womuIII . wnuiíì lUtH IDUIHUIItUIIIUtII da4ettos 11.° 12 - leptin g re 1951 CUMPLE DOS AÑOS DAH ELLOS cumple dos años. No son mucho dos años en la eternidad del Tiempo. No son mucho dos años en una vida, Pero sí lo son en estas empre sas literarias, a contrapelo del ambiente, en oposi ción al clima, en negativa pertinaz a la rutina local. Cuando allá por Septiembre de 1949 hacíamos nues tra quijotesca salida por el árido Montiel de nuestra Elda, amparados por la luminosa sombra del ángel sin rostro de nuestra primera portada, no íbamos buscando molinos de viento trocados en gigantes cos Briareos, ni doncellas cautivas de descomuna les encantadores ni caballeros enemigos a los que hacer confesar que nuestra empresa era más alta que la suya. Nosotros salimos a la luz simplemente, sencilla y cándidamente, a «abrir un camino de luz para el espíritu.» ¿Lo liemos conseguido? Carecemos de la distancia necesaria para un buen enfoque. Los arboles todavía no nos dejan ver el bosque, pero confiamos en que si nó nuestros logros, sí nuestros deseos serán los que pesen a la hora de juzgar nuestra obra. Dosaños de literatura eldense están encerrados en estos cuadernos, para que sirvan de ejemplo de que se puede cantar a la vez que se golpea en el yunque Pues la vida no ha de ser sólo trabajar, ga nar y gastar, hay algo más que eso, y ese •algo mäs, es lo que simboliza el ángel sin rostro inundando en gozo de poesía nuestro querido valle afanoso. CANTAR DEL AGUA QUE LLORA por JUAN MADRONA Cantar del agua que llora, cantar sin gozo, cantar del río triste, que añora risa de espumas que otrora llevó gozoso a la mar. Cantar del Vinalap6, reseco de áspera pena; parece la cantilena de un tritón que envejeció varado en surco de arena. Y al discurrir bajo el puente, Ion desmedrado y mohíno, con un lamento mezquino se queja de la mordiente vergüenza de su destino. ¿Qué sueñas, Vinalapó? ¿Qué sino cruel secó tu jubilosa corriente? ¿Quién a ese canto doliente de tu linfa le obligó? Parva corriente cansina, reliquia de un pobre río, que, colina tras colina, va rezando el murmurio quejumbroso de su ruina. Ya no se miran radiantes en la plata de tu espejo ni Sibilas ni Violantes, ni condesas rozagantes, hadas de aquel tiempo añejo. Elda no es ya la aldeana que, con amor encelado, por ver tu estampa galana se asomaba a la ventana de su alcazar almenado. Y tú lloras, tierno río, desdenes de la urbe altiva. Elda era tuya; cautiva de tu empuje y de tu brío, su vida en tus besos iba. ¡Quién pudiera una mañana, pobre juglar vagaroso, con un beso prodigioso despertar la virgiliana canción de tu ayer dichoso! ¡Quién pudiera nuevamente cubrir tus anchas riberas e de adelfas, y entre pahneras ahogar la queja doliente de tus aguas pordioseras! Y se arrancó de tus brazos, como una mujer ingrata, y esquiva de tus abrazos, dió tus honrados ribazos por un ensueño de plata, Llora, sí, Vinalapó; sécate a lágrimas ya. Rumbo al edén que soñó, Elda ¡Qué hermosa que está!; pero ya no es luya, no. ¡Qué hermosa has de verla llena de joyas fabriles! Pero... ya no es tu musa morena; ahora da culto al dinero, ¿y tú das culto a tu pena! Cantar del Vinalap6; cantar de un bardo que llora congojas de quien perdió la novia que enamoró... y aún perdida le enamora. i g itecledot I leitai iertembtinai per EDUARDO GRAS jt ,E tenido en las manos una colección de programas de fiestas de nuestra Ciudad: desde el año 1900 al 193 s3 . Reunidos por una perso na amante de su pueblo, constituyen ciertamente un acervo de inapreciable valor para juzgar de ese aspecto tan eldense que son las fiestas de Sep tiembre. o Desde e/ modesto programa de/ año 1 900 —una simple hoja de pape?, mal impresa, hasta los lujosos folletos de 1928 en adelante, hay toda una esca la tipográfica, indicatoria del desenvolvimiento ciudadano. Vamos pasando hojas: allí, resumidos, constan los actos, ceremonias festejos que el pueblo eldense ha ideado a lo largo de todos estos años pana honrar a sus Patronos. Y nos salen al encuentro pormenores imprevistos, tan curiosos, que 1:1 pluma no puede resistirse a anotarlos. Veamos unos cuantos, escogidos al azar entre los más salientes: La invasión de los bárbaros.—Hasta el ano 1925, el programa fué pio de anuncios. Apenas si en el de 1923 se asoma, tímido y solitario, un anuncio de la Casa Albo, «pionero. de esta modalidad propagandística. La publicidad de aquellos primeros años era muy graciosa: recordamos por ejemplo aquel reiterado anuncio del «Boticario de Elda» ofreciendo su «Taraiyna •, maravilloso producto contra los males digestivos; o aquel otro de un fabricante de limonadas, que acusaba a sus competidores de emplear, en lugar de azúcar, la .sacarina (veneno)•. Un comentario se nos viene a las mientes cuando hablamos de esta par te del programa: se ha progresado poco en ella: hoy, como entonces, es un revoltijo en que aparecen barajadas las más dispares actividades. Si es inevi table incluir anuncios —y más considerando que cierta cantidad de progra mas se envía fuera de Elda— ¡Por qué no intentar sacar provecho de ellos, convirtiendo toda esa propaganda en un indice ordenado de la vida comercial eldense? Tal como se vienen disponiendo, los anuncios no interesan a nadie: organizados, podrían constituir un exponente interesante de nuestras activida des de toda índole. La reforma, por -otro lado, seria poco gravosa. El arte de los festejos.--Vemos, a través de los programas, cómo una de las manifestaciones antaño mas populares, la música, va pasando poco a poco a un segundo término. Hubo años en que un importante núcleo de los festejos estuvo consti tuido por las entradas de las Bandas de música forasteras, los desfiles y pasa calles, los conciertos; al publicarse el programa, la afición comentaba por an 111.111111••• oS e r .11 al e: la a ti. a. a . ticipado la calidad de las bandas que nos visitarían; comparaba con las de años anteriores; hacía recomendaciones para los venideros... Aquel momento de la noche de la alborada, cuando las Bandas, una a tina, iniciaban el desfile desde el Ayuntamiento, estrenando un airoso pasodoble o una marcha, debía de ser para los « dilettanti , la piedra de toque de la calidad testera: apasiona ba la música en grado máximo. En el año 1928 llegó la cosa a su cúspide, al menos documentalmente: hubo que editar, aparte, un programa detallando los veintitrés (i 9 eonciertos... Peor panorama ha tenido todavia la literatura en nuestras fiestas. Es indudable que un festival poético realza y dé empaque a un programa de fes tejos; así debieron pensarlo los organizadores de la d Fiesta de la Poesía que, teniendo como mantenedor al M. 1. Sr. D. Agustín Cavero, se celebró en el año 1920, en el Teatro Castelar. También los Juegos Florales de los años 1930 y 1932 debieron obedecer a tal criterio. Aparte de ellos, apenas aparece, esporádicamente, algún festejo literario en los programas. ¡,Por qué no inten tar algo en años próximos? No resultaría muy recargado el presupuesto, (tal vez, por el contrario, rindiera beneficios) y en cambio, ¡cómo renovaría y aristocratizaría este número nuestras fiestas de Septiembre...! El deporte.—Aparece profusa mente a lo largo de los guiones festeros; el fútbol, los toros, el ciclismo, la pelota, el tiro de pichón, la colombofilia, en tran a formar parte habitual de los programas. Parece como si el terreno per dido por la parte artística, lo hubiera ido conquistando la actividad de portiva. El año 1912 aparece anunciado un gran partido de fútbol que había de celebrarse en la plaza de Sagasta... En 1920, una carrrera de motocicletas con sidecar.... Y en 1 922, un suceso insólito: el aterrizaje en los solares de El Progre so de un aeroplano, procedente de Larache, pilotado por el . intrépido avia dor. Don Luis Dalrien.... • El alumbrado de la Iglesia.—Se perdió con el derruido templo, pero no lo han olvidado los eldenses. ¿Aquellas cinco o seis mil ventas encendidas ei todo correr, cuando la procesión se acercaba, ya de vuelta, a la Iglesia! ¿Con qué ufanía lo anuncia el programa de 1900! Y en verdad que era digno de en comio: cuando entraban las imágenes por la. puerta grande, el interior del templo brillaba fulgurante, en un espectáculo maravilloso; goteaba la cera desde lo alto, pero la admiración podía más que el temor a las manchas... Vermouts.