Escrito en Elda

ELDA, 1994 Escrito en Elda Jos A. Sirvent Mullor Seccin de Publicaciones del AYUNTAMIENTO DE ELDA JUNTA CENTRAL DE COMPARSAS Dibujos de portada y presentacin de captulos: Joaqun Laguna Bocetos de las comparsas: Gabriel Poveda, excepto el de Las Huestes del Cad, realizado por Joaqun Laguna. Coordinador de la edicin: EMIDESA Empresa Municipal de Informacin, S.A. Jardn de la Msica, s/n 03600 ELDA I.S.B.N. 84-87962-03-3 Depsito Legal: A -218-I994 EMIDESA, 1994, de la presente edicin Fotocomposicin: Estudio DAC Impresin: Grficas Vidal-Leuka A Mari Carmen, con quien lo escrib, y a mis hijos que han tenido la suerte de nacer en Elda. NDICE EXORDIO 9 PREGONES Pregn de Proclamacin de Abanderadas y Capitanes Infantiles,1987 15 Con la Fiesta alrededor Pregn de Fiesta de Moros y Cristianos, Elda 1978 21 ARTCULOS Elda, una fiesta peculiar 33 Carta abierta a un forastero 37 Aquella Navidad 39 Ya estn puestas las perillicas! 41 Lo escrito, escrito est 43 Cuando la historia no es cuento 47 Mi compostela eldense 51 Nostalgia 53 ENTREVISTAS FALSAS Y OTROS RELATOS Hablando con. .. las perillicas 57 Hablando con. .. un caballo 59 Hablando con. .. las lgrimas 61 MIRIAM para Emily 63 Despedida 67 POEMARIO FESTERO Ante las Bodas de Oro 71 In Memoriam 73 Embajadores 74 Piratas 77 Estudiantes 79 Zngaros 83 Contrabandistas 85 Cristianos 87 Musulmanes 89 Marroques 91 Realistas 93 Huestes del Cad 95 Romance Zngaro 96 Elogio de la letra Zeta 98 Romancillo eldense 100 Qu es la Gloria 102 Desfile Infantil 104 Elda en fiestas 106 Brindis a los pueblos pertenecientes a la UNDEF 108 Negros 110 Carta abierta 111 Carta abierta a todo el mundo 113 Abanderadas 114 A Roco y Javier 115 Abanderadas 1990 116 Abanderadas 1991 117 Nana para Sandra 118 Saludo a los pueblos festeros que visitaron Elda en 1977 119 Pregn para 1992 122 Fiesta 134 A Jos Juan Garca y Luis Carrasco 136 A Mari Carmen 137 Poema final 139 EXORDIO No fue posible que Jos Antonio Sirvent Mullor naciera en Elda, cosas del destino!, pero si lo hicieron (afortunadamente para nuestro pueblo) sus hijos, porque, seguro estoy, que gracias a ellos conservaremos siempre entre nosotros por medio de ese cordn umbilical que da el paisanaje de los seres queridos, a este zngaro fantasio- so, soador, juglar y rapsoda. Hoy ve la luz en esta ciudad, tan enraizada en l, tan amada por l, y que tantos y tan profundos surcos ha marcado en su personalidad y como no, en su corazn, un nuevo hijo eldense: su libro Escrito en Elda. Este libro que entronca con la mejor tradicin barroca de la literatura espaola, como lo demuestra al remedar a Samaniego en su comicidad, a veces grotesca y dispara- tada o, realizando un ejercicio de gracia expresiva como hiciera Toms de Iriarte consiguiendo con su buen humor y modestia resultados memorables, o como no, aproxi- mndose a Quevedo por su tradicin, stira e ingenio desbordado, o emulando tambin la obra de Muoz Seca al parodiar los dramas poticos en sus romances festeros. La obra, que est compuesta por cuatro captulos denominados Pregones, Artculos, Entrevistas Falsas y otros relatos, y Poemario festero, termina con un senti- mental Poema final donde hace una emocionada exhorta- cin de cmo deseara ser cuando yo no venga en fies- tas. 9 En los Pregones (ledos en Elda durante los arios 1978 y 1987) consigue mediante la perfecta simbiosis de verso y prosa, ensalzar La Fiesta y a sus protagonistas, sin alta- nera, sin petulancia, sin ampulosidad, otorgando el valor y el protagonismo justo que La Fiesta y sus actores principales merecen. Recoge el captulo de Artculos, ocho de ellos de temtica bien diversa y que han sido publicados en nues- tra Revista de Moros y Cristianos entre los aos 1975 y 1983 constatando en algunos de ellos la idiosincrasia de las gentes protagonistas de La Fiesta o poniendo de manifiesto su denodado y decidido amor por Elda. Otras veces, y haciendo apologa de nuestras fiestas, invita a un forastero a vivir, a conocer y sentir nuestras cele- braciones. Nos sorprende de nuevo con su imaginacin ms des- bordante, cuando en sus Entrevistas falsas y otros relatos es capaz de entablar dilogo con las mismsimas perilli- cas o hacerle hablar a un caballo de tintes ecologistas, poniendo en su boca alguna que otra greguera, o incluso inventando leyendas como la de Miriam y Santiago. Pero es en su Poemario festero donde nos revela su des- treza en el arte polimtrico, mostrndonos su dominio tc- nico y creativo como poeta al emplear gran diversidad de metros que son manejados con soltura y precisin, y que abarcan desde la redondilla hasta el verso blanco, pasando por el octoslabo, sin olvidar la dcima o el soneto. A mi juicio, donde destaca sobremanera, es en la com- posicin ms genuina de la mtrica espaola, intercalan- do hbilmente la ficcin y la realidad histrica en su obra al igual que lo hiciera Gins Prez de Hita en sus roman- ces festivos arbigocristianos de su novela histrica Guerras civiles de Granada. Demos por ltimo la bienvenida al libro que viene a ocupar el vaco producido por la carencia de este tipo de 10 publicaciones (al menos agrupadas en una sola obra), de las que nuestras fiestas han adolecido durante aos. Agradezcamos tambin a Jos Antonio sus escritos reco- pilados y publicados tan acertadamente por nuestro Ayuntamiento con la colaboracin de la Junta Central de Comparsas, ya que a travs de ellos no slo nos hace sentir La Fiesta, sino que nos embargan, nos arrastran, nos transportan, nos envuelven, nos emocionan, nos cau- tivan, en una palabra nos hacen vivir, porque La Fiesta es tumultuosa, bullanguera, alegre, ruidosa pero a la vez, serena, pausada, gozosa, melanclica, sosegada, porque qu es en fin la vida sino el equilibrio perfecto entre todas estas sensaciones y sentimientos No hay que ser conocedor, ni comparsista, ni siquiera simpatizante de La Fiesta para convertirse en vido devorador del libro una vez ledas las primeras estrofas, ya que poco a poco se va transformando en amante secreto de la misma, en cmplice, y amar La Fiesta es conocer a tus semejantes, querer a tu pueblo, y por qu no, perdonar a tus enemigos, porque La Fiesta es semilla de gratitud, los desfiles abono de complacencia, la estan- cia en los cuartelillos siembra de convivencia, y los fru- tos, la amistad ms sincera. Gracias Zngaro Mullor porque has sabido trasladar al papel los cascabeles de tus botas convirtindolas en cadenciosos versos que desde hoy ya son tambin nues- tros y que, a partir de ahora, seguro estoy de que sonarn en nuestra alma al igual que tintinean las sonajas de tu pandereta zngara cuando pasas por las calles de este pueblo, tu pueblo por siempre. Joaqun Laguna Blasco 11 liCS PREGN DE PROCLAMACIN DE ABANDERADAS Y CAPITANES INFANTILES 1987 Seoras y seores: Muchas gracias a todos por venir aqu a realzar este acto, primero de la Fiesta de 1987, en el cual ms que pregonero voy a ser el portavoz de todos los presen- tes y ausentes, para afirmar plenamente eso que todos lleva- mos en el corazn: Que la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda est ya a nuestras puertas, y que ya mismo vamos a seguir siendo quienes somos, los Moros y Cristianos de Elda, los hacedores de sueos y de ilusiones. Una fiesta no sera tal si se quedara reducida a unos actos ms o menos oficiales y a un divertimento ms o menos ofi- cioso. Una fiesta para serlo plenamente, como lo es la nues- tra, ha de ser algo vivo, popular, participativo, y que goce sobre todo del aprecio y del apoyo de la mayora. Estas condiciones se dan una por una y en conjunto en nuestras celebraciones, y por ello el anuncio que hacemos de ellas, el hecho de pregonarlas, no es ms que la afirmacin individual en un momento dado, de un sentimiento colecti- vo. Pero es que adems, cuando ese anuncio se hace en pre- sencia de nuestros hijos, cobra categora de compromiso y asume la altura de ejemplo, convirtindose en eslabn de una cadena de promesas que no hace falta manifestar porque se va trasmitiendo, como la vida, a travs de los sentimien- tos, de la sangre y del espritu. La Fiesta es compromiso con nosotros mismos y a la vez con la esencia de nuestro pueblo que queremos que resalte 15 ante todos los dems y entre todos los dems, y al sacarla a la calle en los das sealados para su celebracin no estamos haciendo nada ms que mostrar a todos lo que llevamos dentro, para que se congratulen con nosotros y se alegren con nosotros. Para impartir un poco de felicidad y de sonri- sas en un mundo en el que por desgracia cada da estn ms desplazados los soadores, y se priman ms las razones materiales que las puramente espirituales. Por eso cuando hace apenas unos momentos se premiaba la labor de un cabo de escuadra infantil, cuando se entregaba un premio a Anto- nio Mira Valiente, estbamos afirmando una vez ms que frente a las razones de la lgica es necesario esgrimir las razones de los sueos. Yo ahora, al dar la enhorabuena a Antonio Mira quiero pedir a todos que sigis poniendo entusiasmo en los aplausos que se prodigan en los desfiles, para que el suave tronar de los mismos sea capaz de ahogar las secuelas de la comodidad. Y dejando para cada uno de vosotros las oportunas refle- xiones sobre lo que se debe hacer para que la Fiesta sea mejor cada vez que la celebremos, quiero dejarme de filoso- fas que pudieran no ser entendidas y hasta provocar un cier- to aburrimiento, para centrarme con todos vosotros en algo que es consustancial al hombre, la alegra. Esa alegra que los demonios traviesos de la sociedad tra- tan muchas veces de acallar y de destrozar. Cuando os vea subir a todos al estrado, rememoraba por un momento las Fiestas de Moros, y sabiendo que defi- nindolas a ellas defina en cierto modo lo que es la gloria, pensaba lo siguiente: Mirad que ros de amor ms grandes que la mar pasan! Qu olas de colorido con su vaivn entusiasman! Acarician las orillas 16 de las calles con su marcha. El batir de los aplausos el nimo enciende y calma! Van los Realistas de azul y las Huestes de esmeralda, colores que al mar y al cielo tienen su hermosura dada. Rojo sangre, Marroques el color de las hazaas. De tesoros escondidos va la hueste musulmana con su color amarillo. Plumas al viento! Mil capas! Retumbar de los timbales que mil suspiros acallan! Pasa el bando moro de Elda, de Elda mi bien amada. Lleno el aire de canciones y el recuerdo de esperanzas un nuevo tropel ya viene arrollando cuando pasa. Con alegres pasodobles llega la hueste cristiana. Siguen evocando al mar las calaveras Piratas! Recuerdan la reconquista los Cristianos. Con qu alma! Qu tesn en su quehacer! Qu presencia siempre grata! Ahora son los Estudiantes con sus plumas y cucharas, prestos a probar el guiso y echarle sal si hace falta. Vienen los Contrabandistas a quitarnos la nostalgia, 17 volcando con su presencia el aire de las montaas que a Elda estn rodeando, que a Elda siempre guardan. Pasan ahora los Zngaros, y porque no falte nada, traen universalidad a la Fiesta. Ms lozana y ms alegre se siente cuando llegan con su marcha. Del paso regio del moro, ritmo, cadencias y lanzas al paso alegre cristiano, victoria siempre lograda Todo aqu es inenarrable. Mi fiesta es verla y amarla. Porque la Fiesta de Elda es algo ms que palabras. Mis queridos Capitanes y Abanderadas Infantiles, permi- tidme que mis palabras de saludo para vosotros sean al mis- mo tiempo palabras de felicitacin para vuestros padres y familias. Y a la vez sean tambin unas palabras de congratu- lacin y enhorabuena para los dirigentes de las Comparsas y para todos los que componen la familia festera de Elda. Ahora estis contentos porque acabis de recibir unos regalos, y eso es algo que siempre nos hace mucha ilusin a todos, tanto a los pequeos como a los mayores, sobre todo cuando los regalos, como ocurre en este acto, se hacen con mucho cario y con muy buena voluntad. Estis contentos porque en cierto modo se ha repetido hoy para vosotros el Da de Reyes. Y efectivamente hoy es Da de Reyes para todos los moros y cristianos. Pero no un da en que vamos a esperar con ms o menos ilusin para verlos pasar. Hoy es el da de los Reyes de la Fiesta, que 18 se proclaman ahora, y que van a estar con nosotros, que vais a estar con nosotros, mis queridos Capitanes y Abanderadas Infantiles, reyes de las distintas comparsas que os van a ver pasar con inters y con ilusin, y que os vamos a seguir con cario y emocin en todos los actos de los Moros y Cristia- nos. Estis contentos tambin todos los Capitanes y Abande- radas salientes porque otra vez vais vestidos con vuestros trajes de gala, y los Capitanes y Abanderadas que hoy se proclaman estn muy contentos porque ya estn pensando con toda la ilusin del mundo que muy pronto van a llevar unos trajes tan bonitos como los que ellos llevan ahora. Y finalmente, estamos muy contentos todos, los familia- res de los capitanes y abanderadas salientes porque los nios han cumplido muy bien su cometido, los familiares de los que hoy se proclaman porque confan en que tambin ellos cumplan muy bien con