Personajes y episodios en la historia de Elda

PERSONAJES Y EPISODIOS EN LA HISTORIA DE ELDA ISBN. 84-398-3903-O Depsito legal: A.704-1985 Grficas DIAZ, S.L. - Marte, 6 Alicante Jos Navarro Pay Personajes y episodios en la historia de Elda ALICANTE, 1985 01; T = 4. 4 1 L 1F. fi LE 14 . 1 .L UC - t 5 - -- _ .-my - =N I i ISM . rj r .. , ! j j . V 4 . Pi - N u : wl . 1 ,,,rk k kr , - y ri }. V i r - _ ( 61 . y .1 - 44 _ _ _4- oF r. , rzi r9 1 . r _, 1 4 11 4. Dedicado a mi esposa e hijos, que tanto me ayudaron a salir a flote cuando me dejaron cesante. 7 Captulo I INTRODUCCION Como dejaron cesante al cronista con motivo de la Guerra Civil, se vino a su pas industrial, serpenteado por el ro Vinalop, en don de se asientan los cultos y laboriosos pueblos de Elda, Monvar y Petrel. Se denomina EL VALLE DE ELDA, descrito con nfasis ad mirable por las inmortales plumas de Azorn y de Castelar, que lla maba su pueblo a Elda, la Meca del calzado. Actualmente hay aqu en esta ciudad, viviendas confortables en nuevas construcciones elevadas hacia el cielo como atrevidas torres de Babel, que destruyen la ordenada belleza del panorama urbano, y edificios modernos que dan a la poblacin aspecto de capital. Pero entonces terminada la Guerra Civil exceptuando el casino, las es cuelas situadas en la calle del Padre Manjn, y el teatro, no haba ms adorno pblico que la plaza de Castelar: un hermoso parque con estanque y jardines, en el que destaca en la plataforma central el monumento a Castelar. Iniciacin a los datos histricos eldenses Los arquelogos encuentran vestigios anteriores de la poblacin en las estribaciones montaosas cercanas; pero, concretamente, el historiador romano PLINIO, en el grfico que dibuja de La Contes tania regin mediterrnea que sita entre las desembocaduras de los ros Jcar y Segura, con alguna penetracin hacia el interior, marca el lugar de Elda con la denominacin ELLO. Se llam tam bin IDELLA, ETLA y ELLA, y tal vez ELO. En el siglo VIII perteneci al reino visigodo de Teodomiro, has 9 ta el ao 779 en que los moros se instalaron definitivamente en el territorio. Despus de que los rabes derrotaron al rey visigodo don Rodri go, invadiendo nuestra pennsula, un prncipe que se salv, llamado Teodomiro, organiz un ltimo reino cristiano de aquella poca en estas tierras, tributario de los musulmanes, con capitalidad en Ori huela. Prevaleci la invasin aqu hasta muy entrado el siglo XIII. Entonces se produjo la reconquista de Elda, y dado el criterio moral e inteligente de Fernando III El Santo y de su hijo el infante don Alfonso, ms tarde Alfonso X El Sabio, los hispanos moros fueron respetados en su religin, vidas y haciendas. El castillo, del que nos ocuparemos detenidamente en posterior captulo, era de construccin rabe; fue reconstruido, ampliado y embellecido, convirtindolo en palacio despus de la Reconquista. Lo habit, entre otros, doa Sibilia, esposa de Pedro IV de Aragn, por el ao 1384. Doa Sibilia acord con el Cad y Aljamas de la entonces villa, la contratacin de peones para las obras de la fortale za. Circunstancia que nos prueba la existencia en Elda por aquellas fechas, de los moros con sus autoridades propias, sometidos, desde luego, a los prncipes cristianos. Segn el censo de 1910, Elda contaba con 8.028 habitantes y en 1900 slo tena 6.131; de los que saban leer y escribir 901 varn y 591 hembras. Entre otros posibles nombres anteriores, la poblacin, en la poca rabe se llam IDELLA, aclarando lo que hemos escrito an tes. A raz de la Reconquista se denominaba ELLA, nombre que acab por transformarse en Elda. Tales circunstancias sumadas a la situacin que ocupaba el pueblo, relativamente cerca de ASPIS e ILLICE (Aspe y Elche), permiten suponer la posibilidad de que Elda sea la sucesora de la antigua ADELLO o ELLO, mansin de la va romana que cruzaba nuestra provincia. En la regin alicantina existi una seccin de la VIA PRETORIA, que atravesaba LA CONTESTANIA, hasta que, despus de pasar por Illice, continua ba junto a la costa hasta Cartagena; va romana a la que antes hace mos referencia. Como decimos, a raz de la Reconquista de la poblacin, se de nomin ELLA. Don Jaime I de Aragn El Conquistador, en la crnica de su reinado, escrita por l mismo, cuando visit Elda el ao 1265, escribe ELLA. 10 El ao 1264 se rebelaron los islmicos de la regin murciana y los de esta zona contra Alfonso X El Sabio de Castilla, y fue preci so que su suegro, el monarca aragons El Conquistador, viniese a prestarle auxilio, consiguiendo en poco tiempo sofocar la subleva cin. El aragons logr, sin resistencia, la total sumisin de los mo ros de Elda, y restituy la entonces villa a su seor el infante caste llano, residente en Murcia, don Manuel, hermano del rey Sabio. Pero, en 1296, Elda pas a la Corona de Aragn y reino de Valencia, al haberse apoderado de este territorio Jaime II de Aragn, nieto de El Conquistador. Alfonso V de Aragn la don a don Gimn Prez de Corella en recompensa de los servicios que le haba prestado. Cuando los agermanados (Guerra de las Germanas) de Orihue la, en 1521 atacaron Albatera, las gentes del Valle de Elda salieron en socorro de aquel lugar e hicieron retirarse a los insurrectos. A principios del siglo XVII, la villa era una de las principales del reino de Valencia y contaba sobre setecientas familias. Felipe II cre el Condado de Elda para el mayorazgo de la villa Calvillo de Coloma. Los descendientes Colomas desempearon car gos pblicos importantes y gozaron del favor real. Los moriscos de Elda y Petrel, que como los otros de la regin valenciana, haban luchado a favor de los nobles en la Guerra de las Germanas, hecho que les vali el odio de la plebe fueron enci ma expulsados de Espaa en 1609. Si algunos pusieron resistencia, corri la sangre. Como la mayor parte de la poblacin eran moros, Elda qued despoblada y decay la prosperidad agrcola creada por los mahometanos, que a los nuevos pobladores les fue difcil levan tar. Posteriormente mejor la productividad del campo como princi pal sustento de los moradores eldenses, y, en el siglo pasado, la huerta de Elda era frtil, hallbase poblada de rboles frutales, que regaban las aguas, entonces buenas, del ro Vinalop. El agua que discurre ahora por el ro, adems de llevar residuos contaminantes, est salada y es inapta para el riego, que se nutre de unos caudales procedentes de Villena y Salinas. El cuidado de la huerta ha decado, por poco rentable, quedan do superado por la importante riqueza industrial del calzado. Pode mos aadir que en el siglo pasado existan algunas manufacturas de esparto para esteras y objetos similares, como tambin modestas f bricas de papel de estraza, y se inici ya el calzado. 11 Durante la Guerra de Sucesin (entre Felipe V y el archiduque Carlos de Austria), las tropas del archiduque llegaron a Elda en Ju lio de 1706, despus de batir a los adversarios las fuerzas del primer Borbn, Felipe V, que intentaron cerrarles el paso. La poblacin fue saqueada por la soldadesca del austriaco, que profan los templos, apale a las autoridades y se apoder de 480 cabalgaduras. Elda lu ch al lado de Felipe V. La villa sufri tambin los estragos de las guerras civiles, que, con frecuencia, nos han atormentado y arruinado durante los lti mos siglos. Recibi el ttulo de ciudad el ario 1904, en que presida el Con sejo de Ministros don Antonio Maura y desempeaba el ministerio de la Gobernacin don Jos Snchez Guerra. Como hemos dicho, la reconquista de Elda se produjo en el si glo XIII. El caudillo vencedor fue el infante don Alfonso, ms tarde Alfonso X El Sabio, hijo del rey de Castilla Fernando III El San to. Pero los moros fueron respetados en su religin, vidas y hacien das, permaneciendo aqu hasta su expulsin, decretada por Felipe III de Espaa, con la colaboracin de su valido el duque de Lerma, en el ao 1609. Nuestros moros, en su conducta particular, no iban tan adorna dos como los que van en la fiesta de moros y cristianos que celebra mos, pero eran trabajadores y aseados, descendiendo, muchos, de los rabes que en siglos anteriores haban levantado un gran impe rio. Elda formaba ya entonces unida al Reino de Valencia, pero fue repoblada por familias castellanas en sustitucin de los islmicos desterrados. Adems de ampliar lo escrito, de los datos histricos que hemos encontrado sobre Elda y sus personajes relevantes, nos ocuparemos a continuacin en este libro. Se trata, por lo general, de artculos pu blicados durante los ltimos arios en la prensa local, referentes a ilustres antepasados y episodios histricos eldenses. (Bibliografa de este captulo: FIGUERAS PACHECO). 12 Vista actual de Elda y Petrel. Al fondo el monte El Cid. (Foto Basilio) Elda. Club del Campo. (Foto Baszli , ,/ (Autorizada su reproduccin en este libro) 13 Elda. Jardines Castelar. (Foto Emilio) (Autorizada su reproduccin en este libro) El Centro Excursionista Eldense, escuela de cultura, destaca en este orden su seccin amigos de la Msicos.. Captulo II EL OBISPADO DE ELDA Aproximadamente por los arios 150 de nuestra Era, llegaron a la Pennsula Ibrica siete varones apostlicos enviados por San Pe dro desde Roma, entre los que se hallaba San Indalecio, que, junta mente con sus discpulos, predicaron la Buena Nueva por la regin septentrional murciana. Fue importante su labor catequista y nume rosos los proslitos conseguidos; tanto que de inmediato se situaron, en tierras murcianas y en sus proximidades, cinco sillas episcopales: Urci, Eliocroca, Cartago Nova, Ilici y ELO (Elda ). Por esta zona murciana y valenciana pasaban dos vas romanas: la va Pretoria, de orden secundario, que desde Sagunto conduca a Cartagena; y, por otra parte, la Herclea o Augusta, carretera ms importante que vena a cruzar por ELO. Ambas vas se comunica ban por algn punto de tales inmediaciones. Los territorios afectos a la capitulacin de Teodomiro en la po ca de los visigodos, formaron un reino cristiano independiente den tro de la Espaa musulmana. Estos territorios comprendan los siete obispados de Acci, Basti, Urci, Begastri, Cartago Spartaria, Ilici y ELO. (Ahora el texto consultado ya dice ELLO en vez de ELO). De aqu no sera difcil llegar a ELLA, como se llam Elda, y es el nombre que le da, en su crnica, el rey Jaime El Conquista dor, a principios del siglo XIII. Vilar, en su Historia de Orihuela, se refiere a la ciudad y di cesis de Elota, opinando que se trata de Elda. Examina las hipte sis ms autorizadas en torno a los orgenes y emplazamientos de la 15 sede y dicesis elotana, vecina y contempornea de las de Begastri e Ilici (Bigastro y Elche), y deja sentado que la controversia Elota de los tiempos visigodos, es sin duda la Iyyu-(h) o ELLO de la fase inicial en la dominacin musulmana. La dicesis elotana sale a la luz por primera vez en el snodo reunido por el rey visigodo Gundemaro en el ario 610, a raz de la muerte del obispo Liciano de Cartagena, una vez suprimido su obis pado. A la asamblea conciliar convocada por dicho rey, acudi Sena bilis, probablemente primer obispo elotano, y, tal vez, recin consa grado, pues suscribe las actas en el ltimo lugar. En los inmediatos concilios no aparece Elota, hasta que en las actas del VII concilio de Toledo, encuentran al prelado Winibal, sucesor de Serpentino, fir mando como obispo ilicitano y elotano (de Elche y de Elda). Beltrn en su texto para el estudio de los bizantinos en Carta gena supone que el obispado de Ilici fue ocupado por los bizanti nos, contraponindole los visigodos uno de nuevo cuo, el de Elota en zona prxima. Y, por fi n, la sede del doble obispado termin por retornar a Ilici. En las actas se determina que se trata de dos obispa dos distintos, pero prximos, de forma que, con el tiempo, el titular de Ilici pas a administrar ambas dicesis desde su sede ilicitana. En el ario 675, reinando el rey visigodo Wamba, Leandro de Ilici se titulaba todava obispo de Ilici y Elota. Fernndez Guerra seala como emplazamiento de la sede elota na, Monte Arab, cerca de Helln. Pero el criterio de que fuese El -la o Elda, concretamente, ELDA, lo patrocinan los siguientes historia dores: Merino Alvarez, en su Geografa Histrica de la Provincia de Murcia. Mateu y Llopis, en su texto sobre la Identificacin Topon mica de Elota. Llobregat, en su libro Teodomiro de Oriola. Y Juan Bautista Vilar, en su Historia de Orihuela. Segn afirma don Enrique Llobregat Conesa, director del Mu seo Provincial, la identificacin de la sede episcopal visigoda que hubo en Elda, se denomin ELO, como decamos al principio del presente artculo, y es la versin de Lorenzo Guardiola en su Histo ria de Jumilla, que posteriormente denomina ELLO. El nombre Elota lo utiliza extensamente Juan Bautista Vilar en su libro sobre Orihuela. Sin embargo, algunos historiadores, como hemos escrito antes, dicen EL -LA. Mas, en realidad, intentan expresar el nombre que se dio a nuestra ciudad en aquel antiguo perodo. Las excavaciones arqueolgicas, que se han realizado aqu, en el Monastil, y en otros puntos, descubriendo un sarcfago notable 16 Crucifijo bizantino. Talla en madera. Trado de Roma en la segunda mitad del siglo XV. (Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela). 17 entre otros hallazgos, y las investigaciones nuevas que se hagan, como las ya llevadas a cabo por la seccin de arqueologa del Centro Excursionista Eldense, y por Antonio Poveda, Luis Maestre, Juan A. Mart, Juan Rodrguez y algn otro que siento no recordar; todo ello puede ayudar al esclarecimiento del asunto que nos ocupa, pero, se debe observar, que no es probable tropezar con edificacin monu mental alguna referente al obispado, habida cuenta que durante los primeros tiempos de nuestra Era, estaba el Cristianismo en perodo de organizacin y no existan, por lo general, catedrales ni grandes iglesias. 18 Captulo III EL CASTILLO En tiempos pretritos, cuando las armas guerreras eran primiti vas y no tenan la eficacia y el alcance actual, los pueblos solan edi ficarse en torno a un montculo, falda de una sierra o cerca de di chas elevaciones, y en un punto alto de las mismas se construa el castillo fortaleza, desde donde se poda divisar y hacer frente con mejor resultado a un posible invasor o enemigo que intentase per turbar la tranquilidad de la poblacin o de su territorio, temores muy justificados en aquellos tiempos de invasiones y guerras fre cuentes. El castillo de Elda debi iniciarse ya en la poca de la domina cin romana para la defensa del pueblo durante la Contestania, re gin sealada por el historiador y gegrafo Plinio, con situacin en tre Cartagena y la desembocadura del ro Jcar, en la que se hallaba comprendida Elda; y despus, en el siglo VIII, cuando existi aqu el dbil reino cristiano de Teodomiro, tributario de los rabes, con ca pitalidad en Orihuela: tolerancia cristiana que termin el ario 779 en que los moros se cansaron de transigir y se anexionaron el terri torio, del que Elda formaba parte. Algunos siglos despus, el ao 1225, Fernando III El Santo, dio impulso a la empresa militar de la Reconquista, y en 1236, des pus de ceir la Corona de Len juntamente a la de Castilla, con quist la ciudad de Crdoba, capital del famoso califato, consagran do su monumental mezquita al culto cristiano. Poco antes, su padre Alfonso IX haba derrotado a los moros de Extremadura, obteniendo los castillos de Mrida, Cceres y Badajoz. 19 En aquellas fechas, Mahomed-Ben-Hudiel, rey de Murcia, teme roso del monarca islmico granadino, instigador del asesinato de su padre, e impresionado por los avances hacia sus tierras de las hues tes castellanas al mando del infante Alfonso (ms tarde Alfonso X El Sabio), envi a ste sus mensajeros en 1241, ofrecindole su reino y la mitad de sus rentas. Para esto encontraron dificultades las tropas de Castilla en Lorca, Cartagena y Murla, pero fueron rendi dos sus castillos el ario 1244. A partir de dicha fecha, Elda y Novel da, y por tanto sus castillos pasaron al vasallaje y seoro del rey castellano, en virtud del derecho de conquista llevado a cabo por di cho don Alfonso, su hijo, con sus aguerridas tropas. Fernando III nombr a su otro hijo el infante don Manuel, ade lantado Mayor del reino de Murcia y administrador del mismo, ce dindole, entre otras tierras y seoros, las villas y castillos de Elda, la Mola, Elche, Crevillente y Aspe. Con posterioridad al ario 1263 se sublevaron los moros del rei no de Murcia, al que correspondan entonces los Valles del Vinalop y la Vega Baja del Segura. El sucesor de Fernando III, su hijo Alfon so X, casado con una hija de Jaime I de Aragn, llamada Violante, envi mensaje a su suegro pidindole ayuda para someter a los mo ros levantados en armas. Este rey de Aragn, El Conquistador, vencidas algunas resistencias entre los suyos, acudi a la demanda, reuniendo un ejrcito de dos mil caballeros, sin contar la infantera, y desde Valencia parti en 1265, pasando por sus tierras de Jtiva y Biar. Desde este ltimo punto requiri y consigui que los musulma nes de Villena se sometieran a la autoridad del infante don Manuel contra el que se haban rebelado. De Villena pas a Elda, Petrel, Monforte, Alicante, Elche y Orihuela, pacificando sin oposicin todo el Valle del Vinalop y la Vega Baja del Segura, adems de recupe rar los castillos de dicho territorio, mientras su yerno Alfonso El Sabio luchaba en el reino moro de Granada. Jaime I se haba instalado con sus tropas en las inmediaciones de Elda el da 18 de noviembre de 1265. Elda y su castillo se rindie ron al rey de Aragn, El Conquistador, sin resistencia, entregndo se voluntariamente en esta fecha. Los territorios y castillos de los Valles del Vinalop y la Vega Baja del Segura que, como hemos escrito, correspondan a Castilla, se incorporaron al reino de Valencia al principio del siglo XIV por conquista de Jaime II, rey de Aragn, nieto del Conquistador, des pus de la guerra que dicho nieto tuvo con sus parientes los monar cas castellanos, exceptuando Villena, que continu bajo la influencia 20 de Castilla por pertenecer al seoro del infante don Juan Manuel, adelantado en Murcia del rey castellano, cargo en el que sucedi a su padre don Manuel. En aquel tiempo era seora de Elda y su castillo la infanta doa Violante Manuel, hija tambin del infante don Manuel. Se llamaba igual que su ta Violante, esposa de Alfonso X e hija de Jaime I. De manera que los dos hermanos, Juan Manuel y Violante, eran parien tes de Jaime II de Aragn; el cual tuvo transigencia con ellos, aun que castellanos, a pesar de la guerra que vena sosteniendo con Fer nando IV de Castilla. Adems, Juan Manuel se cas en segundas nupcias con la infanta Constanza, hija de Jaime II, que permaneci ella en el castillo de Villena hasta cumplir los doce arios, edad mni ma para la boda. Como tope para consolidar la paz al final de la guerra, se form un tribunal arbitral, compuesto por don Dions, rey de Portugal; el infante don Juan, hijo del rey Alfonso; y don Jimeno de Luna, arzo bispo de Zaragoza; designados por los reyes de Aragn de acuerdo con el infante don Alfonso de la Cerda. La sentencia dictada por los rbitros y amigables componedo res, se public el 8 de agosto de 1304 en el lugar de Torrijos, y esta bleca, entre otras estipulaciones, lo siguiente: que Cartagena, Ali cante, Elche, con su puerto de mar e con todos los lugares que re cuden a ell, Elda, Novelda, Orihuela, con todos sus trminos y per tenencias, cuantas han o deben haber e as como taja lagua de Segu ra en ca el regno de Valencia entre el ms susano cabo el trmino de Villena, excepto la ciudad de Murcia y Molina con sus trminos, pa saran a la propiedad del rey de Aragn y de los suyos, salvo que Vi llena cuanto a la propiedad romanga e finque a don Johan Manuel. En el ario 1303, anterior fecha de la resolucin arbitral, los cas tillos de Petrel, Elda y la Mola estaban an bajo autoridad castella na, siendo alcaide de los mismos Juan Garca de Loaysa, seor de Petrel, y el rey de Aragn escribe a su pariente don Juan Manuel concedindole una tregua sobre los castillos de Elda y la Mola. Como hemos indicado, el seoro de Elda y su castillo se hallaban en aquellas fechas bajo posesin de su hermana doa Violante Manuel. Tambin el mismo rey escribe para que los musulmanes de dichos pueblos paguen los tributos debidos al alcaide Garca de Loaysa. Sobre el ario 1308, la reina doa Blanca, esposa de Jaime II, a quien ste, entre los beneficios por el matrimonio, le haba concedi do las rentas de Elda, Novelda y Aspe, aparece ella ejerciendo actos 21 de dominio sobre los castillos, y en julio de dicho ario enva escrito al baile ordenndole que invierta en los castillos de Elda y la Mola, necesitados de reparacin, dos mil sueldos reales de Valencia, segn precise el alcalde que ahora es Pedro de Monteagut. En la misma fe cha ordena tambin al referido baile que del trigo que para ella reci be de los pueblos de Elda y Novelda, entregue 60 cahices para la obra de fortificacin de los castillos. Y en abril de 1310, doa Blanca se dirige a Bernardo de las Cuevas, baile general del reino de Valen cia, y a Pedro de Montagut, para que atiendan con suma diligencia a la custodia de los castillos de Elda y la Mola, teniendo all tropa, ar mas, vitualla y todo lo necesario para su guarda y defensa. (Baile antiguamente, como los indicados antes, eran unos fun cionarios pblicos con atribuciones administrativas y judiciales, nombrados por las altas instancias). Jaime II de Aragn muri el 2 de noviembre de 1327, y le suce di su hijo don Alfonso, llamado El Benigno. Durante su reinado, slo en un perodo se hall perturbada la paz, por un intento de in vasin realizado por los moros de Granada, que pudo ser dominado. Pero despus, con fecha del ao 1329, el nuevo rey de Aragn, de su segundo matrimonio con la infanta de Castilla doa Leonor, herma na del monarca Pedro El Cruel, tuvo un hijo llamado Fernando, el mayor de dicho matrimonio, a quien, por presin de la madre, con cedi el ttulo de marqus de Tortosa, dotndole de cuantiosas dona ciones, que escandalizaron y fueron muchas revocadas. Entre las ob tenidas por fin a su favor, figur Elda y su castillo, como as tambin los lugares y castillos de Orihuela, Callosa, Guardamar, Alicante, Monforte, La Mola y Aspe; ordenando a todos el rey que le tuviesen como verdadero seor y le hiciesen juramento de fidelidad. Para el caso de que el infante don Fernando o sus sucesores muriesen sin hijos varones, dispone asimismo que todas las cosas concedidas vuelvan con pleno derecho a la Corona de Aragn. Tambin en el ao 1329 firma una carta Alfonso IV de Aragn, nombrando a su es posa doa Leonor tutora y administradora de su hijo el infante don Fernando. Fue el infante don Fernando uno de los personajes ms impor tantes e influyentes durante los turbulentos reinados de los dos Pe dros: Pedro I El Cruel, de Castilla, y Pedro IV de Aragn, que se poda calificar de prfido y desleal. En la guerra que sostuvieron los dos Pedros el ario 1364, el cas tellano penetr en nuestra comarca por la frontera de Murcia, ga 22 El Castillo. 23 nando el castillo y el pueblo de Elda, y se le rindieron asimismo No velda, Monforte, Denia, Aspe y otros castillos. No pudo el infante don Fernando tomar parte en estas acciones de guerra, pues el ao anterior haba muerto en Castelln de la Plana, asesinado de orden del rey castellano, por caballeros del conde de Trastamara. As ter min el infante su dominio sobre el castillo de Elda. Jofre Garca de Loayssa, hijo de Juan Garca de Loayssa, seor de Petrel, rindi vasallaje al rey de Aragn en la persona del infante don Fernando, prometiendo defenderle en su castillo como su vasa llo. El de Aragn, para defenderse del podero invasor de Castilla, se ali con las terribles Compaas Blancas, escoria francesa, de cuyo territorio salieron con beneplcito del monarca galo, y del papa, que resida entonces en Avignon. Era jefe supremo de dichas fuerzas el famoso Beltrn Du Glesqun, conde de Longavile y poste riormente condestable de Francia, de gran temperamento blico, pero de nobles sentimientos. Mandando aquellas huestes feroces, .compuestas de 12.000 hombres, franceses, gascones, normando, bre tones e ingleses, penetr en Castilla delante de su poderoso ejrcito, proclamando rey de Burgos en Calahorra al bastardo don Enrique de Trastamara, y organizando el proyecto para derrotar a Pedro El Cruel. El de Trastamara haba dado cien mil escudos de oro a este valiente personaje; y Pedro IV de Aragn, que le recibi con gran fiesta el 9 de enero de 1366, le hizo donacin del condado de Borja y de los seoros correspondientes a los valles de Elda y de Novelda, pomo asimismo sus castillos, y otras importantes concesiones. El seoro de Du Glesqun fue muy breve, pues dur poco ms de ao y medio: tuvo que vender sus bienes para poder pagar a las tropas que mandaba. El 12 de agosto de 1367, por real carta del ara gons Pedro IV, el seoro de Elda y su castillo pas a Hugo de Cal viley, otro de los capitanes de las terribles tropas. Aunque todava Calviley continu algn tiempo en Espaa bajo las banderas reales aragonesas, se restituy por fin a Francia, donde haba nacido en 1311, en la Bretaa, y all falleci el ario 1380. Tambin fue breve el seoro de Calviley en Elda y su castillo, ya que el 7 de noviembre de 1371 hizo donacin del mismo a Mateo de Gornay, otro caballero ingls, que tom parte en las mismas fero ces Compaas Blancas y que haba prestado notables servicios al donante; obligndose ste a rogar al rey que diese su conformidad, como as se consigui. 24 Como la de sus inmediatos predecesores fue asimismo corta la dominacin de Gornay en Elda y su castillo, pues, el 27 de enero de 1378, por venta que hizo al rey Pedro IV de Aragn, este territorio volvi a la Corona juntamente con Aspe, Novelda y La Mola, pasan do todo ello seguidamente al seoro de doa Sibilia de Forci, cuar ta esposa de dicho monarca, el cual al da siguiente hizo la donacin a su consorte, es decir, el da 28 de enero de 1378. Y dispuso, ade ms de concederle otros privilegios, que todos los habitantes, pre sentes o futuros, de dichos castillos y pueblos, tuviesen a la reina como su seora natural y la obedeciesen, prestndole el debido vasa llaje y juramento de fidelidad. Posteriormente terminaran estos iniciales honores, por la hos til actitud hacia ella del infante don Juan, su hijastro, que hered la Corona con el ttulo de Juan I de Aragn. Muerto su padre, la persi gui, declarndola rebelde a la Majestad Real, y confiscndole todos sus bienes, que don a su esposa doa Violante de Bar. Por fin tuvo que renunciar doa Sibilia a todas las villas y castillos concedidos por su esposo Pedro IV y acab su vida retirada en un convento. Los documentos que hemos visto, firmados por doa Violante de Bar como seora de los castillos de Elda y la Mola, llevan fecha de 1387. Otros autores escriben tambin sobre doa Sibilia y doa Vio lante de Bar como seoras del castillo de Elda. Pero los datos para este artculo los hemos tomado generalmente del libro sobre El Castillo de la Mola, publicado por don Elas Abad, cannigo de la catedral de Orihuela y secretario de su obispado. En este libro re produce los numerosos documentos en que se funda, escritos unos en latn y otros en valenciano o lemosn, encontrados en el archivo de la Corona de Aragn. La mayor parte de los documentos estn fe chados en Barcelona, donde resida entonces la familia real aragone sa. Despus de las fechas anteriores, don Elas se refiere slo al castillo de la Mola, seguramente sera la ms importante fortaleza si tuada en las cercanas de esta zona donde nos encontramos, castillo que pas al seoro de la familia de los Maza de Lizana, instituyn dose a su favor en 1448 la barona de Novelda, la Mola, Mogente, Monvar y Chinosa. En 1775 todava figuraba la barona en manos de la misma familia descendientes de los Maza. Felipe V les conce di el marquesado de La Romana, y a ellos qued vinculada la pose sin de los citados castillos hasta la extincin de los seoros. El ltimo documento en latn que copia para su libro, del archi 25 yo de la Corona de Aragn, es una carta de la reina doa Violante de Bar disponiendo las obras necesarias en los castillos de su seoro. Al comentar esta carta, dice: Ahora bien, los castillos y fortalezas pertenecientes al seoro de la reina doa Violante de Bar son posi tivamente los de Cocentaina, Elda, la Mola, de Novelda, que pertene cieron antes al de la reina doa Sibilia de Forci.... Sobre dicho castillo de Elda, que fue palacio habitado por perso nas reales, escribi tambin nuestro ilustre antepasado Lamberto Amat; en su manuscrito de historia eldense anota: En el ltimo ca ptulo de la concordia entre doa Sibilia y el cad y los aljamas de la villa, se obligaron estos a darle peones para las obras del Alczar. Este edificio ocupaba toda la meseta de la colina, que es de 1.900 metros superficiales; de ellos, 1.600 eran plaza cuadrada que estaba en su centro, y los 300 restantes de los cuatro lados, comprenda la edificacin, incluidas las obras de defensa... El segundo piso se com pona de magnficos y grandes salones con elevados y ricos artesana dos techos, y bonitas columnas.... Terminaba este edificio en un ter cer piso, compuesto de largas crujas, con techos sostenidos por enormes y robustas maderas, que decan se cortaron en los montes de Boln y la Torreta. El agua potable para surtir al castillo y a otros puntos de la po blacin, vena de Petrel por costoso acueducto subterrneo. Adquirieron el seoro los condes de Coloma en 1498, siendo creados condes de Elda en 1516, que lo conservaron varias genera ciones. El primer conde de Elda se llamaba Juan Coloma. Era poeta y fue tambin seor de la barona de Elche, alcaide del castillo de Alicante y virrey y capitn general de Cerdea. Cuando la Guerra de Sucesin el castillo se hallaba ya abando nado, siendo nulo su inters militar, y el ao 1849 se derrib, dado su estado ruinoso, despus de vendido en pblica subasta, pues no se haban cuidado de su conservacin como monumento artstico importante. Sin embargo, Lamberto Amat que naci en las primeras dcadas del siglo XIX, conoci la estructura seorial del alczar -castillo de Elda, edificio que seala pas al libre dominio del Estado a partir del ario 1841, y deja escrito que desde ese ario fueron muchas las tentativas para derribarlo, hasta el ario 1849 en que fue subastado en licitacin pblica, siendo derruido por su adjudicatario. Posteriormente aade: Cada vez que contemplamos o vemos tan inmerecida como impremeditada devastacin, lo sentimos pro 26 Maqueta en arcilla del Alczar de Elda, restaurado, de Seijo Alonso fundamente y harta pena hemos tenido al consignarla. Tal es por lo comn el fin de las grandezas humanas!. Seijo Alonso, en su libro sobre los castillos, reproduce algn p rrafo de Lamberto Amat y escribe, entre otros detalles: Slo tena el Alczar una grande entrada con ferradas puertas, as como dos anchas y cmodas escaleras de tallada piedra, que arrancaban de la plaza; una al exterior derecho de la parte nor te, y al izquierdo de la de levante, daban acceso a las habitacio nes del segundo y tercer piso; otra de caracol en el centro de la misma parte de levante, facilitaba tambin la subida a los mis mos. A los lados de dicha entrada haba dos elevadas y espacio sas torres de sillera; a la parte sur y en el vaco de las mismas, dando a los pisos segundo y tercero, haba redondas y bonitas habitaciones, cual era la figura de ambas torres, que concluan con vistosos y buenos campanarios de piedra con gusto labra da, y las dos se comunicaban entre s por fachada exterior con cubierto pasadizo cuajado de troneras. La planta baja de estas torres estaba destinada a seguro archivo de documentos, sien do su techo de fuerte bveda. Ocupaba la colina como antes in 27 dicamos, y teniendo su base al sur la ltima calle de la pobla cin, se divida del castillo por un puente levadizo que dejaba independiente el glasis de entre las dos torres y las lonjas de ste, quedando perpendiculares y a considerable altura, la par te norte y oeste, todo lo que formaba el recinto exterior. Den tro y paralelo a las crujas del tercer piso, una fuerte y ancha muralla de cinco metros, que vena a dar entrada a las torres, circua todo el edificio, fuera del frente sur en que stas esta ban situadas; y para que nada faltara, una larga y ancha cuadra subterrnea, cuyos techos se sostenan por gruesos pilares de piedra cuadrada, capaz por lo menos para doscientos caballos, se hallaba situada bajo del citado saln regio, en el interior del recinto de la plaza. En cuanto a su historia, nombr el infante don Alfonso, seor del mismo castillo, a don Guillermo el Alemn en 1244, donn dolo villa y castillo con todas sus pertenencias. Pasa despus a poder del infante don Manuel, y a la muerte de ste hereda el mismo su hijo don Juan Manuel. En 1292, a la muerte de su madre, entra en posesin del seoro de Villena y otras pobla ciones, entregando a su hermana doa Violante el castillo y vi lla de Elda. En 1305 pasa a la Corona de Aragn.... Aade Lamberto Amat que la reina viuda doa Violante hizo venta de Elda y su castillo a don Ximn Prez de Corella, conde de Cocentaina, el ario 1424. Este fue seor entonces de Elda, Petrel, Sa linas y Aspe. Y el rey, por los servicios que le haba prestado en la conquista de Npoles, hallndose en Castilnovo en 5 de febrero de 1449 (segn Escolano), le hizo merced de las dcimas y primicias de dichos pueblos, cuya donacin aprob el papa Nicols V el 12 de mayo de 1451, imponindole la obligacin de edificar una iglesia en Elda y otra en Aspe, y adems la de pagar anualmente setenta libras al obispo de Cartagena, a cuya dicesis pertenecan ambos pueblos. Los Prez de Corella tuvieron el seoro de Elda y Aspe hasta el ario 1498 en que lo enajenaron a favor de don Juan Prez Calvillo de Coloma, y Felipe II de Espaa premi a esta persona los servicios que le haba prestado en el virreinato de Cerdea, instituyndole primer conde de Elda, que habit en el alczar -castillo de esta pobla cin, l y sus sucesores, hasta mediados del siglo XVII y temporadas posteriores. Posteriormente, el conde de Cervelln fue el ltimo seor terri torial de Elda, hasta el ario 1841. Por aquellas fechas desapareceran los seoros. 28 Captulo IV VISITA DEL REY JAIME EL CONQUISTADOR A LOS VALLES DEL VINALOPO Elda, contra lo que han escrito algunos autores, no fue recon quistada por Jaime I de Aragn EL CONQUISTADOR, sino por las tropas de Castilla, durante el reinado de Fernando III EL SANTO, ya entrado el siglo XIII. Su hijo Alfonso X EL SABIO estuvo por estos territorios de nuestra provincia, mandando las fuerzas caste llanas. Para demostrar y aclarar tal afirmacin, disponemos de un do cumento muy importante: la crnica en lemosn, escrita por el mis mo rey Jaime I, que denomin EL LLIBRE DELS FEITS, de la que vamos a tomar los datos para este captulo. Se ha discutido la paternidad del libro, que, sin embargo, pre senta el carcter de un diario en el que el rey consignaba peridica mente los hechos de alguna trascendencia, producidos a su alrede dor o en sus dominios, o que le afectaran ms o menos directamen te. A pesar de que algunos eruditos opinaron lo contrario, los inves tigadores han terminado por admitir que haba de ser Jaime I el au tor. El mismo relata la historia de su reinado. As se puede interpre tar ante una lectura detenida de la obra. El rey Jaime EL CONQUISTADOR despleg actividad inusita da, llevando una vida azarosa; con frecuencia montado sobre su ca ballo o metido en una tienda de campaa. En Mallorca y en la regin valenciana lleg tambin personalmente para reconquistar los ex tensos territorios y numerosos castillos, que, situados en lo alto de cada pueblo, facilitaban la defensa contra los invasores. 29 Fue rey desde nio, y las luchas, hasta con los nobles dentro de Catalua y Aragn, jams le dejaron tranquilo. Naci en la ciudad y seoro de Montpellier, que como los anti guos territorios del sur de Francia, el Roselln y la Cerdaa, perte neca a sus dominios. Aprendi a expresarse de la misma forma que hablaban en su pueblo: el lemosn, dialecto del provenzal, idioma de la Provenza, tierra meridional francesa. Y su obra EL LLIBRE DELS FEYTS es uno de los pocos textos que marcan un punto de referencia para nuestra lengua verncula. En aquellos tiempos, adems de por otros puntos hispnicos, en las tierras valencianas, catalanas e islas Baleares, se sola escribir en latn los documentos oficiales; Jaime I dispuso que fuesen redac tados en este nuevo lenguaje, tambin de gnesis latina. El Conquistador segn l escribe entr en Valencia despus de asediarla y conseguir su reconquista a los musulmanes. El conve nio de capitulacin tiene fecha de 28 de septiembre de 1238. Seguidamente sigue diciendo autoriz la sugerencia entre sus cortesanos, de que cincuenta caballeros realizaran una excursin por tierras murcianas. El primer punto donde decidieron pelear fue sobre Villena, arremetiendo contra los moros de la poblacin. A pe sar de ventajas iniciales, la resistencia de aquellos les hizo desistir, resolviendo continuar hacia la cercana villa de Sax. Aqu consigue penetrar ms fcilmente; pero, una piedra lanzada desde un tejado sobre la cabeza del caballero Arta! de Alagn, le derrib del caballo y muri. Con posterioridad el rey aragons obtuvo la rendicin de Villena, aunque provisional, pues en dicho caso no se atuvo a los pactos, como vamos a ver, ya que Villena como Elda correspondan a la gestin de Castilla. Alfonso VII de Castilla y Ramn Berenguer IV de Aragn, fir maron en Tudilln el ao 1151 un acuerdo en el que los Valles del Vinalop y por consiguiente Elda, Villena, Petrel..., quedaban inclui das para la reconquista de Castilla. Posteriormente, en 1179, los Al fonsos: el VIII de Castilla y el II de Aragn, se reunieron en Cazorla, firmando un nuevo pacto: en virtud del mismo, correspondan a la reconquista de Aragn, el Reino de Valencia, incluyendo los domi nios del rey moro de Denia, como as tambin Jtiva y Biar; mientras que las tierras situadas a la otra parte del puerto de Biar (Villena, Sax, Elda, Alicante..., la Vega Baja del ro Segura, Murcia...), queda ban para la reconquista de los castellanos. 30 Tampoco inicialmente cumpli los pactos el infante Alfonso, ms tarde Alfonso X El Sabio, hijo del rey de Castilla Fernando III El Santo, casado con una hija de El Conquistador, llamada Vio lante. Este infante aspiraba sobre Jtiva, que pretenda le cediera el aragons para su reino, y avanz con sus tropas hacia dicha pobla cin, ocupando Enguera y Mogente. El rey de Aragn encontr resis tencia para recuperar Enguera; corri la sangre, comportndose con crueldad El Conquistador, pues hizo ahorcar a la mitad de los mo ros y decapitar a la otra mitad. La crnica indicaba del mismo rey, con motivo de este incidente, dice que su yerno le remiti un mensa je, rogndole que lo esperase en Almizra (la frontera o Campo de Mirra), y acudi a la cita con su esposa la reina. Despus de los salu dos de rigor en familiares tan prximos, surgi el objeto de la entre vista, que no era otro que las pretensiones de Alfonso sobre Jtiva para Castilla en concepto de dote para la hija. Aunque el dilogo se haba presentado entre los cortesanos, adquiri un tono violento y la reina se puso a llorar. El llanto de la reina calm los nimos y se pudo firmar EL TRATADO DE ALMIZRA de 1244, que confirm generalmente los pactos anteriores, adjudicndose a favor de Alfon so (es decir, de Castilla) el castillo y la poblacin de Alicante con to dos sus trminos y tierras, siguiendo el camino hacia el lmite de Biar, como asimismo el castillo y pueblo de Villena y tambin la sie rra de la Ra, situada sobre Ayora, hasta el final del ro Cabriel que desagua en el Jcar por Cofrentes, con todo el territorio a partir del frente formado por dichos puntos con direccin a Murcia y a Casti lla. De modo que Caudete, Villena, Sax, Elda, Petrel, Monvar, No velda, Agost, Monforte, Alicante y los pueblos desde este frente con direccin a Murcia quedaron bajo la influencia del rey castellano. A Jaime I le correspondi en dicho tratado, Castalla, Biar, Re lleu, Jijona, Finestrat, Torres, Polop, Aguas de Busot, Altea, Engue ra, Mogente y toda la zona restante con direccin a Valencia, incluso Jtiva, sobre la que no cedi lo que consideraba sus derechos. Con posterioridad al Tratado de Almizra en el mismo ao 1244, se le present a El Conquistador el episodio de la reconquis ta de Biar. El asedio dur desde el mes de septiembre hasta prime ros de 1245. Es interesante el relato que hace el famoso rey en su crnica; descripcin que traducimos: BATALLA Y RENDICION DE BIAR. Mientras permanecamos en Valencia, vinieron dos moros de Biar, personas mayores, pues te nan ms de cincuenta aos, exponiendo a nuestros centinelas que deseaban hablarnos y que su visita nos sera muy provechosa. Solici 31 tamos su presencia, preguntndoles qu deseaban. Nos dijeron que, si aceptbamos acompaarles a Biar, ellos nos daran el castillo, que era el mejor de aquella frontera, y que, ocupndolo, poseeramos toda la frontera. Y les contestamos: ahora decidnos cmo nos la po drais dar o de qu forma habra de realizarse. Respondieron ser ellos de las personas ms influyentes de la villa, y haban hablado con algunos que nos la podan entregar; sabiendo con certeza que si nos presentbamos nosotros, nadie pondra resistencia. Y, entonces, les hablamos as: id vosotros al pueblo mientras aqu reunimos unos cien caballeros. Esperaremos vuestro regreso en Jtiva, a fin de que nos deis noticias ciertas sobre si la operacin se realiza. Esperando en Jtiva, vino uno de los dos mahometanos; le pre guntamos por su compaero, y nos dijo que todos los moros de Biar accedan en la oferta que nos hicieron ellos dos, y que su compaero se haba quedado con el fin de conducir a todos ante nosotros, de modo que vinieran a nuestra voluntad cuando nos acercsemos al castillo. Fuimos con esta confianza; pero, jams ningn sarraceno nos haba faltado a la palabra dada por razn de castillo que hubiese prometido entregarnos, excepto lo de Lan9rat en el caso de Rugat. (A esto se refiere en otro espacio de la crnica). Y este musulmn nos lo present tan bien y tan fcil, que hubimos de ir. Y, al llegar, encontramos a todos los moros armados y que haban salido fuera del pueblo. Entonces dijimos al emisario que nos comprometi: acrcate y diles que nos hallamos aqu. Se acerc y le advirtieron los de Biar que no queran hablar con l, y que, si se aproximaba ms, lo apedrearan. Y permanecimos all durante tres o cuatro das, por la parte por donde se viene de Onteniente a Biar. Ms tarde nos trasladamos a una elevacin sobre Biar en la di reccin del camino de Castalla. Fue alrededor de la fiesta de San Mi guel. All hicimos levantar nuestras casas. (Tiendas de campaa). El que no poda tener casa, se haca una buena barraca. As es que unos en tiendas de campaa y otros en barracas, estuvimos en aquel punto unos dos meses. Durante aquellos dos meses, construimos una mquina de lanzar piedras voluminosas, y pocos das transcu rran sin que los nuestros hubiesen de realizar fuerte lucha contra Los de la villa; pues, dentro del pueblo, haba unos setecientos hom bres de a pie, bien armados y tiles. Un da hicimos venir a nuestros cortesanos y a Guilln de Mon cada, que lleg con sesenta ballesteros, muy preparados. Combati mos sobre la villa con el fin de albergarlos en ella. Los adversarios la defendieron heroicamente; pues no cedan nada si no era por la 32 yaWmtx, Visita del Rey Jaime .sEl Conquistador a los Valles del Vinalop. 33 fuerza. Hubieron heridos, tanto entre los nuestros como entre los hombres del enemigo. Estuvimos en el asedio desde mediados de septiembre hasta la entrada de febrero, y renunciamos a relatar to dos los hechos de armas producidos y todas las propuestas que mu tuamente nos hicimos, pues resultara muy largo. Pero, al final, des pus de todo esto, el alcaide que haba en el pueblo, llamado Mussa Almoravit, nos rindi el castillo. Seguidamente firmamos las condi ciones de la capitulacin, respetando a los moros de la villa, y acep tamos que permanecieran, en lo sucesivo, con nosotros y los nues tros. (As termin el importante episodio de Biar). En el ario 1264 se sublevaron los moros de la regin murciana, incluidos los de los valles del Vinalop y la Vega Baja del ro Segura: Villena, Elda, Petrel, Elche, Crevillente, Orihuela... En aquellas fe chas el infante haba heredado ya el reino de Castilla con el nombre de Alfonso X El Sabio, y rog a su suegro Jaime I, que le ayudase para someter a los moros insurrectos, pues ste resida ms cerca de la zona sublevada. Como representante del rey Sabio, se hallaba en Murcia su hermano el infante don Manuel, casado con otra hija de El Conquistador, llamada Constanza; infante que era seor de Vi llena y seor de Elda, como as tambin de Alicante, Novelda, El che..., la Vega Baja del Segura y todo lo que haba sido reino moro de Murcia. Aunque le cost convencer a los suyos para este proyecto, con el fin de atender los deseos de su yerno el monarca castellano; el rey de Aragn se dispone a complacerle y escribe: () E nos estan en Biar, enviam missatge als sarrains de Bille na, que nos los pregaven ells manavem que gran mati isques sen a nos. E al mati anam la, e ells foren hi. E quant fom aqui, tiram nos a part ab ells, que foren bo XXX deis meylors de la vila; e dixem los con havien feyta aquesta cosa, de levarse con tra lur senyor Don Manuel; pero, jas fos que haguessen feyta gran errada, que los pendrien a merce, e fariem ab eh l quels perdonas; car tant havia ab nos, que tota res faria que nos li di xessem. E si nou volien fer, que nos quels hauriem a fer mal per fona.... En resumen: don Jaime va relatando los detalles del aconteci miento en Villena, donde, con su inteligente razonamiento pacifica dor y su dilogo con los moros, consigue la rendicin de los mismos fcilmente. A continuacin sigue escribiendo: E moguem daqui, e anam a Ella (Elda); e no albergam dins la 34 vila, perpo can los sarrains encara no seren ben renduts a don Manuel, de qui eren. E enviaren nos a pregar que hom nols ta las nels faes mal, e que ells farien a nostra voluntad. E ven gren a nos, quels dessem porters e homens quels gordassen lur orts, que nols faes hom mal; e faem ho. E enviam sempre I missatge a Petrer, que En Jofre (represen tante del rey de Castilla) havia perdut; e tantost vengren II deis vells a nos, e I juheu quey estava en temps dEn Joffr; els sa rrains nol havien negun mal feyt. E parlem ab ells que retessen lo castell a ns, e ns quel re triem aN Joffr; e dixem los quels farem atendre les convi nences que havien ab lo rey de Castella e ab En Joffr. E ells resposeren ns que per lo mal capteniment que feyen dells se ren levats; e si ns los juravem quels retengussem per a ns, quens retrien lo castell mantinent; mas que havien paor dEn Joffr. E ns reposem los que desta cosa los farem ns ben se gurs, que les cartes primeres les farem atendre ans que ns los retessem aN Joffr; car nons estaria be que entrssem en ajuda del rey de Castella e quens retengussem los castells que haurem a tornar a ell o a aquels quels tengussen per ell. E sobre aso dixeren quesentrarien acordar, e quens respon drien al vespre. E tornaren a ns prop del sol post e dixeren que pus ns tant o volem, que farien a nostra voluntad. E quant vench al mat, anam ns en denant ells ab nostres cava Ilers, e faem pujar als hmens den Joffr nostre pen al cas tell, e lliuramlos lo castell. E, altre dia, anamnosen a Nompot, que es aldea dAlacant. E en laltre dia entram en Alacant; e aqu ordenam nostra compa nya. Nos estant en Alacant ajustam nostres fills linfant En Pere e linfant En Jaume, e el bisbe de Barcelona, e nostres rics-h8mens en la esgleya de Alacant, en la novella de fora, no en la major.... (Detenemos el texto en lemosn) para no cansar al lector). Traduccin Partiendo de all nos dirigimos a Elda, no entrando dentro de la villa, pues los sarracenos an no se haban rendido por completo al infante don Manuel, al que pertenecan. Y enviaron a rogarme que no los arrasaran ni les ocasionasen daos, pues ellos obraran segn mi voluntad; suplicndome que les facilitara centinelas y hombres para guardar sus huertas, a fin de que nadie les perjudica se; y acced a sus deseos. 35 De inmediato envi un mensaje a Petrel, pueblo que Jofre haba perdido, y entonces vinieron a vernos dos viejos, y un judo residen te en Petrel cuando Jofre all moraba, al que los moros no le haban producido dao alguno. Y les interes que me rindieran el castillo al objeto de entregarlo yo a Jofre, asegurndoles que hara les cumplie sen los pactos que tuvieran con ellos el rey de Castilla y Jofre. Me respondieron que se haban levantado por el mal comportamiento hacia ellos; pero, que si les juraba conservar el castillo para m, me lo entregaran seguidamente, pues teman mucho a Jofre. Les contes t prometindoles garantas de que, antes de someterlos a Jofre, le obligara a que cumpliese el inicial compromiso de respetarlos; pues, no estara bien actuar en ayuda del rey de Castilla y, al mismo tiempo, retener en mi provecho los castillos que hubiesen de devol verse a l o a sus mandatarios. Entonces pidieron marcharse al obje to de consultar y tomar acuerdo, anunciando me contestaran al ano checer. Volvieron cerca de la puesta del sol y me dijeron que, pues tanto lo deseaba, obraran segn mi voluntad. A la maana siguiente march yo delante de ellos con mis caballeros, e hice subir mi estan darte al castillo por los hombres de Jofre, a los que entregu la for taleza. Al da siguiente marchamos a Nompot (Monforte del Cid), que es aldea de Alicante, ordenando all mi corte. Mientras me hallaba en Alicante, recib a mis hijos los infantes Pedro y Jaime, al obispo de Barcelona y a mis cortesanos, alrededor de la iglesia; la nueva de fuera, no la mayor; y tambin acudieron los caballeros de la pobla cin. Les dije que yo actuaba como mandatario del rey de Castilla en esta regin de su conquista y que deseaba darles normas sobre cmo haban de comportarse en el uso de las armas y en otros asuntos.... Nombra datos de su estancia en Alicante, refirindose seguida mente a la rendicin de Elche sin obstculos y al resto de su gestin que realiza en beneficio de su yerno el rey de Castilla, Alfonso X El Sabio. Estas visitas a los Valles del ro Vinalop y a los dems territo rios para someter a los moros sublevados contra el rey castellano, marido de su hija Violante, que venimos relatando, las hizo Jaime El Conquistador en el mes de noviembre del ario 1265. (*) EL EPISODIO DE VILLENA. TRADUCCION. Encontrn donos en Biar enviamos mensaje a los musulmanes de Villena, ro 36 gndoles y ordenndoles que por la maana temprano saliesen hacia nosotros. Fuimos a esa hora y all estaban. Una vez en el encuentro, nos separamos a un lado del camino con ellos, que eran unos treinta de los mejores de la villa, y les preguntamos cmo haban hecho aquello de sublevarse contra su seor don Manuel; pero, a pesar de que haban cometido una grande equivocacin, los recomendara mos, obteniendo de l que los perdonase. Don Manuel se halla tan ligado a nosotros que hara lo que le pidisemos. Mas, si, por el con trario, ellos no queran someterse, tendramos que perjudicarlos do minndolos por la fuerza, porque de nuestro poder no podran li brarse.... Y, por fin, se rindieron sin resistencia. Como hemos escrito antes, el monarca aragons entra en Ali cante y entra sin resistencia ni precaucin. All no hay islmicos. Veamos las causas: Don Rafael Viravens en su crnica de Alicante, publicada en 1876, dice: (Resumiendo). Considerndose dbil Aben-Hudiel, rey moro de Murcia, para vencer las ambiciones del rey, tambin islmico, de Granada, con quien tena perpetuas enemistades, resolvi hacer so lemne entrega de su reino a don Fernando III de Castilla; si bien, re servndose algunas rentas para sus necesidades. Enclavadas entonces nuestras tierras en el reino musulmn de Murcia, el rey castellano dispuso que se personara en Alicante su hijo el infante Alfonso, para tomar posesin del pueblo alicantino; viniendo con este fin el ao 1246 aproximadamente. Como Elda y Villena se hallaban en el mismo caso que Alicante, por pertenecer asimismo al reino de Murcia en esta poca, es muy probable que Alfonso las visitara tambin en aquel viaje, al objeto de confirmarles su incorporacin a Castilla. Muchos musulmanes de la regin murciana y, entre ellos, los de Alicante, no vieron con buenos ojos la debilidad de su rey, que cedi el territorio a los castellanos, y se sublevaron. El infante Alfonso tuvo que visitar de nuevo Alicante con sus tropas, y el da 6 de diciembre de 1247 lanz definitivamente de ella a todos los moros, mandando purificar la mezquita; y como su con quista tuvo efecto el da de San Nicols de Bari, consagr el templo a este santo, aclamndolo patrn de la poblacin. 37 Los moros expulsados debieron refugiarse en localidades cerca nas. Estas tierras de los Valles del Vinalop y la Vega Baja del Segu ra, que, como hemos dicho, correspondieron primeramente a la re conquista de Castilla, se incorporaron al reino de Valencia a fi nales del siglo XIII por conquista de Jaime II, nieto de El Conquistador, exceptuando Villena y Sax. Monumento al conquistador de Valencia, Jaime I de Aragn 38 Captulo V INCORPORACION DE ELDA Y PETREL, Y LOS VALLES DEL VINALOPO AL REINO DE VALENCIA CON LA EXCEPCION DE VILLENA Y SAX Ya hemos escrito antes que los Valles del Vinalop y la Vega Baja del Segura quedaron para la reconquista de Castilla por los pactos de Tudilln y Cazorla entre los reyes de Castilla y Aragn, pactos confirmados en el tratado de Campo de Mirra de 1244. As es que Elda y Petrel fueron reconquistadas a los moros por las tropas del rey castellano Fernando III El Santo, dirigidas por su hijo el infante Alfonso, ms tarde Alfonso X El Sabio. Tambin nos hemos referido ya a la venida de Jaime I de Ara gn, El Conquistador, que visit Elda y Petrel en noviembre de 1265, con motivo de haberse sublevado los moros del reino de Mur cia y los de esta zona; a los que someti, devolviendo la soberana de dichos territorios a su yerno, ya rey de Castilla, el indicado Alfonso El Sabio, casado con su hija Violante. Pero estas tierras del Vinalop y la Vega Baja del Segura se in corporaron posteriormente al Reino de Valencia, exceptuando Ville na y Sax. Veamos los acontecimientos: Segn Juan Bautista Vilar en su historia de Orihuela, la cues tin dinstica castellana, planteada por el infante don Sancho en los ltimos arios del reinado de su padre Alfonso El Sabio, al despla zar de la sucesin a los hijos de su hermano mayor, los infantes de la Cerda, fue la oportunidad esperada por los descendientes de Jai me I para inmiscuirse en los asuntos castellanos, adjudicndose 39 Elda y Petrel, y la Vega Baja del Segura con todos los valles del Vi nalop, exceptuando Villena y Sax como veremos despus, e inten tando tambin conquistar para su definitiva soberana todo el reino de Murcia. A la muerte repentina de Sancho IV de Castilla, Jaime II de Ara gn, dados los proyectos indicados de ampliar sus dominios a costa de Castilla, resucit el fantasma de la legitimidad, encarnada por el infante don Fernando de la Cerda, a quien reconoci como rey de Castilla, y, en contrapartida, ste le cedi el reino de Murcia, al que correspondan entonces estos pueblos y territorios indicados en el prrafo anterior. Los hechos sucedan en febrero de 1296, y el caste llano orden a Orihuela que reconociese al rey Jaime II como su se or natural. Rotas las hostilidades, una fuerza encomendada al infante ara gons don Pedro emprendi desde Ariza una campaa de distrac cin, en tanto que Jaime II invada personalmente Alicante, Elda, Petrel, Elche, Orihuela y todas las tierras murcianas que acabamos de indicar, contando con el apoyo naval de la fl ota catalana. En el castillo alicantino de Santa Brbara, el alcaide Nicols P rez de Murcia, con limitados recursos y mucha bravura, ofreci una resistencia heroica, hasta que fue vencido y muerto. Cado el castillo y aniquilada la guarnicin castellana, la villa de Alicante abri sus puertas al invasor aragons. Una comisin de no tables presidida por Ramn Sacoma y Jaume Bernat jur acatamien to y fidelidad al rey de Aragn, que confirm los privilegios locales y dej como alcaide a Berenguer de Puigmolt, el cual le haba salva do la vida durante el asalto al castillo. Seguidamente march Jaime II a Elche, otro baluarte castella no; villa que dej cercada mientras proceda a la conquista de Elda, Petrel, Novelda, Monforte y La Muela. El arrez de Crevillente se le present para hacerse su vasallo; abrindole las puertas de inmedia to Abanilla, Callosa de Segura y Guardamar. Elche capitul, siguien do su ejemplo Aspe, El Puerto, Chinosa y Salinas. Todos estos pue blos eran seoros del infante don Juan Manuel, Adelantado en Murcia del rey castellano. A continuacin Jaime II se present en Orihuela con el acta de cesin que le haba dado el castellano Fernando de la Cerda. Para evitar la lucha del castillo, uno de los mejores de la zona entonces, primero se apoder de la villa, logrando que le fueran enseguida 40 franqueadas las puertas. Cuando esto se supo en la fortaleza, el al caide de la misma, para evitar correr la suerte de su colega alicanti no, se rindi, entregando las llaves del castillo al rey de Aragn, al que se le prest por Orihuela homenaje de acatamiento y fidelidad en un acto solemne. Estos sucesos se producan en mayo de 1296. Desde Orihuela sigui Jaime II hacia Murcia, tomado a su paso el castillo de Monteagudo. Entr a continuacin en la capital, cuyos fueros confirm, sometiendo las plazas del interior y de inmediato, Cartagena. Como hemos dicho, en aquellas fechas de finales del siglo XIII, fue cuando, por conquista de Jaime II de Aragn, se incorporaron a esta Corona, y, por consiguiente, al Reino de Valencia, Elda, Petrel, los Valles del Vinalop y la Vega Baja del Segura, que venan depen diendo de Castilla. A continuacin explicamos las circunstancias en virtud de las que fueron excluidas Villena y Sax de dicha incorporacin, pues si guieron estos dos pueblos bajo el dominio de Castilla en el seoro del infante don Juan Manuel, Adelantado del rey castellano. El cronista de Villena, Jos Mara Soler, en su obra Villena -Prehistoria - Historia - Monumentos, dice que segn sentencia de Torrellas que puso fin a la guerra castellano -aragonesa, Caudete qued por Aragn, constituyendo lo que el antiguo mapa de Abra ham Ortelio denomina Insula Valentiae in Castellae regione. (Isla de Valencia en la regin de Castilla). Esta situacin anmala dio origen, desde muy pronto, a san grientos disturbios, al pretender los caudetanos enlazar sus te rritorios con los del resto del Estado (Aragn) a que pertene can, ya que ello haba de producirse a costa de los de Villena (Castilla), indiscutibles propietarios de la zona de separacin. Las primeras noticias del litigio, El pleito de los Alhorines, se remontaban al ao 1472. Los de Villena lucharon aislados con tra una verdadera coalicin de pueblos valencianos; pues Cau dete litig desde un principio con el apoyo de Onteniente, Mo gente, Fuente la Higuera y algunas otras poblaciones de la co marca. La zona objeto del litigio comprenda la parte occidental del va lle de los Alhorines, va natural de penetracin hacia las tie rras valencianas en donde tenan su asiento las poblaciones coaligadas con Caudete.... Sigue diciendo el autor del libro que los altercados adquirieron particular virulencia en los arios 1485, 1489, 1495 y 1501. 