—Una graciosa indicación en el programa de 1918: «Vermouts en la Puerta del Casino . . Nos imaginamos al eldense de aque l los años, llega gado el día de la fiesta, ocupando prosopopéyico su silla, con la familia, ante un velador en el que —tras una larga espera— un camarero traído de no sé dónde, depositaba al fin el aperitivo solicitado. Mientras. una Banda de inúsi SIGUE EN LA PAGINA 32 3 2 APUNTE PARA UN. HISTORIA DEL CALZADO ELDENSE las pilla fábricas UBLI(ADA en números anteriores la reseña de los fundadores de la industria del calzado en Elda pasamos ahora a describir cómo se crearon las primeras fábricas grandes, abandonando el taller familiar o las naves improvisadas. No me es posible asegurar rotundamente la certeza de los datos que aparto, ya que la mayoría de ellos han sido recogidos a pereonas que han tenido que desempolvar recuerdos a los que ya llegaba el olvido total. Cotejando las manifeslaciones de unos y otros he adoptado para mi relato las que he estimado mas conformes con lo que pudo ser realidad. Si alguien mejor informado halla ra errores de fijación o apreciación mucho le agrade cería me los hiciera -notar. * * * En la época que España sufría la amargura (2. d)estre ern¿indez) de la pérdida de su imperio colonial -y se moldeaba la. por ALBERTO NAVARRO «generación literaria del pesimismo«, Elda se fi brío a la esperanza de un vivir más digno e iba levantando grandes naves que albergaban cientos de obreros La mísera y cochambrosa estación de ferrocarril vol caba diariamente su carga de obreros afanosos, e9,eranzados en crear uno nuev a vida más generosa y justa. Este afianzamiento de una industria todavía minúscula tuvo por artífices a dos eldenses: D. Silvestre Hernández y Poveda y D. Rafael Romero Utrilles. Ambos lograron el honor de colocar sus nombres en los dos primeros puestos del hoy largisirrio escalafón de grandes fabricanles Nos ocuparemos en primer lugar de D. Silvestre Hernández. Era éste, como la mayoría de nuestros fabricantes, de humilde condición, habiendo trabajado en casa del «Luisillo, en su juventud. Pronto se independizó, estabi , eciendo una pe queña fabriquita en su casa de la calle del Marqués. Allí, corno todo el pueblo, hacía zapatos de los llamados «de percha« o sea sin distinción entre el pie dere cho y el izquierdo. Las cajas individuales no existían y los zapatos se metían, amontonados, en grandes envases y así se enviaban. Pero esto era en la época en que servía a las tiendas de calzado de la Península En sus primeros tiempos, Silvestre fabricaba zapalos bastos romo ellos solos y fuertes como zuecos, y se iba a venderlos a Cartagena y otros puntos, previsora mente provisto de una me dia y un calcetín para probárselos a los presuntos compradores. A pesar de ser totalmente analfabeto —únicamente sabía poner «Silvele, a modo de firma— poseía una capacidad asombrosa para el Cálculo, lo que, in dnclablemente, fué causa de su paulatino engrandecimiento. El auge de la fabri quita desbordaba su pequeña casita, por lo que se trasladó a la calle de la Es peran zci y más Icirde a la de San Roque; en la casa (hoy derribada) que hacia frente a la calle de Serrano, ahora de José Amat Sempet e. Tampoco en ésta per maneció mucho tiempo pues en 1894 o 1895 inauguró su nuevo local, primera nave dedicada exclusivamente a fabrica de calzado que se erigió en Elda. Conta ba entonces D. Silvestre alrededor de los 44 años La fábrica estaba situada en el campo, a espaldas de la calle Nueva y con la fachada orientada al Sur. Ante sus puertas pasaba el camino de carro que más larde seria la principal vía de la ciudad en las lardes de domingo, la animada calle de los Teatros o de Jardi nes. Constaba de una amplia nave aparentemente seccionada en tres por la con figuración de su fachada y tejados. Más tarde se le añadió otra nave formando ángulo recto, con la puerta orientada a la calle del Mitdico Belträn. En esta na ve se puso la maquinaria de cortar suela y otras, movidas primero por un juego de mulas y más tarde por fluido eléctrico. La elevación de este magnifico edificio marcó el cenit de la carrera in dustrial de D. Silvestre. Amargado por contrariedades familiares, cedió el nego cio a su socio D. Pedro Jiménez, de Albacete, que a su vez lo traspasó a D. Casto Pelaez, acaudalacio comerciante madrileño, que dió gran impulso a la fábrica y se granjeó innumerables simpatías y gratitudes por su generosidad, ra zón por la cual se dió su nombre a la talle de Jardines. A la muerte de D. Casto siguió la fabricación, su Viuda, pero poco antes de estallar la guerra de 1936 ce só de funcionar la fábrica. El edificio levantado por B. Silvestre Hernández tuvo desde entonces des tacados usos políticos, trágicos unos y heróicos otros, y casi en nuestros días fue arrasado para dejar lugar a los bloques de viviendas modernas que son orgullo de la calle de Jardines. D. Silvestre murió en 1947, a los 96 años, pocos más tarde que el edificio que él levantara. Había nacido el 31 de Diciembre de 1851, por lo que dentro de unos meses se celebrará su centenario que, indudablemente, como es norma tradicional en Elda, pasará desapercibido. * * * Casi simultáneamente, D. Rafael Romero lograba dar cumplimiento a su más cara. ilusión. Desde 1874 había estado trabajando rudamente, elevándose de una condición dura y humillante, para conseguir crearse una posición cimenta da en el propio esfuerzo e inteligencia. Alrededor del primero de siglo, Romero edificaba una hermosa nave para su fábrica, con uno suntuosa vivienda de dos plantas, frente a la recién levanlada fábrica de Silvestre y cerrando la calle del Médico Beltrán. Poco después surgieron, Tovar, Vera Hnos., Bellod Hnos. y otros... También por entonces se volcó Aliriánsa en/era en nuestro valle, y fami lias y más familias mahonesa s nos trajeron 80 técnica y conocimientos industria les. Pero esto tiene materia para varios artículos, por lo que D. m., lo continua ré en el próximo cuaderno. ROMANCE DE LA PENA, PENA Mi pena es muy mala, porque es una pena que yo no quisiera que se me quitara M. M. ¡Ay pena, pena del cante, qué adentro que estás clavada! ¡Ay pena de los deavelos que esperan la madrugada! Esta pena de culebras enroscadas a mi almohada,como un cilicio en las sienes locas de escarcha morada. Esta pena de latidos —ecos de copla lejana— que marcan el contrapunto de las ausencias sin calma. Esta pena de suspiros que sacan al viento el alma y hacen luz de mariposa sobre las ojeras malva. ¡Ay pena de los silenciosen los campos de retama! ¡Ay pena negra de perros que ladran a los fantasmas! Mientras la tarde se entrega, Soledad, en la baranda, calla su pena llorando, su pena de niña amarga. Dolores mira sin ojos la quietud de las montañas, que roban su pensamiento hasta los montes de Cabra. Carmen dobla sus rodillas ante la Virgen serrana, pidiendo por el ausente, —luz de aceite su garganta— ¡Soledad, Dolores, Carmen..., canto vuestra pena amarga! ¡Canto la pena, que tiene recio sabor en mi España! Esta pena tan profunda como los pozos sin agua, donde la luna se esconde a comer niños al alba. Esta pena sin descansos ni träguas en sus batallas, con ecos de caracolas en los semblantes de nácar. Esta pena de traiciones, de matas de pelo largas florecidas una nochecon rojas rosas de faca. ¡Ay pena de los gitanos, borracha de crin y zambra!, ¡Ay pena de los sentidos, muertos al gesto y al habla! RODOLPO GUARINOS LAS FIESTAS GRISES por ALBERTO NAVARRO AS montañas que cercan nuestro valle tienen un sordo vibrar de afanes; han robado a las nubes trozos algodonosos de su vestido y se limpian y acicalan, reavivando el verdor de sus matorrales y pinos, ba rriendo sus torrenteras y sacando brillo a sus riscos. Saben que son el telón de fondo de todos los festejos que Elda va a celebrar y quieren estar muy guapas. Porque nuestras montañas son muy presumidas y siempre quieren salir en todas las fotos. Allá arriba, San Pedro está intranquilo por que no lo dejan dormir los fulgurantes cohetes que desde el valle lanzan al Cielo mensajes de adhesión y amor.. Elda, una vez más, canta su canción septembrina, de alegres y emocionadas notas. Y ahora denlos un violento giro al volante de nuestro vehículo literario. Existe una verdad irrebatible: la Elda de 1900 quedó muy atrás. Si en el calendario hallamos 51 años de diferencia, pulsando el latir de la ciudad hallamos siglos, milenios de distaneia. Otros eran los pensamientos, °tías las costumbres y las distracciones, otros los tedios. Aquella Elda que se desva necía de puro gozo ante la promesa del chiu-chin de las bandas de música perlas calles; aquella que ponía los ojos en blanco y se regodeaba pensando en « correr la traca»; aquella que