la tarea que ahora se les encomien- da. El resto de los festeros estamos muy ilusionados porque con este acto estamos asegurando una vez ms la continui- dad de la Fiesta. Mis queridos nios. Mis queridos Capitanes y Abandera- das Infantiles, vosotros que todava tenis la mirada y los pensamientos limpios como el agua de mayo, yo quisiera pediros que en el mundo de los recuerdos infantiles recor- dis siempre, como un hermoso cuento de hadas, el ao en que fuisteis elegidos para estos hermosos cargos de abande- rada y de capitn. Y quisiera pediros tambin que siempre tengis cario para las cosas de nuestro pueblo, a la vez que pido a los mayores que hagan lo posible para que este acto no sea un hecho aislado en la vida de nadie. Este acto de hoy, aunque sencillo, es calor de una nueva sementera, es promesa de nuevas ilusiones, 19 es mirar el maana de la Fiesta, Comparsas y familias, sembradores, tienen que afianzarse en la promesa de seguir cultivando da a da los sueos que los nios hoy ostentan. Para qu y por qu hacemos esto si no vais a defenderlo con firmeza Ayudad a los nios a ser nios y que sigan tan limpios cuando crezcan. Lo merecen los Moros y Cristianos, y lo merece sobre todo, Elda. 20 CON LA FIESTA ALREDEDOR. PREGN DE FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS ELDA 1978 Con este acto de proclamacin de Abanderadas y Capita- nes, comienzan a desvelarse los ltimos actos prefesteros, y ya estamos con la fiesta alrededor. Ya se cuentan ms que nunca los das, y hasta las horas, y ya comienza a planificarse la vida, poniendo como hito a nuestros Moros y Cristianos, ahora: Se acerca y se ventea ya el verano en el color del gozo y de la risa, En nuestras diez banderas, y en la prisa que a todo comparsista vuelve hermano. Espadas con la sangre de las fl ores. Alfanges coloreados de papel. Piratas que navegan sin bajel. Trabucos que no cargan los temores. Y la cruz que defienden los cristianos, y esa brisa de mil panderetas, y el amor que se escapa de las manos aplaudiendo desfiles y retretas, de esta Fiesta de Moros y Cristianos que tan slo en mi Elda es completa. Yo quiero comenzar tambin, dejando constancia de mi agradecimiento hacia vosotros, porque no os podis figurar como os agradezco el que me permitis hablar en pblico de nuestra fiesta de Moros y Cristianos, que tanto cario mere 21 ce, a la que tanto cario tenis, y la que tanto cario he ido volcando desde el momento en que me hablis ido ensean- do tantos matices de la misma. Porque hablar de las fiestas es relativamente fcil. Parti- cipar de una fiesta tampoco es muy difcil. Pero vivir la fies- ta, eso que vosotros hacis tan bien, no es tan sencillo como muchos creen, ni tan fcil como a veces parece. La Fiesta de Moros y Cristianos culmina en un momento dado, en cualquiera de los actos de que la misma se compo- ne, y ese momento preciosista es el que suele quedar para la historia, aqu como en otras ocasiones injusta, y es el que suele impresionar la retina y el recuerdo de los que la ven. (En el caso concreto de Elda, podramos fijar ese momento en las dos entradas). Pero la vivencia que ha hecho posible ese acto o esos actos, el desenvolvimiento de los pensamien- tos de los festeros en los das anteriores que suelen ser todos los del ao, eso no se ve, no se comprende y no se puede explicar tampoco. Porque solamente son unos pocos, siempre con la fiesta alrededor, los que dan fuerza y calor al letargo del que saldr nueva vida. Solamente son unos pocos, los que saben, como el campesino que ve sus campos aparentemente vacos, que hay unos momentos en que la Fiesta sigue viva, pero est creciendo hacia adentro, en el corazn, impulsando la sangre con ritmo moro y cristiano, vivificando los proyectos, las ilusiones, las palabras.. . y haciendo posible que luego los dems vean el fruto veraz y apetecible de algo que ha costado lo inimaginable, que se ha abonado con ilusin, que se ha regado con lgrimas de alegra, y que ha fructificado tambin, por qu no, con lgrimas de impotencia cuando los obstculos que se nos plantean parecen amenazar seriamente a los Moros y Cristia- nos, que ni ahora ni nunca dejaremos morir, ni nadie podr matar, porque para ello, tendra que acabar con los latidos de todos nuestros corazones, con la fe que los mueve, y con la semilla que supone la incorporacin da a da de nuestros 22 hijos (yo tambin tengo dos hijos que ya son festeros) y de cuyo hecho me lleno de orgullo al poder afirmar que apren- den a oir, con msica festera, que aprenden a andar, con rit- mo festero, y que aprenden a hablar, oyendo palabras que hablan de fiestas, bebiendo entusiasmo, en ellos todava potencial, hasta el momento en que siguiendo nuestras vie- jas banderas, van tomando el relevo hecho de historia, de nuestra pequea e importante historia, y siguen trayendo a los espritus cansados y a los huesos resecos la alegra y la esperanza de que las Fiestas de Moros y Cristianos siguen viviendo. Y siguen viviendo porque se han hecho algo consustan- cial con nosotros, algo ciertamente inmanente a nuestra per- sonalidad de eldenses, y han heredado una esencia de nues- tra reconquista en la que no todo eran escaramuzas y bande- ras, aprndase esto bien, sino tambin convivencia. Y pese a los que limitan su horizonte a un solo sentido de lo tradicional, han heredado de aquella convivencia un intercambio de vida y costumbres. Y a esos padres miem- bros de una comparsa cuyos hijos comienzan a desfilar en otras, yo les dira que recordaran a aquel rey Alfonso que fue llamado El Sabio que no tuvo inconveniente en reunir en sus mesnadas tanto a moros como a cristianos. Tal vez nues- tra manera de ser y sentir la Fiesta, nos hace ser ms puros, en la celebracin de la misma al no poner barreras infran- queables a los gustos de los participantes en ella. Siempre con la fiesta alrededor, y al bucear en el tiempo, sabemos que en los tiempos de Lope de Vega, siglo de Oro por ms seas, y segn nos seala su bigrafo Luis Astrana Marn, ya haba fiestas con las caractersticas esenciales de las que ahora celebramos, tradicin y solera de tiempo que nos llevan de la mano al encuentro de algo que muchos nos critican y de lo que no se ha dudado en hacer bandera, me refiero ahora al tema de los anacronismos, algo que tiene cosas que corregir, pero no tanto como nos dicen. 23 Yo he vuelto mis ojos a lo que podramos llamar la prensa de entonces, las crnicas y los romances, y me he encontrado con definiciones que ms bien parecen tomadas de algunas fi estas actuales: Veamos pues en primer lugar al bando Cristiano: Todos visten oro y seda. Rodrigo va bien armado. Todos guantes olorosos. Rodrigo guante mallado. Todos con sendas varicas. Rodrigo estoque dorado. Todos sombreros muy ricos. Rodrigo casco afinado. Y encima del casco lleva un bonete colorado. (Romance IV de Rodrigo) Quitose gola y arns resplandeciente y grabado, psose un medio botarga con unos vivos morados, calzas, valona tudesca de aquellos siglos dorados. Eran de grana de polvo y de vaca los zapatos, con dos hebillas con cintas que le apretaban los lados. Puso de raso un jubn ancho de manga, estofado. (Romancero del Cid. Romance V) Y ahora pasemos al Bando Moro, buscando en el roman- cero morisco, del cual pasamos algunas estrofas de las que dejo a vuestro comentario el preciosismo y el esplendor que narran. 24 Viste leonada marlota, y en ella flores moradas, en un albornoz pajizo unas columnas bordadas, banderilla lleva azul junto al hierro de la lanza, una toca en su cabeza de oro y de seda encarnada, plumas, garzota y bonete recoge aprieta y enlaza, y en el rizo de las plumas una muerte de esmeraldas. (Romance de Aben Humeya) En dos yeguas muy ligeras, de blanco color de cisne, se pasean por Granada Tarfe y el Rey de Belchite, con bandas verdes y azules los gallardos cuerpos cien, cubiertos de anaranjado, que el verde no se divise, marlotas y capellares morados y carmeses, bordadas de plata y oro y esmeraldas y rubes, los almaizares leonados, color congojosa y triste, plumas negras y amarillas porque sus penas publiquen. (II Romance de Tarfe) Similares descripciones encontramos en el romance XVII de Muza, en el de Zara, esposa de BoabdiI, y en el de Celin, seor de Escariche, siendo esta relacin solamente enunciati- 25 va y no exhaustiva, como muestra de que las descripciones hechas podran muy bien aplicarse a nuestro bando moro en el que voy a continuar centrndome ahora, en esta noche en que nuestros campamentos moro y cristiano se unen en uno solo, en una calma que si bien no presagia tempestad, si augura al menos, sin tambores ni atabales guerreros, unas justas de amor. Abenzerrajes y Zegres. Adarifes y Aliatares. Qu orgu- llosos debieron estar si presintieron que algn da su repre- sentacin la haban de tener nuestros Musulmanes, Realistas y Marroques, y desde el ario pasado tambin Las Huestes del Cad. Moros Realistas, con el azul del cielo por distintivo, fi eles herederos de una grandeza creada por los Califas de Crdoba cuyos colores lucen, paso fi rme al ritmo de los timbales. Marroques, cuya esencia es el rojo, color del fuego que les anima, fi rmeza y seguridad para la fi esta, cadencia en el paso llevado de un ritmo que no se rompe por nada. Musulmanes, con el amarillo del oro por divisa, amarillo que simboliza la nobleza de los festeros como noble es el metal que representa, y en los aires y en los pensamientos las estrofas de Elda Musulmana, dando colorido al ambiente, y arrancando las lgrimas de emocin de los que alguna vez han sido festeros y de aquellos que oyndolos aprenden a serlo. Y fi nalmente, las Huestes del Cad, verde bandera, verde esperanza al viento de la ilusin, como una afirmacin glorio- sa y llena de orgullo de que nuestra Fiesta no morir nunca. Gomeles y Audallas. Azarques y Omeyas. El bando moro pasa. El ambiente se llena de adargas con medias lunas, y los corazones reviven un pasado glorioso. Recuerdo e ilusin al que slo pueden poner contrapunto las alegres marchas del bando cristiano. Ya llegan los Contrabandistas, armas firmes al brazo y ritmo en el desfilar de las escuadras, las navajas se cierran si 26 son requeridas para herir, y se abren para cortar esos claveles que lucirn en el pelo sus mujeres, ellos saben de cabalgadas sobre las montaas y nos traen los luceros en sus ojos. Piratas de vistosos colores. Calaveras que ya no son sm- bolos de amenazas ni de miedo. Atavos slo Dios sabe roba- dos a qu ilusin. Pisando fuerte. Teniendo como meta la libertad y aorando tal vez senderos de la mar en la que con- quistar nuevos botines de gloria para ofrecerlos a sus damas. Estudiantes, comparsa con la que estuve a punto de vestir por primera vez mis galas festeras, van de negro como la noche que invita a soar. No necesitan de colores alegres porque ellos mismos son la alegra, sus lpices apuntan al cielo, como queriendo escribir en las nubes mensajes de amor de Elda, para que ellas los lleven a todo el mundo. Y ahora llega una comparsa que da nombre a nuestra Fiesta, son los Cristianos, caminando seguros y firmes, tal vez porque siempre han presentido que se alzarn con la vic- toria, los aceros desnudos y el ritmo alegre de quien sabe cuales son sus altos fines y por ello no le importa nada. Lle- gan los Cristianos, herederos de la gloria de Covadonga y de las Navas, servidores de una gloria que slo siendo como ellos se sabe entender. Caballeros del Cid, la comparsa ms nuestra tal vez, cas- cos acerados y yelmos de finos temples, tizonas desnudas, cota de malla en su pecho para que nunca penetre en ellos el desaliento, y sonrisa altanera de quien sabe que el desnimo no ha de poder acabar con sus sueos y propsitos. Y finalmente, desgranando canciones y msicas apare- cen los Zngaros, introducidos en Espaa como esclavos por los rabes y turcos, siguen siendo esclavos de la ale- gra, siguen siendo esclavos de la fiesta, y en sus huestes nutridas de nenicos y nenicas nos traen la promesa de que siempre habr festeros. Colores y alegra, los Zngaros pasan. Mi corazn va con ellos. Vedlos como os roban el cario y la admiracin. Mirad como os hacen latir el cora- 27 zn con otro ritmo. Los Zngaros pasan haciendo que nues- tra fiesta tenga un matiz nico, haciendo que nuestra fies- ta sea diferente. Vamos culminando ya la vivencia de un ario con la fiesta alrededor, y hacemos un alto en el camino para rendir home- naje y tributo de admiracin a todos nuestros capitanes, ellos darn escolta orgullosa a las banderas que ondearn fi r- mes y altivas a los vientos de la primavera, ellos nos encabe- zarn en nuestra marcha, ellos anunciarn con su paso la presencia de cada una de las Comparsas, dando as una cla- morosa llamada a la atencin de los que nos esperan: Por ah viene otra comparsa. Ya se ve su capitn. Ah llega la abanderada mira que bonita va. Caballos de sol y luna Calle Nueva abajo van. Y una alfombra de miradas, de admiracin cada cual, teje con hilos de aplausos adornos de cordobn. La hueste mora y cristiana unos Cristo, otros Al no tuvo tanta grandeza como esta que le dan hombres y mujeres de Elda con su airoso desfilar. Estamos ya culminando la vivencia de un ao, y siempre con la fiesta alrededor, rendimos ahora homenaje a la mujer, rendimos homenaje a nuestras abanderadas, smbolo y estandarte de cada una de nuestras comparsas, ellas abrirn tambin nuestra marcha desplegando las banderas de ilusin a los aires de junio, ellas como reinas que son de las fiestas, 28 despertarn la primera admiracin en los desfiles, ellas, con su presencia, enaltecen la gesta y la fiesta. Qu diez banderas al aire! Qu admiracin que despiertan! No hay diez fl ores ms hermosas en ninguna primavera. Cuntas alfombras de aplausos! Perdi el cielo diez estrellas y ahora lucen ms que el sol llevando nuestras banderas. Mujeres. Abanderadas . Que el cielo siempre os conceda lo mejor que pueda daros, como le dais a la Fiesta ms realce y ms prestancia, ms calor y ms belleza. Para vosotras abanderadas han sido mis ltimos versos y mis palabras de hoy, ya que si no fuera por vosotras y por vuestra presencia, no habra tan gran motivo como lo hay, para estar aqu, hablando de Moros y Cristianos, con la fies- ta alrededor. 