La música española sigue olvidando a los suyos: Silencio casi absoluto en el 150 aniversario de Amadeo Vives
Si el segundo bicentenario del nacimiento de Emilio Arrieta (del que nos hicimos eco en este blog en su momento) pasó sin pena ni gloria, más allá de su Puente la Reina natal y su cercana capital Pamplona, no podemos decir que los 150 años de la venida al mundo de Amadeo Vives hayan sido una fiesta. La conmemoración, o rememoración, del compositor catalán está pasando tan desapercibida como la de su colega navarro.
Vives nació en la pequeña localidad barcelonesa de Collbató, en la montaña de Montserrat, el 18 de noviembre de 1871 y murió el 2 de diciembre de 1932 en Madrid, de forma circunstancial, ya que se encontraba en la capital del estado, ante el inminente estreno de su zarzuela Talismán, lo que se produjo el 6 de diciembre, con carácter póstumo, en el Teatro Calderón.
La conmemoración del bicentenario de Arrieta, dicho sea de paso, no ha concluído todavía. Queda pendiente la recuperación de su zarzuela San Franco de Sena (1883) el próximo 30 de diciembre en el Auditorio Baluarte de Pamplona.
Pero del autor de Doña Francisquita (1923) Bohemios (1904) Maruxa (1914) La generala, (1912) La villana (1927) o el himno oficioso de los coros y orfeones catalanes L´emigrant (1893) no se ha programado ninguna obra, que sepamos.
Se han llevado a cabo tres conciertos, con el mismo programa. Dos de ellos en el Teatro La Farándula, de Sabadell, y el tercero y último, el lunes pasado día 29, en el Palau de la Música Catalana, de Barcelona, y nadie más se ha acordado de él.
Bueno sí, la revista Ópera Actual, que se edita en Barcelona, en su número de noviembre publicó una semblanza, de dos páginas, firmada por LLuc Solé.
La misma prensa catalana ha observado el olvido a que ha sido sometido Vives en aniversario tan destacado. Y así, por ejemplo, Antoni Bofill, firma la crónica del concierto del día 29, publicada en El Periódico el día 30, en cuyo encabezamiento dice: "La única entidad que ha pensado en Amadeu Vives en el 150º aniversario de su nacimiento ha sido la Fundació Òpera a Catalunya que, junto a la Orquestra Simfònica del Vallés, ha recordado al compositor de Collbató con un homenaje primero en Sabadell y después en el Palau de la Música Catalana. El ciclo de conciertos vespertinos del auditorio modernista se hizo eco de la efeméride, teniendo en cuenta que Vives fue uno de los nombres fundamentales en el nacimiento del Orefó Catalá antes de que el músico emigrara a Madrid".
Claro que esto de ahora no es nuevo. Llueve sobre mojado. El año pasado, ni en su villa natal, La Solana, se acordaron del 150 aniversario del nacimiento del compositor Tomás Barrera. Los solaneros sí tenían programado un acto de homenaje a la zarzuela La rosa del azafrán, por el 90 aniversario de su estreno. Acto que se iba a celebrar en Madrid, en el vestíbulo del Teatro Calderón, el 14 de marzo, justo el mismo día que entró en vigor el confinamiento por el COVID. Para su anual Semana de la Zarzuela, que se celebra en octubre, no estaba previsto recuperar obra alguna de Barrera, o reconocimiento. No hubo semana, pero sí la ha habido en 2021 y nadie se ha acordado de él.
Y Radio Clásica ¿Qué?
Pero el olvido, despreocupación o desidia hacia lo nuestro, que resulta algo endémico en los organismos más o menos públicos y oficiales, resulta alarmante en la emisora de radio que entiende la música clásica. Es decir Radio Clásica de RTVE. En este año que acaba, "...el programa de los aniversarios", según reza en su podcasts, Grandes ciclos, que se emite de lunes a viernes, excepto miércoles, a las 7 de la tarde, no ha recordado un solo día a Arrieta o Vives. Sin embargo, se les ha dedicado varios días a compositores tan conocidos y reconocidos como Sigismund Thalberg (1812-1871), Josquin Desprez (1450-1521), Michael Praetorius (1571-1621) o Giovanni Bottessini (1821-1889), así como a Astor Piazzolla (1921-1992). Mención especial para el ruso Igor Stravinsky, al que Grandes Ciclos le dedicó todos sus programas desde el 4 de enero al de 2 abril. Y mención especial, también, para el francés Camille Saint Saens, que está ocupando el programa desde que se inició la temporada actual, en octubre, y seguirá hasta el día de Nochebuena.
La última semana del año, según publica la Revista Mensual de programación de la emisora,
Grandes Ciclos estará dedicado a los compositores que han pasado por él a lo largo del año. Ni tan siquiera ahí encajan a los nuestros.