contaba y no paraba de la Alborada; aquella que anhelaba llegara Septiem bre para gozar del néctar soñado de un . vermut • en alguna mesa de las dispuestas por los escasos bares en la calle... Aquella Elda ha muerto, gracias a Dios. Hoy los eldenses, corno en todos los pueblos, tienen concierto diario en sus casas con su aparato de radio (o con el del ve cino impertinente). Hoy se queman tracas por los mas fútiles motivos y se lanzan cohetes al cielo hasta para anunciar el t cine». En cuanto al delicioso placer del vermut» ya representa casi una molesta obligación diaria. Sin embargo, vemos que los festejos cívicos no han cambiado nada en 51 años. Apartando de cualquier programa los actos religiosos que guardan su tradicional solemnidad; quitando los actos organizados por empresas particulares para su lucro, como cine • bailes, conciertos, fut-bol, toros y otros, sólo quedan los conciertos, las tracas y la alborada. Y la perspectiva tediosa del paseo arriba y abajo por las calles henchidas de una muchedumbre igual mente tediosa y cansada. Creernos que por el prestigio de Elda debe de evitarse esto. Los amigos que nos visitan atraídos pnr la pujanza que Elda pone en todas sus empresas no deben sentirse defraudados como todos los años por unas fiestas de pueblo, pues lo que sería espléndido para un pueblecito perdido en la montaña es in significante para Elda. En el magnifico trabajo de E. Gras en estas paginas, se apuntan diversas soluciones e iniciativas interesantes que darían categoría a los festejos eldenses. Elda y sus Patronos se merecen más de lo que so les ofrece: unas fiestas sin color, sin brío; unas fiestas grises. 2 2; agrado A MI ANCIANO PADRE Con mimos de padre, mi padre cultiva un huerto sencillo de frutos sabrosos, do crece el almendro, la poma, la oliva; granadas bermejas, racimos jugosos. Mi padre lo abona, lo cava, lo riega; injerta arbolitos con cálido amor; del alba a la noche al huerto se entrega y encanta su vida tan bella labor. A veces, al paso, percibo que él habla ron una ternura que me hace llorar. Con un arbolito monólogo entabla y el árbol parece querer contestar... Si alguno le dice: --iQue huerto más bello! Esta maravilla, ¿es obra de usted? flamea en sus ojos de orgullo un destello diciendo: Ayudándome Dios lo levanté›. Invita al momento probar la dulzura de lodos los frutos del lindo rincón. La clase y origen, pausado murmura poniendo en la historia su gran corazón. Mas llega un instante que guarda silencio al ludo de un árbol de gran majestad: ninguno lo nota... mas ¡ay! yo evidencio el drama que turba su serenidad. Ninguno lo nota... Ignoran la historia que guarda aquel árbol de trémulo albor: la suave saudade, la dulce memoria que el alma del viejo le colman de amor. Yo sé que mi padre lo cuida mimoso; cual a hijo entrañable le dá su querer . Lo encuentro a su vera a veces, lloroso, y el árbol parece querer comprender... ¿Qué guarda aquel árbol que tanto entristece y llena a mi padre de extraña emoción? ¿Qué ignoto misterio su vida extremece? ¿Qué arcano se oculta en su corazón? Muy pocos lo saben.., muy pocos compren len el hondo lenguaje que suele emplear... Acaso, las aves del cielo lo entienden, pues guardan silencio al verle llorar... Yo sé que mi hermano —pedazo de su alma—, aquel que en la guerra desapareció, al viejo ayudaba las lardes en calma y algún arbolito del huerto plantó. Y es doten sagrado el árbol hermoso que un día mi hermano plantara al azar... Mi padre lo cuida cual hijo, mimoso, y el árbol a veces se trueca en altar... Sus hojas y flores son ojos que miran; sus frutos son lágrimas del hijo que fué... Y así, si sus ramas al aura suspiran, el viejo lo oye... el viejo lo ve... Por eso la noche de luna argentada si trina en el árbol algún ruiseñor, el alma del viejo se queda extasiada... ¡El árbol es medium!... ¿Qué escucha, Señ , El tiempo se duerme en mundos ignotos. El árbol es alma que busca emerger. El viejo lo sabe... y eleva sus votos, y asiste con lágrimas a su florecer... ...Mi padre lo riega con agua del cielo, con. lágrimas vivas, honrado sudor... La lengua que emplea el viejo en su anhelo la entiende tan sólo quien muera de amor. FRANCISCO MOLLA Å/0 h da la alltata da oor CAROLA GONZALVEZ Q UISIERA que mis palabras tuvieran el sonido de las campanas al abrirse la Alborada, ese repique jubiloso que llega a nuestro corazón, cada vez más punzante de recuerdos, cada vez más profundamente sentido, y en el repique gozoso de las palabras con sonido de campanas de plata reflejar ese conjunto. de sensaciones que invade el alma de todos los hijos de Elda, especialmente de aquellos que residen lejos y vienen a las fiestas de la Virgen. Pero de este conjunto de íntimas sensaciones quisiera escoger para condensarlas en unos párrafos, la emoción de los viejos eldenses, de los que cuentan por Alboradas sus años y dicen suspirando a la viejecita que les acompaña: --Otro año más Maria Salud..., Les evoco en las anchas entiadas de los viejos caserones, en las salitas puestas de gala para la Fiesta Mayor, charlando quietamente mientras esperan el paso de la procesión, observando el vivo cruzar de la gente joven, exaltada por esa inquietud embriagadora que parece respirarse en el aire de los días festivos y preglintando curiosos: «—Quién es?» y asombrándose de que el tiempo haya transcurrido tan rápido convirtiendo al pequeñín que .ayer tuvieron en brazos, en un mozo bigotudo. De sus ojos velados huye la mirada hacia el recuerdo, y el recuerdo asoma pausadamente a sus marchitos labios o queda detenido en una sonrisa que guarda quién sabe qué secretos. En la Plaza del Ayuntamiento, la melodiosa voz de los violines repitef contesta, signe, alienta al Coro entonando la Sagrada Salve, y al terminar hay un momento de silencio extático, como si bajó el hechizo del Himno Santo las almas se hubieran ido reuniendo en una sola y se hallara esta gennflexa re verentemente a los pies de la Virgen. Mas el encanto se quiebra en un murmullo apresurado. Los cohetes se han lanzado a los cielos como flainígeras aves asustadas; la clara y dulce alegría de los pasodobles sube por las calles bañadas en luz, enredando en el aire las serpentinas armoniosas del sonido, y el . vuelo de los cohetes.y el paso 1 o e ;t1 el so de las músicas y el rumor de gentes presurosas hace latir por un momento con juvenil impulso los viejos corazones. El jardín fresco de rocío, aterciopelado de verdes, blanco y rosa, oro y carmín de flores de estío, y la noche silente del campo dormido, se llenan de sombras para contemplar el apoteosis de la Alborada, ese otro jardín mágico, nacido en los cielos al conjuro cle los cohetes. Y surgen enormes pal meras que extienden sus copas de fuego con dátiles rojos, sobre el fondo per lado de estrellas, flores luminosas, ramos de claveles verdes; azules orugas mecidas perezosamente por la brisa; y de pronto saltan al lago negro de los espacios desde la encendida cascada, los zigzagueantes pescaditos, un tropel de locos peces voladores hechos de luz y siseos que se pierden eh la noche entre el clamor de gentes asustadas... * Sobresaltados por el ruido qile ha llenado la sala temblorosa de pe numbras, los viejecitos adormecidos por el murmullo del río de los recuerdos que se los llevó muy lejos, muy lejos, despiertan confusos, turbados, y pre preguntan temorosos: --Qué pasa?... äquó pasa...?» Y volviendo a la realidad, suspiran de nuevo; sonnen... --Es la Albora da; esta noche es la alborada.. LAS FIESTAS DE MI PUEBLO (fragmento) por EMILIO CASTELAR 1 LAS entre todas las fiestas, ninguna ciertamente romo la fiesta consagrada a la Virgen el día de su natividad, el 8 de Sep tiembre. Cuentan (los labradores) la aproximación de esta festividad con los dedos. Guardan para ella todo lo mejor que tienen: el vestido más rico y el más sabroso alimento. Abren de par en par las puertas a . sus huéspedes que llegan a henchir la casa. No recuerdo ninguna hora tan alegre como la hora conocida por ellos con el nombre pintoresco de Albada , la mediano che en que suena el primer minuto de la víspera. Las campanas todas repi can al vuelo, los cohetes serpentean por los aires; la población entera se regocija; las músicas suenan mezcladas con los vivas de entusiasmo y los alardes de alegría. Yo no he visto procesión como aquella al anochecer, con las calles enramadas de salvia y espliego; las casas ceñidas de follaje; las ventanas adornadas de colgaduras; los niños vestidos de ángeles o de santos; las jóvenes envueltas en