29 ELDA, UNA FIESTA PECULIAR La Fiesta de Moros y Cristianos, que a los ajenos a la mis- ma puede parecer siempre igual, es sin embargo diferente en cada pueblo de los que la celebran, y en Elda no siendo tan diferente como algunos nos atribuyen es cierto sin embargo, que tiene unas caractersticas muy peculiares, las cuales dentro de esas diferencias que antes citbamos le dan una personalidad propia, siendo estas peculiaridades sin lugar a dudas su sentido del humor y mi Comparsa de Zn- garos. El humor, cuyo sonido o representacin onomatopyica tan cercano est a la palabra amor, es una de las diferencia- ciones que posee la raza humana, algo que la distingue de las dems especies ya que slo el hombre es capaz de adornar la vida con una sonrisa. Y la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda que tanto ha calado en las gentes que la celebran y que tanto cala tambin en quienes nos visitan, ha incorporado la sonrisa a algunas de sus proyecciones exteriores sin que ello quiera decir que ha roto con la rigurosidad y la seriedad de su talante histrico. En 1972, cuando se celebraron las bodas de Plata de su segunda poca, los carteles de Fiesta nos traen la irrupcin en ellos de un moro y un cristiano que lejos de tener un talante blico, cabalgan victoriosos sobre nuestras entonces exportaciones de calzado con una sonrisa sugerente, obra estos smbolos de Serafn, que continuar diseando los car- teles en los que de forma muy personal interpretar la 33 Media Luna, la contienda cristiano -sarracena, la Rendi- cin de Breda, Granada, el Guernica y otros celebres hitos de la pintura. A sto se unen los concursos de Dibujos de Humor, y sobre todo los pregones iniciados con F. Garca Pavn, autor del clebre Plinio, al que siguieron el malogrado poe- ta y autor teatral Jorge Llopis Establier, Antonio Gala de quien todo elogio sera poco, el magnfico festero Alfredo Rojas, Evaristo Acevedo, barrendero de desilusiones, Sera- fn Rojo Caamao, conocido como el Marqus de Serafn. Antonio Mingote que no necesita presentacin y otros muchos en los que ha prevalecido siempre, sin abandonar el sentido histrico, una ilusionada vena potica como es el caso de Concepcin Quero primera mujer pregonera de la fiesta, y un sentido del humor que ha recordado la Historia de manera que nadie sintiese la existencia de vencedores ni vencidos. A todo ello podramos unir en las semanas del Humor la conferencia del dibujante ngel Villena, ya fallecido por desgracia para el mundo, y las actuaciones del Grupo arts- tico de la Junta Central que siempre ha representado come- dias y cuya pera prima es el D. Juan Tenorio o dos tubos un real del tambin ausente D. Emilio Rico Albert, repetida con clamoroso xito el 28 de diciembre de cada ao. Y todo cuanto antecede cobra continuidad o unin en el eje central de la Fiesta, en su propia celebracin con la Comparsa de Zngaros, casi nica en el mbito festero, la cual adems de la legitimidad que le confiere el pueblo tie- ne la legalidad histrica poco conocida de la que dice el historiador Pedro Aguado Bleye en su Historia de Espaa que aparecen en la pennsula al ser vendidos por los turcos como esclavos a los seores musulmanes, aadiendo que la palabra esclavo viene precisamente de la palabra eslavo con la que se defina a los tziganos. Llegan a ocupar sigue dicindonos puestos de importancia en la sociedad rabe 24 sufriendo por ello una gran persecucin, similar sta a la de los judos en la Espaa cristiana, lo cual les hizo adoptar una postura independiente en la contienda en la que atendieron ms a su propio medro que a tomar partido por unos o por otros. En cuanto al atavo de esta Comparsa que tambin es tra- dicional, citar a varios autores que parecen describirlo. En el siglo XIII iban los caballeros con colores vivos, como ver- de y carmes, combinado con calzas rojas y sombreros mora- dos (F. Daz Plaja, La sociedad espaola) van con camisas bordadas y perfumadas, y las hacen sobresalir por encima de las restantes vestiduras (Bernat Metge, Lo Somni) y en cuanto a los cascabelitos recordemos que en plena recon- quista hay caballeros que por su bravura adornan su silla de montar y su uniforme con unas campanillas para que sus enemigos sepan donde estn, usndose tambin como calza- do un botn con punta en forma de babucha de la que pen- dan unos cascabeles que anunciaban el paso de quienes los llevaban. Seguimos con las citas de autores pasados y podemos afir- mar que los Zngaros en la Fiesta son tropas de hombres y mujeres que circulan y bailan por las calles, arrojando mano- jos de flores mientras bailan zambras, tocan dulzainas, baten panderetas y cantan y dan gritos alegres (Abul-Hachbach Yusuf I, Reglas) y como escribe Alfonso X El Sabio son los que bien criados supiesen agradar cantando con gracia, tocando instrumentos y divirtiendo a las gentes. Estas dos peculiaridades de la Fiesta de Moros y Cristia- nos de Elda, ni mejores ni peores que las de otros pueblos, nos gustara que las vierais alguna vez, y sin pretender con- vencer a nadie para que las adopte porque cada Fiesta y cada Pueblo est muy bien como es, son en definitiva un testimo- nio ms de nuestro esfuerzo por mejorar las celebraciones de los Moros y Cristianos y sobre todo de nuestro talante de afecto y amistad para todos. 35 Y uno siente la alegra hasta lo mas hondo de su ser, por- que siente que han desaparecido las maldiciones bblicas o no y otra vez se encuentra con su paraso perdido. Luego o antes, cuando lo cotidiano vuelve a imponerse en la vida ordinaria, y la mirada ausente y el suspiro traicionero nos hagan exclamar aoranzas de Elda, puede ser que alguien, razonablemente, nos quiera ayudar imponiendo realidades que aceptaremos o no por el momento, pero en el fondo y con todo mi deseo, estar esperando ese momento en que la vida me permita volver como peregrino, purifica- do por el llanto de la ausencia, al final de esa va lctea par- ticular, importante para mi como ninguna, que slo conoce- mos de verdad los que de verdad aoramos a Elda minuto a minuto. (Revista de Moros 1980) 26 CARTA ABIERTA A UN FORASTERO Oye forastero! T que tal vez pretendes pasar de largo porque al preguntar qu monumentos y colecciones de arte tenemos en Elda, has hecho un gesto entre perplejo y desi- lusionado al que te contestaba que aqu no hay nada de eso. Oye! T que ests acostumbrado a impresionar tu reti- na y tu memoria con objetos palpables, y cosas que luego se puedan describir y comprobar. Sigue en tu empeo y no interrumpas tu camino. Si eres un hombre prctico no ven- gas a Elda, porque Elda que siempre ha sabido crear rique- za de la nada, es un lugar para aquellos que saben soar. Para hombres con plena esencia de hombres. Para hombres que, como dice Anaxgoras, estn hechos para mirar las estrellas. Porque Elda, en el centro del Valle, no tiene horizontes infinitos y humanos, acotada por las montaas que la cir- cundan y la guardan, su horizonte digan lo que digan slo es el firmamento. All queda la lejana historia que la llam casa de rega- lo. Ah est el tesn de unos hombres que cuando el ro les niega sus aguas, forjan una industria inusitada y que de acuerdo con las teoras sobre produccin y transformacin de materias primas, estaba condenada al fracaso, pero que en Elda triunf. Aqu esta el resurgir de su economa frente a la crisis y dems zancadillas tan recientes. 37 Y ah estarn en el futuro los eldenses, con ilusin y con bro, saltando por encima de los obstculos para que Elda siga siendo el gran pueblo que su pueblo se merece y se gana cada da. Unos se sentirn absorbidos por su actividad econmica y el bienestar que ello supone. Otros volcarn su ilusin en los Moros y Cristianos, y pensarn que no hay otra cosa capaz de hermanar ms a los hombres. Y sobre todos, nuestro cie- lo azul, como el manto protector de la Virgen de la Salud, y los brazos abiertos y acogedores del Cristo del Buen Suceso, porque qu mejor suceso se puede encontrar que el de venir a Elda alguna vez Por eso yo te digo, forastero, que no te pares en Elda, porque si lo haces, no importa cul sea tu credo ni tu opi- nin, ya nunca te sentirs a gusto en el camino. Una parte de tu corazn se quedar aqu, y a cambio te llevars, tal vez sin saberlo Elda es as de generosa una parte del cora- zn eldense. Y siempre recordars las marchas cristianas y moras cuando la primavera comience a vestirse de verano. Y en el mes de septiembre no podrs evitar mirar al cie- lo, y cualquier estrella fugaz te traer a la memoria la Albo- rada. Y siempre, ante cualquier circunstancia, el duende de tus pensamientos te dir suavemente pero con firmeza y verdad: En Elda se habra resuelto mejor. Oye forastero, un pueblo es algo ms que unos monu- mentos, unos jardines o unos retablos. Te lo digo yo que una vez fu forastero como t, y que ahora al casi serlo de nuevo, se lo que ello significa, y siento desgarrarse mis sentimientos por no haberme quedado para siempre en este lugar al que siempre deseo volver. (Revista de Moros 1983) 38 AQUELLA NAVIDAD Las viejas crnicas no se han puesto de acuerdo en la fecha del suceso. Si acaso, coinciden todas en que debi de ocurrir all por el ao de la nana, ese ao que nadie sabe muy bien cuando fue, pero que sin duda debi de ser hace mucho tiempo. Los Moros y los Cristianos andaban a la grea otra vez ms por un qutame all ese castillo y unos y otros dec- an que tenan razn y se empeaban en explicrselo a sus oponentes a estacazo limpio. Entonces no era como ahora que un da van delante unos y al da siguiente los otros. Entonces todos se empu- jaban, arremetan, porfiaban, metan la adarga en el ojo ajeno, y el pblico brillaba por su ausencia por miedo a recibir algn mojicn, y tambin porque el espectculo no era bonito a pesar de que el campo de batalla pareca tener sonido dolby-stereo tal era el fragor y el estruen- do. Y aquella noche sin previo aviso y como dicen las escri- turas hubo grandes sucesos en el cielo. Los primeros en darse cuenta, sin duda alguna, debie- ron de ser los Zngaros que noctmbulos y no beligerantes, andaban buscando entre los despojos, llevndose todo lo que se les pona a mano. Y de pronto una estrella ilumin el cielo y todos queda- ron mirando el camino que sealaba mientras all a lo lejos unos pastores fueron despertados por un ngel. 39 Los gallos, creyendo que llegaba el da, adelantaron unas horas su ki-ki-ri-k y los centinelas llamaron a sus capitanes que reunieron a las tropas, todas tan cansadas que no tuvie- ron ganas de guerrear, ni aun siquiera de formar en orden de batalla. Musulmanes, Realistas, Marroques y las Huestes del Cad destacaron embajadores que se encontraron con los emisarios de los Cristianos mientras los Contrabandistas bajaban de las montaas, y los Piratas olvidaban sus barcos para escuchar la explicacin que pudieran dar los Estudian- tes. Uno de ellos, no se sabe tampoco quin fue, que era experto en latines dijo: Algrate Jerusaln. Aleluya. Por- que ha nacido un nio que ser la redencin del mundo. Todos se miraron mientras unos zngaros taan el pan- dero y las zngaras bailando ms que caminando, iniciaban un lento desfile hacia la estrella. Nadie dijo nada, pero tanto los Moros como los Cristia- nos formaron con orden sus ejrcitos e iniciaron tambin la marcha sin saber muy bien hacia dnde, pero sintindose desde entonces como hermanos, y haciendo que su lucha fuera una fiesta inusitada. La noticia corri como la plvora y desde aquel da ya no luchan, y su afn es ser el que mejor quede y el que ms aplausos coseche entre el pblico que gozoso los ve pasar. !Ah! La vieja crnica termina con caracteres arbigos y castellanos diciendo Paz a los hombres de buena volun- tad. 40 YA ESTN PUESTAS LAS PERILLICAS! Esta frase fuera de contexto quiz no diga mucho, pero a nosotros los eldenses, nos trae multitud de sugerencias y recuerdos a cul ms grato y entraable, a condicin, slo una condicin de que alguna vez hayamos