De la Artesanía a la Industria. Patrimonio Histórico-Cultural del Vinalopó

Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop De la Artesana a la Industria Elda (Alicante) Juan Carlos Mrquez Villora,Rosario Navaln-Garca yJ. Leonardo Soler Milla (editores cientf cos) De la Artesana a la Industria Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop Universitat dAlacant Universidad de Alicante Centre dEstudis Locals del Vinalop De la Artesana a la Industria Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop De la Artesana a la Industria Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop 9, 10 y 11 de noviembre de 2018 Elda (Alicante) Juan Carlos Mrquez Villora,Rosario Navaln-Garca yJ. Leonardo Soler Milla (editores cientficos) Universitat dAlacant Universidad de Alicante Centre dEstudis Locals del Vinalop los autores, 2019 de esta edicin: Ayuntamiento de Elda ISBN: 978-84-87962-29-5 Depsito legal: A 576-2019 Fotografas cubierta y contracubierta (Museo del Calzado, Elda): Rosario Navaln-Garca Diseo y maquetacin: Marten Kwinkelenberg Impresin y encuadernacin: Quinta Impresin, S. L. El Ayuntamiento de Elda no se hace responsable de las opiniones expresadas por los autores de las contribuciones contenidas en esta publicacin ORGANIZA Ayuntamiento de Elda (Concejala de Patrimonio Histrico) COLABORAN Sede Universitaria de Elda (Universidad de Alicante) Museo del Calzado de Elda Fundacin Paurides Gonzlez Vidal Asociacin Mosaico. Amigos del Patrimonio Histrico y Cultural de Elda Centre dEstudis Locals del Vinalop EDICIN CIENTFICA Y COORDINACIN Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla COMIT CIENTFICO Gabino Ponce Herrero (Universidad de Alicante) Juan Antonio Barrio Barrio (Universidad de Alicante) Jaime Molina Vidal (Universidad de Alicante) Jos Antonio Lpez Mira (Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte) Rosario Navaln-Garca (Universidad de Alicante) ndice Presentacin ...................................................11 Le yre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla El P lan Nacional de Patrimonio Industrial ....................... 23 Linarejos Cruz Prez El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense ...47 Jos Ramn Valero Escandell El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural ................................... 97 Josep Maria Pey Cazorla Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda ...................................... 117 Patricia S. Martnez La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril ...................................145 Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia El nuevo museo de Villena, un museo para la historia ...........161 Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y f iestas .......................................................181 Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el M edio Vinalop .............................................. 201 Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax ............................... 229 Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio ................................ 261 Jess Garca Guardiola Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA ...................................................285 Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento ............................................. 315 Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost ........353 Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro ..........................377 Rosario Navaln-Garca Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce .............401 Ricardo E. Basso Rial 9 Nuestro pueblo, nuestra ciudad y nuestra sociedad viven a travs de nuestra cultura, la cultura del calzado. El patrimonio histrico es memoria y t radicin que ha llegado a nuestro presente convertido en lugares, mto dos de trabajo, artesana e industria. Nuestra ciudad es la que es hoy en d a gracias a su pasado. Cuando hablamos de patrimonio pensamos en nuestra historia y costumbres, esas que dejaron nuestros antepasados y que la han dotado de conocimientos con el paso del tiempo. Elda respira de todas las culturas que han pasado por sus lindes. Todas esas corrientes han hecho que nuestra ciudad posea el patrimonio cultural que atesora hoy da. Gracias al proceso de transformacin socio cultural permanente y complejo se siguen construyendo significados y se ntido dentro de nuestra comunidad. Y permitidme que hoy, en con creto, hablemos del patrimonio de la artesana y la industria. Un sector q ue posee un valor trascendental, social, cultural y simblico que ha ido marcando el porvenir histrico y tiene sus consecuencias en el presente y futuro de nuestra sociedad. Todo proceso al que se somete la fabricacin de cualquier objeto arte sanal lo diferencia del anterior. Hoy en da ese carcter artesanal no se ha p erdido en las empresas familiares de nuestra localidad. Ese hecho hace que nuestro calzado sea diferenciado del resto y apreciado por su calidad. No hemos de olvidar la importancia que ha tenido el avance de la industria gracias a la introduccin de maquinaria para agilizar el proceso, pero hay pasos que una mquina no puede hacer con ese mimo, cuidado y cario que tienen unas manos humanas. Es muy importante tener pre sente nuestras races para no desdibujar nuestro camino y lo que nos d iferencia del resto. La Historia lo es todo en una regin, una cultura, y las personas formamos parte de ella. Si no transmitimos y cuidamos las 10 tradiciones que tenemos, estamos destinados a caer en el olvido. Por ello desde aqu animo a todos a pensar en la historia que compartimos, pero tambin las individuales, a enfocar nuestros objetivos teniendo en cuenta el pasado siempre con la finalidad de ensear a las futuras generaciones a estimar y aprender de todo lo que la cultura nos relata.No se trata de vivir en el pasado, se trata de mirar al futuro siendo conscientes de dnde venimos, de nuestro camino. En esta obra se pre sentan muchas claves para conseguir esto y mucho ms. Invito a todo el m undo a que se sumerja en sus pginas y profundice en la materia del patrimonio de la industria y la artesana. Por ltimo, me gustara agradecer a todos aquellos que han participado en la elaboracin de esta publicacin, regalando su sabidura y su experiencia. Compartir cono cimientos siempre suma y enriquece, no solo a nivel personal, tambin b eneficia todo aquello que nos rodea. Cada palabra y enseanza que aqu se recoge permite avanzar hacia un mundo mejor. Rubn Alfaro BernabAlcalde de Elda 11 Presentacin Con el ttulo De la artesana a la industria, durante los das 9, 10 y 11 de noviembre de 2018 se celebr en Elda el II Congreso de Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop. Este evento, organizado y promovido por la concejala de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento de Elda en colaboracin con la Universidad de Alicante a travs de su sede universitaria en Elda, recoga el testigo del primer congreso, que tuvo lugar en noviembre de 2017, y que estuvo dedicado al agua desde una perspectiva diacrnica y transversal. Esta iniciativa culmin con la publicacin del libro El mundo del agua, paisaje de vida, presentado el 30 de abril de 2019 en la Fundacin Paurides Gonzlez Vidal. La segunda edicin del congreso, dedicada a la artesana y a la industria, mostr una panormica del camino evolutivo que une y separa ambos sectores. Es indiscutible la relacin de la ciudad de Elda con estas dos actividades productivas, porque la industria del calzado ha sido fundamental en el devenir de la ciudad, constituyendo, as, un marco perfecto para la realizacin del evento. El congreso abord el trnsito de la artesana a la industria como hilo conceptual, partiendo de la elaboracin completamente artesanal del zapatero de silla hasta llegar al trabajo en cadena de las ms modernas fbricas. Tambin es evidente y relevante el contexto del valle del Vinalop, que ha contado histricamente con una importante tradicin artesanal y fabril manu facturera, marca de una identidad que, sin embargo, desde la ptica del patrimonio cultural no se ha conservado y transmitido adecuadamente. 12 Desde el comienzo de la planificacin del congreso se plante la cuestin de la supervivencia, actualizacin y aprovechamiento cultural y turstico de este legado como uno de sus argumentos fundamentales, tanto de antiguos edificios industriales y, en definitiva, del patrimonio histrico edificado, como de los modos de produccin artesanal que han pasado a ser actividades perdidas o en vas de extincin. Con estas premisas y la experiencia positiva del anterior congreso desarrollaron su tarea de direccin J. Leonardo Soler Milla (Universidad de Alicante) y Juan Carlos Mrquez Villora (Ayuntamiento de Elda). En esta edicin se volvi a disponer del apoyo de la Universidad de Alicante, con la aportacin de la coordinadora de la activa sede universitaria de Elda, Rosario Navaln-Garca. Asimismo, continuaron sumndose a esta propuesta el Museo de Calzado, la Asociacin Mosaico. Amigos del Patrimonio Histrico y Cultural de Elda, y el Centre dEstudis Locals del Vinalop. El comit cientfico cont con la presencia de expertos en sus respectivos campos, como Gabino Ponce Herrero (Universidad de Alicante), Juan Antonio Barrio Barrio (Universidad de Alicante), Jaime Molina Vidal (Universidad de Alicante), Jos Antonio Lpez Mira (Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte) y Rosario Navaln-Garca (Universidad de Alicante). Fruto de esta labor, se present un programa articulado en cuatro bloques: Industria y patrimonio industrial; Artesana, manufacturas y dinmicas histricas; Manufacturas, industria y desarrollo local; e Industria y turismo industrial. Cada bloque cont con ponencias-mar co a cargo de especialistas universitarios, instituciones acadmicas y de investigacin, y empresas de prestigio reconocido, as como las comunicaciones seleccionadas para la ocasin. Viernes 9 de noviembre Las sesiones del congreso correspondientes a viernes y sbado se cele braron en el saln de actos del Museo del Calzado. El viernes por la maana, tras la recepcin y acreditacin de los participantes, tuvo lugar la presentacin oficial, de la mano de Juan Mora Pastor (director del Secretariado de Investigacin de la Universidad de Alicante), Rubn Leyre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla 13 Alfaro Bernab (alcalde de Elda), Amado Navaln Garca (concejal de Patrimonio Histrico) y el codirector acadmico del congreso, J. Leonardo Soler Milla. Posteriormente, comenz el desarrollo del primer bloque, Industria y patrimonio industrial, encabezado por Mara Linarejos Cruz Prez (vicecoordinadora del Plan Nacional de Patrimonio Industrial y Paisaje Cultural), que, tras su presentacin por parte de Rosario Navaln-Garca, imparti su ponencia Plan Nacional de Patrimonio Industrial. Tras una pausa, J. Leonardo Soler Milla introdujo a Jos Ramn Valero Escandell (Universidad de Alicante), que desarroll su ponencia Patrimonio industrial intangible. El caso de Elda (siglo xx). Al concluir un interesante debate sobre las dos ponencias realizadas, se dio paso a las comunicaciones enmarcadas dentro del primer bloque, siendo uno de los directores acadmicos, Juan Carlos Mrquez Villora, el relator de esta seccin. Patricia Snchez Martnez aport la comunicacin Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia Presentacin del congreso en el Museo del Calzado de Elda el viernes 9 de noviembre. De izquierda a derecha: Amado Navaln Garca, Rubn Alfaro Bernab, Juan Mora Pastor y J. Leonardo Soler Milla. Presentacin 14 de Emrito Maestre en Elda. A continuacin, Jos Ramn Ortega Prez defendi la comunicacin La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la cons truccin del ferrocarril, presentada conjuntamente con Marco Aurelio Esquembre Bebia. Acto seguido, Mara Dolores Esteve Juan, directora del Museo del Calzado, present la comunicacin El Museo del Calzado. Buque insignia del turismo de la industria eldense. Posteriormente, Jos Miguel Esquembre Menor expuso la comunicacin El museo arqueo lgico y etnogrfico de Villena, desde la Arquitectura y el Urbanismo. Contenido, funciones y oportunidades. La sesin matutina finaliz con la comunicacin La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio, arte y fiestas, de la mano de Jess Garca Guardiola, apor tada de manera conjunta con Alberto Ochoa Garca, concluyendo con una ronda de preguntas y un animado debate. Clausura del congreso el sbado 10 de noviembre. De izquierda a derecha: J. Leonardo Soler Milla, Amado Navaln Garca, Juan Carlos Mrquez Villora y Rosario Navaln-Garca. Leyre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla 15 La sesin de la tarde estuvo dedicada a dos bloques temticos: Artesana, manufacturas y dinmicas histricas, y Manufacturas, industria y desarrollo local. Tras la presentacin llevada a cabo por el profesor Juan Antonio Barrio Barrio, tuvo lugar la intervencin de Jos Vicente Cabezuelo Pliego (Universidad de Alicante), con la ponencia Artesanas e industrias locales en los mundos cristianos y mudjares del Vinalop (siglos xiv-xv). Tras una breve pausa, Javier Vidal Olivares (Instituto Universitario de Estudios Sociales de Amrica Latina, Universidad de Alicante), expuso su ponencia Empresa, industria e inversin en los corredores del Vinalop, siglo xx. Tras estas dos ponencias-marco, se suce - dieron las comunicaciones relacionadas temticamente. J. Leonardo Soler Milla defendi la comunicacin Judos, movilidad social e indus trias en el Vinalop medieval (siglo xv), presentada de manera conjunta con Miriam Parra Villaescusa, con Juan Carlos Mrquez Villora como relator. A continuacin, Mara Jos Gmez Caizares expuso la comu nicacin de Miguel ngel Gonzlez Hernndez Industria y turismo. Detalle de la visita guiada al Museo del Calzado el domingo 11 de noviembre, por parte de Jos Ramn Valero Escandell. Presentacin 16 Una ruta colombina de H. Coln por el Vinalop medieval, 1492-1515. Le sigui Alberto Ochoa Garca, que aport la comunicacin Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales: el origen de la industria persianera en Sax, escrita conjuntamente con Vicente Vzquez Hernndez. A cto seguido, Jess Garca Guardiola subi de nuevo a la mesa para presentar la comunicacin La casa modernista de la comparsa de labra dores en Villena. Artes decorativas y patrimonio. El cierre de la sesin v espertina del viernes lo ofreci Juan Arrez Cerd con su comuni cacin Los inicios de la industria de la guerr a en el Vinalop. Todas las intervenciones precedentes contaron con J. Leonardo Soler Milla como relator. Sbado 10 de noviembre La sesin del sbado, que cont con Rosario Navaln-Garca como relatora, estuvo dedicada al cuarto bloque, Industria y turismo industrial, Intervencin de Leyre Mara Garca Crespo y Andrea Garca Carlos en la visita guiada al Museo del Calzado. Leyre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla 17 encabezado por la ponencia de Josep M Pey Cazorla (CEO de la empresa El Generador) El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural. Tras el correspondiente debate surgido a raz del contenido de la ponencia, arrancaron las comu nicaciones de este bloque, comenzando Gabino Ponce Herrero con La Colonia de Santa Eulalia: otra oportunidad perdida para el apro vechamiento del patrimonio industrial como palanca de cambio hacia la economa del conocimiento, aportada de manera conjunta con Jos Antonio Lpez Mira. A continuacin, Vernica Quiles Lpez y David Beltr Torregrosa tuvieron una doble intervencin. En primer lugar, con la comunicacin El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn de Novelda (MUAN).Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop, y, posteriormente, presentando El Vinalop como un ro de industrias y la lnea de ferrocarril MZA como las vas del progreso en los fondos del MUCOIN. Ejemplo de patrimonio cultural e industrial. Aunque el congreso estaba centrado en el mbito del Vinalop como marco de referencia, tambin se cont con una aportacin de mbito internacional, El patrimonio arquitectnico de las micro-industrias histricas de Mxico: Las Haciendas de Tepeyahualco, Puebla, del siglo xix, a cargo de Flor Andrea Martnez Lvaro, Edgar Fabin Martnez Castillo y Francisco Javier Corona Garrido, que brindaron la oportunidad de comparar experiencias dentro de la puesta en valor del patrimonio industrial. Acto seguido, Toi Lpez Abril defendi la comunicacin Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost, escrita conjunta mente con Jess Peidro Blanes. Por ltimo, la encargada de cerrar esta sesin del sbado fue Rosario Navaln-Garca con su comunicacin Turismo Industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro. Durante todo el congreso, la concejala de Turismo del Ayuntamiento de Elda instal un pequeo stand con informacin turstica de inters a disposicin de los asistentes. Asimismo, el Centre dEstudis Locals del Vinalop ofreci y puso a disposicin del pblico su larga lista de publicaciones especializadas. Finalmente, el acto de clausura de las sesiones del congreso en el Museo del Calzado, correspondientes al Presentacin 18 viernes y al sbado, fue conducido por Amado Navaln-Garca, concejal de Patrimonio Histrico, J. Leonardo Soler Milla y Juan Carlos Mrquez Villora, directores acadmicos, y Rosario Navaln-Garca, representante de la sede universitaria e integrante del comit cient fico, con una valoracin general de las jornadas y el agradecimiento a par ticipantes y asistentes. Domingo 11 de noviembre Como sucedi en la primera edicin del congreso, la sesin del domingo por la maana se dedic a una salida tcnica de campo con el ttulo Patrimonio industrial e industria. Mucho ms que piezas de museo. La organizacin pretenda as aportar una visin, un anlisis y un enfoque complementario de la lnea argumental del encuentro, con un acercamiento al mbito musestico como contenedor de obje tos y de experiencias relacionadas con la temtica tratada durante las sesiones pr ecedentes. Jos Ramn Valero Escandell se encarg de coordinar y dirigir la visita guiada al Museo del Calzado, imprescindible en estas jorna das, dado que haba constituido el marco espacial del congreso y un importante elemento dentro de la temtica tratada. A lo largo del reco rrido, fue relacionando de manera detallada las piezas y los contenidos seleccionados del museo con el modo de vida eldense y la tradicin zapatera e industrial, descubriendo las historias que se esconden detrs de los objetos, del patrimonio material conservado en esta entidad musestica llamada a ser uno de los referentes culturales de la ciudad y de la provincia. En esta lnea, apostando por los fondos del Museo del Calzado para alcanzar a las personas y procesos histricos que se pueden entrever o vislumbrar a travs de los objetos, Andrea Garca Carlos y Leyre Mara Garca Crespo continuaron la salida tcnica en el saln de actos. En una primera intervencin, dedicada al papel de las mujeres en la industria del calzado, tomaron como punto de partida dos piezas seleccionadas por su potencia informativa: una mquina de coser Singer y un carretillo, utilizndolas como medio para acercarse Leyre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla 19 a dos historias personales a travs de la proyeccin de entrevistas realizadas expresamente para la ocasin. Con un especial hincapi en el papel de las aparadoras, se mostr y coment la entrevista realizada a Mara Herminia Moreno Ortn, que traslad la experiencia vivida por su abuela durante la denominada huelga del hilo de 1930. En la segunda intervencin, dedicada al trabajo infantil en la industria del calzado, se cont con el testimonio de Mara Salud Albert Esteban, una mujer que a los diez aos se vio obligada a dejar el colegio para trabajar en una fbrica de calzado. Tras el Museo del Calzado, la salida de campo se dirigi al Museo Etnolgico de Elda, gestionado por la Asociacion Mosaico. Su presi dente, Toms Palau Escarabajal, mostr y descubri diferentes aspectos de la tradicin del esparto a travs de la pequea coleccin de piezas que conserva el museo, acercndose al mundo de la artesana textil y su contexto local. A continuacin, para cerrar la visita, Juan Carlos Mrquez Villora nos ofreci una panormica de la antigua imprenta Detalle de la visita guiada al Museo Etnolgico de Elda por parte de Toms Palau Escarabajal. Presentacin 20 Juan Vidal Vera, salvada de la desaparicin hace unos aos. El acercamiento a la coleccin, que posee una significativa importancia como patrimonio cultural de E lda, destac el valor cultural de la imprenta, junto al poder evocador de la maquinaria y de su produccin grfica, desgranando una trayectoria a lo largo del siglo xx que reflejaba la historia de la ciudad asociada a numerosos eventos y negocios que requirieron sus servicios (industriales, comerciales, culturales, religiosos y sociales). Con esta actividad se cerr la salida tcnica del domingo y, de esta manera, las sesiones del congreso. Balance Durante tres das, el II Congreso de Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop, dedicado al anlisis de la artesana e industria en su contexto territorial, hizo posible la presentacin de cinco ponencias, diecisis comunicaciones y una salida tcnica centrada en dos museos. La mayora de las aportaciones se publican en la presente monografa, Detalle de la visita guiada a la Coleccin Imprenta Juan Vidal Vera, conservada en el Museo Etnolgico de Elda, por parte de Juan Carlos Mrquez Villora. Leyre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla 21 quedando al margen un pequeo nmero por razones de diversa ndole. Asimismo, esta publicacin incluye, por su inters y oportunidad temtica, la aportacin de Ricardo E. Basso Rial Los inicios de la ar tesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce, que no fue defendida durante el congreso. Las jornadas reunieron a unas 130 personas, entre especialistas y pblico general, cumpliendo sus objetivos generales y especficos. Especialmente, constituirse en un espacio de aportacin cientfica, difusin, debate y reflexin sobre el patrimonio cultural de la tierras y municipios del Vinalop. En esta ocasin, se centr su discurso y argumento en un sector clave de nuestra historia comn: la artesana y la industria, abordando aspectos conceptuales y el estado de la cuestin como patrimonio material e inmaterial. Estas jornadas dedicaron tam bin una particular atencin al patrimonio industrial, tan necesitado de consideracin y conservacin en un territorio con una larga tradicin fabril, as como al turismo industrial, que navega entre la difusin, el ocio y la valorizacin de un patrimonio solo considerado como tal en tiempos recientes. El II Congreso de Patrimonio Histrico-Cultural del Vinalop. De la artesana a la industria fue posible gracias a un compromiso colec tivo que es necesario recordar. Por un lado, el soporte ofrecido por el Ayuntamiento de E lda a travs de su alcalde, Rubn Alfaro Bernab, y Amado Navaln Garca, concejal de Patrimonio Histrico. El Museo del Calzado puso a disposicin del congreso su personal, especialmente su directora, M. Dolores Esteve Juan, el saln de actos para la celebra cin de todas las ponencias y comunicaciones, as como sus colecciones en la salida tcnica del domingo. La Asociacin Mosaico sum, un ao ms, la aportacin de Toms Palau Escarabajal, y abri las puertas del Museo Etnolgico a la salida de campo. Asimismo, la Universidad de Alicante, mediante su sede en Elda, reconoci acadmicamente con un crdito ECTS la asistencia al congreso, y, junto a la Conselleria de Educacin, Investigacin, Cultura y Deporte, aport su experiencia tcnica y profesional a travs de los componentes del comit cientfico. La concejala de Patrimonio Histrico sum el imprescindible tra- bajo y la implicacin de Carmen Carreto Lpez-Tofio, Andrea Garca Presentacin 22 Carlos, Pedro Javier Snchez Castillo y Leyre Mara Garca Crespo, que tambin ha participado en la edicin y publicacin de esta monografa. Finalmente, es justo extender el reconocimiento a los ponentes, a los comunicantes y a los asistentes a las sesiones del congreso, procedentes de Elda y de diversos municipios de la comarca y de su entorno. M s an en esta ocasin, con unos contenidos poco habituales pero particularmente necesarios. A todos ellos, a todos vosotros, gracias. Leyre Mara Garca Crespo Juan Carlos Mrquez Villora Rosario Navaln-GarcaJ. Leonardo Soler Milla Leyre Mara Garca Crespo, Juan Carlos Mrquez Villora, Rosario Navaln-Garca y J. Leonardo Soler Milla 23 El Plan Nacional de Patrimonio Industrial Linarejos Cruz Prez Resumen El Plan Nacional de Patrimonio Industrial surge para atender la necesidad de reconocimiento y preservacin de un aspecto del patrimonio cultural poco conocido y escasamente valorado, un patrimonio vulnerable y expuesto a riesgos de grave deterioro o de desaparicin. Su finalidad es proveer a las administraciones y a las entidades pblicas o privadas de un instrumento que facilite la salvaguarda del patrimonio surgido de la Revolucin Industrial. Para cumplir este propsito, el Plan tiene el cometido de desarrollar criterios y metodologas compartidas que permiten cumplir las necesarias tareas de conservacin, restauracin, proteccin, investigacin, formacin y difusin. Palabras clave: Patrimonio Industrial, Administraciones Pblicas, planifica cin, salvaguarda. 1. Por qu un Plan de Patrimonio Industrial En un momento en que el patrimonio era valorado por su monumen talidad, por sus cualidades histrico-artsticas o por su antigedad, surge una corriente de reflexin en torno a otros patrimonios que, sin responder exactamente a esas cualidades, s respondan a nuevos conceptos no valorados previamente. Entre ellos, el patrimonio surgido de De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 23-46. primera 24 la revolucin industrial, de la memoria del trabajo, comienza a captar el inters de estudiosos, tcnicos e instituciones.Tras encomiables iniciativas puntuales en pro de la defensa de los elementos industriales significativos de sectores especficos o de dife rentes reas geogrficas, se comienza a perfilar la idea de poner en marcha un Plan Nacional con vocacin holstica, que finalmente se materializ en el ao 2000. En la base de esta iniciativa se encontraba el reconocimiento del indudable valor patrimonial de los testimonios materiales e intangibles originados por la industrializacin. El camino no era fcil, pues ya no se trataba de proteger un edificio o un aspecto concreto de especial relevancia. Ahora se iniciaba una andadura basada en el conocimiento integral de los elementos indus triales y de su significado que permitiera programar y proyectar las acciones necesarias para su preservacin, en funcin de las necesidades y caractersticas particulares de cada caso concreto. As, se trataba de proteger y conservar este tipo de patrimonio que, por su propia especificidad, es precario, presenta un rpido deterioro y est amenazado de desaparicin, debido a mltiples y diversas causas y factores que inciden de forma negativa, tales como: la obsolescen cia funcional, que implica la ausencia de rentabilidad econmica; en muchos casos, tras el crecimiento de las ciudades, han acabado por ocupar extensas superficies urbanas de situacin privilegiada que son objeto de la especulacin inmobiliaria. Se trata de un elevado nmero de elementos a conservar que estn sujetos a una continua transforma cin y que, generalmente, no gozan de una mnima proteccin legal. Cuando cesa la actividad productiva, las instalaciones industriales son objeto de desmantelamiento, lo que dificulta su conservacin ntegra por ausencia de todos los elementos originales que intervenan en el proceso productivo. Aunque cada vez se avanza ms en el terreno del reconocimiento del patrimonio industrial, an queda camino por recorrer en cuestin de sensibilizacin, tanto de las administraciones pblicas responsables como de la ciudadana, aunque en la actualidad la conciencia ciuda dana ha crecido considerablemente y son numerosas las organizaciones Linarejos Cruz Prez 25 que velan por este patrimonio. Por otra parte, la carencia y/o la disparidad de criterios a la hora de plantear su conservacin o derribo tambin supone una amenaza a tener muy en cuenta. En base a estas premisas comienza su andadura este Plan que, desde su inicio, ha ejercido un fuerte impulso centrado en la proteccin, gestin y proyeccin social, materializado en numerosas acciones de diversa ndole (inventarios, estudios, planes directores, proyectos e intervenciones de conservacin y restauracin, planes de sensibiliza cin, formacin y difusin). Las razones de tal iniciativa estn en la propia naturaleza de este patrimonio, cuya conservacin es esencial para comprender una etapa histrica clave de la historia reciente e implementar las acciones necesarias para su proteccin y conservacin, teniendo en cuenta que se trata de un patrimonio en continua transformacin y expuesto al deterioro. 2. Funcionamiento del Plan La necesidad de poner en marcha un Plan de Patrimonio Industrial, junto con las bases de su instrumentacin, fueron presentados en el Consejo del Patrimonio Histrico Espaol, rgano colegiado que rene a todas las Comunidades Autnomas, a finales del ao 2000, donde fue aprobado por unanimidad, y en esa misma sesin se constituy una Comisin delegada para llevar a cabo el estudio de viabilidad de dicho Plan. La Comisin estaba formada por tcnicos de siete Comunidades Autnomas, que asumieron la representacin de las restantes, tres expertos en la materia y varios tcnicos del entonces Instituto del Patrimonio Histrico Espaol. Los trabajos de esta Comisin, encargada de redactar el Documento base, abarcaron desde una definicin del Patrimonio Industrial, su mbito cronolgico y temtico o los criterios de valoracin, hasta los aspectos de procedimiento para su puesta en marcha. Una vez finalizado el Documento que marcaba las lneas maes- tras del Plan, fue presentado en el Consejo de Patrimonio Histrico, en sesin de abril de 2001, donde fue aprobado por todas las Comunidades Autnomas. As, se estableci un compromiso entre las El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 26 Administraciones central y autonmicas para acometer la proteccin, conservacin y proyeccin social de dicho Patrimonio y de instrumentar las medidas que lo hicieran viable, incluyendo los futuros usos posibles de conjuntos, edificios y elementos industriales, con criterios de sostenibilidad orientados al desarrollo local, tanto cultural como econmico. Finalizada la tarea de la Comisin Redactora, lleg el momento de constituir la Comisin de Seguimiento del Plan, que lleva en funcio namiento ininterrumpido desde su creacin en el ao 2001. Esta Comisin cumple la funcin, a modo de observatorio, de detectar las necesidades que se plantean en cada momento, para hacer las propuestas de las actuaciones que se consideren necesarias, esta bleciendo la programacin adecuada en cada caso. As, se ocupa de proponer y programar las lneas bsicas de trabajo, los estudios sobre criterios y metodologa y las intervenciones acordes a las lneas de trabajo formuladas, ejerciendo el control de cada lnea de actuacin. Como no puede ser de otra manera, es tambin un foro de reflexin, de debate y de intercambio de informacin. Coordinada por el Instituto del Patrimonio Cultural de Espaa, en la actualidad est integrada por treinta miembros de diferentes procedencias: tcnicos de la Administracin General del Estado, tcnicos de las Comunidades Autnomas, expertos independientes, representantes de la Universidad y representantes de la sociedad civil (asociaciones, fundaciones, etc.) que forman un equipo de trabajo que aglutina diferentes disciplinas como arquitectura, arqueologa, ingeniera, his toria, economa, restauracin o biblioteconoma y documentacin. Esta Comisin se rene en sesiones ordinarias dos veces al ao y tiene la misin de llevar a cabo las actualizaciones y las revisiones del Plan establecidas, es decir, una actualizacin cada cinco aos y una revisin cada diez aos (figura 1). 3. Aspectos conceptuales Con el propsito de establecer una slida base terica y conceptual, que cree el marco necesario de entendimiento y de establecimiento Linarejos Cruz Prez 27 de criterios, el Plan ofrece una definicin de patrimonio industrial, su delimitacin cronolgica, los elementos que lo constituyen y los sectores industriales concernidos. 3.1. Definicin de Patrimonio Industrial Se considera patrimonio industrial el conjunto de los bienes muebles, inmuebles, espacios y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo que han sido generados por las actividades de extraccin, de transformacin, de transporte, de distribucin y ges tin generadas por el sistema econmico surgido de la Revolucin Industrial. Estos bienes se deben entender como un todo integral com puesto por el paisaje que genera la actividad industrial, las relaciones en que se estructuran, las arquitecturas que los caracterizan, las tcnicas utilizadas en sus procedimientos, los archivos generados durante su actividad y sus prcticas de carcter social y simblico. Figura 1. Reunin de la Comisin de Seguimiento del Plan Nacional de Patrimonio Industrial. El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 28 3.2. Delimitacin cronolgica En coherencia con la definicin de patrimonio industrial, su delimitacin cronolgica se establece en torno a las manifestaciones comprendidas entre la mitad del siglo xviii, con los inicios de la meca nizacin, y el momento en que sta comienza a ser sustituida total o parcialmente por otros sistemas en los que interviene la automatizacin. Por qu esta delimitacin Porque esta acotacin responde a la necesidad de poner el acento en un tipo de bienes culturales cuyos valores son difciles de reconocer, debido a la proximidad en el tiempo, y que no encuentran cabida en otras figuras de proteccin que s estn definidas. Entonces no se puede aplicar el trmino de patrimonio industrial a elementos y manifestaciones de siglos anteriores No se puede negar el carcter industrial, entendido en trminos genricos, de un molino o una ferrera de los siglos xvi o xvii, por ejemplo, aunque en realidad son pre o proto-industriales. Porque estos elemen tos responden a un tipo de industria artesanal que hoy en da goza de r econocimiento por su carcter etnogrfico, sin que se puedan asociar a un movimiento, una revolucin, que supone un cambio radical en los procesos de fabricacin y comercializacin y en la estructura social, que son el objeto de inters de este Plan. Quiz podra haberse llamado patrimonio de la industrializacin para evitar equvocos. 3.3. Elementos constitutivos del Patrimonio Industrial El patrimonio industrial est integrado por todos y cada uno de los elementos o manifestaciones generadas por las actividades industriales, ya sean de carcter inmueble, mueble o intangible. El Plan establece la siguiente clasificacin: Entre los bienes inmuebles se pueden diferenciar cuatro tipos: E lementos industriales: por su naturaleza o por la desaparicin del resto de sus componentes, pero que por su valor histrico, arquitectnico, tecnolgico, etc., sean testimonio suficiente de una actividad industrial a la que ejemplifican. Linarejos Cruz Prez 29 Conjuntos industriales: en los que se conservan los componentes materiales y funcionales, as como su articulacin; es decir, constituyen una muestra coherente y representativa de una determinada actividad industrial, como es, por ejemplo, una fbrica. Paisajes industriales: como todo paisaje, son de carcter evo lutivo y en ellos se conservan en el territorio los componentes esenciales de los procesos de produccin de una o varias acti vidades industriales, constituyendo un escenario privilegiado para la observacin de las transformaciones y los usos que las sociedades han hecho de sus recursos. S istemas y redes industriales: construidos para el transporte del agua, energa, mercancas, viajeros, comunicaciones, etc., que constituyan por su articulacin compleja y sus valores patri moniales un testimonio material de la ordenacin territorial, de la movilidad de personas, ideas o mercancas o del arte de construir la obra pblica del periodo contemporneo. Entre los bienes muebles se pueden diferenciar cuatro tipos: Ar tefactos: compuestos por mecanismos destinados a la obten cin, transformacin y conduccin de sustancias, a la produccin de energa o al transporte y a la comunicacin. U tillaje: herramientas necesarias para el desempeo de los pro cedimientos tcnicos asociados a las actividades econmicas. M obiliario y accesorios del entorno social del trabajo: se inclu yen tambin los bienes de equipamiento mueble de los espacios de residencia, gestin, asistenciales o de ocio relacionados con los establecimientos industriales, vestimentas Ar chivos: compuestos por los documentos escritos o iconogr ficos generados por las actividades econmicas y las relaciones industriales. Se incluyen en este apartado los fondos bibliogrficos relacionados con la cultura del trabajo. El registro de las fuentes orales y visuales se considera prioritario debido a su fragilidad y peligro de desaparicin. El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 30 Los bienes intangibles estn asociados a las entidades de memoria de la industria, testimonios, instituciones o colecciones unitarias que por su relevancia suponen parte integral de la memoria histrica asociada a la organizacin social, a un sistema de trabajo, disciplina cientfica o actividad investigadora relacionada con la cultura del trabajo. 3.4. Sectores industriales El Plan identifica los diferentes sectores industriales asociados a las actividades de extraccin, de transformacin, de transporte, de distri bucin y gestin, como son: Industria textil, Industria agroalimentaria, Industria del corcho, la madera y el mueble, Industria del papel y las artes grficas, Industria de la piel y el calzado, Minera y actividades extractivas, Industria siderrgica, metalrgica y talleres mecnicos, Industria qumica, Industria de la construccin, cermica y vidrio, Industria naval, Industria del juguete, Extraccin y distribucin de agua, Energa: gas, electricidad y petrleo, Transporte (significativamente ferrocarril y en menor medida carretera, martimo, areo y pblico urbano), Comunicaciones (telgrafos, correos y telfonos), Urbanismo industrial, vivienda y equipamiento social, Obra pblica y Otros elementos representativos, vinculados o asociados a cada sector, desde el amplio punto de vista del ciclo de produccin. 4. Bienes Industriales incluidos en el Plan El Plan cuenta con un listado de bienes industriales que han sido identificados por cada una de las Comunidades Autnomas como representativos de un sector determinado o de una regin. En la actua lidad hay 171 elementos incluidos en el Plan, que corresponden a las 17 Comunidades Autnomas y a la Ciudad Autnoma de Melilla; Ceuta es el nico territorio que no est presente. La distribucin de estos bienes por sectores est en relacin con el grado de industrializacin y el tipo de actividad. As, los sectores mayoritarios son el agroalimentario, el minero y el ferroviario, seguidos del siderrgico y metalrgico, el de la energa y el textil. Menos presencia tienen otras industrias como la naval o la qumica. Linarejos Cruz Prez 31 Estn incluidas todas las tipologas, desde paisajes, como el pai- saje minero de Riotinto en Huelva, a conjuntos como el Conjunto hidroelctrico de Capdella Sallente Estany Gento en Lleida, ele mentos aislados como el Alto Horno nmero 2 en el Puerto de Sagunto (Valencia) o maquinaria como la Locomotora MIKADO 141-F-2346 en Len. 4.1. El caso de la Comunidad Valenciana La lista del Plan cuenta con 13 elementos de la Comunidad Valenciana, 5 en la provincia de Alicante, 1 en la provincia de Castelln y 7 en la provincia de Valencia, a saber: Colonia de Santa Eulalia. Sax Villena (Alicante). La Colonia agrcola de Santa Eulalia fue construida por el conde de lAlcdia y de Gestalgar a mediados del siglo xix, siguiendo los planteamientos utpicos basados en el ideario ilustrado del siglo xviii que persegua la autosuficiencia econmica. Constituye un autntico paisaje industrial integrado por el conjunto de los elementos construidos y los campos de labor, con una cuidada organizacin espacial. Cuenta con instalaciones fabriles (fbrica de harinas, fbrica alcoholera, bodega, almacenes), edificios de servicios (parador y despacho, ermita, casita del puente de la Cadena, tienda, barbera, horno de pan, taller de reparaciones), inmuebles de ocio (Teatro Cervantes, casino), edifi cios residenciales (casa palacio, residencia del propietario, y viviendas para los trabajadores y capataces), espacios pblicos (plazas y parque de recreo con una amplia arboleda y lago con isla) y un colegio, que se encontraba en las afueras. Los terrenos circundantes estaban des tinados fundamentalmente al cultivo de cereales, vid y olivos, que proporcionaban las materias primas que eran procesadas en la propia Colonia. Sus valores patrimoniales le valieron la declaracin de Bien de Inters Cultural en 2016, con la categora de Espacio Etnolgico. La gran extensin que ocupa y la diversidad de propietarios, adems de su pertenencia a dos municipios diferentes, dificultan la labor de conservacin integral necesaria. En la actualidad el Conjunto est muy deteriorado; sobre todo las instalaciones industriales y de servicios se El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 32 encuentran en estado de abandono, exceptuando algunas viviendas que estn ocupadas (figura 2). Ruta de los molinos papeleros de Baeres de Mariola en el ro Vinalop (Alicante). Tal y como se expresa en el texto de la declaracin de Bien de Inters Cultural de este paisaje cultural generado por el apr ovechamiento de los recursos hdricos: El curso alto del ro Vinalop presenta un rico y variado reper torio de soluciones tcnicas para el aprovechamiento del agua en actividades domsticas y productivas. Las distintas culturas que se han asentado en esta zona, han ido construyendo a lo largo de los siglos toda una serie de elementos del patrimonio hidrulico a fin de utilizar hasta la ltima gota de agua existente. Una de las principales singularidades del patrimonio cultural del agua del Alto Vinalop es la segregacin, casi total, entre usos de regado y usos mecnicos del Figura 2. Fbrica de harina en la Colonia agrcola de Santa Eulalia, en Sax-Villena (Alicante). Linarejos Cruz Prez 33 agua. La construccin de molinos se concentr histricamente sobre el propio curso del ro, fuera de los sistemas de acequias construidos para el regado. Se documentan a lo largo del ro 16 instalaciones hidrulicas industria- les relacionadas en su mayora con la fabricacin de papel de fumar en el siglo xix y parte del xx, entre ellas molinos, acequias, balsas y azudes. Fue declarado Bien de Inters Cultural en 2016 con la categora de Espacio Etnolgico. El Molinar de Alcoy (Alicante). En las proximidades de la ciudad de Alcoy, a lo largo del curso del ro Molinar se implantaron molinos y batanes en el siglo xv y a partir de este momento se fue organizando una red hidrulica que aprovechaba un fuerte desnivel para generar la fuerza motriz necesaria para el funcionamiento de los molinos (hari neros, papeleros y batanes). Pero su auge se produce a comienzos del siglo xix de la mano de la industria textil, con la implantacin de las primeras maquinarias de hilatura y cardado. Son numerosas las insta laciones industriales que forman este conjunto, entre ellas la Font del Molinar, Mol del Ferro, el Mol Nou del Ferro, el Mol de Tort, el Mol de la Figuera, Borrera de Sanus, los batanes de Silvestre y de Pastor, la Mquina de Graus, la fbrica El Xurro, la borrera dEsp, la ermita de Nuestra Seora del Pilar, que fue construida por los fabricantes de la zona en el siglo xix, y Els Solers, instalacin que inicialmente estuvo destinada a la fabricacin de papel y ms tarde a la industria textil de hilatura y cardado de lana. Entre los aos 2006 y 2008 se llevaron a cabo obras de consolidacin de estructuras en el marco del Plan Nacional de Patrimonio Industrial. El Molinar fue declarado Bien de Inters Cultural en 2005 con la consideracin de Conjunto Histrico. Refinera la Britnica. Alicante. Se trata de un conjunto industrial destinado al almacenaje, procesado y distribucin del petrleo y sus derivados, en funcionamiento desde el ltimo tercio del siglo xix hasta 1966. Situada en la ladera de un monte, junto al mar, contaba con diversas instalaciones en superficie y con una red de almacenes sub terrneos de gran capacidad. Completaba el conjunto industrial un El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 34 muelle de carga y descarga de crudo, que estuvo en funcionamiento hasta que su ltimo propietario, CAMPSA, traslad esta actividad al puerto de Alicante en la dcada de los sesenta del siglo xx. De propiedad pblica, fue incoado Bien de Relevancia Local en 2011. Su estado de conser vacin es precario. Viaducto de Santa Ana. Benissa (Alicante). Este elemento industrial forma parte de la red de ferrocarriles valenciana, en el tramo conocido como Trenet de la Marina. Fue construido hacia 1914 y an conti na en pie. Se trata de una singular obra de ingeniera de ms de 260 metr os de longitud, que salva el desnivel producido por un profundo barranco. Es totalmente metlico; incluso las pilas, que habitualmente son de mampostera, tambin son metlicas. Es de propiedad pblica y, a pesar de los indudables valores patrimoniales que posee, no goza de proteccin legal. Fbrica Giner. Morella (Castelln). Colonia textil fundada hacia 1870 por el empresario Juan Giner, cuyas herederas la mantuvieron en funcionamiento hasta 1926, en que sus instalaciones fueron des manteladas. Situada junto al ro Bergantes, que proporcionaba la fuerza motriz para la produccin de energa, adems de las instalaciones fabri les contaba con viviendas y servicios para los trabajadores. Su actividad principal se centraba en el tejido de lana. En los aos 90 del siglo xx la Generalitat Valenciana inici el proceso de recuperacin del complejo industrial y en la actualidad es gestionado por el Ayuntamiento de M orella, que le ha proporcionado un nuevo uso ligado al turismo rural y el ocio. Antigua estacin del Grao. Valencia. La estacin del Grao de Valencia se construy en 1852 con la implantacin del ferrocarril que comu nicaba Valencia con el Grao, en la lnea Grao de Valencia-Jtiva. Dedicada al transporte de mercancas, guardaba fuerte relacin con el transporte martimo, de forma que esta asociacin originaba que los muelles del puerto mantuvieran una gran actividad de carga y descarga de mercancas. Se trata de una de las ms antiguas estaciones que se construyeron en Espaa, aunque en la actualidad slo se conserva el Linarejos Cruz Prez 35 edificio de viajeros en estado de semiabandono. La playa de vas fue desmontada y en su lugar aparece una explanada delante de la fachada principal. De titularidad pblica, fue declarada Bien de Inters Local en 1998. Estacin del Norte de Valencia. Situada en el centro de la ciudad, fue levantada a comienzos del siglo xx, hacia 1917, por la Compaa de los Caminos de Hierro del Norte de Espaa, y se mantiene activa en la actualidad. Fue construida por Demetrio Ribes en estilo regionalista con tintes modernistas. Su edificio de viajeros se caracteriza por la monumentalidad y por una exquisita decoracin en la que predominan los elementos cermicos. En el ao 1990 fue objeto de unas reformas de restauracin para su adaptacin a las necesidades contemporneas. De propiedad pblica, fue declarada Bien de Inters Cultural con categora de Monumento en el ao 1983. Mercado Central de Abastos de Valencia. Construido en estilo modernista regionalista durante el primer tercio del siglo xx, conserva su actividad tras una remodelacin para su adaptacin a las necesidades actuales. Es uno de los edificios emblemticos de la ciudad, que se levanta junto a la Lonja de la Seda en el lugar que histricamente fue destinado a mercado pblico. Aunque fue proyectado en 1910 por arquitectos de la escuela modernista catalana, la obra no se finaliz hasta finales de los aos 20 a causa de desacuerdos econmicos en su ejecucin. De propiedad pblica, fue declarado Bien de Inters Cultural en 2007. Fbrica de Tabacos de Valencia. Construida entre 1905 y 1909, fue Palacio de la Industria en la Exposicin Regional de 1909. Se trata de un edificio funcional de grandes proporciones, construido con gran solidez en estilo neoclsico y decoracin interior en estilo modernista regional. El cierre definitivo de la fbrica se produjo en 2011, y habida cuenta del gran terreno que ocupaba en un lugar cntrico de la ciudad, corri el riesgo de ser demolida para la construccin de nuevos edificios. En la actualidad alberga la Oficina de Atencin Ciudadana, as como otras dependencias administrativas. Es propiedad del Ayuntamiento El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 36 y est declarado Bien de Relevancia Local con la categora de Espacio Etnolgico de inters local. Fbrica de Seda, Almoines (Valencia). La Fbrica de seda Lombard de Almoines, en la comarca de La Safor, fue fundada en 1848 y mantuvo su actividad hasta los aos 80 del siglo xx. Su implantacin supuso un gran impulso econmico para la zona, pues dio empleo a cientos de trabajadores (la mayora mujeres) de la comarca, convirtindose en un referente industrial de primer orden. En el ao 2007 se redact el Plan Director, en el marco del Plan Nacional de Patrimonio Industrial, en el que se establecan las intervenciones necesarias para su restauracin, conservacin y rehabilitacin. Una vez consolidadas las estructuras del edificio se proponan dos alternativas de posibles usos: La primera plantea un proyecto de ecoparque multitemtico en la comarca de La Safor-Valldigna, teniendo como sede principal para museo, centro ldico, social, administrativo y coordinador de todos los programas y actividades el edificio de la antigua fbrica de la seda de Almoines. La segunda pretende aportar un programa de usos compatibles con las caractersticas constructivas del conjunto teniendo en cuenta los siguientes factores: Q ue las convivencias de usos diferenciados no se interfieran. Q ue se incorporen equipamientos municipales de uso pblico para que la poblacin asuma como un beneficio la rehabilitacin de la fbrica. Q ue la rehabilitacin del conjunto a travs de los nuevos usos incorporados se caracterice por la conservacin de su carcter industrial, manteniendo con ello la memoria de su etapa fabril. Que parte de los usos incorporados produzcan rentabilidad econmica de tal forma que se autofinancie el conjunto, o al menos en parte. Q ue funcione como centro coordinador de turismo alternativo de la comarca, asumiendo la propuesta primera. Finalmente, en 2015 la Diputacin de Valencia rehabilit el edificio para instalar una sala polivalente destinada a actividades culturales y de ocio (figura 3). Linarejos Cruz Prez 37 Horno Hoffmann en el Rajolar de Bauset. Paiporta (Valencia). Conocido como el Rajolar de Bauset, dedicado a la fabricacin de materiales cermicos (bizcochados, ladrillos, tejas, baldosas), fue fundado a comienzos del siglo xx por el matrimonio BausetMasi, y estuvo en funcionamiento hasta la dcada de 1990. En 1994 fue adquirido por el Ayuntamiento de Paiporta, que inici el proceso de restauracin para su reconversin en el Museu de la Rajoleria de Paiporta. Alto Horno nmero 2. Puerto de Sagunto (Valencia). Se trata del nico horno alto que sigue en pie de los tres que funcionaban en la siderurgia de Sagunto. Su origen se encuentra en la iniciativa de la Compaa Minera de Sierra Menera, que inicialmente transportaba a travs de una lnea de ferrocarril propia el mineral de hierro desde las minas de Ojos Negros (Teruel) hasta el puerto de Sagunto, para su embarque. Pero pronto la Compaa ampli su actividad y decidi ocuparse tambin de la transformacin del mineral en acero, y as construy los Altos Hornos a comienzos del siglo xx. Posteriormente pas a manos de Altos Hornos de Vizcaya para terminar dependiendo Figura 3. Fbrica de seda de Almoines (Valencia). El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 38 de Altos Hornos del Mediterrneo, que mantuvo las instalaciones en funcionamiento hasta que la crisis del sector hizo necesaria la intervencin del I.N.I. (Instituto Nacional de Industria) y finalmente ces su actividad en 1984. Como consecuencia se inici el desmantelamiento de las instalaciones, quedando como testigo del pasado siderrgico el horno n 2, que fue restaurado entre 1997 y 2011. Esta restauracin fue galardonada con el premio Europa Nostra en 2012. 5. Implementacin del Plan Si el Plan cuenta con una slida base terica, la implementacin debe ser coherente y estar dirigida a cumplir los objetivos propuestos. En consecuencia, se han realizado inventarios, catlogos, estudios, planes directores, proyectos e intervenciones de distinta ndole, as como labores de asistencia tcnica, formacin, difusin y sensibilizacin. 5.1. Actuaciones en el marco del Plan a) Inventarios Como quiera que la elaboracin de los inventarios territoriales de carcter general corresponde a cada una de las administraciones competentes en la materia, en el marco del Plan se han realizado algunos inv entarios sectoriales de elementos en riesgo, como el inventario de los poblados ferroviarios en Espaa, el inventario del conjunto de las industrias textiles de Bjar o el censo de industrias centenarias en Espaa. b) Catlogos Ms all del mero inventario, que identifica los elementos industriales correspondientes a un sector determinado o a un mbito geogrfico, los catlogos son ms exhaustivos en contenidos. As, se han confec cionado el Catlogo de presas espaolas anteriores a 1926 asociadas a pr ocesos industriales, o el Catlogo de Faros con valor patrimonial en Espaa (figura 4). Linarejos Cruz Prez 39 Figura 4. Faro de Cabo de Palos (Murcia). El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 40 c) Estudios Ya se trate del mero conocimiento de un bien en concreto o de un conjunto de bienes, de un estudio previo a la redaccin de un Plan de gestin o plan director, estudios de viabilidad, etc., los estudios son una parte esencial del Plan. Entre stos se encuentran: los Estudios previos de Altos Hornos de Marbella (Mlaga) (considerados los primeros que se implantaron en Espaa), Estudios previos de la Real Fbrica de Plvora de Villafeliche (Zaragoza), Estudios Previos del Cargadero Mineral de Dcido en Castro Urdiales (Cantabria), Estudios previos del Canal de Isabel II en Madrid: Presa del Pontn de la Oliva (Patones) y central elctrica (Torrelaguna), Estudio del paisaje de la industria azucarera de la Vega de Granada (figura 5), Estudio de alternativas de uso al trazado ferroviario en desuso existente entre la Fuente de San Esteban y la Fregeneda (Salamanca), Estudio de la red de telegrafa ptica en Espaa, Estudio de la situacin del patrimonio Industrial en Figura 5. Azucarera de San Isidro, en el paisaje industrial de la Vega de Granada. Linarejos Cruz Prez 41 Espaa (realizado en 2012 y actualizado anualmente), y Estudio para la conservacin y restauracin del Submarino de Isaac Peral (Cartagena). d) Planes Directores Tras la realizacin de los estudios correspondientes en cada caso, se procede, si es pertinente, a la redaccin del Plan Director. Se trata de un documento marco que incluye toda la documentacin existente del elemento industrial y que establece el tratamiento que se le debe aplicar, incluyendo las obras a realizar para su conservacin, restauracin y gestin, todo ello periodificado y cuantificado. Incluyendo un plan v alorado de posibles usos. Puede aplicarse a un elemento, a un conjunto o a un paisaje, tales como la Fbrica de Seda Lombard de Almoines (Valencia), la Real Fbrica de Artillera de Sevilla, la Real Fbrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso (Segovia) (figura 6), el Conjunto industrial de Arnao en Castrilln (Asturias), el Conjunto fabril de El Molinar de Alcoy (Alicante), el Paisaje Industrial de la presa elctrica de Grandas de Salime (Asturias) o el paisaje industrial de la Sierra Minera de CartagenaLa Unin (Murcia). e) Proyectos y ejecucin de intervenciones de conservacin, restauracin y rehabilitacin Coloquialmente conocidos como obras, constituyen la fase con secuente a las anteriormente descritas, pues no se deben realizar sin el necesario conocimiento del bien y sin la programacin adecuada. Se acta sobre elementos concretos, que estn sujetos a la legislacin que establece las competencias en la materia. Por tanto corresponde a las Comunidades Autnomas su ejecucin y, en otras ocasiones a Ayuntamientos o Diputaciones. No obstante, cuando se trata de bienes culturales de especial significado a nivel nacional o las circunstancias concurrentes as lo requieran, el Plan asume ciertas intervenciones de comn acuerdo con la administracin competente. En el caso de pro piedades estatales el responsable es el Ministerio de Cultura, quien lleva a cabo las intervenciones. As, se han realizado obras de Conservacin en el Puente de Hacho en Guadahortuna (Granada), rehabilitacin El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 42 Figura 6. Interior de la Real Fbrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso (Segovia). Linarejos Cruz Prez 43 de fachadas sur y oeste de la Fbrica de Tabacos de Madrid, restauracin del Puente sobre el ro Segura en Abarn (Murcia), restauracin de la Fbrica de cementos Asland en Clot del Moro, Castellar de NHug (Barcelona), restauracin de la Fbrica de Harina Marina Luz, Gordoncillo (Len) o restauracin del Alto Horno I de Altos Hornos de Vizcaya en Sestao. Otras obras han sido consecuencia de un proceso previo, que se detalla en el epgrafe siguiente. f ) Actuaciones secuenciales En algunos casos, debido a las caractersticas particulares y a las necesidades especficas de un bien industrial concreto, se han realizado diversas actuaciones e intervenciones consecutivas, en justa coheren cia con los criterios del Plan, tales como las llevadas a cabo en el Enclave minero del valle del ro Turn (Asturias) (estudios previos, plan director, restauracin del Pozo Santa Brbara), Conjunto industrial de las Reales Fbricas de metales de San Juan de Alcaraz, Ripar (Albacete) (estudios previos, plan director y restauracin de la Nave de Varetas), Colonia Sed de Esparraguera (Barcelona) (estudios previos, plan director, proyecto de restauracin de iglesia y escuelas), Poblado ferroviario de Monfrage, Malpartida de Plasencia (Cceres) (estudios previos, plan director), y canal de Castilla (Estudio topogrfico e his trico del Canal de Castilla en el rea Ribas de Campos, restauracin de la Esclusa n 7 en M edina de Rioseco o restauracin de la Drsena de Medina de Rioseco). 5.2. Asistencia tcnica En el marco del Plan tambin se presta asistencia tcnica a las instituciones que as lo requieran, bien a travs de asesora y la redaccin de informes de div ersa ndole o la elaboracin de la documentacin necesaria para la declaracin de Bien de Inters Cultural, como es el caso del Poblado ferroviario de Monfrage, del Real Aserro Mecnico de los Montes de Valsan o de la central trmica de Compostilla, en Ponferrada, hoy sede del Museo Nacional de la Energa. Uno de los casos ms significativos es el del Conjunto minero de Almadn (Ciudad El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 44 Real), propiedad de la empresa pblica Minas de Almadn y Arrayanes S.A. (MAYASA). En torno al ao 2000 la empresa ya se planteaba cancelar la actividad de obtencin de mercurio y, como consecuencia, el cierre de las minas. En ese momento se proporcion asistencia tcnica para la reconversin del Conjunto industrial en producto cultural. Se estableci un Protocolo de Colaboracin, que inclua la declaracin de la Mina de Almadn como Bien de Inters Cultural, la inclusin del conjunto minero de Almadn en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial y la redaccin de un Plan Director. Adems se llevaron a cabo las obras de restauracin del horno de aludeles o Bustamante y de la Puerta de Carlos IV (figura 7). 5.3. Formacin y difusin En la programacin de actuaciones el Plan realiza acciones de formacin y difusin para dar a conocer a la sociedad la importancia del Figura 7. Pozo San Aquilino en el Conjunto minero de Almadn (Ciudad Real). Linarejos Cruz Prez 45 Patrimonio Industrial como testimonio de los procesos industriales y as comprender mejor la historia de los ltimos siglos. La formacin, dirigida tanto a estudiantes como a profesionales y personal de las administraciones, es esencial para profundizar en el conocimiento de los distintos aspectos del patrimonio industrial. En este sentido, se programan peridicamente cursos, jornadas, seminarios o congresos. Del mismo modo, se colabora activamente con la participacin en los eventos realizados por otras instituciones, asegurando as la transferencia de conocimiento necesaria para profundizar y avanzar en la materia. Por su parte, la difusin ha de servir para visualizar la relevancia del patrimonio industrial como un factor de identidad y sensibilizar a la poblacin y a los responsables del patrimonio sobre su estudio y su preservacin, a travs de publicaciones, exposiciones, videos, audios, etc. Entre las acciones programadas cabe destacar el Ciclo de Buenas Prcticas en Patrimonio Industrial, que pretende contribuir a la difusin de ejemplos relevantes en la preservacin y reutilizacin del Patrimonio Industrial, en la gestin de este patrimonio y en la crea cin de modelos de regeneracin de barrios o de territorios que hayan tenido un impacto positiv o, a travs de actos de reconocimiento que se realizan in situ para conseguir facilitar la conexin con la ciudadana del lugar. Buen ejemplo de ello son los siguientes casos: Intervenir en el patrimonio industrial. Preservar un paisaje, recuperar sus elemen tos. El caso del Poblenou en Barcelona / Metodologa para el anlisis y gestin de bienes inmuebles industriales / Museo Nacional de la Energa. De Central Trmica a Museo Vivo / Para qu y con quin: ciudadana y patrimonio industrial. El caso de las reales fbricas de Ripar / La Encartada S.A. Fbrica del s. xix , museo del s. xxi: de la crisis a la oportunidad / Por qu Bombas Gens El programa de reconversin de fbrica a centro de arte (figura 8). Y ms recientemente los ejemplos del Pozo Sotn en Asturias, el Edificio metlico de Badajoz y Fbrica Gal en Alcal de Henares (Madrid). Todos los actos se graban en vdeo quedando disponibles en la web del Plan Nacional: http://www.culturaydeporte.gob.es/planes-nacionales/pla nes-nacionales/patrimonio-industrial.html donde, adems de toda la El Plan Nacional de Patrimonio Industrial 46 informacin relativa al Plan, se pueden encontrar enlaces de inters con bibliografa o una surtida mediateca en la que cabe destacar una serie de entrevistas, realizadas por iniciativa de la Escuela de Ingeniera Industrial de la UNED y emitidas en Radio3, que abordan temas de inters sobre el patrimonio industrial. ltima Figura 8. Fbrica de Bombas GensCentre dArt (Valencia). Linarejos Cruz Prez 47 El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense Jos Ramn Valero Escandell Universidad de Alicante Resumen La industria del calzado no slo es la actividad econmica principal de Elda desde hace mucho ms de un siglo, sino que ha sido capaz de configurar a lo largo del tiempo una autntica cultura industrial zapatera, que sobrepasa ampliamente la simple actividad laboral para intervenir en muchos otros aspectos de la vida de una colectividad: las concepciones ideolgicas, la par ticipacin poltica y sindical, el desarrollo urbanstico, la fiesta, incluso el lenguaje o el ritmo de la vida cotidiana. T odo ello, con el paso de los aos, casi dos siglos ya, ha ido forjando un extenso patrimonio, material por supuesto prueba de ello es un Museo del Calzado al que se le pueden achacar defectos, pero no precisamente el de carecer de una coleccin absolutamente excepcional, pero tambin intan gible, inmaterial, tan identitario o ms que el otro, pero mucho ms difcil de clasificar y de abar car. En los das en que celebrbamos este congreso, en una visita guiada, comprobamos cmo mucha gente se remontaba a distin tos momentos de su pasado personal cuando penetr en la pequea sala del museo en que se r ecrea un viejo tallerico; no era lo que estaban viendo, sino tambin los olores ese olor tan caracterstico del cuero, de las colas, las sensaciones, el recuerdo de un pasado compartido. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 47-95. 48 Este patrimonio intangible es al que vamos a tratar de aproximarnos, sin nimo de llegar a abarcarlo plenamente, a travs de la presente comunicacin. Palabras clave: cultura obrera, industria del calzado, patrimonio intangible, jerarqua social, ciudad fabril, ideologas de clase, Elda. 1. La formacin de una cultura industrial zapatera La cultura industrial zapatera es, esencialmente, una creacin del siglo xx: es un modo de vida que caracteriza a una ciudad que ha dejado su vieja dependencia agraria, algo que slo se consigui plenamente en la ltima dcada del xix; fue casi monoltica mientras no se desarroll un sector terciario econmicamente potente, lo que no fue patente, sin duda, hasta la dcada posterior a la dictadura franquista, con el avance en sectores como la educacin generalizacin de la enseanza obligatoria y desarrollo de la universitaria y de la no reglada o la sanidad en especial, con la puesta en marcha de la residencia sanitaria. Esta cultura industrial zapatera, por supuesto, incluy e a empresarios, obreros y tcnicos de todo tipo, pero tambin a quienes se ocupan en las actividades auxiliares e, indirectamente, a cuantos conviven en la ciudad. La cultura industrial zapatera supone la constitucin previa de un territorio eminentemente fabril, donde las sirenas de las fbricas marcan el ritmo de las horas y el paso de los das, donde fbricas grandes y pequeas, aunque especialmente concentradas en algunos puntos, se desparraman por todo el espacio urbano, en un uso com partido con las viviendas y el resto de actividades. En el momento cumbre del desarrollo econmico zapatero aproximadamente, los primeros aos setenta, los previos a la crisis del modo de produccin fordista Elda y su comarca fueron junto con Elche y el rea en torno a Alcoy los grandes ncleos industriales provinciales. El territorio fabril eldense, nada vinculado al estereotipo industrial clsico, ese paisaje de grandes naves, chimeneas humeantes y cantidades ingentes de materias primas, posee de especial su dedicacin casi absoluta a un nico sector , el de la produccin del calzado. Azorn lo Jos Ramn Valero Escandell 49 describe con meridiana claridad en el decimonoveno captulo de su Antonio Azorn: es una sola industria, que hace trabajar a todos en lo mismo, que los conforma con iguales aptitudes, que mueve toda actividad del pueblo en una orientacin idntica. Cuatro, seis fbricas, alientan rumorosas. Y en todas las calles, en todos los rincones, suena el afanoso y sonoro tac-tac del martillo sobre la horma. En aquel ao de 1903, ese paisaje contrastaba marcadamente con la quietud de una sociedad agraria terrateniente como era la Monvar de entonces. Pero esa sensacin ante un pueblo centrado en una sola tarea le acompaar durante toda su vida: En el arte sutorio, por ejemplo, Espaa puede presentar como puede presentar Francia toda una ciudad, Elda, dedicada a un solo trabajo, que ha llevado a la perfeccin y que vale a dicha ciudad un prestigio mundial, dir en una carta en 1966 al director de ABC, el peridico donde ms frecuentemente colabor. Figura 1. Anuncio de la fbrica de Rodolfo Guarinos en el Programa de Fiestas de 1935. Era entonces la mayor de Elda y afirmaba producir 1.600 pares diarios. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 50 No fue Azorn el nico escritor prendado de aquella mutacin rpida en una pequea ciudad alejada de los grandes polos transformadores del pas: Enric Valor, residente en Elda durante algunos aos de su juventud, entre 1926 y 1932 aproximadamente, tambin supo reflejar la vitalidad de la Elda industrial en muchas pginas de su Temps de batuda, y lo mismo hizo Pedro Garcs a finales de los aos cuarenta en Santa Espaa, al recordar la Elda de preguerra. Ambos poseen en comn haber llegado en una poca, los quince aos previos a la Guerra Civil, en la que Elda creca con mucha mayor rapidez que cualquier otra poblacin alicantina. En un momento mucho menos Figura 2. Portada del nmero extraordinario de septiembre de 1915 de Liberal de Elda. El calzado era ya la actividad hegemnica de la pequea ciudad. Jos Ramn Valero Escandell 51 floreciente, en 1999, casi concluyendo la centuria, un eldense, Pedro Maestre Herrero, en Alfreces Provisionales ya retrat tiempos de crisis y decadencia industrial en el seno de una familia de una calle surgida durante los aos del desarrollismo y la exportacin. Ya haba numerosos talleres zapateros en torno a 1885, como puede observarse leyendo El Bien General o la Gua General de las Provincias de Alicante y Murcia de 1886, pero todava Figueras Pacheco, con datos de 1910, cita el calzado junto a otras actividades econmicas. Fueron necesarias dcadas para que la industria generase una sociedad a su medida, con unas ideologas y unas formas de vida cotidiana que expresasen claramente una cultura industrial ntida y diferenciada. Miranda (2017: 129) habla de que el predominio de Barcelona en la industria del calzado se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial, debido a sus economas de escala, sus infraestructuras de transporte, su cercana a muchas materias primas y a la fuerte demanda de aquella Figura 3. Cuadros de Gabriel Poveda utilizados como portada de Alborada en 1969 y 1977, donde se retratan a la aparadora y al zapatero de silla. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 52 Figura 4. Artculo de Alborada de 1956. La mayora de la poblacin eldense de aquel ao haba nacido fuera; comenzaba a llegar la inmigracin mayoritariamente manchega. Jos Ramn Valero Escandell 53 zona, considerando adems que los zapatos eran un producto muy ligado al mundo urbano y a las clases medias, frente a la alpargata, mucho ms rural y proletaria, por ejemplo; pero, desde los aos veinte, la localizacin de la industria se traslad a otros entornos, como las Baleares y Alicante, especialmente al rea en torno a Elda, que ya se convirti en el principal centro productor espaol. Segn el Informe Calpena de 1965, en pleno boom exportador, en un momento en que el nivel de vida local era muy elevado en comparacin con su entorno geogrfico prximo, contaba la ciudad con 519 empresas, de todos los tamaos, dedicadas al calzado o a sus industrias auxiliares. En 1977, segn el estudio previo al Plan General de Ordenacin Urbana, las fbricas eran ya 767 y de 14.254 trabajadores eldenses (oficialmente inscritos como tales), 11.683 trabajaban en el calzado y sus conexas (Martnez, 1992: 137-139).La crisis de 1973, la entonces mal llamada crisis del petrleo, en realidad, el final del sistema fordista de produccin con grandes fac toras y escasa flexibilidad, supuso un golpe tan duro que Elda todava no se ha recuperado plenamente. En los aos noventa, se intensific la flexibilidad productiva, incluyendo incluso el fraude como forma de abaratar costes, y fueron pocos quienes invirtieron en tecnologa, cali dad, canales de distribucin o fortalecimiento de las marcas (Miranda, 2017: 132). Fue una fase de recesin, con bajo crecimiento o retroceso del empleo, con escaso incremento de productividad, prdida de competitividad, contraccin del mer cado exterior y competencia en el interior, de medidas proteccionistas, de encarecimiento de materias primas (Martnez, 1992: 150-155 y Valero, 2000: 22). Con todo ello, la cultura industrial zapatera, sin desaparecer, se transform y perdi parte de su envidiable vitalidad y de su contagioso optimismo. Hoy, buena parte de las grandes realizaciones materiales de aquella sociedad zapatera han ido desapareciendo. En un artculo de Santiago Varela (2018) sobre los edificios industriales ms destacados de la zona, prcticamente todos ellos, desde las primeras factoras de Elda y Petrer hasta buena parte de los aos sesenta, han ido desapareciendo con el tiempo y slo queda el recuerdo de lo que fueron. Del mismo recinto ferial slo queda alguna mnima muestra memorialista de su existencia; El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 54 Figura 5. Fbricas de hormas de J.Beneit (Programa de fiestas de 1934), y de Daniel Garrigs (Alborada, 1977), dos concepciones de edificacin fabril. Jos Ramn Valero Escandell 55 ms an, el propio espacio que ocupaba es una muestra de las intensas transformaciones que sufre el entorno urbano eldense en poco tiempo: de parque de atracciones a recinto ferial y a espacio multiusos turstico cultural en aproximadamente tres dcadas. Esta transformacin vertiginosa de los espacios vividos realza todava ms la importancia de la cultura inmaterial asociada a este entorno industrial. 2. La prehistoria de la cultura industrial Podemos fijar entre los aos 1895 y 1904 el momento clave en que la colectividad eldense evoluciona hacia una sociedad plenamente indus trial y desarrolla unas caractersticas culturales acordes con la nueva realidad. En estos pocos aos se ponen en marcha las dos primeras factoras, una frente a otra, en la periferia de la pequea poblacin de aquellos aos, en edificios exclusivamente dedicados a la actividad productiva, aunque en uno de ellos el de Rafael Romero, despus de Pedro Bellod se combina la actividad fabril con la residencia familiar del propietario; se forman los primeros grmenes sindicales aunque haba habido previamente alguna mutualidad obrera y se producen las primeras huelgas zapateras, con reivindicaciones diversas; Alfonso XIII le haba otorgado el ttulo de ciudad y se haban puesto en marcha iniciativas marcadamente urbanas, como el Casino Eldense y el Teatro Castelar. Cuando en las fiestas de septiembre de 1904, centenario de la llegada de las imgenes de los santos patronos locales, desfil la carroza de la industria del calzado, no slo rivalizaba en belleza con las que representaban al histrico poder nobiliario o al comercio, sino que se estaba destacando orgullosamente que esa actividad y las gentes a ella dedicadas iban a marcar el devenir del siglo. Y no es que fuese una actividad reciente. Joaqun Yago Romero, el primer zapatero local del que tenemos por ahora constancia de haber salido a vender sus productos, o los de otros colegas, por las provincias vecinas, lo hizo ya en 1832 y desde entonces otros muchos le haban secundado (Valero, 1992: 13). Es la confirmacin de que ya haba algunos modestos talleres zapateros en la primera mitad del xix. Adems, segn los padrones municipales, en 1868 aparecen ya 32 El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 56 Figura 6. Anuncio de Electrodomsticos Domenech (Alborada, 1956) y El Club del Reloj (Valle de Elda, 6-9-1973), ejemplos del consumismo precoz eldense y de sus sistemas singulares de compra a plazos. Jos Ramn Valero Escandell 57 zapateros un nmero demasiado alto para que se pudieran limitar al mercado local eldense y su nmero haba crecido hasta 71 en 1875, (Valero, 1980: 21) ao en que Lamberto Amat data el manuscrito de su Historia de Elda, en el que el erudito y terrateniente local, tan excesivamente minucioso en tantos otros aspectos de la economa de su poca, no hace referencia alguna al calzado. Es evidente que no era el trabajo predominante en una Elda esencialmente agraria, pero para l ni siquiera era una actividad digna de ser resaltada: se realizaba en el interior de las viviendas, en las calles ms pobres de la villa, sin ningn tipo de ingenio o artefacto digno de consideracin, ni siquiera deban haberse introducido las mquinas Singer, y la nica actividad auxiliar, modesta, las hormas, segua realizndose de manera tosca y casera. Sin embargo, El Graduador, un peridico alicantino, habla el 22 de diciembre de 1881 del trasiego de viajeros debido a las muchas fbricas de calzado que existen en la villa de Elda (Guill, 2018: 48); Figura 7. Portadas de Albor (1934) y Elda Creadora (1958), dos ejemplos de revistas que muestran el carcter innovador que en muchos momentos y campos del conocimiento tuvo la cultura industrial zapatera eldense. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 58 es decir, no sera la ms importante pero ya era la ms dinmica de las actividades locales. Una prueba de ello es que en el padrn eldense de 1885 la edad media de los zapateros locales sin que se registrase el trabajo infantil era de 25,62 aos, muy inferior a la de cualquier otro oficio artesanal del municipio; en definitiva, el calzado se haba convertido en un empleo que permita el relevo generacional de buena parte de los hijos del campesinado local. Qu aprovech la industria zapatera de aquella sociedad agra- ria tradicional Prcticamente, casi todos sus elementos bsicos. En primer lugar, la existencia de una estructura demogrfica caracterizada por una marcada juventud, especialmente cuando el trabajo zapatero requera en esos momentos de una abundante poblacin infantil; por otra parte, la existencia de una mano de obra femenina, que slo en algunos momentos de gran agobio eran contratadas tambin para faenas agrcolas o actividades complementarias. Tambin aprovech el conocimiento del territorio circundante, en un sentido muy amplio, pues llegaba a abarcar casi la mitad del pas, algo que posean los numerosos arrieros locales en una zona de paso como era el corredor del Vinalop, entre el mar y la Meseta, los centenares de segadores que al comienzo del verano se desparramaban en cuadrillas por las provincias vecinas o los escasos comerciantes de mayor envergadura, que podan llegar hasta Cdiz o Madrid; cuando en 1858 el ferrocarril supuso la modernizacin del transporte y el acercamiento a mercados ms alejados, los eldenses ya haban dado los primeros pasos en la venta de calzados al exterior. Tambin supieron sustituir completamente, en un proceso constante pero lento, a todas aquellas labores protoindus triales previas: el majado del esparto o la cantera, por ejemplo. Entre 1895 y 1897 las primeras factoras modernas, entendidas como tales eran las naves de Silvestre Hernndez y Rafael Romero, en cuanto estaban construidas especficamente como edificios fabriles, no tanto en cuanto a la existencia de moderna maquinaria, que segua siendo escasa, ambas frente a frente, capaces de desviar el trfico rodado por la que despus se denomin calle de Jardines, alejndolo del recorrido de la carretera tradicional. Ya se trataba del tercer punto de concentracin de talleres zapateros en Elda: si los primeros artesanos trabajaban en Jos Ramn Valero Escandell 59 la zona ms cercana al corazn de la vieja villa, y despus los talleres se haban extendido preferentemente hacia Pierrad la parte ms cercana a Santa Ana de la actual Pedrito Rico, tratando de ajustarse ms fcilmente a las redes de transporte, ahora marcaban claramente la direccin por la que iba a extenderse preferentemente la poblacin. En los aos de cambio de siglo, entre 1895 y 1904, ya no se trataba slo de que apareciesen nuevos talleres: se multiplicaba el nmero de trabajadores, comenzaban a llegar los primeros inmigrantes, desaparecan paulatinamente viejas actividades artesanales, como aquellos ingenios que jalonaban el curso del ro, los hijos de los agricultores trataban de ocuparse en la industria y, sobre todo, surgan actividades auxiliares que afianzaban aquel espacio fabril zapatero: desde fbricas de hormas a cajas de cartn, desde representantes de curtidos a prestamistas locales y comarcales que permitan invertir, desde representantes de curtidos Figura 8. Portadas de la revista El Cronista de los aos 1933 y 1935: el calzado, el cuerno de la abundancia, impregnaba todos los aspectos de la vida local, tambin las mentalidades. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 60 a suministradores de otros artculos variados. Elda era ya un espacio fabril ligado a la industria del calzado. 3. Una nueva jerarqua social El predominio econmico y social de la nueva industria iba a llevarse por delante, entre otras muchas cosas, toda la jerarqua social tradicional, extremadamente rgida, basada en la propiedad de la tierra, con una minora de terratenientes y una aplastante may ora de jornaleros agrarios que deban complementar los escasos jornales conseguidos en la zona sobretodo, con la recogida de almendra y aceituna, la vendimia y la siega con la emigracin temporera a la siega de Castilla y el Campo de Car tagena o trabajando en el esparto o la arriera, por ejemplo. Con la industria moderna, Elda se puebla de nuevos ricos, casi siempre salidos de familias bien humildes, y con una masa obrera surgida de la agricultura local, pero tambin de muchos municipios de comarcas prximas. Aunque en algunos aos previos a la Guerra Civil s existi un grupo bien diferenciado de empresarios burgueses, dueos de fbricas bien mecanizadas para la poca y con centenares de trabajadores contratados, no ha sido la norma general del siglo; es cierto que entre estos han estado buena parte de los grandes emprendedores de su poca, de lo que en su da se llamaba capitanes de industria, o de los merecedores a los que se dirigiera Maximiliano Garca Soriano: Y es que los merecedores/de ceir siempre en la sin/ la diadema victoriosa,/la corona de laurel,/sern los que representen/el trabajo y el saber. La meritocracia, el esfuerzo, la capacidad personal, eran cualidades muy bien valoradas en aquellos aos en que Elda se convirti en orgullo del pas y envidia de los pueblos adyacentes. En la cumbre de la nueva jerarqua social estaban los empresarios del calzado, los fabricantes, como se les conoca ms habitualmente. Era una burguesa emergente que en los primeros aos del siglo con sigui rodearse de unas ciertas comodidades y modernizar la sociedad: en 1904 ya se contaba, por ejemplo, con una cierta tradicin masnica fundada por gentes de la industria y las profesiones liberales, con un Jos Ramn Valero Escandell 61 Figura 9. Anuncio de la modernizacin del cine Cervantes en Elda Extraordinario de 1932 y de la sastrera Maestre en el Programa de fiestas de 1935. Desde las primeras dcadas del siglo xx, los modos de vida urbanos ya formaban parte de la vida cotidiana eldense. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 62 Casino Eldense como centro de relacin, con un Teatro Castelar que permita acceder a distintos espectculos y actividades culturales, con una declaracin como ciudad que mejoraba la imagen, con una calle Jardines que desviaba de facto el trfico viario A lo largo del siglo, especialmente en las pocas de florecimiento de nuevas empresas, bien modestas al principio, estos empresarios surgan de entre los mismos trabajadores: Cutoli (1959) habla del afn de independencia del productor, que aspira a dejar de ser un asalariado y que, con gran frecuencia, y no sin sacrificios, lo consigue, aunque califica a la ciudad como una colmena en que la actividad est rigurosamente jerarquizada, pese a lo que pueda parecer en apariencia: En Elda apenas se advierten las diferencias sociales. La relacin entre el patrono y el trabajador es de sincera, de efectiva camaradera (Casares, 1960). Lo que siempre fue evidente es que en esa sociedad el trabajo se converta en la esencia de la vida: Empresarios dedicados en cuerpo y alma a mantener sus empresas y a promocionar sus productos () trabajar sin descanso, sin miedo, con constancia, ha sido y es una cualidad eldense (Martnez Navarro, 2000: 100). Por supuesto, entre los trabajadores ese trabajar sin descanso siempre fue durante muchas horas y en todas las pocas. Navarro Pastor (1992: 44-45), hablando de los trabajadores de las primeras dcadas de siglo citaba las extenuantes jornadas de diez o doce horas diarias, los trabajos a destajo mientras el cuerpo aguante como nico horario, las jornadas eternas ante la mesilla baja, las mujeres que alternan las faenas de la casa, sin apenas descanso, con la tarea zapatera, la legin de nios en edad prelaboral. En las dcadas en que las grandes y medianas fbri cas predominaban haba una cierta regulacin horaria, pero siempre perdur esa tradicin local de trabajo excesivo: muchos trabajadores lo hacan en su propio domicilio, al margen de control horario alguno; en muchas industrias, dependiendo de pocas, las horas extras eran la tnica predominante; por otra parte, la retribucin a destajo, es decir, en funcin de los pares efectivamente producidos que en los aos sesenta y setenta permitieron unos salarios clarsimamente superiores a los que fijaban los convenios sectoriales haca que mucha gente asociase su nivel de vida al tiempo que pudiese dedicar a su trabajo, Jos Ramn Valero Escandell 63 aunque siempre se consegua reservar el fin de semana para el ocio. No parece que las pocas de trabajo clandestino generalizado hayan ayudado a reducir estos horarios, aunque s han impedido a muchos poder trabajar de manera continuada durante todo el ao. Es ms, como reflejo de estas jornadas extenuantes y tambin de que los salarios comparativamente elevados no caan del cielo, en algunas pocas, por ejemplo, en los aos cincuenta, muchos trabajadores de grandes fbricas mecanizadas, con horarios relativamente regulados, al acabar su jornada laboral acudan a realizar algunas horas ms a velar, adaptando el trmino de aquellos aos en que por falta de fludo elctrico a veces se trabaj de noche a uno de los tallericos emergentes. Muy pronto fue creciendo la especializacin funcional en el oficio. Poco a poco, la industria fue diversificando sus funciones y difundiendo vocablos hasta entonces desconocidos: zapateros (y, entre ellos, matices como zapateros de silla o zapateros de Luis XV), aparadoras, cortadores, dobladoras, rebajadoras, picadoras, desviradores, encargados, maestras de aparado, terminadores o, algo despus, modelistas, patronistas Enric Valor, que comenz su carrera literaria en Elda, de donde fue vecino durante su primera juventud, nos cuenta en Temps de batuda las ventajas de ser cortador: aparte de ser el oficio manual donde ms rpidamente se sube de salario, resulta de mayor distincin. Me prometi que, si era cumplidor, en ella tendra una firme valedora y que la semana entrante cobrara dos pesetas diarias (2011: 61). Casi todos estos oficios necesitaban un cierto tiempo de aprendizaje previo. Esto, unido al deseo de dedicarse a aquel que se consideraba ms conveniente, a la necesidad econmica de las familias obreras y a la no excesiva valoracin de una enseanza bsica para la que ni siquiera cont la ciudad con plazas suficientes durante los aos previos a la Repblica y tampoco en algunos del franquismo, hizo que muchos nios y nias se fuesen incorporando al trabajo desde muy corta edad. Es la figura del aprendiz, sentado en una silla bajita junto al oficial, y la nia que ayudaba a la aparadora mientras aprenda el oficio, en ambos casos utilizados tambin como recaderos e incluso como niera, algo que generalmente preferan porque les permita salir al exterior. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 64 Junto a las diferencias funcionales, tambin haba otras claramente calificables como de gnero, porque muy pronto ciertas tareas pasaron a ser marcadamente femeninas, como el aparado o el doblado, por ejemplo, aunque la situacin fue variando con el tiempo; por ejemplo, en algunas grandes fbricas mecanizadas, varias de ellas desparecidas en los aos cincuenta, existieron cortadoras a mquina. Estas diferencias Figura 10. Portada de Alborada de 2010. El toro de FICIA es parte esencial de la identidad eldense, y lo seguir siendo durante mucho tiempo, pese a que hayan pasado dcadas desde que desapareci la ms recordada de las iniciativas de la industria del calzado eldense. Jos Ramn Valero Escandell 65 de gnero en el reparto de funciones derivaron en fuertes diferencias salariales difcilmente justificables por la complejidad de la tarea; si en algunos sectores industriales los trabajos femeninos, el montaje sobre todo, no son excesivamente complejos y requieren poco tiempo de aprendizaje, no sucede lo mismo en el calzado: es ms fcil aparar que cortar, por ejemplo requiere menor tiempo de aprendizaje En este caso, las diferencias salariales lo son exclusivamente por razn de gnero. Ello, unido a la pervivencia de la concepcin de la mujer como esposa y madre clarsima en el franquismo, pero tambin vigente durante todo el siglo hizo que muchas mujeres, adems de cobrar menos, compaginasen en la prctica la tarea industrial con el cuidado de los hijos y el mantenimiento de la casa, incluso adaptando cada una de estas funciones al hecho de poder compatibilizarlas con las dems: as, el trabajo domiciliario o la misma cocina popular pueden explicarse en funcin de ello. Con todo ello fueron surgiendo rasgos particulares de cada funcin que acabaron convirtindose en autnticos estereotipos, que pueden llegar a ser contradictorios: as, frente a la imagen del empresario ostentoso y explotador tan ligada a las ideas revolucionarias tradicionales la de aquel que abre las puertas de la fbrica a primera hora y no se quita el guardapolvo hasta concluir una largusima jornada, salvo para coger la carpetica y acudir a los bancos. Es la obra pictrica de Gabriel Poveda la que mejor ha sabido plasmar estos estereotipos en sus cuadros: la aparadora sentada frente a la mquina, mientras un beb en su cuna est junto a ella; el zapatero de silla, con su delantal, sus hormas, su media corteza de coco para el almidn, su tirapi, el botijo, el carretillo a veces, el aprendiz a su lado; y en ambos casos, en un cuartico con una ventana que casi siempre muestra el campanario de Santa Ana. En la zarzuela Rosala, del maestro Gorg, tambin apa recen estas figuras en sus coros de aparadoras y de aprendices. Por debajo del empresario, aunque a veces con un nivel adquisitivo similar e incluso superior, se fueron configurando poco a poco unas figuras laborales intermedias en esa pirmide jerrquica. Es el caso, por ejemplo, de los modelistas, de los viajantes, de los encargados generales en las grandes fbricas o de los contables. Algunos de ellos, El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 66 debido a que por su trabajo estaban obligados a viajar frecuentemente o deban estar al tanto de las innovaciones nacionales o internacionales, se fueron convirtiendo en agentes de modernidad. Entre ellos, sin duda, los viajantes. E n los aos treinta, algunos de ellos, como los de Bellod Hermanos, viajaban con chfer; otros, hasta la generalizacin del automvil, recurran al ferrocarril y a los mozos de cuerda; eran gentes que viajaban por todo el pas, conocan las mejores tiendas, se alojaban en hoteles modernos y, al regresar a Elda, transmitan a su manera parte de esta experiencia en crculos empresariales como el Casino, la Gran Pea o el Motoclub. Otros, como los modelistas, reciban las revistas de moda con ltimas tendencias, contemplaban los mejores escaparates espaoles y extranjeros y trataban de adaptar sus innovaciones y su propia apariencia a las ltimas tendencias. Sin duda, pieza clave de esa modernidad fue, al menos durante los aos sesenta y setenta, la Feria del Calzado: Los tiempos eran esplendoro sos, todo cambiaba, hasta el pueblo pareca cambiar. Se vean coches extranjeros, los japoneses debajo del torito que era el emblema de Elda, comiendo en sus cajas de cartn, recordaba Connie Marchante en el Alborada de 2008. La escritora Elia Barcel, que fue una de esas azafatas feriales eldenses envidiadas por su imagen de joven moderna, tambin lo recordaba: ser modelo de calzado () dejaba el mostrador de azafatas, suba al saln de desfiles y all me encontraba con otras cuatro o cinco chicas y con dos chicos, que pasaban los modelos de caballero () caminar y bailar por la pasarela para que los compradores pudieran hacerse una idea de las nuevas tendencias de la moda (Barcel, 2010: 68). 4. Una ciudad forjada sobre la inmigracin La Elda del siglo xix, al menos hasta el momento del despegue de la industria zapatera, es decir, los ltimos quince aos de la centuria, padeci un claro estancamiento demogrfico, con emigracin neta y un elevado nmero de desplazamientos temporales de jornaleros, desde los segadores a los arrieros. Durante el siglo xx, Elda multiplic por nueve su nmero de habitantes y en algunos periodos recibi notabil simos aportes de poblacin rural, especialmente durante la Dictadura y Jos Ramn Valero Escandell 67 la Repblica, y en los ltimos veinte aos del franquismo. Al final del siglo xx comenz otra notable inmigracin, en este caso procedente de pases econmicamente menos desarrollados que el nuestro, que slo recientemente ha comenzado a dejar su huella cultural. Podramos decir, grosso modo, que el arquetipo del eldense es una persona que cuenta con antepasados recientes aquellos de los que puede disponer de un retrato fotogrfico procedentes de otros lugares.Ni todos los colectivos inmigrados llegaron mayoritariamente a la ciudad en la misma poca ni han participado de igual manera en el desarrollo y evolucin de la industria zapatera. Con las primeras fac toras, a finales del ochocientos y principios del siglo xx, llegaron dos colectiv os que marcaron una fuerte impronta en el desarrollo local y en el avance tcnico: fueron los mahoneses vinculados especialmente a la fbrica de Rafael Romero (Navarro, 1992) y especialmente los almanseos, muchos de ellos llegados en momentos de dificultad de la gran fbrica de los Coloma, que ocupaba todo un antiguo cuartel militar. Si los mahoneses conocan perfectamente la tcnica zapatera, Almansa era en aquellos aos el segundo productor de calzado de Espaa, tras Barcelona. Entre el final de la Gran Guerra y la Guerra Civil, Elda fue el municipio que ms rpidamente creci de toda la provincia alicantina. Fue un momento en que miles de personas procedentes de las comar cas vecinas, bsicamente en el rea delimitada por Novelda, Jumilla, Almansa y Castalla, per o bsicamente centrada en Pinoso, Monvar, Yecla y Villena, un rea lingsticamente mixta, ayudaron a configu rar la idiosincrasia local. Este crecimiento rpido convirti a la Elda de los aos tr einta en la capital comarcal de facto, en casi todos los mbitos: el econmico, el demogrfico, el cultural o el poltico. Esta inmigracin no slo se integr plenamente en las industrias zapateras sino que muchos de ellos acabaron siendo propietarios de algunas industrias punteras de los aos sesenta, en varios casos tras asumir posturas sociopolticas radicales en su juventud. Los llegados en los aos veinte y treinta hubieron de afrontar muchas veces situaciones de hacinamiento y elevados alquileres, mientras seguan construyndose los nuevos barrios. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 68 Junto a esta inmigracin, la industria zapatera acogi centenares de trabajadores residentes en los municipios vecinos de Petrer, Sax y Monvar, que solan desplazarse diariamente a las fbricas eldenses, muchos de ellos a pie, aunque otros llegaban en bicicleta y algunos no demasiados en autobs o tren. Antiguos trabajadores de algunas de las grandes empresas recuerdan cmo se juntaban con sus paisanos, por ejemplo, a la hora de la comida. Esta poblacin fue muy fluctuante, pues dependa del empleo agrario local y de las coyunturas laborales de cada momento: Ya bajan los de Petrel/ con el capacico al lao/ a pedir faena a Elda/ que Petrel est parao, puede escucharse en una de las canciones del grupo Los Caracoles. Algunos de estos obreros, los ms emprendedores y arriesgados, fueron muchas veces los pioneros que fundaron las primeras fbricas zapateras en sus propios municipios, con lo que el calzado se convirti en una industria comarcal. Muchos residentes en Elda procedentes de los municipios vecinos y quienes acudan diariamente a la ciudad para desempear su trabajo, fueron agentes de transformacin y modernizacin de la vida comarcal, fomentando tanto el consumismo como el deseo de imitacin por parte de sus antiguos vecinos. Azorn supo reflejarlo en 1903, cuando las factoras estaban casi en sus comienzos: Los domingos, todos estos hombres, un poco encorvados, un poco plidos, dejan sus mesillas terreras y se disgregan en grupos numerosos y alegres por los pueblos circunvecinos. Los labriegos miran absortos y envidiosos a sus antiguos compaeros. Y ellos gritan, bravuconean, cantan la eterna romanza de Marina, hacen sonar con garbo sus monedas sobre los mrmoles (Antonio Azorn, cap. XIX). A finales de los aos cincuenta la inmigracin volvi a reactivarse, pero esta vez con poblacin mayoritariamente manchega (Alpera, Tobarra, Montealegre), que aprovechaba las facilidades de desplazamiento que ofreca el ferrocarril Madrid-Alicante y alguna lnea de autobu ses, y murciana, aunque en los aos setenta el rea de atraccin se ampla algo ms (por ejemplo, al rea gaditana en torno a Arcos de la Frontera). Mayoritariamente, estos nuevos vecinos tambin se emplea ron en las fbricas zapateras, aunque no les result ya tan fcil acceder al empresariado. Jos Ramn Valero Escandell 69 La ltima oleada migratoria, la procedente del extranjero, ya lleg a una ciudad de caractersticas bien diferentes: ni pudo aprovechar ningn periodo de pujanza de la industria del calzado ni se ocup mayoritariamente en industrias zapateras. El gran logro de este proceso migratorio, y su importancia para crear una cultura local zapatera compartida por todos, fue el rpido proceso de integracin de los recin llegados, algo que destacaron especialmente en los aos sesenta algunos autores autctonos: Elda, siendo el pueblo con ms habitantes nacidos fuera de su trmino es un pueblo sin forasteros. Que todos somos eldenses (Navarro, 1956). Pero tambin es fcil leerlo entre quienes haban inmigrado: lo eldense absorbe, asimila y transforma radicalmente lo manchego y cuntos elementos extraos se le acerca. Prueba de que es as es que cuando un manchego, despus de una larga estancia en Elda, vuelve accidentalmente a su tierra natal a Montealegre, a Bonete, a Almansa todos le saludan con asombro y extraeza (Madrona, 1960). Conviene realizar matizaciones sobre esta integracin. Alberto Navarro, en su Historia de Elda (1981, II: 39) habla de los primeros almanseos concentrados en zonas como la calle Cid, con problemas de convivencia y hacinamiento. Tambin se ha destacado que hubo una marcada concentracin de gentes de la misma pr ocedencia en algunos barrios como Huerta Nueva, mayoritariamente poblado por manchegos, o la Virgen de la Salud, con un alto porcentaje de murcianos (Alchapar, 1998: 50). Segn el censo de 1980, cuando el porcentaje de empleo en el calzado todava no haba descendido a causa del proceso de terciari zacin, s era evidente una cierta concentracin por sector econmico y clase social: as, los obreros del calzado predominaban en reas alejadas del centro, pero no en las manifiestamente bajas como Tafalera mientras que el menor porcentaje de zapateros coincida con el rea central Castelar, Gran Avenida, Manjn-Chap, Jardines, donde el valor del suelo alcanzaba el precio ms alto (Valero, 1984), zona en la que s dispona de residencia buena parte de los empresarios. Tambin conviene remarcar que, en algunos momentos, incluso en una coyuntura de pujanza econmica, en Elda se vivieron procesos de El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 70 emigracin de zapateros: por ejemplo, en los aos veinte, como seala en sus memorias Manuel Sirvent Romero, o en los aos sesenta, con la marcha de muchos trabajadores a Suiza, donde llegaron a constituir un notable colectivo eldense en Porrentruy (Hernndez, 2006). 5. La ciudad compacta, la ciudad taller Elda se ha caracterizado desde siempre por su poblamiento concentrado; situada junto al ro, controlando el cauce del Vinalop, su emplazamiento tradicional presidido por el castillo se caracteriz por casas modestas y calles de trazado irregular. No fue nunca, como algunos municipios cercanos, un territorio de pedanas alejadas y singulares, si descontamos algunos pequeos enclaves, como el Alto de la I glesia. Fue en ese espacio que hoy conocemos como casco antiguo donde naci la industria zapatera, los primeros talleres de artesanos modestsimos, y en l transcurri el primer medio siglo artesanal, el de un producto que ya se realizaba para ser vendido fuera de la pequea comunidad. Desde entonces, la industria zapatera ha sido el motor que ha pro tagonizado la transformacin urbanstica, no slo la fabril, sino la que hubo que dedicar a nuevas residencias para la poblacin autctona que abandonaba la villa vieja y para acoger a las miles de personas que llegaban de otros lugares. Desde finales del siglo xix, comenzaron a surgir junto al centro o en las reas de expansin, siempre hacia el llano, las primeras barriadas, como La Prosperidad, la ms conocida, iniciada en 1898, pero tambin otras que constituyeron autnticas colonias fabriles, como las que edificaron, en las proximidades de sus respecti vas fbricas, Damin Tudela, Hiplito Juan o Emrito Maestre. Ya en 1934, en Albor, Maximiliano Garca Soriano, al que casi podramos calificar de cronista del verso de la Elda de preguerra, denunciaba el abandono del viejo casero fundacional por buena parte de sus antiguos moradores en La visita a la vieja: Y es que todo el mundo deja/ la que fue antigua Ciudad/ por maloliente y por vieja/ y por hmeda oquedad./ Por sus calles tan estrechas/ que al llover son lodazales/ por sus casas contrahechas/ con escuetos ventanales. Jos Ramn Valero Escandell 71 Al mismo tiempo, fue variando la ubicacin general de fbricas y tallericos, primero con la creacin de algunos de estos en Pierrad, la parte ms cercana a Santa Ana de la actual calle de Pedrito Rico; despus, con el nacimiento de las dos primeras factoras, es decir, edificios concebidos para ser nicamente centros productivos, como los de S ilvestre Hernndez y Rafael Romero, en la zona entre DahellosOrtega y Jardines. Aunque los polgonos industriales en sentido estricto se planificaron muy tardamente, en los aos veinte y treinta ya son visibles notables concentraciones de fbricas en espacios concretos; en el mayor, el comprendido entre Jardines Juan Carlos I Antonino Vera Padre Manjn Chap, con epicentro en la actual plaza del Zapatero, aunque era un espacio hbrido donde tambin haba otras edificaciones (como el Teatro Castelar o el Chalet de Porta), el predominio de las actividades fabriles era muy mayoritario. Desgraciadamente, dado que con el tiempo esa rea se convirti en el centro funcional de la ciudad, no conservamos actualmente casi ningn resto de aquel patrimonio industrial, por lo que en lugar de estar hablando de restos materiales slo podemos basarnos en el recuerdo, a travs de la memoria, documentos o fotografas. Otra rea industrial surgida desde finales del xix fue el entorno fabril del barrio de la Estacin, un ncleo secundario que contaba con firmas como Hormas Aguado, Hiplito Juan o Francisco Vera, entre otros. Por supuesto, siempre hubo empresas que decidieron esta blecerse en otros lugares; por ejemplo, Rodolfo Guarinos, la mayor fbrica del primer tercio del siglo xx, estuvo situada al final de la calle Pursima. Otra caracterstica importante de Elda como ciudad fabril, que dur prcticamente hasta la puesta en marcha del Polgono de Campo Alto, fue la apertura de fbricas por toda el rea urbanizada; no fue en absoluto raro, ms bien fue una caracterstica local, que en una misma calle conviviesen fbricas, viviendas, comercios o servicios. Es fcil encontrar fbricas construidas en los aos sesenta que lo fueron al mismo tiempo que las viviendas vecinas. En algunos edificios, los bajos podan dedicarse a pequeas empresas, zapateras o auxiliares, y los altos a vivienda, como sucedi en muchos lugares de El Progreso o El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 72 La Fraternidad. Algunos enclaves, como las llamadas Casas de Pertejo, de las que debera conservarse su estructura primigenia, porque no ha sido excesivamente alterada, mantenan una curiosa estructura que podra considerarse ligada a la forma de produccin de los viejos gremios: las plantas bajas estaran dedicadas a pequeos talleres y muchas v eces en la planta superior residan los propietarios. Si los aos veinte-cincuenta vivieron la construccin de los grandes barrios de El Progreso donde convivieron las casas de los trabaja dores con las de muchos pequeos o medianos propietarios y La Fraternidad, que lleg a extenderse hasta el lmite con Petrer, dando inicio a la conurbacin que hoy constituyen ambos municipios, desde finales de los cincuenta, el crecimiento se produjo de manera bastante peor planificada, aunque es evidente que, como refiere Martnez Navarro (1992: 123-129) la ciudad crece en horizontal y vertical, cambia y se moderniza. Tambin es verdad que no hay escrpulos en destruir buena parte de su pasado material, orgullosos como estaban de una ciudad que pareca alcanzar apariencias de capital: Elda exhibe en su casco urbano varias de estas lneas verticales, de estos rascacielos. Le adornan y dan categora de gran ciudad. Inhiestos levantan sus moles para traernos un cierto aire de Manhattan a nuestra trasnochada fantasa. Nos produce satisfaccin contemplar estos edificios, sobr e todo en conjunto (SN, 1970) El crecimiento y la modernizacin rpida ya haban convertido a la Elda de los aos treinta en una ciudad de un dinamismo evidente, de una vitalidad que resultaba fcilmente contagiosa a quienes venan a residir aqu o a quienes la visitaban: guardia urbano, taxis, surtidor de gasolina, lneas de autobs, alumbrado, cine sonoro, prensa diversa, lugares de alterne El notario protagonista de Santa Espaa, queda maravillado ante la pujanza de sus fiestas septembrinas; Miguel de Unamuno, en su pregn de septiembre de 1932 en el Teatro Castelar afirmaba que hay luminosidad y hay un contento de vivir que a los que venimos de fuera no deja de chocarnos. Si algo represent durante muchas dcadas esta vitalidad y este dinamismo local fue, sin duda, la vieja carretera Madrid Alicante, sobre todo en su tramo de la calle de Jardines, la arteria principal de la ciudad durante tanto tiempo, a Jos Ramn Valero Escandell 73 la que se refiri Garca Llobregat en varias ocasiones desde las pginas de Alborada, como esta de 1960: nos encontramos en el centro neurlgico de la carretera, de la ciudad. Carretera y calle; semforos, guardia urbano. Y la calle Dahellos como nueva calle Nueva, burguesa, comercial y con aparca- mientos () seis o siete cines vertiendo su caudal humano a esta calle; bancos, cafeteras, escaparates de lujo. Fluir constante de vehculos. Paso obligado del turismo a la Costa Blanca. Trfago cosmopolita Y, por supuesto, esta transformacin urbanstica vertical y extensiva como mancha de aceite, la ciudad compacta, tambin trajo consigo otro sin fin de transformaciones importantes: la aparicin de nuevos barrios perfectamente planificados, como San Francisco de Sales, proyectado en los aos cincuenta como uno de los ms modernos del pas, pero tambin las de reas residenciales ligadas a la pobreza, como Tafalera, algunos lugares a las faldas de Boln o del Monte Calvario, muchas veces residencia de los recin llegados pero tambin enclaves donde las carencias se hacan crnicas. La extensin de la industria hacia la carretera general, en direccin a Alicante, pero tambin las primeras iniciativas de instalacin de empresas de calzado o industrias auxiliares ms all del propio trmino municipal colaboraron a la conformacin de la conurbacin Elda Petrer, porque pronto empezaron a aparecer barrios con gran nmero de eldenses ms all del trmino propio, como el humilde de La Frontera inicial o el acomodado de Loma Bad. La culminacin de este proceso un ncleo urbano, dos ayuntamientos llev a la constitucin de una Mancomunidad Intermunicipal de E lda, Petrel y Comarca en 1972, una estructura entonces novedosa a escala nacional, con la pretensin de ocuparse de funciones como el alcantarillado, el plan de ordenacin urbana o servicios como matadero o aguas potables (Navarro, 1973). Hoy, la prctica totalidad de las construcciones fabriles de pre - guerra, incluso muchas del final del franquismo, han sucumbido a la accin de las piquetas. Ya no son parte nuestra, pero han condicionado la formacin de la ciudad actual, son patrimonio intangible de nuestra cultura zapatera y siguen ayudando a explicar nuestro presente. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 74 6. Una cultura consumista En algunos pueblos cercanos sola decirse que el eldense gana por dos y gasta por tres, en referencia tanto a los sueldos comparativamente elevados como al nivel excesivo de consumo de los ciudadanos. En Elda es fcil escuchar, con distintos significados, frases como olivica comida, huesesico al suelo y tambin la referencia a la situacin comn de vivir al da. Fue tpico durante mucho tiempo, y an es posible encontrar algn resto de esta costumbre, el pagar a raya, es decir, ir pagando semana a semana muchos productos, sobre todo en alimentacin o ropa; Elda cont hasta hace poco con un curioso comercio especializado en el pago semanal, con un sistema absolutamente peculiar, El Club del Reloj, que lleg a ramificarse en la comarca. Las referencias literarias a esta vida consumista, vitalista, de com partir las horas de trabajo que sean necesarias con los momentos de alegra, de consumo, de gasto, y an de derr oche y ostentacin, son numerosas. Un monovero buen conocedor de la ciudad, en un artculo con el significativo nombre de Elda, ejemplo, hablaba de ese ir al da, sin privarse de las satisfacciones de la existencia, tras de sus tareas y de sus afanes laborales (Alfonso, 1964). En los aos cincuenta, una cancin chauvinista titulada Como Elda no hay en Espaa contaba que Elda es esa aparadora/ que vis como gran seora/ y ese altivo zapatero/ rumboso y emprendedor, que forja el brujo esplendor/ de este pueblo bullanguero/ dando alas a su dinero/ con aire de gran seor (Rodrguez Campillo, 1999: 410).El mito de la alegra del trabajador, el consumismo, el gasto exce sivo, el dinero que corre, debi forjarse a comienzos de siglo, cuando comparativamente el nivel de vida de los obreros eldenses era muy superior al de los jornaleros de los pueblos cercanos. Los zapateros de Elda/viven con mucha alegra/ que ganan mucho dinero/ trabajando noche y da recordaba un zapatero nacido a finales del xix (Valero, 1992: 31). Ms conocida an es la siguiente, recogida por varios autores, de la que extraemos como en los dos ejemplos sucesivos la versin citada por Rodrguez Campillo (1999: 382-410). Jos Ramn Valero Escandell 75 Hay que ver, hay que ver lo que est pasando en Elda. Hay que ver todo el mundo con gabn, hay que ver las libretas en ca el sastre y ninguna se acerca a pagar.Y si esto sigue este verano irn en coche y en aeroplano, los de chistera, los de gabn van sin camisa y sin almorzar. Sin embargo tambin son frecuentes las canciones referidas a las dificultades econmicas, a los precios elevados, como una conocida cancin, que frecuentemente suele unirse con la anterior, fechada poco despus de recibir el ttulo de ciudad en 1904, que critica la caresta de la vida: Desde que a Elda la han hecho ciudad el obrero no puede vivir, entre casa, la luz y el carbn esto no se puede resistir.Si no muda la situacin el obrero ya no puede ms necesita tos los das un duro solo para la plaza na ms. Cen, cen/ una sardina cruda; beb, beb/ un poco vino inferior. Despus, despus, despus vino el casero no le pagu y a la calle me arroj. Aunque la que tal vez muestre mejor las dificultades econmicas que en ocasiones deban afrontar las familias trabajadoras, y tambin su carcter reivindicativo extremo, es una cancin que en los aos treinta, en plena poca republicana, cuenta una protesta masiva de mujeres ante la subida de cinco cntimos! en el precio del pan, de la que extraemos un fragmento: El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 76 El alcalde no pudo hacer n, qu jaleo tan grande se arm!, Y en seguida con su autoridad se subi, se baj, a la vez, todo el pan. En este pueblo (bis), en este pueblo, son un tajo ladrones los panaderos. Por eso digo (bis) si nos suben el pan mueren de hambre grandes y chicos Junto a ello, narrando la vida en la ciudad en la misma poca de la cancin anterior, Carlos Milln, el protagonista de Santa Espaa, habla de su llegada a la ciudad trabajadora, emporio de riqueza, que honra a la provincia de Alicante, y que los nativos suelen con frecuencia decir, exagerando, desde luego, el tpico: Elda, Pars y Londres (Castell, 1987: 61). Otra conocida cancin de aquellos aos previos a la guerra, el momento de crecimiento poblacional porcentualmente ms intenso de Elda, en la que se reflejan todos los burdeles y similares cercanos a la carretera, refleja la vitalidad del centro local: el Coliseo, taxis parados para alquilar, est el teatro El carcter consumista permiti en los aos de mayor pujanza de la industria del calzado un desarrollo de todo tipo de espectculos y lugares de ocio. No es extrao que el Deportivo Eldense sea uno de los primeros clubs de ftbol valencianos, ni que pudiesen llegar a mante nerse durante los aos setenta unos festivales de pera sin comparacin en esos aos en todo nuestro entorno, o que la fundacin de un Club de Campo ligado al empresariado fuese contestado rpidamente con la creacin de una Ciudad Deportiva mayor, pero tambin mucho ms accesible econmicamente a muchos eldenses por parte del CEE (Centro Excursionista Eldense). Pese a todo, tal vez el rasgo ms definitorio de ello fuese la fiebre del cine, patente desde los aos veinte, con mucha gente que estaba abonada a una determinada sala de ah que fuesen a pr esenciar la [pelcula] que echen, pero que alcanz Jos Ramn Valero Escandell 77 su zenit entre los aos 1958 y 1963 cuando surgen como hongos en otoo nuevas salas cinematogrficas (Deltell, 1994: 20), incluso tres en Petrer, pero muy lejos de su centro urbano, justo en el lmite municipal con Elda. 7. El nivel educativo, el taln de Aquiles Durante mucho tiempo el nivel educativo, sobre todo si nos referimos a su aspecto ms bsico, el grado de analfabetismo, estuvo en Elda en absoluta inferioridad respecto al desarrollo econmico y material que la ciudad disfrutaba. As, a principios del siglo xx casi tres cuartas partes de la poblacin era analfabeta, y el porcentaje no pareca tender a reducirse rpidamente porque la situacin de los inmigrados no era mejor, considerando que muchos de ellos venan de municipios o pedanas agrcolas con elevadas tasas de jornalerismo. La situacin no mejor de forma notable, al menos, hasta la proclamacin de la II Repblica, cuando la corporacin de acuerdo con las directrices del Gobierno de la Nacin impuls no slo la aspiracin de contar con unas escuelas graduadas acordes con las necesidades locales, sino tam bin la creacin de pequeas escuelas de barrio, como las del Monte Calv ario, Fraternidad, Progreso o Estacin de Monvar. Navarro Pastor (2003: 20) ha reflejado las carencias de todo tipo existentes en la ciudad en las tres primeras dcadas del siglo. As, en 1915, con un censo escolar de 1.104 nios, slo exista una seccin de enseanza pblica para cada sexo. La situacin no pareca haber mejo rado mucho desde las cifras de 1884, cuando estaban escolarizados 125 nios y 100 nias. No obstante, en ese primer tercio de siglo s se haba hecho un esfuerzo tan claro como insuficiente para mejorar la situacin. Para los hijos de los trabajadores, que en su mayora comenzaban como aprendices de zapatero o aparadora desde muy corta edad, las iniciativas ms notables fueron las de la empresa de Casto Pelez, que coste a sus expensas la enseanza nocturna de sus trabajadores, y la del sindicato anarquista CNT que, en los aos de la I Guerra Mundial puso en marcha una escuela para hijos de trabajadores, y para estos mismos, de acuerdo con las directrices pedaggicas libertarias. A estas El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 78 iniciativas se sumaban las de algunas escuelas privadas, desde el colegio de las hermanas carmelitas hasta las llamadas academias, que impartan tambin estudios de bachillerato, como la de don Eliso Verd, entre otras; sin embargo, a este tipo de centros solan acudir un insuficiente nmero de nios, salvo entre los hijos de las clases acomodadas o de los obreros mejor remunerados, que s solan acudir a la escuela durante un periodo ms prolongado.Estas academias y escuelas privadas fueron la forma ms usual de acceso a la escolaridad y a los estudios medios hasta la puesta en marcha en 1967 del entonces Instituto Nacional de Enseanza Media Azorn de Elda Petrer. Hasta entonces, las enseanzas postobligatorias estu vieron vetadas en la prctica para la mayora de familias desfavorecidas. Hasta bien avanzada la poca franquista, el acceso precoz al aprendizaje industrial y el absentismo escolar fueron una de las grandes lacras sociales de la ciudad. A principios de los ochenta, aunque el nmer o de analfabetos era ya escaso y reducido a poblacin de edad avanzada, especialmente mujeres, la mayora de obreros zapateros slo posea estudios prima rios, completos o no. En aquellos aos, segn los datos del Censo de Poblacin del INE, el nivel cultural era muy diferente entre las genera ciones ms jvenes y las ms maduras. Entre los ms jvenes, el acceso a las enseanzas postobligatorias ya era superior entre las mujeres. No cabe confundir el nivel educativo de la poblacin con el desa rrollo cultural que en determinados momentos pudo gozar la ciudad, aunque este fuese elitista econmica o ideolgicamente. Sorprende, por ejemplo, la gran cantidad de iniciativas de prensa local, aunque ninguna lo fuese de manera excesivamente continuada y estable hasta la aparicin de Valle de Elda en 1956; estas iniciativas fueron espe cialmente destacadas en los aos veinte y treinta y tras la Transicin democrtica. Por otro lado, el cine goz de un apoyo popular impor tante hasta que sucumbi al desarrollo televisivo y a los nuevos usos del ocio . El teatro tambin vivi momentos de esplendor, con grupos locales y actuaciones frecuentes de grupos estatales de todo tipo; es ms, en algunas representaciones locales, los temas y problemas del mundo zapatero han estado bien presentes, como en la citada zarzuela Jos Ramn Valero Escandell 79 Rosala o en algunos cantables de El Seor don Juan Tenorio eldense, donde muchas de las canciones anuales y algunas escenas han recogido problemas coyunturales de la industria. En ocasiones, como en los ltimos aos cincuenta, donde el trabajo casi ilimitado apenas dejaba tiempo para iniciativas culturales, se lleg a tildar a la ciudad de un pueblo casi casi sin alma, como la calific en 1957 un falangista alcoyano, Rafael Coloma, director del diario Ciudad, motivando una dura respuesta desde las pginas de Valle de Elda (16-11-1957). En el polo opuesto, los aos de la Transicin no slo fueron un momento de efervescencia poltica o social sino tambin cultural en muchos mbitos. 8. Ideologas de clase La implantacin de la cultura industrial zapatera predominante en Elda, como marco de vida y como explicacin de comportamientos, hubo de traer consigo forzosamente transformaciones sustanciales en la ideologa de sus habitantes, unos universos mentales que lgicamente estuvieron, y estn, fuertemente condicionados por su pertenencia a una clase social concreta; tambin, pero siempre en menor medida, de gnero, de edad, de origen y de otras muchas circunstancias personales. Lgicamente, cuando el calzado se convirti en la actividad predominante en Elda, y lo hizo con una fuerza inusitada y en un plazo histricamente breve de tiempo, se llev por delante el status quo previo: ese mundo de seoritos agrarios terratenientes aunque aqu nunca existieron grandes propietarios absentistas, tan tpicos en esos lugares, pequeos agricultores y una masa de jornaleros que com pletaban sus ingresos con la arriera o segando en otros lugares. Esa sociedad tradicional se vino abajo en pocas dcadas, especialmente cuando a finales del siglo xix los hijos dejan de continuar con las tareas que siempre haban desempeado sus padres y buscan trabajo en talleres y fbricas. Con ello, saltaban por los aires unas tradiciones, unas servidumbres, unas formas de ver la vida. Pero la nueva sociedad no fue en absoluto un camino de rosas. En aquellos aos finales del siglo xix, cuando surgen las ideologas obreras, El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 80 el trabajador no contaba ni con trabajos estables, ni con seguros de vida, ni con descanso dominical regulado; el trabajo a destajo era predominante entre unas gentes mayoritariamente analfabetas (Moreno, 2018: 41-43), en familias donde las mujer es llevaban la peor parte. A mediados de los ochenta del xix, ya surge en Elda una sociedad coope rativa obrera, El Bien General, con estatutos propios y su propio rgano de expresin, el primer peridico eldense que se recuerda (Navarro, 1985: 17-20). Pronto surgieron otras muchas mutuas obreras y en 1899 ya se produjo la primera huelga local de zapateros en defensa de mejoras salariales. Algunos de los organizadores ya estaban comprometidos con las ideas anarquistas. E l anarquismo fue durante cuarenta aos, entre 1899 y 1939, la ideologa obrera predominante en Elda y el enemigo ms slido que tuvo aqu la burguesa emergente. Su implantacin hizo que muchos obreros abandonasen las ideologas progresistas tpicas del republicanismo burgus tan queridas en un lugar orgullosamente castelariano, que haban dado fr utos como los barrios de La Prosperidad y El Progreso, con directivas claramente interclasistas, o algunas asociaciones mutua listas. El anarquismo local, que en 1911 constituy la sociedad de zapateros La Racional y se integr en la naciente CNT, pocos aos despus puso en marcha su propia escuela para hijos de trabajadores, con unas directrices pedaggicas totalmente alejadas de las vigentes en el resto de escuelas de su poca pblicas o privadas, que en algunos aspectos (como las clases al aire libre, la carencia de castigos fsicos o las explicaciones sobre salud o sexualidad) fueron claramente pioneras en la zona. En los aos de la Gran Guerra, cuando el enfrentamiento entre casi todos los pases europeos permiti incrementar la produccin y vender en el exterior, pero tambin trajo consigo una fuerte caresta de la vida, fundaron el Sindicato nico del Ramo de la Piel, que agrupaba a la mayora de los trabajadores y vivi sus mejores aos hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera. El anarquismo constituy hasta 1939 una autntica manera de vivir alternativa a la sociedad burguesa, que cont con el apoyo entusistico de centenares de personas no cabe confundir a los anarquistas militantes con los miles de personas que apoyaba sus propuestas laborales, defendiendo cuestiones como la Jos Ramn Valero Escandell 81 accin directa, la insurreccin y la violencia revolucionarias, la huelga poltica, el apolitismo y formas de cultura alternativas que incluan desde el amor libre al nudismo, las prcticas vegetarianas o la medicina natural, y que dedicaron muchas energas a la formacin educativa y cultural de los trabajadores eldenses (grupo de teatro, escuela, orfen, prensa propia) Aunque el paso del tiempo haya difuminado su recuerdo, buena parte de la cultura zapatera eldense es inexplicable sin ellos. Ellos protagonizaron, por ejemplo, las huelgas del hilo de las mujeres, la revolucionaria de 1930 y otras numerosas huelgas durante los primeros aos treinta, precisamente en los aos en que el republicanismo diriga el pas y la ciudad; tambin ellos encabezaron la sociedad local de los aos de la Guerra Civil, influyendo grandemente en la evolucin social, poltica y econmica de aquellos aos, tanto en los logros como en las actuaciones ms siniestras. Tambin fueron quienes ms sufrieron todo tipo de represiones, especialmente sus decenas de sindicalistas vctimas de la violencia franquista al acabar la guerra. En la ya citada novela Santa Espaa, publicada en la posguerra, al llegar a la ciudad, el protagonista: ignoraba que se encontraba en la sede del anarcosindicalismo espaol; all, la publicacin de ms difusin era La Revista Blanca de Barcelona, cuyos editoriales, firmados por Federico Urales y Federica Montseny, envenenaban los cerebros del proletariado eldense. La otra gran ideologa obrera zapatera fue el socialismo. Hasta la Guerra Civil, su influencia nunca fue comparable a la de los anarquistas, aunque su defensa de la participacin poltica les permiti intervenir en la gestin municipal con una presencia significativa en algunos momentos. El socialismo eldense lleg con los inmigrantes de municipios como Yecla, Almansa o El Pins, donde PSOE y/o UGT ya estaban fuertemente arraigados (Valero, 2000: 18); tambin eran la mayor fuerza obrera en Petrer, Sax o Monvar, de donde llegaba cada da un reguero de trabajadores. Socialistas fueron quienes pusieron en marcha la primera cooperativa de calzado, La Eldense S. A., aunque no lleg a la importancia de la petrerense El Faro, impulsada por el diputado y gobernador civil Luis Arrez, la principal figura del socia lismo eldense, fusilado en posguerra. Para tratar de competir con los El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 82 anarquistas, los socialistas crearon la Federacin Obrera de la Industria del Calzado, pero no lleg a superar los 400 afiliados. S consiguieron convertirse en el sindicato de referencia en sectores de la industria auxiliar o entre los albailes y los barberos. Socialistas fueron algunos significativos mdicos locales y varios profesionales liberales, gentes a los que difcilmente llegaban las ideas anarquistas. Como ejemplo de esta mayor porosidad de las ideas socialistas, cuando se produce el golpe de Estado de 1936 era significativa su presencia en la directiva del Casino Eldense; de hecho, algunos grandes empresarios haban creado la Gran Pea, tambin en la calle Nueva, como crculo recreativo ms selectivo, porque la afiliacin al Casino era muy numerosa e interclasista en esos aos. El socialismo, que careci de actividad externa durante todo el franquismo, resurgi con fuerza con las primeras elecciones democrticas y, con ms o menos altibajos, se ha mantenido como la principal fuerza poltica durante la mayora del periodo democrtico, aunque con una gestin prctica bien diferente a la de los aos veinte y treinta. Al acabar la Guerra Civil, los sindicatos obreros fueron prohibidos, sus ideas perseguidas y sus propiedades requisadas. Falange ejerci un control laboral frreo a travs del sindicalismo vertical, la CNS, obligando a obreros y empresarios a pertenecer al mismo, y organizando desfiles de todas las empr esas locales, que en los primeros aos eran preceptivos como muestra el documental 18 de julio de 1942, recuperado por A. Gisbert y el Archivo de la Democracia de la UA, tratando de controlar el ocio a travs de Educacin y Descanso y estableciendo cuotas voluntarias patronales y obreras para la cons truccin del templo parroquial o para algunas celebraciones festivas. S lo a partir de 1968, cuando el 1 de mayo varios obreros fueron detenidos en la primera manifestacin obrera voluntaria en varias dca das, comenz a recuperarse un movimiento sindical del calzado, que pronto acab organizando comisiones en las empresas y tratando de ocupar los cargos de representacin de la parte social en los sindicatos franquistas para impulsar desde dentro su desaparicin. De este trabajo continuado de bastantes sindicalistas la mayora de ellos no afiliados a partidos, pero otros ligados a los grupos comunistas, los ms activos Jos Ramn Valero Escandell 83 entonces surgieron las primeras huelgas de los aos setenta, contra algunos despidos o por la mejora de los convenios, y un movimiento reivindicativo sindical absolutamente genuino en el panorama espaol, el Movimiento Asambleario, que eclosion en la huelga de los campos de ftbol de 1977 (Valero et al., 1997 y Martnez Navarro, 2000). En aquellos aos, las reivindicaciones zapateras no slo se centraban en las estrictamente laborales, sino que se vinculaban a la mejora de la calidad de vida de la ciudad, a travs del Movimiento Ciudadano, que reivindicaba mejoras de todo tipo, desde una residencia sanitaria lograda con el actual Hospital General a una educacin suficiente o de calidad o las primeras reivindicaciones feministas (igual trabajo, igual salario); en dicho movimiento, cuya influencia decay a principios de los ochenta, los trabajadores del calzado fueron clara mayora. E n el otro lado de las negociaciones laborales, siempre existieron de facto o con implantacin jurdica organizaciones patronales, ligadas tambin a unas ideologas bien ntidas aunque muy diferentes en cada momento. Entre ellos, adems, no siempre predominaron los grandes empresarios, que s controlaron el sector entre los aos veinte y los cincuenta, pero en otras pocas los llamados fabricantes fueron mayoritariamente modestos propietarios de empresas reducidas o medianas, aunque conforme nos acercamos a la actualidad alguna de estas empresas medias pueden ramificar su produccin en un buen nmero de talleres subcontratados. En los aos veinte, los grandes propietarios ya haban alcanzado un nivel de vida envidiable. Muchos posean automvil, con o sin chfer. Casi todos pueden permitirse unas vacaciones estivales prolongadas, al menos para sus familiares; de hecho, en algunas zonas, como San Juan, Santa Pola o la playa de La Babilonia en Guardamar, se concentr un grupo de empresarios y pro fesionales liberales ligados a Izquierda Republicana. En todo momento dispusieron de sus propios lugares de reunin, que fueron variando e incrementndose con los aos: del Casino Eldense a la Gran Pea y, ya en la posguerra, otros como el Motoclub o el Club de Campo. Muchos construyeron sus propias residencias lujosas: las de Rafael Romero, Pedro Bellod, Rodolfo Guarinos o Antonio Porta (la nica de ellas todava conservada), todas en la propia ciudad, en lugares cntricos, El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 84 aunque algn empresario tambin cont con segunda residencia, siempre relativamente cercana. Slo desde la dcada de los sesenta algunos empresarios construyen su residencia habitual a las afueras de la ciudad o su segunda residencia en zonas alejadas, casi siempre en la playa. Los empresarios de mayor poder adquisitivo tambin contaron desde hace ms de un siglo con servicio interno y pudieron enviar a sus hijos a estudiar a colegios costosos casi siempre religiosos, a veces muy lejanos y a realizar estudios superiores. Desde principios del xx, algunas empresas ya pertenecan a gentes no residentes en la ciudad, como Casto Pelez o Francisco Rivas. Desde la I Guerra Mundial comenz algo que fue usual a partir de los aos sesenta: que un empre- sario extranjero contrate y controle la produccin de varias empresas; fue un belga, Browne, que lleg a emplear ms de 1.300 operarios de la comarca para servir pedidos al ejrcito francs. Ya antes de la Repblica, algunas viudas se convirtieron en empresarias al fallecer sus maridos: Viuda de Rosas, Viuda de Guarinos. En 1924, los empresarios crearon la Sociedad de Fabricantes de Calzado de Elda y Petrel, la primera patronal del sector si descontamos algunas iniciativas menores barcelonesas (donde estuvo hasta los aos veinte el centro de la industria), que fue la palanca para la constitucin de la primera patronal espaola, la Unin Nacional de Fabricantes de Calzado, que tuvo su primera sede en Elda, en la calle Nueva, y en 1926 estaba presidida por Rodolfo Guarinos, el mayor fabricante local. Elda era ya una ciudad sinnimo de calzado y la que diriga el sector en Espaa. A principios de los treinta, la patronal local qued inactiva y la nacional se traslad a Mallorca. En aquellos aos de preguerra, buena parte del empresariado zapa- tero est comprometido claramente con las ideas republicanas: Manuel Maestre financiaba Idella, el semanario por excelencia de la Elda de los veinte; Vicente Gil hizo lo propio con Horizonte; republicanos eran la mayora de los impulsores del monumento a Emilio Castelar, en plena Dictadura de Primo de Rivera. Rodolfo Guarinos era uno de los hombres fuertes del partido de Lerroux. Otros participaban en la sociedad que impuls el barrio de El Progreso. No es de extraar que el presidente Alcal Zamora visitase la ciudad en loor de multitudes, Jos Ramn Valero Escandell 85 seguramente a instancias de la patronal zapatera recorri varias fbricas y con la intercesin de muchos polticos locales. Entre 1931 y 1936 los empresarios industriales dirigen el ayuntamiento eldense. En aquellos aos republicanos se puso en marcha el Banco de Elda, dirigido por ngel Vera, republicano de izquierdas, en cuya directiva predominaron los empresarios zapateros (Vera, 1983). En el franquismo, tras unos primeros aos de control falangista dogmtico, los empresarios volvieron a controlar el poder local, especialmente durante las alcaldas de Jos Martnez el alcalde gestor que no asumi la jefatura local del Movimiento y Antonio Porta. Los intereses de la industria y los intereses locales eran poco menos que una misma cosa, como se puede comprobar en la puesta en marcha de la Feria del Calzado, gestionada desde el propio ayuntamiento. El empresariado local olvid en esos aos de pujanza desarrollista y exportadora todo tipo de reivindicacin poltica y cualquier atisbo de republicanismo. En varias ocasiones intentaron los empresarios eldenses conseguir una cierta autonoma local que les permitiese defender mejor sus intereses: en 1946, con la creacin de la Agrupacin de Fabricantes de Levante, que fue rpidamente frenada porque el sindicato vertical quera arrogarse para s cualquier tipo de representatividad; en 1968, con la Agrupacin Sindical de Fabricantes de Calzado y, en 1975, cuando la directiva presidida por Manuel Bonilla plantea claramente la transformacin de esta en una organizacin empresarial autnoma, que consigui convertir en la actual Federacin de Industrias de Calzado de Espaa. El empresariado eldense segua todava en aquellos aos marcando el paso a toda la industria nacional. En las dos ltimas dcadas del siglo xx, la prdida de peso poltico y econmico de los empresarios zapateros resulta evidente: se reduce la importancia comparativa del calzado en las exportaciones espaolas; la crisis econmica afecta al empleo y a la produccin; la FICIA resulta muy difcil de mantener en la ciudad, ante los cambios de tendencias comerciales, las presiones externas y, por qu no decirlo, los enfren tamientos en el seno de la propia institucin. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 86 9. El calzado y las costumbres locales Son multitud las costumbres eldenses ligadas de una u otra manera a la industria del calzado: ella ha ido marcando el ocio y las diversiones, la gastronoma, el trabajo de las gentes, las disponibilidades econmicas, el xito o fracaso de iniciativas de todo tipo, la vida cotidiana, el ritmo de la ciudad. A v eces, por estar inmersos en ella, resulta tan imperceptible esta relacin que apenas si acertamos a darnos cuenta de la situacin, pero afecta a todo tipo de detalles. Como ejemplos, vamos a centrarnos en aspectos como el tiempo de trabajo, la gastronoma local o el lenguaje zapatero. En cuanto a la distribucin del tiempo de ocio y trabajo, ya desde finales del xix, los trabajadores del calzado adoptaron la curiosa cos tumbre de salir al campo cada lunes, generalmente a lugares como el Pantano, a compartir con sus compaeros comida y, sobre todo, bebida. Era un tiempo de zapateros de silla que entregaban las partidas hasta el sbado, trabajando toda la noche de los viernes si era necesario, a fin de poderlas incluir en su salario semanal. Por eso, el tiempo de descanso, esa extraa semana inglesa, inclua tambin al lunes. Esta forma de vida, habitual en las primeras dcadas del siglo xx, la recordaba Rogelio Lzaro, zapatero nacido en 1899: Llega el sbado y cobran las perras y solamente se gastan dos pesetas pa una cena. Al otro da domingo, visten como caballeros y esperan que venga la tarde para irse de paseo. Al otro da, que es lunes, borrachera que arde Troya y al otro da, que es martes a comer pan y cebolla (Valero, 1992: 31). Adems de los lunes zapateros, la cancin recuerda otras cuestiones del ya citado nivel de vida eldense de aquellos aos: ya era habitual salir a Jos Ramn Valero Escandell 87 tomar algo fuera de casa los sbados, aunque fuese una cena modesta; la vestimenta, al menos en das festivos, ya era propia de las reas urbanas (visten como caballeros) y los ingresos solo daban para ir tirando, porque a mediados de semana las estrecheces se hacan patentes. Los monogrficos que dedic Alborada a las fotografas locales muestran varias celebraciones de empresa durante los aos diez; en alguna ya se observa que tambin participan mujeres en estas salidas al campo. El momento cumbre de este tipo de salidas de parejas y familias fueron las pascuas, con desplazamientos multitudinarios a lugares cercanos, comunes para todos; lo sorprendente es que hasta casi mediados de siglo las pascuas se prolongaban hasta las tardes de los mircoles, con el llamado da del atn porque era costumbre merendar atn de sorra ese da, como recuerda una vieja cancin: el cuarto da de pascua, al otro lao del Pantano No eran vacaciones, no sola salirse de la ciudad, pero era un ejemplo de que los momentos de ocio y fiesta eran consustanciales a aquella sociedad. S fueron vacaciones, tal vez las primeras que se pudieron disfrutar por los trabajadores, el largo puente de San Jaime y Santa Ana 25 y 26 de julio, ampliable en funcin del da semanal en que cayese el festivo, que en los aos treinta ya significaron desplazamientos masivos a la playa, a los campos o a los lugar es de origen. Una de las grandes conquistas de los trabajadores en cuanto al ocio fue el incremento del periodo vacacional, mayoritariamente disfru tado en verano. En el caso del calzado eldense se consigui ir durante algunos aos un paso ms all: desde aproximadamente 1968 casi la totalidad de fbricas fijaba las vacaciones para las mismas fechas, facilitando una conciliacin casi excepcional de los momentos de ocio familiar. Hasta tal punto se sigui algunos aos esta costumbre que la ciudad adoptaba un ritmo inusual: en los momentos centrales del periodo la ciudad quedaba casi desierta, e iba recuperando un ritmo creciente los ltimos das. Poco tiempo despus, los convenios fijaron el horario semanal de tal manera que permitieron finalizar la jornada del viernes al medioda, convirtiendo la tarde de los viernes en un momento peculiar de la ciudad. El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 88 En cuanto a la gastronoma, la eldense es bastante similar la de las comarcas cercanas, mxime cuando la llegada masiva de trabajadores desde pueblos cercanos afianz estas similitudes; algunos platos pre - sentan cierta variedad local, o incluso un nombre propio diferente, nuestro fandango frente a la borreta, bastante similar; nuestro ajo y levas frente al giraboix. Sin embargo, algunas recetas, como la clsica ollica, tambin llamada por muchas ancianas ollica de vigilia hay algunas otras, como la de jnera, aunque el nombre tiende a desaparecer en estos aos globalizadores, se ajusta como pocos a la idiosincrasia local y a la cultura popular obrera: es un plato ligado a los viernes, de ah que no lleve carne, tratando de cumplir el viejo precepto religioso (de vigilia); en sus orgenes parece ser que se aprovechaban los restos existentes en la despensa antes de cobrar el sueldo semanal, de ah que lleve un poco de cada cosa y los testimonios presenten variaciones; adems, se trata de un plato barato y nutritivo, pero que requiere su tiempo y su elaboracin, por lo que muchas mujeres, caso de las aparadoras que trabajaban en casa, podan compaginar la cocina con el calzado, aunque debiesen levantarse varias veces. El arroz al horno local, o pero lico de arroz, que se llevaba a cocer a las tahonas, tambin se ajustaba a las necesidades obreras: baratura, compatible con el trabajo Finalmente, el lenguaje industrial del calzado nos ha dejado un vocabulario y unas frases hechas singulares, que no suelen formar parte del habla habitual de quienes comparten nuestro idioma pero no el oficio local por antonomasia. No todo el mundo, fuera de las zonas zapateras, es capaz de definir qu es una aparadora o una dobladora, un cambrilln, las viras, los cortes, los salones, las palas, los tirapis, las leznas, todo un conjunto de cargos, de instrumentos, de piezas que constituyen un lenguaje especfico que es necesario conservar y divulgar en una sociedad distinta y aceleradamente cambiante. No son solo los vocablos, con ser importantes. El lenguaje de la cultura zapatera se refera a muchas otras cuestiones. Acepciones como muertos, referidos a los pares que ya haban sido cobrados y todava no se haban terminado. Palabras que adquieren un significado bien diferente al del lenguaje comn: los chinchicos (clavos pequeos), el burro (instrumento), los carricos (por kioskos), posiblemente porque Jos Ramn Valero Escandell 89 algunos de los viejos vendedores callejeros los heladeros, los vendedores de habas hervidas, los bolleros, el papero solan situar diariamente sus carros en lugares determinados, los carretillos repletos de zapatos en proceso de produccin, tan diferentes a las carretillas. Finalmente, algunas frases hechas, como semana borde, referida curiosamente a aquellas con una fiesta en da laborable; si hoy nos parecen ideales para disfrutar de un puente, cuando se trabajaba a destajo suponan menores ingresos para las familias, de ah el nombre peyorativo. Y, por supuesto, toda una serie de frases ligadas a la historia zapatera: Elda, Pars y Londres, ser ms que los de Vera, una comparacin surgida del alto nmero de empleados de una de las grandes fbricas Y otras que, sin estar referidas directamente al calzado sino al propio territorio y sus productos, muestran unas maneras de concebir la vida: olivica comida, ser ms viejo que el tnel. Incluso las canciones zapateras, muchas de las cuales ya han sido referidas en este texto, forman ya parte de una cultura tradicional que perdemos diariamente: son las canciones de la protesta, como la citada sobre el precio del pan, o las de caresta de la vida, o las de huelga: nos han quitado el aumento/ no nos quieren dar el hilo o no te tengas que apurar/ que las monas de cemento/ t tambin las gustars. Son ya canciones casi fsiles que casi nadie sera capaz de recordar completas. Hasta algn que otro viejo villancico podra guardar relacin con la tradicin zapatera: En el portal de Beln/ hay un hombre haciendo botas./ Se le escap la cuchilla/ y se cort las En un pueblo que vivi periodos de anticlericalismo tan intenso como el nuestro, ninguna interpretacin sera extraa. 10. Un rico acervo de iniciativas locales Para concluir, la industria zapatera, especialmente a lo largo del siglo xx, fue capaz de llevar adelante todo tipo de iniciativas socia les, econmicas y culturales tan variadas que indudablemente pueden enorgullecer al colectivo que las puso en marcha, pero tambin nos obligan a reflexionar sobre la obligacin moral de aportar otras nuevas capaces de comparrseles y an de superarlas. Frente a cualquier tipo El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 90 de sectarismo, al recordarlas comprobamos que corresponden a clases sociales diferentes, momentos distintos, ideologas en ocasiones enfrentadas. La ciudad fabril, como cualquier otra, es un palimpsesto que se reescribe cada da pero guarda la impronta de generaciones anteriores; es una imagen polidrica, diferente a los ojos de cada espectador aunque constituya un todo global. Estas iniciativ as podran iniciarse en la construccin de los barrios cooperativos, que marcaron un crecimiento local ligado a las necesida des sociales de cada momento y a sus posibilidades materiales; la Elda surgida del calzado, como pocas similares, supo afrontar un desarrollo que en ocasiones fue meterico mediante entidades de colaboracin. El primer ejemplo podra ser La Prosperidad, nacida en 1898, pero tambin El Progreso, un barrio interclasista, y La Fraternidad, mucho ms ligado al colectivo anarquista, sin olvidarnos de otro barrio proyec tado en la segunda mitad del siglo, San Francisco de Sales, concebido como moderna ciudad satlite, con escuela, mercado, iglesia o centro de reunin. Antes que casi todas ellas, apenas conocidos hoy, los grupos de vivienda ligados a algunas empresas, a modo de colonias. Otras iniciativas estaran ligadas a la voluntad de algunas empresas por destacar la calidad de sus productos, desde competiciones internacionales las medallas de Rafael Romero, por ejemplo hasta concursos locales, como los premiados en las primeras ferias de calzado o la copa de plata ganada en 1922 por Martnez Orgils, que acab formando parte de su marca. Junto a ellos, aquellas fbricas que desta caron claramente su procedencia eldense, bien en la marca, en la caja o en las plantillas interiores; algunos, incluso, incluyendo reproducciones de zapateros de silla o aparadoras en las cajas de sus productos. En tercer lugar, las que podramos agrupar como iniciativas empresariales, entre las que destacara el impulso decisivo que, en dos ocasiones bien distintas, 1924 y 1977, los fabricantes eldenses dieron a la puesta en marcha de las organizaciones patronales espaolas del sector; en 1924, incluso se estableci aqu la sede de la organizacin nacional. Dentro de estas iniciativas patronales tambin podran incluirse algunas ligadas a proyectos no directamente zapateros, pues en muchas ocasiones el apoyo a nuestros clubs deportivos punteros Jos Ramn Valero Escandell 91 naci bsicamente de las empresas locales; otras iniciativas, como algunos centros de ocio del Casino al Club de Campo contaron con mayora de empresarios entre sus socios o sus directivas; ciertas iniciativas culturales eran impensables sin su apoyo. Tal vez sea una iniciativa econmica no zapatera el Banco de Elda, fundado en 1933, muy vinculada a empresarios del calzado el presidente, el gerente o la mayora del consejo de administracin inicial lo eran, que trataba de obtener cauces de financiacin autnoma para la industria local, y constituye tal vez el ms serio intento autnomo de entidad financiera provincial al margen de las tradicionales cajas de ahorros y cooperativas de crdito local.No le fueron a la zaga las iniciativas de los trabajadores: sociedades como El Bien General o la Racional estn en la base de la formacin de la identidad obrera local. El anarquismo eldense fue capaz de mantener una escuela propia, cuando los gobiernos locales alfonsinos ni siquiera eran capaces de mejorar durante dcadas la infraestructura educativa pblica; cont tambin con un ateneo cultural o con un potentsimo sindicato local zapatero: el Sindicato nico del Ramo de la Piel. En los aos de Guerra Civil, la industria zapatera, contro lada entonces por las organizaciones de trabajadores, en medio de dificilsimas circunstancias, en un breve periodo de tiempo, fue capaz de poner en marcha un cmulo de proyectos sociales: la COICS, la cooperativa que agrupaba las grandes fbricas colectivizadas; la SICEP, un proyecto de comercializacin y coordinacin de empresas, llevado conjuntamente por representantes de trabajadores y empresarios, que supo adaptarse a las circunstancias cambiantes del mercado; el Ateneo de Modelistas y Patronistas, que puso en marcha una escuela de artes y oficios, la primera profesional de Elda, y consigui que el Gobierno de la nacin aprobase segn la Gaceta de la Repblica del 13 de mayo de 1937 la creacin a sus expensas de una Escuela Profesional de la Industria del Calzado y Derivados de la Piel en Elda, en terrenos cedidos por la sociedad El Progreso, aunque no lleg a edificarse; el Ateneo incluso gestion directamente una fbrica, en el barrio de la Estacin, ligada a su escuela (Valero, 2014: 28-29). En la posguerra, la organizacin sindical cre otra nueva escuela de artes y oficios, de El patrimonio intangible: la cultura industrial zapatera eldense 92 ms modestos objetivos, y en los aos setenta una ambiciosa escuela sindical profesional del calzado en La Torreta, que dur poco como tal proyecto autnomo. Tras el franquismo, para negociar el convenio colectivo de 1977, los trabajadores impulsaron una complejsima estructura de democracia directa participativa que contaba con todo tipo de comisiones desde las de fbrica hasta las de coordinacin de los distintos municipios y era capaz de llenar campos de ftbol cuando se trataba de debatir y tomar decisiones (Martnez Navarro, 2000). Tal vez, la iniciativa ms ambiciosa y exitosa de la industria de calzado local fue la feria del calzado. Iniciada en 1959 como una exposicin local, con concurso zapatero incluido, en solo un ao se convirti en feria nacional; poco ms tarde, en internacional (ya FICIA) y en 1964 contaba ya con edificios propios, construidos ex profeso sobre los solares del antiguo Parque de Atracciones, con una celeridad que an hoy causa sorpresa, si consideramos que las obras de demolicin comenzaron el 30 de marzo y el certamen se inaugur el 9 de sep- tiembre. La Feria, que lleg a ser una de las principales monogrficas de Espaa, dado que el calzado fue en los aos setenta el principal producto de exportacin, aprovech la experiencia de iniciativas previas, como Elda Exportadora o Elda Creadora, y atrajo centenares de visitantes de numerosos pases, adems de ayudar a transformar y modernizar la sociedad local: la exportacin supona, por ejemplo, una mayor atencin a los idiomas; tambin la actualizacin y mejora de otras infraestructuras, como el servicio telefnico, que se automatiz antes que en la mayora de poblaciones alicantinas; la observacin de una poblacin extranjera con vestimentas ms modernas, otras actitudes, otras formas de vida La FICIA fue un organismo complejo, con un patronato en el que participaba el ayuntamiento y empresarios locales y forneos, de distintos sectores; poco a poco ampli sus cer tmenes, primero a primavera-verano y otoo-invierno para mostrar distintas colecciones; despus, estableciendo muestras complementa rias, ligadas a los sectores auxiliares (vase Amat Amer, 2002 y Valero, 2010). Tambin impuls organismos colaborativos de exportacin, como el CEPEX y el primer instituto tecnolgico de nuestro mbito, Jos Ramn Valero Escandell 93 el INESCOP, todava existente, tal vez el organismo local con mayor proyeccin exterior. Hasta iniciativas aparentemente ajenas al mundo zapatero, como los festivales de pera de mediados de los aos setenta, trataban de ajustar su celebracin a los das del certamen septembrino. Referencias bibliogrficas Alchapar, J.A. (1998). La inmigracin en Elda. Alborada, (43), 49-52. Alfonso, J. (1964). Elda, ejemplo. Alborada, (10), s,p. Amat Amer, J.M. (2002). Un gran esfuerzo colectivo, La F.I.C.I.A. Elda: edi cin del autor. Amat y Sempere, L. (1875). Elda. Su antigedad, su historia. Personas de estirpe regia que habitaron su alczar Alicante: Universidad de AlicanteAyuntamiento de Elda (ed. facsmil de 1983). Barcel, E. (2010). Recuerdos de la feria. Memorias de una azafata. Alborada, (54), 68-70. Casares, F. (1960). 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Estos espacios antiguos vuelven a generar una actividad econmica que redunda en los lugares donde estn enclava dos, a travs del turismo industrial. Podramos distinguir dos vertientes: patrimonio industrial todava activo y patrimonio ya inactivo. Asimismo, el patrimonio industrial cuenta con muchos atractivos y puede dirigirse a varios sectores de pblico, como analizaremos a continuacin. Es un sector que est en su fase de recin nacido, pero que sin duda cuenta con un gran potencial. Palabras clave: friche industrielle, turismo industrial, puesta en valor, reconversin 1. Introduccin Miguel de Unamuno, en De mi pas (1903), dice en el captulo dedicado a la Casa-Torre de los Zurbarn: [] Alguien ha dicho que, dentro de algunos aos, las actuales mquinas de vapor, sustituidas por primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 97-116. 98 otros motores, se convertirn en monumentos arqueolgicos, yendo a parar a museos. Puede muy bien suponerse, con igual razn, que esas altas chimeneas de las fbricas, cuyo humo se divisa desde la vieja Torre de los Zurbarn, llegarn a ser tambin curiosidad arqueolgica, mudos testigos de cuanto fue y ha muerto. Y como un romntico de hoy puede ir a la Casa-Torre begoesa a meditar en el irreversible fluir del tiempo y en la eterna mudanza de las cosas, as podr ir maana un futuro romntico al pie de las ruinas que de nuestros actuales hornos queden, a meditar la misma meditacin siempre antigua y nueva siempre, tan vieja como el sol y, como l, cada da nueva []. Fue la clarividencia de este escritor y filsofo de la generacin del 98, lo que hizo que pronosticara el valor de un patrimonio denostado hasta hace bien poco, como es el industrial Ciertamente, nadie discute el valor patrimonial, tangible e intangi- ble, de una catedral gtica. Cualquiera puede ver en un bifaz achelense algo ms que una piedra. Pero hasta hace bien poco, eran escasos aque llos que daban un valor a una antigua y abandonada fbrica; a unos obsoletos altos hornos; o a un degradado paisaje resultante de la actividad extractiva minera. As, a cualquier persona que hubiera pasado par te de su vida trabajando en un espacio industrial, ahora inactivo, le resultaba inconcebible llegar a pensar que ese espacio de sufrimiento, de obligacin, donde haba que ganarse el pan con el sudor de la frente, pudiera llegar a tener el ms mnimo inters por s mismo, una vez producida su decadencia y cierre. Y mucho menos, poda pensar que ese lugar pudiera llegar a tener el ms mnimo inters para un turista. En este sentido, es encomiable que Unamuno tuviera esa mirada futurista. Al igual que es remarcable que hubiera personas y colectivos que, en plena crisis de la desindustrializacin y/o la reconversin industrial de las dcadas de los 70 y 80 del siglo xx, fueran capaces de movilizarse para intentar y en algunos casos lograr preservar ese patrimonio industrial y conseguir dar un valor a ese frich industrielle (trmino utilizado por la cultura francfona). Actualmente, cada vez ms y como Santo Toms ante ejemplos exitosos, las administraciones y la sociedad en general, han visto como ese patrimonio obsoleto, no lo era tanto como pudiera parecer en una primera apreciacin. Dicen que el paso del tiempo todo lo cura, y as, los aos pasados desde que esos espacios industriales dejaron de estar Josep Maria Pey Cazorla 99 productivos, nos ha dado una perspectiva diferente a la que tenamos en fechas prximas a los cierres de su actividad. La distancia, no en metros sino en tiempo, nos ha permitido tener una visin diferente de aquellos testigos de un tiempo, de un momento, de un pas y de una sociedad, que ahora pueden contarnos varias cosas. En efecto, el paso del tiempo aporta la ptina de lo antiguo, por encima de lo viejo. Y es ese valor aadido que nos da el tiempo el que nos permite ver las cosas con otra mirada. Eso y como hemos dicho ejemplos tangibles que demuestran el acierto de haber preservado ese patrimonio industrial, ponindolo en valor y dndole nuevos usos. Y el turismo es uno de ellos. Cosa que ha permitido que esos antiguos espacios de produccin, nuevamente vuelvan a generar actividad econmica para el territorio, en ese caso, como atractivo para visitantes. 2. Qu es el turismo industrial La actividad turstica generada a partir de recursos de patrimonio industrial, ha venido a conocerse, dentro del sector profesional turstico, como turismo industrial. Pero, cmo podemos definir exactamente esa modalidad turstica, con un nombre que parece ms bien un ox moron Si la palabra turismo , nos hace pensar en el tiempo libre, el ocio y el placer; industrial nos acerca ms a sentimientos contrarios: trabajo, contaminacin, ruido A continuacin veremos distintas definiciones tericas que se han hecho del concepto turismo industrial. Consiste en visitas a plantas de produccin que pueden incluir viajes de estudios, donde es posible adquirir productos o sou venirs (Simonson, 1974). En esta primera descripcin, observamos que no se est hablando de espacios ya inactivos, sino de empresas donde la actividad productiva est todava presente. E l turismo industrial se puede definir como el desarrollo de actividades tursticas en industrias, en lugares edificados por el hombre, edificios y paisajes que se originan en procesos indus triales de tiempos pasados (Edwards y Llurds, 1996). El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 100 En cambio, en esta otra definicin, vemos como explcitamente se refieren a espacios patrimoniales otrora activos. E l turismo industrial no solo consta de visitas a instalaciones industriales sino tambin de las visitas a instalaciones que estn an en uso, se relaciona con la tecnologa y el trabajo (Capel, 1996). Capel rene, en su definicin, los elementos del patrimonio industrial inactivo y el activo. El turismo industrial se fundamenta sobre tres grupos de atrac ciones tursticas. Restos industriales en el lugar de procesos y produccin (p.e: minas). Restos industriales de transportes y sus infraestructuras (p.e: trenes, puentes). A tracciones socioculturales asociadas con el pasado industrial de una regin (p.e: casas y lugares de recreacin de los trabajador es) (Hospers, 2002). En este caso, Hospers se refiere al patrimonio industrial inactivo y propone una clasificacin en tres grandes grupos. E l turismo industrial comprende las visitas a lugares donde los visitantes pueden aprender sobre las actividades econmicas del pasado, del presente y del futuro (Otgaar, 2010). Otgaar, en su enunciado, vuelve a incluir las dos tipologas, de patrimonio inactivo y activo, planteando sus valores en un marco amplio, sobre la economa, ms all del propio valor. Es una rama emergente de la actividad turstica que se traduce en visitas y actividades diversas en lugares industriales, represen tativos del pasado y del presente de la cultura asociada al sistema productivo. Esta es la definicin que consta en la norma UNE 302001, aprobada por el ICTE en 2013. Dicha norma es la que regula la certificacin para la obtencin de la Q de calidad turstica en Espaa, para el turismo industrial, y como vemos ampla el concepto a la cultura asociada a la produccin. Josep Maria Pey Cazorla 101 Visitas y actividades en lugares que permiten a los visitantes conocer procesos y conocimientos desarrollados en el pasado, el presente o el futuro. Este es el redactado que aparece en la norma ISO 13810, para la obtencin la certificacin interna cional ISO en turismo industrial. Como vemos, pues, el turismo industrial es aquel que se genera a partir de recursos de patrimonio industrial inactivo, en la modalidad que podramos llamar turismo industrial patrimonial/histrico y el que toma las empresas actualmente activas para generar esa actividad turstica. Sera el llamado de industria viva (o de visitas a empresas). Ambas modalidades tienen puntos en comn, aunque los recursos para el turismo y la manera en cmo deben tratarse puedan diferir. En todo caso, es obvio que uno y otro, con sus diferencias, constituyen el llamado turismo industrial. Para ver claramente ese vnculo rela cional, tan solo tenemos que pensar que los recursos para el turismo industrial patrimonial-histrico, en su tiempo fueron industria viva y, al revs, algunas de esas empresas activas que hoy en da podemos visitar, en un momento dado (esperemos que lejano) pueden pasar a ser recurso para el turismo industrial patrimonial-histrico, tras cesar su actividad productiva. Otro elemento que constata el nexo entre ambas modalidades es el de los museos de empresa, donde empresas centenarias (o con varias dcadas de existencia) nos muestran ese legado histri co-patrimonial, a pesar de que sigan en activo. 3. Cules son los atractivos del turismo industrial patrimonialhistrico Dada la temtica central del congreso, en esta ponencia nos centra remos solo en determinar los principales atractivos que tiene para el turismo el patrimonio industrial histrico . E n primer lugar mencionaremos el ms evidente, el inters que ofrece su patrimonio arquitectnico y tecnolgico. Los propios elementos en s (edificios, maquinaria) El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 102 Inherente a lo anterior, pondremos en valor que ese patrimonio nos permite ver la evolucin de la tecnologa y de los procesos de produccin. El turismo industrial, nos permite comprender el desarrollo urbanstico de una ciudad. As como tambin nos permite interpretar un paisaje, alterado por la intervencin del hombre en su actividad extractiva-productiva. Y saber de los recursos naturales existentes de un territorio. A travs del patrimonio industrial tambin podemos aproximarnos a la historia contempornea. Nos sita en un contexto histrico, geogrfico, econmico y social. Por tanto es tambin un elemento de transmisin histrica. El turismo industrial, no tan slo nos muestra la evolucin tecnolgica y productiva. Tambin nos relata una evolucin de la sociedad. En este sentido, la revolucin industrial fue tam bin una revolucin social. Nos explica corrientes migratorias; flujos de capitales; nuev as formas de asociacionismo. Aparece la conciencia de clase, y con ella los movimientos sindicales, polticos, anarquistas El socialismo utpico, u otras ideas asi mismo utpicas y romnticas como el Esperanto. El naturismo, etc. Ese cooperativismo o asociacionismo tambin se traslada al espacio personal, ms all de las paredes del lugar de trabajo, en mbitos como el ocio, cultural o deportivo. Muchas veces nacido tambin en el propio seno de la empresa (clubs de ftbol, corales, grupos de teatro, bandas musicales) e impulsado por sta. Gracias al turismo industrial, tambin contactamos con patrimo nio etnogrfico tangible, a travs de objetos que aparecieron en esa poca de la industrializacin y que nos son emocionalmente muy prximos a nosotros, ya fuera en la cotidianidad de nuestra infancia o bien en el entorno en que sa se desarrollaba: colonias textiles o mineras, con sus viviendas, economatos, escuelas, etc. As como otros aspectos intangibles que, de alguna manera, han modelado nuestro contexto actual. La semana inglesa (jornada laboral), el Primero de Mayo; o expresiones que hemos Josep Maria Pey Cazorla 103 incorporado a nuestro lxico y que, gracias al turismo industrial, ahora descubrimos cul es su origen: Hilar fino; Ir al tajo; Vivir de gorra; Alirn 4. A qu pblicos puede interesar A la vista de los activos-atractivos del turismo industrial, nos podemos plantear a qu pblicos puede interesar esa propuesta de turismo cultural Estudiantes. Los estudiantes y el sector educativo son los principales usuarios de museos de patrimonio industrial y empresas visitables, y aunque stos no pueden ser considerados como turistas, cuando mayoritariamente proceden de lugares prximos al lugar visitado y por tanto no pernoctan, s que podramos hablar de turismo, cuando nos referimos a viajes de estudios. ste es un nicho, claramente en aumento, especialmente entre determinados pases europeos, en los que un viaje de entre cinco y siete das, incluye visitas de esta tipologa (sobre todo de indus tria viva), vinculadas normalmente al proyecto curricular de su plan de estudios. En este caso s podemos hablar de turismo, puesto que pernoctan, comen y usan servicios en el destino visitado. Asociaciones Culturales, AMPAS, AAVV y otros colectivos con motivaciones culturales; son tambin uno de los principales visitantes de recursos de turismo industrial aunque, como en el caso anterior, en su mayora se trata de excursionistas y no turistas. T ercera edad. En relacin sobre todo al turismo industrial patrimonial histrico, las personas de la tercera edad tienen una motivacin especial por la oferta, puesto que, por el hecho de haber vivido en primera persona los tiempos en que ese patri monio estaba activo, se genera un vnculo emocional personal de gran fuer za. Por lo que refiere al turismo de industria viva, ste es tambin receptivo de este target de edad, puesto que dicho pblico tiene la disponibilidad de viajar en das laborables, cuando pueden verse la mayora de estas empresas visitables. El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 104 Viajes profesionales y MICE. Los viajes profesionales y el sector MICE es otro de los nichos de mercado con gran potencial de crecimiento en el Turismo Industrial. No estamos hablando propiamente de viajes con finalidad comercial (al menos en primera instancia) sino ms bien de benchmarking. Tambin los profesionales de un determinado sector, pueden sentir la tentacin de visitar elementos de patrimonio industrial (activo o inactivo) prximos o vinculados al sector en que trabaja, en su tiempo de ocio. Por otro lado, para los organizadores de eventos, ya sea de tipo profesional (congresos, convenciones, jornadas profesionales, etc.) o after the meeting, la posibilidad de poder organizarlos en un marco de patrimonio industrial (ms si est relacionado con el sector profesional que motiva el evento), da un verdadero plus al mismo, normalmente muy apreciado por sus clientes. Amateur (en el sentido de amante). Este turista es, entre el pblico adulto, el principal destinatario de la oferta de turismo industrial. Nos referimos a aquellos que sienten una verdadera pasin por esta propuesta turstica. Hay perfiles proclives a figu rar entre este nicho: ingenieros, arquitectos, sector tecnolgico e industrial profesionales atrados por una mezcla de deformacin profesional y ocio. Son el pblico diana prioritario para el turismo industrial. Lo practican en su lugar de origen y es su inters principal cuando viajan. Evidentemente, no es requisito indispensable que una persona tenga el perfil profesional citado, para que pueda sentirse apasionado por el turismo industrial. Puede haber amateurs que sean de letras, pero incluso en ese caso, se trata de alguien que habr descubierto, en el turismo industrial, alguno de los valores antes citados: la historia, la sociologa Turismo Cultural. Lgicamente, si el turismo industrial es turismo cultural, cabe pensar que el perfil del turista cultural en genrico est tambin potencialmente interesado en el turismo industrial. Josep Maria Pey Cazorla 105 Turismo Familiar. El turismo industrial es tambin bien acogido por el pblico familiar. A pesar de las reticencias que puedan sentir de entrada pequeos y adultos a acercarse a esta propuesta, lo cierto es que cuando la descubren se dan cuenta de que lo pasan bien unos y otros. En el caso de la industria viva, descubrir de donde proceden los alimentos o como se producen los objetos que tienen en casa o pueden ver por la calle, llama la curiosidad de padres e hijos. Y por lo que se refiere al turismo industrial patrimonial histrico, es sorprendente ver cmo los ms pequeos se interesan por el contexto en el que haban vivido sus padres y/o abuelos, cuando tenan su edad. Crendose un dilogo intergeneracional apasionante que hace que, gracias a aquella visita, los menores conozcan ms cosas de sus padres y abuelos. Turismo en general. Finalmente, podramos hablar del turismo en genrico, empezando por el pblico local, que puede aprender ms de su localidad, su historia y su comunidad, gracias al turismo industrial, y continuando por cualquier turista que pueda llegar a hacer ese turismo, de forma accidental u ocasionalmente, al formar parte esa visita de un programa de viaje ms transv ersal; o bien por ser pblico cautivo, en alguna visita grupal, en el que el turismo industrial no era su motivacin principal, pero que puede descubrir que le gusta, una vez lo experimenta. 5. Beneficios del turismo industrial A continuacin nos fijaremos en los beneficios que el turismo industrial patrimonial/histrico (que es el que abordamos en esta ponencia) tiene para el territorio y para el sector turstico. 1) B eneficios para el territorio El turismo industrial permite la recuperacin y puesta en valor de un patrimonio, dndole nuevos usos y regenerando espacios abandonados o degradados. El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 106 Preserva la identidad de un lugar y genera autoestima. Con el tiempo, la poblacin que antes poda ver en esos anti guos espacios industriales lugares sin ningn sentido para su preservacin, acaba entendiendo, primero por nostalgia y luego por conciencia histrica, que ese patrimonio industrial forma parte del desarrollo de su comunidad, que ayuda a explicar su evolucin y que puede tener inters por s mismo. Comprenden que es una manera de presentarse ante los visi tantes y que, al contrario que avergonzarse, deben sentirse orgullosos de su presencia ya que explica su pasado. Genera puestos de trabajo y actividad econmica. De pronto, y como un ave fnix, de aquellas ruinas industriales renace la actividad econmica, gracias al turismo; suponiendo la creacin de puestos de trabajo y tambin una aportacin a la cuenta satlite, a travs de la compra de bienes y servicios que hacen los visitantes en los negocios locales. Desarrollo de actividad turstica. El turismo industrial, a menudo, puede favorecer la aparicin del turismo en sitios que tradicionalmente no sean tursticos. La mayora de veces, los lugares en que esas fbricas, minas, factoras diversas, realizaban la actividad para la que haban estado concebidas, no solan ser espacios asociados con destinos para las vacaciones; ni tampoco donde invertir el tiempo de ocio. En el momento que son puestos en valor turstico, se convierten en recursos de atraccin de actividad turstica, antes inexistente en esas poblaciones o territorios. Diversifica la oferta y da valor aadido. En una pugna continua e imparable, entre los distintos destinos tradicionalmente tursticos, de sol y playa, el turismo industrial ayuda a diversificar y diferenciar el destino, ante los competidores que ofrecen su mismo producto. Al tiempo que dan personalidad y valor aadido a la oferta que lo detenta. Desestacionaliza destinos tursticos. En efecto, muchos destinos tursticos adolecen en exceso de su temporalidad. Perodos del ao en que se concentra toda la actividad Josep Maria Pey Cazorla 107 turstica, quedando el resto de meses sin prctica presencia de turistas. El turismo industrial es un recurso para prolongar la presencia de estos visitantes (aunque pueda variar su per fil) a lo largo del ao. Tanto si hablamos de destinos de sol y playa, como de montaa y deportes invernales. 