Prez de Corella, copero ma yor del rey Alfonso V el Magnnimo, (44) y siete arios ms tarde mora la (42) E. Abad. La Magdalena y Novelda, pg. 25. (43) Ibid. , pg. 39: In quibus quidem civitatibus, Villis, Castris et locis sic ut praemilitur, designatis, subsequenter comperimus a primordio acquisitionis illorum post Cathedra lem praedictam, alias fuisse erectus Ecclesias, et in illis, earumque singulis per praede cessores nostros, quos supra meminimus, suis temporibus instituta fuisse et apparare Beneficia Ecclesiastica, quae sequuntur. ... (44) Archivo de la Corona de Aragn. Reg. 2.920, fol. 109. 129 reina que durante veintisiete aos haba sido seora de los moradores del pueblo de Elda, tanto moros como cristianos, dedicndoles los beneficios de su maternal proteccin y especial bondad. 130 LOS CORELLA Y LOS COLOMA (SIGLOS XV y XVI) 131 I. Los Corella La compra por Ximen Prez de Corella de los lugares de Elda y Aspe a doa Violante de Bar, realizada el 20 de octubre de 1424, (1) fue apro bada por el monarca aragons Alfonso V, por privilegio real de 25 de oc tubre de 1425 (2), por lo que el nuevo seor de Elda entr en inmediata posesin de nuestra poblacin y castillo. El 19 de septiembre del mismo ao 1425, el seor de Corella haba obtenido documento de venta de un censo de 5.000 sueldos anuales que pesaba sobre los derechos de Elda y Aspe, comprando este censo a Al fonso V por 15.000 florines de la ley de Aragn, equivalentes a 55.000 sueldos reales del reino de Valencia, documento extendido en la villa de Viana del reino de Navarra el citado da, mes y ao. (3) Tres aos ms tarde, en 1428, hallamos una interesante cuestin de lmites con Novelda, lmites que ya haban sido fi jados en 1381 con no table perjuicio para Elda (4). En esta nueva ocasin mediaban diferencias de opinin respecto a dichos lmites entre don Pedro Maza de Lizana, se or de Novelda y Monvar, y don Ximen Prez de Corella, diferencias que ambos acordaron someter en juicio arbitral a la decisin del rey don Alfonso. Este nombr por comisionados suyos a los honorables mosn Jaume Romeu, alias Llansol, a mosn Francs Corts para que presentndose en el terreno y oyendo a los referidos seores y a los habitantes de l, as moros como cristianos, y vistos los documentos que unos y otros presenta ran, dictasen sentencia definitiva; designando los lmites y fijndolos por medio de mojones y otras seales lo ms permanentes posibles, conmi ( 1 ( Archivo de la Corona de Aragn. Reg. 2.920. Fol. 109. (2) Archivo General del Reino de Valencia. Llibre de jurisdicions de certs barns. , 3) Archivo de la Corona de Aragn. Reg. 2.749, fols. 227, a 228 v. (4) Vide. pg. 106 de esta obra. 133 nando con la multa de cinco mil fl orines oro a los que faltaran a ella, segn expresa un real decreto expedido en Murviedro (Sagunto) el 6 de diciembre de 1428. En el manuscrito de Lamberto Amat encontramos una detallada y extensa descripcin de este acto de fi jacin de trminos, con copia de par te de la sentencia original, que Amat pudo leer en un volumen del archi vo municipal de Elda, volumen que actualmente consideramos como de saparecido. No teniendo ms datos sobre este acto que los contenidos en dicho manuscrito, creo ms conveniente trasladar literalmente el extenso prrafo que Amat dedica a este documento y que dice as: En efecto, los indicados seores comisionados regios no tardaron en personarse en el terreno y pronunciaron la sentencia que principia as: Convocades las dites partes e quales de paraule hoides segons se mere xa die lune intitulata vigessima mensis Dezembris anno a Nativitate do mini millessimo quadrigentssimo vigessimo octavo los dits honorables mosn Jaume Romeu, alias Llansol, en mosn Francs Corts Jutges e co missaris desus dits presents los dits Jaume de Natera en antich Arboredes Mahomat tamblu habraim arafi Jurats Cahat Durrafe abencait Alcaide Mahomat Amanlur e altres christians e moros de Nouella e de la Mola e de Monnober de una part e en Joan de Segobia en lo dit nom Cassi Abe naxat Alcad Asme Illel, Mahomat Ass, Celim, Benimuca, Alzarach Ju rats e Aljames de la dita vila de Elda de la part altra ora vesperum vel quasi anantarem a donar e a promulgar sentencia en lo dit fi t en la for ma seguent... Contina en los considerandos de cuanto han visto sobre el terreno y oido de las partes y concluye la nueva sentencia en esta for ma: En nom de nostre seor Deu e de la sua poderosa mare nostra Do na santa mara Pronunciam jutgam e sentenciam e declaram los termens de sus dits deure seguir e esser mollonats en la forma seguent, etc y prosigue detallando los lmites y sitios donde deban ponerse y se pusie ron los mojones de pedra, cals e arena. (6) Estos son los mismos que actualmente existen y como en el caso de los lmites con Petrel favorecen exclusivamente a ambas poblaciones por estar situada la lnea divisoria muy lejos de sus centros urbanos respecti vos y muy cerca del casco urbano eldense, que a poco que prosiga su cre cimiento se ver frenado por tan perjudiciales lneas de trmino muni cipal. Es interesante hacer resaltar los nombres de los componentes de la al jama o ayuntamiento de Elda de este tiempo, encabezado por uno que tiene apariencias, por el apellido, de judo o cristiano nuevo moro bau tizado como Juan de Segobia. Todos los restantes son apelativos musul manes, evidencia de que la mayora de los moradores de Elda pertenecan 15) Libro de diferentes escrituras ut in tus, (6) Lamberto Amat. Elda Parte II, cap. VII, pg. 307. 134 a esta raza y no haban sido expulsados de sus tierras como haba ocurri do en Alicante y otros lugares cercanos al nuestro. II. Guerras en nuestro suelo El rey de Aragn Alfonso V, como es sabido, se dedic con ms atencin a sus expediciones y conquistas en Italia, culminadas con la do minacin del reino de Npoles, que a los asuntos de sus estados aragone ses, que quedaron en manos de su esposa, la Reina Mara y el hermano de don Alfonso, el infante don Juan, que gobernaban los citados estados con gran satisfaccin de aragoneses, catalanes y valencianos, disgustados con su rey por sus prolongadas ausencias y el despego de que haca alar de respecto a sus obligaciones hacia sus sbditos. En una de las cortas es tancias del rey en Aragn, entre 1424 y 1431, se dedic por entero a los asuntos d sus vecinos castellanos, entrometindose en asuntos que eran de la competencia exclusiva de aquellos, lo que agri de tal modo las re raciones entre ambas coronas que se lleg a la guerra el 23 de junio de 1429, guerra que, afortunadamente, fue rpidamente terminada por la prudente intervencin de la reina doa Mara. Los movimientos principales de tropas se desarrollaron en gran parte en nuestro territorio, por ser frontera entre ambos reinos y lugar de ms fcil penetracin en el reino de Valencia. Esta guerra, de la que sabemos muy poco, no fue la nica que hubo entre Castilla y Aragn y que tuvo por escenario el solar eldense, pues hubo otra en 1447. Pero nos consta que en las acciones blicas de la pugna de 1429 hubo confrontaciones guerreras en nuestro valle y podemos suponer que los moradores de Elda, moros sometidos bautizados o no a los que no les importaban las di ferencias entre unos y otros cristianos, se limitaran a ver pasar a los ejr citos contendientes, sufriendo probablemente el despojo a que estaba acostumbrada a recurrir la soldadesca de aquella poca. S sabemos que, de grado o por fuerza, los pobladores de Elda tuvieron que dar auxilios a los ejrcitos de Juan II, rey de Castilla, hecho por el cual el monarca ara gons hubo de expedir en 16 de octubre de 1430, un salvoconducto a fa vor de las villas de Elda, Aspe y lugar de Petrel sitos en la frontera cas tellana a cuyo rey castellano haban prestado auxilio asegurando sus ganados y tiles de labranza, para que las mesnadas aragonesas no hicie ran pagar caro a estos pueblos su probablemente forzado auxilio al ene migo. (7) Gesto que justifica el sobrenombre de el Magnnimo que por muchos motivos lleva este rey en la historia. Alfonso de Aragn, para mostrar una vez ms el aprecio en que te 17) l!ciiivo General del Reino de Valencia. Real Diversorum. 135 na a su copero mayor don Ximen Prez de Corella, nombr a un hijo de ste, Pedro Ruiz de Corella, de 15 aos de edad, para obispo de la recien temente creada catedral de Orihuela, erigida por el Papa Eugenio IV. A este nombramiento y ereccin de la Colegiata oriolense en catedral, he cha aquella en 28 de noviembre de 1439, se opuso el obispo y Cabildo de Cartagena, logrando que el mismo Papa la anulara so pretexto de la po breza de Orihuela y los dems pueblos de su comarca. (9) Tambin como muestra de su real aprecio nombr Alfonso V a don Ximen Prez de Corella, Conde de Cocentaina en 1448, y para premiar los servicios prestados en la conquista de Napols le concedi, por docu mento extendido en Castelnuovo (Italia) el 5 de febrero de 1449, los diez mos y primicias de los pueblos de Elda, Petrel, Salinas y Aspe (10), sien do aprobada esta concesin dos arios ms tarde por el Papa Nicols V por bula de 12 de mayo de 1451, con la condicin de que el beneficiado deba asumir la obligacin de edificar una iglesia en Elda y otra en As pe y la de dotarlas, y adems la de pagar anualmente setenta libras, o sean mil cincuenta reales de velln al obispo de Cartagena a cuya dice sis pertenecan ambos pueblos. (10) obligacin que el de Corell soslay, teniendo que asumirla su sucesor en el disfrute de las rentas de Elda, don Juan Coloma, que fund en 1528 la indicada iglesia de Elda sobre la an tigua mezquita mayor musulmana, como ms adelante veremos. En 1458 falleci el rey Alfonso, sucedindole su hijo don Juan II, que tambin manifest con pruebas efectivas su aprecio a nuestra villa, concedindole el privilegio de celebrar una feria anual, merced hecha a peticin de don Juan Ruiz de Corella, conde de Cocentaina y seor de El da. Esta feria, que deba celebrarse en Elda el da primero de octubre de cada ao, fue concedida por rescripto dado en San Mateo el 22 de mar zo de 1466. (11) Dado el hecho de que los pueblos vecinos no tenan feria por enton ces, este importante privilegio significara para nuestra villa un gran be neficio econmico, puesto que en estas fechas se congregaran en el lugar designado para mercado, probablemente en la misma plaza de Abajo, hoy de Jos Antonio, antes llamada plaza del Angel, en la cual segua celebrndose hasta hace muy pocos arios, gentes de todos los pueblos y al deas de la comarca para adquirir los artculos que fuera de esta ocasin no se podran conseguir ms que a costa de largos, peligrosos y onerosos desplazamientos a las poblaciones ms importantes del reino. Esta Feria tuvo posteriormente, en 1518, una modificacin en la fe cha de su celebracin, trasladndose a los das en que hoy se celebra. 181 G. Vidal Fui . Un obispado espaol. Tomo I, pg. 51 . (9) Escolano. Dcadas (Cito por L. Amat, ob. cit. parte I, cap. IV, pg. 20). ( l()) Ibid. id. (I I) Ibid. Parte II, cap. X, pg. 369. 136 III. Discordias con Orihuela En 1468 era seor de Elda don Juan Ruiz de Corella y al mismo tiempo detentaba bajo su autoridad la torre de Granja de Rocamora, al parecer sin los debidos ttulos de legitimidad, lo que provocaba inciden tes con los seores de los pueblos vecinos a dicha torre. El de Corella diriga protestas por estos incidentes al Gobernador de Orihuela, don Pedro Maza, quien crea ms justas las pretensiones de los enemigos del seor de Elda, por lo que rechazaba las protestas, ha ciendo responsable de todo al de Corella. La actitud del gobernador provoc la animosidad del seor de Elda y sus vasallos, manifestada en hechos como los siguientes: Cuando el representante del gobernador, Juan Soler, se diriga a El da por encargo del de Maza, fue obligado a volver por donde haba veni do a fuer de injurias por un grupo formado por algunos cristianos y muchos moriscos de Elda, con el hermano bastardo del Conde y con Mo sn Arnau Rosell, procurador de la villa salidos a caballo para impedir la entrada al mensajero. Por otra parte los recaudadores de tributos de la Gobernacin su fr an malos tratos y vejaciones siempre que venan a Elda, como consta ba en las diligencias instruidas en diferentes ocasiones por los escribanos reales. El mismo gobernador Pedro Maza deca que si l quera visitar los territorios de Elda y Aspe tena que hacerlo secretamente, de noche, y bien acompaado de caballos y soldados a pie. A la vista de esta situacin, que atentaba contra la representacin de la autoridad real, el gobernador reuni concejo, exponiendo los atropellos hechos por Elda a su autoridad, manifestando que los culpables deban ser capturados y castigados, determinndose formar una fuerza con los hombres de la gobernacin de Orihuela que tuvieran armas y caballos pa ra ir a la guerra contra Elda, pidindose refuerzos al Adelantado de Mur cia, y dndose cuenta al rey don Juan de lo acordado. Elda se aprest a hacer frente a esta acometida, repartindose armas al pueblo y apostndose vigas en las atalayas de la Torreta y Bateig para avisar si las huestes del gobernador de Orihuela se acercaban. Afortunadamente no se produjo choque alguno, pues el Adelantado de Murcia aconsej prudencia y el rey orden que no se emprendiera accin alguna, entrevistndose el gobernador de Orihuela y el seor de Elda en Aspe, donde se lleg a un arreglo de sus diferencias. (12) * * * ( 12) Juan Madrona Ibez. Una guerra contra Elda, Revista Alborada, Elda, septiern bre, 1968. 137 En el verano de 1488 estas tierras, por las que pasaba el camino real, vieron pasar el brillante cortejo de los Reyes Catlicos, que pocos aos antes haban realizado el milagro de la unidad espaola, que iban desde Villena a Orihuela para continuar las Cortes convocadas en Valencia. Nos consta que el 8 de agosto fue el da en que el cortejo real pas por nuestra poblacin (13) pero no sabemos si la real pareja se detuvo aqu ni cuales fueron los actos de agasajo y homenaje que indudablemente pre pararan el seor del castillo y los vasallos como demostracin de respeto, sumisin y amor a sus reyes. Esto queda, como tantos otros puntos oscu ros de nuestra historia, para que lo averigen los investigadores que ven gan despus. Una curiosa nota sobre los moros de Elda la tenemos en la carta ex pedida el 31 de julio de 1493 por Juan Ruiz de Corella al Consejo de Vi llena, agradeciendo el ofrecimiento del agua de la fuente del Chopo y del Carrizo Blanco, ya que los moros estn de ayuno y antes de su Pascua no se les puede negar el agua de la dicha fuente. La carta original dice as: Molt honorables e cars amichs. Vostra letra he rebuda per los ho norables Pero Martnez de Rixart e Johan Martnez de Mergelina e la crehenpa per els a mi esplicada, de aquexa vniversitat me son estades fe tes, hofferint me a tota honor e plaer de aquexa vila, abceptant la bona proferta de la aygua de la Font del Chopo, e pregant vos queus placa fer me plaer de la aygua del Carripo Blanquo, de aquella que a vosaltres no har fretura, con los moros sian ara en dejuni a deca la lur Pasqua no puguen denegar la cequia de la dita Font del Chopo. E sobre aco e altres cosses yo he dit largament ma intenci als sobre dits per vosaltres a mi tramessos e an Lope Gonpalvep de Quadalso. Placiaus donar les crehen pa, axi com si yo personalment vos ho deyha e si per honor de vosaltres yo puix fer res, so prest. Feta en Elda, lo derrer jorn de joliol. Prest a vostra honor. Corella. - A los Honorables e cars lo consells e homens bons de Villena. (14) El 30 de agosto de 1494 se efectu una concordia entre don Juan Ruiz de Corella, conde de Cocentaina por una parte, y el obispo de Car tagena por la otra, en cumplimiento de la cual el de Corella se oblig a mantener a los presbteros que actuaban en las ermitas, iglesias y parro quias del territorio bajo su seoro, y que el conde y sus sucesores paga sen al obispo y cabildo de Cartagena 200 libras valencianas. (15) El podero de la casa de Corella iba declinando vertiginosamente. En (13) As( lo comunic el Ministerio de Educacin y Ciencia al Ayuntamiento de Elda con motivo del Centenario de los Reyes Catlicos. ( 14) Jos M. Soler. Relacin de Villena de 1575. Pg. 447. ( 15) L. Amat. Oh. cit. Parte 1, cap. XI, pg. 101, y G. Vidal Tur, ob. cit. Parte I. pg. 57-58. 138 1497 haban vendido la barona de Aspe a Gutierre de Crdenas, seor de Elche, y un ao despus enajenaban Elda en favor de don Juan Prez Calvillo de Coloma, nieto de mosn Juan Coloma, secretario de los Reyes Catlicos. La venta se realiz por escritura extendida el 28 de noviembre de 1498 y autorizada por el notario Juan Lpez de la Fanaga, (16) y con ella se inici para Elda una larga etapa de vinculacin entre seor y vasa llos que lentamente fue dndole la conformacin urbana y humana que es base de la ciudadana eldense actual. IV. Los Coloma y el Condado de Elda Al final del captulo precedente dejamos escrito que la transmisin del seoro de los Corellas a los Coloma se efectu el 28 de noviembre de 1498. As lo leemos en el manuscrito de Lamberto Amat, cuyo prrafo ntegro dice de esta forma: Los Prez de Corella tuvieron el seoro de Elda y Aspe hasta 1498 en que por escritura hecha en Alcal de Henares a 28 de noviembre del mismo ao, autorizada por el notario Juan Lpez de la Fanaga lo enajenaron a favor de don Juan Prez Calvillo de Coloma, consorte de doa Isabel de Saa, dama portuguesa de la emperatriz y reina de Bohemia doa Mara, hermana del rey don Felipe de Espaa, quien remuner a don Juan los servicios que le prest en el virreinato de Cerdea instituyndole primer Conde de Elda. (17) No obstante lo aparentemente documentado de este prrafo, su con tenido se presta a la duda por varias razones. En primer lugar existe contradiccin entre la fecha en que Corella vende Elda a los Coloma, ya que si esto ocurri en 1498 no tiene expli cacin el que catorce arios despus, en 1512, don Juan Ruiz de Corella firmase una escritura en nombre de Elda por la cual Sax conceda a nuestra poblacin las aguas de la Fuente de la Torre del Emperador. La escritura est firmada por el Muy Ilmo. Sr. D. Juan Ruiz de Corella, Conde de Cocentaina y Seor de Elda, Petrel y Salinas (18). Ante la con tradiccin de las fechas podramos pensar en un error de copista, pero una nota que recogemos del marqUs de Saltillo (19) leemos que Mosn Juan Coloma, seor de Elda, Petrel y Salinas, las adquiri por escritura ( 16) I. . Ob. cit. Parte I, cap. IV. pg. 20. ( 17) Tambero) Amat. Elda. romo I, parte IV, pg. 20. ( 18) Lamberto Amat. Elda. Tomo II, cap. V, pg. 39. (191 Historia nobiliaria espaola. Tomo I, pg. 134. 139 en Valencia ante Miguel Frgola el 4 de septiembre de 1513 de los Con des de Cocentaina don Juan Ruiz de Corella y doa Juana Fajardo... Esta fecha s explica el que un ao antes continuara don Juan Ruiz de Corella ostentando el ttulo de seor de Elda, Petrel y Salinas y ac tuando como tal. En cuanto a la escritura citada por Lamberto Amat que, como es na tural, consideramos que tiene un fundamento real y no caprichoso, debe mos suponer que sera tal vez un compromiso previo de compraventa de Elda y Aspe sin que se llegase a su formalizacin definitiva hasta la fecha de 1513 en la que ya consta de forma fidedigna la transmisin del seoro de Elda, Petrel y Salinas de la familia Corella a la de Coloma. Otro punto que arroja dudas es la personalidad del primer Coloma seor de Elda, dado que las fechas no coinciden con los datos aportados por los cronistas que hemos consultado. Hemos ledo que Lamberto Amat lo describe como don Juan Prez Calvillo de Coloma, consorte de doa Isabel de Saa, dama portuguesa de la emperatriz y reina de Bohemia, do a Mara, hermana del rey don Felipe de Espaa, quien remuner a don Juan los servicios que le prest en el virreinato de Cerdea instituyndole primer Conde de Elda. Sin embargo, en 1498 an faltaban dos arios pa ra nacer el futuro emperador Carlos I, padre de don Felipe II y por lo tanto padre tambin de doa Mara, por lo que mal podra sta haber te nido de dama de corte, antes de haber nacido, a doa Isabel de Saa. Ve mos tambin que esta doa Isabel de Saa, esposa de don Juan Coloma, aparece tambin en el acta de fundacin del convento de Padres Francis canos de Elda, hecho acaecido en 1562 (20), o sea 64 arios despus de la pretendida venta, aunque no es imposible que fuera la misma persona pe ro s altamente improbable. De los diversos datos recogidos podemos apuntar esta teora sobre la personalidad del primer seor de Elda, que arios ms tarde fue Conde y fund una preclara familia de ilustres eldenses. El ttulo del Condado de Elda tiene su motivacin remota en los grandes servicios que mosn Juan Coloma prest a los Reyes don Juan II de Aragn, que rein desde 1458 a 1479, y a los denominados Catlicos, don Fernando y doa Isabel, de quienes fue secretario de Estado y Gue rra, embajador ante el rey de Francia para que devolviera los Condados de Roselln y la Cerdaa, firmando durante siete aos Coloma por el Rey. Este mosn Coloma tuvo un hijo, que cas con doa Mara, hija de Alonso de Cardona, Almirante de Aragn, y del cual el rey don Felipe II, en la escritura de concesin del ttulo de Conde de Elda en 1577, dice: (20) sHistoria de la provincia de Valencia de la regular observancia de San Francisco, por el P. Fray Vicente Martnez Colomer. Valencia, 1803, pg. 210. 140 ... y a que tu padre, con menoscabo de su hacienda sirvi al Emperador y Rey don Carlos, mi seor... De este matrimonio naci don Juan Coloma y Cardona, primer Con de de Elda por ttulo concedido, como hemos dicho, por Felipe II el 14 de mayo de 1577 en Aranjuez. (21) La adquisicin del seoro de Elda debemos adjudicrsela al padre del primer Conde de Elda, probablemente llamado tambin don Juan Co loma, lo que da lugar a confusiones onomsticas y cronolgicas. Es difi cil que el primer Conde de Elda que ejerci los cargos de lugarteniente y capitn general del reino de Cerdea desde 1570 a 1576 (22) tuviera sesen ta y tres aos antes, en 1513, capacidad legal para comprar un seoro de tres villas por lo que es ms creble que fuera su padre el que lo hiciera. Otras versiones, como la de Atienza (23), que manifiesta que Carlos I concedi el ttulo de Conde de Elda a don Juan Coloma el 20 de enero de 1516 no son crebles puesto que don Carlos comenz a reinar en Espaa mucho tiempo despus, falleciendo don Fernando el 23 de enero de dicho ario 1516 y sucedindole su hija doa Juana, madre de don Carlos, bajo la regencia del Cardenal Cisneros. Consideramos pues como probable, en resumen, que el 28 de no viembre de 1498 se concert por escritura hecha en Alcal de Henares el compromiso de venta del seoro de Elda y Aspe por los Corella a don Juan Coloma, hijo del secretario de los Reyes Catlicos o tal vez a este mismo. Que esta compra no fue definitiva hasta el 4 de septiembre de 1513 en que se fi rma en Valencia escritura de compra a don Juan Coloma, pa dre del primer Conde de Elda y hasta cuya fecha sigue ejerciendo el seo ro don Juan Ruiz de Corella, Conde de Cocentaina. Que el ttulo de Conde de Elda lo otorga el Rey don Felipe II en 1577, despus de haber dejado don Juan Coloma y Cadorna el virreinato de Cerdea, siendo este el primer Conde de Elda y sin que nada abone las versiones de una concesin anterior. Los fundamentos de la gracia real y su exposicin son como sigue, tomados del texto original del privilegio real: Nos Felipe por la gracia de Dios rey de Castilla, de Aragn, btc... ... As pues, deseando tu el respetable don Juan Coloma, nuestro lugarte niente y capitn general en el predicho reino de Cerdea, despus de ha ber llevado a cabo muchos trabajos en tal concepto, volver con licencia y (21 ) Revista Historia y Vida, nm. 50. (Armando Fluvi, Consultorio de Onomstica y (;enealoga). El Condado de Elda. (22) Francisco de Vico. Historia General de la Isla y Reino de Cerdea. Parte 1, cap. r7. pg. 67 v. (23) Nobiliario espaol. Diccionario herldico. Madrid, 1955. Epgrafe Elda. 141 voluntad nuestra a tu casa que compraste en el citado reino (de Valencia), donde puedas residir tranquilamente con tu mujer y tus hijos durante los aos de tu vejez. Teniendo presentes los innumerables y continuos servi cios hechos y prestados por tus antecesores a nuestra corona real de Ara gn, pues es notorio con cuanta rectitud de nimo, Juan Coloma, tu abuelo, sirvi desde su primera edad a los serensimos reyes Juan y Fer nando el Catlico, tatarabuelo y bisabuelo nuestro, de feliz memoria, no slo asistiendo constantemente a sus ntimos y secretos consejos y arduas negociaciones sino tambin en otras cosas que entonces se ofrecieron por tndose como el mejor vasallo y a que tu padre con menoscabo de su ha cienda sirvi al Emperador y Rey Carlos mi seor venerabilsimo y mag no, y a que tu administraste el citado oficio de lugarteniente y capitn ge neral nuestro por algunos aos tan bien que has sido del mayor provecho para el citado reino de Cerdea en las cosas de la administracin, justicia y gobierno hechas segn costumbre y estableciste el mejor orden en otras muchas referentes al estado, guarda y defensa del mismo y en la celebra cin de las juntas o parlamento real de Valdesoler te mostraste provecho so a la corona real como convena e instituirse una milicia de 6.600 in fantes y 2.300 caballos, convirtindolos de bisoos en excelentes soldados, y adems a que tus hijos don Juan y don Antonio todava jvenes sirvien do en las expediciones orientales y en otras cosas del reino de Cerdea no fueron para t pequea ayuda, para no menospreciar estos servicios y otros, juzgando benemritos a ti y a tu posteridad, determinamos adorna ros con las gracias y favores ms abajo escritos. Asi pues, por el tenor de la presente carta y privilegio en todos tiempos perpetuamente valedero, de nuestra ciencia cierta, deliberada y premeditadamente concedemos, damos y otorgamos a t el dicho D. Juan Coloma el titulo de Conde de tus villas de Elda y Petrer y lugar de Sali nas, sitos en el predicho reino de Valencia, que posees juntamente con sus trminos y territorios y otros anejos y pertenecientes a los mismos as como ahora los posees sin aadir ni quitar nada y te investimos ennoble cemos y decoramos con este ttulo. Asi para que tu y tu hijo primognito y as sucesivamente sus herederos y sucesores primognitos a los cuales toque, se llamen e intitulen siempre conde o condes de Elda, cuya villa y tambin la de Petrer y el lugar de Salinas con sus miembros y pertenen cias tambin en lo futuro se llaman y sean Condado... (24) Segn Ximeno (25), Carreras Candi (26) y Rico y Montero (27), el pri mer Conde de Elda fue nacido en esta villa y aun cuando no podamos (24) Ttulo de Conde de Elda, Petrer y Salines en favor de Don Juan Coloma. 1577 (texto ntegro en Alborada. Elda septiembre 1 7, 71 ). (25) Escritores del Reino de Valencia. Tomo 11, pg. 175-6. (26) Geografa General del Reino de Valencia. (27) Ensayo bibliogrfico de escritores de Alicante y su provincia. Alicante. Tomo I, pg. 31. 142 afirmarlo tampoco hemos hallado nada que contradiga esta afirmacin. Don Juan debi cursar estudios literarios adems del ejercicio de las ar mas, puesto que brill en ambos en su poca. Nombrado lugarteniente o virrey de Cerdea, ejerci este cargo desde 1570 a 1576 (28) ya en los ltimos aos de su vida y durante su estancia en Cagliari, en 1576, public un volumen con sus dos obras poticas d cadas de la Pasin de Nuestro Redemptor Iesv Christi y Cntico de su gloriosa resurreccin, obras que fi guran en el catlogo de autoridades de la Lengua castellana y que fue muy elogiada por Cervantes, Sannzaro y Ticknor. Don Juan Coloma cas con doa Isabel de Saa, la dama portuguesa que vino con la corte de la Emperatriz Isabel... teniendo catorce hijos, siete varones y siete mujeres, siendo sus dos hijos mayores don Juan y don Antonio, de los que la concesin de 1577 dice que todava jvenes sirvie ron en las expediciones orientales y otras cosas del reino de Cerdea. Es probable que el primognito, don Juan, falleciera antes que su padre, pues el segundo Conde de Elda fue don Antonio Coloma, nacido en Elda aproximadamente en 1546, as como varios de sus hermanos que brilla ron en las armas o en religin. El tercer hijo del Conde de Elda, don Alonso Coloma, fue en 1599 obispo, Virrey y Capitn general de Barcelona, donde se destac tanto por su conducta como por su elocuencia. Promovi la canonizacin de San Raimundo de Peafort, gran jurisconsulto. En 1603 fue trasladado a la sede de Cartagena, falleciendo en 1606 en Murcia asistiendo a los apes tados. Don Carlos de Coloma, nacido en Alicante en 1556, probablemente mientras don Juan, su padre, ejerca el cargo de alcaide del castillo de Alicante. Fue notable militar que brill en las guerras de Flandes, sobre cuyas incidencias desde 1588 hasta 1599 escribi una interesante obra ti tulada Guerra de los Pases Bajos publicada en Amberes en 1625 y otras obras de gran valor literario. Don Francisco Coloma, distinguido marino, general de una escuadra de galeones en 1599 que realiz operaciones en las islas de Puerto Rico y Cuba contra los corsarios ingleses, holandeses y franceses, pasado des pus a guarnecer y defender las costas de Italia. He querido dejar constancia en estas lneas de las contradicciones y puntos oscuros existentes sobre el tema de este captulo y de algunas posi bles respuestas a aquellas, para que puedan buscarse, donde se encuen tren, los documentos que aclaren definitivamente estos espacios vacos que deja la historia, que si bien no son trascendentales s son importan tes para conocer el comienzo del seoro de los Coloma, casa tan vincula (28) Francisco de Vico. Ob. cit. 143 da a Elda durante los siglos XVI y parte del XVII puesto que a la muerte de don Antonio Coloma, segundo conde de Elda, sus sucesores abando naron el solar natal junto al Vinalop para buscar la vida amable de la Corte madrilea o de la bella Valencia, quedando en nuestro pueblo, co mo representantes de la autoridad condal, un gobernador, baile o procu rador. (29) PANORAMA DEL SIGLO XVI Este siglo XVI es para Espaa el pice de su podero, gobernada por tres gloriosos reyes como fueron Fernando el Catlico, Carlos I y Feli pe II, que supieron ensanchar su territorio en Africa, en Europa, en Am rica y Oceana, pudiendo el ltimo rey proclamar con orgullo que en sus dominios no se pona el sol. Tambin para Elda es el siglo XVI un hito que marca el comienzo de un importante progreso ciudadano, transformando profundamente sus caractersticas peculiares, sus instituciones e incluso la raza de sus habi tantes, sustituyendo el predominio de los moriscos en la poblacin por el de cristianos viejos, como se llamaba entonces a los que eran cristianos desde generaciones antiguas en oposicin a los recin bautizados, llama dos cristianos nuevos. Al asentarse los Coloma en el Alczar que domina Elda, su influjo llega a calar profundamente en nuestra poblacin. Ellos realizan la fun dacin de una iglesia cristiana sobre la mezquita musulmana; ellos pro mueven la instalacin de un convento de religiosos franciscanos en la vi lla, cuyos padres se encargaran de imbuir los firmes conceptos de la reli gin cristiana en los tibios pobladores moriscos, convertidos casi a la fuer za, y en sus hijos. Tambin los Condes velaron por el sustento material de sus vasallos, procurando que el agua para el riego afluyera en gran cantidad a la huerta eldense, para que sus cultivadores sacaran ms y mejores frutos de su esfuerzo. Por la decisin de una de las Condesas se cre un hospital para po bres, generosa institucin que dara gran consuelo para los eldenses pri vados de medios de sobrellevar sus enfermedades o las de sus allegados. La sincera gratitud que estas medidas de generosidad provocaran en los pobladores de la villa se manifiesta en la firme adhesin de los vasa llos a sus seores. No tenemos noticia de que en Elda hubiera, como en otros muchos pueblos, revuelta alguna contra los seores. Incluso cuando en 1519 se produjo el levantamiento popular contra la opresin de los no bles conocidos por las germanas o hermandades, y aunque en Elche, Orihuela, y otras poblaciones de la provincia hubo alborotos y luchas, co (29) Adems de la bibliografa citada, puede verse tambin Alberto Navarro Pastor: Notas sobre los Coloma y el Condado de Elda. Revista Alborada. Elda, septiembre, 1971. 144 rriendo en ocasiones mucha sangre, en nuestra villa los vasallos permane cieron fieles a sus seores. Sobre estas alteraciones pblicas hemos recogido una nota del sacer dote oriolano don Fernando Br que dice as: El ario 1520 tuvo lugar en Valencia y en la gobernacin de Orihuela la revolucin de los agermanados, que avanz cual reguero de plvora causando espanto y desolacin. Los nobles de la capital de la goberna cin, entre ellos Mosn Nicols Togores, refugironse en Albatera como ltimo reducto, siendo cercados por los comuneros de Orihuela y Elche, bastando despus de seis horas de tenaz asedio la noticia de que proce dentes de la Val de Elda marchaban refuerzos en apoyo de los nobles oriolanos para que aquellos levantasen el cerco y dejasen en su precipita da fuga un considerable botn... * * * En este perodo de cien aos se advierte tambin que lentamente el pueblo eldense se cristianiza. Si bien en los primeros arios su ayuntamien to est formado por unos alcades y aljamas de apelativos tan rotunda mente musulmanes como Essilim Mutaref, Mahomad Zergelv, Hamet Terraque, etc., ms adelante ya no son aljamas, sino jurados de nombres cristianos los que rigen la pequea comunidad, notndose la presencia de nuevas familias de pobladores cristianos que, aunque muy inferiores en nmero a los moriscos, son la savia eldense que queda cuando ya deja do atrs el siglo XVI y andados nueve aos del XVII los moriscos tienen que abandonar sus tierras y bienes para ser embarcados a la fuerza con rumbo a Berbera. Por este motivo, el siglo XVI constituye en la historia de Elda un lento perodo de transicin entre el XV y anteriores de pobla cin y costumbres netamente musulmanas, y el XVII en que la Carta de Poblacin de 1611, consiguiente a la expulsin, llena nuestro pueblo de gentes secularmente cristianas o cristianos viejos. Por los mismos motivos tantas veces aducidos falta de documenta cin archivstica, carencia de fuentes, etc. no podemos presentar un cuadro de esta poca ms definido que en las anteriores, pero creo que, dentro del estudio general de la existencia de nuestro pueblo, el papel de sempeado por este siglo queda suficientemente claro, aunque, natural mente, susceptible de ampliacin y modificacin a la vista de los resulta dos de ms detalladas investigaciones. 145 FUNDACIONES MAS IMPORTANTES EN EL SIGLO XVI 147 I. La Iglesia Parroquial de Santa Ana Ya hemos dejado sentadas anteriormente, en el captulo referente al seoro de doa Violante de Bar, las razones que apoyan la creencia de que en Elda haba un lugar sagrado iglesia, capilla o ermita en el que se celebraban cultos religiosos. Al hacer el Papa Nicols V aproba cin de la concesin de diezmos y primicias de los valles de Elda y Aspe a favor de don Ximen Prez de Corella en 1451 le impuso como condicin la de edificar una iglesia en Elda y otra en Aspe y dotarlas conveniente mente. Sin embargo el de Corella, como ya hemos dicho en su lugar, no cumpli esta clusula que condicionaba la percepcin de dichos diezmos, por lo que tuvo que tomarla a su cargo el sucesor del de Corella en el se oro de Elda. En consecuencia, el 6 de diciembre de 1528 el entonces seor de El da don Juan Francisco Prez Calvillo otorg escritura ante el notario de la misma villa Pedro Jos Olcina, manifestando que considerando estar ordenado por el Emperador Carlos 1 que las casas que en tiempo de los moros haban sido mezquitas se convirtiesen en iglesias y se bendijeran para servir al culto sagrado, mandaba instituir una iglesia en la que ha ba sido mezquita mayor de la villa, despus de bendecirla y despojar el edificio de cuanto recordase el equivocado culto que en l se mantena. La nueva iglesia fue puesta bajo la advocacin de la bienaventurada Santa Catalina, estableciendo un beneficio con las rentas de los bienes que pertenecan a dicha mezquita y que segn la misma real orden de ban ser adjudicados a las nuevas fundaciones para el sostenimiento de los eclesisticos y cultos, consistiendo estos bienes en heredades de huer ta y secano. Para dirigir esta iglesia fue designado el padre Pedro Celles, fraile agustino de la villa de Alcoy, que acept el nombramiento y sirvi la igle sia hasta 1532, en que por fallecimiento o traslado del padre Celles entr a dirigir la iglesia el doctor Toms Crespo. (1) (1) Entr a servir yo el doctor Toms Crespo esta Iglesia el da 2 de marzo de 1532 (No 149 Del hecho de ser erigida esta iglesia sobre la mezquita sacamos en consecuencia que la primera iglesia de Elda tena como configuracin un cuadrado, pues tal era la tradicional planta de las mezquitas musulma nas, y despus se le fueron aadiendo capillas, dependencias y torres, en grandecindola hasta convertirla en el majestuoso templo que desapareci bajo la piqueta y la dinamita en los funestos das de 1936. Lamberto Amat nos hace notar que el ttulo de Santa Catalina con que figura la primitiva iglesia en el acta de fundacin, slo fue usado unos pocos aos, tal vez mientras fue cura el padre Celles, siendo sustitui do por el de Santa Ana. Ciertamente se la llama de Santa Catalina en los documentos ms antiguos, pero ya en notas de Toms Crespo se lee el nombre de Santa Ana en el ario 1534. (2) Estos cambios de titulares de parroquias no son extraordinarios y en nuestros mismos das hemos visto desaparecer el nombre de parroquia de San Agustn, con el que fue consagrada, para ser reemplado por el de pa rroquia de la Inmaculada Concepcin en la nueva iglesia emplazada en el barrio eldense de la Fraternidad. A continuacin copio ntegra la escritura de fundacin de la iglesia, escrita en el original en valenciano, sacndola de la transcripcin que fi gura en el repetido manuscrito de don Lamberto Amat (3) y que gracias a que este la dej escrita se ha salvado de la destruccin o del extravo, ya que el libro de que la copi Amat ya no fi gura en el Archivo Parroquial, desconocindose su paradero en la actualidad. As dice la escritura: Da VI mensis decembris anno arns.dm. MDXXVIII In deimine ame. Sia a tots cosa manifiesta com lo molt espectable Don Juan Francis co Prez Coloma Calvillo senyor de les villes de elda petrer y salines ate i nent que al temps de la conversi dels moros que novament son estats convertits a la santa f catlica y crestiana en lo present regne de Valen cia fonc prouchit e manat per la cesrea catlica e real majestat del em perador e rey nostre senyor que en les cases que en temps dels dits moros solien esser mesquitas que aquelles se aguesen de fer y formar esglesies e saguesen de benehir per esglesies ayx entre altres lo dit molt especta ble senyor Juan Francisco Perez Coloma calvillo obtemperant lo mana ment de ses majestats e per servey de Ntro. senyor deu aprs que los mo ros que solien ser en la present vila delda se foren convertits e tornats ta en un libro manuscrito en el archivo parroquial, con tapas de pergamino muy blan co, sin inscripcin alguna al exterior). Cito por L. Aman Elda, parte 1, cap. XVI, pg. 221. (2) Memoria de los aniversarios que celebro yo, el doctor D. Toms Crespo en esta Igle sia de Santa Anna de la villa de Elda en este ao de 1534 (Cito como la anterior nota por haber desaparecido el libro del Archivo Parroquial). (3) L. Aman Ob. cit. , cap. y pg. citadas. 150 crestians feu formar e benehir la mesquita major de la dita e present vi la de elda en una esglesia sots invocaci de la bona venturada Senta Ca talina lo martir, y ayx man inventariar y fer inventary e memorial deis bens que la dita casa y esglesia essent mesquita tena para que de aquella se ages de formar un benifet, capelana o rectora para porcis y estipendi del Capell o curat qui tendra a carrech dita esglesia perco com no avia altres rendes ni porcions para que lo dit capell o curat que ages de ser vyr dita esglesia se poges sostenyr para que en aquella se ages casa de sa crificarse le nom de nostre senyor deu y ferse y celebrarse los oficis divi nals que la santa mare esglesia mana. Por tal en lo nom de nostre senyor deu y de la sua beneyta verge maria mare sua lo dit molt espectable don Juan francisco perez coloma calvillo en lo dit nom de senyor de dita villa delda e com a mes just parco e sor de les rendes de la dita casa y esglesia q solie esser mesquita que altre alg pobs de les dites cosas scients en aquella millor forma y manera que Ilicit e per mas lies instituix e per drets intitucs crea e ordena per capella curat benificat o rector de la dita esglesia de senta catalina que solie ser mesquita e deis bens y rendes de aquella al Reverer frare pere celles, frare de la ordre de sent Agost del monesteri de la vila de Alcoy present y aceptant para que aquell aja de servir la dita esglesia et celebrar los oficis divinals en aquella cascuns jorns e lo que la santa mare esglesia mana e li fa gracia e merce de totes les rendes e fi ncs deis dits bens de la dita esglesia que aquella essent mes quita sola see mesquita per porcs y estipendi del servicies que aquel] en dita esglesia fara per a sustentaci de sa persona e a coptor lo temps que aquel voldr servir dita esglesia encara, pera comprar oh , cera e altres obres o coses que per al present en aquella son necesaries e perque los dits bens que la dita esglesia de present t son bens sient eretats de orts y seca y sin mes utilitat y conservaci de aquella establirlos e formarse de aquella renda certa para que si sera mester per algn temps a ver ne de formar algun benifet, capelana o reptora se puixca formar millor a ren da certa que no incerta uirtra la merce y gracia que de aquellas ditas ren das li da per les causes y rahons que so dites li dona licencia y facultat e poder amplament en tot lo que el por para establir los dits bens perpe tualsmente pero los mes preus que de aquells se trobaran e aquelles per sones que al dit frare pere celles parza a ben vist y ferne e fermarne de aquells o de qualsevols de aquells qualsevol carta o cartes de vendes y es tablisments en poder de qualsevol notan i o notaris y fermar en les dites vendes y establiments en totes aquelles clausules oportunes e necesaries com .a senyor deis dits bens al qual dit fraere pero celles para fer y exer cir les dites coses ecafeunes e sengles de aquelles e aquelles anneyxes o conneyxes ab tots los incidents e dependents de aquelles e conferix dona cedit e transports tot sen dret lloch favor e vens e tot lo dret que et en aquells te en testimoni de les qual cosses mano permiga del notan i esser ne fer lo present acte e instrument ab totes les clausules en aquells opor tunes e necesaries actum elda et Testimonis forem presents e les de sus dites coses le noble don baltasar de beaumont e le magnific en me! 151 chor de Valebrera abitants en la dita vila delda Lo present y bien tres lat de acte es estat tret deis libres protocols y de art de notara de mi pe Josseff Olzina per autoritat real notan i publich rebedor de aquell y de ma propia escrit en lo qual signe fe y creencia vbigs y sia donada y atribuhi da e expose lo meu acostumat de art de notara. Lugar de un signo. II. El Convento de Padres Franciscanos de Ntra. Sra. de los Angeles Otra de las disposiciones tomadas por don Juan Coloma para afir mar ms la cristiandad de Elda y contrarrestar la influencia de los moris cos, convertidos a la fuerza y que en muchos casos conservaban y practi caban secretamente la religin de sus antepasados, fue la fundacin de un convento de Padres Franciscanos, para que estos dieran ejemplo de virtu des cristianas y enseanzas de la religin verdadera a la poblacin el dense. Aprovechando la ocasin de que en Cocentaina acababa de ser fun dado un convento de padres franciscanos el Sr. D. Juan Prez Calvillo de Coloma, a quien el rey don Felipe II acababa de crear Conde de Elda, juntamente con su esposa Isabel de Saa, presentaron la misma splica al provincial. A su vista les envi dos religiosos, llamado el uno fray Sebas tin Alemany y el otro fray Rafael Escobar, ambos varones de virtud y le tras, los cuales el da 24 de agosto de 1562 tomaron posesin de una er mita con el ttulo de San Sebastin, erigida sobre un montecillo cercano a la villa, que era cabalmente el sitio que pareci a los ilustres Condes ms a propsito para la fundacin. Arreglado todo lo necesario, delineado el terreno, brense las zanjas y junto ya un numeroso concurso sent el Con de la primera piedra y la segunda su ilustre esposa, poniendo sobre ella una preciosa joya de diamantes. Cuando estuvo ya del todo concludo y en disposicin de ser habitado se le dio el ttulo de Nuestra Seora de los Angeles a peticin de sus fundadores, cuya larga liberalidad no se conten t slo con erigir la obra a sus expensas, no con dar a los frailes toda la asistencia necesaria durante el precioso resto de su vida, sino que an ms all de la muerte quiso que se extendiera, pues mand en su testa mento que sus herederos quedasen obligados a cuidar del sustento y vesti do de catorce religiosos. (4) El historiador Amat nos ha dejado en la primera parte de su obra una extensa y minuciosa descripcin de las caractersticas externas e in ternas del edificio, que l pudo visitar antes que la exclaustracin de 1835 (4) Vicente Martnez Colomer. Historia de la provincia de Valencia de la regular obser vancia de San Francisco, por el P. Fray. Pg. 210. 152 iniciara su decadencia. Este convento sirvi las necesidades espirituales de Elda y Petrel, en cuya lnea limtrofe haba sido instalado, y de Salinas, pese a la distancia que lo separaba. Durante muchos aos, cerca de tres centurias, sirvi a sus fi nes fielmente, saliendo de sus aulas de enseanza varones que despus brillaron en las letras o en la religin. All se educ el famoso padre Rico, de Monvar, hroe de la guerra de la independen cia de 1808, que tom los hbitos en este convento a los 16 aos de edad, en 1789. (5) Pero con el desarrollo de las ideas liberales introducidas en nuestra nacin por personalidades de la clarividencia y relieve de Jovellanos, Cam pomanes y nuestro Sempere y Guarinos, etc., sin desbrozar lo bueno de lo malo que ellas puedan contener, origin la orden de exclaustracin con siguiente a las leyes de amortizacin de Mendizbal y, como consecuen cia, el abandono del convento por los frailes que en l haban hallado al bergue durante tantos aos. Durante muchos aos el convento permaneci cerrado y solitario. Castelar, eldense de corazn, nos pinta, pocos aos despus de esta forza da ausencia de los padres, un cuadro melanclico del aspecto que presen taba el convento vaco. Castelar evoca, en su libro Viaje por Italia el valle azuloso donde transcurri su infancia, comparndolo con el hermoso valle de Ass, con su monasterio franciscano fundado por el poverello y expresa su impre sin con esta bella frase: Para m, en Ass est la poesa de la inteligencia y en Elda la poesa del corazn. Despus escribe: En mi infancia, cuando nos acercbamos al dos de Agosto... cele brbamos una ceremonia religiosa, una peregrinacin mstica, una especie de jubileo que nunca olvidar. El convento de nuestro valle estaba a la sazn desierto. La revolucin haba expulsado a los frailes. Los fuertes se culares cipreses de su prtico se perdan y secaban. Las flores de su antes cultivado jardn se sustituan por legumbres o heno. Las tablas de sus ventanas, medio cadas, menebanse tristemente a impulsos del viento. Las piedras de sus paredes y muros medio sacadas de quicio, amenaza ban una completa ruina. Algunas veces asombamos los ojos por varias rendijas hechas en la puerta, y a la escasa luz de solitaria lmpara, con servada por la piedad del oscuro guardin, veamos algunos reflejos del dorado que se descascarillaba en las columnas. Alguna sombra de los abandonados santos parecida a sobrenaturales fantasmas. Solamente en el dos de agosto las puertas se abran, los pavimentos se regaban, compo 15) Rico y Montero: Ensayo bio-bibliogrfico de escritores de Alicante y su provincia. To mo 1, pg. 259-1. 153 nanse los altares como para una fi esta, las velas brillaban sobre el ara, tras las flores, y en la capilla mayor, una tosca, pero mstica escultura en madera que representaba a San Francisco recibiendo de Cristo, aparecido en los aires, los estigmas de las cinco llagas, juntaba en el templo a los creyentes, despertaba la fe y la esperanza. (6) Posteriormente fue destinado el edificio a Hospital Provincial, y lue go, en 1892, fue Manicomio hasta que poco despus de la guerra de 1936 a 1939 fue definitivamente abandonado y demolido para construir sobre su solar modernos bloques de viviendas que han convertido aquel paraje en un populoso barrio de elevados edificios ante los cuales es ya casi im posible imaginar siquiera que en un tiempo aquello fue morada de piado sos y venerables monjes trados a Elda por la devocin de don Juan Colo ma en el siglo XVI. III.-- El Hospital de pobres Aun cuando este Hospital no comenz a ser erigido hasta el siglo XVII, en 1641, su origen arranca del siglo de que nos estamos ocupando, en el ario 1584. La ilustrsima seora doa Beatriz de Corella, primera esposa de don Antonio Coloma, dict testamento que fue autorizado en Valencia por el notario Juan Guardiola el 13 de octubre del citado ario 1584, por el cual instituy heredera universal de todos sus bienes a su hija doa Isabel (7), si la sobreviva y si no, a su referido esposo don Antonio, como sucedi, slo por durante su vida, disponiendo que a la muerte de este se fundare un hospital en la indicada villa de Elda so la invocacin de la Pursima Concepcin de Nuestra Seora, que se labrara gastndose en l mil libras de renta anual, autorizando a su marido para que en testamento o en otro contrato, dejara ordenado la forma, orden y concierto y condiciones que en dicho Hospital se haba de tener y que fuera cabeza y patrn y administrador el que fuere Conde de dicha villa y suplicaba la testadora al obispo que entonces fuere de esta dicesis, que despus de la muerte de dicho don Antonio Coloma hiciera y mandara hacer la Casa y fbrica del Hospital. (8) Don Antonio Coloma muri en una fecha indeterminada entre los arios 1611 y 1640 y fue su sucesor, don Juan Andrs Coloma, cuarto Con de de Elda y nieto de aquel, el que llev a cabo la fundacin efectiva del (6) Emilio Castelar: Recuerdos de Italia. Pars II, pginas 104 a 109. (7) Doa Francisca Isabel, nacida el 14 de diciembie del ao 1582 y bautizada en la parro quia de Santa Ana. Libro de bautismos 1572-96 del Archivo Parroquial de dicha Igle sia. (8) I.amberto Amat. OIL cit. Parte 1, cap. V. 154 citado convento, como veremos en su lugar cronolgicamente correspon diente. Este Hospital fue demolido posteriormente, conservndose de l sola mente una capilla anexa que se cree es la misma que hoy es Colegio de Hermanos Carmelitas, popularmente conocido por el colegio de las Monjas, situado en la confluencia de la calle de San Roque con las de Maura y Sanjurjo, frente a la placeta que todava hoy conserva su anti guo nombre de placeta del Hospital. IV. Agua para la huerta El inters que manifestaban los seores de Elda por la prosperidad de sus vasallos, de cuyas manifestaciones en el orden moral y espiritual ya nos hemos ocupado en estos ltimos captulos se extiende tambin a sus necesidades fsicas, ayudndolos a sacar mayor fruto de su trabajo pa ra que los moradores del valle disfrutaran de una existencia ms digna y desahogada. Si el nico medio de vida de que entonces disponan los el denses era el cultivo de su frtil huerta, esto significaba que hacia este punto deba ser dirigido el apoyo de los seores. Las aguas sobrantes de Villena que en 1392 les haban sido concedi das no eran suficientes para abastecer la sed secular de nuestras tierras, por lo que los seores procuraron que el agua afluyera en cantidad sufi ciente a la huerta eldense. As en 1512 consiguen de Sax que ceda a Elda las aguas de la fuen te de la Torre del Emperador, situada al Noreste de aquel trmino, fi r mndose escritura pblica de esta venta en 29 de octubre del indicado ao, otorgada en la vecina villa por su Alcalde, Regidores y Jurados, que eran todos cristianos viejos. Elda estuvo representada en este solemne ac to por su alcald Zadanom y sus aljamas Esilim Mutareff, Mahomad Zer gelv y Hamet Terraque. (9) Esta escritura fue hecha en nombre de el muy Ilmo. Sr. Don Juan Ruiz de Corella, conde Cocentaina y seor de Elda, Petrel y Salinas, se gn Lamberto Amat. En un captulo anterior (10) nos hemos referido a la aparente contradiccin entre esta presencia de don Juan Ruiz de Corella en 1512 cuando al parecer haba vendido Elda y el resto de su seoro a los Coloma en el ao 1498. Elda vena utilizando desde haca siglos, en una imprecisa medida (9) Lamben() Amat. Ob. cit. Parte 11, cap. V, pg. 41 . (10) Los Coloma y el Condato de Elda, pg. 127 y ss. 155 cronolgica denominada de inmemorial por los escribanos de aquellos tiempos, las aguas de la Fuente del Chopo, que nacan en este lugar del trmino de Villena. Frecuentemente se producan cuestiones por el apro vechamiento que los regantes de Villena y Sax hacan de estas aguas, con traviniendo el derecho secular eldense de aprovecharlas por s solos para el riego de su huerta. Varios vecinos de Villena Francisco del Castillo, Antn Calpena, Martn Hernndez y otros dirigieron una relacin al Emperador Carlos I sobre los perjuicios que a la ciudad villenense se le irrogaban con el uso exclusivo del agua de dicha Fuente del Chopo por Elda. Debido a esto, el Emperador mand escrito al gobernador del Mar quesado de Villena, el 22 de julio de 1533 para que proveyese en justicia sobre estos supuestos perjuicios. (11) (11) El texto de esta carta dice as: Don Carlos, por la divina clemencia emperador sem per augusto, rrey de Alemania, donna Juana su madre y el mismo don Carlos, por la gracia de Dios rreyes de Castilla, etc. A vos el ques o fuere nuestro governador o juez de rresidencia del nuestro Marquesado de Villena o a vuestro alcalde mayor en dl di cho oficio, salud e gracia. Sepades que Francisco del Castillo, en nombre de Antn Calpena et de Martin Hernandez et de los otros sus consortes vezinos de la cibdad de Villena, nos hizo rrelacin diziendo que en la dicha cibdad sola ayer muchas fuentes de agua en mucha cantidad, de manera que sobrava agua para rregar las dehesas y al majares y carrizales y saladares y otras tierras de levor entrelas quales dichas fuentes, a vna legua de la dicha cibdad, sola ayer y ay vna fuente de mucha cantidad de agua que se dize la Fuente el Chopo, de la qual se sustentavan e rregavan los dichos alma jares et dehesas y prados, de que vena mucha vtilidad y provecho a los vezinos de la dicha cibdad; et que podia ayer veynte y ocho annos poco mas o menos, algunos oficia les de la dicha cibdad, viendo que entonces avia abundancia de agua, movidos por al guna codicia diz que acensuaron et dieron a censo dl agua dela dicha Fuente el Cho po a don Juan Corella, cuya diz que hera la villa de Elda, por treynta y tres ducados y tres rreales en cada un anno, et que los vezinos de la dicha villa delda ques en el rreyno de Valencia llevan la dicha agua muy cogida tres leguas por el trmino de dicha cib dad syn que ningun vezino della tenga aprovechamiento alguno. Et que como ell agua que solia ayer en la dicha cibd ad a venido de quinze annos a esta parte en mucha dis minucin, por que la mayor parte de las fuentes se han secado y de llevarse ellagua de la dicha Fuente el Chopo a la dicha villa Elda a venido y viene mucho danno e perjuy zio a los vezinos de la dicha cibdad, porque por falta de no tener la dicha agua seles pierden el pasto de los ganados y las dehesas y carrizales que dan secos et pierden otros muchos aprovechamientos que solian thener de sal y carrizo y otras cosas y a causa de yr la dicha agua a la dicha villa de Elda a venido y viene de dapno e perjuyzio a nues tras rrentas rreales y a los vezinos de la dicha cibdad, conociendo el gran dapno e des trycion y perdida que les a venido y viene an rrequerido al concejo, justicia, rregido res de la dicha cibdad que den por ninguno el dicho acensuamiento, diz que no lo an querido ni quieren hazer et nos suplic y pidi por merced en el dicho nombre vos mandasemos que ovisedes ynformacion del dapno e perjuyzio que de llevarse el agua de la dicha Fuente a la dicha villa de Elda se siguia a los vezinos de la dicha cibdad y costando del dicho dapno e perjuyzio dieseses (por ninguno) el dicho acensuamiento co mo perjudicial y hecho (syn) nuestra licencia, mandando que no se pudiese llevar ni se lleve la dicha agua, salvo que quedase para el vso y aprovechamiento de los vezinos de la dicha cibdad como antiguamente sola estar, pues dello vena yb (se se) gua mas vti lidad y provecho que de la rrenta que se dava por la dicha agua e que sobrello prove ysemos como la nuestra merced fuese. Lo qual visto por los del nuestro consejo fue 156 De las gestiones que sin duda debi efectuar el citado gobernador debi desprender el mejor derecho de Elda y la inexistencia o insignifi cancia de los pretendidos perjuicios causados a Villena, puesto que para confirmar la cesin de las aguas de dicha Fuente a Elda se celebr la ce remonia pblica de la venta por parte de Villena de estas aguas a favor de Elda. (12) En la Plaza del Angel, de Elda (13) se celebr un acto pblico en el que se le concedi poder suficiente para llevar a cabo esta compra al mo ro Juan Farach, noble entre los de su raza y uno de los mayores propieta rios de la huerta eldense, que acudi a Villena con los justicias o jurados del concejo de Elda, celebrndose el acto de la venta de la Fuente del Chopo y sus aguas a Elda el da 30 de mayo de 1535 en aquella ciudad, reunido el ayuntamiento villenense asistido de todos los vecinos de la lo calidad. Un ario despus, el 16 de marzo de 1536, el emperador Carlos I aprob esta venta, confirmando a la vez la donacin de don Juan I hecha en 1392 a la que hemos aludido ms arriba, de las aguas sobrantes de Vi llena. (14) Para encauzar bien el curso de estas aguas y evitar prdidas y fi ltra ciones, se construy una gran acequia que recibi el nombre de acequia del Conde, cuya monda y limpieza estuvo permanentemente al cuidado del Ayuntamiento de Elda, desde su comienzo en las inmediaciones de la acordado que deviamos mandar dar esta nuestra carta para vos en la dicha rrazon et nos tuvimos lo por bien, por que vos mandamos que luego que con esta carta furedes requerido veays lo suso dicho et llamadas et oydas las partes a quien atanno hagays y administreys sobrello a las partes breve y entero cumplimiento de justi ia, por manera que la ellos ayan y alcarnen et por defeto della no rresibian agravio de que tengan causa ni rrazon de se nos mas venyr ni enbiar a quexar sobrello. E non fagades ende al sopena de la nuestra merled e de diez mill maraveds para la nuestra camara. Dada en la villa de Madrid, a veynte y dos dias del mes de jullio, anno del Sennor de mill e qui nientos y treynta y tres anno. (Reproducida de la obra de Jos Mara Soler Garca, La relacin de Villena de 1575, pg. 530. Documento CXLII). (12) Archivo Municipal de Elda. Varios papeles interesantes para el pueblo de Elda, fols. 111 a 115 y 122. (13) Probablemente la plaza de Abajo donde siempre ha estado situado el Ayuntamiento de Elda, y muy cerca del portal del Angel , puerta de acceso a la villa situada al final de la calle de la Pursima, junto a la calle de la Tripa. (14) Lamben Amat. 01). cit. Ibid. (Existe tambin a este respecto una nota en el libro de Clavarias 1756-57 del Archivo Municipal de Elda, escrita en un folio suelto, que dice: Aduertencia. Las escras.de las compras del aguande Villena se encontrarn en el ar chivo de la dha ciudad de Villena con las aprobaciones reales del rey dn. Carlos Quin to y doa Juana su Madre. = Y de don Phelipe Quarto). Igualmente en la Relacin que Villena hizo en 1575 en respuesta a la demanda general del rey para conocer el estado de todos sus pueblos, se dice: d) Y tiene por propio treinta mill maravedis por ao que les haze la villa de Elda del agua de la Fuente Chopo, que no se puede apro vechar della dicha ciudad (Villena) para riegos (J.M. Soler La relacin de Villena de 1575, pg. 59). 157 desaparecida laguna de Villena hasta su desembocadura en nuestro tr mino municipal. V. Aguas potables Por aquel tiempo estaba Elda suficientemente abastecida de agua pa ra beber, o aguas buenas como las llamaban, que surtan las fuentes pblicas de la poblacin y los abrevaderos de las caballeras. Estas aguas provenan, igual que hasta hace unos aos, del manantial de Santa Br bara, que proviene del nacimiento de Caprala al cual tena pleno derecho de exclusivo uso nuestra poblacin, pese a estar situado en trmino de la vecina villa de Petrel. Continuamente se producan incidentes con los regantes de Santa Brbara por utilizar stos estas aguas para el riego de sus huertas situa das junto al nacimiento, sin dejarlas correr para Elda; dejndolas nica mente curso libre cuando a ellos no les haca falta por tener bien regados sus sembrados. Clamaban contra esto los eldenses, y para poner remedio a esta situacin que adems de perjudicar a los moradores de Elda enve nenaba las relaciones entre los vecinos de una y otra villas, el Gobernador y Baile general del Condado, Gaspar Remiro Espejo, delegado de la autoridad del Conde por hallarse ste desempeando altas funciones de gobierno en la isla de Cerdea, pronunci el 20 de marzo de 1576 una sentencia por la cual prohiba regar con dichas aguas de Santa Brbara las huertas contiguas bajo la pena de cincuenta libras, mandando les de jasen paso libre para Elda. (15) Esta sentencia dej las cosas, por el momento, en estado normal, por lo menos para Elda, cuyo derecho haba sido defendido y proclamado y a cuyas fuentes afluy con toda regularidad el agua de Caprala que re naca en Santa Brbara. Posteriormente se removi este asunto varias veces, pero siempre obtuvo Elda sentencia favorable a su derecho irrebati ble y secular, siendo reconocido por todos los tribunales a los que en los siglos XVII, XVIII y XIX tuvo que acudir. Los campesinos eldenses, moriscos o cristianos viejos, utilizaron sa biamente estos dones de la naturaleza ganados por el esfuerzo conjunto del pueblo y su seor, y crearon una excelente red de acequias y acueduc tos para salvar los barrancos y ramblas, que hicieron que el agua circula se hacia todos los puntos de la feraz huerta eldense en que era tan nece saria. Para este les debi de resultar de gran utilidad la antigua red de t15) Esta sentencia figuraba en uno de los dos libros denominados Libro Viejo del archivo municipal de Elda, hoy de ignorado paradero. Cito por L. Amat, ob. cit. , parte II, cap. VI, pgina 271. 158 acequias abierta por los musulmanes en sus siglos de dominacin en el valle, que supieron convertir nuestro suelo en un hermoso vergel deleite peligroso de los hombres, mansin de la hermosura... como lo cant el poeta musulmn Ibn Harn en su Poema Milenario. (16) * * * De vez en cuando, al revolver los terrones de nuestros campos, apare cen pedazos de antiguos arcaduces de piedra labrada que nos hace supo ner seran de los que tendieron nuestros antepasados del siglo XVI para traer estas aguas hacia sus fuentes y campos. Tambin, aunque no tenemos dato alguno que nos pueda guiar para fijarle una cronologa, nos parece que sera utilizado en esta poca el in teresante acueducto de la rambla de los Molinos, ms conocida como rambla de Caprala, que se abre rozando las tapias del Cementerio muni cipal de Elda y va a desembocar en el pedregoso cauce del ro Vinalop6. Los viejos sillares que forman los cubos sobre los que se alza el acueduc to propiamente dicho, la construccin de este en mortero armado con gruesas piedras y la forma de ojiva de sus arcos nos lo presentan como de construccin antiqusima, aunque no nos atrevamos a dar una poca de terminada de su origen. (16) Vase el captulo Elda Musulmana de esta Historia de Elda. 159 NOTAS VARIAS RELATIVAS AL SIGLO XVI 161 Para terminar este somero repaso a nuestro pueblo cuando corran los aos de este siglo, vamos a recoger a continuacin algunas notas o do cumentos cuyo inters es de darnos a conocer diversos aspectos de la vida de nuestro pueblo por aquellos tiempos tan distintos de los que nosotros conocemos. I. La Feria de Diciembre Desde que en 1466 el rey de Aragn don Juan II concedi a Elda el privilegio de celebrar una Feria anual, esta se vena celebrando ininte rrumpidamente el da primero de octubre. En ella se vendan ropas, lien zos, brocado, terciopelo y otros tejidos, ganado, aves, arreos y aparejos para caballeras, as como los carros que era el nico vehculo utilizado entonces, herramientas, utensilios para el hogar, aperos de labranza y, en fi n, todo cuanto se pudiera necesitar en muchas leguas a la redonda, tan to los labriegos que sacaban de la tierra apenas para mantenerse despus de pagar el pecho en que estaba gravada, como los ricos comerciantes que ya comenzaban a tener conciencia de lo que significara ms tarde la burguesa y clase media. El 30 de julio de 1518, la reina de Castilla doa Juana, viuda de Feli pe el Hermoso, expidi desde Tarazona un decreto revalidando el antiguo privilegio dado por el rey aragons, pero pasando la celebracin de la Fe ria a los primeros das de diciembre. En el decreto citado declaraba que conceda esta gracia en memoria de los buenos servicios que el abuelo del actual seor de Elda, don Juan Coloma, prest a sus padres, los reyes don Fernando y doa Isabel, como secretario durante largos aos. (1) Desde este ao de 1518 la feria de Elda se celebra en los das 1 al ( I) L. Amat, ob. cit. Parte II, cap. X. 163 13, pero en la actualidad los tenderetes de madera que albergan a los fe riantes se abren oficialmente el da 8 de diciembre, festividad de la Pur sima Concepcin, cerrndose el da 15. Tambin ha decrecido mucho su importancia, pues actualmente el comercio eldense est totalmente abastecido durante todo el ao, con to da clase de productos necesarios y superfluos, por lo que la Feria se man tiene como una simptica tradicin, lo que no impide el que los feriantes hagan buenos negocios en ella, especialmente los vendedores de juguetes, ya que es una especie de obligacin gratamente admitida la tradicin de feriar a los nios sus padres y parientes, as como comprar artculos de joyera o adorno a las novias por parte de sus enamorados. II. El Castillo de Santa Brbara de Alicante Por esta poca, Elda tuvo una cierta relacin con el castillo de Santa Brbara de Alicante, del cual sera alcaide el seor de Elda don Juan Co loma y Prez Calvillo, uno de cuyos hijos, don Carlos Coloma, general del Ejrcito espaol que escribi la obra Las guerras de los Pases Bajos, naci en aquella ciudad. Las ordenanzas militares, alrededor del ario 1528, disponan que a la llamada del Capitn General tenan la obligacin de acudir en socorro de dicha fortaleza tres mil hombres de las ciudades de Orihuela, Yecla y Vi llena y las villas de Elche, Biar, Castalla, Xixona y Elda y los dems luga res de la corona, mantenindose estas fuerzas a costa de las poblaciones que las enviaban. III. Algunos de los apellidos de origen musulmn de eldenses moriscos del siglo XVI Repasapdo los libros del Archivo Parroquial de Santa Ana corres pondientes a esta centuria, hallamos varios apellidos netamente musulma nes que copiamos por lo que tienen de curioso para nosotros la existencia de estas gentes, tan eldenses como cualquiera de nosotros, pues nacidos fueron en nuestro valle, bautizados en la iglesia de Santa Ana y trabaja dores de esta tierra eldense cuyo paisaje era, hace cuatro siglos, exacta mente igual al de hoy, rodeada por los mismos montes que dan al valle configuracin tan caracterstica. Eldenses de pura cepa, pero con gotas de sangre berberisca, siria, tunecina, mogrebina o de cualquiera de los luga res del Islam desde donde partieran sus atepasados varios siglos antes. 