vivido las Fies- tas de Moros y Cristianos en una ciudad tan singular, para mi nica como es esta Elda que si bien no me ha visto nacer, ha hecho que en ella arraigue mi corazn. Ya estn puestas las perillicas! El nimo encuentra nuevos motivos para potenciar viven- cias en las que slo la alegra tiene cabida, y si algn rencor quiso echar races, a este digmosle conjuro, cambia por completo a fraternal deseo en el nimo de todos los festeros. Porque eso s, cuando Elda comienza a vestirse de fiesta, enardece y crea felices augures, sea cual sea la comparsa en que desfilas o a la que admiras ms. Si es que es posible admirar ms a alguna cuando todas se entregan totalmente a hacer realidades hermosos sueos. Porque el tpico del mltiple colorido no sera posible sin unas ideas muy concretas. Porque la msica no sera posible si no hubiera unos corazones ya entregados. Porque slo trasciende aquello en que se abunda, y la ale- gra de nuestra fiesta mora o cristiana, qu ms da es con- tagiosa, perenne, creciente, sincera. La rosa es bella porque s. Nadie le ha buscado extraas etimologas a su nombre y sin embargo, al igual que los lirios del valle, ni tejen ni hilan, y ni Salomn con su sabi- 41 dura pudo vestirse como ella. Y nuestra fiesta cristiana o mora, no me importa, manteniendo su naturaleza es cada vez diferente, queriendo huir tal vez del anquilosamiento y siempre con idntico aroma del quehacer bien hecho. Ya estn puestas las perillicas! Dado que no existen palabras suficientes para reflejar los autnticos quereres, quedmonos con la sinceridad de un pueblo, que a fuer de soberano, no necesita de parfrasis ni circunloquios para definir o delimitar alegras. Quedmonos con lo nuestro. Lo que los eldenses de siempre nos habis dado a los eldenses que queremos serlo para siempre. Que- dmonos con guirnaldas de estrellas en nuestras calles, por- que a nosotros nos ha sido posible acercarnos al cielo, a fuer- za de ilusin, de tesn y de sincero empeo. Quedmonos, permtaseme la pirueta potica: Con un corazn tan grande que no necesite puertas. Pues todos pueden entrar y nadie salir quisiera. Ya son en Elda las Fiestas de Moros y Cristianos. Pero no preguntarme como son, tal vez no supiera explicarlas o tal vez no supierais comprenderme. Vividlas. Sentiros eldenses como yo, como muchos, slo as diris en el futuro con el mismo sentido y entusiasmo con que tantos lo dicen, con el mismo amor con que yo lo digo ahora. Ya estn puestas las perillicas! (Revista de Moros 1975) 42 LO ESCRITO, ESCRITO EST Los articulistas festeros eldenses no han proliferado en sus escritos en torno a la Comparsa de Zngaros, pero no la han dejado en el olvido, y hasta le han dedicado algunas de las frases ms hermosas que se han podido escribir sobre nues- tras Fiestas de Moros y Cristianos. Nuestros entraables DAHELLOS, ya desaparecido, y EL VALLE DE ELDA, que felizmente se sigue publicando, tie- nen cumplida muestra de la afirmacin precedente, y de ambos hago mencin y comentarios. En el nm. 10 de Dahellos de Mayo de 1951, Francisco Molla Montesinos, en su poema Abanderadas dice refirindo- se a nuestra comparsa: La zngara es un mimbre de asom- bros en el valle, y el viento, es mar acstico de elstico tro- pel dando as una de las definiciones ms sensitivas que pudiera imaginar mente alguna, rastro potico que seguir en 1952 Manuel Maestre Hernndez en el nm. 13 de esa misma revista con su artculo Los Zngaros pasan y en el que ya teje una configuracin histrica de la existencia de esta Comparsa, aureolada toda ella por el afecto que vuelca en su escrito el tanto tiempo presidente de los zngaros. El Valle de Elda en su nmero 39 de Mayo de 1957, recopila una antologa potica de las fiestas y reproduce fragmentos de poemas dedicados a nuestros Moros y Cristia- nos, Carolina Gonzlvez en aquella ocasin nos canto as: Por la madrugada en flor la caravana se aleja... 43 Noche y da su camino el horizonte penetra, pasos que marcan su ritmo al son de la pandereta. Con temblor de cascabeles la noche negra les vela. Brindndonos una pirueta potica en la que los luceros toman un nuevo matiz para los festeros eldenses. Ya nunca ha faltado la alusin a esta comparsa en las Gre- gueras de Moros y Cristianos de R. G., en los Arabescos de Arga, en los Caprichos, tambin de R. G. y en las Copfillas publicadas en los nmeros extraordinarios de El Valle de Elda en el primero de los cuales por cierto, aparece en su portada una fotografa de una nia vestida de zngara. Mencin especial merece para mi el extraordinario art- culo de Alberto Navarro, publicado en el nmero 558 de El Valle de Elda del 5 de junio de 1965 titulado Un Museo andante del calzado, en el que nos cuenta la fiesta a vista de hormiga, y en el que entre otras hermosas definiciones escri- be Pero este cascabeleo no es como los dems. Este es un cascabeleo nuestro, eldense, porque es un cascabeleo zapate- ro... Cascabeles, bordados, lentejuelas, campanillas, cintas, los zapatos zngaros han pasado ya en busca de una aorada puszta que nunca encontrarn. En el ao 1971 los Zngaros vuelven a figurar en la porta- da del extraordinario de El Valle de Elda y anteriormente en el nmero 666 de 1969, acaparan la actualidad festera con las entrevistas de Pedro Lpez al presidente de la Junta Central, Don Antonio Tamayo, de feliz memoria y al capitn y aban- derada de aquel ao, Pedro Barcel Andr y Ana Rosa Tama- yo, que nos siguen honrando con su participacin en la Fiesta. Como ancdota dir tambin que en febrero de 1964 un duendecillo tal vez zngaro, se col en las linotipias y el car- tel de Moros se public al revs, y como final, mi agradeci- 44 miento a los que han escrito alguna vez de mi comparsa y de todas las comparsas, contribuyendo as con el esfuerzo de su pluma ilusionada, a mantener vivos el entusiasmo, los sue- os, y el afecto que merecen y merecern las Fiestas de Moros y Cristianos de nuestra querida Elda. (Revista de Moros 1976) 45 CUANDO LA HISTORIA NO ES CUENTO Hemos querido buscar el testimonio de un autntico eru- dito de la historia, y prescindiendo por ello de los historia- dores oficiales, que casi siempre son de los que han ganado la guerra, hemos dado vueltas y usado de nuestras influen- cias. Tras prometer firmemente que nuestra intencin no era drsela con queso, ha accedido a recibirnos un viejo y casi venerable ratn de biblioteca, pariente lejano del inmortal Mickey, y maestro que fue del inolvidable Raton- cito Prez ya saben, el que se lleva los dientes de los nios y les deja golosinas a cambio. (Los que no son humanos son as). Vern. La reconquista no fue un hecho casual, sino una contestacin al establishmen de aquel entonces. Los moros se afincaron aqu y el paisanaje, en otras ocasiones los espaoles los aceptaron con bastante buena predisposicin en general, ya que respetaban las creencias del lugar, a cam- bio de algunos impuestos, gabelas y servidumbres, que vie- nen durando ms que cualquier imperio y que algunos incluso afirman que todava no han desaparecido. Floreci la cultura, proliferaron las jarchas y los romances, ms lo pri- mero que lo segundo porque a todos les iba mucho la jar- cha, y todo el mundo viva a partir un pin, que por cier- to no era el de Gibraltar, el cual en aquella poca y aunque nadie me crea, puedo afirmar que no era ingls. Pero... el creciente impulso de las universidades y la autoridad de sus rectores, que obligaban no slo a estudiar sino que tambin 47 a aprender, engendraron un sentimiento de rechazo en la juventud estudiantil, que al igual que hoy y siempre, senta mayor predisposicin hacia las celosas, los escondidos aji- meces, los brillantes saraos, y las mozas de partido (que ya estaban entonces) y as se propici una revolucin desde Asturias patria querida que consiguieron que durara casi ocho siglos en los que no hubo por tanto ms clases que las de tropa. Cuando estos jvenes se fueron haciendo mayores y se les agri el carcter, se hicieron inquisidores, siguiendo as fie- les a sus principios en los que encontraron buenas excusas para seguir quemando libros. El nuevo orden de la Espaa que se comenz a llamar cris- tiana para diferenciarla de la otra, no vayan a creer que era otra causa, perdn seor Machado por hablar de las dos Espaas trajo la aparicin de una nueva clase social y rebelde, la cual harta de ver como los que ganaban echaban el burro por la ventana, y siempre a costa ajena, cogieron los burros y los caballos que les quedaban y se echaron al monte, con lo que ya tenemos situados, adems de a los moros y a los cristianos, a los estudiantes y a los contrabandistas. Otros, los que en aquella poca posiblemente tenan ms tradicin bblica, al ver el desbarajuste, las algaradas, las correras y otras manifestaciones posiblemente no autoriza- das, pensaron con buen criterio que despus de ellos el diluvio, y construyeron algunos barcos por si acaso. Pero en vista de que el diluvio no vena y los barcos en tierra no servan para nada, los echaron a la mar, y como entonces el pescado ya era caro, porque al igual que ahora las flotas afri- canas campaban por sus respetos, nuestras naves decidieron no pescar y s piratear por su cuenta, con lo que adems de no tener problemas de paro, el combustible les sala mucho ms barato que con subvencin. Luego, vino lo de Boabdil, que por cierto es uno de los inventores de la rumba flamenca, ya que es el primero de 48 quien tenemos noticia que dejara caer una lgrima en la are- na, y ya se organiz la administracin del estado, y la histo- ria se fue puliendo y depurando en casi todos sus hechos, aunque el duende popular al rememorarlo, ha dado vida a las viejas familias, ahora llamadas comparsas, que de verdad tuvieron participacin en todo lo sucedido, y en algn caso, incluso se ha resucitado a los zngaros, tan proscritos siem- pre por la historia ms o menos oficial, ya que los ganadores no les han podido perdonar nunca el que le soltaran un oso a Don Favila, en un fallido intento magnicida de acabar con la masacre que presintieron para ocho siglos en las estrellas, o vieron tal vez en alguna bola de cristal, aunque no s si en color o en blanco y negro, sin dependencias ni versiones ten- denciosas y oficialistas. Y esta es por hoy la versin que nos da alguien que no aspira a ningn premio literario y que ha devorado ms pginas, legajos y documentos de los que cabe suponer o pueda consultar humano alguno. (Revista de Moros 1979) 49 MI COMPOSTELA ELDENSE Cuando sin poderlo evitar buceo en los recuerdos agrada- bles de mis edades pretritas, siempre me viene a la memo- ria la ilusin, luego felizmente cumplida, de hacer un viaje a Compostela, para beber en la fuente vivificante de sus pie- dras, que rodean al apstol, algo que no saba a ciencia cier- ta lo que era, pero que presenta como necesario para ir completando mi propio ser. Tal vez fuera la aoranza del paraso perdido lo que bur- bujeaba en mi corazn! Quiz fuera la inercia de saber que tantos y tantos peregrinos haban puesto su meta final, su norte, donde acaba la Va Lctea! !Tal vez aoraba la perso- nificacin de ilusiones y sueos, nacidos slo Dios sabe cmo y dnde! El propio cumplimiento del deseo converti- do en hecho me trajo una cierta satisfaccin que slo ha podido quebrar de manera intangible pero real mi aho- ra apartamiento fsico, y gracias a Dios no lejano, de Elda, ese pueblo nuestro ya por siempre tambin mo en el que no he tenido la dicha de nacer, pero que me ha venido deparando incontables satisfacciones e inicios que a nada ni a nadie puedo ni debo comparar. A lo largo del ario, en las mltiples aunque para mi sean pocas ocasiones en que trabo contacto con los elden- ses, vuelvo a sentir ilusiones, pero no es ya lo mismo. Por- que la imagen y el cario con ser grandes, no pueden nunca equivaler a la presencia cotidiana, tal vez diluida por el hbito, pero vivificante en extremo como aquella poesa 51 hecha piedra de Santiago de Compostela, y otra vez como antes, como cuando era nio, siento la necesidad de volver, en Compostela era a lo presentido y en Elda es a la gran magnitud de lo cierto. Y aunque no quisiera que s quiero deseo y anhelo las fechas del retorno, sobre todo en ese momento cambian- te y mgico de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos. Y al mirar desde lo alto de El Reventn, al igual que v desde el aire La Bacolla el corazn se me ensancha y late con ms fuerza si cabe, al encontrar El Valle esperando, al alcan- ce de la mano, y las torres de Santa Ana, cuya visin no ha conseguido borrar el crecimiento urbano, hacen que pali- dezcan de envidia en mi querer y en mi afecto las torres que enmarcan la plaza del Obradoiro. Luego, el botafumeiro ser suplantado por tantos y tantos amigos que disparan purifi- cando el aire de la guerrilla. Y la solemnidad del canto gre- goriano, ser enmudecida por las bandas de msica que nos traen marchas inolvidables y perennes, o melodas nuevas, pero que odas todas en Elda, suenan de distinta forma, por- que los ecos y la acstica estn hechos de afectos y senti- miento ms que honorables. 