sus mantillas blancas, despidiendo de sus manos flores y anises; las velas y los hachones dilatándose en dos largos hileras, como sartas de astros y moviéndose como enjambre de aerolitos; la bella efigie, vestida de brocado, reluciente de pedrería, con los rayos de su corona mística en las sienes, con sus coros de querubines a los pies, refle jando las luminarias en las facetas de sus piedras preciosas, sonriendo con el amor divino, conducida entre nubes de incienso, acordes de dulces melodías y susurros de místicas y suavísimas oraciones. Sea tu verso lo que la flor para el romero Alma desnuda pon en tu -verso: será una gota del Universo... Mírale entonces en ese espejo. e›. FRANCISCO MOLLA SEA TU VERSO ANECDOTARIO ZAPATERO Estaba un fabricante examinando la tarea que le acababa de entregar su zapatero y no la encontraba de su gusto por hallarle bastantes defectos. Hizole notar uno diciéndole: —Estos zapatos van muy mal... además he notado que moja Vd. los pares con exceso. A lo que respondió el zapatero con toda su buena fe: —No serió, sólo los mojo con agua Uno de esos señores que hacen su Agosto adquiriendo saldos, dejes de cuenta y devoluciones, llegó a una fabriquita. Allí le enseñaron una partida de filticher en blanco. El hombre la estuvo examinando y comentó: — Es bonito el modelo.., lo único que no me gusta es el color. Si en lu gar de blanco fuera rubina... Con viveza saltó uno de los presentes: — Hombre... si usted puede esperar hasta la tarde tenemos una en el terminado igual que esta pero en color. Si quiere volver ms tarde se la lleva. — De acuerdo. Después volveré. Y allí fue de ver cómo apenas se cerró la puerta tras el saldista se aba lanzó toda la familia sobre la partida y en un dos por tres quedó convertida en una flamante serie de zapatos de un brillante color rubina. • ea n la tes he )da ua. de ida lu lba- tida ( ? ateía Satiana por ALBERTO NAVARRO sm popular versificador eldense nació en . Yecla aproximadamente en 1874 No existe contradicción en el gentilicio ya que si bien siempre tuvo presen te su querida tierra natal, desde 1901 en que llegó a Elda, fué eldense de alma y corazón, En di e» año, traído por circunstancias sentimentales adversas, llegó a Elda acompañando a D. Luis Juan Ama, farmacéutico, con el que se colocó de ayudante. Al año siguiente comenzaba a lanzar D Juan Vidal Vera su re visla El Centenario, patrocinada por la Mayordomía de los Ssatos. Patronos y dedicada a conmemorar el IIT Centenario de la Venida de las Imágenes. En sus páginas se inició a la poesía eldense M. G. S. con gran facilidad e inspiración, emprendiendo su camino lite rario que no había de abandonar en su vida. La mayoría de sus composiciones de o El Centenario, son indudablemente mejores que las que hizo más tarde, en SU pródiga colaboración en revistas y semanarios eldenses, en los que era raro el que no llevaba su firma o los seudónimos Graciano Soria, «Pepito Tafalera. «Magaso, y algún otro que ha escapado a mi pesquisa. Era su principal motivo de inspiración nuestro bella imagen de la Virgen de la Salud y los lemas popu, lares y anecdóticos, dedicando a la primera innumerables composiciones entre las que destacan el ¿Himno de Bienvenida a los Patronos, con música de su gran amigo »imán Gorg,4, cantado solemnemente en dos ocasiones, la primera en 1904 al reproducir la ceremonia de la Llegada, y la segunda en 1940 al reci, bir Elda sus nuevas imágenes que llenarían los huecos que dejaron las antiguas, des t ruidas por la lea revolucionaria en 1936. Buscando mayor perdurabilidad para sus composiciones que las que pÚdian prestarle los periódicos eldenses, destruidos apenas leídos, reunió en el e la SIGUE EN LA PAQINA 31 .R. L S,i II) ICONOGRAFIA DE LA1 VIRGEN DE LA SALUD por ALBERTO NAVARRC DAHELLOS te presenta, lec. tor, este intento de iconografía dela venerada Patrona de Elda. No a exhaustiva esta galería de estainpas faltan algunas que se indican en e texto y otras de las que no ha que dado constancia. Pero corno inteffi, que es, creemos ha de gustar a 0.nun tos por ser eklenses o vivir en alie tro espléndido valle, aman fervor samente a la Reina del cielo ea • advocación . de la Salud. La primera lámina es la mi antigua estampa conocida y prob blemente la primera representad() de nuestra Patrona. Desde su liegs da en 1604, la imagen recibió el din lo de «Madre de Dios k y padeciendo en 1648 esta comarca una terrible epidemia de peste, los vecinos de Elda rogaron a su Virgen les libra ra del contagio, sucediendo así. Agradecidos por aquella merced divina la proclamaron con el título de Ntra. Sra. de la Salud y para cons tancia de ello encargaron al graba dor Davó hiciera esta estampa. Este cumplió el encargo al estilo rudimen tario de la época, y la imagen fué Impresa en los documentos sanita rios que hablan de llevar los que circulaban por las zonas apestadas. En viejos papeles consta la existencia de una plancha de acero en la cual figura, al pie de la bella Imagen, la leyenda «traída de Cerdo fa por el Iltmo. Sr. D. Luis Antonio t() Coloma, Conde de Elda» pero no hemos conseguido, (ni sabemos que se conserve) ninguna reproducción. La segunda Minina tiene dos fases distintas. En su primera impre sión, la plancha carecía de cenefa y la imagen no ostentaba la diadema que puede verse en la reproducción Fué regalada a Elda por D. Pedro Xavier de Vera, distinguido eldense residente en Madrid, Agente Gral. de Indias y Secretario de S. M. con des tino al estandarte de la Virgen, en cuya tela de tisú bordaila se impri., mi& recamada en oro y plata. Hízose también una corta tirada de ejem. piares sobre * seda que repartió el Sr. Xavier a sus parientes y amigos y de cuyos ejemplares no tengo más noticias. Este estandarte salió por primera vez en procesión el 8 de SIGUE EN LA PAGINA 32 fitniffluos Ill UN POEMA DE fifittl1111 LAL1LÌIt GRE3 3{ Nuevamente DAHELLOS honra sus páginas con fragmentos de uno de los maravillosos poemas del malo. grado poeta Francisco Traliga. Quisiéramos fervientemera. te, seria una de nuestras más grandes satisfacciones, el que los poemas de Laliga fueron recopiados y publicados para gloria de Elda y honra póstuma al más grande poeta ebieme. Pero las fuerzas de DAETELLOS son pocas para esta nuble empresa y ha de limitarse a dar, en el estrecha marco de sus páginas, breves muestras del inspirado to rrente de poesia que derramó a su paso el Poeta antes de su entrada fatal en las Sumbras, de las que sólo salió para enfrentarse con la Loto eterna. LA VIRGEN DE LA SALUD (1regrnentos) Pace eF salus in virtule fue. En el confin hermoso de Edelania que de España en la tibia luz se inunda y en la vertiente por cuyo hondo álveo pobre en caudal Vinalapó murmura, reclinado a los pies de una colina que escalando coronan casas rústicas, hay allí un valle que la patria historia edén llama de paz y de ventura, una aldea olvidada, aunque su nombre hijos famosos con su genio ilustran. ¡Cuán bello el pueblo aquel! Puro es su cielo cual las palomas que sus campos cruzan, diáfano cual sus múlliples arroyos ya el sol le alumbre o la argentina luna. Por la musgosa y empinada senda que a un alto alcázar derruido encumbra, baja el viento murmullos de elegías que arrancara sus ruinas insepultas * * * En este pueblo que mi ura canta. nunca a las dichas de mi patria muda, elegir se dignó especial santuario, de tierra y cielo, la Señora augusta. Día de gloria fui; desde Cerdeña del mar salvando la extensión oscura, a las risueñas lucentinas playas dos níveas cajas arribaron juntas. Alígeros custodios las conducen del ancho mar sobre la blanca espuma, y la estela que en pos deja. la nave tiñe en gotas de luz las ondas turbias. Así, Tú, ¡oh madre! al descender del clero en esa imagen de la gloria tuya, le legas en herencia al pueblo amado que la alma sombra de tu monto cubra. Y en vano a otras regiones te dirigen en la frágil prisión que te sepulta. que a tu destino arribas en el carro que el buey conduce por la vega muda. El pueblo fiel que por morada eliges, en áureos caracteres que deslumbran va escrito en la cubierta de tu caja sublime y alegórica figura. Y en ellas aparecen ante el pueblo a la luz de la tarde moribunda, un Cristo magistral tallado en roca y tu divina imagen bella y pura. Y en un templo feliz, gloria del arte, y en dos capillas de consuelo cunas, de entonces te venera el pueblo mío que su salud le aciama y su ventura. — ropostio de enmienda por EDUARDO GRAS En el correo de aquella mañana llegó un gran sobre, de bordes