2) B eneficios para el sector turstico Y el sector turstico Pues s. Tambin sale beneficiado de la presencia del turismo industrial. Veamos algunos de los aspectos en que eso ocurre: Nuevos productos tursticos. La aparicin del turismo industrial, supone la aparicin de nuevos productos que el operador turstico puede incorporar a su cartera o catlogo de oferta. Le permite complementar paquetes tursticos, en los que el turismo industrial puede ser el destino principal, o complementario de una excursin; weekend, o tour turs tico de varios das de recorrido. Tambin puede crear nuevas propuestas temticas, donde el turismo industrial sea el eje conductor. N uevos destinos. Como hemos visto, el turismo industrial hace que emerjan nuevos atractivos tursticos en el mapa, antes inexistentes, que las agencias de viajes pueden ofrecer a sus clientes. Ya sea como destino final, o como escala/parada en el transcurso de una ruta o recorrido hacia otros destinos. Nuevos nichos de mercado. Ya hemos hablado de los varia - dos perfiles de pblico potencialmente interesado por el turismo industrial. Esto, para un operador turstico, supone la posibilidad de acceder a nuevos nichos de mercado, targets de cliente distintos a los que acostumbra a trabajar, o nuevos mercados emisores de los que nutrirse. Nuevas empresas especializadas. Como todo producto turstico temtico, el turismo industrial, puede dar pie y de hecho est dando a la aparicin de operadores tursticos especializados en esa modalidad turstica. Agencias de viajes; guas exper tos; consultores; servicios tursticos En El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 108 definitiva, la creacin de nuevos perfiles y empresas que se especialicen en el turismo industrial. 6. Perspectivas del turismo industrial En mi percepcin, las perspectivas para el turismo industrial son halageas. Es cierto que estamos hablando de un sector incipiente y aparentemente minoritario, pero si lo analizamos objetivamente, veremos que las tendencias le son favorables; que hay indicadores que demuestran que est en progresin ascendente y que los datos exponen que el turismo industrial interesa ms de lo que pueda parecer a primera vista. Veamos los argumentos que sustentan esta afirmacin. E l paso del tiempo va a su favor Como hemos visto al principio, el paso del tiempo ayuda a tener una perspectiva en positivo sobre el patrimonio industrial. As, la ptina de los aos que transforma en antiguo lo viejo, es un activo que hace cotizar al alza el patrimonio industrial. As mismo, la percepcin de la sociedad, respecto al mismo, se va modificando de forma favorable a la hora de valorarlo. D emanda de nuevos productos El mercado, tanto vendedor como comprador, est deseoso siempre de nuevas propuestas que ofrecer y por las que intere sarse. La emergencia de nuevas opciones de turismo industrial, pues, pueden saciar algunas de esas demandas. N uevos canales de comunicacin y venta Es innegable que, en los ltimos aos, el mercado en general, y el turstico en particular, se ha revolucionado en lo que refiere a los canales de comunicacin y venta. Las plataformas online, las App para el mvil, etc., permiten que los gestores de productos tursticos, dispongan de mltiples y efectivos canales para su promocin y comercializacin. Y que puedan llegar al pblico objetivo final, sin verse tan condicionado a los tradicionales canales de intermediacin, TTOO, etc. Josep Maria Pey Cazorla 109 Segmentacin de la ofertaEs evidente que, como en tantos otros mbitos, el turismo cada vez est ms segmentado por nichos especficos o temticos. Lo del cada loco con su tema, puede aplicarse tambin para aquellas personas que sienten un gran inters por el turismo industrial. Lo que, sin renunciar a su incorporacin en la oferta genrica, hace que esta modalidad turstica tenga una oportunidad de encontrar su hueco para un pblico especfico. Los turistas no quier en ser turistas Vemos como el concepto de turista ha perdido enteros entre la sociedad, mientras que el de viajero ganaba adeptos. En efecto, las tendencias son las de alejarse de todo aquello que pueda parecer pensado para turistas. La irrupcin de distintas formas de viajar y alojarse han tenido un xito espectacular, solo hay que ver la publicidad y el xito de Airbnb; u otras an ms disruptivas como Couchsurfing para constatar esa tendencia manifiesta. E xperiencias singulares En coherencia con el punto anterior, el viajero demanda cada vez ms experiencias diferenciales, singulares y memorables. As como interactivas. En ese sentido, no cabe duda que vestirse de minero y ponerse en la piel de una persona de este oficio, como puede hacerse en el Pozo Sotn (Asturias) cumple sobra damente los requisitos exigidos y aqu expuestos. A utenticidad Abundando en los aspectos anteriores, el turismo industrial ofrece una dosis de autenticidad innegable, puesto que el origen de ese patrimonio ahora reconvertido en recurso/producto turstico no era, para nada, el de tener una finalidad turstica. Es innegable que las nuevas tendencias que buscan acercarse a la vida real de los locales a los que se visita, encuentra en lo que ha sido el lugar de trabajo de esos locales su expresin ms genuina de autenticidad. El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 110 7. El turismo industrial, progresa adecuadamente Como se ha dicho, hay algunos indicadores que nos hacen pensar que el turismo industrial va progresando (adecuadamente). Quiz no tan rpido como algunos quisiramos, pero s de forma constatable y, quisiera pensar, que irreversiblemente. Veamos algunos inputs que nos hacen pensar en lo aseverado: Cada vez ms, hay un mayor reconocimiento del patrimonio industrial. Proliferan las jornadas, congresos, seminarios, en distintos mbitos (acadmico, arquitectura, turismo, cultura, etc.) que tienen el turismo industrial como objeto de debate. Las administraciones y otras organizaciones (pblicas y priv adas) muestran mayor inters por el patrimonio industrial y sus posibilidades como r ecurso turstico. Va surgiendo la interrelacin entre administraciones, asociacio nes empresariales, mbito acadmico y sector turstico, en pro del turismo industrial. A parecen diversas iniciativas, pblicas, privadas o pblico-pri vadas, que impulsan la estructuracin y promocin del turismo industrial. Las distintas plataformas de promocin y algunas de comer cializacin, ponen el turismo industrial en sus escaparates. S e va incluyendo, aunque tmidamente, el turismo industrial como materia de los planes de estudios tursticos profesionales y acadmicos. Se convocan lneas de subvenciones y ayudas pblicas, espe cialmente en el mbito europeo, que tienen como finalidad impulsar proyectos que pongan en valor el patrimonio indus trial y la creacin de oferta turstica a partir del mismo. Van apareciendo nuevos productos tursticos a partir del turismo industrial o que lo incluyen. Aparecen pequeas y micro-empresas especializadas en turismo industrial. Josep Maria Pey Cazorla 111 8. Algunos datos constatables Algunos datos que constatan el progreso positivo del turismo industrial patrimonial/histrico en Espaa. Mientras que las minas de Wieliczka, en Polonia, fue el primer patrimonio industrial del mundo declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, en 1978, en Espaa, dejando de lado la Lonja de Valencia (1996) y Las Mdulas (1997) que no podran ser considerados propiamente como patrimonio industrial (a pesar de que productos de turismo industrial pueden incorporarlos por su importante papel en la actividad pre-industrial econmica que tuvier on), no es hasta el 2006 que se otorgar la declaracin de Patrimonio de la Humanidad a un recurso de patrimonio industrial: el Puente de Vizcaya. ste ha pasado a convertirse en un autntico icono turstico del Pas Vasco, y que podemos ver dndonos la bienvenida en la sala de recogida de equipajes del aeropuerto de Bilbao. Desde ese momento, no ha cesado de incrementar el nmero de turistas atrados por su espectacularidad (60.000 en 2016). Como vemos, hablamos de fechas recientes, pero desde entonces, esta distincin de Patrimonio de la Humanidad se ha otorgado tambin a las Minas de Mercurio de Almadn (2012), que en 2018 consigui superar los 15.000 visitantes. O en 2011, que el Museo de la Cal de Morn obtuvo la distincin de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Este modesto pero excelente ejemplo de buenas prcticas en turismo industrial, situado a algo ms de una hora de Sevilla, atrajo unos 4.000 turistas en 2016.Es por tanto la etiqueta de Patrimonio Mundial de la UNESCO un elemento que revaloriza y consigue atraer a un nmero de visitantes que ven en este distintivo una garanta de calidad en el destino visitado. En este sentido, existe un gran nmero de patrimonio industrial inter nacional que gracias al mismo consigue grandes cifras de visitantes. Entre ellos podemos citar, adems de Wieliczka (1.200.000 visitantes anuales), otros sitios emblemticos como Ironbridge (UK) que fue una de las cunas del turismo industrial patrimonial/histrico, y que en 2017 recibi 550.000 visitantes; o la Ruta Industriekultur, en la cuenca del Ruhr (Alemania) que recibe una media no inferior a los 10 millones de visitantes anuales. Pero no solo destinos de turismo industrial que disponen del reconocimiento de la UNESCO son importantes El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 112 centros de atraccin turstica. Por ejemplo la Ruta de Monumentos Industriales de Silesia (Polonia), recibi un milln de visitantes en 2017.Y volviendo a Espaa, tenemos referentes que arrojan cifras nada despreciables. Por ejemplo, el pionero sistema de museos del mNAC TEC (Museu Nacional de la Cincia i la Tcnica de Catalunya), que r ene a 27 museos creados en espacios emblemticos de los distintos sectores de la industrializacin de Catalua; en 2018 reuni a 550.000 visitantes. Mientras que la XATIC (Red de Turismo Industrial de Catalua), creada en 2006, y que rene oferta de turismo industrial, tanto patrimonial/histrico como de industria viva, en 2018 ha con seguido un total de 1.200.000 turistas, en el conjunto de su ms de medio centenar de municipios en los que presenta su oferta. El Parque Minero de Riotinto (Huelva), en el mismo ao lleg prcticamente a los 93.000 visitantes. Pero ms all de cifras de visitantes, que es un dato significativo pero no nico, podemos constatar el crecimiento e implantacin del turismo industrial de carcter patrimonial/histrico gracias a otros indicadores. En este sentido es absolutamente remarcable la aparicin de proyectos encaminados a estructurar, promover y promocionar este turismo. As, a los ya citados sistemas de museos de la industria, tecno loga y ciencia del mNACTEC, y de la XATIC (que es una asociacin de entes locales, con distintos programas para recursos asociados y de industria viva que permite vincularse a esta institucin, aunque no con la categora de socio oficial) hemos de citar los programas impulsados en su momento por la Cmara de Toledo y la de Cdiz (Cdiz Industria Viva), o la RETI (Red Espaola de Turismo Industrial), lamentablemente en este momento en estado de standby. Otros programas como el impulsado por las Diputaciones de A Corua, Segovia o Sevilla, han editado importantes guas y creado interesantes produc tos de turismo industrial (como la Ruta Naval en Ferrol), o premios anuales de turismo industrial, como en el caso de la D iputacin de Sevilla. En Andaluca, adems, la Junta edit sendas magnficas guas de turismo industrial de cada una de las provincias. A nivel local, tam bin ha habido especialmente en Castilla-Len municipios que han Josep Maria Pey Cazorla 113 editado sus guas y rutas de turismo industrial, como es el caso Bjar, Zamora o Segovia, entre otras.Recientemente, otras comunidades autnomas han emprendido serias polticas de desarrollo y promocin del turismo industrial en su territorio. Este es el caso de la provincia de Alicante, en que su Diputacin, a travs del Patronato Costa Blanca, ha impulsado el pro grama Made in Costa Blanca, con su gua correspondiente. Euskadi ha hecho lo propio con un ambicioso programa que tiene el objetivo de convertir el turismo industrial en una verdadera opcin a con siderar tursticamente en su comunidad. Adems de otras acciones, tambin edit una inter esante gua que recoge los principales atrac tivos de su turismo industrial patrimonial/histrico. El Principado de Asturias, por su parte, tambin ha editado una excelente gua de turismo industrial de la comunidad autnoma. En esta ltima Comunidad, adems, se ha lanzado para el curso 2018-2019, desde la Facultad de Turismo de la Universidad de Oviedo, el primer Curso de Experto Universitario en Gestin y Uso Turstico del Patrimonio Industrial y Minero (de 27 crditos), que cubri las 25 plazas ofertadas en menos de una semana. Si hablamos de guas de turismo industrial, a nivel internacio - nal, encontramos recientes ediciones en Italia (del pas en general o regiones concretas como Lombarda). En el Reino Unido se han editado una gran cantidad de guas temticas centradas en el patri monio industrial; especficas como por ejemplo del patrimonio del v apor (Steam Heritage) y de instituciones tan prestigiosas como la misma BBC. Otra venerable y respetable gua como la Michelin, en Francia, ya lleva tres ediciones de Les plus beaux lieux du Patrimoine Industriel, con una primera edicin en 2011, una segunda en 2013 y la ltima (en el momento de redactar esta ponencia) en 2017. Cabe decir, adems que Le guide du Routard, a su vez, ha sacado ya dos ediciones de guas de turismo industrial francs de industria viva; siendo la primera edicin de 2016 y la segunda de 2018. Podramos seguir hablando de guas de turismo industrial de lugares tan alejados como la de Nueva Escocia (Canad), pero no vamos a extendernos ms en ese punto. Tan solo citar, que han ido apareciendo tambin en El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 114 la red (online) varias guas y plataformas que renen y promocionan el turismo industrial, ya sea patrimonial/histrico o de industria viva. Este sera el caso de Industrial Travel. El inters por el turismo industrial tambin se constata con la creacin de nuevas empresas especializadas en este producto turstico. De este modo es remarcable la aparicin de AOTI (Asociacin de Operadores de Turismo Industrial), integrada por varios socios de distintas zonas de Espaa, que cubren la prctica totalidad de las comu nidades autnomas. Espaa tambin ha sido pionera al impulsar, a travs del ICTE, la norma 302 para obtener la distincin de la Q de calidad turstica en turismo industrial (2012) asimilada posteriormente a la ISO 13810, de rango internacional, aprobada en 2015 y que otorga la reconocida certificacin de calidad ISO. En 2018, la anteriormente citada norma UNE, incluira los requisitos especficos para los museos. En este siglo xxi, Espaa tambin ha acogido eventos importantes como dos Congresos Nacionales de Turismo de Patrimonio Industrial, en Sagunto (2006) y Segovia (2008), as como dos congresos europeos de Turismo Industrial, en Toledo (2008) y El Ferrol (2012).En el mbito promocional, tambin se realiz, en 2011, una Feria Ibrica de Turismo Industrial, en Talavera de la Reina, que sirvi de marco para la Jornada, convocada por la Secretara de Estado de Turismo (organizada por la XATIC, la Diputacin de A Corua y la Cmara de Toledo, mediante la empresa El Generador) para plantear la creacin de lo que sera la RETI (Red Espaola de Turismo Industrial). Recientemente, desde el ao 2016, se organiza una feria de turismo minero FETUMI en el Pozo Sotn de Asturias, que goza de gran popularidad y asistencia de pblico; sobre todo de la comunidad autnoma. Este evento combina visitas a sus instalaciones, con un espacio de stands expositivos en que se ofrece informacin de turismo industrial de Espaa y muy en especial de turismo minero. Tambin cuenta con una gran cantidad de actividades ldicas, como talleres, demostraciones, gastronoma y espectculos musicales. Josep Maria Pey Cazorla 115 Desde 2017, el segundo saln internacional de turismo de Espaa, el B-Travel Barcelona, acoge tambin un rea especfica de turismo industrial que cuenta con presencia de la oferta principal de Espaa, as como de otros pases europeos y con expectativas de ampliar esta representacin, incluso con pases de otros continentes en ediciones prximas. Esta rea temtica de turismo industrial, llamada B-Industrial, adems de los stands expositores, dispone de un rea de actividades para el pblico donde se realizan demostraciones, talleres, degustaciones, etc. En paralelo a la parte expositiva para el pblico, se desarrollan las Jornadas Profesionales de Turismo Industrial, que cuen tan con presentaciones de proyectos y productos de turismo industrial para el sector profesional; debates y mesas redondas; con AAVV y TTOO y visitas a lugares de turismo industrial en los que se aprovecha para hacer un cocktail-networking. B-Industrial cuenta con el valor aadido de que, al inscribirse en una feria ms generalista, permite visualizar de forma agrupada la oferta de turismo industrial, ayudando a dar a conocer al pblico y popularizar el concepto turismo industrial y lo que ste representa. En 2018, la Diputacin de Sevilla, tambin ha organizado una feria de turismo industrial, con el objetivo de promocionar la oferta turstica de esta modalidad, existente en su provincia. En conclusin, pensamos que hay motivos para tener una visin positiva respecto a la valorizacin del patrimonio industrial, a travs del turismo. Si bien es cierto que an estamos lejos de conseguir darle el relieve y posicionarlo adecuadamente, como se ha logrado en otros pases. En este sentido, cabe esperar que las instituciones en general y la administracin pblica en concreto, se acaben de convencer de que apostar por el turismo industrial es un acierto y que con su soporte y una adecuada inversin de recursos en el patrimonio industrial, se puede conseguir que esos antiguos espacios de produccin, que otrora generaban riqueza para el territorio, pueden de nuevo aportar desa rrollo y prosperidad, gracias al turismo. El turismo industrial, una forma de poner en valor un patrimonio histrico-cultural 116 Referencias bibliogrficas Capel, H. (1996). El turismo industrial y el patrimonio histrico de la electricidad. En Actas de las I Jornadas sobre Catalogacin del Patrimonio Histrico. Hacia una Integracin Disciplinar (Sevilla, 1995) (pp. 170-195). Sevilla: Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico. COMIT TCNICO AEN/CTN 302 (2013). PNE 302001. Turismo Industrial. Requisitos para la prestacin del servicio. AENOR. COMITE TCNICO AEN/CTN 302 (2016).Turismo Industrial. Norma UNE- ISO 13810. AENOR. Edwards, J. y Llurds, J. C. (1996). Mines and quarries: Industrial heritage tou- rism. Annals of Tourism Research, 23(2), 341-363. Hospers, G. (2002). Industrial Heritage Tourism and Regional Restructuring in the European Union. European Planning Studies, 10(3), 397-404. Otgaar , A. H. J. (2010). Industrial Tourism: Where the Public Meets the Private. (Tesis doctoral). Erasmus Research Institute of Management . Erasmus University (Rotterdam). Recuperado de: hdl.handle.net/1765/21585 Simonson, L. R. (1974). A study of Industrial Plants Tours as Important Tourism Attractions. (Tesis doctoral). A&M University (Texas). Unamuno, M. de (1903). De mi pas. Madrid: CyL. ltima Josep Maria Pey Cazorla 117 Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 1 Patricia S. Martnez Universidad de Alicante Resumen Forman parte del rico patrimonio industrial de Elda las dos fbricas perte necientes a Emrito Maestre y a su familia: una fbrica de cartn y cajas y su colonia, ubicadas ambas en la partida de Casas de Santo y levantadas entre la primera y la segunda dcada del siglo xx; y una fbrica de cartn, emplazada en la partida de El Monastil. El complejo formado por la fbrica y su colonia pudo ser estudiado a partir de fuentes arqueolgicas, escritas, visuales y orales que han proporcionado informacin sobre su caracterizacin, el uso de sus espacios y los materiales constructivos empleados en ellas, permitiendo con ello conocer sus desarrollos constructivos y obtener datos sobre el proceso productivo llevado a cabo en ella. La fbrica de cartn tambin fue estudiada 1. Esta investigacin fue iniciada para una asignatura del Mster en Arqueologa y Gestin del Patrimonio de la Universidad de Alicante cursado en 2010-2011. Queremos agra decer al profesor de la asignatura, Jess Moratalla Jvega, al arquelogo municipal de E lda, Juan Carlos Mrquez Villora, y al profesor de Geografa de la Universidad de Alicante, Jos Ramn Valero Escandell, la ayuda, el consejo y el apoyo prestados en el desarrollo inicial de esta investigacin. Gracias, asimismo, por su ayuda y colaboracin, al personal del Archivo Histrico Municipal de Elda, del Registro de la Propiedad y del Museo del Calzado, as como a todas las personas entrevistadas, a la familia Maestre, a la familia Gom-Camps y a la familia Gonzlez Abelln. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 117-144. 118 a partir de las fuentes mencionadas, si bien su investigacin no pudo ser tan exhaustiva y profunda, por lo que la informacin obtenida sobre ella es mucho ms limitada. Por otra parte, el proceso productivo llevado a cabo en la fbrica de Casas de Santo para la elaboracin del cartn y la fabricacin de las cajas pudo ser investigado gracias a las fuentes orales y con apoyo de las fuentes arqueolgicas y visuales, as como de la bibliografa especfica sobre produccin de papel y cartn. De este modo, ha sido posible conocer la importancia y significacin de estos edificios industriales, los cuales, a pesar de lo que podra esperarse, no han recibido la atencin, proteccin y consideracin merecidas como elementos integrantes del patrimonio eldense. Palabras clave: Patrimonio Industrial, Elda, fbrica de cartn y cajas, colonia, proteccin, conservacin. 1. Elda y el Patrimonio Industrial La ciudad de Elda, situada en la comarca del Medio Vinalop, ha sido, desde inicios del siglo xix, una ciudad dedicada a la produccin zapatera, la cual se desarroll como industria del calzado e industrias auxiliares a mediados de dicho siglo, siendo la aparicin de las factoras propia del ltimo decenio (Valero et al., 1992: 21). Esta industria ha dado lugar a la existencia de un patrimonio que genera conocimiento, que permite el desarrollo de la memoria y que sirve a la cultura y al turismo. Forman parte de este patrimonio industrial las diversas fbricas que han dado cabida a los procesos productivos, tanto de la propia industria del calzado, como de las diversas industrias auxiliares de esta. Entre los complejos fabriles de una de las industrias auxiliares, la industria de cartn, destacan aquellos pertenecientes a Emrito Maestre y a su familia, de los cuales, uno posea una colonia y estaba dedicado a la produccin de cartn y cajas, mientras que el otro, vinculado a una villa, acoga la produccin de cartn. Para el estudio de estos dos ejemplos nos servimos de diversas fuentes: las fuentes arqueolgicas, que comprenden los propios edificios que formaban ambas fbricas y la colonia; las fuentes escritas, que estn formadas por la documentacin procedente del AHME concretamente, distintos padrones de Patricia S. Martnez 119 poblacin, el registro fiscal y varios peridicos de la poca que nos hablan del desarrollo industrial contemporneo, y por la documentacin del Registro de la Propiedad de Elda compuesta por las notas de r egistro concernientes a las fincas que formaban las fbricas; las fuentes visuales, entre las que se encuentran un conjunto de fotografas de distintas fechas en las que es posible observar la caracterizacin de uno de los conjuntos fabriles; y, por ltimo, las fuentes orales, consti tuidas por los testimonios de trabajadores y trabajadoras de la fbrica y por la informacin aportada por aquellas personas conocedoras de distintos aspectos sobre las fbricas y su proceso productivo. Ambas fbricas han sido objeto de estudio de este trabajo porque constituyen una parte muy significativa de la historia de la ciudad de Elda y porque materializan un ejemplo del proceso industrial desarrollado en Elda a principios del siglo xx, mostrando el caso del enriquecimiento progresivo de un burgus que comenz poseyendo terrenos, continu creando dos fbricas y no solo acab siendo alcalde y viviendo en una de las zonas principales de la ciudad, sino que tam bin fue capaz de promocionar a su familia y conseguir que sus hijos ascendieran social y econmicamente. P ero an resulta ms significativo que estas dos fbricas se compongan de un conjunto de inmuebles de caractersticas nicas que, si bien deben ser protegidos, estn siendo objeto de un peligroso desinters por parte de la administracin y de la ciudadana, de forma que la informacin que poseemos sobre ellas debe ser difundida con el fin de que se conozca su valor histrico y patrimonial y que se tome conciencia de la necesidad de proteger los restos que todava quedan de ellas. 2. Las fbricas de Emrito Maestre Como acabamos de mencionar, Emrito Maestre y su familia posean dos fbricas en Elda: aquella dedicada a la produccin de cartn y cajas estaba ubicada en la partida de Casas de Santo y constituye la base de nuestra investigacin, ya que es la fbrica que hemos podido prospec tar, sectorizar y estudiar con mucho ms detalle (figura 1); y aquella otra dedicada exclusivamente a la fabricacin de cartn, localizada en la Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 120 partida de El Monastil y de la que no podemos hablar en profundidad debido a que la visita que realizamos a su interior y su documentacin fotogrfica no han sido seguidas por ms trabajos de campo ni por una investigacin ms completa de las fuentes escritas y orales (figura 2). En consecuencia, la informacin que podemos ofrecer sobre el complejo fabril de Casas de Santo incluye un anlisis de cada una de las naves y cuerpos que conformaban la fbrica, as como un anlisis del conjunto de viviendas que formaban su colonia y que tambin pudimos visitar, prospectar, sectorizar y estudiar en detalle. 2.1. El conjunto fabril de Emrito Maestre ubicado en la partida de Casas de Santo (Elda) Para conocer con detalle las fuentes arqueolgicas que forman parte de esta fbrica, llevamos a cabo una sectorizacin de la zona a estudiar Figura 1. Fachada principal de la fbrica situada en Casas de Santo. Fotografa: autora. Patricia S. Martnez 121 en la que diferenciamos los diversos edificios de los que constaba el conjunto fabril y procedimos, despus, a una prospeccin de aquellos analizando sus fachadas. La sectorizacin y la prospeccin nos permitieron conocer el exterior de la fbrica y de su colonia, pero, para conocer su interior, realizamos distintas visitas. Realizamos dos visitas a la fbrica durante las cuales pudimos observar la distribucin de sus espacios, la finalidad de algunos de estos, los materiales constructivos empleados en ellos y la permanencia de algunas estructuras empleadas en el pr oceso productivo del cartn. La primera de estas visitas nos permiti, adems, documentar fotogrficamente el interior de la fbrica, mientras que, durante la segunda, pudimos grabar en vdeo el recorrido que hicimos por los distintos cuerpos y naves que conformaban la fbrica. Figura 2. Fachada principal de la fbrica situada en El Monastil. Fotografa: autora. Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 122 a) Estudio del exterior de la fbrica y de su colonia La sectorizacin de los distintos edificios que conformaban el conjunto fabril nos permiti prospectar cuatro sectores distintos. El sector 1 constaba de la manzana formada por las calles Concilios de Toledo, Juan de Austria, San Roque y palo, y la carretera Circunvalacin. En esta manzana se encontraba la fbrica, junto con cuatro de las casas de la colonia dotadas de jardn delantero. Una de las fachadas correspondientes a la fbrica destac por la presencia de una construccin a dos aguas, que pr esentaba prdidas del enfoscado, siendo visible la mampostera, y por la presencia de una chimenea, que evidenciaba la existencia de un hogar domstico que, al estar cerca de la puerta de acceso a la fbrica, podra haber constituido la vivienda del vigilante. Otras dos fachadas correspondan a sendas naves de la fbrica dispuestas en perpendicular y que mostraban un notable estado de abandono, visible por los grafitis recientes, el mal estado de los vanos, la falta de enfoscado en algunas zonas y el crecimiento desmesurado de maleza. En el caso de las cuatro viviendas de la colonia, pudimos observar que posean un jardn delantero cerrado por muros de medio metro de altura a los que se superpona un enrejado metlico, y que presentaban como aberturas tres vanos dos ventanas y una puerta, recercados en su parte superior por molduras de estuco en blanco. Se apreciaba en ellas un gran crecimiento de la vegetacin, as como numerosos daos en la pintura de su alzado y su zcalo. Tambin se hallaban en este sector otros edificios cuyas fachadas prospectamos y analizamos y entre los que destacaron varias viviendas de las que sabe mos, gracias a las fuentes orales, que fueron habitadas en el pasado por los trabajadores de la cercana fbrica de zapatos de Rodolfo Guarinos. Sin embargo, dado que estos edificios no formaban parte del complejo fabril, dejamos su anlisis fuera de este trabajo de investigacin. El sector 2 estaba compuesto por la manzana que forman las calles San Roque, Juan de Austria, Canarias y Emrito Maestre. Este sector inclua las otras tres viviendas de la colonia dotadas de jardn delantero, las cuales repetan el esquema de las casas ajardinadas del sector 1 y que presentaban daos fcilmente perceptibles prdida de las capas de pintura, desprendimientos del enfoscado, fbrica de mampostera Patricia S. Martnez 123 al descubierto, adems de vanos tapiados. Estas viviendas formaban en conjunto una nica manzana y presentaban en sus paramentos exterior es claros rasgos de abandono prdida de capas de pintura y enfoscado en zcalos, presencia de grietas y grafitis. Resultaba evidente que, en un determinado momento, fueron realizadas reformas en los v anos, adems de que los enrejados presentes en estos seguan siendo los enrejados originales. El sector 3 estaba formado por las calles Emrito Maestre y palo y en l se encontraban las fachadas pertenecientes a las viviendas que fueron habitadas por los trabajadores y que constaban de dos alturas. Sabemos, aunque no pudimos entrar en todas y cada una de las viviendas, que estas presentaban la misma distribucin en planta, que se corresponde, adems, con aquella de las viviendas pertenecientes a los sectores 2 y 4: entrada con un pequeo recibidor que da paso a dos dormitorios y a un saln y desde el que se accede a la cocina y a un patio. Observamos, no obstante, una transformacin que rompi el esquema original, dando lugar a que cinco ventanas de cinco de las viviendas fueran rebajadas hasta ser convertidas en puertas. La entrada por una de estas nuevas puertas nos permiti ver la existencia de una escalera que suba hasta la primera planta de la vivienda. Esto nos llev a pensar que, en un determinado momento, en cinco viviendas alternas se sustituy el espacio correspondiente a un dormitorio por un hueco de escalera que dio paso a las plantas superiores, quedando estas separadas de la planta baja y conformando por s mismas otras dos viviendas. El estado de las fachadas era desigual, pero la mayora presentaba numerosas prdidas de pintura en el alzado y en el zcalo, habiendo sido algunas de ellas reparadas con aadidos de cemento. Tambin observamos humedades en las cubiertas correspondientes, sobre todo, en los balcones de las segundas plantas, y desperfectos en los costados de las ventanas enrejadas, evidenciando una adicin o un cambio en aquellas. Destacaba, sobre las puertas que conducan a las plantas superiores, una placa que haca alusin a la adscripcin de las viviendas al Instituto Nacional de la Vivienda, fechada a 15 de julio de 1954, y que podra ayudarnos a fechar la reforma que hemos mencionado. Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 124 Por ltimo, el sector 4 estaba conformado por las calles Canarias, Juan de Austria, Baleares y Emrito Maestre (figura 3) y corresponda, igual que el sector anterior, a las viviendas que formaban parte de la colonia. Las fachadas de estas viviendas repetan el esquema de dos ventanas y puerta central enmarcadas por una moldura. Sin embargo, la vivienda nmero 2 de la calle Baleares no segua este esquema debido a que, como supimos ms tarde por las fuentes escritas y orales, ya no era propiedad de la familia Maestre. Este era el mismo caso para la vivienda nmero 1 de la calle Juan de Austria, que tambin haba pasado de manos de la familia Maestre a manos de otro propietario particular. El mal estado de la gran mayora de las viviendas era muy evidente por la grave prdida de pintura y enfoscado, la cual nos permi ta llegar a ver la mampostera inferior, as como por la humedad, que afectaba gravemente al paramento exterior y, probablemente, tambin al paramento interior de dos de las viviendas. Figura 3. Viviendas de la calle Emrito Maestre. Fotografa: autora. Patricia S. Martnez 125 b) Estudio del interior de la fbrica Antes de exponer el estudio del interior de la fbrica, nos gustara indicar que, para que la descripcin de sus espacios resulte ms comprensible, acompaamos la exposicin de un plano que recoge grficamente la configuracin espacial de la fbrica (figura 4). Gracias a este plano hemos confirmado que el conjunto fabril estaba compuesto por la unin de dos grandes naves rectangulares, que hemos denominado naves 5 y 6, que eran paralelas entre s y que estaban orientadas en un eje sur este-noroeste. Cada una de ellas estaba unida, a travs de su vestbulo, a una tercera nave, a la que llamamos nave 4, que estaba orientada en direccin norte-sur y que conectaba con el resto del com plejo tras girar en su extremo norte unos setenta grados hacia el este. Tambin detectamos la existencia de un cuerpo, que hemos denominado cuerpo D, que se encontraba adosado al vestbulo de la nave 5 y que estaba orientado en direccin este-oeste. El resto del complejo se compona de una nave orientada en eje este-oeste, a la que hemos llamado nave 2 y a la que se adosaba, en su extremo septentrional, un cuerpo de menores dimensiones paralela a ella, al que llamamos cuerpo B, y, en el costado meridional, dos naves, una, situada ms al este y a la que hemos llamado nave 3, y otra, a la que hemos nombrado nave 1 y que estaba situada ms al oeste. Las dimensiones de naves y cuerpos tambin los hemos calculado, de forma aproximada, gracias al plano, tomando la longitud real de la entrada a la fbrica situada en la carretera Circunvalacin y comparando esta medida con la medida, en el plano, de la misma entrada. Las visitas al interior de la fbrica nos permitieron observar cada uno de estos espacios e identificar los materiales constructivos con los que fueron levantados. Iniciamos la visita entrando, a travs de la puerta ubicada en la carretera Circunvalacin, en la nave 5, donde pudimos ver que las paredes se hallaban levantadas a partir de hiladas de ladrillos huecos trabados entre s por un mortero de cemento y cubiertos por un enfoscado de yeso, mientras que la cubierta estaba dispuesta a dos aguas. Dado el mal estado de esta y el desprendimiento de varios de sus materiales, pudimos ver que estaba sostenida por varias cerchas de madera, que, por encima de ellas, haba sido dispuesto un Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 126 Figura 4. Planta de la fbrica en la que se observan las distintas fases de su construccin. Fuente: elaboracin propia a partir de la planta cedida por G. Segura. Patricia S. Martnez 127 entramado de caizo que funcionaba como aislante y que, sobre este entramado de caizo, haba sido colocado un entramado de listones de madera que serva de apoyo al conjunto de tejas planas que cerraba la cubierta. Las dimensiones de esta nave habran alcanzado unos 6,26 m de ancho por 32 m de largo. Desde esta nave, atravesando un conjunto de varios espacios sin definir que llamamos cuerpo D, se llegaba a un patio a cielo descubier to que formaba un pasillo rectangular de 2,94 m de ancho por 25,76 m de largo, y que permita la entrada a la fbrica a travs de una puerta situada en su extremo final, puerta que constitua la entrada principal a la fbrica desde la calle Juan de Austria. Este patio permita tambin el acceso, a travs de puertas y ventanas, a dos conjuntos de espacios que denominamos cuerpos B y C y que estaban edificados y orientados en direccin este-oeste. Estos cuerpos, de unos 66,69 m2 y 118,81 m2, respectivamente, tenan cubiertas planas, inclinadas hacia el patio y rematadas por tejas planas. En su interior se hallaban divididos por una serie de tabiques que creaban un conjunto de pequeos espacios cerrados que, en algunos casos, comunicaban entre s. En los paramentos daados de estos espacios pudimos observar que los muros estaban alzados a partir de mampos tera trabada con mortero y revestida con un revoco de tierra y yeso. Los desperfectos de los techos nos permitieron, adems, observar cmo estos se componan de un falso techo de caizo y yeso, por encima del cual se dispona un entramado de listones de madera en el que apoyan las tejas. A este patio se abra, tambin en su extremo final, una segunda puerta que daba paso al cuerpo que hemos denominado cuerpo A, que estaba conformado por un espacio, dotado de alicatado en las paredes y en el que identificamos una antigua cocina de lea, y por una serie de estancias, que parecan comunicar con el jardn que daba a la calle Juan de Austria, pero que no pudimos examinar porque se hallaban tapiadas. Esta caracterizacin de los espacios nos llev a pensar que este cuerpo, que comprenda unos 91 m2, habra constituido una vivienda, concretamente, la vivienda ocupada por el guarda de la fbrica de la que nos hablaban las fuentes orales. Desde este lugar, retrocedimos por el patio y el cuerpo D para llegar a la nave 6, que posea mayores Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 128 dimensiones y amplitud que la nave 5 concretamente, 9,94 m de ancho por 31,65 m de largo y que se hallaba dividida tambin en dos espacios. Sus muros fueron levantados con ladrillos huecos trabados con cemento, mientras que su techo, configurado a dos aguas, estaba sostenido por cerchas metlicas apoyadas sobre pilares que sobresalan de las paredes. La presencia de cerchas metlicas nos permiti saber que esta nave era cronolgicamente posterior a la nave 5, dotada, en cambio, con cerchas de madera. Desde aqu accedimos a la nave 4, que estaba orientada en direccin norte-sur y que ocupaba unos 184,29 m 2, los cuales se hallaban divididos por tabiques en dos mbitos: en el primero, el mal estado de la cubierta nos permita ver el entramado de caizo y los listones que sujetaban las tejas, destacando la ausencia de cerchas y la caracterizacin plana de la cubierta en el centro e inclinada en los extremos; en el segundo, destacaba la presencia de una cercha que sostena una techumbre rematada por tejas planas, as como la existencia de una puerta que daba salida al solar de la fbrica. Aunque no quedaba ningn resto material que as lo evidenciara, sabemos, gracias al plano, que en este solar estuvieron emplazados los secaderos y tambin sabemos, gracias a varias fotografas de la dcada de 1950 y la documentacin del Registro de la Propiedad, que estos constituan cobertizos de madera y teja en los que los cartones eran colgados en fila de a uno en dos hileras, una superior y otra inferior. La observa cin de la nave desde este solar nos permiti saber que fue levantada en mampostera trabada con mor tero de tierra y enlucida con yeso. La siguiente nave en nuestro recorrido fue la nave 2, que estaba levantada con mampostera trabada por mortero de cal y revestida con mortero. Esta era la nica nave de todo el complejo que presentaba dos alturas, cada una de unos 189,66 m 2 aproximadamente. De las dos alturas, la superior constitua un espacio abierto de iguales caractersticas que la inferior. El techo de esta conformaba el suelo de la planta por encima de ella y pareca formado por ladrillos unidos por cemento, enluci dos con yeso y superpuestos a un entramado de vigas de metal que estaban dispuestas en paralelo y bajo las cuales cr uzaban, perpendicularmente, otras de mayores dimensiones. La nave se abra al exterior en su extr emo meridional a travs de varias puertas que daban a un Patricia S. Martnez 129 espacio abierto en el que existan un cuerpo, de unos 126,96 m2 que pareca dividido en distintos espacios, y dos cobertizos. Estas construcciones son las que presentaban un peor estado de conservacin, tanto, que era difcil ver su caracterizacin. Entre los restos constructivos, pudimos apreciar dos muros que conformaban el cuerpo y que haban sido levantados, segn los materiales visibles, con ladrillo hueco trabado con cemento y sin ningn tipo de revestimiento en un tramo; algunos pilares, que fueron tambin construidos con ladrillo hueco trabado con cemento y que podran haber sostenido el techo de la nave; algunos listones de madera, que debieron de formar parte de las cubiertas y de los cuales, tres o cuatro permanecan toda va dispuestos como parte de una cubierta inclinada, mientras el resto haban cado al suelo; y huellas dejadas por los listones de madera y las tejas en algunas z onas de la fachada de la nave 2. En este espacio encontramos tambin un molino, compuesto de dos muelas realizadas con granito blanco y de las cuales, una permaneca encastrada en una estructura parcialmente destruida de la que se apreciaba su fbrica en ladrillo hueco y cemento, mientras la otra yaca en tierra; adems de unas pilas construidas con los mismos materiales y adosadas al para mento de la nave 2, justo bajo las huellas de la cubierta; as como los restos de una construccin rectangular levantada en ladrillo macizo. El mal estado de conservacin de las estructuras presentes en este espacio nos llev a considerar que, aunque en ese momento no pudiera apre ciarse con toda certeza si constitua un espacio parcialmente abierto al air e libre, probablemente, en un principio, se habra tratado de una nave cerrada, a la que dimos el nombre de nave 1. Desde aqu, pasando de nuevo por la nave 2, accedimos a la nave que llamamos nave 3, la cual se adosaba, en su extremo oriental, a la nave 2 y estaba constituida por tres mbitos: en el primero, de 40,85 m2, observamos restos de mobiliario de madera en las paredes y en el suelo; en el segundo, de 18,27 m 2, apreciamos, gracias a los daos en los techos, que se repe ta el esquema de techos falsos construidos a base de caizo y yeso y cubiertos por un entramado de listones de madera que sujetaba el entramado de tejas; en el ltimo de los mbitos, de 17,28 m2, vimos, adosado a su extremo sur, un mueble corrido de madera sobre el que Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 130 se situaba un tramo de pared alicatado. Las paredes aparecan en los tres espacios en buenas condiciones, sin desconchados, por lo que no nos fue posible observar el material constructivo, que se hallaba revestido por un enfoscado de cemento. A travs de una puerta en el tercer mbito, accedimos al extr emo oriental de la nave 1, en el que vimos, entre la maleza, la continuacin de uno de los cobertizos, el cual cubra dos enormes cubas circulares que podran haber sido utilizadas para la elaboracin de la pasta del cartn. Finalizamos la primera de nuestras visitas con la observacin de una rampa, de la que tuvimos noticia gracias a un vecino de la zona, quien, muy amablemente, nos permiti acceder a su garaje, situado en la calle Juan de Austria, para poder llegar hasta ella. Esta rampa, que corra por encima de los cuerpos C y D de la fbrica hasta llegar a la segunda planta de la nave 2 por su extremo noreste, permita, segn las fuentes orales, que los carros, tirados por mulas y cargados con los paquetes de papeles y cartones con los que se haca la pasta del cartn, llegaran hasta el interior de la fbrica y depositaran, de este modo, la materia prima en el interior de la nave. La rampa estaba cerrada por el muro que delimitaba el extremo septentrional de la fbrica, el cual, levantado en mampostera con mortero de tierra y enfoscado de tierra y yeso, se mantena en pie y era visible en el interior del mencionado garaje cuando realizamos nuestra visita. Cerca de la rampa, pero sobre el cuerpo B, era posible observar la presencia de una cuba de agua circular en la que se recoga, a travs de un canaln y su bajante, el agua de lluvia que, segn las fuentes orales, era utilizada para enfriar las mquinas que se utilizaban en el proceso de produccin. Desde la rampa pudimos observar tambin una cuba de agua rectangular, de cuyo uso nos informaron las fuentes orales, dicindonos que recoga el agua que sobraba de la cuba circular y que bajaba a travs de tube ras hasta el abrevadero de las mulas, el cual estaba situado en el patio r ectangular de la fbrica. Las fases constructivas del complejo fabril se entienden a partir de los materiales constructivos y de las estructuras vinculadas al proceso productivo observados, puesto que es posible inferir una cronologa relativa de los edificios teniendo en cuenta que, como indican diversas Patricia S. Martnez 131 fuentes, el uso de la piedra es anterior al uso del ladrillo macizo, el ladrillo hueco empez a ser utilizado en Espaa a partir del ao 1928, la teja plana es anterior en uso a la teja curva y las cerchas de madera fueron empleadas con anterioridad a las cerchas metlicas. Adems, las fuentes escritas, concretamente el peridico El Liberal de Elda del 18 de septiembre de 1915 y las notas del Registro de la Propiedad, arrojan dos fechas clave: el ao 1906 para el inicio de la construccin de la fbrica de Casas de Santo y la dcada de 1950 para el fin de las transformaciones constructivas en las fincas que formaban esta fbrica. Los cuerpos y naves levantados en mampostera y los restos correspondientes a los elementos del proceso productivo son los primeros que habran aparecido, siendo, por tanto, construidas en un primer momento las naves 1 y 2 junto con las naves 3 y 4, as como los cuerpos A, B, C y D. En la fase siguiente habra sido levantada la nave 5 y, en la ltima fase, la nave 6. A una de estas dos fases pertenecera la construccin de la rampa o, al menos, la reforma que sufriera, puesto que los materiales a ella asociados estn constituidos, principalmente, por ladrillo hueco. Tambin durante una de estas dos fases se habran realizado reformas en las naves 1 y 2, como demostrara la presencia del ladrillo hueco, del cemento y del entramado de vigas de metal. Nos gustara matizar que, en el caso de la nave 1, la presencia de las pilas, del molino y de las cubas nos llev a pensar que se trataba del ncleo de la fbrica en el que se produca el cartn, mientras que la presencia de los restos de pilares y cubiertas nos llevaron a inferir que este espacio habra estado cerrado y habra conformado una nave. El hecho de que fuera la nave en la que se produca el cartn, unido a la presencia del ladrillo macizo y los listones de madera, nos permiti creer que esta nave debi ser la primera nave de la fbrica, la que dio lugar a que aparecieran las naves restantes, por lo que la llamamos nave 1. Adems, pensamos que, al ser el ncleo productivo y original de la fbrica, deba de tratarse de la primera finca que existi de la fbrica y que aparece mencionada como tal en el registro fiscal del Archivo Histrico y en las notas del Registro de la Propiedad. No obstante, tambin podra ser posible que, segn algunos indicios presentes en las fuentes arqueolgicas y en las fuentes escritas, la nave original de la fbrica fuera la nave 2 y que la nave 1 Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 132 constituyera, en realidad, un patio de aquella en el que se levantaron una serie de cobertizos, algunos de los cuales habran sido sostenidos por los pilares que observamos, mientras que otros, dadas las huellas de listones y de tejas, habran estado adosados a la fachada de la nave. c) Estudio del interior de algunas viviendas de la colonia La visita que realizamos a las viviendas nmero 6 y nmero 10 de la calle Emrito Maestre, as como la visita a la vivienda nmero 12 de la calle Juan de Austria, nos permiti entender que todas las viviendas posean los mismos materiales constructivos y la misma distribucin interna. En el caso de la ltima vivienda, concretamente, cruzada la puerta de entrada, vimos que posea un recibidor que daba paso a tres espacios separados a partir de tres puertas de doble batiente. A travs de las puertas situadas a izquierda y derecha, pudimos penetrar en unas estancias que destacaban por poseer ventanas que daban a la calle, de forma que estas ventanas enmarcaban la puerta de entrada. La puerta frontal daba acceso a un saln, desde el cual pasamos, a travs de sendas puertas, a una tercera estancia, a la cocina y a un patio. En este ltimo se encontraban ubicados un aseo y otro espacio usado como segunda cocina o como trastero. En cada espacio, excepto en la cocina que se encontraba alicatada, los desperfectos de las paredes permitan ver su aparejo: en los muros de cierre del exterior de la vivienda, la tc nica constructiva estaba constituida por una mampostera de piedra con mor tero de tierra y cal cubierta por un enfoscado de yeso forrado con papel pintado, midiendo el muro 60 cm de ancho; las paredes interiores, en cambio, eran tabiques conformados por ladrillos huecos del tres trabados entre s por un mortero de tierra y cal. Con respecto al techo, este se encontraba rebajado en todos los espacios, siendo, probablemente y en un principio, la altura de 5,30 m de cielo raso y 2 m la altura hasta el tejado. Las cubiertas, dispuestas a cuatro aguas y corridas, se encontraban formadas, en el exterior, por tejas planas de izquierda en sus faldones y tejas curvas en sus limatesas; mientras en el interior vimos una cercha de madera sobre cuyos pares se situaba un entramado de paja que serva de aislante y que habra conformado, Patricia S. Martnez 133 junto con el yeso, un falso techo, de iguales caractersticas a los techos ms antiguos que ya habamos visto en el interior de la fbrica, lo cual nos podra ofrecer una datacin relativa. En cuanto al suelo, este estaba formado por losetas de baldosa hidrulica en tonos castaos, verdes y amarillos, que reproducan dibujos geomtricos. Por ltimo, destacaba la ausencia de cimentacin en estas viviendas, hecho que, sin duda, ha agravado los problemas de humedad que las viviendas ya presentaban por el abandono y la exposicin a los cambios climticos.A partir de esta informacin sobre las fuentes arqueolgicas, junto con la informacin aportada por las escritas y las orales, podemos cono cer las fases constructivas de la colonia. Una primera fase, con fecha post quem en el ao 1928, habra correspondido a las viviendas de los sectores 1, 2 y 4, as como las plantas bajas de las viviendas del sector 3. Una segunda fase, posterior al 15 de julio de 1954 y evidenciada por la reforma y las placas mencionadas, correspondera a la construccin de la primera y segunda planta de las viviendas del sector 3. 2.2. La fbrica de Emrito Maestre ubicada en la partida de El Monastil (Elda) La fbrica ubicada en la partida de El Monastil estaba dedicada, segn las fuentes orales a las que hemos consultado, nicamente, a la produccin del cartn. Campano Azorn (2007: 52 y 69) ha vinculado su pr esencia a la existencia en la zona de una villa e indica que esta fbrica se corresponda con la tipologa villa-factora. La visita que realizamos a la fbrica en el ao 2011 nos permiti comprobar que, efectivamente, exista una residencia tipo villa a menos de trescientos metros de la fbrica, en direccin este. Lamentablemente, durante la visita no nos fue posible estudiar el interior de la villa ni documen tarla fotogrficamente, como tampoco nos fue posible comprobar, por medio de las fuentes orales, la finalidad de la villa ni su relacin con la fbrica. En cambio, las fuentes orales s nos confirmaron la pertenencia de la propiedad a la familia Maestre. La consulta de la documentacin del Registro de la Propiedad de Elda nos permiti verificar la existencia de varias fincas, pertenecientes a la familia Maestre, en la partida de Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 134 El Monastil, si bien la gran cantidad de notas correspondientes a ellas y su dispersin entre los diversos tomos que conformaban la documentacin nos impidi profundizar en la bsqueda de informacin y localizar la finca concreta que se correspondera con la villa. En cuanto a la fbrica en s, su visita nos permiti tanto conocer su interior como documentar fotogrficamente los edificios que formaban parte de la misma. No obstante, no pudimos llevar a cabo el estudio de todos los espacios con la profundidad que nos hubiera gustado debido a que algunos de ellos estaban en uso en el momento, sirviendo como vivienda y como cochera. A pesar de ello, confirmamos que, en un principio, muchos de estos espacios haban formado parte de la fbrica y que en ellos haban sido llevadas a cabo distintas fases del proceso productivo del cartn. Aunque la ausencia de maquinaria nos impidi el reconocimiento especfico de todos los espacios, el hallazgo de algu nas estructuras nos confirma el uso de algunos de ellos. Este es el caso de una de las salas en las que localizamos una estr uctura que, tras la visita y la comparacin con fotografas y maquetas, identificamos con una pila holandesa, de forma que sabemos que en la sala en cuestin se habran fabricado, como explicaremos ms adelante, la masa del cartn a partir de la pasta de papel. Tambin comprobamos que los materiales constructivos con los que haban sido levantados estos espacios coin cidan con los materiales empleados en la construccin de la fbrica de la par tida de Casas de Santos. Adems, encontramos evidencias de la existencia de secaderos durante el periodo de funcionamiento de la fbrica, ya que, por un lado, pudimos ver restos conservados de los rales por los cuales, segn las fuentes orales, habran sido reconducidas al interior de la fbrica, cargadas en vagonetas, las hojas ya secas de los cartones; y, por otro, hallamos acumuladas unas piezas de madera con forma de peine, en cuyos huecos se disponan unas ruedecitas, tambin de madera, que, descendiendo por las pas, atrapaban las hojas de cartn y permitan que estas quedaran en suspensin sin que cayeran al suelo. Patricia S. Martnez 135 3. El proceso de produccin A partir de las fuentes orales y, con apoyo de las fuentes arqueolgicas y visuales, adems de la bibliografa correspondiente a la fabricacin del papel y del cartn, hemos podido conocer, a grandes rasgos, el proceso productivo llevado a cabo en la fbrica de Casas de Santo, tanto en relacin a la produccin del cartn, como en relacin a la fabricacin de las cajas. 3.1. El proceso de produccin del cartn Sabemos, gracias a la bibliografa sobre fabricacin de papel y de cartn, que el segundo es producido de forma similar al primero. Adems, las fuentes orales tambin nos han aportado una breve descripcin de cmo se produca el cartn en la dcada de 1950 en la fbrica. Gracias a estas dos fuentes, podemos describir cada uno de los pasos del proceso, si bien es verdad que, por el momento, no conocemos en profundidad todos los detalles de este. En primer lugar, era necesario obtener la materia prima, de forma que se pr oceda a la recogida de papeles y cartones viejos en casas, talleres, oficinas, etc., o bien, se realizaba su compra. Durante un periodo determinado, sin que podamos precisar exactamente cul, la materia prima era trada a la fbrica en carros tirados por mulas, carros que, como ya hemos mencionado, llegaban, a travs de la rampa situada sobre los cuerpos C y D, hasta la planta supe rior de la nave 2. No es seguro que la materia prima fuera almacenada en esta nave, pues, por un lado, sabemos, gracias a las fuentes orales, que esta nave estaba ocupada por puestos de trabajo con maquinaria destinada a la fabricacin de las cajas; y, por otro, tenemos conocimiento, por las fuentes visuales, de que algunas balas eran depositadas en el solar de los secaderos. En segundo lugar, se proceda a la mezcla de la materia prima con agua, dejndola en reposo varios das para que se ablandara (Len, 1997: 227). Esta fase del proceso productivo podra haber sido llevado a cabo en el espacio correspondiente a la nave 1 por medio de las cubas circulares que observamos durante nuestra visita a la fbrica. En tercer lugar, la mezcla era depositada, hasta formar una pasta, en pilas holandesas, las cuales estaban provistas de un cilindro Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 136 rotatorio dotado de un conjunto de cuchillas que rompan las fibras del papel (Castell, 2008: 304-305). Si bien no encontramos evidencia alguna de la existencia de pilas holandesas en la fbrica de Casas de Santo, s pudimos observar la pervivencia de una de ellas en la fbrica de El Monastil, lo que nos lleva a suponer que tambin estuvieron presentes en la primera, pero que habran sido desmanteladas tras su cierre, y a aceptar como vlido su uso en el proceso productivo. En Casas de Santo, en cambio, vimos, en el espacio correspondiente a la nave 1, los restos de una estructura construida con ladrillo macizo que podra haber sido una pila con mazos de madera (figura 5), la cual habra servido para homogeneizar la pasta. No obstante, esta idea es tan solo una hiptesis que an debemos contrastar con las fuentes orales. En cuarto lugar, se llevaba a cabo la formacin de las hojas del Figura 5. Construccin en ladrillo macizo de la fbrica de Casas de Santo y maqueta de unos picos expuesta en el Museo del Papel de Banyeres de Mariola (Alicante). Fotografas: autora. Patricia S. Martnez 137 cartn, pero no sabemos con total claridad cmo era aquella debido a que no hemos hallado, en ninguna de las dos fbricas, la maquinaria empleada en esta fase. Las fuentes orales nos hablan de la existencia de una mquina de hacer cartn, que, por las descripciones aportadas, habra sido muy similar a la mquina de hacer papel continuo. Sabemos que esta mquina posea una tela fijada sobre un rodillo perforado sobre la que se va vertiendo la pasta (Torrent, 1997: 17) y que era en estas telas, mediante el vertido de la pasta en ellas, donde se formaba la hoja del cartn. Gayoso (1994: 230) menciona el uso, por parte de Emrito Maestre S. L., de dos mquinas redondas, subtipo de la mquina de papel continuo. Este autor (1994: 27) explica que la mquina de forma redonda [] evita la formacin a mano de la hoja de papel y que en Espaa ha llegado hasta nuestros das [] emplendose en la fabricacin de cartn. Por lo tanto, es posible que la mquina que mencionan las fuentes orales fuera una mquina de este Figura 6. Mquina redonda de hacer papel perteneciente a la fbrica de la familia Gom-Camps en La Riba (Tarragona). Fotografa: autora. Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 138 tipo, de la que s hallamos un ejemplo, durante una visita, en la fbrica de papel de la familia Gom-Camps en La Riba (Tarragona) (figura 6). En quinto lugar, las hojas del cartn eran planchadas a mquina con el fin de consolidar el entramado de la hoja de cartn y retirar parte del agua absorbida. Dicha mquina se corresponda, segn las fuentes orales, con la plancha, pero no tenemos ms informacin sobre este tipo de maquinaria porque, de nuevo, carecemos de cualquier ejemplo que fuera empleado en las fbricas de Emrito Maestre. No obstante, hemos llegado a valorar, en el caso de la fbrica en Casas de Santo, que esta funcin de plancha se llevara a cabo en el molino que encontramos dentro del espacio correspondiente a la nave 1. El problema es que esta hiptesis, no solo debe ser contrastada con las fuentes orales, sino que, adems, nos plantea dudas en cuanto al modo en que el molino era empleado, puesto que la estructura que pudimos Figura 7. Pieza en forma de peine utilizada en los secaderos (delante) y secaderos de cartn de la fbrica de Casas de Santo en 1952 (fondo). Fotografas: autora y http://desarrollo2.lasalu.es/ (respectivamente). Patricia S. Martnez 139 observar estaba destruida; la efectividad de su uso, ya que nos parece difcil que la superficie rectangular de una hoja de cartn se adaptara al perfil circular de la rueda; y la poca durante la que el molino fue usado, ya que los materiales con los que fue construido revelan su pertenencia a una de las dos ltimas fases constructivas de la fbrica. En sexto y ltimo lugar, las hojas, ya formadas, eran llevadas a los secaderos, donde los cartones eran colgados al aire libre para que se secaran, como nos muestran las fotografas (figura 7). La existencia de los secaderos viene tambin confirmada por las notas del Registro de la Propiedad, en las que figura la presencia, en la fbrica de El Monastil, de cincuenta y tres secaderos. Adems, una observacin detenida de las fuentes visuales correspondientes a la fbrica de Casas de Santo nos ha permitido verificar que, adems de los secaderos reflejados en el plano, existan dos estructuras ms, mucho mayores que las otras, que estaban emplazadas tras las viviendas de varias alturas pertenecientes a la colonia. 3.2. El proceso de fabricacin de las cajas La fabricacin de las cajas era iniciada una vez que las hojas de cartn estaban secas y eran devueltas al interior de la fbrica cargadas, segn las fuentes orales, en vagonetas. En primer lugar, las hojas eran satinadas por medio de una mquina que prensaba el cartn, dejndolo liso y brillante. En segundo lugar, segn nos cuentan tambin las fuentes orales, se proceda a troquelar las hojas, actividad que era realizada en el cuerpo C; as como a forrarlas, pegando una capa de papel blanco sobre la superficie de la hoja, actividad que era llevada a cabo en la segunda planta de la nave 2. Correspondiente a la segunda de estas actividades se conserva una mquina de forrar cajas de cartn en el Museo del Calzado de Elda, como podemos apreciar (figura 8), si bien esta perteneca a la familia Gonzlez Abelln y no a la familia Maestre. En tercer lugar, los cartones se rayaban a dos manos con una mquina especializada y se cortaban con el uso de cizallas segn las medidas requeridas. De estas dos actividades, que eran llevadas a cabo en el cuerpo B de la fbrica, la segunda tambin es evidenciada Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 140 Figura 8. Mquina de forrar cajas de cartn conservada en el Museo del Calzado de Elda. Fotografa: Museo del Calzado de Elda. Patricia S. Martnez 141 por las fuentes arqueolgicas, pues tambin se conserva, en el Museo del Calzado de Elda, una cizalla, si bien esta tampoco perteneca a ninguna de las dos fbricas que estamos estudiando. En cuarto lugar, los cartones pasaban a ser cosidos con el fin que mantuvieran la forma de caja y, para ello, era empleada una mquina que pegaba o cosa mediante un alambre de hierro las distintas partes de la caja. Esta tarea se desarrollaba en la planta superior de la nave 2 y supona la conformacin de las cajas, que eran producidas en cadena siguiendo un nmero de tamao. Tambin conocemos la maquinaria empleada en esta actividad por un ejemplo, perteneciente a una fbrica ajena a Emrito Maestre, que est expuesto en el Museo del Calzado de Elda. En quinto lugar, a las cajas, ya pegadas o cosidas, se les pona el nombre del fabricante y se las amontonaba, en cantidades determinadas y cruzadas entre s para poder atarlas con cuerdas, procurando, adems, que las zonas en las que las cuerdas entraban en contacto con el cartn quedaran protegidas para evitar posibles daos. De este modo, las cajas podan ser recogidas y almacenadas en las naves 5 y 6 de la fbrica. Por ltimo, estas cajas eran cargadas, en un principio, desde el vano situado en el extremo sur de la nave 4 y, en fecha ms reciente, desde la puerta de la nave 5 en la carretera Circunvalacin, para ser distribuidas primero, por medio, quizs, de bicicletas y, ms tarde, de furgones a las fbricas de calzado y dems clientes que las requeran. 4. Patrimonio de cartn: el fin de la fbrica de Emrito Maestre La fbrica de Emrito Maestre emplazada en la partida de Casas de Santo constitua un elemento indispensable para comprender los or genes y desarrollo de nuestra industria, adems de que ejemplificaba la asociacin entr e capitalismo y utopa que encarnaban las fbricas de finales del siglo xix y comienzos del siglo xx (Campano, 2007: 12). Asimismo, constitua uno de los ejemplos que mostraba la carac terizacin arquitectnica y el desarrollo de esta a lo largo de las dos fases cr onolgicas desde 1895 hasta 1963, la primera y desde 1964 hasta 1980, la segunda que presentan los edificios fabriles (Campano, Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 142 2007: 14). En esta fbrica resultaban claramente apreciables las caractersticas de la primera fase, pues estas se correspondan con materiales y elementos constructivos que hemos documentado, como la colocacin de las tejas sobre listones de madera, los falsos techos de caizo y yeso, la fbrica de mampostera con mortero de cal, el revoco de mortero en los paramentos exteriores y la pasta de yeso en los para mentos interiores. En consecuencia, el uso turstico de este complejo fabril habra constituido un ejemplo muy destacado de lo que supone la conservacin del patrimonio y su puesta en valor, siendo ambos aspectos de gran importancia debido a la necesidad de la divulgacin de la informacin y de la participacin de la sociedad en la protec cin y conservacin del patrimonio industrial. La fbrica podra haber sido convertida en un museo, una biblioteca o un archivo; un centro cultural para exposiciones, reuniones, conferencias, etc.; un centro social para jvenes, personas de la tercera edad, asociaciones de cualquier tipo, etc.; o, incluso, un centro de interpretacin perteneciente a una r uta turstica que englobara bienes inmuebles relacionados con los inicios de la industria del calzado en Elda y que atrajera turismo, empleo y beneficios a la ciudad y a su poblacin. Esta ruta sera total mente factible, pues Elda posee un enorme patrimonio cultural, sobre todo, industrial. Sin embargo, la escasez de inversin, la inexistencia de planes de accin eficientes que prevean el cuidado y la conservacin de este patrimonio de cara al futuro, la ausencia de inters por parte tanto de la ciudadana como de la administracin y la especulacin inmobiliaria han conducido al derribo y, con l, a la prdida irremediable de este inmueble. La fbrica situada en la partida de El Monastil comparte con la fbrica derribada muchas de sus caractersticas arquitectnicas, por lo que podemos aseverar que su conservacin proporcionara las mismas ventajas, si bien para ello sera necesario frenar su creciente deterioro. Con respecto a la colonia, esta sigue existiendo, por lo que su con servacin todava es posible. Prueba de ello es la compra y reforma de la vivienda nmer o 1 de la calle Canarias, la cual ha permitido la conservacin de muchos de sus elementos originales, como su estructura, sus puertas y sus tejas. La conservacin de la colonia es vital, pues se Patricia S. Martnez 143 trata de la una de las pocas colonias existentes en la ciudad y constituye el mejor ejemplo del despegue industrial y capitalista eldense. A dems, su diseo original, que an se mantiene, sigue un modelo arquitectnico de la primera mitad del siglo xx basado en zcalos de grandes piedras y alzados de mampostera en los que la piedra, y no el ladrillo, es la protagonista. Estas viviendas, salvo la vivienda nmero 7 de la calle San Roque que, desgraciadamente, ya ha sido derribada, podran ser recuperadas y puestas en valor, llegando, al menos, una de ellas, a ser musealizada o convertida en centro cultural para exposicio nes, charlas, conferencias, encuentros, reuniones de forma similar a la casa de la Viuda de Rosas y a las casas del Jardn de la Msica. La colonia podra, entonces, quedar adscrita al recorrido de una ruta industrial, exponindose al pblico el interior de una de las viviendas y las fachadas de las restantes. Por ltimo, debemos tener siempre presente que la conservacin y la proteccin del patrimonio son una necesidad ineludible y que, a falta de ellas, provocamos la prdida de conocimiento. En nuestro caso, muchas de las ideas e hiptesis sobre la fbrica de Casas de Santo que hemos expuesto aqu no podrn ser confirmadas ni des estimadas debido a su desaparicin. Adems, la desproteccin del Patrimonio Industrial supone frenar la cultura, destruir la memoria y empobrecer el turismo, quedndonos, solamente, tiendas donde comprar zapatos. Referencias bibliogrficas Campano Azorn, L. F. (2007). Ciudad, territorio y arquitectura de la industria, el caso de Elda, 1895-1980. (Tesis doctoral indita). Alicante: Universidad de Alicante. Castell Mora, J. (2008). Molinos papeleros del Alto Vinalop: Banyeres de Mariola, Beneixama, Biar, Bocairent, Villena y Sax. Banyeres de Mariola (Alicante): Associaci Cultural Font Bona, Centre d Estudis Locals D. L. Gayoso Carreira, G. (1994). Historia del Papel en Espaa. Lugo: Diputacin Provincial de Lugo. Len Portillo, R. (1997). Papeles sobre el papel. Mlaga: Universidad de Mlaga. Investigando el patrimonio industrial: la fbrica y colonia de Emrito Maestre en Elda 144 Torrent, F. (1997). Aspectos de la mecanizacin del papel. En Actas del II Congreso Nacional de Historia del Papel en Espaa (pp. 14-20). Cuenca: Diputacin de Cuenca. Valero Escandell, J. R. et al. (1992). Elda, 1832-1980. Industria del calzado y transformacin social. Alicante: Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. ltima Patricia S. Martnez 145 La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril Jos Ramn Ortega Prez Marco Aurelio Esquembre Bebia ARPA Patrimonio1 Resumen La terminacin del tramo ferroviario Alicante-Almansa en 1857 conllev la finalizacin del ferrocarril que una definitivamente la capital, Madrid, con Alicante. Todo un hito que signific un impulso econmico que favoreci el paso de una economa agrcola a otra comercial e industrial en gran parte del Vinalop. Este camino de hierro ha dejado huella en nuestro territorio, y supuso en su momento un impacto medioambiental y visual muy importante, toda una serie de instalaciones como puentes, atarjeas, garitas, estaciones, muelles, o tneles, como el que se halla en la Torreta de Elda, nico tnel de esta lnea frrea que une Madrid y Alicante. Tnel de 485 metros de longitud, revestido de sillarejo y con sillares en sus dos frentes. 1. Empresa de Arqueologa, Restauracin y Gestin del Patrimonio. E-mail: arpapatrimo- nio@gmail.com. Telfonos: 965664288, mvil: 639165121, Oficina: Avda. Rodalet 23 A, 03690 San Vicente del Raspeig, Alicante. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 145-160. 146 Para construir este tnel fue necesario montar varios hornos de cal, que se ubicaron en las inmediaciones del propio tnel y que todava hoy se conservan en parte. Uno de estos hornos es la calera de la Torreta, que nos habla de una poca determinada, mediados del siglo xix, de una manera de trabajar y transformar la piedra caliza en cal, aglutinante que se utiliz en la construccin del tnel ferroviario.La rehabilitacin de esta calera se ha realizado con rigor y criterio, por profesionales que saben, en este caso, trabajar con la piedra seca, tcnica tradicional a poner en valor. Cabe resear la importancia del voluntariado medioambiental en esta recuperacin patrimonial y paisajstica. Palabras clave: Calera, piedra seca, tnel, ferrocarril, restauracin, siglo xix, preindustrial. 1. Situacin La calera se sita en lo alto de la sierra de la Torreta, en una vaguada vertiente hacia el Pantano de Elda. Se emplaza contigua a una senda que conecta la pista forestal de la cima de la sierra de la Torreta-Monastil con el ro Vinalop (figura 1). 2. Antecedentes histricos La construccin del ferrocarril supuso una verdadera revolucin en los transportes, que lleg a Alicante en una etapa muy temprana respecto a otras zonas peninsulares. Hasta mediados de los aos 50 del siglo xix nos encontramos con gran cantidad de disposiciones oficiales, proyectos de ley, dictmenes, concesiones provisionales, etc., (Aguilar, 1995) para la construccin de los ferrocarriles. Al final, el Gobierno opta por la propuesta del accionista malagueo Jos de Salamanca en 1852, con cabecera en Alicante. El mismo traspasa en 1856 dicha lnea a una Sociedad ligada a la banca francesa, quedando en manos de la Casa Rothschild y el F.C. Grand Central de France, de donde surge la gran empresa ferroviaria MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante). El ltimo tramo por construir de esta lnea Madrid-Alicante es el de Almansa-Alicante, que se termin en 1857, con un trazado que segua, Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 147 Figura 1. Situacin del tnel de la Torreta (Elda, Alicante) y de los hornos que sirvieron para su construccin. Fuente: elaboracin propia. La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 148 salvo en el tramo final de Novelda a Alicante, la carretera AlicanteAlmansa (Snchez, 1985: 139). Alicante se convertira en la primera ciudad de la periferia unida a Madrid por ferrocarril. Este tendido supona 455 km de lnea y entre 15 y 17 horas de viaje.La apertura al trfico comercial de este ferrocarril se realiza el da 15 de marzo de 1858, y el espaldarazo oficial tuvo lugar el 25 de mayo con el viaje inaugural de S.M. Isabel II. El nico tnel de la lnea frrea que une Madrid y Alicante es la Torreta de Elda (figura 2), que en diciembre del ao 1856 ya se encon traba acabado2. Fue el 4 de enero de 1858 cuando se realiz uno de los primeros viajes de inspeccin entre Madrid y Alicante, expedicin formada por los invitados de Jos Salamanca, que pararon en las prin cipales obras construidas de la lnea (Monterde, 1858) y que describe as este primer viaje y el tnel en cuestin: T nel de Elda; kilmetro 412; tiene 484 metros de longitud, sin contar las trincheras de entrada y salida. Est revestido de sillarejo. Los frentes son de sillera. El ancho es para una sola va. Hay garitas laterales para la seguridad de los guar das. La sillera utilizada en el tnel debi ser de las cercanas canteras del Chorrillo . La historia del tnel de la Torreta es fruto de la historia de la tec nologa y de las diferentes tcnicas de la construccin. En aquellos momentos existan dos mtodos de construccin de un tnel, segn E. Maristany (1892). El primero es el mtodo Ingls o Austraco, que consiste en Hacer el tnel desde luego a toda seccin, siguiendo de cerca los trabajadores que hacen el revestimiento de fbrica a los que van desmontando o excavando () la excavacin del tnel se hace a seccin llena. Este sistema era el recomendado por Maristany, aunque tena la desventaja de que el avance era lento. Por otro lado, tenemos el mtodo Belga o Francs, que realizaba la construccin de una galera de pequea seccin llamada galera de avance, que se va ensanchando en diferentes tandas o secciones hasta dar al tnel sus dimensiones finales. Este segundo mtodo es el que parece que se utiliz en el tnel de la 2. Revista de Obras Pblicas (1856), I, 259. Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 149 Figura 2. Grabado del tnel de Elda, a partir de la fotografa de Jean Laurent, en el peridico francs LIllustration: journal universel, 12 junio 1858. Fuente: Archivo David Beltr Torregrosa, Museo Comercial de Alicante. En Francia se hicieron eco de la inauguracin de la lnea de Madrid a Alicante y de su importancia, debido a que parte del capital de la Compaa MZA era francs. La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 150 Torreta, cuyo paso subterrneo fue revestido de piedra sillera, para lo cual debi de realizarse la entibacin de toda la obra. El tnel presenta 5,50 m de altura, 4,16 m de anchura (figura 3), y 485 m de longitud de tramo recto, que resalta la sensacin de espacio abovedado, con el revestimiento de sillera. La embocadura refleja un aspecto clasicista, donde la entrada al subterrneo con arco de medio punto est flanqueada por pilastras y rematada con frontn curvo, donde se situ una placa recordatoria (hoy desaparecida). Esta embocadura de corte clasicista resalta sobre los grandes terraplenes que afianzan el terreno (Aguilar, 2008). Figura 3. Seccin del tnel de la Torreta. Lnea de Madrid a Alicante. Va y Obras n 2519. Compaa de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (AHF. Sig. B-0042-005). Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 151 Para la construccin de este tnel fue necesario tener cerca de la obra varios hornos de cal, de ah la existencia de la calera del Pantano, que se halla situada sobre la ladera norte de la sierra de la Torreta, en el mismo paraje, muy prxima a la boca del tnel del ferrocarril en su frente norte. Horno de cal excavado parcialmente en la ladera que presenta planta circular, con las paredes interiores revestidas de adobes cocidos, y las exteriores de mampostera. En estos momentos se encuentra en ruinas, aunque sealizado y protegido con un vallado de madera. El otro horno de cal vinculado al tnel es el que nos ocupa, la calera de la Torreta. Calera que se sita en lo alto de la sierra de la Torreta, en una vaguada vertiente hacia el Pantano de Elda. Horno de cal, de planta circular, cuyas paredes se encuentran revestidas de adobes coci dos, y cuyo conjunto est realizado con piedra seca. Esta calera nos habla de la impor tancia de la confeccin de la cal a partir de la piedra caliza del lugar, materia prima que fue transformada en cal tras su combustin en este y otros hornos cercanos, para conver tir dicha cal viva en cal muerta por medio de agua, y poder utilizarla en los trabajos de construccin del tnel de la Torreta, trabajos que se realizaron a lo largo del ao 1856. 3. Calera de la Torreta La obtencin de cal mediante la coccin de piedra calcrea en hornos de cal es una tcnica muy antigua. Los hornos de cal suelen tener una construccin de planta circular, volumen troncocnico y dimensiones variables. Cada vez que la morfologa del terreno lo permite, el horno se constr uye al pie de un declive natural, de manera que la instalacin se vea favorecida por una isotermia eficaz y de un acceso cmodo. En la parte baja se sita el hogar y en la parte alta la zona de carga y descarga. El horno de cal de la Torreta repite esta morfologa al ubicarse en una pequea vaguada al norte de la cima de la Torreta, en una zona aterrazada con pendiente, que permiti planificar un rea de carga troncopiramidal en el extremo meridional del horno, que da acceso a la zona superior cilndrica, donde se encuentra el horno La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 152 propiamente dicho, abierto, revestido de adobe, que por medio de un tiro rectangular, que se encuentra al mismo nivel del suelo interior del horno, conforma la boca del horno, enmarcada por dos plataformas en su extremo septentrional. Todo el conjunto del horno se encuentra encuadrado por muros de piedra seca, con dos niveles, uno inferior Figura 4. Interior del horno troncocnico construido en adobe. Fragmentos de ladrillos de adobe de las paredes del horno que han salido al excavar el interior del mismo. Fotografas: ARPA Patrimonio. Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 153 que genera un gran crculo de unos 6,45 m de dimetro y un cuerpo superior cilndrico de 4,75 m de dimetro. El horno troncocnico se halla en la zona central de la superestruc- tura con 2,15 m de dimetro en su superficie superior y un dimetro de base de 1,24 m, y una altura de 2,40 m. Est revestido de ladrillos de adobe que en parte se encuentran parcialmente desmantelados, ladrillos con una dimensin media de unos 17 cm de longitud por 11,50 cm de anchura y unos 5 cm de grosor. Al excavar el interior del horno salieron a la luz gran cantidad de ladrillos fragmentados que formaban parte del forro o revestimiento del horno (figura 4). Justo al norte del horno se abre un tnel o tiro de 2,15 m de longitud. De norte a sur supone una construccin de 8,80 metros y de oeste a este de 6,45 m. Como vemos, se trata de un horno muy bien planificado, que aprovecha la pendiente de la vaguada donde se construy para tener la boca del horno al norte, y el rea de carga y descarga al sur a una cota ms alta, que le permita transportar las piedras calizas antes de su coccin o las propias piedras de cal, por medio de la senda que se dirige hacia la cima de la Torreta, y posteriormente a la embocadura del tnel de la Torreta en su frente sur. Por su parte, el rea de tiro y coccin se halla al norte, resguardada del viento. En el entorno del horno hay piedra caliza y habra lea suficiente para realizar de forma ms o menos continuada hornadas para generar la cal, que se utilizara para construir el tnel de la Torreta. 4. Intervencin de rehabilitacin El horno de cal se hallaba totalmente desmantelado (figura 5) y se quera rehabilitar para poder ser parte de un recorrido patrimonial y medioambiental que lleva desde la zona de la Torreta al Pantano de Elda. La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 154 La Concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Elda3 pro- movi la intervencin de rehabilitacin del horno y la sealizacin de la ruta hacia el Pantano de Elda, y se cont con la colaboracin del voluntariado ambiental de Elda (VOAME). La direccin tcnica del proyecto fue llevada a cabo por la empresa ARPA Patrimonio, que aport expertos trabajadores en piedra seca de la Marina Alta. La recu peracin de la calera de La Torreta se llev a cabo en los ltimos das del mes de diciembre de 2014, dentro de un plan de Recuperacin de la calera y sealizacin medioambiental en el entorno del Pantano de Elda. 3. Bajo la direccin del concejal Jess Sarabia y la coordinacin del tcnico municipal de Medio Ambiente, Francisco Jos Martnez Garca. Figura 5. Calera de la Torreta totalmente desmantelada a principios de diciembre de 2014, antes de su rehabilitacin. Fotografas: ARPA Patrimonio. Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 155 Los trabajos de recuperacin pasaron por varias fases y fueron planificadas por el equipo tcnico, que transmiti dicha programacin a un gr upo de voluntarios medioambientales, entre 15 y 20 de media, con los que se cont durante las labores de rehabilitacin. 4.1. Limpieza y desbroce La primera labor al llegar al rea del horno era la de limpiar y des brozar la zona, para poder distinguir qu quedaba de original en su super estructura. Esto conllev la necesidad de manejar gran cantidad de piedra suelta del desmantelamiento histrico del propio horno, en concreto, sus alineaciones o mrgenes en piedra seca, que conformaban la estructura de la calera, mediante un desbroce y acondicionamiento del rea del horno, as como el acopio de todas las piedras sueltas de la antigua construccin. Una vez realizada dicha limpieza y careo, se pudo observar la situacin real del horno, cuya zona de combustin y tiro se hallaba colmatada, mientras que gran parte de los muros de piedra seca que rodeaban el horno se hallaban desmantelados. 4.2. Recuperacin de muros de piedra seca Una de las primeras tareas fue la de recuperar las alineaciones de piedra seca que enmarcaban el horno. Aqu fue fundamental la maestra de los dos monitores o especialistas de piedra seca4, que fueron colocando piedra sobre piedra, enseando a los voluntarios a manejar las pie dras y su colocacin. Las piedras acopiadas en torno al horno fueron utilizadas de forma constante para ir recuperando los lmites de la superestructura del horno, tanto en su rea superior como en su piso inferior. Los criterios que rigieron la intervencin fueron el respeto por el original, tanto en su forma como en la utilizacin de materiales afines al mismo y la reconstruccin tan slo con la tcnica de piedra 4. Daniel Calafat Avella y Francisco David Xaman Monserrat. La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 156 en seco, sin utilizacin de aglutinantes o morteros5. Se coloc piedra sobre piedra, sin desbastar, con los lados de las losas ms alargados como frente del muro, y colocando progresivamente piedras de menor tamao hacia el interior de la construccin. 4.3. Excavacin del rea del horno y su tiro A la vez que se iban reconstruyendo los muros de piedra seca que encuadraban el horno, fue necesario realizar una labor de excavacin del interior del propio horno y su tiro. El horno estaba totalmente 5. Debemos destacar que precisamente en noviembre de 2018 la UNESCO eligi los muros de piedra seca de Espaa y otros siete pases (Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Eslovenia y Suiza) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Figura 6. Proceso de recuperacin del tiro y boca del horno, por medio de una pseudocimbra realizada con tablas, listones de madera y ramas de arbolado. Fotografa: ARPA Patrimonio. Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 157 colmatado con piedras y tierra removida, as como por parte de las paredes de adobe que se haban desmantelado por el paso del tiempo y el abandono del horno. Observamos capas sucesivas de piedra de gran tamao, mediano y pequeo, con tierra entre rojiza y marrn, que sellaban los casi 2,50 m de altura del horno por sus 2,15 m de dimetro en su parte superior y 1,24 m de dimetro en su base. El interior del tiro de horno, que se hallaba totalmente arruinado, tambin estaba colmatado por el mismo relleno que tapaba el horno. Tras su ex cavacin y limpieza se pudo observar con claridad el forrado de adobe del rea de combustin del horno, as como los lmites del tiro del mismo, sus dos laterales y el rea de la boca de la calera. 