52 NOSTALGIA El da estaba nublo. Era uno de esos das pesados en que el cielo, a fuerza de no verlo, parece que te cae encima y pre- tende aplastarte el nimo. Y tan a punto estuvo de lograrlo, que no sabiendo ya como contrarrestarlo, mont en el coche y me fu a Elda. La lluvia haba dejado la carretera un poco esvarosica y la marcha tuvo que ser lenta y en caravana; una caravana en la que las luces de posicin encendidas se me asemejaban las velas de una procesin que peregrinase en busca de las solu- ciones o del bien perdido. Y por fin, all estaba Elda envuelta en la niebla, como pretendiendo velar su presencia a los que no fueran dignos de su aprecio y sus favores. Dej el coche y entr en el casi eterno Negresco, reformado pero conservador de recuer- dos y nostalgias agradables, refugio y lugar de citas no acor- dadas de tantos y tantos. Luego el aire los aires se fue- ron llenando de conversaciones que, una vez pasado el rubi- cn de la media fiesta de San Antn, slo tenan un objetivo y un tema comn, los moros y cristianos. Aqu, unos muchachicos te hacan cuentas y ms cuentas en las que el dinero, con ser bastante, era lo de menos para los trajes que tenan proyectados. All, unos miraban bocetos, otros discutan sobre el nombre de su escuadra, algunos bajaban la voz cada vez que comparaban a este con aquel capitn, o admiraban a aquella o a esta abanderada. 53 Alguien tarareaba unos aires moros acompandose con golpes sobre la mesa. Otros recordaban la primera vez que salieron, y admiraban el auge actual de la fiesta. Todos en suma estaban poniendo en marcha esa gran mquina de ilusin que traza y logra el gran xito de los moros y cristianos. Despus de conversar, oir, discutir y aprender un buen rato, lleg el momento de volver a casa, y al subir la coste - rica del reventn me d cuenta de que el da segua nublo, pero ahora ya nada poda hacer que mi nimo decayese, por- que haba estado en Elda y haba hablado con esos amigos, y mas que amigos, que son los eldenses. Y eso era ms que suficiente para sentirme feliz. (Revista de Moros 1981) 54 entrevistas falsas otros relatos Hablando con... LAS PERILLICAS Las perillicas son parte importante de nuestras Fiestas, son alegres, desenfadadas, y hasta emplearemos un trmi- no moderno liberadas, ya que estn en la calle desde el principio hasta el fin de la fiesta. Eso nos hace preguntarles si alguna vez han sido calificadas como de mantener una actitud de desvergenza. Oh no! Nunca! No, por favor las respuestas llegan desde lo alto, cantarinas a impulsos de la suave brisa que las mueve Ni siquiera en los espritus de mayor carcter puritano. Siempre se nos ha visto con agrado. Qu papel creis que tenis en la Fiesta Cada uno nos juzga de una manera, aunque siempre bien. A nosotras nos gustara que nos consideraran como pregoneras o heraldos, ya que en cierto modo anunciamos la Fiesta. Somos tal vez la esperanza o el grito de atencin para que todos acaben de preparar su participacin. Cmo veis la Fiesta Por supuesto desde arriba, y desde luego con agrado. Con qu bando os identificis, con el moro o con el cristiano (El aire nos trae de nuevo el gorjeo de sus risas conteni- das, y la respuesta nos llega mltiple y entusiasmada) Con los dos. Date cuenta que lucimos por igual la cruz y la media luna. Nos gusta estar unidas en hileras per- fectas como las escuadras moras. En arcos como las diade- mas de las zngaras. Multicolores como las escuadras de 57 Contrabandistas y Piratas. Siempre presentes, como los Cristianos... Destacadme algn acto de las Fiestas de Elda. Vers, desde la retreta hasta el desfile infantil todos tienen su peculiaridad y su particular encanto. Aquella es... altamente popular. El desfile... sencillamente grandioso, y el infantil, francamente prometedor. Si acaso nos gustara que no nos metieran en la guerrilla, por si algn incontrolado pudiera destrozarnos. Damos las gracias y seguimos nuestro camino por la tie- rra, mientras all en lo alto, aunque ms cerca que el cielo, porque dicen que no quieren ser veladas nunca por las nubes de la incomprensin hacia la fiesta, quedan estas entusiastas y revoltosas perillicas que nos dan ejemplo de saber estar y saber lucir, con el lamento tal vez de no poder alumbrar tambin el desfile del domingo, aunque al no ser envidiosas, como no lo son, no tienen inconveniente en que ese da sea el sol quien nos ilumine. (Boletn Festero 4) 58 Hablando con... UN CABALLO Siempre que se habla de nuestras Fiestas de Moros y Cris- tianos, y se hacen entrevistas a los que intervienen en ella, es frecuente dejar en el olvido a algunos de los personajes que la hacen posible. Hoy traemos a este espacio las respuestas ins- litas de un asiduo e imprescindible personaje de las Fiestas. No hay apretn de manos, ni sonre tampoco por aquello de que no le adivinemos la edad, pero s mucha cordialidad que nos reafirma en aquello de que se trata de un noble bru- to, si bien entre relincho y relincho protesta un poco por lo de bruto, y nos reitera que hay hombres ms brutos y ms animales que l, dicindonos que es muy tradicional y por eso sigue andando a cuatro patas. Su hobby es el billar por aquello de los espacios verdes que cada vez abundan menos, y su programa preferido Fauna. No suele ir al cine y cuando va no le dejan entrar, pero le gustara ver pelculas como Siega Verde, Furia y Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Al hablar de las comparsas, siente nostalgia de su desfilar con los Zngaros, ya que el acompaamiento de cascabeles le haca sentirse en un ambiente de autntica fiesta, y al hablar de comparsas tambin nos formula una peticin que repeti- mos, y es que por favor no elijan abanderadas gordas, ya que aparte de no lucir demasiado, le dejan a l demasiado luci- do. Ha recorrido mucho mundo sin necesidad de guas de turismo, y al afirmarnos que un burro es un caballo que no 59 ha hecho el bachillerato, nos sorprende con una greguera de Ramn, aquella que afirma que el relincho del caballo es el grito del hombre que lleva dentro. Tambin nos da un ejemplo a seguir al decirnos que para los desfiles no bebe ni agua mineral para que no se le suban las burbujas a la cabeza y se le bajen los capitanes de un gol- pe, si acaso, dice, le gustara tomar alguna horchata con pajita, o en el peor de las casos la paja sola, pero se lamenta de que ni siquiera los de Adena han tenido nunca n cuenta esos detalles. Un coro de relinchos celestes que recorren el camino de Santiago pone punto final a esta entrevista con un caballo al que nunca se le han cado los anillos ni las abanderadas. Nos saluda con un caracoleo al que tratamos de corresponder con un clop-clop de trote improvisado y entre relinchos amisto- sos nos despedimos hasta las prximas fiestas, en que una vez ms estar presente este sucesor de Babieca y de Roci- nante que se alegra de la austeridad para que nadie tire el burro por la ventana. (Boletn Festero 2) 60 Hablando con... LAS LAGRIMAS Hablar de Fiesta es sinnimo de alegra. Tal vez por eso siempre que se escribe sobre los Moros y Cristianos se habla de alegras, de risas, etc., pero la Fiesta -los autnticos feste- ros lo saben muy bien- tambin cuestan lgrimas. A ellas, olvidadas y casi siempre en silencio, hemos querido entre- vistar hoy, para una mejor constancia de lo que es y lo que vale nuestra fiesta. Hemos encontrado primero lgrimas de abanderada, nacieron en el momento alegre de la proclamacin, unas lgrimas hablaban con otras, las de alegra y emocin por el honor que se iba a detentar, animaban a las de amargu- ra porque ya se cesaba para siempre en la funcin de representar a una comparsa. Todas eran sinceras y su emo- cin nos impidi formularles pregunta alguna en esta oca- sin. Volvimos a encontrar lgrimas en el desfile, brotaban de los ojos de aquellos festeros que por edad o circunstancias ya no desfilaban, y que recordaban otros das de gloria cuando l o ella iban airosos con su comparsa. Otras lgrimas las vimos en los ojos de un presidente, casi escondidas y orgullosas al ponerse en marcha el desfile. Aquellas eran de un enfermo, al oir a travs de su ventana los aires de un pasodoble o de una marcha mora. stas son de un eldense annimo, que al vernos pasar sen- ta renacer en l, el orgullo de su fiesta, de haber nacido o vivir en Elda. 61 Antes habamos visto tambin lgrimas de impotencia, cuando el festero se haba encontrado con obstculos que parecan insalvables y su corazn haba temido por la super- vivencia de la fiesta. Luego vimos lgrimas de alegra, cuando una vez pasada la fiesta se hablaba de Moros y Cristianos, y la alegra era tan incontenible que haba estallado por todos los poros por el xito conseguido. Alguien me seal las lgrimas de aqul que volva a encontrarse con la Fiesta al cabo de los arios. Otro me seal las lagrimas de un nio que quera ser festero. Finalmente, dejamos nuestro propsito y nuestras pre- guntas y nuestras propias lgrimas nos hicieron comprender que lo mejor era un respetuoso silencio, porque la Fiesta, y sobre todo los sentimientos que la engendran, son demasia- do grandes para condensarlos en unas cuartillas, tan perso- nales y tan ntimos que slo el que sea capaz de haberlos sentido alguna vez con lgrimas puede comprenderlos, y a ese no hace falta que se le diga nada, ya lo sabe todo. (Boletn Festero 5) 62 MIRIAM Para Emily El joven abri con fuerza sus ojos, como si el percibir ms claridad en ellos fuera capaz de adelantar la hora del amane- cer. De esta forma, cuando el rechinar de los cerrojos de su celda contest al sonido de las trompas, ya estaba vestido, y saludando apenas a su carcelero se dirigi al jardn donde encontrara a Miriam, la hija del Sultn Al-Dahel, en cuyo corazn y en cuyo pensamiento haba penetrado poco a poco, no slo por los cauces del amor, sino tambin por los de la religin en la que la haba estado catequizando. Enero, amiga, en el alma me esta naciendo un cantar... La suave voz de Santiago que brotaba de los mirtos, anunci a la princesa que la esperaban en el jardn. Claro que esta misma voz fue escuchada tambin por Al- Dahel, el cual desde que la oy por vez primera, haba teni- do buen cuidado de sin ser visto, vigilar a la joven pareja. S, haba estado escuchando muchas veces, y parte por la sagacidad que le daba el ser padre, parte por los conoci- mientos de la nigromancia, saba que hoy era el da elegido para huir al territorio cristiano. Cuando los dos jvenes estaban sentados abstrados en animada conversacin, sali Al-Dahel que les dijo: No temis. Aunque conozco vuestros propsitos no voy a impedirlos ahora, como no he querido impedir antes la ocasin de ellos 63 Seor, yo. .. Alteza. Callaos, por favor. No slo te acompaar, sino que yo y algunos de mis sbditos os daremos escolta. Si es verdad lo que has dicho a Miriam, ella ser cristiana con mi consen- timiento, y mi reino ser vuestro. Si has mentido por salvar- te. .. Y la frase qued cortada como una amenaza, ante la lle- gada de un aga que inform a Al-Dahel que todo estaba lis- to para la marcha... Santiago se dirigi a la casona en que habitaban los musulmanes. Todos los das desde su llegada haba recorrido este camino varias veces, pero hoy lo haca a instancias de Al-Dahel que haba enviado a buscarlo unas horas antes del amanecer. El cervidor que le haba acompaado, le precedi hasta el saln de la casa, por primera vez profusamente adornado con gallardetes y escudos en los que campeaba la media luna. Al- Dahel ocupaba un sitial en lugar preferente, a su lado muy plida Miriam. La escolta que les haba acompaado rodeaba el saln, luciendo todos armas y uniformes de batalla. Santiago, (la voz de Al-Dahel llen la estancia) nos has mentido. En mi reino haba esclavos, pero ciertamente no llevaban peor trato que los siervos de vuestros seores feuda- les. La justicia y la santidad las meds muchas veces por el lujo y la apariencia del hbito de quien la pide. Al que cul- tiva el espritu se le persigue por la mayora que slo cultiva el uso de las armas... (La letana de semejanzas y desventajas fue aflorando inexorablemente a los labios de Al-Dahel) finalmente, miris con desprecio a aquellos de mis herma- nos que se han convertido al catolicismo. La verdad es slo patrimonio de los poderosos, y a los dems slo les queda aceptar lo que aquellos dicen que es cierto. Eres un falsario, en mi reino eso se castiga con la muerte despus de haber cortado la lengua al culpable. 