164 Eldenses como nosotros, que un da fueron arrancados de sus casas, me tidos en barcos de guerra y depositados en playas africanas para que se buscaran nuevos hogares en tierras musulmanas, y en las que moriran aorando la tierra que les vi nacer y en la que dorman el eterno sueo sus familiares queridos. Muchos son los exticos apellidos que fi guran en los citados libros de bautismos, defunciones y matrimonios, pero los ms repetidos y caracte rsticos son los de Majorot, Adida, Montariff, Baron, Raffi, Milich, Alfa qu, Berberuz, Bentolfa, Mostaya, Bentarif, Castellan y muy repetido Fa rach. En el libro de matrimonios hay partidas de tan rancio sabor anta n como las de a XXI de agosto de MDLXXI el hijo de Bentalfa con la hija de Bentarif recibieron las bendiciones de la Santa Madre Yglesia. Mucho se ha escrito en pro y en contra de la medida de expulsin de los moriscos dictada por Felipe III, y sera absurdo por mi parte aadir nuevas opiniones, escasamente doctas, a las vertidas sobre el tema, pero lo que s parece cierto es que los moriscos de Elda no produjeron desr denes en ningn momento desde su conversin y, por lo que sabemos de ellos, vivieron pacficamente y dentro del seno de la iglesia hasta que fueron obligados a abandonar la tierra de sus padres. Si la medida no hubiera sido de carcter tan rigurosamente general, estamos seguros de que todava hoy habra entre nosotros algn descen diente que llevara con orgullo su antiguo apellido de Alfaqu, Farach o Berberuz. IV. Delincuencia infantil en el siglo XVI Los arios del 1500 al 1600 no pertenecieron a tiempos fciles. Pese a la gran labor de seguridad pblica que realizaban los cuadrilleros de la Santa Hermandad, los caminos de Espaa, as como los pueblos y aldeas, distaban mucho de gozar de una perfecta seguridad. Los montes consti tuan un buen refugio para los malhechores que haban hecho un mo dus vivendi de burlar la ley y tomar el dinero donde primero lo hallaran. Los no infrecuentes motines, las revueltas promovidas por o contra los moriscos y las banderas polticas de unos grupos contra otros, hacan di fi cultosa e insegura la vida del ciudadano. Por ello, era costumbre general el llevar armas blancas, espadas, puales o dagas donde quiera que se fuera. Pero el uso de estas armas defensivas no se limitaba slo a las per sonas que por su edad, condicin, ocupacin u oficio debieran o pudieran portarlas, sino que hasta los jovenzuelos de corta edad hacan alarde de armamento, entre la general tolerancia de justicias, familiares y conciuda danos. 165 En Elda ocurra lo mismo, y el acaloramiento fcil de los jvenes les haca como probablemente suceda en todas partes echar mano a la espada o al pual en cuanto una cuestin tomaba un giro violento o cuando una rivalidad se converta en intolerable. As pudo ocurrir que en poco tiempo sucedieron varios hechos de sangre en los que tanto el ma tador como las vctimas eran casi nios, menores de dieciocho aos. Como dice el documento que vamos a transcribir, las cosas haban llegado a un extremo intolerable, por lo que con ocasin de estar de pre sente, muerto, un hijo de Martn Juneyde al cual ha matado el hijo de Juan Ubacar apellidos tambin presumiblemente moriscos el Gober nador y Bayle general del Condado, Gaspar Remiro de Espejo, mand hacer la presente Crida o pregn pblico que copio literalmente con servando la original redaccin valenciana, poniendo a continuacin la tra duccin castellana por ser desconocida para la mayora de los eldenses la lengua de la regin: (2) Die xxiiij may anno a na.te Dni. MDLxxxj Lo molt mag Gas par Remiro Cuitad Gobernador batle de la vila y condat de Elda por re tro compie a son oficio e por scusar los danys ques segucixen E poden se guir de portar gauiners, spascies a altres armes offensiues los fadrins e fadrinets de poca edat, los quales ab poco ocasi son promeguts o promo guen a altres a rias, debats e quiestions hab la ocasin de portar dits gauiners E altres armes offensiues encara que per eses so nafren his ma ten E desatenten de lo qual te sa magnificencia expeuencia E ploene noti cia per casos que han sucehit Per qo per prouchir al dit dany E a altres concernents lo bon Goueran E administrni de son offici mana fer e pre conizar la crida pblica del seu requerimiento per ocasi de present naf fre un fill de Martn Juneyde al qual ha naffrat lo fi ll de Juan Ubacar, los quals son fadrinets de poca Edat E que en anys propasats lo fi ll de Al pau mata al mut de menta essent los dos menors de edat E lo fi ll de Gas par Zohorone lo fi ll de Pere Monsal lo fi ll de Guillem Motariff maten al fill de Pedro Caicux Verga e lo fi ll de Baltasar alhadet tambe mata al fill de Xiherals mommut E sent en los dit casos as los matadors como los morts menors e de molt poca edat la quel ocasi la donen sos pares de consentirlos portar les dites armes Gauiners y espasetes en tan pueril edat sense tenir discresi para poder usar de dites armes hab la ocasi de por tarlos aquells na sien mare y se posen en necesari pues en de Remey a le dess dit Mana fer la crida desss dita del tenor seguent Ara ojats que us faua saber de part de el molt magn Gaspar Remiro Cuitada Goberna dor e Batle de la vila y Condado de Elda a los homes en general y a cas c en especial de qualsevol estament y condici que sien que ningun me nor de diguit anys no sia gosat de portar y ningn gnero de armes ni gauiners encara que sien para el us y servici de ses cases e de ses llavors sots pena de perdici de dites armes y Gauiners aplicadors y aplicados ip (2) 11)1(1. Cap. XI de la II parte. 166 so facto al offlcial que lleuar dites armes e gauiners e per que alguns fa drins menors deis dits diguit anys porten E tenen necesitat de portar Gauiners usuels para el servici de la llavor que en tal cas no puixen por tar aquells patems e descuberts en la cinta ni cualquiera otra parte si no en la carroga on portaran les demas coses restanienlos a la dita llans sos dit pena ut supra Gaspar Remiro. O sea: A 24 de mayo del ao de la natividad Domini MDLXXXI, el Muy Magn Gaspar Remiro, Gobernador y Baile de la villa y Condado de Elda, por cuanto conviene a su oficio y por evitar los daos que se si guen y pueden seguirse de llevar cuchillos, espadas y otras armas ofen sivas los muchachos y muchachitos de poca edad, los cuales a la me nor ocasin son promovidos o promueven ellos a otros a rias, deba tes y cuestiones, con la ocasin de que, por llevar dichos cuchillos, es paditas u otras armas ofensivas, aunque permitidas, se hieren y ma tan de lo cual tiene su magnificencia experiencia y noticia por casos que han sucedido, para acudir al remedio del dao y otros concernien tes al buen gobierno y administracin de su oficio manda hacer y prego nar la crida pblica de su requerimiento por ocasin de estar de pre sente muerto un hijo de Martn Juneyde, al cual ha matado el hijo de Juan Ubacar, los cuales son chicos de poca edad. Y que en aos pasa dos el hijo de Alpau mat al mut de menta siendo los dos menores de edad, y el hijo de Gaspar Zohorone, el hijo de Pere Monsal y el hijo de Guillermo Motariff mataron al hijo de Pedro Caicux Verga, y el hijo de Baltasar Alhadet tambin mat al hijo de Xiherals Mommut, y siendo en los dichos casos as los matadores como los muertos menores y de muy poca edad, la cual ocasin la dan sus padres consintindoles llevar las di chas armas en edad tan pueril sin tener discrecin para usarlas cuando las llevan, y para poner el remedio arriba dicho mande hacer la crida dicha del tenor siguiente: Para el objeto de hacer saber, de parte del muy magn Gaspar Remiro Gobernador y Baile de la villa y Condado de Elda a todos en general y a cada uno en particular cualquiera que sea su es tamento y condicin que sean que ningn menor de dieciocho arios se atreva a llevar ningn gnero de armas o cuchillos aunque sean para el uso y servicio de su casa o sus trabajos, bajo pena de perder dichas ar mas, aplicados inmediatamente al oficial que les quite dichas armas. Y por que algunos menores de dieciocho arios llevan y tienen necesidad de llevar cuchillos acostumbrados para el servicio de su trabajo, en tal caso no los puedan llevar patentes y descubiertos en el cinto ni en cualquiera otra parte sino en la carga donde lleven las dems cosas retornndolas a dicha carga bajo la pena arriba indicada. Gaspar Remiro. Lo que nos viene a demostrar que el gamberro es una especie ani mal que ha fl orecido en todas las pocas. 167 V. Cementerios Merced a la existencia de los libros de defunciones del archivo parro quial de Santa Ana correspondientes a los aos del 1555 al 1600 pode mos tener conocimiento de los lugares destinados a enterrar a los falleci dos en este tiempo, ya que en los anteriores siglos no nos es posible averi guarlo. Segn estos vetustos volmenes haba tres lugares donde se enterra ba, dos de los cuales eran llamados en dichos libros el fosar de las es paldas de la iglesia (que sera el mismo que otras veces era llamado el fosar de los moros convertidos) y el fosar de fuera o de Diego Daro ca tal vez este ltimo nombre por el del dueo del huerto que haba en l antes de ser dedicado a cementerio. En estos dos lugares recibiran se pultura indistintamente los moros convertidos o cristianos nuevos, pues los cristianos viejos eran sepultados en la iglesia parroquial, en una gran cripta subterrnea que sirvi de cementerio cristiano hasta el ao 1813 en que el Gobierno Superior Poltico de la provincia de Alicante, consideran do que la casa que deba ser todo pureza no deba ser seno de cuerpos en descomposicin y putrefaccin orden a todos los pueblos que no lo tuvieran creasen sus cementerios fuera de las iglesias. Anteriormente a estos debi haber otros lugares de enterramiento en Elda, pues frecuentemente salen a la luz restos humanos que son desente rrados al excavar zanjas en calles o casas. Se conocen la existencia de es tos macabros hallazgos en las calles de Coln, San Roque, Independencia, Juan Vidal, San Francisco, placeta de San Pascual y en otros puntos, pe ro los restos seos son tan fragmentados que es de todo punto imposible el averiguar algo por el examen de los mismos. No ha llegado a mi cono cimiento el que junto a ellos se haya encontrado algn objeto metlico o de materia ms permanente, que por sus caractersticas pudieran dar la clave de la poca en que fue efectuado el entierro. En el ao 1957 salieron de su fosa muchos restos humanos, enterra dos hace siglos en lo que debi ser el fosar de detrs de la iglesia y de senterrados por las obras de acondicionamiento de un paredn. (3) El fosar de fuera segn Lamberto Amat (4) debi estar, situado en la calle que recibi el nombre de este historiador local, entre las nombra das Tropas Gallegas y Gabriel Mir probablemente, pues segn aquel, la puerta del postigo de su casa de la calle Antonio Maura es la misma que cerraba dicho fosar de Diego Daroca o de fuera. 13) Navarro. Se descubren restos humanos procedentes de un antiguo cementerio (Ar tculo publicado en Nalle de Elda, nm. 57, de 28 de septiembre de 1957). Se refie re al hallazgo de restos humanos en el subsuelo de la calle de San Francisco, frente al jardincillo de la iglesia. (4) I.. Amat. Ob. cit. Parte I, cap. IX. 168 VI. El marquesado de Noguera, por otro nombre Santa Brbara Santa Brbara es actualmente un pintoresco casero formado por un grupo apelotonado de casitas, situadas frente a la abandonada ermita de la santa patrona de la Artillera. El casero se adormece con el incesante susurrar del manantial de su nombre que se abre a pocos pasos de esta ermita y cuyas aguas, debidamente encauzadas, servan para abastecer las fuentes pblicas de Elda. Antiguamente, este manantial de Santa Brbara fue origen y motivo para enconadas disputas entre vecinos de Elda y Petrel, pues aquellos de fendan su derecho secularmente reconocido y respetado de utilizar por s solos estas aguas, por ser procedentes del manantial de Caprala, propie dad de Elda, y los petrelenses reclamaban su derecho a usarlas por estar dentro de terrenos que consideraban suyos. Las disputas e incidentes se sucedan, por lo que para evitarlas se estableci que el lugar de Noguera, pues as se llamaba antes Santa Brbara, formase una heredad autno ma, en la cual no tuviese jurisdiccin ni Elda ni Petrel. Esto lo recuerda el Gobernador y baile general del Condado Gaspar Remiro en su Crida pblica en la que establece varias prohibiciones y cuyo texto original es el siguiente: Noguera y Alcadufada. Die dcimo februaris Anno a Nat. Dn. MDLXXV R.t Luis Alhadich misatge de la present vila de Petrer Ell de precisi y manement del molt magn Gaspar Remiro Governador e batle de las viles de Elda, petrer e salines en la pnt. vila de petrer haver preconisat que tinguen per vedada tota la heredat del molt.Iltre.Seor don Juan Coloma en Noguera (la serra que est damunt Ella desde lo mo rral del talech on hiha un mollo de pedres dreta linea deues Sax fi ns la Colla on hiha altre moho en vista de Sax e tota la solana E pea fi ns la ombra e tot lo alta de dita serra) en tota la cual partida axi bestiars Ile manters com ca9adors, ni ninguna altra persona no sia gosada entrahi en pena de seixanta sous explicadors lo ters al acusador e le ters al dit m. Ills.e Sr. amo de dita heretat e lo altre ters a la Illma. Sra. en la cual pena se carreguen los que entraran a seixanta pases de la font e de tota la al caduffada de Noguera deues Petrel o deues Elda / la qual crida feu en presentia de Just y Jurats y molt altres persones. Fer/dez no y Sorina. Otro documento que demuestra que Santa Brbara era aquel mar quesado de Noguera establecido en fecha que ignoramos (5) es el que re coge los testimonios prestados en 1735 en el acto para su delimitacin, apeo y amojonamiento y cuyo fragmento ms interesante dice as: (5) Atienza, en su Diccionario nobiliario dice que en 1670 le fue concedido este marque sado a don Antonio Coloma, sin especificar si este fue el primer marqus o si este ttulo lo obtena por sucesin. 169 ... en cumplimiento de su encargo y segn las individuales noticias que el testigo tiene de sus mayores y mas ancianos y de lo que ha uisto observar y practicar sobre el territorio que llaman de Noguera, ha pasado a reconocer aquel juntamente con dif.s ves.os de la pnte vila y la de Pe trel, al qual solamt.e consiste en la hermita de Santa Brbara, casa de la habit.n del ermitao que est anexa y huertesilla que al pnts. se haya plantada de higueras, olivos, parras y otros rboles... ... y tambin sabe que no goza, ni posee, ninguna renta, regala, montes, pastos, prados, ni dehessas, porque los confinantes y cikcunvezinos pertenecen a ambas vi llas de Elda y de Petrel. (6) El establecimiento de este marquesado con las prohibiciones subsi guientes de introducirse en l los vecinos de Elda o de Petrel, no acab con las cuestiones que originaba el aprovechamiento de las aguas, cues tiones que durante largos siglos emponzoaron las relaciones de dos pue blos hermanados por la razn suprema de la geografa. Hoy, Santa Br bara es un lugar tranquilo y verdeante, cuya frescura y placidez es patri monio comn de los vecinos de ambos pueblos, aunque en lo administra tivo sea uno ms entre los caseros que Petrel tiene en su dilatado y pin toresco trmino. Pero las aguas que brotan de la fuentecilla siguieron sa tisfaciendo las necesidades de nuestra ciudad en lo referente al preciado lquido. VII. Ceremonia de eleccin de jurados Transcribo a continuacin un interesante documento que nos mues tra las frmulas y ceremonias con las que se efectuaba la eleccin de los jurados o justicias que deban regir el Ayuntamiento de Elda durante el ao siguiente a su eleccin. El documento figuraba en un libro hoy desa parecido de archivo municipal titulado Papeles de aguas y la copia que va a continuacin es literal de la transcripcin hecha por Lamberto Amat en su repetido manuscrito: Die XXV `mensis decembris anno anat Doming2 MdlxxVj Jhus Constituidos personalmente en la Iglesia de la Senora Santa Ana parro quial de la presente villa de Elda delante el altar mayor de aquella cele brndose el Santo Oficio de la misma poco antes el sagrado evangelio los Magns. melchor hatap justa diego hatap lugarteniente Gaspar alico Ju han Majorot diego jumeyal jurados de la villa de Elda juntamente con el mag Juhan Falc (ausente que despues jurara Gines milich almotacn) elegidos y nombrados en los dichos of.s en este presente ao mil y qs. se tenta y seis por la Ilma. Seora Isabel de Saa y de Coloma, muger y pro 1 Amat. OIL cit. Parte II, cap. VI. 170 curador general del Ilmo. seor don Juhan Coloma seor de las baronas de Elda, Petrel y salinas, virrey y capitan general por su Mag. en el reino de Cerdea, prometen y juran a nro seor dios y al seal de la cruz e a los santos quatre evangelios de aquel delante de ellos puesto e de sus ma nos derechas corporalmente tocados e jurados en el libro misal donde se celebra el diuinal oficio en manos y poder del muy mag. Gaspar remiro gouernador e batle de las dhas villas delda, Petrer y salinas que tanto quanto tendran la administraci de los dhos) oficios Respectivamente los regiran o administrarn bie) y lealmente y con igualdad y tendrn y guar darn just. en lo que ser su administraci6) a las personas que les deman daran pospuesto todo, odio, amor, rancor, mala voluntad, parents, cove zindad, e para administrar los oficios tomarn consejo y parecer con bue nos y leales ombres y sabios y aquellos publicarn y promulgarn y aque llos guardarn ygualmente y no tomarn ningunas penas de quanto guar dando en todo y por todo el servicio de nro, seor dios y la fidelidad de la dha Ilma. Sea y observarn e en todas las dhas cosas los fueron y privi legios del presente reino, pregmaticas y buenas costumbres de la presente villa delda y todas las dhas) cosas harn y nro seor dios les ayude y sus santos quatro evangelios. Testigos presentes fueron) los mag.s damian Ri co y Alonso de montaluo y guando a la fi rma y jura del mag juan falc otro de los dhos) testigos. El presente auto de eleccin) de los dhos) mag.s oficiales y jura de aquellos es estado sacado de los libros y registros de la corte de la gouer nacin y baila de la dha villa delda por mi Franc fernandez por autori dad apostlica y real notario pblico en todo el presente reino de Vala y escribano de dha) corte a instancia de los dhos) seores oficiales y consejo de la villa delda por su yntereses y por que f sea dada y atribuida yo di cho notario fi ze aqu este mio y acostumbrado signo Lugar del sig no Franc fernandez not. (7) VIII. Las Cortes de Monzn en 1563 En las Cortes convocadas en septiembre de 1563 en Monzn por don Felipe II y a las que asisti el Rey estuvieron presentes por el brazo noble (7) !bici. , parte II, cap. XI. (Todos estos documentos figuraban en diversos libros del ar chivo municipal que actualmente han desaparecido y mi intencin al hacer copia de ellos es el que no se pierda totalmente su texto, debido a no estar impresos sino figuran do nicamente en el manuscrito de don Lamberto Amat, del cual slo se conocen dos copias. Es fcil de presumir que si se produjera, como es muy probable. la prdida o destruccin de estas copias, Elda perdera unos importantes o interesantes documentos que iluminan zonas oscuras de su historia. Por ello es por lo que repetidamente hago uso de la valiosa documentacin contenida en dichos manuscritos, siempre indicando, como es de justicia, la fuente de donde he tomado los datos. 171 el seor de Elda, don Juan Coloma, y por las ciudades y villas de realen go, entre otros representantes de poblaciones del reino, los sndicos de El da. IX. Creacin del obispado de Orihuela En Julio de 1564 el Papa Po IV expidi una Bula por la cual se creaba el obispado de Orihuela, segregado del de Cartagena. Los lmites de este nuevo obispado incluan por el norte a las poblaciones de Elda y Petrel, como lmite del mismo, por cuando 5ax y Villena continuaban adscritas a la sede cartagenera, continuando la dicesis orcelitana en los enclaves de Caudete y Ayora. 172 ELDA EN EL SIGLO XVII 173 I. Fundacin de la Capellana del Rosario El siglo XVII, que deba traer a Elda el precioso regalo de sus San tsimos Patronos, se abre con una nota religiosa: la fundacin de la Cape llana del Rosario. Por aquel tiempo, la iglesia parroquial de Santa Ana comprenda, segn Amat, (1) el mismo espacio que la mezquita musulma na que anteriormente haba sido, o sea, un rectngulo con un modesto al tar y dos pequeos altares o capillitas a derecha e izquierda, junto con la pequea capilla dedicada a la Virgen del Rosario que haba sido cons truida por los Abades y Beltranes de Elda, familia compuesta por precla ros eldenses que ocupaban puestos importantes en la iglesia y la adminis tracin a finales del siglo XVI. Como complemento de esta fundacin y demostracin del cario que tenan a la iglesia de su pueblo natal, los mismos benefactores, que fueron cannigos del Arzobispo de Sevilla, fun daron la Capellana del Rosario, por escritura de 11 de abril de 1600, autorizada por el notario de la villa de Elda Cosme Alzamora y en la que manifestaban que considerant que a nostres propies despeses havem fet e construhit en la Iglesia Parroquial de la Benaventurada Santa Anna, de la present vila de Elda una Capella y retaule sots invocaci6 de Nostra Se ora del Roser, en la qual estn instituhides les Cofradies de Nostra Se ora del Roser; Santisim Nom de Jess, en que o en lo qual estn les nos tres armes del nom de Abad y en tenim en altres parts com en dita Cape lla... cedan fi ncas por un valor suficiente para el mantenimiento de esta Capellana, fi ncas que sirvieron a este fi n hasta 1855 en que volvieron a los descendientes de los donantes en virtud de la Ley de Desamortizacin, si bien estos satisfacen el cumplimiento de las cargas a que estaban afectas. (2) Entre las pinturas que decoraban esta Capilla destacaba por su mri (1) 01). cit. I parte, cap. VII. (2) *Tanto el prrafo entrecomillado, como el fragmento de la escritura de fundacin, en valenciano, estn tomados literalmente de L. Amat, ob. cit., cap. VII de la I parte, pg. 67 175 to artstico un magnfico retablo pintado por el clebre artista valenciano Cristbal Llorens en 1592. (3) * * * OTRAS CAPELLANIAS Como ampliacin a este breve captulo y contribucin a ambientar este repaso a la Elda del siglo XVII incluye referencia de otras dos funda ciones, una la denominada Fundacin Piadosa Misa de Alba, fundada por Roque Daroca en 1665 para celebrar una Misa diaria al toque de al ba y otra llamada Capellana del Santsimo Cristo fundada por doa Catalina Vasques, viuda de Gernimo Alfaro, el 16 de diciembre de 1663 para que todos los domingos se dijera una Misa rezada ante el altar del Santsimo Cristo del Buen Suceso. (4) II. La venida de las imgenes (1604) El ao 1604 est grabado en los fastos de la historia eldense como un ao crucial e imborrable, impregnado para siempre de irrealidad y leyen da. En 1604 es cuando la Iglesia Parroquial de Santa Ana recibe las jo yas inapreciables que son las imgenes del Satsimo Cristo del Buen Suce so y de la Santsima Virgen de la Salud, que desde entonces han reinado en el corazn de los eldenses y en pocas de grandes preocupaciones han sido invocadas por stos con piadosas rogativas, preces y procesiones, habiendo experimentado el benfico influjo de su proteccin como en crnicas literario -histricas publicadas en nuestra ciudad en diversas po cas hemos podido leer. La tradicin popular, recogida por don Gonzalo Sempere Juan (5) y Lamberto Amat (6), adems de otros escritores de menor autoridad, nos dice que en el ario 1604 habiendo acabado don Antonio Coloma, Conde de Elda, de ejercer su virreinato en Cerdea y disponindose a dejar la isla para volver a su casern solariego junto al Vinalop, se le pre sentaron dos gallardos jvenes vestidos de peregrinos rogando a Su Excelencia se dignase admitir a bordo dos cajas que traan con desti no a Alicante, a lo que accedi, sealndoles la hora en que haba de hacerse a la mar el barco. ( i) Barn de Alcalal. Diccionario biogrfico de artistas valencianos. Valencia, 1897: Pin t por sesenta libras en 1592 el retablo del Rosario de la Iglesia de Elda. (4) Cuaderno titulado Relacin de las fundaciones piadosas de la Parroquia de Santa Ana de Elda en el Archivo Parroquial. (5) Noticia interesante para los hijos de Elda. Orihuela, 1876. (6) 01), cit. repetidamente. 176 NRA. NRA. DE LA. SALUD Ntra. Sra. de la Salud 177 Los jvenes entregaron las cajas, pero ya no volvieron a ser vistos pe se a que se les busc, antes de zarpar, por la ciudad de Cagliari, residen cia del Virrey. Hechos a la mar sin ellos, el viaje fue feliz gozando en todo l de un tiempo bonancible. Llegados a Alicante, se extrajeron las cajas del barco y entonces se not que llevaban en sus tapas una inscripcin que deca Para Elda. Comunicado sto al Conde y considerndose ste con dere cho a conocer el contenido de dichas cajas, por ser el seor territorial de esta villa, las mand abrir, apareciendo en una la deslumbrante imagen de una preciosa Virgen, artsticamente adornada, y en la otra un Santsi mo Cristo clavado en la cruz, de severa y majestuosa traza. Gonzalo Sempere, prroco de Santa Ana en el pasado siglo y Mayor domo de la Virgen de la Salud, en su encendida devocin por sus Patro nos, se imagina esta escena de esta manera tiernamente ingenua: No hay entendimiento humano que pueda comprender, ni lengua que pueda expresar lo que pasara en el interior de Su Excelencia; en el momento hara partcipes a todos sus familiares de su extraordinaria sa tisfaccin, y dara aviso a las autoridades de esta villa, quienes al recibir tan fausta nueva, como enagenados, no sabran el modo de hacerlo enten der al pueblo... (7) Hasta aqu la tradicin popular y admitida secularmente, a la que queremos aadir una variante que tambin es frecuentemente revivida aun cuando no la he podido hallar hasta ahora impresa o manuscrita en ninguna parte. Quiere esta versin que los rtulos de las cajas que contenan las imgenes y en las que hemos dicho se lea Para Elda estuviesen borro sos o no pudiera dilucidarse concretamente si eran para Elda o para No velda. Para disipar esta duda se acord un a modo de juicio de Dios. Conducidas las cajas en una carreta tirada por bueyes desde Alican te hacia Elda se hizo un alto antes de llegar a la bifurcacin de caminos cuyas direcciones eran las de Elda y Novelda. Entonces se vend los ojos a los dos bueyes y se les dej andar sin que nadie los guiara, para que ellos fueran por el camino que Dios quisiera, lo que sera demostracin de la voluntad divina del destino al que deban llegar las imgenes. A este juicio de Dios asistan las autoridades de ambas villas y gran cantidad de vecinos de uno y otro pueblo. Los bueyes, tras un momento de vacilacin, arrancaron fi rmemente por el camino que conduca a Elda, decisin que fue acatada noblemente por los noveldenses y celebrada con alegra por nuestros antepasados. Ni en un caso ni en otro tenemos documentacin alguna que apoye estas versiones, por lo que tenemos que recogerlas exclusivamente como (7) (, Sernpere: Noticia interesante. . . , pg. 7. 178 tradicin popular secularmente admitida. Los dos historiadores y amigos Gonzalo Sempere y Lamberto Amat dicen en sus trabajos que rebuscaron papel por papel los archivos parroquial el primero y municipal el segun do, y ni en uno ni en otro hallaron nada que hiciera relacin a tan sea lado acontecimiento (8). Verdad es tambin que los volmenes de ambos archivos, municipal y parroquial, no se han conservado ntegros, pues ya en vida de estos a mediados del pasado siglo faltaban numerosos vo lmenes, varios de ellos correspondientes a esta poca de principios del XVII. QUIEN TRAJO A NUESTROS PATRONOS Ya hemos dicho ms arriba que fue don Antonio Coloma, Conde de Elda, pero ste punto merece una explicacin por cuanto los dos autores eldenses citados, as como otros posteriores, dicen que fue don Luis An tonio Coloma, segundo Conde de Elda. Lo mismo se puede leer en la base de una antigua estampa de la Virgen grabada en acero en la que se manifiesta haberla trado de Cerdea el indicado D. Luis Antonio Colo ma. Esta afirmacin fue rebatida por el escritor local Domingo Toms Vera Maestre que en un trabajo titulado como este captulo: Quin tra jo a nuestros patronos (9) intent demostrar su tesis por medio de un ex pediente para fijar la fecha de nacimiento del segundo Conde de Elda, don Antonio Coloma, expediente que se realizaba a instancia del nieto del Conde, el Ilmo. D. Carlos Coloma, Arcediano de Jtiya en la Metropolita na de Valencia y Gran Conseller del Reino, hijo tambin de esta villa al parecer. En realidad todo este expediente slo era aducido por Vera Maestre para demostrar que Luis Antonio no era otro nombre de don Antonio y que ambos eran, no una misma persona, sino que don Antonio era el mayor y don Luis uno de los hermanos. Por ello asegura que ... Es cierto que este seor (don Luis Antonio) fue hermano del segundo Conde, hijos del celebrado poeta, el Illustrsimo don Juan Coloma, Virrey de Cer dea y primero que llev el ttulo y seoro de Elda, Petrel y Salinas; pe ro su heredero en ttulos y seoro lo fue su primognito, don Antonio Co loma... (10). No hemos podido confirmar la existencia de este hermano llamado Luis Antonio; Rico y Montero no hacen alusin a l al escribir (11) que (8) . . . en los muchos aos que he tenido a mi cargo el archivo parroquial, habindome dedicado ms de una vez con este objeto a registrar los libros y papeles, nada he encon trado.. . (G. Sempere, ob. cit. , pg. 5) Ni en el archivo de la Parroquia ni en el del Ayuntamiento resulta nada escrito respecto a la poca de la venida de las imgenes. . . Amat, ob. cit. I. captulo XIII). (9) Publicado en la revista El Centenario, Elda, 1903-1904, pgina 21 y ss. Trabajo in concluso por muerte del autor. (10) El Centenario, pgina 21. (11) Ensayo bio-bibliogrfico de escritores de Alicante y su provincia. Epgrafe Juan Colo ma, tomo!, pg. 31-2. 179 don Juan Coloma tuvo siete hijos y siete hijas, pues slo menciona por sus nombres a los cuatro que fueron Capitanes Generales, o sea a don Antonio, don Alonso, don Francisco y don Carlos. Pero no cabe ninguna duda de que fue Antonio Coloma quien trajo las imgenes para Elda, pues Toda y Guell (12) y Francisco de Vico (13), que se ocupan de nuestro egregio paisano en sus obras, lo mencionan, el primero como Illustrisim sr. Don Antn Coloma Calvillo Compte de Elda, seor de la barona de Petrell, Alcayt del Castell de Alacant, Lloctinent y Capit General por sa Magestad en lo present Regne de Sarderia (14); y el segundo lo cita co mo Don Antonio Coloma, Conde Delda (15), coincidiendo en que aca b su virreinato en 1604 en que se hizo cargo don Iayme de Aragall. (16). Creo que la cuestin no ofrece dudas y que se le debe dar a Domin go Toms Vera el justo honor de haber situado las cosas en su lugar, su perando uno de los puntos errneos de Amat. * * * La llegada de las imgenes al pueblo es motivo para que el fervor mariano de los cronistas antes citados se manifieste en pginas ms lle nas de amor y ternura que de rigorismo y exactitud histrica, como vemos en las que dicen: ... llegado el momento, engalanadas las casas y las calles disputn dose todos quin hara ms, se agrupan las gentes a la entrada de la vi lla; el estampido de la plvora y el vuelo de las campanas anuncian su llegada, y el Cura y el clero, autoridades y Municipio se disputan quin ser el primero que ha de besar aquellos sagrados rostros; todos satisfa cen sus deseos derramando copiosas lgrimas y prorrumpiendo en ince santes vivas y aclamaciones, forman una lucida y devota procesin con duciendo las Santas Imgenes a la Iglesia y las colocan inmediatamente al altar mayor... (17). En los primeros aos de la estancia de las imgenes en la iglesia el dense no se les daba el nombre de Santsima Virgen de la Salud y de Santsimo Cristo del Buen Suceso con los que desde hace siglos se les ve nera. El primero no se concedi hasta el 1648 como veremos ms adelan te, y el segundo en 1714. Hasta entonces, a la Virgen se la denominaba Madre de Dios o para (12) Bibliografa espaola de Cerdea. Madrid, MDCCCXC. (13) Historia general de la isla y reyno de Cerdea. Barcelona, MDCXXXIX. (14) Ob. cit. , pg. 98. (15) Ob. cit. (16) Ibid. (17) Gonzalo Sempere, ob. cit. , pg. 8. 180 IMAGEN DEL Siv1 0 CRISTO DEL BUEN SUCESO, er., 1 Imagen del Stmo. Cristo del Buen Suceso 181 ser ms exactos Mare de Deu en el dialecto valenciano que entonces se hablaba en Elda. As lo afirma Lamberto Amat (18) y en los libros del Archivo Municipal inmediatamente siguientes a la concesin del ttulo se la nombra como Marc de Deu de la Salut. (19) Sin embargo, en los primeros aos de su estancia en Elda debi reci bir otra advocacin, posiblemente la de Nuestra Seora de la Concepcin. Nos lo hace suponer la siguiente nota de la visita pastoral realizada por el Ilmo. y Revdmo. fray Andrs Balaguer el da 2 de octubre de 1607 y que dice as: Despus de visitado el Altar Mayor se dirigi a los dems altares el Canonge Juan Bapte. Forner, official vicari e visitador general: lo altar de Na.Sra. de la Concepci que est en la mateixa parte del altarmayor, a la part de la epstola, lo qual troba molt b aderecat y dins la dita paret una imatge de Na.Sra. de la Concepci de bulto vestida de un hbit de tafat blanch e un escapulari de tafat blanch ab una corona de argent. Lo al tar del Sanitisim Crucifix que est en dita paret del altar mayor a la part del evangeli y troba lo dit altar be aderecat y damn lo dit altar la fi ga de Christo N. Seor posat en la creu arrimada la creu a dita part e per que estava ab molta mas decencia siscaua dita paret y sfa en ella a mo do de una altra capelleta como esta la dessus dita nra. Sra. de la Concep ci, prouch e mana que dins de cuatro mesos se fasa dita capelleta. (20) Tambin menciona esta visita otra capilla del altar de Ntra. Seora del Rosario que est a la parte de la epstola y front la porta de dita es glesia, pero esta no ofrece duda alguna puesto que sabemos exista ya a fi nales del pasado siglo como lo demuestra la antes citada escritura de fundacin de la Capellana del Rosario y otros datos que hemos reseado anteriormente. (21) No creemos que una iglesia casi recin fundada y perteneciente a una comunidad pobre como era la villa de Elda (que entonces deba tener de mil quinientos a dos mil vecinos y la mayor parte de ellos moriscos o cristianos nuevos) tuviera dos imgenes de bulto de la Virgen antes del regalo de 1604. Por ello creo debemos admitir como cierto que tanto la imagen de Ntra. Sra. de la Concepcin como el Santsimo Crucifijo que estaban en 1607 a ambos lados del altar mayor, segn dice el informe de esta visita pastoral, eran las mismas imgenes que ahora son Patronas de la ciudad de Elda. * * * (18) Ob. cit. I parte, cap. XIII. (19) Clavarias 1612, Archivo Municipal de Elda. Contiene muchos aos sueltos sin conti nuidad. (2(1) L. Amat, ob. cit. Parte 1, cap. VII. (21) Vase el captulo anterior Fundacin de la Capellana del Rosario. 182 Para terminar con la relacin de este solemne fasto eldense de la lle gada de las imgenes, daremos una sucinta resea de las rememoraciones que anualmente se celebran en nuestra ciudad. No podemos fijar la fecha del comienzo de las fiestas, por no poseer datos fi dedignos, pero creemos que comenzaran al iniciar la Iglesia sus funciones litrgicas, celebrando la fi esta religiosa del nacimiento de la Virgen el ocho de septiembre y se mantendra as constantemente, incorporndose ms tarde al sentido ge neral de esta fi esta universal el especfico de honrar a la Virgen Patrona del Pueblo. Por aquel tiempo principios del siglo XVII la fi esta mayor del pueblo era Santa Ana, en el mes de julio, fi esta que hoy ha perdido im portancia en el mbito local al mismo tiempo que se engrandece la dedi cada a la Virgen en Septiembre. En los libros parroquiales no he podido hallar nada sobre este tema, pero en los libros de cuentas o clavarias del Archivo Municipal s que encontramos de vez en cuando alguna refe rencia a gastos o limosnas hechos con motivo de las fi estas. Mientras las que se refieren a la festa de la mare de deu son breves y espaciadas re ducindose a limosnas dadas y gasto de cera para las procesiones, pode mos leer en la relacin de gastos de una de las fi estas de Santa Ana en la que estuvieron presentes los Condes de Elda, hacindose una corrida de toros, probablemente tomando como coso la plaza de Arriba, en la que se cerraran los accesos como hoy se hace en muchos puebros espaoles, y utilizando como toril la boca de la calle en ngulo que an hoy conserva este nombre y da entrada a la plaza citada desde la iglesia. El texto origi nal de la nota de referencia es as: Ittem dos lliures de carn y un cap de macho que donaren los jurats de almoyna lo dia de la i.Santa Ana... Ittem de fer los torils y taulats del Sres. Condes y de la vila per als bous ques correguesen en dita festa de la G. Sta. Ana... Ittem a Martin Carrin per sis dotsenes de garrochas per al toros de dita festa... Ittem a Anthoni Gomes confiter pero los dol ses e confituras ques prengueren pera el refresch dona dita vila al S.Con de y para dita vila... Ittem de un canter de v para el refresch de dita fes ta... (22) Pero lentamente la fi esta de septiembre en honor de la Virgen fue adquiriendo mayor preponderancia y ya en 1804, con motivo del II cente nario de la Venida se hizo una gran festividad con una curiosa loa o representacin potico -teatral del acontecimiento de la venida, cuyo tex to no ha llegado hasta nosotros. Posteriormente se incorpor a la solemne procesin que se haca los das 8 y 9, un barco de madera, representan do una galera espaola de la poca, con una dotacin de marineros in fantiles precedidos por dos parejas de peregrinos portadores de las cajas simblicas en cuyas tapas tambin se lee el tradicional rtulo: Para El da. Estos peregrinos y este barco son smbolos que todos los aos actua (2 Clavarias 1612 (Cuentas del ao 1624. Archivo Municipal de Elda). 183 lizan la milagrosa leyenda de la Venida, renovando, entre el alboroto in fantil de la tripulacin, la memorable jornada del siglo que estudia esta parte de mi Historia. III. La expulsin de los moriscos (1609) Durante los trescientos cincuenta aos que mediaron entre la recon quista de Elda y la expulsin de los moriscos, vivieron estos en paz y tranquilidad en el valle, convertidos formularia o fi elmente al catoli cismo, haciendo fructificar las tierras eldenses, creando industrias y sir viendo con su esfuerzo al progreso de la pequea patria en la que haban nacido y a la que amaban como tal. Haba en Elda, antes de la expulsin, 360 familias de cristianos nue vos y 80 de cristianos viejos (23) por lo que para el pueblo debi caer como una bomba la orden tajante, perentoria y sbita, de abandonar sus casas y sus tierras, tan solo con los bienes que pudieran llevarse encima para su sustento, dirigindose, vigilados por la soldadesca, al puerto de Alican te para desde all ser transportados a las playas africanas. Los seores que tenan vasallos moriscos eran reacios a desprenderse de tan laborio sos sbditos, pero la orden del rey don Felipe III deba ser acatada pues, en la forma que fundamentaba los motivos de la expulsin hubiera sido declararse traidor a la corona al intentar eludirla o desobedecerla. Vase el texto de la carta que el rey envi al Conde de Elda, don Antonio Colo ma, probablemente escrita en parecidos trminos que lo hara con cada uno de los seores que tenan vasallos moriscos: El Rey.- Egregio Conde de Elda. Pariente. Muy entendido teneis lo que por tan largo discurso de aos se ha procurado la conversin de los christianos nuevos del Reyno de Valencia, los gestos de gracia que (se) hi cieron para instituhirlos en nuestra Santa Fe, y lo poco que todo ello ha aprovechado pues no se ha visto que ninguno se haya convertido sino an tes crecido de da en da en su obstinacin y el deseo y voluntad que siempre han tenido de maquinar contra estos Reyes y aun el peligro e irreparables daos que disimular con ellos poda suceder, se me represen t arios ha por muchos muy doctos y santos hombres exhortndome al buen remedio a que en conciencia estaba obligado para aplaxar a Nues tro Seor que tan ofendido estaba de aquella Gente, asegurndome que podra sin ningn escrupulo castigallos en la vida y haziendas porque la notoriedd y continuacin de sus Delitos y la atrocidad y gravedad de (23) En las letras apostlicas expedidas por Clemente VIII en 28 de marzo de 1602 aproban do la creacin de una rectora en la Iglesia de Elda se dice que este pueblo constaba de trescientas sesenta casas de nuevos convertidos a la Fe y de ochenta de cristianos vie jos. (L. Amat, Elda, parte 1, cap. XI). 184 ellos los tena convencidos de ereges Apostatas y prodiciores de Su Ma gestad Divina y humana, y aunque siendo esto ansi pudiera proceder con tra ellos con el rigor que sus culpas merecen, todava deseando reducirlos por medios suaves y blandos, la Junta que haba entendido con fin de or denar una nueva institucin y conversin para mayor justificacin y ver si podia escusar el sacallos, pero haviendo despues sabido por diversas y muy ciertas vias, que los del Reyno de Valencia dho. y los de Castilla pa savan adelante en su daada intencin pues al mismo tiempo que se tra tava de su reduccin embiaron personas a Constantinopla y Marruecos a tratar con el Turco y con el Rey Mularcidan, pidiendoles que el ario que viene embiasen sus fuerzas en su ayuda y socorro, asegurndoles que ha llaran ciento y cinquenta mil hombres tan moros como los de Berbera que los asistiran con sus vidas y haziendas y que la empresa sera fcil por estar estos Reynos muy faltos de gente, armas y exercicio militar y que demas de esto trahen tambin sus plticas e inteligencias con ereges y otros Principes que aborrecen la grandeza de nuestra Monarqua, y los Vnos y los Otros les han ofrecido ayudarlos con todas sus fuerzas y el Turco, para imbiar su Armada se sabe por cosa cierta que se ha concer tado con el Perciano y con sus rebeldes que le traher ocupado, y el rey Mularcidn va estableciendo su Reyno y ha tratado con los Ereges de las tierras martimas del Setentrin que le acomoden de navos para pasar aqu con su gente y se le han concedido, y si estos y los dems enemigos nuestros cargan a un mismo tiempo nos veremos en el peligro que se de xa entender. Considerando pues todo lo susodicho y deseando cumplir con la obligacin que tengo de procurar la seguridad y conservacin de mis Reynos y en particular la del de Valencia y de los buenos y fi eles sb ditos de l por ser mas eminente su peligro y que cese la erega y Aposta sia de aquella mala seta y Gente de que nuestro Seor est tan ofendido despus de haverla encomendado y hecho encomendar mucho este nego cio confiado en su divino favor por lo que importa a su honra y gloria. He resuelto que se saquen los Moros todos que hay en l en la forma que en tenderis, y aunque el celo que tenis de servicio de Dios y mio y de la se guridad y conservaz.n del dho Reyno y de vuestras personas, que yo tanto amo y estimo me asegura que entenderis este negocio como l es, y quan forzosa y saludable es la resolucin que he tomado y que acudir a facili tar la execucin de ella, todava he querido avisaros de las causas que me han movido a tomarla y a encargaros como lo hago muy afectuosamente deis exemplo a los dems seores de Vasallos Moriscos del dho.Reyno con dar a entender a los Vuestros que procedindoles justamente castigar en las vidas y haziendas es mucha merced la que les hago en dexarlos yr (Y) que puedan allegar sus bienes muebles, los que pudieran sobre sus per sonas solas para ayuda a su sustento, que puesto se ha de executar; si es que por ningn caso ni respeto se admita otro medio. Ser de gran mo mento que los dems vean lo que vos hacis para que ellos hagan lo mis mo y porque yo he cometido la execuzin de hazer conducir esta Gente a los puertos donde se haya de embarcar, al Maestre de Campo General 185 don Agustin Mega de mi Consejo de Guerra os encargo mucho tengis con l muy buena correspondencia y le hagis asistir en lo que os advir tiere que conviene, que dems de lo que hicierades en su cumplimiento de lo arriba referido ser conforme a la obligacin de verdadero christia no y fi el vasallo. y Yo recibir de Vos el mas agradable servicio que me podis hacer y adems que del marqus de Carabaca entenderis la parte que se ha de tocar de las haziendas de vuestros vasallos. Estat cierto de que acudir al reparo del Dao y descomodidad que de la falta de ellos se os siguiere por todas las vas que pudiere y para todo lo que tocase a la execuzin me remito a lo que el Virrey os dir de mi parte mandndoos y encargandoos que ass lo executis y tumplis. De Santo Lorenzo a once de setiembre ario mil seiscientos nueve. Yo el Rey. (24) Conforme se le prevena en la Real Carta, el Conde de Elda cumpli la orden, sacando el da 4 de octubre a los moriscos, sus vasallos, de Elda y Petrel y llevndolos al puerto de Alicante donde fueron embarcados en las galeras de la Armada del Maestre de Campo General, don Agustn Meja, puestas a cargo del Conde de Elda como Capitn General de la Armada las galeras en la que iban conducidos sus vasallos y llevndolos a las playas de Berbera donde los desembarc. (25) Segn Amat (26) no fueron 360 familias las que salieron, sino 104, pe ro sea cualquiera que sea el nmero total, lo cierto es que Elda, como to dos los pueblos levantinos donde la mayor parte de la agricultura y la in dustria estaban en manos de moriscos, cay en un colapso econmico. Naturalmente, quienes sufrieron inmediatamente el dao que causa ba a los pueblos la ausencia de estos industriosos vecinos fueron los seo res de pueblos medio despoblados (y algunos por entero) por la expulsin. Al Conde de Elda y para remediar los perjuicios causados por la expul sin de sus vasallos se le otorg privilegio concedindole cierta cantidad. (27) Pero esta situacin no se prolong, pues seguidamente comenzaron a (24) Archivo Municipal. Elda. Real Provisin 1746, folio 10 y ss. (25) . . . lo dit seor Compte porta tots los moriscos sus vasalls de les viles de Elda y de Pe trer a la ciutat de Alacant a embarcar segons embarca aquells en les dites Galeres de son carrech y condy aquelles a la costa Berbera hon los desembarc.. . (Real Provi sin 1746, folio 12 vuelto. Archivo Municipal. Elda). (26) . . . consignaremos ahora que de esta secta salieron ciento cuatro familias que moraban en este pueblo; que habitaban a la sazn entre ellas sesenta y cinco de cristianos y que con los nuevos pobladores llegaron estas familias cristianas a 140 a fines de 1611. . consideramos ciertos estos datos porque los hemos tomado de dicha carta (puebla) de los libros de Hacienda que rigieron hasta el da de la expulsin y de los que se forma ron de los nuevos pobladores. . . (L. Amat. Ob. cit. Parte 1, cap. VII). (27) Privilegio concediendo al Conde de Elda cierta cantidad por los perjuicios de la expul sin de los moriscos. (Archivo General del Reino de Valencia. Llibre de manamens y empars.). 186 ( 1 , i r trIto Id 4//7. ,, Y1e7) / LZ-,00 o ) --) y a., )...e.0 1 4# a /1.41- 9 .a.) C -s 2...,(-e.41 X G.-- // , 1.010e i c f e -zt,9610 e...4 cf 1,0 tze /1., Cif , (4 , )1 7-.4fl PIO X 37 .0 I * 1 Ay el, [X. a 11 C,X Ata 1.14r1..0 a . 1 1, ( . L.8 C ( ee1.64) ( 11--d .9 _9 j tia be+ ri 9 ur ttori, e4 1 (ojo. 3 y: 9., 1.-..# 8 ti-714.9.to i-ar Y l...04.ty1 40 r:If i a yL. %. Y Id a eAlo...) , fr e-od y a...e..y,. e oral yrw/a4 ceLaten !Po - 7 -4bt eziel f. e - t,..1 1, 912~124:3 ) k2,41e17-1,A c.L9e.497.) 1y . t/i~ karrn,lx.e.1 c4r , -,19~ . czi k.4fr.L...4Z)Inzgjo ci. i ytze ( /Me Y/Ud:C., ei.4 ottia-CAro ~tac_ d/( c , 1 ti-M4in bet. fet.41. Ve+249:3112 99.9.4frrar , crhj et.,91,/ 9 , y ha..eip..9..s (779.14.0_11, nolzazzlerw i y ro 11...1J.42.i.j... t,..L.t4 alet~ , y tZ CZYX-LM.: , (.;p 187 llegar a estas tierras, de cultivo fcil y cosecha prdiga, cientos de fami lias de tierra adentro, para instalarse en los hogares abandonados y cui dar y hacer fructificar los huertos y sembrados sin dueo, amparadas pa ra todos ello en la autoridad del Conde que les otorgaba las tierras y ca sas en enfiteusis, debiendo pagar a este todos los pechos y gabelas que antes tuvieran. Para ordenar esta afluencia de nuevos pobladores y regular el asenta miento de los que fueran viniendo, el Conde de Elda estableci y concor d con los vecinos de sus villas de Elda y Petrel, antiguos y nuevos, las respectivas Cartas de Poblacin o Carta -Pueblas. La de Petrel se reali z y convino ante Juan Beltrn, notario. el 19 de agosto de 1611, y el 11 de noviembre del mismo ao se estableci la de Elda, autorizada por el notario Pablo Alfonso, de la misma villa. (28) No he conseguido encontrar en el Archivo Municipal de Elda el ori ginal o copia de esta interesante Carta -Puebla y nicamente he podido ver algunos captulos sueltos aportados como documentacin probatoria en diversos pleitos con Petrel. (29) Por su inters relevante, voy a reproducir los primeros captulos de esta Carta - que contienen la razn de la necesidad de este convenio y las normas por las que desde entonces debera regirse la villa: Dia once del mes de Noviembre del ario mil seiscientos y onse del Nacimiento de N.S.r Jesuchristi Salvatoris Nostri eiusq. Intemerate Virgi nis Marie Matris Divina Gratia humilites implorata, cunctis pateat evi dent et sit notum: Como el Seor D. Antonio Coloma Calvillo Conde de Elda y seor de la Varona de Petrel y lugar de Salinas, Cavallero del Avi to y horden de S.n tiago, Comendador de Estepa, Alcayde del Castillo de la Ciudad de Alicante, por la Mag.d del Rey D.n Phelipe Tercero por la gracia de Dios Rey de Castilla y de Aragn, y por aquel, Capitn Gene ral de las Galeras de Espaa que residen en el Reyno de Portugal; halla do de pressente en la Villa de Elda, cmo en el ao mil seiscientos nueve (28) Archivo Municipal de Elda Varios papeles interesantes al pueblo de Elda folio 21 y SS. (29) Notas referentes a la existencia, situacin y contenido de esta Carta de Poblacin he mos hallado los siguientes: Doy fe... como entre otro de los libros que se encuentran en el Archivo Capitular de esta Illtre. Noble, leal y fidelsima villa de Elda, cuyo libro se halla con cubiertas de pergamino que comprende todo l quinientas cincuenta y dos foxas tiles y al folio, es foxa, ciento y cinquenta Bto. hasta la foxa ciento sessenta y nueve se hallan los captulos de Poblaz. ny establecimiento de esta dha. villa... (Varios papeles interesantes para el pueblo de Elda, folio 21). Prevengo que los Captulos de Poblacin estn en el Proceso de la Seora directa que gan esta villa contra su Dueo (Nota en el libro de Clavarias 1756-57 Archivo Mu nicipal de Elda). Los captulos 1, 2 y 3 en Varios papeles, etc. fols. 21 y ss. ; los 13 y 20 en Real Pro visin de 1743, fols. 13 y 17. 188 fue Su M ag.d servido por las Causas y motivos contenidos en la Real Car ta, Premtica y Vando, y aun por las que fue servido escrivir al dho.seor Conde por su Real letra, que es del tenor sigte. (Aqu viene el texto ntegro de la carta del Rey copiada anteriormente) Andres de Prada mand para que saliesen de todos los Reynos de Espaa todos los moris cos que avitavan en el presente Reyno de Valencia y los bienes citios de aquellos aplica a los Seores de dhas villas y lugares donde avitavan, la qual orden y mandato se ha echo y se ha puesto en execuzin en quatro dias del Mes de octubre de dho ario el seor Conde lleva a todos los Mo riscos sus vasallos de las villas de Elda y Petrel a la ciudad de Alicante y los embarcara y transportara a las costas de Berbera a donde los desem barcara y oy se halla en el trmino de dha. villa de Elda para repartir en tre las personas que hayan de avitar en aquella y entre los vezinos anti guos Christianos viejos de dicha villa, y establezerles las Casas, tierras, campos y plantados, en huerta y secano, y Agua y heredades que dexaren los Moriscos. Por tanto efectuando la dha Poblaz.n aviendo confabulado y tratado y efectuado los pautos y condiciones con los que los dhos nuevos pobladores aczeptavan los dhos partidos y repartim.o de tierras para que aquellos comodam.te puedan sustentarse y con particulares estatutos que miran al Govierno y Justicia y adm.n de ella y bien de la repblica, a acordado su seora con los dhos.pobladores a hazer las capitulaz.nes si guientes 1. Y prim.ram.te se ha pactado, avenido y concordado entre su seo ra y dhos nuevos pobladores que aquellos y los antiguos vezinos natura les de la pnt.villa de Elda, en respecto del regim.to de la Republica, ha yan de hazer un cuerpo, de tal manera que aquellos y dhos.nuevos pobla dores sin distincin ni diferencia concurran en los oficios de Justicia, Ju rados, Amotasen, Sobre cequiero, y en otros que convendr establexer en el modo y forma q. baxo se explicar. 2. Ittem se ha consertado que perpetuam.te por el dho. SeorConde de Elda y sus subsesores se hayan cada un ario de elixir y nombrar dos thenientes y un Regente que hayude en las ausencias y impedimentos al dho Justicia Mayor y en saco los thenientes jayan de determinar todas las causas civiles y criminales que por fueros y privilegios del presente Reyno le tocan y son de su jurisdiccin, quatro Jurados, un Amotasen, un Clava rio, un Sobre sequiere y repartidor de las aguas; todos los quales ass ele gidos hayan de jurar y juran en mano y poder del procurador y Bayle de su Seora segn estilo de dho.Comdado y aquellos sirvan los dhos oficios respectivam.te desde el dia que Juraron hasta que hayan jurado los oficia les del ao siguiente, de manera que el exercicio de dhos oficios dure y haya de durar un ao enteramente. 3. Ittem que ass mesmo para la eleccin de dhos.oficios hayan los oficiales que an de salir de su Regm.to hazer una Memoria de Personas honrradas y venemritas; esto es seis para el oficio de Justicia, y para el 189 oficio de Jurado doze, esto es, tres para cada un Jurado, y la memoria de aquellos se le da al dho. Seor Conde u ha su Procurador Gen./ u a la persona que tendr orden y poder de su seora. (30) Con esta ordenanza de nueva Poblacin y los asentamientos correspondientes en las tierras y casas dejadas por los moriscos, volvi a Elda a la normalidad, iniciando una nueva etapa en su historia, desde la cual se comienza el crecimiento de su casco urbano y poblacin en forma lenta pero ininterrumpida. IV. El Hospital de pobres Ya hemos dejado escrito en la parte dedicada al siglo XVI que doa Beatriz de Corella, esposa de don Antonio Coloma dej en testamento otorgado en 1584, heredero de sus bienes a su esposo si le sobreviva, con la condicin de que al fallecimiento de este deberan emplearse dichos bienes en la fundacin de un hospital para los pobres de la villa. La voluntad postrera se cumpli en todas sus partes, pues al fallecer don Antonio Coloma se fund el hospital en las circunstancias que rela ta Lamberto Amat en su manuscrito, basado en documentos del archivo parroquial, hoy en ignorado paradero y que dice as: ... hallndose en esta villa el ilustrsimo y reverendsimo Obispo don Juan Garca y Artes, continuando su Santa Visita el da 11 de septiembre de 1641, requiri al entonces Conde de Elda don Juan Andrs Coloma, que deba ser nieto de aquel, al cumplimiento de la manda de doa Beatriz, a lo que se alla n don Juan y en su virtud celebraron una concordia por escritura pbli ca de la fecha citada, recibida por el notario que a la sazn era de esta villa Marco Juan Aracil, obligndose al Conde a fabricar el hospital des de luego, gastando mil libras y a pagar cada ao y perpetuamente ciento sesenta de renta al mismo, consignando esta suma sobre las rentas deci males que tena en Petrel, disponiendo por su cuenta desde luego una ca sa con dos camas para los pobres enfermos mientras se efectuaba la obra. (31) El Hospital, situado donde hoy est el Colegio de Hermanas Carme litas, en la plazuela llamada placeta del Hospital o de las Monjas, funcion hasta 1837 en que por la supresin de los seoros y abolicin de los diezmos que estos perciban, el entonces Conde se neg a seguir pa gando la pensin, actitud infundada, puesto que esta pensin no estaba puesta sobre los dichos diezmos sino sobre los bienes de la piadosa doa (30) Varios papeles interesantes al pueblo de Elda. Folio 21 y SS. (31) L. Amat. Ob. cit. , parte 1, cap. V. 190 Beatriz. Lo cierto es que cost cinco aos para hacerlo desistir de su ne gativa, acordndose en 1844 lo necesario para que el hospital prosiguiera con su benfica labor, como lo hizo incluso el tiempo que le fue suprimi da la pensin, en que continu prestando su labor gracias a la caridad pblica. Junto al edificio del hospital se cre una ermita, denominada de la Pursima Concepcin, la cual todava existe hoy aunque con distinta edi fi cacin, habiendo tambin cambiado su nombre, pues ahora se llama capilla de las Hermanas Carmelitas. En 1673, el da 8 de septiembre, fue colocada con gran solemnidad una campana, bautizada con el nom bre de Mara de la Concepcin asistiendo el Gobernador del Condado, al caide del Castillo, alcalde y jurados de la villa, personas distinguidas y pueblo en general. (32) De esta forma, y gracias a la bondad de una Condesa de Elda, los pobres de la villa hallaron consuelo y alivio para sus enfermedades duran te ms de doscientos aos. V. Crida de buenas costumbres A quienes buceamos en el pasado de los pueblos nos ocurre, general mente, que de entre las manos abarrotadas de documentos, datos, fechas, nombres y sucesos, se nos escapa lo ms importante de la historia de un pueblo, que es la vida del pueblo mismo, esto es, la vida cotidiana, vulgar y sencilla de las gentes sin historia. Esta existencia no podemos hallarla en los legajos de los archivos ni en las viejas crnicas, pues nunca tuvo re lieve suficiente para justificar el trabajo de un escribano o de un cronis ta, pero, sin embargo, jams llegaremos a conocer a un pueblo si no sabe mos su pequea historia. Pero de vez en cuando hallamos un jirn de sta, en forma de bando, pregn o crida dado en defensa de las buenas costumbres, salvaguardia de las personas decentes y aviso de castigo para quienes se aparten del buen camino, por lo que estos bandos se convierten en algo as como la pequea crnica de las costumbres de un lugar. El primer bando que incluimos contiene tantas prohibiciones que, ciertamente, no sabemos en qu podran distraer sus ocios nuestros ante pasados, pues casi para cada actividad posible en aquellos tiempos haba su correspondiente sancin. As vemos prohibiciones como la de salir a la calle despus de las nueve de la noche, pararse aun de da en cuai quier calle, esquina o puerta; pararse en las fuentes, lavaderos y acequias (32) Archivo Parroquial de Elda. Libro de Matrimonios, bautismos y defunciones, 1640 1680. (Tambin en L. Amat, ob. cit. , mismo lugar que en nota). 191 donde acuden las mujeres, pararse en las puertas de los hornos, etc. Todo ello para quitar toda sospecha y mal ejemplo. El segundo pregn se refiere a la prohibicin de ir por la calle des pus de las nueve, pero dirigido exclusivamente a los- muchachos, por lo que nos parece que este sera ms dificil de hacer cumplir que el anterior. Hagamos la observacin de que la vigencia de estas normas de ciudada na se extiende a todo este siglo probablemente, pues con el mismo texto pueden hallarse en distintas fechas. Hemos tomado el pregn de 1656, in tercalando notas relativas a las modificaciones respecto al del ao 1645: CRIDA O PREGON PUBLICO DEL JUSTICIA DE ELDA EN 1645 y 1656 Ara ojats que os notifiquen y fan a saber de part de sa seo ra el molt illustre conde de elda y anna, mi Seor, y per aquella de part de Joseph Esteve Corella, ciutad Justicia en lo civil y criminal de la pnt. vila de Elda, a tots en general y a casc en particular que ninguna persona de qualsevol estat y condici que sia, sia goza da de huy en avant de portar armes defensives ni offensives ni que excedeixquen de la mida ni desembaynades pots pena de sexanta sous y les armes perdudes aplicadores al oficial que les pendra y quince dies de pres y altres penes a arbitri de sa merced. II Ittem que ninguna persona sia gozada de pasechar por la pnt. vila de dia ni de nit ab pual ni daga fens espasa ara sia en cos o ab capa pots pena de deu lliures conforme a real pragmatica y quince dies de pres y altres a arbitri de sa merced. III Ittem que ning sia gozat en questi alguna llansar ma a pu al ni daga sots pena de sexanta sous y quince dies de pres y al tres a arbitri de sa merced. IV Ittem que ning sia gozat desprs de tocades las nou hores de la nit en avant de pasecharse per la vila ab armes ni sens elles, (en la crida de 1645 se aade ni ab broquers ni rodeles) pots pena de trenta sous y quince dies de pres y les armes perdudes aplica dores als officials que les pendran y altres a arbitri de sa m.d V li tem que ning sia gozat de pararse en ning cant ni carrer, a porta ni fnestra alguna, ni fer cantonades (en 1645, ni fer can talets), ni de nit ni de dia tirar pedrades, pots pena de sexanta sous e quince dies de pres y altres penes a arbitri de sa m.d VI Ittem que ning fadr ni casat sia gozat de pararse en les fonts, Ilauadors y cequies aon llaven les dones y prenen aygua ni a les portes dels forns per llevar tota manera de sospita y mal exemple pots pena de sexanta sous y vint dies de pres y altres a arbitri de sa m.d 192 VII Ittem que ning sia gozat en brega alguna traure escopeta ni altres armes de foch sots pena de sexanta sous y les armes perdu des y altres a arbitri de sa m.d (En 1645 que ningu sia gozat en questi alguna traure escopita ni alcabuc ni allavarda cots pena. etc.) VIII li tem per quant deis jochs se segueixen molts inconvenients en tre els jugadors y en gran desservey de nostre seor Deu per po pro veheix y mana que de la pnt ora de ara en avant ning sia gozat de Jugar a ning genero de joch pots pena de sexanta sous y aix ma teix se adverteix que dia de faena ning sia gozat de jugar a joch de pilota ni altres jochs sens llicencia le sa merced cots pena de vint sous y altres a arbitri de sa m.d IX Ittem se adverteix que per quant en les cases deis Jugadors aon juguen y han molts inconvenients deis quals se segeuix gran desser vey de nostre seor Deu. Per po proveheix y mana que ning sia go zat de tenir joch en sa casa pots pena de que als amos de les cases y los miradors y Jugadors sern executats en pena de sexanta sous y les taules y asientos cremats. (En el de 1645 en vez de asientos se dice cadiras) X Ittem que ning sia gozat de Jurar le nom de Deu, cap, feche, ni altres membres ni de la Mare de Deu ni de sos Sants 9ots pena per cada vegade de cinch sous y al perseverant y pertinaz se li talla r la llengua. XI Ittem que ning sia gozat de nit ni de dia tirar escopetades per la pnt vila pots pena de deu lliures y altres a arbitri de sa merced. (Este artculo no fi guraba en la crida de 1645). XII Ittem que ning sia gozat de arrancar sepa de via de altri 9ots pena de 30 s. de dia y doble de nit y quince dies de pres y altres penes, etc. XIII Ittem que ning sia gozat de pendre olives de olivar de altri ni llea de olivera de heretat de altre sots pena de trenta sous de dia y doble de nit. XIV Ittem que ning trave ni lligue cavalgadures ni les deixe soltes en vias ni bancals de altres en cara que sia bancal erm que estiga entre vias o mallo] pots pena de trenta sous de dia y doble de nit y aix mateix no puguen lligar besties algunes en bancals que esti guen les garbes en aquells pots pena de 30 s/ de dia y doble de nit. XV Ittem que ning sia gozat de portar a la horta ning ruch que no vaja enbosat cots pena de 10 sou. XVI Ittem que ning sia gozat de collir fi gues de figuera de altri lots pena de 20 s. de dia y doble de nit. 193 XVII Ittem que ninguna persona puixa tenir solt ning marrancho aix per la vila como fora de ella ni Gallines cots pena de cinch per cap y de pagar lo dany que faran per la primera vegada y per la se gona doble. (Este artculo fi gura tachado en la Crida de 1656 y no fi gura en la de 1645). Y perque vinga a noticia de tots se mana publicar la pnt. pu blica crida. (En la de 1645 este prrafo est redactado de esta dife rente forma: Ittem se notifica a tots que sa merced tendr audien sia en cada semana dos dies di lluns y di jous. Manes fer la pnd. publica crida porque venga a noticia de tots dah Elda die primo mensis january Mdcxxxxv. Vte. Joannes Pareja Asesor-- Dictis die et anno Ft. Juan Fernndez ministre y pregoner de la pnd. vila de Elda en lo dia de huy hauer preconisat la damunt dita crida en la placa publica de la pnd. vila de Elda.) Publicata dia sexto January anno MDC1v1 per Joan Alfonso mi nistre en la plaza de la pnt vila de Elda ut movi etc. FRANCISCUS PALAU NOT (33) * * * (33) Figuran en casi todos los volmenes de Process o Cortes del Justicia de este siglo. Puede verse la correspondiente a 1648, igual que las transcritas arriba, en el vol. Cor te del Justicia o Process. 1656 en el Archivo Municipal de Elda. Para quienes no tie nen conocimientos del valenciano vertemos a continuacin al castellano, extractndola, esta interesante Crida. I. - Que nadie ose de hoy en adelante llevar armas defensivas ni ofensivas ni ms larga la espada de la medida ni desenvainada sta. II. Que nadie ose pasear despus de las nueve de la noche por la villa con pual ni daga ni espada, sea a cuerpo o con capa. III. - Que nadie ose en cuestin alguna echar mano a pual o daga. IV.-- Que nadie pueda pasearse por la villa, con armas o sin ellas despus de toca das las nueve de la noche en adelante bajo pena de treinta sueldos y quince das de prisin. V. -- Que nadie ose pararse en ninguna esquina, calle, a puerta ni ventana alguna, ni hacer canciones (serenatas) ni de da ni de noche o tirar piedras. VI. Que ningn soltero ni casado ose pararse en fuentes, lavaderos ni acequias donde lavan las mujeres y toman agua, ni a la puerta de los hornos para qui tar toda sospecha y mal ejemplo. VII. Que nadie ose en brega ninguna llevar escopeta, arcabuz o alabarda ni otras armas de fuego. VIII. Por cuanto de los juegos se siguen muchas pendencias entre los jugadores ofen diendo a Dios, de ahora en adelante nadie osar jugar a ninguna clase de jue go. Igualmente se advierte que en da de trabajo nadie ose jugar a la pelota ni otros juegos sin licencia del Sr. Conde. IX. Nadie se atreva a tener juego en su casa, bajo pena de que el dueo de la casa, 194 El segundo pregn, tambin de 1656, dice as en el original valen ciano: Ara ojats que os notifiquen y fan saber de part del Ilmo. Seor Conde de Elda y anna, etc. que de pnt.dia de huy y en avant ning fadr de la pnt.vila de qualsevol estat y condici que sia, sia gozat de eixir de nit de casa tocades las nou hores de la nit a soles ni acompaat 9ots pena de deu lliures moneda real de val.a pagadores yrremisiblement aplicadors lo ters al prenedor o acusador y los altres dos ter9os aplicadors al cofrens de sa seora molt Ill.re y un mes de pres y altres penes a arbitri de sa seora, reservades que si alg eixira de casa tocades dites nou hores de la nit haia encorregut en dites penes y aquelles sian executadores en cara que el tal fadr o fadrins no sian capturats, sino tan solament ab que conste haver eixit de casa, sia bastant y no haje menester es prous ni so lemnitat alguna para hauer encorregut en dita pena y pera que venga a noticia de tots se mana fer la pnt.pblica crida. (34) VI. Proclamacin del ttulo de Virgen de la Salud Hasta 1648, la Virgen que en 1604 lleg a Elda a travs de las aguas mediterrneas, llevaba el nombre de Madre de Dios, o Mare de Deu en mirones y jugadores paguen multa de sesenta sueldos quemndose las mesas y sillas. X. Que nadie se atreva a jurar el nombre de Dios, cabeza, higado ni otros miem bros, ni de la Virgen Mara ni de sus santos bajo pena de cinco sueldos cada vez y al perseverante y pertinaz se le cortar la lengua. XI. Que nadie tire escopetazos por la villa ni de da ni de noche. XII. Que nadie arranque cepas de via de otros. XIII Que nadie tome olivas del olivar de otro ni lea de olivera de la heredad de otro. XIV. Que ninguno trabe ni ate cabalgadura ni la deje suelta en via ni bancales de otros. XV. Que nadie lleve a la huerta ningn rucio que no vaya con bozal. XVI. Que nadie ose coger higos de la higuera de otro. XVII. Que nadie ose dejar suelto ningn cerdo, ni gallinas, as por la villa como fue ra de ella. (34) El extracto de la traduccin dice as: De parte del Ilmo. Seor Conde de Elda que de hoy en adelante ningn muchacho de la presente villa, de cualquier estado o condi cin que sea, se atreva a salir de su casa tocadas las nueve de la noche, solo ni acompa ado, advirtindose que si alguno saliera de casa despus de dicha hora incurrir en pena aunque no sea capturado, bastando solamente con que conste haber salido de su casa, sin ms prueba ni solemnidad alguna (Corte del Justicia o Process, 1656 et un tos. Archivo Municipal, Elda). 