La Fiesta de Moros y Cristianos de Elda. Análisis histórico, cultural y social

1kOS CKt IAN o s 12t.T. 2.4 ANLISIS HISTRICO, CvurvizAL Y SOCIA JOS LVIS BAZN LPEZ A San Antn por su y a los Marroques por su oasis INTRODUCCIN La realizacin, hoy en da, de una obra sobre la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda es bastante complicada, ya que generalmente miramos a la Historia, como deca Ortega y Gas set, con ojos histricos, en un intento de comprender a nuestros predecesores y conocer al hombre de nuestro tiempo y el alma de los pueblos. El historiador debe poseer una agudeza mental capaz de vencer toda la serie de dificultades ingratas que la investigacin conlleva, plena siempre de obstculos y problemas. Debe peregrinar por las sendas de la vida sin dejarse avasallar por la angustia, para acometer el tema con el alma limpia de parcialidad alguna. Hay que admitir que la Historia tiene, ante todo, una manera propia de conducirse -o mejor dicho, de producirse-; es este el asunto que debemos considerar. El investigador nece sita aprenderlo para poder penetrar en el misterio de los hombres y de las ciudades, cons ciente de su responsabilidad en la formacin de la conciencia histrica de su pueblo. Porque nadie duda que para llegar a mayores precisiones, hay que tener en cuenta la conciencia histrica. El presente est a nuestra disposicin; el pasado concreto no. Esto hace que definamos la realidad con profundidad, y en este caso es necesario, puesto que sin ella no puede haber historia. El investigador, por muy depurada y objetiva que quiera hacer la interpretacin de los hechos, tendr que proyectar luz sobre algunos hechos determinados y estar obligado a dejar otros en la penumbra. Desde hace algunos arios se viene escribiendo sobre esta Fiesta, mucho y bien, por lo que se puede afirmar que muy pocos festejos cuentan con un elenco tan importante de publica ciones como la Fiesta de Moros y Cristianos. Tenemos en la actualidad revisiones histricas magnficas, que defienden sus crticas hasta los ltimos extremos y basan sus asertos en fuentes limpias y en una amplsima bibliografa. Sin embargo, son casi inexistentes al res pecto los trabajos de tipo metodolgico. El inters de muchos histricos de la Fiesta en presentar estudios muy documentados sobre sus orgenes, estableciendo una rgida cronologa y reportndose a tiempos muy pre tritos, hizo que olvidaran -como los folcloristas y etnlogos- otros aspectos muy destacados, como puede ser la evolucin constante de superacin que vive la Fiesta, buscando siempre mantener su propia personalidad. Creo que se ha pecado de intelectualismo al estudiar la confeccin del tiempo y del espacio como una forma de intuicin sensible, cuando es ms importante el sujeto que lo representa que el objeto representado. Mi tarea ha estado guiada por la idea de ofrecer una visin ms bien personal de la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda a la manera de un pintor que plasma, a su modo, un paisaje ya retratado por maestros pintores. He intentado ajustarme para ello a la precisin de los mtodos cientficos, a la depuracin del dato y a la vigorosa informacin de las fuentes. He credo que al no estar dentro de la Fiesta, podra estudiar ms objetivamente este fenmeno, plantendome su problemtica desde un esquema estructural, analizando sus circunstancias (comparsas, plvora, msica,actos religiosos, apuntes econmicos. ..), incidiendo en aquellos aspectos que caracterizan al festero y que pueden ayudarnos a comprender nuestra Fiesta y todo lo que representa, sin olvidar sus orgenes y evolucin. El elemento humano, como partcipe inexcusable, requiere un estudio sociolgico preciso y diverso que permita conocer con profundidad el sentido que adquiere en la Fiesta, teniendo en cuenta el abuso que actualmente se hace de la sociologa como ciencia que todo lo explica. La Fiesta tiene una carga de valores sociales muy significativos, debido a los muchos aspectos que desarrolla: participacin, representacin, integracin. . . . Principalmente este ltimo. Un sector amplio de la poblacin autctona o inmigrante, de distinta extraccin social, se integra con una rapidez vertiginosa en las diversas manifestaciones festeras. Los Moros y Cristianos eldenses son una Fiesta que ha generado una serie de asociaciones para la convivencia con el nico fi n de promover relaciones humanas concretas, ldicas y pacficas. Para realizar este trabajo ha sido necesaria la consulta de numerosos estudios y publica ciones, seleccionando hechos histricos cuya influencia en el curso de los sucesos ha sido decisiva. Esta labor de seleccin es bsica para el estudio de la realidad festera, que posee una gran riqueza de elementos simblicos, sociales e histricos atpicos: la eterna rivalidad entre moros y cristianos -defensores y enemigos respectivamente de la Fe y la Patria-, la estructura econmica que rodea la Fiesta, el rito pagano y el rito sagrado... . He preferido no caer en la tentacin de realizar una excesiva interpretacin de los hechos, generalmente seudoliterarios, para alejarme de los esnobismos y de las visiones interesadas. Sin embargo, en determinados temas ha sido inevitable una mayor profundizacin en las investigaciones para asegurar cierto rigor cientfico. Otro de los objetivos que me he plante ado es dar inters humano a este trabajo y conseguir fl uidez narrativa. No pretendo presentar un libro congestionado de datos, expuesto a una prosa apretada y abrumado por el tonelaje de enormes bibliografas. Para hacer ms fcil y grata la lectura he sacrificado mucho la expresin cientfica. La motivacin ms poderosa, en definitiva, ha sido la de aspirar a la mejor compresin posible para los lectores, procurando siempre estar al tanto de las ltimas investigaciones. En cuanto al mtodo seguido, ha sido obligado establecer una precisa periodificacin, ais lando partes suficientemente diferenciadas para poder reivindicar una unidad dentro de la estructura y hacerla ms funcional. Tambin he procurado adoptar un punto de vista inte lectual, basndome en posiciones reflexivas coherentes. El ajuste ha resultado difcil, y se evi dencia partiendo de una unin entre costumbres, ideas y emociones, lgicas en la conjuncin festera. En lo que respecta a sus comienzos -a mediados del siglo XIX, aproximadamente-, hoy en da resulta complicado soslayar ciertos problemas debido a la carencia de documentos en los archivos pblicos y privados. Estos inconvenientes me han obligado a elaborar algunas con clusiones a partir de la informacin de otros pueblos de la provincia alicantina. Todas las Fiestas han sido y son herederas de otras, y las eldenses no podan ser una excepcin. Esta dinmica ha permitido que, desde el primitivo ncleo alcoyano, se hayan desplazado a dis tintos puntos conservando la accin histrica. Constituye ste un enfoque ineludible ya que lo contrario sera como querer limitar el funcionamiento de nuestro sistema solar a la rota cin de cada planeta, sin tener en cuenta las rbitas de los otros. Bien es verdad que la Fiesta eldense tiene sus pequeos anacronismos, que muchos de nosotros quisiramos ver desaparecer; pero tambin es cierto que la Fiesta de Moros y Cris tianos est todava (y siempre) en un proceso continuo de creacin y recreacin. Y esto es bueno para su supervivencia, de ah que sea difcil entender la postura de algunos idelogos de la investigacin antropolgica que olvidan en sus teoras la fuerza autogeneradora festera. Todo pueblo que no se conozca a s mismo difcilmente comprender a los dems, aquel que pierde su identidad est abocado a sucumbir al dominio de lo forneo. La Fiesta eldense es un trozo de cultura, por esto hay que conocerla y para ello, inevitablemente, hay que sen tirla, notaria, y despus amarla. Para distinguirnos en este proceso decisivo, donde ocupamos un espacio conquistado, debemos continuar con ese dinamismo. sin dar nada por concluido y desembocar en esa nueva historia de la Fiesta, esa que est por hacer, aquella que no pode mos ni imaginar desde nuestra plataforma de espectadores. Finalmente deseo hacer constar mi agradecimiento nills sincero a todas aquellas personas e instituciones que, con su generosidad, me han facilitado la consulta de sus fondos, rivali zando en atenciones y demostrando una entrega realmente providencial. Gracias tambin a la Comparsa de los MOROS MARROQUES que, demostrando una vez ms su inters por la Fiesta, ha participado directamente en la publicacin de este libro. .los Luis Bazn Lpez PRLOGO Estando inmersos en las celebraciones del cincuenta aniversario de nuestra Comparsa, des pert en nosotros la idea de patrocinar la edicin de un libro que viniera a complementar los ya publicados sobre nuestra Fiesta de Moros y Cristianos, y si ello era posible, se centrara en los orgenes de la misma en nuestra ciudad. A pesar de las dificultades que el logro de esa obra iba a representar, cosa que presuma mos desde nuestra total falta de experiencia, la ilusin fue creciendo hasta el punto de que se transform en empeo de que en un tiempo no muy lejano, ese libro viera la luz, ya que creamos que esta parcela de la historia de Elda, no haba sido tratada con el suficiente dete nimiento. No hubo dudas al sealar a la persona a quien bamos a proponer para la consecucin de nuestro anhelo, pues reuna las condiciones que para nuestra Comparsa resultaban funda mentales: una enorme inquietud investigadora, y un profundo cario hacia nuestro pueblo y todo lo suyo, y adems, estbamos confiados de que su amistad hacia nosotros allanara cual quier dificultad y si las tena, disipara sus dudas. Cuando hablamos con Jos Luis, nos expres su preocupacin por la idea, y al mismo tiempo se entusiasm con ella. Su entusiasmo, el habitual en una persona como l, siempre dispuesto a colaborar en cual quier aspecto que pueda elevar el nivel cultural de Elda, y su desinters y altruismo en sus mltiples actividades culturales. Su preocupacin, por la responsabilidad que segn nos dijo, supona para l escribir un libro que tratara monogrficamente de un tema tan profunda mente arraigado en Elda y toda nuestra Comunidad, como es el de la Fiesta de Moros y Cris tianos. Nos introduce el autor del libro en el origen de la Fiesta, a partir de datos histricos de indudable inters en cuanto al comienzo de las manifestaciones que en su principio fueron conmemorativas por la expulsin de los moriscos de Espaa, su forma de actos de acompa amiento de los patrones por la soldadesca, con disparos de fusilera, base de los alardos y guerrillas, que tan magnficamente se han desarrollado en nuestra fi esta, no solamente en Elda, sino en todas las poblaciones testeras. Este punto de origen y evolucin en el tiempo, ha supuesto que la influencia de esta mani festacin ldico -religiosa, se haya extendido sobremanera por toda la geografa hispana, aunque es en nuestra Comunidad, con Alcoy como punto de partida de toda la fi esta, y hasta el ltimo pueblo sobre todo de nuestra provincia, donde ha enraizado de tal modo, que es consustancial con el modo de vivir y el movimiento cultural de nuestros pueblos. Todo ello nos plantea el autor, con todo lujo de detalle, mencionando especificamente la ntima relacin entre lo religioso y lo ldico en todas las celebraciones. Analiza pues, desde su origen hasta el momento actual, con profusin de fuentes de las que refuerza su idea del nacimiento de la fi esta, y lo acompaa con documentos grficos de indudable valor. Este seguimiento a travs del tiempo, recoge las diferentes fases en las que los acontecimientos polticos y religiosos ejercen su poderosa influencia. Esta influencia se deja sentir en los muchos cambios que ha experimentado el conjunto de representaciones lesteras, caracterizando cada una de ellas, v de las que describe sus deta lles ms notables. Apoyado siempre en la historia, nos expone un seguimiento de Elda y su evolucin en el tiempo, y el inevitable influjo que ese devenir histrico con su carga social, poltica y eco nmica ejerci sobre el sentir de los eldenses, y cindonos a la Fiesta, en la lgica mejora de las estructuras, y a partir de los aos de consolidacin econmica del pueblo, en el noto rio incremento del nmero de participantes de los festejos, y el reforzamiento de nuestro sen tir festero, que propici su conservacin en la siguiente poca de crisis econmica atravesada por nuestra sociedad, aunque sin repercusin en nuestra andadura. Despus de recoger en su obra la evolucin de nuestra Junta Central como rgano direc tor, resalta la capacidad de unin y conjuncin de voluntades a partir de la estrecha relacin existente entre nuestra Fiesta y la devocin a nuestro Santo Patrono. San Antonio Abad, bajo cuya advocacin se celebra, teniendo como nexo comn a la Mayordoma de San Antn, pilar fundamental en la celebracin de los actos desde 1944. aunque su dedicacin al Santo viene desde el ario 1940. A partir de la iniciativa de la Mayordoma, surge el 24 de febrero de 1946 como la fecha de la primera de las Actas de la Junta Central, la cual desde entonces viene organizando y coordinando todos los Actos de la Media Fiesta y de las Fiestas de Moros y Cristianos. hay que destacar, y as lo hace el libro, el notable cambio producido en cuanto a la estruc tura y realizaciones de este rgano festero, que acoge a las Comparsas de Elda, y a la Mayor doma, describe la aparicin de todas ellas, sus primeros pasos, y analiza su incidencia en la juventud de Elda, y sobre todo, su atencin se centra en la presencia de la mujer, y su gran importancia dentro de la Fiesta. Aparecen despus los apartados destinados a las guerrillas y embajadas, desfiles y msica, resaltando la vital importancia de la anterior en la celebracin de todos los actos, recordando los esfuerzos realizados por nuestro Ayuntamiento y la Junta Central por mejorar la calidad de la msica de fi esta, habiendo logrado merced a la celebracin de los sucesivos Certme nes de Msica Festera el enriquecimiento de nuestro patrimonio musical, y por lo tanto, de la cultura de nuestras tierras. Recopila, junto a tantos testimonios ya publicados anteriormente, sus propios resultados en su continua labor de investigacin a la que en otros campos dentro de la cultura, y desde hace varios aos, est dedicado. Quiero expresar mi conviccin de que resulta de todo punto necesaria su lectura a todos aquellos que como yo aman la Fiesta, y en mayor o menor medida, estamos empeados en la reconstruccin de sus orgenes, y por supuesto en su conservacin y mejora. Agradezco al autor la oportunidad de haberme propuesto escribir el prlogo de este libro, y quiero en nombre de la Comparas de Moros Marroques expresarle mi ms sincera felici tacin por haber visto su esfuerzo plasmado en esta obra. Luis Carrasco Presidente comparsa Moros Marroques Elda, Noviembre 1996 I AL .CED DK SU . MAGESTADi. .Y SEORES DEL. CONSEJ P01. LA Q:Ii.AL Pad14I EN TODOS LOS PUE,I3LOS Dr, ESTOS lYNOS LA FA(137qCA 3 FEACT Y tiLS0 EFUEOS, Y QUE NO SE PUEDA THM DISPARAR Arcabuz, Ekopeta cargada m1 rniniicion el1a 3 aunque fea con Polvor fofa 3 dentro de los Puebli Afilo EN MADRID: En la Oficina de Don Antonio Sanz, Irnpreror del Rey nuefiro Seor, y de fu Real Confeio. Y por fu Original , en Valencia , pot; 14io S Santos, junto al Palacio .Arzobifpal.: CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL c _1*;91 DIMENSIONES DEL RITO FESTERO Moros y Cristianos es fiesta pblica que se executa vistindose algunos del traje de Moro y fingiendo lid o batalla con /os Cristianos. , La Fiesta de Moros y Cristianos est viva. Es un rito de corte muy antiguo, que en algunos casos queremos modernizar. Posee inicios eminentemente paganos, para adquirir posteriormente una concepcin religiosa que arranca desde hace bastantes aos. Cuando se estableci dicho contenido, apareci inmediatamente el social , caracterizado por un comportamiento individual y colec tivo rel igioso cargado de intenciones psicolgicas. El hecho fundamental de ponerse un traje de festero, ha permitido al ser humano, hombre o mujer, cambiar su comportamiento durante los das que dura la Fiesta. Algunos psicoanalistas interpretan esta actitud como la bsqueda de un equil ibrio social , gracias a un periodo de aparente desequil ibrio, que se repite ao tras ao, donde las personas van de un extremo a otro con excelentes resultados. En la Fiesta se sintetizan y anan muchos intereses. Las costumbres que se adscriben a ella reflejan unas intenciones sociales muy transparentes, buscando un fondo comn donde se mezclan personas de amplia posi cin econmica con las que la poseen en menor medida. Por eso la Fiesta merece tanto respeto y es bueno su estudio y anlisis. Pero no slo como fuente de grandes creaciones plsticas (la confeccin de los trajes, los desfi les,. . .), sino tambin las musicales -la lista interminable de msicos que han compuesto abundantes partituras- e incluso las literarias -Cervantes, Caldern, Quevedo, Cela, . . .- y todo esto independientemente de la interpre tacin histrica de los hechos frente a las lucubraciones ms o menos eruditas de algunos festerlogos. Estos mis mos han buscado una nica rea de intervencin, cuando existen mltiples dentro de cuadros concretos (y a veces abstractos). Este tipo de rito se distingua, en primer lugar, porque se realizaban unos actos con ritmo ciertamente violento, y en segundo, porque existan unos rasgos esenciales de movimientos desacostumbrados. Imperaba una violen cia pactada, un desenfreno de hechos y unas palabras que no se ajustaban a las formas morales e histricas. Menos mal que el comportamiento de algunos destaca dos representantes no resultaba impublicable. La Fiesta es una manifestacin obviamente popular a la que podemos aplicar una perfecta concordia de juego, LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA fi esta y drama; caracteres que nacen a consecuencia de la tradicin religiosa. En este aspecto, chocan las ideas de existir concepciones distintas: los rabes crearon una situacin religiosa que acompaaba normalmente a la conquista de un territorio, su fe iba por delante de la con solidacin administrativa; sin embargo, los cristianos pro piciaban un estado de contencin para evitar la implantacin de los intereses mahometanos, por eso se parapetaron detrs de unas medidas restrictivas y logra ron salvaguardar su preciado orden religioso. As, lo que . .. da lugar a la aparicin de la Fiesta es el triunfalismo lgico y natural del pueblo vencedor, que ve impuestas por fi n en el solar patrio, merced al esfuerzo comn, su fe y su independencia. 2 El motivo religioso se potenci cuando, en cada lugar, la Fiesta se situ bajo la advocacin de un patrono o de una patrona. Fue un hecho determinante en toda la tra yectoria de este festejo. La devocin, el respeto y el con tinuo homenaje es lo que marca la diferencia con otras manifestaciones del panorama festivo. Si hacemos un recorrido por el mapa festero provincial observaremos que todos los comienzos de las principales Fiestas contie nen un fundamento religioso -San Blas en Sax, San Jorge en Alcoy, la Virgen de las Virtudes en Villena, San Antn en Elda,. . . . Este germen impregn de fe a los festeros del siglo XIX. Otro aspecto que colabora a posicionar la Fiesta es el inters pblico que ocasion este tipo de manifestaciones ldicas. Es indudable que estas celebraciones ejercan una gran influencia en el rea ciudadana por los valores que representaba. Mientras quedaban relegadas al contexto caballero -cortesano se estableci una rigidez que desa pareci al adquirir formas populares. La evasin de la rea lidad ms inmediata siempre ha sido el deseo ltimo de las clases menos privilegiadas. Aunque referido a la poca anterior, el testimonio del historiador Lle Caal resulta igualmente vlido para el mundo del Barroco, Cuando afirma que no deja de ser utpico la voluntad de obliterar la ciudad real ocultndola bajo tapices y colga duras, eliminando su atmsfera pestilente con especias y perfumes. 3 En estos acontecimientos, todas las clases sociales se vean favorecidas y equilibradas, aunque se notaba la estrategia de las dominantes. Generalmente las altas jerarquas presidan estos eventos, la Iglesia estaba repre sentada, la participacin popular era notable y las villas modificaban su recinto urbano, dotndolo de mayor vis tosidad y, en algunos casos, de cumplida elegancia. Hay un factor perfectamente definido que se halla en la base de estas eclosiones festeras, y que no se puede olvidar: las personas. Lo bueno y lo menos bueno, las realidades, los sentimientos y un largo etctera. sta es la grandeza de la Fiesta, el significado que determina su conmemoracin anual: los actos que realizan las personas con libertad suficiente para dominar aquellos usos que ms pueden tiranizar; los actos que logran romper sin violentarla algunas formas impuestas por la sociedad. Existe el festero tradicional que est integrado en la Fiesta desde su infancia por circunstancias familiares; que ha asimilado de su entorno unas caractersticas que le llevan a sentir el peso de la tradicin festera y familiar. Para ello no slo acta en el festejo en razn de estos fi nes, sino que a la vez labora durante el ao en la mltiple tarea que demandan, en cualquier aspecto, las organizaciones festeras. No olvida en ninguna circunstancia su condicin 14 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL de miembro de ellas; y casi siempre une a sus virtudes de festero no pocas de las generales que caracterizan a aquellos miembros de la comunidad que poseen la esti macin de sus conciudadanos. Sin embargo, no todas las personas llegan con el esp ritu del festero fraguado en el ambiente familiar. Existen otros participantes con menos responsabilidades, inmer sos en unos sentimientos de escasa altura y dispuestos a aceptar, (jams a sugerir) esos cambios necesarios bsicos para la evolucin de la Fiesta. Este hombre utiliza la Fiesta para que le facilite una serie de prerrogativas que de otra forma no consigue, como cauce de una serie de satisfacciones puramente materiales o instintivas. Es el hombre que olvida que el viejo rito del festero entraa no slo un honor, sino muchos sacrificios, an al lado de grandes satisfacciones. De una o de otra manera el festero y el participante, cada cual con sus circunstancias, crean con frecuencia una actitud y un complemento que permite la celebra cin de la Fiesta y todo lo que la rodea. La actividad del participante no crea ningn perjuicio al entorno festero; al revs, si se le dirige positivamente, puede beneficiarla mucho, porque desempea bien el corto sacrificio que requiere su cometido. La Fiesta en la actualidad est en plena ebullicin, principalmente en la Comunidad Valenciana. Est cre ciendo el nmero de comparsas y la diversidad del ves tuario, y los desfiles se enriquecen y se multiplican. Cualquier tipo de acto est caracterizado por los prota gonistas y por el pueblo en general. El pueblo es parte activa. Raras veces encontramos gente en estas pobla ciones que no hayan participado directamente en los fes tejos. El pblico conoce los parlamentos o embajadas, entran en la trama de la leyenda con ingenuidad y admi racin por el exotismo, que es el modo ms potico de celebrar una Fiesta. 6 Parece, por otro lado, que las crisis industriales no dejan huella en las poblaciones. Quiz se trate de una cuestin de vanidad, lo cierto es que el festejo es, cada da, ms esplendoroso y costoso, y parece que, en con junto, refleja una economa saneada, aunque muchas veces el sacrificio repercute negativamente dentro de una sociedad consumista. Muchos estudiosos ven con pesimismo el futuro de la Fiesta, y en ello la diferencia generacional prevalece en muchos casos de una forma inexorable. Estn convenci dos de que existe un cierto debilitamiento en algunos valores, principalmente el religioso. Ellos buscan la solu cin revitalizando los principios bsicos, sin dictaduras implacables, a travs del convencimiento y la participa cin. Esta ltima faceta puede ser fundamental, siempre y cuando los jvenes empiecen a trabajar compartiendo los problemas y los triunfos, el entusiasmo y el tesn de los verdaderos festeros. Creemos que la solucin, como siempre, est en las personas que hacen la Fiesta. Pero estos mismos, dentro de tres lustros, no estarn en activo y aquellos que regirn los destinos festeros ahora estn en la niez o adolescencia. Los actuales deben luchar para que el sector juvenil no pierda el respeto a ciertas instituciones y mantengan, dentro de lo posible, esa responsabilidad heredada que justifica la autenticidad festera.7 Si nos planteamos el tema de los valores -religioso, social y cultural- de la Fiesta, desde una perspectiva rigu rosa y buscando un futuro prometedor que evolucione continuamente, corremos el riesgo de perder el soporte de la tradicin. Es sta una de las disyuntivas ms enco nadas entre muchas personas preocupadas por el tema; a unos les interesa una restauracin medieval para promo cionar los festejos y conquistar cotas econmicas a travs del turismo, y a otros les preocupa la expansin porque estn convencidos de que la Fiesta puede perder su ori ginalidad. ....,en lneas generales, tres son los intere ses que se ciernen sobre la fiesta: inters ins trumental, comunicativo y emancipatorio. El inters instrumental es el de aquellos para quienes la fiesta no importa en primer LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA trmino en s y por s, sino esencialmente les interesa en cuanto les proporciona otras cosas: dinero o espectculo, por ejemplo. El inters comunicativo es el del festero que participa y vive la fiesta como algo abso luto El inters emancipatorio consiste en entroncar la fi esta en el interior de un proceso social 8 Queda ms all de cualquier duda el hecho de que la NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) (2) (3) (4) (5) (6) 16 Diccionario de la Lengua Castellana, IV. Madrid, 1734, pg. 609. ROJAS NAVARRO, ALFREDO. Presente y futuro de la Fiesta. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo, p.p. 210 - 211. SEZ VIDAL, JOAQUN. El arte Barroco en Alicante (1691-1771). Instituto de Estudios Gil Albert. 1985, pg. 70. ROJAS NAVARRO, ALFREDO. Op. Cit., p.p. 214 -215. ROJAS NAVARRO, ALFREDO. bid. ESP SNCHEZ, JOS MARA. Las fiestas de Moros y Cristianos. Caractersti Fiesta transmite una visin histrica y unos condiciona mientos sociales que se han ido transformando con el tiempo y lo seguirn haciendo. Por eso debemos situar convenientemente la realidad y no proyectar una mala imagen. Existen fenmenos sociales que, aunque nos parezcan normales, pueden llevarnos por unos derroteros donde se resquebrajen algunos valores festeros. Es nece sario que cada poblacin conserve su propia personali dad, ajustndose a la herencia comn y manteniendo o recibiendo aportaciones para desarrollar los valores ya establecidos. cas regionales e histricas. Origen y evolucin de las Fiestas de Moros y Cris tianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 223. (7) BAZN LPEZ, JOS LUIS. Dimensiones de una Fiesta. Peridico del Valle,12 mayo de 1995. Elda. (8) ARIO VILLARROYA, ANTONIO. La interpretacin de la historia de la fiesta y los intereses del conocimiento. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos 1986, p.p. 133-134. 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL UNA LARGA ETAPA ORIGINARIA Las semejanzas de las formas de vida de dos comu nidades humanas son a veces fruto de/paralelismo entre dos estados sincrnicos de desarrollo cultural de la cau sal coincidencia entre dos estilos vitales. 7 Algunos sectores festeros de ideologa conservadora continan exhibiendo ciertas teoras convencionales que se establecieron hace unos cuantos aos, y que casi se han institucionalizado. Bsicamente debemos de acep tarlas, porque detrs existe una cadena de estudios, sacri fi cios y desvelos, todos ellos incondicionales, que nadie puede negar. Es evidente el apoyo que hemos encon trado en esta dinmica histrica y en ese fuerte movi miento de investigacin quienes nos interesamos por la Fiesta, puesto que la tarea de estas aportaciones ha venido a cubrir con creces la demanda cultural que la sociedad suscitaba. Ahora podemos abordar estos temas fundamentales desde otra perspectiva, aprovechando las posibilidades que nos ofrecen los nuevos estudios histricos con sus correspondientes interpretaciones. Estos avances resuel ven razonablemente algunos aspectos muy diferentes a los que se manifestaban anteriormente, y adems existen motivaciones muy coherentes para intervenir en este tipo de proceso, aproximarnos al terreno de la innovacin y contribuir a evitar cierto anquilosamiento en las dimen siones originarias, introduciendo elementos que multipli quen las oportunidades de conocer nuestra Fiesta a otros niveles histricos. Cualquier manifestacin con sabor popular capaz de sobrevivir a la cantidad de imponderables y modificacio nes que el hombre realiza, ofrece el peligro de universa lizar las costumbres y perder los ritos y la tradicin. Intentar analizar los orgenes de la Fiesta tiene el perma nente riesgo de no saber interpretar la documentacin existente. Es necesario, pues, que se establezca una conexin objetiva entre la fuente y la investigacin, por que muchas veces trascienden unas ideas subjetivas de fcil proyeccin. Hay algunas teoras que se enfrentan constantemente, incluso desdoblando el tema; parecen creaciones fantsticas o saltos metafsicos, y es por esto que algunas formulaciones concretas necesitan un con texto lgico y unos mecanismos que articulen una va ms cercana a la realidad. Por lo tanto tendremos que realizar una seleccin de LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA teoras, usar los datos ms caractersticos, analizar aque llas fuentes menos utilizadas y llegar a conclusiones que se acerquen lo ms posible a lo lgico y real . La idea ms generalizada es aquella que hace referen cia al rechazo secular a los moros, y las consecuencias que de el la se derivan. La Fiesta tambin es una con memoracin histrica de la confrontacin moro -cristiana, de dos culturas, de dos formas de ser y vivir. Luchas que duraron casi un milenio en Espaa, al menos en las cos tas mediterrneas, teniendo en cuenta Conquista, Reconquista, moriscos y piratera turco-berberisca que dur hasta la conquista de Argel por los franceses en 1830. 2 Es fcil comprender cmo sobre unas acciones his tricas se incorpora la problemtica morisca. Esa enemis tad, de races religiosas, pasa a generalizarse en la mayor parte de la Pennsula. A principios del siglo XIX, Castelar ya defendi esta teora, tal vez por cuestiones ms emocionales que cien tficas, ya que ante tal espectculo se siente trasladado a la Edad Media, portando unos valores que trascienden ms all de lo meramente histrico. . . .representbanse a mis ojos como en relieve los mapas de nuestras grandes batallas, y parecanme como de carne y hueso los opues tos ejrcitos. Sobre todo, dibujbanse a mi vista los inci dentes de las Navas. Don Emilio bas la trama, origen y argumento de la Fiesta en los hechos histricos ya conocidos, aunque se olvid de la funcin social como fi nalidad ltima. Des tac, eso s, el aspecto participativo de las personas, bien como actores o como espectadores. Debemos de valorar tambin que cuando Castelar habl de fi estas, al realizar la correspondiente comparacin, fue la de Moros y Cris tianos con la que ms se identific. No sali de su asom bro al comprobar como la tradicin mantena ntegramente la memoria histrica de los pueblos, recor dndola en la actualidad de una forma festiva. Cunta fuerza tiene la tradicin! Cmo avasalla las voluntades y los entendimientos! Seis siglos hace que acabaron las guerras de rabes y espaoles en aquellas regiones inter medias entre Casti lla, Valencia y Murcia, regiones fronte rizas. Seis siglos hace que no ha vuelto a empearse ninguna accin ni a verse ningn encuentro. El infiel qued sometido primero, y despus, andando el tiempo, expulsado. , La conmemoracin de unos hechos antiguos -real mente acaecidos o asumidos por el pueblo- y los enfren tamientos entre el bien y el mal, fueron unos aspectos que Don Emilio hizo suyos junto con el sentido trascen dental del mensaje espiritual religioso. Como era una per sona nada belicista, le hubiera gustado que la Fiesta caminara por otros derroteros. No queda, pues, ni un tomo del polvo de aquellos combates en el aire, ni un dejo del amargor de aquellos recuerdos en los labios; no obstante esto, las guerras se empean todava en simu lacros y pasan de generacin en generacin como un sacratsimo legado, sobreviviendo a la muerte de las ideas y de las costumbres y de las instituciones en cuya virtud nacieron y dudaron. Es evidente la valoracin en importancia que dio a este festejo, destacando la fuerza aglutinante para hacer homognea una aglomeracin fsica y moral. Cmo puede ya extraarnos ninguno de estos grandes y per durables pensamientos, que corren de tiempo en tiempo y de gente en gente con fuerza capaz de dar calor a muchas sociedades y vida a muchos siglos , Los mismos que defienden esta teora la complemen tan asegurando que en nuestra rea mediterrnea la Fiesta ha surgido y desarrollado como consecuencia de las salvas de arcabucera que la soldadesca realizaba al patrn de la villa durante los siglos XVI y XVI I . Con ante rioridad a estos siglos, afirman, se pueden encontrar los orgenes remotos de nuestra Fiesta en algunos espect culos que se celebraban en determinados ncleos de poblacin, dirigidos por la mxima autoridad local , con motivo de las visitas de monarcas, nobles influyentes o para las onomsticas famil iares del Seor, dueo de los condados, marquesados,. . . . Existe, dicen, una derivacin de los torneos a nuevas fi estas, como desenlace del abuso de estas fustas. Para intentar darles un sentido ms culturizante, algunos organizadores buscaron el recuerdo de unas hazaas cer canas que no vivieron. No podemos obviar algunos estudios realizados sobre los orgenes de la Fiesta, generalmente basados en unos datos que con anterioridad no se haban utilizado, y que en la actualidad nos ofrecen orientaciones nuevas sin car comer los pilares que sustentan nuestro festejo. . . . .hay que destacar la conexin que, desde antiguo, se esta blece entre las danzas militares, con la de espadas en cabeza y las de moros y cristianos. Pero hay, adems, otra especie de baile o danza militar muy conocida en i. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL otros tiempos y hoy olvidada que se asocia con stas: la suiza o zuiza de la que el diccionario de Autoridades da esta descripcin: soldadesca, o compaa formada, a imitacin de la milicia, como suele hacerse festiva mente en los pueblos, y porque regularmente van con chuzos, o picas, como los zuizos o suizos, le dieron este nombre. , La suiza es un baile de picas y alabardas que pudo nacer, segn Caro Baroja, como consecuencia de los des fi les que, con paso rtmico, celebraban aquellos merce narios suizos ubicados en las cortes de los reyes de Espaa, Francia y del Vaticano. Este autor nos dice que para el espaol de pie a pie era ms familiar y lgica una danza entre moros y cristianos. As aunque alguna vez, como se ver, hay la referencia paradjica a suizas de moros y cristianos, lo ms comn es que se hablara de danzas de moros y cristianos. Los textos alusivos de ellas son abundantes y se pueden relacionar con otros ante riores en que se alude a verdaderos certmenes militares en que un grupo haca de cristianos y otro de moros, como ejercicio de real inters desde el punto de vista de la defensa de la frontera.8 En esta teora existe la posibi l idad de trazar otras deri vaciones: por un lado, del juego de caas se pasara a la danza armada, y por otro, a unos parlamentos recitados y unas acciones de tipo teatral con generoso dramatismo. El presbtero don Jos Linares, afirma que la Fiesta tiene sus orgenes muchos aos antes de la invasin rabe, y lo demuestra jalonando las distintas conquistas que realizaron determinados pueblos en nuestra Penn sula. Matiza que, como el dominio del Islam dur muchos aos, fue el que resucitaron los pueblos de entre la histo ria del medioevo. Entiende que esta invasin marc una importante huella y lo ms destacable fue que los cristia nos, finalmente, consiguieron aduearse del territorio que siempre haba sido suyo. sto propici, lgicamente, que en el pueblo espaol naciera una tradicin muy bien conservada donde descol laba la idea independentista. Sobre las danzas guerreras de ritual sacro existen opi niones generalizadas que las asimi lan a una conjugacin de dos elementos: el folclrico y el religioso. Constituiran desde esta perspectiva un intento de reelaborar realida des guerreras acerca de las contiendas entre el diablo y los seguidores de Cristo. El doble carcter sacro y gue rrero de esta Fiesta se patentiza innegablemente a travs del discurrir histrico, como he dicho. En las que existe danza, su inicial funcin religiosa ha sido taxativamente sealada por Mircea Eliade toutes les danses ont t sacres lorigine. Y en ellas cada movimiento ofrece un carcter religioso porque su intencin ritual es, en muchos casos, la simulacin de una lucha con funcin taumatrgica, en la que el triunfo en la danza lo garan tiza en la guerra. 9 Quienes as piensan, apoyan su teora demostrando que este doble carcter blico -religioso permanece en muchos lugares desde una poca primitiva; incluso algn estudioso que otro lo ha llevado tan lejos como a las pin turas rupestres de las que abundan en nuestro territorio nacional . Existen muchas referencias al respecto y expre siones festivas que lo atestiguan, por ejemplo: Las cam paas de Asdrbal en Andaluca, los actos funerarios de Viriato e incluso el patronazgo blico del apstol San tiago o la leyenda de Carlomagno (Crnica del obispo Tu rpi n). Otra cuestin, aparentemente distinta pero represen tativamente paralela, es el tema de la Reconquista, denominacin incorrecta que agrupa una serie de incon gruencias histricas tendentes a producir una imagen endeble de efectos poco prcticos. .. . ya que las causas de la conquista no fueron religiosas sino econmicas, consistentes en el afn de aumentar los dominios territo riales y, con ellos, las propiedades y las rentas por parte de la nobleza feudal, enmarcndose en el contexto de las cruzadas europeas. Por lo tanto el nombre apropiado para la Reconquista es el de conquista cristiana y, ms correctamente, el de conquista feudal.10 Previamente se inici una invasin rpida y exitosa como consecuencia de las perspectivas de botn que las informaciones de los judos exiliados pudieron sembrar en los musulmanes, sin olvidar esa cadena de conflictos sociales que destruyeron un armnico desarrollo y alen taron unos deseos fci lmente realizables. Desde el pen samiento peninsular la penetracin musulmana es consecuencia de una conjura de judos y vitizianos; en cambio para los rabes es una larga etapa dentro de un proceso de expansin que haba comenzado unos cuan tos aos antes, exactamente cuando dominaron el norte de Africa y Egipto. El mes de julio del 712, dieciocho mil hombres, proce dentes del norte de Africa, iniciaron en la Pennsula Ib rica una expedicin de conquista que apenas hall resistencia y que culminara con la invasin de lo que hoy 19 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA es Espaa y Portugal y apuntaba el avance hacia el inte rior de Europa. Son conocidos los factores decisivos que propiciaron la debilitacin del colectivo cristiano a fi nales del siglo VII, aunque los ms destacados podran ser el desinters por los problemas locales y las disputas entre bandos nobilia rios. Esta perspectiva permiti que entraran con cierta facilidad los musulmanes en la Pennsula. Un ejemplo claro lo tenemos en los pocos aos que dur el proceso de dominio e instalacin por parte de los musulmanes en la Comunidad Valenciana. La conquista del Pas Valen ciano dur solamente 12 aos, desde la conquista de Burriana en 1233 hasta la de Biar y el pacto con Al-Azraq, ambos en 1245, con una sola batalla ( la de Enesa ) y los nicos asedios de Valencia, Xtiva, Alzira, Burriana y Biar.11 No nos hemos liberado de frases como: Los siglos de lucha entre moros y cristianos -o aquella otra- batallas constantes entre la Cruz y la Media Luna. Estos tpicos aparecen con mucha frecuencia en temas aplicados a los orgenes de la Fiesta. La historia no fue as. Este proceso a nivel peninsular apasiona a cualquier investigador desde un punto de vista social. Los estudiosos no han podido desvelar cmo unos musulmanes concentrados en la voluntad de Al pudieran unirse a esa estructura rgida que practicaban los cristianos. No se explican cmo se produjo el milagro de la integracin. No se deriv ni se alter la lengua espa ola y no se arabiz el armazn vital como resultado del contagio con el estilo islmico. Creemos que todo estuvo en funcin de las caractersticas esenciales del hispano y las semejanzas ocasionales con los rabes. No obstante, en muchas ocasiones ambos pueblos tomaron diferentes direcciones dentro de la propia estructura. En el Sur donde se repiti el sentido convivencial, los musulmanes y los cristianos fortificaron su sentimiento vital por medio de la importancia que concedan a la persona como un ente existencial. Vossler (1872-1949), el gran filsofo alemn, coment hace tiempo que la mayora de los autores de novelas picarescas no escribieron realidades, ms bien las desfi guraron, quiz por el inters de reflejar una actualidad muy deformada. Entre los musulmanes e hispano -cristia nos no debi de instalarse este vicio porque las crnicas nos relatan aspectos objetivos que nos sirven de fuente para sustentar nuestra teora. En la Historia no podemos prescindir de los aportes efi caces que articulan la realidad, aunque anteriormente se hallan usado otras explicaciones. El medioevo espaol y la conquista cristiana se caracterizan -segn reconocidos autores- por una serie de enfrentamientos espordicos y pasionales mantenidos durante muchos siglos. Estamos convencidos que esta formulacin difiere mucho del ambiente reinante durante pocas diferentes, como en los casos concretos que vamos a citar: Alfonso VI de Castilla y Ramn Berenguer IV de Aragn fi rmaron un tratado (Tudiln, 1151) con el nico fin de realizar acciones militares contra lugares estratgicos, como el dominio de un valle, el control de los pasos de una sierra o la ocupacin de una villa importante. Estas expediciones castellano -aragonesas desembocaron en algunas escaramuzas de relativa importancia pero, en la mayora de los casos, la conquista fue un pacto de sumi sin, como ocurri con el del rey de Murcia. Los reyes castellanos confinaron con sus avances a los musulmanes en Andaluca. La rapidez cre los correspondientes problemas 20 i. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL de organizacin de espacio por la dbil demografa, y los mayores beneficiarios fue ron los nobles, a los que se concedieron grandes extensiones de cultivo. Las rdenes Militares que hicieron frente a la sublevacin general de los mudjares andaluces en 1263 tambin ampliaron su economa. No hubo enfrentamientos generalizados y s algunas negociaciones diplomticas. El nuevo estado espaol de los Reyes Cat licos naci en 1489 con el deseo de imponer una monarqua autoritaria, que dominara a la nobleza y recordase a los moros granadi nos su proyecto de unidad territorial. Su pri mer despliegue fue una guerra de desgaste contra Granada que termin en 1492 con un prolongado asedio y el acatamiento del vencido. Creemos que est justificada la escasez de grandes batallas en el suelo peninsular. Sin embargo, los proble mas blicos tambin existieron en los reinos espaoles, como la batal la de Njera (1367) donde Pedro I volvi a recuperar el trono de Castilla que su hermano Enrique le haba arrebatado. Hemos de destacar la gran participa cin en esta contienda de los arqueros ingleses del Prn cipe Negro, los cuales dieron la victoria al nuevo rey de Castilla. Las fuentes documentales sobre los orgenes de la Fiesta se remontan a un Barroco en pleno apogeo, algo que nos permite garantizar una antigedad no muy lejana y conocer la popularidad que este tipo de aconte cimientos disfrutaba en toda la Comunidad Valenciana. Esto demuestra que la imagen histrica de nuestro festejo se puede trasladar a principios del siglo XVI II . A travs de los muchos trabajos que hay sobre la Fiesta observa mos, tal y como se viene celebrando, una postura emi nentemente antiislamista que no se corresponde con la realidad, posiblemente por desconocimiento de la historia. En estas tierras levantinas, y durante el tiempo que estuvieron instalados los musulmanes, la convivencia no fue conflictiva. Aunque el aspecto social no est estu diado a fondo, existen algunos trabajos que nos condu cen hacia el proceso total de la islamizacin y coinciden en que la expansin demogrfica cristiana, cuando llega ron los rabes y berberes, era ms bien escasa. En el tra tado o pacto que establecieron Musa ibn Nusair y el visi godo Teodomiro se puede apreciar el reducido nmero de poblacin, la mayora entregada a un culto idoltrico que los invasores desconocan. La ocupacin del territo rio y el reparto de tierras se hizo sin cuestionar ningn aspecto; incluso aos ms tarde la ciudad de Valencia, que estaba muy apegada al mundo rural, increment su densidad de poblacin gracias a la ayuda musulmana. El paso del Cid no parece que represent ms que un cambio de gobernante y un con siderable aumento de las gabelas y exaccio nes: cifras publicadas por Ubieto muestran cmo se enriqueci Rodrigo Daz de Vivar con la extorsin de la poblacin valenciana, hasta extremos que parecen fabulosos. Con su muerte y la retirada de sus gentes parece que puede ligarse la marcha de los cristianos que quedasen en Valencia y su rea. 12 Existieron muchas conquistas cruentas en esta zona, y se fi jaron slidos enclaves para mantener las fronteras. La renovacin del podero musulmn en Levante, bajo la bandera almorvide, no supuso un cambio de normas de convivencia. Hubo ocasiones en que castellanos y arago neses delegaban el ejercicio del poder a mandos musul manes una vez que haban realizado la conquista, incluso dotndolos con un amplio poder de maniobra y autono ma. Pero quiz lo ms sintomtico fue la actitud de los reyes castellanos, que fi nanciaban algunas revueltas con el nico propsito de encolerizar al rey aragons. Tendramos que avanzar hasta los principios del siglo XVI para apreciar una fantica intolerancia entre ambas razas como consecuencia de las Germanas. El inters de bautizar por la fuerza a todos los musulmanes, que en su mayora eran utilizados como siervos por las familias nobiliarias, fue el detonante de graves enfrentamientos. Es este el momento donde podemos buscar el parale lismo con las dos dimensiones ms caractersticas de la Fiesta: el aspecto religioso y el guerrero. La Iglesia, como vehculo religioso, se convirti en pro tagonista de los procesos histricos, legitimando ciertas instituciones sociales para lograr que la realidad cotidiana fuera el reflejo de una sociedad cristiana ideal . Con la misma claridad puede verse el deseo de los cristianos de 21 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA hacer la guerra a los infieles como precio de ganar la sal vacin eterna. Durante esta poca existieron ms tratados concretos y pactos efmeros que conflictos blicos. De esta forma una etapa negativa aniquil ocho siglos de armona y convivencia, crendose unas circunstancias que llevaron a realizar operaciones de cierta envergadura, y que no hicieron sino subrayar la ausencia de poder poltico en el levante peninsular. Obviando el planteamiento de la Guerra de las Ger manas, podemos demostrar que la convivencia entre musulmanes y cristianos en la poca medieval fue, no slo pacfica, sino la cristalizacin evidente de un fen meno que dista mucho de la historia de consumo gene ral creada y mantenida durante mucho tiempo a nivel popular. La estructura social, tericamente englobada en lugares comunes, surgi como consecuencia de un orde namiento muy peculiar y altamente prctico. Para comprender mejor la Fiesta es necesario conocer el particular significado que para el pueblo llano adquiri la palabra moro. Al moro siempre se le ha presentado como un depravado, un traicionero; personaje propenso a promesas falsas, que esclaviza a los dbiles, que no res peta las leyes de la guerra. En muchas Embajadas se puede captar esta extravagante leyenda. El moro vive en las tinieblas, el cristiano con la luz de Dios. Los moros eran brbaros agarenos usurpadores del territorio espa ol, capaces de profanar templos e imgenes sagradas. Para matizar este concepto, nos tendramos que ir hasta el siglo XVI , exactamente hasta la batalla de Lepanto (1571). A pesar de la gran derrota sufrida por los turcos, stos seguan construyendo un gran potencial militar, enemigo de los cristianos. Por esta razn, y en diversas ocasiones, con la palabra moro se ha nombrado princi palmente a los turcos. Incluso se puede vincular a los revolucionarios franceses (1789) como enemigos del altar y del trono, por tanto resulta lgico que los moros sean los revolucionarios franceses, y despus de los ejr citos napolenicos, en aplicacin de una norma popular todava vigente, que consiste en identificar como moro realidades tan diversas como son el nio sin bautizar, el hereje, el incrdulo, el liberal extremista. Como nos dice D. Francisco Va. Este tipo de identificacin se ha utilizado para sealar a aquel las personas enemigas de la patria en determina dos momentos histricos. La relacin de la metamorfosis de la palabra moro nos la da Antoni Ario en su libro titu lado Festes, Rituals i Creenses. El turco El protestante El francs El contrabandista El liberal El republicano El comunista Existe en la mente de determinados estudiosos la idea fundamental de que el origen festero parte de una moti vacin religiosa, configurada a partir del hecho de que la lucha entre moros y cristianos es consecuencia de una razn puramente religiosa. Esta teora est complemen tada con el fervor que cada pueblo o ciudad dedica al patrn o patrona. La Fiesta de Moros y Cristianos tiene como razn fundamental de ser la exaltacin de los valo res religiosos y tradicionales que rememoran la epopeya de la Reconquista (. . .) Personificada hoy la religiosidad en el patrn o patrona de cada poblacin. . . . 13 Curiosamente reconocen las personas afines a esta forma de pensar que la idea de la Reconquista se ha debilitado, que no existe una fuerte tradicin capaz de mantener en la memoria de los festeros las hazaas de Fernn Gonzlez o de Almanzor. Esto se entiende porque en muchos lugares la Fiesta tiene su propia solera y se ha enriquecido por propia tradicin, auspiciada evidente mente por esa idiosincracia tan peculiar que nace en todas aquel las poblaciones con races reales y sl idas. Donde existe casi uniformidad sobre el origen de la Fiesta es en la referencia a la soldadesca. La mayora de destacados investigadores coinciden en sus escritos que nuestro festejo procede de la costumbre militar de rendir honores, con salvas de arcabucera, en las procesiones patronales. . . . la soldadesca era una comparsera for mada por quienes, sin ser soldados o habindolo sido, imitaban las graduaciones, ejercicios y uso de armas de las milicias en ciertas solemnidades pblicas, disparando salvas de arcabucera ad honoren, y haciendo evolucio nes en su desfile, lo que constitua la funcin soldadesca. Sus miembros se agrupaban en hermandades o cofradas alguna de las cuales ha llegado hasta nuestros das como la de Yecla.14 Estos actos se empezaron a realizar a partir del siglo 1. CONTEXTO HISTORICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL XVI , aunque se potenciaron en las dos centurias siguien tes, como lo demuestran la cantidad de testimonios que han aparecido. Al norte de la provincia de Alicante proli feraban (Alcoy, Petrel , Villena, Cocentaina,. . .), al igual que en otras regiones del pas. Jovellanos las cita en su libro Memoria sobre espectculos pblicos y diversio nes en 1790. No existe confusin a la hora de buscar el origen inme diato de la soldadesca. Naci de las milicias ciudadanas que cre Carlos I durante el siglo XVI , principalmente, para defender las costas levantinas. Este monarca consti tuy el primer Cuerpo de Infantera de Valencia, con ocho tercios de mil hombres y compaas de cien. El his toriador Perales en su libro Dcadas de la Historia del Reino de Valencia nos ha legado algunos documentos en los cuales se detalla la reglamentacin que deba de regir en las villas donde era obligatorio la presencia de una milicia. Estas poblaciones tenan que conservar el nmero de soldados que previamente se haba estipulado, as como las armas necesarias -picas, arcabuces y mosque tes- conforme a las rdenes pragmticas de 1597 y 1629. Estas compaas realizaban exhibiciones y ejercicios de entrenamiento -aparte de la revista y el desfile militar- no slo como acompaantes del patrn, sino tambin en funciones especficas de escolta cuando las villas eran visitadas por personajes de cierta importancia dentro del ordenamiento poltico o militar de la poca, o cuando otra compaa recalaba en la poblacin. Con salvas de plvora recibieron en Bocairente al ajudant del Sargiento Major, comissari de la comissi de la Companya deis Soldast de la Vila de Ontinyent y a los soldados del Conde Coloma per uns soldast de la Companya del Conde de Elda. Los componentes de la soldadesca, que usaban la ter minologa caracterstica de los militares -diana, cabo, alfrez, capitn, alardo, escuadra-, deban cumplir deter minados requisitos para poder formar parte de esta orga nizacin. Entre ellos ser solteros, fi eles al rey y poseer una buena hacienda para no perjudicar econmicamente a sus familias. En sus actuaciones gozaban de todos los honores mil itares. La evolucin festera tuvo un fuerte parn cuando entr en vigor la Real Cdula de Carlos I I I , el 15 de octu bre de 1771, . . . POR LA CUAL SE PROHIBE EN TODOS LOS PUEBLOS DE ESTOS REINOS LA FABRICA, VENTA, Y USO DE FUEGOS Y QUE NO SE PUEDA TIRAR, O DISPARAR Arcabuz, Escopeta cargada con municin sin ella, aunque sea con plvora sola, dentro de los pueblos. 15 En los pueblos del Reino de Valencia, donde existan soldadescas, optaron por pedir la licencia correspon diente que les concedieron varios aos despus. Previa mente a esta prohibicin hubo otra que afect de una manera negativa por la trascendencia que la soldadesca tena en las distintas villas. El Capitn General, Marqus de Cayls, dispuso en 1737 que ninguna persona estante y habitante de esta Ciudad (Valencia) y su reyno, de cualquier estado, calidad y condicin que sea, lleve, use, fabrique, tenga en casa, venda ni introduzca en ella ni dho. Reyno gnero alguno de Armas de Fuego. 16 Esta ordenanza cre en muchas poblaciones un males tar muy significativo ya que, no slo prohibi las armas, sino las corridas de toros, vacas, novillos, mscaras, comedias de farsantes y bailes nocturnos. Durante algu nos aos los Concejos se preocuparon de pedir la corres pondiente licencia, alegando la antigedad y la tradicin, para recibir la autorizacin. En 1799, otro Capitn General, en este caso el Conde de Sayve, sigui el ejemplo del Marqus de Cayls y, no contento con ello, inform a la corte de lo que pasaba en el Reino valenciano. Como consecuencia, el rey expidi la Real Cdula que ya conocemos. Los mocrlogos aseguran que la evolucin de la solda desca a los moros y cristianos fue lenta. Lgico; la reali dad histrica que acabamos de exponer fue determinante a la hora de conferir la fuerza que reafir mara su existencia. De hecho la fiesta bocairentina encierra una gran personalidad basada en que no ha evo lucionado del todo a Moros y Cristianos y mantienen muchas reliquias de la antigua soldadesca que data de 1632.17 Son muchos los investigadores, historiadores y mocr logos -hagamos una separacin de estas categoras- de toda la geografa espaola que se han enfrentado entre s buscando el origen de la Fiesta. Como hemos visto, son numerosas sus interpretaciones, y todas son posibles. Esperamos que se vayan ampliando poco a poco, como consecuencia de esa singularidad temperamental de todos aquellos que de una manera u otra nos hemos adentrado en este terreno, cuya exploracin desborda hasta las mentes ms privilegiadas. Todos los conceptos, aunque emparentados, son dife LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA ar~eut....YAroe , maeahmer.,x, w l war.x4 )COZ/Z.,, Sseumwaevz.rwanowlcxx.rw , Qoz.gsgAcgok , ON CARLOS, POR LA GRACIA DE DIOS; Rey de Callilla de Len; de Aral. gon ,de las dos Sicilias, de Jerufalen,.de Narati ra , de Granada, de Toledo, de. Valendia de Galicia , de Mallorca, de,Sevilla, de Cerdea; de Cordoba, de Corcega, de Murcia:, de Jan; de los Algarbes ,.de Algecira d Gibraltar, de las Islas de Canarias ,de. las Indias Orientales;y Occidentales, Islas ; y Tierra -firme del Mar Oe , ceano, Archiduque de Aufiria,. Duquelde Bor , goa , de Brabante:, y de. Milln vCondecle Abfpurg ; de Flandes; Tirl; y Barcelona, Se or de Vizcaya,,y1cle Mblitia &e. A ls del mi Concejo, Prefident Odoresi de las mis Audiencias , Alcaldes , Alguacilcs.dpnsiifa Corte, y Chancillerlas,ly.k todos los Corregi dores, Afsiftente,GovnadoresiAlcalds sna yates , y brdinarios, y dems: Juece. Jinlicias ; Miniflios,y Perfonasdc.tddas. las GittdadestVi Ilas y Lugares de, eflos!mis Reynos wall ; :de Realengo., climo de Seorlo ; .Ordenes;VAba , dengo lo coritenificr.emefiarmi Ctdu la toca -1, ro tocr puede en , qtralqiiiir (maura: SABE D:Oue por, los A utosacorclIclos . trlintay feis y. ciento y feis del libroVebildo;, ,, tituld pon dg os mando , que luego que la recibis, deis las providencias mas convenientes, para que en to dos los Pueblos de ellos mis Reynos fe. publi , que, obfervc , y guarde la probibicion de la fa brica, venta, y ufo de Fuegos, y quena fe pue. da tirar, b difparar Arcabuz,b Efeopeta cargada con municion, 6 fin ella, aunque feacon Polvo. ra fola , dentro de los Pueblos; las porronas que contravinieren ella mi Real Cedula , las impondreis, y exigireis,fin la menor condefcen. dencia , 6 fimulacion , por la primera vez na de treinta dias de Cartel, y la .pecuniaria d treinta ducados de vellon.; aplicados porlmitad Penas de Camara, y Gallos de ,Jufticia ; pot la fegunda vez doblada la pena ; y, por la tetera fe les, im pondr la de (parro aos:de Preficlio en uno de losde Africa ; ylas mifms penas ife:irm. pondrn h qualefquiera.perfona, , queaunque no fea Cbtletero , fe averiguare havrer , tirado Cohe: tes,y difparado Arcabuz, 6 Efcdpeta dentro del Puebloounque fea fin municion,.6 con Poivora fola : y prohibo 1.todas , y qualefquier Juificias poder difpenfar , ni conceder licencia para. lo que queda expreffado. Queafsi es Mi voluntadl , y que al traslado impreffb de cita :Ccdula, fi rmado de Don Antonio Martirlz Salzar , Secretario, Cobrador de Refultas, y Efcrivano dr Camara m as, antiguo , y. de .Wvierilb : del mi Confejo; fe le d la . tniftno f, y Credit que. it fu original. Dada en, San Lorenzo quineede /a JCueva Pe_rpilacion , fe prohibi, que hingun Cohetero de ella Corte fabricaffe vendieffe ti raire , ni difparaffe Fuegos en ninguna Fiefla particular ,b en btra . forma que ocurrielfe, por fi.intuofa,r . grie que fuelle eicepcion de las Fieftl Rales cie Fuegos, que fe mandaffen ce lebrar por los.SeoreS:Reyes:IY- tambien.fe, pro hibib , que, ,perfonalalgna dentro de la Corte, ni en fusinincdiaciones, pudieffe tirar, 6 difpa rar Arcabuz , 6Ifcopeta, con municion, o fi n ella,Ifino es en las partes que fuera de el Pueblo efln depuradas; para -.tirar con bala rafa al blan co en, la forma!aconlimbrada : Pero como no obfiantt prohibicion, ha acreditado la expe riencia,losgraves,inconvenientes , y laftimofas refultas quer.:ha ocafionado la abundancia de Fuegos artificiales ;:qeredifparan en la Corte, y en las Ciudades cleelReyno, y de que han di. manado muchos incendios de Cafas, y Edificios; defeando pues precaVr,yevitar tan fatales con Seqn e ncias,, y .daos;al , Efiado; y bien comun de mis .Vairallos por, mi Real Orden. de veinte y ,ocho de Setiembre: proximo pallado, he .refuel nyre: . guarden.;: yr.obferven con .todo rigor las prohibicione5-que:contienen los citados Autos acordados .n(5 folaincnte en la Corte, fi no es en todas laS:derhasiProvincias de ellos mis Rey nos.yY publicada en: .el Confejo en primero de, efie.prefente mes, acord6.fu cumplimiento, 7 . y para ello .expedWefla mi Cedula : Por la qual os OdUlite fetecientos ftenta y uno. YO EL REY. ;74 Yo Don Jofeph Ignacio de Gdyeneche , Secretario del Rey nueltro Seor, efcrivir Por fu mandado. ,tx El Conde de Aranda..Don Manuel de Azpilcueta. Don Antonio deVeyln. . Don Jofeph de Vitoria. DoMPedro Regifirado. Don Nicols Verclugo :Tniente de Canciller Mayor : Don Nicos Verdugo. Es Copia de fu Original, de que certifico. Don Antonio Martinez Salazar. 1,11 la Ciudad de Valencia en veinte y dos de Noviembre arld de Mil fetecientos (eterna y uno: Antelas Puertas del Real Palacio, y Audiencia, con .Ntab , ales,:y trompetas, y afsillencia de gua no Alguaciles de Corte ,por voz de Francifco Arncirbs , PrgoMeto public, fe : public la Ic tra la Real Cedul de . S.M. queantecede, y def pues fe execut lo mili no en los dems pueflos publioS,y acofiumbrados de ella dicha Ciudad, hallandofe muchas perfonas oirla, de que doy fee;:r. Rziyrniando Gomez,Oficial de Sala. Es Copia de la 92,eal Cedula;y Puhl carian ,queimprefa; y autorkada fe ha remitido por el Pe_al Conjejo de/la diinciayy queda en la . S ecretaria Acuerdo de un carlo,.d:qu me remito! De que certifico Don Pedro Luis S anche, cL n r 62:~ ihtce .c.,G76._ f(o5,7 7, 73 ... , ,, L jor ~14 I . 24 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL rentes. Y lo son, quiz, porque estamos acostumbrados a respetar los argumentos ajenos pero a preferir los pro pios. Todos queremos y deseamos establecer con nitidez aquello que creemos evidente, con la consiguiente visin personalista. Pensamos que las teoras existentes en la actualidad sobre el nacimiento de la Fiesta referidas a la Recon quista, han cado en una visin demasiado restrictiva. Creemos que la postura aceptada por aquellos que han llenado muchas pginas intentando relacionar la victo riosa pugna con el Islam y los sucesivos odios a los moros con nuestra Fiesta, pecan de esgrimir evidencias demos tradas con cierto despliegue imaginativo. Si la soldadesca fue la base evolutiva, no se entiende cmo en muchas localidades no se vestan de moro. . .. en las primeras fi estas hechas a San Blas como patrn de Bocairente en 1633, participaron las cuatro escuadras de la compaa de la villa como piqueros, arcabuceros y mosqueteros. Y desde luego, a nadie se le ocurrira que asistiese alguna de las escuadras vestida de moro; como hoy, sera incon cebible tal cosa en una agrupacin militar, y menos para tributar su homenaje al Patrn.18 De hecho resulta difcil explicar la aparicin de las comparsas de moros cuando se habla de animadversin a todo aquello que se identifique con los moros. Curiosa mente la mayora de los estudiosos no han considerado nunca a la soldadesca como una Fiesta, sino como un espectculo ocasional . Creemos que la base introductora de las comparsas fue la soldadesca; as se explicara la existencia de las comparsas de cristianos, como el caso de la Antigua de Caudete, por ejemplo, procedente de la soldadesca que en 1609 expuls a los moriscos de la poblacin.. . 19 Existe un problema a la hora de averiguar cundo los ciudadanos se vistieron de moros y se formaron los dos bandos. Podemos pensar que como consecuencia de la prohibicin de la plvora y las armas en el siglo XVI II , las danzas alcanzaron su mayor plenitud. Estos espectculos se venan celebrando desde muy antiguo, generalmente para solemnizar el Corpus (no olvidemos lo arraigados que estn los bailes de gigantes y cabezudos en Espaa). Haba muchas clases de danzas, pero aquella que nos interesa consista en dos grupos de personas que, con distinta vestimenta, ejecutaban una confrontacin al ritmo establecido. Y por su parte, la danw dels Soldats, es probable que fuese una danza de espadas en la que se utilizaban caretas o mscaras tambin de moros y cristia nos, pero al prohibirse las espadas las sustituyeron por palos. 20 Una vez ms tenemos que destacar a la ciudad de Alcoy como la poblacin que ha creado la Fiesta en el rea valenciana y ha trasmitido su tradicin como ncleo originario de la soldadesca. Es fcil que fuera la primera en transformarla en moros y cristianos, y nos basamos para afirmar sto en que todos los escritos al Consejo de Castilla por parte de los alcoyanos lo denominaban fun cin de alarde y escaramuza de tiros de plvora sola mente, intituladas de moros y cristianos. En este aspecto estamos de acuerdo con el Sr. Mansanet cuando escribe: ... por las siguientes razones: a) porque el documento ms antiguo conocido sobre esta materia se refiere a la fiesta de Alcoy en la poca de 1668; b) porque en aquella poca en Alcoy no slo era el mayor ncleo de poblacin y de poder econmico entre todas estas poblaciones, sino en toda la provincia; c) porque contaba con un hecho portentoso relacionado con la Reconquista: la muerte del caudillo A/-Azraq cuando asediaba la pobla cin en 1276 y la tradicin de la intercesin de San Jorge...; d) porque ya en 1785, en los legajos del Consejo de Castilla, se la llamaba un alarde o escaramuza de moros y cristia nos y a las dems como funcin de solda desca.21 Se ha insistido mucho en que la Fiesta surgi al amparo del Patrn o Patrona aunque creemos que el ori gen de los moros y cristianos fue completamente inde pendiente de las fi estas religiosas. La unificacin pudo realizarse cuando la comunidad se cristianiz y se convir ti en adalid del catolicismo. Este fenmeno religioso naci como consecuencia de la lucha contra el protes tantismo a partir del Concilio de Trento. A mediados del siglo XVI las manifestaciones pblicas del poder de la Iglesia se reflejaban en grandes procesiones, con inade cuados boatos por parte de las autoridades polticas y eclesisticas, los gremios y las cofradas. En algunas oca siones, dentro de la misma procesin o al margen, reali zaban simulacros de guerra en los que se enfrentaban dos bandos. Estos simulacros adoptan distintas formas: LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Batal las navales, tomas de castillo,torneos,.. .. La Fiesta tuvo momentos en los que continu siendo laica, principalmente cuando estaba vinculada a determi nados fi nes polticos y avalada por el pueblo o la nobleza segn las circunstancias. Todo esto se puede apreciar en las conmemoraciones de acontecimientos reales. El pro ceso de cristianizacin ms preciso lo tenemos en Sari ena, villa del rea aragonesa donde su danza -fechada en la segunda mitad del siglo XVI I- tiene como protago nistas los palos y las espadas. Parece claro que la Iglesia aprovechara los caracteres bsicos de contraposicin moro -cristiana para darle un cariz catlico, vinculando el Mal a los moros y el Bien a los cristianos. Esto mismo debi de ocurrir en las fi estas de moros y cristianos del resto de la pennsula, que originalmente era completa mente laicas, como hemos visto, hasta que en el siglo pasado se cristianizaron por influencia de la Iglesia, de modo que los cristianos se convirtieron en los buenos y los moros en los malos. Precisamente, en muchas pobla ciones los textos de las embajadas fueron escritos por cl rigos o personas prximas a la Iglesia.22 A lo largo del siglo XVI la Iglesia se convirti en prota gonista de muchos procesos que histricamente estn demostrados. La religin y su concrecin -la Iglesia- dis tribuyeron entre las gentes las funciones queridas por Dios, de tal manera que la realidad social diaria fuera la realidad cristiana. An as pudo ocurrir que antes de rea lizar la Iglesia esta tarea existieran en Espaa fi estas de moros y cristianos, como son los casos de Valencia, Toledo y Jan. Otro carcter que no resulta tan importante como algunos pretenden es el guerrero. Esta teora no puede ni debe generalizarse, porque existen razones para ello. Partiendo de la base de que los combates fueron escasos, el esquema guerrero fue un determinado grupo social , mientras el resto de participantes (marinos, estudian tes, labradores,. . .) eran aquellos que representaban a las clases ms populares. Sin embargo, en determinados lugares -Bocairente, por ejemplo-, a estas comparsas, .. . les han atribuido siempre el estar inspiradas en la Gue rra de la Independencia, no obstante, es preciso admitir para ellas un anterior origen carnavalesco. Por lo menos ya era famoso, en el siglo XVI I, el desfile de los Estudian tes de Valencia, que marchaban disparando arcabuces y mosquetes, tocando esqui las y campanas y lanzando naranjas y agua. 23 Tras analizar abundante bibliografa, es posible afirmar que las bases de partida del movimiento festero, o lo que es lo mismo, el origen de la Fiesta, son las embajadas y las guerrillas. Por tanto, el planteamiento tan fuerte mente empleado sobre la soldadesca pierde intensidad, aunque es aprovechable para trasladarlo al origen de las comparsas, como hemos comentado anteriormente. Esta teora inicial nace de un planteamiento fundamental , en el cual las embajadas y las guerrillas son los elementos ms antiguos de la Fiesta, y todos los dems aspectos principalmente los laicos- se van insertando mucho tiempo despus. Es el nico acto comn a todas las fi es tas de Moros y Cristianos de la Pennsula Ibrica, ya que los dems aparecieron posteriormente. Por ejemplo los desfiles de Alcoy datan de 1741.. . 24 Por tanto, las motivaciones histricas y religiosas son las tradiciones que configuran nuestra Fiesta con el ade rezo de unas representaciones teatrales llenas de ama teurismo. Tenemos, pues, un rito que va evolucionando a partir de una estructura formal muy poco cambiante; un espritu tradicional que vuelve al pasado -lgicamente a la Edad Media- y una Fiesta que estuvo tan de moda durante los siglos XVI y XVI I en nuestro pas, e incluso en algunos pases mediterrneos, como las corridas de toros y las comedias. Desde hace muchos aos, en la zona levantina se viene practicando el uso del castillo de cartn y madera como smbolo de poder, como escenario idneo para declamar las embajadas y lugar emblemtico donde las espadas y arcabuces celebran la pantomima de unas peleas que, al fi nal, siempre ganan los mismos. Es lgica la importancia que se da en la actualidad, y que se daba ya en la Edad Media, a estas fortalezas, bsicas para las formas de vida y los sistemas de defensa. Los vigas avi saban y los recluidos en los castil los y fortalezas tomaban las precauciones oportunas para su defensa. Mandaban emisarios a los caballeros, a los alcaides de las fortalezas circunvecinas y a todos los pueblos fronterizos para que a nadie cogiese desprevenido y todos juntos se apresta sen a la mutua ayuda y defensa.25 Bien es verdad la existencia discriminatoria entre los nobles y los siervos; los primeros en el castillo, y los segundos, econmica mente dbiles, haciendo la recepcin a los sitiadores. Esta prctica festera, lgicamente con menos varian tes, se empez a desarrollar durante las celebraciones de grandes acontecimientos o sucesos acaecidos a persona 26 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL jes de alta estirpe. El primer testimonio conocido lo des cubri Esp Snchez en El poema del Cid donde describe la representacin de un asedio a un tablado (castillo de madera), con motivo de la llegada a Valencia, en el ao 1094, de Doa Jimena, esposa del Cid, y sus hijas. A la madre ya las hijas El gozo que sienten todos Todas las mesnadas suyas All con las armas juegan con aquello se alegraban, les hace soltar las lgrimas, con aquello se alegraban. y los tablados quebrantan. 26 Algo similar ocurri cuando en la misma ciudad se des posaron las hijas de Don Rodrigo Daz con los Infantes de Carrin. Ellos vuelven con las dueas Muy ricas fueron las bodas siete castillos de tablas antes de entrar a comer y en Valencia se han entrado en el alczar honrado. al otro da se alzaron; todos fueron quebrantados. 27 Creemos que estos versos son un inicio para continuar la investigacin y posibilitar a los futuros festerlogos una aproximacin en la bsqueda de los orgenes de nuestra Fiesta. Al igual que el estudio realizado por Ma Elena Arizmendi en su obra titulada Danzas cortesanas y Juglares, donde afirma que el siglo XI I , en Catalua, se celebr una danza de moros y cristianos con motivo de la boda de Ramn Berenguer IV, conde de Barcelona, y Petronila, reina de Aragn. Estos ejemplos muestran el origen caballeresco de este uso, siendo los caballeros los que primero represen taron esta farsa entre moros y cristianos como simulacro guerrero acorde con los ideales de la poca.28 Nos adherimos a esta teora porque es muy compli cado conocer con acierto cundo se inici el rito del com bate entre dos bandos opuestos y determinar el esquema bsico que practicaban para poder interpretar los datos. Sin embargo, salvo ligeras variaciones de forma, una gran mayora se ha vinculado a este origen. Es difcil deter minar con exactitud, dnde y cundo comenzaron a hacerse simulacros de combates entre dos bandos de dis tinta raza y religin, pero todos los historiadores coinci den en asignarles un origen caballeresco, toda vez que eran los nobles los que primero representaron estas far sas. A ellos, pues, hay que atribuirles la invencin del espectculo.29 Esta fi esta que era de cortesanos y caballeros pas a ser del pueblo en la primera oportunidad que se les pre sent. Ocurri en Toledo, el 6 de mayo de 1533, con motivo de la llegada por mar del rey Carlos I a Barcelona. El documento nos explica cmo se represent el combate entre dos bandos formados por personas de la ciudad -eran del gremio de carpintera-, que una vez colocados en lnea entablaron una lucha con el nico fi n de tomar posesin de un castillo de madera. Al da siguiente fueron los hortelanos lo que simularon una batalla naval en el Tajo. Segn una relacin de la poca que incluye en su libro, el erudito historiador alicantino, Adolf Salva, los componentes de los gremios se dividieron en dos grupos: unos de moros y otros de cristianos que, en un simulado combate y enarbolando armas de toda suerte, se dispu taban la posesin de un castillo -construido exprofeso para la ocasin- defendido por mahometanos, el cual era fi nalmente conquistado por las huestes cristianas.30 Los textos que hacen referencia a las danzas de moros y cristianos son muy abundantes, pensamos que se debe a la relacin de estos festejos con la idea de un aconteci miento militar muy arraigado en pocas medievales. Caro Baroja comenta con todo lujo de detalles uno de los pri meros documentos que aluden a la Fiesta de Moros y Cristianos. Dada la importancia de este texto lo reprodu cimos ntegramente a continuacin: ... para una poca tarda de la Recon quista, cuando la frontera quedaba entre Jan y Granada, sabemos que los caballeros cris tianos de Jan que por los aos de 1463 esta ban a las ordenes del Condestable Miguel Lucas de lranzo, personaje muy dado a fiestas y mascaradas, hacan verdaderas representa ciones de Moros y Cristianos, como la que tuvo lugar con motivo de las fiestas de Navi dad del ao indicado, y que est descrita con mucho lujo de detalles en la preciosa crnica. Result as que el domingo segundo da de Pascua doscientos caballeros, lo ms granado y bien alhajado de Jan, se dividieron en dos bandos la meytad de los cuales fueron en bito morisco, de baruas postizas e los otros cristianos. Fingieron los moros llegar, con su rey, de Marruecos, e trayan delante al su pro feta Mahomad, de la casa de la Meca, con el LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Alcoran e libros de su ley con grant cirimonia en una mula muy emparamentada: y en somo, un pao rico en cuatro varas, que tra yan cuatro alfaquies. Los guerreros con su rey iban a caballo. El rey mandaba una carta ber meja al Condestable. Reciba ste a los emi sarios con compaa de escuderos, dueas y doncellas, y aquellos le entregaron una carta en la que le propona un juego de caas, o torneo, que sirviera como juicio de Dios, es decir que si aqyuesto como en la guerra vues tro Dios vos ayuda a levar lo mejor, luego el nuestro profeta Mohamad e los libros de nuestra ley que conmigo mande traer seran de mi e de mis moros renegados. El Condes table acept el fingido reto. Se jug a las caas en la plaza de Santa Mara, por ms de tres horas. Los moros fueron naturalmente, vencidos y el rey de Marruecos hizo un razo namiento en que abjuraba de su fe: Y diciendo e faciendo, dieron con el (la efigie de Mahoma) e con los libros que trayan en tierra. E con muy grandes alegrias e gritas e con muchas tronpetas e atabales, fueron con el dicho seor Condestable por toda la gib dad fasta la Madalena. Y en la fuente della langaron al su profeta Mahomad, y a su rey derramaron un cantaro de agua por somo de eabela en seal de bautismo; e el e todos sus moros le besaron la mano. E de all toda la cavalleria e grant gente de pie de onbres e nios vinieron a la posada del dicho seor Condestable, con mucho placer y alegria, dando gritos e boces; do a todos general mente dieron colagion de muchas frutas e vinos.31 Estamos ante una accin fingida basada en una histo ria posiblemente real, donde se puntualiza que es una fi esta caballeresca, . ..doscientos caballeros, lo ms gra nado y bien... , aderezada en una combinacin dramtica o teatral con desfiles y embajadas. Pero quiz lo ms des tacable fuera el juego de caas, que en este caso era el tpico juego de Dios, acto muy relevante en la poca de los grandes reyes. Este torneo tuvo unas caractersticas, a mediados del siglo XVI , increblemente paralelas a las de ahora. Los que salan disfrazados de moros formaban unas cuadrillas de distinto color, como ocurre actual mente con las escuadras que forman las comparsas. Este aspecto nos lo relata Enrique Cock, notario apostlico y archero de la Guardia del cuerpo real , con motivo de un viaje de Felipe I I a Zaragoza. Este mismo personaje estaba convencido que los juegos de caas eran de ori gen rabe. Los caballeros se arrojan caas y cambian de caballos, siguiendo en esto la antigua costumbre nacio nal usada por los rabes para obtener los favores de damas y doncellas. Hubo una poca donde los caballeros, en muchas oca siones, convertan el juego en una batalla campal, aun que el tiempo y las damas hicieron que los contendientes, sin perder su valor y arrojo, lo tomaran como lo que era: un juego. As se amold y fi j el carcter de los caballe ros de la Edad Media; carcter que dirigi desde entonces todas las acciones; que se descubre en sus fiestas de monte y sala, en sus torneos y justas y juegos de caas y de sortija.. 32 No pas mucho tiempo para que las fi estas eclesisti cas se solemnizaran tambin con torneos, e incluso llega ron a celebrarse como simple pasatiempo. La Crnica de don Enrique III nos lo comenta: Cuando mandaba facer muy honradas fi estas o procesiones, mandaba facer jus tas y torneos e juegos de caas e daba armas e caballos e ricas ropas e guarniciones a aquellos que estas cosas haban de facer. El juego de caas lleg a convertirse en la diversin ms destacada en las cortes y en las principales ciudades espaolas. La nobleza aprovechaba cualquier coyuntura I. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL para su celebracin porque deseaban lucir y ostentar su condicin de personas elegidas. Lgicamente esta diver sin deriv aos ms tarde hacia un ambiente popular, generalmente rural, donde se incrust en fiestas religio sas y civiles con acciones teatrales y espectculos tan complejos que fueron perdiendo magnitud. ...y en la caa larga pondr una bandera con dos bordas blancas en sus tranzaderas y en mi caballito podr una cabeza de guadamec dos hilos por riendas, y entrar en la calle haciendo corvetas; yo, y otros del barrio, que son ms de treinta, jugaremos caas junto a la plazuela. 33 En el siglo XVI el juego de caas haba sufrido, por un lado, la derivacin hacia otros espectculos con parla mentos recitados y elementos teatrales, y por otro, se NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) SNCHEZ ALBORNOZ, CLAUDIO. Espaa un enigma histrico. Edhasa (Edi tora y Distribuidora Hispano Americana, S.A. 1976. Tomo 1, pg. 190. (2) MANSANET RIBES, JOS LUIS. Los valores de la Fiesta. Revista de Moros y Cristianos. Elda, 1995. (3) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Recuerdos de Elda o las fiestas de mi pueblo. Tipografa de T. Minnesse de los Ros. 1899, pg 13. (4) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Op. Cit., pg. 14 (5) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. bid. (6) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Op. Cit., pg. 15. (7) CARO BAROJA, JULIO. El esto Festivo. Fiestas Populares del verano. La Otra historia de Espaa. 1985, pg.116 (8) CARO BAROJA, JULIO. Op. Cit., pg.117. (9) TABOADA CHIVITE, JUAN. Moros y Cristianos en Galicia y sus antecedentes blicos- religiosos. 1 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976,Tomo 11, p.p. 572 -573. (10) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Instituto de Cultura Juan Gil Albert 1989, pg. 216. (11) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit., pg. 217. (12) LLOBREGAT, ENRIQUE. Talante histrico que reflejan las actuales celebra ciones de Moros y Cristianos. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cris tianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo II, pg. 507. (13) ROJAS NAVARRO, ALFREDO. Presente y Futuro de la Fiesta. 1 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincia1.1976, Tomo 1, pg. 237. (14) MANSANET RIBES, JOS LUIS. La arcabucera, soldadesca y el origen de la Fiesta. Revista de Moros y Cristianos. Petrel. 1993. (15) Portada de la Real Cdula. Archivo Municipal. Casa de Cultura. Elda. (16) VAO SILVESTRE, FRANCISCO. Bocairente: Fiestas de soldadesca en honor a San Blas. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo II, pg. 598. (17) CAPEL SNCHEZ, JUAN JOS. Moros y Cristianos. Patronazgo y Soldadesca. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1993. haba mantenido como una diversin casi imprescindible. Este desdoblamiento nos lo formula el doctor Cristbal Prez de Herrera, mdico de las Galeras de Espaa, en un escrito que envi al rey Felipe pidindole que suprimiera las fi estas taurinas. Cristbal Prez propona para evitar daos y riesgos la sustitucin de estos divertimentos por jugar a.. caas y tornear a caballo y a pie, justar y jugar sortija, y hazer mascaras y zuyzas, combatiendo castillos entre Moros y Cristianos... A finales del siglo XVI la Fiesta ya estaba casi consoli dada. Fue muy favorecida y empez a sentirse en muchos lugares del mbito espaol, como consecuencia comenz tambin a ser citada por muchos de nuestros escritores clsicos. Cervantes, en el prlogo de las Comedias y Entremeses, habla de Lope de Rueda muerto en el ao 1565 y dice que: No haba en aquel tiempo tramoyas, ni desafos de moros y cristianos, a pie ni a caballo. 34 (18) VA SILVESTRE, FRANCISCO. Op. Cit., pg. 589. (19) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit., pg. 205. (20) VA SILVESTRE, FRANCISCO. Op. Cit., pg. 609. (21) MANSANET RIBES, JOSE LUIS. La Fiesta de Moros y Cristianos como Insti tucin y su Ordenacin. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo 1, pg. 362. (22) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit., pg. 86. (23) VA SILVESTRE, FRANCISCO. Op. Cit., pg. 611. (24) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit., pg, 85. (25) LINARES PALMA, JOS. Sobre el origen de la Fiesta de Moros y Cristianos. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provin cial. 1976. Tomo II, pg. 494. (26) Poema del Mio Cid. Odres Nuevos. 1988, pg. 70. (27) Poema del Mio Cid. Op.Cit., pg. 98. (28) ESP SNCHEZ, JOS MARA. La Fiesta de Moros y Cristianos, Caractersti cas regionales e histricas. Origen y Evolucin de las Fiestas de Moros y Cris tianos. 11 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 11 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 225. (29) BERNABEU GALBIS, ALFREDO. Antecedentes Histricos de las Fiesta de Moros y Cristianos de Ontinyent. 11 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 219. (30) BERNABEU GALBIS, ALFREDO. lbid. (31) CARO BAROJA, JULIO. Op. Cit., p.p. 117-118. (32) JOVELLANOS, GASPAR MELCHOR DE. Espectculos y diversiones pblicas. Informe sobre la ley agraria. Ctedra, 1983, pg. 83. (33) GNGORA, LUIS DE. Antologa Potica. Castalia Didctica. 1989, p.p. 89-90. (34) SIRVENT MULLOR, JOS ANTONIO. La Fiesta y su expansin. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 11 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 161. 29 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Cristianos y Moriscos en el Pas Valenciano, en 1609. (Exceptuada la ciudad de Valencia) CASTELLN JTIVA GANDIA 10 ELCHE ALICANTE POBLACIN CRISTIANA POBLACIN MORISCOS POBLACIONES MEZCLADAS (coexistencia entre cristianos y moriscos) POBLACIN DE MS DE 1000 HOGARES POBLACIN DE MS DE 500 A 1000 HOGARES POBLACIN DE MS DE 200 A 500 HOGARES POBLACIN DE MS DE 100 A 200 HOGARES POBLACIN DE MS DE 50 A 100 HOGARES POBLACIN DE MENOS DE 50 HOGARES (Historia de Espaa. Marqus de Lozoya. tomo IV, pg. 368.) CICLO CONFIGURADOR Y EVOLUTIVO La expulsin de los moriscos puede alentar un aire nuevo, convirtiendo en festivo o contribuyendo al menos a que se volviera festivo lo que hasta el momento haba tenido una supremaca solamente inquisitorial.1 En el siglo XVII, el rey Felipe III, a instancia del duque de Lerma, decret la expulsin de los moriscos; un hecho muy conocido y muy criticado, que ha servido para que algunos estudiosos vean en l la poca precisa para aa dir los moros y cristianos a los festejos del patrn o de la patrona. En el rea mediterrnea es precisamente la sol dadesca -fue la encargada de realizar la expulsin- la que empez a acompaar a los patronos realizando sus carac tersticos disparos de arcabuz. Estas celebraciones se fueron arraigando en el pueblo llano poco a poco, para despus demostrar un lgico acercamiento religioso, el cual, de alguna manera, impuls la Iglesia para evitar las protestas sociales o al menos cambiar su direccin de manera que los reyes no aparecieran como culpables. Socialmente la Iglesia utili zaba un sistema de defensa comn en la poca, que con sista en dominar psicolgicamente a los espaoles descontentos colocando a los moros en el pedestal de la maldad. En este sentido fue usada la Fiesta de moros y cristianos. Paralelamente a esta situacin, la Fiesta sali de un cierto aislamiento temporal para alcanzar una configura cin robusta y eminentemente popular. Todo ello est documentado con abundancia en algunas obras clsicas de nuestra literatura. Y est ya de manera esto, que no hay autor que no describa comedias ni representante que no haga su farsa de moros y cristianos; que me acuerdo yo antes, que si no eran comedias del buen Lope de Vega, y Ramn, no haba otra cosa. 2 Los elementos fundamentales de nuestra Fiesta se encuentran en un pasaje en el cual el protagonista narra como, en un pueblo cerca de Zaragoza, alrededor de 1645, vio una representacin de moros y cristianos. Apa rece en la obra titulada La vida y hechos de Estebanillo Gonzlez, de autor desconocido y publicada en Amberes en 1646. En esta novela se cuentan las correras por toda Europa de un trotamundos llamado Estebanillo. El prota gonista viaja por Espaa, Francia, Portugal, Italia, Ingla terra, Polonia,.... Este testimonio demuestra que ya en aquella poca se celebraban este tipo de representacio nes, y gracias a l podemos apreciar los pocos cambios experimentados. En el texto aparecen ya los elementos 30 i. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL esenciales de la Fiesta de Moros y Cristianos: El Patrono, los dos bandos, la guerri lla y la procesin: Hacase en este tiempo en una aldea cer cana desta ciudad una fiesta a devocin de un martir de aquel reino, a cuya fama acuda mucha gente de toda la comarca; y por no tener qu hacer, yo y dos camaradas soldados de Flandes nos fuimos a divertir y a entretener a la dicha aldea, y en el camino fue cada uno del los discurrieron sobre sus pretensiones (...)Con estos discursos llegamos a la aldea a la una de la tarde, y hallamos en su plaza dos compaas de labradores, la una de moros con ballestas de bodoques, otra de cristianos con bocas de fuego. Tenan hecho de madera, en la mitad de su dicha plaza, un castillo de mediana capacidad y altura, adonde haban de estar los moros; y el da venidero, cuando la procesin llegase a su vista, la compaa de los cristianos le haba de dar asalto general, y despus de haberlo ganado a los moros los haba de llevar cautivos y maniatados por todas las calles, dando muchas cargas de arca buzazos en seal de la victoria. Tenan dos danzas, la una de espadas y la otra de casca bel gordo, y cuatro toros que correr, por lo cual estaba el anchuroso distrito todo lleno de andamios y todas las entradas de sus calles cerradas con talanqueras. En 1672 se edit una obra titulada Celebre Centuriana que consagr la Ilustre y Real Villa de Alcoy a honor del Soberano Sacramento del Altar, (que sea por siempre alabado) en el ao 1668, la cual describe con todo tipo de detalles la fiesta de Moros y Cristianos de Alcoy. Su autor, D. Vicente Carbonell , hijo de la villa y mdico, expuso con enorme claridad las fi estas que los alcoyanos celebran en honor de su patrn, San Jorge. No quisieramos pasar por alto una idea que nos ha impactado y que tiene atisbos de veracidad. Sanchs Llo rens ha demostrado que el autor del Estebanillo tenia escasos conocimientos geogrficos espaoles, y al no citar en ningn momento el nombre del pueblo, este estudioso de la Fiesta sugiere que la villa a la que se refiere el texto anterior bien podra ser Alcoy. . .., vemos que la documentacin viene a confirmar mi hiptesis, la cual est basada en los siguientes puntos: 1.- En el Estebanillo se habla de un Santo Patrn mrtir; Alcoy celebra desde mucho antes fiestas a San Jorge Mrtir. 2.- En el citado libro se dice que haban dos compaas, una de moros con ballestas y otra de cristianos con arcabuces; en Alcoy, por slo citar un ejemplo, Clavan i del especunies, Miguel Capdevilla, segn consta en su libro del ao 1552, conservando en el archivo municipal de la ciudad, anot lo siguiente: 26 Abril 1552.- dona y paga... als arcabus sers y ballesters per les joies que tiraren en la festa de San Jordi, precehint delliberaci del Consell a 17 del present mes a any, XII sous, VIII dins. 3.- Se cuenta en el Estebanillo que en las fi estas tenan lugar dos danzas, una de ellas con cascabeles. Pues bien, en la clavera de Gaspar Blasco, otro de los libros de nuestro archivo, consta que: El 22 Maig 1578.- dona a Cosme Mira per lo lloguer dels cascavells que port de Cosentayna per el dia de San Jordi, VIII sous. 4.- En cuanto la procesin misa mayor y bandera del Santo podemos presentar abun dante documentacin an en plena Edad Media. 4 Creemos que es muy posible esta afirmacin. Las bases documentales del Archivo de Alcoy son dignas de crdito, por su amplitud histrica y porque el periodo de tiempo y la descripcin coincide con los datos del Este banillo. A fi nales del siglo XVII , la ciudad de Alicante, que no poda ser menos, estuvo inmersa en una serie de cele braciones donde la relacin de festejos era considerable y se desarrollaba durante varios das. No faltaban como contrapartida de los actos religiosos, aquellos con un marcado cariz blico que como es de suponer se trataba de los combates entre moros y cristianos. Hay que reco nocer que estos ritos no tenan, en aquella poca, la fuerza social de las corridas de toros; deca el P. Sala -per sonaje alicantino de reconocido prestigio- no hay fiestas cabalmente cumplidas si no se dispone de una corrida de toros. Sin embargo, en la documentacin existente, los autores describen la gran participacin de los alicantinos, fascinados por este festejo. 31 LA FIESTA DE, MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Un ejemplo de lo anteriormente citado fueron las Fies tas celebradas por la eleccin del Eminentsimo Seor Don Ramn Perells y Rocaful l como Gran Maestre de Malta ocurridos en el a01698. Consistieron en un simulacro de un com bate por la conquista de una fortaleza entre personas disfrazadas para la ocasin de moros y cristianos festejos de gran tradicin de todo el Reino de Valencia hasta el presente. El cas tillo, levantado expresamente en la ciudad, era de fbrica efmera y construido de madera (. ..) La Fiesta se inici al alba, cuando los cen tinelas que vigilaban la fortaleza, al perca tarse de la presencia de embarcaciones que se fi ngieron sarracenas, dieron la voz de alarma. Poco despus desembarcaron los moros enta blndose una lucha en la playa, de la que fue ron testigos numerosos curiosos que a esas horas tan tempranas se haban acercado a contemplar el espectculo. Las tropas cristia nas se retiraron a la fortaleza y tras violentos combates la entregaron a /os turcos (...) Los cristianos vencidos, con ejrcito y piezas de campaa, volvieron a restaurar su castillo, y a fuerza de caonazos, minas y asaltos lo recu peraron en breves horas; representacin que como acord a los Espaoles de su valor anti guo, les administr no solo el gusto de la armona marcial de la opera, sino la compla cencia de las victorias de sus Antepasados.5 Aunque existen otros elementos dignos de estudio, este acontecimiento contiene una fuerte dosis de propa ganda histrica, algo que se ha descartado en otras po cas, pero que en la cultura barroca sobresala con particular intencin. Destaca el elemento religioso como preferente para continuar una ordenacin jerrquica emi nentemente militarista -los combates entre moros y cris tianos-, terminando con el componente ms popular que estaba simbolizado por las corridas de toros. Como deta lle determinante, podemos comentar que, en dos das de fi esta, se lidiaron cuatro corridas. Este festejo era ineludi ble en acontecimientos rel igiosos o profanos. Las representaciones de Moros y Cristianos se iban consolidado a fi nales del siglo XVI I en los lugares donde haban adquirido una slida tradicin. Donde slo exista la soldadesca, poco a poco evolucionaba a la Fiesta que conocemos. Este festejo se hubiera configurado mucho antes si la Guerra de Sucesin no hubiera tenido lugar. Como el Reino de Valencia fue un acrrimo defensor de los Austrias y el triunfador fue el Borbn, la venganza consisti en suprimir, el 29 de Junio de 1707, todas las leyes y cdigos valencianos que los fueros de Casti l la haban regulado. Estas celebraciones levantinas dejaron de represen tarse al comienzo de la guerra y estuvieron suspendidas hasta casi mediados de siglo XVI I I . Pero lo ms destaca ble fue la suspensin de los desfiles folclricos, lo que impidi exteriorizar la alegra festera y los simulacros de arcabucera por la prohibicin de usar armas de fuego. Como lgica derivacin, se potenci el elemento reli gioso, arraigndose la devocin hacia sus protectores. Esta religiosidad se advierte en los numerosos documen tos de varias poblaciones que poseemos, donde se demuestra, una y otra vez, el cario devoto y festero. La Fiesta se perfil en un contexto costumbrista, lleno de tanta espiritualidad, que en muchas poblaciones tienen dos das grandes. Todo ello se debe a que la sociedad espaola del siglo XVI II adopt unos hbitos configura dos hacia la religiosidad localista, y el Clero y el Concejo participaban llenos de emocin en estas manifestaciones, que a ellos mismos les interesaba mantener. En su reaparicin, las tradiciones festeras levantinas continuaron vivas a pesar de los aos de suspensin. En numerosas villas establecieron la base artstica con los desfiles, misas, procesiones, embajadas y batal las de arcabucera; despus estructuraron los pequeos ncleos festeros con la aparicin de las escuadras o fi laes, y se mantuvo la Fiesta en manos de la Iglesia y el Ayunta miento, menos en Alcoy que pas a la Asociacin de San Jorge. Las descargas de arcabucera, como manifestacin en los acompaamientos y como esencia tradicional, tuvo un fuerte declive, que afortunadamente no lleg al tpico anquilosamiento. La supervivencia de la soldadesca se tambale por la Real Cdula del Rey Carlos II I (15 de Octubre de 1771) donde . .., fe prohibio, que ningun Cohetero de efta Corte fabricaffe, tiraffe, ni difparaffe Fuegos en ninguna Fiesta particular, en otra forma que ocurrieffe, por funtuofa, y grave que fueffe, excepcion de las Fieftas Reales de Fuegos, que fe mandaffen cele brar por los Seores Reyes: Y tambien fe prohibi, que perfona alguna dentro de la Corte, ni en fus inmediacio nes, pudieffe tirar, difparar Alcabuz, Efcopeta,. . .6 No es necesario calibrar esta circunstancia, porque en muchas ocasiones enmascaran identidades de mayor envergadura, y disimulan unos intereses polticos y mate 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL rialistas que repercuten en las costumbres populares. Cuesta asimilar la motivacin de esta Cdula, y a simple vista pasa algo intrascendente, ya que parece una exa geracin atribuir incendios a los disparos de trabucos y escopetas. .., que ha ocafionado la abundancia de Fue gos artificiales, que fe difparan en la Corte, y en las Ciu dades de el Reyno, y de que han dimanado muchos incendios de Cafas y Edificios; defeando pues precaver, y evitar tan fatales confecuencias, y daos al Eftado,.. 7 Pero todo ello no concluy con esta prohibicin, por que el Rey Carlos limit mucho ms las posibilidades, emitiendo otra Cdula (1777) donde, incluso, no permi ta las danzas ante cualquier imagen, ni siquiera en el interior de los templos, para evitar los abusos ilegales que estas celebraciones podran entraar. Lgicamente las colectividades festeras se agruparon pidiendo el restable cimiento de estos actos, cuyo permiso les fue concedido en 1785. A partir de ese momento ya han tenido carc ter de continuidad, aparte de ciertas interrupciones cau sadas por plagas, epidemias y guerras. Las danzas de Moros y Cristianos iniciales se fueron desdibujando segn avanzaba el tiempo, hasta desapa recer por completo. Esta desaparicin tuvo lugar, en la mayor parte de las villas, a principio del siglo XIX, efecti vamente, fueron unos momentos de cambio y de difu sin, aspectos que vienen determinados por el apoyo de una hegemnica burguesa terrateniente y una nueva mentalidad. Esta renovada realidad social qued patente en todas aquellas manifestaciones culturales, y por supuesto, en la Fiesta, que tuvo su progresin como con secuencia del desarrollo econmico de una sociedad puramente industrial. Prueba de ello es que en las pobla ciones donde el nivel de vida permita desplegar grandes lujos, los clanes representaban su riqueza, utilizando nue vos uniformes festeros y animando a la participacin a familiares y amigos. Sin embargo, en los ncleos de poblacin agraria dependan exclusivamente del factor meteorolgico, por que la Fiesta estaba condicionada a los recursos que pro porcionaban las cosechas. Esta Fiesta decimonnica adquiri un realce y un esplendor muy significativo cuando se desarroll el libe ralismo, porque este movimiento, que haba sustituido a un absolutismo radical y casi incomprensible, produjo en Espaa un cambio tan sumamente transcendental que la Iglesia perdi en gran medida su influencia cultural e ideolgica. La aparicin de un sistema econmico y el comentado cambio poltico trajo como consecuencia un momento histrico de vital importancia para nuestra Fiesta: el Romanticismo. No cabe duda que en el siglo XIX se estableci un libe ralismo que incidi positivamente en muchos aspectos culturales, principalmente en la Literatura y en la Msica; unos motivos que fueron capaces de calar en una socie dad que no deseaba volver la mirada hacia otras pocas no muy lejanas. El nacimiento del Romanticismo fue arro llador, supuso una revolucin muy positiva y cambi el estilo de vida. Se actualizaron muchos aspectos medieva les y estuvieron presentes unos valores de libertad, una influencia romntica en la vida cotidiana y unos aventu reros que se oponan al orden social previamente esta blecido. .., las Fiestas de Moros y Cristianos se corresponden, pues, con los dramas histricos que apa recen en el romanticismo tanto en el teatro como en la pera, pudindose considerar aquellas, por tanto, una manifestacin cultural del romanticismo (las fi estas).8 Est claro que este movimiento influy en determina das parcelas de la sociedad, y lgicamente en la Fiesta. Segn algunos estudiosos, fue el momento donde apare cieron la mayora de comparsas. En Espaa coincidi la aparicin del Romanticismo con la muerte de Fernando VII y la vuelta de todos aquellos liberales que tuvieron que exiliarse. La infraestructura socioeconmica se modific muy poco, el cambio de la monarqua absoluta a la constitucional fue casi inexis tente y la nueva oligarqua econmica se tuvo que valer de golpes militares (Pava y Martnez Campos, 1874) para intentar controlar el poder poltico y econmico. Dentro de este contexto, se desarroll una Fiesta en la que muchos de sus participantes tenan verdadero inters por la cultura musulmana, e incluso proliferaron los ana 33 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA cronismos, con la aparicin de unas comparsas cargadas de un exotismo fcil y colorista. Estamos de acuerdo en que el sentimiento romntico influy en el desarrollo festero desde la perspectiva arts tica y del pensamiento l iterario. . .. no parece que fuera otro el origen de nuestras respectivas fi estas valencianas que esa influencia del romanticismo como esti lo de vida, como pensamiento que irradia por toda la pennsula y cuya corriente levantina - tradicional , creyente - hizo que nuestros pueblos, a partir de esa soldadesca, esa her mandad paramilitar citada, desarrollaran una fi esta de tipo histrico_ 9 La Fiesta levantina tambin recibi el influjo romntico en aquellas ciudades donde apareci una sociedad industrial , como la textil en Alcoy. El liberalismo dividi a la sociedad espaola en dos opciones polticas: una moderada, otra progresista. Esta situacin trajo un fortalecimiento considerable a la nobleza a travs de la desamortizacin de Mendizabal. Las tierras subastadas cayeron en manos de los ricos lati fundistas (nobleza y burguesa) y los campesinos salieron perjudicados, porque la deseada reforma agraria no tuvo la contundencia necesaria. Esta ley tuvo consecuen cias negativas para algunas poblaciones porque, al que darse sin tierras, distintas ordenes religiosas tuvieron que emigrar, dificultando el desarrollo de las procesiones y romeras. Sin embargo esta ley . . . tuvo consecuencias ms amplias, ya que origin el distanciamiento de la Iglesia y esto, a su vez, una desconfesionalizacin del Estado, siendo posible ahora el reconocimiento y el inte rs oficial de las fi estas profanas, entre ellas la de moros y cristianos.10 El siglo XX se inici con grandes tensiones entre el capital , los obreros y el Estado; tensiones que contribu yeron a un persistente estancamiento econmico, muy generalizado. La alternancia en el Gobierno de conserva dores y liberales no fue capaz de mantener mnimamente el poder adquisitivo del trabajador espaol , y trajo como consecuencia varias revueltas obreras (Semana Trgica de Barcelona, huelga de 1917,. . .). Esta situacin se complic con las guerras de ultramar (Cuba y Filipinas). Inevitable mente, el panorama econmico estaba muy debilitado y ese pesimismo se reflej en la Fiesta, producindose un frenazo en la participacin, con muy pocas incorporacio nes y un prolongado aislamiento. Slo algunos festeros como los que lucharon denodadamente contra impon derables como la prohibicin de las fi estas religiosas en 1909, mantuvieron un clima adecuado para la Fiesta. La lnea no beligerante de Espaa en la Primera Gue rra Mundial sirvi para que las industrias aumentaran su produccin por la ampliacin del mercado. Econmica mente, nuestro pas gozaba de buena salud -algunos cul pan a la Dictadura de Primo de Rivera de esta prosperidad- y la Fiesta result sumamente beneficiada. Fue una poca donde la actividad festera se relanz de una forma poco habitual ; en muchos lugares nacieron nuevas comparsas, con clara oposicin al poder (Contra bandistas, Labradores, Estudiantes,. . .) y tambin nume rosos actos, la mayora desconocidos, que siguieron las pautas histricas de los pueblos y ciudades. Con la vuelta al rgimen democrtico durante la I I Repblica, el sistema econmico se tambale, debido a que los partidos republicanos que tuvieron el poder en sus manos no fueron capaces de responder a las exigen cias del cambio. La Fiesta se inmoviliz porque se rompi el maridaje festejos -economa y el ritmo se perdi defini tivamente con la Guerra Civi l . En la mayora de poblacio nes festeras, durante el periodo 1935-1939, no se celebraron moros y cristianos. Franco configur su propio rgimen poltico y econ mico basado en el poder absoluto, emanado de la guerra. Esta situacin se caracteriz -hasta el ao 1955- por una etapa econmica pobre y mal estructurada, arrastrada desde la guerra y empeorada por el aislamiento a Espaa de la mayora de los pases democrticos. Los festejos continuaron estancados, al igual que en la I I Repbl ica. Sin embargo, algo inslito ocurri en Elda donde se reini ci la Fiesta (1944), que haba estado olvidada alrededor de sesenta aos y que resurgi con una vitalidad que la ha llevado a convertirse, en la actualidad, en una de las ms completas del rea valenciana. Debemos subrayar la importancia de esta reaparicin, sencillamente porque cuando en otras ciudades exista una estabilidad festera dbil por las circunstancias econmicas, Elda, en la misma situacin, no se priv de real izar un considerable sacrifi cio y evidenci su apertura festera. Finalizando la dcada de los cincuenta, se inici una actitud progresista paralela a un gran nmero de reivin dicaciones, lo que permiti un rpido e incontrolado desarrollo econmico aunque, La recuperacin econ mica y el comienzo de industrializacin fueron acompa ados de una inflacin sumamente fuerte; el ao 1956 se caracteriz por una intensa agitacin social y por la pre sencia de una vigorosa oposicin universitaria. Sin embargo, Espaa entra en la O.N.U. y en algunos orga nismos europeos. El plan de estabilizacin, en 1959-1960 frena la fuga de divisas y acarrea un estancamiento eco nmico.11 El rpido crecimiento industrial de los sesenta elev 34 I. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL considerablemente el nivel de la renta per cpita por la liberacin de la economa; este hecho permiti el naci miento de nuevas industrias y propici que estas celebra ciones festeras alcanzaran su mxima extensin y difusin. No aparecieron demasiadas comparsas, pero los mismos socios desplegaron su lujo burgus en la exhibi cin de sus trajes, en fi estas privadas (cuartelillos) y en unas escuadras identificadas con la categora social correspondiente. Este grupo especial se limitaba a dar mayor vistosidad a los desfiles para el deleite del gran pblico. En esta poca los festeros empezaron a valorar la importancia de su participacin, y se increment el nmero de personas que colaboraban en la planificacin de los distintos actos. Se estimaba la compra de nuevos trajes y la ampliacin de kilos de plvora para el alardo o guerrilla, aunque perdi cierta importancia la declama cin de los textos de las embajadas. Este auge festero determin que los desfiles, las entradas y las guerrillas eclipsaran otros actos de igual o mayor importancia. Quiz, para potenciar estos festejos a nivel econmico, se cometi el error de convertir este rito en Fiesta de Inters Turstico. Esta situacin introdujo algunos elementos perturbadores en desfiles y procesiones, masificando ciertos actos y, presionando para alterar o modificar las fechas de celebracin de la Fiesta. En 1974 se produjo un afianzamiento festero de gran magnitud, al celebrarse en Villena el I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. .. . extramuros del cual, y durante el mismo, los festeros de cada pueblo descu brieron y se convencieron de que no estaban solos, aumentando las visitas de unos a otros, unas veces por cortesa, otras por curiosidad, algunas por simple afn de ver y saber, y muchos para intercambiar ideas, trajes y proyectos.2 Este Congreso represent, con sus ponencias, estudios y mesas de trabajo, la conexin que la Fiesta necesitaba para incrementar su prestigio. Surgi un programa muy positivo, con respuestas concretas, y se derrib el obst culo del individualismo. En aquel momento los partici pantes estaban convencidos de las amplias posibilidades que existan para el futuro; se legalizaron estatutos, hubo un intercambio de informacin de actos y se estudiaron a fondo los distintos anacronismos que se haban incorpo rado desde hacia muchos aos. La apertura cultural naci como consecuencia de la mejora de las revistas y se rom pi el distanciamiento porque el intercambio de trabajos sobre las dimensiones festeras adquiri una alta eficacia. Una consecuencia de este I Congreso fue el naci miento de la Unin Nacional de Entidades Festeras de Moros y Cristianos (UNDEF), una institucin encargada de aglutinar y velar por las tradiciones que logr transmi tir a toda la sociedad la importancia de la Fiesta y apoyar la integracin de nuevos ncleos. Las conclusiones fi na les de la Asamblea General de 1978 nos da una idea de lo que es la Fiesta: La fiesta es la celebracin solemne del patrn o advocacin local, con la simblica y ritual representacin popular en forma de masiva oposicin moro -cristiana para pblica diversin, de unos hechos relacionados con la Reconquista en su fase local o general. La fiesta es la misma e idntica en toda el rea, sin mengua de las peculiaridades pro pias de cada poblacin con un esquema estructural bsico que es la sntesis de estos factores: 1.- El religioso pues ha nacido y se ha desa rrollado al amparo de la advocacin religiosa local, cuyo espritu envuelve la celebracin. 2.- El histrico tradicional, con un conte nido guerrero de lucha, arcabucera, embaja das y prdida y recuperacin de un castillo que simboliza la poblacin. 3.- El popular, con una fuerte proyeccin social, al ser el pueblo - festeros y espectado res - que masivamente la realiza para comn regocijo, participando en actos adecuados a la propia gnesis de la fi esta. 4.- Su organizacin est encomendada a asociaciones que desarrollan, adems, una permanente actividad cultural. Los estatutos de esta institucin son receptivos a todas aquellas asociaciones que se quieran integrar. Aunque en general la UNDEF se ha hecho acreedora de un saldo positivo, existen determinadas juntas festeras que no par ticipan porque prefieren tener su propia independencia. La extensin del movimiento festero fue dinmica y poderosa, despert gran entusiasmo e invit a muchas ciudades a iniciar sus celebraciones. Ciertas poblaciones que haban dejado extinguir la Fiesta (Alicante, Orihuela, Elche,. ..) la recuperaron con una brillantez desbordante. . . . la hoy por hoy ltima fase de la expansin de la Fiesta, en la cual, como siempre, hay que considerar dife rentes aspectos, que en este caso concreto se resumen en el dato desde 1974 hasta hoy han nacido a la Fiesta de 35 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Moros y Cristianos ms de cuarenta pueblos, cuarenta y cuatro segn ms datos_ 13 Bien es verdad que en algunos lugares tursticos, gene ralmente de veraneo, este resurgimiento ha provocado alguna polmica, como fue el caso de Villajoyosa en 1977, cuando se pretenda cambiar el da y la hora del famoso desembarco moro. Los padres de la idea se basa ron, entre otras razones, en las amplias posibilidades eco nmicas que vislumbraron al ofrecer al turista, tanto nacional como extranjero, un espectculo de tanta cate gora. Otras poblaciones, con pocas motivaciones origi narias, crearon unos festejos con la independencia necesaria para alejarse de los elementos comunes de la Fiesta. En la actualidad se nota en ellas una manifiesta voluntad de mejora, con el fi n de ajustarse, dentro de sus posibilidades, a los elementos bsicos que constituyen el origen histrico de la Fiesta y que se hallan justamente incluidos en otras poblaciones. Este desarrollo festero, comparable al de la tercera dcada del siglo pasado, pudo ser una excepcin por la situacin espaola en aquel momento. En 1974 comenz una de las crisis ms espectaculares del rgimen dictato rial debido, entre otros aspectos, a la fuerte subida del precio del petrleo. Paralelamente se manifest una fuerte oposicin al franquismo por parte de los sindicatos -entonces en la clandestinidad- y de los grandes pensa dores de la universidad. Al ao siguiente muri el gene ral -por cierto, este rgimen no prohibi los moros y cristianos como hizo con otras fiestas- y se produjo en Espaa una reforma poltica mediante una transicin pacfica. A partir de estos momentos aparecieron unas frustra NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) SIRVENT MULLOR, JOS ANTONIO. La Fiesta y su expansin. I I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 162. (2) QUEVEDO, FRANCISCO DE. La vida del Buscn llamado Don Pablos. Cte dra. 1982, pg. 104. (3) La vida y hechos de Estebanillo Gonzlez. Edicin de Antonio Carrereira y Jess A. Cid. Madrid 1971, p.p. 447-449. (4) SANCHS LLORNS, ROGELIO. Raices histricas de las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo I I, p.p. 531-532. (5) SEZ VIDAL, JOAQUN. El arte barroco en Alicante (1691-1770). Instituto de Estudios Gil Albert. 1985, p.p. 72-73. ciones sociales debidas al alto nivel de desempleo y a ese problema consumista que nos rodea, para derivar en lo que algunos estudiosos aseguran: la Fiesta es una eva sin. Estamos a favor de este aspecto porque se nota que el ambiente est determinado con la autodefensa de muchos participantes ante una realidad, la cual desean olvidar durante esos das de fi esta y esto produce una relajacin social y costumbrista. Del proceso evolutivo de la Fiesta han nacido varias vertientes con unas caractersticas algo diferenciadas, pero con unos esquemas bsicos muy parecidos. El rea valenciana tiene una mayor complejidad que la arago nesa y la andaluza, pero en el fondo parten del mismo contexto. No hay que olvidar que los festejos han nacido en cada rea en circunstancias muy distintas, y con diver sos matices; sin embargo, el simbolismo representativo es similar en todos los casos y el culto al Patrn o a la Patrona destaca de una forma determinante. Este ltimo elemento es el que debe continuar evolucionando, por que si no fuera as estaramos abocados hacia un paga nismo capaz de frenar el desarrollo de la Fiesta. Parecido a lo que est ocurriendo en Aragn y Andaluca, donde los festejos estn en continua disminucin porque pre tenden equipararse al valenciano y sus presupuestos no alcanzan al grado necesario para realizar una Fiesta tan suntuosa. El rea festera valenciana est expandindose con resultados satisfactorios en unos momentos donde faltan muy pocos aos para que termine el siglo XX. El proceso creativo y los deseos de todos los festeros hacen que la Fiesta se vaya consolidando y expandiendo hacia pobla ciones sin tradicin y sin fondo histrico. (6) Real Cdula de Carlos III. Archivo Municipal de la Casa de Cultura. Elda. (7) Real Cdula de Carlos III lbid. (8) DOMENE VERDLI, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Instituto de Cultura Juan Cil Albert. 1989, pg. 209. (9) BLANES, JOS B. La Fiesta y el Romanticismo. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1980. (10) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit., pg. 210 (11) VILAR, PIERRE. Historia de Espaa. Grijalbo. 1972, pg. 160. (12) SIRVENT MULLOR, JOS ANTONIO. Op. Cit., pg. 165. (13) SIRVENT MULLOR, JOS ANTONIO. Ibid. 6 I. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Provincias donde se celebran las fiestas de moros y cristianos. (Y nmero de poblaciones que las celebran en cada una de ellas.) DAN CE ARAGONS SIN DESFILES CON DESFILES Extrado del libro publicado con motivo de/II Congreso Nacional de la Fiesta de Moros y Cristianos (1976). LAS ZONAS DE INFLUENCIA Y SUS CARASTERSTICAS Las corridas de caballos, gansos y gallos, soldadesca y comparsas de moros y cristianos y otras diversiones generales son tanto ms dignas de proteccin cuanto ms fciles y menos exclusivas, y por lo mismo merecen ser arregladas y multiplicadas. 7 El estmulo festero y la idiosincrasia de cada ncleo ciudadano justifica la cantidad de representaciones y los distintos modos de representarlas. Es perfectamente conocido que la Fiesta est asentada en la mayora de las comunidades espaolas. Galicia: Orense y Pontevedra. Pas Vasco: Guipzcoa. Navarra. Aragn: Huesca, Zaragoza y Teruel. Extremadura: Cceres. Baleares. Andaluca: Almera, Cdiz, Granada, Jan y Mlaga. Castilla la Mancha: Albacete, Cuenca y Toledo. Murcia. Comunidad Valenciana: Castelln, Valencia y Alicante.2 No obstante, tanta diversidad se concentra en tres sec tores: la zona andaluza, aragonesa y levantina. Hay que hacer hincapi en que todas ellas tienen unos elementos comunes y se puede encontrar mucha similitud en pue blos muy alejados entre s. Tambin es digno de estudio el conjunto de hechos que constituyen las diferencias bsicas entre estos focos festeros. Algunas de ellas basa das en leyendas populares antiguas que se insertan en el contexto actual como en el caso de algunas localidades gallegas, donde los invasores tienen como nico objetivo apropiarse del Patrn que marca el ncleo de la Fiesta. El contenido en uso ha nacido de multitud de circuns tancias y de la misma tradicin. Sucede que en muchos casos no han existido variaciones destacables y mantie nen su pureza, quiz, debido a problemas econmicos o a la falta de material humano. Buena parte de estas representaciones se desarrollan en localidades con bajo 37 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA nivel demogrfico, donde la escasa juventud no se inte gra definitivamente. Por eso, en estas poblaciones, el proceso festero languidece o se celebra con alteraciones significativas. . . .esas pequeas fi estas perdidas en los pueblos granadinos, en las aldeas gallegas, conquenses o toledanas, en las villas aragonesas, en tantas pequeas poblaciones espaolas, que son obra de un reducidsimo grupo de hombres que luchan esforzadamente por la supervivencia de esta tradicin. Vamos a analizar las Fiestas ms destacadas de las muchas que se celebran a lo largo de toda la geografa espaola: se celebran en 220 poblaciones pertenecien tes a 21 provincias. J Esta cifra habr tenido alguna variacin, porque en nuestra zona cada vez son ms las poblaciones que se incorporan a la Fiesta, aportando nuevos escenarios, actores y espectadores. La provincia de Alicante concentra el ncleo ms importante de la Fiesta en la zona levantina, aunque tambin se extiende a la de Valencia y algo menos en Murcia y Albacete. Las caractersticas ms destacadas que las diferencia nos la resume Mansanet en cuatro ele mentos: color, msica, plvora y accin. Efectivamente, el color y la msica lo ponen los desfiles de comparsas donde los vistosos trajes de inspiracin medieval y orien tal forman un esplendoroso acto. El bando cristiano mar cha con arrogancia y marcialidad, muy distinto al moro que lo hace con ese ritmo suave y acompasado; ambos crean un magnfico espectculo l leno de encantamien tos, fantasa y sentido plstico. Unos y otros son acom paados por innumerables bandas de msica con instrumentos de percusin que enriquecen el culto a la tradicin. La plvora y la accin aparecen cuando el embajador moro llega al castillo y pretende que el cristiano se lo entregue. En el parlamento, los dos contendientes, con innegable arrogancia, presumen de su Dios, de su fuerza y de su valenta; el cristiano rechaza el deseo del moro y se estimulan para iniciar la guerra. Es el momento que el estruendo de los arcabuces llena por completo todo el palenque. No poda faltar la pelea teatral entre ambos bandos, hasta que algn tipo de signo acstico pone fi n a la bata lla. Circunstancialmente el castillo pasa a poder de los moros que culminan su hazaa cuando la bandera de la meda luna ondea en la almena ms elevada. Veinticuatro horas despus o en el mismo da por la tarde, -segn poblaciones- se repite el parlamento, lgi camente en sentido inverso. Llega al castillo el embajador cristiano invocando al Patrn de la ciudad y pide la ren dicin; el moro no consiente y se enzarzan en una bata lla que ganarn los cristianos ante la satisfaccin y alegra de los asistentes. Como se puede apreciar, la trama de la zona levantina est centrada en la posesin del castillo, hecho que se desarrollaba con mucha frecuencia en la poca medieval . Existen algunas poblaciones donde la tradicin les obliga a real izar un rito llamado El despojo, que consiste en convertir a los moros al cristianismo. Es un monlogo breve y en verso, en el que el capitn moro duda de su religin al ver la victoria milagrosa conseguida por los cristianos. Oportunamente se le aparece un ngel exal tando las excelencias de la doctrina cristiana y renun ciando el moro a su religin pide pbl icamente el bautismo. Hay otra variante que se practica en poblaciones cos teras; en stas se celebra un desembarco o pequea batalla naval antes de real izar la embajada. Ejemplos cla ros los tenemos en Vi l lajoyosa y Campello. En Levante, los desfiles -entradas triunfales de ambos bandos- destacan por el derroche multitudinario de unas comparsas que buscan su grandeza dentro de la especta cularidad del momento. Buscan el ritmo que la banda de msica les marca. El nivel de seriedad de los desfiles vara considerablemente entre poblaciones. De todas maneras, los moros y los cristianos tienen una imaginacin levan tina suficientemente cualificada para hacer brillar una creatividad digna de aquellos festeros que viven la Fiesta y para la Fiesta. Las embajadas levantinas, si las comparamos con los textos andaluces, tienen visos de modernidad -siglo XIX-, su belleza literaria deja bastante que desear y los testimonios histricos son fuertemente alterados en oca siones, un solo texto ha servido de pauta para su elabo racin en otros pueblos. As por ejemplo, el texto de la embajada de Onil , impreso en 1840, se copi casi al pie de la letra para las poblaciones de Bocairente, lbi y E CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Muchamiel , cambiando, claro est, las alusiones a los lugares o accidentes geogrficos de cada poblacin.6 Es curioso escribir sobre la zona ms destacada y comprobar la falta de buenos parlamentos, y lo que es peor, los pla gios tan abundantes, y perder la posibilidad de conocer unas tradiciones que justifican por si solas una parcela importante de la cultura de los pueblos. La sierra andaluza de la Alpujarra es el epicentro de estas celebraciones, prolongndose por Cadiz, Mlaga y Almera. Estas zonas tienen unas caractersticas que des tacan en los festejos como son: los espacios abiertos y su sentido esttico. En Levante, poco a poco, se van enclaustrando dentro de un recinto urbano: antes, situa ban los castillos a las afueras de las poblaciones y ahora los erigen en el centro, sin embargo, los andaluces repre sentan su Fiesta en un marco natural como es su Serra na, lugar idneo para esta clase de celebracin. Su forma de hacer no evoluciona; la transformacin que est expe rimentando la levantina -no sabemos si para bien o para mal- en Andaluca no existe. Puede ocurrir que pasen muchos aos y se mantenga esta modalidad sin sufrir ningn cambio o sin apenas variacin. En la zona andaluza la trama no se centra en la pose sin del castil lo, sino en un asalto real izado por los moros en el momento de la procesin para secuestrar al Santo Patrono y pedir ms tarde un sustancioso rescate. Una vez que estn en posesin de la imagen, se desplazan a un lugar alejado -generalmente una ermita- a esperar a los cristianos. Al da siguiente, los cristianos se apoderan del Santo con la colaboracin de un ngel u otro ser celestial , para terminar con la total conversin de los moros al cristianismo. Esta tradicin se caracteriza por una ingenuidad encantadora y por conservar su pureza primitiva. La conmemoracin la real izan un reducido ncleo de festeros por la escasez demogrfica de estos pueblos, y esta minora trae como consecuencia unos problemas econmicos que en muchas ocasiones dificul tan la celebracin. La pobreza de medios se demuestra en la ausencia de trajes vistosos como en Levante. Sus habitantes usan vestimentas ms modestas, llegando a simplificar una vestimenta mora con un simple turbante hecho con un pedazo de tela blanca. Los cristianos usan prendas de guerrero, tales como cartucheras, cananas y armas de la poca. En el rea andaluza, los textos de las embajadas son verdaderas obras l iterarias y hermosas comedias de moros y cristianos, con testimonios histricos dignos de ser recopilados como se pretendi en el I Congreso Nacional, celebrado en Villena. Zaragoza y su provincia determinan con sus numero sas Fiestas el desarrollo de unos ritos que enriquecen sus poblaciones manteniendo sus estructuras y sin aadir ele mentos complementarios que las desvirten. Sus cele braciones populares coinciden con las otras dos zonas en el doble carcter sacro y guerrero, pero las aderezan con el dance, una representacin tpica llena de historia que sirve para rendir un carioso homenaje al Santo Patrn. Aparte concurren otros elementos, como es el de simbo lizar la lucha entre el Bien y el Mal a travs de un parla mento que declaman fi guras vestidas de pastores. Otro acto destacable es una danza de palos y espadas que recuerda la infatigable lucha de sus antepasados contra el invasor. El acto que mayor similitud tiene con Levante y Andaluca es el combate entre los turcos y los cristianos, que en Aragn se denomina morisma. La masificacin que predomina en muchos pueblos festeros, principalmente de la Comunidad Valenciana, no existe en estas latitudes. El nmero de actores es muy reducido, cada bando tiene un general y pocas personas ms, y en el caso de los turcos, stos representan una danza llamada del degollao, que indica su completa derrota. Los que declaman sus parlamentos son persona jes sumamente importantes capaces de crear unas bue nas situaciones teatrales, con unos textos muy rsticos pero llenos de bellas aportaciones literarias. El embajador turco est condicionado a representar el papel ms desa gradable del festejo, porque no tiene posibilidad de triun far, y al fi nal es humillado sin dificultad por unas razones muy singulares, impropias de una buena convivencia. En el Pirineo leridano todava se celebra una danza muy peculiar que nada tiene que ver ni con el asalto a un castillo ni con el secuestro del Patrn. Se trata de la libe racin de la reina cristiana, que est en poder del rey moro. Esta pantomima se representa en Gerri y se deno mina el baile de la morisca. . . .es danza de ritual LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA solemne y que ejecuta una sola pareja, al principio cogi dos de la mano y despus sueltos y girando la mujer en torno al hombre, como queriendo huir. Inicia la morisca el alcalde con la alcaldesa; sigue el prroco, con quien puede; continan los solteros que corren con los gastos de la msica, y terminan todos los que quieran y tengan valor para salir y pagar a peseta la morisca. Se baila el ter cer da de la fi esta mayor y quienes lo mejor lo pasan son los mirones, que apedrean a los bailarines con confetis y peladillas y que disparan al aire sus escopetas, para hacerles perder el comps. El viajero piensa en condes cristianos, reyes moros y otras suertes de duros soldados medievales. As nos lo cuenta Camilo Jos Cela en su libro titulado Viaje al Pirineo de Lrida. ARAGN ANDALUCA LEVANTE COMPONENTES TURCOS Y CRISTIANOS ESPACIOS ABIERTOS VICTORIA DEL CRISTIANISMO Y HUMILLACION AL MORO ~. MOROS Y CRISTIANOS MOROS Y CRISTIANOS INTERIOR DE POBLACIONES CONQUISTA DEL CASTILLO 11.1111.mbu LUGAR ESPACIOS ABIERTOS TRAMA RAPTO DE LA IMAGEN DEL PATRON VESTIDURAS MODESTAS al~~1 MODESTAS FASTUOSAS TEXTOS DE Esno RSTICO Y FRAGMENTOS DE EMBAJADAS LLENAS DE PARLAMENTO BELLEZA LITERARIA COMEDIA ARDOR Y ARROGANCIA VISTOSIDAD DANZA DE PALOS Y ESPADAS ASALTO DE LOS MOROS LUJOSOS DESFILES 111111. PARTICIPACIN FESTERA REDUCIDA REDUCIDA MASIVA Podemos buscar en esta complicada y desconocida danza una cierta similitud cuando leemos que disparan sus escopetas al igual que la antigua soldadesca sus arca buces, y se nota que est cargada de multitud de ele mentos ciertamente infantiles que contrastan con los teatrales de nuestra Fiesta. No nos debe extraar que esta danza haya tenido poco desarrollo y se mantenga muy cercana a sus orgenes; es sintomtico que estos lugares estuvieran habitados por mudjares y sus tradi ciones se mantengan en la actualidad en una lnea esta blecida y no proliferen como en otras reas. Joaqun Bar cel nos lo aclara en Santiago y la Fiesta de Moros y Cristianos con toda objetividad y sensibilidad. Exami nando la localizacin de la Fiesta en la regin, nos encon tramos que la mayor parte de poblaciones festeras estn entre el Ebro y los Pirineos, y en la provincia de Teruel, es decir, en lugares de cristianos viejos. Por lo que respecta a Catalua, los moriscos son loca lizados en la desembocadura del Ebro. Si existen Moros y Cristianos, debemos buscar hacia el norte, como parece indicarnos Gerri de la Sal (Lrida), que tiene su Fiesta. No podemos olvidar las expresiones festivas que acon tecen en Galicia, ni su gran variedad. Desde las clsicas batallas entre moros y cristianos, con su castillo y emba jada, hasta los invasores que se apoderan del patrn del lugar, pasando por la batalla en las proximidades del pue blo, donde los contendientes luchan con espadas y cao nes de corcho. Esta regin tambin ha integrado sus hechos histricos, incluso algunas leyendas insertadas en el contexto inicial, constituyendo un conjunto de pecu liaridades que llenan de sabor popular todo el festejo. Adems, se mantiene su sentido respetuoso de innegable calidad, que favorece el desarrollo de los actos y los dig nifica. En estas representaciones tan complejas existe un ele mento bsico y comn: la lucha entre moros y cristianos, cuyos vencedores sern siempre los seguidores de Cristo. En esencia, esta lucha es la eterna rivalidad entre el Bien y el Mal , donde los moros, los malos, las personas a quien odiar, se enfrentan a los buenos, los cristianos, aquellos que se amparaban en el Patrn o Patrona del pueblo u otro santo de gran devocin por sus habitantes. Llegados a este punto es fcil darse cuenta de que esta lucha entre fuerzas encontradas del Bien y del Mal se halla entre las ideas ms primitivas de la humanidad. Y por tanto la comparten tanto las capas sociales ms altas como las ms sencillas y populares.8 De todos es sabido que los moros, durante una larga poca, constituyeron un problema para los cristianos, porque stos, llenos de imaginacin, crearon alrededor de sus oponentes un mundo misterioso lleno de signos mitolgicos. Se universaliz esta costumbre y ms tarde se integr en esta manifestacin del folclore nacional. 40 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Despus de este anlisis comparativo y comn de la Fiesta, creemos que conviene preguntarse: Cul es el ideal La respuesta, es muy compleja porque cada modelo tiene sus seguidores y piensan que la suya es la mejor y la ms adecuada. . ..que la idea de una Fiesta patrn carece absolutamente de sentido. Cualquier ten tativa de establecerla sera, por tanto, rechazada; y fi nalmente, aunque se intentara llevarla a cabo, resultara artificiosa y falta de autenticidad. 9 No olvidemos que la libertad humana marca una pluralidad de conductas; dicha liberacin trae como consecuencia la respuesta a los ideales de cada poblacin. Los valores tradicionales estn enriquecidos porque se mantienen constantemente en lnea directa con los antepasados ms cercanos. Este homenaje ha sido y es el escudo de proteccin ante una posible desaparicin. Tambin debemos considerar las conocidas transfor maciones que experimentamos las personas (y por lo tanto la sociedad) ante algunos actos que nos parecen inamovibles. La tradicin hay que conservarla defen diendo lo esencial, porque acrisolar algo concreto ha cos tado muchos aos, incluso siglos, como ha ocurrido en algunas ciudades. Esto no quiere decir que nos olvide mos de revisar muy detenidamente algunos aspectos destacados. Lo positivo sera actuar con imaginacin y prudencia para adosar a los hombres en los tiempos actuales, sin desvirtuar las races que son el alma mater de la Fiesta. Como una continuacin de las principales reas regio nales y espaolas, conviene considerar, con brevedad, unas Fiestas muy poco estudiadas como son las Iberoa mericanas y, principalmente, aquellas que se celebran en Mjico, por ser las ms representativas. Hispanoamrica no pudo esquivar las formas de vida que existan en Espaa -lengua, religin, fi estas y cos tumbres- cuando se inici la evangelizacin de este con tinente. Los misioneros introdujeron con fuerza esta tradicin, considerada bsica, para que el proceso coloni zador no tuviera carcter transitorio y su estructura se generalizara con una acomodacin fuerte. Con pobreza de medios, estos representantes de Dios fueron paulati namente sustituyendo las danzas guerreras de los indge nas por las que se practicaban en la Pennsula. Los festejos substitutivos, las morismas, vienen a reunir estos caracteres: a) danzas coreogrficas, representativas, donde los moros suelen llevar mscaras y son pocos los ejecutantes; b) carcter religioso, por estar ligadas a la liturgia de festividades religiosas y representarse en el atrio o plaza de la iglesia; c) aspecto catequstico, con sus dilogos apologticos sobre los valores cristianos que era el fi n evangelizador.io Aunque la aventura conquistadora la realiz Castilla, existi cierta influencia aragonesa, lo que justifica algu nos paralelismos, pero siempre pensando que cada con junto humano tiene su idiosincrasia especial y, lgicamente, deben de existir distintos cauces para la prctica del festejo. Al sur de los Estados Unidos hay una curiosa danza de moros y cristianos, donde un hombre vestido con enagillas de mujer realiza un baile cierta mente pintoresco. Ms tpica es la danza de El Salvador, donde efecta una coreografa especial con espadas y un parlamento donde interviene el rey Fernando con un di logo histrico lleno de patriotismo y religiosidad. En Ecuador -Machachi- celebran esta Fiesta con sus embajadas y danzas; en Bolivia lo hacen montados a caballo, usando ltigos en vez de espadas, y en la zona atlntica brasilea desarrollan el tpico simulacro naval. En Guatemala se denomina El baile de la Conquista y no tiene las peculiaridades de nuestros festejos. . ..ms dife rencias que semejanzas. A nuestro modo de ver, se trata ms bien de una adaptacin del dance aragons llevada a cabo por religiosos espaoles en el siglo XVI , como cla 41 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA ramente se deduce de los personajes representados o aludidos en el texto, y realizada con el deseo de alejar a los aborgenes de sus mitos y supersticiones, en los que no faltaban los bailes rituales e idoltricos.ii En Mjico, la Fiesta est orientada al pasado y sus or genes son muy antiguos. En Teotihuacn ya se represen taba en 1538 un simulacro para conmemorar el tratado de Niza entre el emperador espaol Carlos y el rey fran cs Francisco. En la actualidad, en esta misma ciudad, intervienen personajes como Rodrigo Daz de Vivar, Fer nando el Catlico, el moro Alhamar y el anacrnico Pila tos. Toda clase de elementos intervienen, figuran mscaras muy extraas de gran tradicin en muchos pa ses de Amrica. En alguna danza se presentan los cristia nos a caballo con capas de terciopelo y sombreros adornados con penachos de plumas, y los moros con tur bantes, albornoz y largas barbas. En otros lugares no simulan slo el castillo, sino tambin las casas. Para que no falte ningn elemento hay curiosas embajadas.12 La Fiesta mejicana tiene tres vertientes muy distintas: a) La lucha entre la Cruz y la Media Luna. b) La conquista espaola a travs de Hernn Corts. c) Los moros y los cristianos se convierten en mejica nos y franceses. El primer apartado no necesita ningn comentario, porque la representacin es muy similar, (aunque no exis ten bandas de msica, comparsas ni arcabuces) y se abusa de unas embajadas con las tpicas frases altisonan tes. En el segundo, apreciamos como el aspecto histrico prevalece y fi gura la conquista de Hernn Corts. Este NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) MELCHOR DE JOVELLANOS, GASPAR. Memoria sobre las diversiones pblicas en Memorias de la Real Academia de la Historia, leda en Junta pblica de la Real Academia de la Historia el 11 de julio de 1796. Madrid, 1817, Vol. V, pg. 410. (2) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Instituto de Cultura Juan Gil Albert. 1989, pg. 27. (3) ROJAS NAVARRO, ALFREDO. El presente ye/futuro de/a Fiesta. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 222. (4) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. lbid. (5) ESP SANCHEZ, JOS MARA, Las Fiestas de Moros y Cristianos. Caracters ticas regionales e histricas. Origen y evolucin de las Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Moros y Cristianos. 1986, pg. 224. personaje es el encargado de intentar convencer a Moc tezuma, y como el emperador azteca rechaza la peticin espaola, empiezan a luchar, momento en el cual se van intercalando unos bailes muy graciosos, capaces de ale grar el combate antes de apresar a un Moctezuma inca paz de hacerse cristiano. En la variante ms moderna y significativa compiten los franceses y los mejicanos. Este festejo tiene un claro espritu independentista, al que se aade el sentido reli gioso necesario para acercarse a las dems versiones. Los mejicanos -el bando moro- vencen al final de la con tienda a los franceses -bando cristiano- y lo celebran con un baile en el que los derrotados intervienen con alegra por haber sido liberados despus del combate. Podemos comprobar como estas Fiestas hispanoame ricanas mantienen la tradicin histrica local, la lucha entre dos bandos opuestos y la relacin religiosa por medio de un patrn o patrona. Son los ingredientes cons titutivos de una forma de ritual que debe mantenerse para que sea una continua manifestacin popular. A continuacin relacionamos las ciudades hispanoa mericanas ms destacadas en la celebracin de la Fiesta de Moros y Cristianos: MJICO: EL SALVADOR: ECUADOR: BOLIVIA: BRASIL: URUGUAY: CHILE: GUATEMALA: Ixtapalapa, Texcuco, Culhuacan, Coatepec, Tianguistengo Cuacatlan Machach Entre Ros Rio Grade do Norte Montevideo Isla de Chilo Guatemala (6) ESPF SANCHEZ, JOS MARA. Ibid. (7) ESPE SANCHEZ, JOS MARA. bid. (8) GUASTAVINO GALLENT, GUILLERMO. Esencia y accidente de las Fiestas de Moros y Cristianos. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 55. (9) ROJAS NAVARRO, ALFREDO. Op. Cit., pg. 217. (10) MANSANET RIBES, JOS LUIS. La Fiesta de Moros y Cristianos como Institu cin y su ordenacin. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 352. (11) SOLER GARCA, JOS MARA. El Baile de/a Conquista o de Moros y Cris tianos en Guatemala. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo II, pg. 717. (12) HOYOS SANCHO, NIEVES DE. Moros y Cristianos en Amrica. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo II, pg. 488. 42 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Fiestas de moros y cristianos en la Comunidad Valenciana .y , 5 5 - (Atlas temtico, Comunidad lialenciana, tomo II, pg. -66) ORGENES Y EXPANSIN DE LAS INSTITUCIONES PROVINCIALES Hay descripciones bastante antiguas de fiestas de moros en pueblos levantinos ms pequeos. 1 Las poblaciones al icantinas, por lo general , estn expresando su forma de ser, a travs de sus fundamentos histricos, sociales y econmicos en los das de la Fiesta. Esta razn viene determinada por las distintas maneras actuantes de las gentes de esta provincia, por esto sus pautas se actualizan manteniendo unos valores esencia les. Existen pueblos como Alcoy que padeci un ataque sarraceno, otros recibieron constantes invasiones de los piratas mediterrneos; sin embargo, la mayora no han tenido motivaciones histricas para la implantacin de la Fiesta, incluso estas mismas ciudades conservan el recuerdo de una convivencia con los musulmanes y han buscado el armazn necesario para conmemorar una tra dicin. Este recuerdo ofrendado al Patrono o Patrona justifica unos actos festeros abiertos a la subsistencia, para que las personas den con sus esencias ntimas y comunitarias el soporte necesario para acoplar con digni dad su propia idiosincrasia, mantener una lnea directa con sus antepasados y enclavar la Fiesta en el corazn del pueblo. Tenemos que reconocer que muchas poblaciones fes teras con pocos signos de identidad y con mucha aper tura social han copiado la estructura alcoyana utilizando determinadas facetas y plagiando organizacin y carac tersticas. Lo entendemos, porque la aventura festera no es fcil y en muchos casos ha sido imprescindible y la oferta alcoyana evidenciaba una experiencia con mucha tradicin que imprima unos roles suficientemente slidos para la construccin de nuevas Fiestas. La necesidad apremiante obligaba a desinhibirse de aspectos organiza tivos e iniciar estas manifestaciones de fuerte movilidad social . La Fiesta alicantina ofrece en algunos pueblos una concepcin que premia los valores ldicos y rompe lo ritual. Aunque lo hemos citado un poco de pasada, debe mos ahondar con profundidad en este tema. Si quere mos transgredir los valores festeros, introduzcamos una corriente mercanti l ista y lancemos el espectculo al exte rior, convirtiendo la Fiesta en una suculenta atraccin turstica que engorde las arcas del municipio correspon diente. No estamos en contra de esta medida; sencilla 43 I A FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE. ELDA mente, aceptamos la idea siempre y cuando se conserve la pureza de la Fiesta -suposicin un poco inviable y no se diversifiquen determinados actos. Podemos justificar esta actitud aunque desgraciadamente este tipo de festejo puede estar condenado a un cierto deterioro que inevitablemente pueda llevarnos hacia la transformacin en un espectculo eminentemente turstico. Otro aspecto significativo en esta provincia al icantina son las consecuencias derivadas de la inmigracin. Las poblaciones siempre han sido receptoras de gentes y han estado abiertas a un fenmeno que ha imprimido unos caracteres especiales; dicho fenmeno no es otro que la convivencia cultural nacida de las transformaciones eco nmicas y provocadora del establecimiento definitivo de unos trabajadores que han fi jado su residencia lejos de su lugar de origen. Esta circunstancia ha propiciado la pau latina integracin de unos inmigrantes que, aunque per manezcan fieles a su pueblo natal , participan en la cultura local e incluso se han preocupado de aprender valenciano. La Fiesta es un elemento importante para que todas las personas ubicadas en la poblacin corres pondiente se hagan partcipes, porque es difcil en la pro vincia alicantina que los inmigrantes, por su dispersin, constituyan su cultura especfica, aunque algunos colec tivos mantienen su pequea cultura que les sirve de enlace con sus races. Esta integracin es necesaria para los castellanos -denominacin genrica de inmigrantes en algunos pue blos al icantinos-, en oposicin a los valencianos, porque de alguna manera estn obligados a participar activa mente en la Fiesta para sentir el ambiente comunitario y su constante histrica. Tambin hay que reconocer la fuerte sedimentacin de la cultura al icantina, que propicia un mayor acerca miento de todas aquellas personas predispuestas a cola borar con la tradicin. Incluso en los lugares donde el conservadurismo y la rigidez de las formas es evidente, la integracin se realiza lentamente pero no de una forma circunstancial o coyuntural, sino por ser un componente sumamente histrico. La regin valenciana, y especficamente el rea alican tina, ha creado y desarrol lado una variante de la Fiesta muy distinta a las dems. La representacin guerrera vin culada al Patrono o Patrona y los masivos desfiles han originado unos elementos constitutivos de unos hechos histricos. Los Moros y Cristianos alicantinos no tienen un origen muy exacto ni preciso, pero s es evidente que esta zona ha construido su propia Fiesta, aunque algunos escritores hayan llegado a decir que su origen es ms bien castellano, apoyndose en unas embajadas no valencianas y en la falta de antecedentes en la literatura clsica espaola, sin percatarse de que muchas Fiestas nacieron como tal despus de la suspensin de los fueros de Fel ipe V. Para que los festejos al icantinos tengan su estructura actual han influido varios elementos. . ..y sin que ninguno de el los sea su verdadero origen: a) los jue gos caballerescos cuyo esplendor va del siglo XI al XVI ; b) las conmemoraciones de acontecimientos reales con espectculo de moros y cristianos de los siglos XVI I y XVI I I (. . .). Este elemento es la soldadesca, cuya evolucin ha ido incorporando: a) batal las de arcabucera, castil lo y embajadas; b) actos religiosos en honor del patrn local; c) la formacin de ncleos festeros, y d) los desfiles mul titudinarios.) Para conocer los orgenes, evoluciones y desarrol lo de la Fiesta en poblaciones alicantinas, tenemos que separar a las comarcas costeras de los ncleos del interior. Hay que reconocer que los simulacros de guerra en el mar son festejos de gran tradicin -las incursiones moras siempre llegaron por ese medio- que se real izaban con un carc ter puramente espordico con motivo de proclamacio nes, nombramientos o visitas reales. La primera noticia de estos simulacros aparece en el siglo XVI en ciudades como Toledo, Castelln y Valencia. Fue clebre la nau maquia organizada en Valencia con motivo de las fi estas del Tercer Centenario de la Canonizacin de San Vicente Ferrer; en ella se desarrol laron unos juegos navales en el cauce del Turia, con combates entre una escuadra mora y otra cristiana. En Alicante se desarroll un festejo (que no fue el nico de estas caractersticas) con desembarco incluido en 1698 -ya comentado anteriormente-. Fueron nume rosas las celebraciones durante el siglo XVI I I en las que el pueblo capitalino disfrut de estos acontecimientos olvi dando la crisis en la que estaba envuelto. En 1700, y con motivo de cumpl irse el centenario de la ereccin en cole gial la Iglesia de San Nicols, se celebraron unas fi estas conocidas como el Centenar. Tuvieron una duracin de nueve das, con los correspondientes actos rel igiosos, cortejos, fuegos de artificio y el combate de Moros y Cristianos, 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Al amanecer del da programado para la fiesta, el toque de campana del Alczar, for mado en la Plaza del Mar, sealaba la llegada al puerto de los moros, embarcados la tarde anterior en la playa alicantina de Baver. El bando cristiano, fortificado en el simulado castillo construido de madera, se aprest al defenderlo, producindose un intenso bom bardeo que no impidi el desembarco de los musulmanes. Estos, vestidos con bellas indu mentarias, tan pronto pusieron pie en tierra instalaron sus tiendas en el muelle. La rela cin del P Lpez refiere que llevaban en alto con ceremonias supersticiosas a un Anciano que llaman ellos Papaz y es su jefe. Enviaron despus los moros espas enmascarados con la intencin de reconocer los pasos y la forta leza cristiana. En relacin con esto cuenta nuestro cronista que era para los espectadores un motivo de risa las figuras y pasages rid culos que hacen estas Espas. Ms tarde y desde el muelle penetraron debidamente for mados en la ciudad, encaminndose hacia el Alczar. Habiendo rechazado los cristianos el ofrecimiento hecho por lo moros para su ren dicin, tuvo lugar una reida lucha que acab fi nalmente con la conquista por los moros del Castillo. La aparicin en lo alto del Alczar de la ridcula figura del Pa paz llevando en sus manos una gran pipa a la Turquesa, provoc la risa del pblico asistente, que no acababa de rer viendo los ademanes que en el idioma morisco y en las acciones finge este venerable viejo. La fiesta continu por la tarde al solicitar esta vez los cristianos la entrega de la plaza. La tajante respuesta de los moros fue cortar la cabeza al embajador de los cristianos que haba ido con la misiva. La contemplacin de tan macabro espectculo excit los nimos de los cristianos, quienes disiparon con gran ferocidad toda su artillera, llegndose al combate cuerpo a cuerpo. Al fin los moros se rindieron. Una vez cautivos los ataron, pase ndoles por la ciudad como si fueran escla vos. Concluye el P Lpez el relato de dicha fiesta con la afirmacin de que como esta diversin dura desde el amanecer todo el da, es fiesta de gusto, especialmente para los forasteros que admiran las burlas de veras. 4 Los asesores reales debieron llamar la atencin de Felipe V sobre la importancia de casarse con una princesa italiana una vez fallecida Mara Luisa de Saboya, el 11 de febrero de 1714; la elegida fue Isabel de Farnesio, y el matrimonio se efectu por poderes el 16 de septiembre del mismo ao. Por este motivo, se celebraron en Ali cante los mismos espectculos establecidos -corridas de toros, fuegos de artificio, carrera de gansos y el clsico festejo de moros y cristianos-. Pero ms notable fue un simulacro militar entre moros y cristianos. Aquellos habiendo venido por mar, se apoderaron a viva fuerza de un castillo, celebrando su triunfo con una gran comida y estrepitosa algazara; por la tarde, rehechos los cristianos, recobraron la fortaleza con grande furia y ruido de cargas cerradas y caonazos. El pblico alicantino no pudo estar al margen de la proclamacin de Luis como rey de Espaa en 1724, que con slo diecisiete aos tuvo que regir los destinos de los espaoles. Los cronistas de la poca nos han dejado todo tipo de detalles de este acontecimiento. Podemos desta car una cabalgata en la que participaron los gremios de correjeros y curtidores, tambin desfilaron personas dis frazadas de turcos, de ninfas, de armenios y de espao les. Podemos conocer el atuendo de los turcos y de los espaoles por la vistosidad y por el simbolismo que repre senta para nuestra Fiesta. Al espaol se le visti con ropn de raso negro galoneado de oro y plata, sombrero de plumas blancas y amarillas y polainas adornadas con lazos de seda. A su pareja, la espaola con saya de 45 LA FIESTA DE MOROS Y CRIS DANOS 1W ELDA damasco carmes, sombreado de negro galoneado de oro y plata, pendientes de madera dorada, cintas y bandas. En cuanto al turco, con ropn de damasco azul galone ado de oro y plata, pechera de tafetn carmes, turbante y alfanje de madera. A la turca, con saya de raso morado y amarillo, tocado de terciopelo carmes recamado de oro, cabellos rubios de crin de caballo, flores en el pelo, pendientes de madera dorada y una perla de vidrio en la frente. 6 Hay que destacar la presencia femenina en ambos bandos, con un protagonismo comparable al del hom bre, aunque nos imaginamos que en el resto de la estruc tura de este acontecimiento la mujer estara en la oscuridad festera. Los desfiles continuaron en das sucesivos. El 24 de febrero fueron los gremios de canteros y albai les los que hicieron las delicias de todo el pblico que se agolpaba en todo el recorrido. Tres das despus, por la tarde, se cele br el combate entre moros y cristianos que ejecutaron los pescadores de Vil lavieja y los marinos de arrabal de San Francisco. Su desarrollo fue muy similar al celebrado en 1700 con motivo del centenario de la ereccin de la iglesia de San Nicols en Colegial insigne. Slo se aa dieron dos actuaciones adicional : un combate a caballo entre ambos contendientes y, en segundo lugar, una espectacular lucha de infantera, primero en tres descar gas de fusilera, y despus en el acontecimiento espada en mano. La organizacin de estos simulacros estaba a cargo de los gremios (pescadores, carpinteros, albailes. . .) y eran espordicos, sin continuidad. Esto, unido al declive de los gremios, provoc la desaparicin de la Fiesta. Estamos de acuerdo con Mansanet y en contra de aquellos que ase guran el traslado de estos festejos al ambiente rural , puesto que en Alcoy se viene celebrando desde el siglo XVI I . En las comarcas del interior, el fenmeno festero est ms arraigado y es ms tradicional en sus costumbres, tiene una complejidad estructural muy caracterstica y una participacin masiva. Partamos de la base alcoyana y de su difusin. En esta ciudad, al l por el ao 1568, hubo un robo y recuperacin de las Sagradas Formas. Esto debi de impactar a los alcoyanos, que un siglo despus conmemoraron con todo esplendor el centenario del suceso. Afortunadamente para la Fiesta y para Alcoy, un hijo del pueblo llamado Vicente Carbonell escribi un l ibro titulado Clebre Centuria, que, adems de describir distintos aspectos de la villa, nos aporta el primer testi monio de la Fiesta tal como se desarrollaba a mediados del siglo XVII . Inevitablemente, debemos transcribir parte de este interesante documento: Se festeja en la misma Iglesia del Santo, con sonora msica, y con diferentes invencio nes de cohetes, de cuyda el Jurado segundo del ao antecedente, por estar anejo a su ofi cio. En cuyo da (el de San Jorge) se hace una regocijada Processin; ilustrndola una com paa de Christianos moros y de Cathlicos Christianos, cuyo alfrez es el que elige el Justicia, y este es que nombra al capitn de los moros. Por la vuelta de la processin lleva el Justicia el Estandarte Mayor de la Villa; y de /os cordones los dems Oficiales. En la tarde se hacen algunos ardides, dividiendo la compaa en dos tropas, componiendo la una Christianos y la otra /os Moros, que sujetos a lecciones de milicia se estn belicosamente arcabuceando, encaminndose tanto bullicio en honra, y culto de nuestro Santo Patrn San Jorge, que en aquellas eras invicto defendi esta Villa, y en la presente la conserva y con servar con su Patrocinio. 8 Se percibe con mucha claridad en este documento que en aquella poca Alcoy disfrutaba de una verdadera Fiesta de Moros y Cristianos. Aparece un alfrez, un capi tn y la soldadesca -elemento necesario en aquellas cele braciones-, aparte de la aparicin de los tres elementos bsicos del modelo festero de la zona del interior: 1.- Esta fi esta patronal estaba planificada para su cele bracin durante tres das. El primero estaba dedicado exclusivamente al desfile, el segundo a la advocacin del patrono San Jorge y el tercero a la guerrilla, embajada y alardo. 2.- La estructura estaba organizada por los dos ban dos, formados en compaas y escuadras o filaes. 3.- Las autoridades civiles o religiosas tenan poca par ticipacin en la organizacin de la Fiesta; eran los feste ros los que se encargaban de planificar y realizar los actos correspondientes con una plena independencia y auto noma. .16 i. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL El modelo alcoyano ha sido el que fi nalmente se ha impuesto y ha consolidado una gran expansin. Pero de esta poca (siglo XVI) existe documentacin sumamente interesante al respecto de escenificaciones y fi estas caba llerescas de otros lugares de la provincia. En Orihuela ya haba un simulacro de lucha durante los aos 1579, 1580 y 1586 para conmemorar las fi estas de las Santas Justa y Rufina. Don Agustn Nieto en su libro Las Santas Justa y Rufina en la historia de Orihuela nos lo describe de la siguiente manera: Tena lugar el mismo da 1/a la salida del sol en el plano del puente viejo (un simulacro de batalla), donde los moros esperaban la aco metida de los cristianos, quienes entrando por el portal de San Agustn los llevaban de ven cida hasta la plaza de la Catedral, en donde, desarmados, les ataban las manos y los con ducan delante de la procesin hasta la iglesia de Sta. Justa, en la que se daba gracias a Dios y a las Santas por la victoria obtenida. Aunque Caudete pertenezca a la provincia de Alba cete, debemos hacer referencia de esta Fiesta por tra tarse, con ciertas matizaciones, de un festejo al que le podemos enmarcar dentro del rea valenciana. Adems, desde principios del siglo XVI I ya se celebraban en esta poblacin los moros y cristianos. Existe un documento fechado en 1617 que trata con detalle como se desarro llaba este festejo. Al igual que en Alcoy, un mdico cau detano, Juan Bautista Almazn, escribi a finales del siglo XVI Q1588) Los Autos de la Historia de Nuestra Seora de Gracia, representacin que se realizaba dentro de la Iglesia Parroquial. Art. 19. Que el da de Nuestra Seora (.. .) ha de haber solemne Oficio y Sermn, y a la tarde de dicho da, segundas vsperas como las primeras, y acaba das, se haga en dicha Iglesia (parroquial) la primera parte de la Comedia de la Historia de cmo fueron enterradas las imgenes de Ntra. Sra. de Gracia y de San Blas. Art. 20. Que (el da segundo) ha de haber solemne oficio y a la tarde vsperas, y despus de ellas se ha de representar la segunda parte de la dicha Historia (o Comedia Po tica), que ser de cmo fueron halladas y desenterradas las dichas imgenes, y acabada, como dice la Historia, se volvern en dicha tarde en procesin las imgenes a su herrn ita. 9 Este escrito fue adaptado y reformado en 1867 por don Juan Bautista Vespa Garca, y as nacieron los Episo dios Caudetanos. Consiste en una comedia de moros y cristianos, en tres actos, que se contina representando y se desarrolla segn la estructura bsica de la Fiesta. Estos Episodios se volvieron a renovar y corregir en 1907 por el poeta Manuel Mart Herrero, que les dio ms autentici dad. La Villa de Caudete puede considerar la probabili dad de que su Fiesta se remonte a 1266, momento preciso en que expulsaron a los moros, y el P. Simn Serrano nos dice: Es seguro que cada ao se celebrara su Hallazgo desde 1414. En cuanto a los Episodios, tal vez se empezaran a representar ya desde 1588, cuando fueron compuestos, y con documentos an existentes se puede probar que ya en 1617 se representaron dentro de la iglesia parroquial, tal vez dirigidos por su autor, don Juan Bautista Almazn. Aparte de las Fiestas citadas anteriormente, vamos a realizar un recorrido por algunas poblaciones con el nico objetivo de dar una visin muy resumida de las distintas estructuras, concepciones y peculiaridades, tan abundan tes en nuestra provincia, para que al lector le sirva de orientacin y descubra el modo de ser y el talante festero de toda la geografa al icantina. BAERES.- Esta fi esta se origin como consecuencia de una soldadesca y se remonta a la primera mitad del siglo XVI I (1626). Se realizan en honor a San Jorge, y podemos destacar la conversin del Moro al Cristianismo y las dos Embajadas humorsticas declamadas por Estu diantes y Moros, la primera, y por la comparsa de los Piratas, la segunda. La costumbre de explotar la cabeza de La Mahoma fue interrumpida en 1968. BENEJAMA.- En septiembre de 1841, con motivo de la consagracin del nuevo templo parroquial, se celebra ron unas fi estas en donde destacaron los Moros y Cris tianos. Esta Fiesta contiene unas Embajadas escritas por don Juan Baustista Pastor Aigart dignas de ser escucha das; y algo privativo: la pasin desmedida por la plvora. Pocas poblaciones insertan la arcabucera en tantos actos. Cada comparsa tiene su Capitn y su Alfrez, que curiosamente son relevados cada da festero. BIAR.- En 1840 ya se celebraba la Fiesta y existan dos comparsas, una de moros y otra de cristianos. Hace algu nos aos que la dirige una Comisin con la estimable ayuda de un Alcalde para cada da de Fiesta, pero quiz lo que merece un tratamiento ms destacado sea el tras 17 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA lado de La Mahoma de Biar a Villena. Esta Fiesta tiene un gran prestigio en todos los ncleos festeros de Levante. CALLOSA DE ENSARRI.- Los Moros y Cristianos no aparecieron hasta 1855 (segn Mansanet Ribes) debido al inters y el empeo de un alcoyano llamado Miguel Morat. Podemos destacar el inspirado texto de la Emba jada, escrito por Modesto Mora y Pic. Esta Fiesta tiene una estructura muy peculiar, en lo que respecta a las comparsas, aqu se llaman fila. CASTALLA.- Es probable que la Fiesta se originara en 1757 cuando los arcabuces acompaaban a Nuestra Seora de la Soledad Gloriosa en procesin. Los primeros datos concretos con la correspondiente documentacin que lo acredita son de septiembre de 1852. Cuenta con unas Embajadas llenas de buen gusto. COCENTAINA.- Es una de las muchas poblaciones fes teras que desconoce el origen de su Fiesta. En 1764 exis tan unas compaas de milicias que colaboraban en todos los acontecimientos y conmemoraciones. En la actualidad podemos significar la espectacularidad de sus desfiles. ELCHE.- Aunque la Fiesta actual es muy joven, en esta ciudad se celebraron Moros y Cristianos el 14 de julio de 1754. Fue en la corredera y bajo la advocacin de la San gre de Cristo. Por estas fechas el castillo ya era un ele mento primordial en la organizacin festera y las crnicas nos cuentan que el 16 de agosto de 1777 hubo un acci dente en el castillo que usaban para la celebracin de Moros y Cristianos. ELDA.- Algunos investigadores de la Fiesta dicen no tener constancia de que el siglo XIX se celebrasen Moros y Cristianos en esta ciudad. D. Emilio Castelar nos descu bre los festejos de cuando l era nio (alrededor de 1842). Existieron etapas de transicin y otras de inte rrupcin, se reiniciaron en 1945 con cierta originalidad y todos los festeros en general han logrado convertir la Fiesta eldense en una de las ms emblemticas del rea valenciana. ONL.- Los orgenes festeros pueden datar del siglo XVI I I , pero no han sido localizados manuscritos que lo puedan acreditar. Esta poblacin puede presumir de ser una de las primeras que se atrevieron a modernizar sus Embajadas. Ya en 1848 imprimieron en Valencia el texto del parlamento moro y cristiano el cual ha influido en la realizacin de otros escritos festeros. PETREL.- Los Moros y Cristianos estn dedicados a su Patrn San Bonifacio, por el que los petrelenses sienten una gran devocin. En el Archivo Municipal se encuen tran unos documentos fechados en 1760 y 1783 que nos pueden ayudar a conocer los orgenes de esta Fiesta. Los datos exactos los localiz Hipl ito Navarro y datan de 1874, lo cual no quiere decir que ese fuera el ao de su inicio. Lo ms probable es que la Fiesta iniciara su anda dura a principios del siglo XIX como en otras poblaciones cercanas. SAX.- Dedican esta Fiesta a San Blas, Obispo de Sebaste. Abundan los documentos que demuestran la presencia de la soldadesca en 1699, pero la noticia ms concreta nos la da -al igual que en Elda- Emilio Castelar, a quien le impact de una forma determinante este fes tejo, cuando tena seis aos (1838). Son muy peculiares sus desfiles, la gracia de los pajes infantiles y la seriedad de las embajadas. Tambin anularon el acto de La Mahoma por considerarlo una irreverencia a otra reli gin. Esta Fiesta no est hecha para el turismo, la clima tologa de los primeros das de Febrero no es un gran atractivo para las visitas de forneos. VILLENA.- En 1843 ya haba dos comparsas -moros y cristianos- completamente organizadas e incluso conta ban con un castil lo festero. Dichas comparsas tienen su origen en la soldadesca del siglo XVI I I . Es de las pocas poblaciones que conservan La Mahoma, cuya propiedad comparte con Biar. Esta fi gura es utilizada para el castillo de Embajadas en ambos pueblos. En la actualidad la Fiesta villenera goza de un estima ble prestigio gracias a la masiva participacin de la juven tud y a la buena organizacin. Poco a poco la mujer se va integrando en la Fiesta, algo importante porque hasta hace unos aos estaba prohibida su participacin. Fiestas muy similares, cuyo origen se remonta al siglo pasado, se vienen celebrando en otros puntos de la pro vincia. Podemos citar a Monforte del Cid, Muchamiel, Muro de Alcoy (1868) y Jijona (1890). En el siglo XX, despus de la Guerra Civil , surgieron algunas Fiestas, unas interrumpidas y otras de nuevo uso, debido a la fuerte expansin que producan los distintos ncleos fes teros. Las ms destacadas fueron: San Blas de Alicante, Benilloba (1947), Crevillente (1965), Pego (1967), Novelda (1971) y Campo de Mirra (1973). En la mayora de los pueblos alicantinos han sido fi eles a la lgica histrica y han encontrado hechos singulares para aplicarlos a su Fiesta; hechos que han servido como i. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL diferenciadores de unas caractersticas con relacin a otros lugares. Aunque conviene tener en cuenta que entre los pueblos de una y otra rea (costeros y del inte rior) existe un paralelismo en la motivacin marinera. No es difcil encontrar en poblaciones del interior comparsas denominadas marineros, corsarios, piratas o berberiscos (Jijona, Petrel , Castalla, Vi llena, Ibi , Baeres, Elda. . .); algunas de ellas ya estaban presentes en el siglo XIX. El tema del mar est muy arraigado en la mayora de las poblaciones festeras, y en lugares de la costa estn incor porando el desembarco moro (Santa Pola) como uno de los actos ms importante de su Fiesta. La Fiesta se mantiene gracias a varios soportes impres cindibles y, de una forma especfica, a esos ncleos con vida propia que llamamos comparsas. Esta terminologa es la ms generalizada y puede crear cierta confusin en aquellas personas que desconozcan la Fiesta. Adems, esta denominacin no tiene ningn punto en comn con la poca medieval que suelen escenificar. Son varios los vocablos que se usan para nombrar a estos grupos feste ros. Mansanet Ribes realiz la siguiente clasificacin en un artculo titulado Terminologa: Fiesta, Moros y Cris tianos, Comparsa. Examinadas 33 poblaciones de la variante valenciana de la Fiesta nos da este resultado: 24 llaman a sus grupos festeros COM PARSA (Aunque San Blas de Alicante tambin usa Filada). 7 los denominan FIL: Alcoy, Cocen taina, Benilloba, Muro Boca irente (alguno es TERCIO), Callosa de Ensarri y 011era (que usa tambin comparsa). 1 (Villajoyosa) dice COMPAA 1 (Caravaca) CBILA y GRUPO Como hemos podido comprobar, el trmino comparsa est ms generalizado y es evidente su prctica. La Enci clopedia Larousse nos lo define de la siguiente manera: Acompaamiento, conjunto de personas que en el tea tro figuran pero no hablan. Conjunto de mscaras vesti das con trajes de una misma clase. Si analizamos este trmino, observaremos que nos lleva directamente al car naval , algo lleno de incongruencia y muy lejos del sentir del verdadero festero. Tampoco podemos olvidar la pri mera parte donde la caracterstica principal es el papel eminentemente secundario y sin una buena consistencia que determine su importancia en la Fiesta. CBILA.- Tribu de beduinos o berberes. TERCIO.- Unidad formada por las tropas de Infantera que se encargaban de guarnecer las galeras en la poca de Carlos V. Son denominaciones llenas de historia y tradicin, pero no tienen un carcter de exclusividad; son una minora dentro del rea valenciana, y en la provincia ali cantina no se usan. Abusando de las definiciones llegamos al trmino Compaa, palabra que nos aparece en varios documen tos. En la Clebre Centuria leemos: regocijada procesin ilustrndola una compaa de Christianos Moros. . . . Hiplito Navarro nos dice que en 1626 haba [en Petrel] unas Compaas de armas que las componan gentes de todas las edades, es decir, desde los /5 hasta los 60. Sera necesario estudiar concienzudamente este tema y buscar una terminologa que vaya ms acorde con la realidad. En relacin con las acepciones locales, creemos que se deben mantener porque son tradicin y cultura, como ocurre en la terminologa alcoyana con la fil, pala bra derivada del cataln segn el Diccionario Cataln Valenciano -Balear. Sin embargo, filada no tiene sentido etimolgico, como nos lo demuestra Mansanet Ribes. Filada es una castel lanizacin, incorrecta, porque esa voz no tiene existencia en el diccionario de la lengua ms que como derivacin de fi la (hilar), que es etimologa dis tinta, de fil -que viene de fi la. Pero forzados a poner fi l en espaol se sigui la lnea ms fcil, decir fi lada caste llanizndola, cuando muy bien se hubiera podido conser var el localismo fi l entre comillas o sin ellas. Estamos convencidos que el trmino Compaa sera el ms idneo, porque es evidente su expresin al buscar una nomenclatura ms adecuada por la configuracin originaria del militarismo de la Fiesta. Creemos que esta disposicin resulta ms funcional y proyecta la estructura festera hacia ambientes ms dilatados, o lo que es lo mismo, hace perdurar unos caracteres remotos, porque la Fiesta tiene que estar estrechamente unida a sus races. A partir de la dcada de los sesenta se observa en la provincia alicantina un aumento demogrfico que supera con creces el crecimiento vegetativo de la poblacin. Los inmigrantes, una vez instalados, participan en las formas de vida, tradiciones, costumbres y en todo tipo de ele mentos culturales. El crecimiento econmico produjo una 1-9 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA riqueza a una minora y confirma socialmente su estatus a travs de la exhibicin de sus nuevas posibilidades eco nmicas. La Fiesta de Moros y Cristianos es la va que utilizaron como ms idnea para proclamar su poder, incluso se fueron aglutinando en algunas comparsas o creando otras nuevas, configurando sus frmulas con las adscripciones familiares y dominando un medio que casi les era desconocido. Estos inmigrantes han ido dejando el pueblo que les vio nacer por varias razones. Muchos de ellos han esta blecido lazos de parentesco con personas de la local idad; les han nacido unos hijos que se han integrado en la Fiesta, y estn desempeando desde hace tiempo cargos dentro de la organizacin festera. Los hijos de los prime ros inmigrantes se han convertido en slidos pi lares de la Fiesta, porque se consideran con pleno derecho de inser tarse en la sociedad festera y aplicar unos objetivos algo diferentes a los de sus progenitores. Sus ambiciones cristalizaran paulatinamente en pequeas variaciones de las relaciones sociales, de parentesco y tambin, obvia mente, en las fi estas. Aportan a los Moros y Cristianos un sentido ldico ms rico, siendo la imaginacin y esponta neidad los elementos ms visibles y atractivos. , La Fiesta alicantina se ha convertido en una institucin a travs de unas disciplinas que han generado la vida comunitaria, basadas en unas normas dentro de la moral y las costumbres. Es una consecuencia algo espectacular debido a la integracin de un sistema que ha actuado slidamente y ha alcanzado una vitalidad muy consis tente y acorde con el pensamiento festero de la sociedad en general . Los Moros y Cristianos contienen un rito espiritual y otro sumamente popular que se ha creado gracias a la transmisin de distintas generaciones y a unos criterios casi invariables como son: los lazos familia res, la amistad, las relaciones afectivas y el prestigio social . Supone un enlace entre las generaciones pasa das, presentes y futuras de la vida comunitaria, uno de los elementos individual izadores de los pueblos que puede marcar con un sello especial ; es una forma de aglutinar hombres, grupos y generaciones en una mejor convivencia ciudadana al participar todos y trasmitir un ideal comunitario. 