64 No obstante, no puedo matar a mi hija que quiere correr tu misma suerte. As pues, te condeno a que vuestras almas permanezcan encadenadas a la tierra hasta que todo lo que dijiste a Miriam sea realidad. Dicen que los primeros rayos del sol iluminaron ya en su reino al Sultn Al-Dahel, en cuyo rostro ya no volvi a flore- cer la sonrisa ni una primavera, desde que pronunciara aque- llas palabras mgicas que encantaron a Santiago y a Miriam... Tena mis dudas acerca de la veracidad de esta leyenda, pero hace unos meses, un joven amigo me dijo que estando reunidos varios, sintieron de pronto entre ellos una ligera rfaga de aire, como si hubiera pasado alguien, al tiempo que algunos, los ms sensibles creyeron oir: Tal vez ellos hagan mejor el mundo Miriam. Tal vez ellos nos liberen. Digo las cosas tal y como son. Sin aadir ni cortar nada. Podis creerlo o no. Tal vez por sugestin de Santiago y Miriam, sin saberlo, los jvenes son soadores, disconfor- mes, sinceros, rebeldes. Tal vez por eso no nos entendemos con ellos, porque avivan la necesidad de un mundo mejor aunque muchas veces no sepan cmo hacerlo. Lo cierto es que si no hubiera existido la injusticia -y hay medios para que no exista- no hubiera nacido la leyenda de Miriam y Santiago. Lo cierto es que no veo la razn de que sus almas continen encadenadas a la tierra. (Revista de Moros 1970) 65 DESPEDIDA Ahora, cuando imperativos ineludibles de mi profesin me llevan a fijar mi residencia en Alicante, recuerdo como nunca y siento como propias las palabras de D. Emilio Castelar: Felices, muy felices, los que nunca salisteis de ese nido, porque si bien yo no he tenido la dicha de nacer en Elda, nadie podr quitarme ya el gozo de haber pasado en ella un tercio de mi vida ya por siempre inolvi- dable. Por eso no puedo marcharme en silencio. Por eso, ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, quiero desde aqu, y pblicamente, deciros gracias a todos, a los que felizmente habis nacido en Elda, y a los que al igual que yo, un da tambin feliz se afincaron aqu. Y quiero dejar constancia de mi afecto, a los que saben que son mis amigos, a los que tal vez han credo no serlo, y a tantos que indudablemente lo seran si la circunstancia hubiera hecho que nuestras vidas se encontraran. Porque a lo largo de mi vida en Elda no me ha faltado nunca la ayu- da en los momentos difciles, la palabra amable en los momentos de desaliento, y el consejo eficaz en la ocasin feliz. Estoy seguro y me prometo que volver a pasar muchos das con vosotros, de hecho mis hijos y mi mujer, que son eldenses, me mantendrn el recuerdo presente. Y quiranlo Dios y Al que sobre todo no falte a la cita de nuestros Moros y Cristianos. 67 Ahora cuando por muchas palabras que volcase no podran reflejar todo mi sentimiento hacia vosotros, quiero despedirme una vez ms diciendo: Gracias Elda, por haber- me acogido. (El Valle de Elda. 22-9-1979) 68 jo fOS ANTE LAS BODAS DE ORO La efemrides se acerca. Cumplimos cincuenta arios. Sern las Bodas de Oro de los Moros y Cristianos. Atrs quedan alegras, tambin algn desengao, recordaremos aquellas y ste ha de ser olvidado. Recordamos los pioneros, su ilusin y su entusiasmo por dar realce a San Antn all cuando empieza el ario, y su sentido comn trasladando hasta el verano la fiesta que iba creciendo y que hoy ms se ha agrandado. Recordamos los momentos en que iba hacia un ocaso y desoyendo consejos y orculos ms bien malos, aunque con muy poca gente la seguan celebrando. Habra mucho que escribir de tantos tiempos pasados, pero nos gusta pensar que el futuro, en nuestras manos, ha de ser digno de aquellos que la Fiesta recobraron de los pozos del olvido el ario cuarenta y cuatro. Tambin nos gusta creer que sabremos celebrarlo. Y si siempre se sorprende 71 el que viene a visitarnos el ao que viene, ms se quedar estupefacto. As lo merece Elda. As lo merece el Santo. Que vean los fundadores que su herencia acrecentamos. Y aquellos que ya murieron que vean que no fue en vano su proyecto, su coraje, su ilusin y su entusiasmo. Reciban como oracin nuestra msica y alardos y presuman en el cielo del pueblo y de sus paisanos. Tal vez los ngeles formen una escuadra desfilando ante San Antonio Abad que sonreir emocionado. Y tal vez, pues son ya eternos, esperen el centenario, luna y cruz al mismo tiempo de los Moros y Cristianos. 1993 72 IN MEMORIAM Adis a ti y a ti. A los que fuisteis en las fiestas de moros los primeros. Adis a ti y a ti. A los guerreros de batallas de paz. De paz y amor. Adis a cada uno. Su entusiasmo rebosaba la Fiesta por su pecho. La muerte al llevarles ahora, ha hecho que el cielo en su presencia sea mejor. 1969 73 EMBAJADORES Maana o tarde de fiestas, luz de plvora al alardo, vienen los Embajadores, cada uno con su bando, Miguel Barcala es el moro, Juan Deltell es el cristiano. Ya las banderas ondean a sus huestes escoltando hasta que dos parlamentos de argumentos encontrados reclaman la posesin del castillo codiciado. Uno con la espada al cinto, otro el alfange en la mano, incitan a la victoria pidiendo para s el campo, y nuevamente en el cielo redoblan los trabucazos que ensordecen los odos sin que decaigan los nimos. :Luego cuando todo acabe uno.y otro, como hermanos olvidarn las afrentas fundindose en un abrazo. Marchan cristianos y moros msica alegre sonando con capitanes y reinas la batalla festejando. Medias lunas. Cruz al viento. En medio de cualquier bando 74 marchan los embajadores pensando en el nuevo ao. Miguel Barcala es el moro. Juan Deltell es el cristiano. 1987 75 76 PIRATAS Pavor ponen en las gentes. Valientes. Tan bravos como un len Son. Con las damas lisonjeros. Y altaneros. Desfilando, los primeros en causar admiracin. Los Piratas oh ilusin! valientes son y altaneros. 1969 Lentejuelas en los trajes de dos mil rumbos sacados. Colores de siete cielos a diez mares asomados. Galeones de fantasa abordan para su paso. Desfilarn los Piratas, hermosas ellas, gallardos los que portan calaveras que quieren significarnos que hasta despus de la muerte de Elda estn enamorados. 1985 77 -,7yr4 / iz dfit l t u / dtig - ( 1945 78 ESTUDIANTES Aqu estn los Estudiantes. Alegres y bullangueros. En el valor los primeros. En el amor dominantes. Son de la pluma de Cervantes. De espada el Gran Capitn. Derrochando alegra van en la gran hueste cristiana. Y nos traen cada maana con su cancin, nuevo afn. 79 ESTUDIANTES En Elda, los Estudiantes cuando pasan desfilando, van aplausos arrancando lo mismo ahora que antes. Tienen la sal a raudales. Sus chavalas y chavales bailan, incordian y cantan, y los nimos levantan porque son. . . sensacionales. 1985 80 ESTUDIANTES Estudiantes, estudiantes. No les importa aprobar, que para ellos lo importante es el saber desfilar cuando las fiestas de moros a la calle salgan ya. Estudiantes, negros trajes, noches sin alborear porque ellos ponen la luz en los sitios donde van, cintas de mquina mtica en sus capas al flotar escriben cartas de ensueo, escriben cartas de paz, escriben mil ilusiones, escriben a un solo afn, para quien sepa entender que no hay en el mundo ms importante que el suceso de la fiesta. i-iesta ya de los Moros y Cristianos en la que no hay que estudiar, slo vivir en festero de Ao Nuevo a Navidad. No vivir slo tres das. La Fiesta es mucho ms. Estudiantes, estudiantes. Preparadas a bailar, a derrochar simpata, a ser festeras sin par en mi fiesta. Fiesta de Elda. Una Fiesta sin igual. 81 82 ZNGAROS Yo no s de dnde vienen. Nadie sabe adnde van. Sus canciones quedarn, porque sus canciones tienen amores y fe. Convienen en defender al cristiano. Violn, pandero en su mano tocan a guerra y amor. Todo lo hace con ardor el caballero tzigano. (Revista de Moros 1969) Luna desecha a lunares que se vuelven panderetas. Rayos de luna cortados en forma de lentejuelas. Corazn hecho de soles que en la Fiesta centellea. Rumores de cascabeles. Cintas de nube a guedejas. Peregrinaje festero aunque no se haga en carretas y un horizonte de luz tras una hermosa bandera. Son los Zngaros que pasan teniendo por Norte a Elda. 1985 83 84 CONTRABANDISTAS Gitanas de sangre blanca y de pelo rubio o negro. Mil versos con mil laureles de mi pecho estn surgiendo. Cmo cantar a tus ojos Cmo decir lo que siento Dejadme ser vuestro esclavo que ya ser libre no quiero. Gitanas contrabandistas. Rojo clavel en el pelo. Desfile que mil amores sus pasos van encendiendo. 1969 Templan cuchillos de luna los anuncios de alborada! De la plaza Castelar los Contrabandistas bajan. Ni ellas navaja en la liga ni ellos la faca en la faja. Que a ellas basta para herir tan slo con sus miradas! Que a ellos les basta y les sobra con su marcha siempre hidalga! Al frente van dos jinetes, simbiosis de Helio y Diana cada uno es el mejor, Capitn y Abanderada. Cortan cuchillos de sol el aire de las miradas. All abajo por Chap los Contrabandistas marchan. 1985 85 86 CRISTIANOS Espadas que se hacen cruces, cruces vueltas en espadas, no llevan de mallas cota, plumas al viento, leonadas, admiracin a su paso y al calor de sus miradas, valor en sus corazones. Y por la Fiesta soada nace ilusin cada hora. cada da, cada semana. Adelante los Cristianos. Seguros y altivos marchan! 1985 87 88 MUSULMANES Herederos de la historia. La Fiesta hacen resucitar. Cien apretadas hileras seguras en su avanzar. Mil alfanges. Medias lunas que no cesan de brillar. Agradezco a mi fortuna ver estas hordas pasar. Rasgando el aire timbales que acompaan su cantar ya vienen los Musulmanes, imposibles de imitar, grandiosos y seoriales como las olas del mar. 1985 Cien apretadas hileras. Mil alfanges. Media luna. Agradezco a mi fortuna ver estas hordas festeras. Son de ensueo o verdaderas Imposibles de narrar. Seguras en su avanzar. Rasgando el aire timbales. Ah llegan tan seoriales como las olas del mar. 1969 89 90 MARROQUES No las hacis para historias Marroques, las hazaas, las hacis para la gloria de la Fiesta de Elda y basta. Suenan timbales, clarines. .. Todos os ponis en marcha, las olas de los turbantes con las olas de las capas semejan clidos mares. Son como arenas lejanas que secan de tanto amor del pblico las gargantas, y humedecen con amor los ojos, con una lgrima. 1985 91 92 REALISTAS Aqu llega otra bandera. Los Realistas se destacan con el cielo prisionero relumbrando entre sus capas. Madre yo quiero ser moro! al verlos muchos exclaman. Detrs de su Capitn, honrando a su Abanderada. Alfanges ensangrentados de las fl ores aromticas que tien el aire de Elda con edenes y esperanzas. Sorteando el aire de junio mecen y bailan sus capas. 1985 93 94 HUESTES DEL CAD La luna enmarca el castillo con su lluvia plateada. La media luna una torre en sus lanzas se remata. Verde paso. Verdes sueos. El color de la esperanza. Han completado el tesoro de mi fiesta bienamada. Ya tena el oro a raudales. El rub no le faltaba ni tampoco las turquesas. Y ahora tiene ya esmeraldas. Las Huestes del Cad son una joya que no estaba en la corona festera de la hueste mahometana. 95 ROMANCE ZNGARO Ay que al pasar por mi camino esos dos hermosos ojos yo me he vuelto peregrino! Qu envidia que tiene el rbol siempre inmvil su destino de las carretas que pasan con aire y zngaro ritmo. El ro envidia sus canciones tan slo de agua es el ro porque estn hechas de fuego de amores tal vez distintos, de gritos de libertad, de alegra, de carios, de noches con luz de da, que el corazn pudo y quiso de das color de noche, porque la ilusin lo hizo Hasta el viento solitario siente orgullo de s mismo porque es zngaro de honor, siempre errante, sin destino. El arcoiris se rompe en vibrante colorido porque se vistan las zngaras de mil colores distintos. Recuerdos inacabables de inacabables caminos. De un corazn que no cesa porque an muerto sigue vivo. Y la mujer, soberana, soberana en cualquier sitio, no necesita de adornos 96 que ya es gala su albedro. Mi cancin se une a la vuestra. Quiero ser del mundo amigo. Errante como los vientos. Cantando como los ros. Soando en cualquier lugar. Tan slo ya de amor vivo. Ay! Que al cruzarse en mi camino esos dos hermosos ojos me volvieron peregrino. 1973 97 ELOGIO DE LA LETRA ZETA Si zngaro quieres ser has de tener corazn. Pues has de tener pasin que con zeta ha de nacer. Pero no basta el querer ni basta slo el pensar, hay que saber desfilar, y aqu tener otra zeta, si quieres Fiesta completa la cabeza has de usar. Nueva zeta trae sus galas en cualquier hora que ests, desfiles al frente o bis, te encontrars con zagalas. Olvida las horas malas que surgen en cada da, que la zeta es alegra. Vayas con banda o sin banda te animar la zaranda que nunca se vuelve orga. Tiene zeta la bandera en lo alto de su astil. Parece que tiene mil ondeando zalamera, por desfilar la primera delante de ese bazar que baila aun antes de andar de nenicos y nenicas, tan graciosos, tan finicas, que no se puede aguantar. 98 Hay zeta en cualquier comienzo, y a nadie se le escapa que si algo tapa una capa mucho ms tapa un buen lienzo. Si ganas dices yo venzo. Si pierdes vas azorado. Y si piensas con cuidado vers que Elda tiene Zeta al cifrar camino y meta en su industria del calzado. Y a nadie debe asombrar que la capital de Espaa tenga gramtica extraa para Madriz pronunciar y as una zeta ganar. Si no encuentras al pensar una zeta que acoplar a tu llanto o tu cancin, piensa que tienes razn y tienes zeta al pensar. Tiene zeta mucha gente incluida en su honradez. Tiene zeta cualquier vez que te sientes diferente y abres un pozo en tu frente para enterrar el rencor. Y tiene zeta el amor porque es caza y es anzuelo. Y hasta tiene zeta el cielo, porque es azul su color. 