195 la lengua verncula que entonces se usaba en Elda. Pero en aquel ao fue vctima la comarca de una devastadora peste que caus gran nmero de fallecimientos. Elda se libr milagrosamente del contagio, pues las poblaciones cer canas fueron atacadas en su totalidad (35) Tan extraordinario aconteci miento fue atribuido por los piadosos vecinos a la proteccin otorgada al pueblo por la Madre de Dios que se veneraba en la pequea Iglesia de Santa Ana, y para honrarla ms y dejar testimonio eterno de su gratitud acordaron proclamarla con el ttulo de Virgen de la Salud con el que ha llegado a nuestros das. Para que esta advocacin y la proteccin que haba dispensado al pueblo de Elda fuera conocida a los dems pueblos se hizo un grabado con la imagen de la Virgen para imprimirla en los documentos sanitarios que se daba a los viajeros. (36) VII. Sequas, plagas y epidemias Las crnicas de los siglos pasados hacen frecuentes referencias a ca lamidades pblicas como contagios, plagas, epidemias, sequas, etc. lo que colocaba a los campesinos en trgicas situaciones al ver diezmados los pueblos o destruidas las cosechas, facilitada la extensin de la cala midad por la carencia de medios eficaces para combatirla. En pueblos tan religiosos como los espaoles era lgico el que ante el anuncio de una infeccin, peste, plaga o cualquier otra amenaza pblica, acudieran los acongojados vecinos a impetrar la proteccin divina, haciendo rogativas, funciones sagradas de penitencia, procesiones y todo cuanto su extremada devocin les sugera para aplacar la clera de Dios extendida sobre los pueblos. Elda, tal vez por su favorable situacin topogrfica, no sufri mucho en las epidemias que azotaron poblaciones vecinas. Ya hemos tratado de la de 1648 que invadi los pueblos comarcanos salvndose Elda del conta gio, por cuya razn nuestros antepasados proclamaron a la Virgen con el ttulo de la Salud. (37) Tenemos noticias, por los libros de cuentas de 1678 y otros aos, de (35) En 1648 otra calamidad, la peste negra, se ceb en Alicante, declarndose en Enero y durando hasta finales de noviembre de aquel ao. Grandes fueron los estragos que cau s... (Nicasio Camilo Jover: Resea histrica de Alicante, pg. 57). (36) Vide: Gonzalo Sempere: Noticia interesante, pg. 9. Vide tambin: A. Navarro: Ico nografa de la Virgen de la Salud, Dahellos. Elda. Septiembre, 1951. (37) Vase captulo VI. 196 que en otras ocasiones el pueblo tuvo que adoptar medidas urgentes y ex tremas para evitar entrara en l la peste que aterrorizaba a otras pobla ciones, que poda ser trada por viajeros o transentes, que sin ellos sa berlo llevaran ya en su organismo el contagio mortal. Por ello se reforz el muro que rodeaba al pueblo, tapndose las calles que daban al campo y que no lo estuvieran ya, con su correspondiente paredn. En los porta les de la villa se puso guardia de da y de noche, estableciendo la cuaren tena para todo aquel que llegara de lugares sospechosos de estar invadi dos por la epidemia. En este lazareto se les quemaba las ropas inmediata mente, cuyo importe se les indemnizaba cuando ya podan circular libre mente. (38) Tan temido era el contagio de la enfermedad que para no interrum pir en esta poca la venta de vino, que era uno de los productos ms apreciados del campo eldense, se fabric una canal por la cual era echado el vino desde el interior del pueblo, atravesando la cerca de proteccin, recogindolo en sus recipientes los tratantes de Murcia sin que ni unos entraran ni los otros salieran. (39) Para evitar que las aguas potables que surtan las fuentes de la villa recibieran en su curso sustancias extraas que pudieran contaminarlas propagando la epidemia en todo el pueblo, el Ayuntamiento consigui del Vicario General de Orihuela un decreto de excomunin para todos aque llos que arrojasen materias inconvenientes o mojasen esparto en los cana les del agua buena. (40) Cuando, como en estos casos de 1648 y 1677-78, se acababa la epi demia sin haber causado dao en la poblacin, se efectuaba una gran procesin en accin de gracias a la que asistan las autoridades, clero y pueblo entero. Tambin se acuda a la divina intercesin de Nuestra Seora de la Salud cuando una sequa se prolongaba excesivamente, amenazando arruinar las cosechas de las que dependa el sustento de los labradores. En este caso se formaba la procesin de rogativas por la lluvia, en la cual se trasladaba la Virgen de la Salud solemnemente desde su Capilla en la iglesia de Santa Ana hasta la ermita de San Blas, situada probablemente (38) sIttern tres lliures a francisco de la torre que se li an donat de almoina per a ferli Roba perque Ii cremaren la roba que tena cuant acaba la quarentena (Archivo Municipal de Elda. Clavarlos 1612 - 5 mayo 1678). (39) Ittem sinch sous a Joseph Gonzlez per una canal qui feu para entregar el vi ala de Murcia en temps del contagi (Archivo Municipal. Elda. Clavarias 1612. Junio, 1678). (40) Ittem.dit dia a Francs Burguo notan i sindich ordinari de dita vila Una lliura y set sous per lo gasto de Un mandato es porta del Vicari General de Oriola manant que en pena de excomuni no amerasen espart ni posasen alares inmundicies en la aygua bona que ve pera beure a la pnt.Vila (Archivo Municipal Elda. Clavarias 1678-86.). 197 donde estuvo enclavada la desaparecida Cruz de San Blas, en la calle del mismo nombre y cerca de la fuente llamada de los burros. (41) En esta ermita permaneca la Virgen durante nueve das con sus no ches, hacindose en todos ellos acciones de rogativa hasta que la benefi ciosa lluvia caa sobre los campos sedientos y agrietados. Entonces, y en tre el clamor del pueblo agradecido, la imagen augusta de la Virgen era devuelta a su recoleta capilla entre disparos de morteretes, celebrndose una vez llegada al templo una misa de gracias. (42) Otra calamidad que regularmente caa sobre los campos de la regin era la langosta, las temibles nubes formadas por millones de ejemplares de este voraz insecto, que en sus migraciones peridicas se abatan sobre nuestros campos dejndolos desprovistos de todo cuanto pudiera entrete ner su insaciable hambre. Carentes los campesinos de los actuales insecti cidas y mtodos cientficos de lucha contra la langosta, no podan hacer ms que rogar a Dios a la vez que acudan al campo plagado de insectos a recoger capazos de langosta para quemarlo, como lo hacan, en grandes cantidades, siendo El derramador el lugar en que ms langosta se que maba, as como el llamado canuto de llagosta o cras que sta dejaba en su paso devastador. Por aquel tiempo era tenido como remedio famoso e infalible contra la langosta el agua de San Gregorio, obispo de Ostia. En la plaga del ario 1686, el Ayuntamiento de Elda haba pedido al cura de Yecla una canti dad de dicha agua, dndola ste amablemente, por lo que el concejo le obsequi con seis libras de plvora, dos de tabaco de fumar y una de ta baco de olor. (43) Es evidente que quedaron convencidos de la eficacia dl milagroso remedio, por cuanto al siguiente ao, en que nuevamente el campo elden se recibi la temida visita de la langosta. se pusieron de acuerdo los pue blos de Monvar, Novelda, Petrel y Elda, para que un enviado se despla zara a Navarra, en la otra parte de Espaa, para traerse agua de San (41) Ittem dit dia a mosn Juan Pay fabriquer de la dita Esflesia per lo valor de vint y dos lliures y deu onses de cera don pera cremar en la ermita del G.(lorioso) St. Blay en lo novenari que estigu Ntra. sra. de la Salud per rogativa del aygua y per la calamitat de la Ikangosta. (Archivo Municipal. Elda. Libro de Clavarias). Sobre la situacin de esta ermita de St. Blay (San Blas) Lamberto Amat escribe: Dos ermitas hubo, dedica das a San Blas y San Miguel en el exterior de la poblacin y puntos que se designan to dava con los nombres de dichos Santos; la primera hace muchos aos que desapareci sin dejar vestigios siquiera. . . (Elda, parte I, cap. VI). (42) Ittem dit dia a Diego Guarinos per lo valor de tretse lliures polvora dona a la Vila pa ra disparar una morterets en la proces de Gracies de haver plogut. .. (Archivo Munici pal. Elda. Libro de Clavarias 1678/86.). (43) Ittem en 11 de dits al Cura de Yecla que feu merced a la vila de donarli aygua de St. Gregori que se li imbiaren sis lliures plvora, dos lliures tabaco de fumo y una de olor (Archivo Municipal. Elda. Clavarias 1678/86.). 198 Gregorio, lo que llev a cabo Francisco Castell aportando dos cueros del agua del Santo y cuyos gastos abonaron las villas citadas por cuartas par tes. Una vez en Elda, el clavario Vicente Salazar Rico hizo cuatro copias de las oraciones de San Gregorio, destinadas una para cada villa, efec tuando tambin el reparto del agua prodigiosa. Con esta agua se rociaron los campos invadidos, tomando parte en los conjuros de langosta varios religiosos adems de los propios de la vi lla, figurando entre aquellos el Padre Cirujeda, franciscano, mandado por el Padre Provincial de su Orden; fray Andrs Prez, tambin franciscano, enviado por el Conde de Elda desde Valencia, as como al Padre superior del Convento de las Virtudes, todos los cuales no se limitaron a conjurar la langosta en los campos de nuestro trmino, sino que lo hicieron tam bin en Sax, Petrel, Monvar y otros lugares. VIII. El Barrio de San Antn El tpico barrio eldense de San Antn, que comprende las antiguas casas del fi nal de la calle de San Antn o Independencia y todas las que rodeaban a la desaparecida ermita del santo, tuvo sus comienzos al ini ciarse el ltimo cuarto del siglo XVII. La mayora de las viejas casas que hoy lo forman, rodeando la plaza frente a la cual se levantaba la ermita antigua, fueron edificadas en el ao 1678 y siguientes. Anteriormente, la ermita se levantaba totalmente aislada en el campo y frente a las murallas adelantadas de la defensa del castillo. Por aquel tiempo, las casas de la poblacin llegaban slo hasta el Horno de San Antonio, no estando construidas las casas que forman las calles de las Virtudes, Clrigos, Estralazo, Ramn y Cajal (antes Pistola) y Trinquete, que lo fueron pocos aos ms tarde y en dicho siglo y princi pios del siguiente. En un volumen del Archivo Municipal, rotulado Clavarias 1612 aunque recoge documentos de aos ms avanzados, hemos hallado unos pliegos bajo el ttulo de Mano en donde se continan los autos de arren damientos y establecimientos hechos por el Muy Illtre. Seor Conde de Elda mi Sr., su Bayle y Proc.r General y Colector que empieza en el ao 1678 en adelante, recibidos por m Vicente Salazar notario. Estos establecimientos consistan en que el seor Conde de Elda, don Juan Andrs Coloma Prez Calvillo de Saa y Espinosa, Conde y Se or de las viles de Elda, Petrel y Salinas y gentilhom de la Cambra de su Mag.d eg.o, residente en la pnt, vila de Elda, dona, establix y en enfiteu si perpetua concede... solares para construirse casas, de las cuales el agraciado tendra solamente el dominio y utilizacin, estando autorizado 199 para mejorarla y en ningn caso deteriorarla. El Conde se reservaba la se ora directa y el receptor del solar deba comprometerse adems a no re conocer por seor a ningn otro seor ms que al Conde y a sus suceso res en el Condado y a pagar un pecho anual de dieciseis sueldos y cuatro dineros, la mitad en el da de San Juan y el resto en la festividad de To dos los Santos. La frmula original de los documentos de establecimiento, extracta do lo ms importante, era la siguiente: Aquest establiment y concessi enfiteusi de dit solar, fa sa Seoria al dit... y al seus en quant al domini y util tan solament reservantse lo dit Molt Illtre. Seor y los sucesores en dit Condat lo directe et cum hoc que lo dit... y los seus y los detenidors y posehidors que in eventum seran de dita Cassa hajen de tenir y posehir aquella ad bene meliorandum et in aliquio no deteriorandum em it ad ussum in Consuetudinem boni acquisitoris sub pena comissi y que en la dita Cassa aquell ni les seus regoneixirn ni elegirn altre Seor o Seors directes sino tan solament al dit Molt Illtre. Seor y a sus succesors en dit Condat y de pagar deimos y pecho cascn any setse sous y quatre di ners moneda real de Valencia es a saber la mitad en lo dia y festa de Sn. Juan en Juny y laltra en lo dia y festa de Tots Sants... Entre los contratos de donacin de solares que figuran en el indicado libro hemos recogido algunos que dan fe de los antiguos moradores de es te tpico barrio eldense y que reproducimos a continuacin: ... a Joseph Vidal y als seus un solar o puesto para fer y fabricar cassa en lo barrio de St. Anthoni que afronta per un costat ab solar de frances Garcia y per lo altre ab salitrera de Mathias Gutierrez... (Este solar se entreg a Luis Castell por ausencia de Vidal.) ... a Flix Martinez, obrer de dita vila y a Miguel Lpez, mestre de escola de dita Vila vehins y al seus dos puestos per fabricar y fer dos cas ses situats y posats junt a la hermita del gloris St. Anthoni... ... a frances Sans, fuster de la pnt vila. etc. un solar o puesto pera fer y fabricar Cassa situat y posat en lo barrio de St. Anthoni que afron ta al altre solar de Thomas Bernab y ab la muralla del Castell... ... a Anthoni Juan Ilaurador, etc. un solar o puesto pera fer e fabri car Cassa situat y posat en lo barri de St. Anthoni que est contiguo al que se li ha establit en lo dia de hui a francs Sans, fuster, y junt a la muralla del Castell ... a Jaume Carrasco menor y Pau Carrasco Ilauradors dos solars o puestos pera fer e fabricar dos Cassas lo hu contigua a laltra situats y po sats en la dita Vila en lo barrio de St. Anthoni que afronten per una part al solar de Anthoni Juan y per el altre a la muralla del Castell... ... a Francs Santo, menor de dies, llaurador, etc. un solar o puesto per a fabricar una Cassa situat y posat en la placeta de St. Anthoni que 200 afronta per un costat ab cassa de Joseph Vera e per altre ab carrer6 que baxa de la costa del Castell a dita plaseta y per lo enfront a dita plase ta... ... a Joseph Vera llaurador, etc. un solar pera fer cassa situat en lo barrio de St. Anthoni enfront la hermita que afronta per un costat ab so lar de frances Santo y per altre ab casa de Antoni Juan de Rubio. El barrio debi levantarse rpidamente, pues en los folios del volu men del que hemos extrado estas notas son numerosas las concesiones de solares o establecimientos en muy corto espacio de tiempo, inicindose en esta poca la fase de ensanche del casco urbano en su parte norte, hasta entonces prohibida para la edificacin para que las casas no entor pecieran la labor defensiva del castillo. Vase sobre este tema: Clavarias 1612 (Archivo Municipal de Elda). Por no tener foliacin bsquese: Esta blecimientos del any 1678. IX. Comercio e industria El comercio de nuestro pueblo en el siglo XVII se desarrollaba en forma rudimentaria, coartada la iniciativa privada por restricciones a la apertura de establecimientos, tiendas o puestos de venta, y la falta de continuidad de los vendedores puestos al frente de dichos establecimien tos, pues por ser la propiedad del establecimiento en unos casos del con cejo y en otros del seor, estos lo sacaban en arrendamiento cada dos o tres aos a subasta pblica como despus veremos. Las necesidades materiales de Elda estaban atendidas por los si guientes establecimientos: Tienda de la villa; otra tienda de la villa; panadera; taberna; dos hornos de cocer pan (el de arriba y el de abajo. Ms tarde se agreg el forn nou); estanco de tabaco as de fumar como en polvo (rap); compraventa de cualquier gnero de ropas y mercaderas; hostal y parador de carros; almazara; bodega de vino; bodega de aceite; tienda de la carne o carnicera. Todos estos establecimientos se remataban por subasta pblica, de la cual, aunque la forma no ha variado mucho hasta nuestros das, s es lo suficientemente curiosa como para que la reflejemos en estas pginas, siempre buscando la autenticidad que slo dan los textos de la poca con servados en el Archivo Municipal y que reproducimos ms adelante. Cuando iba a procederse a la subasta de alguna o algunas de estas 201 tiendas o arrendamientos, se hacan las formalidades siguientes: El da. fi jado de antemano se reunan en la Lonja de la villa, sita en el mismo lu gar que hoy ocupa el Ayuntamiento, el Baile y Procurador General del Conde y el Colector de Rentas del mismo Seor (o el Justicia y Jurados de la villa si era esta la que arrendaba) para proceder a la subasta del arren damiento de molinos harineros, taberna, hornos de la villa, casa tienda o cualquier otro de los comercios indicados, mandando hacer pregn pbli co el ministro (pregonero) de que si haba alguna persona que quisiera participar en la subasta de estos establecimientos, acudiese en aquel mo mento a la citada Lonja pues siendo beneficiosa su oferta se le admitira para hacer transaccin y rematar, con el procedimiento tradicional de en cender una vela mientras durase la puja. (44) Una vez reunido el suficiente concurso de gente, comenzaba la su basta. Para el forn de dalt u horno de cocer pan de arriba compare ci Juan Martnez y propuso 81 libras cada ao por el tiempo de tres arios, dos en firme y uno a voluntad, sindole admitida la puesta por el colector, por lo que se enciende la vela para pujar y rematar. Jaime Ga liano propone una libra ms y Marcelino Bernab aumenta otra libra a la puesta. El Colector ordena al tercero diga su puesta y Pedro Cuesta ofre ce diez libras ms. Juan Galiano sube la puja aumentando treinta libras y el Colector, diciendo a la una, a las dos y a las tres apaga la vela y re mata la subasta concediendo el arrendamiento del dicho horno a Juan Galiano por 123 libras cada ao y por dicho tiempo de tres. (45) Concluida la subasta de todos los establecimientos, se haca entrega de ellos, inventariando lo que contenan, que generalmente eran las cua tro paredes y el techo, con algn artefacto o habilitacin sustancial. (44) Die xxvij mensis decembris anno a nativitate domini MDclxxxi. En los damunt dits dia mes e any es juntaren y congregaren en la lonja de la pnt vila de Elda Pere Jiner e Juan Cuitada Batle y Procurador general de la dita vila y Condat de Elda y Joseph Pa ya Collector del Molt Illtre. Seor Conde de Elda mon Sr. en dita vila pera efecte de arrendar los molins fariners y la taverna y foros de dita vila propies regales de sa seo ra y manaron fer preg a Juan Garcia ministre de que si haba alguna persona que vol gus entendre en posar dita en dites regales acuds en continent que esent beneficiosa se admitira pera transar y rematar ab canela encesa lo qual pregn es ffeu per lo dit ministre de que feu relacions a mi lo Escriva de la Cassa.. . (Clavarias 1612. Establi ments 1678. Arrendaments. Archivo Municipal, Elda). (45) ... nem comparegu Juan Martnez y posa dita en lo forn de dalt de dita vila en can titat de huitanta y una lliures de moneda cascun any y per temps de tres, dos de ferm y uno de respit, la qual dita se li admete per lo dit collector y se enseng-ue canela para transar y rematar y anantla corrent lo dit ministre dix Jaume Galiano una lfiura mes, Marcelino Bernab una llira mes y desprs li ordena lo dit collector digus al terg y dix Pedro Cuesta deu lliures mes. Ittem li ordena digus amiguis y dix Juan Galiano trenta lliures mes y apercibint lo trans el dit collector y dient a la una a les dos y a les tres se apaga la canela y es transa y remata lo dit forn de dalt al dit Juan Galiano en cantitat de cent vint y tres lliures de moneda cascn any y per dit temps... (Clavarias 1612, etc.). 202 La villa, por su parte, remataba otras tiendas que el Conde le haba concedido para sus atenciones propias, y con el producto del arrenda miento de estos y con el de la sisa mayor, sisa menor y sisa de la carne sufragaba el salario del personal a su cargo que era el que com prende esta relacin: 4 justicias y jurados de la villa a 10 L. c/u. 1 sndico 5 1 alfarrasador 7 44 1 madrina (comare de parir) 10 1 boticario (salario y alquiler) 32 1 relojero (rellonger) 13 1 tocador al nbol en el castillo 2 1 Clavario 10 1 maestro de escuela y organista 52 el que passa pobres 4 1 ministro (pregonero) 35 1 Maestro de gramtica 25 1 escribano y contador 30 2 Jueces contadores 2 1 doctor en medicina (por derrama) 160 Al predicador de Cuaresma 25 Las 160 libras del mdico se pagaban por derrama entre todos los habitantes de la villa. INDUSTRIA. Si el comercio estaba supeditado a un nmero fi jo de establecimientos, propiedad de la villa o del Seor, y cuyos arrendata rios slo podan aspirar a lucrarse durante un corto tiempo, privndole de ese incentivo que slo da la continuidad en un trabajo en el que se tiene asegurada la propiedad, la industria no estaba mejor organizada. Sin em bargo, hallamos en los libros de este siglo numerosas concesiones que ha ce el Conde para instalar molinos de diversa utilidad, movidos por las aguas del ro. As podemos ver que existan varios molinos de plvora, otros de moler trigo y numerosos de tabaco as para fumar como en pol vo (para aspirar por la nariz), teniendo estos condicionado el que no de ban perjudicar al estanco que tena el arrendamiento de la venta al me nudo de dichas clases de tabaco. Otra industria que contaba con bastantes instalaciones era la de sali tre, una de las cuales estaba situada en el recien creado barrio de San Antn. En 1696, don Juan Andrs Coloma concedi a la villa el derecho de taberna y que pudieran vender sus vecinos entre ellos vino a menudo, re matando todos los aos la villa la Casa Taberna, como antes la remata ba el Colector del Conde, como regala que era de este Seor de la villa, 203 y entrando el importe de la subasta en los fondos comunales de la villa, debiendo sta abonar al Conde 25 libras al ario por esta gracia. (46) X. Cmo se construy el pantano Los regantes de la huerta de Elda experimentaban peridicamente grandes vicisitudes con motivo de interferirse los vecinos unas veces pe trelenses y otras sajeos en el normal curso de las aguas, impidiendo a stas el paso hacia Elda y dejando a los regantes eldenses sin el impres cindible elemento. La repeticin frecuente de este despojo les haba deter minado, como remedio definitivo, adems de la inmediata defensa jurdi ca de su derecho a que les fueran restituidas las aguas, a la construccin de un Pantano que almacenara el caudal del ro Vinalop, cuyas aguas discurran libremente por su cauce, para poder utilizarlo cuando convi niera al riego de la huerta y en cantidad necesaria. Para ello se pens, co mo lugar ms adecuado, el paraje denominado charco de Domingo, que es el mismo en que hoy se levanta el Pantano, ciertamente muy con veniente para este fin por estar fl anqueado por dos montes que permiti ran apoyar slidamente las estribaciones de la presa. Pero en cuanto el derecho de Elda al uso de sus aguas era restituido y las aguas del riego volvan a correr por las acequias, desenvolvindose plcidamente el trabajo de los agricultores eldenses y recogiendo excelen tes y abundantes cosechas merced a su trabajo inteligente y tesonero, se dejaba arrinconado el proyecto de la construccin del Pantano echando al olvido su vital necesidad. Por ello fue necesario que Elda sufriera un fuerte golpe para que se desecharan vacilaciones y se llevara a cabo esta obra que para el bienes tar de nuestros antecesores era de vital importancia. La calamidad que se abati sobre Elda fue un largo y enconado pleito con la vecina villa de Sax a propsito del uso de las aguas de la Fuente del Emperador, que los regantes sajeos, por cuyas tierras pasaba la acequia general que las con duca a Elda desde su nacimiento en Villena, se apropiaron para s, haciendo caso omiso de los irrebatibles documentos que probaban el de recho eldense al exclusivo uso de aquellas. En la concordia de 1684 de la que ms adelante nos ocuparemos, leemos un fragmento que dice mucho del apasionamiento con que Sax to m esta cuestin, que es el que dice: ... que desde lo any mil siscents huitants y la Vila de Sax no ha perms que passs a esta villa la aygua que te comprada de la ciutat de Villena pera son rech, detenintla a totes (46) Esta relacin se refiere a 1677. 204 hores y encara llantsanla en simes, fent pregns cada dia, que en pena de la vida que ning veh de aquella villa la dexs passar... (47) El pleito se haba planteado en 1680 ante el Corregidor de Chinchi lla, cuyo fallo fue favorable a la demanda de Elda,pero Sax recurri ante la Real Cancillera de Granada, donde cuatro aos despus todava esta ba pendiente y sens esperanzes algunes de tenir bon exi. Mientras tan to, Elda se estaba arruinando con las costas de los pleitos y con la prdida de las aguas, que causaban, lo primero, la ruina del municipio, y lo se-, gundo, la de los vecinos, que vean perderse sus cosechas por la falta de riego. (48) Ante tan penosa situacin se pens en hacer la obra del Pantano, ob tenindose licencia del Conde para reunirse en Consejo General el cual resolvi que se llevara a cabo la construccin del Pantano, nombrndose comisionados elegidos para realizarla. La obra era costosa y precisamen te si algo faltaba en las arcas del Consejo y en las faltriqueras de sus veci nos eran los reales de a ocho y mucho ms las libras. Pero tal vez los eldenses hubieran llevado a cabo la empresa, impulsados por la necesidad que tenan de ella, si otra calamidad mayor no los hubiera paralizado y abatido. Sin embargo, deba ser esta que hemos llamado calamidad, ma yor a la que experimentaban, la que condujera el deseo de los labradores eldenses a un feliz trmino. Dcese, humorsticamente, que slo hay en el mundo algo peor que sostener un pleito, y este algo es sostener dos o ms. Y esto le ocurra a Elda, que sin salir del costoso, interminable y ruinoso litigio con Sax por las aguas, sostena a la vez varios pleitos contra su seor, el Conde de El da, haciendo alarde por primera vez en la historia eldense de resis tencia a los deseos de su seor, cuando estos se reputaban injustos o abu sivos para la villa. Nosotros creemos que es en esta fecha de 1684 cuando Elda deja de ser el seoro de un noble, la despensa del Conde y la agrupacin temero sa de casas acurrucadas bajo la sombra protectora del castillo de los Co loma, para convertirse en un pueblo de hombres conscientes de sus dere chos con la limitada concepcin de los derechos humanos en el siglo XVII y de su justo ttulo de hombres libres. Elda es, en unos pleitos, la promotora, y en otros la demandada por el Conde. Este pretenda la seora directa por una parte y el que sus va sallos reconocieran el derecho del seor a cobrar a todos los poseedores de tierras llamadas de natural (o sea, las que posean los cristianos vie (47) Archivo Municipal. Elda. Varios papeles interesantes al pueblo de Elda, folio 32. (48) lo qual pleyt ha ocasionat tamb estar pobres, no sois dita vila, sino tamb sos ve hins per haverlos faltat a estos les cullites deis panisos en estos anys per la falta de ay. gua, que sonch lo unic remei de tots los pobres (Id. f. 32). 205 jos antes de la expulsin de los moriscos), diezmo de todos los frutos que recogieran de los que no anavan a mol, adems del pecho o tributo antiguo que ya pagaban. (49) Si el pleito con Sax fue dificil y largo, el sostenido con el Conde lo fue ms, con la agravante de que no todos los vasallos estaban de acuer do con la posicin de la villa contra su Seor, mantenida en los tribuna les. Elda lleg entonces, por esta divisin de opiniones y por los cuantio .sos gastos a una situacin que, segn expresin grfica contempornea ... la ha posat en la espina y sens tenir un real pera subvenci de sa ne cesitat y lo que es mes, el estar sa Seora molt indignat contra sos vassa llos, en cara que ab justa rah, pues han faltat estos ab algunas circuns tancies de poltica y cortesa que es deu a tan gran seor, de que resulta van tamb moltes questins y debats entre les dits vassalls unes contra les altres, y particularmente contra los Officials que han governat y governa ven dita Vila, parexentlos als dems que estos faltaven a la defensa de dits pleyts, y a la obligaci en que els posava son offici, infectantse tots o casi la mayor part, de rancors y mala voluntat. As estaban las cosas de mal y an se pusieron peor. Una sentencia judicial orden que mientras se estipulaba cual de las partes tena la ra zn, quedaban secuestrados los frutos que se recogieran en las tierras su jetas a litigio, nombrndose para recibirlos al Baile y Procurador de dicha villa y Condado. Y adems de esto, por si fuera poco, cuando los comi sionados debatan sobre la ms rpida forma de edificar el pantano, se public un pregn de orden de la Real Audiencia por el que se mandaba a todos los poseedores de tierras de natural pagasen al Conde diezmos de los frutos de dichas tierras, lo cual desanim a todos de tal manera que decidieron abandonar la lucha, hacindolo con la mayor dignidad po sible. En consecuencia se intent llegar a un acuerdo con el Conde para que se dejaran sin efecto todos los pleitos que mediaban entre seor y va sallos, pero basndose este acuerdo en esta proposicin: Que en el pleito de las tierras de natural que se sirviera su seora quitar todos los pechos que soportan dichas tierras y los propietarios le pagaran diezmo de to dos los frutos o haciendo la pasa y el vino con las mismas circunstancias que lo pagan las tierras de poblacin. Que en el pleito de seora direc ta no se innovase cosa alguna por parte del Conde o sus sucesores, sino que dejara a sus vasallos en la misma libertad que tenan antes de co menzar dicho pleito, ni obligarlos a que pidiesen permiso para vender ex cepto en las tierras y posesiones de poblacin y que en remuneracin (49) . . . pretenent sa seora en lo , que tots los posehedors de terres dites de natural li paguen delmes de tots los fruits que es cullirien en dits terres, que no anaven a mol a dems del pecho vell... (fol. 30/v) . . . Y en lo altre pretena sa seora ser seor direc te y que se li pagas luisme de les possessions que es vendren y alienaren y altras cir cunstancies q. cont en s la clusula de seora directa. .. (folio 31/v.) Varios papeles interesantes. ... 206 de esta gracia haran la villa y sus vecinos el Pantano por importe de seis mil libras en un plazo de cuatro aos a expensas de la villa. Y fi nalmen te, que una parte y otra haban de renunciar a todos los pleitos existen tes. (50) e El Concejo us diferentes medios de llegar a este fi n, acudiendo a la mediacin de personas tan queridas de don Juan Andrs Coloma, Conde de Elda, como su hermano don Carlos Coloma, y el hijo del Conde, don Francisco Coloma, Conde Anna, quienes, tras difciles gestiones por lo indignado que estaba el Conde con sus vasallos, lograron que este transi giera y se acordara fi nalmente, el 24 de junio de 1684, una concordia de rescisin de pleitos, cuyos captulos siguen fi elmente la proposicin que haba presentado la villa, accediendo el Conde a todo ello en cas de que dita Vila y sos vehins fassen y fabriquen un Pantano para recullir en ell les aygues del rech de la Horta de dita Vila de cantitat de seis mil lliures de moneda y donarle acabat dins quatre anys sens contribuir cosa alguna sa seora... (51) Este fue el origen del pantano de Elda, el de ms reducida capacidad en el escalafn de pantanos espaoles. La fbrica que entre 1684 y 1688 se construy sera probablemente de escasa altura, pero paulatina y pos teriormente se le fueron superponiendo fi las hasta una altura un siglo despus, en 1793 de unos cuarenta y ocho palmos (aproximadamente diez metros de alto). El pantano del siglo XVII consista en un fuerte muro de piedra y argamasa que cortaba el ro por el mismo sitio en que ahora se encuen tra, pero con una pequea inclinacin respecto a este, pudiendo verse an hoy, junto a la actual presa los restos de los arranques, en ambas orillas, del muro que fue derribado en la crecida de 1793. (52) XI. Varia del siglo XVII CREACION DE LA RECTOR1A EN 1602. Antes de la fecha de fundacin de esta Rectora. los servicios y direccin de la iglesia hoy de Santa Ana estaban a cargo de dos presbteros, sustentados por el Conde de Elda en cumplimiento de lo estipulado en la concordia de 1494 entre el Obispo de Cartagena (dicesis a la que perteneca entonces Elda) y don Juan Ruiz de Corella, conde Cocentaina. (53) (50) !bid. , fols. 31 v. y 32. (51) Ibid. , fol. 35 a 39. (52) L. Amat. Ob. cit. Parte II, pg. 237. (53) Vase: Elda en el siglo XVI de esta Historia. 207 El Iltmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Orihuela don Jos Estevan, aten diendo a la creciente importancia de la iglesia y pueblo de Elda y a la ne cesidad de que los nuevos convertidos recibieran instruccin de la fe cat lica por un cura propio y permanente, con un vicario o coadjutor para la administracin de los sacramentos, mand crear esta rectora, fundacin que obtuvo la aprobacin de Su Santidad el Papa Clemente VIII por le tras apostlicas de 28 de mayo de 1602. El Rector deba disfrutar de un haber de 100 libras anuales, adems de los emolumentos de pie de altar, fijados en otras ochenta, as como disponer de una casa -habitacin para rectora; habiendo de pagarse aque llos emolumentos de los productos de los diezmos del Condado. (54) LAS OBRAS DE LA IGLESIA (1600-33). En el ario 1602 restaba por edificar la tercera parte de la iglesia que fue levantada sobre la mez quita antigua y abandonada, cuya iglesia, bajo la advocacin de Santa Catalina Mrtir, conservaba todava muchos signos de la religin maho metana que se haba practicado en ella. Las obras de reforma y engran decimiento, que haban comenzado casi al tomar posesin de la mezquita en 1528, terminaron en 1633 pues escribe Lamberto Amat desde es ta fecha cesaron los apercibimientos de los obispos en sus visitas pastora les para que se concluyera esta obra. Era el rector en este ao de 1633 el _ _ maestro Toms Mira Marquina, al que en 29 de junio de este mismo ario dio posesin de la casa rectora el capitn Felipe Corb, procurador gene ral y baile del Condado. (55) RETABLO DEL ALTAR MAYOR. En 1677 se contrat con Anto nio Caro; escultor, un hermoso retablo con destino al altar mayor de la iglesia parroquial, el cual se pag por derrama entre los vecinos y por cantidades ofrecidas como promesa por algunos fi eles. (56) SANTA MISION DE 1656. UN HECHO PRODIGIOSO. En este ao el obispo de Orihuela don Luis Cresp de Borja, dio una Misa en va rias poblaciones de la dicesis con abundantes frutos espirituales, siendo muy nombradas las de Aspe, Crevillente, Elche, Caudete, Ayora y Elda. En nuestra poblacin, una vez terminada la Misin, le ocurri un hecho que fue considerado como milagroso, y fue que al marchar de Elda, ya cerca de la ermita de San Antn, unos chicos se subieron detrs del coche (54) Libro de Visitas del Archivo Parroquial de Elda, folio 21 (cito por L. Amat, ob. cit. , cap. XI). (55) Folios 85 y 86 del I Libro de visitas del Archivo Parroquial de Santa Ana. (56) litem se li carrech de quinze lliures de moneda per tandes a cobrar de la memoria de la que havia proms pera el Retauli del Altar Major co es a cobrar de maria chico sinch lliures y de la mujer de alonso gralla diu lliures . Ittern se Ii admet en desca rrech cent y vint lliures de moneda qui a pagat a Antoni Caro escultor y per a mosn Alonso Gralla, concesonari de dit Caro, a conde del retauli feu a la pnt.vila que es lo altar major de la yglesia parrochial de dita vila. . . 23 maig 1678 (Claravias 1612. Ar chivo Municipal. Elda). 208 0441digastikilios4.1./tAitattatimmioltsu taillatm 004:111viitiviourwiworgivirwiticks i t 1 , 111-* 141* * t P: d 4 1411. i J 1 1 r 1 1 7 etiditt~l~~feeti :11. --.1754471~1-Wiliii~t~117174.4 _ o/ .fi# 4 , 00/, fV s i: I ll m 9 0 effOrk~ EL BU , Elp , UCESSO DE azA Vi I . .ttr i ! * 1 tf c 415, 411 * 41111. I` t i 11 41 E.* 1 i 44 ro, 11 CItt . g 114.1 209 del obispo que andaba a buena marcha. Uno de los muchachos al inten tar agarrarse meti una de sus piernas entre los radios de una rueda, sin que nadie se diera cuenta del percance. El coche recorri un cierto espa cio arrastrando al muhacho y ante los gritos de los que contemplaban la escena par el cochero comprobndose, con gran asombro de todos, que el chico no tena lesin alguna y solamente unas leves seales de los radios en las piernas, lo que, como decimos, fue tenido como hecho milagroso, debido a las virtudes del Obispo. (57) SANTA MISION DE 1680. Sobre la celebracin de otra Santa Mi sin en este ario de 1680, hallamos en los libros del archivo municipal es ta nota: ... a mosn Luis Gran p.re per lo gasto que feu en donar a men giar y hospedar en sa Casa vint y quatre dies als p.es fray Salvador Ave lln y fray Isidoro Gutirrez de la ordre de Sn. francs descals que vin gueren a predicar la misi a esta villa els quals anaren a parar al hospital y fonch precis el haver de alimentarlos para que estigueren ab desen sia LA PLAZA DEL ANGEL. La plaza hoy llamada de Jos Antonio, en la que se encuentra el Ayuntamiento, ha sido desde que este existe el centro poltico del pueblo. Por este tiempo era, adems, el centro geogr fico y corazn de la villa. Pero entonces no se llamaba Plaza de Abajo, pues este, como el de la Plaza de Arriba, han sido nombres populares que se les dieron para identificar prontamente una de otra las dos plazas in mediatas. En este tiempo de que nos ocupamos reciba el nombre de Pla za del Angel, y en ella estaba situada la Casa del Consejo, la Crcel y la Lonja, siendo en este amplio rincn eldense donde se congregaba el pue blo para resolver los asuntos que afectaban al vecindario en pleno y alli donde se celebraban las subastas de los arrendamientos de tiendas y co mercios de la villa y, con toda probabilidad, donde se instalaba la Feria de diciembre desde su fundacin. (58) 1 PORTALES. Por aquel tiempo deba estar toda la poblacin for mando un slido bloque de casas defendidas por un recinto cerrado como una fortaleza. Las calles que se abran al campo se cerraban con fuertes muros de mampostera, como se desprende de las numerosas notas de gastos de obras en portales, reparacin de puertas, herrajes o cerraduras de estas y otras obras de defensa en casas que quedaban fuera del recinto (57) Archivo Parroquial de Santa Ana de Elda. Manuscrito de 1656 y Archivo Municipal de Elda, leg. 1656, nm. 22. (No he comprobado estos documentos; cito por Gonzalo Vi da] Tur: Historia de un Obispado. Tomo I, pg. 238. (58) El Ayuntamiento de Villena vendi a Elda la Fuente del Chopo, venta que acept en nombre de Elda el moro Juan Farach, noble entre los suyos, uno de los mayores propie tarios y Justicia de su municipio y jurados, los cuales, asistidos de su Concejo, en la plaza del Angel de Elda le haban provisto de poder bastante ante notario (30 mayo 1535, Varios papeles, etc. , fols. 111 a 113) . . . los dits honrrados justicia e Jurats de la dita villa de Elda essent junt en la Lonja de la plaza del Angel, Iloch acostumat de la dita vila pera semblant actes. . . (Ibid, folio 135 o 139). 210 murado, como leemos en una nota del clavario de 1677 que dice: Ittem dihuit sous a francisco Rodriguez perque ajuda a fer les tapies para tan car de front casa de Melchor de los Reyes perque no queds fora la dita casa. (59) Para los distintos accesos a la villa se haban establecido portales probablemente dotados de guardia permanente, que se abriran por la maana, cerrndose a las nueve de la noche, hora de queda, o incluso an tes. Los portales cuya existencia conocemos son los llamados dels orts, de las heras del hostal, del vall y del ngel. Con seguridad sola mente sabemos el lugar donde se hallaba este ltimo, que deba ser el mismo que el llamado dels orts por lo que despus diremos. Entre los ancianos de la localidad todava se conoce por el nombre de el portal del Angel el lugar situado al fi nal de la calle de la Pursima, donde se cruza con la del Alczar de Toledo por lo que es fcil suponer que toda la parte trasera de las casas de la calle llamada de la Tripa formaban parte del cinturn que cerraba la villa. Sobre este portal haba una hornacina con una imagen del Angel de la Guardia hecha por un artista desconocido, Antonio Sala, a quien la vi lla pag dos libras y diez sueldos por la imagen y diecisiete sueldos por pintarla. Hemos dicho antes que este portal debi ser el mismo que el lla mado de los huertos o dels orts sobre el que se puso la talla del n gel y posiblemente el pueblo la llamara indistintamente con ambos nom bres, prevaleciendo el del ngel por ms grfico y fcilmente identificable. Las notas del Clavario de mayo de 1678 que reproducimos aclaran sufi cientemente esta cuestin: Ittem dos lliures diu sous que se an donat a Antoni Sala per la al moina de una hechura quia fet del Angel de la Guarda pera el portal dels orts..., Ittem setse sous a Antoni Sala per la pintura que feu al angel del portal dels orts. Vint maig 1678. (60) En cuanto a los restantes portales ignoramos totalmente su situacin, pero en cuanto al del hostal creemos posible estuviera a la mitad de la calle Maura, antes llamada del Mesn donde por aquel tiempo se en contraba el hostal y parador de carros, ya que era la entrada a la po blacin desde Alicante. Una investigacin ms minuciosa de los libros del archivo municipal es posible contribuyera a determinar exactamente donde se encontraban los citados portales, cosa interesante para el conocimiento de nuestra po blacin en el siglo XVII. ALIMAAS EN EL TERMINO. Por esta poca los montes que rodeaban Elda no deban ser muy seguros por la cantidad de lobos y zo (59) Clavarlas. 1612 (nota fechada en 1677). (60) Ibid. 211 rros que albergaban. Los concejos de los pueblos premiaban la captura de estos peligrosos animales, entregando doce sueldos por un llop matat y cuatro por una rabosa morta as como tambin daban cantidades pro porcionales por las lechigadas o cras de lobos y zorros. En los libros del archivo son frecuentsimos los pagos hechos a labradores que haban matado en los montes alguno de estos animales y lo presentaban en el Ayuntamiento para recoger el premio. (61) MAS AGUA PARA LA HUERTA. En 1656, la ciudad de Villena ratific la venta de las aguas de la Fuente del Chopo, o sea de las Virtu des, estipulada en 1535, amplindola pues cedi tambin a la villa de El da los sobrantes de las aguas de Caudete y los de la propia huerta de Vi llena, por contrato aprobado por Felipe II en 1658. (62) (61) bid. y otros volmenes. (62) Lamberto Amat y Sempere. Elda parte II, cap. V. 212 ELDA EN EL SIGLO XVIII 213 I. La poblacin eldense en el Setecientos El siglo XVIII es para Elda una etapa ms de la ininterrumpida pro gresin ascendente de la poblacin, extensin de su casco urbano e im portancia. La nica posibilidad con que contamos por ahora para inten tar conocer la poblacin eldense en estos das aunque en cifra inexacta y solamente con un valor de aproximacin es por el examen de las rela ciones de vecinos cabezas de familia que haban de contribuir en las de rramas que peridicamente se hacan por el Ayuntamiento local para atender a algunos gastos que no se pagaban de los fondos del Concejo, como el salario del mdico, el impuesto sobre la sal, contribuciones espe ciales, etc. Por estas relaciones vemos que en 1702 se hallaban comprendidos 457 vecinos y que en 1786 ascendan a 879. Calculando un promedio de cuatro personas por familia o contribuyente resulta que Elda contaba a principios del XVIII con una poblacin de unos 1.828 habitantes, mien tras que en 1786 se haba doblado el nmero al totalizar 3.516. A este fuerte aumento de poblacin se debe la tan repetida frase en documentos mediados de este siglo de ser esta villa de poblacin crecida o de cre cido vecindario. A este incremento de poblacin debi corresponder un paralelo en grandecimiento del ncleo urbano, pero en realidad no est en proporcin directa al crecimiento del vecindario, aunque s se comprueba un mayor nmero de viviendas. Debieron edificarse de nueva planta las casas del llamado Barrio Nuevo, que a pesar de su pomposo nombre, deba ser la calle del General Aranda y parte de la del Legionario y Cuatro esquinas. De igual poca es la calle del Marqus y la del General Mola, as como la del Mesn (hoy Maura) y la del Generalsimo que an hoy conserva popularmente el nombre de Nueva, nombre setecentista. Las Casas de Santo, derribadas en 1902 para levantar la fbrica de 215 calzados de Rodolfo Guarinos S.A., frente a la calle de Alczar de Toledo y final de la Pursima, tambin debieron construirse en este siglo, as co mo muchas de las edificaciones de la calle de la Balsa o fi nal de la de San Roque. Como aportacin al estudio del desarrollo urbanstico eldense, copia mos la relacin para el Reparto de la Sal de 1786, en la que fi guraban las calles del pueblo indicando los vecinos que en ellas moraban, y que es como sigue: REPARTO DE LA SAL DE 1786 (1) Calle del Mesn 50 Calle Nueva de Arriba 75 Calle del Ball, Vall y Maci 15 Calle de la Balsa y San Roque 78 Calle de Trinidad y Giles 23 Barrio Nuevo 91 Calle Linares 22 Calle de San Pascual, Moreras y Virtudes 98 Calle del Castillo 19 Las dos plazas 32 Calle del Orno de San Antonio, Pajares y Estralazo 68 Calle de los Clrigos y Cayda al Ro 56 Calle de San Antn, Plazuela las Parras, Pursima, Cuatro Es quinas y Trinquete. 69 Calle la Tripa 29 Casas de Santo y Heredades 29 Plazuela del Portal del Angel, Calle de la Palmera y Orno de Santa Ana. 71 Calle de Dueas e Iglesia 49 Texera 5 879 Los equivalentes actuales de las calles que no conservan el mismo nombre ( 1 Archivo Municipal de Elda. Contribuciones 1786. 216 que en el siglo XVIII ni pueden reconocerse por la tradicin o costumbre son los siguientes: Mesn -- Maura; Ball (desaparecida al ampliar la iglesia antigua); Vall = General Mola; Maci Marqus(); Trinidad = Jos Amat Sempere; Giles (desaparecida al ampliar la iglesia actual, aun cuando continue el nombre; Barrio Nuevo = General Aranda y Legionario; Lina res = Juan Vida!; Moreras -- Ricardo Len; Horno de San Antonio Andrs Amado; Pajares = Huerto (); Cuatro Esquinas .= cruce San An tn -Pursima; Casas de Santo desaparecidas; Portal del Angel _ cruce Pursima -Tripa; Dueas -- Coln; Texera = indeterminada. Lamberto Amat en su captulo titulado Lo que fue el casero de El da en plena dominacin rabe, lo que era desde la reconquista hasta la definitiva expulsin de los moriscos y lo que es en la actualidad (2) nos da un esquema de lo que pudo ser la entonces villa por todo este siglo, aunque haciendo un solo cuerpo desde 1611 hasta el siglo XIX: Desde entonces debieron principiarse las edificaciones de las dems calles que hoy existen y en nuestro concepto lo fueron desde luego las del Mesn y Nueva, que ocupan la parte sur; despus las de Vall, Caamona y Barrio Nuevo y ms tarde las del Marqus, las cuatro al Este. Las casi tas extramuros, como el grupo de las llamadas de Santo, inmediatas al Portal del Angel, camino de Monvar, deben ser de la antiguedad de esta puerta, segn dan a entender sus paredes; las de fuera de la calle de la Balsa, de ltimos del siglo XVIII; los exteriores de Val!, de la misma poca . Tambin existan los grupos de casas de San Miguel, en el Altico de este nombre y del Monte Calvario. En este reducido permetro urbano vivan y se afanaban los pocos miles de eldenses que debemos contar como probables; nmero no esca so comparado con la poblacin total de Espaa en aquel siglo que era de siete millones de habitantes, segn Ballesteros en su Historia de Espa a. Para estos eldenses, el municipio sostena estos servicios pblicos, pagados unos con los Propios del Concejo y otros por derrama entre los vecinos: SERVICIOS SANITARIOS. Por los libros de Clavaras (cuentas) que se conservan en el Archivo Municipal no se puede concretar lo que abarcaban los servicios sanitarios que el Concejo mantena a sus expen sas, as como si estaban destinados solamente a los vecinos pobres o sus servicios eran para el pueblo en general. Sabemos por los citados libros que se pagaban diez libras al ao a Mara Ramos Comare de Parir, as como otras siete libras por el alquiler de la Casa de la Comadre, proba (2) Lamberto Amat. Ob. cit. 217 blemente situada en la calle en ngulo que an se conoce con este nom bre. Tambin la Farmacia estaba prevista por esta poca, pues se paga ban cuarenta y ocho libras a la Viuda de Pau Snchez Apothecari por su salario de un ao. Mucho ms se pagaba al mdico titular de la villa que en este ao de 1702 era don Vicente Paya pues cobraba doscen tes y vint lliures. El cirujano titular era Vicent Juan Cirurgia al que le pagaban cuatro libras al ao per lo treball de haver asistit a la curaci y Sangras del pobres malalts del hospital y Parrochia en lo discurs de esta Juradera. SERVICIOS DE ENSEANZA. A principios de este siglo y duran te el mismo, el Concejo sostena una escuela pblica para nios y pagaba adems a otros varios maestros de distintas especialidades para que die ran lecciones, como podemos comprobar por las notas siguientes: El maestro de escuela debi ser entonces un importante personaje, no slo por la aureola de conocimientos que en los pueblos pequeos ro dea a este sacrificado funcionario, sino porque adems de su cargo posea los de organista y relojero, con la obligacin de tocar el rgano en las funciones religiosas de la parroquia y de arreglar y atender el Reloj de la torre y tal vez el del Castillo. En 1702 reuna estos tres sobresalientes ttu los Marcelo Lopez, mestre de Escola, organista y relongier y cobraba por su salario la respetable cantidad de cien libras anuales, que si compa radas con las 220 del mdico pueden considerarse una pequeez, no lo eran al establecer la misma comparacin con las 48 del boticario, las 4 del cirujano, las 15 del Clavario, las 60 del escribano de sala y las 50 que se repartan el Justicia y jurados. El Municipio tambin sostena la Casa escuela por la que pagaba diez libras al ao de alquiler, y que estaba situada en la Plaza del Angel, como entonces se llamaba la plaza donde est ubicado el Ayuntamiento. Igualmente mantena un Maestro de Gramtica que a principio de siglo era Juan Matheo Grau, Notario de la villa, que perciba veinte libras de salario. y por ltimo un maestro de solfa, Mosn Miguel Morillo, que perciba diez libras por ensear los rudimentos del arte musical a los ni os eldenses con vistas a capacitarlos para tomar parte en los coros de la parroquia. No tengo noticias de que en los principios del siglo desarrollara el Convento de Ntra. Seora de los Angeles de Franciscanos Menores, la ex celente labor didctica que con tanta brillantez realiz ms adelante la centuria. Sabemos que en 1751, el Reverendo fray Antonio Tordera baja ba desde el Convento a la Ermita de San Antonio Abad a leer Gramtica (3) y que en 1780 se educ en el citado Convento el renombrado hroe de (3) Archivo Municipal. Elda. Clavarias 1750-51. 218 la Independencia, el famoso Padre Rico, de Monvar, tomando en dicho Convento los hbitos a los 16 arios de edad, en 1789. (4) Manifiestan la buena labor efectuada por la escuela de primeras le tras de Elda la cantidad de personas notables, religiosos especialmente, que cursaron sus primeros estudios en ella, pasando despus a las aulas del Convento o a escuelas superiores de otras poblaciones, como el Semi nario de Orihuela. Adems del famoso escritor y economista Juan Sempe re y Guarinos y del jesuita y tambin escritor P. Joaqun Juan Corts, que cursaron sus primeras letras en la escuela de su villa natal, debemos con tar a los Jesuitas Francisco Garca, Antonio Garca, Ignacio Guarinos, Antonio Polop, Francisco Salazar y Jos Ferrndiz y a los Capuchinos P. Andrs, P. Angel, P. Diego, P. Fidel, P. Jos, P. Manuel y P. Vicente, to dos con el apelativo de Elda como es costumbre en esta orden al poner detrs del nombre propio el de la poblacin de naturaleza. Otros servicios pblicos que corran a cargo del Municipio era la lim pieza peridica de las Acequias que traan las aguas de beber y del riego, reparacin de las encaadas y todo lo relativo al buen servicio del riego de la huerta que entonces era el principal modus vivendi del eldense del siglo XVIII. En su mayor parte dependan directa o indirectamente de la tierra. Unos, los terratenientes, por vivir de los beneficios de su arrien do; otros, los labradores, por depender exclusivamente de los productos que le arrancaba; otros ms, los comerciantes escasos por las limita ciones impuestas porque si la cosecha era mala sus ventas escaseaban; el municipio, por la misma razn, vea mermados sus ingresos al no ser pagadas las contribuciones ni derramas y todos, en fi n, tenan que estar mirando al cielo para ver si de l les vendra el bienestar o la ruina, como hicieron sus abuelos desde que la planta del hombre pis nuestro mbito hasta que los primeros motores empezaron a ronronear su cancin de f cil riqueza.- Por esta misma dedicacin total a la agricultura, sus proble mas eran limitados a las aguas de riego, a las tormentas y pedriscos de peridica aparicin, a las plagas y dems calamidades para el labrador. Eran raras las industrias que funcionaban en el trmino y de escasos rendimientos econmicos. Conocemos la existencia de fbricas de salitre y plvora, cuyo gran consumo de atocha para sus calderas amenaz extin guir la relativa abundancia de esparto de los montes circunvecinos. Lee mos en Lamberto Amat que segn Cavanilles, un vecino de Elda llamado Jos Juan invent un martinete de majar esparto, operacin que desde siempre se realizaba a fuerza de brazos, estableciendo uno en la villa. Tambin haba fbricas de aguardiente, molinos de harina y de papel de estraza, situados en las orillas del Vinalop, para aprovechar el escaso caudal que movera las ruedas transmisoras de la fuerza a las muelas. (4) Rico y Montero. Ensayo bio-bibliogrfico de escritores de Alicante y su Provincia. Ali cante. Tomo I, pg. 259. 219 El comercio tampoco estaba ms adelantado que la industria. Coar tada su libertad de actuacin por el monopolio que ejerca la villa o el se or para los artculos de primera necesidad, no estaba al alcance de cual quiera como lo estuvo aos ms tarde el abrir una tienda donde ga narse la vida honradamente. En aquel tiempo solamente haba en la Villa dos tiendas, la Vieja y la Nueva, una carnicera y una Taberna de vino al por menor, que todos los arios arrendaba la villa al mejor postor, tenien do el arrendador obligacin de tener siempre en su comercio los artculos necesarios y venderlos con una ganancia previamente estipulada. Como documento interesante para conocimiento de esta faceta de la pequea historia de nuestro pueblo, no por tratar de cosas vulgares menos intere santes que otras, copio a continuacin algunos de los Captulos con los quales se arrienda la Regala de la Caza Tienda hechos y formados por el Alcalde y Regidores y Sndico Pror. Gen./ de este presente ario de 1768 para el viniente 1769. (5) Primeramente que el Arrendador de dha. Caza Tienda haya de te ner Aseyte de abasto, bueno y claro y de resivo y ha de tener dos dineros de ganancia en cada una libra de aseyte y esto ha de ser mercndolo den tro de la presente villa y su condado y si lo trajese de otra parte ha de te ner de ganancia en cada una libra de aseyte tres dineros, comprendidos Portes y dems gastos. Otros que dicho Arrendador haya de tener Atun a Abasto de tron co y refino y tendr de ganancia quatro dineros por cada una libra de atun, comprendiendo en dha ganancia el porte y demas gastos. Y si lo mercara en esta villa en Seras de Esparto como lo acostumbran traer a esta presente villa ha de vender un dia natural enjuto atn del modo que lo ha mercado, con dos dineros de ganancia por cada una libra y de el atn que quedare por vender se har averiguacin por los Seores Regi dores y se pondr en agua y tendr de ganancia por este atn tres dineros y no mas. Que dicho Arrendador haya de tener para vender en dicha Caza Tienda Abadejo intern hubiere en la ciudad de Alicante, y mientras hu biere Bretn, no ha de traer Abadejo Ingls y ha de tener de ganancia quatro dineros por cada una Libra, comprendidas en ella as el porte co mo los dems gastos. Se previene que el Abadejo ha de ser a satisfaccin de los Seores, y el Abadejo que vendiere remojado solamente ha de tener de ganancia dos dineros por cada Una libra y ha de ser a eleccin de los seores regidores el mandarle traer Abadejo de la primera o segunda suerte. Que el expresado Arrendador haya de tener Sardinas a Abasto guando la haya en la Ciudad de Alicante con quatro dineros de ganancia en cada libra comprendiendo en esta portes y dems y si la mercase en esta citada villa solo ha de tener de ganancia un dinero. 1r , 1mo Municipal. Elda Varios papeles interesantes al pueblo de Elda. Folio 261 220 Que dho Arrendador haya de tener Quezo Salado y de Mallorca con quatro dineros de ganancia en cada una libra, Comprendidos en ella el porte y dems gastos y si lo mercare en la presente villa o su Condado solo tenga de ganancia tres dineros por cada una libra. Que dicho Arrendatario ha de tener y tenga todo gnero de legum bres como son Garvanzos, Frisuelos, Abichuelas y lentejas con dos dine ros de ganancia por cada una libra comprendidos en esta el porte y de ms gastos, haciendo aberiguacin antes de lo que pesaban dhas legum bres para poner el precio deviendo pesarlas con la arroya de esta presente Villa. Que el Arrendador haya de tener Asucar a Abasto y tenga de ga nancia seis dineros en cada un libra y en cada onza un dinero y los foras teros ni los de la tierra puedan vender asucar a libras bajo dha pena apli cada a dro. (derecho). Que dicho arrendador haya de tener Arroz a Abasto con dos dine ros de ganancia mercndolo en esta villa y condado y si lo trajese de fue ra tenga de ganancia el porte y dems gastos. Que dho.Arrendador haya de tener todo gnero de Especies, como son Pimienta, Asafrn, Clauos, Canela y guingebre y se le d esto de ga nancia: a la pimienta un dinero en cada onza y en los clavos y canela cuatro dineros en cada una onza y haya de tener de dichas especies para vender abasto y si cualesquiera otra persona quisiera mercar pimienta a libras o medias libras lo haya de dar y vender con seis dineros en cada Una libra trayendo testimonio del precio a que la aya mercado la arroya. Que si algun forastero o Vezino de la presente villa trajese a ven der dhas. Especies no las puedan vender sino en esta forma: La pimienta, asafrn, Clauos y canela a libra y medias libras, onzas y medias onzas, quartos y medios quartos y no en otra manera dejando en facultad a los forasteros para poder Vender un dia natural en Cada mes lo referido por onzas y medias onzas, quartos y medios quartos bajo la pena de sesenta sueldos... VIVIENDA. Las casas en que habitaban los eldenses del setecien cos y de las que an pueden verse algunas, cada vez menos eran grandes y amplias, con pequeas ventanas cerradas con fuertes postigos. Sus habitaciones eran en general de techos altos y el suelo de piedras grandes, yeso o, en las de mayores pretensiones, baldosas. Los pisos altos carecan de cielo raso, vindose el armazn de las vigas. La puerta de en trada era generalmente ancha y en las de doble portn y amplio zagun tena practicadas en el portal de piedra dos anchas depresiones para que pasaran comodamente las ruedas de los carros que se guardaban en el za gun. Los patios tenan amplitud suficiente para almacenar lea, guardar algunas cabras, gallinas, conejos y otros animales en alegre mescolanza. En muchos casos, la cocina y comedor era una sola habitacin siendo la 221 primera una losa de piedra sobre la cual se encenda el fuego de lea, sa liendo el humo por la gran campana que cortaba media sala. General mente las paredes eran gruesas unos 50 cms. y estaban formadas por piedras de todas clases amasadas con mortero de yeso y arena. RENTAS DEL MUNICIPIO. A principios de este siglo que nos ocupa, la villa contaba con las siguientes fuentes de ingresos para aten der a los gastos pblicos: Arrendamiento de la Tienda Vieja. Arriendo de la Tienda Nueva. Arriendo de las aguas de Petrel. Venta de hierba y verduras. Arriendo del derecho de Treta. Arriendo de la farinera o suministro de harina. Arriendo de la Casa Taberna, Sisa de la Carne y venta de ropas (pieles) de los animales sacrifi cados. Sisa menuda de la Carnicera. Intereses de diferentes prstamos hechos por la villa al diez por cien to. Venta de tandas de agua del Pantano. Esta fuente de ingresos se mantuvo con escasa diferencia durante to do el siglo, pues en 1795 solamente fi guran como Propios los apartados siguientes: Arrendamiento de la Casa Tienda de la Plaza de Abajo. Idem de la Tienda de la Plazuela del Hospital. Idem de tres tandas de agua. Idem de la Casa Taberna, de la venta de vino al por menor. Idem de la sissa menuda. Por la venta de pieles de animales sacrificados. Por el arrendamiento de la Carnicera. De cuyos ingresos tena que satisfacer los servicios pblicos y el pago de intereses que todava pesaban de los prstamos suscritos con motivo de las guerras de principios de siglo. ORGANIZACION MUNICIPAL. Desde su incorporacin a la Co rona de Aragn, Elda conservaba en su organizacin municipal las cos 222 tumbres y fuero del Reino de Valencia, teniendo formado su Concejo Mu nicipal por cuatro jurados, un Clavario o Mayordomo de Propios y un Es cribano de Sala, auxiliados por otros cargos inferiores. Estos cargos eran renovados cada ao, efectundose el relevo de Jurados en la Pascua del Espritu Santo. La sustitucin se haca entregando al Conde una lista de personas aptas para el cargo (dos nombres para cada puesto) y el Seor de la villa designaba los que constituiran el Concejo el ao prximo. Con las convulsiones tremendas de la Guerra de Sucesin y la sepa racin y luchas entre las ciudades y villas del Reino de Valencia, y aboli dos los fueros del Reino por haberse ste levantado a favor del Archidu que, se extiende a este la organizacin administrativa local vigente en Castilla. Elda reorganiza su Concejo de acuerdo con la nueva ley que aho ra lo constituye un Alcalde ordinario, cuatro Regidores con funciones iguales a las de los Concejales de hoy, un Sndico o Procurador General y un Clavario o Mayordomo de Propios, cargo equivalente al de Interven tor, Depositario de Fondos Municipales y Recaudador de Arbitrios en un solo cargo. El puesto actual equivalente al antiguo Fiel de Fechos o se cretario de Ayuntamiento actual lo desempeaba un Escribano con el ti tulo de Escribano de Ayuntamiento. La jurisdiccin de estos Ayuntamientos frente a la villa era indepen diente del Seoro, siendo libre para tomar sus decisiones sin previa con sulta y sin dar cuenta de sus actos. Sin embargo, en algunos tiempos se nombraba un Alcalde Mayor o Gobernador del Condado, designado por el Seor, que poda intervenir e intervena en la forma de dirigir los asun tos de la villa por el Concejo Municipal. De la intervencin del Conde en la vida municipal de la villa puede darnos una idea la transcripcin de este documento que aunque algo extenso creo interesante para la mejor comprensin de esta faceta de la vida eldense en 1755, que es la fecha que lleva el documento: Don Fernando por la Gracia de Dios Rey de Castilla y Len, etc... A vos el Conde de Puonrostro, Dueo de la villa de Elda y a los del ac tual Ayuntamiento de la misma, salud y gracia. Sabed: Que en la nuestra Audiencia que reside en la ciudad de Valencia, ante el Gobernador, Capitn General Presidente, Regente y oidores de ella, se present la Peticin del tenor siguiente. Excmo. Seor Gerar do Llopis en nombre y en virtud del poder que con solemnidad y jura mento necesario presento de Miguel Rico, vecino y Ciudadano de l villa de Elda; ante V.E. por via de recurso, agravio y por aquel remedio que mejor haya lugar en derecho parezco y digo: Que el Consejo, Justicia y Regimiento de dicha villa hizo en el presente ario la proposicin de oficia les para el Govierno con el possible arreglo a lo mandado por V.E. en el auto acordado y con el mismo remitieran dicha proposicin al Conde de Puonrostro, dueo de la misma para su eleccin expresando los paren 223 tescos que tenan los propuestos respectivamente y en particular el Alcal de propuso para sucesores en su oficio a Juan Vidal, el Doctor Gabriel Miguel Amat y Antonio Juan y Juan, sujetos en quienes no concurren pa rentesco con el proponente que los resintiera ni menos otro bice que lo embarazara, pero hallndose dicho Conde en dicha Villa luego que reci bi dha. proposicin de ofiziales mand que se hiziese nueva proposicin y obedeciendo el Ayuntamiento se hizo segunda sin variar los tres propu estos para Alcaldes pero igualmente mand hacer tercera propuesta y que se excluyeran los propuestos antecedentes para Alcaldes porque eran dos primos hermanos de uno de los Regidores que componan el Ayuntamien to y al mismo tiempo por los familiares del Conde y en particular para don Josph Muoz, caballerizo, manifest al Alcalde que como no propu siese para Alcalde a Ignacio Bernab no habra nada que hacer en los propuestos y que el Conde quedara satisfecho y aunque el Alcalde se re pugn por justos motivos, al fin, por miedo reverencial, aunque resistien do con la voluntad, se hizo tercera proposicin y propuso para Alcalde al referido Ignacio Bernab, y aunque esta contena mayores bizes por los parentescos y por otros motivos, el Conde (mal instrudo y menos bien aconsejado) nombr por Alcalde al expresado Ignacio Bernab, por Regi dores a Antonio Juan de Pedro, a Pablo Vidal, a Joseph Linares y Juan y a Gernimo Sempere, y por Sndico Procurador a Francisco Agustn Co luchi, y por Alguacil Mayor a Francisco Juan Segura, y con efecto les pos sesion en sus empleos. El precitado don Joseph Muoz sin embargo de ser todos los Regidores Parientes entre s, pues Antonio Juan de Pedro y Pablo Vidal son primos hermanos y estos de los otros dos parientes y lo que es mas, que el padre de dho Linares tiene Pleyto pendiente ante V. Exa. con fa Villa sobre quentas de propios en que con otros fue condena do al pago de quinientas y mas Libras, y aunque todo esto se pudiera di simular, pero en manera alguna lo es la eleccin de Alcalde Sndico, pues este se halla actual Reo de crimen punible, sobre suplantacin de fi rmas, y pendiente la Causa en la Real Sala de Ofizio de la Real Jurisdiccin y dada fi anza para su excarcelacin y de restithuirse a esta Ciudad y Cr cel siempre que por los Seores sea llamado: Y el dicho Ignacio Bernab, Alcalde, padece mas obstaculos que le imposibilitaran su eleccin y exer cicio de jurisdiccin a causa de ser hijo de Pedro Bernab y hermano de Pedro Bernab, llamado el Portuguesillo, ambos condenados por mone deros con nota de infamia y excluidos sus parientes de empleos honorfi cos, para cuya observancia se mand por orden superior colocar en el Ar chivo del Ayuntamiento un tanto de dha. sentencia