41 El conflicto adquiri tal trascendencia que intervinieron los Reyes Catlicos y Soler transcribe cartas de los mismos, resaltando que casi al final del reinado de doa Isabel La Catlica, continuaba la disputa. Opinamos que si despus del casamiento de los Reyes Catlicos, sigui este conflicto durante varios arios, se demuestra que la uni dad de Espaa (Castilla y Aragn), no se consigui rpidamente con el matrimonio de los monarcas (al menos en la prctica), sino que debi ser un problema lento y complicado. Dadas las circunstancias de dicha unidad que se realizaba, el pleito de los Alhorines no debi prolongarse ni adquirir tal virulencia. La enciclopedia Espasa, refirindose a la historia de Villena, dice: A don Manuel sucedi en el seoro de Villena su hijo don Juan Manuel; mas, por sentencia arbitral de 1304 pas a formar par te del reino de Aragn con otras poblaciones alicantinas que perte necan a Castilla; pero, por costumbre o negligencia y no por dere cho, volvi Villena a Castilla por ser vasallo de ella don Juan Ma nuel. Esto es contrario, seguramente por error o equivocada inter pretacin, a lo resuelto por las altas instancias, que le dieron la ra zn a Villena, defensora de su situacin castellana, como veremos si guiendo la lectura. Refirindose al castillo de Salvatierra en la Historia, dice Jos Mara Soler en dicho libro: Nuevamente aparece el nombre de nuestra fortaleza en 1306, cuando se firmaron las estipulaciones en tre Jaime II de Aragn y don Juan Manuel para el segundo matrimo nio de este ltimo con la infanta doa Constanza, hija del monarca aragons, invasor del reino de Murcia. (Se refiere al mismo Jaime II de Aragn). Se comprometa entonces don Juan Manuel a entregar a la infanta que tena que ser su esposa, siete mil quinientos marcos de plata en concepto de ajuar, arras y creces, para los cuales obliga ba, como en la ocasin anterior, los castillos y villas de Villena, Sax y Salvatierra, con todos sus trminos y dependencias, que se halla ban entonces en la jurisdiccin del rey de Aragn por virtud del tra tado de Campillo. Juan Bautista Vilar en su historia de Orihuela, escribe de las se siones arbitrales que se celebraron en Torrellas, en la ladera del Moncayo entre Agreda y Tarazona, al iniciarse el mes de Agosto de 1304. Fueron los jueces, el rey Dions de Portugal, el infante Juan de Castilla y don Jimeno de Luna, arzobispo de Zaragoza. El da ocho de dicho mes fue dictada sentencia. Segn ella: 42 Cartagena, Guardamar, Alicante, Elche con su puerto de mar y con todos los lugares que recuden a l, Elda, Novelda, Orihuela con todos sus trminos e pertenencias, cuantas han e deben ha ber, ass como taja la agua del Segura, fasta el Reino de Valen cia, entre el ms susano cavo del trmino de Villena, sacada la cibdad de Murcia e Molina con sus trminos; pasaban a ser propiedad del rey de Aragn e de los suyos, para siempre, ass como cosa propia con pleno derecho y seoro, exceptuando Vi llena, posesin de don Juan Manuel. (Conforme al texto de Merino Alvarez, pgina 74). Por otra parte, la sentencia de Torrellas ordenaba a Jaime II de Aragn que desampare e dege al rey don Fernando la cibdad de Murcia e Molina e Moratalla e Lorca e Alhama, con todos sus trmi nos e los otros logares que tiene en el reino de Murcia, sacados los de suso nombrados, e los que se comprenden end los trminos de suso asignados. (Texto de Merino Alvarez, pgina 75). Pronunciada la sentencia, ambos monarcas dieron su conformi dad en una entrevista celebrada en Campillo. Poco despus comen zaron a realizarse las transferencias correspondientes, pero la deli mitacin sobre el terreno result compleja, casi inviable, por la am bigedad del documento arbitral. Sax era entonces una prolongacin o dependencia de Villena, y por tanto corra la misma suerte, quedando tambin exceptuada de la incorporacin al Reino de Valencia, y siguiendo, por lo tanto, bajo la influencia de Castilla, a las rdenes del mismo infante don Juan Manuel. Asimismo aade Vilar que la situacin ms ambigua se produjo en torno al seoro de don Juan Manuel, a quien se respet la pro piedad, pero repartida la jurisdiccin entre Aragn y Castilla; de ma nera que, en tanto por una zona era vasallo de Castilla, por la otra lo era de Aragn. Este mismo autor, para juzgar al citado seor de Villena, lo lla ma turbulento nieto de San Fernando (Fernando III El Santo), due o de un extenso patrimonio en La Mancha y Castilla la Vieja; Ade lantado del reino de Murcia; suegro del rey de Portugal, y con fuer tes vinculaciones matrimoniales con Aragn. Casado en segundas nupcias con la infanta Constanza, hija del rey Jaime II de Aragn. Muchas de las claves de la dinmica poltica de aquel perodo, se vinculan a este inteligente, cultsimo, enredador e introvertido personaje. 43 Todo esto unido a sus singulares facultades como escritor y a su parentesco prximo indicado con las familias reales de Castilla y Aragn, daban a don Juan Manuel una talla fuera de serie. Como hemos escrito se haba casado en segundas nupcias con una hija de su primo Jaime II de Aragn; la novia permaneci en el castillo de Villena hasta cumplir los doce arios, edad mnima para la boda. Alfonso El Sabio de Castilla era hermano de su padre el in fante don Manuel, que fue, antes que su hijo, Adelantado en Murcia y seor de Villena y de Elda, entre otras muchas tierras. Tena don Juan Manuel tanto poder que se hallaba en condiciones de mantener por su cuenta mil jinetes, pudiendo ir desde los lmites de Granada a Navarra por territorio suyo. Y, por si hay alguna duda sobre el conflicto de los Alhorines de Villena, Jos Mara Soler afirmaba en su libro que el litigio se pro long hasta bien entrado el reinado de Felipe IV, pues la Carta eje cutoria del pleito a favor de Villena es del ario 1623. Tuvo el san griento conflicto ms de siglo y medio de duracin. Aadiremos ahora que cuando Jaime II de Aragn conquist Elda, la seora del castillo y de la Villa era su prima doa Violante Manuel, hermana de don Juan Manuel. La rendicin se hara pacfi camente, siguiendo, por el momento, doa Violante en su puesto. Para terminar, sigamos a Juan Bautista Vilar en lo que deja es crito textualmente en su obra sobre Orihuela con referencia a la fa milia Loaysa, seores de la Villa y castillo de Petrel: Fueron patrimonio de dicha familia. Parece que un Jofr de Loaysa, francs de nacin, lleg a Castilla como preceptor de la rei na Violante. Hijo suyo fue su homnimo Jofr de Loaysa, a quien Al fonso el Sabio tuvo en mucha estima, hasta el punto de distinguirle con honrosos empleos en su Corte, en especial el de copero mayor. Fue uno de sus consejeros y hombres de confianza. Ms tarde le en comendara la educacin de su heredero, el infante Fernando de la Cerda, cuya muerte en plena juventud habra de desatar un cruento conflicto sucesorio. Loaysa particip en el repartimiento de Sevilla, aparte de reci bir en el reino de Murcia la Villa y castillo de Petrel, con los que constituy un mayorazgo en favor de su primognito Garca Jofr. Maestro Jofr, cannigo de Toledo, segn se cree tambin hijo suyo, es el autor de una crnica de los reyes de Castilla, en que narra el acontecer histrico correspondiente al perodo 1248-1305, aproxi 44 Vista parcial de Elda con el Ca , tillo en el siglo XVIII. madamente los reinados de Fernando III, Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV. Al hacer las particiones de Murcia, los Loaysa fueron dotados esplndidamente con 1.684 tahllas de huerta, uno de los lotes ms valiosos concedidos por el monarca, distribuidos entre diferentes miembros de la familia, aunque a don Jofr correspondi la mejor parte. Este, que sepamos, recibi adems cuatro yeguadas de tierra en el campo de Cartagena y veinte tahllas de regado en las afueras de Orihuela. Era Jofr de Loaysa uno de los pocos caballeros llegados de Aragn que supieron conjugar su inclinacin por la patria de origen y la lealtad que deba al monarca castellano. Su hijo Garca hered, con el cargo cortesano de su padre, la confianza de Alfonso el Sabio, a quien acompa hasta su postrer retiro en Sevilla. Fue primado tambin con huertas y campos de Murcia y Cartagena. Recibi ade ms en premio a sus servicios la Villa y castillo de Jumilla. El rey 45 Sancho, irascible y violento, pero conocedor profundo de la natura leza humana, magnnimo y atento al bien pblico, supo valorar a toda prueba la lealtad de Loaysa para con su difunto padre. En 1284 le confi un puesto de mxima responsabilidad: el adelantamiento de Murcia. Hijo suyo fue Juan Garca de Loaysa. Hallndose sus posesiones a uno y otro lado de la fl uctuante frontera, mantuvo una postura am bigua entre ambas obediencias. Como seor de Petrel era vasallo de don Juan Manuel, en quien tuvo un modelo acabado de poltico in trigante, dctil y ambicioso. En los primeros arios del reinado de Alfonso XI, ocup en Mur cia la lugartenencia de don Juan Manuel. Ms tarde servir indistin tamente a Pedro I de Castilla y a Pedro IV de Aragn, pero gravitar cada vez ms hacia el reino aragons. No en vano haba quedado aqu su principal dominio, el seoro de Petrel. Garca Jofr de Loaysa, seor de Petrel, aunque haba venido a dicho lugar con cien caballos por orden del rey de Castilla, se com prometi a hostilizar a los castellanos desde su seoro, de manera que, de facto, puso fin al pleito sobre la jurisdiccin a que pertene ca Petrel. Garca de Loaysa fue heredado por su hija Leonor, casada con Joan de Rocafull. Como el matrimonio result estril, Petrel y sus dependencias pasaron, por expresa disposicin testamentaria de doa Leonor, a la familia Rocafull, enraizada en Orihuela. 46 Captulo VI ELDA Y EL LINAJE DE SUS CONDES LOS COLOMA, SEGUN EL HISTORIADOR ESCOLANO Gaspar Escolano naci en Valencia en 1560, muriendo el ao 1619. Estudi en la universidad valenciana, doctorndose en Teolo ga. En 1597 fue nombrado cura prroco de la iglesia de San Esteban de dicha capital, cargo que desempe hasta el fin de sus das, a la vez que los de predicador de la ciudad y Cronista Real. Goz de gran prestigio entre sus contemporneos, y en 1608 tom parte, como se cretario, en la junta de telogos que trat sobre la conveniencia de expulsar a los moriscos. Escribi poesas y libros en latn, y, sobre todo, la extensa obra histrica, titulada: Dcada primera de la Historia de la insigne y co ronada ciudad, y Reino de Valencia. En esta obra escribe tambin sobre Elda y el linaje de sus condes, como vemos en el facsmil que se reproduce al final del presente captulo. (Actualizacin del texto) (6) Elda es villa de las principales del reino, poblada de sete cientas casas de cristianos viejos y moriscos, si hacemos un cuerpo de ella y de una aldea llamada Petrel. Los moros conquistadores de Espaa la llamaron Idella, derivada de la palabra Daello, que en su lenguaje significa cosa de regalo, por el mucho que tiene esta vi lla en su asiento, y campo con las aguas que lo riegan, por donde abundan frutos y frutas; y goza de numerosos sitios de suma ameni dad. Los cristianos antiguos, corrompido el vocablo, la llamaron Ella y nosotros Elda. 47 En el ario 1449, era seor de la misma, como as tambin de Aspe, Petrel y Salinas, don Ximn Prez de Corella, conde de Cocen taina; y por los grandes servicios que haba hecho al rey don Alfon so en la conquista de Npoles, y al papa Nicols V en las guerras de Italia, hallndose el rey en Castilnovo el 5 de febrero de dicho ario, le hizo merced de los diezmos y primicias de dichos pueblos, por el privilegio que los reyes, sus antepasados, tenan de hacer de ellos a su libertad en las tierras de infieles que conquistasen. Y despus, di cho papa Nicols, en 12 de mayo de 1451, aprob la donacin del rey en la ciudad de Puzol, para que edificara dos iglesias en dichos pueblos, y las dotase adems, pagando cada ario setenta libras de renta al obispo y Cabildo de Cartagena, a cuya dicesis perteneca Elda en aquel momento, como aparece por las escrituras que se guardan en el archivo de Valencia, en el libro intitulado Gratiarum Valentia Primum. Tiene Elda un alczar fuerte, que sirve de palacio al seor. Diole ttulo de condado a Elda, el rey Felipe II, por los bue nos servicios del primer conde don Juan Coloma, hechos en el vi rreynato que tuvo de Cerdea; el cual conde descenda del secreta rio Coloma, que sirvi al rey don Fernando el Catlico, y compr aquella villa con sus aldeas, fundando el mayorazgo. Estos caballe ros Coloma traen su origen de una casa principal de Francia, de donde pasaron a Aragn, y de aqu al Reino de Valencia. (En los prrafos 7, 8, 9, 10, 11 y 12, habla con mucho detalle y extensin del linaje y descendencia de los Coloma, y en el apartado 13 dice lo siguiente): (13) Tiene Elda seis leguas de longitud en sus trminos y tres de latitud. Prtelos con Biar, Castalla; Monvar y Alicante, pueblos del Reino de Valencia; y con Villena, Yecla, Sax y Blanco, del de Casti lla. Adems de Petrel, tiene otra aldea que llaman Salinas con cosa de treinta casas. El nombre de Salinas se lo dio una laguna de una legua de largo y media de ancho, de cuyas aguas se saca mucha y muy buena sal. Al lado le viene el lugar de Novelda, que, como parte del estado de los Maza, lo posee don Francisco de Rocamora, por ha ber casado con una seora de aquel linaje. Es una poblacin de qui nientas casas entre cristianos y moriscos. Nosotros la llamamos No velda; y los moros, Nihuella, que en rabe es lo mismo que tierra de leche; ya sea por su abundancia o por el mucho ganado que hay en esta tierra. 48 DELA DECADA PRIMERA DE LA HIS TORIA DE LA INSIGNE, Y Caronada Ciudad y Reyna . da Valencia. ros: EZ ZICENCIMDO G.dfSP.AR gard asso,luso, .da Id perecida le S. Eitehdm, C411P pip dJ, ~Po fcrwr d olido Re jPredicutor !e ciada y Cotejo. DIRIGIDA A LOS TRES ESTA mentos, LtIcliallico, Militar, y Real, y por ellos a los Diputados. CONTIENE EST! DECADA CVIRLOSASI guiri al:d ales de Eftnlu, y1. w j ecri, le Valimm46m94d Rey Don yrdro bir del RO Don upar . d Conquiftdor. Con Vnu defcripcion dr! leyno, &Forjada devano, fase fi. os, rcUcion dalos fi nases y polona mi:Jou que en cf 12.nitia4eado , y La VIITTAIde 144 Comunidades, que liumdro. Cl7114/14, sierra dr Efiladan, y LxtelJion dr los Atranco!. EN VALENCIA, POR PEDRO PATRICIO MEV, junto a Sant Mudo. s i5 it. C o S T..4 I) E Li.it DIPYTJCION. 7 1 Libro fcxto Alonfo el quart ,, de Aral.on fignien do la conquitl a del Rey. de Napo les.p: dio a Sal ela focorro ik cimero. Y como para feruirle, fe cc halle cierta gabela (obre los Nauios que entra( (en o falieffai (Iras herradura con niercadurias : y para la col:rano ruu :rife la ciudad barcos armados, que en tocando co la herradura,ac u dian a pc dirfc la ; de fuerte fe apara ton,que por no perder en ella los /la cios, aquellos ca,rallos ligeros fe aco flumbraton a paffar de largo,y cl Yute al puerto de Alicante. Son las franquezas la tablilla de me fon de los cudicrolossuito fon tiran rayos las nucuas rmpol enes y gabc Has: como en las de Vale DI ra,y ralas alcabalas de Cafiilla lo /latimos al pi:cimentado; que por Luye deltas ha ydo perdiendo la ciudad de Cartage na y fu puerto de fu antigua noble %a y trato, remitiendolo a fu vaina Alicante,que por ello ha venido a fa vna pla Fa vosuc dal de las embarca ciones de ltalia,por aquel cabo. En razon dcftc medro Ic dio el ReyCato hco Don Fernando ptiuilegio de CM - dad el ao mil loatrocientos y nonas ta: y le fe ald por pueblos de in par tido, a Villafratiqueza ,Nomport ,o Monforre, Mucham iel, San luan, Be nimagrell, Rafalet ,Agoflo ,Ilufot, y Aguas. El Rey De Alonfo en cl de mit quairocientos y quarcnta (sne t cosas drflos a fu maidiccion, FI da,Nouelda r y Afpc.11e e !pinos dan; vales t r nacemos lucgt , vieran los que a l in d zn ron la Mancha) retar uando Ici maritnnos para D121 ade lante , en la dcfcripiien de la co fia. Elda es villa delas principales del Reyno , poblada de feculenta s caas deCluiflianos sir i os y rslorilco;:fi ha zernor vc cuerpo della y de vna al dea, llamada 1. ira. los Mores con de 1 trafia la ILniarii !de l; s, de la r ,ub,a Da dlo,que en fu len 50 71 gua fi gn:fica erra de regalojer el ma cho que nene eft_i u !la cnfu aliento y ,,,,, F . 0 , con !asa: I nas que k Tic . . su por donde abunda tic frutos y frutai ; tirs 2 a de muchos pueflos de furr ma Melad. los Cluifisanos aompido el vocablo la Ilani;r5 Fllai y rsofoc ros Elda. Fn el ao mil guano e rencos quarieta y nueue era ferio, de lla ,y de Alpe, Perrcry Sal inas.E . ,on Ximen Perez de Cc: ella Conde de Cocer.tayna , y pin los grandes fcr . InC105 que Laura hecho al Rey Dm n Alfonfo in la conquilla de Napoles, y al Papa Nicolacs Quinto tI3 LIS &ur r ras de li aba, hallandofe el Rey en Ca inouo, a cinco de Elebrao de dicho siso, le hizo merced Jefas &cimas y primicias de dichos pueblos, por el pauilegio que los Reyes fut antepaf fados tcnian de baza ellas a fu li bertad colas tiaras cinc cortquiflaffcrt itificks. Y dcfpues e/ dicho Papa Nicolao en dore de Mayo mil guate cientos tinque:Esta y vno aprouo la do nacion del Rey en la ciudad de Pu- 1 fol, con que edificall dos Iglefias ca dichos pueblos,y las dotaffay paga C fe cada ao fctenta libras de renta al Obifpo y Cabildo de Cartagena, de tuya diocefi o, corno parece _por lar fcrituras que fe guardan en el Archi no dc Valencia,en el libro intitulado, Gratianrm Valencia prinsum.Tienc !Id- un Aleafat fuerte, que firuc de l..lacio al frfior : y dude titulo de Condado el Rcy Don Phclipc lesum do,por losbucnos fe ruicios,del prime ro Condt,Don luan Colonia , he chos en cl Virrcynato que t iro de Sardefia cl qual &Tenla del Secre tario Colorna, que fl:nio al Rey Don Fernando rICatolico,y compre) aqi Ila COn fin aldcas,y funde:, el rna yerargo. Filos Can:aleros Colonias traen tu origen de Vila caa principal de I rancia; &donde fe insirieron en Arason,y de Arasen ene! Rcyno de Va ICDC 134 1-0 73 de la IlifloYia &Valencia. - Lo que asaff en ella forme. Caain do cl Rey Don Pedro el mece de Aragen ic Loluio de Francia de vea fe con el Rey [liebre, cl ao mil do cientos ochenta y vno , fe le aficio n tamo vn Canalice Frances,lia rrado Pierres de Colornatque llegan do a fu noticia, que el Rey Don Pe dro aprellaua armada para contra los Meros de Bugia (afsi fue, Ni no contra Sarddia: como fe enga viso de (Me. d, tires hificriadores pues jamas pel jes.ar, te. el Rey Don NI o fobreSarclea ni Cc:orna. en effe ao hizo otra einpreffa que la de Bugia)fe vino a feruirle en aque lla iornada.Buelto della,hauiendo ga nado trputacion y gracia Con elRey, afrento cofa en Catalua ,y del nado Francio deColoma,que el ao mil tre cientos veynte y tres firuio al Rey Don Alfenfo en la guerra contra Sar dos y Pifanos.Enel de mi! quatroricn tos y nueue , nauegando el Rey Don Mar:riel de Sicilia para Sardefiaombio diez de fui galeras en bulca de vnasGe noriefas, ( que venian a dar focorroa Ics Sardos ) a cargo de Francifco de Colorna.Delle fue hijo Ganan de Co lema, a quien cl ruifreo Rey arm Ca nallero en acagcsa el dia de fu coro nacion. 1 De Gaflon procedio luan de Co:. loma ,que aff:nto caa en la ciudad de Borja en Aragon. Y tuno por li je a loan ,que fi ruio de paje al Rey Don loan de Nauarra ; y deldc fu niiez dio tan grandes relarnpagos de adarce ion ,cfee en fui tiernos aos fe ferina cl R cy de fu talento e nego cies que folirepnjauan las filerps de edad. Y como por la muerte del .Rey Don Alcnfo de Aragon fu hor nean, hercdaffe todos elios Resinar, v andando tiampo fe le rcbc!affen M uchos de los f:Aores y pueblos del Principado de Catalua , tuno el di cho Don luan Colonia noticia de la faarcta confpiracion que a ella cuera : 74 tes fe fal , rizaua : v llego a ameriaati: la con renta indt;:lria . yire muy de an temano pudo aunar de ;la al Rey : y fue de tanta importancia , que faci lito la vitoria de los reLeldely clRey fe dio por tan paaado del, que le ocu po en las piafas de S:ccetario y con (clero en todas las cofas de qualidad: Acaecio defpues, que el Rey padeci cierta enfermedad cri los ojos, por lo qnal apenas podia leer, ni fi rmar dc fu mano.Y rerplandecio tanto el com: pro de la fi delidad del Secreta - ti, que el Rey le cozoniendo fu lir sna:y por cfpadode hiere aos, fe fi e-: us en todas las prouiliones , priui legios , y cartas , Colonia por cl Rey. 9 Conualecido el Rey, diole Colo; una cuenta de todo lo que halla a quel punto bausa fi rmado:y no fe ha llo llame aprouechado fu cala en tan larga fuLfirrucion de foto vrri Real; mas antes, que le hauia feruido con fu propria hazienda. Por donde, por la mucha experiencia que fe tema de fu bondad y prudencia , fe quedo era fcruicio de los Reyes Catolicos Don Fernahdo y Doa Cabe! : y les fir-: uio de Secretario de Hato, y goce; ra:y fue defpachado al de Frencia,pa ra requerirle que reftituyeffc a la Co toma de Aragon los Condados de Ro fellon y Cerdea, que tenia por em pello : prometiendo de pagarle. En cae embaxacla gan rimaba boneta cl Colonia por fabio:y no menos por valcrofo. Porque le aceecio,que dan do en Figueras , le defpaclici vn pro prio vn capitan Frances (a cuyo car go eflaua el cal tilo de Benaguarda,) que tenia que comunicarle cofas de pcfo ,en el lugar de Pons de Molins. Ad . ..Taed de fui ordinario , criados, fin rezelo de traycian, fe rufo en ca mino:y en cierto palo hall que le te nia puefta cmhofcada de diez de aca alto, y qeinze de apie.Y como lo rc C cene 51 75 Librofexto conocio,lts bizeroftro con tanto de nuedo, que les s.ar cinco hombres de los dr a pie,y 11210 de acauallo l con muerte de Yno de los fuyos, llama do Bahhafar de Trenas. Los densas boluirron las rfpaiclas:y el Secretario -u c vio el trato doble de los Fran:e les, mand que f.:- suctieffe guarda ca todas las fortalezas de avenad ron. teras , i que los nueltros fe recotief feo a ellas , hala tanto epie %are la orden de rus Maga:lado, COTTI9 pare ce por aria carta dc auifo que imbio mofen luan de herrara, Baylc Gene ral del Principado dr Catabafia dezinueut de Jimio, de mil quatrocel tos nourata y tres so Efie mifmo Secretas jo Colonall fue muela parte con los Reyes Cate licos,para que en Efpaa fc pufielle el Officio de la finta kolurfacion,que ha ido la columna de fu glortora Chri, fitandad. Y guando Rry Catholi co Don Eernando,lautio dr boluer a empufiar cetro de los Reyna, de Cartilla, por muerte del Archiduque Philipe de Auftea, que cafo con fu hi ja la aDoaIoana,nsin4clla mar mar al dicho Colonia (que ya fe ha uta retirado en f_aragova por viejo y eenfado para que Ic ayudadfc a ile uar aquel ro. Accalu ruega al mana, damiciato de fu Rey, En embargo de Jo dicho: el qual en Ilcgando,le bou con titulo de Conde de Salinas. Pero como no &sea la ambicion en el, y el Rey tardaffc poco a morir, no fe faco el priuilegio , fi no la mortaja para enterrar al buen Secretaria, que ruorio tambien por fcr fi el a fu Rey ea muerte y en vida. ti Haura filo calado cric callarle: ro con Doa Marta Caluillo, bija de Juan Perez Calu;llo , que mato a yn hombre en Ara . ,:en : y par a parta r fe del rirc7 d, la riftiria,fe bausa paf fado a bru ea Caliia.Cencluyok ea tome5 el mstriesc , iontre Ls Re e) Dor,Fcinando d Ara,_;on,y Do 52 76 a T[ Abel de Caffilla , y tnouiofc Ti guerra por el Rey de Pornial veo la batalla que le le dio cerca de To ro, I Pc era Caluillo hizo nota( lcs } tazas a vida del Rey Don Fernan do. Tanto, que bocho al Cardenal 1)an Pero Fcrnandcz de McndoLa , le torso a deur : valiente canalice es aquel. El Cardenal que le hatria muy Leen conocido, le rclpondio:fi yedras Alteza le perdone cinto eriMo que le tiene hecho, yo dice quienes. P la - zenic &roe! Rcy,con que no fea luan Perca Caluillo. El Cardenal replico: Caballero que pelea por fu Rey en tanto valor, y en fu preferida, toda merced merece. Mufla Alteza fe la haga,que luan Perca Cabello cs. Y vencido el Rey de lavaza hizo mer red de perdonarle ,y recrtairle en Co fercucio. 22 Dc Don luan Calafilo,y de de & Beatriz de Heredia ,nacio Daa Marisque calo con el Secretario Ce.. lorna.-y eferlos Don luan Colom :arpe tifo COn Doa Ma: hija de Don Alonfo de Cardona Almirante de Aragon, y de Doa ifald de Liori,y de laloncada , hija del Vizconde de Gayano. Los vales tlftliCTOD por hi jo al dicho Don lu-n Colonia, prima ro Conde de Elda. Y c! en fu mul.cr Doa rabel de Saa, Dama Portuguc.: fa de la Imperar:ir y Reyna de Boc Mia Doa Maria , he, mama del Rey Phdipe fcg un do,huno ente: o. es hi ios, a Don A ion fo, que fue OZ r, ro de Barcelona; y MIII10 fichdolo dt Car tagena.A Don Francifera, General de la carrera y Galeones de indias. A Don Carlos,maeff: dc Campo d:Flan dies,y Calle] !ano del Caftsllc de Per pian,y al Conde Don Luys,que del pues de baile:- lido Virrey de SiTC 1 C- i12,Cfl frrurr:ndo dr. General de lar (II leras dr 5 rfc,ua: a e Portugal: ca f for: DeLa Juana Enrridurz , hria d I Conle &Callo enCafiilla.0- ros ctstarato: ay criC.:a:ua del de 77 de la hificria Vz-!lenda. 78 de Cocita!, gte le toman vn rue: blo dienomre. Pero haz( n diicri n tes aimr.: : v es arumento de r di ferentes a; Tiene Iltia fcys IC PPS je lenci tud en fus ten:Tinos, y tics de latitud. Parceles conBiar,Caflalla,Monnouar y Alicante,puchlos del Reyno de Va lencia ; y con Vil!en Jala, Srix ; y Blanco,del de Cell illa.Derors c N em , tiene otra aldea ; que llaman las Salinas, con cofa de treynta cafa., af tentadas a la falda de la fi erra del Cid Ruy Diaz.EI nombre de Salinas, fe le dio vos laguna,de vne leptia de largo, y media de ancho ; de tOyas aguas fe Laca mucha y muy blanca Sal. Al la do le viene el Jurar de Nouelda , que corno parte del eflado de los MapIS le poffee Don Francirco de Rocamo ra,por hauer cafedocon una fefiora de aquel linaje. Es poblacion de quinien tas caras entre Chriftianos y Morif... ros. Nofotros la llamemos Noueldas y los Moros, Nihuellar que en rabi. go es lo mefmo que tierra de leche: agora fea en fignificacion de fu abun dancia; agora por cl mucho ganado fe apacienta en fu tierra. 14 Monnouar ( a quien falfamente llama Monarcot,la Mapa deAbrahan Ortelio) (era pueblo de quatrocien tas caras de Chriftianos y Morifeos. El nombre es Arabigo, tomado de la palabra Monnahuar,gue quiere dczir lugar cfclarecidotcoino nor,luz, y da riliad.0 quiere dezir,elfiorido,o fi o reciente:de nahuar, que es fi or.Esdue fi o deile pueblo Do . n Ruy . Goma de Silua Duque de Paftrani: y aunque ata tiguarnaire era del eflado de los /a s , pertenecio a Don Fedrique de Portugal, y Dorlahlatgarite deBor je,ague los maternos del dichoDuque, por vr,r donacon que hizo Doa Brip nda vItima (dora de aquel fa do. 15 &tollo tiene retente cafas de 1 1 / 4 16 y ;no dello: le dio fu nombre. rol Cht15.:anos Ir..zr a ft:. !S tz tan cierri. !a Mecha t:: c!,que n.c iccM el nombre 1:t: indino Agollo. reffeenle. los Caualleros afiebra -as; que quedaron poblados en la Gouer nacion de Origuela , dcfde la con.; quilla de Murcia. Monforte,o Non, Forre, (como pronunciauan los anti guos) llega a docientas y treynta ,de Chriflianos viejos : y tiene porfefior a fu Mageflad.Vilafranqueza es aldea de treynta cafas:y dexo el nombre ata tiguo por die, por el guflo de fu dile fi o Don Pedro Franqueza : Secretario de Eftado de fu Magefiad,y Conde de VslIalonga : cuya hazienda hoy efil en (mello per cuenta del Real Bife. El lugar de Bufot tiene ochenta,y ca ftillo.Es nombreArauigo,gue basca de Ja palabra Befat,y fi gnifice cofa enea ida: de dooddlaman los Africanos, Befat a la alfombra : y por ventura fe le dieron a efie . pueb/ooludiendo a la forma de fu fi no. Otros afirman que fu nombre verdaderoo no corromp do, era 13ifanr; que en Arauigo es lo mermo 4 dezir, en el bofgue, oItigar pudo en el bofque : y que de Peifant paro en Bifot,y fi nalmente en Bufot: Es fefior defle pueblo vn cauallero de Alicante, llamado Martinez de Vera, que tiene fu (oler conocido en Na.. tierra. emirrcs*r. 4 telr 17 1 111311t.431.1EVri. tal: 13. CEV 9) CAPITVLO XI. DE LAS colas notables que hay en la ciudad de Alicante, afsi 2 mi. guas cmo modernas. Y de Ja antiguedad de los Caualle tes del apellido de Pardos.de quien fe halla vna piedra dt tiempo de Romanos en fu Ca 53 Ttulo de Conde de Elda, Petrel y Salinas en favor de don Juan Coloma. 1577 Nos Felipe, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de Aragn, de las dos Sicilias, de Jerusaln, de Hungra, de Dalmacia, de Croacia, de Len, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdea, de Crdoba, de Algarbe, de Al geciras, de Gibraltar, de las islas Canarias, de las islas, Indias y tie rra firme del mar Ocano, Archiduque de Austria, duque de Borgo a, Bravante y Conde de Barcelona, de Flandes y del Tirol, Seor de Vizcaya y de Molina, Duque de Atenas y de Neopatria, Conde de Ro selln y de Cerdaa, Marqus de Tristn y Conde de Gocean; la ma jestad real acostumbr a elevar al mayor grado de dignidad a aque llos que ya por la fidelidad o gloria de sus antecesores, ya por sus mritos y servicios, se hacen gratos y bien quistos con respecto a ella, para que los dems sbditos y vasallos, impulsados por esta gratitud, sean movidos a servir con ms actividad a la dignidad real. As pues, deseando t, el respetable don Juan Coloma, nuestro lugarteniente y capitn general en el predicho reino de Cerdea, despus de haber llevado a cabo muchos trabajos en tal concepto, volver con licencia y voluntad nuestra a tu casa que compraste en el citado reino, donde puedas residir tranquilamente con tu mujer y tus hijos durante los arios de tu vejez; teniendo presentes los innu merables y continuos servicios hechos y prestados por sus anteceso res a nuestra Corona Real de Aragn, pues es notorio con cuanta fi delidad y rectitud de nimo, Juan Coloma, tu abuelo, sirvi desde su primera edad a los serensimos reyes Juan y Fernando el Catlico, tatarabuelo y bisabuelo nuestro, de feliz memoria, no slo asistiendo constantemente a sus ntimos y secretos consejos y arduas negocia ciones, vino tambin en otras cosas que entonces se ofrecieron, por tndose como el mejor vasallo, y a que tu padre con menoscabo de su hacienda sirvi al Emperador y Rey Carlos mi seor venerabilsi mo y magno, y a que tu administraste el citado oficio de lugartenien te y capitn general nuestro por algunos aos, tan bien que has sido del mayor provecho para el citado reino de Cerdea en las cosas de la administracin, justicia y gobierno hechas segn costumbre y es tablecistes el mejor orden en otras muchas referentes al estado, guarda y defensa del mismo, y en la celebracin de las juntas o par lamento real de Valdesoler te mostraste provechoso a la Corona Real como convena e instituiste una milicia de 6.000 infantes y 2.300 caballos, convirtindolos de bisoos en excelentes soldados, y adems a que tus hijos don Juan y don Antonio todava jvenes sir viendo en las expediciones orientales, y en otras cosas del reino de 54 Cerdea no fueron para ti pequea ayuda; para no menospreciar es tos servicios y otros, juzgando benemritos a ti y a tu posteridad, de terminamos adornaros con las gracias y favores ms abajo escritos. As pues, por el tenor de la presente carta y privilegio, en todos tiempos perpetuamente valederos, de nuestra ciencia cierta, delibe rada y premeditadamente concedemos, damos y otorgamos a ti el di cho don Juan Coloma el ttulo de Conde de las villas de Elda, Petrel y Salinas, sitos en el predicho Reino de Valencia, que posee junta mente con sus trminos y territorios y otros anejos pertenecientes a los mismos, as como ahora los posees sin aadir ni quitar nada, y te investimos ennoblecemos y decoramos con este ttulo. As para que t y tu hijo primognito y as sucesivamente sus herederos y suceso res primognitos a los cuales toque, se llamen e intitulen siempre Conde o Condes de Elda, cuya villa y tambin la de Petrel y el lugar de Salinas con sus miembros y pertenencias tambin en lo futuro se llamen y sean Condado, y los gocen y usen y disfruten, y gocen, usen y disfruten con todos aquellos privilegios, gracias, preeminencias, prerrogativas, facultades, honores, superioridades, insignias y con decoraciones de los cuales los dems condes en los reinos y domi nios nuestros y principalmente en el mencionado reino nuestro de Valencia, o en otro, por derecho, uso, costumbre o de otra manera, cualquiera mejor y ms plenamente usan, poseen y gozan, y pueden y deben usar, poseer y gozar ms plenamente en cualquier manera. Y tambin en la celebracin de las Cortes Generales y en las juntas de los magnates, ttulos y barones de dichos reinos, convocadas por nos o por nuestros sucesores los reyes de Aragn, o nuestro lugarte niente general que ahora es o en adelante fuere en dicho reino, como Conde de Elda debers ser llamado, tratado y honrado por m y por ellos, y tu dignidad, categora y honor por nos y por ellos debe rn ser observados inconcusamente, as como se acostumbra a ha cer, queriendo y mandando expresamente que sta nuestra gracia y concesin sea y deba ser para ti el dicho don Juan Coloma y tu pos teridad y descendencia y sucesores en el dicho Condado perpetua mente real, firme, valedera y fructuosa, no oyendo a nadie en juicio ni fuera de l que la ponga en duda con pretexto de falta o perjuicio de otro, sino que siempre persista en tu fuerza y validez, quedando sin embargo a salvo siempre la fidelidad debida a nos y a nuestros sucesores los reyes de Aragn y los dems derechos debidos y perte necientes a nos y a nuestra Corte Real en dichas villas y lugar o en otra parte. Por lo tanto, encargamos al serensimo Fernando, prncipe de 55 Asturias y de Gerona, Duque de Calabria y de Montblanch, nuestro queridsimo hijo primognito, y despus de nuestros felices y largos das, Dios mediante, heredero y legtimo sucesor de todos nuestros reinos y dominios, segn nuestra intencin y bajo nuestra bendicin paternal, y tambin a los ilustres, respetables, nobles magnficos y queridos consejeros, a nuestro lugarteniente y capitn general en el predicho reino de Valencia, al Regente de la Cancillera y doctores de nuestra Real Audiencia y a los que hagan las veces de nuestro ge neral gobernador o de su lugarteniente, y tambin a los duques, marqueses, condes, vizcondes y magnates y a todos y cada uno de los dems oficiales y sbditos nuestros mayores y menores en dicho Reino de Valencia, y en otros reinos y dominios nuestros constitui dos y por constituir y a sus lugartenientes y regentes y sustitutos de sus oficios, mandamos y preceptuamos conminndoles con nuestra indignacin e ira real y la pena de 3.000 fl orines de oro de Aragn pagaderos a los erarios, que esta merced de concesin y todas y cada una de las cosas en ella contenidas para ti el dicho don Juan Coloma y para tus herederos y sucesores, guarden y observen firmemente, y a ti y a los tuyos ya citados por orden sucesivo, reputen, honren y reverencien como Condes de Elda, y no hagan en esto de otra mane ra ni permitan hacer a alguno algo en contrario por razn o causa al guna si el dicho serensimo prncipe no obedeciese en ello, y los de ms oficiales y sbditos nuestros ya citados, adems de la incursin en la ira e indignacin nuestra, traten de evitar la pena antes seala da. En testimonio de lo cual mandamos que se hiciese el presente, autorizado con nuestro sello de oro pendiente. Dado en nuestra casa de Aranjuez a 14 del mes de mayo del ario 1577 del nacimiento del Seor, y de nuestro reinado en Sicilia 24.0, y de Espaa y los otros reinos 22.. YO EL REY. 56 Vista de Elda actual. Ao 1980. 57 Captulo VII LOS MOROS EN ELDA Y EN LA REGION VALENCIANA, Y SU EXPULSION LA CARTA DE POBLACION DEL SEORIO DE ELDA, envia da en su da a las autoridades eldenses con motivo de la expulsin de los moros, y traducida recientemente por el Excelentsimo Ayun tamiento de esta ciudad con la colaboracin del profesor G. Snchez Recio, motiva la siguiente explicacin: La expulsin fue un episodio, en aquellos momentos, que afect a nuestro antiguo Reino de Valencia primeramente, pues el proble ma tena menos importancia para el resto de la monarqua. En la re gin valenciana los moriscos eran ms numerosos y los considera ban de mayor peligro. La unidad de Espaa, es decir, la unidad nacional espaola, se produjo a finales del siglo XV, cuando los Reyes Catlicos entraron en Granada, el 6 de enero del ario 1492. Sin embargo, posteriormen te, mientras reinaba Felipe II, ocurri la sublevacin de las Alpuja rras, regin montaosa granadina. Los islmicos de dicho territorio fueron derrotados por las tropas leales al mando de don Juan de Austria, personaje que, como sabemos, era hijo natural del empera dor Carlos V de Alemania y I de Espaa. Su hijo Felipe II lo recono ci como hermano, instalndolo en la Corte con esta categora. Se debe concretar que los moros, en principio, era una raza dis tinta a la nuestra; pero invadieron la pennsula en el siglo VIII, y la expulsin de unos pocos se produjo a principios del siglo XVII. Un ejrcito de mando rabe derrot a don Rodrigo en la batalla del ro 59 Barbate por territorio donde se halla la provincia de Cdiz. Vinieron refuerzos e invadieron toda la pennsula, exceptuando las montaas de Asturias, cerca de Covadonga, desde donde se inici la Recon quista. Posteriormente entraron aqu los musulmanes africanos lla mados almorvides y almohades. Estas fuerzas podran calcularse en unas decenas de miles de hombres, poco ms o menos, que no traan mujeres. Las gentes que haban aqu se convirtieron al Islam por la fuerza, o voluntariamente para su seguridad personal. Si la invasin hubiera sido muy importante, detallada y completa, tendran que ha ber venido a nuestra pennsula cientos de miles de hombres y muje res. En muchos pueblos existieron algunos cristianos respetados en su religin, que se llamaron mozrabes. La expulsin de unos ciento cincuenta mil islmicos, aproxima damente, de nuestra regin, fue un xodo de valencianos. Lo que su ceda es que no eran catlicos, sino de la religin mahometana y conservaran costumbres de la misma. Siempre juzgu inhumana esta medida. La escuadra vino a nuestro litoral para realizar la cruel disposicin. Entre los que la mandaban, figuraba don Antonio Coloma Calvillo, conde de Elda y seor de la barona de Petrel y lugar de Salinas. En el momento de la expulsin, entre los habitantes de Elda, Petrel y Salinas, sumaban setecientas sesenta familias, de las que setecientas eran islmicas. Conviene advertir que dichos eldenses y los dems valencianos isl micos, no eran por su educacin, los cabileos del norte de Africa que muchos espaoles de la tercera edad conocieron en virtud de la guerra que tuvimos con el famoso protectorado de Marruecos. Al iniciarse la Carta Puebla de Elda, citada al principio, hay un texto del mismo rey Felipe III, con destino al conde de Elda, en el que indica que a los moros de Elda y Petrel los llevaron a lo que hoy es nuestra capital, embarcndolos con destino a las costas del norte de Africa, alegando, como causa de la expulsin, la resistencia de aquellos a convertirse al cristianismo y sus contactos con los tur cos y otros mahometanos extranjeros, a los que pedan ayuda para una nueva invasin del territorio nacional, asegurndoles que en contraran aqu colaboracin numerosa y eficaz. Con el fin de formar un juicio sobre las circunstancias que in fl uyeron en la expulsin y examinar si realmente haban motivos, deberemos observar los siguientes acontecimientos: la dinasta de los Austria tuvo dos perodos diferentes: por una parte, el de gran 60 deza o apogeo durante los reinados de Carlos V de Alemania y I de Espaa, y a continuacin su hijo Felipe II. La Corona de Carlos I comprenda Espaa, Alemania, los Pases Bajos, las colonias de Amrica; el Roselln y la Cerdaa al sur de Francia; y en Italia, N poles y la isla de Sicilia. Felipe II tuvo que prescindir de Alemania, pero conserv lo dems y hered Portugal. Mas el segundo perodo fue de decadencia, con Felipe III, Feli pe IV y Carlos II El Hechizado. Es inexplicable el ocaso y debili dad de estos tres ltimos reinados. La emigracin hacia las Amri cas se haba multiplicado. Como es natural, los espaoles, ampara dos all por virreyes y gobernadores, ocupaban en las colonias los cargos de la incipiente Administracin, y los menos instruidos que no servan para funciones pblicas, se dedicaban a otras actividades productivas, protegidos por sus compatriotas dirigentes que ostenta ban el mando colonial; segn dice el padre Las Casas que vivi por aquellos pagos en dicha poca. Sin embargo, esta decadencia no llegaba al extremo de que pu dieran los pases mahometanos vencer entonces a Espaa. Los que se haban conservado poderosos mucho tiempo, haban sido los tur cos, que fueron derrotados por fin en la famosa batalla de Lepanto el ario 1571. Era cierto y explicable que los moriscos espaoles, maltratados por los cristianos, venan teniendo esperanza de poder ser liberados por las naciones extranjeras de su musulmana religin; pero en el siglo XVII, ni los turcos (La Media Luna), tenan ya poder para en frentarse con Espaa. La Inquisicin no actuaba de forma radical en este asunto, pues los moriscos, a veces propietarios de la tierra, eran, en mayor medi da, colonos adecuados de los seores, de los conventos, de los can nigos..., que frenaban a los inquisidores en defensa de aquellos ma hometanos que necesitaban para el problema crematstico. En estas circunstancias de sumisin a las autoridades cristia nas, la situacin de los moros espaoles se presentaba muy difcil, ante un rgimen que les era hostil por motivos religiosos. Las perse cuciones realizadas contra ellos no eran gratas a todos. El papa Pau lo V, en un breve de 1606, dispuso que se tratara con caridad a los moriscos, procurando convertirlos sin apelar a la violencia. En este sentido escribi personalmente al rey. Sin embargo, expulsaron de la pennsula a los moriscos valencianos, y despus a los dems que no hubiesen sido absorbidos por el cristianismo. 61 Carlos I expidi un decreto ordenando que los islmicos abjura sen de sus creencias. Se les acusaba de contactos con los turcos y con otros mahometanos extranjeros al objeto de intentar una nueva invasin de nuestro suelo. Con frecuencia eran ofendidos por las gentes modestas del pueblo, frente a las que haban luchado en la Guerra de las Germanas. Entonces ya se decidi la Inquisicin a proceder contra ellos. Lleg a Valencia el obispo Dvalos, comisionado por el Santo Ofi cio, para convertirlos a la fuerza. San Vicente Ferrer jams aconse j la violencia al objeto de tratar este asunto. Pero prevaleci la ini quidad. Se les prohibi abandonar su residencia, usar armas, vender plata, oro, joyas, seda y ganado. Les obligaron a llevar un distintivo de identificacin. Y se les comunic que slo se autorizaba una reli gin en Espaa. Estas persecuciones dieron lugar a levantamientos de las vcti mas, que iban siendo aparentemente dominadas, sin eliminar el fon do del conflicto. El problema no quedaba liquidado; en el resto de Espaa eran menos, pero en la regin valenciana y granadina se guan habitando numerosos moriscos, principalmente en los campos y pueblos agrcolas. Entonces Felipe II dispuso que los moros habla sen y escribiesen en castellano, mand quemar los libros de redac cin rabe, ordenando que vistiesen traje cristiano y usaran nom bres cristianos, y que las mujeres llevasen el rostro descubierto. Las splicas de los desgraciados no mueven a misericordia y en el ao 1567 se sublevaron los moros de Granada, como ya hemos dicho an tes, en la rebelin de las Alpujarras (regin montaosa situada entre Sierra Nevada, Almera y el mar Mediterrneo). Aquello fue como una guerra civil espantosa, en la que unos y otros cometieron atroci dades; episodio catastrfico que dej en mantillas al desastre de nuestra ltima Guerra Civil. Aunque los islmicos, perdidos irremisiblemente, buscan tabla de salvacin, pretendiendo sobornar con ddivas a los consejeros del monarca, durante el reinado de Felipe III con su valido, el duque de Lerma, se public el decreto de expulsin en octubre de 1609. En previsin de un levantamiento, vino al litoral valenciano la escuadra, como indicbamos anteriormente, y avanz sobre Valencia y su territorio un formidable cuerpo de Caballera, publicndose por medio de bandos la orden contra los moriscos, para que abandona ran la patria en el plazo improrrogable de tres das. El conflicto ya hemos dicho que afect en principio al Reino de 62 Un rincn eldense 63 Valencia, donde haba ms moros y los consideraban ms peligrosos. Los expulsados hubieron de intentar la venta, a precios viles, de los objetos que no podan o no les interesaba llevarse. Las alhajas y las caballeras las tuvieron que dar por un importe insignificante. Hombres, ancianos, enfermos, mujeres y nios, todos los que con trolaron, cargados con lo poco que podan llevarse, cubiertos de pol vo, caminaban llorando hacia el punto de embarque por los psimos caminos de aquel tiempo. Algunos caeran durante la marcha para no levantarse ms. Es fcil imaginar la confusin en los puertos de Valencia, Alicante y Denia, por la masa humana y equipajes que el nmero disponible de naves resultaba insuficiente para transportar. Muchos se resistieron a embarcar y huyeron a las montaas: haban preferido morir antes que dejarse arrancar de su patria y de sus medios de vida para lanzarlos a las inhspitas tierras africanas. Presentaron heroica resistencia y la sangre corri por nuestro terri torio. Ms de cien mil islmicos valencianos fueron transportados a las desrticas costas de Africa con embarcaciones insuficientes. Cuatrocientas cincuenta y tres localidades del Reino de Valencia quedaron despobladas. Despus de la expulsin, muchos pueblos del pas valenciano fueron repoblados por familias de habla castellana. Una de estas po blaciones fue Elda. Otros datos encontrados afirman que a partir de 1609 se organi z la expulsin en la regin valenciana, eligiendo el mes de septiem bre, fin del ao agrcola en casi todos los cultivos, para que el xodo no hiciera perder ni una sola cosecha. El decreto de expulsin afec taba a todos los moriscos de la regin, exceptuando el seis por cien to que poda quedar en cada uno de los lugares que habitaban; los dems deban emigrar con lo que pudieran llevarse, incluso dinero; y los bienes inmuebles que poseyeran en pleno dominio pasaban a poder de los seores: se pretenda resarcirles de los perjuicios por perder la mano de obra de sus vasallos islmicos. Hay que sealar que los nobles, los conventos y el clero sufrie ron amargas consecuencias por la cuantiosa prdida de la renta refe rente a las tierras cultivadas por los mahometanos; tierras que que daron perdidas de momento y que a los nuevos pobladores les fue difcil levantar, pues la repoblacin fue lenta y los nuevos colonos no se hallaban, por lo general, capacitados como los musulmanes para esta labor. La expulsin result ruinosa para la economa de la regin valenciana, basada entonces en la agricultura principalmente. 64 La expulsin de los moriscos afincados en otras zonas espao las, se dispondra despus de realizada la de los valencianos. Dada la intervencin de la tropa cuando fue necesario, la resis tencia morisca no represent una dificultad grave, pero s lo era el traslado de algunos ms de cien mil moriscos desde los puertos va lencianos hasta las costas de Berbera. La Marina espaola con sus galeras de guerra hubo de hacer un esfuerzo inusitado. Los barcos de aqu eran insuficientes, gestionando la venida de naves extranje ras, que ayudasen a base de pagarles como es lgico. Se consigui por fin, aunque generalmente iban amontonados los moros en los barcos. En algunos casos los desvalijaron. Un francs, residente en Mallorca, fue con su embarcacin para transportar a los mahometa nos; los roba, y a las moriscas se las lleva cautivas a Baleares. La maldad de robarlos ocurre reiteradamente, y a veces los asesinan tambin. Asimismo hubo cristianos viejos que se lanzaron en busca de botn sobre las cercanas aldeas moriscas abandonadas por el xo do. Otro fenmeno se produce despus de la expulsin: moros, que pueden no marcharse, no quieren quedarse solos sin sus compae ros de religin; desean irse con los suyos al litoral argelino o a T nez, donde confan encontrar trabajo y no ser discriminados y mal tratados por sus creencias. El xodo ha terminado con la resistencia de las masas musulma nas en nuestro territorio; pero, los barones y otros seores de los pueblos retienen algunos moriscos por la fuerza. En Novelda, Felipe Campos, que confiesa y comulga y tiene licencia para llevar armas, quiere tambin embarcarse, y para que no se lo impidan, huye dis frazado de mujer. En Aspe haba un morisco rico, que siempre fue amigo de los cristianos; manifest su inters por marcharse a Arge lia, y su seor lo retuvo por la fuerza. El conde de Elda, aprovechn dose de su cargo, oblig a veintiocho casas de la barona de Petrel, ya embarcados, a volver al pueblo. El rector (cura) de Elda que acompa a sus parroquianos hasta la orilla del mar y que los vio embarcados, despus que se hallaba en su casa, cuando pensaba es taran en alta mar, vio venir muchos carros cargados de sus feligre ses y los de Petrel. (Los cristianos nuevos, casi todos, en la prctica, seguan siendo mahometanos). El conde de Elda deca que si en Al batera quedaban cuarenta casas (bastante ms del seis por ciento) no vea por qu no haban de dejar treinta y dos en Elda; pero trein ta de ellas lograron embarcarse de nuevo en el segundo turno. 65 Mas esta historia tiene episodios contradictorios: el inconve niente de marcharse algunos, no siempre lo caus la opinin de los seores; sino que en algunos casos temen a los ladrones y forajidos de los caminos. Con fecha 3 de octubre de 1609, el virrey de Valen cia, marqus de Caracena, escribe al rey Felipe III, comunicndole que los bandoleros juntamente con algunos cristianos viejos haban asesinado ms de veinte moriscos en pocos das. Tambin, en algu nos casos, los seores no se contentaron con recibir las tierras de las vctimas, quisieron tambin el ganado y las cosechas, tropezando con la resistencia y las protestas de los moros expulsados. El decreto de expulsin estableca las siguientes excepciones: el seis por ciento de los islmicos de cada pueblo con sus familias, al objeto de atender la labor indispensable de lo que quedara abando nado por el momento, e informar despus a los nuevos pobladores. Los menores de cuatro arios, cuando sus padres estuviesen confor mes. Los menores de seis aos, hijos de cristiano viejo, aunque su madre fuese morisca; si fuese a la inversa, el padre ser expulsado y permanecern los hijos con la madre. Tambin se quedarn los que viviesen entre cristianos viejos desde ms de dos arios, y los que vi nieran recibiendo el Santsimo Sacramento con licencia del prelado. Desde las costas valencianas marcharon moriscos a Argelia, in cluso antes de la expulsin. En Elda resida un seor de la tercera edad (Queremn), amigo del cronista, que en su juventud vivi en aquel territorio, y conoci all musulmanes hablando un valenciano primitivo: deban ser descendientes de aquellos moriscos valencia nos expulsados. Para completar los estudios realizados sobre los conflictos con los moriscos en nuestra regin, de que vamos escribiendo, aadire mos los siguientes datos: en el momento de la expulsin, entre los habitantes de Elda, Petrel y Salinas, sumaban setecientas sesenta fa milias, de las que setecientas eran islmicas. Posteriormente salieron los moriscos de otras regiones espao las. Muchos se instalaron en Argelia, como hemos escrito; y en T nez. Aqu, un soberano emprendedor, Uzmanbey, les hizo partici par en la colonizacin de una zona; y en el siglo XVIII todava se ha blaba espaol en Tozeur. En la regin valenciana, cuando decretaron la expulsin de los moros en el ario 1609, haba un tercio de la poblacin de cristianos nuevos, es decir, de moriscos. Carlos I y Felipe II de Espaa, haban dictado contra ellos disposiciones discriminatorias, y en la Guerra 66 de las Germanas, en que los mahometanos valencianos lucharon a favor de los nobles y contra los revoltosos; estos, los agermanados, les obligaron a bautizarse. Dominaban la agricultura, y en los pue blos rurales eran la mayora musulmanes bautizados por lo general. La tierra haba pasado en buena parte a la propiedad de los seores, como tambin de los cannigos y otros clrigos, y de los conventos. Los moriscos desempeaban con acierto y laboriosidad la funcin de colonos o arrendatarios, y dichos intereses influyeron para que la Inquisicin y otras autoridades, religiosas o civiles, les fueran respe tando. En los pueblos de cristianos nuevos (moriscos), nombraron prrocos; pero su labor fue ineficaz, pues si queran imponerse, te nan riesgo de que los llevaran por mar y los entregasen a los piratas de Argelia, como ya sucedi ms de una vez. Se organiz un nuevo proyecto para convertirlos. El Comisario Real subordina su autoridad a la del Patriarca Juan de Ribera, arzo bispo de Valencia. Se decreta edicto de gracia; absolucin por los confesores de aquellos moriscos que se acusan a s mismos de apos tasa. Sin embargo, esta confesin no es suficiente, obliga a otra para el Santo Oficio (La Inquisicin), con revelacin de los nombres de los cmplices; tambin aqu se trataba de intensificar y no de entor pecer la gestin de los organismos que ya tenan el cometido de la enseanza o predicacin y castigo de aquellos. La represin ahora piensa dirigirse particularmente a los alfaques, maestros, parteras y madrinas. Los planes persecutorios son ambiciosos: suprimir hbi tos y lenguas islmicos, poner en las aldeas maestros de escuela cristianos, eliminar todo signo de culto musulmn, evitando que ad ministren las aljamas y que desempeen el cargo de cad (autori dad). El odio contra los moriscos es inaudito. Una influyente persona lidad valenciana propone deportarlos a la inhspita tierra de baca laos, como as tambin que se separen los sexos y se les abandone sobre puntos diferentes de la costa africana. Hay otras proposicio nes ms crueles como muestra del odio hacia los desgraciados ma hometanos; aunque San Vicente Ferrer no era partidario de apelar a la violencia para convertirlos. El rencor sera recproco y las vcti mas resultaban los moros. El ario 1595, el doctor Estevan, obispo de Orihuela, propone medidas benignas para la conversin, que, como siempre, resultan ineficaces. En 1606, cuando la expulsin se halla casi decidida, el papa Paulo V, sugiere la necesidad de una nueva predicacin. El duque de Lerma, valido del rey de Espaa, Felipe III, escribe al Patriarca Ri 67 bera con dicho propsito; y el 7 de diciembre de 1608, el mismo rey enva escrito a su lugarteniente en Valencia, ordenndole que tome medidas militares para que, si fracasa la campaa, emplear solucio nes ms enrgicas. La empresa termina por no realizarse, pues des cubren que los moriscos intentan sublevarse todos, y se conocen no ticias de que mantienen contactos con otros mahometanos extranje ros para que vengan en su ayuda. Realmente se ha producido algn parcial levantamiento. Otro episodio digno de mencionar es el siguiente: el cuatro de diciembre de aquel ario 1609, llegaron al Grao de Valencia tres mil moriscos vencidos en la zona de Cortes; gente toda, segn el virrey, desnuda, rendida y pasada por manos de soldados, al objeto de ser trasladada al Africa. El da 8 del mismo mes, da de la Concepcin, se canta el Te deum con mucho gozo, por ser concluida ya la embarcacin y expul sin de los moriscos en el Reino de Valencia, asistiendo de pontifi cal el Patriarca Ribera, el virrey y los jurados. Al da siguiente entr en Valencia a caballo de un asno, el reyezuelo moro de la Mola de Cortes, Vicente Turigi (donde se haban sublevado), apresado en una caravana, cerca de Carlet. La sentencia era que le cortasen las orejas y una mano, y que, vivo, fuese hecho cuartos; pero dice que quiere morir como cristiano; y anulando los siniestros detalles, mora en el garrote el 16 de diciembre de aquel ario 1609. Fue completa la expulsin El escritor Fernndez y Gonzlez, apoyndose en textos de literatura islmica, escrita en Berbera, neg el carcter total de la expulsin. Refirindose a la lentitud de la repoblacin a que antes hemos aludido, dos siglos despus de la expulsin, el historiador Cavanilles encontr lugares abandonados, aldeas de las que slo quedaba el re cuerdo, en el alto Espadn y en otros rincones montaosos, testimo nio de las ruinas causadas por el xodo de aquellos islmicos valen cianos a los que nos venimos refiriendo. Los que haban alentado la expulsin, cambiaron de punto de vista cuando vieron en ella una catstrofe irreparable. El arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, segn cuenta el historiador Escolano (testigo de los acontecimientos), muri de disgusto; pues muchos le atribuyeron la culpa por la emigracin morisca. Por este asunto se le demor el proceso de canonizacin (San Juan de Ribera); sin em bargo, consta que advirti de las consecuencias. En 1608 escribi al Secretario Real: ...Las ciudades grandes se sustentan con la provi 68 Sin que ellos traen; las iglesias, monasterios de frailes y monjas, hospitales, cofradas, legados pos, nobles, caballeros... dependen y se alimentan principalmente de la labor y aportacin de los moris cos... Por ello sugiere que, para evitar tantos males, se suspenda la expulsin. Luis Carrillo de Toledo, marqus de Caracena y virrey de Valen cia, con fecha 22 de septiembre de 1609, orden la publicacin del inslito bando, en el que cumplimentaba la orden del rey Felipe III de Espaa del 4 de agosto anterior, y cuya parte dispositiva deca en sus extremos de mayor inters: (Aqu y en esta poca se nombra la regin como Reino de Va lencia. Ahora veremos tambin cmo se expresaban entonces en castellano y en valenciano): a) Todos los moriscos valencianos, assi hombres como muge res, con sus hijos, dentro de tres das de como fuere publicado este vando en los lugares donde cada uno vive y tiene su casa, salgal del y vayan a embarcarse a la parte donde el comisario que fuere a tra tar desto les ordenare. Podrn llevar consigo todos los bienes mue bles que pudieren. En las embarcaciones que los conducirn a Ber bera se les proveer del vastimento que necesario fuere para su sustento durante la embarcacin, y ellos, de por s, llevarn tambin el que pudieren. b) El artculo 4. se refiere a la cuestin crematstica, y la re suelve segn el parecer del duque de Lerma: Cualquiera de los di chos moriscos que escondiere o enterrare ninguna de la hazienda que tuviere, por no la poder llevar consigo, o la prendiese fuego, y a las casas, sembrados, huertas o arboledas, incurran en la dicha pena de muerte los vecinos del lugar donde esto sucediere. Y mandamos se execute en ellos, por cuanto S.M. ha tenido por bien de hazer merced destas haziendas rayzes y muebles, que no pudieran llevar consigo, a los seores cuyos vasallos fueren. c) El artculo 5. refleja las ideas imperantes sobre la economa agraria levantina: Y para que se conserven las casas, ingenios de acucar, cosechas de arroc, y los regados, y puedan dar noticias a los nuevos pobladores que vinieren, ha sido S.M. servido, a peticin nuestra, que en cada lugar de cien casas, queden seys con los hijos y muger que tuvieren, como los hijos no sean casados ni lo hayan sido.... d) Los artculos 6. y 7. se refieren a la prohibicin de encu brir y ocultar a los moriscos. El artculo 8. dispone que no los tra ten mal de obra ni de palabra. 