4.4. Recuperacin de la boca y tiro del horno Se tuvo que realizar un trabajo especial de recuperacin de la boca y tiro del horno, que se hallaba desmantelado, rehacindolo con ayuda de una pseudo-cimbra realizada con tablas y listones de madera, adems de ramas de arbolado (figura 6). Figura 7. Aspecto final del horno de cal tras su rehabilitacin. Frente norte del horno, con su boca y tiro recuperado. Fotografa: ARPA Patrimonio. La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 158 Todas estas tareas, a veces simultneas, a veces discontinuas, fueron permitiendo la rehabilitacin completa de la calera y se pudo recuperar la fisonoma original del horno, para ponerlo en valor adecuadamente. En definitiva, estos trabajos han permitido que la calera de la Torreta (figuras 7-8) sea un elemento ms del rico patrimonio que se puede visitar entre el rea de la Torreta, El Monastil y el Pantano de Elda. Este es un ejemplo a seguir con otros tantos elementos patrimoniales a recuperar en este y otros municipios del Vinalop. 5. Objetivos Esta intervencin nos sirve para recordar la importancia de inventariar y catalogar el patrimonio preindustrial e industrial en nuestros municipios y la necesidad de registrar dichos elementos como Bienes de Relevancia Local, como ocurre con la calera de la Torreta 6. El siguiente paso, una vez sepamos con qu elementos patrimo niales de este tipo contamos, es el de paralizar el proceso de deterioro y destr uccin de este patrimonio y generar las herramientas para su recuperacin inmediata por parte de las administraciones locales, pro vinciales y regionales. Es interesante saber que en estos ltimos aos existen lneas de subvencin medioambiental y patrimonial que permitiran recuperar de forma planificada algunos de estos elementos etnogrficos e industriales. Ser fundamental que a la hora de actuar en este patrimonio se realice con equipos multidisciplinares formados por arquitectos de restauracin, arquelogos, historiadores, bilogos, tcnicos medioambientales, especialistas en piedra seca, etc., ya que es necesario actuar en estos elementos con criterio. Conocemos actuaciones de rehabilitacin de hornos de yeso o de cal en el propio Vinalop y comarcas cercanas, donde se ha primado la recuperacin de estos conjuntos artesanos sin ningn tipo de criterio, con la utilizacin de materiales constructivos ajenos a los originales; es el caso del conjunto de hornos de yeso del Cabezo de las Cuevas 6. Esta calera y la del P antano se incluyen en el Catlogo de Bienes Protegidos del Ayuntamiento de Elda, en tramitacin, como Bienes de Relevancia Local. Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 159 de Villena, o los hornos de yeso de Castalla en la zona de la Pedrera de la Foia o Foia Catalina. En el caso de los hornos de yeso de Villena la recuperacin es algo discutible al enlucir los hornos con morteros artificiales que parecen alejarse de la obra original en la que se utiliz yeso y mampostera. Por su parte, en los hornos de yeso de Castalla el impacto es todava mayor, al utilizar como mortero aglutinante cemento, por lo que el resultado final de la rehabilitacin es totalmente fallido, sin recrear con criterio cada uno de los hornos del conjunto, que tambin estaban realizados con yeso y mampostera. Tambin es conveniente recuperar documentacin oral de estas actividades artesanales e industriales, hoy en da olvidadas (entrevistas, grabaciones con personas vinculadas a estos trabajos, etc). Y por ltimo y muy importante es intentar que este patrimonio preindustrial e industrial se recupere y pueda utilizarse (darle un uso, ejemplo: rea Figura 8. Vista cenital de la calera de la Torreta una vez finalizada su recuperacin patrimonial, 30 de diciembre de 2014. Fotografa: ARPA Patrimonio. La calera de la Torreta (Elda, Alicante), un ejemplo de instalacin preindustrial rehabilitada vinculada a la construccin del ferrocarril 160 recreativa, albergue, etc.). En el caso de la rehabilitacin de la calera de la Torreta se ha integrado en una ruta medioambiental y patrimonial que lleva desde la sierra de la Torreta al Pantano de Elda, lo que le permite tener visitas de forma continuada. Tambin es necesario que la administracin local realice una labor de mantenimiento de estas rutas, para que no se deterioren y puedan seguir su puesta en valor de forma correcta. En definitiva, tenemos que conseguir que la sociedad vea estos elementos patrimoniales como algo suyo, parte de su historia y de sus races, para ponerlo en valor y que fuerce a su potenciacin y restauracin. Referencias bibliogrficas Aguilar Civera, I. (1995). Estaciones y Ferrocarriles valencianos. Valencia: Generalitat Valenciana. Aguilar Civera, I. (2008). 150 aos de ferrocarril Alicante-Madrid (1858- 2008). Valencia: Conselleria dInfraestructures i Transport. Catlogo de Espacios y Bienes Protegidos del Ayuntamiento de Elda. (2014). Elda: Ayuntamiento de Elda. Maristany, E. (1892). El tnel de Argentera, Tratado de construccin de tne les. Barcelona: Imprenta Heinrich. Monterde, A. (1858). Ferrocarril de Almansa Alicante. Revista de Obras Pblicas, 22-23. Recuperado de: http://150ferrocarrilalicante.catedradr. com/archivos/descargas/PDF_07.pdf [2/7/2019] Snchez Recio, G. (1985). Inicios del Capitalismo y desarrollo econmico. En J. Uroz Sez (coord.). Historia de la Provincia de Alicante. Tomo V. Murcia: Mediterrneo. ltima Jos Ramn Ortega Prez y Marco Aurelio Esquembre Bebia 161 El nuevo museo de Villena, un museo para la historia Jos Miguel Esquembre Menor Julin Lagulln Escamilla Arquitectos Resumen Las magnficas colecciones a partir de las piezas reunidas por D. Jos M Soler Garca, conforman los fondos del Museo Arqueolgico Municipal de Villena, que lleva su nombre, dirigido por la arqueloga Laura Hernndez Alcaraz, adems de las piezas procedentes del fondo etnogrfico, aportado por el Dr. Ingeniero Agrnomo D. Jernimo Ferriz Hernndez.El nuevo Museo Arqueolgico Municipal de Villena se proyect afron tando un reto de gran envergadura, transcender del museo arqueolgico al uso para convertirse en un referente que narrara la vida de Villena y, por ende, como manifestacin de modelos de vida a lo largo de la historia de la humanidad, desde la prehistoria hasta el siglo xxi. Para ello, se ha utilizado como base del proyecto la esencia misma del museo y un elemento identitario clave de la ciudad: el Tesoro de Villena. Palabras Clave: Tesoro de Villena, museo, trascendencia primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 161-180. 162 1. Objetivo general El proyecto se redact por encargo del M.I. Ayuntamiento de Villena tras ganar el concurso convocado al efecto por dicha administracin, en el ao 2007, la empresa de museografa Bohemia S.L, dirigida por Joan Boh Janot y el Estudio de Arquitectura Villena S.L., con sus arquitectos Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla, autores del proyecto arquitectnico. Adems de la apuesta museogrfica y museolgica de futuro diri gida por Laura Hernndez Alcaraz, la nueva ubicacin del museo sobre el edificio de la Electro Harinera Villenense, antigua fbrica de harinas, supone una propuesta de recuperacin de nuestro patrimonio artstico, con la rehabilitacin y ampliacin de este importante exponente de la arquitectura industrial de primeros del siglo xx y, al mismo tiempo, una oportunidad para la reordenacin urbanstica de esta zona de la ciudad, mejorando el entorno inmediato y creando un referente, tanto a nivel de ciudad y autonmico, como a nivel estatal e internacional. Ni que decir tiene el efecto dinamizador que tendr el Museo, en lo cultural, turstico y econmico, para Villena y comarca. Figura 1. El nuevo Museo Arqueolgico y Etnogrfico de Villena. Fotografa: Jos Miguel Esquembre Menor. Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 163 2. El Edificio 2.1. El continente Estructura arquitectnica y actividad del museo, son conceptos inseparables, aunque a menudo, contradictorios o infravaloradores de un aspecto a fav or del otro (Len, 1990). En nuestro caso, estamos con vencidos de que la arquitectura y la actividad y contenidos del museo se complementan y potencian. El edificio existente rehabilitado supone una muestra viva de la riqueza histrico arquitectnica de la ciudad, digno de visitar, y la nuevas edificaciones suponen unas aportaciones que respetan la preexistencia, al tiempo que la potencian y ayudan a poner en valor todo el conjunto. 2.2. Emplazamiento El conjunto de edificaciones de la antigua fbrica de harinas ocupaba una parcela de forma triangular situada al suroeste del casco urbano de Villena. Apoya uno de sus lados en el lindero de la lnea de ferroca rril Alicante-Madrid-Valencia, prximo a la estacin de la localidad, dando fachada principal a la calle M adrid y con el tercer lado a la calle Trinidad. En sus proximidades se encuentra el Teatro Chap y el paseo del mismo nombre. 2.3. Titularidad del edificio El edificio, tras el cese de su actividad inicial como harinera, fue transformado interiormente para albergar cmaras frigorficas, para fruta principalmente. Posteriormente lo adquiri D. Jernimo Ferriz y empez a albergar en la antigua fbrica su coleccin etnogrfica. Actualmente el edificio y la coleccin son propiedad del Ayuntamiento de Villena. 2.4. Historia y anlisis del edificio La historia y descripcin del inmueble la realiza perfectamente S. Varela en la publicacin El paisaje de la Ciudad Industrial. La Arquitectura El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 164 de Hierro y Las Fbricas (1999) en los prrafos que a continuacin detallamos: La fbrica de harinas de Villena, llamada La Electra-Harinera Villenense, es una actuacin de la compaa francesa Andrieux y Rati. El proyecto fue redactado desde el ao 1905 por el ingeniero Lus Bandon, inicindose los trabajos de las obras en mayo de 1908 y efectundose la inauguracin oficial el da 19 del mismo mes aunque del ao siguiente. Consta de dos pabellones transversales construidos en ladrillo macizo a la vista que, como la piedra de las fbricas alcoyanas, se vincula con los principios estticos del racionalismo expresivo al que recurre la arquitectura de la poca. El pabelln perpendicular a las vas consta de stano y cuatro plantas sobre la rasante; contiene la escalera que comunica las diferentes plantas. El otro tiene dos pisos, queda dispuesto en paralelo a aqullas, su mayor ancho de planta obliga a la constr uccin de pies derechos metlicos que dividen el interior en dos naves. El inters arquitectnico y espacial radica en el ncleo de encuentro de los dos pabellones. Es el espacio concreto que interes al autor del plano quien defini en el dibujo las caractersticas formales geom tricas en las cuatro vistas o alzados y puso especial atencin en la solucin de avance de la fachadas del cuerpo central respecto al de menos altura, con el fin de crear un tnel para el paso de los trenes y facilitar as su carga. Pero al mismo tiempo le permite definir por medio de los dibujos los criterios de composicin. La moldura situada a lo largo de las fachadas coincide con la parte superior del segundo piso, quedando a su vez por debajo del alero del pabelln longitudinal, cuya cumbrera no alcanza la altura de la cornisa de separacin entr e el tercer y ltimo piso del pabelln central; en el cual las facha das opuestas, anterior y posterior, son muy caladas. A su vez estn rematadas por el frontn que en la estructura interior, se corresponde con las cerchas metlicas, donde apoyan las cubiertas a dos aguas, terminadas en acusados aleros, solucin ajena a la arquitectura local y de incuestionable influencia francesa. Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 165 Sirve tambin el proyecto para definir las caractersticas del cuerpo longitudinal de menor altura. Construido en dos tramos de dimensiones diferentes y fachada dispuestas en planos no alineados con relacin al edificio central. Estn estructuradas las fachadas por pilastras de piedra, con alternancia de grandes vanos y macizos en planta baja y repeticin de ventanas en el piso superior. El autor tambin define el hastial al que, lejos de tratarlo a modo de simple plano ciego, la configura segn una fachada con el mismo rigor y composicin que las principales, de manera tal que permite la con tinuidad visual, evitando la ruptura entre paos opuestos. As como el cuerpo longitudinal, del que pr oporciona los criterios de composicin pues su longitud en principio cabe suponerla ilimitada, es tan solo el r esultado y adecuacin a las necesidades de espacio interno de produccin fabril. Tambin el proyecto singulariza la importancia de los huecos, real zados mediante recercados de ladrillos de dos colores que, como en los aler os, denotan influencia de la arquitectura francesa coetnea. 2.5. Superficies del edificio antes de la actuacin Resumen superficies Estado Actual Superficie til Superficie Construida Planta Baja y Semistano Planta Primera Planta Segunda Planta Tercera 1.75115 m 2 70544 m2 38765 m2 33025 m2 2.11245 m2 1.00430 m2 46555 m2 38470 m2 TOTAL SUPERFICIES 3.17449 m23.96700 m2 Tabla 1. Cuadro de superficies del edificio antes de la actuacin. Fuente: elaboracin propia. El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 166 2.6. Superficies del edificio despus de la actuacin Planta Uso Principal Superficie tilSuperficie Construida Stano Planta Baja Planta Primera Planta Segunda Planta Tercera Almacn Museo Museo Administracin y Otros Administracin y Otros 69911 m 1.49632 m 1.39673 m 34955 m 35606 m 84046 m 1.66322 m 1.55667 m 45543 m 44548 m TOTALES 4.29777 m 4.96126 m Tabla 2. Cuadro de superficies del edificio despus de la actuacin. Fuente: elaboracin propia. 2.7. Normativa y rgimen de proteccin del edificio El edificio est declarado actualmente como Bien de Relevancia Local. Segn el Catlogo de Elementos, Edificios y Conjuntos de Inters Histrico-Artstico del Plan General de Villena, el edificio dispone de un nivel de Proteccin Parcial referido a parte de la fachada y de la estructura portante. 2.8. Descripcin constructiva estructural y estado de conservacin El edificio tiene una estructura mixta de muros de carga de fbrica de ladrillo y pilares y jcenas metlicas, con forjados de viguetas y bovedi- llas, con capa de compresin de hormign, en la mayora de los casos fratasado, como suelo terminado. La construccin, salvo aadidos que no se corresponden con el planteamiento inicial de la fbrica, responde a un tipo contrastado de arquitectura de ladrillo elaborado en su aspecto exterior, en la que la falta de mantenimiento sistemtico haba originado deterioros apre ciables sobre todo en los aleros de cubiertas. E l interior es lo que apareca ms alterado, ya que para la construc cin de las cmaras frigorficas se subdividi el edificio con forjados de viguetas autorresistentes y muros con importantes aislamientos Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 167 trmicos, que desvirtuaron el carcter ms difano y la riqueza de volumen del inmueble original. De igual modo, la estructura metlica de perfiles en celosa fue modificada con desaparicin o reutilizacin de sus elementos. El estado de estos forjados en general era bueno. En el ala ms prxima al Teatro Chap desapareci una entreplanta, por lo que actualmente se aprecia en toda su altura. La esquina de la calle Madrid y la calle Trinidad estaba ocupada por una serie de edificaciones y patios adicionales que ni reunan mayor inters ni respondan a la unidad del conjunto, salvo un lienzo de muro situado a la izquierda del bloque central y que es una continuacin del mismo, alejndose sin embargo el interior de cualquier criterio compositivo en relacin al edificio original. Ello nos ayud a tomar la decisin del esponjamiento proyectado para la plaza, aparte de las consideraciones que se exponen a continuacin.En general la obra no presentaba aspectos que hicieran pensar en un estado relativo de ruina constructiva o estructural, como as ha sido tras la rehabilitacin.Otro aspecto a destacar son las cubiertas de teja plana, apoyadas en rastreles de madera sobre una estructura de cerchas metlicas. Solo mantenan como material de cobertura y directamente apoyadas sobre la estructura las tejas, no existiendo ni un tablero de rasilla, ni por supuesto un aislamiento y una impermeabilizacin adecuadas. 3. Criterios de intervencin en el edificio Nuestro proyecto respeta y recupera totalmente el edificio existente, aportando las construcciones complementarias que el programa requiere, de acuerdo a la Ley 4/98 del Patrimonio Cultural Valenciano. Estas nuevas construcciones no entrarn en competencia con l, sino que lo realzarn, indicando la actualidad de la intervencin, contras tndolo con el edificio existente y convirtindolo en todo un referente y polo de atraccin para visitantes de todo el mundo . Las obras de rehabilitacin han sido ejecutadas por la constructora Acciona, dentro del Plan de Inversin Productiva denominado Plan El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 168 Confianza de la Generalitat Valenciana, dirigidas por la UTE Villena Rue 136, con las arquitectas Silvana Jord Richart y Marta Folch Grau y el arquitecto tcnico Rafael Gimeno Monz.Como ya hemos comentado, este importante ejemplo de la arqui tectura industrial de principios del siglo xx se encontraba desvirtuado por aadidos y reformas tanto interiores como exteriores, que enmas caraban la calidad de su arquitectura, adems de verse agredido y encorsetado por factores externos al edificio, como son las calles de intenso trfico que lo rodean, as como por las vallas y vas del ferrocarril. Era necesaria una limpieza de elementos ajenos a la construccin original, para recuperar exteriormente los volmenes principales de la antigua fbrica de harinas y su imagen urbana. En el interior, nuestro proyecto se propona potenciar la diafanidad y la expresividad de los elementos estructurales metlicos, horizontales, verticales y de cubierta, objetivo que se ha logrado. Otro inters era rehabilitar los muros de cerramiento, simplificando las nuevas carpin teras, reforzando as el valor y la modulacin de los paramentos de ladrillo y piedra. E l proyecto plantea dos claros niveles de intervencin, uno a nivel urbano y otro a nivel edilicio. Pasamos a explicar cules han sido las ideas generadoras del proyecto a ambos niveles, al tiempo que damos a conocer el programa y algunos de los aspectos del funcionamiento del mismo. 3.1. Intervencin a nivel urbano Hemos pretendido recuperar los volmenes principales del edificio original as como los espacios libres que permitirn relacionarse, tanto al edificio como al museo que contendr, de una forma ms amable con su entorno y con el resto de la ciudad. Para ello se han realizado intervenciones que a continuacin detallamos. Demolicin de los sucesivos aadidos, en la esquina de las calles Madrid y Trinidad, salvo la prolongacin de la fachada, junto al cuerpo central en la calle Madrid. De esta forma, recuperamos el volumen en Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 169 T del conjunto y creamos una nueva plaza que permitir respirar al entorno, en una zona actualmente hostil, proporcionando un espacio de relacin por el que se acceder al museo y donde se podrn realizar actividades al aire libre.Demolicin del muro que aislaba el patio del museo, situado en la calle Madrid. Este nuevo espacio, adems de permitir contemplar todo el edificio, provocar un ensanche que servir para labores de carga y descarga, tanto para los materiales del museo como para los visitantes que puedan llegar a l en autobs. Este ensanche inicia el dilogo con el Teatro Chap, tras la demolicin que se produjo de las construcciones anexas ms cercanas al Paseo Chap, anunciando el maravilloso con junto edilicio que se crear entre estas dos emblemticas actuaciones, el teatr o y el museo. Una vez recuperados los volmenes principales del edificio original, as como los espacios libres que le permitirn relacionarse de una forma ms amable con su entorno y con el resto de la ciudad, nos planteamos la necesidad de dotar al edificio de un acceso principal, del que actualmente carece. Despus de analizar las diversas opciones, el acceso al Museo se realizar a travs de la nueva plaza antes mencionada La plaza del Museo, en la esquina de las calles Madrid y Trinidad, de manera diferenciada del edificio actual, tal y como se puede apreciar en la figura 1. Esta meditada decisin, frente a otras opciones como eran el acceso por el extremo de la edificacin prxima al Paseo Chap o el espacio triangular resultante de la calle Madrid, garantiza una mejor conexin con el centro de la ciudad, como final de recorrido del centro histrico y como dinamizador de la nueva plaza, necesaria para una Figura 2. Alzado proyectado a calle Madrid. Fuente: elaboracin propia. El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 170 perfecta acogida y despedida de los visitantes del museo, adems de otros motivos organizativos de las plantas.Es de sealar la existencia de un primer proyecto que llegamos a desarrollar, que iniciaba el recorrido en la planta Stano, accedindose desde el centro de la Plaza, tal y como se puede apreciar en la figura 3. Como en una excavacin arqueolgica, descendamos al interior de la tierra, percibiendo desde el primer momento el pasado Posteriormente, por motivos econmicos, redactamos un segundo pro yecto, que es el que se ha construido. El nuevo acceso al museo constituir uno de los elementos de referencia de la intervencin. Est ntimamente relacionado con el hito-smbolo del museo. Se trata de una escultura en acero corten, de grandes dimensiones que, como en otros museos del pas, imprimir carcter a la actuacin. Es un hito que brevemente definimos en palabras de su autora, la escultora Leyla K ucukalic, colaboradora de la empresa de museografa y museologa: El pensamiento, lo antropolgico y lo arqueolgico, el misterio, el homenaje a Jos M Soler, el hilo conductor buscado, el cerebro, la memoria histrica, lo primitivo y lo contemporneo. Una vasija prehistrica, puesta al revs, que nos recuerda una cabeza contenedora de un cerebro, de una memoria colectiva, de un tesoro Una vasija insignificante para muchos, pero que encierra, sin embargo, el alma de aquel pueblo. En su fisonoma, la cabeza escogi dos conceptos al mismo tiempo, dos retratos, uno con la metfora rupestre, primitiva, y el otro, en una deformacin contempornea sintetizada. Un solo retrato, con dos psicologas unidas. Antes y ahora, somos el mismo ser. La escultura se mantiene en el proyecto que se ha construido, aunque de momento no se ha desarrollado. El forjado de la plaza est calculado para soportarla y, en el mismo, se han dejado placas de anclaje pre paradas para recibir la escultura cuando se desarrolle la prxima fase. Escultura y arquitectura se mezclan indisolublemente, y as, las formas cardiales que decoran la escultura se vierten de la vasija-cabeza que mira hacia el museo, entrando en dilogo con este, derramndose Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 171 sobre la plaza y organizndose en forma de espiral, dibujando huellas que nos dirigen hacia la entrada del museo, penetrando en el vestbulo y dejndonos sobre la sala de exposiciones temporales, para que podamos contemplar las distintas pocas, las distintas culturas y pueblos que definen una memoria histrica rica y difer ente (figura 7). Estas incrustaciones sobre la plaza se muestran como huellas que ha dejado la Humanidad desde el origen del hombre, y que se expondrn de diversas formas en el museo. Se encargarn, adems, de dotar a la plaza de parte de su iluminacin, configurndose como una galaxia en espiral que manda seales al resto del universo. 3.2. Intervencin en el entorno De inmediato se propuso la reurbanizacin de las calles Madrid y Trinidad para que, sin impedir al paso de vehculos, las texturas de Figura 3. Acceso desarrollado en el primer proyecto, donde la escultura y su proyeccin actuaban de contenedor arquitectnico, resolviendo el acceso al museo directamente desde el stano. Fuente: elaboracin propia. El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 172 pavimentos en calzadas y aceras amplias nos anunciaran el nuevo equipamiento cultural. La escultura hito de acceso, servir de reclamo y anuncio en la esquina de las calles Madrid y Trinidad. En el otro extremo del edificio, la geoda se asomar al Paseo Chap, incorporando el museo a la zona de descanso y relacin que supone esta importante y cntrica zona verde de la ciudad.Se debera dialogar con las autoridades ferroviarias para que acon dicionen en lo posible esta parte del espacio ferroviario y se haga ms permeable la v alla que cierra el trazado en la circunvalacin paralela a la va. A medio plazo, sera interesante recuperar el espacio gemelo a la plaza San Francisco en el Teatro Chap, que hoy est ocupado por un edificio de viviendas de cierta antigedad. De esta forma, se creara un ncleo cultural de primer orden para Villena, el formado por el actual Teatro Chap, el Museo de Villena y los espacios libres que circundan y relacionan dichos edificios. 3.3. Intervencin a nivel edilicio Desde el momento que nos enfrentamos al diseo del nuevo museo, tenamos claro que debamos tener en cuenta la necesidad de resolver los problemas arquitectnicos musesticos, tal y como dice A. Len, teniendo presente que La flexibilidad y extensibilidad, son las cuali dades clave para que un museo pueda modificar la funcionalidad de los espacios preexistentes. Poder modificar en funcin del crecimiento natural (legados, donaciones), del crecimiento intelectual (nuevas formas de presentacin, nuevos puntos de vista sobre actividades cul turales), del crecimiento tcnico (necesidad de salas de restauracin, talleres), del crecimiento social (afluencia de un mayor nmero de personas, concentracin de grupos de estudiantes, turistas). Pues bien, esta posibilidad de crear espacios flexibles y modificables en extensin, fue una de las premisas ms importantes que tuvimos en cuenta a la hora de plantear nuestro diseo. A continuacin desarrollaremos los distintos niveles de intervencin, a nivel edilicio. Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 173 a) Recuperacin de elementos originales Sobre la Electro-Harinera se ha realizado una rehabilitacin integral, prestando especial atencin a todo lo que son sus elementos estructurales originales, potenciando la diafanidad y expresividad de dichos elementos metlicos, horiz ontales, verticales y de cubierta. Igualmente, toda la cubierta con sus elementos cermicos espe - ciales, como grgolas y remates y todos los cerramientos de fachada de ladrillo macizo, junto con sus carpinteras, se rehabilitarn, devol viendo al edificio su esplendor. b) Ampliaciones de nueva planta Para poder cumplir el ambicioso programa del museo que se pretende, planteamos una serie de ampliaciones desde una arquitectura que res peta y destaca el edificio existente, aunque indicando la actualidad de la actuacin. Muchos de estos elementos que se aaden, adems de su diseo actual, estn cargados de gran simbolismo. As, destacamos la escalera principal que nace como ojo de la espiral que antes coment bamos y como rtula entre los dos cuerpos de la edificacin, elemento constr uido en esta primera fase. Otro de los elementos cargados de simbolismo es la Geoda acristalada (figura 2), el Invernadero creador de vida, la Sala de Exposiciones-Intercambiador de pocas Este elemento, que luego desarrollaremos, se construir en una siguiente fase. Figura 4. Seccin longitudinal. De izquierda a derecha en Planta Baja: Escultura-Hito, Ncleo de Comunicaciones, Sala de Exposiciones Temporales, Sala de Exposiciones Arqueologa, Sala del Tesoro, Geoda e Intercambiador de pocas-Sala de Exposiciones. Fuente: elaboracin propia. El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 174 Ambos elementos, junto a la Sala del Tesoro, bajo gravas, definirn una propuesta diferenciadora digna del gran Tesoro que vamos a exponer. F. Mangado, arquitecto del Museo Arqueolgico de Vitoria, habla en trminos similares cuando se refiere a su museo arqueolgico como un cofre que en su interior esconde el tesoro que la historia nos ha dejado: Nos gusta imaginarnos un museo arqueolgico como un cofre denso que, como todo cofre esconde en su interior el tesoro que la historia nos ha querido dejar pieza a pieza. No se trata de una historia cualquiera, al menos no slo de la historia cientfica de los expertos, ya que esa historia no siempr e deja lugar a la imaginacin y casi siempre se termina en s misma. Nos gusta pensar en una historia ms nuestra que no termina nunca porque en ella tan importante como la pequea o gran pieza encontrada bajo el suelo es la mirada de la persona que la contempla. Una mirada caprichosa que depende ms de lo que queremos ver que de lo que vemos. Por eso, el pequeo cofre, denso y hermtico por fuera, ha de ser sugerente y mgico en el interior. El espacio que contiene no puede limitarse a ser un espacio ordenador, ni un juego de arquitectura bella pero distante; ha de ser un lugar capaz de evocar lugares y gentes a partir del pequeo fragmento de cermica que, ms poderosa que la roca, ha logrado sobrevivir para hablarnos de la fragilidad del tiempo. Todos los elementos que se disean de nueva planta ms all del edi ficio existente, en nuestro caso, se disean como elementos abiertos y frgiles, huy endo del cofre denso y hermtico que define F. Mangado, e incluso como elementos sugerentes y mgicos ya desde el exterior y, por supuesto, en el interior. El diseo del ncleo principal de comunicaciones, partiendo de una gran pieza en nuestro caso, como es el principal brazalete del Tesoro de Villena, o de un fragmento de cer mica, como es la escultura-hito de L. Kucukalic, nos acerca a lo que F. M angado afirma, en cuanto a que los espacios del museo no pueden ser exclusivamente espacios ordenadores ni intentos de conseguir una buena arquitectura, muchas veces distante. Deben ser espacios que evoquen la memoria histrica, que nos ayuden a elevar la imaginacin y que nos permitan viajar de manera mgica por el tiempo. Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 175 Y, ahora s, pasamos a explicar estos distintos elementos que se disean de nueva planta y que completan de forma armnica el cuerpo del museo.La eleccin del acceso exigi solucionar el encuentro entre los dos cuerpos de edificacin, no resuelto en origen convenientemente. Para ello se cre un elemento que une ambos cuerpos y articula el acceso y el ncleo principal de comunicaciones verticales. Y es en la concepcin de las nuevas adiciones donde las curvas tienen un papel relevante en contraste con el rgido trazado del edificio preexistente. El crculo para la escalera y ascensor y el crculo de la entrada, unidos por una marquesina sinuosa y por otra parte la espiral que, segn Durero, nos habla del crecimiento de los seres vivos, de la evolu cin, de la historia, se proponen como diseos orgnicos que suavizan y dan armona al conjunto, traducindose como hilo conductor entre el espacio exterior y el interior, entre la Escultura-Hito y el museo, en definitiva, entre la arquitectura y el discurso museogrfico. La espiral que se origina en la escalera se va desarrollando en otros elementos, incluso en el mobiliario y en las huellas insertadas en el pavimento interior y exterior, de forma fragmentada (hay que tratar de reunir los fragmentos para hacerse una idea global, como en la Figura 5. Las pas del brazalete se separan, dejando pasar la luz y conformndose como lamas que se convierten en la piel del ncleo de comunicaciones del museo. Evolucin de la idea al diseo arquitectnico. Fuente: elaboracin propia El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 176 Arqueologa). Pues bien, esa espiral comienza a generarse como punto de mxima energa en el ncleo de comunicaciones.Y, dado que queremos resaltar la importancia de la comunicacin a lo largo de las pocas y en particular en el presente, hemos reforzado el gran protagonismo del ncleo de comunicaciones vertical, confi nndolo con una piel que viene dibujada y protegida por unas lamas que r ecuerdan a las pas del principal brazalete del Tesoro de Villena (figura 5). Si bien son una abstraccin de este, recuerdan a los adornos del principal estandarte del museo, tanto en planta como en el detalle que se reproduce en la separacin de los distintos forjados que nos refieren a esta nica pieza (figura 6). La mxima energa del brazalete del tesoro como elemento generador de esta espiral, a cuyo alrededor se generar toda la actividad del museo. Aunque la construccin de algunos de estos elementos, cuya simbo - loga traemos a colacin, se ha desarrollado en obra desde parmetros de mxima abstraccin, hemos considerado importante aportarlos en esta publicacin, para dejar constancia de la idea concepto original. c) Descripcin del programa a travs de una descripcin del recorrido Definidos algunos de los criterios generales que sustentan la con cepcin de nuestra actuacin, tanto a nivel urbano como edilicio, seguiremos describiendo, tras el acceso, lo que el visitante se encontrar Figura 6. Las molduras que separan los forjados en el ncleo de comunicaciones y dibujan la marquesina de acceso, estn inspiradas en los adornos del brazalete del Tesoro. Fuente: elaboracin propia. Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 177 una vez traspasado el umbral de la puerta del museo y haya decidido zambullirse en la historia.Siguiendo con el recorrido, ya en la recepcin, podremos apreciar un conjunto de salas que permitirn su uso, incluso cuando las exposi ciones permanentes del Museo permanezcan cerradas. Estas salas son: la Sala de Exposiciones Temporales, El Saln de Actos, La Cafetera, La Tienda, Aseos y Dependencias del personal, que podrn utilizarse de manera independiente al museo propiamente dicho. Una vez dejados los objetos en el Guardarropa, en el Saln de Actos podremos asistir a una proyeccin a modo de introduccin sobre el museo y el edificio que lo alberga. A continuacin, podremos visitar la exposicin temporal o directamente iniciar el recorrido por la exposicin permanente, que se iniciar con los fondos arqueolgicos y se desarr ollar cronolgicamente a lo largo del ala longitudinal. Al final de este primer recorrido, descenderemos a la Sala del Tesoro de Villena (figura 7.) Este hecho sutil, este cambio de cota, quiere avisarnos de que algo muy importante suceder. Accederemos a un espacio exento y misterioso bajo gravas, donde estar expuesto de manera muy especial el magnfico Tesoro de Villena, referente mundial y por tanto principal polo de atraccin y estandarte del museo. Figura 7. Planta baja del museo. Fuente: elaboracin propia. El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 178 Terminada la visita del Tesoro, asistiremos al fin de un periodo y al nacimiento de una nueva era, por lo que traspasando el hastial del ala actual, accederemos a un jardn cobijado por una geoda acristalada que, cambiando radicalmente de luz, de contenedor de material, nos llevar a un nuevo mundo, marcando un antes y un despus del des cubrimiento del Tesoro (figura 7). La geoda tiene mltiples funciones, adems de inter cambiador de pocas nos permitir una relacin con el exterior, con puntos neurl gicos de la ciudad, como son el ferrocarril, el Teatro y el Paseo Chap. Adems cumple las funciones de conexin vertical con la primera planta del edificio mediante la Rampa-Paseo que, posibilitando que todos los visitantes puedan seguir el mismo recorrido, independien temente de su condicin fsica, permite la observacin de mltiples puntos de vista del Jardn interior-Sala de exposiciones y la llegada a la primera planta del museo para continuar la visita cronolgica. Por lo tanto, acta como un intercambiador de pocas. Est sustentada por una estructura con forma arbrea, en armona con el jardn, tal y como se puede apreciar en la figura 4. Adems de la rampa, existe un ascensor panormico y unas escaleras apoyadas sobre un muro vertical, que permite asomarse al otro lado de las vas del tren, producindose un intercambio entre la escalera y la rampa. Ambos elementos Figura 8. Planta primera del museo. Fuente: Elaboracin propia. Jos Miguel Esquembre Menor y Julin Lagulln Escamilla 179 se entrelazan y dialogan hasta conseguir llegar a la plataforma en la primera planta, desde la que accederemos a una nueva era. Una vez en la primera planta, seguiremos el recorrido cronolgico a lo largo del edificio y pasaremos de la Arqueologa a la Etnografa, del pasado al presente, con una mirada al futuro (figura 8). En el cuerpo central, un aula didctica permitir actividades complementarias para escolares y pblico en general. Terminado el recorrido, volveremos al vestbulo en la planta baja, a travs del ncleo principal de comunicaciones verticales, integrado en el movimiento en espiral antes mencionado. La fachada acristalada de la escalera nos ofrece nuevas perspectivas de la plaza de acceso a travs de las lamas triangulares que nos harn sentir que formamos parte del brazalete del tesoro, transmitindonos su energa al final del recorrido, devolvindonos a la civilizacin actual.Por otro lado, se proyectan unas pasarelas ligeras a la altura de los forjados, trasladadas por el modificado actual del proyecto, sobre la fachada que queda exenta, que permitirn asomarse sobre la plaza desde otra perspectiva, facilitando la realizacin de actividades al aire libre en la plaza. La planta segunda se destinar a las labores de direccin, admi - nistracin, e investigacin del museo. La planta tercera albergar a la Fundacin Jos Mara Soler y una biblioteca especializada conjunta, con ms de 1.800 volmenes, destinada principalmente a los investi gadores, con los fondos bibliogrficos de la Fundacin y del museo. T ras la observacin de las plantas, se puede observar la presencia de la flexibilidad y extensibilidad de los distintos espacios diseados. El ncleo principal de escalera y ascensor baja al stano, para una mejor evacuacin y para posibilitar en un futuro que el almacn, con sus numerosas piezas, pueda ser visitable o al menos visible, siguiendo las ltimas tendencias de los museos ms modernos. Si bien, por cir cunstancias devenidas, se estn haciendo obras de acondicionamiento para conv ertir el stano en espacio para el archivo municipal, esperamos que en un futuro el archivo se pueda desplazar a otra ubicacin, de manera que el importante almacn del museo recupere el lugar en el stano, donde fue concebido. El nuevo museo de Villena, un museo para la historia 180 Por ltimo, decir que el hecho de que se est produciendo la imple- mentacin a nivel museolgico y museogrfico para poner en marcha esta primera fase en la planta baja, no debe impedir que a medio plazo se termine el resto del museo, tal y como el proyecto contempla. Las dems plantas, as como la geoda y la Escultura-Hito, esperan ser implementadas y construidas, para que pueda decirse que el museo es una realidad, tal y como se concibi y proyect. Estamos convencidos que ser un gran museo, referente nacional e internacional, por sus contenidos nicos. El nuevo Museo Arqueolgico y Etnogrfico de Villena, un museo para la historia. Referencias bibliogrficas Esquembre, J. M. (2017). El nuevo museo de Villena: un proyecto para la historia. Bilyana, (2), 125-132. Recuperado de: http://www.museovi llena.com/pdf/REV_bilyana_02_2017-08.pdf [16/07/2019]. Len, A. (1990). El museo, praxis y utopa. Madrid: Ediciones Ctedra. Mangado, F. (2009). 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Adems, se trata de un patrimonio reciente, todava poco valorado en nuestra sociedad. Se presenta una experiencia de desarrollo de turismo cultural a partir de una ruta temtica muy especfica sobre un elemento puntual de nuestro patrimonio industrial: los mosaicos Nolla del Alto Vinalop. La ruta discurre por antiguas casas burguesas actualmente propiedad de entidades festeras de nuestras fiestas de Moros y Cristianos. Estas asociaciones son las responsables de la conservacin, mantenimiento y gestin de este rico y singular patri monio inmueble. La puesta en valor de estos bienes de poca modernista mediante la cr eacin de esta ruta turstica ha servido para cohesionar a estas instituciones y crear un punto de encuentro en torno a los mosaicos Nolla. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 181-200. 182 Por todo ello, podemos decir que la puesta en funcionamiento de esta ruta, en la que se han contemplado interiores de residencias burguesas de acceso restringido, visitndose 45 mosaicos diferentes, casi nada tiene que envidiar a las rutas Nolla ya creadas en ciudades como Valencia, Barcelona o Cartagena. Palabras clave: Nolla, Alto Vinalop, turismo, patrimonio, fiestas 1. Introduccin. Los mosaicos Nolla Los suelos de Nolla se caracterizan por estar formados a partir de pequeas teselas cermicas con las que se forman mosaicos. Esto los diferencia de los suelos ms comunes de la poca burguesa los de baldosa hidrulica. La tcnica de creacin del material de base es prcticamente la misma en los dos tipos. La nica diferencia es que mientras en los hidrulicos se estampa el dibujo, en los Nolla el dibujo se forma a partir de las propias piezas y su combinacin. As, cuanto ms complejo era el motivo formado y ms colores empleaba, ms caro era, porque su proceso de creacin, diseo y colocacin es mayor. Aunque estos suelos se compraban por catlogo en la fbrica, se adaptaban a las diferentes estancias a las que iban destinados. De esta manera, se constituan como pavimentos privativos y de lujo, al ser cada composicin nica y original, siendo usados para demostrar el poder econmico de las familias que los compraban. A su vez, al estar hechos a medida y tener que ser instalados por operarios especializados de la fbrica, su valor tambin aumentaba. Todos estos argumentos convirtieron a los mosaicos Nolla en un producto muy solicitado para decorar los ambientes arquitectnicos ms distinguidos de la poca, con una gran acogida en el mbito social y financiero de la alta burguesa de la industria y del comercio europeo (Espona, 2016: 194).Estos suelos fueron concebidos como objetos de lujo desde que Miguel Nolla en 1860 abriera su fbrica en Meliana. Sus complejos patrones similares a los de las alfombras, derivan de las llamadas alfombras de verano (figura 1). Esto se deba a que, tal y como podemos comprobar en la mayora de casas con suelos de este tipo Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 183 Figura 1. Mosaico de uno de los salones de la planta noble de la Casa-Palacio Selva Mergelina (Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena). Fotografa: Juan Carlos Francs. La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 184 en nuestra comarca, stos solamente eran visibles en verano. Esto se deba a que, durante el invierno, los suelos eran cubiertos con alfombras que ocupaban toda la estancia y se anclaban a los laterales de las habitaciones mediante su clavado en unas cantoneras de madera. Estas alfombras ayudaban a mantener las salas calientes, pero en verano emanaban calor, por lo cual se retiraban. As, cuando se quitaba la alfombra quedaba compuesta mediante el piso, que representaba motivos parecidos. En las casas de veraneo esto no suceda, pues no se equipaban para el invierno. Esto lo podemos ver en las residencias de la familia Garca Cataln, pues mientras que la actual Sede Social de la Comparsa de Labradores tena alfombras, la finca de los mismos propietarios en el paraje El Morrn carece de maderos para su instalacin. Los mosaicos Nolla fueron, por su elevado precio y por el hecho de verse estacionalmente, un elemento que denotaba la preponderancia econmica de las familias. De esta manera, la idea de la ostentacin y de la justificacin del poder familiar subyacentes a estos pavimentos fue muy notable y motivo de su instalacin. La fama de los mosaicos Nolla lleg a ser tal que se exportaron por toda Espaa, Europa y Amrica, documentndose hasta la fecha en lugares tan distantes como Valencia, Barcelona, Santander, Cartagena, Madrid, Gijn, Mallorca, Buenos Aires, en la Habana Vieja, en el Metro de Mosc o en el Casino Viejo de Montecarlo (Coll y Porcar, 2016: 60), adems de en nuestra comarca del Alto Vinalop. Por este motivo, se puede considerar a esta manifestacin como la mayor aportacin de la artesana valenciana al modernismo internacional. La importancia de estos suelos la podemos ver en la cantidad de marcas econmicas surgidas a raz de su popularizacin, que, rayando el plagio y con una calidad claramente inferior, se dedicaron a realizar estos suelos para aquellos que no se podan pagar la instalacin de uno Nolla. La marca ms conocida que surge en paralelo a la firma de Miguel Nolla fue La Alcudiana, fundada en 1864 en La Alcudia de Crespins y con un momento de mximo esplendor en el ao 1878 bajo la direccin de Manuel Pin, la misma persona que en 1889 lleg a ser maestro de obras municipales de Villena. Por ello posiblemente la Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 185 influencia de la marca mosaico Pin o mosaico de La Alcudiana fue relativamente elevada en nuestra comarca, donde se encuentran mosaicos de esta firma en Villena, Biar y posiblemente tambin en Beneixama. 2. Antecedentes de la Ruta Nolla Alto Vinalop El presente artculo constituye la continuacin del trabajo publicado en la revista Da 4 que fuera 2017, titulado Los mosaicos Nolla de las sedes festeras del Alto Vinalop (Villena, Sax y Biar) y reconocido con el premio Alfredo Rojas de Historia e Investigacin por la J unta Central de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena (Garca et al., 2017: 236-241). En ese trabajo se presentaron y describieron los conjuntos de mosaicos Nolla conservados en algunas sedes festeras de nuestra comarca. El objetivo en este caso era el de presentar el legado Nolla del Alto Vinalop como un singular bien del patrimonio his trico y artstico y relacionarlo con el mundo de la fiesta, ya que en nuestro caso se da la coincidencia de contar con cinco sedes festeras en los tres municipios con 37 mosaicos diferentes. Nos estamos refiriendo a las actuales sedes sociales de la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena, de la Comparsa de Labradores de Villena, Comparsa de Caballeros de Cardona de Sax, Comparsa de Moros de Sax y Junta de la Virgen de Biar. Estas entidades festeras conservan, mantienen y gestionan un rico y singular patrimonio inmueble de poca modernista, como es el caso de los mosaicos Nolla. Pero adems, alguna de estas entidades ha sido capaz de dar un paso adelante y crear una serie de grupos de trabajo con el objetivo de investigar, poner en valor y conservar este legado. Nos estamos refiriendo a la Comisin de Patrimonio de la Comparsa de Labradores, constituida en punta de lanza del proyecto del estudio de la arquitectura burguesa en Villena y comarca (Ribera, 2017). Con estos antecedentes, consideramos que los mosaicos Nolla podan ser una buena oportunidad para que estas entidades festeras compartieran estos elementos comunes entre ellas, sirviendo a la vez de hermanamiento y confraternidad festera y cultural. Por este La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 186 Figura 2. Cartel promocional de la Ruta Nolla. Fuente: Turismo Villena. Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 187 motivo se plante la posibilidad de crear una Ruta Nolla comarcal como novedosa oferta turstica y cultural para estas tres poblaciones. Este recorrido turstico especializado se diseara utilizando como modelo las rutas Nolla ya diseadas en ciudades con importante patrimonio modernista, como es el caso de Valencia, Barcelona y Cartagena. 3. Los mosaicos de la Ruta Nolla 3.1. Villena a) Casa Modernista de la Comparsa de Labradores Esta antigua casa-palacio fue construida en 1864 por Luis Garca Poveda y reedificada por su hijo Luis Garca Cataln en 1908, tras unos trabajos de ensanche de la calle donde se encuentra (Lpez, 2016: 427-428). Cuenta con algunos de los elementos modernistas ms interesantes de la comarca (Garca y Barcel, 2016: 925-934), con un rico programa decorativo que le convierte en una de las residencias burguesas ms interesantes de la regin (Barcel, 2017: 79), gozando en la actualidad de nivel de proteccin Integral en el Plan Especial del Casco Histrico de Villena. De este inmueble destaca su impresionante conjunto de mosaicos Nolla, con trece ejemplos distribuidos a lo largo de las antiguas estancias que conformaban la casa. Entre stos destacan los mosaicos del zagun y la biblioteca en la planta baja; y el del saln principal y la antecmara del dormitorio principal en la primera planta. E n la prxima monografa que vamos a publicar sobre la casa se va a incluir el estudio en profundidad de estos mosaicos (Laumain y Lpez, e.p.). b) Casa-Palacio Selva Mergelina. Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena Situado en la Plaza de Santiago, es un excelente ejemplo de resi dencia burguesa, mandada edificar por Virtudes Mergelina Llorens, Cervera y Bayer a mediados del siglo xix, siendo posteriormente reformada en 1884. Se trata de un edificio de gran tamao e inspiracin La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 188 neorrenacentista, con tres plantas de altura y un lucernario monumental central. La vivienda contaba con una planta noble de gran aparato, donde se encontraban varios salones y una capilla (Campos, 2014: 24-25). El conjunto est declarado Bien de Relevancia Local, en su categora de monumento de inters local. Adems, goza de nivel de proteccin Integral en el Plan Especial del Casco Histrico de Villena. Aunque el edificio haya sido completamente transformado, en la actua lidad todava encontramos mosaicos Nolla en algunas de sus salas y el hecho de que tenga estos elementos en el rea de servicio no deja de indicar que originalmente debi de contar con un elevado nmero de este tipo de mosaicos, algunos de ellos con diseos extraordinariamente complejos. En este inmueble se conservan seis mosaicos Nolla difer entes, entre los que destaca el del despacho de la planta baja, el del despacho del presidente y el del saln principal de la casa en la primera planta (Garca et al., 2017: 238). Figura 3. Mosaico del saln principal de la Sede Social de la Comparsa de Moros de Sax. Fotografa: Alberto Ochoa. Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 189 3.2. Sax a) Comparsa de Moros Situada en el extremo de la calle Ancha actual calle Castelar, y en el centro de la calle San Sebastin, en el que fue hasta principios del siglo xx el lmite de la poblacin. Antonio Martnez (2016) indica que el constructor sera en el ao 1868, Andrs Alpas, fundador de la comparsa que aos despus adquirira esta vivienda para convertirla en su sede social. Con esta familia luego emparentaran los Gaubert, siendo la ltima propietaria de la vivienda Julia Gaubert. En este inmueble se han conservado tres interesantes mosaicos Nolla, entre los que destacamos el extraordinario mosaico del saln principal en la primera planta (Ochoa et al., 2017a). b) Comparsa de Caballeros de Cardona Su propietario original fue Toms Bernab Gil, quien a su vez fue uno de los fundadores de la Comparsa de Marruecos de Sax, en la cual se aglutin la alta sociedad sajea, demcrata y republicana. Su vivienda principal fue proyectada como un autntico palacete. La fachada fue ideada por el arquitecto corus A. Calvito de las Brcenas en el ao 1885. Adems de esto, destacar que contaron con los mejores elementos decorativos de moda tanto los pavimentos de Nolla como las obras de ebanistera del tambin sajeo Pedro Estevan Alpas (Ochoa, 2011). La vivienda ha sido reformada con tal de adecuarla a las necesidades de la asociacin festera, conservndose trece mosaicos Nolla, entre los que destaca la escalera de acceso a la primera planta y el del saln principal (Ochoa et al., 2017b). 3.3. Biar a) Santuari de la Mare de Du de Grcia La primitiva ermita de la Mare de Du de Grcia fue construida en el siglo xvi y se fue ampliando sucesivamente. A principios del siglo xix slo contaba con una nave, pero entre 1839 y 1842 a instancias La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 190 Figura 4. Detalle del anagrama del Ave Mara de la nave central del Santuari de la Mare de Du de Grcia de Biar. Fotografa: Josefina Molina. Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 191 de las disposiciones testamentarias de Jacinto Costa, se alarg y se construy la cpula. Posteriormente, en 1874 gracias al testamento de Gaspar Richart, se ampli el santuario, crendose las capillas laterales y modificndose la central, instalndose en 1884 los suelos de mosaicos tras la conclusin de las obras (Falc, 2011: 2). En la actualidad este inmueble est declarado Bien de Relevancia Local. En este lugar se conserva el conjunto de mosaico cermico ms grande de la comarca, abarcando una superficie de 300 m 2. Estos mosaicos pensamos que son de La Alcudiana, ya que el formato de los mdulos de las teselas es diferente a los Nolla y los colores y diseos de las alfombras tambin se aproximan ms a La Alcudiana que a Nolla. El pavimento se dispone cubriendo la nave central y las laterales hasta el crucero. El motivo de mayor creatividad es el de la nave central, encontrndose en el centro el anagrama del Ave Mara con una corona superior (Garca et al., 2017: 239-240). b) Casa Consistorial de Biar El edificio donde se encuentra el Ayuntamiento de Biar es un proyecto academicista de Vicente Gasc creado en 1793 y de construccin muy dilatada a lo largo del siglo xix, tomando su forma actual en 1895. Este edificio est declarado Bien de Relevancia Local, con proteccin inte gral. Los pavimentos originarios de este inmueble son de cermica lisa sin decorar y de caractersticas muy austeras. P or este motivo, en 1996 se colocaron en dos de los salones de representacin del consistorio sendos mosaicos cermicos que haban sido retirados de un inmueble del municipio. Nos estamos refiriendo al despacho de Alcalda y a la antecmara del Saln de Sesiones (Garca et al., e.p.). c) Iglesia Parroquial de Nuestra Seora de la Asuncin La construccin de este templo se produjo entre los siglos xvi y xvii, incorporando elementos de diferentes estilos y pocas, destacando la portada renacentista atribuida a Jernimo Quijano. En su interior se ha documentado un mosaico cermico de La Alcudiana similar a los del Santuari, en la capilla bautismal, situada en los pies de la iglesia La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 192 junto a la puerta principal. Esta iglesia est declarada Bien de Inters Cultural, en la categora de monumento (Garca et al., e.p.). 4. La Ruta Nolla en Villena, Sax y Biar La experiencia se desarroll en tres sesiones, durante dos jornadas. Las fechas de realizacin fueron el 28 y 29 de octubre de 2017. El diseo del recorrido fue fruto del proyecto de investigacin y catalogacin de los mosaicos Nolla en el Alto Vinalop, donde llevamos ya ms de 100 mosaicos documentados (Garca et al., e.p.). En total, en la ruta se han incluido mosaicos de los siete inmuebles mencionados en el apartado 3, ascendiendo a 45 composiciones diferentes (figura 2). Los datos desglosados quedan de la siguiente forma: Villena con dos inmuebles y 19 mosaicos, Sax con dos inmuebles y 16 mosaicos, y Biar con tres inmuebles y 10 mosaicos. Figura 5. Visitas guiadas a la Casa-Palacio Selva Mergelina (Junta Central de Fiestas de Villena). Fotografa: Turismo Villena. Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 193 En la Ruta Nolla participaron 78 personas. El recorrido se inici el sbado 28 de octubre en Villena, visitando los conjuntos de la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores y los de la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos, asistiendo 24 personas (figura 5). Adems, se aprovech la presencia en Villena de la exposicin El legado Nolla. 150 aos de la fbrica de mosaicos para realizar una visita guiada en la muestra. Ese mismo da se dedic la jornada de tarde a la visita de los mosaicos de Sax, por las sedes sociales de las comparsas de Moros y Caballeros de Cardona, con 28 participantes (figura 6). En este caso el recorrido se enriqueci mediante la explicacin de algu nas interesantes residencias burguesas de la localidad. Finalmente, el domingo 29 de octubr e en jornada de maana finaliz el recorrido de la Ruta Nolla con los conjuntos de Biar Santuari de la Mare de Du de Grcia, Casa Consistorial e Iglesia Parroquial, con una asistencia de 26 personas, pudindose visitar en este caso mosaicos pertenecientes a la firma La Alcudiana, explicndose sus principales diferencias con respecto a los Nolla. 5. Repercusin social tras la Ruta Nolla Una vez realizada la experiencia de la Ruta Nolla Alto Vinalop, tene mos que decir que las conclusiones son ms que positivas, ya que las entidades festeras propietarias de este patrimonio han descubierto la importancia patrimonial que poseen sus inmuebles y sus grandes posibilidades a nivel cultural y turstico. Han sido varias las acciones realizadas en torno a los mosaicos Nolla organizadas por estas instituciones con posterioridad a la realizacin de la ruta. As, tenemos que destacar la publicacin de ar tculos sobre los mosaicos Nolla de Sax en El Castillo de Sax, en la Revista de fiestas de Moros y Cristianos de Sax 2017 y en la revista digital del Museo Virtual de la Villa de Sax. En Biar tambin hay que hablar de la realizacin de una conferencia sobre arquitectura burguesa y su relacin con los pavimentos de mosaico. Y en Villena es donde hasta hoy se han realizado ms actividades en torno a los mosaicos Nolla. La Comparsa de Labradores pionera en la realizacin de estas acciones de puesta en valor a travs de su La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 194 Comisin de Patrimonio ha organizado una gran cantidad de actividades promocionales, como visitas guiadas a su casa modernista, visitas teatralizadas, catas de vino y conferencias. Adems, el Grupo Ofrenda de la comparsa realiz para las fiestas del 2017 una rplica exacta de uno de los mosaicos Nolla de la casa (figura 8). Otro ejemplo brillante es el de la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena que en el 2017 centr su atencin en los mosai cos Nolla de su Sede Social en la edicin especial de la revista Da 4 que fuera, con portadillas, artculos monogrficos sobre el estudio de los suelos de esta antigua casa burguesa y fotografas especiales de los cargos festeros en dichos mosaicos (figura 7). Un lujo de edicin y un extraordinario ejemplo de la simbiosis cultura-fiestas que se puede alcanzar con este tipo de iniciativas que resulta una fortaleza indudable y un ejemplo a imitar por otras poblaciones. Adems, esta entidad tambin ha organizado visitas guiadas y teatralizadas en la Casa-Palacio Selva Mergelina en 2017, 2018 y 2019. Figura 6. La Ruta Nolla a su paso por la Sede Social de la Comparsa de Moros de Sax. Fotografa: Jess Garca. Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 195 Figura 7. Carteles promocionales inspirados en el diseo de los mosaicos Nolla de Villena. Fuente: elaboracin propia. La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 196 El buen funcionamiento y la repercusin generada por estas dos modlicas instituciones festeras villenenses terminaron por influir en otras instituciones locales, empezando por el ayuntamiento, que en el 2017 trajo a Villena la exposicin itinerante El legado Nolla. 150 aos de la fbrica de mosaicos, comisariada por el Centro de Investigacin y Difusin de la Cermica Nolla (CIDCeN), con talleres didcticos infantiles dirigidos a nios entre 5 y 12 aos y una conferencia sobre el legado Nolla en el Alto Vinalop. Otras acciones promocionales emprendidas a nivel municipal fueron la edicin de la Revista Villena 2017, cuyo diseo de portada se inspir en los mosaicos Nolla y su interior public un dossier con estudios sobre la arquitectura burguesa y los mosaicos Nolla. Adems, el atractivo diseo de los mosaicos tam bin sirvi de inspiracin para el diseo de carteles promocionales de actividades, como es el caso de la Feria de Navidad 2016 y la IV Happy Night organizada en el 2017 por la Asociacin de Comerciantes de Villena (figura 7). Todas estas acciones se desarrollaron en un periodo corto de tiempo, lo que hizo que, llegados a un punto, se nos fuese de las manos su control, dada la gran cantidad de instituciones y asociaciones diferentes a las hasta ahora mencionadas interesadas en promocionar los mosaicos Nolla. Entre las muchas acciones desarrolladas destacamos, por su buena ejecucin, el trabajo de la Asociacin de Belenistas de Villena, quienes en el beln del ao 2017 recrearon una escena inspirada en la noche de reyes en la que se podan ver varias casas burguesas de Villena identificadas por su fachada y en las que se desarrollaban escenas interiores, aprecindose sus mosaicos Nolla. Y, finalmente, tambin queremos destacar el trabajo realizado por La Revoltosa, medio de comunicacin de Villena creado por jvenes para todas las edades. Entre sus vdeos promocionales de nuestras fiestas de Moros y Cristianos 2018 tambin dieron protagonismo a la difusin de los mosaicos Nolla, mediante la grabacin de escenas en la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores, contando a fecha de mayo de 2019 con un total de 34.644 visualizaciones en su canal de Youtube. Jess Garca Guardiola y Alberto Ochoa Garca 197 6. El futuro para la Ruta Nolla Alto Vinalop El patrimonio puede repercutir beneficiosamente en el desarrollo social, cultural y econmico de las poblaciones, por lo que la experiencia del desarrollo de este proyecto de investigacin en torno a los mosaicos N olla y su conversin en una ruta temtica pueden crear un producto patrimonial nico. La experiencia desarrollada con esta ruta podra repetirse en un futuro. Se ha demostrado con el desarrollo de la Ruta Nolla que la puesta en valor del patrimonio de nuestras localidades viene tambin con la concienciacin de los vecinos y visitantes ante la importancia de los bienes que se muestran. Adems, todo esto hace poner en relieve la necesidad de una gestin adecuada de este frgil patrimonio. El patrimonio industrial de la comarca del Alto Vinalop tiene con este producto patrimonial de los mosaicos Nolla la posibilidad de poner en valor la poca comprendida entre la revolucin del ferrocarril y la Figura 8. Rplica del mosaico de la antigua biblioteca de la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores realizado por el Grupo Ofrenda de la comparsa para las fiestas 2017. Fotografa: Antonio Gmez. La Ruta Nolla Alto Vinalop (Villena-Sax-Biar). Turismo, patrimonio y ejemplo de simbiosis entre cultura y fiestas 198 vitivinicultura de la segunda mitad del siglo xix y la industrializacin de las primeras dcadas del siglo xx. Visitar los contextos urbanos y arquitectnicos donde se fragu el desarrollo de ese periodo permitira unir a Villena, Sax y Biar en un proyecto supramunicipal ya probado con xito y que se ha demostrado que se transmite con rapidez entre la sociedad por tratarse de un recurso patrimonial cercano en el tiempo. La Ruta Nolla Alto Vinalop no presenta grandes debilidades inter- nas, ya que se ha planificado a partir de un trabajo de catalogacin amplio y bien fundamentado metodolgicamente, por lo que su diseo y conformacin lo convierten en una fortaleza. Por otra parte, lo que se puede considerar amenaza se puede convertir en oportunidad, porque la separacin de las sedes festeras en el mapa podra desarticular este producto patrimonial, pero la propia naturaleza de la ruta conlleva la creacin de una red que unifica a todas estas sedes bajo la marca Ruta Nolla Alto Vinalop. Igualmente, las instituciones pblicas podran incluir este producto dentro de su oferta turstica, integrndolo en el discurso de los museos locales, estableciendo paneles, facilitando la presencia de profesionales de la interpretacin del patrimonio en el desarrollo de las visitas o creando materiales publicitarios e interpre tativos varios. Referencias bibliogrficas Barcel Orgiler, J. (2016). La arquitectura modernista en el Alto Vinalop. Breve estudio de un legado patrimonial desconocido. Artyhum. Revista de Artes y Humanidades, (29), 73-100. Recuperado de: https://www. artyhum.com/descargas/PDF/ArtyHum%20n%C2%BA%2029.pdf [16/05/2019] Barcel Orgiler, J. (2017). Del eclecticismo al casticismo. La arqui - tectura en Villena hacia 1900. Villena 2017, (67), 255-262. Villena: Ayuntamiento de Villena. Campos Ros, J. (2014). La Casa de los Selva. El Peridico de Villena. Especial fiestas de Moros y Cristianos 2014 del 4 al 9 de septiembre, 24-25. Villena. Coll Conesa, J. y Porcar Ramos, J.L. 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En esta exposicin se mostraran por vez primera los encajes, azafranes, mrmoles y piedras de construccin, vinos, conservas vegetales, etc, para contemplacin de muchos, entre visitantes y turistas que venan a las fiestas y a convertirse en los portavoces de la adelantada produccin para ese momento. Ms de cien aos despus, la iniciativa la retoma el coleccionista de Novelda David Beltr Torregrosa, recopilador, conservador y divulgador de la cultura econmica de la ciudad de los ltimos 160 aos, quien adems propone la rehabilitacin del inmueble como espacio museogrfico del antiguo muelle de la Estacin de Ferrocarril de Novelda, construido en 1858 y representar la triloga noveldense, es decir, aquellas actividades productivas primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 201-228. 202 que comparte con otras poblaciones de la comarca del Medio Vinalop, como es la extraccin y transformacin del mrmol y la piedra natural, el cultivo de la uva, la produccin de vino y la especializacin en esta ciudad del envasado y comercializacin del azafrn y otras especias, adems de otras industrias como la conservera, la alpargatera y la textil, entre otras actividades econmicas. Palabras clave: mrmol, uva, azafrn, Novelda, Turismo Industrial, Museo Comercial 1. Justificacin de la propuesta museogrfica Desde hace unas dcadas, los castillos medievales que jalonan el ro Vinalop constituyen una oferta complementaria al turismo de sol y playa, a travs de la Ruta de los Castillos. Hoy, los nuevos retos tursticos tienden a ofrecer nuevos escenarios donde el usuario o visitante pueda experimentar div ersas experiencias a travs de vivencias en las visitas. El Turismo Industrial es, sin duda, un atractivo para nuestra provincia, siendo las comarcas del Alto, Medio y Bajo Vinalop un referente de primer orden, ya que aglutinan una variada diversificacin sectorial, con ejemplos tan dispares como el calzado en Elda y Elche, el vino de Villena y Monvar, la uva embolsada del Medio Vinalop y la piedra natural de Novelda, Monvar y Pinoso, entre otros. Nadie pone en duda en la actualidad la cultura comercial e indus trial del Valle del Vinalop, como sucede con el caso de Novelda, en cuya base econmica han convivido durante el ltimo siglo y medio los tres pilares del municipio: la industria del mrmol, el cultivo de la uva, y el envasado y exportacin del azafrn y otras especias. Actualmente, la denominada triloga noveldense engloba estos tres pilares econmicos, cuya historia no se relata en ningn espacio musestico de la ciudad. En el edificio del Centro Municipal de Cultura de Novelda se encuentra emplazado el MUHAN | Museo Histrico-Artstico de la ciudad de Novelda, cuya coleccin, hoy Fondo Antiguo, procede de las colecciones particulares de Juan Ribelles Amors y Manuel Romero Iesta, aficionados a la Arqueologa. Posteriormente, los fondos se han ido nutriendo de los objetos recuperados en las intervenciones Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 203 arqueolgicas realizadas fundamentalmente por los arquelogos Rafael Azuar Ruiz y Concepcin Navarro Poveda. En lo concerniente a la Edad Contempornea y la Revolucin Industrial en la ciudad, desde el Servicio Municipal de Arqueologa y el propio Museo, en la descripcin del recorrido que nos realiza Andrs (2017: 2163), se afirma: con distintos ajuares cermicos y algunos de los objetos correspondientes a la Novelda moderna y contempornea de los siglos xvii-xix, recuperados a lo largo de los ltimos aos, en las distintas excavaciones arqueolgicas realizadas en el entorno del casco urbano de la Ciudad. Por lo que podemos extraer que el discurso museogrfico se ha desa rrollado desde la disciplina arqueolgica. D e forma paralela a lo ya existente, la iniciativa de crear un museo comercial en Novelda parte del noveldense David Beltr Torregrosa, que, con su coleccin privada, Museo Comercial | www.museoco mercial.es, completa un espacio temporal importante para la ciudad, pues es durante el reconocimiento de villa a ciudad cuando Novelda demuestra un claro ejemplo de madurez y desarrollo econmico, social y cultural con el cambio de siglo. En 1901 la reina regente, Mara Cristina, concedi a la Villa de Novelda el ttulo de ciudad, resaltando el aumento de la poblacin y el progreso de la agricultura, industria y comercio, siendo el alcalde Toms Abad Alenda, que, como veremos ms adelante, ser uno de los comerciantes de vinos ms importantes e influyentes en la vida noveldense. Sin olvidar otros trabajos, debemos remontarnos a la prehistoria de la idea del museo etnolgico. Hay que recordar el ejemplarizante trabajo de CIEN | Centro de Investigaciones Etnolgicas de Novelda, originado en el ao 1989 en el seno del Instituto de Bachillerato de Novelda. Los investigadores Javier Abad Sala, Francisco Javier Lucas Gmez, Juanjo Martnez Martnez y Jos Ramn Ortega Prez, ani mados y tutelados por el profesor de Historia Jess Marrodn Girons, exploraron la iniciativa de un proyecto etnolgico que, puerta a puerta, casa a casa, transmitiera la idea de una historia local ms reciente El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 204 mediante diferentes exposiciones, muestras, publicaciones y artculos. A todos ellos, nuestro ms sincero reconocimiento.Curiosamente, la idea de un Museo Comercial ya fue planteada en 1912, en pleno apogeo de la industria local. Un museo que reco giese la evolucin del comercio y la industria local en una exposicin permanente (A bad, 2017: 25). Qued patente en la prensa local en un artculo del Nuevo Cruzado-Semanario Catlico (n. 171, de 31 de octubre de 1912) con el ttulo Una idea. Museo Comercial en Novelda donde el autor, annimo, describi lo siguiente: [] Sera de grandsima utilidad la creacin, en nuestra ciudad, de un Museo Comercial [] como una exposicin constante, un econmico y contnuo anuncio y una eficacsima propaganda de pro ductos. Por el Museo Comercial se conseguira difundir notablemente nuestra floreciente industria y acreditado comercio, la par que el acrecentamiento de aquella, aumentando el espritu de competencia entre los industriales, ya mejorando la condicin y calidad de sus productos, ora presentndonos de manera ms artstica. Y as, agudizando el ingenio de que es capaz nuestra peculiar raza, los productos agrcolas industriales de esta ciudad se abriran paso ms all de donde ha pisado el genio aventurero de intrpidos noveldenses en nmero inconcebible. Con tal moderna exhibicin constante, completamente desconocida en nuestra patria, expondramos nuestros encajes, azafranes, mrmoles y piedras de construccin, vinos, conservas alimenticias, etc., y los muchos visitantes que cotidianamente y en las fiestas centenarias conviv an con nosotros, seran portavoces de nuestra adelantada produccin. Despus de algo ms de 100 aos, esta idea se ha retomado gracias al trabajo de recopilacin, recuperacin, investigacin, promocin y difusin de los que suscriben este artculo, que dirigen la iniciativa de materializar uno de los proyectos de la coleccin del Museo Comercial, bautizado bajo las siglas MUAN, Museo del Mrmol, Uva y Azafrn de Novelda. En la actualidad, ambos lideran el Plan Museolgico con un equipo multidisciplinar en todos sus campos, tanto la rehabilitacin del posible inmueble donde ubicar la coleccin, como su diseo expo sitivo y museogrfico, discurso temtico, inventariado y catalogacin Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 205 de las piezas a exponer, as como el diseo grfico y gestin de exposiciones temporales y actividades didcticas, adems de la promocin turstica a travs de la creacin de Rutas sobre el Patrimonio Industrial del Vinalop. El lugar escogido se encuentra a escasos 2 km de la ciudad. Se trata del muelle de la Estacin de Ferrocarril de Novelda (figura 1). En torno a este conjunto edilicio se origin el barrio de La Estacin, hoy un lugar donde conviven espacio residencial e industria viva. El muelle, por tanto, se sita en pleno corazn de la comarca del Vinalop, est bien comunicado y localizado en el espacio donde se origin y desarroll la industria de la piedra natural.El proyecto musestico est apoyado por el Excmo. Ayuntamiento de Novelda y las asociaciones representativas de los tres sectores productivos locales y de comerciantes, como son: Mrmol de AlicanteAsociacin de la Comunidad Valenciana; Consejo Regulador de la Denominacin de Origen Protegida (CRDOP) Uva Embolsada Vinalop; APRECOIN (Asociacin Provincial de Empresarios de Especias Condimentos e Infusiones de Alicante), y Asociacin de Comerciantes de Novelda (Beltr y Quiles, 2018b: 22-27).Otros sectores a destacar que tambin tuvieron una significacin a nivel local durante la primera mitad del siglo xx, aunque ya desapare cidos en el municipio, son el encaje de textil y bolillos, anises, calzado, industria conservera y otros productos agrcolas como el cultivo y exportacin de melones y tomates. La oportunidad del arrendamiento a la sociedad ADIF | Administrador de Infraestructuras Ferroviarias del antiguo muelle de mercancas de la RENFE en la Estacin de Ferrocarril de Novelda, permite la implementacin del museo en este espacio, aprobado en el pleno en la pasada primavera por todos los partidos de la corporacin municipal noveldense. La ubicacin en este entorno de trabajo donde confluyen viedos, una bodega y varias empresas dedicadas al trabajo de la piedra natural y azafranes e infusiones junto con el trasiego de pasajeros, con seis conexiones diarias desde Villena a la capital, es idnea, porque fue precisamente con la llegada del ferrocarril, en el ao 1858, cuando la industria y el comercio de Novelda comenzaron El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 206 su andadura y sentaron las bases de lo que hoy conocemos como la vocacin internacional de los tres sectores, gracias a la exportacin de las especias, el mrmol y las uvas de mesa y vino. Este proyecto se orienta a la recuperacin de un edificio de carcter industrial que constituye un elemento imprescindible para comprender la historia comarcal del ltimo siglo y medio. Este inmueble es r epresentativo de los espacios de produccin y de transporte, as como de los equipamientos tcnicos que han desempeado un importante papel en la evolucin de nuestras ciudades y en la formacin de los rasgos identitarios de los espacios y paisajes en los que se desarroll la industrializacin. En el marco geogrfico del Vinalop coexisten espacios histricos, gastronmicos, patrimoniales, industriales As, por ejemplo, al valle se le denomina el Valle de las Uvas por el cultivo de la uva embolsada y la produccin del vino, visibilizado tambin a travs de la Ruta del Vino. La extraccin, transformacin y comercializacin de la piedra Figura 1. Muelle de la estacin de ferrocarril de Novelda, elegido como espacio museogrfico. Primera construccin de 1858. Fotografa: Ramiro Verd. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 207 natural se conoce como el Corredor del Mrmol, y se cuenta con Novelda Modernista dentro de la Ruta Europea del Modernismo, por todo su importante legado artstico y arquitectnico. El Rincn de las Especias es otra de las denominaciones que recibe Novelda, por su protagonismo en el envasado y comercializacin tanto de especias de produccin nacional como importadas a todo el mundo, haciendo de Novelda un elemento diferenciador de la provincia. 2. La coleccin del Museo Comercial en Novelda Los fondos del Museo Comercial concentran las ms bellas huellas que han dejado cada una de las empresas y empresarios, trabajadores y trabajadoras, marcas y productos de nuestra poblacin durante el ltimo siglo y medio, pr ocedentes de los tres sectores productivos actuales y de los sectores ya desaparecidos. Todo ello se representa de una forma original, a travs de siete apartados que nos ayudan a comprender la historia productiva y comercial de cada uno de nuestros sectores. Boceto. Disponemos de ilustraciones y dibujos originales de autor empleados en las imprentas y litografas para llevar a cabo el diseo y posterior impresin del producto o marca. Tambin primeras pruebas de imprenta realizadas en diferentes tcnicas como son la litografa, tipografa o impresin en offset, adems de los diferentes clichs utili zados para la representacin de las marcas o dibujos comerciales. Marca. Contamos con los Boletines de la Propiedad Industrial de la Oficina de Patentes y Marcas desde que naci la publicacin en 1886 hasta el ao 1900, y diferentes boletines de otras dcadas, as como ttulos de propiedad de marcas de diferentes sectores alicantinos, expedidos en Madrid durante los ltimos 150 aos. Tambin revistas especializadas en propiedad industrial. En definitiva, todos los pro ductos se materializan en una o varias marcas. Son cientos de casos y marcas los que podemos mostrar dentro de nuestro mbito. Elaboracin. Representamos el proceso productivo de cada sector a travs de iconografa de maquinaria, fotografas de los diferentes ambientes fabriles y bibliografa especfica de cada sector, as como planos de fbricas y maquinaria utilizados realmente en nuestro El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 208 territorio. Tambin conservamos maquinaria y utensilios representativos de los procesos productivos de las tres actividades descritas. Producto. Representado de cada uno de los tres sectores econ- micos Made in Novelda, de forma fidedigna, reencontrndonos con los fabricantes y empresas locales. Conseguimos experimentar con los cinco sentidos a travs del aroma de las especias, la textura y sonido de las piedras, los colores de las uvas y el sabor del vino. Envase. Cada materializacin de producto y marca nos ha dejado interesantes envases y etiquetados de nuestros sectores, tal y como puede apreciarse en la figura 2. Son representativos de la unin entre las diferentes formas de envases utilitarios y las corrientes artsticas de dos pocas como el Modernismo y el Art Dco. Comercializacin . A travs de facturas, cartas comerciales, cat - logos, impresos y tarifas conseguimos representar una gran cantidad de actividades comerciales e industriales de nuestro territorio, donde se recogen con veracidad los trminos y formas de las transacciones y rutas comerciales, precios y condiciones y los propios elementos utilizados en la venta, como muestrarios y maletas de viajantes de los diferentes sectores. Publicidad. Por ltimo, los carteles, calendarios y diferentes elementos utilizados habitualmente como medio propagandstico de sus Figura 2. Etiqueta de la fbrica de conservas de albaricoques A. Sala y Ca. Sucesores de Sala, Navarro y Verd. 1920. Novelda. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 209 productos. En este mbito, hay verdaderas obras de arte publicitario y con una gran trazabilidad entre pocas, simbologa y marcas (Beltr y Quiles, 2018b: 27). 3. La historia que contar en el Museo 3.1. De caminos rurales a caminos de hierro por la Huerta de Novelda La provincia alicantina, con la llegada de la Revolucin Industrial, pasar de ser un mero territorio rural donde cultivar frutos del pas a especializarse en manufacturas y trabajos fabriles por comarcas. Un caso muy destacado es Alcoy, con los textiles y papel de fumar, pero tambin Novelda, por el envasado y comercializacin de azafrn, y la extraccin y transformacin de la piedra natural.En su descripcin de 1849, Pascual Madoz revela datos muy interesantes que nos acercan a la Villa de Novelda, coincidiendo con un periodo de cr ecimiento en el mbito econmico y social. Novelda era un municipio eminentemente rural y la base de su economa era la agricultura, con el cultivo de granos, higos, almendras, anises, algarro bas, legumbres y tambin uva para la produccin de vino. A esto hay que aadirle ocho fbricas de aguardiente, nueve molinos de harina (Beltr et al., 2007) y doce de aceite. El comercio local se basaba en los productos locales y frutos del pas, celebrndose un mercado semanal en el que se venda todo tipo de productos artesanales y comestibles (Madoz, 1849: 5). Otras actividades productivas de las que conocemos su existencia se concentran en varias sociedades mineras, como La Amistad, fundada en 1841, y La Armona, en 1850, establecidas en Novelda para la bsqueda de minerales y la realizacin de prospecciones con el fin de encontrar agua como verdadero propsito de sus trabajos. Las acciones estaban divididas en cuatro cuartos cada una, de modo que podan compartirse entre muchos propietarios (Beltr y Ors, 2015: 54-55). Posteriormente, la llegada de la lnea del ferrocarril MZA (de Madrid a Zaragoza y Alicante) en 1858, supondra el minuto cero de la industrializacin de nuestras tierras, comarca a comarca, impul sada por un conjunto de familias comprometidas con el territorio y El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 210 que fueron pioneras en la elaboracin y transformacin de clsicos y nuevos productos, aprovechando en cada zona lo que daba la naturaleza, combinndolo con el ingenio levantino preindustrial, heredado de los fenicios (B eltr y Quiles, 2018a: 12). Con el ferrocarril del Mediterrneo en nuestras tierras, Villena, Sax, Elda, Monvar y Novelda contaron con estacin propia, con cierta cercana al ncleo urbano, y alrededor de las cuales fueron desarrolln dose barrios de perfil industrial y comercial, adems del residencial. Las poblaciones de Villena, Sax y Monvar, con un extenso cultivo de la vid, estaban ms vinculadas al comercio del vino y encontraron una gran oportunidad para su desarrollo con la llegada de las vas del tren. El traslado de los caldos alicantinos a su puerto, en la capital alicantina, fue tomando cada vez ms protagonismo para la exportacin a F rancia. En pocas dcadas se construyeron edificios bodega junto a las estaciones, como es el caso de Villena, Sax y Monvar. El paisaje de la villa de Novelda para el ao 1858 se recoge en el estudio que realiza el doctor Bergez (1858: 7-9) que analiza las aguas del reciente e inaugurado balneario de Salinetas. En l afirma: [] Al Sur de Petrel est Novelda, capital del partido judicial, situada la derecha de la rambla del Vinalop. Su poblacin es de 8,095 almas. Consta esta villa de 1,013 casas cmodas y bien construi das, que forman 22 calles, una plaza y tres plazuelas. Tiene posadas, una espaciosa casa consistorial, escuelas bien dotadas, hospital para enfermos pobres, una iglesia parroquial de trmino y dos ayudas de parroquia. Su industria, en gran parte es agrcola, y su principal comercio el de productos del pas. Cuenta fbricas de aguardiente, molinos harineros y almazras. En Novelda se fabrica encaje de hilo, bien conocidos en esta capital. En su trmino, lindando con el de Aspe, se encuentran preciosos jaspes y canteras de una piedra blanca, de grano fino y compacto [] Novelda se caracterizaba por un imponente valle dedicado a la agricultura, repleto de campos de cereales, viedos, plantaciones de higueras, algarrobos, olivos, almendros y una frondosa huerta en la que se cul tivaban frutales y hortalizas, multitud de moreras, granados y campos Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 211 de alfalfa, desarrollando asimismo una industria alcoholera y extractiva de la piedra natural (Madoz, 1849: 7).La llegada del tren concede a la Villa una serie de ventajas y opor tunidades, como ocurri en otras localidades que comparten el mismo desarrollo econmico. Para ello, se construye una estacin al norte del municipio, a pocos kilmetros, en direccin a Madrid por el camino de Castilla. Para llegar desde la poblacin haba que salvar el paso del ro Vinalop. La estacin comunicaba con la antigua carretera de Alicante a Ocaa. Exista una venta y casa de peones, y se cons truir posteriormente el edificio de viajeros, casilla y muelle de carga (M artnez, 2008: 46).La propia actividad de la estacin trajo a nuestras tierras a fami lias vinculadas a la compaa de la construccin del ferrocarril. Por ejemplo, el apellido de origen vasco Beresaluze lleg a nuestras tierras de la mano de Francisco Berasaluce y Hereo, que ejerci el oficio de encargado de obra del ferrocarril Madrid-Alicante. En 1857 contrajo matrimonio en Novelda con la vecina Antonia Seller y Pastor, creando un nuevo linaje (Beltr, 2003: 16). Varias familias de comerciantes alicantinos vieron una oportuni dad de inversin y aprovechamiento con la llegada de forasteros de M adrid, Castilla, Albacete y Alicante, que pasaran por la estacin de Novelda. Una de las primeras iniciativas que surgi fue la construccin del balneario de Salinetas, el primer balneario del Valle del Vinalop, tal y como se puede apreciar en la figura 3. Las aguas del manantial, del tipo cloruro-sdicas sulfurosas, tenan cualidades curativas y fueron premiadas en diferentes Exposiciones Universales como Pars (1878) y Barcelona (1888), en la exposicin Regional de Valencia (1867), en la Exposicin de Minera en Madrid (1883) y la Exposicin de Zaragoza (1885-1886). Posteriormente, se edificara en la vecina localidad de Monforte del Cid otro balneario, el de Nuestra Seora de Orito, cons truido en 1881, tambin conectado por carruaje con la estacin de ferrocarril de Monforte. El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 212 3.2. La primera industria de la piedra natural de Bateig Con la construccin de la estacin, Novelda se converta en la poblacin pionera de la industria de extraccin y elaboracin de la piedra natural en el valle, aunque sabemos que ya en 1754 el Marqus de La Romana y seor territorial de las villas y baronas de Mogente y Novelda, D. Pedro Caro y Maa de Lizana, mont una fbrica de aserrado de jaspes y mrmoles en Novelda que empleaba a veinte o treinta canteros y amoradores (Beltr et al., 2010: 26). Pero la cercana de las canteras de piedra Bateig a la estacin de ferrocarril hizo que tres familias pioneras fundaran sus primeras instalaciones fabriles junto a las vas (Abad et al., 1999: 91-94). El traslado de los bloques desde la cantera hasta la fbrica era lento y costoso, porque el medio de transporte era de traccin animal, a travs de cureas y carretones arrastrados por bueyes, reatas de mulas o asnos, tal y como aparece en la figura 4. Las cureas eran los carros Figura 3. Grabado policromado con acuarela de las Baos de Salinetas de Novelda. Ilustracin espaola y americana. 