Daniel Esteve, el hombre y la montaña

Cultura montaera eldense dahellos.com Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 2 3 Daniel Esteve. El hombre y la montaa ______________________________________ Juan Manuel Maestre Carbonell Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 4 5 Daniel Esteve El hombre y la montaa Juan Manuel Maestre Carbonell Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 6 Daniel Esteve. El hombre y la montaa 1 edicin, 2007 Daniel Esteve Poveda Produccin Grfica: Quinta Impresin Diseo portada: Vicente Olmos Navarro ISBN: 13-978-84-611-9654-8 Depsito Legal: A- Edita: dahellos.com Obra publicada con el patrocinio de los Excmos. Ayuntamientos de Elda y de Petrer, Caja de Crdito de Petrer y Caja de Ahorros del Mediterrneo. 7 A mi esposa, ausente, a mis hijas Mila y Espe, a mis nietos Alejandro, Daniel, Aarn e Irene; y a mi buen amigo Juan Manuel Maestre Carbonell, mi hijo de la montaa, depositario, legatario, de mi archivo deportivo, cultural y social, reunido tras larga vida. Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 8 Un paisaje no lo es, si no hay un ser humano que lo admira. l es quien le da el alma a la montaa y la convierte en caminos para la mente soadora. Juan Manuel Maestre 9 Presentacin Siempre es gratificante la edicin de un nuevo libro, ms todava si como ste, dedica sus pginas a refrescarnos el tiempo pasado en la vida de una de las comunidades ms numerosas que se integran en el acervo deportivo de nuestra ciudad: el montaismo, que precisamente en este mismo ao acaba de cumplir medio siglo de existencia, al conmemorarse el 50 aniversario del Centro Excursionista Eldense. Como responsable del rea de cultura de este Ayuntamiento tiene para mi el atractivo aadido de estar dedicado a Daniel Esteve Poveda, que supo impulsar durante su largo mandato al frente de la mencionada entidad, no slo el deporte del montaismo, al que estaba por naturaleza avocada la sociedad, tambin el resto de deportes y otras actividades culturales entre las que cabe destacar el Museo Arqueolgico Municipal, cuyo inicio, como se recordar tuvo lugar de la mano del Centro Excursionista, cedindose al municipio siendo l su principal mandatario. Me comenta Maestre, quien sin duda le conoce bien, que Daniel es esa clase de hombre que ha sabido superar a lo largo de su vida todos los obstculos naturales, polticos o sociales que le impedan alcanzar el bien comn de la sociedad. As se explica, me dice, que si para l, el campo no tiene fronteras , mucho menos habran de significar los lindes de una vieja acequia ya soterrada, entre las po Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 10 blaciones de Petrer y Elda, pues siendo petrerense de nacimiento y afincado en Elda, siempre proclam tener su corazn partido, por igual, entre ambas poblaciones. El indiscutible fundador de la Ciudad Deportiva, puso luego su mayor empeo en el Parque de Montaa que lleva su nombre, que si bien se halla situado en Rabosa dentro del trmino de Petrer, viene a ser sin distinciones, el autentico pulmn y lugar de encuentro para todos los habitantes del valle, otra de las muchas definiciones neutras que suele emplear. Mi conocimiento personal de Daniel Esteve tuvo lugar hace muchos aos y ciertamente dej en m el sentimiento de nobleza, seriedad y honestidad que, sin duda son necesarios para acometer las grandes obras que Maestre menciona. Los textos que el autor ha seleccionado dejan patente el buen conocimiento que el alpinista tiene del personaje y del mundillo montaero local. La coincidencia entre ellos es notoria y no parece casual, por lo que creo sinceramente que para ambos no cabra mejor bigrafo ni mejor biografiado y en ello sale ganando el lector. Autodeclarados romnticos del montaismo y padre e hijo montaero recprocamente, no dudan en proclamar la gran hermandad que este deporte todava atesora, pese a los vientos individualistas que corren. Un paisaje no lo es, si no hay un ser humano que lo admira. l es quien le da el alma a la montaa y la convierte en caminos para la mente soadora. La cita del propio Maestre, nada ms iniciarse este libro, nos invita a adentrarnos en la lectura de estos textos ordenados sutil- mente para descubrir, adems del hombre socialmente comprometido que ya conocamos, al Daniel Esteve montaero. El hombre y la montaa. Quede el lector frente al paisaje. Jos Francisco Mateos Gras Concejal de Cultura de Elda 11 Presentacin Cuando en el siglo XVIII Cavanilles visit nuestra comarca, ya escribi sobre las malas relaciones de Petrel y Elda. Algunos creen que las cosas, desde entonces, no han hecho sino empeorar. Pero si es as, como explicar que se edite por los ayuntamientos de ambos pueblos un libro dedicado a la vida de un hombre como Daniel Esteve a quien el Centro Excursionista Eldense tanto debe. Quizs el lector joven o poco avezado en la historia de nuestro valle ignore quin se esconde detrs de este nombre que a pesar de traerle ecos eldenses de montaa y excursin, es de origen y corazn petrerense. Para algunos fue durante aos un nombre familiar en los despachos de abogados y oficinas judiciales, ya que encabez miles de demandas, como el Procurador de los tribunales de gran prestigio, que fue. Petrerense y eldense a la vez, Daniel ha mantenido siempre sus lazos afectivos y familiares con Petrer, donando a nuestra Biblioteca Municipal su extensa y valiosa biblioteca jurdica personal, as como su magnifica biblioteca montaera. Pero sin duda, fue su labor al frente del Centro Excursionista Eldense, y la adquisicin del Parque de Montaa de Rabosa, lo que dio gran difusin a su nombre, ya que obtuvo el justo reconocimiento de que se denominara a este parque situado en nuestra poblacin Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 12 con el nombre que se le impuso en la pila bautismal de San Bartolam. Solo la adquisicin de esta propiedad y su subsiguiente aprovechamiento para uso pblico, seran ya mrito ms que suficiente para que Daniel tuviera con la publicacin de estas memorias, el reconocimiento merecido. Esta adquisicin ha tenido la indudablemente benfica consecuencia de preservar de las voraces fauces de la urbanizacin un territorio de indudable valor ecolgico y paisajistico, permitiendo su uso, no solo por los socios del club eldense, sino por cuantos gozan de la aficin al montaismo. Posiblemente de no haber tenido Daniel Esteve y el CEE la iniciativa de adquirir las 150 Hectreas del Parque de Montaa, hoy Rabosa sera un puzzle de segundas residencias, vedado a los excursionistas, o quien sabe sino incluso un desastre natural tipo Palomaret . Pero este libro, fruto de la reflexin de Daniel y de la capacidad inquisitiva y expresiva de Manolo Maestre, nos pone en eviden- cia que hay un Daniel Esteve Poveda ms complejo que el que desde muestra ignorancia suponamos. Nadie mejor que Maestre poda colaborar en estas memorias, pues a su conocimiento profundo de los hombres de montaa, une un talento creativo polifactico que se manifiesta por igual en imgenes y palabras. Otra faceta une a Manuel Maestre con Daniel Esteve: ambos son a un tiempo estimados por igual en las dos poblaciones, en ambas han tenido trabajo, familia y amistad, y han cultivado en ellas sus aficiones. Sirva su ejemplo de estmulo a cuantos pensamos, que ms all de estar condenados a la convivencia, tenemos ambos pueblos la suerte de tener unos buenos vecinos, y que los agoreros seguidores de Cavanilles estn profundamente equivocados. Jos Miguel Pay Poveda Concejal de Cultura de Petrer 13 Prlogo El hombre y la montaa... Esta frase, aparte de ser el ttulo del libro que me dispongo a comentar, sirve para identificar a las dos personas que lo han hecho posible; Daniel Esteve, autor de muchos de los textos aqu recogidos y padre montaero del responsable de la recopilacin de los mismos, Juan Manuel Maestre. Los que conocemos a ambos, sabemos de la gran cantidad de aspectos culturales, deportivos y humanos que les une. Su amor a la montaa; su desmedida aficin por los libros (me consta que ambos los compran y los han comprado de manera compulsiva), su vocacin de escritores; su celo por guardar todas sus vivencias en forma de escritura; su capacidad de organizacin hartamente demostrada por los dos en cuantas empresas, deportivamente hablando, se han empeado en sacar adelante; y su entrega y dedicacin entusiasta a todos los proyectos que han iniciado, compaginndolos lo mejor que han podido con sus respectivas familias y trabajos y empendose en hacer partcipe de los mismos a todo aquel que quisiera. Adems, y por si todo esto fuera poco, ambos han llegado a ser presidentes de dos importantes sociedades montaeras como son el Centro Excursionista Eldense y el Club Alpino Eldense y, como curiosidad, que no deja de ser otra coincidencia ms, ambos fueron bautizados como montaeros en la cumbre del Veleta. Sin embargo, lo ms importante que tienen en comn es el respeto y cario sincero que se profesan el uno al otro. Pero en todas las relaciones humanas, cmo no, y sospechoso hubiera sido lo contrario, esta larga relacin Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 14 de amistad tambin se ha visto salpicada por encuentros y desencuentros, que de no haber sido porque ambos respetan y defienden la libertad y los ideales ajenos, tanto como los propios, esta gran amistad que les une no hubiera perdurado en el tiempo y habra acabado en un definitivo desencuentro que nos habra privado a todos de disfrutar del libro que en este momento nos ocupa. Libro, para cuya lectura no hace falta seguir un orden, ya que como se puede ver son artculos recopilados del archivo montaero de Daniel Esteve y se pueden ir leyendo consultando el ndice. En el libro podemos encontrar artculos publicados en el boletn del Centro Excursionista Eldense, as como parte de la correspondencia mantenida entre Daniel y algn socio del C.E.E. o directivos de la FEM y FVM., adems de artculos y opiniones de otros pioneros del montaismo eldense como el inolvidable Joaqun Pay Gonzlez Tarzan, Francisco Prats, primer presidente del Centro, Oscar Santos, persona atrevida, pues ya en aquellos aos hace una llamada a la mujer invitndola y animndola a participar en el deporte de la montaa. Y todo esto aderezado con los comentarios y opiniones, objetivas unas veces, y otras dejndose llevar por sus sentimientos, de Juan Manuel Maestre. Pero si valiosos son los textos para el que sienta curiosidad e inters por conocer los inicios del montaismo, no slo en nuestra zona sino tambin a nivel nacional, no menos importante es el archivo fotogrfico que esta obra nos ofrece y que a muchos de nosotros nos trae a la memoria gratos recuerdos de momentos vividos con amigos que todava nos acompaan fsicamente, y de otros que nos abandonaron pero siguen vivos en la memoria. Largas conversaciones entre los dos y profundo conocimiento del ambiente montaero y de la trayectoria de Daniel junto con la confianza que ste ha puesto en Maestre, son las herramientas que le han permitido la realizacin de este libro que nos da la oportunidad de conocer en profundidad al que fuera Presidente del C.E.E. durante casi 20 aos. Consultando sus pginas podemos encontrar ancdotas desconocidas para la mayora de nosotros como aquella en la que Daniel prefiri renunciar a su bautizo montaero en los Pirineos antes de faltar a sus obligaciones como hombre de fe, creyente y practicante. Mas este libro, no es slo un importante archivo histrico montaero, es la historia de un hombre sencillo que, sin grandes aso 15nadas, ha hecho realidad grandes proyectos y supo llevar las riendas de tan importante sociedad. Es, adems una parte de la vida de Daniel en la que podemos encontrar dos trayectorias paralelas, la de Daniel hombre y su crecimiento personal, y la de Daniel montaero que descubre este deporte y se involucra en el hasta convertirse en lo que fue y sigue siendo. Y cmo en los dos aspectos, al igual que en cualquier aventura que emprende el ser humano, nacemos, crecemos, fructificamos y pasamos a formar parte de la historia y de los recuerdos dependiendo de nuestra forma de actuar. No podemos pretender gozar del cario, la admiracin y el respeto de todos, y en esto Daniel no es una excepcin, pero ah quedan sus logros conseguidos, algo que nadie le puede negar. Disfrutemos leyendo esta pequea, aunque no por pequea menos importante, parte de la historia del Hombre Montaero, Daniel, y del monta- ismo local, tal y como disfrutamos del parque que lleva su nombre y de las instalaciones de la Ciudad Deportiva del C.E.E. por las que tanto y tantos lucharon. Aurora Prez Moneo Daniel Esteve. El hombre y la montaa. 16 Introduccin 17 Introduccin No saba por donde empezar. Me sent abrumado por la cantidad de informacin que haba reunido y mi primera conclusin fue que la vida montaera de Daniel no haba sido una vida aburrida, ni muchsimo menos! Treinta gruesas carpetas de archivo, cerca de dos mil fichas, cientos de fotografas y diapositivas, los dos tomos de su libro Memorias de un presidente , muchas horas de grabacin de audio y tambin en video y una docena de libretas mecanografiadas se amontonaron en mi espacio, nublando el horizonte de mi intencin literaria. En mi mente, adems, danzaban las imgenes de los ms de doscientos volmenes de viajes que a lo largo de su vida ha ido componiendo, los cuales tambin he tenido ocasin de ver. Diarios de vivencias viajeras que son preciado tesoro para todos los Marco Polo, desde la antigedad hasta nuestros das. Una riqueza que sigue creciendo, a causa de su sed de argonauta moderno. Contaba igualmente con los recuerdos, de mi propia experiencia, compartiendo un antan espacio comn y deportivo que yo tena archivado entre los mejores momentos montaeros de mi vida, y ms cercanas en el tiempo, las charlas, casi interrogatorios!, a los Daniel Esteve. El hombre y la montaa 18 que somet al personaje. Gratificantes horas, acompaadas por el crepitar del leo en el fuego, al abrigo del invierno y tambin al frescor de la dbil sombra de celosa, en las trridas tardes de nuestro verano mediterrneo. Tardes imprescindibles para revestir de la veracidad autoexigida, mi presentacin del personaje. Con el material disponible cualquier bigrafo tendra ms que suficiente para describir, con todo lujo de detalles, a este genial hombre pero, en mi caso, nunca haba pretendido escribir una completa biografa, consciente de no ser lo suficientemente bueno para ello, as que, en sintona con un dicho muy eldense, me dije: zapatero a tus zapatos, y me limit exclusivamente al Daniel Esteve montaero. Tomando sus propias palabras, enmarcadas en el prembulo de una de sus libretas que conservo, infancia, juventud y familia son los periodos que Daniel destaca como ms significativos, donde se entremezclan vivencias especficas: la profesional, la viajera, la religiosa, la social y la deportiva. Todas ellas son importantes e indivisibles en su personalidad y por ello las he reflejado aunque, como digo, sin extenderme en el detalle y usando siempre sus textos y sus palabras para plasmar el autntico pensamiento del autor, centrandome yo en ordenar la gran labor literario-montaera que Daniel ha ido creando a lo largo de su vida, adelantando que la incluida aqu, responde solamente a una seleccin escogida, que estoy seguro har disfrutar al lector por la frescura de su redaccin. He pasado de puntillas sobre la vida de Daniel hasta su ingreso en el Centro Excursionista Eldense, momento en el que vino a nacer al montaismo deportivo, dejando slo pinceladas de esos periodos de su vida, privados y personales en los que, he querido nicamente mencionar pasajes o ancdotas, que bien pudieron ser decisivas en su formacin y posterior integracin en la sociedad y verse luego as reflejadas en su historial montaero, como deportista y dirigente. Esa tnica la he intentado seguir a lo largo de las distintas etapas de mi narracin, de tal manera que, salvo sus vivencias deportivas, que son el objeto de este trabajo, para todo lo dems he recurrido a su expresin directa, escrita o narrada para ese fin. Introduccin 19 Hay un escueto captulo dedicado a la Ciudad Deportiva y otro mucho ms extenso, al Parque de Montaa Daniel Esteve en Rabosa; las dos grandes obras que recuerdan la frrea voluntad de este hombre extraordinario. La primera asombr a propios y extraos por lo ciclpeo de su idea, inspirada en el fundador de los Juegos Olmpicos. Cualquie- ra que como yo, tuvo la fortuna de compartir aquellas reuniones de los aos sesenta, sabe que era para Daniel como un mantra con mucha frecuencia recitado. l mismo lo cita tambin al principio de su libro, antes mencionado: Lo importante no es ganar sino participar. Lo esencial en la vida no es vencer sino luchar bien. El deporte es, adems de un lazo de unin, la forja en que se templan las generaciones que van surgiendo a la vida, la escuela en que se ensea la confianza en uno mismo, el mutuo respeto que ha de aplicarse luego a las restantes actividades de nuestra existencia. Barn de Coubertn Sus altas miras deportivas y culturales, en medio de la Elda industrializada de aquellos aos, sin resquicio ni oportunidad para nada que no fuera trabajo y trabajar, fue un logro, impensable incluso, para el momento actual. La historia de la Ciudad Deportiva del Centro Excursionista Eldense, merecer un da la atencin de algn eldense curioso por conocer aquel dinamismo que fue asiento de palanca para la juventud y para todo un pueblo. El archivo de Daniel es rico en detalles y aqu lo pongo a disposicin del interesado erudito mientras sea yo su custodio, con el permiso de su real propietario. Yo aqu digo igual: zapatero a tus zapatos y dejo a mejor pluma el que ha sido, sin dudarlo, uno de los captulos ms ilusionados de la segunda mitad del siglo XX para nuestra ciudad. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 20 En cuanto al Parque de Montaa, ste se ha convertido hoy en un pulmn para los ciudadanos de las poblaciones de Elda y Petrer, y ser el que perpetuar en el tiempo el nombre de Daniel Esteve, su impulsor. A l dedic Daniel muchos artculos y reportajes, antes, durante y despus de su creacin, de los cuales he seleccionado los tres que aqu incluyo, adems del ltimo captulo, ms extenso, que cierra la obra con el trabajo titulado: Reflexiones y comentarios sobre un hipottico plan de desarrollo del Parque de Montaa Daniel Esteve que es para m, y creo pensar igual el lector, el testamento montaero de Daniel, pero no porque as l lo haya querido, sino por el escaso inters que la propia sociedad donde dej su vida entera le ha prestado a tan urgente asunto de naturaleza medioambiental. Declarada por el autor obra de nefito y carente de rigor cientfico es, como su enunciado indica, la reflexin del hombre que ama el espacio natural y se preocupa, y busca, y opina, y propone, dejando en ltima instancia la palabra al erudito por venir, lanzando el ruego de su pronta intervencin. Curiosamente fue este ltimo trabajo, el que desencaden la totalidad de este rico compendio de artculos sobre el montaismo eldense cuyo autor es Daniel Esteve y yo simplemente su entusiasta archivlogo amateur. Ocurri un da en el que, despus de mucho tiempo sin saber nada de Daniel, me lo cruc por la calle y naturalmente nos paramos, con mutua alegra para saludarnos. Mis preguntas, fueron las ms lgicas: ___ Cmo ests, Qu haces ahora, por fin jubilado Qu ests escribiendo, ya que dispones de ms tiempo ___ He de reconocer que andaba yo influenciado por Mi primera expedicin , libro al que todava no lograba ponerle fin. ___ No. Ya no escribo nada. Para qu Lo ltimo que escrib fue un pequeo trabajo sobre Rabosa, que le entregu al Centro hace tiempo y parece ser que no piensan publicarlo. ___ Luego me explic brevemente de qu trataba la obra, para terminar diciendo: ___ Yo no me quiero disgustar ya por nada . Introduccin 21 S i no fuera porque no sirve de nada, all mismo le hubiera contado que ya saba desde tiempo atrs que tampoco queran publicarle sus artculos en el Boletn del Centro Excursionista Eldense , ya desaparecido, sin que el Presidente los leyera primero, pero me call y como el not que dudaba, antes de que preguntase, le inquir: ___ Dmelos que yo me encargar de que se publiquen en Internet e incluso har una gestin en el CEFIRE y cuando sea posible veremos como podemos darlo a conocer a montaeros y dems amantes de la naturaleza en nuestro valle. Cumpliendo mi promesa, el trabajo se public en ambos medios citados y ahora ver la luz aqu, para general conocimiento. El resto de lo recopilado se compone de cartas, notas, partes de actividades, artculos publicados en medios tan montaeros como Cumbres, Boletn del C.E.E., Riscos y Valle de Elda , adems de los diarios de las primeras e histricas expediciones al Pirineo, all en los inicios de nuestro montaismo local, los cuales por s solos, ya justificaran esta edicin, amn del mencionado informe sobre Rabosa, que es ya, en s mismo, un pequeo libro. He procurado que la seleccin respondiera lo ms fielmente posible a una vida dedicada a la montaa, tal y como yo la he visto, reflejando su inquietud deportiva, cultural y literaria, tan slo con breves muestras de su acervo literario. Una tarea difcil, aunque no imposible, si el lector conjuga acertadamente, sensibilidad y espritu de superacin. Dos importantes dones para acercarse al mundo de la montaa. A partir del ingreso en el C.E.E. los documentos, de distinta ndole, han sido ordenados en captulos que no coinciden dentro de una cronologa exacta pero que, responden al espritu montaero que he querido reflejar, procurando que no existieran saltos de tiempo excesivos, a fin de seguir el hilo argumental propuesto. Conozco a Daniel Esteve desde que yo era un jovencito con tremendas ganas de saber y de estar, en el mundo de las montaas. He sabido siempre de su pasin y su entrega que han sido un referente en mi proceder, a lo largo de mis experiencias sociales y montaeras y, an as, al caer en mis manos tan extensa informacin sobre sus luchas, anhelos e ilusiones, sus esperanzas, su entrega, en lo so Daniel Esteve. El hombre y la montaa 22 cial y en lo deportivo, su figura se ha engrandecido ante mis ojos, en el deleite y conocimiento de un tiempo importante en el montaismo eldense que es fundamental conocer, por todo amante de este deporte. E spero que disfrutis con la lectura seleccionada, tanto como yo he gozado reuniendo estos trozos de papel que nos hablan de espacios abiertos, de mentes soadoras, de quimeras y logros en nuestro deporte eldense y, tan de primera mano!, en la pluma de uno de sus indiscutibles protagonistas. Por todo ello, es un placer y un honor el poder presentaros a Daniel Esteve. El hombre y la montaa. Pero no estara completa mi introduccin a esta obra, si no dejase constancia del trabajo, apoyo y colaboracin de las personas que han estado junto a mi, mejorando este libro, como son, mi hija Yolanda, Pedro Civera Coloma, Aurora Prez Moneo, Pablo Martnez Cnovas, Anastasio Higueruela Sanz y Vicente Olmos Navarro, y por supuesto de manera muy especial el propio Daniel Esteve Poveda y su infinita paciencia, para conmigo, en las amenas tardes antes aludidas. Tambin he de agradecer muy sinceramente, una vez ms, el apoyo y colaboracin de las entidades patrocinadoras y muy especialmente el de las personas que las dirigen. A todos mi ms sincero agradecimiento. Juan Manuel Maestre Carbonell Desde un lugar de la Mancha 23 I D esde un lugar de la Mancha Por los pelos! no he de comenzar esta obra incurriendo en plagio al Prncipe de los ingenios, pues dispusieron providencialmente sus padres que ella, Amelia, la madre, regresase en las vsperas del parto al pueblo de Petrel para alumbrar la llegada de su segndo hijo al que haban decidido poner por nombre el mismo que a su padre: Daniel. As fue como, a poco ms de tres cuartos para acabar aquel 26 de mayo de 1919, naci el cro valenciano en lugar de manchego, cual personaje del de Alcal de Henares, aunque digo yo, que algo del celebrrimo hidalgo debi traer en sus innatos genes, a tenor de sus andanzas posteriores, cuando despert a la vida en aquella humilde casa familiar de dos plantas que sus abuelos maternos Juan Bautista y Amelia, tenan en la plaa Dalt; hogar que era el centro del universo familiar. All haba nacido tambin su nico hermano Juan, sus cuatro tos y su abuela, la ta Amelia, desde all haban salido para casarse sus padres y sus tos y tambin l, cuando llegase el mo- mento, de all ira al matrimonio. As de organizada y plcida era la vida del pueblo que todava se estaba recuperando de las recientes fiestas de moros y cristianos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 24 Josefina Vera Brotons y Daniel Esteve Montesinos. Su padre hubo de quedar guardando el comercio de muebles en la capital manchega, pero seis meses despus volvieron madre e hijos a Albacete y en sus calles todava sin asfalto inici sus juegos Daniel, perdiendo, tal vez con ello, el acento valenciano de las gentes de Petrel, pues no fueron suficientes los veranos, en los que invariablemente regresaba al pueblo, bien a la finca de Les Pedreres de sus abuelos maternos o bien a Les Ventetes, propiedad de su padre, lugar que satisfaca mejor sus ansias de aventura al estar situado en un enclave rodeado de montaas. Al Noreste los altivos picachos rocosos de La Penya Muntesa (Rasos de Cat) y al Suroeste la imponente muralla rocosa donde destaca la cara norte de El Cid, oscura y fra, fueron sin duda territorio abierto a la imaginacin inquieta de los dos hermanos. __ Vestidos con un mono, salamos a los montes provistos de una caja de cerillas, una onda y un tirachinas, y con slo aquellos tiles recorramos ramblas y vericuetos, y cuando cazbamos un pjaro lo pelbamos, lo asbamos y nos lo comamos. E s indiscutible que all naci en Daniel su curiosidad por las montaas, a pesar de que, nada saban de montaismo ni de montaeros, pues el nico trmino conocido, aunque no empleado en el levante espaol, era el de montas. Se puede afirmar pues, que el Daniel Esteve montaero, comenz a forjarse, sin ser consciente de ello, entre las montaas que rodean aquel paraje, que por aquel en Desde un lugar de la Mancha 25 tonces comenz a llamarse por las gentes de Elda Rincn Bello (Rac del Xol). En el toll (charco) que haba ms abajo del lavadero y del abrevadero, aprendi Daniel a nadar. Uno de los miedos de su niez, como suele ocurrir a la mayora de chicos y que le acompa hasta su juventud, fue el miedo a la oscuridad. Daniel le dio solucin caminando de noche por la montaa. Les Ventetes. __ Yo sola bajar a Petrel desde Les Ventetes los sbados para pasarlo con los amigos y regresaba los lunes al campo muy temprano. Opt por hacer el viaje los domingos por la noche, despus de salir del cine. Slo yo s el miedo que pasaba, por una senda solitaria, con luna o sin ella, por barrancos, collados y complicados caminos. Cualquier ruido me pareca peligroso y unas veces corra y otras me paraba, pero siempre con el corazn en un puo. Reflexionaba que si fuera animal, tendra ms miedo que yo y si fuera persona, no elegira la noche para caminar. Llegaba a casa de madrugada. As me quit el miedo, llegando a la conclusin de que, cuando ms seguro se puede caminar es por la noche, que tambin tiene su encanto. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 26 La situacin, relativamente acomodada, que disfrutaba su familia, dio a Daniel una infancia feliz. Su padre era partidario de que disfrutase de la niez. __ Ya tendr tiempo de ir al colegio cuando tenga siete aos __ sola decir. Finales del siglo XIX. Familia Esteve Montesinos. Los padres en el centro: el to Xuano y la ta Mara. De pie los hijos: Antonio, Daniel, Enrique, Juan Bautista y Jos Maria (el Bicho, a quien debe ese nombre el aljibe de Los Chaparrales) y las hijas sentadas: Remedios, Mercedes y Bienvenida. Y as en aquellas calles de tierra, donde slo las caballeras podan suponer un peligro a la chiquillera, entretena su ocio jugando a las canicas y a la pelota. Vivan en el segundo piso, encima del comercio, en la calle Marqus de Molins, nmero ocho. El edificio era propiedad de una marquesa que ocupaba el primer piso y que sola ser el lugar preferido por los hermanos Esteve para sus juegos ms tranquilos. Su primer maestro haba sido de oficio carpintero hasta que un hermano le enchuf como profesor en la escuela, as que aquel buen hombre que hubiera tenido que ser el pilar fundamental para su educacin, supuso un tiempo perdido, pues nada poda ensear, quien nada saba. Desde un lugar de la Mancha 27 Los abuelos Juan Bautista Poveda y Amelia Poveda. En el centro su madre Amelia, de pie en el centro, y sus tos Tista, Amancia y Remedios, sentada a la derecha. E l ftbol acapar por aquellos aos su inters deportivo, llegando a ser uno de los fundadores del club de ftbol Hrcules, en la liga infantil y juvenil, consiguiendo ganar algunos torneos y campeonatos por los pueblos limtrofes a la capital manchega. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 28 __ Jugbamos tan bien, que en ocasiones, cuando ganbamos, tenamos que salir corriendo del pueblo bajo una lluvia de piedras . Cuando cumpli 10 aos, pas al instituto de la calle Zapatero y aquello supuso una mejora en su aprendizaje, hasta l mismo lo advirti!, pronto se apunt a las permanencias en la biblioteca, que eran un modo de reforzar los estudios y que consista en estudiar voluntariamente entre libreras, bajo la vigilancia, que por turno hacan los propios profesores. Nunca supo lo que era un suspenso a pesar de que slo estudiaba para salir del paso. Lo aprobaba todo, incluso dibujo, clase a la que nunca asista ya que: Daniel el da de la primera comunin __ Como nunca pasaban lista, yo saltaba la tapia del instituto y me iba con los amigos a jugar al ftbol. Luego, antes de los exmenes copiaba al trasluz en los cristales de los ventanales las lminas y aprobaba. Aquellas faltas a las clases de dibujo pudieron costarle caras, cuando un da apareci escrito en una de las tapas de los pupitres la siguiente inscripcin: Mueran las mierdas de fulanita y menganita , y como quiera que las vilipendiadas eran sobrinas del catedrtico de historia del instituto, no le vali a Daniel que el director del centro fuese amigo de su padre, ni que tuviera en su hermano a uno de sus Desde un lugar de la Mancha 29 alumnos preferidos, pues metido el buen hombre a detective, dedujo que la letra del ofensor coincida con la del joven Daniel Esteve. Finalmente se libr de la expulsin al no demostrarse su culpabalidad, pero aquellos abandonos del estudio estuvieron a punto de descubrirse voluntariamente para demostrar la inocencia de qui- en estaba ausente en el momento de la tropela, por boca de los otros compaeros que haban incurrido en la misma ausencia. En el balneario El Lido, verano de 1933 con su amigo Recaredo. Acab el bachiller aprobando todas las asignaturas, y aunque sus notas no fueron buenas, lleg al final sin ningn suspenso. Haba cumplido 16 aos y decidi seguir la misma carrera que su hermano Juan, en la facultad de derecho de Murcia, matriculndose en 1936 e incluso llegando a presentarse a los exmenes del mes de mayo; intil esfuerzo. Haba estallado la guerra civil espaola y Daniel se haba hecho mayor de edad automticamente. *** Daniel Esteve. El hombre y la montaa 30 Daniel Esteve festero La contienda 31 II La contienda 25 de Julio. Albacete. __ Como pjaros caen de los rboles! Es espantoso! __ Era la comidilla, que a hurtadillas, corra de boca en boca por toda la ciudad. La entrada de los milicianos, llegados desde Las Carolinas y desde Almansa, haba hecho huir a mucha gente y los que se quedaron, buscaron escondite donde mejor su entender les dict. Los menos afortunados, aquellos que, siendo afectos a los nacionales, la llegada del ejrcito republicano les pill por sorpresa en la misma calle, se haban subido a los rboles del Parque de Canalejas, en desesperado e intil intento de salvacin y cayeron como pjaros tras ser descubiertos por las despiadadas carabinas de los recin llegados libertadores. Poco despus, la noche del 26 de agosto, uno de los amigos, que era estudiante y estaba alojado en una pensin, haba recibido dinero de sus padres y por tal motivo invit a Daniel y a otro vecino Daniel Esteve. El hombre y la montaa 32 de la calle San Antn, donde vivan, a tomar un carajillo en un bar que haba frente a la estacin de ferrocarril. E stando en el local, tuvieron la mala fortuna de que un grupo de milicianos, que all se encontraban comiendo pasteles y bebiendo vino, se fijasen en los tres muchachos y en el mismo instante en que estos pretendieron salir, les cortaron el paso demandndoles el salvoconducto, obligado documento a portar, especialmente por la noche, como era el caso. Como slo uno de los amigos lo tena le dejaron marchar, pero a los otros dos los retuvieron sin que nadie respondiera por ellos. Haba mucho miedo. Era poca de paseos y ni siquiera uno de los empleados del ferrocarril a quien Daniel conoca por haber asistido ambos a un curso de contabilidad, se atrevi a reconocerlos por temor. __ Llevmoslos detrs de los vagones y acabemos con ellos __ dijo el ms borracho de aquellos hombres, mientras los sac a empujones hasta la calle. __ No seas bruto! __ le increp otro __ Vamos a llevarlos al Gobierno Civil. En efecto, as lo hicieron llevando a los dos chicos por las calles ms cntricas de Albacete con gran susto en el cuerpo, mientras la gente observaba impasible aquel pasello de los dos jvenes custodiados a punta de fusil por uno de los milicianos desde la otra acera, mientras otro encaonaba a Daniel con su pistola sobre los riones. __ Oiga! el Sr. Gobernador es muy amigo de mi padre, l le puede dar cuenta de nosotros __ pensaba Daniel que aquello deba ser suficiente sea para solucionar el feo asunto en el que se haban metido, pero no fue as. __ S! Eso mismo dijo ayer el cura que matamos ___ y le dio un pequeo empujoncito con la punta del can de su pistola, sin dejar de caminar. El susto de los chicos era grande. Llegaron a la puerta del Gobierno Civil donde no haba nadie y decidieron ir al antiguo colegio de los Escolapios, convertido La contienda 33 en la casa del pueblo, pero tampoco all encontraron a persona alguna. ___ Encerrmoslos en una habitacin y ya veremos qu hacemos maana! __ sentenci el ms alto de los hombres, pero no hubo posibilidad de seguir amedrentando a los chicos, si era eso lo que pretendan, pues avisados por el amigo del salvoconducto, aparecieron el padre de Daniel y el secretario de la casa del pueblo y los liberaron. ___ Fueron das difciles. Un tal Virginio Snchez Navarro, compaero de estudios del instituto que era secretario de las Juventudes Socialistas, facilit una larga lisa de estudiantes a las recin llegadas autoridades y fuimos requeridos para abrir zanjas y trincheras de defensa antiarea en jardines pblicos y fincas particulares. Er a complicado y hasta peligroso no pertenecer a algn partido poltico o sindicato. El da de la detencin referida, Daniel llevaba en el bolsillo el carn de la asociacin de estudiantes catlicos, que de haberle sido descubierto, hubiera podido tener consecuencias fatales, as que ingres en la Federacin Universitaria Escolar donde pronto fue elegido vocal de cultura. __ Una de las misiones ms delicadas de aquel cargo, fue rescatar del instituto, que haba sido ocupado por las Brigadas Internacionales, los libros de la biblioteca que pudieron escapar al destrozo al que eran sometidos. Dirigidos por el profesor de Historia don Joaqun Snchez, a quien apodbamos cabeza martillo y con la ayuda de un viejo Ford de pedales los escondimos en el stano de su casa, apilndolos hasta el techo. Aquel episodio permiti a Daniel crear una considerable biblioteca en el local de la Federacin Universitaria (F.U.E.) y gracias a su cargo pudo facilitar a su hermano Juan un carn, por el cual consigui el destino de miliciano de la cultura, en el frente donde se encontraba. Tras los bombardeos de la aviacin nacional, en el invierno de 1936, Daniel y sus padres se refugiaron en una finca de unos ami- gos en el trmino de La Gineta y como era arriesgado estar ociosos, Daniel Esteve. El hombre y la montaa 34 se ocultaron entre los jornaleros, durmiendo en la cuadra y arando los campos. A principios de 1938 el joven Daniel fue llamado a quinta. La del 39, que haba sido movilizada un mes antes, sali de Albacete directamente al frente de Madrid. All murieron muchos de sus jvenes compaeros de estudios. Su quinta tuvo ms suerte, gracias a que el padre de uno de los amigos del grupo era el jefe de la Caja de Reclutas y tena la relacin de todos los amigos a los que pudo beneficiar con un destino alejado de la primea lnea de combate; una suerte de la que, los compaeros de la terna anterior no pudieron beneficiarse. En el Cuartel de Palafox (Zaragoza) 1941. Todo el grupo parti en tren hacia Villareal, en la provincia de Castelln, donde estaba la escuela de transmisiones y tras el examen, los amigos fueron separados para incorporarse a sus destinos. Le enviaron a la Compaa de la Red, en Valencia. En total, escasamente un centenar de soldados a quienes llamaban los enchufados, por el tranquilo destino sin fusil. Despus fue enviado a prestar servicio a Nquera, donde toda la dotacin de transmisiones haba sido La contienda 35 trasladada al frente como castigo, por no haber contestado a una llamada de El Campesino. Nquera era la posicin Pekn, en el argot militar, al mando del general ruso Orlof, a quien haba que llamar inexcusablemente camarada y dar preferencia antes que a cualquier general. __ En aquellos das, subamos por las noches a una colina desde donde a eso de las once, llegaba el Zapatones, el hidroavin procedente de Palma que bombardeaba sistemticamente Sagunto. El espectculo era dantesco. Primero Paterna, Escuela Militar de Suboficiales y finalmente Valencia, donde fue destinado al Estado Mayor del Ejrcito, Posicin Tokio, en el palacio de Benicarl, hoy sede de las Cortes Valencianas. Por fin acab la guerra. Llegaron las tropas nacionales a Valencia, que amaneci llena de papeles quemados, cenizas de otrora comprometedores documentos, pero volver a casa era complicado a causa de la rotura de los frentes. Los soldados que, en desbandada llegaban a la ciudad eran detenidos en la plaza de toros y desde all enviados a campos de concentracin. La compaa aguant en el palacio de Benicarl y cuando los falangistas excarcelados tomaron posesin del mismo, les ordenaron que siguieran dando servicio hasta que fueran relevados. Aquello, muy posiblemente, les salv del campo de concentracin. Haba terminado para Daniel la guerra, sin haber tenido que pegar un solo tiro. __ La guerra dej a nuestra juventud una grave secuela. Habamos perdido el hbito y la ilusin por los estudios. Habamos vivido una extraa supervivencia, traducida slo a disfrutar del presente, el futuro era muy incierto, la vida careca de valor, estaba pendiente de un hilo, de una bala, de una bomba, por lo que slo pensbamos en reunirnos y pasarlo bien buscando la droga del vino que imperaba, y no por el placer de beber, sino ms bien, por olvidarnos del drama que vivamos. T ras un breve silencio, Daniel continu: Daniel Esteve. El hombre y la montaa 36 __ Estbamos sin oficio ni beneficio, pendientes de que nuevamente nos llamaran a quintas. Ni buscbamos trabajo, ni pensbamos en seguir estudiando para qu Muchos de los amigos haban muerto en el frente, en horrendos paseos, en enfermedades Las juergas eran espectaculares y diarias. Pero como todo cansa, saturado de juergas y bebida, y viendo que no llegaba la esperada movilizacin de su quinta, Daniel pens en hacer algo e ingres en la escuela normal de Magisterio. Termin la carrera de maestro nacional, impartida en tres cursos acelerados de seis meses cada uno. __ Me concedieron una beca de treinta duros mensuales (150 pesetas) que junto con las clases particulares me permitan ayudar en casa. Luego, el ttulo obtenido durante la guerra no habra de servirme. Paseando por Zaragoza. 1941. As estaban las cosas, cuando en 1941 Daniel fue destinado a Zaragoza, al 22 Regimiento de Artillera de Montaa, ubicado en el Cuartel de Palafox, junto al Parque del Cabezo. Todava no haba finalizado el periodo de instruccin cuando ya le haban hallado destino como secretario en el Juzgado Militar de Plaza nmero 6 a espe La contienda 37 ras del juramento a la bandera. Era evidente que ser estudiante en aquellos aos donde todava imperaba el analfabetismo por los campos de Espaa, era un privilegio al alcance de una minora. __ All es donde pude aplicar por primera vez, mi sentido de hacer algo por los dems . Su comandante Juez era un cero a la izquierda que no tena idea de nada. Era el habitual soldado que haba ingresado casi de nio en el ejrcito y con el paso del tiempo y acciones de guerra haba logrado la mxima graduacin: Comandante. Tena una cruz negra que ocultaba bajo la solapa por condena al haber matado de un puntapi a un soldado. Con quien ms conect Daniel, fue con el Comandante Sebastin Bosque Ventura, a quien ayud cuanto pudo, vindole tan solo en su Juzgado nmero 8 y con el que entablaba largas e instrutivas conversaciones. Era hombre sensible, bondadoso y sin embargo serio y muy leal a su profesin, aunque no pareca un militar. Fue gracias a las enseanzas de este ltimo, que Daniel se lanzase a estudiar las trescientas cincuenta causas que haba en trmite. Muchos de los presos de la crcel de Torrero ni siquiera saban porqu estaban all. Plante la cuestin y el Juez la admiti. Al principio iban los dos a tomar declaracin, pero pronto se ocupara Da- niel de ir solo. __ Comprob que la mayora estaban detenidos por denuncias, venganzas, odios, etc., e indiqu al Juez, previas explicaciones y comprobaciones pertinentes, la conveniencia de ponerlos en libertad, cosa que ocurra en la gran mayora de casos. Fueron tantos los casos, que ya se haba empezado a correr la voz y los presos queran que pasase su expediente al juzgado nmero 6. Asisti tambin como secretario a muchos consejos de Guerra. La sentencia se dictaba ipso facto y Daniel se ocupaba de pasarlas a mquina de escribir. En algunas, aunque el reo no compareciese, se celebraba igualmente y se le condenaba. Haba una causa que Daniel iba dejando para el final por los varios y enormes tomos de que constaba, y en el que, estaba involucrado casi todo un pueblo minero de la provincia de Teruel, pero un Daniel Esteve. El hombre y la montaa 38 da se present en el ltimo piso del Juzgado una viejecita vestida de negro. __ Me recordaba a mi abuela, a quien tanto quise, seguramente porque nunca me negaba nada. La anciana subi renqueando a causa de tantas escaleras. Haba ido a interesarse por aquel asunto y como el Juez no se encontraba all en aquel momento, Daniel la atendi. __ La o con cario. Me desvel odios y venganzas, injusticias sobre personas que, en realidad, no tenan nada que ver con ella, quiz slo el ser vecinos. Daniel le asegur que se ocupara de aquel caso y se lanz a leer aquel mamotreto y tomar notas y ms notas, a sacar conclusiones y establecer un extracto de cosas a hacer. La mayora de ellos, estaban en la crcel y a pesar de los varios aos transcurridos, no les haban tomado declaracin y tampoco saban porque estaban presos. __ Aquello era un desastre! El Juez y Daniel se desplazaron al pueblo en pleno invierno. __ Nevaba y nos habilitaron un vagn de tren de mineral, en el que una estufa y unos sillones eran todo el mobiliario. L os municipales iban llevando a los encartados y testigos, a los que se les fue tomando declaracin. El sumario comprenda cuatro o cinco grandes y pesados tomos que hubieron de ser trasladados en un carro de mano a Auditoria. Autorizado el consejo de guerra, qued para redactar el apuntamiento y sealar juicio. Daniel no hizo otra cosa durante todo el tiempo que dur la redaccin. ___ Era un trabajo de romanos. Ms de un mes me llev el dichoso resumen y me result en muchos aspectos indignante. La contienda 39 A quel sumario se haba iniciado a causa de la denuncia de unos vecinos contra los encartados, por supuesto delito de auxilio a la Rebelin que era menos grave que el de adhesin a la Rebelin. ___ Junto a la denuncia aparecan informes de Falange, alcalde, cura, guardia civil, en los que ponan a los denunciados como chupa de domine. Informes posteriores solicitados por nosotros y librados por las mismas autoridades y personas, resultaron radicalmente opuestos, de tal suerte que entonces, eran unos ngeles incapaces de nada malo y afectos al rgimen. Daniel con traje militar. El consejo dur varios das, solamente con la lectura del resumen, la cual haba sido iniciada por su comandante, hasta que el General Pimentel, que haba servido en la Divisin Azul en Rusia, le detuvo de mala manera: __ Es que usted no sabe leer Que lo lea su secretario __ Daniel as pudo poner el nfasis en aquello que ms interesaba a su exposicin. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 40 Se dict una sentencia muy laboriosa y casi todos los encartados, unos treinta, fueron puestos en libertad ordenndose ponerlo en conocimiento de los Ministerios y organismos correspondientes, a efectos de posibles sanciones por las infracciones cometidas. ___ Yo qued muy satisfecho, cumplida mi promesa a aquella viejecita. E l juzgado qued al da y no hubo condena grave alguna, slo una pena de muerte a un moro, hijo de un influyente rabe, que haba abandonado el puesto de centinela de noche para acercarse a una masa donde viol a una joven, matndola luego, al igual que a los padres. ___ Ya licenciado, le en la prensa que haba sido indultado por Franco. En 1944 le dieron un permiso de seis meses y como era lgico a su regreso haba perdido su puesto de secretario en el Juzgado, siendo destinado al 52 de Infantera en el castillo de la Aljafera (hoy monumento nacional, muy visitado por los turistas). Al poco, se crearon los Batallones de Cazadores de Montaa y sali hacia el Pirineo, con destino en Los Araones, en la estacin internacional de Canfranc y desde all le enviaron al Fuerte de Coll de Ladrones, junto a la frontera. De nada le haba servido tanta mili y ser ya un veterano, para volver a ser quinto en la frontera y tener que aguantar marchas y castigos, si bien, no dur mucho. Un da se present al comandante y le argument que sabiendo leer y escribir, estaba harto de pelar patatas. Le sali bien y lo destinaron a la oficina. All se present, quien ya era su amigo, el comandante Sebastin Bosque a saludarle y a partir de aquel momento fue otro en su unidad. All recibi Daniel carta de su primera novia rompiendo relaciones. Al principio le supo muy mal, pero poco a poco fue entendiendo que aquella mili sin fin y un futuro sin oficio ni beneficio, pronosticaban una relacin para demasiados aos. Tiempo despus unos cincuenta mil hombres que haban huido a Francia, atacaban por toda la frontera y los combates llegaron hasta las proximidades de Jaca. Resueltos los incidentes, la tran La contienda 41 quilidad volvi al Pirineo y la estancia en Canfranc tuvo para Daniel momentos agradables: Miembros del Batalln de Cazadores de Montaa entre los que se encuentra Daniel, en la pista de la Cuca, en Araones. ___ Conocimos nevadas de varios metros, esquiamos en las pistas de La Cuca, donde aprend a caerme, hicimos gratas excursiones con nieve hasta la rodilla y en verano ascendimos a las cumbres que formaban el valle, por maravillosos senderos que llevaban hasta los refugios de alta montaa y que estaban plagados de inscripciones en alemn. Un nuevo permiso de tres meses en casa y al regresar lo hizo en Berdm, un pueblecito cercano a Jaca donde finalmente Daniel fue licenciado. Era el mes de Junio de 1945. ___ Ni estaba satisfecho, ni tena alegra. Hasta aquel da el problema estaba resuelto, a fuerza de pensar en el futuro me haba inmunizado y finalmente dejado de pensar, pero con la licenciatura entr en m la preocupacin la angustia. Me preguntaba Qu har Si no saba hacer nada!... Daniel Esteve. El hombre y la montaa 42 Durante aos haba vivido como los animales: comer y dormir. Sin ilusin, sin futuro y con amargura. Haba sido demasiado tiempo. L as tropas nacionales licenciadas antes que las de Daniel haban ocupado ya las plazas y puestos de trabajo y ellos, los rojos tendran que conformarse con las migajas. La tarde que me cont este periodo de su vida, Daniel lo recordaba con una mezcla de alegre nostalgia y pena. Justificada nostalgia por aquella juventud y pena por un tiempo precioso perdido. ___ Fue un verdadero desastre __ lo dijo lacnicamente, como queriendo, an hoy, encontrarle una justificacin a aquellos nueve largos aos lejos de los suyos. *** y ahora qu 43 III y ahora qu Cuando Daniel regres, lo hizo ya directamente a Petrel. Su etapa manchega haba finalizado. __ All me encontr sin novia, sin amigos y sin trabajo. Todo qued en Albacete. y ahora qu Posiblemente cuando el ser humano se hace esa pregunta, es porque no puede estar ms perdido en su propio mundo. No es que Daniel estuviese tocando fondo, pero el desnimo por la ausencia de cualquier oportunidad campaba por doquier. Las oportunidades eran siempre para los vencedores. En cualquier oposicin, un noventa por ciento de las plazas eran ocupadas por los excautivos y valerosos ex-combatientes del rgimen y el diez por ciento restantes para los exmayados, con el agravante que los primeros, con slo presentar su documentacin aprobaban y obtenan plaza. Los otros, seguan en una competencia sin cuartel para lograr lo que quedara. De pronto su vida cambi. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 44 __ Apareci Fina con sus diecisiete aos, calcetines y trenzas. Era muy guapa, estudiaba en colegio privado y vi en ella buenos Principios y slo un inconveniente: de familia adinerada, y teniendo yo pocas posibilidades y poco que ofrecer, que no fuera ilusin, la cosa no pintaba muy bien para m. Haba adems una diferencia de edad, que aparentemente se acrecentaba a causa de un bigote que todava le daba a Daniel un aspecto mayor, lo cual pareca dar la razn a quienes, en su contra, argumentaban que iba slo por su dinero. La oposicin familiar estaba servida, pero no import a ninguno de los dos y en octubre de aquel ao de 1945 hacan oficial el noviazgo, aunque, a pesar de ello slo podan verse los jueves por la noche y los domingos y para limar aquella diferencia de edad entre los 17 y 25 aos, se rasur aquel bigote pirenaico que nunca ms volvi al rostro de Daniel. L a otra importante cuestin era qu hacer __ En casa se sobreviva gracias a la espartana administracin de mi madre y a los escasos ingresos de las fincas en las que, mi padre, ya mayor, segua trabajando desde que el negocio de Albacete haba sido incautado. Daniel se plante buscar trabajo en una oficina o solicitar plaza de viajante de calzados, pero como ninguna de aquellas soluciones le gustaba, un da que su hermano Juan, lleg a casa desde Barcelona, en un permiso de su profesin, le insinu cul podra ser su futuro: __ Por qu no haces la carrera de Procurador __ le dijo __ puedes hacerla desde casa sin dispendio econmico. Daniel que pensaba que aquello de Procurador era ms bien un cargo poltico, pronto se vio convencido por su hermano y aquel mismo ao entr de prcticas en el despacho de Don Francisco He- lln Almodvar, no sin antes haber obtenido ste, los pertinentes informes, que como era de esperar fueron buenos. __ Fueron aos de mucho trabajo y estudios en los que apenas nos podamos ver Fina y yo. Me levantaba a las seis de la maana para y ahora qu 45 es tudiar. A las nueve me bajaba a Elda, al despacho, para trabajar. Suba a comer tarde y a las cuatro ya estaba otra vez en la oficina hasta las nueve, incluso a veces hasta las doce de la noche. Daniel y Fina. Mayo de 1946 All aprendi una profesin que habra de acompaarle durante 42 aos de su vida. Un ao despus Daniel enfermara y tras dos aos de padecimiento le costara la extirpacin del rin dere- cho. __ Hubo incluso un mdico que me dio dos aos de vida. Fina sigui a mi lado a pesar de que, tanto su familia como yo mismo, intentamos persuadirla de no seguir con nuestro noviazgo. Se mantuvo firme y seguimos adelante. Durante un ao, el enfermo hizo reposo absoluto en cama. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 46 La joven pareja en 1947. __ Hice tanto reposo que cambi la piel de los pies que quedaron casi redondos. Segua con el trabajo del despacho gracias a que, Gumer una empleada del mismo suba todos los das en bicicleta y le dictaba desde la cama . Daniel no mejoraba, pero Fina tampoco se rindi. __ Se ocup de m, lo indecible. Moviliz al cura don Jess Zaragoza y al mdico don Luis Sempere, quienes prepararon la documentacin y me ingresaron en el Hospital Provincial de Alicante, en la sa- la dos de urologa. L a imagen de Ftima recorra Espaa en peregrinacin y un da, al pasar por su casa de Petrel, la procesin par y encararon a la virgen haca su balcn. __ Fue muy emotivo . A pesar de los cuidados la enfermedad no remita. y ahora qu 47 S or Fermina y Sor Mara Aranguren con Daniel. __ All tuve la fortuna de conocer a las hermanas de la caridad: Sor Aranguren, Sor Fermina y Sor Victoria, cuando todava llevaban aquellas cofias que les hacia semejar a mariposas. Eran extraordinarias. La primera actuaba en el quirfano, era muy dulce y romntica; con ella conversaba sacando a relucir nuestros espritus. Sor Victo-ria era alcoyana, abierta y simptica y alguna relacin deba tener en la cocina, puesto que, a veces, me traa algn manjar especial. Sor Fermina, era leonesa, firme y disciplinada, pero muy caritativa. Era la que rega en la sala. Aquellos seis meses de hospitalizacin quedaran grabados en la mente de Daniel para siempre, como su amistad con aquellas mujeres. A los cuatro meses de estar internado, tuvo que someterse a la delicada intervencin quirrgica y los das siguientes su estado empeor a pesar de la medicacin. __ Una noche, Sor Fermina bajo su responsabilidad, ya que estaba empeorando por momentos, decidi darme una fuerte irrigacin y una buena purga de sal de higuera. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 48 Daniel y Fina se casan. 31 de marzo de 1952. Aquel espontneo tratamiento de caballo, le hizo mejorar. __ El mdico estaba asombrado del progreso de su tratamiento. La monja call y algn tiempo despus me dijo que aquella noche me hubiera ido. Superado aquel mal momento de su vida, en Octubre de 1949, despus de las prcticas y el preceptivo examen en la Audiencia Territorial de Albacete, jur el cargo e ingres en el Colegio Oficial de Alicante, de Procuradores de los Tribunales de Espaa. Tambin el noviazgo con Fina march por mejor camino. __ Haba dejado de ser el chico sin oficio ni beneficio y en marzo de 1952 Fina y yo nos casamos en la iglesia de San Bartolom. Ofici el y ahora qu 49 ac to don Jess Zaragoza. Fina estaba radiante y yo muy enamorado. El convite a la usanza de la poca: chocolate con pastas, refrescos y licores, y los puros que corran a cargo del novio. El viaje a Alicante, al Hotel Victoria, lo hicimos en el taxi de Vicente Muoz el Pintoret que no quiso cobrarnos diciendo que era su regalo de boda. Despus a Barcelona. Tras el viaje de novios, la pareja se instal en Elda, en la calle Coln, nmero 21 y all puso Daniel su despacho, del que yo destacar aquel magnfico despacho de estilo renacimiento tallado a mano, que recuerdo bien. De su trayectoria profesional, amplia, anecdtica e incluso ejemplarizante, podran extraerse curiosidades, por s solas, dignas de un libro dedicado a esta profesin, pero siendo otro el objeto de este libro, resumir esta amplsima etapa de su vida con sus propias palabras: __ Fueron cuarenta y dos aos de ejercicio en los partidos judiciales, Juzgado de 1 Instancia e Instruccin de Monvar, luego Elda y por ltimo Elda y Novelda. Iniciada en el ao 1950 y terminada en 1992 por jubilacin solicitada (a los 72 aos) cuando todava poda seguir ejerciendo, pero la situacin arbitraria de la justicia, lo menos parecido a la justicia, me lo hizo insufrible y determin alejarme de ella. Justicia que no es rpida, no es justicia. Tramit en tales aos unos doce mil expedientes, y el despacho es-taba considerado como uno de los ms importantes de la provincia. Mi lema, el de todo Procurador que se precie, es el de diligencia y honradez. Todo Procurador ha de ser rpido y diligente en el traslado de notificaciones, y sobre todo honrado en la administracin de todo pleito. Administr bien (principal obligacin del Procurador), aconsej honradamente, evit cuantos pleitos pude en gestin amistosa y fui leal y decente en la aplicacin de los aranceles. Dispens el cobro de infinidad de asuntos ante la situacin precaria del cliente. Me promet a m mismo, y lo cumpl, no tramitar expedientes de suspensin de pagos (entiendo es el robo legal), quiebras (merienda de cuervos) y divorcios, si bien intervine en alguna reconciliacin e incluso redaccin de separacin amistosa. Mis dos primeros clientes fueron Pepe Caja, y Eliseo Poveda. Me fue bien. *** Daniel Esteve. El hombre y la montaa 50 El montaismo 51 IV El montaismo Una de las preguntas que ms ganas tena de formularle a Daniel era sta Cmo fue ingresar en el Centro Excursionista Eldense __ Muy sencillo, solan venir a mi despacho, por razones de trabajo Scrates de la Encarnacin Garca, Antonio Herrero y Pascual Navarro, sal con ellos y me convencieron. Ingres en el C.E.E. en febrero de 1958, una vez, el despacho profesional se iba consolidando. Recuerdo que una de las primeras excursiones que hice con el centro fue a la Silla del Cid. Daniel tena casi 39 aos cuando ingres en la entidad montaera, era ya un hombre maduro que descubra el montaismo un poco tarde, segn ha confesado siempre l mismo y tal vez tenga razn, en cuanto a la prctica del alpinismo o de la escalada, que suele manifestarse con mayor nfasis en edades ms tempranas. Tambin Daniel Esteve. El hombre y la montaa 52 eran tiempos en los que, la escalada y el alpinismo no tenan repercusin en Espaa; si acaso en Catalua, donde llevaban practicndose desde tiempo atrs. Valga como muestra, que la primera expedicin oficial espaola a un macizo intercontinental no tendra lugar hasta 1961, con la expedicin espaola a los Andes del Per. Bandern de la primera expedicin espaola 1961. Todo era novedad, ilusin y ganas, como se desprende de los dos artculos publicados por scar Santos Gonzlez, a quien Daniel ha considerado siempre el filsofo del Centro Excursionista. Los textos, son en s mismos la declaracin de intenciones de la joven sociedad y el reflejo de sus actividades. Ambos fueron publicados en el recin aparecido Semanario Valle de Elda. El primero, en el nmero 24, fechado el 9 de febrero de 1957, dos das antes del acta de constitucin de la comisin organizadora para la creacin del Centro Excursionista Eldense, que en principio, habra de estar bajo la supervisin del Centro Excursionista de Alcoy. El montaismo 53 E ste artculo es la primera expresin publicada de la nueva sociedad que, a mi juicio, refleja a la perfeccin, el nimo de aquellos hombres, en aquel tiempo: Montaismo Excursionismo Desde hace algn tiempo y a raz de ciertas noticias y comentarios aparecidos en este semanario acerca del excursionismo, lament que aparte de estos tmidos balbuceos anotados, nada se haya intentado con propsito firme y decidido para incrementar en nuestra ciudad esta notable y beneficiosa actividad. Dedicados en la actualidad exclusivamente a los simples problemas mecnicos y matemticos, hemos olvidado que el contacto con la naturaleza, sin exigirnos nada a cambio, nos inculcara el deseo de saber, tonificara nuestro sistema nervioso, restaurara nuestras fuerzas vitales, y en una conjuncin de perfecto equilibrio, nos hara mejores. La montaa y en particular la alta montaa, han dado motivo para hacer pueblos como el suizo, que hoy conservan las mximas cualidades raciales .Y no se dir, como en el cuento de la gallina y el huevo, que es la Geografa la que por s sola ha creado estas cualidades. No es la montaa la que ha ido al hombre, sino ste quien ha ido a la montaa. A mi modesto entender, sta es la mayor virtud de tan gran pueblo. Desgraciadamente para nosotros, la alta montaa est lejos, y a menos que se disponga de tiempo y dinero, no podremos contar con su vivificante fro invernal, como tampoco con su luminosa luz, ni menos an con su ntimo y puro silencio. Pero no podramos suplirla con nuestras modestas montaas circundantes, Cid, Cat, Caprala, etc El excursionismo y el montaismo practicados sin exceso, slo beneficios morales y fsicos pueden proporcionarnos. Embotados nuestros sentidos por la rutina, la preocupacin constante de nuestras sucias fbricas, en las Daniel Esteve. El hombre y la montaa 54 ruidosas calles y nuestros horizontes cerrados, la dedicacin a la montaa hara recobrar a ellos todas sus facultades. Alcoy, con su magnfico Centro, nos da el ejemplo. Alicante lo confirma con la reciente creacin del suyo, y ahora aqu en Elda, parece que se lleva un camino prctico para conseguir encuadrar en un grupo compacto y homogneo, a los amantes de una digna actividad. Particularmente, yo me permito recomendar a estos amigos (que sabrn perdonarme esta intromisin) que deben ser ambiciosos y mucho, en estos proyectos de incrementar y reglamentar esta actividad. La clsica definicin del Excursionismo ha quedado anticuada, por otra concepcin ms amplia y de ms altos conceptos; de ah que se precise una perfecta organizacin de medios y ambiente. Desde el montaismo, pasando por sus distintas derivaciones de escalada, camping, espeleologa, etc., hasta el estudio de monumentos arqueolgicos, pasando por la botnica de valles y montaas, por el folklore y el documento fotogrfico y la geologa, todo queda encuadrado en esa actividad que, sin ms importancia, denominamos excursionismo. Hago votos para que este nuevo Centro que apunta en nuestra ciudad, llegue a cubrir tan vital necesidad. As, educados con este amor a la montaa, se habr contribuido a forjar hombres de carcter y engrandecer generaciones que aprendern a rer mejor que nosotros y tambin a sufrir con ms coraje, todas las adversidades de la vida. Que no somos un complejo de msculos, y mejorando nuestro instinto y sensibilidad, alimentaremos nuestra inteligencia en las disciplinas del saber. Y todo esto puede drnoslo el amor a la montaa. O.S.G. El montaismo 55 E ncabezando el segundo artculo apareci el emblema del nuevo Centro. Su ttulo expresa lo que era el relato de un da en la montaa y su contenido delata la fuerza de aquel tiempo en el que todo estaba por hacer. Nos revela una de las primeras excursiones del montaismo eldense organizado y es otra joya de nuestro acervo cultural montaero que fue publicado en el nmero 30 del semanario eldense, con fecha 23 de Marzo de 1957. Maana de un domingo Una ligera neblina cubra el valle. La atmsfera un poco fra de la maana va despejndose lentamente con la niebla e iluminndose el paisaje, hace ms precisas las sendas de las estribaciones de la Sierra del Caballo por donde caminamos. La poca pero insistente subida nos hace ir elevndonos sobre el valle, y el contorno de nuestra ciudad va precisndose hasta poder determinar con claridad, all abajo, las torres de nuestra Parroquia de Santa Ana y tambin los perfiles de las nuevas edificaciones que insensiblemente van haciendo variar la conocida perspectiva de Elda. Reflexionando acerca de la transformacin de nuestro pueblo en sus distintos aspectos, omos voces de algunos compaeros, que ms activos y madrugadores, nos saludan desde la cresta de la montaa, diluyendo as nuestros pensamientos. Ms adelante, recortados sobre el fondo azul del cielo, siluetean otros compaeros que, desde una cresta vecina, sealan el itinerario a un nuevo grupo que, desconocedores del terreno sufran pequeos despistes. A grandes saltos y sin preocuparse del peligro que representaba esta forma de descenso en tan accidentado terreno, llegaron hasta nosotros, aquellos que primeramente Daniel Esteve. El hombre y la montaa 56 nos saludaron desde lo alto. Observar la alegra que se adverta en ellos, nos produca ntima satisfaccin. Activada la circulacin de la sangre por el sano ejercicio que practicaban, sus rostros demostraban lo que su naturaleza agradeca. Eran otros hombres desconocidos a los que acostumbramos a tratar en cualquier otro da de la semana. Sus nombres eran los mismos, sin embargo, qu gran diferencia entre uno y otro Agradeciendo a la montaa estas grandes satisfacciones a tan bajo precio logradas, llegamos al lugar de reunin, donde algunos otros distraan la espera con distintas actividades. Por ser los ltimos esperados fue acogida con alborozo nuestra llegada y el lugar de acampada tom un nuevo aspecto de actividad. Mientras unos encendan el fuego, otros buscaban el agua, quien ms all recoga hierbas para preparar una ensaladica y el resto preparaba el frugal almuerzo restaurador de las energas consumidas. Al poco rato se organizaba el almuerzo con el mejor humor, entre bromas y general regocijo. Todava una agradable sorpresa ms, al ver llegar en dicho momento a otros amigos entusiastas de la fotografa, que se adhirieron al grupo y que por el hecho de no haber previsto el almuerzo, dieron motivo a nuestras bromas, finalizando entre todos, la totalidad de las provisiones. Unas fotografas desde distintos planos: nuevo despliegue de grupos hacia distintos lugares y ms tarde, de nuevo reunidos, comentamos las actividades del da y tambin detalles de organizacin del Centro, en los que se apreci la necesidad de un local social, de forma que lo ms urgentemente posible, se puedan encauzar todas las actividades propias de esta sociedad. Organizado el regreso, canciones que significaban alabanzas y agradecimiento a la montaa, al aire, al cielo y a la Naturaleza toda, proclamaban nuestra alegra. El montaismo 57 H a sido la maana de un domingo cualquiera. Pero sus satisfacciones completas, no llegan a apreciarse hasta que de nuevo incorporados a la ciudad, volvemos la mirada a la montaa y como a una madre, novia, esposa o hija, le decimos cariosamente hasta el prximo domingo. Por el C.E.E. O.S.G. * Daniel se incorpora en febrero de 1958 a esta corriente innovadora del excursionismo con el mismo ideario. El Centro todava no haba sido autorizado por las autoridades, cosa que tiene lugar con el acta fundacional de fecha 9 de septiembre de 1958 y el 8 de diciembre tiene lugar la Junta General Extraordinaria donde se procede a la eleccin de la nueva junta directiva que haba de relevar a la junta organizadora, siendo reelegido Presidente Francisco Prats Beltrn y Vice-Presidente Daniel Esteve Poveda. __ No pude negarme. Estaba totalmente enamorado de aquel estilo de vida, que tanto me haba hecho disfrutar en mi niez. Fue como volver a la infancia, aunque slo fuera durante el corto fin de semana, que entonces, se reduca exclusivamente al domingo. El 22 de febrero del mismo ao Francisco Prats publica un artculo que es todo un ejemplo de cmo ha visto la sociedad eldense, al excursionista y al montaero a lo largo de muchos lustros. Doy fe de que ha sido as siempre y de manera generalizada, en casa, en el trabajo y en cualquier ocasin hasta finales del siglo XX, cuando, por esas cosas que tiene el destino, aquellos que nos llamaban locos, se han apuntado tardamente a este deporte y son ahora ellos los lo Daniel Esteve. El hombre y la montaa 58 cos insensatos que sin ninguna experiencia se adentran en las montaas. Cuntas vueltas da la vida! Francisco Prats Beltrn en 1960. Dos opiniones Es muy temprano, an falta una hora para que empiece a amanecer. He puesto el caf a calentar mientras voy preparndome la mochila. Unos calcetines de repuesto, botiqun, la mquina fotogrfica, la cantimplora del agua y el almuerzo. Bastante abundante. Se come tan a gusto en la montaa que todo parece poco! Una ltima mirada de recuento por si se olvida algo, y a la espalda. Tomo el caf bien caliente, me pongo el pasamontaas, los guantes, cojo mi garrote de monte y a la calle; al sitio de partida, para, junto con los dems compaeros, iniciar la excursin. El montaismo 59 Vale la pena saltar de la cama a estas horas tempranas; pues una vez ya iniciada la marcha, lo compensa con creces la alegra que se siente ante la perspectiva de pasar la maana en franca camaradera entre compaeros; recorriendo estos pintorescos y bellos lugares, escondidos entre las montaas que rodean nuestro pueblo. Hace fro, pero un fro agradable que despeja la mente y desentumece el cuerpo. Al volver una esquina, me doy de frente con alguien; anda deprisa, encogido de hombros, las manos en los bolsillos y embutido hasta los ojos. __ Buenos das __ le digo. __ Buenas noches __ contesta. Y al instante de cruzarnos se revuelve y oigo a mis espaldas. __ Pero, chico! Eres t Entonces lo reconozco; es un amigo. __ Se puede saber dnde vas a estas horas __ Pues ya lo puedes adivinar; de excursin a la montaa. __ Ests loco __ me responde. __ Y t, dnde vas __ De dnde vengo, querrs decir Ahora voy a acostarme. As es la vida. Seis de la madrugada; unos se acuestan y otros se levantan. Quin es el loco Son las dos de la tarde. Regresamos de la excursin contentos y optimistas; el sol ha dejado su seal en nuestras caras, el repecho del monte, la suya en nuestros msculos, la atmsfera pura y perfumada en los pulmones, y la serena magnitud y belleza de la cumbre, su huella en nuestra alma. Esa huella que va calando poco a poco y nos hace sentirnos dichosos, contemplando y comprendiendo la majestuosidad de la Naturaleza; la presencia de Dios. Porque en la cumbre de la montaa, all en lo ms alto, nos sentimos ms cerca de l. Volvemos felices. Despus de toda una semana atados por las obligaciones en la ciudad, una salida al campo, a la Daniel Esteve. El hombre y la montaa 60 montaa, vivifica el cuerpo y hace recuperar los bros perdidos, dndole nimos para reemprender la lucha del da siguiente. Llegamos por fin al centro de la ciudad, y al momento de disgregarse el grupo. Cada cual se dirige a su casa; viene la despedida, siempre la misma. Hasta el domingo que viene. Iremos a tal sitio. __ No faltes. __ No faltar. Ya estoy llegando a mi casa cuando, por casualidad, me tropiezo con el mismo amigo de la madrugada. __ Qu, de regreso ya __ Si. Y t __ Mira, ahora me levanto de dormir. Estoy hecho polvo. He dormido mal, y tengo una sequa que no me aclaro. Pero esto lo arreglo yo pronto; me voy al bar y me sacudo tres o cuatro mesclaos y todo arreglado. Te invito. __ No, gracias; estoy reido con esa clase de medicina. __ Qu poco sabis gozar de la vida, vosotros los excursionistas! No sabis ms que campo y ms campo y dale con el monte. Pues s seor! Si no tienes otra cosa que hacer, acustate un sbado a las diez de la noche, pgate una madrugada de miedo y luego trate andando y sudando toda la maana. Para qu Yo quisiera saber si es que en el monte os dan algo. Estis locos! Y yo me sigo preguntando Quin es el loco F rancisco Prats del Centro Excursionista Eldense * El montaismo 61 E n ese entorno lleno de ilusin y de proyectos llega Daniel al montaismo. Era de esperar que, conociendo como ya conoca el mundo de la montaa desde la niez, su aportacin fuera consecuente con el espritu que le animaba y todos estos artculos escritos por sus compaeros habran de ser para l una buena base donde apoyar sus propias convicciones. Naturalmente, Fina llega junto a l al montaismo, algo que para Daniel era fundamental. Siempre se ha dicho que detrs de un gran hombre, siempre hay una gran mujer, y en este caso esa gran mujer fue Josefina Villaplana. Compaera inseparable en la montaa tanto como en la vida comn. __ Fina deca que yo era montaero por vocacin, ella por amor. Trat por todos los medios que abandonara la aficin. Termin solicitando ser montaera. La primera excursin fue desde Ferrusa a la Cueva Perico. Meses despus hicimos una excursin de diecisiete horas que termin en la Almadraba a las cuatro de la maana. Ms tarde con nuestras hijas constituimos una familia montaera. No poda imponer a mis compaeros los inconvenientes de una compaa infantil, y solos hacamos nuestras excursiones. Solamos salir con Alberto Beltrn y Amelia, su esposa y tambin sus hijos. Ms tarde con Enrique Perdiguero e Isabel, su esposa y sus hijos, hoy, uno de ellos, catedrtico en la universidad y el otro mdico ejerciente. Se hicieron mayores y plantearon condiciones: domingo s, y domingo no. Juntos viajamos por la pennsula, salidas a la montaa y excursiones culturales a ciudades. *** Daniel Esteve. El hombre y la montaa 62 Albores del montaismo. Un grupo en el Pen del Trinitario. Expedicin al Pirineo 63 V Expedicin al Pirineo No habra de tardar Daniel en incorporarse plenamente a su personal idea del montaismo deportivo. En agosto de 1957, en plena efervescencia fundacional, ya se comenz a hablar en Elda de una experiencia montaera de altura en el propio Pirineo, tal y como Juan Miralles Esteve, vocal de la seccin de montaa, declar en una entrevista publicada en el nmero 50 de Valle de Elda al periodista Jos Madrona. El propio scar Santos en el mes de febrero de 1958, tambin en el mismo semanario, dio los detalles, e inspirados versos de Nez de Arce, Castelar y el propio e insigne Conde Rousel, magnificando las excelencias de las altas cumbres. __ Realmente la idea del viaje al Pirineo haba sido del propio scar Santos, quien durante la guerra civil, habiendo sido miembro del estado mayor republicano, conoci el Pirineo y en concreto la zona que nos proponamos visitar. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 64 En el mismo mes aparece la nota del Centro instando a los que deseen participar en la excursin al Alto Pirineo para inscribirse, resaltndose que no les habra de suponer un gasto mayor a todos aquellos que no siendo socios, se decidieran a compartir la experiencia ya que el coste total del viaje se habra de repercutir a partes iguales entre todos los participantes. El siguiente relato es uno de los ms de doscientos, que Daniel ha escrito sobre sus viajes por todo el mundo. Tiene el atractivo de haber sido el primero en importancia montaera y ser adems un documento de primera mano sobre aquella pionera expedicin. Conscientemente he dejado el diario de viaje tal y como qued escrito por Daniel en 1958, a pesar de parecer hoy, cincuenta aos despus, algo extenso en los prolegmenos podemos ver en l, la evolucin que el montaismo ha tenido a lo largo de este tiempo y a la vez, lo poco que ha cambiado la esencia del deporte. Efectivamente, creo que en lo esencial, el espritu de aventura sigue existiendo, que cada cual lo busca y lo encuentra en lugares distintos, pero siempre, alrededor de lo desconocido, lo inquietante, lo lejano o lo altivo, y as, creo que el buen montaero, el verdadero alpinista, todava encontrar entre las lneas entraables de esta experiencia primognita del montaismo eldense, ese soplo de ilusin que, a buen seguro, reconocer en su propio corazn. Expedicin al Pirineo 65 SALIDA A LOS PIRINEOS Julio 1958 Daniel Esteve. El hombre y la montaa 66 No nos mueve ms intencin, en este trabajo, que la recopilacin de aquellos datos o antecedentes, a nuestro alcance que nos den una somera idea de la zona que hemos de visitar y consideramos para ello necesario, en principio, dar unas nociones sobre la cordillera pirenaica. Ms adelante podremos completar este trabajo con la impresin que particularmente saquemos de nuestra visita. Expedicin al Pirineo 67 I Los Pirineos pese a su situacin geogrfica y ser lmite fronterizo entre dos naciones, no han sido lo explorados que es de suponer. La proximidad, en sus extremos, al mar ha hecho que se eviten siguiendo esta ruta. Su altura y lo elevado o escaso de sus puertos hace que existan regiones inexploradas o poco visitadas. La apertura de ferrocarriles y caminos hizo la posibilidad de visitantes que acudan a admirar sus bellezas nicas. La parte francesa es ms visitada y conocida dada su menor altura y mejor acceso. Presentan dos mundos distintos: Al medioda, hacia Espaa, el contraste es absoluto. Las nieves resplandecen con una claridad brillante en las montaas rojas o cenicientas que se recortan fieramente en el azul del cielo. Los valles abruptos, bordeados de rocas de color llama, parecen abiertos entre las cumbres como gargantas infinitas de vegetacin negra. Los torrentes serpentean en medio de las praderas o grupos de rboles y las largas estratificaciones de rocas calcreas que se extienden hacia el S. cortadas por inmensas fisuras dan al paisaje un carcter de majestad y calma. En los bellos das las montaas se iluminan y brillan en el cielo con un resplandor indescriptible. Todo fulgura; los rayos del sol pareciendo mezclarse con las montaas y los valles, los ros que recorren a lo lejos como trenzas de fuego blanco, los vastos lechos arenosos , las rocas que erizan la llanura y a lo lejos la silueta fina, argentada, de una sierra casi invisible, ondulada aun hasta el confn del horizonte Es en los Pirineos Centrales donde est ubicada la zona a visitar, y por tanto a ella vamos a prestar nuestra atencin. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 68 El Noguera Ribagorzana, que bordea el pie oriental de los Montes Malditos, su afluente el Noguera de Tor, despus el Noguera Pallaresa y sus dos tributarios el Flamisele y el Noguera de Cars, dividen en fragmentos este ddalo de montaas, desconocidas hace unos cincuenta aos. Las sierras de Montarto (3.033 m) de Cmo-losbienes (3.006 m.) y los Encantats (2.982 m.) elevan sus cumbres al S. de la cresta de separacin de aguas y prolongan las regiones nevadas y lacustres el Alto Arn. En ninguna parte presentan los Pirineos mayor acumulacin de cimas agudas, circos desiertos y bosques sombros. La sierra de Montarto termina bruscamente en la confluencia de los dos primeros Nogueras, y en su pie surgen las aguas de Caldas de Boh. Mas las sierras de Como-los-Bienes y Encantats se ramifican hacia el S. La primera proyecta ms all del paso de Portarr de Espot las altas montaas de Bo, dominadas por los picos del Peso (2.885 m.) y Serb (2.755 m.) que siguen al S. las sierras de Montiberri (1.715 m.), de San Gervs (1.881 m.), de Lleras (1.676 m.), de LLoba (1.145 m.) y por ltimo, la abrupta y triple sierra subpirenaica de Monsech (1.379 , 1.677 u 1.712 m.) En cuanto a la sierra de los Encantats, erizada de agudos picos en forma de llamas o de dientes como una sierra, proyecta hacia el S. el Montseny (2.881 m.) y los Tosals de las Mortes (2.404 m.) que surgen en la confluencia del Flamisell con el Noguera Pallaresa. Este procede de la llanura de Verte, al NE., del valle de Arn, y a algunos metros de las fuentes del Garona, rodea el ancho macizo grantico de Piedrahita; despus, corriendo al ras de la frontera francesa, pasa al pie del puerto de Salau (2.052 m.) y gana la llanura de Esterri; ms abajo serpentea hacia Rialp por una serie de gargantas profundas para encontrar enseguida el ancho valle, donde se desenvuelve la Conca de Tremp, cubierta de viedos y olivares, ms arriba de la cortadura y de los baluartes de Montsech. No hay grandes lagos como los que se extienden al pie de los Alpes. Solamente en los altos macizos centrales, y principalmente en los granticos, se encuentran pequeos lagos parecidos a los de las altas regiones alpinas. Hay dos sitios considerados como clsicos: Neouvielle y Carlitte, si bien existe una regin ms importante que sta; el Crculo de Coloms, comprendido sin interrupcin entre los montes Oc y los contrafuertes de los Encantats. En toda esta extnsin la mayor parte de los valles superiores encierran series de pre Expedicin al Pirineo 69 ci osos lagos, que en algunos valles laterales del de Arn pueden contarse por centenares. Uno de ellos, el ms importante llamado Rius permaneci ignorado hasta el ao 1.882. Abunda la galena, junto con la blenda. Los yacimientos de hierro podran rivalizar con los de Guipzcoa, pero alejados del mar y de las lneas frreas, no pueden sostener la competencia extranjera. Los bosques cubran todos los Pirineos. En los tres ltimos siglos su extensin ha disminuido. En ms de la mitad de la vertiente francesa las montaas se encuentran desnudas de rboles. Los trabajos forestales, hoy muy activos, no bastan a reconstruir los antiguos bosques, si bien el avance es sensible. En la vertiente espaola, la extensin de los bosques es ms vasta, y son pocos los valles navarros o aragoneses que no estn en su parte superior recubiertos de espesos bosques. Varios de stos se encuentran abandonados por falta de medios de transporte, y los viejos rboles seculares acaban por caerse y descomponerse en el suelo. Mas estos bosques vrgenes, llenos de una melancola grandiosa, son cada da ms raros. Senderos y caminos penetran y hacia el interior de la vertiente espaola, y ciertos parajes son objeto de una activa explotacin con frecuentes talas. No es raro encontrar el lecho del Cinca, del Esera o de los Nogueras lleno de troncos de rboles que los leadores depositan y que bastantes veces no alcanzan el punto de destino. En el Pirineo Cataln aun cuando la escasa precipitacin atmosfrica restringe la extnsin de los bosques, a su pesar, la riqueza forestal es superior a la francesa. Influenciado por las corrientes atmosfricas del Atlntico y del Mediterrneo. Su estructura longitudinal hace que estas corrientes influyan poderosamente en el clima de la cadena pirenaica, al contrario de los Alpes, que siendo transversales no se dejan influir por corriente alguna. La poblacin pirenaica sigue las incidencias del clima y de la plasticidad del suelo. Las zonas altas estn deshabitadas y slo suelen ascender cazadores y turistas. Ms abajo, las agrupaciones de ca- baas son raras. Al pie de los puertos o pasos que atraviesan el muro hispano-francs, un pequeo nmero de albergues (hospicios en Francia y hospitales en Espaa) son las primeras construcciones que se encuentran hacia la llanura. Ms abajo an, cada regin cultivable, formada por los depsitos de aluviones, o por el cieno de un antiguo helero, ha dado origen a un grupo de habitaciones. En Espaa estn Daniel Esteve. El hombre y la montaa 70 emplazadas en las alturas escarpadas desde donde se dominan los panoramas de los alrededores. Las ciudades se encuentran en la confluencia de dos valles o cerca de las fuentes mineromedicinales, sienpre tienen limitado su desarrollo en la escasa importancia de su industria agrcola y fabril. L as comunicaciones con Francia son abundantes; en Espaa su influencia permite que existan an zonas no exploradas. Expedicin al Pirineo 71 II E l Valle de Arn , Al N.O. de Catalua, circundado por los Pirineos, est situado entre los 42, 30 y 42 50 latitud Norte y 1 15 y 1, 45 longitud Oeste de Pars. Limita al N. con Francia, departamentos del Ariege y el Alto Garona, al E. y S. Catalua y al O. con Aragn. Ocupado varias veces por los franceses, depende en la actualidad de la provincia de Lrida; forma partido judicial agregado a la Audiencia de Barcelona para lo civil y a la de Lrida para lo criminal. Pertenece en lo militar al Cuarto Cuerpo de Ejrcito (Capitana General de Barcelona), sin guarnicin. En lo eclesistico pertenece al Obispado de Urgel, (tiene 29 parroquias). Administrativamente comprende 7 villas: Vielha, Bossot, Les, Artis, Salard, Vilams y Villac; 24 lugares, 6 aldeas, 6 caseros y 732 edificios y albergues diseminados, entre ellos dos Santuarios y un Hospital refugio. Tiene una superficie de 470 kilmetros cuadrados, 40 km., de longitud por 30 km., de anchura (de pico a pico), y una poblacin de unos 7.000 habitantes con una densidad de poblacin de unos 14 habitantes por kilmetro cuadrado. Su capital administrativa es Vielha (no es la ms poblada). Dos puestos de Guardia Civil (Vielha y Bossot). Escuelas primarias en las poblaciones que pasan de 500 habitantes. Escuelas particulares regidas por religiosos, procedentes de Francia. El valle tiene salida natural a Francia, valle francs. Desde Espaa el puerto de entrada ms bajo es el de La Bonaigua (2.072 m.) En invierno es impracticable. Un tnel de siete kilmetros, reciente Daniel Esteve. El hombre y la montaa 72 mente terminado, es la principal va desde Espaa, un Hospital de Vielha en la cuenca del Ribagorzana con el valle de Arn. El valle est comprendido en sus dos lmites, septentrional y meridional, por dos cadenas montaosas. La primera, que entra en el valle por el N.E. y corre luego hacia el N.O. con ondulaciones y que avanza hacia el territorio francs; carece de importancia para nosotros, bastndonos saber que tiene su importancia poltica como lmite con Francia. Refuerza esta primera lnea un amplio macizo montaoso de una altura media de 2.300 m. que constituye el ncleo central orogrfico del valle, ocupando la mitad de su extensin, con declive marcado hacia el S. y el O. Otros ramales se desprenden hacia el S. que sol- dndose con la arista meridional cierran el valle. A unos 300 km. de la primera lnea se alza la segunda cadena que marca la frontera del valle con la comarca de Pallars (Lrida). Esta es la importante para nosotros puesto que en ella est enmarcada la zona que se ha de visitar. Sensiblemente sigue la direccin del paralelo geogrfico. Asciende desde el pico de Saburedo, los de Ratera de Espot (2.856 m.), y de Colomrs (2.935 m.) En este lugar forma recodo hacia el N. por el pico de la Ribereta (2.680 m.) hasta el Montarto dArn. Contina su curso por los picos de Meneige (2.690 m.) y de Biciberri (3.000 m.) que es el culminante, llegando hasta el pico Comtesa (2.780 m.) lmite superior de la cuenca del Noguera Ribagorzana. Aqu cambia bruscamente hacia el N. por los picos del Estany Tort (2.775 m.) hacia el de Sarraera (2.620 m.) Sigue luego direccin de poniente hasta terminar en el pico de Mulleres (2.985 m.). La cadena S., desde Saburedo hasta el pico Mulleres, es la regin ms interesante de los Pirineos, ms de un centenar de picos pasan de los 3.000 m. y la mayora entre los 2.600 a 3.000 m., estribaciones que forman valles secundarios. Grandes regiones lacustres. En su vertiente del lado del valle presenta en alto grado los efectos de la denudacin area y glaciar que resalta en el atrevido modelado de sus cimas. Ofrece lugares inaccesibles y es la principal cadena que ofrece al valle su carcter alpino. El ro Garona corre por el fondo del valle, tuvo su origen en un glaciar de la poca Cuaternaria, empieza o nace su curso en los lagos de Saburedo y recoge las aguas de los ros del valle, desage de lagos, y vierte en el Atlntico, pasa por Tredos, Salard, Arties, Vie Expedicin al Pirineo 73 l ha, Les Bordes (donde recibe el principal afluente el Jueu, que da lugar a controversias pues dicen algunos que es el verdadero origen del ro, aun cuando suponemos lo sea los Estanys de Saburedo). Sale del valle por Pont del Rey, entra en Francia y desemboca en el Atlntico frente a Burdeos. Es de 46 km., su recorrido, inclinacin media de 0,022 por 1.000, caudal de salida de ocho a nueve metros cbicos por segundo, y llega a veinte en el deshielo. Se destaca este ro por ser el principal del valle y cruzarlo. La estribacin que une las dos cadenas de montaas forma la lnea divisoria de aguas, las que vierten al lado oriental de la cordillera van al Noguera Pallaresa, al Mediterrneo; la occidental, por el Garona, al Atlntico, y se da el caso curioso (Pl de Beret, la mayor llanura de los Pirineos y a mayor altura) como agua procedente de la misma nieve se divide por un pequeo accidente del terreno, una piedra un tronco, y forma dos riachuelos paralelos que ya no se encuentran pues rpidamente se inclinan hacia el O., al Garona, al Atlntico, y el otro al E., al Noguera, al Ebro, al Mediterrneo. Todos los grandes rellanos altos de las montaas que limitan el valle, sobre todo por el lado sur, estn materialmente sembrados de lagos. Abundan tanto, que tapizan el fondo de los altos valles, duermen al pie de los picos y se suceden unos a otros en interminable formacin de torrentes y cascadas. Los hay de todas formas y tamaos; algunos tienen islas, otros estn rodeados de bosques de pinos, los ms yacen en terrenos pedregosos y desolados, algunos per- manecen helados durante casi todo el ao y en las aguas mansas de todos ellos se reflejan las rocas de las cumbres, el azul del cielo y las nubes blancas y abundantes. Esta parte del Pirineo est constituida por grandes moles de granito que bajan de las cumbres al llano en anchas depresiones escalonadas, como inmensas graderas. El agua embalsada en estas depresiones da lugar a estas inmensas formaciones lacustres que tanto sorprenden al excursionista. Los mapas marcan muchos lagos en esta regin, pero hay muchos ms de los que marcan. La regin de los Encantats cuenta con 16; la de Saburedo 15; la de Bo 45, la de Colomrs 47; la de Montardo 8; etc. En la regin de la Restanca estn los lagos de mayor tamao: el Estany Mar y el gran lago de Rius. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 74 La regin lacustre ms interesante es el crculo de Colomrs, con sus cuarenta y siete lagos, sin contar los pequeos embalses, tan prximos unos a otros que apenas se ha dejado de admirar uno, ya se regocija la vista con el siguiente. No es raro encontrar dos al mismo nivel y algunos de ellos, como el Cloto y el Estany Major, casi pueden competir en belleza con el de Sant Maurici, y sus orillas ofrecen un lugar adecuado y magnfico para acampar. Distan dos horas y media de Salard. La abundancia de lagos contribuye a hacer de las montaas del valle de Arn una de las ms bellas regiones de los Pirineos. El lugar est formado de terrenos primitivos. Las rocas granticas estn diseminadas irregularmente. Los terrenos silricos abundan en el valle. Hay abundantes yacimientos metalferos pese a las dificultades que ofrece su explotacin y transporte, principalmente plomo, cinc y hierro, algunos de cobre. Es zona inexplorada en es-te aspecto. A bundan los manantiales de aguas minerales, algunos fueron conocidos por los romanos (segn inscripciones halladas) Son sulfurosas termales con temperaturas de 35, 40 y 29 (Les, Artis y Treds). El clima es fresco en verano y muy riguroso en el invierno, y por su inclinacin al N. se halla sometido a las mismas perturbaciones atmosfricas de los valles franceses de aquella vertiente. La influencia mediterrnea ms templada apenas se deja sentir. En la primera quincena de septiembre tienen lugar las primeras nevadas que se sostienen hasta los ltimos das de abril. La temperatura media en invierno vara entre los 4 y los 14 bajo cero, escaseando mucho las lluvias. Los meses de mayo y junio aportan alteraciones de temperatura, y en verano se deja sentir el calor durante las horas de sol hasta 36, y de noche a 12. La temperatura media en esta poca es de 17 a 18 y son muy abundantes las neblinas. Los vientos dominantes son del cuadrante NO y del N. El viento del S. llamado all balaguera o viento de Espaa, es muy raro en el valle y tan slo sopla en verano y otoo. Se pueden considerar cuatro zonas de vegetacin: La primera o inferior montaosa, ocupa las orillas del Garona y afluentes con cultivos y prados. La produccin no es suficiente para el consumo, importndose harina. En las orillas de los ros y linderos de los prados hay esplndida vegetacin arbrea y arbores Expedicin al Pirineo 75 c ente: chopos, sauce, fresno, aliso, avellano, olmo, nogal, acacia, cerezo, roble, boj, lamo blanco, tejo, castao, espino cerval, enebro, brezos, retama, fresales, frambuesas, grosellas, etc. Abundan las plantas medicinales. La segunda zona o subalpina, entre los 1.000 a 2.000 m. en ella estn las verdaderas joyas del valle: grandes bosques de abetos, hayas, pinos silvestres y enanos, tejo y otras conferas, alternando con gayuba, boj, constituyendo una amplia faja forestal de unas 65.000 Ha. Con ejemplares de abetos y hayas de 25 y 30 metros de altura y 1,80 de dimetro. Son propiedad comunal, terminando esta faja forestal en la regin del pino negro que alcanza hasta los 2.400 metros. La tercera zona o alpina inferior es la regin de los grandes pastos de montaa. Ocupa las partes altas exceptuando los macizos granticos. Son verdaderos jardines naturales que constituyen en primavera y verano un atractivo para el visitante. En ella cuidan los ganados. La cuarta zona o alpina superior, siempre cubierta de nieve, apenas tiene claros donde crecen ejemplares de los rannculos glaciales, caracterstica de la zona. Se han visto algunos osos, ms como corren grandes distancias en una jornada (unos cien kilmetros), no puede decirse que habiten en el lugar: hay jabales, gamuzas (de las que hace aos haba manadas de 50 a 100 cabezas), cabra monts (ya rara), gato monts, lince, marta, nutria, gineta, comadreja, rata campestre, topo, erizo, murcilago. Entre las aves: urogallo, perdiz roja, gris y blanca, etc. En pescado, la trucha, que constituye un ramo del comercio. El rigor del clima impide la existencia de casas aisladas; los poblados se agrupan a orillas del ro Garona. Los caminos son, en su mayora, antiguos y descuidados, ofrecen peligros e interrupciones por los ros. El valle se comunica principalmente por la Bonaigua (2.050 m.) Picada (2.460 m.), Vielha (2.435 m.) Collado de Verte (1.860 m.) etc., con Espaa. La comunicacin con Francia es ms cmoda y se puede efectuar durante todo el ao. Desde la apertura del tnel la comunicacin con Espaa es constante, ya que antes se incomunicaba durante el invierno. El principal comercio lo constituye la cra de animales. Importa potrillos de Francia, los cran durante dos aos y los venden en Daniel Esteve. El hombre y la montaa 76 Espaa. Los pastos los arriendan a los franceses. Ganadera: unas 4.000 vacas, 4.000 bueyes y terneros, 14.000 ovejas, 2.500 cabras, 2.000 machos y mulas y 2.000 yeguas de cra. La caza y pesca se exportan a Francia (Bagneres-de-Luchn en verano). Los minerales a Francia y Blgica. El valle produce queso que vende a los pastores franceses. Paos de lana en Les Bordes, instalacin de batanes en el llano de Vielha, donde tejen lana y camo hilado en invierno. Algunos molinos harineros antiguos y serreras mecnicas. La lengua que se habla en el valle es un dialecto gascn semejante al que se habla en el antiguo condado de Cominges, que presenta analogas con el cataln. El Arns, habla el castellano con mejor acento que el cataln. Habla francs y cataln. Son caractersticas de su fontica el cambio de v por b, y repugnancia por la f y r iniciales que cambia por la h y arr respectivamente, suprime la u entre dos vocales, cambio de la ll por l, r t, cambio de la l final en u. El origen del valle de Arn, etimolgicamente tiene dos explicaciones una se refiere al primer poblador del valle. Otra, se refiere al ara que Pompeyo erigi para sacrificar a los falsos dioses. Otros atribuyen el nombre del valle a origen celta. Parecen ser sus primeros pobladores de raza bera que de Oriente pasaron a Espaa y se establecieron en la regin pirenaica y litoral del Mediterrneo. Los romanos dominaron el valle y explotaron sus yacimientos y manantiales. Se conserva una torre, antiguo castillo, cerca de Les, llamada Casteret. Cerca de Bossot hay otra en ruinas. El paganismo estuvo muy arraigado, se encuentran restos, lpidas y altares, dedicados a las ninfas. El cristianismo penetr lentamente. Por su soledad, fue habitado por ermitaos, verdaderos apstoles, su vida sencilla y convivencia con pastores, atrajo las simpatas y estableci una corriente de conversin, al ser atrados a sus pobres capillas, germinando la primera semilla del Evangelio. Se introdujo pacficamente y con sinceridad en contraste con la hereja que haca estragos en la llanura, en la misma poca. Su inexpugnabilidad le libr de las invasiones de los brbaros del Norte, visigodos y godos de Occidente. Slo algunos fugitivos hallaron su salvacin en sus rinconadas. Autnomo en poca de Sancho Abarca. Quiso someterlo al yugo feudal un Conde de Ribagorzana, encontrando la muerte. Des Expedicin al Pirineo 77 de 1706 forma parte del reino de Aragn. Los franceses la cogieron por sorpresa; se plante litigio entre el rey de Francia y Jaime II el de Aragn, dejando al Papa su soberana hasta que se decidiere. En 1312 prestaron vasallaje a Barcelona. Se intent vender oponindose y ganando los Arneses. En 1389, por acuerdo de las Cortes de Monzn, pasa a formar parte del territorio de Catalua. Los franceses la ocuparon diversas veces (1430, 1524, 1597, 1808), devuelto a Espaa en 1815. En 1512 Luis XII reconoci como espaoles los valles de Andorra y de Arn. Felipe III en 1615 ampli sus privilegios, de antiguo, y que se respetan, habindolo as declarado la Audiencia de Barcelona en repetidas sentencias. Destaca la de exclusin del uso de papel sellado en Vielha. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 78 Expedicin al Pirineo 79 III L a va que hemos de seguir es hasta Pobla de Segur en tren, de aqu a Espot en autocar, y desde aqu a pie, dando comienzo las vacaciones. El objeto esencial de esta excursin es en realidad la travesa de los valles del Escrit, Monastero, San Nicolau, con campamentos de dos das en los refugios de Jos Maria Blanc (Lago Negro), ermita del Lago de San Mauricio y Lago Llebreta hasta Caldas de Bo, con ascensiones a los picos ms importantes de la regin. Se acompaa croquis rudimentario y esquemtico de la regin a visitar o itinerario. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 80 Expedicin al Pirineo 81 I V Se detallan a continuacin algunos datos o antecedentes curiosos relativos a los lugares, probables, a visitar: Espot Municipio de la provincia de Lrida que consta de 129 albergues y edificios, segn censo de 1910. Se compone de las siguientes entidades: Espot, lugar de 104 edificios y 297 habitantes. Estis, lugar a kilmetro y medio de Espot, cuenta con 17 edificios y 52 habitantes. Grupos inferiores y edificios diseminados, unos 8 edificios con unos 13 habitantes. Corresponde al partido judicial de Sort, dicesis de Urgel, situado aproximadamente a 1340 metros sobre el nivel del mar, a una y otra orilla del ro de su nombre, llamado tambin Escrit. Son sus producciones granos, legumbres, y forrajes. Hay grandes bosques de pinos y abetos; sierras escabrossimas y numerosos estanques que contienen aguas ferruginosas, teniendo uno de ellos aguas sulfurosas a 27 grados centgrados, situado a 15 metros de la poblacin y a 1420 metros de altura. Tiene este trmino altas al par que hermosas montaas, como los picos de Py de Linya y el Fonguera de 2869 y 2884 metros respectivamente; y el agudo pico de Peguera que alcanza 2988 metros, y otros varios de menor importancia y en los cuales se observan las pisadas del oso que encuentra seguro abrigo en los espesos bosques de estas montaas. El censo de 1920 le asigna 378 habitantes. Refugio de Jos Maria Blanc Toma su nombre de un ilustre prelado espaol natural de Barbastro que vivi entre los aos 1845 a Daniel Esteve. El hombre y la montaa 82 1897, ocup altos cargos en el clero castrense, fue catedrtico en las Universidades de Zaragoza y Valladolid y muri siendo Obispo en vila. La Farga Casero de la provincia de Gerona, municipio de Las Llosas. Peguera En los esquileos, paraje donde se calienta la pez para la marca al ganado. Tambin se llama as la hacienda de madera de pino, de la cual, quemada, se saca la pez. Caldas de Bo Santuario y establecimiento de baos en la provincia de Lrida, municipio de Barruera, en el valle de Boh y cerca del pueblo de este nombre. Sus aguas son de diversas composiciones habiendo unas sulfuroso-sdicas, otras cloruro-sdicas, variedades ferruginosas y otras sulfatadas mixtas y ferruginosas bicarbonatadas, su temperatura oscila entre 24 y 56 grados. Se hallan indicadas en la anemia, clorosis, escrofulismo, reumatismo, enfermedades de la mujer y afecciones nerviosas. Caldas de Boh o Tor Ro de la provincia de Lrida, en el partido judicial de Tremp, que tiene su origen en una laguna sobre la cumbre del Pirineo y puerto llamado de Caldas, en el valle de Arn, y despus de un curso de 28 kilmetros desemboca en el Noguera Ribagorzana. Bo Valle comprendido en el territorio del de Tremp, diocesis de la Seo de Urgel, provincia de Lrida. Se encuentran en el mis- mo, enclavados los siguientes pueblos: Barruera, Cardet y Eislaball a la derecha del ro Ter; y los de Bo, Durro y Tall a la izquierda del mismo. Est situado en el extremo del NO del partido judicial y en la falda de los Pirineos que divide el Pallars del valle de Arn, a la cual se penetra por el puerto de Caldas. El valle de Bo es de los ms frtiles que se encuentran en la parte alta de la provincia de Lrida, abundando el pastoreo, la caza y las minas de plomo y hierro; las primeras en el trmino de Durro y las otras en el de Tall. En este valle se encuentra el Santuario y los Baos de Caldas de Bo. El nombre de Bo equivale a pueblo, comarca, o valle de bueyes. Expedicin al Pirineo 83 B o Lugar agregado al municipio de Barruera en la provincia de Lrida. Comaloformo Pico de 3032 metros de altura en la provincia de Lrida. Es la segunda de las cumbres ms altas del Pirineo Cataln. Debe su nombre a haber existido en el un horno de resina de pino. Est al S. de Lagos de Rius y Mar, entre las cuencas del Noguera Ribagorzana y el ro Caldes de Bo o Noguera de Tor, el ltimo de los cuales recibe gran parte del caudal de aguas de las nieves perpetuas que coronan la cima. La ascensin a sta es relativamente fcil. En sus faldas existe un balneario. Pont de Suert Municipio de la provincia de Lrida, que consta de 169 edificios y albergues, y 489 habitantes segn el censo de 1910. Se compone de la villa de su nombre y de 13 edificios y albergues aislados. Corresponde al partido judicial de Tremp, dicesis de Urgel y est situado a 870 metros de altura a la izquierda del ro Noguera Ribagorzana, a 60 km. De Tremp. En su trmino se producen cereales, verduras, legumbres, patatas y pastoreo. Iglesia parroquial dedicada a la Asuncin de la Virgen y cabeza de arciprestazgo; notara, Escuelas Nacionales; buenas hospederas, muy concurridas cuando estn abiertos los baos de Bo; industria de hilados y tejidos de lana; cra de ganado. A 4 km, de la poblacin se encuentran las ruinas del convento de Lavaix, destruido en 1835, y del que slo puede apreciarse la disposicin de la iglesia. sta formaba una ancha y elevada nave con bveda de medio punto, dividida en cuatro compartimentos y merma de arcos que descansaban sobre robustas columnas con capitel aplastado, apoyadas en las paredes laterales. La planta era de cruz latina, con bside al extremo de cada brazo, que fueron es-tropeados en las restauraciones de los ltimos siglos. En la puerta no queda ningn pormenor artstico. Los claustros eran de reducidas dimensiones, y segn Villanueva, correspondan al siglo XI. Las primeras noticias que se tienen de este monasterio son, segn el propio Villanueva, del ao 771 y se sabe que perteneci a benedictinos hasta el siglo XI, luego a cannigos de Aquisgran y a la Orden del Cister desde 1223. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 84 Hasta 1925 el valle de Arn no se comunicaba con Espaa ms que por caminos de herradura, sus habitantes hablan un dialecto del gascn. Los franceses estiman que esto es una anomala y lo consideran suyo. De montaas salvajes y difciles, abundantes en aguas de salud, de clima dulce, bellos bosques que encierran bonitos lagos, son cosa que retienen largamente a los ms exigentes viajeros. En verano, durante el da, hace mucho calor hasta los 3.000 metros y por la noche fro. La comida y bebida debe reglamentarse, comiendo poco en las subidas hasta que no haya terminado la ascensin. Debe protegerse el cuerpo de las insolaciones y del golpe de sol, saliendo muy de maana, aun cuando se tenga que dormir en la jornada, subir con regularidad y lentitud: 350 metros de subida a la hora, donde no hay caminos; descender reposadamente: 600 metros si no se est bien entrenado. Tomar gua donde no estn bien marcados los senderos, no lanzarse a la aventura, y sobre todo no ir nunca solo; partir con buen tiempo y al menor cambio o sntoma de mal tiempo volver. Expedicin al Pirineo 85 V A continuacin se detalla la relacin de prendas que se estimaron necesarias e indispensables; as como alimentacin: Prendas Impermeable, saco de dormir o manta, botas, zapatillas, calcetines (dos pares), pantaln de bao, idem. de deporte, idem., largo (el puesto), camisa, jersey de abrigo, pasamontaas o gorra, toalla, tiles de aseo, plato y vaso, cantimplora, jabn, Linterna y bastn. Alimentacin Aceite, medio litro, Nescaf, 10 tubos de tres raciones cada uno, leche condensada, 2 botes (con el caf 0,500 kg.), azcar en terrones, medio kilo, dulce de membrillo, 10 pastillas, (1,500 kg.), galletas saladas: 2,500 kg., mantequilla, 1 kg., quesos en porciones El Casero, 4 cajas: 0,500 kg., higos, 1 kg., almendra pelada 1 kg., chocolate, 3 pastillas, 0,500 kg., atn o salmn, 2 latas medianas, 1 kg., tomate, 2 botes, 1 kg., tocino 1 kg., sal, 250 gramos, G lucodulco , 1 bote, litines, una caja, huevos, 10. Estas tres ltimas cosas un peso de 1 kg., arroz, 1 kg., fideos, 1 paquete, ajos. Total 15 kg. por persona. Comidas Desayuno: caf con leche, galletas y mantequilla y dulce de membrillo o chocolate. Comida: sopa con tocino, arroz o Daniel Esteve. El hombre y la montaa 86 pasta, galletas con conservas, higos y almendras, caf. Cena: sopa con tocino, arroz o pasta, galletas con conservas, dulce, queso y caf. Expedicin al Pirineo 87 V I Componentes de la expedicin scar Santos Gonzlez, Mara Elena Santos, Juan Miralles Esteve, Fran-cisco Prats Beltrn, Daniel Esteve Poveda, Pascual Navarro Brotns, Antonio Vera Blasco, Antonio Vera Cant, Scrates de la Encarnacin Garca, Marcelino Prez Gonzlez, Luis Pastor Marhuenda, Jos Navarro Bonete, Diego Muoz Solera, Elias Vera Moreno, Rafael Vercher Carratal y Jaime Serra (del C.E. de Elche). Total 16. Duracin: del 17 al 31 de julio. Efectivo entregado para los gastos comunes: 410 ptas. (primero 400 ptas., y luego ms tarde el resto). Daniel Esteve. El hombre y la montaa 88 Expedicin al Pirineo 89 D iario particular de la excursin La noche de la salida era tanta la ilusin por el viaje que no pude dormir. Me acostaba cerca de la una de la madrugada y a las tres me levantaba. El punto de partida era la Agencia Navarro (un hijo del propietario, Manolo nos deba acompaar, despus, a ltima hora, por razn de enfermedad de uno de sus hijos, fue sustituido por su hermano Jos). La hora las cuatro y media, para salir a las cinco y cuarto. Al llegar ya esperaban algunos. Peso la mochila e impedimenta que dio un total de treinta kilos, luego habra de comprobar este lamentable defecto de organizacin, por lo que a m respecta. Hubo dos expedicionarios que tardaron en llegar: Antonio Vera Blasco y Juan Miralles Esteve, provocando la natural impaciencia en el resto. Estamos todos animados del mejor espritu y como en estas ocasiones, menudean los chistes y bromas. Est amaneciendo y el da se presenta esplndido, hace un poco de fresco cuando el camin se pone en marcha hacia La Encina. El trayecto recuerda aquellos viajes en tiempo de guerra, sentados en el fondo del camin y rodeados de mochilas y parece mas un traslado militar, hasta las bromas que se hacen tienen cierto regusto a milicia. A La Encina se llega en el tiempo previsto, y como es de suponer el tren Sevillano trae retraso. Hay que pasar el tiempo, hay que estropear los estmagos con ese caf con leche que sirven en la cantina y que tiene fama y no de moka precisamente. El espritu es excelente y se hacen muy buenos proyectos para esta excursin. Al Daniel Esteve. El hombre y la montaa 90 morzamos en la cantina, y el centro es Rafael que, como quien no quiere, se come un conejo frito a fuerza de pan. Todos marchamos con el equipo cuyas listas se confeccionaron en el Centro, pero observo que nicamente Luis Pastor y yo llevamos bastn. L lega el Sevillano con varias horas de retraso, a las nueve salimos de La Encina. Viene completo y las mochilas estorban por todas partes. Antes de llegar a Jtiva ya hemos conseguido un depar- tamento y en franca camaradera seguimos el viaje. Nos anima un espritu que recuerda a aquellos traslados militares de guerra. Todos hemos dejado nuestros prejuicios en casa. Nada de protocolos. En Valencia salgo a comprar unas pilas de repuesto para la radio transistor de Pascual Navarro. Tomo un helado, que con el calor que hace (llevo ropa de abrigo) me sabe a poco. Comemos. Llegamos a Tarragona con casi dos horas de retraso. Tenemos duda de si cogeremos el tren para Lrida. Est en la estacin y el trasbordo se hace a toda velocidad. A las siete y diez minutos Salimos de Tarragona; en ruta hacemos merienda cena. El espritu sigue inmejorable; cada vez se anima ms la gente a medida que nos hacercamos a los Pirineos. Llegamos a Lrida y encontramos alojamiento para todos en una fonda, junto a la estacin. En la habitacin nos alojamos Luis Pastor, Jaime Serra y yo. A las cinco de la maana del da 18 de Julio, nos llaman y nuestro equipo es el primero en salir a la calle. Desayunamos. Hay en la poblacin mucha animacin. Se ven muchos grupos de gente que marchan de excursin. Es corriente en Catalua estas salidas domingueras. Los trenes hacia la montaa se llenan. Familias enteras cargadas de cestas, caas de pescar; grupos de jvenes con prendas dispares, colorines, sombreros y gorras raras, y una colla de amigos, jvenes, que hicieron el gamberro todo lo que quisieron en contraposicin al lema que en pancarta llevaban escrito de visca la tranquilitat (tranquilidad viene de tranca). Empieza la montaa y ya vemos barrancadas, riachuelos, estribaciones de los Pirineos. El tren parece uno de cercanas en domin- go. Todo es animacin, bullicio, risas, canciones. El ro va ensanchando y aparecen ya embalses, un pantano, la gente va descendiendo y alojndose sobre la verde pradera, y huecos que la arboleda deja. A la llegada al pantano de Tremp baja el resto de los ocupantes, y quedamos nosotros, y otros pocos viajeros que por su atuendo e im Expedicin al Pirineo 91 p edimenta buscan la alta montaa. Todos llegamos a Pobla de Segur. Son las diez y cuarenta y cinco minutos de la maana. El coche para La Guingueta sale a las tres de la tarde. Se encargan los billetes y comemos en un bar. Recorremos el pueblo. Pongo unos telegramas y envo unas tarjetas. Pascual parece que quiere hacer patente a todos, y cada uno de los ciudadanos de Elda, su estancia en los Pirineos, tantas son las que est rellenando. Despus esperamos en un caf. Todo son grupos preparados para seguir haca la alta montaa. Montaeros con piolet, cuerdas, crampones, impedimenta ligera. Extranjeros, coches franceses, en su mayora. El Secretario o Delegado de Turismo nos atiende magnficamente. Se arregla la lista de embarque para el regreso. Las mochilas pesan una enormidad, todava no conocemos este enorme inconveniente, ya lo sabremos. Es Pobla de Segur, a ochocientos y pico metros sobre el nivel del mar, centro de excursiones y camino obligado para el valle de Arn, la frontera y otros lugares de turismo y montaa. Salimos a las tres, el camino va subiendo y va estrechndose; los lugares poblados son ms raros. Los viajeros del autocar son en su mayora excursionistas, naturales del pas pocos, y los de esta comarca, andaluces en su mayora. Parece que los naturales emigran, por la dureza del clima y del te terreno; los que habitan son de otras regiones, empleados de empresas hidroelctricas, funcionarios, carabineros, etc. Pasamos por varios lugares, entre ellos Sort. En La Guingueta bajamos, no en el mismo cruce con la carretera de Espot, sino junto al hotel y otras edificaciones. El propsito es llamar a Espot para que baje un coche por nosotros. Hay suerte y all hay un taxi que en dos viajes nos lleva a todos y la impedimenta. El lugar es bonito y mientras hace el primer viaje lo recorremos, hacemos fotografas (las mas de nada han de servir puesto que la pel- cula se vela despus); entramos en el bar del hotel, muy bonito por cierto, con aire de autentica rusticidad. Siguen los extranjeros por to-das partes, y los dems son catalanes. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 92 Desde el tren aparecen los pueblos pirenaicos, colgados de abruptas peas. La carretera serpentea entre barrancos de sorprendente altura. Expedicin al Pirineo 93 E n La Guingueta estamos a unos mil metros de altura. La subida a Espot es impresionante; confieso que llegu a temer una cada del coche. Las curvas, muy cerradas y empinadas, haba de hacer maniobra el coche para tomarlas. En seis kilmetros subimos unos 350 mts. Espot est a 1.350 metros. Llegamos a Espot a las 7 de la tarde. El primer grupo ha encontrado alojamiento en una explanada que hay frente al ayuntamiento. El alcalde lo es todo en este pueblecito: es el dueo del mejor hotel, es Delegado del Gobierno, de Turismo, del C.E. cataln, al que pertenece, es campen de esqu, etc. Etc., l nos facilita cuanto necesitamos. Montamos el campamento y colocamos en primer trmino nuestro bandern. Despus nos dedicamos a recorrer el pueblo que tiene poco que ver. En la nica tienda del pueblo (que no es del alcalde) venden de todo, all compramos tarjetas y nos dedicamos a escribir a la familia y amistades. Damos un paseo, recorriendo este pequeo valle por el que corre un ro. Hay un salto de agua y una central elctrica de reciente construccin. Las montaas son elevadsi- mas y cubiertas de abetos, avellanos y chopos o lamo blanco; de sus alturas caen cascadas, es maravilloso. En lo alto se ven pastos y el trigo est todava sin granar; distintas tonalidades del verde que hacen muy bonito el paisaje. El agua es fra y agradable, al lavarse parece como si quedara jabn, dada su potabilidad. Hacemos unos encargos sobre cosas que nos pueden hacer falta; pedimos pan, huevos y bicarbonato. El Alcalde es tambin el encargado de proporcionarnos todo esto. Algunos de la expedicin se van al hotel a dormir. Contratamos tres mulos para que nos lleven las mochilas hasta el Lago Tort, Refugio de Jos Maria Blanc. El camino es de siete kilmetros pero la subida es de algo ms de mil metros de nivel en poco terreno. Adems Empezamos a comprender que las mochilas estn demasiado pesadas y que la comida preparada no ha tenido la experiencia necesaria para la alta montaa. An hemos de ver ms. Se fija la hora de salida a las seis y media de la maana. El tiempo es magnfico. Es mi primera noche de campamento. Nuestro compaero, experto montaero, Serra, ha elegido un buen sitio y montamos nuestra tienda de campaa. Cenamos junto al campamento; los chiquillos nos rodean y hay que echarlos. La primera noche no Daniel Esteve. El hombre y la montaa 94 es mala; duermo junto a la entrada, y ste ser ya siempre mi lugar de colocacin. La noche es fresca pero se pasa bien. El suelo es muy duro pero a ratos duermo. A las seis ya estamos en pie. Desayunamos. Se cargan los mulos y salimos hacia el Lago Tort. El paisaje es precioso. El camino ofrece rampas violentas. Es de jeep. A veces seguimos senderos. Con la mochila hubiera sido muy penoso. La ascensin dura 3 horas. El primer grupo busca sitio donde acampar; el lugar bueno est ocupado por un grupo numeroso de catalanes del C.E.C., hay mujeres y nios; han cogido el mejor sitio y pese a que hay lugar para todos, surge polmica, los mandamos a paseo y montamos las tiendas junto al lago, a la otra orilla. El lugar es en declive y poco apropiado. All comemos y por la tarde recorriendo los alrededores damos con un pabelln de la compaa hidroelctrica, el guarda nos autoriza a ocuparlo y pronto transformamos aquello, hasta la nota femenina de un ramo de flores que corre a cargo de Elenita. Tenemos camastros de dos pisos. Adecentamos el lugar y trasladamos el campamento. En esto y recorrer los alrededores se pasa el da 19. Lago Tort. Refugio Jos Maria Blanc. Expedicin al Pirineo 95 E l Lago Tort, al que se le uni el Trullo formando hoy uno slo, es precioso y el edificio o refugio que hay a su orilla, as como el campamento multicolor de los catalanes, lo embellece ms. Las montaas que lo rodean estn peladas, alcanzan alturas superiores a 2.500 metros (altura lmite de arbolado). Presentan aristas y puntas violentas, impresionantes, de difcil escalada. Sobre el lago Tort y a 2.430 metros est el Estany Negre, lago de 90 metros de profundidad, pequeo mar rodeado de un circo de elevadas montaas, se comunica con el lago Tort; sus orillas estn cubiertas de troncos y maderas, ramaje, que le da un aspecto ms salvaje al lugar. En las montaas an se ve nieve. El agua es muy fra, parece de aljibe; me resulta agradable por su temperatura pero me deja la boca amarga. Nuestro primer da (19 de julio) es ms bien de preparacin. No nos encontramos muy bien, la altura hace que la cabeza la tenga embotada, el pulso me va aprisa, tengo pocas ganas de hacer nada, parece como si estuviera convaleciente de una enfermedad. Daniel Esteve en el lago Tort. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 96 Recorremos los alrededores que son preciosos: Estany Negre, Estany Escondido, Lago de las Vacas; nos rodean enormes picachos de los que destaca el Peguera (2.988 metros). Por la noche estamos cansados ms que nada por la altura y pronto nos acostamos. Queremos hacer fuego en la chimenea del pabelln pero el humo es denso y tenemos que desistir, hacindolo fuera. No obstante est la cosa desanimada y pronto nos vamos a la cama. El aparato de radio de Pascual hace un papel inmenso y mucha compaa, es nuestro lazo de unin con la civilizacin. E l da 20 hay un grupo de cuatro montaeros que sube al Peguera, e informa que es fcil. Cuatro catalanes acampan junto a nosotros y por la noche nos acompaan en el fuego de campamento; se canta se recita, se toca la armnica y pasamos una agradable velada. Los catalanes (dos matrimonios) forman un coro armonioso, y son amenas sus sardanas; nosotros desentonamos pero nos alegra cantar cosas nuestras. A las once a la cama. Se acuerda estar un da ms en el Lago Tort con el fin de que los vveres disminuyan y con ello el exagerado peso de las mochilas. Hemos salido de casa cargados con exageracin y cosas intiles, ahora lo comprendemos pero ya es tarde, hay quien se ha trado una cama, papel higinico, mudas, etc. Que slo contribuyen a hacer desagradable este paisaje precioso, puesto que con carga en estas violentas subidas constituye un martirio y no un placer. El da anterior se explor el camino o ruta que nos puede llevar al Lago de San Mauricio. El informe es slo regular. En unin de Serra salimos de paseo a las nueve de la maana por la probable ruta para San Mauricio; ya cerca del collado de Peguera nos encontramos con los cuatro catalanes que van a intentar la subida al Peguera; haban salido a las siete y media del campamento. Hemos desayunado bien y nos encontramos con nimos, el da no es muy fuerte y el Peguera nos invita a la ascensin, as lo acordamos y cerca de las once iniciamos la subida, con calma, con ese paso aprendido, muy montaero, y que permite ascensiones con cierta comodidad pese a su inclinacin. La subida es muy repentina, llegamos al glaciar de la derecha. No hemos visto mapa ni itinerario alguno puesto que no tena Expedicin al Pirineo 97 mos propsito de subir. Este glaciar es una masa de hielo azulado, dura, que tiene una ligera capa de nieve en su parte superior, y que hemos de ir bordeando, ya que pisarla sera peligroso. Al final del glaciar el terreno se hace ms inclinado todava y aumenta en piedras de complicado caminar por desprenderse fcilmente; as llegamos a una primera rampa que se inicia como una escalera, hay huecos para colocar los pies, tiene salientes donde agarrarse, y las seales de subida, bien patentes, de anteriores montaeros, nos indican el camino. Nos vamos elevando poco a poco, como quien no quiere, con ello la aventura pasa a tomar carcter de riesgo al menos para m que no tengo propsito alguno de hacer escalada; Serra que ya tiene en su haber varias cumbres importantes (entre ellas el Aneto), va delante y tantea el terreno con extraordinaria prudencia, no cambia el paso sin asegurar bien la colocacin del pie, no obstante se le desprende una piedra, yo doy un tropezn que me da escalofros, pero seguimos hacia arriba; pasada esta primera rampa encontramos otro terreno con escaso desnivel y fcil hasta otra segunda rampa ms violenta que la anterior; la subida es peor y empiezo a notar un temor que comparo con principio de vrtigo. Se lo indico a Serra y ste me anima hacindome ver lo poco que queda para alcanzar la cumbre. Terminamos esta segunda rampa. Desde all se observa un paisaje incomparable: al fondo los lagos Tort, Trullo, Negre, de las Vacas, Escondido, Peguera, etc., por la parte de la derecha una hendidura rida, profunda, pedregosa, calcinada, estrecha, rodeada de altos picachos retorcidos, puntiagudos, es como si la naturaleza se quejara en horrible llanto, llena de dolor y de angustia. En las cumbres, en los rincones, nieve. Todo lo vemos a ms bajo nivel (estamos a 2.984 metros). All al fondo se ven los picachos de los Encantats, ms arriba la cumbre del Peguera, all mismo a cuatro metros escasos; es una pirmide de roca lisa, con hendiduras y rocas sueltas, por donde hemos de trepar para alcanzarla. Esta mirada al fondo, la presencia de la altura, lo estrecho, puntiagudo y quebrado del lugar donde estamos me aumenta el temor e insisto en dejarlo, sin dejar de pensar tambin en una bajada difcil y peligrosa. No obstante an subimos ms, y podemos estimar a unos cuatro metros la distancia que nos separa de la puntiaguda cima. Serra me indica que el paso hasta all es ms fcil que lo pasado. Insisto y buscamos la bajada por otro lado que desconocemos pero que parece ser ms accesible; en efecto la ba Daniel Esteve. El hombre y la montaa 98 Daniel en el Estany Negre. Naturaleza muerta en el Estany Negre. Expedicin al Pirineo 99 Junto al lago plantamos las tiendas de lona. Daniel Esteve. Al fondo el Lago Tort. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 100 Preciosas vistas desde el lago. jada es mejor aun cuando tienen que jugar mucho los brazos e ir bajando a pulso. As llegamos hasta el glaciar de la izquierda, que forma como una inmensa media luna a lo largo de la pared lisa que cae casi vertical. Sierra prueba la nieve. Hunde el tacn de su bota pero la hendidura es pequea y pronto encuentra el hielo, pensar en hacer escalera y bajar es absurdo y muy peligroso; esto lo sabr despus. Inicia Serra el paso del glaciar, por encima y aprovechando las grietas, salientes y hendiduras de la pared; la ruta es larga, quiz de unos trescientos metros, es difcil, al menos as me lo parece; hay momentos en que te encuentras con los pies en el vaco sin encontrar apoyo y sostenido por lo brazos que juegan un buen papel. Viendo bajo de m la nieve del glaciar paso contento y confiado pensando que una cada sera blanda y mullida qu equivocado! El paso dura bastante y en una ocasin estuve a punto de saltar sobre el hielo, al fallarme un pie. Entre la masa de hielo del glaciar y la roca hay una hendidura profunda, por la que cabe perfectamente una persona, y todo ello a lo largo del glaciar. Salimos de aquella situacin y Serra me indica entonces que aquel paso del glaciar haba sido lo ms difcil y peligroso, mucho ms que los cuatro metros que quedaron para coronar Expedicin al Pirineo 101 l a cumbre. Una cada sobre el glaciar, con tan escasa capa de nieve, y dada la verticalidad, la hubiera convertido en un descenso veloz por ella sin nada que lo impidiera para ir a caer sobre rocas amontonadas al final del glaciar. Es entonces cuando entra pnico y hago propsito de no hacer ms experiencias. El informe de Pascual sobre su ascensin al Peguera, me haba animado. Pero Pascual haba medido por su propio esfuerzo, naturaleza y habilidad y desde luego para l no debi ofrecer dificultad alguna. El camino que hemos recorrido y que es el que sigue al Lago San Mauricio, es impracticable para un grupo de diecisis excursionistas cargados con pesadas mochilas, y entre los que hay algunos que no han resistido bien la altura (Rafael) o que padecen vrtigo (Pastor). Al pie de la primera rampa del Peguera hube de dejarme, por intil, el bastn, clavado al principio del primer glaciar. A la bajada nos encontramos con el grupo de los dos matrimonios catalanes a quienes avisamos de los inconvenientes de la subida, recomendando a las mujeres que no lo hicieran. Les di el bolgrafo para firmar en el libro registro del Peguera y les ped que me recogieran el bastn y ya en San Mauricio (a donde tambin iban) me lo entregaran. El tiempo se iba amontonando sobre el Peguera y era aconsejable una rpida retirada. Estbamos hambrientos. Es la una y media de la tarde. El esfuerzo haba sido agotador, y el cuerpo peda glucosa y alimentos. Nos detenemos en el lugar donde los catalanes haban dejado su impedimenta y por consejo de ellos, comemos unas pasas, almendras y avellanas, continuamos la marcha y a las tres menos cuarto de la tarde nos encontramos bandonos en el Estany Negre en un agua endiabladamente fra. A las tres estamos en el campamento. Tenemos gazpachos para comer y llegamos en el momento preciso. Pascual ha subido, con otros, a la Cresta del Avin, as llamada por que en el ao 1943 se estrell un avin de caza alemn. Traen un trozo del avin. Han escalado este pico y dos ms. Creo ha sido una hazaa. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 102 Cascada en la zona del lago Tort. Expedicin al Pirineo 103Vistas desde el Peguera. Despus de comer y estando fijada la marcha para Espot a las seis de la tarde, hacemos inventario de vveres de nuestro grupo y eliminamos lo que podemos: farol, aceite, arroz, sopas, cajas y envases, glucodulco, sal, ajos, etc., etc., dejamos un buen puado de provisiones al guarda del lago. Durante mucho tiempo se acordar de nosotros. No obstante la mochila sigue pesando lo suyo. Dejamos estos incomparables paisajes, estos lagos de aguas tranquilas e iniciamos lentamente el descenso. Escribimos a casa. Siendo el da de mi onomstica, invito a mi grupo, que hemos quedado solos, a una cerveza y despus a cenar. Por cierto que en la fonda que lo hacemos nos cobraron caro y nos sirvieron mal. No haba ms que extranjeros. En fin, a las once y media nos fuimos a dormir. Quedamos en salir a las seis y media de la maana para el Lago de San Mauricio, y advertimos al grupo que se queda en el hotel, que a esa hora saldremos nosotros, pues es lgico pensar que durmiendo ellos en cama y bajo techado no tendrn muchas ganas de madrugar. No montamos tienda, y en el mismo Ayuntamiento, al pie de la escalera, nos acostamos en nuestros sacos de dormir. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 104 A las seis y media de la maana, del da 22 de julio, estamos preparados para la marcha. El grupo lo formamos: Pascual Navarro, Juan Miralles, Jaime Serra y yo. El tiempo no es bueno, llovizna, no obstante salimos. En los Pirineos el tiempo es muy inestable, tan pronto hace un da esplndido como llueve o hay tormenta. Bajando hacia Spot. Vistas. El ilicitano Serra en la cima del Peguera. Expedicin al Pirineo 105 Son mil metros, en unos siete kilmetros. Se hacen algunas paradas en sitios estratgicos, junto a cascadas, a orillas del riachuelo que baja desde el primer lago. A las nueve de la tarde llegamos a Espot. Es el 21 de julio. Mi grupo se dirige al Ayuntamiento, donde acampamos la otra vez. El resto de la expedicin se marcha al hotel. El grupo durante la bajada al pueblo de Spot. Antes de salir del pueblo y junto a la central elctrica, aumenta la lluvia y nos refugiamos en el soportal de un edificio de enfrente. All desayunamos y despus continuamos el ascenso. El camino es bueno, muy pendiente y junto a parajes maravillosos. Rodeados de altas cumbres, subimos por este valle de Spot que se va estrechando hasta quedar reducido a un desfiladero por el que va el ro y el camino. La subida es de tres horas, unos seiscientos metros de desnivel. A unas dos horas de marcha el terreno va ensanchando algo, hay pequeas praderas junto al camino y grandes rboles. Hay un letrero de: Parque Nacional de San Mauricio y Aiges-Tortes. Nos encontramos con un matrimonio cataln que, con su hija de quince aos y cargados con sus correspondientes mochilas, estn recorriendo la ruta de los Pirineos de Lrida. Son ellos los que nos invitan a Daniel Esteve. El hombre y la montaa 106 coger fresas y sta es nuestra perdicin puesto que nos retrasa casi una hora la llegada. Hay muchas y estn riqusimas. Se ven muchas setas, pero desconocindolas las dejamos. El tiempo ha mejorado bastante, pero a medida que subimos aumenta el fro. Llegamos a la ermita, preciosa construccin muy a tono con el terreno. Junto a ella existe un refugio. Es una habitacin pequea de la misma ermita, con una chimenea. Subimos al lago. Comemos; el camino nos ha abierto el apetito. Hace muy mal estar, tenemos fro. Subimos a un cuartel que hay sobre el lago, y solicitamos albergue. Despus de muchas idas y venidas del cabo de guardia, el Teniente de la guarnicin, nos niega ste. Despus nos dieron la excusa de que siendo para tres das y diecisis los expedicionarios, ramos ms que soldados en el destacamento. No vimos al oficial, pero deba ser muy rgido, ya que siendo un destacamento totalmente aislado, sin objeto al parecer alguno, y sin embargo el centinela haca la guardia con casco y bayoneta calada, uniforme impecable y botas lustrosas, haciendo su guardia como en un ministerio. No encontramos sitio donde acampar y determinamos volver a la ermita. La habitacin es pequea mas en ella podremos cobijarnos casi todos. Llegan en ese momento el resto de la expedicin. Hay alguna frialdad entre ciertos componentes del grupo. Unos cuantos se marchan a acampar junto al lago y el resto quedamos en la ermita. La tarde la paso cogiendo fresas. No apetece subir al lago, hace fro. Por la noche, con espritu de franca camaradera, hacemos cena en comn y caf. Somos diez, se estudian diversas combinaciones pero al final duermen nueve junto a la pared y yo a los pies de aquellos. La noche es fra, y alguien se levanta a avivar el fuego del hogar. Al da siguiente nos enteramos que el observatorio del lago ha registrado cero grados de temperatura. Expedicin al Pirineo 107 E rmita de San Mauricio. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 108 Camino hacia el Lago de San Mauricio. E l da 23 de julio amanece esplndido (es curioso el tiempo en los Pirineos). Los Encantats sobre nosotros mismos, se levantan airosos y temibles; rocas escarpadas, paredes lisas y crestas estrechas y puntiagudas. Pascual inicia, con Scrates, la escalada del ms alto, que es la ms fcil, pero muy arriesgada. Slo llegar l a la cumbre. Un buen grupo exploramos el camino de marcha a Aigestortes, hasta el Portarr de Espot. La subida es violentsima, el camino bueno. Lo construyeron a raz de una visita del Caudillo, despus nos dicen, no ha pasado nadie ms. Es camino de Jeep. Son dos horas de marcha penosa y auguramos una ascensin mala con las mochilas. La subida hasta el Portarr es de unos ochocientos metros de desnivel. El paisaje es precioso, de verdadera maravilla; es el que nos muestran en almanaques o calendarios. Sacamos buenas fotografas del lago y de Los Encantats. Despus de comer vamos por la orilla del lago hasta el campamento de los otros compaeros y llegamos junto a una cascada, preciosa, por cuya orilla derecha ascendemos de piedra en piedra y de rbol en rbol; la ascensin es accidentada pero fcil y agradable. Abundan los troncos y maderas podridas por la accin del tiempo y Expedicin al Pirineo 109 l a humedad; el suelo parece virgen, es difcil andar por el. La cascada propiamente dicha es muy elevada y lanzando su agua a distancia la espolvorea produciendo con la ereccin del sol irisaciones magnficas. Llegamos a la cumbre y al lago o Estany Ratera, que toma el nombre de la montaa que le domina. En el hay dos pescadores de truchas. Han cogido buenos ejemplares. Son catalanes en vacaciones. Hay un rebao de vacas cuyo pastor es un ejemplar digno de estudio: Estrecho ndice enceflico, parece un retrgrado; silba y ejecuta voces que el rebao atiende con rapidez y especialmente un perro pastor que lleva, que demuestra su extraordinaria habilidad para guardar el rebao. Una vaca se aleja y rpidamente el perro con ladridos y saltos a su alrededor la obliga a regresar al rebao. Es curioso. Bajamos al campamento. El da ha sido estupendo. Cenamos en comn y dormimos como la noche anterior. En la cena hay que destacar unas estupendas truchas asadas sobre pizarrita, con mantequilla. Tan buenas como el paisaje. scar, Scrates, Jos Navarro, Pascual Navarro, Luis Pastor y Antonio Vera. Fijamos la salida para las seis y media de la maana y el punto de reunin de los dos campamentos, la casita del guarda, jun Daniel Esteve. El hombre y la montaa 110 to al lago. A las cinco y media soy el primero en levantarme. El da 24 de julio amanece lleno de nubarrones y lloviznando; hace mucho viento (quiz por eso no ha empezado a llover), pero no es fro. Levantamos el campamento y llegamos al punto de reunin a las siete, los otros no han llegado. Nos refugiamos junto al leero del guarda, sin embargo el tiempo es inestable y no se puede estar parado. Nos metemos en la caseta del guarda. A las nueve, en vista de que no han venido sale un destacado y regresa diciendo que como el tiempo era malo y habiendo ido a nuestro refugio y no vernos, pensaron salir despus. Concretamos la salida para las diez y media y a esta hora empezamos la ascensin. Un descanso durante la marcha. Serra, Pascual Navarro y Juan Miralles. Es la etapa cumbre, que denominaremos etapa reina. Vamos demasiado cargados; son casi cuatro horas de marcha y hemos de subir unos ochocientos metros de nivel. Desde el primer momento inicio el paso de montaa. Me quedo el ltimo, les cojo y de nuevo al iniciarse una dura pendiente de ms de cuarenta y cinco grados, donde haban parado a descansar, vuelven a pasarme. Contino mi marcha lenta pero regular, y les vuelvo a encontrar descansando; despus les esperar en el Estany Llong. Lle- go al Portarr de Espot a las dos horas de salida. El paisaje hasta aqu Expedicin al Pirineo 111 e s impresionante y maravilloso. El camino es bueno, en ocasiones atraviesa bosques espesos de abetos; al fondo el lago de San Mauricio, magnfico, grandioso, rodeado de espesa vegetacin, cascadas por todas partes; dos campamentos en sus orillas, la caseta del guarda, el observatorio, el cuartel, todo es bellsimo; en su rededor un crculo cerrado de elevadas y puntiagudas montaas que presiden Los Encantats, la cima del Ratera tambin aparece esbelta y desafiadora. En el Portarr de Espot hay muchos rincones de nieve, varios glaciares. El aire es fro y fuerte. Vengo cansado, las piernas un poco resentidas pero la respiracin regular y acompasada, lo mismo que los latidos del corazn. En las marchas he comprobado que el xito est en acompasar el paso a la respiracin y regularizado ste puede estarse marchando, sea cual fuere el terreno, horas y horas sin cansancio. El hierro de la mochila se me clava en la espalda y me dificulta la circu- lacin sangunea, las nalgas las tengo casi insensibles por esta razn. Pienso descansar unos instante, pero el viento fuerte y fro que all reina me obliga a continuar. Al iniciar el descenso compruebo que la presin del hierro en la espalda desaparece y siento un extraordinario alivio, ya no importa continuar y alegremente desciendo. El valle que se abre a mis pies, es precioso, estrecho, como todos, montaas elevadsimas, como siempre, pero en casi su totalidad cubiertas de vegetacin; los picachos no son tan inhiestos, hay nieve en las cumbres. En un rincn, al pie de una de las mayores cumbres hay un lago pequeo que vierte sus aguas al Estany Llong, que an no se ve. Las vertientes del valle forman extnsas praderas en las que pacen rebaos de vacas y caballos. Todo es precioso. Como en todas partes el agua cae a torrentes. Los abetos llegan en atrevidas avanzadillas casi hasta la cumbre de estas montaas. En el Portarr la altura es de 2.483 metros. En la bajada me uno a Jos Navarro y antes de las tres horas de marcha llegamos a orillas del Estany Llong. All esperan otros dos: Rafael Vercher y Jaime Serra, que llegaron los primeros con una media hora de ventaja. Como suponemos que el resto tardar en llegar, comemos. Junto al lago se ven varios coches y pescadores. Las orillas la forman verdes praderas que invitan al descanso y a correr por ellas con los pies desnudos. A la hora y cuarto de la llegada del primero aparece el resto del grupo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 112 Descansamos hasta las cinco, hora sealada para la salida. El agua de este lago no es tan fra como la de los anteriores. Creo que, la ms fra la encontramos en una cascada junto al cuartel del Lago de San Mauricio, la cual dejaba los labios insensibles al beberla. Todas estas aguas, potables en sumo grado, no sacian al beberlas, y por lo que a m respecta me dejan la boca amarga. Me ocurre otro tanto con las aguas de aljibe, que es a la que ms se parece. A las cinco de la tarde salimos para Aigestortes, que segn dicen, est a una hora de marcha. Abunda la vegetacin en esta zona. Da la sensacin de calma, de paz y tranquilidad; el valle se ensancha, el ro se divide en muchos brazos y stos, por la poca inclinacin del terreno, forma una especie de meandros. Las verdes praderas de sus orillas invitan al descanso; suelo mullido, agua cristalina. Empezamos a encontrar grupos, coches, familias enteras, demasiada civilizacin. Al bajar al valle hemos cruzado un gran ganado de ovejas, los perros se encargaban de hacerlas andar agrupadas, limitndose el pastor a dirigir los movimientos del perro con silbidos. Serra, Miralles y Pascual Navarro. Expedicin al Pirineo 113 Luis Pastor, bajando del Portarr, hacia el lago Llong. Jos Navarro, Luis Pastor, Elias Vera y Daniel Esteve. Lago de San Mauricio. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 114 Llegamos a las seis y media de la tarde a Aigestortes. Hay instalado un campamento de montaeros de Tarrasa. Acampamos cerca de la capilla. Curiosa construccin que semeja media cscara de nuez semienterrada. A unos doscientos metros se trabaja en la construccin de una enorme presa; hay muchos obreros y un compresor que con su estruendo rompe la paz de este lugar. Poco despus de nuestra llegada se oyen explosiones de barrenos por todas partes. Nos informan que estn minando la montaa, comunicando a los distintos lagos, que constituirn la reserva de los pantanos de esta zona, durante el estiaje. Seguimos haca la cantina de esta poblacin obrera, a unos veinte minutos del campamento, y nos aprovisionamos. Preparamos la cena, que hacemos en comn; una estupenda gachamiga a cargo de Rafael y Pascual, y unas, al decir de los dems, estupendas tortas de harina, que no llegu a probar, debieron estar magnficas. Una enorme fogata, nos reuni a todos a su alrededor con la nota simptica de estos fuegos de campamento. Se canta bastante mal, y se comenta la excursin. bamos a dormir cuando nos avisan de que busquemos refugio en la capilla. Momentos despus de las once, enormes explosiones. Ms de cincuenta barrenos, parece que asolan el valle y todava nos anuncian nuevas explosiones para las ocho de la maana. El da 25 de julio, festividad de Santiago Apstol, y cansados de la etapa del da anterior, lo dedicamos al aseo personal y al descanso. Buena falta hace, la ropa no se sabe de qu color es, y la cuchilla se esfuerza en abrirse paso entre una larga barba. Hubo quienes la resistieron hasta el regreso (Miralles, Pascual, Serra y alguno ms). A las once de la maana el sacerdote que acompaa al grupo de Tarrasa, oficia la Santa Misa en la capilla. El grupo montaero cataln canta, durante el oficio canciones religiosas, en cataln, con motivos montaeros. Resulta emotivo. Damos un paseo ro arriba y nos baamos. Los tbanos aqu son a reaccin y hemos de armarnos de ramas para ahuyentarlos mientras nos secamos al sol. El agua es muy fra. Este paraje resulta muy acogedor y suave, ha sido adecuado despus de la zona tan dura que hemos recorrido, pero tiene el inconveniente de la cantidad de coches y pblico que hemos encontrado. Los obreros de la presa, el ruido de los motores, las polvaredas de los camiones, las constantes detonaciones. Creo que, hace aos, an Expedicin al Pirineo 115 D aniel Esteve junto a una bonita cada de agua en San Mauricio. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 116 Miralles, Scrates y Pascual Navarro. Expedicin al Pirineo 117 D aniel Esteve, Jos Navarro y Luis Pastor sobre el lago San Mauricio. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 118 L uis Pastor, Serra, Daniel Esteve y Pascual Navarro. Capilla en Aigestortes. Expedicin al Pirineo 119 t es de abrir la carretera o camino era ms bonito. Quiz cuando terminen las obras quede tambin muy bien. Pese a ser lo ms bonito, me ha decepcionado por las razones expuestas. Otro factor que lo hi- zo desagradable fue las nubes de mosquitos que nos asaetaban y nos llenaban de picotazos y malestar. Estos mosquitos, o semejantes, ya no nos abandonaran, nicamente vari en nmero. A las cinco de la tarde levantamos el campamento y seguimos hacia el lago Llebreta. 1.687 metros de altura y siete de profundidad, segn reza una inscripcin sobre una roca a sus orillas. El lugar es acogedor, el lago muy bonito (abunda en almanaques). En una pradera, junto al lago y al lado del camino, montamos nuestro campamento. Hacemos fuego, cenamos temprano y apenas oscurece empieza a llover; rpidamente tomamos medidas prudentes, y nos metemos en las tiendas. Es agradable or el repiqueteo de la lluvia sobre la lona; atemoriza pensar la fragilidad de sta ante una tormenta de la envergadura de esta zona. En este paraje se dio la nota curiosa, a cargo de Luis Pastor, que sali en busca de lea para hacer fuego y regres sin haber encontrado. A la maana siguiente (da 26 de julio), a las seis de la maana levantamos el campamento, acobardados de las picaduras de los mosquitos, y seguimos la ruta hacia Caldas de Bo. Son tres horas de bajada. Estos descensos tan pronunciados y largos, resienten las rodillas. Tenemos suerte y un camin de los que suben el material a la presa, nos lleva las mochilas y una mitad de expedicionarios, el resto preferimos bajar andando admirando el paisaje. Tuvo suerte Luis Pastor a quien Pascual haba metido una enorme piedra en su mochila, pese a las bromas, no se molest en mirar y la llevaba olmpicamente. La zona que recorramos me recordaba Los Araones. Montaas elevadsimas en poco espacio, cubiertas de abetos, avellanos hasta la cumbre, cascadas de agua que caen desde lo alto, y al fondo el ro y la carretera; no hay espacio para ms. En el cruce de este camino que baja y la carretera que va de Bo a Caldas de Bo, nos espera el resto de la expedicin y las mochilas; en el mismo cruce hay una barrera y un vigilante. Sin permiso no pueden subir los coches, debido a la gran cantidad y envergadura de los trabajos que all se estn realizando. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 120 Antes de llegar al cruce, seguimos un sendero, atravesamos un artstico puentecillo que da paso a la finca de la E.N.H.E.R., empresa que est realizando estos trabajos, y que nos lleva a un edificio, verdadero palacio, de una magnfica visin, moderno, estilo adaptado a estos parajes, y que no nos permiten recorrer: hay guardia civil, se ven personas arreglando aquellos; parece ser que esperan a un Ministro, el de Obras Pblicas. Seguimos juntos, ahora subiendo, hasta el Balneario de Caldas de Bo. Pastor sigue con su mochila pesada. Aquel paraje es precioso, slo estn los edificios de los hoteles, un garaje y los jardines con sus fuentes de aguas medicinales, hasta 24 clases distintas. Ha de pasarse un puente. Frente a estos magnficos edificios y como contraste, montamos nuestro campamento sobre una verde pradera; ms arriba hay una tienda, un bungalow, muy bonito, que segn nos dicen ocupa una familia alemana.. La temperatura es ideal. Hemos salido del lago Llebreta con buen tiempo, ahora aparecen unos nubarrones. Nos informan que ms arriba estn construyendo una enorme presa en el lago Cavallers, y que en la residencia de los capataces podemos comer. Estamos hartos de comer siempre igual y decidimos unos cuantos subir a la presa. Dicen que hay diez minutos de marcha, pero aqu el tiempo no cuenta, son terribles; los diez minutos de convierten en una hora de ascensin. Cuando llegamos a la residencia empieza a llover fuerte y a caer abundante granizo, buen aparato de truenos y relmpagos, que aqu tiene muy distinto aspecto. Dirigimos un recuerdo al campamento y en el bar nos tomamos unas cervezas que saben a gloria qu rica est! Slo de pensar que vamos a comer sentados en mesas y sillas se nos ren los huesos. Un pescador de truchas nos vende dos kilos y medio que ha cogido y las agregamos al men. Hemos pagado a razn de 47 pesetas el kilo, creo que se vende en Madrid a trescientas pesetas o ms. Comemos esplndidamente, nos recreamos de sobremesa, y son las cinco de la tarde cuando nos levantamos de la mesa. La comida ha sido cara, teniendo en cuenta el paraje ha sido un verdadero banquete. Ha resultado el cubierto a 75 ptas. El tiempo se ha despejado. Es incomprensible este tiempo de los Pirineos. Todos regresan y acompao a Pascual en busca de un Expedicin al Pirineo 121 b arbero (si es que lo quieren afeitar con esas barbas), y al propio tiempo recorremos todas estas instalaciones y construcciones. De un sitio nos envan a otro, todos nos dan facilidades y recorreremos la presa y los distintos departamentos o dependencias, canteras, molinos de piedra, etc. Avistamos desde lo alto de la presa el lago Cavallers; por fin encontramos al barbero en una cabaa cargando cartuchos de dinamita, tan tranquilo, dando fuertes chupadas a su cigarro y sentado sobre un gran montn de cajas de dinamita. A nuestra llegada al campamento nos adecentamos un poco y nos trasladamos al balneario, recorremos ste, y en el bar que hay en el jardn nos tropezamos con un conocido, el seor Casanova de Igualada, a quien saludamos en Elda, y que nos dio amplia informacin sobre esta zona. Nos acompa, y mostr el hotel y sus distintas dependencias, y el jardn con sus distintas fuentes de aguas medicinales, que no probamos por si acaso. Asistimos en la capilla del hotel a la salve que todas las tardes cantan a la virgen, el espectculo resulta agradable. Campamento junto al Lago Llebreta. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 122 Pepito Navarro en Aigestortes. Expedicin al Pirineo 123 De Aigestortes a Caldas de Bo. Miralles, Luis Pastor y Pascual Navarro. Campamento en Caldas de Bo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 124 Algn grupo se ha ido a la residencia a cenar, y viene tarde al campamento. Vamos eliminando sobras y no nos queda humor para hacer potingues. Hace una noche estrellada y es buen espectculo el que ofrece la iluminacin del balneario, y su rumor. Para el da siguiente est proyectada la excursin al Besiberri, sobrepasar los tres mil metros y armarse Cablleros de la montaa. Me hubiera gustado formar parte de la expedicin, me encuentro con fuerzas para ello, pero coincide que maana es domingo y he de asistir al oficio de la Santa Misa. Recuerdo como componentes del grupo: Jaime Serra, Pascual Navarro, Francisco Prats, Juan Miralles, Diego Moreno, Antonio Vera Blasco, Scrates de la Encarnacin. Oscar, Antonio, Vera, Miralles, Scrates y Luis Pastor. Expedicin al Pirineo 125 F brica de cemento para la construccin de la presa en el Lago Cavallers. Pascual Navarro, Luis Pastor y Jos Navarro en Caldas de Bo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 126 Bien temprano (da 27 de julio) se les oye a los expedicionarios dando traspis y preparando sus cosas. Seran las tres o las cuatro de la maana. La maana la dedico al aseo. A las nueve omos misa y despus recorremos los jardines del balneario, y tomamos una cerveza en el bar del jardn. Un grupo sube a la presa del lago Cavallers, a la residencia, a comer. Por la tarde salimos un grupo a dar un paseo en direccin al Pl de la Cabaa y siguiendo el camino que han de traer los expedicionarios. Los parajes son inconfundibles, bosques espessimos, que hara impracticable la ascensin a no ser por la senda que empleamos. Ms arriba del Pl de la Cabaa y seran aproximadamente las seis de la tarde nos encontramos al grupo que regresaba. En sus caras se refleja el esfuerzo realizado; parece ser que se han despistado un tanto y han debido andar ms de lo debido. No obstante vienen satisfechos, nombrados Caballeros de la montaa, por Serra que lo era con anterioridad, y enarbolaban orgullosos el bandern del Centro que les sirvi para darles el espaldarazo. Regresaos todos juntos y nos cuentan las incidencias de la excursin. Han visitado el Besiberri, con unos 3.030 metros sobre el nivel del mar. Aquella es nuestra ltima noche en los Pirineos. Estn cansados y hacemos limpieza de mochilas, hay quien tiene ganas de guisar. Por la maana, temprano, del da 28 de julio, levantamos el campamento. El hotel duerme en toda su inmensidad. Arreglamos nuestras cosas y mucho antes de las ocho, hora de salida, nos encontramos en la explanada del hotel, en el punto de salida del coche que nos ha de llevar a Pobla de Segur. Hacemos una fotografa del grupo que nos sirva de fiel recuerdo de estas vacaciones inolvidables. Durante el regreso admiramos estos paisajes, todos bellsimos, vemos a lo lejos el pico de Aneto. En Pont de Suert, el autobs para bastante tiempo, el necesario para desayunar, recorrer el pueblo y detenernos en su bonita iglesia, con sus formas y atrevido campanario. En Pobla de Segur comemos, compramos algunos objetos para recuerdo, escudos, banderines, tarjetas, libros, etc. Se arregla la cuestin de los billetes, y por la tarde subimos al tren camino de Lrida. Nos faltan ojos para mirarlo todo, acapararlo todo. Llevamos reflejado en los rostros la satisfaccin de unas vacaciones bien aprovechadas, y en el fondo un decidido propsito de volver a estos bellsimos lugares. Expedicin al Pirineo 127 E n Lrida nos da tiempo a recorrer un tanto la poblacin y seguir comprando obsequios para casa y recuerdos de estos das. De nuevo camino de Tarragona, a donde llegamos a las once de la noche. En un bar cenamos, damos un paseo por la capital, tomamos unos helados y por verdadera casualidad no perdimos el tren, o al menos no dejamos a Marcelino y otros que se haba despistado creyendo que el tren pasaba ms tarde. Foto oficial del grupo. La subida al tren en Tarragona fue una tragedia. Ocupamos pasillos, plataformas, amontonados con las mochilas y sucios como pordioseros, llegamos a Valencia en la maana del da 30 de julio. Fue algo ms sencillo, aunque no fcil, coger asientos en el cartagenero y a las dos de la tarde estbamos en casa. Slo es comparable, en mi vida, esta llegada a otra: la de regreso de la guerra, en suciedad eran equivalentes. * Daniel Esteve. El hombre y la montaa 128 Al acabar la lectura del diario, he de suponer que ninguno de los integrantes de aquella salida tom conciencia del paso histrico que haban dado a favor del montaismo eldense. __ No fue as, pues nadie tena entonces la idea deportiva del montaismo, cosa que habra de venir ms tarde. La salida fue en lo personal un autntico desastre, pues comenzaron a aparecer los primeros enfrentamientos entre nosotros. Se hicieron dos grupos de opinin, casi desde el principio y podra decirse que all naci la idea, en uno de los grupos, que luego se trasladara al propio Centro, proponindose la no admisin de ms socios para evitar la creacin de grupos. Curiosamente, a principios de este siglo XXI, son esos mltiples grupos los que estn dando, de alguna manera, vida a la seccin de montaa. *** Otra vez el Pirineo 129 VI Otra vez el Pirineo Tan animados haban quedado tras su primera experiencia de alta montaa, que no sera exagerado decir, que nada ms concluir aquella, ya haba vuelto el grupo, a planear una segunda y en esta ocasin hacindose acompaar por sus propias mujeres. Nada era ms demostrativo de la confianza adquirida que este dato. Si bien es cierto que Mara Elena Santos haba participado en la excursin del ao anterior, acompaando a su padre scar Santos, convirtindose con ello en la primera montaera eldense que viaj al Pirineo con un inters deportivo y montaero, la participacin en esta ocasin, de sietes montaeras, le dio a esta salida un marcado acento femenino y, en mi opinin, supuso un gran paso en el montaismo eldense. Pero no fue la causa reivindicar la igualdad de la mujer, ya que corran unos tiempos, todava muy cerrados para la existencia de tal movimiento, que era impensable en el rgimen franquista imperante, donde la mujer, todava tena muy recortadas sus libertades fuera del matrimonio. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 130 Resulta significativo que Oscar Santos fuera tambin quien captase el inters de las fminas, publicando ya en Mayo de 1957, un artculo dirigido a ellas. Por su curiosidad y representatividad del pensamiento de la poca lo reproduzco. La mujer y la montaa Todos los das capta nuevos adeptos este sano deporte del montaismo. Todos los das se registran nuevas altas en nuestro Centro Excursionista. Pero entre ellas ninguna mujer. Sin embargo Cunto nos agradara! Ello significara que el alma femenina de nuestra ciudad despertaba hacia las cosas sencillas y puras que representa este deporte desapasionado, en el que no caben estridencias ni algaradas. Mujer! Pensaste alguna vez en el remanso de paz que te ofrece una meditacin en el silencio de la montaa Has experimentado alguna vez el beneficio para tu salud que representa el lento, pero firme caminar por un sendero empinado y tortuoso Con seguridad que al sentir activarse la circulacin sangunea, te producir contento ese suave esco Otra vez el Pirineo 131 zor interno, de vitalidad. Con seguridad tambin, que hasta tu feminidad se sentir satisfecha al poder admirarte el rostro arrebolado por el pequeo, pero continuado, ejercicio de una marcha por la montaa. Y cuando estuvieses arriba un nuevo sentido de la belleza del cielo, del aire, de la vida te hara reconocer ese esfuerzo que te permita conocer un mundo distinto pero mejor. All abajo habran quedado las vanidades, los intereses, el fingimiento, el enrarecimiento del aire y de la vida. S! No cabe duda de que habras de sentir todo esto, pero hasta ahora, posiblemente no habas pensado en ello. Perdnanos por este intento de forzar tu imaginacin y tu espritu. No deseamos alejarte de tus obligaciones sociales, de tus trabajos, de tus estudios. Al decidirnos a hacerte esta llamada es por ti misma. Suponemos dormidos en ti estos sentimientos y slo tratamos de hacer memoria sobre algo que posiblemente tienes olvidado all muy dentro de tu corazn. Si bien en nuestra ciudad todava la mujer no tiene intervencin activa que merezca destacarse (en el deporte), no cabe la menor duda de que no habr de pasar mucho tiempo sin que la juventud femenina de esta pequea metrpoli incremente el grupo de airosas muchachas que en Catalua, Castilla y Norte de nuestra pennsula, pretenden conquistar con el montaismo un maana mejor en lo fsico y en lo espiritual. En diversas ocasiones hemos tenido la oportunidad de Admirar el agradable espectculo que ofrecen estos nutridos grupos de chicas que en la tarde de un sbado cualquiera, salen desde Barcelona hacia la montaa. Sus juveniles atuendos de abigarrados colores, sus miradas plenas de satisfaccin por el prximo da de asueto, la cancin alegre de sus claveteadas botas, sus risas sanas de juvenil potencia; todo su ambiente contribua a contagiarnos su alegra e inmediatamente nuestra imaginacin se trasladaba a Elda el mismo cuadro de tan intenso colorido y contagiosa alegra, en una tempranera maana de nuestra primavera frente a la plaza-jardn. Cid, Caprala, Rincn Bello. Las Hermosas, etc., etc., seran los placenteros escenarios de sus actividades montaeras del domingo. Y an veamos cmo en un futuro prximo, la insignia de nuestro Centro flameaba en los Pirineos, Guadarrama, Picos Daniel Esteve. El hombre y la montaa 132 de Europa, Alpes, etc., sujeto al corazn por la representacin ms valiosa y bella de la juventud femenina eldense, smbolo de OPTIMISMO, ENERGA, HUMILDAD, AMOR HACIA TODO LO BUENO Y BELLO, como la montaa, los rboles, las flores, animales Por qu no intentarlo Maana podrs evocar con nostalgia ese ayer sublime que puede ser hoy, al encontrar en un libro aquella florecilla silvestre que recogiste en una de tus excursiones. Con este deporte que es el excursionismo, mitad ideal, mitad deporte (segn definicin de Pellicer) desarrollars armoniosamente tus msculos, afinars tu sensibilidad y practicndolo sin extremismo ningn perjuicio podr acarrearte en ascensiones por vas normales en las graciosas y bellas lneas maestras de nuestra montaa media. .S.G. Por el Centro Excursionista Eldense Como homenaje a aquellas pioneras mujeres, es obligado incluir este segundo diario. Como se ver es ms parco en detalles y carece del estudio previo que Daniel consider imprescindible antes de emprender aquella aventura anterior. Otra vez el Pirineo 133 II SALIDA A LOS PIRINEOS Julio de 1959 Daniel Esteve. El hombre y la montaa 134 Otra vez el Pirineo 135 Diario Particular de la excursin Llevo dos noches casi sin dormir. Es tanta la ilusin de la excursin. La noche del 16 nos acostamos tarde, haba que madrugar y no haba forma de dormir. Consigo descansar un rato y en lo mejor toca el despertador. Son las cuatro. Minutos antes empezamos a llegar al punto de partida, el mismo del pasado ao, la Agencia Navarro. A las cinco y cuarto estamos todos. Las mochilas pesan muchsimo menos que el pasado ao. Las mujeres estn muy ilusionadas, tenemos suerte en ello. Subimos al camin y salimos para La Encina. Se produce la primera ancdota, el paquete conteniendo nuestra comida del da se ha olvidado en la calle, menudean las bromas, con tono sentenciador amenazo a Fina que lo prevea, segn ella, pero que no lo evit, y nos quedamos sin los magnficos bocadillos preparados para el largo viaje. Este ao la salida ha sido ms tarde y ya luce el da. La temperatura menos fra, las mujeres presentan buen espritu. Ya veremos. En el tiempo previsto llegamos a La Encina, donde tomamos el consabido caf o lo que sea. La nota cmica de aqu corre a Daniel Esteve. El hombre y la montaa 136 cargo de Miguel: varios perros le siguen con insistencia. Sus botas las impregn de sebo. Llega el tren con media hora de retraso y a las siete y cuarto lo tomamos. Conseguimos unos asientos y no ha de tardar mucho en estar todos sentados. El viaje se hace tranquilo y menudean las risas y bromas cmo no! en el departamento que va Fina. Llegamos a Tarragona a las cuatro y media. Hemos de esperar hasta las seis y diez minutos y aprovechamos para comer en la cantina de la estacin. A las seis y diez minutos iniciamos la marcha para Lrida. Vamos amplios y contentos. A las veintids y media de la noche llegamos a Lrida y acudimos al mismo sitio de la otra vez. El acoplamiento ha de ser distinto al venir mujeres. El da 18 amanece esplndido y a las cinco y cuarto nos levantamos. Fina y yo somos los primeros en bajar a la calle. Poco ms tarde nos reunimos todos y vamos a la estacin. El tren est formado. Tomamos asiento y vamos a desayunar en el mismo lugar del pasado ao. La estacin est abarrotada de pblico, excursionistas que marchan al lago Tremp, pescadores, familias enteras y collas de amigos. Este ao no fue tan escandaloso como el pasado. Salimos a las siete y media, con retraso, el tren va repleto. Se inicia la montaa y el paisaje es bonito. En la plataforma vamos tran- quilamente contemplndolo y haciendo alguna que otra foto. Pronto la gente baja en su mayora y quedamos solos en el departamento. Llegamos a Pobla de Segur a las diez y veinte minutos. En la estacin arreglamos el regreso. Hemos de suministrar y ya en el trayecto los designamos para la cocina (Paco Villena, Dionisio, Rafael y Julin), con la supervisin de las mujeres, se haba confeccionado la lista de artculos, con excepcin de aquellos que se pueden encontrar en Espot. Dejamos la impedimenta en la misma fonda del pasado ao. Acudimos a la oficina de turismo completando informacin precisa; recorremos el pueblo; comemos en la fonda y a las tres estamos preparados para la marcha, con billetes para todos. Escribimos tarjetas, ponemos telegramas y a las tres y treinta minutos salimos. En Llabors parada del coche junto a un parque infantil y con gran algazara nos lanzamos por los toboganes y dems atraccio Otra vez el Pirineo 137 nes. Nos remos un rato, se hacen unos metros de pelcula y continuamos la marcha. A las cinco y media llegamos a la Guingueta, al cruce de la carretera de Espot; all hay un taxi, est haciendo viajes y hemos de esperar. El tiempo amenaza y pronto empieza a llover. En el primer viaje slo pueden ir cuatro personas y se acuerda suban tres chicas y me designan a m para preparar alojamientos. En La Guingueta: Fina, Bienvenida, Amparo y Manolo. En los hoteles de Espot no hay habitaciones. Puedo conseguir tres en una casa particular y otra en casa al lado. Hablo con el Alcalde que nos facilita la sala del Juzgado en el Ayuntamiento. Tomamos unas cervezas en el bar del hotel y va llegando el resto del grupo. En el hotel nos espera una carta de Prats dndonos la bienvenida. Se acuerda que los matrimonios ocupen las habitaciones y las chicas otra. El resto arregla la Sala del Juzgado y all cenan. Nosotros cenamos en el Hotel, tambin lo hace scar y su hija, Julin y Manolo, y sus mujeres. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 138 El da 19 dedicamos la maana a suministrar, omos misa a las diez, y en una furgoneta nos suben el suministro y algunas mochilas. Iniciamos la subida al lago de San Mauricio a donde llegamos a la una y media. Se observa ms movimiento, se ven coches en el lago y tienda de campaa. El grupo que se haba adelantado para buscar un lugar donde acampar, nos sale al paso e informa de ciertas dificultades. En el itinerario de Spot al Lago de San Mauricio. * Otra vez el Pirineo 139El agua no fue impedimento para la marcha. Parece ser que no dejan acampar en el lago. El lugar destinado es una pradera en la bocana del lago, que es el lugar ms desapacible de todos. El guarda forestal que han encontrado en la caseta o refugio del guarda del lago, es persona insensata que lleva poco tiempo en el servicio, est demasiado imbuido de reglamentos y deberes y razona como cualquier vaca de las que abundan por aqu. La bienvenida de los guardas del Lago salva la situacin y nos habilitan un pabelln abandonado de la hidroelctrica. Hacemos ver que somos antiguos conocidos y an cuando el forestal pone reparos ha de dejarnos hasta que consulte con su jefe. Es tanta la desfachatez que hemos hecho el propsito de denunciar el caso a la Federacin Espaola de Montaa. Adecentamos el pabelln que queda muy bien. Los cuatro quedan en el mismo refugio de los guardas. All nos permiten cocinar y pasar las veladas. La llegada al refugio fue chusca pues hubimos de entrar dando abrazos al guarda Urbano como si lo conociramos de viejo y fuera poco menos que familiar. As convencimos un tanto al forestal. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 140 Hay unos soldados en el refugio. Hay ms soldados que el pasado ao. En la ermita hay un viejo doctor que pinta. El ganado de vacas y caballos muy numeroso, se encuentra por estos lugares Ensucindolo todo. Lleva dos pastores, padre e hijo; ste parece un retrasado mental, creo que es el mismo que vimos el pasado ao en lago Ratera. Demuestra extraordinaria curiosidad y gran timidez. Apoyado en su vara se coloca junto al pabelln nos mira y permanece inmvil, queremos hablarle pero contesta incongruencias. Jugando con la nieve en el nevero de Los Encantats. Pronto acuden dos soldados y subimos al glaciar de los Encantats, donde todos pasan un rato deslizndose por la nieve. Por la noche estamos cansados y despus de la cena nos acostamos. El da 20 despertamos a la presencia de Rafael que nos trae el desayuno a la cama. Un grupo compuesto por Pascual, Elas y Helios han iniciado temprano la subida al Encantat mayor. Despus de desayunar salimos de paseo por el lago, ascendemos por la cascada del Escrit, al lago Ratera, all quedan las mujeres y continuamos por la ruta al crculo de Colomrs en exploracin. Salimos de la pista y observando el terreno llegamos al pie de la Otra vez el Pirineo 141 subida al Portarr del Ratera. Hay bastante nieve. Cruzamos una tartera, nos tiramos bolas de nieve y dividimos en dos grupos: uno marcha a explorar la subida al Portarr y con Manolo regreso buscando y marcando el camino hasta la pista. No es malo y lo dejamos bien marcado. Recogemos a las mujeres en el Ratera, donde se han baado y pronto llegan los dems. Parece ser que el camino es practicable. Queda slo por conocer la continuacin hasta el lago Mayor. Llegamos a las tres al refugio y nos espera un excelente arroz con conejo. El grupo de los Encantats ha hecho una magnfica ascensin puntuando los tres en el libro registro. Por la tarde paseamos por el lago. El da 21 sin objetivo alguno, un grupo salimos a darle la vuelta al lago y tomarnos unas cervezas en el refugio del cuartel. Julin, Dionisio y Miguel salen temprano a terminar la exploracin hasta el lago Mayor. Damos la vuelta al lago, sacamos unas fotos y en el cuartel tomamos unas cervezas. Los soldados se muestran muy amables con las chicas y menudean las bromas. Es a la salida cuando me doy cuenta que es mi Santo e invito yo. Aquel da comemos gazpachos que estn riqusimos. El grupo explorador informa que es practicable el camino y que tiene zonas preciosas. Se ha de atravesar cuatro glaciares sin dificultad, hablan de lagos bellsimos y muchos, dicen haber llegado a vista de la pista a Treds, y de encontrar en el lago Lumbago un pabelln desocupado con diecisis literas. Por la tarde descansamos, damos unos paseos por los alrededores y por la noche tenemos truchas para cenar. Se organiza un coro, y entre canciones y chistes transcurren las horas sin enterarnos de una enorme tormenta que est descargando. Aqu las tormentas son fabulosas. Hay una oscuridad densa, los relmpagos, rayos, centellas y truenos se suceden con rapidez y de manera pavorosa. Tenemos suerte de estar bajo techado, ya que bajo la lona de la tienda hubiera sido enorme. A las doce nos retiramos a descansar. Sigue lloviendo. En el pabelln hay goteras y entra el agua por la puerta. Nos ocupamos de salvar y tapar las goteras y tomar medidas de precaucin. Se sale por tierra y se hace un muro para evitar que entre el agua. Se aprieta el grupo huyendo del agua que hay en rincones y paredes. Cuando ya Daniel Esteve. El hombre y la montaa 142 Los Encantats y el Lago de San Mauricio. Otra vez el Pirineo 143 Parte del grupo junto al Lago de San Mauricio. Refugio en el Lago de San Mauricio. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 144 est todo terminado, nos acostamos, los que quedamos y en el poco espacio que tengo me acuesto. Pasamos la noche sin incidencias y el da veintids, amanece con sol. Despus de desayunar damos un paseo por el canal, cogiendo fresas y despus bajamos a la ermita a hacernos unas varas de avellano para la marcha del da siguiente. Abastecemos a todos de varas. Al llegar al refugio uno insina ir al cuartel a tomarnos unas cervezas mientras se hace la hora de comer y un grupo salimos a cruzarla presa por bajo. Al dar un salto ya en cauce del ro siento un golpe doloroso en la pantorrilla derecha a la vez que noto un crujido. No puedo valerme de la pierna y he de regresar al refugio. El dolor se acenta y apenas puedo andar. Julin me reconoce y encuentra como un nudo en un nervio, debe ser un desgarre muscular. As lo confirma ms tarde el doctor que hay en la ermita que me aconseja masajes y reposo. Dice que debe ser una fibra del msculo ya que el dolor al tacto no es grande; estar unos das as si quiero quedar bien, el camino puede aumentar el desgaste y sera peor. La tristeza que esto me produce es imaginable, despus de la ilusin por la travesa en el crculo de Colomrs. Urbano, el guarda del lago no consiente que duerma en el pabelln y nos cede su propio colchn. Todo son atenciones del grupo, no es compromiso y se ve el disgusto de todos. No hablemos el propio. A la maana siguiente est fijada la marcha para las seis. Fina y yo quedaremos para bajar a Espot en la primera oportunidad. Nos hacen algunos encargos y quedo en preparar en Salard el paso a Francia. Llegarn a este lugar el domingo por la noche. La noche la pas lloviendo, el da 23 aparece algo nublado. A las cinco, ya hay movimiento y a las seis y diez minutos ya estn todos preparados. La despedida es triste, muy triste. Tenemos suerte y an no hemos dejado de verlos cuando aparece un coche rubia de Esterri con un grupo de excursionistas. Esperamos al nuevo viaje y preparamos las mochilas. A las ocho nos despedimos de aquella buena gente y emprendemos el descenso. Llegamos a Esterri a las nueve y cuarto. Nos alojamos en el hotel Pirenaico. Damos un paseo por el pueblo. Desayunamos. Escribimos tarjetas y llueve refugindonos en el hotel. Otra vez el Pirineo 145 Durante un paseo del grupo. Dimos algunos paseos y caminatas alrededor del lago. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 146 Hemos de esperar hasta las cinco que pas el autobs que va al valle Arn por el puerto de La Bonaigua. Comemos en el hotel Pirenaico, no est mal la comida mas el precio es de escndalo, cobran 115 pesetas. Renqueando recorro el pueblo que es pequeo, alargado junto al ro y la carretera. Llueve y nos refugiamos en un bar hasta la llegada del coche. Son las cinco y media cuando ste llega. Sigue lloviendo y empezamos la subida del puerto, que es bastante violenta. La carretera estrecha y mala. Llegamos al refugio de la Virgen de Ares, los huspedes van con ropa de abrigo y hace fro. Pasamos por el puerto, hay nieve y se ve muy abundante por la parte del Circulo de Colomrs. Entramos en el valle de Arn, las montaas son aqu ms suaves, todo est lleno de vegetacin, algunos montes tienen prados hasta la cumbre, deben ser pistas para esquiar. Se ven varias lneas elctricas de importancia. El valle es muy estrecho en esta parte alta (alto Arn). Pronto vemos que los ros corren ahora en otra direccin, van a la vertiente del Atlntico. Vemos el Aigamoix, corre en sus principios como un pequeo riachuelo, bajo aparece el Garona, que viene del Pl de Beret, todava infantil. Pasamos cerca de Treds, al fondo se ve correr por un estrecho valle una pista que debe conducir al balneario y que han de traer los del grupo. Llegamos a Salard lloviendo a las siete y media de la tarde, buscamos alojamiento y despus de mucho recorrer, (todo est lleno), encuentra Fina habitacin en el bar Esqu, como estoy cansado y la pierna me duele cenamos y nos acostamos. El da 24, Fina madruga y lava la ropa, me levanto a las once, y despus de desayunar damos un paseo hasta Treds. Es un pueblecito muy pequeo junto al Garona, al regreso, y ya entrando encontramos al grupo que viene de Colomrs. Nos cuentan sus peripecias, que han sido muchas: Marcha muy dura, las mujeres han respondido bien, cruzaron varios glaciares, batallaron en la nieve, el lago Mayor estaba seco y en el trabajan unos 250 hombres. El refugio malo y pequeo, la lluvia abundante por el camino y todas las noches, mucho humo en el refugio, se queman las botas de Julin puestas a secar, invadido los alrededores y sobre todo la entrada al refugio por la vegetacin, muy alta; tienen que luchar contra ella. Bienbe se indispone pero aguanta con energa, y despus de una noche fatal, deciden se Otra vez el Pirineo 147 guir a Salard. Los paisajes que han visto dicen son preciosos, ms bonitos que los vistos hasta ahora. En Salard es intil buscar alojamiento. Se prepara comida en el bar Esqu y Virtudes hace un guisado estupendo, que devoramos. Son las cinco de la tarde, cedemos nuestra habitacin a Bienbe, que tiene algo de fiebre. Por la tarde buscamos alojamiento y el guarda o encargado del albergue del Alto Arn nos promete pasar la noche en el mismo. Luego veremos. Cenamos ligeramente y como el grupo est cansado pasamos con la impedimenta al albergue; nos destinan dos salas, una para los hombres con quince literas para dos y otra para las mujeres con diez. Recorremos el albergue que es precioso, tiene un comedor de ensueo, todo nuevo y maravillosamente montado. Auguramos una cmoda noche, ya algunos han pasado a las duchas, otros estn asendose, y todos tenemos ya elegida nuestra cama. En esto se oyen voces alteradas en la entrada y luego discutir. Ha llegado el administrador del albergue y otro encargado dando rdenes de desalojarlo. Es el maestro de escuela y otro, se ponen tercos, piden una serie de carns, que si de Albergue Internacional, que si del Frente de Juventudes, que si no s qu ms y por ms que scar prudentemente ataca todos los extremos, el humanitario, el de montaero, el de tener mujeres, etc. Etc., no valen coplas y hemos de marchar. No obstante nos habilitan el saln de sesiones del Ayuntamiento y a l marchamos. Es la una cuando quedamos dormidos, despus de las chanzas, bromas y diretes, propias del caso. Estn cansados y pronto se organiza un concierto de ronquidos a cargo de Dionisio, Amparo, Rafael y algunos ms, Miguel se desvela por ello y desesperado habla slo comentando el diapasn de los ronquidos. Desde luego hay uno que con su regularidad es desesperante, se oye una bota silbar por los aires, un golpe y por un momento para, despus se reanuda con ms intensidad, Miguel pide a gritos una cantimplora para tirar- la al roncante. Despus silencio y a las cinco y media empezaron a levantarnos. Da 25 vamos al bar Esqu, desayunamos y a las siete al coche que nos lleva a Vielha. Cruzamos varios pueblecitos, todos casi idnticos, sus torres de iglesia parecen iguales, alargadas, el ro y la Daniel Esteve. El hombre y la montaa 148 Daniel delante del Ayuntamiento de Salard. En la foto interior Fina posa delante de la iglesia en la misma poblacin pirenaica. Otra vez el Pirineo 149 carretera juntos y a las ocho llegamos a Vielha. Paramos cerca de la iglesia, omos misa, es el da de Santiago. Buscamos alojamiento y Fina lo encuentra muy bueno en un hotel que todava est en construccin. Vamos a estrenar habitacin, cama y ropas. Tres parejas nos hospedamos y el resto monta el campamento junto al campo de ftbol y a orillas del Garona. Vielha en 1959. Comemos junto al ro, jugamos a pelota en el campo, aparecen tres excursionistas que vienen a montar su tienda junto a nosotros y por su pinta y un capacito de palma que llevan deduzco que son de Elche, en efecto, se unen a nosotros. Al atardecer vamos al cine: Lili Marln y El Capitn Koperb. Cuando salimos observamos que ha llovido. Nos reunimos con el resto del grupo en un caf y esperamos contestacin de un taxista sobre la ida a Lourdes. A las nue- ve sabemos que podemos ir todos y que saldremos a unas 150 pesetas. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 150 Da 26. Es domingo. Nos levantamos a las seis y media. La salida es a las ocho. Omos misa de siete y media y a las ocho salimos para la frontera. Trmites de polica en Lees, aduana en Lees, cruzamos la frontera espaola en Puente del Rey y nuevos trmites de pase y aduana en la parte francesa. Todo va bien y a las diez y minutos emprendemos la marcha por territorio galo, las carreteras son estupendas y a medida que vamos pasando poblaciones van ensanchndose. Cruzamos Tarbes y llegamos a Lourdes a las doce y media. En Bosot hemos cambiado unos francos, a Elas le cambio 5.000 al 10. En Bosot 2.500 al 12 y luego en Francia he de comprar unas cosas y me cambian al 7 y al 8. Es un escndalo. Lourdes, procesin. Lourdes es una poblacin buena. Debe contar con unos 60.000 habitantes, la parte que pudiramos llamar religiosa est separada por una verja y el ro, es inmensa la parte civil y en las inmediaciones de aquella todo son comercios donde venden recuerdos de la Virgen. Otra vez el Pirineo 151 A la entrada al recinto religioso hay grandes carteles en varios idiomas recomendando forma de vestir en el interior y de comportarse, no se ha de fumar. Recorremos las dos iglesias cripta. Todo est muy limpio, todo es de mrmol, todo es muy rico. Las paredes estn recubiertas de piedras de mrmol y cada una lleva la inscrip- cin de su donante. Las paredes hasta el techo llenas de objetos donados, enmarcados en estuches, recubiertos con cristal, que evitan esa visin un tanto desagradable que hemos observado en otros templos. En la parte derecha, junto a la orilla del ro est la gruta de las apariciones. Es sta la figura tan conocida de todos, la preside la imagen en el lugar de las apariciones, toda ella ennegrecida del humo de los miles de cirios que diariamente se queman, La Bernardeta est enterrada en este lugar. Siempre hay cola para desfilar por la gruta. Las paredes estn limadas y gastadas del roce de las manos de millones de peregrinos. En un rincn se ven cartas y papeles doblados que algunos arrojan a aquel rincn, deben ser peticiones a la Virgen. Lourdes, alrededores de la baslica. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 152 Este lugar est siempre, da y noche con pblico en el recinto la inmensa mayora va rezando el rosario en voz alta. Antes de llegar a la gruta y junto al muro que parece un muro de lamentaciones, estn las fuentes de agua, donde los peregrinos beben y recogen el agua que dicen es milagrosa. Despus de la gruta estn los baos. Todo est lleno de bancos para que descanse la gente. En esta parte es donde suelen comer sus meriendas los peregrinos y donde comimos nosotros. Haba aquel da una peregrinacin italiana, otra de Glasgow. Unos mineros belgas supervivientes de una reciente catstrofe que conmovi al mundo, iban con su uniforme de minero. Muchos enfermos e impedidos que transportan en unos carritos. Los renen a todos ante la gruta, rezan el rosario que dirige en altavoces un sacerdote, cantan. Se reza en muchos idiomas, se ven gentes de todas las razas, sacerdotes negros, amarillos, monjas negras, peregrinos de todos los colores. A todos se les ve reflejada una gran fe en sus rostros, rezan con devocin y con fe calenturienta, recorren estos santos lugares. Desentonamos los espaoles. Entramos con espritu de crtica, no reflejamos fe alguna, aun cuando en el interior la tengamos. Los enfermos nos incomodan y nos producen malestar. Nos remos de los baos, del agua milagrosa, etc. Es el espritu espaol, luego a la hora de la verdad sern como el primero o mejor cmo no! Se fuma en el recinto. Los peregrinos nos miran como bichos raros. Aunque hay carteles imponiendo silencio, hablamos fuerte. Despus de comer marchamos a la poblacin a hacer unas compras. Pasamos por la iglesia subterrnea, inmensa y que es un oasis de frescura en esta tarde tan ardiente. En los comercios como nos entendemos poco y los precios son astronmicos, pronto empieza a bajar el caudal de francos. Compramos algo de nylon y las consabidas chucheras, medallitas y otros recuerdos. A las cuatro regresamos al recinto a presenciar la procesin del Santsimo. Los enfermos estn todos colocados en la amplia plaza central, enfermeros y personal voluntarios les asisten en sus apetencias. Sale el Santsimo de la iglesia catedral, va en procesin a la gruta y de all ya sale la procesin a lo largo del paseo central, dere Otra vez el Pirineo 153 cha e izquierda. Hay varios millares de personas en la procesin. Infinidad de banderas y estandartes, sobre todo a cargo de los Italianos. Llegada la procesin se van colocando en el atrio de la catedral, las banderas sobre las escalinatas y se canta y reza por los micrfonos, se ha estado cantando durante toda la procesin. Se hacen alocuciones en diversos idiomas. Se da la bendicin y el pblico se desparrama por todas partes. Los enfermos, al hospital, cuya construccin se inici con una donacin del solar de la abuela de la Bernardeta y que es ahora un edificio colosal. En la poblacin se conserva la casita de la Bernardeta que se visita. Hay un museo misional. Hay otro de milagros y recuerdos. La visita a estos lugares es gratuita. Cosa rara, nadie pide nada y es claro el comercio que vive de esto, abona el diez por ciento de sus ventas. Parece ser que esto se lleva con rigurosidad, diariamente, y por distrito, personal adecuado al efecto recorre el comercio recogiendo la recaudacin. Nos ha resultado un da pesadsimo y muy caluroso. El correr de nuestro coche nos va por el camino ilustrando de cosas curiosas: Antes de salir de Espaa, pasamos por el paso del lobo; hace unos 70 aos, antes de construir la carretera, cierto da pasaba un ganado del alto Aragn con algunos millares de cabezas, unos lobos atacaron al rebao en este lugar, muy estrecho, encajonado, de altas montaas y por el fondo el ro Garona. Los pastores con armas de fuego antiguas, con retaca, hicieron algunos disparos hiriendo a alguna de las fieras, al momento se lanzaron desde las alturas gran nmero de lobos, algunos cientos, al decir del cicerone, que destrozaron a los pastores y gran nmero de cabezas. Ya en Francia, en lugar donde la carretera cruza un bosque muy espeso, nos informa de la batida que las fuerzas alemanas de ocupacin durante la ltima contienda mundial, dieron en este lugar, auxiliados por perros policas, y como despus de varios das lograron hallar a un francs, espa, decan ellos, al que mutilaron horriblemente: sacaron los ojos, cortaron los msculos y lo quemaron. En el lugar, junto a la carretera, una lpida conmemora el hecho. Hemos visto mucho trfico en Francia, coches de todas marcas, pocas motocicletas. Nos informa de precios, un Citrn 2 caballos, muy codiciado, unas 30.000 pesetas y todo as. Se explica por ello ver coches abandonados cerca de la carretera. No pagan impues Daniel Esteve. El hombre y la montaa 154 tos, si bien la gasolina est muy cara. Se explica que los coches extranjeros llenen sus depsitos en Vielha ya de regreso. En Ls suministramos carne para los das que nos quedan. Merendamos y recorremos el pueblo. Es idntico a todos los del valle de Arn, quiz en este se observa an ms movimiento por ser fronterizo y haber aduana. A las diez continuamos viaje y pronto llegamos a las Bordes, a unos quince kilmetros de la Frontera. En una tienda, que lo es todo (como todas las de esta zona) habamos dejado las mochilas, completamos suministro y nos preocupamos del alojamiento, el dueo todo es poner inconvenientes, es desconfiado, es negociante, queremos subir al pueblo a hablar con el Alcalde, l nos desanima e informa que si subimos al pueblo no encontraremos al Alcalde. En efecto, nos enteramos despus que el Alcalde es l. Nos ofrece un prado suyo para acampar, nos dice que no encontraremos casa, ni siquiera pajar del pueblo, indica que todos estn escarmentados, ya que cuando los maquis estuvo en poder de ello y le dieron unas cuantas batidas. Al fin nos cede una habitacin para cuatro mujeres, un grupo ha subido al pueblo para ver si encuentra alojamiento para el resto de mujeres y otro grupo ms. Los dems nos vamos al grupo escolar y en su entrada dormimos. El da 27 aparece bueno y temprano empezamos la subida al refugio de Artiga de Lin. Hay buena pista y aun cuando nos dicen que es cosa de hora y media tardamos ms de tres. Las distancias son aqu muy curiosas y por lo visto estos nativos no tienen nocin del tiempo o sus piernas son excepcionales. El paisaje es bellsimo. La vegetacin es tupida y los bosques muy espesos. Son altsimos los rboles. Se observan explotaciones madereras; algunas sierras, cables o transbordadores, zonas taladas, almacenes, etc. Creo que es la primera explotacin maderera, un poco en serio que hemos encontrado. El camino sube junto al ro, el rumor del torrente que encontramos al entrar en los Pirineos contina, y no nos abandonar hasta salir de esta regin. Llegamos al lugar de la ermita. Es un viejo casern, un lateral es ermita, al menos tiene una campana, y a donde en el mes de mayo, el da 3 hacen una romera los pueblos vecinos. Enmarcada en la ruta del valle de Arn y el Pirineo aragons, por el puerto de la Pi Otra vez el Pirineo 155 cada, era antiguamente una posada y as reza un letrero en su fachada Posada de Artiga de Lin. A nuestra llegada un hombre sale con su bicicleta camino del pueblo. Nos informa que en caso necesario podemos pernoctar en el pajar que queda abierto y que hasta el siguiente da no regresar. Descansamos un rato y continuamos, ya que nuestro propsito es llegar al refugio de Artiga de Lin. Encontramos una cascada preciosa, en un paraje encantador y optamos por hacer alto y descansar preparando en aquel lugar la comida hasta la llegada del resto del grupo y continuar. La cascada se denomina del Gresiy. Un grupo contina hasta el refugio e informa estar ocupado y ser de poca cabida. Amn de estar todava lejos. Dedicamos la tarde al descanso y a recoger fresas y moras que las hay abundantsimas y muy ricas. Adecentamos el pajar y un grupo nos alojamos en el; otro queda en dos tiendas de campaa en el mismo lugar de la cascada. La noche cierra con niebla, sin embargo el ambiente es seco y la noche serena. Preparamos la cena en la explanada delante de la Posada-ermita y en franca camaradera hacemos una de las mejores cenas de estos das. La nota cmica de este da corre a cargo de scar y gracias que su nmero de calzado no es grande y slo pudo chafar seis huevos, de haber calzado un 44 nos hubiramos quedado a medio diente. Despus de cenar y tomar un buen caf organizamos nuestro fuego de campamento y entonamos, bastante desafinadamente, algunas canciones. Fue una magnfica noche. A las once nos acostamos. El da 28 amaneci esplndido. Un grupo salimos camino del refugio, con nimo de llegar al lago. En la cabaa del guarda de la hidroelctrica almorzamos. Los guardas, muy amables, nos facilitaron algunos alimentos y proporcionaron tocino y chorizos para la comida de la comunidad. Por all andan sueltos algunos conejos, propiedad de los guardas que de noche se recogen en el corral. No nos suministran de pan por tener muy poco. Recorremos las instalaciones y toma de agua para la central elctrica, visitamos los Gell del Jueu. En plena montaa y sin vestigio alguno, brota una enorme cantidad de agua que rpida cae formando una preciosa cascada. Es ste el nacimiento del ro Jueu, pero esta agua se ha comprobado que procede del Aneto, de un lago, cuyas aguas colorearon y aparecieron vestigios en Francia, el Garona, Daniel Esteve. El hombre y la montaa 156 en Aragn y la mayor cantidad en este nacimiento; tomamos unas buenas fotos y seguimos al refugio. scar Santos. Al fondo Les Bordes. Caminando por Artiga de Lin. Otra vez el Pirineo 157 En l encontramos a dos catalanas, que ya conocimos en Salard, cuyos maridos han ido al Aneto. Recorremos el refugio, la parte alta est acondicionada para 18. La baja tiene litera para 8. Construcciones tpicas del Pirineo. Hospital de Artiga de Lin, desaparecido. El refugio es pequeo, pero nuevo y bien distribuido. El que inform del grupo no saba lo que deca. Seguimos con nimo de llegar al lago. Cruzamos el Pl del Artiga de Lin. Los mejores pastos del valle de Arn. Tambin los tbanos son abundantes y excelentes, con sus barrenadoras nos asaetean y acobardan. Llegamos a una preciosa cascada en donde descansamos. Cruzamos un tupido y virgen bosque que hace arriesgada pero entretenida la marcha, no podemos pasar, ni sabemos que direccin tomar; Elas y Helios, que parece hacen muy buena unin, suben por una chimenea, en exploracin. Al poco rato, Elas informa de que ni puede subir ni bajar. Desandamos el camino, que esta vez se pone ms complicado y gracias que podemos descender auxilindonos con el ramaje. En esto se pone a llover. Esperamos a los otros dos y por fin aparecen y nos cuentan de sus incidencias. Hacemos el regreso rpido y a las tres llegamos al campamento. Los garbanzos que ha cocinado Julin estn algo duros pero el hambre es buena. No hay pan pero si buen humor. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 158 Despus de comer se recoge el campamento y el grupo iniciamos el descenso a Las Bordes donde pernoctaremos. Los primeros llevan el encargo de buscar alojamiento a todos. Les Bordes. Otra vez el Pirineo 159 Caos de troncos en el Jueu. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 160 Preciosa cascada. Los ojos del Jueu. Otra vez el Pirineo 161 Hacemos una bajada muy agradable. Tomamos fotos y a las seis estamos en el pueblo. Todos tenemos alojamiento y se hace el reparto. Cenamos un grupo y organizamos un buen alboroto. Jugamos una partida de domin y parchs y a las diez a la cama. Sigue lloviendo. El da 29 est fijada la salida para las doce y meda, mas nos informan que no suele llegar a tiempo de coger el coche de Pobla y a las nueve y media se transmite la orden de bajar a la carretera y emplear el auto stop. Un grupo se march a las seis y meda por el puerto de la Bonaiga cruzando todo el valle de Arn. En la carretera paramos algunos camiones pero nadie nos quiere subir. Los coches espaoles no hacen ni caso y un coche francs para y sube Fina, Elenita y scar. Helios y Elas han emprendido la marcha a pie. Son diez kilmetros y las once de la maana. El coche sale a la una. Iniciamos la marcha, los cinco que quedamos, a buen paso, tambin con la esperanza de coger algn camin. Llevamos veinticinco minutos cuando observamos que slo hemos andado unos dos kilmetros, comprendemos que no llegaremos a tiempo pero apretamos el paso. En esto llega un taxi, es el de Espot que nos enva scar, subimos, recogemos a los otros dos que van un poco ms adelante y pronto llegamos a Vielha. Los billetes estn tomados, suministramos para comer en ruta y recorremos el pueblo por ltima vez. A la una y cuarto salimos de Vielha. La subida es preciosa, se llega a divisar todo el valle, llegamos a la boca norte del tnel, decimos adis al valle de Arn, este paraso de tranquilidad y belleza en pleno Pirineo, e iniciamos la marcha por el tnel, son quince minutos los que tardamos en cruzarlo. En la boca sur nos espera la ver-tiente del Mediterrneo, all est el Noguera Ribagorzana, all se ve el Aneto cubierto de nieve. La bajada es bonita, la carretera muy accidentada. El arbolado ha disminuido mucho y abundan los pastos. Llegamos a Pont de Suert, slo nos da tiempo a visitar la iglesia y sacar unas fotos. La llegada a Pobla del Segur es a las cinco y media. Tomamos alojamiento en la misma fonda de siempre. Recorremos el pueblo, hacemos compras. Obtengo una plancha de pizarra, y nos hallamos con un grupo escolar del parque municipal que Daniel Esteve. El hombre y la montaa 162 es una maravilla de cuidado y ameno. Hemos de sacar unas fotos, tomar unas notas para su publicacin en el Valle de Elda. Cenamos bien, tomamos caf y a las once a dormir. Hoy da 30 hemos de emprender el regreso. El tren parte a las dos de la tarde va Lrida. La maana la dedicamos al aseo y descanso, a las once recorremos el pueblo y comemos temprano, los diecisiete juntos. Luego marchamos a la estacin y tomamos departamento en el tren. A las dos marchamos para Lrida, el trayecto se hace cantando y en pleno regocijo. A Lrida llegamos a las cinco y la salida est sealada para las siete. Recorremos la capital, hacemos compras, y a la hora fijada sale el tren para Tarragona. Tambin este trayecto se hace cantando. A Tarragona se llega a las once, hasta la una no pasar el Express Barcelona-Valencia. Recorremos la poblacin y cenamos en un bar. Hace una noche ideal. En el puerto hay anclados buques americanos y en la poblacin patrullas de marineros de esta nacionalidad. Este ao hay suerte y tomamos el Express con asiento para todos. El da 31 nos amanece en ruta y a las ocho llegamos a Valencia. Todos los transbordos se han hecho con regularidad y en franca camaradera. Unos se han encargado de bajar mochilas, otros de recogerlas y agruparlas, otros de buscar sitio de almacenamiento y luego sitios en el tren. Al llegar a Valencia, en la estacin, en el andn vecino est formado el tren para Cartagena. El grupo, como siempre organizado, bajamos impedimentos y nos aseguramos asiento en el tren. Almorzamos y a las nueve y cuarto salimos. El viaje es relativamente cmodo y a la una y media llegamos a Elda. Nos esperan familiares y amigos excursionistas. El grupo se disgrega y cada cual marcha a su casa dando fin a estas magnficas vacaciones. Hasta el ao que viene Dios dir! Ahora a sacar las fotografas obtenidas, organizar la segunda exposicin de alta montaa, ver las pelculas obtenidas y comentar nuestra excursin y hacer ilusin para la prxima. Treinta y uno de Julio de mil novecientos cincuenta y nueve. Otra vez el Pirineo 163 Foto oficial del grupo, realizada en el Lago de San Mauricio. * __ Esta segunda salida al Pirineo fue distinta. Aqu el grupo no surgi por generacin espontnea, sino que se form en base a la amistad y compenetracin de los participantes. Habamos aprendido la leccin. *** Daniel Esteve. El hombre y la montaa 164 Programa que anuncia la exposicin fotogrfica del Pirineo. Cumbres y Riscos 165 VII Cumbres y Riscos El concepto de montaismo naci en Elda despus que la propia fundacin del Centro Excursionista Eldense. Las pocas sociedades existentes en nuestra provincia y la nula tecnificacin de las mismas al comienzo de la dcada de los sesenta, las reducan a ser sociedades exclusivamente excursionistas, copiando no slo el nombre, tambin, las formas y desarrollos del movimiento cataln, demasiado arraigado en lo cultural y lo ldico, en general, a pesar de que sobresalan actividades punteras de alpinismo y escalada como en ninguna otra parte en Espaa. Pronto, en el uso corriente de los montaeros eldenses, el vocablo excursin fue reemplazando por el de marcha por montaa. Se incorporaron otras actividades ntimamente relacionadas, como la orientacin mediante plano y brjula a las que tambin se las denomin orientacin por montaa. El tema fotogrfico se vio especializado con igual sobrenombre de montaa y as se fue montaerizando la actividad que el Centro Excursionista realizaba. Slo se resista el trmino de acampada, al que tambin se le sola colgar el susodicho apellido montaero, a pesar de lo contradictorio que re- sultaba, (acampada de montaa). Daniel Esteve. El hombre y la montaa 166 En ese contexto se celebra en abril de 1959, en el P Alt la I Acampada Regional en la que ya participan ms de un centenar de eldenses. Curiosamente en el mismo ao tena lugar la IV Acampada Provincial, dejando claro que el montaismo de la provincia de Alicante, haba precedido a la federacin regional cuya fundacin fue posterior, en diciembre de 1962. Programa de la I acampada regional, ao 1959. E n 1960 una serie de acuerdos y desacuerdos dentro del rgano directivo del Centro Excursionista, como bien cuenta Daniel en su libro Memorias de un presidente, originan una crisis en la socie Cumbres y Riscos 167 d ad, que finalmente se salv con su eleccin como mximo dirigente, en la asamblea extraordinaria de fecha 5 de febrero de 1961. La secuencia de los hechos, se desencadena bsicamente, o as lo entiendo yo, por la ausencia obligada del presidente Francisco Prats, a causa de su enfermedad. Leyendo las actas de aquel periodo comprobamos que, desde el 8 de enero al 18 de noviembre de 1960, el presidente no firma ninguna de las actas de las reuniones celebradas, siendo en esta ltima fecha cuando se convoca reunin extraordinaria y se crea una junta rectora hasta que tuviera lugar el nombramiento de la nueva directiva, que como dije, eligi a Daniel. En su libro, Daniel lo cuenta de pasada, pero creo que vale la pena detenerse en este curioso captulo, de tanta importancia para la sociedad. Es lgico suponer que, habiendo sido fundado el Centro por unos hombres de talante tan abierto y liberal, su ideologa no habra de casar mucho con el rgimen franquista, al que tampoco se opona, ya que la poltica siempre ha estado separada de la vida social y deportiva de la entidad. Sin embargo, en un determinado momento, se haba nombrado como vocal a Diego Iiguez, cuyos antecedentes polticos no gustaban a las autoridades. En medio de la crisis provocada por acuerdos y desacuerdos dentro de la propia junta directiva, le llega a uno de sus miembros el soplo de un amigo polica secreta, contndole que las autoridades estn estudiando la manera de clausurar el club montaero. La junta general ordinaria del 19 de junio de 1960, refleja, no slo el estado de desacuerdos y protestas entre los socios, por diversas causas, sino tambin un prrafo que, aparentemente, debiera haber dejado zanjado este asunto poltico: El Sr. Iiguez quiso hacer constar en acta que su marcha de la Junta Directiva fue debida a que, oficialmente, las autoridades le vetaron por sus antecedentes polticos. Lejos de haber quedado zanjado con la dimisin obligada del Sr. Iiguez, aquello haba provocado que surgieran grupos de opinin, que lo podran haber agravado todava ms. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 168 U no de los grupos encontr en Daniel la solucin al problema, ya que, siendo procurador de los tribunales y estando clasificado (errneamente) como hombre de derechas, nadie, que no conociera su historial, podra sospechar su procedencia. Tampoco Daniel ha enarbolado nunca, pblicamente, opinin alguna sobre su ideario poltico. El plan era perfecto y a buen seguro las autoridades quedaran completamente satisfechas con la eleccin. Se convoc la asamblea y fue as como Daniel, siendo el ltimo en llegar, sali elegido presidente. Algo les sali mal a quienes elaboraron aquel plan triunfador, pues pensaban que habiendo propuesto a Daniel, tendran tambin asegurada su voluntad de accin, pero se haban equivocado y comprobaron que, lejos del hombre de paja que buscaban, haba nacido el lder que habra de regir los destinos del Centro durante los siguientes veinte aos. A partir de su nombramiento como presidente del Centro Excursionista Eldense, es cuando Daniel, que hasta ese momento haba estado compartiendo inquietudes y actividades, toma sobre sus hombros la tarea de encauzar la sociedad. l, que era hombre de letras muy dado a escribir sus crnicas de actividades, como ya hemos tenido ocasin de leer, pero siempre de manera privada, se vio en la necesidad de divulgar sus propias ideas y propuestas a los socios, y as, el 1 de junio de 1961, slo tres meses despus de su nombramiento sale a la luz, el Boletn Informativo del Centro Excursionista Eldense Cumbres . En sus hojas, a tamao folio y mediante multicopista, fue donde Daniel se dirigi por primera vez a los montaeros eldenses. El boletn con algunos altibajos que dividieron su existencia a lo largo de diversas pocas, se mantuvo hasta abril de 1967. Apareci en 1974 una tirada especial con motivo del XVI Campamento Regional de Montaa, un ejemplar cuyo objeto era exclusivamente el mencionado campamento y luego, en 1978, vuelven a publicarse tres nmeros en formato octavo, esta vez a cargo de la seccin del G.E.M. (Grupo Eldense de Montaa) mediante tcnica de fotocopiado. En total 34 nmeros. Naturalmente ninguno aport fotografas, que aqu se incluyen en algunos de los artculos seleccionados, a fin de mejor ilustrar los textos. Cumbres y Riscos 169 A quel primer equipo de redaccin estuvo compuesto por los socios Ricardo Montesinos Rico, Evaristo Frriz, Jorge Bellod Prez, Rafael Amors, Antonio Cruzado, Antonio Rodenas Gerardo Bell, Mara Elena Santos Poveda y Rafael Avils. Curiosamente en el ltimo nmero a multicopista del ao 1967, en la ltima pgina, incluye un dibujo firmado por Bell del Espoln de la Cruz, (Pea del Corb), sobre la escalada que realizamos Arnaldo Beltrn y yo en la aguja de la Sierra del Caballo. Fue una pena que se interrumpiera un medio de comunicacin social, que hoy es adems, testimonio directo de aquel tiempo. Primer nmero del Boletn Cumbres.1961. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 170 Segundo nmero, tercera poca. Una nueva cabecera que no prosper. 1967. Cumbres y Riscos 171 E s un verdadero lujo poder recrearse hoy en la lectura de los artculos firmados por aquellos pioneros del Centro, algunos annimos, firmados bajo seudnimo y otros de la pluma de hombres como Joaqun Pay Gonzlez, Juan Miralles Esteve, Antonio Vera Blasco, Jos Poveda Yago, Gerardo Bell, Alfredo Pastor y mi entraable compaero y amigo Ricardo Montesinos Rico, cuyos pensamientos montaeros enriquecieron este Boletn Cumbres. En la seleccin de los escritos por Daniel, que se reproducen a continuacin, unos firmados por el Presidente, otros por La Direc- tiva y otros en nombre propio, puede leerse la continua solicitud de colaboracin a los socios para sacar adelante el boletn desde el Saludo en el primer nmero. Vemos luego en el nmero dos cmo, aun a pesar de ir encabezado el artculo con el ttulo de Colaboracin, Daniel aprovecha para expresar su particular pensamiento, afrontando el enfoque deportivo que la nueva sociedad quiere imprimir a su razn de ser, ms all de lo ldico, para encaminarse al concepto montaero, algo que muy pronto, en el tercer nmero resulta ms que evidente en el trabajo titulado Alta Montaa, donde, abiertamente recomienda la asistencia a los mismos a los mejores montaeros eldenses. El artculo que finaliza advirtiendo que los Campamentos de Alta Montaa, en nada se parecen a las Acampadas por todos conocidas, ms que por la reunin de las tiendas de campaa, tuvo repercusin durante varios nmeros a causa de otras actividades realizadas anteriormente por un grupo de socios del Centro que debieron ser muy criticadas. Pero lo mejor es seguir la secuencia de los artculos titulados Rehabilitacin (Carta abierta a Daniel Esteve) de Juan Miralles y Contestacin a la carta de Juan Miralles Esteve, con el que, Daniel deja zanjado el asunto, agradeciendo a la vez el uso del boletn para discutir cualquier aspecto deportivo del montaismo. Podra interpretarse que entre ambos montaeros existi enfrentamiento, pero no fue as, como lo demuestra el hecho de que Juan Miralles fue el hombre de confianza de Daniel para la direccin de la que fue, la actividad ms importante que haba de organizar el Centro, aos ms tarde, con motivo del V Campamento Regional de Montaa y tambin quien le acompa a la Reunin de Directivos de la Federacin Valenciana de Montaismo, recin constituida el da 2 Daniel Esteve. El hombre y la montaa 172 Apareci con su peculiar cabecera, este ejemplar aislado, con motivo del XVI Campamento Regional de Montaa organizado por el C.E.E. 1974 Cumbres y Riscos 173 de diciembre de 1962, a la que asisti la representacin de quince sociedades montaeras de las regiones de Valencia y Murcia. Los artculos clsicos de fin de ao, servan a la Directiva y al Presidente para hacer balance de lo realizado a lo largo del periplo acabado. El de 1961 y el de 1962 tenan el mismo ttulo Felices Pascuas!, e idntico mensaje: lo realizado y el ilusionado porvenir. Dos trabajos, tienen por coincidencia la actividad y el mes de mayo, aunque en distinto ao. El primero en mayo de 1962 titulado V Acampada del Reino de Valencia , fue la ilusin del Centro, por cuanto el campamento proyectado, supondra su carta de presentacin en el orden organizativo ante todos los centros de la regin y el La cuarta poca edit su primer nmero en tamao octavo. Se publicaron tres ejemplares entre abril y octubre de 1978. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 174 otro, un ao despus, en mayo de 1963, reflej la alegra por lo realizado, pero como veremos luego, aquel campamento supuso la ruptura con el excursionismo tradicional y el nuevo camino a seguir por el montaismo. El segundo trabajo, se titul como la renovada actividad, V Campamento Regional de Montaa, dejando claro cual habra de ser el futuro de estas actividades. Fue el punto de inflexin entre el excursionismo y el montaismo, en el que Daniel tuvo un papel principal, como despus se ver. El ltimo artculo de los seleccionados, nos anuncia el nacimiento del boletn Riscos, portavoz de la Federacin Valenciana de Montaismo, cuyo primer nmero vera la luz en marzo de 1963. Ms que un artculo fue un reclamo incluido en el Boletn Cumbres de diciembre de 1962, Circular de sumo inters a todos los socios para contestar antes del da 15 de los corrientes , que animaba a la suscripcin para hacer viable en nuevo rgano de comunicacin montaera, en el que, tambin Daniel aport su pluma. En el boletn Riscos, todos los meses, desde el primero al ltimo de los 19 nmeros editados entre marzo de 1963 y enero de 1973, aparecieron notas y pequeos artculos sobre las actividades montaeras que tenan que ver con Elda. El espacio disponible, se reparta equitativamente entre todas las sociedades montaeras por lo que, necesariamente tenan que ser breves. La firma de Daniel Esteve figura en dos de los trabajos referentes al V Campamento Regional, pero fueron muchos ms, los que como presidente, redact de su puo y letra para el boletn. __ Muchos ciertamente. Ocurre que, como generalmente se trataba de notas sobre actividades, avisos y cosas as, redactaba la noticia y la enviaba sin ms. Aqu he incluido el publicado dentro de la seccin Conozcmonos que serva para dar a conocer las sociedades de la regin, si bien, en todo el tiempo slo lo hicieron el Centro Excursionista de Valencia, el de Bocairente y el Centro Excursionista Eldense, que incluyo, por cuanto en l, se dej testimonio de lo que la entidad era en junio de 1967, fecha de su publicacin. Aunque no est firmado, se ve inmediatamente la mano de Daniel en la redaccin del mismo. Fue tambin una pena que aquel boletn no tuviera mayor Cumbres y Riscos 175 c ontinuidad. En 1963 su aparicin fue trimestral, y tambin en 1965. El los aos 1964 y 1966 slo se publicaron tres ejemplares por ao, que se vieron reducidos a dos en 1967 y finalmente a uno 1968, cuando qued suspendida su publicacin, para reaparecer en enero de 1972 con mayor formato y un solo nmero anual, al igual que el de 1973, tambin en el mes de enero, para dejar de existir. Portadas del primer nmero de marzo de 1963 y del ltimo en 1973. Naturalmente durante todo aquel tiempo abarcado, tal y como viene ocurriendo en la historia del Centro Excursionista Eldense, el semanario local Valle de Elda ha sido y sigue siendo, el portavoz, por excelencia, del Centro y tambin en sus pginas habra de publicar Daniel sus inquietudes montaeras, si bien, la seleccin de los mismos he preferido incluirlos en el siguiente captulo, pues abarcan mejor toda la poca que he querido narrar. Los siguientes trabajos se presentan cronolgicamente, incluido el aparecido en el Boletn Riscos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 176 Saludo Ao I Nmero 1 1 de junio de 1961 Boletn Cumbres Al aparecer a la luz este primer nmero de Cumbres, que ha de ser nuestro boletn informativo, iniciamos otra etapa de las que tenamos previstas. E s propsito que Cumbres sea vehculo de enlace entre el Centro y sus asociados, cordn umbilical que le alimente, o al menos les informe de nuestras actividades, de nuestros propsitos, proyectos y de nuestras necesidades. Nos consta la forma de trabajar de El- da y el poco tiempo que queda para estas cosas; reconocemos que no todos pueden venir por el Centro, y por ello, ste, el Centro se congratula de poder ir hasta sus propios asociados, contndoles lo que por aqu pasa y dndoles oportunidad de plasmar cualquier sugerencia, iniciativa o colaboracin, sobre todo colaboracin, pues la obra de muchos no puede ser el trabajo de pocos. Cumbres ha de ser el portavoz de toda la aficin excursionista y montaera eldense. Cumbres est abierto a todos nuestros asociados; quienes estimen tener algo interesante que decir, pueden hacerlo, y por ello veremos, prcticamente, el fruto de Cumbres , lo que aspiramos que sea. Es propsito de esta Directiva que el lapso de tiempo entre domingo y domingo, en que desarrollamos nuestras actividades fsicas, se vea completado, y as se iniciaron unas charlas-coloquios semanales, siempre que fue posible, poniendo a contribucin de todos este medio de conversacin que nos estimula, nos forma y nos entretiene. Son ya dos las Sesiones Cinematogrficas realizadas en el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros del Sureste de Espaa, gracias a su gentileza, y que su continuidad constituir nuestro modesto Cine-Club, en el que veremos documentales orientados a nuestras aficiones deportivo-culturales. Y en fin, hay otros propsitos que, con la ayuda de Dios y la colaboracin de todos, se plasmarn en momento preciso. Cumbres y Riscos 177 Q ue Cumbres tenga una larga y fecunda vida, y en este primer nmero enviemos un cordial saludo a toda la aficin montaera eldense. La directiva Campamento de Otoo en Caprala, 1961. Programa XI acampada Daniel Esteve. El hombre y la montaa 178 COLABORACION Ao I - Nmero 2 - 10 de julio de 1961 En nuestro nmero anterior decamos que la obra de muchos no puede ser el trabajo de pocos, e invocamos al efecto, espritu de colaboracin por parte de todos. Sabamos que este deseo de colaboracin est innato en todos nosotros, pero unas veces por falta de tiempo, otras por exceso de amor propio, y las ms por dejadez y abandono, no llega el momento de prestar esa ayuda, que queremos en el fondo dar, que queremos y debemos ofrecer. Falta slo un em- pujoncito (as, en diminutivo), y luego todo es muy fcil. Pertenecemos al Centro porque nos gusta (lo contrario sera absurdo), nos encuadramos en aquellas secciones ms afines con nuestras aficiones deportivas; y en ellas tenemos una obligacin, adems de mutuo respeto, de aprender y ensear. De todos es conocida esa frase de que para salir a almorzar al campo no es preciso pertenecer a ningn Centro. Preguntamos, nuestras salidas al campo son esas Puede que lo fueran en los albores de nuestra organizacin, pero nuestras salidas a Pirineos, Sierra Nevada, Ras Bajas de Galicia, Picos de Europa, Alpes Suizos, etc., no pueden ser fruto de ello. Si nuestras salidas al campo fueran a almorzar, sera tonto molestarse cuando se puede hacer con ms comodidad en casa. Al campo, a la montaa salimos porque tenemos aficin y nos atrae y lo de menos es la materialidad, aunque necesaria, de comer. E s difcil quitarse este sambenito, mas si repasamos nuestra joven historia, vemos que se adquiere una personalidad, un carcter que nos distingue y nos dignifica. Y hemos de decir que es mucho lo que hay que ensear y ms todava lo que hemos de aprender. El caudal de nuestros conocimientos, nuestra inteligencia, es un don divino, que slo pertenece a Dios, que no es nuestro, y debemos, y obligacin tenemos, de ponerlo a contribucin de los dems, y he aqu la colaboracin que de todos necesitamos, y pedimos: si ests en el Centro por aficin, si tienes unos conocimientos deportivo-culturales, encuzalos en cualquier seccin del mismo, y colabora. Si todos hacemos algo, por poco que sea, el Centro se engrandecer y ser esa organizacin modelo, que todos queremos que sea. Si ello se consigue ser labor y mrito de todos, sin excepcin, ser del Cumbres y Riscos 179 C entro; si no se consigue, ser fracaso de la Directiva, de sus componentes. As es la vida! Daniel escalando en Cat bajo la atenta mirada de Fina, su mujer, 1960. Hemos recibido algunas colaboraciones; el equipo de la Seccin Fotogrfica, est iniciando sus trabajos preparatorios de la que ser la IV Exposicin de Actividades del Centro, y nos consta ser un xito. Es mes de vacaciones y las deseamos muy felices a todos. Esperamos or buenas cosas en las Charlas-coloquio del prximo otoo, fruto de estas vacaciones; tambin buenas fotografas para la anunciada Exposicin. Felices Vacaciones! La directiva Daniel Esteve. El hombre y la montaa 180 Alta montaa Ao I - Nmero 3 - 23 de agosto de 1961 Hemos asistido cuatro miembros del centro al XX Campamento Internacional de Alta Montaa. La autntica vida de montaa gozada durante siete das, junto con expertos y destacados montae- ros nacionales y extranjeros, ha constituido una verdadera escuela de Alta Montaa, en la que nosotros, los de la media montaa, tanto tenemos que aprender. Considero de extraordinaria importancia nuestra asidua asistencia a esta clase de Campamentos. En ellos se aprende la tcnica de los mejores y se pueden practicar ascensiones que de otra forma resultara difcil y arriesgada empresa. Vista del macizo del Posets. Tienen la ventaja esta clase de campamentos que organiza la F.E.M., en primer lugar la de conocer las ms bellas regiones (y las hay abundantes) de nuestro suelo patrio, y especialmente la convivencia con los mejores montaeros de la nacin. Por regla general se establecen en lugares donde se puede practicar el montaismo en Cumbres y Riscos 181 t odas sus especialidades y en donde el aficionado (as considero a los mejores de los nuestros despus de lo visto) pueden aprender la tcnica de aquellos. El uso de la cordada, el empleo de las clavijas, pitones, estribos, crampones, piolet, la habilidad en los ascensos libres, no son cosas para despreciar. Daniel y su sobrino Ricardo Villaplana en el campamento. Recomiendo la asistencia a estos campamentos a todos en general pero muy en especial a nuestros mejores montaeros: los hermanos Navarro Brotns, Miralles, Antn, Poveda, Prats, Urbano, Oswaldo y tantos otros que no menciono. Recuerdo las dificultades que se nos ofreci en nuestras visitas a los Pirineos, cualquier ascensin de relativa importancia, la ignorancia de las vas de ascensin, la ignorancia incluso de la eleccin de cimas, y observo como en seis duros das ha sido posible para cualquier montaero preparado, las ascensiones al Bachimala, Espadas, Posets, Sabre y Eriste, todos de ms de tres mil metros, con slo unirse a las expediciones ofrecidas por el Campamento y dirigidas por los mejores montaeros nacionales y extranjeros. Resalto la preparacin fsica de stos, su entusiasmo, su tcnica que hizo todo ello posible, haciendo partcipe del gozo de este noble deporte a tantos Daniel Esteve. El hombre y la montaa 182 montaeros de los ms diversos lugares de la pennsula, que de otra forma no hubieran podido realizar. Jornadas duras, dursimas, de doce, trece y ms horas, fueron realizadas por estos atletas de la montaa. El grupo eldense junto a otros montaeros en el segundo lago de Millares. E l lugar elegido: Granjas o Bordas de Viads, a unos 1.800 metros de altura, es bellsimo, la organizacin de las sociedades co- misionadas: Pea Guara de Huesca, Montaeros de Aragn de Zaragoza y su filial de Barbastro, fue estupenda, y sus pequeos errores muy perdonables dadas las circunstancias y lo imprevisto. Slo he de deciros que el alma de esta operacin fue un ingeniero, y adems paisano nuestro. Pero todo ello ser motivo de alguna charla-coloquio en el prximo otoo. Asistieron ms de doscientos acampadores, algunos franceses y dos ingleses, y un centenar de tiendas. Considero estos Campamentos de sumo inters, verdadera Escuela de Montaismo, y recomiendo la asistencia a cuantos puedan, pero en especial a nuestros mejores montaeros. No pensar que aquello es una Acampada de las que estamos habituados, pues de ello slo tiene la reunin de tiendas. Cumbres y Riscos 183 E speremos que la asistencia al XXI Campamento, de nuestro Centro, sea ms numerosa. REHABILITACIN ( Carta abierta a Daniel Esteve) Ao I - Nmero 5 - 2 de octubre de 1961 Juan Miralles Esteve. Amigo Daniel: He ledo tu artculo Alta Montaa, publicado en el n. 3 de nuestro boletn Cumbres, en l recomiendas como beneficiosa la asistencia a los Campamentos de la FEM por las muchas cosas interesantes que se pueden aprender en ellos (para m sobre todas, el uso de crampones, pues no he descartado mi ascensin al Aneto), dices que participando en es Daniel Esteve. El hombre y la montaa 184 tos Campamentos basta con unirse a una expedicin para subir cumbres de ms de tres mil metros de altura, yo creo que no es tan sencillo, por que habr que tener una preparacin fsica, y un entrenamiento que permita realizar el esfuerzo necesario, sin que el organismo lo acuse peligrosamente. Ahora bien, estimado amigo, por los efectos que en tus conceptos u opiniones ha tenido, yo recomiendo estos Campamentos de la FEM, no a nuestros buenos montaeros, al contrario a los otros, a los que no son montaeros. Voy a hacer un poco de historia, que considero necesaria, para que se comprenda en su justo sentido mi prrafo anterior, y el ttulo que he dado a este artculo. En marzo de este mismo ao realic junto con seis montaeros ms de este Centro, lo que denomin la 2 Marcha de las Cumbres, consista sta en visitar en un solo da el Despeador, Hermosas, Replana, Umbria de Biar y Pearrubia. Previamente haba calculado un horario aproximado, que result luego en la prctica muy acertado, y de mucha utilidad; la alimentacin para ese da fue tambin escogida, con la dieta que la ocasin requera. A pesar de que mis conocimientos sobre la materia son muy reducidos, esta dieta fue posteriormente considerada como buena por un Dr. asociado a nuestro Centro. No me tengo por montaero insensato, y procur prevenir todos los contratiempos, y aconsej debidamente a todos los participantes, y gracias a la preparacin y organizacin, esta marcha fue un verdadero xito deportivo, que realizado por socios de nuestro Centro, cre llenara de orgullo y satisfaccin a todos. Pero no fue as, mi prestigio como montaero fue pisoteado, fui considerado como un brbaro (igual los que me acompaaron) y hasta lleg a considerarse perniciosa mi influencia sobre un grupo de jvenes montaeros que tengo plena seguridad, llegarn a ser lo mejor de nuestra Sociedad. Hubo un socio, cuyo nombre ignoro, que todava lleg ms lejos, fue a pedirte que como Presidente prohibieras estas barbaridades. Casi me atrevo a afirmar que l, para ir al Cid, necesita se construya all un refugio, le parece demasiado hacer ida y vuelta en una sola etapa, o muy aventurado el separarse tanto del casco urbano a expensas de las variaciones atmosfricas, sin tener un lugar seguro donde refugiarse en caso de que la naturaleza se muestre un poco hostil ese da. Me pediste personalmente que (emplear tus mismas palabras) cuando quisiera hacer una locura de esas, que la hiciera solo, puesto que tengo facultades para ello, pero sin publicarlo, sin decirlo a nadie (como un delito). T engo amor propio y estas palabras me hicieron el efecto de una bofetada, pero amigo Daniel, lo dej estar por que en mi interior estaba con Cumbres y Riscos 185 v encido que mi sentido como montaero, y mi concepto de lo que es la montaa, y lo que se puede hacer en ella, era el bueno, el real, el verdadero, y saba que esperando, el tiempo me dara la razn, como as ha sido por tu propia experiencia. Todo esto me confirm la opinin que tena de que en nuestra Sociedad hay pocos montaeros, porque el que lo es, si sus condiciones fsicas no le permiten realizar estas excursiones, las comprende y goza de estas gestas como propias, y si no comprende estos actos, es porque no es montaero aunque tenga facultades fsicas para hacerlo. Marcha de regularidad en Jtiva, 1961. Dices en tu citado artculo que en seis das ha sido posible la ascensin de cinco cumbres de ms de tres mil metros, tengo la seguridad de que esos atletas de la montaa, como t los calificas, no han tenido las botas colgadas durante el resto del ao, ni se han limitado durante este tiempo a dar simples paseos por el campo, me consta que se habrn preparado a conciencia y con dureza. Para terminar Daniel, a nosotros por una marcha de trece horas y pico por nuestra montaa media se nos califica de brbaros, a los asistentes al Campamento de F.E.M., por marchas de doce o trece horas se les califica de atletas de la montaa. Por qu, realizando hechos bastante similares, hay tanta diferencia en denominacin Daniel Esteve. El hombre y la montaa 186 Yo francamente no veo esta diferencia. Y ahora despus de estar en el Campamento nacional, me parece que t tampoco, verdad Gracias por la nueva denominacin que nos rehabilita. Juan Miralles Esteve Cumbres y Riscos 187 Co ntestacin a la carta de Juan Miralles Esteve Ao I - Nmero 6 - 2 de noviembre de 1961 Amigo Miralles: tu carta (publicada en el nmero 5 de nuestro Boletn cumbres ) tiene dos significaciones para m: una, la que como directivo de nuestro Centro ms me satisface; y otra, la personal. En la primera tiene un extraordinario valor: la de iniciar (y no creas ha de parar aqu, pues habrn muchos que querrn exponer su opinin) una polmica noble, sincera y sensata como debe ser toda competicin deportiva, en la que sin ofender a nadie, con el debido res- peto que todos nos debemos, se discuta, se estimule y la gente se acostumbre a usar de nuestro peridico Boletn Cumbres para darnos a conocer su manera de sentir. En ello cifro el mximo valor de tu carta. Personalmente no estoy muy de acuerdo con tu exposicin. Empiezo por decirte que reconozco en ti unas cualidades fsicas para la montaa excepcionales (ya ves en este caso no eres t quien lo dice), como las reconozco a ese clebre andarn que en poco espacio de tiempo fue de Novelda a la cumbre de los Chaparrales y regres; como a otros muchos, que debe haberlos. Pero estos son excepciones. Cuando pesa sobre ti una responsabilidad hacia los dems no puedes establecer el trmino medio por las excepciones, pues dejara de ser trmino medio, y has de calcular por las facultades de la generalidad. En este aspecto no puedo decir lo mismo de quienes te pudieran acompaar, no les niego condiciones (las tienen bien probadas en el Centro), pero no los puedo comparar contigo, y an cuando s que eres prudente en el marchar (nuestra ruta de Galicia me lo demostr) no es lo mismo cuando hay un itinerario fijado y una ambicin deportiva por conseguir. Esto arrastra y hace arrastrar. Nuestra montaa media, por ser ms suave, es a veces ms agotadora. En las trece horas, por ejemplo, que cito en mi trabajo Alta Montaa ( Cumbres nmero 4) la longitud andada no tiene ni punto de comparacin con la por vosotros cubierta; el desnivel, casi siempre constante, es mayor y la marcha ms lenta (el tiempo es el mismo). Slo se suele llevar un desnivel: desde el Campamento base (1.800 metros de altura) ascender a una cumbre (Posets, Bachimala, Daniel Esteve. El hombre y la montaa 188 etc., 3.000 y pocos metros) con una diferencia de unos 1.500 metros como mximo. En cambio en vuestra ruta subisteis al Despeador (creo son unos 1.000 metros) para bajar y subir a las Hermosas, volver a bajar y subir a la Replana, bajar bastante para volver a subir a la Umbra y luego pasar a Pearrubia y regresar a Elda. Haz nmeros y vers como los desniveles en nuestra media montaa, y en vuestra excursin, fueron mayores, unido a que en los Pirineos asciendes con menos esfuerzo, mejor temperatura para ello, menos presin, etc. Campamento Internacional de Alta Montaa en Plan de Gistain. No quiero rebatir tus argumentos pero s rogarte establezcas comparaciones y midas fuerzas de los dems. Indudablemente que en el Centro hay montaeros con capacidad sobrada para esa prueba, pero para los que pesa la responsabilidad del mismo debemos velar por la pureza de estas pruebas. Entiendo que se ha establecido una marca, no dudo hay quien la pueda mantener y quiz mejorar, eso el tiempo lo dir, pero estas pruebas, para realizarlas, se hace necesario algn detalle esencialsimo en su preparacin: un examen mdico antes y despus de la prueba, y con este visto bueno faculta Cumbres y Riscos 189 tiv o no veo el por qu ha de haber inconveniente en que se realice con carcter oficial. Ahora bien, de no ser as la prudencia aconseja otras cosas: ese silencio de que te hablaba y t mencionas. Me dirs que aquellos atletas de la montaa no precisaron examen mdico; en efecto, como t tampoco lo precisaras, pero son eso atletas, gente preparada. Vosotros, ellos, tambin lo pueden ser. Creo que no se puede medir el esfuerzo en montaa por las horas empleadas: de la Pedrera a la Almadrava, pasando por la cumbre del Maigm, tard hace unas semanas, 18 horas. A ti te he odo decir que el ao pasado saliste a almorzar al Maigm, firmaste en el buzn del Despeador y a las doce y media de la maana estabas, aseado, paseando por las calles de nuestra ciudad. Es cuestin de velocidad , y ste es un peligro en montaa. Aquellos guas franceses del Campamento Internacional, salan con un paso rtmico, pausado, se- guro, ms bien lento (que en el llano era, para un profano, hasta ridculo) pero el mrito estaba en mantenerlo hasta la cumbre, (las bajadas eran de vrtigo, a tumba abierta como se dice de los ciclistas). Ellos s que ascendieron las cinco cumbres que cito en mi trabajo; puede que hubiera tambin gente con capacidad suficiente para seguirlos, no para aventajarlos, en el Campamento. Los dems hicieron una, dos, tres y creo que hasta cuatro cumbres. En resumen: mantengo lo que particularmente te dije, y no es ningn delito sino ms bien debe ser para ti un orgullo. Repito que cuidando de esa preparacin y con consejo y examen mdico, puede hasta solicitarse sea una prueba oficial. Ahora bien, todo es cuestin de velocidad y en ello debemos ser exigentes y cautos. Es agradable y estimulante conocer que en nuestro Centro tenemos montaeros excepcionales y hemos de cuidar de su preparacin, ver si el Centro puede hacer proezas, sacar elementos que destaquen en el mbito provincial, regional y mejor nacional. Hay en proyecto, para la prxima temporada competiciones para ellos. Debemos sacarles de la mediana, muy noble y muy digna, del Centro, y exigirles ms y ms. Esto les alegrar, como tambin el que a primeros de ao (y ya se inicia uno en el corriente mes) se hace un curso de Escalada por la E.N.A.M., muy recomendable si queris ir a alta Daniel Esteve. El hombre y la montaa 190 montaa y hacer cumbres. No escalada pura, sino curso mixto de montaismo y escalada. E n fin, amigo Miralles, queda contestada tu carta, queda definida mi postura, la misma del primer da, y espero que alguien tendr ms cosas que decirnos. Creme que me gustara conocer el criterio de nuestro estimado Dr. Tortosa. Atentamente. Daniel Esteve Poveda Felices Pascuas! Ao I - Nmero 7 - 15 de diciembre de 1961 Folleto en tamao octavo anunciando la acampada de invierno 1961. Est finalizando el ao, este primero en que nos hicimos cargo de la Direccin de nuestro Centro, en el cumple cuatro aos de existencia y adquiere la mayora de edad exigida por la Federacin Cumbres y Riscos 191 E spaola de Montaismo. A lo largo de estos meses se ha continuado la labor de nuestros antecesores y se ha dado impulso a otras ideas: este Boletn Cumbres , es prueba de ello; hemos afianzado las charlas-coloquios de los jueves, de tanto inters; est en embrin la Seccin de Escalada; es ya un hecho nuestro Refugio de Montaa; se ha designado persona encargada de la cuestin arqueolgica; nuestro montaismo ha entrado en su fase tcnica y cientfica; ha mejorado, si cabe, su servicio pblico, la Piscina El Lido; se ha celebrado nuestra anual Exposicin Fotogrfica; y tantas otras cosas que nos desvelan y preocupan. Hay proyectos ambiciosos, pero queremos hablar de realidades, de hechos. Todo ello ha sido posible gracias al esfuerzo y colaboracin de todos, a la labor de los equipos con que cada Seccin o Vocala cuenta, que hemos responsabilizado. Pedimos a todos que contine, y vaya en aumento, esta ntima colaboracin, y para todos, en estos das sealados en que el Hijo-Dios, en un humilde establo, vino al mundo para su redencin, os deseamos sinceramente que l sea con vosotros, siempre, y en estas fiestas de Navidad que deseamos muy felices. La Directiva Daniel Esteve. El hombre y la montaa 192 V Acampada del Reino de Valencia Ao I - Nmero 12 - 18 de mayo de 1962 Nos ha cabido el honor de su organizacin y desarrollo. No es cosa fcil dada la envergadura que est tomando esta reunin o asamblea de montaeros, sin embargo por el prestigio de nuestra ciudad, por el auge de nuestro Centro, estamos obligados a igualar, por lo menos, a los anteriores centros organizadores. Fontanelles, fue el lugar elegido para el V Campamento Regional. E sta V acampada debe ser resultado del trabajo y colaboracin de todos sin excepcin, su triunfo o su fracaso ser del Centro, ser de todos, no ser de la Directiva, pues cuando pensamos en alguna de las acampadas anteriores y hemos de resaltar virtudes o defectos no los achacamos a tal o cual persona, si no al organizador, y con l a la ciudad a que pertenece. Labor de envergadura esta V acampada que tampoco puede ser trabajo de pocos, sino de todos. Todos estamos obligados a contribuir y esta contribucin puede y debe ser variada, desde el encuadramiento en las Secciones que se creen a cuyo frente habr elemento responsable, hasta el silencio de aquellos que no puedan o no quieran colaborar (mal est no ayudar pero peor es criticar, censurar, Cumbres y Riscos 193 d ividir o derrotar a los que animados de buena fe, se prestan a la ayuda y a la colaboracin). Programa del campamento. Con sincero espritu cristiano, con la buena fe de nuestra aficin montaera y sacrificando un poco de nuestro egosmo personal, en pro y en beneficio de los dems y de lo que debe constituir una idea comn, esperemos que nuestro Centro, y nuestra querida ciudad, quede en el lugar que merece y le corresponde al organizar y llevar a cabo la V Acampada del Reino de Valencia. El Presidente. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 194 FELICES PASCUAS! Ao II - Nmero 18 - diciembre de 1962 Como en el pasado ao, al llegar estas fechas, hacemos recuento de nuestros hechos ms sealados en la vida del Centro: L a Cabalgata Montaera de Reyes, constituy un emotivo xito, recogido en prensa y radio locales. Es actividad que hemos de mantener y este ao tambin se celebra. El Centro inaugura su nuevo local en la calle Menndez Pelayo, 6. Se nombra la Redaccin de Cumbres, y contina, con regularidad su publicacin mensual. El cuatro de marzo y en la Sala Rex, se efecta la anual entrega de premios. Asistencia a las Acampadas Provincial y Regional organizadas por los Centros de Cocentaina y Alcira. Asistencia a Marchas de Orientacin y Regularidad provincial y regional. Representados en el XXI Campamento Internacional de Alta Montaa celebrado en Picos de Europa. Creacin de la seccin de Topografa e iniciacin en Orientacin mediante charlas y prcticas preparatorias para la I Marcha Local de Orientacin a celebrar prximamente. Temporada de El Lido, magnfica en organizacin y asistencia. Primera fase de obras en el Refugio de Montaa San Bernardo. Designacin, y posterior ratificacin por la Federacin Regional para que nuestro Centro organice el V Campamento de Montaa. Hallar lugar, lograr premios y proyectar programacin V Campamento, en cuyo desarrollo se encuentra la Junta Organizadora del mismo. Celebracin en septiembre, del II Saln Nacional de Fotografa, II Manifestacin Local de Filatelia y I Exposicin Arqueolgica Local, fue un fiel exponente de nuestra contribucin a la cultura local, constituyendo un merecido xito. Cumbres y Riscos 195 C atlogo del certamen fotogrfico. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 196 Admirando el paisaje en Sierra Espua. Campamento Internacional en Picos de Europa en el Puerto de Aliva. Cumbres y Riscos 197 S e exploraron nuevas zonas, visitamos la incomparable Sierra Espua. Adquisicin de un televisor. Suscripciones pro-damnificados del Valls, pro-madre espelelogo Llopiz, actividades regulares y normales del Centro: marchas, acampadas, concursos, etc., etc. Ha sido un programa amplio que ha demostrado la razn de ser del Centro Excursionista Eldense. Ya el ao pasado se iniciaba una nueva fase, la de adquirir y divulgar conocimientos tcnicos, y aun cuando levemente, se obtienen frutos que constituyen la levadura para la poca de intensa formacin tcnica en el prximo ao. El que termina ha sido de iniciacin, el prximo ser de intensificacin y viene a corroborarlo los propios designios de nuestra joven Federacin Valenciana de Montaa. Son inmejorables los deseos y propsitos, y para su desarrollo precisamos la colaboracin de todos, y especialmente buena fe y mejor voluntad, peticin adecuada en estas fechas en que la eterna y renovada leccin del Nio-Dios, de humildad al venir al mundo en un pesebre, para su redencin, sea smbolo y antorcha de fe, en nuestro diario batallar. Gloria a Dios en las alturas y paz, en la tierra, a los hombres de buena voluntad! Felices Pascuas! La Directiva. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 198 Circular de sumo inters a todos los socios para contestar antes del da 15 de los corrientes Ao II - Nmero 17 - diciembre 1962 Elda a 3-12-62 Por la Delegacin Regional, futura Federacin Valenciana de Montaismo, va a editarse una revista con carcter trimestral, que iniciar su publicacin el da primero de marzo de 1963; en ella todos los centros excursionistas tendrn espacio para publicar sus actividades y trabajos literario-montaeros, en la cual se tiene mximas esperanzas e ilusiones. Su direccin est a cargo del Vocal de Prensa y Propaganda de la Delegacin, cuya responsabilidad ha recado en la persona de don Jos Soler Carnicer, de todos conocido y estimado, e idneo para la Seccin que se le ha encomendado. En esta revista tiene tambin puestas grandes ambiciones la Federacin Espaola de Montaismo y se proyecta conseguir su pu- blicacin gratuita, pero hoy ha de contarse con el apoyo de todos los Centros. Se fija su precio en cinco pesetas el ejemplar (un total de 20 pesetas al ao). Es labor de extraordinario inters para todos los montaeros de la Regin, y todos hemos de colaborar; volvemos a repetir aquello de que la obra de muchos no puede ser el trabajo o ayuda de pocos. Se precisa conseguir el mayor nmero de suscriptores; la cantidad no tiene importancia y esperamos, y deseamos, que todos y cada uno de los socios de nuestro Centro Excursionista, soliciten una inscripcin. A esta llamada general no puede defraudarnos las ilusiones que tenemos puestas y esperamos con las nuevas directrices de nuestra Delegacin, que dicho sea de paso, viene con mucho deseo de trabajar y colaborar en pro del montaismo regional para elevarlo al rango y categora que merece dentro del mbito nacional e internacional. No podemos estar ni ajenos ni apartados de esta ocasin propicia para conseguir tambin para nuestro Centro Excursionista, el rango y categora que merece dentro del mbito regional y nacional. Cumbres y Riscos 199 Algunas de las portadas del Boletn Riscos. Ha de contestarse muy en breve a la Delegacin sobre el nmero de suscripciones de cada Centro. De ello depender la existencia o no de la revista proyectada, y por ello te rogamos rellenes el boletn del pie de la presente y lo enves al Centro Excursionista Eldense por correo o lo deposites en el Buzn de dicho Centro, antes del da 14 del actual. Por la Directiva El Presidente Nota: Se inclua al pie un pequeo taln para rellenar la suscripcin Daniel Esteve. El hombre y la montaa 200 V CAMPAMENTO REGIONAL DE MONTAA Ao III - Nmero 24 - mayo 1963 Lo que a lo largo de un ao nos preocup, estimul y desvivi ha terminado. El V Campamento Regional de Montaa, pas a la historia del Centro Excursionista Eldense, y pas como un xito ms. Ha sido ello posible gracias a la colaboracin de todos, sin excepciones, pues si unos contribuyeron con su trabajo personal, otros lo hicieron con su silencio, que tambin es colaborar. E l lema que nos impusimos de sencillez y deportividad se llev de principio a fin. La buena voluntad de todos ha hecho posible lo dems. Propios y extraos quedaron sorprendidos de las instalaciones montadas en el campamento, su propia sencillez llamaba la atencin, con medios casi naturales se haba conseguido que lo que a algunos pareci insuficiente sobrara. El ambiente fue montaero, las actividades tambin, y teniendo en cuenta que un Campamento de Montaa es proyeccin hacia fuera, es decir, lugar base para realizar actividades de montaa, no fue aprovechado exactamente por todos los asistentes, pues algunos permanecieron en l, cuando su aficin estaba fuera. Aconsejamos en futuros campamentos su despueble completo y slo al regreso de las actividades volver a reunirse en l para descansar de la jornada, alimentarse y agruparse en el fuego. Se han recibido numerosas felicitaciones de entidades que estuvieron representadas y cabe destacar la del Presidente de la F.V.M., la del Secretario General de la F.E.M., la del Presidente de la Seccin de Montaa del Club Alpino Guadarrama, y la de tantos otros asistentes. Personalmente me encuentro orgulloso y felicito sinceramente a todo el Centro Excursionista Eldense que ha sido capaz, con su estrecha colaboracin y labor de equipo, de desarrollar esta actividad, sin duda, la de ms responsabilidad de las llevadas a cabo, hasta hoy, por nuestro Centro Excursionista. Que perdure esta unin y colaboracin y sus frutos no tardarn en dejarse sentir. Cumbres y Riscos 201 C uriosa imagen con algunas de las personalidades que asistieron al Campamento Regional de Montaa organizado por el C.E.E. en 1963, donde podemos ver al Alcalde de Elda, Don Antonio Porta, al Cura Don Jos Lorenzo y al Mdico, el Dr. Tortosa junto a ellos Enrique Obrador, Lucinda, su esposa y Fini Villaplana. El Presidente Daniel Esteve. El hombre y la montaa 202 Centro Excursionista Eldense Boletn Riscos n 15 Ao V junio 1967 Durante varios aos diversos grupos sin relacin entre s, intentaron reiteradamente constituir en Elda un centro que agrupara a todos los aficionados al montaismo, realizando gestiones que no fructificaron hasta el ao 1956, en que la mayor parte de ellos se reunieron, considerndose la necesidad de unirse y constituir una sociedad montaera. El 11 de febrero de 1957 se nombr una comisin encargada de realizar las gestiones oportunas para constituir oficialmente una sociedad cuya denominacin sera Centro Excursionista Eldense. Esta comisin tom contacto con el Centro Excursionista de Alcoy, prestigiosa entidad provincial veterana en estas lides, para el asesoramiento oportuno. Justo es decir que los alcoyanos prestaron una eficacsima ayuda, apoyando con gran calor la idea y acogiendo en su seno a los montaeros eldenses, en calidad de socios adheridos, hasta tanto fuera legalizada la nueva sociedad. Ms de un ao transcurri, henchido de actividad montaera y al mismo tiempo de incertidumbre y ansiedad por la autorizacin oficial que no llegaba, hasta que en la primavera de 1958, el 9 de mayo, la Federacin Espaola de Montaismo aprob los Estatutos por los cuales se regira en lo sucesivo el Centro Excursionista de Elda. Una sociedad ms, a la que se auguraba una corta vida por aquello de la especial idiosincrasia eldense que, pese a ello, ha demostrado su personalidad y vitalidad durante estos diez aos, dejando sentados unos pilares que garantizan la continuidad de la misma. Muchos hombres, cuyos nombres sera prolijo detallar, han dirigido, desde entonces, la sociedad. Todos pusieron su mejor empeo y a todos debe el Centro Excursionista algo de su existencia. Sin embargo, merece un emocionante recuerdo Francisco Prats (q.e.p.d.), socio fundador y primer presidente, fallecido tras cruel enfermedad el 13 de septiembre de 1965. La Seccin de Montaa, base fundamental del C.E.E. y la que con ms adeptos cuenta, ha realizado ininterrumpidamente, ao tras ao, la actividad propia de la misma, destacando las salidas a la alta Cumbres y Riscos 203 m ontaa nacional, y aunque no ha tenido xitos tan brillantes como otras secciones, es digno de destacar su gran constancia y espritu de superacin. Recientemente se ha creado el Grupo Eldense de Montaa, dentro de esta seccin, que tiene la misin de especializar y preparar a sus agrupados para actividades de alta montaa, y del que se esperan grandes xitos deportivos. Tambin se realizan actividades de topografa y orientacin y prctica de escalada, stas debidamente controladas. A la de Montaa le sigue en importancia la Seccin de Camping, fuente inagotable de nuevos socios, que atrados por la estancia de unos das en plena naturaleza han acabado siendo consumados montaeros. Simptica seccin a la que caben los xitos de la organi-zacin de la VI Acampada Provincial de 1960, y del V Campamento Regional de 1963 en los pintorescos lugares de El Terol (Tibi) y Fontanelles (Biar), respectivamente. No poda faltar en este Centro Excursionista quienes desearan explorar las entraas de la tierra y desde los momentos iniciales la Seccin de Espeleologa ha venido desarrollando desde un aspecto puramente deportivo a otro cientfico-deportivo, que actualmente goza de un gran nivel. No han tenido suerte estos buenos componentes de la Seccin de Espeleologa, coronando sus esfuerzos con el hallazgo de una sima verdaderamente importante. Recientemente ha sido creada la Seccin de Refugios, con la misin de habilitar y conservar refugios de montaa, cuya primera actividad ha sido la puesta en marcha del refugio San Bernardo, con capacidad para ocho personas, siendo susceptible de ampliacin, y que se halla ubicado en el paraje denominado Rabosa baja, en el trmino de Petrel. Para este Centro, la accin cultural va ntimamente ligada con la deportiva, y en este aspecto, el Centro Excursionista Eldense ha intentado inculcar diversas enseanzas formativas para sus asociados, cristalizando en varias secciones culturales. La Seccin de Arqueologa ha tomado a su cargo la tarea de descubrir las diferentes civilizaciones que moraron en el valle de Elda, habiendo logrado importantes trabajos de prospeccin arqueolgica en distintas zonas del trmino y de otros lugares. Como premio a la eficiente labor de esta seccin, se ha creado por el Ayuntamiento de Elda el Museo Municipal de Arqueologa, a cargo nuestro, que Daniel Esteve. El hombre y la montaa 204 funciona desde hace tiempo en el domicilio social, y que ya cuenta con variado e importante conjunto de piezas arqueolgicas extradas del subsuelo del valle. La Seccin de Prensa y Propaganda se encarga de difundir todas estas actividades a travs de la prensa y radio. En ocasiones esta Seccin ha editado el Boletn Cumbres, obra muy querida del Centro, pero de muy difcil realizacin, lo que motiva grandes periodos de silencio en sus Salidas. Una de las ms simpticas actividades de este Centro es la Campaa de Reyes Magos en la cual, y en el da de tal festividad, los montaeros se esparcen por las comarcas cercanas para llevar juguetes y regalos a los nios que residen en apartados lugares de los campos y montaas. En estos diez aos de existencia, el C.E.E. ha adquirido una gran estabilidad social, forjador de grandes lazos de amistad y sincera convivencia, donde no existe, ni puede existir, discriminacin alguna y donde cualquier persona de buena voluntad puede encontrar su sitio en la prctica del deporte y la cultura. Cerca de seiscientos socios tiene el Centro hermanados por el deporte de la montaa, unidos en la intencin de ser mejores cada da, para bien de Elda y engrandecimiento de nuestra Patria. * Quienes apreciamos la cultura montaera nos hubiera gustado que aquellos esfuerzos en la primera poca por difundir el pensamiento y los logros del montaismo eldense, hubieran tenido continuidad y presencia en un medio exclusivo que nos habra permitido conocer los detalles de todos los importantes acontecimientos ocurridos. No ha sido as, tal vez porque Elda ha sido siempre excesivamente industrial y trabajadora, poco preocupada por este tipo de manifestaciones culturales. ___ El Boletn Cumbres fue una de las muchas ideas lanzadas con el nimo de encontrar la gente que la recibiera como suya y fuera capaz de desarrollarla en el tiempo. El equipo humano para su confeccin e Cumbres y Riscos 205 i mpresin estaba, pero falt lo ms importante, que es, la creacin literaria. Portada de la II exposicin arqueolgica. El avance cultural fue muy notable. *** Daniel Esteve. El hombre y la montaa 206 Un nuevo estilo 207 VIII Un nuevo estilo Muy pocos montaeros del valle conocen los detalles de la transicin que se inici, a primeros de los aos sesenta, entre las races excursionistas y el montaismo, motivo por el cual, creo vale la pena que me detenga en ello, por el gran papel que Daniel Esteve re- present en aquel cambio. E n Elda, al igual que en la mayora de sociedades de Espaa, el hecho de salir a la montaa, se vea encuadrado dentro de los usos y costumbres que el excursionismo tena acuados desde sus inicios. En nuestra ubicacin mediterrnea influy el estilo cataln de larga historia, nacido en 1876 donde todava, salvo movimientos minoritarios de grupos de escaladores y alpinistas, predominaba la tradicin, representada por conservadurismos, y aunque ello no impidi el desarrollo de la tecnificacin, que incluso fue vanguardista dentro de Espaa, la influencia primera que lleg al reino de Valencia, tuvo ms que ver con los postulados clsicos del excursionismo, cuya principal razn de ser haba sido el estudio pormenorizado de Daniel Esteve. El hombre y la montaa 208 Catalua, ms que el enfoque deportivo de la montaa. En Valencia la corriente habra de ser igualmente excursionista. El testigo en el Reino Valenciano lo cogi la asociacin Lo Rat Penat en 1878. En 1912 Se crea en Valencia el Comit Provincial de Exploradores de Espaa , que poco despus se extendi a Alicante y tambin a Elda y a Monvar. En 1922 los alcoyanos crean la Societat Naturista-cultural, en 1926 ya se conocen actividades de la Colla Excursionista el Sol , de Valencia, cuyos argumentos siguen siendo los mismos como se puede leer en un cartel del ao 1936. En 1946 se funda el Centro Excursionista de Valencia. Cartel de la Colla Excursionista El Sol del ao 1936. No sera hasta el ao 1959 cuando, con la creacin de la seccin valenciana de la E.N.A.M. (Escuela Nacional de Alta Montaa), el excursionismo tradicional comienza a tecnificarse y ello ocurre en unos momentos donde aquel excursionismo comienza a sentir el desgaste de los aos y con ello, la usurpacin del trmino crendose la necesidad de distinguir entre clases de excursionistas. Un artculo editorial, aparecido en agosto de 1959 en el boletn Senderos , portavoz de la Unin Excursionista de Catalua, que Un nuevo estilo 209 agrupaba, entonces, nada menos que a 17 sociedades repartidas por distintas localidades de las provincias catalanas, deca as: Excursionistas Montaeros No es la primera vez, ni la centsima, que estuve tentado de romper una lanza en contra de la palabra excursionista, y ello debido a la confusin reinante en justipreciar el intrnseco valor de los hombres en cuanto a excursionista o excursionismo se refiere, y por la forma de comportarse de muchos __ intolerable a todas luces __ , que llega a entremezclarnos entre gente que no merece el placer de la montaa. Claro que el diccionario define excursionista como una persona aficionada a las excursiones. Pero tambin lo define como: Viaje corto y rpido; como Soldado que va al encuentro del enemigo, a lo que tambin llama Correra, o Que hace excursiones o viajes, por comn cortos y de recreo, a varios puntos, y particularmente al campo. Pues bien. Si el excursionista es todo eso, bueno sera aquilatar el valor de la palabra en cuanto a las entidades excursionistas y a sus asociados se refiere, porque es tal la cantidad de gente excursionista que pulula por estos mundos de Dios y que __ salvo honrosas excepciones __ , dejan el signo de su incultura, que creo es hora de revalorizar el verdadero alcance y significado de esta palabra. Hoy, como ayer, hieren nuestros sentimientos esas razonables notas de las autoridades, recomendando prudencia a los excursionistas, a fin de evitar la quema de bosques, que tanto lamentamos. El artculo contina insistiendo en el tema e incluso comenta un caso real que le ocurri al autor, pero creo que es suficiente lo expuesto para ver cmo el vocablo excursionista ya comenz a estar gastado a mitad del siglo XX. Llama la atencin el uso del trmino montaero, en el ttulo, sin que luego se atreva a proponerlo a lo largo de su enunciado como alternativa, posiblemente por lo encorsetado del excursionismo en aquellos aos y en aquella regin. Una muestra del predominio conservador frente a las nuevas corrientes tcnicas del montaismo, lo encontramos en el prlogo del primer libro de escalada que con ese mismo ttulo se publi Daniel Esteve. El hombre y la montaa 210 c en 1948. Su autor, Ernesto Mallafr que haba fallecido dos aos antes en un trgico alud en el Pirineo, tena prcticamente acabado el libro y le haba pedido a Estanislao Pellicer, Jefe de la Delegacin Regional Catalana de la Federacin Espaola de Montaismo que escribiera el prlogo que reproduzco parcialmente. En el se advierten los temores del escalador, aunque Pellicer quite hierro al asunto. Dice as: Prlogo Hace unos aos, un grupo de socios del Centro Excursionista de Catalua se me acerc solicitando mi modesta cooperacin para constituir una seccin de escalada dentro de la entidad decana del montaismo, pues teman, infundadamente, que una visin demasiado tradicional de los elementos rectores del C.E.C. les impidiera ver realizados sus deseos. No tuve, en verdad, necesidad alguna de ser valedor de aquellos jvenes escaladores. Sus propsitos obtuvieron la mejor acogida, y la creacin del CADE (Centro Acadmico de Escalada) dentro del Centro Excursionista de Catalua fue lograda no slo sin dificultades, sino con marcada simpata Bueno. Opine el lector, cual deba ser el ambiente, para que aquellos escaladores le pidieran ayuda a Pellicer. E n nuestra Regin Valenciana los aires nuevos vinieron directamente desde la capital de Espaa, envueltos, como dije, en la E.N.A.M., vinculada a la Federacin Espaola de Montaismo y por lo tanto, habran de ser muy bien recibidos por los directivos de la recientemente creada Federacin Valenciana de Montaismo, que vio la luz a finales de 1962. El primer presidente de la valenciana fue Don Antonio Daza Martnez, que haba sido delegado de la F.E.M. anteriormente, y a l le correspondera orientar las nuevas tendencias del montaismo para lo cual habra de ser Daniel Esteve el ejecutor de esas nuevas normas, algo as, como la punta de lanza que deba poner en prctica, sobre el terreno, el nuevo estilo de interrelacionarse con la naturaleza bajo nuevas maneras, ms acordes con la relacin directa con la montaa: el montaismo. Un nuevo estilo 211 E l primer contacto que Daniel tiene con Daza fue en noviembre de 1962 con motivo de la marcha regional celebrada en Castelln. En una carta a su hermano Juan, Daniel le comenta: Conoc al Delegado Regional de la FEM, que pertenece al GAM nacional, un chico que vale mucho en el montaismo, y con el que me he de reunir de nuevo el da 2 de diciembre para cuestiones del montaismo regional y del campamento (ya no es acampada) que hemos de celebrar en abril. Tiene proyectos para realizar excursiones netamente montaeras a los Pirineos. Lo que en trminos tcnicos se llaman travesas de montaa, vivaqueando, es decir, sin tiendas de campaa, con slo saco de dormir, o aprovechando la cadena de refugios. Como es cuestin a programar, ya me ir enterando. Daniel que, recordemos ya tena experiencias en los Pirineos, entendi muy bien los matices que aquel Daza le haba transmitido, en cuanto al nuevo estilo que la Federacin Espaola, quera implantar en la regin valenciana. Con fecha 16 de noviembre de 1962 Daniel le enva un amplio listado de sugerencias con motivo de la reunin de presidentes de la regin valenciana que tendra lugar prximamente y que al fin y a la postre, luego fue la reunin constitucional de la nueva Federacin Valenciana, que reproduzco, como prueba de las inquietudes del montaismo eldense en aquel momento. Cuestionario de sugerencias propuestas por este centro para la reunin de presidentes y secretarios con el delegado regional de la F.E.M. a) Adquisicin, por la Delegacin, de una tienda de campaa de gran capacidad, al estilo de la que ofrece la F.E.M. en el Campamento Internacional de Alta Montaa. (Recordemos que Daniel ya conoca este tipo de tiendas gigantes). Finalidad: no siempre se celebrar nuestro Campamento Regional de Montaa junto a una casa o masa que nos ofrezca sus habitaciones; no siempre el ambiente ser adecuado para celebrar al aire libre reuniones. En ella podra celebrarse reuniones, conferencias, curso, etc. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 212 b) Adquisicin en el extranjero, por la Delegacin, a travs de la FEM de brjulas, adecuadas a la prctica de orientacin en montaa. En Espaa se encuentran caras y no siempre adecuadas. Poner a disposicin de los Centros este necesario instrumento de precisin para darle el inters que merece la orientacin. c) Poner al alcance de todos los montaeros, con la mxima divulgacin, conocimientos prcticos y tcnicos de montaismo, en general, y con carcter especial, de escalada y espeleologa. No es fcil el desplazamiento a lugares de concentracin para estos cursos. Quiz complicado el desplazamiento de tcnicos para hacer breves cursos en los centros. Pudiera hacerse una especie de cursos por correspondencia (valga la comparacin), en el que, desde la Delegacin podra enviarse a los distintos centros una lecciones tericas sobre montaismo, una gua o base, para que cada Centro siguiera estos cursos, y coronar los mismos con una visita de persona tcnica que al propio tiempo que servira de comprobacin del curso, pudiera completarlo con lecciones prcticas que seran mejor recogidas por los ya iniciados, y que sera la levadura de siguientes cursos. Con esto se suplira la falta de conferenciante o complementara la labor de ste. d) Diapositivas, de valor instructivo, en las que, ordenadas y clasificadas, podran ir acompaadas de una breve explicacin o comentario que cualquiera pudiera leer al propio tiempo, supliendo con ello al representante o conferenciante, que siempre ofrece los inconvenientes del desplazamiento y aspecto econmico de la cuestin, y de esta forma se dara mayor difusin a conocimientos tcnicos entre los Centros. Este medio puede ser complementario del Curso antes referido o mal llamado por correspondencia. e) Informacin tcnica sobre marchas y sistemas. Posiblemente habr publicaciones, las desconocemos y es conveniente su mxima divulgacin prctica. f) Publicacin, por la Delegacin, de una revista regional de montaa, con la colaboracin y participacin de toda la Regin levantina. Un nuevo estilo 213 En principio, como ensayo, que sea trimestral o semestral, y que su desarrollo y eficiencia aconseje su futura frecuencia y regularidad. Obligacin de cada Centro de publicar en cada nmero de esta revista sus actividades o algn trabajo literario-montaero. Obligacin de cada Centro de publicar en la revista, una vez al ao, una gua sobre un itinerario de montaa correspondiente a la comarca en que desarrolla sus actividades. Dndose normas sobre lo esencial en estas publicaciones: plano del itinerario, horario del mismo, descripcin detallada, terreno atravesado, flora, fauna, datos histricos si los hay, o curiosos sobre costumbres, altura de las cumbres, dificultades de stas, paisajes y cuantos datos se consideren de verdadero y autntico inters, incluso fotografas. Todo ello condensado, extractado y sin retricas, con la austeridad y sencillez que caracterizan las guas de montaa. Finalidad: entrar en la parte tcnica todos los centros y hacer que sus socios se muevan con una misin educativo-montaera en sus actividades, dando autntico carcter de ser y de presencia montaera, a la vez que, un da, puedan recopilarse todas estas publicacio-nes constituyendo una autntica Gua de Montaa de la Regin Levantina. g) Que sea la Delegacin la que organice, al estilo de la FEM o na-cional, sus actividades, dando cabida en ellas a todos los Centros de la Regin, y cada ao encomiende a ella, la Delegacin, el centro que ha de desarrollar la actividad, bajo la supervisin y patrocinio de la Delegacin. h) Que se autorice el cambio del nombre de V Acampada del Reino de Valencia, acordado en el Valle de la Casella (IV Acampada, organizada por el Centro de Alcira), por el de V Campamento de Montaa del Reino de Valencia, y el Centro organizador correspondiente a esta actividad, su carcter montaero. i) Que por la Delegacin se solicite de la FEM ayuda econmica o patrocinio de la misma a los Campamentos Regionales de Montaa. j) Adquisicin de material tcnico por los Centros a travs de la Delegacin, y que por sta se pueda confeccionar una lista de art Daniel Esteve. El hombre y la montaa 214 culos y precios, as como facilidades de pago a los Centros ms dbiles econmicamente. k) Ayuda a los Centros para la creacin de Refugios de Montaa, siempre que stos se encuentren enmarcados en zonas de inters montaero. l) Ayuda a Centros para acondicionamiento de Refugios de Montaa ya existentes. ll) Que la Delegacin organice Campamentos en zonas montaosas nacionales de inters y expediciones colectivas a la misma por componentes de Centros de la Regin. Organizar, la Delegacin, viajes colectivos a lugares claves de zonas montaosas de donde partiran diversos grupos a distintos itinerarios. m) Reunin anual de Presidentes y Secretarios de entidades, con independencia de cualquier otra clase de actividades, para estudiar y tratar sobre cuestiones de inters propuestas por las diferentes Sociedades previamente, constituyendo un orden del da, que se debe llevar estudiado y preparado a la reunin, con nimo de mejoramiento y buena voluntad, del que debe estar ausente la polmica y el entorpecimiento. Si leemos con atencin las anteriores sugerencias veremos que, prcticamente todas fueron la base del funcionamiento futuro de la Federacin Valenciana de Montaismo . ___ Hay que tener en cuenta ___ Me interrumpe Daniel ___ que muchas de ellas ya haban sido consensuadas con Antonio Daza, bien en persona, bien por carta. Unas venan recomendadas por la propia Federacin Espaola y otras fueron aportacin directa de nuestro Centro. * Un nuevo estilo 215 Tres denominaciones diferentes para una misma actividad. Ao 1962. Era evidente que la F.E.M. quera homogeneizar lo ms posible las actividades en las distintas regiones y especialmente en la nuestra, la cual, siendo limtrofe con Catalua, debi presentar mayores obstculos por razones de tradicin, que en aquellas otras provincias o regiones, donde el excursionismo no estaba tan arraigado. Fue fundamental el apoyo del Centro Excursionista Eldense, recientemente creado y con poca o ninguna tradicin, en el sentido dado. Antonio Daza lo tuvo muy fcil al poder contar con la persona de Daniel Esteve, su amplitud de miras, tal vez falto de esa tradicin excursionista, pero entusiasta y de gran vala, resultara determinante para lograr el cambio del excursionismo tradicional localista, al montaismo de mayor apertura. Hoy puede parecer que aquello no debi ser difcil, pero habra que tenerse en cuenta el fuerte arraigo existente en las poblaciones valencianas. Como muestra de las reticencias existentes slo hay que echarle un vistazo a la doble, e incluso triple denominacin que se le dio a algunas actividades, aun siendo de carcter regional, como ocurri con motivo de la IV Marcha de Regularidad por Montaa, llamada tambin IV Marcha de Regularidad por Montaa del Reino de Valencia , as como IV Marxa de Regularitat per Muntanya del Pais Valenci. Evidentemente existi una lucha entre tradicin y modernidad, que fue ms que eso, pues algunos pudimos apreciar cierta pugna entre catalanistas y nacionales, en la que, el montais Daniel Esteve. El hombre y la montaa 216 mo valenciano finalmente decidi su independencia de todas sus formas y maneras (aunque todava colea entre ciertas sociedades al norte de la regin la idea dels paisos catalans, por supuesto todava ms en Catalua). Durante aquel mes de noviembre de 1962 la correspondencia entre Antonio Daza y Daniel Esteve, no ces y las ideas y proyectos vertidos en los escritos fueron muchos, como el intento de traer a Elda, nada menos que la proyeccin de la primera expedicin espaola a los Andes, que luego no fructific, posiblemente por las 1.000 pesetas que costaba el traslado de dos miembros de la expedicin desde Madrid, en un tiempo donde todo lo que se poda conseguir iba destinado a la organizacin de aquel V Campamento que llevaba de cabeza a los montaeros eldenses. Resulta esclarecedora y muy interesante toda la correspondencia entre ambos representantes montaeros. Daza escribe durante el mes de diciembre, tres extensas cartas a Daniel sobre muy diversas problemticas, y eso que se haban visto en la asamblea del da 2 de diciembre, as Daniel probablemente fue uno de los primeros en saber directamente de Daza que la espaola haba aprobado la Federacin Valenciana de Montaismo. Le informa tambin Daza sobre otras cuestiones, libros de montaa, etc., que Daniel le haba pedido. Daniel le contesta el 22 de diciembre. Reproduzco su carta, que creo es altamente esclarecedora de todo el proceso seguido y en algunos aspectos, entraable documento histrico. Antonio Daza Martnez Un nuevo estilo 217 22 de diciembre de 1962 Sr. Don Antonio Daza Martnez Presidente Federacin Valenciana de Montaismo Plaza Pintor Pinazo, 6 Valencia Estimado amigo: Acabo de recibir la tuya y a borbotones salen las ideas que quisiera decirte y no s si voy a saber ordenar stas y si al final va a ser un incomprensible maremagno. Os felicito y me felicito por nuestra elevacin a Federacin. Indcame la distribuidora de Manual de Alpinismo en francs. Tenemos personal que nos traducira. En otra te indicar lo que tenemos en la biblioteca del Centro en el aspecto tcnico. Hasta dentro de unos das no ir por el Centro y no podr tomar la relacin que interesas. Y vamos al Campamento, que de momento es lo que nos anima y no nos deja dormir. Como te deca en anteriores, iniciamos una serie de coloquios, los jueves por la noche, con miras a reunir a los socios y po- derles dar cuenta de lo que se proyectaba y que ms que nada irles convenciendo de la nueva trayectoria dada a nuestras actividades. Hemos celebrado las siguientes: V Campamento Regional de Montaa, Diferencia entre Campamento y Acampada, y Organizacin de un Campamento de Montaa. El fruto de ello se empieza a sentir y la gente, paulatinamente, sin ellos mismos darse cuenta, van asimilando la idea y hacindose el nimo de que en un Campamento no tiene cabida el camping. He nombrado mi equipo personal para la organizacin del Campamento (distribucin de tiendas, arreglo terreno, servicios, suministro, vigilancias, comunicaciones, etc., etc.) y he procurado introducir en el a gente sana, pero acostumbrada a las acampadas, consiguiendo con ello, animarlos, estimularlos y sobre todo tenerlos al Daniel Esteve. El hombre y la montaa 218 lado colaborando y no enfrente discutiendo. Estn encantados y creo haremos buenas cosas en este aspecto. La seccin de montaa y topografa, est actuando en los itinerarios y planos. Contamos con inconvenientes en la falta de tiempo y lo lejos que est situado el lugar, de nuestra poblacin, aproximadamente unos veinte kilmetros. En esta poca los viajes en moto no son agradables. La tendencia nuestra, y como siempre, te comunico para ir de acuerdo, es la de simplificar todo hasta el lmite; vamos a ver si es posible que con la subvencin de la Federacin tenemos bastante para la organizacin y desarrollo y de esta forma, cualquier sociedad por modesta que sea se encontrar con nimos y capacidad econmica para organizarlo en otros aos. El programa oficial ser al estilo del de los Campamentos Internacionales y se har una tirada de unos 2.000 ejemplares, con el fin de remitir a cada sociedad un centenar, y que nos queden otros quinientos para entidades oficiales, sociedades ms afines, y distribuir en el Campamento. Este es un capitulo que todava no lo he presentado a la Directiva, y quiz fuera conveniente reducir la tirada a la mitad, enviando tambin la mitad a las sociedades. El haber indicado 2.000 ejemplares viene del nmero de monografas que se solan hacer, pensando en un ejemplar por asociado valenciano. El programa de actividades estar formado: sbado, a una hora prudente por la tarde, concentracin en Biar y subida al campamento, montaje de tiendas y por la noche fuego de campamento, sencillo y corto. El domingo, salida temprano para una o dos excursiones de una duracin de cuatro horas, ms tarde salida a otras excursiones de menos duracin, todas ellas, a las doce, en el Campa- mento, y a esa hora Curso de Montaismo, Socorros, Mutualidades, etc., etc. (de ello ya se programar temas). Comida, descanso y nueva Salida en excursiones cortas, prcticas de escalada, orientacin; reunidos de nuevo en el Campamento, celebracin de Misa, despus segnda sesin de cursos, o conferencias, cena y fuego de Campamento. Lunes, temprano una o dos excursiones largas, 3 o 4 horas de dura-cin; ms tarde otras cortas, cursos de escalada, orientacin etc. A las doce, reunidos todos en el campamento, tercera sesin de cursos o conferencias. Comida, descanso, y clausura del campamento. Por la tarde de este ltimo da, la experiencia nos dice que nada de lo que se organiza se celebra pues viene la desbandada. Un nuevo estilo 219 La parte de cursos y especialidades, contamos con los instructores de la Federacin Valenciana. Creo es una oportunidad de tener reunidos a montaeros de toda la regin, y puede programarse un curso que pudiera ser de extraordinaria utilidad. Para ello ni estamos preparados ni contamos con elementos. Podemos ayudar algo, no mucho en la iniciacin a orientacin, lectura de planos, interpretacin, manejo de la brjula. Nos ha prometido un doctor, joven perteneciente a nuestro Centro, que asistir al mismo en calidad de montar el servicio mdico y dar alguna conferencia sobre curas de urgencia y accidentes en montaa. Este servicio estar cubierto con l y un practicante, tambin del Centro. Solicitaremos un servicio de camillas de la Casa de Socorro de Elda. Es deseo nuestro que las excursiones y actividades que se programen tengan el aliciente necesario y el estimulo adecuado para que los asistentes al campamento, abandonen ste y no queden l, cayendo en actividades campistas que no queremos. Se tiene en estudio una sencilla marcha de regularidad, que siempre atrae a muchos, con una distincin a los clasificados que les anime (un bandern, un escudo, etc.) y una tambin muy sencilla, marcha de orientacin en plan de prctica. Se suministrar pan y los artculos ms indispensables, de los que confeccionaremos una lista a un socio del Centro que tiene establecimiento y que ha solicitado se le conceda el suministro, aparte de dicha relacin l puede llevar los que quiera, y se le ha pedido indique los precios que ha de cargar para su estudio, pues no autorizaremos ms que un margen mnimo para compensar los portes. El propsito es no autorizar la venta de vino y bebidas alcohlicas. No se suministrar paja. Hemos de ir consiguiendo que el montaero tenga su equipo completo y en el, como indispensable, el saco de dormir. Se anunciar en el programa, o no dir nada, segn convenga. Sin embargo como medida de precaucin y para algn caso delicado se tendr unas balas de paja. El lugar del campamento, prcticamente est decidido: Sierra de Fontanelles, a 875 metros de altura. Est en la carretera de Biar a Baeres, a cuatro kilmetros de Biar, hay un casero que corresponde a la finca denominada Fontanelles, un camino se adentra en direccin a la montaa y a unos doscientos metros se deja el vehiculo y siguiendo un camino carretero, se llega a una bifurcacin y ha Daniel Esteve. El hombre y la montaa 220 de cogerse el de la izquierda que lleva a un terreno de arcilla, desde donde el camino empeora y aun siendo carretero lo es slo para unos carros ligeros, que aqu llaman voladores y que se emplean para sacar la lea de los montes. Donde se deja el coche habr unos seiscientos y pico de metros, y en lo alto del collado a donde lleva aquel camino, ms de 900 metros; el camino, aun de subida es faciln y nicamente tiene dos rampas algo pronunciadas, pero que no deben merecer importancia para quien se precie de montaero; a los treinta minutos se llega al collado (sin peso) y desde aqu al lugar elegido hay unos 15 minutos en camino bueno y de bajada suave. El lugar es antiguo vivero del servicio Forestal, los mismos bancales que servan para este menester servirn para montar el campamento. Hay un nacimiento de agua buena, un poco blanda, con un caudal de un litro por minuto, quiz algo ms (dos litros cada 1,45); el servicio de suministro puede organizarse con garantas, y existe una balsa que puede servir para el aseo y bao, junto a los bancales hay dos balsitas pequeas que pueden servir para fregar cacharros. El lugar es adecuado, y dentro de nuestra media montaa, nos parece estupendo. Rodeado de montaas, sin picazos redondeadas, cubiertas de pinos, y con varias cumbres de ms de mil metros, desde los 1.026 a los 1.206 metros (Cabezo, Reconco, etc.); hay paredes para hacer prctica de escalada, y quiz su propia suavidad venga bien para prcticas de orientacin. A unos 15 minutos del campamento hay una casa del distrito forestal, que previo los permisos consiguientes, se podra habilitar para enfermera, e incluso alojamiento de los Jefes nacionales que vinieran y si viene el Gobernador; en su explanada quiz pueda tambin celebrarse los cursos. Hemos considerado conveniente llevar al campamento a esta altura, y con esta leve dificultad del camino y transporte a hombros, por la sencilla razn de que el Campamento bajo tiene dos graves problemas: a) A cuatro kilmetros de Biar, no podra evitarse la curiosidad de sus habitantes que podran venir en masa, y si bien es verdad que su poblacin es pequea, unos 3.000 habitantes, es tambin cierto que en esta poca del ao, es costumbre (da de San Vicente), salir a merendar al campo y nos inundaran el Campamento. Un nuevo estilo 221 b) El peor. En el Centro Excursionista Eldense, existe una inmensa mayora de campistas, y buena prueba de ello lo damos en las pasadas acampadas, y el temor es que pese a toda la campaa que se haga hasta entonces, el hecho de ser fcil el acceso acudieran en masa y una vez all vayan a lo que les interesa y les gusta: el camping, y tendramos un rotundo fracaso en los fines que perseguimos. Por todo eso nos vamos arriba y Dios dir. Advertiremos (iremos comunicndolo a todos los Centros) las dificultades y sobre todo recomendaremos el mnimo de equipo, ya que hay que subirlo arriba por propio esfuerzo. I ndependientemente y sin anuncio de ninguna clase, trataremos de conseguir vehiculo que ayude a estos trabajos, bien un coche todo terreno, o bien esos carros voladores que te deca al principio, pero esto ser fuera de programa. Creo sinceramente, que si el tiempo nos acompaa, pasaremos unos buenos das en aquel lugar. El terreno donde ha de montarse el campamento es del distrito forestal, habr que solicitar el permiso, particularmente del Cabo de forestales, jefe de esta zona, lo tenemos, pero entiendo debe pedirse a la Jefatura de Montes de esta provincia. Si crees conveniente pedirlo vosotros, la Federacin, lo indicas, o en otro caso lo haramos nosotros seguidamente. De algn dueo colindante tengo permiso y se han ofrecido para todo lo que precisemos, y est a su alcance. Ven con mucho agrado lo del Campamento en aquel terreno. Supongo, pues as se acord en Junta, que se habr solicitado del Presidente de la E.N.A.M., seale un mes del ao que viene para un curso de montaismo en este Centro. Tambin te comunicaran la fecha que damos al Presidente de la Federacin E. M. para su charla, en el mes de febrero. Te incluyo copia de la carta que envo a la Fundacin Huget de Castelln. Empec sta el 22 y tuve que dejarla por cuestiones profesionales, y hoy, 24, no he querido dejarla sin terminar, y desearte unas Felices Pascuas de Navidades y Ao Nuevo. Un cordial saludo de tu Affmo. Amigo. * Daniel Esteve. El hombre y la montaa 222 Como dije, entre Daniel y Daza se cruzaron en aquellas fechas y hasta la celebracin de aquel campamento, muchsimas y ex- tnsas cartas de ms de tres y cuatro folios cada una, demostrando la preocupacin que para ambos mandatarios signific aquel campamento que supuso dar un giro en el estilo montaero de nuestra re-gin. Aquellas cartas no habran de ser la nica preocupacin por difundir ampliamente, cada uno en su zona de influencia, la nueva idea del montaismo que se estaba comenzando a poner en prctica. No era sencillo, recurdese el ejemplo de la IV Marcha del Reino de Valencia y se comprender que no todos los montaeros valencianos estaban por la labor de reconducir el montaismo, pues consideraban las nuevas normas, excesivamente duras, para los intereses meramente ldicos y recreativos que se pretendan. Daniel Esteve usara en el plano local, el semanario Valle de Elda para ir dando cuenta de los cambios que se iban a producir. Valle de Elda , ha sido desde su fundacin el vehculo semanal de expresin y sobre todo, el noticiario del Centro. Daniel escribi muchas notas para Valle, sobre todo en los primeros aos de su mandato, pero nunca aparece su firma, usando en ocasiones los seudnimos de K2 y de Huascarn , si bien, en la mayora de ocasiones, por tratarse de comunicados cortos, se encuadraban dentro del noticiario del C.E.E. Posteriormente Vicente Valero y Pedro Lpez seran los periodistas que se ocupasen de realizar las crnicas montaeras alternativamente. Aparecido el 29 de diciembre de 1962 en el mencionado semanario, el artculo de Daniel, es la declaracin de intenciones montaeras de su junta directiva y por ende del Centro Excursionista Eldense. Su redaccin est hecha con mucho tacto y suavidad. Un nuevo estilo 223 Nuevas normas para el montaismo C onvocada por el delegado regional de la F.E.M., en la zona valenciana, se celebr en Alcoy, una reunin de los presidentes de los centros excursionistas de la regin (Reinos de Valencia y Murcia). En ella expusieron los miembros que componen la delegacin su plan de trabajo, las directrices que han de encauzar el montaismo regional y la colaboracin y ayuda que de todos se precisa para elevar al rango y categora que merece nuestro montaismo. Se encuentra el montaismo nacional en periodo de progreso; se nos desconoca y, sin embargo, es hoy cuando en el ambiente internacional se nos estima y valora, quiz con mayor amplitud que en el propio ambiente nacional. Se ha dado el caso paradjico de montaeros que asistieron a cursos de montaismo y escalada en Suiza, pasaron, unos das despus, a ser guas y monitores; de cmo Espaa cuenta con un miembro (el presidente de la F.E.M.) en la asamblea internacional recientemente celebrada en Grecia; de cmo nuestra expedicin a los Andes ha sido catalogada como rotundo xito. Circunstancias suficientes para que de esta ignorancia se pasara a sincera estimacin. Al igual, el montaismo regional se va conociendo en el mbito nacional y buena prueba de ello ha sido la elevacin a delegacin de la representacin que haba, y la creacin en el prximo ao de la Federacin Valenciana de Montaismo. Naci el montaismo local por la aficin de unos pocos a habituales salidas al campo sin ms objeto que disfrutar de sus delicias, recorrer un terreno, subir una cumbre, etc., sin orden ni concierto. El aumento de aficionados cre la necesidad de un intercambio de relaciones con grupos de otras localidades y aunar aficiones, procurando realizar algunas en comn e intercambiar conocimientos, se celebraron reuniones provinciales y despus las regionales, todas un tanto Reinos de Taifas enmarcadas en el seno de la F.E.M., que supervisaba algunas cuestiones bsicas. Fue el P Alt (I Acampada del Reino de Valencia), cuando se vislumbr la ineludible necesidad de coordinacin y cabe el orgullo al C.E. de Alcoy de lanzar y plasmar la idea. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 224 Proliferaron los Centros Excursionistas y se hizo necesaria la divulgacin de conocimientos tcnicos, de encauzar, organizar y disciplinar actividades, formar al montaero, que senta la necesidad de salir al campo a algo ms que a un paseo y almorzar; naci la necesidad imperiosa de adquirir conocimientos de orientacin, de marchas, de escalada, de espeleologa, etc., etc., y entramos entonces en la fase tcnica, la ms importante, la fundamental y bsica en el montaismo. Y as se dijo por el Director de la E.N.A.M., (Escuela Nacional de Alta Montaa), que para el prximo ao se celebrarn siete actividades o cursos de la misma, en distintas zonas de la regin, para hacerlo a todos ms asequible: escalada en hielo, montaismo, socorros, campamentos, marchas; cursos que se iniciaran con unas clases tericas en los centros excursionistas y posteriormente prcticas por instructores en la montaa. Se pondr a disposicin de todo montaero los necesarios conocimientos y medios para desarrollar su aficin. Se efectuarn travesas de montaa, marchas de algunos das con campamento intercalado; la denominacin de acampada para denominar la reunin anual de montaeros, se sustituye por la de campamento de montaa, ms afn con el montaismo y se dar a esta actividad marcado carcter de tal. Por la futura Federacin Regional y con la colaboracin de todos los centros, se editar una revista montaera, rgano de la aficin regional, que ser en principio trimestral y se fija su primer nmero para el prximo mes de marzo, en la cual todos los centros expresarn sus actividades. Se estudi la asistencia a campamentos internacionales de alta montaa, patrocinados por la F.E.M., y se proyect la creacin de campamentos de alta montaa por la delegacin regional. Se suspende todo lo que pueda suponer competicin o concurso, que pueda dar lugar a rivalidad y discrepancia. El montaismo, en su ms simple concepcin, es el traslado de un lugar a una cumbre, con todas sus acepciones, la actividad que ha de desplegarse para efectuar este traslado: marcha, travesa, campamento, vivac, dificultades, escalada, etc.; y en l puede darse toda clase de especialidades, normas y tcnicas, y en esto no puede haber competicin sino realizacin con los medios y conocimientos que posee el montaero. Un nuevo estilo 225 Nuestro C.E.E. abogando por esta necesidad que empezbamos a sentir, ya inici el pasado ao su fase tcnica, y miembros del mismo se trasladaron a otros centros con el fin de adquirir aquellos conocimientos que no tenan: orientacin, espeleologa, escalada, fomentndose la levadura de las nuevas secciones tcnicas. Hoy la decisin de nuestra delegacin, futura Federacin Valenciana de Montaismo, viene a llenar nuestras mximas aspiraciones y esperanzas y deseamos que ello sea principio de actividades que elevan nuestro Centro al rango que merece dentro del montaismo nacional. Con el nuevo ao se inicia una nueva etapa en el desarrollo del Centro Excursionista Eldense, la de divulgacin y perfeccionamiento de conocimientos tcnicos montaeros. Huascarn * El Boletn Cumbres, como ya hemos mencionado en el captulo anterior, fue tambin fundamental, para transmitir a los socios las nuevas ideas que muy pronto iban a ser puestas en marcha en las actividades de la nueva Federacin. Aquella dcada de los sesenta se vio impregnada de fuerza y dinamismo dentro del Centro, llena de iniciativas y constantes comunicados a pesar de que Daniel, siempre se consider un hombre parco en palabras. ___ Siempre fui muy tmido. Al principio, cuando en una reunin, con slo que furamos tres, me limitaba a escuchar, incluso, cuando no me gustaba lo que decan, pudiendo intervenir, no lo haca por pura timidez. Me pas algo parecido a lo que ya cont sobre el miedo que me invada de nio, y de joven sobre la oscuridad de la noche. Trat de luchar contra ello y el Centro fue el medio. Como presidente tena muchas oportunidades de intervenir, de hablar en pblico; me haca un esquema, o unas cuartillas, y lo haca. No tena ms remedio. No improvisaba. No saba, tema al ridculo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 226 Esta timidez la observaba en muchos socios a los que estimaba capacitados y con suavidad les haca intervenir hasta conseguir xitos. *** Actividades 227 IX Actividades Los ms veteranos recordarn los informes de actividad, que existan a disposicin de los socios, donde reflejar los pormenores de cada excursin. Aquellos que llambamos partes de actividades, fueron tambin desarrollados durante su mandato. Daniel sola decir, cuando vena a colacin, una frase que no he olvidado: Si desaparecieron los romanos, desaparecer igualmente nuestra cultura, de tal suerte que, todo lo que no quede escrito, ser como si nunca hubiera sucedido. Daniel ha credo en ello tan firmemente, a lo largo de su vida que, incluso en los momentos de mayor agobio por trabajo o gestin presidencial, cuando hizo falta, dict a su secretaria las actividades montaeras entre pleito y pleito. Cualquier mtodo vala, antes que dejar al olvido una bonita jornada montaera. ___ Aparte del ftbol, frontn y natacin, mi gran aficin fue la lectura, que inici a los doce aos. Lea todo lo caa en mis manos, sin orden ni concierto, hasta que mi hermano me aconsej lo hiciera siguiendo cierta norma. Cualquier dinero que reuna lo destinaba a la compra de la coleccin Novelas y cuentos, que por precio irrisorio Daniel Esteve. El hombre y la montaa 228 (20 cntimos, 30, luego 60 y por ltimo una y dos pesetas), se adquiran obras muy interesantes, bien traducidas y completas. Dedicaba inters por una literatura: inglesa, francesa, alemana, italiana, rusa, espaola, etc. Me documentaba sobre dichas literaturas, elega los mejores escritores y de ellos lea sus ms renombradas obras, y as me formaba una idea sobre la cuestin. Modelo de informe de actividad del Centro Excursionista Eldense. Poda ser redactado a mano o a mquina de escribir, indistintamente. Actividades 229 Resulta evidente que la lectura incite a la escritura y Daniel no sera una excepcin. ___ Le mucho, mucho, lo mejor y lo ms clsico, as como biografas de los autores ledos. T erminada esta primera etapa, lea cualquier clase de novelas y obras sin ms inters que el momento, lo que lleg a aburrirme pues no sacaba consecuencia alguna que no fuera el momento de la lectura. Aqu viene bien alguna frase que guard: La multitud de libros disipa. Cuando no puedas leer todos los que se tienen, basta tener los que puedan leerse. Lee siempre autores afamados, y si se te ocurre leer otros, vuelve a los primeros. Los libros fueron siempre mi ilusin. Cuando profesionalmente dedicaba demasiadas horas al trabajo, adquira libros con la idea y el deseo de que un da pudiera tener tiempo para leerlos. As reun una copiosa biblioteca, muy mal organizada y orientada, con obras que nada me dicen y que nunca leer. Aficionado a la montaa, fui adquiriendo cuantas obras se publicaban sobre este deporte. En principio muy escasa, hoy tal profusin de ellas que sera absurdo pretender adquirirlas. De ellas plane gran nmero de excursiones. Con ellas realic verdaderas y autnticas expediciones cmodamente sentado en el despacho, ante mapas y guas, incluso marchas de orientacin, plano y brjula en ristre, en prcticas extraordinarias. Cuando me jubil de la montaa, en aquella idlica ascensin al Sina de 2632 metros de altitud , (relato que se incluye en el capitulo titulado jubilacin) pens que todo aquel material resultara til y prctico, para los aficionados al montaismo, por regla general gente sencilla y humilde, y decid regalar los libros especializados en este deporte o relacionados con la montaa, a la Biblio- teca Pblica, pero de Petrel, pues en Elda ya haba hecho bastante y tena que endulzar un tanto a la opinin petrelense. Lo mismo hice con la biblioteca jurdica reunida durante cuarenta y dos aos de ejercicio de mi profesin. Con ello halagaba un tanto al pueblo de mi nacimiento, que en alguna ocasin se lamentaba de mi inclinacin por Elda. Absurdo pues siempre me he Daniel Esteve. El hombre y la montaa 230 considerado ciudadano del mundo. Eres, no en donde vives, si no de donde vives. Nac en Petrel, resid en Elda, y de los dos pueblos viv. Es indudable que atesor a lo largo de su vida un importante bagaje cultural, algunos de cuyos frutos podemos disfrutar aqu. Adems de los informes de actividades seleccionados que son una minscula muestra de los que Daniel escribi, y algunos relatos ms extensos, se completa este captulo con cartas personales que, Daniel sola escribir frecuentemente a su hermano Juan. La primera carta que incluyo est fechada en la primavera de 1962, siendo Daniel presidente del Centro. Tiene el encanto de reflejarnos la carencia de cultura montaera existente en Espaa, teniendo que recurrir a las fuentes catalanas. No ocurra solamente en lo cultural. Tambin en lo deportivo. Yo recuerdo perfectamente aquella librera Quera, y tambin Deportes Puigmal, de donde compr por correo mis primeras botas cleta de montaa que incorporaban el adelanto de la suela vibram, la cual desbanc a las suelas con clavos ala de mosca usadas hasta entonces. Aparte de la rica descripcin de vivencias y excursiones en aquella, que habra de ser la ltima actividad valenciana denominada como acampada, y que precisamente dio el relevo organizativo al Centro de Elda, Daniel incluye datos y aporta curiosos testimonios, como la colocacin de la gran cruz que preside el pico de la Creu del Cardenal, que tuvo lugar durante la celebracin de aquella actividad y que segn reza en el programa de la acampada, fue donada por Don Bernardo Andrs Bono, Alcalde de Alcira y por Don Ramn Cantos Figuerola, dueo de la finca La Murta donde est emplazada la cumbre. La cruz de cuatro metros de altura, quiso reponer la de madera que se haba colocado en procesin all por ao 1500 o 1600 (desconoca el articulista este dato) en honor a Nuestra Seora de la Murta y que fue destruida por unos bandoleros a principios del siglo XIX. Pero sobre todo, me cautiva la descripcin del fuego de campamento, hoy perdido y prcticamente olvidado, por la falta de confianza de la administracin, para con las sociedades montaeras, en un olvido imperdonable del cuidado que montaeses primero y montaeros despus, han dado al espacio natural de las montaas. Actividades 231 Elda 12 de Mayo de 1962 Querido hermano: Recibimos una extensa carta contndonos tus andanzas por el Collsacabra y Las Guilleras. Hay editadas unas guas de estos lugares por la Editorial Noguer, S.A., de Barcelona, que tenemos en el Centro, sin duda las conocers, o al menos dices en la tuya que tienes mapa de aquella zona. E xiste en Barcelona una editorial especializada en cuestiones montaeras, es la Librera Quera, de la calle Petritxol nmero dos, en donde puedes encontrar todo lo que hay publicado sobre montaa, incluso publicaciones extranjeras, y mapas de todas clases, hasta se pueden adquirir las hojas que te interesen del mapa nacional editado por el Instituto Geogrfico y Catastral, escala 1:50.000 que es el ms indicado para nuestras excursiones, si bien es verdad que hay que habituarse a leer en ellos. Debe ser muy bonita la zona que has visitado y en la ocasin que tenga y vaya por ah, si puede ser iremos a verla. He estado un par de semanas sin escribirte, se me acumul mucho trabajo y no he parado un momento. Todava no he visto forma de que el trabajo lo tenga al da. Creo que esto tampoco lo lograr nunca. El domingo da 29 de abril salimos por la maana, en autocar, para Alcira. Haca un da estupendo. Llegamos al campamento, montado a unos seis kilmetros de Alcira, los autocares llegaron con gran dificultad al lugar. No haba mucha altura, escasamente unos 400 metros sobre el nivel del mar, pero la zona es bastante estrecha. Se trata de un valle rodeado de montaas de altura, con elevados y puntiagudos picos que le dan un aspecto pirenaico. El monte est cubierto de frondoso monte bajo, y gran-des pinadas. Al principio del valle, en la parte ms baja y ms ancha, hay naranjales, y luego stos se pierden por falta de espacio para quedar relegado el terreno al cauce de una quebrada rambla y un camino forestal que se mete en finca propiedad del Ayuntamiento de Alcira, muy cuidada y vigilada, por la que da gusto hacer excursiones. Se cierra el valle y hay un laberinto de montaas, con pasos muy estrechos y sendas de cabra, por la que se puede circular para salir de este valle. Lo podrs ver por el mapa del Programa que te envi. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 232 Plano que menciona Daniel a su hermano Juan. E n aquella maana nos dedicamos a montar la tienda, en medio de una gran pinada, en la que ya haba montadas otras tiendas, y a aclimtarnos, saludar a los amigos de otros centros. Vi a los que encontramos en los Pirineos, el seor Ruiz, estaba acampado con su esposa, en una pequea tienda triangular, de alta montaa y muy poco peso, pareca de nylon. (este seor es aquel viejo jorobado); vi tambin a Roca, el delegado de la federacin; al otro grandote, Navarro, y al delegado de marchas que tambin saludamos en los Pirineos. Se llegaron a montar unas doscientas tiendas de campaa. Por la maana todava hicimos un pequeo paseo por los adrededores. Por la tarde hubo reunin de directivos y como tena que asistir no pudimos hacer excursiones. En cambio el da siguiente lo dedicamos a una de todo el da, y siguiendo por el camino forestal llegamos a la finca del Ayuntamiento de Alcira, hasta un sitio muy pintoresco donde una fuente con abundante agua, y estupenda, nos sirvi de lugar para almorzar. Despus seguimos a la casa forestal subiendo a la cumbre y cruzando el macizo montaoso. Todo el monte plagado de aliagas y monte bajo que haca penosa la marcha por fuera de la senda. Cruzamos una planicie, llamada Pl de les Simetes, y llegamos a la otra vertiente de la que se divisa un paisaje muy bonito, los arrozales de Gandia. La montaa desciende en brusca vertiente hasta la planicie de esta huerta y arrozales. La altura no es grande, debe ser de unos 700 metros, pero como se eleva desde el nivel del mar, da sensacin de elevacin. A nuestra Actividades 233 izquierda se divisa el principio del valle de la Murta, ms estrecho que el de La Casella y tan agreste como ste. Se ve un elevado pico, el del Cardenal, donde ha salido una excursin a fijar en el mismo una cruz de aluminio donada por el Ayuntamiento, es una monumental cruz que se desmonta y en piezas se ha llevado. Fina Villaplana, Elenita Santos, Miguel Prez y su esposa de excursin. B uscamos una sima que se nos ha dicho que hay en esta zona, la cueva de La Galera, la buscamos por espacio de casi una hora, sin dar con ella, cuando al final la divisamos casi en la cumbre, est tapada con un ribazo de piedras, pues por lo visto sirve de refugio para el ganado. Es una enorme cueva de techos elevados, con enormes estalactitas y estalagmitas, del tipo del de la cueva del Drac, pero aqu la mano del hombre ha acabado con ellas, por lo visto todo el que viene tiene deseos de llevarse un recuerdo y las rompe, habiendo llegado a dejar slo los muones de las estalactitas, dejando desmantelada la cueva y con un aspecto de saqueo imponente. Adems el suelo est lleno de estircol del ganado que unido al agua que en gotas cae de los techos, se ha formado una especie de barrillo escurridizo que hace dificultosa la salida y entrada, dada la pendiente. Como se ha hecho tarde y tenemos las mochilas en la casa forestal, hemos de regresar all para Daniel Esteve. El hombre y la montaa 234 comer. Lo hacemos ya tarde, y la mujer del forestal nos vende a ojo, unas magnificas habas de un habar que pudiramos llamar de montaa. Comemos estupendamente. Al atardecer volvemos al campamento despus de un da estupendo de temperatura, de paisajes, de terreno, y de nimos. Hemos ido cinco: dos matrimonios y una chica que nos acompaa, hija de un amigo. El fuego de campamento por la noche estuvo muy animado; haca una noche esplndida y en gran circulo alrededor de una hoguera no grande, pues estbamos en un claro del bosque y no era aconsejable, fueron actuando los que para ello estaban preparados. Se vieron y oyeron buenas cosas: hubo dos tros musicales regulares, unos valencianos que interpretaron una corta representacin de teatro humorstico, muy bien; unas estupendas interpretaciones de msica de armnica (es estupenda esta msica en un fuego de campamento), en fin pasamos una buena velada hasta las doce o ms. Hubo fuego de campamento dos noches, creo que la segunda que no estaba preparada, que no tena premios, result mejor que la primera, fue ms montaera, pues all se improvis, y salieron voluntarios, gente con ingenio que nos hizo pasar buenos ratos; tambin hubo cosas muy malas, quiz por ello tambin nos hicieron rer. En el certamen de canciones montaeras, solo se presentaron dos canciones y no gustaron. En Valencia todava no hay ambiente montaero como en Catalua, que tiene un abundante cancionero. Al da siguiente, como el campamento se clausuraba a la una, y nuestro proyecto era el de ir a comer a Alcira, levantamos pronto la tienda y arreglamos las cosas. Tenamos el propsito de hacer una corta excursin a una ermita que se vea frente a nosotros en el monte, pero el tiempo amenazaba y haba que retirarse. Adelantamos el regreso y a las doce marchamos a Alcira, solo nosotros cinco. Recorrimos Alcira, pueblo rico, pero demasiado pueblo, como casi todos los pueblos valencianos. Una bonita plaza, donde la gente se rene a pasear, y donde suelen estar los mejores edificios y lo dems pueblo agrcola rico. Comimos en un bar, y antes de las tres estaba lloviendo, luego degener en un aguacero que dur varias horas e hizo incmoda la marcha para los acampadores, si bien, la llen de aliciente. Nosotros esperamos a que viniera mi cuado Ricardo que regresaba de Valencia a casa, y que a las siete de la tarde nos recogi, caa en esos momentos agua a cantaros; as vinimos casi todo el camino, hasta llegar a Villena que slo haba seales de haber llovido. A las nueve y media estbamos en casa. Un buen bao de agua caliente y a dormir. En aquella acampada se acord que la prxima la organice el Centro nuestro. Ya estamos tomando normas para ello y han empezado las discusiones de donde se ha celebrar. No tenemos zona adecuada, pues la que Actividades 235 puede ser tiene malas comunicaciones y accesos. Quiz optemos por Navayol, desde all se pueden hacer buenas excursiones, hay agua, y las comunicaciones no son malas por Caprala. El domingo pasado hicimos una excursin a Navayol, haca un da magnifico de sol y de tranquilidad. Fuimos por Pusa y regresamos por la senda del arenal de Pruna. A la una estbamos en casa despus de una ma- ana estupenda Cartel de la IV acampada. Contina la extensa carta hablando de las prximas fiestas de Moros y Cristianos, de asuntos personales, profesionales y familiares, del tiempo y de otras cuestiones. Una larga carta, cosa muy co Daniel Esteve. El hombre y la montaa 236 rriente en la correspondencia con su hermano Juan, cuyo espritu aventurero comparten. Otra de las cartas dirigidas a su hermano, nos relata las actividades del XXIV Campamento Internacional de Alta Montaa, celebrado en la Laguna de las Yeguas hoy, desaparecida bajo las aguas de una represa construida en el mismo lugar. Se trata de una gran excursin veraniega, en poca de vacaciones. Un viaje a Granada recorriendo las sierras de Cazorla, y del Segura para finalizar en Sierra Nevada, donde se celebr el campamento organizado por la Federacin Andaluza de Montaismo. Destacara la rica profusin de detalles y la amenidad con la que he seguido la lectura del extenso relato, que no olvidemos es una carta. Tiene adems el testimonio del bautismo montaero de Daniel, que corona por vez primera una cima superior a los tres mil metros de altitud: El Veleta. Curiosa coincidencia con mi propio historial, en el mismo lugar, aunque dos aos ms tarde y curiosidades dignas de mencin, como la Misa ofrecida durante el transcurso de la excursin al Mulhacn, oficiada por el gua del campamento quien, naturalmente, tambin era sacerdote. Elda, a 1 de agosto de 1965 Querido hermano: Hemos llegado a casa con unas horas de adelanto al horario fijado, ya que la llegada era para el sbado sobre medioda, y llegamos el viernes a la una de la noche S e centra la carta en asuntos de ndole familiar hasta que finalmente entra de lleno en el plano de la actividad: Actividades 237 Vo y a tratar de relatarte nuestras vacaciones: El da 18 salimos a las seis de la maana. Vena con nosotros un buen amigo, que nos ha hecho muy buena compaa. Seguimos la ruta conocida para el nacimiento del Ro Mundo, a donde queramos llegar a travs del pantano de Talave y los pueblos de Ayna, Lietor y otros de las montaas de Alcarz, regin poco conocida que creo es muy bonita, pero tena duda del estado de la carretera, incluso en mi mapa, algo antiguo me daba un trozo en construccin, y por ello al preguntar en Elche de la Sierra tuvimos que desistir del propsito y continuamos al nacimiento, a donde llegbamos a las once de la maana, en vez de al caer la tarde como pensbamos. Aun cuando la hora no era muy adecuada, como era temperatura de altura, est a unos mil metros sobre el nivel del mar, y haba muchos domingueros, decidimos hacer una excursin y poniendo, lo indispensable en la mochila, iniciamos la subida a la boca del nacimiento, paseo muy bonito y en el que se alcanza un fuerte desnivel desde donde se divisa una panormica excelente. Ya lo conocamos. All, junto a las cascadas comimos, hicimos una exploracin de la gruta hasta donde nos fue posible, con linternas, y despus, pese a la hora que era, continuamos haca la cumbre, recorriendo esta hasta las seis de la tarde que bajamos al lago de las Truchas, donde nos refrescamos y bebimos tanta agua, seguramente, que fue la causa de una fuerte descomposicin de cuerpo que nos cogi a todos y que arrastramos varios das. All montamos las tiendas de campaa, y al hacerse de noche todos los domingueros se haban marchado y aquello qued en santa paz. El ro se pierde en el cauce, quedan charcos, y en el los alevines de truchas hacen esfuer-zos por subsistir. Estos domingueros se dedican a cazarlos simplemente con meter las manos en los charcos y estn haciendo estragos. Por la maana temprano seguimos nuestra ruta, camino de la Sie-rra de Cazorla. Pasamos por Siles, pueblo de montaa, creo que el ltimo de la provincia de Albacete, y por un itinerario de montaa, muy bueno, con puertos de ms de mil metros, y en medio de tupida pinada, transcurre una pista forestal bastante buena. La excursin por estos parajes vale la pena, y es lugar para hacer buenas excursiones montaeras. Siles es un pueblecillo veraniego, donde sin duda acude la gente a pasar el verano y se le nota cierto atractivo, aunque todava no han llegado a el los americanos. Seguimos a Horcera, ya de la provincia de Jan. Subimos a Segura de la Sierra, pueblecito situado sobre una cumbre a 1.200 metros de altitud, con un castillo roquero, que estn reconstruyendo, con una vista preciosa y una silueta de castillo estupenda. El pueblo se esfuerza por aparecer limpio y agradable Daniel Esteve. El hombre y la montaa 238 y lo consigue. Debe ser muy visitado y es que tiene una vista desde todas partes que es difcil pase turista, sin mucha prisa, que no le entre deseo de subir al pueblo y al castillo. Recorrimos el castillo, donde un buen grupo de albailes trabaja en su reconstruccin. Antes pasamos por una curiossima plaza de toros, adosada al declive del castillo, con medio gradero en semicrculo, que ms parece teatro romano que plaza de toros, sin duda, sirve ms de campo de ftbol, la plaza no es redonda. Paisajes en la Sierra de Cazorla. Las calles pinas, limpias, y casas enjalbegadas le dan un aspecto muy simptico al pueblo. Tiene una antigua iglesia de planta romnica, que fue destruida cuando la invasin francesa, y reconstruida en el pasado siglo. Hay abundantes fuentes de un agua muy fresca. Desde una plazoleta arbolada, centro del pueblo, que es a la vez magnifico mirador, los viejos del pueblo y algn veraneante estaban reunidos. Se estaba tan bien sentado a la sombra de los rboles en un banco largo, tan largo como el muro que separa esta plazoleta de la calle inferior y que hace de balcn, que las horas se nos pasaban. All escribimos tarjetas y tomamos apuntes. Pero haba que irse, y lo hicimos a disgusto. La carretera de acceso, bien trazada y con curvas suaves est asfaltada. Actividades 239Una bella estampa. Daniel y Fina en Cazorla . En Orcera compramos lo necesario y seguimos ruta camino del pantano del Tranco. Descendimos de la montaa, y pronto entramos en el curso del pantano. El propsito era de dedicar un par de das a cruzar el pantano, situado entre las Sierras de Cazorla y la de Segura. Nosotros fuimos por la primera. En la presa del pantano, no nos acab de convencer, mucho sol, gente bandose en una pequea playa y pensando en encontrar sitios mejores, cruzamos por encima de la presa, y continuamos la carretera, que se convirti en pista forestal y llegamos a un puesto con barrera y vigilante. Habamos entrado en la zona forestal del patrimonio forestal del estado, que en esta zona es una autntica potencia. All tomaron el nombre mo, matricula del coche, e hicieron una serie de preguntas, a la ma de si se poda acampar, rotundamente lo prohibieron sin permiso de los jefes (estos radicaban en Cazorla) incluso me recomendaron mucho que al llegar a la carretera asfaltada ni nos parramos siquiera. El trayecto del pantano es de unos 50 km., la carretera es muy buena y discurre por unos parajes maravillosos, haba infinidad de sitios que nos hubieran hecho las delicias de poder acampar. Abundantes fuentes y mucha arboleda. Es el Coto Nacional de Pesca y Caza Mayor, abunda el jabal, el ciervo, la cabra, y otros animales que se han aclimatado con facilidad, es coto a donde va Franco todos los aos y est muy cuidado. Es un lugar paradisaco. Con las recomenda Daniel Esteve. El hombre y la montaa 240 ciones del guarda, hicimos el camino parando pocas veces. Hay residencias estupendas. Metidos en la olla del pantano y en las horas de ms calor, bamos encontrndonos peor. Por fin llegamos a la salida del coto, nuevo control, nuevas preguntas, y all ya tenan noticias de nuestra entrada en el coto, hay buen servicio de telfono entre los puestos fronterizos. En las inmediaciones de Cazorla, en el pueblo de La Iruela, paramos en una venta, eran las cuatro de la tarde y estbamos, maltrechos, con angustia, mareados y sin duda con algo de insolacin. All estuvimos un par de horas. El amigo devolvi, Fina estaba con ansias, y yo, con retortijones de vientre. Nos recuperamos un poco, y seguimos a Cazorla. Cazorla es un pueblo estupendo, en medio de altas montaas, con castillo, y restos o ruinas histricas. Pese a lo bonito de todo aquello, no tuvimos fuerzas ms que para buscar hotel, comprar unos desinfectantes en farmacia y acostarnos a las seis de la tarde, no cenamos y pasamos una noche regular. En Cazorla se hubieran podido hacer muy buenas excursiones de montaa, aquello es apetitoso, pero nuestro estado slo nos peda salir cuanto antes de all, y a la maana siguiente, dimos un recorrido por el pueblo, compramos algunas cosas, seguimos con los de- sinfectantes, y en vez de continuar a Jan como era el programa, tomamos la ruta del nacimiento del ro Guadalquivir. Antes fuimos al servicio de montes para solicitar permiso. Nos atendieron estupendamente, nos dieron toda clase de recomendaciones e incluso desde all mismo llamaron por telfono al guarda forestal de Caadas de las Fuentes, lugar donde pensbamos acampar. Es decir que para entrar en el Coto Nacional lo mejor es hacerlo por Cazorla y con el permiso, que lo dan sin ninguna dificultad, ir a donde quieras de la Sierra de Cazorla. De nuevo entramos en el Coto, de nuevo el puesto fronterizo, nuevas preguntas, etc. etc. La carretera es pista forestal bien cuidada, y por parajes preciosos. A unos treinta y tantos kilmetros de Cazorla. La Caada de las Fuentes. El guarda, ngel Peralta, ya nos esperaba, acampamos en una pradera frente a la casa forestal, junto a un nacimiento de agua estupenda. Muy buenas gentes que nos atendieron con sencillez y agrado. Estbamos sin recuperar, seguamos sin ganas de comer, y alguno con dolor de vientre. Aquel da hicimos excursin al nacimiento del ro Guadalquivir. En medio de una rambla, entre paredes de roca vertical y en zona muy estrecha, un pequeo manantial de agua fresqusima, da la impresin de que si la taponas con la mano el nacimiento dejas a Sevilla sin barcos. Muy cerca una lpida obrada en medio de una roca a la que no se puede llegar sin escalada y en ella unos versos de Quintero dedicados al ro, pero que por estar esculpidos en blanco no se pueden leer desde bajo. Junto a ella y en medio de un matojo, hay un hueco que resulta ser la boca de una Actividades 241 sima, que descubierta por espelelogos del Centro Excursionista de Barcelona en el pasado ao, la exploraron hasta donde les alcanz el material y precisamente el da 3 de agosto actual tienen anunciada la llegada de un equipo que ha de hacer unas exploraciones, segn carta que nos ense el guarda. Yo llevaba una resea aparecida en la revista Montaa, en donde est incluso retratado el guarda y que hizo sus delicias cuando se la regal. Estuvimos tres das en aquellos parajes, nos recuperamos un tanto, y el ltimo da pudimos hacer una excursin al Cabaas, cumbre de la Sierra de Cazorla, con 2.062 metros, situada a un par de horas de la casa forestal, con fuerte desnivel al final. Fina no subi y nosotros nos encaramamos a la ci-ma, donde hay un puesto de vigilancia de incendios, y en donde dos empleados del servicio forestal montan guardia permanente. La visin desde esta altura es muy buena, desde all se vea Sierra Nevada, y sus cumbres del Veleta, Mulhacn y Alcazaba. E s zona muy buena, a la que tengo el propsito de volver en otra ocasin. Es coto nacional muy bien cuidado y al que puede ir cualquiera a cazar. Nos dieron en Cazorla unos folletos de propaganda. Pensaba que estos cotos eran slo para los jefazos, pero a el puede acudir todo el que quiera. Simplemente con sacar un permiso, que dura tres das, y cuyo precio depende de la clase de animal que tengas el propsito de matar. Por ejemplo el permiso para el jabal vale mil pesetas, hay muchos y se ven huellas de ellos por todas partes, incluso en la carretera que la levantan con el hocico buscando animales o semillas de las que se alimentan. Llegan incluso hasta las casas forestales donde destrozan lo que tienen plantado. La caza ms cara es la del Mufln, un animal de la familia del ciervo con unos cuernos muy ramificados y grandes. A los que solicitan permiso para cazar, el servicio forestal, les facilita guas de caza, albergues, incluso jeeps, previo pago como es lgico. Nos Salimos muy satisfechos de aquellos parajes y nicamente con la tristeza de no haber podido hacer excursiones por nuestro estado fsico. El da 22 seguimos para Granada, continuamos por la ruta forestal hasta el control, donde nuevas averiguaciones y preguntas, y en donde tenan noticias de nuestra estancia en el coto. Fuimos descendiendo hasta Guadix, donde comimos en el Hotel Comercio, bien atendidos y en donde arreglamos dos pinchazos del coche. Por la tardee estbamos en Granada, instalndonos en el camping de Sierra Nevada, a unos dos kilmetros de Granada, en medio de una arboleda, con buen servicio y una magnifica piscina. Aquella tarde la dedicamos a montar las tiendas y acondicionarnos, parece ser que ya se iba mar- chando el mal que a todos nos aquejaba. A la maana siguiente la dedicamos Daniel Esteve. El hombre y la montaa 242 a recorrer la Alhambra, y el Generalife, por la tarde, por la maana recorrimos Granada, y como mi Santo haba sido e da 21, les invit a comer en un restaurante que nos recomendaron y donde comimos bien. Estuvimos en la Federacin Andaluza de Montaa, recogiendo informes acerca del campamento y ambientndonos. E n Granada estuvimos dos das y medio completos, y aun cuando pensbamos subir el lunes a Sierra Nevada, ya que la inauguracin del campamento era el domingo, adelantamos la subida y lo hicimos el domingo por la maana. La subida, unos 50 km. Con un desnivel de unos 600 metros en la ciudad hasta los tres mil que se alcanza con el coche, los hicimos con gran facilidad y poco tiempo. A las nueve de la maana estbamos en el Albergue Universitario, a 2.500 metros. Haca fro, all ya se vean montaeros, y all nos encontramos con gente conocida de Murcia. Desayunamos en el albergue y nos informamos de que se poda seguir en el coche hasta la laguna de las Yeguas, y continuamos el viaje, de aqu en adelante, la carretera dejo de ser asfaltada para convertirse en pista de tierra, pero que estn arreglando. Subimos a los tres mil, hasta el cruce de la carretera que sigue al Veleta, a 3.340 meros, y la que baja a la laguna (2.880 metros). De aqu en adelante el coche en primera y despacio bajamos a la laguna. El lugar es bonito, una gran laguna, espaciosas praderas y nieve por todas partes. Ya haba montadas tiendas y descargamos y enseguida, sub el coche a la planicie de los tres mil metros, no era aconsejable dejarlo all abajo. Montamos las tiendas y asistimos a la inauguracin oficial del campamento. Estaba el servicio de televisin y en efecto no te enga el que dijo habernos visto, puesto que salimos en primera fila. Nos encontramos con gente conocida y programamos para el da siguiente la subida al Veleta y al Mulhacn. Sierra Nevada es impresionante, y todo parece que lo tienes al alcance de la mano y cualquier excursin te lleva varias horas, con unos desniveles extraordinarios. Haca fro, y fuerte viento, al ponerse el sol lo nico que apeteca era meterse en el saco de dormir. Abundante agua, fra, y como siempre que voy a alta montaa, los primeros das la encuentro amarga. Con unos amigos de Murcia, a la maana siguiente Salimos a las seis de la maana. Subimos al Veleta que nos llev un par de horas, con un desnivel de ms de 700 metros, y donde hicimos nuestro bautismo de montaeros, habamos conseguido los 3.340 metros. La carretera llega hasta la misma cumbre, una furgoneta alemana estaba cuando llegamos, y unos alemanes haban pasado la noche a aquella altura. Actividades 243 Bonita imagen del campamento en la Laguna de las Yeguas. Tarde en el campamento. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 244 Al regreso nos cruzamos con algunos coches que suban renqueando. Despus por el collado del Veleta bajamos a La Laguna de las Aguas Verdes, sin perder altura y haciendo de gua los de Murcia, seguimos por unas pedrizas de pizarra y unos pasos bastante difciles, que no se cmo los pudo hacer Fina, que lo pas sin rechistar y con facilidad, llegamos a los Crestones del Veleta, una crestera impresionante, que faldeamos como pudimos para llegar al Cerro de los Machos, con 3.300 metros. En frente se vea el Mulhacn, pero para llegar hasta all se haban agotado las pocas fuerzas y comprendimos que no podamos llegar al Mulhacn, adems los de Murcia tenan el propsito de hacer travesa y pernoctar en el Mulhacn y nosotros decidimos regresar. Hacindolo por sitios difciles, sin sendas y por declives grandes, con tarteras de pizarra dificultosas de pasar. De nuevo a las lagunas de Aguas Verdes, para volver a subir un fuerte desnivel hasta el collado del Veleta y despus bajar por unas fuertes rampas hasta el campa-mento. Como el propsito era de ir al Mulhacn, me agregu a una expedicin de jvenes, y un grupo de Petrel que haba llegado aquella tarde, y con un gua, conocedor de Sierra Nevada como la palma de la mano, cura montaero perteneciente a la Federacin Nacional de Montaa, nos quedamos preparados para salir a la maana siguiente a las seis de la maana. Fina y nuestro compaero no quisieron venir, segn ellos no se encontraban con fuerzas, no se haban recuperado de lo pasado. Al da siguiente, con aquel hombre conocedor del terreno, la cosa fue fcil y en un par de horas nos colocamos en el lugar que habamos alcanzado el da anterior, siguiendo sendas que solo l adivinaba. En La Laguna de Ro Seco, nos dijo Misa, y continuamos subiendo y bajando, hasta el collado de la Caldera del Mulhacn: all abajo una laguna: La Laguna de la Caldera, y por la ladera de aquel cono de volcn, por un sendero impresionante y con un desnivel enorme, bajamos a la Caldera, ya estbamos al pie del Mulhacn. Vista la cima desde aquel lugar pareca imposible alcanzarlo, haba que buscar el filo del precipicio, y por la crestera subir con un desnivel que calculo en un 80%. La subida desde aquel lugar la hice en una hora y minutos. El cura montaero dice que no hay ms de 45 minutos. Actividades 245 Programa de mano del Campamento. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 246 Misa de montaa camino del Mulhacn. Fina y Daniel en el Campamento Internacional de Sierra Nevada, 1965. Actividades 247 Compensa la subida por admirar la visin que desde all se tiene. Pero la niebla no pasaba esta muralla, y podamos divisar un magnifico panorama, estaba en lo ms alto de la pennsula, 3.481 metros de altitud, el esfuerzo vala la pena. Son impresionantes los precipicios que desde all se ven. La vegetacin casi nula. La cima es pequea, no obstante hay edificaciones derruidas, segn dicen restos de una guarnicin que se estableci en guerra. Haba niebla por la parte de la Alcazaba, y en el Veleta, All estaban nuestros amigos los murcianos que haban conseguido llegar la vspera, pero solo haban podido continuar tres, ya que a uno le dio el mal de altura, y se haba tenido que quedar. Slo tienes sed. El sol, aun cuando no lo notas, te saca la piel a tiras, la cara y brazos embadurnados de Nivea y aun as la cara quemada. Ms de dos horas estuve en la cumbre, no daba ganas de bajar. La bajada fue rpida, saltando, por aquellos pedregales de pizarra hasta La Laguna de la Caldera, y despus vuelta a subir, y luego vuelta a bajar a La Laguna de Ro Seco, para despus volver a subir al co- llado de Los Machos, y volver a bajar a La Laguna de las Aguas Verdes, y volver a subir al collado del Veleta y bajar al campamento, pero todas estas subidas y bajadas son enormes. En Pirineos cuando has de subir siempre es subida, crees llegar a la cima, y luego resulta que hay una pequea planicie o un lago, y nueva subida y as hasta que por fin consigues llegar, y las bajadas son por el estilo, o te cansas de subir o te duelen las rodillas de bajar, pero en Sierra Nevada se alternan las subidas y las bajadas y para ir a cual-quier sitio que crees tener a la mano, has de hacer fuertes desniveles en uno y otro sentido. Haba muchos sitios a donde ir. Hay diseminados por toda la sierra refugios de montaa, incluso en La Laguna de las Yeguas hay uno pequeo bien acondicionado, hay otros en lugares inverosmiles, en lo alto de cresteras, con destino a los que hacen escalada, pero como el objetivo estaba cubierto y haba hecho el Veleta y el Mulhacn, pensamos que ya haba bastante. Habamos pasado tres das en el Campamento y nos apeteca el descenso, buscando aliviar la falta de presin y la inapetencia que te produce la altura. El campamento estuvo concurrido, un centenar de tiendas, con montaeros de toda la geografa espaola, hasta de Canarias. Haba tambin algunos extranjeros, portugueses y alemanes. El servicio de intendencia funcion bien y tenas de todo. Haba servicio de restaurante a precios buenos, cubierto 55 ptas., y te daban dos platos y postre, pan y vino. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 248 Arriba: Camino haca el Mulhacn. Bajo: En la cumbre, techo de la pennsula, con varios montaeros del Centro Excursionista de Petrel. Actividades 249 El da 28 iniciamos el regreso temprano, subimos cargados hasta el coche, que haba estado durante tres das a la intemperie y a tres mil metros y que respondi bien cuando lo puse en marcha. En Granada desayunamos y continuamos viaje a Mlaga, donde estuvimos dos das en el Camping que ya conoces junto a la playa. Comimos un da en el Palo, donde dan estupendamente de comer y donde volvimos a comer los espetones (sardinas asadas atravesadas con una caa), los clebres chanquetes, y tantas otras maravillas culinarias y de pesca se comen en casa Pedro de El Palo. El proyecto era pasar el da 30 en Almera, pero ya sabes que Almera tiene poco o nada que ver, aparte de la Alcazaba, y como llegamos a las cinco de la tarde y yo no estaba cansado de conducir, continuamos el viaje. Cenamos en Murcia y a las doce y media de la noche entrbamos en Elda. El viaje ha resultado muy bueno, pudo serlo mejor de no habernos indispuesto en el pantano del Tranco, y el coche ha respondido a las mil maravillas. Y slo queda por decir que pasaron como un sueo las felices vacaciones y ahora hasta la prxima. * R ecorriendo la geografa espaola de mayor altitud y las actividades ms relevantes en el panorama de la poca, el siguiente relato seleccionado corresponde a 1971. Se trata de un informe de actividad, de los que he mencionado al inicio de este captulo. Est mecanografiado y sigue el tratamiento de un diario de viaje, narrado da a da, y tiene la particulari- dad de recoger la participacin en dos importantes actividades de carcter especial, por desarrollarse durante el periodo de vacaciones (19 al 28 de julio) y visitar, en este orden, el III Campamento Regional de Valencia de Alta Montaa en el Pirineo y luego, en el mismo viaje el XXX Campamento Nacional de Alta Montaa, en la Sierra de Gredos. Me fascina la claridad de las descripciones que Daniel hace de los parajes y paisajes que disfruta. Tienen la virtud de trasladarme a ellos. Son tan exactas que, en los que conozco, me hacen volver a verlos como si estuviera mirando un reportaje en vdeo. Su encuentro con Flix Mndez, ex presidente de la F.E.M., recin destituido aquel mismo ao, provoca en Daniel reflexiones en voz alta sobre la crisis del montaismo espaol y apunta los males Daniel Esteve. El hombre y la montaa 250 que las originaron. Hay un pasaje que llama mi atencin, cuando dice, lamentndose de la crisis: __ Era tanto el inters por todas nuestras cosas, que se haba llegado, incluso a ganarse la voluntad y amistad de los catalanes y vascos, siempre los ms ariscos y defensores de su regionalidad, y se vea ya con cierta simpata la creacin de un club nico en Espaa. Mi teora sobre este asunto es que, precisamente esa unin de la que Daniel presume, que comenzaba a producirse entre catalanes y vascos con el resto de las regiones espaolas, no debi gustar a alguien con el poder suficiente y aprovech la disputa entre Mndez y Prez de Tudela, para coger el cetro y seguir mandando en Espaa. Ya lo cuento con detalle en un libro anterior, (Mi primera expedicin. 2006) por lo que no me extender aqu. Daniel aprovecha para esbozar lo que habra de ser su propia poltica en materia de deportes, puesta en marcha a partir de la Ciudad Deportiva. Sus reflexiones sobre la masificacin del montaismo y sus consecuencias, ya entonces visibles, las atribua a la notoriedad de Csar Prez de Tudela, deseando fuera slo una moda pasajera. Era evidente que siendo amigo personal de Flix Mndez, crey ms su versin de aquella controversia en la que ambos salieron perdiendo en beneficio de catalanes y vascos. Salvo en esto, coincido con Daniel en todo lo dems. Cabecera de la primera pgina del informe. Actividades 251 Da 19: Salida a las cuatro de la madrugada de Elda. It inerario: Elda-Valencia-Reus-Lrida-Barbastro. Comida bajo el puente, salida haca Barbastro, refrigerado y agua corriente. Bielsa- Valle de Pineta Campamento. Llegada a las seis tarde. Setecientos kilmetros. La carretera es buena durante todo el trayecto y cuando se intensifica el trfico es cuando abandonamos la carretera Valencia-Barcelona. A partir de Ansa, la carretera se eleva, aumentan las curvas, pero el trfico es pequeo. Los valles se van estrechando y el paisaje es tpico del Pirineo. Ya se divisan cumbres nevadas, se inicia el rumor del agua, caracterstico de Pirineos y se suceden los bosques. De Ana a Bielsa, la carretera estn, a tramos, ensanchndola y hay trechos bastante deficientes. Pronto el tnel internacional de Bielsa estar en uso y entonces esta zona se intensificar en turismo y trfico. Hoy todava es zona tranquila a la que hay que acudir de propsito. El campamento est situado al fondo del valle, frente al parador de Monte Perdido de la Direccin General de Turismo, y en medio de un bosque que impide su vista desde la carretera, hasta el punto que tuvimos un despiste y hubo que preguntar. Muchas tiendas en el campamento: 83 en total con 210 acampadores. Tiene ms trazas de camping. El ro Cinca corre a lo largo del valle, tumultuoso como todo ro de montaa, agua fra y dulce. Montamos las tiendas junto a las de Espaol, Manolo, Manolito y Pepe. Hay mucha nieve en las alturas y grandes cascadas embellecen el paisaje. El campo est precioso, lleno de flores y fresas estupendas. Las tiendas se han montado en un gran crculo y en su centro ondean los banderines; all tambin es donde han de celebrarse los fuegos de campamento. Todos son conocidos, montaeros de la regin levantina: Pl y Pacheco de Alicante son los organizadores. Ya se han efectuado salidas a las alturas, se ha instalado un campamento volante en el Tucarroya. El grupo de montaa eldense sali para Goritz haciendo vivac en el Balcn de Pineta. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 252 H ay mucho hielo que cubre el sendero y han de emplearse crampones. Hay un buen economato organizado por el propietario de aquellos terrenos, pobrecito hombre a quien dan cincuenta millones de pesetas por sus terrenos. La tarde termina entre instalarnos y suministrar, cenar, un rato de tertulia con los amigos y a dormir. La noche es serena, despejada y fra como corresponde en estos lugares. III Campamento Regional en el Valle de Pineta . Da 20: Temprano iniciamos la excursin en direccin a La Munia, cumbre de 3.096 metros que no alcanzaramos. Por detrs de la ermita de Pineta, se inicia un sendero que asciende, suavemente entre un bosque de hayas y abetos, hasta el Tormacal, donde hay un refugio abierto. En el unos montaeros murcianos, cerca hay una fuente y un arroyo que baja del lago Lalarri. Un gran valle se divisa y al fondo un circo de montaas y una gran cascada. Atravesamos el llano hasta la cascada. All se queda el grueso del grupo y nosotros cuatro y dos chicos ms de Elda, iniciamos una ascensin por el fondo del circo que con algu Actividades 253 nas trepas en algo ms de una hora nos coloca en otro collado, desde el que se divisa un pequeo lago, arroyos por todas partes y laderas empinadas que siguen ascendiendo, con nuevos collados y al final La Munia. La ascensin es dura y larga, ms de dos horas de donde estamos. Hay algo de cansancio y despus de comer y descansar y admirar el magnfico paisaje que desde all se divisa, descendemos. Monte Perdido, Cilindro de Marbor, Tres Sopores, Collado de Goritz, se ven cubiertos de nieve, se divisa un ventisquero de nieve, con un corte de ms de 50 metros de espesor. Hay mucha nieve este ao y las ascensiones a las cumbres deben ofrecer sus dificultades propias. E l da es soleado y claro. Los paisajes preciosos y creo saldrn buenas fotos. El regreso por la misma ruta y sendero y a las siete de la tarde, llegamos al campamento, cansados y contentos. He encontrado un edelweis, nico que hallar en esta excursin. Verdad es que tampoco me dediqu a buscar. Hay muchas fresas este ao, gruesas y sabrosas. Por la noche acudimos al albergue, donde tomamos caf invitados por Pablo Maestre que all se aloja y que festeja no se qu. Por la noche se nubla y aumenta el fro. Del campamento de Tucarroya se sabe que apenas han hecho actividad por las malas condiciones de nieve y hielo. Da 21: Salida para el can de Aisclo. Vamos ocho coches, unos treinta, esto ha de ser un gran inconveniente que ha de restar agilidad a la excursin. En Escalona tomamos la pista de entrada al can. Son 14 kilmetros por una garganta impresionante, hay lugares donde solo cabe el ro y la carretera y sta para trazarla han tenido que hacer una cornisa en la pared. Las paredes verticales y altas, el ro encajonado y tumultuoso, aguas claras, de un tinte azul verdoso, con fondo claro, cascadas, rpidos, vericuetos, una autntica belleza. Parecido a la Garganta del Cares, pero con arboleda donde es posible y sin tanto campo de visin. Termina la pista y en una ex planada dejamos los coches. La gua que he ledo habla de un sendero que cruza y descruza el ro. Ya en el campamento me informan que suele darse el caso de poder pasar temprano sin dificultad y al regreso haber aumentado el nivel del agua por el deshielo y no poder hacerlo. No poda suponer, con esta re- ciente informacin, que un tramo de pista abierta, con un puente, pudiera Daniel Esteve. El hombre y la montaa 254 servir de entrada. Tomamos un sendero que por un molino nos coloca en la margen del ro, y por ste, con dificultad, entre tan salvaje arboleda y matorral, avanzamos hasta un lugar en el que hay que cruzar el ro y pese a las tentativas no podemos efectuar. Vemos que la pista antes indicada va por enfrente y despus de las cuchufletas y bromas consiguientes, nos toca regresar a los coches y emprender el camino por la pista. Hemos perdido casi dos horas. Es la una de la tarde. Comemos y despus el grupo se parte, unos cuantos continuamos por el can que es una autntica maravilla, de lo ms bonito que conozco de Pirineos. Pronto con la pista que estn abriendo dejar de tener su encanto, la naturaleza ser igual pero se habr perdido la tranquilidad y se habr ensuciado como est todo lugar bonito a donde se llega con relativa facilidad. El tiempo apremia y no llegamos al final. Nos ha quedado una hora aproximada de marcha. Al fondo del valle debe haber un circo impresionante y una gran cascada. El mapa de Editorial Alpina seala que el sendero asciende por el fondo y pasa a Pineta y a Goritz. La excursin que tena programada era salir del campamento de Pineta y pasar al valle de Aisclo, pero el hielo y la nieve abundante en las alturas convertiran esta excursin en una temeridad que rehus. El can de Aisclo se presta grandemente a la fotografa y saqu muchas. Al regreso fuimos a Ainsa, a poner gasolina, ya que es el nico surtidor de toda esta zona. Este pueblo fue aqul en que regresando del campamento de Plan de Gistan (Granja de Viados) nos llam la atencin la Guarda Civil a Juan y a m, sobre el pantaln corto que vestamos, y nos obligaron a ponernos los largos. Todo est igual, nicamente no vimos al to Pedro y su viejo autocar. E ste da llovi por la maana y se mantuvo nublado. La noche fue inestable, llovi, fue nieve y granizo en la altura, como se comprob al da siguiente. Da 22: Los excursionistas del da anterior, ms campistas que otra cosa, no tuvieron ganas afortunadamente, de acompaarnos en la excursin programada para hoy, y salimos temprano para Escalona. Tomamos la pista para el can de Aisclo y a unos 200 metros la dejamos para tomar otra que asciende por la derecha que sealiza direccin a Santa Mara y Puertotas. La subida es larga, pasamos por estos dos pueblecitos medio abandonados a ms de 1.100 metros y continuamos. La pista va ponindose infernal y hemos de dejar los coches a un par de kilmetros desde donde se divisa ya la garganta de Escuain, que es el objetivo de nuestra excursin. Vemos un casero y ba Actividades 255 jamos a el. Un solo habitante, que nos recibe con afecto y alegra, que no para de hablar y nos cuenta toda su historia. Es propietario de aquel lugar, tiene un rebao de ms de 2.000 ovejas que lleva su hijo y tiene ms de dos millones de pinos maderables; vive en Sariena y en Graen donde tiene tambin fincas y casas. Aqu slo est durante el verano. Resulta que conoce mucho a un compaero de mili de Graen, que es carnicero, y le doy una tarjeta. Nos acompaa hasta el sendero que nos ha de conducir a Escuain. La marcha es larga pero agradable por la temperatura y el magnfico panorama. Frente a nosotros la cumbre de Monte Perdido. Por el camino cogemos fresas que las hay muy abundantes y gruesas. P or fin llegamos al pueblo de Escuain. A su entrada en la ventana de una casa dos hombres jvenes que resultaran los nicos habitantes el lugar. Les saludamos, recorremos el pueblo abandonado y hemos de volver al lugar donde vimos a aquellos hombres. Con idntica alegra y afecto nos reciben, nos invitan a entrar, nos ofrecen vino y las pocas comodidades que poseen. All comemos. Resulta que uno de ellos es hijo de aquel primer hombre que vimos y el otro resulta ser un caso curioso. Es vaquero que cuida de unas 300 vacas diseminadas por el monte. Fue estudiante en la escuela de qumica, trabaj despus en un laboratorio de veterinaria, y para poder salvar su vida (est operado de un pulmn) tuvo que abandonar la ciudad y recluirse en la montaa donde le va muy bien, se ha recuperado, hace su vida dura y asciende a los montes sin esfuerzo. Su familia no sabe donde para y de tarde en tarde baja a verlos. La conversacin es estupenda, y habla y habla de literatura, de ciencia, de poesa: es un romntico que se ha encontrado asimismo en la montaa y en la soledad. Tiene ahorrado el sueldo de casi dos aos y ahora piensa ir a gastrselo recorriendo algo de mundo para volver otra vez a su trabajo. Se nos pasan tres horas sin sentir, nos muestran el pueblo, cuyas casas estn todas abiertas e incluso con muebles, la iglesia, con sus imgenes y ornamentos, la escuela con su material, bancos y pizarras, slo falta la vida que aqu en Escuain hace tiempo march. La hierba inunda las calles y casas. Las vacas lo ensucian y recorren todo y las ratas se enseorean a placer, se han comido hasta un conejo que tena Rafael (el filsofo), para matar y comerse aquel da. En el pueblo haba unas 200 personas, todava el pastor de ovejas, oriundo de aquel lugar, nos habla de las fiestas que organizaban, donde tocaban la msica, donde bailaban los mozos del pueblo, cmo lo adornaban e incluso donde colocaban sus tenderetes los feriantes que acudan. Hoy todo est muerto. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 256 Este pueblo a excepcin de la casa solariega de la familia del pastor de ovejas, lo han comprado los catalanes. Por no intranquilizar a los amigos del campamento no nos quedamos a dormir en el pueblo, pues como digo hay casas todava amuebladas. Hubiera sido lo ideal para bajar al da siguiente a la Garganta de Escuain. Nos contentamos con asomarnos a un mirador desde el que se divisa aquel salvaje e impresionante espectculo de la naturaleza. Desde el pueblo a la garganta la bajada es de una hora, luego el recorrido por la garganta y la ascensin, no haba tiempo suficiente y hubo que dejarlo ya que el regreso era largo y pesado. Como para aquellos era una novedad, ensillaron la yegua y nos acompaaros hasta cerca del coche. Fina y Pepito (el hijo de Jos Prez), subieron a la yegua y era de ver el miedo que pasaron, siempre creyendo que la yegua iba a despearse, cuando tenan ms seguridad que nosotros en su andadura. Al regreso cogimos en las inmediaciones de Puertotas, manzanilla que estaba en su punto, y con unos botones como monedas de cinco pesetas. Tambin cogimos tila. Al campamento llegamos ya tarde. Da 23: ltimo da en Pineta. Tenemos dos excursiones por hacer: monte de Tella por la nueva pista abierta o Plan de Gistain. El primero es el mismo panorama del da anterior pero por la cara de enfrente, y la otra nos ha de recordar cuando estuvimos en el campamento de Granja de Viads. Tomamos esta ltima. Como es corta, salimos tarde, y en Salinas tomamos la bifurcacin que all nos ha de llevar. La garganta o estrecho que comunica el valle del Cinca con el valle de Cinqueta, afluente de aquel, es impresionante y bonito, pronto se ensancha y aparece el plcido y remansado, y pintoresco valle de Gistain. Pasamos por Plan, vamos a San Juan de Plan y no subimos a hospital de Gistain ya que la pista es mala y Rogelio que nos acompaa pincha y no se atreve a seguir. Tenamos propsito de subir algo por el sendero a las Bordas de Viads. Slo salen bien las excursiones cuando vas solo. Al regreso en la maniobra para coger de nuevo la bifurcacin a Bielsa, Rogelio me roza con su coche y aun cuando no tiene importancia resulta poco agradable. P or la tarde llueve y as se pasa buen rato. Al llegar al campamento encontramos a ste alarmado con la noticia de epidemia de clera en la provincia de Zaragoza, cuenca del Jaln. Comprendemos que est todo muy desfasado y vemos que la alarma aumen Actividades 257 ta; nadie come verduras, ni toma leche, tampoco beben agua, y ms y ms. No hacemos gran caso por pensar que hay exageracin. Junto al fuego de campamento. Da 24: A las diez salimos para Gredos. Las tiendas estn mojadas pero hemos de recoger. Comemos en ruta. Pasamos por Barbastro, Huesca, Zaragoza (paramos a visitar el Pilar), Tudela, Soria, Segovia (hacemos un pequeo recorrido por la ciudad) y vila, a donde llegamos a las 8 de la tarde. Algo ms de 700 kilmetros. T omamos habitacin en el Hotel Continental junto a la catedral y por tanto muy cntrico. Nos damos un buen bao, que nos haca mucha falta y nos descansa; y despus de recorrer la ciudad de noche, a la cama, y de un tirn ocho horas. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 258 Campamento en Pineta. Actividades 259 O mos misa. Recorremos la ciudad, visitamos la catedral, donde admiramos el Sepulcro del Tostado, murallas, varias iglesias notables, entre ellas la de San Vicente, de estilo romnico; nos sentamos bajo los porches, junto a la iglesia de San Pedro, vemos el deambular de la gente endomingada, con sus grandes narices, y a los turistas que van en manadas. Comemos en un restaurante tpico. Probamos las ancas de rana que estn estupendas, truchas y tostn o cochinillo asado. Una comida algo pantagrulica que nos entona los estmagos despus de tantas cosas raras como hemos comido estos das atrs, si bien ms sanas. Despus de comer salimos para Sierra de Gredos: La hija de Dios, Mengamuoz, Puerto de Menga, San Martn del Pimpollar, Hoyos del Espino, Plataforma. 73 kilmetros. Dejamos aparcado el coche, nos cambiamos de ropa, cogemos las mochilas e iniciamos la ascensin al campamento por una pista de jeep. Media hora. Est enclavado en el prado de las Pozas, macizo central de Sierra de Gredos. Hay un lago truchero, agua corriente que baja de los heleros de las cumbres, cascada al fondo del valle. Zona suave con abundantes pastos. Es terreno de una finca particular que creo se pag por la Federacin Espaola de Montaismo 20.000 ptas. por derechos de acampar Antes de llegar al campamento y a unos 500 metros encontramos un barracn de madera y un entoldado de caizos en donde se sirven bebidas. Nos cruzamos con mucha gente que viene en direccin opuesta; en la plataforma hemos hallado varios autocares e infinidad de vehculos, incluso un polica de trfico ordenando el aparcamiento. Hace pensar que es zona muy visitada y por tanto molesta. En el campamento la consabida pancarta de Bienvenidos y XXX Campamento Nacional de Alta Montaa. Pocas tiendas, las conocidas grandes que han de servir de economato y restaurante. Paso por recepcin donde ya tenan conocimiento de nuestra llegada por otros de Elda, un tal Navarro, que no vimos. Inscripciones, regalos, compra de banderines, informacin y acoplamiento en el campamento. La inauguracin es al siguiente da 26. El campamento se encuentra a 1.900 metros de altura. Parece ser que el lugar elegido para este campamento por la anterior Federacin Espaola de Montaismo era La Laguna Grande, sita en el Circo de Gredos, a 1.930 metros y unas dos horas del lugar de Prado de las Pozas, pero al pie de las cumbres y lugares de ascensiones y escaladas, coincidiendo con el cual se inaugurara el refugio que all se est construyendo. Aquel lugar hubiera supuesto incomodidades, sacrificio, trabajos y Daniel Esteve. El hombre y la montaa 260 organizacin, montar un servicio de mulos para las mochilas y tiendas, abastecer el refugio, terminar ste. Ha sido ms cmodo a media hora del lugar de aparcamiento de coches y lugar donde hay montado un establecimiento, cuyo dueo Mateo, organizara tambin el economato y restaurante del campamento. La Federacin Castellana de Montaismo no se ha calentado mucho los cascos en este campamento, si bien hay que reconocer que el equipo de hombres encargado de ello han trabajado y lo han hecho bien. A quella noche los toros y vacas, que por all pastan, invadieron el campamento y dieron una nota de intranquilidad y temor; sus resoplidos y presencia a unos dedos de la tienda de campaa, no tenan nada de agradables. Da 26: Saludo a Flix Mndez, que con sus dos hijas mayores est acampado, y charlamos un rato de las cosas del montaismo que no marchan nada bien. Salimos de excursin hacia La Laguna Grande. Tomamos un sendero que pasa cerca del campamento y ascendemos por la carena hasta los Barrerotes que cruzamos y descendemos al Circo de Gredos. La panormica desde los Barrerotes es impresionante. El Circo de Gredos con sus puntas, aristas, crestas, neveros, cascadas, tarteras y dureza, es francamente fascinador. La roca es spera, dura grantica, a grandes bloques que dan sensacin de estar amontonados y colocados por la mano del hombre; de color gris oscuro y grandes manchones verdosos que le dan un tinte agradable como a cosa florecida por la humedad. El ambiente es fresco pero seco no como en Pirineos que es fresco pero todo rezuma humedad. La Laguna Grande, es pequea desde esta altura, sus alrededores sin vida, grandes pedregales, en su orilla una edificacin de tres plantas, es el refugio de la Federacin Espaola de Montaismo, en construccin. El sendero es muy pendiente y zigzagueante, el agua abunda y cae de las alturas por todas partes. Un rebao de cabras salvajes, la clebre y casi extinguida Capra hispnica, se ve sorprendido y no muy lejos de nosotros pasa raudo saltando por los riscos. Haba visto ejemplares en Picos de Europa, pero a gran distancia y en corto nmero; ste era numeroso y la distancia corta, da la impresin de que no las cazan y estn habituadas a la presencia del hombre. Actividades 261 J unto al refugio un campamento del Frente de Juventudes, segn nos enteramos, y el lugar idneo, donde estaba proyectado el XXX campamento. XXX Campamento Nacional de Alta Montaa en Sierra de Gredos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 262 Antes de llegar al refugio otro rebao de cabras, quiz 30, dentro del circo en las partes altas, junto a los riscos. E n el refugio, cerraduras rotas, lo recorrimos; prcticamente est terminado. Me comentaba Flix Mndez las dificultades para conseguir que los dueos de aquellos lugares le vendieran 5.000 metros cuadrados, de que en la escritura se habla de si no se construye el refugio en plazo de cuatro aos, se perderan todos los derechos y todo revertera a los propietarios. El plazo vence este ao. El refugio tena que inaugurarse con ocasin del campamento. La obra levantada se construy en 35 das, la piedra del lugar, y las maderas, vigas, puertas, etc., fueron llevados por un helicptero, su costo unos dos millones de pesetas. Slo falta el entarimado del suelo y cuatro cosas ms, as como acondicionarlo. La nueva federacin ni se ha preocupado. La Laguna Grande de unas 3 hectreas de superficie y 36 metros de profundidad (lo que no impide que sus claras aguas permitan ver su fondo, principalmente desde las cumbres que forman el circo), debe ser lugar muy visitado, quiz por domingueros, a juzgar por los letreros indicando la prohibicin de baarse y arrojar desperdicios, lo que presume que todo ha de estar sucio; como as es: latas vacas, botellas, plsticos, papeles, etc., dispersos o amontonados es la nota discordante que ensucian tanta belleza y hace pensar en una invasin de gente que no tiene ningn amor ni conocimiento de la montaa, que nos va cercando y asfixiando hasta stos lugares, sienpre solitarios. La nefasta publicidad de Prez de Tudela se masca. Esperemos sea un movimiento momentneo, como cuando se anuncia un producto, un detergente, por ejemplo, por la tele, que entonces todas las amas de casa se consideran obligadas a gastarlo. Bueno es que la gente salga al monte, al campo y goce, disfrute y participe de su bondad y beneficios, pero con un conocimiento de causa, con cierta deportividad y respeto; no como lo est haciendo. El montaismo se ha puesto de moda y hemos de esperar deje de serlo y pronto. De todas formas los terrenos podrn ensuciarlos, hacerlos molestos con sus gritos y atuen- dos, pero la naturaleza, su belleza y su encanto no podrn cambiarlo, y cuando la moda desaparezca, ella, la naturaleza, se encargar de borrar vestigios de esta brbara invasin. La belleza del lugar, el querer verlo todo: aquella cascada, este arroyo, el refugio, fotografiar al rebao de cabras, etc., etc., nos retras y como nuestro propsito es ver cosas y disfrutar de ellas, no ascendimos al Almanzor (2.592 metros) que inhiesto y arrogante domina el circo. El regreso al campamento por el mismo sendero. Actividades 263 U n campamento de alta montaa, difiere notablemente de los que estamos habituados y conocemos. El montaero que a el acude lo hace con un equipo ligero, lo indispensable: tiendas pequeas, sacos de dormir, ropa de abrigo y cuerdas y clavijas. No se oye un transistor, no hay tertulias bajo doble techo, sentados en sillas, con mesas. Durante el da el campamento est prcticamente solo. Algn impedido o cansado y los encargados del mismo. Al atardecer van apareciendo pequeos grupos, que llegan cansados, hambrientos y sucios., pero felices y contentos por la actividad desarrollada. Algn tiempo despus el campamento se anima, la gente ha comido, se ha aseado y vuelven las risas y lo ameno de la conversacin, cada cual cuenta como le ha ido, lo visitado, la escalada, la travesa, sus dificultades y encantos, y cada cual trasmite sus impresiones, satisface curiosidades, se cuentan excursiones de toda la geografa espaola y nace la comunicacin, el trato, el afecto, la camaradera, la hermandad; ese valor humano que tanto destaca en montaa en donde el montaero se despoja de todo prejuicio social, de todo egosmo ciudadano, se hace sencillo, sincero, y se entrega con naturalidad. Es el momento en que sin obstculo, sin traba alguna, te impregnas de la autntica y real amistad, nadie sabe quin eres, ni quin tu compaero ni importa, y sin embargo el trato es como si de toda la vida le conocieras y no tienes pereza en ayudar a quien sea y como sea. Esto slo lo he visto en montaa y mejor en estos campamentos, quiz por ser mayor la convivencia. Flix Mndez y sus hijas y Manuel Costas Alonso, de Vigo, han sido los amigos de turno en este campamento. De cada campamento, recuerdo algn amigo, y siempre con el mismo afecto. Cena en el restaurante, platos que no coincidan con el men anunciado. 60 ptas., cubierto, precio autorizado por la Federacin Espaola de Montaismo. Canciones por la noche. Corrida de vacas y toros, y nuevamente los resoplidos y mugidos de estos animales junto a tu persona, separados por lo endeble de la lona de la tienda. Fina duerme pacficamente y es que creo que no se ha enterado de la presencia de estos bichos, pues a la noche siguiente bast saberlo y or su resoplar para que le entrara miedo y apenas durmiera. Hablo largamente con Flix Mndez. El montaismo est en crisis. Nuestro deporte no tiene hombre. Odriozola, no es hombre para regir los destinos de nuestro deporte. Es inteligente, tiene condiciones, pero no es montaero ni tiene vocacin y por tanto entrega y sacrificio y esto es indispensable si una obra ha de marchar bien. No ha venido a la inauguracin del campamento, se ha excusado (se dice que est veraneando en Torremolinos), tampoco vino el Secretario General, que goza de un estupendo sueldo (se Daniel Esteve. El hombre y la montaa 264 dice que tambin est en la playa). No ha venido nadie de la Federacin Espaola de Montaismo. Puede que sea la primera vez que esto ocurra. La inauguracin la efectu Casado, presidente de la Federacin Castellana; asisti el presidente de la catalana, Mas. El nico que no present la dimisin y que no goza de simpatas, por esto mismo, en el ambiente montaero cataln. E l acto de inauguracin, un tanto pobre, corto y sin expresin, mera rutina. El grupo de canarios, que estn viniendo desde hace aos, abandonan con gran malestar y disgusto el campamento. El trato y compensacin no ha sido adecuado ni aceptado. Canarias organiz y desarroll un campamento nacional fabuloso en la Caldera de Taburiente (Isla de la Palma). La federacin canaria con el Cabildo insular y la Direccin General de Turismo, programaron un basto nmero de actividades, e incluso llevaron a los montaeros a recorrer tres islas, obsequiaron con comidas, viajes, fiestas, etc., todo gratuito, y ahora en el XXX Campamento Nacional, la Federacin, los organizadores, cobran a estos canarios 90 ptas., por billete de auto- car desde vila a la Plataforma. Lo que colma el vaso es que no hay cargas de butano en el economato y cuando encienden un fuego para cocinar, con toda clase de precauciones, se les llama la atencin, se les amonesta, no se les da solucin al problema, se agria la cuestin y levantan sus tiendas y se marchan pese a ser de noche, haber llegado el da anterior, y haberles costado una fortuna venir desde Canarias. Esto y otras cosas ms son frutos amargos de la situacin del montaismo espaol, regidos por inexpertos, designados polticamente y sin atender para nada las reglas ms elementales de todo deporte. No se puede quitar de un plumazo a un equipo de hombres que lo han hecho bien y colocar a otros sin vocacin ni conocimiento porque nos son ms, ms sumisos, o ms influyentes. As andan las cosas. Entre este desbarajuste oficial y la marejada mercantil y nefasta de Prez de Tudela, est arreglado el montaismo nacional para unos aos. El refugio Cabaa Vernica en Picos de Europa asaltado y roto; lo mismo en el Naranjo de Bulnes. Goritz y Sierra Morena, el de laguna Grande de Gredos, sin terminar y con peligro de perderse. Una federacin sin crdito ni prestigio. Un delegado nacional sin inters alguno por el montaismo, que no es deporte olmpico. Slo deseo de tener medallas y trofeos, primeros puestos en juegos, como si esto fuera lo nico o ms importante del deporte. Dicen que lo importante es participar, pero esto no se lo creen ni ellos mismos. Lo importante es triunfar y ya se toca la cosa poltica, que es lo peor que le puede pasar al deporte. Lo lgico, lo sensato, es apoyar y esti Actividades 265 mular toda manifestacin deportiva y all donde se de volcarse en instalaciones, formar instructores, monitores, academias o centros para ellos y que luego pudieran dirigir, orientar y desarrollar toda actividad deportiva con estos cuadros de profesores, monitores, instructores; prodigar cursillos de enseanza en todo lugar donde se practique deporte y de esta forma aumentaran en progresin geomtrica los practicantes de deporte, y lo dems vendr por aadidura. Pero si gastamos 500 millones en la organizacin de unos campeonatos, y luego ms y ms, es como el seor que come una vez al mes en un estupendo hotel y una pantagrulica comida y luego est todo el mes comiendo pipas, cuando las come. Campamento en la Sierra de Gredos. Con todo esto, observo que el ambiente general del montaismo ha cambiado, vuelve a su habitual individualismo. Era tanta la estrechez de relaciones, la comprensin e intereses de todos los dirigentes tanto de sociedades como de federaciones regionales y la nacional, era tanto el inters por todas nuestras cosas, que se haba llegado, incluso a ganarse la voluntad y amistad de los catalanes y vascos, siempre los ms ariscos y defensores de su regionalidad, y se vea ya con cierta simpata la creacin de un club nico en Espaa. Afortunadamente no se hizo pues ahora hubiera sido fatal. De nue Daniel Esteve. El hombre y la montaa 266 vo volvemos al individualismo. El que menos dice que no quiere saber nada de cuestiones oficiales y de federaciones y que pertenece a tal club y hace sus actividades con el, y las que programe. T ambin observo en el aspecto regional levantino que no queremos saber nada de la nueva federacin, que no conocemos, que no omos, que nada hace y que ignoramos o queremos ignorar. Hasta tal punto que las sociedades alicantinas tenemos el propsito, parece ser, de unirnos ms, ante este desbarajuste, hacer nuestra actividad y nuestras reuniones y no preocuparnos de ms. Este absurdo y desgraciado retroceso se le debe a este estado de cosas. Ha bastado una orden, una decisin mal tomada, poco o nada meditada, para terminar con el esfuerzo, el sacrificio de muchos aos. Es un asco. Volvemos al campamento donde quedamos dormidos entre mugidos de toros en una noche fra. Da 27: Temprano ascendemos del campamento por los Colgadizos hasta el pico Navasomera de 2.305 metros de altitud, y de all al Moretn 2.365 metros. La subida es poco complicada, desde la cumbre la panormica es realmente impresionante, todo el Circo de Gredos, visto un poco de t a t; pues frente a nosotros est el Almanzor con sus 2592 metros de altura; los Tres Hermanitos, tan pequeos desde bajo y tan esbeltos y agresivos desde aqu, son tres agujas, a las que slo escalando se les puede ascender. El pico del Casquerazo (2.460 metros), La Galana (2.568 metros) Cabeza Nevada (2433 metros), son las cumbres ms destacadas del circo. Al fondo y como en miniatura la laguna Grande, el refugio, el campamento del Frente de Juventudes. Son pocos los montaeros del campamento nuestro que los han coronado. No muy lejos de nosotros cabras salvajes. Las fotos se suceden, los metros de pelculas. Unas nubes fotognicas avanzan, cubren los picos, y una y otra foto, buscando momentos y luces. Flix Mndez y sus hijas han subido tambin al Moretn y nueva y animada charla sobre las cosas que nos preocupan. Al regreso pasamos por el refugio del Rey (1.886 metros). Esto es propiedad privada, parece ser que el macizo de Gredos est en manos de dos o poco ms propietarios, ganaderos. A este lugar sola venir Alfonso XIII a cazar y se alojaba en este refugio hoy destruido y cuyos propietarios no quieren reconstruirlo hasta tanto no cuenten con otro Rey que pueda usarlo. Actividades 267 D e all pasamos al puerto de Candelero (2.018 metros), nos asomamos a aquella vertiente desde la que rpidamente se desciende a la llanura, por prados y pastos, y desde donde se divisa perfectamente Talavera de la Reina. El regreso al campamento es suave, por el fondo del valle, a lo largo de un riachuelo y por en medio de manadas de toros que creemos son de carne y no de lidia, esta confianza y el que pasando indiferentes no han de hacerte caso, nos permiti pasar aparentemente tranquilos. Alguna vez levantan el testuz del suelo, nos miran, dejan de masticar y soplan fuerte; los cuernos parecen sables agudos y potentes que en aquellos momentos se alargan ms. Son negros y parecen Miuras, cmo esos que salen en los dibujos animados. Daniel Esteve en el Mosterazo, Gredos. El hombre y la montaa. Por la noche, en el campamento nueva corrida, los gallegos, ms habituados al trato del ganado, lo renen y lo llevan lejos. Se ha cercado el campamento con palos y cuerdas y nos creemos tan seguros, an no se ha hecho de noche y ya estn los toros all, por el ro han entrado en el campamento. Nuevas corridas, intiles pero de juerga. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 268 Da 28: A la maana siguiente aparecera la valla en el suelo, el servicio de seoras tambin y un gallego protestando porque casi le destrozan una mochila, anuncia que se marcha y protesta. Nosotros hemos terminado nuestra estancia, recogemos las tiendas, nos despedimos de los conocidos y salimos haca la Plataforma, donde est el coche. A las 10 estamos de camino, desayunamos en Barajas, pueblecito se- rrano cerca del Parador Nacional de Gredos, y luego por Hoyos del Espino, San Martn de Pimpollar, Ramacastaa a Talvera de la Reina. A la una llegamos a Toledo. Circo de Gredos y cumbre del Almanzor. P rdida de la cartera de Pepe, con dinero y documentacin, (luego recibira por correo la cartera depositada en Correos de Toledo, pero no el dinero). Comemos en Toledo, recorremos la ciudad, se visita el Alczar, tomamos caf en la plaza del Zocodover y a las 6 salimos para casa. Se ven pocos turistas, sin embargo las estadsticas darn aumento este ao sobre los anteriores. Toledo, Nombroca, Mora de Toledo, Tembleque, Villacastaas, Quintanar de la Orden, La Roda, Albacete, Almansa y Elda. Total 444 kil Actividades 269 metros y fin del viaje. Llegamos a las 12 de la noche despus de haber cenado en Bonete. Olvidaba consignar que una de las mejores excursiones en Sierra de Gredos es al Galayar, paraso del escalador e impresionante circo al igual que el de Gredos, donde abundan las cresteras, agujas, torreones, como el de los Galayos. Sin embargo enorme distancia desde el campamento, unas 5 6 horas y cansados despus de 10 das de montaa, abandonamos. La excursin hubiera sido: campamento, puerto de Candelero (donde habamos estado el da anterior), cuerda de los Campanarios, La Mira (2.343 metros) y Galayar. Al fondo de este circo se encuentra el pueblo de Guisando, desde donde sube una pista hasta 1.200 metros de altura. A Guisando se llega por Arenas de San Pedro. Como antes digo este macizo es propiedad particular y se da el caso de cobrarles a los montaeros por entrar a recorrerlo o escalarlo. Hay varios guardias a caballo y a pie y los pasos o entradas, pocos estn vigilados. Cinco Lagunas, es otra zona bonita del macizo pero tambin muy lejana al campamento. Se encuentra ya en provincia de Salamanca y hay que bordear el Circo de Gredos para llegar a ella. De donde se demuestra que el lugar ideal de ste campamento hubiera sido laguna Grande. * Uno de los trabajos realizados por Daniel que ms han llamado mi atencin ha sido el que public en el Boletn del Centro Excursionista Eldense. Su extensin hizo que tuviera que ser desmenuzado en seis captulos que aparecieron desde el nmero 13 correspondiente a noviembre-diciembre de 1990, hasta el 19, fechado en los mismos meses de 1991. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 270 Este estupendo medio de comunicacin montaera de nuestro valle vio la luz gracias a los esfuerzos de Daniel Tercero y Andrs Molina con quienes colabor en los primeros nmeros Juan A. Saiz. Lamentablemente desapareci de manera incomprensible, a pesar de que su edicin se costeaba totalmente mediante la insercin de publicidad. Segn me cuentan los propios redactores, dej de pu- blicarse a causa del coste que le supona al Centro el franqueo del correo enviado a los socios. Ser mejor que me calle. Las seis entregas las reno aqu. Se trata de un trabajo de gran categora sobre El camino de Santiago. He de confesar, por mi parte, que no habindome interesado el camino, probablemente nunca lo hubiera ledo, de no haber tenido que mecanografiarlo para incluirlo en las pginas que amarguillo.com dedica a Daniel Esteve en su galera de personajes eldenses. Agradezco haber tenido que hacerlo, pues gracias a ello descubr aspectos del Camino de Santiago que llamaron mi atencin. El artculo est documentado con tal maestra literaria que me enganch desde las primeras lneas. La sencillez y la naturalidad con la que son narradas cuestiones histricas, geogrficas y religiosas son tan amenas que se disfruta siguiendo el hilo del relato, donde lo de menos ser para Daniel el camino fsico, aunque tambin lo relata sin demasiados detalles geogrficos, pero s con las pinceladas de humor propias del grupo de amigos que llevaron a cabo la marcha en 1990. Ellos son el recordado Pedro Daz Solera, cuyo humor no faltaba nunca, haciendo guasa de su propia limitacin, (era ciego) cuando el grupo se planteaba alguna duda en la ruta a seguir, l sola decir yo veo claro que es por all , le acompaa su lazarillo de siempre en la montaa: Genaro Vera. Otro de los compaeros de aventuras: Alberto Beltrn, lo fue adems en la inmensa tarea del Centro y su Ciudad Deportiva y Rafael Amors, con quien Daniel ha compartido todas sus ltimas excursiones y viajes. El grupo no poda ser mejor elegido. E ste completo reportaje, no es ms que un resumen, del amplio y completsimo libro que Daniel Esteve, escribi sobre el Camino de Santiago y que comprende dos voluminosos tomos, uno dedicado a imgenes del Camino y el otro, un completo estudio del Camino de Santiago del cual el autor ha extractado este trabajo. Actividades 271 Portada de uno de los boletines del C.E.E. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 272 El camino de Santiago La catedral de Santiago. La importancia y trascendencia que el Camino de Santiago supuso para el desarrollo econmico-social de la sociedad espaola, el movimiento cultural que la transform profundamente, y la fe religiosa que la impregn, y coloc en situacin de una unidad religiosa y poltica, trampoln de grandes empresas de reconquista, sociales, artsticas, desgraciadamente, no es bien conocida. De no haberse producido el milagro, o la invencin, del Sepulcro de Santiago, otras consecuencias hubiera tenido nuestro pas. Actividades 273 La pennsula Hispnica, situada en el occidente de Europa, alejada de rutas e influencias culturales, posiblemente hubiera quedado aislada del desarrollo europeo. Y de la pennsula, Galicia, ms occidental, la ms alejada, frente a un mar tenebroso, fin del mundo (Finisterre Fin de la tierra), frente a la duda, el misterio, los abismos insoldables; la costa de la muerte. Lenta y difcil hubiera sido nuestra incorporacin a Europa. Pero he aqu que el milagro del hallazgo del Sepulcro de Santiago trastoca las cosas y se inicia, y mantiene, a lo largo de siglos una corriente vivificadora, que trataremos de desarrollar. El abandono, y casi desaparicin del Camino de Santiago, contribuira, con el alejamiento de esta corriente influenciadora, al alejamiento de nuestro pas del resto de Europa, y en parte al atraso en el desarrollo y puesta a punto del mismo en el concierto europeo. Destacada la importancia del Camino de Santiago, simbolismo y ruta seguida por millones de peregrinos que de todas partes del mundo antiguo, especialmente Europa, acudan a darle el abrazo al Apstol, vamos a intentar, dar una idea histrico-religiosa de este movimiento que ltimamente experimenta una revitalizacin intere-sante. Antes de ceirnos a su ruta o itinerario, trataremos de unos antecedentes histricos y religiosos que permitan a cada cual meditar en el como y porqu del Camino. Hemos de remontarnos a la invasin rabe y subsiguiente Reconquista que a lo largo de siete siglos conmovi el pas. La entrada de los rabes y dominacin peninsular podemos considerarla como un paseo militar: en el 711 en Tarifa y en el 714 en Asturias y Cantabria. El Camino. Un grupo de gentes, unos 300, desposedos de todo lo suyo, naturales de la regin, asturianos, fugitivos, que nada tenan que Daniel Esteve. El hombre y la montaa 274 perder, sin ms que sus armas y el instinto de la guerra, se refugian en las montaas asturianas; atacados y sitiados por los rabes quedan reducidos a unos 30 hombres y 10 mujeres. Treinta asnos sal- vajes. Qu dao pueden hacernos Frase de Amasa jefe de las fuerzas moras, tratando de justificar su fracaso. Escaramuza que desde el punto de vista militar no tuvo importancia pero fue inmensa desde el espiritual. Refugiados en la Cueva de Santa Mara, cova dominica, que se transform en Covadonga, donde restauraron poco a poco su rgimen y nace un pequeo reino, primer ncleo de resistencia. Establece Pelayo su Corte en Cangas de Ons. Los rabes dicen: Con l comienza una nueva dinasta que reina sobre un pueblo nuevo. Ao 722, inicio de la Reconquista. Favila, hijo de Pelayo, muere despedazado por un oso. Le sucede Alfonso, el Catlico, casado con Ermesinda, hija de Pelayo, que une a astures con cntabros, y aprovechando una crisis y guerra civil en el mundo rabe, los repliega al otro lado del Duero, ms tarde hasta lava, Vizcaya, Pamplona. Se desmantelan fortalezas, des- truyen poblados, llevando al interior de las montaas todo cuanto era transportable y til. Ocup y tom posesin de aquello ms fcil de defender y asol el resto pues no dispona de hombres ni elementos para su defensa. Ahora es el reino cristiano el que atraviesa una crisis, mientras que la corte cordobesa se afianza. Durante el reinado de Frula, hijo de Alfonso III, se quiso evitar conflictos y se cay en dependen- cia humillante (Tributo de las Cien Doncellas), que ataba el reino de Asturias al emirato de Crdoba. De nuevo atacan los musulmanes y el reino cristiano queda reducido a las montaas asturianas. Escaramuzas de unos y otros. Batallas, triunfos del cristianismo y de musulmanes. Contactos de Alfonso con Carlomagno en busca de ayuda contra el rabe. Nueva crisis musulmana, afianzamiento del reino de Asturias y reorganizacin interior. Favorece las letras y las artes, que imitan la cultura visigoda. De esta poca es la Cruz de los ngeles existente en la Cmara Santa de la Catedral de Oviedo, donada por el rey Alfonso en el ao 808. Tratados de Oviedo y Aquisgram, Alfonso y Carlomagno; la Marca Hispnica, importante todo ello para la seguridad de las fronteras meridionales. Actividades 275 ltimos lustros del siglo VIII y primeros del IX H asta entonces nadie, ni dentro ni fuera de Espaa, haba hablado de la predicacin del Hijo del Trueno, del Hijo del Zebedeo, Santiago, el Mayor, en la Pennsula Ibrica. En la primera mitad del siglo VII se extiende el Breviarium Apostolarum, con breve biografa de los Apstoles, y entre ellos la noticia de que Santiago predic en Espaa y fue a morir a Jerusaln. La invasin rabe, el incendio de los manuscritos, la disolucin de las escuelas, la extincin de la tradicin isidoriana, fue la prueba terrible; y no obstante, sobre esta confusin, sobrenada la noticia del Breviarium Apostolorum y el ambiente que reina en Asturias propicio y obsesionado por la urgencia de una proteccin divina. El Beato de Libana, en el 776, escribe su Comentario al Apocalipsis que trata de los lugares en que predic cada uno de los Apstoles, y admite la noticia del Breviarium, y dice que Santiago predic en Espaa. La idea es aceptada por la Corte, y el rey Mauregato (hijo bastardo de Alfonso II, El Catlico) se interesa personalmente. Se organiza un culto especial a Santiago y el Beato se encarga de hacer el himno de la fiesta, que va a convertirse en conviccin de todo un pueblo. Oh Cristo! Escucha piadoso al rey Maregato, y dale amorosamente tu ayuda Pero tambin el reconocimiento como patrn de Espaa. Oh Apstol dignsimo y santsimo, cabeza refulgente y dorada de Espaa, defensor poderoso y patrono especialsimo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 276 Los asturianos haban puesto grandes esperanzas en el Apstol Santiago. Y es entonces cuando se corre la voz de que en un extremo de Galicia, se veneran sus reliquias. E n el Martirologio de Floro, de Lyn, entre los aos 808 y 838, se dice: Huesos sagrados de este beatsimo Apstol trasladados a Espaa se veneran en el extremo de ella, frente al Mar Britnico, con extraordinaria devocin por aquellas gentes. Antes de morir Alfonso, el Casto, la pequea iglesia de Compostela, antes llamada Santa Mara, empezaba a ser santuario nacional con el nombre de Santiago. La crnica de Vampiro dice que Alfonso, el Casto, construy all una iglesia de piedra y barro. Fuente durante el camino. Cmo haban llegado all los huesos del Apstol Hay un recuerdo vago y confuso de un viaje de seis das por mar. Santiago fue degollado por el rey Herodes en Palestina; la travesa deba haber empezado en Jaffa, puerto de Jerusaln. Relato que se daba hacia el ao 900. Actividades 277 Hoy se vislumbra algo distinto, gracias a una lpida recientemente descubierta en Mrida. Se sabe que en la primera mitad del siglo VII se dedica en Mrida una iglesia en honor de Santa Mara, y que en ella se guardan reliquias de la Cruz del Seor, de San Juan Bautista, de San Esteban, de San Pedro, de San Pablo, de San Juan Evangelista, de Santiago. Son las mismas que luego se encuentran en Santiago dentro de la iglesia dedicada a Santa Mara (construida por Alfonso, el Casto). El relato de la traslacin de los restos, que corra a principios del siglo X, es de que llegara tras un viaje de seis das, primero a travs del Guadiana (navegable entonces) y despus por la costa hasta Iria Flavia (actual Padrn), sede episcopal. Explicable en aquellos das de confusin, por la emigracin de clrigos y monjes emeritense en los das de la invasin musulmana; cierto nmero de cristianos abandonaron Mrida antes que Muza llegara y se refugiaron en Galicia. Uno de los artculos de la capitulacin de Mrida dice: Que las propiedades de los que hubieran muerto en el combate o huido a Galicia sean confiscadas en beneficio de los musulmanes que los bienes y alhajas de la iglesia pasen a manos del caudillo vencedor, pero que las iglesias, aunque hayan sido abandonadas que-dan en poder de los cristianos residentes en la ciudad. El Beato de Libana, autor del primer himno hispnico en honor del Apstol Santiago, inaugur as el culto jacobeo, hasta entonces inexistentes. Poco despus se crey encontrar en Santiago el sepulcro del Apstol. El hallazgo conmovi la fe ardiente de Alfonso, el Casto, rey de Oviedo y de toda la cristiandad hispana. Fue interpretado como promesa de auxilio divino en la lucha contra el musulmn. El siglo XI presenci el crescendo de esa esperanza y del arraigo de su veneracin haca el Apstol, ignorado durante siete siglos y que Beato de Libana haba cantado, por primera vez, a fines del siglo VIII. El milagro fue un prodigio distinto, un milagro en las dos vertientes; La vinculacin de Espaa a Europa, a la Europa Occidental en fermentacin acelerada allende el Pirineo; y la contribucin Daniel Esteve. El hombre y la montaa 278 hispana al desarrollo cultural de esa Europa, llamada abuela de la nuestra. La gran europeizacin de Espaa se produce durante el reinado de Sancho el Mayor, rey de Navarra. Se abre el paso por el Pirineo Occidental, entra en contacto con hombres que ms influyen en la transformacin religiosa y cultural que se est realizando en Europa. La reforma monstica capitaneada por las abadas de Cluny y de Fleury. Con frecuencia fue a Santiago por la Rioja, cuyo camino despej. Favoreci monasterio e inici una actividad reformadora; introdujo en San Juan de la Pea a la orden de Cluny y multitud de ideas europeas entraron por Aragn. A su muerte un clima nuevo reinaba en todos los estados cristianos de Espaa, un anhelo de novedad, un ansia general de europeizacin. El gran milagro fue la atraccin de catervas de peregrinos de ultrapuertos. Fue Compostela el vnculo inicial que uni a Occidente con la cristiandad hispana. Fue el camino de Santiago por el que llegaron, desde allende el Pirineo, hombres, ideas, instituciones, formas literarias y artsticas y por el que penetraron los cdices miniados de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Libana, y por el que la Espaa en batalla con el Islam export a Europa ideas y creaciones cientficas, filosficas y artsticas de la Espaa islmica, tras la conquista de Toledo. Castilla y Len viven esas dcadas una entraable existencia. Reciben esencias culturales y formas de vida allende el Pirineo y transmiten a Europa ultra pirenaica los saberes y las artes de la Espa-a islmica recibidos. Sin la invasin islmica y sin la Reconquista hubiramos vivido las mismas horas que la cristiandad occidental; Espaa no habra recibido el doble juego de influencias y ni habra ejercido su maestrazgo sobre Europa. La escuela de traductores de Toledo, de los estudiosos que desde las tierras todas de Europa llegaron a Toledo a traducir las obras de los musulmanes orientales y espaoles. Europa le debe el primer Renacimiento del siglo XIII, pero se olvida que ese trasvase espiritual no habra sido posible sin la previa conquista de Toledo. No se valora tal realidad y se llega a minimizar la Reconquista, y sin ella no se habra descubierto el Sepulcro de Santiago, probablemente no habran tenido lugar las peregrinaciones, ni habran estado en Es Actividades 279 paa catervas de ultra pirenaicos a poblar las ciudades y campos de hispanos sedimentos de hombres; y no se habra producido nuestro maestrazgo sobre Europa ni nuestra definitiva incorporacin cultural, institucional y vital en Occidente. El Beato de Libana, gran autoridad en los ambientes espirituales, haba preparado con su devocin jacobea el proceso psquico propio propicio para el descubrimiento casual de un sepulcro antiguo y de una necrpolis en sus cercanas, llegase a creer que corresponda al Apstol Santiago. El Obispo de Iria de Flavio, entusiasta del Beato, imagin hallarse en presencia de los restos del Apstol Luz de Espaa, acudi a venerarlos y junto a ellos fue sepultado. Fue el Beato de Libana, el creador, el propulsor del culto y movimiento jacobeo. Su mdula. Obra que influy de modo decisivo en el arte de Espaa y de todo Occidente. El grupo al completo: de pie: Alberto Beltrn, Pedro Daz, Genaro Vera y Daniel Esteve. Agachado: Rafael Amors. Los Apstoles recorrieron los puntos ms vitales del Imperio Romano estableciendo comunidades cristianas. En Espaa el origen apostlico va en torno a Santiago el Mayor. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 280 Tres tradiciones se dan: La predicacin de Santiago; la aparicin de la Virgen del Pilar al Apstol y, la conservacin de sus restos en Santiago de Compostela. De ellas la que ms puede interesarnos a nuestro fin sobre el Camino de Santiago, es la tercera. Para ello seguiremos la historia de la Iglesia Catlica de la Biblioteca de Autores Catlicos. Fuertes y encontradas polmicas suscitaron, pero por encima de todo est la tradicin y sus frutos, y por ello se dice: Mientras esto no se pruebe con toda evidencia, ser temeridad y ligereza notorias, abandonar una creencia que ha sido el nervio de nuestra historia y ha influido de manera tan poderosa en la formacin de nuestra nacionalidad, de nuestra devocin y de la piedad y devocin de Europa entera. Hay que hacer una brevsima meditacin sobre el desarrollo del cristianismo en Espaa, para sacar conclusiones. La propagacin del cristianismo ofreci dificultades por la resistencia del pueblo espaol a la doctrina del Evangelio. Desde fines del siglo I y los dos siguientes, se produjeron sangrientas persecuciones romanas, se prohibieron las reuniones y se destruyeron actas y otros documentos eclesisticos. En los siglos IV y V los suevos aniquilaron casi por completo todo lo religioso. A mediados del siglo VI hay un gran silencio o vaco en la historia de Galicia y la persecucin de Leovigildo vuelve a deshacer todo conato de reorganizacin cristiana. Solo a fines del siglo VI y durante el VII se puede reorganizar la iglesia en Galicia, pero la invasin sarracena a principios del siglo VIII sembr el desorden en todo el norte. Consecuencia de ello, el sepulcro de Santiago qued abandonado, olvidado, y cubierto de maleza, casi desapareci de la memoria de las nuevas generaciones, sin embargo persiste entre el pueblo un vago recuerdo que se va transmitiendo de generacin en generacin y ello pudo ser el motivo que movi y orient al obispo Teodomiro hacia el ao 814, hasta llegar al descubrimiento del Sepulcro. Hay dispares y mltiples pareceres de los historiadores, que por la brevedad de este trabajo, no vamos a exponer, pero excluyendo a los fanticos de un extremo y otro, hemos de tener en cuenta slo a los que con espritu de comprensin y con objetividad critica y sincero deseo de conocer la verdad estudian el asunto concienzudamente. Quien defiende la realidad de las reliquias, y quien no juzga Actividades 281 suficiente las pruebas; otros adoptan estado neutral pero defienden la tradicin. El libro de los hechos de los Apstoles. Captulo 12, versculos 1-2 dice: Por aquel tiempo (43-44 d. J.C.) el rey Herodes ech mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. Dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada. La tradicin espaola atestigua que despus del martirio, sus discpulos tomaron su cuerpo y dndose a la mar llegaron a la parte occidental de Espaa, a Iria Flavia (actual Padrn), ciudad romanizada por la que se internaron en el territorio y en cierto lugar solitario, le sepultaron. Dos quedaron como guardianes, Teodosio y Anastasio, que fueron sepultados junto al Apstol. Tras las persecuciones naci un culto desmedido hacia las reliquias de mrtires y santos; se visitaban los lugares donde se veneraban tales reliquias; se peregrinaba a Tierra Santa y a Roma; se inici la peregrinacin a Santiago. Un cdice antiguo venido de Francia, el Breviarium Apstolarum, deca: Jacobo (Santiago) predica en Hispania occdental y muerto por Herodes fue sepultado en arca marmrea. Los de Iria Flavia (sede episcopal) entendieron, del Cdice Breviarium Apstolorum, que el hijo del Zebedeo haba predicado en el occidente de Espaa, en Galicia, y la frase sepultado en arca marmrica y recordaron que en las proximidades haba una necrpolis romana, en donde se contemplaron estrellas sobre aquel campo (campus stele), fosforescencia por ser terrenos de enterramientos. Concretamente la Plaza Quintana llamada de los muertos, en la Catedral de Santiago. Aboga la creencia de que en el sepulcro de Santiago se guardaron las reliquias del Apstol, diversos documentos: Martirologio de Floro y de Adon (aos 808 y 860), diploma de Alfonso II, el Casto (829) y algunas actas de los reyes asturianos. De ello se deduce de que a finales del siglo IX y principios del X era general la creencia, en Galicia, de que los restos de Santiago se guardaban en el sepulcro del lugar. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 282 Todo difcil de compulsar pero hay un hecho histrico bien comprobado, que caba el ao 900 se crea unnimemente que en Santiago se guardaban los restos del Apstol. Y fue el Beato de Libana, nacido alrededor del ao 750, el creador y propulsor del culto jacobeo (como ya dijimos). Erudito formidable, temperamental, polmico, cuyo Tratado Apologtico, lo califica Menndez Pidal, de libro brbaro, de frases de hierro, algarada teolgica propia de un cntabro, nacido en tierra spera, agreste y brava. Con esta base se desarrollan los hechos a partir del siglo X: Un documento de 1077 que no merece mucha fe; y la Crnica Compostelana de 1100, dice que fue revelado al anacoreta Pelayo y que poco despus fieles contemplaron estrellas sobre aquel campo (campus stele). Avisado el obispo de Iria, Teodomiro, encontr al fin el sepulcro, lo comunica al Rey Alfonso II el Casto, que construye sobre el la primera iglesia, de piedra y barro, que llam de Santa Mara, y se inicia poco despus la intensa veneracin de aquel paraje, incluso de Europa entera, convirtindolo en el tercer santuario de la cristiandad, despus de Roma y Jerusaln. Prncipes, caballeros, santos, peregrinos de todas las clases sociales y de toda Europa, formando a travs del centro de Europa y a lo largo del norte de Espaa hasta Santiago, una red de asilos de proteccin que velaba por la seguridad de los peregrinos; era el Camino de Santiago. Almanzor, en el ao 997, la arrasa, si bien el sepulcro qued intacto (se dice que por respeto a los cristianos integrados en su ejrcito). Diego Pelaez pone la primera piedra de la gran Catedral y Die-go Gelmirez la termina en el siglo XII; es la parte antigua romnica. La gran fachada barroca, y sus torres, son del siglo XVII. El obispo Gelmirez, a principios del siglo XII hace un reconocimiento del sepulcro, toma un trozo del crneo y lo regala como reliquia a la catedral de Pistoya. En el siglo XVI, concretamente en el ao 1589, el arzobispo San Clemente, al acercarse a las costas gallegas el pirata Drake, abre el sepulcro y retira detrs del altar mayor las reliquias. En el siglo XIX es comprobado este traslado y la falta de la reliquia regalada (que sigue en Pistoya). En 1878 el cardenal Pay y Rico (apellidos levantinos) investiga, se realizan excavaciones y bajo el altar mayor se encuentra un Actividades 283 sepulcro de la poca romana, vaco, y ms tarde, detrs, se encuentra una urna con restos que la Comisin de Mdicos designada determina su antigedad en el siglo I y la falta del trozo del crneo, reliquia regalada a Pistoya. El papa Len XIII, tramita un proceso y en 1884 declara que se trata de las verdaderas reliquias de Santiago y sus discpulos Teodoro y Anastasio. Es conveniente un parntesis para tratar sobre las reliquias: En los primeros siglos del cristianismo, tremenda poca de sufrimiento, persecuciones y martirios, haba una extraordinaria veneracin por los mrtires, manifestndose un culto que desde antiguo se les tributaba. Las tumbas donde se guardaban las reliquias se convirtieron en santuarios. Veneracin que fue en aumento al desaparecer las persecuciones. Ya no conoci lmites. Las catacumbas, las criptas, las capillas fueron centro de reunin donde el cristiano saciaba su devocin; y de ah se originar el ansia de acudir a venerar tales reliquias y por consiguientes se iniciaron las peregrinaciones. Por el anhelo de poseer reliquias se cometan hurtos y sacrilegios. Un santo varn, ya viejo, tena a su alrededor gente que esperaba su muerte para repartirse las reliquias, y ante la tardanza llegaron a idear adelantar su muerte. El fenmeno de los lugares de peregrinacin se inicia en el siglo IV. Las excavaciones de la emperatriz Elena de Jerusaln, abri al mundo Tierra Santa. Despus Roma. El Santuario de Santiago de Compostela est calificado como el ms clebre de la Edad Media y uno de los ms concurridos de la cristiandad. A Sancho, el Mayor, rey de Navarra (siglo XI) se debe la apertura a la corriente europea, abre los puertos del Pirineo, y el camino a Njera y Logroo, rectificando el trazado que antes torca por Alava, consiguiendo que las antiguas rutas utilizadas, cortadas en el siglo X por las incursiones sarracenas, volvieran a ser transitadas sin peligro. Grandes propagadores del Camino fueron los monjes de Cluny, asentados por el Rey Sancho, en el Monasterio de San Juan de la Pea, y desde donde se extendieron con notable influencia en el desarrollo del Camino, contribuyendo a la seguridad, atencin y cuidados de rutas y peregrinos. Fue una autntica Agencia de Viajes, Daniel Esteve. El hombre y la montaa 284 quiz la primera. Y un monje de Cluny, Aimrico Picaud, escribe, en el siglo XI, su Liber Santi Jacobi, y su Libro Santiago, el Cdice Clixtinus, gua de peregrinos, autntica gua de la poca; referencia interesante sobre las regiones espaolas atravesadas, sus gentes, las paradas, las hospederas, los ros a atravesar, la calidad de las aguas. Pero esto ser materia para otro captulo. El Camino de Santiago El Camino de Santiago adquiere importancia en el siglo XI, gracias al auge econmico europeo, el triunfo de la reforma gregoriana y el fortalecimiento de los reinos cristianos en la pennsula, el establecimiento de los monjes cluniacenses, el intercambio comercial y aparicin de un nuevo grupo social: los burgueses. El Camino es ventana abierta a Europa y va de acceso a la cultura griega conservada por los musulmanes. A lo largo del mismo surgieron centros culturales, escuelas catedralicias, Universidad de Palencia, primera de Espaa, en 1212, seguida de Salamanca y Valladolid. Escuela de Traductores de Toledo. Francia era atravesada por cuatro vas: Tolesana, Podensis, Lemovicensis y la Turonensis. Tres convergan en Roncesvalles y la otra entraba por Somport y las cuatro se renen en Puente de la Reina, Y desde aqu todos los caminos a Santiago se hacen uno slo, como reza una inscripcin en el mismo. Por esta artera __ dice Menndez Pidal __ corri la vida europea trada por continuas turbas de devotos y mercaderes; a trechos la corriente se remansaba y los viajeros se convertan en colonos, pobladores de barrios enteros, llamados barrios de Francos, en las ciudades del Camino. Por qu las multitudes del siglo XII se precipitaron hacia aquella tumba, entre tantas otras Por qu una convergencia semejante en aquel momento, en aquellos lugares Por qu se convirti en el peregrinaje por excelencia para las gentes de aquel tiempo Algunas pueden ser las respuestas: Actividades 285 Los soberanos necesitaban apoyo militar en su lucha contra el rabe; necesitaban repoblar las tierras; concedan privilegios y seguridad a los peregrinos; pero el mayor apoyo fue el poder espiritual y en especial la intervencin de la Orden monstica de Cluny, extendida fuertemente por toda Europa, era como un imperio romano, y fueron los ms fervientes y convencidos propagandistas de la peregrinacin compostelana. Fueron fenmenos de esta corriente humana: el flujo demogrfico, la movilizacin de la economa, el desarrollo del intercam- bio, el empleo de la moneda. Peregrinar a un lugar sagrado podra obedecer a varias intenciones: acercarse a un lugar al que se crea irradiar un poder sobrenatural; buscar el milagro; una prueba de perfeccin; la aventura; buscar el martirio; castigo que se impona asimismo, o que le imponan. Se organizaban caravanas, y en ellas se intercambiaban experiencias y vivencias, se hacen amistades; y al regreso se organizaban en Cofradas. A la gente que va a lugares de oracin y veneracin se les llama: palmeros si van a Jerusaln, romeros si van a Roma; y peregrinos si van a Santiago. Es casi un deber cumplir en la vida una de las peregrinaciones mayores, y ello se da en multitud de religiones: Benars para los hindes; el sepulcro de Confucio para los chinos; Delfos y Olimpia para los griegos; Jerusaln para los judos; Medina para los musulmanes; Jerusaln, Roma y Santiago para los cristianos. Lourdes, Ftima, Guadalupe, en nuestros das son centros de atraccin. Peregrinos prcticamente han existido desde los orgenes del hombre, atrados por un lugar sagrado, por devocin, en busca de salud espiritual o fsica, y considera el lugar como de salvacin. Tiene obsesin por llevar sus recuerdos, como reliquias; polvo de pavimento, musgo de los muros, del templo, madera de las puertas, acei- te de la lmpara que arda cerca de la tumba, cera de las velas que alumbraban el altar; pasa objetos por lugares concretos que adquirirn virtudes milagrosas: hojas de los olivos del Huerto de Getseman; agua de Lourdes y del Jordn. La piedra del Pilar de Zaragoza, con profunda huella del roce de millones de labios que besan; las huellas de los cinco dedos en el Prtico de la gloria de la Catedral de Santiago; etc. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 286 Cumplida su misin, el peregrino, en la comunidad de origen estaba marcado con una distincin, un sello, haba demostrado ser capaz de sufrir el agotamiento, las dificultades, los peligros, las inclemencias, el hambre, la falta de albergue. Gran nmero de disposiciones les amparaban y protegan, privilegio y exenciones. Sen- tar a un peregrino a la mesa, era un acto de caridad. Alfonso X, el Sabio, autoriz su libre circulacin, y en Las Partidas, adverta: Actividades 287 Por el bosque de Eucaliptos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 288 Relajante camino. Actividades 289 cuando pasasen los romeros por sus logares honrarlos e guardarlos, ya que es justo que los omes que salen de su tierra con buena voluntad de servir a Dios, que los otros los reciban en la suya e se guarden de fazerles mal. Dante, peregrino de Santiago, deca: Es la ms maravillosa peregrinacin que un cristiano haya podido hacer antes de su muerte. El peregrino con su manto o tnica cote, esclavina para el fro y la lluvia, el petaso o sombrero de ala ancha, para el sol y la lluvia, bculo o bordn para la defensa y ayuda en el camino, del que penda la calabaza o cantimplora, la esportilla o morral, pequeo de forma trapezoidal, monedero y despensa. Cosida al manto, al sombrero y escarcela, la concha o venera, vieira, abundante en Galicia, smbolo y emblema del peregrino. El alojamiento se confiaba a la caridad de los particulares, retribuido en las posadas y gratuito en los hospitales, que legados a los Monasterios, desempearon un papel importantsimo. En el estudio sobre el Hospital de Roncesvalles, del siglo XII, destaca un prrafo: su puerta estaba abierta a todos, enfermos y sanos, no slo a los catli-cos, sino tambin a los paganos, a los judos, a los herticos, a los ociosos, En esta casa se les lava los pies a los pobres, se les afeita, se les lava la cabeza y se les corta los pelos se les pone suela a los zapatos unos estn a sus puertas ofreciendo pan a los que pasan Los monasterios con sus hospitales, situados en puntos de paso obligatorio al de los pasos de montaa, puertos de mar, cercanos a los puentes. A lo largo de su viaje escuchaba relatos y milagros, conoca canciones, visitaba lugares en los que haban sucedido hechos maravillosos de la historia. Cantaba, ello ayudaba a la marcha, una a los peregrinos que formando coro se henchan de fe. La cancin fue muy importante en el Camino. El Codex Calixtinus rene canciones de peregrino a tres voces que constituye el primer elenco musical de la poca. Es un verdadero monumento a la musicologa. El peregrino, con todos sus atributos, se presentaba al sacerdote que le impona una bendicin especial, frmula de la Abada de San Cugat de Valls (Francia) del siglo XI, que dice: Daniel Esteve. El hombre y la montaa 290 En el nombre de Nuestro Seor Jesucristo, recibe esta alforja atributo de su peregrinacin, para que merezcas llegar purificado, salvo y enmendado, al umbral de Santiago. Y despus de tu viaje, puedas volver con perfecta salud. Desde Lieja (Blgica), 36 das; desde Roncesvalles 16 a caballos, el doble a pie. El primer peregrino, oficialmente conocido, fue el obispo de Le-Puy-en-Velay, Godescalco que en el ao 950 en lento y arriesgado viaje, con squito de 600 personas, pasando por San Francisco de Ass, el Duque de Aquitania, Carlomagno, La Reina Beatriz, D Isabel de Portugal, Isabel la Catlica, Carlos V, Felipe II, santos, reyes, hroes, pero ms que todos ellos, la gente menuda, la pobre gente que sala a la va de la peregrinacin por la fe profunda y el anhelo de un perdn en la tierra. Ya en casa contar memorias de las jornadas que hiciera, de los hospitales donde pasara, de las villas y ciudades, de los milagros del Apstol. De la nieve y el lobo de Somport y Roncesvalles, del pan dorado de Sangesa; de Puente de la Reina, con su puente y su vino; de la sopa boba de Njera; de las ferias de Burgos y Castrogeriz,; de la bulliciosa Sahagn y de la rica Len; la verde, hmeda y trabajadora Galicia; la purificacin de la rada, vieja y polvorienta ropa en el fuego de Los Trapos; y luego de Santiago y el abrazo al Apstol, ms all hacia Finisterre, por el camino de la Estrella (la Va Lctea o Camino de Santiago) que hasta all conduce. Fin de la Tierra y principio de la Duda; el hombre ante la Costa de la Muerte. Los siglos cubrieron de maleza El Camino. Ya no lo pisan los pies del peregrino, pero la hora de la restauracin parece ser que ha llegado. Actualmente Santiago de Compostela es smbolo del patrimonio comn y de la cultura europea reconocido como: Premio Europa; Bandera de Honor del Consejo de Europa; Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, Conjunto Histrico Artstico y Patrimonio Nacional del Estado Espaol. Entre Francia y Espaa ha sido creada la Fundacin Europea del Camino de Santiago. En 1987, el Consejo de Europa declara el Camino como Primer Itinerario Cultural Europeo. Demostracin del auge de los estu Actividades 291 dios jacobeos en universidades, centros y asociaciones de toda Europa y sobre todo el portentoso prestigio de que goza Compostela ms all de nuestras fronteras, como ciudad histrico-artstica y foco de europeismo. El arte en el Camino Mozrabe. Se aplica el nombre de mozrabe al arte y cultura de los cristianos del Califato que se refugiaron en el norte de la pennsula cuando las persecuciones en Crdoba en el siglo X. Fue un estilo barato, a base de ladrillos y yeso, pero propio y particular: el mozrabe que refleja la arquitectura de los rabes de Crdoba pero que con- serva la tradicin visigoda. En plena libertad, se manifestaron como espaoles y cristianos sintiendo revivir su naturaleza hispana, saliendo a relucir los gustos y sentimientos que haban quedado vergonzantes y escondidos entre los moros. L a expansin del arte mozrabe fue casi exclusivo de Len, donde se refugiaron monjes y cultivadores que huan de Crdoba. Fue su poca mitad del siglo IX y la primera del X. Y sus elementos esenciales: Arco de herradura, bveda de can, intento de cpula sobre el crucero, planta de cruz griega, bside, semicircular al interior y cuadrado al exterior. Fuertes sillares de granito. Sus orgenes se encuentran en Sahagn. Contaba con nueve iglesias de las que slo quedan dos: San Tirso y San Lorenzo. Arte Romnico. Empieza a formarse con la cada del imperio romano, siglos XI y XII, poca de agitacin poltica y religiosa; el feuda Daniel Esteve. El hombre y la montaa 292 lismo da paso a la burguesa; se impone la disciplina eclesistica por obra de Cluny; se lucha y destruye al mismo tiempo que se crea y construye. La arquitectura se llama romnica porque parece querer desafiar las obras de los romanos. Es un renacimiento de los siglos XI y XII. Se impone con anterioridad a la reforma gregoriana; es la fe que hace que resuciten las artes y surjan templos de una grandiosidad y un misticismo nunca vistos. L a Orden de Cluny. Monjes Negros, fue difusora del romnico, fueron los misioneros del romnico, arte que convena a su vida claustral y litrgica; grandes templos en donde las ceremonias puedan desenvolverse con solemnidad. El estilo fue un compuesto de muchas influencias romanas, bizantinas, carolingias y otonianas, vikingas, celtas y sarracenas. El ao 1000 de la era cristiana, y el 1033 aniversario de la Crucifixin de Cristo, sealaron la segunda venida de Cristo y el fin del mundo; cuando se cumplieron, hubo un alivio general, el mundo se convulsion y se visti con un ropaje blanco de iglesia. Se inicia una intensa poca religiosa, culto a las reliquias que induca a las peregrinaciones, su origen poda ser dudoso pero la gente deseosa de creer en ellas y esta fe ciega fue el motor que hizo posible la ereccin de enormes edificios. Grandes iglesias se construyeron para albergar el continuo flujo de peregrinos, cuyas ofrendas constituan la principal fuente de financiacin. Arte Latino-bizantino . Del tiempo de los visigodos, con posteriores influencias rabes, cuajaba en formas tpicas que hubieran llegado a constituir un estilo romnico autnticamente nacional, si no hubiera sobrevenido el romnico francs. De ah que en el Camino, segn sea nacional o de influencia extranjera: la Catedral de Jaca es la primera manifestacin del romnico nacional en toda su grandeza. Lo son tambin la iglesia de Frmista y la de San Isidoro de Len, esta ltima de estilo asturiano con influencia borgoana; y culminacin de este estilo nacional, el Prtico de la gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, obra del maestro Mateo, el monumento ms extraordinario del arte espaol en toda la Edad Media, que ante su genialidad deja en suspenso el nimo del visitante. Dos grandes problemas pretenden resolver los arquitectos en este estilo romnico: Construir techumbres que resistan el incen Actividades 293 dio y dar luces directas a la nave central. Lo primero se resuelve con la bveda, pero de piedra, gravita pesadamente y exige una construccin firme en muros y soportes, lo que agrava el segundo problema, la falta de luz. Son elementos esenciales de este arte: la bveda, el arco y los contrafuertes. Arte Gtico. Se desarrolla en los siglos XII XV. Gtico es sinnimo de brbaro, por proceder de ms all de los Alpes, y sin duda en contraposicin al romnico. Es as llamado por los Italianos del Renacimiento en seal de desprecio. Tambin se llama ojival por ser un elemento caracterstico la ojiva. Los monumentos del romnico son las iglesias de los monasterios; en el gtico son las catedrales. Nace en el corazn de Francia, en la Isla. Es audaz, areo, espiritual y casi fantstico arte. La Orden del Cister, los Monjes Blancos, son los difusores del arte gtico, que acomodaron en sus iglesias, pero con la mayor austeridad por su voto de pobreza y por ello su pertenencia al gtico primitivo. Entra en Espaa procedente de Italia. L a Catedral de Len, armoniosa y perfecta es tipo acabado del gtico puro y clsico entre ojivales. Tambin la de Burgos. En el siglo XII el arte romnico estaba en su apogeo, no haba ningn signo de decadencia y sin embargo el cambio iba a producirse. Un nuevo modo de vida se estaba organizando en Europa. Gremios y cofradas de artesanos nacen; los monasterios ya no son los nicos focos de cultura, estn las universidades; el naturalismo sustituye al simbolismo, las esculturas pierden la rigidez romnica y se humanizan hasta el retrato. La arquitectura de gruesos muros y pesadas bvedas se sustituye por otra dedicada a la imaginacin y a la verticalidad; no habr largas y penosas peregrinaciones, sino visitas a grandes catedrales envueltas en alegres vidrieras. El arte gtico es esencialmente un producto de la Europa Occidental, que lleg a la mayora de edad mediado el siglo XII; fue la expresin de la cristiandad latina en trminos humanos. Son elementos esenciales de este arte: bveda de ojiva, arbotantes y contrafuertes. Sus resultados son impresionantes, pero no son objeto de este brevsimo trabajo. Todo ello es contemplado y admirado a lo largo del Camino de Santiago. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 294 Los peregrinos en el Monte del Gozo. Al fondo Santiago. Los caminantes o viajeros, hemos sido: Alberto Beltrn Sempere, Rafael Amors Jimnez, Pedro Daz Solera, invidente, Genaro Vera Cant, Lazarillo y Daniel Esteve Poveda y Las fechas del 5-8-90 al 16-8-90 Actividades 295 Itinerario (A) Ruta en coche Voy a describir someramente, el itinerario por donde discurre, actualmente, el Camino de Santiago, la ruta que hemos seguido este verano, cinco miembros del Centro Excursionista Eldense en pe- regrinacin mixta (coche y a pie) He procurado facilitar unos condensados y ligersimos antecedentes histrico-religioso-artstico del origen, desarrollo, del porqu y como del Camino de Santiago, esa corriente vivificadora religioso y cultural que europeiz a Espaa, y por la que Espaa dio toda su cultura y su fe. Milagro Invencin Bendita sea pues tanto bien nos produjo. Y voy a tratar de describir el itinerario actual del Camino, su ruta, monumento y datos ms interesantes de los lugares por los que discurre el mismo, para que sirva a los curiosos que se decidieran a su recorrido (a los que asimismo me ofrezco para aclararles cualquier duda o antecedentes que desearan). E l Camino sufri transformaciones, principalmente a medida que la Reconquista avanzaba haca el sur de la pennsula. Es recomendable la lectura del Cdice Calixtinus, del monje Aimrico Picaud, del siglo XI, en el se describen los cuatro caminos franceses: Va Tolosana, por la que venan los peregrinos de Italia y Oriente, que entraba por Jaca. Va Podensis, que arrancaba de Notre Dame de Puy y recoga a los procedentes de Las Ardenas, Blgica, La Champaa y La Lorena. Va Turomensis, la ms occidental, parta de Paris y atravesaba Tours. Existan otras dos vas menores: la entrada costera que bordeando el golfo de Vizcaya, pasa por Irn, y recorre la cornisa cantbrica. La otra iniciada en Carbona, baja por Perpian a las tierras de Gerona. La va de la Plata, procedente del sur, de tierras dominadas por los rabes. De Catalua y Aragn. Las que llegaban por mar a Tarragona y Barcelona, se reunan con los procedentes de Francia, en Lrida y por Zaragoza, se incorporaban al Camino en Logroo. Y por Daniel Esteve. El hombre y la montaa 296 ltimo la ruta del mar, los procedentes de Irlanda, Inglaterra y pases nrdicos, que por la Corua, Noya y Padrn, iban a Compostela. Retirados los rabes hacia el sur, tras el Duero y luego el Tajo, el Camino baj de la cornisa cantbrica y se estableci en lo que hoy se conoce de las vas que entrando por Somport y Roncesvalles, convergen en Puente de la Reina, y desde aqu, unificado, a Santiago de Compostela. Llamado tambin camino francs. Paso fronterizo de Somport. Kilmetro 0, Somport, tambin recibe el nombre de Aspe, frontera con Francia. Cruzas por Candanch, estacin invernal de esqu. Cerca del cruce del ro Astn con el arroyo de Candanch, que forman el ro Aragn, las ruinas del hospital de Santa Cristina, uno de los tres ms importantes de la antigedad, que alcanz apogeo en el siglo XII. Solan, estos hospitales, situarse en los puntos de verdadera necesidad. Castillo de Canfranc. Puente del Ruso. Fortaleza de Coll de Ladrones. Los Araones, barrio de Canfranc, con la estacin internacional, singular edificio. Castillo de Felipe II. Canfranc (Campus Francis), destruido por un incendio en 1940, contaba con fortaleza, Actividades 297 hospital, iglesia romnica y puente medieval (siglo XII), por el que discurre el Camino. Aruej, y tres kilmetros ms, si se tiene curiosidad, tomar la desviacin haca Borau, y al fondo del valle admirar las ruinas (hoy casi restaurada) de la iglesia de San Adran de Sasave, que sepultada por un aluvin de tierra, estuvo oculta durante siglos y descubierta en 1962. Es del siglo XI, fue monasterio visigtico, sede episcopal (tumba de siete obispos); custodia del Santo Grial, trado por San Esteban, compaero de San Lorenzo, de Roma, y que luego se llev a San Juan de la Pea y hoy se encuentra en la Catedral de Valencia. En esta leyenda se inspira el Parsifal de Wagner. E n Castiello de Jaca, si se tiene igualmente curiosidad, se puede entrar en un bello valle pirenaico, la Garcipollera, y a su fondo admirar la bella iglesia de Santa Mara de Iguacel (romnico espaol del siglo XII). Jaca, a los 29 Kms. A 818 mts. de altura. Obispado. Centro Comarcal de la Jacetania, en el cruce de dos grandes vas pirenaicas: la canal de Berdm, que lleva a Navarra, y la va el Bearn, que conduce al Somport y que es la que traemos. Ocupada por los romanos (siglo II a.c.), tributaria de los rabes, gobernada por condes franceses (hasta el siglo IX). En 1035 capital del reino aragons, la peregrinacin a Santiago desarroll una floreciente economa urbana, disfrut de privilegios; acu moneda; plaza fuerte y sede episcopal trasladada de Sasave (donde estuvimos). Decay en el siglo XIX, y en 1930 proclam la republica. Su catedral, es la construccin romnica, aragonesa y primera espaola de gran porte, como dej dicho en los antecedentes artsticos (Captulo V); su construccin denota la presencia de un artista, el Maestro de Jaca, cuya rbrica o marca de fbrica, fue el crismn que el gtico, ms tarde, asimilara en los rosetones de los vitrales (Cap, V), son las ms interesantes manifestaciones del romnico nacional del, o en el Camino. Puede visitarse el Museo Diocesano; despus de Barcelona (Museo Romnico), y de Vich, tiene la ms rica coleccin en pintura romnica. Real Monasterio de Benedictinos e iglesia de Santiago son dos monumentos a visitar. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 298 Desviados del Camino, el curioso o estudioso en arte, puede seguir a Santa Cruz de la Soros, Monasterio de monjas Benedictinas (siglo X). Tres hijas del rey Ramiro I pertenecieron a la Comunidad, por ello Soros (derivacin de Soroes, hermanas). Construido en vertical, con un aspecto poco frecuente; hace poco se descubri que ocupando la cpula, existe una sala oculta a la que se acceda por una trampilla desde la que se arrojaba una escala. Refugio de las monjas que posiblemente, las salvara en alguna oportunidad. Iglesia de San Caprasio, reconstruida (siglos XI y XII). M onasterio de San Juan de la Pea. El Escorial de Aragn (origen siglo IX). Protegido de reyes, foco de religiosidad, cultura y patriotismo. Fue donado por el rey Sancho a la orden de Cluny, trascendental paso en el desarrollo del Camino, faro de la reforma litrgica gregoriana y del movimiento romnico. Panten real; sufri varios y devastadores incendios. All, y durante aos, estuvo depositado el Santo Grial, procedente de Sasave y que luego pas a Valencia, en cuya Catedral se encuentra. Monasterio de Leyre, junto al pantano de Yesa, que inund el pueblo de Tiermas, y que cubri en parte el Camino. Siglo IX, destruido por Almanzor y reconstruido en el siglo XI, desviaba a los peregrinos. Sancho, el Mayor, introdujo la reforma de Cluny. La leyenda de San Virilo, est unida a este Monasterio, pero la brevedad de este trabajo no permite ocuparnos de ella. Otra desviacin de la ruta o Camino, es Javier, a corta distancia y de visita curiosa. Cuna o casa solariega, de San Francisco Javier. Antes se habr pasado por la Exposicin Misional, obra de la Compaa de Jess. Sangesa, fundada y repoblada con francos (extranjeros) en 1122 por Alfonso I, el Batallador; artstica y monumental, que no figura en Cdice Calixtinus (siglo XI) por no existir todava. Actividades 299 Itinerario (B) Ruta a pie Se inicia nuestra peregrinacin a pie. Cebreiro. Entrada a Galicia. Nueve hogares. Conjunto histrico artstico nacional. Naci con y para los peregrinos. En el se produce, en su templo (siglo IX y X), iglesia de Santa Mara, prerromnico gallego con influencias asturianas, el milagro eucarstico, origen de la leyenda bretona inmortalizada por Wagner en su Parsifal. Su Hospital, restaurado, en mesn, San Giraldo de Aurillac. Hay pallozas habilitadas para albergue de peregrinos. Empieza nuestra andadura de 161 Kms. A Santiago, que dividiremos en jornadas segn alojamiento y fuerzas. La cruz de ferro. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 300 El camino durante 17 Kms. discurre a unos mil metros de altitud, por la cresta de la Sierra de Raadoiro, bien sealizado, sin desnivel, con magnfica visin a ambas vertientes. Al norte la Reserva Nacional de los Ancares; al sur, la Sierra de Laurel; al este, el Valverde, valle por donde ascendemos al Cebreiro, y en la direccin de la marcha las cadenas montaosas de Piornal, Silvela, Duribio. Galicia, geolgicamente hablando, es pas antiguo, de relieves desgastados, perfiles romos y ondulados. Galicia, mundo celta misterioso, de meigas, corredoiras y chantos, de veneracin por los muertos, la santa compaa, nimas pidiendo sufragios junto a los cruceiros. Y en el mundo real la pandeirada, alegre y jubilosa; el gallego que trabaja, que gua sus chirriantes carreras; el galleo que pasa la frontera, el segador, afilador, emigrante; el gallego de las ferias, que saborea la empanada, amenizando con vinos de Ribeiro; el gallego de las romeras; y siempre la gaita lanzando sus mueiras que ponen un nudo de saudades y morrias, y que como dice Rosala de Castro, no canta, que llora. Restaurada aldea de Liares, con templo y Hospital. Hospital de la Condesa (siglo IX), junto al Alto de San Roque, cruzado por el Camino. Descanso durante el camino. Actividades 301 Padornelo, con tres vecinos, en donde estuvieron establecidos los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Malta. Brusca subida al Alto del Poio, a la derecha la cuenca del ro Nava con hermosa panormica. Desde aqu suave descenso a Triacastela. Fonfria, Fons frgida, Fuente fra, y en efecto ya nos anunciaron los vecinos que no encontraramos agua mejor en el camino. Cruza el poblado, un importante Hospital que funcion, en donde se ofreca a lo peregrinos lumbre, sal y agua, cama con dos mantas, y a los enfermos un cuarto de pan, huevos y manteca. El camino atraviesa la aldea de Biduedo, pasa junto a la ermita, romnica, de San Pedro, cuya campana hace or sus sones anunciando nuestro paso; casas derruidas. La ruta sigue entre setos de zarzas, tojos y acebos, bordea el monte de Pena Furada y pasamos por la aldea de Filloval. Estamos abandonando la serrana del Cebreiro, descenso milenario gastado por el caminar de miles de peregrinos que lleva, tras pasar por As Pasantes y Ramil a Santiago de Triacastela, cuyo nombre le proviene de los tres castillos que se supone haba en las montaas que la limitan, que figuran en el escudo del Ayuntamiento y en la torre de la Iglesia. El peregrino, al llegar a Triacastela, sola cargar con alguna piedra caliza que llevaba hasta Castaeda donde la convertan en cal con destino a las obras de Santiago de Compostela. Desde aqu el Camino se bifurca hasta Sarri en que vuelve a unirse; siendo de parecida distancia ambos ramales y elegimos el que pasa por el Monasterio de Samos. Abada benedictina, encajonado en el valle del ro Ouribio. Data del siglo VI, sufri varios incendios y gracias a su solidez pudo ser restaurado en 1.951. El padre Feijoo, fue monje en esta comunidad. Tuvo rica biblioteca que cuando la desamortizacin, se vendi a los labriegos por sacos para el fuego. La iglesia del Monasterio tiene fachada barroca, gallega, es del siglo XVIII. El albergue del Monasterio es amplio y cmodo y all descansamos tras la primera jornada de 31 Kms., de marcha. Al da siguiente (11 de agosto de 1990), segunda jornada. Llegamos a Sarri, 13 Kms, cuna de Fray Lus de Granada y aqu muri Alfonso IX cuando peregrinaba a Santiago. Cruza el Camino Daniel Esteve. El hombre y la montaa 302 la ciudad vieja, por su calle Mayor y las flechas te encaminan, tras pasar la iglesia de San Salvador (hoy edificio del Juzgado), cruzas el torren del Castillo y Convento de la Magdalena, sito en la parte alta, con muy buena panormica, ocupado, por los mercenarios, gtico florido, en donde nos albergamos. Pueblo bello, floreciente, centro comercial de una comarca feraz y prspera. Aqu se pueden ver los chantos, lminas de pizarra clavadas en tierra formando vallas que separan heredades. El Monasterio barroco gallego. En el albergue encontramos peregrinos italianos que hacen la ruta en bicicleta. Domingo da 12, salimos de Sarri, por el Ponte Aspero de cuatro ojos, romnico, sobre el ro Coleiro, cruzamos la aldea de Santiago de Barbadelo con su iglesia romnica; poblado de Rente; arroyo de Marzan, paraje de Leiman. El Camino discurre por lugares de la ms pura esencia de la campia gallega entre masas de robles y castaos, prados surcados por arroyos y regaderas, vallas de chantos (piedras), setos que delimitan lindes, que ponen de relieve el sistema minifundista. Se pasa por Pena, Peruscallo, Cortias, Lavandeira, Casal, Brea, Morgado, Ferreiros, Cruzeiro, Miralles (templo romnico), Canto, Rozas, Moimentos, Cotaralo, Mercadoiro, Garrucha, Hilacha, (hubo Monasterio, cuna de los Caballeros de la Orden Militar de Santiago. No quedan vestigios). Es una de las etapas ms interesantes, en donde es fcil entrar en contacto con los campesinos, entablar conversacin, que estn deseando, y preguntan y preguntan llenos de curiosidad, tambin contestan con agrado. La hmeda Galicia est seca y polvorienta. El campesino, en tono jocoso, dice que la sequedad es culpa de los peregrinos que piden al Apstol buen tiempo para su camino. Hemos pasado por el mojn 100 (son los Kms., que quedan a Santiago). Cruzado el embalse de Belsar, el ro Mio, y llegamos a Portomarn, el nuevo pueblo, pues el antiguo, del Camino, aparecen sus ruinas sobre las aguas del seco embalse. Veintids Kms., y estamos en la plaza del pueblo que est animado pues los domingos del mes de agosto celebran un festival folklrico. Gaitas y tamboril, bailes y cantos, bello espectculo en escenario adecuado: plaza de soportales, Ayuntamiento de fachada gallega, templo-fortaleza romnico, erigido por la Orden de los Caballeros de San Juan y traslado, piedra a Actividades 303 piedra, de su anterior emplazamiento, portada abocinada con tres archivoltas. Gentes de los pueblos vecinos, endomingados, que acompaan a los grupos folklricos y que animan el ambiente. El albergue de peregrinos al completo, italianos, franceses, holandeses y menos espaoles. A medida que nos acercamos a Santiago aumenta el nmero de peregrinos que el ao pasado rebas la cifra de 19.000 a pie. Lunes da 13, Portomarn a Palas do Rei, 26 Kms. A la salida se cruza el Mio y el embalse, por una larga pasarela. Fue aqu donde encontramos a una robusta alemana, cuarentona, que peregrinaba sola desde cerca de la frontera con Austria, andando desde Astorga. En nuestro diario caminar aparece, desaparece y vuelve a aparecer, hasta el mismo Santiago. Pasamos por el poblado de Cortapezas, iglesia romnica y fbrica de cermica. Ventas de Naln, Prebisa, Lameiros, bello cruceiro entre castaos y ante el que los peregrinos exclamaran: Si ahora no tengo fuerzas Santiago me las dar. Ligonde, tuvo importante Hospital que alberg a Carlos V y Felipe II en sus peregrinaciones a Santiago. Eirexe, templo romnico; Portos, Villar de Donas (monumento nacional), pinturas de siglo XIV, donde los Caballeros de la Orden de Santiago tenan casa de profesos y cementerio; Lesteo, Alto do Rosario, desde donde se divisa el monte Pico Sauro prximo a Santiago de Compostela y donde el peregrino terminaba la etapa a Palas do Rei con el rezo del rosario. Casas Revoltas. La etapa de hoy, ya ms entrenados, ha sido amena y hemos actuado como lo haran los peregrinos del medievo, se ha cantado, se ha dialogado sobre religin y sobre el Camino y hemos charlado amenamente haciendo ms corto el recorrido. Palas do Rei, est recorrido en cinco minutos: una plaza con un monumento a San Tirso que esgrime una sierra, un cruce de carreteras y la salida del Camino por la Avenida del Peregrino. El 14 de agosto etapa Palas del Rey-Arza. 32 Kms. El Camino discurre por trochas y sendas interiores que atraviesan bosques de eucaliptos y robledales; es lugar bastante poblado, ganado vacuno, fincas y heredades pequeas, recintos cercados, prados y vacas. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 304 En el kilmetro 100 del camino. Actividades 305 Araones. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 306 El antiguo peregrino al emprender esta ltima etapa (la 16 del Cdice Calixtinu), se agrupaba en el Campo de los Romeiros, a la salida de Palas y desde all parta cantando himnos. Pasa el Camino por Gaiola de Riba, San Xulian, La Pallota, cruzas el ro Tambre, Outeiro da Ponte, Carballas de Abajo, cerca del castillo de Tambre y el Pazo de Ulloa; Ponte Campaa, pueblo de Casanova, arroyo y poblado de Porto de Bois, Campanilla, Couto y Cornisa, lmite con la provincia de la Corua. Hemos salido de Lugo. Leboreiro (campo de liebres), hay trozos de la calzada jacobea que pasa por la calle principal del poblado; iglesia romnica y antiguo Hospital. Cruzado el ro Seco se llega a Disicabo, luego el ro Furelos y el poblado que tuvo Hospital; Melide, donde conflua el Camino con el que vena de Oviedo, y en donde los frailes menores atendan en el Hospital a los peregrinos a los que daban: fogo, cama, albergue e caridades en el amor de Deus. Pasado Melide el terreno se vuelve suave y ondulado, eucaliptos y pinos, zonas arrasadas por incendios. Carballal, cruzas el ro Raido y pasas por Ponte de Penas, lugar solitario, arroyo Peixerro y Parabispo, una sola casa; Bonete, el Camino cruza el poblado; Poma- rio y Castaela donde existan unos hornos de cal, donde el peregrino dejaba la piedra caliza que traa desde los montes de Cebreiro y Traicastela, con destino a las obras de la Catedral de Santiago. Arza, donde nos albergamos y a la maana siguiente (15 de agosto de 1990) emprendemos la ltima etapa a Santiago, 40 Kms. Pasa el Camino por As Barrosos, Raido, Cortabe, Ponteladron, (no hay puente), Fontelas, Tabernavella, Calzada, Calle, Langello, Boavista, Alto, Salceda, Xen, Ras, Brea, Rabina, Empalme, Santa Irena, Rua, San Antn, Amenal, que te encamina al poblado de Lavacolla. Aldeas, lugares, caseros y poblados, con prados, maizales, rodeados de colinas con bosques; los matorrales, aliagas, zarzas (que hicieron las delicias del Camino con sus abundantes moras), ha cambiado; el suelo, de buen pisar, cargado de polvo y tierra seca; hay momentos en que el Camino discurre por un tnel de vegetacin, el sol no penetra, el aroma de eucaliptos, balsmico, es penetrante. Lavacolla, el Lavamentula del Codeex, un arroyo que busca el Tambre. El peregrino ante la proximidad de Compostela experimenta la necesidad de llegar ante el Apstol limpio de alma y cuerpo Actividades 307 y aqu es donde se lavaba, por ello el nombre de lavacolla que significa limpieza de genitales, y que constitua como un rito. Lavacolla. El poblado, hoy desvirtuado por la presencia del aeropuerto, era el lugar pintoresco en el que comerciantes, cambistas, fondistas de Santiago, pcaros, vagabundos y gallofos, pululaban y asaltaban a los peregrinos brindndoles hospedajes, objetos de devocin, y los que camuflados con indumentaria peregrina y amparados de la buena fe reinante hacan su agosto. Cruzado el arroyo de Lavacolla, los peregrinos corran hacia la cumbre del Monte del Gozo, el Monxzoi, Mons Gaudii, desde donde se divisan las torres de la Catedral de Santiago; el que primero llegaba era nombrado rey de la caravana, con ciertos privilegios y exenciones. Leroy, Roy y Rey han permanecido como apellidos entre muchos franceses y espaoles que consiguieron este ttulo. Y nosotros no fuimos menos. Colocados en fila y emprendida la carrera hacia la cumbre, fue Pedro Daz, el invidente, el que primero la coron y al que se le otorg el ttulo de Leroy que desde entonces ostenta con orgullo. Es Pedro Leroy de las Bermudas, pero Daniel Esteve. El hombre y la montaa 308 esta segunda denominacin, deducida de las pintorescas bermudas que vesta no viene al caso. Con los modernos medios de locomocin hoy a nuestro alcance, la seguridad y comodidades de todo viaje, no podemos comprender la altura y anchura y profundidad del gozo de los peregrinos que despus de cientos de kilmetros, de grandes fatigas, sudo- res y hasta desalientos, cuando ms duro y largo es el Camino, mayor resulta la alegra de la llegada. Todo quedaba atrs, cansancio, enfermedades, hambre, falta de asilo, fro, lluvia, nieve, alimaas, bandidos, la muerte misma a la que tantos haban pagado tributo. Y meditando en ello podemos comprender como al llegar a este lugar, postrndose de rodillas, llorando y con infinita alegra entonaban el Te Deum. Una poderosa fe, que les mova a recorrer cientos de kilmetros y experimentar cuanto hemos dicho, se vea colmada, cubierta ante la vista de las torres de Santiago. Cinco kilmetros quedan a Santiago. Llegar a la Catedral y darle el abrazo al Apstol, terminado la peregrinacin. Obtencin de la Compostela y recorrer y admirar esta Catedral y esta ciudad, fundada sobre un sepulcro, tumba cuna. El milagro del Apstol, cuya tumba parece surgir en un momento crtico, decisiva de la Reconquista. Plazas: de las Plateras (siglo XII), con la Torre del Reloj o de la Trinidad, la Fuente de los Caballos; de la Quintana, o de los muertos, con la Puerta Santa, el Monasterio de las religiosas Benedictinas de San Payo, la Casa del Cabildo y la Casa de la Parra. De la Azabachera, y Monasterio de San Martn de Binario, Seminario Conciliar. Del Hospital o del Obradoiro, cerrada por Hospital de los Reyes Catlicos, Consistorio, Colegio de San Jernimo y Catedral. Fachada del Obradoiro, grantica, sensible a los cambios de luz, de las horas y de las estaciones. Siempre hermosa. Resguardando la primitiva fachada de la iglesia romnica, el clebre Prtico de la Gloria, del Maestro Mateo. No es posible, en trabajo tan breve, resaltar su belleza e importancia, slo dir que es esplendor y alegra del romnico puro primitivo que iniciamos en Jaca, seguimos por Fromista y San Isidoro de Len para llegar a esta maravilla del Maestro Mateo, Patrimonio de la Humanidad. Que el Apstol Santiago nos conceda lo que particularmente cada cual le pidiera y sobre todo que la experiencia nos haya servido Actividades 309 para hacernos mejor y sobre todo comprender que la vida es sacrificio y amor. Daniel Esteve. Bibliografa Menndez Pidal, Historia de Espaa de tomos VI y VII Edit. Espasa B.A.C . Historia de la Iglesia Catlica, tomos I y II E. Goicoechea. El Camino de Santiago. Edit. Evrest E. Goicoechea Rutas Jacobeas, de, Edit. A. del Camino de S. Estella. Santiago de Compostela , Edit Orbis Pijoan Suma Artis, tomos IX y XI , Edif.. Espasa Calpe Milan Bravo (traduccin 1989) Codex Calixtinus, Sahagn T. Martnez, A Santiago con el Papa , Edic. El Mensajero Daniel Esteve. El hombre y la montaa 310 Recomendaciones, a cualquier interesado en seguir el Camino de Santiago A Santiago de Compostela, desde Somport, 775 Kms.; desde Roncesvalles 680 Kms., y desde Puente de la Reina 623 Kms. Se debe llevar poco peso. Si el grupo es grande es aconsejable un coche de apoyo que lleve la impedimenta. Lo indispensable, o menos: dos mudas, pantaln corto, y largo, suter, anorak, ropa impermeable, paraguas, zapatillas de descanso, saco de dormir, colchoneta, cantimplora, linterna. La ropa en bolsas de plstico por la lluvia. Comidas al final de las etapas y poca por el camino. Buen calzado, preferible deportivos. Salidas al amanecer, jornadas no largas y agotadoras para recrearse en el paisaje y lugares que se atraviesa y charla con los lugareos. L a Compostela puede obtenerse en Jaca (Catedral), en Roncesvalles (Monasterio), en Estella, en la sociedad Amigos del Camino de Santiago, de donde se puede obtener por correo. Ha de sellarse en los lugares que indica la misma, normalmente en las iglesias, con un mnimo de 100 kilmetros andando, y en la Catedral de Santiago, junto a la Puerta Santa, el Recibidor registra y extiende el ttulo de peregrino o Compostela. A lo largo del Camino hay albergues de peregrinos dependientes de las iglesias, monasterios y Ayuntamiento, gratuitos. Buen Camino! * Para terminar este captulo dedicado a las actividades, que es obvio reiterar, ha sido una milsima parte de lo escrito por Daniel y por lo tanto mucho menos de lo deportivamente realizado, he querido incluir algunos de sus ltimos viajes, donde generalmente, ya no participa activamente en las marchas, pero asiste acompaando a Alejandro, uno de sus nietos, que es su debilidad y a quien se ocup Actividades 311 durante varios aos, de ensearle este mundo maravilloso de la montaa que ha sido una de las pasiones de su vida. E n ocasiones, el hacer literario de Daniel usurpa la identidad de Alejandro para dejar sus impresiones de una manera socarrona e infantil, amenizando el relato montaero, acercndolo al cuento, del que Daniel el yayo es un experto cuenta cuentos, llegando a tener grabados una treintena de ellos. He optado por resumir mucho texto, cindome al ms montaero y al que, a mi juicio, tiene alguna relevancia, por los personajes o cualquier otro motivo, que sirven adems, en mi opinin, para reflejar un poco ms su personalidad. El segundo relato, siempre acompaado por Alejandro, esboza su comparacin entre el inicio de estas marchas de veteranos y lo que son hoy en da, para l. En el tercer relato de esta serie regresamos a la sierra de Gredos igualmente con motivo de una marcha, pero sta tiene el encanto para Daniel de haber visto participar por primera vez a Ale- jandro. En el cuarto de los relatos de excursiones que incluyo, Fina, su mujer, ya no estaba entre nosotros. Haba fallecido dos aos antes, tras los cuales entr Daniel en larga meditacin personal y religiosa de la que sali reconfortado. El relato es, a la vez, reencuentro y despedida con la montaa, al realizar la marcha que transcurri por la garganta del ro Cares, un itinerario muy conocido por Daniel y que hoy est desfigurado. El ltimo de los trabajos de este captulo es el prlogo que escribi Daniel para la memoria resumida de la Operacin Atlas-71 publicada en el mismo ao. Se trat de la primera expedicin montaera intercontinental de la provincia de Alicante, la cual ha sido ampliamente difundida, gracias a la edicin del libro dedicado a ella ( Mi primera expedicin, Juan Manuel Maestre Carbonell, Club Alpino Eldense 2007 ). * Daniel Esteve. El hombre y la montaa 312 XXI Marcha Nacional de Veteranos Protagonista: ALEJANDRO. Director-redactor: Su abuelo. Das: 12 a 15 de octubre de 1995. Motivo: XXI Marcha Nacional de Veteranos organizada por la Unin Excursionista de Sabadell. Soy Alejandro. No el Magno, ni Farnesio, a lo sumo Tarzn de las Almendras por designacin de mi abuelo, y por aficin a huir de los trabajos de recoleccin de este fruto, y subirme a los almendros. Tengo siete aos, recin cumplidos. Estudio 2 de E.G.B., en el Centro educativo de ngel de la Guardia en Alicante, y voy a iniciar un viaje con mis yayos, que me tiene tan ilusionado y nervioso que en sueos hablo. E s lgico, me hablaron de las excelencias del viaje, de los lugares a recorrer, que mi imaginacin vuela y mi creatividad inventa y piensa tales sublimes cosas que me desvelan y hace que los das y las horas parezcan siglos. Hago rayas en el calendario, y por fin!, salimos maana. Me hablan de una montaa, llamada Monserrat. Monte Serrado, Montaa Serrada, he visto fotografas de ella y en efecto parece como si la hubieran aserrado. Me hablan de Barcelona, gran ciudad, en donde ver muchas, bonitas y curiosas cosas, que ir desgranando a medida que las disfrute y las plasme en este diario, que aunque no sea mo, lo redactar mi yayo, teniendo en cuenta mis reacciones y empleando un lenguaje que aunque no sea mo ser ms accesible. Me aficion a la montaa, iniciado por mis abuelos, a los que acompao en sus domingueras excursiones, que desarrollo con normalidad, y al final resulta que me gusta, me encanta ello, y sobre todo mis estancias en La Pedrera, mejor aqu porque acampo por mis respetos, y en el monte siempre he de or las advertencias de ellos y sus limitaciones. Ahora bien, en la ltima excursin, creo se llama Camara el lugar, y de el la zona de El Marn, me despegu de ellos e hice mi libre correra por rocas y peascos, que al decir de mi abuelo, Actividades 313 recorro con gran soltura y habilidad, y que me encant, amn de ayudarles en los pasos difciles, pues ante ellos me considero un experto montaero, y ello es slo empezar. Buscbamos fsiles y la yaya encontr cuatro caracolas, en estado de fosilizacin. En el colegio, a donde he llevado infinidad de fsiles, algunos de ellos bellos y perfectos ejemplares, mueven a curiosidad a mis compaeros y admiracin a mis profesores que se maravillan de mis aficiones, y no digamos cuando les hablo de hierbas medicinales y sobre todo de la milagrosa Rabo de Gato Hecha esta descripcin de mi pequea persona, de mis aficiones, defectos y no virtudes, iremos desgranando lo que acontezca en estos das prximos que tanto me ilusionan y que deseara se sucedieran como tengo soado tanto en estos das. 14 de octubre de 1995 A las ocho de la maana llegamos a Monserrat, la Montaa Serrada; la carretera asciende en gran nmero de curvas y la montaa que diviso, es muy original. Hay grupos de peascos, altos, desiguales, cilndricos, parece un rgano. Los montaeros que van a la Marcha Nacional de Veteranos quedan en Santa Cecilia, lugar donde hay un monasterio y un Hotel. Hay muchos montaeros. Nosotros continuamos hasta el Monasterio de Nuestra Seora la Virgen de Monserrat, la Moreneta. Hay algo de niebla y con otras dos seoras, el yayo nos encamina por la ruta del Va Crucis, y al terminar sigue por el camping a la ermita de San Miguel, luego a la Replana dels Soldats. De aqu hay una panormica preciosa, se divisa muy bien todo el complejo de la Baslica. Se ven algunas de las ermitas que coronan los riscos sobre el monasterio. Por all vemos a los marchadores, apiados cual una romera; segn dice el yayo habr unos 1500 montaeros. Corro, busco piedras por el monte, hago pinitos de escalada, que me gusta, y doy algo de quehacer pero como no creo haya peligro, ni pienso caer en l, me dejan y se despreocupan de m. Lo estoy pasando muy bien y me encanta esta montaa tan rara y original. Subo con los yayos y las dos seoras a San Juan en el funicular, lo hacen porque desconozco este medio de transporte. Desde la estacin se divisa, en lo alto, la de llegada; en el trayecto se cruza Daniel Esteve. El hombre y la montaa 314 con otro que desciende. Estamos en uno de los puntos ms altos de la montaa de Monserrat. Desde aqu se divisa gran trecho del itinerario de la marcha, y la romera de montaeros discurriendo por ella. La marcha termina en la plaza de la entrada a la baslica, all se van congregando los montaeros, y al final est la plaza llena de ellos. A todos les entregan un trofeo, y a m tambin, aunque ni soy veterano, ni realic la marcha. Es una peana de mrmol y sobre ella una piedra de Monserrat, una placa con la inscripcin de la marcha * He pasado unos das muy buenos. He visto muchas cosas, curiosas, agradables e instructivas. He trado regalos, y me he invitado para el ao que viene a la Marcha Nacional de Veteranos, que se desarrollar en Vitoria, capital de la provincia de lava. * Alejandro. Actividades 315 XXV Marcha Nacional de Veteranos Segovia 1998 A las siete nos llaman. Da 11 de octubre. A las siete y media desayuno y seguidamente partimos para el puerto de Navacerrada, da de la marcha, una ms en la que no participo. Hay niebla que nos impide admirar el paisaje de esta bonita zona de montaa. Autocares, grupos, mejor dira, manadas de montaeros que acuden a tomar la salida. La llegada de la marcha ser en el pueblo de Navacerrada, por cuya razn vamos los no participantes, en el autocar. Lugar veraniego, solitario, silencioso, al menos en esta poca y a estas horas. Todo cerrado. Recorremos el pue-blo, lo que se hace en unos pocos minutos. La niebla se disipa y podemos admirar el paisaje tpico de este sistema montaoso, frondosas pinadas, el paso por el puerto en carretera pina y cerradas curvas, y lo mismo el descenso hasta el pueblo. Alejandro, a quien despertamos con alguna dificultad, no inicia con buen humor la jornada, luego se animar en Navacerrada, e incluso tendr algn acto de generosa caballerosidad, invitando a una compaera de viaje, pagando su consumicin de caf, Hube de darle explicaciones de que para un nio de diez aos no era correcto, distinto cuando fuera mayor. La espera en el pueblo a la llegada de los marchadores aburrida y cansada. Empezaron a llegar a las doce para terminar a las tres de la tarde. Cientos de marchadores. Esta actividad nacional que comenz hace 25 aos precisamente aqu mismo, lo era con carcter de normalidad, montaeros autnticos, de toda la nacin en nmero de unos 300 o 400 pero ahora se ha desmadrado, se ha convertido en una romera de algunos miles de participantes. La mala organizacin del Club Alpino Espaol de Madrid, ha convertido el final en un calvario y lamentable desenlace para pasar por el ltimo control, cola de ms de una hora de gente cansada, por tener que aguantar a pie esta desgraciada incidencia. En esta clase de marchas el montaero agradece la entrega de un trofeo, y lo fueron en casi todas, objetos simblicos de montaa, o de monumentos de la zona del club organizador. Hay quienes los coleccionan y acuden con ilusin a esta actividad. En esta ocasin entregaron un pesado paquete de revistas Daniel Esteve. El hombre y la montaa 316 de naturaleza trasnochadas que posiblemente adquiriran en la editorial que las public evitando que las tiraran para el reciclaje. Son detalles significativos de esta marcha nacional. Mi inters por estar en el ambiente montaero nacional se vio defraudado. Apenas conoca a alguien, y es que los de mi poca deben estar en la reserva. Razn por la que quiz suspenda mi inters en asistir, o bien porque Alejandro est ilusionado y dice que al ao que, que se har en Gijn, tomar parte en la marcha. * Actividades 317 XXVIII Marcha Nacional de Veteranos Sierra de Gredos 2001 Salimos de Toledo y pronto empieza a lloviznar, a ratos, pasado Talavera de la Reina, y en las inmediaciones de Arenas de San Pedro, arrecia y es un diluvio cuando llegamos. Lstima por la sociedad montaera, Grupo Gredos de Montaa, organizadora, ubicada en Arenas. Es hora de llegada de los autocares con montaeros de toda Espaa; en el lugar hay alguna decena de ellos, junto al palacio o castillo de Don lvaro de Luna, mandado construir por Ruy Lpez Dvalos, tambin llamado de la Viuda triste. Viejo palacio con un interior despejado y preparado para actuacin de coros y bailes de la regin, en el que jvenes ataviadas con trajes regionales se resguardaban del diluvio que caa en ese momento, que desluci los actos preparados con tanto esmero, cario e ilusin. Creo que tuvieron que suspenderlos, como tambin la merienda preparada al efecto. Los montaeros no bajaron de los autocares, slo los encargados de efectuar las inscripciones para la marcha, en otro lugar anexo. A Alejandro le dieron el nmero 1161, que demuestra la extraordinaria participacin, faltando an por llegar montaeros de algn lejano lugar. Recorro el lugar lleno de gente, pero no encuentro a ningn montaero de mi tiempo. Estamos ya desfasados. Hay que resignarse y decir adis a esta actividad, a la que asistimos, en realidad, porque la conozca Alejandro, participe y se bautice. Le han dado su tarjeta de marchador, y una bolsa conteniendo propaganda del lugar, de la marcha y unos obsequios: una botella de aceite de oliva de la regin (son importantes cosecheros, como lo demuestra los extensos olivares que hemos recorrido en el viaje), una bolsa con pimentn de la Vera (lugar prximo), y otra con higos secos, de los que tambin son buenos cosecheros. Segn las indicaciones y los vales entregados, les obsequiarn, en la marcha, con desayuno, y en otro control, almuerzo. El cruce de la cordillera lo fue bajo pertinaz lluvia, que augura un da siguiente, el de la marcha, algo inquieto e incmodo. Buen bautizo montaero para Alejandro. Va abrigado y preparado Daniel Esteve. El hombre y la montaa 318 para la lluvia. No obstante por la informacin meteorolgica de televisin, puede que la maana la haga algo serena y por la tarde algn chaparrn, parecido al de hoy. Para el sbado sol en la zona. Dios quiera que el tiempo despeje y puedan realizar una buena marcha, y gocen de una esplndida montaa, en la que, con Fina, asistimos a un campamento nacional de alta montaa, en el que como, presidente del C.E.E. adopt una rebelda por la crisis que en aqul entonces se suscit en el montaismo nacional ( recuerde el lector en este mismo captulo el XXX Campamento Nacional de Alta Montaa ). Me negu a comparecer a la reunin de presidentes a la que fui llamado tres veces, y ello por no estar conforme con la decisin de la Delegacin Nacional de Deportes, que con un dedo quit y puso a quien quiso creando un cisma en todas las federaciones y delegaciones de las distintas provincias. Pero esto no es tema de desahogarme en este comentario sobre el viaje. Aquello me cost la medalla de plata de la F.E.M. Me han colocado junto a Rafael Tapia, actual presidente del C.E.E. seguramente para que cambiemos impresiones, tambin por deferencia, cosa digna de agradecer a los organizadores que han demostrado con ello delicadeza y respeto. Con tal motivo hemos tocado algunos temas y por ltimo, otro tema, la publicacin de mi libro sobre Rabosa, inform a Tapia que el alcalde de Petrer lo haba puesto en conocimiento de Rubio, Diputado provincial, Conseller de Medio Ambiente para su publicacin. Al rato vena su cuado (vicepresidente de montaa) diciendo que tena gran amistad con Rubio y que se interesara en ello. Bueno!... (Sigo diciendo que es mejor que yo no aada nada, salvo lo que ya he dicho: que al final de este trabajo se edita dentro del captulo de Rabosa. Podra aadir aquello de: le pese a quien le pese, pero no lo creo necesario). Acaban de llegar los marchadores, son las cuatro de la tarde. No necesitan comer, puesto que les obsequiaron durante el tra Actividades 319 yecto, razn por la que despus de ducharse y cambiarse de ropa, saldremos a la ciudad. Alejandro viene con muy buen aspecto, saludable, alegre, contento y como se suele estar despus de una buena marcha o excursin, que adems no ha sido agotadora. Viene contento y esperar orle esta tarde su impresin sobre la misma. Dice que al ao que viene la organiza Oviedo. Quiere decir que est apuntado a ella. Bueno, es que siendo la primera, le gusta y contribuye a su envenenamiento montaero, que en realidad es lo que persigo, por las excelencias que ellos le ha de suponer en su vida, fsica, cultural y espiritualmente. Fruto del montaismo. El deporte ms puro y com-pleto que puede marcar nuestra vida, al menos lo que a m me ha pasado, y de lo que nunca me arrepent. En efecto, Alejandro me ha relatado, con un dejo de vanidad y suficiencia, su marcha por el itinerario marcado: iba delante Rafael, tomaron la salida a las nueve menos cuarto, adelantaron a muchos, no descansaron en el almuerzo, que luego cerca de la meta, lo consumieron y les sirvi de comida; el inicio de la marcha discurri por calles de Arenas de San Pedro, que cruzaron, lo mismo que a la llegada, por distintas calles. Es costumbre, cuando hay oportunidad que el centro montaero organizador cruce la poblacin, como smbolo y muestra de tal actividad deportiva, es como un reclamo; pronto se introdujeron en la montaa, la sierra de Gredos, atravesando bosques de pinos, eucaliptos, castaos, de cuyo fruto cogieron, como de las encinas bellotas, madroos, moras, arndanos, grosellas, que constituyeron su sorpresa y de cuyos frutos comi; despus se inici la alta montaa, ascensos, bajadas, cruce de arroyos, y en lo alto miradores con amplia y esplendida perspectiva. Pese a la copiosa lluvia del da anterior el suelo estaba seco y bueno de andar, lgico siendo tierras calcreas y roca grantica. A lo lejos divis alguna laguna, no supo explicarme si era la laguna Negra, donde est el refugio Delgado beda, sta se encuentra en la ruta clsica de Gredos, en el circo de Almanzor, que divisaron a lo lejos y otras cumbres por l desconocidas. Sin duda el Mostarazo, los Hermanitos y otras que circundan el circo. S contemplaron los Galayos con sus aristas y torres, sin duda el Torren de los Galayos. Rafael y l anduvieron rpidos y antes de la una llegaron a la meta. Vino muy satisfecho, yo dira satisfechsimo, hecho un hombre, lleno de juventud, de euforia, derro Daniel Esteve. El hombre y la montaa 320 chando aspecto sano y deportivo, es el resultado del montaismo, tras un esfuerzo, el primero en su vida (bueno el recuerda y restriega su camino de Santiago, pero es distinto, ste discurre por camino largo pero sin dificultades, y el otro con sus subidas y bajadas, y a veces trayectos dificultosos). La ha hecho con facilidad, es marcha programada para mayores (habra ms de uno con 80 aos), y l volara, pero le ha ilusionado y ya piensa en la prxima, que no es en Oviedo como deca, sino en Galicia, organizada por la sociedad Pea Trevinca de Vigo, que recorrer su itinerario por el trmino de OPorrio, a pocos kilmetros de aquella ciudad, que segn la propaganda que han presentado en la marcha discurre por terrenos y con un paisaje paradisaco. Es una sociedad montaera de gran prestigio a cuyos directivos, anteriores, conoca bien y me una buena relacin, en las distintas marchas en que coincidimos. Hoy ya no conozco a nadie, y es que el tiempo pasa (mejor dicho pasamos nosotros, el tiempo es fijo e inmutable, es como dice la poesa de Jorge Manrique: la vida es como los ros que van a desembocar en la mar... es decir, la vida es el ro y el tiempo son las orillas. La vida sigue y el que viene detrs empuja hasta que nos tira por la cuneta. Seguro que organizarn una marcha y unos actos que sorprendern. El C.E.E., los directivos, ya piensan en ella y conciben la idea de contratar un tren especial que nos lleve a todos y sociedades prximas, como ya se hizo en la otra oportunidad en que acudimos a Vigo, y por cierto, vino Esperanza Las paradas obligatorias para los autobuses, nos retrasar una hora (dos paradas de media hora); llegamos a las diez. Milagros, con Daniel, esperaban en casa, y tras comentarios de Alejandro sobre el viaje y su excursin montaera, que por cierto es un parlanchn, que no para y todo lo atropella, las palabras rien por salir de su boca, y desde luego no deja de hablar a nadie. Eso es bueno, le ayudar a perder la poca timidez que le queda. En este viaje ya lo ha hecho ms independiente, se ha separado de sus abuelos, con los que hace lo que le da la gana, y habr tenido que reprimirse y auto disciplinarse, al menos cuidar de su equipaje y cosas. En resumen, buen viaje, pese a no hacer la marcha, que es el aliciente del viaje, su motivo, el que Alejandro ya est enganchado Actividades 321 Torren de los Galayos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 322 y pensando en la prxima. Por lo que a nosotros respecta, mantener la relacin con los viejos montaeros, otros ms modernos conocidos y marchar en este ambiente, que se va perdiendo para nosotros, gente nueva, no conocida Poco queda por decir, slo que el turismo nacional aument, que las viejas ciudades espaolas: vila, Toledo y monumentos de la talla de El Escorial, se ven inundados por ello; y as el resto de Espaa. Con el tiempo la gente se preparar, adquirirn cultura y que con futuras visitas estarn ms cuidados, enriqueciendo su bagaje cultural. Que buena falta hace. Saldremos de las comidas para entrar en el otro alimento: No slo de pan vive el hombre. * Actividades 323 XXXI Marcha Nacional de Veteranos 1904-2004 Centenario de la ascensin al picu Urriellu Folleto de la marcha. Estamos a 15 de octubre de 2004, estoy en Cofrentes, en el balneario Hervideros de Cofrentes, pero no veo que hierva nada. E s un balneario de lujo, de comienzos del siglo XX, clebre por la riqueza medicinal de sus aguas que brotan de un hervidre (de ah su nombre), muy buena para el rin, el hgado, los intestinos y no s que ms. Recuerdo que en una ocasin con Fina, fuimos a ver a Daniel Esteve. El hombre y la montaa 324 sus padres que tomaban esta agua, all por la dcada de los sesenta, los pacientes se acercaban a la fuente donde apareca el agua, como en un hervidero, con sus vasos a tomarlas. Las prob, saban a huevos podridos. En la actualidad el hervidero est averiado; le, hace meses en la prensa, un movimiento ssmico o un desprendimiento de tierras, lo sepult, y todava estn en reparacin; el agua actualmente sale en forma de lodo, no bebestible. Luego eliminado lo importante del balneario que es la toma de sus aguas, lo que queda no tiene importancia alguna, sin duda se tratar de agua normal y corriente tomada del ro Jucar, calentada (para lo que cuentan con una planta de unas mil placas solares), y las instalaciones normales para baos, tinas, piscinas, duchas, etc., etc. L legamos, digo llegamos porque voy con Rafael, procedentes de Asturias de la XXXI Marcha Nacional de Veteranos, organizada por la Federacin de Deportes de Montaa, Escalada y Senderismo del Principado de Asturias, en ocasin del centenario de la primera ascensin al Naranjo de Bulnes (picu Urriello), por el marqus de Pidal y el Cainejo. Hace aos que no participo en estas marchas, la ltima fue en Oviedo, pero me gusta el ambiente montaero, y tambin por llevar a Alejandro y mantener su gusto por la montaa, pero si bien creo que esto se acaba, l no parece tener muchas ganas y yo, sin l, no tengo inters alguno. El prximo ao es en Gran Canaria, Las Palmas. Hizo buenos das. Paisajes bonitos. Corao, lugar de alojamiento, a cuatro kilmetros de Cangas de Ons. Un pueblito (como aqu diran), en donde han edificado donde quisieron y cmo les dio la gana. Rincones, callejas, esquinas, un conato de plaza, donde est la iglesia, una carretera lo cruza. Paisaje asturiano, bosques de nogales, castaos, encinas, robles, chopos, prados, riachuelos, etc. Un camino te lleva a una ermita (reza ser del siglo XII), romnica, con un arruinado cementerio, en alto, desde donde se divisa un esplendido panorama, y all, a lo lejos, los Picos de Europa. La marcha ha discurrido por la sierra de Guara, y termin en el mirador, que ofrece la carretera de Cangas a Arenas de Cabrales, desde donde se divisa el Naranjo, lugar donde un monolito lo recuerda. No ha sido pesada, al decir de Alejandro, ellos (con Rafael), la hicieron en dos horas. Actividades 325 Visitamos Llanes, lugar costero por donde pas hace aos, sin entrar. Es poblacin pesquera, de las principales de Asturias, extendida y construida adaptndose al litoral, con callejas pendientes, rincones, entrantes del mar, miradores, terrazas, su parte vieja; la moderna, ya en superficie ms adecuada, formando calles, avenidas, plazas y zonas ajardinadas. Buen da, temperatura suave y gente en las pequeas playas de arena blanquecinas; algn atrevido en el mar, los dems al sol jugando. El Naranjo de Bulnes, desde el mirador de Cangas a Arenas de Cabrales. Se desarroll la travesa del Cares, la que tena ilusin de llevar a cabo, para lo que me estuve entrenando con paseos de hasta diez kilmetros. La imaginacin es loca y desfigurada. Hice esta travesa, varias veces, siete ocho, la primera creo fue en el ao 1963, con Fina, Elenita (entonces soltera y hoy abuela) y Encarnita Alba. Estbamos en el Campamento Internacional de Puerto de Aliva. La ltima vez hace unos aos, con Fina. La recordaba como fcil, de once kilmetros, y por camino o sendero a lo largo del canal, pero lo que no tena presente era que el acceso al canal tena alguna dificultad, la oscuridad de los tneles al final, tambin eran inconveniente. Pero la hice; las piernas fuertes, tambin el corazn, lo nico la falta de estabilidad, problema de vejez, que alivi con bastn y alguna Daniel Esteve. El hombre y la montaa 326 ayuda, la que me prestaron Alejandro, Rafael y Santi. Gracias a ellos la termin. Desde Can a Posada de Valden un todo terreno nos llev. El lugar est totalmente desconocido. Ha perdido para m, todo su encanto; empezando por Puente Poncebos, en donde ya no est la ta Mara, personaje vinculado al montaismo, que incluso goz, o gozaba, de una distincin de la Federacin Espaola de Montaismo. Su ancestral establecimiento, adaptado al paisaje y en el que podas adquirir cualquier producto necesario, o til en la montaa, al que acudan los lugareos, que bajaban de su hbitat en la montaa para surtirse de lo necesario, que contaba con habitaciones, mejor dicho, camas, pues la divisin la haca con sbanas colgadas; y en donde cena abundantsima, cama y desayuno, en aquel 1963, cobraba 75 pts., creo, que un taxista cataln lo adquiri y lo adapt a su rapia; lo llegu a conocer y dej de acudir a su establecimiento. Los montaeros tambin huyeron. Unos metros ms all, junto al puente por donde se accede a Bulnes, y la carretera a Tielve, Sostres y puerto de Aliva, tambin un albergue-posada. All se inicia el sendero a Can, tambin a Camarmea. Haba pintado en una roca, a Can once Kms. (hoy no est). Hay instalado un funicular que va a Bulnes, creo que los vecinos de este pueblo tienen el uso gratuito. Se hablaba de construir una carretera de acceso, pero afortunadamente qued en funicular. Y de Can, no hablemos. Totalmente transformado, estropeado y habiendo perdido su encanto, menos mal que no han podido alterar el paisaje, el bellsimo y duro paisaje de estos Picos de Europa. Todo masificado, la senda a Can, una romera, gentes que llegan a Can y regresan; hoteles, restaurantes, tiendas, atracciones y comerciantes nuevos, que llegaron al olor del dinero. No se ve a los naturales del lugar, o han claudicado ante los efectos de los cuervos que vienen a medrar, o acobardados, siguen en los rincones de su nfima poblacin, arrinconada, humillada y despreciada, habrn perdido sus derechos y las imposiciones las esgrimen los piratas que acudieron. Verdad es que tienen derecho a gozar de los mismos beneficios de cualquier ciudadano de otra parte, pero su precio es muy caro, salvo que las autoridades les hayan reconocido algn privilegio, pero lo dudo. Un sistema de vehculos todo terreno comunica Can con Posada de Valden. Recuerdo aquel de hace aos, que de Can a Posada un sendero los una, y en una ocasin una gran roca lo tapo Actividades 327 n, y hubo de hacerse un orificio, o tnel, para seguir la comunicacin interrumpida. Posada de Valden tambin cambi. En su camino: la ermita de Corona, el Chorco de los lobos, el mirador del Tombo, siguen igual pero la poblacin tambin ha cambiado. Nuevos establecimientos, varios hoteles, nuevos edificios, y la fbrica de los quesos, que conoc en m ltimo viaje. Sendero a Can. L os compaeros de viaje: montaeros conocidos de relativa edad. El trayecto, un palizn de coche: catorce horas para venir y alguna menos para regresar. Cangas a tope, teniendo en cuenta que a la marcha acudieron unos dos mil montaeros. * Daniel Esteve. El hombre y la montaa 328 Portada de la memoria de la Operacin Atlas-71 incluida una fotografa del equipo expedicionario compuesto por Antonio Riquelme, Jos Miguel Mart, Pedro Cano, Antonio Martnez (Mere), Ricardo vicedo y Juan M. Maestre Actividades 329 por sus frutos los conoceris Prlogo del Presidente publicado en la memoria resumida editada en 1971 Quien ha visto prcticamente nacer nuestro Centro Excursionista Eldense y quien sabe de su trayectoria deportivo-cultural y social, podr comprender la importancia moral y efectiva que para nuestra sociedad tiene el xito obtenido por la Operacin Atlas-71 organizada por el Grupo de Escalada (G.E.C.E.) una de las 24 secciones de nuestro Centro. La menos numerosa pero la ms complicada en su actividad. La Operacin Atlas, supone la mayora de edad de los escaladores del Centro. Tomaron carta de naturaleza hace ya tiempo en sus ascensiones y apertura de vas por toda nuestra geografa local y regional, pero faltaba conocer si eran capaces de estudiar, desarrollar y llevar a cabo una actividad en esfera internacional, con los problemas mltiples e inmensos que esta clase de salidas lleva consigo. Su juventud arrolladora pero inexperta; su preparacin y entrenamiento a fondo; el estudio hasta el ms insignificante detalle, con toda meticulosidad y esmero, lo hicieron posible. Un largo ao de reuniones casi a diario, con distribucin de trabajos, teniendo que enfrentarse con problemas insoslayables, desde la incomprensin familiar y social, hasta la falta de medios econmicos, pero al final han triunfado. Y al triunfar, no lo han hecho ellos, lo ha hecho una sociedad, Centro Excursionista Eldense, y un pueblo, Elda, sin los cuales no se hubiera obtenido. Pero ellos, el equipo de escaladores, es el fruto, la consecuencia de un pueblo en vas de desarrollo econmico-cultural, del que es hijo tambin nuestro Centro Excursionista. Por sus frutos los conoceris, dice el evangelio y he aqu unos frutos sanos y buenos: Centro Excursionista Eldense, G.E.C.E., Operacin Atlas-71, y no son slo buenos por sus resultados, sino por lo que ello supone: la presencia de unos hombres con inquietudes, con valores humanos, con ansias de mejorar, y de contribuir al fortalecimiento de una sociedad mejor. Y esto si que tiene valor. Comentando con los expedicionarios a su regreso sobre la Operacin, varios me destacaron que lo ms importante haba sido Daniel Esteve. El hombre y la montaa 330 la hermandad, la camaradera entre todos ellos. Hermandad que se cultiv a lo largo de un ao de preparacin y estudio, que fructific y se experiment hasta la saciedad, en esa Operacin Atlas-71, y que perdurar durante toda la vida. Hermandad habitual en nuestra practica montaera, extensiva a toda practica de deporte, y lema de nuestra Ciudad Deportiva. Hermandad de los hombres por el Deporte. Amigos expedicionarios: Juan Manuel, Cano, Riquelme, Vcedo, Martnez y Mart, aun cuando no lo creis, he vivido y me habis hecho vivir con la intensidad de vuestras preocupaciones y desvelos; he seguido con inquietud da a da, los que dur la Operacin cual padre nervioso, pero siempre con fe en vosotros, con vuestra formacin moral, fsica y tcnica, y he gozado de vuestro triunfo como si hubiera sido propio. Los mltiples y variados problemas que hay que afrontar de nuestro Centro y Ciudad Deportiva, me impidieron dedicar ms atencin, pero esto ha tenido la virtud de haceros saber que vosotros habis sido capaces de llevar a cabo el estudio, desarrollo y realizacin de la Operacin Atlas-71, que es el principio de mayores empresas, si vosotros no desmayis y el Centro Excursionista Eldense sigue, y llega a ser, lo que todos queremos sea. Daniel Esteve Poveda Presidente del C.E.E. La amplia y rica profusin de diarios escritos por Daniel, a lo largo de su vida, no se ha limitado exclusivamente al aspecto deportivo y montaero, sino que, se ha extendido a sus mltiples viajes culturales, por toda la geografa espaola y tambin a lo largo y ancho del mundo. Algunos de sus cuadernos constituyen verdaderos libros de viajes profusamente documentados con fotografas y anlisis previos Actividades 331 a la partida de cada uno de ellos, donde se recogen las particularidades culturales de cada ciudad, regin o pas. Detalle de los muchos cuadernos de viaje escritos por Daniel. ___ Viajar es un arte y como tal hay que tratarlo. Determinado el lugar hay que estudiar sobre el, sus antecedentes, su historia, su cultura, y de todo ello, que es lo que se debe ver, tomar notas, impresiones, comentarios, que luego plasmar junto con la opinin y criterio. Fuimos viajeros desde 1961. Juntos recorrimos multitud de pases, buscando culturas y civilizaciones perdidas en el tiempo (Se refiere a Fina, su esposa) . Y as, casi toda Europa. De Asia: China, Japn, Hong Kong, Tailandia, India, Cachemira, Nepal, Uzbeiskinstan (Samarcanda) e Israel y de frica: Egipto; tambin Turqua Europea y asitica. Nos falt viajar a las civilizaciones maya, inca, azteca (Mjico, Per), a lo que renunciamos. *** Daniel Esteve. El hombre y la montaa 332 Su sed de viajero incansable se mantiene viva a travs del tiempo y cuando hablamos de sus viajes pasados, salen siempre a relucir sus viajes futuros. La Ciudad Deportiva 333 X La Ciudad Deportiva Abordar slo por encima, este captulo, el ms difcil de la gestin de Daniel al frente del Centro y, a la vez, su mayor logro so- cial y deportivo. Sera absurdo no hablar de esta gran obra y lo que supuso para la ciudadana eldense. Aclarar de antemano que algunos de los montaeros nunca estuvimos conformes, pues habamos predicho desde el principio, que igual que el pez grande se come al chico, la ciudad deportiva se comera al montaismo y sigo creyendo que no nos equivocamos. Esta pequea corriente de opinin se lamenta de lo que hubiera podido hacer aquella directiva de hombres decididos, en el terreno exclusivamente montaero. Qu sera hoy el montaismo eldense, de haber dado aquellos, todos sus esfuerzos al deporte que fue la verdadera razn de existir de su sociedad, sin tener que desviar la atencin hacia otras actividades deportivas y culturales, que nada tenan que ver con ellos No ahondar sobre esta cuestin por varios motivos, siendo el principal, el gran respeto y admiracin hacia la persona de Daniel Esteve, que en todo momento hemos tenido, quienes pensamos as. Todos entendimos con claridad que si era algo que poda hacerse en favor de la mayora del pueblo, deba hacerse, pero enten Daniel Esteve. El hombre y la montaa 334 dimos tambin que aquello no lo habra hecho ninguna otra sociedad, ni deportiva, ni cultural, por el montaismo. Se imagina alguien que un club de ftbol o una sociedad cultural, hiciera un rocdromo para los escaladores de Elda, A que no! Pues eso. Es fcil llegar a concluir sobre la bondad del personaje, por ser algo que se puede apreciar fsicamente, pero creer saber cal es su forma de pensar todava es una utopa, y aunque los detalles de sus vivencias a lo largo de su existencia nos vayan dando pistas, es mejor preguntar al propio interesado sobre todo aquello que suscite nuestro inters, y ya que yo tena la suerte de poder hacerlo, una tarde le pregunt: ___ Cmo se te ocurri, precisamente el mismo ao en el que fuiste nombrado presidente, asistir tambin a un cursillo de cristiandad, con todo el lo que tenas ___ Unos amigos me hablaron de ello y me interes. Fueron tres das de lavado de cerebro, del que sal encendido como un San Pablo. Durante doce aos form parte de un equipo que nos titulbamos Los amigos del lunes, por ser este el da de la semana de reunin. Nuestra misin era descubrir necesidades, de la ndole que fueran y ayudar en la medida de nuestras posibilidades. Fueron muchos los casos; tambin muchos los cursillistas que pasaron por el equipo, los que pronto se iban cuando observaban que todas las semanas haba que rascarse el bolsillo, y a veces en cantidad sustanciosa. Nues-tro equipo tuvo renombre en Elda. Deduje que aquella larga, delicada y peligrosa enfermedad que le haba mantenido hospitalizado, aos atrs, le haba creado tambin, una situacin moral, espiritual y religiosa extraordinaria. ___ Llegu a pensar que estaba en la mejor ocasin de morir, a lo que estaba tranquilamente dispuesto. Dios quiso otra cosa, y naci mi intencin, muy bien adaptada a mi ser, de tratar de servir, en lo que pudiera, a mis semejantes. Gran parte se lo deb a aquella romntica monja, Sor Mara Aranguren, de noble familia, que lo dej todo para ayudar a los enfermos y con la que tena unas conversaciones muy edificantes; la entrega de Sor Fermina, de origen humilde, tambin me ayudaba. La Ciudad Deportiva 335 La historia de la palmera Mis Padres situada en la Ciudad Deportiva comenz cuando Daniel compr las semillas en el Jardn Botnico de la Orotava y las trajo a Elda. Su madre la plant en una maceta y ms tarde, fue el padre de Daniel quien la trasplanto en la huerta que muchos aos despus se convirti en la calle Felipe V, en Petrer. Cuando esto ocurri Daniel la don a la Ciudad Deportiva del Centro Excursionista Eldense. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 336 Tiempo despus, tras asistir al cursillo de cristiandad, ofrec ir a misa primera durante un ao y llevar un cilicio pegado al cuerpo: una cuerda de esparto y una pequea camiseta de tela de saco, spera y molesta. El inconveniente era cuando sala de viaje. Terminado el ao lo interrump y me liberaron de la promesa. Se deduce mi religiosidad. Entend y siempre fue el sentido de mi vida que, si alguna virtud, algn valor posea, lo deba a Dios y a l tena que devolverlo a travs de mis semejantes. Es como el humanista que debe a la sociedad cuanto vale, pues puso a su contribucin escuelas, universidades, bibliotecas, laboratorios, etc., y viene obligado a devolverlo a la sociedad a travs de sus semejantes. E sta religiosidad se vio alterada, meditada y reflexionada tras una larga peregrinacin a Jerusaln guiado por franciscanos, Altos Comisarios de Tierra Santa, recorriendo los caminos de Jess, tan diferentes de los de occidente, se concentr a su doctrina, su fondo y me aisl de su forma; con el estudio y la meditacin llegu a admirar y comprender la teologa de la liberacin. En este trance me qued. Esta catarsis, dejara en Daniel el claro convencimiento de intentar hacer lo mejor hacia el dbil, de hacer el bien por encima de otras consideraciones, y creo que esa fue la principal fuerza que Daniel ejerci siempre, para lograr el proyecto ms importante que acometi el Centro durante su mandato. ___ Un grupo de socios fundadores eran partidarios de no admitir ms socios. Yo entenda que lo que era bueno para unos, poda ser bueno para los dems. Partidario de la universalidad, introduje normas y acciones que resultaron agradables, entre semana, salir de las actividades del domingo y que todos los das fueran motivo de reuniones y asistencia al local social: cursillos, charlas, dilogos, biblioteca, juegos, etc. Se consigui. Algo me preocupaba. Dcada de los 60 y 70. Elda con unos treinta mil habitantes. Jvenes inmigran- tes que haban quemado las naves y constituan un peligro, o preocupacin social, que haba que rescatar. Pero cmo Para salir al monte no se necesitaba pertenecer a ninguna sociedad. Instalacio-nes deportivas La ciudad apenas contaba con alguna (el Club de Campo, inaccesible). Pensar en ello ni era misin nuestra. Las autoridades, que eran los obligados, en aquel entonces carecan de medios La Ciudad Deportiva 337 econmicos, haba otros problemas ms acuciantes. Habamos explotado, con xito, las piscinas de El Lido y Peter Rives. Nuestra sociedad C.E.E. tena prestigio y era estimada. Una noche del mes de septiembre de 1967, en reunin febril y calenturienta, soamos con una Ciudad Deportiva completa, que cubriera las necesidades de dicha juventud. El Centro contaba con unos cuatrocientos socios que pagbamos diez pesetas al mes, insuficiente para atender el alquiler del local. Quijotada a la que un equipo de ocho hombres, nos lanza-mos temerariamente, sin pensar consecuencias y peligros. L a Caja de Ahorros del Sureste de Espaa (C.A.S.E.) nos apoy desde el principio en cuanta ayuda solicitamos. Durante 27 aos fui consejero de dicha entidad, y de ellos, ocho fui del Consejo de Alicante. Quiz esto facilitara las conversaciones y los estudios econmicos. Don Antonio Ramos Carratal, uno de los fundadores de tal entidad, me deca que me quedaba corto en la peticin de dinero, a lo que siempre contest, que haba que pagarlo y ello me pre-ocupaba. Un equipo de ocho hombres, a lo largo de aos, colabor con eficacia en el desarrollo del plan, que constaba de tres fases. La primera, las piscinas, cuya organizacin y explotacin conocamos bien, siendo fuente de ingresos; la segunda, pistas de tenis, frontones, campos de ftbol, polideportivo, vestuarios y zonas ajardinadas. Por ltimo, el gimnasio, piscina climatizada y local social. Pensando en el futuro y en la masificacin, todos los edificios cuentan con terrazas, y el local social con cimentacin para elevar un piso ms, que se pensaba destinar a dormitorio de los atletas que intervinieran en lgicas competiciones. Solicitamos ayuda estatal por valor de 27 millones de pesetas. Elevamos la documentacin por conducto reglamentario. La Delegacin de Alicante lo retuvo hasta que ella estudi y proyect sus instalaciones y elevado a la Delegacin Nacional de Deportes, dieron curso al nuestro. No supimos nada. No tuvimos ni acuse de recibo. S hubo noticias: un artista que estuvo en Elda, me llam y tuve una entrevista. Todo arreglado, concedida la subvencin, condicionada a la entrega de un diez por ciento, del que no quedaba rastro alguno, no justificndolo se poda pensar que me hubiera lucrado. Me negu a ello rotundamente. Inform de ello al Gobernador de Alicante y Delegado Nacional de Deportes, Don Pelayo Ros, el da de la inauguracin del Parque de Montaa, que lleva mi nombre. El Daniel Esteve. El hombre y la montaa 338 pueblo de Elda respondi muy bien y no hubo necesidad de ayuda alguna. Tras lo dicho, nicamente aadir la secuencia de los hechos que llevaron a la directiva a pensar en una obra tan gigantesca como la Ciudad Deportiva. He de decir que no es slo una opinin, fruto de un estudio, ms o menos intenso. Yo estaba all y mi deduccin se basa en mi propia experiencia. Ya he dicho en otra publicacin que a pesar de mi juventud, asista a todas las reuniones de la Directiva del Centro, pues estaba contemplado que podan asistir los socios, incluso con voz, aunque sin derecho a voto. Aclarado lo dicho, en mi opinin lo que origin aquella necesidad, fue que el Centro se haba quedado sin la piscina veraniega del Peter Rives al incumplirse el contrato por parte del dueo de la finca. El centro, tena primero la piscina de El Lido, que regentaba y que, sin duda, haba sido la causa del aumento de socios. Cuando El Lido fue demolido, el Centro busc otra piscina para poder seguir manteniendo el servicio dado los socios; especialmente a aquellos que, sin inters montaero, slo buscaban el abono para un bao ms econmico, pero que dejaban una importante ayuda a la Administracin de la entidad. Fue a raz de quedarse sin la gestin del Peter Rives, cuando se pens, y esa fue la idea primera, construir una piscina propia. Luego, como dice Daniel, en una reunin, a la que tambin asist, se calentaron los nimos y naci la idea de un gran complejo deportivo. E n mi versin, Daniel tuvo un papel muy principal, por encima de su junta directiva y por encima tambin de la propia sociedad. Quienes conocimos aquellos tiempos, lo sabemos y el lector creo que lo deducir, a pesar de los pocos datos aportados pues, como dije, mi pretensin aqu se limita exclusivamente a lo relacionado con la montaa. La Ciudad Deportiva 339 El grupo de trabajo en el que se apoy Daniel para el proyecto de la Ciudad Deportiva del Centro Excursionista Eldense, todos ellos miembros de su junta directiva. La fotografa de arriba corresponde al ao 1979, en plena construccin de las fases de la obra y la de abajo en la misma posicin corresponde al ao 1999. De izquierda a derecha: Miguel Prez Beltrn, Antonio Antn Martnez, Manuel Martnez Lled, Daniel Esteve Poveda, Julin Torregrosa Navarro, Juan Espaol Vidal, Manuel Daz Cuenca y Alberto Beltrn Sempere. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 340 Jubilacin 341 XI Jubilacin Habl antes de la jubilacin profesional de Daniel, pero aqu lo hago de la jubilacin montaera. l mismo public un artculo titulado Jubilacin en montaa, que no poda faltar aqu, aunque como hemos visto en el captulo de actividades no fue as, ya que continu realizando algunas marchas, en la medida que sus ilusiones lograban convencer a sus fuerzas. Antes de todo esto, se haba jubilado tambin de sus quehaceres como Presidente del C.E.E. y fue entonces cuando comenz a publicar, dirigido a los socios, que es lo mismo que decir al gran pblico eldense, sus opiniones, relatos y recuerdos de su vida montaera, usando para ello el Boletn del C.E.E. mencionado anteriormente. Estos artculos, le habran de servir de inspiracin para culminar su libro en dos tomos Memorias de un presidente en 1999 y sera el colofn literario a todo el esfuerzo social realizado en pro del club de sus amores. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 342 Tomos I y II del libro Memorias de un presidente publicado en 1999. E sta parte o periodo social, como Daniel gusta en llamar, ha sido durante muchos aos la ms estresante de su vida, pero tambin llena de satisfacciones gratificantes. Muchas cosas haba que contar de tan largo tiempo dedicado al Centro, y qued ya dicho en su obra, que la recomiendo a los eldenses que todava no la conozcan y a ella, al igual que Daniel, tambin yo me remito. ___ En el aspecto social no me he de extender y s remitirme al libro escrito Memorias de un presidente (Historia del C.E.E. 19611980) en donde se refleja mi dedicacin a la sociedad a lo largo de veinte aos como presidente del Centro Excursionista Eldense, y a lo que slo aadir que me hice cargo de una entidad montaera con 140 socios que pagbamos diez pesetas al mes, y al cabo de veinte aos la dej con ms de siete mil socios y unos catorce mil beneficiarios, as como unas instalaciones: Ciudad Deportiva, sobre unos ochenta y cinco mil metros cuadrados, casi completa de medios deportivos, y un Parque de Montaa de unos dos millones de metros cuadrados. Crecido patrimonio creado, sin casi ayuda oficial, y sin deber nada a nadie, cuando dej la presidencia, habiendo invertido ochenta y cinco millones de las antiguas pesetas. En la poblacin, en aquel entonces, de cada tres habitantes al menos uno perteneca al C.E.E. Jubilacin 343 E s evidente que sus vivencias, en lo social, siempre han estado unidas al Centro Excursionista Eldense, a sus diversos acontecimientos y en especial de los de carcter montaero. He seguido la cronologa en la exposicin de los artculos, cuyas fechas y procedencias anoto a continuacin de cada ttulo, adelantando que todos ellos fueron publicados en el Boletn del C.E.E. El primero en el calendario recoge la tercera salida de importancia que efectan miembros del centro. Se trata ms de una excursin al estilo clsico de la poca, que una marcha montaera, aunque marcha fue, a lo largo de la geografa gallega. Entraable el articulo sobre los Reyes Magos en montaa. Bien incluye Daniel el artculo de Montesinos que refleja muchas de las situaciones que vivieron los montaeros en el da de Reyes. Yo recuerdo como los miembros de la seccin de escalada del Centro nos ocupbamos del reparto en la casa del Marn e incluso la de la sierra de Cabreras en la vecina localidad de Sax. Aquella campaa, trajo como valor aadido un mayor conocimiento e incluso amistad entre las gentes del campo y los montaeros, y la campaa fue en aumento. Cada ao haba censados ms nios en los campos, cuando todos sabamos que no era as, pues no les veamos durante todo el ao. Los ltimos aos se realizaba el reparto en la ermita de Cat donde los nios esperaban la llegada de los Reyes, que naturalmente llegan vestidos en un coche, que por supuesto los nios no podan ver, ya que Su majestad sola bajar por la senda de la montaa acompaado por sus pajes montaeros con sus mochilas repletas de regalos. Fueron buenos tiempos. Tiempos felices, donde hacer el bien y conseguir la sonrisa de un nio se converta durante aquellos das en un objetivo montaero de primer orden. El artculo de Daniel titulado Agradable sorpresa sobre el Pocico Alonso es una prueba ms de su sensibilidad y amor a la naturaleza. Su trabajo llam la atencin de los redactores del boletn (J.A. Saiz, Daniel Tercero y Andrs Molina) y en el siguiente nmero correspondiente a mayo-junio podemos ver un corto artculo firmado por ellos que le contesta a sus incgnitas y por ello tambin reproduzco para general reconocimiento de sus autnticos artfices. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 344 En La prehistoria del Centro relata el ambiente previo a la propia entidad. Curioso y necesario, como histrico, al igual que el dedicado a las primeras comuniones en Camara. Aquel da de mayo, la junta directiva asisti primero a la cumbre de esta montaa para asistir a la comunin y luego se desplaz hasta la sierra de Cabreras donde el grupo de escalada estaba celebrando la primera reunin de escaladores, con lo cual, no pude asistir a este primer acto, pero s al siguiente y ciertamente el clima era grandioso por la emocin del momento y el incomparable marco natural, teniendo la ciudad de Elda a los pies. Tampoco conoc al nio Jos Andrs Espinosa, en aquella ocasin, pero s muchos aos despus, cuando fue nombrado secretario del Club Alpino Eldense. Seguramente nada tendr que ver la inspiracin divina de aquella primera comunin, pero lo cierto es que Jos Andrs, es indudable que lleva dentro el gusanillo de la montaa. Jubilacin en Montaa es a la vez, testimonio de su inters por los viajes, y de su religiosidad, impregnado adems, del aporte cultural que Daniel siempre procura. Igual ocurre en Pozos de Nieve aportndonos curiosidades de la edad artesanal del hielo, prctica tan olvidada como presentes estn, mantenindose todava en pie, sus viejas cavas. Incluyo el referido al trofeo Delgado beda de la Federacin Espaola de Montaismo, prestigioso galardn del que slo contadas sociedades pueden guardar en sus vitrinas. Tampoco poda quedar sin cita, el reconocimiento que Daniel ha hecho siempre de aquellos que tuvimos la suerte de com- partir su mismo tiempo y lugar. El ttulo No hay obra sin hombre ha sido siempre una muletilla utilizada para elogiar a sus colaboradores y es paradjicamente muy acertada hacia su persona. No olvida Daniel a la otra sociedad montaera de Elda, el Club Alpino Eldense, que le nombr socio de honor en reconocimiento a su trayectoria social y deportiva en pro del montaismo local. El ltimo que incluyo, curiosamente se refiere a lo primero que se hizo al pensar en un club de montaa. En el nos narra los orgenes del escudo del C.E.E. Jubilacin 345 R ecuerdos Retazos de una excursin a pie por las Ras Bajas De Tuy a Finisterre julio de 1.960 Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero de enero-febrero de 1989 Componentes: Juan Miralles Esteve y esposa, Elas Vera, Daniel Esteve y esposa Tren Madrid-Vigo, autobs a Tuy. Tuy, cuna de la nobleza gallega, adormecida, veraniega y eclesistica de Santiago. Buena temperatura que atestigua su cultivo de naranjos y limoneros. Primero fue su iglesia y luego el pueblo; almenada y maciza, romnica, defensa frente a incursiones. Al frente, al otro lado del Mio, su vieja enemiga portuguesa, Valencia do Mio. La Guardia en la desembocadura del Mio, al pie del monte Santa Tecla, cubierto de lujuriante vegetacin, lugar de referencia para el navegante, bella perspectiva, valle suave, femenino, verdes prados, maizales. Convivencia con pescadores y gente del pueblo. No hay turismo, ni lo conocen. En Vigo estrenamos el Camping de la playa de Samil, frente a las islas Cies. Est de fiestas, asistimos al ballet de Antonio en marco natural incomparable. Pontevedra, tranquila, que goza del tiempo en toda su magnitud, espiritual y de recio abolengo, reza la gua. Su parte vieja tiene aspecto medieval. Palacios, iglesias, cruceros de gran sabor gallego, en especial la Plaza de la Herrera, la Peregrina, soportales, fachadas de piedra, granito gallego, negruzco por la lluvia, lleno de moho y de hiedra. Iglesia de Santa Mara, plateresco gallego, que junto con el Prtico de la Glora de Santiago, son genuina representacin de este estilo, clsico y tpico de la regin: sobre la cpula Jess crucificado, la Virgen y la Magdalena de gran tamao, debajo la Santsima Trinidad, y bajo, un grupo que representa el testamento de la Virgen, su cuerpo reposa en un lecho, la cabeza inclinada al expirar y en su mano un rollo de pergamino que entrega al Cuerpo Apostlico, los doce Apstoles que la rodean; figuras de santos, evangelistas, llenan el resto. Siglo Daniel Esteve. El hombre y la montaa 346 XVI. Fue construida con el producto de la venta de pescado donado. Caminando mochila al hombro. Al amanecer del 18 de julio, salimos hacia Sanjenjo. Pasamos por el Monasterio de San Salvador del Poyo, donde se venera a la Virgen Trahamunda, patrona de los emigrantes, de la saudade, de la morria gallega. El canto de su coro en vsperas, tiene fama. Cruzamos, paseamos y admiramos Cambarros, lugar de pintores y fotgrafos, clebre por sus cruceiros y hrreos, y marisco, sobre todo almejas. Chancelos y Ranj, y la moderna y bella playa de Sanjenjo. Playa desierta, la temperatura no invita al bao, slo veraneantes tomando el sol. Porto Novo, y la tremenda playa de la Lanzada, abierta al Atlntico, de mar muy movido, desrtica e interminable que nos conduce a El Grove. En la isla de La Toja, pasado el puente y cerca del hotel, junto a la ra montamos la tienda de campaa y durante dos das recorremos la isla, pescamos y nadamos. Jubilacin 347 Los dos grupos reunidos en Santa Eugenia de Ribeira. Una motora nos conduce a Cambados, a travs de la Ra. Palacio o Pazo de Fefianes, en austera y bella plaza; ruinas de la iglesia de Santa Maria Dozo, cementerio, y desde una altura, frente a la Ra, se divisa la puesta de sol, la ms bella de Europa, al decir de Barbeitio. Es una fiesta de color, es una apoteosis. Playa de Sinal y Villagarca de Arosa. Travesa de la Ra de Arosa, en una motora, a Santa Eugenia de Riveira, con escala en la isla de Arosa. Coincidimos con Julin y Manolo, que con sus respectivas esposas, estn recorriendo en moto las Ras Bajas. Puebla del Caramial, patria chica de Valle-Incln, neonato que naci en una travesa de la Ra de Arosa. Torre Bermdez asignada a la familia de Valle-Incln, si bien una vieja del lugar nos dice haber odo contar a su abuelo que no tiene casa natal y que Torre Bermdez nada tiene que ver con aquella familia, de donde se deduce que aquella casa, nica cosa de inters en la poblacin le faltaba la persona y a Valle-Incln le faltaba casa solariega. Frente a nosotros los montes Brabanza que hemos de atravesar desde Boiro, camino de Noya. Es da de Santiago Apstol, en la homila, cosa curiossima, el sacerdote lee una lista de fieles que han pedido permiso para trabajar en domingo, y que se les concede. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 348 En el campamento, en los montes Brabanza. . Acampamos en un prado y pronto nos encontramos rodeados de nios que asoman sus cabezas por entre los matorrales, ms tarde aparece en escena el cura y el alcalde del lugar con quienes charlamos agradablemente, y tras su marcha invaden el campamento vecinos y nios del lugar, stos nos confesaran que tenan prohibido tomar nada, sobre todo caramelos, pues podan estar envenenados. Al atardecer visitamos la vecina aldea o poblado de Tallara y ya no nos podemos despegar a los nios a quienes invitamos. Los vecinos nos preguntan que vendemos. Noya, bella y antigua ciudad, de donde partimos para Muros. Es Ra de Transicin. Cee, Corcubin y Finisterre y su faro Son Ras Altas. Pescadores de ballenas y recolectores de percebes con gran riesgo de sus vidas. Fin de nuestra marcha. Jubilacin 349 En el campamento, en montes de Brabanza, aldea de Tllera. Dieciocho das de excursin conviviendo con el amable pueblo gallego, pescadores y agricultores, asombrados de nuestro caminar, que creyeron vendamos algo e bamos de feria en feria. * Daniel Esteve. El hombre y la montaa 350 Reyes Magos en montaa Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero enero-febrero 1990 La cabalgata de Reyes que se celebra en nuestra ciudad en la tarde del da 5 de enero, vspera de la festividad de Reyes, con su animacin de pblico y entusiasmo de los nios, la entrega de juguetes y su inmensa alegra, hizo concebir a la Directiva del Centro la idea de llevar esta alegra a los nios del campo. Era el ao 1960 y los campos de nuestros trminos se encontraban poblados, habitadas sus casas. E n Junta Directiva de 21de febrero de 1961 se acuerda llevar a efecto la Campaa de Reyes Magos en Montaa, y es la seccin de Montaa la encargada de confeccionar una estadstica de las familias habitantes en los campos, nmero, edad y sexo de los nios. A lo largo del ao se fueron visitando todos los lugares de nuestro agro. Se design a Julin Torregrosa y Manuel Daz para la adquisicin de los juguetes y la organizacin del acto. Colabora el Centro con Autoridades locales F.E.T. y O.J.E. en la cabalgata el 5 de enero de 1963, y por primera vez se enciende una gran hoguera en la cumbre de Boln, a cargo de nuestra sociedad. El trabajo estadstico se haba llevado con sigilo a lo largo del ao, y en la maana del da de Reyes, 6 de enero de 1962, grupos de montaeros, portadores de juguetes, se desperdigan por toda nuestra geografa local y limtrofe. Produjeron s escenas emocionantes que impresionaron profundamente a los montaeros concibindose el propsito de perseverar en esta cabalgata. En el Boletn Cumbres del Centro, n 8 de 25-1-63 se public un artculo de nuestro socio y buen montaero Ricardo Montesinos, que titul Llegaron los Reyes donde no los esperaban y del que selecciono unos prrafos, fiel reflejo de cuanto expreso: Y ocurri en una de las casas visitadas algo que no creo poder olvidar mientras la razn acompae mi existencia: llegamos a una casa para la cual llevbamos destinados tres juguetes, uno para un pequeo y otros dos para sus hermanitas. A nuestra llegada ya los pequeos se haban levantado.Buenos das!,saludamos al llegar al portal de la casa vieja, mansin situada al pie del monte que conocemos por el nombre de Jubilacin 351 D espeador de Portell o de Cat, respondieron a nuestro saludo los moradores, que eran la esposa e hijos del aparcero de la finca y entablamos conversacin con ellos. __ Hola pequeos!, Qu os han puesto los Reyes __ La madre se apresur a contestar por ellos: __ Los Reyes no han podido pasar por aqu este ao; no ha sido un buen ao; cay mucha piedra y la cosecha. No, no han podido pasar. Al ao que viene vendrn. __ Una nena, la ms pequea, sealando una casa que se divisa al frente, a unos dos kms. de all, con semblante triste pero con conformidad, nos dice: __ Por all si que han pasado y han dejado juguetes y caramelos __ El nene que era el mayorcito de los tres estaba en silencio, como preocupado, o meditando, o con el pensamiento ausente. __ Qu! T no has pedido nada a los Reyes __ Pregunt uno al muchacho. __ Yo Yo no, dijo el chaval extraado A quin iba a pedirlo! __ CmoEs que t no deseabas que te pusieran algn juguete los Reyes, __ le interpel uno de los nuestros. __ Yo s que quera una escopeta pero no saba como tena que pedirla __ Uno de nosotros no pudo ya contenerse y sacando un rifle, estilo Winchester de repeticin se lo tendi al muchacho diciendo __ Toma es para ti! Te lo han puesto los Reyes Magos, como no pudieron pasar anoche por este campo, nos han mandado a los del Centro Excursionista que te lo trajramos! El muchacho lo cogi y se qued como embelesado mirando el rifle. No sala de su asombro, no lo poda creer y sin embargo lo tena entre sus manos. Unas diminutas lgrimas empaaron sus ojos y se qued como mudo. Pasaron unos momentos de silencio; yo no poda ni hablar y creo que ninguno de los acompaantes. __ Y es para m __ (al muchacho le pareca imposible) Claro que es para ti! No te llamas Herminio __ Cmo era posible que los Reyes supieran su nombre Cmo podan saber lo que l deseaba Le pareca increble, pero era cierto. Los nombres de los muchachos los sabamos desde haca varios meses, ya que algunos excursionistas y a su paso por all y otros campos, en conversacin con su padre se lo haban sacado, con habilidad y haban tomado nota para ese da. El acertar con el juguete que el chico deseaba fue pura casualidad. Al contemplar esta escena y verla parecida al entregar a las nenas sus respectivos regalos de Reyes o bien al ver las lgrimas que sin querer resbalaban por las mejillas de la madre, fue algo que no esperaba (en la casa no esperaban nuestra visita), mi pecho semejaba un compresor de aire, mi garganta un nudo serva de vlvula y el mbolo, segua empujando hacia arriba y oprima un no s qu de angustia, slo un gran Daniel Esteve. El hombre y la montaa 352 esfuerzo me pudo contener, y gracias a l las lgrimas que amenazaban con brotar se contuvieron. Hubiera deseado estar slo y llorar, llorar sin que nadie me viera, para descargar, algo as como poder librarse de un pecado, como si hubiera ocurrido algo terrible, algo irreparable, como si el ambiente y la atmsfera estuvieran cargados de desesperacin o de alegra. Hubiera deseado llorar sin saber el porqu. Da de Reyes. Ricardo Montesinos, apoyado en el vehculo contempla la escena. Daniel Esteve y Josefina Villaplana, su esposa, custodian al Rey Mago, y Bonifacio y Juan Esteve les acompaan. 1967. T erminamos nuestra misin repartiendo juguetes en otras casas de campo, y regresamos felices a casa, henchidos de felicidad al haber llevado la alegra a unos humildes hogares y a unas puras criaturas. Fueron tantas y tan emotivas escenas las que se produjeron en nuestras visitas a los nios de los campos, que recogidas las versiones de otros montaeros reflejaban idntica emocin: Dios sea bendito! Cunta pureza en aquellas infantiles reacciones! Cuan bondad en todos aquellos corazones! El Centro no debe malograr esta Cabalgata de Reyes en Montaa, nos corresponde por puro derecho, por iniciativa y ha de mejorarse cada ao. Jubilacin 353 L as autoridades de Elda generosamente aportaron a esta idea los juguetes y obsequios necesarios y durante aos vino desarrollndose hasta que el habitante del campo se integr en la ciudad. La picaresca espaola y en especial la campesina, tambin sali a relucir en esta Campaa; los abuelos se preocupaban de que sus nietos, vecinos de la ciudad, figuraran en las estadsticas como habitantes en el campo a donde se trasladaban en la maana del da 6. Todo era alegra y por tanto accin plenamente justificada. Daniel Esteve Agradable sorpresa Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 9 de marzo-abril de 1990 Hace semanas me encontr con el sinsabor, tristeza y disgusto de la tala de pinos en el Calafate, de las que nuestras venide- ras generaciones lamentarn y nos acusarn, lgicamente por no haber sabido defender. Sin embargo en domingo 4 de marzo actual nos llevamos la agradable sorpresa, del hallazgo de un bello, clsico y tpico rincn de nuestra zona rstica, delicada y amorosamente arreglado, conservado y cuidado: el Pocico Alonso. Es una zona abandonada, erosionada, desrtica; en un tranquilo rincn, un pobre nacimiento (Pocico Alonso) bellamente cubierto con cpula de rocas enjalbegadas, blanqusima, limpia, transparente y fresca agua; aledaos limpios, cuidados, plantados de geranios, enredaderas; adecuado y limpio lugar para el aseado Daniel Esteve. El hombre y la montaa 354 comedor rstico, mesa y asientos de piedra. Verdadero oasis en tan desierto pramo. An quedan personas amantes de los lugares tradicionales que con su sacrificio, gusto y sobre todo amor, saben cuidar y gozar de ellos. Para m y supongo para cualquier amante de la naturaleza, esto ha de rellenar su espritu como la ms bella de las poesas, y si el Centro como acredita, digna y ejemplar sociedad ampara en su seno a todo amante de la montaa, del deporte y de la cultura, igual que premia a un ganador de un concurso de cumbres, marchas, o primeros en deportes, o ejemplares en la cultura, no debe olvidar al grupo (no se quin o quines lo forman) que han sido capaces, con autntico amor a la montaa y a la tradicin escribir esta bella pgina del Pocico Alonso. Daniel Esteve FELICITACIONES Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 10 de mayo-junio 1990 En el pasado boletn, el artculo escrito por D. Daniel Esteve Poveda, y que se titul Agradable Sorpresa, nos indicaba que haba un grupo de personas amantes de la naturaleza y que no conoca sus nombres ni quin eran, los que con su esfuerzo haban arreglado el paraje denominado Pocico Alonso. L os redactores de este Boletn hemos querido indagar los nombres de estas personas para hacer pblico nuestro agradecimiento, ya que como bien dice D. Daniel Esteve, el C.E.E. premia las actitudes de las personas que, como estas altruista-mente, se dedican al bien de los dems. Sr. Manuel Martnez Idaez, Sr. Manuel Oriente Vera, socio del C.E.E., Sr. Antonio Martnez Cnovas, Sr. Joaqun Oriente, Sr. Eulogio, Sr. Sebastin Guilln Muoz, socio C.E.E., Sr. Francisco Olaya, y por ltimo queremos destacar al Sr. Rafael ms conocido Jubilacin 355 p or Chimico que a sus 73 aos nos da un ejemplo de amor a la naturaleza y en general a todos nosotros. Prehistoria del Centro La del Alba sera Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 17 de julio-agosto de 1991 Todo movimiento por lo general, tiene un motor impulsor y una idea o filosofa que lo alimenta y encauza. Corra el principio de la dcada de los 50, un hombre en Elda, de vocacin pedaggica, enamorado y dedicado a la enseanza, con tesn y por cuyas aulas pasaron cientos de jvenes eldenses, que conservaron a lo largo de aos, el orgullo, la satisfaccin, de haber sido compaeros en la Academia y alumnos de la misma. Don Juan Madrona, a quien todava Elda no le ha dedicado merecido homenaje, que no tiene una calle (otros, desconocidos en la ciudad, la tienen). Este hombre inculc a sus alumnos aficin por la naturaleza, por la prctica del excursionismo y montaismo. Actividad que siguieron practicando en grupos afines y a lugares idneos de nuestra geografa local, sin orden ni concierto, con la sola finalidad de pasar el da juntos y expresar con entera li Daniel Esteve. El hombre y la montaa 356 bertad sus pensamientos. Esto fue siempre bsico en el excursionismo. No quisiera relacionar nombres por temor a olvidar a algunos, pero estn entre los 48 socios fundadores del C.E.E. Uno de ellos scar Santos, hombre idealista, ilusionado, con claras y futuras ideas, romntico, fue quien aun estos grupos activos y los encauz a un orden, fue entonces cuando se establecieron contactos con el Centro de Alcoy. Un acontecimiento, un tanto anecdtico, les reuni en una clara actividad montaera. Un corredor noveldense haba subido corriendo hasta la cumbre de los Chaparrales y naci con tal motivo una competicin, en la que varios quisieron participar y que organizaron los deportistas de Novelda, a ella acudieron invitados estos grupos eldenses, y en la que alguno tom parte. Los encargados del itinerario, su marcaje y cuidado se perdieron, no obstante se puede considerar como una de las primeras manifestaciones deportista-montaeras celebradas. Todo este movimiento canaliz en una reunin celebrada en el Aljibe de Los Chaparrales (vulgo de El Bicho, algn da hablaremos del origen de este nombre - ver pgina 26: Jos Maria Esteve, apodado el Bicho) en donde se trat de una posible sociedad montaera. Se haba contactado con montaeros de Alcoy, que les ilustraron en las actividades que realizaba aqul centro. Incluso se celebr una actividad espeleolgica, posiblemente la primera, en la sierra de La Almorqu, asesorados un tanto por los de Alcoy, en la que Pascual Navarro, con el escaso, casi nulo, material, efectu un descenso y en cuya actividad compareci el Sr. Madrona, que demuestra el lazo de unin con los antiguos alumnos y su aficin a tales lides. En la calle Gral. Saliquet n 7, (propiedad de Rafael Brufal), se celebr la primea reunin de estos aficionados en la que se acord cerrar contacto con Alcoy y tratar de formar en Elda una delegacin de aquel grupo. Otro grupo de aficionados a la naturaleza, en Elda, acuda al Pantano y sus ms asiduos los Tarzanes (Joaqun, Gregorio y Navarro), all acudan tambin los pioneros de la montaa entusiasmando a aquellos, que se integraron. Se inici la confraternidad, el compaerismo, que siempre fue lema del C.E.E. Jubilacin 357 C uriosa foto, Guardia Civil incluida . Madrona fue el motor que impuls, y scar Santos, el romntico, el filsofo, que orden, estructur y concienci, aquel movimiento deportivo que haba de convertirse en algo interesante e importante en la vida de la ciudad a lo largo de dcadas: el Centro Excursionista Eldense. Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa 358 Primeras comuniones en montaa Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 16 de mayo-junio de 1991 Cabe el honor al C.E.E. de venir celebrando, en montaa, primero en la cumbre de Camara, luego en nuestro Parque de Montaa, en el mes de mayo, primeras comuniones, que siempre se distinguieron por su sencillez y emotividad. Fue la seccin del C.E.E. Amigos de la Msica los que apadrinaron la idea, con ocasin de la primera comunin del hijo de Jos Espinosa (Jos Andrs), miembro de aquella seccin. Consultado con la iglesia, con el prroco de Santa Ana, en aquel entonces, don Antonio Poveda Maci, les pareci muy buena idea y en ella se trabaj hasta conseguir un magnfico acto religioso en la cumbre de Camara, en la maana del da 25 de mayo de 1969. Desde entonces se celebraron ininterrumpidamente en Camara y luego en Rabosa. Este Sacramento va rodeado de una fiesta o acto social que en algunas, no pocas ocasiones, nublan la idea religiosa y se convierte en una fiesta social, en que los anfitriones gravan su economa, que a veces se resiente, y todo por el prurito de hacerlo bien ante la galera, y que su vanidad no quede malparada. Se vio en aquella celebracin en montaa, en dar al acto la sencillez, la emotividad y religiosidad del momento, por entender que se trata de algo muy ntimo e incluso privado, an cuando la iglesia celebre con alborozo y alegra el ingreso de sus catecmenos, y oportunidad de paliar en algo el lujo y derroche del acto social. Un frugal refrigerio al pie de la montaa, o en la cumbre, alegraba a los concurrentes, cuyos espritus estaban henchidos y radiantes ante la visin del ambiente del acto. E n aquella oportunidad fue Jos Andrs Espinosa Alarcn (1969), y despus han sido muchos los primo comulgantes. Las ceremonias siguen su emotividad y sencillez en ese incomparable marco de nuestro Parque, pero aquel cese o restriccin del acto social no se consigui; pronto algunos primo comulgados tuvieron dos trajes: el de montaa y el tradicional y dos actos sociales: el sencillo de Rabosa y el apabullante de la ciudad: y es que seguimos pegados al consumismo y a las complicaciones sociales. La vida es sencilla, pero nos la complicamos. Precisamente la Co Jubilacin 359 m unin es un Sacramento muy sencillo, importantsimo, como todos, en la vida del cristiano, que slo requiere preparacin y entrega al Seor. La cumbre de Camara a rebosar. Ofici la Misa D. Antonio Poveda y le asisti Vicente Valero. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 360 Daniel Esteve comulgando. Recuerdo aquella ancdota de una seora que acudi al juzgado preguntando que tena que hacer para celebrar una primera comunin civil. S on importantes estas primeras Comuniones en Montaa, y es posible que los nios la recuerden como ese mejor da de su vida, que a veces reza en el recordatorio de dicho acto. * Jubilacin 361 E l nio Jos Andrs Espinosa. Detrs, junto a Daniel, Pedro Lpez. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 362 Jubilacin en Montaa Publicado en el Boletn del C.E.E. nm. 19 de nov.-diciembre de 1991 S iempre digo, en broma o en serio, que soy de profesin montaero, aficionado a la procuradura. Toda profesin, si llegas, tiene una jubilacin, bien obligada o voluntaria. En mi caso, al cumplir 65 aos limit mis ascensiones a los mil metros, me dediqu a realizar travesas y paseos por la media montaa, que encontr muy interesante y llena de sorpresas agradables e instructivas, que pasaron desapercibidas en el afn de coronar cumbres. Pues bien, he tenido oportunidad de encontrar jubilacin ante escenario nico, cargado de historia y religiosidad: la cumbre del Sina, montaa sagrada, lugar santo. 14 de octubre de 1.991. Son la una y media de la madrugada cuando nos llama el gua, y las dos cuando emprendemos la marcha por un sendero bien marcado que parte del Monasterio de Santa Catalina, regentado por monjes cristianos ortodoxos. Estamos en la pennsula del Sina, Desierto del Sina, escenario de guerras entre israelitas, palestinos y egipcios; a el se llega desde El Cairo a travs del Canal de Suez y Mar Rojo. Desierto impresionante, y en su zona central el macizo rido, seco, de difcil acceso, del Sina, del que emerge su cumbre de 2632 metros de altitud; zona con escasa agua, apenas con tierra de cultivo (algn pequeo oasis), por la que deambulan pocos y errantes beduinos. Por este desierto condujo Moiss a los israelitas, pueblo de Dios, camino de la Tierra de Promisin, y por l anduvo durante cuarenta aos. Al pie del monte Sina tuvo lugar el encuentro de Moiss con el ngel de Dios quien se le apareci en medio de una zarza que arda sin consumirse y le llam la voz del Seor desde la zarza dicindole Moiss, Moiss, desclzate pues este lugar que pisas es sagrado Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob (xodo 3,1-6). As, el seco e infructuoso desierto del Sina se convirti en un lugar sagrado para toda la humanidad. No existe en el mundo lugar tan Jubilacin 363 p obre e insignificante que se haya convertido en tan sagrado y legendario. Desde mediado el siglo III comenz la vida monstica; anacoretas cristianos comenzaron a instalarse en el Sina, en sus laderas, en cuevas y refugios, dedicndose a duros ejercicios espirituales y corporales. Sufrieron persecuciones y matanzas, que le- jos de diezmarlos fue aumentando su nmero extendindose su fama por el mundo antiguo. Una comunidad de ellos se estableci en el lugar de la zarza ardiente, en donde la emperatriz Elena mand edificar un templo en el ao 330 d.C. A partir del siglo IV se convirti en lugar de peregrinacin. La monja espaola, noble Eteria visit el lugar entre el ao 372-374, nos habla de una pequea iglesia en la cumbre de Sina, otra en el lugar de la zarza. Fue el emperador Justiniano el que edifica un monasterio amurallado y fortificado, (557 de nuestra era), que se conserva, y se inicia un glorioso captulo en la sagrada historia de Sina. Fueron protegidos por Mahoma tras la invasin rabe; por los cruzados, los turcos y el propio Napolen puso el Monasterio bajo su proteccin. Daniel en el Monasterio de Santa Catalina. Conserva una de las colecciones de iconos ms importantes del mundo. Su biblioteca es importante, con ms de 4.500 manuscritos, entre ellos estaba el Cdigo Sinatico, que contiene el texto griego de la Sagrada Escritura, que fue retenido por un zar ruso y ms tarde en 1933 fue adquirido por el Museo Britnico Daniel Esteve. El hombre y la montaa 364 donde se encuentra. Tambin ms de 5.000 libros de comienzo de la imprenta. L a escasez de tierras les impide tener tumbas permanentes y cuentan con un osario donde amontonan los huesos y cumple la finalidad de servirles de meditacin sobre la vida y la muerte, pensando en la vanidad de esta vida. Adquiri gran divulgacin y fama en Europa desde el traslado al Monasterio del cuerpo de Santa Catalina, noble e inteligente, sufri el acoso del emperador Maximino que la martiriz y la decapit. En el siglo IV, Juan el Escolstico, o el de la Escalera, monje que viva en una cueva y a quien se le debe La Escalera del Camino Celeste, cuyos 3.700 peldaos parten del Monasterio hasta la cumbre del Sina, en increble, areo y peligroso trazado. Justiniano edific un templo en la cumbre, que todava se conserva. Es noche oscura, brillan las estrellas y la marcha por el sendero ascendente es lenta, el suelo es irregular e incmodo, en un pequeo rincn unos cipreses y una pequea ermita cuya blancura destaca en la noche; lugar donde esperaron los 70 ancianos nobles de la tribu de los hebreos la bajada de Moiss de la montaa. Desde aqu entroncamos con la Escalera que viene del Monasterio, siguiendo hasta la cumbre en subida lenta, estrecha, con precipicio lateral. He de confesar que la oscuridad, lo accidentado, vertical, peligroso y cansancio, tras casi tres horas de marcha sin descanso, me aconsejaron una retirada, si bien la ayuda y el fuerte brazo de Aziz, joven egipcio, yudoca, submarinista y gua, consiguieron la ascensin. Todava tard en amanecer. A las 5,45 horas apareci en el horizonte el disco solar (el dios Amon-Ra de los egipcios) y pronto, disipadas las tinieblas, apareci ante nosotros un paisaje, bello, sobrecogedor, que colm nuestros espritus. El pater Heliodoro, misionero del Zaire, miembro de la expedicin (la formbamos slo tres), ofici en un rincn, al abrigo de una temperatura muy fra, la Eucarista, momento en el que me consider jubilado de mis ascensiones montaeras y nunca pude elegir mejor marco, en la cumbre de la montaa Sagrada del Sina, a 2.632 metros de altitud, lugar desrtico, en su cumbre, que toca el borde del cielo, donde se encontr Dios y el hombre: Y baj el Jubilacin 365 S eor al Monte Sina en la cumbre de la montaa; y llam el seor a Moiss (xodo 19,20 ) y dio a Moiss dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. (xodo 31,18). En aquel marco incomparable medit sobre mi vida deportiva, mi aficin (mi profesin) montaera y no pude por menos que dar gracias al Seor por haberlo permitido; gozar de una esposa montaera, de una familia y amistades con la misma vocacin; de una hermandad, sin distinciones, de un hacer algo por los dems. Fue muy hermosa mi jubilacin montaera ascensionista, pues travesas y paseos por montaa ser mientras el Seor quiera. Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa 366 Pozos de Nieve Publicado en el Boletn del C.E.E. Nmero 22 del de mayo de 1992 Tambin se les denomina Pous de Neu, Cavas, Neveros. Qu montaero, en sus excursiones, no hall alguno Para. Respira hondamente para recuperar fuerzas y sigue su marcha sin ms preocupaciones. A lo sumo vislumbra su profundidad. Si es joven, pasa deprisa. Si de mediana edad, echa un vistazo. Y si es mayor, sin prisa, lo mira y admira. De esta diferencia de obrar del montaero hablaremos otro da. E n las partes altas de nuestra accidentada geografa, se hallan ubicados algunos de ellos, siempre en altas umbras que llamaron nuestra atencin al entrar en esa tercera fase montaera e incluso llegamos a proponernos su catalogacin olvidando que todo se encuentra escrito, que todo figura en los libros, es cuestin de buscar. Estos pozos son hoyos de forma cilndrica, de unos 10 metros de dimetro y otros tantos de profundidad, cubiertos generalmente por una cpula (algunas se conservan enteras: Cava del Carrascal en Castalla, Benicadell, etc.) con una capacidad media de 1.100 metros cbicos y un total aproximado de un milln de kilos. Con ventanas para echar la nieve y otra ms grande, y a ms bajo nivel, para sacarla. Paredes impermeables para el agua y el aire y por ello cubiertas de una arquitectura de gran espesor y fuerte resistencia. Haban de construirse donde no hubiera corrientes de aire subterrnea, pues derretira la nieve. Estos pozos constituyeron una interesante industria que termin con el invento del fro industrial a comienzos del siglo XX. La montaa fue siempre una importante fuente de riqueza, a diario visitada y recorrida para extraer madera, lea para hogares y hornos de pan, de cal, de carbn, recoger hierbas, pastoreo, refugio de malhechores y contrabandistas, y tambin, y es lo que nos interesa, la industria del abastecimiento de nieve. El consumo de la nieve es muy antiguo, griegos y romanos, en la poca clsica, la utilizaban para refrescar bebidas y como medicina; los rabes fueron muy amantes de su uso, que se ge Jubilacin 367 n eraliz en Espaa sobre todo a partir del siglo XVI. El dato ms antiguo que se posee es del 24 de junio de 1591. Constituy una industria importante, siendo su explotacin privada, y se da la circunstancia de que Xtiva (San Felipe) era propietaria de varios pozos en Sierra Mariola, que arrendaba a vecinos de Onteniente, Alfafara, Bocairente, Agres, con quienes contrataba el suministro de nieve, a veces por aos, su precio, cantidad, y fechas de servicio. A veces estos contratos salan a subasta. San Felipe (Xtiva), tena derecho a construir pozos en Mariola; derechos, subasta y contrata, que produjeron pleitos entre pueblos y vecinos, llegando incluso a embargarse la nieve para cubrir gastos. Condicin sola ser la obligacin de suministrar nieve durante los meses de mayo a octubre, dando la arroba de 36 libras, a las puertas de los pozos de Mariola, a 18 dineros ochavos, ya sea nevando o no nevando, con prohibicin de que, en manera alguna, no pueda dar ni abastecer de nieve a esta, dicha villa, en dicho tiempo Y en 1773 hubo tal escasez de nieve que el abastecedor hubo de traerla, con quebranto de sus intereses, de Catalua y Aragn. Dato curiosos: un zapatero de Cocentaina, se adjudic una de estas subastas. El uso de la nieve es antiguo, pero su empleo industrial se remonta al siglo XVI, atribuyndose su introduccin a Lus de Castelv, vecino de Bocairente, conocido por Don Lus de la Nieve. Se almacenaba la nieve, se prensaba, se extraa en el verano. Se regulaba su precio para evitar precios abusivos, y se pagaban impuestos. Los nevaters, gente especializada, de los que derivan los actuales de Ibi, extendidos por toda la geografa nacional, confeccionaban sorbetes y refrescos, con recetas conocidas desde el siglo XII. El hordita, o llet de chufes (leche de chufas), agua de almasch (refresco aromatizado con almizcle), aleser (agua miel perfumada), mosquets (agua de rosas, jarabe), adems del agua de siv (agua de cebada), agua de llim (agualimn), etc., de fama nacional. Cavanilles en su obra Observaciones sobre la historia Natural, Geografa, agricultura, poblacin y frutos del Reyno de Valencia , de 1796, dice: moran en Agres 280 vecinos, que disfrutan las aguas Daniel Esteve. El hombre y la montaa 368 de Mariola y las nieves que recogen y venden a los de San Felipe (Xtiva) y otros pueblos Sube al Benicadell (da 8 de agosto de 1795) y en su relato nada dice del pozo all existente, pese a estar en la cumbre. Sube al Montcabrer y tampoco menciona los pozos all existentes, lo que viene a probar que todava, en aquella fecha, no haban sido construidos, pero si explotaban la industria de la nieve. E l P. Orozco Snchez, en su obra Manual Geogrfico Estadstico de la Provincia de Alicante, de 1878, dice: que a finales del siglo XIX, en Agres haba una industria de molinos harineros y de aceite, telares de lienzo, cra de gusanos de seda y acopio de la nieve, para lo cual hay bastantes pozos, y lo mismo en Alfafara. Esta industria de la nieve perdur hasta vsperas de la primera guerra mundial; era buscada para aplicaciones mdicas, cortar hemorragias, rebajar la fiebre. El transporte se sola hacer en asnos y en el embalaje se empleaban sacos y paja. Un arriero de Bocairente, sala a las once de la noche de su casa, cargaba en la Cava de Don Miguel (Mariola) y al amanecer llegaba a Jtiva (San Felipe), le resultaba ms rentable que transportar paos y mantas a Andaluca. Segn Francisco G. Seijo, arquitecto escritor, en su obra Arquitectura Rstica de la Regin Valenciana , de 1979, dice que la recogida de nieve la pagaban por cada cinco capazos de nieve arrojada al pozo 15 cntimos (1920). A un promedio de cinco minutos por viaje, se sacaban un jornal de once reales. A mi padre, que alcanz larga vida le o decir que cuando nevaba, suba a Cat gente de Petrel a recoger nieve que pagaban a uno y dos cntimos la espuerta arrojada al pozo. Parece que gran foco industrial de nieve era Ibi que contaba con ocho pozos en Mariola; Agres tena cuatro pozos de propiedad privada (hoy de ICONA), seguramente los ms conocidos por los montaeros eldenses: Cava Grande (o Cava Arqueada), la que ilustra la fotografa de este trabajo, Cava de la Habitacin (la del Refugio del Centro Excursionista de Alcoy), Caveta del Buitre y Cava de Don Miguel, entre Agres y Alfafara. Sobre el suelo del pozo se colocaba un lecho de troncos, con atochas y esparto. Brace- ros, o con caballera, recogan y arrojaban al pozo la nieve, donde unos hombres la apisonaban con pilones y con los pies calzados con alpargatas de esparto (espardees), hasta convertirla en una Jubilacin 369 m asa slida. Trabajo duro y a baja temperatura por lo que haban de ser relevados, o lo que es peor, les obligaban a pisotearla corriendo estimulados por un capataz que les propinaba golpes con una correa, hasta que se calentaban. Fina y Daniel con su nieto Alejandro en Cava Grande. Al fondo el Moncabrer. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 370 Trofeo Delgado beda Publicado en el Boletn del C.E.E. Nmero 29 de julio-agosto de 1993 El prestigioso trofeo de la federacin de montaa. Mximo galardn otorgado por la F.E.M., en memoria del primer presidente de Montaa, que pocas veces se ha conseguido, y quiz uno de los primeros es el otorgado a nuestro Centro Excursionista por la labor desarrollada en Pro del Deporte con la creacin de la C. Deportiva y el Parque de Montaa. Para la concesin de estos premios se exige una serie de requisitos e inspeccin por parte del propio Presidente de la F.E.M., y a tal fin recuerdo que con ocasin de una Marcha Regional de Veteranos que organizamos, en la que se visit Rabosa y la Ciudad Deportiva, a la que asistieron seis miembros de la F.E.M. y su presidente Sr. Odriozola, en la que se impuso medalla de bronce a Pedro Daz y a su lazarillo Genaro Vera, celebrndose una comida en la Ciudad Deportiva (en el pasillo bajo la piscina olmpica) a todos los participantes de la marcha, y que dio como resultado la concesin del Trofeo Delgado beda, trofeo que represen-ta El Torren de los Galayos de la Sierra de Gredos, que nos fue entregado el da 21 de Abril de 1974 en Rabosa con ocasin del XVI Campamento Regional de Montaa, por Jos Forast, Vocal Jubilacin 371 de Refugios de la F.E.M. por ausencia de Odriozola que asista a una reunin de la U.I.A. en Checoslovaquia, asistiendo Soler y Cases, Presidente y Vicepresidente respectivamente de F.V.M. Al acto de entrega asistieron: El Alcalde de Elda, Sr. Porta, Presidente de la Cruz Roja, Sr. Alarcn, Sr., Campano en representacin de la Direccin de Correos, que afirm que el matasellos y estafeta concedida era el primero a una actividad nacional de montaa. Se montaron 138 tiendas con 700 acampadores de 22 Centros de la Regin. En el fuego de Campamento actu la masa Coral del Centro bajo la direccin del Sr. Ballester que interpret, por primera vez, el Himno del Centro. Asimismo ofici una misa el Cura Prroco de la Iglesia de San Bartolom de Petrel. Mont servicio sanitario el Dr. Juan M Calvo. El campamento fue un rotundo xito gracias al trabajo y colaboracin del equipo para ello designado. Nuestro galardn Tofeo Delgado beda, el que podemos considerar como el Oscar de la montaa, pocas veces concedido, preside, en lugar preeminente, en la Ciudad Deportiva, para smbolo y orgullo de todos nosotros. Es el mximo de los muchos concedidos a nuestro Centro. Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa 372 No hay obra sin Hombre Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 32 de oct.-nobre.-dicbre. de 1994 Esto no es mo. La historia da mltiples ejemplos de ello, pero en el Centro Excursionista he tenido oportunidad de comprobarlo. A lo largo de la historia del Centro, que cuenta con varias dcadas, se han dado multitud de ejemplos. Quisiera desgranarlos, dar amplia resea de ello, pero temo que mi memoria falle y deje algunos, pudieran ser que los de ms importancia sin destacar y ello supondra una desconsideracin, incluso una ofensa para personas interesadas, pero como se trata de un tema que debe destacarse, plasmar, resaltarlo porque con el tiempo se olvida, pasa a la historia y no es justo que el desvelo de ciertas personas quede sin recuerdo y el homenaje que merece. E l Centro Excursionista ha tenido verdaderas e interesantes pruebas de ello. Hubo una poca en la que en el Centro llegamos a tener 32 secciones dedicadas a otras tantas actividades. Nos referimos a las dcadas de los 50 y 60 del siglo XX. poca en la que era complicado desarrollar una actividad del gnero que fuera, con grandes limitaciones, y vigilancias, sin embargo nuestro Centro, ignoro por qu razn, tena plena libertad y facultades para su desarrollo. Hay quien habla de dictadura, de restricciones, de censuras, y como Presidente del Centro, en aquella poca, puedo decir con notable orgullo que esto no se dio en nuestra sociedad. Nadie nos exigi nada, nadie nos puso cortapisas de ningn gnero, jams se me llam la atencin, como Presidente del Centro, a toda nuestra actividad del gnero que fuera. Y en este ambiente se desarroll en el Centro toda clase de actividades. Recuerdo que hubo una seccin de cine forum, de tea- tro, que tras las actuaciones se organizaban unos coloquios con entera libertad de dilogo, llegando incluso a temas cruentos y vio-lentos pero siempre en el ms estricto sentido democrtico, aquello fue, en cierto modo, el cultivo que luego en el cambio dio lugar a nuevas orientaciones democrticas. Volviendo al tema: hubo secciones que se desarrollaron con pulcritud y razonamiento: Jubilacin 373 C oral, hombre clave el Sr. Ballester. Sin l no hubiera conseguido el Centro, dentro de esta seccin, sus triunfos provinciales e incluso internacionales, paseando el pabelln del Centro por nuestra nacin y Europa. Esa seccin de Filatlia, que gracias a Sierras, Alemany y otros lleg a un listn nacional tan alto, de tanta categora y Calidad, sin olvidar a quienes lo hicieron con anterioridad, poner la seccin a punto del elevado nivel conseguido. Esa seccin de Natacin, con merecimientos provinciales y nacionales, gracias a quienes se desvelaron por ello. Son varios los que se ocupan de ello y lamentara que alguien se molestara por no nombrarlos, pero s quiero destacar a una persona, que olvidando ser empleado de la Ciudad Deportiva se excedi en sus obligaciones y contribuy al desarrollo de la seccin, hoy orgullo del Centro y destacado en sus atribuciones provinciales y nacionales. Se trata de Vicente Cabanes que lleva muchos aos, no quisiera decir cuantos por temor a equivocarme, pero que gracias a l y a otros que colaboran con dedicacin e inters, han dejado el pabelln del Centro muy alto. Sentira mucho molestar a alguien, que tambin ha contribuido y no le nombre. Entre todos se ha llegado a la altura que hoy tiene el Centro. Dentro del captulo origen de este trabajo est Santiago Chorro, que elev al Centro a la categora nacional, e incluso a participar en campeonatos europeos. l es nuestra insignia de Oro n 1 del Centro. Ni olvidar a Pepico Amat que dedicado al deporte y entrenador del equipo de balonmano, lo mantuvo en Primera Divisin, dando todo lo que de el dependa en bien de este deporte y de nuestro Centro, l recibi la insignia n 2 del Centro, amn de su dedicacin al gimnasio y al entrenamiento de cuantos se entregaron a esta modalidad. Y no podemos olvidar a Juan M. Maestre, Antonio Riquelme, Domingo Botella, y tantos y tantos (por favor no molestaros a quienes no os nombre, pero que estis en mi corazn). Ellos fueron capaces de elevar al Centro en su aspecto de Montaismo y Escalada, a la ms alta categora nacional, recorriendo y escalando todas las montaas y paredes ms impresionantes de nuestra geografa, la europea y la mundial, sin olvidar a nuestro hijo, el sin Daniel Esteve. El hombre y la montaa 374 par, estimulante, ejemplar y querido Club Alpino Eldense, al que queremos, apreciamos y del que nos enorgullecemos. Y qu podemos decir de esas secciones de Ftbol, Frontenis, Baloncesto, Tiro con arco, etc. Etc. (y aqu hay muchos etc.) que tantos das de glora dieron y dan, a nuestro Centro. Tampoco quiero olvidar a ese equipo, dedicado a la redaccin del Boletn Oficial del C.E.E., vehculo entre el Centro y sus socios, que gracias a l, nos enteramos de nuestra actividad. Y que de forma callada, abnegada, nos informan. No tienen obligacin alguna, pero impregnados del espritu de nuestra sociedad, se desviven por los dems, y ello es digno de encomio. Creo que bien vale una distincin. Hay muchos ms hombres que se desviven por los dems en Rabosa, en la Ciudad Deportiva, en las distintas y numerosas secciones, pero ni mi memoria, ni mi conocimiento actual de la marcha de la sociedad me da pbulo para destacarlo. Pido por ello disculpas a quien se pueda sentir ofendido por este olvido y me enorgullezco, de haberos presidido durante veinte aos y haber contribuido en la medida de mis fuerzas y con mi mximo cario, al desarrollo de vuestras actividades, en la que todos juntos, con amor, con cario y deportividad hemos contribuido a este C.E.E., que es nuestro orgullo y nuestra razn de ser. Daniel Esteve Poveda Jubilacin 375 B odas de plata del Club Alpino Eldense Publicado en el semanario Comarcal el 5 de octubre de 2001 Una manzana fue causa de la expulsin del hombre del Paraso. Unas manzanas fueron motivo del nacimiento del Club Alpino Eldense. Corra la dcada de los sesenta. Un grupo de incipientes montaeros cogieron unas manzanas en Cat. Sorprendidos por su dueo, denunciados al C.E.E. al que pertenecan, otorg a su presidente la facultad de sancionarlos. En aquel entonces ostentaba la presidencia del mismo y en uso de tal atribucin, y previa reunin con ellos, se les aconsej que a lo largo de un ao hicieran una serie de actividades que sirvieran de penitencia. Tal entusiasmo desplegaron que se excedieron en tales actividades hasta el extremo de constituir un grupo montaero que denominaron G.E.M. (Grupo Eldense de Montaa) y luego G.E.C.E. (Grupo de Escalada del C.E.E.), aprobando un rgido reglamento que estableca un mnimo de actividades para seguir perteneciendo al mismo. Durante algunos aos tuvo vigencia y por discrepancias con la directiva del C.E.E., se independizaron formando el inicio del actual C.A.E. Fue nuestro hijo mayor, primognito, que alcanzada su mayora de edad se independizaba. Fruto sazonado que iniciaba su ruta, con base en los principios elementales adquiridos, que siempre contaban con la comprensin de nuestra sociedad y que abrindoles las puertas tampoco se le cerraban para su retorno, una com Daniel Esteve. El hombre y la montaa 376 prensin, una ntima colaboracin como corresponda a un buen padre. Transcurrieron 25 aos y el hijo primognito ha demostrado su vala, que las enseanzas que recibi no cayeron en tierra estril. Y hoy es una entidad ejemplar, madura, pionera de la escalada eldense y maestra que imparte enseanza en su tcnica a una juventud inmersa en el mundillo de la montaa, y de su ms tcnica: la escalada, lo confirma esa excepcional actividad creadora del Rallye que alcanza su edicin XXV, que es su orgullo, ejemplar en la Federacin Valenciana del Montaismo, que quisiera popularizarla y hacer exclusiva del montaismo regional, al que, con buena lgica, el C.A.E., no ha permitido, conservando su exclusividad. El C.A.E., nos ha deleitado con su excelente Semana Cultural. Ha sido una semana edificante, que a los pioneros del montaismo regional nos ha hecho revivir jornadas inolvidables. Desde aquella expedicin, primera nacional, a la Cordillera Blanca, embrionaria y elemental, hasta la tcnica superior alcanzada en nuestra actual poca han transcurrido aos y se ha alcanzado un tcnica difcil de superar. Durante esta semana desfilaron por la Casa de la Cultura figuras entraables del montaismo nacional: Portilla, Pons, Serrano (orgullo local), con difciles y complicadas ascensiones en alta montaa para terminar con la excepcional intervencin del conocido Cesar Prez de Tudela, que curiosa y cariosamente, le califico como el loco de la montaa, un hombre fuera de serie que naci para y por la montaa, que como l deca, el Alpino con todo lo que conlleva esta denominacin, que no slo es deporte, sino cultura y espiritualidad. Lstima que el mundo no estuviera plagado de estos locos. Otro cantar sera. Fue una semana inolvidable que nos rejuveneci a los mayores y nos dio alas para seguir en la brecha. Y como no, destacar la intervencin de Juan Manuel Maestre, ese hijo mo de la montaa, como l mismo dice, y que a m me llena de orgullo y satisfaccin, recordando aquel cro de doce aos al que trat de proteger, orientar y educar en la montaa y en la organizacin social de la misma y que un da me sorprendi con una dedicatoria, en marco elaborado, tallado y graba Jubilacin 377 d o con sus propias manos. Soy lo que tu forjaste con tu amistad y comprensin. Juan Manuel Maestre es el pionero de la escalada local, sus valores humanos y deportistas los dej bien plasmados a lo largo de su presidencia, primera en ellas, en el C.A.E. Queda felicitar, muy efusivamente, al C.A.E., a su directiva, a la comisin organizadora, a todos sus socios que colaboraron con fe y entusiasmo en la preparacin y desarrollo de esta inigualable Semana Cultural con ocasin de sus Bodas de Plata. No quiero perder la oportunidad de recordar que dentro de pocos aos, en el 2006, el C.E.E. alcanza sus Bodas de Oro y es tiempo para su preparacin. Son muchas sus secciones, mucho lo que nos tiene que decir y destacar, y que es una efemride que bien vale la pena en esforzarse y que las pertinentes comisiones se desvelen en estudiar, preparar y desarrollar tan loable acontecimiento. Si el hijo predilecto del C.E.E., el C.A.E., ha sabido poner un hito alto de categora, eficiente y educativo ejemplar, su padre, el C.E.E., no debe quedar rezagado. Es un reto pendiente y cuya decisin queda a expensas del C.E.E. El centro social del C.A.E., inaugurado a continuacin, es un vivo ejemplar de lo que puede la ilusin y la ntima y ferviente colaboracin de todos sus socios. Me recuerda al Refugio de San Bernardo y los comienzos del Parque de Montaa. Que el C.A.E., siga con su ejemplar labor educativa de la juventud montaera. Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa 378 Orgenes de nuestro escudo Datos para la historia Publicado en el Boletn del CEE nm. 37 de enero-febrero-marzo de 1996 Corra el mes de marzo de 1957. El grupo de fundadores del C.E.E. haban entrado en contacto con el C.E. de Alcoy, se reunan en la cueva del arenal, efectuaban, los escasos socios, sus salidas domingueras a las cumbres cercanas, colocaban buzones, convocaban un concurso y en una de aquellas reuniones informales se tuvo la idea de crear un escudo, un emblema que sirviera de smbolo. Fue Santiago Pay Hernndez, n 708 de socio del C.E. de Alcoy y n 14 del C.E.E., quien pens y proyect el citado escudo. Primeros bocetos del escudo del C.E.E. Presentamos en este trabajo los esbozos originales de aquel proyecto que, admitido por los escasos socios, fue aprobado como escudo oficial del C.E.E., que todava perdura y que, siendo sencillo, es expresivo y muy representativo de nuestro valle. Jubilacin 379 D ichos bocetos del escudo fueron llevados por el Sr. Miguel Prez Beltrn a su buen amigo el Sr. lvaro Calpena que, como buen dibujante, fue el que le dio la forma y color definitiva. Daniel Esteve Poveda Portada del nm. 45, el ltimo Boletn publicado julio-diciembre 1999. Rafael Tapia acababa de ser reelegido presidente. El cohete de la portada no era cultural. Fueron muchos los artculos montaeros que el desaparecido Boletn del C.E.E. public a lo largo de su vida. Por segunda vez, los montaeros perdimos el medio de expresin que, de alguna manera, nos conectaba literariamente. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 380 ___ No se valora suficientemente lo cultural en Elda. Tampoco en el Centro. Daniel lo dijo con tristeza y fue el final de nuestra conversacin aquella tarde. *** Rabosa, un libro aparte 381 XII Rabosa, un libro aparte M e remito a lo dicho en mi parte de introduccin a este trabajo, pues fue este apartado dedicado a Rabosa el que habra de suscitar mi inters por conocer toda la obra literaria de Daniel. Tres reportajes de su puo servirn al lector para introducirse en la historia y la ancdota de este Parque de Montaa, antes de abordar el trabajo de reflexin sobre el paraje natural. Por lo ya comentado y por su contenido Reflexiones y comentarios sobre un hipottico plan de desarrollo del Parque de Montaa Daniel Esteve lleva camino de convertirse en el testamento montaero de su autor, pero como ya he dicho, no por su voluntad, que bien patente queda reflejada en el completo estudio sobre los problemas y males que aquejan al territorio. No creo necesarios ms comentarios. A buen entendedor Daniel Esteve. El hombre y la montaa 382 Rabosa, un libro aparte 383 Parque de Montaa Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 1 de nov.-dic. 1988 Hay algo de leyenda: se dice que perteneci a mi familia; tambin que fue donacin y por ello lleva mi nombre. Rabosa perteneci a un matrimonio sin hijos (Pompeyo Castell y Josefa Abad), oriundo de Novelda, industrial ubicado en Tetun, dedicado a materiales de construccin. Delicado estado de salud le hizo encontrar refugio en su finca de Rabosa, que acondicion a sus gustos y necesidades que le podan permitir su fortuna. La elegancia, solidez del edificio, buena cimentacin, gruesos muros, fuer- te estructura, permitieron aos de abandono y deterioro sin gran perjuicio, hasta su reconstruccin. En su sencilla y bella lnea estn su elegancia y esbeltez que hacen de el un edificio singular. La casa de Rabosa antes de ser restaurada. La finca, pese a su accidentado terreno, estaba bien plantada y cultivada; los nacimientos de agua permitan huerta y sobre todo buen sistema de irrigacin y uso domstico; el agua recogida en una cisterna al pie de la escalera del edificio era elevada por una curiosa Daniel Esteve. El hombre y la montaa 384 bomba de mano a unos depsitos que permitan agua corriente, cuarto de bao con una estufa (pieza de museo), que calentaba el agua, a la vez que proporcionaba calor a la primera planta. Bajo el torren de la derecha haba una sencilla capilla, en la que sola oficiar un cannigo, sobrino de la familia. Cuidado jardn constituan las dos piezas o bancales de la derecha, con el riego de la alberca junto al edificio (hoy cisterna cubierta). Un gran gallinero alegraba los aledaos de la era. Hasta la finca llegaba un camino carretero mandado construir por el seor Castell. No dejaron descendencia e interesados en la propiedad haba unos 29 sobrinos pertenecientes a varias estirpes, algunas fallecidos sus representantes, repartidos por la faz de la tierra, el ms cercano en Novelda y el ms lejano en Venezuela. Nuestro C.E.E. tena ya en construccin la primera fase de la Ciudad Deportiva. Estbamos inmersos en una gran aventura, a la que llamaba paradjicamente el paso de la araa, en recuerdo de ese punto tremendo y decisivo de la escalada a la pared Norte del Eiger, de donde ya no se puede regresar y hay que salir por la cumbre o perecer. No nos encontrbamos satisfechos, no se haba podido conseguir que todos, absolutamente todos, los socios del Centro suscribieran ttulos de la Ciudad Deportiva; esto traa consigo el que todo socio del Centro no lo era de la Ciudad Deportiva; quedaba roto el nexo de la gran familia que queramos construir, y de otra parte se desviaba la finalidad montaera nuestra. Una maana de primavera del ao 1968 hicimos etapa para almorzar en nuestra habitual excursin del domingo, en el entonces lavadero de Rabosa, hoy balsa descuidada y seca junto a la rambla, donde conceb la idea de que aquella finca poda y deba ser para el Centro. Iba en el grupo Jos Prez (Pepito el cartero), con quin desarroll aquella ilusin. Desde entonces la idea me preocupaba y me quitaba el sueo. Era necesario encontrar solucin a lo que se haba roto con la Ciudad Deportiva Haba que hallar una obra que fuera de todos y para todos los socios del C.E.E. sin diferencias. Fueron tres aos de estudios, de acercamientos, de tanteos en el mayor sigilo. A uno de los herederos de Rabosa, don Ricardo Abad, Dr. Ingeniero Agrnomo, Delegado de la Federacin Espaola de Mon Rabosa, un libro aparte 385 taismo en Huesca, le haba conocido en el Campamento Internacional de Alta Montaa, celebrado en el verano de 1961 en Granja de Viados (Huesca) y me una una buena amistad nacida de nuestro amor a la montaa. Con l convers varias veces sobre mi idea, que le pareci excelente y me confes que la apoyara ante sus parientes, con preferencia a cualquier urbanizacin, en igualdad de condiciones. Rabosa estaba por entonces (aos 1968, 69 y 70) vendida en documento privado a un pied noir argelino (de su estancia y vicisitudes dar ms noticias en la Historia del C.E.E. que proyecto escribir) No fue fcil obtener la resolucin del contrato de compraventa por incumplimiento; no fue tampoco sencillo legalizar e inscribir la finca a favor de los herederos; tambin fue comprometido obtener autorizacin para la compra, de la Asamblea General Extraordinaria celebrada el 15 de enero de 1971, pues los asamblestas, lgico, queran saber de qu finca se trataba; la divulgacin de la idea hubiera sido fatal (agradezco aquel voto de confianza que se tradujo en la realidad palpable que hoy todos disfrutamos: Rabosa). El da 24 de octubre de 1971 se firmaba el contrato de compra, y el 22 de mayo de 1973 se otorgaba escritura por el Notario de esta ciudad don ngel Hijas Palacios. La adquisicin de Rabosa supuso al socio 600 ptas. a pagar a razn de 20 ptas. al mes; milagro que no se repetir probablemente. El parque de montaa significa: posibilidad a toda persona de poder disfrutar de una estancia en plena naturaleza con perfecto derecho, y gozar de su bondad y beneficios. Al Centro, posibilidad de divulgar el amor a la montaa, de impregnar al socio y ciudadano de un respeto a la naturaleza, de crear un Parque de Montaa, escuela de civismo y ejemplo de lo que se podra hacer a nivel local, comarcal y nacional. Cuantos lugares de nuestra geografa podran dedicarse a esta clase de parques, cada cual con sus caractersticas, que sirvieran de armona al ciudadano en su duro bregar diario, de conocimiento (conocer es amar), de respeto (porque lo que se ama se respeta), de estudio e investigacin, de convivencia, de hermandad, de paz y alegra, de que tan faltos vamos estando. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 386 Y as vemos cmo proliferan (lo auguramos en su da. Vase el prembulo del Reglamento del Parque), el de La Font Roja, Los Molinos de Crevillente; otros que hay en estudio por algunos Ayuntamientos; y muchos ms que se vern. Es un instintivo retroceso a la naturaleza. Sera dedicacin franca y socialmente rentable. El Parque de Montaa tiene unas posibilidades insospechadas. Hay mucho por hacer; las futuras generaciones se encargarn de ello. Ha de conseguirse que sea un autntico Parque de Montaa en donde las plantas, los animales y las personas se respeten en mutua y plena libertad. Hoy todava es (quiz por poco tiempo) slo un albergue, un lugar donde acudir, pasarlo bien, pero en el edificio o en sus aledaos. Hay que reconocer la gran labor que en el Parque estn realizando el amigo Xuano y su equipo de veteranos con su dedicacin, inters y amor hacia la idea del Parque. La Asamblea General Extraordinaria celebrada el 27 de noviembre de 1971 acord, por unanimidad (a peticin del socio nmero 2 del Centro, don scar Santos Gonzlez), dar mi nombre al Parque de Montaa. La vida nos depara sinsabores y tambin satisfacciones y el Parque de Montaa es una de ellas. Tres ideas se frustraron a lo largo de mi presidencia (exceso de ocupaciones y limitacin de capacidad humana): un campo de golf, una cadena de refugios en los Pirineos y edificio propio. El Centro consigui lo que se propona: poner a disposicin de los pueblos del valle, unidos en un mismo laborar y sentir, un medio: el Parque de Montaa, para que esta unin en el trabajo contine en la naturaleza, que a nadie desestima y que como obra de Dios ha de ser de todos, en su uso, su respeto y su amor. * Rabosa, un libro aparte 387 La Campana de Rabosa Publicado en el Boletn del C.E.E. nmero 10 de mayo-junio 1990 A las doce del medio da, siempre a las doce, con regularidad espartana, la campana de Rabosa lanzaba al aire su sonar que expanda por todo aquel valle hasta sus ltimos rincones: Cat, Ventetas, Coxi El campesino controlaba su tiempo. Eran las dcadas de los 20 y 30. La familia Pompeyo, propietarios de Rabosa, as lo tenan establecido. poca en que pocos posean reloj, en que la gente del cam- po se guiaba por el sol (bella costumbre que al menos nos haca levantar la vista al cielo). Ermita y campana de Rabosa. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 388 El antiguo edificio tena una habitacin, independiente, que haca esquina en la derecha de la fachada, dedicada a capilla, en que oficiaba un sobrino de los propietarios, que era cannigo. Cuando el Centro Excursionista Eldense adquiri Rabosa, se ocup la capilla formando un amplio saln donde est ubicado, hoy, el hogar o chimenea baja. Pensse en construir una capilla en el exterior, adaptada al lugar, y fueron los padres Jesuitas de la Sagrada Familia, en particular el hermano Baltasar, quien nos facilit los planos y dibujos a imagen y semejanza de otra existente en una casa de la compaa. El da ocho de diciembre de 1972, con ocasin del bautizo del hijo de nuestro querido socio y gran amigo D. Juan Calvo, oftalmlogo, el pequeo Juan Mara, en que se reunieron personal sanitario de Elda, y comarcas vecinas, en acto oficiado por Don Francisco Coello, prroco de San Francisco de Sales, pas el Cepillo con destino a la campana de la ermita a construir. Se recogieron 3.556,50 ptas. Fue fundida en Torredonjimeno (Jan) y en su da se coloc en la torre-campanario, para ello construida. Era propsito que volviera la tradicin y todos los das, a las doce del medioda, se dejara or su son como latidos de un corazn joven y lleno de vida: la presencia de Rabosa, la existencia del Centro Excursionista Eldense, viril y montaero. La campana de Rabosa! Son las doce! (Exclamara la gente). No se pudo conseguir. El disciplinarse no es agradable. Hace falta tener amor por una idea y con regularidad y constancia llevarla a efecto. E n Roncesvalles, hay un Hospital-Albergue (del siglo XII), para peregrinos, y un hermano de la comunidad religiosa, estaba encargado de hacer sonar una campana, da y noche, sirviendo de gua al peregrino del medievo perdido por aquellos peligrosos lares en su caminar a Santiago de Compostela. La campana subsiste como recuerdo. Pero la campana de Rabosa est muda, enmohecida y slo conserva su esbelta figura fotognica. Sera maravilloso, que sonara la campana, que lanzara a los vientos su voz, como llamada celestial de paz y hermandad entre los hombres. Daniel Esteve Rabosa, un libro aparte 389 Rabosa 25 aos Parque de montaa Daniel Esteve Bodas de plata de su creacin 1.971 1.996 Publicado en el Boletn del C.E.E. en los nmeros 38 de abril-mayo-junio de 1996 y 39 de julio a diciembre de 1996 Postal de Rabosa. Rabosa es una zona montaosa ubicada en el trmino municipal de Petrel, circundada por Cachuli, Calafate, los Rasos de Cat (Peas Montesas), Las Ventetas, Las Almadravas y Foya Falsa. L ugar en el que anhelaba tener alguna obligacin de visitarlo, con asiduidad, encariar a la gente montaera hacia estos lares tan singulares de nuestra geografa montaera. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 390 Hubo oportunidad de arrendar una cueva, con pretensin, y nimo, de adquirir su propiedad, para ilusionar a los montaeros. Una de las encantadoras noches pasadas, con mi esposa, en la finca de sus padres (en aquel entonces), de Las Almadravas, coincid con Trifn Martnez, vecino de Benimaclet, empleado de la Tabacalera, y propietario, en documento privado, de la cueva de Els Nadalets, al pie de los Castellarets, en una accidentada, y apartada vertiente, que desde el collado de Nadalets, desciende, vertiginosa y difcilmente, al nacimiento, balsa y antigua huerta dels Nadals (perteneciente a Las Ventetas, que fueron propiedad de mis padres hasta el ao 1943); digo, que en una de aquellas veladas invernales, al amor de la lumbre, buena y acogedora cocina baja de toda casa de campo (de las que ya no se puede disfrutar), consegu del seor Martnez, presente, que arrendara al C.E.E. su cueva. E l arriendo era sencillo: adecentar, cuidar y proteger la cueva y sus aledaos, con obligacin de dejrsela libre en la poca de caza. Aquello fue la cua para su posterior adquisicin. La arreglamos, acondicionamos, amueblamos y realizamos cuantos trabajos de albailera fueron necesarios. No creo que su propietario hiciera uso de la cueva; y un buen da nos ofreci su compra. El precio fue- ron 8000 pts. No haba ms ttulo que un documento privado, el vendedor haba fallecido y por tanto haba adquirido su condicin de pblico. Adems de la cueva haba unos terrenos, bancales en escalinata hasta el barranco, perdidos y los aledaos montaosos. Unos 100 jornales de tierra. Se otorg escritura el 29 de octubre de 1964 y pude conseguir su inscripcin en el Registro de la Propiedad como finca nueva. Jos Navarro Mndez, constructor de obras, y socio fundador del C.E.E., dirigi las obras, sencillas: pavimento del suelo, refuerzo de paredes, saneamiento, arreglo del aljibe y fortalecimiento de la puerta, amn de una serie de trabajos que se realizaron en la explanada y el lugar que llambamos solarium, sitio donde daba el primer sol de la maana y en donde plcidamente almorzbamos en aquellas maanas invernales. El acopio de materiales era dificultoso. Hasta el collado de la Almadrava se llegaba en vehculo, pero a partir de aqu, hasta la cue Rabosa, un libro aparte 391 va, el sendero era muy accidentado, difcil, con pasos obligados. Haba una zona de descanso, una pequea oquedad, en donde almacenbamos el material para, en segunda expedicin, llevarlo a la cueva, por el paso de Otelo (as llamado por el vrtigo que el amigo Otelo tena). L os sacos de cemento, de 50 kilos, se dividan en dos de 25 kilos, y con unos arneses especiales, y a la espalda, se transportaban, y lo mismo los ladrillos, el yeso, y cuanto era necesario, como ms tarde las camas o literas que adquirimos ex profeso, o las mesas, bancos y dems enseres y utensilios que all llevamos. Almuerzo en Rabosa. Y no digamos del agua necesaria, que se suba desde la rambla y nacimiento de los Nadals, en bidones, y con gran esfuerzo, por aquel endiablado sendero, hasta la cueva; y no digamos de la arena precisa que haba tambin que subir de un rincn, de vertedero, donde la haba y que sin senda y por las inclinadas vertientes se suba a la cueva. Fueron das inolvidables, llenos de ilusin, en los que el C.E.E., lleno de vida y de alegra, contribua, masivamente, sin complejo, sin reparo y con verdadero entusiasmo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 392 La primera piedra ya estaba colocada, ya no nos podamos ausentar de esta zona. Se hicieron otras tentativas; quisimos arrendar Mirabuenos, entablamos contacto con su propietaria y con su administradora en Petrel, sin xito alguno. La usaba en el verano, ilusionadamente, y no haba cabida para nuestra intencin. A nivel de Federacin, insistimos en la conveniencia de obtener, construir y desarrollar un albergue o refugio de montaa, y a tal fin localizamos La Melonera, al pi del Maigmo, cerca de la Font Trov (hoy seca). Gestiones ante el Ayuntamiento de Tibi (a cuyo trmino municipal pertenece), ante la propia Federacin Valenciana de Montaismo, Distrito Forestal del Estado (hoy ICONA), dieron como resultado que se nos concediera la pertinente autorizacin de todos los organismos, y la formulacin de los contratos y permisos correspondientes. E ntendamos que el lugar estaba distante de Elda, que aquello deba tener carcter provincial, y mejor regional, y as lo elfocamos. La Federacin Valenciana estaba en sus principios, inclinada a ello. La visitaron, dieron su visto bueno, pero cuando lleg el momento de aplicar el hombro, y el bolsillo, nos quedamos solos, y aquello no nos gust, y entendimos que nuestro Centro tena muchos problemas y trabajos a realizar, y no era aconsejable gastar energas, y economa, cuando la precisbamos para nosotros. Nuestro abandono, y la falta de inters de la Federacin, trajo consigo que un da el Ayuntamiento de Tibi, alegando que no habamos hecho uso de la autorizacin anulaba sta y dejaba sin efecto cualquier idea u otra cosa que tratramos, o quisiramos, realizar en La Melonera. Hubo otra zona, o finca, que en principio nos agrad; al pie de Las Hermosas, a la entrada de El Esquinal, no lejos del Pozo del Carlista, ni de la subida a las Hermosas. Lugar que facilit Ricardo Montesinos. La casa empezaba a deteriorarse, tena un aljibe, junto al camino. Pero la idea no prosper, y se abandon. Seguamos circunscritos a esta zona, estimando que nuestra mejor zona para la idea concebida se encuentra entre Castalla, Agost y Petrel. En una excursin por Cat, Rabosa, Rincn Bello y Almadrava, almorzamos en Rabosa, junto a la balsa, antiguo lavadero, donde Rabosa, un libro aparte 393 idealic el lugar y pens que era el apropiado para lo que pretenda. Lugar montaoso, bastante accidentado, extensas pinadas, nacimientos de agua y buena edificacin. Aislado, a donde se llegaba con dificultad, y que no conduciendo a ningn lugar, era solitario, ameno, en plena naturaleza y centro de buenas excursiones. E n agosto de 1961, en el Campamento Nacional de Alta Montaa, organizado por la Federacin de Huesca, y por Montaeros de Aragn, en Granja de Viados, trmino de Plan de Gistain, junto al nacimiento del ro Cinqueta, tuve oportunidad de conocer a Jos Ricardo Abad, ingeniero agrnomo, presidente de la Federacin de Huesca, Jefe del Campamento, sobrino de los fallecidos propietarios de Rabosa, que sola, en los verano, venir a Novelda, de donde era oriunda su familia. Hicimos buena amistad que perdur por nuestra aficin a la montaa. Solamos vernos algn verano. Ambos pertenecamos a los pioneros de la montaa, a aquella poca en que pasar por un pueblo en pantaln corto y mochila era una aventura. Agarreulo! Que no escape!, le decan a Ricardo, cuando en este atuendo regresaba de Rabosa y pasaba por el paseo de la Explanada de Petrel. O cuando iba yo de la Pedrera a Cabreras, y cruzaba el pueblo de Sax: De dnde se ha escapado ste Me hablaba del compromiso de venta en documento privado, a un argelino, pier noir, sin duda exiliado aqu, que tan slo haba entregado una cantidad, e incumplido el resto del contrato. Pensando que al final podra ser la resolucin del contrato, me aventur a solicitarle la adquisicin de la finca para C.E.E., y que en su caso contara con esta peticin. En 1971 me indic que el pleito con el argelino se haba ganado, que haba quedado el contrato rescindido, y que salvo un compromiso con cierto seor, poda contar con la compra, transcurridos 30 das que de plazo haba dado al mismo. Quiero creer que dicho interesado era D. Enrique Pay Testor y D. Jos Navarro Gallego, ya que por aquellas fechas, me llam por telfono para indicarme si Rabosa me interesaba a m, o al Centro Excursionista, y al decirle que al Centro, me indic que dejaba va libre y se retiraba de la oferta. Transcurridos los 30 das, Ricardo Abad me indic que la finca era para nosotros. No habamos tratado de condiciones, y s Daniel Esteve. El hombre y la montaa 394 quiero destacar que Ricardo Abad me dijo, que como buen montaero y amigo de la naturaleza, no autorizara urbanizacin alguna en Rabosa, y quien mejor defendera su idea era el Centro Excursionista. Vino a Elda, y en mi despacho, en la maana del da 24 de octubre de 1971, se establecieron las condiciones, sencillas del todo, y como corresponda a la idea que ambos embargaba. Precio, dijo Ricardo, el mismo del argelino: 800.000 ptas. Se entreg una buena cantidad y el resto a la firma de la escritura. Se hizo pblico. Apareci en la prensa en grandes titulares y das despus hubo interesados que ofrecieron grandes cantidades. Rabosa fue un milagro. Uno ms en la historia del Centro Excursionista. L o complicado vino despus, para m, profesional del Derecho, quijote, ante el problema que se me avecinaba para dar legalidad a todo aquello. Los propietarios, fallecidos sin hijos, nueve estirpes interesadas, de ellas varias fallecidos sus cabezas de familia, y un total de 29 herederos, sobrinos. Sinceramente, a mi despacho, viene un cliente con tal problema y veo la forma de escaparme del compromiso, pero por el C.E.E., y en una idea preconcebida por m, tena la firme obligacin de darle trmino felizmente. Varios meses se tard en la tramitacin de los expedientes obligados, y despus la autorizacin, los poderes notariales de los 29 herederos, diseminados por el mundo, el ms cercano en Novelda y el ms lejano en Venezuela. Placa de Rabosa en el collado. Rabosa, un libro aparte 395 Efectuada la agrupacin de fincas y el aumento de superficie de las mismas se otorg la pertinente escritura ante el Notario de Elda, don ngel Hijas Palacios. Y no termina aqu la cuestin, pues a continuacin, haba que luchar contra el fisco, que reclamaba, lgicamente, el impuesto correspondiente. Tenamos, entonces, una Ley del Deporte, creada por Elola, un autntico Quijote del Deporte, que era un poema, no me cansar de decir que el prembulo de la Ley del Deporte era algo consustancial, enorgullecedor, noble, sincero, austero y apropiado a las circunstancias y necesidades del momento. E n ella encontr resquicios para interesar la exencin, y ayudado en la empresa por el entonces Notario en Elda, don Alfonso Fernndez Hernndez, y el Liquidador del Impuesto de Derechos Reales y Registrador de la Propiedad de Monvar, Don Miguel Manteca, montaero, magnficos amigos, me dieron la pauta para el otorgamiento de los instrumentos pblicos y obtener, en definitiva, la exencin, que tambin fue extensiva a las compras y obras de la Ciudad Deportiva. Se haba conseguido plasmar mi ilusin, guardada a lo largo de ms de tres aos, en completa reserva y silencio. Se haba conseguido plasmar una idea: Que cualquier persona del valle tuviera una propiedad en la que pasar das y temporadas, en plena libertad, sin necesidad de lanzarse al peligro de las carreteras y aglomeraciones, ni al socorrido abuso de amistades con casitas, o chalets, o terrenos en el campo. Y adems en el sitio idneo, prefijado, en la zona montaosa ideal de nuestra regin, y por aadidura, limtrofe con terrenos del ICONA, que alargaba ms nuestro parque. De su desarrollo, de las construcciones all realizadas, etc., no voy a extenderme porque es conocida de todos, estimada, usada y disfrutada, as como de ser parque pblico, libre para todos, sin ms limitaciones que las del respeto a los animales, plantas y cimas. Con unas Normas y Reglamento que el pblico que acude no tiene en cuenta ni respeta, convirtindose ya en un vicio que ser difcil de encauzar, pero que s debiera intentarse. Ello se debe a la benevolencia, nobleza, entrega y servicio a los dems de sus propietarios, los socios del C.E.E., a su hermandad. Pero esto no es el tema que nos ocupa. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 396 Francisco Poveda y Francisco Gonzlez, Paco Caracol y Villena, fueron los encargados, con la Seccin de Veteranos, de estudiar, plantear y desarrollar el programa a realizar. En la Junta General Extraordinaria del 27 de noviembre de 1971, el socio fundador n 2 del C.E.E., scar Santos Gonzlez, manifest textualmente: Que siendo la obra del Parque de montaa de Rabosa, una obra de tanta envergadura, que tanto beneficio ha de proporcionar al pueblo de Elda, y habiendo supuesto su consecucin un trabajo laborioso y de entrega, realizado personalmente por el presidente, propone que con motivo de cumplir el mismo 10 aos al frente de la presidencia del C.E.E. debe dicho parque llevar el nombre de Parque de montaa Daniel Esteve. Me opuse, pero la General manifest, unnimemente, que los acuerdos que la misma tomaba son los que han de tener valor y no la opinin personal. Se aprob. E l 8 de diciembre de 1972 se bautiza en Rabosa al hijo del socio, oftalmlogo, Dr. Juan Calvo Castro, por el sacerdote de San Francisco de Sales, don Francisco Coello, y se le impuso el nombre de Juan Mara (hoy es ya mdico). En tal ocasin, y motivo, se recogieron 3.566,50 ptas. Con destino a la campana de la ermita. El 5 de junio de 1973, se gir visita al Patrimonio Forestal del Estado (hoy ICONA), delegacin de Alicante, tratando de la repoblacin forestal, y fueron tantos los inconvenientes y condiciones que llegaban a no permitirnos actividades deportivas, y quedar hipotecados por espacio de 75 aos, que lo dejamos estar. El 4 de marzo de 1975 se aprueba el Reglamento del parque de montaa. El 3 de abril de 1975, la Delegacin Provincial de Alicante de E.F. y Deportes, eleva a la Nacional, nuestra solicitud de 4.000.000 de ptas. para la construccin de un albergue y mobiliario en el parque. El 31 de enero de 1976 inaugura, oficialmente, el parque de Montaa, el Delegado Nacional de E.F. y Deportes, don Toms Pelayo Ros, en unin del Gobernador Civil de la provincia, Presidente de la Diputacin, Delegado Provincial de Deportes, Alcaldes de Elda y Petrel y otras autoridades. Rabosa es un parque de montaa, reserva de la naturaleza, proteccin a la vida animal y vegetal. Rabosa no es un merendero a donde la gente acude a pasrselo bien, a pie de asiento del vehculo, Rabosa, un libro aparte 397 y las buenas comidas. Rabosa no es eso, aun cuando en parte pueda ser. Rabosa tiene otra proyeccin, para lo que se debe hacer un estudio y programar un ciclo de trabajo, sin prisas, pero con meditacin y constancia, amen del adecuado asesoramiento cientfico. En cierta oportunidad, aconsej que se encargara a la Universidad de Alicante (que por cierto desarrolla trabajos cientficos de gran categora y estima), la elaboracin de un estudio sobre Rabosa, en los aspectos que estimara conveniente: suelo, mineraloga, humedades, clima, botnica, fauna, en sus diversas zonas y lugares de estudio, y obtener as, las plantas idneas en los distintos parajes, matorrales adecuados, animales a repoblar, accesos, protecciones, caminos, etc., etc. Amplio estudio que determinara un plan a seguir, en aos sucesivos, sin prisas, pero sin pausas, y haciendo las cosas con Calidad y categora. Edificio restaurado de Rabosa. E sto no creo que se fuera a realizar, pero sera una pena. Y se me ocurre que, en Elda tenemos instituciones que van adquiriendo solera, que son los institutos de Azorn y de Monastil, y las escuelas de Formacin Profesional. Estimo que a ellos puede encargrseles esta investigacin, este trabajo, en la seguridad de que dara un resultado positivo, y al menos se eliminara el estado de os Daniel Esteve. El hombre y la montaa 398 tracismo en que el desarrollo del parque de montaa, se encuentra desde hace aos, sin una esperanza de continuar. He de reconocer, con sinceridad y orgullo, lo mucho y bueno que all se ha hecho. He de felicitar a esos grupos de veteranos que, con entrega, voluntad y sacrificio, tanto, tantsimo, han hecho all, y a los que en la actualidad estn trabajando en el senderismo, excursiones, sealizacin y propaganda dentro del Parque, que me consta ser una obra de arte, de trabajo y de ilusin, pero esta es nuestra actividad principal: el montaismo y el excursionismo. Pero me estoy refiriendo al aspecto cientfico, y en este fallamos. Repito, Rabosa no es un merendero. Rabosa es un parque de montaa, de reserva y proteccin de la naturaleza, y como tal merece otra consideracin, y se le debe prestar otra atencin, amn de la primera, tambin interesante. Sera conveniente sembrar cereales en algunos yermos, podar olivos y almendros, con la finalidad de que perdure su existencia, y produzcan frutos que sirvan de alimento a las especies animales, pues sin ello no tiene vida el parque, incluso idear algunos abre- vaderos. E n el ao del 25 aniversario de la creacin del Parque de Montaa, orgullo, satisfaccin y alegra de todos nosotros, me permito lanzar el reto de que se tome la determinacin de su desarrollo cientfico, que venga a redondear, dar plenitud, a la idea bsica y primordial de su creacin. Daniel Esteve, Presidente de Honor del C.E.E. julio de 1996 Rabosa, un libro aparte 399 CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE R EFLEXIONES Y COMENTARIOS SOBRE UN HIPOTTICO PLAN DE DESARROLLO DEL PARQUE DE MONTAA DANIEL ESTEVE PARQUE DE MONTAA Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa 400 C entro Excursionista Eldense Al que gratamente, dediqu parte de mi vida, buscando la hermandad de los hombres por el deporte. A Alberto Beltrn Sempere Antonio Antn Martnez Manuel Daz Cuenca Juan Espaol Vidal Manuel Martnez Lled Miguel Prez Beltrn Julin Torregrosa Navarro Y la seccin de Veteranos, sin cuya colaboracin no hubiera sido posible el desarrollo del Parque de Montaa. Daniel Esteve Rabosa, un libro aparte 401 Parque de Montaa Daniel Esteve Daniel Esteve. El hombre y la montaa 402 Inscripcin registral Parque de Montaa Daniel Esteve, en trmino de Petrel, de tierra inculta y monte, en la partida de Rabosa y Perri, de cabida, segn los ttulos y el Registro, de ciento cua-renta y nueve hectreas, sesenta reas, diez y ocho centi-reas, pero segn reciente medicin practicada por los Peritos Agrcolas don Jos Pascual Pina Martnez y don Jos Ramos Solvi, tiene una superficie total de CIENTO CINCUENTA Y CUATRO HECTREAS, CINCUENTA Y SIETE REAS Y SESENTA CENTIREAS. Dentro de su permetro existe una casa, dos balsas y una casa y ermita a la que se tiene acceso por un camino que arranca del camino de Cat, a la altura de la casa de Cachuli, finca propiedad de Genoveva Castell. Linda ac-tualmente, por el Norte, con Genoveva Castell y camino de Cat; Este, fincas de Ramn Maestre y la Urbanizacin Calafate, S.A.; Sur, la Urbanizacin Calafate, S.A. y Antonio He-rrero Amors, Vicente Villaplana, Jos Maria Maestre Molt y Marino Rico, inscrita al tomo 1.132 del Registro de la Propiedad de Monovar, libro 156 de Petrel, folio 195, finca nmero 12.678, inscripcin I. Tal descripcin figura en el artculo I del Reglamento de rgimen interior de la seccin Parque de Montaa Daniel Esteve. Rabosa, un libro aparte 403 Prembulo Que aparece en el Reglamento de rgimen interior de la sec- cin Parque de Montaa Daniel Esteve, que determina la intencin del Centro Excursionista Eldense para el desarrollo cultural y deportivo del Parque, y que se reproduce a continuacin: Nuestra poca se caracteriza por una actitud del hombre frente a la Naturaleza en afn de destruccin. La polucin del aire, la contaminacin de las aguas, que ha motivado incluso la extincin de especies vegetales y animales, indiferencia y apata frente a problemas vitales de la Naturaleza; su mal uso, la mana de destruir la belleza; las imprudencias que ocasionan tantos y tantos incendios todos los aos, la falta de respeto y cuidado, seguramente debido a la falta de conocimiento y amor por ella, son causas que determin, en los estamentos sociales internacionales, llamadas de urgencia y de socorro en defensa de la Naturaleza. Se impone una educacin cvica en el hombre que se traduzca en respeto a los medios naturales. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 404 L a forma actual de vida, intensidad de trabajo, de trfico, aglomeraciones humanas, nervios a flor de piel, polucin, contaminacin, vida poco sana en medio urbano, tensin y nervios en los fines de semana, falta de zonas verdes en las ciudades; nios sin zonas para sus juegos que permitan el desarrollo de su imaginacin y fsico, que en definitiva redunda en perjuicio de la especie humana, hace concebir a las naciones ms avanzadas la creacin de parques, unos de carcter nacional (que amparen y protejan a la Naturaleza en su estado de belleza natural y agreste), y otros para solaz esparcimiento de sus ciudadanos que pueden compensar su trabajo semanal y recuperar fuerzas y salud, para sus habituales quehaceres en la seguridad de ser una inversin rentable que permita mejorar la especie y su estado de nimo, que se traduzca en beneficios sociales y de clase; no digamos de los nios que saben sacar al mximo con su imaginacin y juegos, el sabor de estas estancias en medio de la Naturaleza. Todo ello y que el Centro Excursionista Eldense sea una entidad deportivo-cultural cuyo principio y base es el montaismo y excursionismo que se desarrolla en plena natu- raleza, y su conviccin de la necesidad de crear estos parques que tanto bien han de hacer a la sociedad actual, y que en un futuro no lejano ser prdiga en ellos en nuestra geografa nacional, ha querido contribuir con su grano de arena, al crear el Parque de Montaa. Es deseo de nuestro Centro Excursionista Eldense que el Parque de Montaa sea una escuela de civismo a donde, sin ms limitacin que la del mximo respeto a las plantas y a los animales, pueda acudir todo ciudadano cuidando de cumplir las normas que para su uso se especifican en su Reglamento, en la seguridad que cumplindolas, su libertad ser mxima e infringindolas podr ser sancionado con su expulsin del recinto y a lo que hubiera lugar. En principio est todo permitido excepto uso del fuego, hacha, armas y transistores y regirn siempre las normas ms Rabosa, un libro aparte 405 elementales de educacin y mutuo respeto a las personas, animales, plantas y cosas. El Centro Excursionista Eldense pone a disposicin de los pueblos del valle, unido en un mismo laborar y sentir, un medio: Parque de Montaa , para que esta unin en el trabajo contine en la Naturaleza, que a nadie desestima y que como obra de Dios ha de ser de todos, en su uso, su respeto y su amor. Febrero de 1975 He querido plasmar estos antecedentes. El primero determina nuestra propiedad (del Centro Excursionista Eldense), y el segundo vislumbra nuestra intencin e ilusin de principio, que tras mucho madurar trae como colofn la obra que se publica sobre Reflexiones y comentarios sobre un hipottico plan de desarrollo del Parque de Montaa Daniel Esteve, condensados en el eplogo de esta obra. En la junta general extraordinaria del 27 de noviembre del ao 1971, a solicitud del socio fundador nmero 2 del Centro Excursionista Eldense, scar Santos Gonzlez y por unanimidad, se acord que el Parque de Montaa llevara mi nombre. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 406 Rabosa, un libro aparte 407 Introduccin No soy un terico, ni un profesional de la materia objeto de este trabajo, pero amo acendradamente a la naturaleza y nuestras montaas y a nuestro Parque y pretendo llevar mis pensamientos y mis inquietudes a los dems con el sencillo estudio que sobre nuestro Parque de Montaa contienen estas pginas. En los principios de nuestro teatro, cuando slo eran breves entremeses las presentaciones, en un monlogo inicial, el actor peda anticipadamente perdn por las equivocaciones en que pudiera incurrir. Eran gentes sencillas y enamoradas de su trabajo, y yo quisiera ser como eran ellas, y quiero, como ellas, pedir ahora perdn por los errores que pudiera cometer en este trabajo, en el que, como ya he dicho, no soy un experto profesional. Desgranar el objeto en captulos para su mejor exposicin y entendimiento y como todo debe conocerse por los precedentes, el principio de este Parque, hace miles y miles de aos, debi ser el que la misma naturaleza quiso, y como todos nosotros somos fervientes enamorados de la Naturaleza, lo mejor sera que volvieran a su primitivo ser y nos dejramos de estudios. Pero esto no pasar de ser la broma de algunos Tarzanes, que tambin los hay entre nosotros los montaeros. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 408 L a realidad es que el aspecto actual del Parque, al que me referir, precisa ms que de Tarzanes, de estudios detenidos con objeto de llegar a saber bien: a).- Qu hemos de hacer para evitar la continua degradacin de nuestro Parque. b).- Cules son las normativas para lograr su regeneracin y su mayor y natural desarrollo, y su mejor conservacin. Complicadas y no fciles cuestiones que aqu quiero abordar y encauzar con la finalidad de interesar a mis compaeros del C.E.E., y a todos los que sientan cario por nuestras cosas. Intento que mi trabajo sea sencillo y que llegue a todos. Es seguro que, en algunos aspectos, se precisen estudios para adaptar seguras determinaciones, pero eso no es materia para debatir ahora, ni aqu. Ya se harn cuando las circunstancias lo precisen. Yo he de limitarme a sealar el camino y la posibilidad de hacerlo. Y si se consigue llevar nuestra inquietud a los dems, se conseguir su materialidad, estudios, ayudas e incluso declaracin administrativa que consolide experiencias nuestras en orden a la regeneracin y desarrollo de nuestro Parque de Montaa. Para el examen de esta exposicin me he servido de bastante biografa y cito aqu como obras muy interesantes las tres siguientes que recomiendo a los que vean con inters estos temas: Guia del Naturista, de G. Durrell; Naturaleza Ibrica , de B. Cardelius y el Estudio ecolgico del Trmino de Petrel , realizado por Bernardo Arroyo Morcillo, Carlos Martn Cantarino, Lus Rico Alcaraz y ngel Snchez Pardo. Tambin a la revista Vida silvestre, editada por el ICONA. Rabosa, un libro aparte 409 Captulo I Parques y parajes o espacios naturales protegidos El diccionario de la Real Academia, define PARQUE, como trmino o sitio cercado y con plantas para caza o para recreo, generalmente inmediato a un palacio o a una poblacin. La Gran Enciclopedia Larousse, dice: que PARQUE es terreno cercado con variedad de rboles y plantas, destinado al recreo. Parque Nacional. Paraje extenso y agreste que el Estado acota para que en l se conserve la fauna y la flora y para evitar que la belleza natural se desfigure con fines utili- tarios. Tambin es rea donde se protegen estrictamente la flora y la fauna. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 410 L a creacin de parques nacionales es en la actualidad absolutamente necesaria, ya que la naturaleza, en general, se contamina con los desechos de procesos industriales y es abusivamente explotada. La presin que el hombre realiza sobre ella, conduce a una profunda alteracin del medio. Los parque nacionales son verdaderos laboratorios al aire libre, donde pueden estudiarse las comunidades naturales. Su creacin se inici en 1872 con el Parque Nacional de Yellowstone, en E.E.U.U. En Espaa el primero fue el de Covadonga. Su extensin, sobre todo de la especie, o especies, que han de proteger. Los de carcter botnico no requieren grandes superficies, s en cambio los de tipo funicos. La creacin de parques y parajes, o espacios naturales protegidos, tratan de sensibilizar a la poblacin adulta y escolar sobre la necesidad de preservar el medio ambiente para el futuro. Se trata de destacar el valor ambiental de cada espacio natural y los proyectos de proteccin previstos en cada caso. Son reas poco transformadas por la explotacin y ocupacin humana, que en razn a la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas, o la singularidad de su flora, fauna, o formaciones de geomorfologa, posean valores ecolgicos, estticos, educativos y cientficos cuya conservacin merezca atencin. Nuestro Parque de Montaa, puede encajar en paraje o espacio natural protegido, que puede tener como finalidad tra- tar de sensibilizar a los visitantes, en la necesidad de preservar el medio ambiente para el futuro, destacando su valor, sus problemas y proyectos de proteccin, en razn de la belleza de sus paisajes, representatividad de sus ecosistemas, flora y fauna, su geomorfologa, valores ecolgicos, estticos, educativos y cientficos cuya conservacin merece atencin. Y dentro de todo ello su estudio, repoblacin y lucha contra la erosin y degradacin bastante acusadas. Rabosa, un libro aparte 411 Parques Se han creado en Espaa una serie de regiones protegidas. En ella el paisaje, la flora y la fauna estn preservados, al mismo tiempo que se utilizan para recreo, esparcimiento y educacin. Este sistema de unidades de conservacin est formado por: Parques Nacionales Las reservas Cotos nacionales de caza Parques naturales Parajes naturales Refugios nacionales (Para la proteccin de especies en peligro de extincin) Parque Nacional: Conservacin de una regin natural privilegiada, por su flora, su fauna, su ecologa o su paisaje. De visita autorizada bajo control (fines recreativos, educativos y culturales). Ha de ocupar una superficie mnima. Son: Covadonga, Ordesa, Aiges Tortes y Lago de San Mauricio, Tablas de Daimiel y Doana, Teide, Caldera de Taburiente, Timanfaya y Garajonay. Reservas y Cotos Nacionales de Caza: Creados para la proteccin, conservacin y fomento de la riqueza cinegtica. En la actualidad existen 36 Reservas Nacionales y 10 Cotos Nacionales. Parque Natural: Son reas protegidas por sus cualificados valores naturales, entre ellos el paisajstico, para facilitar el contacto del hombre con la Naturaleza. Permite distintos aprovechamientos, incluida la caza. Se est ampliando la red de estos Parques, que aseguren la conservacin del medio natu Daniel Esteve. El hombre y la montaa 412 r al, el aprovechamiento de sus recursos y su utilizacin como zona de esparcimiento y recreo para los habitantes de los ncleos urbanos. Hasta la fecha hay creados 9. Aqu encaja nuestro Parque de Montaa, incluso por su extensin. Hay declarados 7. El desarrollo industrial de nuestro pas trajo consigo el xodo del campo a la ciudad, que qued reducido a un mnimo cultivo en manos de los mayores, agricultores acendrados a sus lares mientras las manos jvenes emigraron, con el tiempo los mayores fueron abandonando, por imposibilidad fsica, la explotacin de su patrimonio agrcola. Ante tal perspectiva las zonas montaosas y limtrofes cayeron en el yermo. Secanos no rentables se fueron abandonando y es corriente ver fincas yermas, casas y pueblos abandonados. Fatal perspectiva que presenta un futuro triste, ante el que la administracin pblica toma cartas y adquiere fincas, otras en futuro, que se destinarn, con toda seguridad a otro aspecto de porvenir: Turismo rural, albergues, ocio, ese turismo de interior en vas de desarrollo ante la masificacin de costas y playas tradicionales. Es una nueva faceta, muy interesante, la del turismo. Siendo el turismo una de las mayores fuentes de riqueza nacional, y saturado el de playas y costas, la administracin, con buena idea, busca y desarrolla la nueva etapa: el turismo de interior. Y en tal aspecto decidir la adquisicin de fincas estratgicamente situadas para desarrollar ese interesante turismo, las que dotarn de los medios, comodidades, comunicaciones y cuanto necesario sea para su desarrollo. Lo que traera como consecuencia la formacin de Parques Naturales, paisajsticos, tursticos, senderismo, cotos, reservas y cuanto precise el desarrollo del ocio de los mismos. Tal ser, sin duda, el futuro de esas tierras improductivas, abandonadas. La geografa espaola ser prdiga en tales Rabosa, un libro aparte 413 parques y lugares de ocio que vendrn a completar la idea de un turismo ntegro y nacional que constituira una de las mayores riquezas de nuestro pas que pondr a disposicin, recreo, ocio, de la Comunidad Europea, como parte integrante de la misma, en una de sus fuentes necesarias e imprescindibles de la misma para goce y disfrute del sol, hospitalidad y bien hacer de los hispanos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 414 Rabosa, un libro aparte 415 Captulo II Situacin actual del Parque de Montaa Daniel Esteve Es corriente hoy, or o decir que tal actitud de la vida, cualquier desarrollo, cualquier empresa, creada, o por crear, debe programarse con miras a ese tercer milenio, a ese siglo XXI en ciernes. Todo se prepara para su ingreso con miras universales. El primer milenio fue catastrfico. Se auguraba el fin del mundo. Aos antes el mundo cristiano, fatalmente, se preparaba para este tremendo acontecimiento. Se desprendan de bienes y riquezas y se predisponan a un bien morir, a desaparecer. Hasta aos despus no vino la reaccin humana, la alegra, la euforia de haber sobrepasado la cota, preparndose para un gran desarrollo ilusionado, feliz y tranquilo, como en realidad se produjo en la historia de la civilizacin. Pero el final Daniel Esteve. El hombre y la montaa 416 d e este segundo milenio ha sido de crisis; desagradable fin de siglo XX, prdigo en guerras y revoluciones. Y ahora organizado, o en vas de organizacin. Europa, se vislumbra un deseo universal de mejoramiento y de solidaridad, que Dios quiera se traduzca en solucin de los graves problemas que hay planteados. En este ambicioso proyecto de entrada en el tercer milenio y su desarrollo, est incluido tambin nuestro Centro Excursionista Eldense con nuestro Parque de Montaa. El Parque de Montaa Daniel Esteve, creo que es uno de los primeros iniciados en nuestra regin (anterior al de la Font Roja), y como decamos en el prembulo de su reglamento este tipo de espacios escogidos de la naturaleza, se repeti- ra prdigamente como as ha ocurrido en la realidad. Fuimos rapidos en crearlo, pero lentos en su desarrollo; en el aspecto deportivo y social, fuimos desbordados por la realidad, pero no en su aspecto natural y cientfico, y es en este aspecto el que ms ha de interesarnos ahora, para colocarlo en la lnea del tercer milenio, del siglo que empieza. Y tras este exordio, entremos en el Parque, vamos a verlo. Nuestro Parque est ubicado en una zona de montaa, de relieve duro, de avenidas, profundos cauces, barrancos y desniveles. Somos como un juguete de las montaas que se elevan sobre nosotros. A veces pensamos si nos caern encima y quiz pensaran esto los antiguos propietarios cuando alzaron aqu una ermita, lugar de oracin y ruegos. Hemos de ver la tierra, la vegetacin, la fauna. Y hemos de ver sus relaciones con el colectivo que visita el Parque. Rabosa, un libro aparte 417 La superficie L a superficie del Parque es variadsima: barrancos, desniveles, torrenteras, alturas, roquedales, llanos, bosque, humedales y sequedales, altos y bajos, y erosin constante, permanente, perpetua con tal configuracin. La clase de tierra tampoco es uniforme: arcillosa, arenisca, caliza. Esta complicada superficie aconseja el estudio de los diferentes sectores, de su flora y fauna, de su geologa. Y conocidas sus circunstancias, determinar lo que conviene para evitar su continuado deterioro y propiciar su buen desarrollo. Ese estudio corresponde, como es claro, a los profesionales. Vengo repitiendo que es la Universidad de Alicante la que dispone de mejores elementos para ello y ha dado pruebas de su competencia cultural y cientfica en los estudios que se le han encomendado; su actuacin le ha dado renombre. Esto no es asunto para ser examinado aqu. Nos bastar con saber que el estudio es necesario, y que poco de inters se conseguira sin el. Un da el centro habr de pedir mejoras para el Parque, y las conseguir, pero no sin el estudio. Voy a poner un ejemplo: Doa Pilar Mega Rico, persona de races petrerenses, Directora General del Medio Natural de la Comunidad de Murcia, en una conferencia, expuso las circunstancias ambientales de un parque de caractersticas similares al nuestro, con muy fuerte erosin, con empobrecimiento, con peligro de desertizacin, en el que en determinados lugares haban conseguido su recuperacin, previo estudio y proyectos que le valieron distincin europea y ayudas econmicas. Hay varios y parecidos ejemplos, pero este slo me bast para comprender la certeza de una vieja ilusin ma, antigua idea del logro de la recuperacin, adaptacin y desarrollo del parque de nuestro Centro Excursionista Eldense y de la necesidad de los estudios y proyectos para ello. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 418 La vegetacin Se dan multitud de especies vegetales, tanto matorrales como arbolado. Este asunto se tratar con detenimiento en otros captulos, baste decir que su degradacin es evidente y que es preciso detenerla y remediarla. Y para ello es tambin indispensable conocer una serie de condiciones del terreno, de sus humedades y climatologa y clase de plantas que conviene emplear. No se trata de plantar un bancal, en lo que basta elementales conocimientos o buena experiencia, se trata de conseguir un Parque Natural que lo sea as para siempre. Por el Centro, que yo sepa, poco o nada se ha hecho a este respecto, aparte de aquella tentativa de repoblacin de eucaliptos y chopos en la vertiente de los antiguos aseos, que con entusiasmo, fuimos plantando; en nuestro afn llegamos a adoptar personalmente determinados ejemplares para cuidarlos. Sin conocimiento de la clase de planta y su futuro en la clase de tierra, con poca, o ninguna, experiencia, fue pasando el tiempo. Creo que no qued ni un ejemplar. Es ejemplo bastante de que la cuestin debe ser examinada desde la ptica que voy encauzando. Mi trabajo es la iniciacin de un camino que debe conducir a la regeneracin del Parque. La Fauna La fauna si no tiene condiciones adecuadas a su forma de vida, ser esculida y minoritaria, incluso degenerada y enfermiza; aves y terrestres no acudirn a un lugar que ningn acogimiento les ofrece. Rabosa, un libro aparte 419 P ensar que por no aparecer cazadores en su campo donde hay arbolado y matorrales, es bastante para que la fauna acuda, es errneo. Algo as ocurre en el Parque, los animales tienen poca comida, o muy poca, y la fauna que tiene poca comida emigra. Y desde luego, no se asienta en el lugar. Un parque natural sin fauna no es un parque natural. Hay que proteger su alimentacin y esto podra hacerse sin grandes dificultades, plantando matorrales autctonos cuyos frutos sean alimento para los animales, o sembrando algn que otro bancal estratgico, sin nimo de explotacin agrcola, sino el de mantener y aumentar la poblacin animal. Los olivos y los almendros son rboles de extraordinaria resistencia; hay antiguos bancales abandonados, donde an se encuentran verdes y vivos, aunque no producen nada, ni siquiera flores. Y ello es claro, si no comen no pueden producir, y es un milagro que subsistan. Un laboreo elemental con la siembra y echarles una capa de cualquier basura, la que sea, permitir crear un humus alimenticio que pronto recogern las plantas y producirn esos frutos que han de ser base en el mantenimiento y aumento de la colonia animal y vegetal. Agua hay bastante en el Parque pero establecer algn bebedero estratgico, ser conveniente y fcil. Y as; llegar un tiempo en que para mantener el equilibrio de la colonia ser necesario llamar a algunos prudentes cazadores. Llegar un tiempo en que ser necesario, y desde luego conveniente, como lo es en muchos casos, entresacar de un bosque una estudiada tala, que producira su mejoramiento. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 420 La sociedad visitante Este aspecto est ampliamente desarrollado, aunque no plenamente. La querida Seccin de Veteranos, auxiliada por magnficos colaboradores, a lo largo de aos, desarroll una serie de actuaciones que han hecho acogedores, cmodos y agradables las instalaciones all existentes. En el aspecto deportivo cumple su funcin: campamentos, reuniones de grupos, principio, etapa y fin de agradables travesas, ascensiones a cumbres limtrofes, de estancias en el albergue... Son masivas las reuniones domingueras, y festivas. Comuniones, bodas e incluso bautizos, demuestran el amor que a dicho lugar se le tiene. El montaero precisa de horizontes ms amplios, de acercarse y recorrer los dispares y lejanos territorios, pero siempre vuelve a casa, a nuestro Parque, al que estima, aprecia y comenta sus excelencias. Tambin el Grupo de Montaa establece unos cuidados, amenos y curiosos itinerarios, que con acertada publicacin, programa un estudiado senderismo que har las delicias de los que lo recorran. No pocos de los asistentes al albergue suelen quedarse por su alrededor, y no disfrutan de otros elementos del Parque bastndoles los que el albergue les proporciona. Esta concentracin evita los inconvenientes que un desperdigamiento pudiera producir. ICONA, con la vista puesta en nios y familias numerosas, lo aconseja as. Lo esencial de todo ello es el buen hacer de los que visitan nuestro Parque, reflejo del tambin buen hacer con que nuestro Centro les acoge, cumpliendo as una de las misiones que el Centro Excursionista Eldense se impuso, al tiempo de su creacin. Rabosa, un libro aparte 421 Captulo III Panorama ecolgico del Parque de Montaa Lleg el hombre, el principal y ms terrible depredador de la naturaleza, empeado en aprovecharse de ella y no en su conservacin. Y empieza su accin: aclareo de bosque, roturacin agrcola, uso del fuego para creacin de pastizales, carboneo, explotacin maderera; la emprende con el bosque desaforadamente y no ha parado; aparentemente no tiene solucin, no quiere detenerse. L os gobernantes, y los que explotan los recursos naturales, parece que no dan importancia a la cosa, y piensan que ante cualquier problema la avanzada tecnologa se encargara de resolverlo. Esto no es cierto y, por el contrario, es peligro- so. El amante de la naturaleza, en el futuro, ser un importante vigilante de ella, aprender y divulgar la forma de protegerla. Por tanto es cuestin de educacin, factor necesa Daniel Esteve. El hombre y la montaa 422 rio en el siglo que empieza, y desde luego calidad de esta educacin. El amante de la naturaleza es dichoso: disfruta de cuanto le rodea y su vida es rica, posiblemente ms que la del que no se interesa por ella. La ecologa avanza. Ecosistema es el conjunto de comunidad y entorno; y ecologa, (del griego oikas, que significa casa), el estudio de los factores que controlan la cuanta y la distribucin de los seres vivos, de su hbitat. Monte, tras el albergue. Antigua via ya cubierta de pinos, destinada a cementerio. Rabosa, un libro aparte 423 El ecosistema depende de la temperatura y humedad. Los grandes ecosistemas, son como tapices, con infinidad de hilos entrelazados, sobre los cuales la naturaleza produce desgarres, que con el tiempo tambin repara (inundaciones, terremotos, incendios, erupciones) pero a lo que no puede enfrentarse, es al continuo ataque y deterioro que el hombre ocasiona. Reemplaza los bosques naturales con rboles, no autctonos, de rpido crecimiento con desplazamiento de la flora natural; exceso de pesca, polucin de los mares; lesivos mtodos agrcolas, que dejarn inutilizada la tierra; uso de pesticidas y herbicidas, exterminio de especies animales, superpoblacin del mundo, hacen que el futuro sea ms bien sombro. Estamos destruyendo el mundo en que vivimos. Constantemente los hombres ms sabios nos lo estn recordando, y el avance de la ecologa no es bastante, pese a que en algunos pases se est transformando en una fuerza poltica, tan grave es la actuacin del hombre en el contrario sentido. -Conscientes de todo ello hemos comprendido que nuestro Parque es un privilegio del que gozamos y es un privilegio y un gozo que si todo esto viene a aumentar el peligro que corre por las causas naturales a que nos hemos referido en el captulo anterior, puede un da, no muy lejano, dejar nuestro privilegio y nuestro gozo. Nuestro Parque es nuestra casa y como tal hemos de cuidarla con atencin y amor para desarrollarlo y con buena educacin para conservarlo, si lo hacemos, seremos como un milagro ms de la naturaleza. Nuestro Parque es, ha de ser, una ventana abierta al hermoso mundo natural viviente, all podemos encontrar maravillas al alcance de la mano, podemos acrecentar la alegra de vivir. Podemos observar como una planta, o animal, ha de luchar si quiere sobrevivir y reproducirse, y en tal lucha prevalece el ms fuerte, el que consume ms alimento, se procura mejor refugio y procrea ms y mejor que otros de su especie. Una sequa significa menos alimentos (insectos), y las Daniel Esteve. El hombre y la montaa 424 a ves limitan sus cras, ante la invasin de otras especies y por ello escasea la comida, abandonan el terreno, hasta mejor ocasin. Ante el fro, calor, escasez de alimentos, hibernan. Hemos de esforzarnos, ante estos eventos, en proteger a las especies amenazadas, interceder en su favor, plantas y anima-les, ya que ellos no lo pueden hacer. Tienen una extraordinaria facultad de recuperacin pero no es inagotable y hay que ayudarlas, protegindolas. Y poder hacerlo es un gozo que hay que procurar. Escalinata de antiguos cultivos (frente al albergue). Zona a proteger y repoblar El amante de la naturaleza sabe que el mundo pertenece a todos, no a una sola especie, ni a un solo gnero: el hombre. En la naturaleza no hay fronteras, las existentes son polticas, no biolgicas. Es misin suya hacer llegar a la comprensin de otro como vivir dentro de las reglas de la naturaleza, quebrantndolas hemos puesto en peligro nuestro futuro. Ensear a observar y respetar en vez de destruir, gozando y Rabosa, un libro aparte 425 respetando esta herencia que tenemos la obligacin de legarle a futuras generaciones. Y ante nuestro Parque, la obligacin de mantenerlo, regenerarlo, protegerlo, respetndolo y cuidndolo con cario, comprensin y desarrollo. P uede, y debe ser, refugio, hbitat de especies animales, regeneracin de vegetales y rboles, que sirven a aquellos otros, y proteccin del suelo. Nuestro Parque, privilegio y gozo, es tambin deber y obligacin para los amantes de la naturaleza, que somos todos los montaeros habidos y por haber, inscritos y no inscritos en centros o Clubes, esos deberes son unos benditos deberes, son tambin para nosotros privilegio y gozo. Y en este nuestro Centro de montaa, bien demostrado qued lo que acabo de decir, en aquellos primeros pasos, benditos primeros pasos, por nuestros montes en busca de refugio, acomodo y nuevas rutas. Nosotros sabemos mucho de ese gozo de cuidarnos de la naturaleza. Estoy seguro de que todos queremos que el Parque de Montaa del centro Excursionista Eldense, sea un verdadero parque natural que llegue un da a ser singularmente protegido por la Administracin pblica. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 426 Rabosa, un libro aparte 427 Captulo IV Factores que intervienen en la degradacin del Parque Erosin. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 428 A vanza el desierto. Afecta grandemente al sur de la pennsula, y en ello a Alicante, y a nuestro Parque. En buena medida se debe al deficiente uso del suelo, sobre pastoreo que deja el suelo desprotegido y favorable a la erosin, sequa y tormenta de agua en pocos minutos, no detenida por vegetacin alguna, resbala por las pendientes. Arranca el suelo, y a veces en cuanto a erosin, produce catstrofes; la deforestacin, los incendios, la presencia y atencin de masas humanas. La existencia de seres vivos de una comunidad despus de una serie de factores: alimentos, vivienda, refugio y en gran medida de las condiciones de su entorno, si es fro o templado, seco o hmedo, e incluso el grado de inclinacin de los rayos solares, del viento. Contra estos factores es difcil la lucha, pero no imposible, siempre que el terreno no se encuentre en extremo de irrecuperable desnudo; mientras exista alguna capa de tierra puede regenerarse. Erosin. Rabosa, un libro aparte 429 Almera es zona de grandes erosiones, pese a ello ha sabido aprovechar una gran parte de su terreno y lo ha convertido en lo que ellos llaman la huerta de Europa, ayudados por el trasvase de aguas e inversiones de capital. Gracias al estudio y a la tcnica, antiguos pramos son hoy explotaciones agrcolas envidiables. L os factores de riesgo que anteceden gravaban la vida de la sociedad almeriense; los factores de riesgo fueron vencidos. A estos efectos, Almera es zona muy semejante a la nuestra. Nosotros tambin podemos vencer los factores de riesgo. Erosin. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 430 F uerte erosin en la zona del Cantal del Moro. Rabosa, un libro aparte 431 Captulo V Factores que conforman el Parque de Montaa: Suelo, Flora y Fauna A los factores que se examinan en este, se hizo referencia en el captulo II pero de una manera general llamando la atencin sobre los elementos del Parque que haban de ser objeto del trabajo. Y como all, los clasificamos en tierra o suelo, flora y fauna. Me extiendo y creo que demasiado en el desmenuzamiento de los extremos que se han tenido en cuenta en el estudio que recomiendo se habr de hacer previamente a fin de poner en marcha lo que se pretende. No obstante y como norma general se debe tener en cuenta que nuestro Parque slo tiene unas 150 hectreas y en tan corta superficie estn adems gran parte de las cuadrculas de estudio. En cuanto al suelo la designacin de los terrenos es sencilla. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 432 E n cuanto a la fauna dara muy poco quehacer, una vez; la flora que ser en realidad la nica que ofreciera cierta complejidad abreviada porque las pocas hectreas la limitarn a dos o tres clases de rboles y lo normal de arbustivos en esta tierra. Claro est que todo esto corresponde determinarlo a los profesionales. Suelo Necesario su estudio dada su variedad, imperando los arcillosos, calizos y areniscos. Su composicin, su espesor, su formacin y la clase de vida vegetal y animal que en ella se da, o se puede dar. Est formado por la descomposicin de las rocas, por la accin del clima y la vegetacin, que con su descomposicin se integra a l formando la capa vegetal o humus que permite la vida, la posibilidad necesaria para el entramado de races, el paso del agua y los alimentos. Busca el equilibrio con la vegetacin. Su formacin se obtuvo tras el curso de miles de aos. Otro factor: las distintas alturas sobre el nivel del mar, y fondos y cauces. El clima es otro factor interesante conocer y determinar el que impera en el Parque. Los datos para ello necesarios los habran de facilitar pluvimetros y estaciones meteorolgicas instaladas en sitios idneos, podran obtenerse datos precisos sobre el clima. La temperatura. El grado de humedad en los diversos lugares del Parque; hallar la humedad del ambiente, con la presencia de nieblas, nubes bajas, escarchas y rocos, que co-laborando con las lluvias anuales, o nieve, prestan a la vegetacin un ambiente hmedo; la distribucin de los vientos, frecuencia, direccin y clase (secos o hmedos). Rabosa, un libro aparte 433 Flora L as solanas y las umbras, son zonas que se dan en el Parque y en las que la vegetacin puede variar, la primera sujeta a la sequedad e insolacin, y la otra ms fresca y hmeda. Factor a tener en cuenta. El antiguo propietario del Parque (Rabosa), tena la finca bien plantada y cultivada: olivos, almendros, viedo, frutales y cereales. Tena una bodega (hoy comedor del albergue), con lagares, prensa y buen nmero de toneles; contaba con almazara y era de pan trillar, frente a la edificacin. Al crearse todo esto desaparecera gran parte de la vegetacin primitiva, seguramente encinar, que se esquilmara con el carboneo. En los mrgenes de stos bancales o en los yermos en que se han convertido hoy, as como en las partes altas, una vez terminado el abancalado, aparece el matorral, como comunidad vegetal resultado de suelo y clima, en la que debi prevalecer seguramente el encinar. Este matorral, comnmente est formado por especies leosas de corta altura: romero, lechetrez, coronela, brezo, aliaga, manzanilla, estepa, espliego, tomillo, uva de pastor (raimet de pastor), siempreviva, etc. En su parte ms alta aparece: la coscoja, matagallina, madreselva, y ms arriba, la zona del encinar. Este matorral es una de las primeras etapas de degradacin del encinar. En su parte baja, ms prxima a los cultivos, aparecen las hierbas anuales: hinojo, cardo, corregela, zaragatona, etc. En nuestro Parque la vegetacin arbrea ms extndida y visible es el pino carrasco, que cubre una superficie de unas 32 hectreas. Posiblemente nacieron all, y dado el amor que su antiguo propietario les tena, nada de extrao que ayudase a su proliferacin, y desde luego nada de talas. Posiblemente estas pinadas vendran a sustituir al encinar, desaparecido con el carboneo, la extraccin de lea y la explotacin maderera. Quiz se le eligiera por su rpido crecimiento, si Daniel Esteve. El hombre y la montaa 434 Sotobosque Rabosa, un libro aparte 435 Sotobosque. Retamas, pinada. Sotobosque. Encinas. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 436 P inada y sotobosque. bien el pino no corresponde a ninguna comunidad vegetal autctona, sino a un proceso de reinstauracin del bosque primitivo de encinar, y por su adaptacin a vivir en condiciones de sequa, grandes calores, suelos de escasa profundidad y elevada tasa de germinacin, se eligi el pino. Los actuales pinares, y resto de la finca, primitivamente, seran encinares. Y quiz hoy podran, en superficies aptas, reproducirse de encinas. Teniendo en cuenta que las condiciones fundamentales de clima y suelo no han sido apenas modificadas. Existencia de alguna gruesa y centenaria encina en terrenos del Parque, y otras perdidas entre el bosque nos animan en esta posibilidad. En zonas elevadas, sobre los antiguos terrenos de cultivo (hoy yermos), hay presencia de encinar, y en ellos arbustos: lentisco, retama, helecho, musgo y lquenes frecuentes en la corteza de rboles (encinas) y recubriendo superficie de rocas. Rabosa, un libro aparte 437 P resencia de rboles de hoja caduca, que preparan el suelo, que forman de materia orgnica esencial para el desarrollo de la vegetacin y conservacin de la humedad. Factor grave es la erosin que, si no se ataja puede en corto plazo traer consecuencias irreversibles, como se da en forma tenaz y grave al pie del Cantal del Moro, y en el barranco procedente del Calafate. Sotobosque. Ejemplar de Gamborena. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 438 Fauna E l parque no es zona rica en especies animales, ni siquiera de las especies comunes: conejo, perdiz, jabal, y sin embargo, el enclave es ideal para su poblacin, esencialmente por ser zona donde existe, en parte, el bosque, no hay urbanizaciones, se comunica con Las Ventetas y Rincn Bello (hoy del ICONA). Quiz la limitacin se deba a ser espe- cies consideradas como alimaas: zorro, gineta, comadreja, gaviln, cerncalo, mochuelo y alguna guila, a quienes antao se las consideraba perjudiciales y se las exterminaba con la colocacin de trampas y veneno, que pusieran en marcha la muerte en cadena: el pequeo mamfero lo consume, son devorados por grandes mamferos y aves, que son asimismo vctimas; tambin el empleo del hurn por los cazadores, contribuye a ello. Las aves son factor que requiere estudio sobre su existencia en el Parque que debe ser muy variada aunque con evidente disminucin, sufrida como en otras zonas. Causas, probablemente: destruccin del hbitat, conversin de bosques en eriales, incendios, persecucin, caza incontrolada, con redes y liga, repoblacin de pinos en zona de cultivos, sequa y fuertes calores. Hace muchos aos durante el da observaba, estando en Las Ventetas, prximo a Rabosa, el majestuoso vuelo del guila y por la noche el canto del bho, que anidaban en el Cid y Peas del Mas y de la Pinada, en el Rincn Bello. Por toda esta zona era frecuente ver: gaviln, cerncalo, milano, halcn, lechuza, herrerillo. Golondrina, pardillo, pjaro mosca o colibr, jilguero, trtola, estornino, alondra, totova, ruiseor (que sola anidar en la olmeda que haba, o hay todava, incipiente en el Rincn Bello), perdiz, abubilla, gorrin, cuervo, grajas, blancas, etc. y que sin duda serian idnticas especies a las existentes (al menos en aquel entonces), en el Parque. La poblacin de los animales de tierra, debe estar disminuida, afectada por causas iguales a las expresadas antes. Rabosa, un libro aparte 439 Esta disminucin trae el aumento de la colonia de roedores. Entre las especies que habitan, o habitaron, en el Parque, se puede distinguir: el gato monts, el zorro (debi ser abundante en el Parque por el nombre originario de Rabosa), la gineta, la comadreja, tejn, hurn, quiz la ardilla, el jabal (tan prolfero ltimamente), la liebre, el conejo, la rata, el ratn co-mn, el ratn de bosque, el ratn de campo, el murcilago que al anochecer se vea en raudos virajes a la caza de insectos. Otro factor del Parque que completa su vida, son los reptiles y anfibios. No he tenido oportunidad de ver culebras en el Parque, y sin duda las hay, pues en la Venteta, terrenos similares, las vi y en buen nmero, en ciertas pocas: salamanquesas terrestres (el llamado dragn), lagartijas, lagarto comn, culebras: de escalera, de herradura, viperina, vbora (escurs o sacre), culebra ciega, serpiente de agua y entre los anfibios: la rana verde, el sapo comn y el sapo corredor. En los terrenos ridos (el Parque lo es en gran medida), la fauna ha de adaptarse al medio para sobrevivir. Su organismo est preparado para la escasez; su movilidad le permite buscar el agua que necesita. Tras esas lluvias torrenciales tan caractersticas de nuestra zona, se aviva la fauna, y a las pocas horas se llena de sapos que estaban desde hacia meses en letargo, se aparean, ponen huevos y se esconden de nuevo hasta la nueva lluvia; seleccionan los huevos, alcanzan madurez y con la ltima humedad se entierran. L os insectos emergen de sus huevos o de sus larvas y se encuentran a sus anchas ante un campo plagado de verdor y de flores y completan la despensa. No falta alimento para nadie, todo es prosperidad y cumplir su misin biolgica. Se aprecian diferencias notables sobre concentracin de especies, segn sea solana o umbra, que cuenta con mayor contingente por la posible humedad: tambin entre ramblas, barrancos y cortados. Las flores atraen a las abejas, base de la alimentacin de los abejarucos, que anidan en la proximidad, tneles excavados Daniel Esteve. El hombre y la montaa 440 en cortados y taludes, en donde suele ser presa de la culebra de escalera, que a su vez suele ser sorprendida por un erizo, goloso de la especie. La perdiz anida en los atochares, que persigue el guila perdiguera, que busca conejos y zorras que registran los atochares y retamares en busca de nidos. El palmito, en terrenos ridos, producen frescor y sombra, y a l suelen acudir, acogerse, diversidad de animales, anfibios y reptiles. Este sera un panorama biolgico perfectamente adap table a nuestro Parque de Montaa, que se debe vigilar, o mejor, estimular, plantar, proteger, obtener as lo que se debe perseguir: conseguir un area de naturaleza digno. El sotobosque (vegetacin bajo el bosque), lo forman: la maquia y el matorral o grriga. El primero vegetacin leosa de alto porte, y el segundo, arbusto de escasa envergadura. En la maquia est: el lentisco, madroo, carrasca, encinas pequeas entre otras; el hombre lo ha empleado en lea y carboneo, y sustituido por el pino, de crecimiento rpido. La maquia o maquis, protege el suelo de la erosin, previene avenidas, resiste frente a la sequa, al fuego, a las heladas, atesora el agua y regula la humedad, circunstancias que mantienen una densa fauna. El matorral lo forman, entre otras especies; la jara, coscoja, retama, espliego, romero, tomillo, con valores ecolgicos similares a la maquia, y adems sus flores permiten a las abejas elaborar la miel. ---- Ambos elementos o factores son ampliamente adaptables a nuestro parque, razn que aconseja conservar, proteger y ampliar en lo posible, las zonas hoy existentes. T ema importantsimo en el Parque, es la erosin, muy manifestada al pie del Cantal del Moro y en el barranco y arrastres en l producido, y que viniendo del Calafate se dirige raudo y veloz hasta Las Ventetas y el Rac de Xoli (Rincn Bello), y buena prueba el arrastre en el camino y recio paredn que conduca a la finca de Antonio Herrero. Hay otras, muchas, zonas de erosin en el Parque, dada la dureza de su relieve, con avenidas y fuertes torrenteras. Otro factor influ Rabosa, un libro aparte 441 yente en la erosin, a tener en cuenta, es el excesivo paso y trasiego de excursionistas: hondo del barranco al final de los yermos de la antigua huerta y paso a la parte frontal del albergue, y posiblemente grave, el paso de motocicletas y bicicletas, por los profundos surcos que dejan que facilita el paso de aguas pluviales y el arrastre de materiales. El camino carretero que va al Calafate y Llach, y al collado, como el que asciende a los Rasos de Cat. Otro peligro es el incendio (tuvimos dos provocados), es el mayor riesgo de degradacin del Parque. Amenaza que recae principalmente en la pinada que cubre 32 hectreas. La poca de riesgo abarca desde finales de la primavera hasta el otoo con la presunta llegada de las lluvias; siendo agosto y septiembre los peores meses, de mayor riesgo, mayor presencia humana y dficit hdrico. Riesgo de degradacin, a ms de los detallados, se da tambin en la presencia de la carretera asfaltada de acceso al Parque, en los atajos en los diferentes senderos, que cortan la senda y facilitan la erosin. L a degradacin del Parque se ve agravada con el pisoteo de cientos de visitantes, en los accesos al albergue, terrenos de la capilla, lugares de deportes, de acampadas, aparcamiento de coches, cocinas, leeros, antigua huerta, etc. Captulo interesante en el Parque es el agua. Son dos los manantiales con que cuenta, existentes al fondo de la vaguada que hay bajo el Rincn de la Bola; uno abasteca el casero de Rabosa que contaba con una alberca (hoy cubierta) destinada al uso domstico y riego del jardn y huerta de los aledaos de la casa; el otro verta en otra balsa que era lavadero y regaba la huerta y rboles frutales en los bancales en declive al barranco, hoy inutilizada, pero conducido su caudal a un depsito de servicio para las acampadas. En el barranco procedente del Calafate y dirigido hacia el Rincn Bello hay vestigios de humedad e incipientes nacimientos que la mantienen y en el que existe un curioso charco, o toll, mitad de agua salada y la otra mitad dulce, separados por una pared Daniel Esteve. El hombre y la montaa 442 ro cosa. Los lugareos de las fincas limtrofes, antao, se suministraban del agua salada para el aderezo de aceitunas. Son nacimientos constantes y seguros. Recuerdo que hubo unos veranos de gran sequa, los puntos de abastecimiento de agua se secaron y acudan a suministrarla al nacimiento de Els Nadls, junto a la finca de Antonio Herrero, en el barranco, y a la propia finca de Rabosa, circunstancia que viv, y que demuestra la seguridad de estos nacimientos. Es zona acufera y lo demuestra la existencia en el Rincn Bello (Rac de Xol), de una galera construida por una sociedad alicantina, cuya explotacin he conocido y que se frustr por la resolucin de un pleito, interpuesto contra la misma, por mi padre, en evitacin de secar los nacimientos y abastecimiento de balsas de riego. Humedad permanente en esta zona importante para la reconversin forestal y arbustiva de la misma. Son manantiales sin peligro de contaminacin. Los pequeos existentes en ramblas suelen ser aguas salobres. El terreno agrcola de Rabosa, en otro tiempo cultivado, que he conocido, plantados olivos, almendros y vid principalmente, debe tratarse de un suelo de cierto espesor, que ante el abandono de cultivos se ha convertido en matorral y con signos de recuperacin del bosque, a cuya accin se debe ayudar con la repoblacin de especies autctonas ms aconsejables. Afortunadamente la ganadera, el pastoreo, no est permitido en el Parque, su entrada sera perniciosa y principalmente la del cabro. Gracias a la declaracin de zona de seguridad, la caza no constituye perjuicio alguno, convirtiendo el Parque en zona de refugio y hbitat de especies animales. La presencia de cotos de caza en terrenos limtrofes, puede convertirlo en refugio de las especies castigadas. El Parque es zona de esparcimiento y fue precisamente para lo que se cre, y cuya realidad ha superado a la intencin: acampadas, refugio, convivencia deportiva, excursionis Rabosa, un libro aparte 443 mo, senderismo, marchas, etc. Pero tambin tiene sus inconvenientes que pueden ser perfectamente superados con el cuidado y respeto por parte de los visitantes que les conduzca a un amor a la naturaleza y un trato del Parque como cosa propia, como en realidad es. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 444 Rabosa, un libro aparte 445 Captulo VI Formas y probables soluciones Para el estudio de factores interesantes y su aplicacin al desarrollo biolgico de nuestro Parque de Montaa, pudiera ser bsico tener en cuenta diversos aspectos y circunstancias. P or ejemplo: determinar el tipo climatolgico del Parque, su clima general, temperatura media del mes ms fro, y del ms clido; precipitaciones totales de los meses de mayo, junio, julio, y agosto; y total general. Tener en cuenta las distintas alturas del relieve que circunda el Parque. Estudio de la capa, o suelo vegetal, composicin y espesor para poder determinar las plantas que en ella podran desarrollarse, unas precisaran terrenos calizos, o silicios, otras suelos profundos, a quienes les bastara una delgada capa, a veces sobre rocas, en fisuras o grietas. Anlisis que permitieran la distribucin de plantas sobre el terreno del Parque. Tambin influira en tal distribucin la accin del viento, la insolacin, la pendiente. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 446 Zon a de degradacin. Sotobosque y pinada. Aviso Zona de Seguridad. Rabosa, un libro aparte 447 Degradacin y erosin. Degradacin. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 448 C on el estudio de estos antecedentes se puede llegar a la conclusin de la existencia de un determinado grupo de vegetales, con elementos similares que podran convivir en lugares o zonas, que renan condiciones mnimas, y llegara a constituir una comunidad vegetal. Obtendramos o tendramos distintas comunidades vegetales, con sus caractersticas determinantes, y cuya conjuncin constituira lo que podramos denominar Paisaje Vegetal del Parque de Montaa. Este paisaje vegetal, en la actualidad, es el que pretendemos proteger, vigilar, ampliar y adaptar a las condiciones que presenta. En el actual encontraremos, sin duda, algunas especies, resto o reliquia, de la vegetacin primitiva, que cubrira en el terreno del Parque antes de ser alterado por el hombre. Hemos de conocer cules son, o fueron en otro tiempo, buscando, pretendiendo, su regeneracin; y cuya decadencia o extincin se debera no slo a la accin del hombre sino tambin a la erosin, y otros factores. Posiblemente en este estudio de la vegetacin primitiva, de hace miles de aos, no encontraramos el pino, el pino carrasco, del que en periodos ltimos se ha repoblado, y se repuebla, grandes extensiones. En gran parte se ha sustituido la vegetacin natural mediterrnea, por estas conferas de crecimiento rpido, de pronto aprovechamiento, pero que agravan el peligro de incendios, la resina que producen, el suelo plagado de hojas, de piones, de cortezas, madera menos compacta, todo ello altamente inflamable. El pino debe desecharse, su repoblacin, debe en el Parque, regenerarse con plantas autctonas. Tambin es propicio al incendio el eucalipto, igualmente de crecimiento rpido y pronto aprovechamiento, que adems al absorber el agua del subsuelo, impide el asentamiento de especies arbustivas. Tampoco es planta autctona (oriundo de Australia). He reiterado que este trabajo quiere iniciar el camino que conduzca a la mejor restauracin de la vida del Parque; la , Rabosa, un libro aparte 449 Repliegue del bosque por el cultivo. Antiguos cultivos. Zona de proteccin y repoblacin autctona. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 450 i ndagacin de las especies autctonas que pudieron poblarlo, que indudablemente seran las mismas de su zona geogrfica me parece un extremo importante; pero no se trata de encomendar un difcil estudio que, por otra parte, no sera til, mientras no conociramos las diversas aptitudes del suelo que es lo primero, lo ms necesario. El conocimiento de la situacin primitiva de la capa vegetal de esta zona, posiblemente habr sido abordado en ocasiones por los curiosos de la historia; todo est en los libros y en las bibliotecas, y puede intentarse ese conocimiento sin la precisin de encomendarlo a investigadores. Incluso puede ser que la publicacin de este trabajo nos depare algn estudioso lector que nos comunique noticias sobre el asunto. Y hemos de recordar aquella conferencia de Doa Pilar Mega Rico, persona de races petrerenses, Directora General del Medio Natural de la Comunidad de Murcia, que de forma clara y amena, expuso las circunstancias ambientales de un parque de caractersticas similares al nuestro, con muy fuerte erosin, con empobrecimiento, con peligro de desertizacin, en el que en determinados lugares haba conseguido su recuperacin, previo estudio y proyectos que le valieron distincin europea y ayudas econmicas. Rabosa, un libro aparte 451 Captulo VII Resumen Mi gran amor a la naturaleza y mi gran deseo de hallar para nuestro Parque lo ms conveniente, me lleva a establecer aqu un programa a desarrollar con regularidad y sin tener en cuenta el tiempo, que es fruto de lecturas, reflexiones y consultas, que me han permitido esbozar una serie, quiz deshilvanada de elementos y condiciones que pudieran ayudar al encauzamiento de mis buenos propsitos respecto de un Parque que por llevar mi nombre casi me parece un tema de conciencia. Puede que el profesional, o instruido, lo entienda seguramente, desproporcionado, errneo, o exento de preparacin y estudio, pero mejor que crticas deberamos esperar ayuda de sus conocimientos. Podra ser un buen servicio a los dems. Y dicho esto y en orden al citado desarrollo podemos exponer: Daniel Esteve. El hombre y la montaa 452 In teresante la regeneracin del bosque en terrenos de cultivo abandonados y esencialmente repoblacin de especies vegetales autctonas, las que hace miles de aos constituyeron el bosque. Nada de pinos ni eucaliptos. Esta opinin sigue criterio de profesionales. Importante la creacin de un vivero, en los aledaos del albergue. Empleo de simientes, recogidas en otoo, de las especies, tanto arbreas, arbustivas, o de matorral, existentes en el Parque; otras solicitadas a los viveros del ICONA. Se plantaran en los lugares determinados, de acuerdo con lo expuesto en el captulo anterior. Su plantacin sin remover el suelo, fijando la planta y conservando el suelo, que ha de ser su hbitat, con todas sus consecuencias, sin airearlo ni removerlo. En aquellas zonas ms degradadas, con suelo delgado, o erosionada, es recomendable iniciar el proceso con especies arbustivas. Ni es interesante efectuar repoblaciones masivas, ni stas seguir un orden o hileras. Su crecimiento y desarrollo debe ser adecuado y de auto-generacin. Creacin de parcelas experimentales en las que se estudia la germinacin y crecimiento de especies arbreas, arbustivas, herbceas, autctonas; parcelas que debern ser elegidas en distintas zonas con diferentes condiciones fsicas. En los sitios hmedos conveniente vegetales que iran bien, y que probablemente fueran diezmadas. El roble se adapta a suelos secos. El haya a suelos calcreos. A los suelos estriles se adaptan arbustos como: brezo, aliaga, romero, tomillo, jara; en ramblas: retamas, adelfas, higueras, capaces incluso de remitir el empuje de las avenidas de agua y lodo. La escobilla es planta de tierra rida, salina, con presencia de yeso. Otras de tierras ridas son: palmito, coscoja, aliaga, espino, estepa, chumbera, pitera, matagallos, ga-monita, salicornia, esparto austero y resistente de arraigado aprovechamiento que constituy una importante industria, arrinconada, arruinada al desplazarlo y sustituirlo por otros productos Rabosa, un libro aparte 453 Pinada y sotobosque. Tendido elctrico. Peligro. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 454 a bunda en sequedales cubriendo grandes extensiones. Quiz fuera interesante, para su reproduccin, la repoblacin de ejemplares de roble valenciano, o quejigo, autctono que se da en la Comunidad Valenciana y principalmente en la Font Roja. Importante la poda o limpieza de carrascales achaparrados, dejando uno o varios pies para, con el tiempo, convertirlos en rboles o encinas. Conveniente la acumulacin distribuida de desperdicios y basuras con separacin de cristal, papel, metal, plsticos y dejar la materia orgnica para crear una base de estircol o abono a incorporar, en su da a los terrenos de repoblacin. Inconveniente la proliferacin de ratas. Colocacin a las entradas del Parque de paneles, al estilo de los colocados por el ICONA y la Diputacin, en donde de forma clara, concisa y concreta, establecer las normas bsicas de respeto y convivencia en el Parque, igualmente, y terminado o avanzado, el estudio cientfico del Parque, quiz fuera conveniente colocar, tambin paneles, en las inmediaciones del edificio, en lugar destacado y visible, describiendo la vida animal y vegetal del Parque, con indicacin de las especies que lo habitan. Asmismo, panel con el croquis o esquema de los itinerarios y lugares de inters. En el aspecto didctico puede, y debe, servir para que los alumnos de centros escolares y de estudios, realicen traba- jos del bosque y rutas culturales, convirtindole en aula de la Naturaleza. Ser Aula-laboratorio a nivel universitario que pueda realizar estudios, para lo que cuenta con albergue dotado de servicios necesarios e incluso zona de acampadas. Las posibilidades del Parque, incluso recreativas son muchas e importantes y de hecho estn cumpliendo su cometido satisfactoriamente. Es de desear que surja un equipo de amantes que estudie, programe y trabaje en el desarrollo de nuestro Parque, para el que solicitar de la directiva del Centro Excursionista Eldense, el local, piso alto del albergue, que sirviera de alma Rabosa, un libro aparte 455 cn y lo necesario para su trabajo, dentro del cual podra estudiarse entrar en contacto con organismos estudiosos a quienes consultar, aconsejarse, viveros forestales, semilleros e incluso solicitar subvenciones a la Consellera de Medio Ambiente nacionales, regionales y locales, y tambin, por qu no!, de la Comunidad Europea, de la que consta la existencia de ayuda para tales fines. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 456 Rabosa, un libro aparte 457 Captulo VIII Datos que pudieran ser interesantes tomados del estudio ecolgico del trmino de Petrer Realizado por: Bernardo Arroyo Morcillo, Carlos Martn Cantarino, Lus Rico Alcaraz y ngel Snchez Pardo Considerando muy interesante y de plena aplicacin a este trabajo, me he permitido entresacar del estudio ecolgico del trmino de Petrer realizado por Bernardo Arroyo Morcillo, Carlos Martn Cantarino, Lus Rico Alcaraz y ngel Snchez Pardo, unos conceptos y expresiones dignas de tener en cuenta por la similitud del terreno estudiado por estos con los que forman nuestro Parque de Montaa, y que permitir establecer correlacin entre ambos y facilitar el estudio y desarrollo de lo que es objeto este trabajo. El estudio ecolgico de referencia est basado en la adopcin de medidas adecuadas para la conservacin y poten- ciacin de los valores funicos y botnicos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 458 L a base de la conservacin de la naturaleza es su conocimiento, de sus valores, por el inventario y anlisis de los elementos biolgicos, de su requerimiento ecolgico, su estado natural y riesgos para la supervivencia de las poblaciones. Se deduce que la zona de nuestro Parque es zona de vegetacin que se considera de alto valor, y en ella no debe permitirse actuaciones distintas a las que ya presentan y tomar medidas para que desaparezcan las actuales fuentes de perturbacin. Las amenazas que se ciernen sobre la formacin vegetal provienen de la transformacin del Parque en rea recreativa, el fuerte pisoteo, vertido de basuras, la orla de vegetacin que rodea el albergue y anexos va retrocediendo ao tras ao, degradndose en forma casi irrecuperable, no obstante hay lugares protegidos dado lo abrupto del mismo, y a los que debera impedirse la actuacin humana, en los cuales debe in compatibilizarse cualquier repoblacin forestal, con el mantenimiento de estos valores botnicos. Las instalaciones areas de tendidos elctricos son un impacto negativo en las distintas poblaciones ms sensibles a las de las aves: electrocucin y colisin. Peligrosas cuando atraviesan zonas arboladas, entre pinares y cultivos; son posaderos u oteadores privilegiados para ciertas aves. Suelen incumplir la actual legislacin sobre medidas protectoras para la fauna, afortunadamente en el Parque slo existe un tendido. Debe, por todos los medios, evitar otros. Los caminos y carreteras son factores para la fauna, su anchura, frecuencia y velocidad de vehculos, los convierten en trampas para erizos, anfibios y reptiles que suelen acercarse para calentarse o atrapar presas. El paso intenso de visitantes por caminos y sendas molestan y perjudican la nidificacin de las aves, los cortafuegos, abiertos para extincin de incendios, en determinados casos aumentan el riesgo, constituyen degradacin del medio ambiente, que adems del impacto visual, la vegetacin tardar mucho en borrar. Rabosa, un libro aparte 459 Las repoblaciones arbreas reducen la superficie de terreno donde las especies encontraban un recurso abundante, y ocasionan prdida de su hbitat. L a existencia de la cordillera Btica, en cuyas partes bajas se encuentra nuestro Parque, entre otros lugares tiene consecuencias ecolgicas enormes, las lluvias no llegan o lo hacen con grandes dificultades a causa de esta barrera que la cierra por el norte y por el oeste. La escasez de lluvias, tiene como consecuencia el aspecto desrtico de la cubierta vegetal. La vegetacin del Parque de Montaa es parecida a la del Rac de Xol (Rincn Bello). El Parque est considerado como uno de los puntos del trmino de Petrer donde es ms visible y extenso los efectos de la erosin. Desde la zona de acampadas se observa la amplitud del fenmeno, los ribazos del barranco que baja del Calafate y el que baja de la parte cultivada, asolados por vertederos profundos, paredes desmoronadas y derrumbes por todas partes; la vegetacin no ha podido establecerse en pendientes tan estriles. El fenmeno de la erosin es muy complejo y ser muchos los factores determinantes, en nuestro Parque se puede considerar como ms importante el abandono de los cultivos, seguido de hundimiento de mrgenes, pero tambin de la elevada pendiente y de la naturaleza blanda, muy erosionable, del sustrato, de margas de yeso de colores rojos y grises verdosos que tanto abundan. De hecho las zonas con ms marcados signos evidentes de erosin suelen ser la que en superficie tienen estos materiales, o de tipo parecido. Curiosidad es que las comunidades vegetales que all se establecen estn muy adaptadas a la vida en los yesares, y por ello abundan en nuestro Parque. El trmino de Petrer, donde se encuentra ubicado el Parque, situado a caballo de dos provincias geobotnicas: La catalano-valenciana-provenzal y la murciano-almeriense; de dos regmenes pluviomtricos: el semirido y el seco; de dos pisos bioclimticos: el mesomediterrneo inferior y el de en- medio; ocupa por tanto una situacin especial, con clima no Daniel Esteve. El hombre y la montaa 460 t an rido, disponiendo de agua, de bosques y pinares, que suministran lea, carbn abundante y buenos pastos. Dispona Petrer de una economa relativamente equilibrada. Los yesares (algeps), sulfato de calcio (SO4Ca2), es una sal, y como todas las sales, cuando se encuentran con ex- ceso en el suelo, constituyen un problema para la vida de las plantas. Ello se da bastante en el Parque. Hay, en el Parque, terrenos arenosos, cuya caracterstica principal es que el sustrato es mvil, inestable, y ello resulta peligroso para las plantas, que en cualquier momento, cuando el viento mueva la arena, sus races pueden quedar al descubierto e incluso quedar colgadas, y podra morir. La arena filtra con rapidez el agua de lluvia, y no la mantiene en el primer nivel subterrneo, que es del que normalmente se aprovecha la planta. La humedad es muy escasa, el agua corre hacia capas ms impermeables, margas y arcillas, impidiendo su evaporacin, manteniendo una humedad que pueda aprovechar las plantas siempre que sea capaz de llegar, sus races, a niveles profundos. Las tierras bajas y sobre todo las solanas estn sometidas a condiciones semiridas, y por ello se comprender mejor el riesgo que corren de desertizacin, y la necesidad de una actuacin responsable. Todo es cuestin de educacin y como consecuencia de ello, gran respeto a la naturaleza. En 1991 estuve en Japn y recuerdo la preparacin del japons para el trato con lo natural, sin duda derivado de sus creencias religiosas, del sintosmo, que tiene como consecuencia el vivir en perfecta comunin con la naturaleza. Creencia compatible con el budismo (pueden practicarse las dos religiones a la vez) pero que se traduce en un profundo respeto a la naturaleza, a la que diviniza. Las distintas regiones que recorrimos, son ricas en vegetacin, las colinas, las elevaciones, montaas cubiertas totalmente de bosques, todo verde, ni un palmo de tierra libre las partes bajas y llanos cultivados, esencialmente campos de arroz. Rabosa, un libro aparte 461 El bosque y la montaa ocupan un 80% de la superficie total, esmeradamente cuidados, ms bien mimados, de aspecto impresionante, da idea de que no se puede transitar por su interior. Muchos parques naturales, que cuentan con la proteccin y cuidado del Estado. Se cuidan como si fueran jardines. En nuestra zona la presencia de un ncleo urbano supone que a su alrededor no hay vegetacin, bosque, arbolado, ha ido este retrocediendo ante el avance de la urbanizacin; en el Japn, al menos lo que vi, los poblados estn envueltos por una densa capa arbrea y de vegetacin, y da la impresin de que, de forma implacable y ordenada avanzara sobre la urbanizacin, el poblado, para devorarlo, invadirlo, asumirlo. Siglos de principios religiosos y de educacin les ha llevado a este resultado feliz. Mucho camino, quiz imposible, nos quedara recorrer a nosotros para llegar a tan benfico resultado. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 462 Rabosa, un libro aparte 463 Captulo IX Especies, vegetales y animales que, probablemente un da, ocuparan el Parque de Montaa Daniel Esteve De algunas que se extinguieron, o se ausentaron y de otras que, presumiblemente quedaran o pueda llegarse a su recuperacin Aves Aves de especies extintas o en peligro de extincin, y causas principales: aves de presa muy sensibles a las molestias de excesiva humanizacin del medio, que puede obligar a cambiar de lugar. Persecucin del hombre, problema de educacin y respeto, ignorancia del papel de los depredadores en el equilibrio ecolgico. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 464 E xtintas guila perdiguera (persecucin de cazadores y colombfilos). Cerncalo (Cambio de sistema agrcola). En peligro de extincin guila Real, Buho Real, Halcn peregrino, Trtola comn. Aves sedentarias, cuyo hbitat se encuentra en laderas rocosas con rboles o arbustos, rea de montaa: guila Real (en el Cid), en peligro de extincin. Avin roquero. Insectvoro. Nido de barro en acantilados. Buho Real. (En el Cid y Rac de Xoli), en peligro de extincin en nuestra zona. Cogujada montasina . Granvora. Abundante. Collalba negra Culiblanca. insectvora. Nido en huecos y grietas rocosas. Cuervo. Carnvoro. Nido en rboles y cantiles rocosos. Chova paquiroja, Gralla de bec roig. Insectos y semillas. Nido en agujeros rocosos. Escribano montesino, Sit blau. Grano y artrpodos. Nido en el suelo de laderas rocosas con rboles y arbustos. Grajilla, gralla. Carnvora. Nido en cantiles rocosos. Lavandera Cascadea, Perpisa. Insectos e invertebrados. Nido en las rocas. Rabosa, un libro aparte 465 Paloma bravia , colom roquer. Granvora. Nido en huecos y grietas rocosas. Roquero solitario , Merla blanca, insectvora. Nido en huecos y grietas rocosas. Aves cuyo hbitat son espacios abiertos con matorral, arbolado o cultivos. Sedentaria. Curruca rabilarga, Busquereta. Insectvora. Nido en el interior de arbustos. Estornino negro, Estornen. Carnvoro. Nido en orificios roqueros. Gorrin comn , Teuladi. Granvoro. Nido en rboles, Edificios. Perdiz comn. Granvora. Nido en el suelo. Tarabilla comn , insectvora. Nido en el suelo. Trtola. Granvora . Nido en rboles. En peligro extincin. Urraca, Blanca . Carnvora. Nido voluminoso en ramas de rboles. Verdern comn . Semillas. Nido en rboles. Aves sedentarias, con hbitat en bosques y reas arboladas: Arrendajo comn , Bellotero. Dieta mixta. Nido de rboles. Carbonero comn , insectos y semillas. Nido en huecos y cavidades. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 466 C arbonero garrapinos . Dieta mixta. Nido en huecos, muros y en el suelo. Herrerillo capuchino capellanet. Dieta mixta. Nido en cavidades que excava. Ruiseor bastardo . insectvoro. Nido entre la espesura, vegetacin densa. Mirlo comn merla. Dieta mixta. Nido en ramas de rboles o arbustos. Pito real , insectvoro. Nido en tronco de rboles. Crabo o gamars . Rapaz nocturna. Nido en agujeros de rboles. Mochuelo comn . Rapaz. Nido en huecos de rboles. Lechuza comn . Rapaz. Nido en rboles, rocas, cavidades. guila ratera . En vas de extincin. Gaviln. Antes abundante, hoy ausente. Aves migratorias, procedentes de diversos pases, con hbitat y nidificacin variada Abejaruco (frica). insectvoro, principalmente abejas. Nido en taludes que excava. Abubilla Puput, o apup. Dieta, insectos y lagartijas. Nido en huecos de rboles o muros. Alcotn o Falc. (frica). Dieta, aves e insectos. Nido, aprovecha el de los servidos. En vas de extincin debido al expolio de huevos y pollos. Avin comn golondrina. (frica). Insectos al vuelo. Nido de barro. Cerncalo vulgar . Nido en cortados rocosos, rboles y Edificios. Escasa presencia por expolio de huevos y pollos, y persecucin. Codornz . (frica). Granvoro. Nido en el suelo. Escasa. Rabosa, un libro aparte 467 Chotacabras pardo . (frica). Dieta, insectos, escarabajos. Nido: deposita los huevos en el suelo. Nocturna. Golondrina comn . (frica), insectos al vuelo. Nido de barro, en edificios. Halcn peregrino . Dieta: aves cazadas al vuelo. Nido en cortados rocosos, rboles, postes, apenas hay: persecucin, expolio de huevos y pollos. Jilguero cagarnera. (Europa central). Semillas. Nido en rboles. Mosquitero papialbo busquereta. (frica). Insectvoro. Nido en el suelo. Paloma torcaz . Granvora. Nido en rboles, tnus de ramita. Pardillo comn peixarrell. Granvoro. Nido en el suelo. Ruiseor comn . (frica), insectvoro. Nido en el suelo. Trtola comn . Granvora. Nido en el suelo o en zarzal denso. Totova. Granvora. Nido en el suelo. Vencejo comn. (frica). Insectos al vuelo. Vencejo real . (frica). Dieta, aeroplacton. Roquedos abruptos, en colonias. Verdecillo gafarro. (Europa central). Granvoro. Nido en follaje de rboles. Anfibios Rana comn. Insectvora. En cualquier acumulacin de agua: balsas, charcos, acequias. Se solea sobre rocas, ramas a orilla del agua. Disminucin por contaminacin de las aguas. Sapo corredor . De actividad nocturna, escondido durante el da. En lugares bastante ridos y hmedos. Corre, no salta. Sapo comn. De unos 15 cms. Gris terroso, piel rugosa, devorador de babosas, escarabajos, grillos, hormigas, orugas. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 468 S apo moteado . Unos 15 cms. Gris verdoso con verrugas. Nocturno. En aguas permanentes. Sapo partero . Comn, unos 15 cms. Manchas verdes. Nocturno. En ramblas. Canto a intervalos de tres segundos. Reptiles Culebra bastarda . Unos dos metros. Verde y terroso con manchas oscuras en el dorso. Dieta: insectos grandes, anfibios, reptiles, pequeos mamferos, aves y puestas. Habita en lugares montaosos con vegetacin arbustiva densa. Posee glndulas venenosas pero conectadas a los dientes de la parte posterior, casi imposible de inocular, veneno muy poco activo. En verano suele buscar refugio en el interior de las casas. Culebra de collar . Unos 120 cms. Dorsal grisceo verdoso. Dieta: ranas, sapos, renacuajos. Habita en zonas hmedas; acumulaciones de agua. Culebra de escalera . Unos 150 cms. Dorsal gris amarillento con dos lneas oscuras que recuerdan el dibujo de una escalera. Dieta: pequeos mamferos, insectos grandes. Habita en lugares de vegetacin muy densa y seca, se solea en vallas, piedras y en el suelo. Culebra de herradura . De tamao medio. Dibujo en forma de herradura en la parte posterior de la cabeza. Dieta: aves pequeas, reptiles y mamferos. Habita en laderas secas y vegetacin arbustiva. Culebrilla ciega . Subterrnea parecida a una lombriz, de cuerpo anillado. Dieta: pequeos insectos. Lagartija cenicienta . Pequea, griscea, pardusca u ocre. Dieta: araas, escarabajos, hormigas. Vive en vegetacin no muy alta: tomillares, esprtales, en ramblas, terrenos arenosos, en laderas orientadas a poniente. Rabosa, un libro aparte 469 Lagartija colilarga . De cola dos o tres veces ms larga que el cuerpo. Insectvora. Habita en laderas de montes cubiertas de matorral o pinar. Lagartija colirroja . Adaptada a medios arenosos. Dieta: hormigas. Activa de da y noche. Se solea. Lagartija comn . De cola verdosa, insectvora. En lugares secos y calurosos, suelos pedregosos, tapias y muros, tomillares. Lagarto ocelado . unos 80 cms. Dieta: saltamontes, escarabajos, caracoles, babosas, mil pies. Es presa de guilas y culebras. Salamanquesa comn dragn. De cuerpo aplanado y escamoso, ojos grandes de pupila vertical, dedos con uas. En leeros, tejavanas, junto a las casas. Casi todas estas especies estn protegidas. Mamferos Comadreja . Gran depredador de ratas y ratones. Activo por la noche. Cra en huecos de rboles, mrgenes, montones de piedras. Habita en cultivos, montes, cercanas de urbanizaciones. Conejo . Fue muy abundante. La mixomatosis y la sobre caza los diezm en forma alarmante. Es dieta de numerosos depredadores, su escasez les ha forzado a variar de alimentacin en peligro de otras especies: perdices, palomos, que con el hombre, ven tambin reducido su nmero. El parque rene condiciones precisas para su recuperacin. Erizo . Nocturno. Hiberna. Dieta: insectos, caracoles, pequeos vertebrados: ratones, lagartijas, ranas, serpientes, frutos. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 470 E s presa de bhos. La contaminacin de productos qumicos les afecta, as como la circulacin de vehculos. Gineta. Nocturna. Dieta variada cra en las grietas de las rocas. Habita en zonas de fuerte cobertura vegetal, arbustivas y arbreas. Jabal . Nocturno. De dieta variada, prefiere los vegetales: frutos, bulbos, races. Habita en zonas montaosas, barrancos cubiertos de vegetacin. Hasta hace poco era desconocido en el trmino, en el Parque la poblacin va en aumento. Liebre . El Parque de Montaa no rene las condiciones de terreno que precisa esta especie, menos abundante que el conejo. Lirn careto . Roedor. Habita en lugares secos y rocosos con cobertura vegetal. Musaraa comn y musaraita Ratetes. Insectvoro. Recuerda a un ratn. Activo durante todo el da. Es vctima de gatos, perros, zorros, ginetas, rapaces nocturnas. Habita en mrgenes, pedregales cubiertos de vegetacin herbosa, vias abandonadas con vegetacin gramnea. Rata comn. Roedor, se adapta a todas partes. Se alimenta de cuanto cae a su alcance. De gran potencial reproductor. Muy extendido contribuye a ello la gran cantidad de basureros. Sus depredadores: rapaces, carnvoros, comadrejas, erizos, etc. No son capaces de controlar su nmero. Ratn casero. De dieta variada. Habita en todas partes. Si el alimento es abundante y los depredadores: lechuza, mochuelo, bho chico, etc. han sido eliminados, puede alcanzar densidades muy elevadas y difciles de dominar. Ratn de campo. Roedor. Nocturno. Dieta mixta, animal y vegetal. Muy extendido en cultivos, huertas, matorrales y sobre todo en pinares (roe las pinas), corre a saltos al tener las patas posteriores ms largas. Es presa de rapaces nocturnas. Ratn mediterrneo. Roedor. Ligado a la actividad humana. Habita en mrgenes, zonas cultivadas, matorrales, pinadas no densas. Es alimento preciado de las lechuzas, zorro, gineta, que contribuye al equilibrio de estos roedores. Rabosa, un libro aparte 471 Zorro. Crepuscular y nocturno. De dieta amplsima. Ocupa espartales, tomillares, pinares, cultivos. Tiene mala y exagerada reputacin. Se le persigue con lazos y veneno. Plantas Abundante. Reseo algunas de las que probablemente se encuentren en el Parque de Montaa, y en las que, sin duda alguna, faltaran especies interesantes, pero ello es fruto de mis nulos conocimientos biolgicos, perfectamente subsanables con el estudio adecuado que el desarrollo del Parque precisa. Amapola . Ligada a la agricultura (cereales), tambin en algunos baldos, siempre en las zonas altas. Arenaria . Abundante. Propia de matorrales. Artemisa . Propia de matorrales ridos, en zonas degradadas. Abundante. No corre peligro. Astrgaluz . Abundante. Propia de tomillares semiridos degradados. En suelos notablemente degradados. No corre peligro. Borraja . En lugares donde se acumula materia orgnica rica en nitratos y fosfatos (basureros), requieren cierto grado de humedad. En hondonadas, sitios umbrosos, casas abandonadas, puede encontrarse en zonas altas. Bledas. De idnticas caractersticas a las borrajas. Ortigas, guardianes. De idnticas caractersticas a las borrajas. Lletreres . De idnticas caractersticas a las borrajas. Manrubios . De idnticas caractersticas a las borrajas. Malvas . De idnticas caractersticas a las borrajas. Botja de rambla. En zonas de ombroclima seca, campos de cultivo abandonados, especialmente en los baldos de las partidas ms altas. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 472 Man zanilla . De idnticas caractersticas a la botja de rambla. Coronela . De idnticas caractersticas a la botja de rambla. Bova o anea . Aparece como masas muy densas, propias de ramblas y cursos de agua. Puede tolerar pequeos periodos de sequa, tiene cierta tolerancia a la salinidad; se encuentra en algunos barranquillos del Parque de Montaa. Caizares o Carrizales . Tiene iguales caractersticas a las de la bova o anea. Juncos . Tiene similares caractersticas a las de la bova o anea. Cantueso . Abundante, exclusivo del sector alicantino. En tomillares semiridos. No corre peligro. Cardos . Abundante, tanto en zonas altas como bajas. En bancales, hmedos, foietes, barrancos, cauces. Centaula, santaula . Abundante. En lomas y laderas. No corre peligro. Centaura. Abundante. En campos baldos, bordes de caminos, mrgenes de bancales. No corre peligro. Brasera . De idnticas caractersticas a centaura. Eredina saxatile . Propia de tomillares, abundante en las peas. No corre peligro. Escibella . Matorral de escasa cobertura, ocupa zonas las ms degradadas del territorio semiridos, en suelos de cierta salinidad, frecuente en taludes erosionados, baldos ridos, margas desnudas, incluso en zonas yesferas, mezclado entonces con tomillares. Lagascana . Bastante abundante, propia de zonas margosas, yesferas y zonas de fuerte degradacin. No corre peligro. Clasifolia . De idnticas caractersticas a la lagascana. Llinsons . Abundante en toda clase de paredes con cierta nitrofilia requiere cierto grado de humedad. Nugaella . Abundante. Tanto en zona alta como baja. Propia de sitios algo hmedos, tolera cierta salinidad, en cauces de ramblas secas la mayor parte del ao, bordes de caminos y pistas, campos abandonados. Rabosa, un libro aparte 473 Hinojo fenoll. De idnticas caractersticas a la de la nugaella. Pebrella . No muy abundante. En matorrales bajos de la zona. No parece correr peligro. Rabo de gato . En tomillares semiridos, en sitios degradados. Abundante. No corre peligro. Ravanisa o coljo . Herbazal de los campos de secano. Se adapta al rgimen muy seco o semidesrtico. Aparece despus de las lluvias de otoo y se mantiene, si hay humedad, hasta inicio de los calores de verano. Abundante. Taray. En suelos hmedos, salinos; abundante en ramblas y barrancos, en especial en zonas bajas. Tim real . Poco abundante. Propio de matorrales en zona de montaa, preferencia en clima sub-hmedo. Amenazada por la recoleccin con fines medicinales y para la fabricacin de aguardientes. Tomillo . En matorrales bajos de la zona. Abundante. No corre peligro. Viburnus tinus . Arbusto. Propio de reas de ombroclima subhmedo en montaa. Escaso en el Parque de Montaa. Riesgo de desaparecer. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 474 Rabosa, un libro aparte 475 Eplogo L as especies vegetales y animales relacionadas, como presuntos habitantes, o visitantes del Parque, no responden a una realidad cientfica, sino meramente ilustrativa, pues, sin duda, se habrn omitido muchas seguramente importantes, otras no pertenecern a la zona, pero intento dar una idea de lo que pudiera ser la vida en el Parque, y posible regeneracin, cuidado y proteccin. Ardua tarea: salvar al Parque de Montaa de un deterioro y degradacin. Dura misin que tropezar con muchos obstculos: limitacin y sealizacin obligada para visitantes, imprescindible para evitar molestias a las poblaciones funicas; impedir circulacin de motos y bicicletas; recogida de simientes, cuidado del vivero; toma de muestras, revisin de aparatos de la presunta estacin meteorolgica, solicitud de subvenciones, contacto con instituciones, centros, personas y medios cientficos, y otras cuestiones ms necesarias para un eficiente desarrollo cultural y cientfico del proyecto. Tres finalidades fueron las que motivaron la creacin del Parque de Montaa. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 476 Primera, la de poner a disposicin de todos de un Parque bello y agradable, al que con entera libertad, pero sumo respeto, pudieran acudir los amantes de la naturaleza, sobre todo la de aquellos, que por obvias razones, carecieran de posibilidad de contar con un espacio, donde satisfacer su ocio, alejados del peligro que lleva implcito el traslado a playas o parajes alejados, y fuera de su propiedad. Esto se cumpli con creces pues la realidad super el deseo. El segundo, que fuera lugar a donde marcados localismos quedaran aparcados y pudiera acudir todo amante de la naturaleza, con respeto a los animales y plantas y conviviera con civismo y educacin, como idea pionera de lo que poda ser la unin de dos pueblos hermanados en el trabajo y progreso, conservando sus tradiciones, costumbres y lengua. El tercero. Soaba con la existencia de un paraje natural al que proteger y desarrollar hasta constituir una zona de recuperacin del bosque primitivo en el desarrollo de la vegetacin autctona, que a la vez sirviera para establecimiento de una que con entera libertad y proteccin pueda recuperarse. Para ello se consigui la declaracin de zona de seguridad. La primera se consigui plenamente, lo segundo y tercero est en ciernes. Y a ello obedece este estudio, que adolecer, sin duda, de muchos defectos, pero que su intencin viene a plasmar mi idea de principio y no quiero dejar pasar ms tiempo sin exponerla, por si un da prospera y alguien la hace suya e intenta su desarrollo, como cosa importante, sin duda lo es. Y por lo que a m respecta cumplo con un compromiso moral que me impuse, y que dedico a nuestro querido Centro Excursionista Eldense y Parque de Montaa. Daniel Esteve Diciembre de 2000 Rabosa, un libro aparte 477 El extenso trabajo reproducido demuestra el amor de su autor al Parque de Montaa. Posiblemente cualquier otra persona estara ms que satisfecha con que, tan singular instalacin natural recibiera su nombre, pero Daniel ha seguido, incluso despus de ser su responsabilidad como presidente, mostrando su preocupacin por el desarrollo de Rabosa, como obra inconclusa que, en su opinin todava es. ___ Como romntico del montaismo que me considero, no puedo evitar ser contrario a todo lo que signifique dar excesivas facilidades a la gente para su acercamiento a la montaa. Cuanto ms fcil resulta ese acercamiento, menos aprecia el ser humano el mundo natural que le rodea. Ganarse el derecho al contacto con la Naturaleza con el esfuerzo personal es siempre la mejor manera de valorar el mundo donde vivimos. Escuchndole supe que segua haciendo falta la imaginacin, el desinters y el carisma de un lder, capaz de convencer a polticos, legisladores, cientficos y ecologistas para vencer la degradacin que amenaza a nuestras montaas. Se lo dije y me interrumpi con rapidez y total seguridad: ___ Bastara conseguir que declarasen el Parque como Paraje Natural, ya que no podra ser otra cosa debido a sus dimensiones. Con ello se lograra definitivamente la proteccin de Rabosa, asegurando su futuro. __ Ojal sea as, Daniel! __ Y los dos nos quedamos pensativos, cmo colgados en los ltimos instantes de una tarde, que por acabada, dio fin a nuestra conversacin. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 478 Despedidas 479 XIII Despedidas Es ley de vida que del mundo de los vivos nos hemos de ir, ms pronto o ms tarde, pero el montaero suele llevar implcito una carga esotrica de mayor consistencia que la media, por cuanto en el, sigue firme el recuerdo de cuantos en la montaa compartieron senda y camino. Curiosa fuerza mental, por otro lado, muy necesaria para el montaero que ha de encontrar sus pisadas en el regreso. Yo siempre digo que me olvido de calles, de carreteras y de un sinfn de cosas, pero rara vez olvido un sendero, una cresta o la cima de una montaa. Saber la causa es, como otras muchas cosas en la vida, un misterio. Simplemente ocurre as. Tal vez, recordamos slo lo que verdaderamente nos importa. E n la montaa y en la prctica del montaismo, nuevas corrientes proclaman la autosuficiencia del montaero completo y tienden al individualismo poniendo en auge el solo que encarece y supervalora hazaas en solitario, escaladas, carreras, expediciones, y an as, pocos son quienes reniegan de compaeros que un da cami- nasen junto a ellos o se atasen en su misma cuerda. Nunca se olvida a un compaero de la montaa. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 480 A lo largo de la vida, por esa misma ley al principio mentada, hay amigos, compaeros de la montaa que se nos adelantan en la ltima ascensin. Daniel siempre ha tenido para ellos unas lneas en la despedida, queriendo reafirmar la importancia de las horas y vicisitudes que un da compartieran. En este ltimo captulo, que lleva la muerte implcita como necesaria premisa, se expresa la religiosidad del hombre, una veces exaltando al compaero sus virtudes y otras los buenos momentos compartidos. Mi seleccin no es tal. Tom al azar estos ejemplos, que aqu quedan, de sentido recuerdo y ped a Daniel el esfuerzo de sus palabras para aquella, su compaera de siempre: Josefina Villaplana. Me pareci el mejor homenaje y recuerdo, en el momento del punto final. Despedidas 481 Francisco Prats Beltrn El primer presidente. Poco puedo decir de Francisco Prats, nuestro primer presidente. Era hombre de prestancia, de relativa personalidad, de empaque, de seriedad, honrado, leal, que supo dirigir el Centro, en sus principios, con sus inconvenientes y problemas. Quiz pecara, como buen montaero, de cierto individualismo, que le haca dirigirlo en plan contestatario, que se rode de amigos que constituy su directiva, que haca y deshaca como corresponda a la poca autoritaria que vivamos. Esto le cre ciertos inconvenientes, unido a su fatal enfermedad, que le apartaba de su direccin. Fue breve su presidencia, acab con su vida, pero tuvo la virtud de ser el creador de nuestra sociedad. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 482 scar Santos Gonzlez El filsofo. A scar Santos le conoc en el Centro, por referencias y por mi impresin en contactos con el. Bajo mi concepto era persona culta, idealista, enamoradsimo de su pueblo: Elda y sobre el que reflexionaba y conceba progresos, desarrollo e ideas claras a cerca de su futuro. Pariente de Roque Calpena (creo que cuado), alma de la creacin y desarrollo de la Ficia, en la que sin duda colaborara scar, con sus ideas, su iniciativa. De ideas claras que le gustaba quedar en el anonimato, persona de la que, en Elda, no se ha dicho mucho, que ha escrito poco, o casi nada, y que con el tiempo quedar en el ms tremendo olvido, pero al que haba de reconocrsele su mrito. Mrito que quiero resaltar en lo concerniente al montaismo y en particular al C.E.E. Cuando aparecieron las primeras gestas de este deporte, que l apreciaba, estimaba y conceba su nacimiento, que incluso lo plasm en unos primeros artculos que public en el joven Valle de Elda de reciente creacin y en los que, con diestra pluma y clara exposicin abogaba por las excelencias del montais Despedidas 483 mo y la necesidad de crear un club que acogiera a aquellos enamorados de la naturaleza. Fue un pionero de nuestro deporte, un filsofo de las excelencias del mismo. Responda a un movimiento en ciernes que pertenece a la poca en que las asociaciones montaeras se prodigaban como los hongos. Fue un fenmeno nacional que se produjo en la segunda mitad del siglo XX y que, captado por scar Santos, lo divulg y llam la atencin de presuntos naturalistas. No hay movimiento sin un principio filosfico y scar fue este filsofo. Le conoc, repito, en el Centro. Lo estim, reconoc su mrito, su humildad. No le gustaba que le pretendieran reconocer su silenciosa y meritoria labor. Fue un firme y excelente puntal del C.E.E. en sus principios. As mismo, fue el instigador y preparador de las primeras expediciones a los Pirineos (1958 y 1959) orientadas a lugares conocidos por l mismo en su estancia, durante nuestra pasada guerra civil, en la que estuvo destacado en aquella zona como miembro del Estado Mayor del ejrcito republicano. Joaqun Pay Gonzlez Tarzn In Memoriam Socio n 113, ingres el 12 de agosto de 1959, a los 51 aos de edad. Curioso personaje enamorado hasta la saciedad de la naturaleza, que contemplaba llenando su soledad con exquisito y sensible Daniel Esteve. El hombre y la montaa 484 espritu que explosionaba en sentidas y emotivas manifestaciones literarias, que su gran timidez impidi se publicaran; creo que el Centro Excursionista, al que amaba, le hicieron vencer algo esa timidez, y recuerdo, con verdadero agrado, una charla que nos dio en aquellas memorables noches del local social, tratando sobre una escena de la vida en el primitivo poblado del Monastil, que ms tarde plasm en un trabajo literario que se public en el n 8 del Boletn Informativo del Centro Cumbres, de 25 de enero de 1962, y que por su delicadeza, gran detalle y potica imaginacin, traigo a colacin en esta dedicatoria al amigo Joaqun que el da 4 de abril actual nos dej para seguir su ruta celeste al ms all. El trabajo lo titul Los Neolitas , y dice as: Apretujados alrededor del fuego, los neolitas, hombres, mujeres y nios, coman vidamente del asado de un caballo joven que en las primeras horas de aquel da de invierno haban dado alcance en una curva del ro, cuando animal, confiado, beba en las claras aguas del Vinalop. Se aproximaba la tramitacin del sol por el orondo Boln. La tribu, acabado el yantar, continu formando crculo alrededor del fuego. Ahora, la actitud de todos los individuos era tranquila; satisfecha el hambre, mirbanse sonriendo y algunos brazos varoniles buscaban cariosos los desnudos hombros de sus mujeres. El fuego, mantenido por unos gruesos leos, segua chispeante, exhalando un fuerte y excitante olor a grasa quemada. As continuara hasta que la noche se echara encima. Por lo pronto, las rojas cr-denas llamas, alegraban el colorido ambiente del pueblo neolita, cuyos miembros, unidos y semidesnudos, semejaba en el conjunto, una bellsima estampa salvaje. Estas reuniones, acogidas por el dulce calorcillo del fuego, eran de suma importancia en el aspecto social y cultural. Era el momento de mutuos cambios de impresiones; en el se daba resumen de la lucha y del trabajo de cada da y se elaboraban los proyectos para los das siguientes. Este pueblo, fuerte, ya entrado en el camino del progreso comprenda ya el exacto sentido de la vida. Organizado y dirigido por un solo jefe, se converta en una slida fuerza. Unidos se defendan contra las fieras, daban caza a los animales, los domesticaban, descubran los primeros secretos agrcolas, pulan artsticamente los objetos lticos y de hueso y con sus rudas Despedidas 485 manos, revolucionaban la poca primitiva construyendo con un puado de barro una vasija. El acontecimiento de todo esto, determin en la Edad de Piedra toda una poca; La poca neoltica! Cuyo resultado dej ampliamente abier- to el camino del progreso. Y en todos estos toscos cimientos, el principio del trabajo de nuestros hermanos neolita, se asienta la grandeza de la cultura del mundo actual. Joaqun Pay 29 de diciembre de 1961 Como aquellas poesas que dedic a todos los montaeros y a su amigo Manuel Daz Cuenca: EL ASCENSO A LA MONTAA El ascender a la montaa es un ejercicio que fortalece, templa el espritu, y rejuvenece al corazn, de espinas y cizaa. Qugrata la paz de la cima baada por la pureza del cielo! la mente en ella se abisma en el juego de la vida y del misterio. Paseando por entre los pinares o sentado cara al sol en una pea, Cunto que la naturaleza nos ensea por medio de su silencio y cantares! Al contacto con sus vitales elementos nos sentimos ms alegres y mejores, ms humanos, y en el pensamiento, se fijan ms puros los amores. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 486 Amor al rbol solitario Hay que amar y conocer al solitario rbol de la montaa. Es casi siempre un aoso pino hendido en las grietas y duras calizas, de tronco rugoso, de brazos abiertos, de mirada serena y pensativa. Hay que mirarlo muy de cerca y junto, muy junto a el respirarlo, levantar al cielo los ojos y el alma a travs de sus finas y oscuras agujas. Escuchar en el silencio profundo la sinfona del viento en la dura epidermis cuando el clido sol por el camino eterno le enva el oro en su matinal saludo. Hay que mirarlo en la hora augusta cuando el astro trasmuta la dorada cima y un desfile de nubes de hierticas formas preludian el triunfo de la estrellada altura. Hay que amarlo y admirar su fortaleza y sentir su soledad en la roca dura. E n enero de 1972, cuando paseaba por las inmediaciones de la va frrea, con su perrita Enjoma, cercano a su residencia en el Pantano, al intentar salvar al animal de ser arrollado tuvo la mala fortuna de ser lanzado por la locomotora, ocasionando su cada rotura por varios sitios del brazo derecho y magullamiento general. Trasladado a Villena en el propio tren y ms tarde ingresado en el Hospital Provincial de Alicante. En Junta Directiva de 11 de enero de 1972, teniendo en cuenta que el Centro Excursionista constituye una gran familia, no puede permitir que uno de sus miembros sufra penuria, y se acord abrir una suscripcin para atender sus mnimas necesidades y ayudarle hasta que se resuelva su situacin. Destac Despedidas 487 en ello los alumnos del Colegio Academia Vera a quienes se les felicit en persona de su Director Don Pablo y el 19 de junio de aquel mismo ao, se le hizo entrega de una placa de reconocimiento y agradecimiento por su rasgo humanitario. Trascendi a la prensa y se recibieron donativos hasta del extranjero. Colabor intensamente con la Seccin de Arqueologa del Centro, tanto en excavaciones como en estudios y archivo, y laboratorio o taller de reconstrucciones. Form parte del equipo que estu- di, prepar y public la Carta Arqueolgica de Elda. Aparece en la placa que se fij en el Museo Arqueolgico de Elda, cuando se hizo entrega del mismo a la ciudad, en su representacin genuina: El Excmo. Ayuntamiento, y en la que figura la lista de los componentes de la Seccin Arqueolgica del Centro. Dedic un trabajo a los excursionistas, fiel reflejo de su amor a la naturaleza y su profundo y sensible espritu en su contemplacin, y dice: Los ojos son ventanas por donde asoma el alma para ver D elante de tus ojos tienes el libro ms til y bello del Universo. Un libro viviente, con todo el maravilloso movimiento de las Leyes Naturales. Este libro es la naturaleza. Si sientes amor por ella, si sabes admirarla, hallars un tesoro de conocimientos y salud que te har feliz. La excursin a la montaa o al valle, te pone en contacto con la naturaleza, y es de desear, que al propio tiempo que vigoriza tu cuerpo, fortalezca tu espritu y cristalice en l la chispa divina de superarte como hombre. Qu bello es admirar un paisaje; observa el diminuto insecto, escuchar el lenguaje alegre de los pjaros; detenerse y pensar en el guijarro que ha rodado de la montaa, etc, etc.! Yo deseo para bien tuyo, que te pares un poquito y mires con atencin los delicados colores de las flores y escuches en silencio la voz profunda de la fuente. En la naturaleza todo es interesante, todo es creado para cumplir su cometido en la vida; lo mismo la humilde planta que crece a orillas del camino, que las esplendorosas constelaciones de estrellas que brillan en el cielo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 488 Y cunto de sentimiento humanitario se adquiere viviendo entre los elementos vitales que constituyen la fuente de la vida! El hombre, en la naturaleza se vuelve ms humano, ms sencillo; anida en l mejores pensamientos, siente ms amor por todo lo creado. Si te agrada la ciencia natural en las innumerables pginas del tiempo, hallars el secreto de las edades por las que ha pasado nuestro planeta. En todas partes se revela el testimonio de la vida pasada y presente; el estado fsil de las criaturas que nos precedieron; los cataclismos que le han dado forma a la redondez de la Tierra; a los seres infinitos que hoy constituyen el aporte material y espiritual de la continuada progresin. S, querido excursionista, comprende la alegra que nos produce la excursin a la montaa, cada excursin es un nuevo retomar en los brazos amorosos de nuestra madre, la Naturaleza. En su sano ambiente nos sentimos ms anchos, ms libres, ms dichosos. S mala, solzate viviendo unas horas felices, respirando a pleno pulmn la pureza del aire; baa tu cuerpo en las energas solares y las aguas vivas; mira con simpata a todos los seres animados. Ama la Naturaleza querido excursionista y sers bien compensado. Caus baja en el grupo de los Tarzanes, del que queda Gregorio y Navarro. Fue un hombre bueno que nos deja un dulce recuerdo de amistad. Descanse en paz Daniel Esteve Abril 1993 Despedidas 489 In memorian En 1957. Jos Prez Martnez Pepito Prez Socio fundador n 22 del C.E.E. Fue miembro de la comisin designada por el centro para realizar las gestiones precisas en la creacin oficial del mismo. Perteneci a la Junta Directiva Provisional. Fue elegido para vocal de la primera Junta Directiva del C.E.E. el 8 de diciembre de 1958, siendo designado por la misma como vocal de Camping, al frente de la cual realiz innumerables actividades, poca en la que esta seccin tuvo notable xito y gran nmero de participantes, valindole la concesin del Premio a la actividad montaera, entregado en el acto celebrado en la Sala Rex en 12 de marzo de 1959. E namorado del Centro, en el que colabor con entrega y entusiasmo, aport ideas e iniciativas: sugiri, en Junta General Ordinaria de 5 de julio de 1959, la instalacin de un cepillo pro-bibliote Daniel Esteve. El hombre y la montaa 490 ca; propuso para bibliotecario a Jos Poveda Yago, demostrando su celo por este medio cultural, que siempre present inconvenientes y que no se desarroll a lo largo del tiempo del C.E.E., en la misma Junta General propuso que se estudiara la concesin de una pliza de seguro colectivo de accidentes. Por unanimidad se le nombr vicesecretario del Centro y tambin secretario de la Acampada Provincial otorgada para celebrar al Centro. Por sus desvelos y entrega sincera y entusiasta al centro, se le concede mencin honorfica, que se le entrega en el acto celebrado en la Sala Rex el 7 de mayo de 1961. Fue en varias ocasiones, miembro del Jurado Calificador de premios, con vigencia anual. Encargado de la venta, en sorteo entre los socios, de las tiendas de campaa, cuando se acord por la Directiva la eliminacin de las mismas por sus problemas. Con Alfonso Navarro, Rogelio Garca, Lus Blasco, Juan Espaol, Alberto Beltrn, Pedro Ortega, scar Santos e Ireneo Juan, form parte de la comisin designada por Junta General Ordinaria de 19 de junio de 1964 para el estudio sobre la adquisicin, en propiedad, de un edificio para local social. Propuso la creacin de un bar en el local social para creacin de ambiente. De nuevo en 16 de julio de 1.965 se le nombra vocal de Camping. Colabor en cuantas marchas, campamentos y actividades montaeras se desarrollaron en el Centro, en sus primeros aos. Prest auxilio a los participantes en la marcha nocturna al mar del 28 de agosto de 1972. Molestias y enfermedades de los ltimos aos le tuvieron algo alejado del Centro, aunque an se le vea en ocasiones con Francisco Gonzlez Villena (q.e.p.d.), hasta que cruenta enfermedad lo alej de nuestra compaa y el 18 de julio descans en el Seor. A su esposa e hijo, tambin montaeros, mejor campistas, a quienes se les vea en cuantas actividades de este gnero, tanto locales, provinciales y regionales se celebraban, nuestro ms sentido psame y grato recuerdo por su amor a la montaa y al Centro. Descanse en paz. Daniel Esteve Poveda. Presidente honorfico del C.E.E. Despedidas 491 En recuerdo de Juan Verd Verd Socio n 62 del C.E.E. ingres en 1958. Falleci el 15 de junio de 2004, a los 89 aos. E n noviembre de 1961 se le nombr vocal de Refugios, encargndose de la reparacin y acondicionamiento del refugio de San Bernardo. Intervino, as mismo, en la repoblacin de pinos en la zona; cargo que se le ratific en 1965, sindole concedido el premio a la constancia montaera y actividad social. En su honor se design Marcha Verd, la creada por l y que iba desde Elda a San Cayetano (Crevillente). Intervino en el amojonamiento del Parque de Montaa y colabor intensa y eficazmente, con la Seccin de Veteranos en trabajos del parque. Perteneci al equipo organizador del XVI Campamento Regional de Montaa, celebrado en Rabosa, en el que se entreg al Centro el trofeo Delgado beda, mxima distincin que concede la F.N.M. Amante fervoroso de la Naturaleza y del C.E.E., siempre estuvo, con sencillez y humildad entregado a cuantos trabajos y misiones se le encomendaron. De todos es conocida su aficin a la botnica, su colaboracin con D. Manuel Serrano, doctor en farmacia, en la bsqueda de plantas y en la confeccin de dos notables colecciones de ellas, que se exhiben en el hogar del pensionista y en el albergue del Parque de Montaa. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 492 Perfecto conocedor de nuestra zona de montaa, asistente a toda clase de marchas y reuniones montaeras tanto provinciales, regionales y nacionales; apasionado y constante asistente a las marchas nacionales de veteranos, a la que quera llegar con 90 aos, segn me deca, con esperanza e ilusin. Siempre portador de su carpeta recolectora de hierbas, bastn y gorro con el escudo del Centro y de su pea El Garrote, de cuya creacin fue principal artfice. Persona buena, sencilla, servicial, amigo de sus amigos, con su voz de tono severo y sentencial, no exenta de humor. Amante de la Naturaleza, por la que deambulaba con notable respeto. Excelente montaero, al que echarn de menos senderos y cumbres tantas veces holladas, rboles y plantas que sola arreglar y limpiar, en sus paseos y ascensiones. El montaismo pionero, ancestral, romntico, ha perdido un buen paladn. Su viuda y sus hijos reciban la condolencia del mundo montaero. Que l le acoja en su ltima ascensin. Despedidas 493 Jorge Bellod Lpez En 1990. Cresta del Benicadell. Ingres en el Centro Excursionista Eldense el 1 de enero de 1961 con el nmero 412 y suscribi ttulo de la Ciudad Deportiva n 375. Pertenece a la poca del desarrollo del C.E.E., y se incorpora a su actividad en el equipo de redaccin del Boletn Cumbres, designado por la directiva en 13 de febrero de 1962 al que tambin pertenece, la que luego sera su esposa, Elenita Santos Poveda, primera dama montaera de la localidad, ttulo otorgado por el C.E.E. Fue entusiasta montaero que tom parte en infinidad de marchas y travesas, principalmente en alta montaa. Perteneca a la Pea Los Caracoles, grupo lrico-montaero que alegra sus actividades con sus canciones sacadas del folklore popular, deleite de propios y extraos. Asiste a las marchas nacionales de veteranos, quiz su ltima fue la de la travesa de la divina garganta del Cares, en unin de su esposa, y a la que tambin asist, como postrera de mis actividades montaeras. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 494 A legre, dicharachero, siempre contento, alegrando la convivencia, y pese a su grave enfermedad, no haba penas a su alrededor. Los Caracoles han perdido una voz y un magnfico compaero. El Centro un ejemplar montaero, y todos, un buen amigo. Todos notamos su ausencia, ms sus amigos de la Pea Los Caracoles y en especial su querida esposa Elenita, su fiel compaera de marchas y travesas. Nuestra ms sincera condolencia a sus familiares y en especial a sus hijas y esposa. Descanse en paz en la cumbre de su ltima ascensin. Antonio Antn Martnez Publicado en el Semanario Valle de Elda el 5 de enero de 2007 Toni Caliche, socio fundador n 7 del C.E.E., ttulo n 2 de socio fundador de la Ciudad Deportiva, insignia de oro n 7 del C.E.E., miembro del equipo creador y constructor de la Ciudad Deportiva. Despedidas 495 Durante aos perteneci a la directiva del C.E.E., encargado de la explotacin de la piscina El Lido, graciosamente cedida por la familia Tortosa, sita en las afueras de Elda en el lugar donde hoy est ubicada la empresa Kurapies. Cesada esta ocupacin se encarg con Alberto Pastor Albalat, de la explotacin, por corto tiempo, de la piscina del Peter Rives, que termin en pleito. Toni, inquieto y emprendedor, ide la construccin de una piscina. Busc y hall terrenos donde podra construirse, los que luego fueron destinados a la Ciudad Deportiva. Fue el creador de la idea, junto con Alberto Beltrn Sempere, los que nos contagiaron, nos entusiasmaron y concebimos no una piscina, sino una ambiciosa Ciudad Deportiva. A ello se dedic en cuerpo y alma durante aos. Fue completa su entrega y entusiasmo. Fue el vigilante e inspector de las obras. A diario, antes de abrir su fbrica, recorra las obras, daba rdenes, haca modificaciones e informaba, si bien, siempre, sobre hechos consumados. Su buena fe, inters y desvelos le compensaban de cualquier error. Se nos escapaba de las manos y hubo momentos en que cre algn problema, que luego superaba, y que nos tena en ascuas. Hemos de reconocer que fue un elemento extraordinario, difcil de sustituir y menos de superar. No obstante, disfrut en su construccin y desarrollo, y, sin duda, trascurrieron los mejores aos de su vida. Fue tanta su ilusin, entusiasmo y buen hacer que, honradamente, se debi bautizar las instalaciones como Ciudad Deportiva Antonio Antn , y me atrevo a sugerir a la actual directiva su designacin. Cesado en su cargo no volvi, tengo entendido, por las instalaciones. S a las reuniones del equipo. Trgica y larga enfermedad le apart de la sociedad y de su familia, hasta su triste final el 23 de diciembre pasado. Recibe Dora, hijos y nietos, nuestra ms sentida condolencia. Descanse en paz. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 496 Compaera Josefina Villaplana. Soy montaera por amor, deca Fina y su expresin encerraba una filosofa. Tiempos de poca circulacin, escasez de vehculos. Solamos salir a las cuatro de la maana, en excursiones tremendas: al Maigm y regresar a comer a casa. Esta tarde me apetece pasear, luego, hoy no iremos al cine (poca de abonos de plazas en los cines), ms tarde, al no conseguir nada Fina con este sistema: me gustara salir contigo al monte, pero a mi aire, a mi paso. La primera excur- sin fue desde Ferrusa (finca de sus padres) hasta la cueva de Perico en el Cid. Meses despus realizamos una excursin de diecisiete horas de duracin. Despedidas 497 Despus fue una compaera extraordinaria, en travesas, excursiones, ascensiones por los distintos sistemas geogrficos de la pe- nnsula. Muchos aos recorriendo montaas y lugares estupendos de nuestro pas: campamentos, marchas, travesas y excursiones a lugares elegidos. Fina fue incomparable, insustituible, extraordinaria, compaera, confidente, contertulia, amiga, esposa. Siempre juntos. Qu Fina est enferma, o Qu a Daniel le pasa algo Cuando vean a uno solo. Familias Esteve, Chorro y Bas. Mi memoria no es buena. Leo y al rato apenas recuerdo lo que le. Por ello empleaba el sistema de salir de paseo con Fina a quien explicaba lo que haba ledo, lo que recordaba y con ello consegua fijarlo en la memoria. Ella deca que no le cansaba, que no le aburra y yo se lo agradeca, pues para m era un excelente sistema. Para m lo era todo. No saba vivir sin sentirla a mi lado. Ella me complaca de la misma manera. ramos felices, en ello estimbamos nuestra felicidad. Fueron 58 aos de relacin (ocho de novios y 50 de Daniel Esteve. El hombre y la montaa 498 casados). Toda una vida. Problemas, como todo los matrimonios, pero tenamos un convenio: a un disgusto estbamos obligados a pedir perdn por parte del llammosle culpable. Esto se produca y la reconciliacin era enriquecedora. Fue una compaera excepcional. Complementaran nuestra vida la llegada de nuestras hijas: Mila y Espe, sobre las que nos volcamos en educacin y cuidado, y que la llenaron con la presencia de nuestros nietos: Alejandro, Daniel, Aaron e Irene, esta ltima no fue conocida por Fina. A Alejandro desde muy pequeo, de meses, lo cuidamos nosotros (Mila trabajaba en la clnica Mare Nostrum, de Alicante y no poda). Lo hicimos montaero, viajero, y le inculcamos cuanto estimamos interesante en su desarrollo. Fue una felicidad. *** Eplogo 499 Daniel Esteve visto por el fotgrafo Vicente Olmos. Septiembre 2007. Eplogo Henri Ford deca que todo hombre haba de tener una casa y a la puerta un coche (claro, Ford), Franco, deca que todo hombre que se preciara deba tener una casa, criar una familia, a la puerta un coche (Seat 600) y plantar un rbol. Actualmente a esto hay que aadir: y escribir un libro. Estos ltimos aos, las editoriales publican miles de estos libros. Todos nos consideramos obligados a escribir un libro, a resear algo de nuestras vidas, estimando que es importante. Luego resulta que cumples el deseo pero que casi nadie lo lee. Este fenmeno actual es el que me llev a m tambin a escribir un libro y lo que es peor, instigado por Juan Manuel Maestre le facilito antecedentes para su obra sobre una biografa ma. Verdad es que hay materia dentro del montaismo. Ese montaismo al que llegu tarde, pero bastante para apreciar y gozar de sus excelencias. Fueron aos, principios, fabulosos, todo, o casi todo estaba por descubrir; se as Daniel Esteve. El hombre y la montaa 500 cenda, se descubran senderos y paso de montaa, ramos pioneros de aquellas lides, en nuestra zona. Hallbamos lugares inhspitos, bellos parajes, sendas casi perdidas, en su abandono; marcbamos hitos, levantbamos croquis, dejbamos buzones-registro, sacbamos fotografas inditas, gozbamos de la naturaleza, desierta, amena, acogedora, encantadora. Sensibilidad ante tal belleza, que nos converta en romnticos del montaismo. En efecto, era, soy, un romantico de la montaa. Con el transcurso del tiempo, esto se ha desfigurado: los domingueros, los marchadores en masa, el ciclismo y motorismo de montaa, el senderismo, las tablillas y marcas pintadas vulgarizan la cuestin y empujan al romntico montaero, hacia la cumbre inaccesible, ltimo refugio, castillo defensivo de la invasin humana. Comprendo que lo que es bueno para uno debe serlo para los dems, pero no obsta para expresar mi desacuerdo y malestar. Todo esto es lo que se traduce de los comentarios y expresiones de Juan Manuel Maestre ante mis rasgos biogrficos, que poco inters deben tener an cuando, para m sean importantes. Si el lector, paciente y tenaz ha llegado hasta aqu, piense que l tambin puede escribir un libro, sin duda, a lo largo de su vida tendr cosas que contar y debe hacerlo aunque sea slo por satisfaccin propia, y huelga pensar si alguien lo leer. Daniel Esteve Poveda ndice, biografa, archivos, fotografas y otros libros 501 ndice, bibliografa, archivos, fotografas y otros libros. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 502 ndice, biografa, archivos, fotografas y otros libros 503Dedicatoria 7 Presentacin Concejal de Cultura de Elda 9 Presentacin Concejal de Cultura de Petrer 11 Prlogo de Aurora Prez Moneo 13 Introduccin 17 Captulos I Desde un lugar de la mancha 23 II La contienda 31 III y ahora qu 43 IV El montaismo 51 Montaismo Excursionismo scar Santos 1957 52 Maana de un domingo scar Santos 1957 54 Dos opiniones Francisco Prats 1958 58 V Expedicin al Pirineo 63 Diario de expedicin 1958 65 VI Otra vez el Pirineo 129 La mujer y la montaa scar Santos 1957 130 II Salida al Pirineo - Diario 1959 133 VII Cumbres y Riscos 165 Saludo 1961 176 Daniel Esteve. El hombre y la montaa 504 Colaboracin 1961 178 Alta montaa 1961 180 Rehabilitacin Juan Miralles 1961 183 Contestacin a la carta de Juan Miralles 1961 187 Felices Pascuas 1961 190 V Acampada del Reino de Valencia 1962 192 Felices Pascuas 1962 194 Circular de sumo inters a los socios 1962 198 V Campamento Regional de Montaa 1963 200 Centro Excursionista Eldense 1967 202 VIII Un nuevo estilo 207 Excursionistas Montaeros J. Tarrag 1959 209 Prlogo Estanislao Pellicer 1948 210 Cuestionario de sugerencias reunin 1962 211 Cartas a Antonio Daza 1962 217 Nuevas normas para el montaismo 1962 223 IX Actividades 227 Carta a Juan Poveda 1962 231 Carta a Juan Poveda 1965 236 Informe de Actividad 1971 250 III Campamento Regional Alta Montaa 1971 252 XXX Campamento Nal. de Alta Montaa 1971 259 El Camino de Santiago, 1990 272 XXI Marcha Nacional de Veteranos, 1995 312 XXV Marcha Nacional de Veteranos, 1998 315 XXVIII Marcha Nacional de Veteranos, 2001 317 XXXI Marcha Nacional de Veteranos, 2004 323 X La Ciudad Deportiva 333 XI Jubilacin 341 Recuerdos, 1960 345 Reyes Magos en montaa y R. Montesinos1990 350 Agradable sorpresa, 1990 353 Felicitaciones Redaccin Boletn C.E.E., 1990 354 Prehistoria del Centro, 1991 355 ndice, biografa, archivos, fotografas y otros libros 505 Primeras comuniones en montaa, 1991 358 Jubilacin en montaa, 1991 362 Pozos de nieve, 1992 366 Trofeo Delgado beda, 1993 370 No hay obra sin hombre, 1994 372 Bodas de plata del Club Alpino Eldense 2001 375 Orgenes de nuestro escudo, 1996 378 XII Rabosa, un libro aparte 381 Parque de Montaa, 1988 383 La campana de Rabosa, 1990 387 Rabosa 25 aos, Bodas de Plata, 1996 389 Reflexiones y comentarios sobre un hipottico Plan de desarrollo del Parque de Montaa Daniel Esteve 399 Inscripcin registral 402 Prembulo 403 Introduccin 407 I Parques y parajes o espacios naturales protegidos 409 II Situacin actual del Parque de Montaa Daniel Esteve 415 III Panorama ecolgico del Parque de Montaa 4 21 IV Factores, que intervienen en la degradacin del Parque 427 V Factores que conforman el Parque de Montaa: Suelo, flora y fauna 431 VI Formas y posibles soluciones 445 VII Resumen 451 VIII Datos que pudieran ser interesantes 4 57 IX Especies, vegetales y animales que probablemente Un da, ocuparn el Parque de Montaa Daniel Esteve 463 Eplogo 4 75 XIII Despedidas 479 Francisco Prats, el primer presidente 481 scar Santos. El filsofo 482 Joaqun Paya Gonzlez Tarzan 483 Los Neolitas Joaqun Pay 484 El ascenso a la montaa Joaqun Pay 485 Amor al rbol solitario Joaqun Pay 486 Los Ojos son ventanas por donde asoma el Alma para ver Joaqun Pay 487 Daniel Esteve. El hombre y la montaa 506 Jos Prez Martnez Pepito Prez 489 En recuerdo de Juan Verd Verd 491 Jorge Bellod Lpez 493 Antonio Antn Martnez 494 Compaera. Josefina Villaplana 496 Eplogo de Daniel Esteve 499 ndice, Bibliografa, Archivo, Fotografa y notas 501 ndice 503 Bibliografa consultada 507 Archivos y fotografas 508 Otros libros de ambos autores 509 *** ndice, biografa, archivos, fotografas y otros libros 507Bibliografa consultada CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE, Boletn Cumbres. (1961-1978). Elda. C.E.E. CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE, Boletn C.E.E. (1988-1999) C.E.E. ESTEVE POVEDA, Daniel. Memorias de un presidente, 1956-1981, Tomo I (1999) Caja de Crdito de Petrer y Exmo. Ayuntamiento de Elda. ESTEVE POVEDA, Daniel. Memorias de un presidente, 1956-1981, Tomo II (1999) Caja de Crdito de Petrer y Exmo. Ayuntamiento de Elda. FAUS, Agustn. Huellas profundas . (1985) Madrid. Editorial Esteban Sanz FEDERACION VALENCIANA DE MONTAISMO, Boletn Riscos. (1963-1973) Valencia. F.V.M. MAESTRE CARBONELL, Juan Manuel. Mi primera expedicin (2006) Elda. Varios MALLAFRE, Ernesto (1954) Escalada. Barcelona. Editorial Juventud UNION EXCURSIONISTA DE CATALUA, Senderos, nm 8. (1959) Barcelona, UEC ZORRILLA, Juan Jos. Enciclopedia de la Montaa (2000) Madrid. Edi-ciones Desnivel Daniel Esteve. El hombre y la montaa 508 Archivos Este trabajo est basado fundamentalmente en los archivos personales de Daniel Esteve Poveda, que incluye a su vez, algunos artculos publicados en el Semanario Valle de Elda, de otros autores montaeros. Fotografas Salvo las correspondientes a la pgina 321 del Club Alpino Eldense , pgina 357 de Antonio Vera Blasco , pgina 482 de la familia de scar Santos, pgina 483 del archivo del CEFIRE, pgina 491 de la familia de Juan Verd, pginas 331 y 499 de Vicente Olmos y las pgi-nas 328, 331, 493 y 511 de Juan Manuel Maestre, todas las restantes fo-tografas pertenecen a Daniel Esteve Poveda. ndice, biografa, archivos, fotografas y otros libros 509 Daniel Esteve Poveda. Que Naci en el Petrel de 1919, estudi en Albacete y que fue a la guerra, aunque no peg un tiro, lo cont l mismo en su libro Memorias de un presidente. Que trabaj profesionalmente como Procurador de los tribunales y que fue el PRESIDENTE con maysculas del Centro Excursionista ya lo saben todos los eldenses. De l se ha dicho casi todo sobre su labor en pro de la juventud, del deporte en general y del parque de montaa que lleva su nombre; razones ms que suficientes para que la historia le tenga por hombre inquieto, comprometido y capaz. Trajo el deporte popular; no un deporte, sino todos los que cualquier mente pudieran imaginar, apoy inquietudes y demostr que eran posibles en la Elda trabajadora. Anim el gusto por la cultura y el respeto e inters por nuestra historia, y lider e implant, tal vez sin saberlo, la avanzadilla de una democracia que estaba ya en la mente, todava amordazada, del pueblo. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 510 Siempre dijo que un domingo sin excursin era un domingo perdido y creo que nunca supo donde empezaba el Centro y donde su propia vida, de tal suerte que la fue mezclando hasta fundirla inseparablemente. Se quej de haber llegado tarde a este deporte, pero le sobr tiempo para dejar su impronta inconformista. Los artculos recogidos son la obra del Daniel Esteve montaero, quien desde sus inicios, bien directamente o usando algn seudnimo, alumbr el camino del vanguardismo montaero. Notar el lector el empuje vehemente en sus comienzos y el sosiego y sabidura de sus ltimos relatos, pero siempre su innegable amor hacia los espacios abiertos donde sobresale su espritu de viajero incansable. Daniel Esteve, seguramente ser recordado por el nombre de un parque de montaa por los habitantes del valle, como l gusta nombrar, y tambin como indiscutible personaje en la historia de Elda por los ms cultos eldenses, y espero que los amantes de la cultura al aire libre disfruten como yo del Montaero, de su sincera pluma y su verbo directo y fcil. Otros Libros de este autor Memorias de un presidente, 1956-1981 Tomo I Creacin y Desarrollo - Tomo II Crnica-Apendice Edicin 1999 Caja de Crdito de Petrer y Exmo. Ayuntamiento de Elda. ndice, biografa, archivos, fotografas y otros libros 511 Juan Manuel Maestre Carbonell. Eldense de cepa vieja, sin triun-falismos ni fanatismos patrios. Cosecha del 50. Ciudadano del mundo. Autodidacta por conviccin. Actualmente, felizmente prejubilado, vamos lo que sera un bancario emrito. Su futuro pasa por escribir. Alpinista desde el uso de razn, escritor vocacional, guionista profesional durante muchos aos. Adems de la primera Gua de es-calada de la Pea del Corb y el Manual para la marcha por sistema Duf- four , ambos publicados en 1976, su primer libro de relatos Mi primera expedicin fue publicado en el ao 2006. Daniel Esteve. El hombre y la montaa 512 Este libro se termin de imprimir en los talleres de Quinta Impresin de Alicante en el mes de noviembre, siendo presentado: en el saln de actos de la Caja de Crdito de Petrer el 14 de diciembre y en Elda, en el saln noble del Casino Eldense, el da 15 de diciembre, vsperas de la Navidad de 2007. dahellos.com Cultura montaera eldense

Daniel Esteve, el hombre y la montaña

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