69 e) Los artculos 9, 10, 11 y 12, establecen las excepciones en la expulsin: los menores de cuatro arios que quisieran quedarse y sus padres o curadores estuviesen conformes; los menores de seis arios hijos de cristiano viejo se quedarn, y su madre con ellos; pero, si el padre fuese morisco y la madre cristiana vieja, l ser expulsado, y los hijos menores de seis arios quedarn con la madre. Tambin se quedarn los que viviesen entre cristianos desde ms de dos aos, y los que vinieran recibiendo el Santsimo Sacramento con licencia del prelado. Con el fin de aclaraciones, el virrey, marqus de Caracena, fir m un nuevo bando, que fue publicado el primero de octubre de 1609, en el que se establece lo siguiente: Los dits moriscos puguen vendre tots y cualsevol bens que aquells tinguen, exeptat que no pu guen vendre, ni en altra manera dispondre, de les coses y bens se guents: Q0 es, de bestiars, axi grossos com menuts, cavalcadures, for ments, ni altres grans alguns, oh, cases, terres, encara que sien fran ques, y en realench, censals, debitoris, ni deutes, drets ni acsions, sots decret de nulitat... Declarant, empero, que los dits moriscos pu guen vendre a sos senyors cualsevol de dits coses en just y compe tent preu, en paga del que aquells sern deutors als dits senyors, y no en altra manera. Y que ax mateix los puguen vendre, en just y competent preu, a cualsevol altre acreedor de aquells, lo credit del cual constara ab instrument publich; y que en les demes coses pro hibides, la dita prohibici resta en sa for9a y valor. La orden del vi rrey no se cumplira, por la imposibilidad de una vigilancia comple ta. Traduccin del texto en valenciano Dichos moriscos podrn vender todos y cualesquiera de los bie nes que poseyeran, exceptuando que no podrn vender los bienes si guientes: las bestias as grandes como pequeas, caballeras, trigos ni otra clase de granos, aceite, casas, tierras, aunque sean francas o en realengo; censales, pagars, deudas, derechos y acciones bajo de creto de nulidad. Aadiendo que podrn vender en justo precio cualquiera de los bienes indicados a los seores en pago de lo que les debiesen. As mismo podrn vender las indicadas pertenencias a cualquier acreedor de quien fuesen deudores, siempre que el crdi to constara en documento pblico; y que en cuanto a las dems pro hibiciones, quedaban en su fuerza y valor. (Bibliografa: profesor Snchez Recio, Carreras Candi, Joan Regl y el investigador ar gentino Tulio Halpherin). 70 Artculo enviado a la prensa por el cronista con motivo de las fiestas de Moros celebradas en Elda en 1980, conmemo rando las efemrides relatadas Fiestas hispano -rabes en Elda Ya se produce el espectculo monumental de la fiesta de moros y cristianos en Elda. El aspecto religioso de estas efemrides, se de dica a San Antonio Abad. Los das en que se celebra el aconteci miento son los 6, 7 y 8 de junio prximo, aunque el da 5, a las doce de la noche, habr tradicional Retreta de las diez comparsas, con sus abanderadas, capitanes y bandas de msica. El sbado 6, por la maana, entre otros festejos, ocurrir la em bajada mora, batalla de arcabucera, traslado de la imagen del santo, desde la ermita donde reside a la iglesia parroquial, en la que se ofi ciar la misa y la ofrenda de fl ores a la Santsima Virgen de la Salud, patrona de Elda. Los espectaculares desfiles se llevarn a cabo el sbado por la tarde y el domingo 7, por la maana; por la tarde de este da, la pro cesin. El lunes, 8, habr embajada cristiana, con la batalla de cos tumbre, disparando mucha plvora con arcabuces; tambin devolu cin de la imagen a su ermita. Para que parte de la multitud de espectadores puedan presen ciar, sentados, los desfiles y la procesin, se hallan instaladas varias tribunas y numerosas sillas por todo el recorrido de los marciales festejos. Es meritorio el progreso de Elda, cuya industria surgi de for ma rudimentaria a finales del siglo pasado. A principios del actual, el censo daba 6.131 habitantes, y actualmente hay ms de 60.000 al mas. Hasta estos ltimos aos, antes de iniciar la feria del calzado con exportacin a Estados Unidos y otros pases, la lucha para le vantar y sostener la industria, fue muy penosa: unas fbricas caan y otras se levantaban, dndose el caso de que casi todos los fabrican tes eran hombres que comenzaron sin medios econmicos, partien do de simples zapateros. Y esta fiesta de moros y cristianos, en la que se gastan mucho dinero, y que rememora las luchas en virtud de la invasin de nues 71 tra pennsula por los rabes y la Reconquista, sigue progresando to dos los arios de manera evidente; incluso ahora, a pesar de la crisis que atraviesa la industria. Las circunstancias casi exticas y lumino sas del acontecimiento, con los vistosos trajes de las comparsas des fi lando por las calles en perfecta formacin, presentan un talante ar tstico, digno de ser admirado. En numerosas poblaciones de estas tierras valencianas, acari ciadas por el apacible clima y exuberante vegetacin, proliferan an logos festejos. Debe ser porque dentro de nuestras tierras quedaron los moros, aferrados a su religin, principalmente en campos y loca lidades agrcolas, hasta principios del siglo XVII, fecha de su expul sin; que afect, en particular, al antiguo reino de Valencia; pues, en el resto de la nacin apenas tena ya importancia. En previsin de la resistencia mahometana, un cuerpo de caballera avanz sobre Va lencia, y vino a nuestro litoral la escuadra. Uno de los que la manda ban fue precisamente el conde de Elda. Algunos moriscos hicieron frente y corri la sangre. Unos ciento cincuenta mil islmicos valen cianos fueron transportados a las desoladas costas del norte de Afri ca. El decreto de expulsin tena fecha de 4 de agosto de 1609, y fue publicado en Valencia por el virrey, marqus de Caracena, el 22 de septiembre siguiente. El presidente de la junta central de comparsas y director de los maravillosos festejos, cada ario ms importantes, es el notable elden se don Jenaro Vera Navarro. JOSE NAVARRO PAYA 72 73 74 Captulo VIII REPOBLACION DEL REINO DE VALENCIA DESPUES DE LA EXPULSION DE LOS MORISCOS, DESTACANDO ELDA (En primer lugar, datos de don Juan Ramn Torres Morera. Pu blicados en la revista SAITABI de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Valencia. En tesis doctoral). Las fuentes de este trabajo tienen su gnesis en la bsqueda y hallazgo de documentos, memoriales, cartas pueblas, sumarios, cen sos y noticias varias, en los archivos del municipio de Valencia, en el general del Reino de Valencia, en el de la Corona de Aragn, en el de Simancas.... Pregonada la expulsin el 22 de septiembre de 1609, y apenas transcurrido un mes de la drstica y eficaz medida, con una ilgica actitud, el 27 de noviembre del mismo ao, se ordena, por pragmti ca, a los seores la repoblacin y siembra de los lugares y campos de los moriscos expulsados en el plazo de diez das, y si no, acreedores pueden entrar a sembrar la tierra. El plazo tuvo que ampliarse en sucesivas rdenes: la del 15 de diciembre de 1609 y la del 8 de ene ro de 1610. Pero la inoperancia de las cridas continu durante bastante tiempo, debido a dos principales causas: los expulsados re presentaban el 35% de la poblacin, y este nmero no se poda im provisar; y en segundo lugar, las dificultades aportadas por los seo res que se oponan a las condiciones exigidas. Las cridas se suceden sin resultados positivos, dados los inte reses opuestos de los seores y de los acreedores censalistas, reper cutiendo todo ello sobre el intento de asentar a los nuevos colonos, que tienen que soportar cartas pueblas de clusulas leoninas. 75 Todo ello motiva una serie de protestas que obligaba a conti nuas inspecciones y subsiguientes modificaciones. Protestas que al gunas veces alcanzan lo que hoy llamaramos conflicto laboral. As lo deducimos por el informe o carta que el marqus de Caracena da el 17 de diciembre de 1610 en lo tocante a la siembra de las tierras del Reino de Valencia: pagan el diezmo por pragmtica del ario pasa do sobre siembra, para ayudar a pagar censales, pero han resuelto no sembrar ogao si no hay garantas de que no los han de volver a pagar, ni ser ejecutados por deudas de los seores de las tierras... A todo ello se contesta que, advirtiendo el peligro de no sembrar, con la aparicin de hambre y miserias; no teniendo los censales con que cobrar y los seores con que pagar, se debe transigir de momento. Crguese a lo sumo la mitad de los diezmos o alguna otra cosa para ayudar a pagar los censales, y pregonar que los labradores reciben de los seores el cumplimiento de lo asentado. La Administracin Central no descansa, y su intento de una or denacin racional para la repoblacin aparece de manifiesto por una serie continuada de consultas y juntas; atentos a los menores deta lles y posibles peligros. Vemos en documentos correspondientes que tratan de la repoblacin de los sitios de moriscos en Valencia, inten tando evitar el peligro de acaparamiento de lugares y tierras por la gente adinerada. El problema de la repoblacin es difcil y se intenta salvar el prestigio de los seores, aliados y apoyo de la Corona; deseando ade ms salvar algo de la precaria economa y dar solucin al asunto de los censales, que tan fuertemente pesaba sobre todo el problema de la repoblacin. En las condiciones de casi todas las cartas pueblas, suelen figu rar los siguientes pagos a cargo de los pobladores: a) Sexta, octava y novena parte de los frutos. b) Diezmos. c) Tercio diezmo. d) Primi cia. e) Percepcin feudal. En casi todas se observa la tendencia a consolidar el asentamiento de los nuevos pobladores, obligndoles a una residencia personal y continua durante un determinado nmero de arios, aceptando las ausencias por motivos justificados, bajo ad vertencia de prdida de todos los derechos. Otra clusula era la pro hibicin de las transferencias y acumulacin de varias casas en una sola cabeza, evitando especulaciones. Las listas de repobladores unas veces estn en castellano y generalmente en valenciano. 76 Procedencia de los repobladores El seor Dvila, en su coleccin de conferencias, pginas 334 y 335, afirma que de los Pirineos bajaron ocho mil pobladores y site mil fueron de Catalua. El reverendo Boronat y Barrachina afirma que para repoblar Levante vinieron por mandato real 8.000 perso nas de los Pirineos; 7.000 de Catalua; 7.000 de Aragn, y pueblos enteros de Mallorca. Otros autores indican un nmero de repobla dores de origen francs. Pero el doctor don Juan Regl dice que de la pragmtica de Felipe IV del 28 de septiembre de 1622, se des prende que la repoblacin de la regin valenciana fue llevada en gran parte por los mismos cristianos viejos, que abandonaban sus lugares de origen para establecerse en las fi ncas antes habitadas por los moriscos, siendo pequea la aportacin exterior. Y as lo com prueba el autor del que se toman estos datos. En las cartas pueblas de Alfara y Catadau en que cada uno de los setenta y seis repobladores lleva su origen, slo aparecen cuatro franceses, un aragons, un lusitano y un castellano. Desgraciada mente las cartas pueblas son pocas las que llevan datos completos referentes a la procedencia de los repobladores. Segn ellas resultan las siguientes procedencias: de la barona de Pego los que fueron a Adzaneta y Favara. De Onda los que fueron a Artana. Los de Ayodar vinieron de Godella. Los de Algimia vinieron de Aragn. De Jtiva procedan los que fueron a Torrente, Anahuir, Corbera, Poli, For taln y Riola. A Fuentes vinieron de Godella. Uno de Barcelona y otro de Manacor a Alcalal. A Sagra fueron cinco de La Mancha, uno de Navajo, dos de Valencia, tres de Lorca y dos de Muchamiel. A Caudete, cinco de Penguila, dos de Torrente y dos de Oliva. A otros sitios fueron mallorquines. En una carta del marqus de Caravaca, virrey de Valencia, que remite a S.M., seala el inconveniente que se sigue de que la gente pobre que serva de trabajadores y braceros a gente rica y moros de los lugares de Valencia que no se han despoblado, los desamparan y se van a repoblar los sitios que dejaron los moriscos expulsados, de jando sus villas que corren el peligro de despoblarse y perderse. Utilizando el estudio de la seorita Adelina Ballester sobre la regin de Ganda y los pueblos de Beniopa, Real, Benipeixcar, Al quera, Nova y Benirredr, vemos que la aportacin humana de re poblacin es bastante local. Ganda contaba con seiscientas casas de cristianos viejos en el momento de la expulsin; en 1646, en este ario slo tena trescientas setenta y una casas. Adems, los apellidos 77 de la ciudad los vemos repetidos por toda la regin, que haba que dado prcticamente abandonada en su totalidad con motivo de la ex pulsin. Si lleg alguna minora exterior, fue tambin de apellidos valencianos. Sin embargo, hay constancia, en otros lugares, de algu nos repobladores extraos a la regin. Don Joaqun Maestre, en su obra, afirma que las poblaciones de Orba, Rafol de Almunia y Trbe na fueron repobladas por gentes venidas de Catalua y Mallorca. So bre los originarios de Mallorca, leemos en un documento fechado en 1622, que unos mallorquines que el 26 de noviembre de 1611 ve nan hacia la pennsula a repoblar, fueron apresados en el mar por los turcos. En cuanto a los numerosos pueblos valencianos de habla caste llana que seran repoblados por familias procedentes de regiones castellanohablantes, el autor de la tesis doctoral no aclara bien este punto. Dice que fue con el advenimiento de los Borbones y la supre sin de los Fueros valencianos la expansin castellanizante, que pronto dominara entre la nobleza y la media y alta burguesa. Los primeros pobladores seran los braceros que no tenan tie rras de su propiedad, o los cristianos viejos que con las nuevas tie rras queran mejorar su situacin. El padre Fonseca, un fraile dominico, dice lo siguiente: Se mar charon los moriscos, quedando las casas deshabitadas, las tierras despobladas y sin quien las pudiese cultivar. Es verdad que se trat de repoblar los lugares como en Valencia, Jtiva, Ganda y muchas otras partes por ser la tierra buena y frtil. Por ello muchos habitan tes de Valencia dejaron sus oficios mecnicos de sastres, zapateros y otros, para hacerse labradores. De las disposiciones establecidas para la repoblacin a favor de los propietarios, de realengo, de rdenes religiosas y de seor, se desprende que las condiciones impuestas a los nuevos pobladores, sea el lugar que fuese, tendan principalmente a resarcirse de las prdidas tenidas con la resolucin de expulsar a los moriscos. Para beneficiar a los propietarios, la dureza de las condiciones estableci das convierten en siervos a los nuevos pobladores. Aparecen docu mentos en los que se observa como los nuevos habitantes se niegan a pagar los numerosos impuestos que les dejan arruinados, y si los aprietan, amenazan con irse. En lo tocante a Petrel, repoblada por gente de Jijona en nmero de SESENTA, y de Alicante y Elda, en carta del obispo de Orihuela, dice: No acepta excusa de expulsin en lo tocante al pago de los 78 censales, dotaciones a la rectora y fbrica de iglesia. Todo tiene que salir a costa de los nuevos pobladores. (Otros autores dicen que repoblaron Petrel habitantes de La Hoya de Castalla). Termina escribiendo el seor Torres Morera. Conclusin: Las cartas pueblas por las que se rigen los procedimientos y circunstan cias de la repoblacin, son todas ellas una serie de capitulaciones, intentando resarcirse, a costa de los nuevos pobladores, de toda la quiebra econmica que les ha producido la expulsin. Los interesantes datos que en meritoria investigacin nos apor ta don Juan Ramn Torres, detallados aqu, motivo del presente ar tculo, nos dejan perplejos en un punto: el referente a las numerosas localidades valencianas que hablan en castellano. Procuraremos aclarar esto, segn el criterio y los conocimientos del asunto por parte del infrascrito. Con motivo de la expulsin de los moriscos en el Reino de Va lencia en el ario 1609, cuatrocientas cincuenta y tres localidades de la regin quedaron despobladas. Ya hemos visto que la repoblacin fue difcil y lenta. Adems de querer cargar a los nuevos pobladores los quebrantos de la ruina para la agricultura, motivada por aquella cruel medida contra los valencianos islmicos; tambin eran costo sos y difciles los viajes entonces, y haban de viajar los aspirantes a ocupar las tierras abandonadas por las vctimas de la expulsin. No exista el ferrocarril, los caminos eran malos y los transportes defi cientes. Pero muchas poblaciones fueron repobladas por familias caste llanohablantes y, como es natural, siguen hablando en castellano. Este fenmeno se produjo, por lo general, salvo pocas excepciones, en las localidades situadas en el cinturn del Reino de Valencia, li mtrofes con las provincias castellanohablantes de Murcia, Albacete, Cuenca y Teruel. Dada la proximidad de los lugares que hablaban en castellano, habitantes de aquellos, visitaron las tierras y casas aban donadas en virtud de la expulsin y se instalaron all los que lo pre firieron; por esto dichos pueblos, situados en el cinturn del territo rio valenciano, son todos castellanohablantes. No s si hay alguna excepcin. As es que, por ejemplo, las localidades de la Vega Baja del ro Segura, las de los valles de Ayora y Cofrentes, como as tam bin la zona de Requena y Utiel, hablan en castellano. Deberemos aadir tambin que el decreto de expulsin afectaba a todos los moriscos del Reino de Valencia, menos el seis por ciento que quedara en los lugares que habitaban. Entre estas excepciones, 79 haban muchos que deseaban marcharse con sus compaeros, no queran quedarse solos aqu entre tanto enemigo. En Novelda, Feli pe Campos, que confesaba y comulgaba y tena licencia para llevar armas, quiso tambin embarcarse, y para que no se lo impidiesen huy disfrazado de mujer. En Aspe haba un musulmn rico, amigo de los cristianos; manifest su inters por marcharse a Argelia y su seor lo retuvo por la fuerza. El conde de Elda oblig a 28 casas de su barona de Petrel, ya embarcados, a regresar a su pueblo, como as tambin se interes por la permanencia de muchos de Elda. De ca que si en Albatera quedaban 40 casas (bastantes ms del 6%), tambin podran quedar 32 en Elda. Sin embargo, varios de estos volvieron a embarcarse poco despus. A veces se produjo otra clase de inconveniente: algunos no que ran marcharse por miedo a los ladrones y forajidos de los caminos, que asesinaron a varios moriscos para robarlos. En la Carta de Poblacin del Seoro de Elda, publicada en va lenciano el 11 de septiembre del ario 1611, corregida y completada el 21 de octubre de 1612, documento que se conserva en el archivo municipal de dicha ciudad en el libro Processo a la seora direc ta, folios 150-169; en esta Carta Puebla, dada por don Antonio Colo ma Calvillo, conde de Elda, y al final de la misma, existen relaciona dos 138 vecinos habitantes de la poblacin. Entre ellos slo aparece clara la procedencia de cuatro moradores: dos de Villena, uno de Agost y uno de Ganda. Como en los dems territorios abandonados, la repoblacin fue lenta y difcil; la entonces villa se hall estaciona da, desde poco tiempo despus de la expulsin hasta 1646 con unos ochocientos habitantes. En la segunda mitad del siglo fue cuando creci el pueblo, recuperando los habitantes que tena antes del xo do de los moriscos en 1609. Pero en esta ciudad se habla en castellano, a pesar de sus lmi tes con los pueblos inmediatos de Petrel, Monvar y Novelda, que los tres vienen expresndose en valenciano. Parece evidente que la mayora de los repobladores procederan de regiones castellanoha blantes. Lo mismo sucede con Aspe y Monforte de la provincia de Alicante, que por igual causa hablan tambin castellano. En dicha Carta de Poblacin del Seoro de Elda, el seor conde convoca a los habitantes del pueblo, tanto viejos como nuevos pobla dores, para establecer las condiciones econmicas y otras varias re lacionadas con la gobernacin del vecindario, teniendo presente que a la mayor parte se les va haciendo entrega de las casas y tierras abandonadas por los moros expulsados. Habr que tener en cuenta 80 tambin las disposiciones oficiales de la superior autoridad real; y que, como titular de la jurisdiccin, el gobierno y administracin de Elda correspondan al dicho seor conde, don Antonio Coloma Cal villo; autoridad que la ejercera personalmente, o bien delegando en su representante directo, el Procurador General y Baile, y los magis trados elegidos, que podan ser nombrados tanto entre los nuevos pobladores como entre los antiguos vecinos. Se hallaban presentes como testigos relevantes el capitn Luis Artanca, caballero sustituto del Alcalde del castillo de Alicante; el doctor Pedro Ramiro, asesor del condado, y Joan Beltr, Notario. Los ciento treinta y ocho firmantes del documento, que acudie ron a la convocatoria sealada antes, son los siguientes; los cuales firman en su nombre y en el de los restantes vecinos ausentes, acep tando las condiciones estipuladas en el escrito, a la vez que recono can como su seor indiscutible al indicado conde y a sus sucesores. (A pesar de que se iniciaba entonces la repoblacin, se puede obser var que numerosos apellidos y nombres son ya castellanos). Vicent Amador, Justicia; Benito Crespo, Pere Vicent, Gonzalo Chico y Diego Romero, Jurats; Joan Gras, Mustafat; Domingo Cha cierra, Francisco Ribes, Joachn Molla, Honorat Molla, Gaspar Mo lla, Joan de Olivares, Asensio de Vera, March Joan Aracil, Vicent Pau Alfonso, notario infrascrito; Cosme Castell, Cosme Candel, An toni Amat, Joan Gavarin, Pedro Artes, Francisco de Servera, An dreu Navarro, Vicent Molina, Berthomeu Torregrosa, Joseph Torre grosa, Alonso Jover, Bernat Yrles, Gins Joan, Mathas de Mollinos, Gins Ferrer, Miguel Gil, Thoms Aracil, Cristfol Aracil, Melchor Joan, Gins Galiano, Dami Sent Andreu, Joseph Amors, Joan Pe res de Agost, Esteve Sent Andreu, Andreu Rico, Miguel Herrero, Ni colau Aracil, Pedro Garca, Pedro Laplana, Guillem Pastor, Gaspar Pastor, Lois Joan, Joan Navarro, Pedro Menor, Batiste Garca, Joan Pedro, Joan de Vera, Martn Crespo, Joan Rodrguez, Cristfol Alon so, Geroni Martnez, Joan Quesada, Luch Quesada, Joan Peres de Sent Joan, Jaume Ferri, Vicent Gil, Diego Lopes, Gaspar Asuar, Mar tn de Vera, Francisco_de Vera de Mart, Joseph Seva, Jaume Dies, Francs Aragons, Pedro Richarte, Joan Richarte, Martn Estevan, ertiat Esteve, Francisco Grau, Francs Grau de Villena, Joan Agua do, Gins Gonsales, Pere Gramatge, Joan Blanco, Alonso Navarro, Lluch Joan, Pere Amat, Gins Alonso de Villena, Geroni Artes, Pere Romero, Alonso Llilli, Antoni Pardines, Pedro de Soria, Lzaro Ro mero, Marco Matheu, Gins de Maqueda, Pedro Ruis de Farina, Francs Cant, Gaspar Gramatche, Sebasti Sirvent, Jaume Galindo 81 Mayor, Jaume Galindo Menor, Jaume Galindo fi ll de Jaume el Mayor, Francisco de Vera de Assensi, Diego de Vera, Joseph Candel, Joan Tolosa, Joan Reig, Antoni Navarro, Diego Navarro, Alonso Ri bes, Joseph Alsamora, Alexos de Ganda, Francs Pomares, Pere Na varro, Joan Ernandes de Gasea, Domingo Ochoa, Jaume Escriva, Joan Galiano, Errn Martnez, Thoms Yag e, Alonso Navarro, Pe dro Estevan, Jaume Arques, Miguel Garca, Cosme Sempere, Joan Real, Pedro Adons de Andares, Joan Bernab, Gaspar Rico, Pascual Bernabeu, Benito Latorre, Gabriel Llobregat, Pau Moya, Esteve Cor b, Francs Joan, Pere Joan de Lluch, Juan Romero, Pere Joan de Blay, Luys Joan, Berthomeu Molina, Francs Maqueda, Felip Joan, Diego Mondejar y Jaume Gil. En las pginas 169 a la 173 del mencionado libro del Archivo Municipal de Elda, aparece el asentamiento de Antoni Amat, uno de los nuevos pobladores. Interpretamos la redaccin de este documen to, que se halla en valenciano: Nos, don Antonio Coloma y Calvillo, conde de Elda y seor de la barona de Petrel y lugar de Salinas, de la Orden y milicia de San tiago de la Espada, Alcaide del castillo y de la ciudad de Alicante. General de las galeras de Espaa, decreta lo siguiente a favor del nuevo poblador de Elda, Antonio Amat: Por cuanto esta persona con fecha 11 de diciembre del ario pa sado mil seiscientos once, nos prest perfecto homenaje de fidelidad y lealtad como fiel y leal vasallo nuestro, reconocindonos como su seor y obligndose a cumplir los pactos y estipulaciones estableci das en el acto realizado ante el notario infrascrito; y siendo el indi cado Antonio Amat uno de los nuevos pobladores a los que se han de repartir las casas, huertas, vias, olivares, secanos, higuerales y dems tierras, abandonadas en nuestra poblacin de Elda con su tr mino y Salinas, en virtud de la expulsin de los moriscos. Recordan do otras circunstancias que confirman las estipulaciones referentes a la economa, pactadas en la Carta de Poblacin ante el mismo nota rio con fecha veintiuno del mes de octubre de mil seiscientos doce; realizando el reparto conforme a nuestra libre y espontnea volun tad, damos y concedemos a perpetuidad para mejorar y no pignorar y deteriorar, procediendo en uso y costumbre de buen labrador, a vos el dicho Antonio Amat, los siguientes inmuebles con los precios, rditos y cargas correspondientes a cada uno de ellos: En primer lugar, unas casas de la presente villa, situadas frente a las de Bernardo Estevan, a las de Miguel Martnez y a la calle, con 82 censo anual de ocho reales de moneda. Dos tahllas de huerta, si tuadas en la huerta de esta poblacin, frente a la acequia camino por medio de Jaime Galindo, de Gabriel Llobregat, de Jos Imperial y de l mismo, por el precio y estimacin de noventa y siete libras y diez sueldos de moneda, y un censo de inters anual de cuarenta y un sueldos. Cuatro tahllas de huerta con su derecho de agua, conti guas a las anteriores, las cuales enfrentan con la tierra de mosn Andrs Escriv, con las de Gonzalo Rico y con el camino, por precio de ciento noventa y cinco libras de moneda e inters anual a censo perpetuo de noventa y siete sueldos y seis dineros de dicha moneda. Un olivar de Pedro Mayoral, situado frente a la senda, al olivar de Pedro Joan, al olivar de Pablo Moya y a lo de Jaime Galindo. Seis ta hllas de via que enfrentan con el carril, con lo de Lloris Andansa, con los majuelos y con lo de Pedro Vicente, por el precio y estima cin de ciento diecisiete libras de moneda, y un inters anual de cin cuenta y ocho sueldos. Siguen otras varias concesiones y a continuacin dice que los bienes que se le han adjudicado para l y los suyos, dados los pre cios y estimaciones con las cargas y censos perpetuos respectivos, sin que se acepte ninguna clase de deduccin, hacen una suma de seiscientas ochenta y siete libras y dos sueldos de moneda. En cuan to a intereses y censo perpetuo anual, se hace constar una suma uni versal de trescientos veinticinco sueldos a pagar por el beneficiario nuevo poblador o por sus sucesores cada ario perpetuamente, al se or conde o a los suyos en dos plazos iguales: esto es, la mitad en la cosecha de trigo y granos en la era, y la otra mitad al tiempo de la recoleccin de la uva; empezando a pagar por primera vez en el pre sente ario de mil seiscientos doce. (Sigue el texto en valenciano y en latn, que detenemos aqu por no considerarlo de inters y para no cansar al lector). Conviene aclarar las palabras censales y realengo, que apa recen en el texto del presente captulo, por si hay duda de su signifi cado, pues se trata de trminos poco usuales actualmente: CENSALE S Censal era la pensin anual satisfecha por determinada persona y sus sucesores, en virtud y como justa remuneracin de un capital recibido. Una especie original de gravamen sobre la tierra propiedad 83 del que haba obtenido el capital o de sus herederos. Una forma par ticular de hipoteca. El que adquira la deuda, obligndose al pago de la pensin, se denominaba vendedor o censatario; y el que daba el dinero o el va lor y adquira el derecho a percibir la pensin, se llamaba compra dor o censalista. REALENGO En tiempos de la Reconquista y en poca posterior, se nominaba de realengo los bienes pertenecientes al patrimonio del rey, con potestad, por una parte, sobre las personas, cosas y territorio; y, por otra parte, dichos bienes estaban sujetos al pago de contribuciones, que constituan el verdadero dominio del rey. En Catalua, donde dur mucho tiempo la organizacin feudal, en tiempos de Pedro IV en que haban disturbios, fueron muchos los que suplicaron se les emancipase de los seores para pasar a ser siervos del rey (Realen go). Entonces, en todos los reinos de la pennsula, por la decadencia de la nobleza, fueron reintegrndose en parte los bienes al realen go, y se dio la correspondiente a los municipios; desligndose ya lo que llamaramos el patrimonio de la nacin y los bienes particulares del rey. Las Cortes extraordinarias del 6 de agosto de 1811, unificaron definitivamente la condicin de realengo y los seoros, para que pa saran a la nacin. Posteriormente se determin que todos los terre nos indicados los vendieran a propiedad particular, salvo pocas ex cepciones. Durante el reinado de Isabel II dictaron una ley en la que se determin el canon que deban pagar los poseedores de terrenos que antes haban sido de realengo. 84 Un rincn eldense 85 Captulo IX ELDA EN LA GUERRA DE SUCESION Ni Vicente Gasc Pelegr, que public un libro sobre la Guerra de Sucesin en nuestro territorio regional, ni otros historiadores de dicho tema, se refieren a la intervencin eldense en el conflicto. Di cen solamente que don Francisco Coloma, conde de Elda, condado al que pertenecieron los seoros de Petrel y Salinas, partidario del ar chiduque Carlos de Austria, tuvo que abandonar Espaa por el triunfo de las fuerzas adversas, defensoras del primer Borbn, Feli pe V. Este planeamiento da una impresin contraria a la realidad, pues Elda contribuy a favor de Felipe V en hombres y en gastos. Los documentos que lo demuestran se hallaban en el Archivo Muni cipal y han sufrido extravo. Por fortuna, nuestro ilustre paisano Lamberto Amat, que vivi en el siglo pasado, autor de un manuscrito histrico sobre Elda, encontr los importantes papeles y los trans cribi en su texto, que conservaban sus descendientes. Gasc Pelegr adopta tal omisin y dice que, en estas tierras so lamente Petrel, como as tambin los pueblos de la Hoya de Castalla y algn otro de aquella zona, hicieron frente a las tropas del archi duque Carlos, y con muchas bajas permanecieron fieles al primer Borbn. Aade que, exceptuando esto, toda la regin valenciana qued, de momento, conquistada por los aliados del pretendiente austraco. La verdad vamos a intentarla: en principio una cosa rara suce di en Elda; los habitantes de la calle de la Tripa siguieron al mar 87 qus de Sanz, aristcrata pudiente con residencia en dicha calle, que se declar partidario del conde de Elda, luchando frente al Borbn. Los papeles encontrados por Lamberto se denominaban Reales Cdulas o Decretos, y los beneficios que concedan a la entonces vi lla de Elda, se fundaban en un memorial que las autoridades locales haban elevado al rey, relatando los hechos y servicios realizados para su causa. En dicho memorial se hacan constar los aconteci mientos en que intervinieron los eldenses, particularmente en la fa mosa batalla de Almansa, de la que hablaremos despus, en la que luch un grupo de caballera de Elda, como tambin infantera, bata lla desastrosa para el archiduque y sus aliados. Comprobada la verdad de la constribucin eldense al histrico conflicto, con fecha 12 de julio de 1713, el rey Felipe V de Espaa autoriz el siguiente decreto: Don Felipe, por la gracia de Dios, rey de Castilla... Sabed que por parte de la villa de Elda y lugar de Salinas en nuestro reino de Valencia, se nos present el celo y aplicacin que siempre han manifestado sus vecinos a nuestro real servicio, desde que las armas enemigas empezaron a insultar las costas de dicho reino, manteniendo a sus expensas todo el tiempo de la guerra, cien infantes y treinta y cinco caballos, asistido diariamente; al soldado de a caballo con tres reales, y al infante con dos mo nedas del mismo reino; los que se ocuparon, de orden de los generales que mandaban nuestras armas por los aos 1705 y 1706, en la custodia y guarda de Alicante y su costa, mientras que el enemigo tuvo a la vista su armada. Y que despus de perdida Valencia hasta el mes de agosto de dicho ario, estuvie ron a nuestro servicio donde convino, segn les fue ordenado, en los repetidos lances que produjo la guerra; y despus los el denses despacharon sus diputados a los obispos de Orihuela y Murcia, ofrecindose con sus personas y haciendas a la defen sa, en cuya ejecucin acudieron a socorrer Villena, Hoya de Castalla, Jijona, Baeres y Fuente la Higuera; en donde caye ron en poder del enemigo, quedando prisioneros veinte caba llos y diez infantes de Elda, que, conducidos a Valencia, pade cieron el rigor de la crcel por no asentir al partido contrario; costando a la villa muchos gastos por tener que pagar el precio de dichos caballos, y reclutar a su costa otro igual nmero, en vindolos inmediatamente donde se ocupaba las dems gente a la orden del Mariscal de Campo Mahoni en la expedicin de las riberas del Jcar, sitios de Alcira, Enguera, Montesa y su casti llo... Y que, en el ltimo sitio de Alicante, puesto por los enemi gos, se mantuvo en dicha plaza una compaa de cuarenta y cinco infantes eldenses, sufriendo el fuego y hostilidades del 88 Felipe y. 89 adversario, con el valor y constancia que haba sido notorio, y se evadieron con dificultad de dicho sitio. Y que, cuando salie ron de Alicante los enemigos con direccin a Elda el ario 1707, en nmero de ms de seis mil hombres, y entre ellos el conde de dicha villa, persuadido de que su presencia bastara para re ducirlos a su causa; intentaron sorprenderlos; pero, ponindo se los vecinos en defensa, resistieron hasta que, sindoles pre ciso ceder a la mayor fuerza, abandonaron sus casas y hacien das, retirndose con gran riesgo y trabajo todos los moradores de aquel pueblo, que, ocupado por el enemigo, lo saquearon con la crueldad que les forz su saa. Los eldenses lo sacrifica ron todo a nuestro favor, como le consta al duque de Berwick y al caballero Desfeldt que mandaban nuestro Ejrcito, ante quienes se presentaron en Jumilla y Yecla, los cuales les orde naron que pasaran a la villa de Sax para su defensa. Tambin se hallaron en la batalla de Almansa, en Elche y fronteras de Alicante, asistiendo a los asedios de Bocairente y Alcoy. Para los de Tortosa y Denia llevaron tres tiros de mulas, compradas y conducidas a su costa donde se les orden. Y que, adems de haber contribuido para la expugnacin de Alicante, se mand que de Elda pasaran a Alicante doscientos hombres armados y asistidos de todo lo necesario, en ocasin en que los enemigos hicieron por mar el ltimo esfuerzo, para socorrer dicha plaza; quedando despus sesenta de ellos de guarnicin en los pues tos que se les seal, a sueldo de Elda, como qued comproba do. Y los gastos hechos por dicha villa en tan repetidas ocasio nes para nuestro servicio, importaron de momento ms de se senta mil pesos, con los que nos ayud dicha villa para los gas tos de guerra. Aadiendo posteriormente cuatro mil cuatro cientos pesos; y, por fin, otros mil sesenta y siete. En cuya con sideracin y por la fidelidad y amor que siempre han guardado para nuestro real nombre, se nos suplic concediramos a di cha villa y lugar, entre otras gracias, la de mandar no les mo lestasen sus acreedores por las cantidades de maravedises que les estuviesen debiendo; concedindoles para este efecto espe ra y moratoria por el tiempo que fuese de nuestro agrado. Y visto por nuestro Consejo, con la resolucin de nuestra Real Persona, se acord, entre otras cosas, dar sta nuestra carta. Por lo cual os mandamos, que siendo requeridos por ella, por trmino de dos arios, a contar desde el da 17 de mayo del pre sente, no procedis ni consintis se proceda en dicha villa de Elda y lugar de Salinas, contra sus propios bienes, haciendas y rentas, por la cantidad de maravedises que dicha villa y lugar estuviesen debiendo a sus acreedores, ni sobre ello les hagis molestia, agravio ni vejacin; y en caso de habrseles embarga do ya algunos propios bienes, haciendas o rentas, por dicha ra zn, se los hagis desembargar por el dicho trmino, pues as 90 es nuestra voluntad... Dado en Madrid a: doce das del mes de julio de 1713. Por otro Real Decreto autoriz a los habitantes de Salinas para usar armas y defenderse con ellas de cualquier ataque que el enemi go pudiese realizar contra la aldea. Con fecha 23 de mayo de dicho ario, premiando los servicios in dicados, que en esta guerra prest Elda al rey, le otorg el monarca el ttulo de Fidelsima, y que pudiese aadir una fl or de lis en el escudo de sus armas. Tambin dispuso Felipe V por decreto de 26 de octubre del mis mo ario, que fuesen restaurados a favor de la villa todos los antiguos privilegios de que disfrutara la poblacin con anterioridad a la gue rra. Y con fecha 18 de diciembre del mismo, decret que se pagasen, con cargo a las rentas del condado, las trece mil libras a crdito y dos mil setecientas a cambio, que haba tomado el conde de Elda para colaborar en la causa del archiduque, y se haba obligado a sa tisfacer la villa. Veamos un resumen de lo que fue la Guerra de Sucesin, rela tando en especial las efemrides correspondientes a la zona donde nos encontramos y a la de nuestra regin valenciana: El reinado de los Austrias en Espaa podemos dividirlo en dos perodos: uno de grandeza con Carlos V de Alemania y I de Espaa, y Felipe II; y otro de retroceso, en que perdimos Portugal, que haba heredado Felipe II, sosteniendo adems una guerra con Francia alia da de Catalua sublevada, donde hubo virreyes franceses; y hasta se tuvo que prohibir la emigracin de los espaoles a nuestras colonias americanas. Se iban con la ilusin de hacer fortuna y dejaban Espa a abandonada. El perodo de decadencia se inicia con Felipe III, y el ltimo Austria se llam Carlos II El Hechizado. En este reinado, varias potencias europeas se reunieron, insinuando el proyecto de repartir se Espaa; pues varios eran los prncipes de las familias reales, ms o menos emparentados con el monarca espaol. Se alarmaron, el cardenal Portocarrero, como tambin algunas damas y dignatarios palatinos, y ante la gravedad de la salud del rey, le aconsejaron que hiciese testamento a favor del duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, monarca el ms poderoso de Europa durante aquel momen to histrico, buscando su alianza y colaboracin. El Hechizado procedi segn le recomendaron, y el nieto del rey de Francia, here d el Trono espaol, tomando el nombre de Felipe V. 91 El archiduque Carlos de Austria que se consideraba ms parien te del Hechizado y con mejor derecho a la Corona de Espaa, esti m nulo el testamento; y alindose con Inglaterra y otras potencias, organiz la Guerra de Sucesin. El primer Borbn entr en Madrid el ario 1701, cuando slo te na diecisiete aos de edad; y al darse cuenta de la complicacin en que lo haban metido, se sentaba, para llorar, al lado de los genera les y ayudantes franceses que su abuelo Luis XIV le haba enviado. La lucha en la regin valenciana, en principio, fue favorable a los aliados; aunque Petrel, los pueblos de la Hoya de Castalla y algu nos otros de aquella zona, hicieron frente a las huestes del archidu que con xito, pero con muchas bajas, permaneciendo adictos a Feli pe V (duque francs de Anjou). A Petrel lo dejaron despoblado por segunda vez, ya que en el siglo anterior sufri la expulsin de los moriscos. En lo que se refiere a Elda, fiel al Borbn, como hemos escrito antes, la entonces villa present una heroica resistencia, sucumbien do en principio a la superioridad de los aliados con ingleses y portu gueses, que profanaron los templos y apalearon a las autoridades, adems de saquear el pueblo. Dado el xito inicial de sus tropas en nuestro territorio regio nal, el archiduque Carlos entr en Valencia el primero de octubre de 1706. El da 8 se reuni el Cabildo catedralicio y con fecha 10 se celebr el juramento como Carlos III de Espaa, oficiando la misa de pontifical el obispo de Segorbe, pues el arzobispo se haba mar chado. El austraco permaneci cinco meses en Valencia, hasta el 7 de marzo de 1707, en que sali para Barcelona. La famosa batalla de Almansa La batalla de Almansa, catastrfica para el ejrcito aliado, bata lla que se interpreta como que decidi el conflicto a favor del primer Borbn; en la que, como hemos dicho, intervinieron tambin tropas de Elda, ocurri el da 25 de abril de 1707. Mandaban las tropas aliadas los condes de las Minas y de Galloway; y el ejrcito del rey de Espaa lo diriga el duque de Berwick. Las huestes del austraco, procedentes de la zona murciana y alicantina, se detuvieron cerca de Almansa, tomando posiciones para esperar el ataque adversario. Componase la fuerza nacional de unos 34.000 hombres; contra 25.000 aproximadamente de los aliados: ingleses y portugueses casi todos, esperando refuerzos que no llegaron. Una carga de la caballe 92 ra leal desaloj al enemigo de sus posiciones. Los del archiduque recuperaron por dos veces cotas de altura, hasta que la caballera del duque de Berwick los derrot. Sin embargo, el enemigo consi gui romper una divisin de los espaoles, avanzando hasta las puertas de la ciudad. De inmediato el mando leal envi tropa para cerrar la brecha, y ponindose a la cabeza de la lucha el general en jefe, duque de Berwick, con su indiscutible capacidad y valor inusi tado, infundi entusiasmo, audacia y bizarra a su ejrcito, atacando heroicamente al enemigo, al que puso en precipitada fuga. Persegui da por los jinetes espaoles huy la caballera enemiga. Los de Feli pe tuvieron bastantes bajas, menos que las del adversario; pues las huestes del archiduque sufrieron seis mil muertos y siete mil heri dos y prisioneros, dejando en poder de los espaoles 112 banderas y 24 caones. Todava fue mayor la catstrofe para los aliados: el conde holan ds Donha, jefe supremo de los austracos, haba escapado con trece batallones, acampando cerca de Caudete. El caballero Desfeldt con tropas, march en su persecucin, y lo sorprendi cogindole prisio nero con todas las fuerzas que le acompaaban; entre stas haban cinco tenientes generales, siete brigadieres, veinticinco coroneles y ochocientos oficiales. Erigieron un monumento conmemorativo en el lugar de la bata lla, que posteriormente fue destruido en una de esas revoluciones que, de vez en cuando, nos atormentan. Despus Valencia capitul, entregndose a las fuerzas borbni cas el da 8 de mayo de dicho ario 1707. El absurdo incendio de Jti va y la supresin de los fueros a Valencia A continuacin del episodio de Almansa, vino el asedio de Jti va, donde las huestes de Carlos se defendan heroicamente, obligan do a que colaborasen los habitantes de la ciudad. Una vez que las tropas sitiadoras entran en la plaza, tropas en su mayora francesas; sin discriminacin, proceden a matar gente, incluso frailes, mujeres y nios, realizando adems saqueo y pillaje. Un mando espaol in terviene para evitar lo que pueda. La capitulacin fue firmada el 6 de junio de aquel mismo ao. Y cuando ha quedado ya consumada la toma de la plaza, surge un hecho inslito, absurdo e inexplicable: por decreto se dispone in cendiar y arrasar la monumental e histrica ciudad. Segn el histo 93 riador Vicente Gasc, el fuego ms o menos lento, dur desde el 19 de junio de 1707 hasta el primero de marzo de 1708. Palacios, edifi cios pblicos, iglesias... y ms de dos mil casas fueron vctimas del fuego. Felipe V era muy joven y se hallaba informado y asesorado por sus ayudantes compatriotas franceses. Contra los responsables de aquel incendio es muy duro lo que se puede decir. A partir de aquella fecha, les llaman irnicamente a los ciudadanos de Jtiva: Els socarrats. De todas formas, durante aquellos meses haba tiempo para quemar varios pueblos. Puede que los mismos encargados del fuego lo aplicaran lentamente; pues Jtiva sigue siendo en la actualidad una poblacin hermosa con valiosos monumentos: el del pintor seta bense Jos Ribera El Espaoleto; la gran colegiata que fue cate dral, con las estatuas de los papas, tambin setabenses, Calixto III y Alejandro VI, situadas en el exterior a la entrada del templo; el cas tillo, fuentes antiguas escultricas, fuente artstica de veinticinco ca os... Algn tiempo despus se dispuso la supresin de los fueros va lencianos. Los tratados de Utrecht y de Rastatt UTRECHT: Es una provincia central del reino de los Pases Ba jos, cuya capital se llama tambin Utrecht, poblacin situada a 57 ki lmetros de La Haya. La paz de Utrecht con que termin la Guerra europea de Suce sin, que dur doce aos, fue ajustada en esta capital holandesa en el ario 1713, entre los plenipotenciarios de Francia, Inglaterra, Ho landa, Saboya y los de las otras potencias interesadas en las resolu ciones del Congreso, que eran casi todas las de Europa. Se abrieron las conferencias el 29 de enero de 1712, y tras varias vicisitudes, el 11 de abril de 1713 se lleg a la firma de varios tratados, a los que siguieron otros complementarios despus. Aunque Felipe V de Espaa tena sus representantes, el conde de Bergueick y el marqus de Montelen; en realidad, sus valedores eran los representantes del rey de Francia. En cuanto a la accin personal del Borbn espaol, slo tuvo importancia en las negocia ciones cuando manifest preferir la monarqua espaola, aunque algo disminuida, a la expectativa de una monarqua francesa. En el xito de las negociaciones sobre numerosos puntos relacionados con 94 los intereses internacionales de las naciones europeas, todo depen da de la inteligencia entre lEnglaterra y Francia; para lo cual era de suma importancia el pacto de una tregua entre ambas, como as se hizo. El primer tratado de paz firmse entre Francia e Inglaterra el 11 de abril de 1713. Contena 29 artculos, entre ellos: la renuncia de Felipe V y de los prncipes franceses para que nunca recayese en una misma persona los Tronos de Francia y Espaa. El compromiso del rey de Francia de no aceptar nunca en favor de sus propios sb ditos, ventaja alguna en el comercio y navegacin en Espaa o en la Amrica espaola, si no se haca extensiva a los sbditos de las de ms potencias. En otros artculos, Francia haca a Inglaterra deter minadas concesiones, que pueden considerarse como los orgenes del Imperio colonial Britnico. De inmediato se firm tambin para estas dos naciones un pacto de navegacin. Adems de otros, el nuevo tratado importante firmado en Utrecht, fue el de la paz entre Inglaterra y Espaa el 13 de julio de 1713. Por el artculo segundo del mismo se confirmaba solemne mente que haban consentido los reyes de Francia y Espaa en la re nuncia de este ltimo, para s y para sus herederos de la Corona de Francia. En los siguientes artculos se aprobaba la sucesin estable cida en la Gran Bretaa, prometiendo impedir la transferencia de cualquier territorio o seoro espaol en Amrica, hecho por Espa a a Francia o a cualquier otra nacin. Espaa tuvo que sufrir la humillacin de ceder a Inglaterra el pueblo, la ciudadela y el puerto de Gibraltar, estipulndose que en Gibraltar se permitira el libre ejercicio del culto catlico, que se prohibira establecer all a moros y judos, y que si algn da Inglate rra intentaba deshacerse de Gibraltar, vendindolo o de otra mane ra, se aseguraba la exclusiva a Espaa. Por el artculo noveno se ce da tambin a Inglaterra la soberana de la isla de Menorca y a Sa boya el reino de Sicilia; y otras concesiones de menos trascendencia. Y por ltimo, en el artculo trece, el rey de Espaa conceda a los ca talanes amnista completa por las responsabilidades en su colabora cin con el archiduque Carlos contra el monarca Felipe V. Siguen otras estipulaciones menos importantes, cuyo detalle alargara mucho el presente texto. El tratado de Rastatt de 1714 entre Francia y Alemania, dej a sta los Pases Bajos espaoles, el Milanesado, el reino de Npoles y Cerdea. Rastatt es una poblacin alemana. 95 Archiduque Carlos. Duque de Bervirtck 96 La Guerra de Sucesin en Barcelona Tambin Barcelona se haba, en principio, declarado partidaria del archiduque Carlos; o bien, lo mismo que en Valencia, los aliados se apoderaron inicialmente del territorio, dominando a los habitan tes. La capital catalana sucumbi a las tropas borbnicas, al mando del duque de Berwick, el da 11 de noviembre de 1714. Defendan la poblacin fuerzas dirigidas por el ltimo presidente del Consejo de Ciento, Rafael de Casanova, que, empuando la bandera de Santa Eulalia, primeramente pareca rechazar al enemigo; pero una bala le hizo caer herido. Lo desterraron, muriendo en el exilio. Barcelona le dedic una estatua, muy visitada por manifestaciones catalanistas; estatua que archivaron en el anterior rgimen poltico del general Franco, restablecindola en la nueva situacin democrtica. Terminamos este captulo con unas aclaraciones sobre el duque de Berwick: era mariscal de Francia e hijo natural de Jacobo II de Inglaterra. Desempeaba en esta Guerra de Sucesin el cargo de Ge neral en Jefe del Ejrcito de Espaa; el cual, con su triunfo, asegur el Trono espaol al primer Borbn, Felipe V. Fue nombrado Grande de Espaa. 97 Captulo X VISITA DE CAVANILLES A ELDA Y PROBLEMAS DE LA CIUDAD CON PETREL Antonio Jos Cavanilles Palop, naci en Valencia en 1743, mu riendo en Madrid el ao 1804. Era principalmente botnico, e hizo sus estudios en Valencia y Ganda. Le nombraron Oidor de Valencia y posteriormente, Regente de Oviedo, en donde fue ordenado sacer dote. En 1776 pas a dirigir la educacin de los hijos de los duques del Infantado, con residencia en Pars. Esta estancia la ocup tam bin en ampliar sus conocimientos, visitando centros dedicados a di ferentes actividades cientficas, sobre todo a los que venan estu diando las ciencias naturales y especialmente a los interesados en la Botnica. Seguidamente public una monografa relacionada con este tema, y la Real Academia de Pars reconoci la calidad extraor dinaria de aquel texto, que ampli despus con disertaciones muy acertadas. Regres a Espaa, publicando por el ario 1791 una obra extensa sobre Botnica. Por deseo del rey Carlos IV, se cre una revista, re dactada en primer lugar por Cavanilles, para recoger las aportacio nes de los estudios espaoles y extranjeros en el campo de las cien cias naturales. En el ario 1801 fue nombrado en Madrid Catedrtico de Botnica y Director del Real Jardn de la Corte. Entre otros libros de su especialidad, escribi uno titulado Observaciones sobre el cultivo del arroz en el Reino de Valencia y su influencia en la sa lud; y el libro, tan interesante, en el que habla de Elda. En el ario 1791, el mismo rey indicado antes, le orden recorrer Espaa para examinar los vegetales que en ella crecan. Y Cavanilles 99 empez por su propia tierra: el Reino de Valencia. No slo puso en juego su vasta curiosidad de naturalista, sino que, adems, atendi a todos los aspectos fsicos y humanos de la zona estudiada. Resultado de este reencuentro con su pueblo y con su paisaje fue la obra titula da: Observaciones sobre la Historia Natural, Geografa, Agricultu ra, Poblacin y Frutos del Reino de Valencia. En este trabajo, al referirse a Elda, escribe lo siguiente (actuali zando el texto): Indicados los confines de los reinos de Murcia y Valencia, vol vamos a Petrel para seguir la descripcin de los dems pue blos, principiando por Elda, que le cae al sudoeste. Con distar slo media legua estos pueblos, si se examinan y comparan sus moradores, pareceran nacidos en climas muy diversos, segn las diferencias del idioma, trajes e inclinaciones. Lejos de esti marse como buenos vecinos, casi se aborrecen y detestan: los de Petrel, oriundos de la antigua hoya, de donde vinieron a reemplazar a los moriscos expulsados, creen que los de Elda tienen otra alcurnia y conforme a esta preocupacin infundada, prorrumpen en expresiones ajenas a la buena amistad; los de Elda corresponden con otras, satisfaciendo en cierto modo a su resentimiento, bien que con ms moderacin; hablan en caste llano sin eleccin de voces, sin pureza; los de Petrel, en valen ciano tan cerrado como en los pueblos descritos en este ltimo libro. A los olivares de Petrel, siguen las huertas de Elda, que componen unas veinte mil tahllas de riego, ricas generalmen te por su valor intrnseco y mucho ms por el esmero con que se cultivan. Hace muy vistoso aquel recinto el contraste de los cerros ridos de la comarca con la multitud y variedad de rbo les, sembrados y hortalizas. Las aguas son tan abundantes, que algunos, logrndolas de sobra en el esto, suelen vender las su ficientes para regar un jornal de tierra por diez o doce reales, precio vil respecto del que tienen en la huerta de Alicante. Na cen en las fuentes del Chopo junto al convento de las Virtudes en trmino de Villena, y se conducen por la acequia del Conde hasta la rambla de Saix (Sax) o ro Vinalop. Los de Saix toman las necesarias para regar sus huertas, y las restantes siguen por dicha rambla hasta el pantano de Elda, del que hacen par te; de donde salen por un estrecho canal y despus, repartidas en otros ms estrechos, cruzan y fertilizan aquel jardn fresco y ameno, que, sin riesgo, sera un terreno poco frtil y acaso abandonado; porque en varias partes se descubre el mismo or den y sucesin de capas gredosas, areniscas y de cantos que he mos observado en otros trminos. Vense all hermosas vias y algarrobos cultivados con inteligencia, cuyos frutos se aseguran con riegos, podas y labores; las moreras, frutales y hortalizas 100 vegetan con lozana y corresponden a los afanes de aquellos hombres infatigables. Su principal esmero es en las tierras que alcanzan agua; mas no descuidan las restantes del trmino, que tienen apenas una hora de dimetro, corto a la verdad para los aproximadamente mil vecinos de la villa. Por tanto, se ocupan muchos en las fbricas de aguardiente, jabn, lienzo, papel y teja, y mayor nmero, sin comparacin, en las de esparto. Con el permiso concedido en arios pasados a ciertos individuos para extraer del reino el esparto en rama, recibi Elda un terrible golpe: ganaban sus vecinos cada semana 500 pesos, y desde en tonces, apenas les deja 60 el esparto manufacturado. Sin duda ocultaron al Gobierno las grandes utilidades que el esparto deja, y que a l slo deben su prosperidad muchos pueblos del reino. Los de Elda lo reducan a felpudos y as, manufacturado, se extraa. Era preciso majarle de antemano y como esta opera cin ocupaba muchos brazos robustos que podan servir para la agricultura, Jos Juan y Anaya imagin hacerlo por medio de un martinete, sirvindose del agua para el movimiento, y de un nio para poner y revolver sobre una plancha de hierro los ma nojos de esparto, que reciban los repetidos golpes de un fuerte mazo. Con tal industria, un solo muchacho haca al da tanto como cinco hombres. Quedan an en Elda dos de estas mqui nas, en que se majan unas diez mil arrobas de esparto. Hay adems un molino de papel blanco, donde se hacen unas diez mil resmas al ario; dos de estraza; siete fbricas de aguardiente, que algunos arios han producido cuatro mil arrobas; una de ja bn, otra de teja y varios telares de lienzo. A estas ganancias y utilidades se aaden las de la agricultura, regulada en treinta mil arrobas de aceite, tres mil de higos, cuatro mil de frutas, seis mil de hortalizas, cincuenta mil cntaros de vino, sin con tar la pasa, que suele valer cinco mil pesos, y otro tanto la uva fresca; 500 libras de seda, 1.400 cahices de trigo, 1.200 de maz, 650 de cebada, 70 de almendra, 80 entre avena y habas, 1.000 arrobas de barrilla, 80 de ans y unas 400 de lana. (Es tas cantidades seran aproximadamente). Hallase Elda en una altura respecto de sus huertas; sus calles antiguas son estrechas, las modernas bastante anchas y alinea das; sus aguas y alimentos, excelentes, y el aire que se respira, muy saludable. Caminando desde la villa hacia el noroeste o sudoeste, se halla un suelo ms alto y ondeado. Hacia Monvar se encuentran cerritos y profundas arroyadas de yeso, cuyos colores son rojo, amarillo o blanquecino, sobre las cuales bri llan infinitos fragmentos del mismo yeso cristalizado en hojue las. Por all crecen con abundancia la jara escamosa, el anaba sis con hojas de taray, la salsola articulada, la herniaria frutico sa, el tomillo cabezudo, las esttices furfurcea, cordata y limonium; el esparto y otras muchsimas plantas. En la parte 101 del noroeste es menos frecuente el yeso y sus cristales, y ms activa la agricultura. En la misma parte, no lejos de la villa, est la copiosa fuente, llamada de Alfaguar y Encantada, cuyas aguas brotan en un pequeo recinto, cercado de paredes mal construidas y medio desmoronadas, desde donde siguen hacia el sur, por una mina muy capaz, hasta el molino papelero. Ms all de la fuente, hacia el norte, empiezan cerros sucesivamen te ms altos, hasta el monte de la Torreta, y el pantano de Elda. En la garganta estrecha y cauce de la rambla, que yace entre dos cerros, levantaron un muralln de 56 palmos de altura y 40 de grueso en la parte superior, donde queda una larga terraza, igual a la distancia de los cerros que le sirven de apoyo. Es obra slida, toda de sillares de a media vara, bien unidos, y ca paz de contener las aguas. Como las ms que all acuden son de manantiales perennes, casi suficientes para fertilizar las huer tas, no fue necesario dar mucha extensin a la balsa para aco piar las de lluvias; y por eso, cuando stas se verifican, despus de llenar el depsito, rebosan por encima de la terraza y caen en cascada al fondo del barranco. Este derrame podra con el tiempo desquiciar la unin del paredn con los cerros; para evitar ste y otros daos levantaron sobre la terraza dos pare des de cuatro pies de altura, formando con ellas un canal mu cho ms ancho hacia el norte, por donde vienen las aguas, que siguen sin tocar los cerros y se precipitan... Las aguas que por all pasan, despus de fecundar los campos de Sax y Elda, se aumentan con varios manantiales, fertilizan las huertas de No velda, y siguen hacia el pantano de Elche. (A continuacin Cavanilles escribe extensamente sobre Salinas y su laguna). Como hemos visto, al iniciar Cavanilles el relato sobre su visita a Elda, dice que, aunque la distancia que separa Petrel de esta po blacin, slo es de media legua, si se examinan y comparan los mo radores de estos dos pueblos, parecen nacidos en climas muy distin tos, dadas las diferencias del idioma, trajes e inclinaciones. Lejos de estimarse como buenos vecinos, casi se aborrecen y detestan... Este fenmeno se produca y suele ocurrir en pueblos rurales prximos. Unos y otros acceden a las aguas, pastos y leas de ambas localidades, y no puede conseguirse evitar siempre que choquen a veces los intereses de los habitantes de un pueblo con los del otro. Adems, las accidentales ventajas urbanas, polticas _o_ecnnmicas que suceden en uno de los vecindarios, no son con frecuencia del agrado en la inmediata localidad. 