2 Lo ms destacable es que la continuidad quede garan tizada porque existe una conciencia, dentro de la estruc tura festera, de unidad que funciona con unas relaciones que se mantienen durante toda una generacin porque prevalece el sentido colectivo. Es muy normal observar como muchos espectadores se han convertido en partici pantes en un corto espacio de tiempo, porque han sen tido la necesidad de unirse al contexto festero y olvidarse de la pasividad a la que estaban ciertamente habituados. La acumulacin de complementos positivos constituye un buen caldo de cultivo que incide en la realizacin de una buena Fiesta. Resulta lgico el hecho de derivar los problemas en las cuestiones de transcendencia, pero las soluciones estn alrededor de una concepcin institucio nal capaz de imponer un potencial terico para, desde ah, buscar soluciones prcticas. Desde la perspectiva de institucin y con la intervencin de la comunidad festera debemos de huir del espectculo pasivo y procurar crear un sentimiento afectivo tradicional e ntimo que lleve a la Fiesta hasta lmites insospechados por el camino del aprovechamiento de todos aquellos aspectos naturales y humanos. La fi esta al icantina tiene una incidencia histrico -cul tural muy arraigada, porque se refleja en distintos grupos comunitarios, mantiene su manera de ser y ha hecho cris talizar este fenmeno en otras zonas de la geografa valenciana. El significado social de los usos y costumbres de la provincia es incuestionable, la Fiesta, quermoslo o no, est ligada a las correspondientes formas de subsis tencia y las oscilaciones econmico -industriales de cada poblacin. Esta realidad la podemos ampliar hacia los fes teros que poseen una fuerte riqueza y exhiben ante la ciudadana todo su esplendor econmico. Que existe esta diferencia dentro de los grupos sociales es pblico y notorio, pero creemos que no es necesario darle mayor rigidez e importancia a este concepto social especfico. El conflicto que todava tiene diferencias es la integra cin total de la mujer en la Fiesta. En los ltimos aos se ha producido un cambio que puede resultar positivo o superficial , segn cmo se entienda. Quiz haya sido para disminuir la tensin y permitir masivamente la incor poracin femenina a la Fiesta (Ibi , Jijona, Vil lajoyosa); sin embargo, Alcoy mantiene la prohibicin de una partici pacin directa, aunque en muchas poblaciones alicanti nas el protagonismo de la mujer se circunscribe a actos como los desfiles y procesiones. Actualmente, la mujer est asistiendo a la planificacin de las estructuras feste ras e incluso ocupando la presidencia de alguna com parsa (como ocurre en Elda), y es una realidad que tiene que propagarse a distintos lugares en nuestra geografa. 1. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Determinados estudiosos fundamentan su teora de la prohibicin en que la participacin de la mujer conlleva una celebracin ms abierta y llena de valores ldicos. Creemos que la Fiesta nos da dos vivencias muy diferen ciadas entre los participantes, sean de uno o de otro sexo. Una la podemos basar en lo ritual a travs de unos esplendorosos atrezzos que ponen en escena unos suce sos de fi ccin o tradicin con el componente religioso. En la otra concepcin, el valor ldico -ruptura de lo ritual- y la desinhibicin de unos participantes que no viven como festeros todo el ao. Aun as, el rea alicantina realiza una cohesin en todas las comunidades festeras y equili bra socialmente el elemento cultural de la Fiesta. LA FIESTA EN POBLACIONES ALICANTINAS BA ERES ADSUVIA PEGO LORCHA MURO DE ALCOY ALQUERA DE AZNAR ALMUDAINA ALFAFARA COCENTAINA BENISA CALLOSA DE ENSARRI CALPE ALTEA BENILLOBA CON FRIDES ALCOY BENEJAMA CAMPO DE MIRRA ONL IBI VILLAJOYOSA VILLENA BIAR NOTAS BIBLJOGRFICAS (1) (2) (3) (4) (5) (6) CASTALLA JIJONA BUSOT SALINAS SAX PETREL AGOST MUCHAMIEL SAN VICENTE ALICANTE ELDA NOVELDA MONFORTE LA ROMANA ELCHE CREVILLENTE CALLOSA DE SEGURA ROJALES GUARDAMAR ALMORAD FORMENTERA ORIHUELA ALFAZ DEL Pi lo CARO BAROJA, JULIO. El esto festivo. Fiestas populares del verano. La Otra Historia de Espaa. 1985, pg. 123. MANSANET RIBES, JOS LUIS. La Fiesta de Moros y Cristianos como Institu cin y su ordenacin. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial . 1976, Tomo I , p.p. 355-356. BERNABEU RICO, JOS LUIS. Significados sociales de las fi estas de moros y cristianos. Desinhibicin y ludismo en las Fiestas de la Vila. Universidad Nacional de Educacin a Distancia. Centro Regional Elche. 1981. SEZ VIDAL, JOAQUN. El arte barroco en Alicante (1961-1770). Instituto de Estudios Gi l Albert. 1985, p.p. 75-76. SEZ VIDAL, JOAQUN. Op. Cit., pg. 81. SEZ VIDAL, JOAQUN. Op. Cit. , pg. 87. POBLACIONES FESTERAS MS DESTACADAS DE LA PROVINCIA DE ALICANTE ALICANTE (Barrio de San Blas). Primera Quincena de julio. San Blas. ALCOY. Del 22 al 24 de abril . San Jorge. BA ERES. Del 22 al 25 de abril . San Jorge. BENEJAMA. Del 6 al 9 de septiembre. N. S. Divina Aurora. BENILLOBA. 1,2,3 de agosto. San Joaqun. BIAR. Del 10 al 14 de mayo. Ntra. Sra de Gracia. CALLOSA DE ENSARRI. 2. Domingo de octubre. Vrgen de las Injurias. CAMPO DE MIRRA. Del 20 al 25 de agosto. San Bartolome. CASTALLA. Del 1 al 4 de septiembre. Ntra. Sra. de la Soledad Gloriosa. COCENTAINA. 2 Domingo de agosto. S. Hiplito Mrtir. CREVILLENTE. 1. Domingo de octubre. S. Francisco de Ass. ELCHE. 1. Domingo de agosto. Ntra. Sra. de la Asuncin. ELDA. 1. Domingo de junio. San Antonio Abad. IBI . 2. Viernes de septiembre. Virgen de los Desamparados. JIJONA. 3. Domingo de agosto.S. Sebastin y S. Bartolome. MONFORTE DEL CID. Del 6 al 9 de diciembre. Vrgen de los Desamparados. MUCHAMIEL. Del 9 al 13 de septiembre. Pursima Concepcin. MURO DE ALCOY. 2. Domingo de mayo. Ntra. Sra. de los Desamparados. NOVELDA. Del 19 al 25 de julio. Sta. M. 5 Magdalena. ONL. Del 28 al 30 de abril. Vrgen de la Salud. ORIHUELA. Del 9 al 18 de julio. Santa Justa y Rufina. PEGO. Finales de julio. Santsimo Ecce -Homo. PETREL. 2. o Domingo de mayo. San Bonifacio. SAN VICENTE DEL RASPEIG. Siguiente Domingo de Pascua. San Vicente. SAX. Del 1 al 5 de febrero. San Blas. VILLAJOYOSA. Del 25 al 28 de julio. Santa Marta. VILLENA. Del 4 al 9 de septiembre. N. S. de las Virtudes. (7) SEZ VIDAL, JOAQUN. Op. Cit. , pg. 90. (8) SANCHS LLORNS, ROGELIO. Races histricas de las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo II, pg. 530. (9) SERRANO, SIMN DE. Origen de las Fiestas de Moros y Cristianos de Cau dete. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I I , p.p. 556-557. (10) Atlas Temtico Comunidad Valenciana, Editorial Prensa Alicantina, S.A. 1991. (11) BERNABEU RICO, JOS LUIS. Op.Cit. , Ibi : Las Fiestas de una Comunidad no integrada. (12) MANSANET RIBES, JOS LUIS. Op., p.p. 374-375. 2 ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE Los INICIOS ESTRUCTURALES DE LA FIESTA . . ., las guerras se empean todava en simulacros y pasan de generacin en generacin como un sacratsimo legado, sobreviviendo a la muerte de las ideas y de las costumbres y de las instituciones en cuya virtud nacieron y dudaron. i En Elda, como en algunas poblaciones donde se cele bra la Fiesta de Moros y Cristianos, se desconoce la fecha en que este festejo inici su andadura. Ni en los archivos municipales ni en los parroquiales ha sido posible encon trar ningn documento que diese testimonio para fi jar histricamente algunos de los pormenores que en la actualidad desconocemos -programas, personas, comi siones-. Sin embargo, y gracias a D. Emilio Castelar y a D. Lamberto Amat, podemos conocer las estructuras ambientales de esta Fiesta tan popular durante el siglo XIX, as como ciertas pocas llenas de oscuridad; las mis mas que retrasaron, con dramtica singularidad, unas posibilidades que en otras comunidades festeras, sin pau sas ni saltos, lograron una constante conexin y, en la actualidad, estn llenas de un potencial histrico y tradi cional muy propicio para no anclarse en determinados modernismos. Otros autores nos han facilitado el conocimiento pun tual del pasado, dentro de unos lmites, que nos han ser vido para conocer la mecnica histrica necesaria sobre este tema. No es posible entender nuestra Fiesta sin conocer la gnesis de la contextura vital , que origin unos largos procesos y ha desembocado en lo actual, en aquello que ahora vivimos con sus cualidades y defectos. La supervi vencia de nuestro festejo se establece por medio de estu dios persistentes y profesionales, pero con prudencia, buscando una proyeccin decisiva para poder transmitir las esencias de las tradiciones eldenses dentro de la Fiesta. A principios del siglo XI I I , el valle de Elda estaba cubierto de una esplndida vegetacin y de una huerta mimada por los laboriosos musulmanes. El poeta ar bigo -andaluz Ibn-Hazn nos descubre, quiz con una cierta fantasa, la riqueza y la fecundidad del suelo eldense, al que dedicaban muchas jornadas las familias moras que habitaban nuestra villa. Las tierras de la huerta ubicadas al sudeste de la sierra de la Torreta recibieron la den o 53 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA minacin de El Monastil, debido a que all se encuentra el antiguo poblado histrico de igual nombre (. ..) Frente al castillo de Elda a su norte y al otro lado de el ro, se encontraba otra huerta en la que destacaba la presencia de un manantial o fuente por lo que reciba el nombre de Alfahuara o Alfaguara. .. 2 Este mismo autor (Antonio M. Poveda) ha realizado un estudio toponmico de Elda, en el cual nos descubre la denominacin de nuestra ciudad durante el asenta miento moro, que en su idioma se llam ILLA. . .. .momento en el que el toponimio pas de ser mascu lino a ser femenino, a partir del siglo XI I I, conquistando el territorio por los cristianos, primero castellanos y luego catalanovalencianos, fue designado ELLA, aunque a veces tambin se usaron los trminos de ETLA y ECLA, sin embargo a finales del mismo siglo y sobre todo en el siglo XIV y hasta el presente, se ha denominado ya ELDA. Los musulmanes, ubicados en el valle, estaban un tanto inquietos porque saban que Fernando I I I, rey de Castilla, y Jaime I, rey de Aragn, marchaban imparables hacia los lugares sarracenos asentando sustanciales gol pes y haciendo tambalear su dominio. Los castellanos se asentaron en Elda (1244) como consecuencia del pacto de proteccin al rey moro murciano Aben Hudiel por parte del rey castellano. A partir de esos momentos ter min el uso del poder musulmn aunque el predominio poblacional continu hasta el siglo XVII. El rey Alfonso X el Sabio, entreg la villa de Elda a su hermano el infante Manuel, el cual realiz un cambio en la administracin de justicia que consista en llevar a Elche los pleitos de los cristianos, y sin embargo los moros eran juzgados por las justicias eldenses. Jaime I tuvo que inter venir para sofocar una pequea sublevacin como con secuencia de la citada discriminacin judicial . .. . . la avenida de Jaime I de Aragn, el Conquistador, que visit Elda y Petrel en Noviembre de 1265, con motivo de haberse sublevado los moros del reino de Murcia y los de esta zona; a los que someti, devolviendo la soberana de dichos territorios a su yerno, ya rey de Castilla, el indi cado Alfonso X el Sabio, casado con su hija Violante. 4 Esta intervencin real trajo como consecuencia una masiva repoblacin de familias cristianas, aunque la poblacin musulmana continu destacando, segn hemos comentado anteriormente. Ya hemos analizado y demostrado a nivel general la increble convivencia entre musulmanes y cristianos. Elda no fue ninguna excepcin, fue una realidad social con un comportamiento colectivo que merece su valoracin. Debemos hacer constar que en el siglo XV nuestra villa estaba habitada por tres comunidades: cristianos, mud jares y judos. Parece incluso que hubo una minscula comunidad israelita (3 o 4 familias). Si buscamos distintos aspectos de estos ncleos, ciertamente diferenciados, encontraremos varias razones demostrativas. Una de ellas puede ser la presin tributaria correspondiente a cada comunidad. La proporcionalidad existente a la hora de contribuir era idntica. Hecho que es probable pues el trato, includo el fi scal, para con el mudjar y el judo deba ser bueno con tal de que no se marchase de la ciu dad, ya que eran los principales sustentadores de la eco noma de la misma. Tambin en el trato fi scal deba ser aceptable para la ltima comunidad asentada, la cristiana de otro modo no accederan a establecerse definitiva mente en la zona.5 Finalizando el siglo XIV, Elda apareca fuertemente vin culada a Aragn. La reina Doa Sibila, duea de nuestra villa en 1383, fue la que construy, segn Lamberto Amat, el alczar -palacio en lo que era una ubicacin mili tar. Lo agradable del lugar y la falta de conflictos sociales y blicos debieron de influir en esta reina para que reali zara la obra y pasara algunas temporadas. S es cierto que esta seora mand realizar obras en el castillo, pues as consta en una concordia entre la reina y el Cad y alja mas de la villa, por la que se establecan las relaciones de los vasallos con su seora y se fi jaban las rentas que sta deba percibir. En el ltimo captulo de esta concordia se 54 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS lARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE estipulaba la obligacin de las aljamas de la villa de pro porcionar a la reina peones para las obras del castillo. 6 D. Juan Madrona, con las limitaciones correspondien tes, nos descubre con curiosidad intelectual la desbor dante vitalidad de los ociosos habitantes del Alczar en relacin a unas fi estas palaciegas importadas de Aragn. Mara Elena de Arizmendi, en su libro Danzas cortesanas y juglarescas, afirma que, en el siglo XI I, en Catalua fi gur una danza de moros y cristianos con motivo de los esponsales entre Ramn Berenguer IV, Conde de Barce lona, y Doa Petronila, Reina de Aragn, y que esta cos tumbre continu practicndose por parte de los sucesores con muchas frecuencia. No debemos despreciar la posibilidad de que este tipo de festejos fuera trasladado a la villa de Elda por afinidad con la plataforma inicial que fue Aragn. Tambin se puede pensar en que los contactos con esta regin fue ron espordicos y ocasionales pero las prcticas festivas pudieron estar vinculadas al Reino de Aragn. Adems, en aquella poca, los reyes tenan por costumbre llevar en su squito a danzantes y juglares en los largos despla zamientos o en las dilatadas estancias. Creemos necesario adoptar la identidad de reacciones ante la vida de una pequea poblacin, como era Elda a principios del siglo XVI I, con relacin a otros ncleos cer canos con los cuales se mantenan contactos de toda ndole. Es verdad que con frecuencia existan tensiones como consecuencia del desconocimiento de derechos legales y quiz por un orgullo trasnochado, sin embargo ese mismo orgullo les pudo llevar a competir en el palen que festero, por eso hemos buscado un cierto paralelismo con Petrel para poder avanzar con nuestra creencia en el proceso eldense. Sin embargo Villena y Elda estaban cordialmente uni das en distintos contextos -aparte del largo contencioso que existi por las aguas de la Fuente del Chopo-; estas poblaciones intercambiaban favores de cierta magnitud, adems de una convivencia festera que debemos desta car. . . ., pues vemos que en las cuentas del Ayunta miento de 1550 una de las partidas dice lo siguiente: Pago al Mayordomo por mandamiento y libramiento del Concejo tres mil maraveds que se gastaron en la comida que se suele dar a los clrigos, concejo y juglares que vinieron de Elda a la Fiesta de Nuestra Seora de las Vir tudes del mes de septiembre. No es que se tratara ya de los moros y cristianos, pero es indudable que, a mediados del siglo XVI, se celebrara ya en el Santuario la Fiesta en honor a la patrona de los villenenses con soldadesca y arcabucera y que a ella acudan juglares eldenses para entretener al pueblo con sus cantos, bailes, juegos y truhaneras, tan del gusto de las gentes sencillas. 7 Leyendo este curioso testimonio que nos facilita el conocimiento vivencial de los moradores de ambas villas, podemos l legar a la siguiente conclusin: si juglares eldenses acudan a Villena, puede ser una realidad hist rica que en Elda existiera las mismas expresiones y las mismas peculiaridades dentro de la coincidencia de la corriente festera. Nuestra villa tena instituida una compaa de armas - la que naci despus como soldadesca- en el ao 1609 cuando Felipe I I I orden la famosa expulsin de los Moriscos. Desconocemos si esta compaa tuvo que intervenir en algunas sublevaciones moriscas, como ocu rri en otros lugares de la provincia, aunque algunos escritos nos dicen que exista una buena convivencia. Lo que s est claro es que Elda recibi un serio varapalo econmico al tener que desprenderse de unas personas que .. .vivieron en paz y tranquilidad en el valle, conver tidos -formularia o fi elmente- al catolicismo, haciendo fructificar las tierras eldenses, creando industrias y sir viendo con su esfuerzo al progreso de la pequea patria en la que haban nacido y a la que amaban como tal.8 Vano empeo fue el realizado por el conde de Elda, D. Antonio Coloma, para intentar eludir la orden; al fi nal , no tuvo ms remedio que desprenderse de tan rentables sbditos. Los mismos que fueron escoltados por la solda desca hacia el puerto de Alicante. La primera noticia documental sobre estas compaas la encontr Hiplito Navarro en el Archivo Municipal de Petrel : En 1639 se habla de las Compaas de Elda y Petrel. En este mismo archivo aparece un acta fechada en diciembre de 1640, con motivo de hacer una fiesta (en Petrel) por haber nacido un hijo al Conde de Elda. Es necesario precisar que en dicha acta los correspondientes cronistas se limitaban a especificar la plvora adquirida y utilizada en este tipo de celebraciones. No se puede demostrar, ni definirse con rotundidad, pero analizando la situacin condal, de la cual Elda era cabeza, este privilegio pudo hacer que otra fi esta de las mismas caractersticas se celebrase en la villa eldense, con la correspondiente corrida de toros en la Plaza del Ayun LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA tamiento, los tpicos bailes y juegos, sin faltar los clsicos alardos de la soldadesca. Es notorio que el siglo XVI I I fue para Elda una afirma cin histrica relativa al proceso demogrfico -con todos los condicionamientos de la poca- por el fuerte aumento de la poblacin, que se duplic a fi nales de este siglo. Los casi dos mil habitantes que moraban en los ale daos del castillo a principios de este siglo, disfrutaban de unos buenos servicios sanitarios -Comadre de Parir, Far macia, Mdico y Cirujano-, al igual que los destinados a enseanza. La industria era deficitaria, al contrario que la famosa huerta, de la cual dependan la mayora de los eldenses y por supuesto el Concejo. Sus arcas tuvieron tristes descalabros cuando se inici en Espaa la Guerra de Sucesin. La instauracin de la monarqua borbnica, sus avatares bl icos y sociopolticos, por razones que no son preciso referir, fueron contraproducentes para la poblacin eldense. Al ser liberada Elda nuevamente, tuvo que someterse a la vejacin de pagar fuertes canti dades en concepto de donativo voluntario para que las tropas del Borbn no saquearan el pueblo y acabaran de arruinar lo poco que haba dejado el enemigo.9 El 23 de mayo de 1713 fue concedido a Elda el ttulo de Fidelsima por la bien probada lealtad al Rey y, como consecuencia, poder colocar en el escudo una flor de lis, distintivo que se mantiene en la actualidad, aunque durante la I I Repblica (1931-1939) los polticos abolie ron este recuerdo olvidando las penal idades que haba sufrido la comunidad eldense. En la Revista de Moros y Cristianos, publicada en Elda en 1965, aparece un pequeo comentario de un an nimo colaborador que escribe: Felipe Ven 1706 concede la flor de lis a su escudo de esta villa fidelsima. Desde entonces, Elda celebra sus tradicionales fiestas de Moros y Cristianos. Parece que el autor lo describe de un modo anecdtico, porque est debidamente demostrado el ao de la concesin del ttulo, y tal aseveracin puede dificul tar estudios ms amplios. De lo comentado en segundo lugar, puede derivarse algo negativo, porque no se puede demostrar documentalmente, incluso se sabe que durante este periodo se suprimi la Fiesta en Alcoy, donde exista una tradicin fuera de dudas. En Elda la sol dadesca comprenda la realidad originaria, que desempe aba una funcin de enorme transcendencia. En mayo de 1706, Felipe V mand una carta . ..en la que daba las gracias por su contribucin a la causa legtima que l representaba. Queda constancia de este acontecimiento para los sufridos vecinos de la villa por estos dos asientos del calvario que dicen a la letra: Mem dit dia (1 de mayo) pagu a francs Juan per kuatre lliures y mitgia cera cre maren les antorches presta a la vila pera les luminaries hiague por haver tengut carta de gracies de Sa Mag.d. Cern dit dia a Victoriano Rico por setze Iliures plvora dona pera els morterets es dispararen la nit que es reb la carta de gracies de Sa Mag.d.io Existe una crnica que parcialmente nos puede intere sar por el significado que el autor le concedi, y adems nos permite trazar una hiptesis relevante en la historia del festejo: Que en el ao 1747 al transitar por esta Vila una porcin de forzados, de leva, para el servicio militar, infestados de enfermeda des contagiosas, se contaminaron los vecinos y adoleciendo instantneamente sobre setenta con tal gravedad que cuasi todos se les administraron los Santos Sacramentos y murieron algunos, as como de los forzados, y hasta se extendi el mal por los pueblos comarcados: en tan azarosa y grandsima afliccin los hijos de Elda acudieron presuro sos la Virgen de la Salud, se invocaron con fe, suplicndola el remedio en pblicas y devotas rogativas, y al dia inmediato de la primera todos los enfermos estaban fuera de peligro, no muri ya ninguno, ni hubo ms enfermos. A consuelo tan eficaz y completo correspondieron los de Elda con sinceras y fervorosas acciones de gracias, dedicando a su gran Protectora un dia de funciones pblicas, entre ellas una solemne procesin... , Puede ser un testimonio muy subjetivo basado en una reaccin humana entendible y llena de religiosidad, pero nos facilita la posibilidad de pensar que en ese da de fun ciones pblicas, entre ellos una solemne procesin hubiera una sonora participacin de arcabuces, como era costumbre, para celebrar la misteriosa curacin de aque llas personas. Tambin es posible imaginar a muchos de aquellos futuros soldados participando espontneamente en estos actos. Existen muy pocos pueblos de nuestra zona que en el 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE siglo XVII I no tuvieran su propia soldadesca, cuya misin ya conocemos. En Elda exista una costumbre con una estructura socio -religiosa muy definida que se mantuvo durante muchas dcadas. Cuando sufran alguna plaga o epidemia, los eldenses solan organizar hasta dos proce siones diarias, bien para hacer rogativas, bien para agra decer a la Santsima Virgen de la Salud las pocas prdidas causadas. Tenemos un ejemplo muy significativo: el 9 de julio de 1756 los campos eldenses se llenaron de langos tas. Como era tradicional la imagen de la Patrona era lle vada hasta el altar de la ermita San Blas (ubicada en lo que fue la Fuente de los Burros), donde permaneci casi un mes -hasta el 7 de agosto-. Cuando los eldenses com probaron que esta plaga no haba creado mucho dao, lo celebraron con una solemne procesin donde no podan faltar los morteretes. A D. Francisco Galad Administrador de la plvora y por esse a Vicente Garca 6/L. por 18 libras de plvora que dio para los morteretes que se dispararon guando Ntra. Sra. se retornava de San Blas a la Iglesia en los tiempos guando se hizo procesin de gracias.12 Para conocer el proceso y las funciones de la solda desca debemos complementar esta evolucin con actua ciones documentadas, haciendo una relacin resumida de sus participaciones en actos destacados: En mayo de 1706 hubo disparos de morteretes por la noche como consecuencia del envo de una carta por parte del rey Felipe V premiando los esfuerzos y sufrimientos en la Guerra de Sucesin. El 8 de septiembre de 1707 una compaa de sol dados particip con sus arcabuces en la procesin de la Patrona, la Virgen de la Salud. El 23 de abril de 1709 se conmemor en Elda la ren dicin del castillo de Alicante con fi estas populares, misa de gracias y un Te Deum; en l volvieron a resonar los arcabuces con la intensidad acostum brada. Durante las Fiestas de septiembre de 1709 la solda desca gast treinta y ocho libras de plvora en los dos das que entonces duraban las patronales. El 7 de agosto de 1756 se efectu una solemne pro cesin de agradecimiento a la Virgen por los pocos daos causados en una plaga de langosta. A veces los pueblos han actuado con intensidad a la hora de mantener sus ritos y tradiciones, han gravitado alrededor de determinadas circunstancias para mantener sus apetencias y han intentado buscar el equilibrio nece sario para procurar no detener el rumbo histrico.Si durante todo el siglo XVII I se vinieron celebrando en Elda las Fiestas en honor a la Virgen -como nos dice Alberto Navarro-, partiendo de una teora lgica sobre la conti nuidad podemos admitir -sin olvidar la escasez de docu mentacin- que el servicio de la soldadesca pudo perdurar durante muchos aos, excepto aquellos que estuvo vigente la Cdula de Carlos I II . Incluso pudo suce der que algunos vecinos, por voluntad propia y con el correspondiente permiso, llevados por sus pasiones reli giosas, participaran en ella en algunos momentos, gracias a un Real Decreto de Felipe V (12 de julio de 1713) que conceda a los vecinos de Elda la licencia para tener en sus casas determinadas armas. En el siglo XVII I se celebraron en Elda fiestas por dis tintos motivos, muy vinculados a la actuacin de la sol 57 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA dadesca, que contribuy a dar mayor vistosidad a este tipo de acontecimientos. Por eso intentaremos ampliar las posibilidades, aunque choquemos con cimientos poco slidos, pero suficientemente razonables, para su posible estudio y publicacin. Vamos a relacionar las distintas fi estas en las que, haciendo las clsicas conjeturas, cree mos en la participacin de los arcabuceros, aunque siem pre con el interrogante lgico: 27 de junio de 1714. A la imagen del Cristo se le concedi el ttulo del Buen Suceso. 18 de enero de 1751. Tom posesin el nuevo Conde de Elda. 3 de septiembre de 1751. Se inaugur la portada de la Patrona en la Iglesia de Santa Ana. 7 de septiembre de 1755. La imagen de la Virgen de la Salud fue colocada en su nueva capilla. NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Recuerdos de Elda o las fi estas de mi pueblo. Tipografa de T. Minnesse de los Ros. 1899, pg. 13. (2) POVEDA NAVARRO, ANTONIO M. Urbanismo y demografa medieval en Elda. Envases Tendero. 1995, pg. 12. (3) POVEDA NAVARRO, ANTONIO M. Op. Cit. , pg.14. (4) NAVARRO PAVA, JOS. Episodios que conmemoran las fi estas de Moros y Cristianos. pg.128. (5) POVEDA NAVARRO, ANTONIO M. Op. Cit. , pg. 128. Ya hemos citado anteriormente que parte de la Fiesta es producto de una evolucin basada en la procesin patronal con funcin de soldadesca. A fi nales del siglo XVI I I en todas las poblaciones donde se celebraba la Fiesta de Moros y Cristianos, su denominacin era muy similar: funcin de soldadesca, soldadesca, funcin de la villa. Slo en Alcoy, donde la evolucin fue mayor, se titulaba Alarde de Moros y Cristianos (1778). Desgracia damente, no hemos encontrado la documentacin nece saria para poder especificar la denominacin que se daba a estos hombres armados con su arcabuz, pero pudo lla marse Una funcin con Alardo, como ocurra en algunos pueblos convecinos como Petrel , Biar, Ibi , Onil y otros, que celebraban las mismas Fiestas con sus respectivos patronos. (6) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Historia de Elda. Caja de Ahorros Provincial. 1981. Tomo I , pg.124. (7) SOLER GARCA, JOS MARA. Elda y Villena. Revista de Fiestas de Moros y Cristianos. Elda, 1980. (8) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit., pg. 184. (9) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , pg. 239. (10) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , p.p. 232-233. (11) AMAT SEMPERE, LAMBERTO. Elda. Universidad de Alicante y Ayuntamiento de Elda. 1983. p.p. 111-112. (12) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit., pg. 247. 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE CON 1 i f.efff. ef. 0,01 111. Irfr. Ni idee, ~no n 4in9 ****** 11.1.14-1,114 1101111144 I LOW f$0010 4/ fit , f1141.0/ f *V 1911,,P , rtf:f, 41,1g,f,x I TPO9LV t MADRID - tat T. Ignito/0A Da Loa ittla !macollo, In.. 19 LA FRUSTRACIN PROCESAL Y SUS ETAPAS Bien es verdad que dicen muchos de Elda, que esto nunca ha tenido lugar en la misma villa; as como no tie nen fundado origen porque en ella no hubo combate alguno con los moros.7 Resulta algo complicado trazar una lnea divisoria entre los siglos XVIII y XIX. En ese momento no se mani fest en Elda ninguna transformacin que viniera acom paada de una prosperidad industrial. La agricultura estaba perdiendo la riqueza que haba generado en po cas anteriores, al igual que la elaboracin del esparto. Esta industria, aunque mecanizada hidralicamente, no estaba dando los resultados apetecidos. Sera injusto afir mar que nuestra ciudad estuviera marcada por la pobreza y el desnimo; no era as, el panorama era dificultoso pero la villa funcionaba con algunas industrias papeleras que exportaban a diversos puntos de la regin; los servi cios sanitarios -un hospital- cubran todas las necesida des, dos escuelas, la Iglesia de Santa Ana, el convento de los P.P. Franciscanos y cinco ermitas de propiedad parti cular. La situacin poltica era funesta por el eterno deseo del poder. Las diferencias ideolgicas creaban situaciones infecundas y la tranquilidad pareca asentada en una estrella fugaz. Las posibilidades para buscar un bienestar comunitario se interrumpan constantemente, y por si esto era poco la Guerra de la Independencia oblig a los eldenses a vivir una de las pocas ms sombra de su his toria. El grupo rector de la poblacin eldense no pudo evitar la contribucin de varias quintas de hombres (con edades comprendidas entre 14 y 40 aos) para que tomaran parte en la lucha contra el invasor. Este proceso debilit a la villa de Elda, y se acentu cuando a los casi ochenta franceses se les hubo de suministrar vveres durante cinco meses. El primer tercio del siglo XIX, en que los desfases revo lucionarios se unan a la destruccin de la Guerra de la Independencia, vivi una poca que fren el desarrollo econmico espaol , porque, entre otras razones, se retras el deseado comienzo de la industrializacin y se perdi un pequeo imperio colonial que termin con la posibilidad de mantener viva una fi nanciacin externa. Lgicamente, Elda estaba condicionada a esta serie de factores y a muchos ms. Durante muchos aos nuestra 59 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA vil la estuvo anqui losada como consecuencia de las prdi das econmicas ocasionadas por la guerra contra los franceses. Existe un estudio de Alberto Navarro que nos permite evaluar de una forma exacta el coste que dicha situacin le supuso a Elda, que en aquel entonces contaba con unos cuatro mil habitantes y ochocientas viviendas. La industria agrcola estaba basada en el esparto, que era importado de Jumilla, Yecla, Villena y Salinas. La produc cin en el rea alimentaria -mol inos de harina y aceite era baja y su presupuesto municipal ascenda a 35.000 reales. A la industria del calzado le faltaban todava unos aos para iniciar su lenta andadura; Madoz, en su Dic cionario Geogrfico, Estadstico e Histrico (1846) no hace mencin ninguna sobre dicha industria, y tendra mos que avanzar hasta la ltima dcada del siglo XIX para encontrarnos con la verdadera transformacin de una poblacin dependiente del campo a una villa espe cialmente zapatera. Los dos sectores ms directamente atacados por la revolucin, iniciada en 1808, fueron la Iglesia y la nobleza, como consecuencia de la actuacin de las Cor tes, que l iquidaron las posibilidades de dominio social de estos estamentos privilegiados. La extincin del derecho a poner tasas a la totalidad de los espaoles fue suficiente para contribuir a la desaparicin de la Iglesia del antiguo rgimen, al igual que el decreto por el cual las rentas seoriales eran abolidas. Las fi estas perdan cierta legiti midad al no estar dentro del contexto catlico, y el gobierno municipal las obviaba oficialmente. Sin embargo, como comentamos anteriormente, cuando se trataba de manifestaciones dirigidas a celebrar aconteci mientos reales o de la nobleza, la preocupacin de los organizadores polticos de darle publicidad era especial mente importante. Precisamente, es con la llegada del liberal ismo en el siglo XIX cuando empiezan a aparecer las Fiestas de Moros y Cristianos en las Actas Municipa les de una forma masiva. As las primeras noticias de ellas en buen nmero de poblaciones, coinciden cronolgica mente con el trienio liberal (1820-1823) como es el caso de Petrel (1821), y con la llegada al poder del partido Liberal moderado en 1834 tras la muerte de Fernando VI I (1833) y la abolicin de la Inquisicin (1834).2 El clera del ao 1834 y la aplicacin del decreto de Mendizbal , un ao despus, incidi en la posible recu peracin eldense. La epidemia caus una larga l ista de vctimas, trastocando una realidad histrica que se estaba iniciando; principalmente limit un proceso capaz de enlazar formas de vida, ideas y avances. El 14 de octubre de 1835 apareci la inapelable suspensin de conventos espaoles. Esta desamortizacin, aparte de los efectos negativos que ya conocemos, perjudic a Elda en un alto nivel cultural . La numerosa biblioteca emigr a otros lugares desconocidos, al igual que ciertas obras de arte; pero lo ms lamentable fue la prdida de la excelente labor didctica que los frailes venan desarrollando desde mediados del siglo XVI I I , el Reverendo fray Antonio Tordera bajaba desde el Convento a la Ermita de San Antonio Abad a leer Gramtica. . . . Esta labor efectuada trajo como consecuencia un elevado nmero de personas que cursaron estudios superiores despus de haber estu diado en las aulas del Convento. La contrapartida de estas situaciones tan nefastas para Elda lleg con cierto optimismo en 1820. La abolicin de los seoros coincidi con la suspensin del abono de diezmos que anteriormente a esta fecha cobraba el Conde de Cervelln. Poco tiempo despus Elda recibi una doble inyeccin econmica cuando el Ministerio de Fomento suprimi las trabas para el trfico, comercio e industria segn Alberto Navarro, que comenta su impor tancia para el desarrollo eldense. Al morir el rey Fernando VII le sucedi su hija Isabel I I , una entronizacin que deriv en la Primera Guerra Car lista. La regente doa Mara Cristina, intentando aniqui lar a sus enemigos mand el alistamiento de la Milicia Nacional para salvaguardar las villas y ciudades de los ataques de los seguidores del infante don Carlos. En un principio se formaron en Elda dos compaas, y en mayo de 1834 . ..dos capitanes, siete ayudantes y subalternos, 8 sargentos, 2 tambores y 223 cabos y sol dados, que tenan como cuartel el abandonado con vento. . Como complemento, se crearon las Milicias Urbanas, con el fin de conseguir, por una parte, un mayor contingente humano, y por otra que las acciones de defensa tuvieran mejores posibilidades. Cuando cam bi el panorama poltico en Espaa, quienes dirigan esta Milicia abandonaron sus mandos y cedieron los cargos a los nuevos dirigentes. La Milicia Nacional estuvo implan tada en Elda hasta bien avanzada la mitad del siglo XIX, como lo testimonia un documento fechado en 1856 donde el entonces alcalde de la Vi l la, Jos Amat y Sem pere, hizo pblico un bando que especificaba la forma (,t 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS lARA EL ASENTANEENTO FESTERO ELDENSE cin de dicha Milicia y las personas que podan ingresar en este ncleo militar. Es muy posible que la soldadesca haya coexistido con la Milicia Urbana y que entre ambos elementos militares hubieran creado el germen festero. Nos encontramos con el problema de conocer cundo formaron esos grupos de ciudadanos los bandos moro y el cristiano. Creemos que la transformacin vino como consecuencia de la antigua costumbre, muy arraigada por toda la provincia alicantina, de formar entre algunos miembros del vecindario, generalmente soldados ya licenciados, una compaa encargada de disparar sus armas en determinados acontecimientos locales. A partir de aqu se fue desarrollando esta actividad hasta el momento preciso y para nosotros desconocido en que apareci esta compaa vestida de distinta manera de la habitual. Creemos que Elda fue de las poblaciones que ms tiempo tard en evolucionar hacia los moros y cristianos porque no estaba inmersa en la zona de Alcoy, Biar y Baeres, . . . , vi l las que tenan su correspondiente expe diente festero en el Consejo de Casti lla. Quiz nuestra ciudad se integr algo ms tarde que Petrel e iniciara la Fiesta alrededor del ao 1838. El primer documento que hemos encontrado que hace mencin de la Fiesta de Moros y Cristianos data del ao 1879; conociendo la anterioridad del festejo, cabe pensar que existira cierta motivacin poltica, derivada de alguna cdula especfica, que prohibiese determinados actos de la Fiesta. Podemos tambin pensar en la posibilidad de que existiera un enfrentamiento entre el clero y el municipio, y que cada uno celebrase por su cuenta la Fiesta de la Virgen de la Salud y la de San Antn. Alcoy tiene una estructura festera muy antigua, por que ha coincidido un elevado nmero de factores que han determinado un equilibrio que est fructificando en la actualidad. Los factores ms significativos son los siguientes: (1) En el siglo XVI I esta poblacin tena una economa muy saludable, capaz de utilizar sus recursos y convertirse en un villa dominante. (2) Tuvo un hecho histrico y tradicional entre moros y cristianos muy relevante, y ante todo verdico. (3) Como consecuencia del suceso citado anteriormente apareci San Jorge, el cual intervino en defensa de los alcoyanos como cuenta la tradicin. (4) Vicente Carbonell escribi su Clebre Cen turia en 1672, documento que se ha conver tido en el ms antiguo de la Fiesta, aparte de esos legajos encontrados en el Consejo de Castilla, que datan del ao 1785. Todas estas coincidencias no se dieron en Elda, si bien es cierto que algunos elementos bsicos se fueron desa rrollando cronolgicamente. Hoy pensamos que hubo un proceso paralelo al de otras poblaciones por el cual se adoptaron algunos elementos secundarios de la Fiesta, pero salvaguardando la idiosincrasia eldense. La historia de las ciudades nos suele ofrecer unos cam bios bruscos que podan alterar, de la noche a la maana, la estructura vital de una pequea comunidad, aunque esta opinin vaya en contra de lo escrito por Ortega y Gasset: La historia es perfecta continuidad. Tal y como hoy consideramos la Historia, sta puede entenderse como una real idad en evolucin, con esquemas distintos en sociedades diferentes; el proceso es cambiante y los historiadores lo sabemos porque en algunas ocasiones se perciben distintos estilos o ntimas preocupaciones. En 1837, un golpe de timn en la navegacin histrica eldense signific un cambio radical en las perturbadas aguas polticas, debido al ambiente que se haba creado por el incumpl imiento de las ms elementales normas sociales y econmicas. La comunidad eldense estaba llena de problemas vitales e injustificados; ante esta lamentable situacin, don Jos Amat y Amat, padre de nuestro historiador don Lamberto, lider una conspira cin que permiti un cambio radical. . ..desde 1833 hasta principios del 37, fue tambin contaminado este pueblo del desdi chado furor poltico con todas sus desagrada bles consecuencias en Mayo del ltimo ao, los hombres honrados, por fortuna en mucho numero, se reunieron, -lo recordamos bien y con placer- trataron del mal estado del vecin dario, de la fatal administracin pblica en todos sus ramos, de los rencorosos odios y disgustos continuos, y hasta del feo concepto que por tan deplorable perturbacin mereca a la capital y las poblaciones inmediatas (. ..) i LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA acordaron aislar completamente tres o cuatro genios levantiscos, que promovan y soste nan aquel estado de cosas (...),Inmediata mente se trocaron los buenos efectos de tan loable acuerdo, la noche de aquel mismo da cesaron los atropellos, apaleamientos, insul tos y graves disgustos.... 5 El caso es que Elda se convirti en muy poco tiempo en una villa tranquila donde los odios y las luchas internas desaparecieron, siendo un ejemplo para aquellos pueblos limtrofes que vivan sus peores momentos de agitacin poltica. Los cambios ms destacados fueron los siguien tes: (1) Muchos miembros de la burguesa comar cal se asentaron en Elda e invirtieron parte de sus fortunas en pequeos negocios, lo que repercuti en la pobre economa municipal. (2) Los componentes del Concejo iniciaron la reconstruccin del Pantano, que en aquella poca continuaba destruido por la riada de 1793. Acometieron esta tarea derribando la parte de presa que se mantena e iniciando una nueva. (3) A nivel cultural debemos comentar que hicieron una considerable modificacin en las viejsimas aulas, convirtindolas en lugares idneos para la enseanza. Recordemos que a estas escuelas asistieron personajes muy emblemticos para el pueblo eldense como D. Emilio Castelar. (4) Elda estuvo padeciendo graves problemas de agua potable durante algunos aos debido a que las conducciones estaban rotas o atora das. El nuevo Ayuntamiento restableci las tuberas y mantuvo un seguimiento para evi tar posibles roturas. (5) Los caminos que unan a Elda con Petrel y Monvar estaban deteriorados; en las pocas lluviosas se convertan en amplios barrizales que los haca intransitables. Las mejoras se realizaron rpidamente y esto benefici al pequeo comercio de la zona. Lamberto Amat no estuvo muy alejado del problema / 4 : Sur o ja lona.1 1 . 1 11A fli Iffutn... ,. i t f ..V. I .t... X :11 1. Y A 5. -1 4, *,- .- ,-,, 4 .- 1 -1 ,,,, h :4 -, 4. -,. . ,; , :: ,1.. fa, - , 1/t4 , 19., Ar ill 6.,.. --.-- c; kW 4 14 9 tv . . 1 1: - Ot` 49 / .:ae. I... di..., 71.9 1 :1 trr-f.A 4 AVA: 9 ;99 .41; 1 4 , ..... Y .14 -he e inicial ni de la transformacin que su padre y amigos hicieron en Elda, pero parece que se dej vencer por una devocin apasionada hacia su propia teora o hacia su propio padre. Est claro que don Lamberto estaba inte grado en esa reaccin humana y no podemos negar que las pasiones, instintos y emociones provocan la fuerza suficiente para que la balanza se incline hacia la accin; son las mltiples urgencias del vivir, que deca Snchez Albornoz. Podemos suscribir tal afirmacin otorgando a este instinto fi lial una veracidad histrica, adems de con siderar el suceso que nos transmite como motivo sufi ciente para generar un proceso festero, a la vez que trajo una actividad cuya existencia valoramos positivamente como una proyeccin del pasado. Estamos declarando la evidencia de una construccin histrica que contina dejando una huella clara y real. Creemos que esta situacin se puede emparentar 62 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA U. ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE directamente con el inicio de lo que es una verdadera Fiesta de Moros y Cristianos. Coincidi este proceso de bienestar con lo que des pus escribi don Emilio Castelar. Se unieron las creacio nes econmicas y festeras, haciendo partcipes a unos ciudadanos que debieron apasionarse en una manifesta cin necesaria de la naturaleza humana. Posean unas ra ces evidentes para iniciar la Fiesta: una soldadesca tradicional vinculada a todos los actos conmemorativos y una dinmica proyeccin festera de las poblaciones de alrededor. Motivos suficientes para iniciar un proceso his trico que no tuvo una feliz continuacin, pero que aos ms tarde se consolidara con su pecul iar estilo, hasta ser clasificado como uno de los ms importantes dentro de la comunidad festera nacional. Don Emilio Castelar naci en Cdiz (7 de septiembre de 1832) accidentalmente porque su padre Manuel tuvo fuertes desavenencias con los seguidores al icantinos de Fernando VI I , circunstancia que le obl ig a emigrar a dicha ciudad. Por motivos que no vamos a analizar, Cas telar lleg a Elda acompaando a su madre y hermana en 1836; aqu se instal en casa de unos famil iares. Don Emi lio fue un hombre de mltiples facetas, como se puede comprobar por la larga serie de testimonios que de l nos han llegado, pero quiz una de las ms destacadas la constituy su portentosa memoria. . . . . ,cuando vena a la tierra alicantina y la acompabamos en sus excursio nes por Sax, Elda y Petrel, asombraban los recuerdos de su infancia que su prodigiosa memoria le evocaba, refi rindolos con sus fechas, muy anteriores por cierto al 1839.6 Creemos que es preciso ahondar en esta virtud del tri buno, porque nos va a permitir trazar la imagen del pasado gracias a su memoria y observacin. Por eso hemos sucumbido a la tentacin de reflejar otro ejemplo, pero se ha de hacer una pequea introduccin para conocer mejor la cita del mdico sajeo. Una amistad ntima de los tos de don Emilio con una familia de Sax provoc que ste visitara en 1838 la ciudad y conociera las Fiestas de Moros y Cristianos. En esas fechas se inau guraron, despus de vencer una larga serie de obstcu los, unas fuentes de agua potable muy necesarias. El Sr. Herrero lo dej escrito de la siguiente manera. Comen zaron pues, a correr las fuentes, en las primeras horas de la maana del da 2 de febrero, y tal alegra produjo entre los vecinos, que dos de ellos se zambulleron en el piln de la que haba en la plaza, dndose un gran bao de placer. Castelar que presenciaba aquella escena, nos la repeta varias veces, citndonos hasta los nombres de los dos intrpidos sajeos, que pudieron pagar sus entusias mos acuticos con una pulmona. 7 Castelar al reflejar la historia festera eldense en su pequeo libro Recuerdos de Elda o las fiestas de mi pue blo, nos acerca a la teora de que la fi esta se inici en 1838, hiptesis que mantenemos con el natural subjeti vismo tan necesario para reafirmar nuestra idea. Enten demos que es una limitacin ms del mbito histrico eldense, del cual no poseemos ningn documento, salvo el de don Emilio: . .. Y no digo nada de los moros y cristia nos. La ilusin era completa. El tabernero de la esquina, el mojigato de la vecindad, el cristiano viejo sin un abuelo que oliare a hereje, el sacristn de amn, parecanos Muza o Tarik, grandes sultanes de serrallo, incapaces de tomar el torrezno y res pirar el vino as que vestan /os pantalones bombachos de seda amarilla, las fajas multi colores, las chaquetas bordadas de lentejue las, /os turbantes de gasa llenos de alharacas, las babuchas de tunecino tafilete. Una vez disfrazados de esta suerte, ni advertamos bajo el disfraz su propia condicin, ni adver tidos /os creamos, pues en la fuerza creadora de nuestra fantasa estaba el fingir, moros hechos y derechos, recin venidos de Mauri tania, conquistadores de Espaa, a /os cristia nos viejos que, por devocin al santo de la festividad, participaban con ardos infantil de aquella mojiganga. Los nuestros solan vestir, no como los caballeros de la Vega, cuyas esta tuas vemos bajo las bvedas de la catedral de Toledo, sino como petimetres del ltimo siglo; que mis paisanos como los pintores del Renacimiento, reparan poco en cualquier anacronismo. Nada de brocado, de malla, de cota, de capacete; el revs, calzn corto, zapato con argnteas hebillas, medias de seda, casacn antiguo, sombrero apuntado, distinguan a los catlicos de los mahometa nos. Pero en lo que ambos ejrcitos se con LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DF. ELDA fundan, era en el estruendo que armaban por cuarenta y ocho horas seguidas, centrando el uno contra el otro con mortal coraje. Dirase que estbamos en plena batalla, y no en sen cilla fiesta: tal sonaban los alcabuces, las des cargas, los caonazos, las bombas, las tracas, los morteretes, los petardos, las mil explosio nes de la plvora. El castillo de cartn pin tado, parecanos real y efectiva fortaleza, en cuyos muros los enemigos de nuestra religin opriman y vejaban a la patria. El embajador cristiano, que iba caballero en su alazn, pre cedido de heraldos y pajes, acompaado de pomposa comitiva, en requerimiento y demanda de la fortaleza, llevaba consigo nuestros votos, como si de real y no fingida embajada se tratase. El da primero de la fiesta, en que los moros ganaban la batalla, nos bamos tristes a nuestra casa, como si vol viramos del mismo Guadalete y nos encon trramos la iglesia profanada de los ulemas y ocupado el hogar por los guerreros, reducidos nosotros a las mazmorras y sealadas las mujeres al serrallo. Ms en el da siguiente, cuando en el humo rojizo de la plvora, el relampagueo de los fogonazos y de los tiros, el estruendo de las descargas y la gritera uni versal de los combatientes, trepaban los nues tros por las escalas y combatan cuerpo a cuerpo en las alcmenas, arrojando moros muertos por los adarbes, y persistiendo hasta poner la bandera espaola en la ms alta sima, el Te Deum que estallaba en nuestro pecho poda confundirse, por lo religioso y lo sincero, con el Te Deum inmortal de las Navas de Tolosa. Yo de m se decir que estudiando en aque lla sazn la historia patria, representbanse a mis ojos como en relieve los mapas de nues tras grandes batallas, y parecanme como de carne y hueso los opuestos ejrcitos. Sobre todo dibujbanse a mi vista los incidentes de las Navas. Vea, pues, los altos de Almuradiel pintados de flores por los primaverales meses; el inmenso ejrcito africano, cuyos alquiceles y alfanjes, movindose sobre el desierto, ase mejndolos a nubes atravesadas por rayos, el Emir de los creyentes, sentado bajo su tienda de riqusimos colores, circudo de sus negros encadenados, que ofrecan viviente muro a su seguridad y resguardo, puesta la mano en la empuadura de su sable, los pensamientos de su Alah; mientras de otro lado reverberando el sol de Andaluca en sus petos y en sus cas cos, la cruz al frente, los ejrcitos cristianos; el buen Lope da Haro en la vanguardia de sus fuertes montaeses, que parecan haber robado su vuelo a las guilas, segn se movan por los agrios riscos y bajo el peso de las graves armaduras; el rey don Alfonso VIII en el centro, asistido del arzobispo don Rodrigo, que peleaba y escriba, soldado e historiador, en aquellas hazaas; el rey don Pedro II de Aragn a un lado, y a otro lado el rey don Sancho el Fuerte de Navarra, ambos hericos capitaneando aquellas huestes, que haban vencido al infiel en cien batallas y reconquistado, con la reconquista del Pirineo los seguros eternos de la patria; las rdenes militares con sus hbitos y banderas y divisas de matices diversos; el horror de la batalla, a cuyos incidentes se libr la suerte de Europa; y la alegra de la victoria, cuando a la luz de los astros, despus de tantos prodigios esfuer zos, teniendo por templo el espacio inmenso, por altar las cordilleras, entonaron los nues tros un Te Deum que debi de resonar desde Covadonga hasta Granada, y conmover desde la vieja Asia hasta la desconocida Amrica, llamadas a llevar ms tarde el sello de la nacin inmortal que naciera en aquellos pi cos e inolvidables combates. Cunta fuerza tiene la tradicin !Cmo avasalla las voluntades y los entendimientos! Seis siglos hace que acabaron las guerras de rabes y espaoles en aquellas regiones inter medias entre Castilla, Valencia y Murcia, regiones fronterizas. Seis siglos hace que no ha vuelto a empearse ninguna accin ni haberse ningn encuentro. El infiel qued sometido primero, y despus, andando el tiempo, expulsado. Ni sus descendientes 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE pudieron tener un hogar donde l haba tenido un trono. Don Alfonso el Sabio que volva de tomar Sevilla, al lado de su padre San Fernando y Don Jaime el Conquistador, que acababa de quedarse aquellas tierras y las poblaron el da que se vieron frente a frente sus mutuas reconquistas, el uno de catalanes y de castellanos el otro. Desde entonces han corrido en quieta y pacfica posesin de aque llos territorios, sin ms dificultades que las corrientes as en todo estado feudal como en los comienzos y fundacin de las monarquas modernas. No queda, pues, ni un tomo del polvo de aquellos combates en el aire, ni un dejo del amargor de aquellos recuerdos en los labios; no obstante esto, las guerras se empe an todava en simulacros y pasan de genera cin en generacin como un sacratsimo legado, sobreviviendo a la muerte de las ideas y de las costumbres y de las instituciones en cuya virtud nacieron y duraron. Cmo puede ya extraarnos ninguno de estos grandes y perdurables pensamientos, que corren de tiempo en tiempo y de gente en gente con fuerza capaz de dar calor a muchas socieda des y vida a muchos siglos8 En la mayora de las poblaciones festeras que conoce mos, las fechas de la Fiesta siempre coinciden con las del patrn o patrona. Normalmente han tenido un especial significado por unos ciclos econmicos, generalmente agrarios, que condicionaban las fechas. En muchas ciu dades del centro de Espaa se celebran las fi estas en sep tiembre porque la recoleccin de cereales ya ha terminado en esa fecha. Algunos de estos ciclos de pro duccin han cambiado, pero las fechas se mantienen porque la Iglesia procur que las fi estas religiosas coinci dieran con las civiles tras dedicrselas a las vrgenes o a los santos. La villa de Elda mantena el sentimiento religioso hacia sus Patronos y a San Antonio Abad -ya se haba perdido la devocin a San Blas, tan intensa en siglos anteriores con la sensibilidad necesaria para distinguir las diferencias y captar las semejanzas. Este remoto y arraigado fervor se alcanzaba, sin duda, por la conviccin y confianza de recibir, cuando era necesario, el auxilio celestial . Esta diversidad de advocaciones no debi de resultar proble mtica, porque los eldenses venan celebrando sus fi estas dedicadas a San Antn a ltimos de enero. Me refiero a las Fiestas de Moros y Cristianos que se hacan en honor de San Antonio Abad, santo de gran raigambre en Elda desde muchos siglos atrs, tal vez desde la dominacin musulmana. 9 No es de extraar que la Iglesia, siguiendo el reflejo de otras poblaciones, hiciera coincidir esta fi esta civil con la que se vena celebrando desde haca muchos aos. Las tragedias histricas marcan las dificultades de un pueblo y crean un ambiente muy enrarecido, capaz de frenar cualquier acontecimiento popular por muy tradi cional que sea. La Fiesta eldense encontr por entonces un escollo tan significativo que trastoc su realidad his trica y la hizo sucumbir a los pocos aos de su iniciacin. Creemos que fue decisiva la accin militar de febrero de 1844 para cerrar la primera etapa festera que dur sola mente ocho aos. Lgicamente pensamos que ese mismo ao se celebr la Fiesta porque no existe funda mento slido que nos diga lo contrario. El 8 de noviembre de 1843 las Cortes proclamaron la mayora de edad a Isabel I I y automticamente Luis Gon zlez Bravo se hizo con el poder. Este poltico arremeti contra los liberales, lo que provoc una nueva serie de conspiraciones y pronunciamientos. Se prepar un alza miento general en las provincias de Alicante, Almera, Murcia y Albacete, y el encargado de sublevar la provin cia alicantina fue el Coronel de Caballera y Comandante de Carabineros, Pantalen Bon. Alcoy y Elda no se unie ron a este pronunciamiento, lo cual signific la llegada de dos compaas para someter a estas dos villas. Nues tra ciudad particip con todas sus posibilidades, inten tando frenar el posible ataque con la resistencia necesaria. Desde Elda y el 3 de febrero, Alejo Santilln, Intendiente de Rentas de la provincia de Alicante, comu nica a los Ayuntamientos convecinos que se ha visto pre cisado a salir de Alicante y, habiendo encontrado en este benemrito pueblo todo el apoyo necesario al curso de mis operaciones administrativas, me han constitudo en l con acuerdo de su decidido Ayuntamiento. . . Cuando Bon fue rechazado en Alcoy, se dirigi desde Ibi a Elda, donde le estaba esperando Juan Antonio Pardo, Comandante General de Murcia. Se encontraron el da 5 de febrero en los campos eldenses -las fuerzas atacantes emplazaron su artillera en una lnea que com LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA prenda desde Petrel hasta Santa Brbara-. La buena pre paracin tctica de Pardo fue determinante para alcanzar la victoria, y lo ms importante, para poner fi n al levan tamiento de Bone, que das despus fue fusilado en Ali cante. El pueblo eldense particip activamente en la lucha, tomndolo como una defensa del mismo y no como un incidente ms de las agitaciones polticas de aquellos tiempos. Todos los hombres que podan empu ar un arma acudieron al campo encuadrados en la Mili cia Nacional, y los que por su edad o achaques no podan participar en la accin acudieron a la Iglesia parroquial, donde descubiertas las imgenes veneradas de los Sant simos Patronos, impetraron el favor celestial con toda su f e. 11 Estos acontecimientos desencadenaron en la villa de Elda una agitacin que enturbi la tranqui l idad de los vecinos. Slo se oa el estruendo de las armas, numerosas partidas de gente armada recorran las calles en direccin al lugar de combate y los pocos eldenses que no partici paron se encerraron en sus casas o en la Iglesia de Santa Ana esperando el resultado de aquel suceso. La victoria fue aplastante y una vez ms el pueblo de Elda demostr una categora equivalente al sacrificio. El Alcalde don Jos Amat y Amat, que tambin era comandante de la Milicia Nacional , se neg a recibir ninguna recompensa y por tal motivo el Gobierno de Isabel I I concedi a Elda el ttulo de Leal, que se uni al de Fidelsima concedido por Felipe V. Podemos comprobar los inconvenientes que tuvieron que sufrir para despus ganar el derecho a disfrutar de una tradicin legtimamente adquirida. El trabajo festero se derrumb por completo y estamos seguros que inten taron revivir la Fiesta esforzndose al mximo, pero el destino malogr sus impulsos una vez ms, porque en 1855 el clera morbo invadi Elda. El clera morbo es una enfermedad epidmica en Europa -Pars enterr ms de 18.000 personas en 1832 que nos ha invadido ocasionalmente. R.Koch, en 1883, descubri que el agente productor era el vibrio, que evo luciona de forma aguda invadiendo el intestino a travs de las aguas contaminadas o con el simple contacto directo con enfermos. Crea una profunda deshidratacin motivada por los vmitos y diarreas, adems de los calambres en las piernas y los colapsos. Esta enfermedad hizo aumentar la mortalidad en Espaa durante el siglo XIX hasta unos niveles muy elevados (37,9 afectados por cada mil habitantes en el ao 1885). En este siglo la tasa de crecimiento espaola estaba muy por debajo del normal equilibrio natural y no se pudo realizar la misma revolucin demogrfica que ofre cieron algunos pases europeos como Francia, Alemania o Inglaterra, debido a la simultaneidad de altas tasas de natalidad y mortalidad, situacin que nunca permite una verdadera subida en el ndice demogrfico. A partir de 1859 en que disponemos de datos del movimiento de poblacin es patente que ambas curvas se mantiene separadas con la sola excepcin de 1885 en que la epi demia de clera produjo una mortalidad superior a la natalidad. 12 La villa de Elda sufri a lo largo del siglo pasado una serie de epidemias colricas. Lgicamente, estos factores determinaron el correspondiente dficit de crecimiento. Nuestra poblacin vivi los efectos de esta grave enfer medad en 1834, aunque parece que hubo muchas menos vctimas que en otras poblaciones de la provin cia... .aparecida en Orihuela el 16 de julio y en Alicante el 22 de agosto, siendo sta la primera vez -segn don Gonzalo Sempere- que esta enfermedad contagiosa haca su aparicin en Elda. La epidemia caus muchos estragos y en nuestro pueblo tambin hubo vctimas, aunque comparado con otras poblaciones -dice el citado Sempere- fue ms bien un rasgo de la divina misericor dia.n Fue un barco francs, en agosto de 1854, el que con tagi a la ciudad de Barcelona y propag la enfermedad por la ribera del Ter, desde donde pas a la regin levan tina para terminar invadiendo toda la pennsula. La epi demia comenz en el Indostn en 1842, alcanz Constantinopla en 1847 y a Vigo en noviembre de 1853. El foco de Galicia pudo ser dominado. Pero, en julio de 1854, la enfermedad se distribuy desde Barcelona a todo el litoral levantino. La epidemia acab en el mes de noviembre de 1856, registrndose las ltimas vctimas en Huelva. Segn el Ministerio de la Gobernacin, los inva didos haban ascendido a 829.189 y los muertos a 236.744, lo que nos dara una letal idad del 28 por 100. 14 Esta catstrofe produjo en Alicante 1.809 muertos, siendo la mayora nios y nias de corta edad, que al carecer de defensas suficientes fueron el grupo que ms sinti esta epidemia. Elda tuvo suerte, porque apenas la not, sin embargo al ao siguiente, exactamente el 5 de C1C 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE agosto, hizo su aparicin. Pocas casas eldenses escapa ron del sbito ataque. En la tarde del da 5 eran ya nume rosos los casos de enfermedad, aumentando en todo el da 6 y la maana del 7. Amanecieron ms de ochocien tos gravsimamente enfermos muriendo en cortos inter valos muchos. Este crecido nmero de contagiados en una poblacin de unos cuatro mil habitantes da fi el idea de la extensin e intensidad de la epidemia y lo terrible de la situacin para los eldenses. Este suceso debi ser muy problemtico por las defi ciencias econmicas y por la disminucin demogrfica. Si buscamos el paralelismo entre nuestra villa y la capital en estas circunstancias y relacionamos los estudios realiza dos en Alicante, llegamos a la conclusin de que el des pegue demogrfico tard ms aos de los previstos.El tanto por ciento de las hembras sobre los varones es de 158,92%, esto trae como consecuencia lgica la dismi nucin de la natalidad en los aos posteriores, hasta que el equilibrio vuelve a establecerse. A todo esto coadjuva el que la mayora de las hembras fallecidas estn dentro de las edades que se consideran frtiles.16 En muchos de sus trabajos histricos, Lamberto Amat supo aplicar un rigor casi cientfico con el fi n de dar a conocer un curso del pasado curiosamente enmarcado en el suceder eldense. No sera muy difcil citar muchos ejemplos probando la realidad que comentamos y aadir su colaboracin inteligente a la hora de transmitir esos mensajes que la Historia nos enva. Uno de ellos nos ha posibilitado conocer el desarrol lo de la Fiesta en 1877: Pero hay otra cosa; la impetuosa e inflexi ble ley del progreso humano se ha abierto paso, y la funcin se ha hecho grande, magn fica y esplendorosa. Sin dejar de realizarse la tradicional, tal como viene hacindose desde siglos, tiene efecto al mismo tiempo la de moros y cristianos en la cual se emplean tres das, que se pasan como una hora, deliciosa mente. Bien es verdad, que dicen muchos de Elda, que esto nunca ha tenido lugar en la misma villa; as como no tiene fundado origen, por que en ella no hubo combate alguno con los moros, puesto que stos huyeron al aproxi marse los valientes soldados del invicto rey D. Jaime el Conquistador, capitaneados por el denodado caballero Bernardo Amat; y que bien mirado dicho origen no es muy loable porque lo tuvo en una cuestin de disgusto de cierto maestro de msica con algunas perso nas de Sax, hace trece o catorce aos, y aquel para los que los de Elda no fueran a igual fun cin que en el otro pueblo se celebra con ver dadero fundamento histrico, invent y estableci la de aqu. Pero sea de esto lo que se quiera, que nos toca averiguarlo, lo efec tivo es que se practica con mucho lucimiento. Vistosas comparsas de moros y cristianos figurando entre estos las de catalanes, arago neses, romanos y marinos, con brillantes y cos tosos trajes apropiados a la poca que representan, los jefes, abanderados y pajecillos montados en briosos y muy bien enjaezados caballos y dos numerosas msicas hacen su entrada a /as diez de la maana del primer dia en la poblacin; por la tarde simulan en el alto de San Miguel la funcin de guerra en que quedan vencedores los moros; al anochecer y acompaando al reverendo clero trasladan al santo desde su ermita a la Iglesia; al siguiente dia asisten a la misa y panegrico de San Antn concluido le devuelven dicha ermita; a seguida paseo militar por las calles principales; en la tarde se repite el lance guerrero en que la definitiva victoria corona a las huestes cristia nas, y el ltimo dia la misa de gracia, a que concurren todos con sus uniformes y msicas; terminada eligen capitanes porta estandartes, embajadores, etc. .., para el ao inmediato; y despus pasean hasta el medio dia, sino es todo l, siempre alegres y bulliciosos. Sabido es, que en tres dias, particularmente los dos primeros, el lujo, el lucimiento, la grandeza de los festeros consiste en quien de aquellos ha hecho mas fuertes disparos de arcabuz, y dicho se est, que han tenido cons tantemente atronada la poblacin, como en continuo movimiento de las paredes, rotos no pocos cristales de puertas y ventanas, los oidos del prjimo doloridos, y muchsimas personas del sexo bello en perpetua excita cin nerviosa. LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Pero nada; los componentes, las comparsas tan llenos de satisfaccin muy animados y alegres, no slo por el elegante y brillantsimo papel que representan, sino que tambin por que sus capitanes les han obsequiado prdi gamente con las agradables pastas de distintos dulces y con los deliciosos y variados licores que aqu se confeccionan; y porque al fi n y al cabo, se han gastado algunos miles de reales, de sus propios bolsillos y nada deben a nadie. 17 Para determinar que esta segunda etapa se inici en 1864 poseemos tres documentos muy slidos: (1) Lamberto Amat en su artculo de El Gra duador refleja el suceso del msico a trece o catorce aos de su publicacin (1877) llevn donos a 1863 1864. El historiador debi ser testigo de aquel hecho y lo narr con toda objetividad. (2) En el Archivo Municipal de la Casa de Cul tura eldense existen unos documentos donde se especifica el pago de la plvora usada en 1864 (279 1/4 Kg.). Al investigar los dos aos anteriores se pudo comprobar que la cantidad era mucho menor (206 1/ 4 2 Kg.). La diferencia de algo ms de setenta kilogramos nos apro xima al gasto de plvora durante la Fiesta. (3) Constituye un elemento significativo que el Ayuntamiento de Elda pagara en 1864 los servicios de una banda de msica, cuando la villa contaba con una propia. Este pago de ser vicios continu durante algunos aos. Volviendo a la crnica de Lamberto Amat, resulta muy curioso el motivo que origin la reanudacin de la Fiesta. Lgicamente queremos destacar la singularidad del hecho, pues es revelador el ambiente de enfrentamientos populares y la valiente postura del maestro de msica. Posiblemente, don Juan Bautista Garca, natural de Alcoy (ciudad de gran tradicin en la Fiesta), que fue director de la Banda de Msica de Elda desde 1858 hasta su fallecimiento en 1879.1 8 No es de extraar que este alcoyano tuviera, entre otras cualidades, una muy arrai gada: la vocacin festera, que, unida al problema con la Comisin de Fiestas de Sax, provoc una nueva configu racin consistente en aprovechar la festividad de San Antonio Abad para mantener la tradicin e intentar que los eldenses desarrollaran su propia Fiesta y no tuvieran que desplazarse hasta el pueblo vecino. Generacin tras generacin se han celebrado en Elda unas Fiestas populares en honor a San Antn, ms ldi cas que las dedicadas a los Santos Patronos por estar lle nas de actos donde la participacin y la diversin era masiva. Estas fiestas han perdido en la actualidad sus antiguas conexiones (slo se celebran las cucaas) por que han sido eclipsadas por la Fiesta de Moros y Cristia nos. La mentalidad eldense no estara muy ligada al mundo de los valores tradicionales, ya que se permiti, an mantenindose esta fi esta, que los desfiles y los estri dentes arcabuces se impusieran, sin dificultad alguna, sobre unas fiestas ancestrales y muy vinculadas a la poblacin. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la industria del calzado fue tan atractiva que aument considerable mente su capacidad de produccin y el descenso en otras actividades fue espectacular. Dentro de este traspaso laboral se puede incluir el empleo femenino y el infantil. Este rpido desarrollo se manifest en la tradicin de las industrias auxiliares, la ms importante de las cuales fue la fbrica de hormas de Isidro Aguado. Pero lo que result ms significativo es que Lamberto Amat desco nociera este proceso industrial, y en su historia de Elda no hiciera ni un slo apunte al respecto. Coincidimos a este respecto con Valero Escandell: Aunque las viviendas de los zapateros se distribuan por toda la villa (habitaban 6S 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE en, al menos, 29 calles), la mayor concentracin apareca en la calle del Castillo y la Plaza de Arriba, entre la que fuera residencia condal y la Iglesia, casi como un smbolo de un nacimiento en una sociedad seorial decadente.19 Durante esta poca, la villa de Elda empezaba a consi derarse a nivel provincial como una poblacin fcilmente comparable con otras poblaciones eminentemente indus triales; sin embargo, careca de algunos servicios, como una comandancia de la Guardia Civil; slo tena un redu cido grupo de guardias municipales, aunque cuando era necesario se desplazaban desde Petrel para aumentar el nmero de agentes y poder hacer frente a cualquier alte racin del orden pblico. Lgicamente, cuando Elda cele brara sus Fiestas de Moros y Cristianos, los encargados de vigilar eran las fuerzas destinadas en Petrel. Espero merecer de la atencin de V.se sirva disponer lo necesario para que la fuerza de su digno mando se persone en esta Villa el da 16 del corriente a las ocho de la maana con objeto de conservar el orden de las fiestas intituladas de moros y cristianos que en obse quio de S.Antonio Abad se han de celebrar desde el expresado da 19 del actual. Dios G.Elda 13 de enero 1879.SrComandante del Puesto de la Guardia Civil Petrel.0 Si examinamos el prrafo anterior, observaremos ense guida la palabra intituladas. Con objeto de ahondar en su identificacin lgica, hay que trasladarse a la Orden de Carlos I I I -ya comentada- que prohiba el uso de fuegos y disparos. Estamos convencidos que tan singular expre sin es un contraste de denominacin que se mantena por inercia desde muchos aos atrs; este proceder era habitual entre los escribanos a los que les resultaba ms cmodo copiar los textos anteriores sin preocuparse de recoger la informacin necesaria para real izar la modifi cacin pertinente. Una prueba de este relativo mecanismo viene dada en el escrito por el cual el Ayuntamiento comunica al Gober nador Provincial la celebracin de la Fiesta de Moros y Cristianos. Hay que destacar que ambos documentos estn fechados el mismo da, mes y ao. En los das 16, 17 y 18 del actual siguiendo la costumbre establecida de otros aos tendr efecto en esta Villa la fiesta de Moros y Cristianos dedicada a S.Antonio Abad con tiros de arcabuz. Y lo comunico a V.E.para su conocimiento y efectos que estime conveniente. Dios.G.Elda 13 enero 1879.Sr.Gobernador Civil de la provincia de Alicante. 21 Faltando una dcada para fi nalizar el siglo XIX, empe zaron a denominarse como en la actual idad. Esta varia cin coincide con la expansin o recuperacin festera en la provincia, y permiti establecer y clarificar unas fi estas que continan dando unos progresivos beneficios socia les. Sin embargo, en Elda la capacidad de compromiso y la integracin plena en la Fiesta no estaban en una buena predisposicin de garantizar su continuidad. Un inapela ble destino histrico, lleno de escollos y tropezones, rom pi una tradicin en pleno desarrollo y una etapa donde haba prevalecido la identidad festera. Aunque no resulta fci l la constatacin de este hecho, la Fiesta estaba en decadencia en el ltimo tercio del siglo XIX. Quiz esa no fuera la sensacin que se tena, pero si anal izamos la situacin poltica espaola, los desequili brios econmicos y un sistema sanitario incapaz de frenar las epidemias que asolaban nuestra comarca, es lgico pensar que cualquier imprevisto pudo constituir un obs tculo para el proceso festero. En la Revista de Moros y Cristianos del ao 1949, don V. Coronel nos relata algo inesperado ocurrido en el siglo pasado mientras se estaba celebrando una Embajada: Un sangriento suceso ocurri en una de aquellas Embajadas, en las postrimeras del siglo pasado. Mi seor padre, don Francisco Coronel era el Embajador Moro; y el Cris tiano, don Francisco La liga. Y sucedi, que cuando este se encontraba enardecido de coraje, contestando al Embajador de las huestes mahometanas, son un disparo, y un desgarrador iiayH, se escap del pecho del cristiano embajador. Y fue que en la esquina frente al Ayunta miento, exista una casita de planta baja, que serva de albergue al Alcaide de las Crceles del partido, situadas, entonces, en la Plaza de Abajo. Y desde la porchada de su casa que LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA dominaba dicha plaza un sacerdote de mente extraviada en tendido por (Macanas), dispar sobre el Embajador cristiano, dicindole: ah va eso, Colorao!! Y la cara del embajador se vi acribillada de perdigones. Resulta difcil determinar si este suceso fue el culpable de la desaparicin de la Fiesta, aunque se debe buscar un paralelismo donde podamos establecer una cierta preci sin con el ao 1886, la ltima fecha de una poca decli nante que los eldenses debieron encajar con las mejores formas. Cabe sospechar que a partir de ese momento algunos poderes locales seran contrarios a permitir la repeticin de estos sucesos y excluyeron del mapa festivo una realidad que ha tardado casi sesenta aos en iniciar una consolidacin con las posibilidades hoy conocidas. La industria eldense estaba iniciando una gran evolu cin, como ya hemos comentado; el esparto haba dado paso al calzado y ste, en 1885, se haba convertido en la primera actividad laboral de la villa. Pero una enfermedad epidmica vino a crear unas circunstancias lamentables para esta evolucin industrial que alegraba a los casi 4.500 de habitantes eldenses. El clera morbo apareci en el verano de 1885 convirtindose, probablemente, en la ms contundente epidemia que se haya conocido. La Constitucin de 1812 cedi y confi a los Ayuntamientos los aspectos asistenciales y, la Ley de Beneficencia de 1822 aplic las nuevas ordenanzas. En ellas se obligaba a tener tres tipos de establecimientos: casas de socorro, maternidad y hospitales. Cuando Elda sufri esta cats trofe contaba slo con el Hospital Provincial de San Fran cisco, que cubra todo lo aparentemente necesario. Como se ve un pueblo en lo sanitario, afortunado, tanto para los pobres, que encontraban asistencia mdica gra tuita, como para los pudientes que tenan donde elegir en las consultas particulares... 22 Sin embargo, Elda no estaba en condiciones para solu cionar problemas epidmicos. El 30 de junio de 1885, segn D. Federico Maestre Linares, alcalde de la pobla cin, apareci esta enfermedad que afect mortalmente a 465 eldenses, aunque en una relacin que l mismo confeccion slo aparecen 333. La primera vctima -siempre con los datos del alcalde- fue Dolores Lpez Vera, de 29 aos de edad, casada, que muri el 6 de julio. La siguieron otras personas de todas las edades, aunque los ms afectados fueron los nios, en total 84 de ambos sexos. Aparte de la lista del Sr. Maestre, hemos consultado otras y pudimos comprobar que existen muy pocas diferencias entre ellas. Por ejemplo, en la del Regis tro Civil aparece el 5 de julio una defuncin sospechosa. Este hecho es lgico, ya que no se poda hacer oficial, y alarmar en consecuencia a la poblacin, hasta no tener una seguridad plena. De cualquier forma, el nmero exacto de fallecimientos es muy difcil de conocer, porque algunas de las vctimas no figuraban en los libros de defunciones parroquiales al no profesar la fe catlica, y tambin porque las listas estn, con toda seguridad, engrosadas por personas que fallecieron debido a otras enfermedades distintas del clera morbo. Este tipo de epidemias desbordaban a los facultativos y a todas aquellas personas que colaboraban voluntaria mente para evitar el contagio....cada vez que mora algn enfermo se quitaba la silla que se acostumbraba a poner en la puerta de la calle, para que los mdicos entrasen. As con la silla quitada, se aguardaba el tiempo suficiente para comprobar que la muerte se haba produ cido efectivamente y entonces se volva a poner la silla para que se llevasen el cadver. 23 7/ 0 (2 e / Sobre este tema, Valero Escandell tiene publicado en la revista Alborada del ao 1982 un trabajo titulado Elda, 1885-1912: las ltimas epidemias donde nos dice: ...hubo muertos en el casco urbano y en las partidas rurales (incluso hay casos de gente muerta de clera en las partidas que procedan por huda de calles del centro de la poblacin), en las calles con predominio de propie tarios rurales y en las de mayora de jornaleros (...) Las calles donde residan las clases ms pudientes -como son 70 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE Nueva, Castelar (San Roque), Coln y Esperanza (Maura)- tienen al igual que el campo mortalidades intermedias. El hecho de que la mayora fueran jornaleros nos lleva a pensar irremediablemente que unos meses despus (en enero de 1886) la poblacin eldense no estara muy pre parada para celebrar la Fiesta, ya que estas personas seran las que ms contribuiran al proceso festero, aque llas que galvanizaran la tradicin e mantendran la reali dad popular. Las clases pudientes no participaban, aunque tampoco se oponan a la Fiesta, si bien algunos de ellos (Lambed Amat) cumpla su papel como cronista y gracias a l hemos tenido un amplio acceso a la Fiesta del pasado siglo. Por todo lo anteriormente expuesto estamos convencidos de que la Fiesta eldense se pudo celebrar en 1884 y 1885, pero al ao siguiente las dificul NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) AMAT SEMPERE, LAMBERTO. Peridico El Graduador. Alicante. 23 de enero de 1877. (2) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Instituto de Cultura Juan Gil Albert. 1989, pg. 87. (3) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Historia de Elda. Caja de Ahorros Provincial 1981, Tomo I , pg. 218. (4) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit., pg. 297. (5) AMAT SEMPERE, LAMBERTO. Elda. Universidad de Alicante y Ayuntamiento de Elda. 1983, p.p. 239-240. (6) HERRERO OCHOA, BERNARDO. Castelar su infancia y su ltimo ao de vida. 1914, pg. 50. (7) HERRERO OCHOA, BERNARDO. Op. Cit., pg. 51. (8) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Recuerdos de Elda o las fi estas de mi pueblo. Tipografa de T. Minnesse de los ros. 1899, p.p. 10-11-12-13-14 -15. (9) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , pg. 303. (10) RAMOS, VICENTE. Crnica de la Provincia de Alicante. Excma. Diputacin Provincial de Alicante. 1979, p.p. 282-283. (11) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , pg. 309. tades justificaran su desaparicin. Se perdi potenciabili dad econmica y demogrfica, motivos ms que suficien tes para vislumbrar un trgico parn de larga duracin. sta es, por tanto, la explicacin ms coherente, aun que no podemos olvidar otra motivacin que estuvo pre sente en Elda durante muchos aos: las crisis polticas. Elda, como otras poblaciones, fue muy sensible a los pro blemas polticos, agitaciones sociales e incidentes revolu cionarios que proliferaron en Espaa. Como haba una industrializacin escasa, no exista una masa ingente de obreros que causara los problemas revolucionarios susci tados en otras localidades. En Elda el problema estaba en la continua lucha por el poder; lucha que dur algunas dcadas. Esta situacin sera el complemento a la epide mia de clera morbo para que la perspectiva festera no tuviera el clima propicio para renacer. (12) ARTOLA, MIGUEL. La burguesa revolucionaria (1808-1874). Alianza Edito rial. 1973, pg. 64. (13) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , pg. 255. (14) NADAL, JORDI. La poblacin espaola (siglos XVI a XX) Ediciones Ariel. 1976, pg. 154. (15) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , pg. 317. (16) FONS GONSLBEZ, SALVADOR. Breve resea sobre el clera morbo asitico de 1854 en la ciudad de Alicante. Revista Alborada. Elda 1981. (17) AMAT SEMPERE, LAMBERTO. Peridico El Graduador. Alicante. 23 Enero 1877. (18) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Elda, 1877. Fiestas de Moros y Cristianos. Semanario Valle de Elda 28 de Mayo de 1960. (19) VALERO ESCANDELL, JOS RAMN. Elda 1832-1980. Industria del calzado y transformacin social. Instituto de Cultura Juan Gil Albert. Ayuntamiento de Elda. 1992, pg. 22. (20) Archivo Municipal de Elda. Casa de Cultura. (21) Archivo Municipal de Elda. Casa de Cultura. (22) FILLOL MARTNEZ, VICENTE. Elda hace cien aos. 1884. Club de Campo de Elda. p.p. 123-124. (23) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit., pg. 346. 