enluta dos: una esquela mortuoria. Antes de abrirla, Cifuentes examinó el matasellos: venía de El Ferrol. iY a quién conocía en el Ferro!? Rompió el sobre, sacó el tarjetón impreso en negros caracteres y leyó el nombre del finado: EL SEÑOR ANTONIO FERNANDEZ FERNANDEZ a. i. P. ¡Antonio Fernández? ¿Quién sería aquel Antonio Fernández, de cuya muerte se le daba cuenta? Estuvo esforzando la memoria, dando vueltas en el cerebro a los recuerdos de unos y otros años, retrocediendo desde el cercano ayer hasta perderse en las primeras remembranzas de la escuela primaria... Y no daba con quién pudiera ser el Fernández de marras. Hasta que... ¡Sí, eso debía ser! ?.Cötno había podido olvidarlo tan com pletamente? Se trataba, no le cabía ya duda alguna, de su buen amigo Antonio, aquel con quien pasó tan buenos ratos durante el servicio militar, en aquella apartada ciudad fronteriza. ¡Y había muerto! ¡Pero si era increíble! Aquel mocetón robusto, ale gre, rebosante de vida y de salud, optimismo hecho hombre... ¡Había muerto! Ahora le acudían a la mente, traídas a la luz de lo ac tual por la contetnplación de la fúnebre esquela, tantas y tantas barrabasadas que llevaron a cabo juntos en aquel entonces. A medida que recordaba, se fue adueñando de sus pensamientos una tristeza interior. ¡La muerte...! Hasta entonces, siempre la había considerado como cosa lejana y extraña. No conoció a sus padres apenas; criado luego en casa de unos tíos, que un buen día le dejaron, ya hombre, en posesión plenade su destino, solo, nunca hasta allí la muerte de un ser querido había turbado su existencia. De vez en cuando llegaban hasta sus manos libros y escritos en los que se hablaba de la posibilidad de una muerte repentina; de que debíamos enmendar los yerros de esta vida, encaminarla siempre con miras a un final inesperado y súbito que, aquí o allá, hoy, mañana, tal vez ahora mis mo, podía llegar sin ser llamado. Pero cada vez que había leido estas o pa recidas tazones, aún dándoles su interior equiescencia, se decía: «Sí, es verdad, habrá que rectificar; «tendré. que poner en orden mi conciencia y mi vida..., Pero el «tendré, —¡oh ampli tud acogedora del futuro imperfecto!— se alargaba, se alargaba... y Cifuentes eontinua ba como hasta entonces, sin orden ni enmienda, ni recuerdo siquiera al poro tiempo de los saludables consejos de la filosofía y de la religión. Mas ¡aquella esquela mortuoria! Esto ya era un aldabonazo cercano, ¡muy cercano; la remota posibilidad se manifestaba próxima; esto ya era serio y concreto: no se trataba ya de generalizaciones filosóficas vagas... ¡Aquella esquela era un aviso tan directo!... Todo el día estuvo pensativo. El mayordomo le preguntó varias veces Hi se sentía enfermo. ¡Qué sabía él...! Aquella noche decidió no salir de casa. El propósito de enmienda era ahora firme y decidido: romperla con sus disipadas amistades; abandonaría sus costumbres desordenadas, se aislaría en un mundo de recogimiento y tra taría de compensar su existencia de hasta allí con otra de virtud y pureza de costumbres.. ¿Cómo surgió la duda de pronto? Una idea empezó a removerse en su cerebro...? ¿Fernández...?¿Fernández...? Pero_ ¡si su amigo no se llamaba Fernández! ¡Si era Antonio González González! ¡Si no era él el muerto! ¡,Cómo se había podido confundir de aquella forma? Llamó al mayordomo: --¡Que preparen enseguida el coche, Bautista! Y no me esperéis esta noche en casa: tal vez no vuelva hasta manana... ¿Q L Id por E. GRAS Si mi pupila un din, de ver cansada, quedara ciega; si un día mi horizonte tiniebla y negro ya sólo fuera; si me hiriera esa noche sin luz de luna, sin luz de estrellas, sin ladridos de perros en lo lejano, sin voces negras... yo abrazara ese envio del Hado amigo; yo bendijera esa noche venida de no sé dónde... yo, que quisiera olvidar este mundo de realidades tristes y secas; vivir en un propio, de fantasía, mientras viviera... y pasar así, al fin, suavemente, de mis tinieblas, a las dulces tinieblas de la otra °Hito de luz eterna... GO ti ei dedo en la llaga por JUAN MADRONA e 0S verdadero cariño, con la desvelada atención con que el viejo cato.; pesino vire alerta a las mudanzas de fas cosechas —amasijos de go zos y de penas — así venimos obserrando esta cosecha que ubérrima es nuestra esplendidez ciudadana, y auscultando los latidos gigantes del corazón de Elda en su acelerado y magnífico ritmo de progreso. Hemos querido a veces fijar en la sobriedad escueta de unos rasgos ele, mentales la esencia de nuestro modo de ser, lo que podríamos llamar el alma de Elda Y siempre nos ha causado uva sensación penosa la constatación de algo desgraciadamen te muy canicie? istico. Queremos referirnos a esa precaria e inoperante supervivencia en que cayó la intelectualidad eldense, al producirse el soberbio fenómeno de nuestro esplendor industrial. Lo espiritual pié yugulado por lo crematistico. Pero ¿acaso eran incompa tibles ambos conceptos? ¿obligaban los febriles espasmos de la mecánica a una casi total ataxia del intelecto? Creemos que no. Nuestro siglo de oro, por ejem, phi, supo rimar el oro de nuestros ingenios con el dorado metal que nos traían los galeones de las Américas lero en Elda ha sido tan implacable el desplaza, miento de lo espiritual al empuje de los pedestres teviatanes I le nuestra indus• tria, que se llena de amargor el ánimo al comparar lo que es hoy y lo que ha po dido ser en este aspecto aquella Elda en cuyas ubres bebieron helénicas leches Castelar el inmenso, Luliga el malogrado, el agudo Juan Rico y el boquirroto de Francisco Ganga. Si abordáis con este terna a los educadores, a los maestros que durante estos últimos treinta y cinco años han encauzado a nuestros chicos, todos os ha blarán de muchachos superdotados. de inteligencias deslumbrad o r as , de genia lidades en ciernes que pasaron por sus aulas en magnifica promesa de lauros. ¿Y qué 8e ha hecho de tan preclara semilla? Todos lo sabemos: han ido a parar a las fauces de ese monstruo sórdido y oscuro que se llama El Zapato. Pero no sólo unas cuantas inteligencias privilegiadas las que, al malo grarse, han dejado a nuestra ciudad en lamentable estado de miseria intelectual. Lo peor es que ese despilfarro de valores se ha hecho tan general que hoy constituye uno de los rasgos caracleristicos de la moderna vida Eldense. Nos tienta y seduce, con vivas ambiciones de cirugía social, la observa ción de este cáncer ya inveterado en la médula de nuestra ciudad. Vamos a tra trar de estudiar sus causas, RUS efectos, y, por último y principalmente, la tera péutica que podría seguirse para que, sin perder nada de nuestro esplendor económico, pudiera eliminarse tan lastimosa lacra y augurar para Elda lauros más nobles y más duraderos que los que pueden brotar de la efímera suela de un zapato. * * * ¿Porqué esta inopia de la vida inteleclual eldense? Ya hemos dado en ( DAH ELLOS alguruz puntada sobre la causa principal: es el raquitismo moral con que crecen nuestras juventudes, ayunas de esa básica nutrición que debie ron asimilar y no asimilaron en la escuela primaria. Nuestros muchachos dejan la escuela prematuramente, con una trágica prematurez. Y esto es para cada individuo un mal que ya no es remediable en la vida. Podríamos citar casos muy conmovedores. Vaya uno de muestra, cuya absoluta veracidad podernos testificar. Un fabricante, uno de esos modestos pera runzbosillos fabricantes elden ses, que con Sus S e is u ocho operarios ha conseguido comprarse una o dos casas y llevar un Iren de vida holgado y sin apuros, se presenta un día en una escuela para preguntar si admitirían a un hijo suyo. —Bien —le dice el maestro—; puede venir cuando quiera. Por la mañzna abrimos a las nueve en punto. — No; si yo lo que quiero es que venga por la noche; porque de día me hace a mi un buen papel. Lo tengo allí en la fábrica, con su hermano mayor, haciéndome unos c pegaos., y ... —Bueno, bueno. ¿Y qué edad tiene su chico? Pues ya es grandecico; seis años ha cumplido ahora. RI maestro se mordió los labios para que no se le escapara una frase hiriente corno una puñalada; y las paredes de la escuela no se desplomaron de indignación, porque ¡están hechas a tantos desvíos!... Sí; el daño más grave está en que los padres no dan a sus hijos toda la escolaridad que la edad reclama. Pero ¿porqué obran así? ¿Por egoísmo? ¿Por irreflexión? ¿Por necesidad? ¿Por torpeza, de criterio?... De lodo hay un poco. Pero no querernos referirnos a esas caso.4 en que la miseria obliga a un padre a arrancar de