102 Busto de Antonio Jos Cavan:71es Palop (Alameda, Valencia) 103 Segn lo que dice el historiador eldense Lamberto Amat, en su obra, podemos escribir lo siguiente: El barrio de Santa Brbara, donde adems de la ermita, dedica da a la Santa, hubo una fbrica de lonas a la orilla del ro Vinalop, casero rural situado cerca del templo que se abandon, era punto del nacimiento de las aguas que, debidamente encauzadas, servan para abastecer las fuentes pblicas de Elda. En tiempos antiguos, el referido manantial de Santa Brbara dio lugar a disidencias entre los habitantes de Elda y Petrel, pues aque llos defendan su derecho, de siempre reconocido, para utilizar por s solos estas aguas que provenan del manantial de Caprala, propie dad de Elda; mientras que los de Petrel consideraban de su derecho usarlas, pues se hallaban dentro de su trmino municipal. Para evi tar estos incidentes se estableci el lugar de Noguera, dando este nombre a Santa Brbara: Marquesado de Noguera; con el fin de que fuese un territorio independiente, autnomo, separado de Elda y Pe trel. Segn Atienza, en su diccionario nobiliario, en 1670 le fue con cedido a don Antonio Coloma el Marquesado de Noguera. Estas aguas potables, procedentes del nacimiento de Caprala, que surgan por el manantial de Santa Brbara y que pertenecan a Elda, con frecuencia produjeron incidentes con los regantes petre lenses de aquel lugar, y fue un asunto de disidencias que dio lugar a pleitos, fallados siempre a favor de Elda. Sigue aadiendo el cronista que se fund una Mancomunidad, con el fin de que los vecinos de ambas localidades aprovechasen in distintamente los pastos, leas y aguas de todo el territorio manco munado. Pero aquello result a costa de Petrel, donde el seor del Condado haba concedido mucho mayor trmino municipal y ms productivo. En las tierras de Elda era poco lo que podan aprovechar los de Petrel, de pastos, montes y aguas. En su Historia de Elda, se refiere Lamberto Amat tambin a otros litigios que actuaron acentuando la hostilidad entre las dos po blaciones; diferencias que ya no hay razn para mantener en gentes tan laboriosas e instruidas, como las que habitan estos dos indus triales y maravillosos pueblos. 104 Captulo XI JUAN SEMPERE GUARINOS Y LA UNI VERDAD DE ORIHUELA Juan Sempere Guarinos, escritor y jurisconsulto, naci en Elda el ario 1754, estudiando Gramtica, Retrica, Filosofa, Teologa y Jurisprudencia en el Seminario y en la Universidad de Orihuela. Referirnos al Seminario no requiere ms aclaracin, pues sabe mos que Orihuela vena siendo la capital de la dicesis, residencia del obispo y del indicado centro docente sacerdotal. Pero, en cuanto a la Universidad, se trata de un dato histrico, que puede ser desco nocido por algunos lectores, y lo aclararemos. En principio don Juan Sempere Guarinos se dirigi al Semina rio de Orihuela con objeto de cursar la carrera eclesistica; pero, posteriormente, no estando seguro de su vocacin al sacerdocio, continu sus estudios en la Universidad orcelitana para desempear la profesin seglar de jurisconsulto. Orihuela, en tiempos antiguos, fue la poblacin ms importante de la zona en que nos encontramos. Cuando los rabes derrotaron a don Rodrigo e invadieron casi toda nuestra pennsula en el siglo VIII, Teodomiro, prncipe que super aquel desastre, con restos de las huestes cristianas, se refugi en dicha histrica ciudad, organi zando un ltimo reino visigodo de tolerancia islmica, tributario de los rabes, utilizando para ello su talento y diplomacia; reino al que perteneci el Valle de Elda y que comprenda lo que forman hoy las provincias de Murcia y Alicante aproximadamente. A Teodomiro le sucedi Atanagildo, hasta el ao 779, en que los invasores sarrace 105 nos se cansaron de transigir, anexionndose definitivamente el terri torio. Dentro de los lmites propios, a la sazn, existiran en Orihue la centros docentes adecuados durante los siglos de la dominacin rabe. Despus de la Reconquista, el infante don Fernando, seor de Orihuela, hijo del rey de Aragn, contesta el ario 1355 a un escrito que le haba enviado el Consejo Municipal, y se dirige: Als feels nostres prohomens, Consell, UNIVERSITAT de la villa de Oro la .... Sin embargo, la notable Universidad trascendente y mejor cono cida la fund en el siglo XVI el ilustre orcelitano don Fernando de Loaces, que muri siendo arzobispo de Valencia. Este centro universitario se denomin: insigne, real y pontificia universidad de Orihuela, con la misma amplitud, gracias y privilegio que las de Salamanca, Alcal, Valladolid y Lrida. En ella se halla ban establecidas ctedras de Leyes, Teologa, Cnones, Filosofa, Medicina, Retrica, Msica y otras. Se clausur en 1807; se abri de nuevo en 1815, y fue suprimida definitivamente en 1824. En sus au las se formaron numerosas personalidades espaolas de las ltimas centurias: cardenales, obispos, catedrticos, juristas y otros profe sionales importantes, entre los que destac el esclarecido juriscon sulto, preclaro hijo de Elda, don Juan Sempere Guarinos. El edificio de aquella Universidad pas despus a los jesuitas, que la han veni do dedicando a importante centro docente. Como hemos escrito, de la referida Universidad sali el seor Sempere Guarinos, dirigindose a Valencia, donde permaneci dos arios practicando la profesin de abogado. A continuacin y con el mismo fin march a Madrid el ao 1780. Comenz a escribir sobre cuestiones legales y administrativas con tanto acierto, que, sin solicitarlo, fue nombrado fiscal de la Can cillera de Granada en 1790 y en 1797 el rey le concedi los honores de consejero de Hacienda con el sobresueldo de veinte mil reales. En 1803, la Real Academia de la Historia le nombr acadmico co rrespondiente, ascendiendo en el ao 1812 a la clase de supernume rario. Al comenzar la Guerra de la Independencia en 1808, se halla ba Sempere Guarinos en Granada, desempeando su destino de fis cal de aquella Cancillera, y fue nombrado vocal de la Junta Supe rior de Armamento y defensa de la propia ciudad, en la que con en tusiasta y patritico celo cumpli sus funciones; hasta que, al cabo de cerca de dos aos, el general Sabatini, con quince mil franceses 106 D. Juan Sempere Gua rinos. 107 invadi la ciudad, obligando a todos los empleados civiles y eclesis ticos, a jurar fidelidad al rey intruso Jos Bonaparte, hermano de Napolen. Continu en sus funciones el fiscal, y posteriormente lo ascen dieron al Tribunal Supremo de Justicia en Madrid. Cuando los fran ceses salieron de Madrid la primera vez, se qued Sempere en la Corte y se le detuvo como a muchos otros, acusados de AFRANCE SADOS, conducindole preso a las caballerizas del Retiro, donde permaneci hasta que de nuevo entraron los franceses. Al salir el rey Jos definitivamente, temeroso Sempere de nuevas persecucio nes, le sigui a Francia. Volvi a Espaa en 1826, regresando a su pueblo natal, Elda, donde permaneci hasta su fallecimiento en el ario 1830, a los setenta y seis arios de edad. Escribi las siguientes obras: Reflexiones sobre el buen gusto en la ciencia y en las artes (Madrid, 1778); Memoria sobre la pru dencia en el repartimiento de la limosna (Madrid, 1783); Polica de las diversiones populares (Madrid, 1784); Ensayo de una bibliote ca espaola de los mejores escritores del reinado de Carlos III (Ma drid, 1789); Historia del lujo y de las leyes suntuarias de Espaa (Madrid, 1788); Alegacin en el recurso de fuerza sobre el asilo de un cochero que mat a su amo (Granada, 1791); Observaciones so bre el origen, establecimiento y preeminencias de las Chancilleras de Valladolid y Granada (Granada, 1796); Memoria sobre la renta de poblacin del reino de Granada (Granada, 1799); Biblioteca es paola econmico -poltica (Madrid, 1801 y 1821); Historia de los vnculos y mayorazgos (Madrid, 1805); Historia sobre las Cortes y sobre las leyes fundamentales de Espaa (Burdeos, 1815); Memo rias para la Historia de las Constituciones espaolas; Memoria pri mera sobre la Gtico -espaola (Pars, 1820); Historia de las rentas eclesisticas de Espaa (Madrid, 1822); y Memoria sobre las cau sas de la decadencia de la seda en el reino de Granada. Afrancesados Aclaremos este punto: las ambiciones de Napolen Bonaparte apenas tenan lmites; pens apoderarse tambin de Espaa, y con la excusa de invadir Portugal, engaando a los espaoles, el da 23 de marzo de 1808 haba penetrado en Madrid al frente del ejrcito im perial Joaqun Murat, gran duque de Berg, casado con Carolina Bo naparte, despus de haber entrado en la pennsula el da 7 del mis mo mes. Napolen Bonaparte consigui atraer a la familia real espa 108 ola hacia Bayona (Francia) y nombr rey de Espaa a su hermano Jos. Al darse cuenta el pueblo de la traicin, se levant heroica mente contra las tropas francesas, producindose el desastre del 2 de mayo y la catastrfica Guerra de la Independencia. Los funciona rios y otros que tuvieron que someterse por la fuerza al usurpado dominio del rey Jos Bonaparte, y los que lo hicieron voluntaria mente, quiz por simpatizar con el prestigio de Napolen o con los nuevos aires de libertad, procedentes de la Revolucin Francesa; a todos estos se les denomin afrancesados. Tal vez algunos se unie ron a esta causa por ambicin. Asimismo se les llam josefinos. Su actitud suscit la ms enrgica protesta del pueblo espaol. Repues to Fernando VII en el trono de Espaa, fue implacable y en extremo duro con los afrancesados, sobre todo contra los que se interpret haban adoptado aquella posicin voluntariamente. La inmensa mayora de dichos josefinos se haban exiliado en Francia al reti rarse las tropas francesas en 1813, temiendo la venganza de los ven cedores. En 1820 fueron amnistiados, y a los pocos meses las Cortes les concedi los derechos civiles, permitindoseles volver a entrar en posesin de sus bienes secuestrados. (Bibliografa: Figueras Pacheco, Marqus de Lozoya, Espasa-Calpe). 109 Captulo XII EL POETA POPULAR HISTORICO DE ELDA EL SERAFICO (Este artculo me lo publicaron en el ario 1975 en La Verdad, cuando se rememoraba en dicho diario la historia de nuestros ante pasados personajes relevantes eldenses. Pretendo en el mismo dar una breve impresin del inusitado poeta popular. Para un conoci miento del inslito vate, ms extenso, remito al lector al libro que sobre este asunto le han publicado al escritor de esta ciudad Alberto Navarro). Cuando se recuerdan las figuras histricas de Elda, como veni rnos realizando en estas pginas, no cabe dejar en el tintero a un hombre tan popular e inslito como fue EL SERAFICO. Naci en Elda el ao 1812. Tuvo una pasmosa facilidad para versificar, y se llamaba Francisco Ganga Ager: EL SERAFICO de sobrenombre. Hijo de una familia humilde, aprendi a trabajar el esparto y la confeccin de esteras; pero, al descubrir los placeres de la bohemia y el vino, pensara que todo trabajo representa una pesa da carga. Sola recorrer el Valle de Elda y la regin alicantina princi palmente, donde las gentes, curiosas por sus acertados versos, le fa cilitaban con frecuencia cobijo y alimentos. Aunque en un principio su instruccin fuese muy rudimentaria, cultiv ms tarde alguna lectura; abandonando, sin embargo, el sa crificio de manejar la pluma, pues apenas saba escribir. De manera que improvisaba o en caso de produccin previa, tena que apoyarse en la memoria para recitar: memoria que debi ser extraordinaria. 111 Dado el xito conseguido por el notable versificador, los oyentes ms interesados solan transcribir algunos versos y conservarlos. Un seor, residente en Novelda, don Emilio Vicedo, public en el ao 1902 un librito, resumiendo la produccin literaria encontra da de EL SERAFICO, que le facilitaron varias personas de estas tierras alicantinas, curiosas en conocer la inspiracin del poeta po pular eldense. Despus de las ocupaciones y trabajo que no pudiera evitar, su preferente actividad hasta los cincuenta y ocho arios de edad en que muri, la dedicar a componer versos. Si se hubiesen podido conser var todos o la mayor parte, apenas cabran en un grueso volumen. Don Prxedes Mateo Sagasta lo quiso apoyar, intentando que realizara en Madrid algo til; pero, para el Serfico, someterse a cualquier orden o disciplina, representaba un duro castigo. El vino le acompa siempre como camarada eufrico e inseparable. Si bien parece ser que en el fondo prefera las ideas liberales, las composiciones polticas lo mismo las diriga hacia la derecha que hacia el progresismo, segn el caso y el momento. Con motivo de versos que public en un peridico de Madrid contra el Gobierno; huyendo de la polica, tuvo que refugiarse en el extranjero por algn tiempo. Tambin Castelar quiso protegerlo, pero El Serfico, habitua do a un proceder ambulante y desordenado con el apoyo, muchas ve ces mezquino, de las gentes a cambio de sus singulares versos, era imposible adaptarlo a un trabajo prctico o de responsabilidad cuan do ya se vena moviendo con esta vida bohemia. Muri en el hospital de Elda. 112 UNA BREVE INDICACION DE SUS VERSOS: Topete, Prim y Serrano Quin al pueblo compromete Topete. Quin le conduce a mal fin Prim. Quin es su mayor tirano Serrano. , Viva el pueblo soberano con democrticas leyes, abajo! todos los reyes, Topete, Prim y Serrano. * * * * * Se present El Serfico para felicitar al padre Jos Mara en el da de su santo. Y dijo dirigindose a la imagen de la Virgen: Quin del Verbo te hizo madre El Padre. Tu casto esposo quin fue Jos. Y tu nombre Virgen ma. Mara. Hasta que la losa fra le cubra en el cementerio, defender este misterio el padre Jos Mara. Estrellas y calabaza Caminaba un peregrino una noche muy serena con la calabaza llena de un recomendado vino. La sed le dio en el camino; y, con la sed que tena, como no llevaba taza, hizo al cielo puntera, y al mismo tiempo vea estrellas y calabaza. 113 El Serfico 114 Con frecuencia solicitaba una frase para apoyar en ella la cons truccin del verso. Y ahora le indicaron: Para que coma y le sobre. Se haba colocado en las obras del ferrocarril Madrid -Alicante, que construa don Jos Salamanca, y le dijo: El alma ms noble y franca, porque as al mundo conviene, sin duda alguna la tiene el seor de Salamanca. Nunca da moneda blanca cuando socorre al que es pobre, tampoco la da de cobre; que este benigno seor da otra moneda mejor para que coma y le sobre. Ultimas palabras de El Serfico: El Serfico se muere. Cavadle la sepultura y llamad al seor cura que le cante el Miserere. En la fachada del cementerio de Elda hay dos inscripciones en relieve del mismo autor. Una de ellas dice: Vendris hasta aqu, mortales, dejando este mundo ruin; aqu encontraris el fin de los bienes y los males. Desde los ms principales al pobre que con la azada se gana el pan de cebada, desde el ms sabio al ms tonto, aqu llegaris muy pronto reducidos a la nada. 115 Captulo XIII LEVANTAMIENTO EN ALICANTE DE LOS LIBERALES ACAUDILLADOS POR EL CORONEL DE CARABINEROS D. PANTALEON BONE, EN EL AO 1844 Elda intervino en los acontecimientos y el cura eldense don Gonzalo Sempere, que fue testigo, da una versin de los mismos. Los carabineros fueron una fuerza uniformada, militar a los efectos de organizacin y disciplina, que tena por objeto la persecu cin del contrabando: un cuerpo de caractersticas similares a la Guardia Civil. Para los fines de su misin dependa del ministerio de Hacienda. Fue inaugurado este cuerpo en 1842 con el encargo de vi gilar las costas y fronteras, como as tambin reprimir el contraban do y prestar el auxilio necesario al cumplimiento de las disposicio nes dictadas en favor de la renta de aduanas. Unos carabineros tenan a su cargo la vigilancia de las costas y fronteras; y otros, los veteranos, prestaban sus servicios exclusiva mente en los puertos, muelles, bahas, fielatos, recintos de las adua nas y en las poblaciones donde la Hacienda Pblica consideraba ne cesarios sus servicios. Asimismo poda encargrseles prestar colabo racin a la Justicia y a todas las autoridades del reino. Anteriormente haban existido carabineros accidentales, pen dientes de consolidar. El general Franco los suprimi, absorbiendo su labor la Guar dia Civil. Hemos credo necesario empezar con la precedente aclaracin, 117 dado el tiempo transcurrido desde que desapareci dicho cuerpo, que no han conocido la mayor parte de los espaoles actuales. Y se guidamente iniciamos el relato del notable suceso con la versin, ac tualizada, del cura eldense don Gonzalo Sempere, testigo de los acontecimientos: Un lance ocurra en el ao 1844, cuando por causa de las de plorables discordias civiles de que desgraciadamente hace mu cho es presa nuestra nacin, sucede en la ciudad de Alicante un levantamiento, al que se adhieren la mayor parte de los pue blos de la provincia. El general Pardo se present en esta villa (Elda an no era ciu dad), con una corta fuerza, dudando de la fidelidad de sus sol dados; pero, con confianza en la compaa de milicia nacional formada en Elda. En la noche del da cuatro de febrero, tuvo conocimiento de que el coronel Bon, jefe de la sublevacin, sa la de Alicante hacia Elda con tropa y artillera. Entonces Par do convoc a los jefes subalternos de sus fuerzas, adoptando las disposiciones pertinentes para enfrentarse a la lucha con los sublevados. Al amanecer del da cinco, una fuerte avanzada de gubernamentales se situ en la venta de Santa Brbara (que muchas de las gentes del contorno hemos conocido), punto del camino por donde haban de pasar los liberales. Pero llegan es tos pronto, haciendo prisioneros a los defensores del Gobierno, que conducen a Petrel, de donde milagrosamente huyen todos inclumes. (Seguramente las autoridades de Petrel se haban sumado al pronunciamiento). Segn don Gonzalo Sempere, los sublevados se presentaron para la batalla con ms de ochenta hombres de caballera, un bata lln de infantera y dos caones; todo al mando del mismo coronel Bon; frente a una fuerza gubernamental muy inferior con pocos ji netes. El caballo del general Pardo se desboc provocando un trote apresurado de la caballera, que levant una polvoreda infernal, apa rentando existencia de ms numeroso ejrcito. Iniciada la batalla, los liberales se sintieron vencidos muy pronto, dispersndose. En tonces las fuerzas del Gobierno se apoderaron de unos doscientos prisioneros y de los dos caones. El coronel Bon regres fugitivo a nuestra capital. * * * * * Los datos que tiene el infrascrito sobre los referidos sucesos, son los siguientes: 118 El levantamiento liberal, acaudillado por el coronel de Carabi neros don Pantalen Bon, se present como los varios pronuncia mientos que tuvimos en la poltica espaola del siglo XIX. La suble vacin, con aspiraciones ambiciosas, se inicia en Alicante el domin go de Carnaval, 28 de enero de 1844. El coronel Bone, en colabora cin con el teniente que, en aquella fecha, mandaba la tropa de guar dia en el castillo de Santa Brbara, entreg a la fortaleza un prisio nero, y poco despus, pretextando visitarlo, se introdujeron en el castillo varios oficiales sublevados. Una vez en el interior del fuerte, con escasa resistencia, sustituyen a los centinelas por otros incondi cionales de los rebeldes. El gobernador de la fortaleza, al que sor prenden desprevenido, se opone a los sublevados; pero estos lo so meten y arrestan, pasando el castillo a manos de los liberales. A dicho levantamiento se unieron la mayor parte de los pueblos de la provincia y despus Cartagena, como veremos ms adelante. El proyecto intentaba conseguir adhesin completa nacional. Veamos lo que suceda. Los acontecimientos se produjeron al ano checer de aquel domingo, y ms tarde, mientras el pueblo se expan sionaba en los bailes tradicionales del Carnaval. Entrada la noche sonaron disparos, advirtiendo las autoridades, avisadas por algn conducto, que ocurran hechos anormales. En la posada, por la calle de San Quintn, se hallaba la plana mayor de la insurreccin. A este punto se dirigen el comandante militar de la plaza, seor Lassala, y el alcalde, con una reducida escolta, intentando intilmente resta blecer el orden. Son recibidos como adversarios. El comandante mi litar quiso imponerse por la fuerza, pero no pudo, ante la pistola de Bone. Se cruz entre los contendientes un dilogo violento, y la dis cusin termina con un duelo a espada, enfrentados el coronel y Las sala, del que resulta herido este ltimo. De modo que, en principio, triunfa el pronunciamiento en Alicante. Al amanecer del da siguiente se oyeron caonazos procedentes del castillo, y un bando acompaado por redoble de tambores, trom petas y salvas de fusilera, anunciaba el alzamiento militar. Unos das despus, la ciudad de Cartagena se adhiere al movimiento, y un nuevo bando recorri las calles de Alicante para comunicar la grata nueva. La reina Isabel II haba sido declarada mayor de edad a los tre ce arios, jurando la Constitucin el da 10 de noviembre del ao 1843. Entreg el Poder al que haba sido su tutor, Olozaga; pero pronto lo derrib una camarilla palatina, dando el Gobierno a Gon 119 zlez Bravo, promotor de la poltica conocida con el nombre de Mo derada. De modo que la insurreccin de Bon se plante contra el Gobierno de Gonzlez Bravo. Bon, que acompaado por fuerzas de su arma (carabineros), haba salido de Valencia con el pretexto de perseguir el contraban do, lleg a la capital alicantina el 24 de enero de 1844, esperado por los progresistas conspiradores para ponerse al frente de la subleva cin. Inici el pronunciamiento acompaado de 150 infantes, un grupo de caballera y una compaa del regimiento de Saboya. Ade ms del alcalde y del gobernador militar, se apodera del gobernador civil, organizando una junta provisional y publica el manifiesto que termin con las siguientes palabras: Progresistas! A las armas! Abajo el Ministerio rebelde! Aba jo la camarilla! Abajo la llamada ley de Ayuntamientos! Viva la libertad! Viva la soberana del pueblo! Viva la reina consti tucional! Alicante, 28 de enero de 1844. Seguidamente dispuso Bon la movilizacin a sus rdenes de to das las milicias provinciales. El Gobierno de Madrid, naturalmente alarmado, tom con rapi dez severas medidas para sofocar la rebelin, apresurndose a de clarar el Estado de Guerra en el distrito militar de Valencia. La ciudad de Alcoy permaneci fiel al Poder Central y para in tentar conquistarla, el coronel se dirigi a la misma con una impor tante formacin de infantera, caballera y dos caones. En los pri meros das de febrero lleg a las inmediaciones de Alcoy, fracasando en el intento de tomarla por las armas, pues los alcoyanos se defen dieron, obligndole a retroceder. De todas formas, Bon tuvo que abandonar el proyecto, al conocer el avance de las tropas guberna mentales procedentes de Madrid al mando del general Pardo, que haban ocupado Elda y Petrel. Don Pantalen Bon acudi con sus huestes para detener al enemigo; y en las operaciones a que dara lugar el encuentro, los del Gobierno derrotaron a las fuerzas libera les en los campos inmediatos a estos pueblos el da cinco de febrero de dicho ao. Al da siguiente apareci delante de la capital alicantina un im portante cuerpo de ejrcito bajo la direccin del Capitn General de Valencia, don Federico Roncali, que desde Muchamiel pidi la ren dicin. Dada la resistencia de la ciudad, estuvo sitiada por mar y tie rra durante un mes. 120 Conduccin de los liberales, acaudillados por Pantalen Bon, al Malecn, donde fueron fusilados. (Cuadro de autor desconocido que se conserva en el Archivo Municipal de Alicante). Monumento a los Mrtires de la Libertad, hoy desaparecido. Estaba ubicado en lo que hoy es fuente luminosa en la Explanada de Alicante. Juan Martn El Empecinado, capitn de Carabineros, goberna dor del castillo de Santa Brbara hijo del famoso hroe de la Gue rra de la Independencia, estim entonces fracasado el levantamien to y capitul, ocasionando la desmoralizacin de los liberales, que abandonaron la resistencia el da seis de marzo. En esta fecha entr a la poblacin el general Roncali con las tropas. El 8 de marzo de 1844, al amanecer, y ante todo el ejrcito for mado, fusilaron a veinticinco comprometidos, entre los que se halla ba el coronel Bon. Posteriormente, para conmemorar la efemrides, se levant un monumento y dieron el nombre de Paseo de los Mrtires a la her mosa va, poblada de palmeras, que hay frente al puerto alicantino: el paseo que ahora conocemos con el nombre de Explanada de Es paa. Anualmente se celebraba una manifestacin cvica para llevar fl ores a este monumento, presidido por la estatua de la libertad; has ta que la poltica cambiante lo suprimi. En estos tiempos, las autoridades municipales de Alicante han expresado su deseo de levantar de nuevo el histrico monumento. Don Vicente Ramos, Acadmico C. de las RR. Academias Espa ola y de la Historia, en su Crnica de la Provincia de Alicante, to mando datos de Pastor de la Roca, anotados en la obra del mismo, Historia General de la Ciudad y Castillo de Alicante del ario 1854, dice lo siguiente al referirse a los fusilamientos de los liberales su blevados comprometidos: Mientras tanto, Bon y sus seis acompaantes buscaron refu gio en los barrancos entre Sella y Relleu; mas, descubiertos, fueron capturados aquella misma maana por los alcaldes de dichos pueblos, Jos Ramn y Antonio Cerdn, respectivamen te, con la ayuda de algunos vecinos. A las tres de la tarde, los seis detenidos pues Pedro Menor, de Villena, haba fallecido a causa de las heridas recibidas, fueron en tregados al coronel Contreras, al mando de quince lanceros de Lusi tania, a quienes acompaaba el poltico Juan Thous. Aquella noche lo pasaron en el calabozo de Relleu, trasladndoles en la maana del da 7 a la crcel de Alicante. A tiempo que se persegua a los fugitivos, Roncali public el si guiente parte: A pesar de las disposiciones de vigilancia que tena adoptadas, 122 logr Bon atravesar la lnea con seis u ocho de los ms adictos en la madrugada de este da, sufriendo, sin embargo, el fuego de mis puestos inmediatos y la consecuencia de mis prevencio nes adoptadas con antelacin, en trminos que, perseguido de cerca por partidas de caballera que destaqu al efecto, y a la cabeza de una de ellas el coronel de Lusitania, Contreras, han sido ya alcanzados y presos la mayor parte de los oficiales que le acompaaban, y me lisonjeo que el mismo Bon vendr a su frir, con estos, el castigo que las leyes tienen marcado a los traidores. Formadas las tropas de todas armas en el llano inmediato al portazgo, recib, al frente de ellas, las llaves de la Plaza de ma nos del Ayuntamiento, y en nombre de S.M. las acept, hacien do conocer de viva voz a estos valientes soldados ser una ofren da a S.M., debida a sus virtudes y su constancia, habiendo sido vitoreado su augusto nombre con un entusiasmo tan sincero como difcil de explicar. Ordenados todos los cuerpos por antigedad y habindose he cho preceder por el general Senosenan con una compaa de Ingenieros, otra de Artillera, dos batallones de Saboya y una mitad de Lusitania, para formar en la carrera, verifiqu mi en trada con todos los honores de ordenanza, siguiendo las tropas, a cuya cabeza dispuse viniera el general Cotoner. Disuelta la Milicia Nacional y entregadas, por bando, a la hora y media de mi llegada, todas las armas y municiones, as de sta como de las dems partidas de paisanos existentes en la Plaza y sus fuertes, me ocupo de la organizacin del Ayunta miento y disposiciones de movimiento sobre Cartagena, que tendr lugar en la madrugada de pasado maana precisamente. El da siete transcurri sombro y terrible dice Pastor de la Roca: la ciudad reflejaba luto por todas partes; las puertas permanecan cerradas; las comisiones militares recorran las calles, practicando visitas domiciliarias, y el espritu pblico yaca en mortal abatimiento: una orden precisa y severa prohi ba la salida de la Plaza de persona alguna, sin un salvoconduc to del jefe del Estado Mayor, sujetndose a mil formalidades y cautelas prescritas por ese hombre, bajo cuyo sable gema toda una poblacin de vctimas. A las siete de la maana del da ocho de marzo, Pantalen Bon y veintitrs progresistas ms, fueron sacados de la crcel, que se en contraba en las Casas Consistoriales, y cruzando el segundo Prtico Consistorial, Plaza del Mar, calles de la Princesa y de Triunfo, fue ron conducidos al Malecn, donde, situados cara al mar, murieron fusilados por la espalda, despus de recibir los consuelos religiosos 123 Testigo de los acontecimientos, don Gonzalo Sempere Juan, cura eldense 124 Fachada del Ayuntamiento de Alicante. que les fueron administrados por los frailes Francisco Ferrando (Pare Francisquet), franciscano, y Jos Alemari, carmelita descalzo; ambos de la parroquia de San Nicols, y sin que pudiera evitar aque lla brbara ejecucin colectiva el cardenal Cienfuegos, que, circuns tancialmente, resida en Alicante. He aqu el relato que nos transmite el annimo testigo: Son las siete de la maana y se forman las tropas en el Male cn. Sacan de la crcel veinticuatro presos, yendo cada uno de estos custodiado por un piquete de diez hombres y un oficial. El primero que rompa la marcha era Bon, iba muy sereno; su traje, levita de pao verde oscuro, gorrita de igual color con ga ln de plata, pantaln de pao azul celeste y amarrado de los dos brazos. Llegados al punto donde estaban las tropas, los co locaron en una hilera de cara al mar para ser fusilados por la espalda; Bon se resisti algn tanto, pero se le hizo obedecer, dando un viva a la Reina. 125 Refiere Pastor de la Roca: en aquel momento solemne de ago na, muchos de ellos, estimulados por el animoso Bon, exclamaron un grito entusiasta y uniforme de VIVA LA CONSTITUCION!. A este grito replic el general Fernando Cotoner con un viva la Reina!, con lo que mand cumplir la sentencia. Los cadveres recibieron sepultura en la fosa comn del cemen terio de San Blas, excepto el de Simn Carbonell, que se deposit en nicho de familia. Las personas fusiladas en el Malecn alicantino fueron: Simn Carbonell, arquitecto; Vicente Linares Ortuo, comandante de la Mi licia Nacional de Finestrat; Rafael Molt Pascual, comandante de la Milicia Nacional de Cocentaina; Ignacio Paulino Miguel, capitn de la Milicia de Villajoyosa; Isidro Pastor Casas, teniente de Milicia de Monforte; Juan Calpena Peinado, subteniente de Milicia de Mon var; Pantalen Bon, coronel de Carabineros; los carabineros Joa qun Valero, Antonio Bjar y Diego Gmez; Gregorio Sabio, coman dante; Manuel Zamora, miliciano, de Valencia; Francisco Fernndez, comandante, de Valencia; Jos Miana, capitn, de Valencia; tenien tes Jos Valiente y Carmelo Jimnez; subteniente Antonio Caballero; sargentos Bartolom Ribot, Pedro Fernndez, Carmelo Garca y Ma nuel Nez; Juan Calatayud, alfrez de Caballera de Lusitania, y los sargentos de este cuerpo Jos Ruiz Ortiz y Pedro Fraile. A esta relacin hay que aadir los ejecutados en Cocentaina el da doce de marzo: Flix Quereda y Jos Pugat Rigal; Jos Botella en Monforte el da 13, y Flix Garrido en el Malecn de Alicante el da 15. 126 Captulo XIV JUAN RICO Y AMAT Y PEDRO RICO Y AMAT Juan Rico y Amat Naci en Elda el ario 1821. Escritor y poltico; licenciado en De recho por la Universidad Central a los veintitrs arios. Veintiuno te na solamente cuando public su primer libro de versos, y Hartzen busch (*) puso a esta obra un muy elogioso prlogo. El biografiado tena ideas conservadoras, fundando en 1867 el peridico satrico LA FARSA, que redact por l mismo en su totalidad casi siempre. Despus de la revolucin de 1868, cre otro de la misma con ducta, titulado DON QUIJOTE, ridiculizando en los dos peridicos a los progresistas revolucionarios. Estas manifestaciones polticas le ocasionaron muchos disgustos, adquiriendo una enfermedad cardia ca que le produjo la muerte. Adems de numerosos artculos satricos, literarios y polticos, poesas, etc., escribi las siguientes obras: Cuadros de costumbres en el ao 1844; Jurisprudencia administrativa, editado en Alicante en 1847; Diccionario de los polticos o verdadero sentido de las vo ces y frases ms usuales entre los mismos, escrito para divertimien to de los que ya lo han sido y enseanza de los que an quieren ser lo, publicado en 1855; Historia poltica y parlamentaria de Espa a (Madrid, 1860); El libro de los senadores y diputados, editado en cuatro tomos (1862-1868; La unidad catlica, en 1869; y una novela titulada El castillo de Elda. Asimismo dio al teatro varias obras dramticas en verso, todas en tres actos; entre ellas: Misterios de Palacio (ao 1852); Conspi 127 D. Juan Rico. rar con buena suerte (1853); Costumbres polticas (1855); La es cuela de las madres (1859); Vivir sobre el pas (1863); El mundo por dentro (1863); La belleza del alma (1864); y El mircoles, en prosa (1864). Tambin desempe don Juan Rico algunos cargos pblicos re levantes, colaborando adems en peridicos destacados de aquella poca, como La Esmeralda, La Ilustracin Espaola, El Noticie ro de Espaa y otros. En su juventud, al intentar la carrera poltica, fue Jefe Civil del distrito de Alcoy; despus, Secretario honorario de la reina Isabel II, y ms tarde le concedieron la condecoracin de Comendador de la Orden de Isabel la Catlica. Sus obras teatrales se fueron estrenando en el Teatro del Prn cipe de Madrid, representndose posteriormente en la mayor parte de las poblaciones importantes espaolas. Pas a mejor vida en Madrid el ario 1870. (*) Juan Eugenio Hartzenbusch: para satisfacer la curiosidad del lector que no tenga referencias de este importante personaje, podemos informar lo siguiente: naci en Madrid en 1806. Era hijo de un humilde pero notable ebanista alemn, y practic 128 en los primeros aos de su juventud el oficio de su padre. A continuacin curs la carrera eclesistica, distinguindose por su privilegiada inteligencia y amor al es tudio. Por no hallarse seguro de su vocacin sacerdotal, decidi, por fin, abando nar esta religiosa preparacin. Partiendo de las enseanzas recibidas en el semina rio de San Isidro de Madrid, se dedic a escribir, principalmente obras de teatro, obteniendo un merecido triunfo en su famoso drama Los amantes de Teruel. Du rante los aos 1841, 1844 y 1845, dio a la escena con fortuna muy parecida: Al fonso el Casto, Juan de las Vias y La jura de Santa Gadea. Se distingui tam bin como poeta. En el ario 1847 fue nombrado acadmico de la Real Academia de la Lengua, donde realiz una labor de trascendencia extraordinaria, poniendo al servicio del idioma toda su sabidura. Pedro Rico y Amat Naci en Elda el ao 1801 y falleci en Madrid en 1842. Fue un eclesistico que curs la carrera sacerdotal en el seminario de San Miguel de Orihuela, donde se doctor en Teologa en 1819, distin guindose por su portentosa memoria, y como orador, por su pala bra fcil, elocuente y persuasiva. Poco despus de terminar sus estudios y ordenarse, se traslad a Madrid, entrando como capelln mayor y confesor de las monjas de la Encarnacin, como as tambin predicador de cmara y cape lln mayor de la reina. Pas luego a Guadix como den de la catedral, siendo elegido posteriormente obispo de esta dicesis, silla que no lleg a ocupar por haber fallecido prematuramente. De entre sus obras, destaca Sermones escogidos, que fueron publicados en Madrid el ao 1843. Un ario antes haba fallecido el ilustre y malogrado obispo. 129 Captulo XV CASTELAR Y SU EPOCA Los acontecimientos que observamos y las circunstancias que nos rodean, como asimismo en especial las que nos afectan ms o menos directamente, es obvio que influyen sobre nuestra manera de discurrir y de obrar. El padre de Castelar fue una vctima del abso lutismo tolerado por Fernando VII. Tal vez aqu podramos encon trar la causa principal del romanticismo republicano del eminente tribuno del que iniciamos una sntesis biogrfica. Manuel Castelar, padre del lder republicano, tena un pequeo negocio en Alicante, pero incurri en el fallo de aquel tiempo de pensar en liberal. Perseguido por los absolutistas march por mar con su esposa Antonia Ripoll y su hija Concha, refugindose en C diz; pero los absolutistas llegaron tambin a Cdiz, y el progenitor tuvo que huir nuevamente, sin que la Historia nos haya facilitado ms datos sobre su posterior paradero y su final. No sabemos si el episodio que indicamos a continuacin pudo estar relacionado con la desaparicin del padre de Castelar; pero se produjo por aquella zona cerca de Cdiz, y la coincidencia de la fe cha en que fusilaron a Torrijos y a los cincuenta y dos liberales que lo acompaaban, con relacin al da del nacimiento de Castelar, nos dan la sospecha de que Manuel podra ser uno de los fusilados: el general Torrijos, por su condicin de liberal, tuvo que salir de Espa a, y despus de residir en Francia e Inglaterra, se hallaba exiliado con otros compatriotas en Gibraltar. Engaado por el gobernador militar de Mlaga, general Gonzlez Moreno, que le asegur ser el momento adecuado y que tena fuerzas al objeto de ayudarle con se 131 gura eficacia para derrotar a los absolutistas, lo atrajo hacia las cos tas malagueas y lo cogi con los cincuenta y dos liberales que le acompaaban, siendo todos fusilados el da 11 de diciembre de 1831. Castelar naci a primeros de septiembre de 1832. Esto no es ms que una conjetura, fundada en que su familia resida en Cdiz y en lo relacionado de las fechas. En Cdiz, cuna de compatriotas ilustres, la bella ciudad situada en el extremo sur de nuestra pennsula, poblacin que avanza ma jestuosa entre las olas del gaditano mar por donde se desborda la gracia de Andaluca; all naci el magistral orador el da 7 de sep tiembre de 1832. Siguiendo la sntesis de la biografa iniciada, presentamos ahora el rtulo del magnfico bloque dedicado al inmortal orador por la po blacin de Elda: ELDA A CASTELAR; pues si es cierto que a Cdiz correspondi el honor de ser su cuna, en Elda despert a la vida, aqu tuvo sus primeros amigos de la infancia e incipiente adolescen cia, revelndose a sus maestros y a sus familiares como un futuro ser excepcional. La plaza de Castelar de Elda es un hermoso parque con estan que y jardines, que en la plataforma central destaca el monumento al insigne tribuno, inaugurado en el centenario de su nacimiento, de sencilla elegancia, la estatua del eminente orador en bronce, en acti tud declamatoria, sobre ptreo pedestal labrado con alegoras al tra bajo. A la espalda del mismo, una figura juvenil femenina simboliza la sabidura y la elocuencia, portando una corona de laurel en la mano derecha, mientras apoya la izquierda sobre una columna con inscripciones: Demstenes, Cicern. El monumento tiene al frente, en grandes letras de molde, el rtulo que dice: ELDA A CASTE LAR, a que antes nos hemos referido. Sigamos aclarando el motivo del rtulo: la madre del nio prodi gio, sin esposo desde haca algn tiempo, se decidi, animada por sus familiares, a regresar a las tierras alicantinas de su procedencia, acompaada de los dos hijos que tena, Concha y Emilio, encontran do en Elda el hogar y la proteccin de su hermana Francisca Ripoll. Emilio Castelar que llam a Elda su pueblo, tendra dos aos cuando lleg a la poblacin que ms adelante sera la Meca del cal zado. En Elda despert a la vida y permaneci durante los primeros aos de su existencia. He aqu la causa del homenaje permanente que Elda le ha rendido con el notable monumento. Desde muy pequeo se observ la inteligencia excepcional del 132 133 nio Emilio, que daba impresin evidente de su prematuro ingenio. La madre, con toda la familia, bien informados de los profesores el denses, decidieron poner los medios necesarios para que no se ma lograsen las extraordinarias promesas intelectuales de Castelar. Limtrofe con Elda se halla el pueblo de Sax, en donde actuaba el maestro ms afamado de la zona durante aquellos tiempos, llama do Pedro Valera. La madre y la hija Concha con el chico, ya mayorci to, se trasladaron a Sax para poner al hijo en manos del singular profesor. Pedro Valera tuvo entonces el alumno ms aventajado de toda su vida, dndose cuenta de la facilidad con que aprenda, de su clara comprensin y de su portentosa memoria. Es natural que hi ciese muchos amigos en Sax y recuerda bastante en algunos de sus escritos a Secundino Senabre Gil, amistad que conserv hasta su muerte. Terminada la primera enseanza, la familia, sobre todo la ma dre, sigui sacrificndose para que pudiera su hijo cursar el bachi llerato en el Instituto de Alicante, donde se destac en las letras, de mostrando menos inters por las ciencias, fenmeno que prevaleci durante toda su vida. La familia, como as tambin los amigos y los maestros se halla ban de acuerdo en que aquel muchacho deba estudiar una carrera universitaria, y ayudaron con los medios indispensables para que juntamente con su madre y hermana, Emilio se trasladara a Madrid con este objetivo. Como sabemos, no exista entonces el ferrocarril ni el autom vil. Las carreteras solan ser malas y polvorientas. Despus de un viaje penoso de das, en un defectuoso carro, llegaron a la corte los tres familiares con el ajuar indispensable, instalndose en un mo desto piso de la calle San Bartolom. Al objeto de subsistir, la madre Antonia y la hija Concha se pusieron a trabajar, y Emilio pudo ini ciar los estudios en la universidad. En Madrid observan sus extraordinarias facultades y tambin lo apoyan. En 1851, a la edad de diecinueve arios, consigue una plaza de profesor auxiliar en la Escuela Normal de Filosofa, previa la co rrespondiente oposicin, con el sueldo de mil pesetas anuales. Mil pesetas en aquel tiempo era una cantidad que permita vivir modes tamente a una familia durante un ario. Muy entrado ya el siglo ac tual, los funcionarios tcnicos de la Administracin del Estado in gresaban la mayor parte ganando seis mil reales al ario. En aquel momento la satisfaccin y alegra visitaron el hogar humilde de Cas 134 telar, que consegua tambin modestos ingresos dando algunas cla ses particulares. Entonces ya se relaciona con el partido democrti co, donde encuentra amigos que observan su valor intelectual, como asimismo lo vern sus compaeros de la universidad y los de la Es cuela Normal de Filosofa. En 1854, a los veintids aos de edad, se le presenta la ocasin de pronunciar su primer discurso. Aquel ario se produjo la subleva cin del general ODonnell (La Vicalvarada). Se llam as, pues en Viclvaro se produjo el choque principal entre las fuerzas subleva das y las tropas que mandaba el ministro de la Guerra. Aquel episo dio dio lugar a grandes desrdenes y la reina Isabel II entreg el Po der al general Espartero con los progresistas. Surgi un perodo constituyente y los liberales organizaron un mitin el 22 de septiem bre de 1854. Notables personalidades del progresismo espaol ocu paban el escenario del flamante Teatro Real, que rebosaba de anima cin. En el patio de butacas hay un joven que pide la palabra. La he rida de los absolutistas, tolerados por Fernando VII, producida con tra su familia, de consecuencias trgicas para los suyos y para l mismo, haba llegado hasta el fondo de su alma. El pblico se sor prende en principio al or la interrupcin de aquel mozalbete; pero enseguida se tranquiliza al observar la serenidad, dominio de s mis mo y expresin elocuente del inesperado conferenciante, que, muy posteriormente, dijo haberse arrepentido de sus mpetus juveniles: Seores, voy a defender las ideas democrticas. Estas ideas no pertenecen ni a los partidos ni a los hombres; pertenecen a la Humanidad. Basadas en la razn son como la verdad, absolu tas, y como las leyes de Dios, inamovibles. Por eso la persecu cin no puede ahogarlas, ni la espada del tirano, vencerlas; pues antes que el tiempo desplegara sus alas, fueron escritas en libros ms inmensos que el espacio, por la mano de Dios. As los hombres que se pierden en el ocano de la vida, los poetas que adoran lo eternamente bello, los filsofos que leen la verdad absoluta en el pinculo de la conciencia, no hacen ms que arrojarles en ondas de luz sobre la mente del pueblo. Yo, seores, lleno de sentimientos, me propongo resear los dogmas del partido democrtico, ya como principios eternos de su escuela, ya como principios de aplicacin prctica. Miremos un instante al pasado. La imprenta, ese soldado de Dios que pe lea como Ayax por la luz encadenada al pie de los tiranos; la idea oculta en el fondo de la conciencia, estallando en el cere bro, sin poder alzar su vuelo y perderse en el infinito; la fe ven dida por una cartera de ministro y la razn y la libertad lloran do su ignominioso calvario. Todos hemos presenciado el marti rio de la libertad. 135 Bravo Murillo intent matarla con el pual del materialismo; Donoso haba escrito el evangelio de la reaccin, sosteniendo que la razn y el absurdo se aman con amor invencible, que de bamos, por nobleza, amar la dictadura del sable. Insensatos! No saban que negando la libertad, negaban al hombre, cuya ciencia no es sino la libertad; que negando la razn, negaban a Dios, cuya existencia no se comprende sin la razn. Una salva prolongada de aplausos premi el magistral discurso del maravilloso joven. No fue solamente lo que dijo, sino la excep cional elocuencia de la disertacin, el tono de voz, los comedidos pero elegantes ademanes. En Madrid no se hablaba de otro tema al da siguiente, tanto en las alturas del Trono como entre los intelectuales, polticos y entre todas las clases sociales de la poblacin. Al estudiante, desconocido en principio, se le abrieron todas las puertas, hasta el punto de que algn ministro lo cita y le ofrece su amistad como asimismo una pensin tentadora para estudiar en Ale mania, ofrecimiento que declina respetuosamente. Tiene ilusin por seguir en Madrid sus estudios y desea, en aquel momento, permane cer en la capital. Haban asistido al mitin el director y los propietarios del nuevo diario La Soberana Nacional, que solicitan al joven orador para formar parte en la redaccin del peridico. Alega que no puede abandonar unas clases particulares cuyos ingresos necesita a fin de sostener decorosamente a su madre y hermana. Le pagarn veinti cinco duros al mes para que acepte la oferta y accede. Le falta tiempo para devorar toda clase de libros y lecturas que llegan a sus manos. Le publican tambin artculos en la primera p gina de los diarios La Iberia y El Tribuno. Surgen diferencias en La Soberana Nacional. Por una parte, el director, de un punto de vista ms a la izquierda, no ve con agra do la sombra que le hace aquel muchacho. Tambin tiene que en frentarse all con otro colaborador, que adems de combatir al du que de la Victoria, general Espartero, defiende ideas socialistas, tal vez marxistas. Castelar era demcrata, pero slo demcrata. Este pensamiento de la democracia fue el que defenda y no abandon nunca, aunque posteriormente manifestara que no la conceba sin el orden, la justicia y la autoridad; y muchas veces la encontr maltra tada en manos de la ignorancia. 136 As es que abandon La Soberana Nacional, ingresando en La Discusin, diario dirigido por don Nicols Mara Rivero. En estos tiempos, los generales intervenan en la Poltica y con la conformidad voluntaria o forzosa de la reina Isabel II, regan los destinos de la nacin, ayudados por sus tropas que sacaban a la calle cuando lo consideraban necesario. Se hallaba en el Poder el duque de la Victoria, general Esparte ro; pero su ministro de la Guerra, general ODonnell, de acuerdo con la reina, decidi deshacerse de su jefe superior. Hubieron difi cultades, pero el general Espartero se vio obligado a presentar la di misin con su Gobierno el 14 de julio de 1854. Le sucedi ODon nell, como se haba previsto, que hubo de organizar una dictadura para poder mantenerse tres meses en el Poder. A la joven reina no le gust la situacin anormal de los aconte cimientos, y el da 10 de octubre de aquel ao, cumpleaos de la misma, veintisis aos de edad, celebr un baile real en palacio. La reina, esperando lo que haba de ocurrir, eligi como pareja para el rigodn de honor al duque de Valencia, general Narvez. El presi dente del Consejo de Ministros ODonnell, sintindose ofendido, present la dimisin. A pesar de que se hacen comentarios adversos sobre la conduc ta privada de Isabel II por algunos historiadores, la opinin de Cas telar sobre la monarqua no impide sus sentimientos morales. Si se refiere a esta reina, jams emplea conceptos censurando su vida particular y se opone a que otros lo hagan. Como se puede suponer, ya tiene amistades entre los altos diri gentes del partido republicano, pero sobre los aspirantes a diputa dos, son muchos los compromisos y Emilio es todava muy joven. Simultneamente a sus trabajos literarios y periodsticos, deci de prepararse para opositar a la ctedra de Historia Crtica y Filos fica de Espaa en la universidad de Madrid. A pesar de la situacin derechista con el general Narvez en el Poder, el tribunal reconoce sus conocimientos, y por unanimidad le concede la ctedra a los veinticinco arios de edad. La reina firm el decreto de nombramien to en febrero de 1857. Su fama de orador influy en el xito inmediato de los artculos periodsticos, dando lugar tambin a que personas mayores se unie ran a los estudiantes para or sus lecciones de Historia en la univer sidad, siendo muy conocido por sus ideas liberales y democrticas. 137 Isabel II de Espaa. El General Nandez. El General ODonnell. El General Espartero. Al Ateneo de Madrid, templo de la cultura ya en aquellos tiem pos, acuda lo ms selecto de la literatura, de las artes, de las cien cias, de la poltica, de la diplomacia, de los aristcratas y de la bur guesa. Dados sus primitivos xitos indiscutibles en la palabra y en el escrito, era lgico que fuese invitado a impartir entre aquel pbli co distinguido la erudicin de que dispona. A pesar de sus ideas polticas, iban a escucharle los que acepta ban o coincidan con su criterio y sus oponentes. Todos aplaudan, dada la elegancia y moderacin de la forma, aunque despus discu tieran los temas del conferenciante. La prensa, sin excepcin, repro duca las lecciones de Castelar en el Ateneo, comentndolas con aprobacin o disentimiento, segn la tendencia poltica del peridi co. En la redaccin del diario La Discusin se hallaba tambin Pi y Margall, defensor avanzado del problema social. Castelar polemiza con el importante lder e ilustre poltico de la izquierda, dice que prefiere la libertad a la igualdad, y funda su peridico propio, La Democracia, el ao 1864. Son los tiempos histricos del siglo XIX, en que la nacin se ve na gobernando a travs de pronunciamientos militares. En primer lugar podemos citar al general Espartero, duque de la Victoria, pro gresista. A continuacin el general ODonnell, conde de Lucena, que foment y dirigi personalmente la guerra contra Marruecos, con quistando Tetun el 6 de febrero de 1860, por lo que la reina le con cedi el ttulo de duque de Tetun. Otro desastre de aquel siglo fueron las guerras carlistas, que perturbaron trgicamente el orden, produciendo numerosas vcti mas. El general ODonnell, por su victoria contra las tropas de don Carlos en 1839, ascendi a teniente general, y dada su fidelidad a la reina gobernadora Mara Cristina, viuda de Fernando VII, le conce dieron tambin en 1847 el ttulo nobiliario de conde de Lucena. Este militar fue uno de los polticos principales en el perodo de los mo derados (as denominados), que conspir contra Espartero en pri mer lugar, despus se ali con l, y cuando pudo gobernar por su cuenta, se impuso contra los revoltosos e inadaptados por medio de fuertes multas, deportaciones y fusilamientos. El general Espartero, duque de la Victoria, era un militar de ideas progresistas, que luch heroicamente contra los carlistas con capacidad de mando y estrategia y con brillante resultado. Haba in gresado en el Ejrcito de soldado raso, voluntario y lleg a la cum bre de la milicia. 140 En aquella campaa de Marruecos a que antes nos hemos refe rido, se produjo la clebre batalla de Los Castillejos, en la que mandaba las tropas un valiente general y poltico decidido, el gene ral Prim, marqus de Los Castillejos, futuro jefe de los progresis tas, que fue asesinado, como veremos ms adelante. Otras veces actu el general Narvez, ms derechista que ODonnell. Con frecuencia estos generales para defender su punto de vista o sus ideas polticas, tienen que sacar las tropas a la calle como hemos escrito antes. Los moderados en el rgimen de ODonnell, se imponen frente a los progresistas defensores de los principios democrticos, y que ce lebran reuniones en la clandestinidad, ya que se hallan prohibidas las concentraciones de ms de veinte individuos. La reconciliacin entre los moderados a la derecha y los repu blicanos y progresistas, ms o menos a la izquierda, no llegara nun ca. El ttulo del peridico de Castelar, La Democracia, era sospe choso. Sin embargo, a veces se produca en el mismo la colaboracin de la ilustre poetisa Carolina Coronado, que, a pesar de su simpata dinstica, partidaria de Isabel II, siente admiracin hacia el gran tri buno, que acuda en muchas ocasiones a la tertulia de intelectuales y poetas, organizada en la casa de aquella mujer excepcional. (Carolina Coronado era una mujer extraordinariamente romn tica. Cuando falleci su marido lo hizo embalsamar y lo tuvo en su domicilio hasta que muri ella tambin, y los enterraron a los dos en Badajoz). Tanto Pi y Margall por la izquierda, y muchos conservadores y tradicionalistas por la derecha, atacan sin piedad las ideas polticas de Castelar. Para unos no es bastante revolucionario; para los otros, esta mana de la democracia y sus simpatas republicanas, son ideas inadmisibles. Despus de permanecer varios meses recluido en su domicilio por la muerte de su madre, se resigna con la triste contrariedad y reanuda sus lecciones en el Ateneo. La prensa ultraderechista cen sura a los catedrticos propagadores de la poltica en la ctedra o fuera de ella. Castelar tiene todava pocos arios de edad y se halla en peligro de adquirir una indisgestin de aplausos: La Democracia dice es la poltica, la ciencia del siglo presente, la poesa; es el evangelio de nuestra redencin social. 