71 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA ESTIMACIONES A LA EXPRESIN FESTERA DEL SIGLO XIX Complcenos sobremanera que los pueblos se diviertan y solacen honradamente y bien; como suele decirse; y que Elda lo hace a las mil maravillas no hay que dudarlo. La Fiesta de Moros y Cristianos que se celebraba en el siglo XIX refleja la forma de ser y de sentir de aquellos eldenses que se identificaron rpidamente con la cons tante festera. Esta Fiesta pona de manifiesto las relacio nes humanas, sociales y econmicas de esta villa, al igual que el arte, los ritos y las inhibiciones. La lectura festera del siglo pasado supone tambin un claro reflejo de los conflictos econmicos y culturales, as como un mundo de valores que evolucion hacia distintos estamentos sociales. La Fiesta eldense cumpli su funcin social, no slo a nivel individual, sino como comunidad. Pero el pueblo encontr la forma de expresin ms viable para proyec tar su alma. Incluso su estructura bsica se fue modifi cando al incorporarse algunos actos extrados de sus propias races que concedieron su propia forma, como dice Mansanet Ribes. Desde este punto de vista cada Fiesta es lo que su pueblo quiere que sea. La herencia cultural que nos han transmitido consiste en unos valores concretos y el armazn, casi sin diferen cias, que tenemos en la actualidad. Nuestros antepasados conservaron el ritual con muy pocas transformaciones porque la posicin econmica no era boyante, y al anali zar todo el contexto festero debemos ser indulgentes con el momento que les toc vivir. Entendemos que muchos festeros daran rienda suelta a sus instintos para poder realizar algo que desde el plano de espectador les era casi inaccesible, aunque indudablemente existiran compo nentes de las distintas comparsas que antepondran su posicin de buen festero a su carcter individual. Castelar nos introduce en la Fiesta con un rigor met dico y estricto, conjugando lo vital con lo cultural, sin desdear algunas facetas donde es preciso adentrarse para la explicacin de ciertos aspectos que hemos here dado. Es notoria la comparacin que hace sobre la carne de cerdo y las bebidas alcohlicas prohibidas para los musulmanes, pero vinculadas estrechamente a la dieta espaola (tal vez sea sta la lucha multisecular contra el moro). sta fue tambin la doctrina que imperaba con 72 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA FI ASENTAIVIIENTO FESTERO ELDENSE plenitud en la conciencia tradicional, lo que visto desde una perspectiva actual puede parecer algo humillante. Lo que Castelar capt con precisin fue el vestuario. Sus ojos, envueltos en la real idad, buscaron lo ms vin culante: los disfraces. l mantiene el paralelismo, sin velos ni fronteras, entre carnaval y moros y cristianos. Una vez disfrazados de esta suerte, ni advertamos bajo el disfraz su propia condicin. Eso s, don Emilio supo aprovechar su propia fantasa -como nos imaginamos que haran los participantes del festejo- para fortalecer el relato, sabiendo que esta real idad era una apariencia, pero mati zando el esfuerzo de aquellos eldenses que atestiguaban la autenticidad y garantizaban el crdito de ese sistema festero. Estamos seguros que era una postura proyectiva y a la vez defensiva, deseoso de afirmar los cimientos aventureros de su mente. Nos describe algunas peculiaridades que todava hoy se mantienen: los pantalones bombachos de seda, las chaquetas bordadas y los turbantes. Estas lgicas crea ciones nos aproximan a unos mecanismos ya conocidos en otras poblaciones, pero somos conscientes de algunas variaciones concebidas para dar a la Fiesta un cariz ms eldense, aunque se buscaran semejanzas con otras poblaciones ocasionales siempre respetando la tradicin y practicando las costumbres heredadas de sus antepa sados. Entendemos que Castelar abanderara al triunfador; l se senta cristiano y destacaba a los suyos, lo que equi vale a mantener el mecanismo tantas veces sealado. Saba perfectamente que la decadencia vital y cultural del Islam en Espaa precedi al hecho de que se sintiera con mayor fuerza nuestra cristiandad, porque era ms seductor lo europeo que la atraccin de lo islmico, y precedi tambin el nacimiento de una corriente cultu ral que l leg a castellanizar hasta el ltimo eslabn rabe. Recalca nuestro tribuno la importancia del vnculo Fiesta -Patrn, adems de destacar unos sentimientos que florecan por instinto o devocin, pero que acreditaban unas expresiones religiosas reforzadas por la tradicin y la costumbre de venerar a San Antn, constituida como una fuerza histrica de enorme eficacia desde la poca medieval . No queremos ahondar en esta concepcin, que atribuye las posturas enfrentadas entre islmicos y cris tianos; sin embargo, resulta fci l alegar, por los numero sos testimonios documentales que nos han llegado, la capacidad de aquellos eldenses en fi ar su destino a la voluntad del Santo, en el que se confiaba para salir de cualquier aprieto. Comprendemos claramente la venera cin que siempre ha presidido la presencia del Santo, y es normal porque, a principios del siglo XIX, la espiritualidad reinante determinaba los das grandes de la Fiesta. Bien es verdad que los eldenses se haban adaptado a las tpi cas costumbres de or misa frecuentemente, de rezar el ngelus y el rezo al anochecer, y de festejar las grandes fechas de la Iglesia Catlica (como el Corpus) con proce siones de marcado carcter barroco. Los trajes cristianos no deban de ser muy inspirados, o tal vez resulte que a don Emilio le hubiera gustado otro atuendo que recordase ms el tpico traje medieval. Nada de brocado, de malla, de cotas. .. Por supuesto, no justi fi c su ilusin, sino ms bien el pesimismo por una cierta degradacin del vestuario..., calzn corto, zapatos con argnteas hebillas. .. . De lo que no se poda prescindir era de la plvora. Cualquier persona que se propusiera examinar este tema tendra ante l un amplsimo estudio, aun si se ciese al mbito de la Comunidad Valenciana. No vamos a descu brir la intensidad con la que se vive esta faceta festera. Nuestros antepasados mantuvieron este ritual, que ha llegado hasta nosotros con una fuerza imparable, logrando que estos actos sean elementos bsicos e indis pensables de la Fiesta. La trama blica se inspiraba en una lnea central , cris talizada en la embajada, pero necesitaba desarrollarse en torno a un castillo, como ubicacin lgica para fortalecer la conciencia colectiva. A este edificio hay que otorgarle la creciente influencia que posee en las poblaciones con tradicin festera, porque usaban este singular elemento con apasionamiento. No creemos que sea aventurado decir que los eldenses del pasado siglo importaron for mas que otros haban transmitido previamente. El casti llo, protagonista importante del alardo y de la embajada, deba ser algo sencillo. . . .de cartn pintado, pero ofre cera una imagen de slida fortaleza a semejanza de otros ncleos festeros, porque era normal encargar a un arte sano conocido en la provincia la construccin del castillo, cuyo modelo se repeta, al igual que ocurra con el arma zn de la Mahoma (. . .) hay que aadir que se debe tam bin al to Pepe el Surdo, el castillo de Fiestas de Biar, pues esta vi l la se lo encarg idntico al que terminaba de construir para Bocairente.2 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA El primer castillo eldense debi de inaugurarse el mismo ao del inicio de la Fiesta, y su utilizacin, presu miblemente, abarcara toda esta etapa. Lo que no indica Castelar es el lugar donde lo instalaban. Si nos remitimos a la costumbre y al artculo de Lamberto Amat, se man tena su ubicacin en el Altico de San Miguel, un lugar muy idneo para esta celebracin. Sabemos que para el alardo eran importantes e imprescindibles los arcabuces y mosquetes, armas muy usadas y que no nos han llegado hasta hoy. Sin embargo, oralmente nos han confirmado, como recuerdo de la niez, la existencia de una larga espada que haba sido usada en la poca que nos ocupa. Hablando de armas, no podemos olvidar los caones. Pluralizamos el trmino porque era muy normal en este proceso festero el uso de dos piezas, que eran situadas en lugares elevados a la espera de una determinada seal -generalmente un toque de corneta- para iniciar el simulacro. Queremos recordar que en algunas poblaciones estos caones se han empleado hasta bien entrada la dcada de los cin cuenta, aunque cambiando su ubicacin, ya que su transporte para este acto deba de resultar muy inc modo. Teniendo esto en cuenta, algunas comparsas han optado por introducirlo en los desfiles de una manera simblica. Esta primera Fiesta tena una duracin de dos das, y su contenido estaba lleno de resonancias tradicionales dentro de un marco provincial en el cual su proyeccin no desfiguraba el ambiente festero. Vamos a intentar, con la dificultad correspondiente, recomponer lo que pudo ser el programa de actos, buscando un equilibrio con las diversas formas dominantes de las villas de alrededor donde la Fiesta haba conseguido su mayora de edad. El primer da, por la maana, tena lugar una gran diana, despus de una misa de accin de gracias. A con tinuacin se trasladaba al Santo desde la Iglesia de Santa Ana a su ermita, acto aderezado con el disparo de un cas tillo de fuegos. Por la tarde se realizada un simulacro donde los moros ganaban la batalla y a continuacin el primer desfile. Nos imaginamos la total participacin de la comunidad festera. Al da siguiente, iniciara la banda de msica su tpica diana, y por la tarde el ltimo desfile antes de volver al Altico de San Miguel para celebrar la batalla simblica, en la que resultaban fi nalmente gana doras las huestes cristianas, entre el gran estruendo de los arcabuces y mosquetes, acto que fi nalizaba cuando los vencedores plantaban su bandera en la parte ms alta del castillo. El ltimo acto deba de ser la congregacin de todos los festeros en la Iglesia de Santa Ana para dar gra cias por haber recibido la proteccin divina y concluir con los bailes de rigor. No descartamos la posibilidad de la existencia de un elemento muy caracterstico de Elda y que en aquella poca estaba muy de moda: la elevacin de globos. . . .resulta que durante el segundo tercio del siglo XIX siempre fi guraron en sus fi estas dianas, retretas, corda das, elevaciones de aerostatos y el aparecer una pintura con la efigie del patrn en el castillo de fuego. De donde cabe concluir que por lo menos desde 1860, todos estos elementos se hicieron imprescindibles en las fi estas de Bocairente, habindose perdido nicamente el elevar globos hacia 1960.3 Es una idea muy plausible, ya que -4 2. ORGENES, ETAPAS Y I ENTATIVAS PARA 11 ASENTAMIENTO FESTERO E1DENSE esta tradicin ha existido durante muchos aos en Elda y, adems la hemos encontrado en numerosos escritos de historiadores muy fi ables. En la representacin de la conquista del castillo, don Emil io nos detalla la esplendorosa comitiva que portaba el embajador cristiano, circunstancia perfectamente armonizada capaz de trasladar a todos aquellos asistentes hasta la Edad Media, cuando el combate no era un deporte ni un placer. Los heraldos y pajes son una con secuencia demostrativa del poder y la fuerza del vence dor, encaminada a dar al acto la profundidad necesaria para no desvirtuar este elemento tan decisivo para la Fiesta. El estilo festero de los pueblos no ha sufrido muchos cambios significativos en cortos espacios de tiempo, ni tampoco unas transformaciones radicales que hayan influido en las mentes de los organizadores para prescin dir de algunos elementos. Sin embargo, en un largo reco rrido, aparecen circunstancias impensables e impre visibles que dan unos resultados capaces de producir la desaparicin de las asociaciones festeras; nos estamos refiriendo a las comparsas que, por ser un mundo com plejo y multiforme donde se enlazan muchas coinciden cias, necesitan un buen funcionamiento. Por eso podemos sospechar que no habra grandes diferencias entre la etapa que nos transmite Castelar y la citada por Lamberto Amat en cuanto a las comparsas se refiere. Pasamos ahora a analizar este momento. No sabemos si fue el azar, una vena sentimental o la multicentenaria influencia histrica lo que determin la creacin de varias comparsas cristianas (catalanes, ara goneses, romanos y marineros) y una sola comparsa mora. As estaba el panorama festero eldense en 1877, aunque parece que aos despus el bando cristiano se increment con una nueva comparsa llamada los Gari baldinos. El testimonio de algunos ancianos recogido para otros trabajos morocristianescos me dio a conocer la existencia de una comparsa muy propia del siglo XIX agi tado por la luchas italianas de LUnit: los Garibaldinos. Estos llevaban uniforme con faldones a modo de frac y un birrete con plumas como distintivo simi lar al caracte rsitico de Garibaldi. Sin embargo en la relacin de com parsas cristianas dada por Amat no figura. Una explicacin posible de esta ausencia puede ser de que Amat escribi en 1877 y por tanto bien pudo constituirse aquella comparsa despus de esta fecha. Dos bandas de msica -una por cada bando- ameni zaban unos desfiles donde la mujer era la gran ausente, ya no tomaba parte presencial en esta manifestacin fes tera, quiz por la rigidez influyente de otras poblaciones cercanas -la abanderada en Petrel no apareci hasta 1905- que mantenan detallados argumentos para prohi bir su participacin en aquellos desfiles. Para conocer las diferentes facetas y buscar un parale l ismo con la Fiesta actual creemos que es necesario ela borar un programa festero. DA 17 DE ENERO (San Antn) MAANA: A las diez se iniciaba el primer desfile de la Fiesta. TARDE: Celebracin de la guerrilla en el Altico de San Miguel, quedando ganador el bando moro. NOCHE: Solemne procesin por el traslado de San Antn desde su ermita a la Iglesia de Santa Ana. DA 18 MAANA: Solemne misa y panegrico de San Antn. Traslado del Santo a su ermita. Segundo desfile por las calles principales. TARDE: Previamente a la victoria cristiana se cele braba nuevamente la guerri lla. DA 19 MAANA: Misa de accin de gracias en la Iglesia de Santa Ana. Eleccin y nombramientos de capitanes, portaestandartes y embajadores para el siguiente ao. Con este acto se daba por final izada la Fiesta de Moros y Cristianos a nivel oficial, pero los festeros . ..se pasaban el da entero luciendo el uniforme por las calles y plazas de la villa, contentos y satisfechos no slo por el esplendor dado a las fiestas, sino porque sus capitanes les haban obsequiado largamente con pastas, madalenas, rollicos de ans, toas y con las inagotables cantidades de licores de gran calidad que Elda produca entonces.5 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA D. Juan Rico y Amat, escritor eldense de proyeccin nacional , testigo participativo del Madrid romntico, autor de comedias con trasfondo poltico, fue tambin poeta y pudo crear una embajada para Alcoy con la cali dad suficiente para que otros pueblos la aceptaran. Es interesante indicar que la embajada que se declamaba, precediendo al asalto de la fortaleza, era la misma que se deca en Alcoy, Petrel y otros lugares, algo modificada, y que era original de un notable escritor y poeta eledense decimonnico, don Juan Rico y Amat, que lo escribi para las fi estas de Alcoy durante su mandato como Jefe Poltico en aquel distrito de 1847 a 1849. 6 Existen indi cios suficientes para dudar de la autora de Rico y Amat con relacin al parlamento alcoyano. Hemos criticado profusamente la falta de testimonios donde poder indagar para trazar una imagen del pasado. A veces nos ha inquietado y angustiado, porque la reconstruccin de la tradicin es una serie de hechos que nos descubre lo anterior para estudiar el presente. Afor tunadamente existen unas individualidades que captaron con dignidad la aventura de los historiadores y la necesi dad de incrementar el patrimonio festero, por eso guar daron celosamente un pendn y una bandera. El primero es de raso blanco, con rico bordado, y tiene en el centro la imagen del Patrn. La bandera es de pao granate y en el centro geomtrico, y dentro de dos alfanjes borda dos, aparece un ao: 1883. Estamos seguros de que si hubiera continuado la Fiesta conoceramos con exactitud la fecha en que fueron con feccionados y su primer acto pblico. En El Alminar, sede de la Junta Central, estn ambos testimonios, porque anteriormente dos familias eldenses se encargaron de conservarlos; gracias a ellas sabemos que el pendn o bandera cristiana .. .fue enarbolada por ltima vez por don Rafael Laliga Gorgues, el cual dej escrita una magnfica y pica embajada digna de ser reci tada en nuestras fi estas por sus mritos poticos y feste ros. La segunda lo fue por don Germn Gras Galiano, de cuyo descendientes obtuvimos la confirmacin de que aquel ao bordado en la bandera 1888 (sic) fue el ltimo en que se celebraron fi estas de Moros y Cristianos en Elda y en el siglo XIX.7 Hay que destacar las fi guras del capitn y del portaes tandarte, que son la conexin con pocas anteriores. El capitn mandaba la soldadesca y el alfrez portaba la bandera en la que generalmente figuraba bordada la imagen del Patrn. Durante el siglo XIX, los eldenses pudieron ver al capitn del bando cristiano llevar el pen dn de San Antn en la procesin, y al capitn del bando moro llevando la bandera. Era un privilegio slo para un nmero muy reducido de personas, debido a las aporta ciones econmicas que deban realizar, y si en Elda se practicaba esa costumbre tan generalizada de que los capitanes fi nanciaran la plvora consumida por los feste ros, el nmero de privilegiados debi de ser muy redu cido. Desconocemos la existencia de los capitanes mayores, uno por cada bando, aunque en muchos luga res gravitaba el peso de la Fiesta sobre un solo capitn que se encargaba de constituir y organizar, e incluso fi nanciar los gastos correspondientes. En Elda los capitanes de ambos bandos se acompaa ban de una rodela, cargo que normalmente desempe aba una nia con la misin simblica de ngel tutelar. En nuestra villa este personaje destac por ser un cargo con cierta importancia y muy vistoso, aunque esta prc tica se perdi cuando se reanud la Fiesta. Lo que no podemos precisar es la existencia de otra fi gura, en este caso masculina: los rodeleros. stos eran los encargados de usar espada y rodela cuando el simulacro de la lucha se realizaba cuerpo a cuerpo, misin que no deba ser muy cmoda para las rodelas. La fi nanciacin de la Fiesta en el siglo XIX es una gran incgnita; desconocemos los presupuestos, el sistema de cobros y quin o quines se hacan cargo de los gastos. Si continuamos el paralelismo con otras poblaciones, acen tuaremos nuestra duda, y por tanto las dificultades, ya 76 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE que haba tres formas distintas de fi nanciacin: (a) La voluntariedad de un Capitn Mayor para hacer frente a todos los gastos, aunque le ayudasen otros con pequeas aportaciones. (b) Las autoridades y los capitanes recorran toda la villa pidiendo donativos y limosnas para la Fiesta a cam bio de unas estampas con la imagen del Patrn. (c) Cada festero pagaba la parte de gastos que le corresponda descontndosela de la cuota semanal o anual que previamente haba abonado. El primer apartado puede estar ms lejos de la realidad eldense debido a la gran diferencia en nmero de com parsas de uno y otro bando, a no ser que gozasen de esas pequeas donaciones a que nos hemos referido. En cuanto al punto segundo, queremos precisar que no vemos posible la aplicacin de esta forma tan singular; de haber sido as Lamberto Amat hubiera podido reflejar su participacin, como hizo en otro tipo de aspectos en los cuales su contribucin fue muy destacable. El ltimo sis tema de fi nanciacin es el que nos parece ms viable por muchas razones, siendo la ms slida que el espritu fes tero eldense del siglo pasado estaba acostumbrado al esfuerzo comunitario, esfuerzo que tuvo oportunidades frecuentes de demostrar. Como el clero estaba mezclado activamente en la vida pblica eldense, nos imaginamos que participara a un destacado nivel organizando lo referente a San Antn. En cuanto al Ayuntamiento, y en determinados momen tos, era el encargado de facilitar la plvora y las dos ban das de msica, gastos que cargaba al presupuesto de las fi estas en general, segn se desprende de distintos docu mentos que as lo acreditan. Es indudable que una Fiesta como la de Moros y Cris tianos tiene un carcter popular, y en consecuencia nece sita un conjunto de requisitos para llevarse a cabo. Muchas veces hay baches difcilmente soslayables que interfieren en el largo camino haciendo que el recorrido dificulte la pureza y que se desemboque en un problema de notable gravedad. Nos estamos refiriendo a los ana cronismos existentes en aquella poca y que en la actua lidad se siguen manteniendo. Es un problema completamente generalizado y muy difcil de resolver porque se ha incrustado en la estructura de tal manera que los nuevos aspectos de la Fiesta nacen ya con dema siadas incongruencias. Tenemos por ejemplo la construc cin festera de Alcoy, donde se mantiene cierta impureza en este aspecto. El anacronismo es por naturaleza una cuestin de ignorancia y desinters por la realidad hist rica, y se explica por diversas razones. Las fiestas son netamente populares, y el pueblo las ha creado y las mantiene; durante los tres ltimos siglos, en que se for maron y desarrollaron, el pueblo tena un nivel cultural bajsimo y muchos de nuestros antepasados eran poco menos que analfabetos. 8 En Elda se not la influencia de la poltica, que deter minaba la vida cotidiana, y se cedi ante unos hechos que les eran completamente ajenos. Pensemos en los Garibal dinos -vestidos de levita con faldones y cubiertos de un bicornio- de tendencia italiana, y en la mayora de las comparsas cristianas. Pero quiz lo ms representativo sea que esta accin pasada haya influido drsticamente en una poca ms reciente, y que los mismos motivos que originaron estos anacronismos generaron los dems. Ninguna tarea como el tema anacrnico tiene unani midad en su concepcin. La sensibilidad de algunos estu diosos, que desean engrandecer con teoras su devocin a la Fiesta, les empuja a pugnar por demostrar unas jus tificaciones vlidas que defienden con una vehemencia suficientemente impulsiva como para pensar en realizar un anlisis ms profundo, capaz de afianzar la conexin y que constituya una aproximacin suficientemente beneficiosa para nuestro festejo. Sin embargo, estos anacronismos no slo se pueden justificar sino que ade ms son perfectamente coherentes con el sentido real de las comparsas. Ellos es debido a que, en realidad, las comparsas no representan a guerreros, sino a grupos sociales que no tenan por qu participar necesariamente en las contiendas blicas. 9 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Las costumbres y tradiciones han tenido que recorrer un largo camino con alternancias y adaptaciones. Algu nos prstamos de otras poblaciones no han modificado el proceso festero eldense, pero nos han obligado a meditar sobre los contactos indirectos que se han producido. Hay casos de injertos muy frecuentes durante el siglo XIX como consecuencia de la fecundidad de otras comunida des. Nuestra oposicin se dirige a la dcada de los cua renta, momento crucial para haber buscado una pureza NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) AMAT SEMPERE, LAMBERTO. Peridico El Graduador. Alicante. 23 de enero de 1877. (2) VA SILVESTRE, FRANCISCO. Bocairente : Fiesta de Moros y Cristianos en honor a San Blas. (s.XIX-XX). I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cris tianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I , pg. 636. (3) VA SILVESTRE, FRANCISCO. Op. Cit., pg. 626. (4) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Elda 1877. Fiestas de Moros y Cristianos. Peridico Valle de Elda. 28 de mayo de 1960. (5) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Historia de Elda. Caja de Ahorros Provincial. 1981, Tomo, pg. 337. que hubiera determinado un planteamiento ms acorde con la realidad eldense capaz de crear unos elementos propios por encima de tendencias y actitudes postizas. Pudo suceder algo distinto, sin embargo; estamos con vencidos de que aquellas personas buscaron con senti mientos delicados lo mejor, por eso estamos obligados -si no sera una injusticia- a valorar su trabajo entraable en funcin de sus rasgos temperamentales, destacando su ardua dedicacin. (6) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit. , pg. 336. (7) NAVARRO PASTOR, ALBERTO, Op. Cit. , pg. 337. (8) DOMENECH LLORENS, SALVADOR. El problema de los anacronismos feste ros. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial 1976, Tomo I , p.p. 250-251. (9) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Instituto de Cultura Juan Gil Albert. 1989, pg. 144. 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE ocupando la Sagrada Ctedra el neo.. Se grado LIcenclano D. Vicente Hernndez Cura Prroco de Petrel A la entrada al Santo, en la Pm roqule disparara una bonita TRACA BLANCA Ala., 12 de la mana. Voltea de Campanas, salvas de drfilleria Y pasacalliipor la dulzaina Alas .1 de le tarde y en la Plaza ele lo. Antonio se celebrarn loe TIPIC.48 CUCAAS on la tradicional Cuerda del Pollo A 7 se quema. La segunda Hoguera honor al SANTO Alas 9 del. noche y en la mencionada Plaza de Jos Antonio se celebrarn Isa TIPICA/ DANZA! iendu cOe acto amenizado por la DDL AINA, invitando a todasae senoras y se mit. acudan a esto acto con el Clsico Mantn de Manila torgdoelose premlos a las mejores utavla Terminado eista acto y corno final de fiaseae se disparar un bonito y grandioso 1111010 de fuegos iffilltlalee Obra del bonosee pirotcnico senos 500. TESINAS. Elda 20 de Enero de 4944. LA COMISION eme s-alaa ( PROGRAMA) Ile 21 Domingo) Al amanecer de este sila, p.m. SAL VAS DE ARTE -LEIDA y collar uenenel da nempones elarAn a conocer al vecindario ol principio de asta tradicional fi esta. Se guidamente si Dulsaineeo don Francisco Sanchae recorrer las calles de la pc. binen. locandel I IDEA. A elles de le nena+ a por lu carretera ds de Novel barn su ENTRADA las die tintas Colmen de Mem y Iyhtlany acompaados cada una da ellas, poroso RANDA DE MUSIC, para ale [gime a la Casa Ayuntamiento para hacer nti tlyentt11 050160 a las Autorldades. Seguidanoeule desIllarin por las principales calles de la Ciudad. A tan 12 Volteo general de campanas y Pasacalle por el Dulzaina., por toda la poblareno. A las tres de la larde y en la ameras. de Petrel se celebrarn las Tradicionales Carreras de Cabellos y Pedestres otorgndose aloe corredores adems de los premien de costundere, lo siguiente: Primera carrera de CADALLOS al vencedor 50 PESETAS, Segunda Id da id. al vencedor 25 PESETAS Tercera Id. de Id. al vencedor 25 PESIsTAS qw471,cle% 1~4 cyaz eludatic4 Wa celdnah Tal enlose!. Ins carreras desde In CASA nVUNTAMIENTO salol oen loo Autodidadese Civiles, 51111121 es, 00 (0.40100 ele! devi ene... Cuan.. ola Feestos e invitaeltes nue acuenpanadeox de les Comparsas con ntIn rOntlattlYna Alitnicas se tlielgirihrt ni VIOSPLO 1,11110Q0I0L ale e trashedar anlige. morada In tillagell ole SAN AN TONI Alia. rereenritonelo Los railes tic avalan.. y elurneIte er . r.oraldee se elis pararen ele CORE PES VOLFIDORES Ins1:0111,111 . Sti, COri n11101101 1,.t.rt 1 . littrn /ISII ole reernoldielelas y est... osos ALCAELLES. A In nnlitin dal San. del Templo Parro. qui. n lu Ilt.guttn u In Plima tIn Sun Aneen set diseuermonn colosales Tracas Blancas L1.0 CW1111111 del Saneo se quemara la Tradicional Hoguera Dia 24 lUnes1 Al COMO Vi fil noterim, volt. ganara] dee .mpanas, sale. ole artillorn y Dia. par In Dulzaino. A 1.9 oneduonn Aulorlelatles. tendal. de 11.easyl. neencionaelnaemlelvdeselesde la Caes Ayuntamiento sederigeran a le casa de EL TIO LAIILIC.OS donde catar depo M Indo el SANTO pene en.lemne PEONE SION, cren el CLERO y CRUZ ALZADA se dirigir. al Templo Parroquia]. recorrien do las callos siguientes: Independencia, Generul Son.1 orlo, GENERAS-ISM FRAN. CO. Mole, Acampo de Llano sl TESINA, PAREOQUIAL, donde se cuntnra u. So. lemositisa en honor;, Sun . Ratkonit. LAS VICISITUDES DEL RETORNO ( 1 944 -1 97 0 ) Pero vamos a iniciar nuestro peregrinaje de reporte ros grficos de esta fi esta de Moros y Cristianos de Elda desde su reiniciacin, all por el ao 1944, y podamos enterarnos sin ms disquisiciones cmo celebra nuestro pueblo una histrica efemrides,7 Lgicamente, en estos primeros aos (1944-50) la Fiesta resultaba poco espectacular y las celebraciones eran eminentemente limitadas; ms tarde se acrecenta ron con inclinaciones y tendencias que contribuyeron a hacerlas perdurables. Aqu naci el afianzamiento de la tradicin, adoptando, otra vez, la bipolaridad cvico -reli giosa que, centrada en una envolvente ordenacin, inici un alumbramiento de misas mayores y procesiones con el complemento de las comparsas. Durante toda la segunda mitad de la dcada de los cuarenta los condicio nantes sociales, polticos y econmicos marcaron esta poca festera, que incluso intent buscar su propio desarrollo dejando a un lado cualquier posible elemento forneo. Creemos que las fuerzas de aquellos hombres para luchar contra bastantes inconvenientes estuvo basada en el deseo de reavivar una tradicin y poner en prctica la pasin ldica y el frvido entusiasmo a San Antn. Man tuvieron sus mentes fras para trabajar con cautela, deci sivo sentido y prudente juicio con el fi n de acomodar la poca a la Fiesta. No modificaron ni la esencia ni los valo res del siglo anterior, conservaron lo necesario para des pus poder evolucionar y transformar algunos aspectos de acuerdo con las circunstancias. Muy pocas soluciones pudieron dar a ciertas fuerzas negativas que haban recibido de sus antepasados, aun que no carecieron de unas pautas firmes y necesarias para no distanciarse de la realidad. Si aplicamos la teora de que cada pueblo es soberano en sus ideales festeros, implicaremos directamente a las asociaciones festeras y a su organizacin porque obraron en base a unos principios previamente establecidos, y no abusaron de su frentica actividad, sino que reflexionaron pausadamente con el fin de llevar a la Fiesta a una continua superacin. Naci dentro de una estructura y un conjunto reglado y hubo un elevado nmero de involucrados que trataron de organizar el festejo, contrastando con la tradicin y mar cando una lnea valenciana. 79 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DF. ELDA La Fiesta eldense era un poco como la economa espa ola: autrquica; una situacin caracterizada por las limi taciones derivadas de la Guerra Civil. No slo influyeron los aspectos econmicos, sino tambin los condicionan tes derivados de la dictadura franquista. Una oligarqua control el poder poltico, y se vivieron unos procesos muy i lustrativos. Las revistas de la Fiesta se presentaban con fotografas del general Franco y de otros altos cargos polticos de la provincia acompaando a la imagen de San Antn. El nacional -catolicismo, ideologa determi nante, se perciba de diferentes maneras en este recin nacido proceso festero. A fi nales de los cincuenta se empez a notar una leg tima ascensin y unos claros antecedentes de lo que sera la Fiesta en los aos sesenta y setenta. Tal situacin naci por la aparicin del desarrollismo. El crecimiento econ mico de Elda se iba consolidando y se estaba iniciando un nuevo impulso gracias al cual el sector industrial , dedi cado fundamentalmente al calzado, absorba mucha mano de obra procedente de otros sectores. Simultnea mente y de una forma casi inmediata comenzaba a pro ducirse una inmigracin. Se adoptaron medidas de contratacin ms baratas y se incorpor a la industria de Elda a personas provenientes de lugares menos industria lizados como La Mancha y Andaluca, unas regiones que se haban convertido en una gran reserva de mano de obra de todo el pas. Los inmigrantes se sometieron a duras jornadas de trabajo y se insertaron en las costum bres eldenses, principalmente en la Fiesta de Moros y Cristianos. La carrera hacia el ascenso econmico ofreca pocas dificultades y se pudo comprobar el nacimiento de una Fiesta desarrollista que propici la relacin entre Fiesta y espectculo; similar comportamiento apareci en determinadas comunidades de la provincia alicantina, favorecidas por una industria en alza. A todo lo largo de la primera mitad de los sesenta, la Fiesta eldense, en su aspecto estructural , se fue acer cando a su consolidacin. Se increment el nmero de socios por comparsa y el vestuario exhibido reflejaba las distintas clases sociales. Tambin ocurri algo inevitable que motiv una cierta masificacin: los hijos de los pri meros inmigrantes, que durante algunos aos vivieron los usos y costumbres tradicionales propias, se incorpora ron, con un buen comportamiento comunitario, al calen dario festero. Todas estas circunstancias hay que relacionarlas con el extraordinario proceso de desarrollo eldense. El despegue industrial y el correspondiente cre cimiento de la economa permiti la creacin de una estructura funcional que a continuacin pasamos a refle jar (hemos elegido aquellas que nos han parecido ms significativas) como ejemplo de un positivo contexto eco nmico. AO 1960 Entrega de 129 viviendas en el barrio de la Virgen de la Cabeza. La buena coyuntura econmica favorece el elevado nivel alcanzado por las Fallas. En junio se erigieron diez monumentos. El 6 de septiembre se inaugur la primera Feria Nacio nal del Calzado e Industrias Afines y el I Certamen Pro vincial del Calzado. Ambos certmenes se ubicaron en el Grupo Escolar Padre Manjn. AO 1961 Celebracin de la I I Feria Nacional del Calzado. En octubre naci FICIA (Feria Internacional del Cal zado e Industrias Afines) gracias a una disposicin del Ministerio de Comercio. AO 1962 En febrero se entregaron las llaves de la primera fase del barrio de San Francisco de Sales. A fi nales de mayo el Club Deportivo Eldense ascendi a la Segunda Divisin Nacional . Del 1 al 9 de septiembre se celebr la primera Feria Internacional del Calzado. Entr en funcionamiento el Grupo Escolar Virgen de la Salud con una capacidad para unos 500 alumnos. La Banda de Msica Santa Cecilia, que estaba a punto de desaparecer, renaci gracias a D. Jos Estruch. AO 1963 Colocacin de la primera piedra del Colegio de las Hermanas Carmelitas. Se inici el curso escolar en el nuevo colegio de la Sagrada Familia, construido por un Patronato privado. En octubre se inaugur un nuevo cine, llamado Gloria, que haca el nmero nueve de los existentes en la ciu dad. El 17 de noviembre se cre en Elda una nueva parro quia: la de San Jos Obrero. 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS lARA EL AO 1964 Inauguracin oficial del nuevo estadio Municipal. La V edicin de la Feria Internacional del Calzado se celebr en el nuevo edificio. AO 1965 Entrega de nuevas viviendas por la Cooperativa de San Francisco de Sales. Inici su andadura el CEPEX (Centro Promotor de Exportacin), organizacin encargada de abrir nuevos mercados internacionales. Se estaba construyendo el nuevo Ambulatorio de la Seguridad Social, y se aprob el proyecto para la edi fi cacin de 1240 viviendas en el Polgono Almafr. Creacin de un Juzgado de Instruccin y Primera Ins tancia y el correspondiente partido judicial que com prenda, adems de Elda, Petrel , Pinoso, Salinas, Alguea y Monvar. La Fiesta tuvo una conexin muy estrecha y fue para lela a todos estos acontecimientos A fi nales del siglo pasado, los Moros y Cristianos desa parecieron, pero la Fiesta de San Antn, con tanta rai gambre en Elda, continu invariablemente su dinamismo y todava es una muestra imborrable de que el Patrn sigue viviendo en los corazones festeros. Esta realidad motiv la aparicin en 1939 de la Mayordoma de San Antn, como institucin encargada de organizar las acti vidades religiosas en honor al Santo. Fijaron unas reglas que eran conocidas y aceptadas por la comunidad y, naturalmente, debemos de valorar la evolucin de la Mayordoma, conscientes de la entrega de aquellos eldenses que hicieron posible la creacin de una base lo suficientemente estable, la misma que hoy disfrutamos. Muchas veces resulta imposible no vincularse a deter minados detalles e introducirse con frecuencia en la aventura de buscar la respuesta en una iniciativa o en una experiencia. La nica versin conocida sobre los motivos que provocaron el resurgir de la Fiesta nos la descubre Juan Deltell y Elisa Antn: As pues, en 1934 concurrieron una serie de factores determinantes y una sencilla anc dota fue el detonante. Las fiestas del ao 1943 se celebraban segn el guin de actos habitual que programaba la Mayordoma. Uno de estos actos, sin duda muy esperados, ENTAMIENTO FESTERO &DENSE era la hoguera que se prenda en la Plaza del Ayuntamiento y que serva tanto para calen tarse como bailar alrededor. La banda de msica nunca faltaba y las ganas de divertirse y bailar eran seguras. Ese ao, en medio del baile, se present Jos Mara Martnez Fran cs -Pepito Platanero, para mejor enten dernos- vestido con un traje de Contra bandista que le haba dejado un amigo de Villena. Es fcil imaginar la sorpresa por un lado y la envidia por otro. Fue una especie de travesura pero que tuvo unas consecuencias posteriores importantes. El Platanero bail en torno a la hoguera con una joven, conocida ahora por la Yaya, y mientras se deslizaba al L son del pasodoble creca el deseo de formar comparsas y organizar unas fiestas de Moros y Cristianos. Los comentarios y los proyectos se fueron ampliando en diversos corrillos; en asociacio nes recreativas, deportivas, a travs de grupos de amigos se fue gestando y ampliando este deseo. 2 No rechazamos esta posibilidad puesto que encaja en ese contexto impetuoso y emotivo tan caracterstico de los eldenses en los cuarenta. Sin embargo, el deseo fes tero se empez a forjar muchos aos antes: a comienzos del siglo XX. El hecho de que los ms afamados fabrican tes de calzado colaboraran estrechamente para la cele bracin, en septiembre de 1904, del Tercer Centenario de la llegada a Elda de las imgenes de los Santos Patro nos, hizo reaccionar a festeros supervivientes de la etapa anterior, los mismos que intentaron resucitar esta Fiesta tan compleja, llena de una riqueza popular que pudo ser viable si no hubieran existido algunas desigualdades sociales que, iniciadas en el siglo anterior, todava perdu raban en Elda. Este testimonio oral del que participamos al lector puede tener los requisitos necesarios para incluirlo como preciso en la historia festera eldense, aun que adolece de unos cimientos poco slidos por la subje tividad y apasionamiento con que fue narrado. Lo cierto y verdad es que en enero de 1944 asom por las calles de Elda un desfile, no oficial, que brind una buena apoyatura a las ambiciones y a la esperanza de unos eldenses que heroicamente haba sufrido la ausen LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA cia de su Fiesta, dando claras muestras de superar esta creencia. Los Contrabandistas, Cristianos y Estudiantes por el bando cristiano, y los Marroques y los Realistas por el bando moro, fueron las comparsas que participa ron en aquel memorable desfile. Hay que poner un acento especial en el binomio for mado por la economa y el vestuario. Debemos defender, sin prescindir del factor pasional, el impulso colectivo y las condiciones en las cuales se desarrol l esta Fiesta informal. La industria local , despus de una contienda fratricida de tres aos, no demandaba muchos brazos porque el poco capital existente estaba invertido en unos negocios que requeran an algunos aos ms para dar beneficios. No queremos decir que Elda tuviera una vida dura y miserable, como muchas pequeas poblaciones espaolas, sino que requera un tiempo para relanzar la industria zapatera. Estas dificultades econmicas derivaron en una afluen cia de trajes de alquiler, y algo que puede sorprender es el hecho de su eleccin. Por los documentos fotogrficos hemos podido anal izar el estilo tan peculiar de los trajes y la forma de l levarlos. Parece como si la herencia festera hubiera perdurado sin ausencias y sin descalabros. La desbordante personalidad de los eldenses y su ner viosa inquietud vertieron semilla suficiente para iniciar un verdadero proceso histrico -festero. A partir de esos momentos, y saturados de mucha confianza, confeccio naron una Fiesta donde coincidieron dos verdaderas rea lidades: el deseo colectivo y un idealismo expresivo. Esta convivencia unific una tarea que se empez a proyectar el 17 de septiembre de 1944, cuando se realiz en la Igle sia de Santa Ana el acto de bendecir las banderas de las distintas comparsas y el nombramiento de Capitanes y Abanderadas para el ao siguiente. En enero de 1945 la Mayordoma organiz un desfile en el que participaron las mismas comparsas que el ao anterior. A pesar del fro reinante fue un xito, ya que numerosos eldenses captaron la realidad y acompaaron con su presencia a esos festeros radiantes, como una pro longacin de la Fiesta. En septiembre se repiti la procla macin de Abanderadas y Capitanes . .. con desfile por la Avenida de Chap terminando en el templo parroquial para asistir a la Santa Misa y despus de fi nalizarla, en la explanada del templo, jugar las banderas por los aban derados, procedindose seguidamente al nombramiento de abanderadas y capitanes, para despus seguir hasta la plaza de San Antn disparando los arcabuces. Los tres aspectos bsicos de la Fiesta de Moros y Cris tianos son: lo espiritual , lo histrico y lo ldico. Fueron apareciendo por este orden, marcando una continuidad que captaba el fluir tradicional. En un principio fue la celebracin anual del Patrn, para pasar luego a lo hist rico con la representacin de las embajadas, y terminar con la intervencin popular que se plasm en masivos desfiles. Sin embargo, en Elda, este fenmeno fue inverso; en apariencia, el contenido festero se dirigi a buscar el ltimo aspecto citado, se acercaron ms a lo ldico (desfiles) que a lo histrico (arcabucera, castillo, embajadas). Quiz Fldeseo participativo, lleno de pasin, enturbi el intento de acometer el esquema sin relegar a un segundo plano lo tradicional y lo religioso. Es fcil al contar con una tradicin, el mantenerla, pero no lo es, ni mucho menos, el intentar darle vida de nuevo, cuando se ha dejado transcurrir cerca de 60 aos para hacerlo. El afianzamiento se empez a producir en el ao 1946, con la doble aparicin de los Piratas y Navarros. Esta pri mera comparsa, buscando un equilibrio, se integr en el bando moro, contrastando con sus rasgos eminente mente cristianos, y no quiso interferir en la evolucin fes tera, aunque a los estudiosos de la Fiesta no se les escapa el deseo, casi unnime, de que sus componentes se enro lasen en el bando que les pertenece. La comparsa de los Navarros, que naci incontenible y saturada de con fi anza, no pudo sin embargo mantener su parentesco con la Fiesta y termin desapareciendo. En las fiestas de Moros y Cristianos se registra la desaparicin definitiva de la Comparsa de Navarros que haba vuelto a consti tuirse en 1963 sal iendo en las fi estas de dicho ao pero sin poder resolver sus dificultades econmicas y de orga nizacin. Ocurre en determinadas ocasiones que la tradicin da unos giros tan cambiantes que son capaces de sumergir nos en panoramas distintos a la realidad y convertir lo histrico en algo desvinculado de los acontecimientos acaecidos con anterioridad. Nos estamos refiriendo al cambio de fechas realizado para prescindir de los vientos fros y acogerse al tiempo primaveral como consecuencia del riguroso clima que constituy un handicap para la Fiesta celebrada en 1946. . .. fue uno de /os aos ms fros que se recuerdan, con vientos helados que soplaban 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA El, ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE en todas las direcciones y que llev a los orga nizadores a mantener una reunin de urgen cia para modificar el calendario y buscar una fecha ms primaveral. Jenaro Vera, actual presidente honorfico de la Junta Central, que durante muchos aos fue presidente de dicha junta y que siempre se ha mantenido en con tacto con estas fiestas, cuenta con su habitual sentido del humor que decidieron visitar al cura prroco para ponerle al corriente de sus intenciones. Ante una posible negativa haban preparado una buena explicacin: en Enero es el Santo, pero en Mayo su cumplea os. Sin embargo, don Jos Mara Amat no puso reparos. 6 Esta modificacin delimit una oscilacin de fechas que los eldenses aceptaron, aunque estaban condiciona das a la festividad de un da bsico para los catlicos como es el Corpus Christhi. A San Antn apenas se le vea. Indudablemente en un principio perjudic el cambio de fechas, pero ltimamente est muy arropado, por su Mayordoma y todo, y ahora no slo tiene la Fiesta plena, sino tambin la Media Fiesta. 7 Comprendemos esta postura obligada, y la vemos coherente aunque parece desor los mensajes de la His toria y pierda una conjuncin estructural festera, enten diendo que lograr un mdulo ideal es muy difcil pero no imposible. Toda accin que se produce cumple una misin, pero una vez fi nalizada puede deslizarse hacia la bsqueda de la tradicin. Entendemos que en la actual i dad una modificacin de fechas sera inasequible y podra degenerar en un consciente retroceso festero, porque no olvidemos que las alternancias provocan, despus de muchos aos, prdidas en la maduracin, y eso contri buye a frenar el proceso que surgi en el siglo pasado. Terminando la dcada de los cuarenta, algunas fbri cas eldenses superaban el nmero de obreros con rela cin a las estadsticas anteriores a la Guerra Civil . La corriente inmigratoria haba descendido debido a los bajos salarios, y la industria zapatera necesitaba un tra bajo constante para poder subsistir. Adems, los jvenes tenan una escuela profesional de calzado para poder mejorar sus conocimientos. Esta era la situacin laboral - y por tanto la econmica- que permiti la incorporacin de dos nuevas comparsas: los Musulmanes (1947) y los Zngaros (1948). Estas asociaciones tuvieron una gran trascendencia social, porque la Fiesta alcanz una cate gora espectacular (eran nueve comparsas) y, sirvi para imponer una continuidad que ha discurrido prctica mente intocable. Al iniciar los cincuenta, la estructura festera se iba revalorizando. Era notorio el esfuerzo general y el acer camiento de la ciudad a la Fiesta. Se empezaron a cono cer y a valorar determinados aspectos, y la integracin, sin lmite social , impuso su grandeza y se constituy en un tema perenne. La herencia temperamental de los eldenses del siglo XIX volvi, sin ideas cambiantes, al ruedo festero, dando una leccin magistral de conviven cia y afirmacin en una comunidad donde las diferencias econmicas eran grandes y las apetencias materiales y espirituales eran variadas. Esta realidad se afianz con personalidad y fuerza espiritual en 1950 debido a la inau guracin de la nueva ermita dedicada a San Antonio Abad, la cual se pudo construir gracias al trabajo reali zado por algunas personas y por la Junta Central. Toda estructura festera necesita una articulacin con el exclusivo y evidente parentesco histrico. Este esquema suele estar integrado por miembros de distintas clases sociales o de diferentes profesiones. Estos grupos supo nen un equilibrio y una potencia vital capaces de mante ner, desarrollar y reafirmar la actividad necesaria para dirigir, unos conceptos vlidos de una colectividad humana. Un ejemplo tajante, con personalidad propia, es la Junta Central de Comparsas, rgano que inici su anda dura en febrero de 1946 reflejando una objetividad clara. Poco tiempo despus de constituirse, tuvieron que estu diar profundamente las solicitudes de ingreso de unas comparsas que deseaban participar al ao siguiente. De las cuatro (Maseros, Moros Orientales, Moros Musulma nes y Marineros) solamente una pudo realizar su ingreso, porque previamente haba abonado la cuota establecida. Parece ser que el resto de comparsas no tuvo posibilidad econmica para hacer frente a la cantidad estipulada; algo parecido ocurri un ao despus con los Hsares y los Judos, y al siguiente con los Vaqueros. Esta dramtica resolucin debi de afectar a todos aquellos que integraban la Junta Central , dada la volun tad patente de apertura que reflejaba en todas sus actua ciones. Las necesidades econmicas fueron muchas y los 83 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA ingresos eran ms bien escasos. La Junta se vio obligada a buscar recursos -aparte de las aportaciones de los fes teros y lo poco que reciban del Ayuntamiento- que les permitieran potenciar la Fiesta y poder alcanzar metas ms elevadas. Adems, y por lo general, las personas que estaban implicadas en este tema no eran profesionales de las finanzas ni expertos en contabilidad. Con esto no queremos decir que su gestin no fuera la correcta; al revs, nos entusiasma la capacidad de estos responsables a nivel administrativo. La buena voluntad de los componentes de aquella Junta Central les llev a celebrar un gran festival taurino con la asistencia de grandes fi guras del toreo espaol. Los resultados econmicos fueron importantes e incidie ron en beneficio de la Fiesta. Otro recurso -que fue muy utilizado por diversos pueblos de la provincia- era la organizacin de bailes y proyecciones cinematogrficas. Era escaso el inters general hacia la Embajada o Par lamento. Se concedi poca importancia a este acto fun damental y lo situaron en un lugar secundario. No hay que olvidar que el simbolismo de dos bandos intentando conquistar un castillo es la clave histrica de los Moros y Cristianos. En los festeros eldenses de aquella poca des tacaba la lgica preocupacin por lo ldico y eran ms aficionados a los desfiles que a constituirse en parte directa de la cultura histrica. Esta actitud no contribuy a su desaparicin, porque desde 1945 las embajadas y todos los participantes directos pusieron toda su creativi dad para proyectar este acto. No es posible separar de la Guerrilla o de la Embajada una figura, afortunadamente desaparecida, que de alguna manera cosechaba parte del protagonismo: La Mahoma. Era un mueco vestido de moro, con un enorme puro en la boca, que situado en un lateral del castillo oscilaba su gran cabeza de derecha a izquierda como si se mofara de todos los asistentes. Lo de Mahoma era una especie de acto ms, un ritual con enfoque puramente cmico, que se haca en aquel entonces. Los moros Marroques eran los encargados de trasladar ese da a Mahoma al castillo e insta larlo en lo alto de la almena. Era por tanto el da de la Embajada Cristiana, el triunfo final del cristiano sobre el moro, porque cuando conclua el acto y se proclamaba la victoria, la cabeza de aquel personaje, tras prenderle la mecha que llevaba en el puro, estallaba en mil pedazos simbolizando as el xito fi nal de los cristianos. Despus de consumarse la batalla y eliminado Mahoma, ste era tras ladado a modo de entierro, llevado a hom bros de marroques y simulando lloros los que acompaaban a la comitiva. 8 Esta caricatura de Mahoma est integrada como un elemento bsico en determinadas poblaciones, principal mente en Biar, donde ha alcanzado una enorme repercu sin. Sus orgenes se remontan al siglo XIX o al anterior. El sistema utilizado era colocar cohetes buscapis, ade ms de los cohetes tradicionales y fuegos de artificio, que en alguna ocasin causaban perjuicios fsicos a los asis tentes al acto. Previamente se realizaba, por un afamado bailarn, una danza con reminiscencias moriscas. Ante este acto existen distintas teoras, con las eviden tes influencias locales, condicionadas por el Concilio Vati cano II, que pide un lgico respeto en materia religiosa. Es aconsejable -viene a decir el Concilio- que los cristia nos no se burlen, en momentos de diversin, de fi guras carismticas de otras religiones o creencias. No se trata de utilizar la efigie como motivo de mofa o irreverencia. Es cierto que se podra hacer una representacin ms digna, que cabra hacer una reestructuracin, superando su apariencia de mueco grotesco. Pero de cualquier forma estamos simple mente ante un problema de representacin figurativa en el mismo, por ejemplo, que 84 2. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA FT ASENTAATIFNTO FESTERO ELDENSE supone la representacin de San Jorge dando muerte al moro, al infiel, derrotado. La efigie de Mahoma debe mantenerse, aunque se depure y ennoblezca su representacin, siempre, claro est, que est enraizada en una tradicin festera. Yo me atrevo a decir que sin la efigie de Mahoma acaso no tendran sen tido las Fiestas de Moros y Cristianos de Biar. 9 Entendemos perfectamente el motivo simpatizante de esta apreciacin, pero pensamos que en muchas ocasio nes el imitar al pasado perjudica al presente. En la anti gedad lo modl ico suscitaba pasiones, y las creencias sagradas eran determinantes; por eso siempre debemos usar el presente como una fructificacin del pasado. Cre emos que es necesario reactualizar algunos hechos y libe NOTAS BIBLIOGRAFICAS (11 VERA NAVARRO, JENARO. Bienvenidos a la Fiesta. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 2. (2) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, p.p. 6-8. (3) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Historia de Elda. Caja de Ahorros Provincial. 1981. Tomo III, pg. 36. (4) Editorial. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1980. (5) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit., pg. 119. ramos de ciertos condicionantes del pasado que no qui tan un pice de realismo a la Fiesta. A mediados de los cincuenta continu habiendo inte graciones en la comunidad festera. Una nueva comparsa, denominada los Marineros, desfil por primera vez en 1955, aunque desapareci cuatro aos ms tarde debido a una serie de problemas, ajenos a su gestin, imposibles de solucionar. La andadura festera se reforz increblemente gracias al conocido proceso econmico de la dcada de los sesenta. Elda estaba en una situacin de continuo avance industrial, con su correspondiente reflejo en las distintas fiestas. En junio de 1962 se celebraron las Fiestas de Moros y Cristianos y las Fallas de San Pedro; ambas haban madurado, y con su evolucin hacan historia, y demostraron que se poda aspirar a ms. As lo descu brieron y as lo aplicaron. (6) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit. , pg. 10. (7) MANSANET RIBES, JOS LUIS. Medio siglo de Fiesta oil Elda. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1994. (8) BARCALA VIZCANO, MIGUEL. De las Guernllas y Embajadas. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 174 (9) MAESTRE CASTELLO, MIGUEL Co/opino . I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo I, pg. 199. LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA EL FORTALECIMIENTO DE LA ACTIVIDAD FESTERA (1970 - 1994) Quienes arremeten tan contra la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda, con su pretendida y no menos repe tida falta de tradicin, no comprenden o no quieren comprender que una fiesta de estas caractersticas no puede tener como ms representativo valor de su auten ticidad la tradicin. 1 Durante el periodo 1973-1980 aconteci una crisis econmica generalizada debido al alza del precio del petrleo que repercuti en todo el pas. Paralelamente se inici un descenso muy significativo dentro del sector del calzado, que afect a la ciudad de Elda. El trienio 1977 1979 marc una etapa donde prevaleci el hundimiento del sector, ya que el calzado eldense haba dejado de ser competitivo en los mercados internacionales, y por si fuera poco, el consumo espaol, influido por la conocida crisis, disminuy alarmantemente. Esta situacin habra sido distinta si en esos momentos la nueva competencia no hubiera aparecido en el mbito internacional. Adems, el elevado coste de las materias primas obligaba a los empresarios a tramitar con fre cuencia expedientes de crisis, con lo que se engrosaban las listas de parados. El paralelismo entre la economa y la Fiesta casi se rompi. Cuesta trabajo imaginar el rumbo elegido por ambos aspectos, que anteriormente se conjugaban y en esta poca estuvieron tremendamente separados. Los festeros vean con angustia como la estructura laboral perda iniciativa y provocaba verdaderos problemas de ndole econmica; sin embargo stos mismos sintieron un encendido fervor por su Fiesta, fervor que se incremen taba da a da. Fue un fenmeno atpico de ascenso par ticipativo, al contrario de lo que la Junta Central tema. Este auge festero empuj a la constitucin de una nueva comparsa, los Caballeros del Cid, que se integr a la Fiesta en 1973, aunque su vida fue muy corta, ya que slo particip ocho aos. Quiz la explicacin de este misterioso hecho la pode mos interpretar basndonos en la economa que propor cionaba el trabajo sumergido o clandestino. La actividad profesional, nica o secundaria, que se ejerce al margen de las obligaciones legales a ttulo lucrativo y de manera no ocasional. (definicin de la Organizacin Internacional de Trabajo). Si analizamos las tasas de 8 6 2. ORGENES, ETAPAS Y TENFATIVAS PARA II ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE desempleo y el aumento de la produccin de esa poca, observaremos la proliferacin de talleres clandestinos y el trabajo realizado en los domicilios particulares. Por supuesto, no vamos a entrar en la temtica de si este sis tema ilegal era necesario para la supervivencia de muchas familias o, al contrario, generaba aspectos econmicos negativos, con los perjuicios correspondientes. Si el pri mer razonamiento determin mejores circunstancias para Elda, est claro que repercuti en el mismo sentido en la Fiesta, le dio unos nuevos horizontes y surgieron unas corrientes innovadoras dignas de estudio. Al comenzar la dcada de los setenta, el organismo central de la Fiesta cambi de miembros participativos. El panorama empez a modificar su contexto por la presencia de algunos cambios dirigidos al fortalecimiento del proceso a travs de los actos que configuran la columna vertebral de la Fiesta (Guerrillas o Embajadas, Procesin y Entradas). Adems, la mayora de las nove dades que incluyeron en el programa se culminaron y consolidaron implacablemente, contribuyendo a crear una atmsfera lcida que fue aceptada por todos los eldenses en general. La sociedad festera, basada en una comunidad popu lar, continu impregnada de esencias locales y espritus forneos, evolucionando con rapidez y trazando unas pautas que reflejaban el masivo inters hacia la Fiesta. Haban terminado los aos ochenta, y en muchas mentes apareca muy claro que el calendario festero estaba muy saturado con slo tres das, y tericamente constrea los deseos emotivos de dar realce a ciertos mecanismos en cada acto festero. El comienzo oficial de la Fiesta era el viernes por la noche. Segn algunos, era insuficiente y, segn otros, supona una ampliacin que poda perjudi car el contexto festero, aparte de los problemas econ micos que estaban paralelamente relacionados con el cambio. La decisin definitiva no fue fci l ya que las fuerzas estaban muy reidas pero, fi nalmente, se lleg a un acuerdo en este sentido y desde 1991 el programa oficial de actos incluyen este da. Esa ampliacin permiti retomar el guin de actos y organizarlo con ms desa hogo, adems de colocar adecuadamente la entrada, saludo de bandas que hasta entonces no tena hueco.. No hubo conflicto de posiciones, y nos imaginamos que imper el sector dominante, aunque se hizo valer la opinin conceptual ms cercana a la Fiesta, constituida por todos aquel los participantes deseosos de expresar su carcter ldico como un atractivo dual entre rito y fi esta. Cualquier cambio sociolgico tiene siempre sus segui dores y detractores. Todos plasmaron y defendieron sus teoras y sus posibles consecuencias, pero al final apare ci una nueva realidad comunitaria que sigue integrada en la Fiesta. En la actualidad est aposentado dicho cam bio de una manera determinante, y los dirigentes conti nan buscando nuevos conceptos, con una visin centrada en el futuro, y mostrando que no viven de espaldas a la realidad. La Fiesta est concebida en parte como un espect culo, por eso los mayores esfuerzos se centran en conse guir magnificada, aunque muchas veces no se ajuste a la realidad histrica. Sin embargo, para dar diversin, luci miento y mayor plasticidad, es necesaria la msica. No se puede entender una entrada festera sin el correspon diente acompaamiento musical , porque dentro del estado anmico del participante es trascendental sumer girse en el campo que le aporta la expresin musical. Elda, durante muchos aos, se enmarc musicalmente en el dualismo de la marcha mora y del pasodoble cristiano, pero la evolucin empez a ser significativa cuando la Junta Central y el Ayuntamiento convocaron certmenes y organizaron conciertos, lo que dio como resultado que la msica festera eldense cuente con un nmero elevado de partituras. Esta tarea cristaliz cuando se iniciaron unos certmenes dedicados a cada una de las nueve comparsas, que lgicamente se iban alternando. Al fi na lizar este periplo musical , la Fiesta se ha encontrado con distintas composiciones que forman el archivo musical que Elda se viene mereciendo. Dentro de la Fiesta hay algunos cargos a los cuales no se les concede la importancia que merecen y, aunque en muchas ocasiones estn olvidados, su labor est escrita. Estamos convencidos de que la fi gura del cronista de la Fiesta tiene un inapreciable valor por la necesidad que tenemos todos de su trabajo. Sabemos que los testimo nios histricos constituyen un enlace entre el pasado y el presente. En muchas ocasiones dichos testimonios pue den estar alterados o creados expresamente para una fi nal idad determinada. En el caso del cronista, nos encon tramos con que sus escritos son histricamente puros, y sus trabajos nos sirven para bucear en el pasado confia dos en la credibi lidad de sus comentarios que, unida a la prudencia y a la objetividad, nos da como resultado unos trabajos con clara visin sinttica. Sus escritos, lgica LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA mente, deben ser reducidos por las limitaciones de espa cio y por la amplitud temtica, pero estn alcanzando una trascendencia fundamental por el enorme nmero de datos que aporta al historiador. La misin del cronista consiste en resear unos hechos recin acaecidos y de los cuales son testigos presenciales en su mayor parte o de los que se han informado en las fuentes inmediatas y coetneas de otros testigos de vista dignos de crdito. Por ocuparse de parcelas acotadas y recientes de historia y por dejar relaciones escritas a las que cuadra muy bien el tiempo de pretrito perfecto, participan en cierto modo de las atribuciones del historiador, aunque deben consi derarse ms bien como notarios que testifican la autenti cidad de unos hechos y dan fe a la posteridad. La Fiesta eldense viene gozando de la presencia y escritos de sus cronistas oficiales, los cuales nos han dejado trascendentales testimonios l lenos de veracidad y crdito, porque saben la enorme responsabilidad que tie nen ante los historiadores del futuro; cumplen perfecta mente con los cuatro soportes bsicos de toda historia escrita: veracidad, minuciosidad, claridad y ecuanimidad. Esperemos que la labor de estos festeros sea reconocida y que sus crnicas adquieran el valor correspondiente sin esperar el largo paso de los aos. Estos colaboradores incondicionales estn muy l igados a la Revista anual y al Boletn Festero. Todos los compo nentes de las distintas Juntas han sido conscientes y estn convencidos del papel que desempean las Revistas en la bibliografa local y general. Constituyen la oportunidad de dar a conocer distintos aspectos de la Fiesta y de cubrir un cierto vaco que esperamos sea circunstancial . Hemos de reconocer que la Revista de Moros y Cristianos eldense ha alcanzado una gran notoriedad, es imitada en otras poblaciones y se nota que en su elaboracin estn implicadas personas con sentimientos festeros que trabajan para ella de forma i lusionada y desprendida. El Boletn tiene otro sentido, no menos importante, que es el de mantener un vnculo con los comparsistas, comunicarles las iniciativas para transmitir el entusiasmo y hacerles partcipes de todas las actividades festeras. Como escribe Alberto Navarro el Boletn es un verda dero e imprescindible auxiliar de la Historia de esta Fiesta eldense. Efectivamente, aunque escaso de pgi nas, el repasar sus contenidos nos lleva a conocer las inci dencias sufridas o disfrutadas en cada momento por las comparsas, y a conocer y valorar a determinados personajes que inundan con sus valores nuestra Fiesta. No slo la Revista y el Boletn son los encargados de la informacin festera. En Elda contamos con programas de radio y televisin que, a lo largo de muchos meses, van analizando las noticias, divulgando las opiniones y man teniendo ese lazo de unin que siempre debe permane cer slido y vivo. Es admirable la colaboracin que prestan las comparsas o las personas integradas en otros contextos festeros a la hora de participar en estos medios informativos. Sin embargo, a la hora de retransmitir un desfile o cualquier otro acto en directo, no se trata a la Fiesta desde su realidad; en algunas ocasiones se da una visin completamente distinta, abusando un poco del ngulo folklrico que contribuye a una cierta deforma cin. La retransmisin se llena de balbuceos, tpicos inadecuados, comentarios absurdos y definiciones extemporneas. Y todo ello, lo de unos y lo de otros, con el resultado de que los enfermos o forasteros a los que se deba llevar el eco de la Fiesta, reciben si acaso una reso nancia eclipsada que no permite hacerse ni idea de la grandeza de la misma. Adems, creemos que la informacin festera en la prensa diaria y en fechas cercanas a la Fiesta no promo ciona el acontecimiento, sino que los medios incremen tan sus ingresos lanzando unas pginas especiales que soportan econmicamente las empresas anunciantes; los contenidos, sin embargo, carecen muchas veces de una informacin profunda. Lo lgico es que los artculos fue ran confeccionados por los cronistas o personas capaci tadas y conocedoras del festejo, de esa manera se dara al lector profano los medios necesarios para el mayor conocimiento de la Fiesta, y en algunos casos podra sin tonizar -aunque no tuviera un ttulo acadmico- con efectividad para dar opiniones, intercambiar ideas y con vertirse en un estudioso del tema. Para saber si la Fiesta de Moros y Cristianos eldenses ha respondido a las perspectivas iniciales que llevaron a reiniciarlas, solamente tenemos que remitirnos a lo alcan zado en su cincuentenario. Ha logrado enriquecer con aspectos peculiares unas sensaciones imborrables, apo yadas en ricas variaciones, y ha dado a Elda una venera ble solera enmarcada en el sentido religioso y tradicional, adems de crear unas caractersticas tan pecul iares, que han sido capaces de configurar una idiosincrasia tan evi dente que un simple observador reconoce. Este anlisis lleva implcito un homenaje a todos aquellos que han SS 2. ORft1ENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA 111 . ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE dado a nuestra Fiesta un carcter propio y duradero. Yo pienso que las gentes que pueblan Elda renen ciertas caractersticas entre las cuales est, muy determinada y preponde rante, en mi opinin, la alegra; los eldenses poseen una especie de alborazada extraver sin, de exultante jocundidad que se extiende, en trminos generales, a la mayor parte de sus ciudadanos. Ello no obsta, sin embargo, para que stos ejerciten consciente mente sus responsabilidades personales y colectivas, pues tal actitud no responde en modo alguno a una disposicin superficial y despreocupada. Muy al contrario, la continua superacin de la Fiesta eldense, y la que la ciudad ha experimentado en muchos otros rdenes, son testimonio cierto de una perso nalidad y una conducta de evidentes signos positivos. Esto se debe a que muchos participantes estn en la Fiesta absorbidos por la realidad dominante, y existen para el lo motivos suficientes -todos enriquecedores- y caractersticos que justifican este fenmeno. Estos facto res los podemos resumir en: a) Una religiosidad aceptada, b) el recuerdo del pasado, c) la aportacin a la comuni dad, d) un comn denominador, e) el seguimiento de las normas trazadas por los mayores, y f) los sentimientos que impulsan a sufrir determinados sacrificios. La Fiesta de Moros y Cristianos constituye para los eldenses su principal manifestacin festiva y en torno a ella se concentran unas facetas econmicas y sociales que comportan una exaltacin comunitaria capaz de congre gar a festeros y no festeros. Esta llamada colectiva implica la liberal izacin de los problemas cotidianos que provoca una extroversin que aflora en el momento justo de ini ciarse la Fiesta. Los eldenses estn convencidos de que el mundo festero es el ms real y verdadero porque es lo que les da sentido, y adems la propia vivencia acumula tiva de su participacin est llena de satisfaccin por el trabajo real izado. La Fiesta aglutina a una comunidad que durante todo el ao est desperdigada en sus respectivas ocupaciones aunque tengan reuniones espordicas. Esta conjuncin ciudadana se materializa por el efecto mgico festero, y lo que ha conseguido es eliminar el carcter de distincin social -el elitismo- para dar un contenido ms identifi cado con lo comunitario, aunque algunos piensan que esta ideologa haya sido propuesta por aquellos que tenan el poder econmico all por los aos setenta. Estamos convencidos de que la cohesin social eldense se mantiene por la integracin existente dentro de los valores dominantes y est propiciada por el soporte festero. La fluidez en las relaciones sociales se refleja en los ncleos primarios que son las comparsas, y dentro de stas en las escuadras, No son slo un grupo de personas que se renen para tomar parte activa en la Fiesta, sino unas asociaciones unitarias que en sus cuartelillos o sedes famil iares realizan una convivencia interclasista y que tie nen como elementos, en este pacto social, unas afinida des en la vivencia festera. Todos gozan de la plenitud del derecho y de la obligacin, un sistema muy alejado de otras estructuras donde el mecanismo tradicional escoge a un nmero muy reducido de festeros. La Fiesta refleja la evolucin de la historia social en la cual est inmersa la cultura eldense. Tambin regula fi el mente todo tipo de relaciones -sociales, econmicas y polticas-, e incluso las variaciones que se producen. Lo cierto es que se sita por encima de algunas tensiones y su capacidad domina a los grupos sociales que integran la comunin festera eldense. Al analizar el futuro de la Fiesta debemos ser coheren tes y no arriesgarnos a profetizar algo que resulta suma mente difci l, aunque casi es impensable la repeticin de aquellos problemas del siglo pasado. La Fiesta eldense ha experimentado cambios profundos, ha potenciado el espritu festero y ha creado su propia personalidad. Ha sido una tarea lenta pero eficaz, marcada por la existen cia de unas pautas fi rmes dirigidas a realizar la evolucin necesaria para acomodar el festejo a las personas y al tiempo. Nuestra Fiesta camina hacia la perfeccin, aun que todava queda un largo trecho. Para acercarnos a ella, la actitud del festero es fundamental y preciso es demandar participacin y seriedad cuando sea menester. Los ms recalcitrantes amantes de la Fiesta consideran la misma como si de una l iturgia se tratara, donde no cabe ms que la participacin en los distintos actos con serie dad y la suntuosidad que los mismos requieren, lo dems, divertimiento y juerga nada tiene que ver con ella. Uto pa Tal vez en el equilibrio est la verdad. , 1,1 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Todas las personas que estn directamente interesadas por los Moros y Cristianos tienen suficiente experiencia y visin de futuro para absorber la innegable tendencia a la masificacin que estamos viviendo. El hecho en s no debe de ser preocupante, pero el uso y el abuso desem boca en lo superficial. Estamos expuestos a ser tragados por una tendencia que se est generalizando en el rea levantina consistente en hacer mayor el espectculo en base al aumento de participantes. Si la enorme masa superficial llegara a dominar a las minoras rectoras, los resultados seran imprevisibles y la Fiesta perdera sus genuinos valores que constituyen la razn de ser y de existir. Al aspecto masificado podemos aadir la actitud de NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) BLANES PEINADO, JOS. La autenticidad de la Fiesta eldense. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1974. (2) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 168. (3) DOMENECH LLORNS, SALVADOR. La conciencia histrica sobre las Fiestas de Moros y Cristianos. El Cargo de Cronista de las Fiestas de Alcoy. 1 Con greso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial . 1976, Tomo II, pg. 425. muchos participantes, generalmente jvenes, que olvi dan la esencia de la Fiesta y su sentido espiritual y con memorativo en favor de unas satisfacciones personales. Creemos necesario el buscar a este problema una solu cin a medio plazo, porque consideramos una tarea necesaria evitar que la Fiesta pierda su singular persona lidad, ganada con muchas dificultades y totalmente representativa de nuestra ciudad. No pretendemos adop tar una postura que traiga consigo un enorme arraigo a la tradicin, ni imponer un fuerte rigor, porque sera una idea equivocada, deseamos solamente que se manten gan los valores festeros en su perfecta medida y evitar las precipitaciones para adelantar, no retrasar, un proceso verdaderamente necesario. (4) SIRVENT MULLOR, JOS ANTONIO. La Fiesta y su expansin. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos 1986, pg. 166. (5) ROJAS NAVARRO, ALFREDO. Igualdad y diversidad de la Fiesta Peridico Informacin. 1994, pg 154 (6) BARCALA VIZCANO. MIGUEL. Esa maravillosa Fiesta imperfecta. Revista de Moros y Cristianos. Elda 1994, pg. 34. 4. 9 3 LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA SAN ANTN Y SU ESPECIAL SIGNIFICADO De antiqusima devocin popular entre los cristianos de Elda, fervor que perdura a travs de la dominacin rabe. De hecho, Copatrono de Elda por deseo de los comparsistas de Moros y Cristianos, quienes esperamos de las autoridades eclesisticas que as sea confirmado. , A lo largo del calendario festivo tradicional se pueden encontrar rituales y costumbres muy similares, aunque hayan cambiado en varias ocasiones durante el curso de los aos en lo que se refieren a la advocacin. Si argu mentamos la teora de los antiguos protestantes contra el catolicismo, l legaremos a la siguiente conclusin: la mayora de las advocaciones religiosas han sido recogidas de las rel igiones griegas y romanas, incorporndose luego al ritual catlico. A muchos especialistas les parece excesiva esta apreciacin, ya que no aceptan que estn dentro del mismo sistema el ritual moderno espaol y el clsico. No vamos a entrar en la cuestin de si la adaptacin es real o supuesta, si son adherencias, apn dices o costumbres; lo que s podemos afirmar con estos antecedentes es que debemos considerar la Fiesta de Moros y Cristianos tanto desde el punto de vista religioso como del social . Es evidente que tengamos que referirnos a su enfoque religioso, porque no podemos negar una realidad que va paralela a otras tradiciones. Naturalmente, hay que tener en cuenta el significado espiritual religioso que nace en una poblacin ante una Fiesta popular, e interpretarlo en su justa medida, sin calificarlo como la piedra angular de supervivencia. Pero seguramente ser interesante recor dar las razones que abonan el hecho de que esa dimen sin (la religiosa) es constitutiva de la fi esta. Es decir, que est en la raz de su nacimiento y que toca tan a su misma esencia que si desapareciera, con ella desapare cera la misma fiesta y por eso mismo que merece ser considerada en toda su importancia y cuidada con la mxima atencin.2 Se advierte un lgico apasiona miento en esta manifestacin, algo que no encaja dentro de lo sustancial, porque la personalidad concreta de una comunidad la integra, adems de lo religioso, las cos tumbres, gustos, tradiciones, folclore, etc. .. Dnde empieza la creencia, el ritual y las costumbres religoso-festeras Pues alrededor del homenaje que se rinde al patrono o a la patrona como consecuencia de los milagros concedidos -nuestra Virgen de la Salud es un 9 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA ejemplo muy claro- y la necesidad de estar bajo la pro teccin de Dios a travs de la Virgen o de los santos; algo que ha subsistido hasta nuestros das y que continuar sin convertirse en smbolos o en juegos. Las personas siempre se han caracterizado -as lo demuestra la Histo ria- por mantener un pensamiento sensiblemente utilita rio e ir modificando sus normas de vida para adaptar unas creencias antiguas a los sistemas modernos. Este fenmeno no es aislado, y la Fiesta lo est notando; cada vez se va alejando ms de su inicial motivacin religiosa. Y la verdad es que en la Fiesta participan creyentes, ateos y una gran mayora de indiferentes en materia reli giosa. Cuestin distinta es que todo festero viva la otra religin que la Fiesta ha creado, la cual vendra explicada por la necesidad humana de alumbrar dichos mitos. (...) Bastar enunciar que hay muchos festeros que, al no creer en Dios, han divinizado a su San Jorge, a su Virgen de las Virtudes o a su San Bonifacio. 3 Esta situacin, aparentemente opuesta, contina ocu pando un aspecto importante que estimula al creyente y al ateo, con una espontaneidad y optimismo propios de una celebracin que provoca una admirable unidad; una celebracin lo suficientemente compleja como para con vertirse en unos preceptos morales que pasarn de gene racin en generacin con tolerancia y con asombrosa expansin. No cabe duda de que, una vez hallada esta frmula festera, todos sus condicionantes van a sobrevi vir de modo seguro. Estamos, adems, convencidos de que, cuando las formas poseen un valor esttico, cultural y religioso, tienen muchas garantas de resistir los avata res del tiempo. Tambin extraa la postura que confunde la Fiesta con la religin. Es una idea algo arraigada en el sentimiento popular que nos puede llevar a un cambio de actitud poco conveniente. Ambos aspectos transcendentales muestran sus valores, pero cada uno discurre por los derroteros que tienen marcado, sin ningn tipo de intro misin, como ha ocurrido en algunas poblaciones con la efigie de Mahoma. En estas poblaciones a que nos refe rimos, se haba perdido el respeto a una persona sagrada de otra creencia; esto, como hemos comentado en otro lugar, iba incluso en contra del Concilio Vaticano II. Menos mal que Alcoy, en el siglo pasado, y Elda, hace unos aos, han suprimido esta burla que suscitaba unas conductas cargadas de matices irreverentes. No sera lcito asomarse al pasado, ni acercarse al pre sente de la Fiesta eldense sin dedicar una atencin espe cial a San Antn. l llena una enorme pgina de nuestra historia, porque ha constituido durante muchos aos una importante vinculacin de gentes de las ms opuestas y encontradas creencias. Nuestro San Antonio Abad (San Antn) es una realidad fundamental que alimenta esa devocin de la que los festeros hacen gala; y es lgico, porque el Patrn es el centro en cuyo alrededor giran todos los actos litrgicos que culminan con la procesin. Una vez ms se dispone la bulliciosa y alegre Ciudad de Elda a celebrar con toda suntuosidad las ya casi tradicionales fiestas primaverales en honor a San Antonio Abad a quien nuestro pueblo procesa gran devocin desde los ms remotos tiempos de su historia. (....)... sigue (Elda) demostrando siempre su devocin al Santo Anacoreta, hasta el extremo que se le venera y festeja dos veces al ao, en la fecha del aniversario de su 94 3. LAS C1DULAS VINCULANTES IV LA FIESTA muerte, 17 de enero del 356 de nuestra era cristiana, y en los ltimos das del mes de mayo en los que un grupo de entusiastas han hecho resurgir las antiguas y extinguidas fi es tas de Moros y Cristianos. . . .4 San Antn recibe el homenaje anual de muchos feste ros con renovada espiritualidad como podemos contem plar frecuentemente. Sus conductas han sido y son ejemplos evidentes del cario que sienten por su Patrono, cario capaz de gravitar sobre sus corazones de una forma muy pecul iar. Bien es verdad que el Santo se lo merece. Antonio Abad (san) [ Qeman, Alto Egipto, 251-356], llamado tambin el ermitao, uno de los fundadores de la vida monstica. Labrador hacendado de Beni-Suef, hacia la edad de veinte aos distribuy sus bienes entre los pobres y se retir a los desiertos de Tebaida. Muchos otros cristianos le siguieron; fund monasterios, cuyo gobierno ejerci durante muchos aos. Despus volvi a la vida solitaria. Durante los primeros 15 aos de su estancia en el desierto se vio asediado por visiones y tentaciones, clebres en toda la tradicin. Su influencia fue considerable: los desiertos de Egipto, se poblaron de eremitas y cenobitas, que seguan su ejemplo. Se le atri buyen siete Cartas, as como una Regla y Ser mones. Su biografa fue escrita en el S. IV por Atanasio. Ahondar en el pasado es tan necesario como analizar el propio simbolismo de nuestro Santo para clarificar, como hecho fundamental , el origen y el significado de los atributos que le acompaan. Creemos que estas expl ica ciones son ti les y necesarias para comprender, de una forma analtica, unos elementos que configuran su divisa. A San Antn se le representa con un bastn o cayado en forma de T. pero en realidad esta apoyadura no es otra cosa que, la Cruz de San Antonio, conocida desde muy antiguo como Cruz Egipcia o Ansada pertenece al sistema jeroglfico, significando vivir y vida, concepto ste que entra en la composicin de palabras como salud, felicidad y similares.6 Existen en textos antiguos muchos comentarios sobre el sentido del jefe, por la especial atribucin del bculo, aunque se considera ms pertinente que el criterio de autoridad se puede interpre tar como una concepcin arcaica de la realeza, y a nivel religioso la autoridad o jerarqua puede tener un valor ef mero, porque todas las personas -desde ciertos puntos de vista- somos iguales. Sin embargo, muchos presbteros opinan que el cayado, desde una perspectiva cristiana, est para dar al Santo una dignidad de elegido sobre los dems monjes, o como rito esttico para rechazar a Satans. Al no existir ningn dato donde apoyarnos, descono cemos el simbolismo del libro que porta San Antn, aun que podemos sospechar que se trata de las Sagradas Escrituras, a las cuales dedic mucho tiempo de su larga vida. Existe otra teora, que no debemos aislar de la ante rior, que considera la posibilidad de que el libro sea la regla de los monjes. En todo caso, ambas hiptesis estn cargadas de buenas intenciones, y no hay que radical i zarlas, porque su apoyo documental es casi nulo. Sabido es que a San Antn se le ha considerado siem pre el Patrn de los animales, y especficamente de los ganados de cerda, por lo cual , en los panecillos del Santo, dulces con los que la gente se obsequiaba en tan sealado da, apareca marcada la fi gura de un pequeo cerdo con una campanilla colgada en su cuello. Si quere mos buscar el simbol ismo de este animalito, tendremos que observar que ha sufrido, como otros muchos, una curiossima evolucin. En la Edad Antigua era una prc tica muy corriente personificar a algunos animales con el diablo, y el caso que nos ocupa no rompe ningn molde dentro de las tradiciones religiosas, porque lo que quiere significar es el constante inters del demonio en intentar que San Antn cayera en tentacin, lo que podra impli car su eterna condenacin; pero el santo se aferr a la oracin y a la caridad, que segn dicen los estudiosos, practic con gran fuerza en las crceles de Alejandra. Este ver al demonio en los cerdos parece que fue debido a la mentalidad juda de la poca. Por lo menos, as parece desprenderse del pasaje evanglico del ende moniado de Gerasa (Mar. 5, 1-20). Sin embargo, este simbolismo qued abandonado a partir del siglo XII, debido en buena parte a la actuacin de los Padres Antonianos, que vieron en este animalito a una criatura LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA de Dios, y por tanto no relacionada con el diablo sino con San Antn. En muchas ciudades de Espaa esta celebracin ha tenido y tiene significados muy especiales. Quiz el ms destacable, de los muchos que conocemos, sea lo que se practicaba en Madrid a principios del siglo XVII; nos lo descubre con todo tipo de detalles un erudito del folklore espaol, D. Basilio Sebasti de Castellanos (1807-1891). Este insigne estudioso hace mencin de que todos los porqueros de la Villa, llevando sus cerdos engalanados de campanillas de plata y collares multicolores, se situa ban a cierta distancia de la ermita del Santo; all se hallaba colocado, delante de la puerta, un recipiente lleno de comida, y el primer puerco que llegaba era designado el rey de los cerdos. El uso de las campanillas o cascabeles colocados en la nariz o en el cuello tena como misin evitar la prdida del animal y ser reconocido por su dueo. Esta explicacin parece ms adecuada que la defendida por algunos autores, segn los cuales las campanillas servan para expulsar a los espritus malignos mediante su tintineo. Es interesante, por muchos motivos, el hecho de que en determinados pueblos corresponda el mayor protago nismo a este animal. Tal era el caso de Baeres, donde colocaban en el cuello de un cerdo una campanilla de sonido muy vivo, y lo soltaban por el pueblo. Este cerdo era alimentado por los vecinos, que al or el tintineo le sacaban comida. Cuando el animal estaba suficiente mente crecido y gordo, era sacrificado; sus productos se sorteaban y el beneficio econmico obtenido se reparta entre las familias menos pudientes. Este tipo de accin est acomodada en las costumbres cristianas y tiene un aspecto social muy significativo; el hecho de participar conjuntamente todo el vecindario en engordar el animal conduce a una buena convivencia. Esperamos que no se considerase un sacrilegio el no alimentar al cerdo, como ocurra en determinados ritua les donde la influencia eclesistica ejerca el poder acos tumbrado, ya que esa transgresin aseguraba malas cosechas, el acercamiento satnico y la falta de trabajo En Elda, la primera celebracin que abra el calendario de fi estas era la de San Antn, que lgicamente tena lugar antes de iniciarse la aventura de los Moros y Cris tianos. La celebracin a que aludimos se realizaba nor malmente el primer domingo despus del 17 de enero, y parece ser que no existi fluctuacin de fechas durante muchos aos. Me han asegurado que el festejo de este santo, es tradicional, habindose realizado siempre sen cilla y agradablemente en el inmediato da festivo con las populares carreras de hombres, de muchachos y de caballos, que distinta y seguidamente tenan lugar por la tarde despus de ellas la cucaa, la larga y ondulante cucaa de que pende un ave, que difcilmente se puede coger y una moneda de plata pegada al reverso de una sartn que arrancan los nios con los dientes, siendo el premio de cada carrera y de la cucaa un grande y her moso pollo al afortunado que lo gana; terminando la tarde con la graciosa danceta del pas, que impulsada por los agudos sonidos de la alegre y antiqusima dul zaina, bailan las hermosas, que por cierto abundan en este pueblo, la cual se repite por la noche concluido de cenar, rodando sobre la piramidal, confortable y tam bin tradicional hoguera, finalizando la funcin a las doce de la noche. 8 Se han realizado numerosos estudios, bastante cono 96 3. LAS Crinii,As VINCULANTES DE LA FIESTA cidos todos, sobre el ritual de la hoguera, pero sobre el del pollo han aparecido ultimamente unos criterios muy interesantes. Este animal, en muchas zonas europeas, era un smbolo de vida, un expulsor de diablos y brujas y sin embargo se le sacrificaba, al igual que en Vizcaya, Casti lla y otros pueblos alicantinos. La interpretacin cristiana de la matanza del pol lo como juego puede tener sus ra ces en considerar que el animal era un espritu maligno encarnado. Aunque en muchos pases europeos se conmemora el da de San Antonio Abad -en el nuestro se le l lama San Antn- se puede decir, sin temor a equivocarse, que Espaa es el lugar donde se ofrece mayor riqueza en este tipo de ritos. En la mayora de las provincias espaolas est muy extendida la solemnizacin de esta fecha, pero debemos aclarar que en muchas de ellas ocurre esto por la coincidencia con el inicio del carnaval, fi esta que no tiene ningn paralelismo con la de Moros y Cristianos, como pretenden algunos investigadores. Claro que Elda no poda ser una excepcin; a principios del siglo XIX se celebraban sus correspondientes carnavales con sus encantos y valores paganos. Las grandes l ibertades que permita este evento, las manifestaciones de alegra colectiva, los placeres carnales -por ejemplo, el de la gula- y el ambiente social de las comparsas expl icaba el deseo del pueblo ante la placentera cura cuaresmal. Los eldenses de aquel la poca estaban inmersos en el ciclo carnavalesco, como nos lo cuenta D. Emilio Castelar, con la esplendidez que le caracteriza: . ..si las mscaras bromeaban en el carna val, no podan de ninguna suerte interesarme como aquellas mscaras de mi pueblo; por que, al fin y al cabo, resultaban sus propios rostros de carne y hueso como desconocidas caretas. No acertara a decir lo que era un car naval en aquellos tiempos de gozo, en que buscbamos para las comparsas y sus disfra ces los arreos de nuestros antepasados, los tri cornios mugrientos que haban corrido la tuna, las casacas moradas que haban asistido al recibimiento de la Reina Mara Luisa, las chupas de raso bordadas con guirnaldillas de rositas, los enormes relojes competidores de /os que sonaban en las torres, los guardapis de tis, las pelucas empolvadas, los mil obje tos con que hoy comerciara un anticuario y que nosotros aderezbamos de pintoresca manera, sin otro consejo que el capricho de nuestra desenfrenada fantasa, ni ms fin que divertirnos todos vindonos los unos a los otros por las calles en una broma continua. 