para que se hiziesse saber a los que se possesionasen de los empleos de Justicia y Regimientos, cuyos extremos ass constan de la sumaria de testigos que con la misma solemnidad y juramento presento y se hubiera hecho constar mas authen ticamente a no hallarse apoderados del Archivo y Papeles del Ayunta miento dichos actuales Alcalde y Regidores. De estos hechos se desprende el violento y forzado medio con que el Dueo de dicha Villa ha possesio 224 nado al actual Govierno de, ella, sin embargo de los defectos que les im posibilita y evidencia la nullidad que haze insostenible la dha eleccin de Ofiziales y que con resistencia del derecho se quiere darse a acto que no lo tiene. De aqu comprender la alta inteligencia de V.E. los justos moti vos que produce semejante eleccin y medios practicados en su logro para la inquietud de dha villa y que haviendose degradado para dicha propues ta y repulsado sugetos benemritos por solo el parentesco de ser los pro puestos para Alcalde primos de uno de los Regidores, no ha sido embara zo el nombrar a los actuales Regidores el que sean primos hermanos en tre s ni dems obstculos referidos y parece que ha querido entronizar el poder a sugetos incapaces e inhbiles, siendo por esta resultables otros efectos que constituian a los vecinos en estado que cause su ruina y exter minio de dha villa; pues aunque por lo respectivo a los Regidores se qui sieran aquietar los nimos, no pueden viendo al actual Alcalde y Procura dor Sndico con tales defectos y vicios que imposivilitan el exercicio en sus respectivos empleos y verse sugeto a sufrir las personas de honor el man do de las que son incapazes de exercerlo. Y como se interesa el bien p blico, la tranquilidad y quietud de dha villa en su remedio, como a vezino que es mi parte, por la accin popular le compete la Accin para el agra vio que padece el pblico y solicitar el mas oportuno medio que indemni ce de tales gravmenes y se conserve la libertad y no se oprima esta con medios meticulosos que embarazen la buena conducta y para ello se haze indispensable el Recurso a la Justificacin de V.E. a fi n de que inteligen ciado de todo lo antes dho se sirva mandar remover al actual Govierno y que el Conde nombre de los sugetos propuestos en una de las dos antece dentes ternas, o que de nuevo la hagan los que componian el Ayunta miento al tiempo de la proposicin reintegrndoles para ello en sus em pleos, haciendolo todo con arreglo.., dando para todo las providencias que V.E. juzgare por mas conveniente, es justicia que pido, protesto cos tas, Juro en lo necesario, etc. Doctor Vicente Irles. Gerardo Llopis y Si rera. La Real Audiencia despach Carta al Conde de Puonrostro y al Ayuntamiento de la Villa dndole traslado de la peticin para que en el trmino de quince das se presentaran ante la misma para ser odos, car ta fechada en 20 de junio del ao 1755. Dichas cartas y traslado se las ley al Ayuntamiento el Escribano de Petrel Vicente Tortosa el da 28 del mismo mes. * * * En este libro no continan las incidencias de este interesante pleito, del que nos hubiera gustado conocer los contraalegatos de la otra parte para saber si eran ciertas las tremendas acusaciones hechas a los munci pes como falsificadores de fi rmas, monederos falsos con nota de infa mia, etc. Tambin sera interesante saber la verdad de tales acusaciones 225 para poder fi jar la personalidad del dueo y seor de la villa que en la demanda queda muy mal parado pero parece que habr que esperar as hasta nuevas averiguaciones que den ms luz a esta curiosa pugna municipal de mediados del siglo XVIII. No debi prosperar la demanda, puesto que en sucesivas anotaciones del mismo libro (6) siguen fi gurando los mismos regidores bien adelanta do el 1757, lo que puede ser ndice de ser infundadas las acusaciones o bien de decisiva influencia del Conde en la Real Audiencia de Valencia, ciudad en la cual tenan su residencia haca ya largo tiempo los Seores de Elda. Hemos intentado hallar algo sobre este pleito en el Archivo Ge neral del Reino de Valencia, Seccin de Pleitos, pero no hemos hallado nada relacionado con el mismo. II. Lmites con Petrel y Marquesado de Noguera (1703) Por el hecho de formar un solo cuerpo las villas de Elda, Petrel y Sa linas, unidas por la denominacin comn de Condado de Elda, no tenan deslindes ni amojonamientos entre s, pero s los tenan con las poblacio nes limtrofes, o sea con Novelda, Monvar, Sax, Castalla y Agost. LOS lmites con Novelda y Monvar se establecieron por Real Decreto de 6 de diciembre de 1428, expedido por el Rey don Alfonso V de Aragn para acabar las cuestiones entabladas entre don Pedro Maza de Lizana, seor de Novelda y Monvar por una parte y don Ximn Prez de Core 11a, seor de Elda, Petrel y Salinas por otra. Con Castalla fi j sus lmites Petrel el 4 de julio de 1503, como hemos sealado en sus respectivas pocas. Pero el crecimiento en importancia de las dos villas, que a partir de la momentnea despoblacin con motivo de la expulsin de los moriscos iban engrandecindose paulatinamente y aumentando el nmero de sus moradores, haca que se multiplicasen los rozamientos entre unos y otros, producindose continuamente situaciones tensas y litigiosas, especialmen te por la existencia de la Comunidad General de Pastos, Leas y Aguas. Para evitar los males que se derivaban de la no existencia de un lmite definido y claro sobre la jurisdiccin de ambos Ayuntamientos ya que es obvio que si bien el Conde era dueo y seor de ambas villas del Con dado sin discriminaciones ni lmites, esto no presupona que la villa de Petrel estuviese supeditada o subordinada a la de Elda como tal villa, si no que eran dos entidades de poblacin iguales en soberana, autoridad y (6) Archivo Municipal. Elda. Clarayias 1756-57, folio 92 y ss. 226 derechos, nicamente vinculadas por la cercana geogrfica y el vasallaje a un mismo seor, que tena su sede dominante en Elda como poda ha berla tenido en Petrel. (7) Por todo esto, la necesidad de fijacin de lmites era inaplazable y conveniente a la tranquilidad y quietud de ambos pueblos. Sin embargo, la rectitud y justicia que debi prevalecer en una decisin de tan grande importancia para la vida y economa de ambas villas no existi a la hora de trazar las lneas de divisin. Parece como si el Conde don Francisco de Coloma, entonces seor de las villas, hubiera cedido al rencor que en su nimo haba contra la villa de Elda que repetidas veces se haba opuesto en los tribunales del Reino a las excesivas pretensiones del Seor, tanto en su exigencia de seora directa como en la de cobrar pechos a las tierras de Natural. (8) Lamberto Amat, en su extenso y documentadsimo captulo sobre el Trmino General de Elda (9) sostiene que hubo un motivo ms de animadversin del Conde hacia los eldenses, que no creo totalmente acep table. Dice que la circunstancia de no haber podido conseguir el Seor de la Villa que Elda siguiera el partido del Archiduque de Austria en sus pretensiones al Trono de Espaa y al que el Conde apoyaba, e incluso el que la villa tomara armas a favor del de Borbn, inclinaron el nimo del Conde a profesar mala voluntad al pueblo, mala voluntad que tuvo oca sin de manifestarse con el trazado de lmites con Petrel. No creemos que este partidismo poltico influyera en el nimo del Conde por varias razones. Por una parte, en el ao que se hizo la delinea cin del lmite, en 1703, todava no estaban los nimos tan enconaos en Espaa como para que se trazaran actitudes categricas en pro o en con tra del Rey don Felipe V, pues la Guerra de Sucesin slo fue desarrolla da en nuestro suelo desde 1704 y hasta un ao despus, en el 1705, no se efectu la divisin abierta de poblaciones unas en pro y otras en contra, causa por la cual no parece probable que en 1703 existiera una decisin tajante en una u otra direccin, an cuando cada cual, particularmente tuviera puestas sus simpatas en uno u otro de los pretendientes. Por otra parte, tambin Petrel tom partido por el Borbn, al formar parte de la Liga de los ocho pueblos de la Hoya de Castalla, por lo que tambin tena que sufrir el enojo de su Seor. Creemos que era suficiente motivo para esta animosidad, los repetidos pleitos que entabl la Villa con el Conde y que como grficamente se expresa en la Concordia de 1684 de rescisin de pleitos, origin ... el estar sa seora molt indignat contra sos vasalls en cara que ab justa rah, pues han faltat estos en algunas ocasiones de poltica y cortesa que es deu a tan gran seor. (7) Sobre este tema vase mi artculo Petrel no fue aldea de Elda, publicado en la Revis ta de Moros y Cristianos, Petrel, 1953. (8) Archivo Munieipal, Elda. Clavarias, 1680-84. (9) Ob. cit. Parte II, captulo VII 227 Por todo ello se produjo la citada divisin de trminos en una forma injusta y arbitraria, pues si no hubiera mediado mala intencin con Elda y no tantos deseos de favorecer a Petrel como de perjudicar a la rebelde cabeza del Condado, es dificil creer se hiciera como se hizo. Segn el Bosquejo planimtrico formado por la Direccin General del Instituto Geogrfico y Estadstico. Escala 1:25.000 de Elda y Petrel, la lnea divisoria nace de las Casas del Chorrillo siguiendo la orilla izquierda del Vinalop hasta Santa Brbara y de all, siguiendo la misma lnea hasta el antiguo y derruido acueducto de la Rambla de Caprala o Anchu rita. Desde este punto sigue en lnea recta hasta el desaparecido Convento o Manicomio Provincial, siguiendo la acequia del riego y desde all con tina por la acequia que corre al Este del Barrio de la Fraternidad, ba jando en diagonal por el sur de la Ciudad Vergel y Barrio del Progreso hasta unirse con la carretera hacia Alicante, que sirve de lindero hasta las Salinetas, punto en que comienza el trmino de Novelda. La superficie del trmino municipal de Petrel es de 10.426 Ha., 25 reas, y el de Elda 4.468 Has., 78 a. y 11 m2. esto es, mucho menos de la mitad. Pero no es en la cantidad de metros cuadrados donde se encuentra el motivo de la justa repulsa de estos lmites, sino por el trazado de su lnea. El lmite Este de Elda, que es el Oeste de Petrel no haba motivo en dere cho para que se trazara casi rozando el casco urbano de Elda mientras se dejaba a Petrel una distancia de dos kilmetros desde su lmite a las pri meras casas de su casco urbano, llegando en un punto hasta las mismas paredes del Convento, a no estar el cual, quiz este lmite hubiera llegado hasta lamer los muros de la Iglesia de Santa Ana, tan infundada y parcial fue la fi jacin de dicho lmite. La zona al Oeste del Camino de las Pedre ras y La Morch, en la que se encuentran El Barranquet, la Huerta, el Poblet y Campo de Santa Brbara, tampoco haba justificacin para que quedara en trmino de Petrel. Justo era, naturalmente, que se compensara a Petrel la inmensa zona montuesa que ocupa las tres cuartas partes de su trmino, pero haba que tener en cuenta que tambin Elda posee tres cuartas partes de su territo rio de montes pelados, con la gran diferencia favorable a la villa hermana de que sus montes son ricos en venas subterrneas de agua y por lo tanto no son estriles o de msero producto, sino que permiten la formacin de valles y pequeas huertas como las de Pusa, Cat, Rincn Bello, Ferru sa, La Almadraba y otros, y en cambio los montes de Elda son comple tamente improductivos, sin ms agua que la que corre por sus torrenteras en los das de tormenta. A peor terreno asignado a Elda debi drsele mayor cantidad o calidad y no volcar los favores en una parte, dejando gravemente perjudicada a la otra. No se protest en aquel tiempo por lo arbitrario de la divisin efec 228 tuada, ni se hizo posterior reclamacin una vez que se abolieron los seo ros y volvieron las villas y ciudades a la Corona, por lo que estos lmites han adquirido legitimidad, sancionando el tiempo la parcial determina cin del entonces Conde de Elda, don Francisco de Coloma. EL MARQUESADO DE NOGUERA. Con el objeto de evitar ren cillas entre ambos pueblos sobre la espinosa cuestin de las aguas de be ber de Elda o aguas buenas, que nacan en Santa Brbara y corran por las fuentes pblicas de la entonces villa, siendo las nicas de que se dispona para los usos domsticos, en la misma divisin de trminos se incluye esta importante nota: En la qual divisin de jurisdicciones se entiende no tenerla ninguno de dichos Justicias en el Marquesado de Noguera, porque esta es slo del Seor, y en su lugar la tiene su Procurador General, como en las dichas villas la tenemos y en nuestro nombre nuestro Bayle y Procurador Ge neral... El Marquesado de Noguera a que se refiere esta clusula es el terri torio de Santa Brbara, elevado a Marquesado en el siglo XVI, como lee mos en Lanperto Amat (10) para evitar que su jurisdiccin estuviera a car go de una de las dos villas. El mismo Lamberto Amat, en estos captulos tan interesantes para la historia de aquellos tiempos (captulos que es ca da vez ms lamentable permanezcan inditos por su alta calidad literaria y el valor documental de los datos que aporta, fruto de su investigacin minuciosa en el Archivo Municipal y Parroquial antes de que estos sufrie ran la fuerte destruccin y saqueo que posteriormente han padecido) sos tiene la teora de que Santa Brbara siempre ha sido de jurisdiccin civil y eclesistica eldense y que slo de hecho forma parte del trmino de Pe trel. Verdad es que su jurisdiccin se la reserv, como hemos ledo, el Se or de las villas para que ninguna de las dos la tuviera, pero no es me nos verdico que su territorio quedaba dentro del trazado de lmites, por lo que en todo caso no pertenecera a Petrel, pero tampoco a Elda. Tam bin es cierto que la jurisdiccin eclesistica la tuvo siempre la iglesia de Elda, pero por una parte sta ces a principios del siglo XIX y por otra la jurisdiccin eclesistica no presupone derecho ninguno a efectos civiles. En el siglo XX en que escribimos esto, en poca de asociaciones su perestatales y, en nuestra parcela comn, de existencia de una Mancomu nidad Intermunicipal de Elda y Petrel que dirige, encauza y resuelve mancomunadamente los asuntos que interesan a ambos pueblos, estas di ferencias entre una y otra villa resultan un poco anacrnicas, pero para los eldenses de los pasados tiempos y an para muchos del nuestro resultaban asunto de inters vital que condicionaba la vida de su pobla cin, por cuya razn las hemos trado a estas pginas con la extensin que hemos considerado requeran. (10) Ibid. Parte II, captulo VII. 229 III. La Guerra de Sucesin Las desastrosas circunstancias que rodearon los comienzos del largo reinado de Felipe V sirvieron para que Elda pusiese nuevamente a prueba su capacidad de sacrificio y la valenta y tesn de sus moradores, partici pando activamente en la enconada lucha que durante varios aos ensan grent las tierras de Espaa. Desde sus primeros momentos en que Valencia, Catalua y Aragn se alzaron en favor del Archiduque, nuestra villa se mantuvo espontnea mente del lado de Don Felipe, colocndose decididamente junto a la liga de pueblos que lo defendan. Aunque Danvila, como ameno historiador de esta poca en su serie Las luchas fratricidas de Espaa no cita a nuestra ciudad al relacionar las que haban tomado partido por el Bor bn (11), est suficientemente demostrada, no slo por la ayuda que desde el primer momento prest en hombres y vituallas a las poblaciones ataca das, sino explcitamente por cartas que mand a las villas vecinas, exhor tndoles a que se mantuviesen fi rmes en la defensa de los derechos del le gtimo Rey, como podemos comprobar por este asiento del Clavario, de 15 de diciembre de 1705, en el que se lee: Ittem en 15 per lo gasto de uns propis que despacha la vila a la Fo ya de Castalla, Alcoy, Cocentayna, Ontinent, Bocairent, Biar, Villena, Caudet, Monnouer, y Nouelda para que es mantinguesen devall lo domini del Rey Nre.Md.Phelipe 5. (12) Aunque no se cita a Petrel en las villas requeridas, sta tambin haba alzado su bandera, desde los primeros momentos, en favor de la misma causa. No parece que fuera unnime la voluntad de luchar por los derechos del duque de Anjou entre los moradores de la villa, y s hay que creer que la divisin entre las gentes de Espaa no se detuvo ante las puertas de la villa sino que se introdujo entre sus habitantes. Lamberto Amat escribi sobre esta situacin los siguientes prrafos: Una tradicional excepcin cuenta que todos los habitantes de la calle de la Tripa eran adictos al Archiduque Carlos de Austria, que tambin pre tenda la Corona; se explica dicha excepcin, porque mi sexto abuelo ma terno, Toms Sempere y Amat, hombre de bastante posicin, que viva en la referida calle, haba abrazado la causa del ltimo, y sus convecinos le siguieron. (13) ( 11 ) Para contrarrestar la fuerza de las poblaciones declaradas en favor del austraco se for m liga y hermandad entre los vecinos de Baeres, y los de las villas de la Hoya de Castalla: que eran Castalla, Biar, Onil, Ibi y Tibi, as como las de Petrel y Monvar, defensoras todas del rey don Felipe V (Luchas fratricidas de Espaa, tomo V, pg. 40). (12) Clavarias 1705 a 1710, fol. 81 / v. (13) Ob. cit. Parte II, cap. IX. 230 Tambin entre el clero haba disensiones y banderas, como lo de muestra esta otra nota que fi gura en el Libro de Bautismos, Confirmacio nes y Matrimonios que empieza en 1701, al dorso de la primera hoja y que dice copiada textualmente: NOTA: Que en los folios 77, 78 y 79 ha algunos motes de bautismo fechos por el Doctor D. Juan de Vera, Econmo, el cual fue econmo de esta iglesia por ocasin de haberme desterrado a m, el infrascrito Rector, por buen vasallo del Rey Ntro. Seor D. Felipe Quinto, juntamente con mi vicario y otros muchos de los revdos. pbros. de esta Iglesia en la cual todos seguimos el partido del Sr. Phelipe Quinto: y el seor Vicario Ge neral por instancia de algunos malos vasallos de Su Mag.d y por seguir tambin el Sr. Provisor el partido del Seor Archiduque nos desterr y puso por Econmo de esta Iglesia al sobre dicho Dr. Juan de Vera, Vica rio que era de la Parroquia de Monvar: lo que noto aqui ad perpetuam rei memoriam y lo fi rmo de mi mano el Dr. Jos Maestre Rector. Lam berto Amat al copiar tambin textualmente esta interesante nota, agrega que en el mismo libro, al folio 380 y al margen de la partida extendida en 4 de octubre de 1706 se lee lo que sigue: A este tiempo ya haba vuel to de mi destierro. Vase la nota del principio del libro. Dr. Maestre, Rector. (14) Desde los primeros momentos de la lucha cre la villa una fuerza de cien infantes y treinta y cinco caballos, que emple donde las necesidades de la guerra lo requera, emplendose con sumo valor y arrojo que fue re petidamente elogiado por los generales borbnicos Berwick, Caballero Desfeld, Mahon, Medinilla y los que los tuvieron bajo su mando. En ene ro de 1705 partieron para el socorro de Elche y en febrero a Fuente la Higuera, el mando de Mathias Amat, Capitn de Caballos, eldense y personaje clebre de esta guerra. La fuerza de Elda, al ser sustituida por otra en Fuente la Higuera, pas a Villena y ms tarde a Baeres, ya en Mayo. En agosto de 1705 caus alarma en la villa la llegada de la Armada inglesa a Alicante, por ser Inglaterra aliada del Archiduque, por lo que se enviaron soldados por si el enemigo efectuaba desembarco, armados de arcabuces y mosquetes, permaneciendo en dicha Ciudad desde Agosto hasta noviembre, en que la villa solicit al Gobernador de Alicante volvie ran las fuerzas de socorro (15) por tener aviso de que los enemigos estaban cerca de la villa. Las fuerzas tuvieron que ser mantenidas en Alicante, pues la armada enemiga retorn amenazadora, como grficamente expre san estos asientos: Ittem en 6 de dits (noviembre 1705) per lo gasto del socorro se in 1 1 1 1 11i1. Parte 1, cap. VIII. (15) Clavarias 1705-1710, fol. 80. 231 biaron a Alacant en la ocasi de tornar la Armada enemiga a las parts de ponent segons memorial. Ittem en 14 de dits per lo gasto de altre socorro se inbia a Alacant quant de la armada enemiga desembarcaran el Governador de les armes de Barcelona, segons memorial. (16) Enero y febrero de 1706 son de gran actividad para las compaas de a pie y de a caballo eldenses, que ahora llevan una bandera propia de ta fetn encarnado en las armas de Elda pintadas en ella como nos dice el clavario de 1706 al resear el pago de la correspondiente partida y escri bir en su libro de Clavarias: litem lo dit dia pagu a Nicolau Rodenes pera una vara de tafet encarnat pera una bandera para la compaa de cavalls y de pintar en ella les armes de la villa. (17) En estos meses las fuerzas de Elda van junto con el ejrcito a la con quista de Onteniente (18) y realizan distintos servicios militares en Villena y Sexona (Jijona), bajando tambin la compaa de caballos y la de infan tera a Elche a incorporarse al ejrcito que saliera de Murcia y de Orihue la, mandado por el obispo de Murcia y desde all pasaron a Alicante que estaba sitiado por los enemigos. (19) Por esta poca y dada la intensidad de las luchas registradas en esta zona tuvieron conferencia en esta villa los obispos de Cartagena y Ori huela que mandaban diferentes ejrcitos, en cuyo honor emple la villa sus medios de regocijo acostumbrados, como salvas de artillera a la llega da y la salida y obsequios en especie adems de regalar su paladar con verdaderos banquetes con abundancia de viandas si no muy delicadas s sabrosas y nutritivas, como gallinas, jamones, nieve para refrescos, etc. Desde el 29 de abril hasta el 30 de mayo estuvieron las compaas el denses de guarnicin en Baeres, ante la inmediata amenaza que pesaba sobre aquella villa, siendo remudados en dicha fecha para enviarlos a otros puntos donde urgentemente se necesitaban refuerzos dado el incre mento de las operaciones victoriosas de los austriacos en el Reino de Va lencia, casi todo l sometido voluntariamente al Archiduque. En mayo de este ao vi la villa premiados sus esfuerzos y sacrificios por la victoria de Felipe V, con una carta de Su Majestad en la que le da ba las gracias por su contribucin a la causa legtima que l representa ba. Queda constancia de este acontecimiento para los sufridos vecinos de la villa por estos dos asientos del clavario que dicen a la letra: (16) Ibid. , fol. 80v. y 81 v. (17) Ibid., fol. 83. (18) Ibid. , fol. 84 v. (19) Ibid. fol. 85. 232 Ittem dit dia (1 de mayo) pagu a francs Juan per quatre lliures y mitgia cera cremaren les antorches presta a la vila pera les luminaries hiague por haver tengut carta de gracies de Sa Mag.d. litem dit dia a Victoriano Rico por setze lliures plvora dona pera els morterets es dispararen la nit que es reb la carta de gracies de Sa Mag. d (20) * * * Desde que la lucha por la sucesin al trono espaol se asent en el mismo territorio nacional, los pueblos que, como Elda, quedaron casi ais lados en zonas adictas al Archiduque, defendiendo ellos al Borbn, que se manifest patente e imperiosa la necesidad de fortificarse y estar en con tinua vigilancia. La villa estableci puestos de centinelas, vigas o espas, que de los tres modos eran llamados los que observaban los caminos y las lejanas para comunicar rpidamente cualquier movimiento sospechoso en la to rre de la Iglesia, en la Torreta, en la torre del Castillo y en las Salinetas, en los cuales permanecan da y noche diferentes vecinos. Tambin las bocacalles que daban entrada a la villa fueron tapadas con portells, dejando varios portales para el paso de vehculos y entra da y salida de la villa. Estos portales eran llamados con el nombre de la calle o plaza que cerraban, y se llamaban de San Antn, situado junto a la antigua ermita, abriendo paso al camino que por la Torreta iba a Sax; el del portal del Angel situado en la bocacalle de La Pursima, cerca de la esquina con Alczar de Toledo; el portal de la Virgen de las Virtudes, situado al fi nal de la calle de Las Virtudes y probablemente en las primeras casas de la de Almazaras, dejando dentro del portal a las ca lles de Pilares y Moreras. Cerrando los accesos provinentes del sur estaba el portal de San Blas en lugar indeterminado que poda ser en el cruce de las calles con Maura o en cualquier punto de esta ltima por ser la en trada natural de los que vinieran por el Camino Real de Alicante a Ma drid, que sera en aquella el mismo trayecto que la posteriormente llama da Carretera de Ocaa. El Portal Mayor pudo ser este mismo, llamado as para distinguirlo de los otros menos importantes, u otro situado en cualquier punto de la calle hoy de .General Mola, tal vez en las inmedia ciones de la Iglesia. Tambin la calle Nueva, que as se llamaba ya enton ces, tuvo su portal, seguramente por su parte alta, o tal vez en su parte media cubriendo el hueco de alguna casa sin edificar. En los libros del Archivo Municipal se menciona tambin otro portal, el de la plaseta de Gralla que no he podido localizar. Las bocacalles se cerraban con unos altos y gruesos muros de piedra y yeso, y las puertas eran de robusta construccin, de gruesas maderas reforzadas con hierro fuertemente cla veteado y con vigas de refuerzo para cerrarlas o atrancarlas. (20) !bid., fol. 90 v. 233 En el Archivo Municipal y en los libros de los arios citados, especial mente en el valioso volumen de Clavarias 1705 a 1710, se hallan abun dantes datos sobre los gastos realizados en la construccin de estos porta les y en la reparacin y mejora de los mismos. Por ser curiosos de expre sin y concisin y constituir las principales fuentes de primersima mano para el conocimiento de los preparativos de defensa que se fueron hacien do en la villa, voy a espigar unos cuantos de los asientos del Clavario que darn ms fi jeza y claridad a lo que anteriormente he relatado: PROCESIONES. 1705. Ittem en 9 de dits (Junio) al Dr. francs Guarinos fabriquer per la sera es gast en la proces de rogativas per les guerres. Ittem en 12 als majordoms del Ss. Sacrament per la sera cremaren en dita proces les antorches. litem en dit dia als Majordoms de la Confrara de la concepci per 1/L,5 onz. Sera cremaren dos antorches. Ittem en 29 (agosto 1705) al Retor de la Parrocial de la pnt. vila per la almoyna de una Misa celebra per rogativa a ntra. sra. de la salud per les guerres y la sera es crema. Ittem dit dia (25 septbre. 1705) al Guardia y frares del Convent de S.Francs de la pnt.vila per la asistencia a la proces de rogativa. FORTIFICACIONES, DEFENSA Y VIGILANCIA: Ittem en 24 (octubre 1705) a Jaume la Torre y francs Carrasco, Moliners de farina per lo dret de moldre de vint y dos cafisos y quatre barchells forment para posar provisi en lo Castell en cas de inuasi de enemichs... Ittem en 28 a Joseph Galiano, tender, per lo valor de cinch arroves bales porta de Alacant pera pertrecharse la vila y pera los socorros... Ittem en 31 per los jornals que es pagaren als homens treballaren en netegar lo pou de la lonja del Castell pera tener aygua en cas de inva si (fol. 82 y 82 v./). Ittem dit dia (primeros de enero de 1706) a Gaspar Pinos y un ma nobre que treballaren en fer aspilleres para cercar el poble... Ittem dit dia (13) a Blay Torralba y Thomas Plaza per deset nits es tigueren de sentinela ax en la Torre de la Iglesia com en La Torreta a rah de 6 r/ la nit. Ittem dit dia a Baltasar Santo, Blay Torralba y Gerony Casanys que estigueren de sentineles en les Salinetes de orde de la Vila y altres en les torres del Castell e Iglesia, per lo recel de enemichs diferents dies y nits. 234 litem dit dia per lo gasto de tapar les portells de la pnt.vila y valor de unes portes principals que es feren per a lo portell major. Ittem pagu a Gaspar Pinos de obrar un dia en poner las puertas de la Calle Nueva. Pagu a los fusteros de hacer las puertas de la calle Nueva. Pagu a Francisco por arroba y medio de yerro obrado para las puertas. (Siguen otras partidas de yeso, andamios, caballeras, piedras, llaves, etc. para la misma). Ittem en dit dia (5 de febrero de 1706) per lo gasto de rebosar los portells y posar una puerta en lo carrer y Portal de San Antoni segons memorial. Ittem en dit dia (marzo de 1706) a Franc Velasco capit y dos ca pitns mes estigueren detenguts en la pnt.Vila de orde del Mariscal don Daniel Mahon para la disposici de la fortificaci de aquella y estigueren trenta y dos dies... (folio 86). Ittem en 15 (mayo 1706) a Gaspar Pinos y manobres que treballa ren mig dia en asentar una porta en lo portell de la plaseta de Gralla dos cafisos y set barxelles algs y panys y clau... Tambin se hizo acopio de plvora, repartiendo entre los vecinos pera la defensa la gran cantidad que se recibi para una Compaa de Dragones que ya haba salido de la villa, as como se recurri a la medi da extrema de quitar las piezas de plomo de la Campana mayor de la iglesia para hacer balas, como vemos por este otro asiento: Ittem dit dia (20 de enero de 1706) a Diego Rdenes fuster per trau re unes tortugues de plom del Cabezal de la Campana mayor de la iglesia pera fer bales y aliar lo dit Cabesal (folio 83). De pasada y apartndonos del tema quisiera hacer notar la variacin de lenguaje empleado en los distintos asientos que he copiado; todos o la mayora del mismo Clavario. En unos de ellos pocos se emplea el castellano, en otros, la mayora, el valenciano, pero en estos hay un verda dero revoltijo de palabras castellanas y valencianas, usando unas veces para la misma palabra el valenciano y otras el castellano. Todo ello indi ca la decadencia del valenciano en Elda en la redaccin de documentos y en el habla de las gentes, probablemente la mayora llegados de poblacio nes de habla castellana, puesto que sus apellidos Carrasco, Santo, Pi nos, Plaza, Torralba, Galiano, La Torre, etc. dicen claramente su as cendencia castellana. De poco sirvieron los costosos preparativos que hemos relatado para la defensa de Elda, pues en un avance considerable de las tropas inglesas aliadas del Archiduque, estas llegaron hasta la villa, ocupndola el da 9 de agosto de 1706 y permaneciendo en ella hasta el 5 de octubre del mis 235 mo ario en que tuvieron que abandonarla ante el empuje de los ejrcitos de los mariscales Medinilla y Berwick. La total carencia de unas fuentes de documentacin ms explcitas que los libros de Clavaras nos impide establecer si se empe batalla en torno a la villa as como duracin y desarrollo de esta y reaccin del pue blo ante la entrada del enemigo. A pesar de un testimonio literario de que los ingleses penetraron en Elda cometiendo atrocidades y desmanes (21) no tenemos dato documental alguno que d fe de ello. No obstante debemos desechar una hiptesis de una entrada pacfica y sin atropellos puesto que, como veremos ms adelante, cuando las tropas borbnicas hicieron huir a las inglesas del Archiduque, reconquistando la villa, sta tuvo que pagar una cuantiosa cantidad para que no se la saquease, des pus de haberse arruinado en la defensa de don Felipe V. Si esto tuvo que hacer la villa para no ser sometida a saqueo por sus compaeros de lucha, qu no ocurrira cuando fueron los enemigos los que entraron Pero dejemos las hiptesis para continuar apoyando nuestro relato en el repetidamente mencionado libro de Clavarias. A la entrada de los ingleses se nombraron nuevos Jurados y Clavario, recayendo este cargo en Alonso Garca menor, y aquellos en Pedro Juan, Bonifacio Vidal, Antonio Juan y Vicente Guarinos, todos ellos adictos al Archiduque. Tambin se modificaron puestos en la iglesia, siendo deste rrados los sacerdotes que haban seguido fielmente el partido del Duque de Anjou o huyendo antes de la llegada de los ingleses. Diferentes partidas del citado volumen me van a servir, como en ca sos anteriores y otros que vendrn, para dar mejor idea, con palabras de la poca, de esta dolorosa vicisitud del pueblo eldense: Ittem dit da a Un propi es despach a Monnouer, Nouelda y Asp a demanar socorro. (5 agosto 1706). Ittem dit da a Pere Amat per lo valor de 215W de polvora dona al Esquadro de Dragons que vingueren para custodia de la pnt.vila y es rre part entre los vehins pera la defensa. Ittem da en descargo veinte y cinco libras Valor de cinco cahces trigo se molieron para el pan que se di a las tropas inglesas en el dia que entraron en la villa... (21) Cuando Alicante pudo ser otro Gibraltar. Relato de Jos Ferrndiz Casares. Alicante, 1971. Reproducimos los siguientes prrafos: . .. Ya se confirma que despus de la sal vaje conquista que han hecho de Elda, las tropas de Nebot siguen avanzando. . . (pg. 60) . . . Antes al contrario, eran ellos quienes gozaban en abrumar a Rafael con el rela to de fechoras que haban cometido en Elda. La humilde inteligencia del joven entre vea que se escapaban todos los ensueos nobles y caballerescos simbolizados por las ban deras, oyendo celebrar, durante el rancho, las represalias encarnizadas y el tesn y per fidia de quienes asaltaban las iglesias y los hogares y mataban con el placer que infun den las orgas. . . (pgina 62). 236 Ittem dho dia por las gallinas y pollos para los Generales ingleses. Ittem dho dia por la nieve que se traxo de Monvar al Coronel de Cavallos ingleses. * * * El S de octubre fue reconquistada la Villa por el ejrcito de los Ma riscales Berwick y Medinilla, siendo las primeras tropas llegadas a la villa las mandadas por el Coronel D. Antonio Medinilla y el P.e Maestro Anto nio Coloma. A pesar de todo lo que Elda haba sufrido por la causa de Felipe V, pese a haberse quedado empeada hasta el punto de que dife rentes veces hubo de hacer pagos con trigo por no tener dinero, y de que desde el primer momento haba luchado en las fi las del Borbn derra mando su sangre en diferentes ocasiones por el triunfo del Rey, a pesar de todo esto an tuvo que hacer un donativo voluntario a Su Majestad para evitar que la soldadesca borbnica saquease la villa al entrar victo riosamente. Tal vemos en el asiento del folio 132/v. del repetidamente ci tado libro de Clavarias: Ittem se le haze cargo de quinientos noventa y un doblones que co br de las personas que contiene el repartimiento hecho por el Excmo.Sr. Duque de Berwick por defidentes para el donativo Voluntario que di la Villa a Su Mag.d guando entraron los exrcitos para que no se saquea se... Para este mismo donativo voluntario se recogieron otras fuertes cantidades, buena parte de las cuales fueron tomadas por la villa a rdito con un inters del ocho por cien, cantidades que durante largos aos gra vitaron pesadamente sobre la esquilmada hacienda municipal. Aunque esta ocupacin inglesa de nuestra Villa por espacio de dos meses es la que ms huella dej tanto en el pueblo como en las arcas del erario municipal, as reflejado en los asientos contabilizadores que he re latado, no fue la primera vez que entraba el enemigo en Elda, pues ya el 13 de julio haba hecho una incursin, llegando hasta la misma villa y retirndose seguidamente. Dan fe de lo primero los siguientes asientos con fechas de Octubre de 1706, esto es, inmediatamente despus de la re conquista de Elda por las tropas del Duque de Berwick: Ittem da en descargo treinta y dos libras catorce sueldos y nueve di neros que pag a Luis Juan por una partida de cevada di6 para las tro pas inglesas la primera vez que entraron en esta villa. (folio 137/v.). Primte.en 12 de Octubre de 1706 a Juan Plaza Cortador por el va lor de 814 L/ y media de carne de macho y 23 L/ y media de Carnero que los enemigos de Ntro.Rey y Sr. Don Phelipe V tomaron de la carne zeria cuando entraron en esta villa el 13 de julio de dho, ao, a razon de L/s 20 la libra de macho y de 2/s 20 la de carnero. 237 El empleo de la frase la primera vez en el calendario citado presu pone sin lugar a duda que fue ms de una, y siendo el asiento fechado en octubre de 1706 excluye la posibilidad de referirse a la otra entrada de enemigos en febrero de 1707, lo que unido a la fecha indicada en el si guiente asiento da fe de que los ingleses entraron en esta villa en dos oca siones en 1706. * * * Qued en esta villa el Comandante don Domingo Rogere por orden del Duque de Berwick, procedindose a construir seguidamente un muro que rodease todo el poblado, restos del cual parecen ser las tapias que hoy podemos ver bajando por el altico de San Miguel o colina del Dep sito de Agua, en la cada Norte de esta, ya que todas las dems partes fueron derribadas por el ensanche de la ciudad. Esta obra tampoco sirvi prcticamente para contener el empuje de las tropas del austraco que nuevamente ocuparon el pueblo en febrero de 1707. En el libro de Clavaras tantas veces citado hay una nota pattica en la fra redaccin de los asientos del Clavario, al escribir con fecha de fe brero de 1707: Ittem en dho dia a Juan Camachon, Blas Torralba y Salvador Orgi ls que fueron a Yecla a pedir socorro al Caballero Desfeld porque venan los enemigos (Fol. 152/v.). En efecto, las tropas inglesas llegaban con ms de seis mil hombres, llevando entre sus Jefes al mismo Seor de la villa don Francisco Coloma, el que tan amargo recuerdo haba dejado entre los vecinos de Elda por su arbitraria e injusta fi jacin de lmites entre la villa y Petrel, tal vez credo que su presencia reducira la decisin de combatir por el Rey que mani festaban vivamente los eldenses. Los vecinos resistieron bravamente desde los muros de circunvalacin, desde las murallas del Castillo y todos los puntos en los que poda guarecerse y disparar un hombre, pero abruma dos por la superior fuerza de los del Archiduque hubieron de retirarse, dejando el pueblo a merced del invasor que lo saque furiosamente. En una Resea histrica de Elda, de autor desconocido, publicada en la revista Alicante Comercial, Industrial y Agrcola en 1945 se dice que la poblacin fue saqueada por la soldadesca del austriaco, que pro fan los templos, ultraj las autoridades y se apoder de 400 cabalgadu ras, saliendo seguidamente para Novelda. Desconocemos el fundamento de esta aseveracin pero es muy posible que hubiera ocurrido as. Los eldenses se dispersaron, huyendo de las tropas inglesas y muchos de ellos se presentaron en Murcia y Jumilla al Duque de Berwick y al Caballero Desfeld para continuar la lucha en favor de su Rey. La villa estuvo ocupada por los ingleses desde el da 26 de febrero hasta el 18 de abril, siete das antes de que se celebrara la famosa batalla 238 de Almansa, en la que participaron activamente soldados eldenses y que fue el principio de la total derrota del Archiduque y de sus seguidores, llevando la tranquilidad a los pueblos de esta comarca que vieron definiti vamente alejado el peligro, aunque en Alcoy y otras ciudades del Reino de Valencia, as como en Catalua, todava se resisti durante largos arios al rey Felipe V. Al ser liberada Elda, nuevamente tuvo que someterse a la vejacin de pagar fuertes cantidades en concepto de donativo voluntario para que las tropas del Borbn no saquearan el pueblo y acabaran de arruinar lo poco que haba dejado el enemigo. As nos lo dice concisamente el Clava rio Juan Matheo Grau, notario, en sus asientos de pagos: Ittem dho dia por quarenta doblones de a dos escudos de oro que di la Villa al Mariscal de Campo don Antonio de la Cerda y Leyva de regalo por haver sido medianero guando entraron las tropas del Rey Ntro. Sr. Don Phelipe 5 para que los oficiales y soldados no hiciesen hostilida des algunas en el lugar. (Fol. 160 y 160/v.) Ittem en dho dia por el valor (de) mil y cien doblones de a dos escu dos de oro di la villa de donativo voluntario al Rey Ntro. Sr. (Dios le g.) por medio del Duque de Berwick, generalsimo para que no se saquease el lugar por ser el primero del Reyno en que entraban los Exercitos sin embargo de que siempre ha sido leal. (Folio 161/v.) Es indisimulable la amargura que brota de la frase sin embargo de que siempre ha sido leal y esa misma amargura deba llenar los pechos de todos los eldenses que tanto haban sufrido y sido zarandeados por unos y otros. * * * Alejada ya la amenaza de los enemigos, y suprimidos o reducidos los cuantiosos gastos que ocasionaban los socorros a poblaciones cercanas si tiadas y el mantenimiento de soldados de infantera y caballera, as co mo otros de fortificacin y armamento, el pueblo de Elda pudo volver la vista a su propia ruina y arbitrar los medios para enjugar el enorme dfi cit existente en su economa, causado no slo por los desembolsos efec tuados por causa de la guerra, sino por los crecidos intereses de las im portantes cantidades que haba tomado prestadas de diferentes personas. Para lograr alguna ayuda de Su Majestad, al que tanto haban servido, enviaron al escribano de la villa a Madrid a presentar un memorial del que se imprimieron doce copias en la misma Corte en mayo de 1707, ma nifestando los servicios prestados por la villa y solicitando ayuda para aminorar su desastrosa situacin. (Fol. 155/v.) De poco servira este memorial por cuanto en 1709 se vio precisada la villa a mandar otro como leemos en este asiento: Ittem da en descargo trescientas y noventa libras que pag por el 239 gasto que hizieron el Dr. Joseph Maestre Rector y Juan Matheo Grau. Sindicos nombrados por el Concejo y un hombre que les asisti para ir a la villa de Madrid a presentar al Rey Ntro.Sr. un Memorial de los servi cios hechos por dicha villa en que se ofrecieron en la Corte diferentes gas tos de memoriales y impresin, y aunque el dho gasto importava 440 L/ se rebaxan de ellas 50 Ls/ que ofreci dho Rector de su propio para ayu da en el qual viaje estuvieron por espacio de siete meses. (Fol. 280/v.) Pero, mientras tanto, el pueblo sufra hambre y privaciones. El mu nicipio tena que pedir prstamos para poder pagar los sueldos de los funcionarios para los que habitualmente se haca derrama entre los veci nos, derrama que no se pudo hacer en los aos 1708 y 1709, como grfi camente dice el Clavario; por la pobreza del lugar en una ocasin y por estar muy pobres los vezinos en otra. La intranquilidad de los aos antecedentes se va sosegando y apenas se altera de vez en cuando con acontecimientos extraordinarios corno el ahorcamiento de un Miquelete en la plaza del Angel o de Abajo, en julio del ao 1707. Una epidemia de langosta en abril de 1708 devast los sembrados y huertos del trmino municipal, pese a que el padre Cirujeda, del Conven to de Padres Franciscanos de Ntra. Seora de los Angeles de nuestra vi lla previa licencia del Provincial de Valencia hizo los en aquellos tiempos acostumbrados conjuros contra la langosta. (22) Todava tuvo la villa que movilizar a sus vecinos para acudir en so corro de Alicante, cuyo castillo an permaneca fi el al Archiduque por es tar ocupado por los ingleses y a cuyo socorro acuda la Armada inglesa. En marzo de 1709 fueron enviados 120 hombres que permanecieron en la ciudad durante trece das al mando del teniente don Francisco Caste li, que ya haba mandado las fuerzas de la villa en diferentes operacio nes. Las fuerzas que sustituyeron a estas fueron en nmero de noventa hombres comandadas por el capitn eldense don Juan Angel Amat (folio 276). Segn Nicasio Camilo Jover (23) el castillo de Alicante fue debelado el da 20 de abril de este ao, victoria que se conmemor en Elda con re gocijos pblicos, misa de gracia y Te Deum, como comprobamos por es tos asientos del repetido libro de Clavarias 1705-1710; Ittem en dho dia da en data tres libras dies sueldos pag a Pedro Amad por veinte libras de plvora a tres sueldos y a Joseph Vera por dis parar la artillera en que se gast dha plvora por missa de Gracias y Te Deum que se celebr por la rendicin del castillo de Alicante (folio 289). Ittem dho dia da en descargo dos libras pag por el gasto hizo Pas (22) Ittem en 20 (abril, 1708) pag dos libras a Antonio Molla propio que fue a Valencia al provincial de Sn. Francisco para que diera licencia al Padre Cirujeda para venir a conjurar la langosta Ittem en dho, da a Diego Rdenas dies sueldos por una cruz hizo para el conjuro de la langosta (Clavarias, 1705-1710. Fol. 237/v.). 123) Resea Histrica de Alicante, pg. 89. 240 qual Bernab en el biaje a Alicante que hizo de orden de la villa a dar la enorabuena al seor Ronquillo de la rendicin del Castillo (fol. 289/v.). Con esta colaboracin de Elda en la batalla que evit que Alicante se convirtiera en un segundo Gibraltar, termin para la villa definitivamente su participacin en la Guerra de Sucesin y comienza la recuperacin in terior, que gracias al tesn de sus jurados va logrando poco a poco, redu ciendo la inmensa deuda que pesaba sobre ella, que ascenda a la enorme suma de sesenta y cinco mil cuatrocientos setenta y siete pesos, suma cu yo pago logr ir eludiendo hasta que por transaccin de 20 de agosto de 1753 se oblig a saldarlo dedicando un ario una cantidad para amortiza cin y al siguiente otra igual para intereses, alternando los pagos hasta la total extincin de la deuda. De los dos Memoriales a Su Majestad pre sentados por los eldenses, solamente consiguieron aparte de editar unas joyas bibliogrficas eldenses que no hemos conseguido localizar a pesar de nuestros esfuerzos varias Reales Cdulas en las que se concedan muchos honores al pueblo eldense pero no se le resarca del tremendo gasto hecho y de los sufrimientos padecidos en su propia carne. Los Reales Despachos fueron cuatro, que segn escribi Lamberto Amat en 1875 existen originales en el Archivo del Ayuntamiento ha biendo desaparecido posteriormente en ignorada fecha y circunstancias. El 23 de mayo se otorga a Elda la gracia del ttulo de Fidelsima y la merced de que, para eterna memoria de su lealtad al Rey, pudiera colo car una flor de lis en el punto de honor de su escudo de armas, lo que desde entonces se viene haciendo sin ms interrupcin que en los aos de la Repblica, entre 1931 y 1939, en que reputando como bochornoso todo cuanto recordara a la dinasta cada se quiso quitar absurdamente la flor de lis que era recuerdo del herosmo y el sacrificio de los eldenses. (24) El 12 de julio del mismo ao se fi rmaba la Real Cdula que por su excepcional inters documental copio a la letra tal como viene inserta en el valioso manuscrito de don Lamberto Amat, tantas veces citado (25) ya que no hemos podido hallar el original y que tememos haya corrido la triste suerte de otros importantes documentos que contena nuestro Archi vo Municipal: Don Felipe, por la Gracia de Dios Rey de Castilla, etc., etc. A todos y cualesquiera nuestros Jueces, Ministros, etc. Salud y gracia. Sabed que por parte de la villa de Elda y lugar de Salinas, calle y juris diccin de ella en el nuestro Reyno de Valenzia se nos represent el zelo y aplicacin que siempre han manifestado sus vezinos y moradores a nues tro Real Servicio desde que las armas enemigas empezaron a insultar las costas de dho Reyno, manteniendo a sus expensas todo el tiempo de la Guerra zien infantes y treinta y cinco cavallos asistidos diariamente, el (24) El escudo de la ciudad por Pay Lira. Revista Albor, Elda, 1934. (25) L. Amat y Sempere. Ob. cit. , cap. IX, parte II. 241 soldado de a cavallo con tres reales y el Infante con dos monedas del mis mo Reyno, los quales se ocuparon de orden de los Generales que manda ban nuestra Reales Armas por los aos de mil setezientos y cinco y mil setezientos y seis en la custodia y guarda de Alicante y su costa, mientras el enemigo tubo a la vista su Armada y que despus de perdida Valenzia hasta principios del mes de Agosto de dicho ao indiferentemente donde convino a nuestro servizio segn les fu ordenado en los repetidos lanzes que produjo la Guerra en dicho tiempo; y que habiendo subzedido la sur tida de Baset en Denia despacharon sus Diputados a los Obispos de Ori huela y Murcia ofreziendose con sus personas y haziendas a la defensa, en cuya execuzin acudieron a los socorros y casi continuo presidio de Vi llena, Oya de Castalla, Jijona, Vaeras y fuente la )tuera, donde en el ultimo sitio que la pusieron los enemigos quedaron prisioneros veynte ca vallos y diez ynfantes de la dha villa de Elda, que conduzidos a Valenzia padecieron el rigor de mucha y penosa crzel y miseria por no asentir al partido contrario, de que se sigui a la villa mucho gasto por tener que pagar el prezio de dichos cavallos y reclutar a su costa otro igual nmero, como se hizo imbindolos inmediatamente donde se ocupaba la dems gente a la orden del Mariscal de Campo Mahon, en la expedicin de las Riberas del Jcar, sitios de Alzira, Enguera, Montesa y su castillo, de lo cual nos haviamos dado por vien servido como constaba por la carta de que haza exivicin, y que en el ltimo sitio de Alicante puesto por los Enemigos se mantubo en dha Plaza una compaa de quarenta y nuebe infantes de dha villa, sufriendo el fuego y ostilidades contrarias con el va lor y constanzia que hava sido notorio hasta que comandados por dicho Conde Mahon salieron furtibamente por medio de los Vatallones de los Sitiadores y pasaron a Villena a presidiar su castillo; y que cuando salie ron de Alicante para Elda el ao mil setezientos y siete los enemigos en nmero de mas de seis mil hombres y entre ellos el Conde de dicha Villa, persuadido a que su presenzia bastara a reduzirlos a su partido, intenta ron sorprenderlos pero que ponindose los vezinos a la defensa los resis tieron hasta que sindoles preziso zeder a la mayor fuerza abandonaron sus casas y haziendas retirndose con gran riesgo y trabaxo todos los mo radores de aquel pueblo que ocupado por los enemigos le saquearon con la crueldad que les forz su saa, sacrificndolo todo a la mejor suerte de fi eles vasallos nuestros, como les hava constado al Duque de Berwick y Cavallero Desfeld ante quienes se presentaron en Jumilla y Yecla, de cu ya horden pasaron a la villa de Sax para su defensa, mandando se les so corriese de pan para su alimento por no haver sacado de su patria mas que las personas; Que tambien se hallaron en la Batalla de Almansa, en Elche y fronteras de Alicante donde estubieron en continuo presidio y guarnicin, asistieron a los sitios de Bocairente y Alcoi, y para los de Tor tosa y Denia sirbieron con tres tiros de mulas, compradas y conducidas a su costa donde se les horden; Yque a mas de haver contribuido para la expugnacin de Alicante con Jente as de guerra como de trabajo, por el Mariscal de Campo don Pedro Ronquillo se mand que de Elda pasasen 242 a Alicante doszientos hombres armados y asistidos de todo lo nezesario en ocasin que los enemigos hizieron por mar el ltimo esfuerzo para so correr dicha plaza, lo qual se execut en dicha conformidad quedando despus sesenta de ellos de guarnizin en los puestos que se les seal a sueldo de dha. villa que los mantubo por dicho tiempo como era notorio y constava por las zertificaciones que se presentaban; y que los gastos he chos por la villa de Elda en tan repetidas ocasiones de ntro servicio im portaron mas de sesenta mil pesos con los quales nos sirvi dha villa li veral y graziosamente de una vez para aiuda a los gastos de guerra en otra con quatro mill y quatrozientos y ltimamente con otros mill y se tenta y siete pesos, en cuya consideracin y de la fidelidad amor y vibo zelo que siempre han guardado a ntro. Real nombre se nos suplic fuse mos servido conceder a dicha villa y lugar, entre otras grazias, la de man dar no se les molestase por sus acrehedores por las cantidades de mrs. que les estubieren deviendo conzedindoles para este efecto espera y mo ratoria por el tiempo que fuera de nuestro agrado. Y visto por los de Nuestro Consejo con la resoluzin de nuestra Real persona a l remitida se acord entre otras cosas dar esta ntra. carta, por lo qual os mandamos que siendo con ella requeridos por term de dos aos primeros siguien tes que han de correr y contarse desde el dia diecisiete de mayo deste presente ao no prozedais ni consintis se prozeda contra la dha Villa de Elda y lugar de Salinas sus propios Vienes, hazienda y Rentas, por las cantidades de maraveds que dha Villa y lugar estuviera deviendo a sus acrehedores, ni sobre ello les hagis molestia agravio ni vejacin de que tengan justo motibo de queja, y en caso de haverseles embargado algunos propios Vienes haziendas o Rentas por dicha Razn se los desembarguis y hagis desemvargar por el dicho trmino q. as es nuestra Voluntad, y lo cumpliris pena de la ntra. merced y de veinte mill maraveds para la ntra. Cmara sola qual dha pena mandamos a cualquier esc.no que fuere requerido con esta ntra. carta os la notifique y de ello es testimonio. Da da en Madrid a doze dias del mes de julio de mill setezientos y treze aos. Siguen las fi rmas de los seores del Concejo. Por otro decreto se le confirmaron a la Villa todos cuantos privilegios hubiera gozado hasta el comienzo de las guerras. Y fi nalmente, otro de 18 de diciembre del mismo ario 1713 (26) por el que se mandaba que las 15.000 libras que tom prestadas el Conde de Elda y Barios y se oblig a pagar la Villa se pagaran de las Rentas del Condado. Creemos que Amat y Sempere incurre en error al escribir que estas cantidades haban sido tomadas por el Conde para desempear el Virreinato de Cerdea con el rango, categora y esplendor de tan alto cargo puesto que el ltimo Con de de Elda que fue virrey de Cerdea dej este cargo en 1604, segn nos dice Francisco de Vico en su Historia General de la Isla y Reyno de Cer dea (27) y no creemos subsistiera esta deuda un siglo despus. A pesar de esta merced la villa tuvo que pagar tambin esta cantidad. (26) Archivo General del Reino de Valencia. Enajenaciones. Real Justicia. (27) Editado en Barcelona, MDCXXXIX. Cap. 17, pg. 67 v. 243 IV. El Cristo del Buen Suceso (1714) Como ya hemos tratado en los captulos referentes al siglo anterior, XVII, las imgenes que fueron tradas de Cerdea por el Conde de Elda se haban llamado primero con sus nombres propios sin ttulo especial al guno. Pocos arios despus ya era conocida la Virgen con el ttulo de Ma re de Deu de la Salut pero el Cristo todava era conocido con los nom bres de el Santsimo Cristo o el Santsimo Crucifijo y as sigui has ta 1714, en que ya alejados los desastres de la guerra sufrida en la propia carne de los eldenses, el Sr. Joseph Maestre, Rector de la Parroquia de la Gloriosa Santa Ana tuvo la idea de dar a esta venerada imagen un ttulo con el que fuera distinguido de las otras poblaciones y segn sus pala bras excitase ms a la devocin, realizando este acto con toda la so lemnidad debida en el da 27 del mes de junio. Siguiendo mi norma de dar en todas las ocasiones en que me sea po sible la versin primigenia y original, tanto para dar ms exacta idea del ambiente que rodeaba los actos de que me ocupo, creo en este caso con veniente copiar ntegro el curioso documento sobre esta concesin de ttu lo, con ms razn cuanto que el original, que estaba incluido en un Li bro de Clusulas del Archivo Parroquial (28) ha desaparecido, y el folleto de donde lo copio es muy raro de encontrar. El testimonio, otorgado por Juan Matheo Grau, notario de Elda, dice as: En la villa de Elda, da 27 de junio de mil setecientos catorce, Do mingo de la Santsima Trinidad, el Dr. D. Jos Maestre, Cura de esta pa rroquia, movido de de santo celo y pa devocin a la Santa Imagen de Je ss Crucificado que se venera en esta iglesia, convocados al Templo el Clero y Ayuntamiento y personas notables, manifest que para dar un t tulo al Santsimo Cristo que excitase ms a la devocin, le pareca sera lo ms acepto a dicho Seor el que se formasen cien cdulas en las que se inscribieran cien ttulos de los que con ms propiedad pudiera ser invoca do, cuyas cdulas se colocasen en una vasija y despus de ser bien remo vidas, se extrajesen tres una tras otra, y siendo inutilizadas las noventa y siete, se volviesen a introducir las tres extraidas y sacada una, fuera en adelante la advocacin de dicha imagen. Aceptado el pensamiento por to dos, subi al plpito dicho Sr. Cura desde donde ley al pueblo en alta voz las cien invocaciones, que sera largo de referir, todas dignas de vene racin; a continuacin se colocaron dichas cdulas en una vasija que esta ba preparada sobre una mesa colocada en el presbiterio, rodeada por to dos los Eclesisticos, individuos del Ayuntamiento y personas de gradua cin; y un nio de cuatro aos, vestido de Angel, llamado Francisco Ca rrin, hijo de Francisco y de Angela Ruiz, consortes, hecha la seal de la Cruz, sac una de aquellas cien cdulas y la entreg al Sr. Cura quien la (28) Gonzalo Sempere y Juan: Noticia interesante para los hijos de Elda. Orihuela, 1876. Pg. 10. 244 ley en vOz alta dndola a leer tambin a todos los circunstantes, y deca: El Santo Cristo del Buen Suceso; del mismo modo sac la segunda y deca: El Santo Cristo de la Piedad, y la tercera, que deca: El Santo Cristo de las Dominaciones. Acto continuo, separadas las noventa y siete cdulas restantes, se colocaron en la misma vasijas las tres extraidas y pu blicadas y el mismo nio, volviendo a hacer la seal de la Cruz, removi das las tres cdulas, sac una que di, como las anteriores, al Sr. Cura, quien ley en alta voz: El Santo Cristo del Buen Suceso y conociendo ser esta la disposicin Divina, en accin de gracias cantaron un solemne Te Deum, en medio de las lgrimas y aclamaciones, con el vuelo de cam panas. De todo esto, con todas las circunstancias y nombres de los indivi duos del Clero, Ayuntamiento y otras varias personas, di testimonio que todos firmaron, el Notario de esta villa Juan Matheo Grau, cuyas diligen cias se presentaron al Ilmo. Sr. D. Jos Flores, Obispo de esta Dicesis y las aprob concediendo adems cuarenta das de indulgencia a todos los que arrodillados rezaren un Credo ante dicha Imagen. Este testimonio lo vemos citado en el manuscrito de Lamberto Amat con la variacin de matiz de introducir un atisbo de prodigio en la advocacin al manifestar que primero sali la cdula con el ttulo del Buen Suceso y vuelto a meter en el saco con otros dos cualesquiera ttu los, volvi a salir el mismo papel, pareciendo salir el mismo dos veces en tre cien posibilidades. Desde entonces se le llama con la misma sagrada advocacin y tanto en su antigua imagen hoy desaparecida por la tea incendiaria en 1936 co mo en la que la sustituy y hoy se alberga en la capilla del suntuoso tem plo reconstruido, siempre ha despertado la ms devota veneracin en el pecho de los buenos eldenses, que en sus horas de afliccin vuelven los ojos a su fi gura, encomendndose a l y esperando los beneficios solicita dos de su divina bondad. V. Epidemias y plagas En todos los rincones del suelo espaol han sido desgraciadamente frecuentes las epidemias morbosas y las plagas sobre el campo. Desprovis to de los mtodos de desinfeccin necesarios para evitar contagios y limi tar los focos infecciosos que pudieran aparecer, estaban todos los pueblos con la amenaza de la epidemia suspendida sobre sus cabezas. Elda, que ya en pocas anteriores haba sufrido los estragos de la peste, tiene que lamentar en este siglo que nos ocupa, otros ataques a su salud y a su eco noma agrcola. Desgraciadamente, la ya otras veces aludida falta de do 245 cumentacin impide por ahora el ampliar la referencia y dar una ms ex tensa nota de las caractersticas de la plaga, medios puestos en prctica para combatirla y prdidas que caus esta. En primer lugar, nos referimos a la plaga de langosta que se abati sobre esta comarca en 1708 apenas un ao despus de alejarse el peligro inmediato representado por la presencia de tropas del Archiduque en la regin. Nada sabemos, de ella ms que lo que nos sugieren las notas del libro de Clavarias 1705-10 que dice as al folio 237 v.: Pag dos libras a Antonio Moll propio que fue a Valencia al pro vincial de San Francisco para que diera licencia al P. Cirugeda para venir a conjurar la langosta. Ittem en dho dia a Diego Rodenas dies sueldos por una cruz hizo para el conjuro de la langosta. Ni en este libro ni en ningn otro hemos podido hallar notas amplia torias de esta breve alusin, aunque es posible que poco dao pudiera ha cer en unos campos por los que haban pasado varias veces tropas amigas y enemigas combatiendo o buscndose. Ms detalles encontramos en el libro Clavarias 1756-1757 del Archi vo Municipal, que hace historia de la siguiente plaga de langosta, que asol una gran extensin de la provincia y que se present en Elda el da 9 de julio de 1756 y en Petrel al da siguiente, pesando sobre ambos tr minos todo un mes, hasta el 7 de agosto. La llegada de la plaga era conocida previamente por las noticias que se reciban de los pueblos que la iban sufriendo, cada vez ms cercanos, y en Elda se tema su llegada por cuanto todos los aos celebraba la Villa una Misa a San Ponciano para librarse de la langosta. En cuanto lleg la plaga a los campos eldenses se organizaron dos procesiones diarias de rogativas para que la langosta no causase la ruina de los campesinos. La imagen de la Santsima Virgen de la Salud (29) fue colocada en el altar de la ermita de San Blas, situada donde hasta hace algunos lustros se alzaba la Cruz de San Blas y despus la tpica fuente de los Burros, ltima de las de su especie. La venerada imagen del Cris to del Buen Suceso permaneci en su Altar de la Iglesia Parroquial (30) descubierto, siendo sacada tambin en las procesiones de rogativas la imagen de San Francisco, tal vez procedente del Convento de Francisca nos de la Villa. 1291 ,Clat ar las 7t(i-57t. (Archivo Municipal. Elda). (30) Al Dr. Bartolome Paya. Rector de esta Parroquia 19 1. .1 s por treinta y dos libras de Cera labrada que dio de la fbrica para las rogativas de langosta estando Ntra. Sra. de la Salud expuesta, el Santsimo Xto del Buen Suceso en esta dha Parroquia y San Fran cisco y en la ermita del Sr. San Blas desde el da nueve de Julio hasta el siete de Agos to. . .. 246 El Rector de la Parroquia, mosn Bartolome Pay, plant y bendijo cuatro cruces (31) alzadas en cada uno de los cuatro puntos de entrada a la villa (San Blas al sur, Portal del Angel al Oeste, San Antn al Norte y Cuatro Esquinas al Este). Tambin se acogi el pueblo a la benfica influencia de la reliquia de la cabeza de San Gregorio, que por Orden de Su Majestad y escoltada por sacerdotes y cofrades recorra los pueblos inficionados por la plaga, para bendecir el agua de los conjuros de la langosta. (32) Durante todo el perodo de la plaga se combati con los rudimenta rios medios que estaban al alcance de aquellos labradores. En los campos se encendieron hogueras con lea verde para que el humo alejara al in secto y con el mismo fi n se volteaban diariamente las campanas del Cas tillo (33) y de la parroquia (34). Tambin se abran zanjas amplias en las que se iba echando capazos de langosta que rpidamente se cubran de tierra interviniendo en estas operaciones el vecindario en pleno, no slo por lo que a cada uno perjudicaba en sus propios intereses sino por el re parto que la villa hizo de que cada vecino tena que recoger una cantidad de arrobas de langosta que no hemos podido determinar. Adems de la que cogieran por su reparto, la villa pagara a 24 sueldos la arroba que se entregara sobre la dicha cantidad, recogindose as otras 101 arrobas de langosta. (35) Cuando finalmente la langosta ces de pesar sobre el campo eldense y se pudo comprobar con general alegra que no haba hecho todo el da o que se esperaba, se celebr el da 7 de agosto una solemne procesin de gracias (36) en la que desfilaron todo el pueblo con el clero y autorida des y la comunidad de frailes franciscanos del Convento, portando entre atronadoras salvas de morteretes (37) las imgenes de la Santsima Virgen, (31 1 A Joseph Olzina por la madera y clavos para fabricar quatro cruces y por el travajo de conducirlas a los trminos para que el Sr. Rector las assentase. (32) A Francisco Baus tres/1 por el gasto de la Posada, paja y sevada que hicieron las mulas del coche que conduca de orden de Su Mag. la Santa Reliquia de la Cabeza de San Gregoio (. . .) para vendecir el agua para el conjuro de la langosta. (33) A Vicente Aravid Campanero del Castillo. . . por boltear las campanas contra la plaga de langosta desde nuebe de Julio hasta siete de Agosto inclusive. (34) A Salvador Plaza. . , por boltear las campanas de la Parroquia en dho tiempo contra dha plaga, 151 nueve I,. 8 s , I I d. a differentes ve( Mos que cogieron langosta adems del re parto y la villa les pag a razn de 24 dineros por cada arroba y se cogieron 101, (36) Al Convento de S. Francisco de esta Villa por la asistencia de la comunidad a la Pro cesin de Gracias a Ntra. Seora por haver cesado la langosta y no haver hecho tanto dao como se esperava en los Campos. (37) A don Francisco Galart Administrador de la plvora y por esse a Vicente Garca 6/L. por 18 libras de plvora que dio para los morteretes que se dispararon guando Ntra. Sra. se retornava de San Blas a la Iglesia en los tiempos guando se hizo procesin de gracias. 247 que fue devuelta a su Capilla, del Santsimo Cristo y la de San Francisco que qued nuevamente en su altar del Convento. Para tratar de obtener de la benevolencia de Su majestad el Rey Fernando VI algunas mercedes que paliaran las prdidas sufridas por los vecinos en sus campos devora dos por la langosta se abri sumaria informacin en la cual depusieron numerosos testigos y otras diligencias del dao causado por la plaga en la huerta y trmino de esta villa, de todo lo cual se hizo un memorial autori zado por el notario Antonio Monllor y presentado al Rey, (38) no sabien do quien esto escribe si esta iniciativa obtuvo el resultado aspirado o los eldenses atacados hubieron de contentarse con las treinta libras que el Conde de Puonrostro, seor de la villa, dio para ayuda de gastos de ex tincin (39) y de las 53 que se sacaron de limosnas pidiendo por las puer tas mientras pasaban las procesiones de rogativa. (40). En la cercana villa de Petrel tambin caus daos la langosta, permaneciendo como en Elda hasta mediados de agosto. En el Libro de autos o diligencias sobre la langosta.- 1756 del que transcribo las notas manuscritas de don Con rado Poveda, presbtero petrelense que tuvo en sus manos este libro, al parecer vendido durante la guerra civil de 1936 por un funcionario del Ayuntamiento petrelense a un tendero para envolver su mercanca se dice: Reunido el Consejo dijeron: Como en el da 10 del pasado mes de Julio se introdujo la plaga de langosta en este trmino y con la noticia del dao que causara y que habra causado en los territorios que estava de esta villa (de Petrel) y el Reverendo Rector determinaron hacer pblicas rogativas y procesiones de Penitencia sacando a Ntro. Seor Sacramenta do, a la Virgen del Remedio nuestra Patrona, a nuestro titular San Barto lom Apstol y dems imgenes milagrosas de esta Parroquial permane ciendo en el culto posible por muchos das sin bolver a ella y practicando las ms vivas diligencias para aplacar la Divina indignacin y con todo lo referido que se ha practicado hasta concluir todo el mes de Julio y que al mismo tiempo se ha valido esta villa y sus vecinos de todos los medios que les ha parecido conducentes (desde el dia que se introduxo) para su extincin y matanza que se ha extinguido mucha langosta i esta ha causa ..1 Antonio Nlonllor pov drechos co la sumaria informacin de . 1 estigos y dems diligencias que autoriz del dao que en la huerta y trmino de esta Villa hava hecho la langosta, para con ella representar a S.M. que Dios gde. este Dao para ver si poda lograr algn veneficio a favor de la villa (folio 4). (39) Me hago cargo de treinta libras de dicha moneda que me entreg Antonio Bernab Colector de los druchos Dominicales y Decimales de esta Villa de orden del Excmo. Sr. Conde de Puonrostro Elda y Anna mi seor dueo de ella para ayuda a los gastos para extincin de langosta (folio 105). (40) Me hago cargo de cinquenta y tres Libras quince sueldos y tres dineros moneda co rriente, que me entreg franc. Ag-ustin Coluchi Procurador Sindico Gen.! de esta vi lla, las mesmas se sacaron de limosna por las puertas de los vecinos de esta villa en el tiempo de las rogativas a nra. sra. de la Salud, sto xto y san Franc. por la plaga de langosta. . . (folio 19). 