141 Estatua de Castelar. (Foto Rafa) 142 En 1864 ocupa la presidencia del Consejo de Ministros el gene ral Narvez, duque de Valencia, situado polticamente muy a la dere cha, con don Luis Gonzlez Bravo, ministro de la Gobernacin, y el viejo orador don Antonio Alcal Galiano en el ministerio de Fomen to. El catedrtico, inducido por la fascinante aureola de las alaban zas y de los aplausos, que le hacen creerse inexpugnable, ataca sin escrpulos al Gobierno en su rgano periodstico, La Democracia. La prensa gubernamental pide la separacin del catedrtico rebelde, y el Gobierno, que en principio se muestra dbil, termina por deci dirse a proceder contra Castelar. Dispone que los profesores renun cien a realizar propaganda poltica; pero el periodista republicano, dndose por aludido, contesta en su peridico, adoptando una posi cin impertinente. En aquellos momentos el Presidente del Consejo de Ministros pens agradar al pas, consiguiendo que la reina cediera noventa mi llones de pesetas a favor del Tesoro Nacional. Con fecha 21 de febrero del ao 1865, comentando la disposi cin anterior, el joven periodista y conferenciante, escribe en La Democracia: No podemos comprender, como se dice en este mo mento, que la reina cede generosamente al pas su propio patrimo nio. No. El patrimonio real es del pas, es de la nacin. La Casa Real devuelve al pas una propiedad, que por los desrdenes de los tiem pos se hallaba en sus manos. Pero este comentario le parece insuficiente a Castelar, que con fecha 25 del mismo mes escribe un artculo titulado El Rasgo, que acaba con la paciencia de los gobernantes, en el que dice, entre otros conceptos, lo siguiente: Vamos a ver con serena imparcialidad qu resta, en ltimo trmino, del celebrado rasgo: resta, primero, una grande ilega lidad. En los pases constitucionales, el rey debe contar por nica renta la lista civil, el estipendio que las Cortes le decre tan para sostener su dignidad. Impidiendo al rey tener una existencia aparte, una propiedad como rey, separada de los presupuestos generales del pas, se consigue unirlo ntimamen te al pueblo. Hace mucho tiempo que hacen falta para sacar de apuros al erario, los bienes patrimoniales de la Corona. Y sin embargo, nada, absolutamente nada sacar ahora. Nada. La reina se re serva los tesoros de nuestras artes, los feraces territorios de Aranjuez, El Pardo, La Casa de Campo, La Moncloa, San Loren zo... 143 Los bienes que se reserva el patrimonio son inmensos; el vein ticinco por ciento, desproporcionado; la comisin que ha de ha cer las divisiones y el deslinde de las tierras, tan lenta como las que deslindan los bienes del clero; y en ltimo resultado lo que reste del botn que acapara sin derecho el patrimonio, vendr a engordar a una docena de traficantes, de usureros, en vez de caer en beneficio del pueblo. Vase, pues, si tenemos razn; vase si tenemos derecho para protestar contra esa ley, que desde el punto de vista poltico es un engao; desde el punto de vista legal un gran desacato a la ley; desde el punto de vista po pular, una amenaza a los intereses del pueblo, y desde todos los puntos de vista, uno de esos amaos de que el Partido Mo derado se vale para sostenerse en el Poder, que la voluntad de la nacin rechaza, que la conciencia de la nacin maldice. Aquel artculo, El Rasgo, del catedrtico republicano produjo una impresin particular en todo el pas. Sobre todo las gentes ms o menos conservadoras, encontraron censurable aquel escrito. Se public una Real Orden prohibiendo a los catedrticos la predica cin de doctrinas contrarias a las leyes fundamentales del Estado. Castelar, con este mpetu juvenil, del que, como ya hemos escrito, ms tarde manifest haberse arrepentido, contest en su peridico: Yo soy demcrata. Proceda el Gobierno como quiera. Le faltan ms datos para condenarme Sentado en mi ctedra espero a que me despoje, con mano aleve, de mi honrada toga. Me siento fuerte con el auxilio de mi conciencia y el escudo de mi derecho. Dicho artculo fue muy polmico y dio lugar a un proyecto de ley de imprenta de 14 de marzo de 1865, por el que protestaron mu chos peridicos. Por expresar en su escrito El Rasgo, conceptos antidinsticos, Castelar es denunciado a los tribunales ordinarios y el Gobierno dis pone la formacin de expediente al dscolo profesor. Mas el rector de la universidad se resiste a obedecer y tiene que ser sustituido a fin de llevar a cabo la disposicin gubernamental. Los estudiantes, que ya inician en aquellos tiempos su interven cin en la poltica con huelgas y perturbaciones pblicas, reciben a Castelar con aplausos, se amotinan, acordando obsequiar al rector saliente con una serenata. Ocupan la va pblica gritando los corres pondientes vivas y mueras. El jefe del Gobierno, general Narvez, pierde la paciencia, lanza las tropas a la calle y la noche de San Da niel una carga de la caballera causa ocho muertos y ms de cien he ridos, la mayor parte estudiantes. Al conocer la impresionante noti 144 Emilio Castelar. 145 cia, el ministro de Fomento, don Antonio Alcal Galiano, muri en el silln del ministerio. Los trgicos sucesos produjeron la dimisin del Gobierno Nar vez, al que sucedi Leopoldo ODonnell, presidiendo un Gobierno llamado de Unin Liberal, que restablece a Castelar en su ctedra. El nuevo presidente, en el que la reina Isabel II deposita su confian za, tuvo que adoptar, por el momento, transigencias en favor de los progresistas y demcratas. Castelar condenado a muerte, despus en el exilio y diputado a Cortes El general Prim, marqus de Castillejos, consigui acaudillar como jefe principal a los progresistas, presentando a Narvez, duque de Valencia, y a ODonnell, duque de Tetun, obstculos difciles de salvar para llevar a cabo su programa de Gobierno. Prim se sublev el 2 de enero de 1866 y fracas por falta del apoyo necesario en el Ejrcito. . Por otro camino al que segua este general, estalla en Madrid el 22 de junio del mismo ario la revolucin denominada de San Gil o de los sargentos, que desde haca tiempo se vena preparando, en la que se hallaban comprometidos militares y tambin polticos civiles destacados: uno de ellos era Castelar. El duque de Tetun, jefe del Gobierno, con ayuda del general Serrano, tuvo que actuar con serias dificultades para poder vencer a los cuatro regimientos de artillera, alojados en el cuartel de San Gil; operacin que result extraordinariamente difcil. Hubieron unas doscientas bajas y de inmediato ODonnell permiti el fusila miento de sesenta y seis individuos entre sargentos, cabos y solda dos. El Poder pas de nuevo al duque de Valencia, general Narvez. Emilio Castelar, con otras personas civiles y militares, fue tam bin condenado a muerte. Se refugi en el domicilio de la ilustre poetisa Carolina Coronado, amiga de la reina, a cuya tertulia litera ria acuda frecuentemente, y pudo escapar disfrazado a Francia; como asimismo se salvaron huyendo al extranjero, de alguna forma, otros polticos y militares complicados. El general Prim se hallaba exiliado en Francia. Lo expulsaron de all, trasladndose a Ostende (Blgica), a donde convoc a los de mcratas y progresistas para intentar el destronamiento de Isabel II, 146 con el propsito de sustituirla por otro rey. La opinin republicana que se manifestaba era minoritaria. Sobre su exilio, cuenta Castelar que sali de Francia y viajaba por Italia cuando pens permanecer en Roma para dedicarse a la la bor literaria en la que se apoyaba su sustento. Mas, advertida la po lica, le hizo saber que no era grata su presencia en la capital del Es tado Pontificio. (Entonces el papa continuaba siendo todava tam bin rey de Roma). Y Castelar decidi partir con direccin a Npoles aquel mismo da. Relata en trminos patticos la depresin que oca siona el exilio, y aade que, disimulando su tristeza, trab conversa cin, por conocimiento del idioma, con otro viajero italiano. Entre las circunstancias del dilogo, aquel seor le dijo: La vostra regina e moltto brutta, y nuestro exiliado le contest: Ma non si brutta que il vostro Victorio Manuele. Esta contestacin resulta inslita en un exiliado que haba sido condenado a muerte. El clebre orador regres del exilio por el destronamiento de Isabel II, y fue diputado por primera vez en las Cortes convocadas para votar la Constitucin de 1869. El nuevo diputado era republica no, pero haba dicho pblicamente profesar la religin catlica. Sin embargo, se manifestaba contrario al poder temporal de los papas y defenda la libertad religiosa. El artculo 21 de la Constitucin queda redactado, despus del debate parlamentario, en la siguiente forma: La nacin espaola se obliga a mantener el culto y los ministros de la religin catlica. El ejercicio pblico o privado de cualquier otro culto queda garantiza do a todos los extranjeros residentes en Espaa, sin ms limitacio nes que las reglas universales de la moral y del derecho. Si algunos espaoles prefieren otra religin que la catlica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el prrafo anterior. Lo defendi el elocuente orador sagrado don Vicente Manterola, del partido carlista. Castelar le contest presentando su punto de vista contrario, y termin aquella intervencin con el histrico p rrafo: GRANDE ES DIOS EN EL SINAI; EL TRUENO LE PRECE DE, EL RAYO LE ACOMPAA, LA LUZ LE ENVUELVE, LA TIE RRA TIEMBLA, LOS MONTES SE DESGAJAN. PERO HAY UN DIOS MS GRANDE, MS GRANDE TODAVA, QUE NO ES EL MAJESTUOSO DIOS DEL SINA, SINO EL HUMILDE DIOS DEL CALVARIO: CLAVADO EN UNA CRUZ, HERIDO, YERTO, CORO NADO DE ESPINAS; CON LA HIEL EN LOS LABIOS, Y, SIN EM BARGO, DICIENDO: PADRE MO, PERDNALOS, PERDONA A MIS VERDUGOS, PERDONA A MIS PERSEGUIDORES, PORQUE 147 NO SABEN LO QUE SE HACEN. GRANDE ES LA RELIGION DEL PODER, PERO ES MAS GRANDE LA RELIGION DEL AMOR; GRANDE ES LA RELIGION DE LA JUSTICIA IMPLACABLE, PERO ES MS GRANDE LA RELIGIN DEL PERDN MISERICORDIO SO. Y YO, EN NOMBRE DE ESTA RELIGION; YO, EN NOMBRE DEL EVANGELIO, VENGO AQU A PEDIROS QUE ESCRIBIS AL FRENTE DE VUESTRO CODIGO FUNDAMENTAL, LA LIBERTAD RELIGIOSA; ES DECIR: LIBERTAD, FRATERNIDAD, IGUALDAD ENTRE TODOS LOS HOMBRES. Estall una salva de aplausos unnime al terminar con este fi nal el discurso; pero al votar lo hicieron la mayora a favor de la po nencia gubernamental, defendida en este caso por el sacerdote don Vicente de Manterola, como antes hemos indicado. Refirindonos al largo debate sobre el asunto religioso en el Parlamento, creemos que Castelar no razonaba objetivamente en lo que se refera a la consignacin para los gastos de la Iglesia. El saba que por criterio de los que dispusieron La Desamortizacin, le to maron a la Iglesia Catlica cuantiosos bienes, con los que hubiese podido sostenerse bien, sin necesidad de acudir a los presupuestos del Estado. La posicin adversa de Castelar respecto a la Iglesia Catlica, se centraba en la influencia poltica del clero, en cuanto incida sobre el Poder temporal. En aquel discurso defendiendo la libertad religio sa, lo fundaba en su convencimiento democrtico de libertad de con ciencia. Disiente en cuanto a la tolerancia histrica de la Iglesia es paola en los excesos de la Inquisicin, en la expulsin de los moris cos y de los judos. Dice que es catlico, no se manifiesta contra los dogmas del catolicismo, e invoca frecuentemente a Dios. En aquel tiempo, la defensa del liberalismo era casi una hereja. En la famosa polmica con Manterola sobre el artculo 21 de la Constitucin que se redactaba entonces, manifest Castelar: Deca el seor Manterola que renunciaba a sus creencias si los judos vol van a juntarse y levantar el templo de Jerusaln. Cree el seor Manterola que los hijos son responsables de las culpas de los pa dres Cree el seor Manterola que los judos de hoy son los que mataron a Cristo Pues yo no lo creo; yo soy ms cristiano que todo eso, yo creo en la justicia y en la misericordia divina. Don Vicente Manterola, el ilustre orador sagrado que fue can nigo de la catedral de Vitoria, deca antes en su intervencin parla mentaria lo siguiente: Extraa cosa es, seores diputados, que los 148 judos, tan sabios en aquellos tiempos, hoy llamen tan poco la aten cin del mundo civilizado; porque yo, al or al seor Castelar, me preguntaba: dnde est hoy la arquitectura de los judos, dnde las ciencias y las escuelas de los judos Aparte, seores, de algunos co nocimientos qumicos, que han aprendido de los rabes, yo no s qu saben los judos. Vaya su seora a inspirarles el sentimiento re publicano, consiga que los judos lleguen de nuevo a constituir un pueblo, con su bandera o con su presidente; porque me basta que lleguen a ser una repblica, y ya desde ese momento se ha matado la Iglesia Catlica, porque se ha matado la palabra de Dios. Los hechos, para poder juzgarlos objetivamente, se deben exa minar con ojos de la fecha en que ocurren. Labor muy difcil. El li beralismo, en principio y de forma radical, se hizo incompatible con el catolicismo. Tal vez la disidencia partira de la libertad de con ciencia que la iglesia espaola no admita, fundndose en que slo ella posea la verdad y tema perjuicios en su predominio por inje rencia de otras creencias. As es que una parte muy importante del clero militaba en los carlistas o tradicionalistas, colocados entonces en la posicin contraria del liberalismo. El discurso de Castelar sobre el artculo 21 de aquella Constitu cin de 1869, estuvo duro en algunos puntos y fue muy comentado en todo el pas; los conservadores lo acusaron de irreverente. Despus, en el mes de mayo de dicho ario, se abord en las Cor tes el tema de la libertad religiosa y Castelar se manifest en defensa de dicha libertad, pero con argumentos menos agresivos, ms conci liatorios. El que habla mucho, no siempre acierta. Este discurso lo termin diciendo: Yo me adelanto y digo al seor Manterola: antes de irse de aqu nos debe a todos una oracin. Si yo fuese sacerdote y representase con algn ttulo al Cristianismo, levantara mis manos a Dios y le dira: bendice a estos legisladores que reconcilian a todas las clases, a todas las gentes; bendcelos, porque delante de ellos no hay, como no hay delante de tu Poder, judos ni paganos, sino hom bres; bendice a estos legisladores, porque al realizar las grandes ideas se acercan a Ti, sentando sobre la faz de la Tierra los dos prin cipios esenciales de tu ser: tu amor y tu justicia. La revolucin contra Isabel lila diriga el general Prim, que en agosto de 1867 intent desde el exilio, el levantamiento revoluciona rio. Y era ya la tercera vez. Alzamiento que fracas a pesar de haber muchos militares comprometidos. La convivencia poltica se deterio raba cada vez ms, disminuyendo los partidarios de la reina. El du 149 que de Valencia, general Narvez, jefe del Gobierno, debido a un do cumento presentado en el Parlamento, que no era de su agrado, des terr al poltico Ros Rosas, e hizo recluir en un castillo al general Serrano, duque de la Torre. Esta medida dio lugar a que Serrano, por el momento, se situara al lado del general Prim. Lo cierto es que la popularidad de la reina Isabel II qued frustrada y con poco am paro, tanto en lo militar como en lo poltico. Si para otros haban di ferentes causas, para Castelar los motivos se hallaban en el absolu tismo primitivo, amparado por Fernando VII, padre de Isabel II, y en los abusos de los moderados, apoyados por la Corona. En 1868 murieron los generales Narvez y ODonnell, defensores de la reina. Muchos jefes militares eran enemigos. Al fallecer el duque de Valencia, que presida el Gobierno, la reina nombr para sustituirle a don Luis Gonzlez Bravo, ministro entonces de la Gobernacin. Los conflictivos acontecimientos que se acercaban eran del dominio pblico. Gonzlez Bravo quiso desarti cular el levantamiento, pero no consigui ms que agravar la situa cin, ya que los generales se reunieron en Madrid y acordaron la mayora sumarse a los rebeldes. Adems, haba generales en el exi lio y algunos confinados en Canarias. Los duques de Montpensier, hermanos de la reina, aspiraban a sucederla en el Trono. El Gobierno los desterr y siguieron conspi rando en Lisboa, desde donde remitan dinero a los progresistas. El general Prim estim la situacin madura para sus proyectos, trasladndose a Gibraltar, y desde aqu envi un barco a Canarias para recoger a Serrano, duque de la Torre, y a otros generales all confinados. De inmediato, el marqus de Castillejos se dirigi disfra zado a Cdiz para entrevistarse con el almirante Topete, que manda ba la escuadra navegante por aquella zona. El da 17 de septiembre de 1868, dicho marino, Juan Bautista Topete, proclamaba la subleva cin de la escuadra. Desembarcaron en Cdiz, comunicando por me dio de un manifiesto la espectacular noticia. Como tambin vinieron por mar hasta el mismo puerto el duque de la Torre y los dems ge nerales que se hallaban desterrados en Canarias. Viendo la gravedad de lo que se preparaba, el presidente del Gobierno, Gonzlez Bravo, present la dimisin, al que sustituy el general Gutirrez de la Concha, marqus de la Habana. El Ejrcito que luchaba por la reina fue derrotado en la batalla del puente de Alcolea (Crdoba), por los sublevados y sus tropas al mando del ge neral Serrano, el da 28 de septiembre de 1868. 150 D. Juan Bautista Topete El general Gutirrez de la Concha El general D. Juan Prim El general Serrano 151 Isabel II sali de Espaa el 30 del mismo mes, instalndose en el castillo de Enrique IV en Pan (Francia), despus de haber sido re cibida en Biarritz por el emperador Napolen III y su esposa, la es paola Eugenia de Montijo. En los primeros das del mes de octubre inmediato, hicieron su entrada triunfal en Madrid el duque de la Torre, el marqus de Cas tillejos y otros jefes militares y civiles, oponentes de la desdichada reina, que slo tena treinta y ocho arios de edad; haba reinado veinticinco con guerras civiles, pronunciamientos militares y revolu ciones de todas clases. El general Serrano, duque de la Torre, fue investido seguida mente con el mximo Poder, nombrndole adems Presidente del Gobierno, y qued el general Prim como ministro de la Guerra. En aquel mismo mes se celebraron reuniones entre los elemen tos progresistas, que ahora diramos de izquierda, con algunos parti darios de adherirse al criterio del peridico La Discusin, de pro clamar la Repblica Federal. En realidad slo se trataba de una mi nora numerosa. A Castelar, que no era federalista, y que lleg a Madrid por es tas fechas procedente del exilio, le hicieron un recibimiento entu siasta y espectacular. Una multitud ocupaba la estacin. Destacaban los estudiantes que queran abrazarle. Al bajar del tren le ofrecieron una bandera espaola, que bes llorando. Fue restablecido en su c tedra. Ante numerosa gente que se congreg en las proximidades de la universidad para verle, tal vez preocupado, pensando en el orden y autoridad indispensables para gobernar, se dirigi a ellos con las siguientes palabras: Pueblo de Madrid, cuando yo me hallaba en la oposicin afirmaba que la democracia era la paz, y lo que haba de reaccionario, la revolucin. Si ahora no estamos en paz, temblad por Espaa; el primer tiro que se dispare herir el corazn de la Rep blica. Seguramente el inmortal tribuno esperaba una mayora repu blicana en las Cortes Constituyentes de 1869, no fue as. En las elecciones los republicanos obtuvieron sesenta diputados y Castelar sali por cinco circunscripciones. El general Prim, mar qus de Castillejos, con la coalicin de progresistas y demcratas monrquicos, sac ciento cincuenta diputados. Los carlistas, treinta. El general Serrano, que acaudillaba la Unin Liberal, ochenta. Las Cortes las presidi Nicols Mara Rivero, enemigo especial de la dinasta isabelina. Y todava salieron unos pocos partidarios de 152 la reina destronada; entre ellos el notable poltico, escritor y orador, Cnovas del Castillo. Castelar era en aquel momento algo ms joven que Isabel II: tena treinta y seis aos. De modo que se produjo el levantamiento contra Isabel II, diri gido por los generales Prim y Serrano y el almirante Topete; no para instaurar la repblica, sino con el fi n de buscar otro rey. Este fue el criterio de los tres militares. El famoso tribuno les profetiz en aquellas Cortes Constituyen tes de 1869 lo que haba de ocurrir: Todo se improvisa en el Mun do: la repblica, la dictadura le deca, pero no improvisaris ja ms una monarqua. Esta institucin necesita, como el pontificado, algo de misterio; necesita, como las creaciones geolgicas, mucho de tiempo; necesita que la nube de un origen divino, la envuelva, y que el rayo de una poesa histrica, la alumbre; necesita que los pueblos vean en los torreones de su palacio y en las piedras de su corona, los arreboles del espritu de sus padres, los timbres eternos del po der y de la gloria.... No puede gobernarnos el general Prim, el ge neral Serrano, el seor Ros Rosas o el seor Rivero Para qu queremos un rey extranjero. Su criterio no vali y ofrecieron la Corona a don Amadeo de Sa boya, que fue proclamado rey de Espaa por las Cortes. Lleg a nuestra patria el 30 de diciembre de 1870, y a continuacin presen ci la primera escena: el cadver del general Prim, que lo haban asesinado. Precisamente Prim, marqus de Castillejos y conde de Reus, mximo dirigente de los progresistas, fue el padrino de la can didatura del duque de Aosta, Amadeo de Saboya, segundo hijo varn del rey Vctor Manuel de Italia. Amadeo acept la Corona y las po tencias europeas dieron la conformidad. La votacin se celebr en aquel Parlamento Constituyente el 16 de noviembre del ao 1870. Participaron 311 diputados con el siguiente resultado: el duque de Aosta (Amadeo), 191 votos; el duque de Montpensier, 27 votos; el general Espartero, 8 votos; el prncipe Alfonso (de Borbn), 8 votos; y la duquesa de Montpensier, 1 voto; y por la repblica votaron 63 diputados. Castelar, que deseaba la repblica, como hemos escrito, no en contr acertada la solucin, e insisti en las Cortes: Si tanto les in teresa a los partidos monrquicos el rey, si tan necesitados estn de l, si crean tan menguada esta nacin que la juzgaban incapaz de gobernarse por s misma, por qu con la cabeza descubierta y la ro dilla en el polvo no conservaron la antigua dinasta Los reyes en la sociedad son como los metales en el planeta: los hijos de los siglos. 153 El marqus de Castillejos que en 1843 haba sido tambin pre miado con los ttulos de conde de Reus y vizconde del Bruch por su triunfo contra la rebelin de Barcelona, sala del Parlamento con in tencin de ir a Cartagena para recibir al nuevo rey el da 27 de di ciembre de aquel ao 1870. Era ya la noche y estaba nevando. Otro carruaje, situado en la estrecha calle del Turco, obstruy el paso del coche que conduca, juntamente con su ayudante, el general Prim. Un hombre se acerca con un trabuco y dispara sin consecuencias, dndose cuenta la vctima del peligro. Hay un momento de duda por parte de los criminales y uno grita: Fuego!, pueta. De inmediato disparan los trabucos por tres veces en el interior del coche. Una vez herido de muerte el general Prim, el cochero del conde de Reus fustiga los caballos y consigue abrirse paso hacia la calle de Alcal. El general se desangra, pero todava puede subir las escaleras. En el lecho de muerte dice: No me mataron los republicanos. Antes ha ba indicado que en la voz le pareci reconocer a un compaero de conspiracin, el diputado Paul y Angolo. No tena seguridad. Anteriormente Prim se haba encargado de la presidencia del Gobierno, despus de haber nombrado regente al general Serrano en junio de 1869. La misin del regente resultaba ms bien decorati va, y el marqus de Castillejos, poltico decidido, ejerca su autori dad de forma enrgica y eficaz; y procur ganarse al Ejrcito conce diendo cruces y ascensos a los militares. No era un gran orador, pero se expresaba bien y con serena claridad y concisin, encon trando respuesta precisa en todo momento. Su proyecto de situar en el Trono al duque de Aosta, no le fue fcil, ya que el general Serrano como el ministro de Marina, almirante Topete, eran partidarios de conceder la Corona Real al duque de Montpensier, cuado de Isabel II, a lo que Prim no pudo acceder de acuerdo con los deseos que Na polen III de Francia, le haba manifestado. Castelar, a pesar de no compartir sus ideas monrquicas, admiraba las condiciones polticas y de autoridad de Prim. Aunque la Justicia organiz un sumario voluminoso, todava no se sabe quienes fueron los asesinos. Muy posteriormente se han he cho disquisiciones y conjeturas, suponiendo que el duque de Mont pensier pudo estar complicado en el suceso. Amadeo de Saboya entraba en Madrid el 2 de enero de 1871, y acompaado de un numeroso squito, montado sobre un caballo blanco, se dirigi a la iglesia de Atocha y or de rodillas ante los res tos de Prim. Los peridicos de inclinacin carlista, republicana y borbnica se expresaron de forma desconsiderada contra el nuevo 154 rey. La libertad de prensa funcionaba sin freno. El marqus de Casti llejos, a pesar de su energa, de haber vivido no sabemos si hubiese podido gobernar democrticamente al pueblo espaol en aquel mo mento de la Historia. Castelar, que al principio crea en la capacidad de aquellos espaoles para gobernarse a s mismos, debi descubrir sus dudas en la prctica, cuando vio con sus propios ojos el desor den y los numerosos cantones federales, establecidos por la fuerza frente al Gobierno de la Primera Repblica. Despus de la muerte del general Prim, se convocaron eleccio nes, y las nuevas Cortes iniciaron su actuacin el da 2 de abril de 1871. En este Parlamento los republicanos haban conseguido 70 diputados. A veces se ponan de acuerdo con los carlistas contra el Gobierno progresista de Sagasta y Ruiz Zorrilla, sucesores del falle cido marqus de Castillejos para sostener al nuevo monarca. Castelar es muy joven, como sabemos, y protesta siempre a fa vor de la Repblica: Cuando estudio las lecciones dice en el Parlamento, mi pri mer impulso es manifestar que mientras este protervo sistema contine, mientras el Gobierno descienda de su alto asiento a mezclarse en las elecciones, aqu no habr paz, aqu no habr justicia, no habr orden, no habr legalidad; aqu ser el Poder el vil despojo de una turba de facciones que lo arrancarn por la fuerza y lo conservarn por la corrupcin y la intriga. Y cuando la patria es la nacin espaola; esta nacin, celosa de su independencia y de su libertad; esta nacin que ha visto con horror el nombre de Sagunto sustituido por un nombre ex tranjero; esta nacin que pele tres veces con los romanos y siete siglos con los rabes; esta nacin que venci a Carlomag no, el mayor guerrero de la Edad Media, en Roncesvalles; a Francisco I, el gran guerrero del Renacimiento, en Pava, y a Napolen en Bailn y Talavera; esta nacin, cuya gloria no cabe en los espacios; cuyo genio tuvo, como Dios, fuerzas creadoras para lanzar un nuevo mundo, una nueva tierra en la soledad del Ocano. Todo este magistral discurso para atacar de una manera despia dada al rey Amadeo de Saboya. Muchos diputados no estn confor mes con las censuras del orador y la presidencia le llama la aten cin; pero Castelar sigue: Si no se puede decir nada contra los ante cedentes de los reyes, por qu cuando entraba doa Isabel de Bor bn por esa puerta, vea ah los nombres de doa Mariana Pineda, de Riego y del Empecinado, las vctimas de su padre. 155 El Duque de Montpensier D. Mara Victoria, esposa del Rey Amadeo de Saboya 156 Carolina Coronado El Rey Amadeo de Saboya En aquel momento desempeaba la presidencia del Gobierno el general Serrano, y Castelar lo ataca, acusndole de incapaz para go bernar: Nuestro destino adverso quiere que no salgamos nunca de soldados valerosos en la guerra, pero incapaces en la paz. Compa rndolo con el marqus de Castillejos, dice: Ninguna idea definitiva tena Prim, pero tena un partido, y le ha reemplazado quien no tie ne ni partido ni idea. El pueblo continuaba detestando al rey extranjero y la nobleza tampoco lo quera; en la prensa y en el Parlamento le hacan patente su desagrado. Los carlistas no cesaban de atacar con sus fuerzas mi litares en las provincias del Norte peninsular, como as tambin se guan creando dificultades los separatistas cubanos. Ruiz Zorrilla, que presida la posicin izquierdista del progresismo, se senta repu blicano. Al mismo tiempo surgi en aquellas Cortes un criterio avan zado, defendido por Pi y Margall, caudillo del federalismo, que pro pona la intervencin del Estado en las cuestiones sociales y econ micas. Castelar le contest que aquella proposicin la estimaba in compatible con la democracia y con la libertad individual. El rey haba sido objeto de un atentado, y en el Ferrol se produ jo una sublevacin republicana. Los artilleros iniciaron un levanta miento, siendo disuelto el cuerpo de Artillera. El general Serrano se neg a ser padrino del hijo del rey, y su esposa, la duquesa de la Torre, no quiso aceptar el puesto de camarera mayor de palacio. Todo esto tuvo que influir en el nimo del rey Amadeo, el cual pre sent su dimisin al presidente del Consejo Ministros, Ruiz Zorrilla, el da 11 de febrero de 1873; documento dirigido a las Cortes, cuyo contenido reflejaba la prudencia y serenidad del dimisionario. Se reuni el Congreso y el Senado en Asamblea Nacional para or el mensaje del rey que abdicaba, encargndose a Castelar que re dactase la contestacin aceptando la renuncia. Pronunci un discur so respetuoso y digno, resaltando la bondad y las numerosas virtu des que adornaban al distinguido prncipe de los Saboya. En esta di sertacin parece como si Castelar hubiese querido enmendar los nu merosos ataques que tan injustamente le haba dirigido. El mensaje de abdicacin deca, entre otros prrafos: Al Con greso: grande fue la honra que merec a la nacin espaola, eligin dome para ocupar su Trono; honra, tanto ms por m apreciada, cuanto que se me ofreca rodeada de las dificultades y peligros que lleva consigo la empresa de gobernar un pas tan hondamente per turbado. Conozco que me enga mi buen deseo. Dos arios largos ha 157 Francisco Pi y Margall. que cirio la Corona de Espaa, y la Espaa vive en constante lucha, viendo cada da ms lejana la era de paz y de ventura que tan ar dientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de esos soldados tan valientes como sufridos, sera el primero en combatirlos; pero, todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra, agravan los males de la nacin, son espaoles; todos in vocan el dulce nombre de la patria; todos pelean por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos; entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinin pblica, es imposible atinar cul es la verdadera, y ms imposible todava hallar el remedio para tantos males.... 158 La Primera Repblica En la misma reunin de las Cortes, en la que se acept la renun cia de Amadeo de Saboya, la Asamblea Nacional proclam la Rep blica por 258 votos contra 32. Como en aquel Parlamento, los repu blicanos haban obtenido slo 70 diputados, la mayor parte de los que votaron al nuevo rgimen eran monrquicos. La proposicin fue presentada por Castelar y Pi y Margall. Muchos parlamentarios no descubrieron otra solucin y le dieron sus votos a la Repblica. Aunque lleg tranquilamente sin disparar ni un solo tiro, muy pron to las sublevaciones y los motines se produjeron frecuentemente, destacando los famosos cantones federales que tanta intranquilidad dieron al Gobierno. Aquel desbarajuste produjo el arrepentimiento de los monrquicos que haban dado sus votos a la Repblica y que no esperaban este adverso resultado. El pueblo de Madrid tuvo co nocimiento de la renuncia que presentaba el rey, acudiendo a las in mediaciones del Congreso una manifestacin de inquietos republica nos. El diputado de este partido Estanislao Figueras les dirigi la pa labra desde una ventana del edificio, confirmndoles la grata nueva, a la vez que les solicitaba se disolvieran pacficamente. Este diputa do desempe la primera presidencia del Poder Ejecutivo y Cristino Martos, presidente de la Asamblea. Los ministros fueron: Pi y Mar gall, de la Gobernacin; Salmern, de Gracia y Justicia; Castelar ocu p la cartera de Estado; Echegaray, de Hacienda; general Crdoba, de Guerra; general Berenguer, de Marina; y Becerra, de Fomento. Los cuatro ltimos ministros de la lista no eran del partido republi cano, sino monrquicos. Algunos militares con mando no vieron con agrado la nueva si tuacin; pero, en aquel momento, haba surgido la indisciplina en el Ejrcito y tuvieron que transigir ante la voluntad de los sargentos, los cabos y la tropa. Los primeros das, salvo alguna algarada espordica, ms bien prevaleci la tranquilidad y alegra de las clases populares. De inmediato surgi una primera dificultad poltica: Martos, presidente del Congreso, se consider con poderes superiores al Pa der Ejecutivo (al Gobierno), y con intenciones confusas, nombr al general Moriones, Capitn General de Castilla, con atribuciones que parecan destinadas a preparar un golpe de Estado. Pi y Margall le hizo frente y consigui del Parlamento que se formase un Gobierno de uniformidad republicana; de manera que cesaron los cuatro mi nistros monrquicos. 159 Haba transcurrido apenas un mes de la proclamacin de la Re pblica cuando fueron disueltas las Cortes, el 12 de marzo de 1873, despus de haber aprobado una ley que abola la esclavitud. Qued una comisin permanente con 17 diputados radicales y 5 republica nos. En estas circunstancias muri la esposa de Estanislao Figueras. La desgracia le produjo una depresin tal que hubo de sustituirle provisionalmente Pi y Margall en la misin de presidente del Poder Ejecutivo. Como hemos escrito, los monrquicos se haban arrepentido de dar sus votos al nuevo rgimen, y con la posible reserva, la mayora de la citada comisin del Congreso, prepar un levantamiento en toda regla para terminar con la Repblica. Concentrados en la plaza de toros de Madrid se hallaban los batallones de la Milicia Nacional, mandados por el general Lpez de Letona, partidario del hijo de Isa bel II. Complicados en esta sublevacin estaban el general Serrano, el almirante Topete y otros jefes militares, incluso el general Pava, que fue Capitn General de Madrid. Advertido a tiempo Pi y Margall, destituy a los mandos sospe chosos, sustituyndolos por militares adictos al Gobierno. Encarg la operacin de hacerles frente al gobernador militar de Madrid, Ni cols Estvanez. La artillera, al mando del brigadier Arn, emplaz los caones contra la plaza de toros donde permanecan las tropas y los jefes sublevados, los cuales se rindieron sin luchar, por estimar difcil su situacin ante la suficiente artillera preparada para dispa rarles. El pueblo, que con la Repblica interpretaba haber conseguido un importante ascenso, se indign contra los sublevados, los cuales, temiendo por sus vidas, acudieron al Gobierno, que, transigente, los protegi de las iras populares. La comisin permanente segua en las Cortes, esperando un resultado satisfactorio a su favor de los acon tecimientos que haban originado. Las gentes exaltadas de Madrid, atentas a los hechos relatados, llegaron al palacio del Congreso en manifestacin tumultuosa con siniestras intenciones contra los mo nrquicos de dicha comisin. Emilio Castelar que se hallaba en el Parlamento, observa la gravedad de las circunstancias; demostrando un valor heroico, abre las puertas del edificio y adopta la posicin declamatoria de sus discursos; todos callan, respetando al lder re publicano de conceptos maravillosos que impresionan a las masas y a cualquier clase de gentes. Entre otras expresiones para calmarlos, 160 les dice: No veis que deshonrarais la Repblica matando a los diputados monrquicos Disparad contra Castelar. Una vez que ha conseguido sujetar el tumulto, se ocupa personalmente de los dipu tados en peligro, resuelto a exponer su persona para salvar a todos, como as lo hizo. Entre aquellos se halla nuestro Premio Nobel don Jos Echegaray, que posteriormente escribi un artculo, haciendo constar lo siguiente: Decir que Emilio Castelar es el primer orador de este siglo, como orador poeta, y uno de los primeros en cualquier otro g nero de elocuencia, es repetir lo que todos, amigos y adversa rios reconocen y proclaman. Pero si yo agrego que no ha existi do jams, ni en Grecia ni en Roma, nada que le supere, ni aun llegue a su inspiracin, tal vez algn clsico frunza con olmpi Estanislao Figueras. 161 ca majestad el ancho y severo entrecejo; lo cual no impide que yo tenga razn, como probara a disponer de tiempo y espacio suficientes. Tenemos, pues, un primer rasgo de la fisonoma moral del gran posibilista, rasgo que brilla con toda la luz de la inmortalidad. Decir que Emilio Castelar es hombre de espritu recto, de buen deseo y de conciencia pura; que ama lo bueno, lo bello, lo no ble; tanto por instinto como por convencimiento, es todava ha cer coro a sus ms implacables enemigos. Y este segundo rasgo, bien vale el primero, aunque aqul sea todo luz y ste quede modestamente en la penumbra. Pero decir que yo deb la vida, en el sentido material de la pa labra, a Emilio Castelar, la noche del 23 de abril de 1873, no che en que, con su propio pecho cubri valerosamente el mo desde el Congreso al Casino, es decir, lo que pocos saben, lo que todos han olvidado, lo que nadie aplaude; porque en este pcaro mundo ms eco tienen las hermosas palabras que las no bles acciones. Y he aqu un tercer rasgo; y he aqu a Castelar como orador, como hombre pblico y como amigo. Al da siguiente, 24 de abril, apareci un decreto en La Gaceta disolviendo la comisin permanente de las Cortes, que se haban convertido en un organismo perturbador. Pi y Margall quedaba entonces dueo de la situacin y sus parti darios le aconsejaban que proclamase la Repblica Federal. El diri gente principal del federalismo no se decidi a tomar esta medida revolucionaria sin contar con la soberana popular manifestada en las Cortes. Su conducta en aquellos momentos se ajust a la ms es tricta legalidad. Por su parte Castelar empez a dudar de sus mpetus juveniles, adoptando una posicin de In medio virtus, equidistante de los dos extremos: el de la derecha y el de la izquierda. Estanislao Figueras, mejorado de su depresin, era un hombre de poca envergadura, incapaz de sustituir a Pi y Margall ni a otro de menos empuje en aquellas inquietas y difciles circunstancias, y le dirigi una carta presentando la dimisin; carta que el destinatario no dio por recibida. Despus de unas elecciones en las que permaneci neutral el Gobierno, las Cortes se reunieron el primero de junio de 1873. Te nan carcter constituyente y las presidi don Jos Mara Orense, marqus de Albaida, un marqus federal muy a la izquierda, el cual en su primer discurso asegur ser esta forma de gobierno la elegida por los electores. 162 El presidente Estanislao Figueras, contra las posibilidades fsi cas que posea, se vio en la necesidad de reanudar sus obligaciones polticas, encargando de formar Gobierno a don Francisco Pi y Mar gall. En una de las sesiones inmediatas, un hermano de ste pronun ci palabras que Figueras consider injuriosas para su persona. Pi di explicaciones al Presidente del Consejo, que no se las dio. En tonces Figueras abandon su cargo, y sin presentar la dimisin, apa reci en Pars a los pocos das. Como hemos escrito, mucho antes haba dirigido una carta a Pi y Margall presentando la dimisin, pero ste no le hizo caso. Don Francisco Pi y Margall fue aceptado como presidente del Poder Ejecutivo por el Parlamento, despus de proclamar la Rep blica Federal con slo dos votos en contra. Proclamacin prematura, ya que la Constitucin no se aprobara en tales condiciones. El Gobierno propuso un programa muy avanzado de reformas y Salmern hubo de sustituir en la presidencia de las Cortes al mar qus de Albaida. Castelar se uni a Salmern con el fin de organizar el ala moderada del Parlamento y de la Repblica para enfrentarse a un federalismo que se diriga hacia la extrema izquierda con una ve locidad peligrosa. Presentaba claramente un aspecto revolucionario. No haba razn para ello, ya que la forma federal poda haberse planteado ms evolutiva y menos radical en sus metas polticas; pero, seguramente, el criterio de Pi y Margall, que acaudillaba el movimiento y el de sus seguidores, surga con dichas ambiciones. Los problemas que se plantearon al Gobierno fueron numerosos y difciles: la indisciplina en el Ejrcito y la insubordinacin de mu chos militares al Poder poltico; la famosa huelga de Alcoy que aca b con el asesinato del alcalde; los motines de Valencia; los soldados rebeldes, que al ser trasladados a Sagunto, asesinaron al coronel. Adems, en vista de que el Parlamento haba proclamado prematu ramente la Repblica Federal, apareci de inmediato el cantonalis mo en numerosas poblaciones, que se declararon independientes, como Valencia, Cdiz, Granada, Castelln, Salamanca, Mlaga, Sevi lla, Alcoy, Cartagena... En Cartagena, los insurrectos, mandados por el general Contreras, adems de la ciudad, se apoderaron de la base naval, de la fortaleza con unos quinientos caones, y de los buques de la escuadra que haba en el puerto. Todo esto se una tambin a las inquietantes actividades militares del carlismo, a las que haba que sujetar. Pi y Margall que, sin suponerlo, haba contribuido a esta situacin, luch para resolver el gra c problema. 163 El Congreso reaccion contra tan acentuada perturbacin del orden y vot contra el proyecto de Constitucin Federal. Los diputa dos de posicin moderada y los conservadores, se unieron a Castelar y Salmern, obteniendo dicho resultado y dando lugar a la dimisin del Gobierno. El da 18 de julio de aquel ario 1873 fue elegido don Nicols Sal mern, presidente del Poder Ejecutivo. De inmediato dict medidas enrgicas para terminar con el cantonalismo. Intentando restablecer el orden, tuvo que colocar generales adversos a la Repblica al fren te de las tropas, con los inconvenientes polticos que tal actitud re presentaba para un lder republicano. Declar pirata a la escuadra sublevada en Cartagena, incitando a las potencias extranjeras ami gas, para que se incautaran de la misma. En las operaciones milita res para someter a los cantonales, en Andaluca combati el general Pava, y en Valencia el general Martnez Campos. Todos los cantones fueron entregndose paulatinamente; exceptuando Cartagena, hasta el punto de que la escuadra sublevada luch con la gubernamental mandada por el almirante Lobo. Buques de guerra ingleses y alema nes intervinieron en defensa del Gobierno de la Repblica. Martnez Campos dirigi entonces las operaciones por tierra contra los canto nales de Cartagena. Castelar, arrepentido de sus mpetus juveniles, pronunci en el Congreso el discurso del que reproducimos los siguientes prrafos: A qu consagraba yo toda mi vida A pensar en el adveni miento de la Repblica; a procurar que la Repblica se hiciese con los republicanos, mas para todo el mundo. Y qu, creis que con vuestra conducta, con vuestros procedimientos, con vuestros cantones, con esa demagogia pretorianesca sin nom bre, sin responsabilidad, nos salvaris No, no. Con esas crimi nales demencias slo nos espera la destruccin pronta y la des honra irremisible de la Repblica. Yo quiero ser espaol y slo espaol, yo quiero hablar el idio ma de Cervantes, quiero recitar los versos de Caldern, quiero teir mi fantasa con los matices que llevaban disueltos en sus paletas Murillo y Velzquez, quiero considerar como mis per gaminos de nobleza nacional la historia de Viriato y El Cid, quiero llevar en el escudo de mi patria las naves de los catala nes que conquistaron el Oriente y las naves de los andaluces que descubrieron el Occidente; quiero ser de toda esta tierra que an me parece estrecha; s, de toda esta tierra, tendida so bre los riscos de los montes Pirineos y las olas del gaditano mar; de toda esta tierra ungida, sacrificada por las lgrimas 164 que le costara a mi madre mi existencia; de toda esta tierra re dimida, rescatada del extranjero y de sus codicias por el he rosmo y el martirio de nuestros inmortales abuelos. Y tenedlo entendido de ahora para siempre: yo amo con exalta cin a mi patria, y antes que a la libertad, antes que a la federa cin, antes que a la Repblica, antes que a la democracia, per tenezco a mi idolatrada Espaa; y me opondr siempre con to das mis fuerzas a la ms pequea, a la ms mnima desmem bracin de nuestro suelo. El inmortal tribuno fue votado presidente de las Cortes el 25 de agosto de 1873. Inici su cargo con un discurso del que son las si guientes palabras: Yo que respeto todas las creencias, que respeto todas las filosofas, tengo derecho a expresar en este momento una Nicols Salmern. 165 creencia individual ma: yo creo en Dios, porque he encontrado a Dios siempre en el fondo de la Historia, he encontrado a Dios en el fondo de la ciencia, en el fondo de la naturaleza; y no os extrais que yo levante mis brazos al cielo y le pida sus bendiciones para esta Cmara. Aquella declaracin ante sus correligionarios y los otros republicanos de la izquierda, que muchos eran ateos, result un mensaje inslito que mermara su influencia entre algunos de sus numerosos partidarios, incluyendo a Salmern. Tales eran las circunstancias cuando, despus de abolir la pena de muerte pocas semanas antes, un diputado propuso restablecerla, al objeto de terminar con la indisciplina en el Ejrcito. Don Nicols Salmern, presidente del Poder Ejecutivo, que se hallaba cansado de hacer frente a tanto desorden, dijo estimar dicha disposicin contra ria a sus convicciones, presentando la dimisin el da 5 de septiem bre. El da 7 del mismo mes y ao 1873, por fin, Emilio Castelar fue elegido para ocupar la presidencia de la Repblica. CASTELAR, presidente de la Repblica Slo tena cuarenta arios de edad. En su primer discurso, sin re nunciar al federalismo para ms adelante, cuando las circunstancias lo permitieran, prometi, en aquellas circunstancias revoluciona rias, restablecer la autoridad y el orden, organizando una repblica unitaria. Afirm, por otra parte, que no era partidario de la pena de muerte, pero que de momento se haca necesario restablecerla, para conseguir la paz y la tranquilidad indispensables a fin de poder go bernar, asegurando tambin la disciplina en el Ejrcito. Y terminaba su discurso: Por eso yo, seores diputados, con la energa de mis convicciones, con el desprecio a la popularidad que he tenido siem pre, con el sentimiento de mi corazn honrado y de mi ardiente pa triotismo, os pido que nos deis todos los medios para restablecer la disciplina en el Ejrcito. En sus discursos magistrales, dada la vanidad que le producan los aplausos (vanidad que disimulaba), muchas veces ofreci ms de lo que poda dar como gobernante; sobre todo en aquellos tiempos caticos, cuando la libertad se confunda con actitudes irresponsa bles y anrquicas, producto de la ignorancia pblica. Por esto deca en el Parlamento: Tengo derecho a salvar mi nombre Tengo de recho a querer ms mi reputacin y a quererla ms que a todas las cosas No, no tengo derecho a esto, no lo tengo de ninguna manera. Que perezca mi nombre, que abominen las generaciones venideras de mi nombre. Que las generaciones presentes me condenen al des 166 tierro y al abandono, no me importa; ya he vivido bastante; pero que no se pierda por debilidad la Repblica; y sobre todo, seores dipu tados, que no se pierda en nuestras manos la patria. Las Cortes le concedieron plenos poderes, quedando suspendi das las sesiones el da 20 de septiembre, hasta el da 2 de enero de 1874 en que se reanudaran. De momento el famoso tribuno resta bleci el cuerpo de Artillera, disuelto por Ruiz Zorrilla antes de ab dicar el rey Amadeo; asimismo moviliz las reservas, concediendo mandos de responsabilidad a varios generales monrquicos alfonsi nos. Los cantonales de Cartagena todava no haban sido derrotados. Defendan su resistencia y la fomentaban desde Madrid, Pi y Mar gall y los federales que lo seguan. Se design al general Lpez Do mnguez para el asedio de la plaza por tierra, y el ministro de Mari na dirigi personalmente las operaciones del bloqueo por mar. Los federales abrigaban la esperanza de hacerse con el Poder, arrinconando a Castelar, a la reapertura de las Cortes. Este, durante su perodo, autorizado por el Parlamento, de gobierno personal, dio curso a los nombramientos de obispos e intent restablecer las rela ciones diplomticas con la Santa Sede. El buque de guerra espaol Tornado captur al navo nortea mericano Virginius, que actuaba al servicio de los cubanos separa tistas. Este asunto dio lugar a un peligro de guerra con los Estados Unidos, que Castelar evit dadas sus buenas relaciones con el presi dente Grant. El Virginius con sus tripulantes fue devuelto al Go bierno norteamericano, sin ms consecuencias. El nuevo presidente de la Repblica espaola con sus medidas de imponer autoridad a toda costa, se haca cargo de su desgaste, porque los republicanos situados a su izquierda y otras gentes deso rientadas, vieron cerradas las puertas de una libertad que rebasaba los lmites prudentes de la democracia. Castelar, por encima de la demagogia, proyectaba salvar la Repblica y la patria. Dirigi una carta al general Lpez Domnguez, director de las operaciones con tra el cantn de Cartagena por tierra con diez mil hombres a su mando, aconsejndole subordinacin siempre al Poder Ejecutivo. No sabemos la interpretacin que dio a la carta el militar, pero contest diciendo que sus soldados no deberan pasar por la humillacin de dejarse vencer ante los criminales que los estaban combatiendo des de haca tantos meses. Tambin el general don Fernando Primo de Rivera, jefe superior del ejrcito del Norte contra los carlistas, ma nifest al famoso tribuno por carta, que no era partidario de aceptar el regreso de los extremismos. Y el general Pava, Capitn General 167 de Castilla, que visit al presidente, le hizo saber que el Ejrcito no vera con agrado el regreso del federalismo revolucionario. Como se hallaba previsto acab el Gobierno personal de Caste lar y el Congreso reanud su labor el da 2 de enero de 1874 por la tarde. Al abrir la sesin y despus de haber aprobado el acta ante rior, el marqus de Albaida, continuador del entusiasmo federal, pronunci varios vivas a favor de sus preferencias. El presidente de la Repblica, que haba gobernado por manda to de las Cortes conforme a su criterio y responsabilidad para inten tar restablecer el orden, da explicaciones de su actuacin en los di ferentes aspectos del Poder. Dice despus, observando la discrepan cia de muchos diputados, que la Repblica es autoridad y libertad, derecho y deber, orden y democracia, la ms completa y la ms fl exi ble de todas las formas polticas; est inspirada en la razn y es ca paz de amoldarse a todas las circunstancias histricas y es el trmi no de las revoluciones. El orador piensa en la Repblica que siempre ha defendido no blemente y ahora observa que, contra sus deseos, se le va de las ma nos. Esto intuye ante la desaprobacin de sus palabras y las protes tas que oye en la Cmara. Salmern tambin le ha vuelto la espalda. Diputados adictos an le quedan muchos que piden un voto de gra cia para el Gobierno. La propuesta es desestimada por iniciativa de parlamentarios afectos a Salmern, y un diputado dice que Castelar era sospechoso al partido democrtico y republicano. El aludido contesta enseguida: Yo nunca he sido sospechoso al partido repu blicano en la oposicin y en la desgracia; lo soy sospechoso cuando el partido republicano tiene el Poder; cuando es el rbitro de la for tuna, de los tesoros de la nacin; cuando reparte todos los honores; y si aqu soy sospechoso es porque digo que el partido est honda mente dividido y perturbado; es porque digo la verdad como se la dije a los reyes; y porque digo que l no gobernar como no condene enrgicamente (sealando a los bancos de la extrema izquierda) a esa demagogia. Quin tiene derecho a extraarse de que yo repre sente en el partido republicano al elemento conservador. Sus antiguos camaradas le atacan y le hacen responsables de to das las calamidades habidas y por haber. Castelar recuerda las indi caciones de los generales Lpez Domnguez, Primo de Rivera y Pa va, y se convence de que todo est perdido. Termina su interven cin en el debate con las siguientes palabras: Puesto que soy sospe choso al partido republicano; puesto que soy dictador estril; puesto 168 que he trado los partidos enemigos de la Repblica; puesto que me he convertido en un cometa sin rbita y vuelo a otros cielos y a otras regiones; yo os pido, que ya que tratis de sustituirme, que lo hagis pronto, porque si algo me apena es el Poder, y si algo me halaga es el retiro, a donde, al irme, tendr la seguridad de haberos dado la paz y el orden. Y quiera Dios que os lo conserve! No os lo conserva r si no continuis mi poltica, porque mi poltica es la natural y po dis maldecirla, pero no sustituirla; porque ante la guerra no hay ms que una poltica, la poltica de guerra. Al cabo de catorce horas discutiendo se produjo la votacin y Castelar fue derrotado por ciento veinte votos contra cien. El dolor de Castelar se fundaba tambin en que los que actuaban en su con tra eran muchos de sus antiguos correligionarios. Sobre las seis de la maana del da 3 de enero se suspendi la sesin durante veinte minutos, y seguidamente se procedi a votar el nuevo Gobierno. Pero minutos antes de las siete de la maana, mientras se realizaba el escrutinio del que sali elegido don Eduar do Palanca, el presidente del Congreso, don Nicols Salmern, que d sorprendido al recibir una nota del Capitn General de Castilla, general Pava, disponiendo que desalojasen el Parlamento. Al cono cer los diputados la noticia, volvieron todos la mirada hacia Caste lar, con la idea de que slo l poda resolver la situacin. Salmern le llam digno patricio y le dijo que todava era Gobierno. De inme diato pidieron un voto de confianza para el inmortal tribuno. El pre sidente derrotado, respondi: Aunque la Cmara lo votara, este Go bierno no podra continuar sindolo, para que no se dijese que ha ba sido impuesto por el temor de las armas a una Asamblea sobera na. Lo que est pasando, me inhabilita a m, no slo para ser Poder, sino tambin para ser hombre poltico. Entonces piensan que el ministro de la Guerra releve a Pava, y algunos parlamentarios proponen resistir y dejarse matar si era pre ciso. Mas enseguida llegan las tropas y a los primeros tiros al aire, huyen todos los diputados. Castelar, acompaado de otros parlamentarios, sali del Congre so por una puerta de servicio situada en la calle de Zorrilla. Un ayu dante del general Pava le alcanz en el paseo del Prado, proponin dole que se hiciera cargo de la presidencia del nuevo Gobierno. Cas telar le respondi: Dgale al general que mi dignidad no me lo per mite. Pudo Castelar salvar la Repblica Para restablecer el orden 169 General don Manuel Pada y Lacy haba utilizado a los mismos generales que derribaron el rgimen. La Repblica de Castelar no era la misma que la de Pi y Margall. Si admitimos la incongruencia de que para defender el pensamiento de ste con una repblica extremista y federal, hubiese actuado el ora dor, los militares de aquel tiempo, ms pronto o ms tarde habran acabado con este nuevo sistema. Castelar necesitaba contar con los militares para enfrentarse a los cantonales y a los carlistas; y sobre la Iglesia consider prudente adoptar una posicin de transigencia, a pesar de su liberalismo que comprenda la libertad religiosa, actitud contraria entonces al punto de vista del clero y de los catlicos, como ya hemos escrito. 170 Castelar, despus de su derrota en el Parlamento, sigui con la ilusin de recuperar la Repblica y jams le abandon su amor a la democracia. Le dieron la presidencia de la nacin al general Serrano, duque de la Torre. El poltico republicano moderado, se alegr, abrigando la esperanza de que tal solucin podra ser favorable a sus deseos. Aquel militar fue uno de los que destronaron a Isabel II. Se comen taba la influencia de la esposa sobre su marido el duque de la Torre, y Castelar fue a visitarlos en compaa de su hermana Concha. Pero Sagasta y otros influyeron, no pensaban lo mismo. Cnovas del Cas tillo conspiraba para conceder el Trono al hijo de Isabel II, Alfonso; producindose pronto el golpe de Estado del general Martnez Cam pos, que llev a cabo la proyectada solucin de restablecer la Mo narqua en la persona de aquel hijo de la reina destronada, Alfonso XII. Cuando se produjo la regencia por la muerte de este rey, Caste lar habl en el parlamento afirmando que mientras el Poder estu viese representado por una cuna donde duerme la inocencia y por una madre que llora, l no se perdonara jams la menor expresin o acto en contra de doa Mara Cristina de Habsburgo. La reina viuda no ignor los sentimientos de don Emilio hacia su persona. Con motivo de haber encargado para formar Gobierno a Prxedes Mateo Sagasta, este jefe liberal solicit de Castelar el apoyo de su partido Posibilista. (Cada la Repblica, Castelar orga niz su nuevo partido, transigente hacia la Monarqua democrtica, denominado Posibilista). Accedi el ltimo presidente de la prime ra Repblica y dio el nombre de su correligionario Buenaventura Abarzuza. Pero don Buenaventura, que haba de ocupar una cartera ministerial, se hallaba en el extranjero y poda retrasar su llegada. Enterada la reina de las gestiones, exigi a Sagasta que fuese inclui do en la lista del Gobierno proyectado el nombre del Posibilista. Por ello, el jefe liberal hubo de visitar nuevamente a Castelar, que le dijo: Pondremos un telegrama urgente al designado, y si surge algu na dificultad, yo mismo ir a palacio a jurar el cargo. Sin embargo, don Buenaventura lleg a tiempo. Su oratoria espectacular produca una conjuracin de aplausos entre amigos, adversarios, intelectuales, profanos y entre todas las clases sociales. En sus ltimos discursos parlamentarios del ao 1888, mani fi esta su resolucin de retirarse de la poltica, y a la vez que licencia 171 a sus posibilistas para que puedan incorporarse a los partidos mo nrquicos, declara que se conforma para su generacin, con una Monarqua democrtica. Y despus de unos prrafos elocuentes, anunciando que si Dios le da vida, escribir la historia de su patria, termina el discurso diciendo: Y entonces, acabadas las envidias y los rencores, la nueva generacin me dar un sepulcro honrado y bendecido, y me pondr en l de manera que pueda besar con mis labios fros la tierra nacional, y pueda pedirle su grandeza para mi pequeez; y para mi muerte el calor de su gloriosa inmortalidad. En octubre de 1894, Castelar visit al papa Len XIII, atrado por su interesante personalidad. El virtuoso pontfice quiere adap tarse a la poca en que vive. Su sabidura y adhesin a la justicia so cial se refleja en la trascendente encclica Rerum Novarum, como tambin defiende en otras dos, la dignidad de la persona humana y los derechos del hombre: Inmortale Dei y Libertas. Don Antonio Cnovas del Castillo fue asesinado por el anarquis ta italiano Angiolillo en el balneario de Santa Agueda (Guipzcoa), el da 8 de agosto de 1897. Se hallaba en San Sebastin el poltico re publicano y se present enseguida en el balneario para rendir el ho menaje pstumo al que, a pesar de las diferencias ideolgicas, haba sido su condiscpulo y amigo. Aquel crimen le impresion tanto que sus nervios se deterioraron, perdiendo facultades con disminucin de su salud, que ya no recuperara. Si comentamos sobre la conducta privada de Castelar, debemos aadir que pudo enriquecerse como otros muchos hombres que pa saron por el Poder, pero su tica no se lo permiti. Su lema era: Vi vir honrado aunque muera pobre. Un correligionario y amigo llamado Telesforo Garca, conocedor de la penuria econmica de Castelar, se propuso reunir, entre los simpatizantes y seguidores del mismo, cien mil duros para garanti zarle una renta de seis mil reales. Don Emilio lo supo, oponindose disgustado a que se realizara esta colecta que consideraba humillan te. Otro amigo, admirador de su elocuencia, que posea una gran for tuna sin herederos directos, quiso dejarle un capital importante en valores y fincas urbanas: Castelar le agradeci la deferencia, pero no acept. Los libros producan poco en aquel tiempo y del trabajo consi derable que dedic a sus obras, obtuvo poca compensacin; los ar tculos periodsticos se los pagaban mejor, pudiendo con estos ingre sos defender deficientemente sus gastos, que no eran pocos para sa 172 car adelante su casa, dadas sus numerosas relaciones polticas y su popularidad. De su prolfica obra, siguen siendo los discursos que le dieron fama de gran tribuno, lo fundamental. En 1877 fue elegido presidente de la Asociacin de Escritores y Artistas, derrotando al candidato ministerial don Emilio Arrieta: ha ba defendido las artes y las letras. A l se debe la fundacin de la Escuela Espaola de Bellas Artes en Roma y la seccin de msica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1897, veraneando en San Sebastin, como hemos escrito an tes, es cuando se sinti enfermo, observndose que se hallaba diab tico. Pensando en la necesidad de cuidados, tranquilidad y descanso, sin olvidar la visita previa a Elda, su pueblo, march a Sax (Alican te), localidad limtrofe a la anterior, donde tambin tena buenos amigos. Fue en la primavera de 1898. Ya sabemos que durante los primeros aos de su vida, residi en Elda, su pueblo, como l deca; pero entonces permaneci algn tiempo asimismo en Sax para su instruccin con un afamado maestro que all haba. No mejor en Sax de su enfermedad y le aconsejaron una cura de aguas en Mond riz. El resultado fue tambin negativo, aunque el invierno lo pas mejor. En el mes de marzo de 1899, la Reina Regente entreg el Poder a los conservadores con don Francisco Silvela en la Presidencia y el general Polavieja en el ministerio de la Guerra. A este Gobierno lo consideraban reaccionario los progresistas y los partidarios de Cas telar, a quien comprometieron de forma que, a pesar de su quebran tada salud, anunci su regreso a la poltica. (Tena setenta y siete arios). Don Emilio pronunci con este motivo un discurso, sin la be lleza de su elocuente diccin. Despus de aquel acto, dada su enfermedad, en el mes de mayo del mismo ario decidi concederse unas inaplazables vacaciones, y al mismo tiempo rendir homenaje a Murcia, que le acababa de elegir diputado a Cortes. Por medio de don Miguel Moya, director del pe ridico El Liberal, el banquero seor Servet puso a disposicin del eximio tribuno una magnfica casa de campo que posea en San Pe dro del Pinatar, localidad sobre la costa mediterrnea, cerca del Mar Menor. All se traslad el gran orador y aunque de momento se le inter pret una notable mejora, poco despus se agrav, falleciendo el da 25 de mayo de 1899 don Emilio Castelar y Ripoll, confortado con los auxilios espirituales por el prroco del pueblo, don Toms Gmez. 173 Una de las primeras personas que se interesaron fue el obispo de Cartagena, que quiso saber si Castelar haba muerto en el seno de la Iglesia Catlica. Castelar, a pesar de su liberalismo, figur como miembro de la cofrada del Santsimo Cristo del Buen Suceso, patro no de Elda. Mientras las gentes de San Pedro del Pinatar, congregadas casi por completo, rendan a don Emilio un gran acto de despedida frente al mar Mediterrneo, en Madrid el Gobierno discuta con mezquin dad sobre las honras fnebres que iban a rendir al popular tribuno. El viaje de los restos, regresando a Madrid, fue triunfal. En to das las estaciones de trnsito haba numerosos grupos de personas para rendirle el postrer tributo. En la sala de espera de la estacin del Medioda de Madrid, se haba levantado una capilla ardiente, que qued abarrotada de generales, jefes y oficiales del Ejrcito, di rigentes polticos de todos los partidos, periodistas, representantes de las Academias, del Ateneo..., y una inmensa muchedumbre inva da los alrededores de la estacin. Luego el fretro fue trasladado al vestbulo del Congreso, donde qued expuesto. No concedieron honores militares a Castelar, ni permiso a los militares para asistir de uniforme al entierro. Sin embargo, a pesar de este msero regateo, al final ocurri que los capitanes generales Martnez Campos, Lpez Domgunez, Blanco y F. Primo de Rivera, como as tambin otros generales, se presentaron al entierro, vesti dos con traje de gala. Los peridicos de la poca calculaban en unas cuatrocientas mil personas el gento que presenci el paso por las calles de la capital de los restos mortales del ms genuino representante de la democra cia espaola. El comercio cerr sus puertas y la circulacin rodada qued paralizada en todo el trayecto por donde tena que pasar el se pelio. La presidencia se hallaba encabezada por don Nicols Salme rn como expresidente del Poder Ejecutivo de la Repblica y el mar qus de la Vega de Armijo, presidente de las ltimas Cortes. A conti nuacin segua el presidente del Consejo de Ministros con el Gobier no en pleno, Rafael del Val, su sobrino y secretario, y el obispo de Madrid -Alcal. La prensa de Europa y Amrica, as como tambin los Parla mentos y Academias literarias, se ocuparon de la irreparable prdi da, manifestando su psame, generalmente con notables disertacio nes sobre la extraordinaria personalidad del extinto. 