9 No pretendemos ofrecer una amplia investigacin sobre el texto del tribuno, pero s comentar la cita que hace a la Reina Mara Luisa. Este acontecimiento tuvo lugar en 1829 -cuatro aos antes de que naciera Caste lar en Cdiz-, cuando llegaron a Elda los restos mortales de los reyes Carlos IV y de su esposa Mara Luisa, proce dentes de Alicante y con destino al Monasterio del Esco rial . En este tipo de conmemoraciones fnebres se utilizaba con profusin un amplio programa protocola rio, y un rasgo muy l lamativo era la vestimenta de la comitiva y de aquellos que esperaban el cortejo; alguno de stos llevaban casacas moradas, color obligado para estas ceremonias funerarias, en contraposicin del color negro del fretro. Otra fase histrica que necesita un pequeo estudio es la interdependencia entre San Antn y la Fiesta; conviene aclarar este concepto a travs de un ordenamiento. Sus orgenes fueron muy diversos, y su vinculacin se realiz en el siglo XIX. Primero se proclam al Patrn como un hecho concreto, para despus, cuando importaron la Fiesta, proceder a una relacin fuerte que pervive con una intensidad digna de comentario. . . .lo cierto es que todos ellos presentan hoy la unin de ambos elementos corno un tono coherente, hasta formar una especie de educacin equilibrada y reversible: el patrn es feste jado con Moros y Cristianos, y las Fiestas de Moros y Cristianos se celebran en honor al patrn. Hay pobla ciones en que la vinculacin del Patrn con la Fiesta pudo ser ms bien cercana, como en el caso de San Jorge en Alcoy y Santa Marta en Villajoyosa. Aunque nunca fue originaria, porque los actos festivos se ralizaban para complementar a los religiosos. Esta relacin no fue un simple capricho. Los habitantes de Elda en la Edad Media tuvieron que someterse a cier tos acontecimientos histricos y buscar las intervencio nes salvadoras de sus santos cuando las plagas y epidemias asolaban el valle. As apareci el patronazgo LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA en Elda y en todos los pueblos de la geografa espaola. No olvidemos que la devocin popular hacia San Antn estaba muy arraigada en nuestra ciudad, y si se ha man tenido ha sido por la cantidad de situaciones adversas que ha padecido en los distintos aspectos social , econ mico, poltico y demogrfico. Es una realidad universal que las personas poseemos unas posibil idades muy limitadas ante determinados sucesos y necesitamos sentir la proteccin y la ayuda de un Ser Supremo, generalmente cuando existe una impo tencia ante la solucin del problema correspondiente. Venerar al Santo Patrn ha sido y es la fuerza que confi gura los festejos cvico -religiosos con nuestra Fiesta. Aunque no tienen una relacin comn originaria, es evidente, sin embargo, que la Fiesta en Elda ha sufrido irregularidades e interrupciones ms o menos peligrosas debido a varios problemas, y que en la actualidad se man tiene gracias al sentido histrico, religioso y sociolgico, de aquellos eldenses que aceptaron la casustica del siglo pasado sin dejarse seducir por otras interpretaciones, demasiado alejadas de nuestro ciclo histrico, mediante las cuales hubiramos perdido un pasado concreto y ten dramos un presente indeterminado que nos llevara a sufrir unos vaivenes festeros de considerable magnitud. Una de las cuestiones preliminares que surgen al amparo de este tema es la incidencia que la primera ermita de San Antn tuvo en el desarrollo del fervor reli gioso, la genrica influencia positiva que a este nivel ejer ci e incluso el conocimiento de las normas arquitec tnicas que destacaban en aquella poca. En este aspecto no existen muchos indicios donde apoyarse, aunque, como despus veremos, hay unas referencias obl igadas que nos pueden dar una visin ms o menos coherente. Este fondo documental nos confirma a gran des rasgos unos detalles inditos, tanto en el orden reli gioso como en algunos asuntos sociales. D. Lamberto Amat, conocido historiador eldense, nos ha suministrado unos datos muy valiosos sobre esta cuestin: La racional y fundada consideracin de que existan cristianos en Elda al tiempo en que el Rey D. Jaime I tomo esta villa a los moros en el ao 1253, hace creer que ten dran aquellos una Iglesia o Capilla al menos, donde atenderan a sus necesidades religio sas, y la tradicin constante de que la actual hermita de San Antonio Abad fue en remotos tiempos la Iglesia de los cristianos apoyada en que en el nico Altar que siempre tuvo hasta el ao 1873, que fue sustituido por otro, figu raba pintada en tabla y en lugar preferente la imagen de Nuestra Seora Santa Ana, con las de San Joaqun y la Virgen Nia habiendo sido siempre la primera Patrona de esta villa, nos persuaden de un modo indudable 1. . de que es muy posible que los cristianos que habitaron entre los moros tuvieran la indicada hermita por Iglesia hasta que se estableci la que hay hoy; y en segundo: de que si esto no hubiera sucedido, cuando menos debe ser cierto, que as como los cristianos reconquis taron Elda de los moros, inmediatamente practicaron el culto de su religin en la propia hermita.ii El afn de D. Lamberto Amat en el aporte de docu mentacin es indudable, de tal manera que nos describe la ermita en 1874 de la siguiente forma. Hay una dedi cada a San Antn en la plazuela de su nombre: es de mediana capacidad, con un Altar en la testera con el Santo Anacoreta y uno pequeo en cada pared lateral con la Virgen del Buen Parto y la del Rosario; est corriente para la celebracin y tambin est declarada ayuda de Parroquia. 12 Hay otra aportacin histrica sobre esta ermita que nos descubre la posibi l idad de que fuera Sede Episcopal en la poca visigoda. Ramn Candelas, con una argu mentacin muy importante, nos traslada a principios del siglo VI I cuando en Elota (Elda) haba una Dicesis, una de las cinco que existan en el sureste espaol, aunque parece ser que el problema est en averiguar su exacta ubicacin. Considerando la documentacin que conoce mos, podemos asegurar que la ermita de San Antn es la ms antigua de Elda. La Dicesis de Ello aparece citada por primera vez en el Concilio de Toledo del ao 610, en el cual el obispo Senabilis o Senable firm con tal nom bre y ttulo suscribiendo en ltimo lugar como obispo menos antiguo y firmando Senabilis Sanctor Eclesiae Elotanas Episcopus S.S.13 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA El doctor Candelas se apoya en Alberto Navarro, que sita la Dicesis en nuestra ciudad; en A. M. Poveda, por sus estudios realizados en un sarcfago donde aparecie ron smbolos muy caractersticos del cristianismo; y en E. Llobregat, quien asegura la existencia en Elda de la Sede Episcopal cuyo uso pudo ser eminentemente litrgico, y que al cabo del tiempo pas a depender de Illici (Elche). Este edificio religioso, puede ser tenido como un claro antecedente de nuestra ermita de San Antn. Efec tivamente, consideremos dentro de la tradicin la devo cin al Santo ermitao trasmitida de generacin en generacin; si se ha mantenido, como se ha visto, desde hace cinco o ms siglos hasta nuestros das, tampoco es decabellado retrotraerla otro perodo anlogo o ms largo si cabe, y llegar a la conclusin de que los eldenses de Ello, nombre de la Elda visigtica, ya veneraban a San Antn en la ermita de su nombre. 14 La ermita citada puede tener una evidencia, sin inte rrogante, al referirnos a algo de vital importancia como son los restos del bside que se han encontrado en el yacimiento del Monastil. La consecuencia de la no celebracin de la Fiesta de Moros y Cristianos a comienzos del siglo XX, incidi en la ermita de manera negativa, ya que contribuy al absen tismo de los dirigentes del Obispado de Orihuela, pro pietarios de este pequeo edificio, desembocando en un deplorable aspecto ruinoso, con el correspondiente peli gro para los vecinos de la ciudad. Alberto Navarro nos acerca a su estado en junio de 1907, cuando, tras la visita del director de obras del Hospital Provincial, aconsej su rpida destruccin. Nos relata tambin su situacin crtica a mediados de 1917 de esta forma. ... el caso de la Ermita se haba agravado, pues hundida la techumbre y solamente en pie algunas paredes, el venerable recinto se haba convertido en foco de inmundicias por las muchas basuras que en l se arrojaban, precisamente en el lugar que entonces era la entrada principal de la poblacin. 15 Imaginamos que la imagen de San Antn sera trasla dada a la parroquia de Santa Ana una vez desestimada la posibilidad de proceder a la reedificacin de la ermita. Dicha imagen termin en una ermita ubicada en el anti guo cementerio -hoy Parque de la Concordia- en 1926. Este traslado estuvo asociado con el descontento del colectivo eldense que habitaba en el casco antiguo, aun que esta ermita absorbi el culto al Santo y todos sus ritos y costumbres. Incluso en la poca republicana, al estar inservible Santa Ana como consecuencia de un incendio, se celebraron casamientos en esta improvisada Iglesia durante unas semanas. A los pocos meses de fi nalizar la Guerra Civil, exacta mente el 1 de noviembre de 1939, unos eldenses dieron muestra de mantener su compromiso con el Santo y manifestaron su deseo a las autoridades militares, civiles y eclesisticas de volver a celebrar la festividad de San Antn, e incluso comprar una imagen. Los Seores que al margen se expresan y abajo los firmantes, se compro meten el celebrar en el prximo ao 1940 en los das 20 y 21 de Enero de dicho ao por ser el domingo ms pr ximo al da 17 festividad de San Antonio Abad, las tra dicionales fiestas que Elda siempre celebr a este glorioso Santo y para este da ver la forma de poder adquirir en propiedad una Imagen de San Antonio Abad con sus correspondientes andas... Consagraron todas sus energas a iniciar un proceso necesario para la ciudad de Elda, porque la ausencia de esta tradicin religiosa provocaba una psicosis colectiva fruto de la angustia que padecan. Pero la crisis generali zada no fren el deseo de reafirmar su confianza, y exal taron una devocin que les garantiz un clima propicio para evitar en lo sucesivo tan triste ausencia. As se fund la Mayordoma de San Antn, una institucin encargada de cohesionar y sustentar todos los actos programados bajo los exclusivos auspicios del Patrn. Fue el momento clave, porque si la Fiesta es una manifestacin laica en 99 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA honor de San Antn, el ahondamiento religioso profun diz en la costumbre y cuando se empezaron a desarro llar las formas ldicas ya exista una fuerte advocacin que pudo alentar el comienzo de la Fiesta. El carcter religioso haba germinado con nimo afec tivo, y esta situacin contribuy a que unos aos des pus (1950) se celebrara la Fiesta de Moros y Cristianos con un incremento de espectacularidad, pero ntima mente unida a un suceso que marc una nueva etapa dentro de la estructura Festera: la inauguracin de la nueva ermita dedicada a San Antonio Abad. ...levantada muy cerca de donde estuvo la anterior, sobre terrenos donados por doa Prxedes Beltrn Olcina a la Junta Central, y por esta, unto con la ermita, al Obispado. El 28 de mayo, a las 9 de la noche, entr San Antn, procesionalmente, a su nuevo templo ante el atronar de los disparos de arcabuces, tracas y un castillo de fuegos artificiales. El cura de Santa Ana, D. Jos Mara Amat Martnez, efectu la bendicin y dirigi unas palabras agradeciendo el entu siasmo y el calor popular que haba hecho posible esta obra en slo cuatro meses, debido principalmente al tesn desplegado para ello por el Presidente de La Junta Cen tral, y segundo teniente alcalde, D. Julio Beneit Navarro, a quien se deba tambin el embellecimiento de este acceso a la ciudad con obras de urbanizacin en los alrededores de la ermita.16 A travs de los aos, el sentido religioso ha aportado su particular vivencia festera, proporcionando distintas actuaciones pero siempre encaminadas a canalizar el genuino fervor al Patrn. El 17 de junio de 1994 se cre la Asociacin de Amigos de San Antn, con el propsito de colaborar en todo momento con la Mayordoma y animar a los festeros para incrementar su participacin en los actos que se celebran en honor al Santo. Los ele mentos constitutivos de esta Asociacin son sus afinida des a la Fiesta en general y a San Antn en particular, por eso pueden resultar imprescindibles para que la Fiesta dedicada al Santo (17 de enero) adquiera la importancia que se merece. Sus asociados (cuyo uniforme consta de un blusn y un pauelo blanco) justifican esta creacin por la devocin histrica que existe en Elda desde hace muchos siglos. Creemos que esta entidad natural, como factor aso ciativo, produce un servicio, con sus acciones pblicas, a la Fiesta, puesto que no son ajenos a la sociedad, for mada por personas con nimo de participacin abierta y plenitud festera. El sentimiento popular de devocin a San Antn se halla en un proceso de disminucin en algunos sectores como consecuencia de la crisis advocatoria que evolu ciona considerablemente. Entendemos que las circuns tancias estn cambiando y que las mentalidades discurran por otros derroteros, pero no que se olvide una manifestacin heredada y transmitida por nuestros mayores y parte del patrimonio cultural eldense. La acti tud rel igiosa de los jvenes es totalmente distinta a la nuestra; parece como si se intentara fosilizar la devocin durante todo el ao a excepcin de los das de la Fiesta. Si queremos que nuestras Fiestas sean autnticamente en honor del patrono o de la patrona, debemos ir pro fundizando en que lo religioso no es magia, que no se trata de tener contento al Santo con unos actos ms o menos bonitos, sino que se trata de que las Fiestas nos impulsen por el poder renovador que tienen, a unas vivencias cada vez ms autnticamente religiosas.. .. 17 Buscar una solucin a esta pequea crisis corresponde a los dirigentes religiosos, aunque tampoco debemos mag nificar un problema que nunca ha creado ningn con fl icto y que, como manifestacin religiosa, nunca desmerece precisamente por la espectacularidad que viene experimentando. De lo que se trata es de festejar a San Antn reali zando unos actos donde sobresalen los valores del pasado, se siembra para el futuro y se disfruta del pre sente. En la prctica, toda fi esta cristiana otorga estas caractersticas, aunque la que desataca es la felicidad del momento; pero qu piensan aquel los que estn al mar gen de la religin cuando participan en la procesin, Se pueden defender estas actitudes si pensamos en la cele bracin como un hecho histrico, expresando de modo natural la participacin en un rito al margen de toda la espiritualidad. .. .que las manifestaciones religiosas en la Fiesta de Moros y Cristianos son de tipo cultural lo C) 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA externo, en la que se pretende una asistencia masiva y no pasan de una vivencia emotiva y sentimental; que a lo sumo se aspira a que la misa y la procesin, por su esplendor y boato, no desmerezcan de los dems actos cvicos - festeros. 18 Podemos llegar a valorar an ms la Fiesta, porque tiene la suficiente fuerza para poder aglutinar no slo a distintos niveles: sociales, culturales y econmicos, sino a gentes con distintas formaciones religiosas, generadoras de un espectculo que consolida, consciente o incons cientemente, una tradicin local. Estas personas reciben una proyeccin interior capaz de destapar alguna otra motivacin. La bsqueda de la realidad festera no slo est en la diversin, el compaerismo y otras cosas NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) Annimo. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1948. UBEDA CRAMAGE, TEODORO. Valores espirituales de la Fiesta de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 351. GARCA MARTNEZ , FRANCISCO. La otra religin de la Fiesta. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo I, pg. 173. AMAT MARTNEZ, JOS MARA. Elda y San Antonio Abad. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1948. Nueva Enciclopedia Larousse. Editorial Planeta. 1980, Tomo II, p.p. 541-542. VAN SILVESTRE, FRANCISCO. Sobre el simbolismo de la Tau en San Antn. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1990. VANO SILVESTRE, FRANCISCO. Ibid. AMAT Y SEMPERE, LAMBERTO. Peridico El Graduador. Alicante. 23 de enero de 1877. CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Recuerdos de Elda o las fi estas de mi pue blo. Tipografa de T. Minnesse de los Rios. 1899, pg. 9. menos importantes, hay que adoptar las medidas nece sarias para no prescindir de la fuerza de un rito como es la espiritualidad. Una de las vivencias ms caractersticas de la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda es la celebracin del rito reli gioso, que, en algunos casos, es de accin de gracias y se enmarca en un orden litrgico, adems de crear la posi bilidad de convivencia entre grupos sociales y San Antn. Esta cohesin se puede mantener con una integradora propiciada por la ideologa religiosa, la misma que puede impulsar unos valores morales propios de una lectura conservadora de la historia del ilustre Patrn como sm bolo operante de la cultura comunitaria y una identifica cin con los segmentos integradores de la Fiesta eldense. (10) DOMENECH LLORNS, SALVADOR. Los Moros y Cristianos entre el patrn y el turismo. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I , pg. 164. (11) AMAT Y SEMPERE, LAMBERTO. Elda. Universidad de Alicante y Ayunta miento de Elda. 1983, Tomo I, p.p. 44-45. (12) AMAT Y SEMPERE, LAMBERTO. Op. cit, pg.42. (13) CANDELAS ORGILS, RAMN. La ermita de San Antn, fue Sede Episco pal Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1992. (14) CANDELAS ORGILES, RAMN. Ibid. (15) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Historia de Elda. Caja de Ahorros Provincial. 1981, Tomo I I , pg. 63. (16) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Op. Cit., Tomo 111, pg. 53. (17) BONET CAMARASA, RAFAEL Y PARDO GARCA, GINS. La religin y la Fiesta. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I , p.p. 160-161. (18) VA SILVESTRE, FRANCISCO. La religin y la Fiesta de Moros y Cristianos. 1 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Pro vincial. 1976, pg. 135. 101 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA LA JUNTA CENTRAL: UN EQUILIBRIO INSTITUCIONAL Organizar y coordinar la celebracin de las Fiestas de Moros y Cristianos de Elda, as como los actos de la Media Fiesta.i El deseo de ordenar armnicamente, por medio de sis temas vlidos y legales, todos los actos colectivos es cosa muy antigua y propia de una entidad que se encarga de la coordinacin definitiva de las ideas de las personas, ajustando en cada momento un punto central capaz de llevar el timn para que no exista ni la confusin ni la dis criminacin. El ajuste no es fcil, y solamente se puede entender cuando hay una conexin entre tradiciones, usos, ideas y hombres. Esta conexin junta a sus partici pantes alrededor de un tema de inters comunitario que apasiona a todos, adems de ofrecerles la posibilidad democrtica de intervenir en una realidad compleja y multitudinaria. El funcionalismo o el estructuralismo de una socie dad determinada puede ser parecido a la de otras, e incluso puede tener una similitud casi absoluta, aunque esta ltima opinin puede ser una conjetura muy aven turada porque normalmente se sincroniza la funcin con la idiosincrasia del colectivo. Un pueblo, una comunidad humana, tiene su propio rostro y su propia alma. Es el resultado del acontecer histrico y de la aventura humana, cultural y religiosa, vivida comunitariamente en la sucesin del tiempo y en el marco de una determi nada geografa.2 La dinmica organizativa de la Fiesta de Moros y Cris tianos, en general, presenta numerosas variantes y muchas diferencias determinadas por la plena autonoma de cada poblacin, aunque prcticamente tiene mucho en comn debido a que el tema es similar. Es el momento de matizar algo muy representativo, como encontrar el verdadero espritu festero ahondando en la naturaleza, buscando la esencia y evitando los inconvenientes que desnaturalizan la Fiesta. Es lgico que cada pueblo tenga sus propias normas y las haya ido adaptando a sus costumbres o necesidades, pero si se quiere engrandecer cada vez ms este festejo, hay que evitar la prdida del espritu tradicional -siempre y cuando exista verdaderamente- erradicando imitaciones y ana cronismos. 102 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA Son problemas muy difciles de solucionar por la com plejidad histrica y porque la Fiesta comenz su anda dura para despus ser regulada. Fue un proceso estructural derivado de la necesidad ordenativa para rea lizar un fi n concreto y dar una normativa que se adecuara a los acontecimientos. Adems, la intervencin masiva del pueblo determin las correspondientes modificacio nes sobre la marcha, aunque siempre lo promulgado per da vigencia y era superado por la realidad. La regulacin de la Fiesta era evidente, la creacin de organizaciones o entidades encargadas de aunar esfuer zos y de dirigir todas las actividades marcaba una autn tica necesidad. Bien es cierto que estas asociaciones nacieron para fomentar un ambiente de solidaridad cons cientes de la importancia que tena el proyecto festero. A medida que la Fiesta iba creciendo, surgieron estas enti dades con el fi n de regir y ordenar todas las conmemora ciones bsicas y aquellos actos sociales y culturales complementarios que daban cierta autonoma en cada villa festera. Durante el siglo XIX empezaron a aparecer las primeras reglamentaciones festeras (Cap tulos para el buen orden y gobierno de la Fiesta. Alcoy 1839) en forma de preceptos escritos, ya que anteriormente, al ser consue tudinarias, no estaban reflejados en ningn documento. Empez siendo: a) consuetudi naria; b) luego, segn los casos, por bandos de buen gobierno de la autoridad (Onl, Cas talla, Muchamiel, y otras localidades todava los dictan en sus programas de Fiestas); c) por instrucciones, circulares, indicaciones de horarios, itinerarios.. .., a los grupos festeros, o generales, especialmente donde no hay regla mento festero (como es el caso de Biar o Agu Ilent) y en general en todas las poblaciones aunque tengan reglamentos concretos sobre estos aspectos (as ocurre en Alcoy, Petrel, Ibi. . .); d) por reglamentaciones aprobadas slo por los elementos interesados en la Fiesta; y e) fi nalmente, por reglamentos aprobados legalmente que es lo mismo que el apartado d), pero con sancin legal. 3 Incluso los ncleos festeros (Filaes) tenan su propia estructura reglamentada (una fi l de Alcoy en 1870 y otra de Baeres en 1889) con sus juntas directivas, sus presidentes y vocales. Los organismos rectores de la Fiesta debieron de reci bir el lgico impulso religioso as como el inters munici pal, buscando el control de esta institucin, que no quera ser gobernada, sino crear las condiciones necesarias para autogobernarse, frmula muy normal para que la des centralizacin tuviera la eficacia suficiente y aspirar as a mantener los ideales dentro de la comunidad festera. Normalmente, en la mayora de los pueblos festeros se fueron apoderando de la organizacin de la Fiesta, y esto oblig a una regulacin ms concreta. En la actualidad existe una amplia gama de organiza ciones festeras con variados tipos en cuanto a los regla mentos o estatutos se refiere, y con las colaboraciones en mayor o menor magnitud por parte de los estamentos religiosos o municipal . A continuacin vamos a relacionar algunas poblaciones con su correspondiente entidad rec tora. POBLACIN Caravaca de la Cruz Fuente la Higuera Pego Campo de Mirra Baeres Muchamiel Cocentaina Muro de Alcoy Onl Biar Benejama Caudete DENOMINACIN Cofrada Junta de Cofrada de Santa Brbara y Comisin Municipal Comisin Municipal de Fiestas Comisin Municipal de Fiestas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas 103 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Callosa de Ensarri Ibi Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Castalla Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Bocairente Mixta de Comisin Municipal y Asociacin de Comparsas Alcoy Asociacin de San Jorge Crevi l lente Asociacin de Fiestas de Moros y Cristianos San Fran cisco de Ass Vil lena Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos Benilloba Asociacin de San Joaqun Novelda Asociacin de Comparsas Santa Mara Magdalena Agullent Junta de Fiestas de Moros y Cristianos 011era Asociacin de San Miguel Monforte del Cid Unin de Festejos Sociedad Cultural Recreativa Petrel Unin de Festejos de San Bonifacio Elda Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos Sociedad de Moros y Cristianos Villajoyosa Asociacin de Santa Marta Onteniente Sociedad de Festeros del San tsimo Cristo de la Agona Sax Cabildo (Datos extrados del trabajo realizado por Mansanet Ribes titulado La Fiesta de Moros y Cristianos como Ins titucin y su ordenacin. Publicado en el Tomo I del I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos). Nos imaginamos que la Fiesta eldense del siglo pasado tendra su propia reglamentacin; su estudio, de hecho, hubiera sido muy interesante, pero la falta de documen tacin nos obl iga -una vez ms- a trabajar con hiptesis y hacer un anlisis comparativo con otras poblaciones donde se practicaba este festejo organizado por regla mentos. En un principio seran las autoridades religiosas las encargadas de organizar la fi esta en honor a San Antn; a las civiles les corresponda la parte de los festejos no religiosos, segn consta en el rgimen foral valenciano. Poco a poco, la Fiesta empez a ser popular y el pueblo elev su participacin. La procesin se mantena, pero los actos populares iban aumentando y, segn evoluciona ban, aparecan los encargados de recaudar fondos para hacer frente a los gastos. Pudo ocurrir que estos recau dadores fueran, pasados algunos aos, los organizadores de la Fiesta en los aos de su celebracin. Incluso pode mos pensar en la existencia de directores de la Fiesta como los organizadores y los componentes de la Mayor doma de San Antn. La poderosa fuerza que naci en 1944 al reavivarse el festejo desbord algunas iniciativas de aquellas personas que consideraron necesaria una organizacin, porque la magnitud y trascendencia del inicio de la Fiesta fue increblemente participativa. Este grupo de eldenses com prendieron que la convivencia, el respeto y la integracin estaban dentro del esquema festero, pero tambin que era imprescindible estimular la sensibilidad colectiva y buscar los medios necesarios para hacer factible la Fiesta. La consecuencia inmediata fue la creacin de la Junta Central de Comparsas a nivel oficial , fechada el 24 de febrero de 1946, segn aparece en la primera acta (ver apndice documental), aunque anteriormente real izaban espordicas reuniones que no constaban en ningn libro oficial. Esta institucin empez a recuperar aquel los ele mentos de cultura popular que la Fiesta haba creado a lo largo de su discontinua trayectoria y produciendo otros aunque fueran absorbidos de otras poblaciones. El inters que presidi la formacin de la Junta Central fue el estructurar orgnicamente la entidad debido a la complejidad progresiva que la configuraba, adems de hacer partcipe a todas aquellas personas que vivan la Fiesta de una forma directa. La primera Junta tuvo que tomar una serie de decisio nes muy importantes -ingreso de nuevas comparsas y forma de costear el gasto que supona el castillo- desta cando entre ellas el cambio de fechas. Entendemos que en las poblaciones agrarias las fi estas se acercaran a los tiempos de cosecha o recoleccin, justificando una auto noma para las fechas de celebracin. En Elda no exista una base econmica relacionada con el calendario fes 104 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA tero; fueron los factores climticos (el fro y la lluvia) los que obligaron a modificar las fechas y trasladarlas a los ltimos das de mayo. En 1947 los festeros pudieron des filar en un ambiente ms primaveral , sin que hasta el momento se hayan cambiado las fechas de la Fiesta. Entendemos la autonoma de la Junta Central, as como la correspondiente justificacin ante esos inconve nientes, pero si la Fiesta es mostrar la realidad de un pue blo que no vive de espaldas a su pasado; si la comunidad ha profundizado en sus races histricas y mantiene unas seas de identidad hubiera sido de un alto valor simb lico reproducir las vivencias heredadas, cristalizando un rasgo comunitario, intentando llevar el calendario anual de actos a las fechas originarias. Quiz en la actualidad sea impensable este cambio, y los problemas pudieran acumularse si se llevase a cabo, pero el rito y la liturgia festera dara ms cohesin histrica al alto nivel que goza la Fiesta eldense. Este distanciamiento con la tradicin, al margen del carcter de representacin y espectculo en el que est inmerso nuestro festejo, posibilita una cierta ruptura con lo heredado y nos puede llevar en direccin contraria de la esencia que siempre se busca para mante ner esta realidad. De todas las maneras, aquella Fiesta de 1947 fue todo un xito, ya que los festeros y los eldenses en general valoraron el cambio de fechas como muy acertado. Esta situacin anim a la Junta Central a dar cumplida satis faccin a las necesidades rituales y ldicas que los elden ses desarrollaban durante los das del festejo. En la revista de la Fiesta del ao 1948 aparece un artculo firmado por Metomentodo cuyo comienzo es todo un elogio para la Junta. Tras la brillantez de las Fiestas de Moros y Cris tianos de 1947, la actual Junta Central ha procurado incrementar sus esfuerzos para que aquellas sean supe radas, si cabe, en el ao actual. (. . .) El resurgimiento de estos festejos es debido a un grupo de eldenses, castizos y entusiastas, iniciativa que la Junta Central se ha visto en la necesidad de encauzar y ordenar. Con esta fi nalidad fue aprobado el Reglamento de las sesiones celebradas el 20 de Junio y 7 de Julio del ao precedente, y sancionado por el Excmo. Ayuntamiento del 14 de octubre ltimo. El entorno econmico eldense de finales de los cua renta no era pobre, pero tampoco destacaba por su gran actividad industrial , aunque fue este el momento en que algunas gentes comenzaron a intentar resolver los pro blemas de subsistencia que tenan planteados y se dedi caron en consecuencia a la creacin de pequeas industrias zapateras con las cuales se inici, aos ms tarde, el progresivo crecimiento econmico de la ciudad. Esta situacin impactaba de forma clara y decisiva en la economa festera; todas las variaciones cabidas en momentos de profunda transformacin determinaban de forma perceptible algunos cambios en el esquema fes tero y significaban el nacimiento de un nuevo grupo social que acumulaba el poder a travs del dinero. La Junta Central tena que estar pendiente de las varia ciones socioeconmicas para poder ajustar sus necesida des de expansin y mantener el engrandecimiento del espectculo. Lgicamente, exista un ciclo econmico y unos recursos disponibles, generalmente insuficientes, que obligaban a la Junta a buscar ingresos por medio de otros medios ms directos. Bien es verdad que tuvieron que derrochar mucha imaginacin. Faltando pocos meses para que fi nalizara el ao 1947, D. Maximiliano Aguado, que se haba incorporado a la Junta Central , inici las gestiones correspondientes para celebrar un festival taurino y aportar fondos a la Fiesta y defender as mejor las perspectivas que deseaban plas mar hacindolas factibles a corto plazo. Esta iniciativa se llev a cabo y supuso un xito mayor que el esperado por los organizadores. La repercusin de este festival fue enorme, segn lo demuestra una larga serie de artculos publicados unos das despus de este acontecimiento. Seguidamente se toma el acuerdo que conste en acta el agradecimiento de la Junta Central y de sus 300 compar sistas, al Excmo. Seor, Duque de Pinohermoso y a los hermanos Domingo, Pepe y Luis Miguel Gonzlez Domingun por su gesto y deferencia de cooperar gratui tamente al festival taurino celebrado el 15 del actual y que no fue un acontecimiento local sino Nacional, comentado por las radios y prensa nacionales en especial en el semanario Ruedo del da 19 de febrero de 1948.4 La proyeccin econmica derivada del festival produjo un trasvase hacia las comparsas fundamental para su asentamiento. Esta inyeccin (25.000 pesetas para cada comparsa) proporcion, aparte del correspondiente entu siasmo, un aliciente para futuras transformaciones como base de supervivencia. 105 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Era evidente que no se poda cerrar las puertas a este tipo de subvenciones y repetir estas corridas de toros en beneficio de la Fiesta. Fueron innumerables los intentos para organizar por lo menos algo parecido, pero surgie ron problemas que orillaron el influjo vivido de tal manera que supuso el no volver a intentarlo. Sin embargo, cuando Jos Amat Sanchz fue Presidente de la Junta Central se iniciaron unas conversaciones con los propietarios del Coliseo Espaa para poder celebrar todos los sbados un baile que repercutiera en beneficio de las comparsas. No dur mucho tiempo. En el Coliseo Espaa comenzaron los primeros bailes y representacio nes de abanderadas. Cuentan los ms veteranos que, al principio, daba gusto; eran actos en los que se renda a la mujer festera, en la figura de la abanderada, un caluroso homenaje. Despus, segn cuentan, fue degenerando y aquella presentacin de Abanderadas en la noche de San Antn se qued un mero baile organizado por la Junta Central. Cuentan que siempre haba alguno que se pasaba de rosca y, as, las mujeres no se atrevan a subir al escenario. Esta situacin viene dada como consecuencia de que la fi esta se manifestaba como un impulso ldico comuni tario sin ajustarse a la fi delidad tradicional ni histrica. Es el tpico carcter, humanamente autnomo, que refleja una cierta marginacin festera y la profusin imaginativa de las personas que obedecen a reglas particulares apar tadas de las comunitarias. La trascendental misin de la Junta Central de Com parsas tuvo un edificio noble -el Casino Eldense- para sus primeras reuniones, pero resultaba imprescindible que contara con un lugar propio para poder instalarse y fun cionar, es decir, una sede capaz de realizar algunas activi dades festeras. Se ubic en una casa de la calle San Roque hasta la dcada de los sesenta, cuando, siendo presidente D. Antonio Tamayo, se trasladaron al lugar de origen. Fue en el ao 1970 cuando se celebr, quiz, la ltima reunin en dicho centro social, despus con la lle gada de Jenaro Vera a la presidencia, y tras permanecer algunos meses en la sede de la popular calle de San Roque, se pas a un local de la calle Lope de Vega, en los bajos del actual cine Rex. Despus se ubic en la calle Juan Carlos I , junto a la Plaza Castelar, lugar de inicio de los desfiles. Por ltimo, y gracias a una cesin del Ayun tamiento de Elda, desde el ao 1991, se tiene una sede digna, que consta de un saln de actos, secretara, saln de reuniones, despacho para la Presidencia de la Junta y Mayordoma de San Antn.6 La magnitud de esta cesin es notable, y conviene que profundicemos en su importancia. La Junta Central con sigui un edificio especialmente emblemtico y adecuado para la realizacin de actividades de tipo cultural, sin olvi dar que es el lugar ms idneo para albergar los materia les bibliogrficos, histricos, antropolgicos o artsticos que configuran un pasado donde se puede identificar las Fiestas en todas sus dimensiones. El Alminar -sede actual de la Junta Central de Comparsas- funciona como un foco de exaltacin del festejo eldense, promocionando una serie de actividades festeras y engendrando un por venir integrador con la sociedad eldense. Disponer de este medio supone que las generaciones venideras de festeros e investigadores encuentren las facilidades necesarias para hacer un retrato realista de la poca que deseen conocer, y poder interpretar y revisar por medio de este legado todos los sentimientos festeros que ofrecieron sus antepasados. 106 3. LAS (iEDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA A partir de los aos setenta y hasta nuestros das, los componentes de la Junta han puesto en prctica nume rosos aspectos, muy relacionados con su forma de pensar dentro de su poltica festera, que a continuacin vamos a reflejar: a) La manifiesta voluntad de apertura se advierte en los viajes a otros lugares festeros donde reciben una colaboracin desinteresada, les informan, les orien tan y facilitan una serie de esquemas complementa rios que ms tarde pondran en prctica y conseguiran un xito alentador. Esta sincronizacin con otras poblaciones hizo que la creatividad se desbordara y apareciera una brillante espectaculari dad. Desapareci ese carcter localista que se vena pro duciendo y apareci la proyeccin divulgativa que se convirti en una plena comunicacin socio-fes tera. La consecuencia a corto plazo fue una clara revisin de lo religioso, de la estructura econmica y del equilibrio armnico de la Fiesta, frenando la lejana posibilidad de convertir los desfiles en una especie de carnaval y la prdida del sentimiento reli gioso. En esta transformacin hay que incluir el acierto de implicar al Ayuntamiento eldense como un colabo rador nato, buscando un mayor apoyo del que vena aportando. Valoramos esta actuacin porque estamos convencidos de que los ayuntamientos, a travs de sus propias concejalas de fi estas, deben responsabilizarse de las funciones que les compe ten; principalmente aquellas consignaciones econ micas, plasmadas en sus presupuestos, que normalmente llegan a la Fiesta con destacado retraso. b) Un factor evolutivo en la estructura festera fue la participacin masiva de la mujer. Empez a conver tirse en un sujeto activo de la Fiesta, encontrando el puesto que le corresponda y creando un arraigo lo suficientemente slido. Con el tiempo logr la equi paracin absoluta con el hombre. En Elda nunca han existido obstculos para su par ticipacin. Bien es verdad que al principio la mujer era reacia a integrarse definitivamente en la Fiesta, pero a partir de los setenta se empezaron a formar grupos de jvenes y esposas de festeros, y en seguida entraron a formar parte de los estamentos organizativos. Su colaboracin era eficiente y en la actualidad existe un elevado nmero de festeras que ostentan cargos importantes en sus respectivas comparsas. La presencia femenina en la Fiesta eldense est ase gurada; slo hay que observar la participacin juve nil en el desfi le infanti l y, lo ms destacable, las jvenes, que se sienten orgullosamente protagonis tas, esperando alcanzar la mayora de edad para ocupar los puestos representativos en sus compar sas. c) La poltica festera de la nueva Junta transform la tradicional presentacin de los capitanes y abande radas en un acto protocolario donde daba el pregn un conocido personaje dentro del mbito nacional. Aos atrs se celebraban unas verbenas en el desa parecido Coliseo en honor a estos destacados parti cipantes, coincidiendo con la Fiesta de San Antn. En 1971 se empez a configurar este acto, acumu lando prestigio gracias a la actividad que desarrolla ban los integrantes de la Junta Central y a la categora de los pregoneros. De esta manera se uni a la estructura festera una fecunda vocacin que actualmente se contempla como un acto muy significativo. Es destacable la actitud de la anterior Junta, que fue la encargada de crear esta manifestacin en 1969 con motivo de celebrarse las Bodas de Plata de la Fiesta. d) En 1971 la Junta necesitaba ampliar la realidad fes tera hacia otros horizontes. Su deseo era que otros grupos de personas conocieran con mayor intensi dad la Fiesta eldense, por eso iniciaron las corres pondientes gestiones para intentar conseguir que fuera declarada de Inters Turstico. Muchos de los ministerios existentes en aquella poca no brillaban por su rapidez a la hora de faci litar concesiones a unas gestiones fciles de resolver. Los expedientes burocrticos se eternizaban, incluso en el Ministerio de Transportes, Turismo y Comuni caciones, cuando nuestro pas iba reaccionando ante el turismo exterior. LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Estamos criticando a dicho Ministerio por la tar danza en la aprobacin del correspondiente expediente que permitiera a Elda denominar oficial mente su Fiesta como de Inters Turstico. La desconfianza se debi de aduear de la Junta Central al ver que su gestin no fructificaba. La aprobacin definitiva vino diez aos ms tarde, en 1981. Esta denominacin se pudo inscribir en todas las publ icaciones referentes a nuestra Fiesta a partir de este ao. Menos mal que el primer acto aperturista fue todo un xito. En Alicante se vena celebrando anual mente un gran desfile provincial, donde acudan de casi todas las poblaciones festeras. En 1971 se des plazaron casi un mi llar de eldenses, que hicieron las delicias de propios y extraos desfilando con la vis tosidad que les caracteriza. e) No deja de ser significativo el inters de crear acon tecimientos culturales dndoles un tinte humorstico y configurando unos hechos diferenciales con res pecto a lo que se vena realizando con anterioridad. La clara predisposicin a planificar actos comple mentarios en un clima l leno de simpata y diversin fructificaron en el Primer Concurso Nacional de Dibujos de Humor, en la Feria del Libro de Humor y en la Semana del Humor. A la primera convocatoria del Concurso de Dibujo (1971) respondi un elevado nmero de partici pantes de toda la geografa espaola. Se inaugur tambin la Feria del Libro con lo ms representativo dentro del humor nacional , para terminar con la celebracin de varias conferencias protagonizadas por autores de prestigio reconocido, dominadores de un arte tan complicado y difci l. Estos proyectos, convertidos en una realidad palpa ble, no tuvieron mucha continuidad. Sin embargo, un acto que se mantiene en la actualidad y que est muy arraigado dentro del contexto festero es el Concurso de Fotografa sobre Moros y Cristianos, un verdadero semi llero para las portadas de las revistas que se publican anualmente. f) Es bien conocido que en 1974 se celebr en Villena el I Congreso Nacional de las Fiestas de Moros y Cristianos. En esta importantsima reunin, la dele gacin eldense fue numerosa y muy participativa. Varios de los miembros de la Junta acudieron a esta ciudad vecina y respondieron con el corazn, ms que con palabras a la convocatoria, segn coment alguno de los congresistas. El efecto posterior dio como resultado una serie de intercambios entre los ponentes y un refuerzo con siderable a la Fiesta. Muchos representantes, hom bres implicados en las tareas festeras, sacaron varias conclusiones que sirvieron para revitalizar las esen cias fundamentales de la Fiesta eldense. Tenemos que matizar un aspecto importante, este Congreso contribuy a realizar una labor que favo reci la aparicin de las esencias festeras de toda Espaa, pero tambin proporcion la posibilidad de demostrar que nuestra Fiesta tena su propia forma de ser y de sentir. Su estructura prctica (comparsas, msicas, plvora, indumentaria.. .) se iba a mante ner, aunque ms tarde sufriera unas mnimas varia ciones impuestas por determinadas circunstancias, y algunas sugerencias que dentro de nuestro ambiente no tuvieron cabida. g) En la programacin de los actos a celebrar en 1977 apareci por primera vez algo distinto y, como se ha podido demostrar despus, muy afectivo. Nos estamos refiriendo al Desfile Infantil que, aunque en Elda no era tradicional y nunca se haba celebrado, fue un verdadero acierto. Anteriormente tenan que limitar el nmero de nios/as en los desfiles habituales. Por tal motivo la Junta busc un adecuado cauce de participacin infantil que ha servido para que nuestros hijos se integren, conozcan y se compenetren con la Fiesta de su ciudad. El primer desfile fue todo un xito de participacin y de pblico asistente gracias al considerable aumento de mujeres y de nios y nias que se esta ban incorporando desde haca algunos aos. Ade ms, el Desfile Infantil sal i potenciado por la el iminacin de la Batalla de Confeti , y posterior mente con la ampliacin de un da ms de Fiesta (viernes por la tarde) en 1991. En 1977 tambin se incorpor una nueva com parsa, las Huestes del Cad, que pas a engrosar 3. LAS CEDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA el bando moro. Unos meses antes haba dado su aprobacin la Junta Central en una reunin general donde se valor la importancia de esta nueva com parsa participante. h) Finalizando la dcada de los setenta, la Junta Cen tral cre una comisin de Guerrillas y Embajadas para impulsar y consolidar estos actos festeros que durante mucho tiempo se haban sal ido un poco de la trayectoria que se haba marcado la Fiesta. (Una prueba del poco inters inicial fue la cantidad de lugares donde estuvo emplazado el castillo para las Embajadas.) Esta comisin reuni a un grupo de festeros que poco a poco fueron incorporando aquel los elementos necesa rios para arropar a las Embajadas y ponerlas en uno de los lugares ms altos de la Fiesta. Una consecuencia de la labor desarrollada es que en la actualidad los actos de las Embajadas son multitudinarios y la participacin festera cada ao es mayor, sin olvidar un elemento muy destacable: va adquiriendo con el transcurso del tiempo una mayor vistosidad. Desde principios de los ochenta hasta la celebracin del cincuentenario, los distintos miembros de la Junta Central han interpretado la Fiesta con sus caractersticas tradicionales y culturales, y han favorecido el proceso, debido principalmente al inters continuado y a un tra bajo tenaz. Siempre han tenido claro el mantenimiento de la identidad festera revisando propuestas y estando abiertos a ciertas modificaciones. Este concepto incre blemente comunitario lo encontramos en las siguientes novedades festeras: a) La Fiesta de Moros y Cristianos de Elda hace posible que todos los protagonistas se sientan identificados con su propia personal idad, en un clima eminente mente apto y con la posibilidad de expresarse l ibre mente. En octubre de 1994 (da 22) se celebraron las primeras votaciones para la eleccin del presi dente del rgano institucional ms importante de la Fiesta. b) Un criterio positivo fue el de iniciar el acto de entrada de bandas desde la amplia Plaza de los Tra bajadores de Calzado, y no desde la calle Dahellos, que se quedaba muy reducida por la aglomeracin correspondiente. No olvidemos los premios a las bandas de msica participantes (siempre que el nmero de componentes sea mayor de cuarenta), las cuales interpretan el pasodoble ldella. c) Cualquier elemento tradicional que se incorpore a la Fiesta es bsico a la hora de buscar su esencia. Revi vir, en el desfile informal de la Retreta, que algunas escuadras lleven faroles de papel acorden con luz de velas en su interior era una costumbre que pone de manifiesto la valoracin del pasado festero. d) Si recordamos el origen de la Fiesta, comprobare mos que naci como consecuencia de festejar al Patrn, San Antn, con el acompaamiento de la soldadesca disparando sus arcabuces. Esta antigua tradicin la quisieron rememorar en el cincuentena rio en el acto de traslado del Santo. Este acto no se pudo celebrar entonces por los tpicos impondera bles de regulacin de posesin y utilizacin de tra bucos. Sin embargo, en 1996 se material iz. Consideramos que la bsqueda de formas tradicio nales, tan imprescindibles para la experiencia fes tera, mantienen viva la cultura eldense y favorece la autenticidad de esta celebracin. e) El ms importante valor espiritual del mbito fes tero es, sin duda, San Antn. Con su Patrn se iden tifican las conciencias de muchas personas vinculadas a la conmemoracin, que poseen la luci dez suficiente como para contemplar la Fiesta con todos sus elementos. Esta situacin no abarca a todos los participantes, por eso, para reforzar el carcter religioso de algunos actos, la Junta Central ha hecho posible el nacimiento de una ofrenda de variados objetos a San Antn. Por un lado nace una experiencia religiosa, y por otro, la ermita recibe todo lo necesario para poder realizar cualquier tipo de celebracin. f) Otra novedad festera, paralela a la anterior, consiste en que la ltima comparsa contine acompaando a los sacerdotes y autoridades hasta el templo parroquial. g) Las organizaciones de rango superior, como son las Juntas Centrales, necesitan tener imaginacin para proveerse de unas posibi lidades econmicas y, al LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA mismo tiempo, supervisar y participar en los innu merables actos que se celebran durante los das de la Fiesta. La Junta Central eldense puso en marcha un nuevo sistema de alquiler y cobro de las sil las que se sitan en todo el recorrido del desfile. Siem pre lo gestionaban ellos, pero ahora una empresa privada se hace cargo de este servicio a cambio de unos beneficios que repercuten directamente en la propia Junta. La Junta Central de Comparsas se constituy como Asociacin a travs de la Ley de Asociaciones de 24 de diciembre de 1964. Su trayectoria ha presentado una cierta complejidad en su estructuracin orgnica -confec cin de estatutos, constitucin como asociacin. ..- hasta llegar a la actualidad. La integran una Presidencia, dos Vicepresidencias, una Secretara, Tesorera, Secretara de Actas, la Presidencia de la Mayordoma de San Antn, una Presidencia de la Comisin de Guerril las, el Cronista Oficial y una vocala por cada una de las nueve compar sas. (Echamos de menos una Comisin Histrica encar gada de estudiar los orgenes y caractersticas de la Fiesta eldense, incluso de las distintas variantes de la Fiesta en general). De los sesenta y seis artculos de que constan sus Esta tutos analizaremos los dos ms destacados: ARTICULO 4.- Son fi nes de la Asociacin: 1.- Organizar y coordinar la celebracin de las Fiestas de Moros y Cristianos de Elda, as como los actos de la Media Fiesta. 2.- Fomentar el espritu festero y cuanto tenga rela cin con el mismo, promoviendo y desarrollando cuantos actos o actuaciones sean acordes al fi n expuesto. 3.- Cuidar y procurar, con arreglo a sus medios, la con servacin y mejora de la Ermita de San Antn, Patrono de las Fiestas. 4.- Fomentar, organizar y llevar a cabo cuantas inicia tivas resulten de inters para el buen fi n de las Fiestas. 5.- Informar y asesorar a las Autoridades Pbl icas de cuantos asuntos se consideren de inters o les sean soli citados. 6.- Procurar y disponer la confeccin, publicacin de la revista de las Fiestas de Moros y Cristianos. Adems de la representatividad de la Junta como cabeza visible organizativa, existe un fi n primordial que constituye la razn de ser de esta entidad: velar para que la celebracin sea lo ms correcta posible. Hay otra apor tacin muy determinante, como es el fomento de la Fiesta a travs de la conservacin de sus caractersticas; paralelamente, est orientando algunos aspectos para frenar la posibilidad de que se convierta esta celebracin en un ingrato espectculo carnavalero. ARTICULO 6.- Para el mejor cumplimiento de los fi nes que se han dejado expuestos, la Asociacin podr: 1.- Admitir comparsas de nueva creacin. 2.- Crear, organizar y mantener servicios y secciones adecuadas a los fi nes que le son propios. 3.- Establecer y mantener cuantas relaciones e inter cambios se estimen necesarios o convenientes con Auto ridades, Organismos o Entidades, ya pbl icas o privadas. 4.- Recabar la proteccin y asistencia de Autoridades y Organismos oficiales. El primer apartado no ha funcionado desde la integra cin a la Fiesta de las Huestes del Cad, y esperamos que el nmero de comparsas no se incremente, porque empezaran a surgir esos problemas que produce la masi fi cacin. Lo que s tenemos que admitir son las buenas relaciones de los componentes de las distintas Juntas a nivel local y provincial . Esta real idad existe desde hace varios aos y ha originado determinados aspectos que actualmente se mantienen, al tiempo que han ayudado mucho en el engrandecimiento del festejo eldense. Existe una celebracin, practicada en muchas pobla ciones, suficientemente expresiva como para mantener el fuego festero. Nos referimos a la Media Fiesta. Es una tradicin alcoyana transformada en exaltacin capaz de estimular y aglutinar a la comunidad festera con expe riencias purificadoras a la vez de complementar, con unas caractersticas concretas, una dimensin con sentido y autenticidad. En Elda se inici esta celebracin a princi pios de los aos setenta, quiz como consecuencia del proceso alcoyano, y se consol id como acontecimiento popular muy significativo en 1967. Creemos que se transplant en nuestra ciudad, y desde aqu proclama mos su importancia, precisamente porque la Media Fiesta 3. LAS CEDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA se celebra el fi n de semana ms cercano al 17 de enero, da de San Antn. De esta manera los protagonistas, que son los festeros, se sumergen con relativa facilidad y viven una tradicin cultural y popular que favorece el proceso religioso. Este acontecimiento mantiene unas vivencias del siglo pasado que han estado en nuestros das un poco escon didas o encerradas. Es un reconocimiento a lo que nues tros antepasados celebraban con una alegra tan profunda, que arrancaba desde mucho ms all de sus edades. Estamos convencidos que esta celebracin debe ra potenciarse en aquellas poblaciones donde actual mente no existe, para buscar la posibilidad de cumplir un paralelismo con los das de la Fiesta. Esta conexin interna, primordialmente por la incidencia que supone, es necesaria en todas las culturas por su eficacia y signi ficado. Adems, se trata de manifestaciones prcticas que construyen unos festejos con valores autnticos. Hay que hacer constar tambin que esta celebracin comunitaria produce un crecimiento de la alegra inicial que naci en la primitiva exteriorizacin. Todo ello se relaciona con ese sentimiento espiritual , capaz de mante ner la llama festera durante todo el ao. Un aspecto sin valorar de la Fiesta es el fomento de una manifestacin que la promociona y que repercute en el patrimonio cultural de las ciudades. Nos estamos refi riendo a las revistas de las Fiestas, hasta hace poco, el nico vehculo transmisor de informacin festera. Tienen un significado ms profundo del que aparentan -aunque muchas veces no tengan una realidad objetiva-, porque estructuran generalmente un programa de actos, reco gen fotografas vinculadas a los protagonistas y promo cionan una parte literaria muy pecul iar, donde afloran conceptos en ocasiones elementales, pero tambin con capacidad histrica, lo que nos da la oportunidad de redescubrirnos y de acceder a unos conocimientos que posibilitan la apertura a esta experiencia festera. Estas publicaciones constituyen un val ioso tesoro de informacin para todos aquellos que nos hemos inclinado a averiguar unos acontecimientos populares agrupados en torno a una Fiesta. Su valor documental puede intere sar desde muchos aspectos por su gran alcance, no slo l iterario o social, sino tambin, por ejemplo, econmico. A travs de la publicidad podemos estudiar los mbitos comerciales de las ciudades e interpretar sus resultados, unas veces enfermos y otras deslumbrantes, que llevarn a nuestros descendientes a conocer unas empresas que marcan el destino econmico de las distintas pocas. Adems, tampoco podemos desdear la expresin artstica, que en algunos anuncios alcanza una cierta exquisitez. Sabido es que las revistas tienen los clsicos problemas de difusin, porque no intentan buscar otras latitudes y se limitan a la parcela festera. Hay que procurar transmi tir estas manifestaciones a determinados ncleos, para que su influencia surja como detonante y reaccionen con expresiones ciertamente positivistas. Hay que apoyarse en otros comodines para que la Fiesta ample su crculo y se abra a esas voluntades individuales y colectivas que se caracterizan por su objetividad y son capaces de proyec tar un espritu puro, tan legtimo y verdadero, como el de tantas personas que colaboran en su elaboracin. Otra actitud que tiene un valor colectivo, cultural y provechoso es la conservacin de las revistas, a las que otorgamos una funcin primordial porque nos parecen indispensables para rastrear el proceso de cristalizacin de las tradiciones festeras. Nuestros mayores, llenos de orgul lo y ambicin, hicieron un redoblado esfuerzo por ofrecernos sus trabajos para que hubiera constancia de cmo se viva la Fiesta en un pasado no muy lejano. Ade ms, si deformsemos esta real idad, habramos ocultado los sacrificios de una pequea colectividad que se aven tur a darnos su hoy, que es nuestro ayer. En muchas ciudades no dieron un aspecto preferente a esta herencia, quiz porque no estimaron su riqueza, o porque inconscientemente sus actividades no estaban orientadas al coleccionismo de las revistas. No obstante, en la actualidad estn poniendo remedio a este hecho mediante indagaciones y peticiones en casas particulares con las que se pretende conseguir, y no sin esfuerzos, completar todos los nmeros publicados. Es necesario revisar a fondo muchas cuestiones esen ciales para que esta publ icacin alcance el nivel que todos deseamos, buscando el aspecto cualitativo y olvi dando el cuantitativo. Obviemos algunos trabajos exa cerbados para centrarnos en artculos que previamente hayan sido contrastados y posibiliten profundizar, con reflexin, en el valor cultural de nuestra Fiesta; y ello LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA admitiendo el inmenso caudal que se puede aportar a los futuros estudiosos de este fascinante tema. Muchos de los artculos de las revistas de Moros y Cristianos son meros ditirambos localistas, apasionados o exagerados, de escasa enjudia histrica y de bajo nivel literario, pero casi siempre se encuentran en ellos la frase acertada, la idea interesante, la metfora feliz.7 Sorprende observar la misin desinteresada que llevan a cabo muchas personas: festerlogos, historiadores, cro nistas, festeros en general.. . , en la bsqueda de materia les para extraer conclusiones y despus publicarlas en revistas. Pero sobre todo sera interesante pedir colabo raciones a profesionales de la Historia, la Etnologa, la Antropologa o la Sociologa; estudiosos que analizaran a fondo, cada uno en su especialidad, la realidad festera. Este proceso podra ser arduo si no se involucra a la Uni versidad, que puede animar a los alumnos a realizar sus tesis doctorales sobre cualquier aspecto de nuestra Fiesta, con el correspondiente asesoramiento de sus profesores. No deseamos, sin embargo, anclarnos en lo comen tado anteriormente, sino que queremos ir ms all, por que sera un perfecto colofn que las distintas asociaciones festeras ampliaran sus hemerotecas con revistas de otras poblaciones, para poder conocer y estu diar la Fiesta en otras comunidades. Para el conocimiento de la historia festera eldense, es inevitable conectar con esta publicacin, por ser una manifestacin cultural que proporciona un elevado nmero de cuestiones locales y muchos trabajos histri cos, todos ellos en torno a la Fiesta. Este hilo conductor, que cuenta con ms de cincuenta aos de historia, nece sita un anlisis que destaque sus principales caractersticas: a) El ttulo de la cabecera ha tenido muy pocas varia ciones. En 1945 apareca en la portada MOROS Y CRISTIANOS - Elda; sin embargo, al ao siguiente se le uni la palabra FIESTA que se mantuvo hasta 1954. Tuvieron que pasar algunos aos para que se ampliara la cabecera; fue en 1982 cuando se pudo leer DECLARADA DE INTERS TURSTICO con letras destacadas. ltimamente, esta rotulacin se realiza con caracteres muy pequeos. En algunas poblaciones intentaron acuar unas nuevas titula ciones para dar mayor sentido al proceso histrico y aportar una combinacin clasicista. As ocurri en Petrel (1967-1969), poblacin en la que se denomi naron Fiestas Hispano -rabes. Nos imaginamos que el deseo del autor era esforzarse en reflejar la real idad histrica, y tratar de captar unos sucesos con contenidos propios sin incurrir en planos dife rentes para mantener en la actualidad la tradicin que nos han legado. b) Nos imaginamos el trabajo real izado por los pione ros de la revista para sacar a la calle una publicacin de esta clase, porque hemos de tener en cuenta que para esto se requiere una cierta formacin y una preparacin delicada y compleja, y es preciso el dominio de una metodologa y de una tcnica nada sencillas. Seran muchos los obstculos y dificulta dos que tuvieron en el camino, aunque est demos trado que fueron capaces de grandes esfuerzos para editar y mantener una revista que testimoniara sus vivencias festeras. En las primeras revistas predomi naban las fotos en blanco y negro debido a las difi cultades econmicas, aunque no tardaron muchos aos en incluir color para contribuir a la necesaria evolucin e ir perfeccionando paso a paso su conte nido. Las secciones se ajustaban a la mayora de las revistas que se publicaban en otras poblaciones. El saludo del alcalde, el mensaje religioso, la memoria anual de la Junta Central, las nuevas comparsas y el orden del festejo. c) Muchas veces, las disponibilidades econmicas estn en relacin con el momento que atraviesa una ciudad. A mediados de la dcada de los cuarenta, Elda tena que cubrir muchas necesidades priorita rias, como era el relanzar las fuentes propias basa das en el calzado. La publ icidad -colaboracin bsica para todo tipo de revistas- no pudo en sus inicios participar de una forma masiva por la clara falta de medios pero, segn se iba reactivando la economa eldense, la revista caminaba paralela mente y se empezaron a llenar sus pginas de publi cidad (fbricas de calzado, industrias afines, transportistas, bares, comercios, bancos y cajas de ahorro), de tal manera que desde hace unos aos prevalece su nmero sobre las colaboraciones l ite rarias. 1 11 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA Esta situacin puede perdurar ya que los eldenses no son muy aficionados a adquirir la revista de su Fiesta y, la Junta Central est abocada a insertar anuncios comerciales para sufragar parte del gran dsimo gasto que supone su publicacin. Una solucin a este problema podra ser elevar el precio de la pgina entera, eliminar aquellos anun cios de pequeo tamao e involucrar a la Conceja la de Cultura para que prestara su colaboracin -totalmente justificada- a un evento literario capaz de engrandecer la Fiesta. d) Han sido muchas las personas que, a lo largo de estos aos, han colaborado con sus escritos, fotos y dibujos, intuyendo unas ideas, valores y frmulas consagradas a la Fiesta con un alto valor artstico y documental que han calado en el gusto de los lec tores. No deseamos desmerecer a ninguno de los dibujantes que han plasmado ao tras ao unos tra bajos dignos y laboriosos, pero reconocemos que nos es muy difcil evitar un breve comentario sobre el gran dibujante madrileo Serafn. En 1971 se celebr el Primer Concurso Nacional de Dibujos de Humor con un nmero aceptable de partici pantes. En esta primera convocatoria se recibieron dos dibujos debidos al pincel y a la imaginacin del dibujante madrileo Serafn que impactaban a los miembros de la Junta. En estos dibujos, una bota y un zapato se trans forman en monturas de guerra a cuyos lomos cabalgan frenticos un moro y un cristiano enarbolando sus armas y sus banderas (.. .). Desde ese ao de 1971 y hasta 1985 se abre una etapa de estrecha colaboracin con Serafn Rojo Camao, Marqus de Serafn, para confeccionar las portadas de las revistas de fi estas. Durante esos aos la imaginacin del dibujante se mostr infatigable y repro ducciones de los cuadros ms conocidos (Las Meninas, el Guernica, el cuadro de las Lanzas, entre otros) conve nientemente transformados fueron carteles anunciadores de estas fi estas. 8 Finalizando la dcada de los ochenta, este reconocido dibujante dej de participar y, a partir de ese momento las portadas y carteles de la Fiesta estaban determinados por los primeros premios de los concursos que anual mente convocaba la Junta Central. El propsito inicial que llevaron a la Junta a crear un boletn informativo fue el de mantener el vnculo de comunicacin entre todas aquellas personas que forma ban parte de la Fiesta. Buscaron un mayor encauza miento para dar a conocer todas aquellas iniciativas que defenda la pureza festera e intentaron fortalecer la con ciencia colectiva. El primer Boletn Informativo de la Junta Central de Comparsas apareci en octubre de 1955. A pesar de su modestia, el boletn tena impacto. Incitaba a todos a que se sustituyera el viejo castillo de las embaja das por otro ms nuevo y presentable. Y en los cinco nmeros que fueron publicados no ces en esta cam paa, insertando una relacin de donativos para este propsito, a pesar de los cuales no se consigui ste para las fiestas de dicho ao, lo que motiv un comentario de tonos pesimistas en el editorial del nmero 6 (febrero marzo 56). Coincidiendo con las fi estas de San Antn de 1957, se public un nuevo boletn con el ttulo de Comparsas (el anterior termin su andadura con el n 6). Este nuevo 11 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA boletn tena un formato superior al anterior, pero slo se public un nmero. Tuvieron que pasar muchos aos, nada menos que 22, para que comenzara la tercera andadura de un Boletn Festero, y ste fue precisamente el ttulo que se dio a la nueva publicacin de la Junta Central , que apareci en enero de 1979, fruto del impulso vigorizador que le dio el nuevo presidente Jenaro Vera Navarro.10 En la actualidad est cumpliendo la misin para la que fue creado, representando perfectamente el sentimiento que configura nuestro festejo. Confiemos en la existencia de razones positivas encaminadas a que este boletn per dure y adquiera la madurez necesaria para evitar los lap sus a que nos tena acostumbrados. Dentro de los diversos conceptos que la Junta Central acostumbra a practicar podemos destacar la proyeccin NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) Estatutos de la Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos de Elda, 1993. Artculo 4, apartado 1. (2) UBEDA GRAMAGE, TEODORO. Valores espirituales de la Fiesta de Moros y Cristianos. I I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 349. (3) MANSANET RIBES, JOS LUIS. La fiesta de Moros y Cristianos como Institu cin y su Ordenacin. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. . 1976. Tomo 1, pg. 379 (4) Acta de la Junta Central. 21 de febrero de 1948. Libro de Actas de la Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos de Elda. social en otras poblaciones. Muchos de sus componentes han caminado por calles y plazas de otros lugares feste ros para intercambiar unas experiencias que puedan redundar en el mejor conocimiento de determinadas par celas de la Fiesta. Por eso pertenece desde el principio a la UNDEF (que en la actualidad agrupa a ciento veinte mil festeros slo en la provincia de Alicante) y estn con vencidos de la necesidad de estar permanentemente uni dos en defensa de la Fiesta en dos de sus puntos bsicos: su dignidad y su pureza. Si la realidad conseguida valoriza su dedicacin, si el dinamismo practicado justifica su amor festero y su res ponsabilidad se remonta a tiempos profundos y admira bles, cabe pensar en las posibilidades que la Junta Central de Comparsas tiene a su alcance para dar coherencia a la actividad festera. (5) DELTELL JVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 150. (6) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit. , pg. 149. (7) DOMENECH LLORENS, SALVADOR. Clasificacin decimal aplicada a las materias especficas de los Moros y Cristianos. I Congreso Nacional de Fies tas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976. Tomo II, pg. 792. (8) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit. , p.p. 165-166. (9) NAVARRO PASTOR, ALBERTO. Los Boletines de Moros y Cristianos. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1995. (10) NAVARRO PASTOR, ALBERTO, Op. Cit., p.p. 73-74. 114 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA Los GRUPOS SOCIALES QUE FORTALECEN A LA FIESTA (LAS COMPARSAS) . . .para ser festero realmente no basta con vestir el traje y acudir a los actos programados (ello sera, sim plemente estar, sino que es necesaria la abnegacin de s mismo en aras del bien comn, y la prevalencia objetiva de la Fiesta, su entorno y significado, sobre el orgullo y vanidad subjetivos del festero. 7 Es frecuente analizar determinados medios de expre sin en base a la actuacin de un colectivo en la Fiesta. Este concepto se refiere a la integracin festera y a esas acertadas teoras que aseguran que todo festejo realiza la tarea de disolver las habituales tensiones y los problemas sociales. Existe, adems, una comunicacin que se pro yecta sobre los participantes, y que es capaz de materia lizar muchos de los sueos suprimiendo las desigualdades y diferencias sociales, aunque siempre manteniendo las jerarquas dentro de su orden social y econmico. Sin embargo, en muchos casos, la hermandad se realiza ante los devotos del Santo Patrn que, unidos en una ideolo ga comn, transforman la situacin actual en realidades pasadas. La Fiesta expresa la verdadera naturaleza de la per sona porque, frente al materialismo, aparece una aper tura distinta desde donde se aprecia una visin opuesta a lo cotidiano. Por eso nuestro festejo no es un fenmeno escaso de cimientos ni irrelevante; la Fiesta es una con cepcin profundamente arraigada que fi ja sus modelos condicionados por las necesidades actuales, como ocurri en otras pocas. Al estudiar el pasado, nos encontramos con una serie de circunstancias que han deformado el contexto festero en algunos aspectos. Por ejemplo, la Fiesta se est conci biendo cada vez ms como un espectculo, y se emplean los mximos esfuerzos en magnificarla, intentando justi fi car esta situacin con la idea tradicional de la realidad histrica. Por ello se puede contabilizar en muchas pobla ciones una cantidad desorbitada de elementos super puestos que se van acumulando y estn frenando la espontaneidad. Nuestros antepasados celebraban su accin ritual mostrndose puros y fi eles a sus orgenes y no como ocurre en la actualidad, cuando afloran toda 115 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA una serie de comportamientos cambiantes y verstiles. La vida de las personas y sus agrupaciones es el resul tado de una encrucijada de pasiones, instintos y emocio nes. En este caso, se traduce en un amor por la Fiesta y en una amistad entre los festeros que en bastantes oca siones es fuerte y duradera. Este vnculo nace en las com parsas, donde se fomentan las tertulias y se incl inan las voluntades hacia la amistad festera durante todo el ao, sin obviar las cenas o los preparativos en los cuartelillos. No olvidemos que hay momentos donde el desacuerdo aparece complementado con rencillas y enemistades, pero existe una enorme capacidad dentro de la Fiesta para llegar a la reconciliacin aunque sta sea coyuntural . Muchas veces, la amistad que emana del sentir popu lar en el contexto festero trasciende con gente de otras regiones; creemos que es este el momento social de mayor plenitud dentro de la Fiesta. Ciertamente, el festero es uno de los valores ms pri vilegiados, siempre y cuando asuma, en su condicin de tal, la afirmacin personal en su tarea. sta no se reduce a los das, cortos y magnficos, de la celebracin anual , sino que trasciende hasta ese legado cultural que ha reci bido de sus mayores, del cual l es continuador para sus hijos. Una sociedad festera necesita una supervivencia basada en determinados valores, generalmente morales, que deben aportar todas aquellas personas responsables, que se reconocen por un sentimiento solidario y exul tante muy caracterstico. El festero se identifica con la Fiesta, se siente protago nista y reconocido por los dems. Esta ntima satisfaccin le hace intervenir en todos los actos. Quiz suceda esto como consecuencia de que pocos marcos sociales tienen un acceso tan directo como nuestra Fiesta. Cada uno de ellos puede participar como capitn, embajador o cabo de escuadra; situacin que favorece la expresin del yo. Entendemos la existencia para el festero de arrebatos msticos, que le elevan a un nivel superior; de este modo, mediante el rito, puede alcanzar metas ms altas, que le hacen ms responsable y profundo. Se trata de experien cias purificadoras que eliminan las pasiones negativas. Estas vivencias tienden a manifestarse pblicamente para el disfrute de los dems. Surge as un hombre nuevo, distinto de ese personaje cotidiano que se caracteriza por la aurea medicrita horaciana; se llega a la alta valoracin de participar en esas fuerzas sobrenaturales, superiores en fi n, que en esos momentos pletricos de alegra, fer vor, entusiasmo se vislumbran como un sentimiento caracterstico, tan inmenso en la personalidad del festero que cambia por completo su actividad ante la socie dad, sus relaciones con los dems, su psique en defi nitiva. 2 No podemos olvidar un valor espiritual que la Fiesta propicia y genera; nos estamos refiriendo a la alegra. Si generalizamos, la esencia de toda fiesta es la posesin, el disfrute y la expresin de una facultad individual que es la capacidad de gozo y disfrute. La alegra es un estado de nimo que se experimenta plenamente y en la que participan todas las facultades de la persona, y es mayor cuando el trabajo realizado responde a todas las perspec tivas planificadas. Es verdad que en muchas ocasiones determinados miembros de una comunidad muestran una alegra superficial , quiz porque desconocen unas tradiciones que estn directamente ligadas a su fi esta. En la de Moros y Cristianos existen casos, desgraciadamente mayoritarios, que convierten el nimo festivo nicamente en un pretexto para divertirse. Sin embargo, nuestra Fiesta tiene una innata capacidad para emanar una ale gra que alcanza un punto de insospechada intensidad. Los festeros eldenses viven claramente la grandeza de su Fiesta, porque su alegra no es simple entretenimiento; es ms honda y vigorosa. La alegra tiene su origen en el interior del espritu humano, Pero no sabe permanecer por mucho tiempo escondida o encerrada. Tiende a manifestarse externamente. Nace y crece en el corazn, pero bien pronto requiere a todo el ser humano, con todas sus facultades, sentidos y posibilidades para exte riorizarse. Es ms, tal exteriorizacin se convierte en parte sustancial de la alegra. El canto, la risa, el ritmo, la danza, los colores, el vestido, las flores, la msica.. , son manifestaciones necesarias de la alegra. En todas las edades y en todas las culturas. La alegra propicia un clima de convivencia en autn tico crecimiento por ser la Fiesta totalizante y envolvente. Esta unidad lograda en la vida festera constituye una base fi rme para su futuro; sin embargo, tambin abarca unos aspectos que a continuacin vamos a analizar. Esta catalogacin en torno al retrato realista que se puede observar en el festejo eldense es un poco arries i i 3. LAS CLIDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA gada, pero necesaria. Las diferencias existentes entre los protagonistas son importantes a la hora de pedir exigencias absolutamente imprescindibles para la cele bracin de la Fiesta. Desde nuestra perspectiva, podemos agrupar en tres apartados la capacidad festera de los participantes: FESTEROS.- Este vocablo le designa como el elemento protagonista y esencial para la Fiesta. Una definicin genrica sera amigo de la Fiesta. Es una persona que viste su traje con exquisita dignidad, cario y orgullo; la prueba la tenemos en su uti lizacin en actos importantes fuera de la Fiesta -bodas, bautizos y otras celebraciones. El festero se mueve por un mbito ms ampl io que los dems y suele mantener una conducta ms correcta en cualquier ocasin. Estos protagonistas permanecen en una constante actitud natural y perciben la realidad socio-festera con la pecul iaridad que les caracteriza; legitiman esta realidad en el tiempo no festivo y estn emparentados con la idea del porvenir con proyectos e ideas para alcanzar un futuro abierto y coherente. Por lo general han adquirido numeroso conocimientos histricos y tradicionales, y cmo no, unos sentimientos hacia su comparsa o escuadra que en muchos casos son una continuidad de los que mantenan sus progenitores. Salvador Domnech nos dice la minora existente y el perfil de expresin personal. . . .pero se contabilizan muy pocos de los que realmente son, con espritu de sacrifi cio y de arrimar el hombro, como hormigas laboriosas y cimientos escondidos. COMPARSISTAS.- Antes de anal izar a este partici pante eldense, estamos obl igados a matizar un concepto que nos puede proporcionar un conocimiento muy signi ficativo. En las poblaciones donde la Fiesta est muy arraigada, la palabra festero tiene mayor predileccin; sin embargo, en los pueblos bisoos se suele emplear el adjetivo comparsista. Quiz la expl icacin se base en que existen lugares donde se recurre a importar ideas y a seleccionar elementos imprescindibles sin ninguna tradi cin ni cultura festera, y hasta que no pasan algunas generaciones no se inclinan por el trmino festero. En Elda, la palabra comparsista tiene poco uso en el argot festero. Ello quiere decir que nuestra Fiesta ha adquirido la madurez y solera suficientes como para estar dentro de la elite. El vocablo comparsista no aparece en muchos diccio narios debido a que es un adjetivo sustantivado que se uti l iza para describir la vinculacin de esta persona en relacin a la comparsa. No vamos a entrar en las diferen cias semnticas y psicolgicas, pero s en el campo con creto del comparsista eldense. Este funciona alrededor de una zona muy l imitada, aunque la comparsa sea un ele mento fundamental dentro de la estructura organizativa. Creemos que estas personas que no son festeros, aun que estn en la Fiesta, ni tienen el espritu religioso nece sario ni han reflexionado sobre lo histrico y tradicional ; se han integrado en la Fiesta slo para satisfacer sus ambiciones y deseos personales. No constituyen un gran obstculo festero, porque ao tras ao muchos comparsistas se van sumergiendo en la esencia y tradicin eldense y su aportacin generosa y discreta les est convirtiendo en verdaderos festeros. La mayor victoria de la Fiesta es convertir a un comparsista en festero. CARNAVALEROS.- Los denominamos as porque no participan en los actos festeros y no estn integrados en ninguna comparsa, sin embargo, emparentan rpida mente con los cuartel i l los. La nica motivacin que poseen es deambular por las calles de la ciudad enfunda dos en los trajes caractersticos de alguna comparsa. Lgicamente, la mayora de estos carnavaleros son jve nes que desconocen absolutamente el sentido tradicio nal , forman una asociacin testera y siguen confun diendo nuestra Fiesta con las carnestolendas. Con esta argumentacin no pretendemos entrar en demasiadas disquisiciones. Por fortuna, estas personas no configuran el concepto festero de una ciudad, que tiene capacidad suficiente para abrirse a todo tipo de expe riencias humanas. Creemos que es lcito continuar anal izando social mente el creciente despliegue de realidades que posee el festero, as como su papel en la colectividad. La Fiesta de Moros y Cristianos eldense tiene a los verdaderos festeros como protagonistas, nunca como LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA actores. stos, olvidando muchos aspectos de la vida cotidiana, se mueven en un universo festero concreto y expresivo; son los conservadores de la esencia y pureza de la Fiesta, adaptndose al mismo tiempo a las fuertes exigencias del modernismo actual , y es una actitud natu ral al percibir la real idad socio-festera muy distinta a la cotidiana. Los festeros son elementos bsicos; poseen, adems, un alto nivel de superacin, porque posibilitan mental mente los simulacros de guerras, vestimentas y actos con la modernidad reconocida, sin olvidar otras peculiarida des como la tolerancia en el consumo de bebidas alcoh licas. Viven el momento con un sentido personal de la vinculacin para buscar la superacin y hacer posible la repeticin. Pero lo que define precisamente a la Fiesta es la repeticin cclica de un mismo ritual, la persistencia de una tradicin ms all del tiempo. Podemos afirmar, sin temor a exagerar, que las FE. miran ms al pasado que al futuro y que el festejo no espera la llegada de las FF. como una posible novedad sino como Repeticin. Ellos superan las presiones a las que la complejidad de la organizacin les somete, porque cada vez es mayor la burocracia y los agentes modernizantes que bombardean la estructura de la Fiesta eldense. Generalmente, mantie nen la tradicin familiar y salvaguardan la identidad del festejo ante sus hijos, ante los cuales se muestran poco dispuestos a participar en algunos actos determinados, a los que conceden muy poca importancia. Esta actuacin es muy recomendable, dada la necesidad que existe de futuros festeros a los cuales se debe encauzar adecuada mente. Junto a todas estas percepciones, debemos entrar en un terreno prctico y tolerante, porque a nadie se le escapa que la Fiesta tiene un elevado nmero de perso nas que han demostrado su eficacia, que tienen sus vir tudes y, lgicamente, sus defectos. No hay que pensar en la buena fama de todos, porque sera injusto. Concluimos este anlisis haciendo una reflexin muy particular que podemos trasladar a todas aquellas perso nas interesadas en conocer esta temtica: el mundo de la Fiesta debe ser contemplado desde la ptica del festero, como legtimo representante de esta colectividad. Sabemos que la Fiesta es un fenmeno sociolgico integrado por diversos elementos. Uno de ellos, eminen temente significativo, son las comparsas. Estos ncleos festeros son unas agrupaciones de personas creadas con la idea de tomar parte en la celebracin de un rito. En teora las comparsas se pueden definir como grupos de festeros que representan a guerreros medievales de los reinos de la Pennsula Ibrica que tomaron parte de las contiendas blicas durante la dominacin rabe en Al Andalus. Si los festeros son actores de la representacin, las comparsas son los personajes, o ms propiamente, los papeles que esos grupos de actores representan. Lo que distingue o identifica a cada comparsa, es, por tanto, el nombre y el traje. En realidad, estos grupos fueron adoptando sus trajes y denominaciones fuera de la realidad histrica y desvin culados por completo de ella debido a la fantasa popu lar, que no estaba o no quera estar condicionada a ningn espritu de pocas anteriores. En las poblaciones del rea valenciana que vienen celebrando la Fiesta desde el siglo XIX, haba una marcada tendencia a crear nuevas comparsas, con muy poca duracin, porque se reflejaba el anacronismo histrico. Menos mal que este problema se fue corrigiendo en parte avanzando el siglo XX. Una vez ms tenemos que remitirnos a la Fiesta alco yana para analizar el inicio de las comparsas. En un prin cipio se mantuvo la formacin de los dos bandos hasta los inicios del siglo XIX. Despus, al incrementarse el nmero de participantes, se dividieron en varios grupos que, para diferenciarse, usaron distinta indumentaria. Aos ms tarde, estos grupos se organizaron en otros ms pequeos, constituyendo lo que actualmente llama mos en Elda escuadras. Estamos de acuerdo con la idea de que una serie de sucesos bl icos ocurridos en Espaa (Guerra de la Inde pendencia, Guerras Carlistas y de Marruecos) inspiraron algunas de las denominaciones de las comparsas. En algunas poblaciones festeras haba una serie de compar sas con gran paralelismo, como Granaderos de la Reina, Catalanes, Vizcanos y Contrabandistas. En efecto hay que partir de la base de que la Fiesta surge de la entraa popular, es un hecho social y no un producto erudito obra de los doctos (al menos en sus orgenes), y que son estos precisamente los que luego realizan un proceso de transformacin y purificacin para dignificarla, aunque siempre permanezcan islotes anacrnicos por su fuerza 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA popular. Por eso la fantasa popular no entiende de razo nes de poca e historia (considerada en un sentido amplio y respetuoso), juega aqu una baza importante y se inspira, no digamos siempre pero si las ms de las veces, en la realidad histrica de dicho momento de su creacin, aunque nada tenga que ver con el argumento de la Fiesta. 6 En Elda, durante la primera etapa, participaron los Catalanes, Aragoneses, Romanos y Marinos por el bando cristiano, a los que se unieron -segn A. Navarro- los Garibaldinos; y una sola comparsa por el moro. Algunos de estos grupos adquirieron su denominacin en base a otras poblaciones, como ocurra frecuentemente, aunque no olvidemos que la mayora de las comparsas creadas en la mitad del siglo XIX nacen de motivaciones o aconteci mientos polticos. CATALANES.- En la primera poblacin que aparece documentada la presencia de esta comparsa es en Bocai rente, en 1871, aunque el Padre Va estim su incor poracin alrededor de 1850. Existe la posibilidad de que los Catalanes (al igual que los Vizcanos) procedieran de los voluntarios catalanes que lucharon durante la Gue rra de la Independencia, o como consecuencia de la segunda Guerra Carlista. .. .lo cual condujo a la liquida cin de la guerra con el Convenio de Vergara (1839), o por el que el ejrcito carlista poda retirarse o pasar con todos sus grados al servicio del Gobierno; pero Cabrera continu la resistencia en Catalua (1840), y despus dirigi la segunda guerra Carlista (1847-49), hasta que, vencido, huy a Inglaterra. Esto hace que los carlistas moderados se queden en la comparsa de Vizcanos, y los carlistas apostlicos constituyeran la comparsa de Catalanes. 7 En Alcoy existi una comparsa de Voluntarios Catala nes (1897) que pudo nacer de una anterior (1839) lla mada los Somatenes, que vestan como los montaeros de Catalua all por el siglo XVII I . En Petrel buscaron el femenino para denominarla Catalana (1876). En la actualidad hay muy pocas poblaciones donde se man tenga el nombre de esta comparsa, una de ellas es Villa joyosa. Si durante los aos festeros que nos describe L. Amat no se alter el molde de la primera etapa, Elda pudo ser pionera en la denominacin de esta comparsa, aspecto que puede sorprendernos porque nuestra villa, durante la Guerra de Sucesin, se puso al lado de Don Felipe, mientras los catalanes se alzaron en favor del Archiduque Carlos. ARAGONESES.- Elda, durante toda su historia, no ha sido muy tenaz a la hora de aplicar o mantener sus tradi ciones. Es posible que en este caso sus fundadores se basaran en la Edad Media, y la denominacin de esta comparsa fuera un agradecimiento a Juan I I de Aragn, que concedi a Elda un privilegio para la celebracin de una feria anual , acontecimiento que se mantiene en nuestros das. Es una matizacin un poco forzada, llena de subjeti vismo y algo vaca de fi abilidad, ya que hay pocas pobla ciones festeras con historia que mantengan una comparsa con esta denominacin, aunque en el bando cristiano abunden los regionalismos espaoles. ROMANOS.- Esta comparsa representa a los guerre ros que invadieron la Pennsula Ibrica desde el siglo I I a. C. hasta el V d. C. Representan a la clase dominante en la Pennsula hasta el siglo V d. C., aunque la aparicin de la comparsa en las fiestas, segunda en antigedad, se debi a la influencia de la Semana Santa, ya que eran los mismos que participaban en las procesiones. En ellas los romanos son los que mataron a Cristo y por ello se opo nen a la Iglesia. Hiplito Navarro, en los estudios que realiz sobre la Fiesta de Petrel , comenta la existencia de los Romanos en 1830. Como en aquella poca no creemos que hubiera Fiesta de Moros y Cristianos en Elda, no sera contradic torio pensar que a aquellos antepasados les fue ms fcil plagiar la idea del pueblo vecino. MARINOS.