la escuela a su hijo, para echarlo con amargo dolor a las zahur das de los talleres zapateriles. Queremos referirnos al otro padre eldense, que, disfrutando en la vida de lo que acostumbramos decir un buen pasar, se goza y se recrea viendo cómo sus hijos pequeños ya le hocen algunos rpegaosr , libe rándose así el padre, o costa del embrutecimiento del hijo, de un pequeño salario que habría de pagar, o regodeándose con supina estolidez al cobrar los tres o cuatro duros que al muchacho le dan cada sábado. ¿Por qué obran así?...Sobre todas las razones que pudiérnis alegar, nosotros pondríamos ésta: porque no saben lo que hacen; porque desconocen el valor del tesoro que dejan. escapar, pudiendo atraparlo para sus hijos; porque sus inteligencias ramplonas no alcanzan a ver que hay algo en la vida que vale más que todos los pegaos. de todos los apalos del mundo. Na es maldad; es triste ignorancia de unos pa dres que con su ignorancia han hecho algú n dinero, y con su dinero prosiguen fomentando la ignorancia. (CONTINUAR)9 e El pintor Gabriel Poveda la Bienal Gabriel Poveda, el único verdadero pintor eldensei colgara uno de sus lienzos, el titulado •Maternidad• en la 1 Exposición Bienal Hispanoamericana de Arte, que se celebrara en Madrid en octubre próximo. De la categoría e importancia internacional del Certa nen chita% una idea la afirmación de que estará pre as i9 sente en ella lo más selecto y renombrado del arte hispanoamericano. Los nombres de Dalí, Miró, Cossío, Lara y tantos otros, avaloran la lista de participantes de este magno certamen sin precedentes en Espana. LOS PINTORES ELDENSES Nuevamente hemos tenido un ligero i contacto con el mundillo amorío y desorientado de los 4 pintores » eldenses. En nuestro interés por alentar la aletargada afición habíamos planeado, como hace dos anos, realizar una Exposi- ción de Artistas Locales, en la que, con un criterio benévolo, mostráramos los balbuceos artísticos de nuestros aficionados y que el estimulo de los premios y las críticas les indujera a cultivar con mayor entusiasmo este bello arte. Ac tualmente esto es imposible. El afichmado eldense se debate en una ceguera de horizontes que le cierra todos los caminos La falta de voluntad, la carencia de tiemp o , la dedicación a la «copia . , (esa tarea de copiar que amazaeota sensibilidad y produce meros fotógrafos a mano) el desdén por el conochniew to de las grandes trayectorias en el Arte y sus creadores; todas estas circunsa tanvias que concurren en el aficionado eidense son las que hacen que el pa • norama artisico local sea lamentable. Conocemos muchos buenos aficionados, muchos que manejan los pinceles con soltura e incluso con personalidad, pero .. son los fantasmas de la pintura, pintores sin obras, creadores sin crea eiones ni ganas de hacerlas. No es Elda, ciertamente, tierra de pintores. A lo largo de su historia no se conoce ningún pintor de mérito, ni siquiera en el ámbito local, cosa que ha de extrañar forzosamente a quien conoce la maravilla del paisaje del vallo con sus cambiantes de luces, con sus variados y bruscas configuraciones, con las siluetas caprichosas de sus motu:atas y la policromía de su suelo. Pero es que en Elda no queda ti-mpo t iara admirar las bellezas paisajísticas. El Bece rro de Oro ciega con su fulgor deslumbrante a íos moradores del Valle e im- pone su vasallaje de almas al que nadie escapa. No se remediará esta servidumbre con las Escuelas de ‘rtes y Oficios que tan beneficiosos efectos producen en otras poblaciones y de las que salen para las Academias Mayores bastantes jóvenes ilusionados, más tarde glorias de su pueblo y de su patria. El Eldense (no tiene tietnpo » para asistir a una Escuela de Arte. aunque sí lo tiene para Is Escuela cotidiana del paseo y del espectáculó. El único remedio sería cambiarle el alma a los eldenses. lero entonces tal vez perdiéramos mas. Se cayeron los jazmines de la mata de tu pele y la nieve de au aroma se derramó porjel suelo. Rojos de clavel tus labios mordidós están de celos porque lo viste ca otra alejarse en los senderos. Ya no brillan eti tus ojos los raYos de 10s luceros ya no los bana la luna plateálidolos de anhelos; hay rocío de amargura entre tus , párpado etterte, y gara batos de odio retorciéndose en tus dedos. El.galän se fué con otra ¡ay tus ojos que lo vieron! Aún te queman en la boca los carbonos de sus besos. 72antanca de las celas Era noche de San Juan de embrujos y sortilegios; entre la yerba escondidás cantaban los negros. En fiesta ardia-eéortijo y había en tus venas fuego... más fuego que en las hogueras, encendidas en deseos. Con tu palidei de cera te miraste en el,espejo; un arco hiciero . n iba brazos; las ajorcas retifieron. 9:Y:21; al coronar de jazniines la negra mata d&-Pelo. . Pero lo viste con otra , perdiéndose en los senderos iy . estaba la noche negra. de embrufds y sortilegios...! a * Se cayeron los jazmines de la mata de tu pelo y el rocío de tus ojos... los hizo llorar de celos. CAROLA GONZALVEZ Pidie r e 3dfia tQtlI por E. CHINCHILLA AMAt —Caramba Anselmo. Dichosos los ojos que te vuelven a Ver ¿Ve ca sasleya? —Sí, amigo Lorenzo, ya me casé. — Y... ¿eres dichoso en tu nueva vida? —Sí que lo soy. Anastasiu, —que como sabes es mi esposa — , y yo, nos compenetramos bien. Ambos luchamos por la vida: ella de aparadora y yo de zapatero y aunque cuando va venciendo la semana, los viernes concretamente, tenemos amagos de discusión acerca del saldo monetario, esto no empaña mielo ira felicidad. Lo importante es quererse que lo demás ya procuraremos resolver, lo lo mejor posible. —Desde luego, así debe ser y así es en muchos casos afortunadamente. Lo peor es en los que el amor, cansado, se adormece, y no atiende consideracio, nes de orden crematislico. Y dime ¿dónde trabajas? — Pues hago tareas en casa del Escoba No, no te rías. El Escoba es un apodo que le pusieron a un aprendiz de flei abuelo por la afición que tenia cuando estaba próximo a incorporarse al servicio militar a ensayar la instru ciön con una escoba a girisa de fusil. —Ahora es fabricante, bueno, fabricante de ley, no; empezó haciendo unos pares y poco a poco ya hace su pequeña conwelencia a los del o Cuerpo,. Cual quier día tenemos que hablar nosotros qae tan bien nos conocemos y trataremos de fabricar por nuestra cuenta. Es una ganga chico. Al principio puede que pa semos afganos aparillos, pero luego, cuando n.os lluevan los pedidas, ya verás cómo nos sobran facilidades. Por lo menos eso veo que ocurre en casa del que yo le trabajo. Ahora, como no estoy fijo, he acudido a una fábrica que solicitan zapateros y me han prometido ponerme fijo si les intereso, tras lae pruebas co rrespondientes, porque a mi, como comprenderás, me interesa estar bajo el am paro de las leyes sociales. y claro, el Escoba, aunque en cartas y facturas se titu le fabricante, no puede darme el alta y aunque pudiera no le interesaría. Yo te he dicho a éste que le dejaba por los beneficios de los seguros sociales mas me ha rogado que le siga trabajando y que comparta el trabajo con su taller, es decir que haga tareas en los dos sitios. lero no pienso hacer eso. —Setía injusto, desde luego Pero a /o más interesante: ¿Dices que tú y yo podríamos...? —Sí, hombre sí. Escucha: no ahora precisamente pero si más adelante, Ya tengo el programa pensado. Verás: tú como eres patronista cargarás con /a tarea de idear los modelos, ajustarlos, escalarlos y cortarlos; mi mujer los apa, /*aró, yo los haré y una vecina mía los preparará de almacén y entonces... ¡A FACTURAR! —Eso, ll¡A FACTURAR!!! Tienes una manera de decir 1ns cosas que contagias tu optimismo. —Luego encargaremos cartas, facturas y demás enseres, poniendo un menbrete que diga: «Anselmo y Lorenzo, nuevos fabricantes del kilométrico gremio.... —Estupendo chico, eres un genio. Ya veo que hasta las puertas de los bancos se nos están abriendo. —Gracias por el piropo. Y ahora hasta pronto, que hemos de estudiar et asunto. Ya iré por tu casa un día. Adiós chico. —Chico adiós. ¡Qué portento de hombre! BIBLIOTECA PAGINA ESPECIAL DE LA SECCION DIBL1OGRAFKA LOCAL —En todas las Bibliotecas públicas existe • una Sección que es cuidada con el máximo cariño e interés y que a lo largo de los años constituyé la más valio sa fuente de noticias sobre la localidad. Esta es la Sección de Bibliografía Local» . . La .constituyen los libros escritos por eldenses o relativos a . nues tro ciudad; los periódicos que se han publicado y se publiquen; los programas de fiestas; los