174 El cadver de don Emilio Castelar entraba en el cementerio de San Isidro a hombros de los ujieres del Congreso, quedando deposi tados sus restos en una tumba cercana a la que ocupaba su hermana Concha. Haba sido corresponsal de los ms importantes peridicos es paoles e hispanoamericanos. Hablaba ingls, francs e italiano. Co noca el alemn, el latn y el griego. Adems de catedrtico de la uni versidad de Madrid, fue miembro de la Real Academia Espaola de la Lengua y de todas las Academias de Espaa y de Amrica hispana; doctor honoris causa de la universidad de Oxford. Renunci a nu merosas condecoraciones, incluso a la Legin de Honor francesa, que tambin le ofrecieron. Y a su intensa labor se deben notables obras literarias e histricas. Aunque muy mediano de aspecto fsico, la Providencia le haba concedido tan maravillosas dotes oratorias, que cuando hablaba en pblico pronunciando discursos, se transfiguraba y pareca otro hombre, hasta el extremo de desaparecer la voz atiplada de su con versacin particular. Muri pobre. BIBLIOGRAFIA : el historiador marqus de Lozoya y el seor Alberola Botella, secre tario de Castelar. Actitud de Castelar ante los Santos Patronos de Elda y ante El Misten de Elche, y sobre todo ante la Religin Ahora veremos que Castelar no era tan anticristiano ni tan anti clerical como algunos han comprendido. Lo que ocurra en aquella poca era la mala interpretacin del liberalismo entre la poltica conservadora y moderada. Vicente Valero Bellod ha comprobado en el archivo parroquial que Emilio Castelar perteneci a la cofrada de los santos patronos, de Elda, su pueblo como l deca, la Virgen de la Salud y el Santsi mo Cristo del Buen Suceso. He visto un autgrafo del inmortal tribuno, contestando carta a su amigo eldense, en la que le dice desear ver a la Virgen de la que guarda constante recuerdo; pero sus ocupaciones le impiden visitar Elda en aquellos das, y otro ario ir a las fiestas mayores. El 20 de mayo del ario 1894 tomaba posesin como acadmico de la Real Academia Espaola de la Lengua, don Jos Echegaray Eli zaguirre, al que ms tarde le concedieron el premio Nobel de Litera 175 ~O -211e1. -~ P e lL6 c-~9 4 91 (Un autgrafo de Castelar). tura. Correspondi contestar el discurso del nuevo acadmico a su amigo Emilio Castelar. Hemos escrito ya que Echegaray, diputado a Cortes, formaba parte de la comisin parlamentaria que se sum al Levantamiento militar con el propsito de derribar la Primera Rep blica, poco tiempo despus de iniciarse; y que la multitud se amoti n, acudiendo a las puertas del Parlamento con intencin de atacar a dicha comisin. Y Castelar sali a la puerta del edificio para suje tar a los amotinados, defendiendo valerosamente a sus enemigos po lticos con riesgo de su persona, y dijo aquella frase que no he olvi dado: No veis que deshonrarais la Repblica matando a los dipu tados monrquicos Disparad contra Castelar. Tambin hemos es crito que acompa personalmente por la calle a Echegaray en aque llos apuros; y que despus dicho Premio Nobel public un artculo poniendo por las nubes la conducta moral de Castelar como orador, como hombre pblico y como amigo. Pues bien, durante su elocuente discurso en la Academia, de contestacin al nuevo acadmico Echegaray, el eminente orador hubo de referirse a El Misten de Elche, y dijo: Todo templo, por humilde que sea, tomar la forma de verda dero escenario, y cada ceremonia litrgica guardar, por severa 176 que sea, teatral aspecto. El auto pasar, en la Edad Media, del altar mayor al claustro y del claustro a la calle, y estar unido, todava hoy, a las fiestas eclesisticas all por nuestra potica Valencia. Ni en Don Juan Tenorio, ni en Don Alvaro de Sevilla, ni en El seno de la muerte, sintiera yo la emocin dramtica expe rimentada en Elche (An podis sentirla), cuando la colegia ta, seversima obra del gran gemetra Herrera, se trueca en teatro el da 15 de agosto, da de la Asuncin; y el cabildo en doce actores que representan a los doce apstoles; y tras las negaciones de Santo Toms, en el bside o coro, al trnsito de Mara; se abre la bveda en el altar y la Virgen aparece arriba con su manto azul, con su corona de estrellas y su calzado de luna y su sonrisa de beatitud y su mirada de amor, entre mares de luz, estallidos de aclamaciones y diluvios de flores. Como hemos escrito anteriormente, Emilio Castelar fue votado presidente de las Cortes el 25 de agosto de 1873. Inici su cargo con un discurso del que son las siguientes palabras: Yo que respeto to das las creencias, que respeto todas las filosofas, tengo derecho a expresar en este momento una creencia individual ma: yo creo en Dios, porque he encontrado a Dios siempre en el fondo de la Histo ria, he encontrado a Dios en el fondo de la ciencia, en el fondo de la naturaleza; y no os extrais de que yo levante mis brazos al Cielo, y le pida sus bendiciones para esta cmara. En el dilogo parlamentario con el cannigo Manterola don Vi cente, hay un prrafo histrico, que se hizo clebre y que conoca y recordaba mucho pblico, que vamos a reproducir. Dijo Castelar: GRANDE ES DIOS EN EL SINA; EL TRUENO LE PRECEDE, EL RAYO LE ACOMPAA, LA LUZ LE ENVUELVE, LA TIERRA TIEM BLA, LOS MONTES SE DESGAJAN; PERO HAY UN DIOS MAS GRANDE, MAS GRANDE TODAVA, QUE NO ES EL MAJESTUO SO DIOS DEL SINA, SINO EL HUMILDE DIOS DEL CALVARIO: CLAVADO EN UNA CRUZ, HERIDO, YERTO, CORONADO DE ES PINAS; CON LA HIEL EN LOS LABIOS, Y, SIN EMBARGO, DI CIENDO: PADRE MO, PERDNALOS, PERDONA A MIS VER DUGOS, PERDONA A MIS PERSEGUIDORES, PORQUE NO SA BEN LO QUE SE HACEN. GRANDE ES LA RELIGIN DEL PO DER, PERO ES MS GRANDE LA RELIGIN DEL AMOR; GRAN DE ES LA RELIGIN DE LA JUSTICIA IMPLACABLE, PERO ES MS GRANDE LA RELIGIN DEL PERDN MISERICORDIOSO. Y YO, EN NOMBRE DE ESTA RELIGIN; YO, EN NOMBRE DEL EVANGELIO, VENGO AQU A PEDIROS QUE ESCRIBIS AL 177 FRENTE DE VUESTRO CODIGO FUNDAMENTAL, LA LIBERTAD RELIGIOSA; ES DECIR: LIBERTAD, FRATERNIDAD, IGUALDAD PARA TODOS. Y cuando termin la discusin con don Vicente Manterola, le rog que, como sacerdote, pidiera a Dios la bendicin para todos los diputados de aquel Parlamento. BIBLIOGRAFIA: el historiador marqus de Lozoya y Alberola Botella, secretario de Castelar. La devocin de Castelar a la Virgen Ya sabemos que Emilio Castelar llamaba mi pueblo a Elda, a pesar de que haba nacido en Cdiz; pero a Elda lleg muy pequeo y all despert a la vida. Su devocin por la Virgen, patrona de nues tra ciudad, se refleja en el fragmento del texto suyo titulado LAS FIESTAS DE MI PUEBLO; fragmento que reproducimos a continua cin: Mas entre todas las fiestas, ninguna ciertamente como la fiesta consagrada a la Virgen, el da de su nacimiento, el 8 de sep tiembre. Cuentan los labradores la aproximacin de esta festi vidad con los dedos. Guardan para ella todo lo mejor que tie nen: el vestido ms rico y el ms sabroso alimento. Abren de par en par las puertas a sus huspedes que llegan a henchir la casa. No recuerdo ninguna hora tan alegre como la hora cono cida por ellos con el nombre pintoresco de Albada, la media noche en que suena el primer minuto de la vspera. Las campa nas todas repican al vuelo; los cohetes serpentean por los ai res; la poblacin entera se regocija; las msicas suenan mezcla das con los vivas de entusiasmo y los alardes de alegra. Yo no he visto procesin como aqulla al anochecer, con las calles en ramadas de salvia y espliego; las casas ceidas de follaje; las ventanas adornadas de colgaduras; los nios vestidos de nge les o de santos; las jvenes envueltas en sus mantillas blancas, despidiendo de sus manos fl ores y anises; las velas y los hacho nes dilatndose en dos largas hileras, como sartas de astros, y movindose como enjambre de aerolitos; la bella efigie, vestida de brocado, reluciente de pedrera, con los rayos de su corona mstica en las sienes, con sus coros de querubines a sus pies, reflejando las luminarias en las facetas de sus piedras precio sas, sonriendo con el amor divino, conducida entre nubes de incienso, acordes de dulces melodas y susurros de msticas y suavsimas oraciones. 178 Obras de Castelar y de los eldenses histricos Juan Sempere Guarinos y Juan Rico Amat En la Biblioteca Pblica Municipal de Elda existen algunas obras de Castelar: Historia del descubrimiento de Amrica (ao 1842). Historia de Europa en el siglo XIX en seis volmenes. Fray Filipo Lipi, ambientado en el antiguo convento de franciscanos que hubo en Elda (1877). La civilizacin en sus cinco primeros siglos (1858). La Revolucin Religiosa, en cuatro volmenes (1880). Re cuerdos de Italia, en la que se compara el Valle de Ass con el Valle de Elda (1883)..., y un manuscrito de este ilustre tribuno que se titu la Ultimos aspectos de la Repblica Francesa, escrito de su puo y letra en 128 cuartillas, firmado el 26 de diciembre de 1877. Este ma nuscrito tiene un valor extraordinario. Tambin existen all varias obras de los eminentes eldenses his tricos, de los que anteriormente nos hemos ocupado, don Juan Sempere Guarinos y don Juan Rico Amat. Este tesoro bibliogrfico de nuestra ciudad se debe al notable caballero don Maximiliano Aguado Bernab, de la familia que posee la fbrica de hormas tan importante, de la que tambin nos hemos ocupado en otro lugar. Dicho seor Aguado, en un viaje a Madrid, visit todos los comercios de libros antiguos que haba en la capital del Estado, consiguiendo encontrar y adquirir ochenta y nueve vol menes de los citados tres autores. Pag por ellos slo unas cuatro mil pesetas, pero hoy, para nuestra ciudad, tienen un gran valor in calculable. Don Maximiliano (Maxi le llamaban afectuosamente) fue varios arios presidente de la Junta Central de la Fiesta de Moros y Cristianos, y tambin de la comisin organizadora de la Biblioteca Pblica Municipal, iniciada en el ao 1951. As mismo fue concejal del Excmo. Ayuntamiento eldense. Al redactar este texto, ya hace al gunos aos que muri. El padre de Castelar Procedente del casero de Villafranqueza en Alicante, el padre de Castelar, llamado Manuel Castelar Ba, a la edad de 24 aos, contrajo matrimonio con Mara Antonia Ripoll Torregrosa en 1814. Su primera descendencia fue una nia a la que pusieron el nombre de Concepcin (Concha). Inici su labor como agente comercial en la capital alicantina y se sinti liberal en la poltica. Era el tiempo del reinado de Fernando VII, que haba regresado del cautiverio en 179 Francia, restableciendo el Poder con los absolutistas, sus preferidos gobernantes, que odiaban a los liberales, considerados entonces ene migos perversos del rgimen imperante. Manuel, algo atrevido en su gestin poltica, tom parte en la sublevacin liberal de Bazn en Guardamar, de trgicas consecuencias, con derramamiento de san gre y fusilamientos, y fue condenado a muerte. Entonces tuvo que huir por mar a Cdiz con su familia y dos liberales ms, tambin comprometidos en el catastrfico episodio. Estos dos de situacin acomodada, que ayudaron a Manuel a organizar en Cdiz un estable cimiento de coloniales, volvieron posteriormente a Alicante y en cuanto a Manuel, ya hemos escrito antes que desapareci, y que pro bablemente lo fusilaron, juntamente con el general Torrijos. Al producirse la sublevacin liberal de Bazn en Guardamar era Comandante Militar de la plaza de Alicante, don Fermn de Iribarry. Este fue el perseguidor principal y autor de las medidas punitivas contra el padre de Castelar. 180 Captulo XVI ELDA POR EL AO 1847 (Segn el diccionario geogrfico, estadstico e histrico de Pas cual Madoz; tomo publicado en dicho ario. Copia literal). ELDA: Villa con Ayuntamiento, administracin subalterna de rentas, correos y loteras; de la provincia de Alicante, partido judi cial de Monvar, audiencia territorial de Valencia, dicesis de Ori huela. Situada en una pequea altura de la margen izquierda del ro Vinalop, donde la combaten los vientos del Sur. El clima es templa do y sano, siendo las enfermedades ms comunes los catarros y re mas en el invierno y las de carcter bilioso en el esto. Tiene 816 ca sas de dos o tres pisos generalmente, y de buenas comodidades por lo regular, y se distribuyen en calles estrechas y tortuosas las anti guas, bastante anchas y alineadas las modernas, pero todas limpias; y dos plazas en forma de cuadrilongos perfectos, de dimensiones proporcionales a la poblacin; encontrndose en la de la Constitu cin la casa del Ayuntamiento con un espacioso soportal y las crce les; un hospital de pobres enfermos, cmodo, bien provisto de camas y utensilios, con la dotacin de 2.400 reales anuales que le concedi de sus bienes la fundadora doa Beatriz de Corella en 1634, 225 rea les producto de fincas propias, y algo de mandas, legados y dems eventualidades; una casa en la que se albergan los pobres transen tes, ocupndose en la actualidad el Ayuntamiento en la creacin de un establecimiento de beneficencia en el que se recojan los pobres que puedan trabajar para evitar la vagancia; escuela de nios concu rrida por 200 y dotada de tres mil reales para el maestro, quinientos para el alquiler de su casa habitacin y trescientos para libros y utensilios de nios pobres; otra de nias con 130 de asistencia y mil 181 quinientos reales de dotacin, ambas pagadas de los fondos comu nes; iglesia parroquial (Santa Ana), de segundo ascenso y fundacin antigua, servida por un cura, un vicario y diez placistas numerales que forman clero con los primeros, los cuales son de provisin real y del ordinario; un convento que fue de P.P. Franciscanos, fundado en 1609 por el conde de Elda, cuyo edificio no tiene destino alguno, si bien la iglesia sirve de culto; y cinco ermitas de propiedad particu lar en que se celebra misa que pagan los interesados. El cementerio se halla estramuros hacia el Este de la poblacin, de la que dista unos trescientos veintiocho pasos. Dentro de la villa se encuentran tres fuentes de buenas y abundantes aguas que se conducen desde la jurisdiccin de Petrel por medio de un acueducto superficial de pie dra picada sobre obra de mampostera, las cuales son bastantes para el surtido del vecindario y caballeras; y en una pequea altura que domina el pueblo al que est unido, se ve un castillo o antiguo pala cio, propiedad hoy de la nacin, el cual es un verdadero alczar de arquitectura moderna con algunos resabios de gtica y de una di mensin capaz de alojarse en l unos cuatro mil hombres: actual mente se halla este edificio muy destruido. El trmino confina con Sax, Petrel, Novelda, Monvar y Salinas, teniendo apenas una hora de dimetro. En su radio se encuentran quince cortijos que llevan la denominacin de sus dueos, tres caseros llamados Caadas, Chorillo y La Jau, y algunos montes bastante pelados, entre los que son los principales, La Torreta, Boln y Bateig, y parte de las Barrancadas. Por el Noroeste, no lejos de la Villa, est la copio sa fuente llamada Alfaguara y Encantada, cuyas aguas brotan en un pequeo recinto cercado de paredes mal conservadas y medio desmoronadas. Ms all de la fuente hacia el Norte, empiezan cerros sucesivamente ms altos hasta el monte de La Torreta y el panta no. En la garganta estrecha y cauce de la rambla que yace entre los cerros, levantaron un muralln de 56 palmos de altura y 40 de grue so en la parte superior, donde queda una larga terraza, igual a la dis tancia de los cerros que le sirven de apoyo. Como las aguas que all acuden son manantiales perennes, casi suficientes para fertilizar las huertas, no fue necesario dar mucha extensin a la balsa para aco piar las lluvias, y por eso cuando stas se verifican, despus de lle nar el depsito, rebasan por encima de la terraza y caen en cascada al fondo del barranco. Las aguas con que se fertiliza la huerta, son tan abundantes, que algunos, logrndolas de sobra tambin en el es to, venden las sobrantes por precio de diez a doce reales. Nacen en las fuentes del Chopo, junto al convento de las Virtudes en trmi no de Villena y se conducen por la acequia del conde hasta la ram 182 La Placeta de San Antn. bla de Sax o ro Vinalop que baja en direccin Norte a Sudeste. Los de Sax toman las necesarias para regar sus huertas, y las restantes siguen por dicha rambla o ro hasta el pantano de Elda; de aqu sa len por un estrecho canal, y despus, repartidas en otros ms estre chos, cruzan y fertilizan aquel jardn fresco y ameno, que sin riego sera un terreno poco feraz. Vense all hermosas vias y algarrobos cultivados con inteligencia, cuyos frutos se aseguran con riegos, po das y labores. Las moreras, frutales y hortalizas vegetan con lozana y corresponden a los afanes de aquellos hombres infatigables. Dos caminos carriles se dirigen desde Elda a Monvar y Petrel; otro de herradura a Sax; pero, el principal es la carretera procedente de Ali cante y de Orihuela por Elche, que pasa por dentro de la Villa con direccin hacia Almansa y Madrid. Hay tres correos semanales de Madrid y Castilla, y otros tres de Alicante, Andaluca, Valencia y Aragn. Las diligencias de Alicante a Almansa pasan por Elda, don de se detienen a comer. 183 Produce trigo, cebada, panizo, aceite, vino, ans, higos, albarico ques, manzanas, otras frutas, legumbres y hortalizas; sostiene un poco de ganado lanar, alguna caza de perdices y conejos, y pesca de barbos en el ro. La agricultura est en buena situacin. La elabora cin del esparto es la industria ms sobresaliente de la Villa, aunque no tanto como fue anteriormente. El esparto se machaca por medio de mquinas hidrulicas, que hay seis. Tambin hay siete fbricas de papel de estraza y una de papel, ocho molinos harineros, y cin cuenta cubos con lagares para el vino. Se exporta el papel y el espar to trabajado, y se importa el esparto en rama de Yecla, Jumilla y Vi llena. Por concesin de don Juan II de Aragn en 1460, tiene privile gio esta Villa de una feria anual el da 8 de diciembre, que fue con firmada por Carlos I en el ario 1518. Las principales mercancas que se giran en esta feria son ropas, correajes y otros arreos de caballe ras, con algunas plateras; calculndose cuatro tiendas de valor de 40.000 reales, seis de 20.000 y diez de 5 a 6.000 reales. Tambin se celebra todos los martes un mercado con las mismas mercancas y comestibles. Poblacin: 883 vecinos, 3.846 almas. Capital produccin: 2.201.966 reales. Impuestos: 75.659 reales. Contribucin: 80.018 reales. El presupuesto municipal asciende a 35.000 reales; de ellos, 25.000 se cubren de los fondos de propios y arbitrios; y los 10.000 reales destinados a los salarios de los facultativos, uno de medicina y el otro de ciruga, se pagan por reparto vecinal. 184 Captulo XVII Por el ario 1878. ELDA HACE CIEN AOS. APROXIMADAMENTE MANUAL GEOGRAFICO ESTADISTICO DE LA PROVINCIA DE ALICANTE, POR DON P. OROZCO SANCHEZ. Maestro con ttu lo superior. Libro de lectura para las escuelas de instruccin prima ria. Alicante. Imprenta de Antonio Reus. Ario 1878. COPIA. Y co mentario a continuacin. ELDA: En terreno ameno y delicioso se descubre esta esclare cida Villa, situada en una pequea altura a la izquierda del Vinalo p, en clima fro y sano. Dista de la capital 38 kms., 4 de Monvar y 49 de Orihuela. Tiene por aledaos: al Norte, Sax; al Este, Petrel; al Sur, Novelda y Monvar, y al Oeste, Salinas. Sus montes principales son: La Torreta, Cmara, Boln, Bateix y Barrancadas. Comprende la poblacin 4.493 habitantes y 863 edificios, entre los cuales son de buen gusto, la iglesia dedicada a Santa Ana, y la patrona, la Virgen de la Salud; un ecnomo y dos coadjutores, magnfico edificio de es merado gusto; el hospital provincial, establecimiento de beneficen cia; el exconvento de padres franciscanos, fundado en 1609; cinco ermitas diseminadas en su radio; el teatro; las casas consistoriales con buen archivo municipal, y dos escuelas, que dirigen los celosos profesores don Rafael Anaya, con 100 discpulos, y doa Manuela Santa Coloma, con 80. Cerca de la poblacin y situado en una peque a altura, hay un castillo o fortaleza en la que, hace pocos aos, an se conservaban obras artsticas y an recordamos con placer los ri cos artesonados que tuvimos la dicha de admirar. Tambin cerca de la Villa se halla la estacin del ferrocarril. El trmino mide 2.844 185 hectreas de huerta, 1.684 de campo, 1.200 de monte y 283 casas. Dase un cultivo esmeradsimo, produciendo trigo, cebada, panizo, aceite, vino, ans, higos, almendras, frutas y hortalizas. Emplase la industria en elaborar el esparto a que se dedican gran nmero de habitantes, en martinetes para majarlo, siendo el primero que esta bleci uno, Jos Juan y Anaya. Produce esta industria 533.000 kilo gramos de esparto majado. Tambin hay fbricas de papel blanco, siete de estraza, varios molinos harineros y de aceite, y pozos de hie lo. Sus vas de comunicacin son el ferrocarril, la carretera que la atraviesa dirigindose a Madrid, Valencia y Alicante, y varios cami nos que conducen a los pueblos de la comarca. Atenciones: al Esta do 32.01063 pesetas, y el presupuesto municipal 27.01465, in cluyendo la cantidad de 2.84150 pesetas para atenciones de la ense anza. Esta Villa de origen remoto, llamose en tiempo de los beros IDELLA, derivacin de DAELLOS, que se interpreta casa de re galo. Durante la dominacin romana tuvo poca importancia, pero en el ario 713 establecironse los rabes que la engrandecieron. El ario 1265 la gan el rey don Jaime, que la pobl de cristianos, que la llamaron Ella. Don Jaime II le concedi en 1460 el privilegio de una feria el 8 de diciembre, que ratific en 1518 el emperador Car los I, y su hijo Felipe lila hizo cabeza de condado, haciendo merced de sta a don Juan Coloma. En 1600 tena 600 vecinos, pero nueve arios despus, expulsados los moriscos, disminuy bastante este n mero, escaseando el elemento ms necesario para la agricultura. En la Guerra de Sucesin sigui el partido de Felipe V, y aunque fue to mada por los ejrcitos aliados del archiduque Carlos, en 1706 vol vieron a ocuparla las fuerzas del verdadero monarca, quien la decla r Villa fidelsima, aadiendo al escudo de armas una flor de lis. En el ao 1794 contaba 1.000 vecinos; y siendo virrey de Cerdea don Luis Antonio Coloma en 1604, al regresar a su patria, dos jvenes se presentaron al conde suplicndole admitiese a bordo del buque en que debiera regresar a las costas de Alicante, dos cajones para aquel puerto; llegado al de Alicante, observse que los mencionados cajo nes llevaban la inscripcin: Soy para Elda. El conde dispuso que se abrieran, vindose gratamente sorprendido por el contenido de aquellos, pues en uno se hallaba una preciosa imagen de nuestra co rredentora con un nio en brazos, y en el otro, un magnfico crucifi jo de plata. Con pompa inusitada fueron trasladados a la venturosa Villa que nos ocupa. La imagen de la Virgen, de grande veneracin, es la patrona, y el crucifijo recibe culto bajo el nombre del Santsi mo Cristo del Buen Suceso. 186 La subida al castillo de Elda. 187 Hace por armas, un escudo con castillo y dos torres unidas por un muro de enlace; en la parte superior, la fl or de lis y el lema: FI DELISIMA VILLA DE ELDA. Hijos clebres de esta villa (Nombra muy brevemente a los siguientes: Fray Francisco Fer nndez, prior y catedrtico de Teologa; muri en 1575. Luis Anto nio Coloma, primer conde de Elda, virrey de Cerdea; vivi por el si glo XVII. Padre Martn Tordera, cartujo, Vicario General, muri en 1696. Juan Sempere Guarinos, naci en 1754, jurisconsulto que es cribi muchos libros. Juan Coloma, segundo conde de Elda, Virrey y Capitn General de Cerdea. Antonio Coloma, hermano mayor del anterior, obispo de Barcelona y despus de Cartagena por el ario 1630. Y Francisco Coloma y Carlos Coloma, tambin hermanos de los anteriores, que desempearon cargos importantes por los arios 1660 y 1664). Hasta este punto lo que dice Orozco Snchez: reconocemos el mrito de su obra, pero estimamos que la realiz sin un estudio de tenido y ms ajustado sobre las noticias histricas. Copiada la versin anterior de P. Orozco Snchez, procede con siderar el texto bajo dos aspectos: por una parte, los hechos consig nados referentes a las circunstancias a la vista en la fecha de tomar los datos para escribirlos; es decir, lo que fuese evidente en el ario 1878, hay que admitirlo, pues la razn nos dicta que debe ser cierto: las 7 fbricas de papel de estraza, los molinos de aceite y vino, los productos del campo, los 4.483 habitantes, la industria del esparto... De zapatos no dice nada, luego este asunto, si se haba iniciado, ten dra muy poca importancia. Pero, en cuanto a los datos histricos, omite al abogado, poltico y escritor Juan Rico Amat, al poeta popu lar Francisco Ganga El Serfico y a Castelar. Sobre lo que dice del ario 713, debemos observar que en esta fe cha los rabes autorizaron un reino cristiano con capitalidad en Ori huela, que comprenda una extensin similar al territorio que for man hoy las provincias de Alicante y Murcia, al que perteneci esta zona donde nos encontramos y del que fue rey el visigodo Teodomi ro, al que sucedi Atanagildo, hasta el ao 779, en que los moros se cansaron de transigir y se anexionaron el indicado reino. Manifiesta tambin que Elda la gan el rey don Jaime el ario 1265. 188 Contra lo que han escrito algunos autores, Elda y Petrel no fue ron reconquistadas por Jaime I de Aragn EL CONQUISTADOR, sino por las tropas de Castilla. En virtud de los pactos entre los reyes de Castilla y Aragn, de Tudilln (1151) y de Cazorla (ao 1179); a los efectos de la Recon quista, ya se haban repartido las tierras en poder de los moros. Al rey de Aragn le corresponda, por una parte: civitatem Valenciam cum omni terra illa que durat a filmine Xuchari, usque ad terminum regni Tortosae = (la ciudad de Valencia con toda aquella tierra que va desde el ro Jcar hasta el trmino del reino de Tortosa), y, por otra parte, la ciudad de Jtiva y su territorio... Al rey de Castilla le correspondi el reino de Murcia, que tambin comprenda los valles del Vinalop y la Vega Baja del ro Segura, hoy de la provincia de Alicante... Todo esto confirmado por el tratado de Campo de Mirra del ario 1244 entre El Conquistador y su yerno el infante Alfonso. (En el captulo sobre la visita del rey Jaime El Conquistador a los valles del ro Vinalop, escribimos ms detenidamente sobre es tos sucesos). 189 Captulo XVIII LA INDUSTRIA DEL CALZADO El trmino de Elda es pequeo y si el ro Vinalop, que atravie sa la poblacin discurriendo por sus campos, apenas fecundaba la huerta a fines del siglo pasado, debido a las saladas y escasas aguas de su cauce, convena encontrar una tabla de salvacin, ya que, has ta los modestos negocios de esparto existentes, se inclinaban a la de cadencia. Pero, al iniciarse la ltima dcada del siglo pasado, haban apa recido en Elda manifestaciones del arte sutorio, y una labor aspiran te a industria del calzado avanzaba lentamente en su desarrollo; has ta que, cuando estall la guerra del catorce (guerra europea), obtuvo el alta de instruccin. Entonces ya se hallaban debidamente instala dos talleres y fbricas; trabajando sin interrupcin durante aquella guerra europea, exportaron al extranjero muchos miles de pares de zapatos con un justo beneficio: circunstancia favorable para consoli dar y ampliar la industria; adems de que al principio del presente siglo haban empezado a funcionar tambin algunas fbricas impor tantes. Sin embargo, ha sido siempre un negocio mediano y difcil. En tran muchos elementos para la construccin de los zapatos. No slo es la tcnica, sino que hay que cuidar tambin de la administrcin. Cualquier zapatero aventajado se converta en fabricante si se le te na por hombre formal. No era indispensable la maquinaria para una frecuentemente artesana labor manual y casi sin medios econ micos, con cualquier modesta garanta, el aspirante encontraba el apoyo de los almacenistas de curtidos, montaba su tallerico y el 191 Banco le negociaba las letras, o lo hacan los prestamistas avisados que descontaban el cinco por ciento. Los talleres se multiplicaban. Era proverbial el esmero en la fa bricacin de los zapatos; y, sobre todo, la especialidad en el calzado de seora quedaba definida generalmente para Elda. Pero la compe tencia disminua los beneficios. Muchos talleres caan y otros se le vantaban. Permanecan las fbricas grandes y tambin talleres pe queos de firmas inteligentes o con suerte. Conozco alguna persona, de mucha claridad, que tuvo que dejar el negocio. No hay que con fi ar en la suerte; pero, a veces, influye. El Cronista ha presenciado el esfuerzo titnico de este pueblo, en donde todos quisieran progresar, como es lgico. Con el fin de apoyar al fabricante apurado que careca de dinero para pagar la nmina, haba unos estraperlistas que liquidaban los zapatos, en dinero constante y sonante, a cuatro duros el par. Gentes de la Man cha y de otras regiones venan a colaborar en la lucha de los zapa tos. Despus de la Guerra Civil, apenas el mercado nacional qued abastecido, se agrav la situacin. Las nuevas leyes laborales que obligaban a pagar aunque no hubiese trabajo, eran un desastre para la industria. El negocio que tena reservas, resista; pero, en otro caso, muy corriente, al transcurso de algunas semanas pagando la nmina sin trabajar, la cada era inevitable. Por fin, el ministerio de Trabajo encontr frmulas para combatir el mal: la caja del paro por algn tiempo, que pagaba en sustitucin de la empresa. Con una paciencia y un tesn inusitados, las dificultades fueron superadas y actualmente existen en Elda multitud de empresas de calzado; la mayor parte tcnicamente organizadas y con maquinaria moderna; y tambin otras industrias complementarias como las de tacones y cajas de cartn. En conjunto con capacidad de produccin asombrosa: la mayor parte de los zapatos destinados a la exporta cin al extranjero. La villa de seis mil habitantes al principio del siglo, es actual mente una ciudad de ms de cincuenta mil almas. Los ms, residen tes aqu, no han nacido en la poblacin, pero todos son apreciados como eldenses y nadie discrimina ni se siente discriminado. Otros pueblos limtrofes y cercanos: Elche, Petrel, Villena, Al mansa, Monvar y Sax, sintieron el contagio del arte sutorio: ade ms de exportar al extranjero, con Elda, abastecen, en un cuarenta o cincuenta por ciento, todo el consumo nacional del calzado. 192 Elda. Feria Internacional del Calzado. (Foto Basilio) (Autorizada su reproduccin en este libro) La Feria Internacional del Calzado e Industrias Afines Podramos sealar una fecha de partida para la nueva poca de normalidad productora en la industria espaola de los zapatos: el mes de septiembre del ao 1958, cuando se celebra en Elda el pri mer certamen -exposicin local del calzado. Lo inauguraron en el am plio patio y local de las escuelas nacionales, donde previa y rpida mente haban realizado costosas obras provisionales de adaptacin; ya que, al terminar la feria, hubieron de derribarlo todo, a fin de reanudar la enseanza escolar. Fue un acierto: la iluminacin desta caba la belleza del recinto engalanado; los industriales concurrentes haban pagado, cada uno de ellos, espacio para instalar su departa mento en el que exponan los modelos de su fabricacin. A la opor tuna propaganda, los detallistas espaoles del ramo, respondieron 193 con su presencia, pudiendo examinar lo conveniente sobre los nu merosos muestrarios, y seleccionar las compras a los expositores. Por otro lado, a la vista del fabricante estuvo expuesta la iniciativa, lo corriente, lo moderno y lo interesante del gremio. Tenamos noticia del proyecto, pero dudbamos que se llevase a la prctica. Algunos alegaban que aquello servira para copiarles los modelos; otros intuan gastos intiles o fines interesados. Es fre cuente respirar aire de individualismo, desconfianza, suspicacia. Es tamos escarmentados. Si alguien quiere obtener la colaboracin de las personas, para beneficiarlas; no se lo creen y menos lo aceptan si han de arriesgar intereses. En aquella ocasin nos equivocamos: sin subestimar el oportu no apoyo de los industriales y autoridades, hubo un hombre que puso su fe, su capacidad, su constancia y su paciencia al servicio del importante proyecto y lo consigui. Obtuvo tambin su permanencia en la labor emprendida, y el certamen cada ario superaba el xito del anterior. Se hallaron los millones necesarios y en 1964 fue La Feria Internacional del Calzado e Industrias Afines lo que se inaugur en su propio palacio, edificado rpidamente, adecuado y de moderna es tructura, que hay que ampliar cada ario, pues siempre resulta insufi ciente. Por fin, parece que se ha llegado ya a un edificio grande y con la capacidad necesaria. Esta feria monogrfica con calzado, curtidos, maquinaria, taco nes..., iguala o supera a las del mismo ramo que se celebran en Eu ropa. Acuden industriales y comerciantes, as nacionales como ex tranjeros, y se ha consolidado la exportacin a Estados Unidos, Ale mania, Inglaterra, Francia, Rusia y otros pases. Durante las jornadas de cada certamen, adems de la ilustra cin que representa para los tcnicos del gremio, es digno de obser var lo admirable del conjunto y la vistosidad y elegancia de la pre sentacin. Esperamos que la prolongada crisis actual, tan preocupante, que ya ha hecho caer a varias fbricas, ilumine a empresarios y trabajadores y a las autoridades para que no se destruya la obra monu mental de la industria eldense del calzado. Con relacin al principio de esta maravillosa actividad de Elda, podemos aadir que aparecen varios negocios zapateros, como as tambin de vendedores ambulantes de calzado, en el libro de CON TRIBUCIONES DE INDUSTRIAS de 1860-1874 del Archivo Muni cipal. 194 Esto demuestra que aqu algo surga ya entonces en el arte suto rio, que dice Azorn; aunque debi ser poco importante, pues el maestro oficial de primera enseanza, Orozco Snchez, en su libro publicado el ario 1878, al referirse a la industria de Elda, habla de trabajar el esparto a que se dedican gran nmero de sus habitantes. Sigue diciendo haber fbricas de papel blanco y siete de estraza, va rios molinos harineros, de aceite, y pozos de hielo. Sobre este tema de los zapatos no nombra nada. De haberse tratado de algo ya nota ble, no es lgico que lo hubiese omitido. Ha venido a nuestras manos un nmero del diario independien te de Alicante, titulado LA REGENERACIO, de fecha 8 de septiem bre del ario 1900, dedicado a Elda. Al reproducir sus artculos en este libro sobre la fabricacin de calzado durante aquella poca en la ciudad, hallaremos con acertado juicio el origen de nuestra im portante industria. 195 Captulo XIX FABRICAS DE ELDA EN EL AO 1900 LA REGENERACIO de Alicante, diario independiente de la capital, dedic a Elda el nmero del da 8 de septiembre de 1900 con motivo de sus fiestas mayores. Reproduce en primer lugar unos da tos histricos eldenses de don Lamberto Amat y a continuacin, en tre otros temas, deja escrito lo siguiente: LA INDUSTRIA DE ELDA Fbrica de calzado de Vera Hermanos y Juan El creciente desarrollo que la industria de fabricacin de calza do ha conseguido en Elda, motivado por los grandes pedidos de to das las provincias espaolas y de nuestras antiguas colonias de Am rica y Filipinas, salta a la vista al venir en conocimiento de las nue vas fbricas que poco a poco van establecindose, hasta el extremo de que en la actualidad puede decirse que todos los habitantes de esta preciosa villa, en general, se dedican a esta fabricacin o a las diferentes industrias que de la misma se derivan, tales como la cons truccin de hormas, cajas de cartn para embalajes y otras anlogas. Consecuencia de este continuo desarrollo y engrandecimiento industrial fue la constitucin de la sociedad Vera Hermanos y Juan, que en 1898 comenz a fabricar calzado de todas clases, cons truyndose hoy por valor de 175.000 pesetas anuales. La fbrica de los seores Vera Hermanos es una de las ms im portantes de Elda. En ella ganan el sustento diario cerca de cien operarios, sin contar otros muchos que trabajan en sus respectivos domicilios faenas de la referida fbrica. 197 Los seores Vera, muy apreciados en la poblacin en que se ha llan establecidos, son de aquellos fabricantes cuya caracterstica es el constante amor al progreso material de las industrias que explo tan, y por ende, al progreso de sus operarios. Constantes dichos se ores en el negocio, y con aptitudes ms que suficientes para llevar lo adelante y engrandecerlo, se han captado generales conocimien tos y gran simpata y estimacin, muy merecidamente por cierto. Como director de esta importante fbrica, lo est el inteligente artista don Jos Torres, a quien tanto los dueos de la fbrica, como todos los operarios, profesan verdadero cario y estimacin profun da, por su laboriosidad y buenas prendas de carcter. A todos enviamos nuestro saludo. Fbrica de cajas de cartn de don Francisco Santos Durante los cortos instantes que a vistas pudimos dedicar a los breves das que permanecimos en la fidelsima villa, cuya incompa rable vega baria el Vinalop, fuimos conducidos por nuestro buen amigo don Jos Pay Vidal a la gran fbrica de cajas de cartn que su seor padre poltico don Francisco Santos, posee en la calle Nue va de la referida Villa, y en verdad que no nos pes la visita; muy al contrario, hubiramos deseado volver de nuevo a pisar los umbrales de aquella casa, donde a ms de la satisfaccin con que pudimos en terarnos de todos los secretos de la curiosa industria que tiene a su cargo el seor Santos, quedamos encantados de la amabilidad y envi diables dotes de hospitalario y corts que dicho seor posee. La industria de fabricacin de cajas de cartn ha nacido del de sarrollo importantsimo obtenido por la de construccin de calzado, y a esto es debido que el seor Santos, comprendiendo la gran nece sidad de dar impulso a su fabricacin, haya conseguido a fuerza de no pocos trabajos y desvelos, por espacio de muchos arios, montar una fbrica como la que hoy posee, dotada de todos los adelantos y maquinarias modernas para todos los trabajos que comprende esta industria. Existen en Elda otras fbricas de cajas de cartn, siendo la del seor Santos la ms importante, por el trabajo que en ella se hace, y por la especialidad en construccin de cajas de lujo con adornos de ltima novedad, y cajas para farmacias, sombreras y otros diversos ramos de las industrias que emplean envolturas de esta naturaleza. Muchos son los operarios empleados en esta fbrica, en su 198 Vista de Elda en el ao 1900. mayora mujeres, adiestradsimas en el manejo de todas las compli cadas mquinas en ella instaladas, y hay que or cmo estas honra das hijas del trabajo, elogian, con la sencilla elocuencia del que dice la verdad que nace del corazn, las buenas prendas de carcter que adornan al seor Santos y familia; siendo sta la mejor prueba del aprecio que a dicho seor se tiene en la industrial Villa. Hacemos hoy punto final, prometiendo en otra ocasin ocupar nos ms detenidamente de esta acreditada fbrica y de su dueo, a quien deseamos muchas prosperidades para en lo sucesivo. Gran fbrica de calzado de don Rafael Romero En 1876 fund el acreditadsimo industrial seor Romero, cuyo es el retrato que nos honramos en publicar, su fbrica de calzado, costndole veinticuatro aos de trabajo incesante, de constancia y 199 sacrificios el conseguir el principal anhelo de su alma: la construc cin del magnfico y espacioso edificio, cuya fotografa publicamos, para dedicarlo a casa -fbrica. Este soberbio edificio que ocupa una extensin superficial de 1.160 metros cuadrados, consta de los siguientes departamentos: Un pequeo jardn, limitado por bonita verja de hierro, circun da el edificio en su conjunto. Pasado este jardn, hllanse en primer trmino las habitaciones particulares del fabricante, y ms adentro el edificio fbrica. En ste, lo primero que se ofrece a la vista del vi sitante es un magnfico saln destinado a talleres y almacenes, divi dido en unos cuantos departamentos, que son: taller de corte, taller de entrega de material, almacn de hormas, almacn de calzado he cho, taller de repaso de obra terminada y almacn general de mate riales. En el centro del gran saln, cuya distribucin acabamos de deta llar, est el taller de oficialas aparadoras. El almacn de hormas cuenta con un surtido inmenso, pues existen en l 3.500 pares de hormas, siendo stas de todas clases, ta maos y formas, para nios, seoras y caballeros. En la fbrica del seor Romero se construye calzado de todas clases, desde los ms corrientes y baratos, hasta los preferidos por las personas de ms refinado gusto. Tanto el que busca gnero de batalla como el que se desvive por encontrar modelos acabados de los ms elegantes y recientes figurines, hallarn en la casa que nos ocupa un surtido completo y variado. Don Rafael Romero es partidario acrrimo de la solidez. Dice y tiene sobrada razn para decirlo, que pueden y deben hermanarse muy bien las condiciones de la elegancia con las de la resistencia, entendiendo que para servir bien al pblico, deben drsele gneros vistosos y adems resistentes, sin olvidar que los precios sean equi tativos. En sus talleres no existen otras mquinas que las de aparar y la dedicada al corte de suelas. Los cosidos se hacen todos a mano, que es el sistema positivo. El cosido mecnico y el clavado a mquina, no responden a la duracin como cuando dichas operaciones son ejecu tadas por la mano del obrero. De ah el crdito extraordinario de que disfrutan estos gneros, y de ah tambin que sea tan numerosa la parroquia alcanzada por esta casa, que vende para todas las pro vincias de Espaa, incluyendo las islas Baleares y las Canarias, en 200 Fbrica de don Rafael Romero en el ao 1900. D. Rafael Romero. donde el calzado de la gran fbrica de Elda encuentra numerosos compradores. En los talleres del seor Romero, se construyen diariamente ms de ochocientos pares de calzado de todas clases. La exportacin que realiza se calcula en unos 297.600 pares al ario. El benemrito industrial da trabajo constante a 450 operarios entre hombres y mu jeres, facilitando as la adquisicin del pan de cada da a numerosas familias, que bendecirn indudablemente las iniciativas de este ver dadero patriota. Patriota hemos dicho Es poco ese calificativo para expresar el cario que el seor Romero tiene a su pueblo y a sus paisanos. El ms entusiasta, l; el que ms se alegra de la prosperidad y riqueza del querido terruo que baa el Vinalop, Romero; el que ms contribuye a ensalzar y dar honra a Elda, Romero, y siempre Romero. Cuando de Elda se trata, cuando hay que hacer algo en bien del proletariado de la Villa, el primero, siempre Romero... As se explica el amor y veneracin que se le tiene en Elda; as se comprende el cario que sus conciudadanos le guardan y que no sotros hemos de aumentar con el nuestro, ya que para elevar al que vale no nos han dolido nunca prendas. Gran fbrica de hormas para el calzado de Isidro Aguado e Hijo El conocido industrial don Isidro Aguado, ha logrado, merced a no pocos esfuerzos, y debido a su reconocido amor al pueblo en que naci, establecer en Elda, el ario prximo pasado, una bien montada fbrica para la construccin de hormas para calzado de todas clases; industria perfeccionadsima en la actualidad, gracias a las maravillo sas mquinas que las ms reputadas casas del extranjero construyen con este objeto. La fbrica del seor Aguado se halla establecida en el camino de la estacin de la mencionada villa, y sus mquinas, movidas por poderosa fuerza hidrulica, pueden construir dos pares de hormas del tamao y clase que se desee, en el breve tiempo de seis minutos. No hace mucho tuvimos el gusto de visitar este importante esta blecimiento y nos sentimos verdaderamente maravillados de la per feccin y prontitud con que las sencillas y magnficas mquinas, guiadas por expertos y hbiles operarios, cumplan su delicada y di fcil misin. 202 Muchos gastos ha ocasionado al seor Aguado la instalacin de su magnfica fbrica; gastos que slo pueden comprenderse exami nando la construccin del amplio edificio, levantado de nueva planta para este objeto; la presa artificial para la toma de aguas como fuer za motriz, y la completa y costosa instalacin de toda la maquinaria que en los diferentes talleres existe para la mejor y ms rpida cons truccin de los miles de pares de hormas que, de todos los mbitos de la pennsula demandan al seor Aguado. Prueba palpable del perfeccionamiento con que se halla monta da esta industria, es el exorbitante pedido de hormas de que hemos hablado; lo que hace que los almacenes de esta fbrica se vean siem pre vacos, pues no basta la produccin en ninguna poca del ao para cubrir los pedidos. Satisfechos de la envidiable altura en que, merced a sus talentos e iniciativas se halla la industria que explota, puede estar de todas veras el seor Aguado. Su fbrica, nica en su clase en la villa de Elda, es de las que dan honra y provecho a sus fundadores. De su trabajo en este establecimiento, comen infinidad de inteli gentes operarios y sus familiares, y ste debe ser otro motivo ms de orgullo y satisfaccin para el referido fabricante, a quien desde estas columnas, felicitamos cordialmente, desendole toda clase de pros peridades, como asimismo a sus numerosos operarios. Gran fbrica de calzado de don Jos Tobar Una de las fbricas ms importantes de la villa de Elda, es la de la propiedad de don Jos Tobar. Hombre activo y emprendedor al par que inteligente. El seor Tobar ha conseguido montar, con todos los adelantos de la moderna industria, una gran fbrica de calzado, en cuyos talleres se ocupan unos 150 operarios aproximadamente. Al frente de este importante establecimiento, con el carcter de director, se halla don Manuel Tobar, hermano del fabricante, y, como aqul, dotado de una inteligencia nada comn y de una activi dad sin lmite. A su acertada direccin se debe en gran parte, la importancia que ha adquirido la referida fbrica, tanto en la calidad como en la cantidad de calzado de todas clases que sale de sus talleres. Estos se hallan dotados de toda clase de maquinaria para corte de materiales, cosido y perforado. Se observa hasta en los ms pe queos detalles, tal orden y distribucin del trabajo, que, desde lue 203 go, se adivina que el director es hombre prctico en la industria que le est encomendada. Secunda tan buenas disposiciones el maestro cortador don Juan Poveda, cuya competencia y valimiento es de todos conocida. Adems, todo el personal que trabaja en dichos talleres, es id neo y digno de tan inteligente maestro, y de tan excelente director. As es que el calzado que se fabrica por ellos, se distingue por su so lidez, por su novedad y su elegancia. Estando, pues, la fbrica que nos ocupa, confiada a tan buenas manos, no es de extraar que el dueo de la misma, don Jos Tobar, pueda, al propio tiempo, haber establecido otra de alpargatas de igual importancia en Elche, donde habitualmente reside, por tener all tambin grandes almacenes de camo en rama, rastrillados, es topas, yutes y trenzas mecnicas. Pero, a pesar del trabajo que todo lo apuntado representa, no basta a la febril actividad del seor Tobar, para quien el trabajo y los negocios son una verdadera necesidad de su espritu emprende dor, y se dedica tambin a la exportacin de frutos del pas. Tales fabricaciones y tan mltiples negocios, reportan la ventaja de dar ocupacin a gran nmero de familias que encuentran en los talleres, fbricas y almacenes del referido seor, el diario sustento. Como se ve, el seor Tobar, no es de los que atendiendo nica mente a su satisfaccin personal, rehuyen el exponer su capital en grandes empresas, sino que, por el contrario, le pone en movimiento con generosa prodigalidad para amparar y proteger al proletariado. Este es el mayor elogio que puede hacerse de don Jos Tobar y su conducta debiera ser imitada por gran nmero de espaoles que egostamente colocan su capital en papel del Estado o acciones de Banco, sin preocuparse lo ms mnimo de contribuir al engrandeci miento de las industrias del pas, por ser ms cmodo y menos ex puesto, cobrar el cupn cada trimestre y los dividendos anuales de las grandes sociedades bancarias. Con muchos hombres de tan buena voluntad y tan amantes del trabajo como el seor Tobar, nuestra nacin podra entrar en una nueva era de prosperidades y regeneracin, tan necesarias despus de los pasados desastres. 204 Captulo XX LA BANDA DE MUSICA DE ELDA Y SU DIRECTOR, DON RAMON GORGE, EL AO 1900 Honramos las columnas de esta publicacin con la fotografa de la msica de dicha importante villa, hecha a raz del legtimo triunfo obtenido por la misma en el certamen musical celebrado en Alicante el da 10 del mes ltimo. (Agosto del ao 1900). Vamos a decir algo acerca de tan importante agrupacin musi cal. La historia de esta banda es brillantsima; la fund en 1857 el maestro don Juan B. Garca. A la muerte de dicho seor, se encarg de dirigirla don Justo Snchez Escribano, y a ste le sustituy don Juan Oliva. Cuando en 1879 qued bajo la direccin del msico alicantino don Ramn Gorg, la transform y organiz de modo tal, que pudie ra con ventaja competir con las mejores. Don Ramn Gorg es todo un artista; presentarlo fuera, pues, presuncin; apenas habr media docena de hijos de Alicante que no hayan estrechado su mano, culti vado su trato o admirado sus peregrinas composiciones. Las dotes de artista que en su pequea hija Milagros (a la sazn contaba seis aos de edad) se revelaron, su prodigiosa voz, sus trinos y gorjeos que le daban semejanza al ruiseor, le obligaron a abandonar el pueblo de Elda para cuidarse slo de esmerar el estudio de su pe queuela, acompaarla en sus excursiones por Espaa y extranjero y en su visita a Palacio, la cual le vali el que S.M., prendada del prodigioso talento de la nia, le costeara sus estudios, y compartir con su hija los laureles que en sus bienes se cean. Hablar de la aplaudida diva Milagros Gorg y de su padre, en Alicante, donde 205 ft 206 D. RAMON GORGE SOLER Banda de msica de Elda en el ao 1900, dirigida por don Ramn Gorg 207 tanto se les admira, conoce y aprecia, dara resultados contraprodu centes, pues todo elogio resultara plido y quiz pudieran creerse que intentamos bombearlos, cuando les basta con los de la prensa de Madrid, Pars y Londres. Por el motivo indicado se ausent, sustituyndole don Marceli no Z. Gutirrez. En 1896 volvi Gorg a encargarse de la banda. Es sin disputa de cuantos directores ha tenido, el mejor; el de mayores iniciativas y as lo pregonan antiguos msicos. Si se tiene en cuenta la deficiencia de instrumental y que se sos tiene por postulacin popular, se podr apreciar con ms motivo su valor y el talento de su director. Tiene ganados en buena lid la ban da de Elda varios premios. Por todos ellos y por el ltimamente conseguido, luchando con tra las importantes bandas de Cehegn (Murcia), Bocairente (Valen cia), Muchamiel y Novelda, de esta provincia, enviamos nuestra ms entusiasta enhorabuena al ilustrado director seor Gorg, nuestro querido amigo y paisano, y a todos los inteligentes profesores a sus rdenes. Esta banda ha tocado en las siguientes poblaciones, siendo en todas ellas admirada y aplaudida muy justamente: Alicante, Alcoy, Aspe, Biar, Castalla, Catral, Callosa, Crevillen te, Elche, Hondn de las Nieves, Monvar, Monforte del Cid, Novel da, Onil, Pinoso, Petrel, Sax, Salinas, Tibi, Tabarca, Villena y Yecla. (Artculo publicado en (La Restauraci, diario independiente de Alicante, nmero dedicado a Elda con motivo de sus fiestas mayo res, del 8 de septiembre del ario 1900. Copia literal). 