1875. Novelda. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 213 con base plana y ruedas reforzadas para soportar el peso de la piedra. En Novelda no se pasar a la traccin mecnica hasta los aos 20 del siglo xx, de la mano de Jos Torregrosa Alted el Bes y sus diez hijos varones, los Torregrosa Pastor y Torregrosa Segura. Como pionero, destacamos el caso de Ramn Garca Navarro (Beltr et al., 2004: 20), que se estableci en la estacin en 1874, segn la informacin impresa en las facturas de la sociedad. Le sucedieron sus hijos, Ramn y Pedro Garca Romero, vinculados a la piedra Bateig. Otra familia importante en este campo fue la de Jos Prez Snchez, natural de Novelda, casado con la monfortina Josefa Terol Soler en 1865. l era empleado de la estacin de ferrocarril, y comienza la explotacin y aserrado de piedra Bateig en 1878 (Abad et al., 2001: 44), que continuaron tanto su hijo Nicasio Prez Terol Figura 4. Reata de 14 mulas y 10 canteros portando la curea con bloque de piedra Bateig con destino a la estacin de ferrocarril de Novelda. Hermanos Ramn y Pedro Garca Romero. Primera dcada del siglo xx. Novelda. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 214 como la siguiente generacin, con Nicasio Prez Gald a la cabeza (Beltr et al., 2004: 20). El tercer caso es el de la familia Asensi, cuyo fundador fue Jos Mara Asensi Pastor, oriundo de Alcoy, contratista que llev a cabo la ejecucin del puente sobre el ro Vinalop en 1873, y que se establece en 1880 (Abad et al., 2001: 44). Sus sucesores, Jos Mara y Toms Asensi Vilaplana, mantienen y engrandecen sus instalaciones en el barrio de La Estacin, continuando con esta labor Jos Mara Asensi Prez (Beltr et al., 2004: 19).Hubo otras familias dedicadas a la cantera o trabajos artsticos de piedra para escultura y arte funerario. Una de ellas fue la de Felipe Navarro Segura, casado en 1871 con Isabel Navarro Cant, con quien tuvo diez hijos. Tres de ellos, Felipe, Jos Mara y Andrs Navarro Navarro, continuarn con el trabajo del padre, pasando a llamarse Hijos de Felipe Navarro (Beltr et al., 2004: 21). Ellos sern los autores del conjunto artstico sobre ornamentacin de viviendas modernistas, esculturas y trabajos de cantera en panteones, y en 1910 fueron los artfices de la reconstruccin del campanario de la parroquia de San Pedro. Aprovechando la fuerza motriz del agua en el Mol Sirera, situado en el margen izquierdo de la rambla del Vinalop, en torno a 1898 se unen las familias Asensi, Prez y Navarro, y Antonio Quesada, para utilizar el molino y aserrar piedra, utilizando una noria de grandes dimensiones para la elevacin del agua (Beltr et al., 1994: 14; 2004: 21). Junto a este elenco de profesionales se encuentra Nicols Sala Dez, casado en 1899 con Encarnacin Crespo Segura, con la que tuvo nueve hijos. Dirigi un importante taller de mrmol en la calle Santa Rosala en Novelda, donde esculpi adornos ornamentales en piedra para las casas construidas a principios del siglo xx, muchas de de estilo modernista. Ramn Garca Navarro, Jos Prez Snchez y Jos Mara Asensi Pastor son los pioneros de tres familias que, durante el ltimo tercio del siglo xix, comenzaron la industria de la piedra natural en la comarca del Medio Vinalop. Actuaron tanto en la extraccin de piedra en las canteras cercanas como en la transformacin y elaboracin para la Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 215 construccin y ornamentacin de edificios. Dejaron diseminadas por Espaa cuantiosas obras civiles, religiosas, particulares y en cementerios. Todas ellas tienen en comn que mantienen su actividad durante tres generaciones en el propio barrio, llegando hasta las dcadas de 1960 y 1970 (Beltr et al., 1998: 46-52), siendo el germen de indus trias actuales en el mismo enclave. Como ltimo caso, destacamos a Francisco Seller y Mira, casado con Teresa Martnez y Belda en 1864, y padre de once hijos. Propietario, labrador, tratante y jornalero, le compr terrenos a la Marquesa de Medina Sidonia en la actual Glorieta, donde sabemos que varios de sus hijos instalan, a principios de siglo xx, una serrera mecnica para maderas denominada J. Seller Hnos. (Beltr et al., 1994: 14) y un motor de gas pobre y alternadores para suministrar luz elctrica al barrio (Beltr y Ors, 2015: 92-93). Esto dara lugar a la compaa de luz elctrica La Inmaculada S.A., fundada en 1910 y dirigida por uno de los hermanos descendientes de Seller, el sacerdote Ligorio (Gil, 1986: 121-122). Posteriormente, se dedican tambin al aserrado de piedra y mrmoles. A los Seller Martnez le suceden los hermanos Ernesto y Enrique Seller Castell, hijos de Genaro Seller Martnez, nacido en 1885. 3.3. Comerciantes de vinos y viticultores de xito del Valle del Vinalop El histrico fondellol o fondilln ha sido, a lo largo de la historia de nuestro territorio, el ms afamado vino de Alicante, existiendo referen cias a su produccin desde el siglo xv en la huerta alicantina, donde se cultivaba la uva Monastrell y la uva Malvasa, tambin producidas en las comarcas del Vinalop, incluidas las tierras de Castalla y Alcoy. Por el contrario, en La Marina predominaba la uva Moscatel. El objetivo era producir vinos diferentes para cada ocasin, como moscatel, cla rete y de poco color, aloque rancio, claro seco, y el caracterstico color mbar del vino tinto dulce Alicante, el fondilln. A par tir de 1850 el cultivo de vid en Alicante iniciaba una expan sin que durara toda la segunda mitad del siglo xix, apoyado por el cambio de coyuntura que tuvo lugar en los mercados mundiales a El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 216 consecuencia de la difusin de las plagas en los viedos, arruinando la produccin en los principales pases productores y consumidores (Aguilar y Vidal, 2002: 58). El oidium fue la primera gran plaga ame ricana que se propag con extraordinaria rapidez, infectando regiones vitcolas de pases como F rancia y Alemania, as como Suiza, Italia, Grecia, Portugal y Espaa (Piqueras, 2010: 1). Francia, a finales de la dcada de 1870, vio reducida su produc cin de vinos a menos de la mitad de la oferta normal, a consecuencia de la dev astadora plaga de la filoxera. El pas haba ofrecido ms de un milln de reales a quien descubriera un remedio barato y eficaz para destruirla. Esta plaga es producto de un parsito que no daa las cepas americanas, pero que, transferida a cepas europeas, acaba estrangulando sus races y provocando la muerte de las vides, por lo que se tuvieron que sacrificar cuantiosas hectreas de viedos, ya que la solucin para la erradicacin de la misma consista en sustituir los viejos plantones europeos por nuevos americanos (Piqueras, 2010: 1). La llegada del ferrocarril al Valle del Vinalop a mediados del siglo xix favoreci el transporte de toneles de vino al puerto de Alicante (Abad et al., 1999: 79-83). El trasiego de toneles en el muelle de carga de la estacin de Novelda era continuo y hubo que compartir el muelle con la incipiente industrializacin del sector de la piedra natural. Desde 1870, los vinos de Novelda eran trasladados al puerto, entre otras, por la conocida familia de Jos Torregrosa Alted el Bes, transportados en carros de dos o tres pipas que realizaban diariamente el trasiego de mercancas, encargos y pasajeros por caminos empedrados. Encontramos en la prensa local (El Eco de Novelda, junio de 1886), la denuncia de los exportadores de vino a la compaa propietaria de la estacin, ya que en el muelle haba muchos bloques de piedra que, por el escaso espacio disponible, accidentalmente rompan toneles. Justifican que el trfico de los caldos alicantinos, para ese momento, era de 25 a 30 vagones diarios, reclamando un muelle de trabajo y expedi cin reservado para dicha actividad. Entre los firmantes se encuentran, entre otros, Cayetano Seller, Manuel Martnez, Jos Abad y Hermano, Toms Abad Alenda, Jos Navarro Abad, Jos Seller, Sala Beresaluze y Ca., Jos Alenda, Cant y Prez, Vicente Ayala e Hijos, y el vecino de Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 217 Aspe Santiago Caparrs (Abad et al., 2001: 38). Prueba de la actividad exportadora es que Jos Alenda y Belda, en 1873, haba enviado anisette a la Exposicin Universal de Viena. Y posteriormente, Alenda e hijo presentaron aguardientes en la Exposicin Universal de Pars en 1878. Entre las empresas vinculadas a la expansin comercial de vinos a travs del puerto documentamos bodegas en Novelda y otros puntos de la comarca del Medio Vinalop como la Compaa Vincola de Levante, empresa fundada en 1873 por Toms Abad y Hermano (Abad et al., 2001: 39), tal y como se puede apreciar en la figura 5. En 1877 particip en la Exposicin Nacional Vincola celebrada en Madrid, y en 1878 Toms Abad y Alenda present aguardientes de ans en la Exposicin Universal de Pars, como hemos comentado anteriormente. Otro caso de xito en la exportacin de vinos al norte de frica, en Argelia, fue el de Francisco Mira Abad, junto con su esposa, Delfina Castell, promotores de la casa modernista Mira en Novelda, tambin poseedores de una finca de labranza en Agost. En 1878, el viticultor y comerciante de vinos Juan Maisonnave fue el encargado de alertar a los alicantinos de la filoxera, ya que Figura 5. Cartel de la Compaa Vincola de Levante (fragmento). Finales del siglo xix. Novelda. Fondos del Museo Comercial de Alicante y provincia. El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 218 se encontraba en la provincia de Mlaga, donde haban enfermado cinco mil cepas. Con lo cual, el resto de provincias deban estar alerta, transmitiendo a los agricultores que, en caso de encontrar cepas infestadas, actuaran con rapidez para evitar la propagacin a otros viedos.Es en 1882 cuando Francia y Espaa firman el Tratado Comercial Hispano-Francs de libre comercio, en el que se reducan sensible - mente los derechos aduaneros cobrados por las aduanas francesas a los caldos hispanos. Este hecho benefici a la economa alicantina por la salida de vinos a granel. El viedo alicantino se aprest a llenar buena parte de ese dficit, ya que los caldos alicantinos, de variedad Monastrell, eran de mayor porcentaje de graduacin alcohlica, y los franceses los mezclaban con sus vinos, de menos graduacin (Aguilar y Vidal, 2002: 58-59). Por desgracia, la filoxera fue imparable, pese a todos los esfuerzos que realiz el gobierno para evitarla. En el caso de las tierras levantinas, arras sus viedos a comienzos del siglo xx, desapareciendo gran parte de las cepas de la provincia, con mayor azote en las comarcas productoras de pasas de la Marina Alta y de vino de lAlacant. Para el caso de los caldos del Vinalop, la situacin se agrav de alguna manera al llegar la filoxera, en 1905, a Monforte y Aspe, y, de 1906 a 1908, a Novelda y a Villena (Abad et al., 2001: 39). 3.4. El invento que revolucion la agricultura y comercializacin en Novelda En el Catlogo de Exportadores Espaoles del ao 1905 se registran dife rentes casas dedicadas a la exportacin del meln, con un importante nmero de firmas en la provincia de Alicante. De las casas comerciales noveldenses existan las de I. Abad, Abad y Navarro, Belda y Ca, R. (Rafael) Beresaluce, Castell y Ca, Martnez y Hernndez, Navarro y Hno. y Sala Beresaluce. Curiosamente, recogemos de la obra Geografa General del Reino de Valencia, Provincia de Alicante, escrita entre 1912 y 1916 por Figueras Pacheco, la exportacin de los tomates de Novelda a travs del ferrocarril, en cantidad que exceda de 1.000 toneladas anuales (Figueras, 1920: 273). Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 219 A partir de 1910, tras el ya citado azote de la filoxera en las vias, se comienza a innovar con nuevas variedades de vid, fundamentalmente en uvas de mesa, principalmente Valens Blanco y Negro, Planta de Mula y, posteriormente, la variedad conocida como Aledo. Estas variedades tampoco se libraron de otras plagas y enfermedades, como las de cochylis, eudemis, oidium y mildew. En 1915, el ingeniero jefe de la Seccin Agronmica de Alicante, Vicente Ramos, visit los campos con cepas infestadas por la cochylis. Para intentar erradicar esta epidemia, se plantearon diferentes soluciones, utilizando principalmente frmulas de insecticidas y otras tcnicas. Ser el terrateniente Manuel Bonmat Abad (1883-1969) quien, experimentando en sus viedos de uva de mesa, crea la tcnica del embolsado, despus de haber probado entre 1912 y 1919 otras muchas frmulas sin xito. En 1921, Bonmat innov y patent el nuevo invento de embol sado y la marca registrada Valencinel-M. Bonmat, tal y como se puede apreciar en la figura 6. Este nuevo sistema serva para preservar la cose cha de las plagas, consistiendo en enfundar con saquitos los racimos con papel cristal y apergaminado, lo que, consecuentemente, no slo protegi los racimos de las plagas, sino que, adems, consigui retrasar la maduracin del fruto hasta el mes de diciembre, para que llegaran las uvas en ptimas condiciones para la celebracin de la Navidad (Abad et al., 1999: 83-85; 2002: 33-40). La limpieza de la uva se acostumbraba a realizar en el propio bancal, donde, despus del corte del racimo, las limpiadoras y envasadoras compartan la sombra que proporcionaba la lona, a modo de carpa de trabajo. Las uvas se envasaban en grandes cestas (bultos) de mimbre de casi dos arrobas, ordenadas por capas, separadas por el almaset, que amortiguaba el peso y evitaba el aplastamiento de los granos. An no se utilizaban para este fin envases de madera de cinco o diez kilos, que se popularizaron dcadas despus. En 1945, en la provincia de Alicante se constituye la Unin Territorial de Cooperativas del Campo, y Novelda cuenta con ms de un millar de socios de la Cooperativa del Campo Santa Mara Magdalena. La experiencia en el cultivo de la uva de mesa favoreci la llegada del cultivo del tomate para exportacin a Europa en la dcada El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 220 de 1950, principalmente por cosecheros exportadores de uva de mesa como Manuel Bonmat Abad, Luis Galiano Galloso, Ramn Martnez Penalva, Jos Mara Beltr Seller y Antonio Torregrosa Seller, entre otros.El cultivo de tomate para Europa se inicia en 1950 por tomateros en Sant Joan dAlacant y Mutxamel, en pleno corazn de la huerta alicantina, y en Novelda, en el Valle del Vinalop, extendindose hacia otros municipios como Monforte del Cid y Elche. Los cosecheros-ex portadores se concentraban, adems de en las localidades mencionadas, en otras del Camp dElx y Bajo Segura. Los tomates eran exportados principalmente a Inglaterra, Alemania y Pases Escandinavos. Figura 6. Cartel informativo de Uvas Selectas, marca Valencinel-M. Bonmat. 1921. Novelda. Detalle en la marca registrada del primer prototipo de saco para embolsado del racimo. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 221 3.5. Pioneros, aventureros y exportadores de azafrn de Novelda La apertura del canal de Suez en 1869 favoreci la exportacin del azafrn, va martima, desde Europa hacia Oriente. El control del comercio internacional de esta especia estaba en manos francesas e inglesas, pues la India, colonia inglesa, era una gran consumidora del oro rojo espaol. Pronto, avispados noveldenses viajaron a la India, China y Japn en busca de clientes directos, saltndose a los intermediarios europeos. E n La Mancha se cultivaba el azafrn (Abad et al., 1999: 85-90) como ocurra en Aragn y en el interior de Valencia, y el envasado y manipulacin del mismo se realizaba en Novelda, en los porches situados en la parte superior de las viviendas, donde, con manos de mujer, se envasaba el codiciado azafrn en magnficas latas litogra fiadas, de varias onzas de peso, de una o dos libras, que viajaban al extranjero. Otro tipo de envasado era el realizado en papel, donde se inclua la marca o el nombre del negocio, lo que comnmente llamamos carteritas. F ueron diversas compaas las que viajaron a Oriente a buscar for tuna. De entre los comerciantes de Novelda al menos conocemos un primer viaje a la I ndia en 1883 realizado por Isidro Prez y Mira, a la edad de 38 aos (Abad et al., 2001: 41). En 1870 contrajo matrimo nio con Serafina Martnez y Peral. l ejerci los oficios de propietario, tratante y comerciante, convirtindose en fundador del Casino de Novelda y en su primer presidente en 1888. Otros muchos consi guieron tambin viajar a la India por negocios, pero otros corrieron peor suerte, fallecidos por la enfermedad del clera. Este fue el caso de Daniel Sala Penalva en Bombay, en 1890, a la edad de 30 aos. Dej viuda, tras dos aos de matrimonio y sin descendencia, a Antonia Abad Seller, hija del acaudalado comerciante de vinos Toms Abad Alenda. En 1886 Jos Cant Cant (1837-1911) y su sobrino materno, Jos Verd Cant (1859-1921) ya tenan constituida la Sociedad Cant y Verd, dedicada al comercio del azafrn, con un socio en Bombay, el seor Khutaw Ladha. Cant se cas en 1872 en segundas nupcias con Manuela Antonia Gmez Escandell, viuda de Jos Llorens y Dez, que aportaba de su primer matrimonio a sus hijas Olegaria (1861) El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 222 y Antonia Mara (1863). Una forma de asentar los lazos familiares, adems de los comerciales como socios de la compaa, fue el casamiento de Verd, en 1886, con la hija poltica de su to, Antonia Mara Llorens y Gmez (Quiles y Beltr, 2019: 18; 2019 e. p.). Otro destacado comerciante de azafrn fue Manuel Alberola Sells Manolico, nacido en 1879 en Sevilla por la actividad comercial de su padre. En 1901, Manuel, con tan slo 22 aos, se cas con Mara Dolores Beltr Abad, con quien comparti domicilio en la calle Castelar 31. En ese mismo ao viaj por primera vez a la India acompaado de Arturo Gmez Tejedor, de 42 aos. Posiblemente le pidiera a este oficinista de profesin que le acompaara debido a que tena nociones de ingls. Ambos contactaron con un nutrido grupo de importadores de azafrn espaol. Kasinath Narayan se convertir en uno de sus mejo res clientes y amigo, tal y como se puede apreciar en la figura 7. Con posterioridad, Manuel Alberola Sells realiz otros viajes a la India, China, Japn y Rusia. Manuel perteneci a la segunda generacin de una de las familias ms arraigadas en el comercio internacional de azafrn en Novelda, fundada por su padre, Manuel Alberola Valero, tratante, jornalero, comerciante y propietario, casado con Mara Josefa Sells Navarro. Los hermanos Jos y Juan Sells Lpez (Herrero, 1995: 4-5) viajaron ms al este, hasta llegar a la ciudad portuaria de Kobe (Japn), donde J os contrajo matrimonio en 1909 con la japonesa Rosa Ogino Rizo. Tuvieron un hijo en 1912, en la ciudad de Tokio. Siguiendo esta lnea de investigacin, en la obra El Azafrn en Espaa. Su importancia en los mercados extranjeros (1916), encontramos anuncios de exportadores locales como Elas Escolano Torregrosa, Hijos de Manuel Alberola, Arturo Gmez Tejedor, Jos Verd Cant, Belda, Bell y Cia., (Daniel) Valero, Ceferino Escolano, Viuda de Victorino Albeza, Elas Rizo y, como vecino de Aspe, Santiago Caparrs. Otra de las zonas de expansin de negocios de nuestros paisanos fue el norte de frica, donde establecieron oportunidades, principalmente en Marruecos y Argelia, gracias a la conexin semanal de Alicante con Orn, va martima. El comercio de vino y anises por las colonias y el Protectorado hispano-francs fue abundante. Conocemos el caso Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 223 de Jos Mara Beltr Alenda, comerciante y tratante de caballeras, que falleci en Orn en 1883. Una de sus hijas sera la futura mujer del viajero, comerciante y, ms tarde, primer alcalde popular de la II Repblica Espaola, Manuel Alberola Sells (1879-1932). Otros comerciantes, por el contrario, emprendieron rumbo al mercado americano, como Isidro Seller Sells, que viaj a Uruguay exportando vinos y azafrn. Jos Gmez Torregrosa, con casa en Matanzas (Cuba), comercializ el azafrn. La familia de Jos Torregrosa Mira, con casa en Buenos Aires y con su marca La Noveldense, se dedic a la exportacin y venta de pimentn, comino, ans en grano, almendras y otros artculos alimenticios, especialmente con su hijo, Antonio Torregrosa Seller, nacido en Orn y promotor de la casa modernista Torregrosa Seller (Beltr y Quiles, 2018c: 124-127). Jos cre la marca La Noveldense y la registr para su uso y utilizacin de Figura 7. Noveldenses por el mundo representados con cajas litografiadas de exportacin de azafrn y los medios de transporte: ferrocarril, barco y automvil. Adems, aparece Manuel Alberola Sells con su amigo Kasinath Narayan en la India, y Jos y Juan Sells Lpez en Japn. Primer cuarto del s. xx. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 224 todos sus productos en abril de 1901, previo acuerdo con la alcalda de Novelda para el empleo del escudo de la ciudad, rodeado de la bandera espaola (Pay y Pelln, 2001: 23). El mismo Torregrosa padre ya se dedicaba al comercio del azafrn en 1886. Otro ejemplo notorio del comercio de azafrn y trtaros fue el caso de Gonzalo Castell Poveda, gran viajero, conocedor de Europa y Amrica del Norte, fundador de una saga de empresarios de ese negocio. 3.6. Industria conservera, textil y alpargatera en Novelda En las primeras dcadas del siglo xx, en Novelda se desarroll la industria conservera, principalmente de vegetales, con la importante compaa Sala, Navarro y Verd. Esta compaa, con su marca La Noveldense, elaboraba tomates, pimientos, albaricoques, melocotones y otras frutas en conserva (Abad et al., 2001: 46). Muchas mujeres trabajaron en esta industria para la manipulacin y enlatado de dichos productos. La industria textil tambin tuvo en Novelda su importancia con la empresa de Luis Sala Seller, continuador de Vicente Castell y Ca. (Albero et al., 2004: 2). Esta empresa arranca en 1898, y se dedic especialmente a la produccin de lonas para la fabricacin de alpargatas con mano de obra femenina (Abad et al., 2001: 46). Entre las bellas huellas que dej esta empresa mostramos la etiqueta de la figura 8, con ilustraciones de las alegoras al tejido y la industria. Sus hijos, Jos, como ingeniero de industrias textiles, y Aurelio Sala Sala como perito qumico, fueron continuadores del negocio fabril, especializndose en la fabricacin de lonas para alpargatas, velas para los barcos y tiendas de campaa para el ejrcito. Fue precisamente Jos Sala Sala el autor, en 1918, del proyecto de construccin del Santuario de Santa Mara Magdalena en el cerro de La Mola, que sustituy a la antigua ermita existente. En la industria alpargatera, de gran tradicin en las comarcas del Vinalop, destaca el empresario Antonio Seller de Galva, to Romano. Eran los hombres quienes, organizados por un patrono, trabajaban cada uno en su propio banco alpargatero de madera y, Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 225 con sencillas herramientas, confeccionaban las suelas a base de hilo trenzado de camo, que en el ltimo proceso remataban las mujeres, cosiendo a mquina la loneta blanca. Dos nombres se alzan vinculados al sector alpargatero: Guillermo Gmez y el comerciante local Fernando Navarro Navarro, que lleg a ser miembro de la Sociedad Trenzadores de Yute de Madrid. Otras industrias que coexistieron se Figura 8. Etiqueta de la fbrica de tejidos y acabados de algodn de Luis Sala Seller. 1910. Novelda. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. El Museo del Mrmol, Uva y Azafrn en Novelda | MUAN. Un museo para la promocin del Turismo Industrial en el Medio Vinalop 226 dedicaron a la fabricacin de escobas, jabones, harinas y destilacin de anises, chocolates e industria encajera. Todas ellas, con mano de obra femenina de Novelda (Quiles y Beltr, 2019: 19-20; Quiles y Beltr, e.p.). Referencias bibliogrficas Abad, I. (2017). Museo Comercial de Novelda. La historia de un pueblo a travs de sus marcas. Revista La Estacin Fiestas Novelda 2017, 52-53. Abad Sala, J., Beltr Torregrosa, D., Lucas Gmez F. J. y Ortega Prez, J. R. (1999). La Vid, el azafrn y el mrmol. En C. 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Tanto, que se le considera un inventor que no solamente se conform con idear elementos para mejorar la produccin de cortinas orientales y de persianas, sino que tambin invent otros elementos. Actualmente se encuentran en Sax varias industrias longevas que han sabido seguir el camino emprendido por Vicente Barcel Santonja, expandiendo los productos que se fabrican en Sax por toda Espaa y el mundo. El proceso de fabricacin de las cortinas orientales fue muy manual, considerndose tradicionalmente ms oportuno el trabajo de mujeres en la mayora de los pasos del proceso de produccin de estos productos. Palabras clave: Persianas, cortinas orientales, Barcel Santonja, mujeres, Sax. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 229-259. 230 1. Una historia ms que centenaria Las persianas son unos elementos que nos sirven para protegernos de la fuerza del Sol y guardar la intimidad interna de nuestras viviendas frente al exterior. Las persianas forman ya parte de la cultura espaola y de nuestros paisajes urbanos y son uno de los grandes exponentes de la industria espaola al mundo. El bagaje cultural de Espaa ha hecho que seamos herederos de nuestra historia y, a pesar de que desde la prehistoria se localizan elementos semejantes a las persianas en las viviendas, conservamos la mentalidad musulmana de preservar nuestra intimidad hacia el exterior. Actualmente las persianas, cerramientos exteriores y la proteccin solar son algo inseparable de nuestra idiosincrasia, ya que fuera de nuestras fronteras poco o Figura 1. Complejos industriales actuales de Sax dedicados a la fabricacin de persianas, proteccin solar, cerramientos y decoracin (Gaviota, Extrusax, La Viuda, Persax, Persianas Chico, Persianas Chico Ponce y Gimnez Ganga). Fuentes: https:// www.gaviotagroup.com/; https://alicanteplaza.es/; http://www.interempresas.net/ PrimeraPagina/; https://valenciaplaza.com/; http://www.persianaschico.com/; https:// es-es.facebook.com/ Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 231 nada existe con referencia a estos productos. En Espaa la historia de las persianas empez en Sax, una poblacin de la comarca del Alto Vinalop, en la provincia de Alicante. Actualmente existe en la poblacin un patrimonio susceptible de ponerse en valor, tanto mueble como inmueble. En el ao 2018 cumpli 60 aos la empresa Persax, y la empresa de La Viuda, fundada en el ao 1928, cumpli este ao su 90 aniversario. Tambin en el ao 2019 la empresa Gimnez Ganga cumpli su 60 aniversario, por lo que son empresas ya longevas que deben apostar por la puesta en valor del patrimonio global, pero tambin de su propia historia, como herederos de la tradicin persianera sajea que son. Actualmente sus complejos industriales son inmensos, como se puede ver en la figura 1, tienen centros de produccin y delegaciones en toda Espaa y han desarrollado tambin delegaciones en otros pases del mundo, donde, adems, poseen una amplia red de distribuidores internacionales.Todo este desarrollo empresarial comenz en el ao 1916, cuando el sajeo Vicente Barcel Santonja patent la cortina oriental de sar miento de vid y fund con sus hermanos la primera fbrica del sector de las persianas en S ax. De esta empresa fueron surgiendo empren dedores que formaron sus propias empresas de persianas en Sax. En el ao 1945 se encuentran en S ax 3 empresas: Segisa, Rafael Estevan Gimnez y Remigio Helln Almodvar. En el ao 1960 ya se encontra ban 10 empresas de persianas en Sax: Persianas Reig, Bernab Bernab Estevan, Viuda de Rafael Estevan Gimnez, Jess Estevan Herrero, Salvador Estevan Herrero, Juan Gimnez Ganga, Blas Torres Solera, Salvador Soriano y Segisa. En 1970 surgieron otras empresas como Persianas Lima, Segima y Persianas Laen. En 1975 ya estn trabajando tambin Juan Chico Ponce, Comercial Hercs y Persianas Gimnez Ganga. En 1980 tambin est ya en activo Persax. En el ao 2000 tambin se encuentra Gilper y en 2008 Inalper. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 232 2. El contexto de invencin. El exotismo del Modernismo y la industrializacin de Sax El da 25 de mayo del ao 1858 se inauguraba el recorrido del ferrocarril desde Madrid hasta Alicante, viniendo la reina Isabel II a inaugurar todas las estaciones que se encontraban en el trayecto. Esto supuso la posibilidad de distribucin de mercancas y productos a travs de este nuevo medio de transporte, pero tambin de ideas y personas que se iban moviendo por la va del ferrocarril. Esto se uni a la revolucin vitivincola que se produjo en el Valle del Vinalop en la segunda mitad del siglo xix y en las primeras dcadas del siglo xx, debido a la cada de los viedos franceses, que se vieron afectados por varias plagas. En este momento en Sax comienzan a asentarse nuevos propietarios, y tanto los grandes terratenientes como los nuevos empiezan a rivalizar tanto en produccin y premios de sus vinos como en la apariencia de sus viviendas, adaptando las viejas viviendas a los nuevos gustos y espacios, pero tambin construyendo nuevas, configurndose nuevos ejes en la poblacin (Ponce, 2005). Estos terratenientes se dedicaban a la produccin de vino, pero los sarmientos de las vides eran desechados y destruidos, hasta que apareci en escena Vicente Barcel Santonja, quien, siguiendo las modas europeas del Modernismo, adapt estos sarmientos y los reutiliz para inventar la cortina oriental de sarmiento de vid. En Europa en estos aos estaban en plena poca modernista, donde el exotismo de la procedencia de muchos objetos era muy apreciado. A pesar del principio de la industria persianera espaola a partir de este invento, las persianas tienen un origen remoto y extico que nos remonta al origen de los tiempos. Obviamente, en la Antigedad, con el primer desarrollo urbanstico de las ciudades primigenias, se comenzaron a utilizar persianas efectuadas de distintos materiales, normalmente de caas y hojas trenzadas. Asia fue donde se desarrollaron los prototipos de las persianas, de Persia, de la Polinesia y la Cochinchina. Hubo que esperar hasta la aparicin de los navegantes venecianos en escena para que ellos llevaran la idea de las persianas a Europa desde el Imperio Persa. Ah cambiaron el material que se estaba Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 233 utilizando, la tela, por lamas de madera, en torno al siglo xvii, para ya en el siglo siguiente expandirse por Europa las denominadas ahora como venecianas. Segn cuenta la leyenda, unos esclavos venecianos llegaron a Francia y all ese producto pas a denominarse persienne, de Persia.En el siglo xix el ingls Edward Bevan fue el inventor del concepto actual de persiana, incorporando a las venecianas una carrucha y un cordn sin fin. Desde ese momento las persianas se expandieron por el mundo, llegando a Estados Unidos, donde se consideraron objetos de lujo, colocndose en el Parlamento, el Rockefeller Center o el Empire State de Nueva York, encargadas a la empresa Burlington Venetian Blinda Co. Tambin desde Asia llegaban a Europa cortinas de bamb pin - tadas a mano que decoraban algunos de los ambientes ms selectos del viejo continente. Aprovechando el ferrocarril llegaron estas piezas al conocimiento de este vecino de Sax, que modific la idea de estas cortinas adaptndolas a los materiales locales, adems de incorporarle diseos decorativos de sus productos con muchos elementos moder nistas. As, en el ao 1916, comenzaba la historia de las persianas en S ax y en Espaa. En esos aos, segn el Directorio Valenciano de 1919, se encon traba en Sax un contexto industrial donde estaba comenzando a desarrollarse la base industrial actual. En ese ao 1919, segn este documento, se encontraban en Sax talleres artesanos vinculados con la actividad agraria, aunque ya aparecen las primeras fbricas: 1 de alpar- gatas, 2 almacenes de cardn, 4 carpinteros, 2 constructores de carros, 3 toneleros, 1 fbrica de envases de madera, 1 fbrica de gaseosas, 3 de guarnicionera, 2 fbrica de muebles, 1 fbrica de persianas de madera, 1 fbrica de persianas de sarmiento y 3 hornos de yeso. La empresa de Antonio Helln Gimeno se documenta ya en el ao 1900, segn el libro de registro de altas y bajas de matrculas indus triales, como carpintera, y ya en 1925 se observa otra carpintera a nombr e de Antonio Helln Bernab, pudiendo considerarse el sucesor del primero. Se aprecian en la documentacin municipal varias carpin teras, y algunas de ellas produciran tambin persianas. En 1925 se da Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 234 de alta la carpintera de Jos Martnez Helln, que fabricar muebles de madera fina. El resto de las Industrias de la madera presentes son la de Antonio Helln y la de Eladio Pla Vidal, en 1926, aunque en 1928 se dice que fabrica objetos de caa. En ese ao 1928 se dan de alta tambin la carpintera de Jos Estevan Mataix y la carpintera mecnica de Jos Ricardo Prez Herrero. Adems aparecer una nueva empresa especfica de venta de persianas, la de Francisco Guilln Pay, que en 1930 pudo formar parte de la empresa Guilln y Prats. En 1930 se dan de alta tambin dos nuevas carpinteras, la de Rafael Estevan Gimnez y la de Jos Aura Gil. En este interesante documento tambin se indica la existencia de una fbrica de calzado en la Colonia de Santa Eulalia a nombre de Maria Avial, propietaria de todo el complejo agroindustrial. Las cardas vegetales o cardn (Dipsacus fullonum) ha sido un cultivo industrial de gran trascendencia histrica y notable importancia en Sax, al menos hasta que la industria del cardado de lanas encontr un sustituto artificial para la secular tarea del cardado. En las matrculas industriales de Sax no aparece como actividad empresarial, aunque ya se cultivaba desde el s. xix. As, las primeras referencias indirectas aparecen en 1919 en el semanario local El Castillo, donde se habla de dos fbricas de cardn. 3. Vicente Barcel Santonja Vicente Barcel Santonja (figura 2) naci en Sax el 2 de octubre de 1884, en la calle del Rosario, nmero 9. Era hijo de Luis Barcel Marco y Purificacin Filomena Santonja Marco, quienes haban contrado matrimonio en Sax el 7 de enero de 1882. El padre era un labrador y mediano propietario de tierras, nacido el 1 de octubre de 1859, miembro de una familia establecida en Sax desde haca muchas generaciones, pues dicho apellido Barcel ya aparece en Sax en la segunda mitad del siglo xvii. La madre, Purificacin Filomena Santonja Marco, nacida en Sax el 30 de noviembre de 1859, era hija de Vicente Santonja Juan, de Onil, de profesin herrero, casado en Sax con Asuncin Marco Juan (hija Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 235 de Antonio Marco, herrero, y de Juana Mara Juan), el 2 de marzo de 1844.El abuelo materno de Vicente Barcel Santonja, Vicente Santonja Juan, natural de Onil, era herrero, como el bisabuelo, Vicente Santonja, casado con Vicenta Juan, ambos de Onil.Pero tambin era herrero el otro bisabuelo materno, el padre de Asuncin Marco Juan, Antonio Marco, casado con Mara Juan. De esta forma comprobamos que en los antecedentes familiares de Vicente Barcel Santonja encontramos labradores, pero tambin expertos artesanos, como los herreros, que tal vez le facilitaran su habilidad en la invencin y diseo de nuevos artilugios mecnicos, como podremos comprobar posteriormente. Su educacin, como la de sus hermanos, estuvo bajo la tutela del maestro de Sax durante muchos aos, don Rafael Hervs Ginesta. Por eso, todos ellos colaboraron en el homenaje que se le rindi al maestro el 2 de febrero de 1922, con motivo de ponerle su nombre a la antigua calle del Pozo. Pero en su familia materna tambin encontramos a algunas perso nas que pudieron influir en su educacin, despertndole la curiosidad Figura 2. Vicente Barcel Santonja en el ao 1921. Fuente: Archivo familiar de Josefina Barcel Carrin. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 236 por aprender y desarrollar sus propias ideas e inventos, como su to Antonio Santonja Marco (Herrero Mataix, 1990: 32), hermano de su madre, nacido en Sax el 9 de septiembre de 1846, que fue procurador general de las Escuelas Pas de Amrica y Espaa, y que falleci el 2 de enero de 1913. La Orden de los clrigos regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pas, ms conocidos como escolapios, piaristas o calasancios, es una orden religiosa fundada por San Jos de Calasanz en el siglo xvii, para dar respuesta a la necesidad educativa de los nios pobres.Y un hermano de su abuelo, Antonio Santonja Juan (1835-1887), tambin hizo carrera religiosa, pues en 1860, cursando cuarto curso de Medicina, profesa en la Congregacin de los Pales misioneros, siendo ordenado en 1865. Ese ao se marcha a Filipinas, donde permaneci hasta 1884, cuando parti a Cuba, permaneciendo all hasta que vuelve a Espaa el 15 de enero de 1887, donde falleci el 31 de diciembre de ese mismo ao (Sempere Quilis, 1997: 535-538).Segn nos relata Josefina Barcel Carrin, el matrimonio formado por Luis Barcel Marco y Filomena Santonja Marco era muy religioso, y la madre les haca rezar el rosario. Vivan en la calle del Rosario n 10, actual calle Canalejas. Tuvieron doce hijos, pero slo sobrevivieron seis: VICENTE BARCEL SANTONJA. Nace el 1 de octubre de 1884. Bautizado el 2 de octubre de 1884. Fallece en Madrid, el 26 de diciembre de 1954. Primer matrimonio: en Sax, el 20 de diciembre de 1920, con Iluminada Carrin Lillo (hija de Joaqun Carrin Senabre y Francisca Lillo Torregrosa). El novio viva en la calle Canalejas. La novia viva en la plaza Cervantes (sin hijos). Segundo Matrimonio: en Alicante, en la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia el 26 de agosto de 1927 con Mara Bell Barcel (sin hijos). PASCUAL LUIS BARCEL SANTONJA. Nace el da 22 de enero de 1886. LUISA BARCEL SANTONJA. Nace el 13 de abril de 1893. LUIS BARCEL SANTONJA. Nace el 5 de junio de 1896. SALVADOR FRANCISCO BARCEL SANTONJA. Nace el 9 de marzo de 1899. MARA DE LA ASUNCIN CASTA BARCEL SANTONJA. Nace el 28 de marzo de 1901. Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 237 Con estas palabras recuerda su sobrina, Josefina Barcel Carrin, a Vicente Barcel Santonja: Los hermanos Barcel Santonja se dedicaban al comercio y a la compraventa. Desde muy jvenes eran muy emprendedores. Por ejemplo, compraban velas en Cocentaina y las vendan en Sax. Siendo soltero, y en la calle Canalejas, donde viva, empez con el pro yecto de los zapatos con suela de madera. Era un inventor nato, que prob diferentes proyectos, hasta que lleg a las cortinas orientales. Se traslad a vivir a Madrid, despus de cobrar la parte que le corres ponda de la empresa, que se quedaron sus hermanos Pascual y Luis. E n Madrid viva en la calle Montera, donde tambin tena la oficina y la tienda de venta de relojes. En la capital muri su primera esposa. Tambin vivi en la calle Gran Va, n 42. Era muy listo e inquieto, y viva en una gran casa, con servicio: cocinera, doncella, chfer con el coche en la puerta. Aos despus, cuando viva en Madrid, se llev a su sobrino Joaqun (padre de Josefina Barcel), como ayudante. Fallece en Madrid en vsperas de las Navidades de 1954. A partir del ao 1924 encontramos a Vicente Barcel Santonja en Madrid, pues para un hombre de sus inquietudes, su pueblo se le haba quedado pequeo y busca nuevos horizontes en la capital, donde puede compaginar su profesin de comerciante con la venta de relojes de la marca Batay, y su otra profesin-aficin de inventor. Es en Madrid donde sus inventos tienen otra dimensin y otras aplicaciones. Del 15 de abril de 1926 es un anuncio publicado en el diario ABC, y encontramos a Vicente Barcel Santonja instalado en la plaza del ngel n 21, como concesionario exclusivo del reloj Roskopff Batay, que se poda adquirir por dos pesetas semanales. Tambin tena regis trada, desde el 27 de julio de 1925, la marca Segisa para relojes y despertadores. En los inventos patentados por Vicente Barcel Santonja podemos observar dos claras etapas: la sajea y la madrilea (anexo). La primera abarca de 1915 a 1923, y trata de la fabricacin de calzado con planta o piso de madera, con una planta flexible de suela, goma u otra materia. Entre 1915 y 1917 existen cinco patentes relacionadas con Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 238 diversos tipos de calzado. De 1916 es la patente de un procedimiento para fabricar persianas, cortinas persianas y dems aparatos similares y cuantos tejidos fuertes se fabrican con tiras o canutillos de madera o caa, empleando en la fabricacin como principal materia el sarmiento de la vid. Relacionada con esta materia prima, el sarmiento de la vid, es la patente de 1917 de un sistema de asas o porta paquetes construidas con el sarmiento de la vid. Finalmente, las dos ltimas patentes de su etapa sajea pertenecen a 1921 y 1923, respectivamente. La primera, de 19 de mayo de 1921, trata de un procedimiento para pintar cor tinas-persianas conocidas con el nombre de cortinas orientales. Y la de 3 de abril de 1923 trata de un procedimiento de invencin para fabricar persianas. Las patentes de su etapa madrilea, de 1924 hasta su fallecimiento, tienen un componente mucho ms tcnico, lo que nos habla de un hombre autodidacta que dedica tiempo y estudio a sus inventos, que no ha estudiado pero que sabe observar la vida diaria y busca solu ciones a problemas tcnicos o mejoras a aparatos y vehculos que ya funcionan. P or ejemplo, de 20 de noviembre de 1924 es la patente de una lmpara elctrica de incandescencia. Y de 8 de octubre de 1925 es la patente de un aparato salvavidas para automviles, tranvas y dems vehculos de traccin mecnica. Hay que esperar al 29 de noviembre de 1935 para su siguiente patente, un procedimiento para asegurar la estabilidad de toda clase de aparatos voladores. Y su ltima patente, de fecha 20 de abril de 1940, consiste en una mejora para los motores de combustin mediante sis temas de distribucin por vlvulas de funcionamiento cclico para estos motores, lubrificacin, escape o silenciadores de escape de motores. 4. La invencin de las cortinas La invencin de las cortinas orientales llev un proceso que aparece reflejado en la documentacin, tanto en la Oficina Espaola de Patentes y Marcas como de otras publicaciones, algunas contemporneas a los hechos. Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 239 El da 30 de octubre del ao 1916 Vicente Barcel patent un procedimiento para fabricar persianas, cortinas-persianas y dems apa ratos similares y cuantos tejidos fuertes se fabrican con tiras o canutillos de mader a o caa, empleando en la fabricacin como principal materia de sarmiento de la vid. Francisco Juan y Marco, en ese mismo ao, describa as el proceso inventado por Vicente Barcel: intent una nueva aplicacin del sarmiento de la vid, seco; la construccin de cortinas imitacin a las de procedencia japonesa muy bonitas y vistosas; cada da aumentaban ms los pedidos, y su fbrica va progresando () (Hernndez, 2010). Ese mismo ao de 1916 creara la fbrica Hermanos Barcel Santonja con sus hermanos Pascual y Luis (Hernndez, 2010). La Gran Fbrica de Cortinas Orientales de los Hermanos Barcel (figura 3) fue el inicio de la tradicin persianera en Sax y en Espaa, ya que fue en este lugar donde comenz esta historia. Figura 3. Encabezado de una factura de la Fbrica de Cortinas Barcel Hermanos del ao 1923. Fuente: Archivo Municipal de Sax. Caja 372942. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 240 Segn Simn (2009) en Sax se cambi el bamb oriental por la materia prima local, el sarmiento de vid, recogiendo la idea del diseo de las piezas importadas por las potencias coloniales desde la Cochinchina y de la Indochina francesas, puestas de moda por el Modernismo, Art Dco y el Art Nouveau. En 1923, la titularidad de la empresa de los Barcel pasar a manos de los herederos de los fundadores por el traspaso del propio Vicente, Tabla 1. Patentes concedidas a la empresa de la familia Barcel desde el ao 1916 hasta el 1931. Fuente: elaboracin propia a partir de la Oficina Espaola de Patentes y Marcas http://www.oepm.es/es/index.html N PATENTE CATEGORA TTULOCONCESIN 63190 Invencin Un procedimiento para fabricar persianas, cortinaspersianas y dems aparatos similares y cuantos tejidos fuertes se fabrican con tiras o canutillos de madera o caa, empleando en la fabricacin cono principal materia de sarmiento de la vid. 30/10/1916 78261 Invencin Un procedimiento para pintar cortinas-persianas conocidas con el nombre de cortinas orientales. 20/05/1921 84976 Invencin Un procedimiento para fabricar persianas 21/04/1923 100042 Invencin Procedimiento para fabrica cortinas, persianas, cortinas-persianas, toldos, estores, pabellones decorativos y tejidos fuertes de todas clases y formas destinados a todos los usos, empleando en todos los artculos tiras o canutillos de madera, adems de alambres y otros metales, aplicado todo ello en diversas formas 23/02/1927 105597 Una mquina de caractersticas absolutamente nuevas, destinada a verificar mecnicamente el engarce de palillos macizos de cualquier clase de madera, para emplearlos en la fabricacin de cortinas, persianas, cortinas-persianas, toldos, estores, pabellones decorativos y tejidos fuertes de todas clases y formas 118698 Invencin Un procedimiento para fabricar persianas 28/06/1930 119408 Invencin Un procedimiento para la construccin de cortinas orientales 23/10/1930 119642 Invencin Un procedimiento para la construccin de cortinas orientales 23/10/1930 121201 Certificado de adicin Procedimiento para fabricar cortinas, persianas, cortinas-persianas, toldos, estores, pabellones decorativos y tejidos fuertes de todas clases y formas destinados a todos los usos, empleando en todos los artculos tiras o canutillos de madera, adems de alambres u otros metales, aplicado todo ello en diversas formas 08/01/1931 123731 Invencin Un nuevo procedimiento para fabricar cortinas orientales 08/08/1931 Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 241 segn consta en el registro de altas de la contribucin industrial del ao 1922 conservado en el Archivo Histrico Municipal de Sax. A pesar de esto, las patentes siguen a su nombre hasta el ao 1927, inscribindose, desde 1930, a nombre de Joaqun Barcel Carrin. Conforme av anz la produccin de la cortina oriental y de las persianas se fueron patentando distintos procesos. A pesar de la exitosa invencin de las cortinas orientales en Sax, pronto comenzaron a aparecer competidores en otras localidades. Segn la Oficina de Patentes, ya en 1921 se fabrican cortinas y per sianas en otras ciudades. La primera fue de Gabino Vrez Nieto, en V illena, que elaboraba una nueva persiana. En 1923, Joaqun Herrero Valds, tambin de Villena, patenta unas cortinas persianas de canutillos de sarmiento, pero inmunizadas contra la carcoma, y unas cortinas de canutillo de cartn-cuero. En Novelda, en 1924, Luis Corts Iesta registra una persiana de nueva construccin, al mismo tiempo que Romn Verd Pay, de Petrer, patenta un nuevo sistema de cortinas y persianas orientales. Cierra este perodo Ezequiel Pay Gisbert, de Ibi, en 1926, con un eslabn aplicable en la construccin de persianas. 5. El proceso de fabricacin La red de produccin de las cortinas orientales se extenda ms all de Sax, puesto que, segn cuenta Matarredona Coll (1983) se adquiran los sarmientos en la comarca e incluso en La Mancha, desde donde llegaban los carros hasta Saj cargados con las gavillas de sarmientos en 1920, se pagaba aproximadamente a 1,50 pesetas la gavilla. Tambin ciertos procesos productivos de las cortinas se realizaron en la localidad vecina de Salinas, donde se encontraba una fbrica regentada por Pepe Vidal, que se denominaba de los canutos. Segn nos informan desde Lugar Viejo Sala Museogrfica de Salinas, esta persona era socia de los hermanos Barcel de Sax. Esta fbrica estaba situada en la plaza de San Isidro. En ella no se realizaba el proceso completo, sino que all se llegaba hasta el proceso anterior al pintado, es decir, cortar, hervir, Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 242 pelar los canutillos y formar las cadenas. Tambin se encontraba un taller de cortado de sarmiento en Caudete (Ponce, 2005). En la fbrica se observa cmo las mujeres sern las protagonistas del proceso productivo de las cortinas orientales, pero tambin se encuentran nios que iban despus del colegio a ayudar o que ya estaban de aprendices. Es por esto que desde hace ms de un siglo en Sax cada familia tiene al menos un miembro trabajando en las persianas. Todo este bagaje industrial e histrico hace que tambin se encuentre un patrimonio mueble e inmaterial relacionado con las persianas, donde podemos destacar esta fotografa de todos los trabajadores de la fbrica en el ao 1920 (figura 4). Figura 4. La plantilla al completo de la Fbrica de Cortinas Orientales de los hermanos Barcel Santonja rodeados de sarmientos (aos 20 del siglo xx, aproximadamente). Vicente Barcel Santonja (primera fila de arriba, el primero a la derecha), Eduardo Puchades, jefe de pintura (segundo a la derecha, primera fila de arriba), Pascual Barcel Santonja (primero a la derecha, tercera fila desde arriba), Asuncin Barcel Santonja (segunda a la izquierda, primera fila de abajo). Fuente: Asociacin de Estudios Sajeos-Amigos de la Historia de Sax. Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 243 Los hombres se dedicaban principalmente a la realizacin del mon- tante, a la colocacin de los grampiones, y al cortado y el hervido de los palillos, para despus etiquetar. Se daba paso a las mujeres: cada una estaba especializada en un determinado trabajo dentro del proceso de produccin, entrando a la fbrica primero como aprendices y tar dando, sobre todo en el caso del proceso de pintura, dos aos para aprender el oficio (Gimnez, 2009). Las mujeres, ya recibidos los palillos, se dedicaban a pelarlos, pro ceso que realizaban, normalmente, en sus respectivos domicilios. El proceso de pelado se efectuaba dentro de un capazo de esparto y con la fuerza de las piernas, ya que era ms efectivo pelarlos con la friccin de los palillos con la suela de los zapatos que con la mano, para lo cual los palillos deban estar bien cocidos. A continuacin, se proceda a la rea lizacin de las cadenas de palillos atravesando el corazn blandeado de los mismos con un alambre, con la intencin de realizar una pequea anilla o engarce donde se enganchaba el siguiente palillo, hasta que se formaba la cadena de las dimensiones que les haban establecido de antemano. Como se puede observar en la figura 5, las cadenas, al llegar al taller, se ponan sobre un caballete por parte del capataz, para luego pasar al montaje de la cortina propiamente dicha, efectuado enteramente por las mujeres. Desde el techo colgaban unos telares, tambin inventados por Vicente Barcel Santonja, que descendan a travs de unas poleas para engancharse a unos montantes de madera. En esta estructura ya se encontraban los grampiones que haban puesto los hombres, de los cuales las mujeres iban colgando las distintas cadenas hasta llenar el largo del montante. Posteriormente se suban, con las poleas, las cortinas hasta conseguir la medida establecida, teniendo que cortar algunos palillos por la mitad pero sin eliminar el ltimo engarce, que se aprovechaba para cerrar la cadena y evitar que esta se deshiciera. A la hora de cortar las cortinas a medida se tena en cuenta que muchas de las mujeres que trabajaban eran analfabetas, por lo que se ponan marcas en los mrgenes del telar para que las mujeres supieran por dnde tenan que cortar. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 244 A continuacin se etiquetaba la cortina y pasaba a la seccin de pintado, donde las ms aventajadas se dedicaban a las formaciones ms complejas, y las menos a los diseos monocromticos o de pocas combinaciones de color. En este ltimo paso del proceso de produccin de las cortinas existan mujeres que preparaban las pinturas para luego proporcionrselas a las pintoras. Todas las pintoras seguan unas planti llas que se colocaban detrs de la cortina y que les indicaban la porcin de cada palillo que deban pintar de uno o de otro color, las cuales eran confeccionadas entonces por el pintor local Blas Hernndez. Los motivos que plasmaban podan ir desde los baos de color nico a la imposicin de algn mensaje textual o motivos ornamentales como flores o paisajes, o elementos referentes a la actividad que se realizaba en el lugar en cuya puerta o ventana se colocaba la cortina. Pintar cada unidad costaba una semana y media a cada mujer, en una labor puramente artesanal (llegaban incluso a combinar colores para proporcionar una mayor variacin). La importancia y originalidad de estas cortinas de canutillos de sarmientos nica industria de este tipo en Figura 5. Taller de pintura de cortinas orientales de la familia Barcel Santonja. Fuente: Asociacin de Estudios Sajeos-Amigos de la Historia de Sax. Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 245 Espaa hizo que tuviera aceptacin en algunos pases, sobre todo Argentina, hacia donde eran exportadas.Un ejemplo del resultado del proceso de pintado lo tenemos en el edificio del Ayuntamiento de Sax, que muestra una excepcional cortina (figura 6) con una compleja policroma que refleja, a su vez, la maestra de algunas de las empleadas de esta empresa sajea. Si ya para efectuar un jarrn, unas flores, un objeto o unas letras el proceso es laborioso, el efectuar un trabajo como este deba ser, adems de caro, muy costoso, debido a la gran complejidad del paisaje repre sentado, donde se han plasmado desde los reflejos en las hojas de los rboles a las mar cas del camino, pasando por todos los detalles de la casa y de la torre que asoma al fondo de la imagen. Este gran trabajo merece ser conservado y admirado en unas mejores condiciones de presentacin. La actividad principal de la empresa consista en la fabricacin de persianas de madera y cortinas formadas por palitos obtenidos del Figura 6. Cortina oriental expuesta en el edificio del Ayuntamiento de Sax. Fuente: Coleccin Ilmo. Ayuntamiento de Sax. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 246 sarmiento de la vid, unidos por alambre y que, por un ingenioso y original sistema, decoraban con diversos motivos. Estos artculos, solo vendibles en verano, obligaban a iniciar otras actividades para dar trabajo a su personal en otoo e invierno. As aadieron la fabricacin de muebles de madera, otros de junco y mdula, y zapatos con suela de madera; vendieron relojes, ya con la marca Segisa, y bicicletas; y fabricaron envases y una larga lista de artculos menores. 6. La distribucin del producto La distribucin de los productos efectuados en la Gran Fbrica de Cortinas Orientales de los Hermanos Barcel tuvo un alcance, principalmente, a nivel nacional. Tanto es as que en el peridico ABC publicaron varios anuncios que dan muestra de ello. El primer anuncio apareci 21 de febrero del ao 1920. All se ve cmo la fabricacin est patentada y es el nico medio contra las moscas, especializndose las cortinas para anuncios publicitarios. Esta primera campaa publicitaria dur hasta el da 1 de marzo de ese mismo ao. En el mes de mayo del ao siguiente, 1921, como en el mes de abril del ao 1922, tambin efectuaron otras campaas, aprovechando el mismo texto. E n el mes de junio del ao 1922 se efectu otra campaa publi citaria. En esta ocasin se incorpora ms texto, apareciendo que estos pr oductos duran muchos aos o que se pueden personalizar, segn la ndole de los comercios que quieran una cortina sajea. Adems los anuncios indican que tambin son interesantes para colocarlas en las viviendas particulares, donde se pueden decorar con dibujos de flores, paisajes o cenefas. En febrero de 1923 se informa que han tenido que triplicar la pro duccin, porque las cortinas orientales se haban hecho muy famosas tanto en Espaa como en otros pases. Adems, solicitan representan tes locales para aumentar todava ms las ventas. El 8 de abril de ese ao apar ece que ya tienen agentes comerciales en Madrid, siendo los seores Calpe y Compaa, en la calle Preciados 34 y 30. Adems, ya consideran a las cortinas de los Hermanos Barcel como el orgullo de Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 247 la industria espaola. El da 14 de abril del ao 1923 sale el primer anuncio de las cortinas orientales con imagen, apareciendo una mujer asomada a una ventana con una cortina oriental. Adems, se informa que tienen representantes en todas las capitales y ciudades importantes. En el mes de junio de ese mismo ao 1923 la Fbrica de Cortinas Orientales de los Hermanos Barcel publicita el comienzo de la fabricacin de persianas levantinas tejidas con alambre galvanizado inoxidable, siendo fabricantes nicos tanto de las cortinas orientales como de estas persianas. Ese mismo mes, el da 19, aparece otro bonito anuncio con dibujo de una mujer de cuerpo entero que abre una cortina oriental. Ese mismo anuncio volvi a aparecer tambin el da 27 de junio.En el ao 1924 tambin efectan una campaa publicitaria desde el mes de marzo, apareciendo ya unidas en los anuncios las Cortinas Orientales y las Persianas Levantinas de los Hermanos Barcel. El da 22 de ese mismo mes presentarn la novedad de la Persiana Levantina Figura 7. Primer anuncio de la Gran Fbrica de Cortinas Orientales de los Hermanos Barcel, aparecido en el ao 1919 en el programa de Fiestas de Moros y Cristianos de Sax de la Mayordoma de San Blas. Fuente: Col. Antonio Martnez Castillo. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 248 de Nogal Satn. En todo el ao se irn combinando unos anuncios ms breves y ms cortos, segn se quiera presentar la novedad que hemos comentado o no. El ltimo anuncio de la fbrica de las Cortinas Orientales de los Hermanos Barcel en el peridico ABC de los aos 20 del siglo xx es el da 29 de mayo del ao 1924. 7. De la Gran Fbrica de los Hermanos Barcel a Segisa Vicente Barcel Santonja, el mayor de los hermanos que fundaron la Gran Fbrica de Cortinas Orientales de los Hermanos Barcel, se separ en 1926, estableciendo una joyera y relojera en Madrid, quedando la industria de persianas constituida por los otros dos hermanos. Del anlisis de las matrculas industriales de los aos 20 podemos deducir que, tras abandonar la empresa Vicente Barcel Santonja, asumi la direccin su hermano Pascual, que figura como propietario, hasta que de nuevo aparece la sociedad Barcel Hermanos. Pero, en este caso, ser con los hermanos que se quedan en S ax (Pascual, Luis y Salvador), segn se desprende de la siguiente comunicacin del Ayuntamiento de Sax al Administrador de Rentas Pblicas de la provincia, de fecha 20 de octubre de 1925: Remitiendo copia de la escritura de la Compaas mercantil como regular colectivas otorgada por los hermanos D. Pascual, D. Luis y D. Salvador Barcel Santonja, en 7 de enero de 1925.En la Matrcula Industrial de 1920 aparece recogida la contribu cin del establecimiento industrial de Ana Barcel Prez, sito en la calle Mirador n 2 (actual calle Coln). Tambin ese ao figura Pedro Herrero Guilln como ebanista en la calle Mirador (Ponce, 2005: 440). Y en la Contribucin Industrial de 1922 se recoge el alta de la empresa Barcel Hermanos el 1 de septiembre de 1922 en la calle Mirador n 2, por traspaso de Vicente Barcel Santonja, que declara dedicarse a la venta de persianas. Sin embargo, el 30 de septiembre de 1923 los hermanos Barcel se trasladan a la calle Progreso n 2, tanto en su faceta de venta de persianas como de venta de relojes al por menor. Al ao siguiente, el 30 de septiembre de 1924, la firma Barcel Hermanos se da de baja Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 249 de dichas industrias, que ese mismo da da de alta de nuevo Pascual Barcel Santonja, en el mismo emplazamiento y con el mismo objeto.En cambio, el 5 de enero de 1925 Pascual Barcel Santonja da de baja de la Matrcula Industrial las dos actividades citadas, para darlas de alta ese mismo da a nombre de Barcel Hermanos, continuando la venta de persianas en la calle Progreso n 2, pero trasladando la venta de relojes a la plaza Cervantes n 8. En la Matrcula Industrial de 1925 la firma Barcel Hermanos contribua por el establecimiento de la Plaza Cervantes n 8, dedicado a la venta de relojes, y por el de la calle Espiga, dedicado a la venta de persianas. Tambin ese ao se da de alta la carpintera de Jos Martnez Helln, que fabricar muebles de madera fina, junto con la de Antonio Helln. En 1926 contina la venta de relojes al por menor de los hermanos Barcel en la plaza Cervantes n 8, mientras que la venta de persianas se ha trasladado a la calle Espiga n 16. En ese ao, por la venta de relojes, contribuan con 411,65 pesetas; y por la venta de persianas con 137, 21 pesetas. Podemos observar que, en ese ao, econmicamente era mucho ms importante la actividad comercial de la venta de relojes que la de venta de persianas. Desde el 31 de julio de 1925 es alcalde de Sax uno de los hermanos Barcel: Pascual Barcel Santonja, que lo fue hasta el 31 de marzo de 1927, cuando le fue aceptada la dimisin, fundada en que habiendo sufrido sus negocios graves quebrantos, tiene absoluta necesidad de dedicarse a ellos de lleno para reconstituirlos. Todos los concejales consideraron sus razones muy justas y atendibles, pues es muy sensible y lamentable que sus negocios fuesen en decadencia, porque de todos es sabido que sus industrias son el sostn de numerossimas familias, y casi podramos decir que son una buena parte de la vida de esta poblacin. El 24 de enero de 1934 la fbrica, en la que ya trabajaban alrededor de 300 personas, fue destruida totalmente por un incendio, desgracia que pudieron superar con muchsimo trabajo y con la ayuda de toda la familia. Sigui la fabricacin, que qued paralizada a finales de 1936, y as continu hasta el fin de la guerra civil en 1939. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 250 A partir de este ao va prestndose mayor atencin a la fabricacin de persianas y cortinas, dejando en segundo trmino los dems pro ductos. En el programa de Fiestas de Moros y Cristianos de Sax del ao 1943 aparece que la empresa cambia de nombre, conocindose ahora como Segisa. En 1945 los fundadores dan paso a sus hijos al constituir la Sociedad Manufacturas Segisa S.L. En el ao 1963 Segisa construy el primer complejo industrial de Sax dedicado a las persia nas. Para ello se aprovecharon algunos edificios construidos a raz de la inauguracin de la estacin de ferrocarril en el ao 1858. El complejo de Segisa estuvo compuesto por oficinas, una zona de carga y descarga, y una zona de produccin. Ahora este complejo se ha abandonado, convirtindose en patrimonio industrial con el conjunto de la fbrica de Segisa, la estacin, sus edificios de servicio y la bodega cooperativa del Campo de San Blas. Figura 8. Vista area del primer complejo industrial dedicado a las persianas en Sax, construido por la empresa Segisa en los aos 60 del pasado siglo xx en el barrio de la Estacin de Sax. Fuente: Asociacin de Estudios Sajeos-Amigos de la Historia de Sax. Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 251 8. Patrimonio industrial y tecnoturismo en las persianas La concepcin actual del patrimonio est evolucionando de tal forma que van surgiendo nuevas ramas que podran encajar en la gestin de nuestros recursos. Sax tiene mucho ms que mostrar de lo que creemos, pero se necesita de inters, principalmente, para poder desarrollar la gestin del patrimonio de tal forma que nos permita convertir a esta localidad en un producto patrimonial de primer orden. Sobre todo en lo que respecta a las persianas, Sax cuenta, como hemos visto, con complejos industriales muy atractivos para desarrollar un producto patrimonial exitoso con la recuperacin del eslogan con el que en los aos 60 era conocida la poblacin: Sax, el pueblo de las persianas.Ya en el ao 2013 Juana Arranz nos present un estudio sobre los elementos de patrimonio industrial que se encuentran en Sax, sobre un mapa de principios del siglo xx (Arranz, 2013). Pero tambin en Sax se pueden desarrollar proyectos de tecnoturismo para ir a visitar una empresa y ponerla en valor, dando a conocer lo que se produce y cmo se produce, adems de a sus trabajadores. As, la empresa se convierte en un centro de interpretacin y de recepcin en cuanto al tipo de elementos que fabrique. Es aqu donde se puede completar la visita con otros elementos como los museos de empresa, donde se muestran su filosofa y sus valores, adems de la historia, los produc tos y materiales. Todo esto se puede realizar en Sax, y seguramente con un efecto muy positivo, ya que puede dar nuevos y buenos bene ficios para las empresas, tanto de imagen como econmicos, pero todo se debe trabajar para crear unos productos patrimoniales adecuados y efectivos, contando con la participacin de profesionales y organismos, como ayuntamientos, que deben potenciar y apo yar estas iniciativas. En Sax ya existen unos complejos industriales susceptibles de que se desarrollen actividades relacionadas con el tecnoturismo. Hay tambin varias empresas que an conservan las sedes originales, como Gimnez Ganga o la Viuda. Complejos industriales que cuentan con gran acce sibilidad y visibilidad desde la autova A-31-Alicante. Pero para el desarrollo de esta idea deberan tenerse en cuenta los servicios necesarios para los visitantes, como aparcamiento, zona de recepcin, guas Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 252 especializados o habilitar recorridos accesibles. Tambin se podran desarrollar actividades para familias y visitas de centros educativos, adems de servicios paralelos.Uno de los puntos importantes en la puesta en valor del patrimonio persianero sera desarrollar un Museo o Centro de Interpretacin de la Persiana. Podra desarrollarse en cualquiera de los complejos industriales, pero hay que tratar de coopetir, ms que de competir, para desarrollar un proyecto novedoso acorde a las innovaciones de las instalaciones industriales y de los productos que se producen en Sax. Un lugar idneo podra ser el barrio de la Estacin, donde se podra desarrollar un museo que desarrollara las funciones de custo dia, conservacin, exposicin, investigacin y difusin del patrimonio mueble relacionado con las persianas (documentos, piezas, mquinas, fotografas, testimonios orales). Tambin un Museo de la Persiana servira para reactivar el patrimonio inmueble industrial (DeCarli, 2006), dinamizar tursticamente el patrimonio persianero con rutas especficas y actividades de difusin, siendo un dinamizador cultural que tambin contribuira a la conservacin de este patrimonio inmue ble (Santacana y Lloch, 2008). Todo esto servira para atraer a los visitantes (Curtis, 2001) y servira para contribuir al desarrollo local, tanto social, cultural como econmico de Sax. La visita a un complejo industrial puede ampliarse, desarrollando un producto turstico que repercuta en la puesta en valor del patrimonio local y en el desarrollo social, cultural y econmico de la poblacin. Desde la visita al monumento de las persianas; recorrido por la historia persianera de Sax, con la visita a la plaza Cervantes y el centro hist rico, visitando la cortina oriental que se encuentra en el edificio del Ayuntamiento; visita al barrio de la Estacin con el complejo indus trial de Segisa; degustacin de productos tpicos como final de la ruta, pudindose efectuar en las instalaciones de la Bodega Cooperativa, tambin en el barrio de la Estacin. Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 253 9. Conclusiones La historia de las persianas presenta en Sax un recorrido ms que centenario, donde multitud de empresas han surgido de la fbrica primigenia de los Hermanos Barcel. Son muchos los proyectos que se podran desarrollar con referencia a esta industria, pero la falta de apoyo institucional hace que sea complicado desarrollar nada semejante. En el ao 2016, en el centenario de la industria, nadie efectu ningn homenaje, salvo el Museo Virtual de la Villa de Sax y la Asociacin de Estudios Sajeos-Amigos de la Historia de Sax. El tecnoturismo presenta muchas posibilidades de evolucin en toda la provincia de Alicante, pero ninguna poblacin desarrolla un producto como las persianas con tanta magnitud. Actualmente se encuentran varias empresas cuyo volumen de produccin y de superficie alcanzan unas dimensiones muy beneficiosas tanto para Sax como para las poblaciones limtrofes. Son susceptibles de desarrollar proyec tos relacionados con el tecnoturismo, pero deben hacer partcipes a los profesionales que pertenecen al sector y que tienen conocimientos de gestin del patrimonio y de turismo, con el fin de desarrollar proyectos beneficiosos y atractivos, donde la historia, la produccin y la interactividad entre la empresa y el visitante creen una experiencia nica en S ax, el pueblo de las persianas. Anexo. Patentes de Vicente Barcel Santonja INFORMACIN DEL SOLICITANTE Solicitante: Barcel Santonja, Vicente Lugar de residencia: Sax Provincia de residencia: Alicante Pas de residencia: Espaa Profesin: Comerciante, del comercio INFORMACIN DE LA PATENTE N 60504 Ttulo: Calzado con planta o piso de madera, con una planta flexible de suela, goma u otra materia Tipo de patente: Patente de Invencin Duracin (aos): 20 Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 254 Fecha de solicitud: 19-06-1915 Fecha de concesin: 21-06-1915 Puesta en prctica: S INFORMACIN DE LA PATENTE N 60918 Ttulo: Calzado con planta o piso de madera, con una planta flexible de suela, goma u otra materia. Tipo de patente: Certificado de Adicin Duracin (aos): 0 Fecha de solicitud: 16-09-1915 Fecha de concesin: 18-09-1915 Puesta en prctica: S INFORMACIN DE LA PATENTE N 61113 Ttulo: Calzado con planta o piso de madera, con una planta flexible de suela, goma u otra materia. Tipo de patente: Certificado de Adicin. Duracin (aos): 0 Fecha de solicitud: 25-10-1915 Fecha de concesin: 27-10-1915 Puesta en prctica: Si INFORMACIN DE LA PATENTE N 62685 Ttulo: Un procedimiento nuevo para la fabricacin de calzado. Tipo de patente: Patente de Invencin. Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 22-07-1916 Fecha de concesin: 05-09-1916 Puesta en prctica: No INFORMACIN DE LA PATENTE N 63190 Ttulo: Un procedimiento para fabricar persianas, cortinas-persianas y dems aparatos similares y cuantos tejidos fuertes se fabrica con tiras o canutillos de madera o caa, empleando en la fabricacin como principal materia el sarmiento de la vid. Tipo de patente: Patente de Invencin. Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 28-10-1916 Fecha de concesin: 30-10-1916 Puesta en prctica: S Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 255 Fecha de puesta en prctica: 20-12-1919 ltima anualidad pagada: 15 Motivo de caducidad: Falta pago (3 4 anualidad en adelante) Fecha de caducidad: 01-01-1933 Cesiones: Si Fecha de cesin: 07-09-1927 Clasificacin Internacional Patentes: E06B, E04F Instruido a instancia de Vicente Barcel Santonja Presentado en el Registro General, en 28 de octubre de 1916. INFORMACIN DE LA PATENTE N 63670 Ttulo: Calzado con planta o piso de madera, con una planta flexible de suela, goma u otra materia. Tipo de patente: Certificado de Adicin. Duracin (aos): 0 Fecha de solicitud: 09-01-1917 Fecha de concesin: 16-01-1917 Puesta en prctica: No INFORMACIN DE LA PATENTE N 64330 Ttulo: Un sistema de asas o porta paquetes construidas con el sarmiento de la vid. Tipo de patente: Patente de Invencin. Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 20-04-1917 Fecha de concesin: 21-04-1917 Puesta en prctica: No INFORMACIN DE LA PATENTE N 78261 Ttulo: Un procedimiento para pintar cortinas-persianas conocidas con el nombre de cortinas orientales. Tipo de patente: Patente de Invencin Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 19-05-1921 Fecha de concesin: 20-05-1921 Puesta en prctica: Desconocido INFORMACIN DE LA PATENTE N 84976 Ttulo: Un procedimiento para fabricar persianas. Tipo de patente: Patente de Invencin Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. El origen de la industria persianera en Sax 256 Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 03-04-1923 Fecha de concesin: 21-04-1923 Puesta en prctica: Desconocido INFORMACIN DE LA PATENTE N 91540 Ttulo: Una lmpara elctrica de incandescencia. Tipo de patente: Patente de Invencin. Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 20-11-1924 Fecha de concesin: 21-11-1924 INFORMACIN DE LA PATENTE N 95415 Ttulo: Un aparato salvavidas para automviles, tranvas y dems vehculos de traccin mecnica. Tipo de patente: Patente de Invencin. Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 08-10-1925 Fecha de concesin: 13-10-1925 Puesta en prctica: No INFORMACIN DE LA PATENTE N 140392 Ttulo: Un procedimiento para asegurar la estabilidad de toda clase de aparatos voladores. T ipo de patente: Patente de Invencin. Duracin (aos): 20 Fecha de solicitud: 29-11-1935 Fecha de concesin: 24-12-1935 Puesta en prctica: No INFORMACIN DE LA ESO149316-A1 Solicitante: BARCEL SANTONJA, VICENTE Nacionalidad solicitante: Espaa Provincia: Madrid Fecha solicitud: 20 abril 1940 Fecha publicacin de la concesin: 1 mayo 1942 Fecha de concesin: 18 octubre 1941 Clasificacin antigua: Vicente Vzquez Hernndez y Alberto Ochoa Garca 257 F02 (MOTORES DE COMBUSTIN, sistemas de distribucin por vlvulas de funcionamiento cclico para estos motores, lubrificacin, escape o silenciador es de escape de motores); F01 (PLANTAS MOTRICES DE GASES CALIENTES O DE PRODUCTOS DE COMBUSTIN). Fuentes Archivo Histrico Municipal de Sax. A.M.S. Caja 47-n 4: Registro de altas y bajas de matrculas de industrial, ao 1900 A.M.S. Caja 57-n 6. Libro registro de altas y bajas de industrial. 2 octubre 1923. A.M.S. Caja 58-n 35. A.M.S. Caja 58-n 29. Contribucin industrial, ao 1928. A.M.S. Caja 60-n 4. Copia de contribucin industrial ao 1930. A.M.S. Caja 56-n 2: Registro de altas de la contribucin industrial del ao 1922. Archivo Parroquia de Nuestra Seora de la Asuncin de la Villa de Sax. Archivo familiar de Josefina Barcel Carrin. Archivo fotogrfico Antonio Martnez Castillo. Archivo Asociacin de Estudios Sajeos-Amigos de la Historia de Sax. Archivo Programas de Fiestas de Sax. Biblioteca Pblica Jos Azuar. Coleccin Pedro Gimnez Barcel. Coleccin Ilmo. Ayuntamiento de Sax. Oficina Espaola de Patentes y marcas ( http://www.oepm.es/es/index. html). Patente 63190 (patente de invencin-30 de octubre de 1916). Oficina Espaola de Patentes y Marcas. Ministerio de Industria, Energa y Turismo. Gobierno de Espaa. Referencias bibliogrficas Arranz Cerd, J. (2013). Las primeras manifestaciones de arquitectura industrial. En Sax en el primer tercio del siglo xx. La primera industrializacin. Coleccin Picayo, 5. Alicante: Universidad de Alicante-Ilmo. Ayto . de Sax. Vicente Barcel Santonja y las cortinas orientales. 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Artes decorativas y patrimonio Jess Garca Guardiola Museo Arqueolgico Jos Mara Soler de Villena Comisin de Patrimonio Comparsa de Labradores de Villena Resumen Se presenta un avance de algunas investigaciones llevadas a cabo por los equipos de trabajo creados por la Comisin de Patrimonio de la Comparsa de Labradores de Villena, dedicados a la catalogacin, investigacin, pro mocin y gestin de nuestra sede social, actualmente conocida como Casa Modernista de la Comparsa de Labradores. En el texto se muestran algunas de las tcnicas y artes decorativas documentadas en el estudio de la casa y se presentan algunos de los elementos de inters. Las disciplinas desarrolladas son los mosaicos Nolla, estucos, pinturas murales y papeles pintados, esca yolas, ebanistera, picaportes, rejeras y azulejera. Palabra clave: Arquitectura burguesa, Modernismo, Artes decorativas, Villena, patrimonio, fiestas. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 261-283. 262 1. Introduccin A la hora de abordar la investigacin de la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena se ha observado que el estudio del Modernismo est prcticamente inexplorado en el Alto Vinalop, a excepcin de algn trabajo ya antiguo como el de Varela (1980). Por lo general, todas las aportaciones realizadas hasta la fecha en la pro- vincia se remiten a Novelda, Alcoy y algunas edificaciones de Alicante, olvidando que en muchos municipios de nuestra provincia existieron focos productivos bastante interesantes (Garca y Barcel, 2016: 932). En este sentido, se ha documentado una importante renovacin arquitectnica entre finales del siglo xix y las primeras dcadas del xx en nuestras ciudades, donde podemos encontrar notables ejemplos de edificaciones de estilo academicista, modernista y casticista. Por esto la importancia de proyectos como el que estamos llevando a cabo es crucial, ya que mediante estas actuaciones no slo se est documentando e investigando este patrimonio arquitectnico, sino que tambin se est poniendo en valor, salvndolo de la ruina y el expolio. Somos conscientes del enorme patrimonio que se ha perdido debido a su falta de proteccin, pero tambin sabemos que todava se conservan algunos bienes de gran inters que hay que proteger y dar a conocer, pues solamente siendo conscientes de su importancia se podr legar a las prximas generaciones. Es por ello que podemos decir que los bienes del patrimonio objeto del presente estudio son desconocidos y se encuentran en peligro de desaparicin, debido sobre todo a su consideracin como nuevo patrimonio (Garca et al., 2017: 268). La arquitectura de Villena presenta unas cualidades propias que se derivan de su carcter de frontera cultural. Esto se ve perfectamente en el modernismo local tal vez el episodio arquitectnico ms destacado de la poblacin en el cual se anan varias influencias. Por un lado, la valenciana basada en la mezcla del modernismo floral cataln y la sezession vienesa; y por otra la cartagenera que haba tomado un carcter propio derivado de la obra de Vctor Beltr, eclctico y clasi cista. En cuanto a las particularidades de la arquitectura de inicios del siglo xx en Villena, hemos de incidir en el hecho de que las novedades fueron siempre decorativas y puramente estticas, porque en todas las Jess Garca Guardiola 263 construcciones se emplean y se siguen los sistemas tradicionales de utilizacin de muros de carga de mampostera (Barcel, 2017: 255-262). 2. La casa y la comparsa La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores (figura 1) fue inau gurada tras unas obras de ensanche en su calle el 5 de septiembre de 1908. El maestro de obras fue Jos Gran Hernndez y el promotor Luis Garca Cataln, que fue alcalde de la poblacin y presidente del Partido Liberal, adems de importante bodeguero y comerciante de vinos (Lpez, 2016: 427-428). Artsticamente, la casa se puede definir como el resultado de una combinacin de distintos lenguajes y estilos arquitectnicos, siguiendo los parmetros que se han definido para el estilo modernista en Villena y el Alto Vinalop (Barcel, 2017: 255-262). La estructura del inmueble sigue la distribucin de las casas sola riegas de la poca. En ella se da un gran recibidor que articula el ala pblica y que se separa de las estancias priv adas mediante una puerta de cristal. Este zagun era una prolongacin de la calle, pues se encon traba abierto a sta en horario de maana, que es cuando permaneca el portn principal de la casa abierto. Esta sala de recepcin daba acceso a la biblioteca, al despacho del seor, a una sala de msica y a una especie de salita o cuarto de costura donde hacan vida diaria las seoras de la casa. Al traspasar la puerta del zagun se encontraban el saln y el comedor, dos de las estancias que eran epicentros en la vida burguesa, pues en ellos se establecan las relaciones sociales mediante visitas o comidas. En este lugar tambin se encuentra la caja de escalera que sigue un tipo de estructura propio y tpico de la comarca, que se comparte con los municipios de Sax, Biar o Beneixama entre otros, en el cual la caja sobresale por el tejado mediante un lucernario que marca su posicin y que, segn el tamao que tuviera, tambin dela taba el prestigio de la familia. En el resto de la planta baja estaban las estancias de ser vicio, como la cocina o el bao. En la planta superior se distribuan los dormitorios principales y otros secundarios, as como dos salones ricamente decorados y cuyo uso sigue siendo a da de hoy La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 264 bastante difcil de entender. En la ltima planta se encontraban los desvanes y los dormitorios de servicio. A todo lo aqu comentado hay que aadir el patio de la casa, donde haba espacios para el esparcimiento de los propietarios en el jardn, as como otros lugares utilizados por el servicio, tales como almacenes, corrales, etc. (Garca y Barcel, 2017: 249-254). El principal objetivo de cualquier comparsa perteneciente a las fiestas de Moros y Cristianos, no cabe duda, es llevar a cabo su mejor papel dentro de la fiesta, realizando todos los actos previstos con la mejor organizacin y brillantez posible. Sin embargo, en ocasiones pueden surgir inquietudes de tipo humanitario, cultural, etc., para las que se hace necesario un trabajo extra por parte de la directiva que rige o de un grupo anexo. En el caso de la Comparsa de Labradores, esta inquietud surge con la compra de la actual sede social. La adquisicin se lleva a cabo durante la presidencia de Francisco Mir Soria en el ao 2000, y desde el principio se advierte el potencial cultural y artstico de Figura 1. Fachada de la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores. Fotografa: Miguel ngel Jimnez. Jess Garca Guardiola 265 la misma. Y as fue como aos ms tarde, durante la presidencia de Francisco Navarro Maestre, se produce la creacin de la Comisin de Patrimonio, de la que es nombrado presidente un servidor, y ratificada oficialmente en la Asamblea General Extraordinaria llevada a cabo el 28 de marzo de 2015. Este organismo es el encargado de la gestin, promocin y puesta en valor del patrimonio cultural de la Asociacin Comparsa de Labradores (Garca, 2016: 10-11). 3. La Comparsa de Labradores de Villena y su aportacin al estudio del Modernismo Una de las primeras actividades que se realizan por parte los miembros de la Comisin de Patrimonio fue acudir el 7 de octubre de 2015, en el Museo Nacional de Cermica y Artes Suntuarias Gonzlez Mart de Valencia, a la inauguracin de la exposicin El legado Nolla (18652015). 