- Al analizar esta comparsa nos encontra mos ante un dilema lleno de dificultades por las variacio nes que existen dentro de este ncleo festero. Si aceptamos lo sealado por L. Amat, esta comparsa per teneca al bando cristiano y se puede vincular con los Piratas, porque sus ideales eran muy parecidos. Son posteriores a la Reconquista, aunque existan unos pira tas corsos, de donde les viene el nombre, en el Medite 119 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA rrneo desde el siglo XII I. Pero el traje corresponde al de los soldados espaoles de los siglos XVI y XVII . Conocemos testimonios de la existencia de la com parsa de Marineros en Bocairente, Alcoy (Marineros de Coln) y Onteniente. Esta inspirada, segn Barcel Verd, en los sucesos acaecidos en Torreblanca (1397), cuando unos argelinos robaron la Eucarista despus de arrasar la villa; un ejrcito valenciano se hizo a la mar para rescatar el Santsimo y castigar a los moros usurpa dores. Sin embargo, por la misma poca surgi otra com parsa conocida como Moros Marinos (Bocairente y Onteniente), que pudieron aparecer paralelas a las ante riores. la Comparsa de Moros Marinos tiene idntica inspiracin, los sucesos de Torreblanca en 1397, siendo una rplica y complemento de la otra. Segn esto, la tra dicin que sostiene que los Moros Marinos representan a la escuadra turca de Lepanto (1571), hubo de forjarse despus de 1831. No hay inconveniente en aceptarlo, pero creemos muy probable que se tom de Valencia el escenificar los sucesos de Torreblanca, habiendo llegado a Bocairente a travs de Jtiva.io En Onteniente, por aquella poca, se escenificaba una batalla naval donde los contendientes eran los Marineros Cristianos y los Moros Marinos. Finalizando el siglo XIX, se fund en Petrel la comparsa de Marinos, a los que el pueblo siempre les ha llamado Marineros. Al desconocer la indumentaria de cada comparsa eldense, no podemos buscar posibles afinidades o dife rencias con otras poblaciones. Intentarlo siquiera es muy complicado, porque a veces los trajes actuales son en ocasiones ms modernos que los correspondientes al momento en que se crearon las comparsas. Al volver la Fiesta en 1945, no hubo ningn motivo emocional a la hora de crear las nuevas comparsas y no debi de existir esa clsica curiosidad de conocer el pasado festero en esta faceta. Por tanto, no reflejaron la tradicin histrica y olvidaron el legado de una manera definitiva. Quiz la nica excepcin apareci, once aos ms tarde, con la comparsa de los Marineros, pero des graciadamente tuvo una corta existencia. Comprendemos que fueron muchas las dificultades - principalmente econmicas- para reiniciar una Fiesta tan compleja, as como comprendemos la dificilsima tarea de todas aquellas personas que se responsabilizaron de una determinada rea festera y la posible angustia que senti ran ante un posible fracaso; pero no hubiera sido tan problemtico autoexigirse una reflexin histrica, e intentar resucitar algo del pasado y no desestimarlo. Esta falta de conocimiento o inters histrico desemboc en ciertas importaciones, como los Moros Realistas. ...habl a sus compaeros de las fi estas de Villena, en las que segn parece, ya tomaba parte con la comparsa del mismo nombre en aquella poblacin. En una de estas reuniones que mantuvieron se decidi que la comparsa se llamara Moros Realistas. Prcticamente se copi el traje de Villena, e incluso algn cabo de escuadra de la fi esta de esa ciudad lleg a desfilar en esos primeros aos con los Realistas de Elda. , Podemos concebir una comodidad ocasional en el comportamiento de los fundadores de las comparsas del bando moro, por no existir en Elda, durante el siglo pasado, ninguna comparsa con denominacin; sin embargo, pudieron buscar una exclusividad que estuviera alejada de grupos ya conocidos. Algunas de las compar sas cristianas sufrieron el influjo de pueblos vecinos: los Estudiantes emanaron por la amistad y vinculacin con los de Petrel, y los Piratas por los de Villena. Es evidente que hubiramos deseado una estructura distinta, pero ya no podemos elegir, porque sera apar tarnos de unos estilos de vida festera con fuertes races, lo que supondra frenar un proceso histrico imparable. 120 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA Este proceso, aunque haya sido compartido, tiene su his toria, y como tal lo tomamos en unidades bsicas y pasa mos a su anlisis en funcin de su articulacin conjunta. En algunos casos donde no han tenido influencias de otras poblaciones, ni estn basadas en acontecimientos histricos, estudiaremos el posible simbolismo a la hora de su denominacin. MARROQUES.- Dentro del contexto festero del rea valenciana, esta comparsa es de las ms antiguas. Quiz la primera se pudo crear en Bocairente alrededor de 1860, como consecuencia de los diversos combates entre marroques y espaoles. En las pocas poblaciones donde esta comparsa ha estado o est integrada en la Fiesta siempre se ha preocupado de la Mahoma. En Elda esta comparsa fue la encargada de la prepara cin y ejecucin de este espectculo hasta los inicios de la dcada de los setenta, fecha en que afortunadamente desapareci del programa. Su invento audaz en 1945 -con la participacin de veinte personas-, se ha convertido en un ncleo social tan vinculado a la Fiesta, que en la actualidad resulta dif cil integrarse con pleno derecho a esta comparsa. Hace unos aos la directiva se vio obligada a limitar las nuevas admisiones para no sobrepasar la barrera de los 1.000 comparsistas, aunque esta medida slo pretende retrasar un hecho que se producir cuando los nios de ahora sean adolescentes y formen sus propias escuadras.12 CONTRABANDISTAS.- Estos ncleos los podemos remontar hasta la dominacin de los romanos -en aque lla poca eran llamados bandoleros- y en la Edad Media. Los ms conocidos son los de Sierra Morena durante el siglo XVII I debido a una serie de escritos muy conocidos en toda Espaa. Esta comparsa de los Contrabandistas est inspirada en Villena en estos bandoleros andaluces. Sin embargo, en determinadas poblaciones valencianas los Contrabandistas encontraron un lugar en la Fiesta porque durante la Guerra de la Independencia formaron parte de aquellas partidas y cuadrillas para luchar contra los franceses. En Bocairente, los sucesos ayudaron a su creacin en 1860. el ambiente propicio para la apari cin de la Comparsa de Contrabandistas lo forj la idea de escenificar las persecuciones de los Voluntarios Realis tas a los Contrabandistas profesionales que transitaban por la Mariola, si bien la represin del contrabando la vena ordenando mensualmente la Audiencia de Valencia desde fi nales del siglo XVI I I, perdurando todava hacia mediados del XIX la ronda mensual por las montaas.13 La comparsa eldense no limit sus horizontes cuando, en 1944 fue -en unin de otras cuatro- a recoger a San Antn para trasladarlo a la Iglesia de Santa Ana e iniciar su andadura. Precisamente haban pasado por Villena a recibir prestados unos trajes que lucieron con todo esplendor aquel fro enero de 1945. CRISTIANOS.- Nos encontramos con una denomina cin indefinida, porque no especifica ningn ncleo fes tero ni sugiere una realidad convencional. Pensamos que esta comparsa est concebida como continuadora de los arcabuceros del siglo XVII I; es decir, de la antigua solda desca, anterior a la Guerra de la Independencia, la que acompaaba al patrn o patrona en la procesin. En Villena se constituy esta comparsa en 1834, al igual que en Caudete. Su indumentaria tuvo muy poca variacin, incluso en Sax podemos apreciar actualmente el gran parecido con otros lugares como en Puebla de Alfarnate (Mlaga). Esta comparsa eldense ha sufrido un autntico calvario para definir su atuendo. Durante su primer desfile oficial (1945) exhibieron un traje legionario, para pasar, aos ms tarde, a elegir un diseo plagiado de los Tercios de Flandes de Petrel. Cuando se estaba iniciando la dcada de los setenta, algunas escuadras desfilaron vestidos de Guillermo Tell. Ahora, en los desfiles presentan especta culares escuadras que recuerdan fielmente a los cruzados de la Edad Media, as como otras, ms alejadas de la his toria, pero que causan sensacin entre el pblico por su imaginacin y aspecto indefinible.14 121 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Relacin de integrantes de cada comparsa. (Diciembre 1995) ESTUDIANTES 458 ZNGAROS 715 PIRATAS 294 CONTRABANDISTAS 563 CRISTIANOS 197 CONTRABANDISTAS MUSULMANES ZNGAROS HOMBRES MUJERES REALISTAS PIRATAS CRISTIANOS NIOS 1.159 REALISTAS 818 MUSULMANES 923 HUESTES DEL CAD 812 MARROQUES ESTUDIANTES 307 HUESTES DEL CAD 394 257 MARROQUES 22 3. L.AS CEDILLAS VINCULANTES DE LA FIESTA MOROS REALISTAS.- Descubrir a nivel general los fundamentos de las comparsas de moros es tarea suma mente difcil, ya que, en un principio de la Fiesta, y para que sta se pudiera celebrar, tena que existir el bando oponente al cristiano. Como ha escrito Hiplito Navarro Lo que s est claro es que para hacer fi esta de moros y cristianos en el ms autntico de los sentidos, si no hay moros, tampoco hay fi esta. La estructura festera en sus comienzos estaban total mente desequilibrada, porque normalmente existan ms comparsas cristianas que moras. Tenemos el caso de Elda y de otras poblaciones de la provincia, y debemos recor dar que, como invasores, los moros eran tratados como paganos; tal era el instrumento ideolgico de la Iglesia y del grupo social dominante. La comparsa eldense fue una de las pioneras de esta ltima etapa, asumiendo un destacado papel y desarro llando en todo momento una realidad festera. Cuando se ha cumplido su cincuentenario, ha conseguido conver tirse en una de las comparsas ms numerosas de nuestra Fiesta. ESTUDIANTES.- Quiz sea la comparsa que ms pro lifera por todo el mundo festero, y se ha convertido en un ncleo bsico en todas aquellas poblaciones que se han incorporado a la Fiesta en pocas recientes. Los estudiantes, como tales, han sido uno de los cua tro estamentos hispanos de la sociedad popular de los siglos XVI y XVI I , segn Alonso Gotor (los otros tres son: labradores, artesanos y pequeos comerciantes), y no tienen su origen en la fantasa popular, ya que aparecie ron en Espaa en 1212, cuando en Palencia se cre la pri mera universidad. Existe una teora del presbtero, D. Enrique Beneyto que mantiene que la inspiracin de esta comparsa se debe a la Guerra de la Independencia, cuando un nmero elevado de estudiantes tomaron las armas para defender su patria. Esta apreciacin debi realizarse a nivel general . En Bocairente pudo crearse como conse cuencia de la famosa noche de San Daniel (10 de abril de 1865), cuando la fuerza pblica reprimi a numerosos estudiantes en la Puerta del Sol de Madrid. Est demostrado que la comparsa de Estudiantes naci como una realidad histrica. Durante el siglo XIX, sus componentes eran gentes pudientes, porque asistan a centros superiores de elevado costo, y estos mismos estu diantes formaban las famosas rondallas, participando en innumerables fi estas. De todas las poblaciones que poseen Comparsas de Estudiantes, la de mayor antigedad es la de Villena, fun dada en el ao 1845; posteriormente apareci en Alcoy en 1835, pero desaparecida en el ao 1914; la de Onte niente se fund en 1860; la de Bocairente fue en 1869; la de Onl en 1882; la de Baeres fue refundada en 1907, pues ya exista antes de 1883 y la de Benejama se fund en 1924. , En Elda, los Estudiantes, sin desfigurar la real idad fes tera, siempre han pretendido, y ms en los primeros aos, hacer la guerra por su cuenta, aportando su dina mismo vital a travs de sus caractersticas ms significati vas: juventud y alegra. PIRATAS.- Esta comparsa tuvo su inspiracin en aque llos piratas berberiscos que, desde las costas del norte de Africa, atacaron a las pequeas ciudades espaolas del Mediterrneo durante toda la Edad Media y siglos des pus. En Vi llena, la indumentaria de esta comparsa corresponde a los piratas ingleses que atacaban a los barcos espaoles que llevaban cargamento de oro y plata procedente de Amrica, y que la monarqua de los Aus trias destinaba a pagar sus deudas con los banqueros europeos. Atacaban, por tanto, indirectamente a la monarqua espaola que detentaba el poder poltica. La comparsa de los Piratas en Elda, en un principio, desfi laba en el bando moro, como la de Vil lena; sin embargo, al empezar la dcada de los sesenta, se cambi al bando cristiano. MUSULMANES.- Su nombre es indefinido como la comparsa de Cristianos, y se refiere a un grupo muy numeroso de personas que profesan la rel igin islmica (en 1977, el total de musulmanes en el mundo era de 576.160.200, distribuidos por los cinco continentes). Los musulmanes invadieron la Pennsula Ibrica en el ao 711 y la dominaron durante varios siglos. Esta comparsa eldense se estren en 1947 y vino a equilibrar las fuerzas en los dos bandos. Pudo tener algo que ver con los Moros Nuevos de Vil lena, ya que en su LA FIESTA DF. MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA primer desfile participaron miembros de esta comparsa de la poblacin cercana. ZNGAROS.- Esta denominacin es poco conocida dentro del mundo festero, pero sin embargo los compo nentes del pueblo zngaro eran los tpicos msicos bohe mios que actuaban en music hall. Los europeos hemos apreciado a los zngaros hngaros debido a sus grandes dotes de instrumentistas (violinistas, clarinetista, tocador de cmbalo. . .). Juan Deltell y El isa Antn nos detallan el motivo de la denominacin de la comparsa. Antonio Tamayo entraba gratuitamente en el Teatro Castelar, que alternaba las representaciones teatrales con las proyecciones cinema togrficas y all, en el vestbulo del teatro, encontr la fuente de inspiracin. Un da llev a sus amigos para que vieran los affiches de Fra Dibolo, cuyas estrellas princi pales eran el Gordo y el Flaco. Los protagonistas llevaban un vestuario normal , pero el resto de actores lucan unos trajes inspirados en los pueblos nmadas del centro de Europa que pronto encantaron a los franceses. Del teatro salieron con los carteles escondidos debajo de la cha queta y fueron a buscar al resto para ensearles su hallazgo. En el cartel anunciador se vea una esplndida zngara y un carromato que pareca producto de un sueo fantstico. A todos les gust la idea y decidieron que esa sera su comparsa. Su aparicin en la escena festera, despus de sufrir muchos inconvenientes para ser aceptados por la Junta Central , fue en 1948, y a partir de este momento su tra yectoria ha sido imparable. HUESTES DEL CAD.- La palabra hueste (del latn, hostem) hace alusin a quienes realizaban el servicio mili tar con la obligacin de acudir a una expedicin militar de mucha importancia durante la Edad Media. Curiosa mente, la soldada tena el deber de incorporarse a la hueste con los gastos a su cargo. El vocablo cad, que en rabe significa juez, era entre los musulmanes el encar gado de administrar justicia. Su competencia se extenda tanto a los asuntos penales como a los civiles. Esta comparsa eldense ha sido la ltima en incorpo rarse a la Fiesta (1977), y su denominacin se debe a: El da 10 de junio de 1976 aparece un artculo de Prensa cuyos titulares decan: Ha nacido una nueva comparsa. Las Huestes del Cad. Los comparsistas, de momento suman un centenar. El artculo se refera a la aparicin el ao siguiente de una nueva comparsa en la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda. Parece ser que los gestores de la idea tenan ya la leyenda de la nueva comparsa. Haba salido publicado recientemente un trabajo de Jos Navarro Pay en la revista oficial de las Fiestas 76. Dice la leyenda que doa Sibila acord con el Cad y Aljamas de la Villa la contra tacin de peones para la obra de la fortaleza. Dos das ms tarde, el 12 de junio de 1976, otro artculo de prensa daba algunos datos ms sobre el nombre que se le iba a dar a los nuevos componentes de los Moros y Cristianos. i Dentro de las actividades culturales de esta comparsa, podemos destacar el concurso de minicuadros (a nivel europeo) por la trascendencia que aporta a Elda y a su Fiesta. Estamos seguros de que a todos aquellos estudiosos de la Fiesta no se les escapa el desequilibrio histrico exis tente con los anacronismos. Este problema puede deri varse como consecuencia de util izar una serie de elementos (personajes, embajadas, vestuario. . .), fecha dos en la Edad Media y necesarios para la representacin festera. Como el anacronismo naci en un principio, se ha ido desarrollando continuamente con demasiada pro liferacin. Domenech Llorns ha acertado al escribir: Las mismas razones que originaron el primer anacronismo indujeron a la floracin de los dems. En la estructura de la Fiesta de Alcoy, Bocairente, Vi l lena, Petrel y muchas poblaciones ms, se observan multitud de anacronismos imposibles de eliminar. Lgica mente, en aquellos lugares donde la Fiesta es ms joven, las condiciones ambientales, en cuanto al conocimiento histrico, brillan por su ausencia. En Elda, estas circunstancias se dieron en el siglo XIX, y tiene su explicacin. En esta poca, el nivel cultural era casi inexistente; la villa se dedicaba exclusivamente a sus tareas laborales y estaba desvinculada, por ignorancia, de la tradicin histrica; algo muy normal en todas aquellas poblaciones cuya vida transcurra bajo la cpula de una evidente necesidad de subsistencia. Si queremos buscar a 1 3. LAS CEDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA los culpables de estas anomalas histrico -cronolgicas, tendremos que dirigirnos a esas personas con un bagaje de conocimientos histricos incapaces de subsanar estos errores en los momentos clave, aunque ya sabemos que esta minora formaba parte de la clase social elevada y su participacin era nula, al ser una Fiesta creada y desarro llada por el pueblo llano. Estos anacronismos, por lo general, no perjudican a la esencia de la Fiesta y son muy pocos los que se percatan de estas extravagancias histricas. Esto es un fenmeno curioso que tiene su explicacin: aunque el anacronismo es en teora un mero accidente secundario y eliminable y no un elemento esencial y constitutivo, en la prctica se dan casos notables que, por un don especial y por el atavismo de la costumbre, llegan a enraizarse de tal forma en el alma popular que adquieren como una segunda naturaleza, y esta sustantivacin del accidente le confiere caracteres de intangibilidad y obliga a la tolerancia comprensiva. 18 Entendemos que la abolicin de este problema causa ra un gran trauma popular y podra provocar un cata clismo emotivo para muchos miles de personas. Adems, este proceso tardara en realizarse muchos aos. Lo que s sera aconsejable es evitar la aparicin de nuevos ana cronismos, ya que estamos en un momento en el cual el nmero de ciudadanos interesados por el tema va cre ciendo como consecuencia de la mejora en el nivel de vida cultural y de concienciacin sobre el problema. Lo que tampoco podemos negar es el pequeo desni vel existente entre la comparsa y la escuadra. La Fiesta de Moros y Cristianos debe de estar compuesta lgicamente por los dos bandos. Cada uno de ellos se ha dividido al formarse las comparsas, y de stas han surgido las escua dras. Si partimos de la base de que una escuadra no existe sin la comparsa correspondiente y que este gran ncleo festero tiene plena participacin, llegamos a la conclusin de que la supremaca est en la comparsa. Esta realidad responde a la postura de aquellos com parsistas que anteponen las preferencias de su escuadra olvidando que la comparsa es el potencial nico y enla zante de los festeros con la Fiesta, que es la expresin ntima de la persona y base de la mayora de experien cias. No es necesario esforzarse para buscar una motiva cin; las escuadras en Elda han sido un reclamo, semejante al de otras poblaciones, para la reactivacin de la comparsa, pero una vez conseguida esta meta lo esencial es dirigir la participacin a que se identifique con el sentido representativo de su comparsa. La supremaca de este nico ncleo festero debe pre valecer, porque nuestros desfiles se podran realizar sin la omnipotencia de la escuadra al igual que se celebran otros actos oficiales, por ejemplo, las guerrillas. Creemos que la comparsa hay que vivirla intensamente, y pensa mos que este deseo debe ser preferencial , porque el indi vidualismo debe estar por debajo de esa colectividad que llamamos comparsa. Antonio Mallebrera nos da la posible solucin a este problema: Frmulas las hay, se trata de aplicarlas ade cuadamente y partiendo de la base o sea, del mundo fes tero infantil que es el que todava podemos modelar convenientemente, con ello y siempre a largo plazo, pues la mentalidad actual es muy difcil de cambiar, podra mos beneficiar a la Fiesta y asegurarle un prspero futuro. Creemos que la propia Fiesta saldra potenciada si se lograse que los miembros de algunas escuadras se iden tifiquen con su comparsa y que los planteamientos indi viduales se encaminaran a dar prestigio a este ncleo festero. La organizacin lgica para que el futuro participante se pueda encuadrar en la Fiesta es a travs de la com parsa. stas tienen sus propios criterios de adscripcin tanto a nivel individual como colectivo. El Reglamento de Rgimen Interior de la Comparsa de los Marroques, por ejemplo, especifica (refirindose a las escuadras): Slo se admitirn altas de escuadra cuando se produzcan bajas del cupo asignado por la Junta de Gobierno. Las comparsas eldenses, como las primeras cdulas de la organizacin festera, tienen su propia estructura y lti mamente han desarrollado una amplia labor de regla mentacin creando sus propios estatutos. El poder decisorio y ejecutivo lo tienen las Juntas de Gobierno, que suelen estar compuestas por: Presidente Vicepresidente Secretario Tesorero Delegado de la Junta Central Vocales 125 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Muchos de los miembros de las Juntas correspondien tes pueden llegar a tener una destacada proyeccin den tro de la vida comunitaria festera. La misin de los presidentes es la de mayor categora debido al prestigio social que emana de regir una com parsa. La eleccin de este cargo se realiza a travs de las correspondientes votaciones, de una forma democrtica y no como ocurra hace unos aos, cuando los presiden tes retenan su cargo durante largo tiempo porque nor malmente pertenecan a las lites econmicas y desde este lugar privilegiado proyectaban su poder personal sobre la Fiesta. Los cambios sociolgicos que se han venido desarrollando en Elda durante estos ltimos aos se han plasmado tambin en la Fiesta. Los festeros estn tomando posiciones en las comparsas para defender mejor sus concepciones y sus formas de pensar. Es un cambio positivo en cuanto que afecta a toda pluralidad festera y puede contrarrestar determinadas actuaciones muy alejadas del esquema bsico de la Fiesta. No es posible separar lo ritual de lo econmico, ni situar el aspecto crematstico en un alejado orden puesto que ste contribuye a que la Fiesta se realice. Deseamos analizar la distribucin de cargas econmicas en los tres pilares, que son: el festero, la comparsa y la Junta Cen tral , aunque no rechazamos las frmulas administrativas de los inicios de la Fiesta y de otras reas festeras. Como el festejo se sola organizar por motivos de acontecimientos o visitas reales, los gastos corran a cargo del personaje que los organizaba, bien fuera la Casa Real o el noble correspondiente, sin olvidar que los ayuntamientos tuvieron participacin en muchos festejos y vindose sus arcas menguadas cuando se encadenaba una sucesin de celebraciones. Ya sabemos que, a fi nales del siglo XVI I I , en algunas poblaciones la Fiesta estaba situada en los calendarios locales; es entonces cuando la participacin ciudadana empieza a desarrollarse. Esta situacin se afianz en el siglo XIX, aunque los fondos son administrados por los ayuntamientos o las parroquias. A partir del siglo XX estas frmulas quedaron obsoletas y los vecinos, al asumir la funcin gestora, deban hacerse cargo de la economa festera con la ayuda efectiva del poder civil y la ayuda moral del poder rel igioso. . . .la total masificacin de la Fiesta, iniciada por la dcada de los cuarenta, y la invasin del ciudadano alimentando con su presencia y su bolsi llo el acontecer festero, ha l levado a las manos de institucio nes puramente festeras por l creadas la plena responsa bi lidad de la administracin de recursos, l imitando la aportacin municipal a una ayuda material cada vez ms pequea respecto del total del presupuesto festero. 19 En la mayora de las fi estas de Andaluca, Castilla y Gal icia, los gastos dependen directamente de los ayunta mientos como encargados de organizar el festejo. En algunos casos lo real izan las cofradas o hermandades gracias a las cuotas que abonan los cofrades o devotos. Son localidades donde se justifica este sistema debido a que sus posibi l idades son escasas y es muy reducido el nmero de participantes porque hay pocos vecinos y su economa no alcanza el desarrollo necesario para pagar unas cuotas elevadas. Respecto al rea valenciana, es indudable que el parti cipante es el pilar donde se asienta la economa festera, y es obvio porque es el que disfruta y se divierte, aunque debemos de aceptarlo con matizaciones al recordar el beneficio recibido por otras instituciones; nos estamos refiriendo a los ayuntamientos. Desde hace unos aos se viene observando en el horizonte levantino un proteccio nismo municipal en aquellas poblaciones donde la Fiesta se est desarrollando. Desde el punto de vista econmico, es lgico que los promotores acudan a las arcas comunitarias al carecer de buenos ingresos, y que sean los ayuntamientos los que se hagan cargo de estos gran des desembolsos. Pero desde el punto de vista humano, se nota la carencia de motivacin festera y no se crea esa comunicacin asociativa entre los vecinos, porque un hecho social de tal magnitud debe nacer de las races ciu dadanas y del calor festero. Cuando un eldense desea entrar a formar parte de una comparsa, esto le supone un gasto que est en funcin del bando al que quiera pertenecer. Debe satisfacer sus cuotas para los gastos comunes de la comparsa, a lo cual debe aadir el coste del traje (comprado o alquilado) y el del arcabuz si pretende participar en la Guerrilla. El fes tero con tradicin real iza la Fiesta con menos inversin, a no ser que pertenezca a una de esas escuadras especiales o desee aceptar alguno de los cargos o personajes repre sentativos de la Fiesta. La comparsa, ncleo donde se integra el participante, I 3. LAs CEDILLAS VINCULANTES DE LA FIESTA tiene una acumulacin de gastos basados en las activida des que desarrollan y pueden ser las siguientes: Mantenimiento del local social , sea propio o alqui lado, como centro comunitario y espacio de convi vencia. La financiacin de las bandas de msica, con su correspondiente manutencin y alojamiento. Las carrozas que tanta vistosidad dan a las Entradas. La plvora, como elemento primordial en la estruc tura de la Fiesta. Las actividades culturales que tanto proliferan en las comparsas eldenses, como concursos de pintura, publicacin de revistas, ediciones de libros. . . Las recepciones, invitaciones a determinados perso najes y otros aspectos que estn dentro del proto colo de la comparsa. La fuente de ingresos de las comparsas eldenses est en las subvenciones que reciben de la Junta Central , en la cuota de los socios y, en ciertas ocasiones, en los benefi cios acumulados por la venta de loteras o rifas, costum bre que se ha ido perdiendo dentro del panorama festero. Lo ideal sera que la mayor parte del gasto lo cubrieran las cuotas de los asociados, pero esta teora se convierte en un arma de doble fi lo. Las cuotas del festero pueden ser elevadas, porque para poner en funciona miento la Fiesta es necesario satisfacer un enorme coste y si , al contrario, se rebajan las cuotas la masificacin resultara determinante y la Fiesta podra perder el equi librio organizativo. En cuanto a la Junta Central , sus gastos afectan al aspecto conceptual del festejo, como la proclamacin de Capitanes y Abanderadas, los actos culturales y prepara torios, la edicin de la revista, folletos anunciadores, con cursos. . . De los ingresos que esta entidad recibe podemos destacar los ms significativos: a) La ubicacin de sillas en las calles por donde se rea lizan los desfiles, constituye quiz el ingreso ms significativo por celebrarse la Fiesta en una poca casi veraniega. b) Las subvenciones municipales que suelen ser muy poco elevadas. El Ayuntamiento, como representante de la comuni dad eldense, tiene a su cargo unos gastos especficos (alumbrado extraordinario, cuidado y limpieza de la ciu dad, acondicionamiento de cal les y plazas. ..) que cubren unas parcelas importantes pero insuficientes. Creemos que el municipio debe contribuir con unas aportaciones ms adecuadas, porque la Fiesta es una funcin social y es toda la comunidad eldense la que disfruta. No sera descabellado pensar que los Ayuntamientos, como repre sentacin institucional de cada poblacin, debera tener un papel ms importante, desde el punto de vista econ mico, a la hora de elaborar sus presupuestos de fi estas. Pinsese que en la mayora de los casos lo que hacen las entidades festeras con su organizacin es solventarle al Ayuntamiento la tarea de organizar las Fiestas del pueblo. Con el dinero de las asociaciones se hace una fi esta que disfruta todo el mundo. Con las aportaciones de los fes teros se est pagando los innumerables gastos generales que de la fi esta dimanan y que no se traducen en la com pensacin directa para el festero. 2 Contar con una plataforma que sea capaz de aglutinar la convivencia amistosa entre personas es una de las ven tajas importantes que tiene la Fiesta a travs de los cuar teli l los de las comparsas. Es una de las grandes novedades en cuanto a su destacada proliferacin y a la relativa igualdad que se practica. Estos lugares son cen tros de reunin donde se celebran actos de hermandad, recepciones. . . , y donde se suele compartir el ambiente festero. En un principio nos centraremos en la palabra cuarte lil lo. El actual Presidente de la Junta Central, Jos B. Bla nes, nos define esta manifestacin festera de la siguiente manera. Esta expresin importada sin duda de nuestra vecina Petrel, donde haban tomado gran arraigo durante los aos sesenta- se refiere a todo aquel local, patio, cobertizo o similar que determinados grupos fes teros - o no festeros - utilizan en las ornadas festivas como remanso del quehacer cotidiano que conlleva la Fiesta. En ellos se realizan las comidas propias de esos das, se bebe en demasa, se baila, se vive - en fin - una parte de lo que llamamos Fiesta. La especial importancia de los cuartelillos de las com parsas se ha ido perdiendo porque, con la masificacin, aparecieron los cuartelil los particulares que han debili LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA tado la convivencia festera. No estamos en contra de esta cdula social, porque conocemos a grupos de personas que han formado su propio cuartelillo y la convivencia, amistad y amor a la Fiesta se pone en prctica las veinti cuatro horas del da festero. Estos lugares son motivo de reunin durante muchos sbados del ao. Adems, estos festeros participan en todos los actos que se celebran durante la Fiesta. Nosotros somos contrarios a los cuartelillos que, en detrimento de la vida eldense durante la celebracin fes tera, forman los carnavaleros (expresin ya comentada). La proliferacin de cuartelillos incontrolados es otro de los temas candentes que hay que abordar, sin que ello implique dejarse llevar por un puritanismo desmesurado hasta el extremo de prohibir lo que para muchos consti tuye el ser o no ser, como parte complementaria de la fi esta, que por lo visto necesitan del ingente de las liba NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) DOMENECH LLORNS, SALVADOR. Del ser y del estar festero. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1989. (2) SOLBES, BERNAT. La idiosincrasia del festero. II Congreso Nacional de Fies tas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristia nos. 1986, pg. 93. (3) UBEDA GRAMAGRE, TEODORO. Valores espirituales de la Fiesta de Moros Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos 1986, pg. 348. (4) LEAL BERNABEU, JUAN PEDRO. Las Fiestas de Moros y Cristianos ante los retos de la modernidad. ll Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristia nos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos 1986, pg. 196_ (5) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Instituto de Cultura Juan Gil Albert. 1989, pg 144. (6) MANSANET RIBES, JOS LUIS. Origen de los ncleos testeros. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1982. (7) VA SILVESTRE, FRANCISCO. Bocairente Fiestas de Moros y Cristianos en honor a San Blas. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial , 1976, Tomo II, pg. 623. (8) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit. , pg. 145. (9) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit. , pg. 144. l2 ciones etlicas para sacar a relucir el otro yo que se lleva dentro y que en condiciones normales cualquier persona sentira rubor y vergenza sacarlo a la superficie en cir cunstancias ms acordes en la vida cotidiana. 21 Nos consta que la Junta Central y las comparsas estn luchando para dignificar la convivencia festera y la Fiesta en general . La Fiesta de Moros y Cristianos eldense es claramente un elemento cultural integrado por una comunidad popular que ofrece a la persona despojarse de una nor mativa cotidiana. Nuestra ciudad tiene unas instituciones encargadas de organizar los actos festeros y administrar los grandes presupuestos que la Fiesta necesita. Adems, estn apareciendo unos aspectos valorativos de nuestra comunidad, apreciados por los observadores forneos, en relacin con que el esplendor de los das de la Fiesta se est demostrando en muchas facetas cotidianas. (10) VAO SILVESTRE, FRANCISCO. Breve resea sobre Comparsas y Parlamento de Fiestas. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Aho rros Provincial. 1976, Tomo II , pg. 668. (11) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, p.p. 61 - 62. (12) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit. , pg. 38. (13) VAN SILVESTRE, FRANCISCO. Op. Cit. , pg. 659. (14) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit. , pg. 59. (15) VERGARA GONZLEZ, MIGUEL. M. El traje de Estudiante. Revista Comparsa de Estudiantes. Elda. 1996. (16) DOMENE VERD, JOS FERNANDO Y SEMPERE BERNAL, ANTONIO. Op. Cit. , pg. 145. (17) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit. , p.p. 122-123. (18) DOMENECH LLORNS, SALVADOR. El problema de los anacronismos teste ros. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 254. (19) BARCEL VERD, JOAQUN. El problema econmico de la Fiesta. I Con greso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial . 1976, Tomo 1, pg. 307. (20) MONTES FERRERO, RICARDO. Las entidades testeras y /os Ayuntamientos. Normas de colabroracin. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristia nos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos 1986, pg. 131. (21) CRESPO, FRANCISCO_ La picaresca desluce la Fiesta. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1987. 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA LA JUVENTUD COMO Foco DE CONTINUIDAD Y PERVIVENCIA . . .pienso que los nios sois la sabia nueva que da vigor a la fiesta y muchos de vosotros seris los que en su da dirijan las distintas comparsas y las fiestas. ...i La Fiesta de Moros y Cristianos, en su especfica con cepcin, integra un autntico valor colectivo y un esti mulante mpetu individual. Las mltiples manifestaciones de creatividad, como el colorido del vestuario, el ritmo de los desfiles, el dinamismo de las embajadas... , ofrecen un clima de satisfaccin participativa que llega hasta los ms pequeos. Ellos viven la grandeza y esa alegra profunda que arranca mucho ms all que una simple diversin. Es fcil que no sepan explicar esta experiencia y tampoco de dnde viene; sin embargo, este apasionamiento les ha llegado de su familia. Resulta normal ver a nuestros hijos envueltos y empapados por la msica festera -columna vertebral de la Fiesta- haciendo valer su derecho de par ticipacin activa y directa. Suele ser un mtodo eficaz como proceso de socializacin, ya que introduce a los ms pequeos en esta realidad. La socializacin infantil descarta, por lo general, la adquisicin de conocimientos histricos, y consiste en la formacin familiar del senti miento participativo en una comparsa. Los nios y nias eldenses se sienten parte interesada, responsable y protagonista de la Fiesta; por eso viven ligados por unos lazos comunes a la familia festera, inter pretan con generosidad aspectos tan importantes como el sentido alegre, la diversin comunitaria e incluso la dimensin religiosa. Parece razonable afirmar que la experiencia festera es algo vlido y positivo para nuestros pequeos porque consideramos que sus valores son espontneos y lgicamente repercuten en una institucin social como es la Fiesta. No tenemos noticias concretas de la participacin de nios en la Fiesta eldense durante el siglo pasado, sin embargo el papel de la rodela (personaje tradicional , ahora desaparecido) era destacadsimo, aunque aparen temente se situaba un poco fuera del contexto festero. Si en el siglo XIX no formaban parte de la Fiesta, en la ltima etapa se inici su participacin, superando en nmero a los mayores. Desde el principio empezaron a tomar contacto con todos aquellos actos a los que podan acudir o participar, y desde su corta edad se fueron com 129 LA FIESTA DF. MOROS Y CRISTIANOS DF, ELDA prometiendo con coherencia y capacidad festera. As empezaron a ser el elemento inevitable y determinante de los desfi les. Empezando la dcada de los setenta, un nuevo equipo rector tom las riendas de Junta Central y se empez a preocupar por los festeros ms pequeos. Su seriedad en los actos festeros, su cons tancia y buen hacer les hace merecedores de un trato especial y el presidente es muy cons ciente de ello, as que intercambia opiniones con su buen amigo Rojas interesndose por la frmula que utilizan en Villena para dar a los nios el protagonismo que merecen. La respuesta de Alfredo Rojas no llega en forma de palabras sino que se traduce en una invitacin oficial para presenciar el Desfile de la Esperanza que se celebra en Villena y cuyos actores principales son los ms pequeos. En 1976, Jenaro Vera junto a Vicente Vicent y un hijo de ste se desplazan a Villena atendiendo la invitacin y quedan tan mara villados de lo que ven que deciden importar la idea. Relata Jenaro Vera que cuando vio el espectculo que ofrecan los pequeos teste ros no dud ni un momento de que esa era la solucin que estaba buscando. El pblico se apiaba en las calles y sillas para verles pasar y aplaudir a /os nios a lo largo del recorrido del desfile. Tiene un recuerdo entraable de un pequeo cabo que, con su actuacin, daba una leccin a muchos adultos de lo que es dirigir una escuadra y recrear un desfile fes tero. Los dos directivos vienen convencidos y, una vez en Elda, convocan a una reunin a los presidentes de las comparsas para ponerles al corriente. El resultado es visible: en el pro grama de actos de 1977 fi gura, por primera vez, el Desfile Infantil. 2 Paralelamente al desfile, la Junta Central quiso dar res puesta a esta realidad y empez a celebrar un acto en el que se proclamaba a los Capitanes y Abanderadas Infan tiles (1977). De esta manera se produjo una igualdad con los adultos, y para que los pequeos no se sintieran desplazados, al ao siguiente tuvieron su propio prego nero. Uno de ellos, el festero Joaqun Laguna, fue el respon sable de anunciar, en 1993, la fi esta infantil; entre otras reflexiones les hizo stas: Yo dira que un pregn infan til constituye la alternativa festera del nio, convirtin dose en el acto que le abre las puertas de esa universidad tan peculiar que constituye la fiesta y adems le prepara para que en el transcurso de sus estudios [esteros consiga doctorarse con sobresaliente cum laude, porque el pre gn, qu duda cabe, adems de exaltar la fi esta, elo giarla, engrandecerla y ensalzarla, ha de ser capaz de hacerle descubrir los valores humanos que sta lleva implcitos, ha de inculcar al nio la idea de que l es depositario y garante de una tradicin que ha de saber mantener y hacerla perdurar transmitindola a futuras generaciones. Efectivamente este acto les abre las puertas de esa universidad, pero el claustro de profesores lo componen en la mayora de los casos las fami l ias. En cada comparsa hay unos grupos familiares que han sido respetuosos con sus mayores y han permanecido fi e les a su traje, por eso creemos que constituyen un pi lar muy importante para el ncleo festero al cual pertene cen. Pero el sostn primario de estas familias lo compo nen los ms pequeos, debido a que en las casas se respira y vive la Fiesta. Existe en Elda un elevado nmero de familias con una continuidad destacable, y ya desde hace pocos aos estn participando en el festejo los nie tos y nietas de aquellos que iniciaron la Fiesta en 1945. Los miembros de las famil ias festeras siempre han deseado permanecer fi eles a sus comparsas, y cuando algunos de sus componentes ha querido cambiar, se ha suscitado un enfado colectivo hacia el desertor, e incluso han surgido verdaderos problemas familiares a raz de estos cambios. Pero, aunque se interrumpa una posible tradicin, la intensidad festera prevalece y se mantiene durante todo el ao, y cuando un miembro de la familia es nombrado capitn o abanderada, la alegra es mayor y el sacrificio econmico, siempre importante, se sita en segundo plano. La participacin infantil eldense es cada vez ms numerosa gracias a esa capacidad familiar de integrarles en la propia Fiesta. Resulta trascendental y sintomtico el 130 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA dinamismo empleado por la familia en favorecer la aper tura de los ms pequeos en la comunidad festera. Y quiero tambin que la Fiesta sea para nios, estoy orgu lloso de que mis hijos sean ya festeros y aprendieran a andar a ritmo de fi esta, pero quiero que esos nios ten gan un adecuado cauce de participacin en el que se vayan realizando y alcanzando metas, como etapas de un camino que les lleve hacia la victoria fi nal de una com pleta integracin, conocimiento y compenetracin con la Fiesta. 3 La identificacin infantil con la Fiesta eldense se carac teriza por: a) La vivencia individual que provoca la condicin de participacin. b) El mensaje fami l iar, que compromete en numerosos aspectos y logra penetrar en las conciencias infantiles. c) La facilidad de percepcin expresada por los que se aproximan a la Fiesta. d) La eficacia que desarrollan ante la colec tividad con sus increbles actuaciones. e) El efecto natural por el cual sienten la Fiesta como propia, fruto de los mensajes que han recibido. f) Una cierta religiosidad nacida del propio dinamismo familiar y colectivo. Creemos que no hace falta ponderar la importancia de la Fiesta eldense a los futuros festeros: al ser stos prota gonistas ya la conocen; pero debemos considerar y apro vechar determinadas actividades que pueden potenciar distintos aspectos para la culminacin festera. Nos esta mos refiriendo a la posibilidad especfica que ofrecen los centros docentes. Sera importante que en las aulas eldenses se elaborasen programaciones para que el alum nado pudiera conocer con ms profundidad las caracte rsticas de nuestra Fiesta y poder as pal iar el desconocimiento en esta parcela de la historia eldense. Lgicamente, los centros educativos necesitaran material didctico para desarrollar esta actividad, y se hara necesaria la colaboracin de la Junta Central. No sera nada descabellado insertar el tema de Moros y Cris tianos en las enseanzas multidisciplinares, dado que se puede aplicar a cualquier rea y los resultados podran ser espectaculares dado que la motivacin infantil est garantizada. An se podra llegar ms lejos. Las activi dades a desarrollar seran muy variadas conforme el rea cultural tratada, aadiendo algunas tcnicas Freinet, como el fi chero escolar, elaborar un pequeo libro -pro grama sobre Moros y Cristianos, correspondencia escolar (. ..). En muchas poblaciones ha tomado auge la idea de realizar un museo festero. Los escolares podran contri buir a l, siendo una de las actividades, sobre todo para los mayores, el montar una especie de misin rescate para recolectar objetos interesantes para el Museo Festero, o realizando alguna exposicin de forma ocasional . 4 En Elda hay otro colectivo muy especial que propor ciona un nmero muy elevado de miembros a la Fiesta, nos estamos refiriendo a los jvenes. Muchos de ellos viven la experiencia festera introducidos en sus aspectos profundos y posibilitan su esparcimiento dentro de los elementos esenciales y tradicionales. En otros casos, la Fiesta se convierte nicamente en un dbil pretexto para divertirse, porque navegan por aguas superficiales. Puede ser un problema de edad, ya que al paso de los aos estos jvenes adquieren una solera muy gratifi cante. Hemos ledo algunos estudios sociolgicos sobre el tema juvenil donde se manifiesta que en la actualidad la Fiesta es compartida con otras celebraciones locales. Quiz en algunas poblaciones esta caracterstica est vigente, pero en Elda existe un mecanismo festero que involucra directamente a los jvenes en la Fiesta. S puede ocurrir que, en estos tiempos modernizantes, la juventud sea ms iconoclasta y muestre poca disponibili dad a la hora de cumplir algunos rituales que siempre han sido eminentemente tradicionales. Debemos de conocer, con real ismo, la gran participa cin de nuestros jvenes y la integracin a la Fiesta de este colectivo, que dentro de pocos aos va a formar parte organizativa del festejo. Resulta estimulante obser var cmo se han ido incorporando masivamente, aunque este hecho tiene sus orgenes hace algunos aos. Para analizar este aspecto nos hemos apoyado en una encuesta realizada por Jos. B. Blanes y publicada en la Revista festera en 1987. La edad de los jvenes encues tados oscilaba entre quince y dieciocho aos (eran alum nos de BUP y COU) y procedan de ambientes festeros 131 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA distintos porque dicha encuesta fue realizada a alumnos de Elda y Petrel . Vamos a considerar exclusivamente nuestra ciudad por razones obvias. SENTIDO SENTIDO SENTIDO HISTORICO FIESTA POPULAR LUDO O MERA DIVERSIN 20 36 111111111111111111111~M DESFILES PROCESIN 1 69 1 36 35 1 FESTEROS VISTEN TRAJES DE LAS COMPARSAS 26 ALARDO VISTEN CHILABAS 17 1 RETRETA OTROS AGOS RELACIN DE NIOS/AS INSCRITOS EN CADA COMPARSA Comparsa MARROQUES CONTRABANDISTAS CRISTIANOS REALISTAS ESTUDIANTES PIRATAS Nmero 161 41(2) f 37(2) MUSULMANES 293 ZNGAROS 256 VISTEN DE PAISANO PARTICIPAN EN (UARTELILLOS GUSTAN DE LA MUSICA FESTERA HUESTES DEL CAD 236 TOTAL 1.876 14 60 Total encuestados: 10 y 3 Linea, 83 - 20 Linea, 36. 80 En la encuesta se observa lo que tantas veces se ha comentado: la msica es la columna central de la Fiesta. Este colectivo participa intensamente en los desfiles y la procesin; sin embargo, su forma de pensar le desvincula del carcter religioso por la conmocin de creencias que supone el alejamiento de los valores tradicionales. Este posible debilitamiento est ligado a cierta separacin entre el individuo y la sociedad religiosa, lo que los soci logos llaman individuacin. La dimensin histrica no est suficientemente considerada aunque s est presente en los cimientos individuales y familiares. NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) Serrano Gonzlez, Manuel. Pregn Infantil. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1996. (2) Deltell Joven Juan y Antn Martnez, Elisa. Elda: Historia de los Moros y Cris tianos. Peridico Informacin. 1994, p.p. 134-135. (3) Sirvent Mullor, los Antonio. La Fiesta y su expansin. I I Congreso Nacional (Datos obtenidos en diciembre de 1995) Lo importante es que el futuro de la Fiesta eldense est asegurado gracias a los valores que portan nuestros jve nes y al inters y capacidad para tratar con cario y res peto a la realidad festera. Cuando se ha cumplido el cincuentenario de la Fiesta, ha sorprendido la interrela cin y convivencia de los jvenes festeros, as como la mayor participacin en todos los actos, incluso es cada vez ms elevado el nmero de adolescentes que rinden honor a San Antn, aunque no es el que todos desea n:10S. Indiscutiblemente los jvenes eldenses son un ncleo esencial que darn a la Fiesta el estmulo para que logre un mayor esplendor. de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 168. (4) Molina Carrin, Enrique. Aprovechamiento didctico de las Fiestas de Moros y Cristianos. I I Congreso de Fiestas de Moros y Cristianos. I I Congreso Nacio nal de Fiestas de Moros y Cristianos 1986, pg. 135. 132 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA LA MUJER FESTERA Y SU PERFECTA INTEGRACIN En ese porvenir la mujer ser tan fuerte como el hombre. (Azorn 1929 A lo largo de la Historia ha existido una lucha continua por parte de la mujer para conseguir su liberacin supe rando pruebas y cristalizando posiciones. Una etapa ganada, por ejemplo, fue la que se inici en la Inglaterra victoriana, caracterizada por el derecho al sufragio. Las mujeres queran entrar en la dinmica poltica y social del pas y lo consiguieron, aunque hubo personas capaces de ver esta aspiracin femenina como ilegtima, dndole un carcter grotesco para acentuar su ndole inofensiva. La mujer se ha incorporado a un programa de libertad concreta por medio de un acto de concienciacin social, y para llegar a esto ha realizado trabajos personalizados, ha intercambiado vivencias y eludido situaciones embru tecedoras. Ahora est proyectando su fuerza para que siga emergiendo esa colectividad que da tan excelentes rendimientos. Pero, sobre todo, no hay que perder de vista que nuestros objetivos personales, por individuales que sean, slo podrn ser definitivamente satisfechos de una vez para siempre si se hallan salvaguardados por el inters colectivo (. ..). Hay que hacer el trabajo con conciencia social y hacer del trabajo mismo el nexo con el mundo de los otros, con la comunidad. 2 As es, la mujer ha unido el deseo personal al comuni tario. Este objetivo lo ha realizado sabiendo que est ante una sociedad egosta, machista y competitiva; se ha con vertido en protagonista de una funcin social con tal convencimiento de hacer, que los ncleos sociales, donde ella se desenvuelve, son distintos y por supuesto mejores. Este cambio tan significativo experimentado en los lti mos aos, se ha constituido por el desempeo primordial de esa misin, sin olvidar el ejercicio simultneo de otras funciones sociales como el trabajo y la familia. Este incremento ha contribuido a lograr unas preten siones serias dentro de las fi estas de Moros y Cristianos, y al mismo tiempo la mujer intenta superar, con resigna cin, esa frustracin que en algunas poblaciones -cada vez menos- soporta ante algunos sistemas festeros de difcil solucin. En el I I Congreso Nacional de Moros y Cristianos se alzaron algunas voces en favor de la partici pacin femenina, apoyndose en el artculo 14 de nues 133 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DI ELDA tra Constitucin que dice: Los espaoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminacin alguna por razn de nacimiento, raza, sexo, religin, opinin o cualquier otra condicin o circunstancia personal o social. Despus lo cotejaron con un reglamento festero. Esta denuncia poltica no tuvo consecuencias inmediatas porque algunos congresistas, que aparentemente acep taron el principio de igual , slo se limitaron a realizar una simple declaracin de buenas intenciones manteniendo su posicin tradicional . stos se basaron en el carcter episdico de la con frontacin entre musulmanes y cristianos durante la Alta Edad Media, en las milicias locales y en esa soldadesca encargada de disparar sus arcabuces durante las proce siones. Por eso llegaron a la conclusin que estas Fiestas son exclusivamente para varones. . . .pero si los factores de presin evolutiva los desorbitan -y uno de ellos es la mujer en los desfiles espectaculares- puede que la Fiesta quede desnaturalizada. Incluso algunos de estos emi nentes festerlogos nos recuerda que en las dances ara gonesas y en algunos festejos andaluces no se permite la presencia femenina. Sin embargo, cuando escriben de la variante valenciana, no conciben unas Fiestas sin la mujer. Algunos otros se decantan por una tolerancia, buscando una situacin de comportamiento funcional ms afectiva. Las mujeres dan a las Fiestas belleza y gracia y se han convertido en parte importante e imprescindible en los festejos en su papel de suavizar con su encanto la severidad de la gesta guerrera que se celebra. . .. Es evidente que la mora y la cristiana no formaban parte de los ejrcitos en escaramuzas y batallas, aunque la Historia nos narra algunos acontecimientos, como el caso de Granada, en los cuales las mujeres encendan las mechas a los arcabuceros y daban flechas a los balleste ros, o el de Alcudia, en donde slo haba cuarenta arca buceros y bal lesteros fueron rotos ; murieron mi l y quinientos hombres y con ms pertinencia que los de otras partes, porque hasta las mujeres meneaban las armas. Una consideracin que debemos apreciar es el deter minado valor de unas mujeres que, a causa de circuns tancias histricas, han configurado una concepcin femenina llena de valores espirituales con sus facultades, su cuerpo y su alma. Si nos adaptamos a la realidad, observaremos importantes ausencias debido a que, por lo general, la Historia la hemos escrito los hombres. Existe una inmensa relacin de mujeres guerreras que, sin mez clar convicciones, han usado la tenacidad en la lucha hasta las ltimas consecuencias, haciendo cambiar tal vez no la Historia, pero s las ideas, las estrategias y las cos tumbres. la Compaa de Seoras Gerundenses, llama das tambin de Santa Brbara, unidad integrada por doscientas mujeres al mando de cuatro comandantas y ocho escuadristas y que, aunque su misin era el abaste cimiento de las tropas combatientes, las exigencias del combate las llevaron a luchar. Muchas, como Francisca Arigas. Gertrudis Camps, Mara Cubel l , fueron condeco radas. Otras combatieron hasta morir y sus restos repo san en la colegiata de San Flix, de Gerona. 6 Si nos introducimos en el mbito cultural de principios de siglo, podemos destacar a Mara de Maeztu, persona que reivindic la igualdad acadmica de las mujeres en un largo proceso que gan contra el Ministro de Instruc cin Pblica. Este suceso se podra relacionar con la pri mera mujer que consigui una ctedra en la universidad, Emilia Pardo Bazn, demostrando una competitividad que estaba basada en la prctica de una dinmica muy importante para la comunidad femenina de aquella poca. Actualmente nos encontramos a la mujer for mando parte de los ejrcitos de sus respectivos pases, como en Israel . La participacin femenina en las Fiestas de los Moros y Cristianos continuar siendo un tema bastante discu tido. Algunas pautas de conducta festera no se retracta rn, porque cada pueblo tiene sus propias caractersticas y una forma diferente de entenderlas que, en ciertos casos, frenan muchas oportunidades participativas, pero mantienen unas tradiciones que debemos respetar. En Elda, la mujer est conscientemente identificada con la Fiesta, y encuentra en ella una forma espontnea de reafirmar su personalidad, participando con satisfac cin y orgullo en todos los actos que se celebran. Es parte viva, protagonista y responsable; posee un estilo claro de alegra, conoce la historia de la comunidad que le rodea y su dimensin cultural en la tradicin est obviamente comprobada. En el siglo XIX, la mujer eldense no estaba sumergida en la experiencia del gozo festero, aunque contribua a su celebracin. La Fiesta era y es una real i dad tan compleja, rica y multitudinaria, que nunca podra vivir si no fuera sustentada por el sacrificio, trabajo y generosidad de muchas elderas. 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA Emilio Castelar, en sus vivencias escritas sobre este tema, no hace mencin de ningn acto donde aparezca la mujer madura; su participacin, como tal, se limitaba a la asistencia a los sermones que se celebraban en la Igle sia de Santa Ana. Sin embargo, en otras Fiestas dedicadas tambin a San Antonio Abad y celebradas por aquella poca, la mujer no slo era espectadora: era la protago nista que cerraba con una danza -considerada como la mdula de la Fiesta- los actos en honor al Santo Patrn. Al analizar esta realidad, comprobaremos que nuestras antepasadas fueron un poco reticentes a la hora de inte grarse en la Fiesta de Moros y Cristianos. Terminaba la tarde con la tpica danza del pas, a los sones de la anti qusima dulzaina y el tabalet o tamboril, que bailaban las mujeres con movimientos graciosos y casi rituales, en torno a la gigantesca hoguera, dando vueltas sin cesar como mariposas atradas por el fuego. La tradicional danza se repeta por la noche como en rito pagano, ter minando a las doce de la noche la fi esta.7 Desde una perspectiva algo ms directa, la mujer desempe un pequeo papel que le sirvi como tram poln para su integracin. Me estoy refiriendo a las can tineras, de las cuales, aunque no hay referencias escritas, nos consta su existencia. Eran jvenes -entre quince y veinte aos- que iban acompaando a los capitanes cuando estos tomaban parte en las guerrillas. Mientras el largo estruendo resonaba en toda la villa, las cantineras se mezclaban entre los guerreros con una cesta apoyada en la cadera, repartiendo toda clase de frutos secos, pas tas y licores a los participantes. A este personaje lo define el Diccionario de la Lengua Espaola como: Mujer que tena por oficio servir bebidas a la tropa, hasta durante las acciones de guerra. Todo esto demuestra que la Fiesta arranca de la historia real de nuestras ciudades, se expresa y conecta con una cultura levantina y transmite a travs de sus actividades esos acontecimientos nacidos de la mal llamada Reconquista. Las cantineras no tardaron mucho tiempo en partici par, cerca del capitn y del portaestandarte, en las entra das. Generalmente iban al lado de este ltimo, que normalmente era un hombre de edad avanzada y que sin duda era un festero con merecimientos para ser abande rado. Parece ser que ellas aprovechaban estas condicio nes para colaborar ms activamente insinuando que la bandera pesaba demasiado y, en muchas ocasiones, se las poda ver l levando sobre el hombro el estandarte cerca del abanderado de turno. En un artculo de Lamberto Amat, reflejado y citado en numerosas ocasiones, existe un prrafo muy significativo. Pero nada; los componentes, las comparsas tan llenos de satisfaccin, muy animados y alegres, no slo por el elegante y brillantsimo papel que representan, sino que tambin porque sus capitanes les han obsequiado prdi gamente con agradables pastas de distintos dulces y con los deliciosos y variados licores. .. . 8 Considerando la misin inicial de la cantinera, es lgico pensar que este personaje fuera el encargado de obsequiar a estos feste ros. Otro personaje femenino que destacaba en la Fiesta era la rodela. Su funcin primordial era acompaar a su capitn pertrechada con un escudo -rodela- que serva para cubrirle de su propio disparo y un bastn que mane jaba con destreza en los desfiles. Quiz la parte ms exa gerada del ritual era cuando la rodela, haciendo una reverencia versallesca, acuda corriendo a dar un beso a su seor. Eran nias de unos ocho aos que vestan unos trajes distintos de los dems, al contrario de lo que ocu rre actualmente en Petrel , donde su atuendo es exacta mente igual que el de la abanderada. Se desconoce si en Elda tenan la costumbre de llevar un escudo con la ima gen de San Antn, como smbolo externo de fervor, al igual que en otros pueblos de la comarca. Ignoramos el origen de este personaje; no se sabe ni cmo ni cundo naci. Si consideramos que en las Fies tas se incrustraron hace muchos aos unas danzas que actualmente continan vigentes, y que el ritual de la rodela es la ejecucin de unos movimientos muy expresi vos, podemos llegar a la conclusin -partiendo siempre de posibles supuestos- que la nia es la guardaespaldas del Capitn; es decir, quien se encarga de resguardarle de todos aquellos peligros que pueda recibir en la lucha. En la variante aragonesa aparecen los volantes -nios que danzan alrededor del ngel que ha vencido al diablo-; stos acompaan al general cristiano, a varios danzantes y a un gaitero en la ceremonia de conversin del general turco y sus huestes. En este caso la intervencin de los volantes es ms coherente y encaja mucho mejor en el valor artstico de esta Fiesta. Como dentro de la Fiesta existen unos valores religio sos -individuales y colectivos- que se manifiestan conti nuamente, y como adems se busca la proteccin del Santo para recibir toda clase de bienes, podemos consi 135 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA derar, sin demasiadas matizaciones, que Hiplito Navarro se acerca ms que otros al verdadero significado de este personaje infantil . Podra ser que la funcin de la Rodella, Paje o Volante de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos, fuera la de parar o desviar el tiro del Capitn (puesto que se hace en presencia de la Imagen) o la de no profanar o herir al Santo O bien, en un acto reli gioso como es ste, el parar el tiro significa, simblica mente, que el santo no est en guerra sino en fi esta Y de ah a la eleccin de un nio, smbolo tambin de la inocencia, para elevar el tiro a modo de plegaria9 Hay que reconocer que actualmente no existe demasiada preocupacin por investigar esta parcela en lugares como Sax, Petrel o Caudete, donde al paje se le trata con mximo respeto y su valoracin es muy alta. En la obra de Castelar, tan reiteradamente comentada, se identifica a las rodelas de aquel contexto festero. Si tenemos en cuenta las notables facultades de observa cin que tena D. Emilio, llegaremos a la conclusin de que es obvia la presencia de esta festera infantil en aque lla primera poca. El embajador cristiano, que iba caba llero en su alazn, precedido de heraldos y pajes, acompaado de pomposa comitiva. .. .io Sin embargo, el escrito ms revelador, donde cobra naturaleza este personaje tan singular, es en el artculo de L. Amat. Nuestro historiador lo destaca como un ele mento fundamental , como un protagonista llamado a realzar y dignificar la Fiesta, aunque lo llama pajecillo. Es lgico, Amat practic la teora de los ejemplos de cone xin, aplic la misma denominacin que su admirado Castelar. Vistosas comparsas de moros y cristianos figu rando entre estos las de catalanes aragoneses, romanos y marinos, con brillantes y costosos trajes apropiados a la poca que representan, los jefes, abanderados y pajeci llos, montados briosos y muy bien enjaezados caba llos. . . .ii Al hablar del ms pequeo personaje de la antigua Fiesta, debemos matizar su denominacin. En Elda, a mediados del siglo pasado, eran conocidas como pajes -quiz por la influencia sajea-, nombre que se mantuvo en determinados mbitos, aunque debi existir cierta polmica. No sera el nico lugar donde se repro chara el nombre de rodela, lo cual no es de extraar por la mezcla de convicciones, ideas y costumbres que rodean a este fenmeno festero. Otro testimonio escrito, al que adjuntamos el valor de fiabilidad correspondiente, aparece en una Revista de Moros y Cristianos. Buceando en los recuerdos de los ms viejos del lugar, he entresacado estos datos; los ms concretos son que, todava en el ao 1879, uno de los Embajadores de la Fiesta fue don Isidro Aguado, abuelo del actual fabricante de hormas don Isidro Aguado Cas ez. Otro detalle: en la Fiesta del citado ao, sali de Rodela una hermana mayor de don Enrique Gonzlez, propietario que fue de la sucrera o pastelera de la Plaza de Abajo.12 Otra aseveracin, sta oral, hace referencia al mismo ao en que la nia Josefa Anaya Guilln parti cip de rodela acompaando a su padre Carlos Anaya Amat, que lo hizo como capitn cristiano. El paje o la rodela no ha tenido continuidad en nues tra Fiesta y se elimin, supuestamente, porque no estara muy arraigado o no se querra imitar a algn pueblo cer cano, aunque entre 1945 y 1948 hubo algunos intentos para asegurar su resurgimiento e incluso algn festero visti a su hija de paje. Si a principios del siglo XX la Fiesta hubiera tenido una continuacin, estamos seguros de que los responsables de aquella organizacin, sin desafiar a ningn tipo de actitudes, sin contraste de posiciones y sin rivalidad, hubieran considerado a la mujer como personaje impres cindible dentro de la mecnica festera. .. .me parece que la participacin femenina en la Fiesta es un factor obvio y positivo de integracin social por razones sociolgicas, antropolgicas, polticas y pragmticas.13 Cuando en 1945 volvi la Fiesta, se notaron unos ras gos de identidad sumamente definidos capaces de afron tar aquel presente y este futuro. Se inici una etapa con cierta intensidad, pero manteniendo una fi delidad lgica en aquellos pueblos que desean vivir sus propias races. Se rindi homenaje a San Antn, nacieron nuevas com parsas, continuaron los arcabuces resonando en toda la ciudad, volvieron los ricos elementos humanos y cultura les y nacieron las abanderadas. Tal era el inters respecto a este ingrediente que, en enero de 1944, desfilaron algunas abanderadas no oficiales, realizando una exalta cin femenina sin descuidar de ninguna manera todas y cada una de las manifestaciones que cada acto requera. Empezaron a dar vistosidad, color y belleza a una Fiesta que estaba renaciendo y necesitaba la integracin feme nina. Precisamente, fueron las comparsas de Contraban distas, Moros Marroques, Moros Realistas, Estudiantes y Cristianos las que, sin ningn tipo de problema, implan taron de una manera inexorable una realidad nueva, con 136 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA caractersticas propias, que ha llegado a nuestros das como una de las protagonistas indispensables de la Fiesta. A la abanderada eldense se la puede considerar desde dos aspectos fundamentales: uno, desde la perspectiva individual, y el otro desde la colectiva. En el primer punto hay que destacar que la abanderada es admirada, aplau dida y agasajada por propios y extraos; est completa mente inmersa en la Fiesta, y lo demuestra porque su sentido de responsabilidad la ha llevado a participar en todos los actos festeros por muy agotadores que sean. Es consciente de su obligacin y exterioriza, sin adoptar for mas solapadas ni resignadas maneras, su arraigo a la Fiesta. La abanderada representa su propia condicin, algunas veces elitista, dado que no todas las festeras pueden disponer de una economa saneada para sufragar el gasto que ocasiona esta forma de participacin. Bien es verdad que nunca se ha dado la circunstancia de privar a una comparsa de su identificacin por la falta de aban derada. Desde el punto de vista colectivo, la abanderada eldense disfruta de la amistad de los dems porque se dan unas condiciones adecuadas que facilitan una inte rrelacin con el grupo, a la vez que posibilita una entrega desinteresada. Ello asegura la estabilidad de las relaciones y la continuidad en el trato hace que se comparta la pasin por la Fiesta sin ningn tipo de competitividad. Esta convivencia, que es un autntico valor espiritual , produce una igualdad entre gentes de distinta condicin social, cultural, econmica y profesional. La abanderada siempre ha gozado de creatividad e imaginacin a la hora de aplicarse con rigor a la tarea encomendada, y tiene capacidad para conectar con los elementos externos e integrarlos en su propia vivencia. Por otra parte, su protagonismo es el ms expresivo signo de realidad de un evento comunitario. Resulta lgico, por todo lo comentado, que la abanderada est en un lugar central y privilegiado de nuestra Fiesta, aun que actualmente y en muchas ocasiones, falta una afir macin espontnea u obligatoria que permita, por parte de sus compaeros y compaeras de comparsa, acompa arla en los momentos adecuados. Sera necesario insis tir hasta la tozudez para que determinadas conductas se modificaran y fueran fi eles a un personaje relevante e imprescindible de la Fiesta. Al mismo tiempo que las abanderadas iniciaron su camino, algunas jvenes tomaron parte en actividades restringidas, pero sin correr el riesgo del anonimato como en la comparsa de los Marroques. Entonces, las jvenes no estaban muy dispuestas a salir ya que nadie saba cmo iba a resultar la aventura. La presencia femenina se cea a las abanderadas, cabos de escuadra y gente menuda que acompaaba a los adultos.il Sin embargo, otras no quisieron ser espectadoras y se sumaron a la fase decisiva de su integracin, como en el caso de las que desfilaron aquel enero de 1945 con los Contrabandistas. El espectculo no era para menos; los hombres vestidos con sus trajes negros, las mujeres llenas de volantes de colores y adornadas con claveles. 15 Creemos que a la mujer eldense de mediados de los cuarenta le faltaba motivacin moral o econmica para sentirse identificada con la Fiesta. Cuando se percat que poda ser protagonista con pleno reconocimiento y tener un papel bsico, cuando fue consciente de que haban desaparecido ciertos condicionantes econ micos -aspecto en el que no es necesario, en este caso, profundizar- inici un camino festero imparable, como lo demuestra con creces la gran participacin que existe en la actualidad. Esta participacin ha creado unas divergencias dentro de algunos festeros que no estn de acuerdo con la masiva incorporacin de la mujer en numerosos pueblos de la Comunidad. Dicen que es un fenmeno que cam bia el concepto tradicional , mantienen que se est per diendo el corte castrense para acercarse al exhibicionismo y desembocar en un carnaval. Esto no significa que veten la presencia femenina en la Fiesta, puesto que entienden que la sociedad espaola es progresista y las mujeres han conseguido importantes logros en nuestro pas. Son fes teros que opinan que, en algunas localidades donde se han incorporado al festejo recientemente, las mujeres aparecen en gran nmero, y entonces se cometen ciertas aberraciones -disfrazarse de hombres o vestirse de majo rettes- que lo nico que consiguen es adulterar la Fiesta y frenar su evolucin. Esta problemtica se debe a que muchas localidades no tienen tradicin ni solera, son dbiles y se ha conver tido la Fiesta en un espectculo arrevistado. Un detalle significativo de su subcultura festera es que en casi la totalidad de esos pueblo en que salen muchas mujeres en las agrupaciones festeras, en vez de designar a sus com ponentes con los nombres de socios tiradores o protec tores, o con el ms castizo y entraable de festeros (que LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA segn el Diccionario de Autoridades significa el que hace o ama la Fiesta), lo llaman comparsista.16 En Elda son una minora aquellos que consideran la necesidad de reglamentar este rea para que no exista la consiguiente saturacin, y proponen medidas como que se ample la duracin de los desfiles y alargue el itinera rio. La correspondiente repercusin la tienen que sufrir la Junta Central, Mayordoma y algunas asociaciones feste ras y estos mismos, no se olvidan de los espectadores que se mantienen inclumes ante algunos momentos cierta mente tediosos. Entendemos que la Fiesta debe ser para todos, apoya mos -como hemos demostrado- la participacin feme nina, pero sera muy operativo intentar frenar el nmero de componentes e impedir que existan participantes que se limiten al propio lucimiento y olviden sentir de verdad la Fiesta. Ya sabemos que esta tarea es muy complicada, pero se puede intentar ponerla en prctica. En todos los casos es una penitencia que estamos pagando por no haber sido capaces de saber encauzar en su momento la riada de participantes que se nos vena encima. 17 Hemos ledo en algn trabajo festero la siguiente pre gunta retrica: Altera la pureza de nuestra fiesta la pre sencia femenina No es cuestin de comentar la opinin del articulista, pero s es necesario hacer esta otra pre gunta: En qu consiste la pureza de la Fiesta Si empe zamos por las prol ijas investigaciones que se han realizado, por la vicisitudes que la Fiesta ha sufrido hasta su acomodo actual y por los problemas tan complicados que se han ido resolviendo a travs del tiempo, dentro de la pureza -sobre todo en Elda- est la mujer; defender lo contrario supondra cometer un pecado de intelectua lismo. El tiempo es vivido, segn las edades festeras, con diferentes cualidades. En cada etapa ha habido algunas crisis, con sus correspondientes conflictos de mayor o menor duracin. Pero, paralelos a estos trnsitos, existe una sucesin de momentos en los que entra en juego el deseo de la mujer para establecer, mediante su esponta neidad, su grado cultural y su personalidad. Eso s, ale jndose de imitar a los hombres y manteniendo siempre su parcela especfica. Lo que hay que comprender y explicar desde un punto de vista racional, olvidando las distintas posiciones, es la utilizacin de expresiones ya acuadas a travs del tiempo, como es el hecho de que se formen escuadras donde desfilan conjuntamente hombres y mujeres. Esta relacin en un estructura casi machista crea una depen dencia de la mujer con respecto al hombre, e implica el casi desaparecido carcter sumiso de la mujer, distan ciando unos valores que pueden comprometer la autn tica realidad festera. Difcilmente se podr avanzar hacia un modelo de calidad si nos encontramos con escuadras que son dirigidas por un doble cabo -hombre y mujer- o aquel las que ajustan sus movimientos a la influencia de un hombre que, aparentemente, va sometiendo o domi nando al esplendor femenino en una imposible conexin donde impera la rigidez. Lo que no es fi no y delicado son las escuadras de mujeres con sus cabas armadas - peor an si hay promiscuidad de cabos-, con sus evolu ciones similares a las varoniles. Y menos todava si son negras, donde la condicin femenina se tiene que supo ner en un esfuerzo de adivinacin.18 La coherencia de esta cita es absoluta, y creemos que pensar lo contrario tendra unos atisbos de ridiculez que podran resultar propicios para desvirtuar la Fiesta. Lgi camente, respetamos a todas aquellas personas que quieren darnos a entender que este sistema est consti tuido con homogeneidad y se utiliza en beneficio de la actividad festera. Sabemos que es un esquema con gran des dosis de incoherencia, y se desva bastante de la cuestin esencial para llevarnos a otra ms problemtica por el efecto multiplicador. El cuestionar un reajuste sera necesario para engrandecer la Fiesta, porque cualquier expresin colectiva necesita una proyeccin pura y leg tima. La festera eldense tambin se ha identificado con la plvora -parcela caracterstica de la cultura mediterrnea con decisivo valor, consiguiendo un espacio propio e intransferible acotado por los hombres y logrando que sea considerada individualmente por los dems. Esta situacin demuestra que la mujer ha dejado de ser un objeto, aunque se oyen continuamente comentarios fes teros que, en provecho de la participacin femenina en la Fiesta, exponen otros argumentos no menos nefastos que los anteriores: La Fiesta sin la mujer perdera la gracia y el encanto que sta le da. O sea, presenta a la mujer como simple espectculo, como un numerito ms dentro de la Fiesta, vestida de mora o cristiana a la grupa de mansos caballos o en los fi cticios tronos de las carrozas.19 Una actitud con participacin total la consideramos positiva, porque de lo contrario existiran inmensas lagu 138 3. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA nas capaces de llevarnos hacia una prdida de autentici dad. Aunque algunos expertos de la Fiesta no opinan lo mismo. De los tres elementos constitutivos de la Fiesta, no aparece adecuada su actuacin en las embajadas ni en las batallas de arcabucera -ni creo que lo deseen-; la pl vora y el ruido no se prestan mucho al lucimiento de sus encantos. Y de hecho algunos reglamentos, como el de Fontanares, las excluye expresamente de las disparas. 2 A nuestro modo de ver, es ms importante el valor participativo -porque no frena el proceso de una Fiesta viva- que el valor esttico, y como la mujer est comple tamente integrada, debe de celebrar y rememorar este acontecimiento histrico y, si es necesario, desafiar a la tradicin. Estamos de acuerdo en que no ha existido siempre esta vivencia, pero un proceso histrico siempre clasifica unas emociones, que se empiezan a vivir en la infancia y que influyen directamente en lo pasional. Es que las pasiones femeninas no son las mismas que las de los hombres No existe un orden pasional a lo largo de todo el ao para unas y otros Esta realidad, tan evidente que se ajusta a unas concepciones sociales, hace que la mujer conecte con la sociedad festera y no se asle den tro de un espacio por unas meras opiniones de un cierto colectivo no muy clarificador. Si realizamos un juicio correcto dentro del encuadre femenino, no tendremos ms remedio que valorar y con siderar su participacin pasiva en la Fiesta. La mujer eldense del siglo XIX se encargaba de regentar un hogar festero preocupada por tener siempre a punto los trajes del esposo, hijos o nietos, sin pretender alcanzar los ver daderos frutos de su trabajo, aunque ensendolos a menudo con orgullo a posibles visitantes. Estaba identifi cada con la historia de su pueblo y demostraba tener un importante valor espiritual colectivo, porque haca lo imposible para acudir, como hemos comentado anterior mente, a las misas o a cualquier evento religioso que se celebrara en honor a San Antn. Aquella mujer se encargaba de elaborar las pastas, sacrificar los pollos y los conejos y preparar los licores; esta era la costumbre. Si lo situamos en el contexto del rito anual y lo adoptamos como parte importante de la estructura social festera, supone un hecho de enorme alcance. No es difcil imaginar que, a lo largo de muchos aos, fuera ella la que, con humildad y ponindose al ser vicio de los dems, mantuviera el tradicional men fes tero, algo que en la actualidad no pervive por los lgicos cambios experimentados. La mujer hace posible que sea realidad ese milagro.21 Siempre resulta algo complicado mantener ciertas tra diciones, pero en este caso la admirable fuerza femenina logr que se quedara como patrimonio de la fiesta la intervencin silenciosa de nuestras antepasadas. A partir de la dcada de los cincuenta se aviv esta necesidad adaptndose al momento. Si es abuela, vive mltiples aconteceres y se hace cargo de la mayora de las labores caseras, con un esfuerzo increble, para permitir que el resto de la familia disponga de ms tiempo para vivir la grandeza de la Fiesta. Tambin, y no hay que olvidarlo, tiene capacidad de sentir, percibir en sus propios recuer dos cuando disfruta de la belleza de los desfiles o asiste a los actos religiosos que viene practicando con tenacidad a travs de los aos. Ella, que sali de este mundo fes tero, ha entrado en una autntica fase de sacrificio y generosidad convirtindose en la autntica protagonista, dentro del contexto familiar, a la que desde aqu desea mos homenajear. Es ahora, precisamente, en el tiempo de mayor inci dencia, cuando debemos hacer un justo reconocimiento a la mujer casada, y en muchos casos, a la joven soltera. La primera est implicada en la atencin a sus hijos pequeos, a los invitados, a dar el ltimo toque a los tra jes, el maquillaje, al desfile... La segunda, si vive dentro de una familia festera, colabora directamente con la fi de lidad que le caracteriza. Esta misin es tan relevante por que ha nacido en el seno de un proceso invariable coronado por el verdadero amor a la Fiesta. No cabe duda de que, tal y como est estructurada la sociedad festera eldense, la mujer, por su propia materia 139 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA lidad y por sus cualidades, es uno de los factores decisi vos para que la Fiesta alcance su mayora de edad, aun que en otras poblaciones se ha quedado a la mitad del camino porque no mantuvieron la creatividad en el evento festero y perdieron independencia. La relacin entre la mujer y la Fiesta tiene un carcter social elemen tal. Qu significa esto Significa que ha surgido una necesidad ntima, merced a unas condiciones precisas propiamente psicolgicas, que aglutina amistad y felici dad en todo momento. La mujer eldense constituye un ncleo que est caracterizado por el desempeo de innu merables funciones que sirven para mantener una esta bilizacin lgica. De esta manera podrn demostrar su validez a esa ingenua minora que se identifica con el dicho. Si la mujer va a saber ms que el hombre, quin va a mandar en la Fiesta Existe un suave trasvase de funciones que hasta hace poco tiempo gravitaba sobre los hombres. Esto tiene una enorme transcendencia, porque se irn borrando las desi gualdades transitorias que existen en la actualidad. Quiere decir que la funcin de la mujer ha superado un NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) MARTNEZ RUIZ, JOS. AZOREN. De andando y pensando. Nota de un tran sente. 1929. (2) CASTILLA DEL PINO, CARLOS. Cuatro ensayos sobre la mujer. Alianza. 1971, p.p. 35-36. (3) MANSANET RIBES, JOS LUIS. La mujer y las Fiestas. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 266. (4) ROVIRA, VCTOR. Los nios y adolescentes en las Fiestas. Revista de Moros y Cristianos. Jijona. 1973. (5) NAVARRO VILLAPLANA, HIPLITO. Presencia de la mujer en la Fiesta de Moros y Cristianos. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 277. 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Elda. 1976. (13) GARCA MARTNEZ, SEBASTIN. La fiesta como expresin social y cultural de mi pueblo. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Con greso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 84. (14) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 41. (15) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. bid pg. 41. (16) CHICO AN1AT, JUAN N. La mujer en la Fiesta. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 247. (17) SIRVENT MULLOR, JOS ANTONIO. La fi esta y su expancin. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 174. (18) MANSANET RIBES, JOS LUIS. Op. Cit., pg. 271. (19) BLANES PEINADO, JOS. La mujer en la Fiesta. I I Congreso Nacional de Fies tas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristia nos. 1986, pg. 174. (20) MANSANET RIBES, JOS LUIS. !bid. (21) MOLEN LUNA, JUAN BAUTISTA. Ilusin. Revista de Fiestas de Moros y Cris tianos. Bocairente. 1974. 140 141 4 Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO EMBAJADAS Y GUERRILLAS: BASES FUNDAMENTALES DE LA FIESTA . . ., si quitamos Embajadas y disparo, la Fiesta se queda tan coja que se convierte en una pantomima car navalesca, un desfile de modelos y disfraces sin sentido alguno. Las Embajadas y el consecuente disparo son el eje de la Fiesta, su porqu.7 Para comprobar la realidad festera, tenemos que acer carnos a este acto central que denominamos Embajadas y Guerrillas. En las primeras, los representantes de cada bando estn desarrol lando una actividad de narradores histricos, aunque muchos de esos hechos no han ocu rrido en la poblacin correspondiente. La Fiesta, para ser tal , necesita la plvora y el disparo, y ms en el rea valenciana, donde la mayora de las fi estas empiezan o acaban con plvora (masclet, despert, cord, carretilla o cohete ofrenda, palmeras, castillos y disparo de alar dos). Sin embargo, no es posible ignorar a todos aquellos participantes que dirigen todos sus esfuerzos a las Entra das, menospreciando las Embajadas y el Alardo. Para vencer esta equivocacin, no queda ms remedio que potenciar el estudio de los diferentes aspectos de las Embajadas (artstico, literario, histrico. ..) y propiciar la asistencia de invitados que generalmente acuden a pre senciar o participar en los desfiles. Todos debemos hacer un apostolado festero para transmitir y resaltar las gran des dosis de cultura y tradicin que tiene la Fiesta. La Comunidad Valenciana, como muchas otras, ha recibido de los musulmanes una serie de influyentes tra diciones, pero una de la ms destacadas es la aficin a la plvora. En todas las poblaciones levantinas que celebran Moros y Cristianos es imprescindible el disparo de arca buces o Alardo, acto que no se practica en los festejos de otras regiones espaolas. Dichos disparos de arcabucera son bsicos porque han sido origen, desarrollo y evolu cin de nuestra Fiesta. Bien sabemos el papel determinante de la soldadesca, que real izaba funciones de acompaamiento con estruendosas descargas de arcabucera y que acompa aba al Patrn o Patrona. La arcabucera, en cierto modo, es causa de la evolucin de la soldadesca, pues cuando la soldadesca -que usaba y an usa donde existe un traje nico con slo algn detalle diferencial- se visti en parte a la usanza mora y la otra a lo cristiano (eso haba ocurrido en Alcoy en 1668), empez a arcabuce arse entre s belicosamente con ardides de guerra (como 14,3 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA dice la Clebre Centuria, de Vicente Carbonell, editada en 1672). Se estaba transformando una funcin de acompaamiento para solemnidad, en una funcin de movimientos guerreros que acabaron por necesitar un smbolo sobre el que disputar -el castillo-. Que apareci en poca imprecisa en las distintas poblaciones, en Alcoy, probablemente, antes del ltimo tercio del siglo XVIII. 