248 do tanto dao que no se puede explicar (Se mataron 800 arrobas sin contar las que han cogido y matado en los campos distantes. De todo lo cual se hizo Memorial como en Elda al Rey, manifes tndole los grandes daos causados que se calculaban en 7.955 libras, 6 sueldos y 7 dineros. (41) En los aos siguientes se dedicaron grandes esfuerzos a acabar con los huevos dejados por la langosta a su paso, ocupndose en los meses de abril y mayo de 1758, setenta y un peones en quemar el mosquito lan gosta, abrir zanjas, rozar atocha y dems que se ofreci para la extincin (y) exovacin del canuto de langosta. (42) * * * En 1747 tiene lugar el lamentable episodio de la epidemia de los for zados, que con ligeras variantes relatan todas las crnicas locales. No creemos tuviera proporciones catastrficas, pero s debi causar el sufi ciente terror en un pueblo de tan corta vecindad y de tan reducidos me dios de lucha contra los contagios como era Elda en este tiempo. En el folleto Noticia interesante para los hijos de Elda del Cura prroco de Santa Ana a mediados del siglo XIX don Gonzalo Sempere y Juan (43) se relata el episodio de esta manera: En el ao mil setecientos cuarenta y siete lleg a esta villa un gran pelotn de hombres destinados al servicio de las armas, los mas contagia dos, con cuyo concurso se inficionaron muchos vecinos llegando a mas de setenta los que, ya sacramentados, estaban en peligro de morir, como ha ba sucedido ya a muchos de los que vinieron; en esta afliccin claman y lloran todos; el Clero y Ayuntamiento resuelven sacar las Santas Imge nes en procesin de rogativa y al da siguiente manifestaron los mdicos haba desaparecido el peligro en los moribundos y ya ninguno muri ni se contagi de dicha enfermedad. Con ms fl oreada prosa puede leerse este mismo texto en Lamberto Amat (44) y en el annimo trabajo Apuntes histricos (45) pero todos coinciden en lo esencial, origen del contagio, nmero de enfermos agoni zantes y mediacin divina de la Virgen de la Salud y Cristo del Buen Su ceso. Como agradecimiento popular por esta intercesin celestial se dedic (11 ) Rela( i(m) (le expertos sobre (.1 dao (Libro de autos o diligencias sobre la Langosta, 1756). Petrel. (42) Clavarias 1758, fol. 70 (Archivo Municipal de Elda. (43) Noticia interesante para los hijos de Elda por D. Gonzalo Sempere y Juan. Orihuela, 1876, pg. 12. (44) Elda, tomo II. (45) El Centenario, Elda, 1904, pg. 116. 249 un da de homenajes pblicos a la Virgen de la villa con una solemne procesin de gracias y para dar ms vehemente testimonio de su gratitud por el roso del sielo que segn el Clavario de la poca resolvi la epidemia, acordaron espontneamente construirle una Gran Capilla a la Virgen cuyas obras comenzaron inmediatamente el da 18 de mayo del ao 1747, siendo el Ayuntamiento el Patrono de dicha Capilla. (46) Sin embargo, la venerada imagen no ocup su Capilla hasta el da 7 de septiembre de 1755 como nos dice la nota que fi gura en una hoja del libro de Clavarias 1756-57 y que copiada literalmente dice as: Noticia subsinta de la Colocacin de la Virgen de la Salud en la Ca pilla Nueva.- En el ano 1755.- Dia siete de Septiembre se coloc en la Ca pilla Nueva la imagen de la Virgen Santsima de la Salud siendo Obispo de Orihuela Don Juan Elas Gmez de Tern; Cura de esta parroqia de Elda el Dr. Don Bar(tolo)m Pay Rector Vicario el Dr. Bar(tolo)m Juan Rico Alcalde Ignacio Bernab-- Regidores Antonio Juan de Pedro Pablo Vidal Joseph Linares y Juan Gernimo Sampere Fran cisco Agustn Coluch, Proc.r Gral. Esc del Ayuntamiento Pablo Gua rinos. Posiblemente referido a este contagio tenemos como contribucin li teraria a su esclarecimiento un interesante documento epistolar, aunque su transcriptor hace la salvedad de la inseguridad de la fecha al decir: Por referirse sin duda al penltimo caso transcrito y que sigue as y para que se conozcan los sentimientos religiosos, la buena f y costumbres sencillas de los hombres de pasadas edades patriarcales, copio la siguien te carta de mi 4. abuelo paterno, don Juan Toms Sempere Navarro a su hijo Juan Toms Sempere Juan, colegial a la sazn en el Seminario conci liar de Orihuela...: Hijo mo: me alegrar el que te halle con la salud cumplida que mi afecto te desea. Todos los de casa, a Dios gracias, bue nos para servirte. Ya parece que han cesado las enfermedades y muertes, pues en este pasado mes de abril se han enterrado 26 6 27 cuerpos mayo res sin saber los mdicos qu accidente tenan ni de qu moran. La Vir gen de la Salud 21 das que est fuera de su Capilla en el altar que se le ha hecho y se le ha puesto el dosel y ahora, tres das hace, se le ha pues to tambin al Santo Cristo del Buen Suceso en el mismo altar de la Vir gen y a entrambos se les hace rogativas todos los das para que el Seor nos mire con ojos de piedad y misericordia, pues las gentes estn corrom pidas () y pasmadas. La Virgen que lo serene y remedie todo, confo. Me parece que para este domingo que viene se le har una gran procesin en accin de gracias y un grande alarde con muchsimas hachas... Quien ms te estima y desea verte... Tu padre.- Elda y Mayo a 4. (47) Es de notar la falta de coordinacin entre la relacin del hecho en lo (46) 1.. Amat, oh. cit. Parte II. (47) El Centenario (Apuntes histricos). 250 referente al inmediato cese del contagio al da siguiente de la procesin de rogativa y la afirmacin de la carta de que la Virgen de la Salud lle vaba 21 das fuera de su altar; pero creo hay que darle ms crdito a la carta, pue1 en las Noticias al querer sublimizar y dramatizar la interven cin divina parece se incurre en exageracin al afirmar que en cuanto la procesin de rogativa sali a la calle se acab el contagio. Varias notas en el libro de Clavarias 1747 se refieren a este suceso, habiendo encontrado las siguientes: Pagu a Juan de Alba 6 sueldos por averse empleado dos veces en limpiar los cuartos del Castillo y quemar atochas camas de los soldados de las cuerdas que varias veces han transitado por esta villa (48) (fo lio 155). Procesin de gracias.- ... a traer de Alicante las antorchas para la procesin de gracias que se hizo a Mara Santsima nra. Sra. de la salud (fol. 155/v.). Pagu a Luis Maestre colector y administrador de la fbrica de nra. sra. Santa Ana de esta Parroquial Iglesia dos libras dos sueldos ocho di neros por el importe de la Cira (cera) esto es ciriadas Manuales y para Clero y Villa que el mismo suministr para la Misa que esta Villa mand celebrar en accin de gracias a la Virgen Santsima de la Salud por el ro so del cielo que nos imbi y alivi en las enfermedades (fol. 158). LIMOSNA PARA LA CAPILLA.- Doy en data 68/L., 5/s. y 6/d. moneda corriente por entregadas a Vicente Bernab y Luis Maestre Ciu dadanos vecinos de esta expresada Villa Electos nombrados por la misma, para ayuda a la fabrica de la capilla que se construy a ntra. Seora y Madre la Virgen Santsima de la Salud cuya limosna hace la dha Villa como a Patrona que es (de la dha Capilla) como consta de dos libramien tos que presento los nmeros 53 y 54. (Fol. 56) TEDEUM por el permiso del Sr. Obispo para la ereccin de la Ca pilla Pagu 5/s y 8/d al fabriquero de la Igl. Parroql de esta Villa por la cera que se gast en el da que se cant el Te Deum en accin de gra cias luego que Su Ilma. embi la facultad de poder erigir la Capilla a Ntra. Seora de la Salud. * * * LA EPIDEMIA DE 1766 Tambin hallamos en la tradicin popular otra epidemia o contagio (411) Esta incineracin de atochas camas o sea las camas de esparto que se haca de los sol dados transentes en el Castillo concuerda con la versin de El Centenario (pg. 116) que dice as: Un ncleo numeroso de forzados (una leva) destinados al servicio militar y portadores de enfermedades contagiosas, descansa o pernocta en el castillo. . . Sin embargo en los libros de Clavarias no se hace mencin de muertes entre los soldados, por lo menos en los que he tenido a la vista. 251 ocurrida en el ao 1766 que revisti proporciones aterradoras aunque segn las mismas fuentes se redujo bastante el dao en proporcin, al que se tema. Todos los cronistas locales se hacen eco de ella lo que no es de extraar ya que de la lectura de sus trabajos se comprueba que se seguan unos a otros al pie de la letra y lo relatan con escasas variacio nes los tres cronistas citados en el anterior captulo. De ellos reproducir el relato del annimo autor de Apuntes histricos (49) por ms amplio en detalles, al parecer recogidos por versin directa de antepasados suyos, y que dice as: 1786.- Esparce de modo sbito y alarmante la muerte y el espanto en la mayora del vecindario una peligrosa constelacin de dolores de cos tado... mueren muchos... cunde el desaliento. Inmediatamente Clero y Vi lla proyectan una procesin de penitencia por las calles; a los enfermos scanlos a unos a las puertas de sus casas, a otros los colocan en sitios desde donde cmodamente puedan fijar sus ojos llorosos en las Santas imgenes de sus Patronos amados; ayes y clamores lastimeros de perdn y misericordia se oyen por doquier; contagiados y no contagiados piden y suplican con fe y confianza... Al siguiente da, los atacados estn fuera de peligro; no caen ms vctimas ni ms enfermos... Los libros de este ao que existen en el Archivo Municipal no apor tan absolutamente nada a este tema, por no haber de Clavarias ni de Consejos, que son algo explcitos, sino slo Veredas y Quarteles que no hacen referencia alguna a hechos de esta clase. Tampoco hay no ticia alguna en el Archivo Parroquial de Santa Ana, por haber sido que mados en 1936 los libros de defunciones. Solamente vemos una alusin en los Gozos de la Virgen de la Salud, (so) en la quinta estrofa, que dice: El contagio lastimoso del ario sesenta y seis, cariosa deshacis con milagro portentoso: del abismo vencedora ahuyentis su furia impa... Dadnos salud y alegra pues.sois la salud, Seora... Tampoco han tenido frutos mis esfuerzos por identificar la enferme dad epidmica a que pueda corresponder esa peligrosa constelacin de dolores de costado de la que fueran atacados muchos sbitamente, mu riendo al poco algunos, pero probablemente habr que adjudicarla a al guna forma virulenta de gripe, una de cuyas manifestaciones externas son punzadas en el costado. (49) El Centenario trabajo citado, pg. 116. (50) Novena a la Dulcsima Virgen Mara, bajo la invocacin de la Salud, etc. Alcoy, 1856, pg. 26. 252 VI. Pleitos y rencillas entre Elda y Petrel Los viejos pleitos con Petrel a los que ya en otra ocasin hemos teni do que referirnos adquirieron una especial virulencia en este siglo XVIII. Todas las cuestiones en las que haba contacto entre ambas villas era un criadero de vboras que inficionaban las mentes y la sangre de los mora dores de los dos pueblos. En verdad es que el estado de cosas existente no permita que los pueblos pudieran desentenderse el uno del otro y evita ran contactos cotidianos que se convertan frecuentemente en reyertas, agravios y pleitos con su lamentable secuela de enormes dispendios en pleitos e interminables malhumores. La extremada cercana de ambas po blaciones obligaba a que los intereses de una chocaran casi siempre con los de la otra. Tenemos los casos de los regantes de Caprala y Santa Brbara, que poseyendo en sus tierras un rico manantial de aguas dulces y excelentes tenan que dejarlas pasar hacia Elda sinpoder ellos utilizarlas para su rie go, por pertenecer aquellas legalmente a la cabeza del Condado. El dere cho de posesin legtima estaba rotundamente a favor de Elda, pero el hecho irritante para los campesinos petrelenses era que Elda gozaba de las fuentes inagotables que eran las aguas de Caprala, nacidas en trmi no municipal petrelense y por lo tanto a cuya posesin y disfrute exclusivo se conceptuaba esta ltima villa con justo y natural derecho. Slo esta consideracin bastaba para que peridicamente tuvieran que intervenir, como despus veremos, escribanos, procuradores y dems miembros de la Justicia. Por si la cuestin de las aguas no fuera suficiente, exista tambin otra causa permanente de disgustos y rencillas como era la Mancomuni dad de Pasios, leas y aguas antecedente histrico de la actual Manco munidad Intermunicipal de la que tan excelentes frutos se esperan, he rencia de un pasado relativamente cercano en el que si bien las villas eran totalmente independientes una de otra, no se haban delimitado todava sus respectivos trminos. El espritu de la Mancomunidad era favorecer por igual a ambas poblaciones pues se estableca el derecho de pastar ga nados, hacer lea y aprovechar las aguas de sus respectivos trminos sin distincin alguna entre el de una y otra villa, esto es, que los vecinos de Petrel podan utilizar los pastos, montes y aguas del trmino de Elda y los eldenses hacer lo propio en los de Petrel, como si ambas fueran un so lo cuerpo. El espritu que movi a establecer esta Mancomunidad era ex celente, pero en realidad los beneficios de ella iban ntegros a los elden ses a costa de Petrel, tal vez como compensacin por la arbitraria deli mitacin de los respectivos trminos como ya hemos referido en el captu lo correspondiente. Porque mientras Elda utilizaba las aguas de Caprala, sita en el tr mino de Petrel, y los leadores eldenses iban con sus cabalgaduras a los 253 montes del Cid, Chaparrales, Sierra del Caballo y dems lugares petrelen ses y volvan cargados de lea, y sus ganados ramoneaban y pastaban por los verdes pastizales del trmino petrelense, poco podan aprovechar estos sus iguales derechos a hacer lo mismo en el trmino de Elda de escasas aguas, inaprovechables para Petrel por la mayor elevacin de su suelo, y de no buena calidad; sus montes pelados sin ms vegetacin y arbolado que algunas atochas, romeros, enebros y monte bajo y por ello tambin pobres, tanto para hacer lea como para apacentar ganado. Conocido es to no resulta extrao que Petrel quisiera sacudirse a toda costa el para ellos yugo de la Mancomunidad que ninguna ventaja le traa y s abun dantes perjuicios. Este descontento general originaba casi continuos en carcelamientos de eldenses, apresados cortando lea o pastando sus reba os en trmino petrelense, y explica, aunque naturalmente no justifica la salvajada, el que varios eldenses presos en la crcel de Petrel fueran ape dreados por el gento, estando los presos en ella y sin poder escapar, co mo apuntamos ms adelante. El siglo haba comenzado con la secuela de los incidentes promovidos por causa de la mucha cantidad de atocha que los eldenses sacaban de Petrel para alimentar sus fbricas de salitre, en la forma que expresa la villa de Petrel en su carta al Conde de Elda el 29 de enero de 1700, de mandando remedio para el abuso, pues adems de lo indicado manifesta ban lo siguiente: Muy Illtre. Sr. Marqus de Noguera Mi Seor Dando primera mente por asentado que el Conde Mi Seor es Dueo absoluto de esta Vi lla, como del Realengo y de lo dems, y es nuestro Amo y Seot y aqu somos todos sus muy humildes vasallos dndonos en la Poblacin el Rea lengo para toda servidumbre; (51). Ahora sucede que veynte o treynta par ticulares de la Villa de Elda con sus arbitrios de Calderas para Plvora han talado todas las Atochas del trmino de la villa de Elda y parte de los Circunvecinos y ahora han dado en venir a rosar (sic) atocha a la Orilla de esta Villa y a todo lo dems pasando con las cargas por la propia Vi lla.... y tambin para traher dha atocha hazen caminos por los banca les por donde les est bien llevndolo todo arreo, porque en una heredad de mosn Bonifacio Garca en la Pedrera le han hecho lea una Rafa que tena que vala ms de Trescientos Reales y otras Barracas que han des hecho con la libertad que se le ha dado... Oy han venido ms de treynta cabalgaduras por atocha y dizen han salido unos veynte hombres de Elda con armas porque si de aqu salan. Esto no lo sabemos de cierto ni lo (51) Lamberto Amat da a esta introduccin tan notoriamente servil y aduladora un carcter de generalizacin respecto a la actitud de Petrel con el Conde, en contraste con la cons tante rebelda de Elda ante las pretensiones del Seor, actitud que segn l pudo influir en la delimitacin de trminos al dejarse llevar el Conde don Francisco por su malevo lencia respecto a Elda y las pruebas de adulacin y servidumbre que le daban los pe trelenses. Personalmente no creo que esto influyera mucho en la desigual e injusta fi ja cin de trminos. 254 pasamos a creher porque hay quien repara en estos empeos. Y para que estas villas dos no pasen ms adelante importa para que V. S.a ponga su mano para que todos vivamos con quietud (52) El litigio entablado, que debi encender an ms los ya soliviantados nimos de los vecinos de las dos poblaciones, se resolvi el 14 de febrero de 1700 (53) con una reunion de tres representantes por cada villa en el Convento de Franciscanos de Ntra. Seora de los Angeles, presidida por el Capitn Antonio Valera de la Carra, Generoso Bayle y Procurador General del Condado. Por parte de Elda fueron electos Francisco Grau, Notario Sndico; Gabriel Amat de Vicente y Vicente Cerdn, y por la villa de Petrel lo fueron mosn Francisco Montesinos, Procurador Sn dico, Batlthasar Maestre y Guilln Pay, concurriendo tambin los Escri banos de ambos Municipios. Una vez hecha la propuesta del Bayle co mo dice el documento original entraron al trasteo y conferencia del ajuste las dichas partes y amigablemente para atajar los disturbios y con tinuar en paz, buena vecindad y correspondencia entre ambas villas resol vio lo siguiente (54). Se seal una dehesa la cual se utilizara slo para servidumbre de los labradores de entrambas villas para hacer mrgenes en sus orillas y para pasto de sus averos dentro de la cual no se podra sacar atocha para las calderas del salitre. La dehesa constituida ocupara una extensin li mitada por las lneas imaginarias que siguen: ... per la part del mix dia desde lo Barranch de la Almafr tot lo Barranch amunt fi nsa el Cit, y per la de tremontana desde lo Charco que dihuen de Domingo Rambla de Caprala amunt fi nsa les fonts y de all Barranch amunt, los quals Barranchs servixein de Mollons... (55) Quedara el resto de ambos trminos, con algunas restricciones, libre para sacar atocha para los molinos. Esta resolucin calm momentnea mente las rencillas de los pueblos, no sin que el lamentable acuerdo de la fijacin de lmites, efectuada en 1703 por imposicin del Seor del Con dado pusiera en peligro la tranquilidad comn. Este acto, que por su im portancia hemos tratado en captulo aparte, qued oscurecido por el ven daval de sangre que arrebat a toda Espaa al dividirla en dos bandos enconadamente enemigos, el de los seguidores del Rey don Felipe V y el de los adictos a la Casa de Austria. Por este importante suceso, las cues tiones y rencillas internas quedaron enterradas por algunos arios. Como ya hemos escrito en el captulo correspondiente, Elda y Petrel tuvieron el acierto de escoger la misma senda que despus result la buena, con lo (52) Real Provisin 1747 , , fol. 29 v. Archivo Municipal. Elda. (53) La escritura copia de esta conferencia se puede encontrar en Real Provisin 1746 (fol. 21/v. y SS.). (54) Real Provisin 1746, fol. 22. (55) Ibid., fol. 23/v. 255 que el comn peligro y la unin de los esfuerzos de ambas poblaciones en favor de la misma causa acall las disensiones intestinas que se desarro llaban por cualquier ftil motivo hasta que, ya vencidos los seguidores del austraco, y vueltos los pueblos espaoles a la normalidad se empearon nuevamente en sus eternas rencillas sobre el agua, los pastos y las leas. En el ario 1742, a pesar de todos los documentos y concordias entre ambas villas que reglamentaban y legalizaban la utilizacin en rgimen de Mancomunidad de las aguas, montes y pastos, Petrel pretendi dejar la sin efecto, no alegando sus verdaderas razones que eran las de sacudir se una servidumbre onerosa que slo favoreca a Elda sin compenscin suficiente por parte de esta. El alegato de Petrel absurdo a mi parecer vistas las pruebas documentales que poda presentar y present Elda era que nunca haba existido tal Comunidad y que siempre que los veci nos de las poblaciones confinantes, comprehendidas tambin los de Elda, havan intentado introducirse en el trmino de Petrel se les hava impedi do: a menos que haviendola executado clandestinamente; y en las ocasio nes que las Justicias de la Villa su parte havian tenido noticia de ello, ha vian hecho aprehencin de diferentes cavalleras... (56) Tan ingenuo alegato lo desvirtu Elda con la elemental estratega de pedir que un escribano repasara los mismos legajos del Archivo de Pe trel en los que hall abundantes pruebas de la conformidad de esta lti ma Villa con la Mancomunidad, practicada desde tiempo inmemorial, por lo que la Real Audiencia de Valencia, ante la cual se dirimi el plei to, dict sentencia en 29 de noviembre de 1746 confirmando que la co munidad de pastos, leas y dems de los terminos generales, sea y se en tienda por Vssos propios de los vecinos de ambas villas sin cortar pies de rboles alguno (57). Este litigio que dur cuatro arios estuvo salpicado de situaciones violentas para ambas, como el encarcelamiento de eldenses por Petrel, represalias de Elda en distintas formas, movimientos de veci nos armados, etc. La sentencia favorable a Elda no vendra de ninguna manera a apla car los nimos, y esto lo vemos ya en 1747, que en plenas Pascuas de Na vidad son apresados diez eldenses que, con su reconocido derecho se ha llaban en el trmino de Petrel cortando lea, sindoles confiscadas tam bin sus cabalgaduras. El Ayuntamiento de Elda elev peticin a la Audiencia de Valencia para que se dictase auto ordenando a la Justicia de Petrel la libertad de los apresados por hallarse en su derecho al cortar lea en los montes de Petrel dada la Comunidad existente entre ambas Villas y refrendadas por sentencia de 1746, obteniendo un mandamiento ordenando a Petrel liberase los presos y devolviese las cabalgaduras. (56) Ibid. , fol. (57) Ibid., fol. 68/y. 256 Este mandamiento fue incumplido por Petrel y al reiterarlo la Audien cia amenazaba con imponer rigurosas multas, diciendo entre otras cosas: ... ni por lo festivo de las Pasquas haviais cumplido en dar libertad a los presos mantenindose los diez todava en las crceles, en lo que era cierto continuavais en hazer manifiesto agravio a sus partes a quienes no contentos con la vejacin de su prisin se tolerava que dentro de ella los apedreasen... (58) Aunque Petrel adujo en su descargo que eran otros los motivos de la prisin no le valieron subterfugios y tuvo que darles libertad y devolverles las cabalgaduras que les haba confiscado, dndoles cumplida satis faccin. Nuevamente en 1758 se produce una tensin entre ambas poblacio nes por la cual segn frases de la demanda eldense-- es temible acaescan desgracias entre los vecinos. El episodio de turno se limitaba a que los regantes de Caprala y Santa Brbara haban cortado el curso na tural de las fuentes que encaminaban las aguas a la villa de Elda, aprove chndolas para sus usos particulares, haciendo acequias y portillos por donde ms convena a sus ilegtimos intereses. Privados los eldenses de sus aguas de beber presentaron demanda en agosto de este ao 1758 cu yos principales y ms expresivos prrafos, copiados a pesar de lo extenso de ellos para dar una idea de las condiciones del pueblo en este ao y de cmo estaban los nimos entre los pobladores de ambas villas, dicen as: Excmo. Sr. Antonio de Luz y Soriano, en nombre del Consejo, Jus ticia y Regimiento de la Villa de Elda, consta del poder... etc. Ante V.M. parezco por va de recurso, quexa, violencia, manifiesto atentado o como ms haya lugar y de dho proceda y digo: Que mi parte siempre desde la fundacin de la Poblacin ha estado en la posesin del Uso de las aguas de la fuente de Caprala, que est en el trmino general de la villa (de Pe trel) y renace cerca la Hermita de Santa Brbara Estado de Noguera y de all se encaminan a la villa subterrneamente por alcaduces, encaadas y en los barrancos y ramblas por canales y pilares de mampostera todo a expensas de dicha Villa; y en dicha forma es conducida a las fuentes den tro de la Poblacin de la misma Villa para uso de sus vecinos y dems que transitan por ella, teniendo la facultad proyvitiva de no permitir ni abrevar ganados ni inficionar las aguas ni divertirlas a otros usos dando las providencias reservativas con imposicin de penas a los contravento res... Como entre ambas Villas se sigui Pleyto sobre Comunidad de Pas tos, que gan sentencia y executoria la Villa mi parte para dicha Comuni dad a excepcin de los Bobalares, entendi hacer la ilusoria la de Petrel con extender el suyo a las dos partes del trmino, sobre cuyo assumpto hay pleyto pendiente y se han originado varios recursos, y especialmente uno por haver puesto presso al regidor de Elda a tiempo que estava tra (58) I bid, 257 baxando con diferentes hombres para iluminar las aguas de dha fuente y lo execut en tiempo de Semana Santa sin haberle querido libertar, sobre haverlo mandado V.E. atribuyendo dimanava su prisin de otra causa y fue pressisso reiterase V.E. el Decreto para lograr la libertad. De modo que mi Villa vive inquieta porque no busca la de Petrel otro que mortifi carla sin causa ni justo motivo.- Y es as pues no pudiendo dudar que las dichas aguas de la fuente de Caprala son de la villa mi parte, que unica mente ha tenido su uso y las nicas que tiene para vever, mantenimiento de sus vecinos y de los que trancitan por ser Camino Real para Murcia, Cartagena, esta Ciudad (de Valencia) y Corte de Madrid, ha ocurrido que el mismo Juan Rico de Juan... y don Severino Pollicar, su yerno, de echo y atentadamente, con ttulo de regar unas tierras que tienen inmediatas a la fuente que en jams han tenido riego ha cortado las aguas de dha fuente de Caprala y por medio de unas acequias que clandestinamente han formado las han tomado y han dejado a la Villa mi parte sin ella y pereciendo por no tener otras para vever y no poderse servir de las de los barrancos que sirven para el riego por salobres y de mala calidad. De mo do que se hallan los vecinos y habitadores de ella en la mayor consterna cin y que es temible acaescan desgracias entre los vecinos de Petrel y los de Elda sobre dichas aguas siendo pressisas para el abasto de estos y de Poblacin tan crecida y lugar de trnsito, de forma que de no ponerse pronto remedio para que las aguas de dha fuente de Caprala buelvan a su pristino uso, se han de ver los vecinos expuestos a perecer por puntos, por ser el alimento mas pressisso para el mantenimiento de la vida huma na; en tal manera que con solo retardar el reintegro ha de ser irreparable la ruyna resultando tambin todos estos extremos justificados... Con este motivo espera la Villa mi parte de la justificacin, de V.E. el reinte gro sin prdida de tiempo y precaver la mayor ruyna, que sin dificultad sucedera con solo retardarse la providencia del reintegro... A esta demanda se contest nombrando Comisario al Alcalde Mayor de Novelda, don Francisco Sirena para que pasara a Elda y dems luga res y reintegrase las aguas a la Villa de Elda reparando las rectifica ciones hechas en las acequias que conducan el agua a Elda lo que se efectu el 17 de agosto del mismo ao presentndose todos en Caprala, el Comisario nombrado y delegados de ambas villas a las siete de la maa na, rompindose all las acequias, haciendo los portillos por donde co rran antes las aguas y trasladndose seguidamente a Santa Brbara don de hicieron lo mismo, notificando por pregn pblico la sentencia de la Real Audiencia y amenazando con graves penas a los que nuevamente osaran divertir el curso de las aguas de Caprala que iban a las fuentes pblicas de Elda. * * * La sentencia nuevamente favorable a Elda no hizo desistir a los de Petrel de sus pretensiones a dejar sin efecto los derechos de Elda sobre 258 sus aguas, y en Septiembre del siguiente ao 1759 ensay otra tentativa demandando ante la Real Audiencia de Valencia la anulacin del derecho pretendido por Elda a las fuentes de Caprala y a las de Santa Brbara, con el ingenioso pretexto de que stas aguas de Caprala no renacan en Santa Brbara sino que las del Marquesado eran otras y distintas y por lo tanto los regantes de Santa Brbara tenan derecho a utilizarlas en el rie go de sus tierras. Solicit en la misma demanda se efectuase el experi mento de cortar durante cuarenta das el curso natural del manantial de Caprala echndolas a un barranco para que interrumpido su camino se vea si se interrumpe tambin el manar de la fuente de Santa Brbara en cuyo tendra razn y derecho Elda, habindolo Petrel si por el contrario el manantial de Santa Brbara segua dando las mismas cristalinas aguas y en la misma cantidad que antes de interrumpir el curso de las de Caprala. A este peligroso experimento se opuso Elda por varias razones, entre las cuales pesaban ms las de que el corte de las aguas poda hacerse mal y por lo tanto seguir manando las mismas aguas de Santa Brbara, as como por el grave perjuicio irrogado a la villa de Elda por tenerla cua renta das sin agua de beber, ya que Elda dispona nicamente para su consumo de aquellas sin que pudiera sustituirlas por otras. Tambin apuntaban la sospecha de que en realidad lo que pretenda Petrel era aprovechar las aguas para regar durante los citados cuarenta das. La protesta no prosper y el experimento se llev a cabo con la recusacin formal de Elda al Juez nombrado para supervisar el experimento, don Francisco Sirera, por no sealar indemnizacin alguna a la villa por el perjuicio que se le causaba. El experimento se realiz en un ambiente de sospechas y mutuas denuncias y recriminaciones, y el resultado fue el que esperaban los eldenses, pues realmente las aguas del nacimiento de Ca prala renacen en el manantial de Santa Brbara despus de un recorrido subterrneo. Pero a Elda no se la indemniz de los cuarenta das de pri vacin y sed, no obstante haberse aprovechado los petrelenses para regar con el agua que deba perderse en los barrancos. Las incidencias de este experimento pueden examinarse en el folio 236 y siguientes del volumen Varios papeles interesantes al pueblo de Elda conservado en el Archivo Municipal de Elda. VII. Solemnes actos en honor de los Condes (1751) En enero del ao 1751 falleci don Diego Lucas Arias Conde de Pu ri onrostro, Elda y Anna, Seor que fue de ja villa durante largos aos. El seoro lo hered su hijo, tal vez don Francisco Xavier Arias Centurin que en 1770 figura en la Concordia con el obispo don Jos Tormo sobre 259 ampliacin de la iglesia. El nuevo Conde envi a su Procurador General, don Indalecio Lpez de Sagreda, a tomar posesin de la villa. El da 16 sali de Elda para Villena una Comisin formada por el Alcalde, Regidores y Sndicos con el fin de recibir a dicho Procurador Ge neral y obsequiarlo como se mereca su alta representacin, celebrndose la toma de posesin el da 18 con un solemne acto en la Iglesia Parro quial, ofreciendo despus el pueblo un convite al Procurador General y a su comitiva como as se a practicado y acostumbrado en semejantes fun ciones a los Personados Apoderados de dho. Excm Sor. en obsequio y manifestacin del especial afecto y fidelidad que esta villa mantiene a dho. Excmo. Sor por experimentar en ella las influencias y benignidades para el alivio y consuelo de sus vasallos de esta su Villa. (59) En das siguientes se celebr en la Iglesia Parroquial de Santa Ana las solemnes exequias, funeral y tres Misas que la Villa mand ejecutar por el eterno descanso del alma del Excmo. Seor Conde fallecido, actos que ofici el Revdo. D. Luis Maestre, familiar del Santo Oficio de la In quisicin de Murcia, Colecta y Parroquial Iglesia de Santa Ana. (60) VIII. La Iglesia de Santa Ana en el siglo XVIII Al lento, pero insistente, crecimiento de la villa en importancia, vi viendas, poblacin y riqueza, corresponda una paulatina mejora en la do tacin de la nica iglesia parroquial existente. A mediados de esta centu ria se hallaba en su exterior igual que como qued de las primeras refor mas del siglo XVI que transformaron la antigua mezquita musulmana en una modesta Iglesia cristiana con sus torres y cpula alterando la escueta silueta cuadrada de la mezquita. Interiormente tena numerosos altares al llegar la poca indicada. (61) Pero la violenta conmocin que produjo la epidemia o contagio de 1747 de que nos ocupamos en el Captulo de Epidemias y plagas y el agradecimiento popular por la mediacin de la Virgen Santsima de la Salud produjo la entusiasta y fervorosa decisin de erigirle una Capilla ms hermosa que la que hasta entonces tena, que era la fabricada en 1648 tambin con motivo de una grave epidemia de peste. Reunido el pueblo entero en la Iglesia para celebrar una solemne ce (59) Clavarlas 1750-51, folio 51. (60) [bid. , folio 53. (61) Lamberto Amat cita diecisis a mediados del siglo 18 pero no es probable esta cifra pues en el mismo plano de la Iglesia dibujado en 1850 y que figura en su obra slo hay catorce altares. 260 remonia de accin de gracias por haberlos librado milagrosamente de la epidemia que haban sufrido se acord por aclamacin la construccin de una gran Capilla que mostrara a los tiempos venideros la devocin y el amor que por su Santsima Patrona albergaban en sus corazones los de votos eldenses de aquella agitada poca. El Ayuntamiento reclam para s el honor de ser el Patrono de dicha Capilla, haciendo frecuentes donati vos para su construccin y participando activamente en recoger limosnas y realizar cuantos esfuerzos fuesen precisos para que la obra respondiera en su magnificencia y arte al espritu que la haba originado. Desaparecidos los libros que en el Archivo de la Iglesia haba refe rentes a esta obra y otras realizadas en este mismo siglo de las que ms adelante nos ocuparemos, poco podramos decir de ellas sin el cuidado que tuvo el historiador eldense D. Lamberto Amat en hacer una detalla da y minuciosa relacin de cuanto de inters se contena en ellos. Por es to podemos hoy escribir estas lneas basadas en los datos que Amat da en el captulo X de la primera parte de su valioso manuscrito, aunque con la salvedad de la confusin que Amat hace tal vez con fundadas razones que no alcanzamos a comprender de los trabajos de construccin de la Capilla y de la Puerta de la Virgen, que siendo obras distintas van tan englobadas que no se sabe cuando unas fechas corresponden a una y cuando a la otra. La inauguracin de las obras y colocacin de la primera piedra la relata Amat de esta forma: Hacinados gran parte de los materiales y abiertos los cimientos des de el 17 de mayo al 5 de agosto de 1747, en este ltimo da sali el Rvdo. Clero con cruz en procesin, a la que asisti el Ayuntamiento y gran con curso del pueblo; llegados al terreno de la Capilla, se cantaron el Miserere, diferentes Salmos y la Letana Mayor; se coloc la primera piedra en el cimiento por el Dr. D. Bartolom Juan y Rico, Vicario y Comisario de la Parroquia natural de la misma; por el Alcalde de ordinario de esta Villa don Jos Linares se puso sobre la piedra un poco de cal que le presenta ron en un azafate; bendjose la nueva y la procesin regres a la iglesia donde en accin de gracias se cant solemne Te Deum con el mayor j bilo. Dirigi las obras el Maestro de Arquitectura don Vicente Mingot, que asisti diariamente durante cuatro aos a las obras de Portada y Ca pilla, quedando la Villa muy satisfecha de la obra realizada y siendo gra tificado por el Ilmo. Sr. Obispo en veinte libras sobre su salario para abo nar el traslado a Alicante del maestro y su familia. La portada era una autntica obra de arte as reputada por cuantos conocedores la vieron hasta su demolicin junto con todo el edificio en el ao 1936. Lamberto Amat incluye en su manuscrito una detallada descripcin de la indicada Puerta de la Virgen, redactada por persona tcnica en ar quitectura segn l mismo indica y que no creo necesario reproducir 261 por lo oscuro del lxico empleado para persona no especializada en este arte. Ms exacta comprensin de su hermosa y armoniosa traza se logra r con la contemplacin de la lmina que la muestra en toda su plenitud artstica. De esta joya del arte local no queda hoy ni rastro, destrozadas sus columnas e imgenes por la furia destructora de 1936 que arras todo el edificio sin respeto alguno a las ricas obras de arte que encerraba y a su condicin de relicario de los momentos ms emotivos y hondos de ge neraciones y generaciones de eldenses. La hermosa estatua de la Virgen de la Salud, de dos metros y medio de altura que haba en la hornacina de esta puerta fue construida, como el resto de la Portada, en piedra de las canteras de Bateig, monte de nuestro trmino, por el escultor Anto nio Perales. Las figuras de San Joaqun y Santa Ana que estaban coloca das a ambos lados de la Virgen y esculpidas en tamao natural, as como el ngel, florn, columnas y capiteles, escudos y dems adornos de la por tada los labr el escultor Ignacio Estevan, costando en total esta hermosa Portada 2.850 reales de velln, importe que en su tiempo fue reputado como un verdadero regalo. La obra qued terminada el 3 de septiembre de 1751, constituyendo seguramente la principal atraccin de los inmedia tos festejos en honor a la Virgen de la Salud y el mayor orgullo de los el denses que haban aportado su colaboracin econmica para la realiza cin de tan magna obra. La obra de la Capilla llev ms tiempo pues hubo que adquirir pre viamente una casa que impeda la iniciacin de los trabajos y que haba de ser absorbida por la nueva edificacin. (62) La obra dur desde 1777 6 1779 en que se da por totalmente conclui da, pero ya desde 1755 en que fue colocada la imagen de la Virgen Sant sima (63) sirvi para el culto dedicado a la Madre de Dios. Los adornos ms destacados artsticamente de esta Capilla eran las hermosas estatuas de San Joaqun y Santa, Ana que haba en el altar, obra sta del escultor Francisco Mira; un magnifico retablo o altar en madera tallada, del mis mo artista y varios lienzos al leo del pintor Antonio Villanueva, de Va lencia, representando cuatro de ellos a los Doctores de la Iglesia y los otros a la Virgen y San Jos, los primeros colocados en los ngulos sobre los que se eleva la cpula de la Capilla y los segundos para el altar. Su mrito parece ser bastante desigual, pues Lamberto Amat reputa los pri meros como de indiscutible mrito y los segundos regulares. En 1758 se compr a Alonso Lpez, vecino de Villena, un reloj para la torre de la Iglesia Parroquia] para el gobierno de sus vecinos y el de (62) Pagu a Beltrn Bernab y a Francisco Romero y Faustino Romero 2/ libras 13/ suel dos por la carne, arroz, aceite, vino y pan q. aquellos subministraron para la comida q. se les hizo treinta y quatro hombres que se emplearon en derribar la casa de francs Gonzlvez, q. esta villa compr para la Capilla de la Virgen Santsima de la Saluda (Clavarias, 1747, folio 170/v.). (63) Vase Epidemias y plagas en este libro. 262 las aguas para el riego de esta huerta dndosele cuatro libras de gratifi cacin por lo bien executado de dicho relox. El reloj cost en total 86 libras. (64) Queriendo el pueblo eldense tributar a su Santsimo Patrono el Cris to del Buen Suceso igual demostracin de amor y devocin que la tribu tada a la Virgen, decidi levantar otra Capilla frente a la de aquella para que ambos reposaran en marco digno de su divinidad, comenzando las obras con tanta prontitud que el da 12 de noviembre de 1770 entre dos y tres de la tarde se puso la primera piedra en el cimiento por mano del Alcalde de esta Villa don Gernimo Sempere, a cuyo efecto le entreg di cha piedra el Sr. Cura de esta Parroquia don Bartolome Pay (65). Esta ceremonia, como la anterior de iniciacin de obras en la capilla de la Vir gen, fue animada segn costumbre popular por el dulzainero del pueblo. (66). La Capilla qued terminada el 4 de marzo de 1773 con la colocacin de la clave en el arco principal de la Capilla, aadindoseles adornos para su mejoramiento en 1776. La obra fue dirigida por el maestro de Arqui tectura don Miguel Francia, residente en Alcoy (67). Como obras de arte dignas de mencin podemos indicar las estatuas de la Dolorosa y San Juan que flanqueaban al Santsimo Cristo Crucificado en el mismo nicho donde este se alza, as como las estatuas en mrmol blanco de los profe tas Isaas y Jeremas situados en dos hornacinas a ambos lados del altar. Tambin haba dos magnficos lienzos al leo representando uno al Cristo con la Magdalena al pie de la Cruz y el otro al Padre Eterno, ambos de excelente realizacin, sin que haya quedado constancia de quienes fueran los artistas creadores de estatuas y leos. Los devotos eldenses de este siglo, tras haber dado cima a estas in gentes obras para las que todos ellos, segn su posicin econmica haban dado lo que haban podido y ms, no estaban todava contentos en su afn de que la Casa de Dios en Elda fuera un verdadero templo con la magnificencia debida a tan alto Seor. Deseaban ahora engrandecer el templo en su interior, que todava estaba como en los tiempos en que sir vi de mezquita a los mahometanos de la villa, pero las obras anteriores haban agotado su capacidad econmica para nuevos esfuerzos. Conocido este deseo por el Ilmo. Sr. Obispo de la dicesis don Jos Tormo y satisfe cho ste de la encendida religiosidad del pueblo eldense se enter sin (64) Clavarias 1758, folio 101. (65) Lamberto Amat y Sempere, Elda. Tomo 1, cap. X. (66) Pagu a Franc. Corb dolsaynero 5/ s. y 8 por averse ocupado en su msica y assisti do a la funcin de colocacin de la primera piedra en los simientos de dha Capilla dela Virgen de la Salud (Clavarias, 1747, folio 170 v.). (671 Los pairafos entrecomillados corno todos los datos que avaloran este captulo son ex traidos del manuscrito de Amat y Sempere, Elda, nica fuente documental existente hoy en este aspecto. 263 RECZION HORIZONTAL IGL E SIA E e ANA DE EL DA Pt... L11 11.1. 264 v,1 duda bien y detenidamente de los documentos de fundacin y estableci miento de esta Parroquia, segn los que el Conde de esta villa debi cos tear la obra desde el principio de aquella, o cuando menos hacerlo ahora por los diezmos que estaba an percibiendo (68) requiri a este Seor para que cumpliera tal obligacin y obtuvo el satisfactorio resultado que de di chas rentas abonara la cantidad de diez mil libras (69). Este resultado fa vorable qued fijado en la Concordia que ambos celebraron el 23 de ma yo de 1771 autorizada por el notario de esta villa don Pedro Juan Vidal. (70). La iglesia se aument en un tercio de capacidad, teniendo que ocu par el fosar de detrs de la iglesia o cementerio donde se enterraba a los cristianos nuevos o moriscos antes de la expulsin. Tambin se adqui rieron ocho casas para ser derribadas y sus solares ocupados por la am pliacin. La nueva obra comenz en 1778 y se termin en 1799 llegando la aportacin del Conde para pagar las obras realizadas hasta 1780, conti nundose despus con la aportacin voluntaria del pueblo hasta su termi nacin en la indicada fecha de 1799. El 24 de diciembre de este ao se traslad all con gran solemnidad el Santsimo Sacramento al Taberncu lo del nuevo Altar Mayor, cantndose la primera misa esta misma Noche buena por el Sr. Cura don Antonio Vidal y Juan, natural de Elda y que ms tarde fue Cannigo de la Catedral de Orihuela. (71). Estas tres costo sas obras colmaron las aspiraciones de los devotos eldenses, siendo objeto las mismas de la aprobacin de los Obispos de Orihuela numerosas veces, como consta respectivamente en las Visitas efectuadas y en las aprobacio nes de las cuentas presentadas por el Cura de Elda. La Iglesia qued exteriormente en la misma forma, en que estaba al ser derribada en 1936, con su nica torre alzada al cielo, su cpula mayor y las pequeas cupulitas de sus Capillas, smbolo todo de la fe de un pue blo sencillo y laborioso. Las numerosas reformas que en el siglo XIX se hicieron de las que nos ocuparemos en su debido lugar no alteraron (68) Aprobacin por el Papa Nicols V y en 12 de mayo de 1451 de la donacin hecha por Alfonso V de Aragn a don Ximen Prez de Corella de los diezmos y primicias de El da, Petrel y Salinas y Aspe, imponindole la obligacin de edificar una iglesia en Elda y otra en Aspe. (69) L. Amat y Sempere. Ob. cit. Cap. X, parte I. (70) Tal dice L.A. y S. , pero no indica que ya en la concordia de 27 de octubre de 1769 en tre el mismo obispo y el Conde de Puonrostro se haba acordado . . . se hiciese la obra principal de la Parroquial de Elda con arreglo al plan que ha de formar el Maestro de Arquitectura Miguel Francia, justiprecio, visura y alzada, para que conforme a l se emprenda la obra que por ser muy costosa y no ayer urgente necesidad en el da se ha tomado Su Exc. el tiempo de die7 aos primeros siguientes. . . (Real Cdula de Su Majestad, etc, pg. 4). (71) L. Amat y Sempere, ob. cit. Cap. X de la parte I. 265 en absoluto la configuracin exterior del templo, afectando nicamente a altares, imgenes y objetos del culto o adorno interior. El siglo XVIII no haba pasadoen balde para la Casa de Dios en Elda. * * * Tambin este siglo registra una mayor importancia del clero local, producida por el aumento de riqueza de la poblacin y del esplendor que los vecinos y el mismo Clero deseaban para su parroquia. El da 27 de octubre de 1769 celebraron una conferencia en Madrid el obispo de Ori huela don Jos Tormo y don Francisco Javier Arias Centurin, Conde Pu flonrostro, Elda y Anna, logrando una Concordia para que nada falte de lo necesario al Culto Divino y Pasto espiritual de las parroquiales Igle sias de Elda, Petrel y Salinas segn reza el ejemplar impreso de la Real Cdula aprobando dicha Concordia y que fi gura en primer lugar del volu men Varios Papeles interesantes para el pueblo de Elda del Archivo Municipal de esta Ciudad. Por esta Concordia, adems de fi jar la obliga cin del Conde de hacer obra principal de la iglesia de Elda de que ya hemos hecho mencin aumentaba la consignacin del vicario hasta dos cientas libras anuales con la obligacin de ayudar al Cura como primer teniente de Cura. Tambin se creaba la plaza de un segundo Teniente Que debe cuidar de ayudar al Prroco, diciendo la Misa en los das Fes tivos en la Hermita que fu Illma. elija en el Campo con proporcin a las Quinteras que habitan varios vecinos, donde affimismo ha de cuidar de la administracin de Sacramentos en los casos muy urgentes, y no se pue dan fcilmente conducir al Hospital que Su Exca mantiene a sus expen sas en dicha villa, donde sern mejor asistidos que en el Campo, con el cuidadoso zelo de veinte y quatro Religiosos Franciscos, que igualmente mantiene Su Exca con la obligacin de ayudar al Prroco, afistencia de enfermos y dems conducente al confuelo espiritual de los vecinos. Al primer Sacristn se le aument su consignacin y se cre la plaza de segundo Sacristn para ayudar al primero. Esta Concordia obtuvo la Real aprobacin en 17 de diciembre de 1769, imprimindose en lugar ignorado tal vez Orihuela en 1771. De acuerdo con esta Concordia, el Dr. D. Jos Tormo, obispo de Ori huela, dict su Auto de ereccin de una Vicaria perpetua, eclesistica y colativa, con ttulo de primera en la Iglesia Parroquial de Elda, con fe cha de 13 de julio del ario 1770, por el cual fundaba una Vicara o Te nencia eclesistica perpetua, colativa con ttulo de primera, cuyo Ministro o poseedor ha de gozar una renta anual de 200 libras con que el Conde la haba dotado, especificando sus prerrogativas y funciones que por no ser excesivamente premiosos no copiamos aqu. (72) ( 72) Impreso en folio con el mismo encabezamiento, 5.1. ni a. Copia ntegra de este intere sante Auto mela facilit el notable historiador alicantino don Vicente Martnez More lla, como muchos otros datos y noticias que tengo que agradecerle. 266 Artstica fachada de la Parroquia! de Santa Ana 267 Puerta de la Virgen, situada al Sur de la antigua Iglesia. 268 LA IGLESIA DE SANTA ANA Puerta Principal de la antigua Iglesia Altar de la Antigua Iglesia Camarn donde se veneraba en la antigua Iglesia la Virgen de la Salud. 269 El 28 de octubre de 1777, el mismo Obispo de Orihuela, doctor Jos Tormo, fundado en el estado de las rentas de la Iglesia debidas a las pas memorias establecidas y que se fundaren y fi ado an ms en la pia dosa inclinacin que manifestaron algunos bienhechores dict otro auto estableciendo el Coro vivo con suficiente nmero de sacerdotes que diariamente, maana y tarde, ofrecieran a Dios el tributo de sus di vinas alabanzas; y adems para asegurar a los feligreses el consuelo espi ritual en la frecuencia de Sacramentos, as como el tener bastantes misas para cumplir con el precepto de oirla, por ser villa de crecido vecindario y mucho trnsito acordando la ereccin de 14 plazas que compusieran cuerpo de comunidad o clero con los mismos goces y preeminencias de los dems Cleros de otras iglesias parroquiales. (73) FIESTAS DE SEPTIEMBRE EN HONOR DE NTRA. SRA. Durante todo el siglo XVIII sin interrupcin alguna que haya llegado a nuestro conocimiento se celebr la tradicional fi esta en honor de la Vir gen de la Salud, Patrona Celestial de la villa. En los libros de Clavarias de principios de siglo ya encontramos algunos asientos que, a falta de otras relaciones ms detalladas, nos dan una ligera idea de lo que se haca entonces. De ellos copio algunos de los ms expresivos que son los que siguen: 1703. En 8 de Settembre el Dr. D. frances Guarinos Ecnomo por una Dobla feu dir la Vila a nra. Sra. de la salud ab Dicanos y per la cera es crem. Ittem dit dia (14) a Alonzo Santiago y dos homens que baxaren los banchs de la vila para les Comedies de la festa de nra. Sra. de la salud y de tomarlos a la sala. 1707. ... al P.e Letor fray Joseph Montesinos de la orden de nra. sra. de la merced que predic en este dia el sermn de la fi esta de nra. sra. de la salud per no haver mayordomos... Ittem dho dia por el gasto de quarenta y seis libras de plvora se gastaron en disparar los morteretes y se di a una compaa de soldados dispararon en dha fi esta. 1709. Memorial del gasto de nra. sra. de la Salud que hizo la vi lla en este ario por falta de mayordomos: Primo pa limosna del sermn y gasto de comida al predicador y traerle de Alicante que era el P.e Lector Bernab, Prior del Convento de San Agustin de Alicante.- Por ayer asis tido la comunidad de religiosos del Convento de esta villa el dia de la fi esta a vsperas y procesin... ... Al Dr. francisco Guarinos vicario por el gasto de la cera en la vspera y da de la fi esta... ... Al dr. Bartolom Juan p. treinta y ocho libras plvora se dispa (7il 1 1ffiat y Sempere. Oh. cit. romo II, (cap. 231). 270 r en dha fi esta... ... a Joseph Vera por disparar la artillera... ... al Sacristn por ayer bolteado las campanas. Como hemos ledo en estas notas, solamente se celebraban dos das de fi esta, el de Vsperas y el de la Virgen; posteriormente se aadi un da ms (74), tal vez en honor del Santsimo Cristo, como hoy se hace. Para intensificar an ms el ya entusiasta culto que las Santas Im genes reciban del pueblo eldense y rendirle ms fervorosas ofrendas se fund en 1796 la Mayordoma de los Santos Patronos en la que podan alistarse todas las personas que lo desearan sin distincin de sexo, cuyos estatutos fueron aprobados por el I. Obispo de la dicesis con toda solici tud, cubrindose rpidamente las listas de adheridos con las personas ms distinguidas y devotas de la localidad. De entre los alistados se elega cada ario cuatro personas entusiastas, que junto con un eclesistico for maban lo que hoy llamamos Comisin de Fiestas, y se dedicaban a reco ger limosnas durante el ario en las calles, en los hornos y en las huertas, recogiendo productos en especie con los que despus se haca la fi esta. IX. El pantano de Elda Interrumpiendo el curso natural de las escasas aguas que el Vinalop trae al salir de los verdes y hmedos parajes del Chopo, se alza hoy un muralln de mampostera que estanca las aguas aunque no las detiene del todo puesto que pasan por sus portillos abiertos permanentemente. Es el Pantano de Elda, obra que durante siglos ha constituido la preocupa cin y la ilusin y esperanza de generaciones enteras de eldenses que vean en l especialmente cuando no exista an la solucin para la eterna sequa que pesaba sobre la huerta eldense. Su construccin arranca de fi nales del siglo XVII, en la poca en que la villa, agobiada por los continuos gastos y disgustos a que la haban conducido los numerosos pleitos que tena entablados con la villa de Sax sobre aguas y con el Seor de la villa sobre diversas pretensiones de ste, logr establecer con el mismo una concordia de transaccin de pleitos que fue fi rmada en 24 de junio de 1684, como ya relatamos en el correspon diente captulo del siglo XVII. Los cuantiosos gastos que los pleitos con Sax y el Seor haban cos tado a Elda estaban agravados por el hecho de que la falta de agua, in debidamente retenida por Sax, no permita a los vecinos el obtener bue nas cosechas, por lo que cada vez estaban ms arruinados. Con el fi n de evitar esta falta de aguas se dispuso la construccin de un Pantano que (74) Tres das de fi esta cita Gonzalo Sempere en su Noticia. (pg. 21). 271 recogiera las que se perdan en el curso del Vinalop, como dice la con cordia es dispongus la fbrica de un pantano damunt lo charco dit de Domingo, que es puesto molt al proposit pera este intent. Previa autori zacin del Conde se reuni un Consejo general de vecinos de la villa en 1681, el cual determin que se hiciera, nombrando electos para llevar a cabo la realizacin del ansiado Pantano. Estas buenas intenciones quedaron en suspenso pues a los pocos das dio el Conde un pregn por el que los vecinos con tierras de natural (75) deban pagar diezmos de los frutos cogidos que no fueran a molino, lo qual preg fonch motiu de que es suspengus la dita fabrica del Pantano, ab que ventse cercat de tantes desdiches procuraren en dit any propasat, en ocasi de haver vengut a honrrar esta villa lo dit molt illtr. Seor su plicarli posats a sos peus se apiads de este com dejando los pleitos pendientes ofrecindole que si haca gracia de todos los pechos de las ha ciendas de natural le pagaran el diezmo de todos los frutos, y que en remuneracin del abandono por parte del Seor de la Seora directa que pretenda farien lo dit Pantano a costes de dita Vila y sos vehins, sens que su Seora contribuix en cantitat ninguna. Tras diversas vicisitudes se logr la Concordia por la que ambas partes abandonaban sus pleitos con la condicin por parte de la villa de edificar a su costa la obra del Pantano como lo estipulan los prrafos siguientes de los artculos 2 y 3 que dicen: -... la qual gracia y merced se entenga en cas de que dita Vila y sus vehins fassen y fabriquen un Pantano para recullir en eh l les aygues del rech de la hora de la dita Vila de cantitat de sis mil lliures de mona da, y donarlo acabat dins quatre anys sens contribuir cosa alguna sa se ora y no de altra manera. Yttem es estat pactat, avengut y concordat por y entre ditas parts, que si donada la aygua que tindran les terres, ne sobras alguna en dit Pantano, quede a disposici de dita Vila el poderla vendre y cobrar lo preu pera subvenci de sos ahogos. (76) Abierto ya un camino a la esperanza en lo que antes era dificultoso camino de discordias y miserias, se comenz seguidamente la obra del Pantano que se ejecut concediendo gran importancia a la solidez de las fi las, como lo vemos en una nota de 24 de abril de 1702, en la que se lee: ... a Joseph Campos per la obra que feu en la plataforma del panta no que tena la obligaci de terraplenar y parexent de mes utilitat y forta lea de la obra es resolgu es feu de mampostera.... (77) Durante el siglo XVIII debi cumplir su cometido a plena satis (75) Se llamaban as las que posean los cristianos viejos antes de la reconquista. (76) El texto completo de la Concordia se halla al folio 28 y ss. del volumen Varios Pape les interesantes al Pueblo de Elda (Archivo Municipal de Elda). (77) Clavarias, 1702-3. 272 faccin de los vecinos, pues al Pantano atribuye Lamberto Amat la rique za del pueblo que permiti llevar a buen fin las muy costosas obras de la Iglesia y las capillas de la Virgen y del Santsimo Cristo. (78) El 14 de octubre de 1793, a las ocho de la noche, la gran presin del agua contenida derrib el muralln que ya haba alcanzado una elevacin de unos doce metros. Las aguas quebraron el muro por su parte central en toda su altura, produciendo una gran brecha por la que irrumpieron tumultuosamente en el cauce, produciendo gran alarma en la poblacin cuando la avenida lleg a la altura de aquella, a las ocho y media de la noche. Durante largos arios permaneci el desgarrado Pantano en la forma en que las aguas lo haban dejado. Lamberto Amat lo atribuye a que en tonces haba bastantes y buenas aguas para el riego hasta 1824, en que sobrevino la catstrofe de la desecacin y desage de la laguna de Ville na, que sumi a los pueblos de Sax, Elda, Monvar y Novelda en la ma yor ruina. Entonces se volvi a recordar con pena los beneficiosos efectos del Pantano en la huerta eldense, y se pens en reconstruirlo, pero la agi tacin poltica de aquellos aos no permita dedicarse a obras de inters pblico. En agosto de 1842, gozando Elda de una envidiable etapa de prospe ridad y tranquilidad, se volvi a insistir en la reconstruccin del Pantano, reunindose el Ayuntamiento y haciendo la proposicin don Gabriel Prez y Amat, regidor primero, acordando comenzar la reconstruccin, constan do en acta la necesidad, utilidad y conveniencia de la obra, de cuyas inci dencias nos ocuparemos en las pginas dedicadas a esta poca dentro del siglo XIX. RESUMEN CRONOLOGICO DEL SIGLO XVM 1700, 14 de febrero. Se reunen en el Convento de Ntra. Sra. de los Angeles tres representantes de Elda con otros tantos de Petrel para ajus tar reglas contra el abuso que los atocheros hacan en los montes del tr mino. 1702, 24 de abril. Obras de reparacin en el Pantano. 1703, 12 de diciembre. El Conde de Elda seala los lmites de Elda y Petrel establecindolos como hoy se encuentran. 1705. Guerra de Sucesin: Elda se decide por el partido del Rey Don Felipe V participando activamente en todo el curso de la Guerra. (78) . . . cuyos beneficios.., los proporcionaron medios sobradsimos para vivir con holgura, como lo prueban las dispendiosas obras que en el siglo XVIII hicieron en su Iglesia; el que con pocas propiedades se obtena entonces una renta quintuplicada a lo que hoy mismo presta, de lo que nacieron el comercio y la industria en grandes proporciones. L. Amat, ob. cit. 273 1705, diciembre. Elda exhorta a las dems villas de la Hoya de Castalla, Alcoy, Cocentaina, Onteniente, Bocairente, Biar, Villena, Cau dete, Monvar y Novelda a que se mantengan bajo el dominio del rey. 1706, mayo. Fiestas de regocijo por haber recibido carta en la que S.M. el Rey les da las gracias por sus servicios y adhesin. 1706, 9 de agosto. Ocupan la villa las tropas inglesas aliadas del Archiduque. 1706, 5 de octubre. Las tropas borbnicas reconquistan la villa. 1707. Se modifican los Ayuntamientos con arreglo a las costum bres de Castilla. 1707, 26 de febrero. Nuevamente entran las tropas enemigas en El da, durando su ocupacin hasta el 1707, 18 de abril. ... en que la reconquistan ya definitivamente los soldados del de Borbn. 1707, 25 de abril. Se gana la batalla de Almansa en la que partici paron las compaas eldenses, con lo que se aleja el peligro para la villa. 1713, 23 de mayo. Se otorga a Elda la gracia del ttulo y renombre de Fidelsima y que pudiera ostentar una flor de lis en su escudo como memoria de su lealtad. 1713, 10 de junio. Real Cdula por la que Felipe V ordena que la villa no sea molestada por sus acreedores en el trmino de dos arios. 1713, 12 de julio. Por otro Real Decreto se concede a los vecinos de Elda y su aldea Salinas permiso para usar armas y tenerlas en sus ca sas para su defensa. 1713, 26 de octubre. Otro Real Decreto confirm a Elda todos los privilegios antiguos de que hubiere usado. 1714, 27 de junio. Se concede a la imagen del Santsimo Cristo el ttulo del Buen Suceso. 1735, 23 de mayo. Se procede al deslinde y amojonamiento de los lmites del marquesado de Noguera, (Santa Brbara) con la fi rme protesta del representante de Elda. 1742, 28 de septiembre. Petrel decide dejar sin efecto la Mancomu nidad de Aguas, Pastos y Leas, lo que origina un pleito que termin con sentencia favorable a Elda en 1746. 1747, abril. Epidemia contagiosa de la que mueren muchos habi tantes de la villa. 1747, julio. En accin de gracias por haber disipado la peligrosa 274 epidemia que asol a Elda, acuerda la villa erigir una capilla a la Virgen de la Salud, comenzndose la construccin en este da. 1747, diciembre. Petrel apresa a leadores eldenses, faltando a lo mandado en la Real Provisin de 1746, por lo que se promueve nuevo pleito que, como el anterior, gana Elda. 1751, enero. Fallece el seor de la villa, heredando el ttulo y el se oro su hijo, celebrando Elda solemnes exequias por el difunto y fi estas de toma de posesin del nuevo Seor, celebradas el da 18. 1751, 3 de septiembre. Se estrena la artstica portada de la Virgen de la Salud en la iglesia parroquial. 1754, 8 de abril. Nace en Elda Juan Sempere y Guarinos. 1756, 9 de julio. Sobreviene una gran plaga de langosta que gausa grandes daos en las huertas de Elda y de Petrel, permaneciendo hasta el 7 de agosto. 1755, 7 de septiembre. Con toda solemnidad se coloc la imagen de la Virgen de la Salud en su nueva Capilla. 1758-59. Nuevos litigios en Petrel por la propiedad y utilizacin de las aguas de Caprala y Santa Brbara. 1763, 2 de abril. Entre los jesuitas expulsados de Espaa salen sie te eldenses, entre ellos el notable escritor P. Joaqun Juan Corts. 1766. Nueva epidemia que causa muchas muertes en la villa. 1769, 27 de octubre. Concordia entre el obispo de Orihuela don Jo s Tormo y el Conde de Elda para que nada falte de lo necesario al cul to divino y pasto espiritual de las parroquiales iglesias de Elda, Petrel y Salinas. 1770, 13 de julio. Auto de ereccin de una vicara perpetua con el ttulo de primera en la parroquia de Elda. 1770, 12 de noviembre. Comienzan las obras de la suntuosa capilla del Santsimo Cristo que terminan el 4 de marzo de 1773. 1771, 23 de mayo. Concordia entre el obispo de Orihuela, doctor Tormo y el Conde de Puonrostro, Elda y Anna, obligndose ste a dar once mil libras con destino a la obra de ampliacin de la iglesia. 1777, 28 de octubre. Auto del obispo Tormo por el que se estable ce Coro vivo con suficiente nmero de sacerdotes. 1778, 15 de febrero. Se comienza la obra de ampliacin de la igle sia parroquial con la acumulacin de materiales. 1779, 20 de noviembre. Colocacin de la primera piedra de la obra de ampliacin de la iglesia. 275 1793, 14 de octubre. A las 8 de la noche se derrumba la parte cen tral del pantano por el peso del agua acumulada. 1796. Fundacin de la Mayordoma de los Santos Patronos com puesta por cuatro personas distinguidas y un eclesistico. 1799, 24 de diciembre. Se concluye la obra de ampliacin de la Iglesia, trasladndose el Santi Sacramento al nuevo Tabernculo del Altar Mayor, y cantndose la primera Misa en la Nochebuena. 