Hace algún tiempo tuve un cambio de impresiones con un director de orquesta, de reconocida trayectoria, a quien expuse mi opinión sobre el abandono que hacia la música española observaba yo en la emisora pública, en la que solo aparecían, y aparecen de vez en cuando, los nombres de Falla, Albéniz, Turina, Granados, Rodrigo, Arriaga y algún barroco, No estuvo de acuerdo con mi punto de vista, pero el tiempo y los hechos, que son tangibles, y por tanto objetivos, creo que me siguen dando la razón.
Conmemoraciones relegadas aparte, durante los tres meses de programación del verano pasado, el dedicado a la zarzuela volvió a desaparecer, y ya dentro de la temporada actual, se le sigue dando el mismo tratamiento que a la música portuguesa, por ejemplo, y muy inferior al del flamenco o el jazz.
Formación casi autodidacta
El caso de Amadeu Vives como compositor presenta rasgos ciertamente curiosos. La calidad musical de sus obras, elogiada por los expertos, y apreciada por todos los amantes de la buena música y el canto, no guarda relación con su formación académica. Si otros colegas suyos, destacados del mundo de la zarzuela, ampliaron y perfeccionaron sus estudios en Roma, Milán o París, con pedagogos del mayor prestigio, el autor de la obra cumbre del género lírico español, no fue más allá de escolanías, conventos e iglesias. En este aspecto fue fundamental la relación que mantuvo con su hermano Camilo, religioso.
Aún así creó escuela. Prueba de ello son sus cuatro ases líricos, llámense zarzuela, ópera o égloga, antes citados. La Francisquita, obra modélica donde las haya. Maruxa, con su formato operístico, cuenta con una partitura de las más elogiadas por los expertos, lo mismo que La villana, cuya música no tiene nada que envidiar a las mejores obras del género. Y para completar el cuarteto de ases, ahí está el bombón de Bohemios, cuya belleza en su brevedad, provocó que otro compositor, Conrado del Campo, con permiso de Vives, la ampliase a ópera, siendo estrenada en el Teatro Real de Madrid en 1920. Pero, como estoy seguro que diría el padre de la musicología en España, Emilio Casares, si se le pregunta, un "bombón" como Bohemios hay que dejarlo tal y como se creó. Y por eso, se sigue representando como la concibió su autor en 1904.
Artús recuperada
No se si será casualidad o así estaba previsto, pero el 150 aniversario del nacimiento de Vives ha coincidido con la recuperación de su primera ópera, Artús, que se encontraba custodiada por los herederos de la familia que se la compró a poco de estrenarla en 1897, y no se ha vuelto a representar.
El hecho en sí se anunció el pasado día 23 de noviembre, cuando Carmen Lorenzo, viuda de Francesc Sant i Pont y última poseedora de la obra, hizo público su donación a la Societat Gran Teatre del Liceu.
Según recogieron varios medios cuando Vives compuso Artús, se encontraba en una situación económica muy delicada, y su venta a dos miembros de la Societat del Gran Teatre del Liceu, José Pont y Miguel Pons, le permitió marchar a Madrid, en busca de abrirse camino en el mundo de la zarzuela.
Los propietarios de la obra gestionaron representarla en Hamburgo, París o Milán, una vez traducida al italiano, pero las gestiones no fructificaron, y quedó olvidada hasta ahora, 124 años después.
Pero el legado de Artús que los herederos de sus compradores han custodiado, y con mucho esmero, no se basa solo en las partituras. Está el libreto original de Sebastiá Trullol i Plana (Figueres 1853-Moiá de Moncal 1946) diseños y figurines del ilustrador Luis Labarta (Barcelona 1852-1924) y otros documentos indicadores de como se tenía que representar la obra.
Sin duda, una magnífica recuperación, en fecha tan significativa, que ha sido calificada como un hecho histórico, sin precedentes en la música española.
Artús se estrenó el 19 de mayo de 1897, en el Teatro Novedades de Barcelona. En la biografía Amadeo Vives El músico y el hombre, de Florentino Hernández Girbal, (Béjar 1902-Madrid 2002) publicada en 1971 con motivo del centenario del nacimiento del compositor, se incluye una ilustración con el cartel de la octava representación, celebrada el 1 de junio, en honor de los autores de la obra.
Ilustraciones musicales:
- L´emigrant. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana.
- Bohemios. Canción de Cossette. Gloria Sánchez. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Dr. José Miguel Rodilla.2009.
- La Generala. Final. Sabina Puértolas e Ismael Jordi. Coro del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Drs. José Fabra o Cristóbal Soler. 2007-2008
- Maruxa. Preludio del segundo acto. Banda Sinfónica Municipal de Madrid. Dr. Enrique García Asensio. Grabación en CD año 2000.
- Doña Francisquita. Canto a la juventud. Alfredo Kraus, José Ruiz, Coro y Orquesta del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Dr. Maximiano Valdés. 1988.
- La Villana. Romanza de Casilda. Montserrat Caballé. Orquesta Sinfónica de Barcelona. Dr. Enrique García Asensio. Grabación original en disco LP año 1973.
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.