2 Los estudiosos del tema festero no estn muy de acuerdo a la hora de buscar los orgenes de las embaja das. Sus razonamientos pueden ser vlidos, porque no existe ningn tipo de contradiccin y cualquiera de ellos nos puede dar un significado originario. Algunos asegu ran la necesidad que tena la funcin de arcabucera de un parlamento previo que empez a desarrollarse a prin cipios del siglo XIX. Otros basan su teora a travs de las representaciones teatrales. Las Embajadas han venido evolucionando desde los juegos de caas y las danzas hasta las actuales con textos prcticamente basados en las comedias de moros y cristianos, pasando anterior mente por las simples luchas sin mediar palabra alguna.3 El origen del texto literario, tiene la misma complejidad que otros elementos caractersticos, quiz haya ocurrido por el desgaste de los tiempos en su periodo evolutivo. En la primera documentacin aparecida sobre Moros y Cristianos (la Crnica del Condestable Miguel Lucas de Iranzo) no se especifica la existencia de ningn entrems festero. Tuvo que llegar el siglo XVI para que apareciera una costumbre popular que consista en conmemorar la fi esta del patrn con la representacin de una comedia alusiva a alguna leyenda local. Al mismo tiempo que se iba desarrollando el arte tea tral en Espaa durante el siglo XVII, las comedias de moros y cristianos marcaron su capacidad por la enorme popularidad que consiguieron. Pero, debido a la reforma del teatro que llev a cabo Lope de Vega, las primeras farsas terminaron siendo comedias de santos. Este tipo de comedias quedo relegado a los pueblos, principal mente a los de las zonas de Levante, Aragn y Andaluca, por ser estas regiones las ms afectadas por el terror al enemigo turco en convivencia con los moriscos. En estos pueblos era un xito siempre seguro estas representacio nes de moros y cristianos, que pasan a formar parte de las fiestas patronales de una gran nmero de ellos. No faltaron escritores que se dedicaron a consagrar estas comedias, aunque los textos no fueron tan buenos como requera este espectculo. Sin embargo, la difusin fue muy positiva porque aument la edicin de estos libretos y se vendieron por toda Espaa. Influy de una manera determinante la gran vistosidad que se empez a desarrollar en el siglo XVIII; unida sta a los aspectos tc nicos y temticos, dieron como resultado que nuestros antepasados se sintieran enormemente identificados con estas representaciones. Esta es la descripcin del teatro del siglo XVIII que realizaba Ruiz Ramn para la repre sentacin de nuestras Embajadas: No slo el escenario, sino tambin el patio de butacas, se converta en formi dable palestra donde evolucionaban tropas, se ejecuta ban asaltos, se pasaban vistosas revistas militares, sonaban fanfarrias, arcabuzazos, bombaradas, se ejecu taban matanzas, ondeaban flmulas y gallardetes, repre sentando todo ello, con tcnica que buscaba pintar al vivo y del modo ms real posible, los lances ms espec taculares, sin escamotear los medios para lograrlo. Dentro de las embajadas aparece la conocida dualidad moro -cristiana, que encubre una serie de valores como el patriotismo, la religiosidad, la lealtad a lo tradicional y el 144 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO herosmo; elementos todos centralizadores que universa lizan el eterno enfrentamiento. Los textos estuvieron, por tanto, influidos por determinados aspectos de nuestra historia cultural y poltica que a continuacin vamos a reflejar: a) El desarrollo literario sobre los moros y cristianos se inici con los romances fronteri zos, que por lo comn eran tolerantes y pac ficos (recordemos el dirigido por Juan I I al moro Abenmar). b) Durante los siglos XVI y XVII no se olvi daron las esencias alegricas al tema festero, y ste tuvo mayor aceptacin como consecuen cia de los trabajos realizados por escritores tan relevantes como Cervantes, Lope de Vega y Ruz de Alarcn, que contribuyeron a su expansin. c) Los esquemas planteados por Jovellanos y Cadalso no abandonaron las caractersticas de las Embajadas y coincidieron con las direc trices polticas y culturales de la poca, fortale ciendo las afirmaciones de algunos estudiosos del tema festero. d) Los borbones, una vez que consiguieron la soberana espaola, no perdieron sus prefe rencias por las costumbres francesas, mantu vieron su poltica centralizadora y lucharon por avivar el patriotismo. Las comedias del siglo XVI II tienen mucho que decir sobre la lealtad al rey, la dedicacin a la patria y la bsqueda de hroes como modelos necesarios para resu citar los de siglos anteriores. e) El concepto festero de las Embajadas sali potenciado una vez fi nalizada la Guerra de la Independencia. Los espaoles continua ron con su xenofobia a unos y a otros pueblos; las mismas descalificaciones pasaron del musulmn al francs, y todo por la proyeccin de libertad tan necesaria ante unos invasores con los que haba que batallar sin descanso hasta su expulsin. f) Debemos analizar tambin la posibilidad, reflejada en las Embajadas, de los constantes problemas entre Espaa y Marruecos a media dos del siglo XIX. Cuando en 1843 los moros ocuparon Ceuta y un ao despus atacaron Melilla, surgi en nuestro pas un sentimiento generalizado de odio desbordante contra las interferencias de unos islamitas del norte de Africa que deseaban revivir tiempos lejanos. g) Hemos dejado para el final el aspecto ms significativo, porque estamos convenci dos que el Romanticismo cre el ambiente necesario para que emanaran las actuales Embajadas. Este fenmeno cultural consagr en el siglo XIX todo lo relativo a lo popular, a determinados conceptos medievales y al valor extico tan caracterstico de nuestra Fiesta. Consideramos esta afirmacin apoyndonos, por ejemplo, en la Embajada alcoyana, que tiene en su texto central una amplia reminis cencia romntica. Hemos comentado en algunas ocasiones que la Fiesta de Moros y Cristianos posee determinados anacronis mos; en el caso concreto de las embajadas tampoco podan faltar. Hay que aprovechar, sin embargo, los tex tos, lgicamente de temas histricos, porque introducen datos importantes aunque no se mantengan fieles a la dominacin musulmana ni a la Reconquista. Los elemen tos que en ellos aparecen se refieren a la poca histrica en que fueron escritos, y estos anacronismos nos pueden llevar a detectar por lo menos unas fechas cercanas. Los textos ms antiguos que se conocen se pueden fechar a partir de 1838 (Alcoy) y abarcan hasta fi nales del siglo XIX, lo que significa que existen posibilidades de encontrar otros textos editados con anterioridad, algo bastante difcil ya que la bsqueda de estos documentos ha sido muy exhaustiva, al igual que los estudios realiza dos, los cuales nos demuestran que la estructura de las Embajadas es comn: en primer lugar, el parlamento moro y la toma del casti llo; ms tarde, el cristiano declama su arenga y reconquista la plaza que le ha sido arrebatada. No se prescinde de la personalidad de un pueblo que fue invadido por el Islam, reflejado en el antiislamismo, tantas veces comentado, y con las demos traciones claras de herosmo, patriotismo y religiosidad. La problemtica de los textos est enmarcada en el anonimato de sus autores, cuya identidad, en muchos casos, se limita al campo de su estudio. La historia de LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA cualquier comunidad slo se concibe con estudios per fectamente realizados o con exponentes precisos docu mentados y, aun as, se dan siempre teoras eminen temente contradictorias que nos hacen deambular por estas alteraciones ofrecindonos unas encrucijadas his tricas. Un ejemplo concreto puede avalar nuestro anl isis en este devenir cultural. Uno de los textos ms antiguos y ms influyentes en muchas poblaciones es el de Alcoy. Durante mucho tiempo, los estudiosos alcoyanos dieron la paternidad de sus Embajadas a un conocido eldense, Juan Rico y Amat, pensando que pudo ser el nico poeta con base suficiente para crear una obra de tanta impor tancia. Rafael Coloma, en su libro sobre la Fiesta alco yana, asegura (despus de realizar un estudio muy extenso) que Rico y Amat fue el que confeccion los versos de las Embajadas, siendo de la misma opinin que el sacerdote Gadea, el cual la mantuvo en el siglo pasado. Muchas personas se convencieron de tal afirmacin y aceptaron esta hiptesis. Pero hace siete aos se vino abajo todo el castillo de naipes, merced al hal lazgo for tuito, en una l ibrera de Valencia, del ejemplar ms anti guo que hoy se conoce de las embajadas, descubrimiento del que dio cumplida informacin su actual poseedor, el biblifilo alcoyano, Antonio Castell Candela, en el artculo Juan Rico y Amat no fue el autor de nuestra Embajada, publicado en la revista de Moros y Cristianos, de Alcoy, 1973, pginas 68 y 69. La joya bibl iogrfica, en perfecto estado de conservacin, dice as en su portada y utilizando tipos de letras diferentes en cada lnea: Embajada / de / Moros y Cristianos / sobre / la reconquista de Espaa, / que en obsequio de su Patrn S. Jorge / celebra la Villa de Alcoy / el / da 23 de abril de cada ao. / Alcoy: / Impreso por Francisco Cabrera. / Ao 1838. Como dice Castell: quien escribi los versos fue un poeta culto y elegante y con muchos vuelos por letras y libros, y en aquel la fecha Juan Rico y Amat contaba slo 17 aos y deba ser un estudiante que entrenaba su pluma en los primeros escarceos literarios.6 No podemos arrinconar la idea originaria, ya que nuestro poeta se inici muy joven en las tareas literarias. Quiz estuviera influido por su hermano Pedro, un sacer dote dedicado a estos menesteres que public algunos volmenes en Madrid. Alberto Navarro en su Historia de Elda nos especifica la importancia de la obra de Rico y Amat. . . .que arranca de su libro Poesas serias y satricas publicado en Madrid en 1842 con prlogo de Harzten busch, uno de cuyos poemas es el clebre Arrepenti miento atribuido a Espronceda en muchos volmenes de poesas de este. Es muy significativo que a los veinte aos (imagina mos que lo escribi un ao antes) creara un poemario prologado por un conocido escritor y en uno de sus poe mas se viera la capacidad potica de Jos de Espronceda. No podemos desvincular los textos originales con aquellos que se uti l izan en la actualidad ni olvidarnos de las cmodas poblaciones que adoptaron, con ligersimas variaciones, las Embajadas ms antiguas. Esta realidad nos lleva a pensar en Miguel de Unamuno cuando atri buy a los espaoles una tpica inclinacin hacia la imita cin en determinados textos. El texto de Jijona (editado en 1847) tiene pocas dife rencias con el de Alcoy. El de Onl , segn ha escrito Domene Verd fue escrito por el poeta valenciano Vicente Boix y se edit por primera vez en Onl en 1848, segn una tradicin recogida en Onl en 1883 (Salva, 1985, 37, 165). Despus fue adaptado casi al pie de la letra por Ibi , Bocairente, Biar, Mutxamel y Aielo de Mal ferit (. . .). El texto de Petrel, Sax y Villena ha sido adap tado por otras muchas poblaciones que en algunos casos ha sido reformado e incluso corregido. Entendemos esta modificaciones aunque valoramos a todos aquellos ncleos festeros que han mantenido sus textos origina rios (. . .). El motivo de escribir un nuevo texto de embaja das fue el cambio histrico, poltico y de mentalidad que trajo el rgimen liberal y el romanticismo, que indujo a sustituir el antiguo por otro nuevo ms acorde con las nuevas circunstancias polticas y con los nuevos gustos literarios. Sin embargo, el texto antiguo se conserv en otras poblaciones en las que tambin exista, como Petrel, Sax y Villena.z En las Fiestas de Moros y Cristianos existen, como ya sabemos, determinadas variantes marcadas por las pecu l iaridades de cada poblacin. Conservan, sin embargo, una estructura bsica y comn que la convierte en algo tan autntico como es el Alardo o las Guerrillas con dis paro de arcabucera. Este acto es el ms representativo y el que ms problemas ha tenido y tiene por las distintas trabas legales. Es imprescindible trazar unos esquemas que nos permitan conocer la situacin actual de esta pro blemtica partiendo de sus orgenes. 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO a) El 28 de septiembre de 1771, el rey Car los I I I hizo efectiva una antigua prohibicin (la Nueva Recopilacin de 1567) para eliminar la venta y uso de fuegos artificiales y los dispa ros de arcabuz o escopeta. Esta conocida Cdula hizo pel igrar nuestra Fiesta, que hubiera languidecido a no ser por la voluntad y el tesn de algunos pueblos que defendie ron esta tradicin. b) En el B.O.E. del 23 de septiembre de 1981 apareci un Real Decreto del 24 de julio del mismo ao en el que se volvi a prohibir la utilizacin de armas de avancarga (las que se cargan por la boca) y que increment la buro cracia administrativa para la posesin y utili zacin de dichas armas. Lgicamente este Nuevo Reglamento de Armas cre muchos quebraderos de cabeza a todas las poblacio nes festeras. c) La UNDEF y numerosos festeros logra ron un pequeo cambio en 1983 que nos lo resume Mansanet en un artculo publicado en la revista eldense en 1993. . . .permita que con la autorizacin del Gobierno Civil se pudiera realizar el disparo por las calles de la poblacin, pero dejaba vigente el papeleo administrativo para la posesin y utilizacin de las armas de avancarga: Licencia especial para usarlas, certificado fsico -psquico de aptitud, gua de pertenencia del arma, certifi cado de punzonazo en un banco oficial de prueba, documentacin expedida por la Inter vencin de Armas, pasar revista cada 5 aos, . .. . d) Cuando se inici el ao 1993, los feste ros, historiadores y amigos de la Fiesta esta ban asustados, porque un acto de tanta envergadura tradicional se poda desmoronar al entrar en vigor el Real Decreto 137/1993, del 29 de enero del mismo ao, en el que se obligaba a tener un permiso de armas y un certificado homologado de aquel los arcabu ces recin comprados; incluso los anteriores a este Decreto estaban obligados a presentarse en el banco de pruebas correspondiente. Un nuevo Reglamento de Armas, el recin publi cado R.D. de 29 de enero de 1993 (B. O del 5 de marzo) legisla nuevamente todo lo refe rente a las armas de fuego, y a las de avan carga entre ellas, y por tanto arcabuces y trabucos festeros, cuya situacin segn su art. 107 quizs es ms suave, dependiendo de las interpretaciones que se le den, y que podra mos concretar de la siguiente forma: A) ARCABUCERIA EN LA CALLE Sigue igual que en el Reglamento anterior. Se podr realizar en los festejos tradicionales, previa autorizacin del Gobierno Civil. B) POSESIN Y TENENCIA DE ARMAS DE AVAN CARGA Se autoriza la posesin en el propio domici lio de hasta dos armas de avancarga (art. 107 e), siempre que se cumplan estos requisitos: 1) Que estn documentadas con gua de perte nencia. La cuestin se complica si para la gua se pide todo lo que se exige para cualquier arma de fuego (Documentacin expedida por la Guardia Civil ; Certificado de un banco ofi cial de pruebas -habra que enviar los arcabu ces a Eibar-; certificado de aptitud fsico psquico; pasar revista cada 5 aos, etc. . .) y 2) Adoptar medidas de seguridad para su custodia, lo que no tiene compl icacin especial. C) UTILIZACIN EN LA CALLE DE ESAS ARMAS Pudiera darse una interpretacin amplia del art. 107-e en el sentido de que, si se autoriza por el Gobierno Civil la arcabucera, eso per mitira sin ms disparar los arcabuces en la Fiesta. Pero tal como est redactado en el texto legal, y tratndose de materia de orden pblico, cuya aplicacin la realizaran las Inter venciones de Armas, puede prevalecer una interpretacin restrictiva que exigira la pose sin de un certificado del banco oficial de pruebas y la obtencin de autorizacin espe cial (licencia de armas de avancarga), salvo que se consiga de los organismos pblicos que LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA por circulares aclaren los punto B) y C) en sen tido ampl io y favorable a la Fiesta. 8 e) El verdadero problema est en que el Gobierno Central (alguno de sus componentes han tomado parte activa en este festejo) des conoce las caractersticas de la Fiesta de Moros y Cristianos e incluye los arcabuces como armas de guerra, segn algunos comentarios de polticos que desgraciadamente no son tolerantes ante esta realidad practicada en muchas poblaciones y por miles de personas, porque siempre han mirado a este acto con el recelo clsico, buscando una buena seguridad ciudadana. f) No cabe la menor duda que el Gobierno Valenciano conoce perfectamente esta con memoracin histrica por eso mantiene una cierta tolerancia dentro de la ilegalidad debido a que la Administracin General no ha reali zado la transferencia necesaria para que pueda ser regulada por la Generalidad Valen ciana. Los intentos para aprobar esta asigna tura pendiente se viene poniendo en prctica desde hace mucho tiempo. . . . Francisco San tonja Gisbert, expresidente de la UNDEF, y el secretario general Lus Snchez Snchez, manifestaron que se estaba intentando, a tra vs de la Consellera de Administracin Pblica, alcanzar un acuerdo que permitiera obtener un expediente de regularizacin espe cfica del Real Decreto (. . .). Las gestiones -afirma Santonja- las ha realizado Ramn Martn Mateo, decano de la Facultad de Dere cho, profesor de derecho administrativo y miembro del Consejo de Estado, con el fi n de realizarse una transferencia del Gobierno Cen tral a las Comunidades Autnomas.9 g) Lo que es muy lamentable es que algunas personas (estamos seguros de su desconoci miento festero) buscaron como una solucin viable la eliminacin de la arcabucera para evi tar problemas legales. Desde aqu les trasmiti mos a estos ignorantes un mensaje rotundo: les invitamos a que conozcan en profundidad nuestra Fiesta y despus opinen, porque no se puede ni se debe romper la identidad de una tradicin que se viene desarrollando durante varios siglos. Pocas poblaciones del rea valenciana crearon sus pro pias embajadas, y en ese aspecto muchos de nuestros pueblos alicantinos estn usando (con sus correspon dientes variaciones) los textos ms antiguos que se cono cen, como el alcoyano, petrelense, sajeo y villenero. En Elda tambin disfrutaron desde un principio de las Emba jadas, si tenemos en cuenta lo escrito por Castelar. .. . como si de real y no fingida embajada se tratase. Res pecto al documento de Lamberto Amat, este autor slo cita al Embajador. Conocemos por el Sr. Coronel aquel suceso tan desa gradable cuando el Embajador cristiano termin herido por Macanas. En aquel momento, Francisco Coronel era el embajador moro y Rafael Laliga Gorgues (hermano del poeta) el cristiano. Los textos de las Embajadas eldenses que se recitaban el pasado siglo deban estar muy cercanos al alcoyano y petrelense, ya que la existencia de ciertas caractersticas comunes entre estas poblaciones nos inclina a tomar la creencia ms usada. Cuando se reanud la Fiesta a mediados de los cuarenta, se eligi el usado en otras poblaciones cercanas. El texto de Petrer, Sax y Vi l lena: No se conoce su origen. En Vi l lena fue editado en 1892 y en Sax ya se utilizaba antes de 1847, ya que en ese ao el mdico sajeo Bernardo Herrero Ochoa escribi un nuevo texto de embajadas basndose claramente en l. Pero lo cierto es que en Petrer, Sax y Villena no se sabe cuando se empez a util izar y, por tanto, cuando se escri bi ni quin lo hizo. De lo que s se tiene certeza es que fue adoptado por Monforte del Cid cuando se empeza ron a celebrar all las fi estas de moros y cristianos, entre los aos 1865 y 1875, y por Elda cuando se empezaron a celebrar en esta poblacin en 1944.10 Lgicamente, Elda no poda estar desvinculada de los principales textos en unos momentos tan importantes para la Fiesta eldense. En 1978 naci la Comisin de Alardos y Embajadas, que tena como objetivo dar el rango que le corresponde a estos actos tan fundamentales para el festejo. Esta Comisin, en la Introduccin del libreto publicado en 1985 con los textos de las Embajadas, reconoce la exis tencia de grandes anacronismos, y se dedic por com pleto a estudiar y reformar los textos. Nos lo explica de la siguiente manera: 148 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO Cuando nos entregamos a la ingente y ardua tarea de reformar los actos de nuestro Alardo y Embajadas, contemplamos con estupor la dudosa adecuacin hist rica de los textos que se recitaban en ellos, y cmo nada tenan que ver con nuestra realidad cultural y literaria. Los textos se haban tomado prestados de una cercana poblacin y no nos parecan los idneos para este renaci miento que queramos imbuir a estos actos y, en defini tiva, a nuestra Fiesta. Optamos -creemos que con justeza- por dos textos de autores distintos pero que estaban estrechamente conec tados por dos fuertes y sentidas caractersticas: su condi cin inapelable de eldenses de nacimiento y devocin, y el estilo de verdadera raigambre romntica de que ambos textos hacen ostentosa gala.11 La posibilidad de contar con un autor eldense al que haban atribuido el texto de la Fiesta alcoyana fue motivo suficiente para que esta Comisin eligiera al que consi deraban su autor: Juan Rico y Amat. Realizaron distintas modificaciones que a continuacin resumimos: a) En la Embajada mora suprimieron el largo prrafo que en el texto original declamaba el Embajador a la vista del castillo. b) En el texto original existan unos perso najes (Embajador moro, Centinela, Capitn cristiano y Embajador cristiano); la Comisin lo adapt a la Fiesta eldense quedando redu cido a tres: Embajador moro, Centinela y Embajador cristiano. c) Las alusiones a la ciudad de donde pro vena el texto (Alcoy) se cambiaron por otras ms generalizadas. La palabra alcodiano se cambi por la de cristiano. La Embajada cristiana de Francisco Laliga, cuyo texto estaba escrito para Elda, es de una belleza potica muy notable, manteniendo la fidelidad histrica. En esta Embajada suprimieron del original el personaje del Capi tn cristiano. El principio de la Embajada mora (con versos octosla bos) es idntico al de Petrel, Villena, Sax y Alcoy. Se trata del momento en que el moro se acerca al castillo. Al ser tan corta esta primera parte, no tiene influencias histri cas ni alusiones mitolgicas, como ocurre en otros parla mentos. La parte central y fi nal (con versos endecasla bos) tiene un contenido claramente romntico. No es difcil determinar la cronologa del texto moro al leer estos versos: Basta, moro, no ms; obra a tu arbitrio, que yo he resuelto ya verter mi sangre por Dios, la Patria y por el Rey que sirvo. El ltimo verso contiene los tres elementos que forma ron el lema carlista, donde podemos apreciar el lgico contenido histrico, sin olvidar la abundancia de frases alusivas al catolicismo. La Embajada mora que se declama el sbado por la maana en la Plaza del Ayuntamiento eldense tiene tres partes muy bien diferenciadas. En la primera, el moro se nos presenta halagador y traicionero: Centinela cristiano: Quin me llama Embajador moro: -Quien desea ser tu amigo, un moro que te saluda. (Anteriormente el moro ha intentado chantajear al centinela cristiano, aunque este no acepta) Centinela cristiano: Beneficios de tu amo los detesto y abomino. Hay una segunda parte que se caracteriza por la ame naza de la batalla: Embajador moro: Mirad qu respondis, pues mis soldados el resultado del mensaje mo en los montes esperan impacientes, ansiosos de venir a este sitio. En la tercera parte, no poda faltar en ambos protago nistas la defensa de sus propias religiones, ni la tpica agresividad que precede a la batalla: Embajador cristiano: -Yo apoyo mi arrogancia en Jesucristo. Embajador moro: Es un falso profeta. 149 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA 4 A fn_ e.. .Ya. 6akz,zieraz bl la, ed,r,;7_4 41. LL 1 4 er . ..afau, L.k. e .W.we 4.2..c. a da- .J eef 4SAY 1 4. 4./~a , . Y Y ; .1 e../e.d.r . eld -4214,Z , 4 / 4:e. 21 e dk it4k Je.. 7, 2.3.4 .- 0722 4200 riz b s i m i . 4, 4/2 1 .1.....4, 1 o. .27110 . ;4114 d,4)1.0 y ^4.1 fr o. 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I i ,,,,d . . 2 . = 1 51 .... .:- ( 1 i i. e,.7 ~. 1 . : 1.7;.4/..,./4.0,4:4 . ... 1 11Y , I . -P. 1 7 1 4. 4 f -.14_ , , ,,,,,...,..,,,,,,, ,... 1 , o 4,.../4.., . 9 ,.... . , ,, zz-7 ,..,..,.. . 7 . ;,, ;... t.,_5 , .i,4,,,./.4., ,y .. 9,-, ...., h........._ . 4 1 1 ,,,, - , :l. r,wr. .1 . , -zt .:2-, i: 7 :- y-, 9-4 , , - ,...,, , ..,,,,,, , ,,,...,,./..,1, , 7 - 7 -, 1 4,..... , 14. f ,..i., --, ,. :z . : ^ 4, ,-., ` ,, / 7- . ,i4, erti../ .. ir dr II ,..,W , I n ..,; r .1 Aoy .., ef. (i.T . I, or,ZIgr : i, , A.,.. 1~ 7 `:,,,-.11., ; _ .., ..r ,,,,,, , ,:,./., 11 :. 2,. ...s.,..H.,z, ../.. 2 ,..5 1 ..; ,,m,...,..,.... 1, . r... , 11,,,, i, .p.,.:4 -. ,/ 4,....., 41.4e 4- ;,A-75 r ,4 e,. ,44 f. , a, ...lA 4 le , 44. Geo,. 4 t y s.de, e. . 41. r7 g. 41 , 4 ,t at . L. 1 1. -71.- . , l e a, o Atl:, , , elz, ``Y 4,4 -/ 7 -1 ,. ./ ` 7,) rr i z A,. 67 t. rio 11;ik:4-4, c ,,-W .. ..I d. ii:V17 . 1/7,(1. 1 ,9 0r 4 .* le - , t .... 7 71 fe; . . . #ku...ole 11.14 , as he_ ; lo, . f 44 let. 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Al arma, y experimenten los cristianos el cruel estrago, los agudos filos de vuestras impertrritas cuchillas Viva Alamar! Trepemos al castillo ! Embajador cristiano: Cristianos ! Viva Espaa ! Y defendamos la fe de Jesucristo La Embajada cristiana (de 214 versos octoslabos y endecaslabos) contiene un lenguaje potico eminente mente romntico que la convierte en una de las mejores de nuestra rea, y la podemos fechar en aquellos momentos que la Fiesta eldense estaba a punto de desa parecer. Destaca por sus abundantes referencias histri cas y geogrficas: Embajador moro: Tu Dios, es cierto, el Dios de Guadalete, de Alarcos, de Zamora o de las Galias. Embajador cristiano: Qu osas decir Minti tu labio impuro ! Mi Dios es el Dios fuerte de las Navas, de Catalaazor, de Covadonga, de Clavijo, Gormaz y de Simancas! Igual que la mora tiene tres partes claramente distin tas. La primera escena, llena de aoranza, describe la situacin heroica de la ciudad: Embajador cristiano (solo): Del ro de mi patria en las orillas donde entre brumas los recuerdos flotan contemplo la bandera mahometana en los torreones de la villa mora. Elda infeliz ! Al corazn ardiente asaltan tus dulcsimas memorias viendo como a comps de tus cadenas extranjera en tu hogar gimes y lloras. Dnde estn los cristianos campeones que en tamaa ignominia te abandonan Lloran an cual dbiles mujeres del Guadalete la fatal derrota. La parte central es un intento de convencer por parte del Embajador cristiano al moro para evitar el derrama miento de sangre. Embajador cristiano: En su gran corazn el Rey desea vctimas evitar y la matanza, la destruccin y horrores de un asalto. Sus condiciones son humanitarias: elegiris del rabe dominio el sitio o el lugar que ms os plazca, respetadas sern vuestras personas y empea en ello su formal palabra; vosotros mismos fi jaris el tiempo en que devuelta nos ser la plaza y sin que esto os deshonre o ignominie vuestra prudencia apreciar el monarca. La tercera parte es bien conocida: el moro desea luchar y las tropas cristianas conquistan la fortaleza. Embajador cristiano: Ea, pues, necio moro; ya al combate a tus soldados con valor prepara y t mismo desnuda el corvo acero y a encontrarte ven luego con mi espada. Soldados, a la lucha, a la victoria; suene el ronco clarn, cunda la alarma y del yugo afrentoso mahometano libremos por fi n a nuestra Patria. No cabe duda de que nuestro insigne poeta, al escribir su Embajada, se bas en el texto alcoyano, porque su estructura es similar, al igual que el verso y la rima. Sin embargo pudo tener otros apoyos. La escena se cierra con la vibrante contestacin del embajador cristiano: 44 endecaslabos, algunos de ellos con clara imitacin de la famosa elega Dos de mayo ! , de Bernardo Lpez Garca, aunque el eldense transforma en endecaslabos los octo slabos de Garca. Vase el paralelismo de estos dos fragmentos: 151 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA LALIGA. (..) Guerra ! murmura en derredor el aura, guerra ! repite el torren eldano y hasta el cielo en sus tintas de escarlata... . Alza Vinalop la oculta frente que aun tibia sangre de sus hijos mancha y sorprendido del marcial estruendo grita en hondo rumor: guerra y venganza! LPEZ GARCA. (..) Guerra ! clam ante el altar el sacerdote con ira; (. .) Guerra ! grito al despertar el pueblo que al mundo aterra; y cuando en hispana tierra pasos extraos se oyeron, hasta las tumbas se abrieron gritando: venganza y guerra !12 Para la celebracin de las Embajadas se necesita un elemento imprescindible: el castillo. Cualquier conocedor de la Edad Media sabe perfectamente que la fortaleza se construa como arma defensiva para protegerse de los enemigos. Lo rodeaban de slidas murallas para cobijar a los habitantes ante un ataque inesperado y de esta manera aumentaban sus defensas. Es obvio que al escribir de la Fiesta comentemos la importancia del castillo. A Castelar le impresion las caractersticas de su construccin. El castillo de cartn pintado, parecanos real y efectiva fortaleza, en cuyos muros.. .. Nos imaginamos que su estructura estara vin culada, como otros elementos, a poblaciones cercanas a Elda. El castillo, decorado donde se representaban las embajadas, en principio era segn creo, propiedad de los festeros, y se guardaba durante todo el ao, en el anti guo local destinado como Parque de Bomberos ubicado en la calle Ramn Gorg. Pero el paso de los aos ter min por deteriorarlo de tal forma que tuvo que ser dese chado. Hubo despus que recurrir al alquiler a otros pueblos festeros, como Muchamiel , Castalla, etctera, hasta que en el ao 1984, la Junta Central hizo construir uno nuevo en propiedad, que es el actual que tiene la Fiesta eldense.13 La ubicacin del castillo ha tenido, a partir del ao 1945, distintos emplazamientos que a continuacin vamos a reflejar: 1) Desde 1945 hasta 1950 se levantaba en el barrio del Progreso, cerca de donde se encuentra en la actualidad el Mercado Central. 2) Desde 1951 hasta 1955 se instal en la Gran Ave nida, lugar que tuvo que abandonar por el aumento del trfico. La Avenida de Chap, junto a la conocida Fuente de los Burros, fue su nuevo emplazamiento, desde 1956 hasta 1959. 4) En 1960 se empez a instalar en el campo de ft bol, el ya desaparecido Parque, hasta el ao 1963. Esta nueva ubicacin oblig a la desaparicin del caballo en las Embajadas. 5) El Estadio Municipal alberg el castillo desde 1964 hasta 1982. 6) Para evitar el deterioro del terreno de juego, se traslad al campo anexo del Municipal los aos 1983 y 1984. 7) En 1985 la fortaleza fue instalada en la plaza del Ayuntamiento, en lo que parece que va a ser la ubicacin definitiva. 30) La fugacidad de los anteriores emplazamientos debi menguar el nimo de la comunidad a la hora de partici par con su asistencia. En la actualidad, el nmero de espectadores se va elevando ao tras ao, algo muy des tacable por el reconocimiento y la importancia que este acto tiene. Ya conocemos los antecedentes histricos de la Gue rrilla o Alardo, as como su evolucin en Elda. Con este acto se identifica la Fiesta desde su nacimiento, y para nuestros antepasados era el momento lgido del festejo. Basamos esta afirmacin en la amplia descripcin que nos transmiti Castelar. Pero en lo que ambos ejrcitos 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO se confundan, era en el estruendo que armaban por cuarenta y ocho horas seguidas, cerrando el uno contra el otro con mortal coraje. Dirase que estbamos en plena batalla, y no en sencilla fiesta: tal sonaban los arcabuces, las descargas, los caonazos, las bombas, las tracas, los morteretes, los petardos, las mil explosiones de la plvora (...). Ms en el da siguiente, cuando en el humo rojizo de la plvora, el relampagueo de los fogo nazos y de los tiros, el estruendo de las descargas.... 14 Al inicio de la ltima etapa, los Alardos han sufrido dis tintas situaciones. Hasta el comienzo de la dcada de los sesenta, la Fiesta eldense tuvo las dos Guerrillas; sin embargo, hasta el nacimiento de la Comisin de Alardos y Guerrillas slo se celebraba una, reduciendo este acto a la mnima expresin. En junio de 1970 volvieron las dos Guerrillas (una por la maana y otra por la tarde). Al ao siguiente se empezaron a celebrar como en la actualidad, la maana del sbado y del lunes respectivamente. Estamos obligados a destacar la importancia que est adquiriendo el Alardo y lo slidos cimientos que tiene su evolucin. La arcabucera en Elda siempre ha estado un poco olvidada, quiz porque no conocan bien el ritual NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) Snchez Snchez, Luis. El argumento de la Fiesta . Revista de Moros y Cris tianos. Elda. 1993. (2) Mansanet Ribes, Jos Luis. El rito de plvora. Revista de Moros y Cristianos. Elda 1983. (3) Marcos Amors, Mateo. Aproximacin al estudio de las Embajadas y Con versiones. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. I I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 261. (4) Muoz Renedo, Carmen. El problema del texto literario en las Fiestas de Moros y Cristianos. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo II, pg. 741. (5) Marcos Amors, Mateo. Op. Cit., pg. 260. (6) Domenech Lorns, Salvador. Juan Rico y Amat y las Embajadas alcoyanas. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1980. (7) Domene Verd, Jos Fernando. El origen de/texto de las Embajadas de Petrer. Revista de Moros y Cristianos. Petrer. 1996, pg. 42. festero y en muchas ocasiones se disparaba a nivel de escuadra y no buscaban la autenticidad festera. La gran participacin de arcabuceros coincidi con las Bodas de Oro de la Fiesta eldense. Hay que significar que anteriormente (a partir de 1990) los festeros empezaron a demandar carnets, compraron arcabuces y el nmero de participantes se fue incrementando con verdadera rapidez. Aunque siempre han existido suaves oscilacio nes, en la actualidad la lgica ascensin se est consoli dando en beneficio de la Fiesta. COMPARSA DE ESTUDIANTES15 NUMERO DE AO N . CARNETS PARTICIPANTES 72 38 67 39 68 31 70 37 78 43 76 41 El que las Embajadas y Guerrillas tengan xito no es nada casual. Esta representacin ha calado en el nimo popular y su reconocimiento es indiscutible. Los partici pantes y los espectadores van conociendo la interpreta cin de nuestro pasado y la frialdad de hace unos aos est desapareciendo. Al asistir a la escenificacin de cual quier Embajada se puede percibir el inters de muchas personas que incluso son capaces de demostrar su cono cimiento de los textos. Creemos en este acto como una realidad comunitaria y que est materializando algo tan tangible como el deseo de los rganos rectores de Fiesta en mantener nuestras tradiciones. (8) Mansanet Ribes, Jos Luis. Los arcabuces y su Reglamentacin 1993. Boletn Festero. Elda. febrero 1993. (9) Juan, Antonio. La plvora, un problema por resolver. Peridico mensual Vivir en Elda, junio 1995. pg. 15. (10) Domene, Verd, Jos Fernando. Op. Cit., pg. 35. (11) Comisin de Embajada y Alardo. Introduccin de Embajadas. Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos. Elda. 1985. (12) Pava Pava, Salvador. Sobre la Embajada Cristiana. Revista de Moros y Cris tianos. Elda. 1995, pg. 37. (13) Barcala Vizcano, Miguel. De las Guerrillas y Embajadas. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994. (14) Castelar Ripoll, Emilio. Recuerdos de Elda o las fiestas de mi pueblo. Tipogra fa de T. Minesse de los Ros. 1899, p.p. 11-12. (15) Arcabuceros. Revista de la Comparsa de Estudiantes. Elda. 1996. 153 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA LA ESPECTACULARIDAD CONVERTIDA EN DESFILE Es indudable que los actos tradicionales se modifican con el tiempo como tambin lo es el que no se desfila ahora igual que hace cincuenta aos; pero a pesar de ello el rito contina. 1 Es conocido por la familia festera que los desfiles han ido evolucionando en todos sus elementos, pero princi palmente en la esttica. Cualquier persona profana ha podido comprobar cmo existe una predisposicin a dar mayor realce y belleza a las entradas. Si el rito -segn Lowie- es una serie establecida de observancias solem nes, especialmente si aparecen acompaadas de una cierta emocin, el valor ritualista existe, aunque no conozcamos el significado de los desfiles. En estos actos aparece el protagonismo tanto de las personas aisladas como, por supuesto, en integrantes de la escuadra; tal protagonismo, unido a la emocin anteriormente citada, determina una serie de factores unificados que componen la ceremonia ritualista. Otros complementos bsicos en los desfiles, y que estn adqui riendo ltimamente una gran fuerza, son los elementos simblicos que acompaan al vestuario: objetos de adornos, armas... Estos detalles manifiestan un paralelismo con los ademanes o gestos que adoptan los participantes. Todo ello, conjuntado con el ritmo o balanceo de los festeros -a los sones de una banda de msica-, se identifican con la dimensin prioritaria de las entradas. Una mayora de estudiosos de la Fiesta defienden la pureza de la integracin y critican los desfiles como espectculo. Entonces, por qu convertir nuestras Fies tas en espectculo, mermando con ello la diversin y des represin del individuo No creo que se trate siquiera de la eleccin de dos planteamientos Qfiestas-diversin o fi estas -espectculo) ya que es el primero la verdadera fi esta, mientras que el segundo se convierte en especiali zacin funcional del festero en vista del desfile.2 Entendemos el prrafo anterior como crtica construc tiva, al comprobar la identidad que est generando la Fiesta hacia unos espectculos contradictorios e incom patibles con la esencia del rito festero. En el desarrollo a lo largo de la Historia de los rituales ms destacados, ha tenido una influencia bsica el ritmo derivado de la msica, que se integra y llega a convertirse 154 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO en algo primordial. Lo que nos preguntamos es si fue pri mero el desfile o ste naci como consecuencia del ritmo. El desfile tal y como lo entendemos en la actualidad con siste en una serie de movimientos que dan respuesta a una msica, por eso nos encontramos ante una danza. . ..la danza indgena proviene siempre de un exceso de energa, se supone que la msica nace de un instinto de taer o de acompaar los movimientos que origina la danza. Pero los datos para averiguar si la msica naci de la concepcin meldica propia o del sentimiento rtmico estn tan mezclados que es imposible establecer priori dades.3 Efectivamente, es muy complicado discernir quin impone la prioridad, porque los movimientos de los fes teros responden al ritmo organizado y, la intensidad y dinamismo de los que desfilan van enlazando con la intensidad y dinamismo de la composicin musical. El paralelismo entre una danza tribal y el desfile es palpable; a ste lo podemos identificar con las danzas de tipo pri mitivo, e incluso con aquellas que tienen una fi nalidad eminentemente esttica. Vamos a analizar a continuacin algunas caractersti cas ms comunes entre la danza y el desfile. LA MSICA Los creadores del ritmo solan golpear generalmente troncos huecos; los danzantes se adaptaban a esos sonidos al realizar sus movimientos. En nuestros desfiles prevalecen los instrumentos de percusin, que invitan al balanceo de los participantes. LAS PINTURAS Los antiguos bailarines se cubran la cara con pinturas para procurar dar ms realce a su danza. En la actualidad, llevar los rostros pin tados durante el desfile es una costumbre muy extendida entre los miembros de las distintas escuadras. TRAJES Los ejecutantes de la danza siempre han tenido la preocupacin de complementar su baile con un vestuario tradicional y adecuado. Ya es conocida la importancia que dan a los atuendos los participantes de los desfiles. UBICACIN Las danzas tribales se realizaban en aquellos lugares que los bailarines crean el sitio ms idneo para su representacin. Cuando en alguna Fiesta se ha intentado cambiar el reco rrido del desfile, siempre ha habido personas que se oponan al cambio, lo que demuestra la importancia de mantener el itinerario. Si las danzas primitivas nacieron como con secuencia de una necesidad interior, es muy factible que, para exteriorizarlas, se hayan convertido en realidades estticas y casi siem pre repetitivas. Este ltimo aspecto es en el que se basa una minora de personas para ale jar de las danzas originarias nuestros desfiles. Quiz se pueda objetar -y da que pensar que el desfile es una serie montona e invaria ble de pasos repetidos. Pero el hecho de que sea un conjunto de pasos repetidos y sin varie dad, no implica que no nos encontremos ante una forma de danza. Tngase en cuenta varios tipos de danzas en los que se manifiestan de cuando en cuando /os pasos en un sentido 155 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA parecido al de los pasos de nuestros desfiles. Por ejemplo: el cancn, conga, courante, chass (trmino que significa un paso resbala dizo en el que un pie se mueve hacia delante y el otro le sigue o persigue); la misma polo nesa tiene pasos de marcha. 4 Creemos que esta teora es vlida, porque si analiza mos algunas danzas rituales observaremos que eran muy montonos sus movimientos y tenan un conductor como protagonista. Aqu y ahora lo tenemos represen tado por la escuadra y el cabo. Este ltimo es un ele mento primordial en los desfiles de la mayora de las poblaciones del rea valenciana. Es un personaje lleno de protagonismo (aunque no llega a estar tan considerado como los capitanes) que con sus habilidades contagia de entusiasmo a los participantes y espectadores y sabe templar sus nervios delante de un pblico que le observa y le valora. Sin embargo, no todos los cabos tienen la suficiente experiencia para hacerse cargo de una escuadra y domi nar su campo de accin. Desde nuestro punto de vista, los cabos deben reunir las siguientes cualidades: Denotar una habilidad especial de mando y transmi tir a su escuadra su temperamento festero. Conocer la msica interpretada por la banda y man tener el ritmo marcado. Realizar suaves balanceos con sencillez, sin movi mientos chabacanos y grotescos que denoten arro gancia. Saber provocar con simpata y elegancia el jbilo del pblico asistente, al que arranca grandes aplausos. Coordinar la escuadra y mantener el mismo ritmo y nivel durante todo el recorrido. Analizando estas caractersticas, muy necesarias para ofrecer un mejor festejo, nos da la impresin de que resulta muy complicado encontrar buenos cabos de escuadra. Si hemos comentado las condiciones que tiene que reunir un cabo para alcanzar una pureza digna, no podemos obviar algunas formas poco representativas que desgraciadamente cada ao van proliferando en muchas poblaciones festeras. Los balanceos y saltos exagerados, as como ponerse de rodillas, desconociendo el motivo de esa accin. Una escuadra dirigida por dos cabos (masculino y femenino), generalmente el hombre termina guiando los movimientos de su compaera. Habra que eliminar del desfile a todos aquellos cabos femeninos que oscilan sus cuerpos sin llevar el ritmo que les acompaa. 156 4. Los Anos EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO Hemos dejado para el fi nal a esos cabos sin habili dad, pero muy egocntricos, cuya nica misin es lucirse, olvidando a la escuadra con la cual comparte el desfile. En 1974, durante el Congreso de Villena, hubo bas tantes reflexiones sobre este problema, y algunos ponen tes recomendaron una solucin que todava no se ha puesto en prctica y que a continuacin vamos a reflejar. . .. , creo que puede haber dos formas de conseguir que la Fiesta pueda asegurarse la existencia de festeros que desempeen el papel de cabos con suficiente dignidad: l a Mediante desfiles, slo para menores, donde se vayan forjando los futuros cabos; que permitan pro barlos, manteniendo a todos aquellos que demues tren ya de pequeos unas buenas maneras o cualidades. 2 a Mediante pruebas, a nivel de junta central o asocia cin donde los aspirantes, pertenecientes ya a las distintas agrupaciones festeras, demuestren encon trarse dentro de las normas generales establecidas previamente, o particulares y especiales, segn las caractersticas de cada bando o comparsa.5 Ampliamos estas iniciativas con unas reflexiones apor tadas por Jos Bas Terol en el I I Congreso de Fiestas de Moros y Cristianos que complementan las anteriormente citadas: - Aconsejar a los que asumen el cargo de cabo de escuadra que cada da ms se fijen en los que desempe an bien su cometido -esto se nota de inmediato- para perfeccionar sus formas. - Que las entidades festeras, publiquen en sus progra mas, revistas, boletines, etc. . . , comentarios, artculos y fotografas sobre este personaje, para que ello ayude a una reflexin ms intensa. - Que nadie olvide -sobre todo en nuestra rea levan tina- que si los cabos evolucionan bien, las entradas y desfiles son mucho ms agradable para el pblico espec tador y ganan en dignidad para la fi esta, que en defini tiva es lo que persigue este I I Congreso. Cuando en 1945 se inici el primer desfile oficial en Elda, muchos espectadores desconocan el trabajo, el tesn, la voluntad y la imaginacin de muchos eldenses que decidieron implantar una Fiesta que desde el siglo XIX se haba perdido. Previamente dieron soluciones a la mayora de los problemas materiales e intentaron resol ver otro de mucha importancia: aprender a desfilar. Haba entre los futuros festeros personas que conocan un poco esta temtica, pero la gran mayora de ellos necesit profesores de Villena y Petrel para habituarse a marcar el paso, acostumbrarse al balanceo sin realizar movimientos bruscos y extraos, y aprender a girar y avanzar con la normalidad necesaria. Es imaginable que apareciera en algunos momentos la clsica timidez por el temor al ridculo, pero la buena disposicin y el deseo suplieron todo tipo de inconvenientes. Los primeros desfiles, faltos de slida estructura, se realizaron con esa anarqua lgica derivada de la crea cin espontnea y popular, sin la existencia de una rup tura con la normativa social y la ausencia de un control que pudiera confundir a los espectadores. Pudo haber las esperables irregularidades en las salidas peridicas de las correspondientes escuadras, y los parones motivados por los continuos saludos al pblico asistente, pero todo ello era consecuencia de la euforia del momento. Dando un gran salto en el tiempo, vamos a situarnos a principios de los aos noventa para manifestar que los desfiles se han convertido en los protagonistas de la Fiesta. Esta ceremonia ritualista, conocida por Las Entra das, ostenta la supremaca en el conjunto de los actos festeros por el rigor con el que se desfila, porque este espectculo se monta para el observador forneo y sus valoraciones son las que importan. Este cambio estructu ral que de una forma consciente se percibe en los desfi les si lo comparamos con dcadas anteriores, es consecuencia del trabajo de la Junta Central y, por supuesto, de las directivas de las comparsas, pero sin olvi dar tres aspectos que a continuacin vamos a comentar: - Las sanciones por parte de las comparsas o de la Junta Central cuando algn participante incumple la reglamentacin vigente. - Los premios que conceden a determinadas escuadras porque marcan, durante todo el desfile, las caractersticas bsicas del acto. - Los esfuerzos de muchos festeros en intentar dar mayor veracidad histrica al vestuario en general. LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Estamos obligados a analizar determinados aspectos de los desfiles eldenses con el fi n de valorar su funciona miento y dar nuestra opinin sobre su desarrollo. Los elementos esenciales de un desfile (adems de la msica y el vestuario) son: MOTIVACIN.- Los participantes, conscientes o inconscientemente, tienen una enorme motivacin que les impulsa a realizar movimientos previamente estableci dos. Es conocida la opinin de eminentes psiclogos que aseguran que una emocin intensa tiene su respuesta rpida en el cuerpo. No podemos olvidar la clara motiva cin derivada de la presencia de espectadores y del lgico deseo de agradar. Dentro de los l lamados comparsistas hay algunos que no tienen ni la ms elemental motiva cin para desfilar. RITMO.- Desde el punto de vista festero, la unin del ritmo musical con el ritmo del participante es necesaria para que la adaptacin sea perfecta; por eso, a la hora de componer msica festera, los autores tienen en cuenta estas caracterstica. Algunos festeros eldenses estn con vencidos de que, al ser el ritmo de la marcha mora ms lento, produce ms retrasos y rupturas en las Entradas. A este respecto, hemos observado que existen tambin cortes en el bando cristiano, aunque su ritmo sea ms rpido. Debemos matizar que la mayor lentitud del bando moro ocasiona inconscientemente una relajacin que puede frenar el avance, pero que no es motivo justi fi cable para pensar en los tpicos cortes. Es completamente independiente el ritmo musical y el avance festero. Una prueba fehaciente de esto es que la mayora de las escuadras no avanzan uniformemente y lo realizan en formas variables. En muchas ocasiones hay escuadras que por falta de espacio se ven obligadas a pararse, pero siempre balancendose al ritmo musical . DINMICA.- Generalmente, este aspecto acta en funcin de la mayor o menor potencia de movimientos, desde la actitud lenta a la rpida. Los participantes elden ses saben muy bien estimular sus movimientos y adaptar la dinmica de sus variaciones a la musical . Un personaje que usa su dinamismo a lo largo del desfile es el cabo. Aquel los que han creado escuela, saben eludir perfecta mente la posible monotona, por eso son capaces de diversificar sus movimientos y adquirir posiciones diver sas para dar a su misin la bel leza y vistosidad necesarias. GESTOS.- No es posible anal izar los desfiles eldenses sin introducir una parte muy interesante del ritual como son los gestos. Son muy numerosos y diversos en todas las situaciones adecuadas. En realidad, todos los compo nentes de una escuadra participan en un gesto arrogante que les recorre toda su estructura fsica; lgicamente, es el cabo el que ms se prodiga en gestos en los momen tos de saludar a las tribunas y cuando provoca el aplauso del pblico asistente. La pasin de signo positivo se asom en Elda en 1943 cuando un eldense, en plenas fi estas de San Antn, se present vestido con un traje de contrabandista que se haba agenciado en Vi l lena. A partir de esos momentos empez a calar en la opinin pblica el deseo de volver a organizar la Fiesta de Moros y Cristianos. Entonces apa reci el carcter eldense -bien demostrado en otras situa ciones- y se aprestaron a construir la estructura para revivir una lejana tradicin. Fue tan penetrante este deseo que al ao siguiente (1944) se celebr un desfile informal con la presencia de cinco comparsas. Dos por el bando moro (Moros Marro ques y Moros Realistas) y tres por el cristiano (Contra bandistas, Estudiantes y Cristianos). En esos momentos se inici una realidad histrica con base fi rme para pen sar en una larga continuacin. El desfile del ao 1945 fue espectacular por la gran presencia de pblico, que rpi damente conect con esta empresa tan difcil . En enero de 1994, con motivo del cincuentenario de la Fiesta se l lev a cabo un desfile en el que tomaron parte representantes de todas las comparsas que tuvo un sabor especial. Los comparsistas recorrieron el itinerario original de los desfi les que partan de la avenida de Chap y desembocaban en la plaza del Ayuntamiento tras recorrer las cal les Maura, Nueva, Ortega y Gasset (antes General Mola) y San Francisco.6 Al iniciarse, a partir de la dcada de los setenta, los recortes en la Fiesta, se captaron los problemas que tena el recorrido original , y pensaron en crear un nuevo itine rario para dar al desfile mayor campo de accin, debido al elevado nmero de personas que, por aquella poca, participaban en los desfiles. En aquel ao 1973, el itine rario del desfile era el siguiente: comienzo en la calle Jos Mara Pemn a la altura de la antigua sede de Cruz Roja, 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO ltinerrio de los desfi les ANO 1945 A PARTIR DEL AO 1973 LTIMO PROCESIN 5.9 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA bajaba por esa misma calle, entraba por la de Dahellos, General Mola (en la actualidad Ortega y Gasset), Calle Nueva, Antonio Maura y Avenida de Chap, hasta la con fluencia con Padre Manjn, donde fi nalizaba el cortejo. El continuo fluir de la vida y de la historia suele lanzar mensajes innovadores para que las personas no nos afe rremos a un inmovilismo negativo para el contexto fes tero. Los miembros de la Junta Central , en su continua tarea de alumbrar ideas para consolidar la Fiesta, deter minaron un cambio de recorrido mucho ms largo que el anterior. Es el que se mantiene en la actualidad. Se inicia en la calle Juan Carlos I, en la confluencia con Reyes Catlicos y la Plaza Castelar; desde la Plaza de Sagasta recorre un pequeo tramo de la calle Jardines para desembocar en Dahellos; contina por la calle Jos Mara Pemn hasta Antonino Vera, para despus girar a la derecha recorriendo Padre Manjn y fi nalizar a la altura de la avenida de Chap. El primer acto oficial de la Fiesta de Moros y Cristianos es la Retreta. Esta palabra proviene del francs retraite, que consiste en un toque militar para iniciar la retirada o avisar a todos los soldados para que se recojan en el cuar tel. El Diccionario de la Real Academia Espaola de la Lengua nos da una segunda definicin que se adapta mejor al concepto de nuestro ritual: Fiesta nocturna en la cual recorren las calles tropas de diferentes armas, con faroles, hechas de viento, msicas y a veces carrozas con atributos varios. Aunque las primeras referencias aparecen en el siglo XIX (Villena, 1884), anteriormente este acto ya era popu lar. Con la llegada de los Borbones al trono espaol, a comienzos del siglo XVI II , y con el trmino de la Guerra de Sucesin, ya en 1717, se tom como un acto festivo, impregnndole de cierto carcter popular con un fin de acercamiento al pueblo. Era un acto de cortesa que semanalmente la guarnicin, personal o de paso, ofreca a la villa que los haba acogido. 8 El dar a dicho acto un carcter popular llevaba consigo el acercamiento del rey Felipe V a todas aquellas pobla ciones que haban mantenido fi delidad a su oponente, el archiduque Carlos de Austria durante la Guerra de Suce sin, como ocurri en Catalua y Valencia. Al principio en la retreta intervenan solamente los sol dados, y el pblico se limitaba a ver el espectculo para integrarse unos aos despus. Curiosamente la gente de las poblaciones con presencia militar acuda a la puerta del cuartel correspondiente, despus acompaaban a los militares por todo el recorrido y los ms atpico era ver a las madres con sus hijos, de corta edad, como el pblico que ms participaba en este festejo. Cuando la participa cin popular se increment este evento fue asimilado por las fi estas de mayor importancia y en seguida por la de Moros y Cristianos. En Elda la Retreta va pareja con el inicio de la Fiesta. Desde el primer ao de estas fiestas, el presidente o el alcalde eran los encargados de prender la vspera el cohete que quemaba una traca que recorra la Plaza del Ayuntamiento y terminaba en la Iglesia. La banda de msica comenzaba a sonar y se iniciaba un pasacalles, con autoridades al frente, que abra el periodo de fi estas. Los festeros, vestidos de calle, acompaados por familia res y amigos formaban improvisadas escuadras llevando luces con farolillos. Era la Retreta. 9 Este acto, como hemos podido comprobar, parti 6o 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO siempre del Ayuntamiento hasta el ao 1973 (1 de junio), fecha en que pas a la avenida de Chap. En 1979 empez a partir de la calle Juan Carlos I, lugar que en la actualidad sigue mantenindose. La Retreta eldense tuvo durante nueve aos (1981-1990) un postizo denomi nado Cabalgata de Humor, que afortunadamente ha desaparecido. Era una especie de carnaval donde desfila ban numerosas personas con una serie de disfraces que no justificaban las verdaderas races de la Fiesta. Otro acto que cada ao est ms vivo son las Dianas, las cuales han adquirido una gran importancia debido al actual esquema festero, y por supuesto a la gran partici pacin. No tardarn mucho los rectores en formalizarla buscando la uniformidad de todos los asistentes. En la ltima pgina (193) del trabajo de Juan Deltell y Elisa Antn se hace una descripcin realista. Los festeros se ponen en marcha al sentir los acordes; las calles estn recin regadas y huelen a tranquilidad. Es el nico acto en que los msicos sobrepasan en nmero a los festeros. Los pasacalles se dispersan por la ciudad anunciando a los cuatro vientos que el nuevo da ha nacido y hay que NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) PLA CANDELA, VICENTE. Reflexiones sobre la marcha mora. Caja de Ahorros Provincial. 1985, pg. 16. (2) LPEZ HERNNDEZ, RESTITUTO. Manifestaciones Festeras. Espontanei dad, control o dirigismo 1 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristia nos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, tomo II, pg. 446. (3) PLA CANDELA, VICENTE. Op. Cit., pg. 21. (4) PLA CANDELA, VICENTE, Op. Cit., pg. 36. (5) AZORN JUAN, ANTONIO Y PRATS ESQUEMBRE, FRANCISCO. El Cabo de continuar la fiesta. Es la Diana. Donde los participantes llegan predispuestos a recibir a una parte de la esencia de la Fiesta es en la Procesin, que se realiza en honor a San Antn. Bien por su religio sidad, bien por la continuidad de sus mayores, este acon tecimiento se ha convertido en algo excepcional, motivo suficiente para recomendarlo a todos aquellos que no lo conocen. Sabemos que muchos comparsistas se han integrado a la Fiesta con un total desconocimiento de lo que significa; sin embargo, hemos observado unos sentimientos de altura en gran proporcin, que en este acto religioso se convierten en verdaderos festeros. Creemos que los desfiles eldenses -aunque sometidos a criterios masificadores y superficiales- estn ganando en calidad, y su futuro est asegurado porque, en gene ral, el sentimiento emocional de sus participantes va unido a esta ceremonia ritualista con intensidad y todos los factores unificadores, que cada ao aparecen con ms fuerza, estn dentro de una disciplina correcta y enrique cedora. Escuadra. 1 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Aho rros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 239. (6) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 169. (7) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ. ELISA. Op. Cit., pg. 71. (8) NIETO PEDRAZO, FRANCISCA. Origen de la Retreta. Primer Acto Oficial de las Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 211. (9) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit., pg. 162. 161 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA aMer . . f 0.1(..14 quojk l i st , , ..,.. 1-_ 1. : -- !, 1 4 4% 7:- ,, yr. fi _ , . . .. - , 1,,,, -., ...., f r . . . i 1 ,:,:--. .. .....-.,. ,r,, :. ..., _,. ,,,, i ,- .., .. _. 1 ,, .... ,...._, , ....,.1 . . EL ASPECTO MUSICAL: INDISPENSABLE PARA EL FESTEJO La msica es un componente bsico fundamental simo. Siempre lo ha sido en toda conmemoracin fes tiva, folklrica, en todo festejo que nace del pueblo y lo hace el pueblo para disfrute, solaz y alegra de ese mismo pueblo. La msica, que es un importantsimo elemento inte grador de la Fiesta, constituye una de las bases ms pre ponderantes y reales del ritual . El espritu humano necesita de la msica para poder expresar ciertos senti mientos. La expresin musical de las personas se dirige desde fuera hacia dentro, debido a que toda influencia es externa. La capacidad para el desarrollo intelectual siem pre viene potenciada gracias a que no estamos aislados del exterior. El aspecto musical est basado en el arte de amalga mar sonidos dndoles un cariz sumamente agradable. Se ha escrito en muchas ocasiones que la msica est unida a la naturaleza de los seres humanos porque desde po cas remotas es indispensable dentro del contexto diario. El desarrollo musical se materializa en nuestras vidas en cualquier tipo de actos (religiosos, festivos y culturales). Los hombres primitivos estaban acostumbrados a cap tar los sonidos que produca su entorno (el ruido del agua, del viento, de los fenmenos meteorolgicos...) para dar una respuesta a estos estmulos sonoros e ini ciarse en la danza. Esta actividad ha estado siempre acompaada por la msica y con todo tipo de ritmo. Como existe un cierto paralelismo entre muchos periodos antiguos y nuestra msica festera, vamos a intentar su identificacin a travs de la Historia. Adems, relaciona remos la msica con las fiestas en general. En determinados pasajes de la Biblia aparecen algu nas disposiciones militares donde se relaciona las trompetas con las juergas guerreras. Las trompetas eran instrumentos indispensables para cualquier manifestacin musical o blica. La msica ostentaba su primaca en la Grecia anti gua, principalmente en las celebraciones que se dedicaban a los dioses (por ejemplo, durante la fi esta de la vendimia en honor a Dionysios). En la antigua civilizacin romana, la msica elevaba espiritualmente a los asistentes a las fi estas (bacana 162 4. Los AcTos ExTERNos MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO les, combates, bodas, paradas militares.. .) Los trabajadores agrcolas africanos siempre estaban acompaados por un suave ritmo que interpretaba un tamborilero mientras realizaban sus labores coti dianas. Dentro de la cultura china tambin usaban la msica como acompaamiento de cualquier acontecimiento religioso o ldico. En Amrica, la msica azteca tena un gran parecido con nuestra marcha mora. As nos lo demuestra Pla Candelas en su conocido trabajo Reflexiones sobre la marcha mora, publicado por la CAPA en 1985. El ritmo, que era repetitivo y montono, se acompa aba con pasos de baile repetidos. Vemos aqu dos caractersticas muy similares a nuestro desfile con una marcha mora. Por una parte el ritmo repetitivo y montono; y por otra, la forma de danza con pasos igualmente repetidos. Exactamente igual que con las marchas. Se podra continuar presentando ms ejemplos, como las manifestaciones italianas en todas sus procesiones principalmente en el Renacimiento (Florencia, Toscana, Venecia. ..), pero creemos que est suficientemente cons tatado. La msica como elemento unificador dentro de nues tra Fiesta nace cuando los festeros, por la influencia de la soldadesca, se vinculan a la fi esta patronal para conver tirla en un divertimento popular y profano. Por tanto, la msica festera proviene de una evolucin de la msica militar, que en definitiva fue la creadora de las composi ciones actuales; a este respecto, no hay que olvidar el acompaamiento obl igado de las marchas militares en todos los desfiles o acontecimientos populares, aunque fueran el tambor y la dulzaina los instrumentos ms usa dos. Las marchas militares se mantuvieron hasta mediados del siglo pasado y a partir de ese momento fueron per diendo marcialidad para convertirse en pasodobles. El pasodoble es la composicin musical de marcha cuyo aire y movimiento es el propio del paso mil itar, y como com posicin consta normalmente de una introduccin y dos partes: una marcial, brillante, lo que en el argot popular se llama el fuerte (sobresale la batera) y otro ms suave y meldico, el tro, donde suena ms la porcin instru mental ms meldica de la banda. Al mismo tiempo las bandas de msica fueron despla zando al tambor y la dulzaina, al igual que determinadas composiciones. En Cocentaina, el ao 1882, naci un pasodoble ligero y dinmico llamado Mahomat, que fue escrito para la Fiesta alcoyana. Continuaron realizando adaptaciones expresamente para la fi esta y, a principios del siglo XX, el rea valenciana dispona de un verdadero tesoro musical festero. En casi un siglo, las composiciones festeras se han renovado ntegramente, dejando a un lado las mazurcas y las marchas rpidas y marciales para crear otra clase de partituras acondicionadas a la poca actual . En este tema las bandas de msica han sido, a nivel general , las culpa bles de este fenmeno renovador. Tenemos que destacar particularmente la abnegacin de los compositores, los cuales son tan festeros como el primero, e incluso nos atreveramos a decir que sus trabajos han dado un carc ter a la Fiesta capaz de separarla del carnaval o de cual quier desfile de mscaras. La msica festera parece que fue creada esencial mente para los desfiles por ser lo ms espectacular de la Fiesta; sin embargo, est integrada tambin en actos reli giosos y representaciones histricas. Podemos distinguir varios tipos de msica festera: MSICA RELIGIOSA Procesional Litrgica Patronal (Himno) MSICA FESTERA Marcha mora Marcha cristiana Marcha dianera MSICA GUERRERA Toques militares Llamadas de Embajadas MSICA POPULAR Retretas Danzas Acompaamientos A continuacin vamos a analizar la msica festera ms emblemtica, la cual destacamos por su peculiaridad y atractivos populares. LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA MARCHAS MORAS.- Es la msica ms consolidada, aceptada por todos los festeros ya que, de alguna manera, est acorde con sus ritmos coloristas. Los timba les son sus instrumentos ms caractersticos. Sin embargo, tenemos que peregrinar por la Historia y obli garnos a reflexionar para buscar algn parecido entre la msica mora de nuestra Fiesta y la autntica marroqu o rabe en general . Normalmente las composiciones del norte de Africa no han transcendido a la Pennsula Ibrica hasta el siglo XIX, lo que significa que los compositores de marchas moras, con su tono menor, han creado una msica sin conceptos arbicos. La imaginativa despierta del mundo levantino ha intuido a su manera el fabuloso mundo de la mezquita de Crdoba, la Alhambra. . ., y ha creado su msica rabe o mora sin historia, as como su vestimenta estilizada. En todo ese maremgnum de con ceptos exticos e indigenismos levantinos se erigen nues tros pentagramas moros, exhibiendo profusa y atronadora timbalera sobre las que rompen llamadas de metal, armonas de tendencias disonante y en el fondo (pese al vuelo colorista dominante) ciertos resabios de nostalgia. , Esta msica mora ha sabido recorrer el camino nece sario hasta convertirse en una modalidad genuinamente festera que cumple el fi n determinado; esto es, haberse creado para la Fiesta. Y lo ms testimonial es que la marcha mora -en singular-, frecuentemente aplicada a muchas poblaciones festeras, ha debilitado a otras com posiciones con un tratamiento meldico muy considera ble. MARCHAS CRISTIANAS.- Son ciertamente ms recientes dentro del mbito festero, y durante algunos aos estuvieron solapadamente marginadas, quiz por que en su mayora tienen el esquema clsico de los paso dobles, aunque ciertas composiciones no lo sean. No olvidemos que a nuestros festeros o comparsistas les resultan ms extico unos ecos marroques que los reli giosos con influencia latina, y todava no han encajado definitivamente las marchas cristianas en su mentalidad; prefieren, pues, aquellos pasodobles, casi siempre repeti tivos, a las nuevas partituras cristianas. Bien es verdad que determinados rganos rectores del rea valenciana quieren acabar con estas irregularidades convocando concursos de marchas cristianas, que empie zan a producir sus frutos, tan positivos como necesarios. Esperemos la inexistencia oposicional entre unas marchas y otras para que el equilibrio sea constructivo para la Fiesta. MARCHAS DIANERAS.- Imaginamos que nacieron estas marchas dentro del entorno militar, para convertirse ms tarde en pasodobles festeros. Todava conserva su terminologa original este acto que consiste en hacer un pasacalle por la poblacin para despertar al vecindario e invitarle a los dems actos de la Fiesta. El verdadero problema que prolifera en demasa es la ignorancia del gran acervo existente en composiciones festeras. En numerosas ocasiones, y en pueblos con tra dicin, es normal comprobar como en sus esplndidos desfiles usan unas msicas inapropiadas que restan dig nidad al acto. Ustedes mismos, como festeros o aman tes de la fiesta que son, imagino que no dejarn de reconocer que es lamentable ver desfilar en una Entrada a una escuadra de cristianos, la mayora de ellas de ver dadera categora y buen gusto en el vestir, al son de pasodobles impropios como el famoso Y viva Espaa o El Mundial, como yo mismo he podido presenciar en algu nas poblaciones, o incluso al son de Espaa ca en otras, siendo como es que existen verdaderas obras maestras, como por ejemplo Als Cristians o la baixen els Cristians o Apstol Poeta por citar algunas, y que estn escritas precisamente para ese acto y que opino que sera mucho ms lgico, a la vez que daran mayor bril lantez, si cabe, al acto. 4 Lo que no se puede justificar es el abuso de determi nadas composiciones ya consagradas que machacona mente se prodigan hasta lmites poco tolerables. No queremos mantener una obligatoriedad con imposicio nes musicales, lo que deseamos es la puesta en prctica de aquellas partituras que tienen una buena categora musical . Algunos festerlogos ya estudiaron este pro blema musical en el I I Congreso Nacional. Uno de ellos, Luis Snchez, se haca la siguiente pregunta: Por qu, si existen dos millares aproximadamente de obras feste ras, no se llegan a contar el centenar de las que se inter pretan por nuestros pueblos y ciudades. Nosotros nos hacemos otra pregunta: Los compositores estn dis puestos a continuar creando msica para la Fiesta Creemos innecesario que estos creadores se esfuercen en desarrollar partituras que despus no van a ser interpre i6.1 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO tadas. Menos mal que el msico se ha contagiado del ambiente evolutivo de la Fiesta y se dedica a componer, convencido de que su obra pasar a engrosar esa enorme lista, aun a sabiendas de sus pocas posibilidades de expansin. Es cierto que a partir de la dcada de los ochenta han aparecido nuevos compositores que han roto un poco el molde cerrado de pocas anteriores, y es cierto tambin que esta situacin ha servido para acrecentar el inters musical de la Fiesta. Pero estos ltimos estn relaciona dos con los festeros Valoran el trabajo de los msicos Hemos de destacar la existencia del distanciamiento entre unos y otros debido a la falta de respeto mutuo. Determinados festeros olvidan que detrs de ellos hay otras personas involucradas merecedoras de toda consi deracin a las que tratan como si fueran asalariados y no como colaboradores o festeros, a los que se les exige posiblemente demasiado, por lo gravoso que resulta la contratacin de una banda de msica. Lo que parece il gico es que en los aos noventa existan entidades feste ras con buena salud econmica que descuiden los locales destinados a los alojamientos de los msicos; muchas veces no renen unas condiciones normales, motivo sufi ciente para que en determinadas ocasiones la banda no participe, aunque cumpla el compromiso pactado ante riormente. Las bandas de msica que amenizan nuestra Fiesta deberan tener en cuenta algunos aspectos para su mejor funcionamiento y eliminar algunas actitudes que perjudi can al festejo. La mayora de ellas no poseen esta inquie tud de renovacin tan necesaria para buscar la brillantez adecuada. A menudo comprobamos como tienen prepa radas tres o cuatro partituras -eso s, populares- con las que se mantienen ao tras ao, sin dar a los festeros ni a los espectadores un repertorio distinto, aun conociendo la existencia de centenares de piezas en los archivos. Estamos convenidos de que la solucin es ciertamente sencilla. El msico debe de estar capacitado para realizar un trabajo divulgativo y montar las nuevas composicio nes y enserselas al festero, el cual no tiene la obliga cin de ser un entendido en msica. Durante el I I Congreso Nacional se especificaron una serie de conclu siones capaces de poner fi n a este problema. -Los msicos deben orientar y aconsejar, en bien de la msica festera, los gustos del fes tero, sin tratar de imponer obras que tcnica mente pueden ser selectas, pero no dema siado aptas para los actos festeros, pero llevando a su convencimiento la excelencia de la variacin. Los festeros deben de pedir consejo, o al menos dejarse aconsejar por los msicos, y no cargar de grupos musicales una Entrada, en detrimento de la presencia de la banda el resto de los das festivos en los dems actos, siendo esta sustituida por un tocadiscos o un grupo moderno para bailes, etc. la banda debe vivir la Fiesta con el festero. El buen entendimiento entre bandas y fes teros y la continuidad de ese binomio, es decir, la colaboracin de la misma banda durante aos con una fil, puede conseguir, de mutuo acuerdo, cambios e innovaciones, que redundarn en beneficio de la msica y de la Fiesta. -Los msicos deberan promocionar la msica festera, propiciando conciertos en los que se mezcle lo fci l y lo popular con lo menos conocido, dando informacin hablada al pblico en el momento previo a la interpre tacin, para interesarle e informarle. Es necesario que las bandas usen su propio archivo o el de las entidades que lo tengan, como la UNDEF, y renueven repertorios. La UNDEF debe suplir subsidiariamente lo que no realicen, por desconocimiento, las enti dades en ella encuadradas y lo que no hagan las bandas por desidia o falta de imaginacin, siempre que el msico colabore -y ya lo demostr en el centenario- con esos trabajos. -Es urgente la consecucin del archivo de la msica festera que la UNDEF tiene en fase de iniciacin y que ste no sea un museo polvo riento, sino un centro de orientacin y promo cin de la msica festera.5 Los msicos y los festeros podran corregir ciertos hbitos para superar estas irregularidades, acoplarse con planteamientos serios y fundamentar con urgencia una estabilidad que repercuta en unos aspectos bsicos: el humano y el social. LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Con motivo de cumplirse el centenario de la primera obra musical festera, titulada Mahomat, del alcoyano Juan Cant Francs (1882), se celebr el primer encuen tro de msica festera. Previamente los organizadores mantuvieron determinadas reuniones -algunas con cierta tensin- para programar este centenario, y como conse cuencia se realizaron concursos de carteles, bandas y pasodobles, con el correspondiente homenaje a los com positores y conciertos de msica festera. No poda faltar un simposio de msica al cual aporta ron unos trabajos (histricos, biografas de compositores y documentales) que enriquecieron el evento. Se concre taron las siguientes conclusiones: 1a.- La UNDEF debera promocionar peri dicamente festivales de msica festera, para actualizar y difundir las que podran llamarse composiciones olvidadas. Se recomienda a las entidades festeras que celebren concursos de composicin, que mantengan un equilibrio entre los miembros del Jurado componente de la parte tcnico musical y los de la parte festera. 3a.- Se recomienda a las comparsas que, a la hora de contratar la banda y fijar el coste, dialoguen y concreten sobre otras cuestiones en beneficio de ambas partes, tales como: alo jamiento, horario aproximado de principio a fin de los actos, piezas a interpretar en los actos importantes, etc. 4a.- Las asociaciones o juntas locales, de acuerdo con los presidentes de las comparsas, debieran establecer las obras a interpretar en la Entrada; con el fi n de evitar que una pieza la interpreten dos o ms bandas en la misma y para que el desfile o Entrada constituya un concierto variado para el pblico. 5a.- Convendra catalogar las partituras existentes, separando la msica festera (com puesta por y para la Fiesta) de la no festera (aunque se utilice en la Fiesta). Para ello se recomienda la constitucin de comisiones mix tas de msicos y festeros, por comarcas geo grficas, que determinen sobre el particular. Una vez ms, los estudiosos del tema fueron realistas y prcticos, aunque la fecundidad esperada no ha tenido las consecuencias que ellos esperaban. A mediados del siglo XIX, Elda estaba viviendo los ini cios de su transformacin industrial y las consecuencias primarias fueron unas ciertas reformas, mejoras y algunas creaciones. Entre estas ltimas podemos destacar la fun dacin de la primera banda de msica con la denomina cin de Santa Cecilia. Segn nos cuenta Pay Vidal en la revista Albor (1935), la cre un panadero -curiosamente no entenda de msica- llamado Joaqun Beltrn, el cual puso todo el empeo necesario para que su villa tuviera, como otras poblaciones de la comarca, una banda de msica. Su nacimiento encaja perfectamente con algunas teo ras muy coherentes que mantienen estas apariciones a partir de Guerra de la Independencia. El siglo XIX se podra llamar el siglo de oro de las bandas de msica al producirse, en el transcurso de l, el mayor movimiento bandstico con la creacin de numerosas bandas locales que, como es tradicional, estaban integradas por artesa nos, agricultores, y obreros, que despus de su larga y dura jornada laboral, sacaban tiempo para dedicarlo a los ensayos. 6 Es de suponer que este colectivo musical eldense fuera el encargado de amenizar la Fiesta durante aquellos aos, aunque habra que aadir una segunda banda venida de otra poblacin. Lamberto Amat nos especifca y dos numerosas msicas, se entiende una por cada bando. Cuando la fiesta desapareci en Elda, la banda continu su andadura participando en todos los actos donde era requerida, e incluso tom parte en diferentes festejos de la comarca. En los programas de fi estas del pasado siglo 166 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO raramente figuraban los nombres de las bandas de msica. Sin embargo, en el ao 1889 de Moros y Cristia nos, fi guran junto a la de Petrel , las de Benejama, Elda y Novelda.7 Elda, como algunas poblaciones festeras, tiene un ele vado nmero de partituras que conforman un archivo muy significativo donde tambin existen piezas olvida das que no han tenido la difusin necesaria para su cono cimiento. El punto de partida de este enriquecimiento fue el Congreso de Villena. Elda, al igual que otros ncleos, empez a celebrar certmenes dedicados a cada una de las nueve comparsas que configuran su espacio festero, con el fin de potenciar y dignificar este elemento tan esencial que anteriormente estaba sumamente abando nado. El buen hacer de los rectores de la Fiesta y principal mente del Ayuntamiento eldense -a travs de la Conce jala de Fiestas- dio como fruto la convocatoria de los Certmenes de Msica Festera que empezaron a organi zarse en 1986, con el estreno de una marcha mora titu lada Elda, del compositor Armando Blanquer. A partir de ese ao era obligado dedicar una partitura a la comparsa correspondiente. A continuacin procedemos a relacionar las composi ciones y los autores: TTULO CRISTIANOS REALISTAS ESTUDIANTES MARROQUES CONTRABANDISTAS MUSULMANES PIRATAS CAD ES ZNGAROS COMPOSITOR MIGUEL VILLAR RAMIRO RUIZ GANDA RAFAEL TALENS BERNARDO ADAM FERRERO LUIS BLANES ARGUES PREZ VILLAPLANA FRANCISCO ALBERT RICOTE JESS MULA MARTNEZ MIGUEL VILLAR AO 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 Estos conciertos generalmente poseen unos aspectos muy positivos, porque estimulan a los compositores, les obliga a esmerarse en sus obras y, la mayora de las veces, se descubren nuevos valores muy interesantes para la Fiesta. Una vez celebrados estos certmenes, paradjicamente, las piezas premiadas suelen caer en un profundo silencio; despus nadie las interpreta, porque se busca lo ms fcil y econmico. Existen partituras modernas con gran sabor festero que nunca desfilan. Quiz son tan densas y tan llenas de complejas tcnicas que resultan poco operativas para aquellos que las tiene que interpretar. Pero al margen de estas piezas, ya odas y algunas verdaderamente popularizadas, hay otras com posiciones festeras dedicadas a nuestra Fiesta que estn absolutamente inditas. Citemos por ejemplo, la marcha mora Tenemos sultn antigua marcha que en mis aos infantiles creo haber escuchado tararear. Nuestro insigne paisano, compositor y director de banda, Constantino Marco Albert, ha compuesto algunas de ellas dedicadas a nuestro cristianos y moros: Elda moruna y sultana, Pasan los Cristianos, A los Cristianos eldenses, Los moros eldenses. S tambin de buena tinta que el insigne artista Francisco Chico Francis, autor de Elda Musulmana, tiene indita otra marcha mora dedicada a los Marroques, comparsa que cuenta tambin en su archivo con una marcha mora llamada Marroques del maestro Villar. No olvidemos tampoco las dos composiciones inditas Marcha a los Cristianos y Comparsa de Moros de D. Jos Estruch, Director de la Banda Santa Cecilia durante muchos aos. Afortunadamente, no podemos argumentar la falta de compositores porque la Fiesta eldense, aparte de los Carri llos, Villaplana, Blanquer o de los tradicionales Ferrero, Esteve Pastor y Carrascosa, han aparecido auto res noveles como Albert Ricote, Ramiro Ruiz y el poliva lente Octavio J. Peidr, que ha compuesto varias partituras para el festejo. Adems, nuestro archivo musi cal se ha incrementado con piezas dedicadas a festeros de reconocido prestigio como el pasodoble Zngaro Mullor, la marcha mora Luis Carrasco, el pasodoble Magdalena Maestre o El Presidente (dedicado a Antonio Barcel). Estas composiciones exclusivas para nuestra Fiesta son las que poco a poco deben sustituir a determi nadas msicas importadas para dignificar nuestro tesoro cultural y darle la categora que se merece. Tenemos que hacer una referencia obligada a las pie zas emblemticas y significativas tan populares como el pasodoble ldella, Elda Musulmana, Abanderadas, Jenaro Vera, Elda o Pedro Daz. Estos ttulos Estn recopilados en la primera cara de un disco grabado por la banda de msica Santa Cecilia, en Valencia, y que forma parte de los actos organizados para este cincuentenario. La segunda parte recoge ttulos de las composiciones estre nadas en los certmenes de msica festera que estn dedicados a cada una de las comparsas. FA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA Un acto muy reciente dentro del calendario festero que ha calado perfectamente en la ciudad es la Entrada de las Bandas de Msica. Es un autntico desfile musical que se inicia en la Plaza del Zapatero para terminar delante del Casti llo de Fiestas, situado frente al Ayunta miento. Una vez que las nueve bandas participantes lle gan a la Plaza de la Constitucin, el Director de la Banda Santa Ceci lia dirige -desde el casti l lo de las Embajadas- la interpretacin del pasodoble ldella. Este acto multitudi nario indica que la Fiesta ha comenzado. Es imposible, al hacer un anlisis de la msica festera, olvidarnos de una pieza que se cre para la Fiesta y ha traspasado todas las fronteras, nos estamos refiriendo a Paquito el Chocolatero, cuyo autor, Gustavo Pascual Falc, se lo dedic a Francisco Prez Molina. Este perso naje naci en Cocentaina en 1905 y era hermano de la mujer del msico. Perteneci a una familia burguesa que elaboraba y venda chocolate, de ah el sobrenombre de Xocolaters. Antonio Borrs en la revista festera de 1987 nos indica que Francisco era zapatero, al igual que Gus NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) ESP VALDS, ADRIN. La msica, factor esencial. Revista de Moros y Cris tianos. Petrel. 1993. (2) MANSANET RIBES. JOS LUIS. Aportacin al Origen y Evolucin de Msica Festera. I Centenario de la Msica Festera de Moros y Cristianos. Unin de Entidades Festeras de Moros y Cristianos. 1987, pg. 209. (3) PREZ JORGE, VICENTE. e Y de la msica de Moros y Cristianos, qu I Con greso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo 1 , pg. 290. (4) SILVAJE, JOS M. Y por qu no marcha cristiana II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. H Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos, 1986, p.p. 123-124. (5) SNCHEZ SNCHEZ, LUIS. Msica y msicos en la fiesta hoy. II Congreso tavo, algo muy curioso al trasladarlo a nuestra ciudad. Es muy significativo cmo ha calado este pasodoble en toda la geografa nacional. Se escucha en las Fal las de Valencia, Hogueras de Alicante, en Castel ln y en la mayora de las plazas de toros espaolas. Se ha conver tido en esos himnos de todos y para todos, e incluso en un estandarte musical que ha servido para unir a cente nares de europeos en una ciudad holandesa llamada Ker krada, los cuales vibraron al escuchar sus notas y se recrearon en esta pieza festera. El panorama musical contina buscando nuevos hori zontes Las modal idades ya tradicionales como las mar chas moras, cristianas y pasodobles continan ejercitndose, y esta evolucin la tenemos que valorar, aunque siempre ser necesario equilibrar las calidades para velar por la pureza de la Fiesta. Quiz no sea fcil conseguirlo, pero si los dirigentes festeros mantienen su poltica actual, los msicos se acercaran a los festeros y viceversa, y podremos gozar de un bagaje tan completo y eficaz que la Fiesta lo agradecer. Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, pg. 109. MUR PREZ, GERARDO. Tradicin musical y bandistica de Concentaina. I Centenario de la Msica Festera de Moros y Cristianos. Unin de Entidades Festeras de Moros y Cristianos. 1987, pg. 142. NAVARRO VILLAPLANA, HIPLITO. La Msica y la Fiesta. I Centenario de la Msica Festera de Moros y Cristianos. Unin de Entidades Festeras de Moros y Cristianos. 1987, pg. 196. BLANES PEINADO, JOS. Nuestra Msica Festera. Revista de Moros y Cris tianos. Elda. 1995, p.p. 55-56. DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 172. 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO Abrigo berber usado por los marroques, scgn un grabado de la poca (Biblioteca Nacional, lart). LA VISTOSIDAD UNIDA A LA FANTASA El traje nos identifica y acenta nuestras diferencias, tan necesarias para el enriquecimiento personal, para el conocimiento mutuo, para el dilogo, por eso un traje no es un disfraz, ni siquiera un uniforme, un traje es una consagracin. 1 La Fiesta de Moros y Cristianos contiene unos ele mentos de convivencia social muy definidos que implican unas agrupaciones espontneas con unos contenidos bsicamente igualitarios. El ms destacado es, sin duda, el traje festero; una indumentaria capaz de hermanar a miembros de diferentes estamentos socio -econmicos. En lneas generales, las expresiones estticas del vestua rio se sumergen en los inicios de la Fiesta y se observa el resultado de una evolucin en continuo desarrollo como consecuencia, quiz, de la motivacin ldica en la que se apoya. Sin embargo, existen factores localizados en muchas poblaciones donde la importacin es incompatible con lo tradicional, porque conectan con los trajes de esos ncleos festeros con muchos aos de antigedad. Incluso estn viviendo un proceso de modernizacin por el inte rs de alcanzar lo mejor que puede suponer unas ciertas variaciones. El aspecto econmico no se puede olvidar, porque al festero le supone un gasto importante su traje, y en muchas ocasiones tambin los de su familia. Cuando el potencial econmico no es muy elevado se tiende a la comercializacin. Que un festero ceda o alquile el traje a personas de otro pueblo es algo que rechazamos, pero que reconocemos como muy difcil de evitar. Sin embargo, en determinadas organizaciones festeras, incluso a nivel de entidades rectoras, comercien con esos trajes es un flaco servicio que hacen a los pueblos, por razones como stas: anula la iniciativa local, estrangula la creacin de comparsas al ofrecer la posibilidad de con vertirlo todo en escuadras especiales y facilita el abuso de la repeticin. 