1976 99 ROMANCILLO ELDENSE Ay Elda la bien querida! Ay Elda la bien amada! A la vez cristiana y mora. A la vez reina y sultana. La que desgarra a jirones las paredes de su alczar para que los vientos digan que aunque t no tengas nada, eres siempre gran seora por ti misma recordada, que no necesitas mitos, ni monumentos ni nada. En las fiestas de Septiembre Elda se siente cristiana, vivan los Santos Patronos! miles de pechos proclaman, con ms luz que las candelas, ms fuerte que las campanas. En mayo y junio Elda es mora, sin almuecines ni al -la -las, convierte en harn sus calles, velos y armaduras bailan en una fiesta de amor y victoriosas sin batallas. No hace falta agua del canto para siempre recordarla, que uno a uno, los eldenses son fuentes de clara agua que se ofrece con cario, con amistad y con gana. Que una a una, las eldenses ms finas que cualquier gracia, cuando te miran te aturden, 100 si no miran te arrebatan, y estelas de admiracin dejan all donde pasan. Ay Elda hermoso tesoro! Por montaas bien guardada, te guardo en mi corazn y pregono en mis palabras, porque eres sultana mora, porque eres reina cristiana, y aunque no lo fueras t, por ser Elda, a m me basta. 1980 101 QU ES LA GLORIA Me preguntis qu es la Gloria. No s si sabr explicarlo. Mas si queris entenderlo venid a Elda este mayo. Veris los Contrabandistas que no hacen ms contrabando que de ols de admiracin arrancados a su paso. Veris tambin los Piratas, hermosas ellas, gallardos los que portan calaveras que quieren significarnos que hasta despus de la muerte de Elda estn enamorados. Estudiantes, negra noche, cintas, colores y saltos, por si muros de tristeza quisieran cerrar su paso. Historia y gloria al pasar nos recuerdan los Cristianos, espada desnuda al hombro y una sonrisa en los labios. Tropel de nios y nias, panderos marcando el paso. Qu alegra que se siente! Ay qu embrujo que han dejado! Como arcanglico sueo los Zngaros han pasado. An no sabes qu es la Gloria Pues calla y sigue mirando. Late el corazn ms fuerte. Los timbales han sonado. Ya vienen los Marroques, 102 su color el encarnado, como el clavel, cual la llama, y es que son fuego sagrado. El azul de los Realistas parece un celeste manto en que brillan como estrellas las cimitarras, que rayos cortando el viento flamean en las manos de sus cabos. En el verde de las Huestes quedan recuerdos lejanos. Verde como el mar inmenso. Verde promesa de campo. Media luna. Verde brillo de futuro ilusionado. Y por fin el oro inmenso y una cancin en los labios. Ahora la Elda cristiana musulmana se ha trocado colorido en el ambiente y en su alma el entusiasmo. Ya sabis pues qu es la Gloria si vens conmigo en mayo a ver en Elda la Fiesta de los Moros y Cristianos. 1982 103 DESFILE INFANTIL Las calles de Elda se inundan de colores y de amor. Pasa el desfile infantil en las caras ilusin. Ya viene mi abanderada cabalgando sin temor, sin que vele su sonrisa con ninguna desazn. Aprendices de festeros la acompaan, y van con un entusiasmo que envidia ya mucha gente mayor. Un ro de aplausos brota a su paso con tesn y una lgrima furtiva refleja un rayo de sol de los abuelos o padres que no aguantan su emocin. Todas con bonitos nombres aprend en una cancin, pero verla es ms bonito, se ve con el corazn mi abanderada infantil de colores una fl or, majestuosa como reina, alegre cual da de sol, sonrisas clavel y plata, risas rojas y alcanfor. Y ms aplausos, y ms, y ms msica, ilusin de ver que la Fiesta sigue. Tiene un futuro mejor. Mi abanderada infantil 104 pasa, colores y amor, revitalizando al verla en todos nuestra ilusin. 1984 105 ELDA EN FIESTAS Elda en Fiestas! Bienvenidos paisanos y forasteros! No preguntis lo que pasa. No explicaros lo que es esto. No lo comparis a nada. Tan slo venid a verlo. San Antn camina a hombros. Lo acompaa un gento inmenso. El cielo cubren de nubes las salvas de arcabuceros que pregonan a los aires que ya es la fiesta del pueblo. En el desfile infantil, aprendices de festero marcan el paso con garbo y dan ejemplo a los viejos. Y luego en las dos entradas luna y cruz al mismo tiempo cadencia, alegra, boato, bailes de graciosos quiebros, ladrones de almas sensibles, conversin de los incrdulos. Te creers por un instante que ya has llegado hasta el cielo. Las embajadas reviven episodios de otros tiempos sin sembrar enemistades. Todo lo que digo es cierto. Si Elda en s ya vale mucho aun sin tener monumentos, si vienes a verla en fiestas te hars tambin mensajero de este pueblo que trabaja 106 calzando as al mundo entero, y en cuatro das se desborda del amor que lleva dentro compartindolo con todos, vecinos y forasteros. 1992 107 BRINDIS A LOS PUEBLOS PERTENECIENTES A LA UNDEF Qu bonita es una fiesta que tiene mil pregoneros! Ay que bonita es la fiesta que se alberga en tantos pechos! Unos son tradicionales, otros afloran de nuevo, y hay otros que se incorporan a este campo con denuedo. Qu bonita es una fiesta que a la UNDEF ha dado vuelo! Que acrecienta la hermandad entre unos y otros pueblos, aquellos son centenarios y muy bisoos son stos, pero ambos tienen coraje y todos tienen respeto. Hay quien aventa las pajas que ve en el ojo ajeno y no repara en las vigas que el suyo tien de negro, pero no importa, vosotros amigos y compaeros, embajadores de fiestas que sois los de la UNDEF miembros, trais frases amistosas y cien cordiales consejos. Elda os recibe con gusto. Elda os ofrece su pecho en un abrazo fecundo que ao a ao va creciendo, y agradece vuestro aplauso porque es aplauso festero, 108 lo repite con cario, lo acrecienta con sus ecos, y os lo brinda generosa porque sabis merecerlo. Yo os aplaudo aqu tambin con estos modestos versos y agradezco aqu a la UNDEF que os tenga por mensajeros de ese mensaje de unin de tantos pueblos festeros. Ay qu bonita es nuestra Fiesta que os tiene por pregoneros! 1982 109 NEGROS Esclavos tal vez. Esclavos de las tropas invasoras. Vinieron tal vez un da sirviendo a la hueste mora. En la vida y en la Fiesta, poniendo su nota extica siguen aqu, como esclavos de algo que todos adoran y con la hueste agarena sirven a la Fiesta ahora. Sobre el negro mil colores, mil alegras afloran, va la sonrisa en sus caras y a su paso la zozobra, son terribles o son buenos preguntan los que lo ignoran, al ver pasar una escuadra hermosa entre las hermosas, que hace mejor nuestra Fiesta porque a nuestro pueblo adoran. 110 CARTA ABIERTA Buen amigo Juan Deltell de las ondas gran seor, abuso de tu amistad para que seas portador de este mensaje sincero que envo con gran amor a las nueve abanderadas con toda mi admiracin. Realistas, veterana. Musulmanes, la cancin. Marroques, la cadencia. Las Huestes, el estupor. Los Cristianos, maravilla. Piratas, admiracin. Estudiantes, la sorpresa. Contrabandistas, amor. Zngaros, msica andando. Todas, estupefaccin, pues quienes van a su frente son como reinas de amor. Una a una singulares. Una a una distincin. Una a una cortesa. Todas nobleza y honor. Este modesto juglar os ofrece su cancin proclamando al mundo entero que sois todas seleccin, ilustres y distinguidas. 111 Pongo un aplauso en mi voz como los tendris en junio. Y le pido a San Antn que os d siempre, ahora y en fiestas lo mejor de lo mejor. 1992 112 CARTA ABIERTA A TODO EL MUNDO Oiga quien lo quiera oir, con alma limpia y serena que ya llega el mes de junio y empieza la Fiesta de Elda. Vivan todos la alegra. Destirrese la tristeza. Que luzcan las perillicas para alumbrar la belleza de nuestras Abanderadas y de todas las festeras. Si al pasar los Capitanes los suspiros se despliegan, ninguna piense que es sola la que admire su presencia. Nuestra fiesta es tan hermosa. Grandes las Comparsas nuestras. Que el nimo al amor prenden y la admiracin despiertan, igual Cristianos que Moros, tanto ellos como ellas. Aplausos, msica, luces, bordados y lentejuelas, admiraciones y ols con mil colores se mezclan. Vengan todos los que son devotos de la belleza. Quien quiera saber qu es gloria a nuestra fiesta se venga. Dganlo todos los vientos, pregnenlo las estrellas, que ya llega el mes de junio y empiezan las fiestas de Elda. 1992 3 ABANDERADAS Nunca vi tan gallardas las banderas, ni ondearon al viento tan airosas. En mi mente se agolpan cien mil cosas por querer ofrendarse las primeras. Nunca vi tan hermosas mensajeras, ni miradas al verlas tan dichosas. Estrellas! Arcoiris! ngel! Rosas! Guirnaldas de piropos merecieras. Brotan a su paso admiraciones. Merecen cada una mil canciones. Sin ellas ay! la Fiesta no sera. El ligero trotar de sus monturas nos unen ms a Elda. Ligaduras que ya nada ni nadie cortara. 1969 114 A ROCO Y JAVIER Abanderada infantil Roco Vera Maestre con Javier, su capitn abriendo el desfile vienen. Dos festeros en potencia No, que lo fueron de siempre. Desde antes de nacer en sus casas, cascabeles anunciaban Elda y Fiesta con entusiasmo creciente. Ahora sonrisas, saludos, aplausos. Qu buen jinete! Qu simptica la nia! Qu gallardo va el mocete! Y as una letana de admiradores fervientes como un palio de homenaje en sus oidos se vierte. Luego vendrn los recuerdos. Ahora me importa el presente. Una familia festera nos brinda, y ellos lo quieren, Capitn y Abanderada con una ilusin creciente. Y no bastan las palabras ni el corazn, ni la frente, para expresar la alegra y el entusiasmo que tienen Javier Rodrguez de Moya y Roco Vera Maestre. 1990 115 ABANDERADAS 1990 La fl or ms bella que existe es de slo nueve ptalos. Cuatro son del bando moro, cinco del bando cristiano, Mari Nieves y Pilar, Nuria y Mara Sagrario, Ana Mara y Carmen, Mara del Mar Navarro, Caridad, Mara Salud. Qu placer da enumerarlos! Auras, fragancias, aromas. Recuerdos por siempre gratos. Sonrisas, amor, destellos. Calles cubiertas de aplausos. Alegras sin horizontes la fiesta van pregonando, y nuestras abanderadas, admiracin a su paso con su simpata y belleza la calle estn embrujando. Al desfilar, mil sonrisas. Al pasar queda su encanto. Qu fl or ms bonita es Elda con sus Moros y Cristianos! 116 ABANDERADAS 1991 Est Elda, que es mi pueblo, aqu en el centro del valle, y tiene una corona que la vuelve inimitable. Nueve comparsas la forman, y en ellas lo que ms vale son nueve piedras preciosas que son sus representantes. Cuatro llevan medias lunas, las otras, ah va el detalle, tibias cruzadas y cruces, trabucos, panderos, lpices, y todas la simpata que enamora hasta a los aires. Nueve abanderadas son. Una por las nueve vale. As es que verlas a todas es algo inimaginable. En Elda, que es mi pueblo la Fiesta va a celebrarse, y a sus nueve abanderadas les rindo aqu mi homenaje. 117 NANA Para Sandra La nia recin nacida estaba hoy desvelada. La noche la est mirando con media luna estrellada. La madre la est acunando aunque se siente cansada. La nia no duerme, vela y sus ojos ms agranda. La madre la mira y besa sin saber lo que le pasa. La nia recin nacida esboza sus ideogramas y ya piensa que algn da puede ser abanderada aunque todava no sabe cul de nueve es su comparsa. La nia mira la luna y ya se siente sultana. La estrellas le sonren para que sea cristiana. La nia ya se ha dormido, suea timbales, dulzainas, rasos, brocados y flores, panderetas, tules, gasas. .. La madre la mira y piensa mientras la deja en la cama Ay qu hermosa que es mi nia! Ser un da Abanderada! 