150 aos de la fbrica de mosaicos. Una exposicin que fue la culminacin del trabajo de investigacin realizado por el Centro de Investigacin y Difusin de la Cermica Nolla (CIDCeN), y que fue premiado con el European Heritage Award Europa Nostra 2012. Durante esta visita, visualizando los paneles dedicados a los suelos de la sede social de nuestra comparsa, nos dimos cuenta de que se estaba gestando algo grande. Las felicitaciones recibidas por parte del comisario de la exposicin, Xavier Laumain, sobre nuestro patrimonio, nos hizo ver el potencial existente en nuestra sede y puso de manifiesto nuestra responsabilidad de darlo a conocer. A partir de ese momento comenz de manera ininterrumpida el trabajo de catalogacin, investigacin, promocin y gestin del rico patrimonio modernista de nuestra sede social, antigua Casa-Palacio de la familia Garca Cataln. Durante el ltimo trimestre de 2016 hubo un intento de designar de manera oficial en Villena al ao 2017 como Ao del Modernismo en Villena, por influencia y consecuencia de los trabajos iniciados en el seno de la Comisin de Patrimonio de nuestra comparsa. Se realizaron varias reuniones de trabajo para este pronunciamiento, a las que acudieron representantes polticos, entidades varias y nues tra comparsa. Sin embargo, a pesar de la voluntad de las entidades La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 266 y la experiencia positiva de lo conseguido por los maseros, el lado gubernamental descart llevar a trmino dicho nombramiento, si bien apoy la realizacin de actividades de promocin y puesta en valor del Modernismo, ya que pareca inevitable que el proyecto tomase ndole municipal, ante el profundo calado que estaba tomando entre algunos colectivos, asociaciones y la Comparsa de Labradores. Y as fue como se dise la ruta Villena modernista, en la que se muestra el esplendor de nuestra ciudad a finales del siglo xix y principios del xx, su historia, personalidades y edificios ms destacados. Al proyecto se sumaron otras asociaciones y entidades locales, como es el caso de la Asociacin de Comerciantes con su ruta de tapas Villena modernista, la Junta Central de Fiestas y el Crculo Agrcola Mercantil Villenense. Y as, de esta forma, la Comparsa de Labradores de Villena se erigi en el 2017 en punta de lanza del modernismo villenense (Ribera, 2017). Las dos lneas de trabajo llevadas a cabo por la Comisin de Patrimonio han sido fundamentalmente la puesta en valor y la investigacin. Sobre el primero de los aspectos, han sido muchas y variadas las actividades organizadas en nuestra casa modernista: visitas guiadas, teatralizadas, catas de vino, una exposicin y participacin en la Ruta Villena modernista y Ruta Nolla Alto Vinalop. Los resultados de estas actividades han sido extraordinariamente positivos, contabilizndose 1029 visitas en los aos 2017 y 2018, lo que nos ha posicionado como uno de los monumentos ms visitados de nuestra ciudad. El grueso de las actividades organizadas se encuentra publicado en los sucesivos boletines anuales que edita nuestra comparsa. En lo que atae a los trabajos de investigacin realizados por el equipo interdisciplinar coordinado por la Comisin de Patrimonio, la idea es reunirlos en una monografa ideada como obra colectiva en la que cada uno de sus captulos ser firmado por un investigador especialista en distintas materias. La edicin de este libro sera un buen broche de cierre al proyecto Villena modernista, ya que el inmueble al que nos referimos se trata del mejor exponente actual del modernismo villenense. En este momento nos encontramos buscando fuentes de financiacin para la edicin de la publicacin y, por ello, Jess Garca Guardiola 267 aprovechamos la oportunidad de la publicacin de este Congreso de patrimonio histrico-cultural para lanzar un mensaje a las entidades culturales del Vinalop interesadas en colaborar con nuestra causa. Figura 2. Diseo del mosaico Nolla del zagun de la casa. Fuente: Jess Garca. La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 268 Dicha colaboracin se establecera en formato de coedicin junto con la Comparsa de Labradores de Villena. 4. Aproximacin a las artes decorativas El objeto de la presente aportacin consiste en presentar las diferentes tcnicas y artes decorativas documentadas en la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores, como avance de algunos de los resultados obtenidos del proceso de estudio e investigacin de nuestra casa. D urante la poca burguesa, la sociabilidad y el ver y ser visto fueron elementos cruciales para conseguir ascender en sociedad, demostrar el poder familiar y obtener buenas alianzas mediante matrimonios o acuerdos comerciales. Por ello, la casa-palacio se convirti en el fiel reflejo de la pujanza econmica de la familia, consiguiendo enviar este mensaje a travs de los distintos espacios privados y pblicos de su interior, a los cuales se acceda de acuerdo a la cercana con la familia. As, los lujosos interiores transmitan un ambiente de sofisticacin y riqueza, ya que exponan la riqueza de la familia mediante notables ejemplos de mosaico cermico Nolla, estucos pintados y magnficas obras de ebanistera, metal, escayola y azulejo, crendose formas propias de ambientes palaciegos. Estos elementos jugaron un importante papel decorativo, funcional y simblico en las residencias, y evidencian la extraordinaria calidad de las artes decorativas y aplicadas en la arqui tectura de nuestra sede social (Garca et al., 2017: 263-264). 4.1. Mosaicos Nolla Uno de los elementos decorativos ms notables y mejor estudiados de la casa son sus mosaicos Nolla, tratndose del primer conjunto de este tipo identificados como tal en Alicante por los investigadores del Centro de Investigacin y Difusin de la Cermica Nolla (CIDCeN). Segn Laumain y Lpez, su instalacin supuso una importante inversin econmica, que acab siendo una demostracin de poder del propietario del inmueble y una forma de evidenciar su visin artstica (Pardo, 2015: 11). Los suelos de Nolla han sido definidos por investigadores como Benito Goerlich y Francesc Jarque (1992: 17) Jess Garca Guardiola 269 y Sim Terol (1971: 75) como una importante manifestacin. De hecho, se puede considerar la aportacin ms genuina y exclusiva de la Comunidad Valenciana al modernismo internacional, ya que se conservan mosaicos de estas caractersticas por toda Espaa, Europa y Amrica. En nuestra sede social se conservan trece mosaicos Nolla diferentes, distribuidos a lo largo de las antiguas estancias que conformaban la casa. Cada habitacin tiene su diseo, y existe un amplio abanico de modelos. Su complejidad y elegancia desvela la importancia de cada estancia, al mismo tiempo que el estatus social del propietario. Los motivos utilizados se inscriben igualmente en la poca de realizacin la primera dcada del siglo xx, correspondiente a la ltima etapa de la empresa Hijos de Miguel Nolla, que desaparecer quince aos ms tarde (Laumain y Lpez, e.p.). En la prxima monografa que vamos a publicar sobre la casa se va a incluir el estudio en profundidad de estos mosaicos por parte de Xavier Laumain y ngela Lpez, especialistas en mosaicos Nolla.En la figura 2 se muestra el diseo del mosaico Nolla del zagun de la casa, con una superficie de 14 m 2 y compuesto por 8024 teselas. La decoracin que recrea dicho pavimento simula a una alfombra, con una orla o marco perimetral y un campo central. El campo central presenta una sucesin y alternancia de dos motivos decorativos forma dos por pequeas teselas cermicas de Nolla. Por una lado, se observa un motivo cruciforme tipo Cruz de Malta en color rojo, blanco, azul claro y marrn claro, con una tesela central cuadrada amarilla con una cruz roja en encustica inclinada 45 con respecto al motivo principal. Este primer motivo est diseado a partir del mdulo-tesela de forma cuadrada de 4 cm de lado, con otras teselas que mantienen la proporcin con este mdulo, como es el caso del tringulo creado a partir de la mitad de dicho cuadrado, el tringulo cuya base corr esponde al doble del mdulo y el cuadrado cuyo lado corresponde a la hipotenusa del tringulo pequeo. El otro motivo decorativo representado en el campo central es un cuadrado inclinado del que slo se representan sus vrtices en rojo, con una tesela central amarilla con cruz y motivo circular en encustica. El resto est relleno de piezas de color gris. La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 270 Para este segundo motivo se emplean las mismas teselas geomtricas y el mismo mdulo que para el anterior. Finalmente, la orla o marco perimetral del mosaico presenta una sucesin y encadenado de formas cbicas con efecto de luz y sombra y de trampantojo. Este interesante efecto se consigue combinando teselas de color gris oscuro y de forma cuadrada de 53 cm de lado, otras triangulares correspondientes a la mitad del cuadrado anterior y de color gris claro, y rectngulos romboides en blanco y rojo. 4.2. Estucos, pinturas murales y papeles pintados El estudio de los estucos nos viene a confirmar la calidad de los arte sanos que participaron en la decoracin de la casa. De stos destaca el conjunto de estucos planchados al fuego, tcnica de gran dificultad pero extraordinariamente bien ejecutada en este caso. En su elabo racin se empleaban morteros y pastas de yeso de gran calidad con aditivos como pigmentos y jabones vegetales, con la aplicacin final de una plancha metlica a una elevada temperatura que cerraba el poro, obtenindose un tacto liso y pulido de aspecto marmreo. Estos estu cos se encuentran representados en las zonas ms ricamente decoradas de la casa zagun y salones principales, as como en zcalos de otras estancias y zonas de distribucin y paso. En conexin con los estucos y completando el esquema decorativo de paredes y techos hay que mencionar el trabajo de pintura mural. En este caso el repertorio es amplio y variado a nivel artstico y decorativo, destacando la ejecucin de excelentes trampantojos con imitaciones a mrmoles y cenefas.El zagun de la casa se muestra como un lugar en el que se intenta crear un ambiente clsico, a partir de la conjuncin de un trampantojo de madera y mrmoles, todo ello complementado con la decoracin pintada del techo, con motivos similares a los del resto de la estancia y pinturas estilizadas con motivos curviformes y fitomrficos levemente perfilados y muy estilizados que indican una clara dependencia formal de algunas obras valencianas (Garca y Barcel, 2016: 933). Jess Garca Guardiola 271 En el saln principal de la casa en la planta primera es donde se desarrollan las pinturas ms complejas, concretamente en su espec - tacular techo en el que sobre lminas de pan de cobre y pan de bronce se disponen toda una serie de angelitos con cuantiosas coronas y guirnaldas de flores (Garca y Barcel, 2016: 931-932). Tambin es interesante la pintura del techo de la antecmara del dormitorio principal, con motivos de carcter arquitectnico, formas fitomrficas abstractas y motivos curvilneos de influencia art nouveau (Garca y Barcel, 2016: 933). El lugar en el que se hace ms patente la influencia del moder- nismo floral cataln y el art nouveau es en la escalera de la casa y en su curioso remate (figura 3), con una composicin muy estilizada que recuerda a los mejores carteles de Alphonse Mucha y Alexandre de Riquer. En l, las cuatro caras del lucernario se encuentran decoradas con motivos fitomrficos idealizados y de gran belleza, y en su parte central se sitan unas flores pintadas al leo de gran vivacidad (Garca y Barcel, 2016: 933). Figura 3. Remate superior de la escalera, decorado con pinturas modernistas. Fotografa: Pablo Daz. La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 272 En cuanto a la autora de estas pinturas murales, pensamos que se trata de obras de Agust Esp Carbonell, cuya firma se ha descubierto en uno de los techos de la Casa Usaldn, casa de veraneo de los pro - pietarios de nuestra sede social y tambin reedificada en 1908 por Luis Garca Cataln (Franco, e.p). Agust Esp estudi Bellas Artes en la Escuela Superior de San Carlos de Valencia, especializndose en la decoracin mural, destacando los juegos de perspectivas y trampan tojos, como se puede observar de una forma sobresaliente en nuestra casa, donde se muestra una amplia paleta de juegos de perspectiva, sombreado y otros efectos pticos. Finalmente, en lo que respecta al papel pintado, hay que destacar su colocacin en las estancias ms restringidas y lujosas de la vivienda, por tratarse de un material decorativo de lujo en el contexto en el que se construy la casa, cuando se decoraban este tipo de papeles a mano. En este sentido hay que destacar que los trabajos de rehabilitacin de la casa por parte de la comparsa realizados en el ao 2000 recuperaron y recrearon el color original y la cenefa decorativa del antiguo saln principal de la casa a partir de un fragmento conservado. Dicha cenefa est decorada con rocallas de estilo neorrococ que imita las formas del Beaux-Arts del II Imperio Francs (Garca y Barcel, 2016: 932). 4.3. Escayolas El conjunto de escayolas decorativas en molduras, mnsulas y plafo nes de lmpara tambin es digno de resear, por observarse en ellas distintas corrientes ar tsticas, que van desde el neobarroco francs al modernista, pasando por el estilo neoegipcio, neoclsico y eclctico. Pero si algo hay que destacar de este conjunto es el trabajo de las pintu ras y patinados sobre dichas molduras. En este sentido, en el inmueble se conservan imitaciones a madera, imitaciones a metal y baos en pan de oro, pan de plata y pan de cobre con las que se consiguen representaciones de gran realismo, naturalismo y profundidad. De esta manera, nada o casi nada de lo que se est viendo est realizado con el material con el que parece que est hecho. Jess Garca Guardiola 273 Del conjunto de molduras se ha seleccionado por su estilo la de la antecmara del dormitorio principal en la primera planta, con unas estilizadas margaritas que se agarran con potentes races que pueden ser una alegora a la fecundidad y que destacan por su esmerado trabajo (figura 4). En las representaciones de los plafones de lmpara se conjugan distintas corrientes artsticas, con influencias del neobarroco francs en el plafn de la sala de msica de la planta baja y el del saln principal de la planta primera, as como del modernismo floral cataln estilo art noveau en los dos plafones decorados con nenfares (figura 5) y en los conservados en la escalera. Los dos plafones con representacin de nenfares estn situados en el zagun de la casa y en la antecmara del dormitorio principal en la primera planta. Se trata de dos plafones de techo circulares, con marco moldurado y decoraciones en relieve. El motivo principal est decorado con formas florales y vegetales que se entrelazan entre s, y la parte central posee motivos vegetales a base de Figura 4. Detalle moldura de escayola modernista de la antecmara del dormitorio principal de la casa. Fotografa: Jos Vicente Carpio. La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 274 hojas agitadas que conforman una composicin rtmica y simtrica. Se trata de una exaltacin de la vegetacin exuberante y de los ambientes exticos, con un valor simblico y evocador, con nenfares o lirios de agua y vegetacin tpica de estos lugares. Todo ello policromado con veladuras que realzan el relieve de las figuras. Estos elementos vegetales son caractersticos del estilo art nouveau. La cronologa del conjunto oscila entre 1900 y 1910, periodo en el que el impresionista Monet pint su exitoso ciclo de pinturas al leo Los Nenfares, que Figura 5. Plafn de lmpara de la antecmara del dormitorio principal, con decoracin de nenfares o lirios de agua. Fotografa: Jos Vicente Carpio. Jess Garca Guardiola 275 influyeron en el empleo de estas formas florales en decoracin arquitectnica, como ocurre en este caso. Finalmente, en las mnsulas de la escalera se observan motivos decorativos de carcter vegetal y fitomrfico que nos muestran influen cias del modernismo floral cataln. 4.4. Ebanistera Este oficio artesanal se ha documentado en puertas y ventanas. As, se ha definido un modelo de ventana articulada con contraventana interior francesa y varios tipos de puertas interiores. Todos estos conjuntos estn igualmente presentes en otras residencias burguesas locales del mismo periodo, lo que nos permite establecer una seriacin cronolgica y estilstica (Ochoa, e.p.). Como obra de ebanistera destaca por su calidad en la ejecucin la puer ta principal de la casa, que se puede considerar uno de los mejo res exponentes de esta artesana conservado en Villena (figura 6). La puer ta es de estilo academicista en su composicin, pero los motivos decorativos son de estilo modernista, predominando las formas curvas y la inspiracin vegetal naturaleza. Su composicin es totalmente simtrica, destacando los dos plafones circulares inferiores con hojas radiales y las molduras onduladas en relieve del motivo central de la pieza, que le aportan movimiento. Este ltimo espacio se encuentra relleno de un gran nmero de formas vegetales, florales y geomtricas en relieve. Por ltimo, el remate superior presenta un motivo central con hojas de acanto.En cuanto a las tcnicas documentadas en la carpintera interior tenemos que citar las decoraciones veteadas, incisiones con motivos vegetales, puntas de diamante aplicadas en relieve, cantoneras baa das en pan de oro y plafones decorativos cuadrangulares, este ltimo elemento el ms repetido en el repertorio. El trabajo de carpintera tambin es observable a partir del anlisis de algunos de los pocos bienes muebles que se han conservado en la casa, con piezas destaca das como una mesa escritorio, dos sillones y un piano (Ochoa, e.p.) (figura 7). La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 276 Figura 6. Puerta principal de la casa. Fotografa: Jess Garca. Jess Garca Guardiola 277 La mesa escritorio es de gran tamao, toda trabajada en madera con diversos departamentos interiores y con remate superior en cuero. Est diseada para colocarse exenta en el centro de una habitacin. Los dos sillones presentan el respaldo ligeramente reclinado, asientos tapizados en terciopelo granate y patas de perfil troncocnico, con decoracin torneada y engrosaduras. Y finalmente, el piano, que se ha fechado hacia el ltimo tercio del siglo xix. Se trata de un piano totalmente artesanal, lacado en negro al exterior, con tabla de madera interior, con 85 teclas de marfil y dos pedales. Est realizado en la fbrica de pianos Izabal en Barcelona, con el nmero de serie 67. El teclado est protegido con un frontal de madera que presenta en su interior el nombre del fabricante en letras doradas (P. Izabal). En el centro de esa parte frontal se observa un plafn circular vegetal en relieve con una cabeza humana de perfil en su interior y el texto BEETHOVEN. A ambos Figura 7. Antecmara del dormitorio principal de la casa, actual despacho del presidente de la comparsa, con ubicacin de la mesa escritorio, los dos sillones y el piano. Fotografa: Jess Garca. La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 278 lados de esta figura central hay dos lamparillas de bronce mviles con decoracin de temtica vegetal (Sirera, e.p.). 4.5. Picaportes En nuestra sede social se perciben las influencias del ms puro modernismo cataln a travs de los tiradores de estilo lazo Gaud, realizados en latn, con manecilla que simula un lazo o pajarita (figura 8). De estas piezas destaca su composicin curvada, siguiendo los cnones bsicos del art nouveau, con paralelos de estas mismas caractersticas en lugares tan emblemticos como la Casa Batll y en la Pedrera de Barcelona. Un elemento sencillo que aporta sofisticacin y calidad a las puertas de la casa. Figura 8. Picaporte de estilo lazo Gaud de la puerta extrable del zagun de la casa. Fotografa: Jess Garca. Jess Garca Guardiola 279 4.6. Otras artes decorativas El recorrido por las artes decorativas de la Casa Modernista de la Comparsa de Labradores se completa con las rejeras que siguen el patrn clsico de las residencias burguesas de la regin y la azulejera, observable en un mosaico de azulejo con una representacin de la V irgen del Carmen y en el alero de la fachada.En las paredes de la planta baja de nuestra sede social, en el inte rior de la antigua chimenea de uno de los salones de la planta baja, se conserva un retablo cermico de la Virgen del Carmen, fechado hacia mediados del siglo xx. En l se muestra una representacin de esta virgen en su iconografa tradicional, en el momento de impo ner el escapulario a San Simn Stock, superior general de la Orden Carmelita. Esta representacin alude a esta advocacin mariana carmelita como mediadora de las almas del purgatorio mediante el escapulario redentor. Conserva la marca de fbrica y el nombre del pintor. Los azulejos estn hechos por Azulejos Belenguer, fbrica que estuvo activa durante la primera mitad del siglo xx en Valencia y que fue regentada por Vicente Belenguer Giner. Su produccin lleg a ser importante, e incluso cont con dos tiendas en la ciudad de Valencia. El pintor cermico fue Salvador Aguilella Vidal, de Onda, poblacin que ya entonces contaba con una gran tradicin alfarera que propici que en ella se instalara a principios del siglo xx la Escuela Provincial de Cermica de Castelln y con una forma muy particular de decorar las piezas, cuya tonalidad caracterstica podemos ver en esta obra. Este retablo cermico se encontraba desmontado y guardado en una caja de madera en el stano de la casa. Estas piezas cuando se compraban, y hasta su instalacin, viajaban en cajas de madera con paja para que no se estropearan por el camino. Por lo visto, la esposa de Luis Garca Cervera propietario del inmueble desde mediados del siglo xx hasta 1999 se llamaba Carmen, por lo que su adquisicin pudo ser por compra y, tal vez, nunca lleg a colocarse. La colocacin de estos azulejos en el interior de la chimenea de la planta baja de nuestra sede social se realiz en el ao 2001, durante las obras de reforma realizadas por la comparsa. La Casa Modernista de la Comparsa de Labradores de Villena. Artes decorativas y patrimonio 280 5. Conclusiones La actual sede social de la Comparsa de Labradores de Villena, aunque en su momento no fue una de las residencias ms espectaculares de la comarca, se ha convertido en el testimonio mudo de una poca ya pasada que ha sido muy daada por el desarrollismo y la especulacin urbanstica. Como han apreciado en este artculo, la mayora de elementos pertenecientes a las artes decorativas que han sido expuestos son interior es y, como tales, casi ninguno de ellos suele estar incluido en los elementos de inters arquitectnico de las fichas de nuestros planes urbansticos. Por eso, desde aqu quiero reivindicar la catalogacin ms all del fachadismo, proteccin y conservacin de estas valiossimas muestras de las artes decorativas protoindustriales e industriales aplicadas a la arquitectura. Slo de esta forma conseguire mos legar a nuestros descendientes lo poco que todava nos queda del patrimonio de un periodo de esplendor econmico, artstico y cultural en nuestro territorio. La Comparsa de Labradores conserva, mantiene y gestiona este rico y singular patrimonio inmueble de poca modernista. Si no fuese por esta institucin, este patrimonio se encontrara en un psimo estado de conservacin ya que est comprobado que el mantenimiento y con servacin de este tipo de legados culturales son muy costosos cuando estn gestionados de forma priv ada, o tal vez hubiera desaparecido por completo, pues en el ao 1999, cuando la comparsa adquiri la casa, nicamente estaba catalogada la fachada en el PGOU. La exis tencia de grupos de trabajo surgidos en el seno de la comparsa como es el caso de la Comisin de Patrimonio, dan un valor aadido a este tipo de bienes. Este mtodo de trabajo iniciado por los maseros de Villena consideramos que es la mejor forma de poner en valor y socializar este patrimonio entre socios, simpatizantes y sociedad gene ral. Por todo lo expuesto, la sede social de la Comparsa de Labradores de Villena se puede considerar uno de los bienes ms interesantes con los que se cuenta en la ciudad y sus posibilidades gracias al rico patrimonio que conserva, son mltiples para dar a conocer el acervo de edificaciones burguesas del municipio. Adems, se ha convertido en un punto clave de encuentro y concienciacin sobre el patrimonio Jess Garca Guardiola 281 local, su problemtica y su conservacin, mediante el proyecto Villena modernista, que, iniciado en el seno de la comparsa, ha alcanzado entidad local y comarcal, e incluso nacional, mediante la participacin en congresos y publicaciones externas. Referencias bibliogrficas Barcel Orgiler, J. (2017). Del eclecticismo al casticismo. La arquitectura en Villena hacia 1900. Villena 2017, 255-262. Villena: Ayuntamiento de Villena. Benito Goerlich, D. y Jarque , F. (1992). Arquitectura modernista valen ciana. Valencia: Bancaixa. Bohigas Gu ardiola, O. (1973). 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El trasiego de mercancas en las estaciones ferroviarias era el mejor termmetro de las diversas actividades productivas de cada poblacin. Este acontecimiento, en 1858, marcar el minuto cero de la industrializacin, aprovechando en diferente forma y tiempo la revolucin que supuso el trans porte y la especializacin de productos asociados a comarcas o poblaciones, apoyada, en especial, en las actividades mercantiles y el trfico portuario, con salida de frutos y caldos del pas. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 285-313. 286 Antes de la llegada del tren, en tierras del Vinalop exista una eco- noma agrcola, basada principalmente en granos, barrilla, esparto y uva para la produccin de vinos, salpicada de diversas fbricas de jabn, lienzo, papel, aguardiente y almazaras. En la primera Exposicin Agrcola, Industrial y Artstica de Alicante, en 1860, se destacan entre los premiados, como nuevos productos manufacturados, los tableros de jaspe de Aspe, las esteras de Crevillente y el cemento hidrulico de Novelda como una incipiente industrializacin en las tierras del Vinalop. En el territorio del Vinalop, hoy encuadrado en tres comarcas (Alto, Medio y Bajo) y en sus diferentes demarcaciones poltico-administrativas, desde mediados del siglo xix las poblaciones de Villena, Elda, Monvar, Novelda y Elche fueron el motor dinamizador de su entorno. Palabras clave: Vinalop, 1858, MZA, exposicin, agrcola, industrial, arts tica, Alicante 1. El territorio administrativo del Vinalop desde 1833 En 1833, al fallecimiento del Rey Fernando VII, su viuda, Mara Cristina, abordara el problema territorial que tena Espaa junto con el secretario de Estado de Fomento, Javier de Burgos. Se cre un estado centralizado dividido en cuarenta y nueve provincias y quince regiones, las cuales recibieron el nombre de sus capitales, a excepcin de lava, Guipzcoa, Navarra y Vizcaya. El puerto de Alicante tena una gran dedicacin comercial por la exportacin de artculos del pas, dando salida a productos alicantinos de primer orden a travs de los canales comerciales de ultramar por el Mediterrneo y hacia el Atlntico. Los productos alicantinos ms demandados, enviados al extranjero con una tradicin histrica desde, al menos, el siglo xviii, eran las cenizas de plantas barrilleras (barrilla, sosa, aguazul y salicor), procedentes de Elche, Albatera y Alicante, e iban destinadas a Francia, principalmente. Le segua la almendra con destino a Catalua, Marsella y Holanda. El esparto manufacturado via jaba en direccin a los puertos de Gnova, Npoles, Marsella y Sicilia. El vino y la sal eran transportados en buques internacionales hacia Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 287 Escandinavia, Holanda e Inglaterra, y las pasas viajaban con destino a Catalua, Inglaterra y Francia (Ramos, 1984: 191-192).Las cabezas de partidos judiciales se crearon en 1834, con el fin de completar la divisin administrativa de Javier de Burgos. Esta divisin se redact en Valladolid. En su artculo 3 se especifica que los alcaldes ordinarios de todos los pueblos cesaran en el ejercicio judicial para que dependieran sus juzgados de los jueces letrados de las cabezas de par tido. La lista de las diecisis poblaciones cabeza de partido en Alicante fueron: Albaida, Alcoy, Alicante, Altea, Callosa de Ensarri, Callosa de Segura, Cocentaina, Denia, Elche, Ganda, Jijona, Monvar, Novelda, Onteniente, Orihuela y Pego. En el mismo ao de la creacin de las cabezas de partidos judiciales, 1834, se funda la Sociedad Econmica de Amigos del Pas de Alicante, con el objetivo de ayudar en el intercambio comercial entre propie tarios terratenientes y comerciantes de la nueva burguesa. Alicante era una ciudad cosmopolita y en su puerto se encontraban las sedes consulares, almacenes mayoristas y comisionistas de las diferentes casas extranjeras asociadas a la actividad portuaria. Principalmente eran comerciantes ingleses, franceses o italianos, afincados en la ciudad, acompaados de ricos hacendados, abogados, mdicos, corredores, contadores y escribanos locales. As encontramos apellidos como White, DArreglade, Mac-Culloch, Raggio, Braddell, Carey, Salvetti, Satchell, Bushell, Carrere, Die, Berruti y Maisonnave, entre otros, registrados en el Crculo de Comercio de Alicante, fundado en 1835, con un total de 78 socios (Quiles y Beltr, 2019b). Contaban con represen tacin en dicho Crculo los consulados de Suecia, Holanda, Cerdea y Rusia, diversas instituciones como el Gobierno Civil, Correos, Real Pantano, Real Aduana, Real Fbrica de Tabacos, Real Junta de Comercio, Ayuntamiento, Comandancia de Marina, Tesorera de Rentas y Rentas Estancadas. Ambas instituciones nacen al amparo del primer Cdigo de Comercio decretado, sancionado y promulgado el 30 de mayo 1829 por el Rey Fernando VII, que desarrolla 1.219 artculos agrupados en cinco libros, titulados: De los comerciantes y agentes de comercio; De los contratos de comercio en general, sus formas y efectos; Del comercio Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 288 martimo; De las quiebras, y De la administracin de justicia en los negocios de comercio.En 1836, a la provincia de Alicante se incorporan las poblaciones de Villena y Sax. La primera, perteneciente a la provincia de Albacete, y la segunda, a la de Murcia. Se advierte que en el perodo entre 1833 y 1842 se produjeron otras variaciones provinciales, donde Valencia incorpora municipios de Alicante, Cuenca y Albacete. De ah que, en 1846, la provincia de Alicante estaba configurada por catorce cabezas de partido judicial: Alicante, Alcoy, Callosa de Ensarri, Cocentaina, Denia, Dolores, Elche, Jijona, Monvar, Novelda, Orihuela, Pego, Villajoyosa y Villena, tal y como se puede apreciar en la figura 1. La Constitucin de Cdiz de 1812 se limit a plasmar en materia administrativa que cada entidad local tendra su Ayuntamiento y, por ello, a lo largo del siglo xix se producen peridicamente cambios terri toriales que afectan a poblaciones y provincias, limitando el nmero de municipios en atencin a una poblacin mnima. Habr que esperar Figura 1. Provincia de Alicante, parte de Valencia. Grabado por R. Alabern y E. Mabn. 1846. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 289 hasta 1870 para que se definan los caracteres esenciales del municipio: territorio, poblacin y organizacin. Las Diputaciones nacen como consecuencia del rgimen liberal y constitucional de 1812. El acta de instalacin de la primera corporacin provincial de Alicante tiene fecha de 15 de mayo de 1822.A travs de obras escritas a mediados del siglo xix obtenemos una interesantsima informacin sobre geografa econmica, ya que nos des criben numerosos datos de las poblaciones de la provincia de Alicante. Las obras seleccionadas son Gmez (1845), De Paula (1845), Madoz (1849) y Coello (1859). Por tanto, nos centraremos para nuestro estudio en las cabezas de partidos judiciales pertenecientes al territorio del Vinalop que, en 1845, estaba compuesto por cuatro cabezas de partido: Villena, Monvar, Novelda y Elche. La descripcin se realiza desde el interior de la provincia hacia la costa (De Paula, 1845: 108115). Si bien estas especificaciones responden a la realidad del Alicante de mediados del siglo xix, hoy la distribucin comarcal de la provincia se asemeja a la primitiva divisin por partidos judiciales, incluyendo a Elda como capital de comarca. El ro Vinalop da nombre a las tres comarcas que atraviesa: Alto, Medio y Bajo Vinalop. En el Alto Vinalop, con capital de comarca en Villena, le siguen las poblaciones de Benejama, Biar, Campo de Mirra, Caada, Salinas y Sax. En el Medio Vinalop tenemos Elda como capital, y Alguea, Aspe, Hondn de las Nieves, Hondn de los Frailes, La Romana, Monforte del Cid, Monvar, Novelda, Petrer y Pinoso como dems poblaciones. Y para el Bajo Vinalop tenemos a Elche como capital, junto con las ciudades de Crevillente y Santa Pola. El valle del Vinalop y su ro han sido un territorio estratgico y de oportunidades desde tiempos inmemoriales, y ha influido en la ordena cin de las poblaciones y la configuracin de las vas de comunicacin y de trashumancia. El valle conect el interior de la provincia con el Mediterrneo y, a su vez, el Mediterrneo con Castilla por el antiguo Cam de Castella. El ferrocarril de Alicante a Madrid (MZA), hoy Alta Velocidad de Espaa (AVE), unido a la autova A-31, son las principales vas de comunicacin que atraviesan el valle y lo conectan con todo Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 290 el sistema nacional de comunicaciones. Adems del cercano aeropuerto Alicante-Elche, que da conectividad area de forma internacional. El ro Vinalop tiene una cuenca de 1.691,7 km y un caudal medio de 0,85 m/s. Con sus 81 km, nace en el trmino municipal de Bocairente, provincia de Valencia, y recorre las poblaciones de Baeres, Benejama, Campo de Mirra, Caada, Villena, Sax, Elda, Monvar, Novelda, Aspe, Monforte del Cid, Elche y Santa Pola. Las ciudades del Vinalop tienen un trazado urbano medieval, en su mayora de origen islmico; por ello, a este territorio se le ha bautizado en las ltimas dcadas del siglo xx como la Ruta de los Castillos. En su recorrido, no ser hasta Villena cuando el Vinalop comience realmente a adquirir forma de ro, esencialmente gracias a los aportes de los acuferos de esta localidad. A lo largo del curso del Vinalop existen tres Parques Naturales: Sierra de Mariola, El Hondo de Elche y Salinas de Santa Pola. Existen adems otros parajes naturales de Figura 2. Accin de la Compaa de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a Alicante (MZA). Julio 1859. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 291 especial inters, como la Laguna y Sierra de Salinas, y los pantanos histricos de Elda y Elche. De las siete Denominaciones de Origen alicantinas, cinco estn vinculadas a estas tierras: Uva Embolsada del Vinalop, Granada Mollar de Elche, Cerezas de la Montaa, Vinos de Alicante y Bebidas Espirituosas, conviviendo con diferentes clsteres: el calzado, la piedra natural y la persiana.Con el curso del ro se relata la historia del asentamiento indus trial en torno al Vinalop y la lnea MZA, desde la produccin de las primeras manufacturas hasta su posterior industrializacin. U n ro de poblaciones, de campos y de industrias que ensalzamos como el pai saje cultural que hoy conocemos, poniendo en valor toda la riqueza patrimonial cultural e industrial. 2. El paisaje agrcola y fabril del Vinalop desde 1845 a 1859 En el Compendio de la historia de Espaa, desde su origen hasta el reinado de doa Isabel II y ao de 1843, por Alejandro Gmez Ranera (1845), se resalta a las poblaciones alicantinas por su actividad fabril, Alcoy por los paos ordinarios y Alicante por sus telas de algodn y tabaco. Gmez describe que, para ese ao 1845, la provincia de Alicante estaba compuesta por 155 pueblos. La capital de su provincia, Alicante, con una poblacin de 21.500 habitantes. Abundan las campias inme diatas en toda clase de frutas, legumbres, vino, sosa, barrilla, grano, etc.; dos lagos en la costa hacia Cartagena que proveen sal a los suecos, ingleses y otros pueblos del norte de Europa. La huerta, que es muy espaciosa, est cubierta por vias que producen el celebrado vino de Alicante, tal y como se puede apreciar en la figura 3, que muestra una botella de fondilln. Adems, se cultivan moreras, almendros, olivos y algarrobos. Posee una Escuela Nutica y de Dibujo, fbricas de sosa, cotonas (algodn, lino o camo), jabn, lienzos, tabaco, etc., y se exporta por el puerto gran cantidad de vino, seda, jabn y frutas (Gmez, 1845: 43). En cuanto a las cabezas de partido judiciales en el Vinalop, Villena, con una poblacin de 9.600 habitantes, es abundante en granos, Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 292 legumbres, vino, aceite, pastos y sal, que se extrae de una laguna. Su industria fabril est reducida a fbricas de jabn blando y de aguardiente (Gmez, 1845: 44-45). Monvar, con una poblacin de 9.300 habitantes, tiene fbricas de gner os de lana, baos minerales y una mina de sal gema en sus inmediaciones. Novelda, con 7.500 habitantes, tiene fbricas de aguardiente y encajes. Finalmente, Elche, con una poblacin de 25.725 habitantes, tiene fbricas de jabn y curtidos, y es muy nombrada por sus bosques de palmas (Gmez, 1845: 44). En la obra Espaa Geogrfica, Histrica, Estadstica y Pintoresca, Francisco de Paula Mellado (1845) describe igualmente para el Vinalop una produccin basada en una agricultura de grano, barri lla y produccin de jabn, vino, aguardiente y aceite, principalmente. V illena lideraba las poblaciones de Benejama, Biar, Campocaada y Sax. Cosech en un ao comn 11.000 fanegas de todo grano y legumbres, 25.000 arrobas de vino, 3.500 de aceite, con fbricas de jabn y aguardientes y una laguna de la que se extrae sal. Figura 3. Botella de vino de Alicante (fondilln) con sello soplado Alicante. Mitad siglo xix. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 293 La poblacin de Benejama alcanz 960 fanegas de trigo, 1.600 de maz, 370 de avena, 280 de centeno, 560 de cebada, 470 arrobas de vino, 240 de aceite, 180 de camo y 76 libras de seda. Hay algunos telares para lienzos y muchas colmenas. Biar cosech 6.900 fanegas de todo grano, 270 arrobas de aceite y 540 de vino. Tiene fbricas de vidriado, molinos de aceite, varios telares para lienzos y alguna arriera. Destacamos tambin otra poblacin, Baeres, con 600 fanegas de trigo, 1.250 de panizo, 750 de cebada, 340 de centeno, 180 de avena, 124 de seda, 450 arrobas de vino y 180 de camo. Su industria consiste en fbricas de gorros, fajas, estameas, delantales y aguardientes. U n molino de papel y alguna arriera. La villa de Sax, con 7.800 fanegas de todo grano y legumbres, 3.400 arrobas de vino, 790 de aceite y 1.200 de almendra. Hay canteras de mrmol y de yeso, fbricas de aguardiente, molinos harineros y de aceite. Se fabrica papel de estraza y hay varios telares para lienzos. Monvar comprende cinco pueblos: Elda, Petrel, Pinoso y Salinas. Monvar cosech en un ao comn 9.800 fanegas de trigo, cebada y legumbres, 1.200 arrobas de camo y 3.000 arrobas de vino. La industria consiste en una fbrica de lanas y varios telares para lienzos. La poblacin de Elda cosech 5.000 fanegas de todo grano, 4.500 arrobas de vino, 780 de aceite y alguna seda. Hay fbricas de aguar dientes, jabn y papel, varios telares para lienzos y alguna arriera. Petrel cosech 1.270 fanegas de trigo y cebada, 580 arrobas de aceite, 450 de almendra y 480 de vino. Hay fbricas de aguardientes y jabn, algunos telares para lienzos y poca arriera. Novelda encabeza a Agost, Aspe, La Romana y Monforte. Novelda alcanz en un ao comn 10.000 fanegas de trigo, cebada y maz, y 6.500 arrobas de vino. La industria consiste en algunas fbricas de aguardientes, telares para lienzos y encajes. Monforte cosech 5.000 fanegas de todo grano, 2.600 arrobas de vino, 590 arrobas de aceite y 800 de almendra. Hay varios molinos harineros y de aceite, y algunos telares para lienzos. Para el caso de la villa de Aspe se produjeron 2.000 arrobas de vino, 1.800 fanegas de trigo, 2.700 fanegas de maz, 1.200 de cebada, 270 Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 294 arrobas de aceite, 450 fanegas de almendras, 390 de algarroba y 180 libras de seda, adems de frutas y hortalizas. Hay algunos telares para lienzos y alguna arriera.Elche comprende las poblaciones de Crevillente, San Francisco de Ass y Santa Pola. Elche cosech en un ao comn 21.000 fanegas de todo grano, 10.000 arrobas de aceite, 350 de higos, 26.000 arrobas de vino y 2.200 de almendra. La cosecha de dtiles y palmas es tan abun dante que surte a muchas poblaciones de Espaa y del extranjero, tema que le sirvi a Joaqun Agrasot para pintar a la mujer de la provincia de Alicante con el ejemplo de la labradora ilicitana, portando un cesto de dtiles, tal y como se puede apreciar en la figura 4. El comercio de la barrilla importa 1.982.000 reales. Hay varias fbricas de jabn de piedra y blando, muchos telares para lienzos, algunos para telas de algo dn. Tiene fbricas de aguardientes y curtidos, y algunas alpargateras. Crevillente cosech 5.900 fanegas de todo grano; 470 arrobas de aceite; 698 de vino y mucha barrilla. Hay fbricas de esparto y junco, y algunos telares para lienzos. La villa de Santa Pola alcanz 4.500 fanegas de cebada, 1.200 de trigo y 980 arrobas de vino. Hay varios telares para lienzos, y algunos molinos harineros y para aceite. En la obra de Pascual Madoz Diccionario Geogrfico-Estadstico- Histrico (1849), extraemos la interesante informacin de las poblaciones del Vinalop. El conjunto de poblaciones del partido judicial de Villena produca trigo, cebada, centeno, avena, vino, aceite, almendra, camo, ajos en abundancia, habas, patatas, frutas, legum bres y verdura. Los viedos iban en aumento. Mantiene ganado lanar y cabro y hay caza de conejos, liebres y perdices. La industria y comercio destacan molinos de papel, fbricas de loza fina y cermica, fbricas de aguardientes, molinos harineros y de aceite (Madoz, 1849: 310-313). El conjunto de poblaciones del partido judicial de Monvar tiene cuatro molinos harineros, dos situados en Petrel y dos en Monvar; trigo, cebada, avena, maz, abundante vino, aceite, almendra, ans, barrilla, cominos, higos, frutas, legumbre y hortalizas. Petrel cuenta con cinco fbricas de alfarera y una de tejas, y en Salinas una fbrica de vidrio y dos para elaborar el aguafuerte. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 295 En la villa de Monvar, la industria est repartida en fbricas de lienzos caseros, mantas, fajas, sargas y telas de lana para enaguas o vestidos listados que usaban las mujeres del pas. 60 cardadores de lana, varias fbricas de aguardiente y una de licores, algunas de jabn blando y teneras de curtidos. En cuanto a la produccin de vino, se calcula por un quinquenio, 300.000 cntaros de vino, 500 cahces de almendra, 3.000 arrobas de aceite, 2.000 de ans, 15 de cominos, 4.000 de higos, 1.000 cahces de trigo, 3.500 de cebada, 180 de maz y 600 de avena. Hay una cantera comn de piedra blanca de buena calidad de la que se surten varios pueblos del contorno, por ser muy abundante en toda clase de dimensiones para cuanto se necesite, siendo admirable la facilidad para cortarla y labrarla (Madoz, 1849: 506-511). Elda es una villa que elabora esparto, aunque este artculo no se machaca a brazo, sino por mquinas hidrulicas de las que hay seis. Tambin se localizan siete fbricas de papel estraza y una de papel, 27 molinos de aceite y 50 cubos para lagares de vino (Madoz, 1849: 463-465). La villa de Novelda era un municipio eminentemente rural y la base de su economa era la agricultura, donde se cultivan granos, higos, almendras, anises, algarrobas, legumbres y tambin uva para la produc cin de vino. A esto hay que aadirle ocho fbricas de aguardientes, nueve molinos de harinas y doce de aceite. El comercio local se basaba en los productos locales y frutos del pas, celebrndose un mercado semanal en el que se venda todo gnero de productos artesanales y comestibles (Madoz, 1849: 183-185). Otras actividades productivas las llevaban a cabo varias sociedades mineras, como La Amistad (1841) y La Armona (1850), establecidas en Novelda para la bsqueda de minerales o prospecciones para encon trar agua. Las acciones estaban divididas en cuatro cuartos cada una, de modo que podan compartirse entre muchos propietarios (Beltr y Ors, 2015: 54-55). El conjunto de poblaciones del partido judicial de Elche se repre senta por la produccin de trigo, cebada, maz, almendra, algarroba, aceite, vino, barrilla, alfalfa, algodn, palmas, dtiles, y toda clase de fr utas y hortalizas. Sostiene ganado lanar y cabro en corta cantidad. Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 296 Figura 4. Cromolitografa de mujer de la provincia de Alicante (Elche) de Joaqun Agrasot. Las mujeres espaolas, portuguesas y americanas, tales como son en el hogar domstico, en los campos, en las ciudades, en el templo, en los espectculos, en el taller y en los salones. Imprenta y librera de D. Miguel Guijarro, editor. Madrid. 1872. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 297 Hay caza de conejos, liebres y perdices, y en la albufera de Elche caza de nades, patos y otras aves acuticas, y abundante pesca de mjol y anguilas en la referida albufera, y dems en la costa.En cuanto a la industria, es generalmente agrcola. Sin embargo, en Crevillente se puede considerar como principal la arriera y elabo racin de esparto. E n Elche son muy importantes las fbricas de lienzos ordinarios y arriera. En Santa Pola ocupa a la mayora de la poblacin la marinera, pesca y fabricacin de cuerdas, tejidos y obras de esparto. En la villa de Elche destacan unos 200 telares de lienzos ordinarios, cuatro fbricas de jabn duro y dos de blando, tres de aguardiente y unas 20 herreras de instrumentos agrcolas que se consuman en toda la provincia. Nueve molinos harineros, unos 160 de aceite, de los que slo estaban en servicio la mitad, adems de una imprenta. La cscara de granada, goma y cebo se exportaban a Barcelona, palmas para la fbrica de cigarros, ramos para las iglesias de toda Espaa y del extranjero en Semana Santa, dtiles para Valencia y pue blos inmediatos, cebada que embarcaba en direccin a Barcelona. El jabn se v enda en Valencia, La Mancha y Galicia, y antiguamente, hasta en Marsella. Zapatos eran vendidos en muchas poblaciones de la provincia, y los huesos de animales eran solicitados en las fbricas de fundicin de Alicante. Tuvo mucha importancia la sosa, bajo el nombre Barrilla de Alicante, que se exportaba hacia Francia e Inglaterra, incluso antes de 1795 (Madoz, 1849: 456-463). En la obra Atlas de Espaa y sus posesiones de ultramar por D. Francisco Coello, teniente coronel capitn de ingenieros, de 1859, acompaan a su gran plano de la provincia de Alicante otros 17 planos de menor tamao de las principales poblaciones y datos sobre los habitantes de cada partido, estadstica electoral para diputados a Cortes y provincia les, escuelas, beneficencia, estadstica criminal, culto y clero, adems de datos sobre el carcter, costumbres, traje y lengua. Tambin datos sobre producciones, la industria, comercio y ferias, monedas, pesos y medidas, riqueza, contribuciones e historia. Esta obra confluye con las anteriormente descritas y destacamos el dato del empleo de 2.000 mujeres en el pueblo de Novelda y su Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 298 fabricacin de encajes o randas. En cuanto a la riqueza minera de la provincia, aporta la cifra de expedientes o denuncias para apertura de 2 minas de lignito, 3 de hierro, 6 de plomo, 15 de carbn de piedra y 17 de cobre, en el corto periodo de abril de 1844 a marzo de 1845. 3. La inauguracin del tren con Isabel II y la exposicin de frutos La noticia del ao se dio a conocer en Madrid, en el peridico El Museo Universal (30 de diciembre de 1857, p. 212) donde se anunci: [] el gran acontecimiento en materia de obras pblicas, ser la inauguracin del ferro-carril de Madrid Alicante, que deba haberse verificado en esta quincena; pero que no se verificar hasta el 3 el 4 de enero, por esperar una comisin francesa que debe asistir al acto. El ao de 1858 empezar, pues, ponindonos doce horas de distancia del Mediterrneo, resultado de inmensas consecuencias para la prosperidad material de multitud de poblaciones []. En la tirada quincenal de la misma cabecera, el 15 de enero de 1858 (pp. 7-8) era publicada la primera crnica de salida del tren desde Madrid hasta Alicante: [] Madrid se encuentra hoy en comunicacin directa con el Mediterrneo por medio del ferro-carril de Alicante. El da 3 sali de esta capital un tren de viajeros convidados por el seor de Salamanca, encargado de las obras, para una expedicin de ensayo. Debieron tardar once horas, pero la ida, tardaron diez y seis, consecuencia de un leve descarrilamiento acaecido la salida de Almansa. La poblacin de Alicante recibi este primer convoy con las mayores demostraciones de alegra, y los viajeros volvieron muy satisfechos no solo del camino, sino del anfitrin [] Hasta el 25 de mayo no se realizara el viaje inaugural del primer tren con Isabel II, que atraves las tierras alicantinas (De Alarcn, 1858: 83-87). El fotgrafo de cmara, Jean Laurent, durante el trayecto tomara las primeras instantneas alicantinas, del puerto y la ciudad, adems de las nuevas obras y recorrido de la lnea del ferrocarril del Mediterrneo, regalando posteriormente a la reina Isabel II un lbum Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 299 fotogrfico titulado Camino de Hierro de Madrid a Alicante. Vistas principales de la lnea. El alcalde de Alicante, Jos Miguel Caturla y Perea, haba enga- lanado la ciudad junto al decorador Alexis Godillot, convirtiendo el consistorio de la capital, por cuatro das y tres noches, en Palacio Real, ya que esperaban la estancia de la Corte del 25 al 28 de mayo. La Reina Isabel II, acompaada del rey, Francisco de Ass de Borbn, el prncipe de Asturias, la infanta Mara Isabel y su amplio squito, se acomodaron en el Palacio (Vila, 1858: 191). No se escatim en la adecuacin del mismo: fueron adquiridos objetos, mobiliario y dems detalles de estilo orientalizante para la Cmara Real. SSMM disfrutaron durante esos das de danzas, corridas de toros y funciones teatrales, adems de conocer la ciudad, visitando los mejores edificios pblicos y algunas casas privadas, edificios religiosos y fabriles, como la Fbrica de Cigarros, decorada con un arco triunfal de flores en el jardn. En el taller aguardaban las 4.000 operarias que consiguieron arrancarle Figura 5. Grabado de la Exposicin de Frutos en Alicante. Ilustracin Espaola, n 11. 20 de junio 1858. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 300 lgrimas de emocin a la Reina (Vila, 1858: 418-420). Adems, visitaron la huerta alicantina, quintas de recreo y el Convento de la Santa F az, entre otros rincones con encanto. El 20 de junio se publicaba en el peridico madrileo El Mundo Pintoresco (Rubio, 1858) la ofrenda de frutos que recibieron SSMM en la tarde del 27 de mayo, organizada por el consistorio, tal y como se puede apreciar en la figura 5. Isabel II ya haba sido obsequiada con flores y frutos a medida que fue atravesando las estaciones de ferroca rril y poblaciones de la provincia, desde Villena, Sax, Elda, Monvar, Novelda, Monforte, Agost, San Vicente y Alicante. En la capital recibi de 49 doncellas alicantinas una gran variedad de frutos, flores y otros artculos manufacturados, y alguno de carcter industrial. Entre los frutos del Vinalop obsequiados encontramos el vino generoso de Benejama; por Biar, vino fondilln; dos redomas de vino superior de Campo de Mirra; manzanas, almendras de diferentes varie dades, vino fondilln de 1806 y aceite de Castalla, presentados por Toms Rico y Juan, alcalde; por Petrel, botellas de agua sulfrea; por Novelda, albaricoques; por Monforte, fresas; melones de Crevillente, y de Elche, dtiles, cogollos de palmeras y palmas blancas (Vila, 1858: 484-486). A estos productos los acompaaron otros manufacturados, portados por hombres, adornados con inmensas ramas de manzano, almendro y cerezo, dos capacitos pequeos y finos de Gata, embutidos y sobrasada de Trbena, turrones de Jijona, miel de Bolulla, seda natural de La Nuca, peladillas y anises de Alcoy. Como nicos productos industriales, le regalaron una manufactura de vidrio de Busot, un pequeo buque de guerra, y paos y telas de algodn, adems de varias clases de papel procedentes de la ciudad de Alcoy, dejando claro su carcter industrial, a diferencia del resto de poblaciones alicantinas, donde la instantnea del momento era bien distinta (Vila, 1858: 425-431, 484-487). En la crnica se destacan los Baos con aguas minerales sulfurosos de las Salinetas en Novelda, tal como se puede apreciar en la figura 6. A 20 minutos de su estacin, aprobados por la Junta de Sanidad munici pal de dicha villa y por la Junta provincial de Alicante, permaneceran Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 301 abiertos desde el 15 de mayo al 15 de octubre, donde se erigieron dos magnficos edificios, uno como pabelln de baos y otro destinado a casa hospedera, que reciba el correo diariamente y, como distraccin de los baistas, el establecimiento dispona de billar y otros juegos, adems de la suscripcin a cuatro peridicos de los principales de la Corte (Vila, 1858: 491-492). A l llegaban forasteros de Madrid, Castilla, Albacete y Alicante, que pararan en la estacin de Novelda y llegaran en carruajes. Todo un claro ejemplo pionero del futuro desarrollo turstico de la provincia, junto con otros histricos baos, los de Busot y Benimarfull, en torno a la cultura de la balneoterapia de interior y de costa. 4. Exposicin Agrcola, Industrial y Artstica de Alicante en 1860 Durante la segunda mitad del siglo xix, tanto en Europa como en el mbito nacional comenzaban a proliferar las exposiciones industriales a modo de museos comerciales donde exponer los productos de cada pas (Beltr y Quiles, 2018a: 262). En Espaa, en 1850, en plena efervescencia industrial europea, se fomentaron las artes industriales a travs del Ministerio de Comercio, Instruccin y Obras Pblicas, la formacin artstica de fabricantes y diseadores para la produccin en serie, que vino de la mano de la mecanizacin de algunos procesos productivos. Figura 6. Etiqueta de botella de agua mineral del Balneario de Salinetas de Novelda. Finales del siglo xix-principios del xx. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 302 Estamos hablando de los inicios de la Revolucin Industrial como base del liberalismo econmico. Tras la segunda visita de Isabel II a Alicante en septiembre de 1860, la Diputacin Provincial haba improvisado en el muelle del puerto donde aguardaba toda la poblacin una estacin provisional de estilo orientalizante, formada por cinco arcos profusamente decorados. Los planos de la estacin fueron expuestos por Luis Abada Larrauri de Alicante aunque son obra de Francisco Morell en la primera Exposicin Agrcola, Industrial y Artstica, organizada por la Sociedad Econmica de Amigos del Pas de Alicante, en octubre de 1860 (Marcili, 1860: 64). La capital alicantina celebr esta muestra en el Paseo de Capuchinos, hoy Paseo de Campoamor, donde se construyeron ex profeso edificios feriales para la exhibicin de productos agrcolas, obras de arte, maqui naria, modelos y aparatos para la industria (Marcili, 1860: 5; Beltr y Quiles, 2018a: 264). De los 204 premios repartidos en primera, segunda, tercera y cuarta clase, mencionamos a continuacin los productos premiados del Vinalop, reflejados en la medalla que puede observarse en la figura 7. Medallas de Oro: Francisco Bernal, de Elche, por la maquina- ria para extraer lquidos, adems de cominos y alazor. Juan Roca de Togores, de Elche, por productos como trigo, cebada, uva, alfalfa y algodn (Marcili, 1860: 67). Medallas de Plata: Joaqun Verd y Prez, de Monvar, por la colec - cin de vinos de los aos 1808 al 1859; Casimiro Verd por la mquina de pisar uva, y Sociedad Flor y Rosario, de Novelda, por el cemento hidrulico (Marcili, 1860: 68-69). Medallas de Bronce: Antoliano Prez, de Monvar, por aguardiente y ans; Francisco Beneito e Hijos, de Baeres, por papel de fumar y papel vitela para escribir; Francisco Crespo, de Novelda, por vino tinto dulce; Gertrudis Magro, de Crevillente, por esteras de filete; Jos Mira Erades, de Aspe, por maz blanco; Jos Rodrguez, de Elche, por cor delillo de camo; Jos Sepulcre, de Novelda, por higos negros secos; Juan Valero, de Elche, por el vino seco de 1859; Mara Magdalena Mira Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 303 por 13 puntillas de hilo; Vicente Gmez, de Novelda, por la madera de olmo (Marcili, 1860: 70-73). Menciones Honorficas: Anselma Mora, de Crevillente, por las este- ras de junco y esparto; Antonio Alenda, de Novelda, por los aguardientes; Fernando Antn, de Elche, por vino generoso; Francisco Botella, de Aspe, por las judas de Santa Ana; Francisco Moll, de Monforte, por capazos o espuertas de esparto comn; Gabriel Maestre, de Petrel, por vinos dulce seco fondilln; Jos Ibez, de Elche, por cominos y vinos moscatel; Juan Rodrguez, de Elche, por cordelillo de camo; Margarita Ferrndiz, de Elche, por vino moscatel; Mariano Aznar, de Elche, por vino moscatel y granadas; Miguel Ainat, de Biar, por manzanas y ciruelas; Pablo Antonio Prez, de Monvar, por vino generoso; Pascual Miralles de Ros, de Monforte, por patatas; Severino Domingo y Polo, de Villena, por el himno musical compuesto y dedicado por el Figura 7. Medalla de la Sociedad Econmica de Amigos del Pas. Exposicin Agrcola, Industrial y Artstica. Alicante, octubre 1860. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 304 autor a la Sociedad de Amigos del Pas; Toms Cremades, de Aspe, por higos negros; Toms Escolano, de Novelda, por vino aejo; Vicente Ban, de Elche, por aves disecadas, y Vicente Cremades, de Aspe, por siete tableros de jaspe pulimentados de diferentes clases (Marcili, 1860: 73-75). Como se observa, para 1860 los productos industriales tenan poco peso comparativamente con los productos agrcolas. Destacamos como productos manufacturados los tableros de jaspe de Aspe, las esteras de Crevillente y el cemento hidrulico de Novelda. Con la llegada de las vas del progreso a Alicante en 1858, cada poblacin aprovechara en diferente forma y tiempo la revolucin que supuso el transporte y la especializacin de productos asociados a comarcas o poblaciones, basada, en especial, en las actividades mercantiles y el trfico portuario, con salida de frutos y caldos del pas. 5. El paisaje industrial del Vinalop por los nuevos caminos de hierro La historia de cualquier lugar se escribe con hechos, acontecimientos y personas que hacen que cada lugar sea diferente y se pueda escribir su historia a lo largo del tiempo. El caso de la provincia de Alicante no ha sido distinto; resalta como hito histrico algo que cambiara el rumbo de su progreso en la segunda mitad del siglo xix: la llegada del ferrocarril y el recorrido por los nuevos caminos de hierro. Este acontecimiento, en 1858, marcar el minuto cero de la industrializa cin, modificando radicalmente el paisaje comercial de la provincia. S e impulsa la economa local, las actividades mercantiles y el trfico portuario, pasando de ser una provincia eminentemente rural, repleta de campos y huertas, destacando por su singularidad los productos asociados a comarcas o poblaciones, a estar jalonada por chimeneas y fbricas que sealizarn, con su humareda y actividad, las horas labo rales de la clase social obrera (Quiles y Beltr, 2019b). El ferrocarril del Mediterrneo fue decisivo para el progreso en Alicante. El tramo desde la Corte hasta Almansa comenzara sus obras en 1846, con la prolongacin de dos ramales, uno hacia Valencia y otro hacia Alicante. Incluso encorsetada entre sus muros, Alicante gozaba Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 305 de unas ventajas competitivas con respecto a otras ciudades portuarias como Cartagena o la propia Valencia, ya que la apuesta por esta capital, entre otros motivos, se deba al abaratamiento y la construccin ms sencilla de las obras, la superioridad mercantil de Alicante con respecto a las otras, y la proximidad con la poblacin industrial de Alcoy.El primer intento de construccin del ferrocarril alicantino tuvo lugar en 1843, cuando el concesionario Pedro de Lara, Hijos y Ca, solicitaba al Ministerio de la Gobernacin autorizacin para el pro yecto de Madrid a Alicante. En 1844 la empresa del ferrocarril Camino de Hierro Mara Cristina elev a la Diputacin de Alicante el proyecto del ferrocarril del Mediterrneo, y la concesin se adjudic a la Sociedad Camino de Hierro de Madrid a Aranjuez, comprometindose el Ayuntamiento de Alicante a la adquisicin de acciones. Aprobados los planos del ingeniero Agustn de Elcoro y Berecbar, en 1852, se expidi un Real Decreto en favor del Marqus de Rioflorido. Tras el apoyo del Ayuntamiento alicantino con la compra de 500 acciones en 1853, comenzaron las obras con ayuda de 500 presos (Ramos, 1984: 230-231). Jos de Salamanca accede a los derechos de construccin del ferrocarril alicantino y traspasa en 1856 dicha lnea a una Sociedad ligada a la banca francesa, quedando en manos de la Casa Bancaria Rothschild y el FC Gran Central de France, de donde surge la gran empresa ferroviaria Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA) (Beltr et al., 2007: 70). El ferrocarril del Mediterrneo jalon el corredor del Vinalop, dejando paradas en La Encina, Villena, Colonia de Santa Eulalia, Sax, Elda, Monvar, Novelda, Monforte, Agost, Sant Vicent del Raspeig y Alicante (Aguilar, 2008: 33). Con el tiempo, la denominacin de las paradas se modificara, amplindose a los pueblos limtrofes por la importancia comercial de los mismos: Elda-Petrer, Monvar-Pinoso y Novelda-Aspe (Quiles y Beltr, 2019a: 13-14). Estas estaciones estaban categorizadas como de primera, segunda y tercera clase, recayendo para la ciudad de Alicante la primera distincin. Como importantes obras desarrolladas por la compaa MZA, en nuestras comarcas destacamos el tnel de Elda. La empresa del ferrocarril del Mediterrneo construy el puente de Monvar sobre el cauce del Vinalop como una de las Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 306 importantes infraestructuras camino de Novelda. En la obra de Bergez (1858: 9) se realiza una descripcin sobre el puente de Monvar en tierras de Novelda: [] Dos elegantes y fuertes estribos de sillera se elevan majestuosamente una prodigiosa altura, y sostienen, por un mecanismo tan sencillo y ligero en la apariencia, como slido y bien calculado en realidad, los railes que unen los dos extremos de la va. Un estreme cimiento involuntario se apodera del espectador al ver llegar sobre esta lnea la locomotora, cuya marcha veloz lenta, segn la voluntad del hombre, la hace aparecer unas veces como mecindose sobre un abismo, y otras como lanzada rpidamente en el espacio por sobre natural impulso [] La propia estacin, en muchos casos, distaba varios kilmetros de la poblacin, y en alguna ocasin, como es el caso de Novelda, haba que cruzar el cauce del ro Vinalop. Exista una venta y casa de peones, y se construir el edificio de viajeros, casilla y muelle de carga. En 1873 se construye el puente de once ojos que cruzaba el ro hacia el camino de la Estacin de Novelda y salida al norte del Valle del Vinalop, conectando mejor la comunicacin con la villa y con las vecinas poblaciones. En el caso de Elda, en 1885 se construye un puente sobre el ro que comunicaba la poblacin con su estacin de tren. El desarrollo de las propias estaciones no fue homogneo ni en el tiempo ni en la forma, alargndose hasta la tercera dcada del siglo xx. No todas las ciudades y comarcas aprovecharon de igual modo la llegada de esta nueva revolucin en el transporte y la comunicacin, y algunas de ellas se especializaron en un nico producto. Un claro ejemplo de ello son las estaciones de tren de Villena, Sax y Monvar, vinculadas a la vitivinicultura. En el caso de Novelda, este lazo tambin existi y compartira protagonismo con otro sector incipiente, basado en los recursos mineros-extractivos cercanos a la propia estacin. A mediados del siglo xix, coincidiendo con los inicios de la indus trializacin, muchos negocios y empresas guardaban relacin directa con el nombr e del fundador o apellidos de la familia. Posteriormente se identificaran de una forma ms patente con la denominacin de la Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 307 compaa, sociedad, razn social y/o comercial, adems de las marcas registradas puestas en valor por los mismos. As pues, el avance de la Ley de Marcas de 1850 desarrolla el registro de marcas nacionales, numerando los expedientes desde enero de 1866, siendo la marca nmero 1 de papel de fumar producido en tierras alicantinas. La estacin de La Encina, con su edificio construido en 1888, siempre actu como nudo ferroviario, de gran calado estratgico y logstico, para comunicar la lnea MZA con la capital valenciana. Hoy sigue siendo importante para el desarrollo del futuro Corredor Mediterrneo.Villena se transform industrial y comercialmente y fue un refe rente para las mercancas de todas las ciudades cercanas. Desarroll impor tantes negocios basados en el comercio del vino en torno a su estacin. Las Bodegas del Marquesado y sus edificios, que se esta blecieron precisamente en 1858 junto a otras bodegas, rodearon por muchos aos la estacin de Villena, quedando hoy vestigios de dicho comercio y de su arquitectura. Se fundaron igualmente alcoholeras, entre las que destacan la fbrica de Ricardo Menor, con su Ans Villena y su peculiar licor Katak. Como ejemplo de industrializacin en torno al tren se encuentra el imponente edificio fabril de la Electro Harinera Villenense, antecesor de la Electra Villenense, que en 1905 sera adquirida por la Sociedad Andrieux, Rati y Ca., de origen francs. Se trata de un edificio hoy convertido en un espacio cultural, con archivo y museo de la ciudad. La llegada de la compaa MZA a nuestra provincia de la mano de capital francs, concretamente de la familia Rothschild, hizo que se pusieran en marcha otros proyectos ferroviarios que conectaran entre s nuevas comarcas y zonas productivas. De Villena surgira la lnea hacia Yecla, Alcoy y Alcudia de Crespins entre 1882 y 1884. Era de va estrecha y conocida como el VAY (Valencia, Alicante, Yecla). En 1892 Alcoy busc su propio puerto con el ferrocarril de los ingleses, llegando hasta el puerto de Ganda para abastecerse de carbn, por su imperiosa necesidad industrial, y como lugar de salida para sus paos y papel de fumar (Quiles y Beltr, 2019b). Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 308 Siguiendo con la lnea MZA, la Colonia de Santa Eulalia, fun- damentalmente agrcola y obrera, fundada a finales del siglo xix por Antonio Padua Saavedra y Rodrguez de Guerra, Conde de LAlcdia, de gran inters patrimonial incluso en la actualidad, es un caso nico y de gran relevancia. Fue declarada Colonia Agrcola de Primera Clase el 1 de julio de 1887, y tena como fin el cultivo, recoleccin y elabo racin de productos agrcolas, aprovechando los frutos de la tierra y deriv ados (cereales y harinas, vinos y alcoholes), y su posicin como enclave logstico. En ella se construyeron, adems de las casas de los trabajadores, una fbrica de harinas, palacio, teatro, casino, hospedera y la propia estacin de ferrocarril, que daba sentido a todo este desarrollo civil e industrial (Beltr y Quiles, 2018b: 13-14). Estos campesinos y labradores bien pudieron ir vestidos tal y como se puede apreciar en la figura 8. Figura 8. Cromolitografa de un campesino y campesina alicantinos, basada en las fotografas de J. Laurent y Ca de 1878. Coleccin: Tipos Espaoles. Acuarelas Manuel Moreno Rodrguez. Madrid, Romo y Fssel. Imprenta de Breitkopf und Hrtel en Leipzig. 1900. Fuente: Museo Comercial de Alicante y provincia. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 309 De Sax conocemos que las familias francesas Gaubert y Ribeill esta- blecen sus edificios bodega junto al ferrocarril a finales del siglo xix. Llegaron buscando proyeccin de futuro, despus de que la filoxera hubiera arrasado los viedos galos. De los viedos de Sax, y fruto de la iniciativa de Vicente Barcel Santonja, nacera la patente de las cortinas orientales realizadas con los sarmientos de la vid en 1916. La sociedad mercantil se llam Barcel Hermanos. Fueron los pioneros en la manufactura de la cortina oriental y la fabricacin de persianas, y en la actualidad uno de los pilares de la economa de esta ciudad. En torno a la estacin de ferrocarril se desarroll un barrio fabril, entre bodegas y toneleros. Adems, dispuso de la peculiar produccin de cardn o cardas vegetales para utilizar en otras industrias, principal mente textiles. La estacin de N ovelda, alejada de la poblacin, fue pionera, junto con la de Monvar, en la industria de la piedra natural. La cercana con las canteras y los importantes yacimientos de piedra Bateig hicie ron que las tres familias pioneras de dicha industria en el Valle del Vinalop, los Garca, Prez y Asensi, establecieran sus primigenias industrias junto a las vas del ferrocarril. Le seguirn las familias Tortosa y Bernab para el caso de Monvar, dedicadas a la industria de la piedra natural, con las canteras de piedra Almorqu y Cavarrasa (Monvar-La Romana), y fbricas en las cercanas de la estacin de Monvar. A la conocida piedra de las canteras de B ateig, tambin trabajada por estos industriales, se suman el mrmol Rojo Alicante de la cantera de Cavarrasa (Monvar-La Romana). Del conjunto de canteras de la zona se extraen piedras y mrmoles con distintas tonalidades: rojo, gris, amarillo y crema (Beltr, Lucas y Ortega, 1998: 47).Como curiosidad, en la publicacin Primera Exposicin Nacional de Mrmoles, celebrada en Barcelona en 1881, son citados varios mr moles alicantinos en los que se presenta, bajo el expositor de Verd H ermanos, una muestra de mrmol pajizo de Villena, el mrmol rojo jaspeado de origen en las canteras activas de Cavarrasa, cuya explota cin es propiedad de Francisco Verd y Rico (Beltr y Quiles, 2017: 78). Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 310 A partir de 1923, en el Monte Coto (Pinoso-La Alguea) se le concede al vecino de Novelda Toms Pastor Blanes, en contra de los intereses de otro vecino de Novelda, Pedro Bell Cant, la explotacin, para cien metros cbicos de piedra, en el yacimiento del mrmol hoy conocido mundialmente como Crema Marfil (Prez, 2008: 5; Beltr y Quiles, 2017: 78-83). Pero tambin dichas poblaciones tuvieron su relevancia en el comercio del vino, como a da de hoy goza la ciudad que vio nacer al escritor Azorn, con su vino fondilln como estrella de la bodega La Sin Rival, de Emilio y Luis de Prez Verd Hermanos, Primitivo Quiles, adems de Salvador Poveda, de las Bodegas Monvar. Tambin Queremn Alfonso, de Monvar, con la marca Cantueso Oro. El cantueso, llamado tambin romero de piedra, tiene su origen industrial a mediados del siglo xix, aunque su elaboracin casera se remonta a la poca musulmana. Ellos supieron aprovechar las plantas de la zona para elaborar diferentes bebidas e infusiones hasta llegar al proceso de destilar. Elda goz de una estacin provisional en 1862, construida a modo de barracn de madera. Posteriormente, en las cercanas de la estacin se establecieron varias fbricas de hormas y tacones de madera de las familias Aguado Hermanos y Julio Beneit, dedicadas al servicio de la incipiente industria del calzado. A modo de ejemplo, uno de los pioneros del calzado fue el fabricante Rafael Romero Utrilles que, en 1902, populariz la frase Elda, Pars y Londres al ser premiado su calzado de caballero en las Exposiciones Internacionales del Trabajo de estas dos ltimas ciudades europeas. En Monforte, en 1897, se construye la estacin para carga y des carga de mercancas por su estratgica situacin geogrfica. Incluso fue necesaria la construccin de una red telegrfica, dada la importancia de la exportacin del vino a Francia y otros lugares. La Estacin M onforte-Gabarrera se vinculaba tambin a las familias dedicadas a la produccin de bebidas espirituosas, especialmente anises. Las destile ras de Ans Salas, desde 1895; Ans Tenis, de Limiana y Botella, desde 1921, y otras, como Ans Candela de Pascual Candela Perpin, y Ans Dtil de la familia Sirvent, fueron las ms importantes y conocidas. Vernica Quiles-Lpez y David Beltr-Torregrosa 311 En Alicante, la Compaa de Ferrocarriles Andaluces construira el trazado hacia Murcia, inaugurndose en 1884 con estaciones en Elche y Orihuela, adems del ramal de Albatera a Torrevieja. Elche destac como gran ciudad industrial alpargatera y zapatera del Bajo Vinalop. Fueron los fabricantes ms importantes Pascual Galiano, Zenn Torregrosa, Vicente Sansano Fenoll y Ripoll Hermanos, entre otros industriales.La provincia alicantina, con la llegada de la Revolucin Industrial, pasar de ser un mero territorio rural donde cultivar frutos del pas a especializarse con manufacturas y trabajos fabriles por comarcas. Un caso muy destacado es Alcoy, con los textiles y papel de fumar, pero tambin Novelda, por el envasado y comercializacin de aza frn, y la extraccin y elaboracin de la piedra natural. El ferrocarril del Mediterrneo supondra la industrializacin de nuestras tierras, comarca a comarca, impulsada por un conjunto de familias comprome tidas con el territorio. Familias que fueron pioneras en la elaboracin y transformacin de clsicos y nuevos productos, aprovechando en cada zona lo que daba la naturaleza, combinndolo con el ingenio levantino preindustrial, heredado de los fenicios (Beltr y Quiles, 2018b: 12). Referencias bibliogrficas Aguilar Civera, I. (2008). Las primeras lneas frreas alicantinas y sus pri - mitivas obras de arte. En A. Ortuo Padilla (coord.). El Ferrocarril en Alicante: pasado, presente y futuro (pp. 29-60). Alicante: Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Delegacin Provincial de Alicante. Beltr Torregrosa, D., Lucas Gmez, F. J. y Ortega Prez, J. R. (CIEN) (1998). La consolidacin de la industria del mrmol en nuestra comarca (1920-1960). Revista Novelda: Centro Mundial del Mrmol, 46-52. Novelda: Asociacin Mrmol de Alicante. 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Alicante: Imp y lit. de la Viuda de Carratal. ltima Un ro de industrias en el paisaje del Vinalop a travs de la MZA 315 La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento Gabino Ponce Herrero Universidad de Alicante Jos Antonio Lpez Mira Servicio Territorial de Cultura, Generalitat Valenciana Resumen En la nueva economa del conocimiento, la actividad creativa constituye la base de la competitividad y el motor para el desarrollo de las economas urbanas. Por lo comn se relaciona la creatividad con los artistas y esa sera una base de inspiracin para desarrollar un excelente producto urbanstico para la colonia, pero la creatividad es esencial tambin en las ciencias, en las tcnicas y en los negocios. De hecho, para ser creativos hay que fomentar el talento y ste se manifiesta en nichos de negocio tales como la educacin, la I+D+i, la creatividad artstica, los medios de comunicacin, los servicios de informacin y las tecnologas de la informacin. mbitos que, por separado o con una audaz y equilibrada combinacin, son susceptibles de generar nuevas y pequeas empresas dentro de los denominados sectores de economa creativa: publicidad, editorial, diseo, videojuegos, cine, msica, software, radio y televisin, arte y arquitectura. Ejemplos son el Aldealab de Cceres, las aldeas de la cultura gallegas, las High Tech y High Village de California vinculadas con la universidad, los creatives villages franceses y otras crecientes primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 315-351. 316 alternativas sostenibles, eficaces y competitivas para recuperar el patrimonio, sin duda pertinentes para aplicar, o al menos considerar, en la obligatoria tarea de recuperacin de la Colonia de Santa Eulalia.Son abundantes las referencias historiogrficas sobre ese pueblo agroin dustrial (muchas de ellas recogidas en la revista El Castillo de Sax). Por ello se propone aqu una breve evolucin histrica, para resear aspectos des conocidos o poco significados del asentamiento, que se han manifestado trascendentes en su evolucin y penosa situacin actual. Se establecer un diagnstico de su situacin actual (legal, fsica y de proteccin). Se analizarn los principales proyectos que han gravitado, sin xito, sobre el conjunto. Para acabar con unas conclusiones y nuevas propuestas acordes con los desarrollos previstos por el Gobierno valenciano para el contexto territorial. Palabras clave: colonia agroindustrial, Santa Eulalia, patrimonio industrial 1. Marco terico, hiptesis y objetivos El marco terico se sustenta en dos paradigmas en apariencia contrapuestos, pero complementarios conforme con las nuevas estrategias de conservacin del patrimonio en tiempos de crisis (lvarez, 2011). Por un lado, se sustenta en el paradigma de los paisajes culturales, en el que la construccin de un entorno agroindustrial, que ha quedado fosili zado por falta de evolucin, se ajusta plenamente al concepto de paisaje heredado que defiende el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS creado en 1965, como la evidencia de unas tcnicas productivas y actividades pasadas que alcanzan valor de civilizacin. De hecho, la Colonia de Santa Eulalia entronca directamente con la propuesta del artculo 1 de la Declaracin de Venecia (UNESCO, 1964), donde se r ecoge que la nocin de monumento histrico comprende la creacin arquitectnica aislada, as como el conjunto urbano o rural que da testimonio de una civilizacin particular Tal definicin se refiere no slo a las grandes creaciones, sino tambin a las obras ms modestas que han adquirido con el tiempo una significacin cultural. La Comisin Franceschini (Gazzeta Ufficiale, 1964), en sus trabajos para la redaccin de la ley de patrimonio italiana, propona que per tenece al patrimonio cultural de la nacin todos los bienes que hacen Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 317 referencia a la historia de la civilizacin y cualquier otro bien que constituya un testimonio material y posea valor de civilizacin. Es una definicin que encaja a la perfeccin con los restos de la colonia agroindustrial analizada que, de acuerdo con esa primera clasificacin, quedaran integrados como bienes urbansticos o asentamientos humanos con valor de civilizacin. La Convencin sobre la Proteccin del Patrimonio Mundial (UNESCO, 1972), que introduca la diferencia entre bienes culturales tangibles e intangibles, dentro de la clasificacin de bienes culturales asentaba el concepto de conjunto, como grupo de construcciones aisladas o reunidas con valor excepcional, tal como consideramos Santa Eulalia. Se llega as a la primera Ley del Patrimonio Histrico espaol de 1985, entre cuyas definiciones pueden incluirse los valores que atesora la colonia: inmuebles de inters artstico, histrico, etnogrfico, tcnico, sitios con valor artstico, histrico o antropolgico (art. 1.2). Por su parte, Leniaud (1992) expona que slo cuando un bien ha perdido su valor de uso puede ser considerado como bien patrimo nial. Aunque no nos parece la mejor definicin, la colonia se ajusta plenamente al paradigma, al haber dejado de funcionar como tal en las primeras dcadas del s. xx. El conjunto cobra mayor realce patrimonial a partir de la valoracin como paisaje cultural heredado, segn el Convenio Europeo del Paisaje (CONSEJO DE EUROPA, 2000), firmado por Espaa, que introduca nuevas directrices para la gestin del patrimonio, que deban reflejarse en su marco legal. En la Comunidad Valenciana, la Ley de Ordenacin del Territorio y Paisaje de 2004 incorporaba las nuevas directrices referentes al paisaje, recogidas en un nuevo Reglamento de Paisaje de la Comunidad Valenciana (Decreto 120/2006). Con criterios ms patrimoniales que urbansticos, la Ley 5/2007 de modificacin de la Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural Valenciano, incorporaba los valores culturales de los paisajes industriales heredados, al tiempo que introduca una muy importante consideracin respecto de su gestin: La introduccin de modulaciones en las medidas de proteccin que, con las debidas garantas permitan que estos bienes no se convier tan en piezas de museo inanimadas, carentes de vida, lo que no slo La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 318 generara su degradacin, sino la prdida de usos y costumbres que son parte de nuestro patrimonio inmaterial. En paralelo, desde el ao 2000, los documentos que amparan el Plan Nacional de Patrimonio Industrial (MINISTERIO DE CULTURA, 2015) han contribuido a la consideracin de la era industrial como parte sustancial de la historia de Espaa en las dos ltimas centurias. De ese modo, el paisaje industrial, antes poco valorado y relegado al abandono (quiz por falta de perspectiva histrica), ha comenzado a adquirir relevancia cultural y social, y a proponerse planes para la conservacin de sus testimonios materiales e inmateriales vinculados a la memoria del trabajo y del lugar (MINISTERIO DE CULTURA, 2015: 5). Consideramos que la Colonia de Santa Eulalia encaja a la perfeccin en la definicin de patrimonio industrial que establece el Plan Nacional, al ser un conjunto integrado de bienes y sistemas de sociabilidad, relacionados con la cultura del trabajo, generados en plena revolucin industrial. El otro gran paradigma sostenido es el de la necesaria reutiliza - cin del patrimonio como estrategia eficaz para su recuperacin. En el contexto industrial del interior de la provincia de Alicante, donde se acumulan asentamientos fabriles desde el s. xviii (molinos hidru licos, textil, papel y calzado), el paisaje industrial heredado ha sido poco o nada valorado hasta el presente, por lo comn abandonado por obsolescencia, al margen de la percepcin ciudadana y fuera de la exigua proteccin de los catlogos de proteccin de los planes generales de ordenacin urbana. Es por ello patrimonio muy vulnerable, hoy expuesto al debate de su musealizacin o reutilizacin (Mora, Rueda y Cruz, 2013). La primera es la opcin ms valorada por ciudadanos y polticos que, empero, encuentra lmite en la carencia de presupuestos y, en ocasiones, en el excesivo paquete inmobiliario afectado (en el caso de Alcoy ms de dos centenares de inmuebles). Menos entusiasmo despiertan (cuando no abiertas crticas) las estrategias de reutilizacin y, en especial, aquellas en que se apuesta por una gestin privada del patrimonio (de titularidad pblica o privada) (Marrodn, 2011). As, la inaccin por uno u otro motivo es causa principal de la exposicin al deterioro fsico del patrimonio y, con l, de la prdida real de Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 319 todos sus significados (concepcin cultural y colectiva del patrimonio industrial). Conforme con la Ley de Patrimonio cultural valenciana, consi- deramos Santa Eulalia como un conjunto industrial plenamente justificado, y entendemos debera aplicarse el cuarto criterio de inter vencin definido en el Plan Nacional, esto es, su adaptacin a un uso nuev o para garantizar su conservacin. Tanto ms, cuanto el desman telamiento padecido desde mediados del s. xx ha dejado prcticamente vacos los edificios fabriles. Se defiende, por ello, la restauracin crtica (Rivera, 1993; Rivera, 2010) del conjunto de inmuebles, con opciones adecuadas para su reutilizacin, procurando siempre un impacto mnimo en sus principales seas de identidad, con estrategias que superen la mera musealizacin y puedan acoger actividades sostenibles desde el punto de vista econmico, con capacidad para mantener en el tiempo la memoria histrica (Castaeda, 2013). Por todo ello, se mantiene la hiptesis de que la Colonia de Santa Eulalia, a los efectos un conjunto industrial conforme con el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, declarada en 2016 como Bien de Inters Cultural por el Gobierno de la Comunidad Valenciana, con la categora de Espacio Etnolgico (DOGV, DECRETO 18/2016), sin menoscabo de su paisaje y de su integridad cultural, con las oportunas herramientas y a partir de un concienzudo anlisis de los propsitos con que se construy, puede mantenerse como elemento sustancial del paisaje cultural industrial de los valencianos, siempre que se pro ponga un adecuado programa de usos, compatible con su condicin de BIC y , a la vez, con el inters de sus propietarios (hasta el presente desmotivados), bajo el amparo de sus correspondientes planes especial (de gestin urbanstica) y director (de uso y gestin), conforme con los planes urbansticos de Sax y de Villena, y en lnea con las direc trices estratgicas de ordenacin territorial para la comarca (DOGV, DECRET O 1/2011). Objetivo principal es poner de manifiesto cmo la ausencia de un programa de uso alternativo y compatible, sostenible y viable econmicamente, afecta de manera decisiva a la conservacin del patri- monio. Otros objetivos son esclarecer el origen y evolucin de la finca La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 320 analizada, evidenciar los graves problemas jurdicos que la atenazan y demostrar cmo la incorporacin al inventario de bienes de inters cultural, por s solo, no garantiza su conservacin, ni mucho menos, su recuperacin.Se han manejado fuentes primarias de carcter archivstico, catas trales, estadsticas, planes de ordenacin y trabajo de campo, junto con fuentes secundarias solventes, para trazar la evolucin de la propiedad, establecer los criterios de valoracin e intervencin y las condiciones de viabilidad de los posibles planes especial y director de uso y gestin, de acuerdo con su estado de conservacin, con su compleja situacin jurdica y con la deseada rentabilidad social. 