276 SIGLO XIX 277 I. El siglo XIX antes de 1808 El montono discurrir de los primeros aos del siglo XIX slo se ve turbado por unos cuantos acontecimientos relevantes hasta llegar a la gran conmocin producida por la invasin napolenica en nuestra nacin, calamidad de cuyos efectos no escap ningn pueblo espaol y menos an nuestra ciudad, entonces villa, por estar situado en el camino princi pal de acceso al puerto de Alicante y desde ste al interior de la nacin. Antes de 1808 los hechos a destacar son los siguientes: LA ESCARAMUZA DE LOS SUIZOS. Todos los cronistas locales se hacen eco, adornando el relato con escasas variantes, de una alteracin del orden pblico ocurrida en Elda el 6 de mayo de 1801. La similitud de expresiones en la forma de relatar lo sucedido parece indicar que todos sacaron el relato de una misma fuente, probablemente la Noticia intere sante para los hijos de Elda de don Gonzalo Sempere y Juan, dndole un crdito total que si en el siglo XIX pudo parecer lgico, en el siglo ac tual se nos representa como una narracin ingenua y probablemente exa gerada, tanto sta como la credulidad que despert. Sin nuevos elementos que introducir a lo dejado escrito por mis ante cesores en la tarea de recoger datos histricos locales, me limito a copiar ntegra la versin publicada en la revista eldense El Centenario, por ser la que mayor nmero de detalles aporta, aunque no vara en el fondo ni casi en la forma de las versiones de Lamberto Amat y de Gonzalo Sem pere: 1801. A las ocho y media de la maana del 6 de mayo entr en esta villa un batalln de ochocientos suizos y despus de almorzar en la plaza de Abajo (Constitucin) sali a las once de la maana para Novelda y al llegar a Los Cubos o lo que es hoy calle de Pars, tales excesos se per miti contra algunos vecinos que estos se vieron obligados a defenderse. La tropa, fi ada en su armamento y organizacin, los ataca; pero reforza dos los del pueblo por todos los trabajadores de la huerta, resisten sin 279 ms armas que los instrumentos agrcolas de los braceros, las piedras de los caminos, alguna que otra escopeta o algn palo que encontraban al paso, y atacando a su vez a la seal de las campanas que tocaban a reba to, y a los gritos de Viva el Santo Cristo del Buen Suceso! Viva la Virgen de la Salud! no slo los arrollan sino que los vencen, llevan pri sioneros a la villa y los encierran en el castillo. Un jefe y algunos indivi duos tuvo heridos el batalln, en los paisanos ni siquiera una contusin ocurri. Dijeron los suizos que se haban acobardado al ver afluir al pun to de combate por todos los caminos de la huerta un hormiguero de hom bres con sus herramientas al hombro que al relucir a los rayos del sol cre yeron eran fusiles. Fue un da de juicio para Elda, pero la fe, la confianza en el Santo Cristo y en la Virgen y el amor patrio de sus hijos quedaron premiados y la salvaron. UN AVISO A LA AGRICULTURA. El principio y el final, del si glo XIX presentan a Elda bajo dos aspectos totalmente diferentes: Al co menzar el siglo y hasta transcurridos tres cuartos de l, la villa es eminen temente agrcola, existiendo nicamente la pequea industria de transfor macin del esparto. Por el contrario, al finalizar el siglo, Elda ya ha dado espaldas a la tierra y se ha echado en brazos de la industria del calzado, levantando fbricas de gran produccin que dan trabajo a numerossimos obreros. Este abandono de la agricultura no fue caprichoso, sino que es tuvo provocado por numerosas circunstancias que hicieron imposible para los eldenses vivir de los productos de su huerta. Estas circunstancias se desarrollaron en varias etapas, siendo como avisos de que aquel manan tial de riqueza que era la huerta eldense se estaba agotando. El primer aviso se tuvo en el ao 1803 y aunque afortunadamente se remedi a tiempo, dej puestas las premisas necesarias para que veintin aos ms tarde se reprodujera con toda virulencia, causando el desastre del campo eldense. Exista en Villena una laguna, hoy inexistente, que los vecinos de aquella ciudad deseaban suprimir, pues achacaban a las emanaciones de las aguas corrompidas de la laguna las graves enfermedades que causa ban numerosas vctimas, especialmente en los meses de fuerte calor. La ciudad de Elche, por su parte, buscaba aguas para el riego de su extensa huerta donde pudiera encontrarla, por lo que ambas ciudades llegaron a un acuerdo para el desage de dicha laguna, de la cual aprovechara Elche las aguas dulces una vez libradas de las sustancias nocivas, para lo cual abrira una acequia por la que estas sustancias seran arrojadas al mar. Este proyecto caus gran alarma entre las poblaciones de Sax, Elda y Novelda, cuyas aguas de riego se contaminaran por el paso de las sus tancias corrompidas desaguadas de la laguna, por lo que ya en el siglo pasado acudieron en queja al Consejo de Estado, consiguiendo se dejara en suspenso el citado desage. Pero el 1803, hechas gestiones por Elche en las altas esferas guberna 280 tivas se vieron sorprendidos los tres pueblos antes citados por una Real Orden de Carlos IV por la cual autorizaba el desage absoluto de la la guna de Villena, quedando Elche obligada a realizar su voluntaria ofer ta de contribuir a los gastos que sufra la Real Hacienda, a guiar las aguas dulces que manen en la misma laguna y las que entren en ella hasta de jarla en disposicin de ser cultivada. Los tres pueblos, aterrados al ver el desastre que se abata sobre sus huertas, enviaron comisionados al Arqui tecto Mayor, remitindole comunicacin sobre los daos que estos pue blos iban a recibir, comunicacin que fue rechazada por irrespetuosa y atrevida lo que desanim a los comisionados que ya no realizaron ges tin alguna. El Arquitecto, por su parte, comprob lo justificado de los temores de los tres pueblos y primero avis a los regantes de la suelta de aquellas aguas para que no regaran y las dejaran pasar al mar, y despus, sin indicacin ajena, construy una gran acequia para conducir las aguas malas y que no se mezclaran con las buenas, acequia que se llam del Rey. De esta forma qued en suspenso el peligro que teman los pueblos, pero este no fue ms que el primer aviso de lo que posteriormente ocurri ra, pues veintin aos despus sobrevino la catstrofe para el agro elden se de la cual ya no se recuper nunca. FIESTAS DEL CENTENARIO DE 1804 La devocin por los Santsimos Patronos de Elda, el Cristo del Buen Suceso y la Virgen de la Salud, iba en aumento ante las muestras de pro teccin a los habitantes de la villa. Por ello, celebrndose en 1804 el se gundo centenario de la llegada de las imgenes a su villa, se reunieron las fuerzas vivas de Elda para formar una comisin que organizara las fi estas con el mximo lucimiento, pese a que la situacin econmica del pueblo no era muy prspera, pues segn escribe Juan Toms Sempere en sus Memorias, de las que despus trataremos, erraron las habas, el trigo, la cebada, todo grano y tambin las legumbres y el aceite y slo se cogi panizo... Conocemos minuciosos detalles de estas fi estas, probablemente las ms importantes realizadas por Elda hasta aquel tiempo, por las Memo rias del Vicario doctor don Juan Toms Sempere, hijo de Elda, que fue ron publicndose en la revista El Centenario en las pginas 224 a 227 y 246 a 249, y de las cuales extractamos todas estas referencias y a ellas pertenecen literalmente los prrafos entrecomillados: Formaban el Ayuntamiento de la villa don Francisco Javier Marqus, alcalde mayor; don Manuel Sempere y Amat, alcalde ordinario; don Cris tbal Maestre y Guarinos, regidor mayor; don Joaqun Amat Bernab, se gundo regidor; don Joaqun Vera Guarinos, tercero; don Juan Angel Amat y Juan, cuarto. La iglesia estaba presidida por el Dr. D. Antonio Vidal, cura y el Dr. D. Juan Toms Sempere, vicario. La comisin de fi es 281 tas estuvo compuesta por el seor cura, el vicario y los presbteros, doc tor don Juan Matas Amat y el Dr. D. josef Tormo por la parte eclesisti ca y por don Manuel Sempere y Guarinos (hermano del escritor don Juan Sempere y Guarinos), su hijo, que era el alcalde ordinario; el Dr. D. Agustn Vida!, abogado; don Joaqun Linares y Sempere y otros. Determinados por todos las fi estas del Centenario, salieron ambos cuerpos, eclesistico y regular, con otras personas a recorrer todo el pue blo, acompaados de la imagen de la Virgen de la Salud, con la Banda de msica de la villa de Elche, para ver lo que daba el pueblo, recibiendo una acogida entusiasta. Se formaron tres proyectos, escogindose el del Dr. D. Roque Amat, mdico, que por cierto muri a los pocos das. La iglesia de Santa Ana se adorn para esta conmemoracin, arreglndose el plpito y construyndo se un trono dorado. Tambin se estuc el altar del Cristo, costendolo el Conde Cervelln, seor de la villa, y se gastaron ochocientos pesos en adornar con flores el templo. El 7 de septiembre sali el clero de la Iglesia y se dirigi a la calle de la Posada (hoy de Antonio Maura) donde se haba levantado un magnfi co altar en el que por la maana se haban instalado las imgenes de la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso, que estaban cubiertos por una cortina de damasco. Al llegar el clero al lugar, donde se hallaban ya los miembros del Ayuntamiento y Comunidad de Padres Franciscanos, se represent una loa narrando lo que sucedi desde que sali el Conde Co loma de Cerdea, hasta que lleg a esta villa de Elda. Terminada la loa y descubiertas las imgenes, se form la procesin por la misma calle Nue va, (despus llamada de la Esperanza y hoy Antonio Maura), plazuela del Hospital, calle de San Roque arriba y por la de la Trinidad (hoy Jos Amat Sempere) hasta entrar en la iglesia entre los vtores de las gentes. Para este acto las calles estaban adornadas con sabina entretejida, muchos cobertores, cuadros, lminas y otros adornos de mucho gusto. Haba dos orquestas completas, la de la villa de Elche y la de Sax. En es ta noche principi la iluminacin por lo exterior de la iglesia y de todo el pueblo, con el castillo y el convento, con el mayor orden y primor; a las nueve de la noche subieron las gentes al plano del convento en donde se hacan los fuegos; hubo una cuerda que cost setenta pesos y la hizo un hijo de Elda, vecino de Beniel, llamado Joaqun Jorge; se luci mucho. El da 8, despus de la Misa mayor que tuvo la mayor solemnidad, con golpe de msica, manifestando todos su habilidad con discretas arias, todas dirigidas a la Virgen y al Santo Cristo; las Vsperas y la Salve, se form la procesin de la Virgen la que se compona de muchsimos (fie les) y los ms iban con su hacha y muchos de corto. Todas las calles muy adornadas y compuestas las fronteras de las casas... En esta procesin hubo cinco paradas, que eran los altares que se encontraban en su vuelta. 282 Se concluy la funcin a las nueve con muchos vtores, y concluida la ce na, subieron las gentes al plano del convento a ver el castillo de fuego que hizo uno de Elche que lo dispar con mucho acierto y lucimiento. El da 9 se hizo la misma funcin que el anterior. En la tarde se for m la procesin del Santo Cristo con la misma pompa que la de la Vir gen, disparndose otra cuerda en el plano del convento, como los das an teriores. Las fiestas siguieron los das 10 y 11, disparndose el 10 el ltimo castillo de fuegos artificiales. Despus siguieron las fiestas profanas y comedias. De estas fiestas profanas no se hace mayor referencia que lo dicho. Es de suponer que los toros se celebraran en la plaza de Arriba, con la calle del Toril sirviendo como indica su nombre y las restantes entradas cortadas por carros o tendidos improvisados, y que las comedias se hicie ran en tablados improvisados, ya que entonces no exista teatro alguno en Elda que nosotros sepamos. Las fi estas terminaron el 11 y seguidamente se tuvieron que tomar urgentes medidas para evitar la entrada en la poblacin de la terrible epi demia de la peste amarilla, que haba estallado en Alicante trada por un navo de guerra espaol que acababa de llegar de las Antillas. El corregi dor de Orihuela, de cuya autoridad dependa la villa, haba ordenado que se cerraran los portales de la villa, poniendo guardias para no dejar entrar a ninguno sin manifestar el pasaporte de sanidad y an con este a los de Alicante por ningn ttulo. Cumpliendo estas rdenes se pusieron barreras en todas las entradas del pueblo, dejando abierto slo dos porta les, en las calles del Chapitel y en San Antn, con guardias de da y de noche. En vista de los estragos que causaba la peste en Mlaga, Cartagena y Alicante, y tambin la mucha hambre que haba por la escasez de vveres y muchos terremotos que se experimentaban en varias partes, el rey Car los IV mand se hicieran rogativas pblicas para aplacar la clera de Dios en los das 28, 29 y 30 de septiembre. El da 28 de septiembre se iniciaron las rogativas por la peste, estan do expuesto todo el da Jess Sacramentado, saliendo al da siguiente por la tarde una gran procesin presidida por el clero y las autoridades y en la que particip todo el pueblo, rezando el rosario por las calles para im petrar del Altsimo la extincin de la epidemia. Las rogativas con el Sa cramento expuesto terminaron el da 30, y despus, partiendo del Hospi tal sali el rosario acompaado de clero y villa. La epidemia tuvo su punto culminante en octubre, muriendo en Ali cante 1.644 personas, contra 383 en septiembre, 590 en noviembre y 148 283 en diciembre. (1). Sin embargo, en Elda no se produjo muerte alguna a pesar de que en una de sus calles muri un alicantino atacado de peste que posiblemente haba logrado salvar la vigilancia de los guardias. El 14 de octubre, y por disposicin del obispo de Orihuela, Dr. D. Francisco Cebrin y Bald, se hizo otra rogativa, exponindose por la ma ana el Sacramento y por la tarde hacindose procesin general con las imgenes de San Roque, que lo llevaban cuatro colegiales, y San Joaqun, conducido por cuatro religiosos, estando ambos santos votados por la villa contra la peste. Segua a estos la Santsima Virgen de la Salud, conduci da por cuatro sacerdotes, los doctores Bernardo Juan, Jos Tormo, Mi guel Sempere y Francisco Bernab, presidindolo todo el Santsimo Sacra mento que llevaba el vicario, Dr. D. Juan Toms Sempere. La peste no desapareci hasta diciembre del mismo ao (2) y el pue blo eldense hizo nuevas rogativas de gracias a sus celestiales patronos por haber conseguido salir inclumes de la terrible calamidad que en el corto espacio de cuatro meses haba causado en Alicante 2.765 muertos. II. La guerra de la Independencia En la primera dcada del siglo XIX sufri nuestra patria una gran conmocin que puso de manifiesto el profundo sentimiento patritico del pueblo espaol, puesto a prueba por la perfidia del dueo de Europa, el Emperador de los franceses Napolen I, que en su distribucin familiar de coronas europeas crey posible jugar con la de los reyes de Espaa co mo lo haba hecho con la de los pequeos reinos de Npoles, Parma, M dena, Cerdea y otros. La gran bofetada dada al invasor por el pueblo de Madrid el dos de mayo de 1808 produjo el levantamiento general de Es paa contra los franceses, formndose en todas partes Juntas de Defensa para encauzar la lucha. Elda, que entonces dependa de la gobernacin de Orihuela y del Reino de Valencia, tom parte activa en la guerra, en viandJ a sus hijos a nutrir los ejrcitos espaoles y suministrando cuantos vveres y armamento le era posible, teniendo la suerte de no ser ocupada por el enemigo hasta 1812, cuando ya estaba debilitado el coloso por la larga lucha y por los desastres que en el extremo Norte de Europa re ciba. Este dramtico perodo de la historia local no ha sido tratada con la extensin qiie debiera por los cronistas locales y solamente hemos podido leer esta sucinta nota que dice bien poco: En la funesta guerra de la In (1) Nicasio Camilo Jover. Resea histrica de Alicante, pg. 113. (2) Francisco Figueras Pacheco. Compendio histrico de Alicante, pg. 234. 284 dependencia, no obstante haber ocupado este pas un numeroso ejrcito francs, ni ocurri en esta villa la menor desgracia ni molestaron dichas tropas enemigas a ninguno de sus vecinos, como sucedi en otras muchas poblaciones, a pesar de ser esta de trnsito y estar siempre en ella; y ms de una vez dijeron algunos jefes y soldados que por ms que vinieran in comodados por los lances de la guerra y dispuestos a hacer dao, as que entraban al pueblo variaron de pensamiento que se trocaba en benevolencia sin poder esplicarse la causa. (3) Hemos de sealar que segn estos cronistas, la causa de esta favora ble mudanza era la benfica influencia de la Virgen de la Salud, protec tora de su pueblo en las supremas calamidades. En el mismo mes de mayo de 1808, Elda contribuy con 144 mozos a una quinta de 33.002 hombres establecida por la Junta de Gobierno del Reino de Valencia (4) y en otras quintas sucesivas moviliz a todos los hombres tiles, de 16 a 40 aos, que tomaron parte en distintas acciones de guerra, resultando muchos heridos y algunos muertos. Una explicacin de la gran diferencia existente en la modesta con tribucin de Elda a la guerra de la independencia, comparada con su en trega total a la causa borbnica en la de Sucesin, la tenemos en el p rrafo que a continuacin copiamos, perteneciente a una carta dirigida por el municipio eldense a la Suprema Junta de Gobierno del Reino de Va lencia, para pedir el reintegro de las importantes cantidades de reales de velln que importaban las raciones de suministro a las tropas en trnsito, trenes de artillera, etc.: Careciendo (esta villa) en lo actual de todo arbitrio para poder ma nifestar su liberalidad en la presente defensa como lo execut en la de Sucesin a los principios del siglo pasado; situacin lamentable que le ha ce derramar lgrimas al verse sin los medios que desea para sacrificar sus bienes y vidas en defensa de la religin, de su rey el Sr. D. Fernando 7 0 y de la patria Segun con la lealtad que sus progenitores les han dejado; pe ro en la inmediata cosecha cubriendo el psito de trigo podr manifestar gratuitamente y entregar de su fondo la parte que le cupiese y dispusiese V.E. Por cuia lamentable o triste poca, siendo esta villa una de las de ms trnsito de tropas del Reyno como es pblico y que las mas piden el corresp.te suministro y raziones, agregndose el pago de los Carruages que conducan el tren de artillera, y lo que es mas, los prets (sic) de so bre 330 alistados de esta villa, sin recursos a fondo alguno, se vi6 en la indispensable precisin de recurrir a la Admn de Rentas de Tavaco y stis agregados de esta villa para que su admor/ facilitase algunos fondos para dhos objetos tan urgentsimos... (3) Lamberto Amat, Gonzalo Sempere y Domingo Toms Vera (este en El Centenario Apuntes histricos. pg. 155). (4) Quintas 1808-1811. Archivo Municipal de Elda. 285 La fecha de esta interesante carta es del 22 de junio de 1808 y se conserva en el volumen rotulado Quintas 1808-14 del Archivo Muni cipal. * * * Otro documento, no trascendental pero s interesante para la menu da historia de esta poca, es el cambio de cartas entre Elda y Orihuela, cuando el 26 de junio de 1808 se tema la llegada de las tropas napoleni cas. En ella puede verse las condiciones en que se encontraba el pueblo para la defensa, y tal vez explique el que tres arios ms tarde, la zona fuera ocupada por los franceses posiblemente sin lucha, y entraran y sa lieran de Elda como si este fuera el ms afrancesado de todos los pueblos espaoles. La Junta de Gobierno de Orihuela haba dirigido una circular a to das las poblaciones de la gobernacin para que estuvieran dispuestos a defender sus hogares ante la amenaza de la llegada de los franceses, acor dando que todas las Justicias tomen exacta razn de toda clase de per sonas aptas para la defensa de su propio terreno, sin distincin de clase; ygualmente de todos los instrumentos de ofender y defenderse del enemi go, sean chusos, Palas, Espadas, Puales y todo otro gnero de armas de fuego, aunque sea de las prohibidas por Leyes y Reales Pragmticas... Tambin formarn listas de las yeguas y caballos que se encuentren en sus respectivas jurisdicciones con el objeto de que montados los dueos en ellos, formen un Cuerpo de Cavallera todos los de la Governacin que armados con chuso, pala o espada, desbarate, por si solo, quanto francs tenga el atrevimiento de aproximarse... La Junta de Elda respondi seguidamente acompaando los datos pedidos y escribiendo:... ... advirtiendo que las armas las mas son o se hallan inservibles; por lo que se ve esta Junta en la precisin de presen ciar a V.S. ...que esta Poblacin con prelacin a las dems de la Governa cin debe armarse, a cuyo efecto espera que V.S. y demas Yndividuos dispondrn que incontinentem.te prevengan la remesa de Fusiles para ar mar a todo este vecindario capacitado p.a el uso de armas y con particu laridad los alistados de todas clases desde los 16 a los 40 aos que ancio samente claman y piden se les arme pa la defensa de la patria y se hace mas atendible el armamento en esta villa, atendidas las Circunstancias y situacin por ser lo trnsito comn y ordinario y la mas interesada pa precaver a las Poblaciones otras, qualesquiera acontecimientos, por lo que espera esta Junta que a la maior brebedad acordar V.E. el armamento que se pide... bajo el concepto de hacerse necesarios para los fi nes consa bidos de precisa defensa sobre quinientos fusiles y con la suficiente provi sin de cartuchos... A esta carta, en la que se adverta la fi rme decisin de defenderse hasta el ltimo extremo, contest la Juanta con otra que estamos seguros 286 enfriara los nimos de los eldenses aunque naturalmente estara justifica da por las necesidades y limitaciones de la guerra: Enterada esta Junta de la de V.S. del da de ayer, ha acordado: Se contexte a V.S. disponga que las escopetas que estuvieren inservibles se habiliten con la brebedad posible; que los quinientos fusiles que V.S. pi de, se tendr presente, si del Astillero de Cartagena franquea los que se le tiene pedidos, o por otra parte se surta a esta Ciudad; que en cuanto a cartuchos V.S. depute persona de su entera confianza a quien se le prove her de quantas pueda y que V.S. extienda el Alistam.to a todo gnero de armas, aunque sean chusos, Palas, Achas y cualesquiera otra; y ultima mente que respecto que V.S. estn en una situacin mas cercana a el frente del enemigo, estn con toda vigilancia por si a la retirada llegase algun fracmento de la Divisin que sali de Cuenca, dando pronto y segu ro aviso a esta Ciu.d y Junta para aportar las providencias que correspon da y atender a su socorro y al de las villas circumbecinas. (5) Afortunadamente no hubo necesidad de emplear, para defender El da, los chuzos, palas y hachas conque nicamente contaban los eldenses. Menguadas armas hubieran sido estas contra las bayonetas y caones de las divisiones de Napolen. CUADRILLAS. Como en todas las regiones espaolas, en Elda tambin se formaron cuadrillas de paisanos armados que tenan por mi sin luchar contra el invasor utilizando las tcticas espaolas de la astu cia y de la emboscada. Pero alejados de nuestra comarca los lugares de combate, las cuadrillas se limitaban a establecer una vigilancia en los ca minos que en algunas ocasiones debi degenerar en bandolerismo, por cuanto oblig a que la Junta de Orihuela dictara una orden circular por la que se imponan penas, incluso la de muerte, a quienes detenan en los pueblos a postas, partidas de tropas, comerciantes y otras personas, a pe sar de llevar pasaporte en regla, llegando algunos a desarmar a oficiales de alta graduacin y amenazarlos de muerte, por lo que se encareca de las Justicias de los pueblos, sopena de incurrir ellos en el mismo castigo, la vigilancia y represin de estos actos. Decimos ms arriba que existan en Elda cuadrillas de estas porque a continuacin de esta orden fi gura una nota en la que se lee lo siguiente: Nott.n En la villa de Elda julio nueve de mil ochocientos y ocho, a presencia del seor alc.de y ord y en su casa, fueron llamados Ant Juan Amors y Gabriel Amat y Sempere, a quienes distinta y separada mente se les ha notificado la anterior ord.n prevenidos se abstengan de aquadrillarse ni detener tropas, postas ni a otros que transiten, bajo las penas prevenidas en dha anterior ordn. Y en su crdito lo fi rmo con Essm Ayunt. Joseph Amat y Rico. (5) Ibid. id. 287 El hecho de llamar a dos sujetos determinados y apercibirlos de que se abstengan de acuadrillarse quiere decir, segn todas las apariencias y lgica, que los dos mencionados seran cabecillas o jefes de una cuadrilla que cometiera actos parecidos al amparo de la confusin existente en los primeros meses de guerra. * * * LOS FRANCESES EN ELDA. Ya hemos dicho que nuestra co marca no estuvo ocupada por los franceses hasta 1812. Efectivamente, en los aos anteriores, el rea de penetracin francesa estaba dirigida de Norte a Sur, o sea, desde los Pirineos hasta Cdiz, extendindose por el Norte, Catalua y Portugal, pero sin llegar a Valencia y menos an al su reste espaol. Pero en 1812, tras la catstrofe napolenica entre las nieves de Rusia, la suerte le volvi la espalda al Emperador de los franceses. En Espaa, el mariscal Suchet conquist Valencia a primeros de enero, pero el general ingls Wellington, generalsimo de las fuerzas combinadas his pano -inglesas, obtuvo la victoria de los Arapiles, que forz a los france ses a abandonar Madrid concentrndose en Levante hasta 1814 en cuyo 2 de abril termin la guerra rindindose las fuerzas francesas que quedaban en Espaa al mando de Soult y Suchet. En este perodo, los franceses ocuparon nuestra entonces villa, pero no al parecer con una ocupacin permanente y continua, sino permitien do la normal administracin civil de la poblacin, aunque obligando a los alcaldes y regidores a suministrar vveres y piensos para las tropas fran cesas, as como hospedaje cuando era necesario. Demostracin de esta forma de actuar del ejrcito francs en Elda es la nota incluida en una relacin de lo entregado en vituallas a los franceses y que dice que entra ron en esta villa setenta y nueve veces en el perodo comprendido entre marzo y agosto de 1812. En este tiempo tuvo Elda que entregarles cin cuenta mil reales en efectivo en abril y otros tantos en junio, adems de grandes cantidades de pan, vino, harina, aceite, piensos para la caballe ra, etc., con un total de 741.445 reales desde primeros de 1812 hasta oc tubre del mismo ao. Incluso las tropas que se instalaron en Sax del 21 al 27 de septiembre se llevaron 36 cahices de harina y trigo por importe de 29.700 reales velln. Adems tuvo que pagar 6740 reales velln para el rescate de los hombres ciudadanos buenos que se llevaron las tropas francesas prisione ros, con lo que se ve que no fueron todo rosas, precisamente, para Elda el periodo de la ocupacin francesa. (6) La actuacin de Elda en la guerra de la independencia patria, fue como la de tantas y tantas poblaciones de mayor o menor importancia. Sus hombres lucharon y murieron por la patria encuadrados en las unida (6) Papeles sin clasificar en el Archivo Municipal de Elda, correspondientes a la reclama cin de Elda contra las tropas napolenicas por despojo, hecha en 1816. 288 des del ejrcito y el pueblo soport la ocupacin como tantas otras pobla ciones espaolas con dolor y rabia por la impotencia. La ocupacin caus la ruina econmica del pueblo, con la continua sangra que hemos indica do, de la cual posiblemente nunca se recuper a pesar de que en 1817, a indicacin de la Comisin Central de Reclamaciones contra la Francia se hicieron unos estadillos de lo suministrado con recibos o sin ellos, a las tropas francesas, cuyo resultado ignoramos. Para una poblacin de poco ms de cuatro mil almas como era Elda en aquel tiempo, sumida en las privaciones de que hemos dado cuenta anteriormente, la guerra debi ser la gota que hace rebosar el vaso, y de bi tardar muchos aos en recuperarse, aunque despus de terminada la contienda debera sufrir la triste suerte de la nacin, dividida en s misma por una cruenta guerra civil ms sangrienta todava que la anterior y ms cruel por ser entre hermanos. III. El primer cementerio Como ya hemos dejado dicho anteriormente, en la poblacin haba habido tres lugares destinados al enterramiento que eran: la cripta abier ta en el subsuelo de la Iglesia de Santa Ana, el fosar de las espaldas de la Iglesia y el fosar de fuera. En la poca a que nos estamos refirien do, estos cementerios haban quedado reducidos a uno solo, el de la Igle sia, pues el de fuera haba desaparecido haca tiempo as como el de las Espaldas de la Iglesia, absorbido por las obras de ampliacin. Con la desaparicin de la diferencia entre cristianos viejos y cristianos nue vos, originada por la expulsin de estos ltimos en 1609, desapareca tambin la necesidad de sepulturas separadas. En el perodo constitucional que sigui a la proclamacin de la Constitucin de 1812, y en el cual todos los ayuntamientos espaoles, in cluido el de Elda, se llamaron Ayuntamientos constitucionales, Alicante fue creada por primera vez capital de provincia, con un territorio segre gado a la gobernacin de Orihuela y a Valencia, pasando Elda a formar parte de la nueva provincia. Y decimos que fue creada por primera vez, porque esta distincin a Alicante fue suprimida ms tarde, probable mente al advenimiento del perodo absolutista, lo que justificara el acen drado liberalismo de los alicantinos del siglo XIX no siendo restableci da hasta el decreto de 30 de noviembre de 1833. Uno de los primeros actos del Jefe poltico o presidente del Go bierno Superior Poltico de la provincia de Alicante, D. Mateo Valdemo ros, fue cursar una enrgica orden exigiendo que todos los pueblos de la provincia manifestaran a correo tirado si tenan cementerio o no lo te 289 nan, debiendo estos ltimos proceder al reconocimiento del terreno ms adecuado a juicio de los fsicos y elevar un proyecto de construccin junto con su coste, desglosado en dos partes, la primera nicamente el costo de cercar el terreno para que los hombres y las bestias no cometie ran profanaciones, y el segundo cargo para la obra que se juzgara necesa ria para su mejor utilidad. La orden tena como propsito el de evitar las enfermedades e infecciones que propagaban los cadveres en corrup cin enterrados en las Iglesias y procurando por el mayor respeto a estos mismos Templos, ya que la casa que deba ser todo pureza no deba ser seno de cuerpos en descomposicin y putrefaccin.... Tal rezaba la orden cursada en noviembre de 1813. Reunido el Consejo Municipal el 17 del mismo mes, tom el acuerdo de construir inmediatamente el cementerio, de comunicar al Gobierno Po ltico que no lo haba en Elda y tomar las medidas indicadas en la orden. Examinado por los Fsicos de la villa, (el mdico y el cirujano de la localidad) el trmino municipal acordaron que el mejor lugar era indu dablemente el paraje llamado de San Miguel por la calidad de sus tierras, favorables a la pronta consumicin de los cuerpos y por su situacin algo alejada de la poblacin. El maestro Pascual Penalva, vecino de Novelda, dio su presupuesto y plan, cuyo boceto fi gura en el Archivo Municipal. En su informe manifes taba que la primera parte, o sea el muro de cierre del terreno costara unos dos mil rs. vn. y la segunda unos tres mil. Este presupuesto le pareci excesivo a la Corporacin, pero no obs tante lo remitieron al Jefe Poltico comunicandole que tal vez sera conve niente su revisin por la Academia de Arquitectos. Esta Academia devol vi el plano comunicando serle imposible dictaminar por lo defectuoso del trazado y no especificar medidas de altura y grueso de los muros. Probablemente al Sr. Valdemoros no le sent bien lo de poner una ermita en el cementerio, por cuanto en su respuesta devolviendo el expe diente indica, bastante desabridamente, que: parece reparable que para construir un cementerio rural y llenar con ello las miras de salubridad y decoro de los Templos que se propone el Gobierno, sea necesaria la mag nificiencia y aparato que ofrece el plan, debiendo sufrir el coste los fon dos del comn y an de los Diezmos, circunstancias que no mediara cuando se tratara de que cada particular a su gusto y voluntad se hiciera las distinciones en el cementerio. El cementerio se construy finalmente, terminndose en 1815, en el lugar indicado por las autoridades sanitarias, que es donde estuvo instala do hasta su demolicin a fi nales de 1933. La forma adoptada no fue la propuesta por el maestro Penalva, sino que adopt una forma trapezoidal en lugar de la circular propuesto por aquel. En cambio s guarda gran si 290 militud la disposicin de la capilla y servicios. En este cementerio fue en terrado el ilustre jurisconsulto D. Juan Sempere y Guarinos, fallecido en 1830, el popular versificador Francisco Ganga El Serfico, el historia dor D. Lamberto Amat y Sempere y tantos otros notables eldenses que entre 1815 y 1903 fallecieron. Desde este ltimo ario en que se clausur, hasta el de 1934 en que desaparecieron sus ltimos muros, las familias de los inhumados en l fueron trasladando los restos al Cementerio nuevo, depositndose fi nalmente en el osario de este, los ltimos restos hallados. IV. Notas varias de 1814 a 1836 Las diversas notas que hemos podido recoger sobre el perodo que comienza al terminar la Guerra de la Independencia y alcanza hasta 1836 aproximadamente, nos presentan un cuadro verdaderamente lastimoso, estando el pueblo agitado por las violentas pasiones que se desencadena ron al concluir la contienda con el pretexto de diferencias polticas tras las cuales se escondan las ansias de poder que dominaban a los persona jes de aquella penosa poca. Lo que ocurra en Elda no era sino fi el re flejo de lo que suceda en la nacin. Aunque humillados los ejrcitos franceses por la bravura del pueblo espaol, de su paso haba quedado fi rme huella en el plano de las ideas. El absolutismo de los reyes, pretendiendo intilmente torcer la marcha de la Historia y el liberalismo de gran parte de la nacin haban de chocar forzosamente, y del choque sali nuevamente un mar de sangre para la castigada Espaa y un profundo foso de divisin entre unos espaoles y otros. Elda no poda ser menos y, segn palabras de Lamberto Amat, testi go presencial unas veces e indirecto otras, de la poca ... los hijos de El da se destruan despiadadamente en intestina y feroz lucha slo por man dar, adoptando respectivamente las denominaciones de realistas y libera les, sin conocer acaso los principios de unos y otros, que tantas vctimas, tantos desastres y tantos intereses han causado y perjudicado... (7). Si unimos a esta deplorable situacin el lastimoso estado de la huerta elden se, tendremos una visin ms exacta de la dificil y amarga existencia de nuestros antepasados a los que toc vivir esta dura poca histrica. DESECACION DE LA LAGUNA DE VILLENA Ya hemos dicho anteriormente que el Rey haba ordenado la deseca cin de la laguna de Villena, pero que gracias a que el arquitecto encar (7) Lamberto Amat. Elda. Tomo II, cap. VI, pg. 282. 291 gado del desage comprendi el dao que se inferira a los pueblos por los que habra de pasar el caudal de aguas corrompidas, si esta se mez claba con las del riego, realiz otra acequia por la cual estas aguas fueron a parar al mar, avisando antes a los pueblos para que se abstuvieran de regar a las horas de paso de aquellas. Esta inteligente actuacin logr suspender momentneamente el da o que penda sobre los tres pueblos afectados, que eran Sax, Elda y No velda. Pero en 1824 se acometi nuevamente la desecacin de la referida laguna y el saneamiento de las tierras infectadas de sustancias nocivas para los cultivos. Con el fi n de librar de estas sustancias a las tierras de lo que fue laguna, los colonos establecidos en ella desviaron el curso de las aguas dulces para que empaparan las tierras haciendo zanjas que re cogan estas aguas arrastrando los betunes y lejas perniciosas, y esta mezcla, mortal para los cultivos, iba a parar, sin ninguna consideracin para el perjuicio que causaba a otros pueblos, a la acequia general del riego de Sax, Elda y Novelda, causando grandes estragos en sus huertas y plantaciones. Lamberto Amat describe el penoso estado de la huerta el dense con estas palabras: ... el desastre fue terrible y horroroso; ni un ao resistieron las vi des; todas, absolutamente todas, se secaron; los olivos, rboles ms resis tentes, languidecieron, y en doce aos solamente uno, el 29, en fuerza de las abundantes nieves y excesivos fros, dieron cosecha; los frutales la ma yor parte murieron; la excelente tierra, que produca por tahulla dos y dos y medio cahices de trigo y dos de panizo anualmente, perdi todas sus ricas sustancias para producir; el magnfico panorama que ofreca es ta huerta se convirti en un triste y despreciable erial... En los tres prime ros aos nada de cuanto se sembr sali a luz, y los rboles y arbustos que no murieron tampoco dieron fruto; el trigo ya no pudo sembrarse; el panizo, que no hubo con qu sustituirlo, era raqutico, lleno de gusanos, y apenas daba medio cahiz por tahulla; las hortalizas y habas daban resul tado nulo, y todo esto haciendo esfuerzos sobrehumanos en los barbechos y abonos. Al cuarto ao se logr producir algo de cebada; arrancadas las vias, pudieron establecerse de la de planta -mula, nicos sarmientos que la tierra admiti; en fi n no queremos continuar detallando ms un cuadro tan desgarrador como desastroso, concluyendo por decir que gran parte de los braceros tuvieron que emigrar pronto a tierras de Andaluca en busca del necesario pan que aqu era imposible ganar para sus hijos, y que ms tarde aprovecharon la nueva colonizacin del Africa francesa... (8). Esta trgica situacin de la economa eldense, tanto ms importante cuanto que todo el pueblo dependa de la tierra para su sustento, dur hasta el ario 1837 en que el alcalde de Elda, don Jos Amat Amat renov (8) ibid. Oh. cit. Tomo II, cap. V. (pg. 344 de mi copia). 292 la protesta que ya hicieran los pueblos afectados en 1831, sin que enton ces tuviera xito por la permanente inseguridad poltica que paralizaba la vida nacional. En este nuevo intento de 1837 se consigui que la Diputa cin nombrara como comisionado al clebre Padre Rico, de Monvar, que una vez examinado el terreno confirm a la Diputacin provincial los gra ves daos que la huerta de los tres pueblos haba sufrido y los que conti nuaba padeciendo, logrando fi nalmente Sax, Elda y Novelda, pese a la oposicin de los colonos, que las aguas contaminadas fueran arrojadas al guardacaos que evitaba el que se introdujeran en la acequia general del riego de los pueblos. Pronto se not en la huerta eldense la mejora de las aguas, volviendo a producir cereales y frutos como antes, aunque no el trigo, sustituido por la cebada, y en pocos arios se normaliz la economa local nuevamente. PASO DEL CORTEJO FUNEBRE DEL REY CARLOS IV El Rey Fernando VII decidi que los restos mortales de sus padres, los reyes Carlos IV y Mara Luisa fueran trados a Espaa para que des cansaran en el Panten de reyes del Monasterio del Escorial. Los restos, en sarcfagos ricamente ornados, llegaron a Alicante el 25 de agosto de 1819, donde permanecieron hasta el 9 de septiembre, en que despus de celebrarse las solemnes exequias fnebres en Alicante se constituy el cortejo funeral que haba de llevar los restos reales hasta el monasterio citado. El prelado de la dicesis, don Simn Lpez Garca, acompa a la comitiva, formada por carruajes de las Caballerizas Reales y de casas no bles de Madrid y Alicante hasta Elda, ltimo pueblo de la dicesis, donde se despidi el cortejo que continu viaje a la capital de Espaa. (9) JUBILEO UNIVERSAL El 2 de diciembre de 1832, el obispo don Flix Herrero Valverde pu blic el Jubileo Universal extraordinario dispuesto en el Breve pontificio de Gregorio XVI Papa, sealando desde el 26 de mayo, Pentecosts, hasta el domingo, 16 de junio y relacionando las condiciones para ganar dicho jubileo, entre las cuales figuraba visitar dos veces con oraciones la parro quia de Santa Ana de Elda y el templo del convento de Franciscanos de Ntra. Sra. de los Angeles. (10) BANDOLERISMO Por estos aos merodeaban por esta comarca partidas de bandoleros (9) Gonzalo Vida! Tur. Historia de un Obispado espaol. Orihuela -Alicante. Tomo 1, pg. .101 (10) Ibid. , ob. cit. Tomo 1, pg. 422. 293 capitaneados por los famosos Barba Roja, Mitcha Barra y Pichaque, so bre los cuales hizo El Serfico una improvisacin cuando fueron ejecu tados. Segn Lamberto Amat algunos de estos bandoleros eran hijos de Petrel, interviniendo algunas veces en apoyo de los regantes de Santa Br bara en sus expoliaciones de los derechos de Elda, relatando en su ma nuscrito algunos casos. (11) MUERTE DE SEMPERE Y GUARINOS El 18 de octubre de 1830 falleci en Elda el que haba sido fi scal de la Chancillera de Granada y gran escritor de obras histricas, polticas y econmicas, don Juan Sempere y Guarinos, hijo preclaro de esta villa. Muri a la edad de setenta y cinco aos, y su entierro, a pesar de que en su testamento dispuso fuera sin pompa ni aparato, constituy en Elda una manifestacin de la admiracin y cario que sentan los elden ses por su ilustre paisano. El cadver fue amortajado con el hbito de San Francisco del con vento de la villa y al entierro asisti toda la comunidad del mismo con vento, cantndose una misa de diconos de cuerpo presente y siendo ente rrado en el panten familiar del viejo cementerio desaparecido en 1933. Es lamentable que los descendientes colaterales del ilustre escritor ya que no dej descendencia directa no hubieran tenido inters en hacer trasladar los restos de Sempere y Guarinos al nuevo cementerio cuando se clausur el antiguo. De esta forma, la presencia fsica de Sem pere y Guarinos no ha quedado ms que en su efigie pintada y su obra escrita. Lo dems volvi al polvo de donde haba venido. EL PARTIDO JUDICIAL DE MONOVAR En 1833 se efectu una nueva divisin poltico -administrativa de la nacin, volviendo a crearse la provincia de Alicante y dentro de ella, las cabezas de partido judicial, por cuya reforma la villa de Elda qued ads crita al partido judicial de Monvar, junto con Petrel, Pinoso, La Alguea y otros ncleos de poblacin de menor importancia. y para mayor desgracia hasta los tristementes clebres Barba Roja, Mitcha-Barra y Pichaque y otros que entonces componan la cuadrilla de bandoleros que tenan aterra da esta comarca con sus robos, asesinatos y secuestros de personas, los que ms tarde pagaron sus crmenes en el cadalso, se interesaban tambin por los regantes usurpado res hasta el extremo que demuestra el siguiente hecho: En el ao 1824 fue a Santa Brbara un Escribano del Juzgado del Alcalde Mayor a notificar una providencia a di chos regantes y cuando se preparaba a extender la notificacin fue sorprendido por los ladrones; esto les dieron fuertes golpes hasta derribarlo en tierra, le quitaron el expe diente y le apostrofaron amenazndole terriblemente: el infeliz que era casi octogenario, cojo y pobre, se lament muchsimo y a fuerza de splicas pudo recabar los Autos en los que continu despus una diligencia detallando todas las circunstancias del atrope llo de la manera ms grfica que pueda concebirse. . . (Lamberto Amat, ob. cit. Tomo II, cap. VI, pg. 282). 294 Durante mucho tiempo y debido a la diferente curva de crecimiento producida en ambas poblaciones, fue muy combatida la conveniencia, e incluso la justicia de que Monvar fuese la cabeza de partido cuando El da tena mayor importancia econmica, demogrfica y social, disfrutando de mejores comunicaciones. Esto en los arios posteriores a la guerra cons titua una realidad indiscutible, y an en muchos anteriores a aquella, pe ro tambin lo es que en 1833, cuando se efectu la divisin, Monvar era una poblacin que duplicaba a la nuestra en casi todos los sentidos. En el Diccionario de Madoz, epgrafe Monvar, podemos ver la diferencia tan patente a favor de la cabeza de partido en cuanto a vecindario y ri queza de este, ndice de la importancia de una poblacin: Vecinos Almas Contribuyentes Monvar 1.960 7.590 667 Elda 887 3.846 378 Diferencia 1.073 3.749 291 No es posible dudar de que la adjudicacin a Monvar de la capita lidad del partido judicial era en 1833 lgica y justa, pero tambin lo es el que lo que a la vista de las cifras de aquel ao fue una medida acertada, ya no lo era mantenerlo un siglo despus, cuanto todas las circunstancias haban sido transformadas, por lo que fue inevitable la mudanza de capi talidad del partido, con la creacin del partido judicial de Elda como ve remos ms adelante. EL COLERA EN ELDA En 1834 lleg a la villa una epidemia de clera morbo, aparecida en Orihuela el 16 de julio y en Alicante el 22 de agosto, siendo sta la prime ra vez segn don Gonzalo Sempere-- que esta enfermedad contagiosa haca su aparicin en Elda. La epidemia caus muchos estragos y en nuestro pueblo tambin hubo vctimas aunque comparado con otras po blaciones dice el citado Sempere fue ms bien un rasgo de la divina misericordia. (12) DESALOJO DEL CONVENTO El 14 de octubre de 1835, Mendizabal, presidente del Consejo de Mi nistros, suprimi de un plumazo todos los conventos de Espaa, y cuatro meses despus, el 19 de febrero de 1836, con otro decreto, orden la ena jenacin de los bienes de los conventos suprimidos, maniobra calificada por los historiadores como el gran robo y que dispers y destruy ma (12) Noticia interesante para los hijos de Elda, pg. 14. 295 ravillosas joyas de arte y de literatura que albergaban las salas y bibliote cas conventuales. En Elda fue clausurado el convento de Nuestra Seora de los Ange les de los Padres Franciscanos, marchndose los monjes para no volver a habitarlo nunca ms. El edificio qued largos aos abandonado y sirvi de cuartel desde 1835 hasta 1841 a la recientemente formada Milicia Na cional de Elda. El eminente tribuno Emilio Castelar, eldense de corazn que haba sido trado a Elda en aquel tiempo, a los pocos meses de su nacimiento en 1832 y habit en la casa de la calle de San Roque esquina a Coln, ya demolida, nos ha dejado una visin del estado pattico en que se hallaba el convento abandonado, que hemos reproducido en la pgina 145 de este trabajo. A pesar de los esfuerzos de algunas gentes, dominadas por las ideas antirreligiosas que haban inspirado la quema de conventos y posterior su presin oficial de estos, que queran hacer desaparecer tambin el edifi cio, este pudo ser conservado, siendo puesto al cuidado del padre Toms Satorres, presbtero exclaustrado de la Orden de San Pascual, que desem pe su trabajo con amor y celo, de forma que cuando treinta aos ms tarde se habilit el local para Hospital Provincial slo hubo que hacer al gunas pequeas reformas de acondicionamiento de salas para el nuevo fi n. ABOLICION DE LOS SEORIOS Entre los pocos motivos de satisfaccin que nos proporciona la rese a de esta poca de la vida eldense podemos hallar el de la abolicin de los seoros en 1820, suspendindose seguidamente el pago de diezmos al Conde de Cervelln, heredero de los derechos de la antigua Casa de Elda, nombrndose depositario de ellos a don Luis Bernab hasta superior dis posicin. De estos derechos cobraba un 4 y medio cada una de las iglesias de Elda y Salinas y un tres y medio la de Petrel. Tambin en esta poca, en 1834, el Ministerio de Fomento suprimi todas las trabas para el trfico, comercio e industria, disposiciones ambas que facilitaron el desarrollo del pueblo eldense hasta llegar a lo que es hoy. (13) En 1841, por sentencia del Tribunal Supremo, Elda revirti a la Co rona. (14) ( 13) Carpeta con papeles sueltos en el Archivo Municipal. ( 14) L. Amat y Sempere. Ob. cit. T.I. Parte I, pg. 19. 296 V. La Milicia Nacional La muerte del rey Fernando VII y la entronizacin de su hija doa Isabel II, bajo la regencia de la Reina Gobernadora Doa Mara Cristina, provoc la guerra carlista, motivada por creerse el infante don Carlos, hermano del rey fallecido, despojado de sus derechos al trono espaol. Esta guerra, que tuvo diferentes pocas y que prcticamente dur hasta 1876, fue particularente feroz y ensangrent el territorio nacional con ac tos incalificables en los que rivalizaron ambos contendientes. La Reina Gobernadora, para derrotar a la faccin carlista, orden el 9 de enero de 1834 se alistase la Milicia Nacional, con carcter volunta rio, que tendra por misin la defensa de los pueblos, sin tener atribucio nes para actuar fuera de sus lmites municipales. Para dar mayor movili dad y campo de accin a estas verdaderas milicias populares, en noviem bre del mismo ario orden se crearan Milicias Urbanas mviles, que esta ran a la disposicin de las autoridades militares para ser empleadas don de stas tuvieran por conveniente. En la villa de Elda se formaron dos compaas con un total de 179 hombres, que meses ms tarde fueron aumentados hasta llegar a cerca de los 400. Este era un nmero considerable teniendo en cuenta que la villa contaba entonces con poco ms de 3.500 habitantes y que muchos no se ran admitidos en virtud del artculo 4. del Reglamento que ordenaba: Los hombres dscolos, acalorados, intrigantes o protervos de todas las Epocas y de todas las opiniones no deben admitirse en tan honroso esta blecimiento, antes al contrario deben excluirse. El imperio de las leyes no se sostiene con gritos ni con exaltacin de ideas ni de cosas impractica bles. (15) El 17 de mayo de 1834, la Milicia Nacional de Elda estaba formada por dos capitanes, siete ayudantes y subalternos, 8 sargentos, 2 tambores y 223 cabos y soldados, que tenan como cuartel el abandonado convento. El 13 de abril de 1835 el Ayuntamiento real, presidido por don Jos Mara Franco, Alcalde Mayor presidente, cumpliendo rdenes superiores, procedi a un nuevo alistamiento para aumentar cuanto sea posible la fuerza urbana de esta villa con aquellos vecinos que por su arraigo, pa triotismo, lealtad y acreditada conducta, merezcan ser parte de tan hon roso cuerpo. Con este nuevo alistamiento, la Milicia Urbana aument en 64 hombres el contingente anterior, totalizando una fuerza de 316 indivi duos a favor de la justa causa de S.M. la Reyna Isanel 2.a. Con este total ya poda formarse un batalln, por lo que se estudi (15) lodos los datos relativos a esta Milicia Urbana los hemos obtenido del libro de Quar teles de estos aos del Archivo Municipal de Elda. 297 esta posibilidad. Mientras tanto se recibi un oficio de la vecina villa de Petrel del tenor siguiente: Alcalda Real y ordinaria de Petrel. Segn el tenor y espritu de la ley sancionada por S.M. la Reina gobernadora para la organiz.n de la Milicia Urbana y Real Orden de 25 de marzo ltimo circulada por el Mi nisterio de la gobernacin para el Batalln compuesto de cinco compa as, entiendo que la compaa formada en esta villa, que consta de 120 plazas, podra hacer parte del Batalln que corresponde organizarse en esa segn la fuerza alistada, con lo cual se lograran los deseos de estos benemritos urbanos y en todo caso se hara mejor y ms cumplido servi cio con la reunin del mayor nmero bajo un solo mando; pues que la circunstancia de distar ambos pueblos entre s un cuarto de legua escaso, as lo persuade. Lo digo a V. manifestndole que esta Milicia Urbana tendra en ello una satisfaccin. Dios guarde a V. m.s a.s Petrel. 24 de abril 1835. Antonio Maestre y Rico. Esta unin de fuerzas, muestra del buen sentido petrelense sobrepo nindose a pequeeces de puntillo localista, fue realizada, formndose un batalln compuesto de tres compaas de Elda, de Fusileros, Granaderos y Tiradores; una de Petrel, denominada 4. a Compaa y la 5. a que es taba formada por los voluntarios del lugar de Salinas, todas ellas al man do del Comandante, don Jos Amat y Amat, primero secretario y despus alcalde del Ayuntamiento de Elda. Esta fuerza demostr su utilidad en varias ocasiones en que las parti das carlistas, procedentes del Maestrazgo y Valencia, efectuaron incursio nes por nuestra provincia. El 24 de septiembre se recibieron noticias de hallarse en Almansa una faccin carlista, por lo que el comandante general de la provincia or den se concentrarn en Elda varias compaas de Tiradores de Milicia Urbana de la provincia, que junto con la de Elda, mantuvieron la guardia por si los carlistas avanzaban hasta nuestro valle. En abril de 1836 sali la Compaa de Tiradores hacia Alicante, unindose a la de Granaderos de la capital y a las compaas movilizadas de Novelda, Aspe y Crevillente, bajo el mando del brigadier Nogueras. Es ta fuerza persigui a una faccin carlista que haba penetrado en la pro vincia por Onil y Villena, arrojndola de ella sin tener que emplear las armas. (16) Tambin intervino decisivamente en un incidente producido por un batalln de tropa que despus de descansar en la villa alborot en su sali da llegando a las manos los vecinos con algn soldado. La fi rme actitud ( 16) Nicasio Camilo Jover. Resea Histrica de Alicante, pgina 174. 298 de la Milicia Nacional hizo retirarse al batalln y tal vez evit una jorna da de luto en la villa. (17) El 7 de octubre de 1836 cambia el panorama poltico y todo se con vierte en constitucional. El Ayuntamiento se hace Ayuntamiento Cons titucional y la Plaza Real, que ya haba recibido los nombres de Plaza del Angel, Mayor y de Abajo, cambia una vez ms su nombre por el de Plaza de la Constitucin. Los mandos de la Milicia Urbana son renovados, aun que contina de Comandante don Jos Amat y Amat, ostentando el cargo de abanderado su hijo, el que despus sera historiador de Elda, don Lamberto Amat y Sempere. En la Plana Mayor se encuentran don Luis Bernab y Sempere y don Jos Vidal y Amat, todos los cuales tendran su participacin en el pequeo golpe de estado que se promovi en Elda en mayo de 1837. En este ario de 1836 se registraron nuevas incursiones de las partidas carlistas de los cabecillas Forcadell y Tallada. La partida de Forcadell, en marzo, lleg hasta Orihuela, plaza arrigadamente carlista, donde reclut un batalln de 700 plazas para el Pretendiente. La columna carlista lleg hasta Monvar, donde tuvo un encuentro con un destacamento de la Mi licia Nacional de aquella poblacin, pasando a cuchillo a los milicianos monoveros. (18) La salida de una fuerza de milicianos de Alicante, Elda y otras po blaciones les hicieron salir de la provincia. (19) Lo mismo ocurri con la faccin del cabecilla Tallada, que en el mes de noviembre penetr en la provincia devastando los pueblos de pequeo (17) E. Amat y Sempere. Ob. cit. T. II, pg. 240. Domingo Toms Vera, Apuntes Hist ricos. El Centenario, pg. 135. La versin de estos autores es como sigue: Descans en Elda un batalln de tropa; despus de comer y beber mucho emprendi la marcha a la una de la tarde, yendo en formacin pero tan indisciplinadamente los soldados que molestaban a cuantos vecinos vean en trnsito; uno de ellos peg una bofetada al que le haba dado un golpe con su fusil; los paisanos toman la defensa de su vecino, cunde por el pueblo la noticia e instantneamente se presentan con armas y sin ellas en el punto donde ocurra el disgusto; la Milicia Nacional que entonces haba se presenta con su armamento en correcta formacin; el Jefe de dicho Batalln saca a ste a la inme diacin del pueblo y manda cargar y tomar posiciones; pero viendo la actitud de todo el vecindario y su Milicia, quien a su vez tom posiciones dentro y fuera de la villa, aquella parlament con las autoridades y convino en continuar la marcha desde donde estaba sin entrar ms en ella. No puede admitirse en su totalidad esta versin que parece desorbitada en proporcio nes con la insignificancia del incidente. Todos los movimientos indicados de reunirse los vecinos, organizarse la Milicia Nacional, etc, requiere bastantes ms horas de las que parecen tener en cuenta los cronistas. Entendemos, pues, que ocurri un pequeo inci dente entre los vecinos y los indisciplinados soldados que fue resuelto amistosamente sin pasar a mayores. (Nota del autor). (18) Diccionario geogrfico -estadstico Madoz. 1840/. . . Epgrafe Monvar. (19) Nicasio Camilo Jover. Resea. . . pgina 180. 299 vecindario que hall a su paso, entrando en ella por Biar con intencin de ir por Villena a Orihuela, sin conseguirlo por la enrgica accin de las Milicias de Alicante que lo arrojaron de la provincia. (20) En la villa no llegaron a entrar los carlistas en ninguna ocasin, posi blemente debido al nmero y calidad de la fuerza popular que haban creado los eldenses y petrelenses en su deseo de rechazar a unas facciones cuyos ideales no hallaban ningn eco entre los hombres de ambas villas. VI. Un Golpe de Estado en Elda El siglo XIX es caracterstico en la Historia de Espaa por la fre cuencia de sus pronunciamientos militares y sus golpes de Estado, unas veces terminados con xito y otras con el fracaso seguido de la muerte o del destierro. Y de esta tnica, tan usual en la Espaa decimonnica, no se escaparon los hombres de la villa de Elda, que tambin llevaron a ca bo su pequeo golpe de estado para acabar con una situacin que se nos ha pintado como intolerable. Unicamente es en la obra de Amat y Sempere donde hallamos refe rencia sobre este pronunciamiento a esfera local, en el cual el historia dor fue testigo de excepcin, por celebrarse en su domicilio los concili bulos de los conjurados, ya que quien encabezaba la conspiracin era el mismo padre de Lamberto Amat, don Jos Amat y Amat, que ya haba intervenido en la agitada poltica de aquel tiempo, sufriendo encarcela miento varias veces y viendo su vida amenazada en muchas ocasiones. En mayo de 1837 la vida en Elda estaba perturbada por las agitacio nes polticas que promovan atentados personales, apaleamientos, miseria e inquietud. Los negocios pblicos estaban abandonados, pues los que se hallaban ocupando los cargos municipales slo se preocupaban escribe el historiador Amat de combatir a sus enemigos polticos, desatendien do su obligacin. En esta fecha se reunieron gran nmero de hombres a los que dola contemplar a su pueblo en el lamentable estado en que se hallaba y acordaron dice Amat aislar completamente tres o cuatro genios levantiscos que promovan y sostenan aquel tristsimo estado de cosas; la representacin personal y desinteresada que cada uno de los congregados haba de desempear; el modo con que se haban de curar los males de que se trataba y los medios que haban de ponerse en prcti ca para que se restableciera la moralidad pblica, la paz de sus conveci nos, la ms econmica y paternal administracin de los fondos del co mn, y el fomento de los intereses del mismo que tambin se encontraban abandonados. (21) (20) Nicasio Camilo Jover. Ob. cit. , pg. 183. (21) Lamberto Amat. Ob. cit. Parte 11, cap. V, pg. 240. 300 Segn el historiador, los efectos fueron inmediatos, pues ... en la noche de aquel da cesaron los atropellos, apaleamientos, los insultos y graves disgustos que los genios aviesos y mal intencionados promovan desde mucho tiempo atrs... aunque no se dominara sin resistencia a los indicados y annimos genios aviesos y malintencionados pues el mismo Amat indica que el orden pblico no qued restaurado hasta quince das ms tarde. El nuevo Ayuntamiento nacido de esta pequea revolucin eldense estuvo presidido por don Jos Amat y Amat, que conserv igualmente la Comandancia de la Milicia Nacional, durando hasta 1842. Desde su acce so a la direccin de los asuntos del pueblo, los nuevos muncipes se esfor zaron en terminar con el penoso estado de la poblacin, consiguiendo no tables xitos en materia de administracin, mejora de caminos vecinales que estaban casi inservibles y otros aspectos de la vida local. Esta administracin convirti a la villa en un oasis de tranquilidad en medio de los dems pueblos agitados por los odios y las luchas polti cas, viniendo a refugiarse en Elda muchos hombres honrados que slo pe dan la Paz y el respeto que les brindaba nuestra poblacin. Otro de los asuntos a los que prest su atencin el municipio fue a la reconstruccin del Pantano, destruido por la avalancha del 1793. Se derri b toda la obra vieja y se fueron colocando fi las nuevas de bloques de si llera, pero en 1845 se tuvo que abandonar la obra por falta de fondos necesarios y as ha quedado hasta hoy, con ligeras modificaciones poste riores. En la esfera de la educacin tambin se llev a cabo una obra consi derable, pues se arreglaron las escuelas de nios y nias, que se hallaban en deplorable estado. La primera obtuvo una reforma tan grande que sig nific una nueva fundacin, dotndosela esplndidamente de forma que pudo cumplir su misin en la forma ms excelente posible. En ella se for maron los dignsimos sacerdotes eldenses don Indalecio Ferrando, pres btero, Cannigo Magistral y secretario del Obispado de Orihuela; el Dr. D. Emilio Maestre, presbtero, vicerrector del Seminario Conciliar de la misma dicesis, as como el eminente tribuno don Emilio Castelar, mani festando los tres, y otras muchas personas de no tanto relieve, su satis faccin por las enseanzas recibidas en esta escuela. Tena planteada la villa un grave problema por la falta total de aguas potables, debido a que las caeras que la llevaban desde el naci miento de Santa Brbara hasta las fuentes pblicas de Elda se hallaban rotas en muchos puntos y obstruidas en otros, adems de que los regan tes de Santa Brbara volvan a tomarla para el riego de sus huertas sin dejarla transcurrir hacia la villa. Los eldenses tenan que ir a comprarla a Santa Brbara o a los nu 301 merosos aguadores que desde Petrel bajaban a Elda a vender a elevados precios sus cargas de cntaros del preciado lquido. El nuevo Ayuntamiento acab con este lamentable estado de cosas presentando demanda judicial contra los regantes, como primera provi dencia y reparando las tuberas deterioradas para normalizar la conduc cin de aguas una vez se hubieran recuperado. El 20 de junio de 1839 la Justicia dict auto por el que se reintegraba a Elda la posesin y el uso inmediato de las aguas, imponiendo la multa de 1.500 reales a quien dis trajera su curso, sin que por parte de Santa Brbara o Petrel se hiciera oposicin a la sentencia. Este asunto de la propiedad de las aguas qued definitivamente re suelto en agosto de 1840, en cuyo da 6 se fi rm una concordia entre El da y Petrel, con la asistencia del Jefe Poltico (Gobernador Civil) de la provincia y representaciones de ambas villas y de Santa Brbara, onvi nindose en que el agua se distribuira en cinco partes, tres de las cuales seran para Elda sin variacin alguna aunque decreciese el caudal, que dando con ello concluidos los litigios entre ambas villas por la propiedad de las aguas. Una gestin para recobrar la jurisdiccin sobre el casero de Santa Brbara, que haca siglos haba ejercido Elda y posteriormente detentaba de hecho la villa de Petrel fue hecha en 1840, pero por las agitadas con vulsiones polticas no se consigui absolutamente nada. * * * Por estos arios quedaron rotos los ltimos vnculos que ligaban a El da con sus antiguos seores, carentes ya de esa familiaridad que dio en los siglos XVI y XVII la presencia contnua de los Condes de Elda en su alczar, como unos padres vigilantes de la prosperidad de sus vasallos. En abril de 1837 las Cortes del Reino suprimieron los diezmos que pagaban los pueblos a sus antiguos seores territoriales. Y en 1841, por sentencia del Tribunal Supremo, Elda qued totalmente desligada de sumisin a los Condes de Cervelln, sucesores de los de Elda en los derechos de esta ca sa, revertiendo nuevamente a la Corona. (22) VII. Deportes, fiestas, espectculos y otros Por el tiempo de que nos ocupamos, la palabra deporte era total mente inexistente. Pero aunque la palabra no exista, s exista el deporte o sea el juego en el que se pona a contribucin el ejercicio fsico y la ha bilidad para vencer a los rivales. Este juego era el tpico juego espaol de (22) Ibid id. Ob. cit. Parte II, cap. II!, pg. 19. 302 la pelota, en el que la regin valenciana siempre ha tenido excelentes ju gadores. En Elda haba verdadera pasin por este juego y por ello se celebra ban regularmente emocionantes partidas en las que actuaban tres o cua tro famosos jugadores (pelotaris diramos hoy) enfrentndose a otros afa mados jugadores de la regin. En ellas se cruzaban fuertes apuestas y asistan muchos eldenses y gentes que venan de fuera, ponindose en el desarrollo de los encuentros la misma pasin con que la aficin eldense al ftbol segua las peripecias del Club Deportivo Eldense en sus mejores tiempos. MOROS Y CRISTIANOS Adems de las fi estas religiosas y de las originadas por el patriotismo o la poltica cumpleaos del Rey o de la Reina, efemrides histricas, etc. el pueblo eldense tena unas fi estas vistossimas que en este siglo aparecieron, probablemente, y en este mismo siglo se dejaron morir. Me refiero a las fi estas de Moros y Cristianos que se hacan en honor a San Antonio Abad, santo de gran raigambre en Elda desde muchos si glos atrs, tal vez desde la dominacin musulmana. Castelar nos ha deja do una bella y lrica visin de aquellas fiestas de antao en la que se pue de ver, a la vez que el cario que el eminente tribuno senta por su pue blo, como l le llamaba siempre, el entusiasmo que en la villa haba por las fi estas. Estn tan difundidos los prrafos emotivos de Recuerdos de Elda o las fi estas de mi pueblo que no quiero recoger aqu fragmentos aislados que, si bien daran ideal cabal de lo que eran las fi estas de Elda por entonces, tambin perderan la gozosa emocin del conjunto literario creado por Castelar. Leed esta obrita o releedla; todo hijo de Elda hallar siempre una sensacin ntima de alegra al entrar en contacto con el ver bo mgico del tribuno cuando lo dedica a evocar a nuestro pueblo y a describir sus fi estas de moros y cristianos, las mayores en honor de los Patronos y otras que se celebraban por este tiempo en Elda. Tambin interviene Castelar en el siguiente prrafo, en el que nos re ferimos a ESPECTACULOS Aunque parezca dificil aunar un tema con otro. En Elda no haba teatros entonces, y cuando vena alguna compaa de cmicos se im provisaba el escenario en cualquier plaza o en el amplio patio del castillo. Pero por los aos de 1843 a 1846 aproximadamente se improvis en los prticos del Ayuntamiento una especie de teatrito en el que actuaban afi cionados locales y alguna compaa que llegara hasta aqu. En este redu cido escenario obtuvo grandes xitos Castelar cuando tena de 11 a 14 arios, haciendo el papel de el hijo de la gitana de El Trovador, de 303 bastantes dificultades escnicas que Castelar dominaba con su relevante personalidad. Pay Pertusa, de quien recogemos esta nota, dice que tal nombra da adquirieron los improvisados artistas y tanta gente atrajeron a las re presentaciones, que el Ayuntamiento de entonces vi6se en la necesidad de formalizar un teatro, establecindolo al efecto en el antiguo y soberbio al czar. (23) ELDA EN 1846, SEGUN MADOZ En el Diccionario geogrfico, estadstico e histrico publicado por don Pascual Madoz en 1846, se contienen unos interesantes datos sobre lo que Elda era en aquella poca, que consideramos conveniente incluir en este trabajo para el mejor conocimiento de cmo era la Elda de aquel tiempo. Recogiendo los prrafos mas significativos, la referencia a Elda dice as: Elda, villa con ayuntamiento; administracin subalterna de rentas, correos y Loteras de la prov. de Alicante (7 horas), part. jud. de Monvar (1), audiencia territorial y Capitana General de Valencia (22), dioc. de Orihuela (9) sit. en una pequea altura de la margen izq. del Vinalop6, donde la combaten os vientos del S.; el clima es templado y sano siendo las enfermedades ms comunes los catarros y reumas en el invierno y las de carcter bilioso en el esto. Tiene 816 casas de 2 y 3 pisos regularmen te y de buenas comodidades en general y se distribuyen en calles estre chas y tortuosas las antiguas y bastante anchas y alineadas las mod. pero todas limpias, y 2 plazas de forma de cuadrilongos perfectos de una di mensin proporcionada a la poblacin, encontrndose en la de la Consti tucin (Pl. Abajo) la Casa del Ayunt. con un espacioso soportal y las cr celes; 1 hospital de pobres enfermos, cmodo, bien provisto de camas y utensilios con la dotacin de 2.400 rs. anuales que le concedi de sus bie nes la fundadora doa Beatriz de Corella en 1634; (sic) 225 producto de fi ncas propias y 6 de mandas, legados y otras eventualidades; una casa en la que se albergan los pobres transeuntes, ocupndose en la actualidad el Excmo. Ayuntamiento en la creacin de un establecimiento de Beneficen cia en el que se recojan los pobres que puedan trabajar para evitar la va gancia; escuela de nios concurrida por 200; otra de nias; iglesia parr. (Santa Ana) de segundo ascenso y fundacin ant. servida por 1 cura, 1 vi cario y 10 placistas normales que forman clero con los primeros; 1 con vento que fue de PP. Franciscanos... cuyo edificio no tiene destino alguno si bien la iglesia sirve al culto; y 5 ermitas de propiedad part. y de labra dores, en que se celebra misa por ecl. que pagan y nombran los interesa dos. El cementerio se halla extramuros, hacia el E. de la pobl. de la que dista unos 325 pasos y que no perjudica a la salud. Dentro de la v. se en (23) Manuel Pay Pertusa. Elda y Castelar, incluido en su edicin de Recuerdos de Elda, Madrid, 1899, pg. 38. 304 cuentran 3 fuentes de buenas y abundantes aguas que se conducen desde Petrel por medio de un acueducto superficial de piedra picada sobre obra de mampostera, las cuales son bastantes para el surtido de la pobl. y ca balleras; y en una pequea altura que domina al pueblo, al que est uni do, se ve un castillo, ant. palacio, prop. hoy da de la nacin, el cual es un verdadero alczar de arquitectura moderna con algunos resabios de gti ca y una dimensin capaz de alojar en l 4.000 hombres; actualmente se halla este edificio muy destruido. (...) Dos caminos carriles se dirigen des de Elda a Monvar y Petrel; otro de herradura a Sax que sirve de atajo, pero la principal es la carretera de Orihuela y Alicante que unindose en Elche pasa por dentro de la v. en direccin a Almansa y Madrid. Hay 3 correos semanales de Madrid y Castilla y otros 3 de Alicante, Andalucia, Valencia y Aragn: cuando corren las diligencias de Alicante a Almansa pasan por Elda donde se detienen a comer. INDUSTRIA. La agrcola en buen estado; la elaboracin del esparto que es sin duda una de las ms sobresalientes de la villa aunque no tanto como lo fue en lo antiguo, cuyo artculo no se machaca a brazo sino por mquinas hidrulicas de las que hay seis; tambin se encuentran 7 fbricas de papel de estraza; una de papel, otra de salitre, 8 molinos harineros, 27 de aceite y 50 cubos con la gares para el vino. COMERCIO. Se exporta papel de sus fbricas y el es parto trabajado en ruedos y otras labores; y se importa el esparto en ra ma de Yecla, Jumilla, Salinas y Villena; y alpargatas viejas y trapos para papel en cuyo trfico emplean a los arrieros del pueblo. Por concesin de Juan II de Aragn en 1460 tiene privilegio esta villa de una feria anual, el da 8 de diciembre (...); las principales mercancas que se giran en esta feria son ropas, correajes y otros arreos de caballeras con algunas plate ras, calculndose 4 tiendas de valor de 40.000 rs.; 6 de 20.000 y 10 de 5.000 a 6.000. Tambin se celebra todos los martes un mercado con las mismas mercancas y comestibles. POBLACION. 