2 Ya conocemos la evolucin de la soldadesca en agru paciones (unos vestidos de cristianos y otros de moro) que dan origen a las comparsas con reminiscencias alco yanas como principio generador de la Fiesta. En muchas ocasiones, las denominaciones de las comparsas, en siglos anteriores, se han basado en determinadas prendas 169 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA de un traje concreto y han arraigado con identidad en el festejo. Esta realidad refuerza la importancia de los trajes. Como esta comparsa (Tomasina) que tambin existi en Alcoy, es posible hacer un poco ms de luz sobre la misma. En esta ciudad que el ttulo de esta comparsa se debe a la chaqueta que usaban al estilo de los labrado res suizos, corriente en Espaa en el siglo XVIII, deno minada entonces Tomasina, y lo fundamental en un testimonio de J.A. Llobet y Vallosera correspondiente a 1855, pero este cronista lo que en realidad dice es que se llama de las Tomasines por su corbata de colgagos o tomasina.... 3 En Elda, nuestros antepasados no debieron tener muchos problemas en el momento de elegir el vestuario, ya que se inclinaron por el tradicional sistema de plagiar a festeros de otras poblaciones. Fue una actuacin sin gular pero lgica, ya que generalmente eran personas desvinculadas del poder y de la riqueza y debemos de valorar el empeo practicado para agruparse en una comunidad festera y enfrentarse a un gasto que repercu ta en su economa. El vestuario de ambos bandos debi estar lleno de diferencias abismales como lo demuestra el comentario de Castelar. ...as que vestan los pantalones bomba chos de seda amarilla, las fajas multicolores, las chaque tas bordadas de lentejuelas, los turbantes de gasa llenos de alharacas, las babuchas de tunecino tafileta (...). Los nuestros solan vestir, no como los caballeros de la Vega, cuyas estatuas vemos bajo las bvedas de la catedral de Toledo, sino como petimetres del ltimo siglo: que mis paisanos como los pintores del Renacimiento, reparan poco en cualquier anacronismo. Nada de brocado, de malla, de cota, de capacete; al revs, calzn corto, zapa tos con argnteas hebillas, medias de seda, casacn anti guo, sombrero apuntado, distinguan a los catlico de los mahometanos. 4 La inclinacin del participante de la Fiesta de mejorar los aspectos esenciales ya lo vivieron durante el siglo pasado, con ciertas limitaciones, todas aquellas personas inmersas en el rito festero al mostrar sus costosos trajes, como nos lo describe L. Amat. Nos imaginamos que el vestuario de aquella poca no estara comercializado y seran las mujeres eldenses las que, con infinita paciencia, dedicaran muchas horas a confeccionar el traje del marido e hijos, como ocurra en la mayora de las pobla ciones festeras durante el siglo XIX. La diversidad de nuestras actuales comparsas hace que sus trajes oficiales den gran variedad al ritual y cada una tenga sus propias caractersticas. Todo ello da como resultado que en el campo festero exista variedad, canti dad y calidad. Los rasgos bsicos de los trajes eldenses tiene sus propias peculiaridades y naturalmente sus or genes han determinado lo que podemos apreciar durante la Fiesta. Unos orgenes que, en la mayora de los casos, se han decantado por imitar el vestuario o la denomina cin de otros lugares, como a continuacin vamos a demostrar brevemente. Iniciamos la relacin con aquellas comparsas que desaparecieron del mbito festero eldense: NAVARROS Como este colectivo inici su andadura con el apoyo econmico de un navarro, la bsqueda del nombre no fue problemtica, y toda su estructuracin funcional gir en torno a esta provincia nortea. El traje de Navarro era sencillo, vistoso, recio, reflejo fiel del espritu navarro. Un uniforme que haca que esta comparsa fuera dife rente a las dems. Aquella tpica boina roja o azul rema tada con una airosa borla dorada, un peto de cuero en el 170 4. Los Anos ExTERNos MS HEGEmONIcos, EN PLENO APOGEO que campeaban las herldicas cadenas, el faldelln y esa falda corta peculiar. Las altas polainas y sandalias, todo adornado con una airosa capa de color azul oscuro, hacan ms gallardas las fi guras de estos festeros.. . .5 CABALLEROS DEL CID Los promotores de esta comparsa desaparecida pusie ron gran empeo en presentar un traje que impactase y transmitiera un mensaje histrico. Podramos decir que el bando cristiano se fortaleci durante los ocho aos de vigencia de esta comparsa y dio vistosidad a los desfiles. Los trajes o uniformes de esta comparsa llevaban el escudo de Elda sobre los pechos de la casaca color verde, un fi no terciopelo sobre los cuerpos de los festeros, com plementando el uniforme con unas mal las en la cabeza y espectaculares cascos dorados, adornados con plumas de color rojo, botas blancas con la cruz del Cid. Todo ello cubierto con una gran capa de color teja y el fondo de color blanco.6 Si sus fundadores hubieran buscado una denominacin distinta, no apoyada en otras comparsas de Jijona y Novelda, la Fiesta se lo hubiera agradecido. MARINEROS Este ncleo festero, con muy poca historia (1955 1959), fue receptor, en cuanto denominacin y vestuario de otras poblaciones festeras (Petrel , Vil lena, Onte niente. . .) donde su existencia se remontaba al siglo pasado. El traje oficial constaba de una chaqueti l la azul , pantalones blancos y la tpica gorra de plato. Lo ms des tacable es que su confeccin se realiz en Elda y no tuvie ron necesidad de comprar o alquilar en otros lugares cercanos. CONTRABANDISTAS Cuando esta comparsa inici el desfile en 1945, la mayora de sus participantes portaban trajes procedentes de Villena. Juan Deltell y Elisa Antn nos detallan esta realidad: .. .el traje de contrabandista que le haban pres tado en Villena. (. . .) pensaron que podran ser Contra bandistas ya que el primero tena familia en Vi l lena y les podan prestar los trajes. El vestuario mascul ino ha tenido pocas variaciones; sin embargo, el de las mujeres est evolucionando continuamente. MARROQUES sus fundadores estuvieron influidos por las comparsas del mismo nombre de Villena y Bocairente (1868) y que esta influencia se extendi a los trajes. El atuendo de este ncleo festero tiene un autntico regusto morisco y un sabor eminentemente moruno, principalmente por sus amplios pantalones bombachos. CRISTIANOS El diseo que eligi esta comparsa fue idntico al usado por los Tercios de Flandes (1887) de Petrel , que a su vez lo haban copiado de Villena. A lo largo de los aos han modificado la indumentaria perdiendo la fisonoma de la comparsa. Actualmente los Cristianos presentan gran variedad de diseos en sus escuadras, lo que les ha hecho ganar en vistosidad. Pero no siempre ha sido as. En el primer desfile llegaron a ser casi un centenar de fes teros vistiendo un traje que ellos definen de legionario: pantaln ceido, botas altas, casaca y media capa. Pero en 1948 dicen dar un giro a su uniforme y se decantan por el botones que marca la lnea descendente de la com parsa (. . .). A principio de la dcada de los 70 hubo un intento de modernizar el atuendo cristiano, montono y casi sin variacin durante muchos aos, pero fue una ini ciativa que no cuaj. De esa poca se conservan algunas fotografas que nos muestran escuadras de gente joven vestidas de guerrero o emulando a Guillermo Tell.7 MOROS REALISTAS La historia se repite una vez ms; despus de algunas reuniones donde se intent denominar a la comparsa como Hngaros, consideraron equiparse con una similar que exista en Vi llena. El traje fue plagiado por completo e incluso algn villenero particip en 1945 con los miem bros de esta comparsa. Fue una decisin unnime de sus fundadores. ESTUDIANTES La enemistad entre Elda y Petrel se suaviz en 1944, cuando algunos eldenses pidieron ayuda a sus amigos del pueblo vecino para iniciar su estructura festera. El traje era idntico al de las comparsas de nuestro entorno, aun que en la actualidad se han incorporado ciertos detalles que han variado el diseo original. PIRATAS Aunque no tenemos datos concretos, imaginamos que Como no poda ser de otra manera, esta comparsa EA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DF, El DA tom su denominacin de Vil lena, donde los Piratas lle vaban muchos aos de andadura. El traje que usaban en la cercana poblacin no gust a sus fundadores y recu rrieron al alicantino Toms Valcrcel para que diseara un uniforme distinto. En algunas ocasiones ha ocurrido algo muy significativo debido a la continua evolucin del ves tuario por parte de los diseadores y festeros: ha llegado a suceder que en determinados desfiles no se ha visto el traje oficial de la comparsa. MUSULMANES Aunque los fundadores de esta comparsa encargaron a Valcrcel la confeccin del traje, no hace muchos aos alguna escuadra desfil con el traje originario, que copiaba ntegramente el de los Moros Nuevos de Vi l lena. En su primer desfile (1947) los Musulmanes tuvieron el apoyo de esta comparsa villenera, e incluso dirigieron a los eldenses en los ensayos previos a su aparicin en el panorama festero. ZNGAROS En 1947 algunos miembros de la Junta Central eran contrarios a aceptar a los Zngaros, porque en el mbito festero provincial no haba ninguna comparsa con esa denominacin. Comprendemos este comportamiento derivado de la situacin existente en aquella poca, pero reconocemos -aunque su nombre no tiene que ver con la tradicin eldense- la importancia de crear unas compar sas distintas a las que habitualmente existan. El diseo lo realiz Toms Valcrcel, y los primeros veinticinco trajes fueron confeccionados por el sastre al icantino Gregorio Egido. HUESTES DEL CAD La fi esta eldense iba adquiriendo una progresiva cate gora, concebible por la madurez demostrada por sus fes teros. El conocimiento y el dominio hizo que se avanzara con la conviccin necesaria de l legar a una estructura racional sin limitaciones. Cuando en 1977 se incorpora ron al festejo las Huestes del Cad, previamente haban creado una Comisin para determinar el diseo del traje. Lo primero que se disenti fue el color del pantaln. Haba ya en las dems comparsas pantalones amari llos, rojos y azules, de los Musulmanes, Marroques y Real is tas, respectivamente. Tenan que encontrar otros tonos. Se pens en el negro, verde o blanco, buscando el con traste entre el pantaln y la faja. Despus de analizar varios bocetos elaborados por Juan Guill , eligieron por votacin el que sera el traje oficial de la comparsa, que fue confeccionado en Sax en diciembre de 1976. En la actualidad los destinos de la comunidad festera vienen dados por el peso de la herencia recibida por aquellos entusiastas que en 1944 supieron transmitir el orgul lo de llevar el traje de sus respectivas comparsas con dinamismo y emocin. Esta aventura ha hecho que las comparsas posean una di latada tradicin porque tienen solera y han sabido regular sus actividades y discipl ina rias. Estn siguiendo las directrices del apartado 11 de las Conclusiones Finales del I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos celebrado en Villena en 1974. El atuendo tradicional de cada comparsa debe de fi gurar siempre en el lugar de honor y en carcter preponde rante, aun cuando fi guren en ella una o varias escuadras especiales. Al diseo le debemos conceder el valor necesario como base sl ida del vestuario. Juega un papel impor tante por la carga esttica y artstica. Adems, es de los elementos festeros que ms destacan en la Fiesta y, como consecuencia, van apareciendo nuevos diseadores con diferentes esti los. Cuando un artista o los miembros de una escuadra desean realizar la composicin de un nuevo traje, suelen buscar muy someramente el rigor histrico, pero casi siempre prevalece la fantasa y se acentan unas lneas con poco valor tradicional . Con esto no que remos restar importancia a la magnfica labor del disea dor. . . .es el que crea las formas conque se desenvuelve uno de los aspectos prcticos de la Fiesta; hacia l se debe dirigir una atencin que juzgue y estudie su com portamiento creativo. As se puede conocer cmo toman vida unas formas cargadas de aparato, teidas de barro quismo, ajustadas a un encajonamiento del autor, pudiendo ser calificado como imaginativo en grado sumo, tindose de barroco, o expresando la austeridad en una simpleza fi gurativa, en un ahorro del color, en una reduccin el fasto, creando un estilo de sugerentes for mas que pueden llegar en cierto momento a la denomi nacin del clsico, y ver los prstamos de ideas entre el detenimiento en una creacin o el mismo rechazo. El comercio de alqui ler de trajes es uno de los proble mas de la Fiesta que en muchas ocasiones es difci l de evitar, aunque la Unin de Festejos de Petrel lo ha inten 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO tado y puede ser viable dentro de pocos aos. El aumento de participantes con trajes alquilados provoca unos festejos repetitivos y la prdida de las caractersticas propias de cada poblacin. Esta prohibicin del uso de trajes alquilados siempre ha contado con un nmero muy elevado de detractores. Creemos que la solucin es flexi bilizar estos intentos permitiendo que los trajes puedan se estrenados en los desfiles si no se han expuesto anterior mente en otras poblaciones, porque es lastimoso obser var los mismos trajes desfilando en un mismo ao en distintos lugares. Otra situacin de similares caractersticas es la prolife racin de las escuadras especiales. Este fenmeno da un dinamismo a los desfiles e introduce una originalidad que potencia el diseo y las nuevas formas de expresin, aun que en muchas ocasiones dichas escuadras, con el fi n de NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) LAGUNA BLASCO, JOAQUN. El traje festero. Editorial del Boletn Festero. Publicacin Interior de la Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos. Elda, mayo 1996. (2) BARCELO VERD, JOAQUN. Los problemas econmicos de la Fiesta. 1 Con greso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo I, pg. 315. (3) VANO SILVESTRE, FRANCISCO. Bocairente: Breve resea sobre comparsas y parlamentos de la Fiesta. I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristia nos. Caja de Ahorros Provincial. 1976, Tomo II, pg. 652. (4) CASTELAR RIPOLL, EMILIO. Recuerdos de Elda o las fi estas de mi pueblo. recuperar algo de lo que han desembolsado, suelen alquilar sus trajes a otras poblaciones festeras. Esta histo ria se est repitiendo con demasiada frecuencia en aque llos lugares donde no tienen trajes propios y se est convirtiendo en algo habitual con el correspondiente per juicio a la Fiesta. Lo que no vemos muy razonable es la obstaculizacin derivada de no usar el traje oficial. El Elda, este problema es mnimo porque estas escua dras desfilan dentro de sus comparsas y el nmero no es muy elevado con relacin a la totalidad de participantes. Si queremos defender la esencia de nuestra Fiesta y no perder las seas de identidad, tenemos que garantizar su pureza pensando en vestir orgullosos los trajes, no como disfraces, sino como aquellas prendas tradicionales que caracterizan una comparsa. Evitemos los anacronismos y luchemos por mantener la ilusin de nuestros antepasados. Tipografa de T. Minnesse de los Ros. 1899, pg. 11 (5) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, p.p. 14-16. (6) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit., p.p. 18-19 (7) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit., p.p. 57-59 (8) DELTELL JOVER, JUAN, Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit., pg. 124 (9) PREZ MARTNEZ, ANGEL. Elementos estticos de la Fiesta de Moros y Cri tianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. II Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1986, p.p. 149-150. 173 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO CRISTIANOS Fundada en el ao 1944 - Primer traje de 1944 a 1947, llamado famil iarmente de legionario. CABEZA.- Sombrero chambergo de color azul cerleo con pequea pluma blanca y cordn amarillo alrededor de la base de la copa. TRONCO.- Casaca de pao azul cerleo, con bolsillo sobre pectoral izquierdo y abrochada por cuatro cordones cruzados de seda blanca y acabados en presilla. Las bocamangas llevan sobrepuestos cordones blancos for mando fi ligranas, y tres galones blancos paralelamente y en diagonal. Alrededor del cuello, gorguera de lino blanco. Fajn de color rojo carmes, anudada a la cintura con dos bandas que caen sobre la pierna izquierda y rematadas por sendas borlas blancas. EXTREMIDADES.- Pantaln bombacho por debajo de la rodilla, a juego con la casaca, y rematados en el extremo de la pernera con dos lazos de cordn blanco, acabados en borlas blancas. CAPA.- Corta de terciopelo rojo carmes anudada con cordn blanco del que penden dos borlas del mismo color. Se forra longitudinalmente con dos bandas vistas de raso blanco. ZAPATOS.- Polainas altas de cuero natural sobre zapato marrn. CALZADO.- Alabarda. 174 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO CRISTIANOS Fundada en 1944 - Segundo traje de 1948 a 1945, llamado familiarmente de botones. CABEZA.- Sombrero chambergo de color azul celeste con pequea pluma blanca y rodeando a la copa, cordn amarillo. Escarapela en ala alzada. TRONCO.- Casaca abotonada de raso azul celeste con man gas acuchilladas formando _franjas verticales con fondo de transparente blanco. Puos de organd o batista. En el fr ontal, fi ligranas blancas en forma de ocho tumbado, formadas por cordones enrollados. Fajn a juego con la casaca, con dos cadas a la izquierda ter minadas en dos borlas blancas. Ancho cuello de encaje o valona, ceido con cinta de seda azul. Sobre el pecho, tahal de piel blanca que sustenta la vaina con contera del espadn. EXTREMIDADES.- Pantaln bombacho por debajo de la rodilla, a juego con la casaca y con fi ligranas blancas en cos tado. CAPA.- Corta, de terciopelo rojo carmes anudada con cor dn blanco rematado por dos borlas. Forro de raso blanco dis tribuido en dos estrechas fr anjas longitudinales. CALZADO.- Media bota de caa vuelta de tafilete marrn. ARMA.- Espadn o fl orete. 175 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO CRISTIANOS Fundada en 1944- Tercer traje: de 1955 a 1982, conocido como de flamenco o de los tercios de Flandes. CABEZA.- Sombrero chambergo con pluma blanca, de copas y alas grises y forrado en azul celeste. Sobre el ala levantada, se superpone el escudo de Elda. Rodeando la copa cordn amarillo. Posteriormente, cambian el color gris por el granate con cor dn rojo, todo a juego con el traje. TRONCO.- La chaqueta a modo de jubn, es cruzada y de color granate, abotonada en diagonal con botones dorados. -Las mangas y el cuerpo, fi guran con bullones acuchillados verticalmente, hombreras resaltadas bordadas en zigzag con hilo de oro , del que pende una cartuchera remachada-. Tahal cruzado sobre el pecho del que cuelga el espadn. Valona de encaje sobre cuello y hombros, ceida por cinta de seda azul. EXTREMIDADES.- Puos de cuero natural con remaches de latn. Guantes blancos. Gregescos o trusas de color granate, por encima de la rodilla, con bullones acuchillados a juego con la casaca. Calzas granates o rojo sangre. Los acuchillados del jubn y del gregesco, as como el remate de la chaqueta estn circundados y ribeteados por cinta de seda azul ultramar. CALZADO.- Zapatos de piel marrn con altas polainas (tipo primer imperio fr ancs) remachadas con latn dorado. ARMA.- Espadn plateado. 176 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO NAVARROS Fundada en el ao 1945 - Desfilaron desde el 1946 hasta el 1946. CABEZA.- Boina roja o azul de requet con borla amarilla sujeta al disco dorado de la cimera. TRONCO.- Casaca de color beige de sarga o semihilo, de anchas bocamangas, terminada en faldelln y festoneadas por cenefa dede color tierra siena sobre la que se bordan entre dos fi nas bandas paralelas, cadenas de color ocre rojizo. Coselete de cuero natural, abrochado en su parte posterior sobre el que se superpone el escudo de Navarra bordado sobre el fi eltro granate. Cinturn de piel blanca del que penden limosnera y tahal. EXTREMIDADES.- Manguitos de color tierra siena tostada en antebrazos y calzas a juego en las piernas. Brazaletes plateados en hojalata. Posteriormente el faldelln se sustituy por pantalones bom bachos y camisa de mangas abombadas sobre los que se bor daron directamente las cadenas. CAPA.- Larga, de pao azul cobalto claro y con doble abo tonadura dorada sobre cuello de tirilla. CALZADO.- Sandalias de tiras cruzadas de cuero natural y posteriormente polainas o botas de montas atadas con cor donera en forma de cruz en su parte anterior. ARMA.- Espada de madera con la empuadura y cruceta anco radas y pintadas en color rojo. Escudo triangular de vrtice invertido con dos lados curvos; sobre fondo argent se sita la cruz latina de gules y bordura de cadenas en ocre rojizo. 177 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO CABALLEROS DEL CID Fundada en 1972 - Desfilaron desde el ao 1973 al 1980. CABEZA.- Almete de color oro viejo satinado con penacho carmes. Alpartaz o mantellina, imitando la cota de malla plateada que cae sobre los hombros. TRONCO.- Cota de armar o jubn de armas, de color verde botella, con greca almenada de pasamanera plata y carmes en bocamangas y bajos del jubn, ceida con cinturn beige con hebilla plateada calada. Sobre el pectoral lleva bordado el escudo de Elda, rodeado de cadena dorada que cae desde los hombros. EXTREMIDADES.- Sobre las superiores lleva camisote (cota de malla con mangas largas) y brazaletes metlicos a juego con el almete y con cruz latina de ocre rojizo. Sobre las inferiores calzacalzn (ms largas que las calzas, e imitando el tejido de cota de malla). CAPA.- De raso, larga, de color rojo almagre y con San Antn bordado. Forrado en raso blanco y anudada con cordn blanco rema tado con borlas blancas. CALZADO.- Zapatos de color beige, completados con grebas de piel o canilleras sobre las que fi guran cruz latina de color ocre rojizo, estando sujetas en su parte posterior por correas de hebilla plateada. ARMA.- Espadn o tizona. 178 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO MARINEROS Fundada en 1954 - Desfilaron de 1955 a 1959. CABEZA.- Gorra de pato blanca y azul ultramar con la ins- EXTREMIDADES.- Pantaln recto con vivo azul ultramar en costuras laterales. TRONCO.- Camiseta ceida con listas horizontales blancas CALZADO.- Zapatos negros. y azules. Chaquetilla corta de raso azul ultramar, cruzada, con doble ARMAS.- Corto remo blanco de madera. botonadura dorada y anchas solapas en blanco con fi na pasa manera dorada, que descienden sobre el fr ontal del pecho en ancha tira blanca sobre la que fi guran fi ligranas en azul. Se completa con charreteras blancas de fi no vivo de oro y galo nes dorados en bocamangas, asimismo en el pectoral izquierdo aparecen fi ligranas doradas. Fajn azul con dos cadas sobre la pierna izquierda de la que penden dos borlas de hilo dorado. cripcin fr ontal de Idella. 179 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO CRISTIANOS Fundada en 1944 - Cuarto traje: de 1982 a la actualidad. CABEZA.- Sombrero chambergo negro con forro, pluma blanca y cordn plata que rodea la copa. TRONCO.- Camisa de raso blanco con puos y ancho cue llo de pico con puntillas al canto y tirilla de pasamanera plateada. Manga larga y abombada. Casaca de terciopelo azul esmeralda, abotonada por su parte anterior,- puntas redondeadas y hombreras en ala -. Est cir cundada por tres tiras en paralelo de pasamanera plateada que rodean sus bordes y hombreras. Cinturn de material negro con hebilla y ribetes plateados. EXTREMIDADES.- Pantaln azul esmeralda de terciopelo con doble pasamanera plateada dispuesta longitudinalmente y en paralelo sobre los costados. CALZADO.- Media bota negra con caa vuelta en color azul esmeralda imitando las almenas. Cruz latina blanca en el lateral de la caa. ARMA.- No tienen arma oficial. 180 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO ESTUDIANTES Fundada en 1944 - Desfilaron por primera vez en el 1944. CABEZA.- Bicornio de fi eltro negro moldeado con pequea cuchara de madera en su fr ontal. TRONCO.- Chaqueta de panilla o terciopelo negro y esca rapela con fi nas cintas multicolores en brazo izquierdo. - Bol sillo sobre pectoral izquierdo. Cordn blanco de seda en bocamangas y cuello. Se abrocha sobre botones con tres cordones de seda blanca que forman presilla. Cinturn de charol negro guarnecido con ribete blanco y hebilla negra de vivos blancos. EXTREMIDADES.- En ocasiones, puntillas sobre el cuello y asomando por las bocamangas, puetas. Guantes blancos. Pantaln bombacho de terciopelo o panilla negra por debajo de la rodilla con dos lazos de cordn de seda blanca que ter minan con borlas blancas al fi nal de las perneras. Medias negras. CAPA.- Capa corta de gabardina negra con vueltas longitu dinales de raso blanco. En su parte posterior fi guran cuatro escarapelas de las que penden largas cintas multicolores de raso. CALZADO.- Mocasn de charol negro con ribetes y hebilla blanca en el empeine. ARMA.- Lpiz de madera pintado en amarillo. 18i CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO PIRATAS Fundada en 1945 - Desfil por primera vez en el ao 1946. CABEZA.- Pauelo negro de raso anudado a la izquierda. Sombrero negro de fi eltro con el ala fr ontal levantada en la cual fi guran sobrepuestas en fi eltro blanco, calavera y dos tibias encrucijadas. Pendiente plateado de aro en oreja derecha. TRONCO.- Ancha blusa de raso de amplias solapas en oro viejo con canes y fr unce. En su parte izquierda bordado en negro, fi guran calavera y dos tibias. Ancha manga, larga y puo fr uncido con gomas, a modo de puetas. Fajn de raso en oro viejo con dos largas bandas terminadas con fl eco dorado cayendo por debajo de la rodilla derecha. Sobre el pecho, tahal negro de becerro de donde cuelga el sable, con hebilla plateada, que cruza desde el hombre dere cho a la cadera izquierda. EXTREMIDADES.- Pantaln de terciopelo negro que ter mina dentro de la bota. CALZADO.- Botas altas de becerro negro con caa vuelta. En material blanco, calavera y tibias en el costado de la caa. ARMA.- Sable ligeramente curvo y de un slo fi lo. 181 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO MARROQUES Fundada en 1944 - Desfilaron por primera vez en 1944. CABEZA.- Turbante de raso con bandas drapeadas blancas y rojas entrelazadas formando un nudo rojo en la parte fr ontal. TRONCO.- Camisa de color azul claro, con cuello de tirilla y puos abotonados sobre los cuales, e incluyendo la pechera, se sobreponen en paralelo tres cintas de raso amarillo de piquillo o picunela. La botonadura la forman medias bolas de ncar amarillo. Chaleco.- De terciopelo de algodn azul de prusia oscuro, fi guran bordados en realce, tanto en delantero como en espalda, motivos fl orales en diversos colores y medias lunas amarilla. Est ribeteado en galn amarillo, y entre este y el bordado lleva cordn dorado formando ondas. El fajn de color oro viejo adamascado, se anuda en costado izquierdo sobre el que caen dos bandas rematadas por dos borlas doradas. CAPA.- De raso rojo forrada en raso blanco de la que prende capucha roja a juego, con borla terminal en blanco. EXTREMIDADES.- Pantalones de raso rojo con pinzas en la prte anterior y posterior de las caderas. Calcetines rojos. CALZADO.- Zapatos de boxcalf amarillo, empeine alto con forma de arco tmido y ribeteados en vivo rojo. Sobre la pala, lunas en cuarto creciente con estrellas de cinco puntas, ambas en boxcalf rojo. ARMA.- Espingarda mora. 183 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO ,) REALISTAS Fundada en 1944 - Desfil por primera vez en 1944. CABEZA.- Turbante de raso blanco drapeado, rodeado perimetral mente por banda drapeada de raso azul rematada en el fr ontal con bisutera dorada con rub. En la cimera y en latn dorado, disco plano donde se apoya semicasquete esfrico, rematado por media luna en cuarto creciente. En su parte posterior destaca la cogotera de raso blanco. TRONCO.- Camisa de raso rojo de cadmio, de manga larga y abombada, abotonada por su parte posterior. Chaleco violeta azu lado de . fieltro, con arabescos multicolores bordados en realce en pecho y dorsal, en donde adems se sita la fi gura de un realista con traje oficial. Est contorneado con ribete de galn amarillo. Com pleta el conjunto, pectoral de oropel en forma de media luna con estrella calada y del que prenden con cadenillas pequeos discos aca bados en tres medias lunas. Faja ancha de raso con fi nas lneas ama rillas y rijas, que caen en dos bandas sobre las piernas que terminan en fl ecos entrelazados multicolores. Tambin utilizan faja de raso verde ele cadmio con bordado central que representa el escudo de la comparsa (media luna con tres estrellas de cinco puntas inscritas en una circunferencia con bordados ondulantes y arabescos a cada lado de la misma). Sobre las dos cadas, rematadas alternativamente con borlas rojas y blancas, aparecen bordadas dos lanzas cruzadas. EXTREMIDADES.- Pantaln bombacho corto de montar (tpico de la guardia mora a caballo) en raso azul ultramar. Brazaletes puntiagudos de oropel. Guantes de color tierra siena tostada. CAPA.- Corta, de raso blanco con capucha que se remata con borla negra y anillos dorados. CALZADO.- Zapato de boxcalf azul, ribeteado de rojo y con alto empeine de piel amarilla con forma de arco trnido contorneado por fr anja de piel roja.- Calado en forma romboidal sobre el empeine. ARMA.- En la mano derecha, porta lanza acabada en esferas de madera roja, intercaladas con anillos dorados y rematada por cono verde que sujeta la punta cordiforme de aluminio plateado. Cuelgan cintas multicolores .de raso. En la mano izquierda, escudo de cartn piedra de fondo rojo almagre, con bordura ondulada pintada de azul e intercalada ele puntos dorados entre los valles de las ondas. En su parte central, media luna herldica tornada (con rostro humano), enfrentada a tres estrellas de cinco puntas, todas ellas doradas. 184 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO HUESTES DEL CAD Fundada en 1976 - Desfil por primera vez en el ao 1977. CABEZA.- Turbante de raso a fr anjas, verde esmeralda, blanco marfil y negras que partiendo de la cimera, donde se sita un botn de raso negro, circundan al mismo. Se remata con un barboquejo de raso verde y negro con fl eco de plata, que parte del lado derecho y se apoya en el hombre izquierdo con corta cada sobre la espalda. De una media luna de plata en cuarto menguante situada en su parte fr ontal, salen dos plumas de marab en verde y negro. TRONCO.- Camisa ablusonada y sin botonadura, de raso color blanco marfil, de cuello de pico y amplias mangas con puos, alrededor de las cuales se bordan con suts negro ara bescos geomtricos. Chaleco de terciopelo color ocre almagre, con hombreras de ala corta y bordado, tanto en parte fr ontal como en dorsal con arabescos geomtricos en suts blanco. En la espalda fi gura el escudo de la comparsa (media luna en cuarto menguante de lam plateado en la que se apoya torren circular, desmochado con fl or de lis en lame). Fajn de seda negro anudado a la izquierda y con dos cadas rematadas con fl eco de plata. Cuelga capucha terminada en una borla negra ribeteada al igual que el vivo de la capa, con galn negro. EXTREMIDADES.- Pantaln bombacho de raso verde esmeralda con pinzas en la parte anterior y posterior de las caderas. CAPA.- Larga, de raso mate y de color ocre dorado, forrada de raso blanco con cuello de tirilla anudado con cordn negro. CALZADO.- Zapatos de boxcalf a juego con el chaleco con empeine de arco tmido, y dos medias lunas blancas sobre la pala, y ribeteados con vivo blanco. ARA/1A.- Lanza de duraluminio con fl ecos negros. Remata la punta, media luna en cuarto menguante abra zando una torre desmochada y fl or de lis calada. 185 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO MUSULMANES Fundada en 1946 - El traje actual es utilizado desde 1949. CABEZA.- Turbante de raso blanco drapeado radialmente. En su parte fr ontal, fi guran dos bandas en verde botella que forman un tringulo blanco, donde se sita un broche de bisutera dorada con esmeraldas. En la cimera, semicasquete elipsoide dorado rematado con luna en cuarto creciente. De su parte posterior y en raso blanco, prende la cogotera. TRONCO.- Camisa de raso azul violceo de manga larga, con galn rojo en pechera y en las costuras de las mangas. Cuello de tirilla, y puos rectos de raso rojo con fi nos borda dos vegetales en negro. Botonadura de ncar rojo. Chaleco de fi eltro rojo con ribetes en galn negro y bordados negros con motivos vegetales, tanto en pectoral como en dor sal a juego con la camisa. En la espalda bordados con hilo negro y amarillo, en matiz y realce, dos dromedarios junto a dos palmeras datileras cruza das. Fajn de raso verde adamascado anudado a la izquierda y con dos cadas rematadas con dos borlas rojas. Manta colgando sobre el hombro izquierdo de fi eltro beige, ribeteada con galn rojo y rematada con cuatro borlas rojas en sus extremos. EXTREMIDADES.- Pantaln bombacho de raso amarillo dorado. En la parte superior y posterior de las caderas, lleva varias pinzas. Calcetn amarillo. CALZADO.- De boxcalf amarillo y empeine de arco tmido.- Sobre la pala, dos medias lunas que al igual que el ribete son de color verde. ARMA.- Lanza de duraluminio, con puntas flamgeras y fl e cos amarillos. 186 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO MUSULMANES Fundada Fundada en 1946 - Desfil por primera vez en 1947 - El primer traje de morral y mandi, fue utilizado durante los aos 1947 y 1948. CABEZA.- El turbante llamado familiarmente de queso es de raso blanco plisado en estrechas fr anjas radiales y sujetas con cordn blanco. En la cimera, disco plano de piel roja del que parten cortos fl ecos negros. TRONCO.- Camisa de raso azul violceo de manga larga, con galn rojo en la pechera y en las costuras de las mangas. Cuello de tirilla, y puos rectos de raso rojo con fi nos borda dos vegetales en negro. Botonadura de ncar rojo. Chaleco de fi eltro rojo con ribetes de galn negro y bordados negros con motivos vegetales, tanto en pectoral como en dor sal a juego con la camisa. En la espalda bordados en matiz y realce, en negro y amari llo, dos dromedarios junto a dos palmeras datileras cruzadas. Fajn de raso verde adamascado anudado a la izquierda y con dos cadas rematadas con dos borlas rojas. Mandil de cuero negro con ribete amarillo que llega por debajo de las rodillas. Morral de madera, forrado de boxcalf negro con remaches de latn dorado formando arabescos, sobre el que con correas, se sujeta la manta de fi eltro beige ribeteada con galn rojo y borlas a juego en sus extremos. EXTREMIDADES.- Pantaln bombacho de raso en color amarillo. Calcetn amarillo. CALZADO.- Zapato boxcalf amarillo de empeine alto con forma de arco tmido y ribeteado en verde, fi gurando sobre la pala una luna en boxcalf verde. ARMA.- Pala de zapa. 187 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO CONTRABANDISTAS Fundada en 1944 - Desfilaron por primera vez en 1944. CABEZA.- Pauelo de raso rojo anudado a la izquierda. Sombrero de terciopelo negro con dos rosetas o moas, una rematando la copa y otra en la ala izquierda.- Se llama cala es o de Calaas si el cono es truncado y bajo. Originariamente llevaron el sombrero de maceta o catite, que es el calas pero con copa alta. TRONCO.- Camisa blanca de raso con pechera de puntillas y puo terminado en puetas. Corbata de seda roja anudada con dos cadas. Torera de terciopelo de algodn negro con bordado matizado y empleado preferentemente motivos fl orales y vegetales. Hombreras de cordn oro y rojo de la que cuelgan madroos. En la botonadura alamares y caireles o madroos. Ancha faja de raso rojo a la que sobrepone una canana negra de material con fr ontal rojo y cartuchos. Manta mulera de algodn, a listas multicolores con termina cin en madroos. EXTREMIDADES.- Pantaln corto negro con bordados a juego en los costados de las perneras a juego con la torera y con pequeas abiertas laterales de las que cuelgan dos madroos. CALZADO.- Zapatos de boxcalf negro con leguis o polainas de boxcalf rojo, abrochadas con pequeas hebillas de la que cuelgan el espolsador o espolsagueras. ARMA.- Arcabuz de bandolero. 188 CARACTERSTICAS DEL TRAJE FESTERO ZNGAROS Fundada en 1947 - Desfilaron por primera vez en 1948. CABEZA.- Sombrero chambergo de fi eltro o pao azul marino con cinta de raso rojo y pequea pluma azul celeste. TRONCO.- Camisa blanca de raso u organza con amplias mangas acabadas en puos. Bordados multicolores en bocamanga, tirilla del cuello y tablilla de la pechera. CHALECO.- De pana de canutillo en azul cobalto oscuro, luce bordado matizado en colores y pasamanera de lentejue las, tanto en pecho como en espalda.- Cercano al canto, lo rodea la pasamanera de cinta dorada. Faja roja de boxcalf con calados de fondo blanco y cascabeles dorados. EXTREMIDADES.- Pantaln de montar o de paal azul cobalto oscuro de pana de canutillo, abotnado y con dos pequeos bordados a juego con el chaleco en su parte fr ontal superior del mismo. CALZADO.- Botas de boscalf rojo con cascabeles, abiertas por delante y anudadas por cordoneras cruzadas. Presentan calados con fondo blanco a juego con la faja. ARMA.- Pandereta de palo. 189 LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA UN ACTO JOVEN ANUNCIA LA FIESTA Para pregonar vuestra fiesta no es una tarea difcil, decir Elda suena por s slo a fi esta, aunque vosotros estis decididos por modestia, a que ao tras ao y desde una parecida tribuna se insista en hacerlo. 7 Como todo en la historia se hace despacio, tambin despacio aparecieron nuevos elementos que potenciaron el festejo. Para darle a esta institucin mayor categora y prolongar su estructura cultural nacieron los pregones, que la Enciclopedia Larousse define como: discurso lite rario que se pronuncia en pblico con ocasin de alguna festividad o celebracin. Desde hace muchos aos, la fi gura del pregonero ha sido bien conocida en toda la geografa. Durante la Edad Media, -este personaje oficial concejil subalterno- era el encargo de realizar la convocatoria al concejo y pregonar las noticias que normalmente se ignoraban. Entre pregn y pregonero no poda existir gran diferencia histrica; sin embargo, el primero ha tenido unas variaciones muy sig nificativas a lo largo de la Historia. El pregn es una clara fusin de ciertos giros caractersticos de la msica litrgica bizantina dentro del crisol de las primeras tons, aunque tambin es probable que fuesen stas quienes aprovecharan el orientalismo musical latente en Andalu ca; en este sentido, el pregn puede ser el ms directo antecedente histrico de la saeta (...). Llmanse tambin pregones las coplas improvisadas por los vendedores ambulantes segn los hbitos flamencos de cada locali dad, es muy posible que algunas de dichas coplas llega ran a convertirse en estribillo de las cantias propias de Cdiz y Sevilla. 2 El primer pregn que se celebr en Elda tuvo lugar en 1969, y lo pronunci D. Julin Crespo Moreno (Delegado de Televisin Espaola y Radio Nacional de Espaa en Alicante) coincidiendo con las Bodas de Plata del festejo. Aos atrs -durante la presidencia de Antonio Tamayo se preparaban unas verbenas en las cuales se daba a conocer los capitanes y abanderadas. Cuando Jenaro Vera se hizo cargo de la presidencia, enfoc este acto desde otra perspectiva. El primer pregn, segn el nuevo formato, se celebra en el desaparecido restaurante Ficia la noche del 30 de abril de 1971. Fue pronunciado por Evaristo Acevedo, habitual colaborador de La Codor niz y de otros diarios de tirada nacional. Segn cuenta 190 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO ahora Jenaro Vera, tras los aos, transcurridos fue un pre gn divertido y sirvi para que el pblico se abonara a este tipo de actos. Este ciclo cultural eldense bien pudo nacer como con secuencia de los resultados positivos de Villena y Petrel , que instituyeron sus pregones el ao 1965. Es estas poblaciones no ha sido muy frecuente contratar a prego neros de fama nacional, y durante dcadas han perma necido inalterables manteniendo esa costumbre que en Elda era casi desconocida. Los presidentes de la Junta Central eldense han tenido que enfrentarse frecuentemente con el problema de encontrar el escenario adecuado donde se pudiera cele brar el pregn. Los dos primeros aos se ubic en el Tea tro Castelar; al siguiente, en el restaurante situado en la Feria Internacional del Calzado e Industrias Afines (FICIA); incluso durante algunos aos se celebr en un restaurante de Santa Pola. Despus volvi a FICIA y lti mamente tiene por escenario los jardines de la Plaza Cas telar. Cuando el presidente de la Junta no tuvo ms remedio que trasladar el pregn fuera de Elda, aparecieron algu nos festeros que estaban en contra de esa medida. Quiz fuera la solucin ms operativa ante el hecho de que en nuestra ciudad no exista entonces un local que diera cabida a la cantidad de festeros que acuda a este acto, que se celebraba despus de una cena. En la actual idad estos dos actos se realizan por separado, y creemos que as se da ms realce al pregn como inicio actual de la Fiesta. Elda ha contado con pregoneros de mucha categora cuya contratacin siempre fue ejercida por el presidente. Por mediacin de Evaristo Acevedo lleg el segundo pregonero, y as una autntica cadena de escritores y profesionales de la literatura fueron los que acudieron a Elda ao tras ao, invitados por la Junta Centra: Evaristo Acevedo, Francisco Garca Pavn, Jorge Llopis, Antonio Gala, Alfredo Rojas, Jos Antonio Sirvent, Concepcin Quero Lacruz (nica mujer que hasta el momento ha pregonado la Fiesta eldense), Miguel Cant Castell, Fer nando Vizcano Casas, Antonio Mingote, Arturo Rigel , Emilio Romero, Antonio Porpetta, Juan Antonio Vallejo Njera, Joaqun Hinojosa (que repite este ao de 1994), Jenaro Vera, Serafn Rojo, Francisco Valladares, Luis Gar ca Berlanga, Alfonso Ussa y, en 1993, el alicantino Toms Valcrcel Deza, hombre muy ligado a Elda desde los orgenes de las Fiestas de Moros y Cristianos de nues tra ciudad. Estamos de acuerdo en que importar pregoneros muy conocidos dentro del mbito nacional genera una cate gora y una publicidad para la Fiesta que podemos clasi fi car como positiva. Sin embargo, cuando pronuncia el pregn un festero y trasmite sus propias vivencias, sus interlocutores vibran de emocin porque en la mayora de los casos han sido compartidas o recuerdan situacio nes parecidas. Si tuviramos que elegir entre estas dos opciones, nos decantaramos por la ltima, ya que es una aventura rica en contenido que estn poniendo en prc tica muchas poblaciones, entre ellas Elda. Los festeros ms pequeos no podan estar al margen de esta celebracin, y en 1987 sali a escena el primer pregonero. Diez aos antes, la Junta Central haba orga nizado, con mucho xito, el primer Desfile Infantil, y paralelamente se realizaba una alegre merienda donde se proclamaban a los capitanes y abanderadas. Esta cantera de la Fiesta eldense era merecedora de tener unos actos como los mayores e integrarse en el proceso histrico que rige la vida de muchos festeros. Tambin tuvieron sus dificultades a la hora de buscar el local ms idneo para esta celebracin. Las meriendas antes citadas fueron pasando de un lugar a otro (Restau rante de FICIA, la Parrilla, Sala de Fiestas La Playa), pero cuando se hizo realidad el primer pregn, el escenario fue el Teatro Castelar, y lo sigui siendo hasta 1990. Al ao siguiente se traslad a la Sala Las Vegas, donde se man tuvo dos aos, hasta que en 1993 se ubic en el Saln de Actos de la Casa de la Cultura. Nos imaginamos que este local albergar el pregn infantil de una forma provisio nal y que la Junta Central estar estudiando otras alter nativas, ya que este saln tiene muy poco aforo e imposibilita la presencia de algunas personas que desean asistir a este magnfico acto, complementado con un pasacalles donde intervienen capitanes y abanderadas infantiles, las autoridades, el pregonero y la Banda Santa Cecilia. Los pregones infantiles tienen poca variacin en sus contenidos. Generalmente lo inician haciendo un elogio de Fiesta eldense (unas veces en prosa y otras en verso) para despus valorar la importancia de la gran participa cin, recordando la ilusin, el trabajo y el cario que aporta la familia en el pequeo festero. Y a todo esto.. . permitidme un pequeo secreto entre nosotros. Las I9I LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS DE ELDA mams !... Las madres son una especie de Hada Madrina que hacen posible toda esta sombra de milagro. A ellas son a las que cuando os veis en lo alto del caballo, el da del desfile, debis dedicarle con corazn de buenos fes teros, vuestro maravilloso protagonismo en la fi esta con un Va por vosotras!. Ellas se lo merecen. 5 Normalmente, el pregonero rinde un merecido home naje a todas las comparsas nombrando a los nuevos capi tanes y abanderadas y termina con un recuerdo a San Antn. El Santo del gorrinico y de todos los animales. Es el patrn de las fiestas. Le sacamos en procesin. Es bastante milagrero. Vive en su ermita del ro y el castillo supervisa. Nos bendice en la ocasin. Toda la fiesta eldera est bajo su manto cuido y advocacin. Todos los festeros te queremos. Rindindote respeto, cario y admiracin. Los Pregoneros de la Fiesta de los Moros y Cristianos eldense -nos referimos a los mayores- reciben normal mente un amplio dossier, elaborado por aquellos festeros que dominan nuestro ritual, porque en muchas ocasiones estas personas de reconocido prestigio desconocen, lgi camente, la tradicin y la cultura de Elda. La estructura del pregn suele ser similar en muchas ocasiones (prosa o verso), lo inician con referencias histricas (guerra entre musulmanes y cristianos) y religiosas (San Antn) para despus ir haciendo originales comentarios de cada com parsa y terminar con un exaltacin a la ciudad de Elda en fi estas. Elda y fi estas. Mes de junio No hay en el mundo nada como esta fi esta. La fi esta todo el ao deseada. No te apures si aparece una lgrima en tu cara porque amor tambin es llanto. La fiesta es tan adorada que desborda los sentidos, y no existen las palabras para poder describirla. Elda Mora!! Elda Cristiana!! Elda en fi estas!! Ya es bastante!! //Elda es Elda y eso basta!!7 Sin desmerecer a ninguno de los pregoneros que han proyectado su apasionada devocin por nuestro hori zonte festero, vamos a destacar el pronunciado por el actor Joaqun Hinojosa en las Bodas de Oro de la Fiesta (1994), titulado Romance de Elda, la Bien Cal zada. Como en la mayora de los pregones, hizo un bri llante recorrido por Elda y sus festeros, pero el momento ms impactante fue cuando empez a glosar a cada una de las nueve comparsas terminando la estrofa con una frase En Elda, la bien calzada. Fue deci siva para la completa integracin de todos los asistentes con el pregn y con el pregonero, el cual fi naliz de la siguiente manera: Viva el sano despilfarro, los Capitanes valientes, Abanderadas hermosas, las filas ms refulgentes, la Junta de las Comparsas y viva su presidente! Viva las salvas de plvora ! Vivan de Elda sus gentes! 192 4. Los ACTOS EXTERNOS MS HEGEMNICOS, EN PLENO APOGEO Vivan Moros y Cristianos, el zapato y quien lo lleve! Y, a guerrear!, con toda el alma, que se entere Europa entera: Seores.. ., mucha atencin que llegan las Fiestas de Elda!! 8 El talento y la responsabilidad de los pregoneros se pone de manifiesto ao tras ao arrastrando a los espec NOTAS BIBLIOGRFICAS (1) VALLADARES, FRANCISCO. Pregn de Fiestas de Moros y Cristianos, 1992. Revista de Moros y Cristianos. 1993, Elda. (2) Nueva Enciclopedia Larousse. Editorial Planeta. 1981, Tomo 16, p.p. 8019 8020. (3) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Elda: Historia de los Moros y Cristianos. Peridico Informacin. 1994, pg. 159. (4) DELTELL JOVER, JUAN Y ANTN MARTNEZ, ELISA. Op. Cit., pg. 152. tadores con sus relatos y hacindoles recordar sus viven cias con emocin y sutilidad. Los prosistas y los poetas juegan l ibremente con sus ideas, cubiteando con sus metforas y juzgando una historia querida y conocida. Los pregones no son meras crnicas, son algo ms; es un arte con disciplina literaria que facilita el conocimiento de la tradicin festera y construye unos cimientos, cara al futuro, con la solidez necesaria para que este acto tenga su propia personalidad y se haya afianzado dentro del contexto festero eldense. (5) BARCALA VIZCA)NO, MIGUEL. Pregn de proclamacin de Abanderadas y Capitanes Infantiles. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1993. (6) SERRANO GONZLEZ, MANUEL. Pregn de proclamacin de Capitanes y Abanderadas Infantiles. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1995, pg. 24. (7) VALLADARES, FRANCISCO. !bid. (8) HINOJOSA, JOAQUN. Pregn de fiestas de Moros y Cristianos. Revista de Fiestas de Moros y Cristianos. Elda. 1995, pg. 22. 193 APNDICE DOCUMENTAL FORMACIN DE LA MILICIA NACIONAL D. Jos Amat y Sempere Alcalde Constitucional de esta Villa de Elda. Hago saber: que en vista de la circular recibida de la Junta provisional de Gobierno de la provincia en la que pre viene se proceda a la formacin de la Mi l icia Nacional, he determinado abrir el alistamiento desde el da de maana tres del actual hasta el cinco del mismo ambos inclusive y horas de ocho a diez por la maana y de siete a nueve por la noche en la Sala Capitular en el que se admitirn todas las personas que renan las circunstancias de hon radez, antecedentes y adhesin a la Causa que se defiende. Y para conocimiento del pblico mando publi car y fi jar el presente en los sitios de costumbre. Dado en Elda a 2 de Agosto de 1856. PRIMERA ACTA DE LA JUNTA CENTRAL DE COMPARSAS DE MOROS Y CRISTIANOS Seores. Presidente. D. Jos Vera. Vice-Presidente. D. Antonio Gonzlvez. Tesorero. D. Manuel Esteve. Secretario. D. Miguel Cams. Mas dos representantes por comparsas. Junta General del dia 24 de Febrero de 1946. En la ciudad de Elda a los veinticuatro das del mes de Febrero de 1946 y con asistencia de los seores anotados al margen se celebra junta general de las Comparsas de Moros y Cristianos para tratar los asuntos siguientes: Dimisin del Secretario; nombramiento de Secretario; Admisin de Comparsas; Asunto rifas en las Comparsas y designacin de fecha para celebrar las fi estas. Abierta la sesin por el seor presidente se da lectura a una carta dirigida a la Presidencia por el anterior secreta rio en la cual manifiesta que no pudiendo atender al desempeo de Secretario en la Junta Central ruega sea relevado del cargo, habiendole sido aceptada la dimisin. Seguidamente se procede al nombramiento de Secretario habiendo recado este en D. Miguel Cams, el cual acepta dicho cometido. Se da lectura a cartas suscritas por las comparsas de los Maseros, Moros Orientales, Moros Musulmanes y Marineros, los cuales solicitan su ingreso en la Junta Cen tral para salir en las prximas fi estas habiendoles admi tido su ingreso pero con la condicin de que tienen que abonar cada una de ellas la cantidad de 740,00 pesetas parte proporcional que ya abonaron las dems compar sas para sufragar los gastos del castillo; acondicionado este pago a su voluntad pero siempre antes de las prxi mas fi estas. Puesto a discusin el asunto de rifas en las comparsas se acuerda que las mismas podrn hacer las rifas que tengan por conveniente pero nunca repetir segunda rifa sin que las dems comparsas hayan hecho otra y que de los beneficios que obtengan entreguen el 5% a la junta cen tral para sufragar gastos de la misma. Ultimamente se toma el acuerdo que las Fiestas de Moros y Cristianos se celebre todos los aos en la ltima semana del mes de Mayo y que en San Antn se haga el nombramiento de Capitanes y bendicin de banderas. Y no habiendo mas que tratar se levanta la sesin. El Secretrario. Miguel Cams. III PETICIN OFICIAL PARA VOLVER A CELEBRAR LAS FIESTAS DE SAN ANTN Manuel Botella Martnez. Manuel Amat Rico. 195 Francisco Vidal Rico. Pedro Amat Prez. Miguel Escutino Pastor. Bernardo Snchez Azorn. Francisco Vera Maestre. Jos Amat Prez. Jos Luis Valero Navarro. Vicente Gonzlvez Prez. Jess Escamet Gal indo. Pedro Daz Ortn. Julin Maestre Maestre. Los Seores que al margen se expresan y abajo fi rmantes, se comprometen el celebrar el proximo ao 1940 en los dias 20 y 21 de Enero de dicho ao por ser el domingo ms prximo al da 17 festividad de San Antonio Abad, las tradicionales fi estas que Elda siempre celebr este glorioso Santo y para este dia ver la forma de poder adquirir en propiedad una Imagen de San Antonio Abad con sus correspondientes andas, ya que la que tanto que ria y venero esta Ciudad de Elda fue destruida por las hordas rojas durante el Glorioso Movimiento salvador de Espaa y triunfo de nuestro invicto Caudillo FRANCO. Esta Imagen una vez terminados los festejos ser entre gada a la Iglesia Parroquial para el culto de esta Parro quia. Todos cuantos gastos se originen de ser nombrada en comision los abajo fi rmantes, sern pagados por los mis mos, para cuyo fi n solicita la autorizacin debida para la recolecta en la poblacin. Esperamos la aprovacin de las dignisimas Autoridades Militares, Civi les y Eclesiasticas para poder empezar nues tros trabajos con este fi n y de esta forma desenterrar tra dicionales locales. Elda 1 de Noviembre de 1939. Ao de La Victoria. IV APROBACIN POR LA JUNTA CENTRAL DE LOS NUEVOS ESTATUTOS ACTA DE CONSTITUCIN En la ciudad de Elda, siendo las veinte horas del da die cinueve de Febrero de mi l novecientos ochenta y cinco, en el domici l io social , Cal le Juan Carlos I , nm. 39, se reunieron los seores que abajo fi rman, la presente al objeto de proceder a constituir la Junta Central de Com parsas de Moros y Cristianos de Elda y redactar definiti vamente los Estatutos por los que ha de regir e iniciar los trmites necesarios para conseguir su aprobacin de la Autoridad competente. En primer lugar, los reunidos por aclamacin decidieron designar Presidente de esta Junta a Don Genaro Vera Navarro, quien seguidamente ocup la Presidencia y diri gi la reunin. Seguidamente se procedi a dar lectura completa al pro yecto de Estatutos que se presentaba para su aconteci miento y aprobacin; y tras amplia deliberacin y aclaraciones pertinentes, los seores reunidos prestaron su aprobacin, acordando elevarlos al Exmo. Sr. Gober nador Civi l de la Provincia para que a su vez los traslade ante el Exmo. Sr. Ministro de la Gobernacin, a quien corresponde su aprobacin definitiva por tratarse de Aso ciacin cuyo presupuesto anual rebasar las 100.000 Ptas. Y no habiendo ms asuntos que tratar se di por termi nada la reunin siendo las veintidos horas del da arriba indicado. V EMBAJADA MORA Declamada en la maana del sbado EMB. MORO (Acercndose al castil lo dice:) - Ah del moro! CENT. CRISTIANO: - Quin me llama EMB. MORO: - Quien desea ser tu amigo, un moro que te saluda. CENTINELA: - De tu nacin no he tenido amigos, ni me acomodan. EMB. MORO: - Si no conoces lo hno de los pechos mahometanos, los desprecias sin motivo. CENTINELA: - Cuando vosotros tratis al cristiano con cario, algn inters os llama. EMB. MORO: - Engaado has discurrido, pues hoy vengo solamente ha buscar tu beneficio. CENTINELA: - Beneficios de tu mano los detesto y abomino. EMB. MORO: - Ah, qu engaado vivs! T mudars de designio cuando sepas mi intencin. Di al jefe de este castillo que salga, que quiero hablarle. CENTINELA: - Aqu llega ya el caudillo. (Sale el Embajador Cristiano). EMB. CRISTIANO: - Quin me llama EMB. MORO: - Quien te estima; quin desea ser siempre vuestro amigo. Al prospere, Oh espaol valiente !, tus glorias, tu salud y brazo invicto. El insigne Alamar, Rey de Granada, cuyos dominios vastos y extendidos por lmites tan solo reconocen su sola voluntad, me ha distinguido entre tantos campeones musulmanes para enviarte salud, y as te digo en su nombre, que est determinado a colmarte de dones exquisitos, conservarte tus honores y grandezas, respetar los hogares y los ritos de este pueblo esforzado, aliviarle la penuria feudal en que oprimido yace el Cristiano, que escasea el preciso sustento de sus hijos. Si me entregas las llaves de esta villa, si depones el loco desvaro, de proclamar por Rey injustamente a ese aragons tan fementido; si a Alamar Mahomat, Rey invencible, mi estimado monarca, dais odo, veris luego lo fino de su pecho, lo amable, lo leal, lo compasivo. El, vuestro estado msero conoce; l, advierte y repara el gran conflicto en que estis, miserables cristianos !, y es slo su intencin daros alivio. Si su amable bondad vos conocieris ! Si vos supuesis de su amor lo fino, ni un instante tan slo os retardariis en hacerle seor de ese castillo. El os defender de todo riesgo; l ser vuestro escudo en los peligros, ser en vuestras desgracias el consuelo, y en penas y zozobras el asilo; ser vuestro amparo en los conflictos. En l encontrareis no un vil tirano, sino un conquistador y rey benigno. No ser l un dspota orgulloso, s padre carioso con sus hijos. Yo no creo pensis resistirle, pues ser tal pensar vuestro exterminio. Son muy pocas y cortas vuestras fuerzas para hacer resistencia al brazo invicto del gran Mahomat, que ha subyugado los hroes valientes y aguerridos que a su valor quisieron oponerse, y ya su necedad lloran vencidos. Es su poder sin lmites ni costas, pues es dueo y seor de cuanto ha visto. Vncelo todo con su solo nombre: tal es el miedo y pasmo que ha infundido, que oyendo decir Mahomat viene, se le rinden las plazas y castillos. Nunca acabar sera si intentase sus proezas y hazaas referiros. Y a vista de esto, intentaris vosotros sus fuerzas resistir Ah, no confo pensis tan poco cuerdos, pues sera buscaros la ruina y precipicio. Nos os detengis y resolveos pronto, pues conozco que estis an indecisos. Mirad qu respodis, pues mis soldados el resultado del mensaje mo en los montes esperan impacientes, ansiosos de venir a este sitio. EMB. CRISTIANO: - He odo tu arrogancia y me displace tu soberbia vana; no es valor la jactancia, en la guerra el que menos habla gana; pues la lengua apreciada en la escuela de Marte, es la espada. Rendidos cumplimientos afectas con muchas expresiones; pero es cumplimiento, sin que pasen a ms tus intenciones. Mucho prometes ahora, 197 mas nada cumplirs llegada la hora. Al que te enva dirs que pocas veces se vio en el espaol la villana de entregar los castillos y las plazas sorprendido de dichos y amenazas. Con la espada en la mano, defendiendo los derechos del monarca, vertiendo muy ufano su sangre noble a golpes de la Parca entrega el espaol las fortalezas, pero no seducido de promesas. EMB. MORO: - Ah, deslumbrado! Mi oferta despreciis sobre vosotros al punto mismo va a caer el rigor del rey mi amo: el crudo golpe del fatal cuchillo, que con femia rabia mis soldados descargarn en el marcial conflicto, sin perdonar edad, sexo, ni estado. .. EMB. CRISTIANO: - Basta, moro, no ms; obra a tu arbitrio, que yo he resuelto ya verter mi sangre por Dios, la Patria y por el Rey que sirvo. EMB. MORO: - Pues ya que sordo ests a mis promesas ya que te burlas del esfuerzo mo, ya que no te intimidan mis falanges; ya que desprecias los filos de mi alfanje, que tiene por costumbre rendir al paso que se ven sus brillos, lleg ya el lance, el aciago da en que para mi gloria y tu castigo bajen los torreones de ese muro; los altos chapiteles y edificios de esa villa, a besar con vilipendio mi planta victoriosa, demolidos. Esta ser la gloria de este pueblo; gloria que no dispenso a los vecinos, porque en cuanto entre en l, sin quedar uno, sern todos pasados a cuchillo. Consumir la llama vuestras casas, devastar vuestros hogares ricos; todo ser pavor, susto y espanto, desolacin, saqueo y exterminio. EMB. CRISTIANO: - Ciego, desventurado ismaelita! Si t hubieras tenido otros principios, te dira que en m obra una fuerza superior a la tuya; pues confo en el brazo invencible del Eterno; tengo el carcter de su Hijo ungido; llevo en mis triunfadores estandartes la augusta insignia en que sufrir quiso la muerte ms atroz e ignominiosa, derramando el licor, licor divino de su sangre y salvar al mundo todo que gema esperando, aunque cautivo, en la horrenda opresin de su pecado. Con esta insignia quebrant sus grillos, rompi con esta insignia sus cadenas, fue del bratro del Reino destruido; triunf de Lucifer, venci a la muerte, cambi los ayes en alegres himnos. Pues con la misma insignia en este da espero yo triunfar de tu atrevido, de tu brbaro, indmito coraje, con general aplauso y regocijo. Espero ver tus africanas huestes alternando con quejas y suspiros, detestar, maldecir la infatuada empresa de su prfido caudillo; espero, en fin, ver a mi pueblo triste, libre de la penuria de este sitio, cantar alegres motetes y alabanzas al Dios Santo, al Dios fuerte agradecidos, y adornar los dinteles de sus templos, con los trofeos que haya conseguido en la victoria que impaciente esperas. EMB. MORO: - Sella tu labio y no tan presumido des ya hecho lo que la suerte de las armas dar por decidido; la ftua arrogancia me ha enseado.. . EMB. CRISTIANO: - Yo apoyo mi arrogancia en Jesucristo. EMB. MORO: - Es un falso profeta. EMB. CRISTIANO: - Ah, blasfemo Teme los rayos, teme los castigos de su poder invicto e insuperable; El tornar en venganza de sus hijos; sembrar el terror, susto y desorden sobre tus huestes.. . EMB. MORO: - Soldados mos! Alarma, y experimenten los cristianos el cruel estrago, los agudos filos de vuestra impertrritas cuchillas ! Viva Alamar! Trepemos al castillo! EMB. CRISTIANO: - Cristianos! Viva Espaa! Y defendamos la fe de Jesucristo! (Texto atribuido a D. Juan Rico y Amat) VI EMBAJADA CRISTIANA Declamada en la maana del lunes EMB. CRISTIANO (solo): - Del ro de mi patria en las orillas donde entre brumas los recuerdos flotan contemplo la bandera mahometana en /os torreones de la villa mora. Elda infeliz ! Al corazn ardiente saltan tus dulcsimas memorias viendo como a comps de tus cadenas extranjera en tu hogar gimes y lloras. Dnde estn los cristianos campeones que en tamaa ignominia te abandonan Lloran an cual dbiles mujeres del Guadalete la falta derrota. Oh, no ! Jams! Que al Dios de sus mayores pidiendo esfuerzo, en alas de su gloria del gran Conquistador bajo la ensea van en la lucha a recabar su honra. Oye el blico son de sus clarines! Lleg, patria infeliz, la ansiada hora! Seca tu llanto que en tu oscuro cielo despunta el bello sol de la victoria. A la muralla me acerco a cumplir el real mandato. EMB. CRISTIANO (acercndose al castil lo ): - Ah del castillo! CENTINELA MORO: - Quin va EMB. CRISTIANO: - Un caballero cristiano hablar con tu Capitn desea. Avise el soldado. CENTINELA: - De parte de quien vens EMB. CRISTIANO: - Del Rey, mi seor, y es vano preguntar, que es su nombre conocido y respetado. Don Jaime el Conquistador me enva y urge su encargo. Avisa que salga pronto el Capitn mahometano. (Retrase el centinela, apareciendo luego el Embajador Moro). EMB. MORO: - Alah, cristiano te guarde. EMB. CRISTIANO: - Dios te d, moro, su amparo y acierto en la real propuesta que voy a haceros soy llamado. EMB. MORO: - Ya s quien te enva y pienso lo que imaginis en vano Vais a imponer condiciones a mi victorioso brazo EMB. CRISTIANO: - Escucha, moro, y evitar procura intil efusin de sangre humana. Cerca de aqu y en la extensin hermosa de estos frtiles valles desplegada al viento la seera, horror y espanto de la gente indomable de tu raza, las tropas de mi Rey mi vuelta esperan frente al muro y en orden de batalla. Don Jaime de Aragn que etapa inmensa entre laureles de correr acaba, cuyos conquistas dieron ya corona a ambicioso y magnfico monarca, el que lleva la cruz en su seera, la victoria en la punta de su espada, ese me manda a proponerte ahora la rendicin de la eldense plaza. Injustos poseedores sois de ella y doleros no debe el entregarla. En su gran corazn el Rey desea vctimas evitar y la matanza, la destruccin y horrores de un asalto. Sus condiciones son humanitarias: elegiris del rabe dominio el sitio o el lugar que ms os plazca, respetadas sern vuestras personas y empea en ello su formal palabra; vosotros mismos fijaris el tiempo en que devuelta nos ser la plaza 199 y sin que esto os deshonre o ignominie vuestra prudencia apreciar el monarca. A la sombra de la cruz de sus banderas los hijos de Elda ayer se cobijaron y al prometerles l su nombre amparo jur clavar su ensea en tus murallas. Elda cima me dio; por eso hoy vengo a haceros or la voz que en su desgracia al cielo eleva y que su Dios escucha mirndola llorar al pie del ara. Su Dios, moro, su Dios, el que en castigo cedi a vuestra invasin la cara Espaa pero que no a un olvido doloroso la releg despus en su ira santa. El desde Asturias anim a Pelayo a desnudar su acero por la Patria y brot la espaola Monarqua sobre sus cumbres de granito speras. Palmo a palmo, encharcndola de sangre, os arranc la tierra que pisaba trazando la gloriosa Reconquista en el mapa inmortal de sus hazaas. Fue cuando el velo funeral, al borde del panten se descea Espaa, y de l formando el lbaro asturiano el grito libertad ! lanz indignada. Y ayer Pelayo fue y tras l cien hroes terror y asombro de tus gentes bravas la cruz de su victoria tremolando su historia ilustran con brillantes pginas. Y hoy es el adalid Fernndez Gonzlez y es el famoso y bravo Cid maana que escriben con la punta de su acero tinto en sangre sus blicas hazaas. Ms, cmo con recuerdos de otros das olvido la presente y cruel desgracia, ni cmo de otras glorias hablar puedo cuando el Conquistador aqu se alza No queris ocultar vuestros temores slo a su nombre que aclam la fama; de las islas Baleares, de Valencia, dganlo las conquistas arriesgadas. Ese me enva, pues; ni un solo da Elda sigue vertiendo vanas lgrimas; slo es tiempo de obrar, y as al momento contestacin espero a mi Embajada. EMB. MORO: - Siento mi frente arder, temblar mis manos cual nunca me ocurriera en las batallas y es que la indignacin de mi alma siente hacer latir mi corazn de rabia. Dbiles y soberbios aun vencidos jams humillaris vuestra arrogancia, nadando estis en vuestra propia sangre y recordis an victorias falsas. Hora es ya que al alfanje de Mahoma rindis vuestra cerviz antes que caiga. Jams pens, espaol, que en este da osara a tanto tu innegable audacia; derrotados ayer, vuestras banderas como alfombras pisaron nuestras plantas. De mi caballo los ferrados cascos pisotearon vencidas vuestras armas Y a proponernos vienes hoy la entrega de Elda con tal bravura conquistada Preciso es oh, cristiano 1 que te ciegue ese indomable orgullo que os abrasa; la plaza no se entrega; el que la quiera por encima del muro ir a tomarla. Por qu evocar estriles memorias de hroes a quienes dais mentida fama De Almanzor slo el inmortal renombre basta a eclipsar vuestras proezas vanas. Mas no me pierdo como t en recuerdos para probar as que Dios te ampara. Tu Dios, es cierto, el Dios de Guadalete, de Alarcos, de Zamora o de las Galias. EMB. CRISTIANO: - Qu osas decir Minti tu labio impuro! Mi Dios es el Dios fuerte de las Navas, de Calataazor, de Covadonga, de Clavijo, Gormaz y de Simancas! EMB. MORO: - Qu importa!, por Alah! No han de vencernos esos nombres que ciego t proclamas. Venga el Conquistador, vengan sus huestes cargadas de laureles y de fama. Dejen la intil fama al pie del muro y truequen sus laureles en espadas, que la muralla que asaltar pretenden erizada estar de cimitarras. Y en estas frases que el valor me dicta doy la contestacin a tu Embajada, mientras viva uno solo de los mos jams se entregar de Elda esta plaza. Ve, pues, y di a ese Rey que aqu te enva 2. O O lo que los hijos de Mahomat declaran. Ante el profeta, de tu Dios la ayuda, orgulloso espaol, no vale nada. EMB. CRISTIANO: - Insultos y desprecios devorando no te puedo escuchar ms tiempo en calma; sube la sangre a mi encendido rostro y se ahoga la voz en mi garganta. Mucho de tu valor fas, y mucho te ciega una victoria desgraciada cuando as contestando a mi propuesta no temes y aun desprecias mi venganza. Ay de vosotros! Pero t lo quieres. No ms sufrir ofensas tan villanas; hoy de mi Dios conocers las iras que en nuestra ayuda a Santiago manda. Sectarios del Islam, guerra sin tregua. . . guerra ! murmura en derredor el aura guerra ! repite el torren eldano y hasta el cielo en sus tintas de escarlata.. . Alza Vinalop la oculta frente que an tibia sangre de sus hijos mancha y sorprendido del marcial estruendo grita en hondo rumor: Guerra y venganza ! Y a tantas voces de furor sublime sordas estar pudieran nuestras almas No ser, no, que arrebatado en ira dentro del pecho el corazn estalla. Cubierto de rubor y de vergenza el sol de ayer salvo nuestras montaas hoy nos ver lavar de sangre en ros la mancha que la faz la afrenta marca. Cabe los valles que nacer nos vieron hoy desnudamos la heredada espada; Elda, libre sers o al pie del muro vers nuestros cadveres, esclava. Pero no as, que en el tendido cielo ya luce la seal tan suspirada en ese fuerte que Mahomat deshonra la Cruz de Cristo campear maana. Ea, pues, necio moro; ya al combate. (desnuda la espada) a tus soldados con valor prepara y t mismo desnuda el corvo acero y a encontrarte ven luego con mi espada. Soldados, a la lucha, a la victoria; suene el ronco clarn, cunda la alarma y del yugo afrentoso mahometano libertenos por fin a nuestra Patria. (Texto del insigne poeta eldense D. Francisco Lal iga Gorgues). 201 VII PORTADAS DE LAS REVISTAS DE MOROS Y CRISTIANOS EDITADAS POR LA JUNTA CENTRAL DE COMPARSAS DE ELDA DURANTE L05, DIA 29 H9Y0 r DE JUNIO ,f,i FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS 29 MAYO AL 1 JUNIO 1954 MOROS Y CRISTIANOS ELDA 1957 Del 28 si 31 do Mayo ti, 1995 - - ------- ---- -------- 1. oi dlz Koko5 t41115/S1Il tkeht , 05 195:;3 pi --- - - DEL OEL AL 9 Oe RAMO OE )95-3 CIRTI9 n Al nF JUNIO CE IOROS Y CRISTOMOS rima /1 DI mnin ltinR ~os alaba nns il30 DE MAYO -1 10 . ae 2 DE JUNIO ELE del 2 al 5 de JUNIO 1972 1 AL 4 JUNIO 1973 oros Cristianos ELDA IOROS RNI I ( trl, 4 al 7de Junio 1 1 .0,1 114 E LiDn moros Y cristianos 1977 del 27 al 30 de mayo 2 AL 5 DE JUNIO N )iros y Cristianos , )ECt.nRAIflAs FTESTAS DEI ENTERES TURISMO) ELDA, del 1 al 4 de Junio de 1984 ELDA MOROS y CRiSTiANOS 1 414 ck iuNio 1979 IVIIJIIUU 1 uluu 1 ertnivs, ELDA 31 de Mayo 1982 qtatfo, DECLARADA DE INTERES TURISTICO MOROS Y CRISTIANOS Fiesre Inters Tuff.c.) ELDA, del 7a1 10 de Junio de 1985 MOROS Y CRISTIANOS del 6 al 9 de junio 1980 MOROS Y CRISTIANOS DECLARADA DE INTERS TURSTICO Del 3 al 6 de Junio de 1.983 1 4; mc ROS Y CRISTIANOS :Dcpeloroba iinto luntme ELDA del 6 ol 9 de Junio de 1986 *ea MOROS Y CRISTIANOS (Declarada Fiesta de !meres Terktico/ ELDA, del 5 al 8 de Junio de 1987 Del 1 al 4 de junio moros y Cristi (Declarada nes. de Inter. Ilurlatleo) Elda 1993 Del 24 al 28 deJunlo CRISTIANOS th 111t,e , .111N. 0) .ibeclr1201411111a de Inters Turistleol Del 6 al 10 de Junl iftowo y Chiotiamoo h4. 1994 ELDA Del 1 al 5 de junio Forales Declarado+ de mer. Tuno., BIBLIOGRAFA Acta de la Junta Central . 21 de febrero de 1948. - Libro de Actas de la Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos de Elda. AMAT MARTNEZ, JOS MARA - Elda y San Antonio Abad. Revista de Moros y Cristianos. Elda. 1948. AMAT SEMPERE, LAMBERTO - Elda. Universidad de Al icante y Ayuntamiento de Elda. 1983. - Peridico El Graduador. Alicante. 23 de enero de 1877. 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Entr en vigor la Real Cdula promul gada por Carlos II I por la cual se prohiba el disparo de arcabuces. 1785 A distintas comunidades testeras les fue concedido un permiso para desarrol lar sus actos con plvora. 1785 En los documentos encontrados que hacen referencia a nuestra Fiesta en el Consejo de Castilla ya se denominaba escaramuza de Moros y Cristianos. 1974: Se inici una de las crisis econmicas ms fuertes y trajo como consecuencia un cierto estancamiento en la Fiesta. 1974: Celebracin en Vi l lena del I Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos. 1978: Conclusiones fi nales de la Asamblea General de un nuevo organismo festero: La Unin Nacional de Entidades Fes teras de Moros y Cristianos. LAS ZONAS DE INFLUENCIA Y SUS CARACTERSTICAS 1848 Se imprimi el texto de la Embajada en Onil, modelo que sirvi para otros pueblos de la comunidad. ORGENES Y EXPANSIN DE LAS INSTITUCIONES PROVINCIALES 1463: Don Miguel Lucas de Iranzo, siendo Condestable, mand realizar entre sus cabal leros cristianos de Jan, y con motivo de las fi estas de Navidad, la primera representa cin de una verdadera Fiesta de Moros y Cristianos. 1533: 6 de mayo. Con motivo de la l legada del rey Carlos I a Espaa se celebr en Toledo un combate entre moros y cristianos. 1700: Se desarroll en Al icante un festejo de moros y cristianos con desembarco incluido, la motivacin fue el centenario de la ereccin en colegial de la Iglesia de San Nicols. 1714: Debido al matrimonio entre Felipe Ve Isabel de Farnesio se celebr en Alicante un simulacro. CICLO CONFIGURADOR Y EVOLUTIVO 1617: Un documento fechado este mismo ao analiza con detalle el desarrollo de la Fiesta en Caudete. 1626: En Baeres la soldadesca se documenta este ao. 1646 Se public en Amberes la obra titulada La vida y hechos de Estebanillo Gonzlez. 1672: Se edit la obra de D. Vicente Carbonell Clebre Centu ria que consagr la Ilustre y Real Villa de Alcoy a honor del Soberano Sacramento del Altar, (que sea por siempre alabado) en el ao 1668. 1698: En Alicante se celebraron unos simulacros de combate entre moros y cristianos debido a la eleccin de Don Ramn Perells como Gran Maestre de Malta. 1699: Aparece el primer documento que acredita la existencia de la soldadesca en Sax. 1707: 29 de junio. Despus de la guerra de Sucesin, Felipe V suprimi todas las leyes valencianas que los fueros de Castilla haban regulado. 1754: 14 de junio. En la Corredera y bajo la proteccin de la Sangre de Cristo se celebraron Moros y Cristianos en la ciudad de Elche. 1760: Documentos fechados en este ao nos dan a conocer los orgenes de la Fiesta petrelense. 1764: Las milicias formadas en compaas participaban activa mente en todos los acontecimientos que se celebraban en Cocentaina. 1777: El rey Carlos volvi a l imitar las posibil idades testeras al emitir otra Cdula donde ampl iaba nmero de prohibi ciones. 1840: Biar contaba con dos comparsas, una de moros y otra de cristianos. 1841: Durante el mes de septiembre se consagr una nueva Iglesia en Benejama, se celebraron unas Fiestas de las cuales destacaron la de Moros y Cristianos. 1843: En Villena ya existan dos comparsas -moros y cristianos perfectamente organizadas. 1848: Se imprimieron en Valencia las embajadas que se realiza ban en Onl. 1852: Documentos acreditativos demuestran que en septiem bre ya se celebraba la Fiesta destacando unas bellas embajadas. 1855: El inters de un alcoyano fue la principal causa del inicio de la Fiesta en Callosa de Ensarri. 213 1868: Nacen las Fiestas en Muro de Alcoy. 1890: La Fiesta en Jijona inicia su andadura. 1947: Benilloba se integra en la Fiesta de Moros y Cristianos. 1965: Debido a la fuerte expansin de la Fiesta, Crevi l lente se incorpora a la misma. 1967 Pego fue una de las poblaciones que inici su Fiesta. 1971: No le fue difcil a Novelda unirse al festejo valenciano. 1973 Campo de Mirra encontr una motivacin festera y se sum a la Fiesta. LOS INICIOS ESTRUCTURALES DE LA FIESTA 1244: Los castel lanos se asentaron en Elda. 1265: Jaime I el Conquistador visit Elda y Petrel durante el mes de noviembre. 1383 Doa Sibi la, duea de Elda, fue la encargada de construir el castillo. (Segn Lamberto Amat) 1609: Fel ipe II I orden la expulsin de los moriscos de Espaa. 1639: Existe documentacin fechada en ese ao donde especifica la existencia de Compaas de armas en Elda y en Petrel . 1640: En diciembre y en Petrel celebraron una fi esta por el naci miento de un hijo del Conde de Elda. 1706: Fel ipe V envi a Elda una carta dando las gracias a los eldenses por su comportamiento durante la guerra de Sucesin. 1707: El 8 de septiembre y durante la procesin de la Patrona de Elda, la Virgen de la Salud, se dispararon arcabuces por una compaa de soldados. 1713: El 23 de mayo le fue concedida a Elda el ttulo de Fidel sima. 1713: Fel ipe V concedi a los vecinos de Elda licencia para tener determinadas armas. 1714: El 27 de junio se bautiz a la imagen del Cristo con el nombre del Buen Suceso. 1747: Unos soldados infestaron de enfermedades contagiosas a muchos eldenses. 1751 El nuevo Conde de Elda tom posesin de su cargo el da 18 de enero. 1751: Se inaugur la portada de la Virgen de la Salud. 1755: El 7 de septiembre la imagen de la Virgen de la Salud fue colocada en su nueva capi l la. 1756: El da 7 de agosto se real iz en Elda una solemne proce sin con motivo de los pocos daos causados por la plaga de langosta que asol los campos eldenses. 1756: El da 9 de julio el trmino municipal eldense recibi una plaga de langosta. 1778: En Alcoy la Fiesta se denominaba Alarde de moros y cris tiano. LA FRUSTRACIN PROCESAL Y SUS ETAPAS 1820: Elda dej de pagar los diezmos por la abol icin de los seoros. 1821: Este ao es el primero en aparecer en las actas municipa les petrelenses la Fiesta. 1832: El da 7 de septiembre naci en Cdiz, Don Emi lio Caste lar, persona ligada a Elda. 1832: Gran epidemia de clera morbo en toda Europa. 1834: El clera apareci en Elda causando grandes estragos entre la poblacin. 1834: Se formaron en Elda dos compaas durante la guerra carlista. 1835: El 14 de octubre apareci la suspensin de los conventos espaoles. 1837: Cambio radical en la poltica municipal eldense. 1838: Castelar conoci Sax y su Fiesta. 1838: Pudo ser el primer ao que se celebrara la Fiesta de Moros y Cristianos en Elda. 1843: El 8 de noviembre las Cortes proclamaron la mayora de edad de Isabel II . 1844: El 5 de febrero se encontraron en los campos eldenses Pantalen Bon y Juan Antonio Pardo. La Reina Isabel I I concedi a Elda el ttulo de Leal que se uni al de Fidelsima. 1846: Madoz en su Diccionario no dice nada sobre la industria de calzado eldense. 1864: Estamos convencidos que la segunda etapa de la Fiesta se inici en este ao. 1877: Por un artculo publicado en un peridico de Alicante hoy conocemos como se desarrollaba la Fiesta eldense en esta poca. 1879: El primer documento encontrado que hace referencia a la Fiesta fue en este ao. 1879: Fecha del documento donde se pide la ayuda correspon diente al puesto de la Guardia Civil situado en Petrel para que la Fiesta eldense transcurriera con toda normalidad. (13 de enero) 1885 El 30 de junio apareci una epidemia de clera morbo que afect mortalmente a 465 eldenses. 1949 En la Revista de Moros y Cristianos, D. V. Coronel nos transmite un acontecimiento negativo para el normal desarrol lo de la Fiesta durante el siglo pasado. ESTIMACIONES A LA EXPRESIN FESTERA DEL SIGLO XIX 1847: D. Juan Rico y Amat fue Jefe poltico del distrito de Alcoy. 1883 Ao que se reproduce en la bandera mora del siglo pasado. LAS VICISITUDES DEL RETORNO (1944-1970) 1848: Se incorpor la comparsa de los Zngaros. 1944: Se realiz un desfile no oficial con la intervencin de cinco comparsas (Contrabandistas, Cristianos, Estudian tes, Marroques y Real istas). 1945: Con las mismas comparsas que el ao anterior se celebr el primer desfile oficial . 1946: Aparecieron dos nuevas comparsas los Piratas y los Navarros. 1947 La Fiesta cambi de fecha para celebrarse en el mes de mayo. 1947: Se sum a la Fiesta la comparsa de los Musulmanes. EL FORTALECIMIENTO DE LA ACTIVIDAD FESTERA LOS GRUPOS SOCIALES QUE FORTALECEN LA FIESTA (1970 - 1994) 1969: Con motivo de celebrarse las Bodas de Plata inici su andadura un acto protocolario, donde se daba el Pregn. 1971: La Junta Central pidi al Ministerio correspondiente la declaracin para la Fiesta eldense fuera de Inters Turs tico. Esta peticin fructific diez aos despus. xito de los representantes eldenses en el desfile provincial cele brado en Alicante. Primera convocatoria del Concurso de Dibujo. 1973: La comparsa denominada los Caballeros del Cid se inte gr a la Fiesta aunque slo particip ocho aos. 1977: La comparsa de los Huestes del Cad se uni a la Fiesta eldense. 1977: Primer desfile infanti l. 1991: Fue el primer ao que la duracin de la Fiesta se incre ment en un da ms. SAN ANTN Y SU ESPECIAL SIGNIFICADO 356 El 17 de enero de este mismo ao muri el Patrn de la Fiesta eldense, San Antonio Abad. 610 Celebracin del Conci lio de Toledo. 1829 Pasaron por Elda los restos mortales de Carlos IV y de su esposa Mara Luisa. 1874 Lamberto Amat nos describe con todo lujo de detal les la ermita de San Antn de Elda. 1917 La ermita de San Antn se haba convertido en basurero por la falta de celebraciones rel igiosas. 1939 Unos eldenses pidieron el permiso correspondiente para que se celebrara la festividad de San Antn. 1950 Inauguracin de la nueva ermita dedicada al Patrn de la Fiesta, San Antonio Abad. LA JUNTA CENTRAL: UN EQUILIBRIO INSTITUCIONAL 1870 Los ncleos festeros alcoyanos ya tenan su propia regla mentacin. 1889 En Baeres exista su Junta Directiva con sus correspon dientes presidentes y vocales. 1945 Primera revista de la Fiesta. 1946 Creacin de la Junta Central de Comparsas. 1948 Celebracin de un festival taurino con la actuacin de los hermanos Domingun. 1955 Apareci el primer Boletn Informativo de la Junta Central . 1957 Comparsas era el ttulo de un nuevo Boletn del cual slo se publ ic un nmero. 1964 La Junta Central de Comparsas se constituy como Aso ciacin. 1971 Primera convocatoria del Concurso de Dibujo. 1991 El Ayuntamiento cedi a la Junta Central su actual sede denominada El Alminar. 1994 Se celebraron las primeras votaciones para la eleccin de presidente. (LAS COMPARSAS) 1212 Creacin en Palencia de la primera universidad. 1397 En Torreblanca unos argel inos arrasaron la villa y se l leva ron la Eucarista. 1830 La vecina ciudad de Petrel contaba con una comparsa de Romanos. 1843 En Vi llena y Caudete se form la comparsa de los Cristia nos. 1845: Vil lena pudo ser la primera poblacin festera donde apa reci la comparsa de Estudiantes. 1860 Marroques: La primera comparsa conocida con este nombre naci en Bocai rente. 1860 Tambin los Contrabandistas aparecieron en la ciudad anteriormente citada. 1865 En la noche de San Daniel numerosos estudiantes fueron reprimidos por la fuerza del orden en Madrid. 1871 La comparsa de los Catalanes aparece documentada en Bocairente. 1876 Con la denominacin de Catalana esta comparsa for maba parte de la Fiesta de Petrel . 1897 En Alcoy existi una comparsa denominada Voluntarios Catalanes. LA JUVENTUD COMO FOCO DE CONTINUIDAD Y PERVIVIEN CIA 1977: Primer acto de proclamacin de Abanderadas y Capita nes Infantiles. EMBAJADAS Y GUERRILLAS: BASES FUNDAMENTALES DE LA FIESTA 1838: El texto ms antiguo que se conoce es el alcoyano. 1847: Se edit el parlamento festero en Jijona. 1848: Primera edicin de la Embajada de Onl. 1970: Volvieron las dos Guerril las eldenses. 1978: Nacimiento de la Comisin de Alardos y Embajadas en Elda. 1981: Prohibicin de armas de avancarga. 1985: Publ icacin de un l ibreto con !os textos de las Embajadas eldenses. 1993: Nuevo Reglamento de Armas. LA ESPECTACULARIDAD CONVERTIDA EN DESFILE 1717 El pueblo empez a participar en las retretas mil itares. 1884: Los primeros documentos donde aparece una retreta fue en Vi llena. 1944: Se celebr un desfile informal donde participaron cinco comparsas. 215 EL ASPECTO MUSICAL: INDISPENSABLE PARA EL FESTEJO 1882: En Cocentaina se compuso un pasodoble l lamado Maho mat exclusivamente para la Fiesta alcoyana. El autor fue Juan Cant Francs. 1889 La Banda de Msica eldense particip en la Fiesta de Petrel. 1905 Naci en Cocentaina, Francisco Prez Molina a quien su cuado, Gustavo Pascual Falc le dedic el conocido pasodoble Paquito el Chocolatero. 1986: Primera convocatoria de los Certmenes de Msica Fes tera en Elda. LA VISTOSIDAD UNIDA A LA FANTASA 1855: En Alcoy y Bocairente exista una comparsa que se debe su nombre a determinadas prendas. Era la Tomasina. 1868 En Vil lena y Bocairente exista la comparsa de los Marro ques. 1887 La comparsa los Tercios de Flandes inici su andadura en Petrel . 1955 La comparsa de los Marineros en Elda empez a desfilar durante este ao. UN ACTO JOVEN ANUNCIA LA FIESTA 1965 En Vi l lena y Petrel se instituyeron los pregones. 1969 D. Jul in Crespo Moreno fue el primer pregonero de la Fiesta. 1971 Con distinta estructura se inici otra etapa con la partici pacin de Evaristo Acevedo como pregonero. 1987 El primer pregonero infantil hizo este ao su aparicin. NDICE INTRODUCCIN PRLOGO CAPITULO I. CONTEXTO HISTRICO, ESPACIO NACIONAL Y PROVINCIAL Dimensiones del rito festero Pg. 13 Larga etapa originaria Pg. 17 Ciclo configurador y evolutivo Pg. 30 Las zonas de influencia y sus caractersticas Pg. 37 Orgenes y expansin de las instituciones provinciales Pg. 43 CAPITULO II. ORGENES, ETAPAS Y TENTATIVAS PARA EL ASENTAMIENTO FESTERO ELDENSE Los inicios estructurales de la Fiesta Pg. 53 La frustracin procesal y sus etapas Pg. 59 Estimaciones a la expresin festera del siglo XIX Pg. 72 Las vicisitudes del retorno. (1944-1970) Pg. 79 El fortalecimiento de la actividad festera. (1970-1994) Pg. 86 CAPITULO III. LAS CDULAS VINCULANTES DE LA FIESTA San Antn y su especial significado Pg. 93 La Junta Central: Un equilibrio institucional Pg. 102 Los grupos sociales que fortalecen a la Fiesta. (Las comparsas) Pg. 115 La juventud como foco de continuidad y pervivencia Pg. 129 La mujer festera y su perfecta integracin Pg. 133 CAPITULO IV. LOS ACTOS EXTERNOS, EN PLENO APOGEO Embajada y Guerrilla: Bases fundamentales de la Fiesta Pg. 143 La espectacularidad convertida en desfile Pg. 154 El aspecto musical ; indispensable para el festejo Pg. 162 La vistosidad unida a la fantasa Pg. 169 Un acto joven anuncia a la Fiesta Pg. 190 APNDICE DOCUMENTAL Pg. 195 BIBLIOGRAFA Pg. 202 CRONOLOGA Pg. 207 217

La Fiesta de Moros y Cristianos de Elda. Análisis histórico, cultural y social

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