2. Un paraje histrico en un nudo hidrogrfico En el lugar en que se levanta la Colonia de Santa Eulalia se han encon trado vestigios de una villa romana (Poveda, 2005) y restos rabes (Herrero, 1905). Las Relaciones Topogrficas mandadas hacer por Felipe II en 1575 (Ochoa, 1970) recogen que, tras la conquista cristiana, el paraje se denominaba, en Sax, los Prados de Santa Eulalia, y en Villena, los Carrizales (gramnea de humedales destinada a forraje), topnimos de los que se extraen dos consideraciones respecto de su origen y evolucin. La primera referencia, el concepto de prado y carrizal, hace alusin a una superficie inculta destinada a pastos del comn. En esos pastizales confluyen los cordeles de dos grandes caadas ganaderas que cir culan por las sierras vecinas: la Caada Real de Almansa (Caada de los Serranos a Murcia) y la Colada de los Valencianos (ValenciaAlicante). Tal condicin se debe a las caractersticas geomorfolgicas y edficas del terreno. La colonia se asienta justo en el umbral de desbordamiento de la cubeta endorreica de Villena, en cuyo fondo se extiende una amplia zona palustre que, bonificada a lo largo de la historia y convertida en huerta, todava hoy mantiene varias lagunas como testigos de su pasado. En poca de lluvias, las aguas rebasaran la cota del umbral hidrolgico (485 m aproximadamente de altitud donde se halla la Colonia) para desbordarse por el Valle de Sax y formar Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 321 un ro-rambla, con muy escaso caudal (mdulo de 0,44 m3/s), pero sujeto a espordicas grandes avenidas, capaces de generar mximos instantneos (ola de crecida) de hasta 1.000 m3/s. Don Juan Manuel, en su Libro de la Caza (ao 1338) describe la abundancia de lagunas y marjales de Villena y su riqueza cinegtica: desde Villena hasta Sax hay garzas y nades de Sax hasta Elda va el arroyo que viene de Villena. La segunda conclusin es que fueron territorios adehesados del comn, que han ido pasando paulatinamente a manos privadas, en especial a raz de los procesos de desamortizacin del s. xix y de los privilegios concedidos a la creacin de colonias, entre ellos el de adqui sicin de los terrenos desamortizados colindantes a sus fincas (lvarez, 1875). En ese sentido apunta el incremento de la finca, desde las 73,4 ha de 1761, hasta las 138 ha de 1888 (tabla 1). Proceso al que sumaron inters especulativo las disposiciones legales, en esa centuria, para aprovechar las aguas superficiales y subterrneas. En concreto, las Leyes de Aguas de 1866 y de 1879 regulaban los derechos y servidumbres de las comunidades de regantes y de los propietarios de pozos y minas de agua con el propsito de incentivar los regados, priorizando el abasto urbano (Prez, 1992). Las primeras captaciones de aguas superficiales de la Colonia afectaron a los regados histricos, aguas abajo, de Sax, Elda, Monforte y Elche, con prolongado litigio fallado, en 1896, a favor del propietario de Santa Eulalia (Quintana, 2017), probablemente amparado por el apoyo institucional a las tareas de colonizacin rural. Sin embargo, en 1897 iniciara otro pleito con la Compagnie Gnerale des Conduits dEaux (o Compaa Belga) que aprovechaba el mismo nudo hidrolgico para extraer aguas subterrneas y abastecer a la ciudad de Alicante, conduccin que, declarada de utilidad pblica, tuvo prioridad sobre los intereses del propietario de la colonia. Todava entre 1919 y 1928 se abrira otra guerra del agua entre la colonia y los regantes de Sax, evidenciando que, quiz, el proverbial emplaza miento de la colonia ha tenido ms que ver con la riqueza hidrulica del paraje que con la limitada fertilidad de los suelos (de naturaleza trisica, con alto componente de arcillas y sales, y muy baja capacidad agrcola) (figura 1). La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 322 Un nudo hidrogrfico tan importante, del que nace la antigua red rabe de riegos de Sax (Ponce y Vzquez, 1997) sin duda ha debido suscitar el inters histrico de sus pobladores. En la baja Edad Media, la alquera de Sax dependa de la ciudad de Villena (Ponce, 2016). Tras la conquista cristiana debi producirse la constitucin como municipio Figura 1. Detalle de un plano del s. xviii. El punto rojo indica el emplazamiento de Santa Eulalia en el nudo hidrogrfico que desagua el Alto Vinalop hacia Elche. Justo donde nace la antigua red de riegos de Sax. Fuente: Archivo Histrico Elche. Elaboracin propia. Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 323 y el obligado deslinde con Villena. En ese punto, hiptesis plausible es que los vecinos de Sax hiciesen lo posible por llevar la linde hasta el nudo hidrolgico, solidificando y santificando el hecho con un milagro. As, las Relaciones Topogrficas de 1575 relatan que esas aguas son de Sax, de tiempo inmemorial, y que en el paraje de los Prados se apareci Santa Eulalia (patrona de Barcelona) al caballero cataln Berenguer de Entenza, que estara librando batalla contra los moros de Sax, a los que gan por esa intercesin celestial. En su honor se levant la ermita que, desde entonces, da nombre al paraje y es motivo de una celebracin anual auspiciada por el Ayuntamiento. Figura 2. Extensin mxima (permetro en rojo) de la Colonia de Santa Eulalia, segn el Avance de Catastro de 1928. Se ha sealado el BIC y su entorno de proteccin. Adems de las excelentes comunicaciones, la propiedad se beneficiaba de los excedentes de agua de la cubeta endorreica de Villena. Fuente: Archivo Histrico Provincial. Elaboracin propia. La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 324 La ermita se reestructur en el ao 1609 (quiz a raz de la impor- tancia que se le otorgaba en 1575), reedificndose en 1623 por hallarse en estado de ruina. En 1782 se solicita autorizacin al concejo de Sax para rehabilitarla, tal vez sin xito, ya que en 1854 aparece citada de nuevo en estado de ruina (Vzquez, 2016). Sera en el proceso de construccin de la colonia, en 1891, cuando se levantase la actual, no sin disputa entre los impulsores, el obispado y el Ayuntamiento de Sax, que consideraban la ermita y unas tierras anexas parte del comn. El pleito antecede a la reconstruccin, y se da en el contexto de las desamortizaciones: en 1854 el Ayuntamiento cesaba el arrendamiento a un colono particular y se lo exiga a Antonio de Padua y Saavedra. ste se consideraba pleno titular del paraje (Mars, 2016), pero en 1855 proceda a redimir el censo que gravaba la ermita y unas tah llas de tierra a su alrededor: Escritura de Redencin, n 72, ao 1855 (Desamortizacin, Archivo Histrico Provincial). Tal circunstancia podra ser reminiscencia del origen comunal de la mayor parte del paraje, circunstancia no extraa en el proceso colonizador del s. xix (Paniagua, 1992: 212) (figura 2). 3. Una propiedad discutida El archivo histrico familiar de los fundadores de la colonia recoge que su origen como finca se halla en el mayorazgo instituido en 1572 por Francisco Rodrguez Navarro (Mars, 2011), administrador alcaide del castillo de Villena, tenencia por la que reclam un salario nunca cobrado a su seor, Artal de Alagn, conde de Sstago (Soler, 1974: 140). En su familia desempe el cargo de merino y l mismo aparece, como propietario agrcola, en pleitos contra el paso de los ganados (Soler, 1974: 144, 509, 528). Uno de sus hijos prest servicio a sus expensas en varias campaas contra la sublevacin morisca de Las Alpujarras (Soler, 1974: 152). Es probable que el origen de la finca, en las dehesas del comn, se halle en algn tipo de compensacin por el salario no percibido o por los servicios prestados al rey. En 1593, Jusepe Rodrguez, hijo del anterior, vende tierras en Sax, por valor de 5.000 reales de velln, a Gaspar Salvador Mercader. Los Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 325 herederos de ste seguiran anexionando tierra al predio por compra y dotes matrimoniales, al tiempo que incorporaban ttulos nobiliarios. En 1765, Josepha Caro, viuda de Pedro Mercader, ampliara la finca con diferentes adquisiciones. Su nieta Sinforosa Frigola Mercader heredar la finca, con dos mayorazgos instituidos. Casada con Antonio Saavedra, barn de Albalat, en 1814 obtendr, tambin, los ttulos de condesa de Alcudia y Gestalgar (Mars, 2011). Antonio de Padua y Saavedra, conde de Alcudia y Gestalgar, obten- dra en 1887 la declaracin de Colonia Agrcola de 1 clase. En 1900 se asociaba con el ingeniero agrcola Mariano de Bertodano y Roncal, vizconde de Alzira, casado con Mara Avial Pea. Pero la crisis empez antes: a finales del s. xix se interrumpe la venta de vinos a Francia, en 1906 vencan las exenciones fiscales y los ayuntamientos de Sax y Villena apremian al pago de los impuestos. En 1907 se rompe la sociedad Saavedra y Bertodano por adulterio (entre Antonio y Mara). En 1937 fue colectivizada y pas a llamarse Colonia de Lina Odena (joven militante comunista muerta en 1936). El fallecimiento de sus inspiradores y la paulatina prdida de inters econmico (entre otros aspectos por la exportacin masiva de aguas) llevaron, en las dcadas centrales del s. xx, a un prolongado proceso de absentismo, abandono y endeudamiento. En 1945, la mayor parte de la finca est registrada a nombre del alicantino Manuel Navarro Nogueroles, intendente de Hacienda en Madrid (donde pudo conocer la situacin de la colonia) a la vez que empresario dedicado a la restauracin y hostelera, que a principios de los aos 1950 estaba transformando un huerto de Benidorm en una gran sala de fiestas (Moreno, 2012). En 1964 la propiedad aparece registrada a nombre de otra sociedad. Hoy, varios particulares (incluidos antiguos colonos) se disputan su propiedad, lo que es una de las principales causas de su deterioro. Pese a que la Ley 4/1998 de Patrimonio Cultural Valenciano exige literalmente que los propietarios y poseedores, por cualquier ttulo, de bienes incluidos en el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano estn obliga dos a conservarlos y a mantener la integridad de su valor cultural (art. 18.1). P or consiguiente, est fallando la aplicacin de la legalidad y la mera declaracin de BIC no ha supuesto iniciativa alguna en estos La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 326 aos, ni por parte de los propietarios, ni de las administraciones local y autonmica. AoFuente PropietarioSuperficie (ha) 1761 Catastro Ensenada* Pedro Mercader 73,4 1850 Amillaramiento* Conde Alcudia 131,7 1888 Amillaramiento* no consta138,0 1907 Expediente Mariano Bertodano Roncal 175,8 1911 Repartimiento Mariano Bertodano Roncal no consta1920 Contribucin Mara Avial Pea no consta 1928 Avance Catastro Mara Avial Pea 189,6 1945 Avance Catastro Manuel Navarro Nogueroles 116,69 * propiedades en Sax. Elaboracin propia. Tabla 1. Colonia de Santa Eulalia. Evolucin de la propiedad y superficie. Fuentes: citadas en el texto. 4. Las polticas de fomento de la poblacin rural: la colonia agroindustrial de Santa Eulalia La Colonia de Santa Eulalia se creara al amparo de los beneficios de las sucesivas leyes de colonizacin del campo (Ley de 21 noviembre de 1865, Ley de 11 de julio de 1866 de poblacin rural y Ley 3/06/1868 de Fomento de poblacin rural y nuevas bases de establecimiento de Colonias agrcolas), que proponan la ocupacin de todas las tierras baldas de Espaa, el fomento de nuevos pueblos y la construccin de viviendas y fbricas en el medio rural. Entre 1868 y 1904 se autorizaron 2.637 colonias, de ellas 48 en la provincia de Alicante, con una media de 2 edificios por colonia (Gil, 1980). La de Santa Eulalia se autoriz el 1 de julio de 1887, con medio centenar de edificaciones entre viviendas, talleres, almacenes y servicios, de ah su consideracin como colonia de primera clase. Entre las exigencias, cumplidas por Santa Eulalia, se dispona que la nueva finca no tuviese ms de 200 ha, que el casero anexo se ubi case a ms de 2 km de ncleo poblado, que todas las tierras estuviesen cultivadas, que existiesen industrias de transformacin, que la finca Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 327 quedase indivisible durante el periodo de exenciones fiscales (hasta 20 aos), que las viviendas estuviesen habitadas de continuo y tuviesen anexos pequeos huertos para el abasto familiar.La lista de privilegios es mucho ms extensa (lvarez, 1875). Entre ellos, adems de las diversas exenciones fiscales para los terrenos dese cados y roturados (como los comunales), destacan algunos de los desarrollados en Santa Eulalia, como el de explotar canteras, cons- truir hornos de yeso, cal y ladrillo, y establecer talleres en terrenos del comn. De igual modo quedaban exentas de tributos las industrias de transformacin de los productos agrcolas. As, se construyeron una fbrica de harinas, una almazara, un lagar y bodega de vinos, y una fbrica de alcoholes, con posibilidad de ofertar sus servicios a otros agricultores (de ah la dimensin de la fbrica de harinas de la colonia). Adems, podan importar maquinaria sin aranceles (figura 3). Tambin obtuvieron beneficios fiscales las casas de recreo, como el palacio de Santa Eulalia, desde el que se ejerca el principio de auto ridad (sometido al propietario hasta que la colonia pudiese acceder al rango de municipio). Para ello, se concede el uso de armas a los propietarios y a sus capataces o personas de confianza (Art. 5, Ley 3/06/1868). La obra Residuos de propiedad seorial en Espaa (Gil y Canales, 1988) resulta fundamental para entender la pretensin de esa sociedad mercantil formada por miembros del patriciado urbano y la nobleza menor. En ella se dibuja el perfil de los fundadores de nuevas colonias agrcolas, con el doble objetivo de conseguir extraordinarios beneficios agrcolas (ms por exenciones que por producciones) en tierras yermas o de muy baja productividad y, al tiempo, de mantener un estilo de vida propio del Antiguo Rgimen: Fueron miembros destacados del patriciado urbano caballeros y generosos, de comportamiento burgus, con actitudes precapitalistas, impregnados de una considerable dosis de racionalismo econmico y capaces de conciliar y apoyar sus arraigados designios de promocin nobiliaria con una cuidada administracin de sus patrimonios y, en determinados casos, perspicaz poltica de inversiones (Gil y Canales, 1988: 260). La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 328 En Santa Eulalia, el propietario, conde de Alcudia y Gestalgar, formara sociedad en 1900 con un ingeniero agrcola, tambin procedente de la nobleza menor vizconde de Alcira. Fueron propietarios apegados a la explotacin directa de sus tierras, mostrando as un criterio ms acorde con las prcticas burguesas que con la actitud absentista de la nobleza rentista (Bernab, 1985). Crucial resultaba, para el xito de Santa Eulalia, la presencia del ferrocarril hacia el puerto de Alicante (que abri una estacin en la colonia), los afloramientos de aguas conducidas a otras comarcas, pero con excedentes liberados en la propia finca (Ponce, 1991) y la todava importante demanda de vinos para el mercado francs (Ponce, 2016) (figura 4). La disparidad histrica de criterios para elaborar los recuentos difi - culta conocer el nmero exacto de habitantes que poblaron la colonia. Los padrones de habitantes consignan, por lo general, cifras mucho ms elevadas que los nomencltores: es posible que estn hinchadas por la posibilidad de eximirse del servicio militar y del pago de algunos impuestos municipales (figura 5). Figura 3. Planimetra de 1896. Hoja de Villena. Slo se recoge el edificio de la antigua hacienda y la ermita de Santa Eulalia. Fuente: Instituto Geogrfico Nacional, Minutas. Elaboracin propia. Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 329 Figura 4. La colonia de Santa Eulalia circa 1900. Los edificios ms altos se corresponden con las fbricas de harina y alcoholes. Al fondo, la carretera y ferrocarril Madrid-Alicante. Fuente: lbum de Sax. Figura 5. Colonia de Santa Eulalia. Evolucin del nmero de vecinos, viviendas y habitantes segn el Padrn y el Nomencltor. Pese a la disparidad de ambas fuentes, se observa el auge entre 1900 y 1970. Fuente: INE. Elaboracin propia. La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 330 De esas fuentes se conoce que buena parte de los primeros colo- nos procedan de Sueca (Valencia) sin duda por sus conocimientos del regado. La posterior industrializacin de la comarca (aos 19601970) atrajo a otros inmigrantes que, pese a alquilar viviendas en la Colonia, trabajaban en las fbricas de Villena y Sax, a las que accedan bien en bicicleta, bien utilizando el ferrocarril. Esas nuevas familias acabaran trasladndose a las cabeceras municipales de Villena y Sax en las ltimas dcadas del siglo xx, manteniendo la casa de la Colonia como vivienda secundaria, aprovechando el bajsimo alquiler y, en ocasiones, accediendo a su propiedad mediante penoso trmite, no exento de disputas legales. 5. El modelo moralista cristiano como patrn En el modelo urbanstico utilizado se vislumbra el trnsito desde el Antiguo Rgimen hacia el liberalismo a lo largo de todo el s. xix. En el proceso, los cambios polticos y sociales afectaron a la nobleza que, de clase pasiva rentistas va incorporndose paulatinamente a la burgue sa agrcola, mercantil e industrial, nueva clase emergente que regir las grandes transformaciones hacia el capitalismo. En ese contexto surge el higienismo, como corriente de pensamiento que defenda la profilaxis en todos los mbitos de la salud, como estrategia para mejorar el desarr ollo econmico y social, con tcticas aplicadas a la salud pblica (en prevencin de las enfermedades del cuerpo) y, tambin, a la salud moral (para prevenir la propagacin de nocivas ideologas sociales entre los trabajadores). Surge as, como medida estrella, la idea de las colonias agrcolas, agroindustriales e industriales alejadas de la ciudad, de sus patologas y de sus movimientos sociales (Dorel-Ferr, 2008). Los objetivos generales de tales disposiciones ruralistas eran repo blar el campo, mejorar sus rendimientos mediante nuevas tcnicas (en especial a travs del regado), y poner en explotacin los baldos y tierras comunales (de ah su vinculacin con los procesos de desamor tizacin). Pero tambin contribuir al freno de las nefastas influencias urbanas (movimientos obreros y republicanos). Son diversos los estu dios que consideran esas colonias como dispositivos de reforma social Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 331 y moral (Oyn, 1985), fundados sobre el fomento de la vida familiar, el respeto a la propiedad, y el paternalismo vinculado con una ideologa catlica reformista. Por eso la necesaria presencia de la iglesia y de la escuela atendida por monjas como servicios bsicos de Santa Eulalia. En el diseo de los asentamientos (tambin en Santa Eulalia) se incorpora el ideal ruralista desarrollado por las utopas cristianas de diseo de nuevas ciudades campesinas ciudades de la harmona en el s. xix frente a la degeneracin de las ciudades industriales. Se confa en el papel modelador de las conductas del urbanismo en forma de colonias jerarquizadas iglesia, palacio, casas de tcnicos, casas de obreros tanto ms perfecta cuanto ms aislada y sin races. El arraigo del colono a la tierra se consigue por el paternalismo, por la incorporacin de equipamientos y servicios urbansticos en la vida campesina, como iglesia, escuela, casino, teatro, correos, tienda, lavadero y jardines que igualaban, e incluso mejoraban, los prestados por la cabecera del municipio. Tambin por la exencin de tributos municipales (consumos, arbitrios, catastro y otros) y la excedencia de cumplir el servicio militar (lvarez, 1875). En sntesis, la gran explota cin capitalista se revesta como modelo moralista cristiano, que hunde sus races en las utopas de Eiximenis ao 1383 (Antelo, 1985) y de Toms Moro ao 1516 (Moro, 1995). En la construccin de la Colonia de Santa Eulalia pueden ras- trearse, adems, otros ideales filantrpicos. Bajo la influencia de los principios de la revolucin francesa, Ledoux (1736-1806) es uno de los primeros tericos que incorporan en sus planteamientos un trata miento adecuado para resolver el problema habitacional de los obreros (Rittaud, 2007). En su Ciudad Ideal introduce la idea de segregar los usos industriales de los residenciales, antecediendo las tendencias de descentralizacin recogidas en las propuestas de Ciudad Industrial y Ciudad Jardn. El urbanismo de la colonia se asemeja al modelo terico de Ledoux por la integracin de los espacios funcionales y por el anlisis de las necesidades de cada funcin, tanto de la fbrica, como del hbitat del proletariado: vivienda, centro cultural, espacios libres, accesibilidad y comunicaciones se distribuyen de manera ordenada, definiendo un plano fcilmente legible, flanqueado por huertos y jardines que acaban La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 332 de definir la transicin hacia el espacio rural. Como en el modelo, en Santa Eulalia las condiciones de vida de la poblacin proletaria son consideradas prcticamente en el mismo plano jerrquico que la propia actividad fabril, circunstancias verdaderamente extraas en la poca.En esas nuevas colonias, como en Santa Eulalia, el espacio de la burguesa y de la pequea nobleza, tanto el destinado a sus viviendas como el ocupado por las fbricas, talleres y almacenes, es objeto de un tratamiento arquitectnico formalmente definido por los cdigos del Neoclsico y ms tarde del Modernismo, que incorporan los avances tcnicos y el manejo de nuevos materiales hierro y vidrio y se planea incorporando los principios fundamentales del urbanismo, atendiendo a las infraestructuras, dotaciones y servicios. La ciudad colonial siempre se organiza como un reflejo de las estructuras del poder. La jerarqua es, pues, el primer principio de la ordenacin, y la plaza cuadrada la frmula elemental para el Figura 6. Plano de la colonia y estado de conservacin de los edificios: 1 palacio; 2 ermita; 3 patio de administracin oficinas y correos; 4 fbrica de alcohol La Unin; 5 lagar, bodega y almazara; 6 bodega coac; 7 hospedera y tienda; 8 casinete; 9 talleres; 10 teatro; 11 fbrica de harinas La Lucha (y fbrica de electricidad); 12 casa del capataz; 13 viviendas obreras; 14 almacenes agrcolas; 15 escuela; 16 lavadero. Fuente: elaboracin propia. Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 333 establecimiento de la iglesia y del palacio. La plaza de Santa Eulalia se halla donde convergen los principales caminos; es adems centro distribuidor de las principales calles, donde se abren los servicios (tienda, casinete, escuela, corr eos, hospedera) y donde se hallan las principa les viviendas (casa del capataz). Las zonas industriales se retranquean r especto de la plaza (almazara, harinera, lagares, almacenes y talleres). Junto a ellos se levantan los barrios obreros, con viviendas modestas pero muy dignas conforme a la poca, que se alejan tambin de la plaza principal. El primer barrio se articula cerrando en forma de patio la gran fbrica de harinas (Plaza de San Antonio). El Barrio Nuevo se dispone en la parte trasera del palacio y del teatro. Todas las viviendas disponen de un pequeo huerto para el autoconsumo. La organizacin de la circulacin de personas y mercancas tambin se halla jerarqui zada mediante calles de diferente seccin y diseo: calles arboladas y jar dines o calles industriales. El urbanismo es reflejo del orden y del higienismo fisiolgico y social: salud fsica y moral (figura 6). 6. El patrimonio en peligro: la necesidad de un plan director de uso y gestin Pese a que son varios los trabajos dedicados al anlisis del rico patri monio arquitectnico de Santa Eulalia (sin duda el ms completo es de Jan, Lillo y Snchez, 2005), sus edificios todava no forman parte de los catlogos de los planes generales ni de Villena ni de Sax. Entendemos que ese es el principal riesgo al que quedan sometidos, por cuanto las normas urbansticas locales son las que terminan aplicndose de ordinario. En el plan general de Sax (aprobado en 2004) el casero aparece clasificado como Suelo Urbano, sin otra consideracin. Mientras en el de Villena (aprobado en 2011) se consigna como Zona Rural de Proteccin genrica para ncleos rurales. Tampoco hasta 2016 fue considerado por el Gobierno valenciano y, en ese ao, su declaracin como Bien de Inters Cultural se debi al inters de una asociacin local, al empeo personal de algunos tcnicos de la Direccin Territorial de Cultura y de polticos de la Direccin General de Patrimonio, sin el suficiente apoyo de los ayuntamientos La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 334 implicados, que no vean en tal declaracin sino otro problema ms, y con menos inters de los propietarios, que vean afectados sus intereses inmobiliarios. A raz de esa declaracin se establecieron unas normas mnimas y un permetro de proteccin que afecta a todo el BIC. Pero sigue sin existir un inventario detallado que diagnostique el estado de conservacin, valore los inmuebles y haga sensatas propuestas de reutilizacin. Ante la incertidumbre, uno de los propietarios ha puesto en venta la propiedad como finca rural. Por todo ello se justifica plenamente la redaccin de un plan director de uso y gestin, en el que se tengan en cuenta los usos permitidos en la declaracin de BIC (tanto en el propio bien, como en su entorno) y se realice un diagnstico de actuaciones, con su correspondiente priorizacin, para la reutilizacin y gestin de la colonia. 6.1. La percepcin ciudadana: de ruina a patrimonio La transformacin lenta del paisaje, que es dinmico por naturaleza, ha obviado el valor intrnseco del conjunto de la colonia como patrimonio (Galindo y Sabat, 2009). Ya se ha comentado la todava escasa valoracin ciudadana de la herencia industrial como patrimonio. En el caso de la colonia, podra afirmarse que su apreciacin ciudadana comienza con la crisis industrial de fines del s. xx. De hecho, no ha sido considerado como tal mientras los edificios han permanecido en pie, aunque abandonados durante dcadas. Tampoco mientras los pro pietarios desde finales del s. xx intentaron promover diferentes usos, siempre fallidos por cuestiones legales inherentes a la propiedad. De hecho, la percepcin como patrimonio cultural de todos se ha dado cuando comenzaron los derrumbes y se puso pblicamente a la venta. Es decir, ha sido la transformacin acelerada del paisaje la que ha alte rado el hasta entonces relajado espacio vital paisaje existencial de los ciudadanos, provocando una reaccin de manual: movilizacin de las lites culturales, elaboracin de artculos divulgativos, seudocientficos y cientficos, excursiones escolares y otras propuestas activistas que, definitivamente, han conseguido despertar la adormilada conciencia ciudadana sobre el futuro de la colonia. Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 335 Pero una cosa es esa sensacin de prdida individual del paisaje y otra, todava muy lejana, la de poder asignar valores patrimoniales al paisaje actual de la Santa Eulalia. As, su valor como paisaje patrimo nial cultural e histrico se halla bajo mnimos, al no existir en el casero ninguna r eferencia al mito fundacional (las aguas y la Batalla), ni a su importancia ganadera, ni a los procesos de desamortizacin del s. xix, ni a los procesos de colonizacin del medio rural, ni al modelo social del antiguo rgimen instaurado. Tampoco en los edificios (vacos y/o vandalizados) quedan restos de la funcin industrial, ni residencial, ni socio-cultural. Tampoco mantiene el actual paisaje valores como indicadores de calidad medioambiental, dado el deterioro hasta la ruina y desapa ricin del conjunto inmobiliario, por el abandono de los espacios agrcolas, la desecacin de humedales y la sobreexplotacin del acu fero (que fue su razn de ser), o por la propia contaminacin del ro V inalop a su paso por la colonia. De hecho, en su lamentable estado actual, podra calificarse como una ruina ambiental. Galindo y Sabat (2009) proponen, adems, otro valor intrnseco al paisaje patrimonial, el de recurso econmico, que tampoco cumple Santa Eulalia en su actual circunstancia. Pero s puede cumplirlo, como todos los dems sealados, si se procediese a una consecuente rehabilitacin y restauracin ambiental y cultural, acorde con su historia y conforme con las exigencias de su catalogacin BIC. Pero la conciencia ciudadana todava no ha permeado los planes generales ni de Sax, ni de Villena, que son en ltima instancia las herramientas ms eficaces existentes en el mbito local para lograrlo, de acuerdo con las directrices recogidas en la Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana (CONSELLERIA DE MEDI AMBIENT, AIGUA, URBANISME I HABITATGE, 2011), que propone la recreacin de un centro cultural comarcal (recu peracin de los valores histricos, culturales y medioambientales), del que se podra desprender un proceso de recuperacin paralelo de la memoria histrica, que seguramente promovera un cierto turismo cultural, recurso econmico que podra revertir el deterioro fsico, y, claro est, como se defiende en este anlisis, la reorientacin y transformacin de todo el conjunto hacia sectores productivos de mayor La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 336 valor aadido. Se completara as la transicin desde su actual estado de ruina al de patrimonio. 6.2. Un problema legal con la propiedad La evolucin reciente de la propiedad ha experimentado un grave deterioro debido a denuncias y recursos entre herederos, entidades financieras, nuevos propietarios y viejos colonos que, de una u otra forma, estn haciendo valer sus derechos sobre la propiedad. Por un lado, dos nuevos propietarios se disputan la titularidad de la finca, llegando a un acuerdo tcito (pero no firme) sobre lo que potencialmente pertenecera a cada uno. En entrevistas personales con ellos, ambos han manifestado que no piensan invertir en la conservacin y restauracin de los principales edificios (los de mayor empaque arquitectnico y ms afectado por la ruina: palacio, fbricas, teatro) en tanto no se clarifique el deslinde de propiedad. Por otra parte, algunos de los que alquilaron casas obreras en las dcadas centrales del s. xx, ms all de los pleitos de titularidad, han seguido pagando la renta (irrisoria por la ausencia de un titular claro) y se mantienen como inquilinos (denun ciando claras actitudes de acoso para que abandonen los inmuebles). O tros viejos colonos enarbolan precarios ttulos de compra-venta con algunos de los propietarios. Entre tanto, la decadencia y ruina avanza y amenaza, de manera muy concreta, a los grandes inmuebles, vaciados por algunos de los propietarios, saqueados y vandalizados por el comn, ante el apar ente abandono. 6.3. Corresponsabilidad y obligaciones a partir de la declaracin BIC La declaracin en 2016 como BIC, con la categora de Espacio Etnolgico, supuso un avance en cuanto a su proteccin administrativa (delimitndola, determinando sus valores y describiendo los inmuebles que constituyen referentes caracterizadores de la misma, articulndose la correspondiente normativa protectora), pero no una paralizacin de su deterioro, ni un avance en su gestin. Tal declaracin es el mximo nivel de proteccin que puede conceder el Gobierno valenciano. Establece el rgimen general de Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 337 intervenciones (con sus excepciones), la prohibicin de introducir elementos impropios, define los usos permitidos y la normativa a aplicar para la conservacin de los inmuebles histricos (que no podrn ser demolidos, ni transformados, ni podrn aumentar su volumen edificado, restaurndose su carcter originario). Se explicita la recuperacin de las piezas y maquinarias de los inmuebles industriales que se conser ven y la salvaguarda del paisaje heredado, prohibiendo la edificacin nueva en el entorno de proteccin establecido. Se establecen los usos permitidos, todos los histricamente asociados al lugar, los que sean compatibles con la reutilizacin y disfrute patrimonial del espacio y la preservacin de sus valores paisajsticos, y por supuesto, el uso residencial en los edificios existentes. E n teora, la normativa de proteccin del BIC se considera sufi ciente a los efectos de la conservacin, restauracin y reutilizacin del Espacio E tnolgico y su entorno de proteccin, y, por tanto, exime a los ayuntamientos de Sax y Villena de la redaccin del plan especial (no de un necesario plan director de uso y gestin). Pero la realidad es que esa normativa se debe aplicar, que los propietarios la tienen que asumir, los ayuntamientos la tienen que hacer cumplir y el Gobierno valenciano tiene que sancionar a aquellos que no la cumplan. En ese sentido, ante la pasividad, el 11 de julio de 2017, a instancias de un grupo poltico (sin representacin ni en Villena ni en Sax), las Cortes Valencianas emitieron una resolucin instando a la Conselleria de Cultura a crear una mesa de trabajo para la recuperacin integral de la colonia, con la participacin de la Generalitat, los municipios afectados, propietarios, vecinos e instituciones pblicas y privadas, para elaborar un diagnstico y disear un plan director integral de conservacin de Santa Eulalia en el plazo de seis meses, sin que, a da de hoy, se haya convocado la citada mesa, ni que conste reclamacin alguna por las partes interesadas (CORTES VALENCIANES, 2017). 7. Conclusiones Del anlisis del asentamiento fsico se desprende que la ubicacin de la Colonia de Santa Eulalia obedece ms a la presencia de tierras La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 338 comunales que permitieron su expansin, a las excelentes condiciones de comunicacin y a la presencia abundante de agua, que al bajo potencial agrcola de sus suelos, r esponsable en ltima instancia de su ruina y decadencia. Se concluye que el abandono experimentado es fruto de la falta de percepcin ciudadana como patrimonio del pasado industrial ms reciente, como reflejan la ausencia de proteccin en los planes generales de Villena y Sax, y que la mera declaracin como BIC, sin estrategias reales (legales y presupuestarias), condicionan su conservacin, cuando no la empeoran por las limitaciones de uso que conlleva. En este caso concreto, los litigios por la propiedad de la finca han agravado el deterioro, hasta el punto de que, de no mediar una clara estrategia econmica que favorezca el aprovechamiento sosteni ble privado ser imposible revertir el estado de ruina (figura 6). Por ello, se impone la redaccin de un plan director de uso y gestin, que catalogue, diagnostique y establezca posibilidades de uso rentables en lo econmico, adecuadas a la naturaleza del contexto y a su memoria histrica. 8. Propuestas vinculadas con la nueva economa del ocio y del conocimiento La Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana 2010-2030 espe cifica que en el contexto donde se inserta Santa Eulalia se potenciar un parque logstico y una plataforma intermodal. Al mismo tiempo, se propone como lnea de actuacin prioritaria la mejora de la calidad del espacio urbano para implantar nuevos usos econmicos en el territorio, con el objetivo ltimo de enganchar las comarcas del Vinalop con el corredor de desarrollo econmico europeo (figura 7). 8.1. Campo de golf Antes de ser declarada BIC, una de las primeras alternativas estudia das fue la de su conversin en campo y club de golf, con la inevitable promocin de viviendas en forma de chals. Fue una opcin poco estudiada por la mala imagen que, en los aos 1990, acompaaba a ese tipo de promociones inmobiliarias y, tambin, por la insuficiencia de Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 339 agua para acometer el proyecto. No obstante, evitando los prejuicios, deberan analizarse pormenorizadamente las posibilidades de desarrollar tal empresa, una vez que se ha normalizado la prctica de ese depor te, al tiempo que la nueva economa del agua puede solventar el otro inconveniente. En ese proceso de valoracin, debera tenerse muy presente la posibilidad de que el parque inmobiliario existente pudiese ser reaprovechado, tanto para suplir las viviendas (o parte de ellas), como para acoger los servicios inherentes a esa prctica deportiva: hoteles (tal vez la gran fbrica de harinas), club social y restaurante (tal Figura 7. Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana, 2011. Propuestas para el entorno de Santa Eulalia. Adems, se propone un HUB de comunicaciones que integre los diferentes sistemas de comunicacin, para crear un rea de nueva centralidad entre Villena y Sax, que otorga a la colonia un destacado papel como centro cultural comarcal, en el contexto del nuevo nodo de actividad econmica pergeado. Fuente: Estrategia Territorial, 2011. Elaboracin propia. La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 340 vez el palacio), galeras comerciales y otros equipamientos especficos. Sera una propuesta en lnea con las urbanizaciones y centros de ocio surgidos en Francia junto a las estaciones del tren de alta velocidad (en Santa Eulalia tiene parada el AVE Madrid-Alicante) y con los villages comerciales, que podran utilizar el escenario y los inmuebles existentes, siempre sujetos a la normativa BIC. E l plan general en redaccin de Sax propone desarrollar un total de 286 viviendas justo al lado de la colonia (ZND-RE3 Colonia de Santa Eulalia), que linda con el BIC y se propone directamente sobre el entorno de proteccin, donde solo cabran los usos tradicionales del sector, es decir, agricultura de secano (figura 9). Hasta enero de 2019 propuesta como campo de golf y hoy (tras alguna reflexin al respecto) sin definir su ordenamiento (INCOTEC, 2019), aunque el concepto campo de golf sigue apareciendo en las fichas de unidades de actuacin. La idea que maneja el nuevo plan general es impulsar un plan especial de reforma interna PERI en el BIC para subsanar las deficiencias en infraestructuras. Solo eso, de ah la figura elegida en lugar de un plan especial del Espacio Etnolgico PEEE, mucho ms completo y que atiende, tambin, al patrimonio edificado. Para finan- ciar el PERI se propone vincular la nueva zona residencial que se anexa, mediante convenio urbanstico entre propietarios y Ayuntamiento, que debera destinar los supuestos beneficios (pblicos) a la mejora de las infraestructuras y equipamientos de la colonia, pero no a la protec cin de la propiedad privada los edificios de la misma. P or tanto, siendo loable el empeo, no parece la solucin ms ade cuada. Por la afectacin al entorno de proteccin y por la figura legal elegida, el convenio urbanstico, que ha sido muy criticada por los exce sos que ha conllevado su aplicacin prctica. Entre ellos, la posible falta de transparencia y/o participacin pblica y de concurrencia de otros promotores para el desarrollo del enclave, que se sustrae al plan general en redaccin. Y en sentido contrario, los posibles litigios entablados por los propietarios si sienten que son exigidos con prestaciones ms gravosas que las contempladas legalmente para la propiedad. Especial atencin merecer el que, mediante ese convenio, no se proceda a la Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 341 cesin de las prestaciones y obligaciones administrativas irrenunciables, que puedan ver afectado el PERI o el ms deseable PEEE de la colonia. 8.2. Un freight village De acuerdo con la literalidad de las propuestas, existe el riesgo de crear un mero freight village (literalmente pueblo de carga) orientado hacia la logstica. De hecho, Santa Eulalia rene todos los requisitos para constituirse como freight village: concentracin de medios de transporte ferrocarril convencional, tren de alta velocidad, nudo de autovas y carreteras nacionales, muy prxima al puerto y al aeropuerto, inserta en el eje del sistema productivo del calzado, vecino de los sistemas productivos del juguete y del textil, con una gran accesibi lidad desde las principales ciudades alicantinas. Adems, su ubicacin en el interior de la provincia hace que el precio del suelo sea ms bajo que en el litoral y, al tiempo, que exista mayor disponibilidad de ese recurso (ms escaso en las comarcas litorales). As, el Alto Vinalop se ha propuesto como mbito para zona de fiscalidad especial (zona franca) vinculado con el puerto y aeropuerto de Alicante. Incluso el plan AEROPAT impulsado por la Generalitat Valenciana propone en las inmediaciones el desarrollo de un aerdromo, que tendra por Figura 8. Los sucesivos conceptos vinculados con la gestin estratgica de mercancas y el posible papel del emplazamiento de Santa Eulalia en ese sistema (no slo como freight village, atendiendo al HUB de comunicaciones), que coincide a grandes rasgos con el corredor industrial del Vinalop. Fuente: McMaster Institute of Transportation & Logistics, 2011. Elaboracin propia. La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 342 objeto mejorar las comunicaciones (tursticas y comerciales) y para dar respuesta a situaciones de emergencia (CONSELLERIA DE MEDI AMBIENT, AIGUA, URBANISME I HABITATGE, 2011). En un informe para el Ministerio de Transporte de Ontario (Canad), se defina as el concepto de freight village (McMaster Institute of Transportation & Logistics, 2011): centro logstico donde las diferentes mercancas se agrupan y preparan para el transporte ms conveniente. La funcin principal es la gestin del transporte com binado (carretera, ferrocarril, aerdromo, proximidad al puerto). Las sinergias generadas r epercuten en la mejora de la eficiencia econmica de las empresas vinculadas. Sin duda, el entorno de Santa Eulalia rene todas esas condiciones, y podra ser el nodo de desarrollo de empresas de logstica encargadas de gestionar los diferentes modos de transporte (carretera, ferrocarril), de empresas de transporte (transitarios, almacenamiento), de empresas de servicios de transporte complementarios (servicios de vehculos, ser vicios de consultora), as como de empresas industriales y comerciales atradas por la dinmica del entorno: la proximidad espacial promueve la cooperacin de las empresas en el entorno (figura 8). La Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana sugiere esta opcin como la ms idnea para el contexto, siempre que las operaciones urbansticas incluyan en sus desarrollos el permetro del BIC que, de ese modo, por un lado, pueda aportar su parque inmobiliario para acoger algunas de las nuevas empresas (incubadoras de empresas, espacios compartidos coworking, hoteles y restaurantes) o viviendas en alquiler (o pr opiedad) y, por otro lado, se beneficie de las cesiones obligatorias de suelo y aprovechamientos que comporta toda operacin urbanstica, para mejorar su entorno (zonas verdes y equipamientos) y rehabilitar sus edificios ms emblemticos. Se trata pues de sumar la voluntad poltica de los responsables municipales en tan interesante propuesta. No obstante, el nuevo plan general de Sax (en tramitacin), que s propone el desarrollo del parque logstico La Par, con unas 80 ha, pegado al BIC de la colonia, lo desvincula totalmente del mismo, de forma que las obligadas cesiones por los procesos de urbanizacin Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 343 no beneficiarn en absoluto a la Colonia que, de todas formas, por la vecindad, recibir el impacto del parque logstico (figura 9). 8.3. Un espacio hig tech Sin desdear a priori las anteriores propuestas, consideramos que la Colonia tiene mucho ms potencial como village para creativos, artistas, literatos y jvenes emprendedores en materias de innovacin y TICs. Conforme con otras experiencias estatales e internacionales, su escenario, bien rehabilitado, constituira el marco ms apropiado para dar cobertura a actividades de la denominada nueva economa del conocimiento. El conjunto patrimonial de Santa Eulalia, mediante propuestas ajustadas a su naturaleza y conforme con la declaracin BIC, podra Figura 9. Plan general de Sax (versin preliminar). El BIC Santa Eulalia y las propuestas vecinas: unidad de ejecucin residencial (286 viviendas sobre 11,4 ha), directamente sobre el entorno de proteccin del BIC (donde slo caben usos tradicionales: agricultura de secano) y parque logstico. Fuente: https://www.sax.es//plan-general-sax [28/03/2019]. Elaboracin propia. La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 344 convertirse, paulatinamente, en sede de un incipiente conglomerado de industria cultural, con su potente atractivo de talento y, adems, con la capacidad para retener en estas comarcas el talento propio, ahora forzado a emigrar. Los trabajadores de esa nueva economa son profesionales cualificados, capacitados para generar nuevas tecnologas y contenidos creativos, e incluyen a una variada panoplia de formaciones: cientficos, ingenieros, arquitectos, diseadores, profesores, artistas, msicos, artesanos, cocineros y otros muchos (Florida, 2002). No debe pensarse por tanto (solo) en una lite de artistas y/o profe- sionales aislados, ya que tambin las industrias tradicionales calzado, persianas, textil, juguete, estn incorporando a sus productos los valo res de diseo y de creatividad, para diferenciarse de sus competidores y ser ms competitivos (Casani, Rodrguez y Snchez, 2012). As, como secciones externalizadas o como pequeas empresas subcontratadas, la colonia ofrecera (debidamente rehabilitada) un nicho excepcional para la aparicin de nuevos modelos de negocio en cuyas cadenas de valor primen la creatividad, la habilidad y el talento. Son conceptos tambin manejados como las 3 Ts: tcnica, talento y tolerancia, es decir, capacidad de compartir diferentes modos de vida, circunstancia que es posible en un village convenientemente adecuado, como podra ser la colonia (Landry, 2000). En otras partes, ese proyecto ha dado pie a pequeas smart cities (ciudades inteligentes), donde se desarrollan eficazmente cluster digi tales, por lo comn apoyados por la iniciativa pblica, para impulsar el sector de las TICs (tecnologas de la informacin y la comunica cin), mediante frmulas de networking: actividad social y, a la vez, econmica, que pone en r elacin a profesionales de la creatividad, a emprendedores y a posibles financiadores, con el propsito de com partir ideas, conocimiento y oportunidad de negocio (Clster Digital, 2016). Sin duda, el potencial de Santa Eulalia alcanza tambin a esa posibilidad. El concepto de ciudad creativa puede darse en un nuevo asenta miento, convenientemente diseado para generar una atmsfera de Gabino Ponce Herrero y Jos Antonio Lpez Mira 345 colaboracin entre creativos. Ejemplos son el Aldealab de Cceres1, las aldeas de la cultura gallegas2, las High Tech High Village de California3, vinculadas con la universidad, o los creatives villages fran- ceses 4. Tambin por el desarrollo de actividades de fuerte componente creativo en ciudades tradicionales, asociadas en una red con el amparo de la UNESCO (UNESCO, 2019). En todos los casos, se exige la recreacin de un entorno creativo, un escenario vital que propicie el encuentro y la colaboracin, donde se concrete una oferta residencial especfica (ajustada al perfil menos sedentario de los creativos) y se fomente la aparicin de las industrias creativas. En ese sentido, en Santa Eulalia ya se han dado episodios, aunque espordicos, de creati vidad vinculada con el cine (el rodaje de la serie LAlqueria Blanca), y la especificidad de algunos r estaurantes (cocina vasca, cocina catalana, cocina tradicional) podran ser germen, como en Denia, de un hub de gastronoma: oferta de despachos (fijos y flexibles) y espacios de cocina habilitados para el coworking, oficinas virtuales, salas de reuniones y otras dependencias en las que impulsar los proyectos, con el menor riesgo posible para los emprendedores, favoreciendo sus posibilidades de xito (Hub Gastronmico, 2019). Se tratara de reforzar el actual atractivo gastronmico de Santa Eulalia bajo impulso pblico, mixto o privado, en forma de crowdwor king para que jvenes emprendedores puedan desarrollar sus proyectos o madurar su startup, de manera colaborativa, en espacios de coworking, donde jvenes profesionales autnomos, teletrabajadores y empresarios compartan espacio. Por todo ello, creemos que, mediada una conveniente estrategia integral de futuro, y tras el necesario proceso de rehabilitacin y redi seo de los espacios funcionales, la colonia tiene un enorme potencial para conv ertirse en un contexto creativo milieu creativo para acoger a todo tipo de emprendedores, intelectuales, artistas, activistas socia les, estudiantes y lderes con visin, reunidos en un contexto abierto, 1. http://www.aldealab.es/es/categoria/creatividad [26/06/2019] 2. http://nocomun.com/p=1293&lang=es [26/06/2019] 3. www.newvistadesign.net/pages/proj.HTH.vill.html [26/06/2019] 4. http://www.ovronnaz.ch/events/event/creatives-villages/ [26/06/2019] La Colonia de Santa Eulalia en la nueva economa del ocio y del conocimiento 346 cosmopolita, integrador y atractivo en el que se potencie la interaccin y el nacimiento de nuevas ideas. La Universidad de Alicante ya realiz propuestas concretas a propietarios y polticos locales para instalar un campus en el asentamiento: habilitar el palacio como sede universitaria (aulas, sala de exposiciones y administracin), la fbrica de harinas como colegio mayor, recuperar el teatro para actividades culturales, rehabilitar el lago para actividades deportivas y habilitar las viviendas disponibles para alquiler. Al no haber tenido ninguna acogida, se han abierto unas muy modestas dependencias universitarias en Villena y Sax.La globalizacin y la transversalidad de la nueva economa del conocimiento soplan a favor del cambio cualitativo, falta convencer a los actores locales de que el patrimonio cultural, lejos de ser una carga, puede convertirse en motor de desarrollo econmico. Referencias bibliogrficas lvarez, M. (1875). Tratado sobre los privilegios concedidos a las fincas y colonias rurales. Almera: Impr. Mariano lvarez. lvarez, M. A. (2011). 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El legado patrimonial tangible e intangible que atesora la localidad ha sido puesto en valor mediante la implementacin de estrategias destinadas a ofrecer vivencias a travs de los sentidos a todo tipo de pblico, bien mediante diferentes productos tursticos que muestran la vida cotidiana en el pasado, bien a partir de experiencias relacionadas con el trabajo de la arcilla y la elaboracin de piezas de barro. Desde la iniciativa pblica se ha impulsado la valorizacin patrimonial de la alfarera, mientras que los talleres artesanos se han incorporado progresi vamente a estas lneas de actuacin, creando sinergias muy positivas para el desarr ollo integral de una oferta turstica en constante crecimiento. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 353-376. 354 Palabras clave: artesana, alfarera tradicional, patrimonio cultural, turismo industrial, cermica, salvaguardia. 1. Introduccin Agost es una pequea localidad situada a 18 km al noroeste de la ciudad de Alicante, a medio camino entre las comarcas de lAlacant y el Medio Vinalop. Su ubicacin cercana a la costa pero, al mismo tiempo, al interior y en una posicin perifrica respecto a las principales vas de comunicacin ha marcado la evolucin histrica de la localidad. Las amplias zonas frtiles han permitido el desarrollo de una agricultura de secano que hoy en da sigue siendo una de las actividades econmicas del municipio. Por otra parte, el valle en el que se encuentra Agost presenta una gran variedad de suelos, abundando diferentes tipos de margas que han sido empleadas para la elaboracin de cermica, tanto de alfarera como de materiales para la construccin, como ladrillos y tejas. La elaboracin de productos cermicos se convirti en la principal fuente de empleo desde finales del siglo xix y en sea de identidad colectiva de Agost hasta la actualidad. En este trabajo analizaremos los recursos patrimoniales conservados actualmente, as como las estrategias de promocin y difusin implementadas desde el sector pblico que han permitido implicar a los talleres artesanales en las mismas, creando sinergias que permiten ser optimistas respecto a la continuidad del oficio artesano de la alfarera. 2. Evolucin histrica de la alfarera El primer testimonio acerca de la existencia de alfareros en Agost se remonta al siglo xiii, concretamente a un documento recogido en el Libro de la Corte del Justicia de la villa de Cocentaina. En l se menciona un pleito por impago en el que est implicado un alfarero afincado en Agost, un canterer desta vila qui estava en Agost (Torr, 2011: 339). Dado que en el siglo xiii el verbo estar se entiende como Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 355 sinnimo de vivir, podramos concluir que el artesano vivira en esta localidad (Ponsoda Sanmartn, 1996).No ser hasta finales del siglo xviii cuando volvamos a tener referencias acerca de la produccin cermica en la localidad. En este caso, se relaciona con la fabricacin de material de construccin para la obra de conduccin de agua desde Aspe hasta Elche, promovida por el Obispo Tormo. En 1785 el alfarero Miguel Moll de Molina, vecino de Agost, consigui el encargo de la realizacin de los arcaduces de la obra (Mejas y Martnez, 2017: 54-55). Ms adelante, en 1789, se daba por cerrado el contrato y el trabajo encargado a Miguel Moll, habiendo entregado un total de 18.500 varas valencianas de arcaduces barnizados, as como caos para reposicin de piezas y algo ms de 300 caos de menor tamao para la conduccin (Mejas y Martnez, 2017: 61-62). Ello nos da cuenta de la importancia del encargo realizado y del grado de especializacin de la alfarera de Miguel Moll. Poco tiempo despus, en 1795, J. Cavanilles en sus Observaciones sobre la Historia Natural, Geografa, Agricultura, Poblacin y Frutos del Reyno de Valencia, indicara que la mayora de la poblacin se dedicaba a la agricultura, excepto un corto nmero de alfareros (Cavanilles, 1795: 254). A principios del siglo xix se documenta un pleito que enfrent a diversos alfareros con el Barn de Cortes de Palls, seor de Agost, por el pago de un impuesto que gravaba la produccin de cermica. El noble planteaba cobrar en funcin del nmero de tornos existentes en cada obrador, es decir, por la cantidad de alfareros que estaban ela borando piezas. Por su parte, los artesanos pretendan pagar por taller, no por torno . Ante la falta de acuerdo, el caso lleg a los tribunales, destacando la unin de los alfareros para hacer frente al pleito, en un ejemplo de agrupacin gremial. El conflicto se prolong, entre vistas y recursos, durante una dcada. En el transcurso de este largo proceso, los alfareros decidieron hacerse cargo de los gastos de construccin de una ermita, la de Santa Justa y Santa Rufina. sta se situara en la calle de las Alfareras, y esta ra bajo la advocacin de las patronas protectoras de su oficio, Santa J usta y Santa Rufina (Asociacin de Ceramologa, 1995). Conocemos el nombre de los diez alfareros que sufragaron los gastos del edificio Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 356 Figura 1. Ermita de Santa Justa y Santa Rufina, en primer trmino, en la calle Alfareras. Fuente: Archivo grfico del Museo de Alfarera. Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 357 religioso, cuya fundacin se remonta a 1821, que vienen a coincidir con los que aparecen citados en el pleito judicial (Schtz, 1994). Se trataba de una iniciativa con un gran simbolismo, puesto que se erigi en la calle Alfareras, es decir, donde se encontraban los talleres ms antiguos, entre medianeras, por tanto, no exenta, sino dentro de la configuracin de la propia calle, prcticamente como un taller de alfarera ms. Si bien se han puesto sobre la mesa diferentes visiones acerca de la importancia de la alfarera a principios del siglo xix, s existe con senso en considerar el despegue que vivi la actividad alfarera a partir de la segunda mitad de la centuria, impulsada por la constr uccin de la lnea de ferrocarril entre Madrid y Alicante, inaugurada en 1858 (Schtz, 2015b: 85). La nueva infraestructura permita un rpido transporte a zonas de la pennsula Ibrica a las que anteriormente resultaba complicado llegar a travs del transporte terrestre. La esta cin de la vecina Monforte del Cid era el punto en el que se cargaban las partidas de botijos y cntaros, que empezaron a competir con los de otros centros alfareros, llegando incluso a desbancarlos (Schtz y Rodrguez-Manzaneque, 2004: 43). En este contexto, los talleres de Agost fueron introduciendo progresivamente nuevas formas a su elenco de productos, ofreciendo aquellas que tenan demanda en otras regiones espaolas. El siguiente espaldarazo a la produccin y exportacin lo ofrecie ron los acuerdos comerciales entre Francia y Espaa en el marco de la poltica colonial de ambos pases eur opeos. Se inici entonces un floreciente comercio con el norte de frica y las colonias francesas de Argelia y Marruecos, que llev a muchos alicantinos a trasladarse a Argelia, en un movimiento migratorio continuado a lo largo de varias dcadas (Bonmat, 1989; Schtz, 2015a: 35-43). Este despegue de produccin vino a coincidir con el inicio de una nueva serie de vasijas decoradas con la tcnica de la barbotina, conocida como ramejat o bordado entre la poblacin local, que se basa en la aplicacin de arcilla diluida en agua mediante una jeringa de hojalata sobre la superficie an tierna de las piezas de alfarera (Schtz, 2000: 11-12). Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 358 Ante la necesidad de aumentar la produccin y las instalaciones de los talleres, se produjo el paso de las casas-taller hacia un modelo de fbrica. En el primero, el ncleo familiar trabajaba en una produccin limitada de piezas, en un espacio compartido con su vivienda particu lar. En el segundo, se desarroll un modelo productivo especializado con tar eas asignadas a diferentes operarios, que se complementaban, consiguiendo una cantidad de produccin destacable (Schtz, 2015b: 85). Un ejemplo de fbrica que inici su andadura a inicios del siglo xx es la de Severino Torregrosa (1902-1975), que alberga actualmente el Museu de Cantereria (Museo de Alfarera) (Schtz, 2015a: 56). Como dato a tener en cuenta, uno de los hornos que se conservan en el museo tiene una capacidad aproximada de entre 7.000 y 8.000 piezas. La situacin de bonanza econmica se mantuvo hasta la Guerra Civil (1936-1939), cuyos devastadores efectos se hicieron notar en la economa local y, particularmente, en la alfarera. Posteriormente, la situacin de precariedad durante la posguerra, as como la incipiente inestabilidad de las colonias francesas en el norte de frica, provocaron el cese del comercio con Argelia y Marruecos (Schtz, 2015a: 41). En el mercado interno, si bien se mantuvo un buen ritmo de ventas, a partir de la dcada de 1960 se produjo un importante trasvase de mano de obra hacia la fabricacin de material de construccin. La poltica de industrializacin de la economa, as como de modernizacin, la intro duccin de electrodomsticos, la llegada de agua corriente a las zonas rurales y la gran mayora de barrios de grandes y medianas ciudades, provocaron un descenso considerable en la demanda de productos utilitarios de alfarera. Asimismo, la poltica desarrollista del Estado, que favoreci la construccin de viviendas en las ciudades, iniciando la despoblacin de las zonas rurales, favoreci al sector de la construccin (Snchez y Huertas, 2014). De ese modo, la mano de obra, especialmente la femenina, se des plaz a las fbricas de ladrillos y tejas, dado que obtenan un sueldo mayor que en las alfareras con un trabajo fsico ms llevadero (Schtz, 2015b, 86). Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 359 La reduccin de las plantillas y el acusado descenso de la demanda sumieron a la alfarera en una gran crisis que conllev, al igual que en el resto de Espaa, el cierre de buena parte de los talleres artesanales. Si en las dcadas de 1970 y 1980 se contabilizaba alrededor de una veintena de talleres abiertos (Vossen et al., 1975: 21-24; Seijo, 1977: 74; Schtz, 1985: 23), en la actualidad su nmero se ha reducido drsticamente, quedando cuatro abiertos al pblico (al por mayor y al detalle), mientras que un par ms trabajan slo para mayoristas (Peidro, 2017: 108). 3. Recursos patrimoniales ligados a la alfarera La intensa actividad relacionada con la alfarera ha generado un abun dante patrimonio tangible e intangible, desde los obradores, una ermita dedicada a las patronas protectoras del oficio, huellas de la actividad alfarera en las calles ms antiguas del centro histrico o los objetos elaborados por los artesanos, pasando por el propio oficio, con sus tcnicas, destrezas, usos y costumbres, que despiertan el inters de turistas y curiosos. La crisis que afect al sector cermico con la llegada de agua pota ble a las viviendas as como la introduccin de los electrodomsticos provoc, como hemos comentado anteriormente, el cierre de un buen nmero de talleres artesanales. La situacin actual de la mayora de ellos es de abandono completo, por lo que urge la puesta en marcha de medidas para evitar la prdida irremediable del patrimonio arqui tectnico vinculado al oficio, que son los talleres y fbricas. Al margen de las que se encuentran ho y en da en produccin, la antigua fbrica de Torregrosa, que alberga el Museo de Alfarera, es la nica que se ha recuperado para un uso distinto al primigenio. Cerr sus puertas en 1975 como fbrica, ubicndose un taller museo de la mano del artista Facundo Senpau Roca, para posteriormente abrir como Museo de Alfarera de la mano de Ilse Schtz, fundadora de la institucin en 1981. Saliendo del centro histrico nos encontramos con dos elemen - tos patrimoniales ntimamente relacionados: la Font de lAbeurador Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 360 (Fuente del Abrevadero) y el Lavadero Municipal. La primera data de 1699, siendo la ms antigua de la poblacin, cuando se canalizaron las aguas procedentes del Barranc Blanc. El constante uso de cntaros para el abastecimiento domstico de agua hasta la llegada del agua canalizada a las viviendas ha dejado huellas de desgaste en la superficie de la fuente, que son fcilmente observables en la actualidad. Si bien el Lavadero Municipal no est directamente relacionado con la alfarera, s lo est, por su ubicacin, con la Font de lAbeurador, puesto que se nutre de sus aguas. Su construccin se habra producido en un momento indeterminado del ltimo cuarto del siglo xix. Su ereccin se vincula al desarrollo de diversas epidemias en la regin, como la de clera de 1885, al tiempo que se desarrollaba el concepto de higiene personal, por el que se instaba a la poblacin a lavar la ropa de forma habitual, tratando de evitar el contagio de enfermedades (Vidal, 2016). El Lavadero fue cubierto a mediados del siglo xx, cerrado al pblico en los aos ochenta y puesto en valor a principios del siglo xxi. Actualmente se conservan las diferentes pilas para el lavado, as como las hileras de piedra donde se colocaban las mujeres (que solan ser las usuarias habituales) para proceder al lavado. Ambas construcciones, Font de lAbeurador y Lavadero Municipal, son fundamentales para entender la vida cotidiana de la poblacin en los siglos xix y primera mitad del xx. Adems, las primeras alfareras documentadas se encuentran concentradas en los alrededores de la fuente, en las actuales calles Vents y Alfareras. La necesidad de abastecerse de agua para los talleres, especialmente para la decantacin de la ar cilla, explica la ubicacin de los obradores en las inmediaciones de la fuente. As, en la calle Vents se pueden observar marcas dejadas sobre el enlucido de las paredes de los talleres artesanales. Se trata de conteros, lneas paralelas incisas con las que los trabajadores llevaban el control del volumen de piezas que se iban cargando en los carros. Por otro lado, el paso por estas estrechas calles de los carros cargados con madera para la coccin en los hornos, ha dejado en diferentes puntos seales de rasgado de la capa superficial de estuco de las fachadas, lo que permite Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 361 imaginar el gran volumen de combustible necesario para proceder a realizar una coccin en un horno rabe.En la calle paralela, denominada Alfareras, se ubica la ermita de Santa Justa y Santa Rufina, patronas protectoras del oficio, de la que se ha tratado en el apartado anterior. Tal como se ha mencionado, la construccin de este edificio se remonta a 1821, como muestra de la unin de los alfareros frente al seor de Agost. El edificio fue restau rado en 1995 debido a los problemas de conservacin que presentaba (Asociacin de Ceramologa, 1995), algunos de los cuales, como grietas en los alzados, han vuelto a aparecer dos dcadas despus de la intervencin. Desde el punto de vista arquitectnico, la ermita no difiere de otros ejemplos contemporneos. No obstante, el simbolismo del que quisieron dotarla los artesanos se puede observar en varios elementos, especialmente en el exterior del edificio. Por una parte, el color de la fachada recuerda al de la arcilla local, mientras que la cpula est rematada con tejas barnizadas con los colores que tradicionalmente se han utilizado en la alfarera de Agost, el verde y el miel (Asociacin de Ceramologa, 1995; Rodrguez-Manzaneque, 2012). Asimismo, la fachada est rematada con piezas de alfarera barnizadas en tonos miel y verde. En el interior del edificio encontramos las imgenes de las patronas, que presentan miniaturas de piezas de alfarera ela boradas por los artesanos locales, situadas a sus pies como ofrendas, manteniendo la iconografa habitual en las r epresentaciones de estas santas. Todo ello convierte a la ermita de las Santas Justa y Rufina en un edificio singular dentro de la arquitectura religiosa de la provincia de Alicante (Candelas, 2004). Fuera del ncleo urbano se encuentra una cantera comunal de extraccin de arcilla, popularmente conocida como terrer dels pobres. Se trata de un recurso fundamental para entender el desarrollo de la alfarera, puesto que cualquier artesano puede obtener arcilla de este espacio. Algunos alfareros mezclan la materia prima de este lugar con la obtenida de canteras propias, dando un resultado nico a las piezas que elaboran en sus talleres. Este elemento natural ha sido interpretado para visibilizar la singularidad de sus caractersticas geolgicas. Se trata Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 362 de una arcilla calcrea muy porosa, que permite elaborar piezas de alfarera que confieren buen sabor al agua, al tiempo que la refrescan, por un proceso de termodinmica muy eficiente. Finalmente, el principal recurso vinculado a la alfarera es el propio oficio, es decir, el proceso de elaboracin de la cermica. Estudiado y difundido por Ilse Schtz en multitud de trabajos (Schtz, 2006; 2015a; Rodrguez-Manzaneque y Schtz, 2010), paradjicamente, es el recurso ms frgil, puesto que se encuentra en peligro de desaparicin ante la ausencia de relevo generacional. Actualmente, los alfareros ms jvenes se acercan a la cuarentena, mientras que la mayora de los que quedan en activo superan los 60 aos y estn muy prximos a la jubilacin. 4. Productos tursticos El territorio rural valenciano dispone de gran cantidad de recursos culturales que pueden convertirse en productos tursticos, atractivos para el visitante. Su utilizacin de forma sostenible permitir su conservacin y empleo como reclamo turstico (Beltrn, 2008: 149-161). Agost se ha identificado histricamente como municipio de carc ter agrcola e industrial. A inicios del siglo xx la actividad mayoritaria era la alfarera, sustituida de forma progresiva por la fabricacin de material de construccin, principalmente tejas y ladrillos. El desarrollo industrial vinculado a la cermica ha legado un importante patrimo nio tangible e intangible, que a da de hoy constituye el principal reclamo turstico del municipio. Pese a la importancia de estos recursos patrimoniales, su valorizacin y aprovechamiento turstico se ha ido alcanzando lentamente, partiendo del impulso de la iniciativa pblica, al que se ha ido sumando la industria viva. No obstante, en el caso de Agost confluyen determinadas cir- cunstancias, comunes en el desarrollo del turismo industrial, que han contribuido a la desvalorizacin del oficio de la alfarera como recurso turstico. Por un lado, la alfarera ha sido entendida histricamente como una fuente de trabajo siendo, adems, duro. Asimismo, los productos elaborados en el torno son fundamentalmente utilitarios, Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 363 carentes de valor en el imaginario colectivo. Quiz este ltimo aspecto comience a cambiar con la revalorizacin de los productos naturales y ecolgicos frente a la industria del plstico.As las cosas, la alfarera se desarrolla en un entorno territorial de carcter industrial, que, a nivel general, como municipio, ha vivido de espaldas al turismo, por lo que carece de estructuras complementa rias tales como empresas de servicios tursticos, oferta de alojamiento, tiendas adaptadas al visitante, etc. El propio desarrollo econmico de la localidad ha generado ciertos impactos visuales que perjudican el desarrollo de la oferta turstica. Por ltimo, debemos destacar que hasta hace apenas una dcada, los talleres de alfarera haban centrado sus esfuerzos en la produccin de objetos de cermica y la venta al por mayor, quedando en un segundo plano la venta al detalle, as como la atencin al visitante o curioso que se acercaba al taller a ver trabajar a los artesanos en el torno. Fue principalmente a partir de la crisis econmica iniciada alrede dor del ao 2008 cuando los alfareros comenzaron a tomar conciencia tanto del valor patrimonial que atesoraban como de su potencialidad desde el punto de vista turstico. La falta de sensibilidad de la sociedad hacia el patrimonio industrial es un hecho bastante comn en las sociedades post-industriales. Los recursos procedentes del pasado industrial poseen un marcado carcter de vulnerabilidad y fragilidad debido a diferentes factores. Podramos destacar la gran dificultad para establecer criterios homogneos sobre su proteccin dado el gran volumen y variedad de elementos a con servar, su elevada estandarizacin, as como rpida transformacin y obsolescencia (Azcrate y Fernndez, 2017). Afortunadamente, si bien a finales del siglo xx el uso turstico del patrimonio industrial era bastante desconocido en nuestro pas, constituyendo incluso un campo indito por explorar (Llurds, 2000), a da de hoy son muchas las propuestas que encontramos alrededor de los recursos patrimoniales industriales (Pardo, 2016). El principal recurso turstico de Agost es el Museo de Alfarera, del que trataremos en detalle ms adelante. Desde el museo se gestiona toda la oferta turstica del municipio, constituyendo un centro receptor Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 364 de visitantes y difusor del patrimonio cultural, a partir del cual articulamos el resto de productos (Peidro y Riquelme, 2017). Aparte del patrimonio alfarero, dentro del casco histrico encontra- mos edificios religiosos que se encuentran en diferentes circunstancias, desde el punto de vista de su uso y estado de conservacin. Por un lado, la iglesia de San Pedro Apstol cumple su funcin de templo cristiano y slo puntualmente es visitada dentro de una de las rutas tursticas que gestiona el Ayuntamiento de Agost, a pesar de contar con espacios singulares, como el caso de la Capilla de Comunin. Por otra parte, la ermita de las Santas Justa y Rufina mantiene un uso cultual, aunque se encuentra dentro de la Ruta de la Alfarera, por lo que es visitada frecuentemente a lo largo del ao. Finalmente, la Ermita de San Pedro, Figura 2. Museo de Alfarera, centro receptor de visitantes y de difusin del patrimonio cultural local. Fuente: Archivo grfico del Museu de Cantereria dAgost. Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 365 actualmente se halla desacralizada e infrautilizada desde el punto de vista cultural, puesto que apenas se realizan actividades en la misma. Partiendo de los recursos patrimoniales del casco histrico de Agost, se han generado diversos productos tursticos destinados a diferentes pblicos. El patrimonio cultural adquiere cada vez un mayor protagonismo en la realizacin de proyectos singulares, constituyendo actualmente uno de los mejores activos del desarrollo turstico local (Guin et al., 2009). Se han diferenciado dos ejes temticos que permiten explicar los recursos patrimoniales a nuestro alcance. De un lado, un recorrido urbano por los diferentes elementos que guardan relacin con el periodo histrico de finales del siglo xix y principios del xx en que la alfarera se encontraba en su momento de mxima expansin. Y del otro, un itinerario por los edificios de carcter religioso, que sirven de pretexto para explicar los principales hitos histricos de la localidad, as como nociones bsicas de arte. Dichos ejes temticos se articulan en dos rutas tursticas que se complementan con otros recursos, que incluyen la visita a comercios del casco histrico y a los talleres arte sanos de alfarera. 4.1. El Museo de Alfarera Tal como se ha mencionado anteriormente, el Museo de Alfarera constituye el principal producto turstico de Agost. Aparte de las fun ciones propias como museo, esto es, la conservacin, investigacin y divulgacin de sus fondos, acta como motor turstico de la poblacin. Algunas de las funciones bsicas llevadas a cabo desde sus instalaciones son: Centro de informacin turstica: se complementa el servicio de informacin turstica de la oficina Tourist Info de Agost, incrementando el horario de atencin al pblico. Centr o receptor: se atiende a la visita turstica y se gestionan las necesidades del usuario, principalmente aquellas relacionadas con la oferta de turismo industrial. Por tanto, se ofrece y se ges tiona la visita a los distintos talleres alfareros locales, as como Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 366 la orientacin en la compra de los productos artesanales. Para ello, el museo se apoya de una exposicin permanente situada en la recepcin del edificio, donde encontramos una muestra de la produccin actual de las alfareras. Centr o generador de productos tursticos: conjuntamente con las reas de Cultura y Turismo, se implementan diferentes ser vicios adaptados a los distintos tipos de pblico. Por tanto, adems de la visita autoguiada, se realizan visitas guiadas al museo tanto para grupos de pblico adulto como infantil, en diferentes idiomas, oferta variada de talleres de modelado en barro, juegos y recursos pedaggicos, etc. 4.2. Ruta de la Alfarera Se trata de un itinerario que conecta y pone en valor los diferentes recursos patrimoniales del casco histrico basados en su pasado alfa rero, durante unos 45 minutos. El recorrido permite descubrir las huellas que la alfarera ha dejado en las calles de Agost, trasladando al visitante a una poca en la que los diferentes productos de la alfarera Figura 3. Servicios y clientes asociados de la Ruta de la Alfarera. Fuente: elaboracin propia. Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 367 tales como botijos, cntaros, orzas, lebrillos, formaban parte de la cotidianeidad de sus gentes. Inevitablemente la ruta habla del agua, recurso imprescindible para esta industria y que configuraba el crecimiento de la poblacin, as como los usos y costumbres. Precisamente, la falta de canalizacin del agua a las viviendas pona en valor las fuentes pblicas y el acopio del lquido elemento mediante cntaros. Asimismo, el lav adero municipal encuentra todo su sentido en la necesidad de lavar la ropa en un momento en el que no existan los electrodomsticos. El casco histrico de Agost era un ir y venir de personas a estos luga res donde estaba presente el agua, uno de los elementos centrales del r ecorrido. 4.3. Ruta de las Campanas Itinerario por el casco histrico de Agost que recorre los principales lugares de culto del municipio, algunos todava con un uso cultual, como la iglesia parroquial de San Pedro Apstol y la ermita de las Santas Justa y Rufina, mientras que la ermita de San Pedro se encuentra desacralizada. Caso aparte es el de la ermita de Santa Ana, ya perdida, Figura 4. Servicios y clientes asociados de la Ruta de las Campanas. Fuente: elaboracin propia. Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 368 cuyo solar lo ocupan actualmente una vivienda particular y el Juzgado de Paz.A travs de los edificios religiosos se elabora un discurso acerca de la evolucin histrica de la localidad, desde su pasado medieval hasta la actualidad. La ubicacin de la ermita de San Pedro en el punto ms elevado del centro histrico permite contemplar el paisaje sobre el que se asienta Agost e indicar los diferentes pobladores que habitaron estas tierras desde tiempos prehistricos. La visita a la iglesia de San Pedro Apstol sirve de escenario para adentrarnos en la interpretacin de la iconografa en los templos cris tianos que, si bien no se trata de un aspecto exclusivo de Agost, s despierta el inters de los visitantes. 4.4. Variantes de las rutas Se han desarrollado diferentes itinerarios basados en las dos rutas bsi cas, integrando otros recursos que les dotan de una lectura diferente. En este sentido, se ha desarrollado la ruta denominada Cuando el barro cuenta, destinada al pblico familiar y en la que la narracin de varios cuentos sirve como hilo conductor de la visita al casco histrico de Agost. Este recorrido incorpora tanto elementos de la Ruta de la Alfarera como de la Ruta de las Campanas. Para el pblico infantil se realiza la denominada Un paseo por Agost donde se adapta tanto el recorrido como el discurso a las franjas de edad de los grupos. Figura 5. Variantes de rutas culturales a partir de los productos ya existentes. Fuente: elaboracin propia. Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 369 Al margen de estas propuestas, se ha implementado un guin com- pleto para una ruta teatralizada, destinada al pblico adulto y en la que se representan diferentes escenas de la vida cotidiana del Agost del siglo xix, as como determinados acontecimientos histricos de la localidad. Finalmente, y tambin para pblico adulto, se ha llevado a cabo el recorrido nocturno Agost bajo las estrellas, que combina la Ruta de la Alfarera con una observacin astronmica. sta se lleva a cabo en el terrer dels pobres, antigua mina de extraccin comunal de arcilla, que por su lejana normalmente no se incluye en el recorrido de la Ruta de la Alfarera. 4.5. Los talleres de alfarera Los obradores de alfarera que an quedan en funcionamiento se suman a esta oferta turstica, lo que podra convertir Agost en un ecomuseo, enriqueciendo el conocimiento de este oficio y mejorando la experiencia de la visita. Para ello, se llevan a cabo diferentes combinaciones entre la oferta de los talleres alfareros y la propia, desarrollada por las reas de Turismo y Cultura del Ayuntamiento. Una de las ms demandadas por el pblico es la combinacin de la visita guiada al Museo de Alfarera con la realizacin de un taller de torno en una alfarera. Como ya hemos mencionado, fue a partir de la crisis del 2008 cuando algunas de las alfareras empezaron a abrir una nueva lnea de negocio basada en el turismo. Se produjo un cambio de perspectiva empresarial, innovando en algunos aspectos como la complementacin de la venta al por may or con la venta directa al cliente y on line. Por otra parte, se ha diversificado su oferta, incluyendo servicios basados en un turismo de experiencias, como la realizacin de demostraciones del trabajo del alfarero, talleres participativos de torno y de manipulacin de barro, visitas guiadas a la fbrica, etc. Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 370 5. El papel del sector pblico como dinamizador socioeconmico y cultural Partimos de la premisa de que entendemos que el papel de la Administracin es fundamental para el desarrollo del turismo industrial de Agost. Sin duda alguna, para que el turismo industrial se constituya como una actividad dinamizadora del territorio, las administraciones pblicas deben ser las impulsoras de este proceso. En efecto, aunque el mbito de aplicacin de las medidas sea local, no debe recaer toda la responsabilidad en los ayuntamientos, sino que debe haber una colaboracin entre los distintos niveles administrativos, en los que se deben implicar diputaciones y entes autonmicos. Mxime cuando nos referimos, como es el caso de Agost, a un turismo industrial basado en una actividad econmica artesanal cuya supervivencia est en juego y donde el sector pblico debe actuar no solo promoviendo el turismo, sino tambin protegiendo un patrimonio que pertenece a la sociedad y que forma parte de nuestra identidad.En este sentido, consideramos que las administraciones pblicas deben trabajar bsicamente en dos lneas, cuyo desarrollo en gran manera depende exclusivamente de ella: P atrimonio, cultura y turismo F ormacin y educacin 5.1. Patrimonio, cultura y turismo Es imprescindible que estas tres reas trabajen de forma coordinada. Desde la seccin de Patrimonio Cultural debemos documentar y pre servar todo el legado material e inmaterial relacionado con el oficio de la alfar era. El Ayuntamiento de Agost ha actuado sobre determina dos elementos patrimoniales tales como la antigua fbrica Torregrosa, r ehabilitada como Museo de Alfarera; la fuente de lAbeurador y el Lavadero Municipal, la ermita de Sant Pere, etc. Asimismo, este legado lo hemos puesto en valor, dotndolo de uso. Para ello, todos estos recursos se han articulado en los diferentes productos tursticos descritos en el punto anterior. Adems, se han Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 371 adaptado a los diferentes colectivos, ya sea pblico infantil, familiar, residentes extranjeros de larga duracin, etc. (Peidro y Riquelme, 2017). Por otro lado, desde el rea de Cultura hemos desarrollado diferen- tes propuestas de carcter cultural que contribuyen a incrementar la visita turstica y la valorizacin de nuestro patrimonio. Con su puesta en marcha han contribuido a dar a conocer tanto la oferta turstica del municipio como la del colectivo de artesanos. Por otro lado, ligado a estos eventos estamos contribuyendo a mejorar la imagen de Agost con respecto a su patrimonio alfarero, generando productos cermicos en el contexto de eventos en los que se ha contado con la participacin popular. Citamos algunos ejemplos de esta oferta cultural ligada al patri monio alfarero: D as Europeos de la Artesana H ola Cermica! P ieza del Ao F eria Artesanal y Gastronmica de Agost Figura 6. Taller de torno a cargo de un artesano local en el Museo de Alfarera, en el marco de las actividades en los Das Europeos de la Artesana. Fuente: Archivo grfico del Museo de Alfarera. Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 372 5.2. Formacin y educacin Desde la Administracin se debe contribuir a la puesta en valor de nuestro patrimonio cultural, atendiendo especialmente al industrial, puesto que por sus caractersticas singulares es desestimado por la poblacin local y, en consecuencia, frgil.En este sentido, la labor educativa desarrollada desde el Museo de Alfarera es fundamental para difundir la alfarera entre todo tipo de pblico, tanto local como forneo. En las visitas guiadas se pone el acento en el proceso de produccin de las piezas de alfarera, dado que al resultar objetos econmicos, se minusvalora el trabajo que conlleva su produccin. Cuando se conocen en detalle las fases de elaboracin de los objetos de alfarera, cambia completamente la percepcin del visitante respecto a este oficio. Por otro lado, y enfocado hacia el colectivo escolar, llevamos a cabo el programa educativo Agost, testime mediante el cual se da a cono cer el patrimonio e historia de Agost, contribuyendo al conocimiento y estima por parte de la poblacin ms joven de la localidad. 6. Perspectivas de futuro Agost se enfrenta a un importante reto de futuro. Como ya hemos mencionado, la existencia de alfareras en funcionamiento constituye un recurso de incalculable valor, pues no es frecuente encontrar tal concentracin de artesanos que continen su produccin en un mismo ncleo geogrfico. No obstante, dicha permanencia es muy frgil y su continuidad va a depender, en parte, del papel que jueguen las administraciones pblicas en los prximos aos. Se debe seguir trabajando en la puesta en valor de aquellos elementos que no estn interpretados an desde un punto de vista patrimonial. Asimismo, mantener la senda ya ini ciada en el desarrollo de productos tursticos ligados al patrimonio alfarero y ampliar la oferta turstica del Museo de Alfarera, as como las actividades y eventos de carcter cultural, deberan contribuir a una mayor y mejor difusin del patrimonio cultural local. Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 373 Por otra parte, resulta fundamental la inversin en formacin para gente joven interesada en el oficio de la alfarera y el apoyo a los talleres que siguen en funcionamiento, con el fin de proteger y salvaguardar el oficio y, por tanto, los valores que encierra desde el punto de vista del patrimonio cultural tangible e intangible. En esa lnea, una estrategia interesante sera la tramitacin de figuras de proteccin de nuestro patrimonio tanto material como inmaterial. En ese sentido, entendemos que la declaracin del oficio de la alfarera como Bien de Inters Cultural del Patrimonio Inmaterial contribuira a su puesta en valor y proteccin. Igualmente, proponemos la intervencin sobre los talleres artesanos situados en el entorno de la fuente de lAbeurador, en el casco histrico de Agost. La rehabilitacin de una de estas alfareras podra mejorar la oferta cultural y constituir un eje de promocin de la artesana ligado a otras actuaciones tales como la realizacin de residencias artsticas o la cesin temporal destinada a ceramistas que inicien un camino empresarial. Este espacio podra habilitarse como centro de formacin en la especialidad de alfarera artesanal, ofertando un certificado de profesionalidad en esta especialidad. Consideramos que uno de los elementos ms frgiles para la supervivencia de la alfarera es precisamente la falta de oferta formativa en alfarera y, concretamente, en el uso del torno. Los alfareros que trabajan actualmente en las fbricas todava proceden de la formacin en el mbito familiar, aprendiendo el oficio desde temprana edad en el taller, junto a padres o hermanos. Sin embargo, en la actualidad esta modalidad de enseanza se ha perdido, y por tanto, consideramos que las administraciones pblicas deben intervenir para evitar la definitiva extincin del oficio, estableciendo condiciones que permitan la formacin tanto de nuevos artesanos como de estudiantes de cermica que deseen mejorar su tcnica en el torno. Ligado con el punto anterior, sera interesante facilitar la insercin laboral de aquellas personas que se hayan formado en el oficio a travs de programas especficos de empleo. En este sentido, el sector pblico debera jugar un papel de intermediacin en el establecimiento de pequeos talleres de cermica. Como ejemplo, podra servir de enlace Produciendo sinergias entre los sectores pblico y privado. La oferta de turismo industrial en el municipio de Agost 374 entre las personas propietarias de viviendas del casco histrico, que actualmente estn deshabitadas, cedindolas a un precio simblico a artesanos con objeto de que establezcan all su taller. Con el desarrollo de este proyecto se contribuira adems a reactivar el casco histrico, actualmente infrautilizado y con un alto porcentaje de viviendas vacas. Si bien el desarrollo turstico industrial actualmente supone un importante aporte para el municipio, las condiciones con las que cuenta Agost, que an mantiene buena parte de su legado patrimonial, constituyen una buena base desde la cual lanzar proyectos ms ambiciosos que contribuyan a un cambio del modelo de desarrollo local y que generen una mejor calidad de vida para su ciudadana. Referencias bibliogrficas Asociacin de Ceramologa (1995). En torno a la restaurada ermita de las Santas Justa y Rufina de Agost. Frum Cermico, (4). Azcrate, B. y Fernndez, A. (2017). Geografa de los paisajes culturales. Madrid: UNED. Beltrn Lpez, G. (2008). La gestin sostenible de los recursos culturales en el territorio rural valenciano. Experiencias aplicadas. En A. Martnez Puche, et al. (coords.). Sostenibilidad en los espacios rurales. 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Madrid: Editora Nacional. ltima Toi Lpez Abril y Jess Peidro Blanes 377 Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro Rosario Navaln-Garca Departamento Anlisis Geogrfico Regional y Geografa Fsica Instituto Universitario de Investigaciones Tursticas Universidad de Alicante Resumen La actividad industrial es un hecho de enorme relevancia en los municipios del interior de la provincia de Alicante, tanto desde el punto de vista econ mico, como social y territorial. Desde los albores de la industrializacin en nuestr o pas hasta nuestros das, en los municipios vinculados al eje del ro Vinalop la industria ha propiciado cambios en el paisaje y ha condicionado el desarrollo de infraestructuras y edificios, tanto fabriles como de servicios, que pueden ser considerados como patrimonio industrial. En un momento en que la actividad turstica tambin requiere estrategias de diversificacin y diferenciacin para atender a una demanda que busca nuevas propuestas y experiencias distintas a los productos tradicionales vin culados al turismo litoral, la incorporacin de nuevos atractivos vinculados al modo de vida e identidad del territorio que surgen de la pr opia industria y de su imbricacin en los pueblos, puede resultar ms que interesante. Con esta aportacin se pretende analizar el potencial de desarrollo de productos de turismo industrial en las comarcas del entorno del ro Vinalop, en el rea de influencia de un espacio turstico consolidado como es la Costa primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 377-400. 378 Blanca. A travs de una sntesis de los recursos, tanto del patrimonio industrial como de la industria viva, y del balance sobre los factores de desarrollo, tanto de la propia industria como de la oferta turstica, ofrecido por los agentes locales de las distintas administraciones que deben alentarlo y coordinarlo, se realizar un diagnstico de la situacin, para acabar con una serie de pr opuestas estratgicas en torno a algunos ejes claves para su desarrollo. Palabras clave: Turismo industrial, industria viva, patrimonio industrial, producto turstico. 1. Introduccin En el marco de un congreso que trata el paso de la artesana a la industria, con una perspectiva que plantea el reconocimiento de los procesos de implantacin, cambio y desarrollo de la actividad manufacturera desde la historia hasta la actualidad, consideramos conveniente aportar una mirada hacia el futuro de las industrias del Vinalop, en la cual es seguro que la actividad de los servicios y del turismo estar presente. El concepto de modernidad lquida de Bauman (2003) afecta a todos los mbitos de la sociedad y, lgicamente, tambin al modo en que se concibe la relacin entre el ocio y el trabajo. El comportamiento de la demanda turstica, tanto de las personas que viajan como de los residentes de un lugar, se mezcla en un mismo territorio en el que se producen consumos culturales que buscan esencialmente experiencias y enriquecimiento. Segn este concepto, tambin cambia el modo en que la industria y las empresas abordan su relacin con el entorno en que se ubican, abrindose a nuevas frmulas de socializacin e inte raccin en parte de su cadena de valor que se pueden vincular tanto al ocio como al negocio y el trabajo. La frontera entre la industria y el ocio se hace permeable y favorece el desarrollo de iniciativas que parten del oxmoron turismo industrial; en esencia, dos conceptos opuestos. Para tratar el potencial y futuro del turismo industrial en las comar - cas del Vinalop, se ha planteado un anlisis de esta realidad en las comarcas interiores del Vinalop y la Foia de Castalla. Se han elegido diecisis municipios de interior, en los que las dinmicas tursticas vinculadas al patrimonio y la cultura son todava incipientes, y en las Rosario Navaln-Garca 379 que la industria, la agricultura y la transformacin del producto del campo son los sectores predominantes en las economas locales. En ellos se da una produccin industrial de enorme variedad y relevancia econmica. La presencia de sectores como el juguete, muecas, calzado y marroquinera, tratamiento de mrmol y piedra natural, uva embolsada, vitivinicultura, especias, sal, cermica, destilados, productos alimenticios como embutidos y pastas, artesanas para la fiesta, se dan en estas localidades de modo intensivo y con altas cotas de calidad y rentabilidad, como muestra su larga trayectoria pero, sobre todo, su orientacin claramente exportadora. Su buena accesibilidad exterior, a travs de las redes viarias de gran afluencia y ferroviarias, as como la proximidad a los espacios emisores de turistas y excursionistas hacen de este espacio un eje enormemente atractivo para el desarrollo de iniciativas tursticas basadas en la indus tria, sea con visitas a industria viva o a los vestigios de patrimonio industrial. Adems, la predisposicin de estas localidades a poner en marcha iniciativas en torno al turismo en trminos generales las hace especialmente atractivas para abordar un balance de la situacin antes de acometer acciones concretas. El objetivo es ofrecer un diagnstico de la situacin que permita entender el potencial de uso recreativo que tienen los elementos vinculados a la industria. El mtodo empleado para ello se basa en la realizacin de un inventario exhaustivo de los recursos vinculados al patrimonio industrial, que se complementa con la caracterizacin de la industria viva vinculada a iniciativas de carcter recreativo o educa tivo existentes. Estos datos se complementan con las apreciaciones de los agentes locales implicados en el desarr ollo del turismo, a partir de entrevistas en profundidad. 2. Contexto para el desarrollo del turismo industrial Analizar el turismo industrial en el entorno de las comarcas del Vinalop implica tener en cuenta dos realidades distintas, la del turismo y la de la industria, que presentan trayectorias claramente diferenciadas, pero Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 380 tambin vectores de desarrollo que confluyen en objetivos comunes, a pesar de que la lgica de sus dinmicas no est relacionada. 2.1 Sobre el turismo Por una parte, las tendencias globales del mercado turstico muestran un desarrollo del turismo cultural, con ritmos acelerados de crecimiento en todos los mbitos de la oferta, y un incremento de los viajes de motivacin cultural, tanto para viajeros internacionales o nacionales como para residentes. El turismo como prctica social ha cambiado de forma notable en todas sus manifestaciones, y ha evolucionado desde propuestas fordistas de creacin de oferta turstica basada en una cadena de valor estrecha, vertical (Richards, 2017) y poco diferen ciada concentrada en pocos destinos, con predominio del sol y playa o de los grandes destinos urbanos, hacia otras frmulas mucho ms dispersas en cuanto a la produccin y consumo de nuevos destinos, atracciones y experiencias. Es en este contexto donde la incorporacin de la cultura y el patrimonio se entiende como medio de desarrollo econmico y se sita en la base argumental para la propuesta de nuevos productos, que crecen en popularidad e importancia. Adems, el turismo basado en la cultura del lugar es considerado tambin como un medio para crear identidad y estimular la cohesin social, por lo que es comn su incorporacin en las estrategias de futuro de lugares de incipiente desarrollo turstico. En el marco del turismo cultural, los principales destinos consoli dados, que concentran la mayor parte de la oferta, ofrecen productos estandarizados y poco difer enciados en torno a los grandes hitos patrimoniales. En ellas, la repeticin de ofertas similares (buses tursticos, rutas con temas similares, etc.) junto al incesante incremento de la demanda, propicia una percepcin de este turismo cultural de circuito como masivo, superficial y convencional. Pero los turistas estn cam biando en sus motivaciones y hbitos de consumo (Navaln, 2018) y solicitan nuev as repuestas por parte de destinos y gestores tursticos en el mbito de la produccin. Se observa una tendencia a la demanda de experiencias, un inters creciente por el patrimonio intangible, Rosario Navaln-Garca 381 vinculado a la identidad del lugar, a la vida cotidiana y a la tradicin de pueblo. Richards (2009) afirma que se ha producido una evolucin del consumo y de la produccin del turismo cultural que traslada el inters desde la alta cultura, atrada por los grandes hitos culturales, como catedrales, museos y monumentos, hasta una creciente motivacin por la cultura de lo cotidiano, de los recursos ms modestos que ofr ecen la narrativa de un pueblo, su ambiente y esencia. Se ha pasado de la solicitud y consumo de los elementos tangibles vinculados a lo monumental, a la apreciacin por la cultura diaria, por las fbricas o las plazas y el contacto con la poblacin local. La bsqueda de las races y la identidad propicia la demanda de experiencias y de una mayor interaccin con la comunidad, con el fin de entender qu les motiva y cmo se relacionan con el territorio. Esta tendencia entronca con el concepto de economa de la experiencia (Pine y Gilmore, 1999) que plantea que la competencia basada en la produccin de bienes o servicios, que pueden ser copiados, ha sido reemplazada por la com petencia para producir experiencias, que son personales y nicas en la per cepcin de cada persona.As pues, la creciente importancia de las experiencias como parte del producto turstico propicia el despliegue de actuaciones que toman como materia prima nuevos recursos culturales, de menor jerarqua e importancia, a menudo relacionados con elementos tangibles no monumentales vinculados a los modos de vida de la comunidad local, en mbitos como el trabajo en la industria o el campo, el hogar, el ocio, la gastronoma, etc. Pero tambin los recursos intangibles como tradiciones, costumbres o las narraciones sobre personas o lugares que generan atmsferas e imgenes de ese espacio. 2.2. Sobre el uso turstico de la industria Estas consideraciones sobre las nuevas tendencias y preferencias de la demanda conectan claramente con la incorporacin de nuevos ele mentos de atraccin turstica, que no necesariamente han de tener un carcter monumental o un valor simblico. Se viene produciendo una ampliacin de los recursos que se valoran y se consideran patrimonio, Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 382 liberndolos de criterios estticos e incluyendo otros de tipo social, econmico o ambiental, que resultan especialmente idneos en el caso de las actividades de la artesana y la industria. El turismo industrial es una modalidad de turismo cultural que hace referencia a las actividades tursticas que se desarrollan en torno a los espacios vinculados a la industria y a los procesos productivos que en ellos se realizan (Navaln-Garca, 2017; Rico y Navaln-Garca, 2016). A pesar de tener precedentes desde los orgenes del turismo, como curiosidad por la sociedad que se visitaba y por la ciencia, hasta final del siglo xx no puede considerarse una modalidad turstica. Varios autores como Edwards y Llurds (1996), Casanelles (2007), Pardo (2010) y Zrate (2011), entre otros, han ofrecido diversas definiciones sobre el turismo industrial, de entre las que se escoge la que lo identifica con: el conjunto de prcticas tursticas cuyas motivaciones de despla zamiento suponen el descubrimiento de los mundos del trabajo pasados, presentes o futuros, es decir, el conjunto de lugares, tcnicas, organizaciones y culturas ligadas al trabajo (lvarez Areces, 2007: 25) A pesar de que los enfoques puedan variar en su descripcin, parece claro su carcter dual: como la modalidad turstica que incorpora la visita a edificios y a elementos de la industria referida a tiempos pasados y actualmente en desuso, que se suele calificar como de patrimonio industrial; y, por otra parte, como el conjunto de actividades relacio nados con la visita a industrias en activo que muestra los procesos productivos en la actualidad, que tambin recibe la denominacin de visitas a industria viva (Navaln-Garca, 2017). La primera de las opciones, que se vincula a un patrimonio tangible, relacionado generalmente con los edificios fabriles y dependencias aso ciadas a la primera revolucin industrial del siglo xix, al que se reconoce un valor histrico, es la ms ampliamente consolidada, tanto en Europa como en Espaa. La segunda es la referida a las visitas a las industrias en activo, ms prxima a la motivacin por aproximarse a conocer el patrimonio intangible de los modos y procesos de fabricacin, el uso Rosario Navaln-Garca 383 de los materiales o la incorporacin de la innovacin en la produccin. Tambin se suma a esta modalidad de turismo industrial de industria viva, la posible participacin del visitante en algunos de los procesos ms artesanales, carentes de riesgo, lo que proporcionara otra de las facetas de un turismo capaz de generar experiencias singulares propias del turismo creativo (Richards, 2009), por ejemplo, en la industria cermica o de fibra vegetal.Lo que parece claro es que la dinamizacin del patrimonio industrial vinculado a edificios y construcciones en desuso suele responder a la v oluntad y accin de la Administracin pblica, si los elementos son de propiedad municipal. Las propuestas de turismo industrial en industria viva dependen de forma exclusiva de la iniciativa de los propietarios de la instalacin fabril, que pueden entender o no la ido neidad de abrir sus puertas a un potencial visitante no vinculado a la industria. Obviamente, el uso que de ella se haga depender del tipo de industria, de la peligrosidad en la produccin, de las cautelas sanitarias y, de forma clave, de la accesibilidad real, en funcin de criterios de seguridad y cumplimiento legal. No es igual la visita de una industria cermica de carcter ar tesanal que la potencial entrada a una cantera, por ejemplo. A pesar de las reticencias lgicas del sector a la presencia de personas ajenas a la produccin, algunos autores afirman que la apertura de la industria a las visitas turstico-recreativas puede traducirse en beneficios tanto directos como indirectos para la propia empresa y para el tejido industrial del municipio. As, entender los pro cesos productivos, de los materiales y formas de hacer permite mejorar la imagen de la empresa y refuerza su vnculo con el territorio; la visita y la observacin favorece la confianza en el producto y la captacin de nuevos clientes; conocer el producto facilita el posicionamiento de la marca ante la competencia; la visita a las fbricas en activo ofrece imagen de transparencia de la empresa de cara al mercado y puede fidelizar a la clientela actual, as como ampliar la demanda entre otras ventajas. Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 384 3. Contexto de las comarcas del Vinalop para el desarrollo del turismo industrial La seleccin del mbito de anlisis para este estudio tuvo en cuenta el carcter industrial de estas localidades, as como la relevancia, diversidad y protagonismo del sector, adems del grado de peculiaridad del patrimonio construido e intangible y de la presencia de iniciativas de turismo industrial ya existentes. En la seleccin se incluyeron las localidades de las comar cas de Alto Vinalop, Vinalop Medio y Foia de Castalla, que mostraron especial inters en participar en el estudio. Estas fueron: Alguea, Beneixama, Biar, Castalla, Elda, Ibi, Monforte del Cid, Monvar, Novelda, Onil, Petrer, Pinoso, Salinas, Sax y Villena, a los que se une el municipio de Agost, de la comarca de lAlacant. Figura 1. Municipios seleccionados para el estudio. Fuente: Elaboracin propia. Rosario Navaln-Garca 385 Para llevar a cabo el estudio se cont con el apoyo de la Generalitat Valenciana, que deseaba impulsar propuestas de desarrollo turstico en el rea de influencia de la Mancomunidad Intermunicipal del Vinalop a partir de los llamados Planes de Competitividad Turstica. Estos planes coordinados, ya iniciados en otros mbitos regionales, parten del objetivo de lograr la activacin del desarrollo turstico de un territorio segn las necesidades mancomunadas de los diferentes municipios de un rea, con apoyo de tres mbitos de gestin a distintas escalas: autonmica, provincial y comarcal. No obstante, se ha de decir que transcurridos casi dos aos desde la propuesta inicial este proyecto no ha llegado a implantarse.El punto de partida para el desarrollo de la actividad del turismo industrial no es adverso, si se tienen en cuenta cuestiones relacionadas con la evolucin de la propia industria y con otros factores, como la accesibilidad o la existencia de una oferta complementaria suficiente y adecuada. En estas comarcas se encuentran algunos de los espacios industriales valencianos mejor definidos por su especializacin productiva y por el carcter policntrico de su trama industrial y urbana, centrado en varias lneas en las que destacan a escala nacional, tal y como muestra la tabla 1. En la mayor parte de los casos, se trata de industrias con una larga trayectoria y un desarrollo asentado ampliamente en estas localidades, de forma que a lo largo de su historia se han creado diversos recursos vinculados al trabajo y a la industria. Buena parte de estos elementos poseen un claro potencial de atraccin turstica que, tras una ade cuacin para hacerlos aprovechables o visitables, podran permitir su integracin en futuros productos tursticos. En la actualidad, sin embargo, todava no conforman una oferta articulada y suficiente que permitiera hablar con propiedad de turismo industrial en el Vinalop o la Foia de Castalla. Es cierto que existen algunas iniciativas vincula das a esta modalidad turstica que se indicarn ms adelante, pero en buena par te de los casos, su naturaleza dispersa y su carcter parcial hara conveniente abordar una revisin de sus planteamientos y de los servicios orientados al visitante. Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 386 Tras el anlisis de 212 elementos de atraccin turstica en la zona, solo 65 pueden vincularse al patrimonio industrial. Del total de 22 museos, existen diez propuestas expositivas relacionados con esta tem tica y se afirma que existen 39 productos de turismo industrial, como puede observarse en la tabla 3. Otro de los factores de desarrollo que favorecera el desarrollo turs- tico es la conectividad de estos municipios con los principales ejes viarios de la provincia, que permite una interconectividad eficaz entre las comarcas, y que tambin enlaza de forma rpida y eficaz con los potenciales espacios emisores de turistas y visitantes. La comunicacin de estos municipios con los destinos tradicionales de la costa o con las Tipo de produccin industrialPoblaciones Calzado y marroquinera Elda, Petrer, Pinoso, Villena, Monvar, Sax Juguete Castalla, Ibi, Onil Mrmol y piedra natural Alguea, Novelda, Pinoso, Monvar, Monforte, Elda Vitivinicultura Alguea, Monvar, Novelda, Petrer, Pinoso, Salinas, Sax, Villena, Hondn de los Frailes Cermica Biar, Agost, Petrer Uva embolsada del Vinalop Monforte, Novelda, Alguea, Agost Industria salinera Salinas, Villena Miel Villena Hornos de yeso Castalla, Villena Artesana festera Onil, Villena, Petrer, Elda Embutidos Pinoso, Salinas Destilados Monforte del Cid Pozos de nieve Ibi, Onil, Castalla, Biar, Sax Persianas y proteccin del hogar Sax Esparto, camo Alguea, Beneixama Arquitectura y arqueologa industrial. Colonia agroindustrial Santa Eulalia Sax, Villena Tabla 1. Clasificacin de municipios con potencial por rea temtica industrial. Fuente: Elaboracin propia. Rosario Navaln-Garca 387 ciudades y municipios de la propia provincia de Alicante, o de Murcia Valencia o Albacete, resulta sencilla y cmoda, pues la iscrona mxima que los separa se sita por debajo de los 60 minutos de promedio (Navaln-Garca, 2017). En el rea se encuentra tambin una oferta de alojamiento sufi- ciente, aunque no demasiado numerosa, y una abundante presencia de restaurantes capaces de ofrecer un servicio adecuado y de calidad ante la eventual llegada de turistas o visitantes para disfrutar de los posibles productos de turismo industrial, como puede observarse en la tabla sntesis de la oferta turstica (Navaln-Garca, 2018). As pues, teniendo en cuenta el balance global de los factores que pueden impulsar la llegada de visitantes y el potencial mercado emisor de proximidad y del propio entorno, puede afirmarse que se dan unas condiciones aceptables para el desarrollo de un turismo industrial a partir de visitas a industria viva. Sin embargo, las condiciones en las que se encuentra el patrimonio industrial histrico no permiten hablar, de momento, de un turismo de arqueologa industrial puesto que, aun existiendo elementos de indudable inters, como la colonia Figura 2. Sntesis del anlisis de los recursos de atraccin turstica. Fuente: elaboracin propia Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 388 agroindustrial de Santa Eulalia entre los trminos municipales de Sax y Villena, la fbrica de carros de Beneixama, el molino en Sax o la fbrica de la luz en Elda, presentan un estado de conservacin claramente mejorable y no es posible la visita. La excepcin se encuentra en la fbrica electr o harinera de Villena, que ser empleada en breve como contenedor del museo de la ciudad y atractivo de patrimonio industrial. Son escasas las iniciativas por parte de las empresas en activo (de juguetes, muecas, calzado, canteras o cermica) que abren sus puertas de forma regular y programada para la atencin a visitantes, aunque s Municipio Tasa funcin turstica Plazas de alojamiento Nmero restaurantes Agencias viajes Ibi 0,96 227 26 8 Onil 0,65 49 3 3 Castalla 1,50 155 17 3 Biar 10,72 391 9 2 Beneixama 0,76 13 1 0 Villena 0,47 159 58 8 Sax 0,76 74 10 2 Elda 0,46 242 58 18 Petrer 0,10 34 49 8 Monver 0,42 51 19 2 Novelda 0,45 117 25 9 Monforte del Cid 0,41 31 6 1 Salinas 0,96 15 3 0 Alguea 1,44 20 2 0 Pinoso 1,34 102 22 3 La Romana 1,58 38 7 0 Hondn de los Frailes 2,83 33 2 0 Hondn de las Nieves 0,68 17 5 0 Tabla 2. Oferta y tasa de funcin turstica de los municipios de estudio. Fuente: Elaboracin propia a partir de datos de la Agncia Valenciana de Turisme, 2017. Rosario Navaln-Garca 389 lo hagan de forma puntual y con fines educativos (tabla 3). Las razones por las que no se han puesto en marcha iniciativas de esta ndole en muchos casos estriban en que los empresarios no entienden el beneficio que su apertura al pblico puede generar, tanto en la mejora de su imagen en el exterior y en el pr opio municipio, como en el feedback directo que les pudiera ser de utilidad al permitirles a travs de las visitas conocer la opinin de los visitantes sobre el producto. 4. Valoracin de los agentes locales sobre el turismo industrial y diagnstico de la situacin A las variables objetivas que parten del estudio de los recursos potenciales para entender el inters de impulsar el turismo industrial, pareci oportuno aadir la informacin que proporcionaron los agentes locales implicados en el desarrollo del turismo, tanto tcnicos como repre sentantes polticos, con el fin de aportar la percepcin subjetiva de quienes tienen entre sus responsabilidades poner en marcha las acciones y estrategias adecuadas para lograrlo. Se realizaron entrevistas de dos horas de duracin de pr omedio en las que se obtuvo la opinin de 35 personas de todos los municipios de estudio. El mtodo empleado fue el de una entrevista semiestructurada, a partir de un guion bsico que permitiera dirigir la conversacin y al mismo tiempo dar homogeneidad al dilogo, sin perder de vista el con junto con el que se desea comparar. El listado de preguntas se plante de forma abierta centrndose en los siguientes aspectos: E l concepto de turismo industrial, variable en cada municipio en funcin de la naturaleza de su patrimonio y su base indus trial activa. Importancia que se da a esta potencial lnea de desarrollo turstico. Presencia de recursos con potencialidad de uso y productos de turismo industrial, incluyendo tambin preguntas sobre el grado de desarrollo de estos productos. Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 390 Grado de conocimiento, concienciacin, participacin y preparacin del empresariado local para el desarrollo de iniciativas de aper tura al pblico visitante. A cciones e iniciativas del municipio en torno al turismo indus trial, tanto en temas de adecuacin como en comunicacin. Percepcin sobre la oportunidad del trabajo en una red de municipios para impulsar distintas acciones coordinadas. 4.1. Resultados obtenidos de la consulta a agentes locales En trminos globales la percepcin de la importancia que se tiene del turismo industrial en estos municipios es ajustada, mostrando que es Alta o Muy alta en tan solo el 30% de los casos, y calificada como Poca o Regular para el 69% restante. Aun as, para el 46% de los entrevistados el turismo industrial supone el principal producto turstico de su oferta, y para el 54% restante se entiende como un producto complementario a otras pro puestas, vinculadas generalmente al turismo cultural basado en el Figura 3. Importancia actual del turismo industrial en el municipio. Fuente: elaboracin propia. Rosario Navaln-Garca 391 patrimonio construido del municipio. Llama la atencin, sin embargo, que la inmensa mayora, el 92% de las respuestas, indiquen que los recursos del patrimonio industrial no se encuentran adaptados para realizar visitan tursticas, pero que se responda que s existen productos tursticos de turismo industrial en un 85% de las respuestas. Lo que denota una flagrante contradiccin o un desconocimiento de la diferencia entre recurso y producto turstico, o del hecho de que para que pueda existir un producto turstico es bsico la condicin de acceso, adems de la dotacin de servicios que aporten valor aadido al recurso de atraccin. En el 57% de los casos se indica que el municipio est poniendo en marcha acciones para activar el uso turstico recreativo de los ele mentos relacionados con la industria viva y el patrimonio industrial. E n la misma lnea proactiva, destaca la respuesta a la pregunta de si es conveniente la colaboracin intermunicipal para la puesta en marcha del turismo industrial con un 100% de respuesta como interesante (7,6%), muy interesante (15,3%) o fundamental (76,9%). Ello mues- tra el inters y la voluntad por emprender un camino de cooperacin supramunicipal, que entendemos es condicin clave para la competi tividad de un posible turismo industrial en estas comarcas. 4.2. Diagnstico DAFO Las apreciaciones de los grupos de inters y agentes locales, junto con el estudio realizado sobre los recursos tursticos y otros elementos de atraccin, como el anlisis del contexto socioeconmico del mbito que nos ocupa y el trabajo de campo, nos permite aportar el siguiente diagnstico de situacin. En ste se muestra la sntesis de las cuestiones clave, tanto en el mbito de las acciones que dependen del mbito com petencial de los municipios, como del contexto externo, que muestra las condiciones favorables o no deseables del entorno al que hay que atender para minimizar los impactos y aprovechar las ventajas potenciales. Este balance debera servir de base para identificar los puntos de mejora y las debilidades que se han de corregir, y que deberan regir las Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 392 nuevas estrategias de futuro, pero tambin para reconocer las fortalezas del sistema general y las oportunidades que deberan aprovechar. a) Fortalezas Buena accesibilidad general del territorio. Contexto climtico fav orable. P roximidad del destino a los mercados emisores del entorno. E xistencia de patrimonio industrial con gran atractivo. Gran variedad temtica basada en la industria: juguete, calzado, marroquinera, cermica, mrmol, vino, uva, destilados, aceite. Identificacin de la poblacin local con el patrimonio industrial y las actividades que en estos espacios se desarrollaban. Singularidad del patrimonio industrial existente que supone un atractivo turstico de inters: patrimonio industrial y actividades industriales actuales. E xistencia de iniciativas pblicas y privadas interesantes. P otencial de atraccin de visitantes importante. P resencia de recursos combinables con enormes posibilidades para la creacin de rutas tursticas industriales de gran atractivo en funcin de los temas principales. Existencia de elementos dotacionales dedicados a las actividades tursticas e industriales: museos del calzado, del juguete y de la mueca. Recursos potentes con potencial de creacin de parques cultura les en torno al patrimonio industrial en determinados enclaves de industrializacin de la zona. b) Debilidades Falta de conciencia sobre el inters del turismo industrial en la industria viva. Insuficiente valorizacin del patrimonio industrial salvo en casos aislados. G eneralmente el estado de conservacin de los recursos patri moniales es malo. Rosario Navaln-Garca 393 Problemas de accesibilidad a determinados bienes del patrimonio industrial: propiedad privada, horarios no adaptados o inexistentes. S ealizacin turstica mejorable (exterior e interna). En algunos recursos industriales existen graves problemas de seguridad. Problemas de legalidad y seguridad en las visitas a industria viva con determinadas producciones que pueden ser peligrosas. La mayora de recursos patrimoniales de carcter industrial son de propiedad privada. Estado de conser vacin mejorable en conjuntos patrimoniales representativos de la industrializacin en la provincia de Ali cante (Colonia Santa Eulalia, Molino de Sax, Fbrica de la Luz en Elda, fbrica de carruajes). Inexistencia de programas interpretativos que faciliten la comunicacin del valor de este patrimonio al pblico. Grado de adaptacin al pblico susceptible de mejora en los museos asociados a industrias. El excursionismo es la prctica turstica ms habitual en este tipo de visitas. Escasa experiencia en la gestin turstica del patrimonio cultural en general. D esconocimiento de los canales de promocin y comercializacin especficos en turismo cultural y turismo de interior. F alta de conciencia social sobre el valor del patrimonio cultural municipal. Escasos ejemplos de iniciativas locales emprendedoras para desarrollar proyectos tursticos de naturaleza cultural y sobre la industria viva. E l grado de colaboracin entre la Administracin y los agentes privados es susceptible de mejora. Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 394 c) Amenazas Posible competencia de otros destinos culturales cercanos y zonas industriales. Imagen de la Costa Blanca como destino marcadamente litoral. Imagen de los municipios industriales poco atractiva. R educida experiencia en proceso de planificacin de productos tursticos culturales en esta regin. Confusin del turista ante la oferta de experiencias pseudo-culturales. E levado peligro de desaparicin de determinados ejemplos del patrimonio industrial si no se inicia un proceso serio de plani ficacin para su gestin integral. Instalaciones de gran tamao que incrementan los costes de restauracin. d) Oportunidades Nuevas tendencias en la demanda con mayor sensibilidad por conocer el territorio. A umento del segmento de demanda del turismo cultural. E l contexto turstico del destino Costa Blanca supone una ven taja competitiva. P roximidad de recursos y de oferta turstica cultural a los mer cados emisores nacionales y extranjeros. Estrategias globales en el mer cado turstico nacional, regional y provincial para la diversificacin del modelo turstico. Contexto administrativo favorable para la obtencin de sub venciones encaminadas a la puesta en marcha de proyectos de activacin del turismo industrial en industria viva Posibles subvenciones para proyectos de valorizacin de recursos patrimoniales y al apoyo de iniciativas tursticas y de ocio. C reciente preocupacin de la opinin pblica por la conserva cin y uso social del patrimonio. N uevas figuras para la gestin del patrimonio industrial como factor de desarrollo turstico: el parque patrimonial. Rosario Navaln-Garca 395 Posibilidades que ofrece la interpretacin del patrimonio como eficaz proceso de comunicacin entre el patrimonio y el pblico. La museologa actual ofr ece enormes posibilidades para la pre sentacin y comunicacin del patrimonio industrial. Experiencias de xito en destinos tursticos similares (Catalua). Iniciativas en el mbito europeo encaminadas a la recuperacin del patrimonio industrial (Alemania, Francia, Gran Bretaa, Holanda). Concienciacin de la importancia del patrimonio industrial por parte de la poblacin local, sentimiento de aprecio por este patrimonio. Mayor concienciacin por el patrimonio y las actividades indus triales tradicionales. 5. Balance y propuestas de actuacin Tras todo lo expuesto, queda fuera de toda duda el inters que la apuesta por el turismo industrial posee para estos municipios del Alto y Medio Vinalop y la Foia de Castalla, junto con Agost. La larga trayectoria de la industria de estas poblaciones ha hecho posible la existencia de recursos del patrimonio industrial que mereceran mayor atencin e inversin para garantizar su salvaguarda. Al mismo tiempo esta industria, que sigue activa y con gran potencia competitiva a partir de la incorporacin de la constante innovacin, proporciona otros elementos propios de la industria viva que pueden resultar de inters para una demanda turstica abierta a nuevas experiencias, interesada por un patrimonio intangible y por frmulas que propicien la inte raccin y creatividad. P ero los favorables factores de localizacin, la presencia de recursos o la voluntad poltica no es suficiente, si no se concreta en la creacin de productos tursticos que puedan ser complementarios con los ya existentes, y con las nuevas propuestas y, sobre todo, que sean capaces de ofrecer el valor aadido que solicita una demanda cada vez ms experimentada, exigente y con capacidad de generar interesantes beneficios en estas comarcas. Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 396 Dada la existencia de ejes temticos industriales que atraviesan el territorio de estas comarcas, sin las fronteras administrativas de los municipios, lo lgico sera propiciar la creacin de productos supramunicipales. El desarrollo turstico en forma de rutas coordinadas, que fueran capaces de extender los beneficios de la actividad industrial a otros sectores afines o complementarios, favorecera la distribucin de los flujos tursticos al conjunto de recursos de la comarca.En cada caso y para cada eje temtico, de forma pormenorizada, se deberan desarrollar las acciones de: diagnstico de la situacin; iden tificacin y creacin de foco principal de referencia; jerarquizacin, seleccin y rehabilitacin de los recursos relacionados; definicin del contenido cultural, de ocio y turstico de cada eje temtico; redaccin del discurso interpretativo: contenidos preferentes; y finalmente proceder al diseo, identificacin e implantacin de recorrido que enlace los diferentes recursos y, a ser posible, tambin los distintos municipios implicados. Se proponen a continuacin algunos de los ejes temticos clave con los elementos de la oferta que podran estar vinculados, a modo de orientacin para el desarrollo de verdaderos productos de turismo industrial en estas comarcas. PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL MRMOL Y PIEDRA NATURAL MUNICIPIOS Pinoso, Novelda, Monvar, Monforte del Cid, Alguea, La Romana Foco principal de referencia Casa del mrmol y del vino. Pinoso Existente Edificio de la Estacin de Novelda, coleccin de Mrmol Spain En proyecto Productos y rutas existentes Ruta del mrmol y la piedra Novelda Ruta del mrmol y del vino Pinoso Ruta circular de piedra Monvar Visita virtual MUCA Alguea Ruta de los canteros Elda-Novelda Ruta urbana modernismo Novelda Otras ofertas asociadas Museo de artes y oficios Monvar MUCA Alguea PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL JUGUETE y MUECAS MUNICIPIOS Ibi, Onil, Castalla, Biar Foco principal de referencia Museo de Juguete Existente Museo de la mueca En proyecto Rosario Navaln-Garca 397 Productos y rutas existentesVisitas al museo de la Mueca Visitas al museo del juguete AIJU ludoteca Visita a Fbricas INJUSA, Paola reina Donde nacen los juguetes La senda dels nevaters Tiempo de fiesta Varias relacionadas con el senderismo; Varias rutas relacionadas con otros recursos locales Otras ofertas asociadas Hotel del Juguete (Ibi) PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL CALZADO Y MARROQUINERA MUNICIPIOS Elda, Petrer, Sax, Monvar, Villena, Pinoso Foco principal de referencia Museo del Calzado Existente Productos y rutas existentes Da 37 Visita al Museo del Calzado Cenicielda Otras ofertas asociadas Museo Miguello PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL CERMICA Y ALFARERA MUNICIPIOS Agost, Biar, Petrer Foco principal de referencia Museo de la Alfarera Existente Productos y rutas existentes Ruta de la alfarera Ruta de la cultura del agua Ruta geolgica Otras ofertas asociadas Ruta de alfarera Alfareria Nav Alfareria Severino Boix Ruta artesanal de la cermica vidriada Biar PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL GASTRONOMA MUNICIPIOS PRODUCTOS Uva embolsada: Novelda, Monforte del Cid, Agost Bebidas espirituosas: Monforte del Cid, Monvar, Beneixama Aceite: Beneixama, Onil, Petrer, Biar Helados: Ibi, Turrn: Biar, Sal: Pinoso, Salinas, Villena Especias: Novelda, Embutido: Pinoso, Salinas, Gazpacho: Pinoso, Castalla, Dulces tradicionales: todos los municipios Miel: Villena Foco principal de referencia Museo del Aceite Onil Museo etnolgico Beneixama Museo de artes y oficios Monvar Existente Productos y rutas existentes Museo del Aceite Onil Cooperativa agrcola Petrer Cooperativa agrcola Pinoso Verd Saffron, Especias Carmencita Apicultura La Piquera Otras ofertas asociadas Todas los establecimientos incluidos en la Ruta del vino de Alicante Turismo industrial en las comarcas del entorno del Vinalop: aproximacin a su potencial y futuro 398 PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL ARTESANA DE LA FIESTA DE MOROS Y CRISTIANOS MUNICIPIOS Onil, Ibi, Castalla, Biar, Villena, Sax, Elda, Petrer Foco principal de referencia Museo de la festa (Ibi, Onil) Casa del fester (Biar) Centro de interpretacin de Villena Existente Productos y rutas existentes Ninguna afn a esta temtica Otras ofertas asociadas PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL RUTA DEL VINO DE ALICANTE MUNICIPIOS Villena, Salinas, Alguea, Pinoso, Monvar, Novelda, Sax, Petrer Foco principal de referencia Casa de vino y del marmol (Pinoso) Centro de interpretacin de Villena Museo de artes y oficios (Monvar) MUCA (Alguea) Edificio de la Estacin de Novelda, Coleccin de mrmol Spain Existente (en proyecto) Productos y rutas existentes Acciones vinculadas a la Ruta del Vino de Alicante Otras ofertas asociadas PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL PERSIANAS Y PROTECCIN DEL HOGAR MUNICIPIOS Sax Foco principal de referencia Exposicin de la fbrica Gimnez Ganga Existente (para reformar) Productos y rutas existentes Ninguna afn a esta temtica Otras ofertas asociadas PRODUCTO TURSTICO INDUSTRIAL COLONIA AGROINDUSTRIAL SANTA EULALIA MUNICIPIOS Villena, Sax Foco principal de referencia Colonia Santa Eulalia (precisa actuaciones importantes que seran la accin ms urgente) Existente Productos y rutas existentes Ninguna desarrollada de forma sistemtica Otras ofertas asociadas Tabla 3. Ejes temticos para el desarrollo del turismo industrial en las comarcas del Alto y Medio Vinalop, Foia de Castalla y Agost. Fuente: Elaboracin propia. Rosario Navaln-Garca 399 Referencias bibliogrficas lvarez Areces, M. A. (2007). Los otros turismos. Abaco: Revista de cultura y ciencias sociales (54), 23-40. Bauman, Z. (2003). Modernidad lquida. Mxico: Fondo de Cultura Econmica. Casanelles, E. (2007). Nuevo concepto de Patrimonio Industrial, evolucin de su valoracin, significado y rentabilidad en el contexto internacional. Bienes Culturales, Revista del Instituto de Patrimonio Histrico (7), 59-70. Recuperado de http.//www.calameo.com/read/0000753353edaf669f1f9 Edwards, J. y Llurds, J. C. (1996). Mines and quarries. Industrial heritage tourism. Annals of Tourism Research (23, 2), 341-363. Navaln-Garca, R. y Rico, E. (2014). 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A partir de los materiales conservados, procedentes mayoritariamente de acciones clandestinas, pero tambin de otras evidencias de mayor calidad, fruto de unas pocas e importantes excavaciones arqueo lgicas en la zona de estudio, se analiza una actividad artesanal socialmente necesaria cuy os inicios se remontan a la Prehistoria reciente, pero de la que contamos con ms datos para ser caracterizada a partir del II milenio cal BC. Para ello, dichas evidencias son puestas en relacin con la informacin conocida de los territorios colindantes, tanto del Sureste como del Levante peninsular. 1. Investigador predoctoral del Instituto Universitario de Investigacin en Arqueologa y Patrimonio Histrico INAPH. Esta investigacin se ha llevado a cabo dentro del proyecto I+D+i Espacios sociales y espacios frontera durante el Calcoltico y la Edad del Bronce en el Levante de la pennsula Ibrica (HAR2016-76586-P) financiado por el Ministerio de Economa, Industria y Competitividad de Espaa. primera De la Artesana a la Industria (Elda, 2019), pp. 401-427. 402 Palabras clave: Produccin textil, hilado, tejido, pesas de telar, fusayolas, lino, esparto. 1. Introduccin La produccin textil forma parte del conjunto de producciones artesanales necesarias para el desarrollo de todas las sociedades, y como no, de las de la Prehistoria reciente, las cuales prcticamente no han dejado evidencias en el registro arqueolgico (Basso, 2018a). El carcter perecedero de sus productos resultantes, as como muchos de los instrumentos indispensables para su realizacin, no suelen conservarse con el paso del tiempo y, por lo tanto, su presencia solo ha quedado constatada en circunstancias excepcionales (Jover y Lpez, 2013). Est cuestin ha determinado sobremanera su estudio por parte de la investigacin, el cual se ha basado fundamentalmente en las pocas evidencias materiales conservadas como son, fundamentalmente, los instrumentos de trabajo realizados en barro pesas de telar, fusayolas, etc. y, en menor medida, los propios tejidos. Las pocas intervenciones arqueolgicas sistemticas desarrolladas en los yacimientos prehistricos del Valle Medio del Vinalop tampoco han ayudado a corregir esta situacin. De hecho, hasta la fecha, el grueso de los elementos que nos permiten hacernos una idea general de los inicios de la produccin textil en la zona de estudio procede fundamentalmente de actividades de expolio. Estos corresponden, prcticamente en su mayora, a contextos de la Edad del Bronce, siendo muy escasas las evidencias de periodos previos, algo s constatable en mayor medida en algunos de los territorios colindantes. Algunos de estos materiales, entre los que se encuentran instrumentos de trabajo y tejidos, han sido analizados y publicados por diversos/as investigadores/as (Navarro, 1982; Lpez Mira, 1995; Soler et al., 2008; Herrez y Acua, 2011, etc.), no habindose realizado hasta la fecha un estudio sinttico que los ane y permita profundizar de manera general, a partir de las pocas y dispersas evidencias existentes, en una de las produc ciones artesanales ms difciles de rastrear en contextos arqueolgicos. Ricardo E. Basso Rial 403 2. Consideraciones sobre la artesana textil Por artesana textil entendemos a los diversos procesos productivos de carcter artesanal en los que fibras naturales son transformadas en productos manufacturados. Estos pueden ser englobados en tres grupos, los cuales implican diferentes tcnicas, instrumental, materias primas y bienes resultantes: el tejido, la cordelera y la cestera. Si de la cordelera y la cestera parece haber constancia de su elaboracin antes del Neoltico (Barber, 1991), an existen dudas para remontar los inicios de la produccin de tejidos a momentos previos a esa fecha. Como es lgico, se debe a que este tipo de produccin est directamente vinculado al desarrollo de la agricultura y la ganadera para la Figura 1. Mapa del Medio del Vinalop con los yacimientos citados en el texto: 1. La Torreta-El Monastil (Elda); 2. Cueva n 9 del Monte Boln (Elda); 3. Pont de la Jaud (Elda); 4. El Zambo (Novelda); 5. Puntal de Bartolo (Novelda); 6. Lloma Redona (Monforte del Cid); 7. La Horna (Aspe); 8. Tabay (Aspe); 9. Portixol (Monforte del Cid). Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 404 obtencin de fibras vegetales y animales, pero tambin, por el grado de complejidad que conlleva su realizacin. La produccin de tejidos exige el desarrollo de un amplio con- junto de procesos de trabajo concatenados, los cuales estn articulados espacial, temporal y tcnicamente, y cuya realizacin requiere de una meticulosa planificacin y organizacin, desde la produccin y gestin de la materia prima en bruto y el hilado de las fibras hasta los procesos finales de elaboracin de las telas, como son la costura, la confeccin de las prendas, y hasta el posible tintado. Por consiguiente, est interrela cionada y requiere de una amplia variedad de actividades productivas: agricultura, ganadera, recoleccin, tratamiento de recursos silvestres y diversas artesanas, como la carpintera y la alfarera, para la fabricacin de instrumentos de trabajo de madera y arcilla, totalmente necesarios para su produccin. Los dos procesos de trabajo textiles que con mayor frecuencia suelen ser inferidos en contextos arqueolgicos son el hilado y la tejedura. En el caso del hilado, que consiste en la elaboracin de hilo a partir de un copo de fibra textil, ya sea de origen animal lana o vegetal lino, camo, etc., su inferencia en el registro es posible gracias a la presencia de fusayolas realizadas en materiales no perecederos barro, piedra, hueso, asta, etc. Se trata de un elemento de seccin horizontal circular que funcionara como contrapeso para hilar al estar ubicado en el eje de un huso, el instrumento ms utilizado para dicho fin hasta la invencin del torno de hilar mecnico (Basso, 2018b). De todos modos, no solo la presencia de fusayolas permite evidenciar el proceso de hilado. ste tambin puede ser reconocido en los propios hilos que componen los fragmentos de los tejidos que se han logrado conservar. E incluso, de esta manera, solamente es posible detectar otras tcnicas de hilado, que de otra forma no sera posible reconocer, como son el empalme de fibras textiles y el hilado doble 2 (Gleba y Harris, 2019). 2. Con los trminos de empalme e hilado doble o mltiple nos r eferimos a las tcnicas de hilado que en ingls son denominadas por la investigacin como splicing y plying (Gleba y Harris, 2019), respectivamente. Ricardo E. Basso Rial 405 La tejedura, por su parte, es el proceso de trabajo que consiste en la transformacin de los hilos en tejidos al entrelazar dos series de hilos perpendiculares entre s, la urdimbre y la trama. Para ello se utiliza un telar, instrumento de madera sobre el que se coloca la urdimbre, para funcionar como soporte del tejido. Al estar realizado en madera no han logrado conservarse, aunque en contextos arqueolgicos en los que se han documentado las consecuencias de un incendio ha podido identificarse parte de su estructura carbonizada (Basso, 2018a). En funcin del telar, ya sea en posicin horizontal o vertical, se disponen los hilos de la urdimbre, longitudinal y paralelamente entre s, para cruzar perpendicularmente la trama o conjunto de hilos introducidos en la urdimbre, hilo a hilo. Como es lgico, la tejedura como proceso puede ser inferida con la evidencia directa de los mismos tejidos conser vados, pudiendo llegar a plantear, incluso, la cantidad de lizos que tena el telar que lo fabric a partir del tipo de entramado del tejido. En contextos arqueolgicos, a diferencia de la dificultad que supone identificar a partir de la evidencia de fusayolas un rea de acti vidad de hilado puesto que el hilado con huso puede desarrollarse en cualquier sitio, un r ea de actividad de produccin de tejidos s puede ser inferida a partir de la presencia de grupos de pesas de telar (Basso, 2018a). Estos artefactos realizados en barro funcionaran como los contrapesos de la urdimbre del telar vertical de pesas, el tipo de telar ms utilizado en la pennsula Ibrica durante la Prehistoria y la Antigedad (Alfaro, 1984). Los productos de ambos procesos de trabajo artesanal hilos y tejidos, as como los desechos resultantes de los mismos, no suelen conservarse por su composicin orgnica y solo algunos pocos han llegado hasta nuestros das por condiciones de conservacin excep cionales, de elevada sequedad o humedad, ya sea, por ejemplo, por haber quedado sepultados en espacios lacustres o sellados en cuevas. En ocasiones, en el caso de tejidos de fibra vegetal, su conservacin se ha debido al hecho de haberse carbonizado, aunque en la mayora de los casos documentados en la pennsula Ibrica su supervivencia, concretamente los tejidos de lino, ha sido posible por encontrarse adhe ridos por mineralizacin de sales a objetos metlicos depositados en Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 406 tumbas (Jover y Lpez, 2013). Sin embargo, en contextos de hbitat, y por lo general correspondientes a contextos de incendio, el material que con mayor frecuencia ha sido documentado por su elevada r esistencia una vez carbonizado aunque tambin de forma indirecta por su marcada impronta en cermicas y barros constructivos (Pastor, 2017), es el esparto. Desde la Prehistoria, y hasta hace muy poco, el esparto fue la fibra ms utilizada en el Sureste y Levante de la pennsula Ibrica en los trabajos de cestera y cordelera para la realizacin de todo tipo de objetos destinados a labores de almacenamiento, transporte, labores agrcolas y ganaderas, indumentaria, calzado, construccin o aislamiento. Otras fibras vegetales que tambin han sido constatadas, aunque de forma muy puntual, son el junco (Jover et al., 2001) y la anea (Rodrguez-Ariza y Guilln, 2007: 62). 3. Evidencias arqueolgicas de produccin textil en el Valle Medio del Vinalop Si en este trabajo abordamos los inicios de la produccin textil en la zona de estudio tomando como punto de partida la Edad del Bronce, es debido a que prcticamente no existen evidencias de dicha artesana en momentos anteriores. Entre los motivos por los cuales no contamos con datos previos a ese periodo, est el hecho de que, en el Medio Vinalop, aunque se han realizado diversas actuaciones arqueolgicas, en especial, en la poblacin de Novelda, no ha sido documentada en ellas ninguna evidencia que pudiera vincularse con la actividad textil. Tambin hay que tener en cuenta que son muy pocos los yacimientos de ese periodo identificados en el terreno, si los ponemos en comparacin con la cantidad existente de yacimientos de la Edad del Bronce, de fcil deteccin y, por tanto, expuestos a acciones de expolio, por su posicin en las cimas o laderas de los cerros. Justamente, el nico arte facto vinculado a las actividades textiles de momentos anteriores al II milenio BC fue documentado en el nico yacimiento calcoltico ex cavado en la zona: La Torreta-El Monastil (Elda, Alicante) (Jover, 2010). Se trata un instrumento interpretado como una placa de telar (figura 2) (Jover, 2010: 225), instrumento para el trabajo textil caracterstico Ricardo E. Basso Rial 407 de los momentos calcolticos en buena parte del medioda peninsular (Cardito, 1996; Basso et al., 2018). Las evidencias de actividades textiles correspondientes a la Edad del Bronce del Medio Vinalop son mltiples y diversas. La mayora son instrumentos de trabajo obtenidos en intervenciones de expolio que pasaron a formar parte de colecciones privadas, y pudieron conocerse en el mundo de la investigacin (Navarro, 1982) incluso antes de ser depositadas, algunas de ellas, en el Museo Histrico-Artstico de la ciudad de Novelda 3. En menor medida, pero con informacin de mayor calidad, tambin contamos con las evidencias documentadas en las pocas intervenciones arqueolgicas desarrolladas en la zona, en los 3. Aprovechamos esta mencin para agradecer al personal del Museo Arqueolgico de Novelda el habernos brindado todas las facilidades a la hora de estudiar los materiales aqu presentados. Figura 2. Fragmento de placa de barro de La Torreta-El Monastil. Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 408 asentamientos de Tabay (Hernndez, 2009) y la Horna (Hernndez, 1994). Ante una cantidad de informacin tan variada y dispersa, para empezar a comprender qu papel pudo haber jugado la artesana textil en la vida cotidiana de los habitantes de la Edad del Bronce en la zona de estudio, haremos un repaso yacimiento por yacimiento de todas aquellas evidencias y contextos vinculados a la produccin textil de los que tenemos constancia. 3.1. Lloma Redona (Monforte del Cid, Alicante) Se trata del yacimiento que presenta una mayor variedad tipolgica en lo que respecta a las pesas de telar, nicos artefactos vinculados a las actividades textiles documentados en el poblado. Las tres pesas de telar, actualmente depositadas en el Museo Arqueolgico de Novelda pertenecieron a la coleccin de M. Romero Iniesta, siendo obtenidas seguramente en las acciones de expolio llevadas a cabo a mediados de los aos 1970 (Navarro, 1982).Una de ellas es una pesa de telar oblonga N de inv. LLR/33 (figura 3) que se conserva prcticamente completa, estando formada en la actualidad por dos grandes fragmentos, consolidados en el centro de la pieza por un producto de restauracin. Tiene cuatro perforaciones que atraviesan de forma transversal toda la pesa, aunque en una de sus caras que podemos definir como cara inferior es posible observar una quinta perforacin, de menor dimetro y sin desgaste, ubicada junto a una perforacin mayor, que no llega a atravesar todo el grosor del artefacto. Sus dimensiones son de 17,6 cm de largo, 12,7 cm de ancho y 3,4 cm de grosor. Su peso, sin perder de vista la prdida que ha sufrido la pieza y el material de restauracin, no supera el kilo 980 g. En su cara superior es posible apreciar huellas de desgaste, ms marcadas en unas perforaciones que en otras.Otra de las pesas de telar LLR/31 (figura 3) es del tipo cilndrico con dos perforaciones en la parte superior de sus caras planas. S in embargo, hay que aclarar que debido a la consolidacin del barro en el interior de las perforaciones no es posible confirmar que stas Ricardo E. Basso Rial 409 atravesasen toda la pieza, aunque es ms que probable. De la pesa solo se conserva la parte superior, donde se encuentran las perforaciones, habiendo sido restaurado el resto de sta para otorgarle su forma hipottica. Tiene unas dimensiones de 10,4 x 6 cm y un peso, contando el material restituido, de 904 g. Ms singular es la tercera de las pesas LLR/32 (figura 3), definida por J. F. Navarro Mederos (1982: 26) como piriforme con un solo agujero y como triangular por J. A. Lpez Mira (2009: 148). Est formada por dos fragmentos unidos por un material de restauracin que tambin ha restituido una parte de uno de sus lados, y aunque no conserva parte de su base, podemos decir que presenta unas dimensiones de 15,6 cm de alto por 6,6 cm en su parte ms ancha. En su parte superior presenta una nica perforacin con una marcada huella de desgaste hacia uno de sus lados que ha llegado a ampliar a 1,8 cm su dimetro mximo. Se conservan aproximadamente tres cuartos de la pieza original, llegando a tener, con el material utilizado para su restauracin, un peso de 704 g. Figura 3. Pesas de telar conservadas en el Museo Arqueolgico de Novelda, procedentes del yacimiento de la Lloma Redona. Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 410 3.2. Tabay (Aspe, Alicante) El asentamiento argrico de Tabay, gracias a las excavaciones sistemticas desarrolladas entre 1987 y 1991 (Hernndez, 2009), es el que nos ofrece, por su amplia variedad de evidencias, la mejor informacin sobre las actividades textiles durante la Edad del Bronce en la z ona. Se trata del yacimiento del Medio Vinalop que presenta la mayor cantidad de pesas de telar un total de 13 de diversa variedad tipolgica (Lpez Mira, 2009), as como la nica fusayola de barro, desgraciadamente fragmentada (Lpez Mira, 1995, 2009). Fruto de las excavaciones arqueolgicas fueron documentadas, adems de la fusayola bicnica, un total de 10 pesas de telar, dos cilndricas con 2 perforaciones, 5 de morfologa rectangular con cuatro perforaciones, 1 de morfologa oblonga con cuatro perforaciones y otra rectangular con solo 2 perforaciones. Mientras que, fruto de actividades clandesti nas y actualmente depositadas en el Museo Arqueolgico de Novelda, se conservan otras 3 pesas ms, de morfologa oblonga-rectangular (figura 4). Uno de los contextos ms interesantes es el documentado en el nivel inferior del corte 8, correspondiente a la fase I de ocupacin del Figura 4. Pesa de telar restaurada del Museo Arqueolgico de Novelda N de Inv. TA/58 procedente del Tabay. Ricardo E. Basso Rial 411 poblado (Hernndez et al., 2018), donde, asociadas a cermicas con lneas incisas y puntillado, se encontr una concentracin de 4 pesas de telar de morfologa rectangular con cuatro perforaciones, las cuales tienen un peso medio de 1.100-1.200 g (Lpez Mira, 2009, 147, nota 7), que nos podra estar indicando un rea de actividad textil en el interior de un unidad domstica. Por tratarse de un asentamiento argrico, diversos enterramientos fueron documentados bajo el suelo de las casas (Hernndez et al., 2018), presentando algunos de ellos fragmentos de tejidos asociados (Jover y Lpez, 2013). Es el caso de la Tumba 5 del corte 16, donde fue inhumado un hombre adulto, en la que se encontraron fragmentos de tejidos de trama simple y lisa, posiblemente lino, adheridos a algunas costillas, brazos y caderas, lo que podra estar indicando que se trataba de una tnica o sudario que lo cubra hasta las rodillas (Hernndez y Lpez, 2010; Hernndez et al., 2018). 3.3. La Horna (Aspe, Alicante) Del yacimiento de La Horna hemos podido analizar dos pesas de telar de diferente tipologa que nos otorgan una interesante informacin para ser comparada con la documentacin de mayor calidad publicada sobre las excavaciones arqueolgicas desarrolladas en los aos 1980 (Hernndez, 1994). Por un lado, una de las pesas de telar N de Inv. H/50 (figura 5) presenta una morfologa circular con seccin plano convexa y cuatro perforaciones. Tiene unas dimensiones de 13 cm de dimetro mximo y 4,5 cm de grosor, un peso de 840 g y se encuentra totalmente cocida. En su cara convexa, el dimetro de las perforaciones es mayor, alcanzado los 1,5 cm y presentando marcadas huellas de desgaste por suspensin, mientras que en su cara plana los dimetros oscilan entre 1 y 1,2 cm. La otra pesa de telar H/48 (figura 5) tiene una morfologa cilndrica de perforacin central. Presenta unas dimen siones de 8,8 x 5,6 cm y un peso de 506 g. Su perforacin es de gran tamao, alcanzando los 1,7 cm en uno de sus lados por el importante desgaste de suspensin. Tambin se encuentra cocida. Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 412 Segn lo publicado, en las excavaciones desarrolladas bajo la direccin de M. Hernndez Prez (1994), nicamente se documentaron pesas de telar del tipo cilndrico de per foracin central. Lo ms interesante, en ese sentido, es que, en dos sitios distintos, se encontraban formando concentraciones. Una de esas agrupaciones se document en el departamento VII. All, las pesas se hallaron formando una alinea cin a lo largo de uno de sus muros, lo cual fue interpretado como la evidencia de un telar vertical de pesas. El hecho de que en esa misma unidad habitacional fueron encontradas varias gotas y esquirlas de metal asociadas a un banco de barro corrido en forma de U ha per mitido plantear que en ese espacio se realizaron diversas actividades, como la metalrgica y la textil. Figura 5. Pesas de telar conservadas en el Museo Arqueolgico de Novelda, procedentes del yacimiento la Horna. Ricardo E. Basso Rial 413 En el departamento VIII, que est delimitado por el departamento IV, por el muro que rodea el poblado y por dos afloramientos de roca, fue hallado el otro conjunto de pesas de telar. En este caso, las caractersticas de su planta irregular, su relacin con las otras estructuras y la ausencia de hogar , podran estar indicando un espacio abierto donde se desarrollaron diversas actividades al aire libre, entre ellas la textil. Por ltimo, no hay que pasar por alto el hallazgo de un objeto cnico de cermica rodeado de una capa de barro poco cocida en el departamento V, el cual fue puesto en relacin por parte del investiga dor como posiblemente perteneciente a un telar horizontal, con base en paralelos pr ximo-orientales (Hernndez, 1994: 27). 3.4. Cueva n 9 del Monte Boln (Elda, Alicante) La cueva n 9 forma parte del grupo de cuevas del Monte Boln, iden tificadas como espacios funerarios de la Edad del Bronce a partir de las excavaciones clandestinas de los integrantes del Centro Excursionista Eldense en 1975. Se trata de una cavidad natural de pequeo tamao, que por sus caractersticas y un posible sellado permiti la conservacin del esqueleto de un/a nio/a de unos 3 aos de edad con evidencias de momificacin o desecacin natural. Lo ms sorprendente del enterramiento documentado en ella es el extraordinario ajuar que lo acompaaba, compuesto entre otras cosas por materiales textiles, tanto de lino como de esparto, perfectamente conservados (figura 6) (Soler et al., 2008). El/la nio/a se deposit en la cueva en posicin decbito lateral flexionado sobre el lado derecho sobre un capazo o bolsa de esparto y fue sepultado con un ajuar excepcional, que adems de contener una gran cantidad de restos vegetales a modo de ofrendas, estaba acompa ado por un traje o sudario de lino plegado, el cual fue colocado junto al cadver (Soler et al., 2008: 53). La gran cantidad de fragmentos de ese tejido de lino que han logrado conservarse muestran un entramado liso o ligamento simple tafetn 1:1, elaborados con hilos muy finos de aproximadamente 1 mm de grosor. Est tejido con hilos dobles con torsin derecha en S, los cuales estn formados por dos hilos hilados Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 414 mediante la tcnica del empalme (Gleba y Harris, 2019), tambin torcidos en S. El tejido presenta una densidad de 12 hilos/cm para la urdimbre y 10 para la trama (Herrez y Acua, 2011: 371) y un color blanquecino-amarillento (Jover y Lpez, 2013).La bolsa o capazo de esparto (figura 3. B y C) en la que fue depositado el cuerpo estaba integrada por la unin de al menos 13 tiras de unos 6 cm de ancho de pleita de esparto sin mazar, cosidas entre s (Jover y Lpez, 2013: 154), festoneado con esparto mazado y entramado cruzado en diagonal (Herrez y Acua, 2011: 371). Por la datacin radiocarbnica de los huesos del individuo infantil otorgando una fecha en torno al c. 1700 cal BC y la localizacin geogrfica de la cueva, el enterramiento debe ser puesto en relacin con el prximo Figura 6. A. Evidencias de la Cueva n 9 del Monte Boln (Elda, Alicante). B. Evidencias textiles: capazo de esparto y tejido de lino C. Detalle del capazo de esparto (Archivo grfico del MARQ). Ricardo E. Basso Rial 415 asentamiento del Pen del Trinitario, espoln rocoso que estuvo habitado durante el II milenio ANE (Soler et al., 2008). 3.5. Otros yacimientos Un conjunto de yacimientos arqueolgicos presenta algunos materiales aislados de instrumental de trabajo textil, todos ellos obtenidos a travs de actividades clandestinas o prospecciones. Uno de ellos es el Pont de la Jaud (Elda, Alicante) del cual se tiene constancia de una nica pesa de telar de cuatro perforaciones, que fue definida por G. Segura y F. J. Jover como placa de barro (1997). Segn estos investigadores, entre los materiales observados en las prospecciones del yacimiento se encontraban tambin restos de materiales constructivos de barro blanquecino con improntas de esparto (Segura y Jover, 1997: 101). Del cercano yacimiento de El Zambo (Novelda, Alicante), procede una pesa de telar cilndrica de perforacin central de pequeo tamao N de inv. S/22 (figura 7). Se conserva en su totalidad, teniendo unas dimensiones de 7,6 x 3,7 cm y un peso de 291 g. Su perforacin central presenta una marcada huella de desgaste que ha ampliado su dimetro a 0,9 cm en las zonas externas de sus dos caras, siendo ms pequea en su interior 0,5 cm. Al igual que esta pieza, en el Museo Arqueolgico de Novelda se encuentra depositada una pesa de la misma tipologa que perteneci a la coleccin de M. Romero Iniesta N de Inv. CRIN0039 (figura 7). Aunque en dicha institucin no se tenga constancia del yacimiento exacto del que fue expoliada, es probable que se trate de la pesa cilndrica de perforacin central mencionada por Navarro Mederos (1982: 41) con procedencia incierta, pero a la cual relaciona con los materiales del Puntal de Bartolo (Novelda, Alicante). Tiene unas dimensiones de 8,3 cm de dimetro mximo y 4,7 cm de grosor. Presenta un peso de 324 g y una amplia perforacin central que alcanza los 2 cm en una de sus caras, en la que se observa un marcado y claro desgaste. Por ltimo, del yacimiento de El Portixol (Monforte del Cid, Alicante) proceden dos pesas de telar tambin de tipologa cilndrica de perforacin central (Jover y Segura, 1992-1993). Ambas estn Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 416 cocidas, presentan desgaste en sus perforaciones y en lo que respecta a sus dimensiones generales difieren relativamente poco, teniendo, una de ellas, aproximadamente 9 cm de dimetro mximo y 6,5 de grosor y, la otra, unos 8,7 cm de dimetro y 5,4 cm de grosor (Jover y Segura, 1992-1993: 49). 4. Contextualizando una produccin artesanal prehistrica A pesar de que en el Medio Vinalop las excavaciones arqueolgicas sistemticas fueron contadas y que la mayora de artefactos relacionados con las actividades textiles recuperados proceden de acciones de expolio y, por lo tanto, han sido desvinculados de sus respectivos Figura 7. Pesas de telar N de Inv. S/22 procedente de El Zambo, y pesa N de Inv. CRIN0039, posiblemente del Puntal de Bartolo. Ricardo E. Basso Rial 417 contextos, es posible hacer una valoracin general sobre los inicios de la artesana textil a partir de la diversidad y abundancia de materiales conservados, principalmente si son puestos en relacin con las evidencias documentadas en otros territorios del Sureste y el Levante peninsular. Del proceso del trabajo determinado del que se tiene una mayor constancia en el rea de estudio es el de la tejedura. Por un lado, ste puede ser inferido a partir de la elevada cantidad de pesas de telar documentadas en la mayora de los yacimientos conocidos en la zona, que de por s ya nos habla de que sera una actividad habitual en cada uno de los poblados existentes. De hecho, para las pocas intervenciones de carcter cientfico llevadas a cabo en los yacimientos, se dispone de una gran variedad tipolgica que nos permite hacernos preguntas de carcter funcional y cronolgico. Por otro lado, esas importantes intervenciones arqueolgicas, desarrolladas en el Tabay y la Horna, ofrecen la posibilidad de contar con el registro de tres reas de actividad de produccin textil, que a nivel metodolgico presentan una informa cin de mayor calidad para conocer la dinmica social y productiva de la tejedura a partir del uso de telares verticales de pesas. A esto hay que sumarle el espectacular hallazgo del enterramiento de la cueva n 9 del Monte Boln, donde no solo es posible observar con mucho detalle uno de los mejores ejemplos de ritual funerario en los momentos centrales de la Edad del Bronce, donde los textiles de diverso tipo juegan un papel destacado, sino tambin a los pr opios textiles, conservados de forma excepcional y prcticamente nica. Entre el amplio conjunto de pesas de telar comentadas en el apar tado anterior, las que se corresponden a los momentos iniciales de la Edad del Bronce c. 2150-1750 cal BC son las de morfologa oblonga-rectangular de cuatro perforaciones. Se trata de artefactos de gran tamao y peso, que no parecen haber sido cocidas para su endurecimiento, sino simplemente secadas al sol, lo que ha conlle vado que por lo general nos hayan llegado muy fragmentadas y casi nunca completas, dada su alta fragilidad. Sorprende que, salvo el caso del yacimiento argrico del Tabay, excavado sistemticamente, solo contemos con la evidencia de la perteneciente a la Lloma Redona. Esto podra explicarse a partir del hecho de que la mayora de los materiales Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 418 proceden de acciones clandestinas, en las que artefactos como estos, casi siempre fragmentados en los propios contextos arqueolgicos, solo tendran valor para los expoliadores al conservarse completos. Quiz por este mismo motivo, la mayor cantidad de pesas de telar conocidas en esta zona, que pertenecieron a colecciones privadas, sean las de tipo cilndrico de una perforacin central, las cuales suelen conservarse completas por la solidez de su barro, en este caso, cocido.El mayor nmero de pesas de telar del grupo oblongo-rectangular fueron documentadas en el Tabay. Entre ellas, las cuatro que fueron documentadas de forma agrupada en el nivel inferior del corte 8, ofrecen una informacin interesante para indagar en el carcter fun cional de este tipo de artefactos. Se trata de una concentracin que puede inferirse como un r ea de actividad de produccin textil que nos estara reflejando el espacio donde pudo haberse ubicado un telar vertical. Desde nuestro punto de vista, el hecho de que se trate de un nmero reducido de pesas de telar no invalida que dicha concentra cin est reflejando la evidencia de un telar, al ser comparado con otras tipologas. Siguiendo nuestra hiptesis (Basso, 2018c), basada en las caractersticas de este tipo de pesas gran tamao, elevado peso y nmero de perforaciones y en que la mayora de las concentraciones documentadas de este tipo no supera los cinco ejemplares en un gran nmero de yacimientos como sucede en Barranco Tuerto (Villena, Alicante), Cabezo de la Escoba (Villena, Alicante), Mas de Menente (Alcoy, Alicante), la Almoloya (Pliego, Murcia) y el Acequin (Albacete), entre otros, estaramos ante la evidencia de los telares verticales de menor tamao de los momentos iniciales de la Edad del Bronce (Basso, 2018c: 58-61). Antes de examinar con ms detalle las pesas de telar cilndricas de perforacin central, ya correspondientes a momentos ms tardos, es menester detenerse a realizar una serie de apreciaciones sobre el resto de tipologas, bastante poco frecuentes en el territorio de lo que se conoce como Bronce Valenciano, e incluso en el territorio argrico del Bajo Segura. Hablamos de la pesa circular de cuatro perforacio nes de la Horna, las pesas cilndricas de dos perforaciones del Tabay y la Lloma Redona y la pesa de morfologa piramidal, tambin de Ricardo E. Basso Rial 419 este ltimo yacimiento. La pesa circular de cuatro perforaciones es muy interesante, puesto que se trata de una tipologa que no ha sido documentada en muchos yacimientos. Su presencia est constatada en yacimientos argricos como Rincn de Almendricos (Lorca, Murcia) donde se document un posible telar (Ayala, 1991), Los Cipreses (Lorca, Murcia) (Martnez et al., 1993), la Almoloya (Llull et al., 2015) o Zapata (Siret y Siret, 1890), y del Bronce Valenciano, como la Mola Alta de Serelles (Alcoy, Alicante) (Trelis, 1984). Su escasa presencia en el registro creemos que se debe a que existieron durante solo un breve periodo de tiempo, entre c. 1750-1650 cal BC, como es posible constatar en yacimientos de esa cronologa como Rincn de Almendricos y Los Cipreses, pudiendo haber funcionado como transicin de las pesas oblongas a las pesas de telar cilndricas de cuatro perforaciones, primero registradas en yacimientos como la Tira del Lienzo (Llull et al., 2015), El Argar e Ifre (Siret y Siret, 1890), que posteriormente dieron lugar al proceso de homogeneizacin experimentado con las pesas de una nica perforacin central. Las pesas de telar cilndricas de dos perforaciones tampoco son muy frecuentes, ni en el territorio del Bronce Valenciano ni en el Argar alicantino. Los mejores conjuntos han sido documentados en yaci mientos argricos como Pealosa (Contreras, 2000), Castelln Alto (Contreras et al., 2000) y la Almoloya (Llull et al., 2015), evidenciando interesantes telares que permiten situarlas cronolgicamente entre el 1700 y el 1600 cal BC. En este caso, a diferencia de lo que sucede con las pesas de morfologa oblonga-rectangular, las concentraciones de este tipo de pesas s que estn formadas por un mayor nmero de ejemplares, como igualmente suceder con las cilndricas de perfora cin central. Y en lo que r especta a las pesas de morfologa piramidal, tambin denominadas piriformes (Navarro, 1982) o triangulares (Lpez Mira, 2009), podemos decir que son verdaderamente una rareza. nicamente se han documentado: una, en Laderas del Castillo (Callosa de Segura, Alicante) (Soriano, 1984: 126) y, dos, en el Kilmetro 11 (Lorca, Murcia). Al igual que sucede con la pieza de la Lloma Redona, tienen una nica perforacin en su extremo superior, son de gran Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 420 tamao, estn bien cocidas y no pueden asociarse, por proceder de expolios o excavaciones antiguas, a ningn contexto concreto como para conocer su cronologa. Las pesas de telar cilndricas de una nica perforacin son las que ms abundan en el registro arqueolgico del Medio Vinalop, habindose documentado en la Horna, la Lloma Redona, el Zambo, el Portixol, y, posiblemente, en el Puntal de Bartolo. Su cronologa es tarda, siendo la tipologa que finalmente se impone a partir de mediados del II milenio cal BC, durante lo que se conoce como Bronce Tardo 1500-1200 cal BC. Sin embargo, el hecho de haber sido documentadas en yacimientos argricos que no superan el 1550-1500 cal BC, como Castelln Alto (Galera, Granada) (Rodrguez-Ariza y Guilln, 2007), la Almoloya (Llul et al., 2015) o Cabezo Pardo (San Isidro-Granja de Rocamora, Alicante) (Lpez Padilla, 2014), nos permite situar el origen de su uso aproximadamente por esas fechas, desde el c. 1600 cal BC en adelante. A pesar de que su homogeneidad formal permite incluirlas dentro de la misma tipologa, las evidencias documentadas en el Medio Vinalop son un buen ejemplo de que sus dimensiones y peso varan bastante, lo que estara indicndonos que se estaran produciendo tejidos con diversas calidades y, posiblemente, diferentes tipos de fibras. Para profundizar en los telares verticales que recurrieron a este tipo de pesas para tensar la urdimbre tenemos el interesante ejemplo de la Horna. Las dos concentraciones documentadas, una dentro de una habitacin departamento VII y otra en un posible espacio al aire libre departamento VIII, nos permite compararlos con Cabezo Redondo, el yacimiento coetneo que tambin cuenta con telares en espacios domsticos departamentos XV, XVIII, etc. (Soler, 1987) y exteriores espacio de circulacin al aire libre (Hernndez et al., 2009), aunque en el caso de la Horna desconozcamos el nmero exacto de pesas que integraban cada uno de los conjuntos, como s sabemos de Cabezo Redondo, donde las concentraciones abundan desde la decena hasta la cincuentena de ejemplares (Soler, 1987; Hernandz et al., 2009). Ricardo E. Basso Rial 421 La descripcin de las pesas de telar registradas, todas ellas con marcas de desgaste, en disposicin alineada junto a uno de los muros del departamento VII, permite inferir un rea de actividad de produccin textil donde pudo estar situado un telar vertical. As como las evidencias de desechos metalrgicos y otros artefactos de produccin y consumo como dientes de hoz, restos cermicos, etc. nos hablan de una unidad habitacional donde se realizaban mltiples actividades de carcter domstico, lo mismo podemos indicar de la concentracin del departamento VIII, rea de actividad tambin asociada a elementos productivos, como dientes de hoz, y de consumo, como restos de fauna (Hernndez, 1994). Sobre el hilado, proceso de trabajo necesario previo a la tejedura, poco podemos decir a partir de una nica fusayola de yacimiento argrico del Tabay, de la que se conserva menos de la mitad. En primer lugar, al desconocer el contexto exacto donde fue documentada, es difcil afinar su cronologa, aunque teniendo en cuenta que algunos de los yacimientos donde tambin se registraron fusayolas bicnicas son Laderas del Castillo y San Antn (Orihuela, Alicante), con fases del Bronce Tardo, o Cabezo Redondo, donde ms abundan y s se encuen tran bien datadas en esas fechas (Lpez Mira, 1995), el fragmento de fusayola del Tabay podra corresponder sin ningn problema tambin a esos momentos post-argricos, aunque no es posible descartar que sean previas. Pero, por otro lado, el hecho de contar con los fragmentos de tejido esplndidamente conservados de la cueva n 9 del Monte Boln, permite indagar con el propio producto sobre la produccin de hilos, e incluso reflexionar sobre la caracterstica ausencia de fusayolas en los momentos centrales de la Edad del Bronce. Como se ha mencionado en el apartado anterior, el tejido de lino de la cueva n 9 est tejido con hilos dobles, como la mayora de los tejidos de la Edad del Bronce que se conservan, fundamentalmente en los yacimientos de El Argar (Alfaro, 1984; Basso, 2018b). Para el hilado de hilos dobles de fibra vegetal lo ms habitual es la utilizacin de husos con fusayolas discoidales, por su amplio dimetro (Gleba, 2008: 140), las cuales son fcilmente fabricadas en madera constata das en algunos yacimientos europeos (Rahmstorf, 2015: 2-3), aunque Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 422 tambin en otros materiales, como lo sugieren las numerosas realizadas en barro (Lpez Mira, 1995) y asta, procedentes de Cabezo Redondo (Basso, 2018b) y ya correspondientes a momentos ms tardos. Sin embargo, lo que habra que plantearse es si los hilos que componen el hilo doble fueron hilados utilizando un huso, y, por consiguiente, fusayolas. Siguiendo lo propuesto por M. Gleba y S. Harris (2019), investigadoras que analizaron un tejido argrico de El Oficio (Cuevas de Almanzora, Almera) y segn las cuales fue realizado con hilos dobles de lino, compuestos por hilos simples que fueron hilados por empalme sin recurrir a la utilizacin de husos, consideramos que es posible plantear lo mismo para el tejido del enterramiento del Monte Boln. Lo importante de esta apreciacin radica en que quiz la ausencia de fusayolas durante los momentos centrales de la Edad del Bronce se corresponda, no solo con el uso de fusayolas de madera que no han logrado conservarse algo ya planteado en otras ocasiones (Basso, 2018b), sino tambin con el uso de una tcnica de produccin de hilo en la que no son necesarias: la torsin de fibras directamente con las palmas de las manos (Alfaro, 1984: 72) o empalme. En lo que respecta al uso de artesanas de esparto, la bolsa o cesta del enterramiento de la cueva n 9 del Monte Boln tambin es el nico caso constatado. Eso no significa que el esparto no haya sido una de las fibras textiles ms utilizadas en la zona, donde la atocha crece de forma natural y en abundancia, sino que se debe ms bien a la falta de excavaciones arqueolgicas cuya metodologa permita detectar ese tipo de evidencias y garantizar su conservacin. En ese sentido, yacimientos del Alto Vinalop, ampliamente excavados y con importantes niveles de incendio, como Terlinques (Villena, Alicante) (Jover et al., 2001; Jover y Lpez, 2013) o Cabezo Redondo (Soler, 1987; Hernndez et al., 2016), son un claro ejemplo de todo el repertorio material que se poda fabricar con este tipo de fibra. 5. Conclusiones En definitiva, para indagar en los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop es prcticamente imposible remontarse en el tiempo Ricardo E. Basso Rial 423 ms all de la Edad del Bronce, salvo hallazgos puntuales (Jover, 2010), dado el nivel actual de la investigacin prehistrica en la zona. Como se ha podido observar en la descripcin y el anlisis de las evidencias, puestas en relacin con otras zonas del Sureste y del Levante peninsular, en el Medio Vinalop, a pesar de no haberse realizado ms que contadas inter venciones arqueolgicas y procediendo la mayor parte de los materiales de acciones clandestinas, se tiene un amplio y variado registro de evidencias que permiten empezar a conocer, de forma gene ral, una actividad artesanal bsica y socialmente necesaria. Por un lado, la diversidad tipolgica de las pesas de telar, docu- mentadas en prcticamente todos los yacimientos en los que de una forma u otra se han recuperado materiales, es un claro indicador de que durante toda la Edad del Bronce se estuvieron produciendo tejidos, como sucede en prcticamente todos los territorios colindantes de los que se tiene informacin arqueolgica al respecto. A su vez, esa amplia variedad tipolgica, que sorprendentemente en muy poco tiempo fue variando de forma considerable, posibilita seguir indagando en los tipos de telares utilizados para dicha produccin artesanal y, por consiguiente, en los cambios que pudieron haber tenido lugar en esta rama de la produccin durante toda la Edad del Bronce y de la cual an sabemos muy poco. En ese sentido, las reas de actividad de produccin documentadas en Tabay y la Horna, formadas por concentraciones de pesas de telar de diferente morfologa, se tornan una informacin sustancial a la hora de saber un poco ms sobr e los telares verticales utilizados en esos momentos. Tampoco hay que perder de vista la importancia que la artesana textil pudo tener en las sociedades de la Prehistoria reciente, aunque el registro arqueolgico disperso y reducido nos dificulte hacer un estu dio global. Un claro ejemplo de la importancia otorgada a los textiles por esta sociedad lo tenemos en el hecho de que los gr upos sociales del Medio Vinalop hayan elegido como ofrenda o parte del ajuar un tejido de lino de mucha calidad para acompaar al individuo infantil inhumado en la cueva n 9 del Monte Boln, algo tambin constatado para fechas previas en los vestidos documentados en los enterramientos de la Cueva Sagrada de Lorca (Alfaro, 2005). Los inicios de la artesana textil en el Medio Vinalop: las evidencias arqueolgicas de la Edad del Bronce 424 No hay duda de que los productos textiles seran, por tanto, bienes de uso de un alto valor social, especialmente si tenemos en cuenta que al tratarse de una produccin de carcter artesanal el tiempo de trabajo invertido en su elaboracin sera muy elevado. Estos podran, adems, haber adquirido un valor de cambio dado su requerimiento social y sus condiciones de durabilidad, calidad y facilidad de almacenamiento y transporte. La produccin textil, artesanal y claramente domstica, habra sido una de las actividades ms habituales desarrolladas por los grupos prehistricos que habitaron el Valle Medio del Vinalop durante la Edad del Bronce a la hora de satisfacer sus necesidades subsistenciales y garantizar su reproduccin social. Referencias bibliogrficas Alfaro Giner, C. (1984). Tejido y cestera en la Pennsula Ibrica. 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