883 vecinos, 3.846 al mas. CAP. PROD. 2.201.966 rs. IMPONIBLE: 75.659. CONTRIBU.: 80.013. PRESUPUESTO MUNICIPAL: asciende a 35.000 rs., de los que 25.000 se cubren con propios y arbitrios, y los 10.000 restantes, que sir ven para los salarios de dos facultativos, uno de medicina y otro de ciru ga, se pagan por reparto vecinal. VIII. La Batalla de Bonet El 5 de febrero de 1844 tuvo lugar en nuestros campos una accin militar cuyas incidencias no han sido totalmente esclarecidas, como vere mos ms adelante. Hablase sublevado en Alicante el coronel de carabineros Pantalen Bonet, secundando su movimiento el pueblo alicantino, Cartagena y mu 305 chos pueblos de la provincia. Al afianzarse el pronunciamiento, Bonet decidi someter por la fuerza a los pueblos que no se haban unido a su causa, entre los que figuraban Alcoy y Elda. Hacia el primero se dirigi Bonet con una fuerza compuesta por dos compaas de carabineros, tres del Batalln provincial de Valencia, el de movilizados de Alicante y 40 caballos. Los alcoyanos resistieron valientemente la tentativa de Bonet y este tuvo que retirarse, no queriendo empear sus no numerosas fuerzas en el asedio y conquista de una poblacin que poda ser rpidamente socorrida, como lo fue, por el capitn general de la regin don Federico Roncal, que estaba formando un potente ejrcito para acabar con la sublevacin. Bonet, defraudado en su propsito de conquistar la ciudad del Serpis, se dirigi con su fuerza hacia Elda, llegando a la rambla de Caprala en la maana del 5 de febrero. Hallbase en esta villa el Comandante General de Murcia don Juan Antonio Pardo, con algunas fuerzas, que a la noticia de la llegada de Bo net se pusieron en marcha hacia su encuentro, engrosados con la Milicia Nacional de la villa, al mando de su comandante y alcalde don Jos Amat y Amat. Las fuerzas de Bonet tomaron posiciones desde Santa Brbara hasta Petrel, emplazando su artillera en el primer lugar indicado. A las 7 de la maana comenz la accin que terminaba poco despus con la derrota total de Bonet, que tuvo que escapar a pie por las sierras eldenses mien tras la mayora de sus soldados y oficiales quedaban prisioneros. Este descalabro fue el fi n del pronunciamiento de Bonet, pues poco despus fue apresado por el ejrcito de Roncal y fusilado el 8 de marzo, junto con 23 compaeros de aventura en el lugar de Alicante que ms tarde se lla mara Paseo de los Mrtires en su memoria. Pero en las breves horas que dur la accin se abre un abismo de contradicciones sobre lo que realmente ocurri en el campo de batalla, que no sabemos si investigar o salvar. Conocemos varias versiones sobre los hechos ocurridos en la maana del 5 de febrero, algunas de valor his trico como el parte oficial del general Pardo y el manifiesto que A la nacin lanz el derrotado Bonet al regresar a Alicante. Tambin conoce mos la de nuestro historiador Amat en sus Apuntes y en la cual debie ra concurrir mayor claridad y exactitud por provenir de un hombre que particip en la batalla activamente (24). Adems era hijo del Comandante de la Milicia y asistira a los hechos con la capacidad de observacin que le dictaba su carcter propio de investigador de las cosas de su pueblo aun cuando entonces no hubiera iniciado sus trabajos literarios de carc ter histrico local. (24) Segn escribe y detalla en el mismo. Mi Ta Monja. 306 El parte oficial de Pardo, al referirse a la batalla dice como sigue: Escmo. Sr.: En este momento, que son las dos de la tarde, acabo de derrotar con la pequea y valiente divisin de mi mando a la faccin Bo n, que en nmero de mil y quinientos infantes, ochenta caballos y dos piezas de artilleria, tuvo la osada de atacarnos... Mand pues, marchar a la columna a las seis de la maana de Elda y me puse al frente con los cuarenta caballos de Lusitania y Len. A la salida de la poblacin rom pieron fuego sus guerrillas y vi toda su fuerza colocada en las ventajosas posiciones del pueblo de Petrel, su artillera en el llano de las casas de Santa Brbara y su caballera protegiendo sus guerrillas desplegadas... Al haber roto el fuego por sus guerrillas mand adelantar las mas para to marles las posiciones en las que fueron rigurosamente atacados y desalo jados; rompi el fuego su artillera y habiendo visto adelantarse la caba llera dispuse que cargase al momento la nuestra, que deshizo sus guerri llas, continuando hasta las casas en que tenan situados los caones de fendidos por Tiradores de Valencia y aunque con prdida de cuatro va lientes dragones de Lusitania se apoder de la posicin y de los caones. El cabecilla Bon se adelant con muchos de los suyos gritando viva la reina y a esta voz mgica y gloriosa pararon el fuego, debiendo como siempre a nuestra lealtad la salvacin de algunos pocos que en desordena da fuga tomaron aquellas sierras. Nos ha dado por resultado la gloriosa jornada de hoy mas de doscientos prisioneros, once oficiales y jefes de los Cuerpos de Saboya, provincial de Valencia y Carabineros, dos caones, mas de doscientos fusiles... Lamentamos la prdida de algunos pocos sol dados y otros heridos, aunque estos no pasarn de diez o doce y aquellos de seis u ocho... Tan luego como reciba los partes de los jefes de los cuer pos har las recomendaciones particulares que elevar a V.E., participn dole entretanto que todos y cada uno de los jefes, oficiales y soldados se han portado con la mayor bizarra y entusiasmo, contribuyendo al csito de la jornada la milicia nacional de la decidida poblacin de Elda. Por su parte, Bonet quiso justificar su derrota con su manifiesto A la nacin que dice as: A la nacin. Como espaol y como militar tengo un deber que cumplir con mis compatriotas; y este deber es la relacin circunstanciada del hecho de armas que junto a Elda tuvo lugar el 5 del corriente. Ser breve y esacto en los detalles de una accin que como militar me llena de orgullo y como espaol de indignacin y amargura. En la noche del 4 sal desde Ibi con la columna de vanguardia, compuesta de dos compaas de carabineros, tres del batalln provincial de Valencia, el de movilizados de Alicante y 40 caballos en direccin a Elda, donde se hallaba el coman dante general de Murcia don Juan Antonio Pardo con 800 infantes y de 50 a 60 caballos, reforzado con 300 realistas armados de dicho pueblo, a quienes, por un insulto a la libertad, llamaba nacionales. A las 7 de la maana del 5 llegu a las inmediaciones de Elda, rompiendo el fuego las 307 guerrillas enemigas, que contestado por las mias y cargando yo mismo con la caballera fueron arrollados, quedando en nuestro poder la compa a de Cazadores de aquella Milicia y algunos soldados del ejrcito. Los cazadores de Valencia ocuparon una posicin que defendieron con valor y serenidad, hasta que entrando en fuego los carabineros y las dos restantes del provincial de Valencia se generaliz la accin en toda la lnea, for mando la reserva el batalln de movilizados de Alicante. No tard en cau sar en el enemigo el efecto que esperaba la bravura de mis carabineros y provinciales de Valencia, haciendoles retirar, pasndose una compaa a nuestros soldados con morrin en mano y las voces de alto el fuego; vi va la libertad; todos somos unos!. Mientras esto suceda, en la parte donde yo me hallaba dando frente a la llanura, se me presentaron un ca pitn, dos oficiales y algunos soldados solicitando cesase el fuego, pues sus columnas ansiaban adherirse a la libre bandera de Alicante; pidiron me un abrazo que lo d en aquel momento como lo da un buen espaol llorando de gozo y de marcial ternura. Mis oficiales de caballera echaron pie a tierra y se adelantaron a abrazar a los que ya miraban como herma nos; todo era entusiasmo y regocijo por tan feliz desenlace. El enemigo, empero, casi vencido ya en noble lucha, apel al ardid; y aprovechando aquellos instantes de confianza y mandando una carga alevosa introdujo la confusin entre mis valientes que haban a andonado ya sus posiciones que a pesar de todo pudieron recuperar. Mi prdida consisti en cien hombres cortados por la caballera, tres caballos muertos y dos oficiales heridos. El enemigo ha tenido algunos muertos, entre ellos un capitn y la prdida de seis caballos... (25) La versin de Lamberto Amat (26), seguida por Gonzalo Sempere (27) es la siguiente: ... El 5 de febrero al amanecer atacan estos (los subleva dos) a las tropas y a la Milicia Nacional de Elda; juegan la artillera, sor prenden una compaa de esta ltima que estaba avanzada en Santa Br bara; creen que ya han vencido, pero una seccin de veintids caballos, nicos que tenan las tropas del Gobierno, sin orden ni voluntad de ata car, a consecuencia de haberse desbocado el caballo del Gefe, va a escape en direccin al enemigo, y este, que tena colocados otros ochenta caba llos tras los caones, a vista de aquellos vuelven grupas y en su precipita da fuga atropellan y deshacen un batalln de nacionales de Alicante, el que y las dems tropas enemigas se declaran en derrota y huyen a la des bandada, incluso el general (sic) Bonet, que pudo escapar solo y logr en trar en aquella ciudad. Ya en ella, preguntndole como con fuerzas supe riores y contando con la adhesin de la mitad o ms de las tropas que ha ba en Elda haba sido vencido, contest que al divisar esta poblacin le pareci ver la ciudadela de Amberes y fascinado y entorpecido no supo (25) Nicasio Camilo Jover. Resea Histrica de Alicante, pgs. 222 y SS. (26) L. Amat. Manuscrito Elda. Tomo I, cap. XIII, pg. 126. (27) Noticia interesante para los hijos de Elda. 308 tomar ninguna disposicin ni pudo hacer otra cosa que huir. Los dos ca ones y ms de doscientos prisioneros entraron a seguida a Elda. A la vista de estas tres versiones tenemos que preguntarnos qu es lo que pas realmente en los campos de Elda en la maana del 5 de febrero de 1844. De ellas se desprende que no fue una batalla ganada limpiamen te, sino decidida por un golpe afortunado, tal vez alevoso. La versin de Pardo es poco coherente cuando dice que Bonet se adelant gritando Viva la Reina y entregndose y a continuacin ma nifiesta que a la lealtad de los de Pardo debieron algunos pocos la salva cin al huir a las sierras. La de Amat tampoco es convincente y peca de ingenua con la comparacin de Elda con la ciudadela de Amberes, pare ciendo querer revelar una intencin de restar mrito a la victoria e impor tancia a la derrota. Segn l, los de Pardo no vencieron; fueron sus caba llos desbocados sin orden ni voluntad de atacar los que vencieron a Bo net, derrotndolo por azar. Recordando que el comandante de la Milicia Nacional de Elda era el padre del cronista creemos hallar la razn al su poner cierta la versin de Bonet y que don Lamberto no quiso mezclar a su padre en una accin desleal de las fuerzas de Pardo, imaginando lo de la carga casual de la caballera realista, cosa que no comprometa a na die. Porque la versin dada por el cabecilla derrotado es la que parece ajustarse ms a la lgica en su descripcin y desarrollo. No es dificil que Bon se confiara a los que se presentaban aparentemente rendidos y en tonces recibieran la inesperada carga que los pusiera en franca derrota. Tambin puede ser que la rendicin de aquellas tropas fuera real y since ra, pero nicamente en el sector frente al que estaba Bon y que la carga fuera dada por el resto de la fuerza de Pardo, cogiendo desprevenido a Bon que creera que los rendidos eran la totalidad de las fuerzas enemi gas. Lo cierto es que en los campos de Elda se fi rm la sentencia de muerte para la rebelin progresista de Alicante. El pueblo eldense particip activamente en la lucha, tomndolo co mo una defensa del mismo y no como un incidente ms de las agitaciones polticas de aquellos tiempos. Todos los hombres que podan empuar un arma acudieron al campo encuadrados en la Milicia Nacional, y los que por su edad o achaques no podan participar en la accin acudieron a la Iglesia parroquial, donde descubiertas las imgenes veneradas de los San tsimos Patronos, impetraron el favor celestial con toda su fe. Al poco di sipronse los temores y comenzaron a llegar nuevas jubilosas de la victo ria, lanzndose todos a la calle para recibir a los vencedores que traeran consigo a los doscientos prisioneros, varios de cuyos oficiales fueron fusi lados das ms tarde en Villafranqueza por orden de Roncal. Los vecinos hicieron todo lo humanamente posible por ayudar a los derrotados, cono cedores de la sentencia de muerte que sobre ellos pesaba. A un capitn de la Milicia Nacional de Alicante se le salv cambindole la ropa de mi liciano aceleradamente la familia del alcalde Comandante; a otro oficial 309 del mismo Cuerpo libr el hijo de aquel quitndole los distintivos e intro ducindole entre los soldados. Los heridos fueron atendidos en el Hospital de la villa y no se les dio de alta hasta que las rigurossimas primeras r denes de ejecutar a todos los facciosos fueron sustituidas por otras ms benignas. Pocos das despus de la accin ofici el Jefe de las fuerzas guberna mentales al Alcalde de la Villa solicitando le diera relacin de los jefes, oficiales y clases de la Milicia Nacional que ms se haban distinguido pa ra proponer al Gobierno la recompensa que haban merecido. Reunidos los jefes y oficiales con el Alcalde se acord contestar al general Pardo `que no aceptaban ninguna recompensa porque de las luchas civiles de ban desaparecer sus huellas, para evitar toda clase de disgustos en lo porvenir. Esta respuesta obtuvo la aprobacin del Capitn General de Valen cia y lo manifest al Gobierno de S.M. Isabel II, proponiendo el mismo Roncal que al ttulo de Fidelsima que ostentaba Elda por concesin de Felipe V se le aadiera el de Leal, como as se hizo. (27) IX. Venta y demolicin del Castillo En esta poca tenemos que registrar un hecho extraordinariamente penoso para los amantes de la ciudad. El de la venta por subasta pblica del castillo de los Condes de Elda en 1849 y su demolicin para extraer algunos materiales de construccin sin respeto de ninguna clase por su va lor histrico artstico. Las autoridades de Elda intentaron en vano que fuera dedicado a al guna utilidad prctica, efectuando en l obras de refuerzo con la inten cin de dedicarlo a crcel para el Juzgado de Primera Instancia, en 1844, despus de impedir en 1842 que se usaran sus materiales para un puente que se quera establecer para la carretera hacia Sax por la Torreta. Todos los esfuerzos fueron intiles porque siendo dueo del castillo el Estado, desde 1841 en que el pueblo reverti a la Corona, lo sac a subasta pbli ca, realizada en 1849, vendindolo por una cantidad insignificante y con sumndose de este modo la ruina del castillo, que fue despojado de sus nobles materiales convrrtindolo en el montn informe de piedras y algu nos restos de paredones junto al torren circular que se desmorona len tamente. (28) (27) El Centenario, Apuntes histricos, pg. 235. En estos Apuntes se dedica gran es pacio a esta batalla con curiosos detalles que amplian los ofrecidos por Lamberto Amat. (28) Lamberto Amat. Apuntes TI., cap. III, pg. 19. 310 El castillo de Elda 311 Vista general de Elda y su castillo El castillo en ruinas 312 Torren del castillo 313 X. Fundacin de la Banda de Msica Santa Cecilia Por esta poca comienzan a manifestarse en el pueblo eldense anhe los de superacin que se concretan en la sustitucin de las ya arcaicas in dustrias derivadas del esparto, del salitre y del aguardiente, de escaso porvenir, por las ms modernas y de mayores posibilidades como la fabri cacin de calzado, todava a nivel familiar, pero conteniendo en s el gr men que transformara al pueblo agrcola eldense en la ciudad indus trializada que hoy conocemos. Estos anhelos de mejoras tienen tambin otras manifestaciones, y una de ellas es la creacin, poco despus de ini ciado el medio siglo, de una Banda de Msica a la que se llam Santa Cecilia y que pronto reuni el entusiasmo y el apoyo de la villa, llegan do en el curso de los aos a ser clasificada como una de las mejores de la regin. Fue fundada, segn Pay Lira (29) en 1852 por un panadero llama do Joaqun Beltrn, que apenas si saba de msica, no obstante lo cual la dirigi y engrandeci hasta su fallecimiento, que fue en 1858, sucedindo le ya un verdadero director de Banda, don Juan Bautista Garca, natural de Alcoy, quien desempe su puesto a satisfaccin de todos hasta su muerte en 1879. La Banda tuvo como local social inicial una casa situada en la calle de la Palmera hoy Cardenal Cisneros y sus primeros componentes fueron treinta y nueve msicos, cuya nmina public Tefilo Romero en su artculo Elda y su msica. (30) En este artculo hallamos una contradiccin respecto a la fecha fun dacional, pues Romero manifiesta que la primera Banda que se organiz la dirigi el gran maestro compositor don Juan Bautista Garca Botella, de Alcoy, en el ario 1854. Otra fecha distinta nos la da un artculo an nimo publicado en 1900 en el extraordinario dedicado a Elda del diario alicantino La Regeneracin, diciendo que La historia de esta banda es brillantsima; la fund en 1857 el maestro don Juan B. Garca. A la muerte de dicho seor se encarg de dirigirla don Justo Snchez Escriba no y a este le sustituy don Juan Oliva. (31) Posiblemente, como ya apuntamos en un artculo sobre este tema (32) (29) J. Pay Vidal. Elda sociable. Revista Albor. Elda, septiembre, 1935, (30) La Regeneracin, Alicante, 1900. Extra dedicado a Elda. Artculo La Banda de M sica de Elda y su director Don Ramn Gorg. (31) Tefilo Romero. Artculo Elda y, su msica. Semanario Idella, nm. 82, 3 de sep tiembre, 1927. (32) Alberto Navarro. , 1852-1952. Centenario de la Banda de Msica de Elda Revista Dahellos, nm. 14, septiembre, 1952. 314 Banda de msica de Elda en 1887 -315 la realidad la hallaramos fundiendo estas versiones en una sola, la de que en 1852 fund la Banda el citado panadero, seor Beltrn, entusiasta de la msica, dotndola dos arios ms tarde, para adquirir mayores vue los, de un competente director, que fue don Juan Bautista Garca. XI. La Virgen del Ppulo baja del Castillo En la pared interna de la puerta de entrada al castillo de los Colo ma, en una hornacina vaciada en el mismo muro, se hallaba la venerada imagen de la Virgen llamada del Ppulo. Esta haba sido labrada vacian do un sillar de piedra comn, como la empleada en el torren contiguo, y una a la veneracin que despertaba en las gentes del lugar la admiracin que sus mritos artsticos causaba en los entendidos. Se ignoraba su ori gen, pero su sobria construccin no parece indicar una fecha anterior al siglo XVII. Cuando el castillo fue vendido en pblica subasta y despojado de sus vigas de sustentacin y de cuantos materiales tiles para la construccin se hallaron en l, qued la hornacina de la Virgen totalmente abandona da y pronto se llen de piedras que la chiquillera, tan irrespetuosa y tra viesa como en todas las pocas, arrojaban a ella en sus juegos. En 1854, pocos aos despus de la venta y ruina del castillo, una se ora de la villa, doa Josefa Quesada, consorte de don Jos Amat, tuvo una inspiracin para que la bajaran de donde estaba, para lo cual pidi el correspondiente permiso a los nuevos dueos del alczar, que lo otor garon sin reparo alguno. La seora Quesada lo mand llevar a su casa situada en el nmero once de la calle de Val!, hoy Mola hacindola restaurar por un artista valenciano, despus de lo cual fue colocada en un destacado lugar de di cha vivienda. Pero esta imagen, dedicada al pueblo del ppulo no deba es tar sustrada a la devocin popular, por lo que pocos meses despus, el segundo domingo de mayo de 1855, fue trasladada en solemne procesin presidida por el municipio, con la asistencia de clero y fieles, y msica y volteo de campanas, colocndose en el primer altar de la izquierda de la Puerta Mayor, construyendo los seores Amat-Quesada la artstica reja de hierro forjado que cerraba el acceso a dicho altar, segn era costum bre de la poca. Durante largos aos recibi la Virgen del Ppulo, en su nuevo altar, la demostracin de fe de los eldenses, pero su materia sufri la injuria de los odios polticos y de las corrientes antirreligiosas, siendo quemada en 316 1931 y, aunque pudo ser nuevamente restaurada, sufri destruccin total durante la guerra de 1936-39, quedando actualmente slo una masa p trea casi irreconocible, de la cual difcilmente pude sacar el dibujo de re construccin que se public en el artculo de Alborada citado a conti nuacin. La bibliografa de esta imagen es la siguiente: Lamberto Amat y Sempere. Elda Parte I, pg. 19. Parte histrica de la Virgen del ppulo que se venera en la Parro quia de Elda. (Al fi nal de un libro de alrededor del ao 1855 en el Ar chivo Parroquial de Santa Ana de Elda). Rodolfo Guarinos Amat: La Virgen del pueblo, revista Albora da. Elda 1956. Alberto Navarro Pastor: El castillo de Elda. (Trabajo indito) XII. El clera de 1855 En el ario 1854 el clera morbo invadi la provincia de Alicante, cau sando gran mortandad, especialmente en Alicante y Alcoy, muriendo el gobernador de la provincia, don Trino Quijano, junto con dos mil alican tinos ms, vctima de su deber que le haca estar en los lugares donde el contagio haba causado ms estragos para remediar en lo posible la des gracia de sus gobernados. En Elda apenas se not la epidemia, pero no ocurri lo mismo en 1855 en que sin aviso de ninguna especie hizo su aparicin, sbitamente, el 5 de agosto. El da anterior nada haca sospechar que el labrador que regresaba a su casa tras la dura faena en la ubrrima huerta, o la ha cendosa mujer que ya preparaba acopio de viandas para las cercanas fi es tas en honor de la Virgen; la joven que se cosa un vestido nuevo para es tar ms graciosa en dichas fi estas o el oscuro eldense que slo pensaba en su trabajo o en su poltica, iban a estar al da siguiente amontonados en el depsito de cadveres, arrojados apresuradamente a una fosa comn o postrados en el lecho del dolor, luchando contra el mortal contagio o asis tiendo desesperado e impotente a la agona de algn ser querido. Pocas casas eldenses escaparon del sbito ataque. En la tarde del da 5 eran ya numerosos los casos de enfermedad, aumentando en todo el da 6 y en la maana del 7 en que leemos Amanecieron ms de ocho cientos gravsimamente enfermos, muriendo en cortos intervalos muchos. Este crecido nmero de contagiados, en una poblacin de unos cuatro mil habitantes da fiel idea de la extensin e intensidad de la epidemia y lo te rrible de la situacin para los eldenses. 317 Los tres mdicos con que contaba la villa se vean impotentes para acudir a todos los casos, abrumados por las angustiosas llamadas de los que tenan algn ser querido contagiado por el morbo asitico, y en los das que dur la epidemia apenas pudieron dormir ni descansar, as como los miembros de la municipalidad y clero local, que se multiplicaron en auxiliar a los enfermos y consolar a los familiares. Ante la gravedad de la enfermedad que no descenda en su terrible virulencia, se decidi efectuar procesiones de rogativa con las imgenes de la Santsima Virgen de la Salud y el Santsimo Cristo del Buen Suceso. Se celebr la procesin el da 8 por la tarde y su recorrido por las calles enlutadas fue un espectculo profundamente conmovedor. Formaban en la procesin cuantos no sufran el contagio y no estaban impedidos o al cuidado de enfermos, y estos fueron colocados en ventanas y balcones desde donde pudieran contemplar el lento paso de las imgenes. El prro co que entonces era de esta villa, don Gonzalo Sempere y Juan, nos cuen ta con palabras emocionadas en su obrita Noticia interesante para los hijos de Elda: Tan devota y penitente procesin recorre las calles y por todas par tes se llora, se clama y se espera, no tardando mucho en verse cumplidos los deseos. Desde aquella noche fueron ya pocos los acometidos, y, como iluminados, los mdicos los curaban pronto y de los antes invadidos fue ron ya pocos los que murieron. Los tres testigos que han dejado relacin escrita de este suceso coin cidentes las tres en todos sus puntos afirman que el contagio ces pocas horas despus de la procesin de rogativas, con lo que el clera de 1855 dur en Elda tres das, mientras que era general durase mucho ms tiem po. La de 1854 en Alicante dur mes y medio; la que atac a los pueblos vecinos de Elda en 1617 dur algunos meses, hasta 1618, y la que caus tan gran mortandad en nuestra poblacin, en 1855 dur tambin largo tiempo. Milagro de las imgenes de los Patronos Celestiales de Elda o mila gro de la fe eldense, lo cierto es que el milagro se hizo, salvando a la en tonces villa de una espantosa mortandad como la hubo en otros lugares donde atac el clera. XIII. El ferrocarril pasa por Elda (1858) En 1848 inici su viaje el primer ferrocarril espaol en una lnea de reducido kilometraje, desde Barcelona a Matar. Pocos aos despus, el marqus de Salamanca obtuvo el permiso para tender una lnea frrea desde Madrid hasta Aranjuez, por lo cual circul el tren romntico, lla 318 mado en su poca el tren de la fresa. Posteriormente alarg el recorri do ferroviario hasta Almansa, como una etapa ms para cubrir el trayec to Madrid -Alicante, que abriera a los madrileos la delicia de las playas alicantinas con un corto viaje en ferrocarril en lugar de los largos y pesa dos desplazamientos en diligencia. Para facilitar el trabajo a la compaa formada por Salamanca y ac tivar ms el tendido de la lnea que enlazara Alicante con la capital de Espaa, formse en la primera ciudad una comisin presidida por el go bernador civil, que obtuvo la concesin de la lnea frrea Alicante-Alman sa, inicindose los trabajos el 29 de marzo de 1853 a las doce del da y concluyndose el 28 de diciembre de 1857. En nuestro trmino se abri el nico tnel existente en la lnea, fi gu rando el ao que se termin 1857 en una lpida colocada en la clave del arco de salida hacia Madrid. En los trabajos del tendido se ocup el popular versificador Francis co Ganga El Serfico, algunas de cuyas composiciones recuerdan los duros momentos en que se encontraba por su mal ... en el camino de hierro trabajando como un perro por un msero jornal... (33) Para inaugurar la nueva lnea, el 3 de enero de 1858, a las siete de la tarde, sali de Madrid el primer tren especial, en el que viajaba el mar qus de Salamanca con otras notables personalidades, tren que pasara por Elda aproximadamente a las once de la maana del da 4 y que lleg a Alicante a las doce del mismo da. La estacin de Alicante habase adornado con muchas colgaduras, y de las paredes pendan escudos de Villena, Sax, Elda, Monvar, Novelda y San Vicente que eran los pueblos de la provincia por los que pasaba el ferrocarril. Presidindolo todo se mostraban el escudo y la bandera nacional. (34) Un cronista de la poca, el alicantino Vila y Blanco, nos ha dejado esta impresin de la llegada del primer tren, impresin que sera la mis ma que experimentaran los muchos eldenses que subiran a la pequea estacin para contemplar el histrico acontecimiento: Alicante vi apro ximarse por vez primera a sus muros, precedidas de una airosa columna de vapor blanco, aquellas mquinas vivientes, sin que nadie, al parecer, les diera impulso, encadenadas unas a otras, deslizndose rpidas sobre la va y asemejndose, por sus ondulaciones, a una serpiente que de vez en cuando rasgaba el viento con sus silbidos agudos. El monstruo par en su carrera; estaba conseguida la victoria... Tras esta brillante inauguracin, los trabajos de terminacin se rea (33) Alberto Navarro: Hace cien aos que pas por Elda el primer tren. Semanario Va lle de Elda, 18 enero 1958. (34) Gonzalo Vidal Tur. Centenario de la inauguracin del ff.cc. Madrid -Alicante. Dia rio Informacin, Alicante, 24 de mayo de 1958. 319 nudaron, abrindose la va a la explotacin pblica el da primero de marzo de 1858. Al principio las gentes recelaban mucho de unos carruajes que an daban sin caballeras y que podan correr a una velocidad tan fantstica como treinta kilometros por hora, por lo que eran pocos los valientes que suban a l, teniendo la compaa que transportar soldados para que las gentes vieran que no les pasaba nada. Pero fue la misma reina la que dio el definitivo espaldarazo al nuevo medio de locomocin, utilizndolo para su viaje a Alicante, realizado el 25 de mayo de 1858. La capital y provincia se volc para homenajear a la soberana, con tribuyendo todos con fl ores, frutos, productos de su artesana y msica. El 25 por la maana sali una crecida comisin hasta Villena, lmite de la provincia, a recibir a la Reina, acompaando a la cual llegaron a Ali cante a las seis y media de la tarde, recibiendo la soberana a su paso por los pueblos del recorrido entre ellos el nuestro muestras clamorosas de la adhesin y simpata que el pueblo experimentaba entonces por ella. La comisin municipal eldense que acudi al besamanos del da 26 y de ms festejos organizados por Alicante estaba compuesta por el alcalde, don Francisco Xavier Garca; el sndico don Paulino Garca y el regidor don Genaro Vera, acompaados por una hermossima joven representan do a las mujeres eldenses, como as lo hicieron muchos otros pueblos de la provincia. En presencia de la reina se celebr en la estacin de Alicante la cere monia religiosa de la bendicin de los ferrocarriles, locomotoras y vago nes, quedando con este brillante viaje de la Reina a Alicante sancionada definitivamente la utilidad del nuevo medio de transporte de viajeros y mercancas. En los primeros tiempos, la estacin de Elda estaba montada con ca rcter provisional, a expensas de los resultados econmicos que rindiera. El 10 de mayo de 1865 nuestro ayuntamiento solicit de la compaa de ferrocarriles M.Z.A. la declarasen definitiva, recibiendo una rotunda ne gativa, basada en que los productos de la estacin eran tan escasos ...que si se atuviera a ellos nos veramos obligados a suprimirla y slo la mante nemos por nuestro inters en esa comarca. (35) Con el posterior auge de la industria del calzado, este lamentable concepto que se tena de la estacin de Elda se disip totalmente y no s lo se declar definitiva, sino que se sustituy por un nuevo y excelente edificio poco antes de proclamarse la Repblica. Actualmente, y a pesar de la disminucin de su importancia por el auge del transporte por carre tera, es una de las ms importantes y de mayor movimiento de mercan cas y viajeros de la lnea Alicante -Madrid. (1,) Carpeta con papeles varios en el Archivo Municipal de Elda. 320 XIV. Varia sobre huerta, montes y otros En 1859 se dict una ley disponiendo la enajenacin de los montes del Estado y de los Concejos comunes de los pueblos, siendo vendidos los montes de Petrel, Salinas y Elda a particulares por las subastas de 28 y 29 de diciembre de 1860 y 2 de enero de 1861. Para los pobres de Elda que conseguan su sustento de traer lea y atocha de los montes se les de dic los de Boln y Bateig, de reducida extensin y casi pelados, por lo que las clases pobres de los tres pueblos sufrieron una nueva calamidad al ver suprimida casi su nica fuente de subsistencia. * * * El 15 de agosto de 1863 se hizo entrega del edificio del extinguido convento de Franciscanos, declarndolo Hospital de Distrito por R.O. de 6 de marzo de 1862, por el alcalde don Jos Amat y Sempere a don To ms Satorres y Guarinos, presbtero exclaustrado, como director y cape lln de dicho hospital. * * * El 20 de septiembre de 1867 recibi la agricultura eldense un nuevo golpe del que tard bastantes aos en reponerse. Exista en Villena una fbrica de sal que fue suprimida por el decreto de venta de todas las sali nas del Estado. Los 30.000 quintales de sal que haba almacenados fueron depositados simplemente sobre el suelo inmediato a la acequia general del riego de las huertas de Sax y Elda, tal vez suponiendo que el agua la arrastrara al mar. Cuando las lluvias de otoo comenzaron a arrastrar la enorme masa de sal, esta se fue posando sobre las huertas y perjudicando las siembras, que salieron raquticas y sin fuerza. En febrero, cuando la sal blanque en los caballones se dieron cuenta los labradores de lo que ocurra, por lo que inmediatamente presentaron la demanda judicial co rrespondiente, que solamente tuvo satisfaccin por coincidir los intereses particulares con los de los pueblos. La solucin fue que un seor particu lar adquiri la fbrica de sal para ponerla nuevamente en funcionamiento y de esta forma termin la calamidad que se haba abatido sobre el ya bastante maltratado campo eldense. (36) * * * Por estos aos y a consecuencia de que la venta de los montes a par ticulares haban encarecido excesivamente el combustible para las calde ras, van desapareciendo paulatinamente las industrias de fabricacin de salitre y aguardiente que funcionaban en la villa. Tambin por este tiem po se extingui casi totalmente la industria pecuaria que contaba con buen nmero de cabezas en la villa y era muy productiva antes que la (36) Lamberto Amat y Sempere. Apuntes. Tomo II, pg. 84. 321 enajenacin de los montes encareciese los pastos y redujese al mnimo los terrenos libres de esta clase. (37) XV. Reinauguracin de la Iglesia de Santa Ana El 16 de mayo de 1869, fi esta de Pentecosts, tuvo lugar una gran festividad en la iglesia parroquial de Elda. Era entonces cura ecnomo o rector el Revdo. D. Gonzalo Sempere y Juan, quien desde su designacin como Fabriquero en 1834 y vicario ecnomo este mismo ao, hasta 1844 en que fue nombrado rector, por fallecimiento en 20 de diciembre de este ario, del anterior cura de Santa Ana don Jos Gomar, dedic todos sus afanes al mejoramiento del templo que le estaba encomendado, allegando recursos para ello de todas las formas que su frtil imaginacin le indica ba. Don Gonzalo Sempere efectu una obra de grandsima importancia y puede decirse que no qued rincn de la iglesia ni objeto de ella que no experimentara la cuidadosa vigilancia del rector y la consiguiente mejora. Las imgenes lucieron nuevos ternos y mantos; fueron retocadas las que lo necesitaban y colocadas algunas ms, mejorndose grandemente los al tares, ornamentos y adornos de aquellos. El rgano fue sustituido por otro en mejor estado, aprovechando el antiguo del Convento que se halla ba sin ser usado. El altar mayor tambin fue renovado, construyndose un rico y vistoso tabernculo. El interior de la iglesia fue dorado desde el suelo a la alta cpula, produciendo un efecto verdaderamente deslum brante. Sera prolijo el detallar todas y cada una de las mejoras que el celoso rector introdujo en el templo, baste decir que cuando aquel intro dujo una pausa en su afn de mejoras y pas a Orihuela para comunicar a su Obispo, don Pedro Mara Cubero, que haba determinado realizar una gran fi esta para solemnizar la nueva inauguracin de la iglesia y le rogaba honrase esta fi esta con su presencia, el Obispo no slo se lo conce di de buen grado, sino que le prometi oficiar en dicha fi esta de Pontifi cal, despus de bendecir todo el templo. Tuvo lugar esta solemnidad el da 16 de mayo de 1869 y fue una verdadera fecha histrica para la iglesia eldense, pues nunca anteriormen te se haba oficiado en ella de Pontifical, teniendo tambin don Gonzalo la satisfaccin de que todo cuanto se necesit para dicha Misa se sac de la Iglesia de Elda, sin necesidad de pedir nada a otras. Presidieron la ceremonia el gobernador civil y el Comandante gene ral de la provincia; juez de primera instancia, el promotor fi scal del par tido, las autoridades locales, varios cannigos y otras personalidades ecle (37) Ibid. id. Tomo II, pg. 338. 322 sisticas y civiles de la localidad y provincia. Ameniz el acto la Banda de msica de Elda, haciendo una magnifica interpretacin de msicas ade cuadas a la solemnidad. S.E. el Obispo y dems personalidades felicitaron efusivamente al Cura Ecnomo, manifestndole su agrado por la forma en que haba sido mejorada la iglesia y exponiendo que no haban visto tal magnificencia en otros templos de igual categora y an en algunos de ms elevada, lo que fue una gran alegra tanto para el Cura Sempere como para el pue blo entero. De esta fi esta se dej constancia escrita, por indicacin del Sr. Obispo en el Libro Maestro de la Iglesia, actualmente desaparecido y posiblemente quemado durante los asaltos a la iglesia de los aos trein ta del siglo XX. (38) Dos aos antes, el Dr. D. Indalecio Ferrando, hijo de Elda y canni go secretario del Ilmo. Sr. Obispo de Orihuela, hallndose en Roma con este dignatario, solicit de Su Santidad Po IX un favor especial para la iglesia de Elda, otorgando el Papa un rescripto pontificio de fecha 7 de julio de 1867 por el que se agregaba la capilla de Nuestra Seora de la Salud de la iglesia de Elda a la baslica de Santa Mara la Mayor de Ro ma, ganando los fieles que la visitasen y orasen en ellas las mismas indul gencias que si lo hicieran en la propia baslica. (39) Este mismo benemrito sacerdote eldense solicit en otra ocasin del mismo Papa Po IX otra gracia para la iglesia de la villa, y el Pontfice se dign conceder el 1 de abril de 1870 a la iglesia de Santa Ana de Elda que fuese agregada a la sacrosanta Iglesia Lateranense, madre y cabeza de todas las iglesias del orbe; y en su virtud para siempre, todos los fi eles que visitasen dicha iglesia ganan las mismas indulgencias que al visitarse la Lateralense, rogando a Dios por las necesidades y exaltacin de la San ta Madre Iglesia y extirpacin de las herejas y sufragio por las almas del purgatorio. (40) XVI. Amadeo de Saboya pasa por Elda (1871) En marzo de 1871 el rey de Espaa don Amadeo I de Saboya efectu una visita oficial a Alicante, teniendo el honor la Banda de Msica de El da de ser invitada a desplazarse a Alicante para amenizar los actos, jun to con las de Elche, Orihuela y Santapola. i38) Lamben Amat . 01). cit. Tomo I , cap. XVI , pg. 147. (39) Ibi. , id. Tomo I, cap. XIII. (40) Ibid. , id. Tomo I, cap. XIII. 323 Al pasar por Elda el tren real recibi muchas aclamaciones del pue blo agolpado en los andenes, con msica y vtores del gento. En los actos celebrados en la capital en homenaje al rey tom parte como diputado por Elda el inspirado poeta valenciano, residente en Pe trel, don Miguel Amat y Maestre, abogado de gran reputacin, que entre g unos preciosos versos a la reina, por mediacin del mayordomo mayor, pues su natural timidez le impidi hacerlo por s mismo. En el viaje de regreso a la Corte ocurri un pequeo suceso que cau s preocupaciones al monarca. Veamos como lo describe el cronista ofi cial de este viaje regio, el alicantino Pastor de la Roca: ... Pasamos sin detencin por la estacin de Elda, donde el pueblo aglomerado, con su Ayuntamiento y el de Petrel al frente esperaban a fe licitar a SS.MM. La pendiente de la va que traza aqu una curva peligro sa no permite interrumpir la celeridad del tren que lleva demasiado arras tre, sin exponernos a un percance. Continuamos pues a todo vapor. El Rey se muestra pesaroso, temiendo se tome a desaire por su parte la cir cunstancia de no haberse detenido para admitir los obsequios que se le preparaban. Ah queda Elda con su arruinado castillo dominando esa hondonada magnfica, esas vallas, esas depresiones caprichosamente es maltadas de arbolado, de cereales, de casas de campo, de almendros en flor, que hermosean el paisaje. Junto a la poblacin, all arriba, blanquea el bonito edificio del Hospital de Caridad. Ms adelante, un molino de viento con sus aspas inmviles. Hubo una alarma en el tren. En medio de la va, tras el convoy, haba quedado tendido un hombre, tal vez muerto. Se par el tren y se le reconoci y cuid por el personal mdico de S.M. Era un vecino de Elda llamado Manuel Sempere y Amat que, probable mente se haba arrojado en marcha al ver que el tren no paraba en El da. A la llegada del tren a Aranjuez el cronista escribe: Todos notamos cierta preocupacin en SS.MM. quienes prescinden por un momento de todo y dan una orden al seor Duque de Tetun, que se apresura a cum plirla, despachando el siguiente telegrama: El Mayordomo de SS.MM. al alcalde de Elda: SS.MM. estiman mucho los obsequios tributados en esa estacin por los vecinos del pueblo, sintiendo no haber podido dete nerse, pues el Ingeniero manifest ser expuesto por la curva y pendiente en razn de los muchos coches que traa el tren real. SS.MM. desean sa ber si la persona que se arroj del tren ha recibido herida grave y cual es su estado (41) Es fcil suponer el sentimiento que invadira al pueblo eldense con gregado en la estacin para rendir tributo al Rey Amadeo I cuando se vieron chasqueados por pasar el tren a todo vapor. Ignorantes de las ra (41 ) J. Pastor de la Roca. Crnica del viaje a Alicante de SS.MM. Arnadeo I y Mara de la Victoria en marzo de 1871 . Alicante. 1871 , pgs. , 17, 69 y 82 17, 69 y 82. 324 zones tcnicas de la no detencin y vehementes como buenos levantinos, estamos seguros de que si hasta entonces tal vez no haba tenido Ama deo I muchas simpatas por su condicin de italiano, todava seran me nos al ser desairado de tal forma, situacin que no contribuira a dismi nuir el amable telegrama de los Reyes, pues la primera impresin haba sido desastrosa y la justificacin de esta se tomara indudablemente como excusas y paos calientes. XVII. El esparto, industria eldense en decadencia Desde muy remota antigedad es conocido el uso del esparto en nuestra comarca. Ya Plinio, en su Naturalis Historia (42), deca que abundaba en la Carthaginense y que los campesinos Iberos confecciona ban con l sus lechos, antorchas, calzados e incluso sus vestidos. Tambin Lamberto Amat subraya el que desde muy antiguo se tra bajaba el esparto en Elda (43), achacando esta continuidad en la transfor macin de esta materia a la abundancia con que lo producan los montes, abundancia que fue desapareciendo al correr el tiempo siendo casi nula en las primeras dcadas del siglo XIX hasta su total inexistencia desde el punto de vista industrial. Esta industria adquiri en Elda hasta mediados del XIX importantes proporciones, sealando el sabio valenciano Cavanilles lo siguiente sobre esta industria, referido al ltimo tercio del siglo XIX: ... se ocupan mucho (los eldenses) en las fbricas de aguardientes, jabn, papel, lienzos y teja; mayor nmero sin comparacin en las de es parto. Con la permisin concedida en aos pasados a ciertos individuos para extraer del reino el esparto en rama, recibi Elda un terrible golpe: ganaban sus vecinos cada semana 500 pesos, y desde entonces apenas les dejaba 60 el esparto manufacturado. ... Los de Elda lo reducan a fel pudos y as manufacturado se exportaba. Era preciso majarle de antema no y como este trabajo ocupaba muchos brazos robustos que podan ser vir a la agricultura, Josef Juan y Anaya imagin hacerlo por medio de un martillo, sirvindose de agua para el movimiento y de un nio para poner y revolver sobre una plancha de hierro los manojos de esparto, que reci ban los repetidos golpes de un fuerte mazo: con tal industria un solo mu chacho haca como cinco hombres. Quedan dos de estas mquinas en que se majan 10.000 arrobas de esparto; molinos de papel donde se hacen 10.000 resmas, dos de estraza, 7 fbricas de aguardiente donde se han (42) Naturalis Historia. Libro XIX, pgs. 26/28. (43) Lamberto Amat. Ob. cit. Parte II, cap. IV, pg. 37 325 producido 4.000 arrobas y una de jabn, otra de teja y varios telares de lienzo. (44) A pesar de las dificultades, esta industria adquiri gran importancia en la villa, superando el valor econmico de la agrcola, dando ocupacin a sus moradores y originando la construccin de varios molinos de espar to situados en las orillas del Vinalop, que aprovechaban la fuerza hi drulica para mover sus muelas. En 1846 se contaban seis de estos (45) y alrededor del ario 1876 haban aumentado hasta diez, que sufrieron gra vsimos daos en la riada de 1884, algunos de ellos totalmente destruidos y muriendo ahogadas tres pobres mujeres, como escribiremos en el cap tulo correspondiente. (46) La falta de esparto en los montes oblig a traerlo de fuera, importan do esparto en rama de Yecla, Jumilla, Salinas, Villena y otros lugares (47) que despus de sufrir las sucesivas transformaciones desde su entrada en los martinetes para majarlo, hasta su terminacin tejido en variados colo res y formando felpudos, esteras y cofines (ruedas para las prensas de ex primir vinos y aceites) que en muchos miles de docenas se distribuan a casi todas las ciudades de Espaa. En el ltimo tercio del pasado siglo se calculaba que se producan unos 540.000 kgs. de esparto majado al ao (48), cifra importante dados los mtodos de produccin con que se contaba. Ultimamente las modas comerciales variaron el destino de la pro duccin de esparto, dejndose de hacer los ruedos o felpudos y limitndo se a los cojines y principalmente al cordelillo, al que aqu se llamaba fi lete, y que enrollado en madejitas o mazos se enviaba en grandes canti dades a toda la nacin, destacando entre las poblaciones consumidoras ms importantes Barcelona y Marsella. Lo que antao haba sido la industria ms importante de Elda mu cho ms que la agrcola, pecuaria, papel o aguardiente, ya entraba en de cadencia en el ltimo cuarto del siglo pasado. El hacer filete ya se ha ca algo as como el doblado, pasado de cortes o forrado de tacones en la actualidad, o sea, como una ocupacin suplementaria, realizada des pus de las faenas de la casa por las mujeres de la villa, ayudadas por los nios. Amat calculaba en 1876 que se ocupaban cuatrocientas mujeres y nios en hacer filete, adems de las cuarenta mujeres empleadas en los diez martinetes existentes. Como se ve, la fabricacin de productos de es (44) Josef de Cavanilles: Observaciones sobre la Historia Natural, geografa, agricultura, poblacin y fiestas del Reino de Valencia. Valencia, 1795/97. (45) Pascual Madoz. Diccionario, 1846. Epgrafe Elda. (46) Vase el captulo XXII de este libro. (47) P. Madoz, ob. citada. 148) P. Orozco : Manual geogrfico de la provincia de Alicante. Alicante, 1878. 326 parto haba quedado ya arrinconada, reducida a ocupacin secundaria de mujeres y nios, en la cual no intervenan los hombres por su escasa ren tabilidad, probablemente dedicndose estos a las faenas del campo, co mercio, emigracin temporal y algunos, los iluminados, los precursores, a hacer zapatos para su venta en las ferias de la comarca. Para terminar esta breve resea sobre la industria del esparto dire mos que uno de sus ms preclaros productores fue el conocidsimo y po pular Serfico, que hered el oficio de cofinero de sus padres, emplen dose en l cuando tena ganas de trabajar que, segn cuentan los que le conocieron, no eran demasiadas veces. Pero tambin dicen que cuando trabajaba se haca l solo el trabajo de otro. Vyase lo uno por lo otro, pensara l con su habitual socarronera. (49) BIBLIOGRAFIA Ataulfo Garca Asenjo. - El esparto, probable origen de la grandeza industrial de Elda. Revista Alborada, Elda, 1961. XVIII. El albor de la industria del calzado en Elda La situacin de nuestro pueblo en los arios siguientes al medio siglo XIX no era muy envidiable ciertamente. Sus industrias desaparecan una tras otra, su agricultura sufra peridicamente ataques que la dejaban im productiva durante algunos arios, como ya hemos dejado escrito repetidas veces. Los braceros eldenses tenan que emigrar peridicamente a Anda luca y Castilla para buscar el sustento de sus familias, y muchos lo ha can con carcter definitivo al Africa francesa. La industria de transformacin del esparto, que como hemos visto, constitua casi la nica ocupacin de los eldenses, iba empobrecindose lentamente por haberse agotado el esparto de nuestros montes y tener que traerlo de fuera de la poblacin, lo que encareca la mano de obra y haca ms dificil el mantenimiento de esta labor que mejor o peor daba de co mer a muchsimas familias eldenses. Los buenos eldenses que contemplaban con pena este triste estado de cosas no saban donde encaminar sus ojos para que les brindara unas perspectivas ms halageas y un porvenir para el pueblo que no fuera el de tantos y tantos otros que languidecan y se despoblaban lentamente. Y sin embargo, en sus mismos ojos se estaba desarrollando el fenmeno que salvara a Elda del marasmo y de la muerte lenta. (49) M. Rico y A. Montero. Biobliografa de escritores de alicantinos ilustres. (Epgrafe El Serfico). 327 All por mil ochocientos cincuenta y tantos hubo algn eldense que un da dej de acudir al diario y rudo trabajo en el campo para encerrar se en el desvn de su casa y con unas pieles, unos pedazos de suela y una tosca horma de un solo pie consigui hacer un zapato bastante presenta ble. El procedimiento fue repetido y as naci la primera partida de zapa tos eldense, que despus sera llevada por su mismo autor a las ferias y mercados de pueblos vecinos para ser vendida y su beneficio transforma do en otras partidas. Los primeros zapateros cuyos nombres y algunas circunstancias cono cemos documentalmente son los que figuran como tales en el libro del Archivo Municipal titulado Contribucin de Industrias, 1860-74 en el cual fi guran los siguientes; referidos a 1858: Luis Castell Llobregat, que viva en la calle Cant (hoy General Sanjurjo). Jos Pay Mayor, en la Plaza de Arriba. Jos Mart en la del Hospital. Jos Pay Menor, en ia de Dueas (Coln). Al siguiente ao 1859 se aade otro zapatero llamado Ramn Rizo, que habitaba en la Plaza de San Pascual. Hasta 1865 fi guran solamente estos, desapareciendo un ario y vol viendo al siguiente, pero sin ingresar ningn zapatero ms en el gremio. El citado ao 1865 aparece Jos Juan y Carrasco, de la Plaza de la Cons titucin (hoy de Jos Antonio), que se mantiene durante todo el perodo comprendido en el indicado volumen. En el perodo 1870-71 aparece Pedro Romero Ortn, en la calle del Castillo, y al siguiente ao Juan Antonio Maestre Ferrando en la de San Francisco. En 1872, Luis Castell, que haba causado baja probablemente por fallecimiento, es sustituido por su hijo del mismo nombre, ahora en la calle Nueva. Figuran en el libro, ya en el ltimo ario 1874, esta relacin de nom bres de primeros fabricantes: Antonio Bernab, en la calle de la Iglesia. Luis Castell, calle Nueva. Eduardo Pastor Juan, en la plaza de Topete. Jos Juan Carrasco, en la plaza de la Constitucin. En este volumen del Archivo Municipal fi guran tambin los contri buyentes por el concepto de Vendedores de zapatos en ambulancia, 328 que tanto color y pintoresquismo dieron a estos tiempos heroicos de la in dustria: Aparte de los nombres de Romero, Pay Menor, Rizo y Castell Casez, ya inscritos como zapateros, aporta estos otros: En 1864 Jos Gras y Jover, en la calle de Linares. Vicente Martnez, en la calle de la Palmera. Francisco Poveda Juan, en la calle de la Iglesia. Manuel Amat Ager, sin indicar calle. Al siguiente ao 1865 fi guran, adems de estos, Jos Pay Amat en la calle de Vall, y Ramn Sirvent y Juan, en la plaza (). En 1866 se aade a estos Gaspar Gil y Vera, en la plaza de San An tn, y tres aos despus, en 1869, Gaspar Prez Vera en la calle de la Iglesia y Jos Pay Gonzlez en una plaza no especificada. Estos vendedores de zapatos en ambulancia, antepasados inmedia tos de nuestros viajantes de calzado, eran los que en carros, tartanas o caballeras, llevaban los zapatos a vender a los pueblos vecinos, siendo unas veces los mismos fabricantes los que los llevaban y otras veces sim ples intermediarios que compraban los zapatos a los fabricantes y luego los vendan por su cuenta cargando su beneficio. Tambin en este libro, verdadera acta fundacional de nuestra indus tria, podemos encontrar las primeras Tiendas de curtidos, abuelas de los poderosos almacenes de hoy, y las fechas y nombres son los siguientes: 1866/67: Luis Castell, en la calle de Cant; Jos Pay Amat, en la de Valls, y Jos Juan y Carrasco, sin calle. En el siguiente ejercicio 1867/68 fi gura solamente Jos Pay Amat, y en el que le contina slo Carrasco, desapareciendo al siguiente ao este epgrafe tributario, ignoramos por qu causa. La voz popular recordaba como primeros zapateros de Elda a el Luisillo, que deba ser Luis Castell, la Luisilla, el to Guia, el to Castellano, el to Eduardo el del Portillo y otros apodos que po siblemente fueran sobrenombres de los mismos que hemos relacionado anteriormente. Los talleres diferan poco de los que hasta hace poco haba a monto nes en las casas eldenses: una habitacin grande en la que se efectuaban todas las labores, ya que al no existir industrias auxiliares como las de hoy todas las tareas de la fabricacin deban hacerse en la casa y a mano, utilizando las clsicas herramientas manuales del zapatero. Por entonces comenzaban a introducirse las primeras mquinas de coser y aparar, que tuvieron gran aceptacin entre la incipiente industria del valle, aunque bastantes fabriquitas continuaron importando cortes aparados de Madrid y otros sitios. 329 Taller de calzado de Silvestre Hernndez y Poveda. Finales de/siglo XIX 330 Los zapatos que se fabricaban eran toscos, con horma nica para ambos pies, y en todas las especialidades excepto la de seora de lujo que slo comenz a fabricarse finalizando este siglo; el calzado de batalla y la especialidad en todas las clases eran los lemas de la produccin de estos primeros fabricantes cuando ya adquirieron cierto aire de industrias. A pesar de que en muy pocos aos tom gran importancia esta in dustria, sus comienzos fueron tan modestos que no llamaron la atencin de observador tan meticuloso como Lamberto Amat, que a pesar de que en su historia manuscrita de Elda, terminada en 1873 y 1875, relata las vicisitudes de industrias de la localidad no menciona, ni de pasada, al calzado. Lamberto Amat no saba que en aquella pequea industria esta ba la respuesta a su constante preocupacin por el futuro de su pueblo. Ms tarde, cercano ya el siglo XX, comenzaron a fundarse las verda deras fbricas, en grandes naves que albergaban a numerosos obreros y con una crecida cifra de produccin. Pero esto ser motivo de otro captulo dentro de este libro. BIBLIOGRAFIA Contribucin de Industrias 1860-74. Archivo Municipal. Elda. Alberto Navarro Pastor Apuntes para una historia del calzado eldense. Dahellos. Elda, enero, 1951. Eduardo Oras Sempere. Escribamos la historia de nuestra industria Dahellos. Elda, febre ro, 1951. Tefilo Romero. Origen y desarrollo de la Industria del calzado. El Cronista. Elda, 1934. Jos Mara Bernab Maestre. Industria i subdesenvolupament al Pas Valencia. (El calat a la Vall del Vinalop). Edit. Moll. Mallorca, 1975. XIX. El Hospital Provincial, despus Manicomio Provincial El edificio que antao fuera Convento de Nuestra Seora de los An geles, que en el captulo IV, hemos escrito que quedaba abandonado y puesto al cuidado del padre Toms Satorres, permaneci sin uso alguno durante largos aos, con el escaso intervalo entre 1835 y 1841 en que sir vi de cuartel a la Milicia Nacional creada por aquellos aos y cuya cir cunstancia eldense hemos relatado captulos atrs. Por Real Orden de 6 de marzo de 1862 fue declarado Hospital de Distrito, y el Gobernador civil de la provincia, presidente de la Junta de Beneficencia, design como director del mismo y capelln del nuevo Hos 331 Manicomio Provincial de San Francisco (antiguo convento Franciscano) situado en las afueras de la poblacin. El que inspir a Castelar el asunto de su obra Fray Filippo. 332 pital al mismo conservador que haba sido durante treinta aos, el pres btero don Toms Satorres y Guarinos, a quien le hizo entrega del nom bramiento correspondiente el alcalde de Elda, don Jos Amat y Sempere. El nuevo Hospital cumpli sus fi nes benficos, atendiendo a los en fermos pobres de los partidos de Monvar, Villena y Novelda, hasta 1891, en que una Comisin Provincial estudi el estado en que se hallaba la be neficencia en la provincia, emitiendo informe sobre la conveniencia de la supresin de los Hospitales de Distrito de Orihuela y Alcoy y la transfor macin del situado en Elda, convirtindolo en Manicomio Provincial, da da su excelente situacin en un lugar higinico y aireado por los cuatro costados. El 4 de abril del mismo ao aprob la Diputacin Provincial este in forme, acordando pedir la oportuna autorizacin al Gobierno, la que fue concedida por R.O. de 23 de diciembre de 1891, comenzando a funcionar en su nuevo destino desde el da primero de julio de 1892 y continuando as hasta la terminacin de la guerra de 1936-39, en que fue suprimido y posteriormente arrasado el edificio hasta sus cimientos como relataremos en su lugar correspondiente. XX. Fiestas religiosas y populares El eldense ha sido siempre hombre festero. Junto con su vocacin por el trabajo, es aquella su principal caracterstica propia, por mucho que haya variado sus races por el contraste con las costumbres o modos de ser aportadas por los numerosos inmigrantes en diversas pocas. En la ltima mitad del siglo pasado se celebraban numerosas fi estas, y en todas ellas se volcaba el pueblo tomando parte, con regocijo, en to dos los actos previstos. Abra el ario festero las de San Antonio Abad. Tradicionalmente se celebraba el domingo siguiente al da 17 de enero y se organizaban carre ras de caballos, de hombres y de chiquillos, todas muy concurridas y ani madas, en las que se disputaban, aparte del amor propio que muchos ji netes ponan en el mrito de sus cabalgaduras, y que se traduca en fuer tes apuestas, unos cuantos pollos como premio. Despus de estas seguan las cucaas en la plaza del Ayuntamiento, con el pollo colgando cabeza abajo de una larga cuerda por medio de la cual se le haca escapar de las manos afanosas que queran cogerlo. Tambin se plantaba un palo enja bonado al que haba que encaramarse, enmedio del jolgorio de los asis tentes, para alcanzar el premio del pollo o conejo que haba arriba. Otra variedad del juego era la moneda pegada al reverso de una sartn, mone 333 da que haba que coger con los dientes, ponindose los chiquillos la cara hecha una lstima de grasa y holln. Terminaba la tarde con la tpica danza del pas, a los sones de la antiqusima dulzaina y el tabalet o tamboril, que bailaban las mujeres con movimientos graciosos y casi ri tuales, en torno a la gigantesca hoguera, dando vueltas sin cesar como mariposas atradas por el fuego. La tradicional danza se repeta por la noche como en rito pagano, terminando a las doce de la noche la fiesta. As se haca la fi esta de San Antn hasta 1863 6 1864, fecha en que se introdujo una brillante innovacin que pronto capt el entusiasmo de los elderos: la fi esta de Moros y Cristianos. Parece que no era nueva esta espectacular fi esta de disfraces y arca bucera para los eldenses, pues Castelar, en su obrita Recuerdos de Elda o las fi estas de mi pueblo evoca aquellas fi estas que tanta im presin causaron en su inteligencia de nio observador. Pero no sabemos por qu causa ni en qu tiempo dejaron de cele brarse estas fi estas en Elda. Podemos presumir que ello ocurrira en los azarosos tiempos de luchas polticas en que a la plvora se le buscaba un empleo ms cruento y trgico que el pacfico uso en las conmemoraciones histricas moro cristianescas. Parece ser que la reinstauracin de la fi esta de Moros y Cristianos en Elda fue promovida por un director de la Banda de Msica Santa Cecilia, creemos que don Juan Bautista Garca natural de Alcoy, donde estas fi es tas son tradicionales y esplendorosas. Este director tuvo un disgusto con la Comisin de Fiestas de Sax y para que la gente de Elda no fuera a ver las fi estas de la vecina poblacin, que se celebran en honor de San Blas el da 2 de febrero y siguientes, incit a los festeros del pueblo a resucitar las antiguas fi estas de Moros y Cristianos de Elda en honor de San Anto nio Abad, celebrndolas pocos das antes que las de Sax, menos de dos semanas. Lo cierto es que en 1864 se pone en marcha el carrusel semihistrico, crendose numerosas comparsas entre las cuales haba de catalanes, de aragoneses, romanos y marinos por el Bando cristiano, a las que poste riormente se aadira la de Garibaldinos, mientras que el Bando Moro te na solamente una comparsa de su nombre. Entonces intervenan sola mente dos bandas de msica, una por cada bando, en lugar de tantas co mo comparsas y an ms, como ocurre en nuestros das. Tampoco haba las lindas y vistosas abanderadas que hoy hermosean nuestra fi esta, ni mucho menos las fi las de escuadras de mujeres que en nuestros das dan la mayor vistosidad a los desfiles. Al igual que hoy ocurre en otros pue blos festeros, la mujer era la gran ausente de la fi esta. El primer desfile tena lugar a las diez de la maana del da de San Antn entre las aclamaciones del pblico que se agolpaba en las calles 334 FESTI105 OBSEOtIOSDE RECOMINIESTO OVE OFRECE EN Ul SILEMNi CCM/R/0 LA FIDELSIMA VILLA DE ELDA SU FATRONA laOl. en orle anixdn ,M1eneial I.I. orne., la Mambla. Villa Je Elda gle la mea.... on ole 11.11111 IINTISISIA, de la SA1.111, el dm de iehmbre e para mea haldlmom el meMY gua& 1mdem n .1 jelool.. yer emm ea...agrado a m. innM Nelemom luye, r-ornmenlanm hm 1.11,111, edlny o , ove pudetuu.nen Itinlianera para v. ,. olnino I w.m.q . nri..,:r..n.1.11..n.. mamad.. 1irn..r.tol Je pruluu e perleuma. p ore mueve-, y u, Lunar e MVIII% sAvrisims refugie romihan itulm ee , idado y Airamos, d m riendo de mon, lidfil. 1 ie., i,ine ea nm! mId reudille los num. sukneves , 1.).%1111,1: 4+ la orbe 7 . tramplia, I. .111,3 p _ Iri,I. MAI:41MM, m amada liaare la km- nedul dutorimi Le 412 ntlIrmt.71 :a. ;TrUZW. . , lik iti 1111.4 , 111, y .... I.o. I, I Ir 1.151i11.... 1 10 , 1=1: av t .....15m...z,...... VI IVali VTIRTreottr Or je: : .1 1 . . .im . ~Z , i.4 j~ . P. ... ..y, Ark21==:117,.. vIECIii7... le. Elle du es que la mote 1p:eh:nieve:id ... ........111~5T 1 . 11111 1 : 119.115 . 5151 . 5.41:715 .................................. dere II ;necee. Ver, Medula, anhelos. por Wenn. Ir re.pamom eu el Mmula que Ano //ay coa/e/ida d.deMen/la Mesana pee.I. S Pk3 I /. u Mato que amfeseekm y ro...,,Dlo,1,ten 1,0e.ta ed 4.11 las yrmeres V,a de la Amputad 11. MIRO Reo. diFFe nammiladed de lylnao, y el., olo,des. dar/mak (Man, nMemia. Ademas id mismo/Mem Oindifire. y etre/ /Man 41119..1 seatedda msdaa oalu.d. o. ,. awalmem d mas rw.I,00.,, cormlnim a . esto nli Mol. Sm lo E. Mei: eme ~Por demenm oulyeiera de In, untr,one de la .Norrnu. 335 Reconstruccin de la Ermita de San Antn desaparecida. (El prroco de Santa Ana, D. Jos M. Amat, la consider acertada y ajustada a como era la ermita). _ del recorrido. Por la tarde se celebraba la guerrilla en el Alto de San Mi guel, quedando vencedores los moros y en posesin del castillo. Al ano checer tena lugar la solemne procesin del traslado del Santo desde su ermita hasta la iglesia de Santa Ana, en la cual se celebraba al da si guiente la Santa Misa y el panegrico de San Antn, transcurrido el cual lo devolvan con igual solemnidad a su ermita. Seguidamente se efectuaba el segundo desfile por las calles principales y por la tarde, nuevamente en el Altico, otra vez el lance guerrero en el cual obtenan la victoria las huestes cristianas, con gran algazara de la multitud y atronadoras descar gas de arcabucera. Es interesante indicar que la embajada que se declamaba, prece diendo al asalto a la fortaleza, era la misma que se deca en Alcoy, Petrel y otros lugares, algo modificada, y que era original de un notable escritor y poeta eldense decimonnico, don Juan Rico y Amat, que lo escribi pa ra las fiestas de Alcoy durante su mandato como Jefe Poltico en aquel distrito de 1847 a 1849. El tercer da y ltimo se celebraba en la iglesia de Santa Ana la Misa de accin de gracias, a la que concurran todos los comparsistas con sus uniformes, banderas y msicas, terminada la cual se efectuaba la eleccin y nombramiento de capitanes, portaestandartes, embajadores, etc., para 336 el prximo ao. Despus de este acto los comparsistas se pasaban el da entero luciendo el uniforme por las calles y plazas de la villa, contentos y satisfechos no slo por el esplendor dado a las fi estas, sino por que sus capitanes les haban obsequiado largamente con pastas, madalenas. rollicos de ans, toas y con las inagotables cantidades de licores de gran calidad que Elda produca entonces. En dos casas de Elda se conservan o se conservaban hasta hace muy poco dos banderas. Una de ellas es del bando cristiano, blanca, ostentando en su centro una hermosa imagen bordada de San Antonio Abad; la otra es roja, y su emblema son dos alfanjes con las empuadu ras enlazadas sobre una media luna en la que campea la fecha 1888. La primera fue enarbolada por ltima vez por don Rafael Laliga Gorgues, capitn del Bando Cristiano, hermano del malogrado poeta Francisco Laliga Gorgues, el cual dej escrita una magnfica y pica em bajada digna de ser recitada en nuestras fi estas por sus mritos poticos y festeros. La segunda lo fue por don Germn Gras Galiano, de cuyos des cendientes obtuvimos la confirmacin de que aquel ario bordado en la bandera, 1888, fue el ltimo en que se celebraron fi estas de Moros y Cristianos en Elda y en el siglo XIX. OTRAS FIESTAS. Tambin celebraban en mayo las de la Virgen del Rosario, con msicas, fuegos artificiales y otros actos, en junio la del Corpus Christi con la solemne procesin bajo palio y la presencia en las calles de los gigantes y cabezudos; las de Semana Santa, solemnes y enlu tadas, y en septiembre las grandes festividades en honor de los Santsimos Patronos de Elda. En la noche del seis al siete de este mes se celebraba la gran Albora da, con fuegos artificiales y volteo de campanas, culminando los actos con las solemnsimas procesiones de la Santsima Virgen el da 8 y del Santsi mo Cristo el da 9, celebrndose majestuosas funciones religiosas con in tervencin de altas personalidades de la Iglesia. Adems de estos actos re ligiosos haba traca, msica y bailes, con lo que las fi estas se hacan cor tas, y el eldense daba satisfaccin a sus gustos y aficiones y despus volva al trabajo con afn, para preparar el cuerpo y el bolsillo para las prxi mas. BIBLIOGRAFIA Alberto Navarro. Elda, 1877. Fiestas de Moros y Cristianos. (Semanario Valle de Elda, nm. 196. Elda, 1960). Ibid. Dos banderas y una fecha (Valle de Elda, 93, 1958). Ibid. La Embajada del Cristiano, una joya de nuestra literatura local. Revista Moros y Cristianos. Elda, 1967. 337 PEDRO GARCIA NAVARRO, capitn del Bando Moro en 1873. 338 Pendn del Bando Cristiano, con San Antn y bandera del Bando Moro usadas el pasado siglo. Tradicional barco que sale en la procesin de las fiestas de Septiembre 340 XXI. El manto azul de la Virgen (1883) La Virgen de la Salud est, para todos los eldenses devotos de ella, siempre envuelta en azul. La imagen de la Patrona de Elda, en el recuer do, se nos presenta siempre con el rico manto azul recamado de oro y plata con el que ha recibido la devocin y el cario de generaciones de el denses. Sin embargo esta tradicin de vestir de azul a la Virgen de Elda no tiene un origen muy lejano, sino bastante cercano a nosotros. La cosa empez en 1880 o 1882, all en las lejanas y hermosas Islas Filipinas, perdidas por Espaa para siempre. Las islas estaban azotadas por una violenta epidemia de clera o peste que causaba gran mortandad. En Manila funcionaba la Fbrica de Tabacos, dirigida por el eldense Rafael del Val, pariente cercano del eminente tribuno Castelar. Comen tando en cierta ocasin los empleados de dicha fbrica las desgracias que causaba la epidemia que tena atemorizados a los habitantes de la ciudad, el Director manifest a aquellos que la Virgen patrona de su lejano pue blo natal era la Virgen de la Salud, excitndoles a que le rezaran con to do fervor, suplicndole su proteccin en aquella hora aciaga, y poniendo toda su esperanza de salvacin en ella. As lo hicieron los empleados y obreros y la desaparicin de la epidemia les sorprendi habindose libra do del contagio no slo ellos sino que tambin sus familiares. Movidos de gratitud por tan patente muestra de proteccin, acorda ron dejar un da de sus haberes para obsequiar a la Virgen eldense con el magnfico regalo de un manto. Sumado al donativo de los obreros el im portante de don Rafael y utilizando una tica tela con que haba sido obsequiada doa Justa Escobar, esposa de Del Val por su prima, doa Concha, hermana de Castelar, se hizo el soberbio manto azul recamado de oro y pedrera que procedente de Manila lleg a Elda en el ao 1883, causando el entusiasmo del pueblo y el asombro y admiracin de cuantos lo vieron. La llegada del manto azul fue un verdadero acontecimiento, pues el pueblo en masa, con las mayordomas al frente y la msica local salieron a recibirlo a la Estacin. El manto fue expuesto en el plpito de la iglesia, pero, ante el deseo del pueblo de examinarlo ms de cerca, fue colocado en la sacrista donde puede deirse que no qued eldense que no pasara por ella para admirar la citada prenda. La Mayordoma de la Virgen, en agradecimiento, nombr mayordo mo nato vitalicio a don Rafael del Val y camarera de los Patronos de la entonces villa a su esposa, constando as en el libro de actas de la Mayor doma. El manto azul, colocado sobre los hombros de la Virgen, constituy la admiracin del pblico en los desfiles procesionales hasta 1904, en que su tela fue sustituida por otra del mismo color, por deterioro. 