impresos (hojas votantes) de interés histórico o anecdótico; las memorias manuscritas de asuntos de interés local; los grabados curiosos y las fotografías de valor documental, ele No se puede negar la impor tancia de la existencia de un fondo semejante y su valor inapreciable para los inferesados en la his toria, costumbres, tradiciones, ele, de nuestra. BIBLIOTECA PUBLICA ciudad. Esta (SeccMn ya ha recibido varios inte resanteslibroS como »Recuerdos de Elda» de Cas telar, »Noticias literarias de Senipere (y Guarinos» y el «Diccionario de los Políticos de nuestro genial Rico y Arnat. También han ingresado algunos perió dicos eldenses, donativo de Juan. Martí. Es lamentable que los muchas . periódi-; cos y revistas eldenses que quedan: diseminados por las casas, expuestos o cada momento a ser destruidos, no vengan u engrosar este fondo. ,us actuales posee-. dores tendrían la seguridad de su perfecta conservación y la satisfacción de haber evitado la destrucción de valiosos ejemplares, tal vez únicos:, unida a- la proporcionada por su cooperación, en esta obra de amor a Elda y su Cultura. ¿CUANDO SELVA UGUR A RA * LA I;IBLIOT ECAP— Esta es la pregunta que se nos hace a menudo La, respuesta es que no se sabe todavía, ya que no depende de nuestra voluntad sino de la marcha de los trámites • necesarios en los organismos superiores Desde luego no será antes de la primavera de - 1952, pero nuestro deseo de que el servicio sea perfecto y la organización adecuada a la población nos impulsa a ir trabajando por su mejora lo antes posible. * DONATIVOS —Nuevamente hemos recibido el testimonio del interés local por la Biblioteca en Arma di varios valiosos donativos que reseñarnos: De Enrique Chinchilla Antat: lote M. Perearn La Hidalga limosnera Morike - Goethei Viejos románticos Emes Napoleón De O. P.: Juan Rico y fan, Diccionario de los Polfticos Presidente Jv. Acción Católica. colecdes cbd peolódico Peregrinación. Libreria BAS1L10: Arorini L• Voluntad (primera edición 1902) Fuenmayorr La generacoón del 98 G. Taulas:oil La •ducación aentimental A, Saura, Historia de España (primer grado) F. J. P. de Urbs( - Nistori• Sagrada (primer grado) De Juan Marti Poveda: Verlos p•rl6dfcos e (denses Donativos anónimos: Tomo II, E:palie Romana, de la Hisiorla de España dirlgrd• por D. Ramón Menéndez Pida) Varia, revistas, periódicos y programas eldensea VIDA LOCAL AUGURACION DE LOS NUEVOS LOCALES DE AUXILIO SOCIAL Y SECCION FEMENINA Con motivo de la gloriosa efemérides del 18 do Julio, fueron inaugut ados los magníficos y amplios 1 . ,cales destinados a Comedor Infantil y Cocina de Hermandad de Auxilio Social, así corno los de la Sección Femenina de F. E. T. y de las J. O. N. S., contiguos a los anteriores. A dicha inauguración asistieron diversas Jerarquías Provinciales del Movimiento, entre ellas D. Rafael Martínez Morellä, Delegado Provincial de Auxilio Social, que osten taba la representación del Excmo. Sr. Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento; y D. Claudio Reig, Administrador de Auxilio Social y Lugarte niente Provincial de la Guardia de Franco, quienes fueron recibidos en la Jefatura Local por el camarada Manuel Esteve Pilche, Delegados de Servicio y autoridades. Fueron bendecidos los nuevos locales por el Sr Cura Párroco, D. José NI. a Amat Martínez. Cuentan éstos con excelente instalación de cocina, cuartos de aseo y duchas, pudiendo ser atendidas diariamente 75 personas. CHARLA LITERARIA EN EL CASINO.—E1 día 8 de Agosto, en el salón de actos del Casino Eldense, tuvo lugar la charla literaria del distinguido escritor alicantino 1). José Alfonso, ante un público selecto y distinguido que llenó por completo el amplio local. El tema «Anecdotario de Escritores», sin perder hondura literaria, resultó muy ameno y tuvo la virtud de acaparar la máxima atención de la concurrencia que premió al orador con los más cálidos y merecidos aplausos. Por el bien cultural de los eldenses y el motivo de orgullo que para un pueblo representa la visita de cualquier prestigiosa figura de las artes y de las letras, hacemos votos porque estos actos literarios sean celebrados con más frecuencia. DAHELLOS agradece vivamente al Sr. Alfonso, así como a la Dirección dein prestigiosa revista ,(CORREO LITERARIO . ‚la reseña que han dedicadoalas actividades culturales de nuestro Grupo y la publicación de estos Cuadernos. UNA TORMENTA ARRASA NUESTRO CAMPO.—EI 2 de Agosto, una tormenta de agua acompañada de abundante granizo del tamaño de avellanas, causó en nuestro agro irreparables daños, ya que su duración fué de dos horas. Las zonas más afectadas por el pedrisco fueron las de Camara . ; .Toscana»; Las Cañadas» y la de la estación de Monóvar. La cosecha de aceituna quedó reducida a un 20% de los 80.000 kgins. en que estaba calculada; un porcentaje aproximado de uva ha quedado de la cosecha actual y la de los productos de verano sufrió gravísimo daño. Así mismo se perdió una plantación de algodón que con carácter experimental había sido sembrada en la finca Casa de los Dolores, consistente en unas 12 tahullas de regadío. Dias después realizó una visita de inspección por nuestra zona y la de pueblos limítrofes, el Excmo. S. Gobernador Civil, D. Jesús Aramburu Orarán, acompañado por el alcalde de nuestra ciudad y procurador en Cortes, D. José Martínez Goezále4. El Sr. Gobernador prometió una eficaz ayuda para hacer frente a las graves consecuencias que puedan derivarse, en relación con el paro agrícola. Las perdidas han sido calculadas en más de 2.000.000 de pts. DEPORTIVAS. EL D. ELDENSE DESCIENDE DE CATEGORIA.— 30 años de historia deportiva, llena de gloria y laureles para nuestro club y para Elda, han sido destruidos en la temporada más fatal que para el deporte local, hemos conocido. 30 años de sacrificios y laboriosas realizaciones en pro de nuestro primer club, barridos en el corto intervalo de unos meses, por obra de la más desastrosa dirección económica y técnica que ha tenido el Eldense; la primera, realizando fichaje tras fichaje con las más lamentables equivocaciones de elementos, que algunos de ellos fueron desestimados mas tarde o dejados en libertad, quedando reducido el cuadro de jugadores escasa mente a lo indispensable, sin que existiese un sólo suplente de alguna categoría que pudiera cubrir las posibles bajas. La segunda anduvo a la misma altura por falta de este material), influyendo todo ello gravemente en la mol al de los jugadores que componían el cuadro &dense, que no recordamos haberles visto un sólo encuentro, si exceptuamos el primero contra el Játiva, en el que pusieran algo nada más de cariño y entusiasmo en la noble pelea deportiva. Hasta en /a liguilla de permanencia se hizo un papel desastroso, quedando en un último lugar, detrás de equipos de inferior caiegoría que supieron pelear con la virilidad y tesón que muy bien hubiésemos querido para nosotros. Y aún existió últimamente una probabilidad de quedar en la 8 • División; como un regalo, ocasión que incomprensiblemente se dejó escapar cuando según parece —y esto era una realidad— no faltaban personas que en un acto de cariño por el club y por el nombre de nuestra ciudad, estaban dispuestas a hacer frente a la situación; el caso es que, con las maletas hechas, perdimos el tren. Elda ya no tendrá, si algo inesperado no ocurre hasta que este núme ro de DAHELLOS vea la luz, futbol de categoría nacional. Lo sentimos por Elda, por el historial deportivo del C. D Eldense y por esta noble y entusiasta afición que, pese a todas las vicisitudes, le había respondido con todo su me jor deseo en esta última temporada. Lo lamentarnos también por las personas que tan inexpertamente nos han llevado a esta situación. V. VALERO BELLOT STOY en /a placeta de la Ermita del to de Petrel; al Norte, el pueblo viejo, edifi cado sobre la viva montaña, con sus tejados enne grecidos por el polvo de los años. Sobre ellos se alza, altivo y orgulloso de su eterna guardia, su p o. UNA ELDENSE fiel centinela, el castillo. Faldeando este conjunto, los alegres y limpios tejados de las nuevas edifica ciones; al fondo, la sierra del Caballo y unas graciosas cordilleras que las últi más luces del día tiñen de diferentes colores, con el encanto que pudiera darle el más genial pintor. Al Oeste, la hermosa vega, tapizada de verdes alfombras, en distintos ma tices, sobre las que resalta el Verde oscuro de los olivos, a la que cid su graciosa nota ta ondulante y blanca carrelera que se pierde en dirección a Bateig, rey de Ins cordilleras