208 Captulo XXI LA GUERRA CIVIL EN ELDA La Guerra Civil fue un episodio adverso de la Historia de Espa a. Una guerra fratricida de unos compatriotas contra los otros. Di cen de las dos Espaas; pero creemos que slo hay una, en la que re sulta evidente las diferencias en el criterio de cada persona: hay proletariado, clases medias y personas acomodadas. Es variada la si tuacin econmica y la cultura de las gentes, no resultando lgico que piensen todos igual, ni en poltica, ni en otros asuntos de la vida. El origen de la catstrofe parte, a nuestro juicio, de la dictadura protagonizada por el general Primo de Rivera, que gobern varios aos anticonstitucionalmente con la tolerancia de la Corona. Mu chos polticos monrquicos se cansaron de esperar y retiraron su apoyo al rey. Cuando termin el mandato de Primo de Rivera, triun faron los resentidos y los adversarios al rgimen imperante; el mo narca se march; qued suspendida la continuidad de la Monarqua constitucional y se proclam la Repblica. Esta, en realidad, no se hallaba todava consolidada en las fechas del levantamiento de los militares que dio lugar a la catastrfica Guerra Civil. Durante la misma, en la zona republicana y en la nacional, en ambas zonas, se produjeron persecuciones y crmenes contra los ad versarios polticos. Somos malos los espaoles Esto requiere una explicacin: se impona el criterio insensato de una minora exalta da y de malos instintos; la poblacin en general se hallaba bajo el imperio del terror, dado el odio multiplicado por la sangre que se derramaba en los frentes y las violencias de la retaguardia. Si al 209 guien se atreva a intervenir, pidiendo moderacin, lo consideraban desafecto y poda sufrir graves consecuencias. Don Vicente Ramos escribi la Historia de la Guerra Civil en la provincia de Alicante. De esta obra reproducimos a continuacin al gunos datos sobre Elda, que indican varias circunstancias de inters en la ciudad durante aquel conflictivo episodio histrico: A pesar del eminente carcter industrial, los sindicatos C.N.T. U.G.T. de Elda establecieron un Consejo de Administracin e Incau tacin Agrcolas. Exista tambin la Productora Agrcola. Grupo de la Federacin Provincial de Campesinos, comunista, que solicit el mismo trato, tanto en crditos para comprar las aguas de riego, como en el trabajo de la limpieza de las acequias para darlo a los obreros en colectividad. Este asunto de la distribucin de las aguas de riego lleg a ser un grave problema, que intent resolver una co misin compuesta por dos representantes de cada una de las asocia ciones sindicales en contacto con la Comisin de Agricultura del Consejo Municipal. Situacin de la industria Los obreros del calzado, en huelga a lo largo de las siete sema nas anteriores a la Guerra Civil, mantuvieron esta actitud pasiva hasta los primeros das de agosto, coincidiendo con el nacimiento del Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrel (SICEP). De las noventa fbricas existentes slo podan funcionar cuatro al comienzo de la revolucin. El Consejo de Administracin de SICEP lo compusieron seis pa tronos y seis obreros y un secretario, pero al iniciarse el ario 1937 se suprimi la representacin patronal. Paulatinamente SICEP fue poniendo en marcha muchas fbricas que confeccionaban calzado de seora y nio, como asimismo, botas para la milicia. Tambin mochilas, polainas y otros objetos de cuero. Los sueldos quedaron as: sesenta pesetas semanales para el obrero y cien para el expatrono. Los bancos se vieron forzados a conceder crditos hasta tal can tidad, que casi fracasaron y tuvieron que levantar las sucursales. Los de la U.G.T. achacaban el mal a los anarcosindicalistas. Algunos decan que se hizo all la revolucin social y que se incaut, se socia liz y se colectiviz contra el criterio de la U.G.T. Por el momento SICEP produca ms zapatos de los que pedan y hubo que limitar la 210 produccin. Para ello se aseguraron a los obreros cuatro das de jor nal cada semana, aunque slo trabajaran un da o ninguno. Esto te na sus fallos, aunque SICEP consigui un activo entonces de bas tantes millones de pesetas en maquinaria, edificios y un montn de zapatos fabricados. Y con fecha 2 de agosto de 1937, el corresponsal eldense del diario de Alicante, comunista, Nuestra Bandera, escribe: Las orga nizaciones obreras de Elda debieran haber rectificado en agosto del ao pasado y no ahora, cuando la situacin econmica de su indus tria bsica est en la ruina. Mientras sigan las discrepancias sociales en Elda; mientras intente un grupo sobreponerse a las aspiraciones de todo un pueblo; mientras se siga sin estimular al obrero para que pueda vivir dentro de lo que permitan las actuales circunstancias; mientras se siga este camino, Elda caer en el abismo de la ruina, quedar su industria y su vida soterradas en la fosa que ellos mis mos se cavaron. Con fecha 12 de agosto de 1937, la C.N.T. y la U.G.T. firmaron en Elda un pacto para la transformacin de la Industria del Calzado y derivados de la Piel. De las catorce condiciones que integran el pacto, traemos las que consideramos ms interesantes. (El texto completo se public en el semanario Rebelin de Elda, el 21 de agosto de 1937). Segunda. La incautacin total de la industria deber hacerse desde dentro de la entidad SICEP, con las transformaciones que fue sen precisas en este organismo o, por el contrario, por la transfor macin del organismo social en otro nuevo que rena las caracters ticas necesarias de legalidad y las facultades precisas para su nor mal desenvolvimiento. Tercera. La direccin y administracin total de la industria del calzado y derivados depender exclusivamente del Consejo Obrero que a dicho efecto se nombre. Este lo compondrn ocho consejeros en representancin igual de las dos sindicales y nombrados por las mismas. Figurarn adems otros dos consejeros con voz, pero sin voto, que representarn el espritu sindical de las organizaciones obreras y servirn de enlance entre stas y dicho Consejo Obrero. Los puestos de Presidente, Secretario, Tesorero y sus vices sern de signados por el propio Consejo, de entre sus componentes. Quinta. El Consejo tendr la mxima autonoma en sus deter minaciones para la direccin y administracin de la Industria, que dando obligadas las sindicales a cooperar con el mayor inters para 211 que la labor de los compaeros del Consejo encontrase en todo mo mento las mayores facilidades. En asuntos de mucha trascendencia, habra que consultar, antes de resolver, con los dos sindicatos. Sptima. Sern respetados todos los contratos de trabajo en vi gor en esta fecha 5 y en cualquiera de las profesiones que integran esta industria. Cualquier ampliacin o modificacin de estos contra tos no tendr validez en tanto no haya sido aprobado por el Consejo y por los sindicatos. Duodcima. Una vez efectuada la incautacin de la industria, los titulares sern acoplados en aquellos cargos en los que demues tren aptitud y con el sueldo que corresponda a su clasificacin pro fesional, salvo excepciones que resolver el Consejo con compren sin y justicia. Los hasta ahora titulares de la industria no podrn ejercer cargo sindical alguno, y en el caso de designarse para cargos administrativos como delegados del Consejo, habr de ser en fbri cas distintas de la que fi guraban como titular. El Manicomio Provincial Durante la Repblica, el Manicomio Provincial segua en Elda, donde se hallaba desde tiempo inmemorial, situado frente al hospi tal en un edificio que haba a la derecha de la carretera. Con fecha 22 de abril de 1937, dice el informe de Jos Estruch, Consejero de Sanidad, dirigido a la Comisin Gestora de la Diputacin Provincial: Todos han ido coincidiendo; la frase de que aquello es un almacn de carne humana, se repite. Hoy, la situacin, como consecuencia de la anormalidad de las circunstancias, se ha agravado. Se ha llegado a dar el caso de, al ser visitados los enfermos por sus familiares, no poder sacar a dos porque no haba trajes suficientes. Hay enfermos que duermen en los pasillos, tapndose con una manta para cada tres, con hedores insoportables. Para evacuar sus necesidades existe un agujero insuficiente, orificio que sirve para la entrada y salida de ratas que infectan el edificio.... El Manicomio se traslad posteriormente a Alicante, situndose en una finca, poco ms arriba del Santuario de la Santa Faz, a la de recha de la carretera, cerca de San Juan. El agua para riego y el abastecimiento de alimentos a la ciudad Con el propsito de paliar en lo posible la catastrfica situacin alimenticia de Elda, se constituy el 10 de marzo de 1938, un Conse 212 jo de Administracin, con carcter autnomo, para las aguas de rie go de su trmino municipal: Sern fines del Consejo dice el acta el mejoramiento de acequias, canales y dems obras conducentes al riego, as como todas aquellas obras encaminadas a la aplicacin de la zona regable y del caudal de aguas, sin que pueda destinar sus in gresos a otro fin. Das ms tarde de dicho mes, el alcalde de Elda, remiti un es crito a la Asamblea de las Colectividades Agrcolas de la provincia, celebrada en Alicante el 26 de dicho mes para resolver asuntos rela tivos al Canal de la Huerta: La ciudad de Elda, de una poblacin de veinticinco mil habitantes, no sinti hasta la fecha la necesidad de dedicar parte de su huerta al cultivo de hortalizas, tales como pata tas, pimientos, alubias tiernas, berenjenas, tomates y melones, pues se vea suficientemente abastecida de dichos artculos, que le pro porcionaban los mercados de la Vega Baja del ro Segura y de Aspe; pero actualmente deben haber dificultades u otros compromisos y esta ciudad carece en absoluto de hortalizas que le son indispensa bles para su alimentacin. Por este motivo, sigue indicando el Alcalde, se deben emplear cien tahllas de tierra en este trmino municipal para dedicarlas al cultivo de las referidas hortalizas. Para ello necesitamos el aprove chamiento de seis mil metros cbicos de agua semanales de ese Ca nal de la Huerta de Alicante, ya que el agua que nos llega del ro Vi nalop es de mala calidad y slo se utiliza para riego de cereales y plantaciones de viedo. Esperamos, por tanto, de esa Asamblea se nos concedan los seis mil metros cbicos de agua semanales indica dos para poder poner en produccin de hortalizas las cien tahllas de tierra. Tambin, para paliar la negativa situacin alimenticia que se pa dece, con fecha 10 de agosto de 1938, el Consejo Municipal de Elda dirige al seor Gobernador Civil, el siguiente escrito: Este pueblo de Elda, Excmo. Sr. Gobernador, viene sufriendo con silencio y es toicismo sin igual las privaciones y sufrimientos que origina la gue rra de invasin que padece Espaa. Pero es el caso que de da en da vienen a ser mayores las dificultades con que se tropieza, no ya para alimentarse medianamente, sino para procurarse la mnima canti dad de alimentacin que sostenga la vida de sus vecinos y residen tes. Este estado de cosas puede dar lugar a que el pueblo, ante el de recho a vivir, exija de su Consejo Municipal, as como de los orga nismos provinciales, que regulen el abastecimiento, que se les d de comer, ya que sin satisfacer esta necesidad biolgica, no hay medio 213 de subsistir... Aaden que Elda es una poblacin industrial carente de produccin agrcola y que los abastecimientos vienen siendo muy escasos: por ejemplo, la harina recibida ltimamente representa un suministro diario de 1678 gramos por persona. Para poder vivir y frenar el hambre suya y de los suyos, los eldenses tienen que salir en busca de mantenimientos por los pueblos de la Espaa leal donde hay produccin, y con ingenio en el intercambio, burlando controles y pasando enormes fatigas, lograr algunos kilos de harina, trigo, pa tatas, etctera. A veces este xito se convierte en desesperacin cuando los agentes de la Autoridad decomisan estos alimentos... Y termina el escrito reiterando el ruego al Sr. Gobernador de que se les aumenten los abastecimientos. Ultimo gobierno de la Repblica en Elda Con fecha 25 de febrero de 1939, en la capital de Espaa, el Jefe del Gobierno, el doctor Negrn, dispuso que la Presidencia y el Mi nisterio de Defensa quedaran alojados cuanto antes en Elda, misin que llev a efecto el Subsecretario, Antonio Cordn. En Elda no haba ms autoridad militar que un capitn mdico, jefe del hospital militar all establecido, que viva plcidamente en el pueblo, y que qued aterrado cuando escuch mi propsito de insta lar all el Ministerio. Di a ese oficial y a Navarro algunas indicacio nes para comenzar la instalacin, y habl con el Comandante Militar de Alicante con el fin de que proporcionara algunos elementos. (Es cribe Cordn). Cordn aloj a Negrn en la magnfica finca El Poblet (Posi cin Yuste), situada en Elda, algo ms all de la partida de Santa Brbara, a la izquierda de la carretera con direccin a Madrid, finca muy disimulada detrs de una elevacin del terreno, y la Subsecreta ra se domicili en el grupo escolar eldense Escuelas Castelar. Entre el 4 y el 5 de marzo de 1939, en la finca El Poblet estaba agotndose el ltimo Consejo de Ministros de la II Repblica: A eso de las once y media de la noche memora Cordn se suspendi por algn tiempo el Consejo y nos sentamos a cenar con los ministros. Seran poco ms de las doce, cuando alguien se acerc a decir a Ma tallana que lo llamaban por telfono. Tom el aparato que haba en el mismo comedor. Con el auricular en la mano, se volvi a nosotros y dijo: Dice que se ha sublevado. Que se ha sublevado quin pregunt el Presidente. 214 Casado. Pero, sublevado contra quin volvi a preguntar Negrn. Contra usted, seor Presidente respondi Matallana. Negrn tom entonces el telfono y con tono seguro y firme in terpel a Casado: Dgame usted, General, qu es lo que me cuentan Y despus de una pausa en la que no oimos la respuesta de Ca sado: Bien. Queda usted destituido. El Presidente volvi a la mesa y se sent. Dice que se ha sublevado contra el Gobierno. Sobre las cinco de la madrugada de aquel 5 de marzo de 1939, finaliz el Consejo de Ministros. El doctor Negrn orden a su Go bierno la inmediata salida de Espaa; lo que se efectu desde el ae rdromo improvisado cerca de Monvar (Base Dakar). Tambin va rios altos dirigentes comunistas salieron de aqu con direccin a Orn. Los ministros comunistas Vicente Uribe y Jos Moix se queda ron en Elda con sus camaradas de la direccin del Partido. El gene ral Matallana obtuvo permiso para trasladarse a Valencia despus del Consejo de Ministros. En Elda la situacin se haca ms peligrosa por momentos. Al anochecer, patrullas de la C.N.T. y algunas fuerzas casadistas esta ban tomando posiciones para controlar las carreteras. Los comunis tas que acabamos de indicar, decidieron abandonar Elda y concen trarse en el pequeo aerdromo provisional donde se hallaban los dos nicos aviones que tenan. La mayor parte salieron hacia Tou louse en dichos aviones. Los que quedaron deban esparcirse en dis tintas direcciones... El da 13 del mismo mes fue cuando el Consejo Municipal de Elda, por iniciativa de la U.G.T., formul la adhesin a la Junta de Madrid, contraria a los comunistas. * * Despus de los datos encontrados en la obra de don Vicente Ra mos, vamos a ocuparnos de otros acontecimientos de alguna trascen dencia sucedidos en la ciudad durante aquel tiempo. 215 Dada su situacin geogrfica, Elda, igual que toda la provincia, se hall en la zona republicana hasta el final de la Guerra Civil. En la poblacin haban 1.200 afiliados al Socorro Rojo Interna cional, que organiz all, en las primeras semanas del ao 1937, hos pitales de sangre para militares, situando dos de ellos: uno en el Ca sino Eldense y otro en el chalet de don Antonio Porta. El dinero Descuidadas las labores activas para la subsistencia por la en vergadura del conflicto y por los gastos desmesurados, la economa del pas o de la zona gubernamental lleg a una situacin ruinosa y adems resultaba escasa la moneda fraccionaria. Y los Ayuntamien tos de dicha zona fueron autorizados a emitir papel moneda para cir cular solamente dentro de la localidad. En mayo de 1937, el Consejo Municipal de Elda hizo billetes de 1 peseta, 050 pesetas y 025 pese tas, en dos series de 200.000 billetes cada una. Cada serie, 50.000 billetes de peseta, 50.000 de 050 pesetas y 100.000 de 025 pesetas. Este dinero fue retirado de la circulacin por orden superior en el mes de febrero de 1938. La Iglesia Parroquial de Santa Ana En julio de 1936, las turbas inconscientes y violentas, despus de destrozar y saquear lo que tena la iglesia parroquial de Santa Ana, la incendiaron con todas sus imgenes y sus pertenencias arts ticas y religiosas, incluso los patronos de Elda: el Cristo del Buen Suceso y la Virgen de la Salud. Para colmo de absurdos, el Consejo Municipal de la ciudad acord, por mayora, la demolicin de la igle sia en sesin del 10 de noviembre del mismo ario. El cura prroco de Santa Ana, don Luis Abad Navarro, se refu gi en la casa de sus padres de Novelda. Fueron all por l y lo mata ron. Su cadver apareci en la carretera hacia Petrel. Por aquellas fechas abatieron tambin a los sacerdotes elden ses, los hermanos don Ricardo y don Jos Luis Maestre Olcina, vica rio y prroco de Alguea, respectivamente. En los pueblos de esta dicesis de Orihuela, donde nos halla mos, fue uno de los sitios donde asesinaron ms sacerdotes. 216 Fachada principal de la mansin El Poblet. Persecuciones y asesinatos Al estallar el alzamiento e iniciarse la Guerra Civil, se realiza ron persecuciones de personas de derechas, interpretadas reaccio narias o afectas a los que se haban sublevado. Unos individuos de malos sentimientos, incontrolados, se dedicaban a cometer asesina tos en dichas personas, sin que la Autoridad lo pudiese evitar, ocu pada en el desbarajuste del catastrfico conflicto armado. Un amigo me dijo que haba visto una carta del poeta de Ori huela Miguel Hernndez, en la que deca cochino Elda. Es que ma taron a un cabo y cuatro nmeros de la Guardia Civil. Uno de los guardias era el suegro del poeta, el padre de su esposa. Se llamaba Manuel Manresa Pamis. Los mataron a tiros frente al Coliseo Espa ri a. Fueron vctimas tambin Maximiliano Garca Soriano y su espo sa. Lo suban a un coche para llevrselo, y al oponerse su mujer, hi 217 cieron subir a ella tambin, liquidndolos a los dos. Los malvados de la poblacin o de otras procedencias, empleaban generalmente este sistema del coche, y los cadveres los dejaban en las cunetas de las carreteras o caminos. Maximiliano regentaba una farmacia situada en la calle de Co ln. Era una persona muy instruida; colabor con perfeccin litera ria en la prensa local; a veces, versificaba. Estuvo enamorado de Elda, en cuyos asuntos culturales intervena como persona ms pre parada. Era natural de Yecla, pero vivi aqu casi toda la vida. Angel Vera Coronel: funcionario del Cuerpo Tcnico de Co rreos, adscrito a la estafeta de esta ciudad, en donde haba nacido. En el momento del Levantamiento desempeaba el cargo de Gober nador Civil de Zaragoza. Lo mataron all los otros, los de la zona ad versaria, al iniciarse la sublevacin. Toms Bordera, de mi edad: lo conoc en el seminario de Ori huela, donde estudibamos los dos; posteriormente se hizo abogado e ingres en la carrera judicial. Era Juez de Primera Instancia de al gn partido judicial de nuestra provincia. Su cadver apareci en un camino de las cercanas de esta poblacin. Cuando termin la guerra y se levant aqu un monumento a los cados, colocaron los siguientes nombres: Luis Batlls Juan, Jefe Local de Falange; Jos Pay Santos, Se cretario Local de Falange; Antonio Gallardo Barcel, industrial; Jos Mara Ban Amat, industrial; Luis Batlls Gmez, farmacutico; Emilio Romero Romero, oficinista; Juan Antonio Herrero Juan, dro guero; Pedro Vera Vida!, procurador; Antonio Amat Ochoa; Arturo Rosas Gil, Administrador de Correos; Jos Joaqun Ban Amat, in dustrial; Germn Castroviejo, comerciante; Jos Cremades Vicedo, oficinista; Vicente Luis Maestre Amat; Francisco Esp Tudela, fabri cante de calzado; Jos Maestre Vera; Narciso Juan Cataln, comer ciante; Maximiliano Garca Soriano, farmacutico; Dolores Maestre Ibez, esposa del anterior; Rafael Ferrer Moreno, zapatero; Luis Ramn Prez; Hilario Amat Vera; Luis Abad Navarro, cura prroco de Santa Ana; Mario Prez Marco; Ricardo Maestre Olcina, vicario de La Alguea; Luis Maestre Olcina, prroco de La Alguea; Isolina Maestre Amat; Jos Marcos Pez, guardia civil; Manuel Manresa Pa mis, guardia civil; Jos Brotons Bernabeu; Manuel Morales Len, guardia civil; Miguel Bentez Cuenca, guardia civil, y Manuel More no Luna, guardia civil. 218 La represin Tampoco los vencedores, los nacionales como se llamaban, se quedaron cortos, y realizaron una escrupulosa investigacin, encar celando a mucha gente. Para los hombres habilitaron como crcel el Cinema Cervantes y para las mujeres, una fbrica de calzado en la calle de Eugenio Montes, sobre la Funeraria. Con el fin de juzgar a los vencidos, los vencedores designaron los tribunales. No poda ser de otra manera. Condenaron a muerte a muchos. Algunos fueron fu silados contra las tapias del cementerio de Elda, pero la mayor parte los ejecutaron en la capital de la provincia. En esta capital, Alicante, fusilaron a 557 personas, entre los de la poblacin y los que les en viaron de la provincia. Segn las simpatas, unos han escrito que se cometieron ms atrocidades en la zona gubernamental o republicana, o roja como la denominaban los nacionales; otros se han expresado diciendo que fueron peores en la zona nacional. En Granada, por ejemplo, por aquellas fechas en que mataron a Garca Lorca, asesinaron tambin a un montn numeroso de personas por pertenecer a los partidos re publicanos o de izquierda. La impresin que tenemos nosotros es que tanto en una zona como en la otra, prevaleci el odio y las gen tes indeseables realizaron crueldades terribles. Suplicamos a la Pro videncia que no se repita jams esta infernal calamidad. 219 Vista de Elda. 220 400111 14 Captulo XXII MAXIMILIANO GARCIA SORIANO, MIGUEL TATO AMAT, LAMBERTO AMAT Y SEMPERE En los arios 1949, 1950, 1951..., se vena publicando en Elda un peridico titulado DAHELLOS, en el que colaboraron, entre otros eldenses aficionados a la literatura: Manuel Cataln Gil, Antonio Gonzlez, Rodolfo Guarinos, Juan Madrona, Alberto Navarro y San tiago Sierras. En esta publicacin lucan sus importantes aptitudes literarias, en particular Juan Madrona y Alberto Navarro. Este lti mo sera el alma de la redaccin, como lo viene siendo en estas fe chas en que escribimos con el semanario local EL VALLE DE ELDA, y lo ha sido en otras ocasiones en casi toda la prensa local de los ltimos tiempos. En uno de los nmeros de DAHELLOS reproducan los si guientes versos de Maximiliano Garca Soriano, que, como ya diji mos, lo mataron durante la Guerra Civil: IDELLADAS Es creencia general, que el tnel, o sea la mina como aqu se denomina tiene accin medicinal. Y no es exageracin ni debe tomarse a broma, como un amigo lo toma sin pizca de comprensin. 221 Las mams, cuando un infante o infanta empieza a toser, sin poderse contener lo llevan all al instante. Pues el aire de la mina dicen que, despus de Dios, es lo que cura la tos, la llamada tosferina. Y del tnel a la entrada la tiene hora tras hora, y aunque el nio a veces llora por tanta corriente helada siguen la broma o la bulla; la cosa es que a sus pulmones lleguen las emanaciones de impregnaciones de hulla. Y el remedio es eficaz; porque ocurre al otro da que muere de pulmona y... lo amortajan y en paz. A COMER FASIURAS (Soneto) Hay que imitar a Joaquinico el sastre en estas grandes fiestas y apreturas, comiendo veinticuatro fasiuras echando as al estmago el gran lastre. Despus, como temiendo algn desastre, debern consumir muchas verduras; y si a pesar de todo, un mal auguras, pon, como l, la cara de pillastre. Y si no puedes ya tenerte tieso, y te dan los sudores de agona, te tumbas en la cama con tu peso, y, si pasas la noche..., al otro da al Cristo has de rezar, del Buen Suceso y rendirle, por ello, pleitesa. A Maximiliano Garca le conoc en la segunda dcada del siglo actual (siglo XX). Administraba una farmacia situada en la calle de Coln: era entonces una va estrecha, existente como ahora, entre la calle Nueva y la plaza del Ayuntamiento. La farmacia estaba cerca 222 Maximiliano Garca Soriano. 223 de una esquina donde est situada la casa que habit con su madre el inmortal orador Emilio Castelar. Se me produjo entonces un ue ro en un dedo del pie derecho y acud a ver a Maximiliano, que me aconsej y me vendi unos polvos secantes para su aplicacin cuan do tuviese la herida hmeda y una pomada con el fin de aplicarla al tenerla seca. Con esto me cur. En aquella poca, tena fama de ser un hombre catlico: le vi en las procesiones transportando el estandarte. Por otra parte, su cultu ra y capacidad literaria y para la poesa era ya notoria. En aquel ao cuando la conoc personalmente, se convoc un concurso de poesas con motivo de las fiestas de septiembre en honor de la Virgen de la Salud y del Santsimo Cristo del Buen Suceso, patronos del pueblo: l form parte del jurado que hubo de conceder los premios. Aunque naci en Yecla, consideraba a Elda como su amada po blacin: aqu tena su trabajo y aqu residi siempre hasta el fin de sus das. Dado que despus el cronista, funcionario en destinos dife rentes, no resida en Elda; cuando conoci al intelectual de esta bre ve biografa, tendra Maximiliano algo ms de cuarenta arios. Inici su actuacin literaria, en especial, con bellas poesas dedicadas a la Virgen de la Salud, destacndose el HIMNO DE BIENVENIDA A LOS PATRONOS, al que puso msica el notable director de la Ban da, don Ramn Gorg. Durante toda su existencia colabor con acierto extraordinario en todas las revistas y peridicos que se pu blicaron en Elda. Con frecuencia fi rmaba con seudnimos como Pe pito Tafalera, Graciano Soria y otros. Fue concejal republicano del Ayuntamiento eldense en el ario 1931. El farmacutico con el que vino a Elda y se coloc, se llamaba don Luis Juan Amat. MIGUEL TATO AMAT Maximiliano debi conocer a otro intelectual, con actividades li terarias por esta localidad en los primeros arios del siglo actual, don Miguel Tato Amat, que se hizo abogado y en el ario 1902 la Corpora cin Municipal lo nombr Cronista Oficial del pueblo con el sueldo de una peseta diaria. Era director del semanario local EL VINALO PO, en el que public varios artculos histricos sobre Elda, colabo rando adems en la prensa provincial. En 1904 escribi en su peri dico textos por los que algunos concejales se consideraron agravia dos, lo que dio lugar a que fuera suprimido el cargo de Cronista que ostentaba el seor Tato y quedara cesante de dicha distincin y de percibir la famosa peseta diaria. En aquel tiempo pagaban cinco rea les al da a los obreros por ir a trabajar al campo de sol a sol; y en 224 perodo inmediato anterior, por estas tierras, segn me dijo mi pa dre, eran pocas las casas donde coman pan de trigo. Hoy ya no es lo mismo: a medida que pasa el tiempo, las injusticias sociales van dis minuyendo poco a poco. Don Miguel Tato, con anterioridad a sus actividades en Elda, haba pertenecido en Madrid a la secretara particular de Castelar, que muri en 1899. Suba mucho a Petrel, teniendo amistad con mi padre que era Secretario del Juzgado de dicha limtrofe localidad. Muy posteriormente de haber cesado en su honorfico cargo de cro nista eldense, este notable escritor se traslad de nuevo a Madrid, siendo elegido concejal republicano del Ayuntamiento madrileo en el ario 1917, encargndose del departamento que se ocupaba sobre la limpieza de la capital. Con fecha de 1919, cuando el cronista ten dra unos diecisiete arios de edad, se hubo de marchar tambin a Madrid con el fin de seguir preparndose para las oposiciones a in greso en el Cuerpo de Correos. Mi padre me dio una carta dirigida a don Miguel Tato, pidindole su recomendacin e influencia a mi fa vor. Visit su domicilio y, como se hallaba ausente, entregu a su es posa la carta, prometiendo regresar otro da. Cuando, a las pocas fe chas, me present all de nuevo, el seor Tato tampoco estaba en su casa, y su esposa me anunci haberle indicado el proyecto de colo carme en el departamento para organizar la limpieza pblica de la capital que l tena en el Ayuntamiento a su cargo. Creo que debi pensar en dar solucin a mi problema econmica, que, en realidad, no era muy abundante; pero yo necesitaba el tiempo para estudiar y aquella idea me produjo confusin. Por culpa de mi timidez, no qui se hacer preguntas a la seora, que, en alguna de sus indicaciones, se poda comprender que no haba de trabajar el infrascrito. En vis ta de la poca experiencia de la vida que yo tena por mi temprana edad, y encontrando complicado aquel proyecto, decid despedirme de la seora, anuncindole volver otro da; y cuando ya me hall en la calle, tom el acuerdo de renunciar a esta recomendacin, olvi dando el caso. LAMBERTO AMAT Y SEMPERE En las cubiertas que protegen las tapas de los dos tomos publi cados por el Excelentsimo Ayuntamiento de esta ciudad, reprodu ciendo el manuscrito sobre la Historia de Elda de Lamberto Amat, aparece una breve biografa de dicho autor, firmada por el ilustre escritor eldense Alberto Navarro Pastor. Con la intencin de am pliar dicha informacin, aadimos los siguientes datos, tomados de 225 un artculo que sobre el referido tema public en el peridico local DAHELLOS, en el ario 1949, nuestro paisano Manuel Cataln Gil: En el primer cuarto del siglo XIX, vino al mundo en el seno de un matrimonio ejemplar, el primero de nuestros historiadores locales: don Lamberto Amat y Sempere, nacido en una de las casas de la ciudad, calle de Maura. Elda contaba entonces con una poblacin que no alcanzaba las cuatro mil almas, siendo la agricultura y el esparto los medios de vida para sus moradores; y habran de pasar muchos arios para que se insinuase la fabricacin del zapato. En los arios propios de los juegos infantiles, ya lo vemos por los archivos de nuestro Ayuntamiento e Iglesia, huroneando entre los libros y legajos, que desde el siglo XVI se conservaban en ellos, escritos en valenciano y latn. Su incipiente inteligencia la haca sospechar el valor de estos mamotretos. Y tambin co rretear, con afn de historiador, por nuestro antiguo alczar, buscando tal vez entre sus piedras ese pasado que l senta re vivir. A los trece arios emborronaba con torpe mano los documentos del Ayuntamiento, prestando apoyo a su padre, que a la sazn era alcalde de la villa eldense. Sin cursar carrera alguna, por su aficin a la lectura, fue ateso rando en s, para luego derramarlos en favor de su pueblo, to dos los conocimientos necesarios en aquella poca; esto le per miti defender con bro inusitado todo lo que poda repercutir en mejora para su patria chica, llegando incluso, por sus am plios conocimientos en Derecho, a suplir los servicios de un abogado en un pleito de aguas, recibiendo por su triunfo la feli citacin del letrado de la parte contraria. El eterno problema para nuestra ciudad, ha sido siempre el agua. Este se encontraba ms agudizado a mediados del pasado siglo por vivirse exclusivamente de la agricultura. Siendo se cretario del Ayuntamiento nuestro biografiado, cargo que ejer ci hasta los veintisiete arios, hubo un incidente con el vecino pueblo de Petrel, relacionado con las aguas de Santa Brbara. Por la costumbre que estos tenan de hacer uso de las citadas aguas, se crean con derecho a ellas. Reunidos en casa del pa dre de don Lamberto, como alcalde eldense, para resolver este asunto, diversas personalidades de Elda y Petrel, con una dele gacin de las autoridades superiores de la provincia, los repre sentantes eldenses mostraron cuantos documentos fueron ne cesarios para probar que dichas aguas pertenecan por entero a Elda.... De este asunto ya hemos escrito en captulo anterior. El agua 226 Umberto Amat y Sempere. del ro Vinalop, que discurra por las proximidades de la poblacin, era salada, y Elda tena que abastecerse de unos manantiales situa dos en las cercanas de Petrel, despus de gestiones oficiales para establecer estas necesarias normas. Sin embargo, algunos regantes petrelenses, infringan, a veces, la legalidad, haciendo uso indebido de aquellas aguas, y dando lugar a conflictos que paulatinamente fueron evitndose, como era conveniente a la cordialidad entre los dos pueblos limtrofes, instruidos y laboriosos. Respetado y estimado por todas las clases sociales, don Lamber to fue hacindose imprescindible para todos los asuntos que se pre sentaban, por sus amplios conocimientos de todo lo relacionado con su Elda. As lo vemos en 1868 en Madrid, representando a Elda en uno de los problemas eldenses. Aunque apartado de la vida pblica 227 y dedicado por entero a su familia, su matrimonio con doa Manuela Garca, se encontraba siempre vigilante en defensa de los intereses locales. En 1871 se form en Alicante una sociedad para llevar des de Villena el agua a la capital de la provincia. Enterado don Lamber to de este proyecto, que, de realizarse, arruinara la agricultura el dense, dirigi carta al alcalde ponindole en antecedentes del peli gro que se cerna sobre nuestra huerta. Formada una comisin el dense, ocup en ella nuestro biografiado el cargo de secretario, con siguiendo, por entonces, que desistiesen de este pensamiento los ali cantinos. Entre sus ntimos se encontraba don Emilio Castelar, husped cuantas veces vena a Elda; don Gonzalo Sempere, cura prroco a quien dedic sus apuntes para una Historia de Elda...; y don Juan Rico y Amat, dinmico eldense, fundador en Madrid de revistas y peridicos, en uno de los cuales, LA ILUSTRACION, public una novela del castillo de Elda dedicada a don Lamberto. En 1841 pas a ser propiedad del Estado el edificio de nuestro alczar, y desde ese ario fueron muchas las tentativas para derribar lo, consiguiendo nuestro don Lamberto que tal derribo no se llevase a cabo, hasta el ao 1849 en que el Estado lo mand vender en lici tacin pblica, siendo derribado por su adjudicatario. Pas a gozar de la paz del Seor a los setenta y dos arios de edad el da 16 de marzo de 1893, siendo su falta muy sentida por todos sus paisanos. Enterrado en el cementerio viejo, al derribo de ste sus restos mortales fueron trasladados al panten familiar de nues tra actual necrpolis. 228 Captulo XXIII ANGEL VERA CORONEL Y SU FAMILIA Al comentar los datos biogrficos que aparecen con relacin a este asunto, encontramos las dos Espaas que sealan varios auto res: tal vez la ms inclinada hacia la derecha y la de la izquierda; que puede ser poco ms o menos lo que quieren decir. Don Angel Vera Coronel haba ingresado en el Cuerpo Tcnico de Correos por oposicin y prestaba servicio en la estafeta postal de Elda, su pue blo. De aquella oficina era Administrador don Arturo Rosas, tam bin de Elda, al que mataron, a l y a su yerno, en la Espaa situada ms a la izquierda. A Vera Coronel lo fusilaron en la otra Espaa. Esto suceda durante la catastrfica Guerra Civil que sufrimos los espaoles: gente de ambos bandos cometi atrocidades. Las circuns tancias facilitaron la gestin a los individuos de malos instintos, de los que siempre hay una minora. Sera faltar a la verdad, afirmar que la mayora de los espaoles somos malos. En aquellos terribles momentos, el miedo a los indeseables autores, se apoder de los mismos adversarios polticos de las vctimas. La represin fue tam bin excesiva, estando presente la venganza y el apasionamiento. Para interpretar el pensamiento poltico de Angel Vera, se debe observar su amistad con Marcelino Domingo y su afiliacin al parti do de don Manuel Azaa. Su republicanismo la Monarqua haba cado estaba situado en una posicin liberal o centro; pues a la de recha se hallaba el grupo conservador con Alcal Zamora y Miguel Maura, que haban desempeado las funciones de Presidente de la Repblica el primero, y de Ministro de la Gobernacin el otro; y a su izquierda exista el partido socialista con numerosos electores, ms los comunistas. Haba tambin el partido radical de Alejandro 229 Lerroux, en donde se hallaba Martnez Barrios, formacin que tam bin se podra calificar de centro. Reproducimos a continuacin el artculo publicado en un peri dico de Zaragoza, despus de que Angel ocupara el puesto de Gober nador Civil de dicha provincia, en aquellas fechas, para podernos formar un concepto bastante acertado en la actuacin poltico -social de nuestro ilustre paisano: UN GOBERNADOR EMINENTEMENTE REPUBLICANO, DON ANGEL VERA CORONEL: Desde el 3 de marzo ltimo despus del triunfo electoral del Frente Popular tienen los zaragozanos un Gobernador Civil verdaderamente republicano, de esos que son tan necesarios en las provincias y que, desgraciadamente, es muy difcil en contrar. Este es uno de los problemas, al parecer, sencillo, pero, en rea lidad, dificilsimo, que aun les es difcil resolver a los ministros de la Gobernacin de la Repblica. Algunos de los que han sido designados para ocupar estos importantes puestos, no han ser vido para ello, aun siendo personas dignas e inteligentes y cul tas; pero es que el cargo de Gobernador Civil lleva implcita e indispensablemente la concurrencia de determinadas condicio nes especiales, como son: la energa armonizada hbilmente y con precisin con la flexibilidad; el espritu de justicia, con la comprensin; la imparcialidad, con el sentimiento poltico del Gobierno, de quien son genuinos representantes. Y han de co nocer a las personas con quienes han de actuar principalmen te; pues en la inmensa mayora de los casos, el Gobernador tie ne que confiarse a determinadas personas de la localidad, in fluencindose de sus egosmos y de sus pasiones. Para tener la independencia necesaria es indispensable el conocimiento per sonal de la provincia que se va a regir. El talento, la discrecin, la habilidad y el verdadero republica nismo; es decir, todas las condiciones especialsimas indispen sables, las tiene, y en verdadero derroche, el nuevo Goberna dor Civil de Zaragoza, don Angel Vera Coronel, y de ellas ha hecho uso y gala en el desempeo de idntico cargo en otras provincias. Una de las provincias ms difciles de gobernar entonces, nos referimos a los aos 1931 y 32, era la de Cceres. En los ocho primeros meses, desde el 14 de abril, desfilaron por all nada menos que catorce gobernadores civiles. El fracaso les coga de plano desde el primer momento, y su inmediata sustitucin era obligada e inaplazable. Pues bien: fue designado para el mando de esta provincia el seor Vera Coronel, y con decir que de 230 231 sempe el cargo once meses, est dicho cuanto ms pudiera decirse en elogio de su actuacin, eficaz y brillantsima. Y no sali de este Gobierno, sino por entender el Ministerio de la Gobernacin que ya no eran tan necesarios sus servicios en C ceres como en otras provincias, especialmente en la de Cdiz, donde el incendio de los campos se suceda, creando una situa cin angustiossima que era preciso remediar rpidamente y a toda costa. Lleg a Cdiz el seor Vera en tan dificilsimas cir cunstancias, y bien pronto logr apagar las hogueras que alcan zaban, a veces, varios kilmetros de extensin, y lo que era ms importante y trascendente: realiz una labor tan comprensiva y tan certera, tan infatigable y tan republicansima, que logr restaar en muchos corazones las heridas sangrantes del odio y sustituir sus venenos por sus antdotos: la cordialidad com prensiva y la confraternidad de los hombres. Meses antes de cesar voluntariamente en su cargo, an tuvo que afrontar otra situacin dificilsima: el problema pavoroso de la Aeronutica. Luch hbil y denodadamente para resolver la ardua cuestin planteada, y, al fin, consigui otro xito ro tundo, al convencer a los obreros, horas antes de abandonar su puesto, de que le firmaran, como lo hicieron, en blanco, las ac tas de arreglo para la solucin del conflicto. Su dimisin no obedeci a otras razones que la de entender que habindose encargado del Poder el seor Martnez Barrios, a la sazn perteneciente al partido radical, decidido y fi rme partidario del seor Azaa, crey que su misin haba cesado y que deba volver a su cargo administrativo... El seor Martnez Barrios, nuevo Presidente del Consejo, y el seor Rico Abello, Ministro de la Gobernacin, le rogaron in sistentemente que continuara en su puesto; pero el seor Vera, con visin clarsima de la realidad, se neg rotundamente con estas palabras: Entiendo que nuestra poltica ha terminado por ahora. Y sali de Cdiz, encendido de grata emocin y de satisfaccin hondsima al contemplar cmo volvan las chime neas de la Aeronutica a lanzar al viento sus columnas de humo industrial, porque el trabajo se haba ya reanudado y era el pan por el trabajo de aquellos centenares de obreros. Ahora ha sido sacado de nuevo de su residencia, arrancndolo a sus actividades oficiales y particulares en Elda, para llevarlo a Zaragoza, donde sus servicios son insustituibles; y all ha marchado, dejando su mesa de trabajo en la oficina de Correos de la que es oficial... En ese nuevo Gobernador, hombre joven, inteligente, justo, la borioso y simptico, en el que tan admirablemente se herma nan la energa y la fl exibilidad, la justicia y la comprensin, el 232 mando y la democracia, tienen cifradas todas sus esperanzas los zaragozanos. Y as, a la confianza plena del Gobierno se ha unido la confianza absoluta de todas las clases sociales de la in dustriosa y nobilsima provincia aragonesa. El xito de su ges tin no es, pues, dudoso, sino seguro. La victoria en Aragn del levantamiento contra la Segunda Repblica en los primeros momentos, lleva la fatalidad a nuestro biografiado En Aragn triunf el Movimiento de inmediato, a pesar de que se poda intuir otro resultado, ya que desempeaba el mando de la Comandancia Militar el general Cabanellas Ferrer, republicano y perteneciente, como Angel, a la masonera; hostil a la dictadura de Primo de Rivera, que lo pas a la reserva. La Repblica lo restable ci en su misin castrense, designndole jefe de la segunda Divisin en Andaluca, y, con posterioridad, Director General de la Guardia Civil. Fue tambin diputado por Jan en las elecciones de 1933, mili tando en el partido radical. El Gobierno tuvo noticias de sus contactos de ltima hora con el director inicial del Movimiento, general Mola, e intent apartarlo de Zaragoza, sustituyndolo por el general jefe de Aviacin, Nez del Prado. Envi a ste, reclamando por telfono la presencia en Ma drid del republicano, con excusa de recibir personalmente informa cin. El aviador se present en la capital de la Pilarica y en la entre vista con Cabanellas pareci que los proyectos del Gobierno se iban a cumplir; pero, ante la conformidad o indecisin del general, que apareca como democrtico, sus colaboradores detuvieron a Nez del Prado, que, ms tarde, fue fusilado en Pamplona despus de ha berle formado consejo de guerra. Nez del Prado haba sido el principal propulsor de la aviacin militar espaola. El movimiento obrero en Zaragoza se hallaba dirigido en parti cular por la C.N.T. Es decir, por los sindicalistas y anarquistas, aun que con menos fuerza que en Catalua; pero, en vista de las circuns tancias, declararon la huelga general, que no fue dominada hasta pa sar unos das. La represin fue muy dura. El Gobernador Civil, don Angel Vera Coronel deca el Heral do de Aragn, en vista de las primeras noticias que conoci del Le vantamiento en Espaa, convierte el Gobierno Civil en centro de las organizaciones del Frente Popular. La misma noche del viernes co menzaron a prestar servicio de vigilancia las milicias socialistas. El seor Vera Coronel se hallaba visiblemente preocupado. Reciba en 233 su despacho oficial a numerosas comisiones y constantemente daba rdenes. Ante el temor de que la guarnicin de Zaragoza segn el He raldo de Aragn secundara el Movimiento y de que los sublevados ocupasen el Gobierno Civil, como uno de los primeros objetivos, el seor Vera organiz la defensa de este centro. Para ello dispuso que fueran montadas dos ametralladoras en la terraza. Tambin fueron depositadas armas y municiones, granadas de mano y gases asfixian tes. En la noche del sbado, cuando ya se crea inminente la salida de la tropa de la guarnicin para ocupar la ciudad, el seor Vera, en su deseo de resistir a los sublevados, decidi proporcionar armas a las masas del Frente Popular. En el Gobierno Civil fue redactada una orden para el Comisario de Vigilancia, en la que se le requera, en nombre del Ministro de la Gobernacin, para que entregase todas las armas que haba en el centro. Estas y otras medidas que intent el Gobernador, le fueron intiles por faltarle el apoyo de sus inme diatos subalternos. Enseguida las fuerzas de Vigilancia, Seguridad y Asalto, en su totalidad, se adhirieron al Movimiento... El lunes sigue diciendo el Heraldo de Aragn nos manifesta ron en la Comisara de Vigilancia, que haban sido practicadas nu merosas detenciones, entre las que figuraban las de los ms destaca dos dirigentes de los partidos polticos y organizaciones obreras del Frente Popular y de la Confederacin Nacional del Trabajo. Ms que Cabanellas, el coronel Monasterio que mandaba el re gimiento de caballera de Castillejos destinado en Zaragoza, era el alma del alzamiento en aquella capital. Ascendido despus a gene ral, fue nombrado jefe de la Divisin de Caballera del Ejrcito Na cional. El bando del general don Miguel Cabanellas Ferrer, declarando el Estado de Guerra, se hallaba redactado en trminos republicanos, a pesar de que se haba pasado a los nacionales. Termin con el si guiente prrafo: Conocida de los aragoneses mi tradicin democrtica y mi amor a Espaa y a la Repblica, espero de todos que, haciendo gala de su acendrada ciudadana, presten la debida asistencia a las autoridades y sus agentes para que transcurra esta situa cin excepcional sin necesidad de hacer uso de los medios ex traordinarios que este bando contiene, evitando que se altere la normalidad, que estoy dispuesto a mantener a todo trance. 234 A pesar de sus anteriores relaciones amistosas con el general Cabanellas, el Gobernador, seor Vera Coronel, fue tambin deteni do; y tal vez no lo mataron enseguida por indicacin de dicho gene ral. Estuvo detenido sobre un ario y fue fusilado el da 20 de julio de 1937. Lo enterraron en el pueblo de Pedrola, cerca de Zaragoza, y con bastante posterioridad, su esposa se present all, consiguiendo que le dieran el cadver. Lo coloc en una caja preparada para ello y se lo trajo a Elda en el mismo coche en que hizo el viaje. Est ente rrado en el cementerio de esta ciudad. Su padre Gabriel Vera Garca fund una importante fbrica de calzado, en cuya gestin y administracin haba puesto el hijo toda su inteligente labor. Su distinguida esposa, Anita Romero, era hija del acreditadsi mo industrial don Rafael Romero, creador en 1876 de la famosa ma nufactura y produccin del calzado en Elda, que trajo zapateros es pecializados de Mahn para perfeccionar la incipiente industria en su fbrica, la ms importante durante los primeros tiempos de este negocio, que, casi de la nada, ha convertido la ciudad en una pobla cin muy importante, dado el afn y laboriosidad de los eldenses. De la categora de don Rafael Romero y de su monumental fbrica, ya se ha escrito en captulo anterior. Su madre se llamaba Salud Coronel Rico, formando parte de una de las familias ms distinguidas de Elda. Era hermana de don Jos Coronel, cannigo arcipreste de la catedral de Segorbe, y de don Joaqun Coronel, que fue presidente del casino y varias veces al calde de esta ciudad, con un acierto extraordinario. Este seor tuvo la mala suerte de morir, ya viejo, en un accidente: visitando el lugar donde se hallaba el nacimiento de las aguas del Canto, cerca del Mo nastil, un artefacto, procedente de la triste Guerra Civil, olvidado en aquel sitio, estall al tropezar con el mismo y le produjo la muerte el ario 1939. Salud, la madre de Angel, era cuada de la prestigiosa cantante eldense Milagritos Gorg, y era hermana tambin de don Luis Coro nel Rico. El notable cronista de nuestra ciudad, Alberto Navarro, escribi un extenso artculo con detalles abundantes de la familia Coronel en la revista de las Fiestas Mayores de 1984. Dice que los datos se los facilit principalmente el citado don Luis Coronel Rico. Podemos aadir nosotros sobre este seor que desempe car gos muy importantes en Correos. Entonces exista la categora de 235 Jefe Superior de Administracin. Estuvo destinado en la inspeccin Regional de Valencia y posteriormente ocup los primeros puestos en la Administracin General de la Caja Postal de Ahorros en Ma drid. Pero la persona sobresaliente de esta distinguida familia es un hijo de dicho alto jefe de Correos: don Luis Coronel de Palma; por su aristocrtico matrimonio, marqus de Tejada. Es Notario. Ha sido director general de la Confederacin de Cajas de Ahorros, goberna dor del Banco de Espaa, embajador de nuestra nacin en Mjico... El cronista encuentra en el presente relato las dos Espaas, y ve que hay en las dos, hombres buenos e inteligentes. 236 Captulo XXIV LAS MADRES DE LA PLAZA DE CASTELAR ELDENSE El valenciano y el castellano en Elda Con motivo del rgimen autonmico y el partido socialista en el Poder, se han dictado disposiciones para que los estudiantes cursen el valenciano y se acepte indistintamente con el castellano en las ofi cinas pblicas, aunque si se trata de poblaciones castellanoparlan tes, sobre la obligacin de aprender la lengua verncula en las es cuelas, se hace alguna excepcin. Con este motivo, el diario LA VERDAD recoge la noticia de que un grupo de madres eldenses se manifiesta en la plaza de Caste lar para protestar contra la enseanza del valenciano. La intencin de las mismas, segn manifest un portavoz de ellas, es volver a reu nirse cada tarde, de lunes a viernes, al pie del monumento a Caste lar para hacer patente su protesta.... No estamos en contra del va lenciano, dijo una de ellas, ni tampoco nos oponemos a que lo ense en en las horas extraescolares, porque creemos que se deben con servar las races de nuestra lengua regional; pero a lo que s nos oponemos es a la forma en que lo estn imponiendo, y a que no se haya informado bien sobre tal asunto en algunos colegios. En Elda, donde la inmensa mayora habla castellano, han puesto la cosa de tal forma, que si el padre no quiere el valenciano para sus hijos, tiene que pedirlo explcitamente, cuando lo lgico debera haber sido al revs.... Los acontecimientos se producen a finales de octubre y prime 237 ros de noviembre de 1984 y se va incrementando el nmero de ma dres que acuden cada da para dicha protesta a la plaza de Castelar de Elda. En el mismo diario, contestando a estas madres, el seor conce jal de Educacin del Ayuntamiento eldense, les responde calificando de ambiguos los argumentos utilizados por ellas para justificar sus protestas: No s concretamente qu es lo que quieren decir; por un lado manifiestan apoyar la lengua valenciana como verncula y por otro que no la apoyan en la forma como se est enseando. Si lo que quieren decir es que se les est imponiendo la enseanza del valen ciano, esto no es tampoco cierto, ya que lo nico que se hace es cumplir la Constitucin y el Estatut, donde se faculta a la Generali tat para ver la forma de recuperar la lengua regional, de acuerdo a la orden de primero de septiembre de 1984. Sin embargo, yo, perso nalmente, pienso que Elda no pasar a ser una zona valenciano -ha blante, y siempre tendr el castellano como lengua base; pero es bueno que la mayora de las personas de aqu puedan entender el valenciano cuando hablen con otro convecino suyo. Asimismo, una lectora de dicho diario escribe un artculo acon sejando a los padres la conveniencia de que sus hijos estudien el va lenciano en las escuelas, con el fin de evitarles perjuicios posterio res, ya que para acceder a las oficinas pblicas u obtener ttulos me dios o universitarios, necesitarn el conocimiento de nuestra lengua regional en este territorio del antiguo Reino de Valencia. La insistencia de las manifestaciones que siguen realizando las madres eldenses en la plaza de Castelar, da lugar a un nuevo escrito del concejal indicado en trminos menos cordiales y entonces aqu llas le contestan en el semanario local Valle de Elda y escriben en tre otros argumentos lo siguiente: El artculo 3 de la Constitucin seala que el castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los es paoles tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla. La Constitucin nos dice tambin que las dems lenguas espaolas se rn tambin oficiales en las respectivas comunidades autnomas, y no seala que en el territorio de estas comunidades cada lengua pe culiar pueda implantarse obligatoriamente. Y dudamos que el Esta tuto pueda imponer el deber de estudiar el valenciano, cuando la Constitucin lo ha establecido slo y exclusivamente para el caste llano. Al objeto de ms claridad, consignamos aqu la noticia publi cada por la agencia E. Press hace unos das: El Ministerio de Edu cacin y Ciencia indemniz con 560.467 pesetas a Esteban Gmez Rovira, abogado madrileo con bufete en Barcelona por daos y per 238 juicios al tener que cambiar a sus hijos de centro de enseanza, pues donde se hallaban matriculados impartan las clases en lengua catalana (idioma que desconocan los chicos). La resolucin ministe rial se adopt de acuerdo con el Consejo de Estado, basndose en una sentencia que declaraba el derecho que asiste a los hijos de Es teban Gmez a que les sean impartidas las clases en castellano. Y para mayor claridad, el Consejero de Cultura, Educacin y Ciencia, don Cipriano Ciscar, en declaraciones a Radio Villena, el da cinco de octubre ltimo, declaraba que no es obligatorio para los alumnos de ciudades castellanoparlantes, la enseanza del valenciano ni en E.G.B., ni en B.U.P., ni en F.P., pudindose pedir la exencin en to dos esos niveles. Con relacin a este problema de las protestas eldenses, salvo un error de planteamiento, las autoridades locales, que casi todos ha blan castellano, no podan evitar las disposiciones procedentes de la Superioridad en virtud del Estatuto de autonoma regional. Sin embargo, las diferencias seguan. La Verdad de fecha 31 de octubre de 1984, escribe: Una creciente intranquilidad se respi raba entre las madres de la plaza de Castelar, ante los rumores que han circulado por la ciudad en las ltimas horas sobre la proba ble convocatoria de una contramanifestacin a la misma hora y lu gar donde este grupo de madres se viene dando cita desde el pasado da 25 de octubre. Es cierto manifiesta una de ellas que estamos preocupadas de pensar que pueda venir alguien con la intencin de buscar enfrentamientos, cuando nosotras lo nico que estamos ha ciendo aqu, de forma pacfica y silenciosa, es defender algo que consideramos nuestro derecho y de nuestros hijos... No estamos en contra de la enseanza del valenciano para aquellos nios que lo de seen, sino que slo pedimos que se respete la ley para las zonas cas tellanohablantes, y que no quiten horas de clase para ensearles el valenciano. Una dice que escribi al centro correspondiente con el fin de pedir la exencin del valenciano para su hijo, y ahora est dando clases de valenciano como todos los dems nios que no lo haban pedido, pues dice el director que tena que haber ido el pa dre al colegio. Otras madres asistentes a la concentracin de la plaza de Castelar manifiestan que sus hijos desean dejar el colegio si les obligan a estudiar valenciano. Estas deciden, por fin, suspender las manifestaciones diarias en dicha plaza y escriben una carta al Presi dente de la Generalitat de Valencia, don Juan Lerma: Seor Presidente: somos un grupo de madres de alumnos que nos manifestamos a diario en la plaza de Castelar de Elda, en protesta por la forma de haber implantado el valenciano en los 239 colegios de la ciudad. La ley de enseanza y uso del valenciano, y la orden posterior que la desarrolla, producen una grave dis criminacin con los alumnos de otras comunidades, pues aqu la enseanza de la lengua verncula se hace dentro del horario escolar en perjuicio de otras asignaturas... Tememos que pedir la exencin del valenciano pueda motivar la creacin de listas negras a tener en cuenta con posterioridad... Vimos con agra do el acceso al Poder del Partido Socialista y creamos que se respetara el idioma elegido por los padres, que aqu en Elda es el castellano desde hace siglos... No estamos en contra del va lenciano, lo que pedimos es que la enseanza del mismo no se realice en los horarios lectivos, restando tiempo a otras asigna turas... Rogamos que la lengua verncula sea impartida con ca 240 rcter optativo y fuera del horario escolar, y que nuestros hijos deben recibir la enseanza en castellano, que hablamos ms de trescientos millones de seres humanos, y dejar el valenciano para los que quieran conocerlo, sin perjuicio de que los Pode res Pblicos financien gratuitamente clases a los interesa dos .... El cronista naci en un pueblo donde se habla la lengua vern cula, a la que ama profundamente como a este maravilloso territorio del antiguo Reino de Valencia, acariciado por el apacible clima y exuberante vegetacin. Pero piensa que habra de buscarse un equi librio con relacin al espaol que se inici hace siglos en Castilla (por eso se llama castellano). Nosotros somos tambin espaoles, y este idioma, desde hace siglos, constituye el oficial en toda Espaa, partiendo de las escuelas primarias, institutos, universidades, etc tera, y empleado a continuacin en las oficinas pblicas y privadas de nuestra Espaa. A la unidad del Estado conviene la colaboracin de una preferente unidad lingstica, al objeto de que todos los espa oles podamos entendernos bien y de la misma forma. Por tanto, nuestro justificado amor al valenciano se debe mantener de una for ma particular y voluntaria, de manera que las dos lenguas circulen por dos cauces distintos, sin interferirse mutuamente. En las ofici nas pblicas debe continuar el castellano como la nica forma de entenderse, para evitar dificultades al pblico y a los funcionarios desconocedores de la lengua verncula, como a los procedentes de otras regiones. En cambio se debe fomentar el valenciano, apoyando las instituciones o grupos interesados por su enseanza; as tambin cabe subvencionar algn peridico, concediendo adems premios li terarios en concursos para escritos y libros en valenciano. Es decir, respetar el castellano como funcionaba normalmente, demostrando al mismo tiempo nuestro predilecto inters por la lengua regional. A fi n de ver que las diferencias sealadas no son slo una posi cin de Elda, reproducimos a continuacin lo que dice el ABC del da primero de noviembre ltimo: Alicante: la poblacin castellano parlante protesta por la imposicin del valenciano... Ms de veinte pueblos de la Vega Baja del ro Segura, en el cono sur de la provin cia, ms Villena, hacen suya esta protesta de las madres de Elda con tra la imposicin del valenciano a estudiantes castellanohablantes... Las indicadas madres son conscientes de que ninguno de los llama dos cauces convencionales, incluyendo, naturalmente, a los partidos polticos y a las centrales sindicales, van a cambiar la realidad ac tual. Elda queda cerca de Novelda y de Monvar y pegada geogrfi camente a Petrel: tres localidades valencianoparlantes. Entre los el 241 denses causa recelo la divisin de las dos lenguas, pues la discrimi nacin est servida: para acceder a determinados puestos de la Ad ministracin va a puntuar y ser decisivo el dominio del valenciano... Por ello se constituy en Valencia la Asociacin de Escritores Valen cianos en Lengua Castellana. Con el fin de que se halle mejor informado el lector y pueda juz gar con ms acierto, escribimos a continuacin una breve impresin histrica del asunto con el problema lingstico regional. Este territorio alicantino fue tomado por las tropas castellanas a los musulmanes en el reinado de Fernando III El Santo. Elda, Pe trel, los valles del ro Vinalop y la Vega Baja del ro Segura, excep tuando Villena y Sax, se incorporaron al Reino de Valencia a finales del siglo XIII por conquista de Jaime II de Aragn, nieto de Jaime I El Conquistador. Para evitar derramamiento de sangre, los moros haban sido respetados en su religin, vidas y haciendas; hasta el ario 1609 en que Felipe III, rey de Espaa, decret su expulsin, transportndolos a las inhspitas costas africanas. Esta cruel medi da dio lugar a que cuatrocientas cincuenta y tres localidades del Rei no de Valencia quedaran despobladas: una de ellas, Elda. La repo blacin fue lenta, dadas las malas comunicaciones y los deficientes caminos de aquel tiempo, y los impuestos que algunos seores, pro pietarios de la tierra, imponan a los nuevos pobladores para recupe rar los perjuicios de haber perdido a sus colonos mahometanos. Los pueblos situados en el cinturn del territorio valenciano, cerca de . Murcia, Albacete, Cuenca y Teruel, fueron repoblados ms pronto por gentes procedentes de dichas provincias, dada su proximidad, casi todos hablan castellano como en dichas provincias. De la misma forma que a otras muchas poblaciones de nuestra regin: Monforte, Aspe, Villena, Sax..., a repoblar Elda vinieron tambin familias cas tellanohablantes. Pero con los datos que siguen a continuacin, el infrascrito ve igual el asunto, aunque la mayor parte nos expresra mos por aqu en valenciano. Los moriscos, en Espaa, dado el apego a sus costumbres, en principio conservaban un dialecto rabe, La algaraba; pero en el ao 1561, durante el reinado de Felipe II, se les oblig a conocer y entenderse en el idioma espaol. En estas tierras del Reino de Va lencia, terminaron por hablar en valenciano. Un seor, Queremn Navarro, de Monvar, residente en Elda, que vivi su juventud en Argelia, me deca que conoci all musulmanes que hablaban nues tra lengua verncula. Deban ser descendientes de los moriscos ex pulsados de nuestro territorio. 