341 Y desde 1883, la Virgen de la Salud ostenta siempre un manto azul como color simblico de su intercesin celestial en favor de los hijos de Elda y de quienes se acogen a su divina advocacin. * * * BIBLIOGRAFIA Francisco Maestre Prez. El manto azul. El Centenario. Elda, 1904, pg. 238. XXII. La trgica noche del 18 de septiembre de 1884 En las efemrides nefastas de nuestro pueblo podemos encontrar al gunas, bastantes, causadas por la escasez de agua, pero muy raramente alguna por el exceso. Solamente hay una fecha conocida en la historia de Elda en la que encontramos devastacin, ruina y dolor causada por inun daciones y riadas. Y esta fecha es la del 18 de septiembre de 1884, en la que la mayor tromba de agua que registra la historia de esta comarca ca y sobre Elda, Petrel y Villena, haciendo que los montes vomitaran agua tumultuosa que, recogida por las mltiples ramblas que afluyen al Vina lop, form en el cauce de este una gigantesca riada que irrumpi violen tamente en el valle, arrastrando consigo todo cuanto hall a su paso. Las consecuncias de esta riada fueron catastrficas para la econo ma local, pues acab con todos los molinos que existan a lo largo de su cauce, as como con viaductos, puentes, edificios, rboles y tierra de la bor, causando daos que tardaron muchos arios en repararse y ocasionan do la desaparicin de quellos numerosos molinos que se alzaban junto al Vinalop y que desde entonces no fueron reconstruidos. Tambin hubo que lamentarse cuatro vctimas de la riada, que perdieron la vida ahoga das al inundarse sus aguas rpidamente. El verano de 1884 haba transcurrido lleno de calamidades para nuestra provincia. Declarada zona infectada por el terrible azote del cle ra morbo, Alicante, Elche, Novelda, Agost y otros puntos se hallaban en cuarentena, imposibilitados los vecinos de ir a una parte u otra por te mor a que portaran consigo los grmenes infecciosos. El comercio se ha llaba paralizado pues estaba prohibida la salida de mercancas y produc tos, todo debido al mismo temor. Y en Elda, donde no se haba dado nin gn caso de contagio gracias a las medidas adoptadas por las autorida des, los agricultores y comerciantes vean llegar la ruina irremediable al pasar el tiempo sin que pudieran venderse los frutos de la tierra y sin que las industrias trabajaran. Puede decirse que las fi estas de septiembre de este ao fueron de las ms tristes de la historia de Elda y probablemente no habra mucha gana de jolgorio y se limitaran a los actos religiosos en 342 honor de la Virgen y el Santo Cristo, con rogativas por el cese de la epi demia en los pueblos afectados y la vuelta a la normalidad. El da 15 comenzaron a caer unas persistentes lluvias que hicieron albergar la esperanza en el pecho de los eldenses puesto que pensaban que el cambio de tiempo alejara los miasmas malsanos que traan el c lera. Durante los das 15 hasta la tarde del 18 llovi en la misma forma enmedio de la ya franca alegra de los eldenses que vean que con aquella benfica agua desapareceran las charcas del Vinalop a las que se atri bua peligro de infeccin del aire. Pero en el anochecer del da 18 el cielo se cubri de amenazadores y negros nubarrones; truenos y relmpagos volcaron su aterradora fantas magora sobre el pueblo atemorizado y la tormenta se desencaden de golpe. Hasta las diez de la noche los fuerte chubascos alternaron con pe queas interrupciones, y cuando los vecinos crean que ya era imposible que pudiera caer ms agua, entre las diez y las once el cielo se volvi lo co. El firmamento pareci venirse abajo sobre las casas angustiadas y un torrente de agua en proporciones nunca vistas en esta comarca cay acompaada de grandes truenos y continuos relmpagos. Las montaas escupieron el agua hacia las ramblas y estas se convir tieron en tumultuosos arroyos que todos a la vez fueron a volcarse sobre el ya crecido Vinalop Las ramblas de Petrel fueron las primeras en sufrir la acometida de las aguas tumultuosas y embravecidas que destruyeron dos molinos, va rias casitas y muchos rboles y arbustos, entre los cuales haba olivos cen tenarios y altos chopos. Tambin arrastraron dos carros con cuatro mulas, algunos asnos, cerdos, cabras y otros animales, as como granos y sacos de harina. Al entrar el agua en las ramblas en el cauce del Vinalop, provinente de los barrancos de Caprala y Santa Brbara agriet e inund el molino de harina y esparto llamado del Canto, al pie del Monastil. Ms ade . lante, y en el curso de su alocada carrera, el Vinalop arras tr el molino de esparto de don Antonio Vidal y seis u ocho tahullas de via propiedad del mismo. Ms abajo, cuarte e inund los molinos de papel de estraza llamados del Monastil y causando enormes destrozos en rafas, mrgenes y acequias. El molino harinero y de esparto del alcalde de Elda, don Constantino Juan, sufri la misma suerte. En el molino de esparto de la viuda de Segura fue ms cruel la des gracia, pues no slo el molino fue inundado y cuarteado sino que murie ron ahogadas tres mujeres que habitaban en l, doa Mxima Gonzlez Mir, de 70 aos, viuda, y sus hijas, las jvenes Ins y Teresa Orgils Gonzlez, de 24 y 26 aos respectivamente, ambas solteras. En el paraje de la Alfaguara se reproduce la tragedia al inundar la riada una casita en la que vive un anciano matrimonio. La mujer, doa 343 Rosa Hernndez Arenas , de 64 aos, muere ahogada, y el marido Anto nio Olcina, que tambin estaba ahogndose, es salvado por el valeroso auxilio de un joven jornalero llamado Mauricio Morant que con el agua hasta el cuello entr a salvar el matrimonio no pudiendo lograrlo ms que con el marido. El cercano molino de papel de estraza llamado de la Alfaguara es arrastrado tambin, junto con los rboles y sembrados que haba junto al cauce del ro. Las aguas embravecidas y furiosas llegan ante el puente de la Esta cin, de fuerte sillera y dos ojos, construido apenas cinco aos antes. Aqu la desgracia pudo adquirir caracteres de terrorfica, pues se halla ban sobre el puente, contemplando la llegada de las aguas unas doscien tas personas. Al chocar la corriente contra la fuerte estructura del puente se fue acumulando en l, sin poder pasar, los rboles, arbustos, animales muertos y dems objetos y materiales que arrastraban las aguas, embal sndose contra l y empujando de tal manera que con un estruendo ho rrsono todo el puente se fue abajo, quedando de l solamente parte de uno de los estribos. Afortunadamente, advertidos de la inminencia de la catstrofe por el primer crujido, todos los que se agolpaban en el puente corrieron hacia las salidas, no producindose afortunadamente vctima al guna. Roto el puente que impeda el libre paso a las aguas, siguieron estas su avance con mpetu arrollador y arrasaron huertos y ms huertos, ane gando las casas que encontraba a su paso. La de don Gregorio Samper qued aislada por la inundacin y con dos metros de agua en su interior, cuarteada y con peligro de derrumbamiento. Los habitantes de la casa pudieron salvarse de la muerte gracias al valor de unos vecinos que les sa caron en hombros arriesgando sus propias vidas. Junto al puente destruido por las aguas se hallaba el matadero, edi fi cio de reciente construccin, que fue tambin inundado y cuarteado, arrancando la furia de las aguas dos grandes y fuertes rejas de hierro que protegan sus ventanas y arrastrndolas en su carrera. Los habitantes de otro molino de harina, esparto y borra, llamado del margen pudieron salvarse de la muerte subindose a las terrazas, pues fue inundado, igual que el molino de papel de estraza situado ms abajo. Con igual furia sigui la riada hasta el confin con Novelda, arras trando a su paso rboles, cosechas, sembrados, frutos y una cantidad de tierra laborable calculada en dos mil tahullas. Los acueductos que abastecan Elda del agua potable provinente de las fuentes de Caprala quedaron destruidas, as como las que conducan el agua para los riegos de la huerta, obligando a los vecinos de Elda, en 344 muchos das siguientes a la catstrofe, a subir a Petrel para surtirse del preciado lquido. Las autoridades de Elda, con el alcalde a la cabeza, juez municipal y otras personas de distincin estuvieron desde los primeros momentos en los puntos donde poda vigilarse el peligro y dictar las rdenes oportunas para atenuar sus efectos, dando as una muestra de responsabilidad que fue muy bien acogida por los vecinos. A las 7 de la maana lleg a la altura de la poblacin otra fuerte ramblada procedente de Sax y Villena y producida seguramente por la rambla de Baeres. Las aguas llenaron todo el cauce, con un ancho de casi cien metros, cuando su estado normal, antes del da 18 era de diez a doce metros. Nuevos temores de inundacin causaron las fuertes lluvias y la nueva crecida del ro en el da 25 siguiente, pero ya asolado todo el cauce por la primera riada, la segunda no caus graves daos. Para este captulo me han servido muy completa informacin las crnicas del corres ponsal de Elda del diario alicantino El Graduador. (Biblioteca Pblica, Alicante) as como el registro oficial de defunciones. XXIII. La ltima epidemia colrica (1885) Treinta aos despus de la epidemia colrica de 1855, nuestro pueblo sufri nuevamente el azote de la mortal enfermedad que rpidamente sembr el luto y el terror en la villa. Son escasos los datos y testimonios que hemos podido recoger, pues tanto los libros municipales como los parroquiales de defunciones corres pondientes a esta poca han desaparecido, como tantas veces hemos indi cado al referirnos a otras pocas. Tampoco en las hemerotecas consulta das hemos hallado informacin sobre este acontecimiento. Entre lo poco escrito sobre el tema tiene especial el siguiente prrafo de un artculo de Jos Coronel (50) descriptivo del ambiente local en los das del mes de julio en que se desarroll la epidemia, y que reproduci mos por lo que pueda valer de crnica de aquella efemrides trgica: Las calles de Elda estaban tristes y solitarias y solo de vez en cuan do se escuchaban los silenciosos pasos de algn fnebre cortejo que, sin luces, sin cantos ni insignia sagrada, conduca los desgraciados restos de los infortunados hijos de la villa. Qu melanclico aspecto not en cuan to me rodeaba! Por todas partes me pareca ver consternacin, lgrimas (50) Un recuerdo. Revista El Centenario, 1903-04, pg. 44. 345 y luto! Slo se perciban dispersos por la atmsfera vapores contagiosos y la muerte pareca como que se gozaba en pasear por nuestras calles y pla zas su espantosa y formidable guadaa. Quin no recordar aquellos das tan tristes para los hijos de Elda En quin no dej huella sangrien ta este terrible azote que la ciencia reconoce con el nombre de clera morbo... Cuntos enfermos moran por falta de alimentos, de mdicos, de medicinas...! No es, naturalmente, que el pueblo estuviera falto de mdicos, sino que como ocurre en todas las catstrofes sbitas e inesperadas, las pro porciones de sta haban desbordado todas las previsiones y los mdicos y auxiliares no podan acudir en el momento preciso a todas las casas en que eran requeridos sus servicios. La urgencia con que se sacaba de las casas a los muertos para ente rrarlos, por evitar que pudieran contagiar a los no infectados, dio lugar a casos an ms trgicos. Los muertos eran sacados de las casas en un ca rro y echados en montn en el cementerio en fosas comunes por no ha ber tiempo para enterrarlos individualmente. Se cuenta que una hermosa muchacha fue dada por muerta y llevada en el carro como los dems al cementerio y que cuando fue sacada debajo del montn de cadveres que se iban enterrando fue encontrada con las manos crispadas en la cara, araada de desesperacin y ya muerta definitivamente por la horrible im presin recibida al despertar en tan terrible lugar y momento de su muer te aparente. Cuando se difundi este triste caso, cada vez que mora algn enfer mo se quitaba la silla que se acostumbraba a poner en la puerta de la ca lle, para que los mdicos entrasen. As con la silla quitada, se aguardaba el tiempo suficiente para comprobar que la muerte se haba producido efectivamente y entonces se volva a poner la silla para que se llevaran el cadver. No hemos logrado determinar el nmero de muertos causados por la epidemia. Pero calculamos que fueron unos trescientos cincuenta, canti dad importante en una poblacin de poco ms de 4.500 habitantes, dadas las cifras totales de defunciones del ao 1885 comparadas con las de los arios anteriores y posteriores, como se comprueba por este censo de de funciones que fi gura en una carpeta del nuevo cementerio. (51) Ao Mayores 7 aos Menores TOTAL 1884 95 57 152 1885 313 131 444 1886 53 27 80 (51) Censo de defunciones de 1882 a 1891 en Carpeta expediente del nuevo Cementerio. (Archivo Municipal de Elda). 346 Esta fue la ltima epidemia de grandes proporciones que sufri nues tra ciudad. Posteriormente se han soportado epidemias de gripe que han sido generalmente benignas, excepto la de 1918 que tambin caus nu merosas vctimas. XXIV. El Bien General (1885) Elda, que deba ensanchar grandemente su casco urbano gracias a las cooperativas, que repetidamente ha buscado y hallado en tales socie dades remedios para sus problemas (52) ve crearse la primera de ellas en 1885, en forma de Sociedad Cooperativa de Obreros, cuya escritura de fundacin se otorg el 7 de abril de 1885, siendo su objetivo principal el de propagar la instruccin entre los socios y sus familias, creacin de capitales para sus asociados, facilitar a los mismos toda clase de socorros y auxilios en caso de enfermedad y fi nalmente ofrecerles ratos de solaz y recreo en el casino de los obreros. Esta sociedad fue fundada por el abogado y escritor eldense Ricardo Prez Pomares (53) y fue la primera que intent reunir a los eldenses en un apretado lazo de unin, editando incluso un semanario que ostent el mismo ttulo y el subttulo de Organo de la Sociedad Cooperativa de Obreros de la villa de Ilda. Saldr a luz una vez cada semana. El director de este primer peridico eldense fue don Agustn Mara Tato, padre de los periodistas y escritores eldenses Miguel y Emigdio Tato y Amat, y sus nmeros constaban de cuatro pginas de 44 centme tros de alto, siendo impresas primero en Alicante, por la imprenta de Ra fael Jord y despus en Monvar, casa de Bernardo Samper, apareciendo el primer nmero el 8 de septiembre de 1886. (54) Esta asociacin de obreros que en realidad debi ser de casi todos los eldenses, pues entonces seran pocos los que no podan llamarse as tuvo un gran xito y lleg a contar con unos quinientos asociados en una poblacin de menos de 5.000 almas-- que abonaban una cuota se manal de cincuenta cntimos, desapareciendo a los pocos arios, tal vez por falta de condiciones de su directiva para llevarla a feliz trmino, des pus de la muerte de su fundador, Prez Pomares, en el ao 1887. Con El Bien General desapareci el primer intento eldense de (52) Sociedades La Prosperidad, La Fraternidad, El Progreso, San Francisco de Sa les, San Cristbal, etc. (53) Rico y Montero. Ensayo biobibliogrfico de escritores de Alicante y su provincia. Epgrafe Ricardo Prez Pomares. (54) Isidro Albert Berenguer. Prensa peridica de Alicante y su provincia. 347 aunar esfuerzos dispersos consiguiendo con esa unin beneficios para la comunidad. Pero el espritu que hizo nacer a El Bien General ha pre valecido hasta nuestros das y es ya consustancial con el carcter eldense que ve en las cooperativas el medio de realizar aquellas iniciativas que de otra manera sera imposible alcanzar. XXV. Obras Pblicas (1867-1892) A pesar de las graves dificultades porque atravesaba la administra cin local, debidas tanto a las malas condiciones polticas de la nacin co mo a los escasos recursos econmicos con que contaba el pueblo, todava se podan poner en prctica obras de utilidad pblica como eran los puentes para salvar el foso del Vinalop hacia Monvar y la Estacin, Matadero, Cementerio nuevo, escuelas, Hospital y otras que servan para facilitar la vida de los eldenses o para eliminar lugares antiestticos de la poblacin. PORCHES. En este orden de realizaciones tenemos la desaparicin en 1858 de los porches que haba en las calles de San Roque, placeta de San Pascual y portal del Angel (final de la calle de la Pursima), que se gn el historiador Amat hacan mala vista y hasta dificultaban la venti lacin. El Ayuntamiento indemniz a los propietarios por las habitacio nes que haba en ellos, haciendo desaparecer aquellos porches inmediata mente y dando ms aire y luz a las calles. HOSPITAL DE LA PURISIMA. Tambin en 1868 fue derribado el Hospital de la Pursima Concepcin, sito en el edificio enclavado frente a la placeta del Hospital, as llamada por estar ste enclavado en ella. Este Hospital de pobres haba sido fundado en 1641 cumpliendo la vo luntad de doa Beatriz de Corella, seora de Elda, expresada en su testa mento otorgado en 1584 y cuya pensin se abonaba con cargo a los diez mos del Condado de Elda. Dedicado el edificio que fue Convento a Hospital Provincial en 1862 como hemos dejado ya escrito, el de la Pursima Concepcin ya resulta ba intil, por lo que fue derribado en 1868, para levantar en su solar es cuelas pblicas, cosa que no tenemos noticia de que se llevara a efecto. Del antiguo edificio slo qued la ermita anexa que serva como ayu da de parroquia y en la que se veneraba a la Pursima Concepcin, y que debe ser la misma que hoy est dedicada a la Virgen del Carmen en el Colegio de las Monjas levantado sobre su solar posteriormente. MATADERO. En 1867 se acometi la construccin de un matade ro de reses para el servicio de la villa, de cuya construccin se encarg el 348 maestro Jos Beneit, de Petrel, por la suma de 1668 escudos, 536 milsi mas. El edificio deba reunir estas condiciones: 1) Tener capacidad suficiente para la matanza ordinaria de unas 3 reses de lanar y cabro, teniendo presente que en ciertas temporadas se matan de seis a ocho reses diarias. 2) Debe tener una habitacin proporcionada para enjugar las carnes. 3) Contar con un redil con dos separaciones para el ganado lanar y el cabro. El edificio se construy al pie del castillo, frente al puente de la Esta cin y fue inundado y cuarteado por la riada de 1884 que se llev dos grandes y anchas rejas de hierro que guardaban sus ventanas. Posiblemente sera reconstruido continuando en servicio hasta que en 1921 fue sustituido por el que hoy existe frente a la calle de Almazaras. PUENTES. La situacin topogrfica de Elda, con el ro Vinalop corriendo desde el Noreste al Suroeste de su trmino provoca el corte de su suelo por el ancho cauce de este ro, obstaculizando la extensin de su casco urbano hacia el Norte y Oeste. Situada la Estacin de ferrocarril al Norte, y la cabeza de Partido Judicial, Monvar, al Oeste, es natural que la construccin de puentes para salvar estos obstculos naturales fuera conceptuada de necesidad evidente y perentoria. Desde la instalacin de la Estacin del ferrocarril en 1858 hasta 1879 en que segn nuestras noticias se construye un puente de slida estructu ra de sillera, con dos ojos, es indudable que algn paso se arbitrara para que los carruajes pudieran ir del pueblo a la Estacin y de esta a aquel para llevar las mercancas que utilizaban aquel moderno medio de expe dicin. El puente construido en 1879 tuvo corta vida pues la gran riada de 1884, cinco aos despus, lo arrastr, quedando solamente en pie uno de los grandes estribos. La necesidad de restablecer inmediatamente el servicio con la Esta cin obligara a improvisar un puente sobre los restos del antiguo, impro visacin que dur largos arios hasta 1927 en que se construy el puente hoy existente. Un puente en la carretera de Monvar, aunque no el que hoy cono cemos, fue construido en 1887, segn proyecto de don Antonio Puigcer ver. Es tambin indudable que anteriormente existira un paso de cual quier forma que permitiera el trnsito de carruajes, caballeras y perso nas. CARCELES. En 1867 fueron derribadas las antiguas crceles de partido, situadas en la plaza del Ayuntamiento. En el solar resultante se 349 Cjalle Independencia (esquina Andrs Amado) 350 Calle de la Comadre Placeta de San Antn Escalinata de la calle de Los Clrigos 352 - n Plaza de Arriba con la pescadera y antigua iglesia de Santa Ana Calle de Mdico Beltrn (hoy Mola). El arco hace esquina a la del Marqus 353 levantaron seguidamente varias casas, probablemente las que estaban si tuadas en la esquina del Ayuntamiento, absorbidas en la dcada de los cuarenta para la ampliacin del edificio municipal. (55) Al lado de aquellas crceles estaba la escuela municipal donde estu di Castelar las primeras letras. CEMENTERIO. El cementerio construido en 1813 resultaba ya pequeo para el crecimiento experimentado por la poblacin a fi nales de siglo. Tambin su situacin resultaba ya excesivamente cercana a la po blacin que se extenda rpidamente en su direccin. En la sesin muni cipal de 5 de abril de 1892 propuso don Rafael Maestre Vera que con prelacin a las dems obras de urbanizacin del pueblo deba procederse a la clausura del viejo cementerio y construccin de otro nuevo, ya que el antiguo era insuficiente y su presencia indecorosa. Esta propuesta fue aprobada por unanimidad, comenzndose los tra bajos que dieron fi n con la entrega definitiva del nuevo cementerio el 5 de agosto de 1903. Este cementerio es el que existe actualmente, pero como es natural sin las grandes ampliaciones que ha ido experimentando, en especial desde 1940 hasta nuestros das. XXVI. Vicisitudes del partido judicial (1892-96) En 1892 fue suprimido el partido judicial de Monvar, que haba si do creado, como ya hemos escrito, en 1833, por decreto del Ministerio de Gracia y Justicia de 16 de junio de aquel ao, pasando Elda, Monvar y Petrel a depender de Novelda, y Pinoso y Salinas de Villena. Para nuestra villa no representaba ventaja alguna la modificacin, pues continuaba dependiendo a efectos judiciales, fi scales y contributivos de otra poblacin limtrofe. Desconocemos si se hizo entonces gestin alguna por parte de Elda para lograr la capitalidad del partido judicial, pero si se hizo no obtuvo ningn resultado, por cuanto cuatro aos ms tarde se restableci por de creto de 2 de noviembre de 1896 el partido judicial de Monvar dejndo lo como estaba antes, formado por Elda, Petrel, Pinoso y Salinas con ca beza de partido en Monvar y como sigui hasta ms de medio siglo des pus. En diferentes ocasiones se realizaron gestiones para conseguir la ca pitalidad de zona, dada su cuanta contributiva y de asuntos judiciales, superior a la de los restantes pueblos de la zona juntos. (55) Jos Pay Pertusa. Elda y Castelar.. Madrid, 1895, pg. 36. Otra versin sobre la situacin de estas desaparecidas crceles es que estaban en la manzana aislada que separa las dos plazas. 354 XXVII. El barrio de la Prosperidad (1898) El incesante aumento de la poblacin eldense por la rapidez con que, se desarrollaba la industria del calzado, de la cual, se alzaban grandes f bricas con cientos de obreros, cre el grave problema de la vivienda, pues la iniciativa privada no construa lo suficiente para albergar a la masa de obreros que aflua continuamente de las poblaciones vecinas e incluso ale jadas, como Almansa, de la que vinieron en esta poca cientos de traba jadores con sus familias. Para paliar esta situacin se form una cooperativa de construccin de un barrio de casas baratas que tom el nombre de La Prosperidad. Se fund el 7 de mayo de 1898 con 154 asociados, teniendo el pro yecto de construir otras tantas casas de dos pisos de la zona de expansin de la Elda de entonces, a continuacin del llamado Barrio Nuevo hacia el cementerio. El 24 de julio de 1899 comenzaron las obras, fecha que se grab en una sencilla lpida de mrmol que fi gura colocada en la casa nmero 1 de la calle de don Juan Rico, con el texto Barrio de la Prosperidad. Ju lio, 24 de 1899. En enero de 1917 termin la construccin de las viviendas, que d ; efi nitivamente fueron 112, por haber solicitado la liquidacin 42 acciones voluntariamente, entregndose seguidamente la escritura de propiedad de las casas. Estas constaban de planta baja y piso alto de siete por ocho metros de cubierto y siete por tres de patio descubierto, y en su liquidacin total resultaron a 1.750 pesetas cada una, que al ser abonadas en pequeas cuotas semanales no resultaron gravosas para los asociados. Las adjudica ciones se efectuaban por sorteo cada vez que se haba concluido un gru po, siendo estos sorteos celebrados pblicamente en los solares de la so ciedad. Estos tenan lugar en das festivos y eran motivo le una extraordina ria expectacin. Asista la Banda de Msica acompaando a las autorida des y a la Junta Rectora de la sociedad y seguan los socios, familiares y buen nmero de eldenses que no queran perderse la fi esta. La comitiva recorra las calles hasta llegar al grupo de casas a sortear, donde se efec tuaba el sorteo mientras la Banda tocaba escogidas obras para amenizar lo. Cada vez que sonaba el nombre de un agraciado era acogido con gran griterio, aclamaciones y aplausos, felicitando todos al afortunado, que se vea moralmente obligado a obsequiar a sus familiares y amigos con un improvisado convite en su casa, todo lo cual constitua una faceta curiosa y animada de la vida local. El barrio de La Prosperidad marc la tnica que despus haban de 355 seguir los populosos barrios de La Fraternidad y el Progreso, de edi fi car casas espaciosas con anchas y rectas calles. En la parte Este, entre las calles hoy de Martn Alonso, Serfico, Dos de Mayo y 17 de abril se levant una hermosa plaza que aunque su nombre actual es de Calvo So telo ha conservado su nombre de Plaza de la Prosperidad, estando has ta hace pocos arios adornada de altos y copudos rboles y variadas plan taciones con una fuente pblica en el centro. El barrio de La Prosperidad fue el paso primero de Elda hacia el engrandecimiento de su casco urbano por medio de barriadas modernas y bien urbanizadas. Otras sociedades la siguieron y su ejemplo ha sido re novado posteriormente con la construccin de la ciudad satlite de San Francisco de Sales, cuya organizacin y mtodos son los mismos que los de aquella primitiva sociedad constructoras de viviendas sociales fundada a fi nales del siglo XIX. XXVIII. La ltima presencia de Castelar en Elda Castelar, el tribuno y hombre pblico que llena con su poderosa per sonalidad la vida poltica espaola en la segunda mitad del siglo XIX, proyect su influencia sobre nuestro pueblo, al que l llamaba suyo. Co mo ya hemos dicho en otro captulo, Castelar haba pasado buena parte de su infancia en Elda, adquiriendo vivencias que nadie duda influyeron en su desarrollo humano y en su verbo colorido e impresionista. Aunque sus estudios le llevaron a otras tierras, aqu quedaron su madre y herma na durante largo tiempo y de aqu se llev l ese cario por el lugar natal que se extiende a las personas, a las casas, a los campos, al ambiente... En su vida poltica, sin embargo, poco tuvo que agradecer a Elda, puesto que a pesar de tener en el pueblo fervorosos seguidores, en numerosas ocasiones se votaron candidaturas contrarias. Esto produjo un desvo, un divorcio afectivo entre Castelar y los hombres que mandaban en el pueblo que, estamos seguros, no se extendi hasta incluir en l a la villa. En su obra literaria fi guran emotivos artculos dedicados a Elda en los que se trasluce fi elmente el profundo amor que senta por Elda. Tal, es su art culo titulado Recuerdos de Elda, o las fi estas de mi pueblo, publicado en La Ilustracin Espaola y Americana en 1879 reeditado en 1899 en Madrid con motivo de su muerte y la evocacin del convento de El da, abandonado por los frailes, incluida en su obra Viaje a Italia, que hemos reproducido fragmentariamente captulos atrs. Elda correspondi a esta devocin dedicndole todava en vida de Castelar una calle, la de San Roque, por ser en esta en la que vivi Castelar en su infancia. Posteriormente dio el nombre del tribuno al pri 356 mer teatro que hubo en Elda y despus, en 1926, le dedic una lpida en bronce en la casa donde vivi, levantando en 1932 el soberbio monumen to que hoy adorna la ciudad en el centro de los jardines de su nombre. En 1898, un ario antes de su muerte, Castelar pas por Elda por l tima vez. Aunque retirado de la poltica, o tal vez por ello, el anciano es tadista conservaba una gran autoridad entre los grupos republicanos y se le profesaba un inmenso respeto por todos los espaoles, entre los que descollaban los eldenses que le consideraban como un eldense ms. Lleg a nuestra villa en un templado mes de mayo, por va frrea, siendo recibido por las autoridades, con el alcalde a la cabeza y gran n mero de personalidades notables y pueblo. Rodeado de una gran multi tud visit algunas casas de amigos y desde la situada junto adonde an tes estaba situado Correos, en la calle Nueva frente a la de Coln, en la casa que fue almacn de la Viuda de Norberto Rosas, se dirigi a la igle sia parroquial, donde or ante el altar de los Dolores. Celebrndose en tonces las Flores de Mayo, y en el templo cant la clebre diva Milagritos Gorg, entonces en la plenitud de su arte. Le fue mostrado al tribuno, al pasar ante el camarn de la Virgen de la Salud, el hermoso y rico manto azul que en 1883 regalara su sobrino Rafael del Val en agradecimiento a una merced, como relatamos en el captulo correspondiente. Personas con las que habl recordaban todava la estampa que ofrecan Castelar y sus acompaantes cuando visitaban el lugar donde la ciudad se enfrentaba con el campo, exactamente en el camino que pasaba entre lo que despus seran Teatro Castelar y Casino Eldense. Castelar, el escaso pelo total mente blanco y cubierto con un amplio sombrero oscuro iba caminando lentamente, observando las sementeras y los cuadros cultivados. En su rostro arrugado destacaban sus grandes y caractersticos bigotes, ahora completamente blancos, que de vez en cuando se atusaba con las manos temblonas. As pas Castelar por Elda la ltima vez, camino de la nada. Un ao despus. el 26 de mayo de 1899 muri en el balneario de San Pedro del Pinatar (Murcia) siendo sepultado en Madrid, acto al cual estuvieron pre sentes una representacin de Elda y numerosos amigos y correligionarios del tribuno. XXIX. Panorama cultural de la Elda del ochocientos Creo haber escrito ya que el siglo XIX constituye el punto crucial de Elda, el momento estelar en el que la villa encadenada a una economa pobre e insuficiente cobra un poderoso impulso e inicia el vuelo que la arranca de las grises cadenas de mezquindad y pobreza, convirtindola en la ciudad progresiva e importante que es hoy. 357 Algo parecido a ese impulso vivificador de la economa y la sociedad eldense ocurri en el campo no menos importante de la cultura. Antes de este siglo, Elda cuenta con algunos hijos notables como Fray Francis co Ferrndez, el padre Martn Tordera, don Juan Coloma, don Juan Sem pere y Guarinos y algn otro, pero son individualidades aisladas y cuya obra es creada fuera de Elda. Tienen que llegar las corrientes liberales y abiertas del siglo de las luces () para que en Elda se insufle un hlito creador y se rinda culto a la poesa, se rebusque en la historia y las tradi ciones locales, se publiquen libros y folletos, se editen peridicos y se per ciba en la vida local una inquietud cultural de signo positivo y creador. Figuras cimeras de esta poca son el ya mencionado Juan Sempere y Guarinos, a caballo entre el XVIII y el XIX; Juan Rico y Amat, Francis co Laliga Gorgues y Lamberto Amat y Sempere, brillantes personalida des de la literatura, la poltica, el teatro, el periodismo o la historiografa local. Casi en igualdad de mritos relativamente, por su autodidacta for macin, est El Serfico, figura pintoresca y curiosa, cuyas ocurrencias y salidas comentaban regocijados nuestros abuelos. Y algo a distancia, por distintas razones, una plyade de escritores y poetas de mayor o me nor inspiracin, que forman la constelacin eldense que da personalidad relevante a esta centuria en este aspecto. Podramos calificar, pues, al siglo XIX como el siglo de oro de las letras eldenses No vemos ni antes ni despus tal acumulacin simul tnea de valores culturales, a pesar de que las posibilidades son hoy ms amplias para la creacin y publicacin de obras literarias. Hagamos la salvedad de que conocemos perfectamente el valor puramente local de la obra realizada en este siglo con la natural excepcin de la importante obra historiogrfica de Sempere y Guarinos y Rico y Amat, de trascen dencia nacional y no pretendemos que este calificativo *que otorgamos tenga un carcter comparativo con la produccin nacional, aunque en al gunos casos, como los ya mentados de Sempere y Guarinos y Juan Rico y Amat, y la ingente obra potica de Francisco Laliga, puedan medirse sin desdoro con importantes producciones que hoy figuran en las antologas de la poca. Mencin aparte merece la obra de Sempere y Guarinos, de valores eminentemente nacionales, que an hoy es de gran inters y utilidad para investigadores y eruditos de los problemas socio -econmicos e histricos que aquel desarroll brillante y concienzudamente. Admitamos, por consiguiente, la calificacin de Siglo de Oro de la literatura eldense el XIX y pasemos a estudiarlo ms detenidamente por los gneros literarios: OBRAS POLITICAS Y ECONOMICAS La labor desarrollada en este campo por los eldenses Juan Sempere y 358 Guarinos (1754-1830) y Juan Rico Amat (1820-1870) es cuantiosa y tras cendente. Sempere y Guarinos, que ya en el siglo anterior haba iniciado una brillante carrera en la abogaca, habiendo sido nombrado Chanciller de la Audiencia de Granada, edit numerosas obras, correspondiendo al si glo XIX, entre otras, las siguientes: Biblioteca Espaola de Economa Poltica, Cuatro volmenes. Ma drid.- 1801-1804-1804 y 1821. Historia de los vnculos y mayorazgos.- Madrid, 1805. Observaciones sobre las Cortes y sobre las leyes fundamentales de Espaa.- 1810. Histoire des Cortes dEspagne.- Burdeos, 1815. Memorias sobre la historia de la Constitucin Espaola.- Pars, 1820. Historia de las rentas eclesisticas de Espaa, Madrid, 1822. Historia del Derecho espaol.- Madrid, 1822-23. Considerations sur les causes de la grandeur et decadence de la Mo narchie Espagnole.- Pars, 1826. y una numerosa serie de manuscritos conservados por la Real Aca demia de la Historia o perdidos por sus descendientes, as como obras menores. Por su parte, Juan Rico y Amat public en este aspecto de su activi dad literaria las siguientes obras: Jurisprudencia administrativa.- Alicante, 1847. Diccionario de los polticos.- Madrid, 1855. (Otra edicin en 1976). Historia poltica y parlamentaria de Espaa desde los tiempos pri mitivos hasta nuestros das. 3 vols.- M. 1860-61. El libro de los diputados y senadores 4 vols.- Madrid, 1836-66. La Unidad Catlica.- Madrid, 1869. Muchas de estas obras fueron reeditadas, y el paso del tiempo no ha quitado valor a las mismas, sino por el contrario las ha convertido en im prescindibles documentos para el estudio de la sociedad e instituciones de la poca en que fueron escritas. OBRAS RELIGIOSAS En esta noble materia nos cabe el honor de incluir la primera obra impresa propiamente eldense, aunque por no existir todava imprenta en 359 Elda se imprimiera en Alcoy, en 1856, y cuyo ttulo era el de Novena a la Dulcsima Virgen Mara bajo la invocacin de la Salud... y Gozos posiblemente recopilada por don Gonzalo Sempere y Juan (1804-1881) cu ra de esta villa, e hijo de Elda. Pedro Rico y Amat (1801-1842) hermano de Juan, fue sacerdote pre claro, den de la catedral de Guadix y obispo preconizado de dicha mi tra que no lleg a ocupar por su imprevista muerte cuando iba a tomar posesin de ella. Public dos volmenes con el ttulo de Sermones escogidos uno en 1829 y otro en 1843, ambos en Madrid. Tambin en la capital de Espaa public la obra titulada Elogio fnebre que en las solemnes exequias ce lebradas en la M.H. villa de Madrid, en la iglesia de San Isidro y el da 5 de febrero de 1837... Tambin el prestigioso sacerdote eldense Agustn Cavero Casaez pu blic en las postrimeras de este siglo su Sermn sobre las siete palabras que Jesucristo Ntro. Sr. pronunci en la Cruz, impreso en Alicante en 1895 y primera de las obras religiosas que despus ira publicando. NOVELA Y CUENTO. Apenas nada podemos registrar en este as pecto de la creacin literaria, y decimos apenas por nuestro conocimiento de una novelita escrita por Juan Rico y Amat en su juventud que, segn Lamberto Amat, presentaba estimables valores y que se titulaba El cas tillo de Elda, que fue publicada en folletn en el peridico La Ilustra cin de Madrid en 1843-44, poca inicial de la lucha de Rico y Amat por abrirse paso en el Madrid romntico. Nada ms conocemos que pue da ampliar esta parca relacin de la narracin literaria en la poca de re ferencia. TEATRO. Tambin aqu es Juan Rico y Amat el nico que ha realizado obra estimable, en sus comedias representadas con xito en el Teatro del Principe de Madrid, cuya relacin es la siguiente; indicando su fecha de edicin: Los misterios de palacio.- 1852. Conspirar con buena suerte.- 1853. Costumbres polticas.- 1855. La escuela de las madres.- 1859. El mundo por dentro.- 1863. Vivir sobre el pas.- 1863. La belleza del alma.- 1864. i El mircoles!!! - 1864. El infierno con honra.- 1870. 360 Unicamente la ltima dej de ser estrenada en el Teatro del Prnci pe, porque la intencin poltica que contena y la crtica situacin porque atravesaba la poltica nacional hizo que no se atreviese el empresario a ponerla en escena. POESIA. El siglo que dio vida a Espronceda, Bcquer y tantos otros romnticos no poda menos que dejar su huella en Elda como as ocurri. Lugar preminente en la relacin de poetas eldenses merece el malo grado poeta Francisco Laliga Gorgues (1861-1928) cuya obra es de una grandiosidad difcilmente superada en el parnaso ochocentista. Su verso es sonoro, elevado e impregnado de dramatismo y nobleza. Dios, Patria y Amor fue su triloga favorita, aunque tambin dedic bellsimas compo siciones a la Virgen de su pueblo y a este. Unicamente imprimi un poe ma, el titulado La Paz de la aldea, en un Librito en 4. 0 , impreso en Valencia en 1884. Su porvenir como poeta era brillante pues a los 26 aos haba logrado numerosos premios en certmenes literarios y ver publica das sus composiciones en importantes revistas nacionales, pero en 1887, a la indicada edad, sufri un trastorno mental del que ya no se recuper, ocultndose la luz de su genial razn hasta su muerte en 1928, tras 41 aos de tinieblas en su mente. El ya repetido Juan Rico es el poeta que sigue en importancia a La liga, con una valiosa y cuantiosa obra que arranca de su libro Poesas serias y satricas publicado en Madrid en 1842 con prlogo de Harzten busch, uno de cuyos poemas es el clebre Arrepentimiento atribuido a Espronceda en muchos volmenes de poesas de este. Multitud de poemas de todos los estilos en Coronas poticas, homenajes, lutos nacionales, etc. dan fe de la altura de su estilo potico. La figura bohemia de Francisco Ganga Ager (1812-1871) ms conoci da por El Serfico presenta un gran contraste con los anteriores cita dos, con su verso popular, improvisado y chancero, con un humor grueso y socarrn a menudo. No obstante, en su coleccin de poesas editada en Novelda en 1902, 30 aos despus de su muerte, hay algunas como la ti tulada Ave Mara, El Padrenuestro y otras que le ganan merecida mente el ttulo de poeta. Como deca Castelar, bien podemos asegurar que si no hubiera vias el mundo conocera el mrito del Serfico. El tambin malogrado Ricardo Prez Pomares (1859-1887), fi gura poco conocida entre los eldenses, es autor de poesas muy estimadas, aunque solamente hemos podido leer la titulada Un idilio y una elega, premiada en Mlaga y editada en un folleto en cuarto en Alicante. Aunque perteneciente al siglo XX por su edad, debemos constar tam bin en este inventario de poetas locales al Revdo. don Francisco Maes tre Prez que en 1898 public la inspirada poesa A mi madre escrita en Cuba durante la guerra colonial. 361 Y fi nalmente es digno de nota el escritor Domingo Toms Vera Maestre, autor de poesas de mrito publicadas en peridicos locales y de fuera de nuestra ciudad. ESTUDIOS LOCALES. Con Lamberto Amat (1820-1893) comien zan los eldenses a enfrentarse con Elda como terna de estudio. Antes ha bramos de citar como fruto aislado la Crnica de las fi estas del Cente nario de 1804 original del vicario y Dr. D. Juan Toms Sempere, publi cada en El Centenario, pero es con Amat y Sempere cuando comienza a cobrar vida un concepto de lo eldense como tal, dotado de valores pro pios y dignos de captar la atencin de historiadores e investigadores. Lamberto Amat es el primer historiador eldense y a nuestro parecer el nico que ha realizado labor positiva y permanente, que servir duran te generaciones de gua al investigador de los hechos eldenses, principal mente si alguna vez se consigue que el manuscrito en que est escrita su obra se edite para evitar su prdida. En 1874 pone fi n a su manuscrito Apuntes y lo dedica a un gran amigo suyo, el prroco don Gonzalo Sempere y Juan con estas palabras Nuestro mutuo deseo de consignar los antecedentes antiguos del amado pueblo en que nacimos y de la gloriosa iglesia en que fuimos bautizados est cumplido... En 1875 aade un segundo tomo a sus Apuntes, redactando de ambas partes dos copias encuadernadas, que todava hoy conservan los descendientes de don Lamberto. Adems de esta obra histrica, Amat escribi varias biografas de Juan Rico y Amat, Juan Sempere y Guarinos, El Serfico, Ricardo P rez Pomares, Sor Joaquina Amat y Amat y otros, que fueron publicadas en peridicos alicantinos y en la obra de Rico y Montero Ensayo biobi bliogrfico de escritores de Alicante y su provincia editada en 1888. Otras quedaron en manuscrito. En defensa de los derechos eldenses a las aguas de Villena, del Vinalop y otras, amenazadas por las acciones de Elche, Sax, Villena y otros pueblos, edit varios folletos demostrando do cumentalmente la preeminencia de los derechos de Elda sobre los que pretendan las otras poblaciones. Tambin al citado Gonzalo Sempere debe algo la historiografa local con la edicin, en las prensas de Cornelio Pay, de Orihuela, en 1876, de su Noticia interesante para los hijos de Elda dedicada a la exaltacin de los patronos celestiales de la ciudad con curiosas notas histricas o le gendarias eldenses. Interesados vivamente en la historia local y en su arqueologa fueron Domingo Toms Vera Maestre, el maestro Rafael Ayala y el tambin maestro don Juan Vidal Vera (a quien aos despus se debera la primera imprenta eldense) y don Miguel Tato y Amat, aunque no dejaron escritas obras sobre estos temas sino trabajos sueltos en prensa y manuscritos. 362 PERIODICOS.-- En el siglo XIX nace el primer peridico eldense que conocemos, aun cuando no hayamos podido ver ejemplar alguno. Se trata de El Bien General, editado en 1886 y cuyo director y fundador fue el malogrado abogado don Ricardo Prez Pomares. Seis aos despus, en 1892, el poeta valenciano residente en Petrel don Miguel Amat y Maes tre edit --con cabecera, al parecer, en Elda la revista La Educacin Catlica (Revista semanal, cientfica y literaria) de 14 pgs. en 4., des conociendo tambin el tiempo de su publicacin. Un extrao ttulo de un peridico eldense, El 75 nos pone en duda sobre si querr significar el ao en que se public, aunque no parece muy probable. Peridicos no eldenses, pero creados y redactados por un hijo de El da en Madrid fueron Don Quijote y La Farsa que edit en la capital de Espaa don Juan Rico y Amat, dedicndose a combatir la desatinada poltica de su tiempo. En el siglo XIX, concretamente en 1879 apareci en las pginas de La Ilustracin Espaola y Americana de Madrid, el ms emocionado elogio de Elda que jams se haya escrito, compuesto por la pluma inspi rada de sensibilidad y expresin de Castelar, Recuerdo de Elda o las fi estas de mi pueblo, que todos los eldenses han ledo con emocin y gratitud. En 1899, despus de la muerte del tribuno, un hijo de Elda re sidente en Madrid, don Jos Pay Pertusa, edit el folleto del mismo ttu lo, amplindolo con notas biogrficas de Castelar en su infancia. El tra bajo de Castelar fue reeditado en 1932 con motivo de la inauguracin del monumento a Castelar en el jardn de su nombre. * * * Esta es, a grandes rasgos, un reflejo de la vida cultural de nuestro pueblo y de la obra de nuestros antecesores, plena de inquietudes y lo gros, con figuras de gran relieve que, desgraciadamente, no se han visto igualadas en nuestros tiempos. Ni un Juan Rico y Amat ni un Serfico han aparecido en estos tiempos ni mucho menos un Juan Sempere o un Francisco Laliga. Sin embargo, parece que el gran incremento del nivel cultural eldense, las insistentes fuerzas que empujan al eldense a intere sarse por los problemas de la cultura y el espritu; las sociedades y cen tros que realizan gran labor en este aspecto y la mayor extensin de la enseanza media y universitaria entre la juventud eldense permite esperar excelentes frutos en el ltimo tercio del siglo XX, por los mismos arios que en el siglo XIX en que la cultura eldense logr sus mejores realiza ciones literarias, con un pequeo Siglo de Oro del que como eldenses, y en nuestra medida, nos sentimos orgullosos. 363 ELDENSES NOTABLES DEL Juan Sempere y Gua rinos (1754-1830) Francisco Ganga El Serfico (1812-1870) 364 Juan Rico y Amat (1821-1870) Francisco Laliga Gorgues Lambe rto Amat y Sempere, escritor e historiador local (1821-1893). 365 XXX. Situacin poltica La desdichada situacin por la que Espaa atraves durante todo es te siglo XIX, causada por las disensiones polticas, luchas dinsticas entre carlistas e isabelinos, pronunciamientos, agitaciones sociales de los inci pientes partidos revolucionarios, etc., tuvieron su reflejo, como era inevi table, en Elda. Carente de una masa obrera por su nula industrializacin que presionara revolucionariamente sobre la villa, como ocurra en otras po blaciones no muy lejanas, el problema poltico eldense estaba representa do por la lucha por el poder y las diferencias entre el partido circunstan cialmente en el mando, impuesto por la tendencia dominante en Madrid, y la oposicin. Liberales y progresistas, dinsticos, carlistas, republicanos, federales, etc. tejan sus menudas intrigas en el marco de un desorden po ltico casi absoluto que esterilizaba la accin de mejora del pueblo, impo sibilitando al equipo gobernante para hacer otra cosa que defenderse de los ataques del opositor de turno y mantenerse en el silln de la presiden cia municipal. No podemos entrar en detalles sobre las vicisitudes polticas de los el denses en la poca del ltimo cuarto de siglo pasado, pero s quiero pre sentar, a modo de muestrario de los acontecimientos que tenan lugar, va rias estampas polticas del tiempo citado, como son las siguientes: En 1864 se formaron en Salinas y Elda causas por delitos polticos y electorales en las que estaban complicados muchos eldenses y salineros. Vista la causa se les impuso graves penas a algunos de los procesados. Estas penas provocaron la reaccin de los correligionarios de aquellos, que lanzaron fuertes campaas para evitar la aplicacin de la sentencia, campaas en las que Castelar intervino en primer lugar con su prestigio internacional, consiguiendo que no recayeran sus sentencias. (56) Las elecciones municipales de 1868 provocaron protestas que consi guieron su posterior anulacin por la Diputacin Provincial. (57) Durante el verano de 1869 las partidas carlistas hicieron incursiones en las comarcas de Alcoy, Sax y Castalla, lo que motiv un estado de in quietud en todos estos pueblos y sus limtrofes. Esto, unido a las accio nes de los partidos republicanos oblig al Gobierno a suspender las ga rantas constitucionales y declarar el estado de guerra en toda la provin cia de Alicante. (58) Parecidos sucesos a los de 1864 y 1868 tuvieron lugar en 1886. (59) (56) Jos Pay Pertusa. Elda y Castelar. Madrid, 1899. (57) V. Martnez Morell. Alicante. Desde la Gloriosa hasta la Restauracin. 1868-1874. (58) Vicente Ramos. Historia del Teatro Principal, pg. 120. (59) J. Pay Pertusa. Ob. cit. 366 Tambin Castelar, el tribuno eminente que llena con su poderosa personalidad la segunda mitad del siglo XIX, nos da otra faceta de la po ltica de entonces, en Elda y en Espaa, al referirse a unas elecciones a Diputados provinciales celebradas durante el efmero reinado de don Amadeo de Saboya probablemente, pues estas palabras que siguen estn contenidas en el famoso Discurso contra los Saboya dicho en 1870 en el Parlamento: ... En Elda, pueblo de la provincia de Alicante, haba un Ayunta miento republicano puesto por la voluntad de los electores y sustituido con otro monrquico por la fuerza de las armas. Llegan las elecciones a Diputados Provinciales; mis amigos quieren ganar por la ley lo que les haba quitado la violencia, y se urde una conspiracin de la autoridad pa ra que los menos ganen la eleccin a los mas. El presidente del Comit Republicano se dirige a los mayores contribuyentes del pueblo y les dice: s que van a armar una rebelin supuesta para atribuirnosla a nosotros y desconcertarnos; convoquen ustedes a las autoridades municipales y rue guenles que guarden el orden como es su deber. Y las autoridades muni cipales responden: Que nos dejen ganar las elecciones. Cmo re plican mis amigos hemos de dejar los ms ganar las elecciones a los menos. Y a la noche siguiente, canciones republicanas, tiros en las ca lles por la Guardia Rural, prisiones de los republicanos en sus casas y triunfo del Gobierno. (60) Aunque la estratagema nos parece de lo ms burdo no se puede ne gar su seguro xito pues todava en este tiempo es puesto en prctica en diversos lugares de todo el mundo, en los cuales se quiere asegurar unas elecciones limpias y patriticas. Otro documento nos ilustra tambin de la limpieza democrtica conque se preparaban las elecciones. Esto no ocurra en Elda solamente, sino en todas partes y es como un pequeo reflejo de un mal general. Es te documento (61) es una instancia al Congreso de Diputados impugnando la validez de las elecciones generales a Diputados en Cortes celebradas en la circunscripcin de Alicante el 12 de abril de 1896, manifestando el fir mante, don Joaqun Rico y Maestre, que fue elegido concejal del Ayunta miento de Elda y posteriormente alcalde presidente del mismo Ayunta miento, de cuyo cargo tom posesin el primero de julio de 1885 y /o ejerci con beneplcito de sus administrados hasta que fue depuesto in tencionadamente para preparar las elecciones siendo reemplazado interi namente por don Jos Amat y Sempere quien como alcalde interino presi di la Junta municipal del censo electoral indebidamente. Los concejales fueron tambin reemplazados, por orden guber nativa dictada por el seor gobernador civil de la provincia, por otros (60) Regicidios y crmenes polticos, pg. 400. (61) Manuscrito firmado, en el Archivo del autor. 367 tantos vecinos del pueblo, alguno de esos insolventes y todos sin capacidad para ejercer el cargo de concejal. Con este ayuntamiento interino formado por orden superior y encargado de formar el censo electoral y presidir las elecciones, parece que el partido gobernante pudo hacerse el guiso electoral a su gusto, si hemos de dar fe a las protestas de don Joaqun Rico y sus concejales tam bin firmantes: Joaqun Amat, Juan Jos Martnez y Jos Mara Vidal. LOS CARLISTAS. Cuerpo extrao en nuestro organismo social eran los carlistas a cuyas correras nos hemos referido en este mismo captulo, cuyas pretensiones dinsticas eran totalmente ajenas a lo que los moradores de Elda, ms bien liberales en su mayora, deseaban para la direccin de los rumbos de la Patria. No obstante, haba algunos elden ses afectos al pretendiente y tambin alguno formando parte de una fa mosa partida llamada del Cucala . De vez en cuando alguna de estas partidas llegaba al pueblo, que no tena guarnicin militar, y reclamaba por la fuerza vveres y dinero para seguir sus correras por la comarca. Por va oral he recogido los recuerdos de un testigo ya fallecido, de una de estas entradas de la partida del Cu cala en Elda, viniendo de Petrel. Tanto las autoridades como el clero sa lieron a recibirles al trmino de Petrel, a la Cruz Cubierta que entonces haba. La recepcin oficial no evit que la numerosa partida cometiera desmanes, maltratando al alcalde y destrozando el escudo de la plaza de la Constitucin en la fachada del Ayuntamiento. Tras obtener la consabi da contribucin en vveres y metlico, la partida march hacia Mon6var, ocurriendo esto alrededor de 1875. ANARQUISTAS. La conversin de la Elda agrcola en una pobla cin industrial a la cual afluan gentes de todos los pueblos comarcanos a enrolarse en las primeras naves industriales manufactureras de calzado, trajo al pueblo inquietudes sociales y los inevitables problemas entre el capital y el trabajo. La introduccin de mquinas en la industria, en las cuales el obrero vea el enemigo que iba a desplazarle y quitarle su trabajo, agrav las di ferencias. As lleg hasta Elda la semilla revolucionaria con la constitu cin de un grupo anarcosindicalista que hizo su aparicin pblica en 1898, lanzando manifiestos condenando la guerra colonial que se desarro llaba en Cuba y Filipinas. Ms tarde, editaron un peridico semanario, de doctrina y combate, del cual no he podido recoger dato alguno. (62) Tal era la situacin poltrca en la Elda de fi nal de siglo, y all estaba la levadura donde haba de amasarse la Elda cuyo predominio anarcosin dicalista tanto haba de pesar cuando llegaron los dramticos aconteci mientos de la guerra civil espaola de 1936. o2) Las ideas de superacin y la juventud. El cronista. Elda, 1934. 368 XXXI. La industria del calzado hasta finales de siglo En el captulo XXVIII hemos abordado los tiempos hericos de esta industria, que haba de ser la base vital de la poblacin a lo largo de los arios hasta levantar su economa en la forma que hoy podemos compro bar. La conversin de aquellos modestos talleres artesanos en grandes f bricas dotadas de todas las secciones y mquinas convenientes para esta produccin no fue brusca, sino que poco a poco, casi insensiblemente, los pequeos talleres se convirtieron en pequeas fbricas y despus en gran des fbricas. As tenemos a Silvestre Hernndez que inici su fabricacin en la calle del Marqus hoy de Mndez Nuez; despus pas a la de la Esperanza, hoy Maura; y ms tarde a la calle de San Roque, en la ca sa, hoy derribada, que haca frente a la calle de don Jos Amat Sempere. De all, Silvestre Hernndez dio el salto a la primera gran fbrica creada en Elda. Esto fue en el ao 1894 o 1895. La fbrica estaba situada en ple no campo entonces, a espaldas de la calle Nueva y con la fachada orienta da al sur, en lo que despus sera calle de Jardines. Este edificio que to dava muchos lectores recordarn, fue en los postreros aos de su vida, dedicado a usos polticos, siendo demolido en 1944 o 1945 para levantar sobre l un bloque de viviendas. Constaba de una amplia nave aparente mente seccionada en tres cuerpos por la configuracin de su fachada, con tres grandes puertas y otros tantos picos sobre las mismas. Ms tarde se le aadi otra nave, formando una L, con la puerta en la calle de ,M dico Beltrn, hoy de General Mola. En esta nave se puso posteriormente la maquinaria de cortar suela y otras, movidas primero por un juego de mulas y despus por energa elctrica. Otro nombre seero entre los fundadores de la industria fue el de Rafael Romero Utrilles. Desde 1874 haba estado trabajando rudamente, elevndose de esa condicin dura y penosa, hasta conseguir crearse una posicin privilegiada por su propio esfuerzo e inteligencia. Veinticuatro arios le cost consolidar su fabricacin de calzado, consiguiendo fi nalmen te, alrededor de 1898, construir su gran fbrica, la segunda en su clase de Elda. Consista en una nave de grandes dimensiones, adosada a un her moso chalet de dos plantas, que se ha mantenido igual hasta 1955 en que fue demolido hasta los cimientos, levantndose en su solar las edificacio nes existentes a ambos lados de la calle Dahellos. En una informacin publicada en 1900, se deca que Romero daba trabajo a cuatrocientos cincuenta obreros entre hombres y mujeres; su produccin era de 800 pa res diarios, realizando una exportacin muy considerable de zapatos al ario. No tena ms mquinas que las de aparar y cortar suela, pues era opinin suya reflejando la de su poca que el cosido y clavado a mquina no respondan a la duracin como cuando eran hechos por la mano del obrero. La hermosa fbrica de Rafael Romero pas posteriormente a ser pro 369 piedad de la fi rma Bellod Hermanos y Zaragoza, con cuyo nombre y el de Pedro Bellod Pay vino funcionando hasta su desaparicin en 1954. Esta fi rma se haba constituido en 1899 por los hermanos D. Pedro, D. Antonio, D. Santiago y D. Miguel Bellod Pay y D. Jaime Zaragoza Vi cente, cuado de los anteriores, consiguiendo en pocos arios gran impor tancia, hasta el punto de poder adquirir, como hemos dicho, la fbrica de don Rafael Romero junto con el chalet y dems terrenos unidos a los mismos. Otra importante fbrica existente al finalizar el siglo era la de Vera Hermanos, fundada en 1898 por los hermanos don Ventura, don Gabriel, don Jenaro y don Trinidad Vera Garca y el cuado de estos don Rafael Juan. Su primera fbrica estuvo instalada en el nmero 3 de la Avenida de Chap y posteriormente levantaron la soberbia nave que daba a las ca lles de Pemn, Varela, Hilarin Eslava y Ramn Gorg. A fi nales de si glo la fbrica albergaba a cien obreros y en 1954, coincidiendo con el pe rodo de grave crisis de las grandes fbricas eldenses, cerr sus puertas. Otra de las empresas importantes de fi nales de siglo era la de don Jos Tobar, dotada de maquinaria para corte de materiales, cosido y pi cado, con una plantilla de 150 obreros. Tambin era importante la empresa de don Blas Amat, fundada en 1897 y sita en la calle hoy de General Mola. Este constante crecimiento de la industria del calzado, llevaba consi go la creacin de otras empresas complementarias de aquella que hacan ms fcil el trabajo de las fbricas. As podemos contar a fi nales del siglo XIX con importantes fbricas de este tipo, como la de cajas de cartn de don Francisco Santos, que no solamente abasteca de envases a las fbricas de calzado sino que tambin los haca, elegantes y vistosos, para sombrereras, farmacias, confeccin y otras ramas de la produccin. Para ello contaba con un amplio equipo de mquinas servido en su totalidad por mujeres. Adems de la citada fbri ca de don Francisco Santos existan otras varias de sta especialidad, cu yos propietarios o denominacin no hemos podido averiguar. Tambin en 1899 se fund una gran fbrica de hormas para calzado, propiedad de la fi rma Isidro Aguado e Hijo, dotada de moderna ma quinaria movida por fuerza hidrulica, que produca un par de hormas de cualquier tamao o clase cada tres minutos. En esta rama industrial ya exista desde 1897 la fbrica de hormas para calzado de don Constantino Ban, con maquinaria movida con fuerza hidrulica en sus primeros aos, que resultando insuficiente, hubo que ser ampliada con electromotores que permitieron ampliar su produc cin. Otras industrias de tacones, curtidos, pegamentos y dems productos 370 Fbrica de calzado de Rafael Romero en la calle Jardines Calle de Jardines con el chalet y fbrica de Rafael Romero 371 usados por el calzado iban siendo instaladas, o se creaban depsitos de las mismas, pudiendo afirmarse que al terminar el siglo XIX ya estaba Elda totalmente volcada hacia la produccin del calzado. Naturalmente, este engrandecimiento industrial atrajo hacia Elda a una gran masa de gentes de todas partes que hallaban en ella jornales fciles y seguros, y un trabajo ms limpio y ligero que el de los campos manchegos o murcianos. As fue hinchndose el censo demogrfico, a ve ces lentamente, otras en alud insospechado, como ocurri ya a primeros del siglo XX con la avalancha de Almansa en la que se desplazaron de aquella ciudad a centenares, dndose el caso de que los aspirantes a za pateros, por falta de viviendas, tenan que dormir en huecos de escaleras que les alquilaban las avispadas amas de casa. El incremento de la po blacin exigi nuevas edificaciones y para paliar este problema se fund la sociedad cooperativa La Prosperidad en 1898, de la que ya nos he mos ocupado anteriormente. La iniciativa privada construy tambin gran nmero de viviendas, lo que atrajo a Elda a maestros de obra y albailes. Estos, buscando un trabajo menos duro y mejor pagado, derivaron hacia el calzado, exactamente como hoy ocurre y dejaron nuevos puestos de tra bajo, que al irse llenando nuevamente por inmigrantes elevaron la pobla cin de la villa en un ciclo continuado. Este crecimiento demogrfico exi ga igualmente nuevos servicios, nuevos establecimientos pblicos y espec tculos, por lo que se abrieron muchos ms de los que ya haba. As El da, al presentar cara al siglo XX, iniciaba el boom que habra de lle nar la primera dcada de este siglo y que en su lugar correspondiente continuaremos relatando. De esta forma, la industria del calzado, ya superada la fase primaria de fbricas modestas y casi familiares, se implant en Elda de un modo tan firme que ha dado a la ciudad una configuracin y una personalidad propia, que ha servido de estmulo y ejemplo a poblaciones vecinas a las que ha convertido, al igual que ella, en poblaciones zapateras. BIBLIOGRAFIA Feofilo Romero. Origen y desarrollo de la industria del calzado. Revista El Cronista. Elda, 1934. La Regeneracin. Alicante 1900. Nmero extraordinario dedicado a Elda. Juan Estevan. Elda y su industria del calzado. Albor, Elda, 1935. Alberto Navarro Pastor. Apuntes para una historia del calzado eldense. Revista Dahellos. Enero, 1951. Alberto Navarro Pastor. Las primeras fbricas. Revista Dahellos. Nm. 12, pg. 322. 372 Indice de captulos 373 Pgina A manera de introduccin 9 ELDA PREHISTORICA I. La antigedad de Elda en las crnicas locales 17 II. Los primeros hombres en Elda 18 III. A qu cultura pertenecieron los hombres del Trinitario 23 IV. Vestigios Neolticos hallados en el Trinitario 24 V. El Monastil, el Pantano y Cerro de las Sepulturas 28 VI. Cronologa 29 ELDA IBERICA Y ROMANA I. Los iberos en el valle 33 II. Los pueblos colonizadores 36 III. Dominacin cartaginesa 37 IV. La fundacin de Elda 39 V. Icositania 42 VI. El poema de Avieno, el Vinalop y Elda 42 VII. La Ello del itinerario de Antonino 43 VIII. De los nombres de Elda 46 IX. Vestigios de la presencia de iberos y romanos en Elda 48 X. Las Agualejas 54 XI. El maestro del Monastil 55 Al terminar estas lneas 55 ELDA VISIGODA I. Elota y su sede episcopal 67 ELDA MUSULMANA I. Ello en la tierra de Tudmir 75 II. Los musulmanes en Elda 77 III. Vicisitudes de Ello 78 IV. El Cid en la comarca 80 V. Inminencias de reconquista 82 375 Pgina ELDA BAJO LOS REYES DE CASTILLA (1243-1305) . Diferentes versiones de la Reconquista de Elda. Bernardo Amat El Fabuloso 87 II. El vasallaje a Castilla del Reino moro de Murcia. Gui llermo el Alemn, primer seor de Elda 96 III. Elda bajo el seoro de Don Manuel (1257-1284) y de su hija Doa Violante (1292-1305) 100 IV. De Castilla a Aragn 102 ELDA BAJO LA CORONA DE ARAGON (1305-1424) I. Un seoro efmero: D. a Blanca de Aragn (1308-1312) . 113 II. Donacin de Elda al infante Don Fernando. La invasin del moro Redun 115 III. De don Pedro IV de Aragn y el seoro de don Fernan do hasta la guerra entre Castilla y Aragn (1336-1356) 117 IV. De la guerra entre Castilla y Aragn a D. Sibilia de For ti, pasando por Beltrn Duguesclin y Hugo de Calviley (1356-1384) 119 V. D. Sibilia de Forti, Seora de Elda (1384-86) 122 VI. La Reina Doa Violante de Bar, Seora de Elda (1387 1424) 126 LOS CORELLA Y LOS COLOMA (Siglos XV y XVI) I. Los Corell 133 II. Guerras en nuestro suelo 135 III. Discordias con Orihuela 137 IV. Los Coloma y el Condado de Elda 139 Panorama del siglo XVI 144 FUNDACIONES MAS IMPORTANTES EN EL SIGLO XVI I. La Iglesia parroquial de Santa Ana 149 II. El Convento de Padres Franciscanos de Ntra. Sra. de los Angeles 152 III. El Hospital de pobres 154 IV. Agua para la huerta 155 V. Aguas potables 158 NOTAS VARIAS RELATIVAS AL SIGLO XVI I. La Feria de Diciembre 163 II. El castillo de Santa Brbara de Alicante 164 III. Algunos apellidos de origen musulmn de eldenses moris cos del siglo XVI 164 IV. Delincuencia infantil en el siglo XVI 165 V. Cementerios 168 VI. El marquesado de Noguera, por otro nombre Sta. Br bara 169 376 Pgina VII. Ceremonia de eleccin de jurados 170 VIII. Las Cortes de Monzn en 1563 171 IX. Creacin del obispado de Orihuela 172 ELDA EN EL SIGLO XVII I. Fundacin de la Capellana del Rosario 175 Otras Capellanas 176 II. La venida de las imgenes (1604) 176 Quin trajo a nuestros Patronos 179 III. La expulsin de los moricos (1609) 184 IV. El Hospital de pobres 190 V. Crida de buenas costumbres 191 VI. Proclamacin del ttulo de Virgen de la Salud 195 VII. Sequas, plagas y epidemias 196 VIII. El barrio de San Antn 199 IX. Comercio e industria 201 X. Como se construy el Pantano 204 XI. Varia del siglo XVII 207 Creacin de la rectora en 1602 207 Las obras de la iglesia (1600-33) 208 Retablo del altar mayor 208 Santa Misin de 1656. Un hecho prodigioso 208 Santa Misin de 1680 210 La Plaza del Angel 210 Portales 210 Alimaas en el trmino 211 Ms agua para la huerta 212 ELDA EN EL SIGLO XVIII I. La poblacin eldense en el Setecientos 215 II. Lmites con Petrel y Marquesado de Noguera (1703) . . 226 El marquesado de Noguera 229 III. La guerra de Sucesin 230 IV. El Cristo del Buen Suceso (1714) 244 V. Epidemias y plagas 245 La epidemia de 1766 251 VI. Pleitos y rencillas entre Elda y Petrel 253 VII. Solemnes actos en honor de los Condes (1751) 259 VIII. La Iglesia de Santa Ana en el siglo XVIII 260 Fiestas de Septiembre en honor de Ntra. Seora. . 270 IX. El pantano de Elda 271 Resumen cronolgico del siglo XVIII 273 SIGLO XIX I. El siglo XIX antes de 1808 279 377 Pgina Fiestas del Centenario de 1804 281 II. La guerra de la Independencia 284 Cuadrillas 287 Los franceses en Elda 288 III. El primer cementerio 289 IV. Notas varias de 1814 a 1836 291 Desecacin de la laguna de Villena 291 Paso del cortejo fnebre del Rey Carlos IV 293 Jubileo universal 293 Bandolerismo 293 Muerte de Sempere y Guarinos 294 El partido judicial de Monvar 294 El clera en Elda 295 Desalojo del Convento 295 Abolicin de los seoros 296 V. La Milicia Nacional 297 VI. Un golpe de Estado en Elda 300 VII. Deportes, fi estas, espectculos y otros 302 Moros y Cristianos 303 Espectculos 303 Elda en 1846, segn Madoz 304 VIII. La Batalla de Bonet 305 IX. Venta y demolicin del Castillo 310 X. Fundacin de la Banda de Msica de Santa Cecilia 314 XI La Virgen del Ppulo baja del Castillo 316 XII. El clera de 1855 317 XIII. El ferrocarril pasa por Elda (1858) 318 XIV. Varia sobre huerta, montes y otros 321 XV. Reinauguracin de la Iglesia de Santa Ana 322 XVI Amadeo de Saboya pasa por Elda (1871) 323 XVII. El esparto, industria eldense en decadencia 325 XVIII. El albor de la industria del calzado en Elda 327 XIX. El Hospital Provincial, despus Manicomio Provincial 331 XX. Fiestas religiosas y populares 333 XXI. El manto azul de la Virgen (1883) 341 XXII. La trgica noche del 18 de septiembre de 1884 342 XXIII La ltima epidemia colrica (1885) 345 XXIV. El Bien General (1885) 347 XXV. Obras Pblicas 1867-1892 348 Porches 348 Hospital de la Pursima 348 Matadero 348 Puentes 349 Crceles 349 Cementerio 353 378 Pgina XXVI. Vicisitudes del partido judicial (1892-96) 354 XXVII. El barrio de la Prosperidad (1898) 355 XXVIII. La ltima presencia de Castelar en Elda 356 XXIX. Panorama cultural de la Elda ochocentista 357 Obras polticas y econmicas 358 Obras religiosas 359 Novela y cuento 360 Teatro 360 Poesa 361 Estudios locales 362 Peridicos 363 XXX. Situacin poltica 366 XXXI. La industria del calzado hasta finales de siglo 369 379 FIN DEL TOMO I ERRATAS ADVERTIDAS MAS IMPORTANTES Pg. 89, Nota (9) dice Historia de Elda es Historia de Elche 127, Nota (37) dice Aureliano Guerra es Aureliano Ibarra 133, Nota (4) dice Vide pg. 106 es Vide pg. 123 296, linea 12, dice en la pgina 145 es en la pgina 153 305 y ss. dice Pantalen Bonet es Pantalen Bon

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