surestes. Al este, secos y pedregosos terrenos, blancas y áridas tierras en las que no obstante, se ve el esfuerzo del hombre que con grandes sacrificios escalona las montañas con graciosas parcelillas de cultivo que esmeradamente trabaja das, se ven llenas de almendras. Sobre éstos, asoma su testa, como si estuviera jugando al escondite, el elevado Cid Desde tan magnífico observatorio, he contemplado el hermoso panorama. No en. vano le llamó alguien el balcón de España! Para describir lo que ante cede, he dado la vuelta a la pequeña place fa; pero, para satisfacer mis detems necesito elevarme más y, decidida, subo las escaleras y me coloco en la puerta de la ermita, y desde ella miro frente a mi y... ¡oh, Botón...! ¿Cómo no reparé an tes en tu belleza? ¡Si los moriscos, que vivieron a tu sombra, se despidieron llo rando por tener que dejarte, qué le diría yo, peñón de mi querida tierra...! Fran camente confieso que no había reparado en tu gran belleza hasta que desde es fas alturas te he contemplado. Desde la puerta de la ermita del Cristo se admira —como de ningún otro lugar — fu soberana gracia. Yo imagino que cuando des pierta Febo y besa la frente, se tiñe tu rostro de un encendido color, semejando la más cándida y ruboroso doncella que jamás haya admirado el más enamo rado galán. Y en los atardeceres, cuando se oculta Febo tras de ti y la luz del ocaso te envuelve en mi palidez, tu semblante palicede de tul manera que pareces la triste enamorada que queda descolorida añorando la presencia del amado. Y entonces tu belleza es sublime y exquisita pues contagias a los espíritus que te admiran, de una elevada poesía que exalta los corazones de amor y de celestial dicha. MAGNIFICO OBSERVATORIO TERRESTRE * * * Continuación de « Maximiliano García Soria/1,5» brilos en tamaño 8.° impresos por Vidal, varias selecciones bajo los títulos si guientes: «Yeclanerías. 5 colecciones; «Zarandajas.; Realidades) (ensayo drainálico en prosa); • Mis últimos versos.; c Rosalia (Zarzuela de costumbres eldenses, música de Gorgé); «La novicia, (Comedia); «Las onzas. (Juguete cómico); «Caso de conciencia, (comedia) «Entre dos afanes» (id); A la fiesta de Petrel! . (Juguete cómico); «Acertijos eldenses . (pasatiempo); Yo quiero ser cómico! . (Monólogo) y sPedi ole , (zarzuela de costumbres, con música de Nalalio Garrido). Tal vez tenga publicado algún librito más, puesto que cito por la 5. colección de «Yetlanerias, editada en 1924. Es lamentable que no se conserven ejemplares de estos libritos pues por inds esfuerzos que hemos hecho por hallar algunos no lo hemos logrado. Su personalidad, tanto humana como poética, fué sencilla, cordial y amable. Nada se hallará, en SUS versos que pueda herir a nadie, a pesar de comentar sucesos de su vidrioso tiempo y reflejar personas de su trato y vecin dad; nadie recordará perjuicios irrogados por el llorado M G. S. Como versifi cador su principal característica fué su vivo ingenio, la espontaneidad y gracia que imprimía a sus versos. No quiso subir más alto y para él no llegó la musa alada de la poesía pura, del acorde de las palabras que transfiguradas por el sentimiento se convierten en música excelsa. Pero brilló fuertemente en la poesía popular como tildes he dicho y este es un gran mérito que nadie puede discutirle; aumentado por los triunfos obtenidos en distintos Juegos Florales. En M. G. S. se dió el caso, tantas veces repelido a lo largo de los años, del que viene de otros puntos y una vez aquí queda ganado por el hechizo de Elda. Si Yecla fud su pueblo natal en Elda tuvo M. G. S. sus amores, sus ilusio nes, SUS dichas; en Elda promovió toda clase de actividades culturales, dirigió el semanario Mella), desde el que realizó una campaña solicitando la construc ción del Puente a la Estación y la renovación de ésta. No hace mucho se publi có en «Peregrinación» un delicado recuerdo a su memoria. Se recordaba en él la propuesta que allá por 1935 hizo la revista « Albor. de que M. G. S. debía ser declarado «hijo adoptivo de Elda• en recompensa al amor que él le tenía y a sus relevantes méritos poéticos y ciudadanos. Pero llegaron los tiempos angus tiosos y M. G. Sy su esposa D. Dolores Maestre recibieron el luctuoso homenaje de la ingratitud traducido en un viaje sin retorno. No es tarde todavía para hacer a su memoria un sencillo acto de homena je, en el que Elda demostrará que no olvida a los que viniendo de otras tierras la hacen su patria, laboran por su engrandecimiento y la proclaman como IC1 )ncis bella. Y eslo es lo que hizo Maximiliano García Soriano. Continuación de ,Alrededor de las fiestas septembrinas, ea amenizaba el momento: ¡el solemne momento del «vermohut en la Puerta del Casino » ! La industria eldense.— Elda vive de los zapatos: Elda debiera vanaglo riarse de su industria y darle toda la importancia y realce que merece. Pues bien: Elda se avergüenza —o parece avergonzarse— de su fuente de riqueza. ¿Exageración? Repasad estos programas de fiestas (soll treinta y tantos años); si exceptuamos el año 1922 y algún otro, ¿dónde están esosCertamenes de calza do, esas Exposiciones de artículos eldenses, esas interesantes Ferias de Mues tras, que debieran ser parte importantísima en nuestros festejos, y para el forastero de un Mi-activo innegable? Enorgullezcámono s de nuestra industria: somos el primer centro zapatero de España; damos la pauta en muchos as pectos del ramo; ¿porqué, pues, no enmarca r esas acti v ida cl es nuestras en el ámbi to señorial de una grandiosa Exposición periódica? Allí los perfeccionamien tos constantes, fruto del ingenio eldense, tendrían un digno exponente; las no vedades técnicas, artísticas, en que es pródiga nuestra actividad; los adelan. tos de toda índole: los productos de las nuevas industrias afines, cada día más numerosas; vio creéis quecon todo ello habría suficiente para organizar cada dos ntres años un brillante Certamen zapatero? La idea no es ni nueva ni cara; sólo falta ponerle un poco de calor. Y las fiestas en honor de nues tros Patronos ganarían enormemente con el aditamento de tal aliciente. Cerramos el libro. Dentro de poco, un nuevo programa vendrá a unirK3 a éstos; otros días de fiesta iluminarán el espíritu de esta Ciudad: ese espíritu que con tanta reiteración se le niega y que, sin embargo, sabemos que duer- me en su seno, esperando la voz que haga manifestarse, pujante y dignó, en el concierto armónico de la Patria grande... Continuación de Aconografia de la Virgen de la Salud, Septiembre de 1819. I.a plancha de sentaeiones artísticas para dejar acero fué retocada en 1854 para paso a la fotográfica, sin el calor de añadirle la orla, de puro estilo rena de la devoción y el arte que gula el cimiento, y la diadema que orna la buril o el pincel. corona de la Virgen, y esta plancha Es emotiva la comparación retocada es la que . reprnluchnos de las dos últimas láminas. La pri A finales de siglo, la mara vi mera es sólo un recuerdo lacerante liosa talla • de nuestra imagen • se en el corazón de los que depositaban pone por primera vez ante una ex a sus pies sus más sinceras oracio traña caja de la que después sale nes,, es el desaparecido vestigio de una bella lámina en la que ha que una tradición legendaria, es el testi dado captada su figura. El fotogra monio del paso de un . vendaval fu hado, todavía en la infancia, presta ritmo en nue •Q tro valle.., la segunda, su colaboración y así vemoS triunfar la que hoy guardan corno su más en los programas de-fiestas de fina . preciada joya las altas arcadas. de les del XIX y principios del XX la nuestro templo, representa la conti imagen augusta con toda su exacti-.. ..---nuidad del patronazgo espiritual, y tid, sin tener que atravesar por el la renovacion de la devoción eldenprisma deformador de la visión del se a su Patrona, la Virgen de la artista. Con ello mueren las repre Salud. dahelke exalta los valores literarios; histó• ricos, artísticos y acostumbristas de nuestro valle. dethello.4 refleja la vida y la obra de los hombres que fueron sus glorias en tiempos idos. dahelloJ pretende acoger en sus páginas los valores de hoy: escritores, poetas, artistas, etc. que tal vez sean las glorias eldenses de los tiempos venideros. fidensa: Si tienes inquietudes poóticas y literarias; si te complaces en revivir los pasa dos ciclos eldenses; si conservas papeles o datos que no merezcan perderse en el anónimo; si gustas de esta obra cultural en pro de nuestra querida ciudad: colabota C0/2 dandiCei OMP. BERENGUER,NOVELDA