242 Sobre la forma de expresarse desde hace siglos en Elda despus de la expulsin de los moros, en el siglo XVIII estuvo aqu y en Pe trel el autor Antonio Jos Cavanilles Palop, de Valencia, el cual en su obra hace constar la diferencia de hablar entre Elda y Petrel, ya que en Elda se expresaban en castellano y en Petrel en valenciano. Saber hablar, leer y escribir este idioma regional, adems de ser una prueba de cultura, es importante para conocer la literatura de la regin en siglos pasados cuando escribieron en valenciano notables literatos, y adems poder investigar en archivos donde hay numero sos documentos redactados en esta lengua hasta muy entrado el si glo XVIII. Pero debe ser una posicin voluntaria con destino a los que tengan tiempo y aficin para dicho fi n, que consideramos meri torio; incluso que pueda existir una ctedra en la universidad de Va lencia dedicada a la lengua, literatura e historia regional. Por otra parte, el problema de las aspiraciones catalanistas, ha producido en esta zona una confusin de tal naturaleza, que los mis mos intelectuales de talla, unos consideran el valenciano como una derivacin del cataln, pero otros afirman que es diferente, incluso anterior. En este ltimo sentido, no slo se han escrito artculos, sino hasta libros, creando un verdadero desconcierto. Mi orientacin frente a la singular polmica, a grandes rasgos, es la siguiente: el rey Jaime I de Aragn, El Conquistador, public en lemosn la historia de su reinado. Haba nacido en la ciudad y seoro de Montpellier, que perteneca a sus dominios, como los an tiguos territorios del sur de Francia, el Roselln y la Cerdaa. Aprendi a conversar y escribir en esta lengua, que naci del pro venzal, en la Provenza, regin meridional francesa. El lemosn se inici por esta zona gala en los pueblos de la dicesis de Limoges y a principios del siglo XIII sigui su extensin por el Medioda francs, penetrando en las tierras hispanas por la cordillera pirenica. Del lemosn principalmente, como tambin de sus anlogos, el provenzal y la lengua de oc, naci el cataln, el valenciano y el mallorqun. Jaime I de Aragn, conquistador de Valencia a los moros, la pobla cin ms importante que haba tomado, dispuso para los documen tos oficiales su redaccin en el nuevo lenguaje, en vez de hacerlo en latn como vena siendo costumbre; y la crnica suya El llibre deis feyts es uno de los primeros textos que marcan un punto de refe rencia para nuestra lengua y literatura regional. La semilla sobre la forma de hablar que trajo a Valencia el rey aragons con los caballeros y las huestes catalanas, rosellonesas y 243 languedocianas, grupos importantes de su corte y de su ejrcito, mu chos asentados en las tierras reconquistadas, produjo una cosecha de poetas y escritores, especialmente en el siglo XV, cuando ya era Valencia una de las poblaciones ms importantes de la pennsula y el castellano circula poco por estos pagos, puesto que la unin de Aragn con Castilla se realiz a mediados de dicho siglo. Entre aque llos literatos de nuestra lengua verncula, algunos clebres, citare mos slo, para no alargar estas lneas, por una parte al eximio poeta Ausias March, que obtuvo en su tiempo gran popularidad e influy en la poesa castellana del siglo XVI, mereciendo conceptos laudato rios de Lope de Vega, Quevedo, y ms tarde de Menndez y Pelayo; naci en Beniarj, cerca de Ganda, y sus restos reposan en la cate dral de Valencia. Asimismo cabe recordar a Martorell, autor de uno de los primeros textos del valenciano, Tirant lo Blanc. Para los que conozcan el cataln, el mallorqun y el valenciano, han de observar la extraordinaria semejanza y deducir que, o es lo mismo o son ramas del mismo tronco. Cuando yo resida en Catalu a, hablaba con los naturales de aquel pas en un dilogo valencia no -cataln y nos entendamos perfectamente. Si escribisemos una relacin de palabras y frases en valenciano, iguales o muy parecidas al cataln, apenas cabran en un tomo voluminoso. Esto no es decir que los catalanes sean los valencianos ni viceversa. Argumentando ms sobre la procedencia del lenguaje, el histo riador valenciano Vicente Ximeno, en sus libros publicados en 1747 y 1749 sobre Escritores del Reino de Valencia, al referirse a los del idioma valenciano, dice siempre que lo hicieron en lengua le mosina. El autor latino del siglo XVI, Mariner de Alagn, natural de Valencia, comentando la obra de Ausias March, seala haberla es crito en verncula lingua lemovicensi. Del drama sacro El Miste ri de Elche, aseguran las referencias antiguas que se halla redacta do en lemosn. Actualmente vienen sosteniendo la antorcha en Valencia de nuestro hablar histrico regional, la vieja e ilustra organizacin Lo Rat Penat, que se dedica a la enseanza de esta lengua; una institu cin acadmica de notables literatos, El Centro de Cultura Valen ciana y otras sociedades culturales de menos rango. Asimismo ha surgido alguna revista en valenciano y en los diarios de la regin, editados como siempre en castellano, viene ahora excepcionalmente algn artculo en lengua verncula. Tambin se han publicado libros en la misma y he odo nombrar Academia de la Lengua Valencia na. Todo ello nos es grato a los valencianos, interesados por la lite 244 ratura y la histori& de nuestro territorio, el antiguo Reino de Valen cia. Sin embargo, nuestro caso no es el de Catalua. Nosotros nos hemos sentido, desde hace mucho tiempo, espaoles adems de va lencianos. Cuando interpretan el himno a Valencia del maestro Se rrano, todos nos ponemos de pie y cantamos: Para ofrendar nues tras glorias a Espaa..., terminando con Viva Valencia y una salva de aplausos. Sera fcil anotar una lista interminable de literatos va lencianos que han escrito y escriben en castellano, sin abandonar su afecto por la regin. Recordemos, al menos, a Blasco Ibez, Gabriel Mir, Azorn...; pidiendo perdn a los muchsimos ms, ya que aqu no disponemos de tiempo ni espacio para incluirlos. Es oportuno aadir una importante aclaracin: con el criterio autctono sealado anteriormente, escribi una gramtica valencia na el padre Luis Fullana, que disenta en varios puntos de los con ceptos gramaticales apoyados por el intelectual cataln Pompeyo Fa bra. Y en este mismo sentido public un vocabulario valenciano de cuarenta y cinco mil palabras: texto que, a pesar de varias diferen cias, no destruye el notable parecido con el cataln y el malloqun. Fue nombrado entonces profesor de la ctedra sobre nuestra lengua regional en la universidad de Valencia y tambin acadmico de la Real Academia Espaola de la Lengua. En el discurso de toma de posesin, el ario 1928, el padre Fulla na insisti en la interpretacin del valenciano como idioma autcto no, independiente del cataln. Le contest, como es costumbre, otro acadmico, don Jos Alemany Bolufer, defendiendo la posicin del nuevo compaero. Es decir, dndole la razn. El seor Alemany era catedrtico de griego, orientalista, acadmico de la Real Academia Espaola de la Lengua y de la Historia; haba traducido varios textos del snscrito y del rabe al espaol. Tanto l como el padre Fullana nacieron en estas tierras valencianas. Si el seor Alemany fue uno de los que apoyaron al padre Fullana para ocupar el silln de la Aca demia y contest el discurso de su nuevo compaero, no caba que desintiera entonces de su opinin. En otro caso habra que aceptar el criterio del sabio orientalista. Terminaremos recordando una de las medidas que tom Jaime I El Conquistador para repoblar de cristianos Valencia, despus de reconquistarla: A fin de premiar el mrito militar de siete condes de Lrida que se distinguieron en la lucha para tomar Valencia, la codiciada capi 245 tal, Jaime I les concedi la facultad de traer mujeres de sus conda dos leridano-aragonesas para maridar en el territorio valenciano, con proyecto de repoblacin. En aquel momento estas tierras no for maban parte de Catalua, sino que correspondan al reino de Ara gn, pues en 1149 el rey de Aragn las haba reconquistado. Estos hombres a los que quera recompensar, trajeron 166 mu jeres de pueblos leridanos, donde se habla un cataln muy parecido al valenciano, y 134 aragonesas castellanoparlantes. Dichos condes y condesas catorce fi guras, talladas en piedra con sus nombres y protegidas por una lnea de tejas valencianas, aparecen en la cornisa con que queda rematada la puerta romnica de la catedral de Valencia, conocida con el nombre de puerta de Al moina, que anteriormente se haba llamado tambin puerta de Lri da. Todos estos datos que justifican nuestra consideracin y afecto para el valenciano y otros muchos que no caben aqu, no deben opo nerse, como hemos dicho antes, al castellano o espaol, que tambin es nuestro idioma, como norma de la unidad lingstica nacional. En la pgina 57 del ABC de fecha 22 de diciembre de 1984, pr ximo pasado, aparece la siguiente noticia: Universitarios alemanes no quieren estudiar en cataln. Los universitarios alemanes que es tudian en Barcelona, adems del castellano, tienen que aprender el cataln y para evitar este problema toman medidas para trasladarse a otras universidades espaolas. 246 Captulo XXV RECORDANDO A UNA ARTISTA EXCEPCIONAL, EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO (Artculo publicado por don Francisco Can delas Carratal en la revista Alborada el ario 1980 y autorizada su reproduccin en este libro). MILAGRITOS GORGE BORRAS, la pequea Patty Nace esta excepcional cantante en Alicante, en el ario 1880, en el seno de una familia de artistas. Sus padres, doa Milagros Borrs Marco y don Ramn Gorg Soler, competente msico y gran direc tor, que dio a Elda toda una poca de esplendor artstico, como di rector de la Banda de Msica Santa Cecilia y durante muchos arios y con la autoridad de su personalidad artstica, al frente de aquella extraordinaria compaa de zarzuela; inolvidable compaa de tan grato recuerdo para cuantos tuvimos la suerte de ver sus actuacio nes. Sus tos: Ramona, excelente artista; Paco, un gran profesional de la msica; Pepe, Miguel y Rafael, profesores de indiscutible vala de la Gran Orquesta Sinfnica Nacional, que con tanta competencia dirigi el maestro ARBOS; y Pablo, excelente msico y director con compaa propia de zarzuela, haciendo temporadas de pera. Duran te varios arios pase toda la geografa espaola, siempre con gran xito artstico, porque enamorado de su profesin le gustaba llevar excelentes formaciones. Esta compaa, con su titular al frente, 247 inaugur en Elda el Teatro Circo Castelar, el da 11 de septiembre del ao 1904, con la zarzuela El milagro de la Virgen, teniendo un extraordinario xito y constituyendo el acontecimiento una gran efe mrides. Dir, para los que no lo han conocido, que este Teatro, antes de la reforma del ario 1921, se llamaba Teatro Circo, porque fue proyectado y construido para la doble finalidad de representar es pectculos teatrales y circenses. El patio de butacas era un crculo casi completo, roto por la boca del escenario; enfrente, al fondo de la sala, estaba lo que se llamaba el anfiteatro, compuesto por cuatro filas de asientos en forma de grada, limitado en su parte baja por una baranda de hierro forjado y en la parte donde terminaba y em pezaba la entrada general, por otra baranda igual, pero de extremo a extremo de la sala, resultando una gran balconada que separaba las localidades de preferencia de la entrada general. Alrededor del patio de butacas estaban las plateas, con un ante pecho tambin de hierro forjado que llegaba hasta la misma boca del proscenio. El piso del patio de butacas, era un entablerado de made ra, que previamente retiradas las 316 butacas que lo ocupaban, se levantaba y quedaba al descubierto la pista de circo, muy bonita, pintada de blanco y el borde forrado con pao granate, alrededor se colocaban las butacas. Hermosa y amplia quedaba la sala para repre sentar funciones de circo. Pero me he desviado del tema, volvamos a l. Milagritos estudia con su padre solfeo y piano, con gran aprove chamiento; pronto despierta en ella el deseo de cantar, su padre para complacerla toca el piano para que ella cante, alguna cosita sin trascendencia, pero la nia se siente con capacidad para ms y el maestro pone al piano algunos fragmentos de zarzuela. Gorg, que desde un principio viene observando que aquella nia tiene una gar ganta privilegiada, ha llegado al convencimiento de que la voz de Mi lagritos es excepcional, la nia tambin sabe que tiene una bonita voz y aptitudes para cantar, se va sintiendo cantante, se va sintiendo artista. El maestro ha llegado a la conclusin que se ha revelado una extraordinaria tiple ligera; tesitura, extensin, fl exibilidad, matices, diccin; en suma, una voz de muchos quilates. Canta con el gusto, la maestra y el arte de una profesional de mucho oficio. Antes de ter minar solfeo y piano, y ante las grandes dotes que ha puesto de ma nifiesto la nia Milagritos, se piensa y se lleva a efecto presentarla en una velada artstica. Se eligen las obras a estudiar y comienzan los ensayos. La noticia salta a la calle, la prensa local habla del acon 248 249 tecimiento que se aproxima con tonos muy lisonjeros, lo que sirve de una muy buena propaganda. Todo Alicante comenta la prxima presentacin en el seorial y elegante Teatro Principal. Se hacen carteles murales que producen muy buen impacto y con antelacin de unos das se reparten programas de mano. Fue tal el clima que se consigui, que la noche del recital se coloc en la taquilla el codicia do cartel de No quedan localidades. La gente tiene prisa para ir al teatro, quiere disfrutar del clima, tambin para hacer comentarios del acto que se les ofrece. Se dio la voz; el espectculo iba a comen zar, todos ocuparon las localidades. Se levanta el teln y al aparecer en el escenario Milagritos, la nia prodigio, como as la llamaban, porque a su temprana edad era eso, un prodigio, una gran artista en miniatura, recibe una gran ovacin. Hecho el silencio, con una se riedad y seguridad extraordinarias, dio comienzo el ambicioso pro grama con una romanza de la obra El anillo de hierro, al terminar sta, cantada de forma magistral, el pblico entusiasmado se le en treg sin reservas con una ovacin nutrida, prolongada, una ovacin de gala. Y as durante todo el concierto, que tambin fue de gala, dado las obras que se cantaron. La nia recibi las ms grandes ova ciones de un pblico enfervorizado que no se cansaba de aclamarla. Al terminar el recital la ovacin fue inacabable; el pblico pues to en pie le est firmando el pasaporte a la gloria. Esta velada apo tesica se estuvo comentando mucho tiempo en Alicante. A raz de ella, el maestro Gorg, concibe hacer una tourn por Europa. Mila gritos termin de estudiar solfeo y piano e inmediatamente comenza ron los ensayos. Un gran repertorio escogido cuidadosamente y con la ilusin que pone en su obra todo artista, emprendieron el viaje. Pars, Bruselas, La Haya, Londres, Viena, Berln, San Petersburgo, Lisboa, Madrid, as fue engarzando su corona de artista, xito tras xito. En la capital de Espaa el xito fue resonante, completo, lle gando a odos de Su Majestad la Reina, doa Mara Cristina, quien la invit a dar un concierto en Palacio; pronto se corri la voz den tro de la Real Mansin y el concierto que en un principio iba a ser privado, fue casi pblico, todo el mundo con acceso a Palacio quiere or a la PEQUEA PATTY, pues ya se le llamaba as, con el benepl cito de la mejor voz del mundo en aquel momento, la gran Adelina Patty. Cant ante las egregias personas y quedaron admiradas de tanto prodigio. Era el ario 1890, tena Milagritos diez arios. El con cierto tuvo toda la audiencia que permita el saln, el recital que era extraordinario, Luca, Elixir de amore, Nora, El barbero de Se villa, La sonmbula, Campanone, El anillo de hierro, todo el repertorio de las grandes tiples ligeras. Cada obra cantada era moti 250 vo de clidos elogios por la maestra con que lo haca, porque Mila gritos no slo cantaba con un arte increble, es que pona su alma de artista en ello y haca sentir la msica que interpretaba; sta es la razn por la que quien la escuchaba quedaba maravillado, haba odo un prodigio de garganta. Cuando termin el recital, la Reina, doa Mara Cristina, la felicit muy efusivamente y le ofreci su pro teccin; la Infanta Isabel le regal unas preciosas muecas y todos los presentes la colmaron de elogios y felicitaciones. Despus de varios arios de tourns por Europa, siempre con xito, fij su residencia en Elda el ario 1897. Fue fijada la residencia en esta villa porque el maestro Gorg, vino a ponerse, como Director, al frente de la Banda de Msica San ta Cecilia. Una suerte para los eldenses, escuchar con frecuencia aquella extraordinaria voz, pues el maestro Gorg, form una gran compaa de zarzuela, como he dicho en principio. Tuvimos ocasin de oirle, entre otras, Marina, Bohemios, La mascota, La trage dia de Pierrot, Los guapos, El tnel, Alma negra, La temprani ca, Maruxa, Molinos de viento y otras muchas. Estuvo siempre muy bien acompaada por aficionados de la lo calidad, que rayaron a gran altura como actores y tambin como cantantes: Constantino Prez, Antonio Cremades, Antonio Vera, Re migio Poveda, Emilio Rico, que empezaba entonces, Anita Martnez, Lolita Rubio y otros que siento no recordar. Con estos elementos y con Milagritos como cabecera de cartel, siempre vimos un gran repertorio de zarzuelas extraordinariamente hechas, con unos grandes coros y una gran orquesta, muy bien pues ta en escena; quiero resaltar, porque se hizo con gran aparato esc nico, la zarzuela de gran espectculo Los sobrinos del Capitn Grant; que se hizo con todos los requisitos que exiga su complica da puesta en escena (tiene cuatro actos y dieciesis cuadros), dando cumplida satisfaccin al pblico ms exigente. Convivi con nosotros, esta extraordinaria cantante, 63 arios. Descanse en Paz. FRANCISCO CANDELAS CARRATALA 251 Captulo XXVI OTROS DATOS HISTORICOS DE LA INDUSTRIA ELDENSE Don Jenaro Jover Cerd es un mdico notable que inici su pro fesin humanitaria en Elda desde muy joven, cuando termin la ca rrera. Hasta que se ha jubilado, pues ya tiene ms de ochenta arios al escribir esto, ha venido desempeando su importante y sacrifica da misin en esta laboriosa ciudad, desde antes, cuando el facultati vo era generalmente el mdico de cabecera, de servicio permanente de da y de noche, incluso domingos y festivos, sin vacaciones ni das de descanso. Emparentado por su matrimonio con los importan tes fabricantes Bellod (de los que nos ocuparemos ms adelante), su amor a Elda, ha dado lugar, dada tambin su extraordinaria cultura, a que haya venido recogiendo numerosas revistas y publicaciones referentes a nuestra industriosa ciudad. Para terminar el presente libro, ha facilitado al cronista las ho jas que tiene de una revista titulada: FIGURIN DE EL PATRON AMERICANO, referente a Elda, publicada durante los primeros arios del siglo actual, fecha anterior al ario 1904, por medio de una imprenta, probablemente de Madrid, calle de San Bernardo, nmero 92. No est la hoja que debe sealar la fecha exacta de la publica cin. Al final del peridico seala el precio de la suscripcin: un ario, cinco pesetas; nmero suelto, una peseta. En cuanto a la fecha, nos guiamos por los datos del artculo que reproducimos a continua cin, que habla de la villa, y Elda en el ario 1904 ascendi a ciudad, siendo presidente del Consejo de Ministros don Antonio Maura y don Jos Snchez Guerra, Ministro de la Gobernacin (aunque so bre la fecha slo aseguramos que se public en los primeros arios de este siglo). 253 ELDA INDUSTRIAL: los habitantes de esta fidelsima villa siempre se distinguieron por su genio industrial y de remoto tiempo se conoci la elaboracin del esparto picado y la fabricacin de pa pel blanco y de estraza. La fabricacin de calzado data de tiempo inmemorial. Los ms antiguos maestros cuentan que por el ario 30 del siglo pasado ya se fabricaban calzados en Elda, siendo los ms conocidos maestros de aquella poca don Jos Mart, don Jos Pay y don Luis Castell. Por los aos 50 al 70 estuvieron en su apogeo los maestros don Isidro Aguado, del que en otro lugar nos ocuparemos; don Jos Juan, don Luis Castell y don Pedro Romero. Siguieron a estos: dbn Vicente Mart, hijo; don Juan Antonio Maestre; don Jos Pay, hijo; don Eduardo Gras; don Gaspar Prez; don Francisco Oliver y otros varios. Hasta el ario 90 se establecieron don Silvestre Hernndez, don Rafael Romero, don Vicente Juan y algunos ms, y en la actuali dad hay sobre 25 fabricantes. Tiene hoy Elda sobre 10.000 habitantes; una fbrica de curtidos y varios almacenes y representantes de este artculo, distinguindo se entre estos, el importante almacn de don Jos Pay Vidal, situa do en la calle Nueva, nmero 14, en un amplio edificio de su propie dad, el que fue morada de los condes de Cerdea, reconstruido por el seor Pay para grandes almacenes de curtidos, papel y todos aquellos gneros que con la industria del calzado se relacionan. Las grandes existencias que posee siempre de estos artculos, proceden tes de las ms importantes fbricas nacionales y extranjeras, hace que sea uno de los de mayor negocio en la plaza, y el de don Roque Amat, situado en la calle del Vall, cuyo negocio es tambin de los ms importantes. Al progreso de las industrias de Elda hay que agregar el impor tante taller de cuchillera o troquelaje de don Ramn Navarro. Sabido es que el valor de las herramientas cortantes est en el temple del corte, el que se da por medio de lquidos qumicos prepa rados o naturales. Pues bien, el clima y temperatura de Elda y las aguas de sus manantiales, superan a las preparaciones qumicas, y de aqu la fama y crdito que gozan los troquelajes construidos por el seor Navarro. Construye esta casa toda clase de cuchillera, de cualquier for ma que sea, para corte de piel, de suela, de cartn, de papel y de to das aquellas materias planas o en plancha que se precisen cortar en prensa a mano o fuerza motriz, de las que son muy corrientes en las 254 fbricas de calzado para cortar suelas, palmillas, contrafuertes, ta pas, etc., etc. Adems del gran crdito que tiene esta casa por la calidad y ga ranta de sus troquelajes, lo es tambin por la economa, pues cuen ta con los aparatos, herramientas y maquinarias necesarias para abaratar este importante y necesario artculo. La antigua fbrica de cajas de cartn de don Francisco Santos, hoy Viuda e Hijos del mismo, sigue gozando de su reputado nombre por el gusto artstico y variado de su fabricacin. Esta casa, la ms antigua de las de su clase en Elda, tiene una clientela numerossima, y sus cajas de cartn para calzado, sombre reras, farmacias y perfumera, son apreciadas por su buen gusto, perfeccin, solidez y economa. A las industrias de Elda debemos sumar la gran fbrica de me cedoras de don Lorenzo Juan, ampliada hoy por su hijo Hiplito Juan para la fabricacin de muebles. Don Hiplito Juan ha edificado una nueva fbrica con espacio sos salones y maquinaria moderna, que es digna de admiracin y est a la altura de las primeras de Espaa y del extranjero. * * * * * Aunque ya hemos mencionado la fbrica de hormas de don Isi dro Aguado en el captulo XIX, reproducimos a continuacin la foto grafa del empresario y un detallado artculo sobre su importante in dustria. D. ISIDRO AGUADO. Elda Aunque al hacer la historia de Elda Industrial, el nombre del inteligente zapatero y fabricante de hormas que fue D. Isidro Agua do (fallecido el da 3 de Marzo ltimo), ocupa un lugar preeminente, este trabajo lo dedicamos por entero a honrar su memoria. Porque a D. Isidro Aguado le son bien merecidos nuestros elo gios, habiendo sido un genio industrial y mecnico inteligente, para quien no hubo trabajos imposibles en el ramo de calzado, hormas y su mecnica, desde el ario 1860, que era ya maestro zapatero, con aficin a construirse las hormas y herramientas que necesitaba, y si gui as hasta el ario 1870. A pesar de que la industria de hormas empez a ejercitarla el 255 Sr. Aguado de pura aficin, sin ms nociones que las posedas en su oficio de zapatero, consigui, no sin grandes trabajos y fatigas inte lectuales, hacer de sus aficiones al trabajo una importante fbrica de hormas, montada mecnicamente, con poderoso motor hidrulico y grandes edificios. Sin duda, hoy es la fbrica ms importante de Espaa, dejando como sucesores a cuatro hijos educados en el oficio que bien podemos decir siguen las iniciativas y actividad de D. Isi dro, lo cual le tena lleno de calma y resignacin en sus ltimos arios, cuando ya sus fuerzas fsicas estaban debilitadas. Pocos sern los zapateros y comerciantes de curtidos de Espaa que no retengan en su memoria el nombre de Isidro Aguado. El grado de inteligencia en el oficio de zapatero lo prob en to das ocasiones por la facilidad y cmo construa los calzados para pies delicados y deformes, empezando por el dibujo de los pies, ha cer los patrones a propsito, hacer y apararse l mismo los cortes y construirse las hormas para cada parroquiano. Impresiona pensar reflexionando la escasez de medios tiles de que dispona para hacerse las hormas, pues todos se reducan a una destralita o hacha de mano, a la escofina y cuchilla de zapatero, y pezados de cristal para dar trmino a la obra. Como materiales, dis pona unas veces de troncos de acacias y de nogales, otras de encina 256 y cerezo y siempre de diferentes clases de maderas, penosas todas de trabajar con herramientas tan deficientes. Unicamente un genio y espritu fuerte con aplicacin y paciencia y sobrada constancia en el trabajo como el seor Aguado, allana tantas dificultades y llega a al canzar un nombre tan reputado universalmente en la fabricacin de hormas. Ya en el ario 1870 se dedic de lleno a construir hormas para servir pedidos en muy pequea escala, y desde dicha fecha en ade lante, era tanta la aceptacin que sus hormas tenan, al extremo de ser muchsimas veces ms la demanda que la produccin. Ms tarde, a costa de sus ahorros, ensanch su taller, instalando una mquina de vapor, un torno sistema Arbey y una mquina de aserrar, de cin ta, con cuya maquinaria hizo mayor su produccin. No estaba an satisfecho, pues anhelaba mayores adelantos en la maquinaria y sustituir la fuerza motriz de vapor por la fuerza hi drulica, y sus aspiraciones no fueron nunca en vano, pues aunque paulatinamente, en pocos arios se adquiri primero un salto de agua con rueda motriz y edificio muy capaz y maquinaria moderna, situa do en el inmediato pueblo de Petrel y que todava funciona. No siendo bastante la produccin de dicho establecimiento, pues, como siempre, era mayor la demanda, an adquiri por com pra un molino harinero y terrenos, y erigiendo sobre stos soberbio edificio y tomando fuerza de la que va al molino, se encuentra ac tualmente funcionando da y noche la importante fbrica de hormas de que hemos hecho mencin, situada en Elda, camino de la esta cin (razn social Isidro Aguado e Hijo, en liquidacin, pues hace diez aos form sociedad con su hijo D. Marino), el cual, como socio sobreviviente y con la mayor armona de su seora madre y hermanos, viene practicando la liquidacin y dems operaciones como en vida de su difunto padre. Satisfecho puede estar en su eterno descanso el Sr. Aguado, nuestro buen amigo en vida, que se gan merecidamente el aprecio y admiracin de cuantos le hemos conocido. La fbrica de hormas ms importante de Espaa Lo es la que los seores Isidro Aguado e Hijo (en liquidacin) poseen en Elda, situada en el camino de la estacin y a medio kil metro de la ciudad. En lugar aparte hacemos la biografa del fundador de esta casa, 257 D. Isidro Aguado, cuyos prolijos detalles demuestran el origen de sta. Entre floridos vergeles y al centro de un inmueble, propiedad de dichos seores, que abarca una extensin de 7.000 metros cua drados, yrguese majestuoso el gran edificio destinado a la fbrica de hormas y almacenes -secadores de madera destinada para este ob jeto. En la sala de maquinaria, hermosa nave, notable por su altura y excelentes condiciones de luz y ventilacin, al abrigo del fro en in vierno y muy fresco en verano a causa de la acertada disposicin de sus ventanas, se hallan instalados dos aparatos sierra -cintas, cinco tornos de construccin norteamericana para el labrado de las hor mas, mquinas de avellanar y otras, como tambin la seccin mec nica para el acabado o pulimento. El grabado que reproducimos en esta pgina representa la vista exterior de la fbrica y el de la pgina del frente solamente una par te de lo que acabamos de describir. La fuerza motriz, principal factor para el desarrollo de cual quier industria mecnica, la que pone en movimiento tanto mecanis mo, es una rueda hidrulica de veintisis caballos de fuerza, alimen tada por un hermoso salto de agua que se bifurca en dos ramales o canalizaciones, una para el molino de harina y otra para el de hor mas. Separado del saln de maquinaria por un gran patio rectangu lar, se halla un gran pabelln que forma cuatro depsitos de made ras, dos en la planta baja y dos en la principal y que con otros dos si tuados en diferentes puntos del inmueble, encierran constantemente ms de 400 toneladas de madera, perfectamente cortada y clasifica da segn el grado de sequedad. Sabido es por todo zapatero los in convenientes que se presentan en las hormas cuando la madera de stas no se halla en estado de imperceptible alteracin, y por esto los Sres. Aguado e Hijo siguen idnticos procedimientos que los fa bricantes de pianos, empleando los materiales a medida que ofrecen las seguridades para una slida fabricacin. Las paredes maestras de estos depsitos y los tabiques de reparacin, van provistos de enre jados de hierro para que el aire circule entre el inmenso material en ellos acumulado. Los depsitos situados al Poniente encierran la ma dera ms nueva, y de los situados en la parte oriental del pabelln se va extrayendo la necesaria para la elaboracin diaria. El hierro laminado para las plantillas de las hormas es de pro 258 cedencia belga, por cuyo sistema de adaptacin a las hormas, co mnmente blando, del chapeado, gozan los seores Aguado de fama universal. Seores BELLOD PAYA HERMANOS Jvenes inteligentes y activos fabricantes de calzado en Elda (Alicante) Este grupo de jvenes, colocados en el orden siguiente (de iz quierda a derecha), D. Antonio, D. Santiago, D. Pedro, D. Miguel Be llod Pay y D. Jaime Zaragoza Vicent, forman la razn social Sres. Bellod Pay Hermanos, los que se establecieron por el ario 1898. En este corto intervalo de tiempo sus relaciones y crdito comercial se extiende a toda Espaa y al extranjero. El carcter social de los Sres. Bellod Pay Hermanos, su fino trato, su instinto comercial, su claro criterio y sus conocimientos in dustriales, hacen de estos seores un conjunto completo para la for macin de una compaa en condiciones de afrontar toda clase de empresas, por difciles que sean, que garantizan un positivo resulta do. 259 Los Sres. Bellod Pay Hermanos, son de aquellos que saben adaptar su negocio a las corrientes del da, y de aqu que su fabrica cin es variadsima, a pesar de lo compleja que es la industria del calzado. Sus innumerables modelos, desde lo ms modesto hasta el de gusto ms delicado, se construye en esta fbrica con todo esmero y perfeccin. En la fbrica, que ocupa muchsimos metros cuadrados, tienen vida gran nmero de obreros. En el importante establecimiento que representa el grabado que tenemos a la vista en la pgina de enfrente, tienen los talleres los se ores Bellod Pay Hermanos, cuyo fondo representa el departamen to de cortado de piel; despus de una ancha puerta de entrada se ha ll a el despacho -escritorio; a continuacin el departamento para el despacho y entrega del trabajo de los operarios, que hacen en sus respectivas casas; en los lados laterales se encuentra el hormerio; prximo a ste est el corte y preparacin de los pisos de suela; en el centro, un regular nmero de operarios para los trabajos de ter minacin y ornamentacin del calzado, y por ltimo, el departamen to y seccin de embalaje. La gran nave que ocupan estos talleres rene las ms rigurosas condiciones higinicas, pues su elevadsimo techo, su gran extensin y su ms que regular nmero de puertas y ventanas, dan luz muy su 260 ficiente y los aires circulan con entera libertad, porque situada esta fbrica en los alrededores de la poblacin, penetran en ella puros y oxigenados. Poseen los Sres. Bellod Pay Hermanos dos importantes alma cenes de calzado para la venta al por mayor y menor: uno en La Unin (Murcia), que gira bajo la firma de D. Jaime Zaragoza, herma no poltico y consocio de dichos seores, cuyo establecimiento est en inmejorable punto situado y muy bien surtido, con objeto de faci litar el mayor nmero de ventas; y el otro almacn lo tienen en Al mera, a cargo de D. Miguel Bellod Pay, hermano menor de los pre citados seores. Indudablemente, los Sres. Bellod Pay Hermanos renen condi ciones especialsimas para dar un extraordinario impulso a sus ne gocios, pues gozan de las grandes energas de la juventud; su tacto es grande, y en sus estudios no descansan; existe en la compaa fa miliar completo conjunto de miras y pareceres, y en el cumplimiento de sus deberes, son ejemplo su laboriosidad incansable y su volun tad grande. 261 Las casas que cuentan con estos elementos de vida, forzosamen te se abren paso y pueden llegar a dominar un radio de accin vasto y grandsimo, con prsperos y positivos resultados. As lo espera mos. Sres. PEREZ HERMANOS Y AMAT Fabricantes de calzado en Elda (Alicante) Los Sres. Prez Hermanos y Amat, no ha mucho establecidos, son unos fabricantes a la moderna y proceden del comercio y de la industria. Con esta base y la de un capital slido, acompaado de una inteligente direccin y administracin, estos seores se abren paso en todas partes y su negocio tiene un adelanto vertiginoso. Los calzados de estos fabricantes son muy apreciados por su nu merosa clientela. Pues el especial gusto que tiene el Sr. Amat para la eleccin de los modelos que resulten prcticos y elegantes en el cor te, acompaado de una inteligencia clara para el escogido de las pie les; la sagacidad comercial de don Jos Mara Prez y el conocimien to de las cifras de don Francisco, son condiciones inapreciables para la segura estabilidad de una compaa social como la que precisa para la fabricacin de calzado. 262 A los Sres. Prez Hermanos y Amat, activos e inteligentes, les distingue el correcto trato y la seriedad en sus negocios, concretos para operar, efecto del conocimiento completo que tienen de lo co mercial y de lo industrial. Estos seores, satricos en la conversacin familiar, son graves y caballeros en lo particular, y sus compromisos tienen tanto valor como un acta notarial. Como fabricantes, estos seores entienden el negocio a la ame ricana; pues el nmero de clases y tipos, siendo variado, es limitado, y de aqu que sus calzados gozan en todas partes de estima sin igual y son muy solicitados, por su esmerado gusto y slida construccin. La situacin desahogada y el crdito ilimitado que disfrutan, les permite trabajar con provecho y conciencia de lo que hacen, y en justa compensacin a la constancia, al trabajo y a la economa, el maana de los Sres. Prez Hermanos y Amat, es prspero y hermo so, halagador y risueo. Importante fbrica de calzado de D. CASTO PELAEZ en Elda (Alicante) Esta gran fbrica de calzado es de las que producen mayor n mero de pares diariamente en Espaa. Edificada aproximamente hace quince aos, en ella se cons truye desde el chicarro y la zapatilla, hasta la imperial del ms fino tafilete, con tacn Luis XV, y los modelos yankis de ltima novedad. Dedicado D. Casto Pelez al comercio desde su juventud, cuan do en el 90 fue a la ciudad de Elda en busca del negocio, ya en Valla dolid posea una fbrica de calzado y alpargatas por el ao 88, y don de desde hace muchos arios tiene establecidos los grandes almace nes, de los que surte con sus artculos el Norte y el Este de Espaa. En la actualidad da vida esta importantsima fbrica a ms de 350 familias, que representan sobre 1.200 obreros, que ganan un jornal medio de 720.000 pesetas al ario. D. Casto Pelez, de origen industrial, porque su seor padre lo fue importante, all donde vio siempre un elemento propio de vida, dirigi su penetrante mirada, dando gran impulso a los negocios, que estaban paralizados. A su lado prosperaron y se enriquecieron varios encargados de 263 Exterior de la fbrica de D. Casto Peldez en Elda (Alicante). su fbrica, porque el Sr. Pelez es de las personas que creen que cuando los dependientes de una casa ganan buenos sueldos, los ne gocios se acrecientan ms y ms. Cuando D. Casto lleg a Elda hace diecisiete aos, dio un ex traordinario movimiento a aquella industriosa poblacin, la que nunca podr olvidar los grandes beneficios que le importara tan la borioso e inteligente industrial y comerciante. Fabricacin de calzado de D. JUAN JOSE GUARINOS establecida en Elda (Alicante) D. Juan Jos Guarinos, de familia acomodada y comerciantes en los negocios de vinos, al iniciarse el gran impulso de la fabricacin de calzado en Elda, a fines del siglo ltimo, ingres como viajante en 264 1111111 twir . , 3 ,41 syr 41., 502*rldir V.. una de las fbricas ms importantes de aquel tiempo, y el ao 1902 se estableci, montando un gran taller. El Sr. Guarinos, con su actividad e inteligencia y la cooperacin de sus hijos, ha conseguido en tan pocos aos colocarse a la altura de las primeras fbricas, y hace dos arios que, no teniendo capacidad bastante en sus primitivos talleres para atender tan numerosa de manda de sus artculos, se vio precisado a edificar la gran nave que aparece en esta fotografa, capaz para elaborar muchos miles de pa res diarios. En esta gran fbrica se construye toda clase de calzado, desde el ms modesto en precio hasta el ms elegante de ltima novedad. Goza esta acreditada casa de una consecuente clientela, la que con sus pedidos constante facilitan la normalidad del trabajo, y el gran nmero de operarios que en ella encuentran ocupacin apenas si notan la calma que en las varias estaciones del ao se dejan sen tir. El crdito que disfruta es ilimitado, pues representa un capital 265 slido, respetabilsimo: el que puede responder a cuantas contingen cias del negocio pudieran presentarse. En el presente ario esta casa ha sufridos algunos quebrantos de consideracin, de alguno miles de pesetas, y sin embargo, ni siquiera se ha resentido la marcha re gular de sus negocios, lo que prueba su asegurada estabilidad. No dudamos que D. Juan Jos Guarinos ha de acrecentar ms su negocio, pues frisa su edad en los cuarenta y seis arios, que con los veinte que apenas cuentan sus hijos, darn extraordinario impul so a su fabricacin por las vas modernas, que es su mayor anhelo. Deseamos, por nuestra parte, que se vean realizadas tan justas y no bles aspiraciones. 266 Captulo XXVII COMENTARIO A UN ARTICULO DE DON MIGUEL TATO AMAT SOBRE LA HISTORIA DE ELDA, Y LA GUERRA DE LAS GERMANIAS El notable intelectual eldense don Miguel Tato Amat del que an tes nos hemos ocupado, public en la revista Figurn del Patrn Americano, un artculo sobre la historia de Elda, que difiere en va rios puntos de los datos encontrados por el cronista. Reproducimos seguidamente parte del citado artculo, y a continuacin escribire mos el comentario procedente: El emperador Antonino, en el itinerario de su viaje de Valen cia a Cartagena, cita un monasterio con el nombre de Idella. Y bien pudiera el pueblo antiguo estar enclavado en la partida llamada El Monastil. El ario 1700 se apoderaron los moros de Elda, y tranquilamente la gozaron hasta 1220, que Bernardo Amat y sus hijos, de or den de don Jaime El Conquistador, la sometieron. El rey de Valencia la don a Bernardo, como premio a esta conquista, y la de Elda y otras plazas. Desde aquella poca fue Elda esclava del capricho, unas veces de los reyes de Aragn y otras de Castilla, hasta que al princi pio del siglo XIX se declar libre, haciendo la reversin a la Corona. Elda perteneci en principio a la provincia Ulterior; en la pri mera divisin de Pomponio pas a la Tarraconense, y en la de Constantino a la Cartaginense. Han sido seores de Elda, aparte de los reyes de Aragn y Cas tilla, que se la disputaban frecuentemente, el infante don Ma nuel, doa Violante, hija de don Jaime...; don Ximn Prez de 267 Corella, conde de Cocentaina; don Juan Prez de Calvillo, con de de Salinas; don Juan Coloma; su hijo don Juan Coloma, pri mer conde de Elda; don Antonio Coloma; don Carlos Coloma; su hijo don Carlos Colonia; el conde de Cervelln, y por ltimo la actual duquesa de Fernn Nez... El 1700 fue de mal agero para Espaa: muri Carlos II El Hechizado y adems de los trastornos originados durante su reinado, leg como herencia una lucha fratricida: la Guerra de Sucesin. Carlos de Anjou y Felipe de Austria se disputaban la Corona, y el pueblo se dividi. Elda tambin lleg a conmover se, resultando un hecho curiossimo: que todo el pueblo se pro nuncio por Felipe V, todo menos los habitantes de una calle, la de la Tripa (Virtudes hoy), donde en aquel entonces viva la aristocracia. Tambin lucharon los eldenses, que al triunfar Felipe, conce dio a Elda el ttulo de villa, el lema de fidelsima y el uso de la fl or de lis en el escudo de armas. Ms de una vez se ha comentado el hecho de que estando tan cerca Elda y Petrel, habiendo sido un mismo pueblo, Elda des terrara el valenciano y Petrel conserve su uso. Tiene su expli cacin: en Elda resida lo que pudiera llamarse corte de los condes, y abundaban los viejos castellanos. En Petrel y Salinas dominaban los judos y moriscos. Al decretar Rivera la expul sin de los judos, quedaron casi en cuadro los tres pueblos. Petrel se redujo a ochenta vecinos. Ejerca la hegemona enton ces la Corona de Aragn, y al repoblar los lugares, envo gentes valencianas. Y como en Petrel dominaban, impusieron el le mosn. En Elda, como no eran muchos los nuevos pobladores, no lograron imponerlo, y poco a poco se fue perdiendo el uso en documentos oficiales y en las conversaciones. El castillo de Elda fue primero torren y luego alczar. Debi construirse despus de la conquista de don Jaime. En 1849 se derrib parte del castillo, e ignominiosamente se vendieron molduras y artesonados de gran valor. En 1450, Juan II concedi a Elda el privilegio de una feria, que confirm en 1518 Carlos I. Elda, el pueblo, tom parte en cuantas conmociones hubo en Espaa, siempre en sentido avanzado: en las cruzadas, en Las Germanas..., en los carlistas; en fin, sus milicias jugaron luci do papel.... (Por lo visto, en Elda no se conoca la crnica de don Jaime I de Aragn, El Conquistador, o no la conoca don Miguel Tato). Vamos al comentario: en primer lugar debe haber una confu sin en lo que dice de la Guerra de Sucesin, que fue, por una parte 268 el duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, con el ttulo de Fe lipe V de Espaa, el primer Borbn; y, por otra parte, el archiduque Carlos de Austria. De este asunto hemos escrito aqu en un captulo anterior. Cuando la Pennsula Ibrica se hallaba invadida por los roma nos, el historiador y gegrafo Plinio encontr un territorio que se extenda entre Cartagena y la desembocadura del Jcar, con una prudente penetracin hacia el interior, que se llam Contestania, de una limitada extensin. A estos pagos perteneci esta zona donde nos encontramos y, por lo tanto, Elda. La llegada de los rabes a nuestra pennsula se produjo a princi pios del siglo VIII. Muza, gobernador de la Mauritania, proyect in vadir la Pennsula Ibrica; para ello envi al caudillo Tarik con sus tropas, que derrot a don Rodrigo en la batalla del ro Guadalete. (Otros dicen del Barbate). Vino despus el mismo Muza con refuer zos y su hijo Abdelaziz, invadiendo toda la pennsula. Un prncipe que se salv, llamado Teodomiro, quiso hacer frente al enemigo con restos de las tropas cristianas vencidas, y se refugi en la histrica ciudad de Orihuela, esperando all la llegada del enemigo. Cuando los rabes arribaron a las puertas de la ciudad, Teodomiro sali a parlamentar, impresionando con su elocuencia al caudillo moro, que autoriz el ario 713 un reino cristiano, tributario de los moros, con capitalidad en Orihuela, de una extensin aproximada de la que for man las provincias de Alicante y Murcia. A este reino perteneci Elda, hasta el ao 779, en que los moros se cansaron de transigir y se anexionaron el territorio. A partir de aquel tiempo, la mayor par te de los habitantes de Elda y de toda nuestra regin fueron islmi cos, hasta el ao 1609 en que se produjo la expulsin de los moris cos. Durante aquellas fechas pudo haber en Elda y Petrel algunos ju dos, pero muy pocos. Como hemos escrito en el captulo anterior, el rey de Aragn Jaime I El Conquistador escribi en lemosn la historia de su rei nado, y afirma que por pactos entre los reyes de Aragn y de Casti lla, se convino que los valles del ro Vinalop quedaran para la con quista de Castilla, por lo que las tropas castellanas fueron las que to maron a los moros Elda y los dems pueblos del Vinalop. Asimismo concreta que sus dos hijas, Violante y Constanza, matrimoniaron con dos hijos de Fernando III El Santo de Castilla; Violante con Alfonso El Sabio y la otra con su hermano el infante Manuel, que residi en Murcia como Adelantado del rey castellano. Tambin re 269 fiere El Conquistador en su libro datos sobre la toma de Valencia, determinando que la reconquist el ario 1238. En 1264 se sublevaron los musulmanes de la regin murciana, incluso los habitantes de la Vega Baja del ro Segura, y los de Elda y dems tierras de los valles del Vinalop, territorios bajo el dominio castellano. Entonces Alfonso X El Sabio de Castilla rog a su sue gro Jaime I de Aragn, que le resolviera el problema, dada la proxi midad en que se hallaba de los sublevados (en Valencia). Para librar a su yerno de tal dificultad, El Conquistador em prendi el viaje con sus tropas, y cuando lleg a Elda, dice textual mente en su libro, traducindolo del lemosn: Partiendo de all nos dirigimos a Elda, no entrando dentro de la villa, pues los sarra cenos an no se haban rendido por completo al infante don Manuel, al que pertenecan. Y enviaron a rogarme que no los arrasaran ni les ocasionasen daos, pues ellos obraran segn mi voluntad; suplicn dome que les facilitara centinelas y hombres para guardar sus huer tas, a fin de que nadie les perjudicase; y acced a sus deseos. (As es que se sometieron sin resistencia). Esta visita a Elda se produca en el mes de noviembre del ario 1265, como a los dems puntos de los valles del Vinalop. En este perodo, era seor de Elda el infante Manuel, Adelantado en Murcia y hermano del rey de Castilla. Una vez sometidos los moros sublevados en las tierras correspondientes a Castilla, el rey de Aragn regres a sus dominios. A finales del siglo XIII, como ya hemos escrito en el captulo an terior, por conquista de Jaime II de Aragn, nieto de El Conquista dor, se incorporaron al reino de Valencia, con Elda, los valles del Vinalop y la Vega Baja del Segura, exceptuando Villena y Sax. En aquel momento desempeaba el cargo de seora de Elda doa Vio lante Manuel, hermana de don Juan Manuel, que sucedi a su padre para representar en Murcia a Castilla. Ambos hermanos eran hijos de Constanza, primos de Jaime II de Aragn y, por consiguiente, nie tos tambin de El Conquistador. Este parentesco tan vinculante, hizo que la incorporacin al reino de Valencia de Elda se hiciera con todos los respetos y transigencias. Adems, el infante don Juan Manuel contrajo matrimonio en segundas nupcias con una hija de su primo Jaime II, que permaneci hasta los doce arios, cuando ya se poda realizar la unin, depositada en el castillo de Villena. Piensa el cronista si este motivo influy en que Villena y Sax continuaran, por excepcin, bajo autoridad de Castilla, sin incorporarse a Valen cia. 270 Los moriscos de Elda, como los dems, hablaron primeramente un dialecto rabe llamado algaraba. Despus, al estar sometidos a Valencia, se expresaban en valenciano. Sobre las causas de conver tirse en castellanohablantes en Elda despus de la expulsin de los moriscos, ya nos hemos ocupado antes extensamente. La guerra de Las Germanas (Episodio en que los moros de Elda y Petrel y los dems de nuestra regin lucharon a favor de los nobles). Como hemos visto, don Miguel Tato indica Las Germanas; la guerra de Las Germanas; suceso en el que intervinieron tambin los moros de Elda. Los musulmanes eldenses, como los de toda la regin valencia na, lucharon a favor de los nobles y contra los revolucionarios. Ex ceptuando las poblaciones importantes, en Elda y en el resto del te rritorio eran casi todos moros. Para los que no conozcan el episodio, lo resumiremos brevemente: Mientras seguan los islmicos en los campos y pueblos agrco las, en centros importantes como Valencia, Alcira, Jtiva, Alicante, Elche y Orihuela, donde la influencia del Poder oficial cristiano se haba impuesto mejor, iban disminuyendo los musulmanes hasta su cruel expulsin en 1609. El ao 1519 surgi una revolucin social catastrfica en el anti guo reino de Valencia, de los plebeyos contra los nobles y los ricos: una guerra civil denominada Guerra de las Germanas (de las her mandades), en las que, como hemos escrito, los moros lucharon a fa vor de los acomodados. Carlos I de Espaa y V de Alemania, vino a nuestro pas rodeado de extranjeros, dispuesto a imponernos una monarqua absoluta frente a los fueros regionales. El rgimen abso lutista dio lugar tambin a la insurreccin de los Comuneros de Castilla, problema que se desarroll simultneamente al conflicto de Las Germanas en el reino de Valencia. Las medidas contra esta ltima revuelta no se tomaron a tiempo por el Poder Central y el conflicto se convirti en una sangrienta guerra civil. A los agermanados empleados en los gremios, braceros y cla ses muy modestas les impulsaba el odio a los caballeros por las ra zones de siempre, de desigualdad econmica y social. El ario 1517 llovi en Valencia cuarenta das seguidos, desbordndose el ro Tu 271 ria que inund la capital. Entonces se produjo una epidemia porta dora de la muerte, hasta el punto de que los nobles y los ricos aban donaron la poblacin y la cruel enfermedad se ensa con los hu mildes. Por si fuese poco, en estos dramticos das, se hizo correr la voz de que los musulmanes africanos, apoyados por los moriscos, preparaban un desembarco en el litoral valenciano. En tales circuns tancias, un individuo que consideraban repugnante, cometi desho nestidades; huydndo de las gentes que lo perseguan, se refugi en la catedral. Los clrigos se compadecieron del infeliz, pero la turba se apoder del desgraciado, lanzndolo a la hoguera e incendiando el palacio arzobispal. Armados los gremios, se concibe el proyecto de formar en Va lencia una unin popular con el nombre de Germana, nombrando una junta compuesta por trece artesanos con la divisa: Defensa del reino contra los moros y defensa del pueblo contra los nobles. Ante tal conflicto, los nobles piden al rey de Espaa, el empera dor Carlos I, que desarme a los revolucionarios, solicitando celebrar Cortes y reconocer los fueros valencianos. Pero el monarca se au senta camino de Alemania y nombra representante suyo al cardenal Adriano de Utrech (futuro papa). Una vez reunida la asamblea, los parlamentarios no se conforman y dicen que el emperador tena obligacin de acudir personalmente a las Cortes, y no se ponen de acuerdo. Los plebeyos consolidan sus posiciones y el movimiento re volucionario se propaga por toda la regin. En Jtiva y en Sagunto ocurren manifestaciones y matanzas. Ante la gravedad de los sucesos, el cardenal acude al empera dor, que se dispone a intervenir, nombrando virrey y Capitn Gene ral de Valencia a Diego Hurtado de Mendoza, al que los revoltosos se niegan a reconocer. Manifiestan que Carlos I no haba jurado los fueros. Las masas presentan un aspecto tan amenazador que llegan a dominar la capital de cerca de cien mil habitantes: una de las dos ms importantes de Espaa; la otra, Sevilla. Los nobles huyen y el virrey se refugia en Cocentaina. Los agermanados envan emisarios a los centros ms importantes de la regin. Se adhiere a la revolu cin, Jtiva, Alcira, Orihuela, Elche y Alicante. Una formacin de agermanados parte con direccin a Sagunto, encontrando en el cami no a los enemigos, que los vencen, ahorcando a varios dirigentes. Las fuerzas oficiales ocupan el castillo de Sagunto, desde donde ha cen frente a los revolucionarios. Estos asaltan la fortaleza y pasan a cuchillo a sus ocupantes. 272 Los seores organizan la defensa con multitud de moriscos y fuerzas regulares al mando del virrey, que fueron vencidos. El revs de Hurtado de Mendoza inquieta a los nobles, los cuales preparan un segundo cuerpo castrense al mando de Pedro de Maza de Lizana, seor de Novelda y de Mogente. Los moriscos de Elda y de Petrel, partidarios de los nobles, como los dems, acuden a la lucha contra La Germana. Se ha resuelto el conflicto de Los Comuneros ele Castilla y Carlos I pudo enviar un tercer cuerpo de su ejrcito, que venci a los agermanados de Orihuela, ocupando despus las localidades de Crevillente, Aspe, Elche y Alicante. En Orihuela fusilaron al jefe de los insurrectos y a los trece agermanados de la junta local. Por fin fracas La Germana y los rebeldes de Valencia se entregaron al virrey. Cuando el emperador tuvo noticias del resultado final, escribi a Hurtado de Mendoza felicitndole y aconsejndole QUE AFOR CARA A MUCHOS PLEBEYOS. El ilustre militar de grata memoria, le contest con esta frase que no he olvidado: YO NO HE VENIDO COMO VERDUGO SINO COMO GENERAL. Vista parcial de Orihuela. 273 BIBLIOGRAFIA Autores de los textos consultados para la redaccin del presente libro: Seor Figueras Pacheco. Profesor don Juan Bautista Vilar, de Orihuela. Don Lorenzo Guardiola, de Jumilla. Don Enrique Llobre gat Conesa, de Alicante. El cannigo don Elas Abad, de Novelda. El llibre deis feyts, de don Jaime El Conquistador. Don Jos Mara Soler, cronista de Villena. El historiador don Gaspar Escolano, de Valencia. El catedrtico don Glicerio Snchez Recio. Tesis doctoral de don Ramn Torres Morera. Enciclopedia Espasa-Calpe. Don Vi cente Gasc Pelegr. Don Antonio Jos Cavanilles Palop, de Valen cia. Historiador marqus de Lozoya. Don Emilio Vicedo, de Novelda, autor de un librito sobre El Serfico. Don Vicente Ramos, de Ali cante, acadmico C. de las Reales Academias Espaolas de la Lengua y de la Historia. Seor Alberola Botella, secretario de Castelar. Dic cionario geogrfico, estadstico e histrico de Pascual Madoz. Peri dico independiente de Alicante, La Regeneraci, nmero dedicado a Elda el 8 de septiembre del ao 1900. El cronista de Elda, don Al berto Navarro. Artculo de don Manuel Cataln en Dahellos. Maes tro con ttulo superior seor Orozco Snchez. Peridicos: Heraldo de Aragn, La Verdad de Alicante, el ABC de Madrid y El Valle de Elda. Don Enrique Tafalla Navarro, de Alicante. Don Vicente Valero Bellod. Don Francisco Candela Carratal. Don Ernesto Gar ca Llobregat y la revista Alborada. Carreras Candi. Joan Regl. El investigador argentino Tulio Halphern. Figurn de El Patrn Ame ricano. Don Emilio Castelar. Don Miguel Tato Amat. Don J. Menn dez Pidal. 275 , ti 11 . in ; 9 fn 1 ,1 ,. : , .ri , t - W t -.4Y. III:, :51 . , . . 1. -. ,.,..i. , i als...2 , , 1 1 .. . ;,;:,,, ; 1 11 t - ::1 , , , , 11 ,, ,9J l ..,, , ...KtrJ1 ; . .1.-1. , :. - , . , 1..... h r ,1.,. - 1 . 23 2 -,1,. . , -,i : -. . , 1 ..1 0 .1--;.,1 . 1 . .. ,N 41. y 1.-1.4..1 , , 1;- *.; , ,. 7 -...., , . .i 4.:. 4 41 r:Ii ..1;-. .7 , -,1, , , ,, L . :.,13.1 3 . , 9 : : .10./ : 1Ji: : . ., , -. 1 1 , / - 1 ; . : Y, , ,, , .. .i.. , - .....y, . , i 14 3014 r. . .,.j- . ., , -1 .. , 1 1 1 j i jrk r i lr ni : i g il 1 9 . . 2 , , 4 -. l .. 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INTRODUCCION 9 EL OBISPADO DE ELDA 15 EL CASTILLO 19 VISITA DE DON JAIME EL CONQUIS TADOR A LOS VALLES DEL VINALOPO 29 INCORPORACION DE ELDA Y PETREL Y LOS VALLES DEL VINALOPO AL REINO DE VALENCIA, EXCEPTUANDO VILLE NA Y SAX 39 ELDA Y EL LINAJE DE LOS CONDES LOS COLOMA 47 LOS MOROS EN ELDA Y EN LA REGION VALENCIANA Y SU EXPULSION 59 REPOBLACION DEL REINO DE VALEN CIA DESPUES DE LA EXPULSION DE LOS MORISCOS 75 ELDA Y LA GUERRA DE SUCESION 87 VISITA DE CAVANILLES A ELDA 99 JUAN SEMPERE GUARINOS Y LA UNI VERSIDAD DE ORIHUELA 105 EL POETA POPULAR ELDENSE EL SE RAFICO 111 277 Pgina Captulo XIII. Captulo XIV. Captulo XV. Captulo XVI. Captulo XVII. Captulo XVIII. Captulo XIX. Captulo XX. Captulo XXI. Captulo XXII. Captulo XXIII. Captulo XXIV. Captulo XXV. Captulo XXVI. Captulo XXVII. 278 LEVANTAMIENTO EN ALICANTE DE LOS LIBERALES. AO 1844 DON JUAN RICO AMAT Y DON PEDRO RICO AMAT 117 127 CASTELAR Y SU EPOCA 131 ELDA POR EL AO 1847 SEGUN EL DIC CIONARIO DE PASCUAL MADOZ 181 ELDA POR EL AO 1878 SEGUN EL MAES TRO OROZCO SANCHEZ 185 LA INDUSTRIA DEL CALZADO 191 FABRICAS DE ELDA EN EL AO 1900 197 LA BANDA DE MUSICA DE ELDA Y SU MAESTRO RAMON GORGE. AO 1900 205 LA GUERRA CIVIL EN ELDA 209 MAXIMILIANO GARCIA SORIANO, MI GUEL TATO AMAT, LAMBERTO AMAT. 221 ANGEL VERA CORONEL Y SU FAMILIA. 229 LAS MADRES DE LA PLAZA DE CASTE LAR ELDENSE 237 MILAGRITOS GORGE 247 OTROS DATOS HISTORICOS DE LA IN DUSTRIA ELDENSE 253 COMENTARIO A UN ARTICULO DE DON MIGUEL TATO AMAT SOBRE HISTORIA DE ELDA Y LA GUERRA DE LAS GER MANIAS 267 BIBLIOGRAFIA 275

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