118 SALUDO A LOS PUEBLOS FESTEROS QUE VISITARON ELDA EN 1977 Qu bonito es nuestro idioma! Qu bonita es una lengua que hoy me permite decirles sean bienvenidos en Elda! Qu bonito es el idioma en el que al coger una letra es inicial de Comparsa o de palabra festera! Tan familiar a vosotros aunque muchos no lo entiendan porque se siente y se hace, que para realizar suea, que el sufrir olvida pronto y porque ama recuerda. Alhazaraches de Albaida. Beduinos de Novelda. Cristianos de todas partes que le dan nombre a la Fiesta. Damasquinos de Petrel. Estudiantes de Villena, F de Fe y Fontanares Grocs en tierras jijonencas, y H que tal vez faltaba y ahora a traerla llegan nuestras Huestes del Cad. Aqu bienvenidas sean. I de Ibi, pueblo hermano que el cario pone cerca. La J es de Judos que aunque muchos no se vean los tienen en Muchamiel. Y la K es tan festera 119 que en muchas partes se usa para que se abran las puertas ya que kbilas se llaman donde se acoge a quien sea y al fin lo vuelven festero por poco que su alma se sienta. La L de Labradores en muchos pueblos ondea. Y qu decir de la M si mora era esta tierra y los moros siempre lucen Nuevos, Viejos, como sean. Y N de Negros que asombran con su simpar vestimenta. Nazares y Piratas, Salad inos y Omeyas, Realis. s Turcos y Vascos. Y queda sola la Z que aunque est puesta al final es en muchos la primera. Zaidas de Pego en los moros y en los cristianos la llevan los Zuavos de Bocairente, ese pueblo de Valencia que abraza a nuestra provincia como a la suya la nuestra. Terminar resumiendo A de amor, Z de Elda zngara por mi comparsa, por trabajo zapatera, zagala porque es muy joven en estas lides festeras y que en daros el cario nunca ser la zaguera, que caminara a zancadas 120 para teneros muy cerca, como estis del corazn que tambin tiene una Z, de quien os habla y repite Qu bonita es una lengua que hoy me permite deciros sed bienvenidos en Elda! 121 PREGN PARA 1992 Ya van a comenzar las Fiestas! Ya vamos por San Antn! Ya truenan los arcabuces! Se alboroza el corazn! Nos presidir estos das, como tambin presidi durante ms de cien aos una especial devocin. Cada enero, el diecisiete, cuando esta fiesta falt no faltaron los eldenses a festejarlo. A una voz se iniciaban las cucaas, la ermita se engalan disparando cohetes, tracas, nunca la hoguera fall alimentada de amores. Hasta que otro ao surgi esta Fiesta, Nuestra Fiesta!, para darle ms honor. San Antn ya no est solo. Lo llevan en procesin. Alguien dice que sonre mirando a su alrededor. Invocamos pues su nombre para empezar el pregn. Es un desfile de ensueo el que Elda nos depara, primero Contrabandistas, 122 siempre premio a sus escuadras, rivalizan las de nios con otras ms veteranas. Aires de cielo andaluz con letra propia desgranan y sus canciones son besos, son caricias sus miradas, son alegras su paso, y son sonrisas sus caras. Qu lejos aquellos das en que once se ilusionaran con madroos y alamares y esta comparsa fundaran! Quiebros incruentos al viento alardean sus navajas abriendo paso y ols. A la grupa de su jacas vienen flor de amor al pelo sonriendo, las gitanas. Y abanicando ilusiones, forjadoras de esperanzas, portando a cientos los nios la ltima carroza pasa. Con sabor a pasodobles y alegres marchas cristianas, revuelos de faralaes y trenzados en su danza, iniciando este desfile los Contrabandistas marchan. II Piratas de tierra adentro, corsarios de fantasas, asaetadores de penas 123 porque triunfe la alegra, ladrones de cien arcoiris, que aunque muy bien luca, no deslumbra en sus colores como vosotros lo harais. Desde el momento primero la fiesta conquistarais y si haba que repetir, el Capitn repeta. Cuntos das de esperanza, y de gloria cuntos das, cuando a los fros de enero nuestra Fiesta desafa. Antes moros, y cristianos ms tarde os convertirais para equilibrar la Fiesta. Tan grande es vuestra hidalgua! Pero siempre insuperables, siempre con ms alegra, siempre con grandes escuadras, de hombres y femeninas que admiraciones y aplausos a su paso justifican. Piratas. Bandera negra. Que el color se justifica en vistosos uniformes y adornando las sonrisas. Abordaje a las tristezas, al menos estos tres das poniendo alegre la fiesta, los recuerdos, y la vida. 124 III Los Cristianos no son muchos pero son muy esforzados, son como un fiel reflejo de aquellos antepasados que formaban sus escuadras sin dudar y sin pensarlo, y cosechaban victorias da a da, ario tras ario, aumentando as su reino, poco a poco, palmo a palmo. Las armaduras, celadas, y los yelmos han cambiado por chambergos, por bonetes, y trajes de fino pao. Les acompaan sus damas que su sueo acompaaron, y cual premio a la constancia, en la que nunca cejaron van ilusin hecha hecho su nmero acrecentando. Sus espadas y fl oretes aplausos van reflejando, que el corazn vuelve amores, amores sin fin ahornando. Nombre dan a nuestra fiesta y adorno dan a sus actos en desfiles, procesiones, en embajadas y alardos, su cruz luciendo en el pecho y siempre dispuesto el nimo, hacindolo lo mejor, por Elda siempre luchando. Festeros de oro de ley estn prestos los Cristianos. 125 IV Son tantos los Estudiantes que a contarlos no me atrevo. Comparsa de juventud donde la edad no hace viejo, donde mujeres y hombres son un nmero parejo, y el traje tradicional sigue siendo el color negro aunque ahora vibren colores en sus golas y en sus petos, y lpices y cucharas vayan al paso cediendo a los libros y las plumas, para emprender otros vuelos. Desfilan con tantas bandas que se dira que hay un cielo de pegsides gozosas que van bailando con ellos. Caracolean y andan, danzan sin impedimentos, hacen y deshacen pasos, se divierten divirtiendo, cantan letras inconcretas de motivos halageos, y el sol y la noche rien para fundirse con ellos. Hay quien dice que son muchos. Hay quien recuerda otros tiempos. Quien aora el numerico. Quien ahora aplaude al no verlo. Estudiante ilusionado cada uno, sin saberlo, envidia cintas escritas 126 y lecturas de ojos bellos. Quisiera ser estudiante por ser noche y ser festero! V Das de Fiesta y amor! Zngaros y fantasas! Cascabeles, panderetas, bordados, sedas y cintas, lentejuelas, luz de estrellas, faldas con policromas. Ellos van color de cielo. Ellas van de amanecida con mil colores nacientes que la ilusin improvisa. Pequeos, grandes, medianos, van prodigando sonrisas con miradas que conturban y que las penas alivian. Son Zngaros, son tziganos, y ms nombres les diran para poder definirles, mas nadie limitara el poder de sus quimeras, sus delirios que alucinan, cuando vuelven realidades todo lo que se imaginan. Protegidos de la luna con sus rayos an ms brillan. Y relumbran con el sol hasta producir envidia. Son color hecho comparsas, son amapolas festivas, son desde su nacimiento 127 un presente de alegra. Escuadras muchas o pocas, pero tribu bien nutrida va desgranando a su paso buenaventuras y dichas, y deseos en quien los ve de ser zngaro por vida. VI Paso ya a la Media Luna paso a ocho siglos de Espaa, paso ya a los Marroques. Y la calle se atabala impresionando al murmullo cuando marchan sus escuadras, florida ilusin diversa que a nuestra Fiesta engalana. Los alfanges que hoy se avivan slo las flores desangran, manchando con sus perfumes y aromas por donde pasan. Caminos hechos cadencias, mimbres de ritmo las lanzas, molinetes, viento firme, se agitan las cimitarras. Surgen y llenan las calles como un volcn con su lava, y en vez de destruir, construyen en quien los ve, la esperanza de que sea mayor la fiesta y con ella, cada alma. Miran al frente, seguros ellos y ellas, y en sus capas se agita la primavera 128 que de sus pasos exhala. Tienen por cancin y lema una marcha que es cristiana, porque aun siendo moros viejos, pues de antiguo desfilaban, celebran a San Antn que los protege y los guarda. VII Ay de aquellos soadores! Ay de esos tiempos pasados! Ay de las noches sin sueo que se pasaban soando! As los Moros Realistas nacieron el primer ao causando asombro su atuendo y con su porte admirado. Lanza en ristre, firme, enhiesta, codo a codo, brazo a brazo, se dira que son uno al verles dar cada paso, y es que a un mismo afn se mueven queriendo ir mejorando, si es que puede mejorarse y admirar ms lo admirado. No ocultan a sus hures tras celajes ni velados, y cada sonrisa arrancan las flores de los aplausos que devuelven sus miradas con los ojos subyugando. Ellos pasan impasibles, aunque ese pelo entrecano de algunas barbas muy luengas 129 algn suspiro ha esbozado, y un latido hecho amor hace temblar una mano. Ellas y ellos, imposible si se habla de mejorarlos, siguen su marcha triunfal, ascendente ao tras ao. Y el cielo azul, sus colores, tambin tiembla con el paso de aquellos ay soadores que la comparsa fundaron y siguen con ritmo moro aunque a la gloria marcharon. VIII A modo de barboquejo el turbante prolongado. Lanzas no hechas para herir con un castillo enmarcado por medias lunas crecientes. Ellos han acrecentado nuestro bando moro en Elda. Su nombre, para nombrarlos es las Huestes del Cad. Un nombre muy apropiado que evoca historias pasadas y vuelve el ayer cercano. Aunque nueva, ha solera pues la fundan veteranos, unos de comparsa mora y otros del bando cristiano. Llega con fuerza al desfile y trae con fuerza otros actos festeros y culturales, 130 y con firme y fuerte paso se forja entre los mejores un lugar a cada ao. Y diez arios llevan ya. Cumplen sus bodas de estao, nueve desde que salieron y diez de que la fundaron. Cunta alegra hecha fiesta! Cuntos sueos desfondados! Cuntos hechos realidades! Y cuntos ms preparados! Qu alegra verla nacer y aqu estar para contarlo! Yo a las Huestes del Cad rindo mi amor y mi aplauso y les deseo un futuro brillante, como el pasado. IX Cerraremos ya el desfile sin que el ensueo decaiga, azul, rojo y amarillo va la hueste mahometana. Hileras firmes, solemnes, olas festeras que cantan, aspecto fiero, sonrisas, Moros Musulmanes pasan. Contradicen emociones y los nimos levantan. Su marcha se hace cancin al paso de las escuadras que desbordan fantasas, admirables y admiradas. Evocan mil y una noches 131 de aquella Arabia lejana que se hizo espaola un da, por conquistar conquistada. De ellos ya se ha dicho todo. Y por decirles an falta pues son espejo festero, que nos vibran aoranzas cuando lejos de esta tierra vemos que mayo se pasa. Moros Musulmanes son los que te roban el alma y hacen que se sienta mora aunque siempre sea cristiana. Deslumbran las lentejuelas. Parecen una sus lanzas. Cortan el aire sus cabos Y sus mujeres ya danzan. Nacen ohs de admiracin por una o por otra causa. Suenan metal y timbales. Trenos el viento palabras. Azul, rojo y amarillo los Musulmanes ya pasan. X Todas con bonitos nombres son nuestras abanderadas. Qu gallardos y orgullosos los capitanes las guardan! Arcos de triunfo de aplausos se elevan por donde pasan! Elda en Fiestas! Mes de junio! Media luna iluminada de gasas y lentejuelas! 132 Y tambin la cruz cristiana de fuego y de raso rojo sobre la cota de malla! Jubones y borcegues se entrelazan con chilabas. Al frente de cada bando merecen ser coronadas como reinas de mil fiestas todas en cada comparsa. Majestuosa a caballo, admirable cuando pasa, colores y amor al viento viene cada Abanderada. Triunfadores, sonrientes, vencedores en batallas en que gana la alegra los Capitanes cabalgan. Elda y Fiestas. Mes de junio. No hay en el mundo nada como esta fiesta. Mi fiesta todo el ario deseada durando slo unos das que para los otros bastan. No te apures si aparece una lgrima en tu cara porque amor tambin es llanto. La fiesta es tan adorada que desborda los sentidos, y no existen las palabras para poder describirla. Elda mora! Elda cristiana! Elda en fiestas! Ya es bastante! Elda es Elda y eso basta! 133 FIESTA Ya han puesto las perillicas! Las fiestas aqu ya estn! Dnde guardaste mis botas que las he de abrillantar He de coger mi arcabuz que lo lleve a revisar. Las lentejuelas se crecen como arcoiris triunfal, los adornos proliferan, an se borda con afn, se planchan blusas, vestidos, van creciendo en cada hogar colores y ms colores que a la hora de desfilar son como rayos de luz que al sol han de deslumbrar. Se acrecientan los amores aqu es tan fcil amar por los cristianos o moros, y luego al verlos pasar unos con tanta alegra, y otros con tal majestad, todos dicen ser de todos y todos dicen verdad. Ha llegado el mes de junio, el ario se hace triunfal, si hubo rencores se olvidan, slo vive la amistad, hay quien proyecta futuro, quien vive de recordar, pero con un slo ritmo el corazn latir. Ya han puesto las perillicas! 134 Las fiestas aqu ya estn! Son los Moros y Cristianos en Elda. En mi ciudad. 1993 135 A JOS JUAN GARCIA Y LUIS CARRASCO EN LA NOCHE EN LA QUE SE IMPUSO A LOS DOS LA Z DE ORO Dos colores hoy se encuentran con amarillo de oro. Zngaros color azul, Marroques color rojo. Dos nuevas zetas relucen en dos pechos ardorosos que ponen fuego en la Fiesta de los Cristianos y Moros. Azul cielo, como aquel que en junio anhelamos todos. Rojo vivo, como el fuego que nos agrupa en un corro. Sabis que nuestra cancin nos dice que hermanos somos. Zngaros y Marroques dos ritmos de un mismo soplo. Al oir la marcha mora sentiremos con vosotros, y al oir los pasodobles os uniris a nosotros. Zngaros y Marroques, color azul, color rojo, aurora en un cielo limpio y el sol la Zeta de Oro. 29-5-1993 A MARI CARMEN La Fiesta ya no es la misma. Se muri una abanderada que tan slo lo era ma, no de ninguna comparsa. Entre aplausos y ovaciones ella nunca desfilaba. Su sonrisa era mi paso, de su amor era mi marcha, su aplauso era mi entusiasmo, y su ovacin mi palabra. Cuando en los das festeros la noche ya declinaba y mi hombro junto a su hombro vean nacer el alba un viva por San Antn se lea en su mirada. Ahora no tengo su apoyo para mi vida cansada, aunque s, sinceramente, que en balcn glorioso aguarda junto a zngaros ausentes el paso de la comparsa, y con colores eternos y con botas estrelladas, arcngeles musicales su desfilar acompaan esperando que a su lado algn da tambin vaya. Por eso sigo bailando, y la calle es cual va lctea con una meta gloriosa y un destino de esperanza. Los amigos, ms amigos 137 los va sintiendo mi alma. La msica es ms bonita y tiene ms resonancia. Y aunque yo sienta mejor, ms ptimo lo que pasa, la Fiesta ya no es la misma pues su compaa me falta, que aunque disfrute de todo no tengo a mi Abanderada. 1993 POEMA FINAL Si algn ao, al ser la Fiesta no me veis de traje puesto, no buscadme, no llamadme, ni siquiera estar lejos. Y no pensis que os olvido porque olvidaros no puedo. Cuando yo no venga en fiestas ser porque ya me he muerto. Pero no me lloris nunca. Alegradme en el recuerdo como se alegran los mos cada vez que en Elda pienso. 139

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